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El Lugar de La Ciencia en Nuestra Cultura - Gerald Holton-1

El documento discute el lugar de la ciencia en nuestra cultura al final de la era moderna, señalando que mientras la democracia permite el examen razonado de la autoridad científica, recientemente ha habido un aumento de ataques irracionales a la ciencia desde varios frentes, incluidos libros, publicaciones, filósofos y políticos.

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El Lugar de La Ciencia en Nuestra Cultura - Gerald Holton-1

El documento discute el lugar de la ciencia en nuestra cultura al final de la era moderna, señalando que mientras la democracia permite el examen razonado de la autoridad científica, recientemente ha habido un aumento de ataques irracionales a la ciencia desde varios frentes, incluidos libros, publicaciones, filósofos y políticos.

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el lugar de la ciencia en nuestra cultura

en el fin de la «era moderna»


GERARD HOLTON

Nota introductoria das. No ha sido así. De hecho, una combinación de distin-


La esencia misma de la democracia es que cualquier intento tas fuerzas ha estado activa (al menos en Estados Unidos y
de imposición de medidas autoritarias por parte de una ins- algunos países europeos) para poner en marcha el péndulo
titución invita a su examen casi automático con una con- del antagonismo en contra de la autoridad de la ciencia en
tra argumentación razonada. Eso también es cierto, y lo ha los círculos académicos, en la cultura popular, entre políti-
sido durante siglos, para la autoridad que se le ha otorgado cos de gran visibilidad e incuso entre algunos teólogos. Han
a la ciencia y para el lugar que ocupa en nuestra cultura. aparecido un número cada vez mayor de libros con títulos
Pero en ocasiones ocurre que esas contra argumentacio- como El fin de la ciencia; de publicaciones especializadas
nes razonadas se han visto oscurecidas por una marea de cuyos argumentos centrales son que la esencia del método
ataques encendidos, irracionales e incluso sensacionalis- científico «surgió a partir de la tortura humana trasladada
tas al lugar que debe ocupar el conocimiento científico (uno a la naturaleza»; de ataques altamente fundados a la biolo-
piensa aquí, por ejemplo, en el movimiento conocido como gía evolutiva; un sentimiento creciente entre determinados
«bancarrota de la ciencia» que se produjo en el siglo XIX). Hace filósofos y sociólogos posmodernos que aducen que esta-
algunos años pareció iniciarse un proceso idéntico, justo mos asistiendo al «fin de la modernidad» y que el concepto
cuando las páginas que siguen fueron escritas con el propó- de «naturaleza», al carecer de validez, convierte el ejerci-
sito de ilustrar y comprender este fenómeno social, así como cio de la ciencia en un mero intento de hacer carrera, y un
para alertar a sectores de la, por lo general, plácida comu- intento de silenciar, por parte de altas esferas de gobier-
nidad científica del peligro y animarles a actuar contra él. no, hallazgos científicos consensuados relativos a los peli-
Entonces existía la esperanza de que —en parte debido gros que amenazan el medioambiente y la salud pública.
a los extraordinarios avances que constantemente se pro- En suma, las observaciones y conclusiones expuestas a
ducían en la ciencia moderna y a sus aplicaciones prácticas continuación acerca del lugar de la ciencia de nuestra cul-
en la vida diaria— esas voces extremistas fueran silencia- tura cobran hoy una relevancia especial.

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