Desde el momento de la salvación en adelante, todo lo que
recibimos de Dios es por la fe.
El escritor del libro de Hebreos nos da la definición de la fe.
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción
de lo que no se ve,” (Hebreos 11:1). La palabra “certeza”
significa “algo que tiene fundamento, está firme, algo que
tiene existencia actual - una sustancia, algo real.” Otra
versión dice así: “Ahora bien, la fe es la garantía de lo que
se espera, la certeza de lo que no se ve….” Es decir La fe
percibe como un hecho real lo que no es revelado a los
sentidos físicos.
Así lo dice La versión de Amplificada literalmente dice:
"Ahora bien, la fe es la certeza… de lo que se espera… la fe
de percibir como un hecho real lo que no es revelado a los
sentidos."
El diccionario de Webster describe la fe como “creer en Dios
sin cuestionar… la confianza completa o dependencia total;
así como los niños usualmente tienen fe en sus padres.” Asi
es la fe como de un niño que se cree todo lo que sus padres
le dicen, asi debe ser nuestra fe… creer todo lo que nos dice
nuestro Padre Celestial.
La fe es creer sin cuestionar en quien es Dios, en lo que El
hace y
lo que dice. La fe es creer y actuar sobre lo que dice la
Palabra de
Dios sin cuestionar o incluso aún sin tratar de comprenderlo.
En los Salmos leemos, Señor, tu palabra es eterna;
¡afirmada está en el cielo! (Salmo 119:89).
La verdadera fe siempre es basada en conocer a Dios. El
valor de una promesa es tan válida como la integridad de la
persona que hace la promesa. Si esa persona nos ha mentido
en el pasado, no podemos estar seguros de que ahora esté
hablando la verdad.
Pero Dios nunca miente. Sus promesas siempre son verdad.
¡Su Palabra es basada en Su pureza, y no hay una medida
más alta que esa!
Daniel escribió, “…mas el pueblo que conoce a su Dios se
esforzará y actuará,” (Daniel 11:32b).