Antropologias en Chile Hacia Una Agenda
Antropologias en Chile Hacia Una Agenda
Resumen:
A partir de la revisión, sistematización y análisis métrico de la producción académica metadisciplinaria desarrollada por
antropólogos(as) y otros(as) especialistas de las ciencias sociales y humanidades durante el proceso de institucionalización
académico-profesional de la antropología en Chile (1954-2021), el presente artículo busca contribuir al establecimiento y
caracterización de su corpus escrito así como a la identificación de la trayectoria de las antropologías hechas en Chile, aten-
diendo a sus principales hitos, temáticas y tendencias. Se reflexiona sobre las áreas de desarrollo disciplinar, sus campos
y los procesos de formación y enseñanza, como también sobre los campos disciplinares que no se ven reflejados en este
tipo de producción. Se advierte la estrecha relación con el contexto sociopolítico y se concluye que la entrada más tardía al
mundo universitario es un factor clave para el desarrollo de la disciplina en los últimos treinta años.
Palabras clave: antropología(s) hecha(s) en Chile, antropología de la antropología, desarrollo disciplinar, campos disciplina-
res;,formación antropológica.
Abstract:
Based on the review, systematisation and metric analysis of the metadisciplinary academic production developed by anthropolo-
gists and other specialists in the social sciences and humanities during the process of academic-professional institutionalisation of
anthropology in Chile (1954-2021), this article seeks to contribute to the establishment and characterisation of its written corpus as
well as to the identification of the trajectory of the anthropologies produced in Chile, focusing on its main milestones, themes and
trends. It reflects on the areas of disciplinary development, its fields and the processes of training and teaching, as well as on the
disciplinary fields that are not reflected in this type of production. The close relationship with the socio-political context is noted, and it
is concluded that the later entry into the university world is a key factor in the development of the discipline over the last thirty years.
Keywords: anthropology(s) done in Chile, anthropology of anthropology, disciplinary development, disciplinary fields, anthro-
pological training.
* Dr. en Ciencias Sociales. Antropólogo. Departamento de Antropología, Universidad Católica de Temuco, Termuco, Chile.
Correo-e: [email protected]
** Dr. en Antropología. Antropólogo. Departamento de Antropología, Universidad Alberto Hurtado, Santiago, Chile.
Correo-e: [email protected]
*** Dra. en Antropología. Antropóloga. Departamento de Antropología, Universidad de Tarapacá, Arica, Chile. Correo-e:
[email protected]
**** Dr. en Antropología. Antropólogo. Escuela de Antropología, Geografía e Historia. Universidad Academia de
Humanismo Cristiano, Santiago, Chile. Correo-e: [email protected]
224 | Héctor Mora et al. — Antropologías en Chile. Hacia una agenda de investigación sobre sus desarrollos y desafíos
neización de sus formas de comunicación o el Y el quinto, por último, profundiza en las áreas
imperio de la estadística en la medición y la específicas de que tratan los textos reunidos,
modelación de su calidad. En medio de ello se pero también sobre aquellas otras cuya alta
apuntala una serie de otros desafíos compre- producción no se ha visto reflejada en este
hensivos y proyecciones, aunque más llenos de particular tipo de registro antropológico.
incertidumbre y vacíos que de otra cosa, entre
los que destacan la posibilidad de una episte-
mología del sur que cruce la productividad
Antropologías como objeto de estudio
de la antropología (Santos, 2010), la singu-
laridad de cada antropología o estilo nacional Reconociendo la conexión entre ciencia
(Vessuri, 1996) e incluso el grado de vincula- y sociedad, y con ello el principio de la
ción y criticidad de este conocimiento para con autonomía relativa de los campos (Bourdieu,
las dinámicas y necesidades del país donde se 1999), el análisis de la trayectoria y la proyec-
ancla (Jimeno, 2005). ción de una disciplina como la antropología
no debe desatender los aspectos propios del
Como sea, más que responder a todas estas
contexto histórico y social en que se desen-
inquietudes, la indagación que aquí se abre ha
vuelve (Peirano, 1981; Vessuri, 2007; Vinck,
puesto en la caracterización de esta reflexión su
2015). En este sentido, diversas investiga-
principal interés y para ello se ha organizado en
ciones han coincidido en que los factores
cinco apartados relativos. El primero, orientado
sociales, políticos y económicos efectivamente
al establecimiento de las antropologías como
impactan los sistemas de ciencia, tecnología
objeto de estudio, busca avanzar en el conoci-
y educación superior de un determinado país
miento retrospectivo de cómo se ha ido confor-
(Ben-David, 1971; Vessuri, 2007) y, desde ahí,
mando este particular campo, amén de revisar
producen diversos efectos sobre las condi-
la discusión que sobre las antropologías se ha
ciones materiales, organizativas y el contenido
dado en la región. El segundo, dedicado a la
que delinea a una disciplina, influyendo incluso
trayectoria de la disciplina en el país, aborda
en su grado de consolidación (Dogan & Pahre,
breve y panorámicamente sus inicios, promo-
1993; Vinck, 2015).
tores, principales hitos, temáticas y tendencias,
además de las líneas de investigación plausi- Así observado, es posible reconocer el
bles de observar en su desarrollo. El tercero, impacto que ciertos procesos sociopolíticos han
en tanto, identifica el material alrededor del cual tenido en el desarrollo de la antropología en los
se trabajó, las dimensiones que ordenaron la últimos sesenta años, en particular aquellos
búsqueda y el período que se cubrió. El cuarto, que motivaron la emergencia del movimiento
que corresponde a la primera parte de los autocrítico que denunció la complicidad de
resultados, gira en torno al análisis y los princi- la disciplina con los sistemas coloniales o
pales hallazgos de este trabajo, deteniéndose los intereses de los Estados nacionales en
especialmente en el volumen y la distribución desmedro de las poblaciones nativas. Tales
temporal de su producción, la identificación y procesos, que generaron un agudo cuestiona-
la caracterización de sus autorías, y los focos, miento a la supuesta cientificidad e imparcia-
áreas y subáreas que organizan este examen. lidad del conocimiento antropológico, derivaron
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En Chile, si bien los análisis de este tipo emergencia y consolidación (Bengoa, 2014).
han sido menores, han buscado igualmente Efecto de su particularidad y de los énfasis del
reflexionar acerca del desarrollo disciplinar, momento que se vivía, los primeros en mirar
su historia, temas de investigación, proyectos hacia el Chile diverso fueron extranjeros que
formativos, campo ocupacional, entre otros. llegaron a lo largo del siglo XIX, varios contra-
Inscribiéndose en esa línea, y tal como ya se ha tados por el mismo gobierno nacional y la
dicho, es objetivo de este artículo avanzar en la mayoría de los cuales vincularon su ejercicio al
caracterización de este tipo de producción antro- sujeto por excelencia de la antropología latinoa-
pológica a partir de una primera aproximación. mericana: el indígena.
Consideramos que este esfuerzo puede contri-
buir no tan solo a caracterizar su vida social o Así señalada su emergencia, hay un cierto
institucionalización (Vinck, 2015), sino a proble- consenso respecto a las etapas de la antropo-
matizar el quehacer antropológico al centrar la logía en Chile (Gundermann & González, 2009a;
reflexión en los debates acerca de la singula- Bengoa, 2014; Castro, 2014; Mora, 2016), cuyo
ridad/universalidad disciplinaria (Cardoso de inicio suele fijarse a la presencia de los llamados
Oliveira, 1999; Restrepo & Escobar, 2004) y la precursores, fuertemente ligados a disciplinas
conexión o apropiación de discursos circulantes como la botánica, la historia, la arqueología y
a escala nacional, latinoamericana o global, la paleontología, e impulsada por eruditos, filán-
que orientan las propuestas de prácticas antro- tropos, naturalistas, viajeros y profesionales
pológicas con anclaje en contextos específicos de formación u oficio, la mayoría extranjeros
nacionales o regionales (Cardoso de Oliveira, (Orellana, 1991). El hito más relevante de esta
1999; Peirano, 1981; Vessuri, 1996). etapa se asocia, por lo común, a la publicación
de Los aborígenes de Chile, en 1882, trabajo
del abogado e historiador José Toribio Medina,
Breve trayectoria de la antropología en Chile considerado el punto fundante de la antropo-
logía nacional (Orellana, 1996, 1997; Berdi-
En la lógica de lo que Peirano (1981) y más chewsky, 1980, 2004).
