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Contestacion Filiaci - N

El demandado contesta la demanda de filiación no matrimonial. Reconoce haber tenido una relación con la demandante en 1996-1998 que resultó en un embarazo. Manifiesta sus dudas iniciales sobre la paternidad debido a la conducta ambivalente de la demandante y su precaria situación económica que le impidió hacerse las pruebas de filiación. No obstante, no se opone a reconocer voluntariamente al menor si la prueba ordenada demuestra que es el padre, en reconocimiento del derecho del ni

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Contestacion Filiaci - N

El demandado contesta la demanda de filiación no matrimonial. Reconoce haber tenido una relación con la demandante en 1996-1998 que resultó en un embarazo. Manifiesta sus dudas iniciales sobre la paternidad debido a la conducta ambivalente de la demandante y su precaria situación económica que le impidió hacerse las pruebas de filiación. No obstante, no se opone a reconocer voluntariamente al menor si la prueba ordenada demuestra que es el padre, en reconocimiento del derecho del ni

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Corporación de Asistencia Judicial R.M.

Centro de Atención Jurídico y Social LA FLORIDA


Domicilio y teléfono: Doctor Sótero del Río Nº 132, La Florida, 2817935
Correo electrónico [email protected]
E.A.I.S.

EN LO PRINCIPAL: Contesta demanda de reclamación de filiación no matrimonial;


PRIMER OTROSÍ: Privilegio de Pobreza; SEGUNDO OTROSÍ: Patrocinio y Poder.

S. J. de Familia de Santiago (4°)

RAÚL ENRIQUE VILLALÓN ARACENA, chileno, casado, jubilado, cédula de


identidad Nº 4.584.538-9, domiciliado en José Miguel Carrera Poniente N° 1057,
comuna de La Florida, Santiago, en causa sobre reclamación de filiación no matrimonial,
RIT C-285-2011 del Tribunal de Familia de Quilpué, el cual exortó al 4° Tribunal de Familia
de Santiago en causa RIT E-876-2011, a US. respetuosamente digo:

Que vengo en contestar demanda de reclamación de filiación no matrimonial


presentada en mi contra por doña HORTENSIA DEL CARMEN NAVARRO DONOSO,
casada, empleada, cédula de identidad N° 8.837.140-2, domiciliada en Pasaje 615, Casa
1015, 6° Sector, Belloto Sur, Quilpué, por las consideraciones de hecho y de derecho
que a continuación se exponen:

LOS HECHOS

- En el año 1996 tuve una relación informal con la demandante y de mutuo acuerdo
nos comprometimos de cuidarnos de un posible embarazo. Esta relación informal
tuvo lugar en Santiago de Chile, ciudad en la cual la demandante se encontraba
trabajando, de la cual tuvimos 5 a 6 encuentros esporádicos antes de que la
demandante volviera a Quilpué.

- Durante el año 1997 no volvimos a tener encuentros.

- En enero de 1998, recibí una llamada telefónica en donde ella comentaba que estaba
trabajando nuevamente en Santiago, por lo cual deseaba que nos reuniéramos
nuevamente, a lo cual yo accedí. De aquello resultaron dos encuentros en dos
semanas ya que posteriormente la demandante se marchó nuevamente no volviendo
a contactarme.
- Luego de 2 meses y medio, la demandante volvió a comunicarse conmigo para
señalarme que se encontraba embarazada, y que por tanto yo era el padre. Ante esta
situación yo le manifesté mis dudas sobre mi supuesta paternidad. A pesar de que le
dije que le ayudaría en todo, ella se enojó conmigo y cortó todo tipo de
comunicación. Posteriormente nos reunimos para conversar personalmente sobre el
embarazo, manifestándole mi intención de hacerme responsable de la crianza del
menor si es que se comprobaba mi paternidad. Nuevamente la demandante se
molestó por mis dichos y señaló que no me preocupara porque ella se haría cargo del
niño.

