Justicia Restaurativa y Cultura de Paz
Justicia Restaurativa y Cultura de Paz
// Aportes y reflexiones
sobre el campo restaurativo
y la cultura de paz
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La Fundación Latinoamericana Objetivo 16, en tanto institución que trabaja en la promoción y establecimien-
to de sociedades pacíficas, justas e inclusivas, ha acompañado durante todo este tiempo la realización de
diferentes actividades que se han llevado adelante sobre Justicia Restaurativa. La fundación busca propiciar
la cultura de la paz, del encuentro y el diálogo focalizando en el potencial de las relaciones humanas y de
las instituciones a través del desarrollo de acciones, programas, procedimientos y prácticas restaurativas en
cualquiera de los ámbitos en los que se desenvuelve el ser humano.
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[ Los artículos que conforman la presente publicación, son sólo parte de los inmensos frutos
recogidos y de los que pronto madurarán de los congresos latinoamericanos de Justicia Res-
taurativa organizados por la Defensoría del Pueblo de la provincia de Santa Fe y la Defensoría
General de Lomas de Zamora.
Si bien cuando gestamos la idea de realizarlos teníamos la certeza de que era necesario buscar
expresiones propias latinoamericanas que abarquen las teorías y prácticas que se desarrollan
en este tema (y que seguramente colaboran con los procesos de pacificación, con las culturas
de paz, con los procesos de diálogo, el empoderamiento y reconocimiento de las mujeres, el
dar la palabra a quienes no la tienen o la tienen restringida como los privados de libertad y
los jóvenes en conflicto con la ley), nunca, ni en las mejores proyecciones, pensábamos que
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íbamos a tener tan generosa y copiosa respuesta de tantas personas y tantas instituciones que
nos acompañaron. Existen en nuestra sufrida patria grande tantas y maravillosas experiencias
desde la perspectiva restaurativa en pos de una sociedad más justa, inclusiva y respetuosa de
la dignidad humana.
El 2° Congreso Latinoamericano de Justicia Restaurativa nos encontró aún más hermanados
con nuestros amigos colombianos y se organizó en forma colaborativa entre la Defensoría del
Pueblo de Colombia, el Consejo Superior de la Judicatura de Colombia, la Defensa Pública
de Lomas de Zamora, Buenos Aires, Argentina, y la Defensoría del Pueblo de la provincia de
Santa Fe, Argentina.
Desde nuestro compromiso de vida buscamos sociedades realmente participativas, que dis-
minuyan los niveles de violencia y de injusticias. En el mismo acto de apertura del congreso
reflexionábamos sobre la necesidad de revisar nuestras prácticas como instituciones de de-
rechos humanos. Decíamos que la filosofía, la práctica y la justicia de lo restaurativo, se nos
presentan como una llave para la construcción de una cultura de diálogo y paz.
Las demandas actuales de la sociedad interpelan y desafían a propiciar espacios de conoci-
miento y comprensión que garanticen el efectivo acceso a la justicia de modo interdiscipli-
nario y acorde a las necesidades de las personas. Nos imponen proponer y generar entre to-
dos los actores, nuevas formas de resolver los conflictos que sean verdaderas soluciones que
comprometan y satisfagan a las partes y a la sociedad toda y esto en sí mismo es uno de los
desafíos más importantes que debemos asumir.
Justicia Restaurativa [ Prólogo
Tanto las formas de Justicia Restaurativa ya establecidas, como los nuevos abordajes de con-
flictos desde el enfoque restaurativo de las relaciones humanas, ofrecen a las comunidades la
participación, el empoderamiento y la posibilidad de intentar en forma conjunta recomponer
el tejido social.
texto y más allá de la aceptación a nivel mundial del escaso espacio, acceso y exigua o nula in-
cidencia de las mujeres en la toma de decisiones que condicionan el futuro de las sociedades,
debemos reconocer que son ellas las protagonistas esenciales en la resolución de los conflic-
tos, un poco por su tradicional rol de cuidadoras de la familia, pero también como aguerridas
activistas por los derechos humanos. El desafío consiste en no perpetuar el esquema de género
tradicional, para que todas estas formas de violencia claramente puestas de manifiesto y reco-
nocidas, sean restauradas comunitaria, social y legalmente. Como recalcó Mahatma Gandhi:
“Si por fortaleza entendemos la fuerza bruta, entonces la mujer es menos bruta que el hombre.
Pero si por fortaleza entendemos la fuerza moral, entonces la mujer es inmensamente supe-
rior (…). Si la no violencia es la ley de nuestro ser, el futuro está en manos de las mujeres”.
En esa tarea, conocer los Derechos más fundamentales que poseemos por la calidad de seres
humanos es vital y representa el primer paso para su posterior ejercicio.
somos imperfectos y humanos. Todos hemos cometido errores y perjudicado a otros. Y vol-
veremos a hacerlo.”
La Antigua Sabiduría nos enseñó que debe haber verdad en nuestro pensar, belleza en nues-
tro decir y bondad en nuestro hacer. La práctica de estos ancestrales principios hoy se denomi-
na coherencia, la cual se manifiesta cuando lo que pensamos, decimos y hacemos está guiado
por un hilo conductor que es la búsqueda del bien común.
Creemos que estamos haciendo una apuesta al futuro en un momento difícil, pero no más
difícil que otros que ha vivido la sociedad global y de la que ha podido salir adelante. Por lo
tanto vemos que vamos a tener un cambio cultural con vistas de una sociedad que nos incluya
a todos y donde todos podemos realizarnos en forma personal pero en forma comunitaria
también: lo personal volcado a lo comunitario y lo comunitario para fortalecer los derechos de
cada una de las personas que conviven con nosotros.
La creación de valor es un concepto vital para el bienestar de nuestro mundo. No importa dón-
de estemos ni qué hagamos, como seres humanos tenemos el potencial de crear valor. Crear
valor de cualquier circunstancia. Se trata de lo esencial del corazón humano: la necesidad de
crear. Al crear algo, nos enlazamos y relacionamos con otros. Hay una profunda interrelación
entre el potencial del individuo y el bienestar de todos los seres vivientes. Pero crear esas con-
diciones es un acto individual volcado a lo social donde los estados no pueden estar ausentes.
Deben ser promovidos, y debe ser también desde los organismos internacionales. Cada per-
sona tiene algo singular, mediante lo cual puede contribuir al mundo que compartimos.
Por eso el diálogo es la herramienta fundamental. La sociabilidad no es un hábito creado por
la vida en el hombre, sino un ingrediente de su esencia. “La existencia humana se proyecta
hacia las otras personas” [ 2 ], y la sociedad, que se constituye con ellas, es el medio necesario
para su realización, porque las sustenta como ayuda, como protección, como colaboración y
las facilita gracias a ese inmenso bagaje de creencias, de usos, de costumbres, etc., formado
en el transcurso del tiempo. Pero la proyección hacia las otras personas se hace por medio de
la palabra y el intercambio de ideas. Palabra y diálogo dan la posibilidad de acordar qué socie-
dad estamos formando. Se van destruyendo por la violencia y se vuelven a armar en el diálogo.
[ 2 ] El ser en el mundo (sein) ha dicho Heidegger es “ser con” (mitsein). Sartre destaca la tendencia humana a
aglutinarse en “la existencia espesa del mundo del ser” y para Gabriel Marcel “el otro” es un dato primario cuya
fuente es la libertad.
Justicia Restaurativa [ Prólogo
El ideal es fomentar el poder de una comunidad restaurativa de paz, reducir el odio que hoy
se tiene para aminorar la violencia y crear procesos de sanación, fomentando la participación
responsable en la solución de los conflictos.
[ Construyendo Comunidad ]
Es innegable que las sociedades se han complejizado y el crecimiento inconmensurable del
saber científico–tecnológico y las burocracias estatales, han olvidado su actor principal: el ser
humano. En nombre de su bien–estar, el Estado le ha expropiado hasta sus conflictos.
¿Pero reprimir soluciona los conflictos, los empeora o solamente los deriva en el tiempo? ¿Qué
nos dice que aún subsiste la obligación de respetar el contrato social en esos casos en que el
Estado ha desprotegido a sus ciudadanos?
Si el Estado castiga sin haber participado de la socialización de los habitantes, se convierte en
un Estado represor, arbitrario de su ejercicio y déspota en sus decisiones. ¿Podríamos pregun-
tarnos qué hace entonces que una persona logre modificar la actitud sin necesidad de recurrir
a la represión o al castigo?
En la comunidad son los vínculos personales los que hacen que sus individuos quieran seguir
perteneciendo, cuidarla, preservar su entorno natural y sus costumbres. Es el vínculo de la
lengua franca y sincera el que amalgama la convivencia. Es en definitiva el amor de sus pares
quien le da un pertenecer que guía toda su existencia. A esa vivencia de amor nos referimos
cuando decimos que a la incorporación de la ley (marca simbólica), se accede por medio de
una mirada y una voz ligada amorosamente a otro, que nos constituyen como sujetos.
Solo el diálogo abierto y el intercambio de vida a vida permiten derribar los muros erigidos 9
por cada individuo, expresado en actitudes intolerantes y discriminatorias de muy hondo
arraigo en la vida de las personas.
Tenemos el derecho y la posibilidad de dar amor a nuestros semejantes, a corregir las conduc-
tas por medio del amor, del reconocimiento del otro como un ser de palabra y por ende con
capacidad de deliberación, de transformación y trascendencia.
[ Finalmente ]
En los dos congresos nos propusimos trabajar en el amplio campo de lo restaurativo, desde el
enfoque de derechos humanos, respetando la diversidad y desde la perspectiva de género, a
través de las prácticas que la sustentan, sabemos que es todo un desafío que nos convoca de
manera permanente a la modificación subjetiva interna que debe, inexorablemente, hacerse
externa institucional.
Todas las instituciones de la sociedad en general debemos trabajar en la transformación de
los viejos paradigmas para ver materializados nuevos modos de proceder que impacten de
manera favorable en la vida cotidiana de las y los ciudadanos. Así como, preguntarnos acerca
del rol que asumimos y del protagonismo que tenemos en la tarea de construir una cultura de
paz, encuentro y diálogo.
Justicia Restaurativa [ Prólogo
El ideal es fomentar el poder de una comunidad restaurativa de paz, abandonar el odio que
hoy se tiene, para reducir la violencia y crear procesos de sanación; fomentando la participa-
ción responsable en la solución de los conflictos.
En el firme convencimiento que sectorizar y excluir nos está conduciendo a la destrucción como
raza humana, optamos de manera definitiva por bregar por una sociedad inclusiva, donde el
diálogo y la comprensión de las diferencias nos lleve a poder convivir en forma pacífica.
Que este material que presentamos, fruto de la tarea colectiva y colaborativa, sirva como
aporte y contribución en la edificación de una sociedad restaurativa, más justa, pacífica, soli-
daria, inclusiva y fraterna.
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Apartado 1 //
Filosofía y Epistemología
de las Prácticas Restaurativas
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Justicia Restaurativa [ Díaz Colorado
Resumen Abstract
El resurgimiento de la Justicia Restaurativa durante The resurgence of Restorative Justice during past
los últimos años ha permitido la emergencia de years has allowed the emergency of a profound
un debate profundo sobre sus fundamentos como debate about their basements as an suitable
instrumento idóneo para resolver los conflictos instrument to solve human conflicts. Nevertheless,
humanos. Sin embargo, para muchos este for many people this paradigm is centered to
paradigma se centra en plantear una forma distinta present a different way to make justice, and thus
de hacer justicia y, por ende, su debate académico se its academic debate is realized in the lands of Law
realiza en los dominios del derecho y su diferencia and its difference front the retributive paradigm.
frente al paradigma retributivo. En este ensayo se This essay pretends to show that Restorative
pretende mostrar que la justicia restaurativa no Justice is not an issue exclusive of law, neither of
es un asunto exclusivo del derecho, ni del acto de an act of justice, but it’s an ethical act, democratic,
justicia, sino que es un acto ético, democrático, recognizer of human dignity and the encounter 13
reconocedor de la dignidad humana y del encuentro with the “Other”. From this perspective, restorative
con el “Otro”. Desde esta perspectiva lo restaurativo is a human advance beyond the idea of defining
es un avance humano más allá de la idea de definir what we understand for justice, to focus on potency
qué entendemos por justicia, para centrarnos en la of the values that sustain it.
potencia de los valores que la sustentan.
Key words
Palabras clave / Restorative Justice
\ Justicia Restaurativa / ethics
\ ética / philosophy
\ filosofía / human dignity
\ dignidad humana
Justicia Restaurativa [ Díaz Colorado
[ Introducción ]
Cultura y justicia acontecen al mismo momento.
La justicia está ahí, en el amanecer de la vida humana,
antes incluso de que aparezcan las preocupaciones morales.
S. Freud
Durante los últimos años hemos venido advirtiendo la implementación de programas y me-
canismos restaurativos dentro de los sistemas de administración de justicia como una mane-
ra distinta de responder a los conflictos sociales y en general a los problemas que representa
el delito en la mayoría de los países en todos los continentes de nuestro planeta. La funda-
mentación filosófica y teórica de la postura restaurativa se centra en sostener que más que la
aplicación de castigos crueles, prisión o pena de muerte, lo que se requiere para alcanzar un
orden social y un entorno más seguro es partir de las necesidades de las víctimas enfatizando
en los mecanismos rehabilitadores para los infractores y en la asunción de responsabilidad in-
dividual y social, con el interés de fomentar en la sociedad una forma de abordar los conflictos
menos vengativa, más sanadora y reconstructora del tejido social afectado.
Sin embargo, hemos visto que los fundamentos filosóficos y teóricos que sustentan la perspec-
tiva restaurativa se enfocan sobre una concepción de justicia que parte de devolver a aquellos
quienes originaron el conflicto permitiendo un ejercicio participativo y colectivo más no des-
de una postura impositiva que se deriva de la existencia de la ley como el valor supremo que
se afecta con la realización del delito o la infracción, centrando su postura en la satisfacción
de las necesidades que emergen de la ofensa realizada. Sin embargo, no se ha profundizado
14 de la misma manera en los componentes esenciales que la sustentan y que constituyen el eje
sobre el cual los instrumentos y programas restaurativos se erigen y le dan sentido: diálogo,
memoria, olvido, culpa, vergüenza, reparación y sanación. Estos fundamentos son el centro
del presente ensayo.
[ Fundamentos de lo restaurativo ]
Hablar de los restaurativo implica considerar una postura frente a la naturaleza humana que
parta de concebir al ser humano como un ser capaz de y no un ser necesitado de. Como lo
señala M. Nussbaum (2007), los seres humanos somos capaces de poder vivir con y para los
otros, reconocer y mostrar preocupación por otros seres humanos, ser capaces de imaginar la
situación del otro y ser capaces de propender por la interacción social, componentes sin duda
centrales en el proceso restaurativo, pues lo que se comprende es que sustentados en esas ca-
pacidades los seres humanos podemos resolver conflictos de una manera distinta a la postura
tradicional centrada en la venganza y el sufrimiento. La idea de lo restaurativo implica una
postura enfocada en la reafirmación de la dignidad humana y la consideración de que los seres
humanos vivimos en un mundo en donde cooperar con los demás en términos equitativos es
beneficioso para todos. Somos seres humanos que perseguimos el bien común y que aspira-
mos a una vida en común fundamentados en la dignidad humana como seres éticos, dignidad
plenamente igual e independiente del lugar donde se encuentre ese ser humano; la sociabili-
dad humana, significa en parte una vida en común con otros, organizada de modo que respete
aquella igual dignidad y las múltiples necesidades humanas en el que la dignidad humana no
se vea comprometida por el hambre, la violencia o el trato desigual en el espacio político.
Justicia Restaurativa [ Díaz Colorado
Como lo manifiesta A. Sen (2001), la idea no es definir la justicia sino eliminar las injusticias.
La Justicia Restaurativa no es un paradigma que pretende definir la justicia, su fundamento es
resolver de una manera pacífica, dialogada y consensuada los conflictos humanos, no tiene la
pretensión de establecer unos criterios teóricos o fundamentos epistemológicos que resuel-
van el problema de la justicia como categoría legal o filosófica. Sin embargo, no cabe duda
que lo restaurativo implica plantear la actualidad de los derechos pendientes, que no es otra
cosa que eliminar la injusticia; de allí que se fundamente en restablecer los derechos de los
ofendidos como el eje principal de su accionar. Sin duda que se constituye como lo señala R.
Mate, en una justicia anamnética que tiene en cuenta el pasado que responde a la experiencia
de la injusticia, solo de esta manera se puede construir la justicia.
La injusticia genera sufrimiento y el sufrimiento resume la historia más secreta de cada ser
humano y es la clave de lo que realmente somos nos dice sabiamente H. Cohen (1997). En este
sentido la Justicia Restaurativa tiene un pretensión de universalidad en la medida que esta-
blece que no es un asunto sólo entre dos o más individuos, sino que lo que una persona le haga
a otra o lo que él le exija debe valer en la relación a los otros; es decir, que los demás deben
poder compartir las pautas de comportamiento. Lo anamnético en lo restaurativo implica no
necesariamente en la aceptación por todos de las mismas reglas de juego, sino en el recono-
cimiento del derecho de todos y cada uno de los hombres a la recuperación de lo perdido; es
decir un ejercicio de memoria y no de olvido (Benjamin, 1996).
[ Valores fundamentales ]
El encuentro restaurativo implica la contemplación de valores fuertemente sustentados en
el reconocimiento del otro. Implica honestidad con ese otro al que se ha ofendido, implica
de parte del ofendido ser capaz de expresar su sufrimiento y lo que el hecho le produjo. Lo
restaurativo se centra en la verdad que se expresa a través de la expresión del dolor, la pérdida
y la impotencia generada por el ofensor, así como la razón del ofensor como expresión de la
condición humana que le generó el acto no permitido. Es un encuentro caracterizado por el
reconocimiento de la dignidad de ambos participantes del conflicto, es una reconstrucción 17
humana de poder reconocer la dignidad que constituye a los afectados. Implica no acudir a los
etiquetamientos o rotulaciones descalificadoras que el derecho retributivo fomenta y recrea
en los juicios legales. Si bien la reconciliación demora y requiere tiempo, no cabe duda que la
culpa, la vergüenza y el reproche que genera en el ofensor la vivencia del ofendido se constitu-
yen en los pilares que facilitan el camino hacia ella.
Lo restaurativo no pretende que se haga justicia, se pretende aliviar el sufrimiento, resarcir lo
afectado y reconstruir la relación, es algo más poderoso que ser declarado culpable o inocen-
te, es una acto humano sincero y con contenido de verdad. Verdad que no se ajusta al presu-
puesto jurídico de la verdad material o jurídica, es la verdad de lo sentido, de lo vivenciado,
de lo padecido, de lo acontecido. Es un encuentro emocional y también racional. Como dice
D. Golemán (1996), somos seres emocionales capaces de razonar. Igualmente Pinker (2018),
señala que no somos tabula rasa y que muchos de nuestros comportamientos son expresio-
nes de la estructura biológica que nos caracteriza como humanos emocionales que más que
racionales somos sobretodo irracionales.
[ Conclusiones ]
La justicia Restaurativa es un nuevo movimiento que pretende reconocer que el crimen cau-
sa daños a las personas y comunidades, se insiste en que la justicia debe abogar por reparar
esos daños y que a las partes se les debe permitir participar en ese proceso. Los programas de
Justicia Restaurativa, por consiguiente, habilitan a la víctima, al infractor y a los miembros
Justicia Restaurativa [ Díaz Colorado
afectados de la comunidad, para que estén directamente involucrados en dar una respuesta al
crimen. Ellos llegan a ser el centro del proceso de justicia penal, con profesionales adecuados
de un sistema que apunta a la responsabilidad del infractor, la reparación a la víctima, y la
total participación de ésta, el infractor y la comunidad. El proceso restaurador debe involucrar
a todas las partes, como aspecto fundamental para alcanzar el resultado restaurador de la
reparación y la paz (Diaz Colorado, F., 2013).
Como se ha venido señalando a través de lo acá planteado, la Justicia Restaurativa es un in-
tento más humano, diría que más enfocado hacia la aplicación de uno de los principios más
necesitados por la sociedad actual, como es la consecución material de la dignidad humana.
La justicia se ha perdido en el entramado propio de sus disertaciones y procedimientos, per-
diendo el rumbo y olvidando al ser concreto de carne y hueso, corpóreo y viviente, que reclama
de la justicia el reconocimiento de su dimensión humana por el conflicto acaecido. La no tan
nueva postura, reclama la inclusión y no la exclusión en la racionalidad formal abstracta, de
lo hasta ahora imperante. Reclama el reconocimiento del “Otro” como sujeto de derechos y
pleno participante de las decisiones en las cuales él está siendo perjudicado y no contempla-
do. No debemos olvidar, que la víctima tiene la autoridad que emana de su sufrimiento y sólo
desde ahí, es que debe emerger la justicia, como un acto material y posible, no como un acto
jurídico alejado de su sufrimiento.
Una comunidad que participa del acto material de “hacer justicia” es una comunidad más
próxima en la defensa del derecho a vivir con la posibilidad de desarrollar, procrear y man-
tener la vida con dignidad y sentido de su existencia. Para concluir me permito recordar lo
afirmado por J. Sampedro (2003): “si no queremos fracasar en los intentos por alcanzar la paz,
es necesario recuperar la voz de las víctimas, de aquellos por los cuales nuestros dirigentes no
18 se movilizan, de las viudas, de los huérfanos, de los desplazados, de todos aquellos que son
blanco permanente de los ataques terroristas”.
Como bien lo señala Harari (2019), las capacidades humanas han aumentado a lo largo de
la historia de la humanidad y puesto que la humanidad ha puesto sus esfuerzos para aliviar
los sufrimientos y realizar sus aspiraciones en una constante progresión hacia el progreso
constante. Un signo de este progreso y de las capacidades humanas para aliviar el dolor que
generan los conflictos humanos es sin duda la perspectiva restaurativa, pues nos hace más
dignos y capaces de resolver los problemas humanos de una manera más acertada y menos
vengativa y sancionatoria.
Justicia Restaurativa [ Díaz Colorado
Bibliografía
\ Diaz Colorado, F. (2013). Conflicto, Mediación y Conciliación desde una mirada Retaurativa y Psicojurídica. Bogo-
tá: Ibañez.
\ Dussel Enrique (2001). Hacia una Filosofía Crítica. Palimsesto Derechos Humanos y Desarrollo. Descleé de
Brouwer. Bilbao, España.
\ Lidón, J.M. (2013). Cuadernos Penales ISBN: 978-84-15759-17-1, núm. 9/2013, Bilbao, págs. 13–19.
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Justicia Restaurativa [ Lewis
Resumen Abstract
El sistema penal se ha caracterizado por sus The penal system has been characterized by its rigid
estructuras rígidas, con poca flexibilidad para structures, with little flexibility to contemplate
contemplar las peculiaridades concretas de cada concret peculiarities of each concret conflict. Until a
conflicto concreto. Hasta hace pocos años, la few years ago, the traditional conception the penal
concepción tradicional del sistema penal ofrecía system offered only two alternatives to approach
sólo dos alternativas para abordar un conflicto: la to a conflict: impunity or punishment. Could they
impunidad o el castigo. ¿Podrían tener algún espacio have some space restorative practices in
las prácticas restaurativas en el sistema penal? the penal system?
En este sentido, una reflexión que implique pensar a la justicia como una estrategia para dis-
minuir la violencia de una comunidad no puede menos que estar emparentada con nuestra
disciplina. Puede incluso, ayudarnos a re–encarrilar nuestro quehacer.
Dicho esto, pasemos a la segunda propuesta: ¿podrían tener algún espacio las prácticas res-
taurativas en el sistema penal?
Tradicionalmente, con institutos como “el principio de oficiosidad”, “el carácter indisponible
de la acción penal”, “la expropiación del conflicto a la víctima”, etc., el proceso penal en parti-
cular, y el sistema penal en general, no ofrecían espacios para pensar alternativas de reacción
construidas con criterios restaurativos. La víctima era un testigo (que declaraba sobre lo que
el juez quería, sí el juez quería y cuando el juez quería) y la comunidad era una entelequia
que podía pensarse como un monstruo que requería sangre para saciarse, o un monstruo que
22 requería ser “intimidado” mediante la aplicación de una pena al infractor… quizás el problema
sea pensar a la sociedad como un monstruo. A lo mejor es algo distinto.
Desde principios de este siglo, especialmente desde el Derecho Procesal Penal, se puso en
crisis el carácter inevitable de la reacción punitiva con variados argumentos. La consecuen-
cia fue que, en el acelerado ritmo de reformas a que asistimos en nuestra región, se dio a luz
una nueva concepción del proceso donde se fomentaban múltiples abordajes del conflicto,
con el objetivo de dejar al juicio propiamente dicho como último recurso. Los procesalistas
describen esto como “sistema multipuertas” pues son varias las salidas que se propician para
evitar la realización del juicio y solucionar el conflicto de manera real y efectiva (con el conven-
cimiento que ello lleva implícito, de la poca efectividad del juicio y la pena para estos fines).
De más está decir que esta feliz novedad teórica todavía está en disputa con criterios de trabajo
poco flexibles, y poco acostumbrados a abordar los problemas sociales con una mirada no puni-
tiva sino constructiva. Está claro que no se encuentra aún arraigada en los operadores judiciales
la idea de extremar los esfuerzos para evitar la circulación de violencia con forma de pena.
Cuesta aún entender que la reacción punitiva no soluciona nada e implica una exteriorización
de violencia (aún cuando sea legitimada por las normas). Por ello, todavía son raras las veces
en que hemos podido asistir a soluciones novedosas de los conflictos en el ámbito penal.
Pues bien, resulta evidente que si las cosas se pueden solucionar por fuera de las instituciones
de manera pacífica, ello resulta más conveniente desde un punto de vista económico y prácti-
co. Para qué desperdiciar recursos (pues un juicio demanda muchos) si se puede desactivar un
problema de manera efectiva con mucho menos esfuerzo.
Justicia Restaurativa [ Lewis
Quiero destacar que no siempre la efectiva solución del conflicto fue el norte que inspiró las
salidas alternativas al juicio, sino que, en no poca medida, éstas estaban motorizadas por cri-
terios económicos en la gestión de la administración de justicia. Como sea, la posibilidad de
evitar el juicio y la pena, pusieron en crisis las tesis retributivas y preventivas de la pena que
exigían una respuesta punitiva uniforme e inevitable. La superación del conflicto pasó a ser un
objetivo a contemplar y con ello rápidamente se derrumbaron muchos dogmas.
Ya vimos que el Estado puede acudir a estas estrategias restaurativas que se presentan como
más idóneas frente a un mecanismo acostumbrado a evaluaciones rígidas del conflicto y res-
puestas binarias, pero ahora daremos un paso más y propongo una observación final. No se
trata de una mera posibilidad sino que el Estado debe propiciar las respuestas restaurativas
frente a conflictos definidos como delitos antes que sumergirlos en el sistema penal. No se
trata de una mera posibilidad sino de un deber.
Para ello, me voy a ocupar de un principio muy reiterado y poco profundizado: el Derecho Penal
Mínimo; o el de la pena como última ratio.
Derecho Penal Mínimo es una expresión que tiene una larguísima presencia en la tradición
del Derecho Penal liberal contemporáneo. Sin perjuicio de algunas referencias y presencias
en documentos más antiguos, se encuentra ya en uno de los instrumentos fundacionales del
Derecho Penal liberal que es la obra de Beccaria (de los delitos y las penas). Sin embargo, a
fuerza de su continua utilización, ha terminado por convertirse en una expresión de muy poco
contenido concreto.
Palabras más, palabras menos, con la expresión Derecho Penal Mínimo se pretende aludir a
las distintas propuestas que denotan una vocación restrictiva del sistema penal pero sin que
exista una coincidencia absoluta en cuanto al alcance exacto de las mismas. 23
Estas diferencias se explican, para empezar, en las distintas posiciones que tienen los auto-
res en relación a las características del Derecho Penal, los objetivos del Estado, la función del
castigo en una sociedad, etc. Esta idea de la inconveniencia de la pena en la generalidad de
los casos, o el carácter extremo de las soluciones penales, recorre la obra de la gran mayoría
de los juristas, aunque, cada vez más, empiezan a aparecer obras que, o bien justifican una
expansión de las soluciones penales (teorizando la posibilidad de ampliar los supuestos en
que se podría aplicar pena), o al menos, sientan una posición pretendidamente descriptiva
al momento de operar en el sistema penal desplazando toda actitud crítica en relación a los
recursos y efectos propios del sistema penal.
En lo último que apunté, aparece otra característica del Derecho Penal Mínimo. No cabe acu-
dir a esta expresión si no se tiene una actitud crítica. En otros términos, una actitud valorativa
(más bien, desvalorativa) frente a un uso irreflexivo de la pena. Aquellos que pretendan que
la pena es “un recurso más” para solucionar conflictos, o quienes entiendan que la tarea del
operador penal es meramente técnica y no tiene la aludida cortapisa ética, no van a percibir a
la idea de Derecho Penal Mínimo como un principio con eficacia regulativa.
Hay una cuestión que tiene que ver con la fundamentación de este principio: La norma es una
indicación de carácter general que pretende regular un caso concreto. En el caso del Derecho,
nos ocupamos de “conflictos”, y en especial, en el DP, nos ocupamos de aquellos conflictos más
extremos que puedan imaginarse en nuestra sociedad. Es decir, se pretende que la norma di-
señe la solución de un conflicto de manera anticipada, genérica, uniforme.
Justicia Restaurativa [ Lewis
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Justicia Restaurativa [ Oliveira Passos
Resumen Abstract
Se puede percibir la Justicia Restaurativa It can be perceived that Restorative Justice
de diferentes maneras dependiendo de los comes from different ways depending on the
entendimientos, percepciones, puntos de vista understandings, perceptions, points of view and
y experiencias con respecto a la aplicabilidad. La experiences in relations to applicability. The way
forma en que las personas conciben y se apropian people concibe and appropriate Restorative Justice
de la Justicia Restaurativa son múltiples. En las are multiples. In the conceptual bases of the
bases conceptuales de las Epistemologías del Sur, Southern Epistemologies, Actor–Network Theory,
Teoría Actor–red, Terapia de Espacios Blancos y White Spaces and Circular Process Therapy
Procesos Circulares se reflexiona sobre el uso de los it reflects about the use of restorative circles.
círculos restaurativos.
Key words
Palabras clave / restorative justice 25
\ justicia restaurativa / epistemology
\ epistemologías / methodology
\ metodología / legal pluralism
\ pluralismo jurídico / restorative circles
\ círculos restaurativos
Justicia Restaurativa [ Oliveira Passos
[ Introducción ]
No existe una ley que regule la Justicia Restaurativa en Brasil. La Resolución N° 225, de 31 de
mayo de 2016, emitida por el Consejo Nacional de Justicia (CNJ), se convirtió en una referencia
sobre el tema.
El artículo 1 de la resolución establece que la Justicia Restaurativa “se constituye como un conjun-
to ordenado y sistémico de principios, métodos, técnicas y actividades propias, cuyo objetivo es crear con-
ciencia sobre los factores relacionales, institucionales y sociales que motivan el conflicto y la violencia, y a
través de qué conflictos que generan daños, concretos o abstractos, se resuelven de manera estructurada
(...)” con la participación del delincuente, la víctima y, cuando corresponda, la comunidad, a
través de prácticas restaurativas coordinadas por facilitadores, centrándose en responsabili-
dad del autor del acto nocivo y la satisfacción de las necesidades de todos los involucrados.
La amplitud de la definición normativa presentada en el artículo 1, comporta los movimien-
tos de la Justicia Restaurativa a través del tiempo. Este modelo de justicia es como la vida, es
dinámica, palpitante y su definición experimenta transformaciones con el pasar del tiempo.
Su concepto y definición no pueden ser estáticos. Uno puede percibir la Justicia Restaurativa
de diferentes maneras dependiendo de los entendimientos, percepciones, puntos de vista y
experiencias con respecto a la aplicabilidad. La forma en que las personas conciben y se apro-
pian de la Justicia Restaurativa son múltiples.
miento complejo, consonante con Edgar Morin [ 1 ]—. Según Humberto Mariotti, no hay ac-
ción sin efectos secundarios. Tampoco hay fenómenos de causa única o efectos aislados. Las
soluciones obvias a menudo hacen más daño que bien. [ 2 ]
La cuarta ola es la conciencia profunda. Fuimos invitados a darnos cuenta de nuestras debi-
lidades, nuestra interdependencia y nuestra conectividad. Nos quedamos perplejos delante
de la volatilidad, las incertezas, la complejidad y ambigüedad que nos rodea. No hay certezas
ni garantías.
[ Metodología y Epistemología ]
Nuestra vulnerabilidad estuvo expuesta en esta pandemia. El virus, como muchos lo dicen,
no respeta la nacionalidad, las fronteras, las religiones, las clases sociales, las ideologías, las
creencias, los valores y nos impuso repensarnos como seres humanos, repensar nuestras re-
laciones y, especialmente nuestras elecciones en la vida, nuestro propósito de vida y lo que
deseamos dejar como un legado para la humanidad. ¿Cuál es nuestra contribución al mundo?
¿Qué hacemos y cómo vivimos?
El apoyo metodológico para las ideas y reflexiones expuestas encuentran bases conceptuales
en las Epistemologías del Sur, Teoría Actor–red, Terapia de Espacios Blancos [ 3 ] y Procesos
Circulares [ 4 ].
Para pensar en el uso de los círculos en nuestra cultura, un buen punto de partida pueden ser
las reflexiones sobre las epistemologías del sur, estas reflexiones, basadas en la arquitectura
del pensamiento crítico de Boaventura de Souza Santos sobre el pensamiento abismal, ayu-
dan a comprender cómo las prácticas nativas han sido eliminadas de nuestros sistemas. 27
Para el autor, existe una línea que divide el mundo en dos lados, caracterizada por la imposi-
bilidad de su convivencia, por la jerarquía y por la ausencia de diálogo entre el Norte y el Sur
Global. Como resistencia a este pensamiento abismal, Boaventura de Souza Santos desarrolla
las Epistemologías del Sur y propone un pensamiento post–abismal, activando la Sociología
de las Ausencias y la Sociología de las Emergencias.
Abismal es el pensamiento que promueve una ruptura, que crea líneas divisorias que hacen
desaparecer el otro lado de la línea; evitar cualquier presencia conjunta en ambos lados de
la línea; generan una ausencia de diálogo Norte–Sur y una relación jerárquica donde no hay
horizontalidad. El abismo es, por lo tanto, un pensamiento que descalifica y deslegitima todo
lo que no es central y hegemónico; todo lo que es distinto del norte global; todo lo que emana
del sur global. [ 5 ]
El desarrollo de las epistemologías del sur se basa en tres premisas: la primera es que la com-
prensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo, lo que
nos lleva a considerar que la transformación del mundo puede, y es probable que sea, produ-
cir métodos, hasta ahora impensables en Occidente. El segundo es que la diversidad del mun-
do es infinita, al igual que las diferentes formas de pensar, sentir, “sentir pensar, pensar sentir”,
actuar, establecer relaciones entre seres humanos y no humanos son infinitas. Esta inmensa
diversidad termina siendo desperdiciada frente al conocimiento hegemónico que hace que
todo lo demás sea invisible. Finalmente, la tercera premisa es que la inmensa diversidad antes
mencionada, “puede y debe ser activada, así como transformada teórica y prácticamente de
muchas maneras plurales, no puede ser monopolizada por una teoría general”. [ 6 ]
Las epistemologías del Sur tienen como conceptos centrales la sociología de las ausencias, la
sociología de las emergencias, la ecología de los conocimientos y la traducción intercultural
dentro de una propuesta para recuperar el conocimiento y las prácticas de grupos que, debido
al capitalismo y al colonialismo, se mantuvieron en todo momento. A los conceptos de ecolo-
gías de conocimiento y reconocimientos se agrega la ecología de la justicia acuñada por Sara
Araújo (2012), bajo la inspiración de las ecologías del conocimiento.
Pensar en intervenciones basadas en una práctica originaria del Sur (en este caso, los pueblos
indígenas). Es un reconocimiento de la pluralidad jurídica y las diferentes formas de acceso a
la justicia, una ruptura epistemológica del monocultivo del conocimiento, el derecho y la jus-
ticia. Significa romper con la lógica de los “diálogos” Norte–Sur, hacia una lógica post-abismal
que impone la coexistencia de lo hegemónico y de otros conocimientos existentes que han
28
sido invisibilizados durante muchos años. Significa, también, identificar prácticas sociales,
reconocerlas y traducirlas.
Pensar en Conferencias Familiares (Family Group Conference) y Procesos Circulares (Circle
Processes) como Epistemologías del Sur también es pensar en ellos como un nuevo pensa-
miento ¿alternativo de alternativas?, es crear espacios para que los Círculos emerjan como
otras prácticas y conocimientos válidos en el contexto hegemónico. Esto presupone recono-
cer como herramientas los procedimientos sociológicos propuestos por Boaventura de Souza
Santos: la sociología de las ausencias, la sociología de las emergencias, la ecología del conoci-
miento y la traducción.
La sociología de las ausencias busca superar totalidades de exclusión homogéneas. Su obje-
tivo es ampliar el dominio de las experiencias ya disponibles. Tiene como objetivo ampliar el
dominio de las posibles experiencias sociales y considera que la falta (ausencia) es un desper-
dicio de experiencias presentes en el mundo. La traducción hace posible identificar preocupa-
ciones comunes, enfoques complementarios y contradicciones insuperables.
[ 5 ] Santos Boaventura de Souza. Para além do pensamento abissal. Novos estud. – CEBRAP no. 79 São Paulo Nov.
2007 [versão eletrônica].
[ 6 ] Santos, Boaventura Souza. Ciclo de Aulas inaugurais. 21 de março de 2014 – Seminário Avançado, Facul-
dade de Economia da Universidade de Coimbra, 21 de Março de 2014.
Justicia Restaurativa [ Oliveira Passos
[ Procesos circulares ]
La prudencia nos invita a pensar cómo el uso de una práctica social por parte de personas cuya
visión del mundo es tan diferente puede ser considerado, apropiado e incorporado en las ac-
tividades diarias. En esta perspectiva, selecciono un conjunto de metodologías que admiten
el uso de procesos circulares.
La primera es la Teoría Actor–red (Actor–Network Theory) que propone la deconstrucción de
fragmentaciones y oposiciones. Es el primer punto que subyace a la torsión de los procesos
circulares por inspiración de TAR. Aprendimos de Latour que en TAR los humanos y los no hu-
manos se conectan sin distinción previa en las agencias que conforman las redes. Los objetos
son tratados en su multiplicidad y tienen una importancia simétrica en relación con los huma-
nos. Es a partir de la articulación entre humanos y no humanos en el contexto de los procesos
circulares que la idea de los círculos se refiere a la teoría de la red de actores, especialmente
al pensamiento de Bruno Latour y sus contribuciones a la comprensión de la dinámica de los
círculos desde el enfoque de TAR.
El Círculo tiene elementos estructurales, también conocidos como elementos esenciales: las
ceremonias de apertura y clausura; palo de hablar; el facilitador o tutor; pautas elaboradas
conjuntamente y el proceso de toma de decisiones basado en criterios de consenso, que es
distinto de la decisión mayoritaria. Son elementos humanos y no humanos en la agencia, ar-
ticulando, actuando. La idea es la de una articulación humana y no humana en las relaciones
que producen efectos, una delegación moral a los objetos que hace circular el discurso, gene-
rando una oportunidad similar para que cada uno se ubique. La delegación en Latour “implica
hacer que los artefactos pasen a la acción, a los actores”, y que este pasaje “no es una simple
continuidad o extensión de la acción humana, sino una transformación”.
29
El uso de un objeto que circula en medio de los participantes actúa en este contexto como un
dispositivo que hace circular el discurso y ayuda al proceso de creación de todos, un espacio
compartido por el colectivo instituido.
La Teoría Actor-Red nos permite referirnos a las asociaciones colectivas (humano–no huma-
no) y a lo que tenemos que hacer. Representa el apoyo a la conducta en el Círculo por parte de
un no humano (objeto que circula) que tiene la posibilidad de hablar sin interrupción y escu-
char al otro, sin interrupción y de forma secuenciada. No hay un solo especialista. El Círculo es
un lugar de conocimiento y sabiduría compartidos.
El Espacio en Blanco abre el camino para que los participantes identifiquen los temas que son
importantes para ellos y lo que realmente quieren salir del círculo, complementando las per-
cepciones del par de facilitadores (el facilitador, si actúa solo). También abre el camino para la
articulación de preguntas interesantes y respuestas útiles.
Por lo tanto, si hay algunas pautas diseñadas como preguntas desencadenantes, pero debe
entenderse, desde esta perspectiva, que no se pretende colocar el Círculo “dentro de las pregun-
tas”, sino todo lo contrario, en una construcción junto con otras.
La valiosa contribución que brinda el espacio en blanco es precisamente abrir caminos para
reconocer lo que es realmente importante para las personas, lo que quieren y cuántas perso-
nas quieren obtener del Círculo.
Justicia Restaurativa [ Oliveira Passos
Bibliografía
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Kied, Helena Maria; Coelho, João Paulo Borges; Souto, Amélia Neves de; Araújo, Sara (org). A Dinâmica do
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João Del Rey, v. 6, n. 2, agosto/dezembro 2011.
\ Mariotti, Humberto. As Paixões do Ego – Complexidade, Política e Solidariedade: Palas Athena, São Paulo, 2000.
\ Morin, Edgar. Introdução ao pensamento complexo; tradução do francês Eliane Lisboa. Porto Alegre: Sulina,
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33002007000300004
\ Santos, Boaventura Souza. Ciclo de Aulas inaugurais. 21 de março de 2014 – Seminário Avançado, Facul-
dade de Economia da Universidade de Coimbra, 21 de Março de 2014. See more at: http://alice.ces.uc.pt/en/
index.php/transformative-constitutionalism/boaventura-de-sousa-santos-what-are-south-south-dialo-
gues-and-what-are-they-worth/#sthash.mf82lyoD.dpuf. Visão crítica sobre a justiça restaurativa.
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\\
Justicia Restaurativa [ Paillet
Consultora permanente del P.N.U.D. (Programa Naciones Unidas para el Desarrollo). Pcia. Santa Fe,
Argentina. Abogada. Mediadora especialista en Mediación Educativa, Comunitaria, Medioambiental
y Facilitación de Construcción de Consensos.
Resumen Abstract
El conflicto es una oportunidad de cambio. Lo Conflict is an opportunity for change. The
restaurativo tiene ese poder, reconocer lo que restorative has that power, to recognize what
hemos hecho mal, lo que no estamos trabajando we have done wrong, what we are not working
para lograr una cultura de paz. La construcción on to achieve a culture of peace. Construction is
es productiva, y es un modelo de restauración y productive, and it is a model of restoration and
recuperación, de perdón y de transformación. recovery, of forgiveness and transformation. Speak
Hablar en forma no adversarial hasta entendernos, in a non–adversarial way until we understand each
para lograr que la sanación de vínculos, se instale en other, to ensure that healing of bonds is installed 31
las distintas actividades de la cultura humana. in different activities of human culture.
[ La dignidad de la persona humana está más allá de los errores y horrores que una persona
pueda haber cometido. Esto nos lleva a afirmar que todo lo que excluye, discrimina, estigma-
tiza, es un acto contrario a la Humanidad.
La Justicia Restaurativa es un modelo actual que se proyecta exitoso hacia el futuro. Reconoce
el derecho de todos y cada uno de los directa o indirectamente involucrados, a gestionar la
reparación, la restauración de todo lo que haya sido herido. Busca atender necesidades de
todas las partes involucradas en una situación de infracción a la ley: donde todas las personas
involucradas en el evento conflictivo: Infractor, comunidad de apoyo del infractor, Víctima, co-
munidad de apoyo a la Víctima, la Comunidad, contribuyen y construyen un sistema donde
escuchan y son escuchados.
Se construye una narrativa de lo sucedido, donde todos quedan legitimados o con oportuni-
dad de ser legitimados. Esta condición, de dejarlos a todos con su dignidad como seres hu-
manos preservada, reconocidos por el resto, sin exclusión alguna, es el primer paso a la sana-
ción de lo ocurrido. En esta construcción no se impugna a las personas sino que se impugnan
conductas o actitudes cumpliendo uno de los principios de la Negociación Colaborativa de la
Escuela de Derecho de Harvard: separe la persona del problema.
Es un modelo sistémico de abordaje que aplica dentro de la teoría de la Comunicación Huma-
na, y dentro de ella la Teoría de la Narrativa, de Sara Cobb, de la Universidad de Mason, USA.
Reparados, restaurados los daños materiales e inmateriales, cumplidos los efectos legales de
la sentencia, se abre una puerta hacia un futuro donde haya espacio para todos, sin exclusio-
nes, sin estigmatizaciones, sin que ninguno de los integrantes del sistema sienta que no se lo
escuchó, que no se atendieron sus necesidades, todos proyectando un futuro donde puedan
32 decir “aquí cabemos todos”. Este sueño que muchos soñamos, tiene antecedentes en culturas
no violentas donde cuando una persona comete una violación a la ley de la comunidad, no se
la pena sino que se le hace ver el error, la desviación perjudicial para la comunidad, para la fa-
milia, para los afectados, y se procura la inmediata reparación y la responsabilización del ofen-
sor, de manera que la comunidad entera se involucra en la sanación de la situación completa.
Comunidades originarias de Nueva Zelanda y de algunas partes de África que siguen la filoso-
fía del Ubuntu, se rigen por estos principios restaurativos de manera tal, que frente al hecho
de que alguien en la comunidad se convierte en un ofensor, toda la comunidad se moviliza
para restaurar todo lo que haya sido ofendido o roto o herido en el sistema. Personalmente
creo que esta filosofía y el ejemplo testimonial de Nelson Mandela y de Desmond Tutu, fue lo
que permitió ese gran acto de Sanación Colectiva que se auspició por la Comisión de la Verdad
en la Reconciliación en Sudáfrica.
Nosotros, como civilización, elegimos el camino de la culpa y de la pena. Elegimos el castigo
como modo de buscar la transformación del ser que ha ofendido. Siguiendo esta lógica, todo lo
que no es perfecto debe ser destruido, perseguido, condenado, por ser una encarnación del mal.
Hoy desde muchos órdenes de la actividad humana se está revisando este modelo, porque
lleva cientos de años aplicándose y no ha podido demostrar resultados de transformación y
reincorporación a la comunidad de los ofensores. Ni siquiera de los llamados ofensores prima-
rios. En el ansia de perfeccionar a los imperfectos, a los malos, se ha llegado a excesos atroces
como la Inquisición.
El conflicto es un emergente dentro de las relaciones humanas, un sub–sistema, cuando no
podemos abordar correctamente el conflicto, no puede el derecho penal abordar el conflicto,
Justicia Restaurativa [ Paillet
porque el derecho penal y muchos de los aspectos del derecho, todavía no se han dado cuenta
de que el derecho regula conducta humana, vida humana y relación humana. Y aunque se re-
pite mil veces, no se llega a la conclusión certera e inmediata de lo que eso implica. La vida de
los humanos es relación, somos seres en relación que hasta para nuestra propia reproducción
y perpetuación de la especie, debemos relacionarnos. En que consiste en una relación donde
el conflicto pueda ser abordado de manera tal que no genere violencia.
Hoy todo esto se sabe, la ciencia de la conducta, ha dicho que una relación es saludable cuan-
do tiene un nivel de confianza, y que la confianza la construimos a través de la comunicación
y el reconocimiento. Mientras un ser humano sea capaz de no reconocer a otro ser humano,
como su legítimo otro, va a ser muy difícil que podamos superar la violencia que emerge del
conflicto no transformado ni resuelto.
Entonces desde donde nosotros creemos que lo restaurativo es poderoso, justamente desde
esa comprensión de que hay que restaurar no solo el daño material, sino la relación misma
dentro de la cual el conflicto, la infracción o el delito se produjo. Y desde ese lugar, lo más
importante es la educación, porque tenemos que aprender a mirarnos de otra manera y a tra-
tarnos de otra manera, para lo cual tenemos que desaprender los modos violentos, en donde
con ellos tratamos de modificar conductas.
Cuando nosotros creemos que educar, es obtener conductas por la fuerza, empezamos a gene-
rar la primera matriz de violencia entre nosotros. Educar es enseñar amorosamente los mejores
modos de actuar, porque me sirven a mí, le sirven a los que me rodean y le sirven a la comuni-
dad entera. Y entonces cuando yo educo a alguien sabiendo que su vida tiene que ser el mayor
bien del mayor número, yo empiezo realmente a trabajar en la prevención y en lo restaurativo.
Restaurar la comunidad es reconocernos como seres humanos, y en esto nosotros no hemos 33
trabajado desde el abordaje constructivo del conflicto, el abordaje positivo del conflicto, en
donde hay una pléyade de autores que nos han enseñado cosas que son valiosísimas, y a las
cuales no les estamos prestando atención.
El éxito incipiente de la Justicia Penal Juvenil aplicando modelos restaurativos es una esperan-
za de cambio y transformación dando pasos, o si ustedes lo prefieren, pasitos, hacia la Cultura
de Paz. La práctica de la Justicia Penal Restaurativa se va desarrollando en el mundo y es sin
duda una propuesta nueva y diferente de lo que se realiza en el Derecho Penal tradicional.
En Latinoamérica tenemos la urgencia de restaurar, de generar un Movimiento desde el Cam-
po Restaurativo para restaurar en primer lugar el entramado social, que en la mayoría de nues-
tros países se encuentra alterado y destejido. El entramado social se restaura cuando podemos
reconocernos en nuestra dignidad de persona humana y reconocer a los otros, no importa cuál
sea su apariencia exterior, como legítimos humanos, como nosotros y respetarnos por igual.
Este es el principio humanista subyacente detrás de todo el desarrollo no solo de la Justicia
Restaurativa sino del Ámbito Restaurativo en lo laboral, en lo empresarial, en lo escolar, en
lo educativo, en lo comunitario, en lo ambiental. Este ámbito restaurativo, con esta filosofía
humanista y profundamente social que lo fundamenta está ganando seguidores y son cientos
los dispositivos que se utilizan que tienen como base el respeto a la persona humana, su ca-
pacidad de transformación y redención y la habilidad natural del ser humano para construir
convivencia pacífica y de elegir el amor y no el odio.
La violencia directa aplicada desde los sectores públicos como desde los sectores privados, hace
que esté en peligro la integridad de nuestras sociedades y la dignidad humana en sí misma.
Justicia Restaurativa [ Paillet
Hemos aprendido y aplicado y seguimos aplicando todas las formas de violencia directa que
podamos imaginar. Sostenida y provocada por la violencia estructural —injusticia social— y la
violencia cultural al decir de Galtung, Johan (noruego, Premio Nobel Alternativo de la Paz de
1987), quien sin embargo nos advierte: “Es necesario rechazar el malentendido popular que
asegura que la violencia es propia de la naturaleza humana. Los humanos tenemos el potencial
para la violencia como para el amor, ambos son potencialmente posibles para nosotros.” Dice
que la violencia directa es la consecuencia de la violencia cultural y estructural, pero nosotros
seguimos castigando, reprimiendo y puniendo la violencia directa. La pregunta que debemos
hacernos es: ¿qué estamos haciendo para disipar la violencia cultural y la violencia estructural?
Nosotros elegimos. Si fuéramos naturalmente violentos iríamos a la guerra a matar y cuando
esta terminara, volveríamos a nuestros hogares, como si nada hubiera pasado, a continuar.
Sin embargo, el nivel de enfermedad mental y suicidios en los veteranos de guerra muestra
con claridad que no es sino con graves estigmas que pasamos por la espantosa experiencia de
la guerra. Que nuestro amigo Galtung llama “catástrofe” provocada por el humano.
Si es de verdad nuestra voluntad, la voluntad de la humanidad como un todo, darle fin a la
violencia y su corolario natural, la guerra, es necesario que creemos infraestructuras físicas
para la paz, que generemos experticia en habilidades de diálogo, de construcción colectiva,
de escucha activa, de empatía, de modelos de construcción colectiva, de dispositivos pedagó-
gicos donde practicar la circulación de la palabra, el respeto por el que expresa divergencias,
en fin habilidades que permitan el desarrollo de una cultura de paz .
Beatriz Greco, autora argentina, afirma que la peor y esencial violencia contra un ser humano
es que no sea recibido cuando llega, y lo aplica a todos los órdenes, “el que está debe recibir al
que llega”, sino cometemos una violencia fundamental. Entonces restaurar, es a todos aque-
34
llos que han sido violentados, vulnerados, y sometidos por los otros humanos a aprender el
perdón, no se trata del perdón divino, sino del perdón que todo ser humano le debe al otro
por su propia imperfección.
Qué atrevimiento es no perdonar, cuando uno mismo no puede jurar que no sigue dañando, y
desde que soberbia hay que colocarse. Restaurar es volver a creer en nosotros, porque cuando
nos tratamos bien, cuando vivimos sin violencia, cuando nos escuchamos, cuando construi-
mos juntos, cuando transformamos los conflictos, cuando decimos todos juntos podemos,
nosotros estamos entrando en la fiesta de la vida, que es la reglamentación entre las perso-
nas, la humana relación entre las personas basadas fundamentalmente en la confianza.
Por eso celebro la presencia de Gamip Internacional y de su capítulo Latinoamericano, hoy en-
tre nosotros, que trabaja en el mundo en tal sentido, buscando crear ministerios, secretarías,
oficinas, unidades con el fin de promover la cultura de paz en los gobiernos estatales y en las
jurisdicciones internas de los estados, que, con la misma fuerza con la que tenemos ministe-
rios de Guerra, secretarías de Defensa, fuerzas militares y toda la infraestructura necesaria
para vivir en una cultura de guerra y destrucción, seamos capaces de generar ministerios, se-
cretarías y unidades de paz en los gobiernos del mundo.
No solo debemos construir espacios o infraestructuras donde la cultura de paz sea posible,
sino que debemos intensificar las buenas prácticas, aún insuficientes, que promueven la edu-
cación y la adquisición de habilidades que permitan vínculos no violentos entre los seres hu-
manos, en la familia, en la escuela, en los lugares de trabajo espacio donde vincularnos desde
la palabra, la colaboración, la buena voluntad y la cooperación colectiva.
Justicia Restaurativa [ Paillet
Ken Wilber en su brillante análisis de los paradigmas y su vigencia sostiene que “todo punto
de vista depende de ciertos supuestos referentes a la naturaleza de la realidad”. Si reconoce-
mos esto, los supuestos funcionan como hipótesis, que nos permiten avanzar, pero si esto se
olvida, los supuestos funcionan como creencias. Cuando defendemos creencias con las que
nos identificamos es muy difícil dejarlas de lado aunque ya no funcionen más.
En estos tiempos de desafíos constantes que nos interpelan en todo lo que tenemos como
cierto y estable es importante no solo desarrollar la habilidad de aprender sino y tal vez más
importante, la habilidad de desaprender todo aquello que hasta ayer nos sirvió y hoy debe-
mos dejar de lado porque ya no responde a las necesidades de los tiempos.
Por último, destacar que para comprender la realidad, hacemos recortes de ella ya que nuestra
mente tiene dificultades para la visión total, la visión holística. No hacemos recortes entonces
porque la realidad deba ser recortada sino porque nuestra capacidad de focalizar y aprender
necesita recortar.
En el ámbito de lo restaurativo es importante saber dónde estamos haciendo el recorte, por-
que corremos el riesgo de dejar afuera de nuestro enfoque, elementos altamente significati-
vos. Lo que queda fuera de recorte no se ve, no se analiza, ni se considera su incidencia en lo
que estamos observando.
Hasta hace poco tiempo circunscribimos lo restaurativo a las personas incluidas en el Derecho
Penal, en consecuencia todo lo que no era penal o no había aún llegado a serlo, quedaba excluido.
Las herramientas restaurativas son usadas con mucho éxito en la educación de jóvenes y niños
y son cientos las modalidades que se han desarrollado donde restaurar confianzas, restaurar
vínculos, restaurar amistades y autoestima. Hacen a la esencia misma del acto educativo que
36 es formar y dar habilidades al ciudadano para desempeñarse como persona sujeto de derecho
y de obligaciones que se inserta como útil en la comunidad donde reside. Otro gigantesco ám-
bito para lo restaurativo es lo comunitario y la Sanación que se está operando en Brasil, en las
favelas, gracias a la acción integrativa y sistémica del Movimiento desarrollado por Adalberto
Barreto Terapida Comunitaria, que parte de Círculos de vecinos donde todos están habilitados
e incluidos, y todos los problemas pueden ser considerados. La formación de agentes comuni-
tarios dentro de las comunidades vulneradas ha permitido restauraciones extraordinarias en
villas y barrios con altos niveles de violencia.
Lo restaurativo se enseña. En las escuelas nosotros creamos un programa desde el Ministerio
de Educación de la Provincia de Santa Fe, llamado “Ruedas de convivencia”, que logró bajar el
nivel de conflictividad en las escuelas secundarias de la provincia en un 60% ; y lo pudo lograr
introduciendo “el sistema de ruedas”, que es una institución de carácter horizontal para la cir-
culación de la palabra y la expresión de los descontentos, y el primer principio allí es: restau-
ramos la relación, porque cuando la relación es de carácter permanente, si no es restaurada,
tenemos un problema, en cualquier organización. Desde la más sencilla y central de la raza
humana, que se llama familia, pasando por la escuela, las organizaciones tanto públicas como
estatales. Lo restaurativo suma, por eso trabajamos desde las organizaciones, a través de la
enseñanza y de la educación, formar en cómo resolver, transformar y superar un conflicto.
El conflicto es una oportunidad, porque cuando un conflicto se repite quiere decir que hay
algo que cambiar y cuando nos planteamos el cambio, jamás lo planteamos desde el avasa-
llamiento de la voluntad del otro, ni siquiera para pedirle silencio. Cuando nos planteamos un
cambio de conducta en el otro, sabemos que hay solo dos caminos: uno exigir el cambio, por
Justicia Restaurativa [ Paillet
lo tanto utilizar la violencia aunque sea el monopolio de la violencia el elegido por el Estado u
otorgado por nuestra sociedad de estados, no deja de ser un acto de violencia, y cuando noso-
tros obtenemos una conducta por violencia, tenemos que saber muy bien que se va a cumplir,
sólo si somos capaces de vigilar y de castigar. Porque cuando no miremos, o no castiguemos, la
conducta no se va a mantener. Cuando nosotros logramos un cambio de la conducta por per-
suasión, por educación, por consenso, por transformación, por cambio del estado de la mente,
entonces el cambio es permanente.
Lo restaurativo tiene este poder, darnos cuenta de las cosas que hemos hecho mal, las cosas
que no estamos trabajando para lograr una cultura de paz, varias veces se habló de la necesi-
dad de la pacificación de la cultura de paz, estoy totalmente de acuerdo. Los límites de violen-
cia y dolor, que el ser humano ha alcanzado en la sociedad en la que vivimos, a nivel mundial,
son intolerables e incompatibles con la esencia de un ser humano que merece ser feliz. Pero
para eso, la construcción es productiva, es un modelo de restauración y recuperación, de per-
dón y de transformación. Hablar en forma no adversarial, y hablar hasta entendernos.