tarde Stocking (1982) denominaron nation-buil-
ding, y al igual como sucedió en otros lugares de Más adelante, y ya en las primeras décadas del
América Latina, la antropología en Chile nace siglo XX, surgen otros trabajos con un carácter
indefectiblemente ligada a la consolidación del marcadamente etnológico y rescatista, afín a
Estado-nación. Sin embargo, al permanecer las tendencias mundiales de la época (Bengoa,
alejada de la misión de otras disciplinas, como 2014). Con ello se daría paso a una suerte de
la historia, por ejemplo, y dedicarse más bien a transición que incorpora las teorías antropoló-
la búsqueda de la diversidad que de la unidad, gicas en boga, fundamentalmente asociadas a
la antropología pareció no tener cabida en el la tradición británica y norteamericana, y que en
discurso dominante orientado a la construc- el caso latinoamericano contribuirían al surgi-
ción de los grandes relatos de la nación, por lo miento del indigenismo (Aguirre Beltrán, 1976).
que fue relegada a la marginalidad, el folclore En Chile, esta tendencia tendrá en Alejandro
o los museos, lo que retrasó decisivamente su Lipschutz a su principal exponente.
228 | Héctor Mora et al. — Antropologías en Chile. Hacia una agenda de investigación sobre sus desarrollos y desafíos
La siguiente etapa, según coinciden varios antropología su efecto directo fue devastador,
autores, correspondería a la profesionali- pues la Universidad de Concepción debió cerrar
zación e institucionalización de la antropo- en 1973, la Universidad del Norte en 1974 y la
logía y su consolidación académica (Bengoa, Universidad Católica de Temuco en 1978. La
2014; Castro, 2014; Mora, 2016). Se produce única que pudo mantenerse abierta durante
entonces una estrecha relación entre antro- toda la dictadura fue la Universidad de Chile,
pólogos extranjeros y profesionales formados no sin dificultades y en un ambiente siniestro y
en otras disciplinas, quienes tienen un fuerte extremadamente limitado (Espinoza, Contreras
interés en la antropología y abogan por su insta- & Campos, 2020, 2021). Contra esta tendencia,
lación en las universidades. El primer esfuerzo en 1985 se abrió en la ciudad de Valdivia un
de este tipo se corona en 1954 con la creación nuevo departamento de antropología, esta vez,
del Centro de Estudios Antropológicos en la por parte de la Universidad Austral de Chile.
Universidad de Chile, unidad académica por la
que transitan notables antropólogos extranjeros En la década de 1990, y junto con la transición
y donde destacó la figura de Carlos Munizaga. a la democracia que vive el país, se inaugura
una nueva etapa en la que las ciencias sociales
Durante esta etapa se crean otros cuatro se sitúan nuevamente en las universidades y se
departamentos de antropología en el país, lo que produce una fuerte expansión de sus carreras y
finalmente derivará en la apertura de la carrera de las instituciones que las albergan (Garretón,
en la Universidad de Concepción en 1965, que 2007). En el ámbito de la disciplina, esto se
a la postre se convierte en la primera en abrir la tradujo en la apertura o reapertura de nuevas
especialidad. La Universidad de Chile lo hace escuelas y departamentos de antropología.
en 1969 y hacia 1971, la Pontificia Universidad En 1992 coinciden la Universidad Católica
Católica en Temuco y la Universidad del Norte, en
de Temuco, que vuelve a abrir la carrera, y
su sede de Arica. Sin embargo, y tal como ocurrirá
las universidades Bolivariana y Academia de
con otras disciplinas de las ciencias sociales, con
Humanismo Cristiano, que también lo hacen
el golpe de Estado cívico-militar del año 1973 y la
ese año. Más adelante, este impulso continuará,
dictadura que le siguió, tres de estas iniciativas se
pues en 2005 se abre otra vez la especialidad
vieron en la obligación de poner fin o interrumpir
en la Universidad de Concepción, mismo año
sus proyectos (ver Tabla 1).
en que lo hace la Universidad de Tarapacá.
Con el golpe de Estado la antropología entra Esta y la Universidad Católica del Norte abrirán
en una nueva etapa. Siguiendo a Garretón también en ese año el primer programa doctoral
(2007), esta fase estuvo caracterizada por en el país. Siguiendo con este mismo impulso,
el abandono de las ciencias sociales en las la Universidad ARCIS abre la carrera en 2007,
universidades chilenas, hecho que de alguna la Universidad Alberto Hurtado lo hace en 2011,
manera se suplió con la creación de una serie la Pontificia Universidad Católica de Chile en
de centros académicos independientes que 2013 y la Universidad de Los Lagos en 2019, la
albergaron su desarrollo. No obstante, para la última en hacerlo (ver Tabla 1).
Revista Antropologías del Sur Año 8 N°16 2021 Págs. 223 - 267 | 229
Universidad
1965 1973 2005
de Concepción
Universidad Católica de
1971 1978 1992
Temuco
Universidad Austral
1985 DICTADURA
de Chile
U. Academia de
1992
Humanismo Cristiano POSDICTADURA
SIGLO XX
Universidad
1992 2010
Bolivariana**
Universidad
2005
de Tarapacá
Universidad
Arturo Prat**
Pontificia Universidad
2013
Católica
Universidad
2019
de Los Lagos
**En un hecho que parece sintomático respecto de la necesidad de hurgar en la historia y el desarrollo de las
antropologías hechas en Chile, solo se ha podido saber, por fragmentos, que en la ciudad de Iquique, en los
últimos años del siglo XX y primeros del actual, hubo departamentos de antropología ligados a la Universidad
Arturo Prat y la Universidad Bolivariana. Lamentablemente, los datos que se manejan son escasos y poco
rigurosos. Por ello en esta entrega solo se anuncia el hecho. Se espera recabar mayores antecedentes para
próximos trabajos.
Sin embargo, solo hacia inicios del siglo XXI, publicado en los últimos trece años, entre 2008
por el aumento en el volumen de publicaciones y mediados de 2021. Y ello a pesar de que
en estas materias, se puede advertir que las publicaciones de este tipo datan desde inicios
prácticas antropológicas comienzan a ser del siglo pasado y que desde hace mucho han
problematizadas con cierto grado de sistemati- habido interpelaciones tendientes a promover
cidad. Ahora, si se toman en cuenta los casi 56 el estudio de las antropologías propias (Mora &
años de trayectoria de la disciplina en el espacio Vásquez, 2018), como la de Carlos Munizaga en
académico-profesional (o 67, si se considera la el marco del Primer Congreso de Antropología
creación del Centro de Investigaciones Antro- en 1985, y cuya cita encabeza este artículo en
pológicas de la Universidad de Chile en 1954), calidad de epígrafe.
prácticamente 50% de los trabajos se han
Así las cosas, entre 1968 y 1997 no hay una miento de la masa crítica que, junto con el
producción muy abundante, solo se constata la aumento en la oferta académica, permite la
existencia de 17 trabajos en un margen de 24 creación de nuevas plazas para profesores-in-
años (0,5 por año). Esta situación experimen- vestigadores (ver Gráfico 2).
