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Evolucion, Creacion y Regenerac - Antonio Lledo Flor

Este documento resume el debate de larga data sobre el origen de la vida y el hombre entre la evolución y el creacionismo desde una "Tercera Vía" espiritual. Explica que ni la ciencia ni la religión han podido resolver definitivamente este debate a pesar del progreso. Luego introduce una perspectiva espiritual que puede aclarar el origen del hombre considerando su naturaleza física, psicológica y espiritual de manera integral.

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Evolucion, Creacion y Regenerac - Antonio Lledo Flor

Este documento resume el debate de larga data sobre el origen de la vida y el hombre entre la evolución y el creacionismo desde una "Tercera Vía" espiritual. Explica que ni la ciencia ni la religión han podido resolver definitivamente este debate a pesar del progreso. Luego introduce una perspectiva espiritual que puede aclarar el origen del hombre considerando su naturaleza física, psicológica y espiritual de manera integral.

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Desde hace más de siglo y medio, la batalla dialéctica, ideológica y

científica sobre el origen de la vida y el hombre está plenamente


vigente. Las posturas mantenidas por los científicos evolucionistas y
creacionistas sigue presentando argumentos a favor y en contra
sobre los orígenes del universo y el salto del primate al homo-
sapiens. Ni siquiera nuevos descubrimientos científicos de renombre
como la presentación del genoma humano en el año 2000, han
logrado acabar con el debate. A la discusión mantenida por los
biólogos evolutivos (evolucionismo) y los científicos que defienden el
creacionismo, se ha unido últimamente la tesis del "Diseño
inteligente" que apoyan estos últimos.

Mientras el extraordinario avance de la tecnología y de la ciencia


continúa, las ideas siguen su curso, e, innovadoras concepciones
antropológicas, filosóficas, psicológicas e investigadoras aportan
nuevos enfoques sobre la mente, la conciencia y el alma, que nos
recuerdan nuestra auténtica naturaleza espiritual. Como ha ocurrido
siempre en la historia de la ciencia, las ideas preceden y confirman el
axioma científico.

Este manual es la presentación de una "Tercera Vía"; aquella que


tiene que ver con la naturaleza profunda del ser humano; aquella
parte del mismo que es capaz de trascender la tercera dimensión,
alcanzar la inmortalidad y que, por ser nuestro propio "yo evolutivo"
nos permite conocer de dónde procedemos y cuál es nuestro origen,
tanto en la forma de la especie humana como en nuestra realidad
interior.

Este origen espiritual del hombre, unido a la concepción de la


evolución y al principio creador de la vida y el universo, plantea una
perspectiva diferente que aclara con certeza, lógica y razonamiento el
debate planteado, ofreciendo también las respuestas de hacia dónde
vamos. La comprensión de esta nueva perspectiva, nos permite
descubrir algo más que las otras dos tesis no alcanzan a explicar: el
complejo momento de transición por el que vive nuestro planeta y que
anuncia una nueva etapa de Regeneración para toda la humanidad.
Antonio Lledó Flor
Evolución, creación y regeneración
Asociación de Estudios Espirituales "Grupo Villena"
01.01.12
"Morí como mineral y me convertí en planta. Morí como planta y me
alcé como animal. Morí como animal y me convertí en hombre. ¿Por
qué debería temer? ¿Cuándo fui menos por morir?"
Rumi - Poeta sufí

Dedicamos esta obra a todos los que poseen una mente abierta, libre de
prejuicios; y a los que ya están involucrados en el nuevo paradigma
científico que permite abrir los campos de la ciencia dentro de la conciencia.
Estos campos son los fenómenos paranormales, la evolución biológica y la
morfogénesis, la ciencia informática y la psicología, la muerte, la
reencarnación y la curación cuerpo-mente. Es el inicio del camino en la
unión definitiva de la ciencia y la espiritualidad.
Título original: Evolución, creación y regeneración
Antonio Lledó Flor, 16 de Agosto de 2016.
Ilustraciones: Admin web
Diseño/retoque portada: Admin web

Editor original: Asociación de Estudios Espirituales Grupo Villena (v. 1.0)


Corrección de erratas: Redacción APC
Conocimiento Espiritual 1.1
PRÓLOGO
En los albores del Siglo XXI, los orígenes del hombre y de la vida son
objeto de permanente controversia y debate. Ni la ciencia, ni las religiones, ni
las filosofías, ni siquiera la evolución del conocimiento profundo de la psique
humana, son capaces de ofrecer explicaciones rotundas basadas en certezas
incuestionables acerca de estas dos cuestiones.

Es por ello que desde nuestra posición divulgativa, deseamos aportar un


nuevo enfoque que ilumine y complete, -a nuestro entender-, la equidistancia
entre ciencia y religión (o espiritualidad) acerca de los orígenes del hombre y
del universo.

Evolución, creación y regeneración son vocablos que evocan la realidad


de todo cuanto existe; afectando al hombre y a la naturaleza. Todo cambia y
se transforma, nada permanece; y no existiendo efecto sin causa, todo lo que
existe tiene inequívocamente un principio, un origen. El cambio, el progreso,
la regeneración y la transformación son leyes que gobiernan la vida de los
seres, las Humanidades y los planetas en todo el universo.

El objeto de este manual, no es convencer a nadie de lo que en él se


explique; sino invitar a la reflexión y a la comparación entre las dos vías que
se enfrentan en los pensamientos filosóficos, religiosos y científicos sobre el
origen de la vida; contrastándolas con la “Tercera vía”: la que nos ofrece
la Ciencia del Espíritu con sobrados argumentos.

Esta última, presenta explicaciones lógicas y racionales que pueden


enfrentar a las dos anteriores sin ningún reparo y en condiciones de igualdad
científica, racional y filosófica.

Es de reciente actualidad el famoso debate que proviene del siglo XIX


entre Creacionismo y Evolucionismo y que intenta explicar, a su modo, el
origen del hombre y su desarrollo posterior. Este debate, creado a partir de
los descubrimientos de Darwin, Russell Wallace y otros sobre la teoría de la
evolución; en el fondo no es más que la continuación del antiguo litigio entre
ciencia y religión, que ha venido siendo debatido desde las épocas más
antiguas de la Humanidad.

No es nuestra intención denostar o criticar ningún planteamiento


científico o religioso, sino simplemente, exponer las características de las dos
posiciones mantenidas por los religiosos y los científicos sobre este tema;
ofreciendo al mismo tiempo, las ideas y reflexiones que un conocimiento
profundo de las Leyes Espirituales ponen de manifiesto sobre el tema del
Origen de la Vida y del Ser Humano.

Con este contraste de pareceres y esta tercera posición, el lector podrá


apreciar nuevas posibilidades hasta ahora insospechadas, qué, lejos de
enfrentar principios o ideas, acercará posturas entre esas dos hipótesis
iniciales de la Ciencia y la Religión, ya que, el eslabón perdido de esta
discusión sobre el origen de la vida humana se encuentra precisamente en
la tercera vía que intentaremos explicar y detallar en los próximos artículos.

Reflexionaremos sobre el origen del universo y la aparición del hombre


en la tierra como un ser integral, y no sólo parcial, abarcando sus aspectos
fisiológicos, psicológicos y espirituales.

Explicaremos las etapas que el ser humano ha de recorrer por los


diferentes estadios evolutivos y mundos que pueblan el universo. Etapas,
todas ellas válidas, para comprender el desarrollo de la evolución humana,
desde la aparición del hombre hasta aquí y, de lo que le espera en un próximo
futuro. Analizaremos las fuerzas contrarias al progreso del ser humano, tanto
físicas, sociales, espirituales y de cualquier otra índole.

Ubicaremos la coyuntura actual de la tierra, de la sociedad y del momento


que vive el planeta en este proceso evolutivo. Y en relación con este tiempo
que nos ha tocado vivir, reflexionaremos sobre nuestro papel como seres
humanos: Qué podemos hacer y cómo lo llevamos a la práctica; averiguando
en primer lugar si es casualidad lo que nos toca vivir y cómo encajan nuestras
vidas en estos tiempos de confusión y turbulencias.

Si, cómo es presumible, deducimos de lo anterior una responsabilidad


social, reflexionaremos sobre cual podría ser nuestra aportación para mejorar
la realidad que nos ha tocado vivir; cómo hemos de prepararnos para ello y
de qué manera nos afecta individual y colectivamente con aquellos con los
que nos relacionamos.

Además de los vínculos personales, intentaremos explicar cuál es la


postura a mantener respecto a la Naturaleza y el Universo que nos rodea,
esbozando conceptos de la Nueva Sociedad que se avecina en este proceso de
evolución en el que se encuentra inmerso nuestro planeta.

Sabremos igualmente sí, en la asunción de la posible responsabilidad


social a la que hemos aludido anteriormente, estamos solos, o por el
contrario, contamos efectivamente con ayudas de otras fuerzas y
colaboraciones que nos harán más fácil nuestra labor.

En definitiva, contrastaremos la opinión teológica y científica frente a las


Leyes Espirituales que rigen el proceso evolutivo del ser; y que no son otra
cosa que la auténtica y más coherente explicación al desarrollo del ser y su
destino, o lo que denominaremos como La Tercera Vía:
LA EVOLUCIÓN ESPIRITUAL DEL HOMBRE

.....Einstein aseveró diciendo qué,


independientemente de quienes somos, o cúal es
nuestro papel en el universo, estamos sujetos a un
poder mayor:
"Seres humanos, vegetales o polvo de estrellas,
todos danzamos al ritmo de una melodía
misteriosa, entonada en la distancia por un
flautista invisible."

Redacción Amor, paz y caridad


Agosto, 2016
EL ORIGEN
La controversia entre ciencia y religión fue alimentada con amplios
debates a lo largo de la historia; estos alcanzaron su cénit en el siglo XIX con
la aparición de la teoría de la evolución de las especies de Darwin y Russell
Wallace.

Estos naturalistas enfocaron la ley natural alejados de cualquier premisa


teológica o religiosa, basando sus observaciones únicamente en los
parámetros científicos del siglo XIX, ocasionando una gran polémica de las
fuerzas religiosas tradicionalistas que veían detrás del origen de la vida y del
universo únicamente la intervención divina.

Darwin y Wallace llegaron al concepto de la teoría de la evolución de las


especies y de la selección natural cada uno por su propia cuenta, y aunque
contemporáneos y coincidentes en la mayoría de preceptos y postulados
científicos, mantenían algunas pequeñas diferencias; sobre todo respecto al
origen de la inteligencia humana que Darwin situaba también en el desarrollo
evolutivo de la especie; pero que Wallace afirmaba no poder explicar
mediante el proceso de la selección natural, afirmando la siguiente hipótesis:

"El universo invisible del Espíritu ha interferido al menos tres veces en la


historia. La primera sería la creación de la vida a partir de materia inorgánica.
La segunda, la inclusión de la conciencia en los animales superiores. Y la
tercera sería la generación de facultades mentales superiores en el ser
humano. La razón de ser del universo es el desarrollo del espíritu humano"
Alfred R. Wallace.

Sea como fuere, las religiones dogmáticas de la época se apresuraron a


condenar explícita e implícitamente esta teoría de la evolución; y para
comprobar cuan lento es el progreso de la humanidad en algunas áreas del
pensamiento teológico y el progreso científico, sirva de ejemplo observar
cómo hoy, siglo y medio después de aquello, todavía las religiones
dogmáticas siguen manteniendo sus postulados con firmeza, rechazando de
plano la teoría de la selección natural y sustentando como único origen de la
vida el acto primordial de la creación por parte de Dios en un corto tiempo de
seis días como afirma la Biblia. Incluso muchas opiniones de relevantes
científicos mantienen esta postura; una encuesta reciente confirmó que
todavía hoy, el 25% de los universitarios norteamericanos mantienen la
posición del creacionismo como válida.

También algunas de las teorías darwinistas han quedado obsoletas;


fundamentalmente por su empeño de explicar al hombre como resultado
único de la competencia y la perpetuación de sus genes; convirtiendo al
hombre únicamente en una máquina biológica. Las últimas investigaciones
de los biólogos ya refutan esta opinión que ha sido preponderante durante
casi siglo y medio.

"Las teorías de los investigadores sobre la importancia de la selección


natural y la supervivencia del más fuerte en la lucha por la existencia,
sobre el comportamiento innato y los instintos, sobre los genes egoístas,
así como sobre la sexualidad, elección de pareja y lucha de sexos,
adolecen de la vertiente decisiva: EL AMOR, que es aquello que
mantiene cohesionados al mundo y las personas" Libro "La Evolución del
Amor" Dr. Gerald Huther, Neurobiólogo, Catedrático de Ciencias Naturales.

Lo que hoy ningún biólogo niega es que la evolución humana, en lo que a


características físicas, genéticas y fisiológicas se refiere, está perfectamente
explicada en el origen y evolución de las especies. Pero como afirma Huther,
el propio Darwin al final de su obra se esfuerza por afirmar que, a pesar de
que no es Dios el que determina el desarrollo de las formas vivas sino las
leyes naturales, sin embargo todo proviene de una forma primigenia de
vida que es obra del Creador.

"Hay grandeza en esta concepción de que la vida ha sido alentada por


el Creador en un corto número de formas o en una sola, y que mientras
este planeta ha ido girando, se han desarrollado y se están desarrollando,
infinidad de formas, las más bellas y portentosas." Charles Darwin
(1859)- Libro: El Origen de las Especies.

La religión, sobre todo las monoteístas y preferentemente occidentales,


argumentan sus postulados en la creación divina, sin ninguna concreción
científica y apelando al espíritu del dogma, de la tradición y de la palabra
revelada por Dios y sus diferentes profetas enviados a la tierra.

Ambas posturas son respetables, y también ambas deberían ser objeto de


revisión por parte de aquellos que las mantienen en el tiempo de forma
inmutable, sin intentar avanzar en nuevos contenidos o postulados que
ayuden a clarificar más sus conceptos. No debemos olvidar que el progreso se
mide por la capacidad de investigar con una mente abierta, libre de prejuicios
y convencionalismos, con total independencia ideológica y sin sometimiento
a ningún interés que condicione la investigación.

Salvo las últimas tendencias investigadoras ya mencionadas arriba,


tristemente los esfuerzos realizados (ciencia y religión) no se centran en
buscar la verdad, sino en reforzar los postulados de los conceptos ya
mantenidos por ambas, con lo que el resultado de estos trabajos viene ya
condicionado por una total ausencia de libertad teológica y/o científica.
Una vez dicho esto, y puesto que el motivo de esta sencilla obra no es
entrar a debatir, pasamos a exponer cómo se analizaría el origen del hombre y
la evolución del mismo en la Tierra desde la óptica que nos interesa: la
Ciencia del Espíritu.

"En todas las cosas, naturales y humanas, el


origen es lo más excelso"
Platón - Filósofo S. IV a, C.
LA CIENCIA DEL ESPÍRITU
Los teólogos de diversas religiones y otros filósofos, definen al hombre
como un ser a imagen y semejanza de Dios; efectivamente hay que darles la
razón en cuanto que la semejanza del ser humano con su creador viene de su
parte transcendente, el Alma o Espíritu que le anima y le permite la vida.

Esta y no otra es la auténtica semejanza con Dios, y no podemos ver en el


concepto antropomórfico de Dios nada que se parezca al hombre; pues Dios
no tiene forma humana, es energía, es Espíritu, y no conocemos de Él más
que por su obra, siendo nuestra limitadísima inteligencia humana incapaz de
comprenderlo. No hay que preguntarse cómo es Dios sino quién es:
"Inteligencia Suprema, Causa Primera de todas las cosas." Allán Kardec
- Item nº 1 Cap. I "El Libro de los Espíritus"

Si aceptamos, como dicen los teólogos, que somos “creados” por Él,
estamos refiriéndonos al Alma o Espíritu como energía o chispa divina; aquí
encontraríamos el origen de la vida del hombre. Cuando la evolución de la
psique en los homínidos alcanza el desarrollo suficiente, se produce la
mutación genética (*) que permite la intervención espiritual mediante la
inclusión de la conciencia, alma o espíritu (como queramos llamarle) en
estos animales superiores. A partir de ese momento se desarrollan las
modificaciones fisiológicas que permiten la aparición del lenguaje y el arte,
alcanzando la capacidad raciocinativa y volitiva que nos distingue de los
animales. (*) Antropólogos de la Univ. de Chicago datan esta mutación
aproximadamente hace 50.000 años, coincidiendo con la desaparición
paulatina del Nehardental y la conversión del Homo Sapiens en el Hombre
del Cromagñon.

Esa chispa divina es como una semilla que lleva implícita las
características, capacidades y recursos de un árbol frondoso que ha de crecer.
También carece de experiencias conscientes pero no así inconscientes, pues
la naturaleza de ese psiquismo hasta que se adquiere la consciencia, está
formada por multitud de capacidades heredadas de la evolución en otros
reinos de la Naturaleza. Y es aquí donde entroncamos con la experiencia
evolutiva de la teoría darwiniana en su aspecto psíquico y no físico.

"Lo que hay después de la muerte, vida es, no


muerte."
Séneca - Filósofo S. I

La Ciencia del Espíritu, y más concretamente la filosofía espiritista de


Allan Kardec es clara y diáfana respecto a la Trilogía de la Personalidad en
el ser humano, formada por Espíritu, Periespíritu y Cuerpo Físico.

