SENTENCIA NO.
207-11-JH/20
OBITER DICTA
Si en los procesos de adolescentes infractores ya ha transcurrido el término máximo para la
conclusión del proceso y el adolescente no cuenta con sentencia ejecutoriada, el juez puede
recurrir a la aplicación de otras medidas cautelares personales establecidas en el artículo 324 del
CNA o poner en libertad al adolescente, según las circunstancias de cada caso. En estos casos, el
hábeas corpus resulta procedente para tal efecto. Si es puesto en libertad, el adolescente deberá
permanecer en libertad mientras se resuelvan los recursos que haya planteado y, en el momento
que exista una sentencia ejecutoriada en su contra, deberá ser detenido para cumplir la medida
socio-educativa que le haya sido impuesta.
En consecuencia, si bien la orden de internamiento dictada en contra del adolescente NN fue
emitida de forma legal, desde el momento en que este cumplió el tiempo máximo permitido por
la ley, esto es 90 días, y no fue puesto en libertad, su privación de la libertad se convirtió en
ilegal por contravenir norma expresa. Esto por cuanto, al momento de presentación de la acción,
el adolescente había apelado la sentencia de primera instancia y no contaba con sentencia
ejecutoriada en su contra que hubiera justificado que permanezca internado.
Para la fecha de presentación del habeas corpus (21 de julio de 2011), quedaba pendiente la
resolución de los recursos de nulidad y apelación planteados en favor del adolescente; y, para la
fecha de resolución de la acción de habeas corpus en primera instancia (22 de julio de 2011) y
segunda instancia (11 de agosto de 2011), quedaba pendiente de resolución el recurso de
casación planteado por el adolescente. Por ende, el adolescente tenía derecho a ser considerado
inocente y a que su medida socioeducativa no se ejecute hasta que no se resuelva su recurso de
casación. Esto implica que, una vez concluido el tiempo de internamiento preventivo, el
adolescente debía ser puesto en libertad inmediatamente.
En definitiva, en el presente caso los jueces que conocieron el hábeas corpus no garantizaron la
efectividad del recurso en cuanto fallaron en su deber de analizar las alegaciones del accionante
respecto a las circunstancias de la privación de la libertad del adolescente, en cuanto no podían
limitar su análisis a la orden de detención sin considerar la situación en la que se encontraba al
momento de presentación de la acción. Como quedó establecido, el hecho de que la privación de
la libertad provenga de una orden legal, no implica que esta no pueda convertirse en ilegal o
arbitraria si las condiciones cambian, como en este caso, si se excede el tiempo máximo de
internamiento preventivo establecido por la ley.
RATIO DECIDENDI
Una privación de libertad es ilegal cuando una detención o privación de libertad es ejecutada en
contravención a los mandatos expresos de las normas que componen el ordenamiento jurídico, ya
sea en el aspecto material o formal. En el aspecto material, la detención debe haberse realizado
en estricto apego a las causas, casos o circunstancias expresamente tipificadas en la ley y la
privación de la libertad debe mantenerse exclusivamente hasta los límites temporales fijados por
la legislación. En el aspecto formal, la detención y posterior privación de la libertad debe
realizarse en cumplimiento del procedimiento objetivamente definido por la ley.
Una privación de libertad es arbitraria cuando se ha realizado utilizando causas y métodos que
puedan reputarse como incompatibles con el respeto a los derechos humanos del individuo,
aunque se haya realizado en cumplimiento de las normas legales. Si bien la determinación de
cada circunstancia específica debe determinarse en cada caso y sin ser esta una lista taxativa, una
detención es arbitraria si se cumple uno de los siguientes supuestos:
i. Cuando no es posible invocar sustento legal que justifique la privación de la libertad.
Eso ocurriría, por ejemplo, al mantener una persona en detención tras haber cumplido
la pena o a habiendo caducado la medida cautelar a través de la cual fue privada de su
libertad;
ii. Cuando la privación de libertad es incompatible con los derechos constitucionales de
la persona. Esto ocurriría en casos donde, durante la privación de su libertad, la
persona sea incomunicada o sea sometida a tortura, tratos crueles o degradantes o
tratamientos vejatorios de su dignidad humana;
iii. Cuando la privación de la libertad se da como resultado del ejercicio de otros
derechos constitucionales o convencionales. Esto ocurriría, por ejemplo, si la
privación de libertad se da como resultado de un ejercicio legítimo de libertad de
expresión; iv. Cuando la privación de la libertad es fruto de una grave vulneración de
los derechos y garantías relativas a un juicio imparcial y al debido proceso; v. Cuando
la privación de libertad se funda en motivos discriminatorios;
iv. En casos de privación de libertad por parte de particulares, cuando esta se ha
realizado atentando contra la autonomía de la voluntad de la persona recluida; vii.
Cuando los solicitantes de asilo, inmigrantes o refugiados son objeto de detención
administrativa prolongada sin posibilidad de examen o recurso administrativo o
judicial o existe el riesgo de devolución al país donde temen persecución o donde
peligre su vida, libertad o integridad.
Un adolescente que ha cumplido el tiempo máximo de internamiento preventivo permitido por el
artículo 331 del Código de la Niñez y Adolescencia y no cuenta con sentencia condenatoria en
firme en su contra, mantiene intacta su presunción de inocencia y debe ser puesto en libertad sin
necesidad de orden judicial. En ningún caso un adolescente puede permanecer internado
preventivamente más allá de este límite, sin contar con una sentencia ejecutoriada que declare su
responsabilidad en el cometimiento de una conducta tipificada penalmente. Si el adolescente
cuenta con sentencia condenatoria de primera instancia en su contra, pero ha apelado dicha
decisión, no existe sentencia ejecutoriada que justifique mantener al adolescente en
internamiento preventivo. En estos supuestos, en virtud del artículo 331 del Código de la Niñez y
Adolescencia, el adolescente debe ser puesto en libertad de forma inmediata por el funcionario
responsable del establecimiento en el cual se encuentra internado. Si el adolescente no es
liberado de forma inmediata, el hábeas corpus resulta procedente y el juzgador deberá aplicar las
sanciones establecidas en el artículo 331 en contra del funcionario responsable