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Proporciones humanas y el Arca de Noé

En el presente artículo exponemos nuestra teoría acerca del origen de las proporciones humanas planteadas por Diego de Sagredo respecto al ancho y grosor del cuerpo masculino. Proponemos que las plasmó debido a su creencia en un vínculo místico entre las proporciones del Arca de Noé y las del cuerpo del hombre bien formado; además, demostramos que la idea había sido difundida por León Battista Alberti varias décadas antes.
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Proporciones humanas y el Arca de Noé

En el presente artículo exponemos nuestra teoría acerca del origen de las proporciones humanas planteadas por Diego de Sagredo respecto al ancho y grosor del cuerpo masculino. Proponemos que las plasmó debido a su creencia en un vínculo místico entre las proporciones del Arca de Noé y las del cuerpo del hombre bien formado; además, demostramos que la idea había sido difundida por León Battista Alberti varias décadas antes.
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Artículo 1

EL DIBUJO DE PROPORCIÓN HUMANA DE DIEGO DE SAGREDO: UNA OCULTA


ASOCIACIÓN DEL CUERPO HUMANO CON EL ARCA DE NOÉ
Autor: JOSÉ MARÍA GARCÍA FUENTES

Resumen

En el presente artículo exponemos nuestra teoría acerca del origen de las proporciones
humanas planteadas por Diego de Sagredo respecto al ancho y grosor del cuerpo masculino.
Proponemos que las plasmó debido a su creencia en un vínculo místico entre las proporciones
del Arca de Noé y las del cuerpo del hombre bien formado; además, demostramos que la idea
había sido difundida por León Battista Alberti varias décadas antes.

Palabras clave

Dibujo, proporción, Alberti, Sagredo, Noé.

Durante el s. XVI, el burgalés Diego de Sagredo, bachiller en arte, fue uno de los pioneros en
la introducción en España de los modos artísticos de la Antiguedad clásica, siendo su obra
Medidas del Romano (1526) el primer tratado de arquitectura español publicado en la historia
(1).

Medidas del Romano también fue el primer libro dedicado a la arquitectura de la Antigüedad
publicado fuera de Italia en lengua romance. Antes de los tratados de Sebastiano Serlio y
Vignola (2) fue el primer tratado renacentista que abordó de forma independiente la
sistematización de los órdenes de las columnas (3). Son precisamente las medidas y decoración
de columnas y cornisas el tema principal del tratado.

El libro de Sagredo gozó de éxito en la Europa del siglo XVI, con seis ediciones en Francia
y tres en Portugal (4).

Según Fernando Marías, las principales fuentes de Sagredo para elaborar su tratado fueron:

Los Diez Libros de Arquitectura, de Vitruvio (5) y De Re Aedificatoria, de León Battista


Alberti (edición francesa de París, 1512) (6). Otras fuentes, complementarias a estas dos
principales, son: De Sculptura (1504), de Pomponio Gaurico; La Divina Proporción, de Luca
Paccioli (Venecia, 1509); Historia Natural, de Plinio (7) ; o Los Elementos, de Euclides
(edición parisina, de 1516).

Nuestro trabajo se centra en el sistema de proporciones humanas expuesto por Sagredo al


comienzo de su tratado [fig.1]. Aquel sistema repartía la estatura humana según una división en
nueve rostros y un tercio.
1

Folios 9 y 10 de la edición príncipe de Medidas del Romano (1526), donde se


expone el sistema de proporciones humanas. Biblioteca Menéndez Pelayo,
Santander.

Este sistema de proporciones le fue confiado por su amigo, el escultor francés Felipe Bigarny
según el propio Sagredo narraba. Los historiadores localizan el origen de aquel sistema en la
tradición medieval de los pintores bizantinos. Se trata pues, de un sistema de proporciones de
gran difusión en distintos sectores artísticos a lo largo del espacio y tiempo, pasando de pintores
medievales a escultores renacentistas y a diseñadores-arquitectos, como el propio Sagredo.

Recogemos a continuación las exposición principal de aquellas proporciones que aparece en


el tratado:

“Primeramente el rostro del hombre se entiende desde el primer pelo de sobre la


frente hasta lo más bajo de la barba: el cual es igual al largo de la mano que
contenga desde la juntura de la muñeca hasta lo último del dedo de medio. Decimos
pues que la cabeza contiene un rostro y mas un tercio: este tercio es lo que sube más
la cabeza que la frente: el pecho contiene otro rostro: el estómago hasta el ombligo
otro: del ombligo hasta el miembro genital hay otro: en cada uno de los muslos se
miden dos: y en cada una de las espinillas otros dos. De los tobillos a las plantas un
tercio: en las chuecas de las rodillas otro: en el pescuezo otro tercio. De manera
que muestra por todos los sitios nueve rostros y un tercio según que por la presente
figura se muestra.(...) Contiene otrosi el ancho del hombre /de costado a costado/ la
sexta parte del alto: y del ombligo a los riñones la novena parte y nota que estas
medidas no tienen verdad en los hombres que son enanos o monstruosos o mal
entallados”.