tará una significativa variación a partir de 1998,
año en que se registra un aumento sostenido Otro factor a tener en cuenta se asocia con
de escritos, pues en poco más de dos décadas la celebración, nuevamente, de los congresos
(1998-2021) se registra 85% de las 118 publi- nacionales de la especialidad, espacios de gran
caciones catastradas, con un promedio de 3,6 relevancia para el debate y que se retoman
trabajos por año (ver Gráfico 1). Ello permite como tradición a partir de 1995, año en que se
afirmar que desde 1998 en adelante la publica- realiza el II Congreso Chileno de Antropología
ción en estas materias adquiere sistematicidad, en la ciudad de Valdivia. No obstante ello, y si
toda vez que durante el período se registra bien solo 19% del corpus corresponde a ponen-
entre un trabajo (años 2000, 2008, 2011 y 2013) cias presentadas en estos congresos, se ha
y nueve (año 2014). podido detectar que algunos de sus simposios
se constituyeron en grandes gatillantes de la
La variación observada puede estar asociada discusión, lo que posibilitó el establecimiento de
a la creación de nuevos departamentos de antro- líneas de investigación y motivó publicaciones
pología y la apertura, o reapertura, de nuevas en diversos formatos, o promovió discusiones
carreras en el marco de un creciente proceso de metaanalíticas sobre áreas temáticas especí-
masificación de la oferta académica (Espinoza ficas, como la antropología poética y literaria,
et al., 2020; Skewes, 2004). En este sentido, el la historia de la antropología, la formación
consignado aumento de publicaciones relativas disciplinaria o el desarrollo de la antropología
que se observa a partir de 1998 coincidiría con visual. Para el caso de la antropología poética
el incremento en la cantidad de antropólogos y y literaria, las primeras discusiones se produ-
antropólogas, dado que por entonces comenza- jeron en el segundo congreso y continuaron en
rían a producirse las primeras titulaciones en el los dos siguientes; la discusión sobre la forma-
contexto de la vuelta a la democracia. Por otro ción en antropología también acontenció en el
lado, desde 2005 se reabren o crean seis de los segundo congreso, la historia de la antropología
once departamentos o escuelas existentes en en el tercero y la antropología visual en el cuarto
Chile a la fecha (seis programas de pregrado y sexto.
y cinco de posgrado), lo que tributaría al creci-
234 | Héctor Mora et al. — Antropologías en Chile. Hacia una agenda de investigación sobre sus desarrollos y desafíos
A nivel internacional, existe la convicción de ello, de la revisión profunda del aparataje teóri-
que la consolidación de un campo de estudios co-metodológico desplegado durante las nueve
sobre las antropologías resulta tardía. Entre las primeras décadas (Warman, Nolasco, Bonfil,
posibles explicaciones, Stolcke (2008) releva Olivera & Valencia, 1970; Asad, 1973; Ortner,
argumentos que apelan, por un lado, a la 1984; Stocking 2002).
juventud de la disciplina y, por el otro, a la falta de
interés por reflexionar sobre el propio quehacer. En América Latina, ya en los años ochenta,
Sin embargo, esta situación comienza paulati- se encuentran con cierta recurrencia trabajos
namente a cambiar hacia mediados de los años de corte histórico o crítico que dan cuenta de la
setenta, promovida por procesos de descolo- preocupación por investigar sobre las antropo-
nización y reposicionamiento paradigmático al logías propias. Destacan en este sentido publi-
interior de las ciencias sociales, antecedentes caciones en México, Brasil, Colombia, Perú y
que motivan la autocrítica de las antropolo- Argentina. Entre estas iniciativas, sobresale la
gías respecto de su rol social y político y, con revista colombiana Bukara. Bitácora de Antro-
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Antropología 60 73,2
Historia 6 7,3
Sociología 5 6,1
Arqueología 3 3,7
Lenguas 3 3,7
Filosofía 3 3,7
Literatura 2 2,4
Total 82 100
Por otro lado, y en lo que concierne al volumen 1998 y es la institución que más publicaciones
de la producción según la adscripción del primer acumula en el período 1968-1997, con 76%,
autor(a), esta se concentra mayoritariamente es decir, 13 de un total de 17 trabajos. A partir
en instituciones de educación superior, entre de 1998 aparecen otros actores, cuestión que
las que destacan la Universidad de Chile con puede ser entendida a la luz de la apertura de
20,3% del total (24 trabajos), la Universidad nuevas carreras y el egreso de las primeras
Católica de Temuco con 19,5% (23 trabajos) cohortes posdictadura. Entre estas destaca la
y la Universidad Austral de Chile con 11% (13 Universidad Católica de Temuco con 23 publi-
trabajos) (ver Gráfico 3). caciones, lo que representa 23% del total para
el período 1998-2021 (100 trabajos). Esta es
Para el caso de la Universidad de Chile, 50% seguida por la Universidad de Chile y la Univer-
de su producción se sitúa con anterioridad a sidad Austral, cada una con 11 publicaciones.
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En términos absolutos, quien registra el mayor Más atrás, y con cinco trabajos, se encuentra
número de trabajos es Héctor Mora, con nueve Pilar Valenzuela (en su mayoría sobre literatura
textos, derivados de investigaciones centradas antropológica), seguida, con cuatro publica-
en los procesos de institucionalización de la ciones, por Iván Carrasco (dos sobre antropo-
antropología y la construcción de representa- logía poética, una sobre literatura antropoló-
ciones sobre los pueblos indígenas durante las gica y otra sobre poesía antropológica), Carlos
primeras décadas del siglo XX. Con seis publica- Chiappe (con trabajos centrados en actores
ciones siguen el ya mencionado Mario Orellana, y en el desarrollo de la etnohistoria), Claudio
además de Teresa Durán (con trabajos sobre la Espinoza (quien encabeza el equipo que realiza
formación en antropología y la práctica antropo- las entrevistas en la revista Antropologías del
lógica en el sur de Chile), Jorge Pavez (con foco Sur), Yanko González (que aborda la discu-
en actores y su inserción en el contexto social sión sobre la antropología poética y los actores
y científico), Miguel Alvarado (que escribe sobre vinculados a ella) y Felipe Maturana (que trabaja
antropología poética y literaria) y Bernardo Berdi- sobre el desarrollo de la antropología visual).
chewsky (con tres trabajos acerca de la obra de Por último, y con tres publicaciones, destaca el
Lipschutz, dos sobre la situación de la antropo- aporte de Juan Carlos Skewes (quien ha puesto
logía en Chile y uno sobre antropología aplicada). el foco en la enseñanza de la antropología así
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Como se observa en el Gráfico 5, los artículos total de los artículos publicados para el período
constituyen el tipo de publicación que más 1968-2021. Por otro lado, destacan las ponen-
destaca. Sin embargo, en los últimos quince cias en congresos, que en un porcentaje de 86%
años (2004-2021) es cuando se produce se concentran entre los años 1998 y 2009, doce
un incremento sustantivo de ellos, lo que se entre 1998 y 2003 y siete entre 2004 y 2009.
expresa en 47 trabajos que representan 77% del
240 | Héctor Mora et al. — Antropologías en Chile. Hacia una agenda de investigación sobre sus desarrollos y desafíos
34% de las publicaciones (40 trabajos) y las de indagó en la relación entre los tipos de abordaje,
trayectoria, 22% (26 trabajos). Ligado a ello, el volumen de las publicaciones y el número de
y como se muestra más adelante, también se sus autores/as.
En lo que respecta al número de autores(as) para el caso de trabajos de tipo histórico como
(primer autor) y su relación con el tipo de contemporáneo (ver Gráfico 6). En el primer tipo,
abordaje, se puede indicar que 27 investigado- se destaca el aporte de autores como Héctor
res(as) han producido un total de 52 trabajos Mora (7 trabajos), Jorge Pavez (6 trabajos),
posibles de clasificar como contemporáneos Mario Orellana y Bernardo Berdichewsky (4
(1,9 por autor[a]), 17 han publicado 41 trabajos trabajos) y Carlos Chiappe y Luis Alegría (3
categorizables como históricos (2,4 por autor[a]) trabajos), quienes en conjunto publican 66%
y 21 han publicado 25 trabajos clasificados en la del total para la categoría. Para el caso de los
categoría trayectoria (1,1 trabajo por autor[a]). estudios contemporáneos, destacan los aportes
de Miguel Alvarado y Teresa Durán (6 trabajos),
Siguiendo con lo anterior, se puede afirmar Pilar Valenzuela (5 trabajos), Iván Carrasco y
que la concentración de publicaciones en un Yanko González (4 trabajos) y Felipe Maturana
número reducido de autores(as) es indicativa (3 trabajos), que en su conjunto concentran
de la existencia de líneas de investigación, tanto 54% del total de la categoría.
