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Tarea 2.2

El documento analiza el poder político desde una perspectiva jurídica, destacando su control y las diferentes formas de poder en la sociedad, como el económico, ideológico, militar y político. También se aborda la polarización y el populismo como consecuencias de crisis sociales, ejemplificando con eventos como el Brexit y la presidencia de Trump. Finalmente, se reflexiona sobre el estado de la democracia en América Latina, enfatizando la necesidad de fortalecer las instituciones y garantizar la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos.

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El documento analiza el poder político desde una perspectiva jurídica, destacando su control y las diferentes formas de poder en la sociedad, como el económico, ideológico, militar y político. También se aborda la polarización y el populismo como consecuencias de crisis sociales, ejemplificando con eventos como el Brexit y la presidencia de Trump. Finalmente, se reflexiona sobre el estado de la democracia en América Latina, enfatizando la necesidad de fortalecer las instituciones y garantizar la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos.

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NUC UNIVERSITY

RECINTO DE RIO GRANDE


SOSC 1020 - 1019ONL
PROFA: INGRID V. MARTINEZ LAGUNA

DESICIONES POLITICAS EN LA SOCIEDAD: REFLEXION

YACHIRA RIVERA VILLALONGO


1402987876
22 DE DICIEMBRE DE 2021
El poder como objeto de control
Al hablar de poder nos referiremos exclusivamente al poder político, aclarando, empero, que no
se trata de un análisis filosófico, sociológico, ni psicológico del poder, sino exclusivamente
jurídico, esto es, a partir del análisis de regulaciones jurídicas. Sin embargo, para poder
evidenciar la necesidad de su control, comenzaremos este estudio desde sus orígenes, es decir,
las formas más primitivas de ejercicio del poder. Tomaremos como concepto inicial de poder el
propuesto por Max Weber, para quien el “poder es la posibilidad de imponer la propia voluntad
sobre la conducta ajena”. Partiendo de esta noción general, puede decirse que existen distintas
modalidades de ejercicio del poder, tales como la fe, la religión, la fuerza física, el poder
psicológico o mental, el poder del dinero o cualquier otro mecanismo que pudiera llegar a tener
influencia en la conducta humana. Sin embargo, para los fines de este trabajo sólo será relevante,
al hablar del control del poder, el poder político, mismo que se institucionaliza con la generación
y organización del Estado, esto es, a través de normas jurídicas.

Diferentes funciones que cumplen sus detentadores en la sociedad, como son, por ejemplo:
1) El poder económico, que pertenece a los detentadores de los medios de producción, quienes
disponen de la riqueza y negocian con ella, permitiéndoles determinar las leyes del mercado, y
así influir en la voluntad de las personas, dado que éstas participan en ese mercado.
2) El poder ideológico, ejercido por quienes detentan los medios de comunicación o de
propaganda política, por la Iglesia, etcétera, a partir de la difusión de sus ideas, pues la
representación psicológica de éstas genera, indudablemente, conductas.
3) El poder militar, debido al control que tienen sobre las fuerzas armadas de un país, lo que
permite a un hombre o un de hombres lograr dominar la voluntad de los ciudadanos mediante el
temor a la represión militar.
4) El poder político, basado en la posibilidad de ejercer la coacción, de usar la fuerza legal, lo
cual equivale a la aplicación de la ley misma, pues ese poder político está juridificado. Como
puede desprenderse de la afirmación hecha, el poder no es producto de una causa concreta, pero
históricamente han existido diversas fuentes de legitimación de las cuales pudiera emanar.
Sin embargo, estos distintos orígenes, si así pueden llamarse, siempre han tenido que ser
limitados, de tal manera que directa o indirectamente se han visto precisados a regularse
jurídicamente. El término “autoridad” en este capítulo se utiliza en el sentido de auctoritas, como
derecho a ordenar y ser obedecido, lo cual implica una relación de supra-subordinación.
Debemos distinguir la terminología, en virtud de que en un principio quienes ejercen actos de
poder pueden ser denominados detentadores de poder, término que en ocasiones se asimila más
bien a quienes carecen de una legitimación jurídica para su ejercicio, pero ostentan una
legitimidad fáctica, pudiendo o no ser usurpadores.
“apenas un empresario y personaje de TV, la Unión Europea mantendría su pujanza de antaño y
la política en muchos países sería más previsible.”

Polarización y populismo
El desencanto popular que dejó la crisis fue caldo de cultivo para populistas y extremistas, sobre
todo de derecha, que polarizan sociedades y ganan espacios de poder, señalan los expertos. En el
Reino Unido los nacionalistas impulsaron con éxito el referéndum del Brexit en 2016 para salir
de la Unión European Y, por supuesto, en EE.UU. Trump asumió la presidencia el año pasado
con un discurso anti-inmigrante y enfrentado a la élite política, que cayó bien en un sector del
electorado castigado por la crisis de 2008. "Los populistas mejoran en manejar el debate público,
por lo que más que nunca su estrategia política está funcionando", dice Trebesch.
Donald Trump ha impulsado medidas proteccionistas como presidente de Estados Unidos. Tanto
él como otros investigadores creen que este fenómeno esta directamente vinculado a la debacle
financiera de hace una década. "Una crisis no afecta a todos por igual: hay ganadores y
perdedores. Puedes pensar en esto como una forma de polarización en la sociedad", sostiene
Francesco Trebbi, un profesor de la Universidad de British Columbia en Canadá que junto a
otros expertos analizó los efectos de crisis en decenas de países a lo largo de décadas. "Podría ser
hacia extremos de izquierda, piensa en Ocupa Wall Street (un movimiento de protesta que surgió
en EE.UU. tras la crisis de 2008) o un desplazamiento hacia la derecha, lo que parece ser más
frecuente ahora", dice Trebbi a BBC Mundo. "La crisis financiera de 2008 fue particularmente
profunda, y una crisis excepcional produjo resultados excepcionales", explica.
Efectos sobre la democracia
América Latina ha vivido un importante periodo democrático, aunque las instituciones siguen
siendo débiles. El golpe de Estado y la crisis que atraviesa Honduras marcarán un hito en esta
tendencia histórica, de allí la importancia de recuperar lo más rápidamente posible el Estado de
derecho y el imperio de la Constitución. Pero, más allá de este episodio, lo cierto es que las
últimas dos décadas han mostrado un importante apego a los procedimientos democráticos,
principalmente la realización de elecciones abiertas y cada vez más transparentes, aunque en los
últimos años han tendido a reaparecer algunos cuestionamientos a los resultados electorales.
También las tendencias reeleccionistas, a partir de un cambio en las reglas del juego, han
erosionado la confianza ciudadana y polarizado muchas de las sociedades de la región. Una tarea
esencial es que «la democracia se haga cargo de las demandas de quienes han estado
históricamente postergados, [de modo que] realmente garantice que los ciudadanos puedan
realmente tener igualdad de oportunidades»13. Esto significa, en otras palabras, expandir y
profundizar la ciudadanía y fortalecer y efectivizar los derechos de las personas, algo que resulta
especialmente importante en momentos de crisis económica y deterioro de los indicadores
sociales. El rol de las políticas públicas en este desafío es esencial. Para promover la
participación, los derechos y la profundización de la democracia, es indispensable construir
consensos sólidos en cada una de las sociedades, de modo que el Estado democrático asuma una
capacidad de liderazgo fundamental.

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