XIV
LA VIRGEN DEL SOCORRO DE HUANCHACO
Preparativos para la Campaña del Perú
(diciembre de 1823 - abril de 1824)
En el pueblo de Huanchaco, antiguo puerto de la ciudad de Trujillo, en
el norte del Perú, persiste una tradición, según la cual Bolívar oró ante la
imagen de la Virgen del Socorro en la Iglesia parroquial, antes de comenzar
la campaña del Perú; el Pbro. Rufino Benítes Vargas, por muchos años
Párroco de Huanchaco y Canónigo de la Catedral de Trujillo —ya fallecido—,
recogió la tradición de labios de una anciana del pueblo: “Bolívar se trasladó
a Huanchaco (…) Al comenzar la ceremonia de la Misa, con un peculiar gesto
militar, el Libertador se desprendió de su brillante espada que pendía de un
cinturón rojo bordado en oro fino y, subiendo al camarín de la Virgen del
Socorro, la depositó a sus pies. Luego que el Obispo celebrante impartió la
última bendición y dirigió fervoroso saludo al distinguido Padre de la Patria,
por su cumpleaños, Bolívar apareció nuevamente en el camarín; postrado de
rodillas recogió su espada y vuelto a la multitud, junto a la imagen de Nuestra
Señora del Socorro, pronunció estas históricas palabras: ‘¡Virgen del Socorro!
¡Virgen de la libertad! ¡Vamos a completar la obra más grande que el Cielo
ha podido encargarnos[!: Como] cristianos y patriotas, recogemos el acero
de nuestra espada dejada a tus pies. [¡]Con ella amanecerá la libertad del
Perú y de los pueblos de América!’”348.
Ahora bien, hay en la versión ofrecida por el Pbro. Rufino Benítes
Vargas algunas incongruencias: No pudo haber sido el Obispo de Trujillo
quien ofició la Misa; el Obispo, Iltmo. Sr. Dr. Don José Carrión y Marfil, se
hallaba ausente de la Diócesis desde diciembre de 1820349. La campaña del
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348 Pbro. Rufino Benítes Vargas, Nuestra Señora del Socorro de Huanchaco y Simón Bolívar. El
cumpleaños del Gran Libertador. 28 de octubre de 1824 (versión verbal de Doña Narcisa
Segura Urcia, distinguida matrona, fallecida el 5 de diciembre de 1973 a la avanzada edad de
110 años), en: Programa General [de la] Gran Feria Patronal [de] Nuestra Señora del Socorro
(…) [de Huanchaco], Huanchaco 1975 [Archivo Arzobispal de Trujillo - Trujillo, Perú, Sección
“Registros varios”, Expediente Nº Q-28, Fascículo 5, ff. 23ss.]; cf. también: J. Walter Díaz
Sánchez, Tradiciones huanchaqueras, Trujillo 1995, pp. 98-99.
349 Cf. Centro de Estudios de Historia Eclesiástica del Perú (editor), Monografía de la Diócesis
de Trujillo[, Imprenta Diocesana], Tm. III, Trujillo 1931, pp. 265-266.
Perú comenzó en abril de 1824… ¿Cuál pudo haber sido el día de la Misa en
Huanchaco? No pudo haber sido el 24 de julio de 1823, día del cumpleaños
del Libertador, como tampoco el 28 de octubre de 1823, día de su
onomástico… Era creencia generalizada, que había nacido un día de San
Simón… Pero, para esa fecha no había llegado todavía al norte del Perú350,
donde prepararía la campaña…
No obstante estas incongruencias, hay buenos argumentos a favor de
la tradición… El pueblo de Huanchaco como puerto de la ciudad de Trujillo
era de una gran importancia estratégica. El entonces Cnel. Antonio Gutiérrez
de la Fuente, de común acuerdo con el Libertador —por motivos, que no
viene al caso dilucidar aquí—, había apresado el 25 de noviembre de 1823
en Trujillo a Don José de la Riva Agüero, deportándolo a Guayaquil… Refiere
el historiador Dr. Héctor Centurión Vallejo en su estudio sobre la
Independencia de Trujillo, que: “Gutiérrez de la Fuente asumió de hecho el
cargo de Prefecto del Departamento de Trujillo. En el puerto de Huanchaco
se encontraba la armada peruana, por lo que el 27 del mismo mes y año, por
orden escrita comisionó al Capitán Silvestre de la Cuadra, para que en
combinación con el Capitán Juan Arasás y acompañado de un grupo de
vecinos de Trujillo, se trasladase al puerto de Huanchaco a observar ‘los
movimientos que se pueden descubrir de los buques que se hallan a la vista’…
‘y para tener conocimiento de la clase de otros buques hará que uno de los
prácticos de dicho puerto de Huanchaco salga inmediatamente mar adentro
a reconocer las velas que puedan descubrirse y dar aviso de la observación
que haga, la misma que me participará U. sin pérdida de instantes como lo
espero de su acreditado amor por el mejor servicio en obsequio a nuestra
libertad’”351.
