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El Perfil Geografico Criminal

El documento describe la técnica del perfil geográfico criminal, que analiza los patrones espaciales y de movimiento de los delincuentes. Se basa en el mapa cognitivo del criminal y su zona de confort. Ayuda a predecir posibles áreas de actividad futuras y reducir la lista de sospechosos. Estudios muestran que muchos criminales operan cerca de su hogar u otro punto de anclaje familiar, lo que permite acotar su zona de acción.

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El Perfil Geografico Criminal

El documento describe la técnica del perfil geográfico criminal, que analiza los patrones espaciales y de movimiento de los delincuentes. Se basa en el mapa cognitivo del criminal y su zona de confort. Ayuda a predecir posibles áreas de actividad futuras y reducir la lista de sospechosos. Estudios muestran que muchos criminales operan cerca de su hogar u otro punto de anclaje familiar, lo que permite acotar su zona de acción.

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el-perfil-geografico-criminal

EL PERFIL GEOGRÁFICO
CRIMINAL.
Publicado en Psicología y Psiquiatría
 

Panelista 1 Congreso Internacional de Perfilación Criminal y Piscologia Forense, 

15 y 16 de marzo de 2013, Ciudad de México D.F.

El perfil geográfico puede definirse como una técnica de análisis de la actividad espacial o
geográfica de los delincuentes aplicada a la investigación criminal (Garrido, 2006). Una
técnica que está dotando a los investigadores policiales y criminólogos de un perfil del
delincuente atendiendo a su mapa mental, a sus movimientos geográficos, que tienen como
objetivo final poder establecer hipótesis acerca del domicilio del criminal, prever sus
movimientos y su zona de actuación. Junto con el perfil psicológico es una herramienta eficaz
que complementa el resto de la investigación policial. También se aportan datos de las
investigaciones realizadas en este ámbito.
 

Palabras claves: SIG, perfil geográfico, perfil psicológico, mapa cognitivo, criminología
ambiental, punto de anclaje, zona de seguridad, principio de decaimiento.

EL PERFIL GEOGRÁFICO CRIMINAL.

            El perfil geográfico es una técnica de análisis complementaria o paralela al perfil


psicológico que últimamente se está desarrollando enormemente con la ayuda de sistemas de
información geográfica (SIG) que, como veremos más adelante, están dotando a los
investigadores policiales y criminólogos de una herramienta eficaz con la que trabajar en
determinadas investigaciones, además de servir de soporte y base de información para
desarrollar nuevas teorías y políticas criminales.

            Básicamente, podemos definir el perfil geográfico como una técnica de análisis de la


actividad espacial o geográfica de los delincuentes aplicada a la investigación criminal.
(Garrido, 2006).  Como complemento al perfil psicológico, no se ocupa de cómo es el criminal,
sino que pretende dar respuesta a  dónde actúa el criminal, conocer cómo se desplaza, cuáles
son sus movimientos y zonas de acción. El objetivo final para la investigación sería poder
aportar la localización geográfica de la residencia del criminal, además de ofrecer hipótesis
sobre futuras zonas de acción.

            Generalmente esta técnica, aunque como veremos más adelante tiene otras
aplicaciones, suele usarse en las investigaciones de delitos seriales en los que la policía no
cuenta con pistas ni indicios forenses que puedan guiar la investigación. En estos casos, el
disponer de un perfil geográfico puede reducir el número de sospechosos a una zona
concreta, generando un número de ellos más fácil de manejar por los agentes, además de
central los recursos policiales en aquellas zonas en las que es más probable que el
delincuente actúe o resida.  Al igual que el perfil psicológico, el geográfico cuenta con
limitaciones y habla siempre de probabilidades, no resuelve los casos por sí solo, pero es una
herramienta de investigación más que puede ayudar a la policía.

 
            En este sentido, el perfil geográfico no se desarrolla aparte de la investigación, sino
que se basa en un estudio exhaustivo de todo lo que se sabe del caso a través de las
víctimas, pruebas forenses y escenas del crimen, dando especial atención a factores
geográficos como el tipo de lugar del crimen, características de la zona, rutas de acceso y
salida, etc.

Mapa cognitivo.

            Entre las bases teóricas del perfil geográfico, se encuentra la idea de mapa cognitivo o
esquema mental, que Bell, Fisher, Baum y Green (1996) definen como una representación
muy personal del entorno familiar que nosotros experimentamos, es decir, una representación
de nuestra personal forma de comprender el entorno.