242 | Héctor Mora et al. — Antropologías en Chile. Hacia una agenda de investigación sobre sus desarrollos y desafíos
Por otra parte, para la clasificación en líneas formación disciplinaria, las que, a su vez, se han
temáticas se han definido las categorías de dividido en quince subcategorías (ver Tabla 3).
desarrollo disciplinar, campos disciplinares y
Categorías Subcategorías
Historia disciplinar
Actores
Desarrollo disciplinar
Instituciones
Debates teórico-metodológicos
Antropología poética
Antropología visual
Antropología histórica
Antropología urbana
Antropología rural
Antropología aplicada
Estudios étnicos
Programa
Formación disciplinaria
Enseñanza
trabajos que relevan las contribuciones en los publicaciones), 42% en el de los campos disci-
ámbitos de la antropología poética, antropo- plinarios y 14% para aquellos que sitúan su
logía visual, antropología del género, antropo- foco en la formación disciplinaria. Si se consi-
logía histórica, antropología lingüística, antro- dera la distribución según el total de subáreas
pología urbana, antropología rural, antropología identificadas con frecuencias mayores a cinco
aplicada y estudios étnicos. Y la última, forma- publicaciones, se puede señalar que el mayor
ción disciplinaria, considera trabajos que han porcentaje se agrupa en la categoría campos
instalado su reflexión en torno a la emergencia y disciplinares, subcategoría antropología poética
la estructuración de programas de formación en
(21%) y estudios étnicos (4,2%); seguida por la
educación superior, además de problematizar la
categoría desarrollo disciplinar, subcategoría
enseñanza de la antropología a nivel de grado
actores (17%), instituciones (12%), historia
o posgrado.
disciplinar (12%) y debates teórico-metodoló-
Respecto a estas categorías, el volumen gicos (12%), mientras que la categoría forma-
de la producción se distribuye en 52% para ción disciplinaria lo hace en las subcategorías
trabajos en el área del desarrollo disciplinar (62 programa (7,6%) y enseñanza (4,2%).
En función de lo anterior, se puede señalar propio quehacer, no abundan los abordajes que
que es en torno al área de la antropología se levanten desde la revisión de las prácticas
poética donde se ha generado el mayor número situadas de la antropología, a la manera de lo
de publicaciones, cuestión que resulta relevante que Latour y Woolgar (1995) denominan antro-
si se tiene en cuenta que constituye un campo pología de la ciencia, es decir, estudios que
emergente y hasta cierto punto original, alimen- tengan su base en el trabajo etnográfico y se
tado por el giro literario y la crítica al cientificismo enmarquen en alguna investigación.
de los derroteros que ha seguido la antropo-
logía en el continente. Por otro lado, la dimen-
sión histórica asociada al desarrollo de la disci- Abordaje por áreas
plina también adquiere relevancia a través de y subáreas de la disciplina
las publicaciones que analizan la trayectoria de
la antropología hecha en Chile, así como por la
producción y el desenvolvimiento de actores e Desarrollo disciplinar: actores, instituciones,
instituciones específicas, lo que en su conjunto debates teórico-metodológicos
reúne a 40,7% de las publicaciones. Por el e historia disciplinar
contrario, y constituyendo una paradoja, llama
El ejercicio reflexivo que vuelve la vista hacia
la atención cómo áreas de amplio desarrollo
los precursores de la antropología hecha en
y trayectoria no han logrado concitar aún el
el país es el que muestra la mayor frecuencia
interés por emprender reflexiones metaanalí-
dentro del área de desarrollo disciplinar, con
ticas, lo que se ha entendido y se aborda más
veinte publicaciones de un total de 62. Como
adelante como silencios reflexivos.
indicativo de la importancia que se confiere a
Como se ha indicado, en estas subáreas se estas figuras y del impulso que su actividad pudo
puede identificar el trabajo sostenido de diver- imprimirle, la mayor parte de estos trabajos gira
sos(as) investigadores(as), quienes han levan- en torno a Alejandro Lipschutz (Berdichewsky,
tado líneas de trabajo en el marco de lo que 2001, 2004, 2005; Morales, 2005; Chiappe,
se podría denominar los estudios sociales de 2018, 2010), Martín Gusinde (Orellana, 1968;
la antropología o, si se quiere, una suerte de Feliú Cruz, 1970; Palma, 2013; Pavez, 2012a)
antropología de la antropología, contribuyendo y Ricardo Latcham (Feliú Cruz, 1969; Mostny,
así al ejercicio de transformar a la disciplina en 1969; González, 2014), con seis, cuatro y tres
un objeto de estudio. trabajos respectivamente. Todos hombres, la
lista remarca aún más este sesgo al completarse
Por último, y para dar cierre a este apartado, con los nombres de Aureliano Oyarzún (Orellana,
consígnese que prácticamente la totalidad del 1979), Tomás Guevara (Pavez, 2003), Gustavo
corpus analizado construye sus datos a partir Le Paige (Pavez, 2012b), Freddy Taberna
de información contenida en archivos, sea (Chiappe, 2015), Rodolfo Lenz (Pavez, 2016),
emanados de fuentes documentales o bien de la Leotardo Matus (Martínez, 2017) y Max Uhle
propia producción científica. Salvo el caso de las (Pavez, 2021), cada uno revisado con un texto.
entrevistas de carácter testimonial y de algunos De autoría mayoritariamente masculina, solo dos
trabajos que integran reflexiones fundadas en el de todas los estudios han sido escritos por inves-
Revista Antropologías del Sur Año 8 N°16 2021 Págs. 223 - 267 | 245
tigadoras mujeres: Grete Mostny (1969), que Chiappe (2016, 2018) desde un enfoque histó-
escribe sobre Latcham, y Marisol Palma (2013), rico, que releva la impronta de los procesos
que lo hace acerca de Gusinde. socioeconómicos y políticos en la adopción y
la circulación de ciertas orientaciones teóricas,
En cuanto a las demás subáreas, las en este caso marxistas latinoamericanas, de
dedicadas al quehacer institucional, la investigación e intervención social. Más especí-
historia disciplinar y los debates teórico-me- ficamente, Chiappe alude a las influencias
todológicos dejan ver una distribución equiva- del materialismo dialéctico y las aportaciones
lente, cada una con catorce publicaciones. de José Carlos Mariátegui, Julio Montané,
Los énfasis de la primera en lo relativo a la Guillermo Bonfil Batalla y Alejandro Lipschutz
actividad de museos y universidades (ambas en las trayectorias, redes y agendas acadé-
con cinco trabajos relativos), apuntan a estos micas y políticas de otros antropólogos, como
espacios como un nicho distinto y un factor Freddy Taberna3 y el arqueólogo Mario Rivera,
del desarrollo antropológico. En el caso de los actores clave en el desarrollo de los estudios
museos, se liga su actividad con cuestiones andinos antes del quiebre producido por la
de corte conceptual relacionadas con la dictadura cívico-militar chilena.
comprensión del patrimonio (Alegría, 2004,
2005) o se aborda su prehistoria en la región Bastante próximo a lo apuntado por
(Gänger, 2014), las controversias suscitadas Garbulsky (1998) para el caso de la Univer-
entre instituciones (Polanco & Martínez, 2021) sidad de Concepción, en esta también habría
o los alcances de la exhibición de muestras sido clave el impacto de una serie de intelec-
humanas (Alegría, Gänger & Polanco, 2009). tuales llegados al país tras el golpe de Estado
En el caso de las universidades, las revisiones en Argentina, lo que sumado a otras circuns-
se concentran en las experiencias de las tancias, como el proceso de reforma universi-
universidades Católica del Norte (Núñez, taria y de demanda por participación que se
1996), de Concepción (Garbulsky, 1998) y vivía entonces, derivó en la conformación de
Católica de Temuco (Cancino & Morales, 2003; un plan de estudios, según apunta Garbulsky
Mora 2014; Mora, Díaz Crovetto & Berho, (1998), muy criticado en su apuesta forma-
2020). Estos estudios concentran su abordaje tiva por Mario Orellana, que la caracterizaría
en los aspectos de contexto y de instituciona- como marxista y, en ese sentido, contraria a
lización académica: por un lado, por el papel las de tipo pluralista y crítico.
