FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN, TURISMO Y PSICOLOGÍA
ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA
TRASTORNO DE CONVERSIÓN
Que como parte de la asignatura de Psicopatología II presentan los alumnos:
- Angulo Espinoza,Angie.
- Coello Vega,Jarod
- Diaz Chambi,Angela
- Guerrero Carhuaya, Diego.
- Martinez Trejo, Pierina.
- Vallejos La Torre, Maria
- Vargas Beraun,Adriana.
Lima- Perú
2021
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INTRODUCCIÓN
La salud mental se entiende como la capacidad del individuo para interaccionar con sus pares
y su entorno de una forma que promueva el bienestar, potencie el desarrollo y las habilidades
mentales, la cual se encuentra determinada por múltiples componentes psicológicos, sociales,
biológicos o ambientales e inclusive por padecimientos tales como el trastorno de conversión,
en el cual nos enfocaremos para desarrollar este ensayo. El trastorno de conversión
anteriormente se identificaba como “histeria” término que actualmente ha sido descartado sin
embargo está relacionado con Sigmund Freud, que desarrolló distintas investigaciones
relacionadas con el trastorno de conversión y su etimología, definiéndolo como una supuesta
conversión del desorden psicológico en un síntoma somático. Basándonos en un estudio
presentado por Foote et. al (2006) citado por Romero (2016) entendemos que el trastorno de
conversión en la población es bastante frecuente pero carece de ser correctamente
diagnosticado, resaltando que estadísticamente su manifestación predomina más en el
género femenino que en el masculino.
El objetivo principal de nuestro es estudio, es abordar,, informar y explicar acerca del
Trastorno de Conversión, familiarizándonos con su origen y definición, visualizando desde
la perspectiva del paciente y la repercusión que tiene en su vida cotidiana, para ello también
mencionaremos algunas investigaciones que nos permitirán entender mejor este trastorno.
Asimismo, aprenderemos a conocer el desarrollo de los síntomas, así como el tratamiento
necesario para lograr mejoras
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Para comprender el trastorno de conversión, nos basamos en Tapia (2016) tenemos que
hacer hincapié pero en el grupo de entidades que mantienen en común síntomas somáticos en
donde no se halla una aclaración médica apropiada, además produce un malestar clínicamente
significativo en la persona o interfiere en el desempeño laboral,social y otros aspectos
importantes para el.Cabe recalcar que no se pueden explicarse completamente por la
presencia de una enfermedad ,por otro trastorno mental o por consecuencias directas de una
sustancia No permanecen bajo control voluntario,también,que la sintomatología no se
presenta de manera intencional como el trastorno facticio o la simulación.
Se divide en 7 subtipos tomados por la clasificación del DSM-V,los cuales son,trastorno de
somatización, trastorno de conversión, trastorno de dolor, hipocondría, trastorno dismórfico
corporal, trastorno somatomorfo indiferenciado y trastorno somatomorfo no especificado.En
cada uno de ellos los síntomas son físicos,no obstante,no pueden entender lo suficiente o
demostrar su etiología y su fisiopatología. En este grupo de trastornos es común el proceso
de somatización y que se caracteriza por:la demostración de síntomas somáticos como de un
estrés psicológico,un comportamiento de enfermedad anormal,la amplificación,reiteradas
asistencias médicas,padecimiento y sufrimiento notable del individuo,entre otros. Para hacer
el diagnóstico Hernández (2006) recalca que es importante que una parte de la sintomatología
no se ocasione con la intención de simular una enfermedad, y que por otra parte el clínico
dude que el inicio, duración o severidad de los síntomas y signos esten terminantemente
asociados a los factores psicológicos.
