Edith Litwin
Las configuraciones
didacticas
Una nueva agenda para la ensefianza superior
PAIDOS |En ol presente libro, Edith Litwin se propone reconocer nuevas dimensiones de
analisis en la teoria de la ensefianza. Para ello revisa conceptos tales como el i
contenido y of método a la luz de nuevos estudios y propone, en una nueva |
agenda para la didactica construida funcamentalmente desde derivaciones de ta
psicologia cognitiva, el estudio de la clase reflexiva, la comunicacion didéctica en
la clase reflexiva y la perspectiva moral en esta tiltima.
En ese marco, y como fruto de su trabajo de investigacién sobre las précticas de
ensefianza, propone la idea de configuracién didéctica como un particular
eniretejido desarrollado por los docentes para abordar la ensenanza de su campo
disciplinario con el objeto de favorecer procesos comprensivos. Reconoce, como
parte de una nueva agenda, una serie de configuraciones didacticas de profundo
valor para la ensefianza de las ciencias sociales; asimismo, construye criticamente
configuraciones del borde de esa agenda y escribe acerca de las preooupaciones
que, en cada caso, podria generar su aplicacion.
Las configuraciones didécticas también muestra el trabajo que permitié la
eiaboracién propuesta por a autora como parte de una nueva agenda y desarrolla
una serie de reflexiones metodoldgicas en el campo de ja investigacion didactica.
i
i
Edith Litwin es doctora de la Universidad de Buenos Aires en el area de
Educacion. Se desempefia como profesora regular titular en | Departamento de
Ciencias de la Educacién de la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de
Buenos Aires y dirige la Maestria en Didéctica. Ha sido vicedecana y directora del
Departamento de Ciencias de la Educacién en la misma facultad. Diseié y dirigi
durante diez afios UBA XXI, el programa de Educacién a Distancia de ta
Universidad de Buenos Aires. Es autora de EI oficio de ensefar (2008) y
coautora de Tecnologia educativa (1995) y Corrientes didacticas
contempordneas (1996), todos ellos de nuestro fondo editorial.
www.planetadelibros.com
‘www.paidosargentina.com.ar
1S0N 9789504221268
| i |
ge pane
gO £i Las configuraciones diddcticasEdith Litwin
Las configuraciones
didacticas
Una nueva agenda para la
ensefianza superior
PAIDOS
Buenos Aires
Barcelona
MéxicoCubierta de Gustavo Macri
378 Litwin, Edith
cop Las configuraciones didacticas: una nueva agenda para
la ensenanza superior. - {* ed. 6 reimp. - Buenos Aires
Paidés, 2012
168 p. ; 22x16 em. (Educador)
ISBN 978-950-12-2126-8
1. Educaci6n superior. |. Titulo.
© reimpresién, 2012
Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacién
escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes,
Ja reproduccién parcial o total de esta obra por cualquier medio 0 procedimiento,
comprendidlos la reprograffa y el tratamiento informético.
© 1997 de todas las ediciones en castellano
Editorial Paidés SAICF
Independencia 1682, Buenos Aires
[email protected]
www.paidosargentina.comar
Queda hecho el depésito que previene la ley 11.723
Imnpreso en Argentina, Printed in Argentina
Impreso en Artes Graficas del Sur
‘Alte. Solier 2450, Sarundi, Avellaneda, provincia de Buenos Aires
en septiembre de 2012
Tirada: 700 ejemplares
ISBN 978-950-12-2126-8
SUMARIO
Prefacio ........se0se00+
Introduccién . ee
1. Las prdcticas de la ensefianza en la universidad argentina ....._ 17
I Las practicas de la ensefianza en el escenario politico .. Ay
I. Las practicas de la ensefianza en el escenario de la cultura .. 26
Ill. Las practicas de la ensefianza: tres generaciones diferentes. 29
IV. La investigaci6n acerca de las practicas de la ensefianza ... 32
2. Las practicas de la ensefianza en la agenda de la didactica ..... 35
I. La didactica como objeto de estudio .............. seteeeeeeee BD
I. Las dimensiones clasicas en los estudios actuales ..... 44
a) El contenido «00... cee pee sees 46
b) El método ...... a 58
3. La investigacién didactica ........ ttteeeeees 69
4. Nuevas perspectivas de andlisis en la agenda de la diddctica .. 77
L Algunas reflexiones en torno al conocimiento ...... 1 79
IL El conocimiento en el aula .. + 84
aiacecereledva . 84
b) La comunicacién didactica en la clase reflexiva ........... 88
©) La perspectiva moral en la comunicacién didactica
de la clase reflexiva ..........006 sevesseeeee OT
5. La agenda de la didactica desde el anilisis de las
configuraciones en la clase universitaria ..... 7
I. Las configuraciones didacticas .... sersseseeesestsreeseeses 1098 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
a) Secuencia progresiva no lineal
1) Con estructura de oposicién
2) Con pares conceptuales antinémicos
3) Con descentraciones mtltiples por ejemplificacién
4) Con descentraciones multiples por invencién .
b) El objeto paradigmiatico
1) La obra...
2) Elexperimento
3) La situacién o caso problema .............
©) Narrativas metaanaliticas o la desconstrucci6n
de la clase en la clase de didactica ........4:.1:eseseees 127
d) Las configuraciones en el borde de la agenda
de la didactica ...
1) La secuencia progresiva lineal
A. La secuencia progresiva lineal y
el cierre: causa-efecto, problema-soluci6n,
abismal y de sintesis
2) La clase dramatica
A. La clase dramatica desde la
identificaci6n ...
B. La clase dramitica desde el
distanciamiento
Conclusiones ..
Bibliografia .
A ElenaPREFACIO
El propésito de este trabajo consiste en reconocer, en la teoria
acerca de las practicas de la ensefianza de las ciencias sociales en
la universidad, nuevas dimensiones de analisis para su
reconceptualizacion, fundamentalmente en el marco de las deri-
vaciones de la psicologia cognitiva. Para ello, estudiamos las practi-
cas de la ensefianza de las docentes y los docentes de la uni-
versidad. Las reconocimos en los contextos politico-culturales
donde se inscriben y recuperamos los estudios actuales respecto
del contenido y el método porque ambos constituyeron construc-
tos centrales en el estudio de las practicas a través de los afios.
Recobramos, también, para la didactica una mirada desde los
aportes de otros campos.
Nos preocuparon desde el comienzo de nuestro trabajo dos
problemas estrechamente relacionados: por una parte, el recono-
cimiento de cuestiones didacticas en el nivel superior y, por otra,
una btisqueda de reconceptualizacién de estas cuestiones, ya que
éramos totalmente conscientes de que la agenda cl4sica no favo-
recia la interpretaci6n de las practicas universitarias en el campo
de las ciencias sociales.
Construimos, como parte de una nueva agenda, una serie de
configuraciones diddcticas que dan cuenta del entretejido que
disefian y llevan a cabo los docentes, para abordar la ensefianza
desu campo disciplinario, con el objeto de favorecer la construc-12 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
cién del conocimiento de los alumnos. Finalmente, validamos
dichas construcciones con los docentes que las Ilevarona cabo en.
sus clases y con especialistas en didactica.