(Diego de Sagredo, Medidas del Romano, Fols. 8-9 )


El historiador Fernando Marías, que ha participado en la mayoría de los mejores estudios
acerca de Sagredo y su tratado, ha señalado que apenas incluyó asociaciones místico-simbólicas
en su redacción (8).

A pesar de esta circunstancia, nosotros, en este artículo trataremos de demostrar que existe un
origen simbólico no descrito hasta la fecha, en una de las prescripciones sobre proporción
humana de Sagredo; dicho origen conecta a las proporciones sagredianas con las asociaciones
simbólico-místicas entre el cuerpo humano y el Arca de Noé descritas por el arquitecto León
Battista Alberti y por san Agustín.

La posición mantenida hasta la fecha por expertos, ha sido que la concisa afirmación
sagrediana sobre las proporciones del cuerpo “Contiene otrosi el ancho del hombre, de costado
a costado, la sexta parte del alto, y del ombligo a los riñones la novena parte” (Diego de
Sagredo, Medidas del Romano, Fol. 9) (9).no procedía de ninguna fuente conocida “sino de su
propio grabado, basado en el canon de Bigarny”(10).

Sin embargo, nosotros hemos hallado la mencionada afirmación, en De Re Aedificatoria


(1453, publicado en 1485) de León Battista Alberti, tratado de arquitectura que es,
precisamente, una de las obras reconocidas por los expertos actuales como fuente de Sagredo
para la elaboración de las Medidas del Romano.

En efecto, 73 años antes de la aparición de Medidas del Romano, en el Libro IX, Capítulo VII
de De Re Aedificatoria, León Battista Alberti planteaba de forma casi idéntica a Sagredo la
misma afirmación respecto al ancho humano y la distancia del ombligo a los riñones. Pasaremos
a recuperar el fragmento del párrafo de Alberti y lo compararemos con las palabras enunciadas
por Sagredo:

Alberti:

“De un lado a otro la distancia equivale a un sexto de la altura, y desde el


ombligo a los riñones equivale a un décimo”

(Leon Battista Alberti, De Re Aedificatoria Libro IX, Capítulo VII.)

Sagredo:

”Contiene otrosi el ancho del hombre, de costado a costado, la sexta parte del
alto, y del ombligo a los riñones la novena parte”

(Diego de Sagredo, Medidas del Romano, Fol. 9)

Como puede comprobarse, ambas afirmaciones son casi idénticas.

Es observable que Sagredo realiza una ligera variación respecto a Alberti en cuanto a la
distancia del ombligo a los riñones –1/10 en Alberti y 1/9 en Sagredo–; expondremos una
posible explicación a este hecho más adelante.

Alberti llegaba más lejos que Sagredo en su descripción de aquellas proporciones, y además
revelaba el significado simbólico de las mismas: Alberti afirmaba que poseían una doble
compatibilidad, por una parte, con las proporciones de las columnas clásicas, y por otra, con las
proporciones del Arca de Noé:

“(...) los antiguos (...) a partir de la observación del cuerpo humano consideraron
que las columnas debían hacerse a su semejanza. Y midiendo las dimensiones del
hombre descubrieron que de un lado a otro la distancia equivale a un sexto de la
altura, y desde el ombligo a los riñones equivale a un décimo. La misma
constatación han hecho nuestros intérpretes de la Bíblia, que advierten que el arca
construida en el tiempo del diluvio fue hecha conforme a las proporciones del
cuerpo humano”.

(Leon Battista Alberti, De Re Aedificatoria, Libro IX, Capítulo VII)

Así pues, hasta ahora hemos visto que en 1526 Diego de Sagredo, en su tratado Medidas del
Romano, afirmaba enigmática y lacónicamente que la proporción del ancho humano equivalía a
un sexto de la estatura; hemos demostrado que 72 años antes, León Battista Alberti informaba
que la proporción del ancho humano como un sexto de la estatura tenía un significado simbólico
que asociaba al cuerpo humano con la proporción del Arca de Noé; ahora, consideramos
importante señalar que Alberti afirmaba que la relación del ancho humano –basado en un sexto
de la estatura–, con el Arca de Noé, fue obtenida por los intérpretes de la Biblia, pero no
aclaraba en su tratado a quienes se refería.

Nosotros estimamos que se trata de una tradición de teólogos remontable al filósofo judío-
platónico Filón de Alejandría, pero principalmente habría que centrarse en San Agustín.

En efecto, existe un precedente a la referida proporción del ancho humano, basada en 1/6 de
la estatura, dentro de la obra La Ciudad de Dios, XV, 26, I y II (escrita, entre 413-426 d.C.), de
San Agustín (354-430 d.C.), donde este obispo de la ciudad norteafricana de Hipona (11),
estableció una analogía, entre las proporciones del Arca de Noé –descrita en el Génesis– y
las del cuerpo del hombre bien conformado –identificado con el cuerpo de Cristo–.

