I.
1 La iglesia parroquial de Nuestra
Señora de los Remedios
Arquitectura, ornato y devociones [1515-1715]
Carlos Rodríguez Morales
La iglesia parroquial sobre la que se creó, en 1819, la catedral de la nueva diócesis de San Cristóbal de La
Laguna había sido fundada tres siglos antes: en sesión concejil de 1 de marzo de 1515 se trató sobre el sitio —es-
cogido por el adelantado con la anuencia del obispo Vázquez de Arce— donde se iba a levantar la nueva fábrica:
en el comedio de la villa, apartada de las otras iglesias y monasterios1. Esto obligó a alterar el planeamiento de ese
espacio central dentro de la naciente población, al que no se había otorgado todavía la importancia que tuvo tras
levantarse allí su segundo templo parroquial, que pudo tener ya entonces condición catedralicia —compartida con
la de Santa Ana, en Las Palmas— de haberse cumplido los propósitos de Fernández de Lugo2. No fue así, y durante
tres siglos las feligresías de la Concepción, en la Villa de Arriba, y de los Remedios, en la de Abajo, mantuvieron
una tensa rivalidad alimentada en última instancia por la aspiración de convertir sus respectivas iglesias en sede
episcopal.
En este artículo abordaremos la historia de la parroquia —su arquitectura, su ornato y sus principales
devociones— durante sus dos primeros siglos, hasta 1715. Fue entonces cuando se colocó en la capilla mayor el
retablo de la Virgen de los Remedios conservado hasta hoy [I.12], que de alguna forma corona los trabajos que
transformaron una modesta ermita en una iglesia alegre y clara de tres naves divididas por 26 columnas dóricas3,
con capillas abiertas a sus lados que, en palabras de un entusiasta Juan Núñez de la Peña en 1676, podían competir
con cualquiera catedral de España4. Nada queda de aquel edificio en el ámbito arquitectónico y sus bienes muebles
han llegado hasta nosotros notablemente mermados, si bien algunas de las piezas incorporadas durante nuestro
periodo de estudio se cuentan entre las más relevantes del patrimonio heredado por la catedral. También la docu-
mentación de la parroquia presenta amplias lagunas; carecemos, por ejemplo, de libros de fábrica y de inventarios
hasta el siglo XVIII, lo que dificulta mucho la labor de reconstrucción que nos hemos propuesto.
Tanto la evolución de este edificio como la distribución y la cronología de sus espacios no habían sido
estudiados hasta ahora con suficiente detalle, pues la historiografía ha tomado como referencia el estado del tem-
plo —la ubicación y titularidad de sus altares y capillas— tras su reorganización a mediados del siglo XVIII, cuando
se alargaron las naves de los lados reduciendo a nave las capillas que allí había5. Quedan, no obstante, aspectos
por precisar, y destaca entre ellos la prehistoria de la parroquia: los acuerdos del Cabildo recogen la existencia en
el momento fundacional de una capilla e iglesia que ahora está6 —es decir, un templo anterior a la primera fábrica
parroquial—, pero no se ha localizado documentación que avale que fuese una ermita dedicada a la Expectación
de la Virgen edificada años atrás, como ha recogido la historiografía a partir de Moure7; y en ese caso, carecemos
de datos sobre su antigüedad y sobre las circunstancias de su construcción. Tampoco está claro qué motivó la
fundación de la nueva parroquia, si la intención fue —como sucedió— dividir la ciudad en dos collaciones o si se
aspiraba, como apuntó en 1792 Miguel de la Isequilla, a que destruyéndose la otra parroquia [de la Concepción]
quedase la nueva en el centro del pueblo8.
El 29 de marzo de 1515 se ajustó con el albañil portugués Miguel Alonso la obra de la nueva capilla ma-
yor, con su arco toral y los principios de los arcos con sus basas y capiteles de los que arrancarían los del cuerpo
del templo, además de un sagrario embutido en la pared, una portada para la sacristía, un altar, cinco gradas y
1 Acuerdos [1965], p. 71.
2 Acuerdos [1965], pp. 105-106. Así lo han entendido Caballero Mújica [1990], p. 214, y Navarro Mederos [2004], pp. 42-45, aunque el documento al que se refieren no
es explícito respecto al templo preferido por el adelantado.
3 BULL: FA. Ms 27, t. I, f. 13v.
4 Núñez de la Peña [1676], p. 328.
5 Anchieta y Alarcón [2013], v. III, p. 181.
6 Serra Ràfols/De la Rosa Olivera [1965], p. 74.
7 Rodríguez Moure [1915], p. 64.
8 ARSEAPT: RM. Legajo 139 [20/47].
18 Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna
dos ventanas, todo de cantería9. A finales de 1518 se
encomendó al carpintero Luis Barba que cubriese la
capilla10, con cuyo fin se había encargado al aserrador
Baltasar López que cortase la madera necesaria desde
septiembre del año anterior11. Esta fábrica se adosó
por la cabecera al edificio preexistente, que durante
algunos años sirvió de nave provisional; la nueva fue
encargada en 1520 al albañil Alonso González, obligado
a edificarla con dos puertas en cantería roja —la prin-
cipal y otra abierta en el muro sur12—, cuyos trabajos
continuaron, al menos, hasta 1523. Este cañón de igle-
sia, como lo denominó Núñez de la Peña, se mantuvo
en pie durante algunos años, hasta que se concluyó la
ampliación a tres naves mediante dos danzas de arcos.
Así se entiende, por ejemplo, que en 1534 Lorenza Ve-
lázquez dispusiese la fundación de un altar después
que se haga la iglesia13, y que en 1540 el herrador Alon-
so Martín dispusiese su sepultura dentro de la iglesia
vieja14.