Este trabajo es el fruto de la investigacién que Hevo a cabo en
Ja Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Buenos
Aires y que presenté en una versi6n similar en la misma facultad
como tesis de doctorado. Se inscribe en el programa que dirijo,
denominado “La psicologfa cognitiva y la diddctica”. En el
programa contamos con varios proyectos de tesistas y becarios
de investigacién y con una investigacién que enmarca las restan-
tes: el estudio de las configuraciones didacticas en el marco de
una nueva agenda para la didactica. Esta tiltima investigacién
cuenta con subsidios de la Universidad de Buenos Aires que
permiten su concrecién.
Agradezco a Rebeca Anijovich, Laura Eder, Cecilia Cerrota,
Marilina Lipsman y Ana Clara Monteverde el compartir la com-
pleja tarea de registro de las clases y los andlisis de los materiales.
Agradezco también a Marfa Teresa Sirvent sus reflexiones
metodolégicas; a Luisa Brodheim su paciente lectura; a Marta
Libedinsky, especialmente, por sus s6lidos aportes tedricos; a
Mariana Maggio por sus agudos comentarios; a Marta Souto por
elandlisis minucioso de las configuraciones didacticas, y a Alicia
W. de Camilloni por su aporte sustancial a la hora de pensar la
clase dramdtica. A Maria Angeles Soletic le agradezco la cuida-
dosa lectura del texto y sus sugerencias estilfsticas. A la hora de
pensar la diddctica Maria Saleme de Burnichén y Angel Diaz
Barriga realizaron valiosos comentarios a este texto. Y agradezco
a los colegas de la Facultad de Filosofia y Letras que confiaron
en el trabajo, abrieron las puertas de sus aulas para que analiza-
ramos sus clases y las interpretaron con nosotros.
INTRODUCCION
El presente trabajo.es el resultado de la investigacién que
hemos Hevadoa cabo con el objeto de establecer un marco teérico-
explicativo desde el cual analizar las practicas de la ensefianza de
las ciencias sociales en la universidad, retomando fundamental-
mente aquellas investigaciones de la psicologia cognitiva que
generaron derivaciones para las practicas de la ensefianza.
Desde esta perspectiva conceptual, nuestra reflexién estuvo
orientada al andlisis y problematizaci6n de algunas cuestiones y
categorias consideradas centrales en lo que hemos denominado
“Ja agenda clasica de la didactica” y, fundamentalmente, a la
generacion de una propuesta didactica superadora del enfoque
clasico.
Un constructo interpretativo alternativo en el andlisis de las
practicas fue cobrando fuerza en el transcurso de nuestra inves-
tigacién, orientada hacia la identificacion de clases cuyas estruc-
turas didacticas favorecieran la construcci6n del conocimiento
por parte de los alumnos. Nos referimos a la idea de “configu-
raciones didacticas”, definidas, entonces, como la manera par-
ticular que despliega el docente para favorecer los procesos de
construcci6n del conocimiento. Esto implica una elaboracién en
la que se pueden reconocer los modos como el docente aborda los
multiples temas de su campo disciplinario y que se expresa en el
tratamiento de los contenidos, su particular recorte, los supuestos14 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS.
que maneja respecto del aprendizaje, la utilizacién de practicas
metacognitivas, los vinculos que establece en la clase con las
practicas profesionales involucradas en el campo dela disciplina
de que se trata, el estilo de negociacién de significados que
genera, las relaciones entre la practica y la teorfa que involucran
Jo met6dico y la particular relacién entre el saber y el ignorar. Las
dimensiones de andlisis de estas configuraciones integrarian,
desde nuestra perspectiva, la nueva agenda de la didactica.
Iniciamos el primer capitulo con el analisis del contexto
evaluativo en el que hoy se inscriben las practicas en las uni-
versidades de nuestro pais, y de las condiciones socio-politicas
globales que han enmarcado dichas practicas. Ello nos ha permi-
tido distinguir la coexistencia de tres generaciones de docentes
que vienen implementando sus practicas en complejos y contra-
dictorios contextos politicos, en los que reconocimos, también,
nuevas propuestas de reformas curriculares.
Nuestra preocupacién por la reflexi6n teérica y critica referida
al campo de la didactica aparece en el segundo capitulo de
nuestro trabajo, en el cual nos hemos dedicado fundamentalmen-
te a la revisién a la luz de las investigaciones actuales— de dos
constructos clasicos de la didactica, centrales en nuestro trabajo:
el contenido y el método.
Eltercer capitulo se proponelaexplicitacién dela metodologia
implementada en el desarrollo de la investigaci6n. En primer
lugar, describimos los criterios utilizados para la seleccién de los
docentes y las maneras de validar, tanto en lo que se refiere a las
dimensiones deanilisis seleccionadas comoa las interpretaciones
de los registros, los datos obtenidos y las configuraciones
construidas.
Hemos caracterizadola metodologia de trabajocomoladeuna
investigacién en colaboracién. Entendemos que esta metodolo-
gia, inherente a la investigacién didactica, implicé el analisis
conjunto investigador-docente de las practicas Ilevadas a cabo
por los profesores, por un lado, y de Ja interpretacién desarro-
llada por el investigador, por otro. Nuestro disefio metodoldgico
privilegié en todo momento el trabajo “con el docente” y no “so-
bre los docentes y sus practicas”, desde una perspectiva en la que
el investigador teoriza acerca de las practicas del docente y estas
INTRODUCCION 15
teorizaciones le permiten al docente redimensionar dichas prac-
ticas. Investigador y docente promueven un proceso colaborador
de implicaciones mutuas.
El cuarto capitulo desarrolla nuevas dimensiones de anilisis
que enmarcan teéricamente una nueva agenda.
EI quinto capitulo es el central de nuestro trabajo. Presenta-
mos, en el marco de derivaciones fundamentalmente de la psico-
logia cognitiva, algunas configuraciones didécticas, identifica-
das en nuestro trabajo de investigacién por haberse constituido
desde categorias que persistieron a lo largo de la clase.
Reconocimos ocho configuraciones que tienen en comin la
preocupacion por el tratamiento de los contenidos desde una
perspectiva de clase reflexiva. Emergen del andlisis de estas
configuraciones las dimensiones que posibilitaron la estructura
didactica de las clases: bloques antinémicos, clase de oposicién,
sistema de progresién no lineal por descentracién con
ejemplificacién, obras, experimentos 0 casos paradigmaticos.
Cabe aclarar que identificamos estas dimensiones porque se
destacaron como organizadoras de las clases, pero entendemos
que pueden constituirse en recurrentes en otras clases y, en esos
casos, articularse varias dimensiones en una misma clase.
Por otra parte, en el andlisis de la estructura didactica de las
clases también hemos analizado otras configuraciones que, por
distinto motivo, las hemos Hamado configuraciones de borde de
la agenda de la didactica, pero que tienen en comiin el haber sido
disefiadas desde la perspectiva de la comprensién de los alum-
nos, en relacién con determinados temas. Las dimensiones que
en estas configuraciones hemos reconocido como estructurantes
fueron: la clase dramatica en sus dos perspectivas (identificacién
y extrafiamiento), la secuencia progresiva linealy el cierre: abismal,
de sintesis, problema-solucién y causa-efecto.