En el Génesis 6, 15-17 se relataba cómo Yahvé daba instrucciones a Noé, sobre las medidas
con las que había de construir una nave para salvar –del diluvio universal– a su propia familia, y
a una pareja de todo ser viviente:

“Así es como la harás: longitud del arca trescientos codos, su anchura, cincuenta
codos; su altura, treinta codos. Haces al arca una cubierta y a un codo la
rematarás por encima, pones la puerta del arca en su costado, y haces un primer
piso, un segundo y un tercero” [Fig.2].

Estudio de los tres pisos del Arca por Athanasius Kircher, en Arca Noë in Tres Libros
Digesta, Ámsterdam, 1675, p.38. Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de
Sevilla, Sign.: A054/094.
San Agustín obtuvo la relación proporcional de estas medidas del Arca –dictadas por Dios a
Noé–, y las relacionó simbólicamente con el cuerpo humano perfecto, identificado con el de
Jesucristo. De esta manera, obtuvo que la anchura proporcional del hombre identificado
con el Arca, era 1/6 de la estatura; y realizando la misma operación, entre el largo y el alto,
obtuvo que el grosor del cuerpo era 1/10 del largo:

“Así si mides a un hombre tendido boca abajo o boca arriba, es seis veces más
largo desde la cabeza a los pies que ancho de derecha a izquierda o de izquierda a
derecha, y diez veces más que alto desde el suelo. Por eso el Arca se hizo de 300
codos de larga, cincuenta de ancha y treinta de alta <y por ello> la longitud del
cuerpo humano desde la coronilla a los pies es seis veces tanta como la anchura
que hay desde un costado a otro”.

(San Agustín, “El Arca de Noé, Símbolo de Cristo y de la Iglesia” en La Ciudad


de Dios, XV, 26, I y II).

El texto de San Agustín tuvo repercusión en el pensamiento cristiano; a este respecto, en el


siglo XVI, el gran humanista Benito Arias Montano, –al igual que Sagredo, antiguo alumno de
la Universidad de Alcalá de Henares–, encargó que se realizara en la Biblia Políglota de
Amberes (1572), un grabado expresando la idea agustiniana de que el Arca de Noé era una
prefiguración del cuerpo de Cristo [fig.3].

En ese grabado se representaba a Cristo inscrito dentro del Arca de Noé [fig.3] :

Cuerpo de Cristo inscrito y proporcionado, según el Arca De Noé; grabado aparecido


en la Biblia Políglota de Amberes (1572), a partir de las palabras de San Agustín, en
Civitate Dei XV, 26, 1 y 2 (426 d. C.). Este es nuestro esquema gráfico del dibujo
original.

Si se coloca la imagen verticalmente [fig.4], se aprecia que la postura de Cristo parece estar
aludiendo a la de la imagen de la Sábana Santa de Turín [fig. 5], que es considerada por
muchos fieles como verdadera imagen del cuerpo de Cristo.
4 5

Fig.4) Vista en vertical de la ilustración de Cristo inscrito en el Arca, según la


interpretación aparecida en la Biblia Políglota de Amberes.
Esquema del dibujo original.

Fig.5) Nuestro esquema gráfico de la imagen de la Sábana Santa. Parece claro que
Arias Montano se valió de esta imagen para encargar el dibujo de su Cristo
dentro del Arca, aparecido en la Biblia Políglota de 1572.

Hemos comprobado que en ese grabado, la imagen de Cristo recoge, de forma aproximada,
las prescripciones dadas por San Agustín respecto a que el ancho es un sexto de la estatura,
concretamente, la estatura es 6´4 veces el ancho (12). Sin embargo, en contra de lo que había
prescrito el santo, en la ilustración de la Biblia Políglota, el ancho descrito como un sexto del
largo, no ha sido circunscrito a la distancia de costado a costado, sino que incluye los hombros
tal y como se aprecia en la siguiente imagen [fig.6]:
Vista en vertical del cuerpo de Cristo
inscrito y proporcionado según el Arca
De Noé, en la interpretación aparecida en
la Biblia Políglota de Amberes (1572).
Esquema del dibujo original.

En una reproducción donde el largo era


de 16´8 cm, dividimos esa estatura de 16
´8 entre el ancho de 2´6 y obtuvimos 6
´461. De esto se deduce que el ancho si
es –aunque solo aproximadamente– un
sexto del largo en la ilustración de la
Biblia Políglota.

Esto implica que se le ha aplicado una estilización para que sea inscribible en las
proporciones del Arca.

Sin embargo, creemos que la estilización realizada a la imagen de la Biblia Políglota de Arias
Montano era innecesaria, fruto de una mala interpretación de lo que tenía que entenderse por
ancho humano. El autor del dibujo consideró como ancho la distancia de hombro a hombro,
cuando, en realidad habría que haber considerado la distancia de costado a costado, tal y
como prescribió San Agustín:

“(...) la longitud del cuerpo humano desde la coronilla a los pies es seis veces
tanta como la anchura que hay desde un costado a otro”.