que tuvieron en los procesos de creación y/o
cierre de sus proyectos, o bien por las defini- Otra de las experiencias de desarrollo de
ciones que debieron asumir dado el carácter las antropologías en el país es la de su insti-
regional, aplicado e incluso desbordado de su tucionalización en Temuco. Mora (2014) no
emplazamiento y ejercicio más allá del centro solo aporta detalles sobre la particularidad
metropolitano. de su historia y del entrecruzamiento con las
condiciones que la hicieron posible, sino que
Observado con más detalle, el período de reclama por su olvido y critica lo parcial de
institucionalización académica (1954-1973) en su reconstrucción hecha desde la metrópoli.
el norte de Chile es caracterizado por Carlos Emplazada varios kilómetros al sur del centro
246 | Héctor Mora et al. — Antropologías en Chile. Hacia una agenda de investigación sobre sus desarrollos y desafíos
geográfico y político del país, en medio del De acuerdo con Chiappe, la idea de revolu-
ancestral territorio mapuche, tal localización ción cultural desarrollada por Taberna también
es consignada por Cancino y Morales (2003) mantendría cierto compromiso con la de la
como su marca primigenia, al difuminarse en lo resurrección indoamericana, por lo que “ambos
cotidiano la imagen del borde como escenario conceptos aluden al término de la desintegración
preferente del trabajo antropológico. Inter- de las comunidades andinas y al inicio de la revita-
pelada por la diaria presencia mapuche, lización de las mismas en el marco del proceso
destaca su paulatina transformación en una revolucionario” (2018, pp. 19-20). En esta misma
apuesta formativa con base en la denomi- dirección, Rivera desarrollará el Proyecto Integral
nada antropología aplicada interactiva (Mora, de Antropología de la Universidad del Norte,
Díaz Crovetto & Berho, 2020). Como precisa cuyos objetivos eran: “1) conocer el mundo
Teresa Durán, “en un contexto sociocultural andino; 2) formular los problemas básicos para
multicultural y de rasgos interétnicos conflic- una política de desarrollo; 3) diagnosticar los
tivos como es la región de La Araucanía” (p. “problemas culturales” del Departamento; y
40), su orientación disciplinaria tiene sin duda 4) promover nuevos planes de desarrollo que
un sello propio. De esta manera, su configu- considerasen los puntos de vista antropológicos”
ración, originada en el cruce, la movilidad y (ibíd., pp. 20-21). En ambos casos, la investiga-
el intercambio de ideas y actores y el desafío ción y el análisis teórico son significativos en la
que implica, desmiente, por su singularidad, perspectiva de su aplicabilidad y finalidad política
la idea de una única antropología. transformadora.
El peso del contexto y la circulación de las Estos no son los únicos temas que se abordan
ideas emergen como elementos centrales en estas discusiones, también forman parte de
en los exámenes disciplinares de la historia ellas otros debates, por ejemplo, las tendencias
de la antropología en Chile. Esto también se investigativas de la antropología en los primeros
observa en los debates teórico-metodológicos, años del siglo XXI. Esta disciplina ha sido
por ejemplo, sobre los aportes del indige- caracterizada como temáticamente dispersa,
nista Alejandro Lipschutz. Chiappe (2018), inconsistente en lo paradigmático y débil en
ahondando en ello, propone que su figura no su construcción teórico-metodológica por
solo enlaza el período preinstitucional e insti- efecto de la discontinuidad entre su momento
tucional de la antropología, sino que además actual y el de su fundación (Palestini, Ramos &
fue responsable de la difusión de las nociones Canales, 2010). De esta manera se han tocado
marxistas en el medio científico chileno. Entre algunos temas como el de la contribución de la
sus principales contribuciones teóricas, Chiappe escuela histórico-cultural austro-alemana en el
destaca los conceptos de resurrección latinoa- desarrollo científico e institucional de la antropo-
mericana y transculturación –que refieren a la logía en el país, en específico a partir del trabajo
“incorporación de los dominados [colonizados] de Max Uhle, Martín Gusinde y Aureliano
como agentes activos de transformación” (ibíd., Oyarzún (Vásquez, Mora & Fernández, 2019);
p. 15) y a los procesos de préstamos culturales el desarrollo de la antropología en Rapa Nui,
vividos por los pueblos–. con especial foco en los paradigmas de su
abordaje y el tipo de relación existente entre
Revista Antropologías del Sur Año 8 N°16 2021 Págs. 223 - 267 | 247
El segundo grupo, compuesto por tan solo (González, 1995), lo que ocurre con la primera
cinco trabajos, reúne aportes relativos al proceso ponencia que sobre el particular se comparte
formativo de la disciplina, sea de un modo es que “la presentación del relato etnográfico
transversal a la experiencia particular de cada como subversión literaria y propiamente antro-
programa, con la ética (Durán, 2004) y el trabajo pológica” (p. 248) inicia un prolífico y no poco
de campo (Razeto & Skewes, 1998) erigidos polémico debate acerca de la identidad y las
como articuladores claves en la enseñanza del (os) cultores de este tipo de producción.
oficio o, de forma más restringida, focalizando
la reflexión en las particularidades del currí- Con varios años de existencia anterior y con
culum al interior de la escuela de antropología la reunión en el congreso aludido de algunos
de la Universidad Católica de Temuco (Durán, de los exponentes de la antropología poética,
1998; Durán, Berho & Carrasco, 2005) o de lo lo que se había manifestado con la tesis de
que se hace en su par de la Universidad Alberto licenciatura en antropología de Juan Carlos
Hurtado para enseñar y formarse en etnografía Olivares (1987); la publicación de las Crónicas
(Skewes, 2018). Aunque poco frecuentes, el de la otra ciudad de Carlos Piña (1987); los
hecho de que el último de los textos mencio- libros Madres y huachos. Alegorías del mesti-
nados sea la introducción de una de las pocas zaje chileno de Sonia Montecino (1991) o Karra
publicaciones que, como manual, expone las Maw’n de Clemente Riedemann (1984), por
maneras en que un plan de estudios busca señalar cuatro de sus primeras producciones,
constituirse en práctica pedagógica4, no solo adquirió un tipo de visibilidad que, de no haber
nos habla acerca de la juventud de nuestra mediado la interrupción de los congresos disci-
disciplina, sino del escaso desarrollo reflexivo plinarios durante la última parte de la dictadura,
que sobre la formación propiamente tal se ha probablemente hubiese sido distinta. Sin estos
mostrado en su ejercicio. encuentros, el debate por el sentido de este
tipo de textualidad y el lugar que podía ocupar
al interior de la disciplina debió esperar varios
años, transmitiéndose de boca en boca o en
Campos disciplinares
fotocopias cada vez más ilegibles, incluida la
a) Antropología poética realización de una mesa fuera de programa en
un congreso nacional de carácter estudiantil en
Bajo la denominación de antropología poética, 1992, también en la ciudad de Valdivia. La alta
sale a relucir en el II Congreso Chileno de Antro- participación y el interés que despertó la mesa
pología, efectuado en la ciudad de Valdivia entre en torno a la antropología poética llevada a cabo
el 4 y 8 de noviembre de 1995, un interesante por una decisión de último momento del comité
fenómeno de reflexividad que, en su movimiento organizador de aquel Congreso de Estudiantes
hacia dentro del quehacer disciplinario, también de Antropología, ya parecía augurar la impor-
lo hace hacia fuera al convertirse en objeto de tancia que con posterioridad alcanzaría.
investigación por la singularidad de su producto
escrito. Señalada entonces como un giro más Primero en los congresos nacionales, con
o menos conflictivo respecto de la concepción catorce ponencias relativas al giro en los
clásica de las ciencias sociales y la antropología encuentros de 1995, 1998 y 2001, cuatro de las
Revista Antropologías del Sur Año 8 N°16 2021 Págs. 223 - 267 | 249
cuales se relevan en este artículo por el espacio por mujeres), responden a autorías únicas (22
reflexivo que abren acerca de la misma, y cada frente a 3 hechos en colaboración) y se concen-
vez más en distintas revistas científicas que tran fuertemente en tan solo cuatro autores(as):
asumieron la posta como canal de comunica- Miguel Alvarado con siete (se considera uno en
ción preferente, la antropología poética aparece coautoría con Carrasco), Pilar Valenzuela con
como una de las áreas de interés y el subcampo cinco e Iván Carrasco y Yanko González, cada
disciplinario que más atención ha concitado uno con cuatro.
