0% encontró este documento útil (0 votos)
134 vistas41 páginas

Los Días - Baltasar Espinosa

El documento habla sobre un poeta llamado Baltasar Espinosa y su primer libro de poemas titulado 'Los Días'. Describe la forma en que usa la palabra y el recuerdo, paisaje y experiencias para revelar aspectos de su personalidad y del mundo. También menciona que deja el amargo sabor del tiempo que fluye en huida.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
134 vistas41 páginas

Los Días - Baltasar Espinosa

El documento habla sobre un poeta llamado Baltasar Espinosa y su primer libro de poemas titulado 'Los Días'. Describe la forma en que usa la palabra y el recuerdo, paisaje y experiencias para revelar aspectos de su personalidad y del mundo. También menciona que deja el amargo sabor del tiempo que fluye en huida.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 41

LOS DÍAS

BALTASAR ESPINOSA

f¿

TAGORO
BALTASAR ESPINOSA

Nace en Gáldar, Gran Canaria, en


1937. Reside en Madrid, en cuya ciu-
dad —^y también en París— ha cursado
estudios de piano y de composición.
Poemas suyos han aparecido ocasional-
mente en Caracola, Poesía Española,
Tempo, Ruedo Ibérico, Cuadernos his-
panoamericanos y en otras revistas. Ha
sido incluido en Poesía canaria última,
ediciones del Museo Canario, Colección
San Borondón, Las Palmas, y en la An-
tología de la joven poesía española, de
Martín Pardo, Colección Pájaro Casca-
bel, Madrid.
Haciendo uso de la palabra en función
de su pleno valor dinámico y emocional,
Baltasar Espinosa se nos muestra como
un poeta esquemático, profundo y con-
templativo. El recuerdo vivo, el paisaje
enfocado desde su más amplio significa-
do humano y diversas experiencias que
van modelando nuestro pensar y sentir
a través del diario acontecer, son los
medios que el poeta utiliza, en este su
primer libro, para revelarnos un aspecto
de su personalidad, del sentir colectivo
y del mundo.
Baltasar Espinosa nos deja, con ente-
reza y sin desesperanza, el amargo sabor
del tiempo —tema principal de este li-
bro—• que fluye en lenta e inevitable
huida.
LOS DÍAS
(1961 - 67)
Copyright by Baltasar Espinosa, 1968

Colección al cuidado de ' ••'••» :. ,.;


Antonio G. Ysábal
Lázaro Santana
Depósito legal O. C. - 325 - 1968
Tagoro
Apartado Núm. 949.
Las Palmas de Gran. Canaria.
AutD^r ^

LOS DÍAS
BALTASAR ESPINOSA

BIBLIOTECA «Mi¥K'^?5TARfA
LAS PALMAS DE G. CANARIA
N'Dawnwate I H G^ O ^

(Tíxwvc.rí'-' S

TAGORO
a H. Muth, mi mujer
LOS D Í A S

Qué fácilmente tristes los días


hoy. Cómo va, viene hasta aquí
el recuerdo, los sustitutos vinos
de la anciana fe, el amor, la feliz
andanza de aquél tiempo.
"No es verdad la muerte.
La certidumbre está en mis labios.
Mira, mirad el festear del viento
entre las hayas, la colorida, surgente
delicia del alba.
Todo nuestro. La certidumbre
está en mis labios. Pensadlo bien.
No es verdad la muerte".

Y qué fácilmente tristes los días


hoy, lejano ya el primerizo goce, el retumbar
entero, alegre, rodeándole.

Madrid, 9-61
{Porque se puede amar
y darlo a entender a un tiempo.
Bematz de Ventador.)

{Todo en aquellas cosas.


Horacio, Sátiras, I, 9, 2.)