Aprendiendo y desaprendiendo, aquí en este mundo, en este tiempo donde todo nos inter-
pela, nos desafía y nos muestra la fiesta que es la vida cuando los vínculos humanos son sanos
y confiables.
37
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Justicia Restaurativa [ Pesqueira Leal
Resumen Abstract
Se habla en abundancia sobre la justicia There is plenty of talk about restorative justice and,
restaurativa y, en la mayoría de las ocasiones, se in most cases, there is confusion with alternative
produce confusión con los mecanismos alternativos dispute resolution mechanisms in criminal matters.
de solución de controversias en materia penal; es It is conceived as a simple procedure,
decir, se concibe como un simple procedimiento, dynamic or practice that is specified to facilitate
dinámica o práctica que se concreta a facilitar la communication between the intervening parties to
comunicación entre los intervinientes para que solve their conflicts. We must not forget that, at the
solucionen sus conflicto. No debemos olvidar que, substantive level, restorative justice is a democratic
en el ámbito sustantivo, la justicia restaurativa es un system that promotes social peace and,
sistema democrático que promueve la paz social y, consequently, the harmonization of interpersonal
38 en consecuencia, la armonización de las relaciones and social relationships damaged by crime.
interpersonales y sociales dañadas por el delito.
Key words
Palabras clave / criminal law
\ derecho penal / restorative justice
\ Justicia Restaurativa / social peace
\ paz social
Justicia Restaurativa [ Pesqueira Leal
Es así como transitamos hacia la antigua Grecia. De toda persona son conocidos los artífices de
la filosofía occidental: Sócrates, Platón y Aristóteles. Resulta importante para nosotros identi-
ficar su concepción de justicia, con el fin de notar que existe un hilo invisible, desde los tiem-
pos de Mesopotamia hasta nuestros días, lo que fundamenta la concepción de justicia como
el elemento que se ubica al interior de nuestro ser y al interior del ser social, por lo que, en
consecuencia, todas y todos podemos practicarla porque es inherente a nuestra naturaleza.
Es de esta manera como, en los diálogos de Platón con Sócrates, al referirse este último a la
justicia, afirmaba que es la más hermosa y la primera de las artes. Asimismo, proclamaba que
sólo es justo quien hace lo que le corresponde y hace el bien a sí mismo, así como a los demás.
Platón, por su parte, sostenía que la justicia es el principio ordenador de todas las virtudes; es
decir, la virtud fundamental de la que se desprenden todas las demás.
Por último, Aristóteles argumentaba que la justicia es la virtud perfecta y, al referirse al de-
recho, solo lo legitimaba cuando era expresión de la justicia. Me parecen importantes los co-
mentarios realizados sobre la justicia en distintos momentos de la historia, ya que, con ello,
sostengo que todas las personas somos operadoras de la justicia cuando nos comportamos con
rectitud; es decir, somos portadores de la cualidad de ser rectos y justos en el sentido moral.
En lo personal, sostengo que la justicia, más allá de dar a cada quién lo suyo, significa respetar a
cada quién lo que le es inherente como persona; es decir, sus derechos naturales, elevados en el
mundo contemporáneo a derechos humanos. Y lo complemento sosteniendo que, además de
respetar a cada quién en su dignidad, como portador de cualidades positivas que nos hacen di-
ferentes en el marco de la igualdad sustantiva, y que no nos dota de una identidad en la que nos
experimentamos como superiores en relación con otros, sino que nos provee los elementos,
cualidades y potencialidades que nos hermanan como miembros de la gran familia humana.
42
Antes de concluir con el alcance de la justicia, considero oportuno referirme a dos filósofos del
pasado siglo, John Rawls y Norberto Bobbio. El primero de ellos sostiene que la justicia es un va-
lor esencial en las sociedades democráticas, afirmando que es un valor de la comunidad y, por lo
tanto, debe ser protegido por esta. Asimismo, la asocia con la igualdad de oportunidades y la vi-
gilancia del Estado para que no se vulneren los derechos naturales de la ciudadanía, en tanto que
Rawls afirma que la justicia “es un conjunto de valores que, para que se acaten, necesitan del derecho”.
Como hemos observado, la justicia, además de ser el soporte del derecho, se manifiesta por
sí misma y, en consecuencia, todos tenemos el deber, con pleno apego a esta, de no vulnerar
la dignidad y los derechos humanos de nuestros semejantes, ya que, además, podemos prac-
ticarla; claro está, sin las consecuencias que origina su instrumentación en el marco del dere-
cho. Asimismo, cuando nos referimos a restaurar, nos encontramos ante una de las palabras
más potentes para la convivencia humana.
Restaurar no significa únicamente reparar. En el contexto de la filosofía moral y la religión, sig-
nifica, además, volver la situación o condición a su momento original; es decir, es un proceso de
sanación que nos permite remontarnos a las circunstancias en que nos encontrábamos antes de
que surgiera el suceso que nos dañó, nos lastimó o hirió, así como también nos permite retornar,
dentro de nosotros mismos, a una condición original cuando fuimos quienes la provocamos.
Todos los días experimentamos situaciones en las que herimos o nos hieren emocionalmente.
El impacto suele ser minúsculo y no le damos importancia, pero, con el tiempo, se convierten
en conflictos que laceran la relación con nosotros mismos y con los demás.
Justicia Restaurativa [ Pesqueira Leal
La violencia que se vive actualmente en todas las naciones se gesta en la mente de cada ser
humano. Son muchos los factores que confluyen para que, desde nuestras deliberaciones in-
ternas, surjan resoluciones que nos enfrentan con los demás. La interrogante es cómo equili-
bramos nuestra mente, cómo revisamos nuestra propia historia para identificar por qué nos
comportamos como lo hacemos. Esto, cuando sabemos que estamos hiriendo emocional-
mente incluso a las personas más cercanas a nosotros y que más queremos.
Restaurar lo roto comienza por nosotros mismos: identificar las lesiones emocionales que nos
autoinfligimos, así como la forma en que nos autorrestauramos en encuentros que se produ-
cen al interior de nuestro ser y que nos permiten dialogar con el amor, la serenidad y la gene-
rosidad que nos merecemos, así como en aquellos casos en los que estamos destrozados por
heridas emocionales que nos ha provocado el que exista la posibilidad de encontrarnos con
quienes las provocaron.
No tengo la menor duda de que, ante tales experiencias, la resiliencia es nuestra mejor aliada,
al colocarnos bálsamos que alivian nuestra condición, lo que nos prepara para convertirnos en
actores de la Justicia Restaurativa en cualquier espacio, antes de que los daños ocasionados se
agraven y se conviertan en llagas difíciles de sanar.
De la relevancia de restaurar nos habla el movimiento restaurativista, que ha logrado, después
de múltiples generaciones, que los cristianos retornen al cristianismo primitivo y, desde ahí,
restaurar su fe, superando el quebranto sufrido por los derroteros que, a lo largo de los siglos,
tomó esta religión. Claro, quienes han vuelto al principio se experimentan a sí mismos como si
hubieran nacido de nuevo, y se imaginan renovados en la pureza original de su doctrina.
Cuando, en el cristianismo, se habla de restauración, se refieren a la relación fracturada con
Dios. Es así como se afirma que las causas de la miseria humana han sido los trastornos en las 43
relaciones con el Creador. Es por esta razón que sostienen que la salvación se alcanza con la
restauración de los vínculos con Dios; es decir, se perdona todo el daño infligido y se vuelve a
una nueva realidad en la que el pasado deja de ser carga, para convertirse en experiencias que
carecen del poder para generar dolor, porque la sanación ha sido plena.
Me refiero a la religión en virtud de que el movimiento y la Justicia Restaurativa en materia
penal nació para el mundo a partir de un suceso en el que, lo que se gestó, se debió a la congre-
gación cristiana-menonita de Canadá. Esto se remonta a 1974, y a hechos acontecidos en la co-
munidad de Elmira, provincia de Ontario, donde dos adolescentes, en estado de embriaguez y
durante sólo dos horas, ocasionaron daños a automóviles y viviendas, hechos que culminaron
con la declaración de culpabilidad de 22 cargos. Fue precisamente un oficial de libertad condi-
cional menonita quien planteó al juez la opción de que los jóvenes tomaran conciencia de sus
acciones en encuentros con las víctimas, destinados a su restauración.
La evolución de los encuentros víctima–ofensor hacia la concreción de la Justicia Restaurativa
tiene como protagonista y testigo a Howard Zehr, también menonita y precursor del movi-
miento de Justicia Restaurativa en materia penal a nivel mundial.
Para comprender la relevancia de lo restaurativo, es necesario conocer la filosofía de la con-
gregación menonita, así que, de manera sucinta, me refiero a esta, porque es ejemplo para el
mundo de convivencia pacífica, de no–violencia y de contribución constante en la edificación
de la paz social en todos los países donde ejerce su esencia bienhechora.
Justicia Restaurativa [ Pesqueira Leal
\\
Apartado 2 //
La Justicia Restaurativa
desde la mirada institucional
45
+
+
46
Justicia Restaurativa [ Conte-Grand
Resumen Abstract
El Ministerio Público de la provincia de Buenos The Public Ministry of Buenos Aires Province has
Aires viene incorporando herramientas de justicia been incorporating Restorative Justice’s tools many
restaurativa hace varios años, con fundamento years ago, with legal basis —mainly the criminal
legal —principalmente Código Procesal Penal de procedural code of the province (11922), law of
la Provincia (11922), ley de resolución alternativa alternative criminal dispute resolution (13433)
de conflictos penales (13433) y ley del régimen and the law of juvenile penal regime (13634)—
penal juvenil (13634)— promoviendo espacios de promoting differentiated work spaces that implies
trabajo diferenciados que implican otras formas others ways of pacifical dispute resolutions, in
de resolución pacífica de conflictos, en los que which the participants assume a protagonical role,
los intervinientes asumen un rol protagónico, y and they have the opportunity to find out
tienen la oportunidad de encontrar una solución a satisfactory solution in a joint work, 47
satisfactoria en un trabajo conjunto, con la with the collaboration of a facilitator.
colaboración de un facilitador.
Key words
Palabras clave / sistem
\ sistema / unity of diversity
\ unidad en la diversidad / justice
\ justicia / public ministry
\ Ministerio Público / mediation
\ mediación
Justicia Restaurativa [ Conte-Grand
Lo que interesa aquí, es que cada vez que hay una ruptura del equilibrio, el sistema debe ope-
rar para preservar ese equilibrio y mantener la concordia —como lo llamaban los clásicos—
que es por supuesto, la contradicción conceptual y metafísica de la discordia. Para que exista 49
concordia es imprescindible que opere la justicia distributiva y la justicia conmutativa. Es im-
prescindible también que se considere la situación de todas las partes integrantes del todo,
sin excepción. Esto es fundamental.
El tercer eje es la necesaria consideración de la relación que existe entre justicia distributiva
y vulnerabilidad, en rigor, de aquella persona o grupos de personas que se encuentran en si-
tuación de vulnerabilidad. Los clásicos dirán las personas o grupos de personas que están de
alguna manera desconsideradas por el ámbito social, por diferentes motivos y en consecuen-
cia debe operar la justicia distributiva. Esto es clave para que se preserve el equilibrio: justicia
distributiva y vulnerabilidad.
En el plano operante, operativo o instrumental aparecen todas las consideraciones y elabora-
ciones referidas a lo que se ha denominado Justicia Restaurativa, y también otras manifesta-
ciones de esta Justicia Restaurativa, que se denomina justicia terapéutica. Hay muchos con-
gresos sobre esta materia, hay ámbitos de consideración de una suerte de desprendimiento
de la Justicia Restaurativa, que es la justicia terapéutica.
La denominación de justicia terapéutica tiene un trasfondo etimológico que es contundente,
a mi modo de ver. La palabra “terapéutica” viene etimológicamente de la palabra terapeuien,
que significa “cuidar”. Allí hay entonces una dimensión de la Justicia Restaurativa, la justicia,
que es el cuidado. Es por ello que la relación que existe entre la justicia terapéutica, la Justicia
Restaurativa, y en última instancia, las variantes de la mediación y de todos los mecanismos
de solución alternativa y pacífica de los conflictos dentro de la sociedad y de los grupos de
personas, más amplios o más concretos, tiene que ver estrictamente con la preservación de la
Justicia Restaurativa [ Conte-Grand
paz social, la tutela de los derechos individuales, de los derechos subjetivos y los derechos que
hacen al ser humano en tanto ser humano.
En este eje, aparece un vínculo entre dos conceptos que no son conceptos exclusivos del ám-
bito jurídico pero que son absolutamente relevantes: la prevención y la sanación. Esto es muy
significativo en términos de la búsqueda de la solución de los conflictos desde el punto de vis-
ta de conceptual de base. Prevenir y, una vez que se ha prevenido y no ha sido suficiente, sanar.
El sistema debe recurrir a la sanación de los conflictos, a la recuperación de los conflictos o, en
la terminología clásica, estricta en términos griegos, a la recuperación del antipepontos, que es
en la cultura griega el equilibrio, la clave del sistema en tanto sistema.
Porque es en lo juvenil donde mejor pueden visualizarse los beneficios de estas prácticas,
atento la finalidad esencialmente pedagógica y reparadora, no solo para el joven involucrado
en el hecho y para la víctima directa, sino para toda la comunidad que se ha visto afectada.
El dispositivo se sustenta en el paradigma de protección integral, reconocido por la Conven-
ción de los Derechos del Niño y demás instrumentos internacionales ratificados por nuestro
país, a la que se suma la ley del fuero específico Nº 13.634.
La efectividad de estos espacios y la posibilidad de disminuir la reiterancia está relacionada
con la interacción de múltiples factores, a saber, sociales, sanitarios, económicos, educaciona-
les, entre otros, de ahí la importancia de un abordaje sistemático multidisciplinario.
Actualmente, tenemos equipos especializados en Justicia Juvenil Restaurativa en los departa-
mentos judiciales Lomas de Zamora, La Matanza, Zárate Campana y San Martín, mientras que
desde 8 ORAC se despliegan actividades vinculadas a la Mediación Penal en el fuero juvenil.
(Bahía Blanca, Junín, Mar del Plata, Necochea, Pergamino, San Nicolás y Trenque Lauquen).
Particular consideración en esta línea merecen las iniciativas vinculadas al acompañamiento
de personas agresoras.
Los primeros programas de intervención con maltratadores (en inglés: “batterers’ interven-
tion programmes”) se crearon en la costa este de Estados Unidos a finales de los años 70 del
siglo pasado (“Emerge” en Boston y “Raven” en St. Louis) con la finalidad de aumentar la segu-
ridad de las víctimas de la violencia y poner fin a las situaciones de riesgo.
En 1992, se creó una red de profesionales en el Reino Unido que organizaba encuentros de
intercambio profesional bianuales y que se formalizó en el 2000 bajo el nombre RESPECT. En
52 España, por su parte, existen tres tipos de programas dirigidos a hombres que ejercen o han
ejercido la violencia de género:
a// Programas desarrollados en los centros penitenciarios;
b// Programas desarrollados como medidas penales alternativas a la prisión, y
c// Programas de acceso voluntario y desarrollados en el contexto comunitario.
Esta iniciativa comenzó a ser promovida en el ámbito del Ministerio Público, en algunos casos
a través de la articulación con los centros de asistencia a la víctima que disponen de profe-
sionales que pueden determinar el tratamiento idóneo para cada persona en función de las
particulares circunstancias de víctima y victimario.
Cabe destacar especialmente en este marco, el programa de acompañamiento al imputado
del área de prevención de la violencia familiar o de género de la Defensoría Departamental
de Mar del Plata. La creación de dicha dependencia, además de tener en miras los temas ci-
viles conexos, se funda en la defensa integral del imputado, procurando asistirlo para lograr
el cumplimiento cabal de las condiciones que se le impusieran al concederle la excarcelación,
o en el auto de suspensión de juicio a prueba, archivo condicionado, o condena en suspenso,
así como otras alternativas en la etapa de ejecución de las penas. Entre otros fundamentos, se
sostiene que dicho cumplimiento redundará tanto en su beneficio como en el de todo el gru-
po familiar implicado, evitando la frustración de las obligaciones y acuerdos que se hubieran
impuesto o consensuado por falta de apoyo o asesoramiento, y previniendo de ese modo la
generación de nuevos conflictos, lo que protege especialmente a la víctima, que generalmen-
te se encuentra en su seno familiar.
Justicia Restaurativa [ Conte-Grand
[ Conclusiones ]
Corresponde enfatizar el valor que tiene el equilibrio dentro el ámbito social y la tutela de
todos en el todo, sin excepción, como aporte para la edificación y preservación de la democra-
cia. Si el sistema se desentiende de al menos alguno de los integrantes del sistema, si no se
instauran mecanismos para la resolución de los conflictos y la preservación de las situaciones
de vulnerabilidad, en definitiva, en términos clásicos, si no se instrumenta y materializa la
justicia distributiva para preservar o restaurar el equilibrio que eventualmente se ha perdido,
no hay destino para las sociedades.
En términos de nuestros objetivos institucionales la Justicia Restaurativa es fundamental y de la
mano de ella colaborar con la búsqueda del mantenimiento o restauración del equilibrio, en la
convicción de que es una vía idónea para que en los sistemas se fortalezcan los principios demo-
cráticos que importa por definición la participación del pueblo (demos) en el gobierno (kratos). 53
Esta participación, en la antigüedad se encontraba configurada por razones de cantidad de po-
blación y elementos geográficos, y que con posterioridad se ha ido modificando, alcanzándose
mecanismos más sofisticados de participación. Pues bien, la participación del pueblo en forma
indirecta, que es la que prevén los sistemas modernos, no estaría satisfecha si los sistemas es-
tatales de base judicial, no se encargan de preservar el equilibrio por vía de la materialización
de la justicia distributiva, es decir, la recuperación de los derechos y potestades de todos en el
todo mediante la materialización de la igualdad proporciona y la preservación del equilibrio.
//
Justicia Restaurativa [ Flórez Rodríguez
Resumen Abstract
En la judicatura resulta inaplazable integrar a In the judiciary, it is imperative to integrate a
todas las especialidades un enfoque de justicia restorative justice approach to all specialties,
restaurativa, unos protocolos que faciliten protocols that facilitate the incorporation of
incorporar al proceso judicial acuerdos y resultados restorative agreements and results into the judicial
restaurativos que surjan de forma paralela, o process that arise in parallel, not exclusively
sea, no exclusivamente en materia penal y en in criminal matters and juvenile criminal justice.
justicia penal juvenil. En el campo de las políticas In the field of public policy, restorative justice
públicas, la justicia restaurativa debe ser parte de must be part of the foundations of state action and
los fundamentos de la acción estatal y del diálogo community dialogue. This implies making serious
54 comunitario. Esto implica asumir compromisos commitments to transform society and institutions,
serios en transformar la sociedad y las instituciones, since restorative justice challenges us to adopt a
ya que la justicia restaurativa reta a adoptar una new vision and a different way of carrying out social
nueva visión y una forma distinta de realizar and institutional activity.
la actividad social e institucional.
Key words
Palabras clave / criminal law
\ derecho penal / public politics
\ políticas públicas / Restorative Justice
\ Justicia Restaurativa / therapeutics
\ terapéutica
Justicia Restaurativa [ Flórez Rodríguez
[ Unir experiencias y saberes de gran parte de las américas en torno a la reflexión sobre la Justi-
cia Restaurativa indica que hay inquietud común sobre las mejores formas, las más legítimas
y útiles, para materializar la justicia y superar los conflictos cotidianos.
El derecho penal no puede ser la mejor, ni la más recurrente herramienta para manejar la
conflictividad social.
Mientras el castigo sea el instrumento primordial para resolver asuntos que lesionan a las per-
sonas, la comunidad o la sociedad, las generaciones por venir estarán signadas de mayor in-
comprensión y violencia, sin que puedan superar la situación, sino que por el contrario puede
irse agravando, como lo revela, por ejemplo, el racismo contemporáneo.
La Justicia Restaurativa, las prácticas restaurativas, la implementación de los enfoques restau-
rativos aparecen en los panoramas judicial, institucional, académico y social, como la búsque-
da de mejores caminos para reconstruir las relaciones sociales destruidas con el delito.
No se trata simplemente de flexibilizar, ablandar o relativizar el rigor de la justicia, sino de
retornar al origen del conflicto, la naturaleza de la disputa, la personalidad de los implicados
y la realidad de sus circunstancias, para que la justicia sea más humana y efectiva.
Devolver el dominio y la facultad de resolución el conflicto a las partes, no es algo exótico, sino
natural en las comunidades ancestrales, es una necesidad, que debe satisfacerse con las con-
secuencias positivas que genera para los involucrados, la familia, la colectividad, la sociedad,
lo relacional y la justicia la formal, como fomentar la cultura de la solución pacífica de los con-
flictos, recobrar la confianza en el otro, reanudar el proyecto de vida, y facilitar la participación
ciudadana y la reinserción.
La reconciliación, como sujetos del entramado de la comunidad, permite a los pueblos concen- 55
trarse en lo sustancial de la justicia, ponerse en la situación del otro, reconocer la falta, propor-
cionar medios para superar el daño, y creer en segundas oportunidades. Una justicia que no se
piensa de ese modo carece de un rostro humano y se aleja drásticamente de los mandatos pro-
pios del constitucionalismo moderno y de los tratados internacionales de derechos humanos.
En la judicatura resulta inaplazable integrar a todas las especialidades un enfoque de Justicia
Restaurativa, unos protocolos que faciliten incorporar al proceso judicial acuerdos y resulta-
dos restaurativos que surjan de forma paralela, o sea, no exclusivamente en materia penal y
en justicia penal juvenil.
Y, sin lugar a dudas, en el campo de las políticas públicas, la Justicia Restaurativa debe hacer
parte de los fundamentos de la acción estatal y del diálogo comunitario. Lo anterior implica
asumir compromisos serios en transformar la sociedad y las instituciones, ya que la Justicia
Restaurativa reta a adoptar una nueva visión y una forma distinta de realizar la actividad so-
cial e institucional.
Por esto, además de apoyar iniciativas fundamentales para propiciar la reflexión y el diálogo
entre las diferentes latitudes del continente, como en este Segundo Congreso Latinoamerica-
no de Justicia Restaurativa, el Consejo Superior de la Judicatura viene adelantando varias ini-
ciativas al asumir estos retos, que les comparto, y así enterarlos de estrategias y realizaciones
en el empeño de ampliar y profundizar en la incorporación de enfoques de Justicia Restaura-
tiva, en la labor de los jueces.
En primer lugar, a partir de un proyecto internacional de fortalecimiento de la Justicia Res-
taurativa, en que se trabajó de forma mancomunada con el poder judicial de la República de
Justicia Restaurativa [ Flórez Rodríguez
Costa Rica y el Estado de México, con fondos de la Unión Europea, después de realizar variados
encuentros académicos con miembros de la rama judicial, la academia y organizaciones de la
sociedad civil durante aproximadamente tres años, se desarrolló un protocolo sobre el enfo-
que de Justicia Restaurativa y la incorporación de los resultados restaurativos al proceso penal
ordinario, al proceso penal abreviado y al proceso penal para adolescentes.
Esta herramienta le permite a los jueces y diferentes operadores del sistema de justicia apro-
vechar las oportunidades procesales, como luego de la formulación de la imputación, la au-
diencia preparatoria, o después de anunciado el sentido condenatorio del fallo, para dar a
conocer a los implicados la Justicia Restaurativa, atraerlos hacia ella y que acudan a un faci-
litador para que la construyan, y los acuerdos y resultados restaurativos los incorporen a los
procesos penales para que produzcan los efectos jurídicos respectivos, como la preclusión del
proceso abreviado.
No sobra recordar que en Colombia no existe una ley de Justicia Restaurativa; sin embargo, en
el artículo 250 de la Constitución se reconoce el valor de los mecanismos de Justicia Restaura-
tiva en el proceso penal y, los artículos 518 y siguientes del Código de Procedimiento Penal lo
desarrolla principalmente a través de las figura de la mediación.
Con base en este sustento normativo, el Protocolo de aplicación del enfoque restaurativo e incorpo-
ración de acuerdos y resultados restaurativos al proceso penal propone a los funcionarios judiciales
y a las partes formas de implementación de la Justicia Restaurativa a partir de una interpreta-
ción constitucional integral, la aplicación del bloque de constitucionalidad y los tratados in-
ternacionales en materia de derechos humanos, y el cumplimiento de los principios generales
de un derecho penal humanista.
56 Por esto, aunque los protocolos no son obligatorios para los jueces de la República, al estar
basados en buenas prácticas judiciales, en prácticas sociales significativas, y buscar auténticos
efectos de justicia material, plantean un ámbito de aplicación favorable, pues no se contrapo-
nen a la ley ni a la Constitución, facilitan la actividad procesal, promueven la comunicación
asertiva entre sociedad y estado, y permiten alcanzar fines superiores.
La Justicia Restaurativa lleva a recobrar la confianza pública en las instituciones jurisdicciona-
les, regresa el control de los conflictos a las partes, hace que la jurisdicción pueda concentrarse
en otras situaciones muy graves que requieren su intervención, y armoniza los intereses socia-
les y personales con los de la justicia.
Por otra parte, como la Justicia Restaurativa no solamente implica construir escenarios ade-
cuados para su realización, sino también sensibilizar al poder judicial acerca de su importan-
cia y beneficios, la conciencia colectiva se ve estimulada a través de diferentes acciones de
formación que se despliegan desde la escuela judicial.
Hace más tres años, en el Plan de Formación de la Rama Judicial se incluyó una línea específica
en materia de Justicia Restaurativa, que incluye la realización de un conversatorio anual en
que confluyen jueces de todas las regiones del país para capacitarse, reflexionar y compartir
sobre las mejores prácticas de este modelo de justicia en la actividad jurisdiccional.
Al día de hoy, en medio de la situación de aislamiento preventivo, se ha implementado la realiza-
ción de un diplomado virtual sobre Justicia Restaurativa y terapéutica, en que participan más de
un centenar de funcionarios y empleados judiciales para reforzar los elementos conceptuales y
normativos que originan el enfoque de Justicia Restaurativa con las finalidades antes indicadas.
Justicia Restaurativa [ Flórez Rodríguez
integral de Justicia Restaurativa y terapéutica para Colombia, que integre las diferentes visio-
nes, dimensiones y prácticas restaurativas.
Este proyecto procura estructurar los modelos de justicia terapéutica, principalmente, en lo
referente al delito motivado en el abuso de drogas y alcohol, con lo que se busca también brin-
dar alternativas a la política internacional de lucha contra las drogas, en que la enfermedad ha
sido tratada como delito y al consumidor se le ha puesto en condición de vulnerabilidad que
sólo se puede superar mediante modelos híbridos, terapéuticos y restaurativos.
Se tiene la esperanza de que los argumentos que llevan a modernizar la justicia hacia lo res-
taurativo y lo terapéutico son fuertes y van a dar la batalla contra las tendencias populistas
punitivas actuales.
En conclusión, la Justicia Restaurativa es un destino y una oportunidad de llevar la justicia
del campo de lo formal a la primacía de lo material, a relegitimar la acción jurisdiccional e
institucional de la mano de las necesidades públicas de superación de los conflictos, de re-
composición de los nexos sociales, y de la configuración de una nueva sociabilidad basada en
el diálogo, la solidaridad y la paz.
58
\\
Justicia Restaurativa [ Negret Mosquera
Resumen Abstract
En Colombia, la Justicia Restaurativa ha In Colombia, restorative justice has played an
desempeñado un papel importante en la búsqueda important role in the search for a negotiated
de una solución política negociada al conflicto political solution to the armed conflict, addressing
armado, atendiendo las necesidades y la dignidad the needs and dignity of the victims in order
de las víctimas con el objetivo de garantizar la to guarantee justice and the non-violation of
justicia y la no violación de los derechos humanos. human rights. This commitment is inspired by the
Este compromiso está inspirado en la restauración restoration of the damages caused by the armed
de los daños ocasionados por los actores armados actors of the conflict, now, those who took up
del conflicto, ahora, quienes empuñaron las arms, must contribute to the clarification of the
armas, deben contribuir al esclarecimiento de la truth, guaranteeing non–repetition, and in turn
verdad, garantizando la no repetición, y a su vez, Colombian society, must understand that
la sociedad colombiana, debe entender que los the processes of peace takes time. 59
procesos de paz llevan tiempo.
Key words
Palabras clave / restorative justice
\ Justicia Restaurativa / negotiation
\ negociación / conflict
\ conflicto / victims
\ víctimas / peace
\ paz
Justicia Restaurativa [ Negret Mosquera
[ 1 ] El proceso de paz con las FARC–EP–CIDOB. Acuerdo sobre las Víctimas del Conflicto. Punto 5.
[ 2 ] “Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición”, incluyendo la Jurisdicción Especial
para la Paz; y Compromiso sobre Derechos Humanos.
Justicia Restaurativa [ Negret Mosquera
Digo lo anterior porque a la Paz hay que tenerle paciencia. Si el conflicto armado lo hemos pa-
decido en Colombia por más de 50 años, no podemos pretender que de un momento a otro se
tomen todas las decisiones judiciales para juzgar a los máximos responsables. Por el contrario,
la sociedad colombiana debe entender que estos procesos de paz llevan tiempo y mientras se
avanza, quienes antes empuñaron las armas hoy deben, desde la legalidad, contribuir a esclare-
cer la verdad, reparar a las víctimas, garantizar la no repetición y consolidar nuestra democracia.
De otra parte, no podemos dejar de hacer mención al gran reto que en este momento tiene
Colombia por delante, relacionado con los Grupos Armados Organizados que continúan ejer-
ciendo su accionar criminal para hacerse al control del negocio de la producción de cocaína.
Los informes del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) a cargo de la Ofici-
na de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), han iden-
tificado que, a pesar de la reducción del territorio afectado por coca, existe un incremento del
área sembrada, es decir, hay más coca en menos territorio. No obstante, el más reciente informe
sobre los avances del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos – PNIS des-
taca que se ha logrado la erradicación de 41.513 hectáreas de cultivos ilícitos de forma voluntaria
y asistida con un porcentaje de 96% de cumplimiento en los compromisos de no resiembra ad-
quiridos por la población beneficiaria, y tan solo un 0,2% de rebrote de cultivos ilícitos en áreas
erradicadas (Gráfico 1).
Los municipios que concentran la mayor presencia de cultivos de coca, como Barbacoas y Tu-
maco (Nariño), El Tambo (Cauca), Tarazá (Antioquia), Tibú, Sardinata y El Tarra (Norte de San-
tander), Puerto Asís y Orito (Putumayo), presentan una situación compleja de orden público
por la presencia de múltiples actores armados en disputa por las rutas de narcotráfico.
El Gobierno Nacional formuló un proyecto de Decreto “por el cual se adoptan medidas para el so- 61
metimiento individual a la justicia de los integrantes de Grupos Armados Organizados (GAO)” [ 3 ].
La Defensoría del Pueblo en su análisis de este proyecto de decreto advirtió que el enfoque de
Justicia Restaurativa debe iluminar la ruta de sometimiento individual de los miembros de
GAO, por lo cual es indispensable prever la existencia de mecanismos o estrategias orientadas
a obtener la vigencia material del derecho a la verdad de las víctimas.
Para terminar no me queda más que insistir en que:
// Solo bajo la férrea orientación de humanizar los combatientes y entender que, para cons-
truir una paz estable y duradera, estos deben asumir su responsabilidad individual para con
las víctimas, y colectiva para con la sociedad, es posible cambiar la sociedad colombiana hacia
una más solidaria, tolerante, democrática e incluyente.
// Todos los esfuerzos que se hagan para facilitar la dejación de armas a quienes decidan tran-
sitar a la legalidad y someterse a la justicia, deben garantizar la satisfacción de los derechos de
las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.
[ 3 ] Decreto 965 del 7 de julio de 2020. Por el cual se adiciona el Capítulo 8 al Título 5 de la Parte 2 del Libro 2
del Decreto 1069 de 2015, se adoptan medidas para el sometimiento individual a la justicia de los integrantes
de los Grupos Armados Organizados (GAO) y se dictan otras disposiciones.
Justicia Restaurativa [ Negret Mosquera
// Gráfico 1 //
//
62
/ El monitoreo realizado por UNODC para la verificación del cumplimiento de los compromisos de sus-
titución voluntaria y no resiembra de cultivos ilícitos se realiza sobre el marco de la unidad predial del
beneficiario, por lo tanto, los cultivos ilícitos que existen de personas no inscritas en el PNIS no son objeto
de este monitoreo.
// La persistencia se calcula cuando se cumple un año de la realización del primer pago.
Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito – UNODC – Monitoreo Integral al Programa
de Desarrollo Alternativo. Informe Ejecutivo Consolidado N.º 21 – Fecha de corte: 31 de marzo de 2020.
Justicia Restaurativa [ Negret Mosquera
Bibliografía
\ Acuerdo sobre las víctimas del Conflicto. Presidencia de la Republica de Colombia. http://es.presidencia.
gov.co/Documents/Punto5.pdf
\ El acuerdo de paz entre el Gobierno Colombiano y las FARC: o cuando una paz imperfecta es mejor que
una guerra perfecta. https://www.redalyc.org/jatsRepo/282/28253016027/html/index.html
\ https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=134523
\ Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el delido – UNODC. Informe Nº 21. Programa Nacional In-
tegral de Sustitución de Cultivos Ilícitos – PNIS. https://www.unodc.org/documents/colombia/2020/Mayo/
INFORME_EJECUTIVO_PNIS_No._21.pdf
\ Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito – UNODC – Monitoreo Integral al Programa de
Desarrollo Alternativo. Informe Ejecutivo Consolidado Nº 21 – Fecha de corte: 31 de marzo de 2020.
63
//
Justicia Restaurativa [ Peña Solano
Magistrado auxiliar del Consejo Superior de la Judicatura de Colombia. Ex Director de la Escuela Judicial
“Rodrigo Lara Bonilla” Docente e investigador de Derecho Penal, Política Criminal y Justicia Restaurativa
y Terapéutica.
Resumen Abstract
Para reflexionar sobre la Justicia Restaurativa y el To reflect on Restorative Justice and criminal law,
derecho penal, lo primero que hay que decir es que the first thing to say is that we are talking about
estamos hablando de extremos naturales; quien natural extremes; whoever speaks of a restorative
habla de un derecho penal restaurativo haciendo criminal law, alluding to it from the punitive
alusión de ello desde el poder punitivo está power, is completely confused as regards the
completamente confundido en lo concerniente scenarios of discussion of restorative. However,
a los escenarios de discusión de lo restaurativo. who understands restorative as a parallel and
Sin embargo, quien entiende lo restaurativo complementary element of interaction with
como un elemento paralelo y complementario de criminal law, can find multiple ways to develop
64
interacción con el derecho penal, puede encontrar valuable exercises for knowledge and for
múltiples caminos para desarrollar ejercicios the institutional.
valiosos para el saber y para lo institucional.
Key words
Palabras clave / criminal law
\ derecho penal / restorative justice
\ Justicia Restaurativa / community, therapeutic and
\ justicia comunitaria terapéutica transformative justice
y transformativa
Justicia Restaurativa [ Peña Solano
[ Cuando nos acercamos a la idea de la Justicia Restaurativa aparecen múltiples escenarios no-
vedosos e inusuales que plantean un reto serio a las formas tradicionales de estructuración,
comprensión, aplicación y transformación del derecho penal. Podemos observar la Justicia Res-
taurativa de manera primigenia y primordial, en el ámbito de las prácticas sociales; con algún
déficit, en los discursos académicos y la investigación aplicada; en las practicas judiciales, que
aunque al parecer no se ven muy claramente delimitadas o no se ven muy abundantes en sus
concreciones, sí se encuentra presente en las actividades de magistrados y jueces en Latinoa-
mérica; y sin duda alguna, está presente dentro de la actividad que se realizan desde los Minis-
terios Públicos, las Defensorías del Pueblo, las Defensorías Públicas y en general, en las desarro-
lladas por entidades estatales encargadas de la vigencia y protección de los derechos humanos.
Estos escenarios enfrentan diversos desafíos en lo relativo a llevar las prácticas restaurativas a
convertirse en una alternativa cierta y eficaz en la resolución pacífica y concertada de todo tipo
de conflictos acompañada de la expectativa de reconstrucción de la vida en comunidad, y no
como se ha querido creer especialmente en ciertos análisis pragmáticos o de corte burocrático,
como un instrumento para solventar mediante procedimientos principalmente transacciona-
les e indemnizatorios la baja criminalidad o la asociada a delitos que procesalmente admiten
el desistimiento u otras formas de terminación anticipada por intervención de la víctima.
En esta medida, históricamente ha sido muy significativo el impulso que han tenido las prác-
ticas propias de la justicia comunitaria principalmente en la resolución de conflictos rurales y
el reconocimiento jurídico y el respeto de la aplicación de la justicia propia de los pueblos in-
dígenas basada en mecanismos ancestrales de reparación del daño causado, reconocimiento
de las faltas, restitución de los diferentes aspectos de la vida de los afectados, y reintegración
social de las personas vinculadas en el conflicto.
65
Mientras que la construcción de modelos de Justicia Restaurativa en las grandes ciudades no
ha sido una tarea sencilla de desarrollar con frutos que aún se intentan alcanzar. Es el caso
colombiano, curiosamente pueden ser observados de forma más numerosa y significativa, los
avances relacionados con las prácticas restaurativas que surgen de los modelos de justicias
comunitarias y justicia indígena, incluso en zonas del país donde se ha dado con mayor crude-
za el desarrollo del conflicto armado interno y la lucha contra bandas criminales asociadas al
narcotráfico. Precisamente, en donde la justicia formal no ha llegado de manera definitiva o
con contundencia, son las redes comunitarias, las juntas comunales o veredales quienes han
generado una serie de relaciones entre los actores institucionales o no institucionales para dar
respuestas a las necesidades de superación de los conflictos de la población.
En ese sentido y fundando el análisis desde el campo académico, hay que indicar que cuando se
nos invita a reflexionar sobre la Justicia Restaurativa y el derecho penal, lo primero que hay que de-
cir es que estamos hablando de extremos naturales; quien habla de un derecho penal restaurativo
haciendo alusión de ello desde el poder punitivo está completamente confundido en lo concer-
niente a los escenarios de discusión de lo restaurativo. Sin embargo, quien entiende lo restaurati-
vo como un elemento paralelo y complementario de interacción con el derecho penal, puede en-
contrar múltiples caminos para desarrollar ejercicios valiosos para el saber y para lo institucional.
Es común encontrar ejercicios restaurativos que no responden al campo institucional, los cuales
pueden enmarcarse en la denominada justicia transformativa, la cual busca, valga la redun-
dancia, transformar a los sujetos, a la sociedad y pretende no superar el estatus quo en térmi-
nos de reconstrucción del tejido social.
Justicia Restaurativa [ Peña Solano
En esa medida, este tipo de observación resulta muy compatible con quienes en el día a día rea-
lizan prácticas de Justicia Restaurativa, porque dentro de su lenguaje y perspectiva del derecho,
entienden que lo restaurativo es importante más allá de la estructura formal de la ley, y lo que
resulta fundamental es materializar u n compromiso serio y fuerte para la consolidación de mo-
delos para la búsqueda de la convivencia pacífica y la reconstrucción del tejido social al afrontar
el fenómeno delictivo. Sin embargo, para poder hacer un buen ejercicio que conecte el derecho
penal con la Justicia Restaurativa, no podemos ignorar las condiciones actuales del derecho.
Por esto, reflexionar sobre un derecho penal que se haga compatible y armónico con el modelo
de Justicia Restaurativa, implica por lo menos tres cosas que de alguna manera se pretenden
abordar aquí: plantear los retos y oportunidades que surgen desde la fundamentación consti-
tucional del derecho actual, reconocer las asimetrías e inconsistencias de la política criminal
contemporánea, y reconocer las potencialidades de orientarse hacia alternativas propias del
campo de la justicia transformativa. Esta presentación constituye un acercamiento preliminar
a algunos de estos asuntos.
Al igual que como lo mencionara en el Congreso anterior, cuando tuve la oportunidad de ha-
blar de política criminal y Justicia Restaurativa, para ilustrar este tema resultan trascendenta-
les algunos antecedentes en la jurisprudencia colombiana, como son las sentencias T – 153 de
1998, T – 388 de 2013 y T – 762 del 2015.
Pero antes, recordemos dos figuras muy importantes. La primera, la del estado de cosas inconsti-
tucional que desarrollada de manera primigenia en Latinoamérica por la Corte Constitucional
colombiana, y es una figura valiosísima debido a que, si bien no está contemplada textual-
mente ni en la Constitución Política de 1991 o en ley alguna de la República, su inclusión en la
doctrina constitucional vino a magnificar la posibilidad del Estado de reinterpretar las institu-
66
ciones existentes a partir de un enfoque de los derechos humanos.
La segunda figura es la de la acción de tutela, mediante la que se busca el reconocimiento de los
derechos fundamentales de quien reclame su protección de manera preferente y urgente. Se in-
trodujo al ordenamiento colombiano en la Constitución Política de 1991, junto con un catálogo
de derechos fundamentales y el reconocimiento de que todos los jueces de la República son jue-
ces constitucionales, por lo que, desde el presidente de la Corte Suprema de Justicia, hasta el juez
del municipio más pequeño del país, existe la institucionalidad y autoridad competente de co-
nocer y fallar la acción de tutela para el reconocimiento y protección de los derechos humanos.
A partir de estas dos figuras, a continuación, realizaré una breve presentación de los antece-
dentes jurisprudenciales que mencioné y que de manera concreta llevaron a la declaratoria
del estado de cosas inconstitucional en las prisiones y cárceles en Colombia.
Para el año de 1998, las personas privadas de la libertad en el país habían consolidado un pro-
ceso social organizativo de presos, quienes, asistidos por colectivos de abogados y organiza-
ciones no gubernamentales, tomaron la decisión estratégica de que en una misma fecha y
hora todos los presos radicarían la misma acción de tutela solicitando que se le garantizara, a
cada accionante, sus derechos a la privacidad, vida, salud, sexuales y reproductivos, dignidad,
entre otros, de manera tal que si había un solo juez en el país que garantizara los derechos
de al menos un accionante, todos los restantes podrían interponer otra acción de tutela soli-
citando la garantía al derecho a la igualdad. Efectivamente los jueces determinaron que los
accionantes privados de la libertad tenían una serie de derechos que estaban siendo concul-
cados en los centros penitenciarios y carcelarios, pero la forma principal de garantizarlos era
estableciendo una serie de cargas económicas en el Estado para que se pudieran tutelar mate-
Justicia Restaurativa [ Peña Solano
rialmente dado que las condiciones infraestructurales y de prestación de servicios básicos era
muy deficitaria, lo que se hacía aún más complejo debido a que la Carta Política en materia de
Acción de Tutela estableció una restricción consistente en que el juez constitucional no puede
tomar ninguna decisión que llegue a comprometer o afectar las finanzas públicas de la nación.
La cantidad de acciones interpuestas llevó a congestionar los despachos judiciales en el país, por
lo que la Corte Constitucional, dada la importancia de los asuntos a tratar, tomó la decisión de
aplicar el mecanismo de selección para conocer todas las tutelas presentadas por los presos y fa-
llar en esa instancia de manera uniforme ya que las situaciones de base que llevaban a una grave
afectación de los derechos humanos de las personas privadas de la libertad eran comunes.
En su estudio, la Corte Constitucional realizó una diagnóstico interesantísimo de la realidad
de los centros penitenciarios y carcelarios a través de una sola decisión judicial, la sentencia
T – 153 de 1998. Por primera vez en Colombia, se puso de presente lo que muchos suponíamos,
lo que había sido alegado y denunciado por organizaciones no gubernamentales durante dé-
cadas sobre lo que pasaba al interior de las prisiones, y que nadie se había atrevido a docu-
mentar y consignar en ningún documento público específico.
En esta sentencia, la Corte Constitucional manifestó que no se iba a fallar tutela por tutela
sino que en una sola sentencia se pronunciarían frente a todos los casos ya que no se trataba
sólo de la situación de quienes interpusieron las acciones constitucionales por la vulneración
de sus derechos individuales, sino que hay una situación sistémica del Estado que llevó a la
desprotección de los derechos humanos de todos los privados de la libertad, y que por ser
contraria al ánimo del Estado Democrático de Derecho que le corresponde a un país, el alto
Tribunal podía tomar medidas excepcionales.
La primera de ellas fue señalar que lo que estaba ocurriendo en las cárceles no era solamente 67
una violación de derechos, sino la existencia de un estado de cosas abiertamente inconstitu-
cional, y que solamente se puede resolver con medidas de choque. Entre las medidas tomadas,
se consideró que debían incluirse presupuestos públicos destinados a superar esta situación;
así mismo, se le ordenó al gobierno nacional, que implementara las acciones que se requirie-
ran para que en un tiempo limitado se crearan los cupos carcelarios y penitenciarios suficientes
para que se dieran todas las condiciones de garantía de derechos humanos de los privados de
la libertad en Colombia. Aproximadamente cinco años después, la Corte Constitucional indi-
có que efectivamente se había cumplido la sentencia creando los nuevos cupos carcelarios y
adoptando las medidas para la garantía de derechos, por lo que se consideraba superado el
estado de cosas inconstitucional en las cárceles declarado en la sentencia T – 153 de 1998.
Años después, las primeras personas que cumplen la pena junto al condenado, como lo dice la
teoría del profesor Roberto Bergalli, es decir, los guardias penitenciarios, interpusieron una ac-
ción de tutela alegando la protección de sus condiciones laborales. Una de las situaciones que
pusieron de presente y que era necesario mejorar para poder restablecer los derechos labora-
les afectados, fue que las condiciones que llevaron a la declaratoria del estado de cosas incons-
titucional en 1998, no solo permanencian, sino que se habían agravado. Por lo que, mediante
la sentencia T – 388 de 2013, la Corte Constitucional realizó una nueva revisión concluyendo
que esa manifestación era verdadera, pero las decisiones tomadas no estaban directamente
ligadas a la protección de los derechos de los privados de la libertad debido a que los derechos
alegados en la acción de tutela eran relativos a la situación laboral de la guardia penitenciaria.
Posteriormente, en la sentencia T – 762 del 2015, la Corte Constitucional resolvió otra acción
de tutela en la que se indicaba sobre la necesidad de revisar qué estaba pasando en los cen-
Justicia Restaurativa [ Peña Solano
tros penitenciarios y carcelarios del país ya que, pese a haber sido declarada la superación del
estado de cosas inconstitucional después de 1998 y creados más cupos carcelarios que los re-
queridos en aquel entonces, las cárceles se encuentran hacinadas en más del 40%; lo que ter-
minó en la declaración por parte del tribunal constitucional, que por segunda vez en Colombia
existía un estado de cosas inconstitucionales en las cárceles y en las prisiones.
En esta sentencia, haciendo eco de la sentencia T – 153 de 1998, se mostró como en los centros pe-
nitenciarios y carcelarios colombianos se dan una serie de condiciones que no permiten la autén-
tica garantía de los derechos fundamentales de los privados de la libertad. Esto va desde los ele-
mentos más mínimos que todos nosotros sabemos que se dan en los centros penitenciarios de
las Américas, hasta situaciones muy complejas y sistemáticas entorno a como están dispuestos
los centros de reclusión lo cual impide el ejercicio de los derechos de quienes están allí alojados.
La Corte hizo algo supremamente interesante, y que de alguna manera transformó elementos
de la comprensión del derecho penal en Colombia, señaló que si bien, el hacinamiento car-
celario, como elemento que concretiza las condiciones de no garantía de los derechos funda-
mentales de las personas privadas de la libertad, resulta evidente que es oprobioso y debe ser
combatido, a su vez esto no puede hacerse sólo a partir de soluciones de carácter institucional
como la construcción de más cupos carcelarios.
Aunque se suele decir que esta sentencia, como acabo de indicar, declara nuevamente el es-
tado de cosas inconstitucional en las prisiones, mi tesis es que lo que la Corte Constitucional
realmente declaró fue la existencia de un estado de cosas inconstitucional en el sistema penal en
Colombia, lo que es claramente distinto. Esta sentencia anuncia algo a lo que alude otra tesis
del profesor Roberto Bergalli y que también ha manifestado el profesor Eugenio Raúl Zaffa-
roni, y es que si se llega a crear una cárcel más, antes de que terminen de construirla va a ser
68
promulgada una ley que la va a sobrepoblar y quede atiborrada, e incluso, supere el número
de personas que humanamente pudieran vivir allí. Por lo cual, el problema efectivamente no
es de cupos carcelarios, sino que corresponde a la interrogante sobre cuál es el tipo de derecho
penal que se está construyendo en el país; si se construye un derecho penal cuya única alterna-
tiva es la privación de la libertad para todo tipo de conflicto social, con lo que se está creando
una cultura de odio, de la necesidad de mayor pena y en la cual las alternativas al derecho
penal y a la privación de la libertad no se van a poder concretar.
Igualmente, la Corte Constitucional indicó que, y esto lo expreso con mis palabras más que
como lo plantea textualmente la sentencia, si estamos frente a un estado de cosas inconstitu-
cionales en el sistema penal, también corresponde a la inexistencia de una política criminal
en clave de derechos humanos que garantice el canon democrático, lo que conlleva a que cada
vez se quieran ver más a ciudadanos privados de la libertad que ciudadanos ejerciendo su
libertad. Podemos ver que se enfrentan dos tendencias muy fuertes, la tendencia populista
punitiva que atraviesa el mundo hoy y la tendencia expansionista de corte de garantía o tutela
de expectativas de derechos de las elites en el poder económico, financiero y político.
Adicionalmente, en la sentencia la Corte Constitucional hizo un llamado al Congreso de la
República y a las instituciones estatales del país indicándoles que el derecho penal que te-
nemos debe cambiar o no hay forma de que se supere el estado de cosas inconstitucional en
los centros penitenciarios y carcelarios. Esto es muy grave, es tanto como decretar de entrada
que mientras estas instituciones físicas y jurídicas existan en el país, habrá un sector de la po-
blación que está viendo negado y conculcados sus derechos fundamentales y eso es comple-
tamente insoportable en un Estado Democrático y de Derecho. Además, el alto Tribunal les
Justicia Restaurativa [ Peña Solano
pide que no se actúe a partir de criterios de populismo punitivo; lo que equivale a indicar que
el derecho penal no se puede aplicar con base en los intereses sensacionalistas de los medios
de comunicación y de la urgencia de los políticos para obtener votos.
La alerta que da la Corte Constitucional ha sido revisada en diferentes escenarios como el Con-
sejo Superior de Política Criminal, en organizaciones no gubernamentales y universidades, y
ha llevado a demostrar otra serie de graves errores que aparecen en el derecho penal, identifi-
cándolo como un instrumento tremendamente selectivo de violencia extrema respecto a sec-
tores específicos de la población y que además contraviene reglas mínimas de la lógica y del
sentido común. No puede ser que en un Estado Democrático de Derecho como el colombiano,
el sistema penal haya establecido reformas legales con penas mucho mayores para variantes
agravadas del lavado de activos que para genocidio y otros crímenes de lesa humanidad.
Es contradictorio establecer un procedimiento penal con esquema acusatorio con procedi-
mientos agiles, que fueran adversariales, que en el marco de ese ejercicio dialógico entre las
partes para tratar de hallar la verdad procesal, que se otorgara una serie de beneficios para
quien ayuda con la verdad o para quien ayuda con el proceso penal y que llegue a reivindicar
a la víctima a partir del conocimiento de los motivos que llegaron a la comisión conflictiva; y
que después de haber tendido la mano prometiendo rebajas de pena, preacuerdos, negocia-
ciones, entre otros, cada vez que haya una reforma legal se empiece a decir que sí se pueden
realizar esos preacuerdos y negociaciones pero en este y aquel delito no, y en la siguiente re-
forma legal continúe en aumento la lista de los delitos que son excluidos hasta el punto que la
naturaleza de ese sistema adversarial termine minado por el conjunto de exclusiones, impo-
niéndose un impulso populista punitivo en cada una de las reformas penales.
Esa configuración del derecho penal ha llevado a Colombia a unos extremos que para algunos
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de nosotros son abiertamente aberrantes, mal interpretando los argumentos incluso ante el
Congreso de la República con fundamento en la Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos y en un buen número de fallos de la justicia de derechos humanos a nivel internacio-
nal, para justificar cosas como la reforma constitucional en favor de la cadena perpetua en
nuestro país. Esto nos muestra un escenario que es realmente lamentable en torno a la estruc-
tura constitucional del sistema penal colombiano, pero que los diálogos que hemos tenido
con colegas en Perú, Bolivia o en Argentina no dista mucho de los ejercicios de política crimi-
nal en el nivel internacional.
Esta situación se agrava, el estado de ánimo inmovilizador que se da desde los medios de comu-
nicación seducidos o manejados por élites del poder financiero, económico y político hacen que
la sociedad se vaya acomodando a las nuevas condiciones y a la forma como se manifiesta el po-
der punitivo, es decir, cada vez más expansiva; esos diques de contención que el profesor Zaffa-
roni de muy buena forma nos enseñó y ha insistido sobre ellos en su vida académica, cada vez
se vuelvan telas más flexible es que atentan contra las libertades públicas de los ciudadanos.
Como consecuencia adicional de esta situación, el principio del derecho penal como ultima ra-
tio cada vez se convierte más en un discurso metafísico, cada vez más, se convierte en una vieja
añoranza que es la verificación de la forma como se construye el derecho penal. El proceso de
criminalización primaria va mostrando cómo se le ha dado la vuelta para que esta forma de
redacción punitiva se convierta en el primer mecanismo de reacción estatal frente a lo cata-
logado como anómalo, frente al disidente político, frente al enemigo, frente al subordinado,
e incluso frente al ciudadano que se manifiesta en torno a los elementos negativos de las po-
líticas transnacionales que afectan la educación y el empleo como fue todo este movimiento
Justicia Restaurativa [ Peña Solano
internacional que se dio en Chile, que se dio en Colombia y en otros países y que terminó in-
movilizándose también por la pandemia del COVID–19.
Esto llevó a que surgieran ciertas reacciones, la primera, hay una conciencia por transformar
el derecho penal, y no precisamente porque las tesis de la criminología crítica hayan primado
sino porque hay un fallo judicial que debe cumplirse. Esta es una oportunidad para transfor-
mar las formas como se aborda el conflicto en el país. Esto ha llevado a que por ejemplo, la
Rama Judicial, el Consejo Superior de la Judicatura y la Corte Suprema de Justicia mediante
diferentes fallos y acciones empiecen a insistir en la necesidad de construir una ley general de
Justicia Restaurativa y justicia terapéutica en Colombia.
Este derecho penal también se alimenta de esta pandemia y de otras pandemias para exten-
der su carácter reactivo menos esperable y menos coherente con una concepción moderna de
carácter constitucional y democrático. Sin embargo, ¿dónde cabe la Justicia Restaurativa en
todo esto? Si la Justicia Restaurativa como discurso y como práctica es llevada como un ele-
mento de carácter finalístico o de carácter instrumental dentro del proceso penal o dentro del
derecho penal mismo, creo que hemos perdido un escenario muy importante de desarrollo la
Justicia Restaurativa como discurso y como práctica; debe plantearse como el camino necesa-
rio para reconstruir la idea de derecho penal como ultima ratio y con esto ir fundamentando
cuál es entonces la prima ratio que se requiere para la resolución de los conflictos en la tradi-
ción jurídica internacional.
Siempre se habló de la ultima ratio pero no de la prima ratio y lo fuimos descubriendo especial-
mente después de la culminación de la Segunda Guerra Mundial en el escenario del neocons-
titucionalismo latinoamericano y en el desarrollo de los tratados internacionales en materia
de derechos humanos. Pero no es sino hasta la llegada de las constituciones latinoamericanas
70
de final del siglo XX, donde la garantía de los derechos humanos se puede materializar por vía
judicial; antes solamente existía a partir de las acciones públicas, de las acciones sociales y casi
de la resistencia de los sujetos frente al ejercicio del poder punitivo.
Hoy escenarios como el académico y el del diálogo internacional funda tendencias de hacia
dónde debe irse transformando la judicatura y el poder legislativo. Estoy convencido que, a
pesar del escepticismo que puedan tener litigantes o víctimas, generar un diálogo importante
con el sector social, con la academia y con las instituciones del sector público para hacer un
ejercicio fuerte de política legislativa en materia de Justicia Restaurativa resulta importante.
Hemos detectado por lo menos tres escenarios en los cuales se realizan ejercicios de buenas
prácticas que buscan la modificación de normas nacionales y que permitirían hacer de la Justi-
cia Restaurativa una prima ratio y fortalecer esos diques de contención del poder punitivo. Uno
de ellos tiene que ver con el cumplimiento de la sentencia T – 762 de 2015 de la Corte Consti-
tucional, lo que implica, empezar a revisar todo el conjunto de incoherencias e irracionalidad
que por lo menos formalmente aparecen en la norma penal para partir del ejercicio dialógico
con el Congreso de la República y tratar de hacer conquistas en torno a garantizar los princi-
pios de estricta legalidad y de proporcionalidad de la pena.
Otro escenario es en el que hemos venido trabajando con los jueces de la República en Co-
lombia, en particular con los jueces del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes,
debido a que los sistemas de justicia penal juvenil tienen una ventaja que no tiene el sistema
penal ordinario y es que cuentan con tratados internacionales que reconocen a la Justicia Res-
taurativa como uno de sus fundamentos básicos, pero infortunadamente cuando revisamos
las normas relativas en Colombia, que sería el Código de la Infancia y la Adolescencia, nos en-
Justicia Restaurativa [ Peña Solano
contramos con que lo restaurativo y lo pedagógico hacen parte de una serie de principios que
no han sido debidamente desarrollados, ni en los procedimientos, ni en las prácticas.
Sobre este punto, se ha venido trabajando desde hace aproximadamente un año con ma-
gistrados y jueces de todo el país y hemos logrado hacer un primer consenso con el poder
ejecutivo, para poder llevar al parlamento un proyecto de reforma del Código de la Infancia
y la Adolescencia que materialice finalidades restaurativas. Esto no es fácil, ya hemos sido
acusados de querer convertir el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, en un
sistema restaurativo paternalista de adolescentes, cuando justamente lo que se trata es, que
los adolescentes sean comprendidos en su dimensión como sujetos de derechos, pero a su vez
que la respuesta del Estado frente a la comisión delictiva de una persona mayor de 14 años y
menor de 18 no esté basada en un principio retribucionista, sino en la posibilidad de transfor-
mar su vida y de garantizar un diálogo entre víctima y victimario que termine reconstruyendo
el tejido social que se fracturó con el delito.
