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John Lynch - Las Revoluciones Hispanoamericanas 1808-1826 Cap4

Este documento describe la sociedad de Chile antes de su independencia, destacando que: 1) La sociedad chilena estaba dominada por una élite criolla de terratenientes y comerciantes que controlaban la mayor parte de la tierra y la economía, basada en la agricultura y exportación. 2) La población indígena y esclava era pequeña, y la mayoría de los trabajadores eran inquilinos mestizos con bajos niveles de vida. 3) Dada su posición dominante, la aristocracia criolla aspira

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John Lynch - Las Revoluciones Hispanoamericanas 1808-1826 Cap4

Este documento describe la sociedad de Chile antes de su independencia, destacando que: 1) La sociedad chilena estaba dominada por una élite criolla de terratenientes y comerciantes que controlaban la mayor parte de la tierra y la economía, basada en la agricultura y exportación. 2) La población indígena y esclava era pequeña, y la mayoría de los trabajadores eran inquilinos mestizos con bajos niveles de vida. 3) Dada su posición dominante, la aristocracia criolla aspira

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144 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS

rri~leros, a los cuales temían y odiaban. Cuando los españoles li-


qmdaron a las gu.errillas e.n 1815-1816, quedó el campo despejado
para la cl~se dommante criolla, que 'permaneció leal a España hasta
que quedo claro que la' causa española estaba sentenciada. Fue en sus
ma~os, :Y no en las de los porteños ni en las de las guerrillas, que
cayo la mdependencia del Alto Perú.
. Mientras tanto, las ,guerrillas desempeñaron un importante papel,
md~so e~ ,su. agonía. Fue para destruirlas que el virrey Pezuela re-
forzo el e3erclto del Alto Perú, apartando tropas ---unos 3.500 hom- Capítulo 4
bres- del servicio de Chile y Per.ú. El fallo de 1dorzar el ejército
d~l general Marcó en Chile para anticiparse a la expedición trasan-· u Y BERTADOR
drna de San Martín se debió en gran parte a su decisión de aumentar
el ejército del Alto P.erú.99 ·
l. LA PATRIA VIEJA

Chile consiguió la independencia más tarde que el Río de la


Plata pero antes que el Alto Perú. Alejada de los grandes focos
de la revolución en d subcontinente, la· colonia ~e hallaba bajo la
sombra amenazadora del Perú realista, al alcance de las armas y los
navíos virreinales. Pero el sentido de identidad de Ohile estaba más
desarrollado que en el Alto Perú y su dase dominante tenía menos
miedo de la revolución. La sociedad era racialmerite homogénea.
Tenía no más que 800.000 habitantes, alrededor de la mitad de los
cuales eran mestizos, con una poderosa élite criolla de terratenientes,
comerciantes y ·propietarios de minas. 1 Mientras ré¡ue rebasaban am-
pliamenne en número a los 20.000 españoles, los criollos apenas su-
frían presión demográfica de los sectores de color. Había solamente
20.000 negros, zambos y mulatos, de los cuales alrededor de 5.000
eran esclavos empleados especialmente en el servicio doméstico. 2
Y los indios eran un problema más militar que social, concentrados
como estaban -unos den mil de ellos- al otro lado del tío Bío-Bío
y formando de hecho un estado independiente y hostil.
Esta sociedad mestiza estaiba encerrada dentro del estrecho valle
central entre los Andes y el Pacífico; Coquimbo seña,laba la frontera
del desierto en el norte, y el Bío-Bío la frontera india 'en el sur.
La actividad económica se basaba en la producción y venta de pro-

l. Francisco A. Encina, Historia de Chile desde la prehistoria hasta 1891, 20 vois.,


Santiago, 1942-1952, V, pp. 159-169; para el censo de 1813, véase Raúl Silva Castro,
99. Joaquí~ de la ~ezuela, Memoria de gobierno, ed. V. Rodríguez Casado y Egaña y la Patria Vieja 1810-1814, Santiago, 1959, pp. 135-148.
G. Lohmann V11lena, Sevilla, 1947, pp. xxx-xxxm; véase también Memoria militar del 2. Guille1'mo Feliú Cruz, La abolición de la esclavitud en Chile, S~ntiago, 1942,
general Pezuela, 1813-1815, ed. FéHx Denegrí Luna, Lima, 1955. pp . .39-40.

10. - J. LYNCH
146 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS
CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 147
duetos agrícolas, especialmente carnes y cereales para el mercado pe· cereales de la Sudamérica de la costa del Pacífico.G Eran explotadas
ruano, mientras que una pequeña cantidad de cobre encontraba un directamente por los hacendados, dirigidas por un administrador,
mercado en Buenos Aires y en Europa. En una limitada economía mientras que el propietario vivía en Santiago, cuidando de sus inte-
de este tipo, el comercio libre no era un gran problema. La geografía, reses legales, volviendo a la hacienda en la época de la cosecha o
no los monopolios, era quien dificultaba Jas perspectivas de Chile en la de 1a matanza. Las grandes haciendas llegaron a monopolizar
y lo mantenía a1ejado de las principales rutas marítimas. El mono·· casi toda la tierra del vaUe central, y entonces entraron en un período
polio colonial se había flexibilizado bajo los últimos Barbones; el de notable estabilidad que llegó hasta alrededor de 1850. El creci-
acceso a los mercados internacionales e.ta más fácil y había abun- miento de la agricultura y de la e:x;portación de cereales al Perú
dantes mercancías extranjeras. La dificultad de Chile era ganar lo su- aumentó las demandas de mano de obra. Los esclavos negros eran
ficiente como para pagar las crecientes importaciones; el no poder ha- caros, y una hacienda podía emplear sólo a unos pocos como domés-
cerlo significaba que el mercado se saturaba, eran frecuentes las ban- ticos o art·esanos. La hacienda prefería contratar a sus trabajadores,
carrotas, la industria local declinaba, y los metales preciosos salían para reducirlos a la situación de dependientes vinculados, cediéndoles
del país.3 Al final del imperio la economía chilena necesitaba de la lotes de terreno a cambio de pago en moneda o en especie, pero
libertad, pero no del libre comercio; más que nada necesitaba liber- sobre todo a cambio del trabajo personal en la rhacienda. Eran
tad para imponer su propia protección, arreglar sus propios impues- éstos los inquilinos, que ya no eran arrendatatios, sino siervos, pro-
tos, conttolar su propio crecimiento. Sobre todo, de acuerdo con la ductos del aumento de la comercialización y de la «cerealización» de
economía política de la Ilustración, quería libertad para expansionar- la agricultura en el siglo XVIII, y quizá vktimas de <Una creciente con-
se, para desarrollar los recursos olvidados por la metrópoH, ganar más ciencia de clase. 7 La mayor parte de los inqufürios eran mestizos y
para producir más. 4 Peticiones de este tipo, sin embargo, eran he- en menor grado castas y blancos pobres. Su situación era peor que la
chas especialmente por intelectuales que hablaban sólo para sí mismos. de los esclavos, porque éstos al menos trabajaban en una casa o en
Chile carecía de una fuerte clase empresarial capaz de representar los oficios semiespecializados; y después de la independencia, mientras
interes,es comercia1es o desafiar la preponderancia de la aristocracia que la esclavitud fue abolida, los inquilinos fueron sujetos a unos
rural. servicios laborales más claramente especificados y más onerosos. En-
La ·estructura social estaba edificada en torno a Ja tierra, que tretanto, ·su nivel de vida :era penosamente bajo: «Nada es más común
estaba en posesión de unos pocos afortunados, y que era trabajada que ver en los mismos campos que acaban de producir pingües cose-
por una miserable mayoría. Los propietarios rurales del valle central chas, extendidos para pedir de limosna el pan, los mismos brazos que
eran el grupo social dominante, encabezado por alrededor de 200 las recog1eron». 8
familias criollas, reforzado por gent:es procedentes del comercio y Era lógico que los aristócratas criollos, amos del campo, as-
de la minería, seguros de sus propiedades y de su situación, y que piraran a ser amos del país. En primer lugar, en una época de im-
se volcaban hacia otras ocupaciones. 5 Durante el siglo XVIII las gran- puestos crecientes, necesitaban poder político para proteger sus in-
des estancias ganaderas tuvieron una gran expansión con el desarrollo tereses económicos. Desde cincuenta años antes de 1810 los criollos
de los cultivos agrícolas. Las haciendas, como se las llamaba, eran mantenían una constante oposición a los impuestos imperia}es, que
empresas comerciales que producían para los mercados de ganado y de alcanzó el grado más alto de hostilidad al producirse las exigencias

6. ] ean Borde y Mario Góngora, Evolución de la propiedad rural en el Valle del


3. Sergio Villailobos R., El comercio y la crisis colonial. Un mito de' la inde- Puangue, 2 vols., Santiago, 1956, I, pp. 55-58.
pendencia, Santiago, 1968, pp. 248 y 258-263. 7. Mario Góngora, Origen de los «inquilinos» de Chile central, Santiago, 1960,
4. Hernán Ramírez Necochea, Antecedentes económicos de la independencia de pp. 83-104; Borde y Góngora, op. cit., pp. 74-76. Para la búsqueda de un status
Chile, Santiago, 19672 , pp. 95-127. aris·tocráüco, véase Domingo Amunátegui Solar, La sociedad chilena del siglo XVIII,
5. Alberto Edwards Vives, La fronda aristocrática. Historia política de Chile, Mayorazgos y títulos de Castilla, 3 vols., Santiago, 1901-1904.
Santiago, 19666 , pp. 15-19 y 22-23. Para una interpretación clásica aunque quizá de- 8. Representación, 10 de enero de 1796, en Manuel de Salas, Escritos de don
masiado rígida de la sociedad chilena en términos de tierra, véase G. M. McBri:de, Manuel de Salas y documentos relativos a él y a su familia, 3 vols., Santiago, 1910-
Chile: land and society, Nueva York, 1936, pp. 11-15. 1914, I, p. 152.
148 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 149

del tiempo de guerra de 1805-1806.9 En segundo lugar, era vital escritos jesuíticos atticulaton un incipiente sentido de la nacionalidad
para ellos controlar la clientela al igual que la administración: en que ya había anaigado en los espfritus chilenos. Una generación
una colonia pequeña y subdesanollada, donde las oportunidades ·entera de criollos, Manuel de Salas, José Antonio de Rojas, Juan
para hacer carrera eran pocas, lo más importante de todo era monopo- Egaña, rindieron tributo literario a su país y afirunat0n su patriotismo
lizar los nombramientos. Aunque los chilenos tenían cada vez más en una prosa elegante aunque exagerada.13 Después de un largo pe-
cargos públicos dentro del mundo hispánico, querían más que eso: tfodo desanollo, el crecimiento de la identidad chilena fue re-
querían cargos públicos,en su país, y los querían todos. 10 pentinamente aceletado pot les acontecimientos. crisis de 1808-
Las exigencias de los criollos revelaban una actitud de espíritu 1810 obligó a los líderes criollos a actuat como nacionalistas, ·y en
que era básicamente subversiva ante el dominio imperial. Por detrás 1810 el concepto de patria había empezado a significar Chile más
de la oposición a los ·impuestos y a las demandas de cargos públicos que el mundo hispánico como un todo. 14 Ya en 1811 el periodista
había un nuevo sentido de Ia identidad ohilena. 11 Y el rcrecimiento chileno Camilo Henríquez consideraba la existencia de la naciona-
de éste se dirigía en primer Iugar contra la más próxima manifestación lidad chilena comq probada, diciendo que en aquellas circunstancias
del poder extranjero, Perú. Víctima de su alejamiento geográfico Chi1e podía ser considerado como una11¡¡ición y que todo lo empujaba
y de la escasez de mercancías de exportación, Chíle dependía total- a buscat su segutidad y .su felicidad por sí mismo. 15 Bernardo O'Hig-
mente del mercado.pe:i:uano para vender sus cereales. La superior in- gins creía que la identidad nacional era evidente, que Chile se eman-
flueñcia; riqueza y poder, ·del P.erú 1e permitía forzar la baja de los , cipwba por su edad y su madurez. Estos sentimientos, por supuesto,
precios, habitualmente con apoyo virreinal. Los chilenos sufrían por 110 eran compattid()~ por las cla.~c:s ba:j~s, que como no tenían nada