(Y las ciudades batidas por las olas,


por mil pasiones, en mi cabeza.
Leopold S. Senghor, Cantos de sombra.)
SIEMPRE LAS MISMAS PALABRAS

Siempre las mismas palabras: "Sol;


se alumibrará mañana el campo; conténtase
el que halla su destino; ciega
el amor, apremia y nos envuelve".
Habla el muchacho. Toma otra vez al pueblo
de memoria. Recuérdase a sí mismo:
venido del misterio, llegó
al misterio, y hacia el misterio
partirá, igual que un círculo.
(No hay más libertad
que esta de la muerte, y a ella,
indefectible, nos lleva el pensamiento.)
(Qué opción, qué otra salida,
qué otro puro aire para el cuerpo?)
Mas, siempre —igual
que las palabras—, un algo le detiene,
le dice deteniéndole que acaso acudan
hoy, o en la semana, y
de improviso, tal un lluviar en el estío,
hablen, citen ya de veras lo pedido.
Sale del cuarto. Día arriba
va; mejor; camina. De la ciudad
se aleja mucho, se llega a los charcales,
esquiva hilosos cobres últimos.
Descansa. En medio del silencio
nada escucha, y duerme, y le sorprende
el frío, un jaramago volandero.
"Tendrá su fin lo que ahora veo".
"Todo, aún si digo muerte, ha sido y será eterno".
Vuélvese. Mil veces como esta

11
ha regresado. Está la casa abierta
y pasa, la soledad abierta y pasa.
Entra en el patio: las losas bien conocen
tal pisada. (Encima, azul espejo alto,
fijas aves de íuego comienzan su trabajo.)
Es así com.0 vive: sueños
o verdades
juntos, cierto, preparado el corazón
para la gracia, para cuando resuene
el aldabón, aquí,
y empiece la esperanza.

Madrid, 9-61

••12
RECORRE LA MEMORIA

Sólo los recuerdos h a ganado.


Tendido sobre el lecho
recorre la memoria, lentamente, hasta el principio.
Allí se encuentra. Ve el m a r
de nuevo, llenándole los ojos de entusiasmo;
ve llanadas, alba, la paz
bajando desde el monte como u n agua.
(Siente las voces animales
que en el canapo se hacen Dios.)
(Platanares había, maduros
frutos, la floración oculta del palmar
en su ofrecida.)
Ve y ve,
ve igual que antes,
contempla todo
lo mismo que a u n tesoro irreemplazable.
y son estos los sueños
donde guarda la esperanza.
Sólo los recuerdos ha ganado.
(El lo sabe
y no quisiera perder nada
al despertarse.)
Por eso teme hoy
que alguien le llame, que alguien le diga
que existe caminar, ir solo
siempre, a la deriva.
Tendido sobre el lecho,
abierta el alma, desnudo
a la tristeza,
tal es su vida ahora
o tal vez fue,
porque hace tiempo
que la muerte le abrazara.
Madrid, 12-61

13
IGUAL QUE INTERMINABLE

Cuando pequeño escuchaba:


"la tierra es u n valle de lágrimas,
la tierra es u n valle de lágrimas";
y así una vez, y otra, y otra.

"Opondré mis sueños", pensó;


"serán como u n a espada
de algo puro".
Y qué fácil se veía, qué claro
el cielo como u n bien,
el propio camino
tendido hacia adelante
igual que interminable.
Y parecía eterno
aquél fervor, eterno
el corazón cuando lo oía
(y era todo eterno
con quererlo solamente.)

"Estoy salvado", rezaba;


"la vida
es un milagro inexplicable".
Y ya no pedía más
—bastante la luz así llegada—.

Quién
hubiera dicho entonces
que al final le vencerían
de esta manera.

Madrid, 1-62

'14
Y EL ABANDONO DESPUÉS

"Y el abandono después,


y el hijo entre la noche".
Esto va con él, lo medita,
le pone herido el pecho,
la cansada frente se doblega.

Toda alegría ha quedado lejos: allá,


sobre el antiguo pueblo, cuando mirar el aire
era besarlo
sin descanso, cuando los pájaros
de oro, de blancas nieves brilladoras.
Plenamente,
el sol se daba, abría las mañanas,
las jornadas, los largos meses claros;
incendiaba los campos, los trigos,
la alta llama de los álamos.

Allá ha quedado todo.