Bolívar llegó el 15 de diciembre de 1823 a Cajamarca352, donde supo
por una correspondencia interceptada a los españoles, que le fue entregada
por el Comandante Julián Santamaría, que algunos buques españoles
“acababan de entrar al Pacífico, aumentando su marina de guerra. Una
escuadrilla enemiga sobre nuestras costas, en aquellas circunstancias,
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350 Cf. Nicolás Rebaza, Anales del Departamento de La Libertad en la Guerra de la
Independencia[, Banco Industrial del Perú / Fondo del Libro], Lima (3) 1989, pp. 237.
351 Dr. Héctor Centurión Vallejo, La Independencia de Trujillo, en: Revista Universitaria.
Órgano semestral de la Universidad de Trujillo - 3ª época 11 (1962), Nº 20-21, pp. 83-225, pp.
cit. 188-189.
352 Cf. Cnel. Manuel Antonio López, Recuerdos Históricos de la Guerra de la Independencia.
Colombia y el Perú (1819-1826), Biblioteca Ayacucho. Bajo la dirección de Don Rufino Blanco
Fombona[, Editorial América], Madrid 1919, p. 153.
haciendo el crucero, paralizaba las disposiciones del Libertador, que por
entonces lo esperaba todo de Colombia. Muchos cuerpos de tropa debían ir
al Perú en diferentes buques mercantes, según las órdenes que se habían
comunicado a los Intendentes del Ecuador, Guayaquil y Panamá”353. En
cuestión de horas, comenzó el Libertador “a dar disposiciones para evitar la
pérdida de las tropas que se esperaban de Guayaquil”354; y, además,
despachó al Oficial Manuel Antonio López a Guayaquil para llevar sin demora
estas órdenes y otras “muchas órdenes de palabra, que debían ejecutarse en
los Departamentos de Guayaquil, Quito, Panamá y aún en Cartagena”355. Y
luego, Bolívar mismo se trasladó a Trujillo, donde llegó por primera vez hacia
el 20 de diciembre de 1823356; y necesariamente —en esa situación tan
comprometida, en que buques españoles podrían estar patrullando la costa
peruana, mientras que las tropas colombianas eran esperadas en buques
mercantes provenientes de Guayaquil— tuvo que haberse apersonado en el
puerto de Huanchaco, que está a apenas 14 Km. de la ciudad de Trujillo 357.
Tal vez Bolívar tomó la decisión de trasladarse a Trujillo, precisamente para
tratar de detener los buques mercantes provenientes de Guayaquil, para
preservarlos de ser atacados y destruidos por los buques de guerra
españoles, con la consiguiente pérdida de las tropas...
Y al apersonarse en el puerto de Huanchaco, no pudo escapársele al
Libertador la inmensa devoción a la Virgen del Socorro… Amenazada la
ciudad de Trujillo por el corsario en el año 1674, tuvo el Deán Don Antonio
de Saavedra y Leiva la iniciativa de trasladar la imagen de la Virgen del
Socorro de Huanchaco a la Catedral de Trujillo: “El virtuoso Deán tenía una
gran fe en la intercesión de la Reina del Cielo invocada ante la imagen de su
predilección y en el instante supremo del peligro y las tribulaciones que
amenazaban a la ciudad, no titubeó en trasladarla desde su trono en la
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353 Ibid., p. 154.