- El 26 de agosto de 1998 perdí mi trabajo, producto de lo cual se me hizo imposible


realizarme las pruebas biológicas necesarias para determinar la filiación que yo
tendría con el menor. Como tenía 55 años en ese entonces, no conseguí un trabajo
formal, debiendo jubilarme anticipadamente, con lo cual se vio muy afectada mi
pensión final.

- Así, dejo en claro que nunca me negué a la realización de los peritajes respectivos.
Además, dada la conducta ambivalente de la demandada no procedí a reconocer
inmediatamente al menor. Por último, dada mi precaria situación económica me
resultó imposible hacerme las pruebas biológicas correspondientes. Por tanto si el
peritaje ordenado demuestra que yo soy el padre del menor, no tengo ningún
inconveniente en reconocerlo voluntariamente.

EL DERECHO

La ley 19.585 de 26 de octubre de 1998 que reformó de manera sustancial el Código


Civil chileno, descansa sobre varios principios básicos, siendo uno de los más importantes el
derecho de toda persona a conocer sus orígenes o derecho a la identidad, principio
que se encuentra implícito en nuestra legislación relativa a la filiación, el que
también es recogido en los catálogos de derechos fundamentales de la Convención de los
Derechos del Niño, promulgada por Decreto nº 830 del Ministerio de Relaciones
Exteriores, publicado en el Diario Oficial el 27 de septiembre de 1990,
específicamente en su artículo 7º, que reconoce expresamente que los niños “tendrán
derecho, desde que nacen, a un nombre, a una nacionalidad, y, a conocer a sus padres y
ser cuidados por ellos”, obligando el numeral 2 a que “Los Estados Partes velen por la
aplicación de estos derechos de conformidad con su legislación nacional y las obligaciones
que hayan contraído en virtud de los instrumentos internacionales pertinentes en esta
esfera, sobre todo cuando el niño resultara de otro modo apátrida”. Así mismo, el artículo
8º numeral 1 de la misma convención señala que “Los Estados Partes se comprometen a
respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y
las relaciones familiares de conformidad con la ley, sin injerencias ilícitas”.

Dichas normas han sido citadas por nuestros tribunales superiores de justicia, por
ejemplo, en el Considerando 10, del fallo dictado por la Corte Suprema, con fecha 31
de marzo de 2006, en causa rol 2569-04, que señaló en su oportunidad, en relación al
derecho esencial de la personalidad que, “previo al análisis de las normas controvertidas,
cabe señalar que los autores establecen que el nombre de una persona es un atributo de la
personalidad, por el solo hecho de existir, que le permite diferenciarse de cualquiera otra y
además, un derecho substancial de toda persona y que incluso se encuentra protegido por
una norma penal, como es el artículo 214 del Código Punitivo que sanciona al que usurpare
el nombre de otro”

Además el artículo 18 de la Convención de la Convención Americana de


Derechos Humanos corrobora estos principios, puesto que lo que se busca es hacer
prevalecer la verdad biológica del nexo de filiación por sobre la verdad formal, y así
lo ha entendido la jurisprudencia, señalando “Que nuestro ordenamiento jurídico ha admitido
el principio de investigación de paternidad, estableciendo como primario el derecho del hijo
a que se declare su filiación biológica. De tal modo que en los procesos de filiación, y en
especial de investigación de paternidad, se ha mutado de un procedimiento de verdad
formal a la verdad material, rechazando el que en su contra se opongan a ultranza, derechos
individualistas y aceptando para la determinación de la filiación toda clase de pruebas” (CA
de La Serena, Rol Nº27.811, 10-7-2003)”