su condición de satélites y combatían contra ella. 12 En pr1met lugar, · qué· ganar en la nación carecían de sentido. de· la. na~fo11aÍiclad . .Mu-
Lima perdió su tradicional monopolio del comercio ttansatlántico y ·~Bos de sus miembros combatieron en las filas realistas, y O'Higgins
del cometcio de la costa del Pacífico, y en 1795 los chilenos consi- los al'engó en términos francamente nacionalistas: «<¿Cómo os habéis
guiel'on su propio consulado. En 1778 Chile ascendió de la categoría olvidado que ·sois chilenos, hetmanos nuestros, de una misma pattia
de provincia a la de rnpitanía general, y en 1798 consiguió la inde- y religión y que debéis de ser libres a pesar de los tiranos que os
pendencia administrativa del Petú. En 1810 Chile se emancipó prác- engañan?» .16
ticamente de fa tutela peruana; en el proceso ganó en madurez y El inci1Jiente nacionalismo minó los supuestos básicos del dominio
consiguió más conciencia de sí mismo. español y aflojó los lazos entre la clase dominante chilena y su so-
La autoconciencia regional se exptesó en la literatura chilena. berano. Cuando, en 1808, el soberano fue depuesto por Napoleón,
Entre los primeros exponentes literarios de este espfritu estaban je- la .fábrica del imperio empezó a caerse. Después de una reciente ex-
suitas chilegg~ exiliag()ª····s()mo F<;Jipe Gómez. de Vida.une y Juan· periencia de buen gobierno, Chile cayó luego bajo el despótico domi-
I~ij:!~fa_if'4()fi11a, qlie escr1bían con ol'gulfo sobre su patri~, sus re~··. minio del gobernador Frandsco Antonio García Carrasco, cuya polí-
fotsos humanos y naturales, su historia y sus irísHfUCioil.es. Estos tica chapucera en los dos años siguientes agravó la crisis. 17 Gobet-
nando con el apoyo de una facción española y de los intereses de ésta,
pronto se enajenó a la aristocracia criolla. Su reacción ante la Revo-
9. Sergio Villalobos R., Tradición y reforma en 1810, Santiago, 1961, pp. 89-100.
10. Ibid., pp. 100-104; Jaime Eyzaguirre, Ideario y ruta de la emancipación chi-
lución de Mayo en Buenos Aites foe aplicat una represión. mayor, y,
lena, Santiago, 1957, pp. 52-58; Javier González, «Notas sobre la 'alternativa' en las para dar un ejemplo, metió en la cárcel a tres conocidos y respetados
provincias religiosas de Chile indiano», Historia, II, Santiago, 1963, pp. 178-196.
11. Gonzalo Vial, «La fovmaci6n de nacionalidades hispanoamericanas como causa
de la independencia», Boletín de la Academia Chilena de la Historia, XXXIII (1966),
pp. 110-144; Vfal, «Historiografía de la independencia de Chile», en La emancipación 13. Simon Colli.er, Ideas and ¡;olitics of Chilean independence 1808-1833, Cambrid-
latinoamericana. Estudios bibliográficos, México, 1966, pp. 86-92; Villalobos, Tradición ge, 1967, pp. 24°27.
14. Néstor Meza Villalobos, La conciencia política chilena durante la monarquía
y reforma, pp. 56-71.
Santiago, 1958, pp. 226-269. ·'
12. Villalobos, El comercio y la crisis colonial, pp. 222-235; Ramírez Necochea,
Antecedentes económicos, pp. 86-94; Inge Wolff, «Algunas consideraciones sobre causas 15. Citado por Collier, op. cít., p. 207.
16. Archivo de don Bernardo O'Higgins, Santiago, 1946, I, p. 251.
económicas de la emancipación chilena», Anuario de Estudios Americanos, XI (1954),
17. Villalobos, Tradición y reforma, pp. 157-160.
pp. 169-196.
150 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 151
crjollos. Angustiados por sus vidas y propiedades, los aristócratas chi- de disolución del gobi erno por muerte o prisión del rey, «la autoridad
1

lenos se prepararon para intervenir, y el cabildo de Santiago intentó vuelve al pueblo de donde salió» y sólo éste tiene el dereoho a formar
deponer al gobernador mediante la fuerza. Para conservar algún tipo un nuevo gobierno. 21 En 1810 los revolucionarios eran una minoría.
de control la propia aúdlencia depuso a Carrasco el 16 de julio de Futuros independentistas como Juan Egaña y Manuel de Salas no
1810 y lo reemplazó por un chileno, Mateo de Toro Zambrano, conde llevaban su posición a sus últimas consecuencias. José Antonio de
de la Conquista, un rico e inofensivo octogenario, que claramente Rojas y Juan Martínez Rozas dirigían a los que buscaban la ver-
era un hombre de paja de la aristocrada. 18 Pero esta acción no podía dadera liberación; pero quizá el menos equívoco de Jos revoluciona-
canalizar el flujo de soluciones más radicales o la presión de su prin- rios era Bernardo O'Higgins.
c1pal abogado, el cabildo de Santiago, que se había convertido en un Bernardo era hijo de Ambrosio O'Higgins, un irlandés del servido
vehíoulo de las ideas reformistas criollas. 19 Se desarrolló un gran colonial español que, al nacer Bernardo en 1778, era intendente de
debate político, y en él se dijo que el pueblo español J].o .tenía so- Concepción, y posteriormente gobernador de Chile y virrey del Perú.
beranía sobre América, que las juntas ~spañolas no tenían validez, Bernardo fue separado de su madre chilena y recibió la mayor parte
Y que los funcionarios españoles notenfan cre4~nciales. Se convocó de su educación en Inglaterra. Allí, en l 798, bajo fa influencia de
·un ·cabi1do abierto (18 de septiembre de 1810), se estableció una Miranda, se convirtió a la causa de la independencia y llegó a estar
.Jw2!a de gobierno y se hicieron preparativos para un congreso na- «nutrido ya en los principios liberales y amor a la libertad que en-
cional. la ·junta estaba {:ompuesta de criollos de clases altas y tonces ardía demasiado en los corazones de la juventud europea».22
de españoles, y al dar a fos criollos cinco de rlos siete puestos re- Volvió a Chile en 1802 para hacerse cargo de la hacienda Canteras
flejó el nuevo equilibrio de poder. Por otra parte no era un organis- que había heredado de su padre, y pata vivir la vida de un rico te-
mo realmente radical, sino que representaba más bien una mezcla de rrateniente, un dirigente de la sociedad sureña. En 1810 se unió
«tradición y refot'ma» .20 al partido de Martínez de Rozas en Concepción, formó una fuerza
Santiago seguía así el ejemplo de Buenos Aires. Y lo hizo en de milicias para la junta, y se preparó para dejar el aislamiento y
forma de un torrente de abierto lealismo a Fernando VII. ¿Pero la seguridad de su :hacienda. En 1811 foe diputado por Los Angeles
qué significaba esto y cuánto duraría? ¿Podrían los funcionarios es- al congreso nacional en Santiago. 23 O'Higgins entró en la política re-
pañoles sobrevivir sin fuente de autoridad? ¿No era de facto la se- volucionaria con alguna reserva, pl'efiriendo la vida de hacendado;
paración una situación revolucionaria por sí misma? Había más o pero, una vez tomada, su decisión fue absoluta. Estaba convencido
menos dos respuestas a estos problemas, la refol'mista y la revolucio- de que el movimiento de 1810 era una revolución y de que había que
naria. Los reformistas querían terminar con la opresión colonial y con apoyarlo. Escribió a su amigo argentino Terrada que desde d 25 de
las restricciones económicas y establecer una autonomía dentro de una mayo su único objeto había sido la independencia de España y el es-
armazón ·española; por ello pedían un congreso y una constitución. tablecimiento de instituciones republicanas, pero en Chile ni su tío ni
Los revolucionarios iban más lejos: para ellos la lealtad a Fernando Rozas ni él mismo se habían atrevido a declarar abiertamente que
no era más que una máscara tras la cual disimulaban su intención ése era su verdadero propósito desde el principio de Ja revolución. 24
real -acabar con el dominio colonial en cualquier forma, y la in- O'Higgins expresaba el punto de vista de la vanguardia de los
dependencia completa de Ohile. La justificación era nada menos que revolucionarios en Santiago y ·en Concepción. ¿Pero podría esta
una declaración de soberanía popular. El autor anómino del Catecismo
político cristiano ( 1810), largo argumento en favor del gobierno re- 21. Ricardo Donoso, El catecismo político cristiano, Santiago, 1943, p. 100.
publicano y de las instituciones independientes, mantenía que, eri caso 22. «Memorias útiles para fa historia de la revolución sudamericana>>, Arch. O'H.,
I, p. 27; véase también O'Higgins a Mackenna, 5 de enero de 1811, ibid., I,
p. 63.
18. Jaime Eyzaguirre, El conde de la Conquista, Santiago, 1951. 23. Jaime Eyzaguirre, O'Higgins, Santiago, 19656 , pp. 44-51. Sobre O'Higgins, véase
19. Julio Alemparte, El cabildo en Chile colonial, Santiago, 1940, p. 405; Néstor también Benjamín Vicuña Mackenna, Vida de OTliggins, en Obras completas, V,
Meza Villulobos, La actividad política del reino de Chile entre 1806 y 1810, Santiago, Santiago, 1936; J. Kinsbruner, Bernardo O'Higgins, Nueva York, 1968; S. Clissald,
1958, p. 94. Bernardo O'Higgins and the independence of Chile, Londres, 1968.
20. Villalobos, Tradición y reforma, p. 236. 24. Vicuña Mackenna, O'Higgins, p. 129.
152 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBER'I'ADOR 153

minoría movilizar a una mayoría? ¿Cómo los revolucionarios conver- cional, a partir del 4 de julio de 1811, fue la primera vez que en
tirían a los reformistas? 1En primer lugar, el dominio por parte de Ohile se pudo oír una opinión, sacando a relucir claramente estas
España significaba en realidad el dominio por parte del Perú, que en divisiones. La asamblea estaba dominada po;·la rarl1a conservadora
las circunstancias de 1810 se convirtió de modo natural en la base de la aristocracia rural .dirigida por la familia Larraín, y los radica-
del poder español en Sudamérica. Chile no podía tolerar el dominio les de la facción de Rozas se encontraron reba sados por d número.
1

