Refrigeración
Refrigeración
INSTALACIONES DE
REFRIGERACIÓN DE
INVERNADEROS
ÍNDICE
Página
OBJETIVOS .................................................................................................................................. 3
INTRODUCCIÓN........................................................................................................................... 5
4.1. REFRIGERACIÓN........................................................................................................ 7
4.1.1. BALANCE DE ENERGÍA DIURNO EN INVERNADERO.................................... 7
4.1.2. VENTILACIÓN................................................................................................... 10
4.1.3. VENTILACIÓN NATURAL ................................................................................. 12
4.1.3.1. Efecto térmico...................................................................................... 12
4.1.3.2. Efecto eólico (o del viento) .................................................................. 13
4.1.3.3. Tasas de ventilación de diferentes invernaderos ................................ 14
4.1.3.4. Características de las aperturas.......................................................... 15
4.1.3.5. El cultivo y los movimientos de aire..................................................... 18
4.1.3.6. Las mallas anti-insectos ...................................................................... 18
4.1.4. LA VENTILACIÓN FORZADA O DINÁMICA..................................................... 19
4.1.5. REFRIGERACIÓN CON EVAPORACIÓN DE AGUA....................................... 20
4.1.5.1. Paneles evaporadores (Hidrocooling o Cooling System).................... 20
4.1.5.2. Nebulización fina (Fog System)........................................................... 21
4.1.5.2.1 Sistemas de alta presión ............................................................... 22
4.1.5.2.2 Sistemas de baja presión .............................................................. 22
4.1.5.2.3 Sistemas aire/agua........................................................................ 22
4.1.5.3. Refrigeración por evapotranspiración.................................................. 23
4.1.6. SOMBREO ........................................................................................................ 23
4.1.7. OTROS MÉTODOS........................................................................................... 24
4.1.8. VENTILACIÓN Y GESTIÓN DEL CLIMA .......................................................... 25
4.1.8.1. Valores umbrales de la temperatura del aire ...................................... 25
4.1.8.2. Valores umbrales de la humedad del aire ........................................... 26
4.1.9. DESHUMIDIFICACIÓN ..................................................................................... 26
4.1.9.1. Calefacción asociada........................................................................... 26
4.1.9.2. Sistemas de deshumidificación ........................................................... 26
4.2. MOVIMIENTO DEL AIRE EN EL INVERNADERO.................................................... 27
4.3. FERTILIZACIÓN CARBÓNICA.................................................................................. 27
4.3.1. TÉCNICAS DE FERTILIZACIÓN CARBÓNICA................................................ 28
4.3.1.1. Gas puro .............................................................................................. 28
4.3.1.2. Gases de combustión .......................................................................... 28
4.3.1.2.1 Fertilización carbónica con pequeños quemadores...................... 29
4.3.1.2.2 Fertilización carbónica desde caldera central............................... 29
4.3.2. DISTRIBUCIÓN DE CO2 ................................................................................... 29
4.4. ILUMINACIÓN ARTIFICIAL ....................................................................................... 30
RESUMEN................................................................................................................................... 33
1
OBJETIVOS
Destacar la ventilación como el principal medio de refrigeración de
invernaderos
3
INTRODUCCIÓN
Esta unidad repasa los distintos factores que influyen en la refrigeración del
invernadero, como son la reducción de radiación solar, la evapotranspiración del
cultivo, la ventilación y la evaporación de agua. Dichos factores están ligados entre sí
por las ecuaciones del balance de energía y de humedad, de modo que al cambiar uno
(por ejemplo, la radiación que llega al cultivo si se sombrea el invernadero) pueden
cambiar los otros, por ejemplo la velocidad de transpiración. Se presenta un balance
simplificado de energía y humedad y se resuelven las ecuaciones para ver el efecto de
los distintos sistemas de refrigeración en el clima.
Después se analiza la ventilación natural y su influencia sobre el clima del
invernadero (temperatura interna y contenidos de vapor de agua y de CO2). La
ventilación natural tiene como motor al viento externo, o bien, a la diferencia de
temperatura entre el invernadero y el aire exterior. Está mas extendida que la
ventilación mecánica o forzada, fundamentalmente por el menor coste de instalación y
mantenimiento. A continuación se discuten las tasas de ventilación de algunos
invernaderos arquetipos, como el modelo Venlo de cristal, el multitúnel y el parral
almeriense. Se aportan datos de ventilación con las ventanas orientadas de cara al
viento (barlovento) y de espaldas al mismo (sotavento). Se analiza la reducción de
ventilación ocasionada por las mallas contra insectos. Finalmente, se discuten los
factores que influyen sobre el coeficiente de descarga de las ventanas y se aportan
algunas sugerencias para aumentar el intercambio de aire del invernadero.
A continuación se presentan los equipos empleados en ventilación mecánica,
refrigeración por evaporación, mallas de sombreo y deshumificación. También se hace
un análisis de la gestión del movimiento del aire en el invernadero.
La parte final de la unidad se dedica al análisis del abonado carbónico (CO2) y la
iluminación artificial de invernaderos.
5
4.1. REFRIGERACIÓN
Durante la mayor parte del ciclo productivo, la temperatura del invernadero es
excesiva, tanto para el buen rendimiento del cultivo, como para la salud de los
trabajadores que realizan las labores de cultivo en pleno verano. La reducción de la
temperatura es uno de los mayores retos de la horticultura protegida en climas cálidos,
porque no es fácil refrigerar el invernadero sin inversiones económicas relativamente
altas en instalaciones y equipos.
Los principales factores que permiten bajar la temperatura son:
La limitación de la radiación solar que llega al cultivo (blanqueado, sombreo,
etc.).
La evapotranspiración del cultivo.
La ventilación.
La refrigeración por evaporación de agua (pantalla evaporadora, nebulización,
etc.)