Los principios antes señalados fueron recogidos expresamente por nuestro legislador
en la reforma legal antes señalada principalmente en el Libro I, Título VIII del Código
Civil. En efecto, el artículo 186 señala que “La filiación no matrimonial queda determinada
legalmente por el reconocimiento del padre, la madre o ambos, o por sentencia dictada en
juicio de filiación”. El artículo 195 del Código Civil señala que “La ley posibilita la
investigación de la paternidad o maternidad, en la forma y con los medios previstos en los
artículos que siguen. El derecho de reclamar la filiación es imprescriptible e
irrenunciable”. Por último, el artículo 205 complementa las normas anteriores al disponer
que “La acción de reclamación de la filiación no matrimonial corresponde sólo al hijo en
contra de su padre o madre, o a cualquiera de éstos cuando el hijo tenga determinada
filiación diferente” señalando a continuación el inciso segundo “Podrá asimismo, reclamar la
filiación el representante legal del hijo incapaz, en interés de éste”.

Los métodos que ha creado nuestro legislador están basados en el principio de la


libre investigación de la paternidad, relacionados también a la verdad biológica,
estableciéndose los mismos en los artículos 198, 199 y 199 bis del Código Civil que
principalmente señalan que “En los juicios sobre determinación de la filiación, la maternidad
y la paternidad podrán establecerse mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio o
a petición de parte” (198); “El juez podrá dar a estas pruebas periciales, por sí solas, valor
suficiente para establecer la paternidad o la maternidad, o para excluirla” (…) “la negativa
injustificada de una de las partes a practicarse el examen hará presumir legalmente la
paternidad o la maternidad, o la ausencia de ella, según corresponda” (199); “El
reconocimiento judicial de la paternidad o maternidad se reducirá a acta que se subinscribirá
al margen de la inscripción de nacimiento del hijo o hija, para lo cual el tribunal remitirá al
Registro Civil copia auténtica” (199 bis).

Todos estos derechos básicos y esenciales son tratados también en nuestra norma
suprema, a saber, artículo 5º de la Constitución Política de la República, al considerar
la personalidad como un derecho esencial que emana de la naturaleza humana, siendo por
tanto “deber de los órganos del estado respetar y promover tales derechos, garantizados por
esta constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes”, estos últimos tales como la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, Adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948 señala, en su artículo 6º que “Todo
ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad
jurídica” o la “Convención Americana de Derechos Humanos” (Pacto de San José),
ratificada por Chile el 29 de abril de 1989, que sostiene en su artículo 3º que “Toda
persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica”.

POR TANTO,

En mérito de lo expuesto y de lo dispuesto en los artículos 186, 195, 198, 199,


199 bis, 205 y otras normas pertinentes del Código Civil, como también aquellas
relacionadas incluidas en la Ley 19.947, Artículos 7 y 8 de la Convención de los
Derechos del Niño, promulgada por Decreto nº 830 del Ministerio de Relaciones
Exteriores, publicado en el Diario Oficial el 27 de septiembre de 1990; Artículo 18 de
la Convención de la Convención Americana de Derechos Humanos; artículo 3º de la
Convención Americana de Derechos Humanos” (Pacto de San José), ratificada por
Chile el 29 de abril de 1989, y especialmente el artículo 5 de la Constitución Política de la
República,

A S.S. SOLICITO: Tener por contestada demanda de Reclamación de Filiación no


Matrimonial, presentada por doña HORTENSIA DEL CARMEN NAVARRO DONOSO, ya
individualizada, acogerla a tramitación y en definitiva allanarme a esta en todas sus
partes, bajo la condición de que el peritaje solicitado arroje que VICENTE RENÉ

OTROSÍ: Solicito a S.S., tener presente que confiero patrocinio y poder a los
abogados de la Corporación de Asistencia Judicial, doña Jeannette Huerta Díaz,
cédula de identidad N° 15.452.410-K, a doña Marjorie Martínez Fernández, cédula de
identidad N° 14.362.362-9 y a don Felipe Silva Berríos, cédula de identidad N°
10.603.326-9, para el solo el sólo efecto de contestar la demanda, todos con domicilio en
calle Doctor Sótero del Río #132, Comuna de La Florida, forma de notificación
[email protected]; quienes firman en señal de aceptación.

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