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Las primeras referencias que se tienen acerca del trastorno conversivo, son las menciones
que se dieron en el Antiguo Egipto y Mesopotamia después de ello se pudo ver en la
medicina oriental consideraban que el útero es el responsable de la variada sintomatología y
por consiguiente durante la Edad Media los trastornos disociativos o todos los trastornos de la
mente fueron asociados a la hechicería,a la posesión demoníaca o al cometer pecado siendo
un castigo divino, en Inglaterra durante siglo XIV, se ubican diversas manifestaciones
histéricas en el dominio de aflicciones mentales posteriormente en el siglo diecisiete se le
asocia que esta sintomatología estaba relacionada al clima y tensiones cotidianas de la vida.
Fue a finales del siglo XIX que distintos psicólogos y profesionales de la neurología iniciaron
un estudio de los trastornos,en un principio se pensaba que era una patología únicamente
femenina debido a los altos índices de mujeres diagnosticadas con histeria, según Bambarén,
V., Bravo, B. (2006) aquí encontramos a Freud que decía que el trastorno disociativo es una
consecuencia de una emoción de cólera o de un dilema no resuelto, por ello uso como
tratamiento a la hipnosis pero luego decidió reemplazarla por los métodos catártico y de
apremio sin embargo no se lograba lo esperado sino solo un desfogue de los problemas
acumulados.
El trastorno de conversión actualmente se define como una forma de somatización es decir
la presencia de fenómenos psicológicos en forma de síntomas físicos es decir los síntomas
que afectan y perjudican el comportamiento y pueden llegar a semejar una enfermedad
neurológica pero que no proceden de ninguna enfermedad física conocida o explicable. Se le
denomina conversión debido a que el paciente convierte los padecimientos o males
psicológicos en sintomatología o padecimientos físicos entre los cuales está la inmovilidad de
ciertas partes del cuerpo o la inutilización de los sentidos. Este trastorno suele aparecer
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durante los años finales de la infancia, comienzos de la edad adulta sin embargo puede hacer
presencia a cualquier edad, siendo más frecuente en las mujeres. Entre los distintos estudios
como el presentado por Hernandez & Hornung (2010) sobre la prevalencia de los trastornos
conversivos; la data más relevante y cifra más acertada es del 5% del total de la consultas que
se realizan en la hospitalización de un paciente; más en el área de psiquiatría y neurología la
incidencia de identificación del trastorno aumenta hasta un 15%; la comorbilidad
correspondiente que ejercen correlación entre la aparición de este padecimiento figura en
torno a las personalidad depresivas e histriónicas, o en su mayoría con rasgos alterados en
medida caracterológica.
En cuanto a la edad de incidencia del trastorno yace indiscriminante, ya que Pavez &
Carmona (2018) señalan que puede presentarse en todo tipo de edades; más el promedio de
normalidad radica entre los 20 y 60 años de edad colocando la cronometría humana de 40
como la ideal para la propiciación del padecimiento, así mismo los menores de 10 años se
consideran casos anormales. Además la probabilidad se incrementa, en niños, si ha sido
víctima de abuso sexual o físico; como relevancia ante situaciones estresantes y de crisis
nerviosa; tambien la incidencia se genera a partir de la genética al ser hijo de un padre con
dolores crónicos o padecimientos de gravedad; más aún si tienen antecedentes familiariares
con reacciones de caracter somatomorfo. Aparte tenemos la proporcionalidad que tiene el
hombre y la mujer es diferencial y no con total certeza por inconsistencias de cifra entre los
estudios realizados; algunos postulan 1:2; otro 1:10 y un último 1:6 siendo la única formación
concreta la de menor prevalencia en hombres debido a la fácil identificación del factor
estresor del hombre sean estos accidentes o traumas belicosos; más en mujeres hay
variabilidad de aspectos económicos o conflictos afectivos de acuerdo a la edad o etapa
transitoria.
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Las dificultades de identificación del trastorno según Torres & Sanz (2004) figura en la
variabilidad de definición propuesta por el DSM-III-R (1987) como una respuesta de sanción;
asociado entonces a la característica neurológica; fue tomado como una malformación o
alteración interna o provocada (daño) en sectores específicos del cerebro; véase percepción.