Esto indica que ambos espacios —el antiguo
y el nuevo, uno dentro del otro— coexistieron mientras
duraron las obras, que supusieron además un mayor
desarrollo longitudinal, pues el edificio creció hacia los
pies15. En palabras de Núñez de la Peña, con el tiempo
y acrecentamiento de las haciendas y limosnas de los
fieles se alargó y hizo de tres naves, tan largas y anchas
como se ve16. Dentro de este proyecto de reforma ha
de situarse la realización en 1559 de un nuevo arco de
medio punto a la entrada de la capilla mayor [...] con su Cristo de los Remedios [detalle]. Catedral, La Laguna
moldura romana, derribando antes el que había, proba-
blemente tardogótico17. Es decir, se afrontó una moder-
nización del lenguaje arquitectónico que por esos años afectaría también a la primitiva portada, sustituida por otra
de traza renacentista. El arco toral se desbarató en 1692 y se volvió a levantar por el cantero Juan Uque Osorio, con
9 La escritura no se conserva en el registro notarial correspondiente; se tiene noticia de su contenido por notas posteriores recogidas, entre otros, por Juan Núñez de
la Peña a finales del siglo XVII en el libro de mandatos de la parroquia, por Anchieta y Alarcón [2013], v. III, pp. 14, 216-217, por Tarquis Rodríguez [1964], pp. 427-428,
y por Darias Príncipe/Purriños Corbella [1997], pp. 40-42.
10 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 14-15.
11 AHPT: PN. Legajo 8, escribanía de Antón de Vallejo, ff. 997r-1.000r, 18/IX/1517.
12 Falta también este contrato en el protocolo notarial de Antón de Vallejo de 1520. Véanse Tarquis Rodríguez [1964], p. 54, y Darias Príncipe/Purriños Corbella [1997], p. 43.
13 Alfaro Hardisson [2000], p. 156.
14 AHPT: PN. Legajo 410, escribanía de Juan de Anchieta, documento 533, 28/IV/1540. Es probable que a estos trabajos se destinasen 500 cantos extraídos de la cantera
de Tegueste, cuya entrega concertó en 1541 el mayordomo de fábrica, Juan Bautista de Forné. AHPT: PN. Legajo 24, escribanía de Luis Méndez, ff. 840r-841r, 26/
II/1541.
15 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 88v.
16 Núñez de la Peña [1676], p. 328.
17 Consultado el documento, hemos corregido la cronología ofrecida por Tarquis Rodríguez [1964], pp. 472-473 y Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 16-17; el contrato fue
otorgado en 1559, no en 1549. En 1561 se otorgó finiquito. AHPT: PN. Legajo 644, escribanía de Pedro del Castillo, ff. 338r-338v, 22/II/1561.
Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna 19
el mismo hueco que antes estaba18.
La capilla mayor, algo elevada respecto al resto de la fábrica y separada por una reja de madera, estaba
presidida por la escultura de la Virgen de los Remedios en un sencillo tabernáculo [I.14]. El sagrario, como en la
iglesia de la Concepción, era de cantería y quedaba embutido en la pared del lado del evangelio. También aquí,
encajado en uno de sus muros, se situó hacia 1534 un altar dedicado a Santa María Magdalena19, en el que en la dé-
cada de los cincuenta Luis Velázquez entronizó la imagen de la Virgen de la Luz [I.5]. En 1548 había en las naves de
la dicha iglesia, a los lados de ella, otros dos altares, uno de Diego de los Olivos y otro de Pedro Gómez, que en pa-
labras del visitador Luis de Padilla estaban muy feos y ocupan mucho la dicha iglesia por salir de la pared. Por este
motivo, instó a los patronos a que los hicieran de cantería, encajados en las paredes, como el de la Magdalena20.
Entonces ya estaba hecho, aunque desconocemos dónde y bajo qué advocación, un altar del que era propietario el
corredor de lonja Juan Bautista de Forné, mayordomo de la fábrica parroquial21.
Pocos años después, en 1552, sabemos que ya estaba erigido el altar de las Vírgenes22, tal vez dedicado a
Santa Úrsula y sus compañeras mártires. En 1568 el visitador Juan Salbago ordenó que se pusiese un retablo de San
Sebastián sobre el arco de la capilla, de la parte donde dicen la epístola, para invocar al santo como abogado contra
la pestilencia23. Quizá posterior fuera el altar dedicado a la Virgen de los Dolores, a la mano derecha entrando por la
puerta principal, fundado por Cristóbal Ruiz, quien traspasó en 1585 su patronato a Diego Pérez de Cabrejas24.
La culminación de las obras pasaba por levantar dos capillas colaterales a la mayor, como se había hecho
ya desde los años treinta en la Iglesia de la Concepción25. En 1548 el visitador ya había incluido entre sus man-
datos que si hubiere alguna persona que quiera hacer capilla al lado de la capilla mayor, que es al lado donde está
el sagrario, que se le dé y se quite el altar de los Velázquez para que allí se haga el arco de la capilla, y así se dé al
otro lado de la dicha capilla a quien la quisiere hacer e haga la iglesia el arco, y lo pague el que quisiere la capilla26.
Pero la primera noticia sobre un proyecto concreto en este sentido se retrasa hasta finales de la década de los años
sesenta, cuando el licenciado Juan Suárez Gallinato pretendió edificar la del lado derecho27. No se concretó, y tam-
poco entonces el propósito del abogado Domingo González Boza de erigir capilla en el mismo lugar, expresado en
su testamento de 159328. Un año antes, el regidor Gaspar Yanes Delgado había manifestado, asimismo, su intención
de que se le hiciese una capilla en la iglesia29.