El primero es nuestra esencia, la chispa divina y principio inteligente


creado por Dios, energía inmortal destinada a la perfección y la felicidad.

El segundo es el cuerpo intermedio que permite la conexión entre el


cuerpo físico y el espíritu. Denominado Periespíritu es la base de todos los
fenómenos psíquicos, anímicos y espirituales que podamos conocer. Es de
naturaleza semimaterial y esto permite a sus moléculas interactuar y
transmitir las impresiones del espíritu al cuerpo biológico y a la inversa. Es
responsable de la organización psico-física del cuerpo biológico desde la
concepción del mismo.

El tercer elemento es el cuerpo biológico, formado por órganos y trillones


de células, dirigidos por un cerebro subordinado a la mente; esta última no es
más que un instrumento psíquico al servicio de la conciencia (la fuerza más
poderosa del Espíritu).

"La conciencia, no únicamente es real, sino que lo


es más que el resto de la experiencia física, hasta el
punto de que constituye el fundamento de
todo.....Fascinados por el poder de la ciencia y la
tecnología, hemos perdido el contacto con el
misterio de nuestra existencia, nuestra conciencia :
El Espíritu Humano"
Dr, Eben Alexander - Neurocirujano

La errónea concepción que define al alma como un epifenómeno del


procesamiento cerebral, -en el que incluyen la psique, la mente y la
conciencia como un producto biológico-, se viene manteniendo por el
escepticismo y el exclusivismo científico que se cree poseedor de la verdad;
reafirmado a su vez por el orgullo y la arrogancia intelectual de muchos
investigadores que no quieren siquiera averiguar o explorar aquello que
desconocen.

Esta teoría ya ha sido superada por las investigaciones de laboratorio de


la Parapsicología, la Psicobiofísica, la Psicotrónica y la Ciencia Espiritista.
Esta necesidad de investigar de forma honesta sobre la naturaleza humana,
está cambiando el paradigma científico en muchas disciplinas, como por
ejemplo en la Psicología, dando lugar a la "Cuarta Fuerza": La Psicología
Transpersonal.
La Ciencia del Espíritu [1] "estudia la naturaleza, el origen y destino de
los espíritus, y sus relaciones con el mundo corporal", La realidad es
incuestionable; y la individualidad del espíritu, su trascendencia después de la
muerte y el principio espiritual que gobierna todo el aparato biológico,
psicológico y mental del hombre es la clave que explica porqué somos
eternos, creados para la perfección y la felicidad; siendo el camino a recorrer
a través de las experiencias que nos ofrece la Reencarnación y la Evolución
del ser en su doble faceta: Intelectual y Moral.

Como podemos ir comprobando, el inicio del camino nos conduce a un


ser humano parte material y parte psíquica-espiritual, ambas en permanente
estado evolutivo. Y como se puede entrever, tanto la concepción del origen
del hombre del Creacionismo y del Evolucionismo tienen puntos en común
que se acercan entre ellos cuando se complementan a la luz de la
comprensión de la Ley de Evolución.

Esta es la gran norma que rige las bases del progreso consciente en todo
el Universo, afectando principalmente a la naturaleza humana. Esta ley tiene
por objeto proporcionar las bases del origen del hombre, del porqué y del
para qué de su aparición en la Tierra, de cómo ha de desarrollarse en sus
distintas etapas y de cuál es el futuro que le espera. Pero también ordena y
estructura la evolución de los Mundos, Planetas y Galaxias que pueblan el
infinito.

Es la Ley de Leyes, y todo esto será objeto de un análisis posterior ; baste


por el momento comprender que, tanto la teoría científica como la religiosa
tienen su parte de verdad y no están tan lejos de encontrarse como parece a
simple vista; únicamente les falta comprender el eslabón perdido de las
Leyes Espirituales que rigen la vida del hombre en la Tierra y en todo el
Universo.
REENCARNACIÓN Y ETAPAS
Ya hemos explicado que la teoría evolucionista-darwiniana o la
creacionista sostenida por las religiones no estaban tan lejos unas de otras, al
tener puntos en común que las aproximan y aclaran mediante la explicación
lógica y racional que nos ofrece la Tercera Vía: la comprensión de la Ley de
Evolución espiritual del hombre.

Lo incuestionable para todos es el hecho de que, sea cual fuere el origen


del hombre y su aparición en la Tierra, desde que esto acontece, la evolución
es un hecho constatado científicamente y que este desarrollo viene dado de
forma inexorable en todos los pueblos y civilizaciones de los que tenemos
constancia a través de la historia y de la protohistoria.

La evolución del planeta y de su naturaleza han corrido la misma suerte;


y, aunque pueda parecer en algunas cuestiones que existe una involución o
deterioro por la acción del hombre sobre la naturaleza, lo cierto y verdad es
que el ciclo de la vida sigue su curso, nadie puede pararlo, y si algunas
especies desaparecen, otras surgen como nuevas formas de vida.

En este último aspecto numerosos descubrimientos en microbiología,


biotecnología, y física cuántica (El origen de la materia en las sub-partículas
atómicas) nos van descubriendo mundos y micro-universos de los que apenas
teníamos constancia y que ahora aparecen tan reales y convencionales como
los que podemos percibir y observar a simple vista.

La evolución es pues, un hecho incuestionable en todas las formas y


elementos de la Naturaleza, y por ende, la especie de mayor preponderancia
dentro del universo conocido: el Hombre; no puede estar exento de esta
inercia, de esta gran Ley Universal que nos afecta y a nos impele a todos a
progresar, mediante transformaciones y cambios inevitables con el paso del
tiempo.

La manera y el modo en que la ley evolutiva afecta al ser humano, está


íntimamente relacionada y es directamente proporcional, al grado evolutivo
que el ser pensante va adquiriendo a través de las diversas experiencias por
las que pasa; y, a las que se ve sometido en las distintas vivencias que
aprende en la multitud de vidas físicas por las que transita en la Tierra a
través de la Reencarnación.

Al espíritu encarnado lo denominamos "alma", y cuando está en el plano


o dimensión espiritual lo llamamos espíritu. Las diversas existencias y etapas
evolutivas que vive el espíritu son solidarias entre sí; siendo únicamente
inmortal la vida del espíritu desde que es creado por Dios, libre e ignorante,
para iniciar el camino de su progreso desde la etapa salvaje hasta la angelitud
y la perfección.

El Maestro de maestros explicaba la Reencarnación a sus discípulos; pero


también a los que no lo eran, como cuando responde al Doctor en la Ley de
Moisés llamado Nicodemo. "En verdad te digo que para alcanzar el reino de
los cielos te es preciso nacer de nuevo en agua y en espíritu." Evangelio
según S. Juan Cap. III v. 7

El “Reino de los cielos” no es otra cosa que un nuevo mundo sobre la


tierra; el camino que ha de recorrer el espíritu a través de la Ley de Evolución
para llegar a transformarse moralmente y formar parte de esa nueva sociedad
por méritos propios. Un estado de progreso espiritual donde la perfección es
la meta; y la felicidad y el amor son el resultado del trabajo interior y el
servicio desinteresado al prójimo. Un estado de conciencia superior que nos
lleva a la plenitud, la elevación, y la sublimación de los atributos que Dios
colocó en nosotros como una semilla, y que debemos conquistar mediante el
progreso espiritual.

La Reencarnación no es más que el instrumento; del que se vale la Ley


de Evolución, para proporcionar al ser humano las experiencias que necesita
para alcanzar mayores capacidades, intelectuales y morales; nuevas
experiencias y un desarrollo integral como ser consciente; para, a partir de
aquí, integrarse como colaborador en la Obra Divina, para beneficio de todos
los seres que pueblan los universos y para el desarrollo de uno mismo en ese
camino llamado “Ley de Evolución”.

Así pues, cuando se comprende el auténtico sentido de la Reencarnación,


estamos ya en condiciones de entender cuáles son las etapas por las que
hemos de pasar; cómo hemos de actuar, y, de qué forma debemos
prepararnos para avanzar en este camino más rápidamente, evitando
obstáculos, recaídas y los estancamientos que, con tanta frecuencia se
producen en el crecimiento evolutivo del Hombre. En las escuelas de
Sócrates y Platón se enseñaba:

"Las almas toman nuevos cuerpos para repetir


una y otra vez las vidas físicas, a fin de desarrollar
las facultades de la psiquis y adquirir sabiduría"

También empezamos a tomar consciencia de nuestra auténtica realidad


espiritual; aquella parte de nosotros qué, a imagen y semejanza de Dios,
sobrevive a la muerte del mundo físico y que constituye nuestra esencia
inmortal, nuestra conciencia, que muy poco tiene que ver con nuestra forma
física en una u otra existencia.

Esta compresión evolutiva de que somos seres eternos en un proceso


imparable de evolución y destinados a la felicidad y la perfección, nos ofrece
la oportunidad de analizar que en ese camino pasamos por muchas etapas.
Distintos mundos físicos y en distintos planetas (como espíritus o con
cuerpo), pero siempre acorde a nuestro nivel evolutivo. También abre nuestra
mente para entender que no estamos solos en el Universo; ya que son
multitud; millones, trillones, los mundos habitados, donde diferentes
Humanidades evolucionan, progresan y van alcanzando las capacidades y
desarrollos necesarios propios del mundo que habitan.

Mundos primitivos, de Expiación y Prueba, de Regeneración, mundos


Felices, mundos Divinos. Son las etapas de obligado cumplimiento para el
espíritu humano a las que sólo se accede por méritos propios, y, cuando se
está en condiciones espirituales para alcanzarlas. Son las moradas de las que
habla Jesús en el nuevo testamento.

Nuestro planeta tiene todavía un bajo nivel evolutivo, encontrándose en la


etapa de un Mundo de Expiación y Prueba donde los espíritus reencarnan
para rescatar deudas del pasado, a través del dolor o del amor. Aquí se ponen
a prueba en las diferentes capacidades y retos que han de desarrollar para
poder formar parte de un Mundo de Regeneración; qué, como bien indica la
palabra, regenera las capacidades del espíritu y le sitúa en la senda del bien
para siempre; evitando las desigualdades y el sufrimiento, aceptando las
Leyes Divinas como algo inmanente a su propia naturaleza porque están
escritas en su conciencia, a la vez que esforzándose por superar aquellas
inclinaciones perniciosas de las que todavía quedan restos de etapas
anteriores.

"Que vuestro corazón no se turbe. Creéis en Dios,


creed también en mí. Hay muchas moradas en la
casa de mi Padre; si así no fuese os lo hubiera
dicho, por eso me voy a preparar el lugar para
vosotros, y después volveré otra vez, para que
donde yo esté, estéis también vosotros" "
Jesús de Nazaret (San Juan Cap. XIV, v, 1,2,3)
TRANSICIÓN
Nuestro mundo actual se encuentra en una etapa de transición por la que
pasan todos los planetas. De un Mundo de Expiación a otro de Regeneración.
Se trata de una etapa convulsa y de grandes transformaciones para las
Humanidades que la sufren; ya que en los Mundos de Expiación y Prueba los
espíritus no están seleccionados todavía. Es más, los hay muy desarrollados,
nobles y buenos; y otros muy primitivos. Esta última categoría hace que
algunos no tengan intención de progresar y persistan en el mal y en la
recreación de sus tendencias más negativas de odio, violencia, egoísmo, así
como en las inclinaciones de su naturaleza inferior.

Las Leyes que rigen la Evolución no se ven afectadas por el factor tiempo
sino por la Justicia y el Amor; parámetros absolutos que afectan al ser
humano, los entienda éste o no. Así pues, en una etapa de transición como la
que vive el planeta es precisa una selección de aquellos que por su “Libre
albedrío” han escogido el camino del bien y del progreso de aquellos otros
qué, también en su “Libre albedrío” han optado por lo contrario.

Por este motivo, la Tierra, que pasa de un estadio evolutivo a otro


superior como es un Mundo de Regeneración, no puede ya albergar espíritus
de baja condición para su desarrollo. Este hecho, perfectamente planificado
en la evolución de los planetas y que todos efectúan antes o después, supone
varios cambios para la Humanidad que habita este planeta.
En primer lugar, los espíritus no preparados para formar parte de la
Nueva Humanidad serán desalojados paulatinamente del planeta. Este
desalojo ya se está produciendo en los planos espirituales que rodean la
Tierra y, desde donde están siendo trasladados, multitud de espíritus de muy
baja condición evolutiva, que son llevados a un planeta inferior, tal y como
estaba la Tierra hace millones de años. Un mundo primitivo donde tendrán la
oportunidad de progresar y corregir aquellas actitudes contrarias a la Ley de
Evolución y la Ley del Amor.

Allí, mezclados con los espíritus autóctonos de ese planeta primitivo,


serán los primeros de la clase y, ayudarán a otros espíritus recién iniciados en
la senda del progreso, recordando con vívida intuición y nostalgia la
oportunidad perdida, al haber vivido en mundos más evolucionados del que
habitan en ese momento. Es el “Rechinar de dientes” del que habla el Nuevo
Testamento.

Pero la inconmensurable misericordia divina les ofrecerá la oportunidad


de su redención ayudando a otros más atrasados, aportando sus cualidades
intelectuales, los conocimientos y avances de un mundo superior que ya
conocieron porque vivieron en él. Serán los avanzados de la época, aquellos
que, si se encaminan por el camino recto, pronto regresaran a su auténtica
patria espiritual: el planeta del que nunca debieron partir.

En segundo lugar; todos aquellos que vienen desencarnando en


condiciones morales deplorables, por maldad, perversión, obstinación en el
mal, rebeldía, egoísmo exacerbado, etc. van siendo también trasladados a ese
nuevo mundo; a fin de que no perturben más la atmósfera psíquica del
planeta, ni influencien con sus actitudes a aquellos que desean transformarse
hacia el bien. Allí rencarnarán de nuevo y tendrán oportunidad de expiar sus
faltas y progresar mediante el dolor o el amor.

En tercer lugar: Desde hace pocas décadas vienen reencarnando en la


Tierra espíritus procedentes de otros planetas más avanzados que el nuestro;
espíritus de moral contrastada qué, sabedores del cambio que se aproxima a
la Terra han solicitado colaborar, ayudar. Vienen con el fin de ofrecer
ejemplo y desarrollo con sus cualidades morales e intelectuales. Hay otros
preparándose para reencarnar y formar parte de la primera generación que
poblará la tierra, una vez se haya producido la transición a Mundo de
Regeneración.

Estas tres primeras cuestiones se enmarcan en la regla de las


Emigraciones e Inmigraciones de los Espíritus por todo el Universo y en
distintos planetas; siempre acorde a sus necesidades evolutivas de progreso y
perfeccionamiento. Esto permite las renovaciones de la población espiritual
de los planetas, adelantando con ello el progreso moral, social e intelectual de
los mundos habitados. (*) Ver Cap. XI del Génesis de Allán Kardec.

En cuarto lugar: Muchos espíritus que ya vivieron en este planeta y


destacaron por sus vidas de ejemplo y sacrificio, de entrega a la humanidad, a
la ciencia, a la cultura, a la espiritualidad, al avance de la sociedad; vuelven
de nuevo en estos tiempos; reencarnan como misioneros comprometidos con
su prójimo, con su planeta, en el que desenvolvieron sus talentos intelectuales
y morales; contagiando de progreso, de esperanza y optimismo el futuro que
nos aguarda.

Todos ellos forman parte de la planificación estudiada y que viene


materializándose desde hace siglos. Al frente de la misma, está el gobernador
espiritual de la Tierra, que no es otro que el maestro Jesús, que ya advirtió de
los momentos de cambio y transición que se avecinan.

Con este esbozo, del cambio de etapa de un planeta a otro, podemos


hacernos una idea de lo que le espera al espíritu humano en su avance
evolutivo. Felicidad y perfección son el objeto del Plan Divino cuando el
hombre es creado, pero aquí no existen privilegios, arbitrariedades, prebendas
ni atajos. Sólo el mérito, sólo el esfuerzo de avanzar en el amor y en la
corrección de nuestras debilidades e imperfecciones nos eleva y nos acerca al
autentico objetivo del hombre en la tierra: El Progreso Espiritual.

"La Humanidad ha realizado hasta hoy


innumerables progresos, pero le queda efectuar el
más inmenso: hacer reinar entre sí la caridad, la
fraternidad y la solidaridad, para asegurar el
bienestar moral"
Allan Kardec - El Génesis -Cap. XVIII
EL CRECIMIENTO DEL SER

DEL INSTINTO A LA INTUICIÓN

Hemos analizado las etapas por las que el ser humano transita desde que
inicia su viaje evolutivo, a través de los mundos que le sirven de escuela y
aprendizaje hasta la actualidad, en un mundo de Expiación y Prueba. Hoy
toca abordar cómo sucede ese desarrollo en la Conciencia Humana, qué
estaciones ha de completar y cómo se llega a la plenitud y la felicidad,
objetivo final de su viaje.

Sabido es por la antropología que, el desarrollo fisiológico de la especie


humana ha sufrido enormes transformaciones desde hace 3 MM de años;
donde las formas animalescas de Lucy -Australophitecus Afarensis- que baja
de los árboles derivan, con el transcurso de miles de años, en nuestros
antepasados más directos: el Homo Sapiens, los Neandentales, y el Hombre
del Cromagnon.
La forma propia de andar del simio a cuatro patas va dejando paso al
homo erectus, homo hábilis y homo sapiens; que caminan con dos piernas. La
perdida paulatina del vello, la reducción del cráneo junto al aumento del
cerebro, y la modificación de sus características morfológicas a través de los
milenios van desembocando en el hombre actual y, a simple vista hoy día,
parece imposible la similitud entre los primates iniciales y el hombre actual,
salvo que comparemos el genoma de uno y otro, que es idéntico en el 98%
del mismo en lo que respecta al chimpancé común.

