El valor de la parroquia hoy
La iglesia como madre y maestra debe preocuparse y ocuparse por
responder las interrogantes y cuestionantes de la fe, la pastoral y en general de la
vida parroquial, he ahí la importancia en la que radica la parroquia, la parroquia
por tanto está llamada a acoger los desafíos de nuestro tiempo, para ir
redescubriendo el servicio ante las exigencias de los fieles y de los cambios
históricos.
El papa Benedicto XVI enseñaba que «la parroquia es un faro que irradia la
luz de la fe y así responde a los deseos más profundos y verdaderos del corazón del
hombre, dando significado y esperanza a la vida de las personas y de las
familias». Por su parte, el Papa Francisco recuerda que «a través de todas sus
actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de
evangelización». Esto promueve la centralidad de la presencia misionera de la
comunidad cristiana en todas partes, en este aspecto es de suma importancia vivir y
redescubrir el misterio y la misión sacerdotal de anunciantes del reino, que junto
con los fieles, tienen la tarea de ser "sal y luz del mundo" "lámpara sobre el
candelero", mostrando con su ejemplo de vida el rostro de Cristo, Él que está
siempre presente hasta el final de la historia, y que el Espíritu Santo – corazón que
hace latir la vida de la Iglesia – reúne los hijos de Dios dispersos por el mundo.
Con forme van cambiando los tiempos, la parroquia algunas veces, a pesar
de su esfuerzo, no consigue responder adecuadamente a muchas de las expectativas
de los fieles, especialmente si se consideran los múltiples tipos de comunidad
existentes. Sin embargo, especialmente hoy, el territorio ya no es solo un espacio
geográficamente delimitado, sino el contexto donde cada uno desarrolla su propia
vida, conformada por relaciones, servicio recíproco y antiguas tradiciones. Es en
este "territorio existencial" donde se juega por completo el desafío de la Iglesia en
medio de la comunidad. Además, la mera repetición de actividades sin incidencia
en la vida de las personas concretas, resulta un intento estéril de supervivencia, a
menudo acogido con una general indiferencia.
La renovación de la evangelización exige nuevos métodos, camino y
propuestas pastorales diversificadas, para que la Palabra de Dios y la vida
sacramental llegue a todo el mundo. Hoy el sentirse parte de algo no implica la
cercanía territorial se orienta más bien hacia una comunidad adoptiva, donde
tienen una experiencia más amplia de la Palabra de Dios. Más allá de los lugares y
razones de pertenencia, la comunidad es el contexto humano donde se ejerce la
acción evangelizadora, donde se celebran los sacramentos y donde se vive la
caridad, en una dinámica misionera que se convierte en la verificación de su
autenticidad.
Pbro. Luis Rubén Espitia
Inserción Parroquial
JORGE ALBERTO CORONA VITAL | Enero, 2022
La celebración del misterio eucarístico es « fuente y cumbre de toda la vida
cristiana» y, por tanto, el momento sustancial que constituye a la comunidad
parroquial. En consecuencia, la Iglesia advierte la necesidad de redescubrir la
iniciación cristiana, que genera una nueva vida, porque se inserta en el misterio de
la vida misma de Dios.
En el misterioso de la acción de Dios y la del ser humano, la proclamación
del Evangelio se lleva a cabo a través de hombres y mujeres que reflejan con su vida
lo que anuncian, pues generan confianza y esperanza. Si esta tiene raíces
profundas, la parroquia realmente se convierte en el lugar donde se supera la
soledad, que afecta la vida de tantas personas, así como en un santuario donde los
sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío
misionero. Al respecto, el Papa Francisco recuerda que «La parroquia es presencia
eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la
vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y de
la celebración», y afirma que ella «es comunidad de comunidades».
No pueden ser ajenos a la parroquia el "estilo espiritual y eclesial de los
santuarios" caracterizados por la acogida, la vida de oración y el silencio que da
descanso al espíritu, así como por la celebración del sacramento de la
reconciliación y el servicio a los pobres. Las peregrinaciones que las comunidades
parroquiales realizan a diversos santuarios son medios preciosos para crecer en
comunión fraterna, pues sin ninguna identificación cualquier estructura nueva se
corrompe y acaba en poco tiempo.
Desenraizarnos de la vida del pueblo de Dios nos precipita a la desolación y
perversión de la naturaleza eclesial. La comunidad presbiteral, siempre en camino
de formación permanente, tendrá que ejercer con sabiduría el arte del
discernimiento que permita que la vida parroquial crezca y madure, en el
reconocimiento de las diferentes vocaciones y ministerios.
Pbro. Luis Rubén Espitia
Inserción Parroquial
JORGE ALBERTO CORONA VITAL | Enero, 2022