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Análisis de "El otoño del patriarca"

El libro describe la vida bajo el dominio de un dictador en un vasto territorio caribeño. Se desarrolla principalmente en la enorme casa presidencial, repleta de extravagancias y personas marginalizadas. El texto explora la experiencia del poder a través de la figura del general, quien gobierna de forma indefinida y solitaria a través de la represión y la violencia. También critica la búsqueda del poder en América Latina y los efectos de la colonización y la explotación extranjera en la región.
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Análisis de "El otoño del patriarca"

El libro describe la vida bajo el dominio de un dictador en un vasto territorio caribeño. Se desarrolla principalmente en la enorme casa presidencial, repleta de extravagancias y personas marginalizadas. El texto explora la experiencia del poder a través de la figura del general, quien gobierna de forma indefinida y solitaria a través de la represión y la violencia. También critica la búsqueda del poder en América Latina y los efectos de la colonización y la explotación extranjera en la región.
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EL OTOÑO DEL PATRIARCA (1975)

Gabriel García Márquez

Naturaleza del texto: obra literaria en prosa


Lugar:
La historia se desarrolla en un vasto territorio, que vive bajo el dominio
de un dictador. Una suerte de pueblo tradicional abrasado por las altas y
cálidas temperaturas de la proximidad del mar Caribe, que refleja bien la
vida tropical y las costumbres costeras. Este reino de pesadumbre tiene
su núcleo de gobierno en el interior de una enorme casa presidencial
repleta de extravagancias que es donde se suceden la mayor parte de las
escenas. En este sentido, se encuentran vacas que recorren todos los
rincones de la casa, junto a las innumerables jaulas de pájaros y ciegos,
leprosos y paralíticos que inundan la casa con sus nauseabundos olores.
Se desvela paulatinamente en este texto con todas sus facetas la
experiencia del poder que se encarna en la figura tosca e indescifrable
del general Franco. La experiencia del poder vívida incluso desde el
primer momento como una carga insoportable y no deseada, poder que
se prolongará de manera indefinida por más de una centuria. Perpetuarse
en el poder se trasforma en un camino sembrado de soledades: la
soledad del amor negado; la soledad a su alrededor que descubre a cada
paso la traición de los que le han jurado fidelidad; la soledad de su
habitación que se extenderá progresivamente con el paso del tiempo e
invadirá toda la casa. Junto a esta soledad aparecen todos los desmanes
del poder: la muerte de niños inocentes, las continuas masacres, el
espectáculo del horror como forma de coacción a las masas iracundas y
a los traicioneros de turno. En una palabra, la represión. La verdad
revestida de mentira para confundir a las masas "ya verán que con el
tiempo será verdad" (p. 189). Al final del libro, el general se detiene a
contar el destino fatal que lo llevó al poder. Esa noche negra con
calentura que pasa junto a su madre en las escaleras en medio de
cadáveres y charcos de sangre.
Detrás de estas apreciaciones el lector puede entrever la búsqueda
incansable del poder en las sociedades latinoamericanas, con claras
resonancias a los regímenes que históricamente han gobernado la patria
y que la han sembrado de violencia con sus políticas opresivas. Por
ejemplo: la referencia continua a los liberales y los godos que yacen
agazapados a la espera de tomarse el poder. La referencia a la Iglesia con
sus procesos de cristianización en su alianza con los godos "pues así
eran esos tiempos de godos, en que Dios mandaba más que el gobierno"
(p. 191). Hoy lidiamos con esa experiencia arraigada de querer aniquilar
al enemigo. El enemigo político, el odio a aquel que es diferente y que
Grabriel García Márquez retrotrae a la llegada de los colonizadores que
en su afán de dominio infundieron satisfactoriamente en los corazones
de sus colonizados.
Las alusiones a la historia son profundamente claras: los europeos, los
británicos, los gringos que se han apoderado de los recursos naturales
que se ha convertido en una "explotación vitalicia del subsuelo" (p. 248).
Finalmente, alcanzan su punto de aniquilación cuando ante la creciente
presión de la deuda externa aquel general ya entrado en años, tiene que
entregar el mar. Hoy diríamos el agua, las fuentes hídricas con su fauna
y s flora, de las que depende el futuro de las próximas generaciones y
que se convierten el el deseo apremiante de las multinacionales
extranjeras.
Gabriel García Márquez recrea los parajes de esta casa presidencial con
una multitud de personajes: la madre del general Bendición Alvarado
nunca acostumbrada a los lujos del poder, que termina alojándose en la
casa de los suburbios y que reconoce el destino fatal de su hijo. Una
mujer dedicada a la pintura de oropéndolas. Los amores fracasados del
general que conjugados con el poder terminan en desgracia, como si a la
sombra del poder todo se corrompiera. Tal como se describe con la
suerte de Leticia Alvarado y su hijo. Los generales más íntimos que
terminan cediendo a las seducciones del poder y traicionan la mano que
les dio de comer. Todos estos personajes recrean un ambiente íntimo y a
la vez sórdido donde se toman las decisiones de la manera más
arbitraria.
Pero, sin duda, el pueblo que vive en la marginación y la pobreza es el
que siente el peso de la opresión de parte de sus gobernantes. El sujeto
de todas las violencias y las excentricidades del poder con la anuencia de
los medios de comunicación que desfiguran la verdad de los hechos. El
poder aparece ante la mirada de las multitudes en todo su esplendor, en
su derroche siempre desmesurado. La figura del poder en la prosa de
García Márquez se vuelve cada vez más opaca, invisible, inamovible.
También encontramos en el texto hondas resonancias de orden religioso,
que se desprenden del proceso de cristianización operado por los que
descubrieron estas tierras. Esto se evidencia por medio de la referencia a
las pilas bautismales, a la nunciatura, a los obispos, al papa, a las
comunidades religiosas expulsadas y expropiadas, a los ciegos, los
leprosos y paralíticos y al proceso de canonización fracasado de la
madre del dictador. Pero son referencias no exentas de críticas, incluso
de burla a veces.
Finalmente podríamos hablar del mito del progreso, de origen europeo e
implantado gracias a los racionalistas franceses en América Latina. Un
mito que contrasta con un pueblo envilecido, marginado, excluido y que,
por lo tanto, ha quedado al margen del progreso. Despojado por mil
generaciones hasta nuestros días.

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