No obstante la ciencia es irrefutable en este punto; y los miles de años de


evolución y transformación del cuerpo humano, permiten un desarrollo
mucho mayor del cerebro (en volumen, capacidades neurológicas, desarrollo
racional y emocional), y con ello se va posibilitando el avance de las
sociedades primitivas, mientras que se incorporan las habilidades sociales y
el uso de herramientas; siendo la aparición y el progreso del lenguaje el que
permite la comprensión de un realidad cada vez más compleja.

Así como la antropología nos aclara el origen y la evolución de la especie


humana, la biología evolutiva actual está en condiciones de explicarnos cómo
ha ido desenvolviéndose el avance del cerebro a través de la evolución
humana; y como se han ido conquistando las capacidades raciocinativas,
intelectivas y motrices que interaccionan el cerebro con nuestro cuerpo
humano de hoy.

En paralelo, la Psicología nos ha venido informando sobre aquellas


capacidades psíquicas, mentales y emocionales que también han sufrido
enormes transformaciones a lo largo de la evolución humana y que hoy
forman parte del todo integral que denominamos como “Ser Humano”.

Es preciso mencionar que, hace escasamente algunas décadas, el estudio


y la comprensión de las emociones y su importancia en el desarrollo de la
psique humana, han puesto en evidencia que el CI (Coeficiente Intelectual
que mide la inteligencia) no es precisamente una garantía de éxito en el
desarrollo del hombre; sino que la inteligencia emocional,, las capacidades de
conocerse a sí mismo, de controlar las propias emociones, tener empatía, etc..
son cualidades humanas que tienen tanta importancia, o más, que el CI en el
éxito, el desarrollo y la vida del ser humano.

“Dos excesos: excluir la razón, no admitir más que


la razón.”
Blaise Pascal - Matemático y Filósofo S. XVII

Hoy ya se admite, sin ambages dentro de la Psicología, que tenemos dos


cerebros, el racional y el emocional, y que ambos están interconectados por
circuitos neuronales; siendo por ello tan importantes la cognición como la
emoción en la vida del hombre.

A mediados del siglo pasado, los estudios de las enfermedades mentales


llevados a cabo por la Neuropsiquiatría han ampliado notablemente el
conocimiento del funcionamiento del cerebro y de la psique humana,
ampliando y reforzando los conocimientos científicos que se tienen sobre el
Ser Integral que llamamos hombre.

Tanto es así que, los estados alterados de conciencia, que desde sus
inicios fueron considerados como patologías graves del cerebro y la mente
humana, hoy día ya son estudiados de forma muy diferente por la Psicología
Transpersonal; confirmando que muchos de ellos no son enfermedades de la
mente sino percepciones del espíritu; y que debido a la ignorancia de las
ciencias espirituales, todavía la psiquiatría y la psicología no han encontrado
la terapia adecuada para solucionarlos. Algo que sí consigue la ciencia del
espíritu al explicar la influencia, el origen y la terapia adecuada que es
preciso aplicar en el conocimiento de la mediumnidad y de la influencia del
mundo espiritual sobre los encarnados.

Todas estas ciencias positivas nos descubren la realidad del adelanto del
ser a través de los milenios; nos aclaran cómo influyen en este progreso, no
sólo las características sociales y culturales que imprimen las distintas
civilizaciones, sociedades y tribus; sino que también nos hablan de la
influencia que han ejercido en el ser humano las características
climatológicas, catástrofes naturales, evolución de los continentes,
desaparición y transformación de razas y especies naturales (la desaparición
de los dinosaurios hace 65 MM de años por una probable catástrofe
planetaria, dio como resultado el imperio del reino de los mamíferos, del que
el hombre es su expresión predominante) etc..

Estos aspectos y muchos otros que no podemos detallar por limitación de


espacio, forman parte del acervo que constituye la naturaleza del Ser. No
obstante, el rompecabezas no está completo sino tenemos en cuenta que la
misma evolución morfológica y antropológica del hombre viene fomentada y
completada por la evolución psíquica y/o espiritual del ser que lo anima.

Esta evolución psíquica es la que nos compete desarrollar aquí, y como


no podía ser de otra forma, va desarrollándose en paralelo a la transformación
del cuerpo físico y de las capacidades y competencias que este va alcanzando
en su periplo evolutivo. También ocurre a la inversa: a la evolución del
espíritu y su grado de adelanto, la forma humana se sutiliza, se embellece, y
pierde las expresiones rudas del primate para modelarse en rasgos más
suaves, más delicados.

Así pues, en las primeras etapas evolutivas, la organización psíquica del


ser humano viene condicionada fundamentalmente por el instinto; instinto
primordial de supervivencia qué, envuelto en el ambiente hostil de mundos
primitivos, tiene como principal cometido la supervivencia de la especie y en
ello empeña el ser humano la mayoría de sus esfuerzos en esas vidas de
hombres primitivos. Las emociones primarias como el miedo, la ira y el amor
juegan un papel fundamental en esta etapa.

Todavía no se alcanza la capacidad del raciocinio suficiente que le


permita vivir en sociedad y que constituirá la segunda etapa que dará origen
al desarrollo incipiente de la inteligencia; dedicando entonces mayores
esfuerzos a la cohesión social y familiar como núcleos de apoyo y
supervivencia en sociedades todavía muy violentas, pero que comienzan a
entender como los vínculos afectivos entre la familia y miembros de la tribu,
les permiten trabajar en conjunto, unificando fuerzas y delegando
responsabilidades para afrontar entre todos los miembros del colectivo sus
necesidades básicas.

En esta segunda etapa el instinto es todavía la base del comportamiento


humano, pero, poco a poco la capacidad raciocinativa y la inteligencia van
conquistando nuevas posiciones en el comportamiento humano. La etapa que
transita de la tribu a sociedades más avanzadas como la actual, es el mejor
ejemplo de por dónde se desenvuelve este desarrollo social. Las conquistas
particulares que paulatinamente van consiguiendo colectivos marginados en
las sociedades primitivas en las que impera la fuerza como valor de referencia
(Ejemplo: avances en igualdad de género en clanes o tribus matriarcales) son
buena prueba de ello.

El avance de los derechos humanos y de las democracias desde las


dictaduras antiguas, aún a pesar de sus muchas deficiencias, es un buen
ejemplo de “Conciencia Social” que se implanta en las sociedades más
avanzadas de su tiempo. Todavía hoy, en pleno siglo XXI comprobamos la
existencia de dictaduras que coartan todo tipo de derechos de los individuos
como la libertad de expresión, de reunión, de conciencia, marginando de este
modo a los colectivos más débiles, etc.

Así pues, en las sociedades avanzadas priman la educación y la necesidad


de desarrollar la inteligencia racional y emocional,; aceptando así la
convivencia en sociedad, mediante el respeto a los derechos de los otros. Este
es un avance importante, porque aunque no estemos todavía en el desarrollo
de las capacidades más profundas del espíritu humano, las actitudes
antisociales o delictivas son reprendidas por las leyes y castigadas para evitar
la anarquía y el despropósito.

En esta segunda etapa del desarrollo intelectivo el hombre lleva apenas


tres siglos, desde la ilustración al momento actual; donde la conquista de
derechos sociales e individuales se ha visto aumentada por la consecución de
un importante desarrollo en las ciencias y las artes, tecnología y derechos
particulares, han marcado un antes y un después en el desarrollo de la especie
humana. Mucha culpa de este avance la tiene la libertad de conciencia y de
pensamiento, así como el desarrollo económico a partir de la revolución
industrial en todo el mundo, donde, el pueblo llano, oprimido y esclavo en el
antiguo régimen, tiene la posibilidad de alcanzar mejores estados de bienestar
y desarrollo sostenible por sí mismo, gracias a la educación, apareciendo con
ello las "clases medias".

Del antiguo régimen, donde las monarquías absolutas y el poder


emanaban de Dios, se ha pasado a la soberanía popular, con lo que esto ha
representado en las relaciones del hombre con los poderes fácticos como las
iglesias o los reyes.

No obstante los grandes errores de las religiones, es preciso reconocerles


el mérito de educar al hombre en su aspecto moral: ofreciéndole, a pesar de
aquellos defectos que queramos imputarles, la ética comportamental
necesaria para que el ser humano fuera controlando y erradicando los
instintos de su naturaleza inferior y aunque el método para lograrlo se basara
en el miedo a las penas eternas (el infierno). A pesar de ello modelaron a
muchos espíritus en evolución a través de sus distintas vidas, inculcando el
respeto y/o temor hacia el Creador y sus Leyes y la necesidad de convivir en
armonía con sus semejantes respetando al prójimo y el orden previamente
establecido (Contrato Social).
Las religiones son concepciones humanas, inspiradas en sus inicios por
grandes seres venidos a la Tierra para transmitir nuevas formas de vida y de
relación entre los hombres. Estos fundadores, contaban con la asistencia
espiritual necesaria para indicar el camino correcto; pero una vez
desaparecidos y con el transcurso de los siglos, las organizaciones religiosas
han actuado bajo los condicionantes de las instituciones humanas, con todos
los errores que ello comporta.

Sin duda, después de la etapa instintiva de los mundos primitivos y la


actual, que podríamos denominar raciocinativa, intelectiva o humana, llega
una tercera etapa que gran parte de la sociedad en este siglo XXI ya intuye, e
incluso muchos millones de personas ya experimentan con sus actitudes y
formas de vivir.

Es la etapa de la concienciación. A partir de aquí el ser humano se


encuentra sumergido en un mundo de profundos cambios sociales, políticos y
económicos que nos indican la aproximación de un nuevo cambio de rumbo
planetario.

Esta época de transformaciones sociales que vivimos es el preludio de


una nueva etapa, una nueva humanidad más solidaria y altruista, dónde el
respeto por el ser humano y sus derechos y deberes, la fraternidad y la
conciencia de su realidad inmortal, serán las bases que articulen el nuevo
orden social.

Esto que puede parecer una utopía, no es más ni menos utópico que lo
que a los ciudadanos del medioevo podría parecerles la sociedad surgida de la
ilustración; donde la abolición de la esclavitud y la instauración de los
derechos universales de libertad, igualdad y fraternidad podrían parecerles
ciencia ficción. Y sin embargo el cambio llegó y la sociedad se transformó.

Por ello el cambio es cada vez más real cuando, transcurra el tiempo que
transcurra, la deriva social del egoísmo que mantiene todavía este sistema
caduco y denostado, está en franco retroceso ante la “conciencia social” de
una mayoría de los habitantes de este planeta, que demandan mayor
igualdad y fraternidad entre los pueblos de la tierra. La erradicación del
orgullo y el egoísmo facilitará la igualdad, la libertad y la fraternidad
que hasta ahora ningún movimiento político, ideológico o religioso han
conseguido instaurar en el planeta.

Demandan también una redistribución de la riqueza acorde a los criterios


de solidaridad y equidad. Demandan igualmente, una mayor dosis de libertad
y derechos en aquellas áreas del planeta donde todavía siguen anclados en los
vestigios del pasado sociedades, culturas y tradiciones propias de épocas de
oscurantismo y represión de las libertades individuales.

Se reclama, en definitiva, mayor conciencia para la fraternidad y la


igualdad entre los hombres. Y, por extraño que pueda parecer, estos cambios
que ya están produciéndose, no vienen desde las instituciones o los poderes
políticos, vienen del pueblo llano, de la necesidad imperiosa de sentirse
“humanos” en una sociedad “inhumana” subyugada por el egoísmo de las
élites.

Así pues, después de esta conciencia social que se implanta a velocidad


vertiginosa en las sociedades más avanzadas y también en las que no lo son
tanto, llega una segunda etapa que se desarrolla en paralelo con la anterior: la
urgencia de elevar al hombre por encima de los sistemas sociales y políticos.
Este trasvase de la conciencia social a la conciencia individual del ser
humano, ya se está efectuando de forma imparable y vertiginosa.

“La libertad se extiende sólo hasta los límites de


nuestra conciencia”
Carl Gustav Jung - Psiquiatra y Psicoanalista
CONCIENCIA

El desarrollo de la psique humana desde el instinto y las sociedades


primitivas, ha derivado hacia la etapa intelectiva o raciocinativa; imperando
desde la ilustración y la posterior revolución industrial hasta la época actual.
Las necesidades de la Humanidad en su aspecto psicológico-espiritual se
hallan estancadas por un materialismo embrutecedor que contamina y
absorbe todo cuanto toca.

Pero el hombre es un espíritu encarnado que busca la felicidad, y esta no


se encuentra en las cosas materiales, sino en el interior de cada uno.
Lamentablemente, estamos afrontando esta etapa evolutiva desde posiciones
psicológicas de un homo sapiens; sin apenas darnos cuenta que en nuestro
interior, en el conocimiento y el control de nosotros mismos, de nuestras
emociones y pensamientos podemos encontrar la felicidad que vamos
buscando.

Si conseguimos equilibrarlos, adoptando una conducta ética y moral


irreprochable, conectamos con nuestra esencia inmortal, elevamos nuestro
nivel de conciencia, y pasamos de ser "hombres fisiológicos" (dedicados
únicamente a satisfacer necesidades básicas) a "hombres psicológicos"
descubriendo la belleza, libertad, amor, empatía, solidaridad, gratitud e
inteligencia espiritual.

NIVELES DE CONCIENCIA: Existen diferentes clasificaciones sobre


niveles de conciencia; no obstante sintetizaremos aquí brevemente una de
ellas explicando sucintamente su significado.

1. Conciencia dormida (Vida Horizontal) Es la persona fisiológica, que


únicamente atiende a sus sentidos y necesidades inmediatas y básicas
(comer, dormir, reproducirse, etc.) no existe en ella vida interior de
ningún tipo, vive para sí mismo y está ciega a cualquier aspiración de
vida superior elevada.

2. Momentos de conciencia (Despierto sin control) Es la persona que se


ha dado cuenta de que la "vida humana" es algo más que las funciones
básicas de un primate. Intenta controlar sus emociones y actuaciones; se
percata por momentos de la existencia de las cualidades superiores del
hombre y desea incorporarlas a su vida, aunque no lo consigue del todo.
Comienza a dar importancia a la vida interior, a vivir y pensar en los
demás, a la espiritualidad y la reforma moral.

3. Conciencia despierta (Autocontrol) Es aquella persona que vive


consciente de su realidad inmortal, de la importancia de tener una vida
que le permite realizarse; se auto-controla, se exige y se vuelca en el
servicio altruista hacia su prójimo, de donde obtiene su felicidad,
equilibrio y armonía interior.

4. Conciencia Trascendental (Plenitud del Ser) Es el estado superior de


conciencia al que muy pocos llegan encarnados en la tierra. Es la
plenitud de aquellos que han alcanzado un total desprendimiento sobre
la materia. Unificados con la Mente Divina, son auténticos paradigmas
del Amor y de la Sabiduría Espiritual, interpretando fielmente los
atributos de la divinidad en la tierra.

Analizaremos ahora el momento del cambio en el que ahora se encuentra


la sociedad planetaria; cómo se está articulando de abajo hacia arriba la
transformación hacia una conciencia social más humana, basada en los
principios de igualdad y fraternidad que el sistema actual, caduco y egoísta,
se niega a implementar. Y valoramos que, esa conciencia social que se instala
como la pólvora en las sociedades, va a ir derivando a la concienciación
personal de los habitantes del planeta; auténtico motor del cambio que se
avecina.

Así pues, retomamos en este punto el avance que supone la toma de


conciencia personal del momento en que nos encontramos y cómo hemos de
prepararnos para aportar lo mejor de nosotros mismos; consiguiendo al
mismo tiempo el objetivo de nuestra vida, el progreso espiritual en el
cumplimiento de lo que cada uno de nosotros hemos venido a realizar.

Esto último, no es otra cosa que la imperiosa necesidad de recuperar la


capacidad humana de sentirnos realizados a través de aquello que hacemos y
nos proporciona satisfacción interna; algo que no se encuentra en el placer de
las riquezas ni en la acumulación de poder, sino en la paz interior y el
equilibrio personal que sobreviene al ser humano cuando su psique
(psicosoma, alma, espíritu, etc.) está asumiendo y completando el programa
personal e ineludible que cada uno trae a la vida.

Esta asunción del programa personal que constituye la realización del ser
humano en la tierra, le dota de instantes de felicidad y plenitud qué, aunque
efímeros, por nuestro escaso adelanto evolutivo, nos hacen vislumbrar cómo
puede ser el futuro que nos aguarda a poco que hagamos las cosas bien.

Al mismo tiempo, nos permite pasar de la comprensión de “Lo que


Somos” (Conciencia de uno mismo), a la asunción de “Lo que tenemos que
hacer” (Acción y realización del programa pre-encarnatorio). Este paso tan
importante nos eleva por encima de las miserias y desgracias de la vida,
afrontándolas desde una perspectiva moral superior que nos permite
superarlas, a la vez que nos ayuda a seguir por la senda del progreso
espiritual, principal objetivo de nuestra vida.