Estos cuatro factores están ligados por los balances de materia y energía, de
modo que si uno de ellos cambia, también lo hacen los demás. Por ejemplo, al
sombrear se reduce la radiación solar que entra en el invernadero y con ello la
temperatura del aire del invernadero, pero también disminuye, en la mayoría de los
casos, la velocidad de transpiración. Un efecto frena al otro, por lo que es necesario
estudiar los métodos de refrigeración en su conjunto.
Siendo
= Poder de absorción de la radiación solar por la cubierta del invernadero.
rs = Radiación solar exterior (W/m2).
7
q ce 6,2 v 0e,8 (Tc Te ) (W/m2)
Expresión 4.3 Transferencia de calor por convección desde la cubierta al aire exterior
Siendo
ve= Velocidad del aire exterior (m/s)
Tc = Temperatura de la cubierta (ºC)
Te = Temperatura del aire exterior (°C)
Expresión 4.4 Transferencia de calor por convección desde la cubierta al aire interior (Tc>Ti).
Régimen laminar
Siendo
Ti = Temperatura del aire del invernadero (°C)
q ci 1,7 (Ti Tc )1,33 (W/m2)
Expresión 4.5 Transferencia de calor por convección desde el aire interior a la cubierta (Tc<Ti).
Régimen turbulento
Donde
ri rs (W/m2)
Expresión 4.7 Radiación solar transmitida y absorbida en el invernadero
Siendo
= Transmisividad del invernadero a la radiación solar.
q t es la energía utilizada por las plantas para transpirar. Cada cultivo responde
a una o varias de las siguientes expresiones según la radiación recibida, la
arquitectura, la densidad y el desarrollo del cultivo, la velocidad de aire a la que está
expuesto, y su contenido en humedad. Ejemplos de dichas expresiones son los
siguientes.
q t 0,32 ri 5,5 DPV 5,3 v (W/m2)
Expresión 4.8 Energía consumida por la transpiración en tomate
Siendo
DPV = Déficit de presión de vapor (KPa)
v = Velocidad del aire del invernadero en (m/s)
8
q t 3,6 0,669 ri (W/m2)
Expresión 4.9 Energía consumida por la transpiración en Ficus benjamina con índice de área foliar
(IAF) 3,18
ri e0,052 Ti 47,5 IAF 3 DPV
d
Qt (W/m2)
r
2 e0,038 Ti 0,00262 i
d
Expresión 4.10 Energía consumida por la transpiración en Ficus benjamina en invernadero
Siendo
IAF = Índice de área foliar
2
d (W/m2)
1 1
L A
Expresión 4.11 Dimensión característica de las hojas (m)
Siendo
L y A = Longitud y anchura de las hojas, respectivamente (m)
54.500
ri 46 (s/m)
55 I
Expresión 4.12 Resistencia estomática del cultivo
Siendo
I = Radiación fotoactiva (E/m2s)
Siendo:
= Flujo másico de aire renovado por unidad de área (kg/s m2 suelo) = V /
m
V = Caudal o flujo volumétrico de aire renovado por unidad de área (m3/s m2)
= Volumen específico del aire (m3/kg)
he y hs = Entalpía específica del aire húmedo (J/kg) en la entrada y en la
salida, respectivamente.
h = 1,005 T + 2.501 ω (J/kg)
Expresión 4.15 Valor aproximado de la entalpía del aire húmedo
Siendo
9
ω = Humedad específica del aire húmedo (kg vapor/kg aire seco)
T = Temperatura seca del aire (°C)
e es la potencia consumida al evaporarse el agua aportada en los
Por último, q
equipos de humidificación por unidad de área cubierta.
q e m
l hlv (W/m2)
Expresión 4.16 Potencia consumida en la evaporación del agua de los humidificadores por unidad
de área de invernadero
Siendo
ml = Flujo másico de agua aportado en los humidificadores por unidad de área
(kg/s·m2)
hlv = Variación de entalpía del agua al evaporarse (J/kg). Se calcula usando la
expresión de la entalpía del aire húmedo con T igual a la temperatura del agua
a evaporar y ω = 1.
El proceso de cálculo se completa determinando la humedad dentro del
invernadero. Para ello, se establece el balance de masa del vapor de agua del aire
interior que se puede expresar como el flujo de vapor de agua inicial (proviene del
exterior) más el flujo de vapor de agua aportado tanto por los humidificadores como
por el cultivo (evaportranspiración), es igual al vapor de agua final (en el interior) que
sale del invernadero. Esto es:
e m
m l (q t / cl) m
i
Expresión 4.17 Balance de masa para el vapor de agua
Siendo
cl = Calor latente de vaporización del agua (J/kg)
Si se resuelven simultáneamente las ecuaciones de los balances de energía de
la cubierta y el del aire del invernadero y el balance de vapor de agua del aire del
invernadero, se pueden determinar las temperaturas de la cubierta y del aire y la
humedad ambiental en función de las condiciones iniciales de partida (temperatura,
humedad, radiación y velocidad del viento del aire exterior y parámetros que definen el
invernadero).
Como en todo modelo, los cálculos corresponden a una simplificación de la
realidad y los resultados deben analizarse como orientativos de lo que ocurre en el
invernadero real. Es importante señalar que el modelo de cálculo da resultados válidos
siempre que las condiciones del invernadero permitan la transpiración adecuada del
cultivo, esto es, es preciso evitar temperaturas y déficits de presión de vapor (DPV)
elevados.
4.1.2. VENTILACIÓN
La ventilación es un proceso que influye en el clima interior del invernadero,
debido a su efecto sobre el intercambio de masa y energía con el ambiente exterior.
En consecuencia, un buen diseño de los sistemas de ventilación puede mejorar tanto
el control climático como el uso de la energía, lo que influye de un modo determinante
en el crecimiento y desarrollo de los cultivos.