Entendemos que todas las configuraciones didacticas identi-
ficadas no constituyen una tipologia ni agotan su reconocimiento
en las clases universitarias. Por otra parte, aun cuando reconoce-
mos como central, en el marco de esta investigacién, la explici-
tacién de las dimensiones que estructuran las configuraciones,
nos preguntamos respecto del lugar que les cabe a éstas en una
agenda de la didactica para la ensefianza de las ciencias sociales16 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
en la universidad, dado que se puede recurrir a las dimensiones
sin que se transformen en persistentes a lo largo de la clase y, por
lo tanto, se puedan identificar como configuraciones. También
nos interrogamos respecto del lugar que le cabe al reconoci-
miento de las configuraciones en el mejoramiento de las practicas
de la ensefianza.
Por tiltimo, en las conclusiones nos planteamos una serie de
cuestiones que surgen a partir del reconocimiento de algunas
configuraciones, aun cuando entendemos que al identificar las
adecuadas para el tratamiento de determinados contenidos favo-
recemos la concreci6n de un nuevo marco tedrico-explicativo
acerca de las practicas de la ensefianza en la universidad.
iy
Capitulo 1
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA
EN LA UNIVERSIDAD ARGENTINA
El andlisis de las formas de la ensefianza y el aprendizaje de
j6venes y adultos en la institucién universitaria ha sido una
preocupaci6n central en las investigaciones que hemos llevado
a cabo en los tiltimos afios. Hemos afrontado esta tarea desde la
conviccién de que todo estudio en el campo de la didctica en el
que se pretenda analizar problemas de la practica, requiere el
anélisis de las condiciones en las que se enmarcan. El lugar, el
modo y las condiciones donde se inscriben esos problemas no
implica s6lo el reconocimiento del punto de partida sino que
constituyen el Ambito que da significaciéna las practicas. Eldesa-
fio de nuestro trabajo consiste en recuperar permanentemente
ese lugar para otorgarle su verdadero sentido.
I. Las PRACTICAS DE LA ENSEN|ANZA EN EL ESCENARIO POL{TICO
Luego de largos y oscuros afios de dictadura militar, el afio
1984 significéd para la Argentina la recuperacién de la vida
democratica. En el marco del proceso de consolidacién insti-
tucional iniciado entonces, las universidades ptiblicas fueron
recuperando el patrimonio de su tradicién democratica, plura-
lista, constructiva, critica y creadora que habian perdido. En el
campo de las ciencias sociales y humanas, la recuperaci6n no18 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
estuvo exenta de dificultades. Se planteaba el desafio de reincor-
porar a los intelectuales que habian sido marginados 0 expulsa-
dos de las universidades, generar un profundo movimiento de
actualizaci6n y desarrollo cientifico y cultural, crear carreras y
reformar los planes de estudio. Serfa sumamente extenso describir
la ardua tarea que se Ilevé a cabo a partir de 1984 y que requirié
varios afios de esfuerzos continuados.
La recuperacién democratica tropez6 con los limites impues-
tos por la severa crisis econémica y social que se profundizé a
fines de los ’80. El triunfo justicialista de 1989 significé, en ese
contexto, la profundizacién de las politicas de ajuste disefiadas
por los organismos financieros internacionales. Como parte de
esa politica se gener6 un fuerte cuestionamiento alas universida-
des piiblicas, cuestionamiento que apunté a evaluar la calidad
del funcionamiento de las universidades, la implantacién del
Proyecto 06 para la evaluacién, sucesivas politicas de medici6n
y ajustes con claras implicaciones salariales, la sancién de una
nueva ley universitaria y, finalmente, una importante reducci6n
del presupuesto para algunas universidades, en especial para
aquellas que, de forma significativa, manifestaron abiertamente
su desacuerdo con el proyecto politico menemista. Entre ellas se
encuentra la Universidad.de Buenos Aires.
Norma Paviglianiti (1991) expresa al respecto:
Silas politicas de ajuste fueron las tnicas posibles para remediar
lacrisis fiscal, su aplicacion en la universidad consistié en trasladar
el debate de la calidad a los posgrados y los doctorados, reducir el
cuerpo docente y de investigacién poniendo el acento en el desarro-
lo exclusivo de los sectores que producen mayor rentabilidad
inmediata por sus componentes altamente tecnologicos y, finalmen-
te, desligaral Estado desu responsabilidad dela educacién superior.
Como ya hemos sefialado, el primer tema de cardcter politico,
pedagégico y didactico que se ha instalado en la comunidad
educativa en relacién con las politicas de ajuste fue el de la
evaluacién del sistema educativo; esto ocurre fundamental-
mente en razon de que los resultados de un proceso evaluativo
se asocian a las politicas de financiamiento.
La preocupacién que introdujo la instalacién del tema en la
roensenaanl
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA UNIVERSIDAD 19
comunidad universitaria provocé inicialmente un intenso deba-
te: congresos, reuniones cientificas, encuentros nacionales e in-
ternacionales en las Universidades Nacionales de Salta, Rosario,
del Litoral, Entre Rios, Mar del Plata y Buenos Aires. Por otra
parte, los medios de comunicacién masiva se ocuparon, en lo que
va de esta década, de difundir en el conjunto de la sociedad
argentina, preocupantes datos relativos a todos los niveles del
sistema educativo.
Desde la -perspectiva asumida por el gobierno, encarar la
evaluaci6n significé asociarla al andlisis de la calidad y, en esta
busqueda, se transfirid este concepto basico del campo econémi-
coa las practicas educativas. Segtin esta propuesta, entonces, las
evaluaciones de la calidad de una institucién se deben realizar
analizando la medida de sus dos principales dimensiones: la
eficacia y la eficiencia. Creemos que esto implica transferir a la
educacién el valor de un sistema de produccién y consumo e
ignorar su esencia como productora de cultura en un proyecto
social que cumple funciones tanto en el corto como en el largo
plazo.
Desde la perspectiva de la calidad, las instituciones se cons-
tituyen en unidades de produccién y los grupos sociales en los
consumidores de los productos de la institucién. No hay deseos
ni-metas sino objetivos y funciones. No hay responsabilidades
sino control de la calidad que, a su vez, tiene poco que ver con
los valores y las finalidades.
Politicas similares podemos reconocer en América latina, don-
de en varios paises se han implantado los sistemas nacionales
de evaluacién que tienen como uno de sus objetivos primordia-
les evaluar la calidad de la educacién superior. Parte de sus mi-
tos sostienen que el problema reside en que las universidades
son muy grandes y tienen una estructura dificil de manejar. La
consecuencia es que se crean nuevas universidades, pero sin
bibliotecas 0 sin laboratorios, con profesores de escasa expe-
viencia. Se generan instituciones que no promueven la inves-
tigaci6n y que, por lo tanto, no estan en condiciones de producir
conocimientos.
Por otra parte, las evaluaciones se enuncian como una nove-
dad, como si surgieran por primera vez en ese ambito y se20 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
transforman, consecuentemente, en un instrumento de valida-
cién de los programas universitarios.