354 Ibid., p. 155.
355 Ibid., p. 156.
356 Cf. Nicolás Rebaza, Op. cit., p. cit.
357 En relación a la actividad del Libertador en Trujillo, señala el Gral. José María Córdova:
“(…); el Libertador en Trujillo daba vida a todo, sacaba recursos de la nada, ordenaba a la
marina, remitía parques y equipo para el Ejército de soldados que venían de Colombia, y se
preparaba para marchar a la campaña, dejando organizado el gobierno de las Provincias de
la costa del norte” (Gral. José María Córdova, Narración breve de la campaña de Ayacucho,
en: Pilar Moreno de Ángel (editora), Correspondencia y Documentos del Gral. José María
Córdova. Conmemoración del Sesquicentenario de Ayacucho, Tm. II, Biblioteca de Historia
Nacional, Vol. 127, Bogotá 1974, pp. 138-142, p. cit. 138).
eminencia donde se levanta el templo del primer puerto del norte del Perú a
la Catedral, a fines del año 1674. Trujillo íntegro se apresuró a salir a recibir
a la Virgen del Socorro y le rindió público homenaje en su primer templo, con
motivo de la fiesta de la Purísima, con un Novenario de fiestas, invocaciones
y promesas, para alcanzar el gran favor de su protección divina. Y el favor fue
alcanzado. El temible [corsario Henry] Morgan después de destruir Panamá,
fue aplazando su expedición al sur, hasta que firmada la paz entre España e
Inglaterra, se acabó todo pretexto para la continuación de la guerra del corso
y los temores que duraron hasta el año 1676 desaparecieron volviendo la
tranquilidad a los pueblos de la costa occidental de Sudamérica. (…) Para el
Deán era la Virgen del Socorro de Huanchaco la que había librado a estos
pueblos de la irrupción filibustera, y que había que buscar una forma por la
que, a la vez que se perpetuara el recuerdo de la merced recibida, se
perpetuara también la oportunidad de pedir a la Virgen, no suspenda su
protección a los pueblos devotos suyos, y para ello ideó establecer la bajada
quinquenal de la imagen milagrosa y su visita a esta ciudad, para que
recibiera el homenaje, oraciones y votos de sus religiosos habitantes. (…) El
Deán Saavedra quiso que los Cabildos Eclesiástico y regular hicieran voto
solemne de traer en cada quinquenio a la Virgen de Huanchaco y su deseo
fue recibido con gran fervor, (…)”358. En efecto, el Cabildo catedralicio aprobó
la propuesta del Deán Saavedra, como después también el Ayuntamiento de
la ciudad de Trujillo, en su sesión del 13 de diciembre de 1681359.
La devoción a la Virgen del Socorro de Huanchaco se había mantenido
a través de los años… Un viajero llamado Heinrich Witt visitó Huanchaco en
el año 1842 —apenas 18 años después de la llegada de Bolívar a Trujillo—;
en su relato da cuenta de la llamada “bajada quinquenal” de la Virgen del
Socorro de Huanchaco, como, por cierto, también de las ruinas de la antigua
ciudad chimú de Chan Chan360. En definitiva, dada la gran devoción a la
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358 R. de la Ache, Biografía del Deán Don Antonio de Saavedra y Leiva [1925], Trujillo 1940,
pp. 6-10 [Archivo Arzobispal de Trujillo - Trujillo, Perú].