La dormida casa donde amaba
aún seguirá,
las viejas calles húmedas,
el llamamiento de los perros
con la tarde vencida. '^""i^íT'^"
Ahora
va a morir. Debe morir.
(Fieles amigos dicen que desvaría, que la verdad
no es suya.)
Va a morir. Mas él
no teme eso: teme
el camino, andar sin otra mano,
llevar los ojos siempre
como inútiles.

Madrid. 5-62

15
QUITÁRSELO PODRA DE ENTRE LAS
MANOS

Busca el amante soledad para su juego.


Vanamente abraza, confunde vanamente
el pecho en otro pecho, arden las manos
al descifrar la extraña noche. Así cúmplese
el rito. Quiere en ella ser otro: reciente,
no antes suya fuerza hoy le inviste.
Hábil sería ahora. (Qué bien la muerte
así es vencida.) Hábil: campales, cerros,
aquí están, cerca: una mirada y la extensión
se ofrece en él, ya unidos, múltiples.
Mas los cuerpos se entregan al oficio
justo: aman. Y es entonces cuando crecen
tan veraces—^igual el sol hasta su punto—, entonces
que la fe es lograda, intacta, intacta.
Arden los labios. Distante
queda el tiempo; no existe. Horas, edades, lunas,
siglos completos enmudecen.
"Amarse significa dar la vida, alzar,
saber que se es del otro totalmente".
"Si el día llegara siempre como hoy, si como hoy
abriéndose y no fugaz lo mismo que otras veces".
Y él, amante ya, ya vivo,
vuélvese así un ser distinto.
"Nada comparable a este momento. Nada.
Nada tampoco alcanza en granazón
al cerezal, su albor purísimo y legítimo".
Esto ha conquistado
el solitario, y
nadie
nunca, nunca,
nadie,
quitárselo podrá de entre las manos.
Madrid, 8-62

16
VEDLE TONANDO

H a girado
la rueda de los días.
Repentino, definitivo fulgor
penetra en los rincones, sube
al corazón, se asienta
entre las tapias del enfermo cuerpo,
toca los muros de la vieja casa
donde h a muerto y hoy es vivo.

Y hoy es vivo.
Así la historia hace.
Lo doloroso cambia: todo
cambia. Cambia asímism.o el mirlo con tiempo
su plumaje, el río
su cauce,
cambia también el hombre
u n día, y, de pronto, oh, vedle,
oh, contento, contento,
vedle,
tonando la canción
que antes callaba.

Madrid, 10.62

17
LA SOLEDAD DEL CAMPO

La soledad del campo


no le inquieta.
Mira las grandes piedras, los bosques de sombra
donde habita el viento, las blancas llanuras
que son el horizonte.

Piensa en la amada: hoy ella


está lejos, pero aquí el aire
le t r a e siempre sus palabras.

Mira las grandes piedras, los montes


que la noche
hará terribles; por u n momento
duerme la tristeza.
Alrededor
ya cae la tarde. Oye los astros,
el paso del pardal cruzando los oteros.
Se va la claridad
que cubría el campo, del aulagar
le llega u n clamoreo, u n griterío animal y duradero.

Torna despacio. Sortea


los chopos que cercan la ciudad, los ríos varados.
Gana el hogar, la sabida torre .
de los sueños: allí otra vez
la amada es su recuerdo.
(Sin ella
él nada tiene, nada, nada.)

Cuenta los días. Vive


para esperar;
cada nueva aurora
es
derrotar al tiempo.

Madrid, 1-63

US
COMO AL ÁRBOL

No es lo mismo la noche, la llegada


interminable de lo oscuro, el abatimiento
súbito que gana los árboles.
Mira atrás: recuerda el sol naciendo,
la limpidez del aire, el alzamiento
de la luz como un incendio.
Y no es lo mismo. Igual
que no es la misma su alegría.
(Parece que han cambiado, que han
huido las cosas, las voces que encontraba.)
(De pie tras la ventana
hoy ha quedado. Fuera
la lluvia amuralla la ciudad,
bruñe un momento las tejas,
la cara de los muros, estremece
el cristal donde se apoya.
Más lejos, en el pueblo, quizás
la niebla ciegue el campanario, las sendas
del rebaño, el perfil maligno de los cerros.
Bajarán con frío las guijas, heladas
las briznas, las leñas para el fuego.
Y él, aquí —aquí todavía
y tras el vidrio—, clava los ojos
en la lluvia que no cesa,
en esta lluvia suya que hoy no cesa, y
mira, y está lejano todo de su alma, y ve
los arces rotos, la ruin cellisca activa.)
A él también le abatirán. También
súbitamente
como al árbol. También
con una noche interminable.
Pero amadle. Amadle. No