Este es el inicio de la tercera etapa: La toma de conciencia. A ello se


llega después de un análisis profundo de nuestra situación en la vida y
además, se llega por multitud de caminos y de vericuetos. Unos religiosos,
otros sociales, personales, espirituales,externos e internos, etc. Son muchas
las formas de realización en la vida, pero en estos momentos de
transformación planetaria, aquel que se haya preparado y trabaje en la
dirección correcta, encaminará sus pasos acertadamente a la expansión de su
conciencia y de su ser superior.

"Mi experiencia coincide con la de Victor Frankl,


en que la gente que busca su auto realización
directamente, sin unirla a una misión en la vida,
en realidad no llega a alcanzarla"
Abraham Maslow - Fundador de la Psicología
Humanista

Esto es el comienzo del hombre nuevo: el “Hombre Consciente” de sí


mismo que ha superado la etapa instintiva e intelectiva, que controla sus
emociones y empatiza con sus semejantes. Que se encuentra formando su
conciencia en la auténtica realidad espiritual que le prepara en un futuro
para la última etapa: la etapa intuitiva o inspirativa; propia de los grandes
seres que ya pasaron por la tierra y dejaron constancia de su realidad inmortal
por encima de las vicisitudes de los mundos inferiores que superaron con
notoriedad y ejemplo.

Esta etapa es la de la auténtica conexión con nuestro yo superior, el ser


inmortal que nos anima, que nos eleva y que somos nosotros mismos a través
del tiempo y del espacio. A medida que vamos sensibilizando nuestra alma,
pasando del salvaje al genio, adquiriendo conciencia de nuestra realidad
superior, avanzando en conocimientos, artes, desarrollando las capacidades
del amor, del perdón, la tolerancia, la humildad y la fe, nuestro ser interior
crece de forma expansiva. Este crecimiento nos permite mayor intuición y
comprensión, nos facilita momentos de plenitud apenas insospechados y nos
ayuda enormemente a cumplir con nuestro objetivo de progreso espiritual.

Este avance y desarrollo nos conecta de forma permanente con la


espiritualidad superior, nos hace avanzar a través de la inspiración sin miedo
a equivocarnos, pues ya no somos nosotros solos, estamos permanentemente
asistidos por seres de espiritualidad superior que nos allanan el camino. Nos
convertimos en instrumentos del bien, en canales de luz, en perfecta
comunión con la esencia espiritual de la que formamos parte; y nuestras vidas
en los planetas dejan de ser vidas de dolor para convertirse en vidas de
progreso consciente, de renuncia y desarrollo personal, de ayuda constante a
nuestros semejantes, ofreciendo el mejor ejemplo y aclarando dudas e
incertidumbres sobre el camino a elegir.

A partir de este momento nuestra conciencia se expande por encima de


nosotros mismos, llevamos el ejemplo por donde caminamos, y
perseverando en nuestros principios, nos mantenemos firmes para asumir
testimonios ingratos. Esta expansión es el fruto del trabajo y el mérito por
alcanzar la plenitud mediante la transformación moral y la entrega al prójimo,
sin importar ingratitudes o incomprensiones, en la seguridad de que estamos
cumpliendo el compromiso adquirido antes de venir a la tierra.

Nos convertimos entonces en auténticos trabajadores de la Obra Divina;


allí donde nos encontremos seremos capaces de ofrecer consuelo, esperanza y
claridad para despejar dudas e incertidumbres sobre nuestra naturaleza
inmortal y el plan divino que Dios tiene trazado para el hombre en sus
distintas etapas de evolución.

Todavía nos queda mucho para llegar a esta última etapa, pues en el
mejor de los casos, nos encontramos realizando la transferencia del hombre
racional al hombre consciente; pero sabiendo a dónde tenemos que llegar y
cómo hemos de hacerlo, conseguiremos la fuerza para prepararnos y seguir
avanzando en este camino de realización personal..

“La razón por sí sola no basta”. “La conciencia es


una condición del ser.”
Carl Gustav Jung - Psiquiatra y Psicoanalista
VÍNCULOS Y COMPROMISOS

EN EL PLANO FÍSICO Y ESPIRITUAL

Continuando nuestro análisis sobre la evolución humana, es preciso


detenernos en un apartado qué, por estar escasamente desarrollado, no es
menos importante: las relaciones, vínculos y compromisos personales con
otros seres humanos qué, al igual que nosotros, se hallan inmersos en el
mismo camino evolutivo y nos afectan directa o indirectamente.

El ser humano se halla concebido para progresar en sociedad,


aprendiendo unos de otros y fomentando relaciones y ejemplos que se
implementan mediante vínculos afectivos y personales que sobrepasan el
tiempo de las vidas físicas, prolongándose incluso en el mundo espiritual al
que volvemos después de cada reencarnación. Nuestros padres, hijos,
familiares, amigos e incluso enemigos se vinculan a nosotros a través de las
experiencias compartidas, y que a veces son positivas y otras no tanto. De las
unas y de las otras hemos de aprender; para enfocarlas y orientarlas
debidamente y que nos sirvan de progreso y crecimiento personal..

Cuando cometemos errores y perjudicamos a alguien, la Ley de Causa y


Efecto nos pone ante la tesitura de la rectificación; y el pago de la deuda
contraída ha de realizarse necesariamente, bien por amor o por dolor. Nuestro
libre albedrío decide cómo hacerlo, ya que la condición humana necesita vivir
todo tipo de experiencias para grabar en su conciencia los senderos rectos del
progreso que nos hagan adelantar espiritualmente vida tras vida.

Cuando por el contrario somos ofendidos, perjudicados, humillados o


masacrados, la ley nos ofrece la oportunidad de ascender mediante el
ejercicio del perdón; dádiva divina que nos eleva por encima de las miserias y
venganzas del hombre primitivo y que nos permite alcanzar grados de luz y
de conciencia superior. Por ello, sean como fueren las experiencias que
vivimos, lo importante es saber que las compartimos con seres que al igual
que nosotros viven en la imperfección y que también al igual que nosotros
pueden equivocarse, unas veces conscientemente y otras de forma
involuntaria.

El reconocimiento de nuestra inferioridad espiritual nos acerca a la


humildad, al entender que nada hay por encima del Creador y de sus Leyes, y
que, aunque no lo comprendamos por nuestra limitada y escasa capacidad
evolutiva, siempre existe un beneficio en forma de progreso personal y
colectivo si somos capaces de entender y aceptar la prueba, la expiación o la
experiencia que nos corresponde afrontándola con humildad, fe, optimismo y
esperanza en el futuro. Además, el conocimiento de las leyes que rigen el
proceso evolutivo del ser, nos ofrece la certeza de que, aquello que acontece
sin la intervención de nuestro libre albedrío no es casualidad; sino que forma
parte de las situaciones que merecemos o necesitamos superar para nuestro
crecimiento espiritual en la vida transitoria en la que nos encontramos.

Para ello contamos con recursos propios y ajenos. Los propios son
nuestras capacidades,el grado de adelanto moral que poseemos, la evolución
adquirida a través de siglos de experiencias; el acervo de las circunstancias
individuales que forman nuestra personalidad, son elementos que
condicionan nuestro progreso y la forma en que nos enfrentamos a las
experiencias que vivimos.

Los recursos ajenos son aquellos que vienen en forma de apoyo y ayuda a
nuestro propio discurrir en la tierra. Estos pueden provenir de otros
compañeros de viaje, encarnados o desencarnados; familiares, amigos, etc.
¡Cuantas veces, ante pruebas difíciles o circunstancias dolorosas y
traumáticas nos vemos incapaces de rehacer nuestras vidas; y, sin embargo
recibimos la ayuda inesperada de otros seres queridos que nos ayudan a
levantarnos y nos ofrecen el ánimo y la fuerza suficientes para seguir
avanzando y superando adversidades.!

"...Si la muerte sólo es un cambio de morada, el


tránsito hacia un lugar donde los que murieron
pueden reunirse:
¡Qué felicidad volver a encontrar a aquellos a
quien se conoció!"
Sócrates - Filósofo S. IV a. C.

La fraternidad en su acepción más simple es el hermanamiento entre los


seres humanos, el apoyo mutuo ante las dificultades, la solidaridad y la
caridad bien entendida. Una vez establecidos estos vínculos entre las
personas a nivel espiritual son indestructibles, permaneciendo en el tiempo y
en el espacio para siempre.

Aunque pueda parecer una utopía, siempre que encarnamos venimos con
ayuda espiritual que, junto a nosotros, procura incentivar nuestro progreso
orientando nuestras vidas por el camino trazado antes de encarnar. Este
compañero, a veces llamado "Ángel de la guarda", nos acompaña desde el
nacimiento hasta la desencarnación, con la misión de ayudarnos a superar las
dificultades programadas, y conseguir los retos planteados, para que podamos
cumplir el objetivo espiritual que nos permita superar etapas y avanzar en el
camino del progreso.

El desconocimiento del mundo espiritual invisible que nos rodea no nos


libera de su influencia y allí, más que aquí, contamos con amigos fraternos,
hermanos, padres y madres de otras vidas que procuran nuestro bien a poco
que nos centremos en el objetivo del progreso que nos ha traído a la vida.

Cuando nos desviamos de ese objetivo pre-encarnatorio, y nuestra vida se


dirige únicamente por los deseos de orden material, sin una orientación o fin
de progreso superior, la asistencia espiritual también existe pero es más
limitada en eficacia e influencia; ya que las Leyes espirituales de Afinidad y
Sintonía nos mantienen conectados mediante nuestros sentimientos,
pensamientos y deseos. Dependiendo de la naturaleza de los mismos
conectamos con mayor facilidad con uno u otro tipo de influencias
espirituales. A mayores acciones, pensamientos y sentimientos de bien las
ayudas que se reciben de los planos superiores son mucho mayores y los
vínculos con espíritus superiores se hacen habituales.

"Los espíritus influyen más de lo que creemos, y a


veces son ellos los que nos dirigen"
Allan Kardec - El Libro de los Espíritus

Otro aspecto son los vínculos que se trasladan de vida en vida, las
relaciones que mantenemos con aquellos con los que hemos encarnado,
nuestra familia, amigos, conocidos, etc. En la mayoría de ocasiones no son
circunstancias casuales sino consecuencia de nuestras relaciones del pasado,
positivas o negativas. Espíritus vinculados en el pasado por relaciones de
amor o de odio; y que programan conjuntamente sus vidas para perdonarse,
amarse, probarse a sí mismos y ser capaces de superar pruebas que en el
pasado no pudieron vencer. Este es el mayor sentido evolutivo del progreso,
la posibilidad que nos ofrece la ley de, a través de las vidas sucesivas,
rectificar errores, cumplir con los compromisos adquiridos y ampliar nuestra
conciencia y nuestras experiencias para avanzar espiritualmente.

Cuando se comprende la inmortalidad del espíritu humano, la perspectiva


del futuro y de nuestra posición en la tierra cambia rotundamente, albergando
la certeza de la transitoriedad de nuestras vidas y valorando la oportunidad de
labrar nuestro propio destino; feliz o desdichado en función de nuestra
actuación aquí y ahora.

Entendemos entonces que los vínculos que nos mantienen unidos a otros
espíritus no son por casualidad, y que a veces venimos a ayudar, mientras que
en otras ocasiones necesitamos ser ayudados. Nos hacemos conscientes de
que esos vínculos familiares, personales, etc. son también compromisos
adquiridos y hemos de saber identificarlos para cumplir adecuadamente con
ellos.

La ciencia del espíritu, la comprensión de las Leyes que rigen la


evolución del ser y de la conciencia humana, nos ayudan a entender estos
compromisos y vínculos que no son fruto de la casualidad sino de la relación,
de los afectos, los rencores o las afinidades; y al mismo tiempo delimitan
nuestro campo de trabajo; el lugar donde hemos de esforzarnos con mayor
insistencia para cumplir con la mayor parte del objetivo que nos ha traído a la
Tierra.

No perdamos pues el norte de, por dónde y hacia dónde comenzar nuestro
trabajo espiritual; comencemos primero dando ejemplo ante aquellos con los
que hemos venido; ayudando en todo lo posible y cumpliendo de esa forma
una parte muy importante de nuestro trabajo en esta existencia. Los vínculos
y compromisos son la base por donde comenzar nuestro camino de redención
moral y espiritual, no los desdeñemos, porque aquí encontraremos las
mayores dificultades; pero el esfuerzo por superarlas elevará nuestra
conciencia de forma notable liberándonos de relaciones perniciosas del
pasado y preparándonos para nuevas metas de mayor profundidad y
esclarecimiento personal.

Acerca de los vínculos, compromisos, afectos y desafectos entre los


espíritus, reproducimos a continuación la contestación que los espíritus
dieron a Allan Kardec:

Pregunta: ¿Los afectos de cada espíritu, ¿son susceptibles de alteración?

Respuesta: No, porque no pueden engañarse al no tener la máscara bajo


la cual ocultaban su hipocresía (cuando tenían cuerpo físico). Por eso sus
afectos, cuando son puros, son inalterables. El amor que les une es para ellos
origen de suprema felicidad.

Allan Kardec - Libro de los Espíritus. - Item 296


RELACIÓN CON LA NATURALEZA

PROGRESO Y RESPETO

Resulta evidente que todo espíritu en evolución y progreso necesita de los


mundos físicos para adquirir experiencias. Son las escuelas de formación;
donde se viven las batallas del espíritu contra sus tendencias inferiores y
donde se prueba así mismo ante retos y proyectos de constante superación.

Los mundos físicos no son entes abstractos o inertes, cumplen múltiples


funciones dentro del plan divino; una de ellas es la ya mencionada de servir
de casa-escuela para las humanidades que los habitan física y espiritualmente;
otras, las de generar la vida y la evolución de las especies que permiten
posteriores reinos de la naturaleza que interactúan con el hombre.

Pero también se integran en un conjunto planetario del que forman parte,


siendo piezas importantes en el desarrollo de los sistemas solares e
influyendo en las galaxias en las que están integrados.

Por todo ello, nuestro planeta es nuestra casa y debemos cuidarla,


respetarla y procurar que sea cómoda y agradable para todos los que la
habitan; a fin de que sea más fácil nuestra vida en ella y poder asimilar todo
lo que las experiencias de cada existencia nos vaya a presentar.

El hombre, guiado por conceptos egoístas actúa sin miramientos y


destruye con enorme frivolidad e irresponsabilidad el planeta para conseguir
sus fines. No piensa sobre la herencia que dejará a los que le sucedan en el
tiempo; y que el planeta posee los recursos necesarios para permitir una
sociedad sin hambre y sin carencias básicas para la totalidad de la población
mundial. Tampoco reflexiona si somos responsables o no del daño que
infringimos a la Naturaleza.

La ética más estricta sobre este tema debería ser modo de conducta y
pauta de actuación de los que gobiernan; pero lamentablemente las élites
políticas se rigen en su gran mayoría por intereses que nada tienen que ver
con el sostenimiento del medio ambiente y con el respeto a la vida que fluye
en todas partes del globo.

Muy pocas veces se habla sobre la población espiritual de los planetas;


baste saber, que en el caso de la Tierra, triplica el número de la población
encarnada; y por ello conseguir una vida, una nueva reencarnación, es un
bien preciado al que no todos los que lo demandan tienen acceso inmediato, e
incluso a veces han de pasar décadas o siglos para volver a tomar cuerpo
físico.

Esta población espiritual del planeta, es el termómetro del nivel de


progreso y evolución de la Humanidad que lo integra. Cuanto mayor es su
evolución, los planetas ven reflejados en sus atmósferas niveles de menor
contaminación primitiva; los pensamientos y las fuerzas magnéticas y
psíquicas del globo, están más o menos depuradas en función de la naturaleza
de los espíritus que lo habitan.

Al mismo tiempo, los planetas también progresan y cumplen ciclos


evolutivos que afectan a sus habitantes. Cuando un ciclo evolutivo llega a su
término, no quiere decir que el planeta se acabe o se destruya, únicamente
indica el comienzo de una nueva era, en la que su Humanidad ha de dar un
salto cualitativo mediante una selección sometida a criterios y condiciones
morales de la nueva etapa que comienza. Actualmente estamos en el proceso
de cambio de un Mundo de Expiación a otro de Regeneración: el "Reino de
Dios" sobre la tierra prometido por el maestro Jesús.

Es entonces cuando llega el examen para las Humanidades que los


pueblan; cuando se producen las catarsis que sufren los espíritus reacios a
conseguir el nivel moral necesario que les habilite a formar parte de la nueva
etapa evolutiva; es el momento de la selección espiritual. que antecede al
Mundo de Regeneración que está por venir .Esta catarsis que se produce no
sólo a nivel espiritual sino también a nivel físico.

En artículos anteriores hablábamos del desarrollo interno de la conciencia


del ser humano y de cómo iba sensibilizándose y alcanzando nuevos grados
de conciencia superior; pues bien, esto no es casualidad, va acorde a los
tiempos que vivimos, y los espíritus que reencarnan en este tiempo y los que
lo vienen haciendo desde hace algunas décadas, ya son en su mayoría
conscientes del momento tan transcendental que vive este planeta.

Vienen de nuevo sabiendo que no es una encarnación más, sino una


oportunidad única de progreso que es preciso no desaprovechar para dar un
salto cualitativo importante en su evolución.

La Madre Naturaleza provee físicamente de los elementos necesarios para


la supervivencia y el desarrollo físico de la vida; pero la naturaleza espiritual
del planeta Tierra provee a sus habitantes de las capacidades y recursos
necesarios para seguir avanzando y adquiriendo las experiencias necesarias
que les ayuden a forjarse un destino más feliz y venturoso a través de su
propio esfuerzo y ansias de progreso.