359 Cf. J. Walter Díaz Sánchez, Op. cit., pp. 85-86.
360 “A las 9 p.m. [del martes, 26 de abril de 1842], justo 36 horas después de salir de El
Callao, nos detuvimos en el puerto de Huanchaco. Vimos una luz que venía de la orilla y,
luego de un corto intervalo, el Capitán del puerto, J.M. González, y su cuñado Vicente
González, estaban a un lado del barco en una lancha grande. Me aseguraron que el mar
estaba muy calmado, lo cual no era frecuente aquí, por lo que decidí desembarcar, (…)
Miércoles, 27. Me levanté temprano y paseé por el lugar, una villa de unas 500 almas, casi
Virgen del Socorro de Huanchaco, es probable que el Libertador, al
apersonarse en el puerto de Huanchaco, haya entrado en la Iglesia y orado
ante la imagen por la libertad del Perú, que por entonces se hallaba tan
comprometida…
En Trujillo permaneció Bolívar pocos días, pues el 1º de enero de 1824
se encontraba en Pativilca361. Y —según narra el historiador Felipe Larrazábal
en su célebre vida de Bolívar— allí “fue atacado el Libertador de una violenta
fiebre, que lo tuvo postrado y casi sin conocimiento más de seis días. El 8
comenzó a declinar y el 11 entró el enfermo en el período de la convalecencia.
El señor Joaquín Mosquera, Enviado de Colombia, que tuvo noticia en Supe
de la grave enfermedad del Libertador fue inmediatamente a verle y asistirle
en aquel peligro de la vida”362. Y le preguntó: “Y, ¿qué piensa Ud. hacer
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todos indios, parte de los cuales se ganaban la vida pescando; (…) Había una pequeña Iglesia,
que quedaba algo retirada en una colina, una continuación de la costa alta, que acá se retira
lo suficiente como para dejar un espacio de tierra nivelada que forma el paraje de Huanchaco.
Después del desayuno, V. González me acompañó a Trujillo, a sólo 2 leguas de distancia, en
dirección al sudeste. Contraté dos caballos para montar, uno para mí y el otro para mi
sirviente, a 2 pesos cada uno, también una mula para el equipaje a 6 reales. Por más o menos
1 legua, hasta una pequeña Capilla dedicada a San José, el camino es pedregoso y árido. Esta
Capilla, así me lo relató González, fue construida no hace mucho por el Deán de Trujillo, quien
tenía una devoción especial por la imagen de la Virgen a la que se rendía culto en la Iglesia de
Huanchaco. Esta imagen, era costumbre y tal vez lo sea todavía, se llevaba cargada hasta la
Catedral de Trujillo, una vez cada cinco años; hasta allá era acompañada por la mayoría de
los huanchaquinos que habían construido sus chozas antes del pueblo y que permanecían allí
[en Trujillo] por un mes, realizando todo tipo de celebraciones mientras la imagen permanecía
dentro de la Catedral. Fue así, que el devoto Deán, aduciendo que viajar la distancia de 6 millas
en un día podía ocasionar mucha fatiga a la Virgen, hizo construir una Capilla en la que la
imagen podía pasar la noche y luego proseguir la jornada a la mañana siguiente. Desde la
Capilla, una avenida de árboles frutales lleva hasta la pequeña villa de Mansiche. A ambos
lados el camino pasa por la plaza del villorio, y otra avenida más pequeña lleva a los viajeros
hasta Trujillo. (…) En las llanuras, en los alrededores de Trujillo, hay unas ruinas que se piensa
son los restos de una gran ciudad, la capital de un imperio, cuya máxima autoridad era
llamada el Chimo, y que, alrededor de cinco siglos antes de conquistar los españoles el Perú,
fue ocupada y destruida por los incas” (Heinrich Witt, Diario 1824-1890. Un testimonio
personal sobre el Perú del Siglo XIX, Lima 1992, Vol. I (1824-1842), pp. 342-344).
361 Cf. Felipe Larrazábal, Bolívar. Edición modificada con Prólogo y Notas por Rufino Blanco
Fombona[, Ediciones Centauro], Caracas (3) 1975, Vol. III, p. 35.
362 Ibid.
ahora?”363. “‘Triunfar’, respondió Bolívar. (…) ‘Triunfar’, insistió Mosquera,
‘¿y cómo?’”364.
El 5 de febrero se insurreccionaron las tropas del Río de la Plata,
comandadas por el Sargento argentino Dámaso Moyano, en El Callao 365.