Entendemos que una explicacién que intente analizar signifi-
cativamente el cuestionamiento actual y abordar el problema en
toda su complejidad requiere reconocer, tanto en las viejas
practicas como en lasactuales, la evaluacién como forma politica;
contextualizar este campo disciplinario en las politicas educati-
vas y, finalmente, estudiar las caracteristicas particulares de esta
actividad. Sin este tiltimo andlisis corremos el riesgo de trans-
formar el problema en una denuncia, y si solamente recorremos
las caracteristicas de la evaluaci6n, traduciremos la tarea en otra
racionalidad técnica.
Evaluar el funcionamiento de las universidades implica reco-
nocer que se trata de evaluar instituciones que, a diferencia de
cualquier otra que genera una actividad técnico-instrumental,
adquiere su valor en la indispensable formaci6n de profesionales
e investigadores que el pais necesita. En esos requerimientos no
puede silenciarse la obvia relacién entre el presupuesto y el
rendimiento institucional y menos sostener que se trata de gene-
rar politicas de asignacién de recursos.
La reconstruccién teérica implica, entonces, salir de la
antinomia que representa abordar la tarea, como si el problema
fuera de cardcter metodolégico, o denunciarlo por sus implican-
cias polfticas. Por lo tanto, importa reconocer en este campo el
entrecruzamiento de las diferentes dimensiones histérico-po-
liticas y sociales asi como las maneras posibles de asumir las
implicancias técnicas de la tarea.
Al someter a las universidades nacionales a una evaluacién
conducente a juzgarlas en relacion con parametros internaciona-
les en el contexto de un pais en crisis, con el objeto de encontrar
fuentes de financiamiento alternativo, se desconoce su origen, su
existencia necesaria, su validacién como programa social y sus
habituales practicas evaluativas.
Las universidades publicas, como cualquiera otra institucién
en funcionamiento, requieren permanentemente de un sistema
evaluativo que permita desarrollar propuestas de mejoramiento.
En el caso argentino estas evaluaciones se aplican en mtl-
tiples dreas. Los sistemas de concurso para el acceso y Ja per-
cacy
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA UNIVERSIDAD 2
manencia de los docentes son una practica habitual en las uni-
versidades aut6nomas, aunque esto no significa que dichos
sistemas no sean también pasibles de mejoramiento. Los pedidos
de subsidios para la investigacidn por parte de los docentes se
someten a rigurosas evaluaciones. Las becas que se conceden a
alumnos para la consecucién de sus estudios o a profesores para
viajes al exterior, con el objeto de asistir a encuentros interna-
cionales 0 a congresos, son resultado de las decisiones de co-
misiones evaluadoras que se retinen para tal fin. Las distintas
facultades realizan andlisis del rendimiento de sus alumnos,
estudios de la evoluci6n de la matricula, censos que permiten
ajustar politicas de redistribucién, etcétera.
Si se reconocen los esfuerzos que en las habituales practicas
evaluativas se hacen para obtener datos respecto del funciona-
miento de las universidades en su conjunto y de las facultades en
particular, podriamos encontrar areas poco exploradas 0 nuevas
perspectivas para continuar con la recoleccién de datos signifi-
cativos y la formulacién de alternativas de mejoramiento, sobre
todo porque reconocemos que las universidades argentinas con-
tintan con el desafio de promover cada vez mds saberes de
calidad, significativos en el contexto social, en el marco de una
institucién regida por principios democrdticos y administrada
eficiente y eficazmente.
El aparente desconocimiento de las habituales evaluaciones,
los planteos de medicién de calidad con criterios eficientistas
para la asignacién de recursos, la exclusién del andlisis de la
pérdida del salario de docentes y no docentes y del recorte
permanente del presupuesto universitario sélo se explican desde
un proyecto politico que favorece la segmentaci6n educativa y
desde un estado que ha dejado de responder a una politica social
que sostenga en todas sus dimensiones la urgencia dela inversion
eneducacién. Porque modernizar la universidad, una aspiraci6n.
permanente para todos los que trabajamos en ella, supone una
inversi6n en desarrollo y no un gasto en servicio. En este
financiamiento le cabe al estado una funcién excluyente.
Evaluar los programas implica, por otra parte, la bisquedade
los cambios que se suceden y no fueron previstos, el reconoci-
miento de areas en conflicto, efectos no buscados fruto de situa-22 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
ciones cambiantes, etcétera. La evaluacién de programas no debe
apuntar a consolidar lo consolidado, sino que debe ser parte de
Ja rutina de trabajo, en tanto mirada reflexiva y critica que
acompafia todos nuestros actos profesionales. Se deberfan gene-
rar practicas evaluativas constantes que apoyaran permanente-
mente las acciones de distinto tipo desarrolladas en el seno de las
universidades.
Tal comosefiala Angulo Rasco, siconcebimos a los ciudadanos
como “clientes” del sistema educativo, es muy probable que
vendamos un producto y un rendimiento a bajo costo y que
generemos una institucién donde los clientes puedan criticar su
funcionamiento, la eleccién de los docentes y, por qué no, tam-
bién las investigaciones que allf se realicen en razén de un
multiple sistema de evaluacién claramente conectado con
estandares de rendimiento. En estas circunstancias, los distintos
estados podrén comparar internacionalmente su situacién y, en
caso de ser insatisfactoria, presionar de modo legitimo la ma-
quina escolar. La participacién dejara de ser participacién ciu-
dadana para convertirse paulatinamente en participacién mer-
cantil.
Asi, por ejemplo, Luis Yanes sostiene! en relacién con las
politicas evaluativas y las practicas de la ensefianza:
Creo que evaluar no es malo en la medida en que haya el mismo
interés, la misma vocacién y se acompaiien la motivacién y la
incentivacién con los mismos recursos para promover en alumnos,
graduados, en investigadores, en docentes, la audacia quela produc-
cién de conocimientos, que las aulas universitarias requieren. Pero
no entiendo realmente por qué hay tanta vocaci6n por evaluar, que
al fin no deja de ser una forma de control policial si se reduce a ver
si las cosas se hacen bien o se hacen mal. Para ello existen otros
organismos dedicados al tema, y no se pone el mismo esfuerzo en
incentivar a la gente para que ponga en funcionamiento sus mejores
cualidades, su inteligencia, su imaginacion, aun a riesgo de equivo-
carse, aun a riesgo de gastar recursos que no terminan siendo
1.Se trata de las respuestas a un cuestionario que le formulé Adriana Puiggrés
a Luis Yanes, Decano de la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de
Buenos Aires, publicado en Puiggrés, 1993, pags. 157-8.
ily
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA UNIVERSIDAD 23
aplicados de la mejor manera, pero que seguramente redundarén en
crear en Jos ambitos universitarios un clima y un ambiente de
creacién, que es fundamental en la vida universitaria. Sia los magros
sueldos docentes le agregamos el estar permanentemente some-
tidos a una evaluacién respecto a la cual no sabemos ni su contenido
ni los sujetos que la llevan adelante, poco bien le vamos a hacer ala
universidad argentina. Creo que hay otras cosas por las que preocu-
parse. Hay que preocuparse por que muchos j6venes de menores
recursos puedan acceder a la educacién en general, y en particular
ala educacién universitaria, pot despertarinquietudes alrededor de
la produccién de conocimiento y de la investigacién, por despertar
el interés por la observacién, el asombro, el trabajo, el trabajo
silencioso, alejado de la espectacularidad y la farandulizacién de las
ideas, hay que hacer un esfuerzo fundamental en ese sentido. Es muy
facil-como vastos sectores de la vida politica argentina, y la univer-
sidad parece que no esta ajena- ser eternos comentaristas de lo que
los demas hacen.