por parte de este ajeno y tradicionalmente hostil vecino. En se- m congreso empezó a frenar el cambio político, y follmó una segunda
gundo lugar, los revolucionarios sin duda tenían raz6n y los pro·· junta ejecutiva a su gusto. En estas circunstancias, Rozas y los radica-
pios españoles lo demostraron. Ningún gobietno español podría les se retiraron a Concepción, donde formaron una junta provincial e
ofrecer la autonomía o un estatuto de igualdad; ni los liberales ni intentaron mantener viva la revolución. Pero el congreso foe a su
los absolutistas tenían otra política para América que la rendici6n vez rebasado, porque fue primeramente purgado y luego disuelto por
incondicional a la autoridad imperial. De este modo no había sitio un recién llegado a la escena revolucionaria, José Miguel Carrera, un
para el reformismo, y en los años que siguieron a 1810 los re-- joven de veintiséis años, veterano de la guerra en la península.
formistas se arrojaron en brazos de los l'evolucionarios y ayudaron Carrera volvió a Chile convencido que «ha llegado la época de
a formar un más amplio grupo de «patriotas». Pero éstos tuvieron la independencia americana; nadie puede evitarla».27 Lo apoyaba
que pl'evalecer sobre el resto de la sociedad chilena, que estaba pro-
1 ~rna. poderosa familia de terratenientes y militares que éoúsídetaban
fundamente dividida en cuanto a las cuestiones políticas del día. a Chile casi cómo un asunto privado, y lo movía su ambición por el
Entte 1810 y 1814 Chile. era una nación incipiente con gobierno poder personal. Este 1o consiguió mediante un virtual golpe de estado
e instituciones propias. Sin una declaración formal de independen- ( 15 de noviembre) que tenía como objeto la independencia, pero
cia, se zafó del imperio español, se empeñó en una discusión po- poco más, porque no tenía programa político~ Pero tenía más segui-
lítica, hizo sus experiencias con un gobierno representativo, y adqui- dores militares que cualquiera de sus rivales, y esto le permitió en-
ri6 los hábitos de independencia. Fue ésta la Patria Vieja, que abri6 frentarse a Rozas en h primera mitad de 1812 y deportarlo. El
el camino hacia la nacionalidad. La junta de 1810, dominada por el campo estaba ahora libre. En cierto sentido, Carrera respondía a la
experto funcionario criollo Juan Martinez de Rozas, inauguró una necesidad de la revolución de un caudillo militar; ésta no había te-
serie de refol'mas Hberales, incluyendo el decreto del 21 de .febrero nido tiempo para desarrollar unas instituciones .robustas y se tam-
de 1811 que abrió los puertos de Ghile al comercio internacional, baleaba por falta del liderazgo. Carrera se lo proporcionó. Fue ca-
un decreto que, fueran los que fueran sus ef.ectos prácticos, fue cier- paz de controlar el ejército patriota, y dar a la revolución la orga-
tamente un ejercicio de autonomía. 25 La audiencia, centro de los nización militar que necesitaba; y como aristócrata tranquilizó, aun-
intereses españolistas, fue disuelta. Y la constitución provisional de que sólo por un tiempo, a la clase dominante criolla. Gozaba también
1812 declaró que «ningún decreto promulgado por cualquier autori- de apoyo general, y su régimen tuvo matices populistas. Pero éstos
dad o tribunal de fuera del territorio de Chile puede tener efecto fueron decepcionantes. Para un hombre que declaraba que «el pueblo
alguno». El progreso de la revolución, sin embargo, no alectó a todos nunca ha sido oído», Carrera fue singularmente reticente en expresar
los sectores de la clase dominante de Chile, y sería una equivocación sus necesidades.2 8 Sin embargo, bajo su dirección la revolución con-
considerar a la aristocracia rural como un grupo unido o un partido. siguió un nuevo ímpetu político, y nuevos reclutas, especialmente
O'Higgins identificaba tres sectores: los godos, que eran los es- en los campos del periodismo y de la propaganda. Y fue en ese mo-
pañoles y los realistas criollos; los indiferentes, que ocupab~n una mento, en las páginas de la Aurora de Chile, cuando Camilo Henríquez
posición de no compromiso en el centro, y los patriotas, que eran se hizo eco de las exigencias básicas y de las esperanzas de la revo-
partidarios de fa total independencia.26 La reur:iión del congreso na- lución chilena. Pero era casi inevitable que un caudillo militar pro.
vocara facciones riva~es entre la al'istocracia. Un grupo de oposición
2.'5. Véase ínfra, pip. 169-170.
26. «El primer congreso», Arch. O'H., I, p. 144-146; véase también Julio Alem· 27. Alemparte, Carrera y Freire, pp. 39-41.
parte, Carrera y Freire, fundadores de la República, Santiago, 1963, pp. 96-100. 28. Ibid., p. 41.
154 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 155

se centró en torno a los Larraín, una poderosa y amplia red familiar. listas; los revolucionarios fueron decisivamente derrotados en la bata-
Y .la rama «constitucional» de la revolución miró hacia O'Hfo:gins lla de Rancagua (1-2 de octubre de 1814 ), donde, a pesar de los he-
o '
qmen en el sur era el h,eredero político de Rozas. finalmente, mien- roicos esfuerzos de O'Higgins, sufrieron un gran desastre y perdie-
trns destruía la revolución interior, Cartera también invitaba a la ron la mayor parte de sus foerzas. 30
represalia contra los realistas del Perú. Después de Rancagua, O'Higgins y Carrera !huyeron a través
A principios de 1813 el virr,ey Abascal estaba convencido de que de los Andes hada Mendoza, mientras Osorio entraba en Santiago
los patriotas chilenos perseguían la independencia y de que no tenían triunfalmente, jactándose ante el virrey del Perú de que su entusiásti-
un apoyo de ma:sas. Por lo tanto, envió una pequeña fuerza bajo el ca recepción ,le convenda de que «los caudillos de la insurl'ecdón y
mando del brigadier Antonio Pareja para aplastar a los insurgentes y sus alucinados secuaces jamás tuvieron imperio en los corazones.
obligarlos a someterse sfo condición al dominio español. Los chilenos Rancagua recordará su nombre con horror hasta el fin de los si-
no eran fuertes militarmente, estaban debilitados por sus luchas in- glos». 31 Desmanteló la Patria Vieja y restauró el orden anterior a
t,estinas y no posdan poder naval. Así, la expedición española pudo 1810. Pero no podía restaurar la prístina inocencia política de Chile.
desembarcar en el sur, tomar Concepción y avanzar hacia el norte La Patria Vieja había sido el foro de un gran debate ideológico, y
por el valle central, donde se 1e unieron muchos simpatizantes chi- fue en esos años cuando «<la conciencia política de la clase dominante
lenos, iniciando una guerra civil. El punto muerto militar generó una sufrió una gran transformación».32 Teóricos como Juan Egaña y Ca-
oposición mayor a Carrera;,quien a pesar de sus poderes dictatoriales milo Henríquez elaboraron las puras doctrinas liberales de soberanía
se mostró incapaz de derrotar a los realistas. La oposición puso sus del pueblo, gobierno representativo, constitución escrita, derechos de
esperanzas en O'Higgins, que ya se había distinguido en algunos pe- libertad, seguridad, propiedad e igualdád. Y lo que los ideólogos
queños encuentros, y le ofreció la dirección. Pero O'Higgins con- de la independencia dejaron por hacer, lo completaron los españoles.
tinuaba prefiriendo obedecer a dirigir; objetando que un cambio en Porque lo que siguió a la victoria de Rancagua no fue una política de
el mando perjudicaría el esfuerzo de guerra, ·vaJCiJó mucho antes de reconciliación, sino de represión. Las campañas militares de 181.3-
aceptar ( 9 de diciembre de l 813) el nombramiento de comandante 1814, desafortunadas pata los criollos a coNo término, sirvieron a la
en jde.29 ~enía muy poco sobre lo que mandar, y en el ínterin se ha- larga a la causa de la independenda al hacer más profunda la separa-
bía debilitado la posición patriota. Abascal golpeó de nuevo, envian- ción entre patriotas y realistas. Este foe el primer error de cálculo del
do una segunda fuerza para reforzar a los realistas chilenos a princi- virrey Abascal. El segundo fue la contrarrevolución. iEn 1815 Oso-
pios de 1814. O'Higgins era un novato comparado con los profesiona- rio fue sucedido como gobernador por Francisco Casimiro Marcó del
les que tenía en frente; se vio obligado a ceder Talca y limitarse a Pont, que inmediatamente impuso un reino de terror sobre el país
una frágil defens1va. La hubiera encantado aceptar (.3 de mayo de acorra:lado. 33 Los criollos eran llevados a rastras ante tribunales es-
1814) un anmisticio mediante el cual Chile tendría cierta autonomía y peciales para que demostraran su lealtad. Los líderes revoluciona-
comercio Iibre como pago por la aceptación de la constitución es- rios .fueron encerrados en 1a isla de Juan Fernández mientras que
pañola de 1812 y la soberanía de Fernando VII. Pero los patriotas sus juicios se hadan interminables. Se confiscaron propiedades, se
tenían muy poco con lo que negociar, debilitados como estaban por destruyeron casas, se impusieron préstamos forzosos. La indiscrimi-
la guerra civil entre las fuerzas de O'Higgins y Carrera, que había lo- nada represión, que cayó sobre los criollos de todas las opiniones poc
grado situarse como jefe de gobierno en Santiago. Abascal rechazó líticas, hizo que el dominio español fuera objeto de universal repul-
el armisticio y despadhó una tercera oleada de refuerzos b¡:¡jo el
mando del general Mariano Osorio; ésta estaba formada por tropas 30. Sobre esta batalla controvertida, véase Diego Barros Arana, Historia general de
veteranas recién llegadas de la guerra peninsular, y por supuesto for- Chile, 16 vols., Santiago, 1884-1902, IX, pp. 547-584.
maban una .fuerza unida. O'Higgins y Carrera, por otro lado, no pu- 31. Citado por AJemparte, Carrera y Freire, p. 129.
32. Collier, op. cit., pp. 129-178.
dieron reunir sus fuerzas de modo eficaz para enfrentarse a los rea- 33. Sobre esta contrarrevolución represiva y los prisioneros de Juan Fernán-
dez, véase Arch. O'H., XIX, passim; y Juan Egaña, El chileno consolado en los presi-
29. Eyzaguirre, O'Higgins, pp. 97-98. dios, ibíd., XX.
156 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS
CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 157
sa. La degradante 'experiencia de 1814-1817 ,enajenó a la inmensa . l
l
que la ruta septentrional a Perú estaba cerrada; y que la única ma·
mayoría de fos chilenos del dominio español y elevó al máximo el neta de avanzar era realizando un gigantesco movimiento ele flanco,
deseo de independencia.34 En el campo empezaron a operar bandas a través de los Andes hacia Chile, ·luego subiendo por el Pacífico e:n
de guerrilleros, que se lnfiltrnban en las ciudades. Y al otro lado de una invasión por mar del Perú. Después de Rancagua, esto presu-
los Andes se estaba formando un gran ejército de Hberación. ponía que prfoneramente había que li!berar Chile, y en 1815 San
Martín cakulaba que necesitaría una fuerza e:z;pedicionaria de cuatro
mil hombres. 3 '1 iEstos planes coincidían con los intereses ele la revo ..
2. SAN MAR1'ÍN y EL DE LOS
lución chHena e 1nteresaban a O'Higgins y a la mayor parte de los
emigrados ohi'Ienos.
Rancagua fue una derrota más. Los años de 1814-1816 fueron Cercano a sus cuar.enta años, San Martín dejó una viva impresión
años de represión para la totalidad del movimiento revolucionario en en su amigo inglés, el comandante William Bowles, que lo describe
Sudamérica. Terminada la guerra peninsular y restaurado Fernan,. como un hombre «alto, fuerte, moreno y de marcada compostura.
do VII, España empezó a golpear fuertemente en América. En el Era distinguidísimo [ ... ] sencillo y abstemio».38 Bowles señala que
norte el ejército del general Morillo aplastó a los venezolanos y a los era instintivamente liberal, culto y gran lector, con una devoción fan-
neogranadinos. En el Alto ,Perú, los realistas hicieron retroceder al tástica por el trabajo, aunque sin ambición ni codicia personales. A sus
último ejército porteño de. liberación y parecían dispuestos a descen- tropas les exigía una dura disciplina, pero se ganaba su fidelidad
der hasta Tucumán. En Chile dominaba la contrarrevolución. En gracias a la preocupación que tenía por su bienest1r. Como soldado
1816, un observador británico decía: «Es imposible que las apa- poseía dos grandes cualidades: h capacidad de proyectar en gran es-
riencias puedan ser más des.favorables para la causa revolucionaria». 35 cala y un positivo genio organizador. Ahora necesitaba de todos los
Pero sobre las ruinas de la primera revolución, los libertadores le- recursos ele su mente y de su voluntad, porque tenía que preparar la
vantaron una segunda oleada de emancipación, y ésta tomó la forma expedición trasandina enfrentándose con dos tremedos obstáculos:
de un movimiento de pinza a vasta escala continental, convergiendo la creciente anarquía que amenazaba dominar la totalidad del Río de
sobre Perú desde el norte y desde el sur. El movimiento del norte fue la Plata, y la paralizante pobreza del s·ector público. Desde fines
dirigido por Bolívar, el del sur por San Martín. En enero de 1814 de 1814 empezó a llevar su visión a la realidad, convirtiendo Men-
San Martín fue nombrado comandante en jefe del batido ejército del doza en un cuartel general tanto civil como militar, y haciendo de
norte, Enseguida empezó a trabajar en el mejoramiento de las de- Cuyo una provincia aislada de la anarquía que la rodeaba y admi-
fensas de Tucumán, y fue entonces cuando empezó a mostrar aquella nistrada económica y psicológicamente según las exigencias de la
capacidad organizadora que fue h clave de sus éxitos militares. 36 Fue guerra. 39
entonces también cuando se convenció de la absurda estrategia sep- Tal vez el mayor problema fue el financiero, porque las Provincias
tentrional de la revolución. ,En abril se le otorgó permiso para reti- Unidas no tenían siquiera ingresos suficientes para los gastos ordina-
rarse a Córdoba por razones ele salud y abandonó el mando del ejér- rios, y su posición económica fue precaria hasta la década de 1820.
cito del norte. En agosto solicitó, y le fue concedido por la adminis- Cuyo, con una población de unos 43.000 habitantes, tenía una econo-
tración de Posadas, el gobi·erno de Cuyo, y a principios de septiembte mía relativamente rica basada en la agricultura y la ganadería, con una
puso su cuartel general en Mendoza. Hahía dejado el ejército del producción comercial de vinos y de frutas. San Martín y sus oficiales
norte; aihora iba a crear el ejército de los Ancles. Su estrategia se ba- dirigieron esta economía regional hacia el esfoerzo continental de
saba en la tesis de que la revolución sudamericana no estaría. segura guerra. Aumentaron la producción agrícola, pusieron en pie una in..
hasta que el corazón del poder español en Perú no fuera destruido; dustria de armas, refomnaron la incidencia y la administración de
34. Villalobos, Tradición y reforma, pp. 237-241.
37. Mitre San Martín, I, f1P. 246-294; Otero, op. cit., pp. 465-502.
35. Bowles a Croker, 22 de junio de 1817, en NSA, pp. 202-203.
38. Bowl~s a Croker, 14 de febrero de 1818, en NSA, p. 227; Ricardo Piccirilli,
36. José P. Otero, Historia del libertador don José de San Martín, 4 vals., Buenos
Aires, 1932, I, pp. 234-260. . '\ San Martín y la politica de los pueblos, Buenos Aires, 1957, pp. 219-220.
39. Mitre, San Martín, I, pp. 441-498; Otero, op. cit., I, pp. 684-716.
158 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CH ILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 159