En primer lugar, la ventilación afecta a la temperatura interna. Todos los
invernaderos necesitan evacuar el exceso de calor que se produce en los momentos
10
de alta insolación. Debe haber suficiente intercambio de aire para limitar la subida de
temperatura. Además, es necesario que se produzca una mezcla homogénea del aire
entrante con el aire interno. Por último, se requiere un movimiento del aire interior que
favorezca el intercambio de calor y masa entre las plantas y el aire del invernadero.
En segundo lugar, la ventilación incide en la composición del aire interior.
En este caso, la falta de ventilación incide negativamente, principalmente al producirse
déficits en la concentración de CO2. Ello se debe a que la entrada de aire externo es
la principal fuente de CO2 de los cultivos en aquellos invernaderos que no cuentan con
enriquecimiento carbónico, como son la mayoría de los situados en zonas cálidas.
El tercer factor climático que queda afectado por la ventilación es la humedad.
La falta de ventilación, sobre todo en los meses fríos, provoca excesos de humedad,
que favorecen la condensación en la cara interior de las cubiertas y el goteo sobre el
cultivo. Esto se traduce en una disminución en la transmisión de radiación solar, con la
consecuente pérdida de producción. La humedad excesiva favorece además el
desarrollo de enfermedades criptogámicas y restringe la capacidad de transpiración
del cultivo (DPV excesivamente bajo) que puede originar deficiencias minerales en los
cultivos.
Aunque los fundamentos de la ventilación natural están claramente establecidos,
todavía no es posible predecir en todos los casos cual va a ser la tasa de ventilación
de un invernadero determinado, ni cuál será el movimiento de aire en su interior. Ello
se debe a la complejidad del proceso, en el que influyen un buen número de factores
entre los que pueden destacarse el carácter fluctuante del viento (en dirección e
intensidad), la resistencia que oponen las ventanas al paso del aire, y el efecto de la
geometría del invernadero (pendiente del techo, anchura de las naves, anchura del
invernadero, posición y forma de las ventanas, etc.) en el campo de presiones del
viento sobre la estructura (figura 4.1).
Figura 4.1.- Esquema idealizado de ventilación natural en un invernadero. Arriba: en un invernadero con
suelo seco, sin riego ni cultivo, la evacuación de calor por renovación de aire es muy poco
eficiente debido a la baja humedad del aire interior. Abajo: en un invernadero con
pulverización de agua o con cultivo, la evacuación de calor es grande pues el agua se
convierte en vapor absorbiendo mucho calor y sale del invernadero por renovación de aire. Ti
= temperatura del aire interior; Te = temperatura del aire exterior
11
renovación de aire (R) del mismo, que se obtiene como
12
Figura 4.2.- Esquema idealizado de los flujos de ventilación de un invernadero cuando la velocidad del
viento es nula y sólo se genera efecto térmico
Figura 4.3.- Arriba: Coeficientes de presión del viento sobre diversos tipos de estructura. Zabeltitz,
Greehouse structure. En: Greenhouse ecosystems. Elsevier. Amsterdam. 17-79. Abajo:
Esquema de los efectos de un viento perpendicular a la línea de cumbrera sobre un túnel
cubierto de lámina plástica, que puede llegar a romperse.
13
mismo, las dimensiones de los módulos (coeficiente de presión dinámica) y la forma y
disposición de las ventanas con respecto a la dirección del viento. Según un modelo
simplificado, la ventilación natural debida al efecto eólico es función de la superficie de
ventanas, del coeficiente de descarga de las ventanas, de los coeficientes de presión
sobre el invernadero y de la velocidad del viento exterior. De todas estas variables, los
coeficientes de presión eólica son el cuello de botella en el cálculo de la tasa de
ventilación, puesto que existe muy poca información al respecto. Por este motivo los
modelos de cálculo se utilizan relativamente poco, y a cambio se suele recurrir a la
medida directa de la tasa de ventilación de invernaderos representativos de las
estructuras más utilizadas.
Figura 4.4.- Diagramas resultantes del estudio de la ventilación, mediante técnicas de dinámica de fluidos
computacional, según la dirección del viento: barlovento (frente al viento) y sotavento
(reguardado del viento). Invernadero tipo parral, de 5 módulos, con ventanas cenitales
abatibles y velocidad del viento de 4 m/s (Datos de Estación Experimental Las Palmerillas.
Almería.
14
Parece claro que en las ventanas abatibles, el alerón ejerce un efecto
modificador sobre el flujo de aire que se aproxima a la ventana, de forma que se
incrementa la velocidad de entrada y salida a través del hueco abierto, con lo que se
obtienen mayores caudales de renovación de aire que en las ventanas enrollables.
En todos los casos, la combinación de ventanas cenitales con ventanas
laterales mejora notoriamente la tasa de ventilación del invernadero y hace que las
diferencias señaladas (barlovento/sotavento, enrollables/abatibles) se reduzcan
drásticamente.
Figura 4.5.- La superficie útil de ventilación es, como máximo, la del marco de la ventana (ABCD en la
figura). Un ángulo de apertura (a) pequeño limita la superficie útil de ventilación. En la figura,
la superficie útil es la formada por el rectángulo EFCD más la de los triángulos AED y BFC,
siempre que no supere la superficie del marco de la ventana (ABCD).
Figura 4.6.- En un invernadero túnel con combinación de ventanas laterales y cenitales y viento débil, el
aumento del índice de apertura, a partir de un valor umbral, apenas incrementa la renovación
de aire. La ventilación sólo lateral es menos eficiente que la combinación de ventanas
laterales y cenitales. Si el invernadero es multitúnel, los índices de apertura deben ser
mayores que en un túnel simple con ventilación lateral y cenital. Castilla, Invernaderos de
plástico, tecnología y manejo. Mundi-Prensa. 2007
15
Figura 4.7.- Aumentos de temperatura del aire de un invernadero respecto al exterior, en función de la
radiación global incidente para diversas condiciones de ventilación. Verde claro: 11% de
superficie de ventilación, sólo lateral. Verde: 13% de superficie de ventilación sólo cenital.