Finalmente, quisiera señalar que si se entiende la Justicia Restaurativa como resultado y como
el ejercicio de una justicia material que se concreta con el hecho de que quienes están vincu-
lados en el conflicto, víctima y victimario, logren superar la formalidad del proceso judicial,
logren recomponer sus vidas, reconocer la verdad que hay detrás de la comisión delictiva, re-
parar el daño, pero sobre todo, reconocerse como sujetos de derechos, pues creo que la justi-
cia formal tiene que dar un paso al costado cuando resulte necesario, y en otras ocasiones, dar
apertura y reconocimiento a los resultados restaurativos que aparecen de ese diálogo social,
tiene que darle el auténtico valor que ésta tiene incorporando esa realidad a los efectos que
producen los procesos judiciales.
El derecho penal de hoy se muestra en muchos aspectos ,incompatible con las cánones del
71
derecho constitucional y el derecho internacional de los derechos humanos, ha ahuyentando
a las partes en conflicto quedándose con un proceso formal en el que incluso la víctima y el
victimario muchas veces ni siquiera hacen parte física de éste, sino que se reduce a la emisión
de sentencias que sirven para engrosar las estadísticas de la efectividad del Estado en materia
criminal, y no pasa nada con la superación de los conflictos en la sociedad.
La justicia penal debe reconocer el carácter de prima ratio de la Justicia Restaurativa y auto-
restringirse y orientarse a que sus efectos sean, no sólo los menos perjudiciales para los invo-
lucrados, sino los que mejor aporten a la restauración de sus vidas y de las comunidades, en
otras palabras, orientarse hacia la concreción de un derecho penal compatible con los princi-
pios y finalidades de la justicia terapéutica y la justicia transformativa.
Quisiera cerrar con esto, la Justicia Restaurativa como procedimiento y como resultado puede
plantearse como un adecuado destino para un derecho penal, que sea coherente con el ca-
non democrático. Parafraseando al doctor Zaffaroni, en un adecuado debate entre el poder
punitivo y el poder jurídico, espero que volvamos a poner el poder jurídico en un escenario
verdadero de resistencia y de transformación de las situaciones existentes hoy en el mundo.
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\\
//
Justicia Penal Juvenil
73
+
+
Justicia Restaurativa [ Fontemachi
Resumen Abstract
Este trabajo refleja la necesidad de un cambio This work reflects the need for a change in the
en el sistema judicial juvenil para intervenir con juvenile justice system to intervene with children
menores que han cometido delitos en Argentina who have committed crimes in Argentina that
que perjudica tanto al niño como a la víctima, harm both the child and the victim, the family and
la familia y la comunidad. Se plantea la necesidad the community. The need to introduce restorative
de introducir prácticas restaurativas para facilitar practices is raised to facilitate the repair of the
la reparación del daño causado por el adolescente damage caused by the adolescent and that this
y que este proceso suponga un aprendizaje para process involves learning for their life in the future.
su vida en el futuro.
74
Key words
Palabras clave / Restorative Justice
\ Justicia Restaurativa / social conflict
\ conflicto social / adolescents
\ adolescentes / childhood
\ infancia / crimes
\ delitos
Justicia Restaurativa [ Fontemachi
que está privada de la libertad. Un claro perdedor del proceso de justicia penal tradicional es sin
duda la sociedad, porque contamina su cuerpo con sentimientos de injusticia, infelicidad, inse-
guridad, porque cree que reclamando más penas va a tener la justicia. Es por tanto una necesi-
dad social lograr una comunidad más restaurativa, de paz, que reduzca esta violencia en las que
están insertos tanto niñas, niños y adolescentes en su familia, pero también fuera, con sus pares
o inmersos en bandas. Por eso es muy importante encontrar una manera de sanar, de restaurar
tanto desde la primera infancia como luego en la adolescencia con este sistema penal juvenil.
La Justicia Restaurativa y la mirada restaurativa tiene que estar desde el principio de la vida de
las personas, no es algo que sea solamente exclusivo del sistema penal, sino que tenemos que
tratar de reparar, de dar lo que el niño o niña necesita. Por eso es que debemos empezar a res-
taurar, a aplicar este modelo sanador desde la infancia y tener una tutela judicial efectiva. To-
dos y cada uno deben ser defendidos en cuanto a sus derechos, teniendo la posibilidad de salir
adelante y tener un proyecto de vida. En el sistema penal vigente son diversos los sectores de la
sociedad que piden bajar la edad de imputabilidad para encarcelar, sin reparar en que tal vez
seamos la sociedad los que debemos cambiar nuestra mirada que vea a estos menores como
personas que aún están creciendo, que necesitan modelos sociales adecuados durante ese pro-
ceso tal y como señala la declaración de 1924 que dice que la humanidad le debe a los niños y
niñas todo lo mejor que se les puede ofrecer. Posteriormente, en 1959 se reiteró este propósito.
Puntualmente, hablando del sistema penal en nuestro país Argentina, donde tenemos una ley
que se ha marcado 40 años de margen, han pasado más de 30 años de democracia y no hemos
sido capaces los adultos de ofrecer un sistema que avale sus derechos de sistema adecuado a
las convenciones y las distintas reglas de las Naciones Unidas. A través de las prácticas, tene-
mos que plantear nuevos modelos y tratar de capacitar profesionales, para evitar estigmatizar
76 a los y las adolescentes. Por eso, el enfoque restaurativo aporta a los jueces una oportunidad,
una variable de prácticas y una alternativa de respuesta para los adolescentes. Por eso, es in-
dispensable tener en cuenta todos estos derechos, tomar la situación evaluada interdiscipli-
nariamente de cada adolescente para contar con una posibilidad de evitar la auto–respuesta.
Uno de los mayores problemas que tenemos es que los defensores es cómo pensar que “la Jus-
ticia Restaurativa no, porque va a tener que reconocer el hecho y yo no quiero eso”, quizá a una
mediación de conflictos, a un reconocimiento del hecho. Y no es esto la Justicia Restaurativa.
Según Haueter, la mediación es algo y la Justicia Restaurativa, si bien puede ser uno de los
elementos o de las estrategias de mediación, no es sólo eso. Justicia restaurativa es otra cosa,
es dar la posibilidad de ver un proceso sanador, no pensar que la mediación es sólo el resulta-
do, sino que lo que nos va a enriquecer es el proceso, esa conferencia que pueden darte esos
círculos sanadores y demostrar que la Justicia Restaurativa no es reconocimiento solamente,
sino que la Justicia Restaurativa se da en una comunidad, se da en una familia.
La mirada restaurativa, la estrategia restaurativa como bien han experimentado muchos paí-
ses con este enfoque nuevo, con una cultura nueva. Puntualmente este interés superior del
que hablábamos, el principio de oportunidad, o sea poder pensar en la investigación, en el
proceso, tener una intervención mínima, y uno de los principios más fundamentales para mí
es la flexibilidad. El principio de flexibilidad es lo que más nos cuesta asumir. Podemos cam-
biar, podemos regresar, podemos realmente dar otra posibilidad.
En Argentina ha surgido en 2018, un protocolo de mediación penal juvenil. Este protocolo con-
junto de procedimientos específicos sirve para estandarizar acciones para saber cómo vamos
a actuar en este caso. Las características más importantes son la participación y la reparación,
la responsabilidad. Sabemos que, puntualmente, a partir de la Convención de los Derechos
Justicia Restaurativa [ Fontemachi
del Niño empezaron a cambiar la legislación de toda Latinoamérica, y allí es importante saber
que nuestro país en 1994 incorporó a su constitución las Convenciones Internacionales, tene-
mos las reglas, tenemos las convenciones pero no cambiaron las legislaciones, salió el juez de
menores que no tenía límites, ni fiscal, ni defensor, ni se respetaban las garantías instituciona-
les, y vino otra justicia que respetaba las garantías, pero no estos derechos consagrados en la
convención, poniendo sanciones de muchísimos años. Pero por suerte esto hoy va cambiando
debido a estas capacitaciones, debido a entender de qué se trata la justicia especializada. Sa-
bemos que nuestro país fue sancionado por sentencias de prisión perpetua, pero esos mismos
tribunales que hace más de 20 años la pusieron ahora te muestra estadísticas que tienen una
mínima sanción, un top mínimo 5% u 8% de sanciones y el resto son absoluciones. Porque una
de las cosas importantes que entiende nuestra ley nacional es que se puede absolver cuando
en la situación, de acuerdo a la conducta del adolescente hacia la responsabilidad del hecho,
no es necesaria la pena. Por eso me parece importante resaltar esto y que esto ha ido cam-
biando gracias a la capacitación y a internalizar cuáles son los derechos respecto a la propor-
cionalidad. Estamos hablando de la Justicia Restaurativa, y una de las medidas es no imponer
sanciones, y la privación de la libertad como último recurso.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, el caso de Mendoza, dijo que las medidas
que deben dictarse deben ser consecuencias no solamente de la realización del delito, sino
que deben tener en cuenta la proporcionalidad y la finalidad. Asimismo, la corte de Mendoza
ha dado sentencia que ha recuperado estos valores. Tenemos un caso de 2014 donde un ado-
lescente junto con un adulto cometió un homicidio criminis causa en principio, la corte luego
en base a las circunstancias y a evaluar cuál era la situación incluso del adolescente, cambió la
calificación a robo con homicidio cuestión que puso, fueron 2 años y 6 meses de prisión. Lue-
go en otros fallos que fueron y que son los que orientan en mi provincia, Mendoza, también 77
dispuso que la reducción de la pena a grado de tentativa es obligatoria en materia de derecho
penal juvenil y solamente acepta aplicar sanción aquellos hechos que constituyen el núcleo
duro del derecho penal. Por eso, es importante rescatar esta jurisprudencia y pensar que hay
distintas situaciones pero qué tenemos que ir hacia adelante con esto, con la posibilidad de
poder crecer en el respeto de los derechos y darle la posibilidad también, como dicen en el
caso Maldonado, de revisar. Nosotros tenemos que ser flexibles, obviamente en el Ministerio
Público en la defensoría pidiendo la revisión de la sanción. Más allá de no tener una ley de
procedimiento que lo diga, tenemos convenciones internacionales, tenemos la declaración
iberoamericana, todo esto nos apoya para poder resolver esta maqueta. Argentina no tiene
nada de ahí, pero sí tiene jurisprudencia. Y sí tiene convenciones que son de obligatorio cum-
plimiento, por eso me parece fundamental esto tenerlo en cuenta.
Otro tema fundamental de este tribunal de menores es que la prescripción termina si en el
plazo para la sanción del grado de tentativa es cumplida, es decir que se reduce la prescripción
de las causas adolescentes y también se aplica el principio de legalidad en cuanto a que tene-
mos que tratar que todo lo que sea proteger los derechos del niño sea una realidad. Con esto
ya termino en cuanto a la capacitación de fiscales y defensores.
Y un caso puntual de un niño que no fue cuidado en su primera infancia y llega la adolescencia
sin familia. Ataca a su compañero de la escuela porque lo estaba victimizando (y saca un cu-
chillo y lo hiere). Se celebra el juicio, el fiscal acusa, la defensa no pide nada y termina con una
declaración de responsabilidad. Si se hubiera aplicado los principios de Justicia Restaurativa a
este chico que sufrió toda su vida por una violencia institucional no hubiera terminado de esa
manera. Tenemos muchos casos en donde hay soluciones de conflictos donde los fiscales no
Justicia Restaurativa [ Fontemachi
lo quieren entender, porque realmente es mucho más fácil hacerlos responsables que ponerse
a trabajar con las y los adolescentes. Por eso me parece muy importante, y ya para terminar,
que tenemos que tener en cuenta que tenemos que resolver aquellos que estamos en cargos
gerenciales de magistrados y funcionarios y profesionales para que crean en los adolescentes.
Si nosotros no queremos que pueden cambiar, si no creemos que merecen otra oportunidad en-
tonces vamos a seguir en la misma situación. Por eso son un desafío, pensar que el delito es una
acción en contra de la comunidad y no de la ley y que los niños niñas y adolescentes requieren
atención de esos derechos a la vida, a la salud, a la educación, al esparcimiento, el marco fami-
liar de cariño y respeto. Si carecen de estos derechos deben buscarse aquí el origen de los actos
infractores a la ley. Por eso, sólo desde la norma de derecho no puede respetarse los derechos
humanos de niños, niñas y adolescentes. Unidos, unidas, comprometidos y comprometidas, es-
pecializadas y especializados, todos juntos vamos a poder realizar este cambio que queremos.
78
\\
Justicia Restaurativa [ Lerner
Abogado. Maestría en Derechos Humanos. Secretario Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina.
Resumen Abstract
Este artículo trata la aplicación de la Justicia This article deals with the application of
Restaurativa como medio de intervención Restorative Justice as a means of intervention
entre adolescentes que han cometido un delito, among adolescents who have committed a crime,
las víctimas y la comunidad. La propuesta the victims and the community. The proposal
explica la modificación o inclusión de prácticas explains the modification or inclusion of restorative
restaurativas que se distancien de las tradicionales practices that distance themselves from the
sanciones basadas en motivaciones punitivas traditional sanctions based on punitive motivations
o de castigo. Para ello será necesario involucrar or punishment. For this, it will be necessary
tanto a instituciones del gobierno como formar to involve both government institutions and
adecuadamente a profesionales que puedan guiar adequately train professionals who can guide
estas prácticas en Argentina. these practices in Argentina. 79
[ Partimos de cuestionar una idea que está instalada en el imaginario popular y a veces en los
actores especializados, este concepto es que el sistema de justicia penal para adolescentes ar-
gentinos parece inmodificable y aparece como un generador permanente de malas noticias.
En realidad, es un país de 45 millones de habitantes y los datos actuales reflejan que hay entre
1000 y 1200 chicos y chicas privados de la libertad en todo el país, imputados por delitos. Así
mismo, hay alrededor de 2500 y 3000 jóvenes varones y mujeres con medidas alternativas a
la privación de libertad. Es decir, es una dimensión relativamente pequeña para un país con
una alta población, siendo la tasa de encierros más baja, en promedio, que en otros países de
América Latina. Lo cierto es que diversidades normativas, precariedades en los programas, y
algunos pensamientos tradicionales siguen predominando en la intervención con infractores,
lo cual nos han impedido estos años una mejora sustantiva, sin embargo, estamos conven-
cidos de que va a ser posible avanzar en este sentido y concebimos a la Justicia Restaurativa
como un instrumento que puede potenciar un abordaje de la situación de los adolescentes
infractores más acorde a la Convención de los Derechos del Niño (1989) que otros modelos
implementados anteriormente y que en general no han dado muy buenos resultados.
Tomando como base los principios del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas
podemos considerar como restaurativo un proceso donde la víctima, sujeto activo del deli-
to y otros miembros o personas relevantes de la comunidad participan conjuntamente y de
manera activa para resolver las cuestiones derivadas del delito, generalmente con la ayuda
de un facilitador. Con ese concepto amplio de la idea de Justicia Restaurativa, nosotros esta-
mos tratando de profundizar la idea para que impregne nuestro programa. No tenemos una
mirada ilusoria o naif respecto de la Justicia Restaurativa. Por el contrario, nos enrolamos en
lo que dice la investigadora Marina Medan sobre que la Justicia Restaurativa apoyando que
80 no es en sí misma una solución progresista para lidiar con el crimen, sino tal vez sea la mejor
forma de ganarle la disputa a la política criminal del punitivismo. Tal y como señala la doctora
Fontemachi, en reformas legales, lo cierto es que el punitivismo siguió avanzando en nuestro
país como intervención en los delitos de los adolescentes.
Nosotros entendemos, por tanto, a la Justicia Restaurativa como herramienta en el marco de
los principios constitucionales y convencionales y por ello, situamos la Convención sobre los
Derechos del Niño (1989) en lo más alto de nuestra jerarquía normativa. Esto es la Constitu-
ción Nacional, donde no solo tenemos en cuenta los artículos 37 y 40 de la Convención, tam-
bién existen una proliferación de instrumentos que podríamos denominar “derecho blando”
o “soft law” como son las reglas de Beijing, las directrices de RIAD, la observación general 24
Comité de Niños de las Naciones Unidas. Este conjunto de elementos internacionales que nos
aportan un marco normativo de singular importancia hacia el respeto de los derechos huma-
nos y así se desprenden principios de los que debemos nutrir las prácticas restaurativas.
Existen algunos principios a destacar respecto a los sistemas de políticas para adolescentes
infractores. El primero de ellos, es el de mínima intervención penal, es decir no solamente en
la reducción de la utilización de penas sino también, de la búsqueda salidas alternativas al
proceso penal estricto, pues la finalidad específica del proceso penal juvenil, es socio-educati-
va, donde el objetivo sea la integración social del adolescente infractor y que ese aprendizaje
lo habilite para conocer y respetar los derechos en su comunidad. Por otro lado, el principio
de la privación de la libertad supone la última alternativa. Así, el principio de especialidad
será definitivo para el abordaje diferenciado, no solamente en normas, sino también de los
funcionarios y de organismos en relación al sistema penal de adultos. Y si bien es cierto, tene-
mos una ley penal obsoleta, que mantiene un cierto sesgo autoritario y positivista, centrado
Justicia Restaurativa [ Lerner
en dotar de las amplias facultades al juzgador para la aplicación o no de una sanción para el
adolescente infractor. Es conocida la posibilidad de no solo aplicar la descarga de la responsa-
bilidad penal del adolescente en una sanción reducida, sino incluso, eximir al adolescente en
el caso de entender, como ha dicho la Corte Suprema de Justicia, que la situación no amerita la
imposición de una pena. A tenor de esto, han surgido numerosos proyectos modernizadores
en los últimos años en Argentina que no tienen este principio en cuenta.
El otro elemento normativo a destacar, es que la mayoría de los ordenamientos procesales
que se han reformado en los últimos años han incorporado el principio de oportunidad pro-
cesal, es decir, que el fiscal pueda desistir de la persecución penal del adolescente. Debemos
entender, por tanto, que es posible y aconsejable profundizar y desarrollar más experiencias
de Justicia Restaurativa en Argentina. Para tanto, en primer lugar, deberíamos plantear una
reforma de la normativa penal juvenil de fondo que establezca como regla la Justicia Restau-
rativa y sólo como excepción la recurrencia a las penas o sanciones y que lo estableciera como
un derecho del imputado, el hecho de no contar con esa norma, no nos pone en el mejor de
los escenarios, pero no impide avanzar en la construcción de prácticas restaurativas. La recla-
mación constante de modificación de la antigua ley penal ha llevado a una especie de discurso
generalizado produciendo una cierta frustración, además, tampoco se incluyen prácticas que
serían perfectamente posibles aún con la actual normativa. Un punto de vista a destacar es
que los nuevos planes de trabajo en este ámbito deben marcar una fuerte distancia del enfo-
que que entiende los esquemas restaurativos como una ornamentación de un sistema penal
para adolescentes de tipo punitivista ya que en algunas propuestas se reafirma y profundiza
para la intervención con los adolescentes. El último proyecto de Ley Penal para adolescentes
que envió el anterior gobierno al Congreso, bajaba la edad de punibilidad y permitía aplicar a
los adolescentes penas de hasta 55 años de privación de libertad y así mismo incluía algunos 81
artículos que habilitaban alguna práctica restaurativa para delitos de bagatela. No podemos
por ello, concebir la Justicia Restaurativa como un pequeño espacio frente de una gran cárcel
llena de menores con falta de recursos, es decir, las “medidas alternativas” y la Justicia Restau-
rativa —que no es lo mismo pero hay un punto de contacto— tienen que estar en el centro del
sistema penal para adolescentes.
Otra punto de inflexión de este trabajo aborda el proceso restaurativo subjetivo que hace el
joven en el tránsito de la construcción de los acuerdos, lo cual es profundamente deseable, po-
tenciando la participación activa de las víctimas pero al mismo tiempo, entender que no pue-
de ponerse como condición sine qua non su presencia, para desarrollar prácticas restaurativas.
Entendemos que la posibilidad de construir acuerdos reparatorios tiene que mirar central-
mente al proceso subjetivo y social del menor así como a la comunidad en conjunto. Muchas
veces, la víctima de un delito prefiere no volver a transitar por este tipo de recorridos o directa-
mente se opone a un acuerdo de esta naturaleza, por lo que en virtud del principio de interés
superior del niño no hay que renunciar al proceso, es decir, hay que tratar que se produzca ese
acuerdo o diálogo aún sin la víctima. Por otro lado, no se puede excluir a priori la posibilidad
de desarrollo de prácticas restaurativas justificando la tradicional cultura del castigo. Es decir,
sabemos que es más sencillo en términos de la presión social y de la repercusión mediática,
que frente a hechos de cierta gravedad y de mayor complejidad para el juzgador, adoptar ca-
minos no punitivistas, lo cierto es que no debiéramos adoptar normas, doctrinas o manuales
que excluyan algún tipo de hecho sólo por la gravedad. Es necesaria por consiguiente, una
mirada abierta que focalice en el proceso subjetivo y social que puede hacer a un adolescente.
Recientemente, la doctora Fontemachi trataba la posibilidad de revisar las sanciones. En coin-
Justicia Restaurativa [ Lerner
cidencia con los Derechos del Niño, la doctora mencionaba acerca de la obligatoriedad de que
la sentencia sea siempre revisable, aspecto que nuestra normativa no recoge y que fue indica-
do la Corte Interamericana del fallo Mendoza, que apunta justamente a que se entienda que
un menor está en proceso de evolución y crecimiento, de construcción de su propio modelo
de vida y no podemos fijar su situación a partir de un único hecho, por grave que haya sido y
que este hecho necesariamente le reste oportunidades durante muchos años en su vida. Por
eso, es relevante tener una perspectiva amplia de aplicación de la Justicia Restaurativa o de los
enfoques restaurativos más allá de la gravedad de los hechos.
En conclusión, es indispensable que los gobiernos se involucren en estas propuestas y promue-
van prácticas o sanciones alternativas basadas en modelos restaurativos para responder al de-
lito de los adolescentes. Hay instituciones que actualmente lo realizan como el Centro de Me-
diación Penal Juvenil de Lomas de Zamora, sin embargo, no hay prácticas extendidas en todo el
país. Entendemos que aún se utilizan escasamente porque es muy difícil avanzar en escenarios
adecuados si no hay un actor social o algún escenario institucional particularmente preparado
en el tema. Es imprescindible, por tanto, dotarnos de ámbitos institucionales, de acuerdos so-
ciales tal y como señala el doctor Vezzula, de acuerdos entre acuerdos entre el Ministerio de
Educación con otros ministerios. Es decir, generar escenarios propicios con equipos de recursos
humanos formados de la mano del ministerio público, de organizaciones sociales en acuerdo,
y de las propias agencias gubernamentales. Esta red con una variedad de actores podrá gene-
rar un escenario más proclive y más favorable para ensayar este tipo de acuerdos. Por tanto, el
objetivo será trabajar en esa dirección, entendiendo que si logramos institucionalizar espacios
sociales adecuados, vamos a generar mejores condiciones para ese deseable diálogo entre los
chicos y las chicas, sus familias, las víctimas y la comunidad. Para ello, habrá que poner cierta
82 distancia simbólica de la lógica del sistema penal lo cual también requiere del apoyo institu-
cional. Dentro de los profesionales de las agencias del Poder Judicial o del Ministerio Público
será más difícil encontrar personal adecuado para guiar el proceso ya que suelen tener un posi-
cionamiento más vinculado a la actividad de peritos auxiliares de los jueces, por lo que se hace
necesario contar con un acompañamiento profesional de estos procesos de acuerdo entre las
víctimas, los jóvenes y la comunidad puedan sostener los acuerdos que se han celebrado.
Para finalizar, manifestar la importancia de la capacitación en modelos de Justicia Restaura-
tiva, construir modelos institucionalidades con equipos de recursos humanos formados será
el mejor camino, para que los adolescentes que puedan haber atravesado una situación trau-
mática o haber provocado en otro situaciones traumáticas puedan resignificar ese momento
complejo y reproduzcan algún cambio subjetivo que les permita aprender otra manera de rela-
cionarse socialmente y ayudarles a construir a través de proyectos una integración social plena.
\\
Justicia Restaurativa [ Prada
Resumen Abstract
En el presente artículo, se analiza la importancia This article analyzes the importance of the
de aplicar en el proceso penal las Prácticas application in the criminal process restorative
Restaurativas como abordaje dinámico al trabajo practices as a dynamic approach to the work
con jóvenes infractores. Se diversifica el sentido with young violators. The meaning of the term
del término rito desde una mirada acorde a la rite is diversified from a point of view according
capacidad de empatía y crítica que puede afrontar to the capacity for empathy and criticism that
un adolescente, así como también desde la an adolescent can face, as well as from the other
contracara que representa a la sociedad. side that represents society. With an analysis that
Con un análisis que aborda los aspectos objetivos addresses both objective and subjective aspects,
y subjetivos se pretende focalizar en las reales it is intended to focus on real causes that motivate 83
causas que motivan el fracaso del Sistema Penal the failure of the Juvenile Penal System and lead
Juvenil y conllevan a la reiterancia. to reiteration. Finally, we share a restorative story,
Por último compartimos una historia restaurativa, as a story of life and overcoming in a context of
como historia de vida y superación en un contexto de progressive freedom that inspires us to think
libertad progresiva que nos inspira a pensar que otras that other forms of justice that bring social
formas de justicia que traen la paz social son posibles. peace are possible.
[ Introducción ]
Desarrollar el tema “Prácticas Restaurativas” con jóvenes infractores, es exponer sobre aque-
llas experiencias que dan un verdadero sentido a mi labor dentro del Fuero Penal Juvenil, de
las que siento orgullo por cuanto reflejan el modelo de sociedad que ansío para mi país y para
América Latina. Una América signada por la vulneración de derechos esenciales pero arraiga-
da a la fuerza de su gente que resurge y se supera ante la adversidad.
Comienzo por significar el porque de la importancia de creer en ellas, escuche decir en el pre-
sente Congreso a la Doctora Marta Paillet “…que estas prácticas, en el todo, sólo son pasos o
pasitos”. Empero, para quien vivencia un acto disvalioso, la Justicia Restaurativa es un antes y
un después del delito, es dignidad, es aprendizaje, es satisfacción, es entendimiento es per-
dón, es pacificación social.
[ El reclamo de Justicia ]
Al hablar de delito o acto disvalioso como solemos denominarlo, al cual adhiero por entender
que el segundo término no solo no estigmatiza, sino que genera en el autor del acto infractor,
la posibilidad de considerar ese acto único y por ello poder elaborarlo desde otra perspectiva
evitando la reiterancia, encontramos un común denominador que lo atraviesa y radica en las
consecuencias traumáticas para todos los participantes.
Pensemos que cuando escuchamos por parte de la sociedad ese reclamo de “no justicia”, lejos
de significar que no se haya actuado jurídicamente, debemos replantearnos qué es lo que ver-
daderamente se está peticionando. Ese sabor amargo de creer que la justicia tradicional no
84 está dando la respuesta que los hombres y mujeres de hoy necesitan, moviliza a considerar
que el sentido del reclamo es mucho más profundo que lo que persigue el sistema penal. Por
el contrario, la Justicia Restaurativa se inserta en lo humano, porque su eje central tiene como
propósito erradicar el odio, reducir la violencia y crear procesos de sanación.
¿Y si quisiéramos detenernos por un instante a pensar por qué se fracasa? Una de las observa-
ciones, es que no podemos continuar pretendiendo subsanar con una respuesta matemática
una necesidad social. El Estado fracasa cuando pretende resolver desde lo jurídico, aplicando
penas cuantitativas, cuestiones que poseen una necesidad social, porque el sentimiento, lo
subjetivo, la esencia en la persona, no se constituye solo con la satisfacción de un análisis ob-
jetivo que a menudo es lo que importa al juzgador para sustanciar su sentencia.
Hay frustración cuando en un proceso de tinte retributivo, se pretende que el infractor (joven,
adolescente o niño) entienda mediante el ritualismo riguroso de un accionar procesal, que
“esa figura” que tiene frente a sus ojos, representa la autoridad y el castigo. Suena ilusorio
creer que por el hecho de estar privilegiado por un proceso penal, donde se lo considera sujeto
de derecho y obligaciones, adquirirá los elementos y el sustento necesario para modificar su
vida de acuerdo a lo que espera una sociedad que lo margina. Triste es verificar que, a lo largo
del tiempo y la intensidad del tratamiento respecto de los fines de la pena, el fracaso para
resolver la problemática continúa preocupándonos.
La satisfacción de la víctima es una utopía aplicando la justicia retributiva, pues en ella no se
contempla lo subjetivo del hecho, lo simbólico, su necesidad real e inmediata.Somos seres
sensibles y atender el dolor y su gratificación subjetiva contenta, porque resulta sanador.
Justicia Restaurativa [ Prada
Con esta mirada Restaurativa proyectamos que los jóvenes infractores perciban que hay otro
(la víctima), que hay otros (la sociedad), que también sienten y sufren. El objetivo se centra en
que a partir de posibilitarles la incorporación voluntaria a las prácticas restaurativas logren la
capacidad de confiar, de creer y permitirse construir su historia desde otro lugar.
Justicia Restaurativa [ Prada
Porque la sanción sin el sentido del cambio interior no sirve, solo es un dato relevante para ser
utilizado por otros efectores. La estadística en ocasiones tiene por objeto cercenar este tipo de
buenas prácticas ,convenciendo a la sociedad en la ilusión que penas más duras o la baja de la
edad legal de punibilidad garantizará más seguridad y menos delito.
[ Desatando limitantes ]
Lamentablemente en el accionar de estas Prácticas Restaurativas surge como limitante que
la Legislación Argentina ha conferido al Agente Fiscal la titularidad de la acción pública. De
ahí que resulta primordial para empezar a afianzar perspectivas superadoras la necesidad de
exigir un cambio legislativo que vincule la Legislación Internacional y otorgue mayores posibi-
lidades a quienes son partes del conflicto. Resulta primordial que al Agente Fiscal en ejercicio
de su función de titular de la acción pública, se le exija al desestimar un pedido de interven-
ción a Prácticas Restaurativas realizado por la Defensa o a requerimiento de la víctima, fundar
los motivos por los que considera la denegatoria. Cuando la pretensión de prácticas restau-
rativas proceda únicamente de parte de la defensa, previo a expedirse el Agente Fiscal debe
darse posibilidad a la víctima de expresar su parecer al respecto.
El Estado no puede continuar confiscando el conflicto y ajenizando a quien debe tener más le-
gitimación. Si seguimos consintiendo decisiones que no la incorporen le expropiamos “su acto
disvalioso” y no resolvemos sus consecuencias traumáticas. Pero además previo a expedirse
el titular del Ministerio Público, se debe dar la posibilidad a la víctima de expresar su parecer.
Finalmente retomando nuevamente el concepto de rito, valido la afirmación que cuanto más
se desnaturalice la cotidianeidad del rito, vamos a poder transitar prácticas menos ortodoxas,
86 pero más saludables. Menos rígidas y más dialogadas.
El gráfico contextualizado muestra la interdisciplina y organismos que nos brindan el apoyo
cotidiano. Siguiendo los lineamientos de nuestro Procurador General, no concebimos otra
forma de Dimensión Restaurativa que “el todo con todos” y en esto incluimos intersectorial-
mente a todos los municipios que con sus distintas secretarías conforman esa gran multitud
de agentes multiplicadores de cultura en Construcción Restaurativa y Paz Social.
[ Objetivos Restaurativos ]
A fin de delinear un trabajo consensuado y uniforme se destacan los objetivos que la Justicia
Restaurativa debe considerar en sus prácticas:
// participación activa de las víctimas;
// reparación de las relaciones que han sido dañadas por el evento disvalioso;
// motivación en las responsabilidades de las partes;
// crear la conciencia de responsabilidad;
// trabajar la reprochabilidad;
// reducción de reincidencia y reiterancia.
Nuestros jóvenes son seres en formación. Si consideramos que son seres sociales y la sociabi-
lidad en el adolescente se asocia al otro, al grupo de pares, potenciando la necesidad de los
demás para representarse, en un proceso de encierro la complejidad para el abordaje será
mayor. Encontrarse privado de la libertad ambulatoria, no solo disminuye la posibilidad de
enriquecer el diálogo como facilitador de la comunicación con el otro, sino que aumenta y
empeora las emociones negativas, generando situaciones distorsionadas de la realidad que
aparejan angustia, aislamiento y encierro. Estas circunstancias dificultan la posibilidad de po-
sicionarse en el lugar del otro con conductas altruistas.
Para el que se encuentra en situación de encierro, todo su entorno se desarrolla en el queha-
cer institucional, magnificándose situaciones que en otros ámbitos serían intrascendentes o
irrelevantes. En esta cotidianidad se generan situaciones imaginarias que exacerban aún más 87
la violencia, dando lugar a sanciones que llevan a la imposibilidad de recuperar la libertad o
beneficiarse con una morigeración de la medida de coerción.
mediación intrafamiliar, para afianzar vínculos materno filiales, perdonar situaciones familia-
res adversas, superarse como familia y prepararse para el egreso.
Y cuando todo esto comenzó a transitar favorablemente, se peticionó la morigeración de Ri-
cardo a un centro de Semi Libertad.
Formación académica ]
88
Cursó y sostuvo sus estudios dentro de las alternativas del dispositivo, el dato relevante de
este aspecto se centraba en el anhelo que manifestaba de llegar a poder cursar algún día es-
tudios universitarios, ya que por la historicidad de su familia ningún integrante de la misma
había podido llegar a ese nivel.
Se trabajó en ese momento en el componente simbólico de ese anhelo, como herramienta
para el fortalecimiento de su proyecto de vida futuro.
En función de la estrategia delineada en ese momento, se realizó articulación con la Defenso-
ría General de Lomas de Zamora y se ofreció la incorporación a un Curso de Mediación Básica
a dictarse por el Área de capacitación del Ministerio Público de la Defensa.
Fue necesario que la Juez de Responsabilidad Penal juvenil apoyara la Práctica Restaurativa y
para ello se sostuvo una audiencia de escucha ante la Magistrada y el joven donde no solo le
permitió la asistencia, sino que entendió que era necesario que pudiera desplazarse sin ser
acompañado para igualarlo en dignidad al resto de los asistentes.
Esta experiencia se constituyó como fortalecedora de la subjetividad del joven, aplicando las
herramientas adquiridas en la formación a la convivencia diaria con sus pares.
Ricardo asistió al Curso Mediación, Resolución de Conflictos, y Habilidades para la Vida, logró
finalizarlo, obteniendo su certificado; constituyéndose esto en un suceso vital de alto impacto
simbólico, ya que el joven tenía internalizada una representación de lejanía en la posibilidad
de capacitarse y formarse académicamente, vinculada a su historia de vulneración de derechos.
Justicia Restaurativa [ Prada
En esta instancia, el dispositivo Centro de Contención resulta el ámbito óptimo para poner
en marcha el abordaje de los jóvenes desde el Campo Restaurativo, ya que nos otorga la llave
para abrir la puerta de las posibilidades de la reparación; se avanzó respecto aspectos repa-
radores del daño e implicancia de las acciones; al ser un dispositivo de características semi
abiertas, tiene un alto contenido y participación Comunitaria, pudiendo avanzar en relación
al sentido de pertenencia, condición necesaria al momento de transitar procesos de re subje-
tivación dentro de parámetros reparadores, crea responsabilidad Social y permite el “Sentirse
parte”, internalizando nuevas formas de vinculación Social, que es lo que finalmente acompa-
ñará a los Jóvenes una vez que regresen a sus Comunidades. Se pone en juego aquí el desafío
de estar el joven en la comunidad, y la posibilidad de evaluar en el día a día cómo se activó este
enfoque, esta dimensión restaurativa.
Al darse en este entorno el joven, la comunidad y la reparación del daño, se concreta con ma-
yor facilidad la internalización del otro.
Creemos de vital importancia el compartir las experiencias de trabajo, con el objetivo de po-
der ponerlas en cuestión, problematizarlas y evaluar resultados, desde la ¿reflexibilidad = re-
flexividad o flexibilidad? profesional.
Entendiendo a los adolescentes que transitan sus días en instituciones, en donde su aborda-
je se realiza desde los múltiples enfoques que atraviesan los dispositivos, dependiendo de
factores multicausales, en donde intervienen la concepción de todos los actores, destacando
que todo vínculo de un niño, niña o adolescente con personas adultas tiene efecto subjetivan-
te, planteamos entonces la necesidad de acompañar nuestras intervenciones desde campos
restaurativos, que puedan acompañar los procesos desde abordajes integrales y dentro de
políticas públicas que respondan a ese enfoques, ya que es, en definitiva, lo que acompaña la
89
construcción de subjetividad de los adolescentes en contexto de institucionalización, para su
posterior regreso a la comunidad, construyendo la Paz Social.
Bibliografía
\ Eduardo German Bauche y Mariela Isabel Prada (2018). Diente de León. Teoría y metodología de la Justicia Res-
taurativa desde la práctica cotidiana. Rosario: Editorial Fundación Para el desarrollo de las Ciencias Jurídicas.
//
Justicia Restaurativa [ Vezzula
Resumen Abstract
En el artículo se problematiza la Justicia The article discusses Restorative Justice, restorative
Restaurativa, las prácticas restaurativas en clave practices key to peaceful and cordial coexistence.
de la convivencia pacífica y cordial. Se plantea The difficulty of establishing restorative procedures
la dificultad de instaurar los procedimientos in our society. The place that adolescents are left
restaurativos en nuestra sociedad. También se in conflict with criminal law is also questioned,
cuestiona el lugar que se les deja a los adolescentes lack of listening. Restorative mediation requires
en conflicto con la ley penal, la falta de escucha. La broadening your gaze.
mediación restaurativa requiere ampliar la mirada.
Key words
Palabras clave / Restorative Justice
\ Justicia Restaurativa / mediation
\ mediación / adolescents
90 \ adolescentes
Justicia Restaurativa [ Vezzula
[ Los discursos anteriores de apertura del Primer Congreso Latinoamericano de Justicia Restau-
rativa han trabajado y traído la preocupación fundamental que es la duda, la pregunta. Creo
que a veces estamos afirmando muy rápidamente “Justicia Restaurativa”, “mediación restau-
rativa”, “círculos restaurativos”, “procedimientos restaurativos” y nos olvidamos de preguntar-
nos si: ¿realmente es posible instaurarlos en nuestra sociedad con continuidad?
He tenido experiencias, puntualmente en Brasil, donde empezamos a usar la Mediación en el
área penal en Juzgados Especiales de pequeños montos. Entonces las pequeñas ofensas eran
trabajadas por mediación y conciliación. Y así empezamos a probar esto. Estaba prohibido
pensar la mediación asociada al área penal. Y nos echaron.
Casualmente me he encontrado hace unos meses con el que coordinaba todos esos juzgados
pequeños, estos juzgados especiales, y me dijo: “Mirá, suspendimos el servicio porque me lla-
maron al orden”. No hablábamos de asesinatos, hablábamos de ofensas pequeñas.
Después empezamos a trabajar en el año 2000 con adolescentes. Tuve una gran suerte de
trabajar con un juez maravilloso, el Dr. Alejandro Morales Larrosa, que nos dio la oportunidad
de implementar la mediación restaurativa con adolescentes y ahí trabajamos conceptos real-
mente del joven. Trabajamos, no solamente mirando la infracción cometida, sino dirigién-
donos al adolescente como persona. Recién ahí tiene más fuerza, el principio de protección
integral. No está tan separado lo penal de lo no penal, o lo infraccional de lo no infraccional.
El principio de protección integral se trabaja con las personas que están en riesgo, los niños y
adolescentes que están en riesgo, como también con los que hayan cometido una infracción.
Entonces comenzamos a trabajar y vimos una necesidad de incorporar un representante de
la comunidad para que pudiera hablar con el adolescente, traerle la visión o la voz, como por-
tavoz, de la comunidad, porque el mediador no podía traer valores o razonamientos y en la 91
adolescencia, es importante poder escuchar el modo de los adolescentes, pero obviamente
que se precisa también escuchar. Fundamentalmente lo que percibimos fue que necesitaban
ser escuchados. Este es el principio de protección integral: escucharlos.
De modo que este centro era un espacio para que el Estado pudiese cumplir lo que había falla-
do la protección integral de la familia o de la sociedad.
Duramos 7 años y nos echaron. Claro, ustedes van a decir: “Es culpa tuya, realmente. Estás
reiterando. Ya acá hay algo raro”. Empecé a ver que esto se iba reiterando en las escuelas, direc-
tores y profesores no querían que trabajáramos exclusivamente con los chicos. Entonces, son
ellos los que necesitan. Percibí que realmente el punto era cómo hacer para crear una cultura
restaurativa. Porque más allá del derecho penal pienso que la Justicia Restaurativa no respon-
de a procesos judiciales, no se limita a procesos judiciales.
Justicia, por ejemplo en Brasil se comenzó a hablar de justicia comunitaria ¿Por qué el término
justicia?¿Cómo es eso de Justicia comunitaria? Me puse a investigar qué significaba justicia y
ahí encontré definiciones, algunas religiosas relacionadas a la justicia como una virtud cardi-
nal, donde decía que justicia era el eros entre las personas entre una sociedad. Ser armónico,
justo en el sentido de atenderse los unos a los otros. La mediación comunitaria es la justicia
comunitaria en el sentido en que ese eros, esa manera de convivir que propone. Y la Justicia
Restaurativa también necesita proponer más allá del procedimiento, nos está trayendo un
modelo de comunidad, de convivencia.
Nosotros no nos damos cuenta pero vivimos en una ciudad occidental y penalista por exce-
lencia. Desde que nacemos somos educados a obedecer y recibir premios o a desobedecer
Justicia Restaurativa [ Vezzula
\\
//
Justicia Penal Restaurativa
93
+
+
Justicia Restaurativa [ Cesaroni
Resumen Abrstract
La Argentina ha sido condenada por la Corte Argentina has been condemned by the Inter-
Interamericana de Derechos Humanos en 2003 American Court of Human Rights in 2003 (Bulacio
(caso Bulacio) y 2013 (caso Mendoza). Sin embargo, case) and 2013 (Mendoza case). However, despite
pese a esas dos condenas vinculadas al modo these two convictions linked to the way in which the
en que el sistema penal descarga su peso sobre penal system unloads its weight on adolescents, in
adolescentes, en particular, con relación a la particular, in relation to the enforcement of laws
vigencia de leyes y prácticas que violan de modo and practices that flagrantly violate their rights,
flagrante sus derechos, la situación de fondo no the underlying situation has not changed. On the
ha cambiado. Al contrario, en algunos casos, contrary, in some cases, it has gotten worse.
ha empeorado.
Key words
94 Palabras clave / adolescents
\ adolescentes / penal system
\ sistema penal / illegal penalties
\ penas ilegales
Claudia Cesaroni
Abogada. Magíster en Criminología. Docente preuniversitaria y universitaria de grado y posgrado. Abogada
de Carlos Saúl Díaz y Víctor Hugo Valdez. Integrante del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos
Humanos (CEPOC) y de la Red Argentina No Baja. Autora de El dolor como política de tratamiento; La vida como
castigo. El caso de los adolescentes condenados a prisión perpetua en la Argentina; Masacre en el Pabellón Séptimo y Un
partido sin papá, entre otros libros.
Justicia Restaurativa [ Cesaroni
[ En la Argentina hay más de cien mil personas privadas de libertad, según datos de la Procura-
ción Penitenciaria de la Nación (PPN) [ 1 ], una institución que tiene como función la protec-
ción de los derechos de las personas privadas de libertad en establecimientos federales. Este
dato se construye a partir de los números publicados por el Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos de la Nación a través del Sistema Nacional de Estadísticas de Ejecución de la Pena
(SNEEP) [ 2 ] en diciembre de 2018 (los últimos disponibles) para todas las instituciones carce-
larias —federales [ 3 ] y de cada una de las provincias de nuestro país— y hacer una proyección
a diciembre de 2019: “La información recopilada describe cómo se encontraba el escenario del archi-
piélago carcelario local al 31 de diciembre de 2018. Para esa fecha, en Argentina había 94.883 personas
privadas de su libertad (PPL) en prisiones. Si se le agregan las alojadas en comisarías y otros espacios de
encierro, el número alcanza un total de 103.209 personas presas a lo largo y a lo ancho del territorio na-
cional [ 4 ]. De un año a otro la cifra de presos y presas creció, en términos absolutos, en casi 10.000 per-
sonas. Allí se evidencia un aumento proporcional similar en los servicios penitenciarios de las jurisdiccio-
nes con mayor cantidad de detenidos. Lo que provoca mayor preocupación son las cifras alcanzadas por
la tasa de encarcelamiento (PPL cada 100.000 habitantes), que resulta el indicador más adecuado a la
hora de analizar la evolución del fenómeno del encarcelamiento en un país o región. Para 2018 la tasa
de encarcelamiento de Argentina era de 213, y ubicaba al país en una situación notablemente más grave
que la de otros de la región, como Paraguay, Venezuela o México, que presentan cifras más moderadas”.
En la provincia de Buenos Aires, según el último informe de la Comisión Provincial por la Me-
moria [ 5 ], un organismo público que nació para promover las políticas de Memoria, Verdad
y Justicia vinculadas a la última dictadura militar (1976–1983) y que luego asumió tareas de
prevención de la tortura y de denuncia de las condiciones de detención en los establecimien-
tos provinciales, a través de su Comité contra la Tortura, a agosto de 2020, en las cárceles de la
provincia hay 51.000 personas privadas de libertad y en comisarías —no aptas para esa fun- 95
ción, en condiciones paupérrimas—, 5280. Es decir: más de la mitad de la población privada
de libertad de todo el país está en la provincia de Buenos Aires, siendo que su población total
representa un tercio de la población total del país.
Al mes de agosto de 2020, en el ámbito del Servicio Penitenciario Federal [ 6 ], según sus pro-
pios datos, el total de personas detenidas es de 11.550. En este caso, este total está diseminado
en treinta y dos unidades penitenciarias ubicadas en catorce provincias de norte a sur y de este
a oeste del país, sumándose a los establecimientos provinciales que existen en cada una de las
24 jurisdicciones argentinas (23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
Del total de más de 100.000 personas privadas de libertad, la mayoría son varones, argentinos,
jóvenes, solteros, urbanos, pobres y con baja formación educativa y pocos y/o malos trabajos.
Estos datos también surgen del SNEEP:
[ 1 ] https://www.ppn.gov.ar/institucional/noticias/2376-en-la-argentina-ya-hay-mas-de-100-000-personas-presas
[ 2 ] http://www.saij.gob.ar/docs-f/estadisticas-sneep/2018/InformeSNEEPARGENTINA2018.pdf
[ 3 ] En este caso “federal” significa “nacional”.
[ 4 ] Sin contar niñas, niños y adolescentes menores de 18 años privados de libertad o sometidxs a alguna
medida de internación por razones de protección social; ni internadxs en neuropsiquiátricos, ni alojadxs en
instituciones para el tratamiento de adicciones.
[ 5 ] https://www.comisionporlamemoria.org/comite/
[ 6 ] http://www.spf.gob.ar/www/estadisticas
Justicia Restaurativa [ Cesaroni
Edades Cant.
35 a 44 años 23%
Menores de 18 años 9
De 18 a 20 años 4.743
De 21 a 24 años 14.839
45 a 54 años 11%
De 25 a 34 años 36.509
De 35 a 44 años 22.343
De 45 a 54 años 10.153
55 a 64 años 4%
De 55 a 64 años 4.185
65 años y más 2% 65 años y más 1.651
No consta 451
18 a 20 años 5%
Total 94.883
Género Cant.
Masculino 95,2%
Masculino 90.375
Femenino 4.362
Trans 146
Total 94.883
96
Femenino 4,6%
Trans 0,2%
Concubino 9,7%
Justicia Restaurativa [ Cesaroni
Nacionalidad Cant.
Argentina 94% Argentina 88.679
Boliviana 1.035
Brasileña 104
Chilena 347
Paraguaya 2.003
Limítrofes Uruguaya 344
y Perú 5% Peruana 1.106
Colombiana 254
Otras 1%
Ecuatoriana 23
Española 21
Italiana 22
Inglesa 1
China 34
Sudafricana 2
Nigeriana 7
Otras 276
Sin datos 625
Total 94.883
De estas decenas de miles de jóvenes presos, hay un grupo que adquiere particular importan-
cia, porque en ellos se concentran varias violaciones de derechos elementales, por los que la
República Argentina ya ha sido condenada por la Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos, y muy probablemente volverá a serlo.
Justicia Restaurativa [ Cesaroni
// Total República Argentina / Población detenida según situación legal / Diciembre 2018 //
Condenados 53%
98
Procesados 46%
Otros 1%
De quienes están condenados, hay quienes cumplen penas por delitos cometidos siendo ni-
ños conforme la Convención sobre los Derechos del Niño, es decir, cuando tenían menos de 18
años. A 2018, un total de trescientos noventa y cinco en todo el país [ 7 ]. De ellos, cincuenta y
[ 7 ] Este dato fue construido por Juan Martín Rival para la autora, sobre la base de la información publicada
por el Sistema Nacional de Estadística de Ejecución de la Pena (SNEEP). Es aproximado, en tanto no existe un
relevamiento caso a caso en ningún ámbito público. A la fecha, la autora intenta que el proyecto de construir
un banco de datos sobre condenas aplicadas a personas que cometieron sus delitos antes de los 18 años de
edad sea evaluado positivamente por alguna área del Estado.
Justicia Restaurativa [ Cesaroni
ocho cumplen condenas extensas, superiores a los diez años de cárcel, llegando al caso extre-
mo de una condena a treinta y cuatro años a un joven que cometió delitos a los 17.
La Argentina fue denunciada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en mar-
zo de 2002 por aplicar penas de prisión perpetua a niños, es decir, a personas que al momento
de cometer delitos, tenían menos de 18 años de edad. Los casos denunciados tenían patrones
comunes: condenas impuestas desde 1999 a adolescentes que vivían en barrios muy humildes,
incorporados desde muy pequeños por sus hermanos o compañeros mayores a la comisión de
delitos contra la propiedad, en el marco de una situación socioeconómica que sumergía a la
mitad de la población de niñas, niños y adolescentes en la pobreza [ 8 ]. Los delitos se habían
cometido a fines de los años ‘90, luego de una década de un gobierno [ 9 ] que nació popular
y terminó aplicando recetas monetaristas, arrasando con empresas públicas, ferrocarriles y
puestos de trabajo, degradando el sistema educativo y limitando severamente las oportunida-
des para los sectores con mayor nivel de vulnerabilidad en sus derechos. Las penas impuestas a
un puñado de adolescentes que participaron en hechos graves, en ese contexto, fueron las que
entonces se denominaban “prisión perpetua”. Un tipo de pena que permitía obtener libertad
condicional recién a los veinte años de transcurrida. Si por algún motivo, esa libertad condicio-
nal no se obtenía, el límite temporal eran los veinticinco años de prisión efectiva.
Esas condenas fueron denunciadas porque se aplicaron a esos adolescentes del mismo modo
en que si hubieran sido adultos. En nuestro país, los adolescentes son juzgados con un régi-
men penal especial, distinto al que se aplica a partir de los 18 años, cuando adquieren la ma-
yoría de edad. A las personas que tienen menos de 18 años al momento de cometer los delitos
que se les imputa se les aplica el Régimen Penal de la Minoridad, Ley Nº 22.278. Y un problema
que todavía no se ha resuelto, es que esa ley la escribieron, en alguna oscura oficina, dos, tres
o cuatro abogados en 1980, bajo el gobierno del dictador Jorge Rafael Videla [ 10 ]. Para enton- 99
ces era ministro de justicia Alberto Rodríguez Varela, quien daba clases de derecho político
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, al mismo tiempo que construía
el andamiaje jurídico para sustentar el gobierno de asesinos y torturadores que violaban la
Constitución Nacional a diario. La ley, la 22.278, creada en ese contexto, dice expresamente
que, al momento de analizar qué decisión tomar con respecto a una persona menor de 18 años
que ha cometido delitos, y luego de un año de tratamiento tutelar, conforme los resultados de
ese tratamiento, los jueces podrán:
// absolver (no importando el delito cometido);
// aplicar la pena prevista para la tentativa del delito de que se trate (es decir, una pena nota-
blemente menor, como si el delito no se hubiera cometido);
// aplicar la misma pena que a un adulto.
[ 8 ] https://www.cippec.org/wp-content/uploads/2019/07/El-desafio-de-la-pobreza-en-Argentina.pdf
[ 9 ] Presidencias de Carlos Menem 1989–1994 y 1995–1999.
[ 10 ] La República Argentina fue gobernada entre 1976 y 1983 por una dictadura cívico militar, que durante los
primeros cinco años estuvo encabezada por el ex teniente general Jorge Rafael Videla, condenado por delitos
de lesa humanidad en democracia luego de que se derogaran leyes de impunidad, bajo el gobierno del ex
presidente Néstor Kirchner (2003–2007).
Justicia Restaurativa [ Cesaroni
Aunque sea una ley de la dictadura, tiene algunos aspectos que les permiten a los jueces actu-
ar de un modo que no agrave la situación de los adolescentes, al darles la opción de absolver o
de imponer “la pena prevista para la tentativa”, es decir, una pena reducida.
Ahora bien: desde 1994 la Convención sobre los Derechos del Niño tiene jerarquía constitucio-
nal en nuestro país. Es decir, tiene preeminencia sobre cualquier otra ley. Y la Convención,
entre muchas otras cosas, dice que siempre, en todos los casos, si se decide aplicar pena de
prisión a un adolescente, debe ser el último recurso, y por el menor plazo que proceda [ 11 ]. Y
eso es lo que los jueces “de menores” de nuestro país, desde 1999 hasta la fecha no hicieron: no
cumplieron con lo que mandaba la Convención sobre los Derechos del Niño, que es lo mismo
que decir que no cumplieron con la Constitución Nacional. ¿Por qué sostenemos esto? Porque
aquel “podrá” de la 22.278 se vuelve obligatorio, si se hace el simple procedimiento de apli-
car la Constitución Nacional. Los jueces no “podrán”, sino que “deberán” aplicar la pena más
breve, o sea la prevista para la tentativa del delito del que se trate, porque así lo dispone la
Convención sobre los Derechos del Niño.
Como no lo hicieron, los casos fueron denunciados ante la Comisión Interamericana de Dere-
chos Humanos (CIDH) en 2002. Recién en 2010, la Comisión realizó un informe de fondo, y
recomendó solucionar la situación de los jóvenes condenados a prisión perpetua en nuestro
país. Como el Estado no lo hizo, se elevó el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos (CorteIDH), que emitió una sentencia condenatoria contra nuestro país el 14 de mayo
de 2013 [ 12 ]. Mientras las burocracias locales e interamericanas tomaban decisiones, Ricardo
David Videla Fernández, uno de los jóvenes condenados, apareció colgado en una celda de la
Penitenciaría de Mendoza, provincia en la que se habían aplicado tres de estas penas ilegales,
un cuarto del total de las impuestas en todo el país para esa fecha.
100
[ 11 ] Art. 37 de la Convención sobre los Derechos del Niño: Los Estados Partes velarán por que:
a// Ningún niño sea sometido a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. No se
impondrá la pena capital ni la de prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por delitos cometidos por
menores de 18 años de edad;
b// Ningún niño sea privado de su libertad ilegal o arbitrariamente. La detención, el encarcelamiento o la
prisión de un niño se llevará a cabo de conformidad con la ley y se utilizará tan sólo como medida de último
recurso y durante el período más breve que proceda.
[ 12 ] Caso Mendoza y otros vs. Argentina: https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_260_esp.pdf
[ 13 ] Ejerzo su defensa solidariamente, y autoriza a difundir su nombre para que su caso se conozca.
Justicia Restaurativa [ Cesaroni
Nación ante la CIDH por el tipo de condena impuesta; y ante el Comité de Derechos del Niño
de Naciones Unidas por su defensa particular, por el modo en que se ejecuta [ 14 ].
Hay situaciones aún más graves, en cuanto al monto de pena, que la de Díaz. En 2004, Blum-
berg encabezó movilizaciones acompañado por sectores de la derecha [ 15 ] —el gobierno de
Néstor Kirchner, que había nacido débil y cumplía su primer año de ejercicio, recién se estaba
consolidando— y logró que que se aprobaran reformas legislativas que llevaron el máximo
de pena aplicable en nuestro país a cincuenta años de cárcel y que se comenzaran a limitar
los derechos a acceder a salidas transitorias o condicionales a las personas que cumplían de-
terminada cantidad de tiempo privadas de libertad. Esos derechos, vigentes en la ley de Eje-
cución Penal desde 1996, fueron sucesivamente negados desde 2004 para categorías enteras
de personas. Es decir: se arrasó con el principio de progresividad en la ejecución de la pena; de
reinserción social y de tratamiento individualizado, y se resolvió que todas las personas que
cometen determinado tipo de delitos, por más que cambien su conducta durante el tiempo de
cárcel, por más esfuerzos que hagan o logros que alcancen, deben cumplir la pena de prisión
de principio a fin. Esas reformas, en cuanto al monto de pena, han impactado también en al-
gunos casos de adolescentes autores de delitos graves. Es el caso, entre otros, de Víctor Hugo
Valdez [ 16 ], un adolescente que vivía en una villa miseria de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, condenado a treinta y cuatro años de prisión por delitos cometidos cuando tenía die-
cisiete: es decir, condenado a dos vidas de castigo. Los jueces y juezas que lo condenaron en
primera instancia y que ratificaron esa pena, obviaron su condición de niño al momento de
los hechos y le impusieron una pena más alta que la que cualquier autor de delitos de lesa
humanidad haya recibido en nuestro país, e incluso, que las previstas por la Corte Penal Inter-
nacional para los autores de los delitos más graves que la comunidad internacional considera
que deben ser castigados, como el genocidio, la esclavitud o la trata de presonas. 101
Su caso está en el presente a consideración de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, luego
de haberse presentado un recurso de revisión rechazado por las instancias inferiores.
Carlos y Víctor, entre otros jóvenes, cometieron delitos graves, eso está fuera de discusión.
Lo que sí se discute es lo que el Estado, tanto en sus agencias ejecutivas, como judiciales y
legislativas, quiere hacer con ellos, a quienes encerró cuando eran adolescentes de 17 años, les
impuso penas ilegales, y a quienes les niega derechos elementales. Porque probablemente
reciban indemnizaciones ordenadas por la CorteIDH cuando sus casos culminen en una nueva
sentencia condenatoria contra la Argentina, pero el daño sólo será reparado cuando nosotros,
los adultos, construyamos un modo de acercarnos a los adolescentes que se encuentran invo-
lucrados en situaciones que culminan con la comisión de delitos, entendiendo que ese delito,
del que obviamente deben hacerse responsables, no puede determinar todo el resto de sus vi-
das, etiquetándolos para siempre como delincuentes incorregibles y carne de cárcel y muerte.
[ 14 ] Informe de Admisibilidad 136/19 de la CIDH, Petición 123/2020 del Comité de Derechos del Niño de NU.
