Voces: CAPITAL SOCIAL ~ CONTRATO DE TRABAJO ~ CREDITO LABORAL ~ RESPONSABILIDAD
DEL SOCIO ~ RESPONSABILIDAD SOLIDARIA ~ SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA ~
SOCIO
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, sala III(CNTrab)(SalaIII)
Fecha: 22/09/2008
Partes: Arancibia, Nora y otro c. Rodríguez, Ricardo Marcos y otro
Publicado en: LA LEY 19/11/2008, 8, con nota de Ricardo A. Nissen; LA LEY 2008-F, 529, con nota de
Ricardo A. Nissen; IMP2008-23 (Diciembre), 2033 - LA LEY 09/12/2008, 3, con nota de Alberto Víctor Verón;
LA LEY 2008-F, 717, con nota de Alberto Víctor Verón;
Cita Online: AR/JUR/10663/2008
Hechos:
En el marco de un proceso de ejecución de créditos laborales incoado contra una sociedad de responsabilidad
limitada, el juez de grado extendió la condena a socios, con fundamento en la infracapitalización del ente. La
Cámara confirmó dicho decisorio.
Sumarios:
1. Corresponde confirmar la sentencia que extendió la condena la pago de ciertos créditos laborales a los miembros
de la sociedad de responsabilidad limitada empleadora, con fundamento en la infracapitalización del ente, pues si
la sociedad se constituyó con el mínimo legal de capital y posteriormente transfirió cuotas sociales por un precio
muy superior, pero al momento de hacer frente a sus deudas laborales no contaba con bienes propios, dicha
conducta resulta encuadrable en los arts. 54, 59, 157 y 274 de la Ley de Sociedades Comerciales, en tanto es
responsabilidad de los socios mantener una relación razonable entre el giro real del ente y el capital con el que
éste se halle dotado.
2. Procede responsabilizar en forma personal, ilimitada y solidaria a los miembros de la sociedad de
responsabilidad limitada empleadora por las deudas laborales de ésta, ya que si el capital social se tornó
manifiestamente inadecuado durante el desarrollo de la actividad del ente, tal hecho no puso pasar inadvertido
para los socios y administradores, quienes como buenos hombres de negocios debieron adoptar las medidas
necesarias para mantener la adecuada correlación entre el capital y el giro social, procurando asegurar el
cumplimiento del objeto de la sociedad y su insolvencia (del voto de la doctora Porta).
Texto Completo: 2ª Instancia. — Buenos Aires, septiembre 22 de 2008.
El doctor Guibourg dijo:
Contra la sentencia de la instancia anterior, que acogió parcialmente el reclamo de autos, se alzan ambas partes
con los memoriales de fs. 364/365 y fs. 366/372.
Razones de orden metodológico imponen tratar en primer término los agravios vertidos por los demandados
Rodríguez y Fernández, que se quejan porque el Juez de grado extendió la condena a los recurrentes con
fundamento en la infracapitalización del ente social. Entienden que la cuestión no fue debidamente planteada por
los actores en la demanda y que en el proceso en que fue condenado el ente ideal (Artbaby S.R.L.) no se invocó
ni acreditó conducción fraudulenta por parte de los administradores y socios. Cuestiona la valoración de la prueba
y sostiene que no existen elementos con los que pueda sostenerse la idea de vaciamiento o frustración de derechos
de los acreedores.
No asiste razón a los recurrentes. Las actoras sostuvieron al demandar que, al intentar ejecutar la sentencia
obtenida en los autos "Arancibia Nora Rosaura y otro c/ Artbaby S.R.L." (Expte. Nro. 20.237/2002 que obra
agregado por cuerda), se encontraron con que la demandada se había mudado sin dejar rastros y también
expresaron que existió una conducta dolosa de los socios que, por medio de su manejo, imposibilitaron el cobro
de las deudas contraídas. Invocaron como sustento de la pretensión los artículos 59, 157 y 274 de la ley 19550.
De las constancias de la causa reseñada se extrae que al intentar el cobro del monto de condena a la sociedad
Artbaby SRL cada diligencia resultó frustrada. El primer mandamiento de embargo fue devuelto por no
encontrarse el interesado en el domicilio de la diligencia (ver fs. 105). Luego también resultó infructuosa la traba
de embargo en dos cuentas bancarias por no encontrarse operativas (ver fs. 114/115).
A fs. 74 de esta causa obra copia del contrato social de la sociedad Artbaby S.R.L., por el que los
codemandados Rodríguez y Fernández se constituyeron como socios y gerentes del ente ideal con administración
a cargo de ambos, y con un capital social de $ 5.000 (todo ello en octubre de 1991). Luego, en julio del año 2000,
Fernández cedió a terceros sus cuotas, que equivalían al 50% del capital social, por un valor de $ 50.000. A partir
de dicho momento el codemandado Rodríguez queda como único gerente y, en marzo de 2002, vendió la totalidad
de las cuotas sociales a un tercero por la suma de $ 20.000 (ver fs. 83 y 94).