En relacién con las practicas de la ensefianza y su mejora-
miento sostiene:
[...] para cada campo disciplinario hay cuestiones especificas,
pero algunas podrfan ser comtin denominador de cualquier campo
del conocimiento, y me parece que ellas son, en primer lugar, brindar
el mejor conocimiento posible a través de sus aulas. Esto significa
brindar el conocimiento més actualizado, y al mismo tiempo
orientador sobre cémo profundizar ese conocimiento adquirido,
todo el arsenal posible técnico-metodolégico como para abordar los
problemas quela realidad en materia de investigaciénodedemandas
profesionales requiera, y también volver a una vieja tradicién para
la cual parece que en Ia actualidad hay un fuerte complejo en el
interior mismo de la universidad, que ésta vuelva a ser, en el caso
de la Argentina, un lugar de formacién de cuadros no solamente
profesionaleso intelectuales, sino de formacién decuadros politicos.
Creo que, en este sentido, el desafio importante es c6mo mejorar
el nivel de nuestra ensefianza, de nuestros conocimientos, y generar
una conciencia politicay critica que suponga.un gradode politizacién
importante de la universidad, cémo superar la situacién actual,
donde hay intentos permanentes de vaciar de contenido politico a
Ja formacién profesional.
:
|
{
|
1
i
i
|
|
|
|24 ‘LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
La actual politica de incentivos a la investigaci6n, trazada
desde esta misma perspectiva, exige, contradictoriamente, un
ejercicio de la docencia que dificulta el desarrollo de las inves-
tigaciones. Un sistema de categorizacién para los investigadores
que promueve una nueva evaluacion por parte de los pares, con
independencia de los resultados de los concursos, y la burocracia
evaluativa que determina que los docentes-investigadores Ie-
nen formularios para la evaluaci6no evalien dichos formularios,
instalan, al finalizar el afio 1995, un ambiente poco propicio para
lareflexién y la producci6n cientifica en las universidades nacio-
nales.
En medio de este debate respecto del estado de las universi-
dades se ha generado este ultimo afio un fuerte movimiento de
revision del funcionamiento de la Universidad de Buenos Aires,
que condujo a un acuerdo de gobierno para la reforma de la
universidad. Se llevé a cabo en la ciudad de Colén, entre el 20 y
el 23 de abril de 1995, una reunién en la que tuvo su origen un
documento que luego circulé ampliamente por todas las unida-
des académicas.
En dicho documento? se sentaron las bases para generar re-
formas en multiples niveles: estructuras académicas, curricu-
lum, investigaci6n y extensién. El documento desarrolla los
criterios, las pautas y las propuestas que se implementaran con
el objeto de plasmar estos acuerdos. En todos los casos consiste
en una respuesta politica, pedagégica y diddctica frente a los
embates planteados por las politicas evaluativas. Se sefiala en la
propuesta que algunas nociones se han modificado sustanti-
vamente y que, por lo tanto, deberfan tenerse en cuenta al
plantear los criterios con los que la comunidad universitaria debe
iniciar la reforma de la universidad.
A los fines de este trabajo consideramos importante sefialar
que actualmente una de las nociones que se pretende revisar es
la del conocimiento incorporando una clasificacién que distin-
gue los conceptos de descubrimiento, integracién, aplicacién y
docencia. Tal clasificacién reconoce los conocimientos prove-
2. Citado ena bibliografia con autoria dela Universidad de Buenos Aires, 1995.
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA UNIVERSIDAD 25
nientes de la investigacién, la problematica relacion teorfa-prac-
tica, la relacion del conocimiento corfsu difusién, etcétera.
En otro interesante trabajo, en lo que respecta a los procesos
de produccién del conocimiento, Weiler (1991) analiza un nuevo
orden caracterizado por:
* enloepistemolégico: desintegracin de la ciencia unificada
y pérdida de consenso en la naturaleza de la racionalidad
cientifica;
* en lo organizativo: tendencia a conocimientos més integra-
dos, con posibilidades de incluir aspectos que habian esta-
do marginados del conocimiento, por ejemplo, lo estético
y lo ético;
* en lo valorativo: nuevas formas de conocimiento no nece-
sariamente legitimadas por lo considerado hasta ahora
como “cientifico”;
* cuestionamiento de nociones clave como objetividad, cer-
teza, prediccién, cuantificacién;
¢ debilitamiento del conocimiento abstracto y fortalecimien-
to del conocimiento contextualizado;
* aumento de la importancia de los conocimientos ordinario
y popular (conocimientos subyugados) como fuentes de
sabiduria acerca de la realidad social y el entendimiento
humano.
Reconocemos, entonces, los criterios propuestos por el docu-
mento “Acuerdo de gobierno para la reforma dela universidad”,
que propone prever la existencia de nuevos campos profesiona-
les, la apertura de nuevas Areas profesionales, la desaparicién y
la transformacién de otras, nuevos modos de trabajo y diferen-
tes formas de organizaci6n laboral junto con nuevas formas de
vivir. Se plantea que es previsible que las personas no sélo
cambien de puesto de trabajo o empleo sino de profesién. Ante
ello la universidad deberia reconocer que no forma tinicamente
para el trabajo con fines econémicos 0 para la produccién de
conocimientos, sino también para la construccién de concepcio-
nes del mundo, la comprensién de formas de convivencia al-
ternativas, el desarrollo personal, individual y colectivo y la26 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
participaci6n politica. En el marco descrito, la reforma reafirma
su propésito de brindar formacién para Ja autonomia personal
y otorgar una formaci6n versétil.
Enelcontexto delimitado, por un lado, por la exigencia deuna
evaluaci6n que somete a la universidad, incluidas sus practicas
de la ensefianza, y por otro, por un 4mbito de debate que intenta
generar una reforma sustantiva de estas prdcticas, creemos que
se debe ubicar uno de los escenarios politicos donde se desen-
vuelven las practicas de los docentes.