[ 15 ] Su asesor jurídico era Roberto Durrieu, ex subsecretario de Justicia durante la gestión de Jorge Rafael
Videla como presidente de facto, justamente en los años más feroces, y en los que se había diseñado el anda-
miaje jurídico de la dictadura cívico–militar.
[ 16 ] Ejerzo su defensa solidariamente, y autoriza a difundir su nombre para que su caso se conozca. //
Justicia Restaurativa [ Trebolle
Resumen Abstract
La Justicia Restaurativa, podemos decir que es una Restorative Justice, we can say that it is a
construcción filosófica acerca de cómo redefinir el philosophical construction about how to redefine
sistema punitivo tradicional, enfocado en el castigo the traditional punitive system, focused on the
infligido al ofensor, sin tener en cuenta el proceso punishment inflicted on the offender, without
humano que subyace en toda la trama. taking into account the human process that
En la mirada restaurativa el centro son las personas, underlies the whole plot. In the restorative view,
busca dar el protagonismo a los afectados de forma the center is the people, it seeks to give prominence
directa e indirecta por el delito, posee una lógica to those affected directly and indirectly by the
diferente a la imperante, se focaliza en primer lugar crime, it has a different logic from the prevailing
en las personas, en segundo lugar, en cuáles serían one, it focuses first on people, secondly, on what
102
las acciones requeridas para reparar ese daño. they would be the actions required to repair
that damage.
Palabras clave
\ enfoque restaurativo Key words
\ prevención / restorative approach
\ comunicación no violenta / prevention
\ humanismo / non–violent communication
/ humanism
Justicia Restaurativa [ Trebolle
[ Introducción ]
La Justicia Restaurativa, podemos decir que es una construcción filosófica acerca de cómo re-
definir el sistema punitivo tradicional, enfocada en el castigo, infligido al ofensor, sin tener en
cuenta el proceso humano que subyace en toda la trama. En la mirada restaurativa el centro
son las personas, busca dar el protagonismo a los afectados de forma directa e indirecta por el
delito, posee una lógica diferente a la imperante, se focaliza en primer lugar en las personas,
partiendo de la premisa de que se ha causado un daño, que afecta a los involucrados primero,
a los vínculos próximos luego, y en ocasiones, intensamente a la sociedad. En segundo lugar,
en cuáles serían las acciones requeridas para reparar ese daño. Todo ser individual se com-
plementa a través de relaciones cercanas, que hacen a su vida, a su identidad, su cultura, y
ellos conforman la base de un tejido social que se encuentra herido, solamente a través de esa
reparación individual podrá forjarse una base pacífica. Aunque pueda parecer un paradigma
nuevo, lo cierto es que tiene numerosos antecedentes en lugares como Estados Unidos, Cana-
dá, y en diversas culturas procedentes de pueblos originarios de distintas partes del mundo.
Tal vez es que recientemente dentro de las sociedades modernas ha empezado a repensarse,
como decía al comienzo, en la redefinición de nuestros sistemas punitivos, en los más graves
como el penal, al que se reconoce que su aplicación es de “ultima ratio”, pero entendemos que
el campo restaurativo debe ser más abarcativo, y trabajarse desde todo el sistema en general,
familia, escuela, organizaciones, instituciones, procurándose cierta coherencia, en todo el sis-
tema, no solo en el penal.
El enfoque restaurativo, parte de la aplicación de los principios trazados por la justicia restitu-
tiva, basado en tres ejes centrales. La idea de que toda acción dañosa requiere de la compren-
sión de la situación, del reconocimiento del dolor propio y ajeno, de donde parte la necesidad
que surge de transitar un proceso que nos aleje de ese momento doloroso, procurando un ca- 103
mino reparatorio para todos los involucrados, y sabemos que en un sentido amplio, también
al dolor originado en el tejido social. Fundamentalmente, se trata de rescatar lo humano, en
sentido profundo, que significa entrar en mundos subjetivos, que se relacionan entre sí, y que
producto de cierta conducta se han generado efectos dañosos, que necesitan atención, con-
tención, y un proceso que permita recorrer el momento, pero también que permita un futuro
diferente, o al menos la posibilidad de construirlo.
Las diversas prácticas restaurativas gestionadas a partir distintas modalidades atienden a las
necesidades de la víctima de ser escuchada, comprendida, no juzgada, no revictimizada por
un sistema, obteniendo la posibilidad no solamente de ser reparada, contenida en sus nece-
sidades, sino también de sentirse de nuevo segura, transitando un proceso que la aleje de su
vulnerabilidad. En el caso del infractor, la necesidad de poder enmendar en la medida de lo
posible el daño causado, conformando un espacio de aprendizaje, obteniendo la posibilidad
de integrarse a la comunidad con empatía hacia lo que es requerido por esa comunidad, para
volver a ser una parte activa de ella.
Cuando pensamos, en estas prácticas, en términos de sociedad, entendemos que no pueden
estar restringidas a un solo sector, por ejemplo la justicia en sentido formal, sino en la amplia-
ción del acceso a justicia en su sentido más amplio, implementando sistemas que permitan
llevarse a cabo desde la familia, la escuela y de este modo atravesar a la sociedad en pleno,
con lo cual nos impulsan hacia un camino que debe pensarse desde los aprendizajes, más que
desde la imposición de castigos para modificar aquellas conductas que el conjunto observa
como disvaliosas, comprendiendo que el infligir dolor a un ofensor no permitirá sanar al heri-
do, así como tampoco significará que ese ofensor dejara de realizar esa conducta dañosa sino
Justicia Restaurativa [ Trebolle
[ 1 ] Bauche G. y Prada M.I. Diente de León. Rosario, Santa Fe, Argentina. Ediciones AVI, 2018.
[ 2 ] Bauche E.G.y Prada M.I. ob cit.
Justicia Restaurativa [ Trebolle
primordial entre los nuevos derechos individuales y sociales, ya que la sola posesión de éstos carecería de
sentido si no existiesen mecanismos para su aplicación efectiva” [ 3 ].
Entendiendo como el acceso a justicia, a aquellas puertas que se le abren a un ciudadano para
encontrar la satisfacción de sus intereses, para el reconocimiento de sus derechos y así alcan-
zar este ideal. Durante años, la justicia se ha visto desbordada, por múltiples causas, que no
tienen respuesta, esto en el proceso estrictamente penal genera gran insatisfacción, y culmi-
na con el clásico, “no hay justicia”, como fiel reflejo de la insatisfacción.
Esa concepción dentro de las comunidades, produce desasosiego, y desesperanza, cuando no,
conductas reñidas con el orden público y/o a la comisión de otros ilícitos, como por ejemplo
“la justicia por mano propia” o los desmanes que destruyen edificios públicos, en pos de un
reclamo en principio justo.
Las propuestas como por ejemplo, las Casas de Justicia, donde encontramos un defensor, un
fiscal, un juez, un centro de orientación a la víctima, un centro de mediación, compuestos por
equipos interdisciplinarios, conforman un acceso inmediato y donde problemas “pequeños”
pueden encontrar solución en tiempos razonables, sin costo, pero con un alto beneficio social.
Resulta conveniente señalar que el diseño de cada Casa de Justicia responde a las necesidades
y problemáticas locales y propias del lugar donde se las pretenda instalar.
[ 3 ] La distinción entre “Acceso a la Justicia” y “Acceso a Justicia” radica en que el primer concepto se utiliza
para referirse al sistema tradicional y formal de los tribunales, y ello es entrar en la lógica adversarial: ir a
juicio, atenerse a los rituales procedimentales, obtener una sentencia, etc.; en cambio el “Acceso a Justicia”,
alude a darle a las personas la oportunidad de darse su propia justicia, fomentar la autonomía normativa en
la decisión sobre sus problemas aunque siempre lo que resulte será de conformidad con el orden jurídico es-
tablecido. Ver Álvarez, Gladys, La mediación y el acceso a justicia. Rubinzal Culzoni Editores, Buenos Aires, 2003.
Justicia Restaurativa [ Trebolle
partes, que al recibir cierta satisfacción a sus necesidades, apreciarán el accionar de la justicia
como un valor al alcance de todos.
En ese orden de ideas, las formas adecuadas de prevención de los conflictos, son acciones ten-
dientes a desarrollar procesos convergentes, ante las desavenencias producidas por la convi-
vencia diaria, “...no resultaría extraño, si entramos a profundizar acerca de todos y cada uno de ellos,
encontramos que un derecho humano determinado entrará en colisión con el del prójimo. Por ello es
menester insistir en la faz armonizadora de éstos, tratando de perfilar políticas de convivencia y de per-
manente negociación. Ello conlleva la necesidad de que la reconversión se produzca en todas las áreas de
la sociedad, ya que tanto las mayorías como las minorías deberán someterse a reglas establecidas, a efec-
tos de lograr una internalización profunda de que la forma más favorable de resolución de los conflictos
es por vía de la armonización y del respeto y no por la descalificación y la violencia.” [ 4 ]
En este sentido, el enfoque alternativo para la resolución de disputas ha significado un gran
paso, tendiente a la reapropiación de los conflictos por las partes y su participación en la so-
lución; la inmediatez; los menores costos (humanos, económicos y de tiempo) son avances
insustituibles, base para un programa preventivo, que podría denominarse como en varios
programas lo hacen de atención primaria, esta primera atención podría estar en manos de
los primeros interventores, como puede ser la policía a través de centros de mediación para
atención de casos vecinales, o través de unidades de intervención especializadas en media-
ción para su correcta derivación. La propuesta de un centro de resolución alternativa de dis-
putas, dentro de cada circunscripción policial, es la posibilidad de comprender las temáticas
locales, aplicar mecanismos prevencionales apropiados a cada lugar para la cuestión social, es
una actitud proactiva hacia el vecino, es integración y contención de las distintas situaciones
de cada entorno. Constituye la participación activa en la búsqueda de soluciones, fijación de
106 prioridades, y correcta toma de decisiones. Así, en una conferencia brindada en Buenos Aires,
el Dr. Ivo Aertsen, destacó dentro de los programas de mediación penal, el paso policial como
la primera instancia de intervención ante de un conflicto, que comienza a encaminarse hacia
la configuración de un ilícito. Este tipo de prácticas existen en Bélgica, España, Francia, Brasil,
y en nuestro país en diversas provincias como Jujuy, Chubut, y durante años dentro de la uni-
versidad policial funcionó el Servicio universitario de Resolución de conflictos, (SURCO) que
atendían conflictos derivados de las seccionales policiales, por ejemplo aquellos casos en que
el reclamo se presenta directamente en una seccional, pero el interés o denuncia no responde
a un grupo, sino a una persona que requiere atención. En el viejo paradigma, si alguien se pre-
sentaba y no daba cuenta en un relato claramente de la existencia de “un cadáver” esta histo-
ria era desechada, es decir no existía atención, en esta nueva estructura el reclamo se atiende,
se escucha y se procede la actuación correspondiente a una causa judicial, se inicia. Pero si la
situación no quiere por el denunciante ser tratada de ese modo y no es clara calificación como
delito, la derivación a un centro de resolución de conflictos es una alternativa que permitirá
dar paso a otros procesos atendidos por profesionales especializados para administración y
solución de la compleja interacción humana, actuando de este modo en la esfera preventiva.
Por ejemplo en el caso de Francia, el sistema permite al personal policial, archivar la causa si
hay un acuerdo, al que por supuesto se le realiza el seguimiento para verificar su cumplimien-
to o eventualmente dar paso al ministerio público fiscal si correspondiera, armonizando el
trabajo a nivel institucional, dando una respuesta coordinada.
[ 4 ] Desimoni, Luis María (1999). El derecho a la Dignidad Humana. Buenos Aires, Ed. Depalma.
Justicia Restaurativa [ Trebolle
Esta búsqueda se encamina, a encontrar respuestas más idóneas a las tradicionales, que ten-
ga como epicentro de las mismas, al ser humano, pretendiendo la apertura de nuevos hori-
zontes, que nos sustraigan de aquellos patrones estructurales, que nos atrapan en “más de
lo mismo”. Ello no significa dejar de lado valores trascendentes forjados desde el inicio de
nuestro entramado social.
Por ello, consideramos como de suma importancia, instalar en la comunidad la idea del diá-
logo, como instancia superadora, al inicio o al albor de cualquier tipo de situación que se ve-
rifique como denuncia, pedido de ayuda o alguna manifestación de violencia hacia otro ser
humano, la búsqueda u obtención de reconocimiento o pedido de justicia.
Siempre la justicia ha sido considerada como un valor trascendente, hoy se ve opacada la ince-
sante y ardua labor que llevan a cabo magistrados, funcionarios y empleados, ante su lentitud
e ineficiencia para resolver los problemas del ciudadano que llegan a sus estrados, pues es
para ellos también el desafío de aprender a ordenar los conflictos en orden a su importancia
y utilizar las herramientas que proporciona la mediación, en forma directa cuando sea opor-
tuno, o buscando auxilio en el sistema de mediación existente, proponiendo tal vez mejores
modos de aprovecharlo. Pensando en que tal vez, si todos nos educamos en el ganar-ganar,
podamos crear un sistema experto, al decir de Giddens, que nos brinde la oportunidad de ac-
ceder a mejores servicios, logrando la calidad deseada en los mismos.
La mediación en el campo penal, desde sus inicios, se alimenta de los mismos principios de la
Justicia Restaurativa, pues es una forma de ponerlos en práctica, además, con ésta se reducen
los costos tanto económicos como emocionales porque se controla el resultado, se mejora la
comunicación, consolida la comprensión y confianza, resguarda la relación y puede confor-
mar otras bases hacia el futuro.
En este aspecto el facilitador o mediador trabajará sobre varias capas, por un lado los directos
participantes, propiciando procesos dialógicos que permitan la comunicación no violenta, se
convierte en un requisito muy apreciado, pues ayuda a las personas a intercambiar la informa-
ción necesaria para resolver conflictos de un modo tranquilo, empático y eficaz.
Se entiende comunicación violenta como aquella en la que nuestro lenguaje, tanto interno
como externo, ofende o hiere a los demás o a nosotros mismos. Por tanto, comunicar sin vio-
lencia implica no satisfacer nuestras necesidades y deseos a costa de los demás, distinguien-
do las emocionalidades de los participantes.
El modelo de la Comunicación no violenta (CNV) incluye cuatro elementos clave: observar sin
evaluar ni juzgar, identificar y expresar nuestros sentimientos, responsabilizarnos de nuestras
necesidades en relación con esos sentimientos y formular a los demás peticiones conscientes
para enriquecer nuestra vida. El primero, implica realizar una observación neutra de la reali-
dad, todo lo que vemos, oímos o tocamos, desde un prisma de no juicio, es aquí donde el me-
diador ayudará a través de alguna pregunta a identificar esa observación, tal vez en un buen
parafraseo, que pueda obviar la evaluación y permita al otro escuchar. Esa intervención puede
ser de gran utilidad pues transformamos la expresividad, y ello puede impactar la emociona-
lidad, ya que la misma nos puede permitir que se reconozcan sentimientos. Lógicamente, el
que debe manejar los resortes de la CNV es el mediador. El tercer elemento comporta un paso
más, reconocer el origen de los sentimientos. Los sentimientos son el resultado de cómo ele-
gimos interpretar lo que dicen o hacen los demás. Aquello que recibimos de los otros puede
ser un estímulo, pero no la causa de lo que sentimos, por ello en este campo aparecerán sin
duda las preguntas circulares o reflexivas que permitan a las partes, reconocerlos, expresarlos
y reformularlos. Tratar de buscar un sentido intelectual a los sentimientos bloquea la empa-
tía y acaba derivando en tendencia a dar consejos, tranquilizar o explicar nuestra postura en
lugar de atender a los sentimientos del otro, es este aspecto el que trabajamos desde del pro-
ceso de mediación para mantener la neutralidad, aspecto de relevancia en las intervenciones
como tercero, el cuarto componente es trabajar claramente con preguntas reflexivas que las
partes les permitan visualizar que es lo que quisieran obtener del otro y que podrían aportar 109
para encontrar la satisfacción de sus necesidades.
[ Conclusiones ]
La Justicia Restaurativa tiene como pilares fundamentales, la reparación del daño a las perso-
nas, la posibilidad de un diálogo con compromiso que permita ir hacia una cultura, que tienda
a prevenir las conductas violentas y los hechos delictivos y a su vez repensar en formas tem-
pranas de atención, la coordinación de tareas y el afrontamiento de los conflictos con sistemas
punitivos más eficientes, que abran la puerta hacia aprendizajes constructivos para los involu-
crados y a las sociedades a las que pertenecen, conteniendo a todos sus integrantes.
La sociedad en general se encuentra ante una realidad difícil pero también ante la gran opor-
tunidad de crecimiento y de superación, a través del manejo y la administración adecuada
de nuestros conflictos, se podrá descubrir nuevos caminos que permitan alcanzar mayores
niveles de calidad vida, tales como mejor educación, salud, alimentación.
Para ello, es importante luchar, desde la construcción de valores éticos, tan importantes
como la idoneidad, para llevar adelante acciones válidas para enfrentar la conflictiva, que
nos rodea. Recordemos en tal sentido a Ortega y Gasset, cuando nos refiere la peligrosidad
del otro en todo sentido. “Lo peligroso no es resueltamente malo y adverso, puede ser lo
contrario, benéfico y feliz. Pero mientras es peligroso, ambas contrapuestas contingencias
son igualmente posibles. Para salir de duda hay que probarlo, ensayarlo, tantearlo, experi-
mentarlo. Esto —prueba, ensayo— es lo que significó primero el vocablo latino periculum,
Justicia Restaurativa [ Trebolle
de donde viene por disimilación nuestro peligro. Nótese de paso el radical per de periculum, es
el mismo que anima experimentar, experiencia... el sentido originario del vocablo “experien-
cias” es haber pasado peligros. El otro Hombre es, pues, esencialmente peligroso. Todo otro
ser humano nos es peligroso, cada cual a su modo y en su peculiar dosis. No olviden ustedes
que el niño inocente es uno de los seres más peligrosos, él es quien incendia la casa con una
cerilla, el que jugando dispara una escopeta... y si a este ser llámanos inocente, es decir, no
dañino, calcúlese lo que serán cuantos han perdido la inocencia...” [ 7 ]. De allí la importancia
de una de las técnicas más relevantes en el proceso de resolución de conflictos, utilizada tanto
por negociadores, como por mediadores, facilitadores, y otros operadores, como es la empa-
tía, esa habilidad que nos permite movernos de nuestro espacio hacia el del otro, por cierto
bastante dificultosa.
Los conflictos, nos permiten la aventura del cambio, su administración nos proporcionará el
acceso a cambios beneficiosos para una gran mayoría, como aportes al bien común y a la
justicia general, entendida como fin del derecho, pero la indiferencia, y la evasión serán gene-
radoras de crisis, ello no significa perder la oportunidad pero sí la eficacia.
No necesariamente un conflicto debe desembocar en violencia física, verbal o psicológica,
pero si detectado éste, previsto o no previsto por el agente que lo vive, es desatendido, deberá
abordarse de inmediato a fin de evitar la violencia [ 8 ]. La desatención de los conflictos, o la
falta de realineamiento de los mismos por canales convergentes, los convierten en crisis, es
decir, los exacerban a su máxima potencialidad, y en ocasiones desembocan en acciones de
tipo violento, pues no se encontró un mecanismo apropiado de administración convergente,
o el mismo no fue eficaz, y entonces la situación estalla provocando una crisis, originada por la
frustración de los intereses básicos perseguidos, conduciendo al odio y a la acción directa en
110 pos de objetivos no alcanzados. Es decir, que cuando no se logra la transformación del conflic-
to en una mínima coincidencia, es probable que desencadene violencia.
Según Martín Buber, únicamente cuando el individuo reconozca al otro en toda su alteridad
como se reconoce a sí mismo, como hombre y marcha desde ese reconocimiento a penetrar
en el otro, habrá quebrantado su soledad en un encuentro riguroso y transformador...” [ 9 ].
Seguramente, no será para todos los casos, ni para todas las situaciones, por ello decimos ¿es
la construcción un camino “hacia un camino restaurativo”?
[ 7 ] Ortega y Gasset J. El hombre y la gente. Citado por Buber M. (1970) YO y Tú. Trad. L. Fabricant, Buenos Aires,
Ed. Nueva Visión.
[ 8 ] Ury W. Ob cit. Es posible que el conflicto sea inevitable, pero no lo son la pelea, la violencia y la guerra.
Podemos escoger entre manejar nuestros conflictos de manera constructiva o destructiva. Lejos de ser impo-
tentes, estamos en condiciones de preenir el conflicto destructivo.
[ 9 ] Buber M. (1970). YO y Tú. Trad. L. Fabricant, Buenos Aires, Ed. Nueva Visión.
Justicia Restaurativa [ Trebolle
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[ Queridas amigas y amigos, ante todo muchísimas gracias por esta invitación y la posibilidad
de que podamos conversar unos minutos esta tarde. Gracias por compartir con todos ustedes,
es un enorme gusto para mí.
Hablar de Justicia Restaurativa y Derecho Penal son dos cosas distintas, obviamente. Primero,
si vamos a encontrar una solución restaurativa, el modelo de solución de conflictos salió del
modelo punitivo. El modelo punitivo se caracteriza por una “expropiación”, dicen, del conflic-
to. No es expropiación, es confiscación: la expropiación se paga, la confiscación no, es gratuita.
112 Es decir, confiscan a la víctima. En el sistema penal el poder punitivo es un poder verticalizante
que no resuelve el conflicto sino que decide verticalmente en el conflicto, y en su lugar el mo-
delo reparador o restitutivo es un modelo entre partes, es decir: está la parte perjudicada del
conflicto, hay una negociación y se resuelve.
Quiero aclarar que esto de la Justicia Restaurativa, ahora nos viene como “restorative justice” y
habla todo el mundo la gran novedad, pero nosotros en América Latina tendríamos que mirar
a los del Norte y decirles “descubrieron el agua tibia” o la nieve. Y es que antes de que lle-
gara Colón nosotros resolvíamos todos los problemas acá en forma reparadora y restitutiva.
“Ustedes nos trajeron este lío del sistema penal con este genovés que vino”, que también era
un marginal pero que ocultaba toda su ascendencia y después nos colonizaron con todos los
marginales del sur de España que estaban cristianizados a garrotazos y nos trajeron todas las
infecciones que casi matan a toda la población originaria y con eso vino también el poder pu-
nitivo, hasta hoy no lo podemos sacar de encima ni creo que lo podamos sacar tampoco. ¿Por
qué? Porque hay una cuestión civilizatoria. Pero desde un punto de vista meramente lógico
sí, la Justicia Restaurativa y las soluciones reparatorias y restitutivas podrían tener un ámbito
aplicación enorme.
Ante todo aclarar lo siguiente: “el” delito no existe, existen delitos. Existen homicidios, existen
violaciones, existen robos, existen hurtos, existen estafas. Pero “el” delito no. EL delito es una
construcción abstracta, que hacemos nosotros en la teoría del delito, pero en la sociedad el
delito en abstracto no existe, existen conflictos. Y estos conflictos son tipificados en códigos
penales y lo único que tienen en común los hechos es que están todos en el código penal pero
nada más. Es decir: yo siempre digo que le agradecería si alguien me dice qué tienen en co-
mún cobrar un cheque sin provisión de fondos y violar una mujer. Yo creo que nada. Nada en el
Justicia Restaurativa [ Zaffaroni
efecto para la víctima, en dolor, en efecto del bien jurídico, en repugnancia social, en rechazo…
nada absolutamente. Sólo que están en el mismo código penal, se edita, se encuaderna y se
vende encuadernado en rojo. Por ende tampoco la reacción punitiva puede tener el mismo
efecto cuando en un supuesto delito fiscal yo voy y digo “me olvidé de incorporar un inmueble,
acá lo tiene, me había olvidado” y responden “ah bueno, usted es una persona decente” a que
tener la pena o la reacción punitiva cuando alguien le da un hachazo al vecino. Son dos cosas
absolutamente diferentes. De modo que hay una cantidad de conflictos que sí podrían re-
solverse tranquilamente por Justicia Restaurativa, sobre todo si tenemos en cuenta cuál es el
efecto del ejercicio del poder punitivo en nuestras sociedades y miramos la mayoría del resul-
tado de la operatividad de poder punitivo y el resultado carcelario: la mayoría de nuestros pre-
sos son presos por delincuencia contra la propiedad, muchas veces no violenta, o de tóxicos
prohibidos de expendio minorista, es decir, una delincuencia de supervivencia prácticamente.
Hay un porcentaje que son los patibularios, pero que es un porcentaje pequeño.
No obstante ¿por qué no se puede extender ampliamente a toda esta forma de delincuencia
supervivencia? Se podría extender. Yo como nunca sé para qué sirve la pena —no porque no
sirva para nada sino porque sirve para demasiadas cosas— sí reconozco que la pena en las so-
ciedades canaliza venganza, y la venganza no la vamos a poder hacer desaparecer de nuestra
civilización, y está vinculada al concepto de tiempo que nosotros tenemos, etcétera. De modo
que no soy abolicionista en ese sentido. Pero la venganza generalmente, si es canalizada, se
hace generalmente a través de los casos patibularios (homicidios, violaciones, esos que mues-
tra la televisión todos los días).
En los otros casos dicen “hay que citar a la víctima antes de no sé qué cosa” y el gran porcentaje
de víctimas no va. Es como si a mí me robaron el auto hace 4 años, cobré el seguro, tengo otro
auto. ¿Qué voy a ir a tribunales ahora? No sé lo que quieren hacer con lo del robo del auto, 113
no tengo la menor idea, ni me interesa tampoco. Me olvidé del asunto y mi vida circula por
otro lado. Entonces sí, canaliza venganza pero en los casos patibularios, en los otros no, y se
podría tranquilamente ampliar. Pero no lo podemos enviar por algo que es una construcción
social de la realidad a través de los medios masivos de comunicación que dicen que todas las
cárceles están llenas de patibularios cuando éstos son una minoría, esa es la realidad. Enton-
ces cualquier cosa que sea en la cárcel “No, van a soltar a los asesinos y los violadores” y todas
esas cosas que sabemos que dicen los deformadores de opinión que tenemos en los medios
masivos de comunicación.
Y en la cárcel se van juntando cada vez más. Hay que humanizar, como dice César Rojas, el
derecho penal. Pero si hay que humanizarlo es porque está deshumanizado. Las penas son
inhumanas, crueles y degradantes en toda América Latina o casi toda América Latina. Pero
normalmente si pensamos en la sobrepoblación penitenciaria que en alguno de nuestros paí-
ses alcanza el 300 o 400 por ciento, es decir, donde cabe un preso hay tres o cuatro, y que se
traduce a que el orden interno de prisión es manejado por algunas bandas delincuentes que
someten al resto a condiciones de servidumbre e incluso hasta de servidumbre sexual. Al-
gunos organismos jurisdiccionales internacionales han calificado esta forma de prisión como
tortura. Será tortura o no será tortura, pero es cruel, inhumana y degradante.
Pero, código penal en la mano, entonces yo diría que un juez que manda a alguien preso es un
autor mediato de tortura conforme a la teoría del dominio derecho de Roxin (que la comparto
a esa teoría de dominio del hecho). Pero claro, el juez que dijera esto que le pasa, lo decapitan
los medios masivos en la plaza pública y etcétera de esas cosas que saben que suceden. Y por
otra parte los jueces tienen miedo no sólo de los medios masivos sino también de los inescru-
Justicia Restaurativa [ Zaffaroni
pulosos políticos que se montan sobre ese populacherismo vindicativo, que es el que domina a
la política incluso en gobiernos populares. Hay gobiernos populares que no han hecho nada y
han agravado la situación que venía desde antes. Entonces estos gobiernos, no sólo los popula-
res, sino los otros también. Claudia (Cesaroni) hablaba de 50 años de pena máxima. Yo no sé si
son 50 años de pena máxima porque pasa algo más grave todavía en la legislación Argentina:
no sabemos cuál es la pena máxima privativa de libertad. No lo sabemos. Algunos dicen que
son 37 años y medio, otros dicen que son 50, yo creo que son 30 que es el máximo de la pena
conforme a el Estatuto de Roma, rectificado por nosotros, para el genocidio, y creo que no hay
delito más grave que el genocidio, que tiene 30 años. Lo sostuve en la corte y perdí 6 a 1: los
otros seis me dijeron que no era una cuestión federal. ¡Parece que la legalidad de las penas no
es una cuestión constitucional en Argentina! Seis a uno en la Corte Suprema o “corte modelo”.
En fin, todo esto nos lleva a pensar. Pero quería observarle algo, sobre todo a los compañeros
colombianos: cuidado, el problema no se resuelve sólo con el derecho penal o con modificar
la legislación penal. Acá hay algo que es un poco más grave y ustedes lo tienen más grave que
nosotros y es que el estado y el poder punitivo no sólo es ejercido por el Estado: hay menos
Estado. El poder punitivo empieza hacer ejercicio por sistemas penales paralelos y sistemas
penales subterráneos que no están en manos del Estado y todo eso se compatibiliza con este
populacherismo vindicativo de los medios masivos de comunicación social monopólicos que
tenemos en toda la región, se llame Televisa, Azteka, Clarín, o se llame como se llame, que no
son más que medios únicos de construcción de realidad absolutamente incompatibles con
nuestras democracias, con democracias plurales. En consecuencia no podemos pretender
tener un Estado de Derecho con una democracia plural cuando tenemos una manipulación
de opinión pública que corresponde a monopolios mediáticos, al discurso único y a la cons-
114 trucción de realidad única cómo los totalitarismos. Este es el grave inconveniente. Mientras
tengamos eso, no vamos a poder resolver el problema.
Ese populacherismo vindicativo en definitiva ¿qué quiere? ¿sólo más penas? No, quiere la au-
tonomización de las agencias ejecutivas, de las policías. Si autonomiza las policías, generan
agencias de recaudación fiscal autónomas del estado que requieren una coerción punitiva
para recaudar, naturalmente. Tenemos, por parte de esas agencias, pena de muerte en la re-
gión: Una letalidad impresionante de adolescentes en la región en algunos países con mar-
cada tendencia racista como es Brasil. Pena de muerte para menores. Claudia decía “estamos
aplicando penas de 50 años a menores”: no, estamos aplicando pena de muerte a menores.
Cuidado. Ejecuciones sin proceso, pero pena de muerte real.
Entonces frente a todo eso que hacen los pibes, que se juntan en alguna forma de organiza-
ción de ejercicio de delincuencia supervivencia que sea más o menos organizada o más o me-
nos estructurada —a mí no me gusta la expresión delincuencia organizada porque parecería
que hay una delincuencia desorganizada—, que es la oferta de servicios ilícitos en el mercado.
Genera una agencia de recaudación fiscal autónoma pero también con su poder punitivo au-
tónomo y después aparecen las autodefensas, los “parapoliciales”, “paramilitares”, las milicias.
Y después llega “un genio” que tenemos en nuestros gobiernos que dice que para poner orden
en la sociedad, que se caotiza frente a todo esto, hay que bajar las fuerzas armadas en función
policial. Entonces las fuerzas armadas que se meten en función policial, aunque no tengan
entrenamiento para eso, hacen unas cuantas barbaridades, chocan con la opinión pública y
también generan su recaudación fiscal propia y su poder punitivo propio, y ahí se destroza
la defensa nacional. Es decir: Cuidado, detrás de todo esto hay un programa, un proyecto o
un proceso de debilitamiento de nuestros estados, funcional como siempre a un ejercicio de
Justicia Restaurativa [ Zaffaroni
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Apartado 3 //
Educación y Cultura de Paz
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Justicia Restaurativa [ Cabezudo
[ En la historia de América Latina podemos reconocer una línea histórica en la cual aparece la
reivindicación sistemática de derechos e identidades vinculada a la región geográfica en la
que se habita y a la dimensión cultural con la que nos representamos, tanto desde el punto de
vista continental como nacional, posicionándonos en alguno de los diversos países del inmen-
so territorio que habitamos.
En el continente se comparte además —entre muchas otras cosas— un estado de “reivindica-
ción permanente” desde el momento en que el territorio en su totalidad y por ende los actua-
les estados–nación fueran conquistados por los imperios español y portugués poniendo fin a 119
las dinastías autóctonas y a las comunidades nativas organizadas.
Estado reivindicativo que busca en primer lugar el conocimiento y respeto al profundo y mile-
nario desarrollo cultural preexistente a la conquista europea. Que reclama el reconocimiento
de libertades individuales y colectivas con la práctica de procesos democráticos participativos
y sustentables y que exige, por sobre todo, justicia social y económica para la población en su
conjunto sin diferencias de ningún tipo.
Esta línea de reivindicaciones que aparece atravesada por avances y retrocesos marca la histo-
ria de nuestros países en la región latinoamericana y siendo una impronta de indudable im-
portancia, debería reflejarse en los objetivos, los contenidos y la planificación de las políticas
públicas tanto a nivel nacional como regional y local.
Sin embargo no han ido éstas metas prioritarias permanentes, definidas y explícitas de los
gobiernos republicanos de turno y el rol pedagógico del Estado como actor fundamental en la
construcción sistemática de una conciencia política democrática, participativa y conocedora
de sus derechos ha sido relegado en un espacio yo diría de deliberada inconsistencia cuyas razo-
nes escapan a este análisis pero es importante recordar e investigar en cada caso.
La actualidad circundante, los problemas y las demandas provenientes de la población en lo
que respecta a su realidad político social, económica y cultural en regiones y territorios diver-
sos así como los requerimientos y defensa de los derechos de la población en su conjunto, de
las comunidades y de amplios sectores y grupos de la sociedad civil quedan frecuentemente
en una franja de vulnerabilidad e indiferencia oficial que nos abruma.
Justicia Restaurativa [ Cabezudo
límites definidos. Agudizados hoy por la actualidad de la pandemia del Covid 19 cuyas conse-
cuencias todavía no han sido debidamente calculadas.
Para Johan Galtung (1997) la educación para la paz debe articularse desde una perspectiva
más amplia que la meramente escolar y esta formación debe incluir el estudio, la investiga-
ción y la resolución de conflictos por vía pacífica como objetivos fundamentales en un proceso
de aprendizaje integral que trasciende el ámbito escolarizado y se impone en todas las ins-
tancias de gobierno como un imperativo pedagógico y ético a la luz de los acontecimientos
del mundo actual.
La Educación para la Paz es hoy un término pluridimensional e incluye un conjunto de conceptos,
ideas y actividades que se desarrollan desde las acciones de sensibilización y divulgación ten-
dientes a la promoción de una Cultura de Paz hasta prácticas de políticas públicas concretas.
Prácticas cuyos objetivos específicos se vinculan a valores esenciales de la convivencia huma-
na tales como la solidaridad, la equidad, la cooperación, la participación, el respeto y defensa
de los derechos —Derechos que deben ser promovidos y garantizados por las autoridades del
Estado en toda sociedad democrática.
[ 1 ] Ver ejemplos. Guerra interna en Nicaragua, El Salvador, Honduras y Colombia. Dictaduras en Paraguay,
Uruguay, Argentina, Brasil y Chile.
Justicia Restaurativa [ Cabezudo
[ A modo de síntesis ]
La educación para la Paz, Ciudadanía y Derechos Humanos es hoy una obligación ética, una
necesidad social y un imperativo incuestionable en el campo de la educación colombiana.
Para ello es necesario articular sólidos puentes de trabajo y cooperación desde las institucio-
nes del estado con la sociedad civil, con las organizaciones no gubernamentales y con todos
los actores educativos.
Deben además revisarse conceptos pedagógicos tradicionales, evaluar las prácticas de apren-
dizaje realizadas y crear alternativas nuevas, elaborando proyectos desde cada uno de los
espacios de vida y de trabajo, y partiendo de la convicción que los esfuerzos para producir
cambios y transformaciones no son antagónicos sino complementarios.
Como educadores involucrados en el proyecto de construir y promover la Paz, Ciudadanía y
los Derechos Humanos en América Latina creemos que se requiere una educación que no apunte
sólo al conocimiento sino que promueva la acción, el desarrollo del pensamiento crítico, la adquisición de
métodos de reflexión intelectual y herramientas para un trabajo colectivo trascendente.
La incorporación y desarrollo de estos campos implica además una posibilidad de mayor de-
mocratización del sistema político y múltiples caminos de empoderamiento social , así como
el aprendizaje de estrategias innovativas de transformación.
Este empoderamiento social y político es histórico y contextualmente variable.
No sabemos con anticipación cuán lejos podemos ir en esta trayectoria hoy pero sí sabemos
que debe darse ya. Que es urgente y que es necesario.
Rosario, Argentina, Julio 2020.
125
//
Justicia Restaurativa [ Cruz Torres
Resumen Abstract
Promover la cultura de paz por medio de The promotion of peace culture through social
estrategias de prevención social para garantizar la prevention strategies to guarantee human
seguridad humana en la búsqueda de la justicia security in the search of social justice, the only
social, único camino para lograr el desarrollo way to achieve sustainable development. Higher
sostenible. Factor de cambio representan education institutions represent a factor of
las instituciones de educación superior en la change in the transformation of conflict through
transformación del conflicto a través de la práctica restorative practice.
restaurativa.
Key words
Palabras clave \ Peace culture
/ Cultura de paz \ education
/ educación \ social justice
126 / justicia social \ Restorative Justice
/ Justicia Restaurativa
Justicia Restaurativa [ Cruz Torres
Ante los escenarios de violencia que se viven, no podemos ser simples espectadores, debemos
ser actores en la reconstrucción del tejido social, identificando sus causas, previniendo y aten-
diendo sus efectos.
A través del tiempo se han formulado diversas teorías enfocadas a explicar la violencia desde
una perspectiva social, como la teoría del aprendizaje social, que sostiene que la conducta es
adquirida y por consecuencia la violencia se aprende, es decir, la violencia en el ser humano no
es un fenómeno individual sino un fenómeno social, y como tal, la violencia arranca original-
mente del sistema y no del individuo. (Bandura, 1999)
Las causas de la violencia, según el Programa Nacional de Prevención Social de la Violencia y
la Delincuencia (2014) es el conjunto de factores económicos, sociales y culturales que son es-
tructurales y se relacionan entre sí, y que generan distintos tipos de violencia. Algunos ejem-
plos son: la desigualdad económica y social, la inequidad de género, educación insuficiente y
de baja calidad, cobertura insuficiente de los sistemas de salud, entre otros.
Los primeros años de vida de las personas, son críticos no sólo para la formación de la inteli-
gencia, sino también en el adecuado desarrollo afectivo y social de las personas, las brechas
de desigualdad social pueden reducirse si se invierte en opciones educativas de calidad desde
el inicio de la vida, que construyan ciudadanía, base de una sociedad democrática.
La paz positiva se define como las actitudes, instituciones y estructuras que crean y mantienen
la paz en sociedades. Estos mismos factores también conducen a muchos otros resultados
que las sociedades consideran beneficiosos. Por lo tanto, paz positiva describe un ambiente
óptimo para potenciar el desarrollo humano. (Institute For Economics and Peace, 2019)
Es así que reorientar la educación y el aprendizaje de las personas a través de estrategias de
128 prevención del conflicto y las violencias, genera oportunidades de adquirir conocimientos,
competencias, valores y actitudes para la construcción de espacios de convivencia pacífica que
permitan el desarrollo humano sostenible.
Los factores de riesgo expresan la existencia de conflictos y desequilibrios graves que advier-
ten sobre el posible surgimiento de diversas formas de violencia, algunos son: hacinamiento,
embarazos adolescentes, deserción escolar, desempleo, adicciones, entre otros. Pueden ser
clasificados en ámbitos de procedencia que va desde el nivel individual hasta el nivel socio-
cultural. (Incide Social, 2011)
Los factores de protección son capacidades individuales, grupales o institucionales y formas
de relaciones sociales que generan respeto, tolerancia, reconocimiento del otro y de sus ne-
cesidades, y mecanismos de sanción social a las transgresiones, aceptados por todos y que
permiten procesar adecuadamente los conflictos, como son hábitos y prácticas de gobernabi-
lidad democrática, cultura de paz y diálogo, modelos de crianza democráticos, gestión parti-
cipativa de empresas, entre otros. (Incide Social, 2011)
Transformar vidas mediante la educación como motor principal del desarrollo. Sin duda que
dentro de los grupos de prioridad estratégica en todos los países se encuentra la infancia y la
adolescencia, como un grupo de mayor vulnerabilidad al conflicto y las violencias.
El principio de igualdad, implica generar condiciones de respeto a la dignidad, seguridad e
integridad de la persona, lo que se logra a través de un ambiente de sana convivencia, donde
se privilegie la práctica de los valores éticos y se fomente la cultura de paz. (Rawls, 1993)
Atender los aspectos estructurales y culturales de la población vulnerable, permite el desa-
rrollo de las capacidades del ser humano, para una convivencia armónica, mejora en el logro
educativo para una mejor calidad de vida.
La violencia social en América Latina ha sido considerada uno de los principales obstáculos
para alcanzar una mejor calidad de vida. Para conocer el rostro de la violencia y de sus fac-
tores desencadenantes, es necesario diseñar políticas interesadas en disminuir la violencia y
reconstruir la convivencia. (Castro, 2010)
De acuerdo a la Ley General para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (2012)
la prevención social de la violencia y la delincuencia es el conjunto de políticas públicas, pro-
gramas y acciones orientadas a reducir factores de riesgo que favorezcan la generación de vio-
lencia y delincuencia, así como a combatir las distintas causas y factores que la generan.
Para transitar a sociedades pacíficas se requieren estrategias de carácter integral donde parti-
cipe la comunidad escolar, la sociedad civil y el sector privado a través de la vinculación institu-
cional. Con un trabajo colaborativo entre los actores sociales en la búsqueda e instauración de
soluciones que generen nuevas vías de convivencia sana y que optimice los factores de protec-
ción encaminados al acceso de una mejor forma de vida, desde una mirada horizontal, donde
cada uno de los individuos involucrados en el proceso se vuelvan actores clave en la creación
de vías de crecimiento y desarrollo.
La intervención oportuna para identificar factores de riesgo y potenciar factores de protec-
ción, favorece la permanencia escolar, mejora el logro educativo y genera un ambiente sano
de convivencia que fortalece la cultura de paz y el desarrollo integral de los adolescentes.
Es necesario conformar en las instituciones educativas un grupo funcional para diseñar y fo-
mentar valores positivos como la confianza, el respeto, la comunicación efectiva, la coopera-
Justicia Restaurativa [ Cruz Torres
Dentro de los fines de la educación coincidentes con la cultura de paz con enfoque restaura-
tivo, se identifica el saber expresarse, entendido como la necesidad de establecer un diálogo
positivo con el otro, analizar y resolver conflictos, trabajar en equipo, fomentar la colaboración
y poder establecer diálogos constructivos para la construcción de mejores relaciones inter-
personales, es donde se pone en práctica el aprender a vivir juntos, participar y cooperar con
los demás en todas las actividades humanas.
El aprendizaje social y emocional puede ser descrito como el desarrollo de las habilidades que
los niños necesitan para comprender y gestionar sus emociones, ser conscientes de ellos mis-
mos y estar autorregulados y, a la vez, ser capaces de comprender a los demás, crear relaciones
positivas y resolver problemas. (Booth, 2017)
La Declaración Universal de Derechos Humanos, considera que la libertad, la justicia y la paz
tienen como base el reconocimiento de la dignidad humana y los derechos iguales e inalie-
nables de las personas. En congruencia con dichos principios, la Asamblea General de la ONU
adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, conocido plan de acción a favor de las
personas, el planeta y la prosperidad, así como fortalecer la paz universal y el acceso a la jus-
ticia. (ONU, 2015)
El importante papel de la educación en la transformación de las sociedades encuentra inter-
dependencia entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en específico el Objetivo 4 para
garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para promover oportunidades de
Justicia Restaurativa [ Cruz Torres
La paz es la cualidad del ser de experimentar el bien, de pensar y reflexionar sobre el bien,
de expresarlo y hacer para sí mismo y sus semejantes todo lo que es intrínsecamente bueno.
(Pesqueira y Ortiz, 2012).
De acuerdo a la Asamblea General de las Naciones Unidas, la cultura de paz se entiende como
el conjunto de valores, actitudes y conductas que plasman y suscitan a la vez interacciones e in-
tercambios sociales basados en principios de libertad, justicia, democracia, todos los derechos
humanos, la tolerancia y la solidaridad; que rechazan la violencia y procuran prevenir los con-
flictos, tratando de atacar sus causas y buscando soluciones a los problemas mediante el diá-
logo y la negociación, y que garantizan el pleno ejercicio de todos los derechos y proporcionan
los medios para participar plenamente en el proceso de desarrollo de su sociedad (ONU, 1998).
Considerando que la paz se construye desde la cultura y la estructura y hace énfasis en la jus-
ticia y el desarrollo, en la satisfacción de necesidades de seguridad, bienestar, libertad e iden-
tidad y se convierte en un proceso que compromete múltiples visiones y perspectivas teóricas
y metodológicas. (Galtung, 2004)
Dentro de los fines de la educación coincidentes con la cultura de paz, se identifica el saber
convivir, como la necesidad de establecer un diálogo positivo con el otro, analizar y resolver
problemas, conflictos y necesidades, trabajar en equipo y fomentar la colaboración y poder
construir diálogos asociativos.
Uno de los fundamentos de las prácticas restaurativas en el ámbito de la prevención social,
desde un ámbito educativo encuentra respuesta en el aprendizaje para convivir, en el encuen-
tro con el otro, con la valoración y respeto de la diferencia, y en el reconocimiento de la inter-
dependencia entre los seres humanos.
La Justicia Restaurativa se centra en las necesidades y compromisos, en la transformación y 133
reintegración de la víctima, del ofensor y de la comunidad, con la finalidad de resarcir el daño.
(Buenrostro, Pesqueira y Soto, 2003)
Por su parte, Bauché y Prada (2018) destacan de la Justicia Restaurativa: “Reparar las relaciones
que han sido dañadas por el evento disvalioso: Un factor clave de Justicia Restaurativa es que parte de los
principios que tienen por eje la restauración de las relaciones entre los protagonistas del conflicto y la co-
munidad. Se busca no solo reparar el daño ocasionado por el evento, sino reparar las relaciones afectadas
entre las partes, a fin de construir una relación a futuro.”
El acceso a la justicia como derecho humano, brinda a las personas herramientas necesarias
que posibiliten acceder a la solución pacífica, en tiempo oportuno a sus conflictos, genera con-
diciones mínimas de desarrollo personal y comunitario que favorecen la justicia social.
Las prácticas restaurativas se distinguen por ser una serie de prácticas metodológicamente es-
tructuradas dirigidas a dar respuestas reparadoras a los conflictos que surgen en la cada uno
espacios de socialización del ser humano. Se desarrollan con los involucrados en el conflicto,
en un ambiente de cooperación y no de confrontación, se privilegia el diálogo y empatía hacia
el otro miembro de la sociedad, evitando que la conducta se vuelva a repetir, como forma de
prevención. Atienden al origen del conflicto desde el punto de vista reparador, restaurativo,
reconciliador y no punitivo.
Sólo lo la verdadera vigencia de los derechos humanos hará posible la aplicación de la justi-
cia y la restauración del sufrimiento de la víctima, así como la reconciliación del sujeto activo
con la sociedad a la que también ocasionó un daño con su conducta, quebrantando el orden
Justicia Restaurativa [ Cruz Torres
público y en consecuencia restablecer el tejido social, a fin de lograr una sociedad donde se
privilegie la paz y la concordia entre sus integrantes, conservando así el orden social.
Hoy estamos convocados a la búsqueda del desarrollo humano sostenible, con una visión res-
taurativa. Es una tarea de todos.
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135
//
Justicia Restaurativa [ Ramos Muslera
Resumen Abstract
Tras realizar un breve resumen de la evolución After making a brief summary of the historical
histórica de la Educación para Paz, en la ponencia evolution of Education for Peace, the presentation
se da cuenta de la concepción que de ésta se gives an account of the conception of it from the
tiene desde la sociopráxica perspectiva de la socio-praxic perspective of Transformative Peace,
Paz Transformadora, se detallan sus rasgos its fundamental features are detailed, and some
fundamentales, y se presentan algunos de of the key factors for its momentum. By way of
los factores clave para su impulso. A modo de conclusion, the usefulness of Education for Peace
136 conclusión, se refrenda la utilidad de la Educación as a tool for the promotion of Human Rights and
para la Paz como herramienta para la promoción de Restorative Justice is endorsed.
los Derechos Humanos y de la Justicia Restaurativa.
Key words
Palabras clave / Education
\ Educación / Peace
\ Paz / Education for Transformative Peace
\ Educación para la Paz Transformadora / Transformative Peace
\ Paz Transformadora
Justicia Restaurativa [ Ramos Muslera
77), de clara inspiración Freireana (Freire, 1987). Jares (1999), por su parte, concibió dos modelos
de Educación para la Paz [ 1 ]: el modelo hermenéutico–interpretativo y el modelo socio–crítico.
El modelo hermenéutico–interpretativo se fundamenta en la concepción positiva de la paz y
se centra en las relaciones interpersonales, “en la interdependencia de los fenómenos y de las
personas y en la subjetividad” (Jares, 1999: 121). El proceso de enseñanza-aprendizaje se desa-
rrolla de acuerdo con un enfoque cognoscitivista y afectivo que da especial relevancia a los pro-
cesos comunicativos entre las personas y sus relaciones. El profesorado coordina las interaccio-
nes y aprendizajes escolares y el papel del alumnado es activo en este proceso (Abarca, 2014).
Por su parte, el modelo socio–crítico se fundamenta en la concepción positiva de la paz y en la
no violencia entendidas como fórmulas práxicas para regular y promover el conflicto social de
tal modo que sea posible contribuir eficazmente a la eliminación de las violencias estructu-
rales. De acuerdo con este modelo, la Educación para la Paz plantea la unificación de la teoría
y la práctica —integrando conocimiento, acción y valores—; orienta el conocimiento hacia la
emancipación y la liberación del ser humano, cuestionando la estructura política, social y eco-
nómica impuesta, y promueve la participación y el compromiso con el cambio de todos los
actores del proceso de enseñanza–aprendizaje, mediante la autorreflexión, la toma de deci-
siones consensuadas y la corresponsabilidad (Popkewitz, 1998, citado Cerdas, 2013: 197). Este
modelo concibe la Educación para la Paz como “un proceso que explora el desarrollo de las
personas, el respeto por los derechos humanos y la dignidad humana [que ayuda] a las perso-
nas a desvelar críticamente la realidad, desigual, violenta, compleja y conflictiva, para poder
situarse ante ella y actuar en consecuencia, [y alienta] la transformación de actitudes, accio-
nes, [y] normas de conducta” (Jares, 1995: 6). Asimismo, como un proceso de transformación y
praxis individual y social, promotor de reflexiones críticas y de “soluciones ante las realidades
138 injustas y violentas” (Cerdas, 2013: 190), para “alcanzar la triple armonía del hombre consigo
mismo, con los demás y con la naturaleza” (Rodríguez, 1995: 33). En este sentido, el conoci-
miento y el tratamiento educativo de las manifestaciones de la Cultura de Paz constituyen un
principio fundamental para prevenir cualquier tipo de violencia, visibilizando la presencia en
nuestras vidas de múltiples situaciones pacíficas que nos permiten gestionar los conflictos de
modo no violento, capacitándonos para seguir construyendo espacios y situaciones de convi-
vencia pacífica no exenta de conflictos (Sánchez et al., 2019: 244).
El interés por hacer efectiva la Educación para la Paz como proceso de formación de perso-
nas activas en la acción de paz (Fortat y Lintanf, 1989) condujo al propio Jares (1991,1995) a
proponer una currícula detallada de posible aplicación concreta en el marco del sistema edu-
cativo formal cuyos contenidos generales, principios y objetivos propios, se derivarían de las
mencionadas Educación para la Comprensión Internacional, Educación para los Derechos
[ 1 ] El tercer modelo caracterizado por el autor, el técnico-positivista, no fue considerado un modelo de Edu-
cación sobre la Paz propiamente dicho, al encontrarse inspirado en la concepción negativa de la paz (Galtung,
1985). Un enfoque teórico de la paz fundamentado en la concepción de la Eirene griega y de la Pax romana que
interpreta la paz como sinónimo de orden y control. Este modelo participó de la idea según la cual eran los
Estados y sus aparatos militares quienes debían fungir como los actores protagónicos de la paz y, no así, la
ciudadanía. En este modelo se propugna una fórmula educativa según la cual el profesorado es el encargado
de aplicar los objetivos cognoscitivos en el alumnado, entendiendo éste como mero receptor al más puro
estilo de la “educación bancaria” (Freire, 1971).
Justicia Restaurativa [ Ramos Muslera
Humanos; Educación para el Desarme, y Educación para el Desarrollo, así como al legado
gandhiano. A ellos se sumarían la Educación Intercultural y la Educación para el Conflicto y la
Desobediencia, con el propósito de ser desarrollados de acuerdo con una perspectiva de ense-
ñanza–aprendizaje cognoscitivista, que priorizaría el método socio–afectivo y la organización
cooperativa del espacio de enseñanza para aprender a aprender, así como mediante,
a// el impulso de valores como la justicia, la solidaridad, el compromiso, la autonomía perso-
nal y colectiva, y el cuestionamiento de los valores propios de la cultura de violencia —como
la discriminación, la intolerancia, el etnocentrismo, la obediencia ciega, la indiferencia, la in-
solidaridad, o el conformismo (Jares, 1995)—;
b// el compromiso con la acción, como una invitación a la coherencia para hacer lo más corta
posible la distancia entre lo que se dice y lo que se hace —así como “entre el currículum explí-
cito y el oculto” (Jares, 1995: 6)—; y
c// la apuesta por la continuidad, la constancia y la transversalización del currículum (Jares,
1995). En este sentido, la apuesta por el diálogo y “la cooperación como métodos básicos para
poder comprender la complejidad de nuestra sociedad, prevenir y resolver conflictos” (Sán-
chez et al., 2019: 248), se debe concretar en la transformación positiva de todas “aquellas si-
tuaciones que imposibilitan la paz en espacios e interrelaciones sociales” (Sandoval, 2016: 98).
Paz, sino porque el abordaje de procesos de EpPT permite el desarrollo de la potencialidad del
“Saber/Pensar”, haciendo posible profundizar en la comprensión de los fenómenos de la paz y
de la violencia directa, estructural y cultural, y su relación con los Derechos Humanos.
Además, la promoción de la EpPT, puede convertirse en una herramienta significativa para
promover la Justicia Restaurativa al potenciar la participación empática de los actores, la deli-
beración sentipensante y la co–responsabilidad, favoreciendo la reparación y la reconciliación
mediante el desarrollo de las potencialidades del “Sentir” y del “Querer”. De igual modo, se
considera la EpPT una estrategia potencialmente contribuyente a la emergencia de justicia,
verdad y reparación integral gracias a la capacidad que estos procesos formativos tienen a la
hora de potenciar espacios de encuentro y reflexión colectiva favorecedores de la re-organi-
zación del tejido social, del empoderamiento de las comunidades, de la difusión de la voz de
quienes han sido sistemáticamente vulnerabilizados, y de la acción colectiva mediante el de-
sarrollo de la potencialidad del “Hacer”.
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144
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//
Justicia, contextos
y conflictos sociales
145
+
+
Justicia Restaurativa [ Eiras Nordenstahl
Director del Programa de Mediación Penal del Ministerio Público de la Provincia del Neuquén, Argentina.
Abogado. Especialización en Resolución Alternativa de Conflictos. Posgrados en Derecho Indígena en
la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la Universidad Católica del Perú (PUCP).-
Resumen Abstract
La provincia del Neuquén se constituyó en la The province of Neuquén became the first in the
primera de la República Argentina, en dar un Argentine Republic to take such a momentous
paso tan trascendental en el reconocimiento de step in the recognition of indigenous justice,
la justicia indígena, como un modo genuino de as a genuine way of resolving conflicts, and
resolver conflictos, y a las instituciones mapuches the Mapuche institutions as true jurisdictional
como verdaderos órganos jurisdiccionales. bodies. Thus, implementing an unprecedented
Implementando así, una inédita política institutional policy in conflict intervention models.
institucional, en los modelos de intervención
146 en conflictos. Key words
\ recognition
Palabras clave \ traditions
/ reconocimiento \ justice
/ tradiciones \ pluriculturality
/ justicia \ diversity
/ pluriculturalidad \ pacification
/ diversidad \ respect
/ pacificación \ conflict
/ respeto \ dialogue
/ conflicto \ consensus
/ diálogo \ responsibility
/ consenso \ restoration
/ responsabilidad
/ restauración
Justicia Restaurativa [ Eiras Nordenstahl
[ Ya en este siglo, en el año 2007, y luego de varias décadas de debate, las Naciones Unidas han
suscrito la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas,
reconociéndoles, tanto en su carácter colectivo como personas, la capacidad de disfrutar de
todas las libertades y derechos fundamentales contemplados en la normativa internacional
sobre derechos humanos.
La Provincia del Neuquén, para adaptarse al proceso nacional de reformas constituciona-
les, en el año 2006 estableció un idéntico criterio respecto de las comunidades indígenas,
incorporándolos también en el texto normativo, en el artículo 53: “La Provincia reconoce la
preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas neuquinos como parte inescindible
de la identidad e idiosincrasia provincial. Garantiza el respeto a su identidad y el derecho a
una educación bilingüe e intercultural. La Provincia reconocerá la personería jurídica de sus
comunidades, y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocu-
pan, y regulará la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de
ellas será enajenable, ni transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurará
su participación en la gestión de sus recursos naturales y demás intereses que los afecten, y
promoverá acciones positivas a su favor”. (Constitución Provincial del Neuquén).
Luego también de un largo camino esa provincia patagónica modificó su Código Procesal
Penal, y de tal manera que más que una reforma significó una verdadera revolución de su
sistema penal: un modelo acusatorio, la investigación a cargo del Ministerio Público Fiscal, la
aplicación del principio de oportunidad, el juicio por jurados puramente populares, la obliga-
ción para los jueces y fiscales de buscar la solución del conflicto por sobre la aplicación de una
pena, la inclusión de métodos alternativos de resolución de controversias, etc. Esto devino en
una nueva y apasionante experiencia para todos los sectores y en este marco, el texto legal
trajo al ruedo el principio constitucional, dándole forma y operatividad. 147
En ese marco la potestad de las autoridades legítimas de los pueblos originarios a aplicar instan-
cias de justicia, es un reconocimiento a la autonomía jurisdiccional como una particularidad de
la autonomía específica de los pueblos originarios que coexiste con el sistema jurídico estatal.
Resaltamos que el derecho o posibilidad de administrar justicia debe coordinarse, armonizar-
se y conciliarse con el principio de unidad nacional debido a que las comunidades indígenas
no constituyen una entidad pública por fuera de la organización del Estado. El concepto de
pluriculturalidad conlleva la posibilidad de existencia de diversidad de naciones coexistiendo
en un solo Estado.
La propuesta, será, entonces, de respeto, cooperación y coordinación entre sistemas de justicia,
que no propone rupturas a la unidad territorial de nuestra Provincia, sino que signifique un apor-
te al funcionamiento integral teniendo ambas instancias los mismos límites constitucionales.