Respetemos absolutamente nuestro entorno, porque, a través de la


naturaleza comprobamos la perfección de la Obra Divina, la justicia de sus
leyes y el infinito amor que Dios impregna en toda su creación al ponerla al
servicio del progreso y la felicidad del ser humano.

"En términos legales, un hombre es culpable


cuando viola los derechos de otros. En ética, lo es
sólo con que piense hacerlo."
Emmanuel Kant - Filósofo S. XVIII
POSICIÓN ACTUAL

CONSECUENTES Y CONSCIENTES

En el mundo que nos desenvolvemos resulta cada vez más difícil ser
consecuentes con los principios e ideas en que hemos sido educados, cultural
y moralmente. Este es un hecho derivado del concepto equivocado de la
felicidad, que en las sociedades actuales se identifica con la posesión de más
y más bienes, y no con el hecho de ser más y mejor ser humano.

La dinámica de un mundo globalizado, donde el materialismo hedonista y


el egoísmo exacerbado acaparan los objetivos de las élites gobernantes, que
lo presentan y difunden en la sociedad como el ideal del éxito y el triunfo en
la vida; son uno de los grandes obstáculos para el progreso de la Humanidad
en su dirección más transcendente: La regeneración moral del hombre.

La única forma de combatir este hecho consiste en mantenerse firme en


los principios y valores espirituales recibidos a través de las distintas
religiones, filosofías espirituales y ciencias educativas éticas y morales en
todo el planeta. Como norma general, estos principios coinciden en la
existencia de Dios, la transcendencia del alma después de la muerte y la
fraternidad para con todos los seres humanos que vivimos en este planeta.
Desmitificando la efímera satisfacción de los placeres inmediatos, y
sustituyéndolos por la conquista interior del ser, alcanzando así los
auténticos valores de la felicidad y el bienestar: la paz interior, el equilibrio
emocional, la satisfacción en el cumplimiento del deber, la empatía, la
esperanza, el optimismo y la fe en el porvenir.

"La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto,


no depende de lo que tenemos, sino de lo que
somos"
Henry Van Dyke - Literato

Valores transcendentales como la solidaridad, la caridad, la tolerancia, la


igualdad, la libertad y el respeto individual, vienen siendo atropellados por el
egoísmo brutal de las posesiones materiales que se ambicionan sin medida,
intentando adquirirlas de forma inmediata. Para ello el instinto inferior del
hombre utiliza los recursos de la violencia de todo tipo, física, mental,
emocional, psicológica, económica, mediática, etc..

Aquí aflora nuestra naturaleza inferior; siendo la única manera de


combatir esta actitud la recuperación de los valores que otorgan paz interior,
serenidad y equilibrio a la persona cuando esta se esfuerza por ser ella misma
y no por ambicionar posesiones materiales (cosas o personas) que generan
una felicidad ficticia y efímera. La moderna psicología positiva de la
felicidad (*) nos avanza que el tener ilusiones, esperanzas y objetivos de
naturaleza superior basados en conceptos de bien, de solidaridad y de
equilibrio emocional es la felicidad más inmediata a la que podemos tener
acceso; pues esta última es un estado interno y no la efímera satisfacción de
las posesiones materiales externas.

Incluso, cuando intentamos esforzarnos por mantener las relaciones con


nuestros semejantes sin conflictos y con el ejemplo de nuestra renuncia al
orgullo y el amor propio, encontramos siempre la satisfacción interior de las
cosas bien hechas; siendo así que nuestra “Voz interior” o conciencia nos
refuerza con su serenidad que ese es el camino a seguir.

Para ello es muy importante tener principios espirituales como los que
hemos mencionado anteriormente; si nuestra vida se rige únicamente por la
inmediatez del materialismo, nuestra insatisfacción será permanente, y
nuestra voluntad únicamente estará dirigida a conseguir, al precio que sea y
cueste lo que cueste, esas posesiones materiales que tanto deseamos,
apareciendo de continuo la frustración cuando no logremos alcanzarlas.

Por el contrario, si somos capaces de dirigir nuestro pensamiento,


nuestras intenciones y nuestra voluntad hacia metas superiores más elevadas,
seremos beneficiados en primer lugar con el equilibrio y la paz interior.
Además de ello seremos, en segundo lugar, ejemplo para los que nos rodean,
y, en tercer lugar, estaremos en condiciones de ayudar allá donde quiera que
se nos presente la oportunidad.

Si se tienen principios espirituales, es importante ser consecuentes con los


mismos; no se puede caer en el error de muchos representantes de religiones
que utilizan el “Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”. También es
necesario ser conscientes de que con nuestros conocimientos espirituales y,
siendo consecuentes con los mismos, podemos desempeñar una labor
extraordinaria de ayuda hacia nuestro prójimo.

Todo ello partiendo de la base de que comprendemos la necesidad para la


que hemos venido a la tierra, entendemos mejor que nadie el porqué y el para
qué estamos aquí; y de esta comprensión profunda de nuestra realidad,
adquirimos la conciencia necesaria sobre lo que debemos hacer y cómo
debemos actuar para progresar espiritualmente, objetivo último de nuestra
estancia en la Tierra y que todos deberíamos tener presente.

De la concientización de nuestra realidad aquí y ahora; y de la firmeza en


nuestros principios espirituales de bien y de amor al prójimo, se deriva el
éxito o el fracaso de nuestra vida terrena. Comprendiendo que venimos a
desarrollar un programa de aprendizaje en la vida; que a veces hemos de
expiar nuestros errores del pasado y otras veces probar nuestras capacidades
ante los retos y dificultades que la vida nos presenta, nos ayudamos a
nosotros mismos a elevarnos hacia metas de mayor plenitud y perfección.

Así pues, prestemos atención a nuestros principios, valores espirituales y


personales; corrijamos nuestro enfoque únicamente en aquellos que atenten
contra las Leyes Divinas de Amor y de Justicia Universal; mantengamos el
testimonio y la coherencia de nuestras convicciones, potenciando de manera
permanente nuestros actos en base a la firmeza de los mismos, a su utilidad
dirigida hacia el bien común y al compromiso moral que nuestra conciencia
nos demanda.

Comprendiendo el mecanismo de la reforma interna; entendemos que,


cualquier tara moral no se corrige de la noche a la mañana, exige un esfuerzo
personal, una vigilancia constante para oponer a la misma la virtud contraria.
Este hecho ha de alcanzarse mediante el hábito constante del cambio y, de
forma paulatina, sin prisa pero sin pausa, interiorizar el hábito positivo en
nuestra conducta mediante la fuerza de voluntad en la repetición del mismo,
logrando reemplazar el defecto por la virtud contraria.

Cuando estamos atentos a nuestra propia imperfección, y vamos


transmutándola por la virtud que la contrarresta (Ira por serenidad, orgullo
por humildad, egoísmo por altruismo, etc.) nos volvemos más conscientes de
nuestra auténtica realidad espiritual. Se abre ante nosotros un campo de
experiencias difíciles pero meritorias, cuyo final no es otro que la satisfacción
interna por superar nuestra naturaleza inferior, quedando libres de la
esclavitud de las tendencias negativas de nuestro carácter que venimos
arrastrando de vidas anteriores.

Es la tarea más difícil que el ser humano ha de afrontar; tal como decía el
maestro Sócrates: “Conócete a ti mismo”. Este es el camino para alcanzar la
mayor conciencia de nuestro auténtico yo estando encarnados porque, una
vez liberados de la materia, inmersos en el plano espiritual, la realidad
personal se nos muestra con mayor nitidez y claridad.

Consecuentes con nuestros principios y conscientes de nuestra


realidad es el modo en que caminaremos por la tierra sin ceguera
alguna; evitando caer en los errores de las ficticias ilusiones materiales que
prometen felicidad inmediata y que generan mayor frustración y desilusión
en la medida en que son alcanzadas y sustituidas por otras de forma
inmediata.
A mayor conciencia personal, mayor serenidad, equilibrio y paz interior,
y consecuentemente, mayores estados de felicidad y comprensión de la
realidad, aspectos estos que nos abren la puerta de una dimensión de la vida
diferente, a la que son invitados los espíritus despiertos con ansias de
evolución y progreso. Ese ejemplo de firmeza, consecuencia y consciencia
sobre lo que realmente somos (seres eternos en permanente evolución
destinados a la felicidad y la perfección) y nuestro esfuerzo por mejorar
internamente (superando las taras morales que todavía nos recuerdan nuestra
naturaleza inferior) nos permitirán llegar al corazón de nuestros semejantes
con sencillez y naturalidad, con auténtica fraternidad basada en el amor al
prójimo.

No intentemos engañarnos a nosotros mismos, antes al contrario,


respetémonos, para posteriormente hacerlo con los demás; seamos
consecuentes con el conocimiento recibido y contribuyamos a esparcir los
conceptos de verdad que ayuden a los que nos rodean a encontrar las claves
de su infelicidad y el método para corregirlas.

Seamos firmes en los principios de la fraternidad universal; para que la


luz que brilla del Amor Divino acabe con las tinieblas de las sociedades
dirigidas por el embrutecedor egoísmo, el materialismo y la violencia que
siembra odio e incomprensión entre los hombres allí donde se presenta.

"La conciencia es un instinto que nos lleva a


juzgarnos a la luz de las leyes morales."
Emmanuel Kant - Filósofo S. XVIII
FUERZAS CONTRARIAS A LA
EVOLUCIÓN

FÍSICAS, HUMANAS, ESPIRITUALES

Todo proceso de cambio genera una resistencia al mismo. Este axioma es


válido tanto para el ser humano como para las sociedades en las que convive.
Así pues, en ese proceso de resistencia que solamente se supera por la
voluntad de cambio del hombre, observamos el esfuerzo que conlleva y la
determinación y firmeza que hay que adoptar para afrontarlo.

La materia física de la que se sirve el ser humano como instrumento de


desarrollo en esta tercera dimensión es, por naturaleza, acomodaticia,
reticente de por sí a cualquier esfuerzo que le haga modificar sus hábitos de
conducta exigiéndole mayores dosis de trabajo.
En la conducta psicológica del ser humano el estudio de los hábitos
recurrentes que conforman su forma de vida es un todo que difícilmente se
modifica a medida que van pasando los años sino existe la firme
determinación de cambiar. Es en las primeras etapas del desarrollo personal,
con la educación recibida, los valores inculcados y los principios que se
adquieren en la familia y en la sociedad en la que se vive, el mejor momento
para corregir conductas y modificar hábitos equivocados que proceden de
nuestra historia espiritual adquirida en vidas anteriores.

Por lo general, los niños son más flexibles y moldeables a los cambios de
conducta y de hábitos que las personas de mayor edad. No obstante, esto no
quiere decir que los adultos no puedan modificar sus hábitos equivocados o
sus deficiencias de conducta hacia otras más acertadas y de mejor resultado
en cuanto a la salud personal, espiritual y social del individuo.

Sería prolijo continuar este análisis por la amplitud de conceptos que en


él intervienen para conformar la personalidad humana tal y como se
desenvuelve en la edad adulta; ya que son múltiples factores a analizar y que
intervienen de forma predominante; factores como la educación, el entorno
social, la formación ético-moral, las circunstancias del entorno, la
responsabilidad, las costumbres, las tradiciones, etc…

Baste saber que, en cuanto a lo que atañe a la conducta humana, la


modificación de nuestros hábitos perniciosos está íntimamente relacionada
con el deseo de cambio, con nuestro grado de voluntad y firmeza en este
propósito. Ejemplos hay de grandes personalidades de la historia que
lograron cambiar el rumbo de sus vidas gracias a la determinación y firmeza
de sus principios; Pablo de Tarso es uno de ellos: de exterminador de
cristianos se convirtió en el mayor divulgador y defensor de la obra de Jesús.

Así pues, el ser humano consciente de su realidad inmortal tiene como


objetivo principal en la tierra el progreso de su espíritu; y para ello es
preciso que realice la reflexión adecuada que le lleve a conocer sus
debilidades de carácter y así poder corregirlas mediante la fuerza de su
voluntad. Este es el primer paso, ya que las fuerzas contrarias al progreso del
ser humano se hallan dentro de uno mismo; son esas imperfecciones del
carácter que tanto daño nos hacen en nuestro desarrollo evolutivo de
reencarnación en reencarnación. Son las herencias de nuestra naturaleza
inferior que hemos de controlar y modificar, transmutándolas en el hábito
contrario que nos permita progresar más rápidamente.

Si bien son esas fuerzas contrarias a nuestro progreso las que retrasan
nuestro proceso de evolución, siempre está en nosotros, vida tras vida,
localizarlas, corregirlas y enmendar con ello los errores del pasado y los del
futuro que nos aguarda. La Ley de Causa y Efecto se encarga de regular el
proceso devolviendonos, mediante nuestro esfuerzo en el bien y en el
desarrollo de nuestro espíritu, los beneficios de una mayor paz y serenidad,
iluminación interior y más claridad de objetivos y metas espirituales.

Una vez explicadas las fuerzas internas contrarias a nuestro progreso


personal; es preciso mencionar que al igual que el hombre, en las sociedades,
los cambios exigen esfuerzos, sacrificios y voluntades férreas y firmes en los
principios de fraternidad universal que todas las religiones proclaman para
beneficio de la Humanidad.

"La vida significativa y plena es emplear las


fortalezas y virtudes al servicio de algo más
elevado que nosotros mismos, encontrando así un
sentido a la existencia"
Dr. Martin Seligman- Libro: "La auténtica felicidad"

También existen fuerzas humanas externas reaccionarias a los cambios; y


a pesar de que todos podemos intuir que las élites gobernantes no desean
modificar ni un ápice el orden establecido; no es menos cierto que un repaso
a la historia de la humanidad nos hace cerciorarnos de que todas las
sociedades cumplen ciclos; y por muy grandes y poderosas que sean las
instituciones o las élites, llega un momento en que se producen los cambios
que precisa la sociedad para ir avanzando en la conquista de mayores logros y
mejores niveles de progreso.

Así pues, hoy día constatamos enormes resistencias físicas y humanas a


que la sociedad sea igualitaria. Las élites anteriormente aludidas no desean
cambio alguno, son fuerzas reaccionarias que van a procurar por todos los
medios mantener sus privilegios de clase gobernante; y si para ello han de
producirse guerras, hambres o desigualdades sociales les trae sin cuidado. En
muchas ocasiones estas formas de pensar son actitudes heredadas del pasado,
de sus acervos de otras vidas, donde se creen con derecho propio a ser
diferentes y a disfrutar de los privilegios de los que otros carecen.

Su nula comprensión de las leyes que rigen el proceso evolutivo les


impide comprender que si ahora vienen ricos, con posibilidades de ayudar a
sus semejantes y de procurar un mundo mejor, no es por casualidad. Y si
fallan en esta prueba, en próximas experiencias en la carne vendrán a purgar
sus errores en la mayor y más absoluta de las pobrezas, rogando
desesperadamente por oportunidades que ellos mismos negaron a otros
cuando gozaron de posiciones de privilegio. Es la Ley de la Justicia
Divina:"Igual para todos".

A las actitudes y posiciones de las élites gobernantes, se unen también


otras fuerzas que desean impedir el desarrollo de una sociedad más justa e
igualitaria, una sociedad donde prime la igualdad, la fraternidad y la
solidaridad antes que el egoísmo y la avaricia de acumular bienes materiales.

Estas fuerzas, reticentes a cambio alguno, son aquellas otras que pese a
no ser gobernantes políticos, ejercen desde sus posiciones de poder,
ideologías, formas de pensar y de actuar que perpetúan las resistencias a los
cambios. Son aquellas concepciones ideológicas, políticas, religiosas o de
cualquier otra índole qué, aliadas por conveniencia de intereses materiales
con los poderes gobernantes, intentan impedir que los seres humanos piensen
por sí mismos. Todo ello con el fin de tutelarlos y evitar que puedan discernir
qué es lo más adecuado para ellos mismos y para su libertad y felicidad
personal..

Son aquellos líderes de algunas ideologías qué, mediante la imposición en


la educación de los niños, intentan imponer su “Pensamiento único” su
“Única verdad” fuera de la cual no hay salvación, justicia, costumbres o
formas de conducirse en la vida. Esto se observa a menudo en las religiones
dogmáticas en todas las partes del planeta que, aliadas con los poderes
económicos, aunque su ideario manifieste lo contrario, siempre están del lado
del poderoso y nunca se rebelan ante la injusticia y la desigualdad que el
poder establecido ejerce ante los más necesitados.

A pesar de todo ello, la fuerza de los cambios es imparable en este final


de ciclo; nadie va a poder evitar la transformación planetaria en la que ya nos
hallamos inmersos. Y nadie la puede evitar porque no es competencia de
ningún gobierno o sociedad; es únicamente un cambio evolutivo propio del
planeta, que al igual que nosotros los humanos, llega al momento de su
transformación, una etapa donde se van a implementar una serie de procesos
que modificarán y transformarán para bien la humanidad, a pesar de todas las
resistencias físicas o humanas que puedan oponérsele.