Finalmente, no queremos dejar de mencionar otro de los
problemas que desde la apertura democritica de los ‘80 se
impuso en la reflexién de las politicas universitarias a fin de
generar propuestas pedagégicas y didacticas: nos referimos a la
masividad de la ensefianza. Producto de la democratizacion de
Ja ensefianza, al abrirse las puertas de la universidad en 1984 fue
posible que una gran cantidad de jévenes que aspiraron por
largos afios a ingresar vieran posibilitado dicho acceso. Creemos
que diez afios después no podemos seguir manteniendo la
masividad como preocupaci6n de las practicas, aun cuando esto
favorecié el desarrollo de un conjunto de innovaciones en las
cAtedras y la creacién del primer programa de educacién a
distancia en la universidad para el ciclo basico: UBA XXI. En
primer lugar, porque descendié vertiginosamente el nimero de
aspirantes a ingresar en la universidad, no sélo porque ya no se
encuentra esa matricula retenida sino por el deterioro de las
condiciones de vida de un gran sector de la poblaci6n argentina
como efecto de las politicas de ajuste. Y en segundo término,
porque en los tiltimos afios, frente a la problematica educativa,
se presentan nuevas preocupaciones en torno a otros escenarios
en los que se desenvuelven las practicas.
TI. Las PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN EL ESCENARIO DE LA CULTURA
Un joven estudiante de Comunicacién Social en una clase
reciente sostuvo que, para él, “La Gioconda” era el rico dulce de
batatas de la infancia. Entretanto, una joven confes6 que para
ella era fundamentalmente la publicidad de la Escuela Paname-
ity
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA UNIVERSIDAD 27
ricana de Arte. El tema mas escuchado de un disco compacto, en
1994, segtin informaciones de SADAIC, fue el cantado por Luis
Miguel titulado “Hasta que me olvides”. Su letra fue escrita por
Juan Luis Guerra. E] tema estd compuesto por frases inconexas,
sin un claro significado y utiliza reiteradamente palabras como
“amor”, “olvido”, “perdén”. Algunasexplicaciones que intentan
dar sentidoa esta tiltima anécdota sostienen que los j6venes estén
acostumbrados a escuchar relatos en inglés que no logran tradu-
cir; éste serfa el motivo por el que no diferencian el tema (cantado
en castellano) de otras composiciones musicales de consumo
habitual. En el cine los actores no representan personajes, sino
que se representan a si mismos. El aura de genio la posee Billy
Gates, creador de Windows 95.
El texto escrito tiene hoy un nuevo soporte: la computadora.
gGenera una nueva forma de conocimiento este soporte del texto
que permite la interactividad? El fax y el correo electrénico
revolucionaron las comunicaciones. ;Cudlessonsusimplicancias
en la docencia universitaria, en las cétedras, en las investigaciones
y entre los investigadores? Los procesadores de textos revolucio-
naron la producci6n escrita; ztambién la capacidad del hombre
para la produccién? Los juegos electrénicos estimulan las con-
ductas de respuestas rapidas de ensayo y error. Esto afecta el
modo de pensar? :Estimula la velocidad del pensamiento?
Los avances de la tecnologia del libro, tal como expresa Rivera
(1994), han sumado e integrado publicos a partir del libro tipo-
grafico del siglo XV y XVI, los proyectos de divulgacién de la
Enciclopedia Francesa del siglo XVIIL, la expansién popular de
la novela, los libros de bolsillo, la produccién en fasciculos,
etcétera. Sin embargo, en los programas de las asignaturas de la
universidad no llama la atencién que se recomiende leer sélo
algunos capitulos de determinados libros. La fotocopia demo-
cratiz6 el acceso a las fuentes de estudio al tiempo que recorté y
fragments los relatos. ;Los alumnos han modificado compara-
tivamente la comprensién de un campo disciplinar en relacién
con otros que estudiaron utilizando las fuentes de las bibliotecas?
Beatriz Sarlo (1995) expresa:
El aura del libro se borra en las hojas sueltas de las fotocopias.28 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
Pero eso seria casi lo de menos. Una biblioteca de fotocopias es una
amenaza constante de hojas que se mezclan, articulos que pierden
a su autor, cuentos que no se sabe quién escribié ni dénde se
publicaron, interrogantes sin respuesta sobre el afio de edicién,
enigmas sobre el indice de una obra completa.
La revoluci6n tecnolégica nos impacta y seimpone tanto en los
sectores més desarrollados como en los de mayor pobreza. La
velocidad de los procesos de innovacién generé en el campo de
los medios electrénicos y audiovisuales variedad y ampliacion
de las experiencias de aprendizaje como no se habia suscitado en
épocas anteriores. La tecnologia se convirtid en un saber no
subsidiario y tan esencial como el conocimiento del inglés para
Ja comunicaci6n cientifica.
Un estudioso de las imbricaciones politicas en la cultura
contemporénea, Henry Giroux (1994), sostiene en relacién con
este tem
La programada inestabilidad y la transitoriedad extendida de
forma caracteristica entre los jévenes de la generacion de 18a 25 afios
esta inseparablemente ligada a un gran niimero de condiciones
culturales posmodernas constituidas por los siguientes supuestos:
una pérdida general de la fe en los discursos modernos del trabajo
y de la emancipacién, el reconocimiento de que la indeterminacién
del futuro justifica luchar y vivir en la inmediatez de la experiencia,
un reconocimiento de que el estar sin hogar como condicién de
aleatoriedad ha reemplazado la seguridad, sino la falsa representa-
cién del hogar como fuente de confort y seguridad, una experien-
cia del tiempo y el espacio como comprimidos y fragmentados
dentro de un mundo de imagenes que cada vez més socavan la
dialéctica de la autenticidad y el universalismo. Para esos jévenes,
la pluralidad y la contingencia, tanto si son difundidas por los mass-
media como por las fracturas ocasionadas por el sistema econémico,
elaumento de movimientos sociales, ocrisis dela representacién han
provocado un mundo con poca seguridad psicolégica, econémica 0
intelectual. Este es un mundo donde uno es condenado a vagar a
través, dentro y entre limites miltiples y espacios marcados por el
exceso, la diferencia y una nocién confusa de sentido y aten-
cién [...] Para muchos jévenes posmodernos, entrar en la adultez a
finales de siglo significa tirar la esperanza e intentar posponer el
“neg
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA UNIVERSIDAD 29
futuro en vez de aceptar el reto moderno de tratar de construirlo
(pags. 112 y 114).
La fragmentacién de los relatos y la incapacidad de articula-
cién de esas lecturas fragmentadas por parte de los jévenes, la
dificultad de acercarse a muchos de los desarrollos tecnolégicos
por una gran parte de los docentes, las acuciantes condiciones
laborales y la atmésfera evaluativa vapulean las aulas universi-
tarias.
III. LAs PRACTICAS DE LA ENSENANZA: TRES GENERACIONES DIFERENTES
El estudio de las condiciones en las que se desenvuelven las
practicas de la ensefianza universitaria en la Argentina se justi-
fica si reconocemos que actualmente existen tres generaciones
que implican situaciones, puntos de vista y perspectivas diferen-
tes. En primer lugar, los docentes que se incorporaron 0 reincor-
poraron al aula universitaria en 1984 -que concursaron y legiti-
maron su reingreso y que, en muchos casos, reconocen estas au-
las y sus institutos de investigaci6n como simbolo de la recu-
peracién de sus raices-, tienen una apuesta fuerte e imbatible,
cargada de emocionesy entiendensus practicas como la trinchera
desde la que defienden la democracia, el lugar de las libertades
y la creacién.
