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La Generosidad

El documento habla sobre la generosidad. Resume lo siguiente: 1) La generosidad es una parte importante de amar a Dios y al prójimo, y Jesús honró a la viuda pobre por su generosidad. 2) La generosidad significa dar libremente sin escatimar para bendecir a otros. Dios recompensa la generosidad y enseña con paciencia. 3) La generosidad de Dios se evidencia en su creación, providencia, salvación, y dones como el Espíritu Santo. Vivir la generosidad

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El documento habla sobre la generosidad. Resume lo siguiente: 1) La generosidad es una parte importante de amar a Dios y al prójimo, y Jesús honró a la viuda pobre por su generosidad. 2) La generosidad significa dar libremente sin escatimar para bendecir a otros. Dios recompensa la generosidad y enseña con paciencia. 3) La generosidad de Dios se evidencia en su creación, providencia, salvación, y dones como el Espíritu Santo. Vivir la generosidad

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La generosidad

Introducción.
La bondad y la generosidad van de la mano. El principio bíblico es vivir
sabiamente con un corazón amoroso. “Y si repartiese todos mis bienes para dar de
comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor,
de nada me sirve” (1 Corintios 13:3). Juan dijo que la generosidad es la marca de la
gracia en la vida de un creyente. “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su
hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de
Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en
verdad” (1 Juan 3:17–18).
Jesús honró más a la viuda pobre por haber dado su pequeña limosna (un octavo de
centavo de dólar) que a la gente que dio una cantidad mucho mayor. ¿Por qué?
Porque ella dio todo lo que tenía, y confiaba que el Señor era poderoso para
sostenerla y ellos dieron de lo que les sobraba. Confiando en lo que les quedaba y
no en el señor. Dios conoce nuestros corazones. La generosidad es parte de amar a
Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
¿Pero que es la generosidad?
“Es la noble y afectuosa disposición de bendecir a otros dando libremente y sin
escatimar”
Con la obediencia viene la bendición. Dios abiertamente ofrece recompensar la
generosidad: “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo
volverá a pagar” (Proverbios 19:17). Lo que puede comenzar con motivos no tan
puros puede cambiar. Dios nos enseña con paciencia. Probablemente nos aliente
con recompensas espirituales y algunas veces según su voluntad con recompensas
materiales. “Más el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado”
(Proverbios 14:21b).
Como evidenciamos la generosidad de Dios
La generosidad de Dios es evidente en la manera en la que él trata con su creación,
y en mayor medida con los pecadores. Dios otorga sus dones de gracia a pecadores
en la salvación, en la santificación y por medio de la venida del Espíritu Santo.
1. El corazón generoso de Dios Ef 1:7–9; Ro 11:35–36
2. La generosidad de Dios evidente en la creación Sal 65:9–13
3. La generosidad de Dios evidente en su providencia Hch 14:17; 1 Ti 6:17
4. La generosidad de Dios experimentada en la salvación Ef 1:3; Jn 1:16;
5. Su amor y misericordia para con los pecadores Ef 2:7; 1 Jn 3:1
6. La redención por medio de la muerte de Jesucristo Ro 3:24; Ef 1:7
7. Su don de vida eterna Jn 3:16; 3:23–24
8. La generosidad de Dios experimentada en la santificación 2 P 1:2–3; Flp
2:12–13;
9. El don del Espíritu Santo. Hch 2:17–18; Jn 3:34
10.Sabiduría Stg 1:5
11.Consuelo, fortaleza y ánimo 2 Co 1:5; Ef 3:16;
Como puedo vivir la generosidad.
Esto es lo que Dios hace, Él pone ciertas oportunidades en tu camino y cuando tu
vida está girando en torno a Cristo, tú tienes el deseo de satisfacer esas
necesidades, pero nuevamente, la intención no es suficiente. sólo cuando esas
intenciones se ponen en acción, si se quedan sin satisfacer, las intenciones
simplemente son inútiles.
En 2 Corintios capítulo 8, vemos que la iglesia en Jerusalén estaba pasando por
un momento muy difícil, en Hechos capítulo 8 nos enteramos de que el pueblo de
Dios está pasando por una gran persecución, muchos cristianos tuvieron que huir y
los que se quedaron seguramente perdieron sus puestos de trabajo, lo más probable
es que fueron encarcelados. La persecución continuaba y en Hechos capítulo 11
leemos que una gran hambruna atacó a toda la zona.
Así que, aquí tenemos a los creyentes en Jerusalén, la iglesia madre está
atravesando por un momento económico sumamente difícil y mientras Pablo está
en medio de sus viajes misioneros, empieza a desafiar a las iglesias para crear un
fondo de socorro. Cuando él les dio este desafío, los creyentes en Corinto
respondieron de manera ejemplar, fue increíble, ellos se mostraron sumamente
generosos, de hecho, Pablo comenzó a utilizarlos como un ejemplo. El problema es
que la iglesia de Corinto perdió su generosidad, en alguna parte del camino ellos
perdieron el interés y dejaron de ser generosos.
Ya había pasado un año y ellos no habían cumplido con su compromiso, esto
sucede a veces ¿verdad? Grandes intenciones, buen comienzo, un gran deseo, pero
sólo es temporal. Así que Pablo les dice a los Corintios, en 2 de Corintios 8 y 9:
“¡hey! terminen lo que empezaron, su generosidad no puede ser temporal”