19
le dejéis. Dadle la paz.
Que se haga el día de nuevo, ya le salve.

Madrid, 1-63

20
EN LA CASA

En la casa de piedra, desde


el umbral aquél
que tanto conocía,
de nuevo
mirará, y hallando
todo muerto ya
aunque presente
(la llameante retama
consumirse
—^igual también su vida—,
amigos los amigos
enfrente del hogar,
y el agua
afuera,
las pizarras), seguro es que va y dice:
"en la memoria
aquello
que un día amara
hasta perderlo".

Madrid, 1-63

21
AMANECIDO COMO ANTORCHA
(los bosques están llenos de guardabosques
J. Kerouac.)

Amanecido,
como antorcha
es el hombre.
Afuera,
al descampado,
otros seres
viven,
hacen suyo
el pleno "estar,
nada se ocupan
con la muerte.
Amanecido,
el día surgiendo
de aquello que era ya
tan otra cosa,
él,
va y viene,
camina la ciudad,
a las murallas
llega su mirada.
Luego,
un árbol, el vuelo de las aguas
en el inmóvil y aparente río,
el rojo sol,
le cambian en testigo.
Es él.
Siéntese solo,
ajeno.
Calla:
el corazón
su arma
única.
.- • • '•' , . . . Madrid, 2-63

22
MIRABA AL RIO

Miraba
al río
sin temor.

La frágil arma
preparada,
aún
sin saber
en qué combate
iba a iniciarse
o que ella misma
era su adversario,
miraba
sin temor
al río, y ya en él,
unidos,
juntos,
muerte arriba
anduvo
cada vez
más dentro
de la propia e inmensa noche
que creaba-

Madrid, 4-63

23
INERME CONTEMPLARSE

Sólo
este amor que espera, la joven
vehemencia de su cuerpo, venturosas
rememoraciones: así
se salva, elude así el inerme contemplarse.

Madrid, 7-64

24
LA HISTORIA

"Cúmplese la historia, los menesteres


son sencillos, como antaño."
Es el amor. Flotando
está en el aire. Parecería que toma forma
y bulle, nube
oliente alrededor y bueno.
"Sobre todas las cosas la infancia,
lo venidero, este mismo presente
que de verdad me alienta".
Ahora saldrá a mirar cómo los campos siguen,
cómo el tarajal humilde
sigue, cumpliendo en su propia pequenez
el asignado oficio.
Es el amor y toma cuerpo.
Lo siente él
entre las venas, puro surtidor,
llama quizás, donde
ganando
va y se pierde.

Madrid, 8-64

•y

25
AB INITIO

y piensa hoy
qué mirarán los ojos
que él ya no mira, dónde
la pupila
vivísima,
tanto amor que había,
la dilatada feria del vivir
de aquellos días,
los volteadores lienzos enemigos.
Qué gran panadería, tahona,
qué útil molleta:
mejor no vimos nunea.
Todo se amasa aquí;
humilde panadero, la levadura
corre, finge
deshacerse
entre sus manos, se va y traiciona.
Pero mirad el pan,
el viejo fruto del rescoldo.
Aún queda. Probad.
No está en sazón
pero probad.
Será su propia sangre
la masilla, y robaréis
con él
lo que anda lejos, aquello del principio.