los impuestos, y sacaton una renta de las aduanas, las tasas sobre la de la liberación, en parte porque era un líder de envergadura nacional,
venta, los pagos municipales, las donaciones, los ·empréstitos for- y en parte porque él quería continuar disponible para la invasión
zosos, la venta de tenenos públicos y la confiscación de propiedades del Perú. Y Pueyrredón apoyó su propuesta. 44
de realistas. 4 ° Cuyo en general y Mendoza en particular respondieron A finales de 1816 todo estaba listo "-un ejército de cinco mil
generosamente, y, de modo gradual, el ejército de los Andes fue to- hombres, una vasta cantidad de equipo y abastecimientos, y miles de
mando forma. Las tropas regulares procedentes del Río de la Plata mulas. En el último minuto San Martín dio falsas informaciones so··
fuer~n el núcleo de esa fuerza; y mil quinientos esclavos negros, que bre las ru t·as a seguir a los indios pehuenche, quienes controlaban los
servian como pago para su futura lihertad. 41 San Martín estableció pasos del sur de los Andes y quienes, como adivinara certeramente,
~na pantalla de seguridad para impedir la infiltración de espías rea- se las vendieron al general Marcó. Luego, desde el 9 de enero de
listas, ·colocando patrullas en la cordillera y reconociendo personal-· 1817, el ejército Jibertador empezó a salir de Mendoza. 45 El primer
n::ntºe los pa~os de montaña para comprobar los caminos que su enemigo fueron los enormes Andes, monstruosa barrera que separa
e1erc1to deberia tomar. Y organizó su propio servicio de inteligencia las llanuras de Argentina de los valles del ChiJe central, cruzada sólo
proc~rándose detalles regulares de los planes realistas en Ohile, y di: por unos pocos pasos bordeando precipios de altura entre los dos
fundiendo la alarma y la confusión entre el enemigo con el envío de mil setecientos y los tres mil seiscientos metros, y nunca hasta en-
agentes al otro lado de los Andes. tonces atravesado por una tfuerza de tal magnitud. San Martín envió
En imedio del colapso continental del movimiento de independen- la parte principal de su ejército a través de los pasos centrales de
cia, Cuyo se convirtió en la cuna de la resistencia y del resurgimiento. Los Patos y Uspa.Jlata, y otros pequeños destacamentos pot fas rutas
El frente político, sin embargo, era inestable. Detrás de sí San Martín del norte y del sur. Estas fuerzas realizaron un¡¡ de fas .mayores ha-
necesitaba fuerza y seguridad; pero el Río de la Plata estaba dividi- zañas de las guerras revolucionarias, tan sólo igualada por la marcha
do, Buenos Aires débil y las provincias poco dispuestas. ¿Había de Bolívar hacia Boyacá, y no superada no sólo por su audacia y
alguna autoridad? ¿Tendría algún apoyo? En 1816 las perspectivas capacidad de resistencia sino también por la soberbia sincronización
empezaron a me1orar, aunque sólo temporalmente. El Congreso de que hizo que cada sección del ejército estuviera en el lugar adecuado
Tucumán se reunió en marzo; éste dio lugar a una declaración de · en el momento justo. Una vez llegado a Chile, el ejército se reagrupó,
inde~endencia, al ·~esurgir de los obj.etivos revolucionarios y al nom- penetró rápidament•e en la región central hacia Santiago, derrotó
braimento de un director favorable, todos ellos preliminares indispen- a los realistas en las llanuras de Ghacabuco (12 de fobrero de 1817)
sables para el esfuerzo bélico. 42 En su camino de regreso a Buenos y entró en la capital.
Aires, el director Pueyrredón se det<uvo en Córdoba para entrevistarse La victoria de Chacabuco foe indispensab1e pero no decisiva.
con San Martín; allí conoció el plan en detaUe, se mostró de acuer- Mientras que San Martín viajaba a Buenos Aires en busca de ,abas-
do con la expedición trasandina, y prometió toda la ayuda posible. tecimientos y navíos para 1a invasión del Perú, los r·ealistas consi-
San Martín podía ahora completar sus preparativos. Y, habiéndose gu1eron reagruparse en el sur en torno a 1a base naval de Talcahuano,
a~egurado el ~rente político detrás suyo, empezó a plantificar el go- y la expedición dirigida por O'Higgins fracasó en 1sus int·entos de
bierno de Chile. Sus relaciones con O'Higgins eran ya buenas. Des- tomarla. Bajo el mando del general Osorio, los realistas penetraron
pués de una t<emporada en Buenos Aires, el líder chHeno fue al cuar- otra vez hacia el norte a través del vaHe oentral, derrotaron a. San
tel general de San Martín en febrero de 1816; los dos libertadores se Martín en Cancha Rayada el 19 de marzo de 1818, y amenazaron
convirtieron en colaboradores íntimos. 43 San Martín estaba decidido Santiago. Con muy poco tiempo para actuar, San Martín consiguió
a que O'Higgins se convirtiera en jefo del gobierno en Chile después
44, Pueyrredón a San Martín, 2 de enero y 18 de enero de 1817, en Ca111os
40. Alfredo Estévez y Óscar Horacio Elía, Aspectos económico-financieros de la A. Pueyrredón, ed., La campaña de los Andes: cartas secretas e instrucciones reservadas
campaña sanmartiniana, Buenos Aires, 1961, pp. 97-128. de Pueyrredón a San Martín, Buenos Aires, 1942, pp. 87-92; Eyzaguirre, O'Higgins,
4L Miller, Memoirs of general Miller, I, pp. 271-272. p. 153.
42. Véase supra, p. 82. 1
45. Referente al paso de los Andes, véase las nobles páginas de Mitre, San
43. Eyzaguirre, O'Higgins, pp. 137-152.
11 Martín, I, pp. 573-632.
160 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 161