Rojo: 22% de superficie de ventilación sólo lateral. Azul: 11% y 13% de superficie lateral y
cenital, respectivamente. Castilla, Invernaderos de plástico, tecnología y manejo. Mundi-
Prensa. 2007
En latitudes medias, las ventanas suelen ser corridas, a lo largo del invernadero,
preferiblemente en cumbrera, recomendándose superficies de ventilación del 15 al
25% en condiciones de alta radiación. Los sistemas más eficientes y versátiles de
ventilación disponen de ventanas en ambos lados de la cumbrera y en las paredes
laterales. Cuando las ventanas tienen mallas, estos índices de apertura deben
aumentarse.
La disposición de las ventanas es primordial para complementar los
movimientos convectivos dentro del invernadero con las diferencias de presión en las
paredes debidas al viento, en beneficio de una mejor ventilación.
En invernaderos pequeños, la ventilación lateral es muy importante y contribuye
a la renovación de aire igual o más que la cenital. Los sistemas más empleados suelen
ser de ventana enrollable o plegable (ventana flexible que se enrolla o pliega sobre un
eje). Sin embargo, en invernaderos grandes la ventilación cenital es la que predomina.
Estas ventanas suelen ser de banda deslizante, ventana abatible (ventana rígida que
gira sobre un eje para abrir y cerrar), ventana enrollable o sin ventilación. En túneles
monocapilla y bicapilla, la ventilación más eficaz se consigue asociando ventanas en
cumbrera con ventanas laterales (proporción 1,5 por 1,0). El efecto chimenea,
utilizando aberturas laterales y cenitales, es de especial interés si el viento es menor
de 1 m/s, y triplica en eficacia a una sola abertura. Con velocidad del viento media o
fuerte, la ventilación en cumbrera es suficiente.
En multicapillas de gran superficie, las ventanas cenitales colocadas en ambas
vertientes facilitan una utilización alternativa en función de la dirección del viento:
Con viento nulo o débil: abrir en las dos vertientes.
Con viento moderado: abrir preferentemente la ventana a sotavento en una
primera fase para aprovechar el efecto de succión. La apertura de la ventana
cara al viento (barlovento) se retrasa hasta que las necesidades de ventilación
crecen.
Con viento fuerte: la ventana de cara al viento se abre aun menos, o incluso
se cierra si el viento es muy fuerte. En caso de vientos extremos, se cierran
ambos lados para evitar roturas, aunque la ventana de sotavento se deja muy
poquito abierta para equilibrar las presiones interior y exterior, y limitar los
posibles daños en la estructura por efecto de la succión.
16
La ventilación es muy similar en invernaderos multi-túnel y en los tipo Venlo. Los
invernaderos parral ventilan mucho peor.
La combinación de ventanas laterales y cenitales es más eficiente que el empleo
de un solo tipo de ventanas, a iguales superficies de ventilación. Las ventanas
cenitales junto a la cumbrera son más eficientes que las situadas junto al canalón. En
ventanas enrollables, la tasa de renovación de aire no depende de la dirección del
viento, al menos en invernaderos de poca pendiente.
En cada caso, se emplean ubicaciones concretas de las ventanas. Por ejemplo,
si hay vientos muy regulares (brisas de tierra y del mar, en áreas litorales) como ocurre
en la costa mediterránea, se puede orientar el invernadero con las aperturas a
barlovento y a sotavento. En regiones tropicales, los túneles se ventilan bien si se
orientan en la dirección de los vientos alisios con los frontales abiertos, dada su poca
longitud. En el caso de ventilación lateral, hay que evitar corrientes de aire demasiado
frío o seco directamente sobre las plantas, por una apertura demasiado grande o baja.
Para protegerse de los daños por insectos y, sobre todo, de las virosis que
transmiten, se puede filtrar el aire en las aperturas con la ayuda de mallas de trama
fina. Éstas frenan el aire y reducen notablemente la ventilación, por lo que hay que
aumentar el índice de apertura o adoptar un dispositivo de mayor superficie de malla
que la superficie de apertura (figura 4.8).
Figura 4.8.- Tasa de ventilación de aire en función de la velocidad y de la dirección del viento en un
invernadero multitúnel con ventanas abatibles (con alerón) sin obstrucciones (arriba) y con
ventanas dotadas de malla anti-trips (abajo). Muñoz, Ventilación natural en invernaderos
multitúnel. Tesis Doctoral. Universidad de Lleida. 1998
17
4.1.3.5. El cultivo y los movimientos de aire
La presencia de plantas afecta a la tasa de ventilación y a los movimientos
convectivos, según la importancia de la vegetación y la disposición de las líneas de
cultivo.
Las plantas, al transpirar, refrigeran el aire y modifican su volumen específico.
Una vegetación elevada reduce el gradiente de temperatura y modifica el efecto
chimenea, dado que forma una pantalla que limita el movimiento del aire. Por ello, la
dirección de las líneas de cultivo paralela a los vientos dominantes mejora la
circulación del aire y la ventilación.
En invernaderos altos, en los que hay una cámara de aire grande entre el cultivo
y la cubierta, la vegetación influye poco en los movimientos de aire si no obstruye las
ventanas laterales.
Cuando el invernadero está cerrado, el viento también influye en los movimientos
interiores del aire. En la cubierta, la circulación es paralela y en el mismo sentido que
el viento exterior, retornando por la parte baja donde se recalienta y humedece. El
punto más caliente se encuentra del lado expuesto al viento (figura 4.9).
Figura 4.9.- Efecto del viento exterior en el movimiento del aire dentro de un invernadero cerrado.
Wacquant, La construction des abris et serres. Ed. CTIFL. París. France. 2000
18
En España, la nomenclatura empleada para designar las mallas es imprecisa,
pues no permite conocer sus características exactas. Por ejemplo, una malla (20 x 10)
indica que tiene 20 hilos/cm en una dirección y 10 hilos/cm en la perpendicular, pero
no especifica el grosor del hilo, que oscila entre 0,23 y 0,29 mm de diámetro.