Kiel, 4-65

26^
TAN CÓMPLICE Y AMIGA

"Ve bien
estas laderas, el cerro aquél
de la gran víspera, fatales veredas
que ayer te condujeron.
"Ve bien
los bosques indecibles,
la húmeda yerba
tan cómplice y amiga
—qué buen bregar
el de los cuerpos, qué fiel combate-
el inicial momento del festejo
entre los tordos mañaneros,
las grandes lanchas negras
carboneras, y la ciudad dormida
cuando eras ya sólo prisionero.
"Ve bien
cuanto fue mucho
y ahora
apenas
si acompaña".

Norrkoping, 5-6S

27
MAS DE TODOS Y RESPUESTA

Expía su culpa el solitario


con él mismo. "Este es tu fruto", dice.
"Jamás nadie
podrá librar igual batalla".
"Acepta el precio que dispongan
o dispones. Oyete cansar
en la noche, la vigilia
desesperante, el ingrato recuerdo inolvidable".
¿Quién hurtó las horas
que hoy no vuelven?
¿Cuándo en el mar —^los arrecifes
visitados de temprano, entre el solar
levantamiento— repetirá alguien
la prodigiosa primera maravilla?
Nada
de esto
ya pertenece al solitario, que vive, sí,
pero robado, y que no atina
a reclamar, no sabe.
Porque, ¿dónde, dónde
preguntar, y a quién, si cada vez
la sombra vuélvese más suya,
más de todos y respuesta?

Madrid, 8-65

28*
NADA VUELVE
(Por todas partes el dolor,
el terror, la muerte bajo mil aspectos.
Virgilio, Eneida, H, 363.)
¿Cuánto tiempo?
Memora
y nada
vuelve.
Piérdase el mundo
al presentir
callados
la derrota.
¿Cuánto tiempo?
Porque es ahora
que llamaría, a voces,
si pudiera, y
nadie,
nadie iba a escucharle como antes.

Madrid, 3-66

29
VERA MAÑANA

"Siete
años
dejados atrás, en el azar
del viento;
aquello
que fue lucha, amor, locura
irrepetible,
en el recuerdo queda
muy borrado".
Así verá mañana, sabiendo bien
cómo se engaña.

Madrid, 5-66

30
POÉTICA

Todas
las palabras
son
una palabra.
Todos
los gestos
que inútilmente anduvo trazando
desde siempre,
un sólo gesto.
Todo
el amor,
uno.

Madrid, 6-66

31
CIEGO ESPEJO
(Y el mar, y el viento
y la memoria.
Apócrifo)
"La misma mar
levanta
sutil navaja pendenciera, atroces
vientos
que aquí entrega
aquel solar de agua
hoy transparente".
Así, su gran verdad
devuelta en estos rizos, diario salitre,
ciego espejo
donde dobla triste oficio.

Las Palmas, 8-66

32^
EL MORADOR SIN FECHA

El débil signo
entre otros muchos nada dice, o sólo
a él
pues bien podría sentarse
que él lo hizo.

Los mutilados bronces, el frío desorden


de los hierros
otrora tan solemnes,
los nombres,
fechas,
retratos
derribados
¿qué otro testigo tienen
sino olvido?

Madrid, 9-66

33
YA NO TRABAJA EL VINO

Ya no trabaja el vino éste


como ayer:
más bien desnuda
su pobre corazón, lo deja frío,
se cambia en tolva
que no avisa, amargo embudo donde cruza.
¿Qué fue del grande y claro
río de vida
que aupara
el joven pecho, la fiel chicha?
¿Por qué
no ayuda ya, no es bueno? ¿Lo que sostuvo
así maltrata, aleja?
A buen seguro
se ha vuelto inhóspito zaguán,
mezquina, dura acequia,
amigo
traicionero.

Madrid, 10.66

34 '
LAS DERROTAS

Cierra la puerta.
Afuera el mundo queda
y en su pobreza
se sabe muy dejado.
Cumplido tan temprano, en el mirar
traslucen las derrotas, los muchos desengaños,
el vendaval que llaman vida.
Esta es su única victoria:
decirse a solas que es un sueño,
que todo
es un gran sueño
y que mañana despertará dormido, ya de veras.

Madrid, 11-66

35
CON SU CUERPO
(También se ha perdido su paga.
Teócrito, Idilios, Segadores, 42-45.)

No es SU lugar, no
la gran
húmeda
peña
que
hermosa, irrumpe,
sube
desde el mar,
donde hoy trajina.

