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Alejandro Magno y el Helenismo

El documento proporciona información sobre Alejandro Magno, el gran conquistador del mundo antiguo. Describe que Alejandro Magno fue rey de Macedonia desde 336 a.C. y conquistó gran parte del mundo conocido en su época, expandiendo la cultura griega. Su muerte en 323 a.C. dio inicio al periodo helenístico, en el que sus generales (los diádocos) se disputaron el control de su imperio.
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Alejandro Magno y el Helenismo

El documento proporciona información sobre Alejandro Magno, el gran conquistador del mundo antiguo. Describe que Alejandro Magno fue rey de Macedonia desde 336 a.C. y conquistó gran parte del mundo conocido en su época, expandiendo la cultura griega. Su muerte en 323 a.C. dio inicio al periodo helenístico, en el que sus generales (los diádocos) se disputaron el control de su imperio.
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Alejandro Magno, el gran conquistador del mundo antiguo

Alejandro Magno fue uno de los grandes conquistadores de la historia

Alejandro Magno fue uno de los líderes mundiales más reconocidos de la historia. Fue


Rey de Macedonia desde el 336 a.C., aunque fueron sus conquistas militares las que le han
otorgado un hueco en la historia. Fue  el hijo y sucesor de Olimpia de Epiro y Filipo II de
Macedonia, quien lo preparó para reinar. Alejandro estudió desde joven las lecciones
militares, pero también cultivó otros campos de la mano de Aristóteles.
Tras el ascenso al trono, Alejandro quiso continuar con el legado de su padre, aprobado por
todas las polis griegas. La conquista del Imperio Persa fue su objetivo desde el principio,
iniciando la conquista en el año 334 a.C. Ese año lideró un ejército de 40.000
hombres contra los personas, buscando la venganza de Grecia bajo el estandarte de
Macedonia.
Durante su reinado de tres años cambió por completo la estructura política y cultural de la
zona al conquistar el Imperio aqueménida. Inició así un proceso de intercambio cultural
entre los griegos y los pueblos a los que conquistaba, conociéndose como el Período
helenístico.
La forja de un imperio

Alejandro Magno murió con 32 años


Tras reunir a todo Grecia bajo el estandarte de Macedonia, Alejandro marchó contra Persia,
regida por Dario III. Los primeros años logró importantes victorias que sumaron Egipto,
Anatolia, Oriente Próximo y Asia Central a su imperio. Llegó hasta la India, donde se
enfrentó al rey Poro en la batalla de Hidaspes, a quien venció.
Aunque su conquista parecía imparable, sus tropas se negaron a avanzar más, teniendo que
volver a Babilonia. Allí murió con 32 años de vida sin haber llegado a completar su
sueño.
A pesar de ello, Alejandro Magno es considerado como uno de los grandes conquistadores
del mundo antiguo. Las razones de su muerte son desconocidas, pero algunos
documentos hablan de una muerte lenta, lo que podría ser un envenenamiento. Como no
nombró ningún sucesor, su puesto lo ocupó su hermano, Filipo III Arrideo. Aunque su
hijo póstumo, Alejandro IV, también asumió el poder.
PERIODO HELENISTICO

El periodo helenístico está comprendido entre los años de 323 a. C. y 30 a. C.

Se conoce como período helenístico, helenismo o período alejandrino a una etapa de


la Antigüedad que ocupa la transición entre la decadencia de la Grecia Clásica y el
surgimiento del poderío romano que conducirá al Imperio.

Dicha etapa está comprendida entre los años de 323 a. C. y 30 a. C., y en ella se produjo
un mestizaje cultural entre la predominante tradición griega, que había sido implantada
por Alejandro Magno en la región del Oriente Próximo, y las culturas vecinas, entre ella la
romana que la terminaría conquistando y asimilando como propia. Al resultado de este
proceso se le conoce como cultura clásica o grecolatina, y es la base de toda la cultura
occidental.

Este período se considera hoy como de suma importancia en el estudio de la


Antigüedad, al contrario de lo que se consideró por mucho tiempo, pues se lo consideraba
una mera etapa de decaimiento de la cultura griega.

Características del período helenístico:

El término “helenístico” surgió en el siglo XIX, específicamente en la obra del


historiador alemán Johann Gustav Droysen (Historia del helenismo, 1836), tomando el
nombre con el que los Antiguos Griegos denominaban su región cultural: hélade, que
traduce en griego antiguo “conjunto de mujeres”.

Este término se emplea para denominar la tendencia imperante en la época de


imposición de la lengua y la cultura griega en territorios que nunca tuvieron
raigambre en ellas, como Egipto, Bactriana o los territorios del
posterior Imperio seléucida, entre otros pueblos orientales.

Eventos que lo enmarcan

El
período helenístico inicia con la muerte de Alejandro Magno.
El período helenístico o alejandrino inicia con la muerte misma de quien expandiera las
fronteras del Imperio Macedónico, Alejandro Magno (323 a. C.); y culmina con el
suicidio de la última reina helenística, Cleopatra VII de Egipto y de su amante, el
militar y político romano Marco Antonio, luego de la derrota sufrida en la batalla
de Accio en el año 30 a. C.