La porosidad de la malla es la relación, en tanto por uno o porcentaje, entre la
superficie de huecos y la superficie total. La porosidad depende del diámetro del hilo y
del número de hilos por unidad de superficie y determina la reducción de la tasa de
ventilación.
Al cubrir una ventana con malla, la superficie útil de ventilación de dicha ventana
queda restringida a la superficie libre de la malla (área neta de orificios de la malla), lo
que hay que tener en cuenta al calcular la superficie de ventana útil, corrigiendo en
función de la porosidad de la malla. En algunos casos, se colocan mallas de área total
mayor que la de la ventana que recubren, de modo que se aumenta la superficie libre
de la malla (área neta de orificios de la malla) y se limita así la reducción de ventilación
que provoca.
La presencia de mallas cuando se emplea ventilación forzada implica que haya
que incrementar las prestaciones de los ventiladores.
Los orificios de las mallas tienden a ensuciarse con enorme facilidad por su
pequeño tamaño, obturándose, por lo que es necesaria su limpieza periódica para que
no limiten todavía más la ventilación.
Aunque en invernaderos mediterráneos se ha descrito como suficiente una
superficie de ventilación (cenital más lateral) del 15 al 20% de la superficie de
invernadero, para un cultivo desarrollado bien regado, la utilización de mallas anti-
insectos en las ventanas hace que ese valor sea insuficiente.
Las mallas anti-insectos colocadas en ventanas cenitales reducen la tasa de
ventilación el 20% en ventanas abatibles y el 33% en enrollables, para una malla del
39% de porosidad en invernadero parral.
Las mallas reducen la tasa de ventilación del orden del 40% con malla anti-
pulgón, al 70 u 80% con mallas anti-trips, aunque la reducción de la tasa de ventilación
puede ser mayor con velocidad del viento muy baja.
19
El sistema genera un gradiente de temperaturas en el invernadero, y el consumo
de energía en verano es importante.
Los invernaderos impermeables a los insectos necesitan ventilación dinámica.
En este caso la ventilación debe ser por inyección desde el exterior funcionando a
sobrepresión. Las tomas de aire deben protegerse para evitar el acceso de insectos.
Para conseguir mayor uniformidad, es preferible emplear varios ventiladores
pequeños en lugar de uno grande. Para invernaderos de plástico, la regla práctica es
usar un caudal máximo de ventiladores de 2,1 a 3,0 m3/min por cada m2 de superficie
de suelo del invernadero. A fin de optimizar el manejo en las diversas condiciones
climáticas, es útil disponer de variadores de velocidad de giro de los ventiladores, que
generan niveles de renovación de aire, lo que permite limitar los consumos de
electricidad. Actualmente se está estudiando el uso de pequeños generadores
instalados en el exterior, frente a los ventiladores, para recuperar así una parte de la
energía consumida.
La eficiencia de un sistema de ventilación forzada es del orden del 80%. En el
cálculo de la ventilación hay que considerar la altura sobre el nivel del mar, pues la
densidad del aire decrece con la altura y se reduce la eficiencia de la ventilación.
Como factor de corrección puede emplearse el cociente de presiones barométricas
medidas entre el lugar y el nivel del mar.
20
temperatura esté por debajo de la exterior. En clima seco la combinación de la
evaporación y la ventilación puede reducir la temperatura hasta cerca de 10°C por
debajo de la exterior.
Para asegurar una homogeneidad de temperatura y humedad en el invernadero,
la distancia a recorrer por el aire (entre extractores y paneles) es limitante y no debe
superar los 40 m. Es deseable una buena calidad del agua, pues las sales disueltas
pueden obstruir los paneles, lo que obligaría a su renovación. El agua, si se recicla,
debe filtrarse y tratarse con alguicida.
Figura 4.11.-Aumentos de la temperatura del aire del invernadero (respecto a la del exterior) en función a
la tasa de renovación de aire en un invernadero con cultivo desarrollado, en varias
condiciones. Verde: con sombreo. Azul: con sombreo y humidificación del aire. Rojo: sin
equipo de sombreo y de humidificación. Castilla, Invernaderos de plástico, tecnología y
manejo. Mundi-Prensa. 2007
21
ventanas cenitales incluso en días de poco viento.
Se emplean tres tipos de sistemas de nebulización: de agua a alta presión, de
agua a baja presión y el sistema agua/aire.
22
consume bastante energía.
4.1.6. SOMBREO
La limitación de radiación solar, como medio para evitar las altas temperaturas
en invernadero, implica la reducción de la fotosíntesis, lo que conlleva una disminución
de la producción.
Según su acción, los sistemas de sombreo pueden ser estáticos o dinámicos.
Puede ocurrir que por problemas de calidad del fruto (por ejemplo, mancha solar en
tomate o pimiento) sea necesario sombrear. En este caso, es conveniente emplear
dispositivos móviles para minimizar la reducción de la PAR. El principal problema de
los dispositivos móviles es que molestan cuando están plegados o recogidos y limitan
la transmisión de la luz. Pueden ser de varios tipos: de corredera, plegables (por hilo
colgado o por raíles) y enrollables. Pueden instalarse dentro o sobre el invernadero y
deben ser móviles cuando los niveles de luz son bajos. Siguiendo con este criterio,
según su actividad se distingue entre mallas, cuando sólo son de sombreo, y
pantallas, cuando también son térmicas, esto es, son o llevan fibras aluminizadas.