(San Agustín, “El Arca de Noé, Símbolo de Cristo y de la Iglesia” en La Ciudad de


Dios, XV, 26, I y II).

Precisamente la prescripción del ancho como un sexto del largo de costado a costado,
también era enunciada por Sagredo:

”Contiene otrosi el ancho del hombre, de costado a costado, la sexta parte del
alto”.
(Diego de Sagredo, Medidas del Romano, Fol. 9.) [fig.7].
Respecto a este aspecto en León Battista Alberti –fuente de Sagredo–, apreciamos que aquella
concreción de los costados no fue especificada en De Re Aedificatoria:

“(...) los antiguos (...) midiendo las dimensiones del hombre descubrieron que de
un lado a otro la distancia equivale a un sexto de la altura, y desde el ombligo a
los riñones equivale a un décimo. La misma constatación han hecho nuestros
intérpretes de la Biblia, que advierten que el arca construida en el tiempo del
diluvio fue hecha conforme a las proporciones del cuerpo humano.”

(Leon Battista Alberti, De Re Aedificatoria, Libro IX, Capítulo VII).

Sin embargo, es seguro que el gran teórico italiano debía estar de acuerdo con un ancho de
costado a costado de 1/6 de la estatura, pues esa proporción se halla implícita en el hombre ideal
que describió en otro de sus tratados, titulado De statua (1460) (13) el cual hemos reconstruido
gráficamente [fig.8].

7 8

Sistemas de Sagredo (fig.7) y Alberti (fig.8), sobre los que hemos señalado en línea
gruesa las medidas proporcionales del Arca de Noé. En ambas imágenes se aprecia que el
ancho del Arca coincide con el ancho del cuerpo humano de costado a costado.
En cualquier caso, parece claro que si quisiéramos seguir las prescripciones de San Agustín
respecto a las medidas del cuerpo de Cristo, habría que aplicar un ancho de un sexto del largo,
de costado a costado, y no de hombro a hombro, como se hizo en la ilustración de la Biblia
Políglota. El resultado sería una figura menos estilizada, y por tanto más cercana a la de la
Sábana Santa.

Este planteamiento nos lleva directamente a otra exponer otra cuestión: ¿Existe una exacta
coincidencia entre las proporciones del Arca y las de la imagen de la Sábana Santa?.

El Profesor Dr. Juan Manuel Miñarro, experto en la Síndone y prestigioso artista imaginero,
hizo, hace algunos años, un riguroso dibujo del hombre de la Sábana [fig.9] a partir de una
ampliación a tamaño natural del negativo de la imagen.

9 10

Fig.9: Dibujo del profesor Juan Manuel Miñarro.

Fig.10: Dividiendo la estatura de 16´38, entre la anchura –de costado a costado– 2´7,
obtenemos 6´066; luego el ancho es un sexto del largo.
Hemos realizado mediciones sobre el dibujo del Doctor Miñarro que arrojan como conclusión
que el ancho de la figura es, de forma muy aproximada, un sexto del largo [fig.10]. Este dato
–si consideráramos que el hombre de la Sábana es Cristo–, confirmaría la tesis de San Agustín
respecto a la identificación de las proporciones del Arca de Noé con las del cuerpo de Cristo.

¿Fue el conocimiento de esta información la que llevó a Sagredo a afirmar que en las
proporciones de su hombre ideal el ancho era un sexto del largo? Desde nuestro punto de vista,
no le faltaron referentes, dado que, como dijimos anteriormente, existió, además de San
Agustín, una larga tradición de estudios en torno a la relación del Arca de Noé con el cuerpo
humano por parte de los místicos Padres de la Iglesia y los maestros rabinos:

En Quaestiones in Genesim, 31, el filósofo judío Filón de Alejandría (20 a.C. - 50 d.C.),
comentaba la imagen tetragonal del Arca, y la comparaba con el cuerpo del hombre: ambos
pueden simplificarse, geométricamente, en una forma rectangular, y a las habitaciones del Arca
corresponderían, simbólicamente, las “cavernas” de los sentidos humanos (orificios de la nariz y
orejas, cuencas de los ojos...etc.) (14).

El costado de Cristo posee una correlación simbólica con la puerta del Arca, debido a que
ambos se hallan identificados (Arca, como nave de salvación, y Cristo, como Salvador); según
San Agustín: “La puerta en un costado del arca significa, indudablemente, la herida que la
lanza abrió al atravesar el costado del crucificado”(15).

Jean Chevalier también apunta que san Ambrosio, maestro espiritual de san Agustín, compuso
el tratado De Noe et Arca, influido por Filón de Alejandría. Según Chevalier, el Arca representa
también para san Ambrosio el cuerpo humano con sus dimensiones y cualidades (16).