Amenazada la ciudad de Lima, el 10 de febrero el Congreso Constituyente
del Perú se apresuró a suspender la Constitución y las Leyes y a concentrar
en Bolívar toda autoridad, proclamándolo Dictador366. La situación se fue
agravando de tal manera, que Bolívar se vio precisado a regresar a Trujillo,
adonde llegó el 15 de marzo367. Con el fin de procurar fondos para la guerra,
impuso “una contribución a los templos que poseían algunas alhajas y un
donativo entre los habitantes de más desahogadas proporciones”368 en el
Departamento de Trujillo, “único terreno que ocupaba. Aunque el objeto fue
reunir 400.000 pesos para los gastos de la campaña, sólo se consiguió
recoger… 100.000, lo más en barras de plata que se cambiaron en el
comercio”369. El 26 de marzo proclamó el Libertador a la ciudad de Trujillo
“Capital de la República mientras se liberta de enemigos la de Lima”370. Antes
de salir para Huamachuco, expidió el Libertador en Trujillo una Proclama,
declarándose en campaña militar; Proclama, que concluye con las siguientes
frases: “Peruanos: El campo de batalla que sea testigo del valor de nuestros
soldados, del triunfo de vuestra libertad; ese campo afortunado me verá
arrojar de la mano la palma de la dictadura y de allí me volveré a Colombia
con mis hermanos de armas, sin tomar un grano de arena del Perú, dejando
la libertad”371.
El 17 o 18 de abril fue recibido triunfalmente el Libertador en
Huamachuco372. Los “Anales del Departamento de La Libertad en la Guerra
de la Independencia” de Nicolás Rebaza — hijo y sobrino de Próceres —
___________________________________________________
363 Ibid., p. 36.
364 Ibid.
365 Cf. ibid., p. 39.
366 Cf. ibid., pp. 41-43.
367 Cf. Nicolás Rebaza, Op. cit., p. 228.
368 Felipe Larrazábal, Op. cit., Vol. cit., p. 54.
369 Ibid.
370 Gaceta del Gobierno del Perú, Tm. 6, Nº 12 (3 de abril de 1824), en: Gaceta del Gobierno
del Perú, Período de Gobierno de Simón Bolívar[. Edición facsimilar], Tm. I-III, Caracas 1967[,
Fundación Eugenio Mendoza], Tm. II (1824 - junio 1825).
371 Cit. en: Nicolás Rebaza, Op. cit., p. 239.
372 Cf. Nicolás Rebaza, Op. cit., p. 241.
refieren, que la Municipalidad se había dirigido al Vicario Foráneo y Párroco,
Pbro. Dr. Pedro José Soto, encargándole las palabras de felicitación, “pues a
más de su alta capacidad, ya conocía al Libertador, por haberlo tenido
alojado antes en su casa cuando pasó para Cajamarca en diciembre del año
[18]23. El Sr. Soto, después de decirles que era muy oportuna la felicitación,
se excusó, porque se reservaba decir lo conveniente en la Misa Solemne, que
debía celebrar antes de que saliese a campaña el Libertador”373. Y, en efecto,
el Pbro. Dr. Soto “pidió al Libertador, que se sirviese aceptar una Misa
Solemne que celebraría, para que el Dios de las batallas le concediese la
palma de la victoria. El Libertador aceptó, y en el día señalado, que fue
festivo, concurrió al templo con sus Generales, el Estado Mayor, y todos los
jefes de los cuerpos. Y tradicional es que oyeron la Misa con el mayor
recogimiento. A la vez, en el atrio del templo, se levantó un altar portátil y se
dijo Misa para todo el Ejército, que en columna cerrada, la oyó en la extensa
plaza de Huamachuco. Concluida la Misa, que fue muy solemne, pues el Señor
Vicario se preparó como correspondía, haciendo venir todo el Clero de las
Parroquias inmediatas, pronunció una hermosa alocución. (…) El Libertador
quedó muy complacido, con la solemne función; y al despedirlo el Sr. Vicario
con su Clero hasta la puerta del templo, oyeron que dirigiéndose al Gral.