Atendiendo a su ubicación, los dispositivos de sombreo pueden ser exteriores
o interiores al invernadero. Desde un punto de vista energético, los dispositivos
exteriores son preferibles dado que evitan la entrada de calor en el invernadero,
aunque deben resistir a los agentes atmosféricos (viento, lluvia o temperaturas
extremas). La colocación sobre la cubierta de láminas enrollables, de madera, cañas o
materiales similares, se empleó hace décadas. Por su sensibilidad al viento y dificultad
de manejo fueron desechadas. Actualmente, se usan mallas de sombreo, con buena
resistencia mecánica, y existe una amplia gama de sistemas de sujeción.
El encalado o blanqueo de la cubierta con diversos productos que reflejan la
radiación es una práctica usual en períodos de alta radiación. Es una técnica eficaz
para reducir las temperaturas excesivas en épocas de alta radiación pero limita
notablemente la PAR, lo que conlleva pérdida del potencial productivo. La duración
depende de las características de la solución empleada (aditivos) y de la lluvia, que
puede lavarlos.
Los dispositivos interiores (mallas y pantallas) no tienen que ser tan
resistentes como las exteriores y hay una amplia gama en el mercado. Estas pantallas
también son útiles como doble cubierta que impide el goteo directo de la condensación
23
de agua sobre las plantas en épocas de excesiva humedad. En lo referente al paso
del aire, pueden ser abiertas o ventiladas y cerradas o no ventiladas. Las abiertas
presentan la ventaja de ser muy útiles en verano al permitir la evacuación del exceso
de temperatura y, a su vez, reflejar gran parte de la radiación infrarroja durante la
noche. Las pantallas cerradas limitan las pérdidas por convección del calor en el aire y
reducen el volumen de aire que hay que calentar, con lo que el ahorro de cara a la
calefacción es mayor.
Existen distintos tipos de pantallas, si bien la mayoría presenta una base tejida
con hilos sintéticos y láminas de aluminio. En otras se tejen directamente las láminas
del material reflectante entre sí o con otra lámina plástica (poliéster, polipropileno,
etc.). La composición, disposición y grosor de los elementos es variable, ofreciendo
distintas características de transmisión de luz visible y retención (reflejo y absorción)
de la energía en forma de calor (radiación infrarroja de onda corta durante el día y
onda larga durante la noche), que permiten adecuar el clima dentro del invernadero a
un cultivo y zona climática concreta. Cuando se utilizan láminas de aluminio o se
aplica la técnica del aluminizado de la lámina plástica, se dota al dispositivo de la
posibilidad de reflejar la radiación. Por tanto, en caso de emplear estas modalidades
de pantallas de sombreo, el lado con aluminio debe ocupar la cara externa (superior).
Por el contrario, cuando se trata de dispositivos de ahorro de energía, el lado con
aluminio se sitúa hacia abajo (cara interior).
El límite que separa una pantalla térmica de una malla de sombreo no está bien
determinado, pues todas ellas actúan sobre las pérdidas y los aportes radiativos, y los
agricultores tratan de emplear una sola pantalla polivalente, por lo que es frecuente
buscar un compromiso en las prestaciones de la pantalla para que cumpla con ambos
objetivos.
El sombreo tiene mucha más influencia sobre el clima del invernadero si la
ventilación es escasa. Así, cuando el cultivo está desarrollado, si la tasa de renovación
horaria es 10 renovaciones/hora, la malla blanca desciende la temperatura en 3 ó 4°C,
mientras que si es 60 renovaciones/hora el descenso térmico es de apenas 1°C.
En los invernaderos sin refrigeración por evaporación, el sombreo reduce en
gran manera la temperatura (más de 10°C en muchos casos). Sin embargo cuando
hay otra fuente de refrigeración, ya sea la transpiración del cultivo, la evaporación de
agua o el aumento de la tasa de ventilación, el sombreo pierde importancia relativa y
tiene menos efecto sobre el clima interno.
Los filmes antitérmicos bloquean la entrada de la radiación infrarroja del Sol sin
afectar a la PAR. Por consiguiente, estos cerramientos se pueden convertir en una
solución si se mejora su eficiencia para limitar la radiación infrarroja solar y su empleo
se convierte en rentable, aunque todavía su uso es muy limitado. Hay en pruebas,
pero de momento los resultados no son muy buenos.
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sistema de tuberías de agua fría. Si el invernadero cuenta con un sistema de tuberías
para calefacción por agua caliente, en la mayoría de los casos dicho intercambiador de
calor puede utilizarse para refrigeración haciendo circular agua entre 7 y 15 ºC.
La refrigeración del suelo y el sustrato consiste en circular agua fría por un
tubo o una moqueta en contacto con el suelo o el sustrato. El agua se enfría con una
bomba de calor agua/agua. Es un sistema costoso y sólo se emplea en invernaderos
muy sofisticados.
En los meses estivales, la circulación de una película de agua por la cubierta del
invernadero permite su refrigeración y limita la radiación solar, que es absorbida en
parte, con lo que la temperatura del invernadero se puede reducir hasta 3°C. En climas
cálidos, esta técnica puede suponer un importante consumo de agua. Sin embargo, no
se ha usado en invernaderos mediterráneos.
Existen varias posibilidades para refrigerar los invernaderos, aunque ninguna
consigue por sí misma el objetivo completo y se requieren combinaciones de varias de
las posibilidades comentadas anteriormente que exigen inversiones y mantenimientos
muy altos. Aun así, en períodos cálidos en zonas muy soleadas, como el Sur de la
península, los niveles de temperatura siguen siendo elevados y castigan a los cultivos,
con resultados negativos tanto en la cantidad, por no producir todo lo que deberían,
como en la calidad. Actualmente se produce en verano en el Sur de España, tanto en
invernaderos de malla como en invernaderos de plástico muy altos, de hasta 5,5 m de
altura de canalón.
Actualmente, existen líneas de investigación que buscan soluciones basadas en
la energía solar para satisfacer las necesidades de calefacción y refrigeración de los
invernaderos.
