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Resumen Depun Ana Paula Klein

Este documento presenta conceptos clave sobre derecho. Define derecho como el conjunto de normas establecidas para regir las relaciones humanas. Distingue entre normas jurídicas, impuestas por el Estado, y normas morales, que surgen de la conciencia individual. Explica las ramas principales del derecho público y privado. Finalmente, diferencia entre derecho objetivo, el ordenamiento jurídico, y derecho subjetivo, las facultades de los individuos.

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Resumen Depun Ana Paula Klein

Este documento presenta conceptos clave sobre derecho. Define derecho como el conjunto de normas establecidas para regir las relaciones humanas. Distingue entre normas jurídicas, impuestas por el Estado, y normas morales, que surgen de la conciencia individual. Explica las ramas principales del derecho público y privado. Finalmente, diferencia entre derecho objetivo, el ordenamiento jurídico, y derecho subjetivo, las facultades de los individuos.

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Universidad Nacional de Misiones - Facultad de Ciencias Económicas

Derecho Privado 1
2015

Unidad !: Derecho

Conceptualización:
Para definir al derecho existen distintas acepciones de acuerdo a lo que expresan
diferentes autores. Las que podemos nombrar son:
• Salva!: "Es el conjunto de reglas establecidas para regir las relaciones de los hombres
en sociedad, en cuanto se trate de reglas cuya observancia puede ser coercitivamente
impuesta a los individuos".
• Borda: "Es el conjunto de normas de conducta humana establecidas por el Estado con
carácter obligatorio y conforme a la justicia".
• Kelsen: "El derecho es, en esencia, un orden para promover la paz. Tiene por objeto
que un grupo de individuos pueda convivir en tal forma que los conflictos que se
susciten entre ellos puedan solucionarse de una manera pacífica, sin recurrir a la
fuerza y de conformidad con un orden de validez general. Este orden es el derecho."

Normas Jurídicas y Normas Morales:


La ética es la rama del saber humano que se refiere a las reglas de conducta. Dentro de
ella podemos identificar reglas o normas jurídicas (derecho) y normas morales.
Las normas iurídicas son las reglas de conducta humana coercitivas (restrictivas),
impuestas o reconocidas por la autoridad del Estado, con el fin de ordenar las relaciones del
hombre en la sociedad. Valoran comportamientos de las personas, lo que hace posible la
convivencia; se aplican coercitivamente por la autoridad, se concretan en mandatos y
prohibiciones respaldados coactivamente por los órganos de gobierno.
Las normas morales, en cambio, son sanciones de carácter social-imperativo del
individuo/hombre, y surgen de la conciencia interior del mismo.
Ambas normas tienen aspectos comunes, pero también poseen características que las
diferencian unas de otras. Podemos identificar entonces:
• Aspectos Comunes: Ambas normas son de conducta humana, por lo que comparten el
mismo objeto material, la actividad humana; las dos se encaminan hacia la creación de
un orden.
• Diferencias: En cuanto a las características en las que difieren ambas normas,
podemos nombrar las siguientes:
o La moral comprende el orden del fuero interno del individuo, un orden de la
conciencia, rige la conducta en mira del bien de la persona individual; el
derecho procura crear un orden social actuando sobre la convivencia de los
individuos en vista del bien común.
o La moral es autónoma, se la impone el individuo a s_í mismo y surge de una
convicción propia; el derecho es heterónomo, considera la conducta del
individuo con referencia a otros sujetos, le es impuesto al individuo por el
Estado y es obligatorio.
o La moral valora una conducta en sí misma; el derecho la valora desde un punto
de vista relativo en cuanto al alcance que tenga para los demás.
o La moral se refiere a la totalidad de la vida; el derecho rige únicamente en
cuanto a lo social.
o La moral consagra deberes frente a la conciencia individual; el derecho
consagra deudas frente a otros sujetos o a la comunidad.
o La moral es incoercible, ya que no hay quién ejerza presión sobre el individuo
para que ésta se respete más que él mismo; el derecho es coercible.
o La moral toma fundamentalmente en cuenta la intención; el derecho considera
el resultado externo.

Ramas del Derecho:


El derecho positivo es el conjunto de leyes vigentes en un país. El ordenamiento jurídico
vigente es único, pero para ser estudiado se lo divide en dos grandes sectores o ramas que a
su vez se subdividen. Podemos entonces clasificar al derecho positivo de la siguiente manera:
• Derecho Privado: Regula las relaciones de los particulares entre sí y eventualmente
con el Estado pero cuando éste actúa en su carácter de simple persona jurídica. En él

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existe coordinación, debido a que los individuos están ubicados en un plano de


igualdad. Son ramas del Derecho Privado:
o Derecho Civil: Es el derecho que rige al hombre como tal, regla sus relaciones
con sus semejantes y con el Estado (cuando actúa como simple persona
jurídica). Se ocupa del sujeto del derecho (persona natural o jurídica), de la
familia (establece derechos y deberes del parentesco), del objeto de los
derechos (bienes y cosas), de los actos jurídicos, de los derechos
patrimoniales.
o Derecho Comercial: Regla las relaciones comerciales y las consecuencias
jurídicas de los actos de comercio.
o Derecho Laboral: Se ocupa de las relaciones de trabajo
o Derecho Internacional Privado: Se ocupa de los supuestos en los cuales las
relaciones privadas se encuentran sometidas a normas jurídicas extranjeras.
o Derecho Agrario o Rural.
o Derecho de la Navegación (se desprende del derecho comercial).
o Derecho Aeronáutico (se desprende del derecho de la navegación).
o Derecho Espacial.
o Derecho Industrial: Regula todo lo relativo a marcas y patentes.
• Derecho Público: Abarca las ramas del derecho en las que uno de los sujetos es el
Estado actuando como poder público y en las que se regula su organización,
funcionamiento, atribuciones y deberes, y sus relaciones con los particulares. En él
existe subordinación, debido a que hay una desigualdad en los dos términos de la
relación jurídica (el Estado posee supremacía sobre los particulares). Son ramas del
Derecho Público:
o Derecho Constitucional: Organiza el Estado, determina relaciones y facultades
de los poderes, establece las normas fundamentales de convivencia social.
o Derecho Administrativo: Organiza el funcionamiento de la administración
púbíica, ya sea nacional, provincial o municipal, y las relaciones entre ella y los
administrados.
o Derecho Penal: Establece la legislación represiva de los delitos, en protección
del orden social.
o Derecho Internacional Público: Regula las relaciones existentes entre los
Estados.

Derecho Obietivo y Subjetivo:


La palabra derecho sirve tanto para designar al ordenamiento jurídico como sistema como
para aludir a las facultades que competen a los sujetos, por lo que cuando hablamos de ella
debemos identificar a qué hacemos referencia, ya que existen dos acepciones distintas:
• Derecho Objetivo: Hace referencia al conjunto de normas establecidas para una
comunidad, ese ordenamiento jurídico obligatorio creado por el Estado al cual el
hombre debe ajustar su conducta.
• Derecho Subjetivo: Es el conjunto de facultades o poderes que tiene el hombre para
poder lograr sus fines, pudiendo exigir a otros una determinada conducta o
comportamiento. Puede clasificarse, de acuerdo a diferentes criterios, de la siguiente
manera:
o Según la índole de su contenido:
• Derechos Patrimoniales: Son todos aquellos derechos susceptibles de
tener valor económico e integran el patrimonio. Dentro de ellos se
encuentran:
• Derechos Reales: Otorgan facultad o poder sobre una cosa
para disponer de ella, utilizarla, aprovechar sus frutos. La cosa
puede ser propia o ajena.
• Derechos Personales (Creditorios): Son aquellos que otorgan a
su titular (acreedor) la facultad de exigir de otra persona
(deudor) el cumplimiento de una determinada obligación (de
dar, de hacer o de no hacer).
• Derechos Intelectuales: Son aquellos que corresponden al
autor de una obra artística, literaria o científica, para explotar o
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disponer de la misma e impedir que otros la copien o


reproduzcan.
• Derechos Extrapatrimoniales: Son aquellos que no son susceptibles de
apreciación económica; no se pueden medir o mensurar en dinero, no
integran el patrimonio. Entre ellos se encuentran:
• Derechos de Familia: Son facultades concedidas a
determinadas personas en razón de un vinculo familiar.
• Derechos Personalísimos {Individuales): Son aquellos que
protegen a la personalidad humana en distintos aspectos, son
propios del hombre.
o Según la identidad del sujeto pasivo:
• Derechos Absolutos: Son denominados erga omnes, ya que se pueden
hacer valer frente a todo integrante de la comunidad.
• Derechos Relativos: Son aquellos derechos que competen contra una
persona o personas determinadas.
Existen diferentes teorías explicativas de estos conceptos, entre las cuales algunas, como
las clásicas, opinan que son definiciones excluyentes mientras que otras buscan demostrar que
ambas son complementarias. Estos dos conceptos no son excluyentes, sino que coexisten. El
derecho objetivo, por ejemplo, impone la obligación a que se respete la propiedad ajena o de
que el deudor pague sus deudas y a la vez le otorga al propietario la facultad de exigir que se
respeten las cosas de su propiedad o al acreedor la facultad de exigir al deudor el pago del
crédito.

Derechos Individuales y de Incidencia Colectiva:


El articulo 14 del nuevo Código Civil y Comercial establece que en él se reconocen dos
tipos de derechos:
• Derechos Individuales: Son aquellos que protegen el interés individual de las personas
y deben ser ejercidos por su titular aun cuando sean varias las personas afectadas.
• Derechos de Incidencia Colectiva: Son aquellos que protegen el interés de un·grupo de
personas y pueden ser invocados por sujetos que presentan un interés difuso, colectivo
o público.

Derechos Personalísimos:
Los derechos personalísimos, también denominados individuales o de la personalidad, son
derechos extrapatrimoniales que tienen como fin proteger la personalidad humana, aquellos
derechos y libertades propios del hombre sin los cuales no podría existir como tal. Son
derechos subjetivos erga omnes, y poseen las siguientes características:
• Innatos: Corresponden a la persona desde su nacimiento.
• Vitalicios: Su titular los tiene durante toda su vida.
• Necesarios: No pueden faltar en el hombre, aunque en algunos casos pueden estar
limitados.
• Extrapatrimoniales: No son apreciables económicamente aunque cuando son
lesionados puede surgir un derecho patrimonial.
• Inalienables: No pueden ser enajenados de ninguna manera, ni por venta, cesión o
donación.
• Imprescriptibles: El transcurso del tiempo no determina que ellos se adquieran o se
pierdan.
• Absolutos: Se ejercen erga omnes, es decir, se pueden hacer valer frente a toda la
comunidad.
Dentro de éstos derechos podemos encontrar el derecho a la vida, a la integridad física, a
la libertad, al honor y a la integridad moral, a la imagen, a la intimidad, a no ser discriminado.

Abuso del Derecho:


Cuando la ley otorga derechos subjetivos a las personas lo hace en mira de un fin
determinado, útil y justo. Es por esto que se dice que estos derechos son relativos o limitados
en cuanto a su uso, ya que las personas que ejerciten dichas facultades no podrán apartarse
de esos fines perseguidos por la ley al reconocerlas o de los limites impuestos por la buena fe,

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la moral y la costumbre, debido a que, de lo contrario, no estaríamos frente al uso o ejercicio de


un derecho sino ante un abuso del mismo (según lo establecido en el artículo 1Odel CCyC).
Existen diversas opiniones o criterios acerca de cuándo se considera que un derecho ha
sido ejercido abusivamente. Los criterios subjetivos toman en cuenta la actitud o intención de
quien ejercita el derecho: si se ejercitó con intención de perjudicar, existe abuso; los objetivos,
en cambio, opinan que hay abuso si se ejerce en forma contraria al fin que la ley tuvo al
otorgarlo o cuando se ejerce en contra de la moral, la buena fe y las buenas costumbres
(postura de nuestro Código).
En definitiva, hay abuso de derecho cuando el titular lo ejerce:
• Con dolo, culpa o negligencia.
• De una manera irrazonable, excesiva o extravagante.
• Sin necesidad o interés legítimo.
• En forma irregular o agraviante.
• En forma contraria a la moral, las buenas costumbres o la buena fe.
• En forma contraria al derecho natural.
• En forma contraria al fin para el cual la ley lo creó, cualquiera sea ese fin.
• En forma que afecta a la solidaridad social.
• Con la sola intención de perjudicar.

Fuentes del Derecho:


Las fuentes del derecho son los distintos modos de creación o de expresión del derecho
positivo (derecho objetivo que rige en un Estado determinado, en un momento dado), las
formas en las que se manifiesta o exterioriza el derecho revelando sus contenidos y mandatos.
Podemos hablar de dos tipos de fuentes:
• Formales: Son las normas de aplicación obligatoria para el intérprete, como ser la ley
(leyes en general, Constitución Nacional, Tratados Internacionales, Códigos de Fondo,
Decretos), la costumbre o la jurisprudencia plenaria.
• Materiales: Son aquellas que no son obligatorias para las personas sino que quedan a
su criterio la aplicación o no de las mismas. Se recurre a ellas cuando las fuentes
formales no contemplan la solución necesaria para un caso determinado. Podemos
nombrar entre ellas la doctrina, la jurisprudencia, acontecimientos que influyan en las
fuentes formales.

La Ley:
De acuerdo con Salva!, la ley es la regla social obligatoria establecida por la autoridad
pública. También puede ser definida como una norma general establecida por escrito por el
legislador. Esta última definición cuenta con ciertos elementos: es una norma o pauta que
determina el sentido de conducta del individuo; es general, ya que se dirige· a toda la
comunidad y no a una persona o personas determinadas; debe ser dictada por escrito: para
que sea ley no puede ser un mero proyecto sino que tiene que estar dictada, además no puede
ser una leve expresión verbal del legislador sino que debe estar escrita; debe dictarla el
legislador: no cualquier persona puede dictar una ley.
La palabra "ley" tiene dos sentidos o acepciones. Éstos son:
• Sentido Amplio o Material: Para esta acepción, ley es toda norma general dictada por
autoridad competente. En este caso, las leyes pueden ser dictadas por cualquier
autoridad que posea la facultad respectiva, y por ende vendrían a ser leyes las
ordenanzas municipales o los edictos de policía que son en realidad actos
administrativos de alcance general.
• Sentido Estricto o Formal: Para esta acepción, leyes son sólo aquellas que emanan del
Poder Legislativo y de acuerdo con los procedimientos y formalidades establecidos en
la Constitución. De acuerdo a lo que establece nuestra Constitución, son leyes en
sentido formal las dictadas por el Congreso y las legislaturas provinciales.
Para que una ley sea considerada como tal, debe cumplir con una serie de características
o caracteres. Éstos son:
• Es Obligatoria y Coactiva: Existe la obligación de obedecer lo que mande la ley y, en
caso contrario, habrá lugar a las sanciones que ella establezca.

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• Generalidad: Contempla un número indeterminado de hechos y se aplica a cualquier


persona que los realice.
• Origen Público: Es establecida por una autoridad pública competente.
Existen distintas clases de leyes de acuerdo con diferentes criterios adoptados para su
agrupación. Podemos nombrar:
• Según el ámbito de vigencia:
o Nacionales: Son dictadas por el Congreso Nacional y rigen en todo el país.
o Provinciales: Son dictadas por las Legislaturas Provinciales y rigen en el
territorio de la provincia correspondiente.
• Según el modo de operar:
o Prohibitivas: Son aquellas que prohíben la realización de un acto determinado.
o Imperativas o Dispositivas: Son aquellas que imponen la realización de algún
acto.
o Permisivas: Son aquellas que autorizan cierta conducta.
o Declarativas: Son aquellas que expresan una definición y deben ser
complementadas con otra disposición legal.
• Según cómo actúa la voluntad individual:
o Imperativas o de Orden Público: Son aquellas que se imponen a la voluntad de
los particulares que no pueden dejar de lado sus preceptos; son obligatorias y
prevalecen sobre cualquier otra norma o sobre los acuerdos de particulares. Su
contenido es generalmente de orden público.
o Supletorias: Son aquellas que rigen en tanto los particulares no hayan previsto
algo en contrario. Se recurre a ellas en ausencia de otra ley o de un acuerdo
entre los particulares. Por ejemplo, los problemas laborales se resuelven por
las leyes laborales pero supletoriamente se puede recurrir al derecho civil.
El proceso de formación de las leyes es el que da origen a las mismas, está establecido
en nuestra Constitución Nacional, y sus pasos básicos son:
• Presentación del Provecto: El Poder Ejecutivo, el Legislativo o el pueblo pueden
presentar proyectos de ley ante cualquiera de las Cámaras del Congreso, salvo ciertas
excepciones como: en materia tributaria y reclutamiento de tropas, los proyectos deben
iniciarse en la Cámara de Diputados; los proyectos creados por Iniciativa o Consulta
Popular también deben ser presentados en la Cámara de Diputados y no podrán tratar
sobre reformas constitucionales, tratados internacionales, tributos, presupuesto y
materia penal; la ley de coparticipación federal y las leyes con contenidos demográficos
o tendientes a lograr el crecimiento y desarrollo equilibrado de todo el país deben
iniciarse en la Cámara de Senadores.
• Discusión/Sanción: En la etapa de discusión existen diversas alternativas, pero todas
ellas concluyen con la sanción, que es el acto por el cual el Poder Legislativo da fuerza
de ley a un proyecto de manera expresa. Podemos decir que la aprobación es expresa
cuando ocurre lo siguiente: el proyecto es discutido y aprobado por la Cámara de
Origen y pasa a la Cámara Revisora; ésta última lo estudia y lo aprueba, quedando
sancionado el proyecto. Pero existen diferentes situaciones en las que alguna de las
Cámaras no aprueban el proyecto o intentan modificarlo:
o Rechazo total de una de las Cámaras: Si el proyecto de ley es desechado en
su totalidad por alguna de las Cámaras, no podrá volver a tratarse en las
sesiones de ese año.
o Rechazo parcial de la Cámara Revisora: Si el proyecto de ley es desechado
parcialmente por la Cámara Revisora, es decir, lo aprueba pero introduce
modificaciones, volverá a la Cámara de Origen para ser analizado por ella, que
tendrá dos opciones:
• Aprobar las modificaciones por mayoría absoluta de los miembros
presentes. En este caso el proyecto queda sancionado y es enviado al
Poder Ejecutivo para su promulgación.
• Insistir en la redacción originaria. Para que el proyecto sea sancionado
sin las modificaciones, la Cámara de Origen necesitará del voto de la
mayoría absoluta de los presentes o del voto de 2/3 de los presentes,
dependiendo de cómo han votado en la Cámara Revisora a favor de

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las modificaciones. Si no se logra esa mayoría, el proyecto queda


sancionado con las modificaciones y pasa al Poder Ejecutivo.
• Promulgación: Partiendo de la base de que el proyecto de ley ya fue sancionado por el
Congreso, pasa al Poder Ejecutivo que tiene diferentes opciones:
o Promulgar la ley en forma expresa: La aprueba y la convierte en ley a través de
un decreto.
o Promulgar la ley en forma tácita: El proyecto queda promulgado cuando el
Poder Ejecutivo no lo aprueba ni lo devuelve observado al Congreso dentro de
los diez días hábiles desde que fue enviado.
o Vetar el proyecto: El veto presidencial significa que el Poder Ejecutivo desecha
el proyecto sancionado por las Cámaras, entero o en parte. En este caso, el
proyecto vuelve a ser tratado por el Congreso: primero pasa por la Cámara de
Origen, que si rechaza con mayoría de 2/3 lo observado por el Presidente pasa
a la Cámara Revisora; si ésta última también rechaza lo observado con
mayoría de 2/3, el proyecto pasa al Poder Ejecutivo que queda obligado a
aprobarlo. Para que el veto parcial sea llevado a cabo, la parte promulgada
debe tener autonomía normativa y la aprobación parcial no debe alterar la
unidad del proyecto.
• Publicación: Es el acto por el cual la ley llega a conocimiento de la población. De su
cumplimiento depende la entrada en vigencia de la ley. Las leyes son obligatorias sólo
después de su publicación y desde el día que ellas determinen; si la ley no establece la
fecha de comienzo de su vigencia, es obligatoria pasados los ocho días desde su
publicación oficial. El medio en el cual se procede a su publicación es el Boletín Oficial
de la República Argentina.
La vigencia de la ley termina con su derogación, y puede ocurrir por diferentes motivos:
• Por la propia ley: Muchas veces la misma ley establece su período de vigencia,
cumplido el cual deja de regir.
• Por otra ley: En la mayoría de los casos, una ley o parte de ella es derogada por otra
en forma expresa o tácita (cuando las normas nuevas hacen inaplicables las
anteriores).
• Por desuetudo: Cuando la ley ha perdido efectividad o ha surgido una costumbre
derogatoria de la misma.
Podemos identificar un orden de jerarquía normativa, que se ve representado en la
siguiente pirámide de prelación:

Leyes

Decretos

Constituciones Provinciales

Leyes provinciales

Ordenanzas

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Cuando hablamos de la aplicación de la ley, debemos identificar los efectos que ésta
produce. Éstos son dos:
• Efectos de la ley con relación al tiempo: Como ya dijimos, la ley entra en vigencia
después de los ocho días de su publicación oficial o a partir del momento que ella
determine, de acuerdo a lo establecido en el artículo 5 del CCyC; y es obligatoria o está
vigente hasta el momento de su derogación por ella misma, por otra ley o por
desuetudo. El artículo 6 hace referencia a los modos de contar los intervalos del
derecho y, aunque aclara que las leyes o las partes pueden disponer que el cómputo
se realice de otro modo, dice que:
o El día es el intervalo que corre de medianoche a medianoche y, en los plazos
fijados en días a contar desde uno determinado, el primero queda excluido por
lo que se debe empezar desde el siguiente.
o Los plazos de meses o años se computan de fecha a fecha. Si en el mes de
vencimiento no hubiera equivalente al inicial del cómputo, se entiende que el
plazo expira el último día de ese mes.
o Los plazos vencen a la hora veinticuatro del día del vencimiento respectivo.
o El cómputo civil de los plazos es de días completos y continuos, sin excluir días
inhábiles o no laborables.
o En los plazos fijados en horas a contar desde una determinada, la primera
queda excluida por lo que se debe empezar desde la siguiente.
El artículo 7, por su parte, establece que las leyes se aplican a todas las consecuencias
de las relaciones jurídicas nuevas y también a las consecuencias de las relaciones y
situaciones jurídicas ya existentes cuando dichas consecuencias sean posteriores a la
entrada en vigencia de la nueva ley. Dice además que las leyes no tienen efecto
retroactivo, es decir, que no se aplican a hechos o consecuencias ya producidos, salvo
que la misma ley disponga la aplicación retroactiva y siempre y cuando esta
retroactividad no afecte derechos amparados por garantías constitucionales. Por último
habla de que las nuevas normas supletorias no son aplicables a los contratos existentes,
excepto aquellas que favorezcan al consumidor en las relaciones de consumo.
• Efectos de la ley con relación al territorio: La ley es obligatoria, pero nos podríamos
preguntar dónde o para quiénes. A esto responden dos sistemas:
o El de territorialidad de la ley (ius soli), que hace referencia a que las leyes que
dicte un país deberán aplicarse exclusivamente en el territorio de ese país y a
todos los que habiten en él, sean nacionales o extranjeros.
o El de personalidad de la ley (ius sanguinis), que hace referencia a que las leyes
de un país determinado deben aplicarse a todos sus ciudadanos, es decir, a
todos aquellos que hubiesen nacido en su territorio, sea que se encuentren en
el país o en el extranjero.
En nuestro país, el Código Civil y Comercial adopta el primer sistema y, en
consecuencia, las leyes argentinas son sólo obligatorias dentro de nuestro territorio. El
artículo 4 del CC y C hace referencia a esta cuestión diciendo que "las leyes son
obligatorias para todos los que habitan el territorio de la República, sean ciudadanos o
extranjeros, residentes, domiciliados o transeúntes, sin perjuicio de Jo dispuesto en leyes
especiales". Este nuevo Código mantiene la línea legislativa del anterior, aunque realiza
un análisis más amplio, incluyendo a los residentes y flexibilizando el principio de
aplicación a partir de la consideración de que ciertas leyes especiales pueden establecer
otra regla, restringir la aplicación de las leyes a ciertas personas o limitar la aplicación de
las leyes de manera extraterritorial.
La interpretación de las leyes es la actividad dirigida a obtener la significación de una
norma, y es fundamental, en este caso, para que el Derecho Privado pueda comprender lo que
dicen las mismas. En cuanto a este tema, el artículo 2 del CC y C establece que "la ley debe
ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus finalidades, las leyes análogas, las
disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos humanos, los principios y los valores
jurídicos, de modo coherente con todo el ordenamiento". Esto quiere decir que al interpretar
una ley debemos, primero que nada, tener en cuenta las palabras con las que fue escrita y su
significado literal; luego debemos fijar mayor atención aun en la finalidad con la que fue escrita
la misma. No se pueden dejar de lado las leyes similares o parecidas, tampoco los tratados
internacionales con jerarquía constitucional (tratados de derechos humanos), ni los principios y

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valores jurídicos del derecho. Todas estas fuentes deben ser apeladas de modo coherente con
el ordenamiento jurídico en general.

La Costumbre:
La costumbre es la forma de actuar uniforme y sin interrupciones que, por un largo período
de tiempo, adoptan los miembros de una comunidad, con la creencia de que dicha forma de
actuar responde a una necesidad jurídica y es obligatoria. Posee dos elementos:
• Elemento Objetivo o Material: Para que se dé una costumbre, ésta debe reunir una serie
de caracteres. Éstos son:
o Ser Uniforme: Debe tener siempre las mismas características.
o Ser Constante: No debe tener interrupciones.
o De Largo Uso: El periodo de tiempo en que se produce debe ser prolongado.
o Generalidad: Debe ser practicada por toda la comunidad.
o Publicidad: Debe ser conocida por todos.
• Elemento Subjetivo, Psicológico o Espiritual: Este elemento hace referencia a la
convicción de obligatoriedad. Una costumbre se da cuando existe la firme creencia, por
parte de una comunidad, de que el hecho practicado es una necesidad jurídica y que por
lo tanto es obligatorio.
Existen tres tipos o clases de costumbre. Éstos son:
• Costumbre Secundum Legem (según la ley): Es la costumbre reconocida por la ley, de
manera que está de acuerdo con ella.
• Costumbre Praeter Legem (al margen de la ley): Es la que crea una norma
cosuetudinaria con relación a una situación no contemplada por la ley.
• Costumbre Contra Legem (contra la ley o desuetudo): Se genera en contra de lo que
establece la ley y, por lo tanto, intenta derogarla.
Los dos primeros tipos de costumbres constituyen fuentes formales para el derecho,
mientras que el tercero es una fuente material debido a que se encuentra en contra de la ley
propiamente dicha.
Para el Derecho Civil, la costumbre no puede crear derechos sino cuando las leyes se
refieren a ella o en situaciones no regladas legalmente. Se admite como fuente formal del
derecho a la costumbre Secundum Legem y a la Praeter Legem para situaciones no regladas
legalmente. Además, se acepta la costumbre Contra Legem, y se deja a criterio del juez la
derogación o no de una ley de acuerdo a lo que ésta establece.
Para el Derecho Comercial, las costumbres mercantiles pueden servir de regla para
determinar el sentido de las palabras o frases técnicas del comercio y para interpretar los actos
o convenciones mercantiles. La costumbre siempre prevalece en el caso de los contratos
comerciales, por lo que no hay duda de la eficacia de la costumbre Secundum Legem y de la
Praeter Legem. En cuanto a la costumbre Contra Legem, es reconocida, por ejemplo, en los
remates cuando se aceptan posturas de viva voz que en realidad son ilegales.

La Jurisprudencia:
La jurisprudencia, en sentido amplio, es el conjunto de sentencias emanadas del Poder
Judicial. Si hablamos de ella como fuente del derecho, hacemos referencia a una serie de
sentencias que han resuelto casos iguales o similares de la misma manera o en el mismo
sentido. Esta repetición va influyendo en los jueces que deben fallar sobre cuestiones del
mismo tipo, imponiéndose por su fuerza de convicción. En este sentido, es una fuente material
del derecho ya que carece de obligatoriedad, debido a que son simples opiniones de los
jueces.
Puede ocurrir que, antes casos similares, los jueces fallen de modo distinto o aun
contradictorio. Para evitar este problema, la ley crea ciertos mecanismos tendientes a unificar la
jurisprudencia, que suelen ser denominados sistemas y crean la jurisprudencia obligatoria que
pasaría a formar parte de las fuentes formales del derecho. Podemos identificar dos:
• Recurso de lnaplicabilidad de la Ley o Sistema de Fallos Plenarios: Las Cámaras de
Apelaciones están divididas en salas por lo que, para evitar que distintas salas de una
misma Cámara dicten sentencias contradictorias, se establece este recurso que tiende
a mantener dentro de cada Cámara una interpretación uniforme de la ley. Cuando una
sentencia definitiva contradice la interpretaciéJn que viene dándose durante los últimos
diez años en todas las salas de la misma Cámara, ésta puede reunirse en tribunal

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plenario y establecer, por mayoría de votos, cuál será la interpretación que deba
adoptarse en lo futuro. Esto se denomina fallo plenario, y es obligatorio para la Cámara
que lo estableció, sus salas y los jueces de primera instancia que dependan de ella.
El fallo plenario podrá modificarse por otro o por una ley contraria a la interpretación
establecida. La reunión del tribunal plenario puede ser solicitada por un interesado o
por iniciativa de cualquiera de las salas de la Cámara en cuestión. Para que proceda a
pedido de parte se requiere que ésta lo haya invocado antes de que se dicte la
sentencia; para que proceda por iniciativa de una de las salas se requiere que esté de
acuerdo la mayoría absoluta de los jueces de la Cámara.
• Recurso Extraordinario: No tiene por fin inmediato la unificación de la jurisprudencia
pero, al procurar la constitucionalidad de los fallos provinciales, de algún modo lo logra
indirectamente. El recurso extraordinario procede ante la Corte Suprema de Justicia de
la Nación contra las sentencias definitivas de los tribunales superiores de provincia que
contradigan la validez de una cláusula constitucional, de un tratado internacional o de
una ley dictada por el Congreso de la Nación. Quien lo interpone debe fundamentarlo,
es decir, expresar cuáles son los puntos del fallo que contradicen a las normas
mencionadas. Si la Corte Suprema revoca el fallo cuestionado hará una declaración
relativa a los puntos en discusión y podrá devolver la causa para que sea nuevamente
juzgada o sentenciar directamente y hasta ordenar la ejecución de su sentencia.
Este recurso no es obligatorio, pero genera una obligatoriedad por ser emanado del
máximo órgano judicial de nuestro país.

La Doctrina:
La doctrina es el conjunto de opiniones y conclusiones de los juristas que estudian el
derecho y luego lo explican en sus obras. Puede explicar únicamente el derecho vigente (de
lege lata) o proponer nuevas normas que cubran hipótesis no contempladas o mejoren,
modifiquen o deroguen las existentes (de lege ferenda).
En nuestro Derecho Positivo actual, la doctrina es una fuente material del derecho. Orienta
su interpretación y da base para que se produzcan cambios en la legislación y en la
jurisprudencia, ya que tanto los legisladores como los jueces suelen recurrir a ella para fundar
sus conclusiones. Al igual que la jurisprudencia simple, se impone por la fuerza de convicción
que emana de sus opiniones.
El concepto de doctrina en la actualidad no sólo abarca las obras de los autores clásicos y
modernos, sino también las conclusiones y recomendaciones de las jornadas y congresos
sobre temas de Derecho, las exposiciones de motivos de los proyectos de ley y las notar y
comentarios con que los autores acompañan su elevación al Congreso. También constituyen
doctrina las notas del codificador.

Klein Ana Paula


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Unidad 11: Sujetos de Derecho Privado. Persona Humana. Atributos.

Comienzo de la Existencia de la Persona Humana:


El Nuevo Código Civil y Comercial no establece una definición de persona, como si lo
hacia el Código de Vélez, sino que simplemente hace referencia al término "persona humana",
entendiendo que es un concepto ya Incorporado por la sociedad. Su articulo 19 establece que
"fa existencia de fa persona humana comienza con fa concepción". Se reconoce a la persona
por nacer como sujeto de derecho y, por ende, protegido por la legislación civil, pudiendo
adquirir derechos y obligaciones. Para ello, es muy importante el concepto de concepción, en el
que se distinguen dos casos:
• Filiación por Naturaleza o Biológica: En este caso se quita la consideración que
establecía el anterior Código de que la concepción acontece en el seno materno,
respondiendo a la coherencia del Nuevo Código con la Ley N°26.743 de Identidad de
Género, que prima el principio de Igualdad y no discriminación. Para el derecho
argentino no es necesario someterse a una operación quirúrgica para proceder a la
modificación del género, por lo que una persona que ha nacido mujer puede cambiar
su Identidad de género a masculino y quedar embarazo, siendo considerado padre.
• Filiación derivada de las Técnicas de Reproducción Humana Asistida (TRHA): Con
respecto a este caso, el Nuevo Código Civil y Comercial no responde nada de manera
expresa, pero su respuesta deriva de diferentes aciertos legislativos y
jurisprudenciales. La Corte Internacional de Derechos Humanos admite que hay dos
lecturas diferentes del término concepción: una corriente entiende por concepción al
momento de fecundación del óvulo por el espermatozoide; otra considera que esto
sucede cuando se implanta el óvulo fecundado en el útero.
La Corte se inclina por la segunda, y por ende considera que el embrión no Implantado
no es persona humana, remitiendo a la Ley Nº26.862. La Corte Suprema de Justicia de
la Nación también comparte la misma opinión. Por fuera del CC y C, tanto la Ley
N°26.862 de Acceso Integral a los Procedimientos y Técnicas Médico-Asistenciales de
Reproducción Médlcamente Asistida, como su decreto reglamentarlo 95612013, siguen
esta línea Interpretativa de entender que el embrión in vitro no es persona humana,
fundándose en tres cuestiones: la donación de embriones, la crío preservación de los
mismos y la reaflrmación de la revocación del consentimiento hasta antes de la
transferencia del embrión en la persona.
El articulo 20 del Código hace referencia a la época de concepción, diciendo que es el
lapso entre el máximo y el mínimo fijados para la duración del embarazo. Se presume que el
tiempo máximo de embarazo es de 300 días mientras que el tiempo mínimo es de 180 días,
excluyendo el día del nacimiento. El artículo 21, por su parte, dice que los derechos y
obligaciones del concebido quedan adquiridos si nace con vida; si no nace con vida, se
considera que la persona humana nunca existió.

Principios Generales Respecto al Ejercicios de los Derechos:


Cuando hablamos del ejercicio de los derechos subjetivos por parte de los ciudadanos,
nos encontramos con una serie de principios generales a cumplirse. En el Nuevo Código Civil y
Comercial, estos principios se encuentran expresados a partir del artículo 9. Podemos nombrar:
• Principio de Buena Fe: "Los derechos deben ser ejercidos de buena fe" (art 9).
• Abuso del Derecho: " .. ./a ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos ... " (art 10;
ver unidad 1).
• Abuso de Posición Dominante: "Lo dispuesto en los artículos 9 y 1O se aplica cuando
se abuse de una posición dominante en el mercado ... " (ar/ 11). La posición dominante
en el mercado es la que posibilita que un determinado prestador o conjunto de
prestadores se abuse de su posición de fortaleza en la relación establecida con un
sujeto que se encuentra en una situación de debilidad jurídica, social o económica; ello
puede darse en situaciones de monopolio u oligopolio, pero también cuando la
naturaleza de las relaciones y las circunstancias generan un fenómeno de cautividad o
vulnerabilidad en quien las recibe.
• Orden Público y Fraude a la Ley: El articulo 12 consta de dos partes: en la primera
habla acerca del orden público, y en la segunda refiere al fraude.

Klein Ana Paula


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El orden público es un concepto dinámico pero que hoy en día está dividido en
subcategorias: orden público de coordinación (normas imperativas que determinan la
licitud de los actos), de dirección (regula las relaciones de mercado), y de protección
(protege a quienes son vulnerables, son reglas que permiten superar desigualdades
estructurales).
En cuanto al fraude, sabemos que las personas tienen libertad, según lo que establece
el articulo 19 de nuestra Constitución, pero ésta es limitada por la reglamentación que
promueve el orden público. Las personas pueden realizar acuerdos y determinar su
contenido, siempre que éste no burle una prohibición establecida por una norma; si lo
hace, es acto es considerado un fraude a la ley y es ineficaz.
• Renuncia: "Está prohibida la renuncia general de las leyes. Los efectos de la ley
pueden ser renunciados en el caso particular, excepto que el ordenamiento jurldico lo
prohiba" (art 13). Las leyes tienen carácter de obligatoriedad, por lo que está prohibida
la renuncia a las mismas; en los casos en los que la ley no lo prohíba, se puede
renunciar a sus efectos y así renunciar, por ejemplo, a ciertos derechos, como en el
caso de los contratos de transacción.
• Derechos Individuales y de Incidencia Colectiva: "En este Código se reconocen:
derechos individuales y derechos de incidencia colectiva ... " (art 14). La ley no ampara
el ejercicio abusivo de los derechos individuales cuando éstos puedan afectar a
derechos de incidencia colectiva (ver unidad 1).

Derechos y Bienes:
El capítulo 4 del Titulo Preliminar del Nuevo Código se refiere a los derechos y los
bienes. Así podemos identificar los siguientes principios acerca de este tema:
• Titularidad de los Derechos: "Las personas son titulares de los derechos individua/es
sobre los bienes que integran su patrimonio conforme con lo que establece este
Código" (art 15). Hoy en día, además de que las personas reconozcan derechos
individuales sobre bienes con valor económico que integran su patrimonio, existen
otros derechos sobre bienes que pertenecen a las personas y tienen utilidad pero no
valor económico (como los órganos o el material genético), otros que pertenecen a
ciertas comunidades (indígenas) o que integran · Ia categoría de bienes colectivos
(ambiente).
• Bienes y Cosas: Los derechos individuales pueden recaer sobre bienes susceptibles de
valuación económica. Si éstos son materiales se los denomina cosas, y en ese grupo
se incluyen la energía y otras fuerzas naturales que son puestas al servicio del hombre
(art 16).
• Derechos sobre el Cuerpo Humano: "Los derechos sobre el cuerpo humano o sus
partes no tienen valor comercial, sino afectivo, terapéutico, científico, humanitario o
social y sólo pueden ser disponibles por su titular siempre que se respete alguno de
esos valores y según lo dispongan las leyes especiales" (art 17). Este artículo enuncia
una categoría de derechos que no reconocen valor comercial; su disponibilidad se
encuentra condicionada a la satisfacción de alguno de esos valores de naturaleza extra
patrimonial y debe ajustarse a lo que dispongan las leyes especiales. Puede o no
existir una regulación con respecto a este tema, pero está claro que ante la ausencia
de reglas habría una tendencia del mercado hacia una comercialización salvaje. Es por
ello que la adecuada regulación ayuda al avance de la ciencia y posibilita la cura o el
control de muchas enfermedades y lesiones. Una de las leyes muy importantes acerca
de este tema es la Ley N°24.193 de Donación de Órganos.
• Derechos de las Comunidades Indígenas: "Las comunidades indlgenas reconocidas
tienen derecho a la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que
tradicionalmente ocupan y de aquellas otras aptas y suficientes para el desarrollo
humano ... " (art 18). Una de las atribuciones del Congreso, según lo que establece
nuestra Constitución, es reconocer a los pueblos indígenas y garantizarles su
identidad, personería jurídica y la posesión de sus tierras. Es por ello que el Congreso
sancionó la actual Ley N°25. 799 de Política Indígena y Apoyo a las Comunidades
Aborígenes, que es la base normativa para asegurar la plena participación de las
comunidades indígenas existentes en el país en el proceso socioeconómico y cultural
argentino, respetando sus valores y modalidades.

Klein Ana Paula


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Derechos y Actos Personalisimos:


Como ya dijimos en la primera unidad, los derechos personallsimos son una categoría de
derechos subjetivos .esenciales que pertenecen a la persona por su sola condición humana y
acompañan a la misma a través de su existencia. Dentro de ellos podemos nombrar:
• Inviolabilidad de la Persona Humana: La persona humana es inviolable y tiene derecho
al reconocimiento y respeto de su dignidad. Dignidad humana significa que un individuo
siente respeto y se valora a si mismo mientras es respetado y valorado por los demás,
y es considerada la fuente de la que derivan todos los derechos humanos.
• Derecho a la Intimidad: Tiene un ámbito público y otro privado. El último, denominado
personal o familiar y contemplado en el Código, consiste en la posibilidad que tiene
toda persona de poder gozar de un sector privado ajeno al conocimiento de terceros.
• Derecho al Honor: Está formado por dos facetas, una subjetiva y la otra objetiva. La
primera es la honra, y hace referencia a nuestra propia opinión sobre nosotros mismos;
la segunda es la reputación o fama, y consiste en la opinión o estimación ajena acerca
de nuestra persona.
• Derecho a la Identidad: Es el conjunto de elementos o aspectos que nos identifica a
cada uno, que nos hace diferenciarnos de los demás. Está formada por un aspecto
estático que comprende los datos somáticos de la persona (huellas digitales, ADN,
lugar y fecha de nacimiento, nombre de los progenitores) y por un aspecto dinámico
que comprende la estructura social y cultural que desarrolla la persona a lo largo de su
vida.
• Derecho a la Imagen: Permite impedir que por cualquier medio (visual, auditivo o
audiovisual) se capte, reproduzca, difunda o publique sobre nuestra persona de modo
que permita que se nos identifique sin nuestro consentimiento o el de la ley. Incluye
videos, fotos, caricaturas, audios, esculturas, retratos y toda otra forma de registro de
nuestra persona. Las excepciones al mismo son:
o Que la persona participe de actos públicos.
o Que las imágenes se utilicen con fines científicos, didácticos o culturales,
tomándose los recaudos suficientes para evitar daños innecesarios.
o Que se trate del ejercicio regular del derecho a informar sobre acontecimientos
de interés general.
Para captar y/o reproducir la imagen de una persona se requiere de su consentimiento,
que puede ser expreso o tácito. En el caso de que la persona haya fallecido, el
consentimiento es prestado por el cónyuge, los hijos, descendientes directos o en su
defecto el padre o la madre. Luego de transcurridos los 20 años del fallecimiento la
publicación es libre, siempre que la reproducción no sea ofensiva.
La persona lesionada en su imagen o alguien de su entorno puede reclamar la
prevención y reparación de los daños sufridos.
• Derecho a la Vida: Nuestra legislación protege a la vida humana no sólo desde el
nacimiento sino que desde la concepción. Por ende, se castiga el homicidio, el aborto y
cualquier otro atentado con la vida ajena.
• Derecho a la Integridad Física: El Código prohibe la realización de actos peligrosos que
atenten contra la vida o la integridad de las personas. Esto constituye una forma de
respeto a la dignidad humana. Aunque una persona se comprometa a través de un
contrato a hacer algo que implique un peligro para su propio ser, este contrato no
puede ser exigible, salvo que se cumplan las siguientes condiciones: esa actividad sea
la habitual de la persona (profesional o no) y se adopten las medidas de prevención y
seguridad adecuadas a las circunstancias.
Están prohibidos los actos de disposición del propio cuerpo que ocasionen disminución
permanente de su integridad o resulten contrarios a la ley, la moral o las buenas
costumbres, excepto que sean requeridos para el mejoramiento de la salud de la
persona o de otra persona y de conformidad con el ordenamiento jurídico. El trasplante
de órganos de rige por legislación especial (Ley N°24.193 de Trasplante de Órganos y
Material Anatómico). El consentimiento para los actos no comprendidos en la
prohibición puede ser revocado.
Está prohibida toda alteración genética del embrión que se trasmita a su descendencia.
Esto es así ya que esas prácticas son nuevas en el ámbito científico y hay temor de
alteración de la especie humana.

Klein Ana Paula


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Las investigaciones a realizarse en seres humanos, cuya eficacia y seguridad no están


comprobadas, pueden ser realizadas si se cumple con los siguientes requisitos:
descripción clara del proyecto, realizada por profesionales y científicos aptos, contar
con autorización pública y de la persona a la que se le realizará la prueba,
fundamentada en función a tener más beneficios que riesgos, que resguarde la
confidencialidad e intimidad de la persona, brindar acceso a la atención médica
necesaria en caso de resultados adversos, asegurar a los participantes la
disponibilidad de los tratamientos que se hayan demostrado beneficiosos.
La persona plenamente capaz puede disponer de sus exequias e inhumación, así
como de la dación de todo o parte del cadáver para fines terapéuticos, científicos,
pedagógicos o de índole similar. Si la voluntad del fallecido no ha sido expresada o no
es presumida, la decisión corresponde al cónyuge, al conviviente o en su defecto a los
parientes según el orden sucesorio, quienes deberán dar al cadáver el destino que le
habría dado el difunto.
El articulo 55 del Nuevo Código Civil y Comercial establece la disposición de los derechos
personalisimos. De él se desprende que estos derechos son relativamente indisponibles ya
que, a pesar de que la regla general sea la libertad para disponer de los mismos, ésta tiene un
limite en que no se perjudique intolerablemente la dignidad de la persona humana. El limite de
la posibilidad de disponer lo constituye que el consentimiento no sea contrario a la ley, a la
moral o a las buenas costumbres.

Atributos de la Persona Humana:


Los atributos son cualidades jurídicas inseparables de la persona porque hacen a la base
y esencia de su personalidad. Deben cumplir con ciertos caracteres; éstos son:
• Necesarios: Ninguna persona puede prescindir de ellos.
• Inseparables: No pueden segregarse o separarse de la persona humana.
• Inalienables: No pueden ser enajenados.
• Imprescriptibles: El transcurso del tiempo no determina que ellos se adquieran o se
pierdan.
• Únicos: Sólo se puede tener uno de cada clase.
En el Código de Vélez podíamos encontrar cinco atributos de la persona, aunque
actualmente con la implementación del Código Civil y Comercial podemos identificar cuatro.
Ellos son: el nombre, el domicilio, la capacidad y el patrimonio.

Capacidad:
La capacidad es la aptitud que tienen las personas para ser titulares de derechos, adquirir
obligaciones y ejercer dichos derechos por sí mismas. Es un atributo muy importante, hoy en
día considerado como un derecho humano, debido a que su reconocimiento guarda relación
con el respeto de la dignidad y de la libertad personal, y por lo que sus eventuales limitaciones
solo pueden ser establecidas legalmente. Se admite la existencia de determinadas
incapacidades solo con carácter restrictivo, excepcional y en función de la protección de un
determinado interés; las limitaciones a la capacidad no pueden ser totales o absolutas.
Podemos identificar dos clases o tipos de capacidad, que son reconocidos por nuestro
nuevo Código. Éstos son:
• Capacidad de Derecho: Consiste en la aptitud para ser titular de derechos y deberes
jurídicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples
actos o actos jurídicos determinados cuando considera a una persona incapaz de
derecho frente a determinados actos concretos. Las restricciones o limitaciones se
imponen a una persona en relación con ciertos hechos, simples actos o actos jurídicos,
son calificadas como concretas incapacidades de derecho, y se fundan en la protección
del orden público, por lo que en estos casos la incapacidad que ostenta la persona no
puede ser suplida por la actuación o intermediación de otra.
• Capacidad de Eiercicio: También denominada capacidad de hecho, de obrar o de goce,
se refiere a la aptitud para actuar por si los derechos reconocidos por el ordenamiento.
Las restricciones admisibles a la capacidad de ejercicio se fundan en ciertas
condiciones de la persona (minoría de edad, discapacidad intelectual o psicosocial) que
la tornan vulnerable frente a terceros, exponiéndola a riesgo de perjuicio o abuso.
Como respuesta a la limitación de la incapacidad se establece una figura que

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represente a esta persona impedida de obrar: en el caso de los menores de edad sus
padres o tutores y en el de las mayores de edad su curador.
Las personas consideradas incapaces de ejercicio son:
o La persona por nacer: Son representantes de ella sus padres.
o La persona que no cuenta con la edad y el grado de madurez suficiente: Son
representantes de ella sus padres o tutores.
o La persona declarada incapaz por sentencia judicial.
Se considera que una persona es menor de edad cuando no ha cumplido los 18 años, y
adolescente cuando tiene entre 13 y 18 años. Esto diferencia a dos grupos que conforman el
universo de la infancia: los niños y los adolescentes. Las diferentes regulaciones de infancia ya
venían haciendo mención concreta a la necesidad de esta distinción que provoca concretos
efectos jurídicos. Ubicarse en la franja de adolescente genera una presunción de madurez para
determinados actos que habilita su ejercicio por la persona menor de edad. Así, a partir de los
13 años, el adolescente puede decidir sobre tratamientos de salud no invasivos o que no
impliquen riesgo para su salud o su vida, actuar por sí en caso de conflictos entre sus
representantes legales, iniciar acciones para conocer sus orígenes, acceder a toda la
información acerca de su adopción.
La persona menor de edad, siempre que no esté emancipada, ejerce sus derechos a
través de sus representantes legales que pueden ser sus padres o tutores. A pesar de esto, la
que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede realizar por sí los actos que le son
permitidos por el ordenamiento jurídico y hasta puede intervenir con asistencia letrada en caso
de conflicto de intereses con sus representantes legales. La persona menor de edad tiene
derecho a ser olda en los procesos judiciales que impliquen decisiones sobre su persona. Los
adolescentes pueden decidir respecto a tratamientos que no resultan invasivos ni comprometen
su estado de salud o provocan un riesgo a su vida o integridad física. Si se trata de
tratamientos invasivos o que comprometen su salud, su integridad o su vida, el adolescente
debe prestar consentimiento con asistencia de sus progenitores; si existe conflicto será el juez
quien decide, teniendo en cuenta el interés superior del menor y las opiniones médicas. A partir
de los 16 años, el menor adolescente se considera como un adulto para las decisiones
atinentes al cuidado de su propio cuerpo.
La persona menor de edad que ha obtenido un título habilitante para el ejercicio de una
profesión puede ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previa autorización. Tiene la
administración y disposición de los bienes que adquiere con el producto de su profesión y
puede estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella.
Cuando hablamos de capacidad también debemos considerar sus restricciones. En este
caso, las restricciones al ejercicio de la capacidad se rigen por las siguientes reglas generales:
• La capacidad general de ejercicio de la persona humana se presume, por lo que se
exige un proceso en el que debe probarse rigurosamente la situación contraria a dicha
presunción para permitir cualquier restricción a la capacidad.
• Las limitaciones a la capacidad son de carácter excepcional y se imponen siempre en
beneficio de la persona, por lo que la limitación se realiza solo para determinados
actos.
• La intervención estatal tiene siempre carácter interdisciplinario, es decir, se pone en pie
de igualdad a psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros y terapistas
que junto con el juez deberán determinar la incapacidad de una determinada persona.
• La persona tiene derecho a recibir información a través de medios y tecnologías
adecuadas para su comprensión. Así, por ejemplo, un sordomudo necesitará de que se
comuniquen con él en lenguaje de señas o un ciego en lenguaje Braille.
• La persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con asistencia letrada, la
cual debe ser proporcionada por el Estado en el caso de que carezca de los medios
necesarios para conseguirla.
• Deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos y
libertades.
Existe dentro del ordenamiento jurídico una serie de sistemas de apoyo al eiercicio de la
capacidad, que son medidas de carácter judicial o extrajudicial que facilitan a la persona que lo
necesite la toma de decisiones para dirigir su persona, administrar sus bienes y celebrar actos
jurídicos o no. Tienen como función promover la autonomía y el ejercicio de los derechos de la
persona, y podemos ver distintos niveles: aquellos apoyos que simplemente facilitan la

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comunicación de la persona, otros que la ayudan a tomar decisiones y otros que directamente
toman decisiones en el lugar de ellas. El interesado en adquirir un apoyo puede proponer al
juez la designación de una o más personas de su confianza y éste, luego de evaluar los
alcances de la designación y procurando la protección de la persona, dictará una resolución.
Dentro de los incapaces de ejercicio encontramos un grupo de personas que son
denominadas inhabilitados o pródigos. Se considera pródigo a una persona que padece de una
alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que implica desventajas
considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral. Independientemente
de cuáles sean las causas, actúa habitualmente de tal manera que amenaza la pérdida del
patrimonio exponiendo a su cónyuge, conviviente, hijos menores o hijos mayores con
discapacidad. Éstas personas son las protegidas por la declaración de incapacidad del pródigo
o inhabilitado, ya que son ellas quienes se ven perjudicadas por la dilapidación del mismo. Esa
declaración implica la designación de un apoyo que debe asistir al inhabilitado, y la misma
puede cesar por orden del juez.
También debemos hablar, cuando tocamos el tema capacidad, de la representación y
asistencia. Entonces identificamos:
• Representación: Las personas incapaces ejercen por medio de sus representantes
aquellos derechos que no pueden ejercer por sí; las limitaciones a la capacidad de
obrar y sus motivaciones son establecidas en favor de la persona y deben ser
revisadas periódicamente al igual que la función representativa. Las decisiones sobre
los derechos personalisimos no son alcanzadas por la representación. Las
características de la misma son:
o Gradual y revisable mediante sentencia judicial.
o Flexible y proporcional de acuerdo con la extensión de la limitación a la
capacidad del sujeto.
o Excepcional.
o Legal.
o Doble, ya que el Ministerio Público actúa, por un lado, de manera
complementaria a la actuación de los progenitores y, por el otro, de manera
principal cuando hay inacción de los representantes legales y por ende se
encuentran comprometidos los derechos del representado.
o Está sujeta a contralor judicial.
Como ya dijimos, los representantes de las personas por nacer son sus padres, de los
menores de edad no emancipados sus padres o sus tutores, y de los mayores de edad
con capacidad restringida sus apoyos o el curador que se les nombre.
• Asistencia: Las personas con capacidad restringida y las inhabilitadas son asistidas por
los apoyos designados en la sentencia respectiva y en otras leyes especiales.
Dos conceptos muy importantes al hablar de representación y asistencia son la tutela y la
curatela, que definiremos a continuación:
• Tutela: Es una institución del derecho de familia que está destinada a otorgar
protección a la persona y a los bienes de un niño/a o adolescente que no ha alcanzado
la plenitud de su capacidad civil y no tenga personas que ejerzan la responsabilidad
parental para él. En el caso de que los progenitores no puedan ejercer la
responsabilidad parental, sea por fallecimiento o ausencia, ésta puede ser delegada
por ellos o por un juez a uno o más representantes legales o tutores, quienes asumen
su crianza, prestándoles educación, asistencia alimentaria, vivienda, salud y
esparcimiento y cuidando de su patrimonio si lo hubiere (con la debida rendición de
cuentas). Para la interpretación del concepto de tutela hay que tener siempre presentes
los principios generales que rigen la responsabilidad parental: interés superior del niño,
autonomía progresiva del hijo y derecho del niño a ser oído.
Las características de la tutela son: es representativa, subsidiaria (que concede o da
socorro a alguien), obligatoria, irrenunciable, intransmisible, y puede ser plural.
Además, podemos enumerar las funciones que cumple, que son:
o Cuidado de la Persona: El tutor o los tutores deben cuidar del niño/a o
adolescente promoviendo el reconocimiento de sus derechos y garantizándole
el ejercicio pleno, efectivo y permanente de los mismos. Se debe promover el
desarrollo del niño/a o adolescente.