Hay también una fuerte resistencia de fuerzas espirituales al cambio que


se avecina; estas no son otras que los espíritus desencarnados en el aura de la
tierra qué, por su atraso evolutivo, están siendo trasladados a un planeta
inferior y se resisten fuertemente a ese cambio. Esta resistencia les lleva, de
momento, a intentar influir en el ambiente psíquico de la tierra de forma
negativa, e incluso desean retrasar el cambio, procurando entorpecer a todos
aquellos humanos encarnados o desencarnados que se encuentren a su
alcance.
Pero también esto está previsto por la ley que rige el proceso evolutivo
del espíritu; y por ello, aún a pesar de sus intenciones y entorpecimientos
manifiestos, están siendo ya desalojados y trasladados para que en el
momento en que el proceso material sea culminado, el aura de la tierra quede
limpia de impurezas, de cargas psíquicas y espirituales negativas que puedan
afectar a sus nuevos habitantes.

Esta es una cuestión que no depende del ser humano, sino de las leyes que
rigen la evolución de los planetas y por tanto nadie puede retrasar ni detener.
El cambio de un planeta del estado de expiación y prueba a mundo de
regeneración no es de la noche a la mañana. Estamos iniciando ese proceso
que puede durar décadas; lo cierto y verdad es que cuando finalice esta
transición, la sociedad resultante, nada tendrá que ver con la actual, salvo en
los avances propios de la ciencia, la cultura y la espiritualidad que se van
produciendo.

Es preciso saber que, por encima de las leyes físicas, las leyes que rigen
la evolución de los seres humanos y los planetas son espirituales. Porque la
vida espiritual es la auténtica realidad del ser humano, siendo las vidas físicas
momentos transitorios donde se nos permite progresar corrigiendo errores y
afrontando retos de mayor espiritualidad y desarrollo personal.

Así pues, las leyes que rigen en todo el universo la evolución de los
planetas, instituidas por Dios, son justas y perfectas, y nada ni nadie puede
oponerse a las mismas cuando los ciclos planetarios determinan cambios y
procesos de espiritualidad superior.

Este es el momento en que nos encontramos, y por fuerte que sean las
resistencias a los cambios sociales y espirituales, tengamos la seguridad de
que estos llegarán para beneficio de la humanidad. Sólo dependerá de
nosotros prepararnos para afrontarlos desde la comprensión, el conocimiento
de los mismos y la ayuda a nuestro prójimo para que podamos igualmente
entenderlos y aceptarlos.

"No somos seres humanos con una experiencia


espiritual. Somos seres espirituales con una
experiencia humana"
Theilard de Chardin - Monje y Filósofo
FUERZAS FAVORABLES

AYUDA Y FORTALEZA

Detallamos anteriormente las fuerzas contrarias que retrasan o intentan


impedir el desarrollo normal del espíritu, en su ascensión espiritual bajo el
impulso de la Ley de Evolución y que afecta a todos los espíritus encarnados,
se quiera o no.

Ahora nos toca abordar los recursos de que dispone el espíritu encarnado
para favorecer su ascensión espiritual a los Mundos de Regeneración
partiendo de un planeta de Expiación y Prueba. Planetas donde todavía el
ambiente espiritual está enrarecido por la variedad moral de los espíritus que
conforman estas sociedades. Espíritus nobles, altruistas, de sanas intenciones
y otros muchos todavía atrapados por su naturaleza inferior: rebeldes,
díscolos, brutales, egoístas, violentos, etc.
La convivencia conjunta de todos ellos en este mundo de expiación,
supone un reto importante para aquellos que desean caminar en el bien y en
el progreso espiritual. Por ello es preciso saber que, no sólo contamos con
ayuda externa para conseguir nuestros propósitos de solidaridad y
fraternidad, sino que también dentro de nosotros mismos tenemos las
herramientas necesarias para conseguir nuestro objetivo.

Así pues, en la evolución espiritual del hombre existen ciclos


reencarnatorios y existencias concretas que tienen mayor o menor
transcendencia que otras. Este momento evolutivo del planeta que ahora
vivimos, representa que aquello que hagamos en nuestras vidas físicas
actuales, se vuelva transcendental para nuestro futuro evolutivo. Y todo ello
en base a que el planeta está ya maduro para el cambio; tal y como
explicábamos en un capítulo anterior; son momentos cruciales de una
transición planetaria que a todos los humanos afecta: encarnados y
desencarnados.

Esta transición, este cambio de ciclo evolutivo del planeta Tierra obliga a
una intensa planificación espiritual por parte de aquellos que espiritualmente
dirigen este mundo y por ello, y desde hace tiempo, vienen encarnando en la
Tierra espíritus de elevada condición para ayudar, servir de guía y de ejemplo
a aquellos que, en estos tiempos de catarsis y de confusión planetaria, van a
necesitar ejemplos donde refugiarse, conductas donde tomar referencias y
actitudes a las que aferrarse.

Estos espíritus, muchos de ellos comprometidos con el maestro Jesús,


auténtico gobernador espiritual del planeta, han sido en otros tiempos
trabajadores incansables de la regeneración humana; y vienen de nuevo para
ayudarnos a todos señalando el camino recto a aquellos que, libres de
dogmatismos y fanatismos, con la mente abierta y el corazón dispuesto,
pretenden luchar por la regeneración moral de esta Humanidad.

No sólo contamos con esta importante ayuda; también desde las esferas
espirituales son conscientes de la difícil realidad que se vive en la materia, de
las enormes dificultades que van a experimentar muchos espíritus
encarnados, afrontando durísimas pruebas cuya explicación lógica y
coherente se encuentra en su pasado. En estos casos la mayor ayuda, la
fortaleza que permitirá al humano afectado por esta condición seguir adelante
y no desmoronarse, vendrá de su propio interior. De los recursos espirituales
adquiridos en otras vidas que le mantendrán firme en su fe en Dios y en la
seguridad y confianza en la justicia divina.

"Los cielos nunca ayudan al hombre que no quiere


actuar"
Sófocles (495AC-406AC) Poeta trágico griego.

Esos recursos internos que cada uno tenemos y que forman parte de
nuestra herencia espiritual milenaria, son elementos valiosísimos que nadie
puede arrebatarnos, que vienen con nosotros desde que nacemos, fuertemente
grabados en nuestro inconsciente, porque los hemos conquistado a lo largo de
otras experiencias anteriores en las vidas físicas, con esfuerzo y sacrificio
personal.

Precisamente y, porque espiritualmente conocen estas dificultades, las


esferas espirituales se vuelcan en ayudar al planeta y a los que en él nos
desenvolvemos en estos momentos cruciales; no sólo planificando, sino
utilizando multitud de recursos que apenas conocemos.

Comandados por el Maestro se vuelcan en la ayuda a los movimientos


sociales, espirituales, solidarios y de toda índole qué, con la noble intención
de ayuda al prójimo, están intentando paliar el sufrimiento en ambas
dimensiones, la espiritual y la física.

Además de favorecer los recursos para paliar el sufrimiento y potenciar la


solidaridad, la fraternidad y la paz entre los hombres, recurren a otras fuerzas
espirituales, encarnadas o no, y al mismo tiempo cuentan con la ayuda de
espíritus encarnados procedentes de otros mundos más adelantados que el
nuestro qué, de forma anónima, silenciosa y bajo las instrucciones del
Maestro colaboran en áreas donde no pueden llegar los espíritus elevados y
que precisan de recursos materiales ignorados por la mayoría de nosotros.

Esta ayuda externa, es enormemente valiosa aunque apenas seamos


conscientes de que existe. Se encargan de evitar, en la medida de lo posible,
la destrucción del planeta, y todo ello debido a que este mundo en que
habitamos no es propiedad del hombre; siendo una escuela de aprendizaje y
evolución creado por Dios. Nuestro mundo, como millones y millones en el
Universo, está preparado para seguir permitiendo durante milenios la
formación de humanidades posteriores, como Mundo de Regeneración de
forma inmediata y posteriormente como Mundos Felices o Mundos Divinos.

El hombre, conforme avanza la ciencia, se va percatando de su pequeñez


dentro del universo. La concepción umbilical de que es el centro del Universo
y de que el Cosmos está a su servicio, se desvanece por completo cuando
empieza a preguntarse porqué existen trillones de mundos en un universo
infinito que es incapaz de abarcar ni de comprender.

Ante esta grandiosidad cósmica que la ciencia va descubriendo y


ampliando día a día, la concepción antropológica del hombre y de las
instituciones que la fomentan es no sólo ridícula, sino propia de mentes
obtusas; ancladas en el pasado de los tiempos y sin apenas visión de futuro.

Traemos esa reflexión por el hecho de que todavía hoy, comenzando el


siglo XXI, el hombre es un ser muy limitado en su concepción de la vida y de
lo que esta supone; por ello la humildad y el reconocimiento de nuestra
pequeñez nos ha de permitir recapacitar sobre aquello que no conocemos. No
podemos, por tanto, establecer como verdades absolutas concepciones sobre
la vida y la evolución espiritual basadas en dogmas o postulados que no
resisten el análisis de la razón y que se cierran a cualquier modificación,
cambio o renovación. Como tampoco conceder crédito alguno a la posición
materialista que niega a Dios y el alma; y que hoy está ya muy cuestionada;
al demostrarse que muchos de sus postulados que eran presentados como
evidencias, son premisas inviables y falsas en la explicación del origen del
mundo y de la vida.

La ayuda espiritual existe, es una realidad y la vivimos permanentemente,


día a día, sin apenas ser conscientes de ella. Cualquier estudioso de las
ciencias del espíritu sabe que, desde que nacemos, tenemos la asistencia
espiritual de amigos invisibles que velan por nosotros, nos inspiran y nos
protegen. Otra cuestión muy diferente es que puedan intervenir ante nuestras
imprudencias, rebeldías y obstinaciones en el mal. El libre albedrío es la
norma sagrada de las leyes espirituales que rigen la evolución y así como la
ayuda está permitida; la intromisión, la imposición y la ruptura del libre
arbitrio es contrario a la ley divina.

Contamos con ayudas externas, con fortalezas internas y con ejemplos


que pueden ayudarnos a luchar y vencer en este camino tan difícil pero tan
gratificante: estamos recuperando el tiempo perdido; el tiempo que se nos dio
antaño y en el que no hicimos las cosas demasiado bien; por ello ahora
venimos con más o menos conciencia de aquello que hemos de hacer,
entendiendo, que hemos de intentar cumplir el programa al que nos
comprometimos antes de encarnar.

Reflexionemos sobre esto porque, sabiendo que contamos con ayuda y


que nuestras capacidades son acordes al trabajo que hemos realizar, ninguna
excusa nos impide cumplir lo prometido, que no es otra cosa que dedicarnos
al bien y al amor al prójimo.

"La fuerza no procede de las facultades físicas sino


de una voluntad invencible"
Ghandi
ENFRENTANDO RETOS
A nadie escapa, por evidente y real, la crítica situación por la que pasa la
sociedad en estos tiempos de auténtica catarsis global en el planeta. Hay
quien argumenta que se trata de una crisis financiera, según otros, política,
social, ideológica, moral, etc.

La realidad nítida y objetiva es que las desigualdades entre los hombres


se agudizan con mayor profusión; la distribución de la riqueza está muy lejos
de invertir su recorrido, es más, avanza en el sentido contrario a lo que sería
lógico y coherente, siendo los poderosos y los ricos cada vez más ricos y los
desfavorecidos creciendo en mayor número.

En un planeta carente de recursos, sería coherente pensar en una


desigualdad, pero en este planeta Tierra, donde los recursos son más que
suficientes para abastecer a la humanidad que la habita, y donde existen
infinidad de posibilidades tecnológicas, científicas y humanas para prevenir
el hambre y la guerra, no se está haciendo prácticamente nada para paliar
estas grandes lacras que avergüenzan la propia condición humana, a pesar de
considerarnos seres civilizados.

Las élites gobernantes, vinculadas a los propósitos egoístas de las grandes


corporaciones y del poder financiero, intentan mantener un sistema caduco en
lo social, obsoleto en lo económico y corrupto en lo político; a pesar de que
sólo beneficia a una minoría.

Para ello cuentan con el cuarto poder que controlan a voluntad; el poder
de la información y la comunicación; mediante el cual crean los estados de
opinión oportunos destinados a evitar revueltas sociales en contra de lo
establecido, intentando minimizar las protestas derivadas del descontento de
la sociedad.

A pesar de ello, la angustia poco a poco va instalándose en los ciudadanos


de las sociedades más pobres; pero también de las más ricas, donde cada vez
es mayor el umbral de desigualdad entre los poderosos y desfavorecidos,
desapareciendo paulatinamente la clase media. Todo ello debido al recorte de
derechos sociales, económicos y de todo tipo que se implantan con la
“peregrina excusa” de que es necesario mantener el estado del bienestar.
Estado del bienestar que únicamente pretende socializar pérdidas y otorgar
beneficios a unos pocos.

"Los ricos que no saben usar de sus riquezas son


de una pobreza incurable, porque es pobreza de
espíritu"
Jenofonte - Historiador y Filósofo S. IV a.C.

Además de muchos otros síntomas del sistema, que evidencian


claramente los estertores de su caducidad y la obsolescencia de sus métodos,
parece que los expertos en sociología y psicología social advierten a los
gobernantes de los riesgos de un estallido social en distintas sociedades, a
poco que la desigualdad y eliminación de derechos siga su curso.

Nada de ello parece importar a los supuestos responsables de dirigir los


países, porque concentran sus esfuerzos principales en imagen y
mantenimiento de sus postulados aunque haga falta mentir, difamar o seguir
engañando a los ciudadanos a través de lo medios de comunicación que
manejan a voluntad.

En esta era de la preponderancia de la comunicación visual inmediata


sobre la reflexión y el análisis -que nos otorga la libertad de pensamiento y de
conciencia-, se hace más necesario que nunca la capacidad de pensar por uno
mismo, siendo esto "el último refugio de la libertad personal," seriamente
amenazado por los intereses espúreos de aquellos que desean dirigir el
pensamiento social, colectivo e individual.

Todo este panorama de irresponsabilidad y materialismo, egoísmo,


merma de derechos y deterioro del bienestar en los ciudadanos; trae consigo
la puesta en evidencia de un tiempo nuevo; un tiempo que estamos viviendo
donde las dificultades empiezan a ser enormes. Insoportables para muchas
familias, ante esta situación de ansiedad, desesperación y falta de respuestas
es preciso adoptar actitudes que nos ayuden a sobrellevar tales circunstancias
sin perder el norte, con la debida paciencia, pero sin dejar de luchar por
recuperar aquello que con tantas dificultades nuestros antepasados
construyeron y consiguieron.

En momentos de crisis la calma y la serenidad son pilares básicos para


salir adelante. Calma ante los reveses que se nos presenten en nuestras
situaciones particulares; serenidad ante las pruebas que la vida nos propone,
cada vez más difíciles de afrontar, pues si nos dejamos llevar por la
impaciencia o la desesperación cometeremos errores de los que sin duda nos
arrepentiremos el día de mañana y, lejos de solucionar los problemas se
enquistarán cada vez más.

Una vez analizada la mejor actitud con la que enfrentar los problemas es
preciso detallar las herramientas y los recursos de que disponemos para salir
hacia delante. En primer lugar no hay que rendirse ante la adversidad; luchar
siempre con tesón por conseguir lo que pretendemos. Para ello contamos con
una herramienta imprescindible como es La Voluntad. Una voluntad férrea
y, una determinación obstinada en la búsqueda de lo que pretendemos
conseguir nos darán el éxito; llegando a solucionar el problema, antes o
después, con total certeza.

Si a esto le añadimos que muchas veces estas circunstancias difíciles nos


sirven para probar nuestro carácter y nuestra resistencia ante la adversidad, la
conclusión inmediata de nuestra actitud será que saldremos fortalecidos
enormemente de estas situaciones. La mayoría de las veces son pruebas
transitorias que necesitamos superar para mejorar, avanzar y fortalecer
nuestros recursos internos; personales y espirituales. De una crisis puede
surgir una oportunidad.

Como reza el dicho “todo pasa” y “no hay mal que cien años dure” y,
aunque es muy fácil aconsejar desde una cómoda posición; todos, tarde o
temprano, hemos enfrentado y tenemos que afrontar pruebas duras que
templen nuestro carácter y eleven nuestra capacidad de resistencia ante la
adversidad. A esto se le denomina "resiliencia": la capacidad de adaptación
para superar las adversidades.

Cuando se comprenden las Leyes de la Evolución y de la Reencarnación,


aceptamos que vida tras vida venimos a progresar, y en esas escuelas de
aprendizaje por las que pasamos, todos necesitamos adquirir aquello que nos
falta, a fin de ir creciendo en capacidades volitivas, morales, intelectuales,
sociales, etc..

Así pues, en los momentos de confusión, crisis, desesperación y angustia


lo más eficaz, lo mejor, es afrontarlos serenamente y con reflexión.. Además
de adoptar la actitud de lucha y del esfuerzo por superar las adversidades; no
podemos rendirnos, porque si abandonamos, no solo no superamos el
problema sino que este aumenta y se traslada a los que tenemos alrededor.

Comprendiendo la vida espiritual, es necesario destacar que, en esa lucha


que emprendemos por superar las dificultades no estamos solos; recibimos
constantemente ayuda del plano espiritual a poco que nuestras intenciones
sean nobles y seamos capaces de pedir esa ayuda de forma sincera, a nuestra
manera, para nosotros o para otros.