En términos que se podría confundir con cualquier otra enfermedad de mayor grado e
implicancia; Cloninger y otros autores postularon la desacreditación de la etiqueta trastorno
conversivo y tratarlo en mayor necesidad como un síntoma más que como un síndrome. Ante
estas disputas y confusiones se pronunció el DSM en una nueva actualización clasificándose
dentro de los trastornos somatomorfos en 2002 , en cambio el CIE-10 (1990) lo clasifica
dentro de los trastornos disociativos.
Aunque no dé la impresión, todos y cada uno de los síntomas son de origen psicológico
aunque parezca a todas luces una causa orgánica. Es importante recalcar que de ninguna
forma se puede interpretar la sintomatología como fingimiento o actuación por parte del
paciente. Son síntomas en los que el paciente no es consciente de su causa psicológica, que
por lo general se remiten a un evento estresante. Precisamente, para Oyebode (2016))es su
origen psicógeno el que le da el nombre de disociación o conversión, es imposible mencionar
la sintomatología sin antes puntualizar que el trastorno altera sus relaciones sociales puesto
que el grado de los síntomas que declara tener lo lleva a ser considerado como si de un
discapacitado se tratase, Además la propia sintomatología llega a alterarlo internamente pues
modifica su conducta y afectividad normal. Esta impresión de estar ante una discapacidad
repentina e inexplicable puede ser objeto de credibilidad inclusive para los propios médicos.
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El Cie-10 (2005) aclara que el signo médico principal que tiene que ir por delante de
toda sintomatología que declare el paciente es la inexistencia de una causa orgánica a su
sintomatología, eso quiere decir que las pruebas exploratorias y exámenes de laboratorio no
revelan ninguna anomalía. La sintomatología descrita en el código F44 menciona a manera
introductoria pérdida parcial o completa de la memoria, pérdida de la propia identidad e
incapacidad de movimientos voluntarios, parálisis, pérdida de la sensibilidad; el DSM V
(2014) agrega en sus generalidades la alteración de la afectividad y del comportamiento. Los
pacientes disociativos por de trance y posesión (F44.3) presentan pérdida temporal de la
identidad personal y alteración consciente del entorno expresada como una apatía e
insensibilidad frente a su entorno. focalización estrecha y selectiva a un estímulo
determinado. Repetición de palabras, movimientos limitados y estereotipados inconscientes,
también puede darse el caso de una parálisis o pérdida de la consciencia; específicamente los
de posesión añaden ello convencimiento de estar poseído por un ente.
Otro grupo disociativo son los de motilidad y sensibilidad que presentan alteraciones
sensibilidad y del movimiento. Los de motilidad (F44.4) se da una incapacidad para mover
uno o varios miembros que antes se hacía voluntariamente, se presenta afonía o disfonía
psicógena, dificultad para coordinar movimientos, como la ataxia, llegando incluso a no
poder mantenerse de pie por sus propias fuerzas. En las convulsiones disociativas (F44.5) el
individuo sufre espasmos repentinos que los asemejan a una episodio epiléptico sin embargo
no lo son porque además no presentan ninguna pérdida de la conciencia luego. En las
disociaciones anestésicas (F44.6) hay pérdida sensorial parcial o completa que puede ser de
tipo táctil donde el sujeto no siente ni frío ni calor e incluso vibración, o pueden ser del
olfato, la visión o la audición.
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El Trastorno de Conversión aparece por lo siguiente: De acuerdo con el CIE 10 (2005)
explica que, “ El trastorno de Conversión surge principalmente de un factor psicológico o
emocional, el cual está relacionado con sucesos o acontecimientos traumáticos, problemas
insolubles e intolerables o relaciones personales alteradas”. Así mismo, el DSM V(2014)
afirma que , la causa de esta enfermedad también guarda relación con factores de estrés,es
decir, que la persona que lo padece se ha encontrado en exposición a un evento estresante.