A partir de allí queda reconducida la sociedad con un nuevo domicilio en Banfield, pero no se hace referencia
alguna al cambio en la gerencia y en junio de 2002 continúa apareciendo Rodríguez como gerente de la sociedad
y comparece al acto de modificación del domicilio social, que retorna al de la calle Culpina que originalmente
tenía (ver fs. 103).
El régimen de sociedades de responsabilidad limitada tiene por objeto facilitar la inversión productiva al
permitir al comerciante arriesgar en la empresa sólo el capital designado, sin comprometer el resto de su
patrimonio personal. Esta facilidad, sin embargo, no puede convertirse en un medio para defraudar los intereses
de terceros.
Es claro que una SRL puede verse en dificultades económicas: precisamente para ese supuesto se ha previsto
la responsabilidad limitada, de modo que la sociedad puede ser ejecutada y aún ser declarada en quiebra sin que
el resto del patrimonio de sus socios se vea afectado. Pero los artículos 54 , 59, 157 y 274 de la Ley de Sociedades
Comerciales establecen la responsabilidad solidaria de los socios y administradores en ciertos casos que deberían
ser excepcionales; a saber cuando, se utiliza la figura societaria como un mero recurso para violar la ley, el orden
público o la buena fe o para frustrar derechos de terceros, como se da en el supuesto de ausencia o deficiencia en
el registro del vínculo laboral (Sentencia Nro. 73685 del 11/4/1997 in re "Delgadillo Linares, Adela c/ Shatell
S.A. y otros s/ despido).
Ahora bien, todo este esquema institucional tiene como presupuesto que el capital con el que la SRL es dotada
-y que es el límite normal de la responsabilidad de sus socios- sea suficiente para respaldar su giro. Existe un
límite mínimo de capital para la constitución de una sociedad: si ese requisito se cumple la sociedad puede
formarse, ya que no es dado a la autoridad administrativa predecir cuál ha de ser el giro futuro de la empresa. Pero
es responsabilidad de los propios socios mantener una relación razonable entre el giro real de la sociedad y el
capital con el que ésta se halle dotada: de otro modo, lo que se presenta en el mercado como una empresa sólida
y próspera puede encubrir la ausencia casi total de solvencia para hacer frente a las obligaciones contraídas.
Desde luego, esta circunstancia permanece en la irrelevancia mientras la sociedad, de hecho, tiene bienes
suficientes para servir de garantía común de sus acreedores. Pero, cuando estos bienes faltan -y más aun cuando
desaparecen o resultan de propiedad de terceros ajenos al giro de la sociedad- los acreedores encuentran que el
límite de responsabilidad de los socios, establecido por ellos mismos en suma cercana al mínimo legal, aparece
desproporcionado, no ya sólo con las deudas contraídas, sino con el propio giro social en épocas normales. Esta
condición se ve agravada cuando los acreedores son los trabajadores dependientes de la sociedad, porque quienes
buscan empleo no están en condiciones -como generalmente sucede con los comerciantes- de tomar en cuenta el
capital social de la empresa con la que hayan de contratar.
En este caso, en especial, esta desproporción se ve demostrada por el valor alcanzado por las cuotas sociales
cuando fueron transferidas. Si la sociedad se constituye con el mínimo legal de capital, más adelante transfiere
cuotas sociales por un precio muy superior y en el momento de hacer frente a sus deudas laborales no cuenta con
bienes propios, esto indica una conducta encuadrable en los artículos 54, 59, 157 y 274 de la ley 19.550.
Por esta razón, propondré que se confirme lo decidido en la instancia anterior.
Se queja la parte actora porque el Juez de grado rechazó la demanda contra los restantes codemandados, entre
ellos Marchetti, porque entendió que no habían sido invocados a su respecto elementos que permitieran arribar a
una condena.
Las manifestaciones vertidas en tal sentido en el memorial en análisis no cumplen los requisitos de
admisibilidad exigidos por el artículo 116 L.O., ya que no constituyen una crítica concreta y razonada de los
fundamentos de la sentencia, en la que se demuestre la existencia de errores de hecho o de derecho en los que
pudiera haber incurrido el sentenciante. El recurrente no controvierte ninguno de los argumentos del fallo: se
limita a afirmar principios que considera evidentes y ciertos, sin aportar elementos objetivos de juicio que
justifiquen su pretensión. En consecuencia, propondré que se declare la deserción del recurso en este punto.
En virtud de la calidad, extensión e importancia de los trabajos desempeñados por los profesionales
intervinientes y las normas arancelarias vigentes, estimo que los emolumentos regulados en la instancia anterior
son ajustados a derecho, por lo que deben confirmarse.