La referencia simbólica del ancho del Arca como 1/6 del largo, se halla también en san
Isidoro (560-636); Chevalier informa de una referencia en esta línea –probablemente siguiendo
a San Agustín– por parte del santo arzobispo de Sevilla (17).

Hugo de San Víctor (1096-1141), filósofo y teólogo francés, también describió la relación de
las proporciones del Arca de Noé con las del cuerpo humano de Cristo en su obra De Archa
Noe, I, V, 631C.

Al igual que san Agustín, el cisterciense Guillermo de Saint-Thierry (1085-1148) estableció


un paralelismo, entre la abertura efectuada en el costado de Cristo y la puerta, en la pared del
Arca (18).

En De Harmonia Mundi Totius Cantica Tria (1525) Francesco Giorgi, de un modo similar a
San Agustín, relató una conexión entre las proporciones de altura, anchura y grosor del cuerpo
humano y las dimensiones del Arca de Noé (19).

La sólida formación teológica que se presupone que recibió Sagredo en la Universidad de


Alcalá no le harían desconocedor de aquella tradición de creencias místicas acerca de la
proporción humana en relación al Arca de Noé; además, puesto que la identificación del cuerpo
humano con el Arca de Noé era una idea unánimemente admitida en el contexto cultural y
teológico de la época de Sagredo, nuestro tratadista no podía estar en desacuerdo con aquella
postura. Así pues, entonces ¿por qué no aludió a aquel origen simbólico cuando afirmaba en
su tratado que el ancho humano era un sexto del largo? Y, ¿por qué se alejó de aquel
significado simbólico, al transformar la distancia de ombligo a riñones, de un décimo a un
noveno?

Este hecho, creemos que podría tener dos causas posibles, y quizás complementarias entre sí:
1) Sagredo heredó el sistema de proporciones de Bigarny con aquella proporción de la distancia
del ombligo a los riñones basada en 1/9 de la estatura, pero como esta contradecía las
proporciones del hombre-Arca dadas por León Battista Alberti y san Agustín, decidió
guardar silencio respecto al vinculo de las proporciones del cuerpo del hombre con las del
Arca de Noé

2) Aquella proporción de la distancia del ombligo a los riñones, basada en 1/9 de la estatura,
fue consecuencia de que, Sagredo, imbuido por la mística de las cifras 3 y 9, interpretó las
medidas del Arca y del hombre de un modo distinto a san Agustín y a Alberti (20), pero
como sus conclusiones contradecían a aquellas dos autoridades, decidió omitir el vínculo de
sus proporciones con las del hombre-Arca.

Para explicar nuestra hipótesis respecto a esta segunda causa posible, recuperemos una vez
más las palabras exactas recogidas en el Génesis respecto a las medidas del Arca:

“Así es como la harás: longitud del arca trescientos codos, su anchura, cincuenta
codos; su altura, treinta codos. Haces al arca una cubierta y a un codo la
rematarás por encima”

(Génesis 6, 15-17).

Tanto San Agustín como Alberti interpretaron que el codo y el remate de la cubierta estaban
incluidos en la altura de 30 codos del Arca [fig.11].

11
Diagrama de la altura del Arca con la reconstrucción de la visión frontal
según la interpretación de San Agustín de las medidas descritas en el
Génesis.
De aquellas instrucciones, San Agustín y León Battista Alberti, interpretaron que si se dividía
la medida del largo 300, entre la medida del alto –30 se obtenía 10; por ello, san Agustín
concluía que tanto en el Arca como en el cuerpo de Cristo tumbado la proporción del alto
respecto al largo era 1/10.

A diferencia de Agustín y Alberti, creemos que Diego de Sagredo pudo considerar que en los
treinta codos de alto del Arca, no estaban incluidos el codo de elevación de la cubierta y el
remate que sobre ella se colocaba, por lo que había que sumárselo; como consecuencia de ello,
la altura total del Arca pasaba a ser de algo más de 31 codos, en vez de 30 [fig.12].

12

Diagrama de la altura del Arca con la reconstrucción de la visión frontal de la


misma según creemos debió interpretar Diego de Sagredo.

El resultado de dividir la medida del largo 300, entre la medida del alto –31 daba 9´677,
por lo que Sagredo imbuido por la mística de la cifra 9, debió redondear a 9, concluyendo
que aquella proporción era 1/9. Esto quiere decir que la altura de un hombre-Arca tumbado
identificable para Sagredo con la distancia del ombligo a los riñones, pasaba a tener una
proporción aproximada de 1/9 con el largo corporal, tal y como mostramos en nuestra
reconstrucción gráfica del hombre ideal sagrediano tumbado en el suelo, a modo hombre-Arca
[fig.13].
13
Nuestra interpretación gráfica de las medidas del hombre ideal de Sagredo, en relación a las
medidas de un Arca de Noé donde el largo es 9´677 veces el alto.