Los procedimientos de justicia indígena son así parte del sistema de administración de justi-
cia penal general de la provincia. Frente a algunas resistencias al reconocimiento planteado
en tanto puede ser un acto secesionista, es necesario sostener que “un Estado unitario no es
incompatible con el reconocimiento a la diversidad cultural y el pluralismo jurídico, sino muy
por el contrario la pacificación social que puede alcanzarse —con este reconocimiento— es un
elemento esencial en el proceso de cohesión y unificación del pueblo” [ 1 ]. Y que aceptar otras
formas de administrar justicia no significa reconocer las existencias de otros estados paralelos
o territorios separados sino es el reconocimiento a cada ciudadano de vivir según su cultura,
esto de ningún modo significa que los indígenas dejen de ser ciudadanos del Estado neuqui-
no al cual pertenecen.
En síntesis, el pluralismo jurídico que se propone y se ordena constitucionalmente lejos de
148 tener una visión separatista es justamente una forma de reconocimiento y respeto de lo di-
verso. “Es imprescindible admitir que la existencia de pluralismo jurídico, no atenta contra
la unidad estatal (no está en discusión la posibilidad de secesión, por ejemplo) y que no hace
sino fortalecer y legitimar los mecanismos de administración de justicia” [ 2 ]. La unidad en la
diversidad, es en definitiva el complejo desafío de articulación entre justicias.
En tanto, la jurisdicción indígena tiene su fundamento tradicional/consuetudinario permi-
tiendo ser dinámica, flexible y aun cambiante por lo tanto no es prudente estabilizarla en una
norma escrita. El modelo de la remisión al convenio Nº 169 OIT es un acierto porque respeta
esas características, permitiendo una coordinación dinámica y de respeto recíproco. Asimis-
mo, por tratarse de un tratado internacional, la remisión permite y vincula a interpretaciones
de las instituciones (soft law) del mismo carácter.
La posibilidad y opción procesal/sustancial de “extinción de la acción” penal, que ofrece el ar-
tículo 109 CPP cuando el conflicto penal ya ha sido resuelto en el ámbito indígena, genera
seguridad jurídica y confiere un reconocimiento sin matices frente a la justicia indígena y las
decisiones de sus propias autoridades.
[ 1 ] Ariza Santamaria, Rosembert; Ossio, Lorena y Gutiérrez Gantier, Germán. Justicia Ordinaria y Justicia consue-
tudinaria. ¿Un matrimonio Imposible?, La Paz, Ed. Konrad Adenauer, 2007: 31.
[ 2 ] Ramirez, Silvina. “Diversidad cultural y sistema penal: necesidad de un abordaje multidisciplinario”, Pensamien-
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Justicia Restaurativa [ Eiras Nordenstahl
A partir de lo enunciado acerca del marco normativo interno existente en la República Argen-
tina y en la Provincia del Neuquén, y lo que surgió como conclusiones de un proceso de inves-
tigación llevado a cabo por el Ministerio Público Fiscal sobre el presente de la justicia indígena
en ese territorio, el día 29 de agosto de 2014, en la localidad de Aluminé, ciudad ubicada al pie
de la cordillera de los Andes neuquinos, se firmó la denominada “Declaración de Pulmarí”, por
los representantes del Ministerio Público Fiscal de Neuquén, de la Corporación Interestadual
Pulmarí y del Consejo Zonal Pewence.
Este documento, implica comenzar a reconocer la justicia indígena, constituye un hecho his-
tórico en la Provincia del Neuquén y aun en el ámbito federal de inicio de un camino hacia la
interculturalidad jurídica. Viene a materializar el reconocimiento a la justicia indígena, al am-
paro de normas internacionales, nacionales y provinciales que establecen el reconocimiento
de las costumbres de los pueblos indígenas para resolver conflictos penales, en la medida que
éstas sean compatibles con el sistema jurídico nacional y con los derechos humanos recono-
cidos internacionalmente.
En esa oportunidad, los participantes declararon:
a// Reconocer y respetar la identidad cultural de los pueblos indígenas neuquinos en la forma
de resolver sus conflictos, dentro del marco de los Derechos Humanos y del ordenamiento
jurídico vigente,
b// Fomentar, a través de actividades conjuntas, el intercambio cultural,
c// Rescatar y poner en valor las tradiciones y costumbres de los pueblos indígenas,
d// Promover los métodos de resolución de conflictos basados en el diálogo y en el respeto
mutuo, y 149
e// Coordinar acciones en conjunto para articular el abordaje de los conflictos.
verbales y no verbales por parte de los padres, quienes tienden a enseñar, reforzar y perpetuar
valores y tradiciones culturales que acompañarán la vida del niño tanto en su dinámica perso-
nal y familiar, como en la comunitaria.
Resulta discutible hablar acerca de algún órgano de administración de justicia mapuche, ya
que si bien se entiende como tal el Nor Feleal [ 4 ], parece en realidad referirse a un concepto
que evidencia la idea de comportamiento social de Kvme Feleal: “vivir bien”, por lo que adop-
taría más bien una función ordenadora de las relaciones sociales. Esta autoridad está general-
mente conformada por el Lonko, el Inán Lonko, el Werken [ 5 ], o personas reconocidas por su
sabiduría o su edad.
Los conflictos son vistos como una irrupción en la armonía de las relaciones interpersonales,
por lo que las autoridades propician un llamado a la reflexión de los interesados, incluyendo
también al resto de la comunidad, socializando de esta manera a los mismos. Como en la ma-
yoría de las culturas precolombinas, el sistema jurídico mapuche es, esencialmente, un dere-
cho de mediación, donde la infracción (en rigor, el daño causado) refleja una potencialidad
de puesta en riesgo de un equilibrio colectivo que se protege con celo llamativo y de una paz
social que resulta preponderante.
Esta concepción del conflicto choca con la mirada reduccionista y binaria de la justicia estatal,
basada específicamente en la infracción a una norma que simplifica en la relación sujeto in-
fractor/Estado su tratamiento.
Tan fuerte es esa idea comunitaria del conflicto, que en las asambleas que se llevan a cabo
para tratar la situación un tema prioritario de abordaje es la autocrítica de la propia comu-
nidad acerca de los motivos que llevaron a que esa situación sucediera. Ese cuestionamiento
150 representa un fuerte involucramiento de todo el grupo social en la resolución de la controver-
sia. Implica, además, la asunción de una verdadera corresponsabilidad por parte del conjunto
social respecto de las conductas individuales.
Esta forma de abordaje, holística podríamos llamarla, tiene presente la complejidad del con-
flicto, con lo que la búsqueda de la solución incorpora diversos factores que la justicia estatal
no tendría en cuenta (tiempo, lugar, personas involucradas, contexto, entre otros). No se pro-
duce así una fragmentación de las circunstancias que rodearon esa situación. Se tiene en cuen-
ta el contexto y las causas, se busca revisar el camino que se recorrió hasta su producción, coad-
yuvando así en la búsqueda alternativas que conduzcan a posibles soluciones, siendo otra de
sus características la inmediatez, tanto en lo que respecta al espacio como al tiempo, evitando
la mediación propia del modelo de justicia estatal, a través de operadores jurídicos, mediante
una concatenación de actos formales, que deben cumplimentarse en plazos específicos.
Así, la intervención de las autoridades no está orientada a tomar resoluciones de culpabilidad
o responsabilidad sino a facilitar la reflexión, el diálogo, el llamado de atención en términos
culturales generando las condiciones para que sean las partes quienes tomen las decisiones a
través del consenso.
Este tipo de intervenciones, al incorporar herramientas específicas que tengan presente el
“hecho de la diversidad” y contribuir, de ese modo, a la construcción de paradigmas intercul-
turales, contrario a lo que sucede con el modelo de justicia estatal tradicional, permite una
mayor sustentabilidad de los resultados.
Esto habla de un estándar socio/cultural vinculado al pluralismo jurídico que resulta ser un
valor esencial para la protección de la diversidad étnica y el reconocimiento del diálogo inter-
cultural, en un contexto de sociedades diversas.
La circunstancia de que todo el abordaje sea llevado a cabo en una forma de gestión comuni-
taria, con la participación de todos los interesados y la legitimación social de las decisiones,
nos lleva a imaginar una mayor estabilidad en lo que se refiere a las soluciones adoptadas.
La modalidad práctica del dispositivo de intervención mapuche, indica que ante un conflicto
entre integrantes del lof [ 6 ], y una vez que se hubiere recurrido (el interesado, un familiar o
vecino) a la autoridad del lonko, éste o los demás integrantes de la comisión convocan a las
partes para “conversar”, “hablar sobre el tema”, “reflexionar juntos”. Estas reuniones también
se pueden dar en conjunto con las demás partes e interesados.
Cuando la situación se refiere a problemas intrafamiliares se promueve su resolución de
modo interno.
En caso de necesidad se puede convocar a una asamblea general de la comunidad, donde
también la palabra es el eje, “se deja circular el rakizuam”, y en la que se promueve la reflexión
sobre los valores de la tradición mapuche, el respeto hacia el próximo y la naturaleza y se tra-
baja sobre las relaciones interpersonales, y la resolución de conflictos basados en el diálogo y
en el respeto mutuo.
A estas asambleas se llama a la participación de las personas mayores, “las que poseen el cono-
cimiento” y que actúan como verdaderos asesores filosóficos u orientadores de las conductas. 151
Resulta fundamental el reconocimiento del error, la asunción de responsabilidad y la posibi-
lidad de reparación.
Todos los participantes de la asamblea pueden opinar y deliberar sobre las distintas posibili-
dades de resolución del conflicto, y únicamente en caso de que no hubiera consenso queda en
manos del lonko y la comisión tomar una decisión.
En virtud de que las prácticas restaurativas conservan su vigencia en las comunidades, los resul-
tados casi nunca implican la aplicación de una sanción o castigo (medidas éstas que se contem-
plan), sino que se refieren más bien a una reparación del daño, la asunción de una conducta de-
terminada, la puesta en común de una dificultad particular para su abordaje comunitario, etc.
De este modo, raramente es llevada a la justicia ordinaria estatal una situación de conflicto
interno en un loft, quedando, sin embargo, habilitado cualquier integrante del mismo para
acudir en su llamado en caso de que estime conveniente.
++ Justicia Comunitaria.
La construcción radicalmente democrática de la paz
Glaucia Foley / Brasil
Ex–Jueza y Coordinadora del Programa Justicia Comunitaria del TJDFT (Tribunal de Justicia
del Distrito Federal y Territorios). Magíster en Derecho por la Universidad de Brasilia.
Resumen Abstract
Las prácticas restaurativas de la comunidad deben Community restorative practices must be
combinarse con una perspectiva transformadora combined with a transformative perspective of the
del contexto social. Con este fin, proponemos social context. To this end, we propose the valuable
el uso valioso de la metodología de los círculos use of the community circles methodology. In a
comunitarios. En un formato descolonizador, radically horizontal, dialogical and cooperative
radicalmente horizontal, dialógico y cooperativo, decolonizing format, the circles provide a collective
los círculos brindan un análisis colectivo de analysis of the circumstances in which conflicts
las circunstancias en que surgen los conflictos arise (including those found in structural violence)
(incluidos los que se encuentran en la violencia and the possible ways to overcome them. But that
152 estructural) y las posibles formas de superarlos. is not all. The establishment can be motivated,
Pero eso no es todo. Su establecimiento puede for example, to reflect on identities, projects,
motivarse, por ejemplo, a reflexionar sobre wishes. It is a resource, therefore, that dispenses
identidades, proyectos, deseos. Es un recurso, with the occurrence of specific conflicts, individual
por lo tanto, que prescinde de la ocurrencia de reparations and individualized victims.
conflictos específicos, reparaciones individuales
y víctimas individualizadas. Key words
\ peace
Palabras clave \ democracys
/ paz \ community justice
/ democracias \ restorative circles
/ justicia comunitaria
/ círculos restaurativos
Justicia Restaurativa [ Foley
[ Introducción ]
La cultura de paz, presupone cambios profundos en dos esferas: en la esfera de la justicia,
donde es necesario garantizar los derechos que promueven una vida digna, es decir, una vida
que satisfaga todas las necesidades humanas y; en la esfera política, donde es necesario trans-
formar el patrón de dominación del poder en autoridad compartida; la prevalencia del pa-
triarcado y el racismo en las experiencias de igualdad racial y de género; el colonialismo en la
integración de conocimientos incompletos.
En ese sentido, no habrá paz sin justicia social, y no habrá justicia social sin la radicalización
de la democracia formal y material. Y este proceso de radicalización de la democracia debe
impregnar las dos esferas a las que me referí anteriormente: la esfera de la política y la esfera
de la justicia.
Podemos decir que la democracia representativa, cuyos protagonistas son los representan-
tes del pueblo en el Parlamento, ha estado mostrando signos de insuficiencia y exigiendo su
articulación con la democracia participativa y comunitaria. En la misma dirección, la justicia
representativa, cuyos protagonistas son los operadores de la ley, también ha estado revelando
su carácter incompleto y exigiendo una justicia participativa y popular, una justicia más allá
de los muros de los tribunales, una justicia comunitaria.
Por lo tanto, debe existir una complementariedad entre representatividad y participación
directa, tanto en la esfera política como en la legal. Y hablo de complementariedad y no de
reemplazo de uno por otro porque la representatividad, heredera de la modernidad occiden-
tal todavía es necesaria. Es decir, a pesar de toda la complejidad de una era que revela rastros
de una posmodernidad, las soluciones modernas aún son indispensables, especialmente si
consideramos que en los países del capitalismo periférico, como es el caso de Brasil, existen 153
problemas típicos de la pre-modernidad, tales como: feminicidio, racismo perverso y trabajo
esclavo, tres cortes clásicos de violencia estructural.
Cuando las prácticas dialógicas, horizontales y cooperativas típicas de esta nueva era (me re-
fiero a las prácticas de mediación y restauración) no son viables ante la profunda desigualdad
de poder entre los involucrados en el conflicto, la construcción de la paz exige la moviliza-
ción de quienes sufren la opresión en búsqueda de reconocimiento, inclusión e igualdad. Solo
cuando hay un equilibrio entre las fuerzas en conflicto, el diálogo resulta efectivo.
Es por eso que entiendo que, con el debido respeto a quienes acuñaron la expresión “medios
adecuados para resolver conflictos” para reemplazar la expresión “medios alternativos para
resolver conflictos” no consideraron que, en ciertas situaciones de opresión, los medios apro-
piados serán exactamente la jurisdicción clásica, a pesar de todos sus problemas.
[ Algunos ejemplos ]
Tres ejemplos de cómo funciona el Programa de Justicia Comunitaria, consolidado a lo largo
de veinte años, en esta articulación entre mediación, prácticas restaurativas y círculos comu-
nitarios, para lograr transformaciones que van más allá de los límites de las personas directa-
mente involucradas en el conflicto:
// La basura. Es muy común que ocurra violencia como resultado de colocar la basura frente a
la casa del vecino. Recibido por la Justicia Comunitaria la demanda de que dos vecinos estuvie-
ran en una escalada de violencia por este hecho, decidimos promover un círculo con un amplio
espectro de participantes. Es cierto que podríamos proporcionar la mediación interpersonal
entre aquellos directamente involucrados en el conflicto. Sin embargo, elegimos involucrar a
la comunidad (incluidos sus hijos que, en un círculo específico, aprendieron la importancia de
la recolección selectiva de basura para el medio ambiente) y a las instituciones públicas en la
discusión sobre el gestión de residuos, la salud pública y la eficiencia en el sistema público de
recolección de basura. La participación de todos estos actores en el debate sobre un tema tan
esencial (que, en última instancia, es el derecho a la ciudad), fue capaz de promover transfor-
maciones locales positivas: el conductor del camión de colecta selectiva se comprometió con
la frecuencia requerida y la comunidad aprendió de los profesionales de la salud locales el
Justicia Restaurativa [ Foley
impacto del buen manejo de los desechos en la salud pública. Los residentes organizaron un
esfuerzo colectivo para hacer e instalar cestas frente a todas las casas para colocar la basura,
evitando la presencia de animales indeseables. En el círculo, la comunidad descubrió talen-
tos individuales, sufrimientos individuales y se movilizó a través de intereses compartidos. El
conflicto interpersonal que originó todo este proceso fue sometido a mediación interperso-
nal. El resultado de todo el proceso proporcionó una pequeña transformación que impulsó un
círculo virtuoso de cohesión social.
// El otro caso es sobre un director de una escuela pública que pidió al PJC que presentara téc-
nicas de mediación para lidiar con las altas tasas de violencia escolar. Como mediadores de la
comunidad, sólo podemos entender las necesidades de la comunidad cuando preguntamos a
los interesados. Al principio, escuchamos que faltaba allí, desde el punto de vista de todos, era
democracia, participación en las decisiones, discusión sobre las reglas impuestas. Fue a partir
de ese momento que comenzamos nuestro trabajo con círculos comunitarios para permitir,
en un formato horizontal y dialógico, la expresión de todas las voces. Aprendí de esta expe-
riencia que la violencia es a menudo una solicitud, ineficaz pero elocuente, de pertenencia, de
reconocimiento. Todos los segmentos de la escuela (estudiantes, docentes, directivos y em-
pleados) identificaron los problemas que exigían cambios y pensaron soluciones. La creativi-
dad, especialmente entre los jóvenes clasificados como un “problema”, fue lo que marcó este
proceso de creación de nuevas formas de sociabilidad. Desde un punto de vista cuantitativo,
las tasas de violencia han disminuido. Desde un punto de vista cualitativo, la forma en que la
escuela aborda la violencia ha pasado del castigo al diálogo. Además de tantas soluciones in-
creíbles, una que merece ser destacada fue la adopción de una especie de presupuesto partici-
pativo, basado en la discusión circular sobre el destino de una pequeña línea presupuestaria.
Los estudiantes pidieron la compra de ventiladores. El director consideró que estaba cansado 155
de comprar ventiladores y los estudiantes los rompieran. Los estudiantes luego dijeron: ¡esta
vez será diferente porque este patrimonio nos pertenece! No es infrecuente que recibamos
testimonios de padres que informan que sus hijos están adoptando círculos de conversación
en casa para resolver problemas familiares. ¡Esta es una inmensa transformación cultural!
// El tercer caso es sobre género. El equipo de PJC decidió crear un grupo de mediadoras para
reflexionar sobre “ser mujer”. Un espacio para hablar no solo sobre el dolor, la violencia, sino
las delicias de esta condición. En el primer círculo, la pregunta motivadora fue: “¿Cuál es tu
mayor sueño”? Un miembro dijo que su sueño era conducir un automóvil. Creo que es hermo-
so cuando una mujer conduce un auto… por supuesto, su sueño causó extrañeza en todas las
demás mujeres del círculo, porque objetivamente no hay nada que prohíba a las mujeres, al
menos por ahora, conducir en Brasil. La mujer luego se justificó diciendo que el automóvil era
el único activo que ella y su esposo poseían y que él la convenció de que esta propiedad estaría
en riesgo si ella la manejaba… Silencio elocuente. Luego dijo: “Me acabo de dar cuenta de que
esto es violencia sin un ojo negro, ¿no? Creo que pediré mediación con mi esposo. Necesito
hacer realidad mi sueño...” Los otros miembros del círculo salieron decididos a provocar, en
sus pequeñas comunidades, en sus familias, en el salón de belleza, en el entorno profesional,
el debate que el dicho popular “mujer al volante, peligro constante” necesita ser deconstruida
porque es una expresión de violencia estructural de género.
Estos tres ejemplos, aunque pequeños y locales, ilustran que es posible desarrollar prácticas
comunitarias que promuevan cambios importantes. Por lo tanto, es necesario pensar: ¿dónde
aplicarlos? ¿A través de quién? ¿Y cómo?
Justicia Restaurativa [ Foley
¿Dónde? En las comunidades, entendidas como cualquier agrupación que reúna identidades
compartidas, donde es posible practicar la democracia diaria, donde se construyen las relaciones
humanas, donde la vida late y, como tal, es posible una política de afecto y la ética del cuidado.
¿Quién? Agentes de la comunidad local. Este es un criterio muy importante para que los pro-
pios miembros de las comunidades sean los protagonistas y no dependan del desempeño,
generalmente colonizador, de entidades exógenas que aportan conocimiento “pasteurizado”
sin comunicación con el conocimiento de la comunidad.
¿Como? La palabra clave es capacitación para el manejo de nuevas habilidades y recursos que
proporcionan: expansión de canales para la participación política; recursos de comunicación y
habilidades dirigidas a la cooperación; técnicas de mediación para la gestión compartida de
conflictos; educación no colonizadora para los derechos; mapeo de la comunidad —sus proble-
mas, pero también sus talentos— y de los servicios estatales para la posterior articulación de re-
des y conexión entre demandas y ofertas; adopción de círculos comunitarios para la resolución
de conflictos, para la comprensión de identidades y para la organización colectiva del futuro.
Este formato permite que cada mediador de la comunidad, o el nombre que te das a estos
tejedores sociales, sea un agente de transformación, capaz de estimular que su comunidad
pueda diagnosticarse a sí misma y, construir su identidad, interpretar el mundo y prescribir
sus soluciones de acuerdo con sus propios criterios de realidad.
[ Algunas reflexiones ]
Las reflexiones y acciones necesarias para construir un futuro de paz, democracia e igualdad
156 exigen profundos cambios sociales que son posibles gracias a la lucha por los derechos, que
todavía es tan indispensable en países con capitalismo periférico. Sin embargo, más allá del
enfoque en los derechos fundamentales, la construcción del mañana comienza ahora, local y
diariamente. La utopía, ese idílico “no lugar” escondido en nuestros deseos, se puede antici-
par, en este momento, eligiendo prácticas consistentes con el futuro en el que deseamos vivir.
Durante el período en que todavía estábamos movilizados con las promesas y las utopías de
la modernidad occidental, la paz social deseada se forjó en una cultura liberal que asociaba
la paz con el orden y el silencio de las voces. Teniendo en cuenta que estas promesas se rom-
pieron por completo o, mejor dicho, se cumplieron sólo para unos pocos, la paz que deseamos
sólo será sostenible si superamos la violencia del silencio. Después de todo, adoptamos aquí
la brillante declaración de un rapero brasileño: “la paz sin voz no es paz, es miedo”.
\\
Justicia Restaurativa [ Prieto Molano
Magíster en Psicología Jurídica de la Universidad Santo Tomás, a partir de un trabajo que sistematiza
la experiencia en Justicia Restaurativa Juvenil con la ONG sin ánimo de lucro Corporación Democracia,
Energía y Medio Ambiente Blue Morpho.
Resumen Abstract
La ONG CorpoBlueMorpho muestra prácticas The non–profit organization CorpoBlueMorpho
de Justicia Restaurativa con fundamento en el shows Restorative Justice practices based on the
conocimiento ancestral del continente americano ancestral knowledge of the Americas and the
y la idea de una cosmovisión que integra cuatro idea of a worldview that integrates four elements
elementos presentes en todas las culturas. Se present in all cultures. It helps the symbology of
ayuda de la simbología de objetos “rituales” y “ritual” objects and academic conceptualizations
de conceptualizaciones académicas como la such as the decoloniality of power, to apply them in
decolonialidad del poder, para aplicarlos en la justice.
157
justicia.
Key words
Palabras clave / Restorative practices Juvenile Justice
\ prácticas de Justicia Restaurativa Juvenil / coloniality of power
\ colonialidad del poder / american ancestral knowledge
\ conocimiento ancestral americano
// Ponencia presentada por Carolina Prieto Molano como líder del Programa de Justicia Restaurativa de la
Corporación Blue Morpho, en el 2° Congreso Latinoamericano de Justicia Restaurativa el 2 de julio de 2020.
Justicia Restaurativa [ Prieto Molano
La idea de realizar prácticas de Justicia Restaurativa (en adelante JR) surge de la necesidad
que vio la autora, siendo juez penal de adolescentes con función de conocimiento de Soacha,
Cundinamarca (municipio limítrofe con Bogotá, D.C., conocido por su problemática social),
de romper paradigmas en la manera de administrar justicia. Dejar de ser un simple operador
jurídico y considerar realmente las circunstancias particulares de jóvenes ofensores, víctimas,
familias de ambos lados y comunidad a la que pertenecen, como lo ordena el Código de la
Infancia y de la Adolescencia (Ley 1098 de 2006).
En el Conversatorio Nacional del SRPA realizado en Cartagena de Indias, a fines del 2016, el
ponente Manuel López de Unicef preguntó: “Ante la posibilidad de que un mecanismo o proce-
dimiento ofrecido por ONG, Universidades o comunidades de fe puedan dar resultados restaurativos,
¿Cuál ha de ser el rol y comportamiento del juez en el trámite del proceso penal de adolescentes?” En
cuya respuesta se visualizó una Organización No Gubernamental – ONG sin ánimo de lucro,
que con el nombre de Corporación Blue Morpho, “Blue” del azul de la armonía y “Morpho” del
cambio (metamorfosis), que con un grupo de amigos habían fundado en el 2012, en cuyo ca-
pítulo de democracia, tendrían cabida realizar acciones restaurativas.
poder utilizarse con los adolescentes, a punto que era pedido por personas del equipo psi-
cosocial de los adolescentes, con la promesa de que prontamente se le harían correcciones y
adecuaciones, y se sacaría como material escrito, para trabajar en Justicia Restaurativa Juvenil.
[ 1 ] El concepto “colonialidad del poder” fue desarrollado por teóricos latinoamericanos como Aníbal Quijano,
Walter Mignolo y Enrique Dussel y refiere a que las relaciones coloniales tienen una relación cognitiva que
se refieren a la producción, distribución y asimilación de conocimientos (Castro, 2010). Y que incidieron en el
monismo estatal y la racionalidad científico–técnica occidental de la modernidad.
[ 2 ] Profesor asistente de la facultad de Derecho de la Universidad de Windsor; sus investigaciones inclu-
yen los ordenamientos jurídicos indígenas y la gobernanza, la relación entre el arte y el derecho indígenas.
Académico visitante y miembro McMurtry en la Osgoode Hall Law School, Universidad de York, en Osgoode
Hall Law School y la Universidad de Toronto, Facultad de Derecho; expresidente del Colegio de Abogados
Indígenas de Canadá; ha servido en varias juntas, incluyendo Aboriginal Legal Services de Toronto; ejecutivo
de Líderes Legales para la Diversidad. Imparte conferencias en escuelas de derecho y el poder judicial, y el
ejercicio de la profesión jurídica en sus áreas de investigación.
Justicia Restaurativa [ Prieto Molano
1// La totalidad:
\ “Red de vida”: todos los puntos de vista son vistos y escuchados, para recomponer el tejido
de vida. Se hace consciente de que la vida es un tejido y que cada uno es una hebra que apor-
ta el color y la fibra que sólo él puede dar.
\ Los Opuestos: complementarios, como parte de lo mismo. No es ver cuál es correcto y cuál
equivocado. Quién tiene la razón o quién, no, como ocurre en la justicia retributiva, sino en
saber qué le interesa al otro (la otredad).
2// Energía: idea de una fuerza central generadora de vitalidad. Aprender a manejar la energía
implica un autogobierno, recobrar el poder y aprender a tomar las riendas de la vida, curar las
heridas, sanar y resolver problemas de otra forma.
3// La comunión – El sentido comunitario de la vida: sin diluirse como hombre, el indígena se une y
se fusiona con su entorno. Así como el hombre pertenece a la tierra, pertenece a la comunidad.
4// La sacralidad / La ritualidad: aquí hay
una diferencia con Martínez, por cuanto // Ritual: Círculo de Palabra //
no se trata de un culto religioso o san-
to, como ocurre en la sacralidad (2012)
sino de ritualidades, de formalidades, 161
de modos de actuar y de vivir, de ritos y
formas que se respetan y colaboran con
la finalidad restaurativa y que se concre-
tan en los “círculos de palabra”, donde se
plasman el respeto y trascendencia por
el propio ser y por el otro, como ritual
de recordación que el ser humano com-
prende los cuatro elementos inherentes
en cada materia: tierra, aire, agua y fue-
go. Además, de entender que la vida es
una “mesa ritual” donde se recomponen
los tejidos rotos por las equivocaciones.
Justicia Restaurativa [ Prieto Molano
[ La simbología en lo ritual ]
Los componentes de la JR ancestral del continente americano se plasman en los distintos círculos de
palabra que realiza Blue Morpho a través de objetos presentes en los encuentros y su simbología:
// Escultura del “doble yo” // 1// El doble yo – Moais: el poder del pensamiento.
Reflexivo. La figura en cerámica del “doble yo” de
la cultura agustiniana de Huila, Colombia y los
Moais de la isla de Pascua, en Chile, como figuras
que cargan pesadas cargas sobre sus cabezas, con
la interpretación de que el ser que aparece enci-
ma de la cabeza es la mente del individuo, como la
que gobierna al ser humano, por cuanto todo acto
de palabra y de hecho, obedece primero a un pen-
samiento; y el mazo lateral es la lucha existente
entre el ser humano y su mente, una pesada carga
que llevan los individuos encima, que lo condicen
a hacer conductas y a emitir palabras ofensoras.
// Hemigraphis colorata, hoja de dos colores // 2// La hoja de doble faz: diálogo de puntos de vis-
ta. La otredad. La necesidad de saber que sobre
un mismo hecho existen diferentes puntos de
vista e interpretaciones. Se muestra a la audien-
162 cia una hoja de una planta que tiene un color
por encima y otro color por debajo y al voltearla,
evidencia que un mismo hecho tiene una doble
visión: la del adolescente y la de la víctima, la
necesidad de dialogar ambas versiones y llegar
a acuerdos restauradores.
163
[ Cómo Blue Morpho realiza el Encuentro Víctima – Ofensor ]
Para Blue Morpho, este encuentro es el ideal porque permite el accionar conjunto del ofensor
y los ofendidos, luego de haberse entrevistado individualmente con cada uno de ellos.
Se realiza, dentro de un toldo de telas de color rojo, denominado Carpa de saberes, sentados
en círculo en contacto directo con el suelo, que simboliza el vientre de la madre, donde se
pretende actuar con la paz innata (sin juicios) del ser humano. El círculo implica la igualdad,
no hay superiores ni inferiores, todos en similares condiciones. Los cojines circulares los ela-
boró una adolescente del SRPA en los talleres del Hogar Femenino – 2018 y como ejemplo se
presenta en encuentro realizado con un
joven ofensor en la modalidad de post–
egreso, en la que participaron las vícti- // Carpa de saberes //
mas directas y el ofensor (con los respec-
tivos consentimientos informados).
Como facilitadores de Blue Morpho, la
antropóloga, coordinadora de Proyectos
ONG sin ánimo de lucro, Constanza Con-
treras; el psicólogo jurídico estudiante
de Maestría de Psicología Jurídica de la
Universidad Santo Tomas, Damián Ruiz,
la suscrita, como Líder del Programa de
Justicia Restaurativa.
Justicia Restaurativa [ Prieto Molano
Cada detalle en la Carpa de Saberes tiene una significación para que la palabra sea mediadora
del conflicto, para que sea la exposición de sentimientos y de emociones; para que haya un
intercambio de experiencias.
Al iniciar se dan unas reglas de conducta y se explican algunas de las simbologías. Como reglas
están: la no emisión de juicios, el uso de la palabra voluntaria teniendo en las manos el bastón
de la palabra; no realizar diálogos con la persona cercana, es decir, no hacer conversaciones
paralelas; escuchar activamente y finalmente, hacer propuestas de reparación, que deben
plasmarse finalmente en acuerdos.
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Justicia Restaurativa [ Prieto Molano
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\\
Justicia Restaurativa [ Rojas Ríos
Resumen Abstract
El ensayo, una vez conceptualizada la justicia The essay, once retributive justice has been
retributiva, se pregunta sobre el origen o la fina conceptualized, asks about the origin or the fine
sensibilidad de donde nace la Justicia Restaurativa. sensitivity from which Restorative Justice is born.
Esta idea del valor del perdón da un rodeo sobre This idea of the value of forgiveness takes adetour
el mito griego de Edipo para encontrar una de on the Greek myth of Oedipus to find oneof its firm
sus raíces firmes en el cristianismo y de ahí roots in Christianity and from there to humanism,
al humanismo, donde cuentan la justicia y la where justice and responsibility, but also
responsabilidad, pero también el perdón y la forgiveness and community. This is not just
comunidad. No solo se trata de un cambio de a paradigm shift, but a historical trend.
paradigma, sino de una tendencia histórica.
Key words
Palabras clave / Restorative Justice 167
\ Justicia Restaurativa / genealogy
\ genealogía / pardon
\ perdón / responsibility
\ responsabilidad / human pain
\ dolor humano
Justicia Restaurativa [ Rojas Ríos
[ Dentro del arco tipológico de la mediación, ¿hay algo más deslumbrante que la mediación
penal restaurativa, donde la mediación se eleva sobre la materialidad del acuerdo para buscar
la eminencia espiritual de la restauración? [ 1 ] ¿Ascender a la curación del espíritu (de la víctima
y del victimario) por el espíritu (del perdón y la responsabilidad)?
[ El ombligo jurídico ]
¿Qué es la Justicia Restaurativa y qué pretende? La Justicia Restaurativa es una alternativa y
una complementación respecto de la justicia retributiva y/o punitiva. Un vendaval que trae
viento fresco a las facultades y los tribunales de justicia. Por siglos, la justicia retributiva se
enseñoreó en el ámbito del derecho con una idea sencilla y lógica escrita en piedra: a un delito
le corresponde su debida penalización. Se trata del “principio de proporcionalidad de la pena”
(en inglés expresado en la máxima “Let the punishment fit the crime”), es decir, el rigor de la
pena debe ser acorde a la gravedad de la infracción. Dicho de una manera más cruda, quien
tropiece con la piedra de un delito, será apedreado con la piedra de un castigo. Se trata de la
trasposición de la ley del Talión a la esfera del derecho. Y tiene su antecedente religioso en el
cristianismo como histórico en la Edad Media: quien peca está condenado a la mortificación
en la tierra y a ser castigado en el infierno o cuando menos a purgar en llamas y lágrimas en el
Purgatorio. No cabe la impunidad, ni de la propia conciencia ni de la mirada de Dios. El presu-
puesto que la sostiene salta por su propio peso y es el siguiente: el ser humano, desde que da
su primer paso en la vida, se hará responsable de su caminar hasta el último. Y si da un cruel
paso, puede pagarlo con la propia muerte. En suma, “medida por medida”.
Avancemos otra casilla.
168
La Justicia Restaurativa cambia el punto de visión y por tanto de vista sobre la justicia: en el
centro de su sistema conceptual está el término “daño” que infringe una persona a otra per-
sona y a sí misma, y que un proceso restaurativo puede esclarecer (responsabilización) hasta
el punto de llevarlo en un proceso dialógico a pedir perdón, para reparar el dolor ajeno y el
propio, y para que el perpetrador pueda recuperar su vida como su futuro una vez purgada la
pena y así reintegrarse constructivamente en la sociedad.
Estamos hablando entonces de un edificio de dos plantas: la primera y la de abajo tiene que
ver con el daño y la penalización que entraña (ineludible al concepto de “hacer justicia”, es
decir, regular debidamente una sociedad implica que lo dictaminado como infracción no pue-
de quedar impune, sino debe ser sancionado. Y viceversa, aquello estipulado como deseable
debe ser incentivado); la segunda y la planta superior, con la conciencia y el dolor, si se produ-
ce por el perpetrador la conciencia de todo el daño perpetrado (fundamentalmente) al otro y
a sí mismo, puede producirse la restauración y habilitación (por lo menos parcial) para llevar
una vida sin la angustia mortificante de la sombra de la culpa y el daño pasado. Conjurar esta
[ 1 ] Restaurar no es un concepto cualquiera. Trae mucha luz entre sus alas. Por ese motivo, debemos desple-
garlo en múltiples direcciones. Dicho de otra manera: de su fecunda monofonía jurídica, desplegarla hacia
una saludable, subyugante y urgente polifonía multidisciplinar… a la sociología, a la política y a la economía.
¿Solo se requiere restaurar el daño en la esfera penal? ¿Acaso no es necesario restaurar los múltiples daños
que se presentan en la esfera social, política y económica? Nadie se atrevería a arquear la ceja en un dejo de
escepticismo, pues saltan a la vista los daños y los deseos de sanación.
Justicia Restaurativa [ Rojas Ríos
sombra ayuda a hacer más llevadera la vida de todos los involucrados y a retejer el frágil tejido
social del que está hecho la sociedad.
Quiero redondear una idea: la justicia redistributiva no se pregunta por los resultados de esta
manera de operar (¿se reducen los índices de criminalidad?, ¿el preso sale mejor de lo que en-
tró a la cárcel?) ni se preocupa por sus efectos respecto del estado de la sociedad (¿incrementa
a la corta o a la larga la cohesión de la sociedad?, ¿revierte su tendencia a la anomia?); mientras
la Justicia Restaurativa se enfoca en que el delito es un problema de la comunidad, que surge
en la comunidad y debe resolverse por la comunidad, para reintegrar a las personas que co-
meten actos indebidos al seno de la sociedad, reduciendo la probabilidad de reincidencia. Si
la primera piensa en la pena y no dejar el delito en la impunidad; la segunda se orienta hacia
la reintegración y el retejido social.
[ Genealogía moral ]
Ensayemos un ejercicio de genealogía de la reparación moral, para así auscultar su origen
subterráneo, y potenciar su presente como futuro. Partamos del siguiente mito griego, para
ser conscientes de los materiales inflamables que maneja entre las manos la mediación pe-
nal: Edipo, hijo de Layo y Yocasta, asesina —sin saberlo— a su propio padre, y se desposa
—también sin saberlo— con su madre, teniendo siete hijos. Al tiempo, indagando sobre el
culpable de una plaga que asola Tebas, descubre que Layo era su padre, y Yocasta su madre.
Ella, al saberlo, se suicida, colgándose en el palacio. Sus siete hijos se quitan la vida, y Edipo
se arranca los ojos con los broches del vestido de Yocasta. Una tragedia, un acontecimiento
funesto, como tantos otros en la historia de la humanidad, plagado de desesperación, con un
169
único protagonista y coro: el dolor humano.
Frente al homicidio, ¿cómo respondió la justicia durante siglos? Lo dicho líneas arriba: a un
delito le corresponde su debida penalización. Se trata del «principio de proporcionalidad de
la pena»; es decir, el rigor de la pena debe ser acorde a la gravedad de la infracción. El presu-
puesto que la sostiene salta por su propio peso y es el siguiente: el ser humano, desde que da
su primer paso en la vida, se hará responsable de su caminar, hasta el último. Y si da un cruel
paso, puede pagarlo con la propia muerte. En suma, «medida por medida».
Entonces, ¿de dónde nace esa fina sensibilidad que, a través de la mediación penal restaurati-
va, le abrirá la puerta para que el victimario busque el perdón y la víctima pueda elegir el darlo
o retenerlo, que se pase de la sanción de la falta a la sanación de la herida? El perdón tiene una
raíz honda que se remonta a la propia prédica de Jesús en su ministerio terrenal: él entiende
que, con el corazón lleno de ira, rencor y deseos de venganza, no se vive, más bien se malvive,
convirtiendo la vida en un infierno terrenal. No solo tiene un «alma en pena», sino una pena de
alma. Y es precisamente el perdón lo que restituye a los dolientes a la vida. Así como «ofrecer la
otra mejilla» evita que los seres humanos pierdan su humanidad en la espiral perversa de la ley
del Talión, inscrita en el código de Hammurabi, y elaborada por el rey de Babilonia diecisiete
siglos antes de Cristo: el precio de un ojo se cobra con otro ojo, y luego el de un diente con otro
diente, Mahatma Gandhi diría con entera razón que «ojo por ojo, y el mundo acabará ciego».
Esta raíz cristiana está presente en la mediación penal restaurativa, pero con un cariz moder-
no y secular: el humanismo toma el perdón como un valor, pero cortando su cordón umbilical
teológico. No se pide perdón a Dios, sino a la víctima. Tampoco se asume que, si no se perdo-
na, el Padre que está en los cielos no perdonará las ofensas. En el encuentro de la víctima con
Justicia Restaurativa [ Rojas Ríos
el victimario, la petición —como la concesión— del perdón tiene un sentido liberador: de una
parte de la culpa para el victimario, pues arrepentirse es asumir la responsabilidad del daño y
la conciencia de haber obrado mal, y de sanación, por lo menos parcial, de la salud del alma de
la víctima. La vida puede ser un valle de lágrimas; lo es muchas veces, pero el perdón le ahorra
muchas, y habilita la posibilidad de que la vida pueda ser un jardín algo más tibio.
[ Colofón ]
Si los seres humanos se perdonan, si las personas se arrepienten y asumen su responsabili-
dad, sí es posible sanar los espíritus; entonces, los seres humanos recobran sus vidas como
libertad, y no como fatalidad. El daño se hizo, el crimen se cometió. Layo no está, pero Edipo,
Yocasta y sus hijos no tienen por qué morir, y pueden, a través del perdón, transformar una
tragedia en un drama humano. No es el cielo, pero tampoco es el infierno; tal vez se trata de
una «dicha modesta» o de una «desdicha serena».
El humanismo es consciente de sus límites; sabe que, una vez que se genera un hecho, está
hecho, y nada lo puede deshacer; pero el hombre puede elegir la actitud que asumirá ante ese
hecho. En este caso, mirando a lo hondo de su conciencia, de su corazón, y a través del perdón,
podrá elegir no vivir bajo la sombra de la culpa, el dolor y la ira, sino restaurar en parte la loza-
nía de la vida y su «franquía frente al porvenir». Este no es un milagro, se trata de que los seres
humanos se van asumiendo en amos y señores, no de la vida, sino solo de sus vidas, y, al saber-
las únicas e irrepetibles, no quieren perderlas perdiéndose en la ira, el rencor y la venganza.
170
\\
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
Resumen Abstract
El presente artículo explora la relación entre This article explores the relationship between
Justicia Restaurativa y Justicia Comunitaria como Restorative Justice and Community Justice as
contextos para la emergencia de un modelo de contexts for the emergence of a Harmless Justice
Justicia Sin Daño, en el que la prioridad es el model, in which the priority is the comprehensive
tratamiento integral de los conflictos, la satisfacción treatment of conflicts, the satisfaction of
de necesidades humanas y el fortalecimiento de human needs and the strengthening of
vínculos comunitarios. De esa manera, plantea community networks. In this way, it proposes an
un giro epistemológico respecto del modelo epistemological turn with respect to the hegemonic
hegemónico en las sociedades capitalistas model in contemporary capitalist societies of
contemporáneas de justicia retributiva, visto como retributive justice, seen as a form of justice based
una forma de justicia basada en el daño y el dolor. on damage and pain. 171
[ Introducción ]
En sociedades democráticas, los conflictos no deberían reprimirse. Al contrario, las socieda-
des son pacíficas y democráticas debido a que cuentan con canales y mecanismos institucio-
nales para el tratamiento y la gestión de los conflictos, produciendo, entre otros resultados,
integración de la comunidad en torno a los valores y reglas sociales propios de la identidad
compartida. Así, los conflictos no deberían ser percibidos como anomalías sociales, ni como
factores que ponen en riesgo la estabilidad del tejido social.
Ahora bien, los conflictos que no se gestionan a través de dispositivos institucionales suelen
tramitarse acudiendo a mecanismos violentos, en los que la agresividad es el medio para la
obtención de los propósitos. Esta forma de resolver los conflictos sí es dañina, porque se basa
en la agresividad como conducta de respuesta. Sin embargo, la gestión violenta de los conflic-
tos no es la única forma de producir daños en las partes.
En buena parte de los conflictos que son puestos en conocimiento de las autoridades de la
justicia ordinaria, los litigantes pierden más de lo que ganan. Los tiempos procesales, los cos-
tos de representación judicial, los peritajes, las asesorías, las pólizas, las costas, etc., se erigen
como costos que hacen inconveniente gestionar una pretensión a instancias de los operado-
res judiciales. Así, es factible que ni siquiera en los pocos casos que reciben sanción efectiva de
parte del sistema judicial, en efecto, se haga justicia, ni se logre el resarcimiento de los daños
de las personas afectadas.
Esta ineficacia estructural del sistema judicial para resolver los conflictos genera impactos en
la percepción que tiene la ciudadanía respecto del Estado, toda vez que, con la defraudación
de las promesas de seguridad, amparo a los derechos y convivencia social, se reproducen y
sostienen los imaginarios que afirman que la justicia sólo es para los de ruana, esto es, que sólo
172
es eficaz cuando actúa en contra de los intereses de los más pobres.
En este artículo se pretende dar cuenta de cómo, ante el modelo hegemónico de una justicia ba-
sada en el paradigma retributivo, emerge la necesidad de producir una ruptura epistemológica
que configure nuevas bases interpretativas, fundantes de una nueva racionalidad, una nueva
sensibilidad y una nueva pragmática en el campo de la intervención y tratamiento de conflictos.
En ese orden de ideas, se planteará un modelo de justicia que cuestiona el papel de la justicia
judicial en las sociedades contemporáneas. Este modelo de justicia representa una transfor-
mación radical en la forma de representar el rol y los alcances de la justicia en la sociedad,
apostándole a superar la noción que relaciona la acción de la justicia como una acción con
daño. En segundo lugar, reposiciona el conflicto como principal unidad de análisis para la in-
tervención. Y, en tercer lugar, supera el mito de los conflictos como relaciones únicamente in-
terpartes, ampliando la mirada hacia la complejidad de las redes sociales en sentido amplio, y
devolviendo el lugar a las comunidades como contextos activos en la intervención.
A continuación, pues, se describen de manera sucinta las justicias restaurativa y comunitaria,
como expresión del modelo de justicia sin daño, y se plantea cómo ambas se constituyen como
una posible continuidad ontológica en la que se encuentran filosófica y políticamente, así como
la propuesta de interacción para que la justicia comunitaria sea, en efecto, restaurativa, y la Jus-
ticia Restaurativa sea implementada en contextos de administración de justicia comunitaria.
Esta relación necesaria entre las justicias comunitaria y restaurativa se ve como un aporte tan-
gible en la construcción de paz, como una forma de imaginar las relaciones sociales pacíficas,
no sólo en sociedades como la colombiana, sino en el escenario latinoamericano.
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
La narrativa retributiva ]
En el contexto de los Estados modernos no todo conflicto social supone un atentado contra la
estabilidad del orden jurídico. Por esa razón, le corresponde al Estado establecer políticamen-
te consensos a través de los cuales se determine las condiciones en las cuales, determinadas
conductas y determinados resultados, atribuibles a la acción u omisión de determinados suje-
tos, se consideran relevantes por la afectación que producen a la juridicidad, y, en consecuen-
cia, se constituyen en destinatarios del reproche y la desaprobación.
El modelo de la justicia retributiva persigue la realización del castigo como una forma de equili-
brar el orden jurídico alterado con el conflicto, mediante un ejercicio interpretativo estructurado
sobre una lógica de la equivalencia en el que se determina el nivel de afectación social y establecer
correlativamente la cantidad de dolor que debe infligirse, direccionadamente y de manera pro-
porcional, al sujeto que sea declarado como culpable de haber resquebrajado el equilibrio social.
Para ello, se vale del proceso judicial como escenario en el cual tiene lugar la liturgia mediante
la cual se llevan a cabo tres disputas, la de los hechos, la de las personas y la del derecho (Ardi-
la, 2016), a fin de establecer de quien puede predicarse la culpabilidad, mediante una lucha a 173
través de los argumentos y las pruebas.
Como lo han demostrado varios autores (Foucault, 2017; Ardila, 2016, 2018), el proceso judicial
contemporáneo es la prolongación de la guerra por otros medios. El modelo hegemónico de jus-
ticia encuentra sus raíces en la justicia medieval, y es una forma sofisticada de conducir las dispu-
tas a través de canales y rituales en las que metafóricamente se reproduce la lógica de la guerra.
Así, en la lógica del proceso de administración de justicia, lo que resulta imponiéndose no es
necesariamente el sentido de lo justo como realización axiológica, sino la fuerza, la astucia y
la capacidad para vencer a la contraparte.
Las consecuencias de haber sido vencido en la arena del proceso judicial, deben ser suficien-
temente aflictivas como para compensar al Estado por la afrenta hacia el orden jurídico, así
como para que el conjunto de la sociedad encuentre en el dolor y el daño recibido la adver-
tencia de lo que podría ocurrirles en caso de desafiar la majestad de la juridicidad. Así mismo,
el daño recibido deberá ser tan intenso que disuada en el futuro a la persona castigada de no
volver a cometer un agravio.
El planteamiento de la narrativa retributiva permite encontrar cuatro conceptos (Zapata,
2006), que pueden entenderse como el leitmotiv de un modelo de justicia que sólo se realiza
mediante el dolor y el daño. Estos conceptos son, el delito, entendido como una construcción
social que se materializa convencionalmente desde acuerdos políticos impuestos por grupos
de poder; la culpabilidad, como el tensor en la relación entre sujeto y estructura social, que
se activa mediante el dispositivo de la individualización, de modo que el reproche recae en
un sujeto pretendido como moralmente autónomo; el proceso, como un escenario en el que
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
se conduce la disputa por la interpretación del pasado y sus efectos al presente; y, la sanción,
que representa la cuantificación proporcional del daño que debe recibir aquel que se atrevió
a desafiar a la sociedad, desafiar el orden social, o causarle un daño.
El leitmotiv delito/culpabilidad/proceso/sanción está presente, más allá del derecho penal,
en la cultura occidental colonizada. Si se analizan los litigios civiles, laborales, de familia, ad-
ministrativos, e incluso en la representación de lo que debería ser el tratamiento de los con-
flictos en ámbitos como el educativo, vecinal, en las familias, etc., se podrá entender cómo la
sociedad configura su sentido de la justicia asociada a la retribución, al castigo, al menoscabo
del otro, a la restricción en sus derechos.
[ 1 ] Edgar Ardila reconoce tres disputas en la administración de justicia: i) la lucha por las personas consiste en
establecer si quienes están en el proceso cuentan con las condiciones para estar allí sometidas al tipo de auto-
ridad que debe decidir, para lo cual importa conocer sus capitales económico, social o cultural, en la medida en
que esto configura un tipo especial de relación de poder. ii) La lucha por las normas, tiene que ver con que según
el tipo de personas que estén involucradas en el litigio, serán aplicables unas y no otras normas, por sus fueros,
o por la argumentación que pretendan hacer que prevalezca ante el operador de justicia. Aquí, se presenta una
lucha a nivel del tipo de normas del ordenamiento jurídico que, argumentan, son el fundamento del amparo a
sus intereses. iii) La lucha por los hechos es la disputa por la narración de los acontecimientos que tendrá la fuerza
suficiente para instalarse como una verdad, desde la cual se argumentará el derecho que se reclama.
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
ción de conflicto, la norma debe realizarse a toda costa, so pena de que, si no se realiza a través
de la decisión judicial, el imperio de la ley decae por ineficaz.
Así, el sistema de justicia retributivo presenta una característica adjudicatoria/imperatoria
[ 2 ] Si los asaltantes quedan vinculados judicialmente al proceso penal, pero no se les administra una medida
preventiva de detención, la respuesta de la opinión pública bascula hacia señalar la impunidad. Si una persona
sancionada con medida privativa de la libertad, recupera la libertad, así sea de manera condicional, se sospecha
de la medida y se exige endurecer las condiciones a través de las cuales las personas pueden recibir beneficios
penitenciarios. Peor aún, si un adolescente comete un delito, se suele aceptar con un amplio consenso que se
le aplique una sanción de alto rigor para corregir a tiempo al joven para no tener que castigar al adulto. Ni qué decir
de las personas privadas de la libertad a las cuales las condiciones mínimas de dignidad en la reclusión se les
descalifica como premios o incentivos para los delincuentes, y se exhorta a los decisores de las políticas públicas
a retirar el sistema de alimentación subvencionada por el Estado, porque como son presos deberían trabajar para
poder comer. Estos ejemplos ilustran superficialmente (dado que no es el propósito de este trabajo ahondar en las
narrativas de criminalización e impunidad que se promueven en la esfera pública), cómo el sistema de justicia
recibe la presión social de sectores sociales que encuentran que, si no hay dolor y sufrimiento, no se hace justicia.
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
[ El desafío de una justicia de futuro: Transitar hacia un modelo de justicia sin daño ]
La crisis en la justicia viene expresándose en su ineficacia, falta de legitimidad, marginalidad
176
respecto de los conflictos sociales más relevantes, selectividad y sesgo hacia el mantenimien-
to de relaciones sociales desiguales y discriminatorias, además de la incapacidad para que, a
través suyo, se garanticen y amparen los derechos de los más débiles.
Si el sistema de justicia vigente es una configuración retributiva, se puede afirmar que la jus-
ticia retributiva es un paradigma en crisis, que debe ser transformado, para empezar a vislum-
brar nuevas posibilidades y la superación de algunos factores de la profunda crisis.
En este acápite se plantean algunas reflexiones asociadas a la urgencia del incorporar un giro
paradigmático, de ruptura frente al modelo caduco de una justicia que no lee su tiempo y no
aporta ninguna respuesta a los problemas contemporáneos.
Una justicia sin daño es una justicia que posibilita el desarrollo humano ]
La primera tarea para la superación de la justicia retributiva es comprender que los problemas
que experimenta el modelo de justicia vigente, implican un cambio radical en la comprensión
[ 3 ] Valga la pena mencionar como ejemplo que, en el proceso de responsabilidad penal para adolescentes, la
ley de infancia y adolescencia de Colombia, presenta un esquema de sanciones dentro del que, según las condi-
ciones, puede elegir el operador de justicia. Y resulta curioso que medidas tales como las reglas de conducta o la
prestación de servicios a la comunidad, sean consideradas como sanciones. Aun cuando éstas pueden resultar
altamente constructivas, su connotación de sanciones, las condiciona a verse como restricciones o cargas que
deben tener un peso especial, porque “la letra con sangre entra”, y se hace para el adolescente “aprenda su lección”.
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
de lo que debiera ser un sistema de justicia coherente con los planteamientos de un Estado
Social y Democrático de Derecho.
En este sentido, se necesita un cambio de enfoque, que permita hacer visibles los problemas
de la justicia retributiva. Un paradigma configura racionalidades, sensibilidades y prácticas
que en sí mismas se ven como internamente coherentes, y, por esa razón, sus características
no son interpretadas como problemáticas desde la lógica interna del sistema retributivo.
Por tal motivo, es necesario producir un giro epistemológico que permita reenfocar el propósito
del sistema de justicia hacia una lógica no dañina, con lo cual se posicione la idea de que es nece-
sario superar la referencia de la justicia identificada con el dolor y el daño, empezar a ver unos nue-
vos propósitos orientados al tratamiento integral de los conflictos que acontecen en la sociedad.
De ese modo podrá entenderse el sentido de una justicia que aporte en la satisfacción de las ne-
cesidades que desarrollan los sujetos involucrados en un conflicto. Así, el acceso a la justicia in-
terpretado como un derecho fundamental, de características prestacionales, tendría que basar-
se en un enfoque diferente que comprenda su papel en el desarrollo humano (Max–Neef, 1998).
El enfoque de desarrollo a escala humana ofrece la oportunidad de concebir la Justicia, como
un escenario de satisfacción de necesidades humanas. Las Necesidades entendidas en el sen-
tido amplio que aquí se asignan, trascienden la racionalidad económica convencional porque
comprometen al ser humano en su totalidad. De la misma forma, este enfoque permite que
se supere la excesiva judicialización de las realidades de la conflictividad social, y se entienda
que el Acceso a la Justicia es un derecho fundamental que debe orientarse a la satisfacción de
necesidades humanas, y no encasillar las necesidades de las personas a lo que el sistema de
justicia, en sí mismo, considera que es una necesidad [ 4 ]. La justicia no sería, así, evaluada en
clave de la relación oferta/demanda de manera exclusiva, si no, por el contrario, como garantía
177
de derechos. En este sentido, las necesidades “revelan un proceso dialéctico que constituye
en un movimiento incesante. De allí que quizás sea más apropiado hablar de vivir y realizar
las necesidades, y de vivir las y realizarlas de manera continua y renovada” (Max–Neef, 1998).
Cuando se habla de las necesidades humanas se está en presencia de un nuevo modelo interpre-
tativo de la realidad, en el que emerge un desafío para políticos y tomadores de decisiones, pues-
to que pensar en clave de las necesidades humanas es estar frente a una teoría del desarrollo.
Siguiendo este planteamiento, las necesidades no sólo son carencias sino también, y simultá-
neamente, potencialidades humanas individuales y colectivas [ 5 ]. Por su parte, los satisfac-
tores, son formas de ser, tener, hacer y estar, de carácter individual y colectivo, conducentes
[ 4 ] Diferencia entre el concepto de necesidades de justicia del concepto de necesidad jurídica insatisfecha. El
primero está asociado a las necesidades que se derivan de una relación de conflicto, respecto de los tipos de
satisfactores que los sujetos requieren para que sus intereses y expectativas se vean satisfechos. El segundo
está asociado a las posibilidades de reclamación de determinados derechos o acciones que resultan jurídica-
mente relevantes, indistintamente de que para los sujetos se traduzcan en beneficios concretos.
[ 5 ] Max–Neef reconoce necesidades en dos niveles. Por un lado, necesidades existenciales, tales como ser,
tener, hacer, estar. De otro lado, necesidades axiológicas como subsistencia, protección, afecto, entendimien-
to, participación, ocio, creación, identidad, libertad. De ese modo, plantea que cada tipo de necesidad existe
a–históricamente y sin distingo de las condiciones subjetivas o sociales de un determinado grupo humano.
En cambio, los factores que satisfacen una determinada necesidad son variables de acuerdo con el contexto
histórico, geográfico, social, cultural, etc., lo cual configura un amplio haz de posibilidades de satisfacción.
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
a la actualización de necesidades. Los bienes que se producen desde los sistemas de justicia
deben ser factores que permiten afectar la eficiencia de un satisfactor, de cara a la garantía de
derechos de la ciudadanía que demanda respuestas del sistema.
Por lo anterior es pertinente plantear la relación entre necesidades humanas y los bienes que
se proveen desde la administración de justicia, debido a que desde la intervención de los con-
flictos se producen bienes que se dirigen a satisfacer las necesidades de las personas que de-
mandan respuestas de la justicia.
A contrapelo, el sistema judicial vigente, de cuño retributivo se ocupa de brindar respuestas
jurídicas a las demandas que le son formuladas, independientemente de que se dirijan a sa-
tisfacer efectivamente lo que las personas necesitan.
Quizá la experiencia del Sistema de Responsabilidad para Adolescentes en Colombia -SRPA-
ofrece unos buenos ejemplos de cómo no se satisfacen las necesidades de los diferentes acto-
res involucrados en el proceso: por ejemplo, en un proceso de esta naturaleza, la respuesta ju-
dicial se orienta a generar una sanción al joven infractor, aun cuando lo que la víctima necesita
es una reparación material, un tratamiento psicosocial, y una garantía de que no volverá a su-
frir una victimización. Pero, además, el joven infractor necesita sentir que las oportunidades
en su vida no se desvanecen ante la certeza de una condena. El joven infractor necesita condi-
ciones para poder reparar a la víctima, a través de un proceso de responsabilización. El joven
necesita sentirse libre de una estigmatización que lo lance al mundo del crimen organizado.