Finalmente, la primera capilla colateral en edificarse fue la del lado del evangelio, por iniciativa del doc-
tor Cristóbal Viera, beneficiado de la iglesia, quien hizo notar que la intención de su primo Domingo González
Boza no tuvo efecto porque ya él tenía prevenida esta causa y pidió el sitio y puesto donde se había de hacer30. Las
obras debieron iniciarse en los primeros años del siglo XVII, y con seguridad habían concluido en 1617, cuando
Juana Jovel dispuso ser enterrada en su bóveda, donde ya había recibido sepultura su marido31. Por esos años se
realizaría también el retablo destinado a acoger la efigie del titular, San Cristóbal [I.6], cuya policromía se enco-
mendó en marzo de 1620 al pintor Gaspar Núñez32.
18 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 88v.
19 Alfaro Hardisson [2000], p. 156.
20 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 11v.
21 AHPT: PN. Legajo 631, escribanía de Juan del Castillo, f. 301v, 23/VI/1547.
22 AHPT: PN. Legajo 772, escribanía de Francisco de Rojas, f. 30r, 17/II/1552.
23 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 53v.
24 AHPT: PN. Legajo 57, escribanía de Juan de Mesa, ff. 47r-48r, 4/II/1585.
25 Rodríguez Moure [1915], p. 41.
26 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 4r.
27 AHPT: PN. Legajo 234, escribanía de Juan Núñez Jaymes, ff. 189-198v, 16/IV/1569.
28 AHPT: PN. Legajo 918, escribanía de Bartolomé de Cabrejas, ff. 216-221v, 2/XII/1593.
29 AHPT: PN. Legajo 1.182, escribanía de Baltasar Hernández, ff. 244v-247v, 17/II/1614.
30 AHPT: PN. Legajo 1.031, escribanía de Feliciano de Gallegos, s/f, 23/XII/1622.
31 AHPT: PN. Legajo 1.232, escribanía de Manuel Lobo Mazuelos, s/f, 2/III/1617.
32 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 53-54.
20 Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna
El proceso constructivo de la otra capi-
lla colateral, bajo el título de la Asunción, resultó más
complejo, en parte porque fueron los herederos de su
fundador, Gaspar Yanes Delgado, quienes quedaron
obligados a cumplir su voluntad. Las obras pudieron
iniciarse sobre 1614 pero pronto se interrumpieron y
dieron lugar a un pleito zanjado en octubre de 1617,
cuando Bartolomé Yanes Delgado se obligó a reanu-
dar los trabajos sin alzar mano a partir de abril del año
siguiente33. Tanto esta capilla como su correspondien-
te en el lado del evangelio tenían sendos arcos, uno
abierto hacia la capilla mayor y otro hacia la nave34. Las
obras avanzaron muy lentamente, pues fue en 1623
cuando Juan Afonso y Tomé González, oficiales de
albañilería y cantería, tomaron a su cargo concluirla y
realizar algunas modificaciones, pues se especificó que
debía quedar del mismo tamaño en cuadra que tiene la
del doctor Viera, y con el mismo altor de paredes y la
misma anchura, para lo que fue necesario desbaratar
Anunciación-Visitación [Retablo de Pedro A. Mazuelos]
una de las paredes de la sacristía colindante. Se obli-
Catedral, La Laguna
garon también a hacer el altar, peana y gradas y poyos
del modo que están en la dicha capilla del doctor Viera,
modelo también para la obra de carpintería35.
Coincidiendo con estos trabajos en la cabecera del templo, en 1615 se colocó en la capilla mayor el re-
tablo de pincel adquirido en Flandes en cumplimiento de una manda testamentaria del mercader Pedro Afonso
Mazuelos, presidido por la Virgen de los Remedios [I.2]. Impactado tal vez por su magnificencia, Bartolomé Yanes
Delgado dispuso en 1622 que para su capilla se trajese un retablo de Sevilla o de Flandes, de la vida de la Virgen
santísima y purísima, del altor y anchor del lienzo de la dicha capilla36. Pero esta voluntad no se cumplió ni en
tiempo ni en forma: el recinto —donde se rendía culto a la imagen antigua de la Virgen del Carmen— careció de
retablo hasta que en 1699 su patrono concertó la hechura de uno de tres cuerpos con el carpintero y ensamblador
Melchor de Sosa37. En abril de 1720 se concertó su dorado con los pintores Juan Leal y José Barroso38.
Concluidas las colaterales, los esfuerzos se dirigieron a la construcción de nuevas capillas a ambos lados
de las naves. La primera, dedicada a la Magdalena, se levantó en el lado del evangelio, a partir de la esquina exterior
de la de San Cristóbal y se debió también a uno de los beneficiados de la parroquia, Juan Fagundo. Desconocemos
su fecha de fundación, pero estaba ya edificada en octubre de 1623, cuando el capitán Agustín de Mesa Espínola
contrató con el cantero portugués Jorge de Silva la fábrica de un arco de cantería blanca en su capilla, junto a la
que tiene hecha el doctor Fagundo, del mismo anchor y hechura que está hecho el que tiene la dicha capilla39. Este
nuevo recinto —que lindaba con las casas del fundador— fue puesto bajo la titularidad de la Limpia Concepción de
33 AHPT: PN. Legajo 1.451, escribanía de Pablo Guillén del Castillo, s/f, 24/X/1617.
34 Los de la capilla de la epístola fueron realizados por el cantero Manuel Penedo en 1619. AHPT: PN. Legajo 1.537, escribanía de Salvador Fernández de Villarreal, ff.
483r-484r, 13/V/1619.
35 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 20-22.