Conviven con esta realidad otros docentes que, respetando
esta apuesta, asumen otro tipo de trabajo que poco o nada tiene
que ver con esa mistica. En algunos casos, contintian realizando
trabajos y tareas que efectuaron durante la dictadura y en otros,
desempeiian tareas nuevas, cuyo ejercicio est vinculado ante
todo a la supervivencia; aun involucrandose en la mistica, rea-
lizan con més 0 menos resistencia estos trabajos.
Para un tercer grupo de docentes-investigadores jovenes que
se formé en los primeros afios de la recuperacién de la democra-
cia, el compromiso con la docencia es de otro tipo, dado que esta
ausente en su mirada la carga emocional que plantean los otros
dos grupos. Sin embargo, estos jévenes, que incluso cursan
posgrados o ya los finalizaron, sostienen una fuerte apuesta en30 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
la universidad, ya que han optado desde el inicio por Ja carrera
académica. Junto a ellos, otros jovenes graduados se incorporan
a las cdtedras para iniciar una experiencia docente, se forman y,
acuciados por el pluriempleo, la escasa o nula retribucién y las
exigencias cada vez mayores de la cétedra universitaria, aban-
donan una vez que sienten concluida su primera etapa de forma-
cién.
Entre los grupos descritos se encuentra un sinnimero de
variantes pero, en general, en la estructura piramidal de las
cdtedras aparecen algunas de estas situaciones con sus intereses
y apuestas diferentes que, a su vez, son percibidas con claridad
en los distintos claustros. En todas las variantes, las condiciones
Jaborales se entrecruzan y generan nuevas determinaciones. Si
bien las politicas de ajuste con sus propuestas evaluativas han
generado distintos posicionamientos por parte de las autori-
dades universitarias, en las facultades donde se cursan carreras
humanisticas y sociales, Ambito de nuestra preocupaci6n, se
advierte en general una postura critica y en franca oposicién a las
politicas gubernamentales.
Juan Carlos Portantiero$ sostiene respecto de las practicas ysu
sentido en relacién con las funciones de la universidad:
La universidad debe seguir siendo un Ambito cultural, en el
sentido de que tiene que intensificar el aspecto de critica colectiva,
de la propia profesién y de la realidad que la circunda, y en eso
diferenciarse un poco de lo terciario puro. Esto es un elemento del
cual la universidad no puede prescindir, porque si no, efectivamen-
te, es un politécnico, una escuela profesional. Entonces, ser buena
en el otorgamiento de titulos idéneos, que capaciten bien a la gente
que ingresa a la universidad, y cumplir una funci6n critica sobre la
sociedad creo que son dos tareas de Jas cuales la universidad no
puede prescindir absolutamente de ninguna manera.
Por otra parte, en la misma entrevista Portantiero analiza la
reforma en la universidad en los contextos politico y financiero
y plantea:
3, Se trata de la respuesta a una entrevista que le efectué Adriana Puiggrés al
decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA durante los perfodos 1990-
1993 y 1994-1997, en Puiggrés, 1993, pags. 135-136.
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA UNIVERSIDAD 31
Reformar la universidad, modernizarla, adecuarla a las nuevas
demandas es caro. Forma parte de un proyecto de nacién y, como tal,
supone una inversién en desarrolloy no un gasto en servicio. Por eso,
el Estadono puede jugar una funcién subsidiaria: aquiy en cualquier
parte tiene el rol principal, casi excluyente, de su financiamiento.
Pocos temas han sido planteados tan banalmente entre nosotros
como éste, porque no hay pais en el mundo, central o periférico
donde los gobiernos se hayan desentendido de la cuestién, como
parecen creerlo algunos periodistas o los contertulios del Harvard
Club. Fuera del Estado, el financiamiento puedeser complementario
en relacién con servicios paraeducativos: gastos de funcionamiento,
mejoramiento del habitat, bibliotecas, hemerotecas, bienestar estu-
diantil. Pero jamés costear salarios, cuyos niveles deprimentes de-
ben ser resueltos por el presupuesto nacional.
Como podemos observar, a partir de las respuestas de los que
hacen politica universitaria, frente a las circunstancias actuales,
las practicas de Ja ensefianza tienen un lugar privilegiado -al
brindar el mejor conocimiento posible a través de sus aulas— para
formar una clara conciencia politica y critica, tanto de la propia
profesién, de la realidad que la circunda, como asi también de las
posibilidades de accién en su medio.
Pero las practicas se entrelazan en los espacios fragmentados
y, en més de una oportunidad, despolitizados de los entornos
juveniles a los que ya nos hemos referido. Contradictoriamente,
los politicos universitarios y los docentes de estas casas de
estudio les asignan a sus practicas el lugar de los grandes relatos
y lasuperaci6n de las fragmentaciones, haciendo que los jévenes
participen en esos relatos desde la mirada que construyena partir
de cuatro propuestas distintas brindadas simultaneamente por
Jas cuatro materias que cursan a la par. En la politica y Ja cultura
~la articulacién de las propuestas docentes con la realidad en
la que se inscriben-, la universidad se construye en la tarea de
cada fragmento de la clase y los comentarios de pasillo. No por-
que se aspire a recuperar grandes o sper relatos, sino porque se
reconstruye a cada paso el espacio de la formacién ciudadana.32 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
TV. La INVESTIGACION ACERCA DE LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA
Investigar las practicas de la ensefianza en estos espacios de
articulacién podria conducirnos a una suerte de juego pragmé-
tico: buscamos modelos en la practica, los explicitamos y gene-
ramos normatividades para las practicas de la ensefianza. Shul-
man (1989) plantea que en una concepcién normativa de eficacia,
la investigacién derivaria practicas desde la explicacién de la
realidad, dado que busca, simplemente, la correspondencia entre
modelos y casos. Frente a un similar andlisis, Contreras (1990)
sefiala:
‘Lo que estan ocultando las derivaciones normativas realizadas a
partir de los enunciados explicativos, obtenidos sobre la ensefianza
real y actual, es que lo que debe justificar una propuesta de accion
es la legitimidad y el valor moral de lo que pretende, no la forma que
actualmente presentan los hechos. [En el mismo sentido expresa:] se
estan haciendo prescripciones normativas ocultas en la aparente
neutralidad de la propia realidad (pag. 170).
Por cierto, esto encierra la creencia de la replicabilidad, como
si fuera posible en la investigaci6n acerca de la ensefianza aislar
el sal6n de clase de las determinaciones sociales de cada una de
las situaciones de ensefianza.
Investigar esta actividad practica implica, en primer término,
reconocer el significado que tienen dichas practicas para quienes
las evan a cabo. Shulman (1989) sostiene al respecto:
Sus beneficios son miltiples, porque prometen conducir a una
comprensién te6rica més profunda de la ensefianza, a una perma-
nente documentacién de sus numerosas formas y funciones, y a
esclarecedores futuros enfoques de la actividad docente en su con-
junto (pag. 84).