Estamos llamados a vivir la generosidad, miremos algunos principios de lo que es
vivirla,
1. Primer Principio. Nuestra generosidad no puede ser temporal. Es una
actitud de vida constante en nosotros
2. Segundo Principio. La generosidad no tiene absolutamente nada que ver
con la cantidad que tienes en tus manos, la generosidad tiene que ver con la
actitud de tu corazón. Todo en la vida cristiana es como esto, todo tiene que ver
con la actitud de tu corazón, mira 2 Corintios 8:1, Pablo escribe a los Corintios:
“Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las
iglesias de Macedonia” Las iglesias de Macedonia fueron creadas por la iglesia
en Filípos.
La iglesia de Tesalónica, la iglesia de Berea y los macedonios estaban pasando
por algunas grandes pruebas de pobreza, pero mira lo que estas pruebas
produjeron en ellos: verso 2, “que en grande prueba de tribulación, la
abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su
generosidad” ¿Qué? “riquezas de su generosidad” ¿Cómo funciona esto?
¿Cómo podían estar rebosantes de alegría? Mira los versículos 3 y 4, Pablo
dice: “Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas,
y aún más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les
concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos”
Parece que Pablo sabía que la iglesia en Macedonia se encontraba en tal
situación de pobreza que ni siquiera les preguntó si podían dar para la iglesia en
Jerusalén. Necesitaban un fondo de socorro, tanto, como la iglesia en Jerusalén,
quizás más, pero mira el versículo 4: “pidiéndonos con muchos ruegos que les
concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos” ¿De
dónde viene un deseo como éste? Hoy quiero decirles que no se trata de la
cantidad. Los macedonios no tenían mucho que ofrecer, pero, ¿De dónde viene
ese deseo de no quedarse afuera? Mira el versículo 5: “Y no como lo
esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a
nosotros por la voluntad de Dios” Esta es la clave, no se trata de cuánto dar, eso
es sólo el producto, es sólo el resultado de algo que ha sucedido dentro del
corazón y los macedonios lo tenían, “a sí mismos se dieron primeramente al
Señor” ¿Has hecho esto?
¿Has llegado al punto en tu vida cuando te das cuenta de que no podrás
encontrar ninguna satisfacción o significado en la vida por tu propia cuenta?
puedes tener todo el dinero del mundo y aun así tener el corazón vacío, ¿Has
llegado a ese punto donde te das cuenta de que tienes que confiar y creer en
Jesucristo para que puedas tener cualquier tipo de satisfacción en esta vida?
¿Cuántos de nosotros hemos confiado realmente en Cristo? ¿Te has entregado
realmente a Él? ¿Tu vida gira alrededor de Cristo? ¿Puedes realmente decir:
“¿Sí, Cristo es el centro de mi vida”?
Antes de tomar cualquier decisión quiero que sepas que tu relación con Dios
afecta directamente cualquier cosa que tú haces; verás, vivir la generosidad no
se trata de cuánto tienes o cuánto das, se trata de tu corazón y tu corazón debe
tener como punto de enfoque, al Señor Jesucristo, tu vida debe girar alrededor
de Él, esa es la clave para vivir la generosidad, no se trata de hacer algo durante
la época de Navidad, la generosidad es algo que debemos hacer todo el
tiempo.
Tercer principio: Vivir la generosidad tiene que ser algo que vaya más allá
de la intención, Pablo dice en el versículo 10: “Y en esto doy mi consejo;
porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo,
sino también a quererlo, desde el año pasado” Los Corintios han puesto en
marcha algo que ya habían pensado hacer antes, “Ahora, pues, llevad también a
cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo
estéis en cumplir conforme a lo que tengáis. Porque si primero hay la voluntad
dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene” (2
Corintios 8:11 y 12), Tienen buenas intenciones, bien, háganlo ahora.
Cuando se trata de la generosidad tendremos innumerables oportunidades
durante todo el año para que puedas invertir tu tiempo, tus habilidades y tus
recursos, de hecho, habrá más oportunidades de las que tú mismo imaginas,
pero nuevamente, la intención no es suficiente. “El camino al infierno está
empedrado de buenas intenciones” Puedes tener las mejores intenciones, pero si
no haces nada, no pasará nada.
Cualquiera que está familiarizado con C.S. Lewis sabe que las “cartas del
diablo a su sobrino” son un gran libro, aquí está una historia de un diablo viejo
enseñándole algunas cosas a un diablo joven, permítanme leerles lo que dice:
“la cosa es impedir que los cristianos hagan algo, no importa cuántas buenas
intenciones tengan, mientras esto no se convierta en acción, no importa
cuánto tiempo pasen pensando en hacer cosas mientras no se conviertan en
acciones” Esta es la mejor manera de fertilizar las semillas que el enemigo ha
sembrado en el alma humana, no hay que permitirles hacer nada, ninguna
cantidad de piedad será perjudicial para nosotros, mientras la mantengan lejos
de la acción. Los seres humanos son esclavos de sus hábitos, pero si se
mantienen pasivos, estos hábitos se ven debilitados. Ahora escucha esto:
“mientras más tiempo te mantengas inactivo, a la larga dejarás de tener la
capacidad de sentir” “El camino al infierno está pavimentado de buenas
intenciones” pero las buenas intenciones deben ser complementadas con la
aplicación.