36 Tarquis/Vizcaya [1977], p. 20
37 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 39-41.
38 Rodríguez González [1986], pp. 141, 255.
39 AHPT: PN. Legajo 1.031, escribanía de Feliciano de Gallegos, s.f, 16/X/1623.
Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna 21
la Virgen y San Mateo40. En 1672 fue entronizada en
esta capilla la nueva imagen de la Virgen del Carmen
[I.7], por acuerdo entre los patronos y su hermandad,
a la que se dio licencia para poner retablo, y alzarla, y
quitar arcos y ponerlos, abrir puertas, ventanas y lo más
que quisieren hacer41.
Poco después se inició el mismo proce-
so de ampliación por el lado sur. Junto a la colateral
de la epístola, el regidor asturiano Cosme Carreño de
Prendis fundó capilla dedicada a San Cosme y San Da-
mián, para la que obtuvo data del obispo a comienzos
de 1625. En noviembre concertó con el cantero Jorge
de Silva la fábrica de un arco de cantería labrado para
cuyas dimensiones cuyas dimensiones y material se
puso como modelo el que el mismo maestro había rea-
lizado para la capilla de Agustín de Mesa42. En 1627 el
obispo fray Juan de Guzmán dispuso que estas nuevas
capillas que iban fundándose fueran correspondientes
con las que están hechas, de manera que los arcos que
salen al cuerpo de la iglesia no sean mayores ni exce-
dan los unos a los otros por la fealdad que causará la
dicha obra43. Dos años después el escribano Salvador
Fernández de Villarreal y su esposa, Antonia de Castro,
obtuvieron licencia y data para levantar la segunda ca-
pilla del lado de la epístola, a continuación de la de San
Cosme y San Damián; la pusieron bajo la titularidad
de San Salvador o de la Transfiguración, pasaje repre-
sentado en un cuadro que la presidía colocado en un
sencillo retablo44. A continuación y por esas mismas
fechas, el mercader Diego de Monsalve y Juana Soler
de Padilla fundaron la dedicada al Nacimiento del Se-
ñor —presidida por una imagen del Niño Jesús— que Misa de San Gregorio. Catedral, La Laguna
ya tenían edificada en el verano de 163145; en 1712 Bár-
bara Ángela Carrasco y Ayala dispuso que se costease
un retablo que había prometido por la salud de sus es-
poso, donde debían entronizarse las imágenes de San Francisco Javier y San Vicente Ferrer46.
Al medio de las naves, a continuación de las capillas de Mesa y de Villarreal, se abrían sendas puertas
laterales. Más difícil nos resulta, a la vista de los documentos de los que disponemos, reconstruir la disposición del
resto de las capillas que hubo hacia los pies del templo: la de Ánimas [I.7], la de San José [I.8] y la del Cristo de los
40 AHPT: PN. Legajo 80, escribanía de Agustín de Mesa, ff. 262r-264r, 11/XII/1626.
41 AHPT: PN. Legajo 940, escribanía de Francisco de Argüello Valderrama, ff. 164r-167r, 28/III/1672.
42 AHPT: PN. Legajo 1.031, escribanía de Feliciano de Gallegos, s.f, 15/XI/1625.
43 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 257r.
44 AHDLL: FHD. Documentación organizada por pueblos. Legajo 9, documento 4.
45 AHPT: PN. Legajo 1.071, escribanía de Cristóbal Guillén del Castillo, ff. 228r-230v, 31/VIII/1631.
46 AHPT: PN. Legajo 944, escribanía de Juan Machado Fiesco, ff. 63v-64r, 3/IV/1712.
22 Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna
Remedios [1.3]. Respecto a esta última, sabemos que se aprovechó un espacio al extremo de la nave izquierda al
lado de la puerta mayor, donde estuvo hasta 1654 el baptisterio, trasladado entonces a la base de la torre, en el lado
opuesto47. Apenas unos años después nos consta ya la voluntad de reformar este espacio48. Pero este plan no vino
a concretarse hasta comienzos del siglo XVIII, cuando la capilla fue reconstruida tomando parte de la plaza; esto
supuso una alteración del frente del templo, hasta entonces llano49. En un primer momento, el Cristo presidió un
retablo realizado el carpintero Domingo Hernández50, que años después sería sustituido por otro. En el remate del
primero había una representación de San Pedro51, oportuna en un recinto patrocinado por los clérigos de la parro-
quia. La puerta de un sagrario en la que el pintor Cristóbal Hernández de Quintana —miembro de la cofradía del
Crucificado— recreó la Misa de San Gregorio puede, tal vez, proceder de este segundo retablo52, en el que en 1715
fueron entronizadas las nuevas imágenes de la Virgen de los Dolores y San Judas Tadeo [I.10].
En los primeros años del siglo XVII se afrontó la reforma del coro existente desde el siglo anterior en
medio de la nave central, pues había quedado corto y no capaz para los días solemnes. A un mandato en este sen-
tido dictado en 1609 por el vicario general se sumó otro del obispo Corrionero en 1618. Se optó por alargarlo dos o
tres varas por detrás hacia la puerta principal y por situar en alto el nuevo órgano traído de Flandes un año antes53,
pues hasta entonces el instrumento estaba en una tarima en el lado del evangelio54. Esto vino a cumplirse a partir
de 1623, cuando se encargó a Jorge de Silva y Manuel Penedo el nuevo cerramiento del coro, realizado en cantería
blanca. A sus espaldas, frente a la puerta principal, se abrió un nicho para acoger el retablo de la imagen de Nuestra
Señora de la Expectación55. En 1678 el beneficiado Ramón Cerdán pretendió que se le permitiera colocar en él una
imagen del santo de su nombre y, en caso negativo, en un retablo nuevo que habría de situarse en el presbiterio,
en el lado de la epístola56.