No, no es tierra esta


de gaviotera algarabía, aquella
rica en Jarcias, arrecifes,
fogatas clareando
nocturnos pescadores, lentas barcas.
Mas, ¿quién podría negarle
el cruento precio de tanta errada, torpe, inútil servi-
la de extranjero siempre [dumbre,
aún en sí mismo?
¿Quién
si cobran fijo,
jamás fianza, si abona con su cuerpo ,
todo el viaje?

Madrid, 1-67

36
LA FRÍA COMPAÑA

"Fue en los navios


donde tú más lloraste, y bien que te dolía".
Es cierto
cuanto dice: el plomo
del celaje, la fría compaña
del agua
con el agua, y nada humano cerca
y la ebriedad perdida,
el único sustento en mala veda,
todo así, todo otro tanto,
urdiendo todo la emboscada.
"Fue en los navios", repites,
y qué eres pues
sino otro barco, otro
peor,
de singladura errante, sin atraque, el ancla devorada,
hacia [derecho
el desguace.

Madrid, 3-67

37
GUERRILLERO DE LA VIDA

Después
raudo turbión
le envuelve, gira con él, se cambia
brusco remolino, altar de sacrificios.
Muy bien lo sabe él
que es guerrillero de la vida
en esta lucha sorda, este
juego,
monte,
llano,
en este injusto lance, así de desigual,
por nadie declarado, de todos
encubierto.

Madrid. 4-67

38.
ÍNDICE
9 Los días
11 Siempre las mismas palabras
13 Recorre la memoria
14 Igual que interminable
15 Y el abandono después
16 Quitárselo podrá de entre las manos
17 Vedle tañando
18 La soledad del campo
19 Como al árbol
21 En la casa
22 Amanecido como antorcha
23 Miraba al río
24 Inerme contemplarse
25 La historia
26 ^46 ¿wifto
27 Tan cómplice y amiga
28 -Maj í?e torfoí y respuesta
29 iVada vuelve
30 Kera mañana
31 Poética
32 Ciego espejo
33 E/ morador sin fecha
34 ya «£> trabaja el vino
35 icís derrotas
36 Con j« cuerpo
37 £a /ría compaña
38 Guerrillero de la vida

41
TAGORO
colección de poesía, narración y ensayo

Ha publicado:
1 Saulo Torón: Frente al muro |
2 Antonio Murciano: Nuevo cuaderno de Navidad |
3 Fernando Ramírez: Mar que yace i
4 Agustín Millares: Nuevas escrituras |
5 Mario Ángel Marrodán: Textos líricos ¡
6 Pedro Lezcano: El pescador S
7 Lázaro Santana: Noticia de un amor i
8 Pino Ojeda: La piedra sobre la colina i
9 Chona Madera: La voz que me desvela 1
10 Alonso Quesada: Tíoesía, (Número extra) I
11 Juan Marrero Bosch: Juanita Torres |
12 Ramón de Garciasol: Herido ver i
13 Femando Ramírez: La piedra y el recuerdo f
14 Antonio G. Ysábal: La soledad y el amor %
15 Juan Jiménez: La canción necesaria con María C |
16 Varios: Homenaje a Domingo Rivera §
17 José BatUo: La mesa puesta
18 Manuel Glez. Barrera: Afirmación y acercamiento de mi isla
19 Baltasar Espinosa: Los días
En prensa:
20 'Lázaro Santana: Samba para no morir
21 Varios: Poemas y ensayos
22 Alonso Quesada: Prosa

W-4f
Esta primera edición de
"Los días"
cuaderno 19 de la colección Tagoro,
se acabó de imprimir en la
Imprenta Pérez Galdós, Buenos Aires, 36
el día 1 de Febrero de 1968
ULPGC.Biblioteca Universitaria

*624484*
BIG 8 6 0 - 1 ESP d i a

T A G O R O colección de poesía, na-


rración y ensayo. Apartado, 949
Las Pai m a s de 6 r a n C a n a r i a

También podría gustarte