en y sobre nuestra disciplina. Con 25 trabajos
de los 118 que conforman el corpus de esta Y aunque no excluyentes en lo relativo a sus
revisión (21,1% del total), su particular interés énfasis temáticos, seis de los trabajos que aquí
en la riqueza de la experiencia etnográfica y los se comentan lo hacen en torno al surgimiento y
problemas de representación que la acompañan, el sentido de este particular giro en la antropo-
se ha constituido en una singular lupa acerca de logía chilena (González, 1995; Olivares, 1995;
otras materias, como la construcción del objeto Alvarado, 1998; Carrasco, 2003; Cárcamo 2007;
de estudio, la generación de conocimiento y Quiroz & Gallardo, 2008); seis debaten acerca del
el lugar que ocupa la interlocución de campo tipo de texto de que se trataría (Alvarado, 2000,
en la autoría de nuestros trabajos, incluida la 2001, 2002, 2011, 2014; Carrasco, 2001); ocho
difuminación de las fronteras disciplinares de buscan ensayar y/o problematizar su denomi-
que es parte. Sin embargo, los problemas de nación (Alvarado, 2000, 2001, 2002, 2014;
canon, denominación y exponentes tendieron Carrasco & Alvarado, 2010; Serón, 2010; Valen-
a concentrar el debate, llevándolo incluso fuera zuela, 2015b, 2017b); cuatro proponen y/o deter-
de la disciplina si se considera la formación de minan a sus principales exponentes (Alvarado,
quienes comenzaron a interesarse por ella. En 2001, 2002; Carrasco, 2001; Valenzuela, 2017b);
efecto, del total de los trabajos considerados ocho examinan en profundidad algunas de sus
acá, tres de sus autores(as) no cuentan con obras (González, 1998, 1999a, 1999b; Piña,
estudios en la disciplina y son ellos(as) los que 2010; Carrasco, 2012; Valenzuela, 2012, 2015a,
concentran casi la mitad de estos textos (10). 2017a) y uno reflexiona sobre los alcances del
tipo de discusión o abordaje que sobre el parti-
Del total de estos trabajos, catorce corres- cular se ha hecho (Piña & Fuentes, 2005).
ponden a artículos (González, 1998; Alvarado,
2000, 2002, 2014; Carrasco, 2003, 2012; De la emergencia y posterior abordaje de
Cárcamo, 2007; Carrasco & Alvarado, 2010; este fenómeno de relevancia intra y extradis-
Serón, 2010; Valenzuela, 2012, 2015a, 2015b, ciplinaria se puede destacar su constitución
2017a, 2017b); cinco a ponencias (González, como objeto de investigación, ya sea parcial o
19955, 1999a6; Alvarado, 19987, 2001; total, tanto en la forma de programas de inves-
Carrasco, 2001); dos a capítulos de libros tigación como el impulsado por Iván Carrasco,
(Quiroz & Gallardo, 2008; Piña, 2010); dos a quien ha liderado tres proyectos financiados
libros (Olivares, 1995; Alvarado, 2011); y dos a por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico
entrevistas (González, 1999b; Piña & Fuentes, y Tecnológico (Fondecyt) (2001, 2005, 2010) o
2005). En cuanto a sus autores(as), la mayoría bien como investigaciones de carácter doctoral,
fueron hechos por hombres (19 versus 6 escritos como las emprendidas por Miguel Alvarado
250 | Héctor Mora et al. — Antropologías en Chile. Hacia una agenda de investigación sobre sus desarrollos y desafíos
(2001) y Pilar Valenzuela (2013), ambos en el la década de 1950 y el estreno de una película
Doctorado de Ciencias Humanas de la Univer- documental en torno la fiesta de La Tirana
sidad Austral de Chile. La importancia de las en 1972 (Maturana, 2001, 2002, 2003), solo
dinámicas institucionales y de las redes que a es posible afirmar que los primeros videodo-
partir de la antropología visual se abren queda cumentales realizados por antropólogos se
patente con el hecho de que 16 de los 25 remontan a fines de los años ochenta. Estos
trabajos tienen algún tipo de relación con tales están asociados al desarrollo de estudios
iniciativas. Ello remarca el gravitante papel en monográficos universitarios, la gestión patri-
el desarrollo y profusión de este fenómeno que monial del Museo Chileno de Arte Precolom-
estas dinámicas han tenido, al punto de consti- bino en la ciudad de Santiago y el Fondo Matta
tuirse este campo disciplinar en uno de los giros (Espinoza, Contreras & Campos, 2021). Entre
temáticos más relevantes de la antropología en estos primeros registros destaca el trabajo del
Chile y original dentro del resto de la región. etnomusicólogo Claudio Mercado y del arqueó-
logo Francisco Gallardo, así como el patrocinio
de diversas organizaciones no gubernamen-
tales, que buscaban dar cuenta de un sujeto
b) Antropología visual
popular postergado por los medios de comuni-
En América Latina, las relaciones entre antro- cación de masas (Maturana, 2001).
pología y cine se han desarrollado desde la
En relación con ello, importa hacer notar que
década de 1990 gracias al acceso al video como
es en el campo de la antropología aplicada
una tecnología audiovisual más económica
donde se comienza a emplear la tecnología
y a la apertura de las academias locales a los
audiovisual como una herramienta reflexiva y
procesos de producción audiovisual nacionales
de intervención social, orientada a favorecer
y regionales (Maturana, 2002; Gallardo, 2002;
el diálogo y el autoanálisis junto a sujetos
Mardones & Riffo, 2011; Andrade & Zamorano,
populares, de ahí que no haya sido casual el
2012). Para el caso chileno, si bien desde los
notable desarrollo teórico y reflexivo de esta
años cincuenta diversos investigadores comen-
práctica antropológica audiovisual (Maturana,
zaron a utilizar fotografías para ilustrar el discurso
2007). De esta manera, aunque Santiago,
y el estar allí antropológico, como ocurriría con
pueblo grande de huincas, documentación
Ricardo Latcham, Tomás Guevara y Carlos
realizada por Rony Goldschmied en 1987, sea
Munizaga (Maturana, 2001, 2002, 2003, 2007),
considerada como “el primer video chileno reali-
hasta la creación del Departamento de Ciencias
zado por un antropólogo sobre un tema propia-
Antropológicas y Arqueológicas de la Univer-
mente antropológico” (Maturana, 2001, p. 580),
sidad de Chile en 1970, según apunta Maturana
(2001), no existen evidencias de que se hayan el hito que abrirá las puertas al desarrollo de
realizado filmaciones en cine como parte de las la antropología visual en Chile es la memoria
metodologías de investigación. de título de Alejandro Elton (1995), Caminito al
cielo. Un video etnográfico, una reflexión sobre
De este modo, con la excepción de los regis- el carácter aplicado de la antropología y el
tros fílmicos sobre grupos étnicos de Perú y potencial dialógico del video popular.
Bolivia realizados por Bernardo Valenzuela en
Revista Antropologías del Sur Año 8 N°16 2021 Págs. 223 - 267 | 251
Por otra parte, pero desde la perspectiva de y desarrollos teóricos de la antropología visual,
los diálogos interdisciplinarios y las corrientes y solo mencionando a proyectos de financia-
teóricas posmodernas, interesa destacar la ción pública Fondecyt, destacan: “Identidad e
influencia de la obra del artista visual Juan identidades: la construcción de la diversidad en
Downey que, como apunta Maturana (2001), Chile”, desarrollado por José Bengoa, Francisca
desde fines de la década de 1970 hacía Márquez y Susana Aravena entre 2002 y 2005;
esfuerzos “por introducir e involucrar al vidente “La ventana indiscreta: los pueblos originarios
en el acto creativo” (p. 585) en una serie de en el cine ficción y documental chileno bajo
trabajos en torno a los yanomami. Este es un la mirada de una antropología visual”, que
antecedente que, siguiendo al mismo autor, emplea análisis y presentación de resultados
emparenta al video etnográfico chileno con la en formato audiovisual, y “La representacion
crítica a los modelos de representación y la de las alteridades: fotografias de los indígenas
búsqueda de canales de expresión reflexivos. del Norte Grande (1911-1990)”, dirigido por la
esteta Margarita Alvarado.