Es de suma importancia tener en cuenta que el principal objetivo del tratamiento para este
trastorno es ayudar a que el paciente pueda sentirse bien en situaciones sociales como
laborales. Es muy importante también consultar primero cual de los tratamientos es mejor
para el paciente ya que no todos los casos son iguales, el psicólogo en todo momento tiene
que ser empático y siempre atender a los problemas del paciente. Dimsdale, J (2020) comenta
que existen varios tratamientos que pueden llegar a ser beneficiosos para el paciente como lo
es la hipnosis donde el paciente puede controlar el efecto que tiene como el estrés y otros
estados psicológicos, también puede considerarse como tratamiento la fisioterapia o una
terapia ocupacional donde pueda el paciente mejorar sus habilidades motoras además de que
la persona pueda adaptarse a la situación. Sin embargo el más importante es la psicoterapia
donde el paciente pueda encontrar formas de batallar con situaciones dolorosas, estresantes y
reducir la frecuencia de las convulsiones.
Como se mencionó anteriormente Marin, B (2017) es muy importante las intervenciones
psicoterapéuticas para que así se puedan evitar recaídas en el trastorno de conversión también
se puede tomar en cuenta no solo una de ellas, sino varias como las individuales; psicoterapia
de cortes psicodinámicos, terapia interpersonal y finalmente la más importante es el modelo
cognitivo conductual donde se centre en estrategias más prácticas para tratar los síntomas. En
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ocasiones y dependiendo de cada caso suele recomendarse antidepresivo ( medicamento que
alivia la depresión), si llega a estar presente la ansiedad se prescribe un medicamento que
puede ayudar a aliviarlo.
DISCUSIÓN
Los trastornos de conversión son bastante frecuentes, sin embargo, los casos que llegan al
consultorio son bastante imprecisos, fomentan la duda y toman tiempo si es que son
diagnosticados, aunque los signos y síntomas parecen estar plenamente descritos tanto en el
DSM-V, se espera que con el pasar de los años investigaciones agudas al tema sobresalgan
más síntomas y signos que puedan agregarse para realizar un diagnóstico más certero y
rápido. Romero (2016) menciona que la estadística indica predominancia entre las mujeres,
esta sentencia es realmente validada por la historia pues se trata de un fenómeno conocido
antigumente por histeria que lleva precisamente su nombre por atribución al sexo femenino;
sin embargo, falta una sustentación neuropsicológica concreta del fenómeno por lo que en la
actualidad se discute abiertamente los varios tipos de causas hipotéticas que expliquen alguna
razón por la que se observa más en mujeres que en hombres . Por último lo comentado por
Hernandez (2016) acerca de que se ha de distinguir con sumo cuidado que no se trate de una
simulación requiere realmente de habilidad y experticia para discernir entre dos realidades
que pueden parecerse como la simulación y la conversión, pues el conocimiento innecesario
del trastorno podría llevar a cualquier persona a que simule los síntomas con mayor éxito.
En el área clínica, los trastornos de conversión se basa en procesos cognitivos, afectivos o
conductuales que se dan como respuesta a grandes situaciones de estrés o traumatizantes, las
que posteriormente experimentan la sintomatología física que suele ser atribuida a una
patología médica, por esto para reafirmar lo establecido en el estudio de Nielsen, V & Ponce,
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C (2017) en el cual se presenta un caso de un trastorno conversivo en una adolescente con
supuesta sintomatología epiléptica, y con antecendentes de estrés post traumático por un
abuso sexual sufrido en la infancia, la identificación del trastono de conversión se da al
asociar los síntomas psicologicos como pesadillas, disociación y pensamientos recurrentes
como predecesores de la sintomatología conversivo. En base a lo señalado, se hace énfasis en
la hipótesis presentada sobre la importancia de realizar una evaluación psicológica cuando se
da casos de supuestas patologías reincidentes sin explicación o a la menor sospecha de
síntomas conversivos, de igual manera se debe tener en cuenta la cohesión entre los
trastornos de conversión y la comorbilidad con distintos trastornos psicológicos para poder
obtener un diagnóstico óptimo que oriente al tratamiento necesario.