Lamar, que fue uno de los concurrentes, le dijo: ‘General, en la América no
necesitamos de los españoles; pues en ella tenemos eclesiásticos que
dignamente pueden ocupar una mitra como el Sr. Vicario’. Contestó así la
galantería de la alocución. Al día siguiente, el Ministro Sr. Sánchez Carrión,
ofreció al Sr. Dr. Soto la silla magistral en el Coro de Trujillo, que se hallaba
vacante, y que el agraciado no aceptó. Mas después el mismo Libertador, aún
estando en campaña, le mandó el diploma de Canónigo Magistral, con una
nota hermosísima, declarando que era ‘sin necesidad de oposición, en virtud
de las altas facultades con que se hallaba investido; y por conocer íntima y
personalmente la ilustración y demás recomendables dotes del Párroco de
Huamachuco’. En esta vez, aceptó la Canonjía, tomando colación de ella.
Después fue presentado como candidato para las Diócesis de Ayacucho y
Chachapoyas, que no aceptó”374.
Trujillo hacía posible la campaña del Perú, porque había dado
hombres, caballos, oro, plata, hierro, provisiones… Por ello, en recompensa,
antes de salir de Huamachuco, el 10 de mayo de 1824 expidió el Libertador
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373 Ibid.,
p. 242.
374 Ibid., pp. 277-278.
el Decreto de creación de la Universidad de Trujillo, que es notable, porque
se trata de la “única Universidad hija de la gesta emancipadora, la única
fundada por Bolívar y la primera de la República”375 —según la feliz expresión
del Profesor Alfredo Valdivieso García de la actual Universidad Nacional de
Trujillo. El Decreto, después de declarar erigida la Universidad en su Art. 1º,
y de nombrar Rector de la misma al Pbro. Dr. Carlos Pedemonte, Arcediano
de la Catedral de Trujillo, en su Art. 2º, establece en su Art. 3º: “El Rector,
asociado con los Doctores Don Hipólito Unanúe, Don Manuel Lorenzo
Vidaurre y Don Manuel de Villarán, formará los Estatutos correspondientes y
los presentará con la posible brevedad al Gobierno; en la inteligencia de que
se ha de contraer la enseñanza a ciencias eclesiásticas, exactas y naturales,
derecho público y patrio, filosofía y humanidades, adoptándose el plan más
regular y conforme con los sanos principios y los descubrimientos
modernos”376. ¡Bolívar nombraba Rector de la nueva Universidad a un
sacerdote! ¡Bolívar contemplaba la enseñanza de las ciencias eclesiásticas en
la nueva Universidad!
Del Pbro. Dr. Carlos Pedemonte y Talavera, el primer Rector de la
Universidad de Trujillo —y al mismo tiempo Gobernador Eclesiástico del
Obispado de Trujillo— se ha escrito que “fue adicto en todo y por todo al
Libertador”377. En realidad, el aprecio fue recíproco… En plena campaña, le
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375 Alfredo Valdiviezo García, Galería de Rectores, Universidad de Trujillo, Trujillo 1996, p. 17.
376 Gaceta del Gobierno del Perú, Tm. 6, Nº 32 (31 de julio de 1824), en: loc. cit., Tm. cit. Por
su parte, el Ministro Sánchez Carrión se dirigía a los miembros de la Municipalidad de Trujillo
para precisarles, que el Libertador “espera de los beneméritos Municipales y cree que ellos
por su parte cooperarán muy eficazmente a la realización de una empresa que con el tiempo
colmará de gloria a los talentos de la tierra del Gran Chimú que hasta aquí han tenido que
trasladarse a países lejanos a costa de grandes sacrificios para cultivarse y obtener los
mezquinos premios que a la sabiduría americana tenía decretados el Gobierno español. Mas,
de hoy en adelante, todo lo tiene esa ciudad en su propio seno, y suya será la falta si no
aprovecha de los extraordinarios conatos con que se empeña el Supremo Gobierno por su
bienestar” (cit. en: Nicolás Perazzo, Sánchez Carrión y Unanúe. Ministros del Libertador,
Prólogo de Rafael Ramón Castellanos[, Ediciones de la Presidencia de la República], Caracas
(2) 1982, p. 63).