Ahora bien, si en los años noventa el acceso
al video favoreció la proliferación de registros Por último, y no obstante que las obras, inter-
audiovisuales y la realización de las primeras venciones, cursos y/o programas académicos e
memorias de título en la Universidad de Chile investigaciones se han multiplicado, no existen
dentro de esta línea, en los albores del siglo XXI estudios contemporáneos que permitan dar
aparecerán los primeros cursos curriculares, cuenta de estos desarrollos, lo que pone en valor
muestras y congresos de la especialidad, así el trabajo de recopilación y sistematización que
como proyectos de investigación con empleo de sobre el particular ha hecho Felipe Maturana,
documentos y medios audiovisuales (Maturana, autor de cuatro de las publicaciones referidas a
2002, 2007). Destacan, en este sentido, el curso esta subárea de la antropología. En este mismo
de antropología visual realizado por Alejandro sentido, nos hacemos parte de las reflexiones
Elton desde 1995 en la Universidad Bolivariana desarrolladas por él en la perspectiva de alentar la
y, en 2000, la creación del Núcleo de Antropo- creación de espacios de encuentro y producción
logía Visual y la Revista Chilena de Antropología teórico-metodológica que acompañen el experi-
Visual, gestionados por Pedro Mege y Gastón mentar y hacer video antropológico en Chile.
Carreño al alero de la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano (Maturana, 2003; Espinoza,
Contreras & Campos, 2021). Asimismo, en 2001, c) Estudios étnicos
en el marco del IV Congreso Chileno de Antro-
pología, el mencionado Núcleo de Antropolo- Al igual que en el resto de la región, el sujeto
gía Visual organizará la muestra Registros de por excelencia de los estudios antropológicos
Miradas (Maturana, 2003) y el Primer Simposio de en Chile ha girado en torno a la figura del
Antropología Visual, que recibirá un total de once indígena. Asentado ahí el primigenio interés
ponencias (Maturana, 2007). antropológico de alcanzar la alteridad radical
(Peirano, 1998), este acercamiento continuó por
En lo que respecta a las investigaciones décadas, siendo hasta el día de hoy uno de los
sociales que han hecho uso de medios, métodos temas centrales del desarrollo disciplinar. Sin
252 | Héctor Mora et al. — Antropologías en Chile. Hacia una agenda de investigación sobre sus desarrollos y desafíos
embargo, tal preponderancia no ha tenido un del siglo XIX hasta el presente. En una revisión
correlato en términos de la cantidad de trabajos exhaustiva de dicha producción, los autores
que reflexionen acerca de dichos abordajes, intentan establecer la relación de tales aportes
pues solo hemos encontrado cinco trabajos con el contexto sociohistórico y con las distintas
que lo hacen: Roberto Morales (1998, 2007), etapas del desarrollo de la disciplina en el país.
Hans Gundermann y Héctor González (2009a, Como parte de la misma investigación, el artículo
2009b) y Héctor Mora y Gertrudis Payás (2021). “Sujetos sociales andinos, antropología y antro-
pólogos en Chile” (2009b), junto con analizar la
De ellos, los más antiguos pertenecen a relación entre la disciplina y los grupos sociales
Roberto Morales (1998, 2007), quien los indígenas andinos, se concentra en las repre-
presenta como ponencias en los congresos sentaciones del sujeto indígena que se han
chilenos de la especialidad realizados en las construido a partir de tales trabajos.
ciudades de Temuco y Valdivia, en 1998 y
2007, respectivamente. En dichas presenta- Finalmente, el reciente trabajo de Mora y
ciones, Morales reflexiona acerca del quehacer Payás (2021), “Modelos de representación del
disciplinario y su relación con los pueblos indígena en el discurso científico/erudito. Una
indígenas, preguntándose, en 1998, por el aproximación desde los artículos publicados en
lugar que los antropólogos han dado a los Chile durante las tres primeras décadas del siglo
sujetos mapuche en sus escritos en términos XX”, identifica y analiza las representaciones
de autoría y reconocimiento. Considerando acerca de la población indígena presentes en
una parte de la producción antropológica de la la producción científica, mayormente antropoló-
segunda mitad del siglo XX, el autor concluye gica, de las tres primeras décadas del siglo XX.
que en tales publicaciones ha primado la Ello lo vuelve un aporte puesto que complejiza
exclusión de los informantes mapuche en las el panorama urdido en torno a la representación
autorías. En 2007, en tanto, la pregunta apuntó de la alteridad por el discurso antropológico y/o
hacia los alcances del trabajo antropológico en erudito de entonces. Se revelan, así, perspec-
cuanto contribución a los procesos de libera- tivas antagónicas: unas que relativizan las
ción. Para ello analizó parcialmente algunos construcciones que inferiorizan a la población
trabajos antropológicos, desde Latcham a indigena frente a otras que destacan diversos
ponencias de congresos realizados hasta el aspectos de su vida y costumbre y su aporte al
año 2004, y observó en ellos cierta negación proyecto de construcción de la nación.
de la historicidad del sujeto mapuche.
Luego de ello se publican los textos de Gunder- d) Los silencios reflexivos
mann y González, ambos en revistas nacio-
nales en 2009 y muy complementarios entre Antropología y estudios de género. Como
sí. El artículo titulado “Sociedades indígenas y en otros lugares de América Latina, en Chile
conocimiento antropológico. Aymaras y ataca- el desarrollo de los estudios de género y de
meños de los siglos XIX y XX” (2009a) analiza el la mujer emergen en la década de 1980 en el
conocimiento antropológico generado sobre los contexto de las dictaduras y regímenes autori-
pueblos aymara y atacameño desde mediados tarios, al alero del movimiento feminista y de
Revista Antropologías del Sur Año 8 N°16 2021 Págs. 223 - 267 | 253
rural en la década de 1970 también sufrió un lidad, sosteniendo que “la reconstitución de
estancamiento y retroceso, al punto que no nuestras ‘comunidades pérdidas’ en la ciudad
existiría un trabajo sistemático en torno a la nos ha impedido observar otros conjuntos de
llamada nueva ruralidad chilena. No obstante, relaciones que se encuentran ‘trabajando’ sobre
a partir del retorno a la democracia y la institu- las identidades discretas que cohabitan en el
cionalización académica de la antropología, los espacio urbano” (p. 41).
autores observan una marcada multiplicación
de estudios de caso y de metodologías de inter- Otra posibilidad de explicación respecto de
vención que dan cuenta de la heterogeneidad su escasez metarreflexiva es la juventud que,
y complejidad de la ruralidad (territorialidad, no obstante lo dicho, sigue teniendo este cruce
conflictos ambientales, relaciones de género, disciplinario desde sus primeros trabajos.
educación, juventudes, identidades, entre Tal como lo apunta Stolcke (2008) cuando se
otros), lo que les permite argumentar que los pregunta por la carencia de enfoques críticos en
estudios rurales han transitado desde una antro- la revisión histórica de la antropología, los aún
pología para el desarrollo a una antropología del recientes procesos de expansión institucional
desarrollo, preocupada por establecer modelos y fragmentación y especialización disciplinaria
teóricos y metodológicos críticos y reflexivos. En deberían cada vez más ser un factor de tales
este último sentido, la consolidación de la antro- exámenes. Así, la baja producción de este tipo
pología rural se enfrentaría al desafío de forta- de reflexiones en áreas tan importantes como
lecer la generación de agendas académicas de el género, la antropología aplicada o la antro-
pología rural y urbana, constituye una incógnita
investigación, así como la creación de encuen-
que amerita un abordaje que excede las posibi-
tros y alianzas institucionales que favorezcan
lidades y márgenes de este artículo.
la circulación, el intercambio y la sistematiza-
ción teórica sobre la base del conocimiento del
mundo rural contemporáneo.