apr·etadamente concentrar sus fuerzas y derrotar al ejército realista hería ser forzado a ser übre y foliz, y llegó a decir de los sectores más
en las llanuras de Maipo, en las afueras de Santiago (5 de abril de pobres, «que si no querían ser felices por sus propios esfuerzos, se
1818), una victoria que, en palabras de San Martín, «ha decidido la les haría set felices a la fuerza, porque tenían que ser fdkes». 51
suerte de América del 'Sur». 46 Aunque la guerra en 1a frontera sur :F:sta era la voz del cI~§PQ!ismo i.lustrado .. Como .).\ivadavia enAtgen-
continuó en los años siguientes, la causa realista ·estaba ya en reti- Q'I-Iiggiris estab~ .fo~á~lii.eiife fo~\1!4o · !J9rlfJ..~i~~o(í~ _del si-
rada. Los ohílenos eran ahora soberanos de su derra, y O'Higgins glP ;vnr y para como para Rivadavía, gobernar e.ta poner en
el director supremo. práctica l&.Jlustración. También ·le preocupaban el mejoramiento mo-
ral y matÚíal, la edueación, el progreso c~ltural y el desarrollo eco-
nómico. En ottos aspectos dif.ería de Rivadavia, porque era "más
3. DE O'HIGGINS A PORTALES simpático, un hombre agradable y sin complicaciones, «modesto y sen-
cillo, y llano en sus maneras», como lo recordaba Matía Graham. 52
San Martín vio a Chile como políticamente apático pero dispuesto Era políticamente honrado, casi inocente, y posiblemente demasiado
a aprender. «Son susceptibles de mejorar pot su docilidad y luces tímido. ¿Cuál era la paradoja de O'Higgins? ¿Era personalmente de-
despejadas, sólo les faltan modelos, y un gobierno consolidado lo masiado déb11 para ajustarse a su ideal de un gobierno fuerte? Pro..
que apetecen con ansias.» 47 O'Higgins les dio un gobierno estable, y bablemente es cierto que confiaba demasiado fácilmente en los demás
durante los cinco años si&uientes fo dominó. lEra un político prag- y demasiado poco en su propio juicio. Al menos ésa era la opinión
mático, que creía que la independencia debía consolidarse mediante de los observadores británicos como lord Cochrane y María Graham.
un gobierno fuerte, si fuera· necesario a expensas de la representa- Pero el general Miller se expresaba de otra mane~a:. «:Sus errores de
•tdvidad, pata frenar Ja ana•rquía de la postindependencia, tan temida juicio le serán olvidados en recuerdo de la bondad de su corazón». 58
por todos los libertadores sudamericanos. Cuando el ejército de La ·primera tarea era liquidar el pasado, eliminar a los realistas,
los Andes entró en Chile, O'Higgins declaró: «El orden va a resta- crear un ejército nacional y conseguir unos ingresos para el nuevo
blecerse con la libertad». 48 ·Era consciente de que asumía un poder gobierno. La política de represión de O'HiggiM hacia los espafioles
absoluto, y creía que ello correspondía a fas necesidades de la situa- y los realistas era comprensible después del trato dado por Marcó
ción y al deseo del pueblo. 49 Su ideal, tal .como lo expresó en 1814, a los chilenos y ante la presencia de los enclaves enemigos en el sur,
era un gobierno auténticamente paternal, surgido de una libre y uná- una costosa brecha en las defensas del nuevo estado. Confiscó todas
nime elección dd pueblo. 50 En la Constitución de 1818 había un las propiedades r,ealistas. Y d 12 de febrero de 1818, en Taka, hizo
senado S211sl1l!i.Y() . n()mbrado. por él mismo;-~pif~ no~l~abfa.&frfo.paJJ;\
1
pública la Proclamación de Independencia, una declaración de sobera-
l111 c;ongte.s.o ·c::;legi_cfo. Constitución de,/1822 preveía dos cámaras, nía nacional a la atención de Espafia, y para que la escucharan los
siendo e,Ie,gibleJ~ baj.a, pero el ejecutivo continuaba sieñdopiácÜca: políticos de Argentina. 54
mente absoluto. Pese a ello, Q'tfiggins continl1apaconsiderándose O'Higgins no era un liberal de laissez.. faire. Creía que era nece ..
un liberal en sus objetivos, aunque no en sus métodos.
1 ·· saria la intervención del estado para cambiar las condiciones sociales
O'Higgins buscába elpoder absolufo no sofo para acabar con fa y económicas. En su opinión, el mejoramiento económico dependía
anarquía sino también para emprender las reformas contra los intere- del ascenso del nivel cultural. Intentó extender y realzar· la educa-
ses creados. Es taba convencido de que, si era necesario, el pueblo de-
1
ción, para producir expertos profesionales y científicos y una clase
trabajadora especializada. Se interesó no sólo en la educación de
46. San Martín a Cast1ereagh, 11 de abril de 1818, en Webster, Britain and
the independence of Latín America, I, p. 558.
47. San Martín a Bowles, 18 de junio de 1817, en NSA, p. 208; Piccirilli, San 51. John Miers, Travels in Chile and La Plata, 2 vols., Londres, 1826, II,
Martín, pp. 224-225. pp, 36-37.
48. O'Higgins a .los chilenos, 7 de febrero de 1817, en Arch. O'H., VII, p. 123. 52. Maria Graham, Journal of a residence in Chile during the year 1822, Londres;
49. Ibid., II, p. 36. 1824, p. 206.
50. José María de la Cruz, Recuerdos de don Bernardo O'Higgins, Santiago, 1960, 53. Miller, Memoirs of general Miller, II, p. 314.
p. 73. 54. Proclamación de Ja indepedencia de Chi.le, en Arch. O'H., X, pp, 342-.344.

11. - J. LYNCH
1.62 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 163
una élite sino en 1a de los carentes de privilegios; y, al introducir mayorazgo eta un asunto emocional, cuya significación había sido exa-
el sistema lancasteriano en Chile, habló de la necesidad de expandir gerada por ambos lados. Esta práctica se había desarrollado sólo a
la instrncción «a todas fas clases, pero especialmente a los pobres». 55 fina·les del siglo xvm y en pequeña escala; a mediados del siglo xxx
Consideraba que otros' requisitos previos para el desarrollo econó- sólo había diecisiete mayorazgos en todo Chile. 61 Pero O'Higgins lo
mico eran mejores transportes, una nueva inmigración y la reforma veía como un emblema de la aristocracia más que como un obstáculo
de la estructura impositiva.56 El Canal Maipo, iniciado durante la a la eficaz utilización de la tie.rra. Su radicalismo era liberal más que
época colonial, foe finalmente completado bajo el gobierno de social, en su inspiración. Atacaba a los mayorazgos no porque foera
glns, abriendo así la región central mediante mejores transportes. un reformador agrario, sino porque se oponía a los privilegios.
Su política fiscal parece haber sido i:adical en sus intenciones, pero cluso estos limitados objetivos, sin embargo, alertaron y alarmaron a
no en sus realizaciones. Algunos economistas reformadores pedían un la aristocracia.
impuesto directo sobre el capital invertido en inmuebles y otras for- O'Higgins despertó también las sospechas de la Iglesia. En gene-
mas de propiedad tangible. En 1817 O'Higgins decretó un impuesto ral su política ,eclesiástica suponía que e1 estado debía proteger a la
directo de esa clase sobre las propiedades rurales, a la vez que Iglesia católica como religión oficial, al mismo tiempo que respetaba
un impuesto sobre los ingresos de los empleados públicos, aunque no la libertad de conciencia de los protestantes extranjeros. 62 Era una
existen evidencias de que ·esas tasas fueran realmente recogidas. 57 concesión bastante pequeña, y lamentaba «la falta de tolerancia re-
Con toda probabilidad, s~ncillamente fueron redhazadas por los po·· ligiosa, o más bien la poca que había podido conceder, considerando
derosos intereses agrarios. el estado general de las cosas, sin perturbar la ·tranquilidad pública».63
La política social de O'Híggins tenía claras tendencias igualitarias. :Sin satisfacer a los liberales, provocó a la Iglesia, porque se conside-
«Detesto por na·turaleza la aristocracia, y la adorada igualdad es raba heredero del patronato español. Y utilizó la jurisdicción ecle-
mi ídolo.» 58 Estas opiniones se reflejaron en su política pública. Ata· siástica, en parte para eliminar al clero realista, en parte para afirmar
có los adornos exteriores de la aristocracia, abolió por decreto todos la 'Soberanía del estado, y en parte también para controlar fas activi-
los títulos de nobleza como las miserables «reliquias del sist·ema dades públicas del clero. Aunque no abolió los fueros eclesiásticos, su
feudal». 59 La rmedida tuvo sobre todo un valor simbólico, porque uso del patronato dañó sus relaciones con la Iglesia.
había sólo doce títulos aristocráticos ,en Chile. Lo mismo se puede Como reformista activo, era inevitable que O'Higgins provocara
decir de su política hacia las vinculaciones de la propiedad rural. una oposición faccional. Pero se expuso a una crítica más fuerte por
Mediante decreto del 5 de junio de 1818 int·entó abolir d mayorazgo, un error de juicio político combinado con su ineptitud para con
que O'Higgins v;eía como uno de los abusos establecidos por el go- los asuntos económicos. Su nombramiento de José Antonio Rodríguez
bierno feudal, incompatible con el 'sistema liberal. 60 El decreto no tu- Aldea como ministro de Finanzas, en 1820, trajo a la administración
vo dectos y en diciembre de 1819 fue 1suspendido por d Senado. El a una :figura controvertida, un hombre al que se veía como exrealista
y pronto como sospechoso de corrupción. Rodríguez Aldea se ena-
jenó al sector comercial por su uso del cargo para su hene:ficio privado.
55, W. E. Browning, «Joseph Lancaster, James Thompson, and the lancasterian
system of mutual instruction, with special rderence to Hispanic America», HAHR, Especuló con artículos de consumo, retuvo permisos de exportación
IV (1921), p. 49. de Concepción para favorecer los intereses de Valparaíso, donde tenía
56. Véase infra, pp. 170-175. negocios, y adjudicó monopolios a sí mismo y a sus aimigos. Su po-
57. Robert M. Will, «The introduction of classical economics into Chile», HAHR,
XLIV (1964), pp. 1-21, partícuhwmente p. 10. lítica económica, si así se 1a puede 'llamar, consistía en imponer res-
58. O'Higgins a Terrada, 20 de febrero de 1'812, en Arch. O'H., I, p. 208; Eyza- tricciones y aumentar impuestos. Fue especialmente odiado en el sur,
guirre, O'Higgins, p. 78.
59. Decreto de 12 de noviembre de 1817, en Arch. O'H., X, pp. 2'22-223; Eyza-
guirre, O'Higgins, pp. 170-171; Guillermo Feliú Cruz, El pensamiento político de 61. Borde y Góngora, Evolución de la propiedad rural en el Valle del Puangue,
O'Higgins, Santiago, 1954, pp. 25-26. I, pp. 53-55 y 115.
60. Colección de historiadores y de documentos relativos a la independencia 62. Jaime Eyzaguirre, «La actitud religiosa de don Bernardo O'Higgins», Historia,
de Chile, ed. E. Matta Vial y G. Feliú Cruz, 37 vols,, Santiago, 1900-1954, XXV, I (1961), pp. 7-46.
p. 438. 63. Maria Graham, op. cit., pp. 207-208.
164 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 165

una zona subdesarrollada de Chile, donde la guerra continua retar~ mayo iconvocó una convención para preparar una constitución, una
daba la economía, agotaba la mano de obra y empobrecía la región convención para la cual él mismo controló las <<'elecciones», y a
enbera. El frente sur era una espina en el régimen de O'FI:iggins, en la cual elijo claramente cuáles etan sus preferencias constitucionales:
el tiempo ·en que tenía 'que apoyar un segundo frente en Perú. La concretamente, que un ejecutivo fuerte debía prevalecer sobre un
aportación de Chile al financiamiento de la expedición libertadora gobierno representativo. Se promulgó una constitución en octubre de
era más de Jo que su primitiva economía podía sufrir 'e impuso una 1822, que resultó ser un instrumento bastante equHibtaclo pero que
gran carga sobre ,su pueblo. O'Higgins, corno su patria, fue una vk~ dio ocasión para una cri,sis final. O'lfiggins afirmó que continuaría
tima de la guerra del Pacífico. como director supremo, posiblemente por otros diez años. fue
Pero la debilidad fundamental de O'Higgins era que representaba Ja gota que, a ojos de fa oposición, hizo rebosar el vaso.
ideas, no intereses; como Rivadavia, no poseía una base de poder El intendente de Concepción, general Ramón Freire, clitigió un
para su dominio. Su régimen descansaba en principios políticos y en movimiento revolucionario contra la capital. En el norte, Coquimbo
el apoyo de algunos intelectuales; además, al principio, se beneficiaba se declaró también contra O'Higgins. La revuelta ele las provincias
de la fuerza de San Martín, el ejército y la expedición al Perú. Pero dio ánimos a los conspiradores en la capital. El 28 de enero de 1823,
cuando se foe San Martín, el papel externo ele Ghile disminuyó y O'Higgins ·se mostró de ncuerdo en ·a:bdicar y ,transferir sus poderes
la fuerza de la ideología revolucionaria menguó. Mientras tanto, la a una junta nacional. Pronto ese exilió en el Perú, donde dividió su
fuente básica del poder político continuaba siendo la aristocracia tiempo entre Lima y su hacienda de Montalván; murió en ese país
.rural, y entre ella O'Higgins no tenía base. Parecía atacar sus inte·· en 1842. En cierto sentido, O'Higgins había gobernado sobre el va-
reses y nunca estaba dispuesto a consultarla. Así, sus relaciones con do, desprovisto de apoyo social. Así, tan pronto como cometió un
el senado se deterioraron. En 1820 el senado compiló las instrucciones error político, ·sus enemigos se lanzaron sobre él. Pero las ideas igua-
para dirigir al gobierno de San Martín en Perú, incluy.enclo el tipo litaria1s de O'Higgins, temporalmente reprimidas, encontrarían una
de constitución que se debería adoptar, en la cual no se alteraba la audiencia simpatizante entre las generaciones posteriores. Aunque
situación de los esclavos. Estas instrucciones invadían el terreno de públicamente ·se mostraba amigable con O'Higgins, Bolívar, en pri-
la soberanía de O'Higgins, por no hablar ele la de San Martín en vado, lo describía como «un déspota estúpido, aborrecido general-
Perú, y aquél obró rectamente negándose a transmitirlas. 64 Desde mente por su crueldad y mala aclministración». 67 Era ésta una gran
entonces el senado fo bloqueó, especialmente 'en lo referente a las injusticia. O'Higgins fue un gran chileno y un gran americano. Con
:finanzR·s. 'Extrajo una moraleja de esta experiencia, como tristemente su marcha y la de San Martín, Chi1e ,empezó a aislarse y a olvidar su
le escribió a San Martín: «cuando hombres selectos y amigos pre- papel internacional en la liberación del Norte.
sentan tan desagradable aspecto, ¿qué harán los que son indiferentes La caída de O'Higgins, realizada mediante una rebelión de las pro-
y elegidos por la multitud desenfrenada? ». 65 El senado intentó re- vincias contra la capital, destruyó la unidad nacional. Así, además
ducir a tres años Jos términos ele los intendentes y gobernadores, so- ele producir un nuevo clirectot supremo, el general Freire, la opo-
meterlos a residencia, y permitir a los cabildos presentar candidatos sición tuvo que volver a ensamblar el país. Representantes ele las
para el nombramiento. O'Higgins rechazó coléricamente la idea como tres provincias :firmaron, el 3 O de marzo de 1823, un «Acta de
una '1njerenda en sus poderes, y en enero de 1822, ·arguyendo que Unión», que reunía a las provincias sobre la base ele igual reptesen-
muy pocos senadores cumplían realmente con sus deberes senatoria- tación en un senado y prepara;ba un nuevo congreso constituyente. Se
les, decidió que el senado debía ser suspendido y sus tareas transfe- reunió el congreso y se ptomulgó una constitución, obra de Juan
ridas al director supremo. EI senado rehusó aceptar y pidió ·que el Egaña, un intelectual excéntrico que utilizó Chile como laboratorio
director supremo proveyera para la elección de todos los gobernado- pata poner a prueba sus ideas políticas. Sobre éstas dominaba la ob-
res e intendentes. De nuevo O'Higgim rechazó la propuesta, pero en sesión de la virtud, la moralidad y el elitismo, que convertidas en
64, Kinsbruner, O'Higgins, p. 134.
65. O'Higgins a San Martín, 6 de agosto de 1821, en Arch. O'H., VIII, 66, Eyzaguirre, O'Higgins, pp. 323-333.
p. 137. 67. Bolívar a Santander, 14 de febrero de 1823, Cartas, III, p. 146.
166 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 167