Por otra parte, la comunidad necesita que se reconstruya la confianza entre sus integrantes. La
comunidad necesita reconstituirse como un ámbito protector para sus individuos. La comu-
nidad necesita brindar a sus jóvenes oportunidades para que no sean seducidos por el delito.
Sin embargo, los actores involucrados no reciben los satisfactores adecuados desde el sistema
178
judicial tradicional. En cambio, es altamente factible que lo que reciban sea una condena de
un adolescente que pronto, al purgar su error en un medio cerrado, se involucre en el mundo
de la criminalidad, y que cuando salga, tenga altas posibilidades de reincidir. Una víctima del
delito que no siente que se hizo justicia en su caso, ni recuperó su dignidad. Y una comunidad
que se siente fracturada por efecto de la comisión de una conducta delictiva, que, además, la
marca como una comunidad peligrosa e insegura.
En este punto, vale la pena adelantar que un modelo que supere la justicia retributiva, como
justicia basada en el daño y la negación de derechos, debe ser un modelo de justicia que am-
pare los derechos de los sujetos y gestione integralmente los conflictos. Y para lograrlo, debe-
rá ser un modelo de justicia constructiva, una justicia sin daño.
En suma, y, como ya se ha mencionado, este modelo de justicia sin daño entiende que la respues-
ta ante los conflictos no es la administración del dolor, o el menoscabo de las capacidades huma-
nas y comunitarias. Por el contrario, basa su propuesta en los fundamentos éticos que aporta el
campo de los estudios en Acción Sin Daño, desde los cuales, toda intervención debería poder
ser evaluada desde su aporte en la dignidad, libertad y autonomía de los sujetos involucrados.
De este modo, no pueden ser aceptables tipos de intervención en los que se ponga en riesgo
la dignidad de las partes como seres humanos plenos en derechos y garantías, la libertad de
decidir sobre el conjunto de posibilidades frente a su futuro, sus relaciones e interdependen-
cias, y la autonomía desde la cual se definen y estructura un proyecto de vida con capacidades
y habilidades, en su plena realización como sujetos individuales y comunitarios.
Lo anterior implica que la realización de necesidades humanas desde el modelo de justicia sin
daño permite generar desarrollo, a través de la provisión de satisfactores dando origen así a
un desarrollo sano, autodependiente y participativo, capaz de crear los fundamentos para un
orden en el que se pueda conciliar el crecimiento económico, la solidaridad social y el creci-
miento de las personas y de toda la comunidad (Max–Neef, 1998, p. 82).
[ 6 ] Desde una base constitucional, las normas que se configuran como un mínimo inapelable son los dere-
chos fundamentales y los derechos humanos. Sobre este reconocimiento material, la intervención consen-
sual convocará la participación de las partes involucradas.
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
Ahora bien, ante una situación en la que el desequilibrio de poder entre las partes implique
que el modelo consensual no resulte suficientemente eficaz para amparar los derechos de
la parte más débil, será oportuno estimar medidas en las que el operador de justicia podrá
adoptar medidas orientadas a la contención y cesación de los daños.
En este punto vale la pena resaltar que la lógica de la justicia sin daño puede reconocer in-
tervenciones parciales en las que el operador de justicia actúe bajo la premisa de la adjudi-
catoriedad, cuando la decisión que se otorga a las partes se conduzca a contener y amparar a
una de las partes que sufre graves afectaciones a sus derechos. De modo tal que la actuación
del operador de justica entra a determinar medidas orientadas a que cesen las afectaciones
injustificadas que recaen sobre la parte vulnerable en el desequilibrio de poder, para que, una
vez garantizadas ciertas condiciones, el operador de justicia pueda cambiar la posición adju-
dicatoria y desplazarse a desempeñar su rol como autoridad consensual.
futuro” (Marshall, 1999, p. 5, traducción libre en OPCIÓN, 2015, p. 51). Por su parte, María Lucía
Zapata (2006) afirma que la “Justicia Restaurativa es una respuesta comunitaria al crimen en-
focada en manejar los daños infligidos a las víctimas y a las comunidades, permitiendo que
los ofensores asuman su responsabilidad por el daño cometido”.
Una de las razones que explican la ausencia de una definición concreta, en opinión de Zapata
es que “la Justicia Restaurativa se ha desarrollado desde la práctica y la experiencia de perso-
nas que, como los conciliadores en equidad, jueces de paz y autoridades indígenas, trabajan
en la transformación de conflictos en sus comunidades” (Zapata, 2006, p. 108).
Sin embargo, la Justicia Restaurativa es un desafío al modelo mismo de administración de jus-
ticia, mucho más que solamente una crítica al derecho penal. Sin embargo, lo que muestra el
proceso de aplicación de medidas de contenido restaurativo en diferentes sistemas procesa-
les, es que no existe una definición unívoca de lo que es la Justicia Restaurativa. Precisamente
allí es donde reside el potencial transformador de la Justicia Restaurativa, en que no ha apa-
recido como un dominio disciplinar puro, teóricamente autónomo, sino como un agregado de
prácticas, de lances metodológicos que han dado forma a algunos esquemas de aplicación.
Mientras el modelo de justicia retributiva se preocupa por responder preguntas como ¿qué
norma ha sido infringida? ¿quién lo ha hecho? y ¿qué castigo merecen los autores?, la Justi-
cia Restaurativa plantea que es más importante preguntarse cosas como ¿quién fue dañado?
¿cuáles son las necesidades de quien ha sido dañado?, ¿qué se necesita para reparar el daño?, y
¿quién tiene la obligación de satisfacer estas necesidades? Este cambio de enfoque se explica
al observar los tres objetivos que la Justicia Restaurativa se ha planteado, objetivos que se
conocen popularmente como “las 3R”:
a// La responsabilidad del ofensor frente a los hechos dañosos, frente a la víctima, la comuni-
181
dad y frente a sí mismo. Este reconocimiento debe ser voluntario por parte del ofensor y debe
mostrar su deseo de participar activamente en el proceso.
b// La reparación o restauración se refiere a las acciones encaminadas a atender las necesida-
des de quien se ha visto afectado por la conducta del ofensor. De la misma manera, se puede
referir a las acciones que puedan compensar el daño causado a la comunidad en su conjunto.
c// La reintegración es el conjunto de acciones orientadas a facilitar la reintegración del infrac-
tor, quien necesita restablecer los vínculos con la sociedad que se han roto con el daño. Este
proceso no sólo implica el cumplimiento de obligaciones por parte del infractor, también pue-
de comprender acciones por parte de la víctima y de la comunidad respecto de cómo relacio-
narse con la persona que causó el daño.
Estas “3R” van a ser fundamentales para desplegar las tres preguntas que se haga cualquier
operador de justicia que quiera desarrollar una intervención restaurativa:
// ¿Qué necesita la víctima? Como es más importante la reparación que la imposición de una san-
ción, la pregunta que debe hacerse la persona que examina el caso, tiene que ver con aquello
que necesita la víctima para sentirse reparada. Estas necesidades no se reducen sólo a lo que
patrimonialmente se le pueda restituir, sino que implica explorar lo material, lo simbólico
y lo espiritual, en tanto bienes atesorados por los sujetos, potencialmente afectados con la
ocurrencia de los hechos dañinos. La estimación inicial de los daños es central en el estableci-
miento de los bienes que se le deben proveer para que la reparación sea integral.
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
// La segunda pregunta es ¿qué necesita el agresor? Tomando en cuenta que la persona que cau-
sa el daño también es un sujeto con capacidades, se parte del hecho de que sus recursos para
reparar pueden verse menoscabados tanto por sus condiciones socioeconómicas, así como
por sus condiciones emocionales, profesionales, educativas, familiares, etc., afectadas pos-
teriormente como efecto de la privación de libertad. Por lo tanto, si se busca que el agresor
asuma su responsabilidad en el proceso de reparación, se le deben proveer recursos para el
afrontamiento, habilidades para trabajar, conocimientos para el desarrollo de sus saberes, y,
por esa vía comprometerse en un acuerdo de reparación.
// La última pregunta es ¿qué necesita la comunidad? Esta pregunta tiene que ver con la posi-
ción que puede ocupar la comunidad, en tanto ésta puede haber sido víctima del daño, o res-
ponsable de su comisión. Esto quiere decir que la comunidad puede necesitar se reparada, o
debe poder ser capaz de reparar. En esta vía, se trata de determinar la comunidad como un
contexto de reintegración, y para lograrlo, se debe determinar qué necesidades le acontecen,
pues también necesitará, por ejemplo, recuperar la confianza entre sus integrantes, entender
cuáles son las normas que configuran su identidad, interpretar colectivamente qué fue lo que
se rompió con la conducta dañina, etc. Y aquí tiene que preguntarse en doble vía qué se nece-
sita para reintegrar a la víctima y al ofensor, dado que no sólo se excluye al sujeto que hizo el
daño, sino que en muchas ocasiones la comunidad revictimiza a quien ha sufrido la agresión,
como un efecto revictimizante, por ejemplo, en casos de violencia sexual. Por otro lado, debe
hacerse la pregunta acerca de qué necesita la comunidad para ser reparada y para reparar.
Estas tres preguntas permiten que el análisis del conflicto para su intervención se realice des-
de una perspectiva distinta, más compleja e integral, de modo que, como se suele decir en la
182 teoría del conflicto, entender adecuadamente el conflicto es empezar a gestionarlo.
Esa preocupación por el cuidado de los vínculos sociales es un factor clave en la identificación
de continuidades entre justicia comunitaria y restaurativa, toda vez que, por ejemplo, si la in-
tervención no deteriora el vínculo y no produce vencedores y vencidos, la intervención puede
considerarse como potencialmente restaurativa.
Interacción entre las justicias en doble vía: que la justicia comunitaria sea restaurativa,
y que la Justicia Restaurativa sea una institución comunitaria ]
Si se reconocen las continuidades ya descritas, las autoridades de justicia comunitaria pueden
orientar su actuar hacia la materialización del enfoque restaurativo. Esta es una apuesta que
exige nutrirse a través del desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes. Y se requiere
de un compromiso con el actuar restaurativo, porque la justicia comunitaria también podría
caer en los vicios de la justicia retributiva, en la medida en la que se concentre en la adminis-
tración de los daños como vehículo para el logro de la justicia.
De otra parte, la Justicia Restaurativa puede actuar sobre las comunidades de referencia, co-
nectándose con los contextos culturales, normativos, identitarios, e incidiendo en su trans-
formación comunitaria a través de la intervención de los conflictos directos que son puestos
en su conocimiento. Este también es un compromiso que debe alimentarse continuamente
para evitar caer en lógicas que instrumentalizan la intervención restaurativa y la desarrollan
en lógicas de mercado.
Esta interacción de doble vía, tiene la enorme posibilidad de ofrecer los satisfactores que ha-
gan posible que los sujetos desarrollen su potencial transformador, y, por extensión, que una
comunidad reafirme su proyecto colectivo, o lo transforme. Esta interacción entre justicias es
clave en el futuro de la ciudadanía en un Estado Social y Democrático de Derecho. 185
La interacción entre las justicias comunitaria y restaurativa, entendidas como expresiones de
la justicia sin daño, debería permitir la materialización de algunos de los siguientes propósitos:
// Articulación de respuestas jurídicas y extrajurídicas. En esta vía, la intervención tiene que
estar orientada por un criterio fundamental: el goce efectivo de derechos.
// Intervenir sobre las necesidades, se puede traducir en la gestión integralmente la conflictividad,
tanto directa, como sus determinantes estructurales. Así, una intervención que se concentra
en las necesidades de los actores es una intervención profunda del conflicto que entrega res-
puestas tangibles y no solamente que se cumpla lo que dice la ley.
// Por esa misma razón, tanto desde la Justicia Restaurativa como la comunitaria las decisiones
pueden ser sostenibles, en la medida en que, si la decisión es construida a partir del acuerdo libre
de las partes, y con base en las normas sociales de la comunidad de referencia, es altamente
factible que las partes se comprometan a cumplir y honrar el acuerdo. No se debe olvidar que
para llegar a la etapa en la que se construyen acuerdos, ya se ha efectuado un análisis a nivel
de la responsabilización y la voluntad de las partes. Cuando las personas son autónomas para
construir una decisión, ésta se constituye en un patrimonio de las partes, con lo cual se puede
esperar que el contenido del compromiso adquirido se cumpla.
// A partir de la reintegración y reincorporación en las comunidades en las que se han presenta-
do las conductas dañinas, se pueden empezar a reconocer contextos generadores de seguridad y
convivencia. Una comunidad que atraviesa un proceso restaurativo comienza, a partir de él, a re-
significar los vínculos que unen a las personas y con ello, a construir confianza social. Una comu-
nidad que tiene fuertes vínculos de confianza, es una comunidad con seguridad y tranquilidad.
Justicia Restaurativa [ Suárez Acero
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\\
Apartado 4 //
Experiencias y Prácticas Restaurativas
187
+
+
188
Justicia Restaurativa [ Apalategui
Resumen Abstract
En el presente artículo se describen los aspectos This article describes the characteristic theoretical
teóricos característicos de la metodología y aspects of methodology and principles of
principios de la justicia restaurativa aplicados restorative justice applied in practice, for which a
en la práctica, para ello se relata un caso real. real case is reported. The restorative intervention
La intervención restaurativa en contexto de in context of Preventive and Mandatory Social
Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio en el Isolation within the framework of COVID–19
marco del COVID–19 brinda un matiz novedoso al provides a novel nuance to the case added to the
caso sumado a la exclusividad propia del abordaje exclusivity of personalized strategic approach
estratégico personalizado, armado e impulsado armed and driven according to the characteristics
acorde a las características y necesidades de la and needs of subjective uniqueness of
singularidad subjetiva de los involucrados. those involved.
189
Palabras clave Key words
\ justicia / justice
\ proceso de Justicia Restaurativa juvenil / juvenile Restorative Justice process
\ situación de pandemia / pandemic situation
\ contexto de encierro / confinement context
\ articulación interinstitucional / inter–institutional articulation
\ abordaje multidisciplinario / multidisciplinary approach
Justicia Restaurativa [ Apalategui
[ Introducción ]
En el presente artículo se describen los aspectos teóricos característicos de la metodología y
principios de la Justicia Restaurativa aplicados en la práctica, para ello se relata un caso real
llevado adelante por el Área de Mediación y Justicia Restaurativa de Adultos, Jóvenes en Con-
flicto con la Ley e Inimputables, del departamento judicial de Lomas de Zamora [ 1 ]. La inter-
vención restaurativa en contexto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio en el marco
del COVID–19 brinda un matiz novedoso al caso sumado a la exclusividad propia del abordaje
estratégico personalizado, armado e impulsado acorde a las características y necesidades de
la singularidad subjetiva de los involucrados.
La intervención del Área de Mediación y Justicia Restaurativa de Adultos, Jóvenes en Conflicto
con la Ley e Inimputables se solicita a fin de brindar a los involucrados en el conflicto, origina-
do por la infracción a la ley penal, la posibilidad de participar activamente de un proceso so-
cioeducativo, reparador y preventivo complementario del proceso penal. El inicio del proceso
restaurativo se produce en la etapa de investigación preparatoria del proceso penal y durante
el transcurso del mismo se produce la elevación a la etapa de juicio.
La intervención del área se concreta a través del diálogo entre los diferentes actores del proce-
so: Fiscalía, Defensoría, Equipo Técnico Institucional, Coordinadora del Área, sin el traslado de
expedientes en formato papel, facilitando información y datos de contacto por medios tele-
máticos, brindando celeridad, previniendo la propagación del virus y el dispendio de recursos
de tinta y papel que generan impacto negativo en el medioambiente. Los medios telemáticos
son también la vía comunicacional empleada para impulsar el proceso restaurativo específi-
camente las aplicaciones WhatsApp y Microsoft Teams.
190 Las posibilidades infinitas de intervención y/o articulación en los procesos restaurativos per-
miten: expresarse, recibir acompañamiento, escucha activa, respeto, inclusión a espacios te-
rapéuticos, aprendizajes, transformación personal y de las formas de relacionarse con el otro,
reparación, el abordaje de conflictos intra personales, intra familiares secundarios o ajenos
al delito penal, entre otras. Este abanico de posibilidades, que en definitiva responden a las
necesidades e intereses de quienes voluntariamente disponen una parte de su intimidad y/o
confianza en un tercero, en principio desconocido, pueden visualizarse en el presente caso
donde se realizan intervenciones restaurativas respetando los tiempos y voluntades indivi-
duales. Ejemplificando como herramientas típicas para la autocomposición de conflictos
como el encuentro conjunto de mediación, o los círculos restaurativos, no resultan ser las úni-
cas vías de colaboración para que los interesados alcancen algún grado de aprendizaje y/o
bienestar, siendo el proceso en sí mismo lo restaurativo.
[ 1 ] El Área de Mediación y Justicia Restaurativa de Adultos, Jóvenes en Conflicto con la Ley e Inimputables,
pertenece al Ministerio Público, Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Justicia Restaurativa [ Apalategui
El diálogo respecto a su relación de noviazgo con Cintia y con su suegra Paola, los episodios de
violencia, el comportamiento delictivo y el uso de armas suelen posicionarlo en un lugar de di-
ficultad para poner en palabras sus vivencias y reacciones. Explica los acontecimientos por los
que actualmente se encuentra en detención y respecto a algunos actos por los que también
es denunciado se desentiende proyectando en otros la responsabilidad. La provocación es to-
mada como fuente de resultados y reacciones. Alcanza la responsabilización de manera par-
cial y de a poco puede comprender las consecuencias dañinas de su accionar y el sufrimiento
causado a otras personas, a su núcleo familiar y a sí mismo, mostrándose decidido a no repetir
conductas disvaliosas, modificar hábitos de vida y maneras de relacionarse como así también
su intención de dialogar con Cintia y Paola a fin de brindar una reparación.
Ante el reconocimiento y valoración del otro como ser semejante surge el interés de acerca-
miento motivando el contacto, desde su lugar de detención, por medio de terceros.
Se advierte la importancia de incluir en el proceso restaurativo a un profesional de la psicolo-
gía a fin de realizar un abordaje integral de la estructura subjetiva que de manera articulada
y conjunta posibilite de manera gradual cambios estructurales y el armado de una estrategia
de intervenciones a partir de una visión multidisciplinaria del conflicto. Se propone a Pablo
participar de entrevistas con un licenciado en psicología integrante del Área de Mediación y
Justicia Restaurativa y el joven acepta.
tablar algún tipo de confianza con la facilitadora. Resultaría irresponsable y avasallante lo con-
trario y conllevaría a más rechazo y desconexión. Cintia se muestra sorprendida y entusiasta al
juego a través del cual se expresa. Segura y decidida, impone su impronta a los encuentros con
interés en mostrar ideales y habilidades cognitivas. Reflexiva y contundente concluye diálogos
con respuestas pensadas y desafiantes. A la vez que pregunta y espera aprobación.
Luego de un lapso de tiempo y de algunas reuniones, Cintia comienza a participar de mane-
ra confiada, la reflexión sobre vivencias propias y en el marco de la relación de noviazgo con
Pablo, aspectos de su vida privada y su visión sobre el comportamiento de terceros, forman
parte del espacio compartido. Las emociones son contradictorias y la inestabilidad constante.
Las reuniones en presencia de terceros, con quienes Cintia se encuentra en el hogar influyen
en los cambios y distorsionan la franqueza. La necesidad de contar con espacios individuales
que brindan privacidad para favorecer el diálogo sincero se siente. Aspecto negativo de la si-
tuación de aislamiento social que en varias ocasiones impide a los jóvenes contar con espacios
privados o que al tenerlos no están preparados para posicionarse frente al otro y solicitar un
momento de privacidad a solas. Exponer a jóvenes y/o adolescentes a manifestar su necesi-
dad de privacidad frente a otro es posicionarlos, en muchas ocasiones, a una situación angus-
tiante como así también el pretender hacerlo por ellos. La facilitadora ingresa a la intimidad
del hogar familiar a través de la pantalla. Cada movimiento y mensaje tiene un impacto en el
otro y en el entorno que lo rodea, adecuarse a los contextos y realidades variantes, lugares,
presencias, situaciones de convivencia y a la vez intervenir asertivamente implica poner en
juego las habilidades y creatividad producto de la formación y experiencia.
Cintia tras este tiempo de escucha y acompañamiento comprometido expresa su deseo de
participar de un proceso restaurativo para solucionar los conflictos con Pablo. En una video-
grabación expresa su consentimiento. 195
La necesidad de hablar sobre la relación con su madre, con Pablo y de conflictos intrafamiliares
tornan las reuniones en espacios de autorreflexión que permiten visualizar el daño y el sufri-
miento concreto en su humanidad y en la humanidad de su madre. Refiere: “antes no lo veía” o
“no lo quería ver” y la decisión de Cintia de no volver a situaciones lastimosas es tan firme como la
dicotomía de no querer ver nunca más a Pablo, pero tener la certeza de que van a volver a encon-
trarse. Reflexiona acerca de la importancia de tener la posibilidad de elegir y de contar con herra-
mientas para la toma de decisiones asertivas, la necesidad de modificar formas de relacionarse
con su entorno y la oportunidad para recibir ayuda, expresar dudas, sentimientos y opiniones. Se
proponen entrevistas con la licenciada en Psicología integrante del Área de Mediación y Justicia
Restaurativa, la multidisciplina como medio fundamental para el abordaje de la estructura sub-
jetiva que posibilite trabajar estos aspectos de manera integral, la autonomía, revalorización y el
fortalecimiento para poder desarrollarse. Cintia quiere intentarlo y aunque varias veces se lo su-
girió y pidió su madre, es la primera vez que siente ganas de participar de un espacio terapéutico.
[ A modo de conclusión ]
Cuando una víctima pide intervención, estamos en presencia de un ser que ha sido dañado
y que está pidiendo ayuda. Ese es el punto de partida. Una oportunidad para colaborar con
lo mejor posible. Y ¿cómo podemos colaborar ante ese hecho que marcó su vida con dolor y
sufrimiento? Así como cada ser humano es único e irrepetible también lo son su sentir y nece-
sidad. Está en cada persona la respuesta misma y tomar decisiones por ella sin tener en cuenta
su voluntad, es nada más y nada menos que anularla y revictimizarla.
¿Podemos exigirle a una persona que cambie y que no reitere una forma de ser violenta y las-
timosa sin ofrecerle las herramientas para poder hacerlo? Si ante un hecho disvalioso se aplica
un castigo omitiendo abordar las causas subyacentes al delito y la participación de un proceso
de aprendizaje que permita adquirir conocimiento y habilidades para modificar hábitos indi-
viduales y sociales es muy probable que el comportamiento siga siendo el mismo.
Ante el delito se abre la oportunidad de intervenir en la vida de otros seres humanos en situa-
ciones adversas, tenemos la opción de actuar imponiendo medidas y soluciones arbitrarias
cosificando a las personas y manteniendo latente los conflictos o colaborar para intentar un
verdadero cambio en la humanidad, la resolución sincera de conflictos y mejorar la conviven-
\\ cia social. He aquí la muestra de un camino posible.
Justicia Restaurativa [ Avilés Tulián
Abogada de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Santa Fe. Integrante del Comité Organizador de los
Congresos Latinoamericanos de Justicia Restaurativa e Integrante de la Fundación Latinoamericana Objetivo 16.
Resumen Abstract
Los círculos restaurativos en las situaciones de Restorative circles in situations of gender violence,
violencia de género, se constituyen hoy en día como are constituted today as fundamental spaces
espacios fundamentales para sostener y recomponer to sustain and recompose the subjectivity of
la subjetividad de las mujeres que han sido víctimas women who have been victims of violence. The
de violencia. La respuesta tradicional en el sector traditional response in the public sector is limited
público queda circunscrita a la denuncia y el proceso, to the complaint and the process, when it is not
cuando no queda exclusivamente en el ámbito de exclusively in the “private” sphere, leaving aside
lo “privado”, dejando de lado la voz de las mujeres the voice of women who are victims of situations
víctimas de situaciones de violencia. Junto a la idea of violence. Along with the idea of recomposing
de recomposición de lo que ha sido dañado, se what has been damaged, there is the objective
encuentra el objetivo de la prevención; mediante of prevention; by means of a device so that the
un dispositivo para que los ofensores reeduquen offenders re–educate their attitudes and behaviors,
sus actitudes y comportamientos, y que las propias and that the victims themselves, based on their 197
víctimas, a partir de su experiencia en el grupo, se experience in the group, become true actors
conviertan en verdaderas actoras “diagnosticadoras” “diagnoses” of their environment. A critical analysis
de su entorno. Se realiza un análisis crítico de la of the current situation and the responses that
situación actual y de las respuestas que las mujeres women in situations of gender violence in its
en situación de violencia de género en sus múltiples multiple forms obtain. Examples of restorative
formas obtienen. Se define y se citan ejemplos practices are defined and cited as well as a review
de prácticas restaurativas a la vez que se hace un of national and international regulations and
repaso de las normativas y legislaciones nacionales e legislation on the subject matter. Finally, the need
internacionales sobre el tema tratado. Finalmente se for a paradigm shift is discussed that contemplates
discute la necesidad de un cambio de paradigma que moving towards restoration, as well as the
contemple ir transitando hacia la restauración, como construction of a culture of peace.
así también la construcción de una cultura de paz.
Key words
Palabras clave / restorative circles
\ círculos restaurativos / gender violence
\ violencia de género / prevention
\ prevención / reeducation
\ reeducación / subjectivity
\ subjetividad / restorative / restorative practices
\ prácticas restaurativas/restauradoras / culture of peace
\ cultura de paz / critical path
\ ruta crítica
Justicia Restaurativa [ Avilés Tulián
[ Es ciertamente complejo y difícil ponerse en el lugar de una mujer que ha sufrido cualquiera de
las formas de violencia de género, por más desarrollada que tengamos nuestra capacidad de em-
patía y esto vale no sólo para los varones, sino también para algunas mujeres. Por lo que tal vez
y sólo tal vez y a manera de introducción, sería un buen ejercicio para todas y todos los lectores,
que nos detengamos a leer segmentos de testimonios reales de víctimas de violencia de género.
Los invito que los leamos:
“Para mí el espacio grupal fue fundamental, me sirvió para sostener, porque me encuentro con personas
que escuchan lo que me está pasando y me ayudan a ver que no era yo la culpable de todo lo que me es-
taba pasando, porque cuando llegué yo me culpabilizaba de todo, sentía que había fallado como mamá,
mujer, como todo”. (A).
“Hicieron que yo me reinvente. Un hombre violento me vino a reprimir lo que yo fui, el grupo y las chicas
de la institución me hicieron dar cuenta de que yo podía retomar todo aquello que yo hacía. Me encontré
con la que fui siempre, no la que encerraron, no la que sometieron, pusieron entre cuatro paredes y psi-
copateaban, entonces hoy estoy bien…”. (M).
“El grupo me permitió ver y escuchar, y cuando a otra mujer le está pasando lo mismo, decir, ‘no mirá…
yo también pasé por esto y hay formas de que salgas de esto’ todo lo que vas escuchando lo vas incorpo-
rando…” . (M).
“Saber que no era la única, me salvó de pensar que estaba loca, que iba a perder todo y lo peor de todo que
iba a perder a mi hijos… que nadie se iba a ocupar de ellos ni tampoco de lo que me pasaba, sentía que era
invisible para la sociedad”. (L).
Algunas de estas voces fueron recogidas en un trabajo de investigación realizado por el Cen-
198 tro de Asistencia a la Víctima y Testigo del delito, de la Defensoría del Pueblo de la provincia
de Santa Fe, Argentina. Como su título lo indica, Reescribiendo Historias entre Mujeres (2017), se
trata de una esclarecedora investigación que da cuenta de una línea de trabajo que viene rea-
lizando el centro de dicha institución desde hace varios años, alumbrando, entre otros temas,
la importancia de las prácticas restaurativas para las situaciones de violencia de género.
En esta función en especial que lleva adelante el centro mencionado, las y los profesionales
(psicólogas/gos, trabajadoras sociales y abogadas/dos) trabajan con aquellas mujeres que
fueron víctimas de algún tipo o situación de violencia, no sólo en los grandes centros urbanos
como las ciudades de Rosario o Santa Fe, sino también en otras localidades con menor densi-
dad poblacional como Reconquista, Rafaela y Venado Tuerto. Es decir, se trata de un trabajo
con un gran despliegue territorial.
Considero que el equipo de profesionales realiza prácticas restaurativas —o parcialmente res-
taurativas, para ser más específica— puesto que procuran habilitar a las víctimas, sus familia-
res u otros miembros de la comunidad, que pueden haber sido afectados directa o indirecta-
mente por el hecho o la situación violenta, devenida muchas veces en un delito, para que parti-
cipen directa y activamente en la respuesta, con la vista puesta en la reparación y la paz social.
[ Desarrollo ]
Existe una frondosa literatura que da cuenta del origen y desarrollo de diferentes tipos de
prácticas restaurativas en el mundo, especialmente en los pueblos originarios o indígenas, no
siempre disponibles, ya que los contextos históricos, económicos, culturales y políticos mu-
Justicia Restaurativa [ Avilés Tulián
chas veces las han invisibilizado en razón de intereses poco comprensibles. Se busca la unidad
en la diversidad con el propósito de ampliar nuestra conciencia social y ser uno con toda la
humanidad, una humanidad que está representada en cada uno de nosotros. La conciencia es
un sustantivo femenino que se refiere a la capacidad para reconocer y percibir la realidad que
lo rodea; para relacionarse con ella, reconocerse dentro de ella y reflexionar sobre ella; y es
también el acto psíquico por medio del cual el individuo se reconocer a sí mismo en el mundo.
Para hablar de la filosofía que sustenta la Justicia Restaurativa, debemos decir que es una for-
ma de justicia que dialoga con la justicia tradicional, la comunitaria, la transicional y la retri-
butiva, para que, ante la comisión de un acto disruptivo, antisocial o la comisión de un delito
se pueda dar una respuesta que salga de la lógica binaria: se juzga al responsable y si se le
encuentra culpable se le aplica un castigo. Una respuesta magra, poco satisfactoria para todos
los afectados ya que, en general, el elenco de penas es bastante escueto en el mundo occiden-
tal. El sistema penal, particularmente, se ha caracterizado por estructuras con poca flexibili-
dad para contemplar las necesidades concretas de las personas involucradas en un conflicto o
delito. Algunos procesos desde su concepción tradicional del sistema penal siguen ofreciendo
sólo dos alternativas: la impunidad o el castigo, en donde la víctima y la comunidad, quedan
inadvertidas, una señal que impacta simbólica y objetivamente.
La conflictividad social en algunos temas es constante; en otros, mutante. Los niveles de vio-
lencia estructural, directa e indirecta nos interpelan a fin de pensar y reflexionar otras opcio-
nes, otras respuestas que nos permitan evolucionar como sociedad, conscientes de que lo que
hasta ahora construimos como legalidad debe construirse como legitimidad. En este sentido
algo que me impactó, por la simpleza con la que fue expresado, apelando al sentido común,
fueron las palabras del ex presidente uruguayo en la Primera Conferencia Internacional para
la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia; “El ser humano no ha podido salir de la pre- 199
historia, ya que aún no pudo salir de la lógica de la guerra” (Mujica, 2020) [ 1 ].
La insatisfacción que producen las respuestas del sistema actual nos provoca introspección,
reflexión, un volver sobre nuestros pasos, repensarnos, y, por qué no, preguntarnos: ¿puede
ser la Justicia Restaurativa, una respuesta que dé mayores posibilidades para la evolución de
las comunidades?, en la búsqueda del reconocimiento de cada una de nuestras individualida-
des como parte única y necesaria de esta aldea global.
Las personas en nuestro proceso de maduración de la vida, crecemos, cambiamos y evolu-
cionamos en nuestros pensamientos, sentimientos, percepciones del mundo y de lo que nos
rodea. Y lo mismo acontece con las sociedades: ellas también están llamadas a evolucionar.
Es por eso que las instituciones deben acompañar estos cambios para que brinden respuestas,
que estén a la altura de las circunstancias y las necesidades de los cambios propuestos.
Por ello es necesario ampliar la respuesta, y no dudo que es en la Justicia Restaurativa donde
vamos delineando este perfil. Como explica Zehr (2007), “…se corresponde con una forma de
ver la justicia penal que enfatiza la reparación del daño ocasionado a la gente y el restable-
cimiento de las relaciones en lugar de solamente castigar a los infractores.” En resumen: “se
trata de una variedad de prácticas que buscan responder al crimen de un modo más cons-
tructivo que las respuestas dadas por el sistema punitivo tradicional” (Kemelmajer, 2005). Las
Naciones Unidas (2006–2020), por su parte, la definen, como “una respuesta evolucionada al
crimen que respeta la dignidad de cada persona, construye comprensión y promueve armonía
social a través de la sanación de las víctimas, infractores y comunidad” (Manual sobre programa
de Justicia Restaurativa – Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito)
individuales, una escucha activa, empática, un diálogo que pretende recomponer algo que ha
sido percibido como roto o descompuesto.
La utilización de los círculos restaurativos en este ámbito, comienza a ser visualizada como
una herramienta eficaz y eficiente, así como una práctica útil al mismo tiempo, para lograr
trascender la violencia y volver a pensar en un proyecto de vida. En el ámbito de lo público,
de lo estatal, las acciones quedan circunscritas —generalmente— a la denuncia y al proceso
solamente, mientras que el ámbito privado es el reino donde todo (o nada) puede suceder.
En este sentido, la figura del facilitador es fundamental. Se trata de una persona encargada
de guiar el proceso de restauración del círculo en cuestión. Deben ser profesionales formados
para interactuar multidisciplinariamente a fin de realizar un abordaje integral del grupo, no
reduciéndose exclusivamente al campo de lo psicológico. Que puedan identificar necesidades
grupales e individuales, donde las mujeres son cuidadas en torno a lo que implica transitar es-
tos espacios, sabiendo que a veces es necesario volver al encuentro profesional personalizado
para poder retornar al círculo.
Insisto en el rol del facilitador como actor central en este proceso, ya que debe contar con un
entrenamiento en determinadas habilidades, a modo de ejemplo: la escucha activa, la comu-
nicación no violenta, la programación neurolingüística, el juego de roles, la organización de
reuniones, la creatividad, el autoconocimiento, la asertividad para el manejo de situaciones
difíciles, que le permita, por ejemplo, discernir cuándo es necesario derivar a otros espacios.
Podrían enumerarse otras herramientas comunes a la formación de los mediadores, aunque
no es lo mismo ser un facilitador que un mediador.
Pero con ello sólo no basta. Quienes asuman el rol de facilitadores de estos círculos deben, casi
diría como condición ineludible para el ejercicio de su función, estar formados en perspectiva 201
de género [ 2 ] y enfoque de derechos humanos, ya que en las situaciones de violencia estas
miradas son esenciales para no caer en las escenas revictimizantes, que suelen poner todos,
o casi todos, los cuestionamientos en la víctima. Quienes se comprometen con estos procesos
han comprendido que estos espacios constituyen verdaderos encuentros de transformación
personal, familiar y por lo tanto de transformación social, donde se generan vínculos y es ese
vínculo el que le da nuevo sentido a lo que hacemos. Ya no sólo el círculo es restaurativo: los
vínculos que conformamos lo son. Y las personas también.
La participación de un miembro de la familia o de la comunidad es un lugar estratégico para
sostener estos espacios, son lo que se han denominado el “tercer lado”, es decir, una persona
que tiene la capacidad de traspasar los inconvenientes que la inercia propia de dicho conflicto
acarrea, para traer a otros a sumarse a una tarea común. Es decir, “(…) es gente (de la comuni-
dad) que, usando un cierto tipo de poder (el poder de los pares) desde una cierta perspectiva,
en respaldo de un proceso (de diálogo, de no–violencia, comprensión y acompañamiento),
apuntan a un cierto producto” (Ury, 2000). Es un otro que sufre las consecuencias de la situa-
ción violenta, pero de una manera diferente a la de la víctima.
[ 2 ] Nota de la autora: Reconozco que nuestro país ha sancionado la ley N° 27.499 (denominada “Ley Micae-
la”) que impone a todos los niveles de gobierno la formación en género, pero ello sólo aún no es suficiente
porque sería como afirmar que porque el rol de facilitador está ejercido por una mujer está implícita la pers-
pectiva de género.
Justicia Restaurativa [ Avilés Tulián
Quiero resaltar aquí que las mujeres no llegan solas: están con sus hijos e hijas, niños, niñas,
adolescentes, de quienes, cuando pueden, y generalmente así lo asumen, se hacen cargo [ 3 ]
de este núcleo familiar que ha sufrido uno o varios hechos traumáticos con consecuencias para
todos. Estos eventos traumáticos, imposibles de anticipar y de evitar para estas víctimas —y
aquí incluyo a los hijos, hijas u otros familiares convivientes ó no de las mujeres— es imposible
de procesar objetiva y subjetivamente, es por ello que debemos dejar de concebir a las muje-
res en situación de violencia como sujetos aislados, solos, de estudio e interpretación, para
concebirlas como seres sociales, comunitarios, familiares, con deseo, con voz, con necesidades
y opiniones sobre lo que les sucede a ellas y a su entorno más íntimo.
Haremos una referencia a lo que se establece en la Ley 26.485/09 de protección integral para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarro-
llen sus relaciones interpersonales, vinculado especialmente con los espacios de reeducación
o de atención a los agresores.
Rescato, entre otros, el artículo 3º de la mencionada ley, que da cuenta de la integridad del
abordaje en lo más profundo de su propósito: “Derechos Protegidos. Esta ley garantiza todos los
derechos reconocidos por la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación con-
tra la Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer, la Convención sobre los Derechos de los Niños y la Ley 26.061 de Protección Integral de los dere-
chos de las Niñas, Niños y Adolescentes”. Asimismo en varios artículos se insta a la ejecución de
medidas concretas de prevención y protección así como a la adopción del principio de trans-
versalidad en todas las acciones que se adopten en cualquiera de los poderes del estado.
Me parece de vital importancia la mención legislativa de la difusión, sensibilización y capaci-
tación en violencia de género (definición y tipos: arts. 4° y 5°) en todos los niveles educativos
203
como modo de prevención, sino la especificación de generar espacios de “rehabilitación de los
hombres que la ejercen” (a la violencia), ya que son claves para poder construir una forma de
vinculación diferente. Es necesario incorporar activamente a todos los actores de esta tragedia
social, ya que implica también un espacio de contención para los varones, que puede generar
algún tipo de seguridad a la mujer violentada, no quedando sola en el trabajo de repensar las
situaciones violentas, sino que se incorpora al gran ausente de todo este proceso vivencial.
Hay que mencionarlo, reconocerlo, identificarlo, sacarlo del anonimato de la violencia, es una
medida que implica un seguimiento de las conductas y por lo tanto puede resultar preventiva
de posibles situaciones de violencia.
Para poder pensar una construcción diferente es necesario trabajar en la formación, en la edu-
cación y en la información no sólo de las víctimas y de sus hijos sino también de los agresores.
[ 3 ] Nota de la autora: Véase que en muchas situaciones las mujeres no pueden llevar consigo a sus hijos e hi-
jas; sólo les resta pensar como única posibilidad: salvar sus vidas. Cuando esto es relatado solemos escuchar
discursos acusatorios, con adjetivos que van desde: abandónica, loca, mala madre, zorra, histérica etc.; situa-
ción absolutamente diferente en el caso inverso. Los varones, como progenitores, nunca ó casi nunca son cas-
tigados tan duramente por una sociedad que sigue “naturalizando” como rol protagónico el de mujer/madre.
Cuando es la mujer la que se hace cargo de todo, de su propia vida y de la vida de sus hijos e hijas, esto debe
ser cumplido de modo impoluto, incuestionable, además de siempre estar en situación de rendir “cuentas”:
ante las solicitudes de un régimen de contacto por parte del padre, la crianza, la educación, los alimentos, las
actividades recreativas… su propia vida.
Justicia Restaurativa [ Avilés Tulián
También es importante mencionar que quienes han estudiado e investigado las conductas de
los agresores, lo que destacan es que son un porcentaje mínimo quienes representan características
psicopáticas o que tienen problemas mentales, este grupo no podría ser incorporado a un espacio
restaurativo, por los numerosos fundamentos que hasta ahora han dado las ciencias sociales
y de la salud, lo que no es motivo de análisis en este texto.
Trabajar con los ofensores o agresores no implica abolir ni desestimar las denuncias y las ma-
nifestaciones de las mujeres víctimas de violencia, y esto debe quedar perfectamente en claro.
Pero sería contradictorio una forma de construcción de nuevos vínculos, relaciones y roles si
no incorporamos a todos los miembros de una comunidad, sociedad o de una situación de
violencia. Sólo podemos cambiar verdaderamente nuestras conductas y expresiones, si logra-
mos cambiar nuestros pensamientos y sentimientos.
Por último y con la aspiración de un mejor futuro para todos, entiendo imprescindible con-
cebir de manera urgente, espacios/círculos restaurativos para los hijos e hijas de la violencia
familiar, ellos también son víctimas y las consecuencias para sus vidas y para la sociedad son
graves, a veces irreparables.
[ No mediación. Sí restauración ]
Muchas veces suele prestarse a confusión que los diferentes tipos de prácticas restaurativas
que se realizan constituyen acciones que se resuelven desde el ámbito de la mediación. Sin
embargo, nada más alejado de la realidad.
En este sentido cabe destacar que el Estado argentino ha asumido compromisos contra la vio-
204 lencia hacia las mujeres tras la firma de tratados y convenciones internacionales que ha sus-
crito y ratificado constitucionalmente, entre ellos, la Convención para la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) y la Declaración sobre la Eliminación
de la Violencia Contra la Mujer —la cual señala que la violencia es una violación de derechos
humanos—; en tanto que en el ámbito regional latinoamericano tenemos la Convención Inte-
ramericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer “Belem do Pará”.
La Ley N° 26.485, concretamente en su artículo 28, prohíbe la mediación. Estos espacios de me-
diación o conciliación no son lugares donde abordar las situaciones de violencia de género por-
que uno de los presupuestos de estos es que ha existido una co–construcción del conflicto, lo que
se busca es una salida consensuada del conflicto y en general la futurización de las relaciones.
Si hablamos de una situación de violencia, la víctima no puede haber co–construido su con-
flicto, y, además, hay una situación de asimetría en relación con el ofensor, el agresor, que ge-
neralmente es un varón. La asimetría referida no sólo tiene que ver con la construcción social
del género sino también con el poder implícito o explícito en cuestiones como lo económico,
el nivel de estudios, posibilidades de trabajo, cantidad de hijos/hijas, edad, existencia de al-
guna discapacidad o enfermedad, etc.
Entonces se da una situación de violencia de género. “La violencia de género es aquella que refleja
la asimetría existente en las relaciones de poder entre varones y mujeres y que perpetúa la subordina-
ción y desvalorización de lo femenino. Esta inequidad responde al patriarcado como sistema simbólico
determinante de un conjunto de prácticas cotidianas concretas que niegan los derechos de las mujeres y
reproducen el desequilibrio existente entre los sexos. La diferencia entre ésta y otras formas de violencia
estriba en que el factor de riesgo o vulnerabilidad es el sólo hecho de ser mujer”. (CEPAL, 1994)
Justicia Restaurativa [ Avilés Tulián
Siguiendo a la CEPAL, diremos que el género es una construcción social que “se extiende a par-
tir de las diferencias biológicas entre los sexos para incluir un conjunto de normas sobre conductas y
actitudes aceptables y esperadas de cada uno de ellos” (1992). El género no es definido por el sexo,
es una construcción socio cultural, el género es lo que se entiende socialmente varón, mujer
o disidencias, es dinámico, puede cambiar conforme el tiempo y el lugar, produce diversas
desigualdades y jerarquías que dan preeminencia a los hombres y lo masculino.
Por ello insistimos en que debemos mirar los fenómenos de la realidad desde la perspectiva
de género y el enfoque de derechos humanos, lo que para muchos significa ponerse un lente
diferente. En el amplio mundo de las relaciones sociales no hay nada natural, todo es construi-
do. Por ello todas las situaciones, especialmente las crisis, los conflictos, las violencias tienen
diferente implicancia desde la perspectiva de género. La igualdad es el objetivo general, pero
no es lo mismo. Género es un sistema de ordenamiento social, perspectiva sistémica por lo
cual son susceptibles los cambios. Es un sistema, un conjunto de elementos que incluye: for-
mas y patrones sociales, prácticas asociadas a la vida cotidiana, símbolos, costumbres, senti-
dos comunes, identidades, vestimentas, tratamiento y ordenamiento del cuerpo, creencias y
argumentaciones, coexiste con otros sistemas, el de la masculinidad. La naturalización de la
violencia social, es la más amplia, pero la menos visibilizada.
Por ello es central la práctica y la Justicia Restaurativa como un sistema preventivo para no
llegar al femicidio, que es la última y más grave de todas las violencias de género. Entonces a
partir de estos espacios las mujeres podrían cambiar algo de sus vidas, y los varones —o los
que se constituyen como ofensores— pueden trabajar estas emociones y reeducar sus con-
ductas. Paralelamente al proceso que tiene lugar desde la Justicia Retributiva (sistema puni-
tivo) y que se basa en el cumplimiento de leyes establecidas por el Estado; se busca al mismo
tiempo promover este enfoque de la Justicia Restaurativa que pone el eje en las víctimas y en 205
la recomposición de su subjetividad.
[ Conclusión ]
En las últimas décadas el estado se ha comprometido desde todos los poderes que lo constitu-
yen y en todos los ámbitos internacionales, nacionales, locales, refrendando y dictando normas
(en el sentido amplio de la palabra) en relación a la problemática grave que implican las violen-
cias contras las mujeres. Además hay un diagnóstico claro de cuál es la situación de las muje-
res, no sólo en Argentina sino también en América Latina con datos que provienen de organi-
zaciones gubernamentales y no gubernamentales, y diversas organizaciones internacionales.
Ahora bien, ¿qué podemos entender por medidas preventivas? Las medidas preventivas no
se corresponden única y exclusivamente a la educación. Este es un eje importante, sin dudas,
pero no el único. La propuesta amerita una reflexión más; pensar qué tipo de sociedad vin-
cular queremos, qué significa ser varón o mujer, qué significa género y cuáles son los tipos de
violencia que hoy se ejercen, reconocer las diferencias para comprenderlas y aceptarlas. Ya
que si, aquello que nos constituye en nuestra esencia como seres humanos —conductas, pen-
samientos, creencias, sentimientos— no se encuentra legitimado por los parámetros socio-
culturales, sólo pareciera tener como único destino la eliminación ó la invisibilización, estas
respuestas no nos permiten salir de la lógica que justifica la violencia.
En otro orden, hay otra cuestión que me gustaría pensar y es esta repetición de las víctimas
en relación a la “Ruta Crítica”, todas las instituciones y organizaciones gubernamentales y no
Justicia Restaurativa [ Avilés Tulián
Debemos reforzar los compromisos institucionales y personales, coordinar desde las diferen-
tes organizaciones de derechos humanos con los estados para avanzar en políticas concretas y
sostenibles sostenibles en el corto, mediano y largo plazo. El horizonte que nos alienta es con-
tribuir a la construcción de una cultura de paz; dinámica, participativa, inclusiva y respetuosa
de todos los seres humanos y sus derechos.
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//
Justicia Restaurativa [ Carbajal
Arquitecta, Universidad de Buenos Aires (UBA), Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires (CABA). En los últimos años 2011–2018 desarrolla trabajos diversos en temas urbanos y DDHH en la
Defensoría del Pueblo CABA y participa en proyectos de investigación del Centro de Estudios del Hábitat y
la Vivienda, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo UBA. Es autora de publicaciones diversas y parti-
cipa como panelista o conferencista en congresos nacionales e internacionales en las temáticas asociadas.
Resumen Abstract
El análisis de los procesos sociales–territoriales– The analysis of the ongoing social–territorial–
urbanos–políticos en curso revela la profundidad urban–political processes reveals the depth of
de las injusticias en términos de los DESC, el injustices in terms of Economic Social and Cultural
Derecho a la Ciudad, los DDHH y también — Rights, the Right to the City, the Human Rights and
formula el texto— ciertos desencajes del ideario also —the text formulates— certain unleashes of
y de los modos de abordaje en el territorio de los ideology and modes of approach in the territory of
procesos de gestión o transformación de conflictos. the processes of management or transformation of
208
Desde aquí se intenta esbozar algunas señales para conflicts. From here we seek to outline some signals
contribuir, desde este campo, a correr el horizonte to contribute, from this perspective, to push the
de lo posible en la construcción de ciudades justas, horizon of what is possible in the construction
plurales e integradas. of just, plural, and integrated cities.
[ En el marco de las transformaciones de las últimas décadas y de los procesos en curso, vivimos
en tiempos en los que la ciudadanía social (DESC) y la ciudadanía urbana (Derecho a la Ciu-
dad) están siendo puestas en juego. Es preciso entonces que renovemos la mirada del campo
de gestión o transformación de conflictos sociales urbanos territoriales, entre ellos la Justicia
Restaurativa. Esto es, un movimiento desde y hacia este campo con el fin de complejizar los
principios, saberes y modos de intervenir.
Cabe retomar entonces, aquellas preguntas formuladas en el 1º Congreso Latinoamericano de
Justicia Restaurativa: ¿qué queremos restaurar?, ¿aquello que había antes del daño, esto es, que cada
cual vuelva a su lugar geográfico–social–simbólico?, ¿no será necesario pensar en procesos de transfor-
mación de las condiciones por las cuales emergió la violencia? En este caso, la Justicia Restaurativa
puede ser un proceso que no es un punto de llegada sino un nuevo punto de partida, o las dos
cosas a la vez. Luego, el hecho que llamó nuestra atención, puede ser el elemento visible, un
síntoma de fallas o procesos más generales y la señal de la necesidad de un nuevo orden de las
palabras y las cosas. (Carbajal, L. Rosario, 2019).
Desde aquí, en una primera aproximación cabe la distinción en cuanto a que los procesos res-
taurativos refieren a planos, cualidades e intensidades muy distintas, a veces en escenarios de
violencia radical, otros que no han transitado experiencias tan dolorosas, pero cuya base o el
motor de la violencia puede ser el mismo: las desigualdades…
En cuanto a los primeros, se abren las preguntas formuladas en un texto que recorre procesos
distintos, casi contratantes, Sudáfrica y Argentina. ¿Cómo puede una comunidad política rehacerse
como tal, o hacerse tal, tras el daño?, ¿qué hacer con lo irreparable?. (Hilb, Claudia; Salazar Philippe,
Joseph y Martín Lucas C. 2014).
Estas preguntas abren la reflexión alrededor de ambos procesos que pueden resumirse o re- 209
presentarse con la idea general de Verdad, Justicia, Perdón (Sudáfrica); Ni Olvido ni Perdón,
Juicio y Castigo a los Culpables… (Argentina). En Argentina, el encuadre se completa en la ex-
presión social con forma de canto en las manifestaciones por los derechos humanos: a donde
vayan los iremos a buscar!!!, que nació en los años 80 y se sigue cantando hasta nuestros días,
como reafirmación de un ideario o en tanto este es un proceso inconcluso. Vale la aclaración
en cuanto a que la idea de los iremos a buscar no conlleva un ánimo de venganza, sino que refie-
re exclusivamente a llevar ante la justicia a quienes han cometido delitos de lesa humanidad.
// Banksy //
Justicia Restaurativa [ Carbajal
En este sentido, es oportuno señalar que aún cuando se promulgaron leyes que atenuaban las
penas o daban un paso atrás en las condenas (indultos), no hubo ningún hecho de venganza
por parte de las víctimas. Sí por parte de los perpetradores, como la re-desaparición, ahora en
democracia, de Julio López, víctima y testigo central del juicio a su torturador Miguel Etche-
colatz, uno de esos personajes, como se dijo, “empapados en sangre”. La experiencia argentina
es singular en tanto los juicios se desarrollaron en el territorio y por la justicia ordinaria del
país en el que se perpetraron los delitos (torturas, crímenes, desapariciones, des-identifica-
ción y apropiación de niñes desde sus hogares o nacides en los centros clandestinos de deten-
ción). El recorrido de los organismos de DDHH, tanto en la búsqueda de justicia como en la
construcción de memoria puede verse como ejemplar. Las Madres y las Abuelas de Plaza de
Mayo se han constituido en una referencia en el mundo. Otras experiencias llegan, como se-
ñaló Libardo Orejuela Díaz para el caso de Colombia, como la salida de un estadio: “50 años de
violencia–500 mil muertos, no damos más, tenemos que acabar con la violencia de algún modo.” (2014).
Sudáfrica hizo un proceso en la línea de la Reconciliación. En Argentina no hubo Perdón ni Re-
conciliación. ¿A quién le fue mejor? La historia, la humanidad, cada sociedad y cada une podrá
valorarlo, pero lo que se revela en estas referencias es que lo que a los ojos de una comunidad
puede aparecer, entonces, como la solución más justa, más ética, más democrática, el proble-
ma del Mal, puede aparecer, desde otra mirada, que no lo es. Entonces: “depende”, y a modo
de primera indicación, los procesos no deben dejar de lado, deben asumir, las condiciones
culturales y políticas del contexto de acogida. (Carbajal, L. 2014)
Luego, deberíamos advertir que las fórmulas de perdón o la reconciliación pueden ser absolu-
tamente legítimas en lo individual pero esto resulta al menos complejo en lo colectivo. No
se puede legislar el perdón, decía una Madre de Plaza de Mayo, y las principales víctimas ya no
210 están, o aquellos niñes, hoy hombres y mujeres, transitan la vida sin saber quiénes son, mien-
tras son buscados incansablemente por sus abuelas. Al fin, si como se ha dicho “toda socie-
dad, es una asociación no sólo entre los vivos, sino entre los vivos, los muertos y los que han de nacer”
(Edmund Burke, cit. en Terán, O. 2004), el conjunto Memoria, Verdad y Justicia puede ser el
camino para rehacerse después del MAL y lograr un Nunca Más.
En cualquier caso, los procesos deben entenderse en el sentido que propone el gran filósofo
Gianni Vattimo en su Lezione di Congedo (Lección de despedida, Turín) bajo el título: “Del diálogo al
conflicto”. Él dice, antes está la violencia, el deseo de eliminar al otro, física o discursivamente…
Cuando logramos entrar en el diálogo, entonces, es cuando podemos estar ante el conflicto.
(Vattimo, G. 2014). Así, podemos inferir, que aún dejando de lado el perdón o reconciliación, si el
proceso no se orienta a abordar las condiciones que hicieron posible su emergencia, un acuer-
do puede ser solo una tregua en la cadena de violencias, probablemente la violencia tomará
otras formas, pero la violencia está ahí…
Otro conjunto que nos ocupa es el que refiere el texto de presentación del Congreso cuando
coloca la desigualdad como “marco en el que se potencia y escala la conflictividad, y se hace necesario re-
pensar nuestra formas de vincularnos, de prevenir y gestionar las situaciones que inciden en los conflictos,
las violencia, los delitos”… Lo primero que se puede decir es que si se trataba de prevenir, llegamos
tarde, esto es, después del daño. Pero, si el daño se sigue sucediendo, si las condiciones estruc-
turales se sostienen, entramos en una continuidad también de lo restaurativo, como un estado
permanente, quizás infinito, tal vez no con los mismos protagonistas pero sí en una superpo-
sición de daños en distintas direcciones, en los cuerpos, en las relaciones, en el tejido social.
Vivimos en el continente más desigual del mundo, con una desigualdad que se amplía y pro-
fundiza, que el COVID–19 agudiza. La desigualdad se reproduce o se sobreimprime en las ciu-
dades de la región, ciudades de la opulencia y la miseria en la misma postal, ciudades de un
contraste ominoso.
// Puerto Madero – Villa Rodrigo Bueno, enclaves a solo unas pocas cuadras de distancia.
Imágenes: José Luis Schanzenbach. Defensoría del Pueblo CABA, 2018. // 211
Justicia Restaurativa [ Carbajal
Las grandes manifestaciones que se dieron en el mundo, hasta el COVID–19, a las que refiriera Ig-
nacio Ramonet como rebelión popular, social, planetaria, son, aunque heterogéneas y en general
sin un programa, expresiones de algo más que un malestar, y focalizadas en las causas del ma-
lestar (2020). En Chile (2019), una sucesión de manifestaciones culmina en lo que ellos mismos
llamaron “reventón social”. Una referencia muy contundente: no es por 30$, es por 30 años y, como
señaló Juan Pablo Luna en aquellos días, “el vaso se desbordó pero ocurre que ahora el vaso también está
roto” (2019), un no va más radical, un daño humano (inhumano) tremendo. (Carbajal, L. 2020)
También emergen fuerzas reactivas, a los procesos que intentan condiciones más equitativas
y plurales… Quemaron la Whipala, dijo Evo Morales, esto es, como dijera un referente político,
se cargaron un entramado social cultural político, eso simboliza la Whipala. Se expulsó la bandera
de un estado plurinacional y entró la Biblia al Palacio, imponiendo una única moral. La emoti-
vidad —el odio—, que prima en muchas de estas manifestaciones, como señala Álvaro García
Linera demarca nuevas fronteras y nuevos “enemigos”.
En lo general las respuestas desde el Estado, con distintos grados de violencia real o simbólica,
suelen estar orientadas a retrotraer o restaurar el estadio anterior y como efecto disciplinador
o de “control social” de los grupos sociales que sufren o se revelan a las políticas excluyentes,
discriminatorias, o que amplían la brecha de las desigualdades. En su versión extrema po-
demos inscribir el reciente asesinato de George Floyd y que estimularon manifestaciones en
todo el mundo con el no va más a los racismos.
En Argentina tuvimos nuestros George Floyd, cuando en el marco de una acción (ilegal) de la
gendarmería resulta muerto Santiago Maldonado, un joven identificado con las víctimas del
poder colonial, o cuando con tiros por la espalda muere Rafael Nahuel integrante de estos
grupos históricamente oprimidos o avasallados (Mapuches), las protestas por estos hechos
213
fueron brutalmente reprimidas…
En cualquier caso, las tensiones en el territorio son el signo de nuestro tiempo, y emergen una
diversidad de términos, fórmulas dispositivos que suelen resultar como formula Jordi Borja
“trampas del lenguaje” (2012) o como señala José Mansilla con “significantes flotantes”(2020).
