ASIGNATURA: RELIGION GRADO: 9° TEMA 2
EL RETO DE SER PERSONA.
Ser persona no siempre es fácil. Permanentemente enfrentamos desafíos internos y externos que nos apartan
del camino correcto. Por ejemplo, tenemos tentaciones y debilidades que nos hacen equivocarnos, afectando
nuestra forma de convivir en armonía con los demás. Por eso, los cristianos reconocemos los retos y las
dificultades de nuestras vidas para superarlos de la mano de Dios.
La crisis de los valores
La vida en sociedad debe promover el desarrollo de valores tales como: el servicio,
la aceptación y promoción del otro, la acción a favor de los demás, principalmente
de los más necesitados y la promoción y cumplimiento de los deberes y derechos
personales. Cuando se ponen en práctica los valores enumerados anteriormente las
personas desarrollan sus cualidades y alcanzan sus metas personales de una manera
más fácil.
Cuando hablamos de crisis de valores, nos referimos a la falta de un
comportamiento moral adecuado y a los riesgos que enfrentan las personas con
dicho comportamiento, pues este hace que se aparten de Dios. Algunos factores que representan la crisis de
valores son los siguientes:
• El culto al cuerpo. Se presenta cuando se considera que la apariencia física es lo más importante y se
sacrifica todo por tener un cuerpo "bello" o "atractivo"
• El materialismo. Esta actitud hace que las personas valoren más los objetos materiales o el dinero que
poseen, que las relaciones humanas.
• El individualismo. Esta situación hace que las personas se preocupen solo por sí mismos y se olviden de los
demás, de compartir, de manifestar afecto y de contribuir a solucionar los problemas sociales.
• El embarazo precoz y el aborto. El embarazo precoz se presenta cuando una pareja concibe a un niño
durante la adolescencia. Muchas veces, esto conlleva al aborto, es decir, la interrupción voluntaria del
embarazo.
• Las adicciones. El abuso de drogas, alcohol y tabaco genera dependencias negativas y provoca daños muy
graves a la propia salud, a la familia y al entorno social. Pero también se pueden
presentar adicciones a la televisión, al sexo, al juego y a Internet, por mencionar solo
algunas de ellas. Todo lo que esclaviza nuestra voluntad y limita nuestra libertad es
una adicción.
Todos estos factores de riesgo afectan principalmente a los jóvenes, Por ello, en
muchas ocasiones, los adolescentes, en lugar de elegir aquello que les hace bien,
escogen lo que les causa daño
Las acciones del ser humano no pueden ser consideradas como consecuencia de
factores que se encuentran fuera de él. Cada persona está en capacidad de tomar en
sus monos su propia existencia y de determinar aquello que quiere alcanzar
asumiendo con responsabilidad las consecuencias de sus actos. Sin embargo, solo la
acción conjunta entre persona y sociedad puede contrarrestar la actual crisis de
valores; debe producir Ia transformación del mundo y lo creación de mejores condiciones de vida para las
mujeres y los hombres de hoy y, obviamente. para las generaciones futuras.
Formamos nuestra conciencia
Frente a los desafíos del mundo actual, los cristianos formamos nuestra conciencia a partir de los valores que
nos enseña Jesús Y de otras actitudes que nos permiten comprometernos con nuestra vida y con la de los demás.
Algunas formas de hacerlo son:
• Dejarnos orientar por las personas que nos enseñan a reflexionar sobre nuestros actos, como nuestros
padres, nuestros profesores o los sacerdotes.
• Aprender a pensar en las consecuencias de nuestras acciones y a no guiarnos por los caprichos, los gustos
o las emociones.
• Aprender a defender nuestras convicciones ante los que quieren que actuemos mal.
El compromiso con la vida
Jesús nos enseña que la vida es el máximo don que tenemos. De ahí que, siempre, las personas serán más
importantes que los objetos materiales y el dinero. Así como Dios encomendó al ser humano hacerse cargo
de la naturaleza, también le encargó respetar y defender la vida. Por eso, nos corresponde cuidar de nuestra
salud física, mental, -social y ambiental. Además, no debemos considerar al propio cuerpo como un "dios" al
que hay que adorar. Para respetar la vida, también es necesario evitar el consumo de sustancias adictivas y
practicar con moderación el ejercicio, las dietas y los tratamientos médicos que buscan exaltar la belleza
física. Además, la sexualidad no debe ser un acto físico enfocado solamente en el placer. Debe ser un acto de
amor y de responsabilidad entre las personas unidas por el matrimonio, cuyo fin primordial sea la creación
de una nueva vida.
Solo a Dios corresponde la facultad de otorgar y quitar la vida. Por esta razón, los cristianos rechazamos
la pena de muerte, el aborto y la eutanasia y todas aquellas acciones en las que una persona cause la muerte
a otra.
El compromiso personal
Si queremos ser personas íntegras, debemos comprometernos a hacer el
bien y actuar con caridad en todas las circunstancias. Para ello, Jesús nos
invita a entrar en amistad con Él y con los demás seres humanos, lo cual nos
permite superar el individualismo. Quien opta por una vida sin compromiso
se convierte en un egoísta solitario. Por ello, la Iglesia católica se preocupa
por fortalecer la participación de los laicos en el mundo, y por dar a conocer
los principios evangélicos y su doctrina social a toda persona de buena
voluntad.
El compromiso social
El amor, la paz, la solidaridad y la fraternidad son los elementos centrales
del mensaje cristiano, y al mismo tiempo, los pilares que deben sostener la
vida social. En los últimos siglos se han escrito muchas encíclicas,
documentos importantes que emiten los papas sobre cuestiones sociales. Entre las enseñanzas sociales más
importantes promovidas en las encíclicas están: la entrega al prójimo, el compromiso social y la defensa de los
derechos humanos.
3