lenguaje constitucional produjeron un documento conservador, absolu- limitación del ejecutivo, y la abolición de los privilegios. Al mismo
tista y pretencioso. Comparado con esto, el pensamiento político de tiempo intentó tranquilizar a los conservadores nombrando a Fran-
O'Higgins era un modelo de moderación. En un año, la obra maestra cisco Ruiz Tagle ministro de Finanzas, y al general Joaquín Prieto
de Egaña tuvo que ser destruida, odiada por los liberales por autori- comandante del ejército del sur, el primero un conservador, el se-
taria, y sospeohosa incluso ante la aristocracia conservadora debido gundo un partidario de O'Higgins. Pero era demasiado tarde. Todo
a la aversión de Egaña a las asambleas elegidas. el movimiento liberal se vio deslucido por la anarquía de los años
Así, Chile quedaba con un director supremo y un congreso. Este entre 1824. 1829, los excesos del federalismo y el fracaso del go·
úldmo, tan ivacío de ideas como lleno de facciones, presentaba un bierno efectivo. En el tiempo en que los moderados se reunían en
deplorable ·ejemplo a la nación y fue disuelto por incumplimiento de torno a Pinto y empezaban a restaurar la estabilidad, los enemigos
su función; las provincias empezaron a retirar a sus representantes del Hberalismo ya habían empezado a rnncentrar sus fuerzas. El
y a establecer sus propias asambleas. Concepción lo hizo en abril de conflicto político se hizo más agrio, y a finales de los años de la
1825; Coqruimbo, en mayo. Freire consiguió un éxito con su expe- década de 1820 la lucha por el poder era una lucha, no de partidos,
dición victotiosa al sur; obligó a los realistas a capitular en Ohiloé sino de grupos. 6 n Los liberales o pipiolos eran combatidos por un
(18 de enero de 1826) y concluyó la guerra de independencia de movimiento conservador en alza.
Ghile. A su regreso a Santiago convocó un nuevo congreso, y abrió Los conservadores se componían principalmente de tres grupos,
paso él mismo a una sucesión de presidentes. En los meses que todos los cuales fueron apartados o rechazados por los gobiernos
siguieron, Chile políticamente volvió al estado de naturaleza, glori- liberales del período 1824. J.829. 7 º Los pelucones era la aristocracia
ficado con el nombre de federalismo. Éste se alimentaba con los rural ttadicional. A ellos se unieron los estanqueros, llamados así
sentimientos locales y provincianos, 1a reacción contra el fuerte cen.. debido a que a su líder, Diego Portales, negociante convertido en
tralismo de O'Higgins y la presunción de Santiago, la hostilidad ideo- poHtico, le había sido arrebatado el estanco (monopoHo del tabaco)
1

lógica Hberal contra un vigoroso poder central, 'Y la admiración hada por el congreso liberal de 1826; eran partidarios de un góbierno duro,
la constitución de los Estados Unidos. Pero federalismo es una pa- centralista y absolutista. El tercer grupo ·eran los o'higginistas, que
labra demasiado sofisticada para describir la anarquía, el desorden y simplemente querían la restauración de O'Higgins. Durante el régi-
la insubordinación militar que presidían una serie de fugaces pre.. men de Pinto los conservadores se reunieron en torno a Portales, que
sidentes. Era un tremendo precio el pagado por la libertad. «Chile puso a los estanqueros a fa cabeza del movimiento con el claro
ha tocado ya el último grado de humillación naciona1. [ ... ] El país propósito de destruir el liberalismo. Mientras que los conservadores
es nulo, nulo en todas sus partes; sin tropas, sin crédito, sin caudales, empezaban a unirse, los liberales empezaron a dividirse. Ruiz Tagle
sin espíritu público, sin unión», 68 escóbía O'Higgins a San Martín. rompió con Pinto; y Prieto decidió unirse al creciente grupo que se
Pero al final Chile se purgó del extremo federalismo debido a sus reunía en torno a Portales. En las elecciones de 1829 el congreso
inconvenientes. En 1828, otro congreso se reunió y produjo aún liberal dio la vicepresidencia al candidato liberal, aunque no tenía
otra constitución, un instrumento equilibrado, liberal, una vía media una mayoría absoluta. Esto dio a los conservadores el pretexto que
entre centralismo y provincialismo, pero que ,e:icpresaba una adver- querían, y clamando por la ilegalidad liberal, se sub1evaron contra
tencia a los conservadores con la abolición de los mayorazgos. El el gobierno. La revuelta unió a poderosas fuerzas. A los ·pelucones
presidente Antonio Pinto fue un gobernante tolerante, que hizo fun- no les gustaba la abolición de los mayorazgos en la constitución de
cionar inteligentemente la constitución y se mostró partidario. de la 1828 y el anticlericalismo de Pinto. Los estanqueros aborrecían el
moderación y de la conciliación. Representaba la corriente principal desorden generalizado y la inseguridad. Ambos grupos querían un
del liberalismo chileno, con su insistencia en la libertad individual y fuerte gobierno central, objetando que la política de los liberales no
en la igualdad, la libertad de palabra, el gobierno representativo, la

69. Bidwell a White, 21 de junio de 1830, en Wcbstcr, Britain and the independence
68. O'Híggins a San Martín, 12 de enero de 1827, en Arch. O'H., IX, pági- of Latín America, I, p. 370.
nas 5-6. 70. Encina, Historia de Chile, X, pp. 17-23,
168 LAS REVOLUCIONES II ISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 169

estaba en armonía con las realidades sociales de Ghile y era demasiado práotica perpetuaba los priviiegios. Además, dos notorios privilegios
blanda con la ilegailidad y el desorden. La revuelta procedía de las ba- estaban inscritos en la constitución. Aunque, como buenos civiles,
s·es conservadoras en las provincias. Conoepción se sublevó en octubre los legisladores abolían el .fuero militar, conservaban el fuero eclesiás-
de 1829 y nombró a Prieto intendente suyo. Maule y foego Coquim· tico para asegurarse el apoyo de la Iglesia, y restauraban el mayo-
bo s·e declararon por Prieto.71 A finales del mes de octubr·e tropas razgo, para aplacar a los grandes terratenientes. 75 La Constitución de
mandadas por Manuel Bulnes avanzaron por e1 norte de Santiago; 1833 protegfa fa propiedad y los privilegios; al mismo tiempo refleja-
en las afueras de la capital se 1es unieron Portales, Manuel. Rengifo y ba la estructura social y la perpetuaba. régimen conservador bus-
otros líderes conservadores. En enero de 1830 controlaban la capital; caba también el desarrollo económico, aunque no mediante la ínter··
desde febrero extendieron su control al resto del país; y en la batalla vención del estado. Se esperaba que el gobierno equilibrara sus pre··
de Lircay {17 de abril de 1830) terminaron la guerra civil. Lircay tam- supuestos, para economizar, y que limitara su papel a proporcionar
bién supuso el final de la revolución de Chile por la independencia. las condiciones de orden y estabilidad dentro de las cuales podían
Los vencedores consiguieron lo que querían. operar las empresas privadas.
Los nuevos gobernantes abolieron las actas del congreso liberal
de 1829. En marzo de 1830 José Tomás Ovalle se convirtió en el
presidente títere, y en abril Portales asumió los ministerios prind· 4. Los BENE:FICIARIOS
pales; los retuvo hasta 18'31, cuando se retiró del poder, pero sin
perder su influencia. 72 Su filosofía de gobierno se resumía en su co- La independencia económica no era un asunto candente en 1810.
nocido aforismo: «el palo y el duke, adecuada y oportunamente Chile había gozado de oportunidades crecientes para el comercio en
administrados, son los específicos con los cuales se puede curar a las últimas décadas de la colonia, más de las que su primitiva eco-
cua1quier nación, por muy inveterados que tenga sus hábitos». 73 nomía podía explotar. 76 El problema más urgente de la junta de
Conservador intransigente, paternal y pragmático, así fue el go- gobierno era defender la revolución contra el contragolpe que indu-
bierno portaliano, y así foe la culminación de la independencia. Y el dablemente vendría del Perú. En octubre de 1810 se tomaron me-
nuevo orden tfue institucionalizado mediante la Constitución de didas para formar un batallón patriota, comprar armas en Inglaterra,
1833.74 De hecho la nueva constitución fue una carta presidencial. y establecer una factoría para la fabricación de municiones. En di-
Aunque no le quitaba totalmente el poder al congreso, le daba pre- ciembre se decretó un aumento de la infantería, caballería y artillería.
ponderancia al presidente; éste tenía poderes de emergencia, derecho Pero ¿cómo podían pagarse esas vitales medidas de defensa? Algunos
al veto y al retraso de cua1lquier ley, poder de nombrar a los in- sugiúeron, aunque habitua'lmente no eran los comerciantes, que la H-
tendentes :provincianos, y la posibilidad de permanecer en su cargo bertad de comercio podía proporcionar los ingresos necesarios. Desde
dos términos, es decir, un total de diez años. Al congreso se Je su estancia de Canteras, 0'1Higgins urgía a la junta «la necesidad de
dejaba el poder de aprobar el presupuesto, los impuestos y las fuer- dos medidas encaminadas a levantar al pueblo de su letargo y a hacer-
zas armadas anualmente. Pero el congreso representaba, por supues- lo tomar interés en la revolución: la convocatoria de un congreso y el
to, la aristocracia, pues el sufragio se limitaba a los propietarios que establecimiento de la libertad de comercio». 77 Estas ideas no fueron
supieran leer y escribir. En teoría, la constitución establecía la igual- muy bien recibidas por los comerciantes. Muchos de los antiguos
dad ante la ley -«en Chile no hay clase privilegiada»-, pero en la monopolistas españoles objetaban que el libre comercio y el aumento
de las importaciones empeoraría la balanza de pagos, dañaría a la
71. Ramón Sotomayor Valdés, Historia de Chile bajo el gobierno del general don industria local, e introduciría mercancías de mala calidad, epidemias
Joaquín Prieto, Santiago, 1962.
72. Sobre Portales véase Benjamín Vicnña Mackenna, Don Diego Portales, 2 vdls.,
y herejías. 78 Y muchos comerciantes se opusieron al cambio. Incluso
Valparaíso, 1863; F. A. Encina, Portales, 2 ve!Is., Santiago, 1934; J. Kinsbruner,
Diego Portales: interpretative essays on the man and bis times, La Haya, 1967. 75. Kinsbruner, Portales, pp. 75-78.
73. Citado por Collier, op. cit., p. 359. 76. Véase supra, pp. 145-146.
74. Ricardo Donoso, Desarrollo político y social de Chile desde la Constitución de 77. O'Higgins a Mackenna, 5 de enero de 1811, en Arch. O'H., I, p. 68.
1833, Santi11go, 1942, pp. 9-15. 78. Barros Arana, op. cit., VIII, p. 270.
170 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 171