Esto es, cada término puede entenderse con significados muy distintos, a veces contrarios. Uno
de esos términos o fórmulas es precisamente el que nos convoca diálogo. Entre tantas referen-
cias de estas divergencias de sentidos, una representante indígena le dice a la coordinadora de
un Programa Especial para la Promoción del Diálogo y la Resolución de Conflictos de la OEA:
“Mire, nosotros no estamos interesados en el diálogo. Ya participamos en 21 diálogos con el Gobierno y
todavía no ha hecho lo que le pedimos.” A este malestar/rechazo, quienes proponen o llevan ade-
lante estos procesos, lo encuadran como “fatiga del diálogo”. Si no se entiende que la fatiga es por
el ninguneo, la falta de respuestas a los problemas, las injusticias, la vulneración de derechos
de forma radical y persistente, no avanzamos. Así, la fórmula deviene fetiche, los procesos de
diálogo un espacio espectral de ciudadanía. En otros casos como el Diálogo en Ecuador (2019),
como “salida” de una confrontación radical en las calles, la misma presentación de la experien-
cia revelaba que el proceso funcionó como desmovilizador o propició la división de los distintos
movimientos sociales y el proceso fue al menos funcional al poder opresor: lograr la paz a la vez
que sostener el avasallamiento de derechos. Cuando le preguntaron en una entrevista al ex–
presidente Rafael Correa acerca de este proceso dijo: qué diálogo? Eso no fue un dialogo!!! (2020).
En lo local, una toma de escuelas chicos/jóvenes (12 a 17 años), un corte de calle o un acampe
por parte de los movimientos sociales, dan lugar a intervenciones desde organismos de de-
fensa, mediadores, o instancias mediadoras… Luego los protagonistas de las protestas dicen:
Justicia Restaurativa [ Carbajal
siempre nos jodieron, vienen para desactivar la protesta, y después chau!!! No hacen nada. En los ins-
titutos penales los detenidos se suben a los techos o provocan incendios para que se escuche
que necesitan ser cuidados. Un documental “La visita” (director: Jorge Leandro Colás, 2019);
registra la llegada de mujeres, hombres y niñes a la visita a los presos de la Cárcel de Sierra
Chica, en donde además de su dolor, sufren la violencia institucional. Un chico en situación de
calle, dice: “la policía primero te da un par de bifes (golpes), después te pregunta cómo te llamás, qué
estás haciendo… aunque solo estés sentado en un banco de la plaza…”.
En la ciudad se despliegan una diversidad de dispositivos: observatorios, talleres, procesos de diálogo,
acuerdos de convivencia, que en nombre de la “convivencia ciudadana”, se intenta —y en muchas oca-
siones se logra— “normalizar” u “homogeneizar” modos de vivir. Una consecuencia casi natura-
lizada: la segregación social–espacial o la expulsión de aquellos que “no encajan”: les vendedores
ambulantes, quienes ofrecen sexo en la calle, los géneros no binarios, les jóvenes, les artesanos, les
graffiteros, les que duermen en la calle y tantes otres, (re)produciendo desigualdades múltiples…
El territorio deviene así en espacio de disputa y productor de sentidos en las luchas por el De-
recho a la Ciudad o simplemente el derecho a quedarse, el derecho a estar. Así, como señala David
Harvey, el derecho a la ciudad “es un grito, una demanda […] es un grito que se escucha y una deman-
da que tiene fuerza en la medida en la que hay un espacio, a partir del cual y dentro del cual, ese grito y
esa demanda son visibles”. (2013)
Un proceso de transformación de conflictos, un proceso de Justicia Restaurativa pueden ser
ese espacio, pero, otra vez, depende. Depende de su ideario (saberes y principios), de su instru-
mentación, de su puesta en juego en el territorio.
El COVID–19: suspende la calle, la desigualdad se agudiza. El virus puede llegar a todes pero el
214 impacto no es igual en la sociedad y en el territorio… Se superpone o se intensifica la distribución
asimétrica de ventajas y desventajas y de los beneficios de la ciudad, con procesos que suelen
ser acumulativos (Ziccardi A., 2020) Lo vemos en Chicago, en la periferia de París, o en nuestra
región… La brecha social se traduce en una brecha sanitaria, el aislamiento arroja a la pobreza a mi-
llones de personas. Esto, como se señala en un análisis del impacto en la periferia de París, “genera
miedo y rabia a la vez, porque muchos se sienten abandonados, es como si la vida de ellos no tuviera ningún
valor.” (Hamza, E., 2020). El “quédate en casa”, como si todos tuvieran un techo y una vida digna se
transformó en el “quédate en tu barrio”… otra vez, vidas que no valen igual, algunas no valen nada.
En Buenos Aires, el Jefe de Gobierno dice que están trabajando muy bien en las villas, pero
no es así como se vive en el territorio… prima el maltrato o el destrato estatal. Advierte una
referente barrial en un espacio de las Villas: puede haber rebelión popular!!! En una reunión de
lo que se llama Comité de Crisis, una consejera estalla: Basta con esta maldita farsa!!! nunca dan
respuesta!!! (29 de mayo/Villa 31)
En el inicio de este proceso, murió Ramona, una referente de “La Poderosa”, una organización
social que Boaventura de Sousa Santos destaca como una de las más relevantes en Latinoamé-
rica (2020). Ramona vivía en la Villa 31, con unos 60 mil habitantes en una ciudad con un pre-
supuesto de ciudad global, en la que trabajan centros de mediación, centros de acceso a la justicia,
defensorías judiciales y defensorías del pueblo y diversos actores institucionales, académicos y sociales…
pero sin embargo la voz de Ramona —como tantas otras voces— no fue escuchada: “todo el día
diciéndonos que debemos lavarnos las manos para protegernos del virus, pero no tenemos agua….” decía
Ramona en un video que circuló en las redes, le hablaba a las autoridades de gobierno, se veía/
se sentía su angustia. Hacen que escuchan, hacen que hacen, dicen les vecines. La Poderosa escribió:
Ramona no murió, a Ramona la mataron los dueños del silencio, los cómplices de la indiferencia, los mudos
Justicia Restaurativa [ Carbajal
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217
//
Justicia Restaurativa [ Corley
Resumen Abstract
Este artículo desarrolla la relación de conexión This article develops the connection relationship
que existe entre las personas y cómo afecta esa that exists between people and how this
interrelación a la vida familiar y comunitaria. Desde relationship affects family and community life.
la perspectiva del autor, la Justicia Restaurativa From the author’s perspective, Restorative Justice
no solo es un servicio que responde al crimen o la is not only a service that responds to crime or
mala conducta sino se puede considerar como un misconduct but can also be considered as a social
movimiento social que transforma la sociedad. movement that transforms society. It demands
Exige una coalición de la voluntad que ve y a coalition of the will that sees and understands
218 entiende la justicia restaurativa como una mejor restorative justice as a better way of life. Restorative
manera de vivir. La justicia restaurativa tiene el justice has the potential to heal people, reconcile
potencial de curar a las personas, reconciliar las relationships, and bring people together; to uproot
relaciones y unir a las personas; para desarraigar systemic and structural injustices and bring them
injusticias sistémicas y estructurales y sacarlas a la to light so they can be addressed.
luz para que puedan ser tratadas.
Key words
Palabras clave / Restorative Justice
\ Justicia Restaurativa / relationship
\ relación / social movement
\ movimiento social / crime
\ crimen / transformation
\ transformación
Justicia Restaurativa [ Corley
[ En un espacio pequeño ubicado entre los edificios altos de Nueva York se encuentra el par-
que de Ralph Bunche. Enfrente del parque se encuentra el edificio con la sede de las naciones
unidas. El parque lleva el nombre del primer afroamericano en ganar el premio nobel de paz
en 1950 por su trabajo en el conflicto árabe israelí. También fue instrumental en desarrollar la
declaración universal de los derechos humanos.
[ Texto de Isaías ]
En la pared del parque están unas palabras de Isaías inscritas “Golpearán sus espadas en rejas
de arado y sus lanzas en podaderas. La nación no alzará espada contra la nación, ni aprende-
rán más la guerra”.
Estas palabras reflejan el concepto en la tradición judeocristiana conocida como shalom. Pero
el concepto también existe en otras tradiciones religiosas e indígenas. La palabra hebrea a
menudo se traduce como paz, pero eso solo captura parcialmente su esencia. Expresa la visión
de Dios para su reino donde vivimos en una relación correcta con Dios, nuestro prójimo y toda
la creación. Es una imagen de cómo deberían ser nuestras relaciones, nuestras familias, nues-
tras comunidades y nuestro mundo.
Es una visión del mundo hacia el cual seguimos progresando y un estado del ser que anhelamos.
[ Interconectados ]
Nuestro mundo está conectado como nunca antes. Vivimos en una red de relaciones que va
más allá de nuestras familias y vecindarios y se extiende a personas de otras ciudades, estados
y naciones.
Los eventos económicos, sociales y políticos en todo el mundo se convierten en preocupacio-
nes locales. Una pandemia que se originó en China nos afecta a usted y a mí. Desde Inglaterra,
puedo unirme a esta importante reunión con otros de América Latina y España. Las voces en
los Estados Unidos que protestan por la muerte de George Floyd y la brutalidad policial están
relacionadas con la esclavitud en los Estados Unidos e Inglaterra. La guerra en Siria continúa
produciendo una crisis de refugiados para sus vecinos.
Desde esta perspectiva de interconexión, el crimen daña a las personas y las relaciones. Pero
se extiende hacia nuestras familias, comunidades y más allá.
Si bien el crimen causa relaciones rotas, también fluye desde las relaciones y comunidades
rotas. El crimen ocurre dentro de un contexto de heridas más profundas, desequilibrios de
poder y estructuras injustas.
Justicia Restaurativa [ Corley
El problema del crimen y cómo manejarlo es un problema grandísimo en todas partes. Todos
estamos interconectados.
[ Encuentro ]
Un encuentro es el punto de partida en el camino de la Justicia Restaurativa. Una reunión fa-
cilitada que reúne a las personas más afectadas por las malas acciones para determinar cómo
reparar el daño. En general, los encuentros toman tres formas: mediaciones de víctimas y de-
lincuentes, conferencias y círculos restaurativos. A medida que los programas y las prácticas
restaurativas evolucionan según el contexto y las necesidades, estos modelos se combinan.
Para que las reuniones se conviertan en encuentros, deben ser espacios seguros que fomenten
la vulnerabilidad y compartan hechos y verdad. Son emocionales: los participantes compar-
ten libremente sin ser juzgados y escuchan con respeto y buscan comprender. Sacan la verdad:
los delincuentes asumen la responsabilidad de las malas acciones; las víctimas comparten su 221
verdad y el proceso las reivindica.
Los encuentros valoran la inclusión. Todas las partes que han sido afectadas por el delito (vícti-
mas, delincuentes, miembros de la comunidad) tienen voz en el proceso de justicia. Las vícti-
mas y los delincuentes están más conectados con las malas acciones, por lo que son centrales
para los procesos. Pero otras personas dentro de la comunidad que impactan el crimen tam-
bién pueden unirse a encuentros, incluidos, donde el contexto lo demanda los funcionarios
del gobierno y oficiales de la justicia.
El papel del gobierno es importante porque tienen intereses legítimos en la seguridad pú-
blica, los derechos humanos y el bienestar de sus ciudadanos. Este era un objetivo principal
de los Principios Básicos de la ONU: dado que los procesos de Justicia Restaurativa son más
informales y, a menudo, se llevan a cabo fuera del ojo público, podrían dar lugar a abusos de
los derechos humanos de los delincuentes y las víctimas.
[ Reparación ]
El segundo pilar es la reparación. Si bien los encuentros son el mecanismo utilizado en los
procesos de restauración, su objetivo es reparar el daño y satisfacer las necesidades básicas de
las partes interesadas principales:
Justicia Restaurativa [ Corley
Cuando los delincuentes asumen la responsabilidad de lo que han hecho y se disculpan sin-
222 ceramente con las personas afectadas, se reivindica a las personas perjudicadas y les ayuda a
recuperar la sensación de poder que habían perdido.
Para la reparación, una forma principal es la restitución. Por lo general, está vinculado direc-
tamente a la cantidad de daño. Los delincuentes pueden devolver o reemplazar la propiedad,
hacer un pago financiero o llevar a cabo un acto de servicio directo para la víctima, pero el
ofensor o delincuente también lo puede hacer de manera simbólica o puede hacer un acto de
servicio a la comunidad para reparar el daño. Inclusive en algunos casos esto puede ser más
significativo porque puede reflejar sacrificio, creatividad y tener un significado más profundo.
[ Transformación ]
El tercer pilar es la transformación. La Justicia Restaurativa es más efectiva cuando crea espa-
cios seguros o encuentros donde las personas pueden hablar y escucharse de manera auténti-
ca. Si bien estos espacios deben conducir a resultados tangibles que el delincuente debe hacer
para reparar el daño, estos espacios también pueden transformar a las personas y las relaciones
porque crean conexión; las personas son escuchadas, respetadas y entendidas. Si bien este im-
pacto es impredecible y no se puede forzar, pero cuando se da es poderoso y transformador.
A nivel individual, los frutos de los procesos de Justicia Restaurativa son la curación, el remor-
dimiento y la redención; perdón, reconciliación y un cambio de corazón, mente y acción. He
tenido el privilegio de observar estos resultados en vidas cambiadas en todo el mundo. Justo
este fin de semana recibí una nota del padre de un joven llamado Josh en una prisión guate-
malteca, quien actuó como mi traductor en octubre del año pasado diciéndome, con orgullo
justificado, que su hijo está tratando y sirviendo a pacientes codiciosos en la prisión, haber
tenido una temperatura elevada y dolor de cabeza durante tres semanas.
Vi lo mismo en la histórica e infamemente violenta prisión de Bellavista en Colombia hace
cinco años. Una cohorte de 200 hombres se graduó en uno de nuestros nuevos programas de
vida. Cuando recibieron el reconocimiento legítimo de la Junta de PFI, Lacides presentó una
lista de los 200 nombres a las autoridades penitenciarias en un documento comprometiéndo-
se a no ser violentos por el resto de su período de prisión.
Y, por último, a nivel comunitario, las personas se sienten seguras y poseen voz. Están compro-
metidos con la respuesta de la comunidad y esto toda la comunidad tiene la oportunidad de
crecer y prosperar.
223
sinato, secuestro, rebelión, abuso sexual y robo. En los últimos 16 años, han facilitado encuen-
tros restaurativos que han impactado a más de 20,000 personas. Han sensibilizado a los ofi-
ciales militares, la Policía Nacional, comunidades enteras, excombatientes guerrilleros de las
FARC, jueces, fiscales, estudiantes universitarios y miles de víctimas.
PF Colombia se enfoca en tres programas distintos de Justicia Restaurativa:
1// En primer lugar, el Sycamore Tree Project comenzó en 2004 en su primera prisión. Ahora el
equipo opera STP en 22 prisiones en todo el país.
2// En segundo lugar, han establecido Comunidades Restaurativas, un programa que ayuda a
sanar el quiebre en las comunidades rurales después de décadas de conflicto armado interno.
Basaron el modelo del trabajo de nuestros afiliados en Ruanda para ayudar a sanar las aldeas
afectadas por el genocidio de 1994. El equipo facilita los diálogos restaurativos entre las víctimas,
los exguerrilleros de las FARC y los militares, donde discuten el daño y cómo se puede reparar,
a menudo a través de gestos simbólicos que satisfacen las necesidades de la comunidad local.
3// En tercer lugar, han construido el Centro Dan Van Ness de Justicia y Prácticas Restaurativas para
Menores, donde el fiscal remite a los jóvenes que cometen delitos comunes a un programa de Jus-
ticia Restaurativa donde los jóvenes, la víctima y sus familias discuten el daño y un camino a seguir.
Resumen Abstract
Aplicación de la Justicia Restaurativa más allá del Application of Restorative Justice beyond the
ámbito penal juvenil. Antecedentes normativos en juvenile criminal sphere. Regulatory background
Colombia. Proyectos y programas de experiencia in Colombia. Projects and programs of experience
y prácticas de la Confraternidad Carcelaria de and practices of the Prison Fellowship of Colombia,
Colombia, organización perteneciente a Prison an organization belonging to Prison Fellowship
Fellowship International desde 1980. International since 1980.
226
Colombia ha estado sumida en una serie de hechos violentos escalonados que se han arraiga-
do en la cultura a través de la mafia, la trampa, el crimen y la corrupción, hechos que se han
normalizado y hoy en día se ven con normalidad, como si esto hiciera parte de la cultura del
colombiano, no en el sentido de que el colombiano de a pie sea violento, sino en el sentido de
que se ha acostumbrado a estas acciones, por lo tanto, están normalizadas en la sociedad. La
pregunta por resolver ahora es ¿cómo romper este ciclo de violencia y contribuir en la cons-
trucción de nuevos valores?
En Colombia ha sido difícil construir una cultura de diálogo, de paz y derechos humanos. Ni
el confinamiento producido por el COVID-19 ha frenado esta violencia en donde en lo que va
corrido de la pandemia han asesinado un gran número de líderes sociales. La violencia ha sido
cíclica, solo cambia de rostro cada cierto tiempo.
A pesar de la situación histórica de hechos violentos que han marcado a Colombia, desde el
Gobierno Nacional, se han tomado iniciativas jurídicas para mitigar estas acciones a través de
la Justicia Restaurativa; las principales normas son:
// Acto Legislativo 03 de 2002 / Seminario Internacional sobre Justicia Restaurativa.
// Constitución Política Acto Legislativo 03 de 2002. Reforma Art. 250 C.P.C.
// Código de Procedimiento Penal – Ley 906 de 2004.
// Código de Infancia y Adolescencia.
// Desarrollos Jurisprudenciales .
Justicia Restaurativa [ Hernández Álvarez
// Bloque de Constitucionalidad
// Contexto Internacional
Debido al problema de violencia y de normalización del conflicto que hay en la sociedad co-
lombiana, la CCC decidió implementar en 2004 el Proyecto Árbol Sicómoro en las cárceles del
país, con la modalidad de círculos restaurativos, y con participación de pequeños grupos de
víctimas y ofensores.
Desde hace 16 años la CCC ha organizado círculos restaurativos dentro de las cárceles, a través
de facilitadores, en donde se han creado espacios para el diálogo, y se ha ayudado a las víctimas
a tener un encuentro con las personas que les han hecho daño. Cada encuentro restaurativo es 227
distinto, ninguno se parece al otro, cada uno tiene su propio proceso hacia el logro de un resul-
tado restaurativo. Estos encuentros tienen efectos según la ley, para ello se requiere el acompa-
ñamiento del abogado del privado de libertad y la voluntad de los jueces de penas y medidas.
Uno de los resultados que se han evidenciado a lo largo de estos 16 años de práctica, es que
las víctimas desean encontrarse con sus ofensores en las prisiones para hablar sobre lo suce-
dido. Adicionalmente, más de 5000 prisioneros han participado en estos procesos y se puede
concluir que la Justicia Restaurativa ha frenado de algún modo el crimen dentro y fuera de las
cárceles; esta es una contribución a La Paz.
Por otro lado, la experiencia en las prisiones preparó el escenario para que en el 2014 se diseñara
el Programa Comunidades Restaurativas, previo a los inicios de diálogos de paz entre el Gobierno
Colombiano y las FARC. A través de este programa se han podido hacer encuentros entre excom-
batientes de las FARC con comunidades que fueron víctima del conflicto armado, pero también
se han encontrado a ex militares que afectaron con abusos de autoridad a esas poblaciones.
El programa de las Comunidades Restaurativas ofrece oportunidad de reparaciones simbó-
licas, como escuelas, parques, iglesias, puentes, entre otros. Esto es gracias a que la Justicia
Restaurativa facilita el encuentro para dialogar, trabajar y compartir.
Finalmente en el 2019 se dio inicio al programa Justicia Restaurativa Juvenil a través de un
pilotaje que finaliza en 2021, este programa atiende a menores en conflicto con la ley, los
cuales, al igual que en el proyecto Árbol Sicómoro y el Programa Comunidades Restaurativas,
tienen la oportunidad de encontrarse con sus víctimas, y beneficia en gran manera a los me-
nores puesto que el enfoque es supremamente educativo.
Justicia Restaurativa [ Hernández Álvarez
Aguardamos la esperanza que la Justicia Restaurativa pueda posicionarse, deje de ser mirada
como una justicia en favor de la impunidad, y que ella contribuya a incluirnos a todos en la
construcción de un movimiento de transformación a través de una cultura de diálogo, paz y
respeto por los derechos humanos.
Estoy convencido que la JR, arraigada como algunos expositores anteriores lo han dicho, en la
justicia bíblica, en las propuestas de los reformadores del siglo XVI, en las comunidades me-
nonita en Canadá y en la cultura judeocristiana, es sin duda alguna una poderosa herramienta
que ayuda a romper los círculos del crimen y a construir mediante el encuentro, mediante el
diálogo con el otro una cultura de paz que transforma al entorno social.
228
\\
Justicia Restaurativa [ Navas Paús
Resumen Abstract
La idea de conflicto o de problema que puede ser The idea of c onflict or problem that can be analyzed
analizada como una realidad no productiva por as a non–productive reality by an initial liberalism,
un liberalismo inicial, es la base fundacional de is the foundational basis of our recognition as
nuestro reconocimiento como seres humanos. human beings.
El nuevo paradigma de la Justicia Restaurativa, The new paradigm of Restorative Justice, based
basado en la fraternidad y el diálogo, es entonces on fraternity and dialogue, is then a natural
una consecuencia natural de nuestras sociedades consequence of our societies that, far from
que, lejos de rechazar los valores igualitarios rejecting the egalitarian values contributed by the
aportados por el Siglo de las Luces, los completa Enlightenment, completes them in a revision based
en una revisión basada en la conciencia de on the conscience of the reciprocal obligations that
las obligaciones recíprocas que nos unen y unite us and constitute us.
nos constituyen. The Restorative Justice agent has a much more
229
El agente de Justicia Restaurativa tiene una tarea complex task, more evolved, than the official
mucho más compleja, más evolucionada, que el in charge of monitoring and punishing. It must
funcionario encargado de vigilar y castigar. Debe structure a dialogue. How to do it?
estructurar un diálogo. ¿Cómo hacerlo?
Key words
Palabras clave / dialogue
\ diálogo / mediation
\ mediación / Restorative Justice
\ Justicia Restaurativa / registry
\ registro / community
\ comunidad
Justicia Restaurativa [ Navas Paús
[ Hablar de Justicia Restaurativa nos invita a recorrer los caminos subyacentes en el término
“Justicia” y en la estructura del diálogo. Las siguientes líneas no son más que un sustento para
esa reflexión.
[ 1 ] En este sentido dice Roberto Esposito: “1. Quisiera intentar una reflexión sobre la comunidad a partir de su
originaria etimología latina. Aunque no está plenamente probado, el significado de “comunidad” que todos
los diccionarios dan como más probable es aquel que asocia cum y munus (o munia). Esta derivación es impor-
tante en la medida en que califica de manera precisa aquello que contiene los miembros de la comunidad. No
se trata de vínculos de una relación cualquiera, sino de los de un munus, es decir, una “tarea”, un “deber”, una
“ley”. Atendiendo al otro significado del término, más cercano al primero de lo que parece, son también los
vínculos de un “don”, pero de un don de hacer, no de recibir y, por tanto, igualmente, de una “obligación”. Los
miembros de la comunidad lo son por eso y porque están vinculados por una ley común”. Comunidad, Inmuni-
dad y biopolítica. Capítulo 1. Pag. 25. Herder Madrid 2020.
[ 2 ] En este sentido debemos destacar como ejemplo y aclaración que el Código Civil redactado por Don Dal-
macio Velez Sarsfield sancionado por ley 340 de la Argentina, como vigente desde el 1ro de enero de 1871 (hoy
derogado) establece en su artículo 499: “No hay obligación sin causa, es decir, sin que sea derivada de uno de
los hechos, o de uno de los actos lícitos o ilícitos, de las relaciones de familia, o de las relaciones civiles” pero
señala con claridad en su nota al artículo 2508 lo siguiente: “… Cuando establecemos que el dominio es exclu-
sivo, es con la reserva que no existe con este carácter, sino en los límites y bajo las condiciones determinadas
por la ley, por una consideración esencial a la sociedad: el predominio, para el mayor bien de todos y de cada
uno, del interés general y colectivo, sobre el interés individual”.
Justicia Restaurativa [ Navas Paús
Así, en Occidente vemos triunfar con el pensamiento de Locke o de Hobbes una idea no ya
“comunitaria” sino “societaria”, contractualista y es con esta concepción del individuo como
elemento soporte de la sociedad que avanzamos en la llamada “modernidad” [ 3 ].
Sin embargo, que “El hombre es lobo para el hombre”, es decir, un estado de naturaleza en el
que cada uno está en guerra con su hermano, es contrario al fundamento mismo del amor al
prójimo que ilumina las doctrinas espirituales nunca abandonadas por Occidente.
Pensar en la represión policial como garante del funcionamiento ordenado de una comuni-
dad, es una idea estrafalaria que bien merece ser estudiada no tanto por su contenido como
para analizar las razones por las que tal teoría llegó a imponerse.
¿Si faltase la policía nuestras sociedades serían el caos?
Alguien podría traer el ejemplo de la llamada “noche de las bestias”, aquel famoso apagón
eléctrico en Nueva York que desató el caos. Sin embargo, yo que he pasado buena parte de mi
vida en el continente americano, tiendo a creer que una sociedad que estalla por un apagón
debe haber tenido problemas previos, pues, si cada vez que falta la luz en cualquiera de las ciu-
dades de Sudamérica se desatara el caos social, las mismas serían a estas alturas solo ruinas.
¿Es la presencia policial la que permite la vida de los habitantes de la Patagonia?
¿Somos gente perversa que estamos esperando que el hombre de seguridad se distraiga para
arrebatar el bolso a la viejecita que camina delante nuestro?
¿Nos abstenemos de delinquir, principalmente, por el temor al castigo?
Una reflexión lejos de aquellos momentos de furor revolucionario contra el antiguo régimen,
creo que nos obliga a reconocer ¿volviendo a Aristóteles? nuestra naturaleza política, recono-
231
cernos como seres sociables [ 4 ].
Nacemos en una familia. Nos criamos en una comunidad que se estructura, además de con
el correcto funcionamiento de las fuerzas del orden, por la “realización” de la misma, que a su
vez permite la realización del individuo.
Pero no podemos ver nuestra “realización” como un simple ejercicio intelectual de alcanzar
un punto medio, un equilibrio entre el defecto y el exceso en las pasiones. Nuestra realización
[ 3 ] Hobbes, Thomas. Leviatan, o La materia, forma y poder de un estado eclesiastico y civil. Parte I: Del Hombre,
Capiyulo XIII.
[ 4 ] Debemos atender también, a lo que señala Giorgio Agamben: “2.3 Es el sentido mismo de esta contra-
posición, que habría de tener una descendencia tan tenaz en la cultura política de Occidente, el que hay que
considerar de un modo nuevo. La polémica sofística contra el nómos a favor de la naturaleza… puede ser con-
siderada como la premisa necesaria de la oposición entre estado de naturaleza y commonwealth, que Hobbes
sitúa como fundamento de su concepción de la soberanía. Si, para los sofistas, la anterioridad de la physis jus-
tifica, en último término, la violencia del más fuerte, para Hobbes es precisamente esta misma identidad de
estado de naturaleza y violencia (homo homini lupus) lo que justifica el poder absoluto del soberano. En ambos
casos, si bien en un sentido aparentemente opuesto, la antinomia physis/nòmos constituye el presupuesto que
legitima el principio de soberanía, la indistinción de derecho y violencia… Es importante señalar, en efecto,
que en Hobbes el estado de naturaleza sobrevive en la persona del soberano, que es el único que conserva
su ius contra omnes natural.” Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida. Página 51. Pre–Textos, Valencia, 2016.
Justicia Restaurativa [ Navas Paús
en esta etapa posterior a la modernidad en la que vivimos tiene más que ver con el reconoci-
miento y elaboración de nuestros conflictos tanto personales como colectivos.
Efectivamente, la idea de conflicto o de problema que puede ser analizada como una realidad
no productiva por un liberalismo inicial, es la base fundacional de nuestro reconocimiento
como seres humanos.
Tenemos conflictos con nosotros, con nuestras distintas realidades —soy padre y a la vez hijo,
soy nativo y a la vez extranjero, hablo la lengua local o intento el inglés cuando doy un curso
fuera—[ 5 ] es decir, anidan dentro de mí las perspectivas propias de la otredad, y esas pers-
pectivas una vez reconocidas y aceptadas hacen que problematice la idea de una “comunidad”
que se base en un destino histórico común, en una raza o en una religión dominante a la que
los demás deben adherir para poder ser admitidos [ 6 ].
Nuestra idea actual de comunidad, vuelve a basarse en la idea de lo “cum munus” es decir de
las “obligaciones” sin contrapartida, las obligaciones gratuitas que asumimos y nos permiten
realizarnos en un territorio determinado.
Lo que fueron triunfos socialistas o conquistas obreras —el horario limitado de trabajo, el des-
canso hebdomadario, las vacaciones pagas, el acceso a la salud y a la educación igualitarias y
gratuitas, el derecho al acceso a una vivienda digna, el concepto de igual retribución a igual ta-
rea, las ayudas por desempleo, y un larguísimo etc.— son ahora la definición, la substancia de
nuestras comunidades, y por lo tanto, el reconocimiento del derecho del Otro a serlo, el respeto
por la diferencia, han ganado su carta de ciudadanía en nuestros ordenamientos jurídicos.
[ La idea de neutralidad ]
El agente de Justicia Restaurativa, suele tener el deber de mostrarse imparcial respecto de
los involucrados y neutral respecto del conflicto. Pero ¿es posible ser neutral frente a una si-
tuación de desigualdad en el poder o de injusticia? ¿No se trataría, de sostenerse el principio
de neutralidad a ultranza, de un método más edulcorado y elegante de perpetuación de las
estructuras de poder propias del vigilar y castigar del que queremos salir?
Creo que los límites del presente texto exceden el tratamiento siquiera superficial de estas
cuestiones, es por eso que, simplemente, enunciando los fundamentos para la realización
de una guía, un plano a mano alzada de nuestro hacer, quise dejar planteadas sólo algunas
preguntas y espero que estas líneas sean un disparador para una reflexión más profunda y
conjunta sobre la estructura del diálogo en el marco de un paradigma de cultura inclusiva, so-
lidaria y moderna al que estamos dando en llamar, no sé si con fortuna, Justicia Restaurativa.
Resumen Abstract
El diálogo es un camino para los valientes, Dialogue is a way for the brave, it is a peaceful
es una transformación pacífica de la crisis, transformation of the crisis, dialogue means talking
dialogar significa hablar sobre las necesidades, about need, feelings, it is a form of communication,
sentimientos, es una forma de comunicación, the success of dialogue depends largely on the
el éxito del diálogo depende en gran medida quality of conversations and listening to others, we
de la calidad de las conversaciones y de la escucha must dare to listen to the uncomfortable, open the
hacia los demás, debemos atrevernos a escuchar a thought, rebuild meeting spaces and approach the
los incómodos, abrir el pensamiento, future with hope.
reconstruir espacios de encuentro y
abordar el futuro con esperanza. Key words
\ dialogue
234
Palabras clave \ crises
/ diálogo \ brave
/ crisis \ journey
/ valientes \ future
/ viaje \ mediation
/ futuro
/ mediación
Justicia Restaurativa [ Zamudio
[ El diálogo ]
En toda situación de crisis donde se busca una transformación pacífica, hay tres fuerzas im-
portantes: los que saben que sucede, los que pueden hacer algo y los que deciden si se hace.
Cuando hay mucha desconfianza, estos no se comunican ni colaboran fácilmente. La descon-
fianza es parte de los escenarios que provocan las crisis.
[ No es negociación ]
Para superar las crisis hay que hacerse cargo de la desconfianza. Hay gente que se molesta
cuando le hablan de diálogo, porque creen que es lo mismo que negociación o mediación.
Mientras la negociación y la mediación priorizan los resultados, el diálogo se basa en el proce-
so, donde se van descubriendo las dificultades (que pueden ser muchas), y las soluciones (que
pueden ser escasas)
[ Para valientes ]
El camino del diálogo es para valientes, porque hay que atreverse a escuchar lo incómodo y
abrirse a la posibilidad que uno no tiene toda la versión de lo que el otro piensa o ha vivido,
con la situación que nos separa. Cuando hay dolor e historias no escuchadas, las desconfianzas
pueden ser profundas, y no son fáciles de cambiar. La escucha activa y la humildad son ele-
mentos esenciales para crear el espacio seguro para esas conversaciones difíciles.
235
[ Viaje épico ]
Dialogar es una forma de comunicación que se centra en comprender «al otro», en lugar de
intentar convencerlo de que tú tienes la razón. El diálogo no se trata de aceptar lo inaceptable,
de justificar crímenes, ni de olvidar, sino que entender el punto de vista del otro y también
decirle todo lo que tú tienes que decir. El diálogo es un viaje épico, donde podemos construir
una historia común y recuperar la confianza que necesitamos.
[ El futuro compartido ]
Si tenemos un mejor mapa para los desafíos de hoy y de mañana, sabremos dónde construir
puentes, donde tener más cuidado y cómo llegar seguros a nuestro punto de destino. Ahí está
el futuro compartido que necesitamos y que podemos construir.
236 Bibliografía
\\
Apartado 5 //
Justicia Restaurativa como
Derecho Comunitario
237
+
+
238
Justicia Restaurativa [ Eldrige, Ferreira, Groisman
Resumen Abstract
En este trabajo, los autores proponen incorporar The authors of this work propose to incorporate
los Derechos Comunitarios como Derechos Community Rights as Human Rights. They
Humanos. Específicamente proponen comenzar specifically propose to begin by incorporating
por incorporar la Justicia Restaurativa que por Restorative Justice which, due to its individual and
sus aristas individuales y colectivas, podría collective aspects, could be used as a link between
servir de enlace entre los Derechos Humanos Individual Human Rights and the Community
individuales y los comunitarios. Proponen además, ones. Besides, the authors propose that this could
sea incorporada mediante una Convención con be incorporated through a Conventions with
Mecanismos por países. Mechanisms by countries. 239
Sigue sin embargo abierta la discusión de cuál fue el aporte de cada una a la consagración
de los Derechos Civiles y Políticos. En esa dirección escribe Hannah Arendt (1963) en que “la
diferencia de principio más importante desde el punto de vista histórico entre la Revolución
norteamericana y la Revolución francesa estriba en la “afirmación únicamente compartida
por la última, según la cual ‘la ley es expresión de la Voluntad General’ (como puede leerse
en el artículo VI de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789), una
fórmula que no se encontrará, por más que se busque, en la Declaración de Independencia o
en la Constitución de los Estados Unidos”.
[ B. Convenciones y mecanismos ]
Los Derechos Humanos, hasta la fecha, han sido reconocidos y declarados en Convenciones y
su aplicación está garantizada por diversos mecanismos. Como vemos en la siguiente lista, las
convenciones más importantes han sido, antes, o después, centralizadas a través de la ONU,
pero no necesariamente han nacido a su impulso. A su vez, dichas Convenciones han sido fir-
madas o no por las naciones que lo componen.
Los mecanismos, en cambio, necesitan de una ratificación especial de las naciones, hecho que
será particularmente importante si se avanza en una Convención sobre Derechos Restaurativos.
IV.1. Internacionales ]
IV.1.a. Consejo de Derechos Humanos
Integrada por Estados miembros elegidos rotativamente por la Asamblea General de la ONU.
Sus miembros no actúan a título personal sino en representación de los Estados mandantes.
tas personas que soñaban con hacer justicia de una forma diferente. Nació de la práctica y la experimenta-
ción, no de conceptos abstractos. La teoría y el concepto surgieron después. Pero, aunque las fuentes inme-
diatas del moderno arroyo de la Justicia Restaurativa son recientes, tanto el concepto como la práctica se
nutren de tradiciones tan profundas como la historia humana y tan amplias como la comunidad global.”
Surge, entre otros motivos, porque “se adopte un sistema inquisitorial o uno adversarial en el plano del
proceso penal, el sistema punitivo y la acción pública del Estado por su propia naturaleza represiva, torna
ineficaz la posibilidad de resolver conflictos que el delito ha generado” (Bauché y Prada, 2018). Al decir
del Profesor Lederach, (2003) afronta con éxito el episodio, pero olvida el epicentro del mismo.
En efecto, la idea central de la Justicia Restaurativa, es la idea de comunidad, de interconexión
e interdependencia de la sociedad, y en ese sentido, en especial del ofensor y la víctima. Otra
vez aquí, lo mismo que nos une es lo que nos separa. Este concepto está presente en la idea
de shalom en la cultura hebrea, whakapapa entre los maoríes, así como en diversos conceptos
similares de las poblaciones originarias de África y América Latina. “Un daño como el ocasio-
nado por un crimen se extiende como una onda, trastornando toda la red. Además el delito
muchas veces es un síntoma de que algo se ha desestabilizado en esa red”. Incluso en el código
de Hamurabi, está presente la idea de reparación. La Justicia Penal no es ajena al concepto de
Justicia Restaurativa, pero mientras la primera se centra en la ley infringida, la Justicia Restau-
rativa tiene una visión holística del daño.
“En 1651 el filósofo inglés Thomas Hobbes realizó un experimento intelectual en el que descri-
bió la condición prototípica de la existencia humana. En su famosa obra Leviatán propugnó la
existencia de un ‘estado natural’ en el que reina bellum omnium contra omnes, ‘la guerra de todos
contra todos’. Es la anarquía total. De hecho, a Hobbes debemos la afirmación de que “la vida
del hombre es solitaria, pobre, grosera, brutal y mezquina”. El uso que Hobbes hace de solita-
245
ria —palabra que a menudo y de manera inexplicable se omite en esta cita— sugiere que una
vida desconectada está llena de desgracias. Hobbes teorizó que, dadas estas circunstancias, los
hombres habrían decidido crear un “contrato social”, sacrificando parte de su libertad a cambio
de seguridad. En el corazón de una sociedad civilizada se formarían conexiones entre unos y
otros. Estas conexiones mitigarían la violencia y serían una fuente de consuelo, paz y orden. La
gente dejaría de ser solitaria y se volvería cooperadora. Un siglo más tarde, el filósofo francés
Jean Jacques Rosseau propuso argumentos similares, defendiendo en El Contrato Social que el
estado natural de la humanidad era en efecto brutal, desprovisto de leyes o códigos morales
y marcado por la rivalidad y la violencia. Fue el deseo de defenderse de las amenazas de los
otros lo que animó a la gente a unirse para crear una presencia colectiva. Esta progresión de los
seres humanos desde una situación tan ostensiblemente anárquica hacia congregaciones cada
vez más grandes y más ordenadas —clanes, aldeas, ciudades y Estados— puede de hecho en-
tenderse como el argumento gradual en el tamaño y complejidad de las redes sociales. Y hoy
día este proceso continúa desarrollándose en la medida en que estamos hiperconectados. Las
redes que creamos tienen una vida propia. Crecen, cambian, se reproducen, sobreviven y mue-
ren. En su interior hay cosas que fluyen y se desplazan. Una red social es una suerte de superor-
ganismo humano, con una anatomía y una fisiología —una estructura y una función— propias.
(…) Las redes sociales pueden manifestar un tipo de inteligencia, que aumenta o complementa
a la inteligencia individual, de la misma manera que una colonia de hormigas es ‘inteligente’
a pesar de que individualmente las hormigas no lo sean, o que una bandada de pájaros decide
hacia donde volar combinando los deseos de cada ave individual”. (Christakis y Fowler, 2010)
La Justicia Restaurativa se diferencia de la Justicia Civil o Penal, en que la mayoría de las veces,
el castigo al ofensor, no es entendido por la víctima como un beneficio. Ésta percibe, en todo
Justicia Restaurativa [ Eldrige, Ferreira, Groisman
o en parte, que es ella misma la que debe ser “compensada” por quien cometió la falta, y es
allí donde el ofensor cumple un rol fundamental. Sólo se puede enmendar si se cometió la
falta. Este concepto no descalifica la Justicia Penal, la que por supuesto deberá continuar su
proceso, en gran medida porque es precisamente esta modalidad de justicia la que asegura el
bienestar común de los integrantes de una sociedad como conjunto. No se trata de sustituir
una modalidad de justicia por otra, sino de complementarse y generar sinergia.
En 1989, cuando Nueva Zelanda adopta la Justicia Restaurativa como eje central de todo su siste-
ma central de justicia juvenil, la Justicia Restaurativa comienza formalmente a ser parte del Sis-
tema Judicial de Occidente. Más cercano a nosotros, España, Suecia, Noruega, Finlandia, Canadá,
Inglaterra, Francia, USA, México y por estos días Colombia, se integran al núcleo de países que han
incorporado esta modalidad de Justicia, y seguramente serán muchos más en los años venideros.
Recientemente, John Braithwaite (2002) la definió como: “un proceso en el cual todas las personas
afectadas por una injusticia tienen la oportunidad de discutir cómo han sido afectadas por ella y decidir
qué debe hacerse para reparar el daño. Porque el crimen hace un daño, en un proceso de Justicia Res-
taurativa se intenta que la justicia sane. Por ello algo central en el proceso son las conversaciones entre
aquellos que han sido dañados y aquellos que han infligido el daño”.
Parte de la base de que el ofensor a fallado los tres pactos fundamentales:
a// consigo mismo como persona de bien;
b// con el prójimo al que le ha fallado en ese pacto implícito de no daño que tenemos todos
los que vivimos en sociedad; y
c// el que se tiene con la comunidad toda. Y es por eso, que en la práctica restaurativa no sólo
246 están presentes el ofensor y la víctima, sino el conjunto de la sociedad que en modo directo e
indirecto tiene interés en el evento que promovió la falta.
Según Van Ness y Strong, (1997) los valores centrales de la justicia Restaurativa son:
a// el Encuentro, que es la posibilidad de reunir al ofensor, la víctima y la comunidad, en una
red de apoyo de las partes;
b// la Reparación, que es la respuesta que da la Justicia Restaurativa al delito (ésta abarca a veces
no sólo a la víctima, sino muchas veces a personas que han sido perjudicadas en forma indirecta);
c// la Reintegración de la víctima y del ofensor a la comunidad, en la que la red conformada
cumple un rol esencial; y
d// la Participación, es decir el involucramiento de la red en la búsqueda de la reparación y
la reinserción. En el tercer valor que se ha señalado, está implícito el concepto de “necesidad
insatisfecha” promover la falta, y es allí donde la comunidad afectada puede, en ocasiones,
generar una reparación a la necesidad insatisfecha del ofensor.
lan su destino, y los que creen que la culpa de todo (esto es, desde la ausencia de una buena
educación pública hasta la presencia de un gobierno corrupto) es de las fuerzas sociales. Pero
nosotros opinamos que en este debate falta un tercer factor. A la vista de nuestras investiga-
ciones y de las diversas experiencias que hemos vivido —desde conocer a nuestras esposas a
conocernos nosotros dos, desde cuidar de pacientes con una enfermedad terminal a construir
letrinas en aldeas pobres—, creemos que nuestras conexiones con otras personas son lo que
más importa y que, al vincular el estudio de los individuos con el estudio de los grupos, la cien-
cia de las redes sociales tiene mucho que decir sobre la experiencia humana. (…) Para saber
quiénes somos, debemos comprender cómo estamos conectados”.
El Derecho Restaurativo es un Derecho Humano que además recoge la esencia misma del de-
recho, en cuanto prevé la pena, pero también la compensación. También recoge la esencia de
la Justicia Restaurativa: el daño es un problema de toda la sociedad, por lo que el derecho es
un derecho colectivo con aristas que afectan a los individuos involucrados directamente y al
conjunto social. Es nuestro derecho a vivir en sociedad.
Los autores consideramos que, en estos tiempos de Pandemia (producida por la aparición del CO-
VID–19), los Derechos Humanos de tipo comunitarios, adquieren particular relevancia, especial-
mente aquellos que hacen a la reivindicación del interés colectivo, visibilizados por su interacción
con decisiones económicas, gubernamentales o semejantes. Y es por eso que es ahora, cuando
su visibilización parece más clara, cuando es hora de comenzar a convocar a dicha Convención.
Declarar el Derecho Restaurativo en sus tres aristas, hace necesaria una Convención que,
impulsada por la ONU (o que busque su involucramiento en forma posterior), obligue a los
países miembros a mecanismos que impulsen su práctica. A decir de Louis Joinet, (“Los ele-
mentos centrales para la composición de una institución nacional son la independencia y el
248
pluralismo. En cuanto a la independencia, (…) es que la designación de sus comisionados u
otro liderazgo debe de efectuarse por un acto oficial que establece la duración del mandato
específico, que puede ser renovable”. (Joinet, 2003)
Bibliografía
\ Joinet, L. (2003). National Human Rights Institutions: Implementing Human, Rights. Dansh Institute for Human Rights.
\ Senado y Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay (2008). Ley Nº 18.446. Por la
cual se crea la Institución Nacional de Derechos Humanos. Diario Oficial Nº 27661. https://tbinternet.ohchr.org/
Treaties/CCPR/Shared%20Documents/URY/INT_CCPR_ADR_URY_14902_S.pdf
Resumen Abstract
En este breve artículo escrito por profesores, In this article written by professors, mediators and
mediadores y estudiantes del Master de students of the Mediation Master of Complutense
mediación de la Universidad Complutense de University of Madrid different experiences of
Madrid se presentan distintas experiencias de restorative justice are shown. The objective is
Justicia Restaurativa llevadas a cabo en España to explain all these experiences to promote
y que han conseguido buenos resultados. the definitive implementation of penal and
El objetivo es difundir todas estas experiencias penitentiary mediation as a satisfactory alternative 249
para promover la definitiva implantación de la dispute resolution between victims and offenders.
mediación penal y penitenciaria como fórmula
satisfactoria de solución de conflictos entre Key words
las víctimas y los victimarios. / crime
/ delinquent
Palabras clave / Restorative Justice
\ delito / mediation
\ delincuente / criminal mediation
\ Justicia Restaurativa / penitentiary mediation
\ mediación / mediator
\ mediación penal / victim
\ mediación penitenciaria / offender
\ mediador / violence
\ víctima
\ victimario
\ violencia
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
La vida
Es el tiempo maravilloso de una persona.
Es como… un mar que jamás termina.
En la vida, podés hacer o pasar una aventura extraordinaria.
Vas viendo cada espectáculo, o ver un atardecer.
Clara Palacio [ 1 ]
[ Presentación ]
La integración de la Justicia Restaurativa en el derecho español ha venido siendo pro-
piciada por organizaciones internacionales muy relevantes, como Naciones Unidas y el Con-
sejo de Europa, y además se ha promovido como fórmula satisfactoria de solución de
conflictos en numerosos congresos internacionales y diversos foros.
En el ordenamiento jurídico español la referencia a la Justicia Restaurativa y los efectos de la
mediación penal vienen regulados por primera vez en la LO 5/2000 reguladora de la respon-
sabilidad penal de los menores y en el Real Decreto 1774/2004, de 30 de julio, por el que se
aprueba su reglamento de desarrollo.
Por lo que se refiere a la mediación penal de adultos se introduce con la LO 1/2015 de 30 de
marzo de modificación del Código Penal y la Ley 4/2015 de 27 de abril del Estatuto de la
Víctima del delito que garantiza el acceso de las víctimas a servicios de Justicia Restaurativa.
Este reconocimiento de la mediación penal de adultos a través de la legislación vino pre-
cedida de algunas experiencias en algunos juzgados, concretamente en el juzgado de
250 instrucción número 2 de Valencia durante el año 1993 y posteriormente en otros
juzgados de comunidades autónomas con competencias transferidas en materia de jus-
ticia y ejecución penitenciaria, especialmente Madrid, Cataluña y el País Vasco, siempre
con resultados muy positivos [ 2 ].
En todo caso el modelo que se ha ido implantando se ha ajustado al sistema procesal
penal vigente en España de manera que se ha desarrollado durante la fase de instrucción
en que se investigan los delitos y los supuestos responsables, en fase de enjuiciamiento
de las conductas punibles y la fase de ejecución, y siempre completándolo con los
principios básicos que se contienen en la Ley de mediación: básicamente la neutralidad,
la voluntariedad por ambas partes, la gratuidad, la confidencialidad la autonomía e
imparcialidad del mediador, la legalidad, la eficacia procesal del acuerdo [ 3 ].
[ 1 ] De su ópera prima Pasó lo que pasó… escrita a los 9 años. Puerto Madryn, Chubut, Argentina.
[ 2 ] Proyecto «Justicia Restaurativa y mediación penal. Análisis de una experiencia (2005–2008)», del Con-
sejo General del Poder Judicial–Servicio de Planificación y Análisis de la Actividad Judicial. Disponible
en www.poderjudicial.es/.../Investigación%20del%20CGPJ%202008%202b, firmado en 2005 entre el Servicio
de Planificación del Consejo General del Poder Judicial, la asociación de mediación y planificación de conflictos
de Madrid y Navarra y las fiscalías de Madrid y Navarra, con protocolos para la introducción de esta figura y
su extensión a otros juzgados. V. referencias en Ríos Martín, J.C. (2012), La mediación penal y penitenciaria.
Experiencias de diálogo en el sistema penal para la reducción de la violencia y el sufrimiento humano, 3.ª ed., ed. Colex.
[ 3 ] Flores Prada, I. “Algunas reflexiones sobre la justicia restaurativa en el sistema español de justicia penal”,
Riedpa Revista Internacional de Estudio de Derecho Procesal y Arbitraje, número 2, 2015.
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
Sin embargo, a pesar de la regulación legal y las numerosas experiencias que se han lleva-
do a cabo, la mediación en el proceso penal de adultos no ha arraigado completamente en
nuestro país, debido en gran parte al excesivo garantismo de nuestro sistema procesal penal
con los derechos del infractor.
Por ello con el presente trabajo pretendemos presentar una recopilación de experiencias exi-
tosas en el ámbito de la Justicia Restaurativa y la mediación penal llevadas a cabo en España
para reforzar la necesidad de implementar la Justicia Restaurativa junto a la tradicional
justicia retributiva, por considerar que son modelos complementarios y no antagónicos.
Consideramos que ambos modelos de justicia no son modelos opuestos entre sí, porque dan
respuesta a las necesidades de las víctimas y al mismo tiempo impulsan la rehabi-
litación del victimario y siempre teniendo en consideración el derecho a la tutela judicial
efectiva de nuestra Constitución y el derecho a la justicia y a un proceso justo como dere-
chos humanos.
Entendemos que los supuestos del Código Penal que son más propicios a realizar una media-
ción penal sean los delitos patrimoniales como la estafa del art. 248l, y algunas modalidades
particulares cuando media manipulación tecnológica para conseguir actos de disposición
no deseados como sucede con las compras por internet o con fraudes de tarjetas de crédito
y débito. También para el caso de las apropiaciones indebidas del art. 252 y defraudaciones
diversas del art. 255 o la acusación y denuncia falsa y las simulaciones de delitos de los
art. 456 y 457, o los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social donde el sujeto
regularice la deuda o reintegre las cantidades debidas y a los que se refieren los art. 305
y siguientes. También para los supuestos de hurto de uso de vehículos de motor del art.
244 y las usurpaciones del art 245 y siguientes. Pero, sobre todo, consideramos que el
251
ámbito fundamental en el que la Justicia Restaurativa consigue mejores resultados son
los delitos privados como las injurias y calumnias contra particulares y sin publicidad o en
los delitos semipúblicos que exigen la previa denuncia de la parte agraviada [ 4 ].
[ 4 ] Leal Medina, J. (2014) «Tiene futuro la mediación penal de adultos? ¿Dónde estamos actualmente? ¿Es
un método viable para solucionar los problemas de convivencia que genera la acción delictiva?», Diario La
Ley digital, 13 de octubre de 2014.
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
que implica para los particulares, para el profesional de la mediación que conduce el pro-
ceso y que se transmite de forma multiplicada a la comunidad.
La ponderación de la oportunidad de aplicación del proceso de mediación, en qué tipo pe-
nal, cuáles situaciones, denuncias y que no ponga en crisis el orden público es tarea de la
normativa aplicable como de los criterios jurisdiccionales. Tanto el derecho penal como la
aplicación de los métodos dialogales restaurativos, comprenden un producto concreto para
el ciudadano, en la ecuación tiempo, dinero, emociones y el resultado sanador para ambas
partes y además de aprendizaje para el ofensor.
Sujetar todo al derecho penal con el fin de mostrar una respuesta estatal que satisfaga a
los medios de comunicación, atiborrando los espacios penales de casos, solo trae más
descontento a la ciudadanía y una percepción negativa de los operadores judiciales.
La capacitación, la responsabilidad de los funcionarios del sistema con el rol que les toque
desempeñar, como la continuidad de los proyectos de mediación penal restaurativa y sus
resultados concretos, hacen sostenible y sustentables programas de esta naturaleza y de
acuerdo con prácticas similares en otros países como Argentina.
En la amplia gama de situaciones nos preguntamos en los zapatos de los afectados, si uno
les consulta a ellos si desean que el ofensor esté detenido, o ¿preso? Muchos responderán
que no, y responderán quizás “¡que le hagan algo!”, y uno puede decirle o preguntarle a la
persona afectada, teniendo justamente la posibilidad de decidirlo ¿qué desea usted? ¿Qué
podría hacer el ofensor para usted que le haría sentir bien? ¿Qué le haría sentir satisfecha/o?
Como mediadores, al hacer estas preguntas, las personas nos sorprenden con sus res-
puestas, ya que saben muy bien qué les haría sentir restaurados más que una “condena
252 penal”. Concretar esto se logra con la Justicia Restaurativa a través de la mediación penal.
Un pionero de la práctica de la mediación penal en Argentina es el Prof. Ulf Eiras, y define
perfectamente la cuestión: “Entendemos que la sanción penal debería estar reservada a la reso-
lución de conflictos de alta intensidad y alto impacto, ya que sin dudas representa el nivel más fuerte
de intervención estatal en la conflictividad social. Esto nos lleva a promover una solución consensuada
por las partes siempre que ésta no agravie el interés público en aquellos conflictos que no ameritan
una persecución intensiva del estado. El derecho penal debe ser considerado, entonces, como la última
ratio de la política social, interesándose únicamente por aquello que no corresponda a otras ramas del
derecho. No obstante, esta visión del mismo como un último recurso se desdibuja cuando suele ser el
primer nivel al que se recurre ante un conflicto, con lo que se genera una suerte de inflación penal que
sólo cumple propósitos simbólicos.” [ 5 ]
La justicia retributiva prevista en la aplicación de sanciones normadas en los Códigos
Penales no llega muchas veces a dar respuesta para esa gama de situaciones que se
presentan, o porque no resultan delitos en términos de naturaleza jurídica del Código
Penal, o, es más, porque la persona afectada, se sentiría mejor, restaurada, restituida con
otra respuesta de quien lo puso en ese lugar de malestar, de afectación, de dolor.
El proceso de mediación, en encuentros separados o conjuntos, según las circunstancias
contextuales y el deseo de las partes, junto con los mediadores, permite trabajar esta
restauración.
[ 5 ] Eiras Nordenstahl, U.C. Mediación penal de la práctica a la Teoría, Librería Editorial Histórica, 2005.
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
Este paradigma se abrió paso en todo el mundo, sin distinción en cuanto a norte sur este y
oeste, el paradigma de la Justicia Restaurativa en el ámbito penal y aún interno peni-
tenciario, se desarrolla día a día en diferentes espacios del planeta.
Son cambios de paradigmas y trabajando en lo cotidiano esta propuesta e invitación a los
ciudadanos de “qué quiere del otro, que lo haría sentir mejor”, se devela satisfactorio, no es
la panacea, sin duda, pero la primera respuesta es: quiero que sepa cómo me sentí; quiero
decirle todo lo que pasé; quiero saber por qué no me preguntó cómo me sentía; por qué no
me llamó; quiero que se disculpe y que lo escriba; quiero que pague los gastos que tuve
que hacer; quiero terminar con esto; quiero estar tranquilo. Son estos algunos ejemplos.
No se trata de la abolición del derecho penal. La mediación penal será complementaria, del
proceso penal, y también puede admitirse desde un punto de vista preventivo de alivio so-
cial. Ello al divulgar en la comunidad, una nueva manera diferente y dialogal, de solucionar
sus conflictos.
Como mediadores que somos, hay un desafío que es preguntarse primero si creemos en la
Justicia Restaurativa, reparadora, si estamos convencidos que la justicia retributiva en mu-
chos casos no satisface al particular y que podemos invitar a los particulares a pensar en una
respuesta sanadora, restauradora para el hecho dañoso vivido.
Si como mediadores estamos convencidos de esto, y de que, además, colaborar en una si-
tuación de estas características, bajo ciertas condiciones, con una metodología tanto en uso
de herramientas como en cuanto a gestión, puede resultar pacificador, entonces avanzo
conduciendo mediaciones de estas características.
La justicia restitutiva y restaurativa, que implica volver a poner una cosa en el estado o cir-
cunstancia en que se encontraba antes del hecho, nos refiere al restablecimiento de las rela- 253
ciones humanas y tiene en vista sin duda a la paz social.
Para Susan Sharpe [ 6 ], autora canadiense, los principios claves de la Justicia Restaurativa
son:
// Invita a la participación y al consenso de todos; la víctima y el ofensor tienen participa-
ción, pero también les abren las puertas a otras personas involucradas (por ejemplo, los ve-
cinos dañados indirectamente por el ilícito)
// Pretende curar lo dañado, lo roto. La primera pregunta para contestar es: ¿qué necesita la
víctima para curar, para recuperar el sentido de la seguridad? La respuesta es: primaria-
mente, la víctima necesita información y expresar su angustia.
// Persigue alcanzar una responsabilidad completa y directa: el infractor debe reconocer
lo que hizo mal, pero además debe intentar repararlo. Explicar su conducta a la víctima y a
la sociedad es dar el primer paso para la reparación.
¿Cuál es la verdad? La suya, la mía, la nuestra, la de cada uno. “Escucha a todos —dice La Deside-
rata— incluso al ignorante y al aburrido, todos tienen una verdad que contar.” Entre las prue-
bas posibles de ofrecer según el código, está la llamada prueba de confesión de la verdad.
[ 6 ] Op. cit. en búsqueda de la tercera vía. La llamada “Justicia Restaurativa”, “Reparativa”, “Reintegrativa”
o Restitutiva” Aída Kemelmajer, http://www.bibliojuridica.org/libros/4/1723/15.pdf
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
Los griegos, para referirse a la verdad, utilizaban la palabra aletheia, en un sentido de descubri-
miento, aquello que no está oculto. En latín es veritas en cuanto a la exactitud y el rigor en el de-
cir, lo exacto como opuesto a la mentira. Y en hebreo es la palabra emunah, en el sentido de
confianza de que se cumpla algo que se espera. Tres sentidos diferentes e interesantes:
descubrimiento, exactitud y confianza. En el Procedimiento Penal se refiere a la confesión
del delito, como acto por el cual una persona reconoce haber cometido un hecho punible.