Voto, en consecuencia, para que se confirme el fallo apelado en todo lo que fue materia de recurso y agravios;
se impongan las costas de la Alzada en el orden causado y se regulen los honorarios de las representaciones
letradas de las partes, por sus trabajos en esta instancia, en 25% de lo que les corresponda percibir por sus trabajos
en la instancia anterior.
La doctora Porta dijo:
Sin perjuicio de compartir los fundamentos expuestos por mi distinguido colega, Dr. Guibourg, considero
preciso señalar que el instrumento de constitución de la sociedad debe contener entre otros requisitos la indicación
de su capital social con la mención del aporte de cada socio (art. 11 inc. 4, ley 19550). El capital social es el
conjunto de recursos constituidos por los aportes de los socios para ser aplicados al giro social y al cumplimiento
del objeto social. El conjunto de las actividades descriptas que integran el objeto social deberá guardar razonable
relación con el capital social (art. 18, Resolución General 6/80 de la Inspección General de Persona Jurídica). La
existencia de capital social tiene varias funciones, pero sin duda la más importante es la de ser garantía frente a
los acreedores sociales, por ello la ley 19.550 dispone una serie de normas que tienden a preservar la intangibilidad
del capital social en defensa fundamentalmente, de los acreedores del ente. Es claro que debe existir una razonable
relación y proporción entre el capital y el objeto social, el capital debe ser congruente o cuanto menos no
manifiestamente inadecuado al objeto social, pues de lo contrario recaerán sobre los acreedores el riesgo
empresarial, los eventuales beneficios serán para los socios, mientras que las pérdidas recaerán sobre los
acreedores sociales.
A la luz de tales reflexiones y aun prescindiendo de si al momento de constituirse la sociedad empleadora
estaba o no infracapitalizada, no debe perderse de vista que ese capital social se tornó manifiestamente inadecuado
durante la vida y el desarrollo de la actividad de la sociedad y tal hecho no pudo pasar desapercibido para los
socios y administradores, quienes como buenos hombres de negocios debieron adoptar las medidas necesarias
para mantener la adecuada correlación entre el capital y el giro social, procurando asegurar el cumplimiento del
objeto de la sociedad de modo de evitar la insolvencia de la entidad (art. 59 ley 19.550). La necesidad de adecuada
correlación entre capital y objeto social se evidencia en que la ley de sociedades contempla como causales de
disolución de la sociedad tanto la imposibilidad sobreviviente de lograr el objeto para el cual se formó como la
pérdida del capital social (art. 94, incs. 4 y 5). Por lo tanto las personas demandadas pudieron evitar dicha situación
por medio de un reintegro total o parcial del capital o bien su aumento (art. 96), de lo contrario debieron requerir
la disolución y liquidación del ente.
Sin embargo, no procedieron de esta forma, ya que la Sra. Susana Haydée Fernández en el año 2000 cedió,
vendió y transfirió sus cuotas sociales que tenían un valor de $ 2.500 por el precio de $ 50.000 (fs. 81). En marzo
del año 2002, Rodríguez propietario de cuotas sociales por igual valor, vendió, cedió y transfirió sus cuotas propias
por el precio de $ 20.000 (fs.94 y sigs.). No obstante, el capital social permaneció inmodificado, lo que evidencia
a las claras su insuficiencia, circunstancia que era plenamente conocida por los accionados al momento de realizar
las referidas operaciones y pese a ello continuaron con el giro de los negocios sociales como bien señala el Sr.
Juez de grado, sin que los apelantes descalifiquen dicho razonamiento, que por lo demás corroboran, pues en el
responde reconocieron expresamente que en agosto de 2001 suspendieron a parte del personal (fs. 145 y vta.).
Como ésta ha sido la conducta de los demandados, cabe responsabilizarlos en forma personal, ilimitada y
solidaria no sólo por lo dispuesto por los arts. 54, 59, 157 y 274 de la ley 19.550 sino también por lo que establece
el art. 99, párrafos 1 y 2 de la citada ley. En conclusión propongo desestimar las quejas de los codemandados y
confirmar en este aspecto el fallo de grado.
Por tales fundamentos y por los expuestos por el vocal preopinante, en relación con las otras cuestiones,
adhiero al voto que antecede.
Por lo tanto, y de conformidad con lo dictaminado por el Fiscal General ante la Cámara de Apelaciones del
Trabajo, el Tribunal resuelve: I.-Confirmar el fallo apelado en todo lo que fue materia de recurso y agravios. II.-
Imponer las costas de la Alzada en el orden causado. III.-Regular los honorarios de las representaciones letradas
de las partes, por sus trabajos en esta instancia, en 25% de lo que les corresponda percibir por sus trabajos en la
instancia anterior. — Elsa Porta. — Ricardo A. Guibourg.