Es significativo que el sistema de proporciones de Sagredo, de nueve rostros y un tercio, aluda


permanentemente a las cifras 3 y 9. Según Fernando Marías y Agustín Bustamante, los
números 3 y 9 poseyeron un significado misterioso de gran importancia en los talleres
europeos vinculados a las distintas variantes de proporciones bizantinas de 9 rostros, 9 rostros +
1/3 de rostro, y 8 rostros + 2/3 de rostro (21). Desde nuestro punto de vista, esa tradición parece
confirmarse en Sagredo, pues en su tratado afirmó que la cifra tres era “amiga” de la
naturaleza y la más cercana a Dios:

“(...) los números impares son más divinales y más amigos de natura, que los
números pares y más cercanos a Dios según parece por Virgilio y por otros
muchos autores que dicen, que Dios se alegra mucho y se goza con el número
impar, y entre todo no hay ninguno que tenga suma perfección como el número
de tres”.
(Transcripción adaptada al castellano contemporáneo de Sagredo, fol.34)

La adhesión a la tradición mística de las cifras 3 y 9 también aparece en las fuentes de


Sagredo. Chastel y Klein han señalado en esa línea a Pomponio Gaurico (22); nosotros también
señalaríamos a León Battista Alberti, pues en De Re Aedificatoria, Libro IX, capítulos V y VI
afirma que todas las medidas de los cuerpos estaban contenidas de tres en tres, y que entre
los números impares, el nueve había sido el más utilizado para la construcción de los
templos.

En Libro IX, capítulo V, León Battista Alberti también aborda la importancia de los números
3 y 9 en la naturaleza y el cosmos. Del tres afirma que todos los filósofos la consideran cifra
en que se basa la naturaleza (23).

Tampoco pasamos por alto la relación de la cifra 3 con la Trinidad y la implantación de esa
asociación en el ideario renacentista.

Querríamos realizar un breve apunte. Consideramos que la proporción del alto del hombre-
Arca tuvo distintas interpretaciones entre artistas y teólogos. De la descripción de san Agustín
deducimos que se refería a la distancia desde el contacto del cuerpo con el suelo hasta su punto
más elevado, sin especificar un punto anatómico concreto [fig.14].
14

Una posible interpretación de las relaciones del alto con el largo del hombre-Arca de san
Agustín. La imagen resulta inscrita dentro de los contornos del Arca, aunque nos resulta
estilizada en exceso.

En cambio, Alberti y Sagredo consideraron que se trataba de un punto muy concreto: la


distancia del ombligo a los riñones [fig.15] la cual, además no constituye una zona de contacto
con el suelo (24).

15

Nuestra recreación gráfica de la interpretación de León Battista Alberti respecto a las


relaciones del alto con el largo del hombre-Arca. Esta reconstrucción gráfica del hombre
ideal de Alberti, añade la proporción del ombligo planteada en De Re Aedificatoria, a las
otras que describió en su otro tratado De Escultura. Para consultar los textos respecto a las
proporciones de ambos tratados de Alberti, cf. op.cit..13 (133-134, 140-144, 181).

Incluimos la localización de los riñones y la distancia de estos al ombligo en el siguiente


gráfico basado en el que apareció en la p.706 de la obra Enfermería Mosby 2000 de Gary
Thibodeau y Kevin T. Patton [fig.16]:

Hemos localizado la distancia aproximada


desde el ombligo hasta el final del riñón
(rayado) en este esquema, elaborado a partir
de un dibujo ofrecido por Gary A. Thibodeau
en su obra Enfermería Mosby 2000. vol.1.
Anatomía y Fisiología. Los riñones, se
localizan a cada lado de la columna vertebral
y se extienden desde el nivel de la última
vértebra dorsal (D12) hasta la tercera
vértebra lumbar (L3). Cf. Thibodeau, G. A. y
Patton, K. T. (1999). Enfermería Mosby
2000, vol.1 Anatomía y Fisiología. (704). s.l.
: Ed. Harcourt Brace de España.

16
La tradición de vincular el cuerpo humano con el Arca de Noé continuó durante el siglo XVI.
En el capítulo XXX del Trattato dell´Arte della Pittura Scultura e Architettura (1584), el pintor
Paolo Lomazzo afirmó que Dios enseñó a Noé a construir el Arca siguiendo las proporciones
del cuerpo del hombre (25).

Los estudios acerca de la identificación del cuerpo del hombre con el Arca de Noé
continuaron en los siglos siguientes, algunos de ellos son los que realizó en el s.XVII
Athanasius Kircher, en Arca Noë in Tres Libros Digesta, (Ámsterdam, 1675) y ya en el siglo
XX, el arquitecto español Luis Moya Blanco (26).