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4.1.8.2. Valores umbrales de la humedad del aire
A partir de la puesta del Sol, la temperatura interior baja a presión constante y en
consecuencia, la humedad relativa aumenta hasta que el aire se satura y mantiene
esta situación durante toda la noche. En invernaderos con calefacción (sobre todo si
es por aerotermos), resulta muy conveniente realizar algún riego nocturno, puesto que
la temperatura se mantiene elevada y, en consecuencia la humedad no aumenta tanto,
y la planta sigue transpirando.
A la salida del Sol, la temperatura interior puede ser aún inferior a la temperatura
de consigna para ventilar. El aire del invernadero se aproxima a la saturación de vapor
de agua y, al estar las paredes más frías, éste condensa en ellas. Con posterioridad,
se puede producir condensación en otras partes del invernadero e, incluso, en las
partes más frías de las plantas, como los frutos. En esta situación, una pequeña
apertura de las ventanas permite evacuar gran parte del aire cargado de humedad y
reducir condensaciones indeseables.
A veces, en invernaderos calefactados se emplean temperaturas nocturnas de
consigna bajas para ahorrar energía. Sin embargo, este modo de operar puede
incrementar notablemente las condensaciones de agua al salir el Sol. Para evitar esta
situación se recomienda elevar la temperatura antes del amanecer.
La eficacia de la ventilación para reducir la humedad del aire varía en función del
estado del aire que se introduce. En invierno y a principios de primavera, cuando el
aire exterior está frío y con poca humedad, una moderada tasa de ventilación es
suficiente para deshumidificar, sobre todo si va asociada a un aporte energético
(ventilación caliente).
En verano, cuando el aire exterior es caliente y seco, una ventilación abundante
permite un importante descenso de la humedad en invernadero. Para evitar una caída
excesiva, se puede limitar la ventilación y tolerar un ligero incremento térmico.
El manejo de la ventilación recomendado en condiciones mediterráneas
españolas sitúa la temperatura de consigna en 25°C (o superior, si hay abonado
carbónico) y la humedad relativa entre 75% (consigna de día) y 85% (de noche).
Al principio del ciclo de cultivo, cuando la transpiración es escasa por el limitado
desarrollo de las plantas, la nebulización de agua es recomendable para favorecer la
disminución de la temperatura.
4.1.9. DESHUMIDIFICACIÓN
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higroscópico (cloruro cálcico, trietilenglicol, etc.) que absorbe parte del vapor de agua
del aire y se diluye. Periódicamente, hay que calentar el fluido para regenerarlo. Su
rentabilidad no está clara.
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Las concentraciones de CO2 recomendadas dependen de criterios
agronómicos y económicos. En hortalizas se aconseja no exceder de 1.500 ppm en
pepino, ni de 1.000 ppm en tomate y pimiento. Se considera que 1.000 ppm es un
límite máximo adecuado para todas las especies, excepto pepino, berenjena y
gerbera. En berenjena, no deben superarse las 700 ppm.
En un invernadero, en condiciones normales de estanqueidad, es muy difícil
conseguir que la diferencia de concentración de CO2 entre el aire exterior y el aire del
invernadero supere 600 ppm. En la práctica, alcanzar niveles de CO2 próximos a 1.000
ppm sólo es técnica y económicamente viable con invernaderos cerrados.
Hay que evitar problemas derivados de contaminación por aporte de gases
tóxicos. Desde el punto de vista de la seguridad laboral, el límite máximo es de
5.000 ppm, esto es, 0,5% de CO2 en el aire.
El método más económico para evitar niveles bajos de CO2 en el aire del
invernadero consiste en ventilar, aunque como máximo sólo es posible alcanzar los
niveles cercanos a los del aire exterior (350 ppm). Sin embargo, en muchos casos no
es aconsejable ventilar, por lo que el enriquecimiento artificial es práctica usual.
Mantener un nivel elevado de CO2 requiere el cierre de las ventanas para evitar
fugas, y esto puede provocar temperaturas excesivas. Para evitar estas situaciones,
una estrategia usual consiste en mantener concentraciones de 350 ppm por inyección,
o simplemente anular la inyección cuando hay que tener las ventanas abiertas para
limitar excesos térmicos. Al cerrar las ventanas, se incrementa la concentración a 600
o 700 ppm.
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En calderas de gas natural se puede recuperar el calor y el CO2 de los humos. El
gas natural, como el propano y el butano, apenas presenta problemas de gases
nocivos (NOx y SO2). Si la combustión es completa, se evita la formación de CO
(monóxido de carbono) y otros gases como etileno y propileno. En cualquier caso, es
muy conveniente instalar un analizador de CO.
Cuando las necesidades de calefacción y de CO2 no coinciden, se recurre al
almacenamiento de agua caliente.
Los quemadores de CO2 tienen un coste bajo y también calefactan, pero
aumentan la humedad del aire. La relación entre volúmenes aportados de CO2 y de
vapor de agua por cada volumen de gas quemado es la siguiente: 3/4 para el propano,
4/5 para el butano y 1/2 para el gas natural. Por tanto el butano consigue el mayor
aporte de CO2 con el menor aporte de vapor de agua.
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hacia las ventanas en cubierta. El sistema de distribución varía en función del origen y
las características del CO2.
Para la distribución del CO2 puro hay dos métodos. En el primero, el CO2 se
evapora mediante un dispositivo eléctrico y, por su propia presión, fluye por la red de
distribución. El otro método es inyectar el CO2 en la corriente de aire de un ventilador,
que conecta con la red de distribución. Este es el más empleado.
Una forma especial de distribución es disuelto en el agua de riego (0,6 a 0,8 g
CO2/L) por el sistema llamado carborain. Se admite que este método no mejora la
fotosíntesis significativamente, pero tiene efectos positivos en el crecimiento radicular
y la absorción de nutrientes.
El CO2 procedente de gases de combustión precisa de una red de transporte
adecuada, con tubos de aluminio si la temperatura es alta, o de PVC si es baja. La
distribución se hace mediante tubería de polietileno. Una red de tubo de lámina de
polietileno (de 50 mm de diámetro) perforado con agujeros (de 1 mm de diámetro)
cada 20 a 120 cm es una solución usual. Los conductos no deben superar los 40 m de
longitud. Se aconseja una presión en el principio del tubo de 750 Pa mediante un
ventilador. Las perforaciones en los tubos de distribución deben ser más frecuentes en
los finales de la red que en sus inicios.
El CO2 debe liberarse junto a las plantas. Inicialmente el tubo se sitúa sobre el
suelo. Posteriormente el tubo se eleva a la altura de los cultivos a medida que éstos
crecen. En invernaderos con cultivos en líneas pareadas, se emplea un tubo por cada
doble línea.
Como norma general, se aconseja un suministro mínimo de 4,5 g/h m2 o su
equivalente como gases de combustión de gas natural. Se puede realizar en cualquier
momento desde el amanecer hasta el anochecer, y en muchos casos se limita a las
horas centrales del día por motivos económicos.
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Los tipos de lámparas empleadas en invernadero son incandescentes,
fluorescentes y lámparas de descarga de alta intensidad. Las lámparas de
incandescencia son poco eficientes en convertir la electricidad en PAR (del orden del
6%) emitiendo la mayor parte de la energía en el rango infrarrojo. Se emplean para
control del fotoperiodo, o como complemento de otras lámparas, puesto que inducen
respuesta morfogénica.
Las lámparas fluorescentes son más eficientes que las incandescentes, con un
20% de eficiencia de conversión en PAR. Suelen ser de luz blanca, aunque las hay de
diversos colores. Son útiles en la germinación y en las fases iniciales del crecimiento
pero son poco empleadas, debido a que no son compactas y por tanto, sombrean
bastante, limitando la radiación solar diurna.
Las lámparas de descarga de alta intensidad se usan cuando se requieren altos
niveles de intensidad de radiación. Entre este tipo de lámparas están las de mercurio,
de halógenos, de sodio a baja presión, de sodio a alta presión y de xenón. Las de
mejor eficiencia energética (en conversión a PAR) son las de halógenos y de sodio, de
alta y baja presión, que alcanzan eficiencias del 26 al 27%.
En la elección de lámparas para iluminación complementaria, hay que
considerar las características de emisión de radiación de influencia morfogénica (luz
roja y luz roja lejana), además de su eficiencia energética (en conversión a PAR) y la
similitud del espectro de luz emitida con el de la radiación PAR. Las más usadas son
de vapor de sodio de alta presión, con una potencia unitaria entre 400 y 450 W, que
suelen instalarse ocupando hasta 10 m2 cada una, lo que proporciona una potencia
instalada cercana a 50 W/m2 y una PAR de 10 W/m2. Estas lámparas suelen
disponerse entre 1,5 y 2 m de altura, en marcos entre 2,2 x 2,2 y 3,2 x 3,2 m2 para
cubrir entre 5 y 10 m2 por lámpara.
Hay que valorar la uniformidad de la distribución de la luz recibida por las plantas
y evitar al máximo el sombreo de las lámparas, de manera que se reduzca lo menos
posible la radiación solar. Por ello, es preferible el empleo de reflectores rectangulares
que dan una distribución de luz rectangular, mientras que los reflectores redondos
distribuyen la luz en formas circulares que dificultan una aceptable uniformidad en la
iluminación.
El encendido del sistema de iluminación suele hacerse cuando el nivel de
radiación PAR natural baja de 10 o 15 W/m2. El día se prolonga hasta un total de unas
12 h, sin exceder de 16 h, pues esto es perjudicial para la mayoría de los cultivos. Sin
embargo, algunas especies como la lechuga, permiten iluminación permanente. Los
niveles de iluminación recomendados en hortalizas oscilan entre 12 y 24 W/m2 PAR en
pepino, pimiento y tomate, y entre 12 y 48 W/m2 PAR en berenjena y lechuga.
El suministro de energía de la red eléctrica para iluminación suele ser caro, por
lo que es frecuente recurrir a la cogeneración (producción simultánea de calor, que se
usa en calefacción, y de electricidad), que es más eficiente y barata, aunque con una
mayor inversión inicial. También depende de la posibilidad de acceder a tarifas
eléctricas nocturnas ventajosas. Actualmente, los invernaderos con sistema de
cogeneración en los países del Norte de Europa venden electricidad durante el día, al
tiempo que aprovechan el calor residual en calefacción y los gases de combustión
tratados en fertilización carbónica, y durante la noche compran energía eléctrica de la
red para iluminar artificialmente ya que es más barato que producir su propia energía.
El uso de la iluminación artificial no se ha extendido en el Sur de Europa. En la
proximidad de algunos núcleos urbanos del norte de Europa, su empleo se ha
prohibido por la mañana temprano y por la noche, debido a que altera los ritmos
biológicos naturales de las personas. Si se restringe su empleo resulta difícil de
rentabilizar.
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Para alargar la vida de las lámparas, no deben encenderse y apagarse con
frecuencia. Se recomienda mantenerlas encendidas durante 20 min como mínimo,
teniéndolas apagadas de 10 a 15 min, antes de encenderlas de nuevo.
Las lámparas aportan gran parte de la energía consumida en forma de calor (del
orden del 75%) lo que disminuye las necesidades energéticas, aspecto a considerar
en el manejo del sistema de calefacción.
Las lámparas deben protegerse de los sistemas de nebulización. La rentabilidad
de la iluminación suplementaria depende mucho de la habilidad del horticultor para
optimizar las condiciones culturales, a fin de evitar que otros factores puedan ser
limitantes de la productividad.
Se analiza cómo influyen sobre la ventilación natural, esto es, sobre el clima
interior, diferentes variables como el tipo de estructura del invernadero, las
características de las ventanas o la presencia de mallas anti-insectos
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