Kleín Ana Paula


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o Cuidado de los Bienes: El tutor o los tutores son administradores de los bienes
del niño/a o adolescente y deben ejercer sus funciones de acuerdo con las
limitaciones y prohibiciones legales bajo el estricto contralor judicial y con la
intervención del Ministerio Público.
o Representación: El tutor o guardador realiza en nombre y por cuenta de la
persona tutelada menor de edad los actos jurídicos convenientes para su
cuidado y para la gestión de su patrimonio.
• Curatela: La curatela es un caso similar a la tutela pero para personas mayores de
edad que se encuentren absolutamente imposibilitadas de interaccionar con su entorno
y expresar su voluntad por cualquier modo, declaradas incapaces y para las cuales el
sistema de apoyos resulte ineficaz. La principal función del curador es la de cuidar a la
persona incapaz y sus bienes, y tratar de que recupere su salud, por lo que las rentas
de los bienes de la persona protegida deben ser destinadas preferentemente a ese fin.
La persona capaz puede designar, mediante directiva anticipada, a quien ha de ejercer
su curatela y también los padres pueden nombrar curadores de sus hijos incapaces,
aunque esas designaciones deben ser aprobadas judicialmente. A falta de esas
previsiones el juez puede nombrar al cónyuge, al conviviente, a los hijos, padres o
hermanos de la persona a proteger según quien tenga mayor aptitud, teniendo en
cuenta la idoneidad moral y económica.
El curador de una persona incapaz es tutor de los hijos menores de éste, siempre que
el juez no asigne al hijo menor de edad a un tercero.

Nombre:
El nbmbre es la denominación que corresponde a cada persona y que sirve para
individualizarla dentro de la sociedad. Es un derecho y deber de todas las personas humanas,
y protege intereses individuales y sociales: por un lado, es un atributo de la personalidad, un
elemento esencial, por lo que quien lo porta tiene derecho a usarlo y protegerlo de injerencias
de terceros; por otro, es una institución de policía civil en la que tiene incumbencia el Estado
para permitir la efectiva identificación de las personas dentro de la sociedad.
La doctrina considera al nombre como un derecho humano emparentado con el derecho a
la identidad. El mismo engloba el prenombre (nombre propio, individual o nombre de pila) y el
apellido, y posee las siguientes características:
• Obligatoriedad: Toda persona tiene el derecho y además el deber de llevar un nombre.
• Inmutabilidad: Las personas no se encuentran facultadas para cambiar de nombre,
excepto en aquellos supuestos contemplados por la ley.
• Unidad: Ningún sujeto puede tener más de un nombre.
• lndisponibilidad: Nadie puede enajenar, ceder ni donar su nombre.
• írrenunciabilidad: No se puede renunciar al nombre.
• Imprescriptibilidad: No se adquiere ni se pierde por el transcurso del tiempo.
En cuanto al prenombre, el Código establece una serie de reglas a considerar para su
elección. Los encargados de elegir el prenombre son los padres, las personas a quienes ellos
den su autorización o en su defecto los guardadores, el Ministerio Público o el funcionario deí
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas. No pueden inscribirse más de tres
prenombres, apellidos como prenombres, primeros nombres idénticos a primeros nombres de
hermanos vivos, ni prenombres extravagantes y pueden inscribirse nombres aborígenes o
derivados de voces aborígenes autóctonas y latinoamericanas.
En relación al apellido, el hijo matrimonial lleva el primer apelíido de alguno de los
cónyuges que deben ponerse de acuerdo o realizar un sorteo; a pedido de los padres o del
interesado con edad y madurez suficiente, se puede agregar el apellido del otro; todos los hijos
de un mismo matrimonio deben llevar el apellido y la integración compuesta que se haya
elegido para el primero de los hijos. Eí hijo extramatrimoniaí con un solo vínculo filiar lleva el
apellido de ese progenitor; en caso de tener ambos vínculos se procede al igual que con el hijo
matrimonial; si la segunda filiación se determina después, los padres disponen el orden o, en
caso de desacuerdo, lo hace el juez. En el caso de una persona menor de edad sin filiación
determinada, se la anota con el apellido que está usando o con un apellido común.
Los cónyuges pueden optar por usar el apellido del otro con la preposición "de" o sin ella.
La persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido considerado nulo no puede utilizar el apellido
del cónyuge, salvo que el juez se lo autorice. El cónyuge viudo puede seguir utilizando el

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apellido del fallecido mientras no contraiga nuevas nupcias ni constituya una unión
convivencia!.
El cambio del nombre (prenombre o apellido) sólo puede realizarse si existen motivos
considerados justos por el juez. Estos son: el seudónimo; la raigambre cultural, étnica o
religiosa; la afectación de la personalidad de la persona interesada siempre que se encuentre
acreditada. Los motivos considerados justos y que no requieren de intervención judicial son el
camoio de prenombre por razón de identidad de género y el cambio de prenombre y apellido
por haber sido victima de desaparición forzada, apropiación ilegal o alteración o supresión del
estado civil o la identidad.
El seudónimo o apodo puede tener la misma consideración y protección judicial que el
nombre en aquellos casos en los que el mismo haya sido empleado por una persona que tuvo
trascendencia en su actividad a causa de él, de modo que al anunciarlo se evoque
directamente a esta persona y no exista posibilidad de confusión.

Domicilio:
El domicilio es un lugar dentro del ámbito geográfico territorial que la ley atribuye como
asiento jurídico de la persona para la producción de determinados efectos jurídicos. Esta
imposición legal resultad necesaria a fin de que las personas puedan ser localizadas para el
cumplimiento de sus obligaciones y el ejercicio de sus derechos. Toda persona física tiene el
deber y el derecho de tener un domicilio, para así garantizar el funcionamiento del estado de
derecho.
Existen distintas clases de domicilios, que cumplen con diferentes funciones. Así,
podemos nombrar:
• Domicilio General: Es el que se aplica a todas las relaciones jurídicas de una persona.
Se subdivide en:
o Domicilio Real: Se trata del lugar donde la persona desarrolla su vida en
sentido amplio, en el ámbito donde centra y despliega sus actividades
familiares, culturales, sociales, deportivas, de esparcimiento. Es el lugar que el
individuo elige para vivir con demostrada intención, y está formado por un
elemento objetivo, la residencia habitual, y otro subjetivo, la intención de
permanecer en· él. Puede probarse por constancias de documentos públicos,
testimonios, documentos privados y demás medios que la ley disponga. Tiene
ciertas características: es único, voluntario e inviolable.
En los casos en que una persona física ejerza una actividad profesional o
económica, su domicilio real, a los fines del cumplimiento de las obligaciones
de quienes hayan contratado con él o que deriven de dicha actividad, es el
lugar donde se desarrollan dichas tareas.
o Domicilio Legal: Es el lugar donde la ley presume que una persona reside de
manera permanente para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus
obligaciones. Sólo la ley puede establecerlo y así: los funcionarios públicos
tienen su domicilio en el lugar que deben cumplir sus funciones; los militares en
servicio activo tienen su domicilio en el lugar en que lo están prestando; los
transeúntes o personas de ejercicio ambulante, como los que no tienen
domicilio conocido, lo tienen en el lugar de su residencia actual; las personas
incapaces lo tienen en el domicilio de sus representantes.
• Domicilio Especial: Es aquel domicilio fijado por las partes en determinado contrato,
lugar en el cual se ejercerán los derechos y obligaciones que de él emanan. Es de
carácter voluntario, facultativo y no está sujeto a formalidad alguna.
El domicilio puede cambiarse de un lugar otro. Esta facultad no puede ser coartada por
contrato ni por disposición de última voluntad. El cambio de domicilio se verifica
instantáneamente por el hecho de trasladar la residencia de un lugar a otro con ánimo de
permanecer en ella.

Patrimonio:
Para introducirnos al tema debemos comenzar con diferenciar dos conceptos: bien.es y
cosas. Según lo que establece nuestro Código, tenemos un grupo de bienes susceptibles de
valuación económica. Dentro de ellos existen dos grupos: los bienes materiales, denominados
cosas, y los bienes inmateriales o intangibles denominados bienes propiamente dichos.

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Existen distintas clases de cosas, según diferentes criterios que se adoptan para la
agrupación de las mismas. Podemos nombrar:
• Cosas en relación a sí mismas:
o Primera Clasificación:
, Muebles: Son todas aquellas cosas que, por su naturaleza, pueden
desplazarse por si mismas de forma autónoma (anímales) o por una
fuerza externa que las lleve de un lugar a otro (silla, jarrón, cuadro).
• Inmuebles: Pueden identificarse dos tipos de cosas inmuebles:
aquellas que lo son por su naturaleza y las que lo son por accesión.
Las primeras son aquellas que se encuentran inmovilizadas por si
mismas como el suelo, las cosas incorporadas a él de manera
orgánica (árboles, arbustos, plantas) y las que se encuentran debajo
del suelo sin el hecho del hombre (metales preciosos, napas
petrolíferas). Las otras son cosas muebles que fueron inmovilizadas
por su adhesión física al suelo de carácter perdurable, por lo que
forman un todo con el inmueble y no pueden ser objeto de un derecho
separado; la adhesión al suelo fue provocada por el hombre y no tiene
carácter temporario o provisorio, como por ejemplo un edificio o un
pozo de petróleo.
o Segunda Clasificación:
• Divisibles: Son aquellas cosas que pueden ser divididas en porciones
reales sin ser destruidas y sin perder, cada una de sus partes, la
individualidad. Así, por ejemplo, un auto podría fraccionarse pero
dejarla de ser auto por lo que no es considerada una cosa divisible,
como sí lo son el dinero o una parcela de tierra. Además, el Código
establece que las cosas son divisibles siempre que su fraccionamiento
no convierta en antieconómico su uso y aprovechamiento; tal es el
caso de los terrenos que deben tener ciertas medidas mínimas para
poder ser fraccionados.
• Indivisibles: Son aquellas cosas que no cumplan con las características
de divisibilidad antes mencionadas.
o Tercera Clasificación:
• Principales: Son aquellas que pueden existir por si mismas, que
poseen independencia en cuanto a su existencia. Pueden ser muebles
o inmuebles, como por ejemplo un auto.
• Accesorias: Son aquellas cuya existencia y naturaleza son
determinadas por otra cosa de la cual dependen o a la cual están
adheridas. A pesar de tener individualidad se hallan relacionadas con
otras cosas de tal manera que no pueden existir sin ellas, debiendo
seguir el régimen de la cosa principal. Cuando varias cosas muebles
se adhieren para formar un todo sin que sea posible distinguir cuál es
la accesoria y cuál la principal se toma como principal a la de mayor
valor. Podemos nombrar dentro de este grupo a las llaves de un auto.
Dentro del grupo de cosas accesorias podemos referirnos a los frutos y
productos de una cosa. Los frutos son los objetos que produce, de
modo renovable, una cosa, en forma regular y periódica, que pueden
extraerse de ella sin producir una alteración o disminución de su
sustancia; pueden ser naturales (crías de ganado, leche), industriales
(flores de un floricultor, cereales) o civiles (rentas que la cosa produce
por su uso). Los productos, en cambio, son los objetos no renovables
que se sacan de una cosa alterando o disminuyendo su sustancia; por
ejemplo, los minerales o metales de una mina.
o Cuarta Clasificación:
• Consumibles: Son aquellas cosas cuya existencia termina con el primer
uso. Su aptitud para satisfacer las necesidades humanas se agota en
una sola vez, como es el caso de las bebidas o los alimentos que
ingerimos.

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• No Consumibles: Son aquellas cosas que no dejan de existir en su


primer uso, aunque pueden ser susceptibles de consumirse o
deteriorarse después de algún tiempo. Ofrecen utilidad reiterada,
renovando la satisfacción de iguales o diversas necesidades en
épocas distintas. Por ejemplo, una resaltador o una silla.
o Quinta Clasificación:
• Fungibles: Son aquellas cosas consumibles que tienen el mismo poder
liberatorio, es decir, que carecen de individualidad. Involucran por de
sustitución, como por ejemplo el trigo, el vino o el aceite.
• No Fungibles: Son aquellas cosas no consumibles que poseen
individualidad y por ende no cuentan con el mismo poder liberatorio.
Dentro de este grupo podemos nombrar a un caballo o una remera.
o Sexta Clasificación:
• Bienes dentro del Comercio: Son aquellas cosas que son libremente
transmisibles por su titular.
• Bienes fuera del Comercio: Constituyen una excepción a la regla y son
aquellas cosas cuya transmisión está prohibida o reglamentada por la
ley o por actos jurídicos. Están fuera del circulo de las relaciones
patrimoniales privadas. La inalienabilidad de las cosas puede ser
absoluta, cuando se encuentra expresamente prohibida por la ley o por
actos jurídicos, o relativa, cuando para su enajenación se requiere de
una autorización previa.
• Cosas en relación a quienes pertenecen:
o Bienes Pertenecientes al Estado: Son un conjunto de bienes que, de acuerdo al
ordenamiento jurídico, pertenecen a la comunidad política del pueblo,
hallándose destinados al uso público, directo o indirecto, de los habitantes.
Tienen las características de ser inajenables, inembargables e imprescriptibles,
y pueden ser:
• De Dominio Público del Estado: Comprenden el mar territorial (agua,
lecho y subsuelo); las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas,
puertos, ancladeros y playas marítimas; los ríos, estuarios, arroyos,
lagos, lagunas, glaciares y toda otra agua que tenga o adquiera la
aptitud de satisfacer usos de interés general; las islas formadas o que
se formen en esas aguas; el espacio aéreo suprayacente al territorio y
a las aguas de la Nación; las calles, plazas, caminos, canales,
puentes y cualquier otra obra pública construida para utilidad o
comodidad común; los documentos oficiales del Estado; las ruinas y
yacimientos arqueológicos y paleontológicos.
• De Dominio Privado del Estado: Son aquellos que pertenecen al
Estado nacional, provincial o municipal, como por ejemplo la
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carecen de dueño; las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas,
sustancias fósiles; los lagos no navegables que carecen de dueño; las
cosas muebles de dueño desconocido que sean abandonadas,
excepto los tesoros; los bienes adquiridos por el Estado nacional,
provincial o municipal por cualquier titulo.
·o Bienes de los Particulares: Son todos aquellos bienes que no pertenezcan al
Estado nacional, provincial o municipal, sin importar las personas que tengan
derechos sobre ellos. En cuanto a las aguas que surgen de terrenos de
particulares, éstas pertenecen a sus dueños quienes pueden usar libremente
de ellas siempre que no alteren esos cursos de agua y conforme al control y a
las restricciones que establezcan las autoridades.
Otra cuestión importante a conocer es la existencia de los Derechos Patrimoniales, que
son aquellos derechos susceptibles de tener valor económico y por ende integran el patrimonio.
Dentro de ellos se encuentran:
• Derechos Reales: Otorgan facultad o poder sobre una cosa para disponer de ella,
utilizarla, aprovechar sus frutos. La cosa puede ser propia o ajena.

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• Derechos Personales {Creditorios): Son aquellos que otorgan a su titular (acreedor) la


facultad de exigir de otra persona (deudor) el cumplimiento de una determinada
obligación (de dar, de hacer o de no hacer).
• Derechos Intelectuales: Son aquellos que corresponden al autor de una obra artística,
literaria o científica, para explotar o disponer de la misma e impedir que otros la copien
o reproduzcan.
Ahora sí estamos en condiciones de definir al patrimonio. Podemos decir que se denomina
patrimonio al conjunto de bienes que posee una persona, entendiendo por bienes a todas las
cosas y derechos susceptibles de tener un valor económico. Está compuesto por un activo
(bienes, es decir, cosas y derechos) y un pasivo (deudas y obligaciones), aunque este
concepto dio a muchas discusiones ya que algunos autores consideran que las deudas u
obligaciones no forman parte del patrimonio sino que simplemente lo gravan. Las principales
caracteristicas del patrimonio son:
• Universalidad Jurídica: Todos los bienes que lo constituyen forman una masa
abstracta, ·diferente o independiente de sus componentes: a veces se adquieren
nuevos bienes, otras se pierden los que se tienen, pero el patrimonio siempre es el
mismo.
• Necesario: Toda persona debe tener un patrimonio.
• Inalienable: Como unidad, está fuera del comercio.
• Ünico: Toda persona puede tener un solo patrimonio.
El patrimonio del deudor es garantía común de los acreedores. Esto quiere decir que todos
los bienes del patrimonio del deudor responden por las deudas que él tenga, por lo que si el
deudor no cumple, los acreedores podrán ejecutar sus bienes y cobrarse del producido de
éstos. Este principio tiene dos importantes limitaciones: por un lado, los acreedores no son
todos iguales sino que hay algunos que tienen derecho a ser pagados antes que otros; por
otro, hay bienes a los cuales el principio no se aplica.
Los acreedores pueden ser:
• Privilegiados: Son aquellos que tienen el privilegio, dado por ley, de ser pagados con
preferencia, es decir, antes que otros acreedores.
• Con Derecho Real de Garantía {prenda o hipoteca): Tienen afectada una cosa mueble
o inmueble al cobro de su crédito.
• Quirografarios o Comunes: Son los que carecen de toda preferencia y, por lo tanto,
cobran después de que hayan cobrado los acreedores con privilegio o con derecho real
de garantía. Si el patrimonio del deudor no alcanza, ellos cobran sus créditos a
prorrata.
Existe una serie de bienes que están excluidos de la garantía común y que no pueden ser
embargados ni ejecutados porque se los considera indispensables para la subsistencia del
deudor o su familia. Podemos citar:
• Créditos por alimentos.
• El lecho cotidiano del deudor y su familia; ropas y muebles de uso indispensable;
instrumentos de trabajo.
• Bienes con beneficio de competencia.
• Inmuebles inscriptos como bien de familia: Puede afectarse al régimen de bien de
familia a un inmueble destinado a vivienda por su totalidad o hasta una parte de su
valor. La afectación se inscribe en el registro de la propiedad inmueble y no puede
afectarse más de un inmueble, por lo que si existen dos o más se debe optar por la
subsistencia de uno solo en ese carácter.
• Salario mínimo, vital y móvil.
• Jubilaciones y pensiones.
• Indemnizaciones por accidente de trabajo, despido u otras.
Antes de iniciarse un proceso o durante el transcurso del mismo pueden ocurrir hechos
que pongan en peligro el derecho de las partes o la eficacia de una sentencia, como ser que el
deudor disminuya a propósito su patrimonio o que haga desaparecer bienes. A pedido de la
parte interesada, el juez puede ordenar las denominadas medidas cautelares o precautorias
con el fin de asegurar el patrimonio del deudor para que el acreedor pueda cobrarse del mismo.
Las principales medidas cautelares son:

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• Embargo Preventivo: Se realiza sobre uno o varios bienes del deudor con el objeto de
inmovilizarlos y asegurar la responsabilidad del embargado.
• Secuestro: Consiste en desapoderar de un bien al deudor y entregarlo en depósito a un
tercero.
• Intervención Judicial: Consiste en designar a una persona para que intervenga en la
vida económica de una persona física o jurídica con el fin de controlar la
administración, reemplazar al administrador, informar al juzgado o incautar ingresos.
• Inhibición General de Bienes: Impide al deudor vender o gravar sus inmuebles o bienes
registrables. Es muy útil cuando el embargo resulta ineficaz por no conocerse los
bienes del deudor.
• Anotación de Litis: Consiste en anotar en un registro determinado que con relación a un
bien existe un litigio pendiente. Sólo avisa que sobre el bien hay litigio, de modo que los
terceros no puedan luego desconocer los derechos del vencedor del pleito.
• Prohibición de Innovar: En este caso el juez prohibe modificar una situación de hecho o
de derecho existente en determinado momento (el juez ordena que el inmueble se
mantenga desocupado).
• Prohibición de Contratar: Consiste en la prohibición de contratar sobre ciertos bienes.
Esa prohibición surge de la ley, un contrato o de la necesidad de asegurar la ejecución
o los bienes objeto de un pleito.
• Medidas Cautelares Genéricas: Son aquellas que se pueden solicitar a un juez cuando
las medidas previstas por la ley no fuesen suficientemente aptas para asegurar el
derecho de las partes o el cumplimiento de la sentencia.
La ley concede al acreedor diversas acciones para evitar que el deudor disminuya a
propósito su patrimonio. Éstas son:
• Acción Subrogatoria: Permite al acreedor ejercer los derechos de su deudor cuando
éste teniendo créditos contra otras personas no los cobra. Lo que el acreedor logre
cobrar ingresará al patrimonio del deudor, lo cual indirectamente beneficiará a todos los
acreedores. ·
• Acción de Simulación: Si el deudor pone bienes fuera del alcance de sus acreedores
por medio de un acto simulado, la ley concede a los acreedores perjudicados esta
acción para que se declare inexistente el acto simulado y el bien continúe en el
patrimonio del deudor.
• Acción Revocatoria: Si un deudor insolvente enajena alguno de sus bienes para sacarlo
de su patrimonio y burlar a sus acreedores, la ley concede a éstos la acción revocatoria
o pauliana para revocar dichos actos perjudiciales o en fraude de sus derechos.

Fin de la Existencia de la Persona Humana:


La existencia de la persona humana termina por su muerte. La comprobación de la muerte
queda sujeta a los estándares médicos aceptados, aplicándose la legislación especial en caso
de ablación de órganos del cadáver.

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Unidad 111, Primera Parte: Persona Jurídica

Persona Jurídica, Concepto:


De acuerdo con lo que establece el Código, son personas jurídicas todos los entes a los.
cuales el ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer
obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación.
El Código Civil y Comercial reglamenta la garantía constitucional de asociarse con fines
útiles, limitando la libertad de las personas jurídicas de acuerdo al principio de especialidad.
Este establece que la capacidad de la persona jurídica solo puede ejercerse en orden a los
fines de su constitución, es decir, de acuerdo a los objetivos que en su momento el Estado
computó como conducentes y en vista de los cuales reconoció al ente como sujeto de derecho.
La interpretación sobre la determinación de la actividad autorizada a la persona jurídica
debe ser realizada con prudencial amplitud, por lo que debe considerarse que la persona
jurídica está habilitada para encarar toda actividad más o menos relacionada con el fin de su
creación; el principio de especialidad impide que se desvirtúe el objeto para el cual la persona
jurídica se ha constituido.

Clasificación de las Personas Jurídicas:


Las personas jurídicas pueden ser públicas o privadas, de acuerdo a diversos elementos
como: el origen estatal, la finalidad pública o el interés público, el control del Estado, la
afectación de rentas públicas para el logro de su actividad, la atribución de potestad de imperio.
Son personas jurídicas públicas:
• El Estado nacional, las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los
municipios, que tienen personalidad jurídica suficiente para obligarse y adquirir
derechos en sus relaciones con los individuos físicos y con otras personas jurídicas.
• Las entidades autárquicas, que son núcleos desprendidos de la organización
administrativa del Estado a las que este encomienda funciones. públicas específicas
para lo cual las dota de un patrimonio propio y de las atribuciones necesarias para su
administración, como por ejemplo, las universidades nacionales o el Banco Central de
la República Argentina (BCRA).
• Otras entidades que ejercen algún tipo de función pública, aunque estén integradas por
particulares y pueden o no haber tenido injerencia decisiva del Estado en su
constitución. Por ejemplo, los colegios profesionales, los sindicatos o las obras
sociales.
• Los Estados extranjeros y las organizaciones internacionales de derecho internacional
público, como la Organización de las Naciones Unidas o la UNESCO.
Son personas jurídicas privadas las sociedades, asociaciones civiles, simples
asociaciones, fundaciones, iglesias, confesiones, comunidades o entidades religiosas,
mutuales, cooperativas, el consorcio de propiedad horizontal. La participación del Estado en
ellas no modifica su carácter, aunque la ley o el estatuto pueden prever derechos y
obligaciones diferenciados considerando el interés público comprometido en dicha
participación. Se rigen por las normas imperativas de la ley especial o del Código Civil y
Comercial, por las normas de los actos constitutivos con sus modificaciones y de los
reglamentos, por las normas supletorias de leyes especiales; las que se constituyen en el
extranjero se rigen por lo dispuesto en la ley general de sociedades.

Comienzo de la existencia de las Personas Jurídicas:


La existencia de la persona jurídica privada comienza desde su constitución. La regla es
que no necesita autorización legal para funcionar, excepto disposición en contrario; si es que
requiere autorización estatal no podrá funcionar antes de obtenerla. La personalidad jurídica
nace con el acuerdo de voluntades que es el carácter decisivo, mientras que la intervención
estatal es un reconocimiento meramente complementario y en función de policía de la entidad
creada por los particulares.
La pauta general es el sistema de libre constitución que poseen las sociedades civiles y
las simples asociaciones. Existe un sistema intermedio denominado sistema de disposiciones
normativas o sistema de registro, en el cual no se llega a la plena libertad en materia de
constitución sino que se la reglamenta en base al cumplimiento de recaudos legales por partes
de los fundadores; es el supuesto de la sociedades, en las cuales los socios fundadores

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pueden elegir entra varios tipos sociales preestablecidos legalmente con características que los
distinguen debiendo inscribirse además en el Registro Público correspondiente. En el otro
extremo se encuentra el sistema de concesión o autorización estatal, mediante el cual el poder
de policía del Estado constituye un acto mixto de autorización de la personaría jurídica y
aprobación de los estatutos de la entidad; es el caso de las asociaciones y fas fundaciones.
La persona jurídica tiene una personalidad distinta de fa de sus miembros, por lo que éstos
no responden por las obligaciones de la misma (excepto disposición en contrario). Cada
entidad es un sujeto de derecho independiente y es titular exclusivo de las relaciones jurídicas
en las que interviene.
La normativa consagra el principio de relatividad de la persona jurídica cuando es usada
con fines contra legem o para perjudicar a terceros. El principio de separación de la
personalidad no es absoluto, ya que cuando la persona jurídica es usada para obtener
finalidades distintas de aquella para la cual ha sido creada, y ello provoca perjuicio a un
tercero, resulta lícito indagar qué hay detrás del ente creado e imputar lá responsabilidad
directamente a sus integrantes.
La duración de la persona jurídica es ilimitada en el tiempo, excepto que la ley o el
estatuto dispongan lo contrario. Su objeto social, es decir, el conjunto de actos o categorías de
actos que la entidad se propone a realizar de acuerdo con el estatuto, debe ser preciso y
determinado.

Atributos de las Personas Jurídicas:


Las personas jurídicas cuentan con los siguientes atributos:
• Nombre: La persona jurídica debe tener un nombre que la identifique junto con el
aditamento indicativo de la forma jurídica adoptada; si la misma se encuentra en
liquidación debe indicar esta circunstancia en el mismo. A pesar de que es de libre
elección, el nombre debe cumplir con ciertos recaudos:
o Ser veraz, es decir, no contener enunciaciones o indicaciones capaces de
engañar al público.
o Ser lícito, es decir, no estar compuesto por expresiones inmorales contrarias a
las buenas costumbres.
o Ser original, es decir, no consistir en palabras que por su generalidad o
imprecisión no cumplan con la función de identificar a la entidad.
o Ser novedoso, es decir, no debe repetir expresiones o denominaciones ya
empleadas por otra persona jurídica.
o Gozar de aptitud distintiva respecto de otros nombres, de marcas, nombres de
fantasía u otras formas de referencia a bienes o servicios, se relacionen o no
con el objeto de la persona jurídica.
o Si incluye nombres de personas humanas requiere conformidad de éstas,
siendo sus herederos capaces de oponerse a la continuación del uso.
La autoridad administrativa de control suele dictar regulaciones en las cuales se
establecen pautas para la elección del nombre y además llevar un sistema de registro
de nombres para evitar nombres iguales que luego generen confusiones.
El nombre de la persona jurídica no debe ser confundido con el nombre comerciar, que
es un elemento del fondo de comercio que identifica al establecimiento comerciar en el
ámbito del tráfico comercial; es un medio de atracción de la clientela y constituye un
derecho patrimonial del empresario. La propiedad del nombre comercial se adquiere
por el uso, solo con relación al ramo en el que se utiliza y es transmisible con el fondo
de comercio; ef nombre social es inherente a la persona jurídica y constituye una
estipulación necesaria del contrato constitutivo a los efectos de la identificación de la
identidad, es intransmisible.
• Domicilio: El domicilio general de una persona jurídica es el fijado es sus estatutos o en
la autorización que se le dio para funcionar. Si posee muchos establecimientos o
sucursales tendrá domicilio especial en el lugar de ellas sólo para la ejecución de las
obligaciones allí contraídas. El cambio de domicilio requiere modificación del estatuto,
mientras que el cambio de sede puede ser resuelto por el órgano de administración.
El domicilio social no es la dirección precisa de una determinada ciudad o población, ya
que esa se conoce con el nombre de sede social. Sí los miembros no quieren que la

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dirección sea una cláusula del estatuto, este se limita a expresar la jurisdicción donde
la entidad tiene su domicilio y la sede se fija por instrumento separado.
Se tienen por válidas y vinculantes para la persona jurídica todas las notificaciones
efectuadas en la sede inscripta, ya que la ley presume que la entidad tiene su domicilio
en ese lugar y que subsiste hasta tanto se modifique y se proceda a la correspondiente
inscripción registra!. Frente a la notificación en la sede social inscripta, la persona
jurídica que pretende discutir la validez de la misma no puede argumentar eficazmente
que su sede se hallaba en otro lugar y declarar por ello como inválida esa notificación,
salvo que la persona que la haya enviado sepa que la entidad opera en una nueva
sede.
• Patrimonio: La persona jurídica debe tener un patrimonio. Aquella que se encuentre en
formación puede inscribir preventivamente a su nombre los bienes registrables.
El patrimonio de la entidad sirve para el cumplimiento de sus fines y es distinto del de
cada uno de sus miembros, pudiendo soportar sus propias deudas y
responsabilidades; los bienes de la entidad figuran en su propio patrimonio y no en el
de los individuos que la integran.

Fin de la Existencia de las Personas Jurídicas:


La existencia de las personas jurídicas finaliza con su disolución y posterior liquidación.
Una persona jurídica puede disolverse por:
• La decisión de sus miembros adoptada por unanimidad o por la mayoría establecida
por el estatuto o una disposición especial.
• La consecución del objeto para el cual la persona jurídica se formó o la imposibilidad de
cumplirlo.
• El vencimiento del plazo.
• La declaración de quiebra.
• La fusión, que consiste en la disolución de dos o más personas jurídicas sin liquidarse
con el fin de constituir una nueva o incorporarse a una ya existente.
• La escisión, que se refiere a destinar parte o el total de su patrimonio para fusionarse
con otras entidades, constituir una o varias nuevas.
• La reducción a uno del número de miembros.
• La denegatoria o revocación firmes de la autorización estatal para funcionar, cuando
esta sea requerida.
• El agotamiento de los bienes destinados a sostenerla.
• Cualquier otra causa prevista en el estatuto o en leyes especiales.
Luego de disolverse, la persona jurídica no puede realizar operaciones, debiendo concluir
aquellas pendientes con su liquidación. La liquidación consiste en el cumplimiento de las
obligaciones pendientes con los bienes del patrimonio de la persona jurídica o su producido en
dinero. El remanente, luego de realizar la liquidación, se entrega a sus miembros o a terceros
según diga el estatuto o exija la ley.
En caso de infracción responden ilimitada y solidariamente sus administradores y aquellos
miembros que, conociendo o debiendo conocer la situación y contando con el poder de
decisión necesario para ponerle fin, omiten adoptar las medidas necesarias al efecto.

Asociación Civil:
Las asociaciones civiles son personas jurídicas privadas que nacen de la unión estable de
un grupo de personas físicas o jurídicas que persiguen la realización de un fin de bien común
no lucrativo. Puede constituirse con fines artísticos, asistenciales, políticos, culturales,
deportivos, educacionales, mutualistas, religiosos, científicos, gremiales, de defensa de
sectores empresariales, de fomento edilicio, profesionales, siempre que su objeto no sea
contrario al interés general o al bien común.
Su objeto debe ser de interés y utilidad general para la comunidad, aunque de él también
pueden participar y beneficiarse sus miembros como ocurre, por ejemplo, en un club deportivo.
El lucro debe estar ausente, lo que no significa que la entidad no pueda desplegar actividades
que le permitan generar ganancias para cumplir con su finalidad específica.
El acto constitutivo de la asociación civil debe ser otorgado por instrumento público y ser
inscripto en el Registro Público correspondiente una vez otorgada la autorización estatal para

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funcionar (por la Inspección General de Justicia - IGJ); hasta la inscripción, la misma es tratada
como una simple asociación. Debe contener:
• Identificación de los constituyentes.
• Nombre de la asociación con el aditamento "Asociación Civil".
• Objeto.
• Domicilio social.
• Plazo de duración.
• Causales de disolución.
• Contribuciones que forman el patrimonio inicial.
• Fecha de cierre del ejercicio económico anual.
• Clases o categorías de asociados, y los deberes de cada una.
• Órganos sociales.
• Procedimiento de liquidación y destino de los bienes después de realizada la misma.
Como toda persona jurídica, la asociación civil cuenta con una serie de órganos que hacen
a su funcionamiento, a través de los cuales la misma expresa su voluntad y dirige sus acciones
en el aspecto interno y en el externo. Éstos son:
• Órgano de Administración: La Comisión Directiva es la que representa a este órgano.
Está formada por asociados, designados por la asamblea, que ocupan los cargos
previstos en el estatuto: Presidente, Secretario, Tesorero y Vocales. Ellos pueden
actuar como cuerpo colegiado o en forma unipersonal, reemplazándose la Comisión
Directiva por un Secretario General que puede ser honorario o remunerado. Entre sus
funciones podemos mencionar:
o Administra la entidad.
o Ejecuta las decisiones de la asamblea.
o Representa a la asociación frente a terceros.
• Órgano de Representación: Quien ejerce el gobierno de la asociación es la Asamblea,
conformada por la reunión de los miembros de la asociación. Es el órgano soberano en
sus decisiones y presupone deliberación de los temas a tratar entre sus miembros. A
través de la Asamblea los asociados participan de los actos de gobierno, aunque el
estatuto puede restringir o excluir el derecho de voto de ciertos miembros por
encontrarse en circunstancias específicas.
La Asamblea debe ser convocada conforme al procedimiento fijado en el estatuto, que
debe fijar el quórum necesario para las deliberaciones y las mayorías necesarias para
aprobar sus resoluciones. Entre sus funciones podemos nombrar:
o Nombrar y remover miembros de la Comisión Directiva.
o Aprobar su gestión.
o Modificar el estatuto.
o Establecer la forma y orientación que debe tener la actividad de la asociación.
o Realizar toda otra función no delegada a otro órgano por el estatuto.
Entre las clases de Asambleas podemos mencionar dos: la ordinaria, que se reúne
periódicamente para tratar asuntos de rutina; y la extraordinaria, que se reúne
excepcionalmente para tratar asuntos especiales o de gravedad.
• Órgano de Fiscalización: La Comisión Revisora de Cuentas es la que se encarga del
control dentro de las asociaciones civiles. Puede ser un cuerpo colegiado o unipersonal
(síndico) y estar o no integrada por personas asociadas. Los integrantes de este
órgano no pueden pertenecer a la Comisión Directiva ni ser certificantes de los estados
contables de la asociación.
Este órgano es obligatorio en las asociaciones con más de cien asociados, y sus
funciones son:
o Vigilar al órgano ejecutivo.
o Fiscalizar el manejo patrimonial de la entidad.
Debido a que las asociaciones requieren de autorización para funcionar, las mismas se
encuentran sujetas a contralor permanente de la autoridad competente, nacional o
local, según corresponda.

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Simples Asociaciones:
Las simples asociaciones son una especie de asociación que posee formalidades más
sencillas para su constitución y un régimen de responsabilidad patrimonial agravada para los
administradores de la entidad en caso de insolvencia. Como no gestionan autorización estatal,
su acto constitutivo puede ser otorgado por instrumento público o por instrumento privado con
firma certificada de escribano público. Al nombre se le debe agregar el aditamento "simple
asociación" o "asociación simple".
Se rigen en cuanto a su acto constitutivo, gobierno, administración, socios, órgano de
fiscalización y funcionamiento por lo dispuesto para las asociaciones civiles.

Fundaciones:
Las fundaciones son personas jurídicas que se constituyen con una finalidad de bien
común, sin propósito de lucro, mediante el aporte patrimonial de una o más personas,
destinado a hacer posibles sus fines. Para existir como tales requieren necesariamente
constituirse mediante instrumento público y solicitar y obtener autorización del Estado para
funcionar. Si el fundador es una persona humana, puede disponer su constitución por acto de
última voluntad.
Este tipo de entidad resulta necesaria cuando sus miembros deciden agruparse para
realizar actividades y obras de bien común para las cuales el Estado prevé un régimen especial
con beneficios exclusivos, como por ejemplo, en materia fiscal. Nace de un acto jurídico
unilateral del fundador que puede ser una persona física o jurídica, no requiere acuerdo de
voluntades, no tiene miembros, y el fundador pasa a ser un tercero extraño a la entidad una
vez que el Estado la autoriza a funcionar como tal.
Tiene órganos y beneficiarios; éstos últimos no forman parte de ellas pero constituyen la
razón de su existencia. A pesar de que el fin sea el bien común no lucrativo, los beneficiarios
pueden recibir ventajas mensurables económicamente, como por ejemplo, atención médica.
Además, la fundación puede realizar actividades lucrativas para conservar su patrimonio y
obtener nuevos recursos.
Poseer un patrimonio inicial que posibilite el cumplimiento de los fines propuestos por el
estatuto es un requisito indispensable para que las fundaciones obtengan la autorización
estatal. La Inspección General de Justicia de la Nación (IGJ) es la encargada de evaluar si los
bienes aportados por el fundador permiten cumplir con el fin altruista de la entidad.
El acto constitutivo de la fundación debe ser otorgado por el o los fundadores o
apoderados con poder especial si se lo hace por acto entre vivos; o por el autorizado por el
juez sucesorio si se lo hace por disposición de última voluntad. El instrumento debe ser
presentado ante la autoridad de contralor para su aprobación y contener:
• Los datos de los fundadores y/o apoderados:
o Si son personas humanas el nombre, edad, estado civil, nacionalidad,
profesión, domicilio y número de documento.
o Si son personas jurídicas la razón social y el domicilio.
• Los datos de la fundación:
o Nombre y domicilio.
o Objeto, preciso y determinado.
o Patrimonio inicial.
o Plazo de duración.
o Organización del Consejo de Administración y designación de sus integrantes.
o Cláusulas acerca del funcionamiento de la entidad.
o Procedimiento para la reforma del estatuto.
o Fecha de cierre del ejercicio anual.
o Causas de disolución y forma de liquidación.
o Plan de acción.
El gobierno y la administración de las fundaciones está a cargo de un Consejo de
Administración, integrado por un mínimo de tres personas humanas con los cargos de
Presidente, Secretario y Tesorero, y con la posibilidad de existencia de un grupo de Vocales.
Este órgano tiene todas las facultades necesarias para el cumplimiento del objeto de la
fundación dentro de las condiciones que establezca el estatuto. Es el órgano máximo de la
fundación y tiene funciones como:
• Llevar a cabo la administración y el gobierno de la fundación.

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• Realizar actos de administración y disposición de bienes.


• Decidir la reforma de los estatutos, la fusión y hasta la disolución de la entidad.
Los fundadores, mediante el estatuto, pueden reservarse por disposición expresa a ocupar
cargos dentro del Consejo de Administración, así como también a designar a los consejeros. La
designación de los mismos puede además ser conferida a instituciones públicas o a entidades
privadas sin fines de lucro. Los miembros del Consejo pueden ser permanentes o temporarios.
El estatuto puede, además, prever la delegación de las facultades de gobierno y
administración a favor de un Comité Ejecutivo integrado por miembros del Consejo de
Administración o por terceros, el cual debe ejercer sus funciones entre los períodos de reunión
del Consejo y con rendición de cuentas a él. Puede también delegar sus facultades ejecutivas
en una o más personas humanas que ostentan el cargo de Gerentes o Apoderados, sean o no
miembros del Consejo de Administración.
Las fundaciones deben proporcionar a la autoridad de contralor de su jurisdicción toda la
información que ella les requiera, ya que es constantemente vigilada y fiscalizada por la
autoridad administrativa. Además, si bien la ley no lo prevé, los fundadores, en el acto
fundacional, pueden crear órganos internos de control regulados por su propio estatuto. Es el
caso de la Sindicatura o de la Comisión Revisora de Cuentas, compuestas por miembros del
Consejo de Administración o por terceros que llevan a cabo las siguientes funciones:
• Fiscalizan las cuentas de la entidad y el correcto empleo de fondos.
• Pueden formular denuncias al organismo de control ante irregularidades de la entidad.

Sociedades:
De acuerdo a lo que establece el artículo 1 de la Ley General de Sociedades, habrá
sociedad si una o más personas en forma organizada y conforme a uno de los tipos previstos
en la ley, se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o
servicios, participando de los beneficios y soportando las pérdidas.
El contrato por el cual se constituya o modifique una sociedad, se otorgará por instrumento
público o privado. El acto constitutivo, su modificación y el reglamento, si lo hubiese, se
inscribirán en el Registro Público del domicilio social y en el Registro que corresponda al
asiento de cada sucursal, incluyendo la dirección donde se instalan.
La inscripción se dispondrá previa ratificación de los otorgantes, excepto cuando se
extienda por instrumento público o las firmas sean autenticadas por escribano público u otro
funcionario competente. Las sociedades harán constar en la documentación que de ellas
emane, la dirección de su sede y los datos que identifiquen su inscripción en el Registro.
Dentro de los veinte días del acto constitutivo, éste se presentará al Registro Público o
ante la autoridad de contralor para su inscripción. El plazo para completar el trámite será de
treinta días adicionales, quedando prorrogado cuando resulte excedido por el normal
cumplimiento de los procedimientos. La inscripción solicitada tardíamente o vencido el plazo
complementario, sólo se dispone si no media oposición de algunos de las partes interesadas.
Las personas autorizadas para la inscripción son los mandatarios especiales para realizar los
trámites de constitución, los representantes de la sociedad designados en el acto constitutivo
que se encuentran autorizados para realizarlos o en su defecto cualquier socio que representa
a la sociedad.
La sociedad solo se considera regularmente constituida con su inscripción en el Registro
Público. Cuando se trate de sociedades por acciones, el Registro Público, remitirá un
testimonio de los documentos con la constancia de la toma de razón al Registro Nacional de
Sociedades por Acciones.
El instrumento de constitución debe contener, sin perjuicio de lo establecido para ciertos
tipos de sociedades, los siguientes requisitos:
• El nombre, edad, estado civil, nacionalidad, profesión, domicilio y número de
documento de identidad de los socios.
• La razón social o la denominación, y el domicilio de la sociedad. Si en el contrato
constare solamente el domicilio, la dirección de su sede deberá inscribirse mediante
petición por separado suscripta por el órgano de administración.
• La designación de su objeto, que debe ser preciso y determinado.
• El capital social, expresado en moneda argentina, y la mención del aporte de cada
socio.
• El plazo de duración.

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• La organización de la administración, de su fiscalización y de las reuniones de socios.


• Las reglas para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas.
• Las cláusulas necesarias para que puedan establecerse con precisión los derechos y
obligaciones de los socios entre sí y respecto de terceros.
• Las cláusulas atinentes al funcionamiento, disolución y liquidación de la sociedad.
La ley N°26.994 introduce la figura de la Sociedad Anónima Unipersonal. Sólo se admite
que sean unipersonales las Sociedades Anónimas, se trata de un acto jurídico unilateral, no
puede ser único socio otra Sociedad Anónima Unipersonal, la denominación debe ser
"Sociedad Anónima Unipersonal" o su abreviatura S.A.U., y la integración del aporte debe ser
un 100% al momento de su constitución. Están sujetas a fiscalización estatal permanente, lo
que implica que deban tener una sindicatura plural y un directorio plural en forma obligatoria.
Lo que queda claro es que la nueva figura no atiende a lá problemática de la limitación de
la responsabilidad del empresario individual. En cuanto a la utilización de esta nueva figura, se
consideran dos casos posibles:
• El de la entidad totalmente integrada de una empresa extranjera que, al contar con esta
figura, podrá ser la única socia fundadora de una sociedad local (filial) sin verse
sometida a los riesgos que derivarían de la necesidad de contar con otro socio local.
• Para las empresas nacionales de cierta envergadura o las Sociedades Anónimas que
ya poseen tres síndicos y tres directores, que tendrán la posibilidad de establecer
. unidades de negocios con patrimonios y personalidad jurídica diferenciada.

Estatutos:
Un estatuto es el conjunto de reglas fundamentales que organizan y rigen la vida de la
persona jurídica. En él se establecen el nombre, el domicilio, y el fin u objeto de la persona
jurídica; cómo se forma e integra el patrimonio y cuál será el destino de éste cuando se
disuelva la persona jurídica. Se establecen además cuáles los órganos de gobierno, de
administración y de fiscalización; el modo de tomar las decisiones, la forma de votar, los
derechos y obligaciones de cada miembro, los requisitos para ingresar en la entidad. Los
estatutos deben ser aprobados pos la Inspección General de Personas jurídicas.

Unidad 111, Segunda Parte: Empresa. Empresario.

Personas Humanas Empresarias y Cuasi Empresarias:


Conforme a lo que establece el artículo 320 del Nuevo Código Civil y Comercial se
somete, entre otros sujetos y entes, a ciertas personas humanas a llevar contabilidad. De esto
surge la identificación de dos categorías de personas humanas: una general y otra especial,
sujeta a obligaciones contables. La categoría especial está compuesta por dos clases de
personas humanas:
• Cuasi Empresarias: Son aquellas que realizan una actividad económica organizada.
Los sujetos que integran esta clase son:
o El antiguo comerciante individual: Si bien desaparece en el Nuevo Código la
figura del comerciante, el que revestía tal calidad mantiene ahora la obligación
de llevar contabilidad, sea o no titular de una empresa o de un establecimiento.
Comerciante es quien realiza una actividad de intermediación en el cambio de
bienes.
o Los sujetos individuales no considerados comerciantes: Hay sujetos no
comerciantes que ahora se encuentran obligados a llevar contabilidad. Es el
caso de los prestadores de servicios que no se interponen en el comercio de
bienes pero que despliegan una actividad económica organizada. También
aplica en esta categoría el caso del fiduciario persona física (quien posee
autorización para administrar los bienes de otra persona) cuando la
administración registra cierta complejidad.
• Empresarias: Son aquellas que son titulares de una empresa o de un establecimiento
comercial, industrial o de servicios.

Empresa y Empresario:
Se ha definido a la empresa como la organización en la cual se coordinan el capital y el
trabajo y que, valiéndose del proceso administrativo, produce y comercializa bienes y servicios

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en un marco de riesgo. Buscar armonizar los intereses de sus miembros y tiene por finalidad
crear, mantener y distribuir riqueza entre ellos. Es una organización con finalidad económica y
responsabilidad social, generadora de productos y servicios que satisfacen necesidades y
expectativas del ser humano. A nivel jurídico la empresa no tiene un estatuto propio, por lo que
debe atenderse al régimen legal de sus diversos elementos descriptos, resultando de interés
los aportes del derecho tributario y del derecho laboral.
Una empresa está compuesta por dos elementos. Éstos son:
• Fondo de Comercio: Es el elemento objetivo ya que puede ser objeto del negocio de
transferencia, lo que implica cierta separación patrimonial entre acreedores del fondo y
acreedores personales de las partes.
• Empresario: Es el elemento subjetivo y puede ser una persona física o jurídica. Es
titular de todas las relaciones jurídicas y responsable de la empresa en tanto la
organiza, la dirige, explota y percibe sus resultados. Un mismo empresario puede tener
varias empresas como unidades productivas independientes.
Actualmente, el concepto de empresario ha evolucionado a una concepción de
empresario profesional que solo promueve y administra la empresa sin ser su dueño.
Lo que lo define es ser el centro de una serie de contratos mediante los cuales la
empresa adquiere su configuración.
El concepto de empresario permite distinguir diversas categorías o roles que pueden o
no coincidir en una misma persona: el empresario de titulo (titular de la empresa y
responsable por sus obligaciones), el de gestión (quien dirige la empresa) y el de
riesgo (accionista o socio de la sociedad).
De acuerdo a todo esto, el término empresa puede utilizarse para referirse al
establecimiento comercial o industrial, al empresario titular y responsable de la misma, a la
actividad cumplida.

Establecimiento Comercial, Industrial o de Servicios:


La "empresa" y el "establecimiento comercial, industrial o de servicios" no son lo mismo, ya
que este último es la parte material de la empresa y no el todo. Cuando la ley habla del titular
del establecimiento debe entenderse a ambos conceptos como análogos, ya que se utilizó esa
expresión de manera ejemplificativa.
El establecimiento comercial o fondo de comercio comprende las instalaciones,
existencias en mercaderías, nombre y enseña comercial, la clientela, el derecho al local, las
patentes de invención, las marcas de fábrica, los dibujos y modelos industriales, las
distinciones honorificas y todos los derechos derivados de la propiedad comercial e industrial o
artística. La obligación contable pesa sobre el titular de un fondo de comercio, sea su
propietario, locatario, comodatario o que lo detente a cualquier titulo siempre que tenga el
control de los recursos y de sus resultados, es decir, que lo explote, ya que tal titularidad le da
carácter de empresario.

Agentes Auxiliares de Comercio:


Luego de la puesta en vigencia del Nuevo Código Civil y Comercial, los agentes auxiliares
de comercio como los corredores y martilleros mantienen sus obligaciones profesionales
especiales, incluyendo matricula y contabilidad, dado que tales obligaciones resultan de leyes
especiales no derogadas (Ley N°20.266 modificada por la Ley N°25.028).
El corretaje consiste en la intermediación independiente entre la oferta y la demanda de un
determinado bien o servicio, a efectos de que las partes concluyan entre si un contrato o
negocio determinado. El corredor no debe estar ligado a las partes por relaciones de
colaboración, subordinación o representación y se rige por un estatuto especial.
El martillero, por su parte, es el auxiliar encargado de los remates. El remate es un acto de
intermediación por el cual el martillero o rematador adjudica determinados bienes o derechos al
mejor postor mediante un procedimiento denominado subasta. Es designado por la parte
oferente de los bienes y servicios, y tiene derecho al reintegro de gastos y a una comisión que,
generalmente, debe ser abonada por el adquiriente. El que realiza remates en forma habitual y
profesional también se rige por un estatuto especial.