            Este esquema cognitivo nos permite adquirir, codificar, almacenar, recordar y


manipular información sobre nuestro entorno. (Downs y Stea, 1973).

Entre las funciones de los mapas cognitivos se encuentran la de proporcionar un marco de


referencia ambiental para movernos por nuestro entorno, la persona que no es capaz de
relacionar el lugar en el que se encuentra con su contexto se encuentra perdida, es por tanto
un dispositivo para generar decisiones acerca de acciones de desplazamiento por nuestro
entorno, contribuyendo además a generar una sensación de seguridad emocional (Aragonés,
1998).

            El mapa mental es por tanto un esquema a modo de mapa o plano que el sujeto ha ido
desarrollando con la experiencia con su entorno y que le permite desenvolverse y desplazarse
por su territorio. Todos poseemos un mapa mental de la zona en la que residimos, de la
ciudad y en general de todo el territorio por el cual nos desplazamos a lo largo de nuestra
vida.

 
            En el tema que nos ocupa, los delincuentes usan su mapa mental para dirigirse a
determinados lugares, escoger determinadas zonas, acceder y huir por determinadas vías, en
definitiva, la relación que establece el criminal con su entorno para cometer sus actos está
condicionada por su mapa cognitivo.

La importancia de conocer este mapa mental radica en la posibilidad de poder determinar con
su análisis el punto de partida de sus desplazamientos, lugar que generalmente suele ser su
casa, aunque también puede ser su lugar de trabajo u otro domicilio anterior. Esto es lo que se
suele denominar punto de anclaje y que más tarde se desarrollará.

El conocimiento geográfico que conforma el mapa mental como hemos visto anteriormente es
un representación personal y propia de la persona, personas distintas pueden tener un mapa
mental distinto aunque vivan en una misma zona, ya que parten de interpretaciones
personales y de la experiencia particular que cada persona tiene con la zona en la que vive y
por los lugares donde transita. El criminal por tanto consulta y usa su mapa cognitivo para
analizar qué puede hacer en determinadas zonas, cómo puede llegar y salir de allí, qué tipo
de víctimas y obstáculos se puede encontrar, qué sitios le son más cómodos y familiares para
moverse, dónde se siente seguro...

            Como afirma Garrido (2007) muchos asesinos en serie siguen una lógica definida a la
hora de decidir dónde cometen sus crímenes, siguiendo una lógica de coste-beneficio: cuando
invertimos un esfuerzo importante en algo, el lugar que elegimos para realizar esa inversión
ha de minimizar los costes en relación a los beneficios que se pretenden obtener. Cabe
pensar entonces que los asesinos se desplacen hasta lugares donde creen que pueden
encontrar víctimas más vulnerables, donde pueda estar más seguro de que no serán
sorprendidos o puedan escapar con facilidad.

            Es por tanto, un objetivo del perfil geográfico, hacerse con una copia de ese mapa
mental del criminal y ser capaz de entenderlo y usarlo como él lo haría para detectar próximas
zonas de actuación y acotar lo máximo posible la base de operaciones desde la que inicia sus
crímenes.

Criminología Ambiental.
 

            La criminología ambiental (Brantingham, 1981) se dedica a estudiar los sucesos


criminales como resultado de la relación entre ofensores potenciales y objetivos delictivos
potenciales que se dan en puntos específicos del espacio y del tiempo.

La criminología ambiental se va a ocupar por tanto en analizar cómo la delincuencia ocurre en


lugares y en tiempos concretos, dando gran importancia al principio de proximidad, el cual
postula que los delincuentes actúan generalmente cerca de su hogar.

Junto a este principio se encuentra el de elección racional, el cual nos plantea que el
delincuente establece un análisis de costo-beneficio, en el que sopesa la ganancia criminal y
la probabilidad de ser descubierto.

            Generalmente este tipo de “planificaciones” o “análisis” que realiza el delincuente,


suceden dentro de un ámbito geográfico familiar para éste, tienen lugar fundamentalmente
dentro del ámbito de las actividades rutinarias (Cohen y Felson, 1979), el cual apunta que es
necesario que estén presentes tres factores para que se produzca el delito: una persona
motivada para cometer el delito, un objetivo que le atrae y con bajo coste y ausencia de
vigilancia o vigilancia insuficiente para disuadirlo. Si alguno de estos factores no está
presente, el delito no se cometerá.

Hipótesis del círculo.