Hubo en el templo otros altares cuya ubicación no hemos podido precisar en todos los casos. La Virgen
de la Luz, que hasta la segunda década del siglo XVII estuvo en un altar de la capilla mayor, pasaría luego a otro
frente al púlpito57. Junto al coro, probablemente en la nave de la epístola, el mercader Juan de Sosa y su mujer
María Machado fundaron hacia 1663 uno muy adornado con retablo presidido por la Virgen de la Merced58. Poco
después, en 1665, el capitán Miguel de Ribas y Ana Martín de Castillejo costearon, enfrente de una de las puertas
traviesas del coro, un pequeño retablo de madera presidido por una efigie de la Virgen de la Concepción y por
remate la escultura del señor San Miguel59. También San Andrés contó con altar propio a la entrada de la puerta del
norte60; en ese mismo espacio —entre la puerta y la capilla de Agustín de Mesa— su primo el clérigo Juan de Mesa
quiso que se pusiese un altar curioso y en él un retablo de las Ánimas del Purgatorio y un Niño Jesús que tenía en
su casa61, pero no sabemos si esta manda llegó a cumplirse. A finales del siglo XVII, una referencia documental
señala como altares colaterales al mayor los de la Luz y San Andrés62; es posible que otras imágenes devocionales,
como las de San Bernabé y San Pedro, también recibieran culto en altares independientes.
47 AHDLL: FPSDLL. Libro 157. Libro de antigüedades, f. 70.
48 AHPT: PN. Legajo 1.081, escribanía de Cristóbal Guillén del Castillo, ff. 48v-49v, 31/I/1662.
49 Anchieta y Alarcón [2013], v. III, pp. 90-91, 181.
50 Tarquis/Vizcaya [1977], p. 87.
51 AHPT: PN. Legajo 528, escribanía de Juan Machado Fiesco, ff. 105v-113r, 20/VI/1692.
52 Rodríguez Morales [2003], p. 129.
53 Álvarez Martínez [2013], en prensa.
54 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 244v, 249r-259v.
55 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 23-24.
56 Rodríguez Morales [2002], pp. 74-75.
57 Rodríguez Morales [2000d], pp. 539-540.
58 Rodríguez Morales [2002], pp. 76-78.
59 AHPT: PN. Legajo 112, escribanía de Mateo de Heredia, ff. 151r-159r, 15/IV/1683; AHDLL: FPSDLL. Libro 139. Libro de fiestas [1659-1731], f. 44v.
60 Anchieta y Alarcón [2013], v. III, p. 116.
61 Tarquis/Vizcaya [1977], p. 27.
62 AHPT: PN. Legajo 840, escribanía de Matías Oramas Villarreal, ff. 304v-305r, 14/VIII/1696.
Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna 23
Detrás de la capilla colateral del evangelio y abierta hacia la mayor se edificó hacia 1670 una nueva ca-
pilla fundada bajo la titularidad del santo de su nombre por el beneficiado Jerónimo García Cabral, quien contrató
en 1677 un retablo con el escultor y carpintero Melchor de Sosa63. La imagen del titular —que aún se conserva y que
hemos atribuido a Lázaro González de Ocampo64— fue colocada en octubre de 168665. Además de como espacio
de culto y funerario —tenía bóveda de enterramiento— García Cabral quiso que este recinto sirviese de camarín
para la imagen de la Virgen de los Remedios66, pues hasta mediados del siglo siguiente no tuvo uno amplio y bien
acondicionado. La capilla ocupó el solar de una casa de emparedamiento fundada a mediados del siglo XVI por
Isabel de la Cruz en la que durante un siglo vivieron en clausura diversas mujeres, que participaban de los oficios
religiosos a través de una ventana con reja abierta hacia la capilla mayor de la iglesia67. Contó la iglesia con un vía
crucis, para el que a que a finales del siglo XVII el clérigo José Lorenzo Borges hizo alguna pintura de los pasos de
la vía sacra que faltaban para el cumplimiento de las catorce estaciones68.
En cuanto al aspecto exterior del templo, fue cambiante a lo largo de estos dos siglos de continuas trans-
formaciones. Ya en 1515 hubo que incorporar solares de propiedad privada para poder edificar la capilla mayor y en
cabildo se platicó sobre la plaza que había de hacerse para ennoblecimiento de la población. Este espacio público
rodeaba, como ahora, la iglesia por tres de sus lados, quedando la cabecera rodeada por viviendas y, tras ellas, por
un callejón irregular —conocido como de las emparedadas o del emparedamiento— incorporado a la fábrica pa-
rroquial a mediados del siglo XVIII, que Anchieta recordaba entonces como el más puerco de la ciudad69.
Con él lindaba la sacristía, proyectada desde 1515 en el lado sur, a la altura de la capilla mayor, y reedifi-
cada en 157570. En el otro lado se situó el cementerio, ampliado hacia 1558 tras adquirir los feligreses unas casas y
solar [...] delante de la puerta del norte71. La anexión de viviendas, de solares y de parte de la plaza permitió que la
iglesia creciera poco a poco, pero de forma continua, durante todo el periodo aquí estudiado. También después, lo
que supone una evidencia de la falta de previsión inicial —antes incluso de la creación de la parroquia— respecto
al uso que acabó teniendo buena parte de esta manzana situada en el centro de la trama urbana.