el «Plan de Gobierno» de Egaña (1810) abogaba por la libertad de mercio udtramarino. 82 Pero no impidieron que Chile cayera bajo la
comercio sólo hasta el punto que pudiera beneficar a la economía lo- influencia de los intereses ·extranjeros, particularmente británicos. El
cal.79 ·Pero la junta, influida por la ideología revolucionaria, decretó libre comercio atrajo a un gran número de comerciantes británicos,
1a libertad de comercio él 21 de febrero de 1811, diciendo que «todos especialmente desde 1817·.!818, muchos de los cuales estaban más
los hombJies tienen ciertos derechos imprescriptibles con que los ha interesados en comerciar en el más amplio y beneficioso mercado del
dotado el Criador para procurar su dicha, su prosperidad y bienes- Perú. Porque la independencia y la guerra quebraron d ttáfico direc-
tar» .8º Inmediatamente fueron abiertos los puertos de Chile al comer- to y el comercio entl'e el nuevo estado y el realista Perú. AJI principio,
cio con naciones neutrales y amigas. Eso fue un importante paso ade- Chile no poseía suficiente poder naval para bloquear la costa enemiga,
lante, aunque a la vista de las oportunidades anteriores nada espec- y los británicos iniciaron un importante comercio, llevando cereales
tacufar. P·ero era una parte es·endaI de la ruptura política con España. chilenos al Perú; también reexportaban las manufacturas británicas
Y era proteccionista. desde ChHe, utilizando a este último como un almacén donde podían
El decreto de libre comercio de 1811 no era una declaración de guardar sus mercancías hasta que los precios subieran en el mercado
liberalismo económico y ello significaba que no habría libre intercam- de Lima. Desde el punto de vista chileno, este comercio tenía tres
bio. Su meta era librar a Chile de las restricciones coloniales y de los desventajas. Fortalecía el poder y la popularidad .españo1as en Perú,
monopolios, dándole libertad para comerciar con el resto del mundo abasteciéndolo con abundantes artículos de consumo y evitando así
- y libertad para imponer sus propios aranceles-. En Chile, los prin- las escaseces del tiempo de guerra; proporcionaba una cobertura bajo
ciipios del lib11e comercio y de. laissez-faire se consideraban más ade- la cual los británicos podían vender artículos bélicos a los realistas,
cuados para países desarrollados que para preindustriales. Hasta la y se llevaba cereales del mercado local en busca de precios más de-
década de fos 1830 las ideas ·económicas eran predominantemente neo- vados .en d Perú. Algunos de los planificadores militares urgían al go-
mercantifütas, y le asignaban al estado un papel predominante en el bierno para que prohibiera el comercio. 83 Pero O'Higgins era inca-
desarrollo de la ·economía nacionail a través de la educación, la protec- paz de hacerlo, porque el contrabando podía siempre burlar la pro-
ción de las nuevas industrias, y la política social con respecto a los hibición, y el comercio de cereales era una de las pocas vías a través
pobres y desempleados. 81 El decreto de libre comercio colocaba unos de las cuales Chile podía mejorar sus ingresos del exterior. De este
derechos arancelarios del 30 por ciento sobre todas las importaciones modo, Chile continuó traficando con el enemigo. Y el comercio bri-
y autorizaba cualquier prohibición sobre las importaciones «que sean tánico con Lima no pudo ser nunca completamente detenido, incluso
consideradas adecuadas para el desarrollo industrial del país». En cuando la armada chilena intentó forzar el bloqueo. 84
consecuencia, los aranceles eran altos, ascendiendo hasta el 36,5 El comercio brkánico con Chile echó sus rafees en la década de
pot ciento en 1821-1823, luego bajando al 27 por ciento. Estos aran- 1820, cuando se establecieron misiones consulares en Valparaíso, Go-
celes eran proteccionÍ'stas y al mismo üempo pretendían aumentar los quimbo y Concepción, y los comerciantes btitánicos .se apiñaban .en
ingresos públicos. Tales derechos son característicos de sociedades do- esos y otros puertos. Chile exportaba trigo, tasajo, cueros y sebo des-
minadas por propietarios rurales que desvían la imposición sobre las de Concepción (Takahuano ), cobre, oro y plata desde Coquimbo. Im-
propiedades hacia los consumidores. «Somos liberales -decía el portaba la mayor parte de los bienes manufacturados de Gran Bre-
ministro de Finanzas a sus críticos en 1822- en todo aquello que no taña y de la India británica, y alguna harina de los Estados Unidos.
nos lleve a la ruina.» Pero Chile no era tan importante para Gran Bretaña como lo era
Por supuesto, los altos aranceles fueron un obstáculo para el co- Buenos Aires, porque, aparte del oro y la plata, había pocos benefi-
cios; el trigo, el cobre, el cáñamo y los cuetos no valían la pena

79. Ramírez Necochea, Antecedentes econ6micos, pp. 126-131. 82. Gazeta Ministerial, 12 de agosto de 1820, en Arch. O'H., XIV, p. 14;
80. Decreto de 21 de febrero de 1811, en Villalobos, El comercio y la crisis Nugent a Canning, 17 de marzo de 1825, en Consular reports, pp. 90-91.
colonial, pp. 373-376. 83. Estévez y Ella, op. cit., pp. 185-186.
81. Will, op. cit., pp. 1-21. 84. Véase NSA, pp. 211-353.
172 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 173

para una especulación a tan larga distancia. 85 Pero el capital mercan- Cornpafüa (20 de agosto de 1824) d estanco. Pero la compañia fue
til británico ejercería un importante papel en la financiación de la incapaz de ganar lo bastante como para servir al crédito, y dos años
minería del cobre ohilena. Los créditos británicos ayudaron a liberar después el contrato fue anulado. Los monopolistas Hquidaron el ne··
a los propietarios de minas de las más onerosas relaciones crediticias godo favorablemente para ellos, pero el resentimiento provocado
impuestas por los financieros chilenos y españoles, pagando mejor por la cancelación fue lo que llevó a Portales a Ja política como líder
por el cobre y ofreciendo mejores términos de crédito. 86 Esto cortó de una facción política conocida por el estanco. 90 Eta éste un grupo
la. competencia con otros capitalistas y vinculó a los propietarios de de presión político más que económico o social.
mmas con Jos buenos compradores. Los británicos tenían dos venta- La revolución ohilena no foe una lucha entre diferentes clases o
jas sobre los capitalistas locales. Podían operar a gran escala, tenien-- grupos sociales. No había poder rival alguno que desafiara a la aris-
do cientos de minas bajo su control crediticio, lo que 1es permitía tocracia rural, que monopolizaba la riqueza agrícola del país, formaba
pagar mejores precios a los propietarios de las minas. 87 Tenían tam- el ideal social al cual aspiraban los chilenos, producía dentro de sí
bién Ja ventaja de trabajar con sus colegas, los importadores británi- los grupos intelectuales, mercantiles y profesionales, y dominaba el
cos, quienes a su vez les daban facilidades de crédito para comprar poder militar. Esto era importante. La milicia rural, una organiz,a-
cobre para exportar contra sus importaciones. El promedio anual de ción semifeudal formada por los terratenientes y sus dependientes,
exportación de cobre desde 1817 era de sesenta y un mil quintales, aunque no siempre actuó directamente en la revolución, fue siempre
las ttes cuartas partes de los cuales iban a Calcuta.88 una amenaza o foeno latente.9 1 A ciertos caudiJlos, primero Carrera,
Chile fue la primera de las nuevas naciones hispanoamericanas en luego O'Higgins, se :Los to}eraba para unos obfetivos específicos, el
conseguir un empréstito en el mercado de dinero de Londres. El primero para realizar la organización militar, el segundo para poner
agente Antonio José de Irisarri contrató con Hullet Brothers, en en pie una administración estable; pero fueron destruidos tan pronto
1822, un millón de libras esterlinas para financiar parte del enorme como trataron de convertirse en un poder independiente. La homo-·
costo de la expedición libertadora al Perú. Como la independencia y geneidad social de la clase dominante chilena, sin embargo, no en-
la estabilidad de Chile continuaban siendo inciertas, la clasificación gendró la unidad política. La aristocracia estaba de acuerdo en lo que
del crédito no fue alta. Los bonos fueron puestos a un 70 por ciento quería impedir, pero no tanto en lo que quería construir. Querían
de su valor nominal; Irisarri tomó una comisión del 2 por ciento, un presidente .fuerte pero no absoluto, un congreso con el poder
Hullet del 1,5 por ciento; los intereses fueron del 6 por ciento y la suficiente como para representar sus intereses en· caso de que aquél
amortización del 1 por ciento. Esto dejó al gobierno chileno con un los amenazara, pero no lo bastante corno para provocar la anarquía.
67,5 por ciento, sólo 675.169 libras, el servicio de las cuales fue de Por encima de todo querían respeto por los dereohos de propiedad y
60.216 libras. 89 frisarri compró mercancías con mucho de este di- conservación de la estabilidad social. Dentro de estos términos, sin
nero; parte de ellas se perdieron en el naufragio del Voltaire, v el embargo, había una escala de creencias y comportamientos políticos,
resto depreciaron su valor antes de ser revendidas. 'El gobiemo ·chi- fruto de las ideas más que de los intereses. La aristocracia ni siquiera
leno no poseía ni los conocimientos ni la experiencia para usar su fue unánime a la hora de derribar a O'Higgins, y en los años si-
dinero adecuadamente o utilizarlo de modo correcto. Para sufragar guientes ,se enroló en diversas facciones. La anarquía de 1823-1829
el principal y los intereses, fue otorgada a la firma Portales, Cea y no fue una lucha entre dos clases diferentes, porque los liberales pro-
cedían del mismo sector que los conservadores. Ni Freire ni Pinto
fueron hostiles a la aristocracia. Sus administraciones tenían gente
85. Informe dirigido a Bowiles por un comerciante, 25 de diciembre de 1819, en
NSA, p. 291. que no era distinguible 1socialmente de los gobiernos post-Portales,
86. BasH Hall, Extracts from a journal written on the coasts of Chili, Peru
and Mexzco in the years 1820, 1821, 1822 2 vals. Edimburgo 1824" II pp 55-57 y
60-61. ' ' ' ' ' .
87. Gazeta Ministerial, 29 de abril de 1820, en Arch. O'H., XIII, pp. 393-394,
sobre la exportación de cobre en navíos íngileses. 90. Ibíd., XV, pp. 69-7'8; Nugent a Canning, 17 de marzo de 1'825, en Consular
reports, pp, 99-101.
88. Nugent a Canning, 17 de marzo de 1825, en Consular reports, pp. 90-106.
89. Barros Arana, op. cit., XIII, pp. 747-763. '
,1
91. Edwards, La fronda aristocrática, pp, 3.3-.36; Eyzaguirre, O'Higgins, p. 50.
174 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS e HILE, LIBER'rADO y LIBERTADOR 175