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Contabilidad y Estados Contables:


Como dijimos anteriormente, y de acuerdo a lo que establece el Nuevo Código Civil y
Comercial, están obligadas a llevar contabilidad:
• Las personas jurídicas privadas.
• Quienes realizan una actividad económica organizada (cuasi empresarios).
• Quienes son titulares de una empresa o establecimiento comercial, industrial,
agropecuario o de servicios (empresarios).
Además puede llevarla voluntariamente cualquier otra persona si solicita su inscripción y la
habilitación de sus registros o rubricación de sus libros. Quedan excluidas de estas
obligaciones las personas humanas que desarrollan profesiones liberales o actividades
agropecuarias y conexas (dirigidas a la transformación o enajenación de productos
agropecuarios en el ejercicio normal de tales actividades) no ejecutadas u organizadas en
forma de empresa. También pueden ser eximidas de llevar contabilidad las actividades que
poseen escaso volumen de giro de negocios, ya que en ellas el registro de las operaciones se
podría tornar un inconveniente.
La contabilidad debe ser llevada de acuerdo a ciertos principios contables básicos
reconocidos por las normas contables profesionales. Éstos son:
• Uniformidad: Deben mantenerse los mismos criterios contables para la preparación del
balance y estado de resultados a fechas sucesivas.
• Claridad: Se deben seguir los esquemas fijados por la ley y las normas profesionales
para presentar la información.
• Veracidad: Debe existir concordancia entre la exposición de los hechos económicos
descriptos en los estados contables y la existencia material de ellos.
• Completitividad y Significatividad: La contabilidad debe ofrecer un cuadro completo de
la actividad del sujeto, no una parcialidad, reflejando la totalidad del estado patrimonial
del sujeto, de las operaciones realizadas y de sus resultados. El principio de
significatividad hace referencia a que, cuando existen montos de insignificancia
relativa, éstos pueden ser incluidos en rubros de conceptos diversos.
• Unidad: El sujeto no puede llevar simultáneamente varios juegos de registros o libros,
ya que esto facilitaría la comisión de fraudes.
• Partida Doble: Los asientos contables deben cumplir con este principio y por ende la
suma de lo que se debita debe ser igual a la suma de lo que se acredita en cada uno
de ellos.
Son registros indispensables el Diario, Inventario y Balances, aquellos que corresponden a
una adecuada integración de un sistema de contabilidad y que exige la importancia y
naturaleza de las actividades a desarrollar (el libro de caja, el de documentos, el de
vencimientos y efectos a cobrar y a pagar, el de compras y ventas, el de movimientos de
mercaderías, el de gastos generales, el de ganancias y pérdidas y el libro borrador) y los que
en forma especial imponga el Código u otras leyes.
El interesado debe llevar su contabilidad mediante la utilización de libros y debe
presentarlos, debidamente encuadernados, para su individualización en el Registro Público
correspondiente. La individualización consiste en anotar en el primer folio el número de
ejemplar, el nombre del titular y el número de folios que contiene junto con la fecha y la firma
del encargado del Registro. Éste último debe llevar una nómina alfabética, de consulta pública,
de las personas que solicitan la rubricación de sus libros o autorización para llevar los registros
contables de otra forma, de las que surgen los libros que les fueron rubricados y, en su caso,
de las autorizaciones que les confieren.
Está prohibido alterar el orden de los asientos; dejar espacios en blanco; interlinear,
raspar, enmendar o tachar los asientos; mutilar parte alguna del libro, arrancar hojas o alterar la
encuadernación o foliatura; cualquier otra circunstancia que afecte la inalterabilidad de las
registraciones. Los registros contables deben ser llevados en forma cronológica, actualizada,
sin alteración alguna y en idioma y moneda nacional; deben permitir determinar, al cierre de
cada ejercicio económico anual, la situación patrimonial, su evolución y sus resultados; deben
permanecer en el domicilio del titular.
Al cierre del ejercicio, quien lleva contabilidad obligada o voluntaria debe confeccionar sus
estados contables, que comprenden como mínimo un Estado de Situación Patrimonial y un
Estado de Resultados que deben asentarse en el Registro de Inventarios y Balances. El Libro
Diario debe contener el registro de todas las operaciones relativas a la actividad de la persona

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que tienen efecto sobre el patrimonio, individualmente o en registros resumidos que cubran
períodos de duración no superiores al mes, surgidos de anotaciones detalladas practicadas en
Subdiarios.
Excepto que leyes especiales establezcan plazos superiores, deben conservarse por diez
aílos: los libros, contándose el plazo desde el último asiento; los demás asientos, desde la
fecha de la última anotación practicada; los instrumentos respaldatorios, desde su fecha. Los
herederos deben conservar los libros del causante y exhibirlos en caso de necesidad.
El titular puede, previa autorización del Registro Público de su domicilio:
• Sustituir uno o más libros, excepto el de Inventarios y Balances, o alguna de sus
formalidades, por la utilización de ordenadores u otros medios mecánicos, magnéticos
o electrónicos que permitan la individualización de las operaciones y de las
correspondientes cuentas deudoras y acreedoras y su posterior verificación.
• Conservar la documentación en microfilm, discos ópticos u otros medios aptos para ese
fin.
La petición que se formule al Registro Público debe contener una adecuada descripción
del sistema, con dictamen técnico de Contador Público e indicación de los antecedentes de su
utilización. Una vez aprobado, el pedido de autorización y la respectiva resolución del
organismo de contralor, deben transcribirse en el libro de Inventarios y Balances. La
autorización sólo se debe otorgar si los medios alternativos son equivalentes, en cuanto a
inviolabilidad, verosimilitud y completitud, a los sistemas cuyo reemplazo se solicita.
La contabilidad, obligada o voluntaria, llevada en la forma y con los requisitos prescritos,
debe ser admitida en juicio, como medio de prueba. Sus registros prueban contra quien la lleva
o sus sucesores, aunque no estuvieran en forma, sin admitírseles prueba en contrario. El
adversario no puede aceptar los asientos que le son favorables y desechar los que le
perjudican, sino que habiendo adoptado este medio de prueba, debe estarse a las resultas
combinadas que presenten todos los registros relativos al punto cuestionado. La contabilidad,
obligada o voluntaria, prueba en favor de quien la lleva, cuando en litigio contra otro sujeto que
tiene contabilidad, obligada o voluntaria, éste no presenta registros contrarios incorporados en
una contabilidad regular. Sin embargo, el juez tiene en tal caso la facultad de apreciar esa
prueba, y de exigir, si lo considera necesario, otra supletoria. Cuando resulta prueba
contradictoria de los registros de las partes que litigan, y unos y otros se hallan con todas las
formalidades necesarias y sin vicio alguno, el juez debe prescindir de este medio de prueba y
proceder por los méritos de las demás probanzas que se presentan. Si se trata de litigio contra
quien no está obligado a llevar contabilidad, ni la lleva voluntariamente, ésta sólo sirve como
principio de prueba de acuerdo con las circunstancias del caso. La prueba que resulta de la
contabilidad es indivisible.

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Unidad IV: Hechos y Actos

Hecho Jurídico:
El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al ordenamiento jurídico, produce el
nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas. Es el productor de
efectos jurídicos, y abarca una serie de supuestos (hechos, omisiones o abstenciones),
situaciones o incluso estados de ánimo o mentales con incidencia en la realidad. Estos hechos
pueden provenir tanto del hombre como de la naturaleza; los estados psíquicos pueden ser
hechos jurídicos si se exteriorizan, los hechos futuros o la probabilidad de que existan también
pueden ser considerados hechos jurídicos.
Pero no toda situación o hecho produce efectos jurídicos, sino que es el ordenamiento
jurídico quien determina cuáles hechos le van a interesar y cuáles no. Es por esto que la
doctrina suele distinguir entre hechos que no producen consecuencias jurídicas de los otros
que sí las producen, aunque no hay una distinción concreta entre ambos. Cuando hablamos de
un hecho de la naturaleza, por ejemplo, puede que el mismo tenga o no efectos jurídicos de
acuerdo a las condiciones en las que se produzca.
Existen tres tipos o clases de hechos jurídicos de acuerdo a los efectos que producen.
Éstos son:
• Hechos Constitutivos: Son aquellos que tienen como consecuencia el nacimiento o la
adquisición de una relación o situación jurídica. La adquisición puede ser traslativa,
cuando el derecho se transfiere integralmente a un nuevo sujeto y queda excluido el
anterior titular, o constitutiva, cuando el autor conserva el derecho constituyente.
• Hechos Extintivos: Son aquellos que ponen fin a los derechos.
• Hechos Modificativos: Las modificaciones son las contingencias que se producen entre
el nacimiento y la extinción de una relación jurídica que no modifican los elementos de
la relación o situación jurídica. La modificación puede producirse por cambio en los
sujetos o por modificaciones en el contenido que puede producir mayor eficacia en el
derecho.

Clasificación de los Hechos Jurídicos:


Como ya dijimos, los hechos jurídicos pueden emanar de la naturaleza o bien provenir de
la persona humana. Así surge una gran clasificación dentro de ellos que nos permite identificar
dos grupos:
• Hechos de la Naturaleza: Son aquellos en los que no interviene el ser humano o
aquellos en los que éste participa pero como ente biológico. Entre los primeros
podemos nombrar a un terremoto o una fuerte tormenta que produzcan destrozos en
una ciudad; en el segundo grupo podemos nombrar al nacimiento o fallecimiento de
una persona.
• Hechos Humanos: Son aquellos que emanan directamente de un sujeto, siempre y
cuando no sean producto de actos inconscientes o reflejos, como por ejemplo, la
compra de un agua en un kiosco o contratar un servicio de transporte público. Dentro
de este grupo podemos identificar dos subgrupos:
o Hechos Voluntarios: Son aquellos que se realizan de manera consciente.
Deben cumplir con los siguientes requisitos o elementos de la voluntad:
• Requisitos Internos o Subjetivos:
✓ Discernimiento: Es una aptitud de inteligencia que permite
distinguir lo verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto, lo
conveniente de lo inconveniente de las acciones humanas. Se
trata de un estado de conciencia que permite al sujeto apreciar
las consecuencias de sus acciones. El discernimiento se
presume, y quien invoca lo contrario debe acreditarlo.
✓ Intención: Supone la aptitud para entender el acto concreto que
se realiza.
✓ Libertad: Es la facultad de elegir entre distintas alternativas
espontáneamente, sin coacciones. Los actos humanos se
presumen libres.
• Requisito Externo u Objetivo:

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✓ Forma: Consiste en la exteriorización o manifestación oral,


escrita o tácita de la voluntad.
Los actos voluntarios pueden ser, a su vez, lícitos o ilícitos. En el primer grupo
identificamos al simple acto lícito que puede ser definido como la acción voluntaria no
prohibida por la ley de la que resulta alguna adquisición, modificación o extinción de
relaciones o situaciones jurídicas; produce efectos con independencia de la voluntad de
las partes, ya que no tienen por fin inmediato la producción de efectos sobre las
situaciones y relaciones jurídicas. El segundo grupo comprende aquellos actos
contrarios o prohibidos por la ley que se producen con intención de perjudicar y pueden
provocarse por imprudencia o negligencia.
• Hechos Involuntarios: Son aquellos que no cumplen con alguno de los
requisitos de los actos voluntarios (discernimiento, intención, libertad o forma).

Manifestación de la Voluntad:
La voluntad vale en la medida en que se la exteriorice; debe salir del plano de la
conciencia a fin de hacerse reconocible por otras personas, destinatarios directos o indirectos
de dicha exteriorización. La declaración de la voluntad importa un acto de comunicación de la
intención de una persona hacia otra u otras.
Los actos pueden exteriorizarse oralmente, por escrito, por signos inequívocos (gestos
que tienen significados muy precisos e inconfundibles) o por la ejecución de un hecho material.
La expresión de la voluntad puede ser positiva, verbal o escrita, o negativa.
Podemos identificar dos tipos de voluntad: la voluntad de la manifestación y la de
contenido. La primera tiene como objetivo comunicar a otros algo, mientras que la segunda se
encamina a la obtención de una finalidad. Cuando ambos aspectos son coincidentes no se
producen inconvenientes, pero sí se prestan dificultades cuando no existe armonía entre una y
otra o cuando alguna de ellas es inválida o nula. Este problema resulta controvertido en la
doctrina, ya que existen diferentes posturas acerca de cuál de ellas prevalece. Las teorías que
se identifican con respecto a este tema son:
• Teoría de la Voluntad: Le otorga prioridad a la voluntad interna sobre la manifestada.
• Teoría de la Declaración: Considera que la voluntad sólo puede ser aprehendida por su
manifestación externa.
• Teoría de la Responsabilidad y de la Confianza: Es la teoría intermedia, y sostiene que
la declaración de voluntad prevalece sobre la efectiva voluntad cuando el sujeto emisor
generó confianza o una expectativa legítima en la otra parte.
Nuestro Código asigna privilegio a la postura voluntarista, aunque se ajusta a la teoría de
la confianza.
El silencio opuesto a actos o a una interrogación no es considerado como una
manifestación de voluntad conforme al acto o a la interrogación, excepto en los casos en los
que haya un deber de expedirse que puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de
los usos y prácticas o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.
La manifestación tácita de la voluntad resulta de los actos por los cuales se la puede
conocer con certidumbre y carece de eficacia cuando la ley o la convención exigen una
manifestación expresa. Es el resultado de la conexión de distintos actos cumplidos por una
persona que ponen de manifiesto la existencia de una voluntad determinada, y es indirecta, ya
que se infiere del comportamiento del agente. Tiene por finalidad proporcionar elementos para
interpretar de qué forma se interpreta la voluntad del emisor aun cuando el sujeto no haya
actuado con el propósito de manifestarla. Por ejemplo, una persona que recibe habitualmente
mercadería de un comerciante y no la rechaza, significa que la ha aceptado.

Vicios de la Voluntad:
Los vicios de la voluntad son aquellos defectos que afectan a alguno de los requisitos de
los hechos voluntarios. Podemos nombrar:
• Error: Es el falso conocimiento de la realidad de las cosas y afecta a la intención del
sujeto. Debe ser:
o De hecho, es decir, recaer sobre algún elemento de hecho, contenido o
presupuesto del acto.
o Esencial, es decir, se refiere al elemento del acto que se ha tenido en mira al
tiempo de su celebración. Para cumplir con este requisito debe recaer sobre la

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naturaleza del acto, un bien o un hecho diverso que se pretendió designar, una
cualidad sustancial del bien que se pretendió designar, los motivos personales
que hayan sido incorporados expresa o tácitamente, la persona con la cual se
celebró o a la cual se refiere el acto si ella fue determinante para su
celebración.
o Reconocible por el destinatario, es decir, el destinatario pudo conocerlo según
la naturaleza del acto y las circunstancias de persona, tiempo y lugar. El error
es reconocible cuando el destinatario, usando la normal diligencia, hubiera
podido darse cuenta de él; es irrelevante que el destinatario de la declaración
haya o no reconocido el error, sino que basta con que el mismo fuera
objetivamente reconocible.
• Dolo: Es uno de los clásicos vicios de la voluntad y suprime la intención. Está formado
por dos componentes, la acción dolosa y la omisión dolosa. La primera hace referencia
a toda aserción de lo falso o disimulación de lo verdadero, es cualquier artificio, astucia
o maquinación que se emplee para la celebración del acto; la segunda implica guardar
silencio cuando se advierte que la otra parte se encuentra equivocada o incurre en
error respecto de algún elemento esencial del contrato que es determinante de su
consentimiento.
El autor del dolo puede ser una de las partes del acto o un tercero y, para que sea
considerado vicio de la voluntad, debe cumplir con los siguientes requisitos:
o Ser esencial, es decir, viciar el consentimiento porque fue la causa
determinante del acto al inducir a la víctima a que lo consienta en condiciones
desventajosas para ella.
o Ser grave, ya que no hay dolo si el artificio o engaño es menor, una simple
picardía, exageración o avivada que cualquiera podría advertir sin esfuerzo
extra. La gravedad debe ser apreciada según las características y condiciones
de la víctima.
o Ser determinante de la voluntad, es decir, el engaño debe estar encaminado a
lograr que otro realice un determinado acto jurídico.
o Provocar un daño importante, es decir, la víctima tiene que haber
experimentado un perjuicio de cierta magnitud.
o No debe existir en ambas partes.
La demanda de nulidad siempre debe exigirse contra la otra parte del acto, aun cuando
el autor del dolo hubiera sido un tercero. El autor del dolo debe reparar el daño
causado.
• Violencia: Es un vicio que afecta a la libertad de los personas, y comprende dos
grandes categorías o clases:
o Fuerza: Consiste en cualquier forma de fuerza física irresistible, situación en la
cual el sujeto no puede optar. La víctima se ve obligada a realizar el acto del
cual, por su gravedad o superioridad, resulta imposible sustraerse; debe
haberse visto superada por los hechos, ya sea porque debido a la urgencia del
caso y la amenaza de sufrir un mal inminente no da al damnificado tiempo
suficiente para acudir al auxilio de la autoridad pública o porque existen
presiones, influencias o impedimentos justificados que impiden deshacerse del
referido mal.
La víctima realiza un acto marcadamente involuntario por falta de libertad. La
fuerza es la causa determinante del mismo.
o Intimidación: En este caso el sujeto también es objeto de coacción, pero su
voluntad no se suprime totalmente sino que está viciada. Se condiciona la
libertad de la víctima, la cual elige entre dos males el que entiende que es
menor o más llevadero.
La amenaza constituye una acción psicológica sobre una de las partes del acto
jurídico, a la que se le inspira temor de infligirle o de sufrir un mal inminente y
grave si realiza o no realiza un acto determinado. Para considerarse vicio las
amenazas deben haberse exteriorizado, ser concretas y de posible
cumplimiento; el daño debe ser inminente y grave, es decir, no debe poder
contrarrestarse. Pueden recaer sobre la persona parte contratante, sobre sus
bienes, sobre un tercero o sobre bienes de terceros.

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El autor de la acción violenta puede ser una de las partes del acto o un tercero. En el
caso de que la violencia haya sido ejercida por una de las partes, la perjudicada cuenta
con dos acciones: la nulidad y la acción resarcitoria.

Acto Jurídico:
El acto jurídico es el acto voluntario licito que tiene por fin inmediato la adquisición,
modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas. Sus caracteres son:
• Voluntario: Es ejecutado por la persona con discernimiento, intención y libertad, es
decir, sin vicios de la voluntad.
• Licito: No debe estar en contra de lo que establece el ordenamiento jurídico.
• Produce Efectos Jurídicos: Su fin inmediato o especifico, lo que lo diferencia de todo
otro acto, es la producción de efectos jurídicos de manera intencional.
Dentro de los sujetos del acto jurídico podemos encontrar como principal componente a
las partes del mismo, que son quienes intervienen en él, quienes ejercen una prerrogativa
jurídica propia y a quienés se imputan las situaciones y las relaciones jurídicas que el acto tiene
por finalidad establecer. También podemos nombrar a los sucesores universales o singulares, a
los otorgantes (quienes prometen por medio del acto), a los representantes (sustituyen a las
partes en cuyo interés actúan) y a terceros extraños al acto (acreedores, sucesores a titulo
singular, penitus extranei, intervinientes no partes).
El obieto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario
a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de los derechos ajenos o de la
dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un motivo especial se haya prohibido
que lo sea.
La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido
determinante de la voluntad al realizar el acto. También integran la causa los motivos
exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa o
tácitamente si son esenciales para ambas partes. Aunque la causa no esté expresada en el
acto se presume que existe mientras no se pruebe lo contrario; el acto es válido aunque la
causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera.
En cuanto a la forma de los actos jurídicos podemos decir que existe una libertad de
formas: si la ley no designa una forma determinada para la exteriorización de la voluntad, las
partes pueden utilizar la que estimen conveniente; además, pueden convenir una forma más
exigente que la impuesta por la ley. El acto que posee una forma impuesta o exigida por la ley
y no se otorga siguiéndola no queda concluido como tal mientras no se haya otorgado el
instrumento previsto, pero vale como acto en el que las partes se han obligado a cumplir con la
expresada formalidad, excepto que ella se exija bajo sanción de nulidad.
La expresión escrita puede tener lugar por instrumentos públicos, o por instrumentos
particulares firmados o no firmados. Puede hacerse constar en cualquier soporte, siempre que
su contenido sea representado con texto inteligible, aunque su lectura exija medios técnicos.
Los instrumentos particulares pueden estar firmados o no; si lo están, se llaman instrumentos
privados; si no lo están, se los denomina instrumentos particulares no firmados, comprendiendo
esta categoría todo escrito no firmado, entre otros, los impresos, los registros visuales o
auditivos de cosas o hechos y, cualquiera que sea el medio empleado, los registros de la
palabra y de información.
La firma prueba la autoría de la declaración de voluntad expresada en el texto al cual
corresponde. Debe consistir en el nombre del firmante o en un signo. En los instrumentos
generados por medios electrónicos, el requisito de la firma de una persona queda satisfecho si
se utiliza una firma digital, que asegure indubitablemente la autoría e integridad del
instrumento.

Instrumentos Públicos:
Podemos identificar como instrumentos públicos a:
• Las escrituras públicas y sus copias o testimonios.
• Los instrumentos que extienden los escribanos o los funcionarios públicos con los
requisitos que establecen las leyes.
• Los títulos emitidos por el Estado nacional, provincial o la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, conforme a las leyes que autorizan su emisión.

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Son requisitos de validez del instrumento público: la actuación del oficial público en los
limites de sus atribuciones y de su competencia territorial; y las firmas del oficial público, de las
partes, y en su caso, de sus representantes. No tiene valor el instrumento autorizado por un
funcionario público en un asunto en el que parientes de hasta el cuarto grado o segundo de
afinidad estén interesados. Se presupone, para la validez del instrumento, que el oficial público
se encuentre efectivamente en funciones.
Los instrumentos públicos extendidos de acuerdo con lo que establece el Código gozan de
entera fe y producen idénticos efectos en todo el territorio de la República, cualquiera sea la
jurisdicción donde se hayan otorgado. Carece de validez el instrumento público que tenga
enmiendas, agregados, borraduras, entrelíneas y alteraciones en partes esenciales, si no están
salvadas antes de las firmas requeridas; el instrumento que no tenga la forma debida vale
como instrumento privado si está firmado por las partes.
No pueden ser testigos en instrumentos públicos: las personas incapaces de ejercicio y
aquellas a quienes una sentencia les impide ser testigo en instrumentos públicos; los que no
saben firmar; los dependientes del oficial público; el cónyuge, el conviviente y los parientes del
oficial público, dentro del cuarto grado y segundo de afinidad.
El instrumento público posee eficacia probatoria, es decir, hace plena fe en cuanto a que
se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los hechos que el oficial público enuncia como
cumplidos por él o ante él hasta que sea declarado. falso en juicio civil o criminal; en cuanto al
contenido de las declaraciones sobre convenciones, disposiciones, pagos, reconocimientos y
enunciaciones de hechos directamente relacionados con el objeto principal del acto
instrumentado, hasta que se produzca prueba en contrario. Los testigos de un instrumento
público y el oficial público que lo autorizó no pueden contradecir, variar ni alterar su contenido,
si no alegan que testificaron u otorgaron el acto siendo víctimas de dolo o violencia.
Un contradocumento particular que altera lo expresado en un instrumento público puede
invocarse por las partes, pero es inoponible respecto a terceros interesados de buena fe.

Vicios de los Actos Jurídicos:


Los vicios de los actos jurídicos son ciertos defectos de ellos que pueden llegar a producir
su invalidez. Podemos nombrar:
• Lesión: Se produce cuando una de las partes, explotando la necesidad, debilidad
psíquica o inexperiencia de la otra, obtiene una ventaja patrimonial evidentemente
desproporcionada y sin justificación. Se presume, excepto prueba en contrario, que
existe tal explotación en caso de notable desproporción de las prestaciones. Los
cálculos deben hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción debe
subsistir en el momento de la demanda. El afectado tiene opción para demandar la
nulidad o un reajuste equitativo del convenio, pero la primera de estas acciones se
debe transformar en acción de reajuste si éste es ofrecido por el demandado al
contestar la demanda. Sólo el lesionado o sus herederos pueden ejercer la acción.
• Simulación: Es la declaración de un contenido de voluntad no real emitido
conscientemente y de acuerdo entre las partes. Las partes de un negocio bilateral, de
acuerdo entre ellas, dictan una regulación de intereses distinta de la que piensan
observar en sus relaciones, persiguiendo a través del negocio, un fin disimulado. ·
De acuerdo a los que establece el Código, se produce simulación cuando se encubre el
carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro, cuando el acto contiene
cláusulas que no son sinceras o fechas que no son verdaderas, o cuando por él se
constituyen o transmiten derechos a personas interpuestas que no son aquellas para
quienes en realidad se constituyen o transmiten.
Los requisitos para que exista son: haber un acto jurídico, haber un acuerdo simulatorio
entre los intervinientes de un negocio y tener como fin inmediato perseguido por las
partes el engaño a terceros. Puede recaer sobre la naturaleza del acto o sobre su
contenido y objeto. La simulación puede ser:
o Licita: Es aquella que cumple con los requisitos de simulación pero conforme al
ordenamiento jurídico. Simplemente encubre al acto real.
o Ilícita: Es aquella que perjudica a un tercero, y provoca la nulidad del acto. En
este caso puede presentarse un contradocumento que pruebe el verdadero
acto realizado. Los terceros cuyos derechos o intereses legítimos son
afectados por el acto simulado pueden demandar su nulidad y acreditar la

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simulación por cualquier medio de prueba. Quienes hayan afectado a terceros


tienen el deber de indemnizarlos por los daños causados, y los que contrataron
de mala fe con el deudor responden solidariamente por los daños causados al
acreedor.
• Fraude: Se produce cuando el deudor se insolvente para no cumplir con sus
obligaciones. En este caso, el acreedor puede solicitar una acción revocatoria o
pauliana, que consiste en la declaración de inoponibilidad de los actos celebrados por
su deudor en fraude de sus derechos y de las renuncias al ejercicio de derechos o
facultades con los que hubiese podido mejorar o evitado empeorar su estado de
fortuna. Para proceder con esta acción se debe cumplir una serie de requisitos:
o Que el crédito sea de causa anterior al acto impugnado, excepto que el deudor
haya actuado con el propósito de defraudar a futuros acreedores.
o Que el acto haya causado o agravado la insolvencia del deudor.
o Que quien contrató con el deudor a título oneroso haya conocido o debido
conocer que el acto provocaba o agravaba la insolvencia.
El efecto del fraude es el deber de indemnizar. El fraude no puede oponerse a los
acreedores del adquirente que de buena fe hayan ejecutado los bienes comprendidos
en el acto. Si el acreedor fue cómplice, es decir, conocía el estado de insolvencia, no
tiene derecho a recibir indemnizaciones. Quien contrató de mala fe responde
solidariamente por los daños causados al acreedor.
Cesa la acción de los acreedores si el adquirente de los bienes transmitidos por el
deudor los desinteresa o da garantía suficiente. La declaración de inoponibilidad se
pronuncia exclusivamente en interés de los acreedores que la promueven y hasta el
importe de sus respectivos créditos.

Modalidades de los Actos Jurídicos:


Los actos jurídicos pueden ser simples o modales. Los segundos deben estar sujetos a
una serie de requisitos; éstos son:
• Condición: Es aquella cláusula de los actos jurídicos por la cual las partes subordinan
su plena eficacia o resolución a un hecho futuro e incierto. Puede ser:
o Suspensiva o Resolutoria: La suspensiva da lugar al nacimiento de un derecho
(te regalo tal cosa si te recibís); la resolutoria, en cambio, extingue un derecho
(dejo de regalarte si te recibís). ·
o Potestativa, Causal o Mixta: La potestativa se refiere a hacer algo por voluntad
o no de la persona (te regalo si quiero); la causal se refiere a hacer algo si
sucede determinado hecho (te regalo si llueve); la mixta es una combinación
de las dos anteriores.
Es nulo el acto sujeto a un hecho imposible, contrario a la moral y a las buenas
costumbres, prohibido por el ordenamiento jurídico o que depende exclusivamente de
la voluntad del obligado. La condición no opera retroactivamente, excepto pacto en
contrario.
El cumplimiento de la condición obliga a las partes a entregarse o restituirse,
recíprocamente, las prestaciones convenidas, aplicándose los efectos correspondientes
a la naturaleza del acto concertado, a sus fines y objeto. Si se hubiese determinado el
efecto retroactivo de la condición, el cumplimiento de ésta obliga a la entrega recíproca
de lo que a las partes habría correspondido al tiempo de la celebración del acto.
El incumplimiento de la condición no puede ser invocado por la parte que, de mala fe,
impide su realización.
• Plazo: La exigibilidad o la extinción de un acto jurídico pueden quedar diferidas al
vencimiento de un plazo, que se refiere a un hecho futuro y cierto. El plazo se presume
establecido en beneficio del obligado a cumplir o a restituir a su vencimiento; el
obligado que cumple o restituye antes del plazo no puede repetir lo pagado. El obligado
a cumplir no puede invocar la pendencia del plazo si se ha declarado su quiebra, si
disminuye por acto propio las seguridades otorgadas al acreedor para el cumplimiento
de la obligación, o si no ha constituido las garantías prometidas.
El plazo puede ser:

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o Suspensivo o Resolutorio: El primero persigue el diferimiento en el tiempo del


ejercicio de las facultades que incumben al titular de un derecho, mientras que
el segundo persigue la caducidad o extinción de un derecho.
o Determinado o Indeterminado: El primero es aquel fijado por las partes, la ley o
el juez, mientras que el segundo no tiene una determinación precisa.
o Cierto o Incierto: En el primero se conoce con precisión y de antemano el
momento en que se produce el vencimiento, mientras que en el segundo el
vencimiento se fija en consideración a un hecho futuro.
o Esencial o No Esencial: En el primero el cumplimiento de la prestación
comprometida sólo es útil en el tiempo designado, mientras que en el segundo,
pese al vencimiento, el cumplimiento sigue siendo de utilidad para el acreedor
o interesado.
o Expreso o Tácito: El primero existe de manera expresa, mientras que el
segundo surge implícitamente de la naturaleza y las circunstancias del acto.
o Voluntario, Legal o Judicial: El primero es fijado por las partes, el segundo
establecido por la ley y el tercero se fija mediante un juez competente.
• Cargo (o Modo): Es una obligación accesoria y excepcional impuesta al adquirente de
un derecho. No impide los efectos del acto, excepto que su cumplimiento se haya
previsto como condición suspensiva, ni los resuelve, excepto que su cumplimiento se
haya estipulado como condición resolutoria.
El derecho adquirido es transmisible por actos entre vivos o por causa de muerte y con
él se traspasa la obligación de cumplir el cargo, excepto que sólo pueda ser ejecutado
por quien se obligó inicialmente a cumplirlo. Si el cumplimiento del cargo es inherente a
la persona y ésta muere sin cumplirlo, la adquisición del derecho principal queda sin
efecto, volviendo los bienes al titular originario o a sus herederos.

Ineficacia de los Actos Jurídicos:


Los actos jurídicos pueden ser ineficaces en razón de su nulidad o de su inoponibilidad
respecto de determinadas personas.
La nulidad puede cuestionarse por vía de acción u oponerse como excepción. En todos los
casos debe sustanciarse. El acto nulo puede convertirse en otro diferente válido cuyos
requisitos esenciales satisfaga, si el fin práctico perseguido por las partes permite suponer que
ellas lo habrían querido si hubiesen previsto la nulidad. Un acto jurídico celebrado para obtener
un resultado que es propio de los efectos de otro acto, es válido si no se otorga para eludir una
prohibición de la ley o para perjudicar a un tercero.
La nulidad puede ser:
• Absoluta o Relativa:
La primera se produce cuando los actos contravienen el orden público, la moral o las
buenas costumbres. Puede declararse por el juez, o alegarse por el Ministerio Público y
por cualquier interesado.
La segunda se produce cuando la ley impone esta sanción a ciertos actos sólo en
protección del interés de ciertas personas. Sólo puede declararse a instancia de las
personas en cuyo beneficio se establece y, excepcionalmente, puede invocarla la otra
parte si es de buena fe y ha experimentado un perjuicio importante.
• Total o Parcial:
La primera es la que se extiende a todo el acto.
La segunda es la que afecta a una o varias de sus disposiciones. La nulidad de una
disposición no afecta a las otras disposiciones válidas si son separables; si no son
separables, porque el acto no puede subsistir sin cumplir su finalidad, se declara la
nulidad total. En la nulidad parcial, en caso de ser necesario, el juez debe integrar el
acto de acuerdo a su naturaleza y los intereses que razonablemente puedan
considerarse perseguidos por las partes.
La nulidad pronunciada por los jueces vuelve las cosas al mismo estado en que se
hallaban antes del acto declarado nulo y obliga a las partes a restituirse mutuamente lo que
han recibido. Los actos jurídicos nulos, aunque no produzcan los efectos de los actos válidos,
dan lugar en su caso a las consecuencias de los hechos en general y a las reparaciones que
correspondan. Todos los derechos reales o personales transmitidos a terceros sobre un
inmueble o mueble registrable, por una persona que ha resultado adquirente en virtud de un

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acto nulo, quedan sin ningún valor, y pueden ser reclamados directamente del tercero, excepto
contra el subadquirente de derechos reales o personales de buena fe y a título oneroso.
Hay confirmación cuando la parte que puede articular la nulidad relativa manifiesta
expresa o tácitamente su voluntad de tener al acto por válido, después de haber desaparecido
la causa de nulidad. El acto de confirmación no requiere la conformidad de la otra parte. Si la
confirmación es expresa, el instrumento en que ella conste debe reunir las formas exigidas para
el acto que se sanea y contener la mención precisa de la causa de la nulidad, de su
desaparición y de la voluntad de confirmar el acto; la confirmación tácita resulta del
cumplimiento total o parcial del acto nulo realizado con conocimiento de la causa de nulidad o
de otro acto del que se deriva la voluntad inequívoca de sanear el vicio del acto.
La confirmación del acto entre vivos originalmente nulo tiene efecto retroactivo a la fecha
en que se celebró. La confirmación de disposiciones de última voluntad opera desde la muerte
del causante. La retroactividad de la confirmación no perjudica los derechos de terceros de
buena fe.
En cuanto a la inoponibilidad, el acto inoponible no tiene efectos con respecto a terceros,
excepto en los casos previstos por la ley. La inoponibilidad puede hacerse valer en cualquier
momento, sin perjuicio del derecho de la otra parte a oponer la prescripción o la caducidad.

Responsabilidad Civil:
La responsabilidad civil es la obligación que recae sobre una persona de cumplir su
obligación o de reparar el daño que ha causado a otro, sea en naturaleza o bien por un
equivalente monetario, habitualmente mediante el pago de una indemnización de perjuicios.
Dentro de ella podemos hablar de tres funciones:
• Función Preventiva: Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de: evitar
causar un daño no justificado; adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las
medidas razonables para evitar que se produzca un daño o disminuir su magnitud (si
tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero sería
responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los gastos en que
incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa); no agravar el daño, si ya
se produjo.
La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible
la producción de un daño, su continuación o agravamiento. Están legitimados para
reclamar quienes acreditan un interés razonable en la prevención del daño. La
sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de parte o de oficio,
en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según
corresponda; debe ponderar los criterios de menor restricción posible y de medio más
idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad.
• Función Punitiva: Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas,
penales o civiles respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el
juez debe computarla a los fines de fijar prudencialmente su monto. El juez puede dejar
sin efecto, total o parcialmente, la medida.
• Función Resarcitoria: También denominada deber de reparar, hace referencia a que la
violación del deber de no dañar a otro o el incumplimiento de una obligación, da lugar a
la reparación del daño causado. Está justificado el hecho que causa un daño: en
ejercicio regular de un derecho; en legítima defensa propia o de terceros, por un medio
racionalmente proporcionado; para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo
inevitable, que amenaza al agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un
hecho suyo. ·
El daño se produce cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el
ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio o un derecho de
incidencia colectiva.
La indemnización comprende la pérdida o disminución del patrimonio de la víctima, el lucro
cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva de su
obtención y la pérdida de chances; incluye especialmente las consecuencias de la violación de
los derechos personalisimos de la víctima, de su integridad personal, su salud psicofísica, sus
afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la interferencia en su proyecto de vida.
La responsabilidad puede ser:

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• Directa: Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona un daño


injustificado por acción u omisión. El autor de un daño causado por un acto involuntario
responde por razones de equidad; el acto realizado por quien sufre fuerza irresistible
no genera responsabilidad para su autor, sin perjuicio de la que corresponde a título
personal a quien ejerce esa fuerza. Si varias personas participan en la producción del
daño que tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias; si
la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones
concurrentes. El encubridor responde en cuanto su cooperación ha causado daño.
• Por el Hecho Terceros: El principal responde objetivamente por los daños que causen
los que están bajo su dependencia o las personas de las cuales se sirve para el
cumplimiento de sus obligaciones cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con
ocasión de las funciones encomendadas. La falta de discernimiento del dependiente no
excusa al principal. La responsabilidad del principal es concurrente con la del
dependiente.
Los padres son solidariamente responsables por los daños causados por los hijos que
se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de
la responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos. La
responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa si el hijo menor de edad es puesto
bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente. Los padres no se
liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva
de una causa que les es atribuible. Los padres no responden por los daños causados
por sus hijos en tareas inherentes al ejercicio de su profesión o de funciones
subordinadas encomendadas por terceros. Tampoco responden por el incumplimiento
de obligaciones contractuales válidamente contraídas por sus hijos.
Los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los tutores y los curadores
son responsables como los padres por el daño causado por quienes están a su cargo.
Sin embargo, se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el daño; tal
imposibilidad no resulta de la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de
su presencia. El establecimiento que tiene a su cargo personas internadas responde
por la negligencia en el cuidado de quienes, transitoria o permanentemente, han sido
puestas bajo su vigilancia y control.
• Derivada de la Intervención de Cosas y de Ciertas Actividades: Toda persona responde
por el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean
riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por las
circunstancias de su realización. La responsabilidad es objetiva, y no son eximentes la
autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización de la actividad, ni el
cumplimiento de las técnicas de prevención.
El dueño y el guardián son responsables concurrentes del daño causado por las cosas.
Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la dirección y el
control de la cosa o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño y el guardián no
responden si prueban que la cosa fue usada en contra de su voluntad expresa o
presunta. En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve
u obtiene provecho de ella, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación
especial.
El daño causado por animales, cualquiera sea su especie, queda comprendido en este
tipo de responsabilidad.
• Colectiva y Anónima: Sí de una parte de un edificio cae una cosa o sí ésta es arrojada,
los dueños y ocupantes de dicha parte responden solidariamente por el daño que
cause; sólo se libera quien demuestre que no participó en su producción. Sí el daño
proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado responden
solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha
contribuido a su producción. Si un grupo realiza una actividad peligrosa para terceros,
todos sus integrantes responden solidariamente por el daño causado por uno o más de
sus miembros; sólo se libera quien demuestra que no integraba el grupo.
Existen supuestos especiales de la responsabilidad. Podemos identificar los siguientes
casos:
• Persona Jurídica: Es responsable por los daños que causen quienes la dirigen o
administran en ejercicio o con ocasión de sus funciones.

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• Responsabilidad del Estado y de los Funcionarios y Empleados Públicos: Se rige por


las normas del derecho administrativo nacional o local según corresponda.
• Establecimientos Educativos: El titular de un establecimiento educativo responde
por el daño causado o sufrido por sus alumnos menores de edad cuando se hallen
o deban hallarse bajo el control de la autoridad escolar. La responsabilidad es objetiva
y se exime sólo con la prueba del caso fortuito. El establecimiento educativo debe
contratar un seguro de responsabilidad civil, de acuerdo a los requisitos que fije la
autoridad en materia aseguradora. Esta norma no se aplica a los establecimientos de
educación superior o universitaria.
• Profesionales Liberales: La actividad del profesional liberal está sujeta a las reglas de
las obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto que se haya
comprometido un resultado concreto. La actividad del profesional liberal no está
comprendida en la responsabilidad por actividades riesgosas.
• Accidentes de Tránsito: Se aplica la responsabilidad derivada de la intervención de
cosas.
• Protección de la Vida Privada: El que arbitrariamente se entromete en la vida ajena y
publica retratos, difunde correspondencia, mortifica a otros en sus costumbres o
sentimientos, o perturba de cualquier modo su intimidad, debe ser obligado a cesar en
tales actividades, si antes no cesaron, y a pagar una indemnización que debe fijar el
juez, de acuerdo con las circunstancias. Además, a pedido del agraviado, puede
ordenarse la publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar, si esta
medida es procedente para una adecuada reparación.
• Acusación Calumniosa: En los daños causados por una acusación calumniosa sólo se
responde por dolo o culpa grave. El denunciante o querellante responde por los daños
derivados de la falsedad de la denuncia o de la querella si se prueba que no tenía
razones justificables para creer que el damnificado estaba implicado.
La acción civil y la acción penal resultantes del mismo hecho pueden ser ejercidas
independientemente. En los casos en que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un delito
del derecho criminal, la acción civil puede interponerse ante los jueces penales. Si la acción
penal precede a la acción civil, o es intentada durante su curso, el dictado de la sentencia
definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la conclusión del proceso penal, con
excepción de los siguientes casos: si median causas de extinción de la acción penal; si la
dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva del derecho a
ser indemnizado; si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de
responsabilidad.
La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa juzgada en el proceso civil
respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la culpa del
condenado. Si la sentencia penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como
responsable no participó, estas circunstancias no pueden ser discutidas en el proceso civil; si la
sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no compromete la
responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo
hecho en cuanto generador de responsabilidad civil.
Impiden la reparación del daño: la prueba de la verdad del hecho reputado calumnioso; en
los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber impedido el hecho
pudiendo hacerlo.
La sentencia penal posterior a la sentencia civil no produce ningún efecto sobre ella,
excepto en el caso de revisión. La revisión procede exclusivamente, y a petición de parte
interesada en ciertos casos especiales.

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Unidad V: Obligaciones

Concepto Legal:
La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el derecho a
exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés licito y, ante el
incumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho interés.

Elementos Esenciales y Accidentales:


Los elementos esenciales de las obligaciones son todos aquellos componentes
indispensables para que pueda existir la relación jurídica denominada obligación. Podemos
nombrar:
• Suietos: Son. las personas humanas o jurídicas entre las que se establece el nexo o
vínculo obligacional. En toda obligación debe haber un sujeto activo, acreedor, que es
quien tiene derecho a exigir la prestación, es el titular de un crédito; y un sujeto pasivo,
deudor, que es quien debe cumplir la prestación, es responsable de una deuda. Los
sujetos deben estar determinados al nacer la obligación, excepto en casos especiales
como cheques y otros títulos de portador.
Para que la obligación sea válida el sujeto debe ser capaz, de lo contrario hay nulidad.
La falta de capacidad de derecho hace que la nulidad sea absoluta y la falta de
capacidad de hecho hace que la nulidad sea relativa. Los sujetos pueden ser únicos o
múltiples.
• Obieto: Es aquello que puede exigir el acreedor y con lo que debe cumplir el deudor.
Se denomina habitualmente prestación y puede consistir en dar alguna cosa, en dinero
o en especie, en hacer algo o en no hacer. Todo objeto debe cumplir con una serie de
caracteres:
o Debe ser posible física o jurídicamente: Nadie puede comprometerse a tocar el
cielo con las manos o a prendar un inmueble e hipotecar un auto.
o Debe ser lícito, es decir, conforme al ordenamiento jurídico.
o Debe estar dentro del comercio y ser conforme a la moral y a las buenas
costumbres.
o Debe estar determinado en el momento de contraer la obligación o ser
susceptible de determinarse posteriormente. En las cosas fungibles, como
dinero o cereal, la determinación se logra expresando género, calidad y
cantidad.
o Debe ser susceptible de apreciación económica.
• Causa: Hace referencia al hecho idóneo para producir una obligación. Es el elemento
esencial ya que no se concibe que una obligación exista porque sí, sin depender de un
hecho que le de origen.
Los elementos accidentales, en cambio, son estipulaciones accesorias de una obligación
que le quitan parte de su plenitud haciendo insegura su existencia, limitando su exigibilidad en
el tiempo u obligando a quien resulta titular del derecho al cumplimiento de una prestación
adicional. Dentro de ellos podemos identificar:
• Condición: Es la cláusula en función de la cual se subordina la adquisición o la pérdida
de un derecho a que ocurra un acontecimiento futuro e incierto.
• Plazo: Es la cláusula en función de la cual se difieren o limitan en el tiempo los efectos
de una obligación, sometido a que ocurra un acontecimiento futuro y cierto.
• Cargo: Es una obligación accesoria que se impone a quien recibe una liberalidad (acto
jurídico a título gratuito). No afecta la eficacia de la obligación ni la exigibilidad del
derecho. Su incumplimiento no ocasiona la pérdida del beneficio, salvo que haya sido
formulado como condición resolutoria.

Fuentes de las obligaciones:


Dentro de lo que denominamos fuentes de las obligaciones podemos encontrar:
• Contrato: Es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas
patrimoniales.
• Gestión de Negocios: Se produce cuando una persona asume oficiosamente (sin
obligación) la gestión de un negocio ajeno por un motivo razonable.

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• Empleo Útil: Se produce cuando una persona, sin ser gestor de negocios ni
mandatario, realiza un gasto, en interés total o parcialmente ajeno. Éste tiene derecho
a que le sea reembolsado el valor de ese gasto en cuanto haya resultado de
utilidad, aunque después ésta llegue a cesar; el reembolso incluye los intereses
desde la fecha en que el gasto se efectúa.
• Enriquecimiento sin Causa: Se produce cuando una persona, sin una causa licita, se
enriquece a expensas de otro. En este caso la misma está obligada, en la medida de
su beneficio, a resarcir el detrimento patrimonial del empobrecido. Si el enriquecimiento
consiste en la incorporación a su patrimonio de un bien determinado, debe restituirlo si
subsiste en su poder al tiempo de la demanda.
• Declaración Unilateral de la Voluntad: Se produce cuando, en un acto jurídico, es una
sola la voluntad manifestada, por la cual un sujeto en ejercicio su libertad se coloca en
la posición de deudor de una relación jurídica sin mediar la conformidad del acreedor.
Por ejemplo, el pago de una deuda que ya expiró por el paso del tiempo.
• Responsabilidad Civil: También denominada deber de reparar, hace referencia a que la
violación del deber de no dañar a otro o el incumplimiento de una obligación dan lugar
a la reparación del daño causado.

Actuación en Interés Ajeno, Rendición de cuentas:


Se entiende por cuenta la descripción de los antecedentes, hechos y resultados
pecuniarios (en dinero) de un negocio, aunque consista en un acto singular. Hay rendición de
cuentas cuando se las pone en conocimiento de la persona interesada. La rendición de cuentas
debe ser hecha de modo descriptivo y documentado, incluir las referencias y explicaciones
necesarias para su comprensión, acompañar los comprobantes de ingresos y egresos, y
concordar con los libros que lleve quien las rinda.
Están obligados a rendir cuentas, excepto renuncia expresa del interesado:
• Quien actúa en interés ajeno, aunque sea en nombre propio.
• Quienes son parte en relaciones de ejecución continuada cuando la rendición es
apropiada a la naturaleza del negocio.
• Quien debe hacerlo por disposición legal.
La rendición de cuentas puede ser privada, excepto si la ley dispone que deba ser
realizada ante un juez. Las cuentas deben ser rendidas en la oportunidad en que estipulan las
partes o dispone la ley o, en su defecto, al concluir el negocio o, si el negocio es de ejecución
continuada, al concluir cada uno de los períodos o al final de cada año calendario.
Puede ser aprobada expresa o tácitamente. Hay aprobación tácita si no es observada en el
plazo convenido, en el dispuesto por la ley o, en su defecto, en el de treinta días de
presentadas en debida forma. Sin embargo, puede ser observada por errores de cálculo o de
registración dentro del plazo de caducidad de un año de recibida.

Clasificación de las Obligaciones (en cuanto al objeto):


Existen distintas clases de obligaciones de acuerdo a diferentes criterios adoptados para
agruparlas. En cuanto a su objeto, podemos nombrar:
• Obligaciones de dar: Dentro de este grupo se encuentran:
o Obligaciones de dar cosa cierta: Tienen por objeto la entrega de una cosa
determinada al momento de contraerse la obligación. Comprende la entrega de
la cosa con todos sus accesorios. El deudor de una cosa cierta está obligado a
conservarla en el mismo estado en que se encontraba cuando contrajo la
obligación y entregarla, con sus accesorios, aunque hayan sido
momentáneamente separados de ella.
Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir la inspección de la cosa en el
acto de su entrega. La recepción de la cosa por el acreedor hace presumir la
inexistencia de vicios aparentes y la calidad adecuada de la cosa. Cuando se
entrega una cosa mueble bajo cubierta y sin inspeccionar al tiempo de la
tradición, el acreedor tiene un plazo de caducidad de tres días desde la
recepción para reclamar por defectos de cantidad, calidad o vicios aparentes.

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o Obligaciones de género {fungibles): La obligación de dar es de género si recae


sobre cosas determinadas sólo por su especie y cantidad. Las cosas debidas
en una obligación de género deben ser individualizadas. La elección
corresponde al deudor, excepto que lo contrario resulte de la convención de
las partes. La elección debe recaer sobre cosa de calidad media, y puede ser
hecha mediante manifestación de voluntad expresa o tácita. Por ejemplo, la
obligación exige una vaca o un caballo árabe.
o Obligaciones de dar en dinero: Se producen cuando el deudor debe cierta
cantidad de moneda, determinada o determinable, al momento de constitución
de la obligación. Si por el acto por el que se ha constituido la obligación se
estipuló dar moneda que no sea de curso legal en la República, la obligación
debe considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede
liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal.
Cuando hablamos de este tipo de obligaciones surge el concepto de intereses,
que son el aumento que se genera en el capital por el paso del tiempo. El
Código identifica tres tipos de intereses relacionados con las obligaciones:
• Intereses Compensatorios: Son aquellos que se pagan por el uso del
capital ajeno. La obligación puede llevar intereses y son válidos los que
se han convenido entre el deudor y el acreedor, como también la tasa
fijada para su liquidación. Si no fue acordada por las partes, ni por las
leyes, ni resulta de los usos, la tasa de interés compensatorio puede
ser fijada por los jueces.
• 1ntereses Moratorias: Son aquellos intereses generados por la mora o
falta de cumplimiento de la obligación. La tasa se determina por lo que
acuerden las partes, por lo que dispongan las leyes especiales o por
tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central.
• Intereses Punitorios: Son aquellos que provienen de una penalidad
establecida contractualmente o prevista por la ley. Se acumulan al
resto de los intereses.
Cuando hablamos de los intereses y de su aplicación debemos tener
en cuenta lo que establece el Código e identifica como Anatocismo,
que hace referencia a que no se deben intereses de los intereses,
excepto que: una cláusula expresa autorice la acumulación de los
intereses al capital con una periodicidad no inferior a seis meses
(interés compuesto); la obligación se demande judicialmente
(acumulación desde la fecha de la demanda); la obligación se liquide
judicialmente (acumulación desde que el juez manda a pagar y el
deudor resulta moroso); otras disposiciones legales prevean la
acumulación.
o Obligaciones relativas a bienes que no son cosas: Consiste en transmitir o
poner a disposición el acreedor un bien que no es cosa, ya sea inmaterial o
material pero sin valor económico.
• Obligaciones de hacer: Son aquellas cuyo objeto consiste en la prestación de un
servicio o en la realización de un hecho, en el tiempo, lugar y modo acordados por las
partes.
La prestación de un servicio puede consistir: en realizar cierta actividad, con la
diligencia apropiada, independientemente de su éxito; procurar al acreedor cierto
resultado concreto, con independencia de su eficacia; o procurar al acreedor el
resultado eficaz prometido.
El obligado a realizar un hecho debe cumplirlo en tiempo y modo acordes con la
intención de las partes o con la índole de la obligación. Si lo hace de otra manera, la
prestación se tiene por incumplida, y el acreedor puede exigir la destrucción de lo mal
hecho, siempre que tal exigencia no sea abusiva.
El incumplimiento imputable de la prestación lleva a la ejecución forzada, dándole
derecho al acreedor a: exigir el cumplimiento específico; hacerlo cumplir por terceros a
costa del deudor; y reclamar los daños y perjuicios.

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• Obligaciones de no hacer: Son aquellas que tienen por objeto una abstención del
deudor o tolerar una actividad ajena. Su incumplimiento imputable permite reclamar la
destrucción física de lo hecho, y los daños y perjuicios.

Clasificación de las Obligaciones /en cuanto al suieto):


Teniendo en cuenta la cantidad de sujetos que intervienen en una obligación, podemos
realizar una clasificación, identificando las siguientes categorías:
• Obligaciones de Sujeto Simple: Existe un solo deudor y un solo acreedor.
• Obligaciones de Sujeto Plural: El crédito o la deuda se fracciona entre tantos
acreedores o deudores haya. Puede haber un acreedor y varios deudores, un deudor y
varios acreedores o varios deudores y varios acreedores. Dentro de esta clasificación
encontramos:
o Obligaciones Simplemente Mancomunadas: Son aquellas en las que cada
deudor está obligado a pagar sólo su parte de la obligación y cada acreedor
puede reclamar sólo su parte del crédito.
o Obligaciones Solidarias: Son aquellas en las que su cumplimiento total puede
exigirse a cualquiera de los deudores por cualquiera de los acreedores. La
solidaridad no se presume y debe surgir inequívocamente de la ley o del título
constitutivo de la obligación. La solidaridad puede ser:
• Pasiva: Varios deudores y un acreedor común. Se produce cuando
cualquier deudor está obligado a pagar la totalidad de la deuda al
acreedor. Es la más importante y frecuente ya que para el acreedor es
una forma de garantía que lo protege de la posibilidad de un deudor
insolvente, dado que puede cobrarle el total de la deuda a cualquiera
de los otros deudores. Permite al acreedor elegir a quién cobrarle.
• Activa: Varios acreedores y un deudor. Se produce cuando cualquiera
de los acreedores puede reclamar la totalidad de la deuda al deudor.
Para los acreedores es útil porque facilita el cobro, ya que cualquiera
de ellos puede cobrar el total en beneficio de todos; funciona como un
poder recíproco para cobrar. Al deudor también le es útil porque él
puede pagarle a cualquiera de los acreedores.

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Unidad Vi: Efectos de las Obligaciones

Noción:
Los efectos de las obligaciones son las consecuencias jurídicas que derivan del vínculo
obligacional. En principio, tales efectos se proyectan sobre los sujetos y también a los
sucesores a quienes se transmite la calidad de deudor o acreedor. Sólo excepcionalmente
alcanzan a terceros.
A los sujetos de las obligaciones, a modo de principio de conducta general, se les impone
un deber primero y principal: el deber de obrar con cuidado, previsión y según las exigencias de
la buena fe. En virtud de ese principio que rige el vínculo obligacional, los sujetos deben obrar
con lealtad y moralidad, como personas honorables y correctas, con cuidado y previsión, tanto
en las contractuales como en las de fuente extracontractual.

Efectos con Relación al Acreedor:


El principal efecto para el acreedor es el derecho a exigir la prestación o a obtener
forzadamente la satisfacción de su interés. Además, recaen sobre él ciertos deberes, como el
de actuar de buena fe y el de prestar la colaboración necesaria para que la prestación se
cumpla.
Según lo que establece el Código, la obligación da derecho al acreedor a:
• Emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a que se ha obligado
(iniciación de demandas, embargos, existencia de multas). Esta forma de cumplimiento
no será posible cuando, para obtener el mismo, sea necesario ejercer violencia sobre
la persona del deudor.
• Hacérselo procurar por otro a costa del deudor.
• Obtener del deudor las indemnizaciones correspondientes.

Efectos con Relación al Deudor:


El principal efecto para el deudor es el deber jurídico de cumplir con la prestación. Pero
además, tiene una serie de derechos derivados del vínculo obligacional; éstos son:
• Derecho a exigir la colaboración del acreedor cuando ella sea necesaria para cumplir
con la obligación.
• Derecho a liberarse de la obligación a través de su cumplimiento: El deudor no solo
debe pagar, sino que también tiene derecho a hacerlo. Por ello, si el acreedor se niega
a recibirle el pago, el deudor puede pagar por vía judicial (por consignación) y habiendo
pagado puede exigir recibo.
• Derecho a defenderse cuando ha cumplido, rechazando las acciones del acreedor.

Actuación de Auxiliares, Principio de Equiparación:


El incumplimiento de las personas de las que el deudor se sirve para la ejecución
de la obligación se equipara al derivado del propio hecho del obligado.
Comúnmente, al acreedor no le interesa que el cumplimiento de la prestación a cargo del
deudor sea realizado por éste o por un sustituto; sólo le interesa que cumpla. El principio de
equiparación determina que, frente al acreedor, tanto la conducta del deudor como la de sus
sustitutos o auxiliares resultan equivalentes y, por lo tanto, surge la responsabilidad directa del
deudor contractual por el hecho de sus sustitutos o auxiliares.
Lo previsto en el artículo 732 se vincula con lo establecido en el artículo 1753, según el
cual el "principal responde objetivamente por los daños que causen los que están bajo su
dependencia o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones ... ".

Medios de Compulsión:
Son medios o formas para hacer cumplir con las obligaciones establecidas entre las
partes. Podemos nombrar:
• Cláusula Penal: Es aquella por la cual una persona, para asegurar el cumplimiento de
una obligación, se sujeta a una pena o multa en caso de retardar o de no ejecutar la
obligación. Puede tener por objeto el pago de una suma de dinero o cualquier otra
prestación que pueda ser objeto de las obligaciones, bien sea en beneficio del acreedor
o de un tercero.

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El deudor que no cumple la obligación en el tiempo convenido debe la pena si no


prueba la causa extraña que suprime la relación causal. La pena o multa impuesta en
la obligación sustituye la indemnización de los daños cuando el deudor se constituyó en
mora, y el acreedor no tiene derecho a otra indemnización, aunque pruebe que la pena
no es reparación suficiente.
Para pedir la pena, el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido perjuicios, ni el
deudor puede eximirse de satisfacerla acreditando que el acreedor no sufrió perjuicio
alguno. Los jueces pueden reducir las penas cuando su monto es desproporcionado y
configura un abusivo aprovechamiento de la situación del deudor.
La cláusula penal posee los siguientes caracteres, derivados de su definición:
o Es una estipulación de carácter accesorio.
o Es condicional, porque solo funciona cuando hay mora o incumplimiento
definitivo.
o Tiene por finalidad asegurar el cumplimiento de la prestación.
o Puede estipularse como compensación, para el caso de que la obligación no se
cumpla ya que, pagada la cláusula penal, se extingue la obligación principal.
o Cumple una función compulsiva, presiona al deudor al cumplimiento.
o Cumple una función resarcitoria, ya que a través de ella las partes determinan
anticipadamente los daños y perjuicios a que puede dar lugar el
incumplimiento.
• Sanciones Conminatorias (astreintes): Los jueces pueden imponer en beneficio del
titular del derecho, condenaciones conminatorias de carácter pecuniario a quienes no
cumplen deberes jurídicos impuestos en una resolución judicial. Las condenas se
deben graduar en proporción al caudal económico de quien debe satisfacerlas y
pueden ser dejadas sin efecto o reajustadas si aquél desiste de su resistencia y
justifica total o parcialmente su proceder. Los caracteres de las sanciones
conminatorias son:
o Su origen es judicial.
o Son pecuniarias (carácter económico).
o Provisorias (pueden ser dejadas sin efecto o modificadas).
o Se establecen en beneficio del titular de un derecho que ha sido desconocido.
o Se imponen a quien no cumple deberes jurídicos impuestos por una resolución
judicial.
o Deben ser proporcionales al caudal económico de quien deba satisfacerlas
• Señal: Es un elemento accidental de los contratos bilaterales y consiste en la dación o
entrega de una suma de dinero o de una cosa mueble que una parte entrega a la otra
con el objetivo de garantizar la seriedad de las intenciones de contratar. Posee dos
efectos:
o Confirmatorio: Asegura la contratación y al efectivizarse el contrato se la
considera un anticipo en el pago del precio.
o Penitencial: Garantiza el derecho de arrepentimiento. En este caso, pierde el
monto de la señal quien la ha entregado o debe devolver el doble de su valor el
que la ha recibido. Opera la extinción resolutiva de la obligación.
• Derecho de Retención: Todo acreedor de una obligación cierta y exigible puede
conservar en su poder la cosa que debe restituir al deudor, hasta el pago de lo que
éste le adeude en razón de la cosa. Tiene esa facultad sólo quien obtiene la
detentación de la cosa por medios que no sean ilícitos; carece de ella quien la recibe
en virtud de una relación contractual a titulo gratuito, excepto que sea en el interés del
otro contratante.
Toda cosa que esté en el comercio puede ser retenida, siempre que deba restituirse y
sea embargable según la legislación pertinente. El ejercicio de la retención no requiere
autorización judicial ni manifestación previa del retenedor, pero el juez puede autorizar
que se sustituya el derecho de retención por una garantía suficiente. ·
El retenedor tiene derecho a:
o Ejercer todas las acciones de que dispone para la conservación y percepción
de su crédito, y las que protegen su posesión o tenencia con la cosa retenida.
o Percibir un canon por el depósito, desde que intima al deudor a pagar.

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o Percibir los frutos naturales de la cosa retenida, pero no está obligado a


hacerlo. Si opta por percibirlos, debe dar aviso al deudor.
El retenedor está obligado a:
o No usar la cosa retenida, excepto pacto en contrario.
o Conservar la cosa y efectuar las mejoras necesarias a costa del deudor.
o Restituir la cosa al concluir la retención y rendir cuentas al deudor de cuanto
hubiera percibido en concepto de frutos.
La retención concluye por:
o Extinción del crédito garantizado.
o Pérdida total de la cosa retenida.
o Renuncia.
o Entrega o abandono voluntario de la cosa.
o Confusión de las calidades de retenedor y propietario de la cosa.
o Falta de cumplimiento de las obligaciones del retenedor o si incurre en abuso
de su derecho.

Extinción de las Obligaciones, Pago:


El principal medio de extinción de las obligaciones que reconoce el Código Civil y
Comercial es el pago. Se entiende como pago al cumplimiento de la prestación que constituye
el objeto de la obligación. Debe ser realizado por una persona con capacidad para disponer y a
una persona capaz, por lo que no es válido el pago realizado a una persona incapaz ni con
capacidad restringida no autorizada por el juez para recibir pagos, ni a un tercero no autorizado
por el acreedor para recibirlo. El pago produce efectos en la medida que beneficie al acreedor.
El obieto del pago debe reunir una serie de requisitos por lo que, al no cumplirse todos
ellos, no existe extinción de la obligación o al menos no por pago. Estos requisitos son:
• Identidad: El acreedor no está obligado a recibir y el deudor no tiene derecho a cumplir
una prestación distinta a la debida, cualquiera sea su valor. El acreedor puede aceptar
una prestación distinta a la debida pero en ese caso no hay pago.
• Integridad: El acreedor no está obligado a recibir pagos parciales, excepto disposición
legal o convencional en contrario. Si la obligación es en parte lfquida y en parte ilíquida,
el deudor puede pagar la parte liquida. En el caso de una obligación con intereses, el
pago es íntegro si incluye al capital y los intereses.
• Puntualidad: El pago debe hacerse:
o Si la obligación es de exigibilidad inmediata, en el momento de su nacimiento.
o Si hay un plazo determinado, cierto o incierto, el día de su vencimiento.
o Si el plazo es tácito, en el tiempo en que, según la naturaleza y circunstancias
de la obligación, debe cumplirse.
o Si el plazo es indeterminado, en el tiempo que fije el juez, a solicitud de
cualquiera de las partes, mediante el procedimiento más breve que prevea la
ley local.
El pago anterior al vencimiento del plazo no da derecho a exigir descuentos.
• Localización: El lugar de pago puede ser establecido por acuerdo de las partes, de
manera expresa o tácita. Si nada se ha indicado, el lugar de pago es el domicilio del
deudor al tiempo del nacimiento de la obligación; si el deudor se muda, el acreedor
tiene derecho a exigir el pago en el domicilio actual o en el anterior. Igual opción
corresponde al deudor, cuando el lugar de pago sea el domicilio del acreedor.
En el caso de obligaciones de dar cosa cierta el lugar de pago es donde la cosa se
encuentra habitualmente; en el caso de obligaciones bilaterales de cumplimiento
simultáneo el lugar de pago es donde debe cumplirse la prestación principal.
Las personas que pueden pagar son:
• El Deudor: En caso de haber varios cada uno de ellos debe pagar la parte de la
obligación que les corresponde.
• Un Tercero Interesado: Es la persona a quien el incumplimiento del deudor puede
causar un menoscabo patrimonial. Tiene derecho a pagar aún contra la oposición
individual o conjunta del acreedor y del deudor.
• Un Tercero no Interesado: En este caso el tercero paga pero no se extingue el crédito.
El tercero tiene acción contra el deudor porque se subroga en los derechos del
acreedor.

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Las personas que pueden cobrar, es decir, los casos en los que tiene efecto extintivo del
crédito el pago hecho son cuando se realiza:
• Al acreedor, o a su cesionario o subrogante; si hay varios acreedores, el derecho al
cobro de cada uno de ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la
categoría de su obligación.
• A la orden del juez que dispuso el embargo del crédito.
• Al tercero indicado para recibir el pago, en todo o en parte.
• A quien posee el título de crédito extendido al portador, o endosado en blanco, excepto
sospecha fundada de no pertenecerle el documento, o de no estar autorizado
para el cobro.
• Al acreedor aparente.

Efectos del Pago, Prueba e Imputación:


En cuanto a los efectos del pago, podemos identificar diferentes casos en los que las
consecuencias difieren. Estos casos son:
• El pago realizado por el deudor al acreedor extingue el crédito, liberando al deudor.
• La ejecución por un tercero no extingue el crédito. El deudor continúa obligado frente al
tercero que pagó quien tiene las siguientes acciones: del mandato, en caso de que
haya obrado con consentimiento del deudor; del gestor de negocios, cuando obró con
ignorancia del deudor; de enriquecimiento sin causa, si actúa contra la voluntad del
deudor.
• El pago realizado a un tercero no extingue el crédito, ya que el acreedor puede
procurar el pago del tercero que lo recibió.
Con respecto a la prueba del pago, éste puede ser probado por cualquier medio
excepto que de la estipulación o de la ley resulte previsto el empleo de uno determinado, o
revestido de ciertas formalidades. El recibo es un instrumento público o privado en el que el
acreedor reconoce haber recibido la prestación debida. El cumplimiento de la obligación
confiere al deudor derecho de obtener la constancia de la liberación correspondiente. El
acreedor también puede exigir un recibo que pruebe la recepción. Corresponde probar el pago:
• En las obligaciones de dar y de hacer, sobre quien invoca el pago (deudor o tercero).
• En las obligaciones de no hacer, sobre el acreedor que invoca el incumplimiento.
La imputación del pago puede ser:
• Por el deudor: Si las obligaciones para con un solo acreedor tienen por objeto
prestaciones de la misma naturaleza, el deudor tiene la facultad de declarar, al tiempo
de hacer el pago, por cuál de ellas debe entenderse que lo hace. La elección debe
recaer sobre deuda líquida y de plazo vencido. Si adeuda capital e intereses, el pago
no puede imputarse a la deuda principal sin consentimiento del acreedor.
• Por el acreedor: Si el deudor no imputa el pago, el acreedor se encuentra facultado a
hacerlo en el momento de recibirlo. Debe imputarlo a alguna de las deudas líquidas y
exigibles; una vez canceladas totalmente una o varias deudas, puede aplicar el saldo a
la cancelación parcial de cualquiera de las otras.
• Legal: Si el deudor o el acreedor no hacen imputación del pago, se lo imputa en primer
término, a la obligación de plazo vencido más onerosa para el deudor; cuando las
deudas son igualmente onerosas, el pago se imputa a prorrata.
• Pago a cuenta de capital e intereses: Si el pago se hace a cuenta de capital e intereses
y no se precisa su orden, se imputa en primer término a intereses, a no ser que el
acreedor dé recibo por cuenta de capital.

Clases de Pago:
El pago puede ser por dos vías, identificando dos clases de pago. Éstas son:
• Pago por Subrogación: Subrogar significa sustituir en una obligación o derecho a la
persona que los poseía. El pago por subrogación transmite al tercero que paga todos
los derechos y acciones del acreedor. Puede ser:
o Subrogación legal: La subrogación legal tiene lugar a favor: del que paga una
deuda a la que estaba obligado con otros, o por otros; del tercero, interesado o
no, que paga con asentimiento del deudor o en su ignorancia; del tercero

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interesado que paga aun con la oposición del deudor; del heredero con
responsabilidad limitada que paga con fondos propios una deuda del causante.
o Subrogación convencional: Puede ser:
• Por el acreedor: El acreedor puede subrogar en sus derechos al
tercero que paga.
• Por el deudor: El deudor que paga al acreedor con fondos de terceros
puede subrogar al prestamista.
El pago por subrogación transmite al tercero todos los derechos y acciones del
acreedor, y los accesorios del crédito. El tercero subrogante mantiene las acciones
contra los coobligados, fiadores, y garantes personales y reales, y los privilegios y el
derecho de retención si lo hay.
• Pago por consignación: La consignación es un acto jurídico en virtud del cual el deudor
de una obligación de dar, al tiempo de su cumplimiento, hace un depósito de la cosa
objeto de la prestación (que puede ser dinero), poniéndola a disposición del acreedor.
Puede ser:
o Consignación Judicial: Procede cuando el acreedor fue constituido en mora,
existe incertidumbre sobre la persona del acreedor, el deudor no puede realizar
un pago seguro y válido por causa que no le es imputable. Está sujeto a los
mismos requisitos del pago. Se rige por las siguientes reglas:
• Si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su
depósito a la orden del juez interviniente, en el banco que dispongan
las normas procesales.
• Si se debe una cosa indeterminada a elección del acreedor y éste es
moroso en practicar la elección, una vez vencido el término del
emplazamiento judicial hecho al acreedor, el juez autoriza al deudor a
realizarla.
• Si las cosas debidas no pueden ser conservadas o su custodia origina
gastos excesivos, el juez puede autorizar la venta en subasta, y
ordenar el depósito del precio que se obtenga.
La consignación judicial, no impugnada por el acreedor, o declarada válida por
reunir los requisitos del pago, extingue la deuda desde el día en que se notifica
la demanda. Si la consignación es defectuosa, y el deudor subsana
ulteriormente sus defectos, la extinción de la deuda se produce desde la fecha
de notificación de la sentencia que la admite.
o Consignación Extrajudicial: El deudor de una suma de dinero puede optar por
el trámite de consignación extrajudicial. A tal fin, debe depositar la suma
adeudada ante un escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor,
cumpliendo los siguientes recaudos:
• Notificar previamente al acreedor, en forma fehaciente, del dia, la hora
y el lugar en que será efectuado el depósito.
• Efectuar el depósito de la suma debida con más los intereses
devengados hasta el día del depósito, notificando al acreedor por el
escribano dentro de las cuarenta y ocho horas hábiles de realizado. Si
es imposible practicar la notificación, el deudor debe consignar
judicialmente.
Una vez notificado del depósito, dentro del quinto día hábil de notificado, el
acreedor tiene derecho a: aceptar el procedimiento y retirar el depósito,
estando a cargo del deudor el pago de los gastos y honorarios del escribano;
rechazar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del acreedor el
pago de los gastos y honorarios del escribano; rechazar el procedimiento y el
depósito, o no expedirse. En ambos casos el deudor puede disponer de la
suma depositada para consignarla judicialmente.
Si el acreedor retira lo depositado y rechaza el pago, puede reclamar
judicialmente un importe mayor o considerarlo insuficiente o exigir la repetición
de lo pagado por gastos y honorarios por considerar que no se encontraba en
mora, o ambas cosas. En el recibo debe hacer reserva de su derecho, caso
contrario se considera que el pago es liberatorio desde el día del depósito. Para

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demandar tiene un término de caducidad de treinta días computados a partir


del recibo con reserva.
No se puede acudir a este procedimiento si antes del depósito el acreedor optó
por la resolución del contrato o demandó el cumplimiento de la obligación.

Mora:
--La mora es automática. La mora del deudor se produce por el solo transcurso del tiempo
fijado para el cumplimiento de la obligación, mientras que el acreedor incurre en mora si el
deudor le efectúa una oferta de pago y éste se rehúsa injustificadamente a recibirlo.
La regla de la mora automática no rige respecto de las obligaciones sujetas a plazo tácito
o indeterminado propiamente dicho. Para eximirse de las consecuencias jurídicas derivadas de
la mora, el deudor debe probar que no le es imputable, cualquiera sea el lugar de pago de la
obligación.

Otros Medios de Extinción de las Obligaciones:


Además del pago existen otros medios de extinción de las obligaciones, que cumplen con
requisitos diferentes de los del pago. Podemos nombrar:
• Compensación: Tiene lugar cuando dos personas, por derecho propio, reúnen la
calidad de acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera que sean las causas de
una y otra deuda. Extingue con fuerza de pago las dos deudas, hasta el monto de la
menor, desde el tiempo en que ambas obligaciones comenzaron a coexistir en
condiciones de ser compensables. La compensación puede ser legal, convencional,
facultativa o judicial.
Para que haya compensación legal ambas partes deben ser deudoras de prestaciones
de dar, los objetos comprendidos en las prestaciones deben ser homogéneos entre sí,
y los créditos deben ser exigibles y disponibles libremente (sin que resulte afectado el
derecho de terceros).
La compensación facultativa actúa por la voluntad de una sola de las partes cuando
ella renuncia a un requisito faltante para la compensación legal que juega a favor suyo.
Produce sus efectos desde el momento en que es comunicada a la otra parte.
Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir a un juez la· declaración de la
compensación que se ha producido.
Son obligaciones no compensables:
o Las deudas por alimentos.
o Las obligaciones de hacer o no hacer.
o La obligación de pagar daños e intereses por no poderse restituir la cosa de
que el propietario o poseedor legítimo fue despojado.
o Las deudas que el legatario tenga con el causante si los bienes de la _herencia
son insuficientes para satisfacer las obligaciones y los legados restantes.
o Las deudas y créditos entre los particulares y el Estado nacional, provincial o
municipal.
o Los créditos y las deudas en el concurso y quiebra.
• Confusión: La obligación se extingue por confusión cuando las calidades de acreedor y
de deudor se reúnen en una misma persona y en un mismo patrimonio.
• Novación: Es la extinción de una obligación por la creación de otra nueva, destinada a
reemplazarla. La voluntad de novar es requisito esencial de la novación; en caso de
duda, se presume que la nueva obligación contraída para cumplir la anterior no causa
su extinción. La novación extingue la obligación originaria con sus accesorios, aunque
el acreedor puede impedir la extinción de las garantías personales o reales del antiguo
crédito mediante reserva.
• Dación en Pago: La obligación se extingue cuando el acreedor voluntariamente acepta
en pago una prestación diversa de la adeudada.
• Renuncia: Toda persona puede renunciar a los derechos conferidos por la ley cuando
la renuncia no está prohibida y sólo afecta intereses privados. No se admite la renuncia
anticipada de las defensas que puedan hacerse valer en juicio.
Si la renuncia se hace por un precio o a cambio de una ventaja cualquiera, es regida
por los principios de los contratos onerosos. La renuncia gratuita de un derecho sólo
puede ser hecha por quien tiene capacidad para donar.

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La aceptación de la renuncia por el beneficiario causa la extinción del derecho. La


renuncia puede ser retractada mientras no haya sido aceptada, quedando a salvo los
derechos adquiridos por terceros.
• Remisión: Se considera remitida la deuda, excepto prueba en contrario, cuando el
acreedor entrega voluntariamente al deudor el documento original en que consta la
deuda. La remisión de la deuda produce los efectos del pago.
• Imposibilidad de Cumplimiento: La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y
definitiva de la prestación, producida por caso fortuito o fuerza mayor, extingue la
obligación, sin responsabilidad. Si la imposibilidad sobreviene debido a causas
imputables al deudor, la obligación modifica su objeto y se convierte en la de pagar una
indemnización de los daños causados.
La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y temporaria de la prestación tiene
efecto extintivo cuando el plazo es esencial, o cuando su duración frustra el interés del
acreedor de modo irreversible.

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Unidad 1/1': Responsabilidad Civil

Concepto:
La responsabilidad civil es el deber de soportar las consecuencias gravosas a las que se
expone el transgresor de una norma o principio del derecho, o el incumplidor de una obligación;
es el conjunto de reglas que obligan al autor de un daño causado a otro a reparar ese perjuicio
ofreciendo a la victima una compensación. Se ocupa de dar solución a la víctima de un daño
determinado: relaciona al causante, la victima y el hecho dañoso, el factor de atribución, el
modo de reparar y el monto, definiendo los sujetos obligados y en qué carácter.

Prelación Normativa:
En el artículo 1709 los codificadores establecen cuál será el orden de aplicación de la
norma para resolver un caso concreto, cuál es el orden de prioridad de las normas para el caso
de contradicción o superposición de las mismas. Establecen que, en los casos en que
concurran las disposiciones del Código Civil y Comercial y las de alguna ley especial relativa a
responsabilidad civil, las normas son aplicables en el siguiente orden de prelación:
• Las normas indisponibles del Código y de la ley especial.
• La autonomía de la voluntad.
• Las normas supletorias de la ley especial.
• Las normas supletorias del Código.

Funciones de la Responsabilidad Civil:


Podemos identificar tres funciones de la responsabilidad civil, dos de ellas reconocidas por
nuestro Código y una tercera reconocida en la Ley de Defensa al Consumidor N°24.240. Éstas
son:
• Función Preventiva: Con ella se protege la posesión y la propiedad, y se tutelan los
derechos y deberes fundamentales de las personas y otros bienes de propiedad
colectiva, como el medio ambiente. Prevención implica evitar la producción de daños
inminentes o la cesación del mismo en caso de que el daño ya se esté produciendo; se
materializa a través de la tutela inhibitoria.
Según lo que establece el Código, toda persona tiene el deber, en cuanto de ella
dependa, de: evitar causar un daño no justificado; adoptar, de buena fe y conforme a
las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño o
disminuir su magnitud (si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un daño
del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor de
los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa); no
agravar el daño, si ya se produjo.
La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible
la producción de un daño, su continuación o agravamiento. Están legitimados para
reclamar quienes acreditan un interés razonable en la prevención del daño. La
sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de parte o de oficio,
en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según
corresponda; debe ponderar los criterios de menor restricción posible y de medio más
idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad.
• Función Resarcitoria: También denominada deber de reparar, hace referencia a que la
violación del deber de no dañar a otro o el incumplimiento de una obligación, da lugar a
la reparación del daño causado. Está justificado el hecho que causa un daño: en
ejercicio regular de un derecho; en legitima defensa propia o de terceros, por un medio
racionalmente proporcionado; para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo
inevitable, que amenaza al agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un
hecho suyo.
• Función Punitiva: Se refiere a la imposición de una pena a quien ha producido un daño
sin causa de justificación. El objetivo de la pena es sancionar gravosas inconductas
con el objeto de que la pena sea ejemplificadora para quien la cometió y también para
terceros; de esta manera funciona como disuasoria y preventiva de futuras conductas
ilícitas. El Código Civil y Comercial regula, entre ellas, a la cláusula penal y a las
condenaciones conminatorias (astreintes), mientras que la Ley N°24.240 de Defensa al
Consumidor dispone sobre el denominado daño punitivo a favor del consumidor.

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El Código establece que si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas,


penales o civiles respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el
juez debe computarla a los fines de fijar prudencialmente su monto. El juez puede dejar
sin efecto, total o parcialmente, la medida.

Daño:
El daño consiste en la lesión de un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento
jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio o un derecho de incidencia colectiva.
Existen distintas clases de daños, entre las que podemos identificar:
• Primera Clasificación:
o De Incidencia Individual: Son los que afectan un derecho o interés lícito, que
tiene por objeto el patrimonio o los derechos no patrimoniales de una persona.
Por ejemplo, el daño a la intimidad o a un vehículo de propiedad de la persona.
o De Incidencia Colectiva: Son los que afectan un derecho o un interés que recae
sobre un bien de incidencia colectiva. Por ejemplo, el daño al medio ambiente.
• Segunda Clasificación:
o Patrimoniales: Afectan bienes que tienen una valoración económica.
o Extrapatrimoniales: Afectan derechos personalísimos, sin posibilidad de
valoración económica.
Podemos identificar tres aspectos del daño. Éstos son:
• Daño Emergente: Es la pérdida o disminución del patrimonio de la víctima a causa del
evento dañoso.
• Lucro Cesante: Es el beneficio económico dejado de percibir a causa del evento
dañoso. Se calcula conforme a la ganancia esperada, de acuerdo a la probabilidad
objetiva de su obtención.
• Daños a la Persona: Hace referencia a la violación o afectación de los derechos
personalísimos de la víctima, de su integridad personal, de su salud psicofísica, de sus
afecciones espirituales legítimas y la interferencia en su proyecto de vida.

Indemnización por Daños:


La palabra indemnización proviene del latín "indemnis", que significa sin daños o a salvo, y
consiste en el resarcimiento de un daño o perjuicio. La indemnización por daños comprende la
pérdida o disminución del patrimonio de la víctima, el lucro cesante en el beneficio económico
esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva de su obtención y la pérdida de chance; incluye
especialmente las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la victima,
de su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que
resultan de la interferencia en su proyecto de vida. Para la procedencia de la indemnización
debe existir un perjuicio directo o indirecto, actual o futuro, cierto y subsistente; la pérdida de
chance es indemnizable en la medida en que su contingencia sea razonable y guarde una
adecuada relación de causalidad con el hecho generador.
La pérdida de chance u oportunidad de ganancia consiste en que el perjudicado pierde la
posibilidad o expectativa de conseguir o tener un bien material o inmaterial; por ejemplo, si
alguien, a causa el incumplimiento de la obligación de su deudor, pierde la posibilidad de
acceder a otro negocio. La interferencia en el proyecto de vida, por su parte, consiste en la
mutilación del plan existencial del sujeto, de aquel que conforma su libre, personalísimo, íntimo
y auténtico ser y hacer, y en la medida en que ese plan supere el mero deseo, aspiración o
expectativa y que arraigue en que la probabilidad cierta de que el objetivo vital sería
razonablemente alcanzado de no mediar el hecho nocivo.
Podemos identificar ciertos casos especiales de indemnización para los cuales el Código
establece o regula su composición. Éstos son:
• Indemnización de las Consecuencias No Patrimoniales: Está legitimado para reclamar
la indemnización de las consecuencias no patrimoniales el damnificado directo. Si
del hecho resulta su muerte o sufre gran discapacidad también tienen legitimación a
título personal, según las circunstancias, los ascendientes, los descendientes, el
cónyuge y quienes convivían con aquél recibiendo trato familiar ostensible. La
acción sólo se transmite a los sucesores universales del legitimado si es interpuesta
por éste. El monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones
sustitutivas y compensatorias que pueden procurar las sumas reconocidas.

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• Indemnización por Fallecimiento: En caso de muerte, la indemnización debe consistir


en: los gastos necesarios para asistencia y posterior funeral de la victima; lo necesario
para alimentos del cónyuge, del conviviente, de los hijos menores de veintiún
años de edad con derecho alimentario, de los hijos incapaces o con capacidad
restringida, aunque no hayan sido declarados tales judicialmente; la pérdida de
chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos.
• Indemnización por Lesiones o Incapacidad Física o Psíquica: En caso de lesiones o
incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, la indemnización debe ser
evaluada mediante la determinación de un capital, de tal modo que sus rentas cubran
la disminución de la aptitud del damnificado para realizar actividades productivas o
económicamente valorables, y que se agote al término del plazo en que
razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Se presumen los gastos
médicos, farmacéuticos y por transporte que resultan razonables en función de la
índole de las lesiones o la incapacidad. En el supuesto de incapacidad permanente se
debe indemnizar el daño aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea
remunerada. Esta indemnización procede aun cuando otra persona deba prestar
alimentos al damnificado.

Reparación del Daño:


La reparación del daño debe ser plena, de acuerdo a lo que establece el principio de la
reparación integral. Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior
al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La victima puede optar por el
reintegro especifico, excepto que sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o
abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero. En el caso de daños derivados de la lesión del
honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la
publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del responsable.
Reparar implica transferir el costo económico del daño desde la victima hacia el
responsable (para daños patrimoniales) o buscar la satisfacción de la victima a través de una
suma de dinero sustitutiva del daño sufrido (para daños extrapatrimoniales). La valuación y
fijación del daño puede ser de tres tipos:
• Judicial: El juez fija el monto conforme a las pruebas arrimadas por las partes a la
causa.
• Legal: La ley establece y tasa el monto indemnizatorio.
• Convencional: Las partes, de común acuerdo, fijan el monto del resarcimiento.

Atribución y Eximentes de la Responsabilidad Civil:


Los factores de atribución de la responsabilidad son uno de los presupuestos que deben
reunirse a fin de que el daño sea evaluado en juicio para ser indemnizado; permiten al juez
determinar quién debe soportar los efectos del daño. Son las razones que justifican la
responsabilidad, es decir, evidencian como justo que el daño sea prevenido o reparado y que lo
sea por determinada persona.
El Código establece que la atribución de un daño al responsable puede basarse en
factores objetivos o subjetivos o que, en ausencia de normativa, el factor de atribución es la
culpa. Las clases de factores de atribución que podemos identificar entonces son:
• Factor Obietivo: Se da cuando la culpa del agente es irrelevante a los efectos de
atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa
ajena, excepto disposición legal en contrario. Cuando de las circunstancias de la
obligación o de lo convenido por las partes surge que el deudor debe obtener un
resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.
• Factores Subietivos: En este grupo podemos encontrar a la culpa y al dolo. La culpa
consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las
circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar; comprende la imprudencia, la
negligencia y la impericia en el arte o profesión. El dolo se configura por la producción
de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses
ajenos.
En cuanto a la atenuación de la responsabilidad, el Código establece que el juez, al fijar la
indemnización, puede atenuarla si es equitativo en función del patrimonio del deudor, la

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situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no es aplicable en
caso de dolo del responsable.
En cuanto a la dispensa anticipada de la responsabilidad, el Código establece que son
inválidas las cláusulas que eximen o limitan la obligación de indemnizar cuando afectan
derechos indisponibles, atentan contra la buena fe, las buenas costumbres o leyes imperativas,
o son abusivas. Son también inválidas si liberan anticipadamente, en forma total o parcial, del
daño sufrido por dolo del deudor o de las pe'rsonas por las cuales debe responder.
Haciendo referencia a los eximentes de la responsabilidad civil, podemos nombrar los
siguientes casos o situaciones:
• Hecho del damnificado: La responsabilidad puede ser excluida o limitada por la
incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el
contrato dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo o de cualquier otra
circunstancia especial.
• Caso Fortuito o de Fuerza Mayor: Es aquel hecho que no ha podido ser previsto o que,
habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. Éste exime de responsabilidad,
excepto disposición en contrario.
• Hecho de un Tercero: Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de
un tercero por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito.
• Imposibilidad de cumplimiento: El deudor de una obligación queda eximido del
cumplimiento y no es responsable, si la obligación se ha extinguido por imposibilidad
de cumplimiento objetiva y absoluta no imputable al obligado. La existencia de esa
imposibilidad debe apreciarse teniendo en cuenta las exigencias de la buena fe y la
prohibición del ejercicio abusivo de los derechos.
Aunque ocurra el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento, el deudor es
responsable en los siguientes casos:
• Si ha asumido el cumplimiento aunque ocurra un caso fortuito o una imposibilidad.
• Si de una disposición legal resulta que no se libera por caso fortuito o por imposibilidad
de cumplimiento.
• Si está en mora, a no ser que ésta sea indiferente para la producción del caso fortuito o
de la imposibilidad de cumplimiento.
• Si el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento sobrevienen por su culpa.
• Si el caso fortuito y, en su caso, la imposibilidad de cumplimiento que de él resulta,
constituyen una contingencia propia del riesgo de la cosa o la actividad.
• Si está obligado a restituir como consecuencia de un hecho ilícito.

Distintas Clases de Responsabilidad:


Existen distintas clases o tipos de responsabilidad civil, que se distinguen por
características especiales de cada una de ellas. La responsabilidad, entonces, puede ser:
• Directa: Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona un daño
injustificado por acción u omisión. El autor de un daño causado por un acto involuntario
responde por razones de equidad; el acto realizado por quien sufre fuerza irresistible
no genera responsabilidad para su autor, sin perjuicio de la que corresponde a título
personal a quien ejerce esa fuerza. Si varías personas participan en la producción del
daño que tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias; si
la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones
concurrentes. El encubridor responde en cuanto su cooperación ha causado daño.
• Por el Hecho Terceros: El principal responde objetivamente por los daños que causen
los que están bajo su dependencia o las personas de las cuales se sirve para el
cumplimiento de sus obligaciones cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con
ocasión de las funciones encomendadas. La falta de discernimiento del dependiente no
excusa al principal. La responsabilidad del principal es concurrente con la del
dependiente.
Los padres son solidariamente responsables por los daños causados por los hijos que
se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de
la responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos. La
responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa si el hijo menor de edad es puesto
bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente. Los padres no se
liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva

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de una causa que les es atribuible. Los padres no responden por los daños causados
por sus hijos en tareas inherentes al ejercicio de su profesión o de funciones
subordinadas encomendadas por terceros. Tampoco responden por el incumplimiento
de obligaciones contractuales válidamente contraídas por sus hijos.
Los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los tutores y los curadores
son responsables como los padres por el daño causado por quienes están a su cargo.
Sin embargo, se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el daño; tal
imposibilidad no resulta de la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de
su presencia. El establecimiento que tiene a su cargo personas internadas responde
por la negligencia en el cuidado de quienes, transitoria o permanentemente, han sido
puestas bajo su vigilancia y control.
• Derivada de la Intervención de Cosas y de Ciertas Actividades: Toda persona responde
por el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean
riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por las
circunstancias de su realización. La responsabilidad es objetiva, y no son eximentes la
autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización de la actividad, ni el
cumplimiento de las técnicas de prevención.
El dueño y el guardián son responsables concurrentes del daño causado por las cosas.
Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la dirección y el
control de la cosa o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño y el guardián no
responden si prueban que la cosa fue usada en contra de su voluntad expresa o
presunta. En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve
u obtiene provecho de ella, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación
especial.
El daño causado por animales, cualquiera sea su especie, queda comprendido en este
tipo de responsabilidad.
• Colectiva y Anónima: Si de una parte de un edificio cae una cosa o si ésta es arrojada,
los dueños y ocupantes de dicha parte responden solidariamente por el daño que
cause; sólo se libera quien demuestre que no participó en su producción. Si el daño
proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado responden
solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha
contribuido a su producción. Si un grupo realiza una actividad peligrosa para terceros,
todos sus integrantes responden solidariamente por el daño causado por uno o más de
sus miembros; sólo se libera quien demuestra que no integraba el grupo.
Existen supuestos especiales de la responsabilidad civil. Podemos identificar los
siguientes casos:
• Persona Jurídica: Es responsable por los daños que causen quienes la dirigen o
administran en ejercicio o con ocasión de sus funciones.
• Responsabilidad del Estado y de los Funcionarios y Empleados Públicos: Se rige por
las normas del derecho administrativo nacional o local según corresponda.
• Establecimientos Educativos: El titular de un establecimiento educativo responde
por el daño causado o sufrido por sus alumnos menores de edad cuando se hallen
o deban hallarse bajo el control de la autoridad escolar. La responsabilidad es objetiva
y se exime sólo con la prueba del caso fortuito. El establecimiento educativo debe
contratar un seguro de responsabilidad civil, de acuerdo a los requisitos que fije la
autoridad en materia aseguradora. Esta norma no se aplica a los establecimientos de
educación superior o universitaria.
• Profesionales Liberales: La actividad del profesional liberal está sujeta a las reglas de
las obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto que se haya
comprometido un resultado concreto. La actividad del profesional liberal no está
comprendida en la responsabilidad por actividades riesgosas.
• Accidentes de Tránsito: Se aplica la responsabilidad derivada de la intervención de
cosas.
• Protección de la Vida Privada: El que arbitrariamente se entromete en la vida ajena y
publica retratos, difunde correspondencia, mortifica a otros en sus costumbres o
sentimientos, o perturba de cualquier modo su intimidad, debe ser obligado a cesar en
tales actividades, si antes no cesaron, y a pagar una indemnización que debe fijar el
juez, de acuerdo con las circunstancias. Además, a pedido del agraviado, puede

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ordenarse la publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar, si esta


medida es procedente para una adecuada reparación.
• Acusación Calumniosa: En los daños causados por una acusación calumniosa sólo se
responde por dolo o culpa grave. El denunciante o querellante responde por los daños
derivados de la falsedad de la denuncia o de la querella si se prueba que no tenía
razones justificables para creer que el damnificado estaba implicado.

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Unidad VII: Contratos en General

Concepto de Contrato:
El contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas
patrimoniales. Según lo que establece nuestro Código, las partes son libres para celebrar un
contrato y determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público,
la moral y las buenas costumbres.
Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes; su contenido sólo
puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo
prevé. Los jueces no tienen facultades para modificar las estipulaciones de los contratos,
excepto que sea a pedido de una de las partes cuando lo autoriza la ley o de oficio cuando se
afecta, de modo manifiesto, el orden público. Los contratos deben celebrarse, interpretarse y
ejecutarse de buena fe. Las normas legales relativas a los contratos son supletorias de la
voluntad de las partes, a menos que de su modo de expresión, de su contenido o de su
contexto, resulte su carácter indisponible.
Cuando concurren disposiciones del Código y de alguna ley especial, las normas se
aplican con el siguiente orden de prelación:
• Normas indisponibles de la ley especial y de este Código.
• Normas particulares del contrato.
• Normas supletorias de la ley especial.
• Normas supletorias de este Código.
El contenido del contrato se integra con las normas indisponibles, que se aplican en
sustitución de las cláusulas incompatibles con ellas; las normas supletorias; los usos y
prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados
obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente
observados en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea
irrazonable.

Elementos de los Contratos:


Los elementos de los contratos son ciertos requisitos que deben tener los mismos. La
doctrina los divide en tres grandes grupos:
• Elementos Esenciales: Son aquellos que necesariamente deben existir para que haya
contrato; no pueden faltar, ya que sin ellos el contrato se considera inexistente o no
tiene valor. La doctrina clásica considera que forman parte de este grupo el
consentimiento, el objeto y la causa; otros juristas agregan a la forma y la capacidad.
También existen elementos esenciales propios de determinados contratos, como por
ejemplo, la cosa vendida y el precio en un contrato de compraventa o la cosa alquilada
y el precio del alquiler en un contrato de locación.
• Elementos Naturales: Son aquellos que naturalmente se encuentran en un contrato y
forman parte de él por imperio de la ley, pero que las partes pueden dejar de lado por
medio de una cláusula expresa. Por ejemplo, la garantía de evicción y vicios
redhibitorios en los contratos a título oneroso.
• Elementos Accidentales: Son aquellos que normalmente no corresponden a un
contrato, pero que las partes voluntariamente pueden incorporar por medio de una
cláusula expresa; es el caso de la señal o arras.

Clasificaciones de los Contratos:


Existen distintos tipos o clases de contratos de acuerdo a diferentes criterios para
clasificarlos. Podernos identificar:
• Primera Clasificación:
o Unilaterales: Son aquellos en los que una de las partes se obliga hacia la otra
sin que ésta última quede obligada, es decir, en los que las obligaciones se
crean sólo para una de las partes. Por ejemplo, la donación, el comodato o la
fianza.
o Bilaterales: Son aquellos en los que las partes se obligan recíprocamente la
una hacia la otra; crean obligaciones para ambas partes intervinientes. Por
ejemplo, la compraventa, la permuta o la locación.

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o Plurilaterales: Son aquellos contratos en los que intervienen más de dos partes;
crean obligaciones para todas ellas. Para que exista debe haber
consentimiento de todos los interesados.
• Segunda Clasificación:
o Onerosos: Son aquellos en los que las prestaciones son recíprocas, es decir, la
prestación de una de las partes tiene su razón de ser en la contraprestación de
la otra. Todos los contratos bilaterales son onerosos. Por ejemplo, la
compraventa, la permuta o la locación.
o Gratuitos: Son aquellos que aseguran a uno o a otro de los contratantes alguna
ventaja, independientemente de toda prestación a su cargo. Una de las partes
debe una prestación sin recibir nada a cambio, no hay contraprestación de
quien recibe la ventaja. Por ejemplo, la donación o el comodato.
• Tercera Clasificación:
o Conmutativos: Son aquellos en los que las ventajas para todos los contratantes
son ciertas, es decir, están determinadas al celebrarse el contrato y no
dependen de un acontecimiento incierto. Por ejemplo, la compraventa, la
permuta o la locación.
o Aleatorios: Son aquellos en los que las ventajas o las pérdidas, para una de las
partes o para todas, dependen de un acontecimiento incierto. En algunos
contratos el riesgo es asumido por ambas partes, mientras que en otros sólo
por una de ellas. Por ejemplo, los contratos de seguro, los de apuesta y suerte,
los de juego o el de lotería.
• Cuarta Clasificación:
o Formales: Son aquellos para los cuales la ley exige una forma para su validez.
Pueden ser:
• Solemnes: Son aquellos que son nulos si la solemnidad no ha sido
satisfecha. Por ejemplo, la donación de inmuebles o la cesión de
derechos hereditarios.
• No Solemnes: Son aquellos en los que la forma se exige sólo para que
éstos produzcan sus efectos propios, es decir, al sólo efecto de poder
probarlo en juicio. Por ejemplo, la compraventa de un inmueble.
o No Formales: Son aquellos a los que la ley no les exige una forma
determinada, por lo que las partes pueden celebrarlos en la forma que quieran,
ya sea verbalmente o por escrito, por documento público o privado. Por
ejemplo, la compraventa o permuta de muebles.
• Quinta Clasificación:
o Tlpicos o Nominados: Son aquellos regulados especialmente por la ley. Por
ejemplo, la compraventa, la permuta o la donación.
o Atípicos o Innominados: Son los que no tienen una regulación legal específica,
es decir, que no están tipificados. Están regidos, en el siguiente orden, por:
• La voluntad de las partes.
• Las normas generales sobre contratos y obligaciones.
• Los usos y prácticas del lugar de celebración.
• Las disposiciones correspondientes a los contratos nominados
afines que son compatibles y se adecuan a su finalidad.
• Sexta Clasificación:
o De Disposición: Son aquellos que disminuyen o modifican los elementos que
constituyen el patrimonio. Por ejemplo, la venta de una casa.
o De Administración y Conservación: Son aquellos que tienen por finalidad hacer
que un bien produzca los beneficios que normalmente puede obtenerse de
ellos. Por ejemplo, la locación de un inmueble.
• Séptima Clasificación:
o De Eiecución Instantánea: Son aquellos que se ejecutan o cumplen de una sola
vez. Por ejemplo, la compraventa.
o De Tracto Sucesivo: Son aquellos cuya prestación se cumple periódicamente.
Por ejemplo, la locación de un inmueble en la cual hay que pagar el alquiler
todos los meses.
• Octava Clasificación:

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o De Eíecución Inmediata: Son aquellos cuyos efectos se producen de inmediato,


desde el momento mismo de su celebración.
o De Eíecución Diferida: Son aquellos cuyos efectos comienzan a cumplirse
después de transcurrido cierto plazo.

Formación del Consentimiento:


El consentimiento es el acuerdo de voluntades de las partes tendientes a la celebración de
un contrato. Para que exista el mismo es necesario que haya una oferta o propuesta de una de
las partes (ofertante, oferente) y que ella sea aceptada por otra parte (aceptante), es decir, que
el consentimiento se forma con dos elementos:
• Oferta: Es la manifestación o propuesta dirigida a una persona determinada o
determinable para la celebrar un contrato. Para que sea válida debe contar con los
siguientes requisitos:
o Debe ser hecha por una persona que actúe con discernimiento, intención y
libertad, ya que se trata de un acto voluntario.
o Debe ser recepticia, es decir, tener un destinatario; debe estar dirigida a una
persona o personas determinadas.
o Debe ser completa, es decir, debe ser sobre un contrato determinado y
contener todos los elementos, circunstancias y antecedentes constitutivos del
contrato de que se trate.
La oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como invitación para que
hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de su emisión
resulte la intención de contratar del oferente. En este caso, se la entiende emitida por el
tiempo y en las condiciones admitidas por los usos.
La oferta obliga al proponente, a no ser que lo contrario resulte de sus términos, de la
naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso. La oferta hecha a una persona
presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin fijación de
plazo, sólo puede ser aceptada inmediatamente. Cuando se hace a una persona que
no está presente, sin fijación de plazo para la aceptación, el proponente queda obligado
hasta el momento en que puede razonablemente esperarse la recepción de la
respuesta, expedida por los medios usuales de comunicación. Los plazos de vigencia
de la oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto que contenga
una previsión diferente.
La oferta dirigida a una persona determinada puede ser retractada si la comunicación
de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que la oferta. La
oferta caduca cuando el proponente o el destinatario de ella fallecen o se incapacitan
antes de la recepción de su aceptación. El que aceptó la oferta ignorando la muerte o
incapacidad del oferente, y que a consecuencia de su aceptación ha hecho gastos o
sufrido pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación.
• Aceptación: Es la conformidad que presta el destinatario a la oferta que se le ha hecho.
Al igual que la oferta, debe ser hecha por una persona que actúe con discernimiento,
intención y libertad, y ser recepticia; además, debe ser lisa, llana y congruente con la
oferta (se deben aceptar todos los puntos que integran la oferta sin hacer
modificaciones), y recaer sobre una oferta vigente.
Toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta
constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando existe el deber de
expedirse, el que puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de las
prácticas que las partes hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el
silencio actual y las declaraciones precedentes.
La aceptación perfecciona el contrato entre presentes cuando es manifestada y entre
ausentes si es recibida por el proponente durante el plazo de vigencia de la oferta.
Puede ser retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario
antes o al mismo tiempo que ella. Se considera que la manifestación de voluntad de
una parte es recibida por la otra cuando ésta la conoce o debió conocerla, trátese de
comunicación verbal, de recepción en su domicilio de un instrumento pertinente o de
otro modo útil.

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Contratos Preliminares:
Existen casos en los que se realizan los denominados contratos preliminares, que deben
contener el acuerdo sobre los elementos esenciales particulares que identifiquen el contrato
futuro definitivo. Su plazo de vigencia es de un año o el menor que convengan las partes,
quienes pueden renovarlo a su vencimiento.
Las partes pueden pactar la obligación de celebrar un contrato futuro, que no puede ser de
aquellos para los cuales se exige una forma bajo sanción de nulidad. El contrato que contiene
una opción de concluir un contrato definitivo otorga al beneficiario el derecho irrevocable de
aceptarlo. Puede ser gratuito u oneroso, y debe observar la forma exigida para el contrato
definitivo. No es transmisible a un tercero, excepto que así se lo estipule.

Contratos Celebrados por Adhesión a Cláusulas Generales Predispuestas:


El contrato por adhesión es aquel mediante el cual uno de los contratantes adhiere a
cláusulas generales predispuestas unilateralmente por la otra parte o por un tercero, sin que el
adherente haya participado en su redacción. Las cláusulas generales predispuestas deben ser
comprensibles y autosuficientes; la redacción debe ser clara, completa y fácilmente legible. Se
tienen por no convenidas aquellas que efectúan un reenvío a textos o documentos que no se
facilitan a la contraparte del predisponente, previa o simultáneamente a la conclusión del
contrato.
Las cláusulas particulares son aquella.s que, negociadas individualmente, amplían, limitan,
suprimen o interpretan una cláusula general; en caso de incompatibilidad entre cláusulas
generales y particulares, prevalecen estas últimas. Las cláusulas ambiguas predispuestas por
una de las partes se interpretan en sentido contrario a la parte predisponente.
En cuanto a cláusulas abusivas, el Código establece que en los contratos se deben tener
por no escritas:
• Las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente.
• Las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente o amplían
derechos del predisponente que resultan de normas supletorias.
• Las que por su contenido, redacción o presentación no son razonablemente previsibles.
La aprobación administrativa de las cláusulas generales no obsta a su control judicial.
Cuando el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no
puede subsistir sin comprometer su finalidad.

Capacidad Para Contratar:


El Código establece que no pueden contratar, en interés propio o ajeno, según sea el
caso, los que están impedidos para hacerlo conforme a disposiciones especiales. Los contratos
cuya celebración está prohibida a determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados por
interpósita persona.
En cuanto a inhabilidades especiales, el Código establece que no pueden contratar en
interés propio:
• Los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o enajenación
están o han estado encargados.
• Los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus
auxiliares, respecto de bienes relacionados con procesos en los que intervienen o han
intervenido.
• Los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que
intervienen o han intervenido.
• Los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre si.
• Los albaceas (encargados por un testador o por un juez de cumplir la última voluntad y
_custodiar los bienes de una persona fallecida) que no son herederos, no pueden
celebrar contrato de compraventa sobre los bienes de las testamentarias que estén a
su cargo.
Declarada la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz o con capacidad
restringida, la parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo que
ha pagado o gastado, excepto si el contrato enriqueció a la parte incapaz o con capacidad
restringida y en cuanto se haya enriquecido.

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Obieto del Contrato:


El objeto del contrato está formado por dos elementos: el objeto inmediato, que son las
obligaciones que él crea, modifica o extingue; y el objeto mediato, que está constituido por las
prestaciones de esas obligaciones, ya sea de dar, de hacer o de no hacer. Debe cumplir con
los siguientes requisitos:
• Posibilidad: El contrato debe ser posible física y jurídicamente, ya que nadie puede
obligarse a dar o hacer algo que sea imposible físicamente, como tocar el cielo con las
manos, o imposible jurídicamente, como hipotecar un auto o prendar un inmueble.
También hay imposibilidad jurídica si se enajena una cosa que está fuera del comercio.
• Licitud: Las leyes no pueden aceptar contratos u obligaciones cuyo objeto sea ilícito, es
decir, contrario a la ley, la moral o las buenas costumbres, como por ejemplo, obligarse
a matar a otro,
• Determinación: El objeto debe estar determinado al momento de celebrarse el contrato
o ser susceptible de determinarse posteriormente; no es posible obligar al deudor a dar
o hacer algo que no sabe qué es. Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben
estar determinados en su especie o género según sea el caso, aunque no lo estén en
su cantidad, si ésta puede ser determinada; es determinable cuando se establecen los
criterios suficientes para su individualización,
Las partes pueden pactar que la determinación del objeto sea efectuada por un
tercero. En caso de que el tercero no realice la elección, sea imposible o no haya
observado los criterios expresamente establecidos por las partes o por los usos y
costumbres, puede recurrirse a la determinación judicial, petición que debe tramitar por
el procedimiento más breve que prevea la legislación procesal,
• Patrimonialidad: Aunque esta característica llevó a controversias y hoy no es aceptada
por el Código, lo que éste establece es que el objeto del contrato debe ser susceptible
de valoración económica y corresponder a un interés de las partes, aun cuando éste no
sea patrimonial.
Según lo establece el Código, no pueden ser objeto de los contratos los hechos que son
imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden público, a la
dignidad de la persona humana o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un
motivo especial se prohibe que lo sean,
Los bienes futuros pueden ser objeto de los contratos; la promesa de transmitirlos está
subordinada a la condición de que lleguen a existir, excepto que se trate de contratos
aleatorios. Los bienes ajenos también pueden ser objeto de los contratos; si el que promete
transmitirlos no ha garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a emplear los medios
necesarios para que la prestación se realice y, si por su culpa, el bien no se transmite, debe
reparar los daños causados e indemnizarlos cuando ha garantizado la promesa y ésta no se
cumple; el que ha contratado sobre bienes ajenos como propios es responsable de los daños si
no hace entrega de ellos.
Los bienes litigiosos, gravados o sujetos a medidas cautelares, pueden ser objeto de los
contratos, sin perjuicio de los derechos de terceros. Quien de mala fe contrata sobre esos
bienes como si estuviesen libres debe reparar los daños causados a la otra parte sí ésta ha
obrado de buena fe. La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampoco
pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares.
En los contratos de larga duración el tiempo es esencial para el cumplimiento del objeto,
de modo que se produzcan los efectos queridos por las partes o se satisfaga la necesidad que
las indujo a contratar. Las partes deben ejercitar sus derechos coníorme con un deber de
colaboración, respetando la reciprocidad de las obligaciones del contrato, considerada en
relación a la duración total, La parte que decide la rescisión debe dar a la otra la oportunidad
razonable de renegociar de buena fe, sin incurrir en ejercicio abusivo de los derechos.

Causa del Contrato:


Cuando hablamos de causa podemos hacer referencia a dos conceptos: la causa fuente,
es decir, el origen, la fuente o el hecho generador de la obligación o del acto jurídico; y la causa
fin, es decir, el propósito o finalidad perseguida por las partes al llevar a cabo el acto.
La causa debe existir en la formación del contrato y durante su celebración y subsistir
durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad, adecuación o
extinción del contrato. El contrato es nulo cuando:

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• Su causa es contraria a la moral, al orden público o a las buenas costumbres.


• Ambas partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común. Si sólo una de
ellas ha obrado por un motivo ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato
frente a la otra, pero ésta puede reclamar lo que ha dado, sin obligación de cumplir lo
que ha ofrecido.

Forma del Contrato:


La forma es la manera o medio por el cual el sujeto manifiesta exteriormente su voluntad;
es el conjunto de solemnidades que prescribe la ley y que deben realizarse al tiempo de la
formación del contrato, tales como: que se haga por escrito, en presencia de testigos, que sea
hecho ante escribano u oficial público.
La formalidad exigida para la celebración del contrato rige también para las modificaciones
ulteriores que le sean introducidas, excepto que ellas versen solamente sobre estipulaciones
accesorias o secundarias, o que exista disposición legal en contrario. Deben ser otorgados por
escritura pública:
• Los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos
reales sobre inmuebles. Quedan exceptuados los casos en que el acto es realizado
mediante subasta proveniente de ejecución judicial o administrativa.
• Los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles.
• Todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública.
• Los demás contratos que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser
otorgados en escritura pública.
De la definición de este elemento de los contratos surge una de las clasificaciones de los
mismos, ya nombrada anteriormente, en formales (solemnes o no solemnes) y no formales.

Prueba del Contrato:


La prueba del contrato consiste en demostrar, por los medios y las formas que indica la
ley, la existencia de un contrato. El Código establece que los contratos pueden ser probados
por todos los medios aptos para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana
crítica, y con arreglo a lo que disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que
establezca un medio especial; dice que los contratos que sea de uso instrumentar no pueden
ser probados exclusivamente por testigos.
En cuanto a la prueba de los contratos formales, el Código dice que pueden ser probados
por otros medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de haber sido
cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o comienzo de ejecución.
Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que emane de la otra
parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del
contrato.
Específicamente, podemos nombrar los siguientes medios de prueba:
• Instrumentos Públicos: Prueban su autenticidad por sí mismos, ya que la ley presume
que tanto el documento como su contenido son auténticos, en virtud de las garantías
que los rodean.
• Instrumentos Particulares: Al no requerir de formalidades especiales, se rigen por el
principio de libertad de formas, aunque hay en ellos dos requisitos: la firma de las
partes y el doble ejemplar. Los instrumentos privados deben ser probados de acuerdo
a su autenticidad, para lo cual es necesario que la otra parte reconozca el documento o
más concretamente que reconozca su firma. Aquellos que no sean firmados, como el
ticket de un estacionamiento o un boleto de transporte, constituyen elementos
importantes que podrán ser un principio de prueba por escrito o directamente la prueba
de la existencia de un contrato.
• Confesión de Partes: Es la declaración de la parte, reconociendo la verdad del hecho
personal, que habrá de producir consecuencias desfavorables para ella y favorables
para la otra parte. Se considera la prueba más completa y eficaz, ya que si hay
confesión de una de las partes ello es suficiente para que el juez tenga por ciertos y
probados los hechos confesados, sin necesidad de otras pruebas. Puede ser:
o Judicial: Cuando se presta dentro de un proceso.
o Extraiudicial: Cuando se presta fuera de un proceso, es decir, cuando no se
hace ante un juez.

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• Juramento Judicial: Es la manifestación que hace una de las partes, bajo juramento de
decir la verdad, y que generalmente está referida a montos o importes. Actualmente
carece de aplicación, salvo en ciertos casos particulares.
• Presunciones: Son las consecuencias que la ley o el juez deducen de un hecho
conocido para afirmar un hecho desconocido. Encierran un razonamiento por el cual, si
se da un hecho determinado y probado (indicio), se puede afirmar la existencia de un
hecho desconocido que se quiere probar. Pueden ser:
o Legales: Son establecidas por ley, y existen dos tipos: las que admiten prueban
en contrario y aquellas que no lo hacen.
o Judiciales: Son las que el juez establece por el examen de los indicios según
su criterio. Deben fundarse en hechos reales y probados, y ser: varias, graves,
precisas y concordantes.
• Testigos: Son terceros extraños al juicio que declaran acerca de hecho que han
percibido por medio de sus sentidos y que resultan importantes a los efectos de la
prueba.

Interpretación de los Contratos:


El Código establece que el contrato debe interpretarse conforme a la intención común de
las partes y al principio de la buena fe. Cuando por disposición legal o convencional se
establece expresamente una interpretación restrictiva, debe estarse a la literalidad de los
términos utilizados al manifestar la voluntad. Las palabras empleadas en el contrato deben
entenderse en el sentido que les da el uso general, excepto que tengan un significado
específico que surja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos y prácticas del lugar de
celebración conforme con los criterios dispuestos para la integración del contrato; se aplican
iguales reglas a las conductas, signos y expresiones no verbales con los que el consentimiento
se manifiesta.
Las cláusulas del contrato se interpretan las unas por medio de las otras, y atribuyéndoles el
sentido apropiado al conjunto del acto (interpretación contextual). Cuando el significado de las
palabras interpretado contextualmente no es suficiente, se deben tomar en consideración:
• Las circunstancias en que se celebró, incluyendo las negociaciones preliminares.
• La conducta de las partes, incluso la posterior a su celebración.
• La naturaleza y finalidad del contrato.
El principio de conservación establece que, si hay duda sobre la eficacia del contrato o de
alguna de sus cláusulas, debe interpretarse en el sentido de darles efecto. Si esto resulta de
varias interpretaciones posibles, corresponde entenderlos con el alcance más adecuado al
objeto del contrato.
La interpretación debe proteger la confianza y la lealtad que las partes se deben
recíprocamente, siendo inadmisible la contradicción con una conducta jurídicamente relevante,
previa y propia del mismo sujeto. Cuando a pesar de las reglas anteriores persisten las dudas,
si el contrato es a título gratuito se debe interpretar en el sentido menos gravoso para el
obligado y, si es a título oneroso, en el sentido que produzca un ajuste equitativo de los
intereses de las partes.

Efectos de los Contratos:


Los efectos de los contratos son las consecuencias jurídicas que ellos producen, las que
en general consisten en crear, modificar o extinguir obligaciones. Teniendo en cuenta a quien
alcanzan, pueden distinguirse tres clases de efectos:
• Efectos con Relación a las Partes: El Código regula el "principio de efecto relativo", que
establece que el contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes, por lo que no
lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley. Este
principio es muy lógico, ya que no resulta aceptable que el contrato pueda perjudicar a
alguien totalmente ajeno al acto.
Se considera parte del contrato:
o A quien lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno.
o A quien es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés.
o A quien manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un
corredor o por un agente sin representación.

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Existen dos principios que se ponen claramente de manifiesto en la relación entre las
partes, y son:
o Autonomía de la Voluntad: Es la facultad que tienen las partes para estipular
las cláusulas que quieran; pueden pactar lo que quieran, lo que les convenga.
Está limitada por el orden público, la moral y las buenas costumbres.
o Fuerza Vinculatoria u Obligatoria: Lo convenido debe ser cumplido
obligatoriamente, como si se tratara de una ley. Está limitada por el orden
público, la moral y las buenas costumbres; además, determinadas
circunstancias socio-económicas han determinado, por un lado, que haya
intervención del Estado regulando ciertos contratos para proteger el interés
público o colectivo, y, por otro, que la doctrina, la jurisprudencia y la legislación
limitaran el cumplimiento de cláusulas contractuales mediante la aplicación de
nuevas teorías, como la del abuso del derecho.
• Efectos con Relación a los Sucesores: En este caso podemos distinguir dos tipos de
sucesores, con los cuales se identifican diferentes efectos. Éstos son:
o Sucesor Universal: Es la persona a la cual se trasmiten todos los bienes de una
persona fallecida, y suele ser denominada heredero. El Código establece que
los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores
universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen sean inherentes a la
persona, o que la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la
obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley.
o Sucesor Particular o Singular: Es la persona a la cual no se le transmite todo el
patrimonio sino sólo un derecho u objeto determinado, sea por acto mortis
causa (legatario) o por un acto entre vivos (comprador). En principio, el sucesor
particular es como si fuera un tercero y los contratos firmados por el trasmisor
del bien no le afectan; lo afectan en los casos de contrato de locación,
contratos constitutivos de garantías o si se trata de obligaciones ambulatgrias.
• Efectos con Relación a Terceros: Los terceros son personas totalmente ajenas al
contrato. El Código establece tres casos en los que los efectos del contrato tienen sus
características específicas. Éstos son:
o Contratación a Nombre de Tercero: Quien contrata a nombre de un tercero sólo
lo obliga si ejerce su representación. A falta de representación suficiente el
contrato es ineficaz. La ratificación expresa o tácita del tercero suple la falta de
representación; la ejecución implica ratificación tácita.
o Promesa del Hecho de Tercero: Quien promete el hecho de un tercero queda
obligado a hacer lo razonablemente necesario para que el tercero acepte
la promesa. Si ha garantizado que la promesa sea aceptada, queda obligado a
obtenerla y responde personalmente en caso de negativa.
o Estipulación a Favor de Tercero: Si el contrato contiene una estipulación a
favor de un tercero beneficiario, determinado o determinable, el promitente le
confiere los derechos o facultades resultantes de lo que ha convenido con el
estipulante. El estipulante puede revocar la estipulación mientras no reciba la
aceptación del tercero beneficiario, pero no puede hacerlo sin la conformidad
del promitente si éste tiene interés en que sea mantenida.
El tercero aceptante obtiene directamente los derechos y las facultades
resultantes de la estipulación a su favor. Las facultades del tercero beneficiario
de aceptar la estipulación, y de prevalerse de ella luego de haberla aceptado,
no se transmiten a sus herederos, excepto que haya cláusula expresa que lo
autorice.

Efectos de los Contratos Bilaterales:


En los contratos con obligaciones recíprocas a cargo de ambas partes, una de ellas no
puede reclamar el cumplimiento de lo que se le debe si ella misma no ha cumplido con su
obligación ni tampoco ha ofrecido cumplir; si sin importar este principio, la parte igual
reclamare, la otra parte podrá oponerse interponiendo la denominada excepción de
incumplimiento con la cual paralizará la acción del reclamante.
El fundamento de esta excepción está en la reciprocidad que caracteriza a los contratos
bilaterales, en la interconexión de ambas prestaciones. Se trata de una excepción dilatoria que

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paraliza la acción del demandante, con la particularidad de que invierte la carga de la prueba; si
bien en general el que opone una excepción debe probar, en este caso el que opone la
excepción de incumplimiento se limita a oponerla, debiendo ser el reclamante el que pruebe
que pagó o se ofreció a pagar, si quiere que su acción no sea paralizada.
Para oponerla, se debe tratar de un contrato bilateral y el reclamante no debe haber
cumplido su prestación ni ofrecido cumplirla. La excepción no procede si el reclamante cumplió
u ofreció cumplir, si la obligación es a plazo o bajo condición suspensiva, si el incumplimiento
es insignificante o si se debe a falta de colaboración del excepcionante.

Rescisión:
La rescisión bilateral es la extinción del contrato por mutuo acuerdo de las partes. Se
funda en la autonomía de la voluntad: si un acuerdo de voluntades pudo crear el contrato,
también puede extinguirlo. El Código establece que esta extinción, excepto estipulación en
contrario, sólo produce efectos para el futuro y no afecta derechos de terceros.
Por otra parte, el Código reconoce la extinción por declaración de una de las partes, ya
sea total o parcial, mediante rescisión unilateral, revocación o resolución, en los casos en que
el mismo contrato o la ley le atribuyen esa facultad. Excepto disposición legal o convencional
en contrario, se aplican a la rescisión unilateral, a la revocación y a la resolución las siguientes
reglas generales:
• El derecho se ejerce mediante comunicación a la otra parte, la cual debe ser
dirigida por todos los sujetos que integran una parte contra todos los sujetos que
integran la otra.
• La extinción del contrato puede declararse extrajudicialmente o demandarse ante un
juez.
• La otra parte puede oponerse a la extinción si, al tiempo de la declaración, el
declarante no ha cumplido o no está en situación de cumplir la prestación que debía
realizar para poder ejercer la facultad de extinguir el contrato.
• La extinción del contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir que tenga la
parte que no la declaró.
• La parte que tiene derecho a extinguir el contrato puede optar por requerir su
cumplimiento y la reparación de daños. Esta demanda no impide deducir ulteriormente
una pretensión extintiva.
• La comunicación de la declaración extintiva del contrato produce su extinción de pleno
derecho y posteriormente no puede exigirse el cumplimiento ni subsiste el derecho de
cumplir. Pero, en los casos en que es menester un requerimiento previo, si se
promueve la demanda por extinción sin haber intimado, el demandado tiene derecho
de cumplir hasta el vencimiento del plazo de emplazamiento.
• La demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide deducir ulteriormente
una pretensión de cumplimiento.
• La extinción del contrato deja subsistentes las estipulaciones referidas a las
restituciones, a la reparación de daños, a la solución de las controversias y a
cualquiera otra que regule los derechos y obligaciones de las partes tras la extinción.
Excepto disposición legal en contrario, la rescisión unilateral y la revocación producen
efectos solo para el futuro; la resolución produce efectos retroactivos entre las partes y no
afecta el derecho adquirido a título oneroso por terceros de buena fe. Si el contrato es
extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral, por revocación o por resolución, las
partes deben restituirse, en la medida que corresponda, lo que han recibido en razón del
contrato o su valor, conforme a las reglas de las obligaciones de dar para restituir.

Resolución por Incumplimiento:


La resolución consiste en la extinción retroactiva del contrato, por un hecho posterior a la
celebración del mismo, al ·cual las partes o la ley le otorgan el efecto de extinguir el contrato. El
Código establece que una parte tiene la facultad de resolver total o parcialmente el contrato si
la otra parte lo incumple. Pero los derechos de declarar la resolución total o la resolución
parcial son excluyentes, por lo cual, habiendo optado por uno de ellos, no puede ejercer luego
el otro; si el deudor ha ejecutado una prestación parcial, el acreedor sólo puede resolver
íntegramente el contrato si no tiene ningún interés en la prestación parcial.

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A los fines de la resolución, el incumplimiento debe ser esencial en atención a la finalidad


del contrato. Se considera que es esencial cuando:
• El cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del
contrato.
• El cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés
del acreedor.
• El incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene derecho
a esperar. Además, es intencional y ha sido anunciado por una manifestación seria y
definitiva del deudor al acreedor.
La sentencia que condena al cumplimiento lleva implícito el apercibimiento de que, ante el
incumplimiento en el trámite de ejecución, el acreedor tiene derecho a optar por la resolución
del contrato. Las partes pueden pactar expresamente que la resolución se produzca en caso de
incumplimientos genéricos o específicos debidamente identificados. En este supuesto, la
resolución surte efectos a partir de que la parte interesada comunica a la incumplidora en forma
fehaciente su voluntad de resolver.
En los contratos bilaterales la cláusula resolutoria es implícita. La resolución por cláusula
resolutoria implícita exige:
• La existencia de un incumplimiento.
• Que el deudor esté en mora.
• Que el acreedor emplace al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total
o parcial del contrato, a que cumpla en un plazo no menor de quince días, excepto que
de los usos o de la índole de la prestación resulte la procedencia de uno menor. La
resolución se produce de pleno derecho al vencimiento de dicho plazo. Dicho
requerimiento no es necesario si ha vencido un plazo esencial para el cumplimiento, si
la parte incumplidora ha manifestado su decisión de no cumplir, o si el cumplimiento
resulta imposible. En tales casos, la resolución total o parcial del contrato se produce
cuando el acreedor la declara y la comunicación es recibida por la otra parte.
Los requerimientos antes nombrados no son necesarios en los casos en que la ley faculta
a la parte para declarar unilateralmente la extinción del contrato, sin perjuicio de disposiciones
especiales.
La frustración definitiva de la finalidad del contrato autoriza a la parte perjudicada a
declarar su resolución si tiene su causa en una alteración de carácter extraordinario de las
circunstancias existentes al tiempo de su celebración, ajena a las partes y que supera el riesgo
asumido por la que es afectada. La resolución es operativa cuando esta parte comunica su
declaración extintiva a la otra. Si la frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a
resolución sólo si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de
ejecución es esencial.
En cuanto a la imprevisión, el Código establece que, si en un contrato conmutativo de
ejecución diferida o permanente, la prestación a cargo de una de las partes se torna
excesivamente onerosa, por una alteración extraordinaria de las circunstancias existentes al
tiempo de su celebración, sobrevenida por causas ajenas a las partes y al riesgo asumido por
la que es afectada, ésta tiene derecho a plantear extrajudicialmente o pedir ante un juez, por
acción o como excepción, la resolución total o parcial del contrato, o su adecuación.

Señal o Arras:
La señal o arras es un elemento accidental de los contratos bilaterales y consiste en la
dación o entrega de una suma de dinero o de una cosa mueble que una parte entrega a la otra
con el objetivo de garantizar la seriedad de las intenciones de contratar. Posee dos efectos:
• Confirmatorio: Asegura la contratación y al efectivizarse el contrato se la considera un
anticipo en el pago del precio.
• Penitencial: Garantiza el derecho de arrepentimiento. En este caso, pierde el monto de
la señal quien la ha entregado o debe devolver el doble de su valor el que la ha
recibido. Opera la extinción resolutiva de la obligación.

Obligación de Saneamiento:
La obligación de saneamiento significa que el vendedor está obligado a proporcionar al
comprador la posesión pacífica y las características aparentes de la cosa entregada. El Código
establece que están obligados al saneamiento: el transmitente de bienes a título oneroso y

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quien ha dividido bienes con otros, junto a sus respectivos antecesores, si han efectuado la
correspondiente transferencia a título oneroso; el obligado al saneamiento garantiza por
evicción y por vicios ocultos. El adquirente a título gratuito puede ejercer en su provecho las
acciones de responsabilidad por saneamiento correspondientes a sus antecesores.
La responsabilidad por saneamiento existe aunque no haya sido estipulada por las partes,
pero éstas pueden aumentarla, disminuirla o suprimirla. La supresión y la disminución de la
responsabilidad por saneamiento se tienen por no convenidas en los siguientes casos: si el
enajenante conoció o debió conocer el peligro de evicción o la existencia de vicios; si el
enajenante actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde la enajenación, a
menos que el adquirente también se desempeñe profesionalmente en esa actividad.
El acreedor de la obligación de saneamiento tiene derecho a optar entre reclamar el
saneamiento del titulo o la subsanación de los vicios; reclamar un bien equivalente, si es
fungible; o declarar la resolución del contrato. También tiene derecho a la reparación de los
daños si el adquirente conoció o pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de vicios;
si el enajenante no conoció ni pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de vicios; si
la transmisión fue hecha a riesgo del adquirente; o si la adquisición resulta de una subasta
judicial o administrativa.
En los casos en que la responsabilidad por saneamiento resulta de la enajenación de
varios bienes se aplican las siguientes reglas: si fueron enajenados como conjunto, es
indivisible; si fueron enajenados separadamente, es divisible, aunque haya habido una
contraprestación única. Quienes tienen responsabilidad por saneamiento en virtud de
enajenaciones sucesivas son obligados concurrentes; si el bien ha sido enajenado
simultáneamente por varios copropietarios, éstos sólo responden en proporción a su cuota
parte indivisa, excepto que se haya pactado su solidaridad. El obligado al saneamiento no
puede invocar su ignorancia o error, excepto estipulación en contrario.
La obligación por saneamiento está comprendida por dos efectos característicos de los
contratos onerosos. Éstos son:
• Responsabilidad por Evicción: La evicción consiste en una turbación, privación o
pérdida que sufre el adquirente en el derecho que se le ha transmitido. La
responsabilidad por evicción asegura la existencia y la legitimidad del derecho
transmitido y se extiende a toda turbación de derecho, total o parcial, que recae sobre
el bien, por causa anterior o contemporánea a la adquisición; a los reclamos de
terceros fundados en derechos resultantes de la propiedad intelectual o industrial,
excepto si el enajenante se ajustó a especificaciones suministradas por el adquirente; y
a las turbaciones de hecho causadas por el transmitente.
No comprende las turbaciones de hecho causadas por terceros ajenos al transmitente;
las turbaciones de derecho provenientes de una disposición legal; la evicción resultante
de un derecho de origen anterior a la transferencia y consolidado posteriormente.
Si un tercero demanda al adquirente en un proceso del que pueda resultar la evicción
de la cosa, el garante citado a juicio debe comparecer en los términos de la ley de
procedimientos; el adquirente puede seguir actuando en el proceso. El garante debe
pagar al adquirente los gastos que éste ha afrontado para la defensa de sus derechos.
Sin embargo, el adquirente no puede cobrarlos ni efectuar ningún otro reclamo si no
citó al garante al proceso; citó al garante, y aunque éste se allanó, continuó con la
defensa y fue vencido.
En los casos en que se promueve el proceso judicial, la responsabilidad por evicción
cesa: si el adquirente no cita al garante o lo hace después de vencido el plazo que
establece la ley procesal; si el garante no comparece al proceso judicial y el adquirente,
actuando de mala fe, no opone las defensas pertinentes, no las sostiene o no interpone
o no prosigue los recursos ordinarios de que dispone contra el fallo desfavorable; si el
adquirente se allana a la demanda sin la conformidad del garante; o somete la cuestión
a arbitraje y el laudo le es desfavorable. Sin embargo, la responsabilidad subsiste si el
adquirente prueba que, por no haber existido oposición justa que hacer al derecho del
vencedor, la citación oportuna del garante por evicción, o la interposición o
sustanciación de los recursos, eran inútiles; o que el allanamiento o el laudo
desfavorable son ajustados a derecho.
El acreedor de la responsabilidad dispone del derecho a declarar la resolución: si los
defectos en el título afectan el valor del bien a tal extremo que, de haberlos conocido, el

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adquirente no lo habría adquirido o su contraprestación habría sido significativamente


menor; si una sentencia o un laudo produce la evicción. Cuando el derecho del
adquirente se sanea por el transcurso del plazo de prescripción adquisitiva, se extingue
la responsabilidad por evicción.
• Responsabilidad por Vicios Ocultos (Vicios Redhibitorios): Los vicios redhibitorios son
los defectos ocultos de la cosa, adquirida a título oneroso, existentes al tiempo de la
adquisición que la hacen impropia para su destino y que, de haberlos conocido el
adquirente, no habría adquirido la cosa o hubiera dado menos por ella. El Código
establece que la responsabilidad por defectos ocultos se extiende a los vicios
redhibitorios, considerándose tales los defectos que hacen a la cosa impropia para
su destino por razones estructurales o funcionales, o disminuyen su utilidad a tal
extremo que, de haberlos conocido, el adquirente no la habría adquirido o su
contraprestación hubiese sido significativamente menor.
Se considera que un defecto es vicio redhibitorio: si lo estipulan las partes con
referencia a ciertos defectos específicos, aunque el adquirente debiera haberlos
conocido; si el enajenante garantiza la inexistencia de defectos o cierta calidad de la
cosa transmitida, aunque el adquirente debiera haber conocido el defecto o la falta de
calidad; si el que interviene en la fabricación o en la comercialización de la cosa otorga
garantías especiales.
La responsabilidad por defectos ocultos no comprende:
o Los defectos del bien que el adquirente conoció o debió haber conocido
mediante un examen adecuado a las circunstancias del caso al momento de la
adquisición, excepto que haya hecho reserva expresa respecto de aquéllos. Si
reviste características especiales de complejidad y la posibilidad de conocer el
defecto requiere cierta preparación científica o técnica para determinar esa
posibilidad, se aplican los usos del lugar de entrega.
o Los defectos del bien que no existían al tiempo de la adquisición. La prueba de
su existencia incumbe al adquirente, excepto si el transmitente actúa
profesionalmente en la actividad a la que corresponde la transmisión.
El adquirente tiene la carga de denunciar expresamente la existencia del defecto oculto
al garante dentro de los sesenta días de haberse manifestado. Si el defecto se
manifiesta gradualmente, el plazo se cuenta desde que el adquirente pudo advertirlo. El
incumplimiento de esta carga extingue la responsabilidad por defectos ocultos, excepto
que el enajenante haya conocido o debido conocer la existeneia de los defectos.
La responsabilidad por defectos ocultos caduca: si la cosa es inmueble, cuando
transcurren tres años desde que la recibió; si la cosa es mueble, cuando transcurren
seis meses desde que la recibió o puso en funcionamiento. Estos plazos pueden ser
aumentados convencionalmente.
El acreedor de la garantía dispone del derecho a declarar la resolución del contrato: si
se trata de un vicio redhibitorio; si medió una ampliación convencional de la garantía. El
adquirente no tiene derecho a resolver el contrato si el defecto es subsanable, el
garante ofrece subsanarlo y él no lo acepta. Si la cosa perece total o parcialmente a
causa de sus defectos, el garante soporta su pérdida.

Contrato de Consumo:
El contrato de consumo es el celebrado entre un consumidor o usuario final, con una
persona humana o jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con una empresa
· productora de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la
adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios,
para su uso privado, familiar o social.
La relación de consumo es el vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor. Se
considera consumidor a la persona humana o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita
u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar
o social.
Las normas que regulan las relaciones de consumo deben ser aplicadas e interpretadas
conforme con el principio de protección del consumidor y el de acceso al consumo sustentable;
en caso de duda sobre la interpretación del Código o las leyes especiales, prevalece la más
favorable al consumidor. El contrato de consumo también se interpreta en el sentido más

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favorable para el consumidor; cuando existen dudas sobre los alcances de su obligación, se
adopta la que sea menos gravosa.
Dentro de las modalidades especiales de los contratos de consumo, podemos encontrar:
• Contratos celebrados Fuera de los Establecimientos Comerciales: Son aquellos que
resultan de una oferta o propuesta sobre un bien o servicio concluido en el domicilio o
lugar de trabajo del consumidor, en la via pública o por medio de correspondencia, los
que resultan de una convocatoria al consumidor o usuario al establecimiento del
proveedor o a otro sitio, cuando el objetivo de dicha convocatoria sea total o
parcialmente distinto al de la contratación, o se trate de un premio u obsequio.
• Contratos Celebrados a Distancia: Son aquellos concluidos entre un proveedor y un
consumidor con el uso exclusivo de medios de comunicación a distancia,
entendiéndose por tales los que pueden ser utilizados sin la presencia física simultánea
de las partes contratantes. En especial, se consideran los medios postales,
electrónicos, telecomunicaciones, así como servicios de radio, televisión o prensa.
Las cláusulas incorporadas a un contrato de consumo pueden ser declaradas cláusulas
abusivas aun cuando sean negociadas individua/mente o aprobadas expresamente por el
consumidor. Sin perjuicio de lo dispuesto en las leyes especiales, es abusiva la cláusula que,
habiendo sido o no negociada individualmente, tiene por objeto o por efecto provocar un
desequilibrio significativo entre los derechos y las obligaciones de las partes, en perjuicio, del
consumidor.
No pueden ser declaradas abusivas las cláusulas relativas a la relación entre el precio y el
bien o el servicio procurado y las que reflejan disposiciones vigentes en tratados
internacionales o en normas legales imperativas. El control judicial de las cláusulas abusivas se
rige, sin perjuicio de lo dispuesto en la ley especial, por las siguientes reglas: la aprobación
administrativa de los contratos o de sus cláusulas no obsta al control; las cláusulas
abusivas se tienen por no convenidas; si el juez declara la nulidad parcial del contrato,
simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin comprometer su finalidad;

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Unidad VIII: Contratos en Particular

Contrato de Compraventa:
El Código establece que hay compraventa si una de las partes se obliga a transferir la
propiedad de una cosa y la otra a pagar un precio en dinero. Las normas de estos contratos se
aplican supletoriamente a los contratos por los cuales una parte se obliga a transferir a la otra o
a constituir derechos reales y dicha parte a pagar un precio en dinero; también a aquellos en
los que una parte se obliga a transferir la titularidad de títulos valores por un precio en dinero.
Cuando una de las partes se compromete a entregar cosas por un precio, aunque éstas
hayan de ser manufacturadas o producidas, se aplican las reglas de la compraventa, a menos
que de las circunstancias resulte que la principal de las obligaciones consiste en suministrar
mano de obra o prestar otros servicios. Si la parte que encarga la manufactura o producción de
las cosas asume la obligación de proporcionar una porción substancial de los materiales
necesarios, se aplican las reglas del contrato de obra.
Si el precio consiste parte en dinero y parte en otra cosa, el contrato es de permuta si es
mayor el valor de la cosa y de compraventa en los demás casos. El contrato no debe ser
juzgado como de compraventa, aunque las partes así lo estipulen, si para ser tal le falta algún
requisito esencial. Nadie está obligado a vender, excepto que se encuentre sometido a la
necesidad jurídica de hacerlo.
En cuanto a la cosa vendida, el Código establece que pueden venderse todas las cosas
que pueden ser objeto de los contratos. Pueden darse diferentes situaciones especiales
reguladas por el Código:
• Si la venta es de cosa cierta que ha dejado de existir al tiempo de perfeccionarse el
contrato, éste no produce efecto alguno; si ha dejado de existir parcialmente, el
comprador puede demandar la parte existente con reducción del precio. Puede
pactarse que el comprador asuma el riesgo de que la cosa cierta haya perecido o esté
dañada al celebrarse el contrato. El vendedor no puede exigir el cumplimiento del
contrato si al celebrarlo sabia que la cosa había perecido o estaba dañada.
• Si se vende cosa futura, se entiende sujeta a la condición suspensiva de que la cosa
llegue a existir. El vendedor debe realizar las tareas y esfuerzos que resulten del
contrato o de las circunstancias para que ésta llegue a existir en las condiciones y
tiempo convenidos. El comprador puede asumir, por cláusula expresa, el riesgo de que
la cosa no llegue a existir sin culpa del vendedor.
• La venta de la cosa total o parcialmente ajena es válida; el vendedor se obliga a
transmitir o hacer transmitir su dominio al comprador. Si el que promete transmitirlos no
ha garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a emplear los medios
necesarios para que la prestación se realice y, si por su culpa, el bien no se transmite,
debe reparar los daños causados.
El precio es determinado cuando las partes lo fijan, cuando se deja su elección a un tercero
designado o cuando lo sea con referencia a otra cosa cierta; en cualquier otro caso, se
entiende que hay precio válido si las partes previeron el procedimiento para determinarlo. En el
caso de que deba ser determinado por un tercero designado en el contrato o después de su
celebración, si las partes llegan a un acuerdo sobre su designación o sustitución, o si el tercero
no quiere o no puede realizar la determinación, el precio es fijado por el juez por el
procedimiento más breve que prevea la ley local.
Si el objeto principal de la venta es una fracción de tierra, aunque esté edificada, no
habiendo sido convenido el precio por unidad de medida de superficie y la superficie de terreno
tiene una diferencia mayor del cinco por ciento con la acordada, el vendedor o el comprador,
según los casos, tiene derecho de pedir el ajuste de la diferencia; el comprador que por
aplicación de esta regla debe pagar un mayor precio puede resolver la compra. Si el precio es
convenido por unidad de medida de superficie, el precio total es el que resulta en función de la
superficie real del inmueble; si lo vendido es una extensión determinada y la superficie total
excede en más de un cinco por ciento a la expresada en el contrato, el comprador tiene
derecho a resolver.
Cuando el contrato ha sido válidamente celebrado pero el precio no se ha señalado ni
expresa ni tácitamente, ni se ha estipulado un medio para determinarlo, se considera que las
partes han hecho referencia al precio generalmente cobrado en el momento de la celebración
del contrato para tales mercaderías, vendidas en circunstancias semejantes, en el tráfico

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mercantil de que se trate. Si el precio se fija con relación al peso, número o medida, es debido
el precio proporcional al número, peso o medida real de las cosas vendidas. Si el precio se
determina en función del peso de las cosas, en caso de duda, se lo calcula por el peso neto.
El contrato de compraventa, como todo contrato, crea obligaciones para ambas partes. En
cuanto a las obligaciones del vendedor podemos nombrar:
• Transferir al comprador la propiedad de la cosa vendida. También está obligado a
poner a disposición del comprador los instrumentos requeridos por los usos o las
particularidades de la venta, y a prestar toda cooperación que le sea exigible para que
la transferencia se concrete.
• Hacerse cargo de los gastos de la entrega de la cosa vendida y de aquellos que se
originen en la obtención de los instrumentos requeridos en la venta. En la compraventa
de inmuebles también están a su cargo los gastos del estudio del título y sus
antecedentes, los de mensura y los tributos que graven la venta.
• Entregar el inmueble inmediatamente de la escrituración, excepto convención en
contrario. La cosa debe'entregarse con sus accesorios, libre de toda relación de poder
y de oposición de tercero.
En cuanto a las obligaciones del comprador podemos nombrar:
• Pagar el precio en el lugar y tiempo convenidos. Si nada se pacta, se entiende que la
venta es de contado.
• Recibir la cosa y los documentos vinculados con el contrato. Esta obligación de recibir
consiste en realizar todos los actos que razonablemente cabe esperar del comprador
para que el vendedor pueda efectuar la entrega, y hacerse cargo de la cosa.
• Pagar los gastos de recibo, incluidos los de testimonio de la escritura pública y los
demás posteriores a la venta.
En cuanto a la entrega de la documentación, el vendedor debe entregar al comprador una
factura que describa la cosa vendida, su precio o la parte de éste que ha sido pagada y los
demás términos de la venta; si la factura no indica plazo para el pé!go del precio se presume
que la venta es de contado. La factura no observada dentro de los diez días de recibida se
presume aceptada en todo su contenido. Si es de uso no emitir factura, el vendedor debe
entregar un documento que acredite la venta.
Si el vendedor está obligado a entregar documentos relacionados con las cosas vendidas,
debe hacerlo en el momento, lugar y forma fijados por el contrato. En caso de entrega
anticipé!da de documentos, el vendedor puede, hasta el momento fijado para la entrega,
subsanar cualquier falta de conformidad de ellos, si el ejercicio de ese derecho no ocasiona
inconvenientes ni gastos excesivos al comprador.
En cuanto a la entrega de la cosa, el Código establece que debe hacerse dentro de las
veinticuatro horas de celebrado el contrato, excepto que de la convención o los usos resulte
otro plazo. El lugar de la entrega es el que se convino o el que determinen los usos o las
particularidades de la venta; en su defecto, la entrega debe hacerse en el lugar en que la cosa
cierta se encontraba al celebrarse el contrato. Las partes pueden pactar que la puesta a
disposición de la mercadería vendida en lugar cierto y en forma incondicional tenga los efectos
de la entrega, sin perjuicio de los derechos del comprador de revisarla y expresar su no
conformidad dentro de los diez días de retirada; también pueden pactar que la entrega de la
mercadería en tránsito tenga lugar por el simple consentimiento de las partes materializado en
la cesión o el endoso de los documentos de transporte desde la fecha de su cesión o endoso.
En caso de entrega anticipada de cosas no adecuadas al contrato, sea en cantidad o
calidad, el vendedor puede, hasta la fecha fijada, entregar la parte o cantidad que falte de las
cosas; entregar otras cosas en sustitución de las dadas o subsanar cualquier falta de
adecuación de las cosas entregadas a lo convenido, siempre que el ejercicio de ese derecho
no ocasione al comprador inconvenientes ni gastos excesivos. Están a cargo del vendedor
los riesgos de daños o pérdida de las cosas y los gastos incurridos hasta ponerla a disposición
del comprador o, en su caso, del transportista u otro tercero.
En referencia a la recepción de la cosa y el pago del precio, el Código establece que el
pago se hace contra la entrega de la cosa, excepto pacto en contrario. El comprador no está
obligado a pagar el precio mientras no tiene la posibilidad de examinar las cosas, a menos que
las modalidades de entrega o de pago pactadas por las partes sean incompatibles con esta
posibilidad.

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Si la compraventa se hace sobre muestras, el comprador no puede rehusar la recepción si


la cosa es de igual calidad que la muestra. En los casos de cosas que no están a la vista y
deben ser remitidas por el vendedor al comprador, la cosa debe adecuarse al contrato al
momento de su entrega al comprador, al transportista o al tercero designado para recibirla. Si
las cosas muebles se entregan en fardo o bajo cubierta que impiden su examen y
reconocimiento, el comprador puede reclamar en los diez días inmediatos a la entrega
cualquier falta en la cantidad o la inadecuación de las cosas al contrato; el vendedor puede
exigir que en el acto de la entrega se haga el reconocimiento íntegro de la cantidad y de la
adecuación de las cosas entregadas al contrato, y en ese caso no hay lugar a reclamos
después de recibidas.
Se considera que las cosas muebles son adecuadas al contrato si son aptas para los fines
a que ordinariamente se destinan cosas del mismo tipo; son aptas para cualquier fin especial
que expresa o tácitamente se haya hecho saber al vendedor en el momento de la celebración
del contrato. El comprador debe informar al vendedor, sin demora, de la falta de adecuación de
las cosas a lo convenido; la determinación de si la cosa remitida por el vendedor es adecuada
al contrato se hace por peritos arbitradores, excepto estipulación contraria, que pueden ser
elegidos por las partes o por el juez.
Si la venta fue convenida mediante entrega a un transportista o a un tercero distinto del
comprador y no ha habido inspección de la cosa, los plazos para reclamar por las diferencias
de cantidad o por su no adecuación al contrato se cuentan desde su recepción por el
comprador. Si la venta es por una cantidad de cosas "por junto" el comprador no está obligado
a recibir sólo una parte de ellas, excepto pacto en contrario; si la recibe, la venta y transmisión
del dominio quedan firmes a su respecto.
La compraventa está sujeta a la condición suspensiva de la aceptación de la cosa por el
comprador si: el comprador se reserva la facultad de probar la cosa; o si la compraventa se
conviene o es, de acuerdo con los usos, a satisfacción del comprador. El plazo para aceptar es
de diez días, excepto que otro se haya pactado o emane de los usos. La cosa se considera
aceptada y el contrato se juzga concluido cuando el comprador paga el precio sin reserva o
deja transcurrir el plazo sin pronunciarse.
Existe una serie de cláusulas especiales que pueden ser agregadas al contrato de
compraventa, de manera opcional, por las partes. Algunas de éstas son:
• Pacto de Retroventa: Es aquel por el cual el vendedor se reserva el derecho de
recuperar la cosa vendida y entregada al comprador contra restitución del precio, con el
exceso o disminución convenidos. El contrato sujeto a este pacto se rige por las reglas
de la compraventa sometida a condición resolutoria.
• Pacto de Reventa: Es aquel por el cual el comprador se reserva el derecho de devolver
la cosa comprada. Ejercido el derecho, el vendedor debe restituir el precio, con el
exceso o disminución convenidos. Se aplican las reglas de la compraventa bajo
condición resolutoria.
• Pacto de Preferencia: Es aquel por el cual el vendedor tiene derecho a recuperar la
cosa con prelación a cualquier otro adquirente si el comprador decide enajenarla. El
derecho que otorga es personal y no puede cederse ni pasa a los herederos. El
comprador debe comunicar oportunamente al vendedor su decisión de enajenar la
cosa y todas las particularidades de la operación proyectada o, en su caso, el lugar y
tiempo en que debe celebrarse la subasta. Excepto que otro plazo resulte de la
convención, los usos o las circunstancias del caso, el vendedor debe ejercer su
derecho de preferencia dentro de los diez días de recibida dicha comunicación. Se
aplican las reglas de la compraventa bajo condición resolutoria.
Los pactos precedentes pueden agregarse a la compraventa de cosas muebles e
inmuebles. Si la cosa vendida es registrable, los pactos de retroventa, de reventa y de
preferencia son oponibles a terceros interesados si resultan de los documentos inscriptos en el
registro correspondiente, o si de otro modo el tercero ha tenido conocimiento efectivo. Si las
cosas vendidas son muebles no registrables, los pactos no son oponibles a terceros
adquirentes de buena fe y a título onerosos. Esos pactos pueden ser convenidos por un plazo
que no exceda de cinco años si se trata de cosas inmuebles y de dos años si se trata de cosas
muebles, contados desde la celebración del contrato. Si las partes convienen un plazo mayor
se reduce al máximo legal. El plazo establecido por la ley es perentorio e improrrogable. La

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compraventa sujeta a condición resolutoria produce los efectos propios del contrato, pero la
tradición o, en su caso, la inscripción registra!, sólo transmite el dominio revocable.
El boleto de compraventa es un contrato preliminar que obliga a celebrar un segundo
contrato, generando obligaciones de hacer. El Código establece que, en el caso del boleto de
compraventa de inmuebles, el derecho del comprador de buena fe tiene prioridad sobre el de
terceros que hayan trabado cautelares sobre el inmueble vendido si el comprador contrató con
el titular registra!, o puede subrogarse en la posición jurídica de quien lo hizo mediante un
perfecto eslabonamiento con los adquirentes sucesivos; si el comprador pagó como mínimo el
veinticinco por ciento del precio con anterioridad a la traba de la cautelar; si el boleto tiene
fecha cierta; si la adquisición tiene publicidad suficiente, sea registra!, sea posesoria. Los
boletos de compraventa de inmuebles de fecha cierta otorgados a favor de adquirentes de
buena fe son oponibles al concurso o quiebra del vendedor si se hubiera abonado como
mínimo el veinticinco por ciento del precio. El juez debe disponer que se otorgue la respectiva
escritura pública; el comprador puede cumplir sus obligaciones en el plazo convenido. En caso
de que la prestación a cargo del comprador sea a plazo, debe constituirse hipoteca en primer
grado sobre el bien, en garantía del saldo de precio.

Permuta y Suministro:
El Código establece que hay permuta si las partes se obligan recíprocamente a transferirse
el dominio de cosas que no son dinero. Excepto pacto en contrario, todos los gastos que
origine la permuta son soportados por los contratantes por partes iguales. El permutante que es
vencido en la propiedad de la cosa que le fue transmitida puede pedir la restitución de la que
dio a cambio o su valor al tiempo de la evicción, y los daños; puede optar por hacer efectiva la
responsabilidad por saneamiento prevista en el Código. Se aplican a la permuta las normas de
la compraventa.
El suministro, en cambio, es el contrato por el cual el suministrante se obliga a entregar
bienes o incluso servicios, sin relación de dependencia, en forma periódica o continuada, y el
suministrado a pagar un precio por cada entrega o grupo de ellas. El contrato de suministro
puede ser convenido por un plazo máximo de veinte años, si se trata de frutos o productos del
suelo o del subsuelo con proceso de elaboración o sin él, y de diez años en los demás casos.
El plazo máximo se computa a partir de la primera entrega ordinaria.
Si no se conviene la entidad de las prestaciones a ser cumplidas por el suministrante
durante períodos determinados, el contrato se entiende celebrado según las necesidades
normales del suministrado al tiempo de su celebración; si sólo se convinieron cantidades
máximas y mínimas, el suministrado tiene el derecho de determinar la cantidad en cada
oportunidad que corresponda, dentro de esos límites, e igual derecho tiene cuando se haya
establecido solamente un mínimo, entre esta cantidad y las necesidades normales al tiempo del
contrato. Si las cantidades a entregar en cada periodo u oportunidad pueden variarse, cada
parte debe dar aviso a la otra de la modificación en sus necesidades de recepción o
posibilidades de entrega, en la forma y oportunidades que pacten. No habiendo convención,
debe avisarse con una anticipación que permita a la otra parte prever las acciones necesarias
para una eficiente operación.
El plazo legal o convencional para el cumplimiento de las prestaciones singulares se
presume establecido en interés de ambas partes, excepto pacto en contrario. A falta de
convención o uso en contrario,. en las prestaciones singulares, el precio se determina según el
precio de prestaciones similares que el suministrante efectúe en el tiempo y lugar de cada
entrega, si la prestación es de aquellas que hacen a su giro ordinario de negocios o modo de
vida; en su defecto, se determina por el valor corriente de plaza en la fecha y lugar de cada
entrega. Debe ser pagado dentro de los primeros diez días del mes calendario siguiente a
aquel en que ocurrió la entrega.
El denominado pacto de preferencia, mediante el cual una de las partes se obliga a dar
preferencia a la otra en la celebración de un contrato sucesivo relativo al mismo o similar
objeto, es válido siempre que la duración de la obligación no exceda de tres años. La parte que
desee contratar con terceros el reemplazo total o parcial del suministro cuyo plazo ha expirado
o expirará en fecha próxima, debe dar aviso a la otra de las condiciones en que proyecta
contratar con terceros, en la forma y condiciones pactadas en el contrato; la otra parte
debe hacer uso de la preferencia, haciéndolo saber según lo acordado. A falta de estipulación
en el contrato, se aplican la forma y condiciones de uso. En su defecto, una parte debe notificar

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por medio fehaciente las condiciones del nuevo contrato con una antelación de treinta días a su
terminación y la otra debe hacer saber por igual medio si utilizará el pacto de preferencia dentro
de los quince días de recibida la notificación. En caso de silencio de ésta, expira su derecho de
preferencia.
Si la duración del suministro no ha sido establecida expresamente, cualquiera de las partes
puede resolverlo, dando aviso previo en las condiciones pactadas. De no existir pacto se
aplican los usos. En su defecto, el aviso debe cursarse en un término razonable según las
circunstancias y la naturaleza del suministro, que en ningún caso puede ser inferior a sesenta
dlas.
En caso de incumplimiento de las obligaciones de una de las partes en cada prestación
singular, la otra sólo puede resolver el contrato de suministro si el incumplimiento es de notable
importancia, de forma tal de poner razonablemente en duda la posibilidad del incumplidor de
atender con exactitud los posteriores vencimientos. Si los incumplimientos de una parte no son
de notable importancia, la otra parte sólo puede suspender sus prestaciones hasta tanto se
subsane el incumplimiento, si ha advertido al incumplidor mediante un preaviso otorgado en los
términos pactados o, en su defecto, con una anticipación razonable atendiendo a las
circunstancias.

Mandato:
El Código establece que hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a realizar uno
o más actos jurídicos en interés de otra. El mandato puede ser conferido y aceptado expresa o
tácitamente; si una persona sabe que alguien está haciendo algo en su interés y no lo impide,
pudiendo hacerlo, se entiende que ha conferido tácitamente mandato. La ejecución del
mandato implica su aceptación aún sin mediar declaración expresa sobre ella.
El mandante puede conferir el poder para ser representado. Si el mandante no otorga poder
de representación, el mandatario actúa en nombre propio pero en interés del mandante, quien
no queda obligado directamente respecto del tercero, ni éste respecto del mandante. El
mandante puede subrogarse en las acciones que tiene el mandatario contra el tercero e
igualmente el tercero en las acciones que pueda ejercer el mandatario contra el mandante.
El mandato se presume oneroso; a falta de acuerdo sobre la retribución, la remuneración es
la que establecen las disposiciones legales o reglamentarias aplicables, o el uso; a falta de
ambos, debe ser determinada por el juez. El mandato puede ser conferido a una persona
incapaz, pero ésta puede oponer la nulidad del contrato si es demandado por inejecución de
las obligaciones o por rendición de cuentas, excepto la acción de restitución de lo que se ha
convertido en provecho suyo.
El mandatario está obligado a cumplir los actos comprendidos en el mandato; dar aviso
inmediato al mandante de cualquier circunstancia sobreviniente que razonablemente
aconseje apartarse de las instrucciones recibidas, requiriendo nuevas instrucciones o
ratificación de las anteriores, y adoptar las medidas indispensables y urgentes; informar sin
demora al mandante de todo conflicto de intereses y de toda otra circunstancia que pueda
motivar la modificación o la revocación del mandato; mantener en reserva toda información que
adquiera con motivo del mandato que, por su naturaleza o circunstancias, no está destinada a
ser divulgada; dar aviso al mandante de todo valor que haya recibido en razón del mandato y
ponerlo a disposición de aquél; rendir cuenta de su gestión en las oportunidades convenidas o
a la extinción del mandato; entregar al mandante las ganancias derivadas del negocio, con los
intereses moratorios de las sumas de dinero que haya utilizado en provecho propio; informar en
cualquier momento, a requerimiento del mandante, sobre la ejecución del mandato; exhibir al
mandante toda la documentación relacionada con la gestión encomendada y entregarle la que
corresponde según las circunstancias.
Si media conflicto de intereses entre el mandante y el mandatario, éste debe posponer los
suyos en la ejecución del mandato, o renunciar; la obtención, en el desempeño del cargo, de
un beneficio no autorizado por el mandante, hace perder al mandatario su derecho a la
retribución. Si el mandato se confiere a varias personas sin estipular expresamente la forma o
el orden de su actuación, se entiende que pueden desempeñarse conjunta o separadamente.
El mandatario puede sustituir en otra persona la ejecución del mandato y es
responsable de la elección del sustituto, excepto cuando lo haga por indicación del
mandante. En caso de sustitución, el mandante tiene la acción directa contra el sustituto,
pero no está obligado a pagarle retribución si la sustitución no era necesaria. El mandatario

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responde directamente por la actuación del sustituto cuando no fue autorizado a sustituir o
cuando la sustitución era innecesaria para la ejecución del mandato.
El mandante está obligado a suministrar al mandatario los medios necesarios para la
ejecución del mandato y compensarle, en cualquier momento que le sea requerido, todo gasto
razonable en que haya incurrido para ese fin; indemnizar al mandatario los daños que sufra
como consecuencia de la ejecución del mandato, no imputables al propio mandatario; liberar al
mandatario de las obligaciones asumidas con terceros, proveyéndole de los medios necesarios
para ello; abonar al mandatario la retribución convenida.
El mandato se extingue: por el transcurso del plazo por el que fue otorgado o por el
cumplimiento de la condición resolutoria pactada; por la ejecución del negocio para el cual fue
dado; por la revocación del mandante; por la renuncia del mandatario; por la muerte o
incapacidad del mandante o del mandatario.
El mandato puede convenirse expresamente como irrevocable en ciertos casos especiales.
La revocación sin justa causa del mandato otorgado por tiempo o asunto determinado obliga al
mandante a indemnizar los daños causados; si el mandato fue dado por plazo indeterminado,
el mandante debe dar aviso adecuado a las circunstancias o, en su defecto, indemnizar los
daños que cause su omisión.
La renuncia intempestiva y sin causa justificada del mandatario obliga a indemnizar los
daños que cause al mandante. Producida la muerte o incapacidad del mandatario, sus
herederos, representantes o asistentes que tengan conocimiento del mandato deben dar pronto
aviso al mandante y tomar en interés de éste las medidas que sean requeridas por las
circunstancias. Si se produce la muerte o incapacidad del mandante, el mandatario debe
ejecutar los actos de conservación si hay peligro en la demora, excepto instrucciones expresas
en contrario de los herederos o representantes.
La rendición de cuentas por el mandatario es muy importante, y debe ser acompañada de
toda la documentación relativa a su gestión. Excepto estipulación en contrario, las cuentas
deben rendirse en el domicilio del mandatario y los gastos que generan son a cargo del
mandante.

Depósito:
Hay contrato de depósito cuando una parte se obliga a recibir de otra una cosa con la
obligación de custodiarla y restituirla con sus frutos. El depósito se presume oneroso; si se
pacta la gratuidad, no se debe remuneración, pero el depositante debe reembolsar al
depositario los gastos razonables en que incurra para la custodia y restitución.
El depositario debe poner en la guarda de la cosa la diligencia que usa para sus cosas o la
que corresponda a su profesión; no puede usar las cosas y debe restituirlas, con sus frutos,
cuando le sea requerido. Si se conviene un plazo, se presume que lo es en favor del
depositante, pero si el depósito es gratuito, el depositario puede exigir del depositante, en todo
tiempo, que reciba la cosa depositada.
Si el depósito es oneroso, el depositante debe pagar la remuneración establecida para todo
el plazo del contrato, excepto pacto en contrario. Si para la conservación de la cosa es
necesario hacer gastos extraordinarios, el depositario debe dar aviso inmediato al
depositante y realizar los gastos razonables causados por actos que no puedan demorarse.
Estos gastos y los de restitución son por cuenta del depositante.
La cosa depositada debe ser restituida en el lugar en que debía ser custodiada. Si se
convino un modo específico de efectuar la custodia y circunstancias sobrevinientes exigen
modificarlo, el depositario puede hacerlo, dando aviso inmediato al depositante. La restitución
debe hacerse al depositante o a quien éste indique; si la cosa se deposita también en interés
de un tercero, el depositario no puede restituirla sin su consentimiento. Si la cosa depositada
perece sin culpa del depositario, la pérdida debe ser soportada por el depositante. El
depositario no puede exigir que el depositante pruebe ser dueño de la cosa depositada. Los
herederos del depositario que de buena fe hayan enajenado la cosa depositada sólo están
obligados a restituir al depositante el precio percibido; si éste no ha sido pagado, deben cederle
el correspondiente crédito.
En cuanto al depósito irregular, el Código establece que si se entrega una cantidad de
cosas fungibles, que no se encuentra en saco cerrado, se transmite el dominio de las cosas
aunque el depositante no haya autorizado su uso o lo haya prohibido; el depositario debe

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restituir la misma calidad y cantidad. Si se entrega una cantidad de cosas fungibles y el


depositario tiene la facultad de servirse de ellas, se aplican las reglas del mutuo.
En cuanto al depósito necesario, podemos decir que se considera como tal a aquel en que
el depositante no puede elegir la persona del depositario por un acontecimiento que lo somete
a una necesidad imperiosa. El depósito en los hoteles tiene lugar por la introducción en ellos de
los efectos de los viajeros, aunque no los entreguen expresamente al hotelero o sus
dependientes y aunque aquéllos tengan las llaves de las habitaciones donde se hallen tales
efectos. El hotelero responde al viajero por los daños y pérdidas sufridos en los efectos
introducidos en el hotel y en el vehículo guardado en el establecimiento, en garajes u otros
lugares adecuados puestos a disposición del viajero por el hotelero; no responde si los daños o
pérdidas son causados por caso fortuito o fuerza mayor ajena a la actividad hotelera ni
tampoco responde por las cosas dejadas en los vehículos de los viajeros. Estas normas se
aplican a los hospitales, sanatorios, casas de salud y deporte, restaurantes, garajes, lugares y
playas de estacionamiento y otros establecimientos similares que prestan sus servicios a título
oneroso.
Los propietarios de casas de depósito son responsables de la conservación de las cosas allí
depositadas, excepto que prueben que la pérdida, la disminución o la avería ha derivado de la
naturaleza de dichas cosas, de vicios propio de ellas o de los de su embalaje, o de caso fortuito
externo a su actividad. La tasación de los daños se hace por peritos arbitradores. Los
propietarios deben dar recibo por las cosas que les son entregadas para su c~stodía, en el que
se describa su naturaleza, calidad, peso, cantidad o medida; también deben permitir la
inspección de las cosas recibidas en depósito al depositante y a quien éste indique.

Corretaje:
Hay contrato de corretaje cuando una persona, denominada corredor, se obliga ante otra a
mediar en la negociación y conclusión de uno o varios negocios, sin tener relación de
dependencia o representación con ninguna de las partes. El contrato de corretaje se entiende
concluido si el corredor está habilitado para el ejercicio profesional del corretaje, por su
intervención en el negocio; pueden actuar como corredores personas humanas o jurídicas.
El corredor debe:
• Asegurarse de la identidad de las personas que intervienen en los negocios en que
medía y de su capacidad legal para contratar.
• Proponer los negocios con exactitud, precisión y claridad, absteniéndose de mencionar
supuestos inexactos que puedan inducir a error a las partes.
• Comunicar a las partes todas las circunstancias que sean de su conocimiento y que de
algún modo puedan influir en la conclusión o modalidades del negocio.
• Mantener confidencialidad de todo lo que concierne a negociaciones en las que
interviene, la que sólo debe ceder ante requerimiento judicial o de autoridad pública
competente.
• Asistir, en las operaciones hechas con su intervención, a la firma de los instrumentos
conclusivos y a la entrega de los objetos o valores, si alguna de las partes lo requiere.
• Guardar muestras de los productos que se negocien con su intervención, mientras
subsista la posibilidad de controversia sobre la calidad de lo entregado.
Está prohibido al corredor adquirir por sí o por interpósita persona efectos cuya negociación
le ha sido encargada o tener cualquier clase de participación o interés en la negociación o en
los bienes comprendidos en ella. El corredor puede otorgar garantía por obligaciones de una o
de ambas partes en la negociación en la que actúen; recibir de una parte el encargo de
representarla en la ejecución del negocio. Tiene derecho a la comisión estipulada si el negocio
se celebra como resultado de su intervención; si no hay estipulación, tiene derecho a la de uso
en el lugar de celebración del contrato o, en su defecto, en el lugar en que principalmente
realiza su cometido, aunque a falta de todas ellas la puede fijar el juez.
Si sólo interviene un corredor, todas las partes le deben comisión, excepto pacto en
contrario o protesta de una de las partes; no existe solidaridad entre las partes respecto del
corredor. Si interviene un corredor por cada parte, cada uno de ellos sólo tiene derecho a
cobrar comisión de su respectivo comitente. Concluido el contrato, la comisión se debe aunque
el contrato esté sometido a condición resolutoria y ésta no se cumpla; el contrato no se cumpla,
se resuelva, se rescinda o medie distracto; el corredor no concluya el contrato, si inicia la
negociación y el comitente encarga su conclusión a un tercero o lo concluye por sí en

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condiciones sustancialmente similares. La comisión no se debe si el contrato está sometido a


condición suspensiva y ésta no se cumple; se anula por ilicitud de su objeto, por incapacidad o
falta de representación de cualquiera de las partes, o por otra circunstancia que haya sido
conocida por el corredor. El corredor no tiene derecho a reembolso de gastos, aun cuando la
operación encomendada no se concrete, excepto pacto en contrario.

Transporte:
Hay contrato de transporte cuando una parte, llamada transportista o porteador, se obliga a
trasladar personas o cosas de un lugar a otro y la otra, llamada pasajero o cargador, se obliga
a pagar un precio o flete. El transportista que ofrece sus servicios al público está obligado a
aceptar los pedidos compatibles con los medios ordinarios de que dispone, excepto que exista
un motivo serio de rechazo; y el pasajero o el cargador están obligados a seguir las
instrucciones dadas por el transportista conforme a la ley o los reglamentos. Los transportes
deben realizarse según el orden de los pedidos y, en caso de que haya varios simultáneos,
debe darse preferencia a los de mayor recorrido.
El transportista debe realizar el traslado convenido en el plazo pactado en el contrato o
en los horarios establecidos y, en defecto de ambos, de acuerdo a los usos del lugar en que
debe iniciarse el transporte. Producido el retraso en el traslado de las cosas transportadas, si el
transportista no prueba la causa ajena, pierde una parte del flete proporcional al retraso, de
modo tal que pierde el total si el tiempo insumido es el doble del plazo en el que debió
cumplirse. La responsabilidad del transportista por daños a las personas transportadas está
sujeta a lo dispuesto para la responsabilidad de actividades riesgosas; si el transporte es de
cosas, el transportista se excusa probando la causa ajena, y el vicio propio de la cosa
transportada está considerado como esta causa.
En los transportes sucesivos o combinados a ejecutar por varios transportistas, cada uno de
ellos responde por los daños producidos durante su propio recorrido, pero si el transporte es
asumido por varios transportistas en un único contrato, o no se puede determinar dónde ocurre
el daño, todos ellos responden solidariamente sin perjuicio de las acciones de reintegro.
Los dos principales tipos de transporte son de personas y de cosas. Podemos identificar las
características de cada uno de ellos de la siguiente manera:
• Transporte de Personas: Comprende, además del traslado, las operaciones de
embarco y desembarco. Son obligaciones del transportista respecto del pasajero:
proveerle el lugar para viajar que se ha convenido o el disponible reglamentariamente
habilitado; trasladarlo al lugar convenido; garantizar su seguridad; llevar su equipaje. El
pasajero está obligado a: pagar el precio pactado; presentarse en el lugar y momentos
convenidos para iniciar el viaje; cumplir las disposiciones administrativas, observar los
reglamentos establecidos por el transportista para el mejor orden durante el viaje y
obedecer las órdenes del porteador o de sus representantes impartidas con la misma
finalidad; acondicionar su equipaje, el que debe ajustarse a las medidas y peso
reglamentarios.
Además de su responsabilidad por incumplimiento del contrato o retraso en su
ejecución, el transportista responde por los siniestros que afecten a la persona del
pasajero y por la avería o pérdida de sus cosas. El transportista no responde por
pérdida o daños sufridos por objetos de valor extraordinario que el pasajero lleve
consigo y no haya declarado antes del viaje o al comienzo de éste; tampoco es
responsable por la pérdida del equipaje de mano y de los demás efectos que hayan
quedado bajo la custodia del pasajero, a menos que éste pruebe la culpa del
transportista.
• Transporte de Cosas: El cargador debe declarar el contenido de la carga, identificar
los bultos externamente, presentar la carga con embalaje adecuado, indicar el destino
y el destinatario, y entregar al transportista la documentación requerida para realizarlo.
Si se requieren documentos especiales, el cargador debe entregarlos al porteador al
mismo tiempo que las cosas a transportar. El mismo es responsable de los daños que
sufran el transportista, otros cargadores o terceros, que deriven de la omisión o la
inexactitud de las indicaciones o de la falta de entrega o de la irregularidad de la
documentación.
El transportista tiene derecho a requerir del cargador que suscriba un documento que
contenga todo lo que debe declarar y las estipulaciones convenidas para el transporte.

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Su emisión importa recibo de la carga; el cargador tiene derecho a exigir al porteador


que suscriba y le entregue copia de la carta de porte, y si no hay carta de porte el
cargador tiene derecho a exigir al transportista que le entregue un recibo de carga,
denominado gula, con el mismo contenido de aquélla.
Los derechos nacidos del contrato de transporte corresponden al destinatario desde
que las cosas llegan a destino o desde que, vencido el plazo del transporte, haya
requerido la entrega al transportista. Sin embargo, el destinatario no puede ejercer
tales derechos sino contra el pago al transportista de sus créditos derivados del
transporte. El transportista debe poner la carga a disposición del destinatario en el
lugar, en el plazo y con las modalidades convenidas en el contrato o, en su defecto, por
los usos; si el cargador ha librado una carta de porte, ésta debe ser exhibida y
entregada al porteador. El tenedor del segundo ejemplar de la carta de porte o de la
guía al portador o a la orden, debe restituir el documento al transportista en el momento
de la entrega de la carga.
El transportista está obligado a entregar la carga en el mismo estado en que la recibió,
excepto causa ajena. Si la ha recibido sin reservas, se presume que ella no tenía vicios
aparentes y estaba bien acondicionada para el transporte. El destinatario no está
obligado a recibir cosas con daños que impidan el uso o consumo que les son propios.
Si el comienzo o la continuación del transporte son impedidos o excesivamente
retrasados por causa no imputable al porteador, éste debe informar inmediatamente al
cargador y pedirle instrucciones. Está obligado a la custodia de la carga. Si las
circunstancias imposibilitan el pedido de instrucciones, el transportista puede depositar
las cosas y, si están sujetas a rápido deterioro o son perecederas, puede hacerlas
vender para que no pierdan su valor.
Si el destinatario no puede ser encontrado o se niega a recibir las cosas transportadas
o demora su recepción, el porteador debe requerir inmediatamente instrucciones al
cargador. El porteador que entregue las cosas al destinatario sin cobrar los créditos
propios o los que el cargador le haya encomendado cobrar contra entrega de la carga,
o sin exigir el depósito de la suma convenida, es responsable frente al cargador por lo
que le sea debido y no puede dirigirse contra él para el pago de sus propias
acreencias.
Si se trata de cosas frágiles, mal acondicionadas p¡¡ra el transporte, sujetas a fácil
deterioro, de animales o de transportes especiales, el transportista puede convenir que
sólo responde si se prueba su culpa. Esta convención no puede estar incluida en una
cláusula general predispuesta.
La indemnización por pérdida o avería de las cosas es el valor de éstas o el de su
menoscabo, en el tiempo y el lugar en que se entregaron o debieron ser entregadas al
destinatario. En el transporte de cosas que, por su naturaleza, están sujetas a
disminución en el peso o en la medida durante el transporte, el transportista sólo
responde por las disminuciones que excedan la pérdida natural; también responde si el
cargador o el destinatario prueban que la disminución no ha ocurrido por la naturaleza
de las cosas o que, por las circunstancias del caso, no pudo alcanzar la magnitud
comprobada.
El destinatario tiene derecho a hacer comprobar, a su costo, antes de la recepción de
las cosas, su identidad y estado. Si existen pérdidas o averlas, el transportista debe
reembolsar los gastos. El porteador puede exigir al destinatario la apertura y el
reconocimiento de la carga; y si éste rehúsa u omite hacerlo, el porteador queda
liberado de toda responsabilidad, excepto dolo.
La recepción por el destinatario de las cosas transportadas y el pago de lo debido al
transportista extinguen las acciones derivadas del contrato, excepto dolo. Sólo
subsisten las acciones por pérdida parcial o avería no reconocibles en el momento de
la entrega, las cuales deben ser deducidas dentro de los cinco días posteriores a la
recepción. Si el transporte no pudo ser iniciado o completado o la entrega no puede ser
efectuada por el hecho del cargador, o de un portador legitimado del segundo ejemplar
de la carta de porte o de la guía, o del destinatario, el transportista tiene derecho al
precio o a una parte proporcional de éste, según sea el caso, y al reembolso de los
gastos adicionales en que haya incurrido.

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Si el transportista se obliga a entregar la carga a otro porteador y no acepta una carta


de porte hasta un destino diferente al de tal entrega, se presume que sus
responsabilidades como transportista concluyen con ella, sin otras obligaciones
adicionales que la de emplear una razonable diligencia en la contratación del
transportista siguiente. Cada transportista sucesivo tiene el derecho de hacer constar
en la carta de porte, o en un documento separado, el estado en que ha recibido las
cosas transportadas. El último transportista representa a los demás para el cobro de
sus créditos y el ejercicio de sus derechos sobre las cargas transportadas.

Contrato de Locación:
Hay contrato de locación si una parte se obliga a otorgar a otra el uso y goce temporario de
una cosa, a cambio del pago de un precio en dinero. A e_ste contrato se aplica lo dispuesto con
respecto al consentimiento, precio y objeto para el contrato de compraventa.
El Código establece que el contrato de locación de cosa inmueble o mueble registrable debe
ser hecho por escrito, al igual que sus prórrogas y modificaciones. Excepto pacto en contrario,
la locación se transmite activa y pasivamente por causa de muerte, y subsiste durante el tiempo
convenido aunque la cosa locada sea enajenada. Si la cosa locada es un inmueble o parte de
él, destinado a la habitación, en caso de abandono o fallecimiento del locatario, la locación
puede ser continuada en las mismas condiciones pactadas y hasta el vencimiento del plazo
contractual por quien lo habite y acredite haber recibido del locatario ostensible trato familiar
durante el año previo al abandono o fallecimiento; el derecho del continuador en la locación
prevalece sobre el del heredero del locatario.
En cuanto al objeto de este contrato, lo puede ser toda cosa presente o futura, cuya
tenencia esté en el comercio, siempre que sea determinable, aunque sea sólo en su especie.
Se comprenden en el contrato, a falta de previsión en contrario, los productos y los frutos
ordinarios. Si el locador es una persona jurídica de derecho público, el contrato se rige en lo
pertinente por las normas administrativas.
El · locatario debe dar a la cosa locada el destino acordado en el contrato. A falta de
convención, puede darle el destino que tenía al momento de locarse, el que se da a cosas
análogas en el lugar donde la cosa se encuentra o el que corresponde a su naturaleza. Es nula
la cláusula que impide el ingreso o excluye del inmueble alquilado, cualquiera sea su destino, a
una persona incapaz o con capacidad restringida que se encuentre bajo la guarda, asistencia o
representación del locatario o sublocatario, aunque éste no habite el inmueble.
Si el destino es habitacional, no puede requerirse del locatario: el pago de alquileres
anticipados por períodos mayores a un mes; depósitos de garantía o exigencias asimilables,
por cantidad mayor del importe equivalente a un mes de alquiler por cada año de locación
contratado; el pago de valor llave o equivalentes.
En cuanto al tiempo de la locación, el Código establece como plazo máximo el de veinte
años para el destino habitacional y el de cincuenta años para los otros destinos, por lo que el
contrato no puede ser renovado por plazos que excedan dichos años. El plazo mínimo legal de
un contrato de locación es de dos años, excepto en la locación de inmuebles destinados a:
sede de embajada, consulado u organismo internacional y el destinado a habitación de su
personal extranjero diplomático o consular; habitación con muebles que se arrienden con fines
de turismo, descanso o similares (no debe ser mayor a tres meses); guarda de cosas;
exposición u oferta de cosas o servicios en un predio ferial; contratos que tengan por objeto el
cumplimiento de una finalidad determinada expresada en el contrato y que debe normalmente
cumplirse en el plazo menor pactado.
Como todo contrato, la locación genera efectos para las partes. Entre las obligaciones del
locador podemos encontrar:
• Entregar la cosa conforme a lo acordado. A falta de previsión contractual debe
entregarla en estado apropiado para su destino, excepto los defectos que el locatario
conoció o pudo haber conocido.
• Conservar la cosa con aptitud para el uso convenido, y efectuar a su cargo la
reparación que exija el deterioro originado en su calidad o defecto, en su propia culpa,
en la de sus dependientes, en hechos de terceros o caso fortuito. Si al efectuar la
reparación o innovación se interrumpe o turba el uso y goce convenido, el locatario
tiene derecho a que se reduzca el canon temporariamente en proporción a la gravedad
de la turbación o, según las circunstancias, a resolver el contrato.

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• Pagar las mejoras necesarias hechas por el locatario a la cosa locada, aunque no lo
haya convenido, si el contrato se resuelve sin culpa del locatario, excepto que sea por
destrucción de la cosa.
• Si por caso fortuito o fuerza mayor el locatario se ve impedido de usar o gozar de la
cosa o ésta no puede servir para el objeto de la convención, puede pedir la rescisión
del contrato o la cesación del pago del precio por el tiempo que no pueda usar o gozar
de la cosa. Si el caso fortuito no afecta a la cosa misma, sus obligaciones continúan
como antes.
En cuanto a las obligaciones del locatario, podemos nombrar:
• No variar el destino de la cosa locada, sin importar si ello causa o no perjuicio al
locador.
• Mantener la cosa y conservarla en el estado en que la recibió, respondiendo por
cualquier deterioro causado a la cosa, incluso por visitantes ocasionales, pero no por
acción del locador o sus dependientes; asimismo responde por la destrucción de la
cosa por incendio no originado en caso fortuito. Si la cosa es mueble, el locatario tiene
a su cargo el gasto de su conservación y las mejoras de mantenimiento, y si es
inmueble sólo las de mantenimiento; si es urgente realizar reparaciones necesarias
puede efectuarlas a costa del locador dándole aviso previo.
• Pagar el canon convenido integrado por el precio de la locación y toda otra prestación
de pago periódico asumida convencionalmente por el locatario.
• Pagar cargas y contribuciones por la actividad, es decir, que se originen en el destino
que dé a la cosa locada. No tiene a su cargo el pago de las que graven la cosa,
excepto pacto en contrario.
• Restituir la cosa al concluir el contrato, en el estado en que la recibió, excepto los
deterioros provenientes del mero transcurso del tiempo y el uso regular. También debe
entregarle las constancias de los pagos que efectuó en razón de la relación locativa y
que resulten atinentes a la cosa o a los servicios que tenga.
En cuanto al régimen de meioras, el Código establece que el locatario puede realizar
mejoras en la cosa locada, excepto que esté prohibido en el contrato, alteren la substancia o
forma de la cosa, o haya sido interpelado a restituirla. No tiene derecho a reclamar el pago de
mejoras útiles y de mero lujo o suntuarias, pero sí puede reclamar el pago de aquellas que son
necesarias. La realización de mejoras prohibidas viola la obligación de conservar la cosa en el
estado en que se recibió.
El Código también reconoce la cesión y la sublocación de la cosa. El locatario sólo puede
ceder su posición contractual si las demás partes le brindan su consentimiento, ya que de lo
contrario se estaría violando la prohibición de variar el destino de la cosa locada. La prohibición
contractual de ceder importa la de sublocar y viceversa, ya que se considera cesión a la
sublocación de toda la cosa. El locatario puede dar en sublocación parte de la cosa locada, si
no hay pacto en contrario; para ello debe comunicar al locador, por medio fehaciente, su
intención de sublocar e indicarle el nombre y domicilio de la persona con quien se propone
contratar, y el destino que el sublocatario asignará a la cosa; el locador sólo puede oponerse
por medio fehaciente, dentro del plazo de diez dias de notificado, y su silencio del importa su
conformidad con la sublocación propuesta.
En la relación entre el sublocador y el sublocatario rigen las normas previstas para el
contrato de locación. Sin perjuicio de sus derechos respecto al locatario, el locador tiene acción
directa contra el sublocatario para cobrar el alquiler adeudado por el locatario, en la medida de
la deuda del sublocatario; también puede exigir de'éste el cumplimiento de las obligaciones que
la sublocación le impone, inclusive el resarcimiento de los daños causados por uso indebido de
la cosa. Recíprocamente, el sublocatario tiene acción directa contra el locador para obtener a
su favor el cumplimiento de las obligaciones asumidas en el contrato de locación.
Son modos especiales de extinción de la locación:
• El cumplimiento del plazo convenido, a menos que no haya ninguna convención y el
locatario continúe la tenencia de la cosa.
• La resolución anticipada del contrato, que puede ser:
o Resolución Imputable al Locatario: El locador puede resolver el contrato por
cambio de destino o uso irregular, por falta de conservación de la cosa locada
o su abandono, por falta de pago de la prestación dineraria convenida durante
dos periodos consecutivos.

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o Resolución Imputable al Locador: El locatario puede resolver el contrato si el


locador incumple la obligación de conservar la cosa con aptitud para el uso y
goce convenido, o si incumple la garantía de evicción o la de vicios
redhibitorios.
El contrato de locación puede ser resuelto anticipadamente por el locatario, sin
imputación al locador, si la cosa locada es un inmueble y han transcurrido seis
meses de contrato, debiendo notificar en forma fehaciente su decisión al
locador. Si hace uso de la opción resolutoria en el primer año de vigencia de la
relación locativa, debe abonar al locador, en concepto de indemnización, la
suma equivalente a un mes y medio de alquiler al momento de desocupar el
inmueble y la de un mes si la opción se ejercita transcurrido dicho lapso;
Los efectos de la extinción del contrato de locación son:
• Intimación de Pago: Si el destino es habitacional, previamente a la demanda de
desalojo por falta de pago de alquileres, el locador debe intimar fehacientemente al
locatario el pago de la cantidad debida, otorgando para ello un plazo que nunca debe
ser inferior a diez días corridos contados a partir de la recepción de la intimación,
consignando el lugar de pago.
• Desaloio: Al extinguirse la locación debe restituirse la tenencia de la cosa locada. El
plazo de ejecución de la sentencia de desalojo no puede ser menor a diez días.
• Facultades Sobre Meioras Útiles o Suntuarias: El locatario puede retirar la mejora útil
o suntuaria al concluir la locación, pero no puede hacerlo si acordó que quede en
beneficio de la cosa, si de la separación se sigue daño para ella, o separarla no le
ocasiona provecho alguno. El locador puede adquirir la mejora hecha en violación a
una prohibición contractual, pagando el mayor valor que adquirió la cosa.
• Caducidad de la Fianza: Las obligaciones del fiador cesan automáticamente al
vencimiento del plazo de la locación, excepto la que derive de la no restitución en
tiempo del inmueble locado. Se exige el consentimiento expreso del fiador para
obligarse en la renovación o prórroga expresa o tácita, una vez vencido el plazo del
contrato de locación.
• Facultad de Retención: El ejercicio del derecho de retención por el locatario lo faculta a
percibir los frutos naturales que la cosa produzca. Si lo hace, al momento de la
percepción debe compensar ese valor con la suma que le es debida.

Locación de Obra y de Servicio:


Hay contrato de obra o de servicios cuando una persona, según el caso el contratista o el
prestador de servicios, actuando independientemente, se obliga a favor de otra, llamada
comitente, a realizar una obra material o intelectual o a proveer un servicio mediante una
retribución. El contrato es gratuito si las partes así lo pactan o cuando por las circunstancias del
caso puede presumirse la intención de beneficiar. Si hay duda sobre la calificación del
contrato, se entiende que hay contrato de servicios cuando la obligación de hacer consiste en
realizar cierta actividad independiente de su eficacia; se considera que el contrato es de obra
cuando se promete un resultado eficaz, reproducible o susceptible de entrega. Los servicios
prestados en relación de dependencia se rigen por las normas del derecho laboral.
A falta de ajuste sobre el modo de hacer la obra, el contratista o prestador de los servicios
elige libremente los medios· de ejecución del contrato. El contratista o prestador de servicios
puede valerse de terceros para ejecutar el servicio, excepto que de lo estipulado o de la índole
de la obligación resulte que fue elegido por sus cualidades para realizarlo personalmente en
todo o en parte; en cualquier caso, conserva la dirección y la responsabilidad de la ejecución.
El precio se determina por el contrato, la ley, los usos o, en su defecto, por decisión judicial.
Las leyes arancelarias no pueden cortar la facultad de las partes de determinar el precio de las
obras o de los servicios. Cuando dicho precio debe ser establecido judicialmente sobre la base
de la aplicación de dichas leyes, su determinación debe adecuarse a la labor cumplida por el
prestador. Si la aplicación estricta de los aranceles locales conduce a una evidente e
injustificada desproporción entre la retribución resultante y la importancia de la labor cumplida,
el juez puede fijar equitativamente la retribución. Si la obra o el servicio se ha contratado por un
precio global o por una unidad de medida, ninguna de las partes puede pretender la
modificación del precio total o de la unidad de medida, respectivamente, con fundamento en

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que la obra, el servicio o la unidad exige menos o más trabajo o que su costo es menor o
mayor al previsto.
En cuanto a las obligaciones del contratista o prestador de servicios, podemos nombrar:
• Ejecutar el contrato conforme a las previsiones contractuales y a los conocimientos
razonablemente requeridos al tiempo de su realización por el arte, la ciencia y la
técnica correspondientes a la actividad desarrollada.
• Informar al comitente sobre los aspectos esenciales del cumplimiento de la obligación
comprometida.
• Proveer los materiales adecuados que son necesarios para la ejecución de la obra o
del servicio, excepto que algo distinto se haya pactado o resulte de los usos.
• Usar los materiales provistos por el comitente e informarle inmediatamente en caso de
que esos materiales sean impropios o tengan vicios que el contratista o prestador
debiese conocer.
• Ejecutar la obra o el servicio en el tiempo convenido o, en su defecto, en el que
razonablemente corresponda según su índole.
En cuanto a las obligaciones del comitente, podemos nombrar:
• Pagar la retribución.
• Proporcionar al contratista o al prestador la colaboración necesaria, conforme a las
características de la obra o del servicio.
• Recibir la obra.
Si los bienes necesarios para la ejecución de la obra o del servicio perecen por fuerza
mayor, la pérdida la soporta la parte que debía proveerlos. La muerte del comitente no extingue
el contrato, excepto que haga imposible o inútil la ejecución; la muerte del contratista o
prestador extingue el contrato, excepto que el comitente acuerde continuarlo con los herederos
de aquél. En caso de extinción, el comitente debe pagar el costo de los materiales
aprovechables y el valor de la parte realizada en proporción al precio total convenido.
El comitente puede desistir del contrato por su sola voluntad, aunque la ejecución haya
comenzado; pero debe indemnizar al prestador todos los gastos y trabajos realizados y la
utilidad que hubiera podido obtener. El juez puede reducir equitativamente la utilidad si la
aplicación estricta de la norma conduce a una notoria injusticia.
El Código establece disposiciones especiales para las obras. Éstas son:
• Sistemas de Contratación: La obra puede ser contratada por diferentes sistemas.
Algunos de ellos son:
o Aiuste Alzado o Retribución Global: Consiste en pagar un precio global o
general por toda la obra. Las partes desde el comienzo fijan un precio fijo e
invariable, por lo que cualquier modificación en el precio de materiales o mano
de obra, no altera el precio fijado.
o Por unidad de medida: En este caso el precio de la obra se fija por la medida o
por unidades técnicas, como por ejemplo, kilómetros de caminos o metros
cuadrados en la construcción de una casa.
o Coste y Costas: El precio se fija teniendo en cuenta lo que la obra costaría de
mantenerse los actuales precios de los materiales y salarios, pero se reconoce
al contratista el derecho de reajustarlo de acuerdo con la variación de aquellos.
Las partes pueden utilizar alguno de los sistemas arriba especificados u optar por
cualquier otro sistema convenido entre ellas. La contratación puede hacerse con o
sin provisión de materiales por el comitente. Si se trata de inmuebles, la obra
puede realizarse en terreno del comitente o de un tercero. Si nada se convino ni
surge de los usos, se presume, excepto prueba en contrario, que la obra fue
contratada por ajuste alzado y que es el contratista quien provee los materiales.
• Retribución: Si la obra se contrata por el sistema de ejecución a coste y costas, la
retribución se determina sobre el valor de los materiales, de la mano de obra y de otros
gastos directos o indirectos.
• Variaciones del Proyecto Convenido: Cualquiera sea el sistema de contratación, el
contratista no puede variar el proyecto ya aceptado sin autorización escrita del
comitente, excepto que las modificaciones sean necesarias para ejecutar la obra
conforme a las reglas del arte y no hubiesen podido ser previstas al momento de la
contratación; la necesidad de tales modificaciones debe ser comunicada
inmediatamente al comitente con indicación de su costo estimado. Si las variaciones

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implican un aumento superior a la quinta parte del precio pactado, el comitente puede
extinguirlo comunicando su decisión dentro del plazo de diez días de haber conocido la
necesidad de la modificación y su costo estimado. El comitente puede introducir
variantes al proyecto siempre que no impliquen cambiar sustancialmente la naturaleza
de la obra. Las diferencias de precio surgidas de las modificaciones autorizadas se fijan
por acuerdo entre las partes o, a falta de ello, judicialmente.
• Obra por Pieza o Medida: Si la obra fue pactada por pieza o medida sin
designación del número de piezas o de la medida total, el contrato puede ser
extinguido por cualquiera de los contratantes concluidas que sean las partes
designadas como límite mínimo, debiéndose las prestaciones correspondientes a la
parte concluida. Si se ha designado el número de piezas o la medida total, el
contratista está obligado a entregar la obra concluida y el comitente a pagar la
retribución que resulte del total de las unidades pactadas.
• Imposibilidad de Ejecución de la Prestación Sin Culpa: Sí la ejecución de una obra o su
continuación se hace imposible por causa no imputable a ninguna de las partes, el
contrato se extingue. El contratista tiene derecho a obtener una compensación
equitativa por la tarea efectuada.
• Destrucción o Deterioro: La destrucción o el deterioro de una parte importante de la
obra por caso fortuito antes de haber sido recibida autoriza a cualquiera de las partes a
dar por extinguido el contrato, con los siguientes efectos: sí el _contratista provee los
materiales y la obra se realiza en inmueble del comitente, el contratista tiene derecho a
su valor y a una compensación equitativa por la tarea efectuada; si la causa de la
destrucción o del deterioro importante es la mala calidad o inadecuación de los
materiales, no se debe la remuneración pactada aunque el contratista haya advertido
oportunamente esa circunstancia al comitente; sí el comitente está en mora en la
recepción al momento de la destrucción o del deterioro de parte importante de la obra,
debe la remuneración pactada.
• Derecho a Verificar: En todo momento, y siempre que no perjudique el desarrollo de los
trabajos, el comitente de una obra tiene derecho a verificar a su costa el estado de
avance, la calidad de los materiales utilizados y los trabajos efectuados.
• Aceptación: La obra se considera aceptada cuando el comitente la recibe. Si se
conviene o es de uso un plazo de garantía para que el comitente verifique la obra o
compruebe su funcionamiento, la recepción se consideré) provisional y no hace
presumir la aceptación. Si se trata de vicios que no afectan la solidez ni hacen la obra
impropia para su destino, no se pactó un plazo de garantía ni es de uso otorgarlo,
aceptada la obra, el contratista: queda libre de responsabilidad por los vicios aparentes;
responde de los vicios o defectos no ostensibles al momento de la recepción, con la
extensión y en los plazos previstos para la garantía por vicios ocultos.
• Obra en Ruina o Impropia Para Su Destino: El constructor de una obra realizada
en inmueble destinada por su naturaleza a tener larga duración responde al comitente
y al adquirente de la obra por los daños que comprometen su solidez y por los que la
hacen impropia para su destino. El constructor sólo se libera sí prueba la incidencia de
una causa ajena; No es causa ajena el vicio del suelo, aunque el terreno pertenezca al
comitente o a un tércero, ni el vicio de los materiales, aunque no sean provistos por el
contratista.
La responsabilidad por la obra realizada se extiende a toda persona que vende una
obra que ella ha construido o ha hecho construir si hace de esa actividad su profesión
habitual; a toda persona que, aunque actuando en calidad de mandatario del dueño de
la obra, cumple una misión semejante a la de un contratista; según la causa del daño,
al subcontratísta, al proyectista, al director de la obra y a cualquier otro profesional
ligado al comitente por un contrato de obra de construcción referido a la obra dañada o
a cualquiera de sus partes. Para que sea aplicable esa responsabilidad, el daño debe
producirse dentro de los diez años de aceptada la obra. Toda cláusula que dispensa o
limita la responsabilidad prevista para los daños que comprometen la solidez de una
obra realizada en inmueble destinada a larga duración o que la hacen impropia para su
destino, se tiene por no escrita.
El constructor, los subcontratistas y los profesionales que intervienen en una
construcción están obligados a observar las normas administrativas y son

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responsables, incluso frente a terceros, de cualquier daño producido por el


incumplimiento de tales disposiciones.
En cuanto a normas especiales para los servicios, el Código establece que se aplican a
ellos las normas generales de los contratos de obra y servicios. Además especifica que el
contrato de servicios continuados puede pactarse por tiempo determinado; si nada se ha
estipulado, se entiende que lo ha sido por tiempo indeterminado. Cualquiera de las partes
puede poner fin al contrato de duración indeterminada; para ello debe dar preaviso con
razonable anticipación.

Leasing:
Hay contrato de leasing cuando el dador conviene transferir al tomador la tenencia de un
bien cierto y determinado para su uso y goce contra el pago de un canon, confiriéndole una
opción de compra por un precio.
Pueden ser obieto del contrato cosas muebles e inmuebles, marcas, patentes o modelos
industriales y software, de propiedad del dador o sobre los que el dador tenga la facultad de dar
en leasing. El monto y la periodicidad de cada canon se determinan convencionalmente; el
precio de ejercicio de la opción de compra debe estar fijado en el contrato o ser determinable
según procedimientos o pautas pactadas.
El bien objeto del contrato puede comprarse por el dador a persona indicada por el tomador;
comprarse por el dador según especificaciones del tomador o según catálogos, folletos o
descripciones identificadas por éste; comprarse por el dador, quien sustituye al tomador, al
efecto, en un contrato de compraventa que éste haya celebrado; ser de propiedad del dador
con anterioridad a su vinculación contractual con el tomador; adquirirse por el dador al tomador
por el mismo contrato o habérselo adquirido con anterioridad; estar a disposición jurídica del
dador por título que le permita constituir leasing sobre él. Pueden incluirse en el contrato los
servicios y accesorios necesarios para el diseño, la instalación, puesta en marcha y puesta a
disposición de los bienes dados en leasing, y su precio integrar el cálculo del canon.
El leasing debe instrumentarse en escritura pública si tiene como objeto inmuebles,
buques o aeronaves; en los demás casos puede celebrarse por instrumento público o
privado. A los efectos de su oponibilidad frente a terceros, el contrato debe inscribirse en el
registro que corresponda según la naturaleza de la cosa que constituye su objeto. En el caso
de inmuebles, la inscripción se mantiene por el plazo de veinte años y en los demás bienes se
mantiene por diez años; en ambos casos puede renovarse antes de su vencimiento, por
rogación del dador u orden judicial.
El tomador no puede sustraer los bienes muebles del lugar en que deben encontrarse de
acuerdo a lo estipulado en el contrato inscrito. Sólo puede trasladarlos con la conformidad
expresa del dador, otorgada en el contrato o por acto escrito posterior, y después de haberse
inscrito el traslado y la conformidad del dador en los registros correspondientes. El contrato
debidamente inscrito es oponible a los acreedores de las partes; los acreedores del tomador
pueden subrogarse en los derechos de éste para ejercer la opción de compra.
En cuanto al uso y goce del bien, el tomador puede usar y gozar del bien objeto del leasing
conforme a su destino, pero no puede venderlo, gravarlo ni disponer de él. Los gastos
ordinarios y extraordinarios de conservación y uso, incluyendo seguros, impuestos y tasas, que
recaigan sobre los bienes y las sanciones ocasionadas por su uso, son a cargo del tomador,
excepto convención en contrario; el tomador puede arrendar el bien objeto del leasing, excepto
pacto en contrario. En ningún caso el locatario o arrendatario puede pretender derechos sobre
el bien que impidan o limiten en modo alguno los derechos del dador. La venta o gravamen
consentido por el tomador es inoponible al dador, quien tiene acción reivindicatoria sobre la
cosa mueble que se encuentre en poder de cualquier tercero.
La opción de compra puede ejercerse por el tomador una vez que haya pagado tres cuartas
partes del canon total estipulado o antes si así lo convinieron las partes. El contrato puede
prever su prórroga a opción del tomador y las condiciones de su ejercicio. El derecho del
tomador a la transmisión del dominio nace con el ejercicio de la opción de compra y el pago del
precio del ejercicio de la opción conforme a lo determinado en el contrato; el dominio se
adquiere cumplidos esos requisitos, excepto que la ley exija otros de acuerdo con la naturaleza
del bien de que se trate, a cuyo efecto las partes deben otorgar la documentación y efectuar los
demás actos necesarios.

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La inscripción del leasing sobre cosas muebles no registrables y software se cancela por
orden judicial, dictada en un proceso en el que el dador tuvo oportunidad de tomar la debida
participación; a petición del dador o su cesionario. El tomador puede solicitar la cancelación de
la inscripción del leasing sobre cosas muebles no registrables y software si acredita el
cumplimiento de los recaudos previstos en el contrato inscrito para ejercer la opción de compra;
el depósito del monto total de los cánones que restaban pagar y del precio de ejercicio de la
opción, con sus accesorios, en su caso; la interpelación fehaciente al dador, por un plazo no
inferior a quince días hábiles, ofreciéndole los pagos y solicitándole la cancelación de la
inscripción; el cumplimiento de las demás obligaciones contractuales exigibles a su cargo.
Solicitada la cancelación, el encargado del registro debe notificar al dador, en el domicilio
constituido en el contrato, por carta certificada. Si el notificado manifiesta conformidad, se
cancela la inscripción; si el dador no formula observaciones dentro de los quince días hábiles
desde la notificación, y el encargado estima que el depósito se ajusta a lo previsto en el
contrato, procede a la cancelación y notifica al dador y al tomador; si el dador formula
observaciones o el encargado estima insuficiente el depósito, lo comunica• al tomador, quien
tiene expeditas las acciones pertinentes.
El dador siempre puede ceder los créditos actuales o futuros por canon o precio de
ejercicio de la opción de compra. Esta cesión no perjudica los derechos del tomador respecto
del ejercicio o no ejercicio de la opción de. compra o, en su caso, a la cancelación anticipada de
los cánones, todo ello según lo pactado en el contrato.
Cuando el objeto del leasing es una cosa inmueble, el incumplimiento de la obligación del
tomador de pagar el canon produce los siguientes efectos:
• Si el tomador ha pagado menos de un cuarto del monto del canon total convenido, la
mora es automática y el dador puede demandar judicialmente el desalojo. Se debe dar
vista por cinco días al tomador, quien puede probar documentalmente el pago de los
periodos que se le reclaman o paralizar el trámite, por única vez, mediante el pago de
lo adeudado, con más sus intereses y costas. Caso contrario, el juez debe disponer el
lanzamiento sin más trámite.
• Si el tomador ha pagado un cuarto o más del monto del canon total pero menos de tres
cuartas partes del canon convenido, la mora es automática; el dador debe intimarlo al
pago del o de los periodos adeudados con más sus intereses y el tomador dispone por
única vez de un plazo no menor de sesenta días, contados a partir de la recepción de
la notificación, para el pago del o de los periodos adeudados con más sus intereses.
Pasado ese plazo sin que el pago se verifique, el dador puede demandar el desalojo,
de lo que se debe dar vista por cinco días al tomador. Dentro de ese plazo, el tomador
puede demostrar el pago de lo reclamado o paralizar el procedimiento mediante el
pago de lo adeudado con más sus intereses y costas, si antes no hubiese recurrido a
este procedimiento. Si, según el contrato, el tomador puede hacer ejercicio de la opción
de compra, en el mismo plazo puede pagar, además, el precio de ejercicio de esa
opción, con sus accesorios contractuales y legales.
• Si el incumplimiento se produce después de haber pagado las tres cuartas partes del
canon, la mora es automática; el dador debe intimarlo al pago y el tomador tiene la
opción de pagar lo adeudado más sus intereses dentro de los noventa días, contados a
partir de la recepción de la notificación si antes no hubiera recurrido a ese
procedimiento, o el precio de ejercicio de la opción de compra que resulte de la
aplicación del contrato, a la fecha de la mora, con sus intereses. Pasado ese plazo sin
que el pago se verifique, el dador puede demandar el desalojo, de lo que debe darse
vista al tomador por cinco días, quien sólo puede paralizarlo ejerciendo alguna de las
opciones previstas en este inciso, agregándole las costas del proceso.
• Producido el desalojo, el dador puede reclamar el pago de los periodos de canon
adeudados hasta el momento del lanzamiento, con más sus intereses y costas, por la
vía ejecutiva. El dador puede también reclamar los daños y perjuicios que resulten del
deterioro anormal de la cosa imputable al tomador por dolo, culpa o negligencia por la
vía procesal pertinente.
Cuando el objeto de leasing es una cosa mueble, ante la mora del tomador en el pago del
canon,eldadorpuede:
• Obtener el inmediato secuestro del bien, con la sola presentación del contrato inscrito,
y la prueba de haber interpelado al tomador por un plazo no menor de cinco días para

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la regularización. Producido el secuestro, queda resuelto el contrato. El dador puede


promover ejecución por el cobro del canon que se haya devengado ordinariamente
hasta el período íntegro en que se produjo el secuestro, la cláusula penal pactada en el
contrato y sus intereses.
• Accionar por via ejecutiva por el cobro del canon no pagado, incluyendo la totalidad del
canon pendiente; si así se hubiera convenido, con la sola presentación del contrato
inscripto y sus accesorios. En este caso, sólo procede el secuestro cuando ha vencido
el plazo ordinario del leasing sin haberse pagado el canon íntegro y el precio de la
opción de compra, o cuando se demuestre sumariamente el peligro en la conservación
del bien, debiendo el dador otorgar caución suficiente.

Fianza:
Hay contrato de fianza cuando una persona se obliga accesoriamente por otra a satisfacer
una prestación para el caso de incumplimiento. Si la deuda afianzada es de entregar cosa
cierta, de hacer que sólo puede ser cumplida personalmente por el deudor o de no hacer, el
fiador sólo queda obligado a satisfacer los daños que resulten de la inejecución.
La prestación a cargo del fiador debe ser equivalente a la del deudor principal o menor que
ella, y no puede sujetarse a estipulaciones que la hagan más onerosa. El fiador no puede
excusar su responsabilidad en la incapacidad del deudor. Puede ser afianzada toda obligación
actual o futura, incluso la de otro fiador.
Es válida la fianza general que comprenda obligaciones actuales o futuras, incluso
indeterminadas; en todos los casos debe precisarse el monto máximo al cual se obliga el fiador.
Esta fianza no se extiende a las nuevas obligaciones contraídas por el afianzado después de
los cinco años de otorgada. La fianza indeterminada en el tiempo puede ser retractada,
caso en el cual no se aplica a las obligaciones contraídas por el afianzado después que la
retractación sea notificada al acreedor.
En cuanto a su forma, la fianza debe convenirse por escrito. Excepto pacto en contrario, la
fianza comprende los accesorios de la obligación principal y los gastos que razonablemente
demande su cobro, incluidas las costas judiciales.
Los efectos que genera la fianza entre el fiador y el acreedor son:
• Beneficio de Excusión: El acreedor sólo puede dirigirse contra el fiador una vez que
haya excutido los bienes del deudor. Si los bienes excutidos sólo alcanzan para un
pago parcial, el acreedor sólo puede demandar al fiador por el saldo. El fiador no puede
invocar el beneficio de excusión si: el deudor principal se ha presentado en concurso
preventivo o ha sido declarada su quiebra; el deudor principal no puede ser
demandado judicialmente en el territorio nacional o carece de bienes en la República;
la fianza es judicial; el fiador ha renunciado al beneficio.
• Subsistencia del Plazo: No puede ser exigido el pago al fiador antes del vencimiento
del plazo otorgado al deudor principal, aun cuando éste se haya presentado en
concurso preventivo o haya sido declarada su quiebra, excepto pacto en contrario.
• Defensas: El fiador puede oponer todas las excepciones y defensas propias y las que
correspondan al deudor principal, aun cuando éste las haya renunciado. No es
oponible al fiador la sentencia relativa a la validez o exigibilidad de la deuda principal
dictada en juicio al que no haya sido oportunamente citado a intervenir.
• Beneficio de División: Si hay más de un fiador, cada uno responde por la cuota a que
se ha obligado; si nada se ha estipulado, responden por partes iguales. El beneficio de
división es renunciable. La responsabilidad del fiador es solidaria con la del deudor
cuando así se convenga expresamente o cuando el fiador renuncia al beneficio de
excusión.
• Principal Pagador: Quien se obliga como principal pagador, aunque sea con la
denominación de fiador, es considerado deudor solidario y su obligación se rige por las
disposiciones aplicables a las obligaciones solidarias.
Los efectos que genera la fianza entre el deudor y el fiador son:
• Subrogación: El fiador que cumple con su prestación queda subrogado en los derechos
del acreedor y puede exigir el reembolso de lo que ha pagado, con sus intereses desde
el día del pago y los daños que haya sufrido como consecuencia de la fianza. El fiador
debe dar aviso al deudor principal del pago que ha hecho; el deudor puede oponer al
fiador que paga sin su consentimiento todas las defensas que tenía contra el acreedor;

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y si el deudor ha pagado al acreedor antes de tener conocimiento del pago hecho por
el fiador, éste sólo puede repetir contra el acreedor.
• Derechos del Fiador: El fiador tiene derecho a obtener el embargo de los bienes del
deudor u otras garantías suficientes si le es demandado judicialmente el pago; si
vencida la obligación, el deudor no la cumple; si el deudor se ha obligado a liberarlo en
un tiempo determinado y no lo hace; si han transcurrido cinco años desde el
otorgamiento de la fianza, excepto que la obligación afianzada tenga un plazo más
extenso; si el deudor asume riesgos distintos a los propios del giro de sus negocios,
disipa (hace desaparecer) sus bienes o los da en seguridad de otras operaciones; si el
deudor pretende ausentarse del país sin dejar bienes suficientes para el pago de la
deuda afianzada.
Los efectos que genera la fianza entre los cofiadores son:
• Subrogación: El cofiador que cumple la obligación accesoria en exceso de la parte que
le corresponde, queda subrogado en los derechos del acreedor contra los otros
cofiadores. Si uno de ellos resulta insolvente, la pérdida es soportada por todos los
cofiadores, incluso el que realiza el pago.
En cuanto a la extinción de la fianza, podemos enumerar las siguientes causales especiales:
• Si por hecho del acreedor no puede hacerse efectiva la subrogación del fiador en las
garantías reales o privilegios que accedían al crédito al tiempo de la constitución de la
fianza.
• Si se prorroga el plazo para el cumplimiento de la obligación garantizada, sin
consentimiento del fiador.
• Si transcurren cinco años desde el otorgamiento de la fianza general en garantía de
obligaciones futuras y éstas no han nacido.
• Si el acreedor no inicia acción judicial contra el deudor dentro de los sesenta días de
requerido por el fiador o deja perimir la instancia.
La fianza se extingue por la novación de la obligación principal aunque el acreedor haga
reserva de conservar sus derechos contra el fiador. La fianza no se extingue por la novación
producida por el acuerdo preventivo homologado del deudor, aun cuando no se haya hecho
reserva de las acciones o derechos contra el fiador.

Mutuo:
Hay contrato de mutuo cuando el mutuante se compromete a entregar al mutuario en
propiedad una determinada cantidad de cosas fungibles, y éste se obliga a devolver igual
cantidad de cosas de la misma calidad y especie. El mutuante puede no entregar la cantidad
prometida si, con posterioridad al contrato, un cambio en la situación del mutuario hace incierta
la restitución; excepto este supuesto, si el mutuante no entrega la cantidad prometida en el
plazo pactado o, en su defecto, ante el simple requerimiento, el mutuario puede exigir el
cumplimiento o la resolución del contrato. ·
El mutuo es oneroso, excepto pacto en contrario. Si el mutuo es en dinero, el mutuario debe
los intereses compensatorios, que se deben pagar en la misma moneda prestada; si el mutuo
es de otro tipo de cosas fungibles, los intereses son liquidados en dinero, tomando en
consideración el precio de la cantidad de cosas prestadas en el lugar en que debe efectuarse el
pago de los accesorios, el día del comienzo del período, excepto pacto en contrario. Los
intereses se deben por trimestre vencido o con cada amortización total o parcial de lo prestado
que ocurra antes de un trimestre, excepto estipulación distinta. Si se ha pactado la gratuidad
del mutuo, los intereses que haya pagado el mutuario voluntariamente son irrepetibles. El
recibo de intereses por un período, sin condición ni reserva, hace presumir el pago de los
anteriores.
Si nada se ha estipulado acerca del plazo y lugar para la restitución de lo prestado, el
mutuario debe restituirlo dentro de los diez días de requerirlo el mutuante, excepto lo que surja
de los usos, y en el domicilio del deudor o en su defecto en el del acreedor. La falta de pago de
los intereses o de cualquier amortización de capital da derecho al mutuante a resolver el
contrato y a exigir la devolución de la totalidad de lo prestado, más sus intereses hasta la
efectiva restitución; si el mutuo es gratuito, después del incumplimiento, se deben intereses
moratorios; si el mutuo es oneroso a falta de convención sobre intereses moratorios, rige lo
dispuesto para las obligaciones de dar sumas de dinero.

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Si la cantidad prestada no es dinero, el mutuante responde por los daños causados por la
mala calidad o el vicio de la cosa prestada; si el mutuo es gratuito, responde sólo si conoce la
mala calidad o el vicio y no advierte al mutuario.

Contratos Bancarios:
Un contrato bancario es la relación que se establece entre una entidad financiera y
cualquiera de sus clientes (personas o entidades públicas o privadas) por la que surgen una
serie de obligaciones para las partes y que guarda relación con los productos y servicios
ofrecidos por la entidad.
La publicidad, la propuesta y la documentación contractual deben indicar con precisión y en
forma destacada si la operación corresponde a la cartera de consumo o a la cartera comercial,
de acuerdo a la clasificación que realiza el Banco Central de la República Argentina. Esa
calificación no prevalece sobre la que surge del contrato, ni de la decisión judicial, conforme a
las normas del Código. Los bancos deben informar en sus anuncios, en forma clara, la tasa de
interés, gastos, comisiones y demás condiciones económicas de las operaciones y servicios
ofrecidos.
Los contratos deben instrumentarse por escrito y el cliente tiene derecho a que se le
entregue un ejemplar. Deben especificar la tasa de interés y cualquier precio, gasto, comisión y
otras condiciones económicas a cargo del cliente. Si no determina la tasa de interés, es
aplicable la nominal mínima y máxima, respectivamente, para las operaciones activas y pasivas
promedio del sistema, publicadas por el Banco Central de la República Argentina a la fecha del
desembolso o de la imposición.
El banco debe comunicar en forma clara, escrita o por medios electrónicos previamente
aceptados por el cliente, al menos una vez al año, el desenvolvimiento de las operaciones
correspondientes a contratos de plazo indeterminado o de plazo mayor a un año. Transcurridos
sesenta días contados a partir de la recepción de la comunicación, la falta de oposición escrita
por parte del cliente se entiende como aceptación de las operaciones informadas, sin perjuicio
de las acciones previstas en los contratos de consumo. Igual regla se aplica a la finalización de
todo contrato que prevea plazos para el cumplimiento. El cliente tiene derecho, en cualquier
momento, a rescindir un contrato por tiempo indeterminado sin penalidad ni gastos, excepto los
devengados antes del ejercicio de este derecho.
En referencia a los contratos bancarios con consumidores y usuarios, el Código establece
que las disposiciones relativas a los contratos de consumo son aplicables a los contratos
bancarios. Los anuncios del banco deben contener en forma clara, concisa y con un ejemplo
representativo, información sobre las operaciones que se proponen. En particular deben
especificar: los montos mínimos y máximos de las operaciones individualmente consideradas;
la tasa de interés y si es fija o variable; las tarifas por gastos y comisiones, con indicación de
los supuestos y la periodicidad de su aplicación; el costo financiero total en las operaciones de
crédito; la existencia de eventuales servicios accesorios para el otorgamiento del crédito o la
aceptación de la inversión y los costos relativos a tales servicios; la duración propuesta del
contrato.
El contrato debe ser redactado por escrito en instrumentos que permitan al consumidor
obtener una copia, conservar la información que le sea entregada por el banco, acceder a la
información por un período de tiempo adecuado a la naturaleza del contrato y reproducir la
información archivada.
Antes de vincular contractualmente al consumidor, el banco debe proveer información
suficiente para que el cliente pueda confrontar las distintas ofertas de crédito existentes en el
sistema, publicadas por el Banco Central de la República Argentina. Si el banco rechaza una
solicitud de crédito por la información negativa registrada en una base de datos, debe informar
al consumidor en forma inmediata y gratuita el resultado de la consulta y la fuente de donde la
obtuvo.
Sin perjuicio de las condiciones establecidas para los contratos bancarios en general,
ninguna suma puede ser exigida al consumidor si no se encuentra expresamente prevista en el
contrato; en ningún caso pueden cargarse comisiones o costos por servicios no prestados
efectivamente. Las cláusulas relativas a costos a cargo del consumidor que no están incluidas
o que están incluidas incorrectamente en el costo financiero total publicitado o incorporado al
documento contractual, se tienen por no escritas.

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Son nulos los contratos de crédito que no contienen información relativa al tipo y partes del
contrato, el importe total del financiamiento, el costo financiero total y las condiciones de
desembolso y reembolso.
El Código Civil y Comercial regula una serie de contratos bancarios en particular. Podemos
nombrar los siguientes:
• Depósito Bancario: Puede ser de tres tipos. Éstos son:
o Depósito en Dinero: Hay depósito de dinero cuando el depositante transfiere la
propiedad al banco depositario, quien tiene la obligación de restituirlo en la
moneda de la misma especie, a simple requerimiento del depositante o al
vencimiento del término o del preaviso convencionalmente previsto.
o Depósito a la Vista: Es aquel que debe estar representado en un documento
material o electrónico que refleje fielmente los movimientos y el saldo de la
cuenta del cliente. El banco puede dejar sin efecto la constancia por él
realizada que no corresponda a esa cuenta. Si el depósito está a nombre de
dos o más personas, cualquiera de ellas puede disponerlo, aun en caso de
muerte de una, excepto que se haya convenido lo contrario.
o Depósito a Plazo: Otorga al depositante el derecho a una remuneración si no
retira la suma depositada antes del término o del preaviso convenidos. El
banco debe extender un certificado transferible por endoso, excepto que se
haya pactado lo contrario, en cuyo caso la transmisión sólo puede realizarse a
través del contrato de cesión de derechos.
• Cuenta Corriente Bancaria: Es el contrato por el cual el banco se compromete a
inscribir diariamente, y por su orden, los créditos y débitos, de modo de mantener un
saldo actualizado y en disponibilidad del cuentacorrentista y, en su caso, a prestar un
servicio de caja. El banco debe prestar los demás servicios relacionados con la cuenta
que resulten de la convención, de las reglamentaciones o de los usos y prácticas.
Con sujeción a los pactos, los usos y la reglamentación, se acreditan en la cuenta los
depósitos y remesas de dinero, el producto de la cobranza de títulos valores y los
créditos otorgados por el banco para que el cuentacorrentista disponga de ellos; se
debitan de la cuenta los retiros que haga el cuentacorrentista, los pagos o remesas que
haga el banco por instrucciones de aquél, las comisiones, gastos e impuestos relativos
a la cuenta y los cargos contra el cuentacorrentista que resulten de otros negocios que
pueda tener con el banco. Los débitos pueden realizarse en descubierto.
Los créditos y débitos pueden efectuarse y las cuentas pueden ser llevadas por medios
mecánicos, electrónicos, de computación u otros en las condiciones que establezca la
reglamentación, la que debe determinar también la posibilidad de conexiones de redes
en tiempo real y otras que sean pertinentes de acuerdo con los medios técnicos
disponibles, en orden a la celeridad y seguridad de las transacciones. Si el contrato
incluye el servicio de cheques, el banco debe entregar al cuentacorrentista, a su
solicitud, los formularios correspondientes.
El saldo deudor de la cuenta corriente genera intereses, que se capitalizan
trimestralmente, excepto que lo contrario resulte de la reglamentación, de la
convención o de los usos. Las partes pueden convenir que el saldo acreedor de la
cuenta corriente genere intereses capitalizables en los períodos y a la tasa que
libremente pacten.
En las cuentas a nombre de dos o más personas los titulares son solidariamente
responsables frente al banco por los saldos que arrojen. Excepto prueba en contrario,
se presume que la propiedad de los fondos existentes en la cuenta abierta, conjunta o
indistintamente, a nombre de más de una persona pertenece a los titulares por partes
iguales.
Los créditos o títulos valores recibidos al cobro por el banco se asientan en la cuenta
una vez hechos efectivos. Si el banco lo asienta antes en la cuenta, puede excluir de la
cuenta su valor mientras no haya percibido efectivamente el cobro.
Excepto que resulten plazos distintos de las reglamentaciones, de la convención o de
los usos, el banco debe remitir al cuentacorrentista dentro de los ocho días ele
finalizado cada mes, un extracto de los movimientos de cuenta y los saldos que
resultan de cada crédito y débito; el resumen se presume aceptado si el
cuentacorrentista no lo observa dentro de los diez días de su recepción o alega no

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haberlo recibido, pero deja transcurrir treinta días desde el vencimiento del plazo en
que el banco debe enviarlo, sin reclamarlo.
La cuenta corriente se cierra por decisión unilateral de cualquiera de las partes, previo
aviso con una anticipación de diez días, excepto pacto en contrario; por quiebra,
muerte o incapacidad del cuentacorrentista; por revocación de la autorización para
funcionar, quiebra o liquidación del banco; por las demás causales que surjan de la
reglamentación o de la convención.
Cuando el banco cierre más de una cuenta de un mismo titular, debe compensar sus
saldos hasta su concurrencia, aunque sean expresados en distintas monedas.
Producido el cierre de una cuenta e informado el cuentacorrentista, si el banco está
autorizado a operar en la República puede emitir un titulo con eficacia ejecutiva. El
documento debe ser firmado por dos personas, apoderadas del banco mediante
escritura pública, en el que se debe indicar: el día de cierre de la cuenta; el saldo a
dicha fecha; el medio por el que ambas circunstancias fueron comunicadas al
cuentacorrentista. El banco es responsable por el perjuicio causado por la emisión o
utilización indebida de dicho titulo.
El saldo deudor de la cuenta corriente puede ser garantizado con hipoteca, prenda,
fianza o cualquier otra clase de garantía.
• Préstamo Bancario: Es el contrato por el cual el banco se compromete a entregar una
suma de dinero obligándose el prestatario a su devolución y al pago de los intereses en
la moneda de la misma especie, conforme con lo pactado.
• Descuento Bancario: Es el contrato que obliga al titular de un crédito contra terceros a
cederlo a un banco, y a éste a anticiparle el importe del crédito, en la moneda de la
misma especie, conforme con lo pactado. El banco tiene derecho a la restitución de las
sumas anticipadas, aunque el descuento tenga lugar mediante endoso de letras de
cambio, pagarés o cheques y haya ejercido contra el tercero los derechos y acciones
derivados del título.
• Apertura de Crédito: En la apertura de crédito, el banco se obliga, a cambio de una
remuneración en la moneda de la misma especie de la obligación principal, conforme
con lo pactado, a mantener a disposición de otra persona un crédito de dinero, dentro
del límite acordado y por un tiempo fijo o indeterminado; si no se expresa la duración
de la disponibilidad, se considera de plazo indeterminado. La utilización del crédito
hasta el límite acordado extingue la obligación del banco, excepto que se pacte que los
reembolsos efectuados por el acreditado sean disponibles durante la vigencia del
contrato o hasta el preaviso de vencimiento. La disponibilidad no puede ser invocada
por terceros, no es embargable, ni puede ser utilizada para compensar cualquier otra
obligación del acreditado.
• Servicio de Caja de Seguridad: El prestador de una caja de seguridad responde frente
al usuario por la idoneidad de la custodia de los locales, la integridad de las cajas y el
contenido de ellas, conforme con lo pactado y las expectativas creadas en el usuario.
No responde por caso fortuito externo a su actividad, ni por vicio propio de las cosas
guardadas.
La cláusula que exime de responsabilidad al prestador se tiene por no escrita. Es válida
la cláusula de limitación de la responsabilidad del prestador hasta un monto máximo
sólo si el usuario es debidamente informado y el límite no importa una
desnaturalización de las obligaciones del prestador.
La prueba del contenido de la caja de seguridad puede hacerse por cualquier medio. Si
los usuarios son dos o más personas, cualquiera de ellas, indistintamente, tiene
derecho a acceder a la caja.
Vencido el plazo o resuelto el contrato por falta de pago o por cualquier otra causa
convencionalmente prevista, el prestador debe dar a la otra parte aviso fehaciente del
vencimiento operado, con el apercibimiento de proceder, pasados treinta días del
aviso, a la apertura forzada de la caja ante escribano público. En su caso, el prestador
debe notificar al usuario la realización de la apertura forzada de la caja poniendo a su
disposición su contenido, previo pago de lo adeudado, por el plazo de tres meses;
vencido dicho plazo y no habiéndose presentado el usuario, puede cobrar el precio
impago de los fondos hallados en la caja. En su defecto puede proceder a la venta de

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los efectos necesarios para cubrir lo adeudado; el producido de la venta se aplica al


pago de lo adeudado. Los bienes remanentes deben ser consignados judicialmente.
• Custodia de Títulos: El banco que asume, a cambio de una remuneración, la custodia
de títulos en administración debe proceder a su guarda, gestionar el cobro de los
intereses o los dividendos y los reembolsos del capital por cuenta del depositante y, en
general, proveer la tutela de los derechos inherentes a los títulos. La omisión de
instrucciones del depositante no libera al banco del ejercicio de los derechos
emergentes de los títulos.
En el depósito de títulos valores es válida la autorización otorgada al banco para
disponer de ellos, obligándose a entregar otros del mismo género, calidad y cantidad,
cuando se hubiese convenido en forma expresa y las características de los títulos lo
permita. Si la restitución resulta de cumplimiento imposible, el banco debe cancelar la
obligación con el pago de una suma de dinero equivalente al valor de los títulos al
momento en que debe hacerse la devolución.

Contratos -Asociativos:
Se considera contrato asociativo a todo aquel contrato que crea y regula relaciones de
participación, colaboración, organización e integración en negocios o empresas determinadas,
en interés común de los intervinientes. El contrato asociativo no genera una persona jurídica,
debe constar por escrito y no está sujeto a inscripción en el Registro, aunque a pesar de esto
igual produce efectos entre las partes.
Este tipo de contratos no está sujeto a una forma especifica; las partes pueden elegir alguno
de los tipos regulados por el Código, aunque tienen la libertad para configurar estos contratos
con otros contenidos.
Si las partes son más de dos, la nulidad del contrato respecto de una de las partes no
produce la nulidad entre las demás y el incumplimiento de una no excusa el de las otras.
Cuando una parte trate con un tercero en nombre de todas las partes o de la organización
común establecida en el contrato asociativo,· las otras partes no devienen acreedores o
deudores respecto del tercero sino de conformidad con las disposiciones sobre representación,
lo dispuesto en el contrato o en el Código.
Existen distintos tipos de contratos asociativos, reconocidos y regulados por el Código.
Entre ellos podemos nombrar:
• Negocio en Participación: Es un contrato asociativo que tiene por objeto la realización
de una o más operaciones determinadas a cumplirse mediante aportaciones comunes
y a nombre personal del gestor. No tiene denominación, no está sometido a requisitos
de forma, ni se inscribe en el Registro Público.
Los terceros adquieren derechos y asumen obligaciones sólo respecto del gestor, y la
responsabilidad de éste es ilimitada. Si actúa más de un gestor son solidariamente
responsables.
Participe es la parte del negocio que no actúa frente a los terceros, no tiene acción
contra éstos ni éstos contra aquél, en tanto no se exteriorice la apariencia de una
actuación común. El participe tiene derecho a que el gestor le brinde información
y acceso a la documentación relativa al negocio; también tiene derecho a la
rendición de cuentas de la gestión en la forma y en el tiempo pactados y, en defecto de
pacto, anualmente y al concluir la negociación. Las pérdidas que afecten al participe no
pueden superar el valor de su aporte.
• Agrupaciones de Colaboración: Hay contrato de agrupación de colaboración cuando las
partes establecen una organización común con la finalidad de facilitar o desarrollar
determinadas fases de la actividad de sus miembros o de perfeccionar o incrementar el
resultado de tales actividades.
La agrupación, en cuanto tal, no puede perseguir fines de lucro. Las ventajas
económicas que genere su actividad deben recaer directamente en el patrimonio de las
partes agrupadas o consorciadas. La agrupación no puede ejercer funciones de
dirección sobre la actividad de sus miembros.
El contrato debe otorgarse por instrumento público o privado con firma certificada
notarialmente e inscribirse en el Registro Público que corresponda. Una copia
certificada con los datos de su correspondiente inscripción debe ser remitida por el

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Registro al organismo de aplicación del régimen de defensa de la competencia. El


contrato debe contener:
o El objeto de la agrupación.
o La duración, que no puede exceder de diez años. Si se establece por más
tiempo, queda reducida a dicho plazo. En caso de omisión del plazo, se
entiende que la duración es de diez años. Puede ser prorrogada antes de su
vencimiento por decisión unánime de los participantes por sucesivos plazos de
hasta diez años; no puede prorrogarse si hubiese acreedores embargantes de
los participantes y no se los desinteresa previamente.
o La denominación, que se forma con un nombre de fantasía integrado con la
palabra "agrupación".
o El nombre, razón social o denominación, el domicilio y los datos de inscripción
registra! del contrato o estatuto o de la matriculación e individualización, en su
caso, de cada uno de los participantes. En el caso de sociedades, la relación
de la resolución del órgano social que aprueba la contratación de la
agrupación, así como su fecha y número de acta.
o La constitución de un domicilio especial para todos los efectos que deriven del
contrato de agrupación, tanto entre las partes como respecto de terceros.
o Las obligaciones asumidas por los participantes, las contribuciones debidas al
fondo común operativo y los modos de financiar las actividades comunes.
o la participación que cada contratante ha de tener en las actividades comunes y
en sus resultados.
o Los medios, atribuciones y poderes que se establecen para dirigir la
organización y actividad común, administrar el fondo operativo, representar
individual y colectivamente a los participantes y controlar su actividad al solo
efecto de comprobar el cumplimiento de las obligaciones asumidas.
o Los casos de separación y exclusión.
o Los requisitos de admisión de nuevos participantes.
o Las sanciones por incumplimiento de obligaciones.
o Las normas para la confección de estados de situación, a cuyo efecto los
administradores deben llevar, con las formalidades establecidas por el Código,
los libros habilitados a nombre de la agrupación que requiera la naturaleza e
importancia de la actividad común.
Las resoluciones relativas a la realización del objeto de la agrupación se adoptan por el
voto de la mayoría absoluta de los participantes, excepto disposición contraria del
contrato. La impugnación de las resoluciones sólo puede fundarse en la violación de
disposiciones legales o contractuales; la acción debe ser dirigida contra cada uno de
los integrantes de la agrupación y plantearse ante el tribunal del domicilio fijado en el
contrato, dentro de los treinta días de haberse notificado fehacientemente la decisión
de la agrupación.
Las reuniones o consultas a los participantes deben efectuarse cada vez que lo
requiera un administrador o cualquiera de los participantes. No puede modificarse el
contrato sin el consentimiento unánime de los participantes.
La dirección y administración debe estar a cargo de una o más personas humanas
designadas en el contrato, o posteriormente por resolución de los participantes. Son
aplicables las reglas del mandato. En caso de ser varios los administradores, si nada
se dice en el contrato pueden actuar indistintamente.
Las contribuciones de los participantes y los bienes que con ellas se adquieran,
constituyen el fondo común operativo de la agrupación. Durante el plazo establecido
para su duración, los bienes se deben mantener indivisos y los acreedores particulares
de los participantes no pueden hacer valer su derecho sobre ellos.
Los participantes responden ilimitada y solidariamente respecto de terceros por las
obligaciones que sus representantes asuman en nombre de la agrupación. Los
estados de situación de la agrupación deben ser sometidos a decisión de los
participantes dentro de los noventa días del cierre de cada ejercicio anual. Los
beneficios o pérdidas o, en su caso, los ingresos y gastos de los participantes
derivados de su actividad, pueden ser imputados al ejercicio en que se producen o a
aquel en el que se aprueban las cuentas de la agrupación.

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El contrato de agrupación se extingue por la decisión de los participantes; por


expiración del plazo por el cual se constituye; por la consecución del objeto para el que
se forma o por la imposibilidad sobreviniente de lograrlo; por reducción a uno del
número de participantes; por incapacidad, muerte, disolución o quiebra de un
participante, a menos que el contrato prevea su continuación o que los demás
participantes lo decidan por unanimidad; por decisión firme de la autoridad competente
que considere que la agrupación, por su objeto o por su actividad, persigue la
realización de prácticas restrictivas de la competencia; por causas específicamente
previstas en el contrato.
Sin perjuicio de lo establecido en el contrato, cualquier participante puede ser
excluido por decisión unánime de los demás, si contraviene habitualmente sus
obligaciones, perturba el funcionamiento de la agrupación o incurre en un
incumplimiento grave. Cuando el contrato sólo vincula a dos personas, si una incurre
en alguna de las causales indicadas, el otro participante puede declarar la resolución
del contrato y reclamar del incumplidor el resarcimiento de los daños.
• Uniones Transitorias: Hay contrato de unión transitoria cuando las partes se reúnen
para el desarrollo o ejecución de obras, servicios o suministros concretos, dentro o
fuera de la República. Pueden desarrollar o ejecutar las obras y servicios
complementarios y accesorios-al objeto principal.
El contrato se debe otorgar por instrumento público o privado con firma certificada
notarialmente, que debe contener:
o El objeto, con determinación concreta de las actividades y los medios
para su realización.
o La duración, que debe ser igual a la de la obra, servicio o suministro que
constituye el objeto.
o La denominación, que debe ser la de alguno, algunos o todos los miembros,
seguida de la expresión "unión transitoria".
o El nombre, razón social o denominación, el domicilio y, si los tiene, los dalos de
la inscripción registra! del contrato o estatuto o de la matriculación o
individualización que corresponde a cada uno de los miembros. En el caso de
sociedades, la relación de la resolución del órgano social que aprueba la
celebración de la unión transitoria, su fecha y número de acta.
o La constitución de un domicilio especial para todos los efectos que deriven del
contrato, tanto entre partes como respecto de terceros.
o Las obligaciones asumidas, las contribuciones debidas al fondo común
operativo y los modos de financiar las actividades comunes en su caso.
o El nombre y el domicilio del representante, que puede ser persona
humana o jurídica.
o El método para determinar la participación de las partes en la distribución de
los ingresos y la asunción de los gastos de la unión o, en su caso, de los
resultados.
o Los supuestos de separación y exclusión de los miembros, y las causales de
extinción del contrato.
o Los requisitos de admisión de nuevos miembros.
o Las sanciones por incumplimiento de obligaciones.
o Las normas para la elaboración de los estados de situación, a cuyo efecto los
administradores deben llevar, con las formalidades establecidas por el Código,
los libros exigibles y habilitados a nombre de la unión transitoria que requieran
la naturaleza e importancia de la actividad común.
El representante tiene los poderes suficientes de todos y cada uno de los miembros
para ejercer los derechos y contraer las obligaciones que hacen al desarrollo o
ejecución de la obra, servicio o suministro; la designación del representante no es
revocable sin causa, excepto decisión unánime de los participantes. Mediando justa
causa, la revocación puede ser decidida por el voto de la mayoría absoluta.
El contrato y la designación del representante deben ser inscriptos en el Registro
Público que corresponda. Excepto disposición en contrario del contrato, no se presume
la solidaridad de los miembros por los actos y operaciones que realicen en la unión

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transitoria, ni por las obligaciones contraídas frente a los terceros. Los acuerdos se
deben adoptar siempre por unanimidad, excepto pacto en contrario.
La quiebra de cualquiera de los participantes, y la muerte o incapacidad de las
personas humanas integrantes no produce la extinción del contrato de unión transitoria,
el que continúa con los restantes si acuerdan la manera de hacerse cargo de las
prestaciones ante los terceros.
• Consorcios de Cooperación: Hay contrato de consorcio de cooperación cuando las
partes establecen una organización común para facilitar, desarrollar, incrementar
o concretar operaciones relacionadas con la actividad económica de sus miembros a
fin de mejorar o acrecentar sus resultados.
El consorcio de cooperación no puede ejercer funciones de dirección o control sobre la
actividad de sus miembros. Los resultados que genera la actividad desarrollada por el
consorcio de cooperación se distribuyen entre sus miembros en la proporción que fija el
contrato y, en su defecto, por partes iguales.
El contrato debe otorgarse por instrumento público o privado con firma certificada
notarialmente, e inscribirse conjuntamente con la designación de sus representantes en
el Registro Público que corresponda. El contrato debe contener:
o El nombre y datos personales de los miembros individuales, y en el caso de
· personas jurídicas, el nombre, denominación, domicilio y, si los tiene, datos de
inscripción del contrato o estatuto social de cada uno de los participantes. Las
personas jurídicas, además, deben consignar la fecha del acta y la mención del
órgano social que aprueba la participación en el consorcio.
o El objeto del consorcio.
o El plazo de duración del contrato.
o La denominación, que se forma con un nombre de fantasía integrado con la
leyenda "Consorcio de cooperación".
o La constitución de un domicilio especial para todos los efectos que deriven del
contrato, tanto respecto de las partes como con relación a terceros.
o La constitución del fondo común operativo y la determinación de su monto, así
como la participación que cada parte asume en el mismo, incluyéndose la
forma de su actualización o aumento en su caso.
o Las obligaciones y derechos que pactan los integrantes.
o La participación de cada contratante en la inversión del o de los proyectos del
consorcio, si existen, y la proporción en que cada uno participa de los
resultados.
o La proporción en que los participantes se responsabilizan por las obligaciones
que asumen los representantes en su nombre.
o Las formas y ámbitos de adopción de decisiones para el cumplimiento del
objeto. Debe preverse la obligatoriedad de celebrar reunión para tratar los
temas relacionados con los negocios propios del objeto cuando así lo solicita
cualquiera de los participantes por sí o por representante. Las resoluciones se
adoptan por mayoría absoluta de las partes, excepto que el contrato de
constitución disponga otra forma de cómputo.
o La determinación del número de representantes del consorcio, nombre,
domicilio y demás datos personales, forma de elección y de sustitución, así
como sus facultades, poderes y, en caso de que la representación sea plural,
formas de actuación. En caso de renuncia, incapacidad o revocación de,
mandato, el nuevo representante se designa por mayoría absoluta de los
miembros, excepto disposición en contrario del contrato. Igual mecanismo se
debe requerir para autorizar la sustitución de poder.
o Las mayorlas necesarias para la modificación del contrato constitutivo. En caso
de silencio, se requiere unanimidad.
o Las formas de tratamiento y las mayorías para decidir la exclusión y la
admisión de nuevos participantes. En caso de silencio, la admisión de nuevos
miembros requiere unanimidad.
o Las sanciones por incumplimientos de los miembros y representantes.
o Las causales de extinción del contrato y las formas de liquidación del
consorcio.

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o Una fecha anual para el tratamiento del estado de situación patrimonial por los
miembros del consorcio.
o La constitución del fondo operativo, el cual debe permanecer indiviso por todo
el plazo de duración del consorcio.
El contrato debe establecer las reglas sobre confección y aprobación de los
estados de situación patrimonial, atribución de resultados y rendición de cuentas, que
reflejen adecuadamente todas las operaciones llevadas a cabo en el ejercicio mediante
el empleo de técnicas contables adecuadas. Los movimientos deben consignarse en
libros contables llevados con las formalidades establecidas en las leyes. Se debe llevar
un libro de actas en el cual se deben labrar las correspondientes a todas las reuniones
que se realizan y a las resoluciones que se adoptan.
El representante debe llevar los libros de contabilidad y confeccionar los estados de
situación patrimonial. También debe informar a los miembros sobre la existencia de
causales de extinción previstas en el contrato o en la ley y tomar las medidas y
recaudos urger,tes que correspondan. Es responsable de que en toda actuación sea
exteriorizado el carácter de consorcio.
El contrato puede establecer la proporción en que cada miembro responde por las
obligaciones asumidas en nombre del consorcio. En caso de silencio todos los
miembros son solidariamente responsables.
El contrato de consorcio de cooperación se extingue por el agotamiento de su objeto o
la imposibilidad de ejecutarlo; la expiración del plazo establecido; la decisión unánime
de sus miembros; la reducción a uno del número de miembros. La muerte, incapacidad,
disolución, liquidación, concurso preventivo, cesación de pagos o quiebra de alguno de
los miembros del consorcio, no extingue el contrato, que continúa con los restantes,
excepto que ello resulte imposible fáctica o jurídicamente.

Agencia:
Hay contrato de agencia cuando una parte, denominada agente, se obliga a promover
negocios por cuenta de otra, denominada preponente o empresario, de manera estable,
continuada e independiente, sin que medie relación laboral alguna, mediante una retribución. El
agente es un intermediario independiente, no asume el riesgo de las operaciones ni representa
al preponente. El contrato debe instrumentarse por escrito.
El agente tiene derecho a la exclusividad en el ramo de los negocios, en la zona geográfica,
o respecto. del grupo de personas, expresamente determinados en el contrato. Puede contratar
sus servicios con varios empresarios; sin embargo, no puede aceptar operaciones del mismo
ramo de negocios o en competencia con las de uno de sus preponentes, sin que éste lo
autorice expresamente.
El agente no puede constituirse en garante de la cobranza del comprador presentado al
empresario, sino hasta el importe de la comisión que se le puede haber adelantado o cobrado,
en virtud de la operación concluida por el principal. Son obligaciones del agente:
• Velar por los intereses del empresario y actuar de buena fe en el ejercicio de sus
actividades.
• Ocuparse con la diligencia de un buen hombre de negocios de la promoción y, en su
caso, de la conclusión de los actos u operaciones que le encomendaron.
• Cumplir su cometido de conformidad con las instrucciones recibidas del empresario y
transmitir a éste toda la información de la que disponga relativa a su gestión.
• Informar al empresario, sin retraso, de todos los negocios·tratados o concluidos y, en
particular, lo relativo a la solvencia de los terceros con los que se proponen o se
concluyen operaciones.
• Recibir en nombre del empresario las reclamaciones de terceros sobre defectos o
vicios de calidad o cantidad de los bienes vendidos o de los servicios prestados como
consecuencia de las operaciones promovidas, aunque él no las haya concluido, y
transmitírselas de inmediato.
• Asentar en su contabilidad en forma independiente los actos u operaciones relativos a
cada empresario por cuya cuenta actúe.
En cuanto a las obligaciones del empresario, podemos nombrar:
• Actuar de buena fe, y hacer todo aquello que le incumbe, teniendo en cuenta las
circunstancias del caso, para permitir al agente el ejercicio normal de su actividad.

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• Poner a disposición del agente con suficiente antelación y en la cantidad apropiada,


muestras, catálogos, tarifas y demás elementos de que se disponga y sean necesarios
para el desarrollo de las actividades del agente.
• Pagar la remuneración pactada.
• Comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince
días hábiles de su conocimiento, la aceptación o rechazo de la propuesta que le haya
sido transmitida.
• Comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los
quince días hábiles de la recepción de la orden, la ejecución parcial o la falta de
ejecución del negocio propuesto.
El agente no representa al empresario a los fines de la conclusión y ejecución de los
contratos en los que actúa. Debe tener poder especial para cobrar los créditos resultantes de
su gestión, pero en ningún caso puede conceder quitas o esperas ni consentir acuerdos,
desistimientos o avenimientos concursales, sin facultades expresas, de carácter especial, en
las que conste en forma específica el monto de la quita o el plazo de la espera. Se prohíbe al
agente desistir de la cobranza de un crédito del empresario en forma total o parcial.
Si no hay un pacto expreso, la remuneración del agente es una comisión variable según el
volumen o el valor de los actos o contratos promovidos y, en su caso, concluidos por el agente,
conforme con los usos y prácticas del lugar de actuación del agente. Cualquiera sea la forma
de la retribución pactada, el agente tiene derecho a percibirla por las operaciones concluidas
con su intervención, durante la vigencia del contrato de agencia y siempre que el precio sea
cobrado por el empresario. En las mismas condiciones también tiene derecho: si existen
operaciones concluidas con posterioridad a la finalización del contrato de agencia; si el contrato
se concluye con un cliente que el agente presentara anteriormente para un negocio análogo,
siempre que no haya otro agente con derecho a remuneración; si el agente tiene exclusividad
para una zona geográfica o para un grupo determinado de personas, cuando el contrato se
concluye con una persona perteneciente a dicha zona o grupo, aunque el agente no lo
promueva, excepto pacto especial y expreso en contrario.
El derecho a la comisión surge al momento de la conclusión del contrato con el tercero y del
pago del precio al empresario. La comisión debe ser liquidada al agente dentro de los veinte
días hábiles contados a partir del pago total o parcial del precio al empresario. La cláusula que
subordina la percepción de la remuneración, en todo o en parte, a la ejecución del contrato, es
válida si ha sido expresamente pactada. Excepto pacto en contrario, el agente no tiene derecho
al reembolso de gastos que le origine 'él ejercicio de su actividad.
En cuanto al plazo, se entiende que el contrato de agencia se celebra por tiempo
indeterminado, excepto pacto en contrario; la continuación de la relación con posterioridad al
-vencimiento de un contrato de agencia con plazo determinado, lo transforma en contrato por
tiempo indeterminado. En los contratos de agencia por tiempo indeterminado, cualquiera de las
partes puede ponerle fin con un preaviso; el plazo del preaviso debe ser de un mes por cada
año de vigencia del contrato y el final del plazo de preaviso debe coincidir con el final del mes
calendario en el que aquél opera. La omisión del preaviso otorga a la otra parte derecho a la
indemnización por las ganancias dejadas de percibir en el periodo.
En cuanto a las causas de resolución, el Código establece que el contrato de agencia se
resuelve por muerte o incapacidad del agente; disolución de la persona jurídica que celebra el
contrato, que no deriva de fusión o escisión; quiebra firme de cualquiera de las partes;
vencimiento del plazo; incumplimiento grave o reiterado de las obligaciones de una de las
partes, de forma de poner razonablemente én duda la posibilidad o la intención del incumplidor
de atender con exactitud las obligaciones sucesivas; disminución significativa del volumen de
negocios del agente. El contrato se resuelve si la persona jurídica que ha celebrado el contrato
se fusiona o se escinde y cualquiera de estas dos circunstancias causa un detrimento
sustancial en la posición del agente; en este caso se deben las indemnizaciones
correspondientes.
Extinguido el contrato, sea por tiempo determinado o indeterminado, el agente que
mediante su labor ha incrementado significativamente el giro de las operaciones del
empresario, tiene derecho a una compensación si su actividad anterior puede continuar
produciendo ventajas sustanciales a éste. En caso de muerte del agente ese derecho
corresponde a sus herederos. A falta de acuerdo, la compensación debe ser fijada
judicialmente y no puede exceder del importe equivalente a un año de remuneraciones, neto de

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gastos, promediándose el valor de las percibidas por el agente durante los últimos cinco años,
o durante todo el período de duración del contrato, si éste es inferior. Esta compensación no
impide al agente, en su caso, reclamar por los daños derivados de la ruptura por culpa del
empresario.
No líay derecho a compensación si el empresario pone fin al contrato por incumplimiento del
agente o si el agente pone fin al contrato, a menos que la terminación esté justificada por
incumplimiento del empresario o por la edad, invalidez o enfermedad del agente, que no
permiten exigir razonablemente la continuidad de sus actividades. Esta facultad puede ser
ejercida por ambas partes.
Las partes pueden pactar cláusulas de no competencia del agente para después de la
finalización del contrato, si éste prevé la exclusividad del agente en el ramo de negocios del
empresario. Son válidas en tanto no excedan de un año y se apliquen a un territorio o grupo de
personas que resulten razonables, habida cuenta de las circunstancias.
El agente no puede, excepto consentimiento expreso del empresario, instituir subagentes. El
agente responde solidariamente por la actuación del subagente, el que; sin embargo, no tiene
vínculo directo con el empresario.

Concesión:
Hay contrato de concesión cuando el concesionario, que actúa en nombre y por cuenta
propia frente a terceros: se obliga mediante una retribución a disponer de su organización
empresaria para comercializar mercaderías provistas por el concedente, prestar los servicios y
proveer los repuestos y accesorios según haya sido convenido.
Excepto pacto en contrario, la concesión es exclusiva para ambas partes en el territorio o
zona de influencia determinados, por lo que el concedente no puede autorizar otra concesión
en el mismo territorio o zona y el concesionario no puede, por sí o por interpósita persona,
ejercer actos propios de la concesión fuera de esos límites o actuar en actividades
competitivas. La concesión comprende todas las mercaderías fabricadas o provistas por el
concedente, incluso los nuevos modelos.
Dentro de las obligaciones del concedente, podemos nombrar:
• Proveer al concesionario de una cantidad mínima de mercaderías que le permita
atender adecuadamente las expectativas de venta en su territorio o zona, de acuerdo
con las pautas de pago, de financiación y garantías previstas en el contrato. El contrato
puede prever la determinación de objetivos de ventas, los que deben ser fijados y
comunicados al concesionario de acuerdo con lo convenido.
• Respetar el territorio o zona de influencia asignado en exclusividad al concesionario.
Son válidos los pactos que, no obstante la exclusividad, reserva para el concedente
cierto tipo de ventas directas o modalidades de ventas especiales.
• Proveer al concesionario la información técnica y, en su caso, los manuales y la
capacitación de personal necesarios para la explotación de la concesión.
• Proveer durante un período razonable, en su caso, repuestos para los productos
comercializados.
• Permitir el uso de marcas, enseñas comerciales y demás elementos distintivos, en la
medida necesaria para la explotación de la concesión y para la publicidad del
concesionario dentro de su territorio o zona de influencia.
En cuanto a las obligaciones del concesionario, podemos nombrar:
• Comprar exclusivamente al concedente las mercaderías y, en su caso, los repuestos
objeto de la concesión y mantener la existencia convenida de ellos o, en defecto de
convenio, la cantidad suficiente para asegurar la continuidad de los negocios y la
atención del público consumidor.
• Respetar los límites geográficos de actuación y abstenerse de comercializar
mercaderías fuera de ellos, directa o indirectamente por interpósita persona.
• Disponer de los locales y demás instalaciones y equipos que resulten necesarios para
el adecuado cumplimiento de su actividad.
• Prestar los servicios de pre entrega y mantenimiento de las mercaderías, en caso de
haberlo así convenido.
• Adoptar el sistema de ventas, de publicidad y de contabilidad que fije el concedente.
El plazo del contrato de concesión no puede ser inferior a cuatro años. Pactado un plazo
menor o si el tiempo es indeterminado, se entiende convenido por cuatro años.

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Excepcionalmente, si el concedente provee al concesionario el uso de las instalaciones


principales suficientes para su desempeño, puede preverse un plazo menor, no inferior a dos
años. La continuación de la relación después de vencido el plazo determinado por el contrato o
por la ley, sin especificarse antes el nuevo plazo, lo transforma en contrato por tiempo
indeterminado.
El concesionario tiene derecho a una retribución, que puede consistir en una comisión o un
margen sobre el precio de las unidades vendidas por él a terceros o adquiridas al concedente,
o también en cantidades fijas u otras formas convenidas con el concedente. Los gastos de
explotación están a cargo del concesionario, excepto los necesarios para atender los servicios
de pre entrega o de garantía gratuita a la clientela, en su caso, que deben ser pagados por el
concedente conforme a lo pactado.
Si el contrato de concesión es por tiempo indeterminado cualquiera de las partes puede
rescindirlo con previo aviso. El concedente debe readquirir los productos y repuestos nuevos
que el concesionario haya adquirido conforme con las obligaciones pactadas en el contrato y
que tenga en existencia al fin del período de preaviso, a los precios ordinarios de venta a los
concesionarios al tiempo del pago.
La resolución del contrato puede darse por: muerte o incapacidad de las partes, disolución
de la persona jurídica que celebra el contrato, quiebra firme de cualquiera de las partes,
vencimiento del plazo, incumplimiento grave o reiterado de las obligaciones de una de las
partes, disminución significativa del volumen de negocios.
Excepto pacto en contrario, el concesionario no puede designar sub concesionarios,
agentes o intermediarios de venta, ni cualquiera de las partes puede ceder el contrato.

Franquicia:
Hay franquicia comercial cuando una parte, denominada franquiciante, otorga a otra,
llamada franquiciado, el derecho a utilizar un sistema probado, destinado a comercializar
determinados bienes o servicios bajo el nombre comercial, emblema o la marca del
franquiciante, quien provee un conjunto de conocimientos técnicos y la prestación continua de
asistencia técnica o comercial, contra una prestación directa o indirecta del franquiciado. El
franquiciante debe ser titular exclusivo del conjunto de los derechos intelectuales, marcas,
patentes, nombres comerciales, derechos de autor y demás comprendidos en el sistema bajo
franquicia; o, en su caso, tener derecho a su utilización y transmisión al franquiciado en los
términos del contrato. El franquiciante no puede tener participación accionaria de control directo
o indirecto en el negocio del franquiciado.
A los fines de la interpretación del contrato se entiende que:
• Franquicia Mayorista: Es aquella en virtud de la cual el franquiciante otorga a una
persona física o jurídica un territorio o ámbito de actuación nacional, regional o
provincial con derecho de nombrar sub franquiciados, el uso de sus marcas y sistema
de franquicias bajo contraprestaciones específicas.
• Franquicia de Desarrollo: Es aquella en virtud de la cual el franquiciante otorga a un
franquiciado denominado desarrollador el derecho a abrir múltiples negocios
franquiciados bajo el sistema, método y marca del franquiciante en una región o en el
país durante un término prolongado no menor a cinco años, y en el que todos los
locales o negocios que se abren dependen o están controlados, en caso de que se
constituyan como sociedades, por el desarrollador, sin que éste tenga el derecho de
ceder su posición como tal o sub franquiciar, sin el consentimiento del franquiciante.
• Sistema de Negocios: Es el conjunto de conocimientos prácticos y la experiencia
acumulada por el franquiciante, no patentado, que ha sido debidamente probado,
secreto, sustanc::ial y transmisible. Es secreto cuando en su conjunto o la configuración
de sus componentes no es generalmente conocida o fácilmente accesible; es
sustancial cuando la información que contiene es relevante para la venta o prestación
de servicios y permite al franquiciado prestar sus servicios o vender los productos
conforme con el sistema de negocios; es transmisible cuando su descripción es
suficiente para permitir al franquiciado desarrollar su negocio de conformidad a las
pautas creadas o desarrolladas por el franquiciante.
En cuanto a las obligaciones del franquiciante, podemos nombrar:

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• Proporcionar, con antelación a la firma del contrato, información económica y financiera


sobre la evolución de dos años de unidades similares a la ofrecida en franquicia, que
hayan operado un tiempo suficiente, en el país o en el extranjero.
• Comunicar al franquiciado el conjunto de conocimientos técnicos, aun cuando no estén
patentados, derivados de la experiencia del franquiciante y comprobados por éste
como aptos para producir los efectos del sistema franquiciado.
• Entregar al franquiciado un manual de operaciones con las especificaciones útiles para
desarrollar la actividad prevista en el contrato.
• Proveer asistencia técnica para la mejor operatividad de la franquicia durante la
vigencia del contrato.
• Si la franquicia comprende la provisión de bienes o servicios a cargo del
franquiciante o de terceros designados por él, asegurar esa provisión en cantidades
adecuadas y a precios razonables, según usos y costumbres comerciales locales o
internacionales.
• Defender y proteger el uso por el franquiciado, en las condiciones del contrato, de los
derechos de los derechos intelectuales, marcas, patentes, nombres comerciales,
derechos de autor y demás comprendidos en el sistema bajo franquicia, sin perjuicio de
que:
o En las franquicias internacionales esa defensa está contractualmente a cargo
del franquiciado, a cuyo efecto debe ser especialmente apoderado sin perjuicio
de la obligación del franquiciante de poner a disposición del franquiciado, en
tiempo propio, la documentación y demás elementos necesarios para ese
cometido.
o En cualquier caso, el franquiciado está facultado para intervenir como
interesado coadyuvante, en defensa de tales derechos, en las instancias
administrativas o judiciales correspondientes, por las vías admitidas por la ley
procesal, y en la medida que ésta lo permita.
Por otra parte, en cuanto a las obligaciones del franquiciado, podemos nombrar:
• Desarrollar efectivamente la actividad comprendida en la franquicia, cumplir las
especificaciones del manual de operaciones y las que el franquiciante le comunique en
cumplimiento de su deber de asistencia técnica.
• Proporcionar las informaciones que razonablemente requiera el franquiciante para
el conocimiento del desarrollo de la actividad y facilitar las inspecciones que se hayan
pactado o que sean adecuadas al objeto de la franquicia.
• Abstenerse de actos que puedan poner en riesgo la identificación o el prestigio del
sistema de franquicia que integra o de sus derechos.
• Mantener la confidencialidad de la información reservada que integra el conjunto de
conocimientos técnicos transmitidos y asegurar esa confidencialidad respecto de las
personas, dependientes o no, a las que deban comunicarse para el desarrollo de las
actividades. Esta obligación subsiste después de la expiración del contrato.
• Cumplir con las contraprestaciones comprometidas, entre las que pueden pactarse
contribuciones para el desarrollo del mercado o de las tecnologías vinculadas a la
franquicia.
En cuanto al plazo, este contrato no puede ser realizado por un tiempo menor a cuatro
años. Sin embargo, un plazo inferior puede ser pactado si se corresponde con situaciones
especiales como ferias o congresos, actividades desarroll¡¡das dentro de predios o
emprendimientos que tienen prevista una duración inferior, o similares. Al vencimiento del
plazo, el contrato se entiende prorrogado tácitamente por plazos sucesivos de un año, excepto
expresa denuncia de una de las partes antes de cada vencimiento con treinta días de
antelación. A la segunda renovación, se transforma en contrato por tiempo indeterminado.
Las franquicias poseen cláusulas de exclusividad para ambas partes. El franquiciante no
puede autorizar otra unidad de franquicia en el mismo territorio, excepto con el consentimiento
del franquiciado; el franquiciado debe desempeñarse en los local,is indicados, dentro del
territorio concedido o, en su defecto, en su zona de influencia, y no puede operar por sí o por
interpósita persona unidades de franquicia o actividades que sean competitivas. Las partes
pueden limitar o excluir la exclusividad.
También existen otras cláusulas que se incluyen en el contrato de franquicia y que son
válidas excepto pacto en contrario. Podemos nombrar:

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• El franquiciado no puede ceder su posición contractual ni los derechos que emergen


del contrato mientras está vigente, excepto los de contenido dinerario. Esta disposición
no se aplica en los contratos de franquicia mayorista destinados a que el franquiciado
otorgue a su vez sub franquicias, a esos efectos. En tales supuestos, debe contar con
la autorización previa del franquiciante para otorgar sub franquicias en las condiciones
que pacten entre el franquiciante y el franquiciado principal.
• El franquiciante no puede comercializar directamente con los terceros, mercaderías o
servicios comprendidos en la franquicia dentro del territorio o zona de influencia del
franquiciado.
• El derecho a la clientela corresponde al franquiciante. El franquiciado no puede mudar
la ubicación de sus locales de atención o fabricación.
No son válidas las cláusulas que prohíban al franquiciado cuestionar justificadamente los
derechos del franquiciante; adquirir mercaderías comprendidas en la franquicia de otros
franquiciados dentro del país, siempre que éstos respondan a las calidades y características
contractuales; reunirse o establecer vínculos no económicos con otros franquiciados.
Las partes del contrato son independientes, y no existe relación laboral entre ellas. En
consecuencia, el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado, excepto
disposición legal expresa en contrario; los dependientes del franquiciado no tienen relación
jurídica laboral con el franquiciante, sin perjuicio de la aplicación de las normas sobre fraude
laboral; el franquiciante no responde ante el franquiciado por la rentabilidad del sistema
otorgado en franquicia. El franquiciado debe indicar claramente su calidad de persona
independiente en sus facturas, contratos y demás documentos comerciales; esta obligación no
debe interferir en la identidad común de la red franquiciada, en particular en sus nombres o
rótulos comunes y en la presentación uniforme de sus locales, mercaderías o medios de
transporte. El franquiciante responde por los defectos de diseño del sistema, que causan
daños probados al franquiciado, no ocasionados por la negligencia grave o el dolo del
franquiciado.
La extinción del contrato de franquicia se rige por las siguientes reglas:
• El contrato se extingue por la muerte o incapacidad de cualquiera de las partes
• El contrato no puede ser extinguido sin justa causa dentro del plazo de su vigencia
original, pactado entre las partes.
• Los contratos con un plazo menor de tres años, justificados por razones especiales,
quedan extinguidos de pleno derecho al vencimiento del plazo.
• Cualquiera sea el plazo de vigencia del contrato, la parte que desea concluirlo a la
expiración del plazo original o de cualquiera de sus prórrogas, debe preavisar a la otra
con una anticipación no menor de un mes por cada año de duración, hasta un máximo
de seis meses, contados desde su inicio hasta el vencimiento del plazo pertinente. En
los contratos que se pactan por tiempo indeterminado, el preaviso debe darse de
manera que la rescisión se produzca, cuando menos, al cumplirse el tercer año desde
su concertación. En ningún caso se requiere invocación de justa causa.
• La cláusula que impide la competencia del franquiciado con la comercialización de
productos o servicios propios o de terceros después de extinguido el contrato por
cualquier causa, es válida hasta el plazo máximo de un año y dentro de un territorio
razonable habida cuenta de las circunstancias.
El contrato de franquicia, por si mismo, no debe ser considerado un pacto que limite,
restrinja o distorsione la competencia.

Fideicomiso:
Hay contrato de fideicomiso cuando una parte, llamada fiduciante, transmite o se
compromete a transmitir la propiedad de bienes a otra persona denominada fiduciario, quien se
obliga a ejercerla en beneficio de otra llamada beneficiario, que se designa en el contrato, y a
transmitirla al cumplimiento de un plazo o condición al fideicomisario.
En cuanto al contenido del contrato, el Código establece que debe contener:
• La individualización de los bienes objeto del contrato.
• La determinación del modo en que otros bienes pueden ser incorporados al
fideicomiso.
• El plazo o condición a que se sujeta la propiedad fiduciaria.
• La identificación del beneficiario o la manera de determinarlo.

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• El destino de los bienes a la finalización del fideicomiso, con indicación del


fideicomisario a quien deben transmitirse o la manera de determinarlo.
• Los derechos y obligaciones del fiduciario y el modo de sustituirlo, si cesa.
En cuanto al plazo, el fideicomiso no puede durar más de treinta años desde la celebración
del contrato, excepto que el beneficiario sea una persona incapaz o con capacidad restringida,
caso en el que puede durar hasta el cese de la incapacidad o de la restricción a su capacidad,
o su muerte; si se pacta un plazo superior, se reduce al tiempo máximo previsto. Cumplida la
condición o pasados treinta años desde el contrato sin haberse cumplido, cesa el fideicomiso y
los bienes deben transmitirse por el fiduciario a quien se designa en el contrato. A falta de
estipulación deben transmitirse al fiduciante o a sus herederos.
En cuanto a su forma, el contrato debe inscribirse en el Registro Público que corresponda, y
puede celebrarse por instrumento público o privado, excepto cuando se refiere a bienes cuya
transmisión debe ser celebrada por instrumento público. En este caso, cuando no se cumple
dicha formalidad, el contrato vale como promesa de otorgarlo. Si la incorporación de esta clase
de bienes es posterior a la celebración del contrato, es suficiente con el cumplimiento, en esa
oportunidad, de las formalidades necesarias para su transferencia, debiéndose transcribir en el
acto respectivo el contrato de fideicomiso.
Pueden ser objeto del fideicomiso todos los bienes que se encuentran en el comercio,
incluso universalidades, pero no pueden serlo las herencias futuras.
En referencia a los sujetos, podemos decir que son cuatro. Ellos son:
• Beneficiario: Puede ser una persona humana o jurídica, que puede existir o no al
tiempo del otorgamiento del contrato; en este último caso deben constar los datos que
permitan su individualización futura. Pueden ser beneficiarios el fiduciante, el fiduciario
o el fideicomisario. Pueden designarse varios beneficiarios quienes, excepto
disposición en contrario, se benefician por igual.
Para el caso de no aceptación o renuncia de uno o más designados, o cuando uno u
otros no llegan a existir, se puede establecer el derecho de acrecer de los demás o, en
su caso, designar beneficiarios sustitutos. Si ningún beneficiario acepta, todos
renuncian o no llegan a existir, _se entiende que el beneficiario es el fideicomisario. Si
también el fideicomisario renuncia o no acepta, o si no llega a existir, el beneficiario
debe ser el fiduciante. El derecho del beneficiario, aunque no haya aceptado, puede
transmitirse por actos entre vivos o por causa de muerte, excepto disposición en
contrario del fiduciante.
• Fideicomisario: Es la persona a quien se transmite la propiedad al concluir el
fideicomiso. Puede ser el fiduciante, el beneficiario o una persona distinta de ellos. No
puede ser fideicomisario el fiduciario. Si ningún fideicomisario acepta, todos renuncian
o no llegan a existir, el fideicomisario es el fiduciante.
• Fiduciante: Es quien crea el fideicomiso y transmite los bienes, de los cuales es
propietario, al fiduciario.
• Fiduciario: Es quien recibe los bienes y está obligado a darle los frutos de lo recibido al
beneficiario, y luego a entregar los bienes a la persona designada en el contrato.
Puede ser cualquier persona humana o jurídica. Sólo pueden ofrecerse al público para
actuar como fiduciarios las entidades financieras autorizadas a funcionar como tales,
sujetas a las disposiciones de la ley respectiva y las personas jurídicas que autoriza el
organismo de contralor de los mercados de valores, que debe establecer los requisitos
que deben cumplir. El fiduciario puede ser beneficiario; en tal caso, debe evitar
cualquier conflicto de intereses y obrar privilegiando los de los restantes sujetos
intervinientes en el contrato.
El fiduciario debe cumplir las obligaciones impuestas por la ley y por el contrato con la
prudencia y diligencia del buen hombre de negocios que actúa sobre la base de la
confianza depositada en él. En caso de designarse a más de un fiduciario para que
actúen simultáneamente, sea en forma conjunta o indistinta, su responsabilidad es
solidaria por el cumplimiento de las obligaciones resultantes del fideicomiso.
La rendición de cuentas puede ser solicitada por el beneficiario, por el fiduciante o por
el fideicomisario, en su caso, conforme a la ley y a las previsiones contractuales; deben
ser rendidas con una periodicidad no mayor a uh año. El contrato no puede dispensar
al fiduciario de la obligación de rendir cuentas, ni de la culpa o dolo en que puedan

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incurrir él o sus dependientes, ni de la prohibición de adquirir para sí los bienes


fideicomitidos.
Excepto estipulación en contrario, el fiduciario tiene derecho al reembolso de los gastos
y a una retribución, ambos a cargo de quien o quienes se estipula en el contrato. Si la
retribución no se fija en el contrato, la debe fijar el juez teniendo en consideración la
índole de la encomienda, la importancia de los deberes a cumplir, la eficacia de la
gestión cumplida y las demás circunstancias en que actúa el fiduciario.
El fiduciario cesa por remoción judicial, por incumplimiento de sus obligaciones o por
hallarse imposibilitado material o jurídicamente para el desempeño de su función, a
instancia del fiduciante o a pedido del beneficiario o del fideicomisario, con citación del
fiduciante; por incapacidad, inhabilitación y capacidad restringida judicialmente
declaradas, y muerte, si es una persona humana; por disolución, quiebra o liquidación,
si es una persona jurídica; por renuncia, si en el contrato se la autoriza expresamente,
o en caso de causa grave o imposibilidad material o jurídica de desempeño de la
función.
Producida una causa de cese del fiduciario, lo reemplaza el sustituto indicado en el
contrato o el designado de acuerdo al procedimiento previsto por él. Si no lo hay o no
acepta, el juez debe designar como fiduciario a una de las entidades; el juez debe
designar un fiduciario judicial provisorio o dictar medidas de protección del patrimonio,
si hay peligro en la demora. Si la designación del nuevo fiduciario se realiza con
intervención judicial, debe ser oído el fiduciante. Los bienes fideicomitidos deben ser
transmitidos al nuevo fiduciario; si son registrables es forma suficiente del título el
instrumento judicial, notarial o privado autenticado, en los que conste la designación del
nuevo fiduciario.
Si el fideicomiso se constituye con fines de garantía, el fiduciario puede aplicar las
sumas de dinero que ingresen al patrimonio, incluso por cobro judicial o extrajudicial de
los créditos o derechos fideicomitidos, al pago de los créditos garantizados. Respecto
de otros bienes, para ser aplicados a la garantía el fiduciario puede disponer de ellos
según lo dispuesto en el contrato y, en defecto de convención, en forma privada o
judicial, asegurando un mecanismo que procure obtener el mayor valor posible de los
bienes.
Para recibir las prestaciones del fideicomiso, el beneficiario y el fideicomisario deben
aceptar su calidad de tales. La aceptación se presume cuando intervienen en el contrato de
fideicomiso, cuando realizan actos que inequívocamente la suponen o son titulares de
certificados de participación o de títulos de deuda en los fideicomisos financieros. No mediando
aceptación en los términos indicados, el fiduciario puede requerirla mediante acto auténtico
fijando a tal fin un plazo prudencial. No producida la aceptación, debe solicitar al juez que la
requiera sin otra substanciación, fijando a tal fin el modo de notificación al interesado que
resulte más adecuado. El beneficiario y el fideicomisario pueden, en la medida de su interés,
reclamar por el debido cumplimiento del contrato y la revocación de los actos realizados por el
fiduciario en fraude de sus intereses, sin perjuicio de los derechos de los terceros
interesados de buena fe.
En cuanto a los efectos del fideicomiso, el Código establece que:
• Sobre los bienes fideicomitidos se constituye una propiedad fiduciaria. El carácter
fiduciario de la propiedad tiene efectos frente a terceros desde el momento en que se
cumplen los requisitos exigidos de acuerdo con la naturaleza de los bienes respectivos.
• Si se trata de bienes registrables, los registros correspondientes deben tomar razón de
la calidad fiduciaria de la propiedad a nombre del fiduciario. Excepto estipulación en
contrario del contrato, el fiduciario adquiere la propiedad fiduciaria de los frutos y
productos de los bienes fideicomitidos y de los bienes que adquiera con esos frutos y
productos o por subrogación real respecto de todos esos bienes, debiéndose dejar
constancia de ello en el título para la adquisición y en los registros pertinentes.
• Los bienes fideicomitidos constituyen un patrimonio separado del patrimonio del
fiduciario, del fiduciante, del beneficiario y del fideicomisario. El fiduciario tiene la
obligación de contratar un seguro contra la responsabilidad civil que cubra los
daños causados por las cosas objeto del fideicomiso; los riesgos y montos por los
que debe contratar el seguro son los que establezca la reglamentación y, en defecto de

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ésta, los que sean razonables. El fiduciario es responsable cuando no haya contratado
seguro o cuando éste resulte irrazonable en la cobertura de riesgos o montos.
• Los bienes fideicomitidos quedan exentos de la acción singular o colectiva de los
acreedores del fiduciario. Tampoco pueden agredir los bienes fideicomitidos los
acreedores del fiduciante, quedando a salvo las acciones por fraude y de ineficacia
concursa!. Los acreedores del beneficiario y del fideicomisario pueden subrogarse en
los derechos de su deudor.
• Los bienes del fiduciario no responden por las obligaciones contraídas en la ejecución
del fideicomiso, las que sólo son satisfechas con los bienes fideicomitidos. Tampoco
responden por esas obligaciones el fiduciante, el beneficiario ni el fideicomisario,
excepto compromiso expreso de éstos.
• El fiduciario puede disponer o gravar los bienes fideicomitidos cuando lo requieran los
fines del fideicomiso, sin que sea necesario el consentimiento del fiduciante, del
beneficiario o del fideicomisario. El contrato puede prever limitaciones a estas
facultades, incluso la prohibición de enajenar, las que, en su caso, deben ser
inscriptas en los registros correspondientes a cosas registrables. Dichas limitaciones no
son oponibles a terceros interesados de buena fe, sin perjuicio de los derechos
respecto del fiduciario. Sí se nombran varios fiduciarios, se configura un condominio,
los actos de disposición deben ser otorgados por todos conjuntamente, excepto pacto
en contrario, y ninguno de ellos puede ejercer la acción de partición mientras dure el
fideicomiso.
• El fiduciario está legitimado para ejercer todas las acciones que correspondan para la
defensa de los bienes fideicomitidos, contra terceros, el fiduciante, el beneficiario o el
fideicomisario. El juez puede autorizar al fiduciante, al beneficiario o al fideicomisario, a
ejercer acciones en sustitución del fiduciario, cuando éste no lo haga sin motivo
suficiente.
Existen diferentes tipos de fideicomiso, dos de ellos muy importantes y destacados por sus
características particulares. Éstos son:
• Fideicomiso Financiero: Es el contrato de fideicomiso en el cual el fiduciario es una
entidad financiera o una sociedad especialmente autorizada por el organismo de
contralor de los mercados de valores para actuar como fiduciario financiero, y en el que
los beneficiarios son los titulares de los títulos valores garantizados con los bienes
transmitidos.
Los títulos valores pueden ofrecerse al público en los términos de la normativa sobre
oferta pública de títulos valores. En ese supuesto, el organismo de contralor de los
mercados de valores debe ser autoridad de aplicación respecto de los fideicomisos
financieros, quien puede dictar normas reglamentarias que incluyan la determinación
de los requisitos a cumplir para actuar como fiduciario.
Además de las exigencias de contenido generales, el contrato de fideicomiso financiero
debe contener los términos y condiciones de emisión de los títulos valores, las reglas
para la adopción de decisiones por parte de los beneficiarios que incluyan las
previsiones para el caso de insuficiencia o insolvencia del patrimonio fideicomitido, y la
denominación o identificación particular del fideicomiso financiero.
• Fideicomiso Inmobiliario: Es el contrato por el cual se transfiere un bien inmueble y
recursos financieros a un agente fiduciario para que éste los administre con la finalidad
de desarrollar un proyecto, de acuerdo con las condiciones señaladas en el contrato,
transfiriendo al final de proceso los bienes inmuebles construidos a quienes resulten
beneficiarios.
En cuanto a la extinción del fideicomiso, el Código establece las siguientes causales:
• El cumplimiento del plazo o la condición a que se ha sometido, o el vencimiento del
plazo máximo legal.
• La revocación del fiduciante, sí se ha reservado expresamente esa facultad. La
revocación no tiene efecto retroactivo y es ineficaz en los fideicomisos financieros
después de haberse iniciado la oferta pública de los certificados de participación o de
los títulos de deuda.
• Cualquier otra causal prevista en el contrato.

