32 F R O N T E R A S D E L C O N O C I M I E N T O
Detrás de cada acción en la vida de un científico —ya sea en líneas generales —y en especial por los científicos— la
la elección de un proyecto de investigación o su interac- encarnación de los valores clásicos de la civilización occi-
ción con los estudiantes, el público y los medios de comu- dental, empezando por las tres virtudes primarias de ver-
nicación, o la búsqueda interminable de fondos, o consultas dad, bondad y belleza; cuando la ciencia era alabada por
solicitadas por representantes del gobierno— siempre hay su afán por la verdad y vista como un proceso de ilumi-
un factor oculto que en gran medida determina el resul- nación en la cultura moderna, una especie de búsqueda
tado. Ese factor es cómo la sociedad en general interpreta newtoniana de la omnisciencia; cuando se pensaba que la
el lugar de la ciencia en la cultura. La mayoría de quie- ciencia encarnaba una escala de valores positivos dentro
nes practican la ciencia afirmarían que carecen del inte- de un mundo imperfecto, tanto a través de su tradicional
rés o del conocimiento suficientes como para preocuparse práctica del comportamiento honorable como por su ten-
de un problema tan complejo y amorfo en apariencia, al dencia a desembocar en aplicaciones capaces de mejorar
menos no hasta que llega el momento —como periódica- la condición humana y alejar a los enemigos que amena-
mente sucede— en el que empiezan a percatarse de que sus zaban nuestro modelo de sociedad: una búsqueda baco-
suposiciones en gran parte inconscientes sobre las relacio- niana de una forma benigna de omnipotencia. Cuando el
nes entre ciencia y el conjunto de la sociedad están siendo descubrimiento de la verdad en la estructura, coheren-
gravemente puestas en tela de juicio. cia, simplicidad y racionalidad del mundo era considera-
Esos días han vuelto. Aquí y allá los intelectuales do, en suma, una suerte de hechizo kepleriano, la más alta
empiezan a enfrentarse al hecho de que, cada vez más, recompensa a tan ardua tarea.
conceptos como «el fin de la era moderna», «el fin del pro-
greso» y «el fin de la objetividad», procedentes de cier- Antes del fin de la euforia
tos sectores académicos, de divulgadores particularmente La última vez que la descripción optimista que acabo
elocuentes e incluso de miembros del Congreso se están de hacer ha sido dada por cierta de forma generalizada,
asentando en la mentalidad popular con sorprenden- al menos en Estados Unidos, fue durante el periodo que
temente escasa oposición por parte de los líderes de la siguió al fin de la Segunda Guerra Mundial. También estaba
comunidad científica. Pero, lejos de tratarse de una fase resumida en el famoso informe de Vannevar Bush, titula-
pasajera, este movimiento —diferente de la ola «anticien- do Science, the Endless Frontier [Ciencia. La frontera inter-
cia» que he analizado en otros escritos—1 marca el resur- minable], de 1945, que se convirtió en la principal fuerza
gir de una rebelión ya antigua y recurrente contra algunos impulsora de la ciencia en este país. Puesto que resulta
de los presupuestos de la civilización occidental que tie- un ejemplo especialmente esclarecedor del optimismo pos-
nen su origen en la Ilustración, en especial contra la afir- Ilustración acerca del papel de la ciencia en la cultura, y uno
mación de que la ciencia puede conducir a una clase de que muchos científicos siguen considerando vigente, resul-
conocimiento que es progresivamente no susceptible de ta interesante examinar algunas de sus ideas principales.
ser probado, universalmente accesible (es decir, intersub- En noviembre de 1944 el presidente Franklin D. Roo-
jetivo) por principio y potencialmente valioso y civilizador. sevelt solicitó a Vannevar Bush, director de la Oficina de
El impacto de este sentir colectivo en la vida del científi- Investigación y Desarrollo Científicos durante la guerra,
co, en la comprensión pública de la ciencia en general y un informe que resumiera cómo, en el mundo de la pos-
en la legislación que la regula crece cada día y resulta evi- guerra, la investigación de las ciencias de la naturaleza
dente hasta para los más despistados. —él las llamó «las nuevas fronteras de la mente»— podían
El objeto de este ensayo es ayudar a la comprensión de ser fortalecidas y puestas al servicio de la nación y de la
este movimiento, de sus principales fuentes y los propó- humanidad en general. Roosevelt estaba particularmente
sitos que lo impulsan. Para ello empezaré con un repaso interesado en tres objetivos: librar una «nueva guerra de
de algunos de los principales teóricos sobre la cuestión de la ciencia contra las enfermedades», «descubrir y desarro-
qué papel debe desempeñar —si es que debe desempeñar llar el talento científico entre los jóvenes estadouniden-
alguno— la ciencia en nuestra cultura y de sus efectos en ses» y diseñar un nuevo sistema de fuerte apoyo federal
la legislación sobre este tema en Estados Unidos, que en a la investigación científica en los sectores público y pri-
este momento está rediseñando los objetivos y la prácti- vado. Más allá de estos resultados concretos, aducía que
ca de la disciplina científica. Para ello es necesario mirar las aplicaciones de la ciencia, tan útiles durante la terrible
al pasado, más allá del llamado «contrato» implícito entre guerra para salvar al mundo de la amenaza fascista (en
ciencia y sociedad fraguado en el periodo inmediatamente alusión al éxito que supusieron el radar y los mecanismos
posterior a la Segunda Guerra Mundial. antisubmarinos de los aliados), podían ahora reconducir-
1
Gerald Holton. Science Dicho contrato, que continúa siendo el mito dominante se «en un uso más completo y fructífero» que dotara a la
and Anti-Science. Cambridge, entre la mayoría de los científicos aunque a duras penas ciencia de «una vida más completa y fructífera» también.
Massachusetts: Harvard se corresponde con la realidad de hoy, fue el resultado de La respuesta detallada de Vannevar Bush a esta soli-
University Press, 1993 [Ed. esp.
Ciencia y anticiencia, Nivola, una fase de inocencia, cuando durante unas pocas décadas citud llegó menos de ocho meses después, el resultado
Madrid, 2003]. la búsqueda del conocimiento científico se consideraba de un programa de urgencia desarrollado por un deslum-