concretamente una mezcla de aristócratas y de administradores pto- tentaba obtener un permiso excepcional para Uevar sus tropas a tra-
fesionales.92 vés de Arauco hasta Valdivia. El líder guerrillero «realista», Bena-
La independencia y ~l subsiguiente cambio político, por lo tanto, vides, se quedó entre los araucanos con unos pocos terroristas para
se produjo dentro de la estructura jerárquica existente y no la pertur- mantener las hostilidades contra los patriotas, y aunque estos últimos
bó en lo fundamental. Por supuesto, los niveles de vida se diferen- cruzaron varias veces el Bío-Bío para intentar destruir a estos de-
ciaron más netamente, porque, aunque el libre comercio bajó el pre- predadores, siempre tuvieron que retirarse con grandes pérdidas y
cio de los artículos de consumo para todos, fueron los sectores altos sin conseguir ningún éxito.
los que se beneficiaron más de ello, dada su mayor capacidad de
compra y por ser ellos 'los productOH$ de una exportación en ex- No les importa de qué lado combaten, con tal de que sean
instrumento de la destrucción del otro, porque consideran a ambas
pansión. Estas diferencias fueron notadas por un observador inglés:
partes como sus enem1gos naturales. Quizás Benavides debe su
popu1aridad entre los indios a su odio a los españoles a Los que
La situación de los campesinos en la sociedad no ha cambiado sirv,e, como lo demuestra fusilando o ahorcando, bajo distintos
materialmente con la subversión de la autoridad española; míen· pretextos, a cualquier respetable oficial español enviado desde
tras que la de los grandes propietarios ha cambiado esencialmente Valdivia para ayudarle.96
en casi 1todo. [ ... ] En Chile, mientras que los campesinos perma-
necen casi como estah,an antes, sus superiores han conseguido mu-
chas ventajas. Han obtenido la independencia política; son libres, O'Higgins intent6 ganatse a los araucanos mejorando la posición
y tienen seguras sus vidas y sus propiedades; por primera vez en legal de los indios en la sociedad chilena. Decretó que ya no había
sus vidas, tienen una parte en el gobierno de su país; pueden aspi- ninguna diferencia de situación entre ellos y los blancos; que eran
rar a los más elevados cargos del provecho o de la distinción; el iguales a los otros, «deben ser llamados ciudadanos chilenos y libres
valor de sus propiedades ha sido realzado porque se ha abierto como los demás habitantes del Estado»; quedaban liberados del tri-
el mercado donde pueden mandar sus produotos; y no tienen nin- buto y libres «para obtener los empleos políticos y militares corres-
guna reserva en mostrar su riqueza, o en expresar sus opiniones; en pondientes a su aptitud». 97 Pero los araucanos continuaron siendo
resumen, están en posesión de la libertad civil.93 obstinados enemigos del nuevo ·estado, y fue difícil y caro conte-
nerlos. Y las operaciones militares contra ellos tenían que ser ine-
La extensión en la cual 1a 'libertad civil era compartida con las ficaces a menos que fueran seguidas de una colonización intensiva.
masas populares no puede ser medida fácilmente. Los indios no Éste eta el objeto del proyecto de O'Higgins -inconcluso- de una
fueron los aliados de modo automático de los nuevos gobernantes colonización irlandesa al sul' del Bío-Bío, que llevó al cónsul britá-
durante las guerras de independencia ni sumisos súbditos más ade- nico en J?erú a advertir:
lante.94 Los indios pampa de los Andes orientales, los nómadas y
guerreros pehuenches, mantuvieron una estricta neutralidad, sin in- La barrera de valientes irlandeses contra esa horda salvaje, y
clinarse por ninguna de las partes. 95 Los araucanos, o la inmensa ma- el compromiso de Gran B.vetaña de dar protección a fos colonos,
yoría de ellos, fueron también neutrales, aunque no permanecieron serían indudablemente un objetivo muy deseable por parte del
totalmente apartados, siendo tan hostiles a los patriotas como a gobierno chileno; pero los pobres campesinos irlandeses ~ ... ] se en-
los realhtas. Después de la bataUa de Maipo el comandante espa- contrarían con que tendrían que llevar el arado con una mano y con
ñol, general Sánchez, cruzó el río Bío-Bío y se retiró al territorio la otra la espada para defender su industria y su vida. 9 8
araucano, donde ya se había ganado a varios caciques y ahora in-
96. Ibid., I, pp. 288-289, Benavides mismo era un bandido que floreció en
la frontera sin ley india hasta su captura y ejecución en 1822; véase ibid., I, pp. 246-
92. Edwards, op. cit., pp. 58-60. 251; Hall, op. cit., I, pp. 321-375; Barros Arana, op. cit., XII, pp. 97-102; XIII,
93. Hall, op. cit., pp. 26-28. pp. 401-438.
94. Tomás Guevara, «Los araucanos en la revolución de fa independencia», Anales 97. Decretos del 3 de junio de 1818, 4 de marzo de 1819, en Arch. O'H.,
de la Universidad de Chile, CXXVII (1910), p. 219. XI, p. 81; XII, pp. 109-110.
95. Miller, Memoirs of general Miller, I, p. 103. 98. Ricketts a Canning, 27 de diciembre de 1826, en Consular reports, p. 169.
176 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS CHILE, LIBERTADO Y LIBERTADOR 177
Los emancipadores tuvieron más éxito con los esclavos negtos. a abrir la Iuoha entre los abolicionistas, inspirados por el distinguido
La esclavitud no era significativa ni por su número ni por su fuerza liberal José Miguel Infante, y los que defendían la esclavitud como
de trabajo. Chile no tenía una economía de plantación, con sus masi- inviolable propiedad privada de qLiienes Infante describía corno «ase-
vas exigencias de mane.> de obra, y no había más que cinco mil es- sinos que no pLieden matar sino esclavos».rn:i Exageraba, porque en
clavos, trabajando principalmente como domésticos y como artesa- Chile los esclavos no eran una fuerza de trabajo cvital para la econo-
nos de los propietarios chilenos. Pero los revolucionarios considera- mía sino sirvientes domésticos, la mayor parte de los cuales eran ya
ban a la institución como un ultraje moral y un emblema del colo- viejos, y cuyo número era de alrededor cuatro mil en total. El 24
nialismo, y así 1o dijeron enseguida. La primera medida contra la julio de 1823 fue promulgada una ley aboliendo la esclavitud,
esclavitud fue introducida por el congreso nacional de 1811 después pero su realización completa fue detenida, y un grupo de propie-
de haber sido purgado por Carrera. Por iniciativa del intelectual hu·· tarios organizó una petición al senado, supuestamente firmada por
manitario Manuel de Salas y con el argumento de que la esclavitud doscientos esclavos, que decían que «el dictamen de los esclavos no
era «opuesta al espíritu cristiano, a la humanidad y a las buenas cos- ha sido oído», ensalzaban a sus amos y sus condiciones de vida, y
tumbres», el congreso aprobó una ley (11 de octubre de 1811) abo- argüían que «nosotros no deseamos ni esa justicia ni esa libertad
liendo cualquier trata de esclavos en Chile, y declarando libres a los [ ... ] la cual sería para nosotros la pérdida de un bien». 1 º3 El senado
niños nacidos de esclavos en Ohile y a cua1quier esclavo introducido ignoró aquel espúreo documento. Y la constitución de Egaña de
en el país y que permaneciera en él seis meses. 99 Hubo mucha opo- diciembre de 1823 declaraba, en su articulo 8: «en Chile no hay es-
sición, especialmente de los realistas y de los políticos conservadores, clavos». Éste era el final de la esclavitud, y la. abolición fue confir .
que objetaban que esa medida podía subvertir el orden existente y mada en las constituciones de 1828 y 18.33. 1 º4 ·
animar a los .esclavos más viejos a sublevarse. Por el momento, la La abolición fue una gran fuerza moral, pero sólo tuvo una limi-
reforma no fue más allá, aunque por influencia de las :huevas leyes tada significación social y prácticamente ninguna consecuencia eco-
algunos dueños de esclavos --'Carrera entre ellos---, los liberaron vo- nómica. Y el final de la esclavitud, de pequeña magnitud como fue,
luntariamente. Y el 29 de agosto la junta decretó la libertad inme- debe ser considerado en relación con la perpetuación de otras y gran-
diata para todos los ,esclavos de edad de trece años en adelante des formas de servidumbre, .particularmente el inquilinaje. La in-
que se alistaran en el ejército, y que el propietario fuera indemni- dependencia no hizo nada por detener el proceso mediante e1 cual la
zado con la mitad de Ja paga mensual del soldado. Esta medida explotación agrícola, cada vez más comercializada, hizo grandes de-
fue bastante ineficaz, porque los amos ptohibieron a sus esclavos mandas de mano de obra e inexorablemente redujo a los inquilinos
que se fueran y éstos no siempre deseaban cambiar un amo civil a la servidumbre; éstos permanecían con sus deberes hacia la hacien-
por otro militar. En cua1quier caso, la restauración realista anuló da cada vez más cuidadosamente definidos, su situación cada vez
abruptamente todas las medidas antiesclavistas del gobierno patriota. más vergonzosamente degradada, su dependencia absoluta. 105 Y mien-
O'Higgins reanudó la política de reformas de la Patria Vieja, tras los indios eran iguales y los negros libres, la raza continuó siendo
aunque no la política de ofrecer libertad a cambio del servicio mili- un ingrediente esencial en la conciencia de clase y una importante
tar.100 La constitución de 1818 11establedó la riibertad de vientres, prueba mediante la cual los chilenos se juzgaron mutuamente du-
y la constitución de 1822 declaró que «todos los chilenos son iguales rante muchas generadones. 106
ante la ley, sin distinción de rango ni privilegio», aunque esto no se
llevó a efocto, debido a que O'Higgins cayó en enero de 1823 y con tenía numerosos esclavos en su plantación de azúcar en Montalván en el Perú; véase
él su constitución. 101 El advenimiento de un régimen liberal volvió F.yzaguirre, O'Higgins, pp. 414-415.
102. Feliú Cruz, La abolición de la esclavitud en Chile, pp. 96-102.
103. Ibid., pp. 142-144.
104. Ibid., p. 160.
99. Ley de 11 de octubre de 1811, en Arch. O'fl., XV, p. 223; Feliú Ctuz, 105. Borde y Góngora, Evolución de la propiedad rural en el Valle del Puangue,
La abolición de la esclavitud en Chile, pp. 51-53. I, p. 76.
100. Ibid., pp. 83-85. 106. Fredrick B. Pike, «Aspects of class relations in Chile, 1850·1960», HAHR,
101. O'Higgins personalmente no ponía en cuestión la existencia de esclavitud: XLIII (1963), pp. 14-33.

12. --·J. LYNCH

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