377 Centro de Estudios de Historia Eclesiástica del Perú (editor), Op. cit., Tm. I, Trujillo 1930,
p. 256. Con fecha del 12 de mayo de 1824, a los dos días del Decreto de creación de la
Universidad de Trujillo, escribe el Pbro. Dr. Carlos Pedemonte, en su calidad de Gobernador
Eclesiástico del Obispado de Trujillo una larga Carta Pastoral, en la que comienza por hacer
las siguientes consideraciones: “Nos, el Dr. Don Carlos Pedemonte, Dignidad de Arcediano de
esta Santa Iglesia Catedral de Trujillo del Perú Independiente, Provisor y Vicario Capitular del
fue remitida una nota de orden del Libertador, concebida en los siguientes
términos:
“República del Perú
“Ministerio General
“Cuartel General de Huanuco, a 9 de julio de 1824
“Al Sr. Gobernador Eclesiástico del Obispado de Trujillo
“Sr. Gobernador.- Aunque por varias comunicaciones relativas a los negocios
particulares que han ocurrido en este Gobierno, debe estar V.S. altamente
penetrado del celo que anima a S.E. El Libertador por los derechos y la
dignidad de la Iglesia; como nunca deja de haber novedades en un Estado
naciente, interpretando cada uno la libertad, según sus pasiones; S.E.,
consiguiente a los votos de su corazón, y al deber que le cumple como Jefe
Supremo de la República, quiere, que V.S. y todo ciudadano esté entendido
de que jamás disimulará nada de lo que pueda desviar al pueblo de la moral
evangélica, relajar la disciplina eclesiástica o deslustrar la majestad del
Santuario, en sí o en sus ministros; y que antes bien, recibirán de su autoridad
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Obispado. A los Venerables Párrocos, Prelados regulares y demás sacerdotes de esta Diócesis.
La voz de la Patria, cuya Independencia hemos jurado, y cuya suerte han confiado los
apoderados de los pueblos al Héroe de Colombia, reclama hoy más que nunca la más activa y
uniforme cooperación de todas las clases del Estado. La campaña va a abrirse y su decisión
debe asegurarnos una feliz Independencia o sumirnos de nuevo en más oprimida esclavitud.
A vista de esta inevitable alternativa que ha de fijar para siempre la suerte de América, el
genio extraordinario, a cuyo fuego y constancia nada se resiste, reproduciéndose de un modo
asombroso en cada ciudadano, ha obrado en pocos días prodigios de actividad, de industria y
de recursos para poner sus bravas legiones en el camino de la victoria. A ella marchan sin
duda, porque es acaso la primera vez que se han visto reunirse en el Perú todos los elementos
de un triunfo decisivo: Nada falta de cuanto el valor y la pericia militar han podido aparecer
para hacerse invencibles. Más, ¿qué servirían los esfuerzos combinados de todos los hombres
contra el más débil enemigo, si no tuviesen en su apoyo la cooperación del Cielo? (…)” (Pbro.
Dr. Carlos Pedemonte [Vicario Capitular de la Diócesis de Trujillo], Carta Pastoral (12 de mayo
de 1824), [Archivo Arzobispal de Trujillo - Trujillo, Perú]). A continuación, ordena el
Gobernador Eclesiástico en su Carta Pastoral las correspondientes rogativas… También puede
leerse en los “Anales del Departamento de La Libertad (…)” el “Discurso que en la Misa de
acción de gracias celebrada en la Iglesia Catedral de Trujillo por la gloriosa marcha del Ejército
de la Patria victorioso en Junín, y aniversario de la entrada en Lima de S.E. el Libertador Simón
Bolívar, pronunció en 1º de septiembre de 1824 el Dr. D. Carlos Pedemonte, Dignidad de
Arcediano, Gobernador Eclesiástico, Provisor y Vicario Capitular del Obispado” (en: Nicolás
Rebaza, Op. cit., pp. 309-318).
estos sagrados objetos toda la protección que les debe conforme a la Ley
fundamental del Estado.
“Tengo la honra de hacer esta comunicación de orden de S.E. y de
ofrecer a V.S. mis respetos.
“Dios guarde a V.S. muchos años.