Reflexiones finales o propuestas
Antropología urbana. Llama la atención, a para una agenda de trabajo
decir de Imilan y Lange (2003), que pese a la
temprana aparición de los estudios antropo- Este artículo puede ser pensado como una
lógicos en el ámbito de la ciudad, todavía se propuesta orientada a la caracterización de los
la tenga a esta por advenediza dentro suyo. múltiples aportes que han buscado analizar el
Señalada a comienzos del cambio de milenio, desarrollo y las prácticas antropológicas en un
sorprende y hasta parece contradictorio que período que comprende desde su puesta en
pasados los años, y visto su amplio despliegue escena académico-institucional hasta su conso-
investigativo y más de acumulación, solo se haya lidación en el espacio universitario. Atendiendo a
podido rastrear un trabajo que gire su mirada dicha condición, lo aquí expuesto constituye un
en torno a lo hecho en la materia. Situando la avance a partir del cual se busca trazar ciertos
emergencia de este interés en los aportes de lineamientos con el objeto de levantar una
Carlos Munizaga (1960, 1961), los referidos agenda de investigación sobre las antropologías
autores son categóricos al afirmar la falta de hechas en Chile, fundamentada en el análisis
especificidad en el objeto de esta subespecia- de un corpus compuesto por 118 publicaciones
Revista Antropologías del Sur Año 8 N°16 2021 Págs. 223 - 267 | 255
que, si bien pretendió ser exhaustivo, de seguro acerca de la disciplina, en particular la ligada a
puede ser complementado y enriquecido. actores e instituciones en diversos períodos.
Visto de tal forma, los resultados obtenidos En lo que respecta a la adopción y la circu-
permiten poner de relieve algunas caracterís- lación de enfoques teórico-metodológicos, así
ticas y procesos ligados al desenvolvimiento como a la emergencia de temáticas y agendas
de una antropología propia, entre las cuales se de investigación, el análisis de la producción
pueden consignar lo fundamental que resulta antropológica revela una notable preponde-
para la reflexión metateórica la consolidación de rancia de publicaciones que delinean y proble-
la disciplina en el espacio institucional universi- matizan campos específicos, como la ya
tario que tiene lugar a partir de los años noventa mencionada antropología poética, así como
con la ampliación de la oferta académica, su aquellos relativos a los estudios de corte histó-
marcada descentralización del circuito metropo- rico que reflexionan sobre el entramado insti-
litano y la recuperación de espacios de reflexión tucional y político en el que se asientan las
colectiva, como son los congresos. Concor- prácticas de ciertos actores y desde el cual se
dante con ello, este trabajo aporta antecedentes despliegan distintos enfoques, objetos y proble-
empíricos que indican lo gravitante que ha sido máticas. Sin embargo, el peso en el desarrollo
para la disciplina el contexto sociopolítico, y la producción de algunas áreas de la antro-
por una parte, porque la dictadura cívico-mi- pología (como la urbana, del género, política,
litar impactó fuertemente en su desarrollo, así económica, aplicada, del parentesco e incluso
como en la generación de una reflexión sobre la dimensión formativa) no necesariamente
sí misma y, por la otra, porque la transición a la se refleja en la productividad con foco en sí
democracia supuso el aumento en la producti- misma, lo que explicaría los llamados silencios
vidad general y específica de la antropología, reflexivos, áreas que pueden estar delineando
esto último en relación con la denominada una agenda de investigación futura.
antropología de la antropología en Chile.
Asimismo, y tal como se deja ver en algunos
Destaca en este sentido el rol que cumplieron trabajos, áreas como la antropología visual y
algunas instituciones, como los museos en el la misma antropología poética, se presentaron
impulso de ciertas áreas (por ejemplo, el Museo como campos emergentes que nacen de las
Chileno de Arte Precolombino para la antro- posibilidades creativas que otorgaba el acceso
pología poética y visual) y las universidades a las tecnologías del video en la década de
regionales (por ejemplo, las universidades 1990, por un lado, pero también del interés y
Católica de Temuco y Austral de Chile). Igual- las situaciones señaladas como críticas por los
mente habría que agregar el financiamiento de debates posmodernos en torno a la crisis de la
la investigación vía Fondecyt y el desarrollo representación etnográfica. Su baja posterior,
de tesis doctorales, responsables de impulsar sin embargo, podría estar señalando el cumpli-
líneas investigativas que resultan productivas miento de un ciclo, o la incorporación, tal vez,
y relevantes, por ejemplo, en torno a la antro- de sus herramientas y discusión dentro de otros
pología poética y literaria (y visual en menor campos o subcampos disciplinares.
medida), como también los abordajes históricos
256 | Héctor Mora et al. — Antropologías en Chile. Hacia una agenda de investigación sobre sus desarrollos y desafíos
Para cerrar, queremos insistir en que el propó- casos, profundo de las teorías o conceptos que
sito final de este artículo ha sido relevar y poner orientan las reflexiones sobre la producción y la
en recirculación el trabajo intelectual de un práctica antropológica en diferentes campos y
sinnúmero de colegas que, a través de distintas temáticas. Ya para 2009 se habían publicado 64
publicaciones, buscaron caracterizar y proble- trabajos que contienen o enuncian aportes en
matizar la producción nacional en variadas esta dirección.
temáticas y momentos, contribuyendo con ello
a visibilizar las antropologías hechas en Chile. Por último, y más allá de que los primeros
Al mismo tiempo, se ha querido discutir sobre trabajos identificados se encuentren a la par
propuestas que han caracterizado a las antro- con la tendencia latinoamericana (fines de los
pologías hechas en Chile por el uso precario y años sesenta), resulta necesario que este tipo
no operativo de teorías y por el escaso aporte de discusiones se amplíen para transformar a
a nivel de su formulación conceptual, como ha las antropologías hechas en Chile en su propio
sido señalado por el trabajo de Palestini, Ramos objeto y, de esta forma, enriquecer los puntos
& Canales (2010). Este artículo aporta antece- de vista y nutrir sus ejercicios, lo que podría
dentes que permiten rebatir dichas afirma- permitir la retroalimentación de la práctica
ciones, toda vez que el ejercicio metaanalítico investigativa, así como también la formación de
contenido en las publicaciones revisadas da las generaciones futuras.
cuenta de un manejo operativo y, en muchos
Notas
chilena de 1985, 1995, 1998 y 2001 (Sadler & Acuña, 2003). Interdisciplinario de Estudios de Género, CIEG).
9
En 1991 se introduce la cátedra de Antropología de la Mujer 10
En 2001 se crea el Magíster de Estudios de Género y Cultura,
y de Género en la carrera de antropología de la Universidad de hito que incidirá en la problematización de enfoques relacionales,
Chile y en la Universidad Austral de Valdivia, mientras que en la interseccionales y decoloniales contemporáneos (Sadler & Acuña,
Universidad de Concepción se crea el Diplomado en Estudios de 2003; Rebolledo, 2014).
Mujer. En el año 1993 se forma el Programa Interdisciplinario de 11
Acerca de ello, Santibáñez y Acuña (2014) apuntan a la etnografía
Estudios de Género (PIEG) en la Facultad de Ciencias Sociales de como un dispositivo sociotécnico que ha favorecido el posicionamiento
la Universidad de Chile (que en 1997 se transforma en el Centro y la diferenciación de la antropología respecto de otras profesiones.
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Revista Antropologías del Sur Año 8 N°16 2021 Págs. 223 - 267 | 263
ANEXO
DESARROLLO DISCIPLINARIO
Actores
Instituciones
Historia disciplinaria
FORMACIÓN
Programas y enseñanza
CAMPOS DISCIPLINARES
Antropología poética
Antropología visual
Antropología histórica
Antropología lingüística
2017 Lagos, C. Antropología lingüística en Chile: posibilidades, caminos recorridos y por recorrer
Antropología urbana
Antropología rural
2009 Hernández, R. La antropología rural chilena en las dos últimas décadas: situación y perspectivas
Antropología aplicada
Berdichewsky,
1977 Perspectivas de la antropología aplicada: el caso de Chile
B.
Estudios étnicos
1998 Morales, R. Los mapuche escritos por antropólogos chilenos: un caso de autorías anónimas
2007 Morales, R. Mapuchómetros o la cultura sin sujeto social
Sociedades indígenas y conocimiento antropológico. Aymaras y atacameños de los
2009 Gundermann, H.
siglos XIX y XX
2009 Gundermann, H. Sujetos sociales andinos, antropología y antropólogos en Chile
Modelos de representación del indígena en el discurso científico/erudito. Una aproxima-
2021 Mora, H. ción desde los artículos publicados en Chile durante las tres primeras décadas del siglo
XX.