Las personas comprendidas en el mecanismo del conocimiento espiritual


y de cómo actúan desde el otro plano, son doblemente responsables; por sí
mismas y por los demás. Lejos de creerse en condiciones de superioridad,
han de aceptar que deben ayudar en la medida que les sea posible a su
prójimo. Ya que tienen el conocimiento y la seguridad de que esa ayuda
espiritual beneficia a todos, creyentes, no creyentes, etc.

Así pues, en las dificultades de los críticos momentos por los que
transcurre el planeta en su tránsito hacia un Mundo de Regeneración,
tenemos la gran oportunidad de progresar enormemente, superando
dificultades y fortaleciendo nuestro carácter, pero sobre todo ayudando a los
demás a que lo hagan; a que movilicen sus recursos para avanzar, y
reconociendo que no estamos solos, que las desgracias no obedecen a ningún
capricho divino. Antes al contrario, que la justicia divina es perfecta y que
todo lo que ocurre tiene un porqué y un para qué, aunque en este momento no
seamos capaces de comprenderlo.

Una vez en este punto, el único obstáculo es la rebeldía del ser humano
que puede retrasar enormemente su regeneración, al no aceptar con
resignación la prueba por la que pasa y la lucha que ha de llevar para
superarla. Pero una vez eliminado el obstáculo de la rebeldía, propio de la
incomprensión del funcionamiento de las Leyes de Evolución y Justicia, el
camino queda libre y expedito para la solución de los problemas.

La comprensión del sufrimiento es un importante recurso para superar


cualquier aflicción, por difícil que esta sea; y nos ayuda sobremanera a
superar estados de ánimo depresivos y perturbadores. Una vez se comprende
es más fácil aceptarlo, pues se entiende la utilidad del mismo, y en este
momento pierde el componente trágico y doloroso para convertirse en un
poderoso recurso de fortalecimiento psicológico-espiritual.

Mantengamos pues la calma y la serenidad; luchemos con ahínco por


superar las dificultades, enarbolando la fuerza de voluntad como herramienta
poderosa. Recurramos a la ayuda espiritual, mediante la oración, para que nos
sostenga en el camino ante los reveses que se nos presenten.

Desterremos la rebeldía de nuestro carácter cuando los acontecimientos


no se resuelvan en el tiempo o la manera en que nosotros tengamos previsto.
Y agradezcamos a Dios la oportunidad de luchar y crecer espiritualmente, al
poner en movimiento nuestros recursos e inteligencia para esforzarnos,
avanzar, y ayudar a nuestros semejantes en la solución de sus problemas.

Paralelamente a nuestro esfuerzo, comprobaremos interiormente la


satisfacción del deber cumplido, así como los resultados beneficiosos que
supone para nuestra alma la entrega desinteresada hacia el prójimo y que se
traducen en serenidad, paz y felicidad interior.

"Del sufrimiento surgen las almas más fuertes. Los


caracteres más sólidos están plagados de
cicatrices"
Jalil Gibran - Poeta
SOCIEDAD NUEVA

ESBOZOS Y PINCELADAS

Cómo es de suponer, nadie, encarnado en la tierra, tiene capacidades para


prever el futuro de forma precisa y detallada. No obstante, a través de la
historia, las profecías, y los profetas han dejado en evidencia que algo, o
parte del futuro que está por llegar es posible entreverlo o esperarlo.

Son esas facultades extrasensoriales, las que posibilitan el acceso a lo que


está por venir; pero en esto no hay nada milagroso ni excepcional: obedece a
la perspectiva con la que se observe el futuro y, sobre todo, a las
informaciones procedentes del mundo espiritual; donde sí tienen una visión
global de los hechos, que nosotros somos incapaces de obtener al estar
recluidos en la materia física. Estas dos circunstancias: las facultades y las
informaciones del otro lado de la vida, nos ofrecen apenas esbozos o
pinceladas de lo que será ese nuevo mundo que llega a la tierra y en cuyo
proceso de transición nos encontramos envueltos.

No es la primera ni la última vez que se habla de una sociedad nueva,


basada en principios de igualdad, solidaridad y fraternidad, exenta de maldad
y dirigida hacia el progreso ético-moral de sus habitantes. Pero la diferencia
del cambio social actual es notable respecto a los medios emplear y no a los
fines.

Muchas ideologías y corrientes de pensamiento religosas, políticas,


económicas, etc. pretendieron a lo largo de la historia aspirar a ese ideal; pero
su fracaso fué considerar que la igualdad, la libertad y la fraternidad llegarían
cambiando las estructuras sociales; ninguna miró a la transformación moral
del hombre. No comprendieron que para cambiar la sociedad primero ha de
cambiar el ser humano moralmente, pues la fraternidad, igualdad y
libertad no se consiguen sin desterrar el egoísmo y el orgullo en el
interior de la conciencia humana. Los enemigos de estos principios
extaordinarios que conformarán el nuevo orden social son estas lacras
morales de las que derivan otras como la avaricia, los celos, las envidias, los
odios,etc..

De aquí que el éxito de este nuevo orden social que se aproxima sea que
su piedra angular es "la transformación moral" en el ser humano; sólo así se
garantizará una sociedad justa, igualitaria, libre y fraterna entre todos los
habitantes del planeta Tierra.

Las informaciones al respecto vienen de antiguo, pero lo importante en


este caso es qué, comprendiendo la mecánica de la evolución espiritual del
hombre y de los planetas en los que desarrolla sus experiencias físicas, vida
tras vida, sabemos con certeza que nos encontramos en el prólogo de una
nueva era en la tierra. Veamos cómo lo expresaba Pitágoras hace ahora 2.500
años a.C.:
"La Evolución material de los mundos y la
Evolución Espiritual de las Almas son paralelas,
concordantes y se explican la una por la otra"
Pitágoras - Filósofo S. V. a. C.

Nuestro planeta se encuentra en transición desde hace algunas décadas y


así va a continuar hasta que se produzca la transformación social que se
precisa para incorporarse a un nuevo estadio evolutivo: los Mundos de
Regeneración.

Cuando la Tierra alcance ese nivel; la sociedad se desarrollará bajo


algunos parámetros muy diferentes a los que conocemos. Gracias a las
informaciones procedentes del plano espiritual y a las especificaciones que
Allan Kardec detalla en la filosofía espiritista, estamos al tanto de muchos
acontecimientos que han de venir. Lo que nos espera no va a resultar fácil en
los momentos que vivimos; el planeta ha de afrontar esta catarsis que
actualmente padece como medio inevitable para seleccionar los habitantes
que merecen pertenecer al nuevo orden social que llegará. Pues el planeta
como entidad autónoma, ha cuplido su ciclo evolutivo material (como explica
pitágoras) y a pesar de la humanidad que lo habita, ha de ascender en su
escala evolutiva.

Esta selección (humana) no solo será adecuada y perfecta, basada en las


leyes de la Justicia Divina; sino que procurará habilitar las capacidades de los
hombres y mujeres preparados a las necesidades de construcción de un nuevo
mundo, contemplando una eficiencia moral escasamente prodigada en la
sociedad actual. Esta eficiencia estará en los méritos ético-espirituales, en las
capacidades evolutivas de los individuos, en el grado de perfección moral y
elevación espiritual que posean.

Por ello, desde el mundo espiritual planifican con esmero esta transición
desde hace siglos. Tanto es así que, desde hace relativamente pocos años,
vienen encarnando en la tierra espíritus “Viejos”, preparados para afrontar los
retos de esta transición porque ya los han superado con anterioridad en otras
transiciones planetarias.

También encarnan espíritus de gran elevación, espíritus superiores


comprometidos con el planeta por su trayectoria moral a través de los siglos
de evolución; personajes conocidos por la historia y otros anónimos, que
llevados por su amor a esta humanidad vienen en momentos cruciales para
dar ejemplo, marcar el rumbo a seguir y aclarar conceptos, sembrando luz y
claridad allí donde sólo hay confusión y contradicciones sobre los auténticos
Planes de la Ley Divina para la Humanidad de la Tierra.

Estos últimos, dirigidos y coordinados por el gobernador espiritual del


planeta tierra, el sublime maestro Jesús, tienen una trayectoria perfectamente
planificada en el tiempo y en el espacio. Vienen y van a seguir viniendo para
ayudar a la humanidad y a poco que abramos nuestra mente y nuestro
corazón podremos localizarlos, captar su mensaje y ayudarnos con sus
ejemplos para seguir nosotros mismos en esta lucha incesante de
regeneración que nos corresponde efectuar.

La nueva sociedad se verá beneficiada por estos colaboradores y


mentores de la humanidad a la hora de organizar sus nuevas estructuras; pero
esto será más adelante, cuando ya haya concluido la catarsis, el “parto
planetario” que, después de las rectificaciones necesarias saldadas por la Ley
de consecuencias, o Ley de Causa y Efecto sobre las deudas contraídas,
desembocará en el nacimiento de un nuevo orden social y moral, justo y
equitativo para todos.

Orden en el que la maldad habrá sido extinguida y, dónde todavía existirá


la imperfección; pero con el anhelo de todos sus habitantes por ponerse a
trabajar en superarla, en corregir los errores del pasado libres de la opresión
del ambiente negativo, libres de la contaminación de otros espíritus dedicados
al mal, libres de las limitaciones sociales para trabajar en pro del bien y
alentados por un espíritu de fraternidad.

Así pues, podremos contemplar, esbozar una nueva sociedad de trabajo,


de responsabilidad social,, de compromiso moral con el prójimo, sin
desigualdades socio-económicas, de auténtica dedicación al bien y al
desarrollo de las facultades y cualidades intelectuales, emocionales, morales,
volitivas que acerquen cada vez más al hombre a su Creador. Ese es el
auténtico sentido del progreso humano: ir avanzando hacia la plenitud y la
perfección a través del esfuerzo personal y la colaboración entre todos.
Nadie, por sí mismo, es capaz de desarrollar todas sus capacidades sin recibir
de los que le rodean las influencias precisas, los ejemplos necesarios o las
pruebas adecuadas que le permitan probarse así mismo.

Es preciso detectar nuestras debilidades y procurar esmerarnos en


corregirlas con voluntad y dedicación; sin demora, con entusiasmo, aunque
sean dolorosas las consecuencias que debamos afrontar y aunque nos lleven a
realizar ejercicios de renuncia personal importantes y necesarios.

En el progreso del espíritu, lo difícil, es lo que verdaderamente tiene


mérito, y lo más difícil para un ser humano consciente de su realidad
espiritual es luchar contra sí mismo. Contra las propias deficiencias y
miserias de la naturaleza inferior que todavía nos quedan, herencia del acervo
de vidas anteriores de dolor y de equivocaciones.

Conscientes de esta realidad todo se vuelve más fácil; y si tenemos la


oportunidad de realizar nuestro trabajo apoyándonos en otros compañeros de
nuestro mismo nivel evolutivo, con necesidades comunes en evolución,
entonces el camino se vuelve más asequible. Nos apoyamos unos a otros
porque nos vemos reflejados a nosotros mismos en los demás y, gracias a
ello, podemos comprendernos mejor a nosotros mismos y avanzar mucho en
muy poco tiempo.
Esta será la base principal de la nueva sociedad: “la fraternidad sincera
y puesta al servicio del prójimo”. Una fraternidad que hemos de empezar a
cultivar, desarrollándola y valorándola en su justa medida. La unión hace la
fuerza, los sentimientos y pensamientos de bien, así como las proyecciones
de futuro en el corto y medio plazo en grupos de personas capaces de
entregarse desinteresadamente hacia su prójimo. La obra de la fraternidad y el
consuelo en estas épocas de dolor y confusión, son las bases de una nueva
sociedad que desde ya hemos de empezar a plasmar y a trabajar allí donde
nos encontremos. Somos responsables ante la Ley de nuestra labor espiritual
en la Tierra; no es una casualidad nuestra encarnación en estos momentos de
transición.

Si en otras épocas de la humanidad han proliferado grandes personajes


capaces de marcar rumbos a la humanidad, ahora no son personajes
individuales, que también los habrá. El proyecto viene en conjunto, viene
para todos aquellos qué, capaces de entender la necesidad de una nueva
sociedad más justa y fraterna, aspiran a la misma entendiendo los momentos
se viven en el planeta, y cuál es la forma adecuada de afrontarlos para crecer
espiritualmente, trabajando con ahínco por ese nuevo mundo. Ese Reino de
Dios sobre la tierra que prometió el Maestro Galileo; que hemos de construir
en nuestro interior mediante el esfuerzo de nuestra transformación moral y
que tendrá su culminación exterior en la nueva humanidad que se avecina a
marchas agigantadas hacia nosotros.

"Reconoceréis a mis discípulos porque se aman los


unos a los otros"
Jesús de Nazaret
CAPITULO IX

CONCLUSIÓN

LA TERCERA VIA

Nuestra intención al desarrollar este manual, ya manifestada


anteriormente, era la de retomar en nuestra memoria y consciencia la realidad
del origen espiritual del ser humano y su transcendencia en el proceso
evolutivo de la humanidad. Hemos abordado aspectos directos, otros
indirectos y colaterales qué, bajo el prisma de la evolución personal y de la
toma de conciencia, pudieran ayudarnos a centrar nuestras expectativas en los
momentos por los que atraviesa la humanidad.

Antes de ponerse a trabajar en cualquier proyecto es preciso saber de


dónde viene, cómo se origina y hacia dónde se dirige; por ello, como nuestra
materia prima es el ser humano, nuestras reflexiones iban encaminadas a
trabajar en ese sentido transcendente de mejoría persona,l partiendo del
recuerdo de lo que somos, qué hemos venido hacer aquí y hacia dónde nos
dirigimos.

Las discusiones religiosas, teológicas o científicas interesan bien poco; lo


que de verdad importa es la realidad interna de cada ser humano, su
realización personal, su compromiso espiritual, su trabajo para alcanzar la
plenitud y la paz interior. En definitiva, la búsqueda de la auténtica felicidad
a la que todo ser humano aspira. En esta búsqueda interior nos encontramos
dirigidos no sólo por nuestras capacidades, competencias y herencias de vidas
anteriores; somos lo que hemos sembrado y trabajado a través de miles de
años de evolución.

También nos encontramos mediatizados por el ambiente, la cultura y la


sociedad que nos rodea, las coyunturas particulares de nuestra existencia y
sobre todo, por el momento clave que vive el planeta y que a todos afecta.

Sea como fuere, la cúspide de la Creación y el Universo es el Hombre; en


su aspecto integral, eterno, destinado a la felicidad y plenitud a través del
progreso. Una vez claro este concepto y la forma en que venimos una y otra
vez para ascender en ese camino evolutivo a través de la reencarnació, el
progreso espiritual se plantea como la ruta inalterable a seguir.

Como hemos comprobado, cuando hablamos de creación y evolución,


ambos conceptos no son antagónicos sino complementarios; aquí aparece
pues la respuesta a las controversias estériles e inútiles sobre cuál es el origen
del hombre. Quienes afirman el origen como creación divina tienen su
parte de razón en lo que respecta al principio espiritual (el alma); y quienes
exclusivamente sitúan la etiología del ser humano en su evolución
morfológica y fisiológica también en cuanto al desarrollo de la especie
humana en su aspecto biológico-psicológico.

Así pues es preciso aclarar que, en lo que respecta al origen del hombre,
ni la concepción teológica es cierta en su totalidad, ni la científica tampoco;
la auténtica realidad la podemos denominar como LA TERCERA VIA: esta
vía no es otra que el hecho de situar el origen del hombre en su creación
divina en cuanto a su naturaleza espiritual; situando el aspecto físico y
desarrollo morfológico del ser en la herencia genético-evolutiva.

No podemos olvidar que no somos únicamente máquinas biológicas


basadas en la supervivencia del más fuerte; sino herederos ancestrales de los
vínculos afectivos (la evolución del amor) y psicológicos establecidos entre
padres, madres, hijos, familias, tribus, clanes, etc. desde las primeras etapas
evolutivas; primero como primates, y posteriormente como seres humanos
dotados de conciencia y libre albedrío desde el momento en que Dios nos
crea y nos permite la primera experiencia humana en cuerpos primitivos,
cuyo psiquismo individualizado ha superado la etapa pre-humana y se
encuentra preparado para la incorporación del espíritu.

La Tercera Vía es la combinación de ambos conceptos y se resume en la


EVOLUCIÓN ESPIRITUAL DEL SER HUMANO; la evolución
contemplada como el desarrollo y perfeccionamiento no del aspecto físico de
las razas humanas, sino del principio espiritual; energía eterna y sutilísima,
que es nuestro yo superior, la chispa divina, creada por Dios en su infinito
Amor y que constituye la sublimación de su obra de perfección que es el
Universo físico y espiritual.

Por nuestras limitadas capacidades intelectivas, volitivas y morales, no


podemos abarcar comprensión alguna de la causa primera (Dios) de todas las
cosas: La Energía Creadora, La Inteligencia Suprema, La Fuente de la Vida.
Pero sí podemos admirar la magnitud de su obra, la sublimación del Amor a
través de la infinitud del Cosmos y de la perfección de las leyes que lo rigen.

La certeza de la aparición del hombre creado a semejanza de la divinidad


en cuanto a sus atributos eternos y espirituales, nos permite comprender que
los del propio creador, permanecen en el tiempo y en el espacio, siendo
perfectos e inmutables; y en el caso del hombre han de conquistarse,
potenciarse, elevarse, enriquecerse, a través de la evolución espiritual, hasta
lograr sintonizar con la energía creadora que todo lo potencia y desarrolla: El
Amor.