En el lado de la epístola, junto a la cabecera —en el lugar luego donde se levantó la segunda capilla cola-
teral— estuvieron inicialmente el campanario y un reloj72. En 1609 el visitador ordenó la construcción de una torre
de la piedra que está hecha la iglesia y de la misma labor, para lo que habría de escoger el lugar que menos ocupe y
más se oiga el sonido de las campanas. En 1618 el obispo Corrionero insistió en este mandato, atendiendo a que la
falta de torre era un grande inconveniente por ser iglesia tan principal73, de forma que al año siguiente se contrató
la obra con Manuel Penedo, a los pies del templo en la esquina más próxima a la calle de la Carrera. De planta
cuadrada y la misma altura que el templo, quedaba rematado con una espadaña con tres ojos74, y sobre ella una
veleta75.
Una década después y por iniciativa del obispo Cámara y Murga se afrontó la elevación de la torre a
partir del último cuerpo hasta entonces fabricado, para lo que se contrató en 1630 a Jorge de Silva. Tres lustros
después aún estaba por concluir y con este fin se recurrió en 1648 a Diego Penedo, quien entre otras cosas se
63 Tarquis/Vizcaya [1977], p. 39.
64 Amador Marrero/Rodríguez Morales [2011], p. 338.
65 AHDLL: FPSDLL. Libro 157. Libro de antigüedades, f. 71.
66 AHPT: PN. Legajo 1.397, escribanía de Diego Remírez Machado, ff. 94-106v, 10/VIII/1697.
67 Pérez Morera [1996b], pp. 23-28.
68 AHDLL: FPSDLL. Legajo 139. Libro ii de fiestas, ff. 124r-124v.
69 Anchieta y Alarcón [2011], v. II, p. 38.
70 Tarquis/Vizcaya [1977], p. 18.
71 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 42r.
72 AMLL: Actas capitulares., Oficio I, Libro XX, ff. 51v-52r.
73 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 244v, 249v.
74 Tarquis/Vicaya [1977], p. 19; AHPT: PN. Legajo 1.537, escribanía de Salvador Fernández de Villarreal, ff. 973v-975v.
75 AHPT: PN. Legajo 802, escribanía de Esteban de Mederos, f. 552v, 19/XII/1619.
24 Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna
comprometió a realizar un remate ochavado76; medio
siglo más tarde, por el gran peso que de arriba le ve-
nía, hubo que demoler en lienzo del lado sur, sin tocar
en las esquinas, y volver a levantarlo77. Además de su
función como campanario, la torre fue también es-
pacio de culto; en 1712 el coronel Francisco de Ponte
Llarena señaló en su testamento que desde muchos
años atrás tenía devoción de mandar se eche el elogio
y avemarías acostumbradas después del toque de las
ánimas todas las noches del año, y dotó su celebración
a partir de entonces con un tributo a favor de la fábrica
de la iglesia, en cuya torre se a servido y ha de servir,
para que su mayordomo los dé a quien echare dicho
elogio78.
Lamentablemente, no contamos con nin-
gún testimonio gráfico de esta torre fuerte y alta, la
más de las Islas79, que debió ser un emblema urbano
como lo sigue siendo la de la Concepción. Y tampoco
se ha identificado alguna pintura o dibujo que repro-
duzca otro elemento capital, la portada renacentista
que estaba ya en pie en 1564 y que —como la torre—
desapareció al construirse la nueva fachada a co-
mienzos del siglo XIX. Era similar a la de la Iglesia de
San Marcos de Icod80, aunque se completaba con dos
hechuras de San Pedro y San Pablo, cada uno a su lado,
de piedra81 [II.13].
Este templo que fue creciendo y cambian-
do a lo largo de los dos siglos de nuestro estudio —y
durante las dos centurias siguientes, hasta ser demo-
lido— fue, esencialmente, un espacio de culto. Pero
no sólo fue un lugar reservado para la liturgia, pues en
torno a las celebraciones religiosas tuvieron expresión Virgen de la Expectación [Retablo de Pedro A. Mazuelos]
las múltiples formas de la vida de los siglos pasados. Catedral, La Laguna
Tanto su desarrollo arquitectónico como la vida de-
vocional desarrollada en su interior y en su ámbito
urbano podrían ser valorados como un paradigma de la historia social isleña. Allí rezaron, fueron bautizados, se
casaron y recibieron sepultura los capitanes generales, los regidores y el pueblo llano; los naturales y los inmigran-
tes; los labradores, los oficiales, los mercaderes y los esclavos... Allí se ofició la liturgia cotidiana, pero también se
celebraron las fiestas, las del calendario y las extraordinarias: rogativas motivadas por adversidades —sequías, pla-
76 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 28-31; Darias Príncipe/Purriños Corbella [1997], pp. 59-63.
77 AHDLL: Libro 156. Libro de mandatos, s/f.
78 AHPT: PN. Legajo 1.403, escribanía de Gaspar Pérez Machado, ff. 59r-92v, 6/IV/1712.
79 Núñez de la Peña [1676], p. 330.
80 Gómez Luis-Ravelo [1985].
81 Núñez de la Peña [1676], pp. 330-331.
Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna 25
gas, epidemias—, funciones en acción de gracias por
victorias militares y por la subida al trono de nuevos
reyes, y también exequias cuando estos o sus familia-
res morían.