“José Sánchez Carrión”378.
Poco menos de un mes después de esta nota, el 6 de agosto de 1824,
alcanzó el Ejército patriota el espléndido triunfo de la Batalla de Junín;
triunfo, que fue celebrado por todo lo alto en Trujillo —como relata la Gaceta
del Gobierno del Perú: “Apenas llegó a Trujillo la noticia de la victoria
reportada en Junín por el Ejército Libertador sobre las tropas españolas,
cuando fue inexplicable el transporte de entusiasmo a que se entregaron las
clases todas de este benemérito vecindario, los patriotas, emigrados y los
extranjeros. El repique de las campanas, salvas de artillería y fuegos
artificiales alternaban con los incesantes vivas de la multitud. Las calles
adornadas con las vistosas banderas de Colombia y el Perú, en testimonio de
los perpetuos e indisolubles lazos que unirán para siempre ambas Repúblicas,
se llenaron de un inmenso gentío que corría en todas direcciones para
cerciorarse de los pormenores de esta memorable jornada, (…)”379.
La devoción a la Virgen del Socorro de Huanchaco se ha mantenido a
través de los años380. El 8 de diciembre de 1971, la imagen fue coronada
________________________________
378 Gaceta del Gobierno del Perú, Tm. 6, Nº 36 (21 de agosto de 1824), en: loc. cit., Tm. cit.
379 Ibid.
380 En el año 1956, el R.P. Rubén Vargas Ugarte, S.J. hace la siguiente descripción de la llamada
“bajada quinquenal” de la Virgen del Socorro de Huanchaco: “La imagen sale de Huanchaco
el 30 de noviembre en la tarde, (…) Al aproximarse a la ciudad, ésta parece conmoverse y los
fieles se apresuran a salir a su encuentro, y los primeros en avistarla se disputan el honor de
cargar sus andas. En los óvalos, es recibida por el Cabildo eclesiástico y por el Clero y desde
allí continúa, acompañada de innumerable gente, hasta la Iglesia de Santa Ana, de donde
pasa a San Francisco, en donde se le canta la Salve y se rezan vísperas solemnes. El día 2 de
diciembre se celebra en aquella Iglesia una Misa cantada con panegírico, por la tarde sale en
procesión la Virgen al templo de Santa Clara, donde las religiosas guardan sus ricos vestidos
y las demás alhajas que forman su tesoro. Una vez engalanada con sus mejores adornos queda
expuesta a la veneración de los fieles en dicha Iglesia hasta el día 7, en que es conducida a la
Catedral, donde se cantan las vísperas de la Inmaculada Concepción. Su fiesta se celebra el 8
con todo aparato y magnificencia, y a ella se sigue una solemne Novenario, durante el cual es
continua la asistencia de sus devotos. El día 15 es trasladada nuevamente a Santa Clara y, en
la tarde del día 17, después del oficio de la mañana, se la lleva al Monasterio del Carmen,
donde las religiosas Carmelitas Descalzas le ofrecen una fiesta y el día 20 emprende la vuelta
canónicamente381. Y, las peregrinaciones de Huanchaco a Trujillo, las
llamadas “bajadas quinquenales”, siguen realizándose, acompañadas de las
folklóricas danzas de diablos y “pallas”, sobre los cuales existe un
interesantísimo estudio de Carmen Rosa García Gutiérrez de Barriga382.
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a Huanchaco, adonde llega con los mismos honores el día 24, después de pernoctar en
Mansiche, terminando todo este ciclo de fiestas con la que el pueblo le dedica el 25 de
diciembre” (R.P. Rubén Vargas Ugarte, S.J., Historia del culto de María en Iberoamérica,
Madrid (3) 1956, Tm. II, pp. 111-112).
381 Cf. Carlos del Río León, Síntesis de vida, Trujillo 1987, p. 117.
382 Cf. Carmen Rosa García Gutiérrez de Barriga, Las danzas y de diablos y pallas en la fiesta
del Virgen del Socorro de Huanchaco, Pontifica Universidad Católica del Perú / Biblioteca
Nacional del Perú - Fondo Editorial, Lima 2001.