            David Canter, profesor de psicología en la Universidad de Liverpool, es uno de los que


más ha desarrollado la técnica del perfil geográfico, colaborando con la policía en la
elaboración de perfiles psicológicos y geográficos.

 
El planteamiento de Canter y sus colaboradores parte del hecho de que los lugares del crimen
están relacionados con el domicilio del criminal o con algún lugar importante para éste, que
puede ser considerado su base de operaciones. Canter encontró que entre el 50% y 75% de
los violadores de su estudio vivían en un área que podía ser definida por un círculo cuyo
diámetro uniera los dos lugares más alejados donde había atacado, a lo que denominó la
hipótesis del círculo (Garrido 2006).

            En su estudio de 45 casos de agresores sexuales, 39 de ellos tenían su domicilio


dentro del círculo que dibujaba sus dos delitos más alejados. En estos casos, el criminal parte
desde su hogar, constituyendo este punto el centro desde el que se desplaza de forma radial
hasta los lugares donde cometerá sus crímenes, una vez cometido vuelven a la seguridad de
su hogar. A este tipo de agresores lo denominó “merodeadores”.

            La distancia entre los lugares de los hechos estaba relacionados proporcionalmente


con el domicilio del agresor, de tal forma que lugares muy distantes entre si se encontraban
también más lejos del domicilio del agresor que aquellos lugares de los hechos que se
situaban más próximos entre sí.

            Al resto de agresores que no vivían dentro del círculo los denominó commuter o
viajeros, agresores que viajan desde su domicilio hasta un área donde cometerá sus delitos.
(Canter, 2005).

            Canter junto con Maurice Godwin, del que hablaremos más adelante, llegaron a la
conclusión tras un estudio de asesinos en serie, que en la realización del perfil geográfico no
solo hay que tener en cuenta la escena del crimen donde se encuentra a la víctima, sino que
es muy importante conocer el lugar dónde agresor y víctima entran en contacto, ya que es
éste el lugar qué más se relaciona con el domicilio de la víctima. Para ello es necesario
conocer los pasos de la víctima, saber donde fue vista por última vez, cómo y por qué llego
hasta allí, etc.

            Canter realiza otras aportaciones al desarrollo del perfil psicológico, como las que
analizan la interacción entre agresión y víctima, dando lugar a su conocido modelo de los
cinco factores, que el lector interesado puede encontrar en la bibliografía.

 
 

Principio de decaimiento con la distancia.

            Kim Rossmo, inspector de policía y actualmente asesor de fuerzas y cuerpos de


seguridad de varios países, plantea el principio de decaimiento con la distancia. Tras un
análisis matemático de multitud de casos, muestra como a medida que aumenta los
desplazamientos para cometer lo crímenes, la frecuencia de esos crímenes disminuye. Esto
se relaciona con la preferencia por cometer delitos en la cercanía del domicilio y por la mayor
probabilidad de escoger objetivos que supongan una menor modificación ambiental
(Brantingham y Brantingham, 1984). No obstante, Rossmo argumenta que existe también una
zona de seguridad o confort cerca de su domicilio en la que el criminal no comete sus delitos,
ya que es una zona donde puede ser reconocido por las víctimas y/o por testigos.

            Es importante entender que la distancia en estos mapas mentales es una percepción


individual y depende mucho de las experiencias geográficas de la persona. Es decir, lo que
para una persona puede ser una distancia larga, para otra puede que no lo sea, ya que tiene
una percepción de lejanía distinta. Para una persona acostumbrada a viajar, conducir 100 Km.
con el coche puede ser una distancia corta, pero para otra puede ser considerada como un
trayecto largo. En relación con esto, los resultados estadísticos de varios estudios apuntan a
que la agrupación de delitos próximos entre sí correlaciona más con la proximidad del
domicilio del delincuente, que aquellos delitos que se producen geográficamente más
aislados. Estos datos son de gran valor para la investigación de delitos seriales.

            Rossmo también establece una categoría delictiva en función de tipo de víctimas que
se elige en relación con sus movimientos geográficos:

Cazador (Hunter): busca a sus víctimas en los alrededores de donde vive.

Cazador furtivo (Poacher): actúa en un área específica que es distinta a donde vive.

Pescador (Troller): actúa en su zona de actividad rutinaria, donde trabaja, donde se


divierte...buscando la víctima y situación oportuna.

Trampero (Trapper): usa artimañas y situaciones para llevar a la victima a su punto de anclaje,
y es allí donde comete el delito. (Rossmo, 1995).
 