La escasez de las investigaciones en relación al tratamiento del trastorno de
conversión en la población infanto-juvenil lo convierte en un verdadero reto en la práctica
clínica, por esto hemos considerado fundamental citar el trabajo de Romero, M., et al (2017)
en cuál se brinda evidencia sobre la importancia de la inclusión de la familia como parte
del tratamiento ya que es beneficiosa para la evolución del infante. Particularmente,
consideramos relevantes las estrategias que fomenten el procesamiento emocional de la
sintomatología y a aquellas que intervengan en los límites jerárquicos familiares pues han
mostrado una gran eficacia en el proceso recuperativo. Sin embargo, caer en la generalización
sería un error, debido a que son casos diferentes y según lo señalado por diversos autores el
tratamiento recomendado consta de una combinación de psicoterapia individual
independiente del enfoque y un tratamiento farmacológico.
Añadido a lo complicado que puede ser realizar un diagnóstico del tipo trastorno de
conversión; en forma de la identificación correcta de la sintomatología; está la disposición
mental del paciente en cuestión; según la investigación de Cruzado, Nuñez y Rojas (2013),
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señala la inhibición constante del paciente en comentar su sintomatología en repetidos casos;
sea uno de ellos; de un estudiante universitario que tuvo una experiencia no grata con una
droga lo cuál evocó en una crisis de pánico; sumado a tener un familiar padeciente de un
trastorno de esquizofrenia por parte materna; prescribe un relación de sucesos inexplicables al
mismo generando un temor y preocupación constante. En sentido del manifiesto del sujeto;
los pacientes se rehúsan a comentar la totalidad de su pensamiento o sensación por el miedo a
la afirmación de estar volviéndose “desquiciadas” o “locas” según las palabras empleadas
por los mismos, mas su naturaleza en el acierto del diagnóstico radica en la formación y
observación de dimensiones específicas; sea estas; experiencias corporales anómalas;
desrealización; anestesia emocional; y dificultad para hacer memoria.
En los últimos años se llegó a aumentar casos en pacientes adolescentes y niños, es por
eso que es fundamental citar la investigación de Arancibia M., Marcelo, & Sepúlveda
A.,Elisa, & Martínez-Aguayo, Juan Carlos, & Behar A., Rosa (2016) donde nos menciona
que si bien es cierto se llegó a aumentar los casos sobre TC, además que el mejor abordaje es
el psicoterapéutico, aún existe un gran reto y es que hoy en dia es dificil saber exactamente
cuales son los síntomas ya que estos no suelen ser explicados del todo por los especialistas,
volviéndose en un problema para que se den nuevas investigaciones sobre el Trastorno de
Conversión.
En conclusión, los trastornos de conversión demuestran cómo es que acontecimientos
traumáticos o estresantes irrumpen más allá de la alteración de las emociones y del
pensamiento. Así mismo, se tiene conocimiento de que este trastorno no cuenta con una edad
de incidencia por lo que puede llegar a presentarse en cualquier edad.Por otro lado,los
acontecimientos externos, y por lo tanto el ambiente, influye en el ser humano hasta el punto
de convertir nuestras preocupaciones en síntomas físicos cuya similitud se confunde a
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primera vista con una enfermedad orgánica. Además,su naturaleza psicógena es realmente
impresionante pues permite reflexionar la unión total que el ser humano es, que no hay
dualidad en sí, que el cuerpo y la mente se hallan unificadas en una sola existencia y que por
lo tanto la gravedad de lo que se piensa y se siente ejercerá sobre el cuerpo una un efecto
real que se materializa. Sin embargo hablar sobre el trastorno de conversión es tener en
cuenta también que suele darse por la aparición de síntomas que llegan a afectar el
funcionamiento sensorial y motor, en el inicio de dicho trastorno se llega a implicar diversos
factores psicológicos, pero en la actualidad aún existen dudas sobre el verdadero origen del
trastorno conversivo. Finalmente, el principal tratamiento para este tipo de trastorno es la
psicoterapia cognitiva.
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