Pronto se constata la actividad de cofradías,
si bien está pendiente un estudio detallado para estos
primeros años. En 1523, por ejemplo, Hernando de Sa-
avedra dispuso en su testamento la entrega de media
dobla de cera labrada para la cofradía de las hermanas,
la cual se hace en la iglesia de Nuestra Señora de los
Remedios82, sin que sepamos a que corporación se re-
fiere. Diversos colectivos laborales y uno étnico tuvie-
ron su sede en la iglesia de los Remedios. Los carpin-
teros integraban la cofradía de San José [I.8]; los sastres
y maestros de tiendas, la de San Andrés, cuya imagen
titular fue tallada en 1613 en la ciudad por el pintor y
escultor Cristóbal Ramírez83; los pescadores costeaban
la fiesta de San Pedro84; y los escribanos celebraban
cada mes de enero la Epifanía del Señor. Durante dé-
cadas, la cofradía del Cristo de los Remedios fue una
confraternidad a la que pertenecía únicamente el clero
parroquial, lo que motivó incluso que la imagen fuera
nombrada como el Cristo de los capellanes. Durante
Virgen de los Remedios
buena parte del siglo XVII está documentada la activi-
Catedral, La Laguna dad de la cofradía de San Bernabé, constituida por los
negros de la ciudad85.
En otros casos, la pertenencia a hermandades y cofradías no estaba restringida a grupos determinados,
pero sí tenían una misión concreta que condicionaba su actividad. La cofradía del Santísimo —documentada desde
la primera mitad del siglo XVI— tenía como principal objeto el culto sacramental86. En junio de 1567 se procedió for-
malmente a la fundación de la cofradía de la Consolación de Nuestra Señora y de su limpia y entera Virginidad, ins-
tituida por la emparedada Isabel de la Cruz, también conocida como la cofradía de las Huérfanas, de las Doncellas
o de las Vírgenes. Además de la celebración de diversos cultos marianos, sus constituciones estipulaban que con
las limosnas de sus miembros debía costearse cada año la dote de una o más huérfanas pobres coincidiendo con
la fiesta de la Natividad de la Virgen, el 8 de septiembre; ese día, las jóvenes acompañaban delante de las andas a la
Virgen, en su procesión87. Esta cofradía de las Doncellas incorporó una confraternidad preexistente en la parroquia,
la cofradía del Santo Nombre de Jesús, que llaman de la prohibición de los juramentos, que recaudaba como limos-
na las penas impuestas a los que juraren y que celebraba su fiesta principal el 15 de enero88. La cofradía de las Áni-
mas debió fundarse hacia 1620 —nos consta su existencia ya en 162489— para orar por las que purgaban sus penas.
82 AHPT: PN. Legajo 10, escribanía de Antón de Vallejo, ff. 529r-531r, 20/I/1523.
83 Rodríguez Morales [2000c], pp.
84 AHDLL: FPSDLL. Libro 139, Libro II de fiestas, f. 23.
85 AHDLL: FPSDLL. Libro 138, Libro i de fiestas, portada.
86 AHPT: PN. Legajo 632, escribanía de Juan Vizcaíno, f. 547r, 30/X/1548.
87 Núñez de la Peña [1676], pp. 328-329.
88 AHPT: PN. Legajo 995, escribanía de Simón de Azoca, ff. [444r-445v], 15/VI/1567.
89 AHPT: PN. Legajo 1.645, escribanía de Diego Martín de Barrios, ff. 215r, 7/II/1624.
26 Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna
El culto mariano era uno de los pilares devocionales y litúrgicos. Aunque la parroquia estaba puesta bajo
la titularidad de la Virgen de los Remedios, su vocación era la Expectación. Por eso, inicialmente la fiesta principal
se celebraba el día 18 de diciembre, decretado fiesta de guardar en la ciudad por el obispo Martínez en 1602. Ya en
la segunda mitad del siglo XVII comenzó a celebrarse una segunda fiesta el día de la Natividad, el 8 de septiembre,
qua acabó imponiéndose sobre aquella [I.15].
Además de la titular, la otra gran devoción mariana de la parroquia fue la Virgen del Carmen [I.9], cuya
fiesta comenzó a celebrar en los primeros años del siglo XVII Ángela Yanes Delgado. En 1634 se instituyó su co-
fradía, que tuvo su sede en la capilla colateral de la epístola hasta que en los años setenta al hacerse nueva imagen
pasó a la de Agustín de Mesa. En la colateral se mantuvo la primera imagen, por lo que siguió conociéndose como
la capilla del Carmen antiguo. El retorno de la corporación a este espacio se produjo con posterioridad al límite
cronológico de este trabajo y dio paso al periodo de mayor esplendor devocional y artístico, ligado a su mayordo-
mo Andrés José Jayme. La Virgen de la Luz, ya citada, llegó a tener cofradía en el siglo XVII90. Un aspecto poco co-
nocido de la devoción mariana es el rezo comunitario del tercio del rosario; en la iglesia de los Remedios se rezaba
cada día a las 11 de la mañana91, y también se hacía de forma pública por las calles de la feligresía, los sábados92.
Otro de los baluartes de la devoción contrarreformista fue la Pasión de Cristo, conmemorada especial-
mente los viernes y durante la Cuaresma y la Semana Santa. En 1659 Luis Parrado de León dejó instituidos los
misereres cantados, con la participación de músicos, que se dicen todos los viernes de Cuaresma por la tarde en
la capilla del Cristo de los Remedios93. Y en 1695 los herederos de María de Mesa dotaron la celebración de ocho
misas cantadas en el altar del Crucificado los seis viernes de cada Cuaresma, el 3 de mayo y el 14 de septiembre,
señalando la cera que había de arder estando descubierto el Santísimo Cristo y la participación de organista y ento-
nador94.