NOTAS

(1) Según Hanno-Walter Kruft, Diego de Sagredo fue el primer teórico español de la
arquitectura. Cf. Kruft, H.-W. (1990). Historia de la Teoría de la Arquitectura. 1. Desde la
Antigüedad hasta el siglo XVIII. (292). Madrid: Alianza Editorial.(Orig.1985). Sin embargo,
el Doctor Marcelino González Pascual deduce que debió ser Gil de Hontañón el primer
teórico español de la arquitectura, antes que Sagredo. Cf. Agenjo Bullón X. en AA.VV.
(2000). Medidas del Romano, Vol.II. (5). Toledo: Delegación de Toledo del Colegio Oficial
de Arquitectos de Castilla- La Mancha y Antonio Pareja Editor. Desde nuestro punto de
vista, dado que Hontañón (1505-1577), contaba con tan solo 21 años cuando fue publicada
Medidas del Romano (1526), no es fácil que se hubiera adelantado a Sagredo en plasmar sus
teorías por escrito, en fecha tan temprana. En cualquier caso, lo que no es discutido es que,
hasta la fecha, los historiadores coinciden en señalar a Sagredo como el primer teórico
español de la arquitectura cuyo tratado fue publicado.

(2) Sebastiano Serlio: L’Architettura; este tratado se constituyó de un total de siete volúmenes
que se publicaron espaciadamente en el tiempo (el primer volumen se publicó en 1537 y el
último fue publicado en 1575, tras su muerte, acaecida en 1554; la primera edición completa
con todos los volúmenes compilados fue en 1584); en España se conoce su primer volumen
especialmente bajo el título Reglas Generales de Arquitectura sobre las Cinco Maneras de
los Edificios (1537) donde codifica los órdenes arquitectónicos clásicos. Gracias a esta obra
se difundió por toda Europa la arquitectura renacentista italiana. Iacopo Barozzi da Vignola:
Tratado de los Cinco Órdenes Arquitectónicos (1562), este libro se tradujo a numerosos
idiomas y llegó a ser una obra de referencia durante los siglos XVII y XVIII como catálogo
de composición clasicista; realizado a partir del estudio de los monumentos antiguos, su
principal éxito residió en su carácter práctico frente a los tratados de Sebastiano Serlio,
Alberti o Vitrubio. Cf. AAVV. (2005). Biblioteca Multimedia de Consulta Microsoft
Encarta 2005 (formato CD informático). (“Sebastiano Serlio”, “Iacopo Barozzi da
Vignola”). Microsoft Corporation; AA.VV. (2003); AA.VV. (2003). Biblioteca de Consulta
Larousse. Diccionario de Arte II. (“Serlio, Sebastiano”). Barcelona: SPES Editorial / RBA
Promociones Editoriales.

(3) Para ver esta faceta de Sagredo como pionero de los tratados sobre órdenes de las columnas
cf. Marías, F. y Bustamante, A. (1986). Medidas del Romano por Diego de Sagredo. (11-
12). Madrid: Dirección General de Bellas Artes y Archivos / Instituto de Conservación y
Restauración de Bienes Culturales / Consejo General de Colegios Oficiales de Aparejadores
y Arquitectos técnicos.

(4) Las ediciones francesas se publicaron en París. De la primera edición no se conoce la fecha,
las siguientes se publicaron en 1539, 1542, 1550, 1555 y 1608. Cf. op.cit. 3. (n.129 de la
p.41). En Portugal se realizaron tres ediciones (publicadas en español) entre 1541 y1542, y
en España otras tres: la de 1526 (edición príncipe) y las de 1549 y 1564, que en vez de
reproducir la edición príncipe de 1526, eran reediciones de las ediciones portuguesas, las
cuales incluían añadidos de las ediciones francesas. Cf. op.cit. 3. (38, 50).

(5) Se trata de las ediciones de Vitruvio, por Fra Giocondo de Verona: Venecia 1511, Florencia
1513, 1522, y Césare Cesariano : (Como, 1521). Cf. op. cit. 3. (63-64).

(6) Para Vitruvio y Alberti como las dos fuentes principales de Sagredo cf. Marías, F. en
AA.VV. (2000). Medidas del Romano, Vol.II. (24). Toledo: Delegación de Toledo del
Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla- La Mancha y Antonio Pareja Editor.

(7) Plinio disfrutaba de ediciones latinas, desde 1469, e italianas, desde 1476. Cf. op. cit. 3. (64).

(8) Cf. op.cit. 3. (81).

(9) Ver en Sagredo, D. de. (1976). Medidas del Romano. (fol.9). s.l.: Albatros Ediciones.
(Orig.1526).

(10) Ibid. 9.

(11) Hipona es la actual Annaba, en Argelia.

(12) En una reproducción del grabado, donde la imagen de Cristo equivale a 16´8 cm de largo,
el ancho son 2´6 cm. Para comprobar si el ancho del cuerpo humano de la ilustración es
un sexto del largo, dividimos 16´8 entre 2´6 y obtuvimos 6´461.

(13) Para comprobar los datos respecto a la proporción humana expuesta en De Statua, cf.
Villa, R. de la. (1999). De la Pintura y otros Escritos sobre Arte. (133-134, 140-144).
Madrid: Editorial Tecnos.

(14) Cf. Chevalier, J. (1986). Diccionario de los Símbolos. (131). Barcelona: Editorial Herder.