Este tema de la verdad lo trajo a nosotros un participante de una mediación. Un señor que
llamaremos aquí Víctor y que le propuso una mediación a una señora que llamare-
mos Marta, y que se trabajó con ellos en sendos encuentros individuales, un día me dice:
“Sabe qué pasa mediadora, yo quiero tener una reunión juntos, porque la verdad la tene-
mos nosotros, y estando ahí, mirándonos, tiene que salir la verdad”.
El proceso de mediación es confidencial y esto permite la apertura de los participantes. La
conversación permite sacar a la luz, del ocultamiento interno, sus verdades, porque como
canta Serrat, “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.
Hay una dimensión ética en lo expuesto y tan acertada, definida en la siguiente idea “Ser
responsable es tener que responder ante la estructura jurídico–formal de reproche, asumir
consecuencias de los actos y tratar de reparar sus efectos dañinos. Esto es, simplemente,
poner en juego la dimensión ética el ser humano y convertir la propia persona en reconduc-
tora de su vida.” [ 7 ]
La verdad, la de cada uno, expresada clara y pacíficamente, la buena fe de quienes están
involucrados en una disputa, en un conflicto, permite construir, y así lo creemos,
soluciones sostenibles en el tiempo. Las partes son reconductoras de su vida y por ello se
254 hace más sustentable así mismo, brinda tranquilidad y confianza, auto constructores de la
solución, y en el mediador que colaboró en que pudiesen comprenderse, en el sistema
judicial, y lo más importante, genera confianza social.
bre la naturaleza del ser humano, sobre cómo podemos percibir a ‘’el otro’’ para poder
cambiar las cosas. Como se puede hacer para que la otra persona, repudiada por el resto de la
sociedad, pueda ser capaz de ser escuchada y entendida, sin dejar de juzgar por supuesto,
sus actos delictivos. En este punto es donde a mi parecer comienza la justicia restaurativa.
Las personas demandan el amparo jurídico, y este es un derecho fundamental, el cual tie-
ne que quedar determinado por postulados pacíficos. Y la visión humana de la justicia
tiene que tratar de satisfacer las necesidades de los actores que se amparan en ella, tanto
si la gestión de los conflictos y su solución la determina un juez, como si es gestionado por
las partes en cuestión. Esta última, prioriza un marco de comunicación que se nutre de la
cooperación, entendimiento, del compartir y construir un relato conjunto sobre el daño
causado. La justicia ha ido evolucionando desde la perspectiva retribucionista pasando por
la resocializadora, hacia la reparadora que en la actualidad podríamos considerar como Jus-
ticia Restaurativa y por la que se realiza un proceso de entendimiento del sentido del delito
por parte del autor, la víctima y la comunidad, acercándose hacia las necesidades del siste-
ma integral que acontece al acto delictivo [ 8 ].
La Justicia Restaurativa favorece la escucha de ambas partes, crea puentes de entendi-
miento y reparación, estimula la comunicación y ayuda la creación de soluciones que van más
allá de la compensación y se aleja de las represalias, lo que anima a las personas a hacer el
bien y desarticular el mal. De este modo se forma la cultura de la empatía y se fomenta la
inteligencia emocional, creando esa cultura de pensamiento en el otro y también del bien
común. También se toma conciencia sobre la responsabilidad ética de lo que se ha hecho
y de actos futuros, importantísimo para la prevención de la violencia y además de la res-
ponsabilidad criminal que tiene cada uno ante la relación institucional y comunitaria. Esta
idea del diálogo entre víctima y victimario parece una situación utópica, debido a cómo 255
tenemos concebida la idea del delito en nuestrasociedad, sin embargo, se conoce que
con la mediación penal esto deja de parecer una utopía y se convierte en un método fructí-
fero para que la palabra (herramienta esencial en las relaciones humanas) pueda lograr la
humanización de los actores implicados en un proceso penal [ 9 ].
Desde que cursamos los estudios para ser mediadores siempre se suele percibir la me-
diación penal como una forma de reparar a la víctima y, además, mejorar el sistema judicial.
Sin embargo, al leer e interesarnos por el tema, creemos que esas dos razones no son las
únicas interesantes para realizar Justicia Restaurativa, creemos que el proceso de entender
al victimario es crucial, tanto para su propio cambio como para el cambio social.
Además, los beneficios de este tipo de justicia y mediación penal tienen beneficios para am-
bas partes. En el caso de las víctimas pasa por el reconocimiento de los hechos por parte del
agresor, expresar sus emociones ante el victimario, la identificación del victimario, con-
seguir respuestas, reducir temores e incertidumbre sobre el victimario y sobre los hechos
ocurridos, etc, y algo muy importante que es reconocer al victimario como una persona,
cuyos beneficios derivados de este proceso son la oportunidad de pedir disculpas, poder
[ 7 ] Ríos, J.; Pascual, E.; Segovia, Jl.; Etxebarría, X. y Lozano, F. Mediación penal, penitenciaria y encuentros Restau-
rativos, Ediciones Comillas, 2016.
[ 8 ] Subijana Zunzunegui, I.J. El paradigma de humanidad en la justicia restaurativa, 2012.
[ 9 ] Ríos Martín, J.C. Justicia restaurativa y mediación penal, 2016.
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
explicar los hechos, entender las consecuencias humanas de los actos, poder ser en tendido
como una persona y no como criminal, poder participar en el proceso de reparación de la víc-
tima, y reducir la reincidencia, favoreciendo tanto su transformación, como su integración
dentro de la comunidad [ 10 ].
A raíz de esto se nos viene a la cabeza una de las experiencias de Justicia Restaurativa muy
relevante sobre todo para España, que es el caso de los círculos restaurativos y la influen-
cia de la sociedad vasca en el movimiento de la banda terrorista ETA en la Comunidad
Autónoma del País Vasco. Consideramos que es un gran ejemplo para justificar todo lo
dicho anteriormente. En este caso fue un éxito, no solo para muchas víctimas directas de
esta violencia, consiguiendo reparar parte del daño y perdonar, sino que, a la vez, los exin-
tegrantes de la banda que participaron, pudieron tener la oportunidad de no ser vistos
como monstruos sino como personas, seres humanos que han cometido un acto violento
en una situación sociopolítica determinada. Además, gran parte de la sociedad vasca, como
víctimas indirectas, también han tenido que hacer un esfuerzo y un trabajo enorme para
recuperar la armonía, sin caer en un combate político, ideológico o criminal contra ellos, es
decir han conseguido perdonar y volver a convivir [ 11 ].
Teniendo en cuenta esta experiencia y unido al hecho de que no se consigue todavía un acer-
camiento hacia esta idea, por parte de los poderes superiores, nos preguntamos por qué unas
víctimas de terrorismo pueden superar un acercamiento como este y sin embargo nues-
tros líderes no pueden acercarse para mejorar la situación de la justicia y el sistema peniten-
ciario. Igual ahí está el punto principal del problema del cambio, los malos referentes, o quizás
la falta de buenos referentes que conduzcan a un camino sin venganza.
Es necesario por el bien común, entender la justicia como la reconstrucción del conflicto tras
256
la violencia y no el uso de la venganza para desarticular la violencia, y la política, como su-
puesto ámbito de reconstrucción, cohesión y transformación social es la que tiene que dar
solución al conflicto y a la violencia, para redirigirnos hacia la paz como cultura y no como
una simple idea que parece inalcanzable. Ya que la solución de los conflictos de forma des-
tructiva no solo es incoherente con los objetivos y la idea de democracia, sino que es con-
traproducente para la cultura de paz y puede dar pie a más conflictos. Además, en la historia
se ha visto la misma contradicción de las guerras en las que la forma habitual de gestionar
los conflictos ha sido la violencia y tras esa violencia, los tratados de paz, desmontando
la idea del enemigo-amigo y cooperando para la restauración de las consecuencias de ese
desentendimiento. Lo peor no es solo la contradicción en sí misma y la dificultad social de
aprender de ella, si no que los más perjudicados en última instancia son los ciudadanos que
entran dentro de esta dinámica sin entender de quien realmente están dependiendo [ 12 ].
[ 10 ] Olalde, A. (2006). “Justicia Restaurativa y mediación en el ámbito penal”. Apuntes Máster de media-
ción familiar y social de la Universidad de Murcia.
[ 11 ] Sistiaga, J., Cortés–Cavanillas, A. (2019). ETA, el fin del silencio. España. (Disponible en la plataforma de conte-
nido audiovisual Movistar+). Documental de homenaje a las victimas del terrorista de ETA en el que se exponen di-
ferentes experiencias de círculos restaurativos con presos y expresos de la banda terrorista ETA y distintas víc-
timas tanto directas como indirectas de diversos ataques que cometieron en el periodo en el que actuaban.
[ 12 ] Pardo, A.C. Justicia restaurativa: construyendo un marco englobador para la paz, Criterio Jurídico, 10, 2011.
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
Aquí es donde entra no solo la justicia, como responsable de la gestión del conflicto y sus
consecuencias, sino también la educación como ámbito imprescindible para la forma-
ción y el desarrollo social de la ciudadanía, como agente de conciencia y ejemplaridad
para la conducta política y la cultura del entendimiento y la cooperación.
[ 13 ] Flores Prada, I. “Algunas reflexiones sobre la justicia restaurativa en el sistema español de justicia
penal”, Riedpa Revista Internacional de Estudio de Derecho Procesal y Arbitraje, número 2, 2015, pg. 40 y ss.
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
nuestra parte consideramos que las ventajas que ofrece son considerables al conceder pro-
tagonismo activo a las partes, conseguir la reparación integral del daño causado por el delito,
fomentar la concienciación de responsabilidad y rehabilitación del agresor, y es igualmente
elemento de descongestión de la justicia penal.
Cuando una persona comete un delito se enfrenta a una condena, nada que decir, aunque
sí debemos preguntarnos si en el acto delictivo se ha tenido en cuenta la repercusión de la
minusvalía.
Una vez que se entra en un Centro Penitenciario, la condena para la persona que tiene minus-
valía se convierte directamente en dos y si como ocurre en la actualidad hay una pandemia, la
condena se convierte en tres. Éste puede ser el caso de una persona que tiene una enferme-
dad degenerativa o discapacidad derivada de una enfermedad muy grave y con padecimien-
tos incurables con afectación motora, que para desplazarse en el centro Penitenciario ha de su-
bir y bajar escaleras, recorrer largas distancias para llegar a la comida, llamar por teléfono, etc…
y si además ha de ir a un Centro hospitalario para seguimiento de su enfermedad, teniendo en
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
cuenta que en situación de pandemia, cada vez que sale ha de guardar 14 días de confinamien-
to parece que la condena se reviste de mayor dureza que la de las otras personas internas.
Todo ello unido a medidas de prevención, como no recibir visitas y no poder tener vis a
vis… Si la situación de pandemia es difícil para todos parece que para algunos lo es más.
En el sistema penitenciario español hay avances en lo que respecta a personas afectadas por dis-
tintas discapacidades; en este sentido están los módulos de respeto o, con alguna salvedad, el
Centro Penitenciario Madrid VII en Estremera que tiene un módulo específico para reclusos
con discapacidad intelectual, eso sí, cuando aglutinamos apoyos en un Centro o en unos pocos,
conlleva que en muchos casos, la familia de la persona interna se tenga que desplazar, si puede.
Reconociendo la importancia de los pasos que se vienen dando en la rehabilitación de los
internos y las internas, nuestra propuesta pretende avanzar un poco más y parece que la nor-
mativa apoya la necesidad de seguir avanzando.
La Resolución aprobada por la Asamblea General el 17 de diciembre de 2015, establece una
serie de reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos (Reglas
Nelson Mandela). De manera más específica, los principios contenidos en la Convención de
Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con discapacidad adoptados el 13 de
diciembre de 2006, se aplican a todas las personas con discapacidad, incluyendo a aquellas
que enfrentan juicios penales, a detenidos y a reclusos.
Por lo que se refiere al plano constitucional, debe mencionarse, en primer lugar, el art. 49 de
la Constitución española (CE) cuyo tenor literal establece “Los poderes públicos realizarán
una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos
físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requie-
ran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga 259
a todos los ciudadanos”. Evidentemente la terminología está desfasada en la actualidad.
Para cumplir con la normativa tenemos que continuar avanzando y para ello es nece-
sario hacer estudios con objetividad y no dejar de confiar en que el fin último de un Centro Pe-
nitenciario es que las personas reclusas se incluyan en la sociedad de forma positiva y pacífica.
El deterioro que sufre un interno o interna enfermo/a con discapacidad, que se enfrenta a
una “pena grave”, le puede suponer tal menoscabo de su salud que cuando ha cumpli-
do la pena, sus condiciones personales no le van a permitir incorporarse a la vida activa y la
enfermedad habrá avanzado de tal manera que su final se precipita. Por consiguiente la
pena ha sido cuando menos, doble, e insistimos, en confinamiento, triple. Todo ello con-
vierte al victimario en víctima del sistema.
¿Cuál es nuestra propuesta? En el marco del sistema de justicia penal, nos apoyamos en el
concepto de Justicia Restaurativa. Si tuviéramos que definir la Justicia Restaurativa [ 14 ]
podríamos decir que promueve una solución dialogada al conflicto, solución que tendría
como finalidad la reparación del daño causado a la víctima y la pacificación social.
Entre otras, las ventajas que proporciona la Justicia Restaurativa son: atención a la vícti-
ma, potencial resocializador e importancia de la verdad.
Si permitimos que victimario y víctima puedan dialogar a través de procesos como la me-
diación, círculos de diálogo [ 15 ], etc., y se produce un avance real en cuanto a asumir las con-
secuencias negativas que su hacer ha generado, y la víctima es escuchada por el victimario
aportando la persona victimaria opciones que puedan reducir sentimientos negativos en la
víctima, se podría revisar el paso de grado aunque el delito cometido sea tipificado como grave.
En los casos de víctimas consideradas como agresiones contra la mujer nos deberíamos re-
plantear la prohibición de comunicación entre la víctima y el victimario porque dar voz a la
víctima conlleva empoderamiento de la misma.
Importante reseñar que en las discapacidades ocasionadas por enfermedades degenerati-
vas, su progreso depende del grado de cuidados que se presten para prevenir que la disca-
pacidad avance.
Las decisiones sobre cambio de grado de la persona interna con discapacidad no solo de-
ben depender del número de años que conlleva la pena impuesta sino de las carac-
terísticas de la persona, de su vida anterior a la privación de libertad, comportamiento
como interno o interna y sus posibilidades de afrontar el futuro.
Los procedimientos relacionados con Justicia Restaurativa nos permiten dos cuestiones impor-
tantes; la primera, dar voz a la víctima y /o familia y la posibilidad de entender lo que ha pasa-
do, y la segunda es dar la posibilidad al victimario de enfrentarse a su responsabilidad con
la posibilidad de un tercer grado que le permita “vivir” en el sentido literal de la palabra.
[ Conclusiones ]
260
Con la actual situación de crisis y colapso judicial que atraviesan el conjunto de los siste-
mas de justicia penal, a nivel global, resulta favorable y muy valiosa la aparición de iniciativas
y fórmulas diferentes que pretendan reformar el sistema vigente, por eso nos ha parecido
muy interesante realizar todas estas reflexiones sobre el modelo vigente y las aportaciones
de la Justicia Restaurativa y la mediación penal.
Esta propuesta de desarrollo de mediación penal puede llevarse a cabo en todo mo-
mento, pues puede tener lugar antes incluso de la incoación del proceso penal o iniciado
ya el mismo en cualquier de sus fases de instrucción o investigación del delito, en la fase de
juicio o incluso en la fase de ejecución.
Consideramos que la Justicia Restaurativa aporta soluciones complementarias al sistema
tradicional de justicia penal y que requiere una amplia vía de consenso para proteger las ga-
rantías procesales de las partes, para lo cual se debe dotar al poder judicial del control sobre
el acuerdo alcanzado.
Nuestra principal propuesta de futuro sería la necesaria la profesionalización de los me-
diadores penales, junto con el compromiso de los profesionales de la justicia y los poderes
públicos competentes para cambiar el paradigma realmente haciendo posible el camino a la
cultura de la paz y una justicia más humana y de calidad.
[ 15 ] Choya Forés, N. (2014). Prácticas restaurativas: círculos y conferencias. Justicia Restaurativa: nuevas
perspectivas en mediación. 2014–2015.
Justicia Restaurativa [ Rayón Ballesteros, Almirón, Anadija Obregón, Pérez Fuentes
Bibliografía
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//
Justicia Restaurativa [ Sanz, Romero, Muñoz
Resumen Abstract
El “Programa de Prevención y Asistencia específica The “Prevention and Specific Assistance Program
a varones condenados por abuso sexual a niñas, for Males condemmed for sexual abuse of girls,
niños y adolescentes’”, se focaliza en el trabajo boys and adolescents”, focuses on psycho–socio-
psico–socioeducativo con varones condenados por educational work with males convicted of Sexual
Delitos Sexuales, derivados por la Justicia Nacional, Crimes, derived by the National Justice, of the
de la Provincia de Buenos aires y de Organismos Province of Buenos Aires and of Official bodies
oficiales de seguimiento de las condenas. for monitoring sentences.
262
Palabras clave Key words
\ justicia / justice
\ programa de prevención / prevention program
\ dispositivo / device
\ sexualidad / sexuality
\ abuso sexual / sexual abuse
\ niñez / childhood
Justicia Restaurativa [ Sanz, Romero, Muñoz
Los ingresos fueron evaluados por el Equipo de Coordinación transdisciplinario a cargo del
Dispositivo Grupal, a través de los oficios judiciales y notas de derivación que se recibieron en
la Asociación Mutual “Grupo Buenos Ayres”, o por otras fuentes de derivación como Organis-
mos oficiales de control de la conducta sexual abusiva.
Presentaremos los resultados preliminares evaluados en el año 2019, a los seis meses y al año
de permanencia en el Dispositivo. Tanto el instrumento específico de recolección de datos en
el Proceso de Admisión, como el de evaluación del proceso grupal, han sido avalados por la
Universidad Nacional de San Juan (Argentina) y aplicados a los varones que cumplieron un
año de permanencia en el Dispositivo.
El Modelo teórico utilizado ha sido el Interactivo Multidimensional, por lo cual las técnicas
aplicadas provienen de los paradigmas cognitivo, psicodinámico, interaccional y conductual,
con adaptaciones e interacciones a cargo de profesionales del equipo asistencial.
[ Objetivos específicos ]
17
14
5
4
1 2 2
Sí
264 Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
Se desprende que al inicio del Dispositivo Grupal ninguno de los integrantes podía diferenciar
las ideas estereotipadas acerca de los roles masculinos y femeninos y sólo UNO de ellos lo
hacía medianamente.
En la evaluación realizada a los 6 meses, 2 participantes establecían claras diferencias, otros
2 integrantes lo hacían medianamente (destacando que 1 de ellos mantuvo ese grado de di-
ferenciación desde el inicio); mientras que en la evaluación a los 12 meses de transcurrido el
Dispositivo, el cambio fue más notorio con 9 participantes que registraron haber alcanzado
el objetivo específico (2 de los 9 sostuvieron el cambio desde la evaluación de los 6 meses), 5
diferenciaron medianamente (1 de los 5 lo sostuvo desde el inicio) y sólo 4 no manifestaron
evolución al respecto. Lo que representa que el 78% de los participantes alcanzó por completo
o medianamente el objetivo propuesto.
Justicia Restaurativa [ Sanz, Romero, Muñoz
18
16
8
6
4
2
Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
Del gráfico anterior se desprende que a los 12 meses de iniciado el Dispositivo Grupal, 4 de los
varones admitidos lograron desnaturalizar sus creencias en relación a la sexualidad, mientras
que otros 6 lograron medianamente el objetivo (resaltando que 2 de ellos mantuvieron este
cambio desde la evaluación realizada a los 6 meses). Se extrae que un 56% de los varones
alcanzaron en distinto grado el objetivo.
18
16
9
8
2 1 Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
Como surge del gráfico, si bien a los 6 meses sólo 2 integrantes lograron el objetivo mediana-
mente; a los 12 meses se evidencia un avance significativo, obteniendo que uno de los varones al-
canzó el mismo, mientras que 9 varones lo alcanzó medianamente (1 de ellos lo mantuvo desde
la evaluación de los 6 meses), destacando el importante avance logrado con el trabajo continuo.
Justicia Restaurativa [ Sanz, Romero, Muñoz
16 16
7
6
5
1 1 1 1 Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
Cobra relevancia este análisis ya que, como manifestamos anteriormente, las conductas
aprendidas en la niñez afectan de manera directa el comportamiento en la adultez. Desde
allí podemos destacar el avance significativo en cuanto al trabajo del grupo en este aspecto
ya que al comienzo sólo 2 varones admitidos reconocían de forma total o medianamente su
propia victimización y comprendían cómo esto los afectaba. En la evaluación a los 12 meses
observamos un cambio significativo en tanto que 6 varones tuvieron un reconocimiento y
comprensión total (1 de ellos lo mantuvo desde el inicio) y 5 lograron un reconocimiento y
266 comprensión parcial (1 de ellos lo mantuvo desde el inicio), lo que resulta en un 61% de visibi-
lización total o parcial de sus propias vivencias en la niñez.
18
15
9
8
3
1 Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
El gráfico 5 nos señala que una de las características más visibles de los varones admitidos es la
falta de empatía y cuidado para con el otro. Habiendo logrado apenas un cambio de magnitud
Justicia Restaurativa [ Sanz, Romero, Muñoz
media en este aspecto en sólo 3 integrantes del dispositivo, en la evaluación a los seis meses.
En la evaluación a los 12 meses, se incrementó en 7 varones quienes alcanzaron medianamen-
te el objetivo (1 lo sostuvo desde los 6 meses, para dar un total de 8 varones) y 1 que lo alcanzó
por completo. Los 9 varones restantes, que representan el 50% deben aún continuar con un
trabajo más minucioso sobre estos aspectos.
18
17
11
1 Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
17
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10
6
4
1 2
Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
Justicia Restaurativa [ Sanz, Romero, Muñoz
// Incrementar su autoestima //
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4
1 2
Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
268
Otra de las características a resaltar es la baja autoestima de todos los varones al inicio del
dispositivo, finalmente con la evaluación a los 12 meses se observa un cambio significativo en
este apartado, ya que 12 de los participantes incrementaron su autoestima alcanzando com-
pleta o medianamente el objetivo.
18
16
10
2 1 Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
Justicia Restaurativa [ Sanz, Romero, Muñoz
17
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6
5
1 2 2
Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
269
Es destacable el trabajo grupal realizado sobre el objetivo de asumir y reconocer la responsa-
bilidad total de su comportamiento, partiendo de varones que casi en su conjunto no regis-
traban responsabilidad sobre lo sucedido, a tener en la evaluación de los 12 meses un 67% de
varones que asumen completa o medianamente su responsabilidad, lo que refleja el trabajo
realizado en el transcurso del Dispositivo con ellos como actores activos de su transformación.
17
14
9
7
4
1 2
Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
Justicia Restaurativa [ Sanz, Romero, Muñoz
17
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5
4 4
1 Sí
Medianamente
No
270 inicio 6 meses 12 meses
En cuanto a las habilidades de comunicación el grupo pasó de tener escasos recursos comunica-
tivos casi en su totalidad a paulatinamente adquirir mayores recursos; como se desprende del
gráfico, se identifica una significativa evolución con respecto a la concreción de este objetivo, ya
que a los 12 meses formar parte del Dispositivo, 5 varones dieron evidencias de haber alcanzado
el mismo, mientras que 9 de ellos (4 lo sostuvieron desde los 6 meses), lo alcanzaron de forma
parcial, mientras que 4 de ellos aún no lo consiguieron, representando apenas un 22% del total.
Justicia Restaurativa [ Sanz, Romero, Muñoz
16
13
6
5
3
2
Sí
Medianamente
No
inicio 6 meses 12 meses
Otro de los aspectos trabajados que se reflejan en el gráfico anterior es la aceptación de crí-
ticas y otros puntos de vista, obteniendo como resultado al inicio, que sólo 2 varones cum-
plían con esto medianamente, mientras que a los seis meses fueron 5 los participantes que
cumplieron medianamente el objetivo (los 2 del inicio, lo sostuvieron); finalmente a los doce
meses, el 67% cumplió total o parcialmente con el objetivo (3 varones alcanzaron el objetivo,
mientras que los otros 9 comenzaron a incorporar este aprendizaje, quedándoles aún camino
para alcanzarlo completamente).
271
[ Análisis ]
Si bien existe cierto imaginario social que descarta la posibilidad de transformaciones positi-
vas en la conducta de varones que han abusado de niñas, niños y adolescentes, pudo analizar-
se a lo largo de la evaluación anual cierta tendencia optimista en relación con el cumplimiento
de los objetivos específicos. No obstante, el equipo de investigación y asistencia es cauteloso
con el seguimiento de estos varones y la focalización de sus acciones.
Cabe señalar que todas estas prácticas fueron producto del compromiso de profesionales de la
Mutual “grupo buenos ayres”, que de forma voluntaria se atrevieron a desafiar los múltiples impe-
dimentos que surgieron en un inicio. Fue necesario confrontar modelos teóricos, mitos en relación
con la temática, y embates con profesionales externos a nuestra Institución quienes, no habiendo
tenido experiencia en esta materia, desacreditaron y accionaron para que este Programa no surja.
También contamos con apoyos muy importantes como los de la Universidad Nacional de San
Juan que validaron nuestros instrumentos de Admisión y Evaluación, demostrando un alto
compromiso en la investigación y asistencia de abusadores sexuales para prevenir la reinci-
dencia. Y, por otro lado, con el respeto y confianza de quienes derivaron a los varones con-
denados para ser incorporados al Programa, y con el apoyo de RIMA (Red de iniciativas de
trabajo en masculinidades).
El compromiso del equipo profesional, asociados y asociadas a la Mutual “grupo buenos ayres”,
se ha fortalecido con estas primeras evaluaciones, y están trabajando en profundizar las herra-
mientas técnicas y metodológicas para que los resultados del próximo año sean más profundos. //
272
Apartado 6 //
Lo restaurativo como campo:
la trama que tramamos
273
+
+
274
Justicia Restaurativa [ Pesado Riccardi
Secretaria de Relaciones Interinstitucionales de la Defensa Pública de Lomas de Zamora, Bs. As., Argentina.
Magister en Educación, Especialista en Niñeces y Juventudes. Investigadora Clacso. Abogada.
Resumen Abstract
El ser humano en su dignidad personal es un ser The human being in his personal dignity is a social
social. Del reconocimiento de la dignidad humana being. From the recognition of human dignity
surgen los principios operativos de la edificación de arise the operative principles for the building of
sociedades justas, pacíficas, solidarias, inclusivas just, peaceful, supportive, inclusive and fraternal
y fraternas en las que el goce de los derechos societies in which the enjoyment of human rights
humanos pueda ser una realidad efectiva. La idea can be an effective reality. The idea of this article
de este artículo es presentar algunas reflexiones, is to present some reflections, relating certain
relacionando ciertas notas descriptivas del descriptive notes of the world in which we live
mundo en el que vivimos con la noción de trama, with the notion of plot, pedagogy and
pedagogía y de Justicia Restaurativa. Restorative Justice.
[ Introducción ]
El ser humano en su dignidad personal es un ser social. Del reconocimiento de la dignidad
humana surgen los principios operativos de la edificación de sociedades justas, pacíficas,
solidarias, inclusivas y fraternas en las que el goce de los derechos humanos pueda ser una
realidad efectiva. Pensar e incidir en esa construcción social fue el horizonte en el que se con-
vocaron [ 1 ] los dos Congresos Latinoamericanos de Justicia Restaurativa, entendidos como
ámbitos de intercambio, producción e incidencia, en el que se vincularon la academia, las
políticas públicas y las organizaciones socio–comunitarias.
La importancia de los Congresos Latinoamericanos de Justicia Restaurativa radica, a nuestro
entender, en haberse constituido en un espacio de apropiación, en un proceso de construcción
colectiva y colaborativa, en el que un sin número de referentes, de instituciones y de diversos
colectivos se sintieron convocados y participaron con ponencias, experiencias y discusiones que
permitieron ampliar profundamente los márgenes epistemológicos y conceptuales de la justi-
cia y las prácticas restaurativas. Se tramó una narrativa en la que lo restaurativo dialogó con la
justicia comunitaria, la transformativa, la terapéutica, la tradicional y la transicional. Se planteó
la necesidad de pensar la cultura organizacional de las instituciones y el sistema de creencias de
quienes se desempeñan en cada una de ellas. Como afirmamos con Bauche (2020) hablar de
Justicia Restaurativa no se reduce sólo a lo penal o a la mediación, las distintas expresiones que
la manifiestan constituyen el campo restaurativo en el que se configura su alcance y sentido.
A partir de los debates y producciones suscitados en el marco de los congresos, la idea de este
artículo es presentar algunas reflexiones, relacionando ciertas notas descriptivas del mundo
en el que vivimos, con la noción de trama, pedagogía y de Justicia Restaurativa .
276 La hipótesis que sostenemos es que se advierte la presencia de un movimiento restaurativo.
Los congresos son parte de esta movida, son un incipiente, significativo y representativo apor-
te restaurativo. Son una ola de humanismo.
[ 1 ] Los congresos se convocaron desde la Defensa Pública de Lomas de Zamora de la provincia de Buenos
Aires y la Defensoría del Pueblo de la provincia de Santa Fe
[ 2 ] Antonio Berni, pintor y muralista nacido en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina. Su obra refleja a
través de sus murales,la triste y cruda realidad de la pobreza, la inmigración y las infancias. Más información
https://www.cultura.gob.ar/antonio-berni-y-el-collage-de-una-vida-comprometida-9014/
Justicia Restaurativa [ Pesado Riccardi
Vulnerabilidad y desamparo a los que se suman, como sostiene Zelmanovich: “la fragilidad y la
inconsistencia de los discursos que sostienen el vínculo social... debilitamiento de un tejido simbólico que
estructura los ideales y las creencias.” (2003: 1)
En octubre 2020, mientras buscaba dar forma y estructura al presente artículo, dos líderes
mundiales con tradiciones y cosmovisiones ampliamente diferentes coincidían en la necesidad
de que el mundo debe encaminarse hacia la paz y la convivencia fraterna que permita superar
los graves problemas que afligen a la humanidad. El presidente de China Xi Jinping, en la 75ta.
Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, apeló a comprender en la diversi-
dad del planeta una poderosa fuerza que puede conducir al progreso siempre que se preserve
la condición humana de todas las civilizaciones. El Papa Francisco presentó la Encíclica Fratelli Tu-
tti, una exhortación a la fraternidad y la amistad social y junto a los representantes de las principa-
les religiones del mundo, firmó un llamamiento por la paz: “Nadie se salva solo. Paz y Fraternidad”.
El mundo, en un abrir y cerrar de ojos, quedó en jaque. Pero al mismo tiempo podemos identi-
ficar los llamamientos ecuménicos por la convivencia pacífica y fraterna; los instrumentos de
derechos humanos contra todo tipo de violencia y discriminación; las iniciativas de educación
y cultura por la paz; las marchas por la igualdad de género, la no violencia y el desarme en los
distintos puntos del planeta; los debates en distintos foros mundiales sobre la justicia juvenil
restaurativa y la dignificación de los contextos de encierro; el reclamo del cuidado de nuestra
casa común; las voces clamando por la igualdad de los géneros y generaciones; los ámbitos
académicos de producción y debate sobre la justicia y las practicas restaurativa entre los que
destacamos los congresos latinoamericanos de Justicia Restaurativa , entre tantas otras ma-
nifestaciones. Estas expresiones las entendemos como indicios contundentes que visibilizan la
existencia de un lento y constante movimiento humanitario restaurativo. Una luz, que aún
parece pequeña pero que, en la oscuridad de la noche, ilumina, guía, abriga la esperanza. 277
Como se sostuvo en las conclusiones del primer Congreso Latinoamericano de Justicia Restau-
rativa, “restaurar es humanizar, es focalizar en el desarrollo humano integral entendido como el proce-
so activo de constitución del sujeto en su dimensión social e individual, el cual se realiza en contextos y
situaciones de interacción” (2019: 2).
Una de las pioneras en Argentina en pensar la Justicia Restaurativa, Aida Kemelmajer (2004)
nos enseñaba y repetía que la palabra delincuencia está compuesta del vocablo link, que en
inglés significa ligamen, cadena, y de, que es una partícula negativa. Delincuencia, etimoló-
gicamente, significa ausencia de ligamen, ausencia de vínculos. La propia palabra arroja la
respuesta a la problemática: reforzar los vínculos originarios. Pensar dispositivos que ayuden
a “que el sujeto alcance la conciencia de sí y de su mundo para posicionarse histórica, cultural y social-
mente, para relacionarse de modo sano y genuino con el mundo y los demás, para responsabilizarse de
sus actos y de su proyecto de vida” (2019: 2), este es el desafío.
Tramas, potenciales y despliegues. Tejer la trama restaurativa interpela y visibiliza el poten-
cial del desempeño profesional, la tarea institucional, la articulación intersectorial y la cons-
trucción del conocimiento. Posibilita otros abordajes e intervenciones, se generan condicio-
nes, oportunidades.
Tejer la trama restaurativa abre horizontes de sentido, se entiende a la persona más allá de sus
circunstancias, en su dignidad como auténtico ser de posibilidades, capaz de abrirse a lo in-
édito. Permite futurizar, intermediar para que la contingencia dramática de los acontecimien-
tos no se vea potenciada en sus efectos por el empobrecimiento de las significaciones que brindan el
amparo necesario frente a lo incomprensible (Zelmanovich, 2003).
Restaurar es dar amparo, es instalar una red de significaciones ante una realidad inexplica-
278 ble que proteja y posibilite el acceso a la sociedad y a la cultura que brinde a las personas las
herramientas para que puedan incorporar e incorporarse en ellas, aun en las situaciones más
extremas y penosas.
2016) [ 3 ]. Esta mirada más amplia del desarrollo humano permite incluir en la comprensión
de su sentido constitutivo elementos sociales e individuales, contextuales e históricos, esfe-
ras micro y macro, ámbitos públicos y privados, procesos biológicos y psicológicos, condicio-
nes económicas y políticas, patrones culturales y construcciones simbólicas.
Los procesos pedagógicos de subjetivación y socialización se dan en el marco de la vida coti-
diana, tanto en la producción de lo material —mundo físico—, como en las relaciones sociales
que establecen los seres humanos para ello —mundo social—, y en los marcos simbólicos
desde los cuales las personas se representan su realidad y se hacen comunicables ante los
otros —mundo simbólico— (Heller, 1993). Es decir, que la intersubjetividad —necesaria para
el proceso de constitución de la subjetividad e identidad de las personas— se da en la acción
compartida día a día en sus contextos vitales y en su relación con los ámbitos de lo material,
lo relacional y lo simbólico.
Pensar, comprender y ayudar a formar y potenciar la subjetividad obliga a comprenderla como
expresión de un proceso complejo de producción de un sujeto capaz de estar en el mundo con
otros, para comprender y transformar cotidianamente dicho mundo.
De la sistematización de varios casos trabajados desde la Defensoría General de Lomas de
Zamora con el fuero de jóvenes en conflicto con la ley penal, podemos sostener que los pro-
cesos pedagógicos de subjetivación y socialización desarrollados en el marco de dispositivos
restaurativos apuntan al fortalecimiento de cuatro dimensiones potenciales de las señaladas
por Alvarado (2018):
// Dimensión afectiva: es la toma de conciencia de sí desde el reconocimiento de la autobiogra-
fía, de las mediaciones y de los sueños de cada sujeto y a partir de los cuales se constituye la
autopercepción. En la formación de esta dimensión se trabaja el sujeto que reconoce desde 279
su biografía y su condición histórica los acontecimientos que dan cuenta de quiénes son, de
dónde vienen y qué historia van construyendo en la intersubjetividad.
// Dimensión comunicativa: parte de la necesidad de reconocimiento de la comunicación como
un proceso inherente al desarrollo humano. En la formación de este potencial se busca que
los jóvenes reconozcan a los otros como interlocutores válidos, para que hagan uso consciente
del lenguaje y lo doten de sentidos propios. La intersubjetividad como principio constitutivo
de lo humano y lo social.
// Dimensión creativa: se ayuda a adolescentes y jóvenes a reconocer el conflicto como una con-
dición inherente a la vida humana, en la cual pueden llegar a desarrollar posiciones creativas,
restaurativas donde la resolución del conflicto no se agoten en la violencia que elimina al otro.
Este potencial busca la apertura de pensamiento, que sean capaces de identificar sus proble-
mas y sus posibles soluciones, se busca fomentar la capacidad de argumentaciones visibili-
zando el entramado de emociones, sentimientos y necesidades.
// Dimensión ético–moral: requiere el reconocimiento de la existencia de marcos valorativos que
regulan las relaciones intersubjetivas. Formar jóvenes capaces de comprender los marcos axioló-
gicos, que puedan respetar, ser justos, responsables, ampliando su círculo de comprensión ética.
[ 3 ] Alvarado expuso esta concepción de desarrollo humano en el Primer congreso Latinoamericano de Justi-
cia Restaurativa en Rosario 2019.
Justicia Restaurativa [ Pesado Riccardi
La pedagogía restaurativa se desarrolla en el diálogo y la ternura, que son las fuentes del re-
conocimiento del otro en su dignidad y posibilidad. La pedagogía restaurativa abre una posi-
bilidad trascendente que se vincula con la noción de inaugurar algo nuevo, poder romper con
un destino supuestamente prefijado. Y ser un agente, operador, servidor restaurativo, es ser
“cómplice” de ese hecho; no haber sido su autor, su único responsable, sino un participante
de un proyecto que involucra a otros y otras. Es creer en el potencial humano, en que el acto
pedagógico restaurativo vale la pena y que puede inaugurar condiciones inesperadas, nuevos
horizontes de sentido, proyectos de vida dignos y felices.
[ Conclusión ]
Ante la fragilidad y el desaliento del escenario global actual, en el que la desigualdad y la vio-
lencia son características lacerantes y los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad
se debilitan, y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas,
sostenemos que, no obstante, se advierte la presencia de un movimiento restaurativo, que in-
terpela y resignifica conflictos, prácticas, políticas, instituciones y principalmente relaciones.
Un movimiento humanitario restaurativo que al problematizar, contextualizar, indagar lo res-
taurativo nos invita a pensar los vínculos, la capacidad humana, las condiciones instituciona-
les, la producción y circulación del saber, desde lo más genuino, nuestra propia humanidad,
desde el diálogo y la ternura, fuentes transformadoras y potenciadoras de la convivencia pa-
cífica y fraterna.
Una ola humanitaria restaurativa, un modo de ser, de entender y de vincularse, que busca res-
280 taurar lo propiamente humano, la dignidad que iguala y la fraternidad que nos hermana.
“El amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Sólo en el cultivo de esta for-
ma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a
todos. Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos
de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada
uno con su propia voz, todos hermanos” (Francisco I, 2020).
Esta ola humanitaria restaurativa está anclada en la pedagogía de la ternura cuya estela res-
taurativa va sanando e integrando el alterado y dañado entramado social en el que nos encon-
tramos. La ternura entendida como cuidado, protección, respeto y reconocimiento del otro en
cuanto otro.
A principios del siglo XXI, Ernesto Sábato, nos decía: “Siento que puede ser este siglo que comienza
una providencial posibilidad de recuperar cuanto de humano hemos perdido para encontrar al borde
mismo del abismo, la solidaridad que nos salve. (..) El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos
caminos, porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer”.
Justicia Restaurativa [ Pesado Riccardi
Bibliografía
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crisis. Dussel Ines y Finocchio Silvia (comp.). Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
281
//
Justicia Restaurativa [ Pividori
Resumen Abstract
Las prácticas de comunicación se encuentran Communication practices are colonized by unique
colonizadas por dimensiones únicas. La dimensión dimensions. The informational dimension, the
informativa, el mundo de los medios y mensajes, es world of media and messages, is one of them and
una de ellas y la más frecuente. Pero existen otras the most frequent. But there are other dimensions
dimensiones de lo comunicacional (ideológica, of communicational (ideological, interactional, of
interaccional, del encuentro sociocultural) que the sociocultural encounter) that also contribute
también aportan al registro de lo comunicacional to the record of the communicational and must be
y es preciso atender. La Teoría de la Comunicación addressed. The Theory of Strategic Communication,
Estratégica, como metaperspectiva que aborda la as a meta–perspective that addresses corporeality,
corporalidad, la multidimensionalidad y la fluidez, multidimensionality and fluidity, offers an
ofrece un paraguas interesante en el campo de interesting umbrella in the field of Human Rights,
282 los Derechos Humanos, donde inscribimos a las where we enroll restorative practices.
prácticas restaurativas.
Key words
Palabras claves \ Strategic Communication
/ Comunicación Estratégica \ Communication and Human Rights
/ Comunicación y Derechos Humanos \ Communication and New Paradigms
/ Comunicación y Nuevos Paradigmas
Justicia Restaurativa [ Pividori
[ Comunicación y Estado ]
Existe una concepción ampliamente difundida que concibe a las prácticas de comunicación
como pertenecientes de manera exclusiva al reino de los medios y mensajes. Se trata de en-
foques vinculados sobre todo con el trabajo periodístico y las acciones de prensa y difusión
que otro tipo de propuestas más enriquecedoras. Desde el nacimiento de las carreras de la
comunicación, y, paralelamente, el surgimiento de áreas de prensa y comunicación en los di-
ferentes niveles del Estado, sean de índole nacional, provincial o municipal, se suele armar las
políticas comunicativas dentro de este ámbito únicamente.
En este paradigma tradicional, las estrategias de comunicación consisten en la elaboración
de una batería de medidas de piezas propias de la dimensión informativa [ 1 ] de la comuni-
cación: páginas web, folletos, flyers, comunicados de prensa, podcasts, videos, etc. Este es el
mundo de la construcción (de mensajes) y la transferencia (difusión). Se concibe a lo informa-
tivo como única función posible de lo comunicacional, sin considerar ni abordar otras dimen-
siones de la misma: interaccional, ideológica o del encuentro sociocultural.
Las acciones de comunicación en el ámbito de lo público se disponen casi únicamente en este
mundo. La comunicación institucional consiste, muchas veces, en la elaboración de “mensa-
jes”, de contenidos que, se estima, son de interés para un grupo determinado de personas y
que le afectará de alguna manera en algún aspecto de su vida. Por lo general, estos contenidos
tienen un marcado acento propalador de políticas públicas en el convencimiento de que ello
será suficiente para el sector hacia el cual se esté dirigiendo. En un sentido estricto, podemos
decir que hay políticas comunicativas, pero no políticas comunicacionales, en donde por “comu-
nicacional” queremos significar un verdadero encuentro con el otro.
Este paradigma que aún hoy persiste en diferentes niveles del estado opera en dimensiones 283
únicas. Se trata de un paradigma sobre el cual no hay dudas de su efectividad en términos de
resultados, pero que puede mejorarse, enriquecerse, ampliarse, para incorporar de manera
real, y no sólo declamativa, al otro como actor, como persona, como ser humano, con su forma
de habitar el mundo, y también al otro como medio ambiente.
Aún en organizaciones vinculadas con la temática de los Derechos Humanos, la comunicación
institucional sigue estancada en el saturado mundo de los medios y mensajes, algo muy tan-
gible hoy en día con la proliferación de las múltiples plataformas digitales.
Por eso consideramos que un enfoque que desborde las dimensiones únicas de la comuni-
cación para abrazar otras aportaría una mejora de las funciones del Estado moderno y sus
instituciones, en tanto se lo concibe a éste como garante de los derechos, y como responsable
de la calidad de sujetos de derechos de las personas y grupos con las que el Estado interactúa.
No obstante, como sostiene Massoni, “es necesario entender que la idea del acceso es uno de
los componentes posibles pero que el acceso en sí mismo no garantiza nada. De la misma ma-
nera que el trabajo comunicacional en cualquier dimensión de la comunicación por separado
lo hace. Lo único que consigue la sostenibilidad de los sistemas es la sinergia emergente de
la multidimensionalidad comunicacional. No se trata de procesos lineales sino de una demo-
cratización a partir de la reconfiguración de los vínculos en la cotidianeidad”. (Massoni, 2018)
Muchos autores sostienen que la comunicación se inscribe como un derecho de segundo or-
den ―o de cuarta generación― ya que habilita a otros derechos fundamentales para la sos-
tenibilidad de los sistemas democráticos. Estos derechos de cuarta generación están basados
en la necesidad de asegurar a todos los individuos el acceso a las nuevas herramientas de la
información y de la comunicación dado que la tecnología surge por la necesidad de hacer más
eficientes los recursos y facilitar la vida cotidiana. En esta nueva etapa de la humanidad, las
libertades y derechos se han introducido en el espacio digital, lo que ha provocado que su
reconocimiento y protección por parte del Estado constituya un verdadero reto por parte del
sistema jurídico.
Cuando se habla de la comunicación como un derecho de cuarta generación significa que,
cuando no se respeta, no sólo se ven afectados los sistemas comunicacionales, sino que tam-
bién se perjudican otros sistemas porque la comunicación es un fenómeno transversal en la
vida social. Es una “(...) llave para garantizar el abanico complejo de derechos que sirven de
cimiento a la dignidad de las personas. Sin derecho a la información y a la comunicación todos
los restantes derechos terminan velados, cuando no vedados” (Uranga, 2008).
284
[ Comunicación Estratégica como teoría del encuentro en la diversidad ]
En este sentido, la Teoría de la Comunicación Estratégica [ 2 ] que se promueve desde la Escue-
la de Comunicación Estratégica de la ciudad de Rosario (Argentina), se ofrece como una teoría
que aborda el encuentro sociocultural, comprensiva, y aplicable de modo general. Se sale de
un esquema lineal de transmisión de significados para abrazar uno mucho más enriquecido
que contempla a la comunicación en su multidimensionalidad y complejidad; considerando
a los actores en juego, al escenario en que se desenvuelven y a la fluidez de las interacciones
propias de un sistema vivo.
Como sostiene Massoni (2013), esta escuela se plantea abordar a la comunicación como un “(…)
fenómeno histórico, complejo, situacional y fluido. Alejándose de los enfoques sociológicos y
semiológicos clásicos que estudian lo comunicativo en tanto significaciones transmitidas, este
nuevo enfoque estudia lo comunicacional en tanto acciones y sentidos emergentes que no se
desentienden de los acoplamientos dinámicos y evolutivos de la realidad y los sujetos”.
Tiene como su característica fundamental definir y entender la realidad como comple-
ja, y concebir la comunicación como fenómeno histórico y situacional. Se trata de una
metaperspectiva que propone una teoría “menos racional y más relacional” (Pérez, 2006), en
donde se concibe a las estrategias de comunicación como acción y no como inventario de lo
real. Es por eso que, en ese marco, la Estrategia de Comunicación no puede ser un plan cerrado
0
Vocero Mediación Discapacidad Salud Visibilización Alcances de Consumi- Asistencia a
institucional de problemas la Defensoría dores la Víctima
coyunturales del Pueblo
Fuente: Ariel Pividori. Trabajo Final Integrador – Proyecto de Comunicación Estratégica en la Defensoría del
Pueblo de Santa Fe (2017).
Traemos a colación este ejemplo precisamente porque la Defensoría del Pueblo de Santa Fe
es un organismo que cuenta con un Centro de Asistencia a la Víctima que trabaja con prácticas
286 de Justicia Restaurativa, sobre todo en situaciones de violencia de género. Aclaramos que el
aspecto de “difusión” en el trabajo en cuestión no fue profundizado o bien fue dejado para un
trabajo ulterior, pero lo que queremos problematizar en realidad es que los actores víctimas
con los cuales se trabajan acciones restaurativas podrían configurar una matriz sociocultural
a ser consideradas en futuras estrategias de comunicación desde esta perspectiva inclusiva.
La visión tradicional de la comunicación se encuentra en sintonía con la prevalencia del énfa-
sis de la Justicia Retributiva, que es la que, ante la comisión de un delito, se juzga al responsa-
ble del mismo y si se le encuentra culpable se le aplica un castigo. En la Justicia Restaurativa,
en cambio, como explica Zehr (1990), se corresponde con una forma de ver la justicia penal
que enfatiza la reparación del daño ocasionado a la gente y el restablecimiento de las relacio-
nes en lugar de solamente castigar a los infractores. Es esta parte la que creemos que está en
sintonía con la comunicación bajo los nuevos paradigmas.
Las prácticas restaurativas y los actores que se encuentran afectados a ella conforman un
grupo con intereses, saberes, expectativas, necesidades y emociones definidas que resulta
pertinente de ser incorporadas como una matriz sociocultural para las estrategias de comu-
nicación de las organizaciones y el Estado. Al hacerlo, también habremos de caracterizarla,
puesto que aquello nos permitirá “atender a la especial modalidad de vinculación que los ac-
tores tienen con los diferentes componentes del problema que aborda la estrategia a partir
de reconocer sus trayectorias, sus lógicas de funcionamiento desde el paradigma de lo fluido”
(Massoni, 2016).
Justicia Restaurativa [ Pividori
la materialización de los derechos humanos”. Si buscamos promover una sociedad más justa,
inclusiva y en paz, entonces todas las herramientas que se utilicen, sea desde lo público o de
organizaciones de la sociedad civil, deben estar en sintonía con esta visión. La Teoría de la Co-
municación Estratégica recupera al ser humano, considera a la estrategia como una ciencia
de la relación, y no como una disciplina de la batalla; añadiendo a lo económico otros facto-
res intangibles en un mundo flexible, cambiante y simbólico. (Pérez 2006 y 2007)
Esta escuela no trabaja sobre el conflicto, antes bien prefiere hablar de la comunicación en tér-
minos de oportunidad: es decir, no niega las diferencias sino que trabaja desde ellas. Para fina-
lizar diremos, junto con Pérez (2007:178) que “en nuestras sociedades predomina el marco cul-
tural ‘adversativo’ en que todo es percibido en términos dialécticos y de confrontación”, y que es
necesario “convertir a la Estrategia de la ciencia del conflicto, en una ciencia de la oportunidad”.
Bibliografía
\ Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) (2002). Informe Anual de la Relatoría Espe-
cial para la Libertad de Expresión. Disponible en http://www.cidh.org/relatoria/ showarticle.asp?artI-
D=138&lID=2 (Fecha de última consulta: 20 de noviembre de 2011).
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Ciencias Sociales – UNLZ - Año III, Número 4, V2. Disponible en www.hologramatica.com.ar
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Pérez por Jesús Martín Barbero”. En Revista RE: presentaciones, Periodismo, Comunicación y Sociedad. Universi-
dad de Santiago. Año 1, nro 2.
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Nacional de Rosario (UNR), Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Rosario.
\ Uranga, W. (2008). “Prospectiva estratégica desde la comunicación. Una propuesta de proceso metodo-
lógico de diagnóstico dinámico y planificación”. Buenos Aires, mayo de 2008.
\\
Justicia Restaurativa [ Palabras finales
\ A Mediar (España)
\ Adolescencia y Familia
\ CEMAJUR (Argentina)
\ Dra. María Angélica Gastaldi, Ministra Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe (Argentina)
\ EGES (Bolivia)
292 \ Empatio Cooperativa de Mediadores (Argentina)
\ Fundación Markani
\ Instituto de Estudios Judiciales de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires (Argentina)
\ Procuración de Guatemala
\ Red Federal de Mediadoras con Perspectiva de Género, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
de la Nación Argentina
PARLAMENTO CENTROAMERICANO
295
INICIATIVA DE RESOLUCIÓN
QUE DISPONE
“RECOMENDAR A LOS PODERES JUDICIALES DE LOS ESTADOS PARTE DEL SISTEMA DE LA INTE-
GRACIÓN CENTROAMERICANA EL IMPULSO DE ACCIONES PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE LA JUS-
TICIA RESTAURATIVA COMO UNA HERRAMIENTA DE DIÁLOGO, DERECHOS HUMANOS Y PAZ EN
LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS DE LAS SOCIEDADES DE NUESTRA REGIÓN”
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
La justicia restaurativa surgió en la década de los años 70 como una forma de mediación entre
víctimas y delincuentes y en la década de los años 90 amplió su alcance para incluir también
a las comunidades de apoyo, con la participación de familiares y amigos de las víctimas y los
delincuentes en procedimientos de colaboración denominados reuniones de restauración.
Los principios internacionales en esta materia se derivaron de la Declaración sobre los princi-
pios fundamentales de justicia para las víctimas del delito (1985 Asamblea General de la ONU
resolución 40/34 el 29 de noviembre) que otorga a las partes acceso a los mecanismos de jus-
ticia que garanticen la reparación del daño, señalando en su artículo 7 que: “… la utilización,
cuando proceda, de mecanismos oficiosos para la solución de controversias, incluidos la me-
diación, el arbitraje y las prácticas de justicia consuetudinaria o autóctonas, a fin de facilitar la
conciliación y la reparación a favor de las víctimas”.
Justicia Restaurativa [ Anexo
INICIATIVA DE RESOLUCIÓN
QUE DISPONE
“RECOMENDAR A LOS PODERES JUDICIALES DE LOS ESTADOS PARTE DEL SISTEMA DE LA INTE-
GRACIÓN CENTROAMERICANA EL IMPULSO DE ACCIONES PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE LA
JUSTICIA RESTAURATIVA COMO UNA HERRAMIENTA DE DIÁLOGO, DERECHOS HUMANOS Y PAZ
EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS DE LAS SOCIEDADES DE NUESTRA REGIÓN”
EL PARLAMENTO CENTROAMERICANO
CONSIDERANDO
Que el Parlamento Centroamericano nació como una necesidad de los Estados centroame-
ricanos de fomentar la cultura de paz en la región, además de ser el máximo órgano de re-
presentación política y democrática del Sistema de la Integración Centroamericana que tiene
entre sus principales atribuciones la de servir como foro de deliberación y propuesta de todos
aquellos asuntos de interés para la integración de los Estados Parte.
Justicia Restaurativa [ Anexo
CONSIDERANDO
Que el Artículo 32 de la Convención Americana de Derechos Humanos, establece que toda
persona tiene deberes para con la comunidad, ya que como dice el Artículo 29 de la Declara-
ción Universal de los Derechos Humanos, sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente
su personalidad; enfatizándose que los derechos de cada persona están limitados por los de-
rechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en
una sociedad democrática.
CONSIDERANDO
Que a diferencia de la justicia tradicional, la justicia restaurativa reserva un papel fundamen-
tal a la víctima y a la persona ofensora, brindándoles la posibilidad de expresar los sentimien-
tos y los daños causados por el delito cara a cara, y que a partir de ese diálogo, la persona
imputada debe asumir su responsabilidad en la reparación del daño a la víctima y a la comu-
nidad propiciando el diálogo y generando la cultura de paz.
CONSIDERANDO
Que el Consejo Judicial Centroamericano y del Caribe (CJCC) es el órgano integrador de políti-
cas en materia de aplicación de justicia y seguridad jurídica entre los Poderes Judiciales de los
países miembros del Sistema de la Integración Centroamericana —SICA—, que junto a otras
instituciones regionales ha venido impulsando acciones sobre el tema de justicia restaurativa,
en particular sobre la Justicia Juvenil Restaurativa en Centroamérica y el Caribe.
297
CONSIDERANDO
Que en el segundo foro regional de justicia penal juvenil: “Hacia una Justicia Restaurativa en
Centroamérica” Declaración de San Salvador, del 24 de noviembre de 2009, llevado a cabo
como un esfuerzo conjunto de la SG–SICA, la Corte Centroamericana de Justicia el gobierno
de la Republica de El Salvador, con el apoyo de la cooperación internacional, se recomendó
a las instituciones supranacionales de ámbito regional (SG–SICA, PARLACEN, Corte Centro-
americana de Justicia y Consejo Judicial Centroamericano), su refuerzo y apoyo para que en
el ámbito de sus respectivas competencias, se “apropien, lideren, impulsen e implementen
las acciones que ayuden a la consolidación de la justicia juvenil restaurativa en el marco de la
Estrategia de Seguridad Democrática de Centroamérica y México.
CONSIDERANDO
La urgente necesidad de que los Estados de la región, promuevan la incorporación de un Enfo-
que de Justicia Restaurativa a los actuales Modelos de Justicia Penal, dirigido hacia la desjudi-
cialización de los procesos, la determinación de la responsabilidad en la autoría, la restitución
de la víctima y la reparación del daño.
Justicia Restaurativa [ Anexo
CONSIDERANDO
Que en los países de nuestra región, hoy más que nunca debe propiciarse la reflexión y la pro-
ducción de conocimientos sobre lo restaurativo y la cultura del diálogo, paz y los derechos, en
aras de identificar y socializar buenas prácticas restaurativas, en distintos ámbitos de aplicación
(ejecutivo, legislativo, judicial y no gubernamental) y a nivel local, nacional y latinoamericano.
POR TANTO
La Asamblea Plenaria, en uso de sus facultades legales que el confiere el Tratado Constitutivo
del Parlamento Centroamericano en sus artículos 5 y 10; el articulo 1 y 112 del Reglamento In-
terno y 6, 7 y 9 del Manual de Técnica Legislativa.
EMITE LA RESOLUCIÓN
QUE DISPONE
PRIMERO: Recomendar a los Poderes Judiciales de los Estados Parte del Sistema de la Inte-
gración Centroamericana —SICA—, el impulso de acciones para la implementación de la Jus-
ticia Restaurativa como una herramienta de diálogo, derechos humanos y paz en la resolución
de conflictos de las sociedades de nuestra región.
SEGUNDO: Instar a los Poderes Judiciales de la región, sobre la necesidad de capacitar al perso-
nal judicial y comunidades de nuestros pueblos, en el tema de Justicia Restaurativa, además de
298 impulsar acciones para la construcción de un protocolo de actualización para la implementación
del modelo, entre otras acciones, que conlleven al a la efectiva implementación de esta práctica.
TERCERO: Hacer un llamado para que los órganos competentes, para la formación de una
red de profesionales comprometidos con lo restaurativo y la construcción de una cultura del
diálogo, paz y los derechos humanos. Además de promover la articulación de la academia, las
políticas públicas y las organizaciones sociales para construcción de proyectos y programas de
justicia restaurativa en toda la región.
CUARTO: Instruir a la Comisión de Asuntos Jurídicos e Institucionalidad Regional y a la Comi-
sión de Paz, Derechos Humanos y Participación Ciudadana a dar seguimiento a la presente
Resolución.
QUINTO: Remitir la presente Resolución a la Secretaría General del SICA, al Consejo Judicial
Centroamericano y del Caribe y a los órganos, organismos e instituciones del Sistema de la
Integración Centroamericana relacionados con este importante tema.
SEXTO: Publíquese en la Gaceta Oficial del SICA y todas las plataformas digitales del Parla-
mento Centroamericano.
300
Apartado 3 // Educación y Cultura de Paz
119 \\ Pedagogía para la construcción de una Cultura de Paz y Justicia. Desafío de nuestro tiempo /
Alicia Cabezudo
126 \\ Estrategias de prevención social como práctica restaurativa /
Margarita Cruz Torres
136 \\ Educación para la Paz Transformadora: una educación contribuyente a la promoción
de los Derechos Humanos y la Justicia Restaurativa /
Esteban A. Ramos Muslera