De acuerdo a los datos con los que contamos, el primer paso que salió en procesión en Semana Santa
desde la parroquia fue el de la Santa Cena, instituida en 1655 por la Hermandad del Santísimo y cuyo grupo es-
cultórico fue encargado a Antonio de Orbarán en 166495. Pocos años después, en 1672, los cofrades del Carmen
comenzaron a salir a la calle con el paso de la Conversión de la Magdalena96, ambas fechas tardías si consideramos
que ya desde el siglo XVI se organizaban procesiones desde los conventos y que la otra parroquia de la ciudad
se había incorporado en la década de los cuarenta. En cualquier caso, no puede descartarse que al menos en la
segunda mitad del Quinientos partiese del templo una procesión de disciplinantes, como podría inferirse de un
mandato del visitador episcopal en 157597. Sí hay datos más numerosos y precisos sobre otras celebraciones du-
rante este tiempo litúrgico. A mediados del siglo XVI se ordenó a los beneficiados que estableciesen turnos de vela
en el monumento eucarístico, desde el Jueves Santo al mediodía hasta el día siguiente, cuando se desencerraba el
Santísimo98.
En palabras de Núñez de la Peña, la del Domingo de Pascua era la procesión de más autoridad que en
estas islas y en España se hace, porque la acompañan más de mil quinientas luces. Alternativamente, un año partía
de la Iglesia de la Concepción y otro de la de los Remedios, por lo que, de nuevo según el cronista, habiendo dis-
tancia de una a otra parroquia, aún el Santísimo no ha salido de la una parroquia, ya la otra está mediada de gente
que le acompañan todos con velas en las manos99. A su término comulgaba el pueblo en dos círculos de bancos
90 Rodríguez Morales [2000d], pp. 539-540.
91 AHPT: PN. Legajo 1.398, escribanía de Diego Remírez Machado, f. 245r, 27/VI/1697.
92 AHPT: PN. Legajo 1.109, escribanía de Juan Antonio Sánchez de la Torre, f. 61v, 20/XI/1720.
93 AHPT: PN. Legajo 308, escribanía de José Isidro Uque Osorio, ff. 190r-194v, 21/VIII/1726.
94 AHPT: PN. Legajo 1.102, escribanía de Antonio Calderón y Oquendo, ff. 134r-139r, 27/VIII/1695.
95 Tarquis/Vizcaya [1977], pp. 38-39.
96 Rodríguez Morales [2010], pp. 15-21.
97 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 62v.
98 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 48r-48v.
99 Núñez de la Peña [1676], p. 330.
Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna 27
con sus manteles, en uno las mujeres y en el otro los hombres100.
La solución salomónica de alternar ciertas celebraciones entre las dos parroquias de la ciudad remite a
una concordia establecida en 1523 para las festividades del Corpus Christi y de San Cristóbal; además de éstas y
de la citada de la Resurrección, se acogieron a este criterio las rogativas y acciones de gracias extraordinarias, así
como las proclamaciones y exequias reales. La fiesta sacramental era la más solemne y participativa. Acompaña-
ban al Santísimo el clero secular y regular, el poder civil y el pueblo a través de gremios y cofradías, con sus estan-
dartes y santos patronos, todo ordenado por las antigüedades de su institución, de manera que la menos antigua
vaya delante; también, la imagen mariana titular de la parroquia a quien tocare la festividad101. Con este motivo, el
templo se engalanaba con juncos y juncia, ramos y otras yerbas, con doseles y tafetanes o tapices, como ordenó en
1602 el obispo Martínez. Las calles debían estar bien barridas, y regadas, y aderezadas con mucha rama y arboleda
y algunos olores de incienso, pastillas y otros semejantes; durante el recorrido se instalaban altares donde se dete-
nía el cortejo y se entonaban oraciones al Santísimo102.
Además de estas fiestas específicas y de las tradicionales funciones de los terceros domingos de mes,
fue muy frecuente introducir en otras celebraciones la participación del Santísimo en procesiones que discurrían
por el interior del templo o por su entorno. Muchas dotaciones incluían, por expresa voluntad de sus fundadores,
la exposición, esto es, la muestra de la Sagrada Forma descubierta, manifiesta o patente. Por ejemplo, la memoria
del octavario de Corpus dotada por el capitán Juan Manuel Delgado incluía vísperas, maitines, misa, y en todas es-
tas funciones debía ponerse patente a nuestro Señor sacramentado y tocarse el órgano de dicha iglesia. Concluidos
los matines, cada noche se celebraba procesión alrededor del templo103.
Desde los primeros años del siglo XVII se celebraba una fiesta sacramental cada primer domingo de mes
conforme a la dotación de María de Nava —con vísperas, misa y procesión— con la excepción de trasladarse a los
domingos infraoctavos de Corpus y de la Natividad, en los meses correspondientes. Entonces, la procesión no se
limitaba a discurrir por el interior del templo y salía a la plaza, acompañando al Santísimo la imagen de la Virgen
de los Remedios104. Otra faceta del culto eucarístico era la administración del viático a los enfermos. En 1633 el
capitán Jorge Fernández Perera y su esposa donaron un tributo a la cofradía del Santísimo para que se pagase una
limosna a todos los clérigos que acompañasen todas las veces que el Santísimo Sacramento saliese de la dicha
iglesia a visitar algunos enfermos, traslado que se hacía bajo palio105. Resulta imposible reflejar en tan poco espacio
la intensidad de la vida religiosa que tenía lugar en la iglesia y en su entorno. Aquí hemos expuesto solo indicios
de esta riqueza litúrgica y festiva para la que —no debemos olvidarlo— se edificaron los templos y fueron creadas
las obras de arte.
100 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, f. 93r.
101 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 133r-141r, 234r-235r.
102 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 133r-141r.
103 AHPT: PN. Legajo 840, escribanía de Matías Oramas Villarreal, ff. 303v-306v, 14/VIII/1696.
104 AHDLL: FPSDLL. Libro 156. Libro de mandatos, ff. 258r-258v.
105 AHPT: PN. Legajo 96, escribanía de Mateo de Heredia, ff. 290r-293v, 17/XI/1656.
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