            A la hora de realizar el perfil geográfico, Rossmo hace un estudio exhaustivo de las


posibles rutas que ha seguido el delincuente para cometer los delito, tratando de sacar
conclusiones respecto a las peculiaridades de movilidad de ese sujeto, si usa distancias cortas
o largas, si viaja por carreteras nacionales o solo se mueve por la ciudad, etc. Las
características de movilidad se van desarrollando y a veces pueden cambiar siguiendo el
orden cronológico de los delitos, de tal forma que al ganar confianza con la experiencia
delictiva, el criminal va a expandir su radio de acción, pudiendo modificar también su modus
operandi y haciendo que si en sus primeros delitos iba caminando, posteriormente adquiera
confianza y se arriesgue a desplazarse más lejos en coche.

En relación con esto, un criminal puede empezar siendo de una categoría y posteriormente
pasarse a otra. Es importante tener en cuenta estos posibles cambios haciendo un análisis
cronológico de sus delitos y detectando cambio en pautas.

            Rossmo plantea una serie de preguntas a las que hay que responder a la hora de
hacer un perfil geográfico:

Porqué elige esa víctima en ese lugar determinado.

Porqué elige esa zona.

Cómo ha llegado hasta allí.

La ruta seguida que características tiene: es fácil, conocida, peculiar...

Qué le ha podido atraer de ese lugar, qué relación puede tener con él.

En caso de crímenes seriales, cuáles serían los patrones geográficos.

Cómo se sale de ese lugar y que características tiene esa vía de escape.

Es un lugar apropiado para ese tipo de conductas.

Hay indicios de que la víctima ha sido llevada a allí desde otro lugar o fue abordada allí
mismo.

Qué tipo de transporte puede haber usado.

 
Algunos estudios de comportamiento geográfico criminal.

            Al igual que en el psicológico, el perfil geográfico también cuenta con métodos


inductivos en los que se analizan casos resueltos para extraer patrones de conducta
geográfica de los criminales y así aportar teorías e hipótesis para la metodología deductiva.
Esta metodología en una visión y uso más amplio, puede usarse para describir la distribución
geográfica de la criminalidad en una determinada zona. Ver en qué zonas se distribuyen y
concentran los distintos tipos de delincuencia y cómo se comportan estos delincuentes a nivel
geográfico puede ayudar  no solo a establecer medidas policiales más eficaces sino también a
desarrollar política criminales más ajustadas, específicas y óptimas.

            Desde el punto de vista de la criminología se pretende avanzar más en el estudio del


delincuente, no enfocándose como hasta ahora en características de personalidad,
deficiencias intelectuales o educativas, sino atendiendo a factores situacionales como el
entorno físico y el comportamiento geográfico de los delincuentes (Stangeland y Garrido,
2004).

            Ya se ha comentado anteriormente algunos estudios realizados como los de Canter,


Godwin y Rossmo, que han dado lugar a bases teóricas importantes en la realización de
perfiles geográficos, como la hipótesis del círculo de Canter, el desarrollo de zona de
seguridad de Rossmo y una serie de pautas comportamentales a nivel geográfico que se han
visto validadas en numerosas investigaciones.

            Anne Davies y Andrew Dale realizan un estudio en 1995 en el que se analizan 299
casos ya resueltos y 79 violadores, algunos de ellos violadores seriales. Los resultados
permitieron concluir que casi todos los violadores seriales habían perpetrado sus delitos en las
cercanías de sus puntos de anclaje y que no ampliaban progresivamente la distancia entre su
domicilio y el lugar del delito, sino que se dedicaban a actuar dentro de una zona limitada.
Este estudio también confirmaba la hipótesis de que los violadores de mayor edad viajan más
lejos para cometer sus crímenes que los más jóvenes, los cuales actúan muy cerca de sus
domicilios. (Extraído del estudio de la Oficina Federal de investigación Criminal alemana,
2004).

 
            Robert Keppel, investigador de homicidios y profesor asociado de la universidad Sam
Houston ha realizado varias investigaciones en casos de niños desaparecidos y
posteriormente asesinados. Entre algunos de sus resultados obtuvo que más de la mitad de
los agresores residían a menos de 400 metros del lugar de contacto con la víctima y que en
dos de cada tres casos, la presencia del agresor en ese lugar estaba justificada porque en ella
realizaba algún tipo de actividad cotidiana. (Extraído del estudio de la Oficina Federal de
investigación Criminal alemana, 2004).