La ensefianza como actividad practica se realiza siempre a la
luz de alguna concepcién sobre lo deseable y lo posible. Nos
interesa, en nuestra investigaci6n, reconocer esas concepciones
y tratar de reconceptualizarlas tericamente, para avanzar en la
construccién de una didactica desde la practica, pero construida
|
i
ft
|
:
i
i
|
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA UNIVERSIDAD 33
en la investigacién cientifica. Desde una perspectiva politica
entendemos que nuestro compromiso con la practica nos remite
a estos estudios que pueden favorecer una mejor comprensién de
Ja ensefianza.
En estos contextos y escenarios en los que transcurren, recu-
peramos las buenas practicas con el objeto de reconstruirlas,
reconociendo las dimensiones de anélisis que se entrecruzan y
avanzando en el conocimiento de la buena ensefianza.
En las aulas universitarias y en las dificiles y complejas con-
diciones de practica se llevan a cabo clases que arrancan el
entusiasta aplauso de los alumnos, u otras donde los jovenes mas
silenciosamente sostienen “Me dejé pensando”; clases que
asombran por la creatividad de sus propuestas y andlisis, que ar-
ticulan los pedazos de los fragmentos de nuestra cultura en
encendidas narraciones que le dan sentido no s6loa la disciplina
sino a la decisién de estudiar asumida por los jévenes. Este
trabajo pretende significarlas te6ricamente para seguir cons-
truyendo la teoria acerca de las practicas de la ensefianza.Capitulo 2
LAS PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA AGENDA
DE LA DIDACTICA
Algunos varones insignes, compadecidos de la abru-
madora mole de Sisifo que las escuelas representan, int
taron anteriormente buscar el remedio, pero diferencia
dose en Ia forma de procurarlo, obtuvieron desigual re-
sultado.
JUAN Amos ComENIo,
Didactica Magna, escrito
entre 1628 y 1632.
I. La DIDACTICA COMO OBJETO DE ESTUDIO
La teorfa acerca de las practicas de la ensefianza constituye un
antiguo campo de estudios que fue delimitado tempranamente
por un pastor protestante nacido en 1592, Juan Amés Comenio.
Este precursor de la ensefianza moderna, que fue la figura mas
relevante de la tradici6n humanista en educacién, escribi6, entre
1628 y 1632, la Didactica Magna. En ella, Comenio define magis-
tralmente el sentido esencial de la ensefianza:
Ensefiar de un modo cierto, de tal manera que no pueda menos
de obtenerse resultado. Ensefiar répidamente, sin molestia ni tedio
alguno para el que ensefia y para el que aprende, antes por el
contrario, con el mayor atractivo y agrado para ambos.36 LAS CONFIGURACIONES DIDACTICAS
Un andlisis de la obra de Comenio nos permite reconocer
similares preocupaciones en nuestras primeras aproximaciones
a los temas de la ensefanza. La reflexién sobre el aburrimiento
que el genial monje plantea como categoria de andlisis basica
para considerar en la ensefianza ha sido desvalorizada durante
varias décadas en el campo de la didactica. También analiza el
aburrimiento, tanto de docentes como de alumnos, Jerome
Bruner, al referirse al efecto embotante del curriculum y al ana-
lizar esta dimensién en relacién con las reformas y las politicas
educativas (1988a).
Rastreando, entonces, las preocupaciones acerca de la ense-
fianza, nos interesa reconocer los temas y los problemas que se_
entrecruzan con el objeto de sefialar el lugar desde el que cons-
truimos nuestras investigaciones. Estas cuestiones tienen espe-
cial vigencia en tanto constituyen un ambito de reflexién en torno
a los problemas de la delimitacién tedrica de los campos y en la
medida en que muestran una clara incidencia en la docencia,
en nuestras particulares maneras del ejercicio profesional y en
nuestras practicas de investigacién. Con el objeto de recon-
ceptualizar el campo de la didactica nos remitiremos a un breve
estudio histérico-interpretativo, cuyo marco no se restringe a
consideraciones sobre la diddctica sino que se inscribe en la
problematica educativa global.
La pedagogia, si bien adquiere su estructura a partir de los
desarrollos de la filosoffa moderna alemana del siglo XIX, ya se
encuentra perfilada en los trabajos didacticos del siglo XVI. La
pedagogia de la modernidad se insert en el mbito de las
ciencias sociales como una practica eminentemente ideolégica
con poca 0 nula intencién cientifica. Fue definida, asi, como una
disciplina normativa y prescriptiva. El aspecto normativo que
habia adquirido ya en aquella época no significa reconocerle un
caracter imperativo, si bien hay casos en los que la formulacién.
de una norma induce, cuando menos, a suponer razonable la
formulacién de imperativos que puedan levar a cumplirla. En
cambio, el matiz prescriptivo otorgé claramente a la pedagogia,
desde sus origenes, el cardcter de una disciplina que ordena. La
resolucién de situaciones practicas, que en el caso dela pedagogia
permitia satisfacer los requerimientos normativosy prescriptivos,
i
I
i
:
|
'
|
PRACTICAS DE LA ENSENANZA EN LA AGENDA DE LA DIDACTICA 37
se constituy6, de esta manera, en su base de sustentacién. Por
otra parte, las caracteristicas que se le atribuyeron a la pedagogia
desde su origen también incidieron en su desarrollo. Si tenemos
en cuenta que, dadas las formas de legitimacién propias de la
modernidad, la pedagogia como practica ideolégica técnico-
instrumental debié constituirse en ciencia, las teorizaciones
fuertes debieron serleincorporadas desde otros campos: la socio-
logia, la psicologia o la teoria organizacional.
Este rasgo fundacional ha contribuido en gran medida a que
la delimitacién del objeto pedagégico contintie siendo un tema
controvertido y origen de largos debates. La imposibilidad de
una definicién clara del objeto se visualiza, por otra parte, en las
practicas profesionales, donde compiten en el mismo quehacer
pedagogos, socidlogos, psicdlogos y, dando cuenta de Ia actua-
lidad de estos problemas, los comunicadores sociales. La con-
fusién también se plasma en el campo laboral, donde parece ser
que diferentes profesionales pueden resolver problemas inhe-
rentes a la pedagogia, mientras que a los pedagogos no les cabe
participacién en ninguno de los otros campos.
Evidentemente, una respuesta a estos problemas no la podre-
mos construir solamente desde la pedagogia ni desde un relato
pedagdgico absolutista que sefiale lo que le compete o lo que es
propio como si se tratara de cuerpos cristalizados.
Para superar la impronta recibida, una posible respuesta
puede hallarse en el desarrollo de practicas de investigacién, a
través de las cuales se construya un discurso que désentidoa una
practica educativa, en la cual el sujeto participe de procesos
hermenéutico-comunicativos totalizadores (y no sélo técnico-
instrumentales) y en donde la epistemologia no pretenda cla-
tificar todos los sentidos de sus practicas sino que se constituya
como uno mas de ellos. Desde esa perspectiva, Carlos Hoyos
Medina (1992) sostiene que un buen indicador de estas nuevas
construcciones Io expresa la comunidad pedagégica embarcada
en un proceso de autorreflexién, dado que asi se favoreceré la
comprensién totalizadora del fenémeno educativo superando
las posiciones meramente instrumentalistas.
En el debate actual del campo, Rosa Nidia Buenfil Burgos
(1995) expresa: