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Diaz Esther C2bfpara Que Epistemologia en Tiempos Aciagos

El documento argumenta que la epistemología tradicional se ha centrado demasiado en la historia interna de la ciencia y ha descuidado su dimensión social y política. Propone una epistemología ampliada que estudie no solo las teorías científicas sino también las relaciones de poder de las que surgen y cómo se validan. También aboga por reformar la enseñanza de la epistemología para incluir esta perspectiva ampliada y fomentar la participación comunitaria en decisiones sobre investigación tecnocientífica.

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El documento argumenta que la epistemología tradicional se ha centrado demasiado en la historia interna de la ciencia y ha descuidado su dimensión social y política. Propone una epistemología ampliada que estudie no solo las teorías científicas sino también las relaciones de poder de las que surgen y cómo se validan. También aboga por reformar la enseñanza de la epistemología para incluir esta perspectiva ampliada y fomentar la participación comunitaria en decisiones sobre investigación tecnocientífica.

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Esther Díaz

Doctora en Filosofía (Universidad de Buenos Aires).


Profesora Titular de Metodología, directora de Posgrados
en Investigación Científica e investigadora en la Universidad
Nacional de Lanús.

¿Para qué epistemología


en tiempos aciagos?
E s como si el mar hubiera llegado a la conclusión de que
no se lo estaba tomando en serio y la tierra, por su parte,
pensara lo mismo. El planeta se estremeció como si quisiera
juego hegemónico de su saber no es independiente del juego
de las fuerzas sociales de una época histórica dada.
La tecnocracia hace referencia a esta estructura de poder que
salirse de su eje. Se levantó una ola de proporciones apoca-
concibe a la sociedad como un conjunto de sistemas técni-
lípticas, avanzó sobre una isla y arrasó casas, autos, trenes,
cos orientados a través del conocimiento que proporcionan
personas. Tan pronto como los primeros sobrevivientes co-
las diferentes disciplinas científicas. La responsabilidad en la
menzaron a surgir desde el lodo y las cenizas se desató otra
toma de decisiones recaería entonces sobre aquellas personas
catástrofe. Las centrales atómicas no resistieron el embate
que acreditan competencia en la identificación de las solu-
de las fuerzas naturales y comenzaron a vomitar radioacti-
ciones óptimas para resolver conflictos, de un modo eficiente
vidad. Los daños y las muertes son inconmensurables. Con
en la práctica y presuntamente neutral en lo ideológico.
ese entorno siniestro estoy tratando de escribir un artículo
sobre epistemología y no puedo dejar de preguntarme si tie- Pero la ciencia no se reduce a un conjunto de proposiciones
ne sentido trabajar en algo teórico mientras –en este mismo verdaderas que se validan de acuerdo a criterios metodológi-
momento– una multitud de personas, si no murieron en la cos inmutables sino que se desarrolla como una empresa so-
hecatombe, están contaminadas o a punto de estarlo. cial con un alto grado de desarrollo institucional. Así pues, al
igual que todos los otros ámbitos de la actividad humana, la
Sin embargo, sigo escribiendo. Pues considero que lo ocu-
tecnociencia resulta atravesada por valores, intereses y deseos
rrido, mejor dicho lo que continúa ocurriendo en Japón, no
que en modo alguno pueden ser reducidos a una ascética bús-
solo debe mover nuestra empatía con las víctimas, sino tam-
queda de la verdad. Es por esto que toda teoría, aun aquellas
bién nuestra reflexión sobre la dignidad con la que un pueblo
con un alto grado de formalización, manifiesta una dimensión
puede llegar a asumir los desastres, ya sean naturales como el
práctica constitutiva. Esto deviene evidente tan pronto como
tsunami y el terremoto, ya sean inducidos por la (i)raciona-
se desconstruye el complejo proceso social de producción de
lidad humana como la catástrofe atómica. Y como esta últi-
las teorías, o cuando este proceso culmina en aplicaciones tec-
ma proviene de la ciencia, y la epistemología es pensamiento
nológicas que fabrican centrales atómicas en un país-isla za-
sobre la ciencia, entiendo que desde ella hay que asumir el
marreado por terremotos y tsunamis. Sin considerar, en esta
desafío de elaborar –hoy más que nunca– conceptos sobre la
oportunidad, que ese mismo país ya había sufrido los horrores
tecnociencia, sus productos y sus consecuencias.
de Hiroshima, Nagasaki y los irradiados de Bikini.
***
La tecnociencia –como toda empresa social– requiere la for-
La epistemología del siglo XX, fundamentalmente en su ver- mación de un consenso organizado para desplegarse. Surge
sión anglosajona, hunde sus raíces en la tradición metafísica, entonces la necesidad de avanzar en la comprensión de las
aunque la niega y reduce la empresa científica a sus formu- estrategias institucionales que garantizan este consenso. Es-
laciones lingüísticas bajo la forma de conceptos, hipótesis tas estrategias se despliegan en un primer momento en el
y teorías. El análisis lógico se convierte así en el eje de la contexto de educación científico-técnica que, de acuerdo
reflexión epistemológica. Pero si pensamos que el discurso a pautas más o menos sistemáticas, cumple la función de
epistemológico se construye en la interacción con otras prác- transmitir y consolidar los métodos, técnicas y normas que
ticas en el marco de un determinado dispositivo histórico, el indican en cada caso cómo se debe practicar la ciencia.
Conocimiento científico

Es necesario recordar que el proceso de reflexión episte- Además, resulta indudable que ya es hora de estimular la
mológica también comienza en el contexto de la enseñan- participación comunitaria en aquellas decisiones vinculadas
za. Esto nos enfrenta con una situación paradójica. Porque directamente con los fines de la investigación tecnocientífica.
por una parte existe una multiplicación de investigaciones Y si bien esto amerita un debate no solamente nacional sino,
sobre el impacto social negativo de varias innovaciones y fundamentalmente, internacional, se puede comenzar a
tecnológicas, desde las que se evidencian las limitaciones imaginar la consolidación de un modelo integral, pluralista y
de la epistemología tradicional por ocuparse solo de la multifacético de enseñanza de la epistemología a nivel local o
historia interna de la ciencia. Pero, por otra parte, se ad-
regional. Esta perspectiva en filosofía de la ciencia aspira a es-
vierte que esa posición heredada que reduce la ciencia a
tudiar la formulación de teorías científicas y sus validaciones,
su historia interna, continúa dominando la organización
como lo hace la epistemología dura, pero en lugar de detener-
curricular vigente y descalifica a quienes abordamos los
se ahí aspira a extender el análisis a las múltiples relaciones de
estudios sobre la ciencia desde una visión expandida a la
ética y lo político-social. poder de las que surgen las teorías y sus modos de validación.
Este segundo tipo de elaboración de conceptos responde a
La constatación de esta paradoja es importante porque pone una epistemología ampliada.
de manifiesto el papel reproductor de las instituciones educa-
tivas en relación al modelo todavía dominante en epistemo- El anhelo que subyace en la presente propuesta apunta
logía. Sin embargo la denuncia de esta función reproductora a pensar en el muro que intenta separar la ciencia de su
del sistema educativo no alcanza para su superación. Se nece- condición social. Pues la misión de la división purista es
sita además el desarrollo de propuestas alternativas, orienta- ocultar que la ciencia no solo es un dispositivo de saber,
das hacia la revisión y ampliación de los proyectos educativos sino también político. Y así como ciertos grupos iniciáticos
en sus diferentes niveles. de la antigüedad guardaban sus secretos para aumentar su
El abordaje teórico de la ciencia debe realizarse desde una poder, la comunidad científica actual procura mantener el
perspectiva interdisciplinaria capaz de aprehender la com- suyo proponiendo el hermetismo disciplinario (a lo Sokal)
pleja y multifacética trama tecnocientífica. La interacción y ocultando que los productos de esas teorías se revierten en
recíproca que se establece entre discursos y prácticas en las personas, la naturaleza, la sociedad y el medio ambiente.
cada dispositivo histórico afirma los efectos políticos de la La actual tragedia de las centrales atómicas japonesas es dra-
ciencia. Este reconocimiento debe posibilitar la construc- mática prueba de ello.
ción de un modelo que, aceptando la dimensión política
Ahora bien, cuando se evoca ese obstáculo que procura aislar a
de toda práctica discursiva, acepte asimismo la tarea de
la ciencia de su entorno y se escucha a prestigiosos científicos y
crear un nuevo marco conceptual para pensar la tecno-
ciencia y enfrentar sus desafíos. Para ello es preciso tomar epistemólogos predicar –incluso desde medios oficiales– que “la
distancia crítica del modelo internalista propio de la con- ciencia es inocente y no se la debe contaminar con sus aplicacio-
cepción dominante –de herencia anglosajona y patrimo- nes tecnológicas” parecería que ninguna reflexión podría supe-
nio reduccionista– y postular estudios epistemológicos que rarlo. Sin embargo, aun en situaciones adversas –o precisamente
partan del núcleo duro de la ciencia pero se extiendan a a causa de ellas– considero que hay que seguir construyendo una
las relaciones de poder y de deseo en las que se entreteje el epistemología militante, porque es justamente desde el pensar
conocimiento científico. que se puede comenzar a cambiar la realidad.

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