            James L. LeBeau estudió 320 casos de violaciones en EE.UU, de las cuales 156 casos
eran delitos aislados y resto violaciones seriales realizadas por 39 violadores. Los resultados
confirman la hipótesis de que los violadores actúan de forma regional muy cerca de su punto
de anclaje, es más, frente a lo que podría parecer, los violadores seriales son los que realizan
trayectos más cortos entre su punto de anclaje y la zona de contacto con su víctima. Todos los
violadores tenían un punto de anclaje a una distancia aproximada de 4 kms. con respecto al
lugar de contacto con su víctima. (Extraído del estudio de la Oficina Federal de investigación
Criminal alemana, 2004).

            La Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania realiza en 2004 un extenso


estudio sobre comportamiento geográfico distinguiendo entre delito de violaciones y delito de
homicidios sexuales. Debido al gran número de casos estudiados, 348 violaciones y 170
homicidios sexuales, los resultados son estadísticamente muy relevantes. Estos son algunos
de los resultados:

            En el 30% de los delitos de este estudio, el punto de anclaje y el lugar de contacto con
la víctima se encontraba a menos de 1 km. de distancia, y en más del 85% de ellos a unos 20
km. Estas distancias cortas se explican porque los actos son cometidos durante la realización
de rutinas cotidianas por parte del delincuente. En relación con esto, el 35% de las violaciones
y el 49% de los homicidios se sucedieron en más de un lugar, es decir, el lugar de contacto no
era considerado el apropiado por el delincuente y trasladaba a sus víctimas a otro sitio donde
consumaba el delito.

            Al analizar las violaciones distinguiendo entre aquellas que son actos planificados por
el delincuente y las que son actos espontáneos, descubrieron que los delincuente que
planificaban sus violaciones tendían a recorrer distancias más largas desde su punto de
anclaje, creando una zona de seguridad alrededor de la zona de anclaje. No obstante, en
ambos grupos la distancia entre el punto de anclaje y el punto de contacto no superaba los 20
kms. en casi el 80% de los casos. En el caso de homicidios no pudo constatarse estas
diferencias.

La misma tendencia se muestra si comparamos las violaciones pertenecientes a violadores


seriales con violaciones aisladas. Los violadores seriales, igual que los que planifican suelen
recorrer más distancias.

            Aunque sin gran significación estadística, comprobaron como los violadores mayores
de 30 años recorrían distancias más largas que los menores de 29 años, siendo mucho más
significativo en el caso de los menores de 18 años, en el que el 85% actuaba en un área de 5
km. respecto a su punto de anclaje. En el caso de homicidios tampoco se pudo constatar
estas diferencias

            Si la victima de violación eran niños, en el 92% de los casos el delito tenía lugar dentro
de un radio de menos de 15 Km. respecto al lugar de contacto. Esto puede explicarse porque
los niños son victimas que solo están disponible en horas del día, lo que aumenta el riesgo de
ser descubierto. Este riesgo se puede reducir si el delincuente actúa en una zona que le da
seguridad y en la que puede controlar mejor los riesgos y pasar desapercibido, pues forma
parte de su actividad cotidiana y no será visto como un extraño. Aunque en el caso de
homicidios no se percibe de forma clara esta tendencia, los resultados apuntan a que el 45%
de las víctimas menores de 13 años, la distancia entre punto de anclaje y lugar de contacto
era de 1 Km. frente a solo el 25% cuando eran mayores de 13 años.

            En este estudio también se demostró como era más óptimo, para localizar el punto de
anclaje del agresor, tomar el lugar de contacto con la victima que el lugar donde se encuentra
en cuerpo (BKA, 2004).

            Los datos de esta investigación concuerdan con los obtenidos por el FBI en el análisis
de 108 casos de violaciones en la cuales, el domicilio del autor se encontraba a menos de un
kilómetro en casi el 50% de los casos (en Stangeland y Garrido, 2004).

            Canter y Gregory revisan en 1994 una base de datos de 45 violadores en serie de


Inglaterra, distinguiendo entre violadores mayores de 25 años y menores de 25 años. Los
resultados muestran como en el 54% de los agresores menores de 25 años vivían a 800
metros de la primera agresión frente al 38% de los mayores de 25 años (en Stangeland y
Garrido, 2004).

 Metodología del perfil.

            Como mencionamos anteriormente, la realización del perfil geográfico no puede verse


desligado del resto de las herramientas de investigación: inspección ocular, escena del
crimen, datos forenses, investigaciones policiales, perfil psicológico...Por tanto, el perfil
siempre debe estar abierto a la introducción de nuevos datos, lo que hace que esté en
constante cambio y evolución. Esto no solo es una característica negativa, sino que es ventaja
que hay que  tener en cuenta, puesto que la introducción de nueva información optimiza y
mejora los resultados del perfil.

            No hay una metodología estructurada y consensuada para la realización de perfiles


geográficos al igual que ocurre en los perfiles psicológicos. En este apartado vamos a tratar
de diseñar una metodología básica a partir de la información aportada por algunos autores
que se dedican a la realización de perfiles, en concreto vamos a basarnos en los trabajos de
Canter, Rossmo y Godwin. Estos autores han hecho evolucionar su metodología hasta la
creación de softwares específicos para la realización de perfiles, puesto que los datos
necesitan manipularse a través de bases de datos y paquetes estadísticos e integrarse en
sistemas de información geográfica (S.I.G), para lo cual es útil e imprescindible el soporte
informático. De estos softwares y de los SIG hablaremos en un apartado posterior.

            Respecto a la metodología básica, el primer caso consiste en la recopilación de datos


respecto al caso. En este sentido tenemos que analizar toda la información que nos pueda
llegar (algunos autores incluso visitan las escenas de los crímenes ocurridos). Hay que hacer
un análisis retrospectivo de casos similares ocurridos en la zona para relacionar los casos que
puedan formar parte de una serie. Como hemos visto anteriormente, el comportamiento
geográfico de los criminales tiene una evolución temporal, por lo que hay que conocer en la
medida de lo posible todos los actos delictivos que haya podido cometer nuestro delincuente,
tanto a nivel temporal como espacial, así como los datos de estas investigaciones.

 
            Algunos investigadores, especialmente el FBI usa la base de datos VICAP (siglas en
inglés del programa de detención de criminales violentos). Esta base de datos informatizada
almacena, gestiona y relaciona delitos basándose principalmente en los datos del modus
operandi del criminal y estableciendo una serie de análisis estadísticos y comparativos con
otros delitos. A esta base de datos pueden acceder, consultar e introducir nuevos delitos las
fuerzas y cuerpos de seguridad, con lo cual es una base de datos en continuo crecimiento.

            Godwin sin embargo desaconseja el uso del VICAP puesto que según argumenta, esta
base de datos se basa en la estabilidad temporal del modus operandi usado por el criminal,
sin atender a las posibles modificaciones o cambio de pautas que el criminal puede realizar a
la hora de cometer sus crímenes con el paso del tiempo o por las circunstancias concreta de
un determinado crimen. Según Godwin, los criminales no siempre hacen lo mismo en lo
crímenes e incluso lo que en criminología se denomina la firma (otro criterio para relacionar
crímenes), puede verse modificada, interrumpida u ocultada en algunos delitos.

Godwin usa para la relación de casos un análisis estadístico de determinados rasgos


presentados en el escenario de los crímenes (uso de ataduras, de objetos contundentes,
víctima desnuda...). Estos rasgos son comparados entre distintos delitos dentro de una matriz
y el análisis le asigna un porcentaje a la relación existente entre cada dos delitos. Para
Godwin, crímenes que tengan más de 30% de relación entre los hechos ocurridos en el lugar
del crimen nos estaría indicando crímenes que están vinculados entre sí y que por tanto
parecen ser  actos cometidos por una misma persona. (Godwin, 2006).

            Una vez recopilada toda la información sobre los crímenes debemos dar respuestas a
las preguntas que Rossmo planteaba anteriormente, atendiendo a las características
geográficas de los delitos y de las distintas escenas de los crímenes, así como a todos los
datos que pueden facilitar la creación posterior de hipótesis. Es posible que tengamos que
realizar algunas investigaciones o recabar alguna información sobre el terreno que no haya
sido documentada por el equipo de investigación, tales como medición de distancias, medición
temporal entre determinados hechos, evaluación de vías de acceso y salida, carreteras
próximas, geografía del terreno, existencia de medios de transporte públicos, integración de la
escena con el resto del barrio, ciudad...

            Con toda esta información debemos empezar a realizar un análisis cronológico de los
crímenes y a establecer pautas, modus operandi e hipótesis de trabajo, estando siempre
receptivo y atento a la nueva información que nos puede ir llegando.
 

            A continuación, lo que se suele hacer es señalar en un mapa los lugares donde se han
producido los crímenes, teniendo en cuenta las distintas escenas de los crímenes que puede
haber, así como los lugares en los que la víctima-agresor entran en contacto. Para la mayoría
de los autores no es suficiente con usar solo el lugar donde se encuentra a la víctima, habría
que tener en cuenta también  si son diferentes, claro, el lugar de contacto, lugar de la
agresión, lugar de violación o delito sexual y lugar del homicidio

            Actualmente esta tarea se suele realizar usando sistemas de información geográfica


(S.I.G) con los que posteriormente se realiza un cálculo de densidad de sucesos, indicando
las zonas donde hay menos y más concentración de sucesos. A partir de aquí podemos
establecer hipótesis utilizando las teorías y resultados ofrecidos por los estudios de
comportamiento geográfico de criminales, tratando de señalar posibles puntos de anclajes,
zona de seguridad, posibles futuras zonas de actuación...

            El perfil geográfico no debe ser pretencioso, pues no es posible facilitar el domicilio


exacto donde vive el criminal, debe realizar aportaciones a la investigación en la medida de
los datos y resultados que maneja. Como comentábamos anteriormente, tiene como función
ayudar a gestionar óptimamente los recursos siempre limitados de la investigación, señalando
a los agentes dónde es más probable que se mueva el criminal y por tanto dónde es
aconsejable buscar y dónde no. Ante una investigación masiva de posibles sospechosos,
puede ayudar a reducir este número indicando cuántos de esos posibles sospechosos tienen
puntos de anclaje en la zona predicha. Esto facilita enormemente la investigación, disminuye
recursos y colabora con la rápida resolución del caso (con las ventajas que esto conlleva,
especialmente en casos de asesinatos).

            Es necesario apuntar, que el punto de anclaje no siempre se refiere al domicilio del


criminal, a veces es un antiguo domicilio, el lugar de trabajo, domicilio de su novia. etc., por
tanto hay que ir recabando toda esta información de los sospechosos que vayan  apareciendo.
Para poder manejar y trabajar con toda esta información es necesario el uso de bases de
datos informatizadas.

            Aunque generalmente esta técnica se ha usado y desarrollado en casos de asesinatos


seriales, la metodología y la técnica puede ser útil también en investigaciones de agresores
sexuales seriales, robos seriales, incendios, secuestros, desapariciones...
 

Sistemas de Información Geográfica (SIG) y Software para la creación de perfiles geográficos.

            Un SIG es un sistema de hardware, software y procedimientos diseñados para


soportar la captura, administración, manipulación, análisis, modelamiento y graficación de
datos u objetos referenciados espacialmente que nos permite analizar la información aportada
para poder planear y tomar decisiones (Carmona y Monsalve, 2002).

En general un SIG debe tener la capacidad  de dar respuesta a las siguientes preguntas:

¨      ¿Dónde está el objeto A?

¨      ¿Dónde está A con relación a B?

¨      ¿Cuantas ocurrencias del tipo A hay en una distancia D de B?

¨      ¿Cuál es el valor que toma la función Z en la posición X?

¨      ¿Cuál es la dimensión de B (Frecuencia, perímetro, área, volumen)?

¨      ¿Cuál es el resultado de la intersección de diferentes tipos de información?

 
¨      ¿Cuál es el camino más corto (menor resistencia o menor costo) sobre el terreno desde
un punto (X1, Y1) a lo largo de un corredor P hasta un punto (X2, Y2)?

¨      ¿Qué hay en el punto (X, Y)?

¨      ¿Qué objetos están próximos a aquellos objetos que tienen una combinación de
características?

¨      ¿Cuál es el resultado de clasificar los siguientes conjuntos de información espacial?

¨      Utilizando el modelo definido del mundo real, simule el efecto del proceso P en un tiempo
T dado un escenario S.

El SIG trabaja con datos geográficos y con base de datos, uniéndolos y creando una base de
datos geográfica. Las principales cuestiones que puede resolver un Sistema de Información
Geográfica son:

1.      Localización: preguntar por las características de un lugar concreto.

2.      Condición: el cumplimiento o no de unas condiciones impuestas al sistema.

3.      Tendencia: comparación entre situaciones temporales o espaciales distintas de alguna


característica.

4.      Rutas: cálculo de rutas óptimas entre dos o más puntos.

5.      Pautas: detección de pautas espaciales.


 

6.      Modelos: generación de modelos a partir de fenómenos o actuaciones simuladas.

            Estos SIG se utilizan actualmente en diversos campos que van desde la arqueología,
la agricultura, el marketing hasta la criminología, cualquier estudio en que participe el factor
geográfico es susceptible de ser abordado por este sistema.

            Como hemos visto anteriormente, algunos investigadores especializados en los


perfiles geográficos han desarrollado esta técnica hasta llegar a la creación de softwares
específicos para la creación de perfiles.

            En la Universidad de Liverpool, el equipo de Canter desarrolló DRAGNET, que parte


de los datos de los lugares del crimen, para a partir de aquí, analizarlos junto a los diversos
datos aportados por la investigación y por las pautas de comportamientos adquiridos por sus
estudios inductivos. Permite además trabajar con distancias medidas en métrica Manhattan en
vez de usar la euclidiana estándar, lo cual dota de mayor realismo al análisis de los
desplazamientos y distancias.

            El equipo de Kim Rossmo desarrolló RIGEL, comercializado como Enviromental


Criminology Research Internacional (ACRI). Este software soporta gran variedad de sistemas
de información geográfica y base de datos que se pueden personalizar a gusto del cliente.
Parte de un sistema de vinculación como el VICAP  y usa el algoritmo patentado ECRI basado
en Java. La información puede incluir escenas de crimen, información de los sospechosos,
detalles del caso y del investigador...Presenta los resultados en mapas de dos o tres
dimensiones llamados jeopardies, mostrando el lugar de domicilio más probable de un
delincuente. Actualmente es usado por la policía de muchos países y ha sido usado en cientos
de caso de todo el mundo.

            Godwin desarrolló el software PREDATOR, que parte de una análisis estadístico para
la vinculación de casos seriales (como hemos visto anteriormente, rechaza el método VICAP)
para posteriormente introducir las coordenadas del lugar de contacto y la escena de crimen
donde se halla el cuerpo. Las coordenadas de longitud y latitud se convierten a la retícula
UTM (universal Transversa Mercator), que sirven para expresar la localización única de los
datos relacionados con el crimen. El software usa un sistema de colores para mostrar en el
mapa el análisis de las dispersiones, concentraciones de sucesos y la zona más probable de
anclaje del delincuente.

            Ned Levine desarrolló el CRIMESTAT, con la subvención del Instituto Nacional de


Justicia de EE.UU, un programa de estadísticas espaciales que no se usa específicamente
para la realización de perfiles geográficos, sino para el estudio geográfico de la delincuencia.
El CrimeStat tiene un archivo primario con la ubicación de los delitos y fechas, y un archivo
secundario que se asocia con el primario para la elaboración de conglomerados. El sistema
ofrece información sobre distribución espacial de delitos, análisis de distancias, análisis de
puntos calientes y modelación espacial. Es usado de forma extensiva por los departamentos
de policía de EE.UU (Martínez et als. 2004).

Referencias Bibliográficas.

Canter, D. (2005): Mapping murder. Virgin Books: London.

Godwin, M., Rosen, F. (2005): El rastreador. El perfil psicogeográfico en la investigación de


crímenes en serie. Alba: Barcelona.

Stangeland, P., Garrido, M. (2004): El mapa del crimen. Herramientas geográficas para
policías y criminólogos. Tirant lo Blanch: Valencia.

Garrido, V. (2007): La mente criminal. La ciencia contra los asesinos en serie. Temas de hoy:
Madrid.

Garrido, V., López, P. (2006): El rastro del asesino. El perfil psicológico de los criminales en la
investigación policial. Ariel: Barcelona.

Dern, H., Frönd, R., Straub, U., Vick, J., Witt, R. (2004): Comportamiento geográfico de
ofensores desconocidos en delitos de violencia sexual. Oficina federal de Investigación
criminal (BKA): Wiesbaden.

Martínez, R., Loyola, E., Vidaurre-Arenas, M., Nájera, P. (2004): Paquetes de programas de
Mapeo y Análisis espacial en epidemiología y salud pública. En Boletín Epidemiológico,
vol.25,nº 4, pp.7-8.
Álvaro de, J. Carmona, J., Monsalve, J. (2002): Sistemas de información Geográficos.
Ponencia, tomado de www.monografias.com.

Rossmo, D. K. (1995): Geographic Profiling: Target patterns of serial murderes. Simon Fraser
University: Vancouver.

Escrito por: Jorge Jiménez Serrano

Licenciado en Psicología. Psicólogo Criminal.

Experto en Psicopatología Criminal y Forense. Universidad Simon Fraser (Canadá)

Universidad Complutense de Madrid

España

[email protected]

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