(15) Cf. san Agustín de Hipona, “El Arca de Noé, Símbolo de Cristo y de la Iglesia”, en La
Ciudad de Dios XV, 26,II. Ver en Capárraga, V. (1971). Obras de San Agustín (III):
Obras Filosóficas. (184). Madrid: La Editorial Católica.

(16) Cf. ibid. 14.

(17) “Isidoro de Sevilla dirá que los 300 codos igualan a 6 veces 50; la longitud iguala pues 6
veces la anchura” Cf. ibid. 14. Jean Chevalier no revela de que obra de San Isidoro
obtuvo este dato, pero creemos posible que tal referencia se halle en la obra de San
Isidoro, Cuestiones sobre el Antiguo Testamento.

(18) Cf. op. cit. 14. (132).

(19) Cf. Panofsky, E. (1993). El Significado en las Artes Visuales. (n.65 de la p.126 y n.92 de la
p.128). Madrid: Alianza Editorial. (Orig. 1955).

(20) Esta segunda conclusión varía ligeramente de la que expusimos en nuestra tesis doctoral;
mantenemos nuestra postura respecto a que Sagredo estaba imbuido de aquel misticismo
de las cifras 3 y 9 y que fue este el responsable último de la modificación que hizo de la
distancia del ombligo a los riñones, pasándola de 1/10 a 1/9; sin embargo, una mayor
profundización en la cuestión nos ha llevado a modificar nuestra postura en un aspecto:
ya no creemos que Sagredo primara este simbolismo de las cifras 3 y 9 sobre el del
hombre-Arca, sino que más bien los armonizó, interpretando para ello de forma
diferente a León Battista Alberti y a san Agustín las medidas del Arca descritas en el
Génesis. Sagredo lograba así que sus proporciones siempre se adaptaran a las cifras
basadas en el 3 y en el 9. La consecuencia de aquella interpretación distinta de las
medidas y proporciones del Arca fue que Sagredo dedujo que la distancia del ombligo a
los riñones en su hombre ideal (en realidad un hombre-Arca encubierto) debía ser 1/9 de
la estatura, en vez de 1/10, como defendía Alberti.

Para consultar los datos referentes a nuestra antigua postura en esta cuestión cf. García
Fuentes, J.M. (2008). Raíces Simbólicas y Microcosmos en el Dibujo de Proporciones
Humanas del Tratadista Español Diego de Sagredo (Tesis Doctoral por la Universidad de
Sevilla). (279-281, 294). Sevilla: sin editar.

(21) “Este canon medieval –de nueve, ocho y dos tercios y nueve y un tercio– sería recogido
por artistas y teóricos como Ghiberti, con ligeras modificaciones por, Leonardo o
Gaurico entre otros, prueba de que se trataba de un canon bien conocido y empleado en
los talleres europeos quattrocentistas, vinculados a la tradición medieval de la mística
de los números nueve y tres”. Cf. op. cit. 3. (83-84). Chastel y Klein también han
insistido en la significación simbólica y supersticiosa que daban a las cifras 3 y 9 los
seguidores de las distintas variantes de proporciones bizantinas, señalando en esta línea a
Pomponio Gaurico Cf. Chastel A. y Klein R. (1989). Pomponio Gaurico. Sobre la
Escultura. (91, 94, 112). Madrid: Ediciones Akal. (Orig. 1969).

(22) Cf. ibid. (21). Para Gaurico como fuente de Sagredo, cf. op. cit. 3. (80).

(23) Siguiendo esta pista, podemos afirmar que existen referencias a la importancia
cosmológica de la cifra tres en los textos de Aristóteles Acerca del Cielo, I, 268 a, y
Platón, en Parménides 145a. Cf. Aristóteles (1996). Acerca del Cielo / Meteorológicos.
Madrid: Editorial Gredos. (Textos originales escritos en el s.IV a.C.); Platón. (2006).
Diálogos V : Parménides / Teeteto / Sofista / Político. (80). Madrid: Editorial Gredos.
(Textos originales escritos en el s.IV a.C.).

(24) Por otra parte, también cabe la posibilidad de que Alberti realizara aquella interpretación
siguiendo algún tipo de tradición exegética de la Biblia desconocida por nosotros.

(25) Cf. El Trattato dell´Arte della Pittura Scultura e Architettura (1584) de Giovanni Paolo
Lomazzo en la edición inglesa por Richard Haydock, en Haydock, R. (1598). A Tracte
containing the arts of curious paintage caruinge buildinge griten first in Italian by Io:
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giovanni+paolo+1538+1600&1,1,%2C1%2C0

(26) Cf. Moya Blanco, L. (1978): Notas sobre las proporciones del cuerpo humano según
Vitruvio y San Agustín. Academia, primer semestre de 1978 (37-62). Madrid: Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando.
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Nota: las ilustraciones del artículo han sido realizadas también por el propio autor, salvo
las ilustraciones 1,2,7,,9,10, las cuales han sido reproducidas bajo permiso de los
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