Antecedentes

El Imperio Macedónico estuvo a cargo de Filipo II hasta el primer tercio del siglo
IV, cuando asumió Alejandro III, también llamado Alejandro Magno, en 336 a. C. Este
nuevo rey gobernó apenas 13 años, desde sus dos décadas de edad, y realizó en ese
período la conquista más rápida y poderosa de toda la historia antigua.
Luego de vencer en tres oportunidades al Imperio Persa dirigido por Darío III, el Reino
de Macedonia se alió con diversas ciudades griegas y expandió sus fronteras en todo
el oriente próximo, exportando la cultura griega a todo el mundo conocido: desde el
Danubio hasta el Indo, y desde Egipto al río Sir Daria.

Alejandro murió prematuramente en el año 323 a. C., se asume que por


envenenamiento, dejando un imperio consolidado a medias, y cediendo el trono a su
hermano Filipo III, quien era una persona con discapacidad mental, y luego a su hijo
póstumo Alejandro IV.

La monarquía macedónica

Macedonia elegía a sus gobernantes locales de las élites dominantes.


Se trataba de una monarquía personal, a cuyo trono podía aspirar cualquiera que hiciera
méritos suficientes en alguna de las distintas áreas del ejercicio ciudadano.El título del
soberano era basileus, y no había reglas estrictas respecto a la sucesión al trono, ni textos
fundamentales que sujetaran su poder, por lo que eran reinos absolutistas.
La monarquía tuvo un corte claramente colonial, imponiendo a las naciones conquistadas la
cultura macedónica y eligiendo a sus gobernantes locales de las élites dominantes.
Si en la época clásica la monarquía era común entre los asiáticos y repudiada por los
filósofos griegos, en la época helenística lo fue entre los griegos.
Los diádocos
Los diádocos acompañaron a Alejandro Magno en su lucha contra los persas.
Tras la muerte de Alejandro Magno, el poder real del Imperio Macedónico residió en los
generales, pues no había reglas respecto a la sucesión del trono, y los familiares directos de
Alejandro no eran aptos para ejercer el poder (por discapacidad o por juventud).
Dichos generales se llamaban los diádocos y habían acompañado a Alejandro en su
campaña contra los persas, y no tardaron en enfrentarse militarmente, debilitando la
cohesión del imperio y acabando en la refriega con la familia de Alejandro.
Entre los diádocos más prominentes estaban Pérdicas,
Ptolomeo, Casandro, Lisímaco, Antígono, Demetrio y Seleuco.
Los epígonos
Los epígonos (o “sucesores”) de los diádocos, lograron un precario balance entre las tres
grandes dinastías macedónicas: Macedonia y la Grecia continental fueron gobernadas por
los antigónidas (descendientes de Antígono); Egipto, Chipre y Cilicia por
los Lágidas; Asia menor, Siria, Mesopotamia y Persia occidental devinieron el
Imperio seléucida. Hubo también otros reinos más pequeños, como el reino de Pérgamo, el
reino de Epiro, los reinos de Ponto y Bitinia, o el de Siracusa.
Caída ante los romanos
El Imperio Romano tardaría más de tres siglos en conquistar todo oriente próximo.
Al término del siglo III los reinos en que se había dividido el Imperio Macedónico
cayeron ante el Imperio Romano y tras dos siglos de dominación impuso su control total
del Mediterráneo oriental.
La batalla decisiva de este proceso enfrentó a Octaviano, a la cabeza de las fuerzas
romanas, contra Marco Antonio y su aliada Cleopatra, quienes fueron vencidos en Accio en
el año 30 a. C.
Tres siglos más tardaría el Imperio Romano en conquistar todo el oriente próximo y
absorber la cultura helenística, dando pie así al nacimiento del Imperio Romano en su
totalidad indisputada.

Religión y filosofía

Durante el período helenístico hubo un alejamiento de las ciencias formales.


La religión helenística era sincrética, es decir, mezclaba y hacía convivir el panteón clásico
griego con dioses y deidades provenientes de oriente, como Tique, Serapis, Isis o Cibeles.
En cuanto a la filosofía, fue un período de alejamiento de las ciencias formales y
preocupación teórica por la naturaleza del mundo, en el que florecieron las escuelas cínica,
cirenaica, epicúrea, escéptica, estoica y megárica.
La ciencia en el helenismo
El alejamiento de la filosofía de las ciencias les permitió nacer en este período como un
campo aparte, y florecieron gracias al mecenazgo.
Se construyeron academias, zoológicos, jardines botánicos, salas de medicina y disección,
entre otras instituciones puestas al servicio del conocimiento científico.
La matemática, astronomía y geometría fueron particularmente importantes durante el
período.
Muchos de los inventos de los sabios helenísticos fueron empleados en el estudio científico
hasta la llegada del Renacimiento.
 Artes del helenismo

Para los romanos, el faro de Alejandría fue una de las siete maravillas del mundo.
Las artes también contaron con gran apoyo durante el período helenístico, si bien
en literatura se siguieron los parámetros clásicos. Nació la filología y las artes plásticas
alcanzaron su madurez: durante este período se hicieron algunas de las grandes obras de la
humanidad que nada tenían que envidiar a la Antigüedad Clásica.
Dos de las llamadas “siete maravillas del mundo” por los romanos fueron construidas en la
época: el faro de Alejandría y el Coloso de Rodas. Además, se hicieron las célebres estatuas
de la Venus de Milo, Diana Cazadora, Victoria de Samotracia y el Apolo de Belvedere.

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