Cuarto principio: Vivir la generosidad es dar y también recibir, mira 2


Corintios 8:13 y 14, Pablo escribe a los Corintios, “Porque no digo esto para que
haya para otra holgura, y para vosotros estrechez, sino para que, en este tiempo,
con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la
abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad” ¿Escuchas
lo que Pablo está diciendo? Él dice que sí tienen generosidad deben dar y también
deben aprender a recibir, tú tienes los recursos para hacer algo al respecto. Quizás
ahora estás pasando por un buen momento financiero, pero no hay garantía de qué,
tal vez algún día, tengas alguna necesidad, así que vivir la generosidad es aprender
a dar y también a recibir.
Quinto Principio. Vivir la generosidad implica tener sinceridad en nuestro
corazón, sinceridad de nuestro amor a Cristo y a los hermanos. La generosidad
no puede ser temporal, un verdadero seguidor de Jesucristo demuestra su
generosidad a lo largo de todo el año, su sinceridad, su amor a Cristo y a los
hermanos. Mira el versículo 8 y 9 Pablo está hablando a los Corintios y les pide
que cumplan con lo que ellos se han propuesto, Pablo no les está ordenando, él
tenía la autoridad para hacerlo, pero ¿Por qué crees que no lo hace? Pues porque la
generosidad es una actitud del corazón, no se puede forzar una actitud del corazón,
por eso Pablo no les está ordenando que lo hagan, solamente quiere probar la
sinceridad de su amor comparándolo con la seriedad de los demás, Mire el
versículo 9, “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por
amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza
fueseis enriquecidos.” La gracia y la generosidad de Jesucristo no es temporal.
Pregunta: "¿Cómo puedo llegar a ser un dador más alegre?"
Respuesta: Podemos aprender a ser un dador alegre cuando estudiamos al mayor
dador que éste mundo jamás haya conocido: Jesucristo. Dejando atrás las riquezas
y la gloria de su reino celestial, él vino a la tierra y voluntariamente dio su vida
para poder mantener la nuestra. Así como Dios predestinó a sus hijos para ser
hechos conforme a la imagen de su hijo (Romanos 8:29), no puede haber una
mejor manera de imitar a Jesucristo que dando desinteresadamente, así como él lo
hizo. Nuestro salvador mismo nos dijo, "Más bienaventurado es dar que recibir"
(Hechos 20:35). Entonces, en pocas palabras, nuestra mayor motivación para dar
con alegría y generosamente, debe ser que esto agrada al señor y refleja su regalo
de salvación para nosotros.
En la segunda carta a los Corintios revela una serie de verdades inspiradoras que
debe ayudarnos a ser dadores más alegres. Como Pablo sabiamente exhorto a los
Corintios: "Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará" (2
Corintios 9:6). Esta verdad inquebrantable también fue declarada por Salomón mil
años antes: "Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos;
Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto"
(Proverbios 3:9-10). Y Cristo mismo nos dijo, "Dad, y se os dará; medida buena,
apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo…" (Lucas 6:38). En
realidad, "El hombre de bien tiene misericordia, y presta; gobierna sus asuntos con
juicio…" (Salmo 112:5).

¿Cuáles son las recompensas si confiamos en las promesas de Dios sobre dar
generosamente y abrir nuestra casa unos a otros y a los que tienen
necesidades?
La gloria de Dios es expuesta. Mateo 5:16 dice: «Así brille vuestra luz delante de
los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos».
Se abren las puertas a más acciones de gracias dirigidas a Dios: «Porque la
ministración de este servicio no solo suple con plenitud lo que falta a los santos,
sino que también sobreabunda a través de muchas acciones de gracias a Dios» (2
Corintios 9:12). Dios nos ha dado dinero y casas no solo para que seamos
agradecidos, sino también para que nuestra generosidad y hospitalidad haga que
muchas personas den gracias a Dios.
Nuestro amor a Dios y su amor en nosotros se confirma: «Pero el que tiene
bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra
él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?» (1 Juan 3:17). En otras palabras,
cuando damos de manera generosa, el amor de Dios es confirmado en nuestra vida.
Somos reales, no somos cristianos falsos.
Finalmente, acumulamos tesoros en el cielo: «Vended vuestras posesiones y dad
limosnas; haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro en los cielos que no se
agota… Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón»
(Lucas 12:33-34).
Nuestra recompensa es la demostración de la gloria de Dios, el bien de otros, y el
gozo de atesorar a Cristo juntos para siempre. Por lo tanto, los exhorto:
«contribuyan para las necesidades de los santos, practicando la generosidad.».

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