La fuente y la fuerza superior en todo el Universo; la conjunción


omnipresente de las leyes físicas y espirituales se encuentran en el Amor
Divino; y dónde cada ser, cada átomo espiritual de este Universo infinito, que
son los espíritus que lo pueblan, han de contribuir con su propio progreso y
evolución espiritual al engrandecimiento de su obra en las distintas vidas,
planetas y humanidades.

El ejemplo vivo de la Obra de Dios; el Universo encarnado en la tierra a


través de la fuerza del Amor, es la venida del maestro Jesús: Cristo,
gobernador espiritual de este planeta. Este y no otro, es el reflejo del Amor
Divino en su más pura expresión. Seguir su camino es seguir el camino de la
perfección; el de nuestra liberación definitiva del sufrimiento físico y el dolor
moral, alcanzando la plenitud y felicidad para la que Dios nos ha creado,
siendo este nuestro único y definitivo destino.

Vibremos en Amor, y alcancemos a través del esfuerzo de nuestra


reforma personal la consciencia de nuestra inmortalidad; a pesar de las
dificultades, contra todos los impedimentos que salgan al paso, en la
seguridad y la certeza de que somos seres eternos destinados a la felicidad
completa y absoluta, ganada con propios merecimientos y bajo el amparo de
la misericordia y perfección de la Justicia Divina.

"Sed perfectos como mi Padre es perfecto"


Jesús de Nazaret
APENDICE

¿PODEMOS CUESTIONAR LA EVOLUCIÓN DE


DARWIN?

"Si se pudiera demostrar que existe o existió


cualquier órgano complejo acerca del que no
hubiera posibilidad de que se formase por
modificaciones numerosas, sucesivas y pequeñas,
mi teoría se desmoronaría absolutamente
Charles Darwin - "El Orígen de las Especies"

En las dos últimas décadas las investigaciones respecto al orígen de la


vida y de la evolución han sufrido notables cambios y actualizaciones. Tanto
es así, que la propia teoría evolutiva está siendo cuestionada por grandes
investigadores; cada uno en su especialidad propia; en la física, la
bioquímica, la astronomía, la genética, etc.

La mayoría no niega que la evolución es parte del desarrollo de la vida y


de las especies, pero, las nuevas evidencias científicas demuestran que no
todo se explica mediante la selección natural y que incluso existen pruebas
evidentes de que en determinados procesos esta no ha tenido nada que ver; e
incluso que en el origen de determinadas especies y en los procesos
bioquímicos que generan la vida humana es mucho más científico, razonable
y evidente pensar en un origen debido a una causa inteligente que en meros
acontecimientos del azar o de una fuerza ciega que proviene de la nada.

Veamos algunos ejemplos:

La frase de Darwin que encabeza este apéndice, sirvió de estímulo al Dr


Michael Behe, Químico y Dr. en Filosofía para demostrar precisamente que
"la complejidad de las máquinas moleculares" (Ej.:El flagelo o el cilicio de
las bacterias) y el sistema de transporte de las proteínas dentro de la célula,
prueban lo evidente: ningún proceso dawiniano pudo originarlos, ya que
tenían que estar completamente presentes para funcionar.

"Afirmo esto basado en la ciencia: Los sistemas de


complejidad irreducible son una fuerte evidencia
de un diseño intencional y decidido de una causa
inteligente"
Michael Behe - Bioquímico Molecular y Filósofo

- Un segundo ejemplo que presenta una evidencia científica importante y


que cuestiona la evolución darwiniana es "la Explosión Cámbrica", que
tuvo lugar hace ahora 500 MM de años, y donde aparecieron la gran mayoría
de las categorías más altas del reino animal brotando mediante estructuras
corporales únicas. Ni el registro fósil que estudian los paleontógolos ni las
pruebas de la biología evolutiva saben explicar cómo pudo producirse esta
"aparición repentina". No existen registros de transiciones o modificaciones
evolutivas de estas especies anteriormente, lo que descarta por completo un
proceso evolutivo por selección natural. El propio Darwin afirmó que la
explosión cámbrica era inexplicable bajo su teoría de la selección natural,
confiando que el futuro explicaría este gran salto evolutivo. Después de siglo
y medio las cosas no sólo no se han aclarado sino que sigue siendo una
carencia importantísima en la evidencia de la evolución.

- Ya en la época de Einstein, y a raíz de su teoría de la relatividad, físicos


como Lamaître y Friedman demostraron que el universo estaba en contínua
expansión. Esto confirmó que si retrocedíamos en el tiempo llegaría un
momento en el que el universo regresaría a un punto de origen antes del cual
no existía. El astrónomo Fred Hoyle bautizó a este momento como el Big
Bang. Hoy, depués de sucesivas evidencias astronómicas y físicas
prácticamente todos los cosmólogos y astrónomos concuerdan que con las
informaciones que se han descubierto en las últimas décadas el Universo
comenzó con el Big Bang en el pasado.

El "argumento Kalam" direcciona la cuestión del orígen del universo


hacia una causa inteligente de la siguiente forma: "Todo lo que empieza a
existir tiene una causa". "El Universo empezó a existir". "Luego el Universo
tiene una causa". Hoy, con las nuevas evidencias científicas, se han invertido
los papeles, los ateos y agnósticos que antes defendían que el universo fué
creado de la nada porque era eterno, tienen un gran problema al aparecer el
big bang. Pues no pueden demostrar que de "la nada puede surgir el todo". Si
el universo tuvo un principio, se debe sin duda alguna a una causa, y esta
debe ser inteligente.

Si la gravedad, el electromagnetismo, la materia y la energía aparecieron


con el Big Bang, ¿cuál fué su origen? ¿quién o qué las puso ahí? Y las leyes
perfectas que las ordenan y coordinan ¿de dónde salieron? ¿Cómo
demuestran el principio antrópico del ajuste fino de las leyes de la física?
¿Cómo explican el orígen de la vida mediante el azar o la nada? ¿Cómo
prueban la existencia de esa fuerza ciega que, según ellos, origina la vida y el
universo y que no tiene inteligencia, ni propósito, totalmente aleatoria, y que
ha dado origen a la perfección de las leyes físicas y espirituales?

"No sería extraño que un Universo sin propósito


creara accidentalmentea seres humanos que están
tan obsesionados con el propósito?"
Sir John Templeton

Podríamos seguir argumentando innumerables ejemplos de evidencias


científicas que apuntan a la aparición de la vida y el desarrollo de la misma
mediante la intervención de una causa inteligente y no únicamente por el azar
o la selección natural. Es cierto que la evolución es un hecho en una
mayoría de procesos microevolutivos de transición y modificación en
algunas especies de animales y de plantas. Pero no es menos cierto que en lo
que respecta a la macroevolución, el orígen del universo, el origen de la
vida y sus procesos, la ciencia actual está acecándose a esa Causa Primera
a pasos agigantados mediante sus propias evidencias. Esta Causa Primera
que muchos llamamos Dios, es no sólo inteligencia suprema, sino personal,
inmaterial, eterna e incognoscible; existe a pesar del Universo, puesto que
este último es su creación.

Así pues, contestando a la pregunta: ¿podemos cuestionar le evolución de


Darwin?. Por supuesto que puede cuestionarse en muchas de sus premisas;
siendo no obstante acertada en muchas otras. En los últimos ciento cincuenta
años hemos dado por buenas, ciertas e inmutables las leyes evolutivas y de
selección natural; desde hace varias décadas el mundo de la ciencia las está
cuestionando cada vez más.

"Como todas las teorías cientificas, la evolución


darwiniana debe ser continuamente comparada
con la evidencia, y sino concuerda con ésta, debe
ser reevaluada o abandonada, de otra forma no es
ciencia, sino mito"
Dr. Jonhatan Wells -Dr. en Biología, Médico, Físico
y Geólogo.

El que este hecho no llegue al conocimiento de la mayoría no es una


evidencia de su validez científica; es sin embargo la consecuencia de varios
factores; uno de ellos muy importante la reticencia de muchos científicos
ateos y agnósticos a aceptar una Causa Inteligente como orígen de la vida y
del universo. Para ello se emplean a fondo en intentar buscar hipótesis
alternativas, pero cuanto más lo intentan las evidencias van demostrando que
caminan en sentido contrario. Y a esto se aplican incluso abandonando el
sentido último de la ciencia que es la búsqueda de la verdad; sustituyéndo
esta búsqueda por la de encontrar una explicación que satisfaga el "origen de
su fe" en la "creencia" de que el Universo fué creado de la nada.
ALGUNAS CONSIDERACIONES A TENER EN
CUENTA

LA CUESTIÓN DE LA CONCIENCIA

Si admitimos la Causa Primera e Inteligencia Suprema del Universo, al


que llamamos Dios, como el creador del mismo, hemos también de concordar
que se trata de una entidad personal; una Mente Superior, una Conciencia
Superior que sobrepasa lo que podamos imaginar.

Partiendo de este punto es mucho más fácil comprender que de una


Conciencia Superior puedan derivar conciencias individuales como las
nuestras; las que poseemos. Este razonamiento lógico es mucho más probable
que aquel que nos dice que la conciencia surge de la nada, de la interacción
aleatoria de átomos sin propósito ni dirección que con el trascurso del tiempo
consolidan la conciencia en una masa de un kilo y medio a la que llamamos
cerebro.

"...No puedes obtener algo de la nada. Si el Universo comenzó con


materia muerta sin conciencia, ¿como obtienes algo totalmente distinto
(criaturas conscientes, pensantes, sensibles, creyentes, etc).? Pero si todo
comenzó con la mente de Dios, no tenemos problema en explicar el
origen de nuestra mente." Dr. J.P. Moreland
LA CUESTIÓN DEL ORIGEN DE LA VIDA

Si el ADN, de cada una de nuestras ciento de billones de células, contiene


en su interior información superior a cualquier supercomputadora que
podamos imaginar, alguien tiene que haber colocado ahí esa información.
Donde existe información existe con anterioridad una inteligencia o una
mente que la ha elaborado. La prueba de la información del ADN es
irrefutable; para que esa información se estructure, desarrolle y elabore en
procesos que luego dan orígen a la vida mediante el azar o un sistema
aleatorio, el cálculo de probabillidades lo hace improbable. Es más lógico que
esa información y estructura haya sido diseñada por una mente o inteligencia
que ha plasmado en lel ADN el desarrollo que debía producirse para originar
la vida de la célula. La información es la marca de la mente.

"Sabemos que los libros y los códigos de las


computadoras son diseñados por la inteligencia; la
presencia de este tipo de información en el ADN
también implica una fuente inteligente"
Dr. Stephen Meyer

LA CUESTIÓN DEL ALMA O ESPÍRITU


Si nuestra conciencia y nuestra mente se encuentran fuera del cerebro
¿dónde están?; a qué ámbito de la realidad pertenecen entonces los
pensamientos, sentimientos, emociones, deseos, creencias, etc? Es evidente
que, aunque los científicos materialistas han sostenido que el alma era un
"epifenómeno derivado de las conexiones neuronales", este planteamiento ya
no es una evidencia científica sino una "creencia o suposición pendiente de
demostración".

Ni la psicología traspersonal considera así el alma; sino una realidad tan


evidente o más que la realidad física que percibimos. Por otro lado, las
evidencias de la neurología que afirman que la mente y la conciencia no se
encuentran en el cerebro, ni que las sinápsis neuronales pueden "originar
conciencia".

"Si mis procesos mentales están únicamente determinados por los


átomos de mi cerebro, no tengo razón para suponer que mis creencias
son verdaderas...y por lo tanto no tengo razón para suponer que mi
cerebro está compuesto de átomos" J. B. S. Haldan - Evolucionista

Cuando se extirpa parte del cerebro a una persona con tumor cerebral, la
personalidad e identidad de la misma sigue existiendo. E incluso después de
largos periodos de inconsciencia y pérdida de memoria en algunos pacientes,
aunque padezcan amnesia sobre su vida anterior, siguen siendo las mismas
personas. Si trasladamos el análisis de la evidencia científica al razonamiento
filosófico, comprenderemos con suma facilidad que nuestra mente y nuestra
conciencia forman parte de nuestra alma. Esta última trasciende a la muerte, y
no se encuentra ubicada en parte alguna de nuestro cuerpo, ni en nuestras
neuronas ni en parte o totalidad de nuestro cerebro, corazón, etc.

En los razonamientos filosóficos que ofrece la filosofía kardeciana queda


bien claro; somos una trilogía de personalidad: cuerpo, periespíritu y espíritu.
El primero es biología, el segundo es el cuerpo semimaterial que permite la
conexión entre la parte biológica y la espiritual, y alberga todos los procesos
psicológicos y anímicos, y el tercero, el espíritu o alma humana, es la "chispa
divina", energía invisible, principio inteligente; creado por Dios, conforma
nuestro yo, nuestro ego, es eterno y evoluciona a través de los siglos en
distintas etapas evolutivas.

"La individualidad no es explicable en términos


materiales o físicos; ésta individualidad espiritual
del hombre tiene el apoyo adecuado en la
Individualidad Espiritual traascendente de Dios
como Mente Absoluta"
Stuart C. Hackett - Filósofo

¿PORQUÉ "LA TERCERA VIA" ES LA


EXPLICACIÓN RACIONAL Y LÓGICA AL
ORIGEN, LA CREACIÓN Y LA EVOLUCIÓN?

Con estos pocos ejemplos a modo de apéndice, podemos concluir que la


exposición del tema presentado tiene una conseuencia lógica basada en una
filosofía de vida y de progreso. Somos espíritus inmortales viviendo en dos
planos de vida claramente diferenciados: cuando tenemos cuerpo físico a
nuestro espíritu le denominamos alma, cuando regresamos al plano espiritual
lo llamamos espíritu, al estar liberado de la materia física.

El sentido de la vida espiritual es el progreso; moral e intelectual.


Principalmente, el espíritu guarda en su interior como una semilla, los
atributos del creador (a su imagen y semejanza) sobre la perfección, el amor,
la sabiduría, etc.. Dios nos crea como tabla rasa pero con las potencialidades
que hemos de desarrollar por nosotros mismos para llegar a la plenitud y la
felicidad.

Ese camino de desarrollo no es otra cosa que la Ley de Evolución a la que


se someten todas las leyes físicas y espirituales del Universo. El libre albedrío
que nos concede Dios en nuestro progreso, nos convierte en seres morales;
pues desde ese momento podemos decidir inclinarnos por el bien o por el
mal, con las subsiguientes consecuencias que ello comporta para nosotros: un
futuro feliz o desdichado según sea nuestra decisión. La Justicia divina es
igual para todos, y el espíritu recibe la consecuencia de sus actos en la propia
existencia o en próximas reencarnaciones, pues las distintas experiencias en
la carne son solidarias.

La materia se transforma, y el espíritu también cuando efectúa el esfuerzo


por crecer y mejorar espiritualmente. Si nos resistimos a los cambios, el
proceso evolutivo avanza imparable y quedamos descolocados; si persistimos
en actitudes negativas y no trabajamos en nuestro mejoramiento moral, el
sufrimiento llega a nuestras vidas para hacernos reaccionar: esta es la ley de
causa y efecto; recibimos aquello que sembramos.

Por ello, LA TERCERA VIA, no es más que el CAMINO


TRASCENDENTE DEL SER HUMANO hacia su plenitud, felicidad y
perfección, ya que la materia y el cuerpo biológico desaparece, muere; pero el
espíritu permanece al ser inmortal y guardar en su interior todas las
capacidades, competencias, virtudes y defectos que le son propios como
resultado de su actuar en las distintas experiencias en la tierra.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA UTILIZADA

"El Libro de los Espíritus" - Prof. Allan Kardec

"El Génesis" - Prof. Allan Kardec

"El Origen de las especies" - Charles Darwin

"La Evolución del Amor" - Dr. Gerald Huther

"De animales a Dioses" - Dr. Yuval Harari

"El Gen Egoísta" - Dr. Richard Dawkins

"Inteligencia Emocional" - Dr. Daniel Góleman

"Emociones tóxicas" - Dr. Daniel Góleman

"El Ser Consciente" - Divaldo P. Franco

"Plenitud" - Divaldo P. Franco

"La Matriz Divina" - Dr. Gregg Braden


"Tres Enfoques sobre la Reencarnación" - Sebastian de Arauco

"El Tercer Chimpancé" - Dr. Jared Diamond

"Disparando contra Dios" - Prof. Jhon C. Lennox

"El Caso del Creador" - Lic. Lee Strobel

"Evolución o Creación" - Revista Amor, paz y caridad (A.LL.F.)


ANTONIO LLEDÓ FLOR,es Licenciado en Filosofía por la Universidad de
Alicante. Ejecutivo de entidad financiera durante 25 años. Escritor, orador,
divulgador y miembro del Grupo Villena desde su fundación, de la que fue
Presidente durante un tiempo. Fue Director de la revista Amor Paz y Caridad
durante diez años y desde hace más de 35 años viene dictando conferencias y
participando en Seminarios, Ponencias, Congresos Nacionales e
Internacionales, programas de radio y Tv..
Notas
[1]ElEspiritismo es a la vez una Ciencia de Observación y una Doctrina
Filosófica. Como ciencia práctica consiste en las relaciones que pueden
establecerse con los espíritus; como Doctrina filosófica comprende todas
las consecuencias morales que se desprenden de semejantes relaciones"
Allan Kardec- ¿Qué es el Espiritismo?
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