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Producida la extinción del fideicomiso, el fiduciario está obligado a entregar los bienes
fideicomitidos al fideicomisario o a sus sucesores, a otorgar los instrumentos y a contribuir a las
inscripciones registrales que correspondan.

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Unidad IX: Derechos Reales

Concepto:
El Código establece que el derecho real es el poder jurldico, de estructura legal, que se
ejerce directamente sobre su objeto, en forma autónoma y que atribuye a su titular las
facultades de persecución y preferencia. Otorga a las personas la facultad o el poder sobre una
cosa para disponer de ella, utilizarla, y aprovechar sus frutos, sea esa cosa propia o ajena.
En cuanto a su obieto, podemos decir que el derecho real se ejerce sobre la totalidad o
una parte material de la cosa que constituye su objeto, por el todo o por una parte indivisa. El
objeto también puede consistir en un bien taxativamente señalado por la ley.
En referencia a su estructura, la regulación de los derechos reales en cuanto a sus
elementos, contenido, adquisición, constitución, modificación, transmisión, duración y extinción
es establecida sólo por la ley. Es nula la configuración de un derecho real no previsto en la ley
o la modificación de su estructura.
El derecho real atribuye a su titular la facultad de perseguir la cosa en poder de quien se
encuentra y de hacer valer su preferencia con respecto a otro derecho real o personal que haya
obtenido oponibilidad posteriormente.
Son derechos reales reconocidos por el Código: el dominio, el condominio, la propiedad
horizontal, los conjuntos inmobiliarios, el tiempo compartido, el cementerio privado, la
superficie, el usufructo, el uso, la habitación, la servidumbre, la hipoteca, la anticresis y la
prenda.

Clasificación:
De acuerdo con diferentes criterios, podemos encontrar en el Código distintas
clasificaciones de los derechos reales. Éstas son:
• Primera Clasificación:
o Derechos Reales Sobre Cosa Propia: Son aquellos derechos sobre cosas de
las que el dueño y el titular son la misma persona. Entre ellos se encuentran el
dominio, el condominio, la propiedad horizontal, los conjuntos inmobiliarios, el
tiempo compartido, el cementerio privado y la superficie si existe propiedad
superficiaria.
o Derechos Reales Sobre Cosa Aiena: Son aquellos derechos sobre cosas de las
que el dueño y el titular constituyen personas distintas. Entre ellos se
encuentran el usufructo, el uso, la habitación, la servidumbre, la hipoteca, la
anticresis y la prenda. Con relación al dueño de la cosa, este tipo de derechos
constituye cargas o gravámenes reales; las cosas se presumen sin gravamen,
excepto prueba en contrario, y toda duda sobre la existencia de un gravamen
real, su extensión o el modo de ejercicio, se interpreta a favor del titular del
bien gravado.
• Segunda Clasificación:
o Derechos Reales Principales: Son aquellos que existen por sí mismos. En
general, los derechos reales son principales, excepto ciertos casos en
particular.
o Derechos Reales Accesorios: Son aquellos que no existen por si mismos, sino
que están afianzando una obligación principal. Se encuentran en este grupo los
derechos accesorios de un crédito en función de garantía, que son la hipoteca,
la anticresis y la prenda.
• Tercera Clasificación:
o Derechos Reales Sobre Cosas Registrables: Son aquellos para los cuales la
ley requiere la inscripción de los títulos en el respectivo registro a los efectos
que correspondan.
o Derechos Reales Sobre Cosas No Registrables: Son aquellos en los cuales los
documentos portantes de derechos sobre su objeto no acceden a un registro a
los fines de su inscripción.

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Adquisición de los Derechos Reales:


La adquisición derivada por actos entre vivos de un derecho real requiere la concurrencia
de titulo y modo suficientes. Para que el titulo y el modo sean suficientes para adquirir un
derecho real, sus otorgantes deben ser capaces y estar legitimados al efecto.
Se entiende por titulo suficiente el acto jurídico revestido de las formas establecidas por la
ley, que tiene por finalidad transmitir o constituir el derecho real.
La tradición posesoria es modo suficiente para transmitir o constituir derechos reales que
se ejercen por la posesión. No es necesaria cuando la cosa es tenida a nombre del propietario
y éste por un acto jurídico pasa el dominio de ella al que la poseía a su nombre o cuando el
que la poseía a nombre del propietario principia a poseerla a nombre de otro; tampoco es
necesaria cuando el poseedor la transfiere a otro reservándose la tenencia y constituyéndose
en poseedor a nombre del adquirente. La inscripción registra! es modo suficiente para transmitir
o constituir derechos reales sobre cosas registrables en los casos legalmente previstos; y sobre
cosas no registrables, cuando el tipo del derecho así lo requiera. El primer uso es modo
suficiente de adquisición de la servidumbre positiva.
La adquisición o transmisión de derechos reales no son oponibles a terceros interesados y
de buena fe mientras no tengan publicidad suficiente. Se considera publicidad suficiente la
inscripción registra! o la posesión, según el caso. Si el modo consiste en una inscripción
constitutiva, la registración es presupuesto necesario suficiente para la oponibilidad del
derecho real. No pueden prevalerse de la falta de publicidad quienes participaron en los actos,
ni aquellos que conocían o debían conocer la existencia del título del derecho real.
El caso de adquisición legal se da cuando se adquieren por mero efecto de la ley, los
condominios con indivisión forzosa perdurable de accesorios indispensables al uso común de
varios inmuebles y de muros, cercos y fosos cuando el cerramiento es forzoso, y el que se
origina en la accesión de cosas muebles inseparables; la habitación del cónyuge y del
conviviente supérstite, y los derechos de los adquirentes y sub adquirentes de buena fe. La
posesión de buena fe del sub adquirente de cosas muebles no registrables que no sean
hurtadas o perdidas es suficiente para adquirir los derechos reales principales excepto que el
verdadero propietario pruebe que la adquisición fue gratuita. El juez no puede constituir un
derecho real o imponer su constitución, excepto disposición legal en contrario.
La prescripción adquisitiva es el modo por el cual el poseedor de una cosa adquiere un
derecho real sobre ella, mediante la posesión durante el tiempo fijado por la ley. La prescripción
adquisitiva de derechos reales con justo titulo y buena fe se produce sobre inmuebles por la
posesión durante diez años; si la cosa es mueble hurtada o perdida el plazo es de dos años; si
la cosa es registrable el plazo de la posesión útil se computa a partir de la registración del justo
titulo. Sí no existe justo titulo o buena fe, el plazo es de veinte años.
La posesión para prescribir debe ser ostensible y continua. El heredero continúa la
posesión de su causante; el sucesor particular puede unir su posesión a la de sus antecesores,
siempre que derive inmediatamente de las otras, de buena fe y ligadas por un vinculo jurídico.
El justo título para la prescripción adquisitiva es el que tiene por finalidad transmitir un
derecho real principal que se ejerce por la posesión, revestido de las formas exigidas para su
validez, cuando su otorgante no es capaz o no está legitimado al efecto. La buena fe requerida
en la relación posesoria consiste en no haber conocido ni podido conocer la falta de derecho a
ella; cuando se trata de cosas registrables, la buena fe requiere el examen previo de la
documentación y constancias registrales, así como el cumplimiento de los actos de verificación
pertinente establecidos en el respectivo régimen especial.
Se presume, salvo prueba en contrario, que la posesión se inicia en la fecha del justo titulo
o de su reqistración si ésta es constitutiva. La sentencia declarativa de prescripción breve tiene
efecto retroactivo al tiempo en que comienza la posesión, sin perjuicio de los derechos de
terceros interesados de buena fe. La sentencia que se dicta en los juicios de prescripción
adquisitiva, en proceso que debe ser contencioso, debe fijar la fecha en la cual, cumplido el
plazo de prescripción, se produce la adquisición del derecho real respectivo; la sentencia
declarativa de prescripción larga no tiene efecto retroactivo al tiempo en que comienza la
posesión. La resolución que confiere traslado de la demanda o de la excepción de prescripción
adquisitiva debe ordenar, de oficio, la anotación de la litis con relación al objeto, a fin de dar a
conocer la pretensión.
En cuanto a su transmisibilidad, el Código establece que todos los derechos reales son
transmisibles, excepto disposición legal en contrario.

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Sin perjuicio de los medios de extinción de todos los derechos patrimoniales y de los
especiales de los derechos reales, éstos se extinguen por la destrucción total de la cosa si la
ley no autoriza su reconstrucción, por su abandono y por la consolidación en los derechos
reales sobre cosa ajena.

Posesión y Tenencia:
Las relaciones de poder del sujeto con una cosa son la posesión y la tenencia.
Hay posesión cuando una persona, por sí o por medio de otra, ejerce un poder de hecho
sobre una cosa, comportándose como titular de un derecho real, lo sea o no. Se presume, a
menos que exista prueba en contrario, que es poseedor quien ejerce un poder de hecho sobre
una cosa; quien utiliza una cosa en virtud de una relación de dependencia, servicio, hospedaje
u hospitalidad se denomina servidor de la posesión.
Hay tenencia cuando una persona, por sí o por medio de otra, ejerce un poder de hecho
sobre una cosa, y se comporta como representante del poseedor.
El objeto de la posesión y de la tenencia es la cosa determinada. Se ejerce por una o
varias personas sobre la totalidad o una parte material de la cosa, y no pueden concurrir sobre
una cosa varias relaciones de poder de la misma especie que se excluyan entre sí.
Si media título se presume que la relación de poder comienza desde la fecha del titulo y
tiene la extensión que en él se indica; nadie puede cambiar la especie de su relación de poder
por su mera voluntad o por el solo transcurso del tiempo. Se pierde la posesión cuando el que
tiene la cosa a nombre del poseedor manifiesta por actos exteriores la intención de privar al
poseedor de disponer de la cosa y sus actos producen ese efecto.
Las relaciones de poder se presumen legítimas, a menos que exista prueba en contrario.
Son ilegítimas cuando no importan el ejercicio de un derecho real o personal constituido de
conformidad con las previsiones de la ley. El sujeto de la relación de poder sobre una cosa no
tiene obligación de producir su título a la posesión o a la tenencia, sino en el caso que deba
exhibirlo como obligación inherente a su relación de poder.
El sujeto de la relación de poder es de buena fe si no conoce, ni puede conocer que
carece de derecho, es decir, cuando por un error de hecho esencial y excusable está
persuadido de su legitimidad; la relación de poder se presume de buena fe, a menos que
exista prueba en contrario. La mala fe se presume en los siguientes casos: cuando el título es
de nulidad manifiesta; cuando se adquiere de persona que habitualmente no hace tradición de
esa clase de cosas y carece de medios para adquirirlas; cuando recae sobre ganado marcado
o señalado, si el diseño fue registrado por otra persona. La buena o mala fe se determina al
comienzo de la relación de poder y permanece invariable mientras no se produce una nueva
adquisición. No siendo posible determinar el tiempo en que comienza la mala fe, se debe estar
al día de la citación al juicio.
La posesión de mala fe es viciosa cuando es de cosas muebles adquiridas por hurto,
estafa o abuso de confianza; y cuando es de inmuebles, adquiridos por violencia,
clandestinidad o abuso de confianza. Los vicios de la posesión son relativos respecto de aquel
contra quien se ejercen. En todos los casos, sea por el mismo que causa el vicio o por sus
agentes, sea contra el poseedor o sus representantes.

Adquisición, Ejercicio, Conservación y Extinción del Poder:


Para adquirir una relación de poder sobre una cosa, ésta debe establecerse
voluntariamente por sujeto capaz, excepto las personas menores de edad, para quienes es
suficiente que tengan diez años; y por medio de un contacto con la cosa, de la posibilidad física
de establecerlo o cuando ella ingresa en el ámbito de custodia del adquirente.
Las relaciones de poder se adquieren por la tradición. Hay tradición cuando una parte
entrega una cosa a otra que la recibe. Debe consistir en la realización de actos materiales de
por lo menos una de las partes, que otorguen un poder de hecho sobre la cosa, los que no se
suplen, con relación a terceros, por la mera declaración del que entrega de darla a quien la
recibe o de éste de recibirla. También se considera hecha la tradición de cosas muebles, por la
entrega de conocimientos, cartas de porte, facturas u otros documentos de conformidad con las
reglas respectivas, sin oposición alguna, y si son remitidas por cuenta y orden de otro, cuando
el remitente las entrega a quien debe transportarlas, si el adquirente aprueba el envío.

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No es necesaria la tradición, cuando la cosa es tenida a nombre del propietario y éste


pasa la posesión a quien la tenia a su nombre o cuando el que la poseía a nombre del
propietario principia a poseerla a nombre de otro, quien la adquiere desde que el tenedor
queda notificado de la identidad del nuevo poseedor; tampoco es necesaria cuando el
poseedor la transfiere a otro, reservándose la tenencia y constituyéndose en representante del
nuevo poseedor. La posesión se adquiere asimismo por el apoderamiento de la cosa.
Para adquirir por tradición la posesión o la tenencia, la cosa debe estar libre de toda
relación excluyente y no debe mediar oposición alguna. La relación de poder sobre una cosa
compuesta de muchos cuerpos distintos y separados, pero unidos bajo un mismo nombre,
como un rebaño o una piara, abarca sólo las partes individuales que comprende la cosa.
Constituyen actos posesorios sobre la cosa los siguientes: su cultura, percepción de
frutos, amojonamiento o impresión de signos materiales, mejora, exclusión de terceros y, en
general, su apoderamiento por cualquier modo que se obtenga.
La relación de poder se conserva hasta su extinción, aunque su ejercicio esté impedido
·por alguna causa transitoria. Se presume, a menos que exista prueba en contrario, que el
sujeto actual de la posesión o de la tenencia que prueba haberla ejercitado anteriormente, la
mantuvo durante el tiempo intermedio. La posesión y la tenencia se extinguen cuando se
pierde el poder de hecho sobre la cosa; en particular, hay extinción cuando: se extingue la
cosa; otro priva al sujeto de la cosa; el sujeto se encuentra en la imposibilidad física perdurable
de ejercer la posesión o la tenencia; desaparece la probabilidad razonable de hallar la cosa
perdida; el sujeto hace abandono expreso y voluntario de la cosa.

Efectos de las Relaciones de Poder:


El poseedor y el tenedor tienen derecho a ejercer las servidumbres reales que
corresponden a la cosa que constituye su objeto; tienen el deber de restituir la cosa a quien
tenga el derecho de reclamarla aunque no se haya contraído obligación al efecto, y deben
respetar las cargas reales y las medidas judiciales inherentes a la cosa.
En cuanto a frutos y mejoras el Código establece una serie de conceptos a tener en
cuenta:
• Fruto Percibido: Es el que, separado de la cosa, es objeto de una nueva relación
posesoria. Si es fruto civil, se considera percibido el devengado y cobrado.
• Fruto Pendiente: Es aquel que todavía no fue percibido. Fruto civil pendiente es el
devengado y no cobrado.
• Mejora de Mero Mantenimiento: Es la reparación de deterioros menores originados por
el uso ordinario de la cosa.
• Meiora Necesaria: Es aquella reparación cuya realización es indispensable para la
conservación de la cosa.
• Meiora Útil: Es aquella beneficiosa para cualquier sujeto de la relación posesoria.
• Meiora Suntuaria: Es aquella de mero lujo, recreo o provecho exclusivo para quien la
hizo.
La buena fe del poseedor debe existir en cada hecho de percepción de frutos; y la buena o
mala fe del que sucede en la posesión de la cosa se juzga sólo con relación al sucesor y no por
la buena o mala fe de su antecesor, sea la sucesión universal o particular. El poseedor de
buena fe hace suyos los frutos percibidos y los naturales devengados no percibidos; el de mala
fe debe restituir los percibidos y los que por su culpa deja de percibir. Sea de buena o mala fe,
debe restituir los productos que haya obtenido de la cosa; los frutos pendientes corr<:lsponden a
quien tiene derecho a la restitución de la cosa.
El poseedor de buena fe no responde de la destrucción total o parcial de la cosa, sino
hasta la concurrencia del provecho subsistente. El de mala fe responde de la destrucción total
o parcial de la cosa, excepto que se hubiera producido igualmente de estar la cosa en poder de
quien tiene der<:lcho a su restitución. Si la posesión es viciosa, responde de la destrucción total
o parcial de la cosa, aunque se hubiera producido igualmente de estar la cosa en poder de
quien tiene derecho a su restitución. El sucesor particular sucede a su antecesor en las
obligaciones inherentes a la posesión sobre la cosa pero responde sólo con la cosa sobre la
cual recae el derecho real; el antecesor queda liberado, excepto estipulación o disposición
legal.
Ningún sujeto de relación de poder puede reclamar indemnización por las mejoras de
mero mantenimiento ni por las suntuarias. Estas últimas pueden ser retiradas si al hacerlo no

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se daña la cosa. Todo sujeto de una relación de poder puede reclamar el costo de las mejoras
necesarias, excepto que se hayan originado por su culpa si es de mala fe. Puede asimismo
reclamar el pago de las mejoras útiles pero sólo hasta el mayor valor adquirido por la cosa. Los
acrecentamientos originados por hechos de la naturaleza en ningún caso son indemnizables.
La posesión le otorga al adquirente los derechos reales sobre la cosa. A menos que
exista disposición legal en contrario, el poseedor debe satisfacer el pago total de los
impuestos, tasas y contribuciones que graven la cosa y cumplir la obligación de cerramiento.
El tenedor debe: conservar la cosa, aunque puede reclamar al poseedor el reintegro de los
gastos; individualizar y comunicar al poseedor de quien es representante· si se lo perturba en
razón de la cosa, y de no hacerlo, responde por los daños ocasionados al poseedor y pierde la
garantía por evicción, si ésta corresponde; restituir la cosa a quien tenga derecho a reclamarla,
previa citación fehaciente de los otros que la pretenden.

Derecho Real de Dominio:


El dominio es el derecho real en virtud del cual una cosa se encuentra sometida a la
voluntad y a la acción de una persona. Existen distintas clases de dominios, entre las que
podemos nombrar:
• Primera Clasificación:
o Dominio· Perfecto: Es el derecho real que otorga todas las facultades de
usar, gozar y disponer material y jurídicamente de una cosa, dentro de los
limites previstos por la ley. El dominio se presume perfecto hasta que se
pruebe lo contrario.
o • Dominio Imperfecto: Es aquel que está sometido a condición o plazo
resolutorios, o aquel en el que la cosa está gravada con cargas reales. Son
dominios imperfectos el revocable, el fiduciario y el desmembrado.
Dominio revocable es el sometido a condición o plazo resolutorios a cuyo
cumplimiento el dueño debe restituir la cosa a quien se la transmitió; la
condición o el plazo deben ser impuestos por disposición voluntaria expresa o
por la ley. Las condiciones resolutorias impuestas al dominio se deben
entender limitadas al término de diez años, aunque no pueda realizarse el
hecho previsto dentro de aquel plazo o éste sea mayor o incierto. Si los diez
años transcurren sin haberse producido la resolución, el dominio debe quedar
definitivamente establecido. El plazo se computa desde la fecha del título
constitutivo del dominio imperfecto.
El titular del dominio revocable tiene las mismas facultades que el dueño
perfecto, pero los actos jurídicos que realiza están sujetos a las consecuencias
de la extinción de su derecho. La revocación del do.minio de cosa registrable
tiene efecto retroactivo, excepto que lo contrario surja del título de adquisición
o de la ley. Cuando se trata de cosas no registrables, la revocación no tiene
efecto respecto de terceros sino en cuanto ellos, por razón de su mala fe,
tengan una obligación personal de restituir la cosa.
Al cumplirse el plazo o condición, el dueño revocable de una cosa queda
inmediatamente constituido en poseedor a nombre del dueño perfecto. Si la
cosa es registrable y el modo suficiente consiste en la inscripción constitutiva,
se requiere inscribir la readquisición; si la inscripción no es constitutiva, se
requiere a efecto de su oponibilidad.
Si la revocación es retroactiva el dueño perfecto readquiere el dominio libre
de todos los actos jurídicos realizados por el titular del dominio resuelto; si no
es retroactiva, los actos son oponibles al dueño.
• Segunda Clasificación:
o Dominio del Estado: Es el derecho sobre un conjunto de bienes que, de
acuerdo al ordenamiento jurídico, pertenecen a la comunidad política del
pueblo, hallándose destinados al uso público, directo o indirecto, de los
habitantes. A su vez, puede ser de dominio público o privado del Estado.
o Dominio de Particulares: Son aquellos derechos sobre bienes que no
pertenecen al Estado nacional, provincial o municipal, sin importar las personas
que los posean.
En cuanto a las características del dominio podemos nombrar:

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• Perpetuidad: No tiene limite en el tiempo y subsiste con independencia de su ejercicio.


No se extingue aunque el dueño no ejerza sus facultades o las ejerza otro, excepto
que éste adquiera el dominio por prescripción adquisitiva.
• Exclusividad: No puede tener más de un titular. Quien adquiere la cosa por un titulo, no
puede en adelante adquirirla por otro, si no es por lo que falta al titulo.
• Exclusión: El dueño puede excluir a extraños del uso, goce o disposición de la cosa,
remover por propia autoridad los objetos puestos en ella y encerrar sus inmuebles con
muros, cercos o fosos, sujetándose a las normas locales.
En cuanto a su contenido o extensión, el dominio de una cosa comprende los objetos que
forman un todo con ella o son sus accesorios. El dominio de una cosa inmueble se extiende al
subsuelo y al espacio aéreo, en la medida en que su aprovechamiento sea posible, excepto lo
dispuesto por normas especiales. Todas las construcciones, siembras o plantaciones
existentes en un inmueble pertenecen a su dueño, excepto lo dispuesto respecto de los
derechos de propiedad horizontal y superficie. Se presume que las construcciones, siembras o
plantaciones las hizo el dueño del inmueble, si no se prueba lo contrario.
Existen distintos modos especiales de adquisición del dominio, reconocidos y regulados por
nuestro Código. Podemos nombrar:
• Apropiación: El dominio de las cosas muebles no registrables sin dueño, se adquiere
por apropiación. Son susceptibles de apropiación las cosas abandonadas, los animales
que son el objeto de la caza y de la pesca, y el agua pluvial que caiga en lugares
públicos o corra por ellos. No son susceptibles de apropiación: las cosas perdidas (si la
cosa es de algún valor se presume que es perdida); los animales domésticos, aunque
escapen e ingresen en inmueble ajeno; los animales domesticados, mientras el dueño
no desista de perseguirlos; los tesoros.
El animal salvaje o el domesticado que recupera su libertad natural, pertenece al
cazador cuando lo toma o cae en su trampa. Mientras el cazador no desista de
perseguir al animal que hirió tiene derecho a la presa, aunque otro la tome o caiga en
su trampa. Pertenece al dueño del inmueble el animal cazado en él sin su autorización
expresa o tácita.
Quien pesca en aguas de uso público o está autorizado para pescar en otras aguas,
adquiere el dominio de la especie acuática que captura o extrae de su medio natural.
El dueño de un enjambre puede seguirlo a través de inmuebles ajenos, pero debe
indemnizar el daño que cause. Si no lo persigue o cesa en su intento, el enjambre
pertenece a quien lo tome. Cuando se incorpora a otro enjambre, es del dueño de éste.
• Adquisición de un Tesoro: Es tesoro toda cosa mueble de valor, sin dueño conocido,
oculta en otra cosa mueble o inmueble. No lo es la cosa de dominio público, ni la que
se encuentra en una sepultura de restos humanos mientras subsiste esa afectación.
Es descubridor del tesoro el primero que lo hace visible, aunque no sepa que es un
tesoro. El hallazgo debe ser casual y sólo tienen derecho a buscar tesoro en objeto
ajeno los titulares de derechos reales que se ejercen por la posesión, con excepción de
la prenda.
Si el tesoro es descubierto en una cosa propia, el tesoro pertenece al dueño en su
totalidad; si es parcialmente propia, le corresponde la mitad como descubridor y, sobre
la otra mitad, la proporción que tiene en la titularidad sobre la cosa. s·i el tesoro es
descubierto casualmente en una cosa ajena, pertenece por mitades al descubridor y al
dueño de la cosa donde se halló.
Los derechos del descubridor no pueden invocarse por la persona a la cual el dueño de
la cosa le encarga buscar un tesoro determinado, ni por quien busca sin su
autorización. Pueden ser invocados si al hallador simplemente se le advierte sobre la
mera posibilidad de encontrar un tesoro. Cuando alguien pretende que tiene un tesoro
que dice haber guardado en predio ajeno y quiere buscarlo, puede hacerlo sin
consentimiento del dueño del predio; debe designar el lugar en que se encuentra y
garantizar la indemnización de todo daño al propietario; si prueba su propiedad le
pertenece, pero si no se acredita, el tesoro pertenece íntegramente al dueño del
inmueble.
• Régimen de Cosas Perdidas: El que encuentra una cosa perdida no está obligado a
tomarla, pero si lo hace asume las obligaciones del depositario a título oneroso.
Debe restituirla inmediatamente a quien tenga derecho a reclamarla y si no lo

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individualiza, debe entregarla a la policía del lugar del hallazgo, quien debe dar
intervención al juez.
La restitución de la cosa a quien tiene derecho a reclamarla debe hacerse previo pago
de los gastos y de la recompensa. Si se ofrece recompensa, el hallador puede aceptar
la ofrecida o reclamar su fijación por el juez. Sin perjuicio de la recompensa, el dueño
de la cosa puede liberarse de todo otro reclamo del hallador transmitiéndole su
dominio. Transcurridos seis meses sin que se presente quien tiene derecho a
reclamarla, la cosa debe venderse en subasta pública; la venta puede anticiparse si la
cosa es perecedera o de conservación costosa. Deducidos los gastos y el importe de la
recompensa, el remanente pertenece a la ciudad o municipio del lugar en que se halló.
• Transformación y Accesión de Cosas Muebles: Hay adquisición del dominio por
transformación si alguien de buena fe con una cosa ajena, mediante su sola actividad o
la incorporación de otra cosa, hace una nueva con intención de adquirirla, sin que sea
posible volverla al estado anterior; en tal caso, sólo debe el valor de la primera.
Si la transformación se hace de mala fe, el dueño de la materia tiene derecho a ser
indemnizado de todo daño, si no prefiere tener la cosa en su nueva forma; en este caso
debe pagar al transformador su trabajo o el mayor valor que haya adquirido la cosa, a
su elección.
Si el transformador es de buena fe y la cosa transformada es reversible a su estado
anterior, el dueño de la materia es dueño de la nueva especie; en este caso debe
pagar al transformador su trabajo, pero puede optar por exigir el valor de los gastos de
la reversión. Si el transformador es de mala fe, y la cosa transformada es reversible a
su estado anterior, el dueño de la cosa puede optar por reclamar la cosa nueva sin
pagar nada al que la hizo o abdicaría con indemnización del valor de la materia y del
daño.
Si cosas muebles de distintos dueños acceden entre sí sin que medie hecho del
hombre y no es posible separarlas sin deteriorarlas o sin gastos excesivos, la cosa
nueva pertenece al dueño de la que tenía mayor valor económico al tiempo de la
accesión. Si es imposible determinar qué cosa tenía mayor valor, los propietarios
adquieren la nueva por partes iguales.
• Accesión de Cosas Inmuebles: Dentro de este modo de adquisición del dominio
podemos encontrar a diferentes sub modalidades. Éstas son:
o Aluvión: El acrecentamiento paulatino e insensible del inmueble confinante con
aguas durmientes o corrientes que se produce por sedimentación,
pertenece al dueño del inmueble. No hay acrecentamiento del dominio de los
particulares por aluvión si se provoca por obra del hombre, a menos que
tenga fines meramente defensivos. No existe aluvión si no hay adherencia de
la sedimentación al inmueble.
El acrecentamiento aluvional a lo largo de varios inmuebles se divide entre los
dueños, en proporción al frente de cada uno de ellos sobre la antigua ribera.
No constituye aluvión lo depositado· por las aguas que se encuentran
comprendidas en los límites del cauce del río determinado por la línea de ribera
que fija el promedio de las máximas crecidas ordinarias.
o Avulsión: El acrecentamiento del inmueble por la fuerza súbita de las aguas
que produce una adherencia natural pertenece al dueño del inmueble; también
le pertenece si ese acrecentamiento se origina en otra fuerza natural. Si se
desplaza parte de un inmueble hacia otro, su dueño puede reivindicarlo
mientras no se adhiera naturalmente. El dueño del otro inmueble no tiene
derecho para exigir su remoción, mas pasado el término de seis meses, las
adquiere por prescripción.
o Construcción, Siembra y Plantación: Si el dueño de un inmueble construye,
siembra o planta con materiales ajenos. los adquiere. pero debe su valor y. si
es de mala fe también debe los daños. Si la construcción. siembra o plantación
es realizada por un tercero, los materiales pertenecen al dueño del inmueble.
quien debe indemnizar el mayor valor adquirido. Si el tercero es de mala fe. el
dueño del inmueble puede exigirle que reponga la cosa al estado anterior a su
costa. a menos que la diferencia de valor sea importante. en cuyo caso debe el
valor de los materiales y el trabajo. si no prefiere abdicar su derecho con

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indemnización del valor del inmueble y del daño. Si la construcción, siembra o


plantación es realizada por un tercero con trabajo o materiales ajenos en
inmueble ajeno, quien efectúa el trabajo o quien provee los materiales no tiene
acción directa contra el dueño del inmueble, pero puede exigirle lo que deba al
tercero.
o Invasión de Inmueble Colindante: Quien construye en su inmueble, pero de
buena fe invade el inmueble colindante, puede obligar a su dueño a respetar lo
construido, si éste no se opuso inmediatamente de conocida la invasión. El
dueño del inmueble colindante puede exigir la indemnización del valor de la
parte invadida del inmueble; puede reclamar su adquisición total si se
menoscaba significativamente el aprovechamiento normal del inmueble y, en
su caso, la disminución del valor de la parte no invadida. Si el invasor no
indemniza, puede ser obligado a demoler lo construido.
Si el invasor es de mala fe y el dueño del fundo invadido se opuso
inmediatamente de conocida la invasión, éste puede pedir la demolición de lo
construido. Sin embargo, si resulta manifiestamente abusiva, el juez puede
rechazar la petición y ordenar la indemnización.
En relación a los limites del dominio, el Código establece que las limitaciones impuestas al
dominio privado en el interés público están regidas por el derecho administrativo. El
aprovechamiento y uso del dominio sobre inmuebles debe ejercerse de conformidad con las
normas administrativas aplicables en cada jurisdicción.
Los deberes impuestos por los limites al dominio no generan indemnización de daños, a
menos que por la actividad del hombre se agrave el perjuicio. En los actos a titulo oneroso es
nula la cláusula de no transmitir a persona alguna el dominio de una cosa determinada o de no
constituir sobre ella otros derechos reales; estas cláusulas son válidas si se refieren a persona
o personas determinadas. En los actos a título gratuito todas las cláusulas señaladas son
válidas si su plazo no excede de diez años; si la convención no fija plazo, o establece un plazo
incierto o superior a diez años, se considera celebrada por ese tiempo; es renovable de manera
expresa por un lapso que no exceda de diez años contados desde que se estableció. En los
actos por causa de muerte son nulas las cláusulas que afectan las porciones legítimas o
implican una sustitución fideicomisaria.
Las molestias que ocasionan el humo, calor, olores, luminosidad, ruidos, vibraciones o
inmisiones similares por el ejercicio de actividades en inmuebles vecinos, no deben exceder la
normal tolerancia teniendo en cuenta las condiciones del lugar y aunque medie autorización
administrativa para aquéllas. Según las circunstancias del caso, los jueces pueden disponer la
remoción de la causa de la molestia o su cesación y la indemnización de los daños. Para
disponer el cese de la inmisión, el juez debe ponderar especialmente el respeto debido al uso
regular de la propiedad, la prioridad en el uso, el interés general y las exigencias de la
producción.
El dueño de un inmueble colindante con cualquiera de las orillas de los cauces o sus
riberas, aptos para el transporte por agua, debe dejar libre una franja de terreno de quince
metros de ancho en toda la extensión del curso, en la que no puede hacer ningún acto que
menoscabe aquella actividad.
Los dueños de inmuebles linderos a un cauce no pueden realizar ninguna obra que altere
el curso natural de las aguas o modifique su dirección o velocidad, a menos que sea
meramente defensiva. Si alguno de ellos resulta perjudicado por trabajos del ribereño o de un
tercero, puede remover el obstáculo, construir obras defensivas o reparar las destruidas, con el
fin de restablecer las aguas a su estado anterior, y reclamar del autor el valor de los gastos
necesarios y la indemnización de los demás daños. Si el obstáculo se origina en un caso
fortuito, el Estado sólo debe restablecer las aguas a su estado anterior o pagar el valor de los
gastos necesarios para hacerlo.
Debe recibirse el agua, la arena o las piedras que se desplazan desde otro fundo si no han
sido degradadas ni hubo interferencia del hombre en su desplazamiento. Sin embargo, puede
derivarse el agua extraída artificialmente, la arena o las piedras que arrastra el agua, si se
prueba que no causan perjuicio a los inmuebles que las reciben.
Si es indispensable poner andamios u otras instalaciones provisorias en el inmueble
lindero, o dejar pasar a las personas que trabajan en la obra, el dueño del inmueble no puede
impedirlo, pero quien construye la obra debe reparar los daños causados.

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Excepto que una ley local disponga otras dimensiones, en los muros linderos no pueden
tenerse vistas que permitan la visión frontal a menor distancia que la de tres metros; ni vistas
laterales a menor distancia que la de sesenta centlmetros, medida perpendicularmente. En
ambos casos la distancia se mide desde el límite exterior de la zona de visión más cercana al
inmueble colindante. Excepto que una ley local disponga otras dimensiones, en el muro lindero
no pueden tenerse luces a menor altura que la de un metro ochenta centímetros, medida desde
la superficie más elevada del suelo frente a la abertura.
Quien tiene luces o vistas permitidas en un muro privativo no puede impedir que el
colindante ejerza regularmente su derecho de elevar otro muro, aunque lo prive de la luz o de
la vista. El dueño de un inmueble no puede tener árboles, arbustos u otras plantas que causan
molestias que exceden de la normal tolerancia. En tal caso, el dueño afectado puede exigir que
sean retirados, a menos que el corte de ramas sea suficiente para evitar las molestias. Si las
raíces penetran en su inmueble, el propietario puede cortarlas por sí mismo.

Condominio:
El condominio es el derecho real de propiedad· sobre una cosa que pertenece en común a
varias personas y que corresponde a cada una por una parte indivisa. Las partes de los
condóminos se presumen iguales, excepto que la ley o el titulo dispongan otra proporción.
El destino de la cosa común se determina por la convención, por la naturaleza de la cosa o
por el uso al cual estaba afectada de hecho. Cada condómino, conjunta o individualmente,
puede usar y gozar de la cosa común sin alterar su destino; no puede deteriorarla en su propio
interés u obstaculizar el ejercicio de iguales facultades por los restantes condóminos. Los
condóminos pueden convenir el uso y goce alternado de la cosa común o que se ejercite de
manera exclusiva y excluyente sobre determinadas partes materiales; el uso y goce excluyente
sobre toda la cosa, en medida mayor o calidad distinta a la convenida, no da derecho a
indemnización a los restantes condóminos, sino a partir de la oposición fehaciente y sólo en
beneficio del oponente.
Cada condómino puede enajenar y gravar la cosa en la medida de su parte indivisa sin el
asentimiento de los restantes condóminos; los acreedores pueden embargarla y ejecutarla sin
esperar el resultado de la partición que les es inoponible. La renuncia del condómino a su parte
acrece a los otros condóminos.
La disposición jurídica o material de la cosa, o de alguna parte determinada de ella, sólo
puede hacerse con la conformidad de todos los condóminos. No se requiere acuerdo para
realizar mejoras necesarias, y dentro de los límites de uso y goce de la cosa común, cada con-
dómino puede también, a su costa, hacer en la cosa mejoras útiles que sirvan a su mejor
aprovechamiento.
Cada condómino debe pagar los gastos de conservación y reparación de la cosa y las
mejoras necesarias y reembolsar a los otros lo que hayan pagado en exceso con relación a sus
partes indivisas; no puede liberarse de estas obligaciones por la renuncia a su derecho. El
condómino que abona tales gastos puede reclamar intereses desde la fecha del pago.
Si un condómino contrae deudas en beneficio de la comunidad, es el único obligado frente
al tercero acreedor, pero tiene acción contra los otros para el reembolso de lo pagado. Si todos
se obligaron sin expresión de cuotas y sin estipular solidaridad, deben satisfacer la deuda por
partes iguales. Quien ha pagado de más con respecto a la parte indivisa que le corresponde,
tiene derecho contra los otros, para que le restituyan lo pagado en esa proporción.
En cuanto a su administración, el Código establece que se lleva a cabo mediante la
asamblea de los condóminos si no es posible el uso y goce en común por razones atinentes a
la propia cosa o por la oposición de alguno de los condóminos. Todos los condóminos deben
ser informados de la finalidad de la convocatoria y citados a la asamblea en forma fehaciente y
con anticipación razonable; la resolución de la mayoría absoluta de los condóminos computada
según el valor de las partes indivisas aunque corresponda a uno solo, obliga a todos. En caso
de empate, debe decidir la suerte. No habiendo estipulación en contrario, los frutos de la cosa
común se deben dividir proporcionalmente al interés de los condóminos.
El condominio puede ser de dos tipos:
• Condominio Sin Indivisión Forzosa: Según lo que establece el Código, para él rigen las
reglas de la división de la herencia, en tanto sean compatibles. Excepto que se haya
convenido la indivisión, todo condómino puede, en cualquier tiempo, pedir la partición
de la cosa; la acción es imprescriptible. Sin perjuicio de lo dispuesto en las reglas para

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la división de la herencia, también se considera partición el supuesto en que uno de los


condóminos deviene propietario de toda la cosa.
• Condominio Con Indivisión Forzosa: Esta clasificación se subdivide, a su vez, en dos
grandes ramas. Éstas son:
o Condominio Con Indivisión Forzosa Temporaria: El condómino no puede
renunciar a ejercer la acción de partición por tiempo indeterminado. Los
condóminos pueden convenir suspender la partición por un plazo que no
exceda de diez años; si la convención no fija plazo o tiene un plazo incierto o
superior a diez años, se considera celebrada por ese tiempo. El plazo que sea
inferior a diez años puede ser ampliado hasta completar ese límite máximo.
Cuando la partición es nociva para cualquiera de los condóminos, por
circunstancias graves, o perjudicial a los intereses de todos o al
aprovechamiento de la cosa, según su naturaleza y destino económico, el juez
puede disponer su postergación por un término adecuado a las circunstancias
y que no exceda de cinco años. Este término es renovable por una vez.
A petición de parte, siempre que concurran circunstancias graves, el juez
puede autorizar la partición antes del tiempo previsto, haya sido la indivisión
convenida u ordenada judicialmente. Las cláusulas de indivisión o el cese
anticipado de la indivisión sólo producen efecto respecto de terceros cuando se
inscriban en el respectivo registro de la propiedad.
o Condominio Con Indivisión Forzosa Perdurable: Dentro de esta sub
clasificación podemos encontrar otra división, identificando los siguientes
elementos:
• Condominio Sobre Accesorios Indispensables: Existe indivisión forzosa
cuando el condominio recae sobre cosas afectadas como accesorios
indispensables al uso común de dos o más heredades (porciones de
terreno de un mismo dueño) que pertenecen a diversos propietarios.
Mientras subsiste la afectación, ninguno de los condóminos puede
pedir la división. Cada condómino sólo puede usar la cosa común para
la necesidad de los inmuebles a los que está afectada y sin perjudicar
el derecho igual de los restantes condóminos.
• Condominio sobre Muros, Cercos y Fosos: El Código regula las
denominaciones del muro, cerco o foso, identificando diferentes
conceptos. Podemos nombrar:
., Lindero, Separativo o Divisorio: Demarca un inmueble y lo
delimita del inmueble colindante .
., Encaballado: Es el lindero que se asienta parcialmente en cada
uno de los inmuebles colindantes .
., Contiguo: Es el lindero que se asienta totalmente en uno de los
inmuebles colindantes, de modo que el filo coincide con el
límite separativo .
., Medianero: Es el lindero que es común y pertenece en
condominio a ambos colindantes .
., Privativo o Exclusivo: Es el lindero que pertenece a uno solo de
los colindantes .
., De Cerramiento: Es el lindero de cerramiento forzoso, sea
encaballado o contiguo .
., De Elevación: Es el lindero que excede la altura del muro de
cerramiento .
., Enterrado: Es el ubicado debajo del nivel del suelo sin servir d.e
cimiento a una construcción en la superficie.
Cada uno de los propietarios de inmuebles ubicados en un núcleo de
población o en sus arrabales tiene frente al titular colindante, el
derecho y la obligación recíprocos, de construir un muro lindero de
cerramiento, al que puede encaballar en el inmueble colindante, hasta
la mitad de su espesor. El muro de cerramiento forzoso debe ser
estable, aislante y de altura no menor a tres metros contados desde la
intersección del límite con la superficie de los inmuebles.

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El muro de cerramiento forzoso es medianero hasta la altura de tres


metros. También es medianero el muro de elevación, si el titular
colindante de un derecho real sobre cosa total o parcialmente propia,
adquiere la copropiedad por contrato con quien lo construye o por
prescripción adquisitiva.
A menos que se pruebe lo contrario, el muro lindero entre dos edificios
de una altura mayor a los tres metros, se presume medianero desde
esa altura hasta la linea común de elevación. A partir de esa altura se
presume privativo del dueño del edificio más alto.
La prueba del carácter medianero o privativo de un muro o la que
desvirtúa las presunciones legales al respecto, debe provenir de
instrumento público o privado que contenga actos comunes a los dos
titulares colindantes, o a sus antecesores, o surgir de signos materiales
inequívocos. La prueba resultante de los títulos prevalece sobre la de
los signos.
El que construye el muro de cerramiento contiguo tiene derecho a
reclamar al titular colindante la mitad del valor del terreno, del muro y
de sus cimientos. Sí lo construye encaballado, sólo puede exigir la
mitad del valor del muro y de sus cimientos.
El titular colindante de un muro de elevación o enterrado, sólo tiene
derecho a adquirir la medianería como está construido, aunque exceda
los estándares del lugar. El que construye el muro de elevación sólo
tiene derecho a reclamar al titular colindante la mitad del valor del
muro, desde que éste lo utilice efectivamente para sus fines
específicos. El mismo derecho tiene quien construye un muro
enterrado, o quien prolonga el muro preexistente en profundidad mayor
que la requerida para su cimentación.
El titular colindante tiene la obligación de pagar el muro de cerramiento
en toda su longitud y el de elevación sólo en la parte que utilice
efectivamente. El valor computable de la medianería es el del muro,
cimientos o terreno, según corresponda, a la fecha de la mora. El curso
de la prescripción de la acción de cobro de la medianería respecto al
muro de cerramiento se inicia desde el comienzo de su construcción; y
respecto al de elevación o al enterrado, desde su utilización efectiva
por el titular colindante.
El condómino puede adosar construcciones al muro, anclarlas en él,
empotrar todo tipo de tirantes y abrir cavidades, aun en la totalidad de
su espesor, siempre que del ejercicio regular de ese derecho no
resulte peligro para la solidez del muro; puede prolongar el muro
lindero en altura o profundidad, a su costa, sin indemnizar al otro
condómino por el mayor peso que cargue sobre el muro. Si el ejercicio
de estas facultades genera perjuicio para el condómino, éste puede
pedir que el muro se restituya a su estado anterior, total o
parcialmente.
El condómino puede demoler el muro lindero cuando necesite
hacerlo más firme, pero debe reconstruirlo con altura y estabilidad no
menores que las del demolido. Si para la reconstrucción se utiliza una
superficie mayor que la anterior, debe ser tomada del terreno del que
la realiza y el nuevo muro, aunque construido por uno de los
propietarios, es medianero hasta la altura del antiguo y en todo su
espesor. La reconstrucción debe realizarla a su costa, y el otro
condómino no puede reclamar indemnización por las meras molestias,
si la reconstrucción es efectuada con la diligencia adecuada según las
reglas del arte.
Los condóminos están obligados, en la proporción de sus derechos, a
pagar los gastos de reparaciones o reconstrucciones de la pared como
mejoras necesarias, pero no están obligados si se trata de gastos de

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mejoras útiles o suntuarias que no son beneficiosas para el titular


colindante.
El condómino requerido para el pago de créditos originados por la
construcción, conservación o reconstrucción de un muro, puede
liberarse mediante la abdicación de su derecho de medianería aun en
los lugares donde el cerramiento es forzoso, a menos que el muro
forme parte de una construcción que le pertenece o la deuda se haya
originado en un hecho propio. No puede liberarse mediante la
abdicación del derecho sobre el muro elevado o enterrado si mantiene
su derecho sobre el muro de cerramiento. La abdicación del derecho
de medianería por el condómino implica enajenar todo derecho sobre
el muro y el terreno en el que se asienta. El que abdicó la medianería
puede readquirirla en cualquier tiempo pagándola, como si nunca la
hubiera tenido antes.
El titular de un derecho real sobre cosa total o parcialmente propia, de
un inmueble ubicado fuera de un núcleo de población o de sus
aledaños, tiene el derecho a levantar o excavar un cerramiento,
aunque no sea un muro en los términos del cerramiento forzoso.
También tiene la obligación de contribuir al cerramiento si su predio
queda completamente cerrado.
El cerramiento es siempre medianero, aunque sea excavado. El que
realiza el cerramiento tiene derecho a reclamar al condómino la mitad
del valor que corresponde a un cerramiento efectuado conforme a los
estándares del lugar.
Es medianero el árbol y arbusto contiguo o encaballado con relación
a muros, cercos o fosos linderos, tanto en predios rurales como
urbanos. Cualquiera de los condóminos puede exigir, en cualquier
tiempo, si le causa perjuicio, que el árbol o arbusto sea arrancado a
costa de ambos, excepto que se lo pueda evitar mediante el corte de
ramas o raíces. Si el árbol o arbusto se cae o seca, sólo puede
reemplazarse con el consentimiento de ambos condóminos.

Propiedad Horizontal:
La propiedád horizontal es el derecho real que se ejerce sobre un inmueble propio que
otorga a su titular facultades de uso, goce y disposición material y jurídica que se ejercen sobre
partes privativas y sobre partes comunes de un edificio. A los fines de la división jurídica del
edificio, el titular de dominio o los condóminos deben redactar, por escritura pública, el
reglamento de propiedad horizontal que debe inscribirse en el registro inmobiliario.
El derecho de propiedad horizontal se determina en la unidad funcional, que consiste en
pisos, departamentos, locales u otros espacios susceptibles de aprovechamiento por su
naturaleza o destino, que tengan independencia funcional y comunicación con la vía pública,
directamente o por un pasaje común. La propiedad de la unidad funcional comprende la parte
indivisa del terreno, de las cosas y partes de uso común del inmueble o indispensables para
mantener su seguridad, y puede abarcar una o más unidades complementarias destinadas a
servirla.
Son comunes a todas o a algunas de las unidades funcionales las cosas y partes de uso
común de ellas o indispensables para mantener su seguridad y las que se determinan en el
reglamento de propiedad horizontal. Las cosas y partes cuyo uso no está determinado, se
consideran· comunes; sobre estas cosas y partes ningún propietario puede alegar derecho
exclusivo, sin perjuicio de su afectación exclusiva a una o varias unidades funcionales. Cada
propietario puede usar las cosas y partes comunes conforme a su destino, sin perjudicar o
restringir los derechos de los otros propietarios.
Son cosas y partes necesariamente comunes: el terreno; los pasillos, vías o elementos
que comunican unidades entre sí y a éstas con el exterior; los techos, azoteas, terrazas y
patios solares; los cimientos, columnas, vigas portantes, muros maestros y demás
estructuras, incluso las de balcones, indispensables para mantener la seguridad; los locales e
instalaciones de los servicios centrales; las cañerías que conducen fluidos o energía en toda su
extensión, y los cableados hasta su ingreso en la unidad funcional; la vivienda para alojamiento

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del encargado; los ascensores, montacargas y escaleras mecánicas; los muros exteriores y
los divisorios de unidades entre sí y con cosas y partes comunes; las instalaciones
necesarias para el acceso y circulación de personas con discapacidad, fijas o móviles, externas
a la unidad funcional, y las vías de evacuación alternativas para casos de siniestros; todos los
artefactos o instalaciones existentes para servicios de beneficio común; los locales destinados
a sanitarios o vestuario del personal que trabaja para el consorcio. Son cosas y partes
comunes no indispensables: la piscina; el solárium; el gimnasio; el lavadero; y el salón de usos
múltiples.
Son cosas y partes necesariamente propias, aquellas comprendidas en el volumen
limitado por sus estructuras divisorias, los tabiques internos no portantes, las puertas,
ventanas, artefactos y los revestimientos, incluso de los balcones. También son propias las
cosas y partes que, susceptibles de un derecho exclusivo, son previstas como tales en el
reglamento de propiedad horizontal, sin perjuicio de las restricciones que impone la convivencia
ordenada.
El Código establece las facultades y obligaciones de los propietarios. Podemos nombrar:
• Facultades de los Propietarios: Cada propietario puede, sin necesidad de
consentimiento de los demás, enajenar la unidad funcional que le pertenece o constituir
sobre ella derechos reales o personales. La constitución, transmisión o extinción de un
derecho real, gravamen o embargo sobre la unidad funcional, comprende a las cosas y
partes comunes y a la unidad complementaria, y no puede realizarse separadamente
de éstas.
• Obligaciones de los Propietarios: Cada uno de los propietarios está obligado a:
o Cumplir con las disposiciones del reglamento de propiedad horizontal y del
reglamento interno.
o Conservar en buen estado su unidad funcional.
o Pagar expensas comunes ordinarias y extraordinarias en la proporción de su
parte indivisa.
o Contribuir a la integración del fondo de reserva (si hay).
o Permitir el acceso a su unidad funcional para realizar reparaciones de cosas y
partes comunes y de bienes del consorcio, como asimismo para verificar el
funcionamiento de cocinas, calefones, estufas y otras cosas riesgosas o para
controlar los trabajos de su instalación.
o Notificar fehacientemente al administrador su domicilio especial si opta por
constituir uno diferente del de la unidad funcional.
o Atender los gastos de conservación y reparación de su propia unidad funcional.
En cuanto a las modificaciones en cosas y partes comunes, el Código establece una serie
de disposiciones a tener en cuenta. Éstas son:
• Meiora u Obra Nueva: Para realizar mejoras u obras nuevas sobre cosas y partes
comunes, los propietarios o el consorcio requieren consentimiento de la mayoría de los
propietarios, previo informe técnico de un profesional autorizado. Quien solicita la
autorización si le es denegada o la minoría afectada en su interés particular que se
opone a la autorización si se concede, tienen acción para que el juez deje sin efecto la
decisión de la asamblea; el juez debe evaluar si la mejora u obra nueva es de costo
excesivo, contraria al reglamento o a la ley, y si afecta la seguridad, solidez, salubridad,
destino y aspeéto arquitectónico exterior o interior del inmueble. La resolución de la
mayoría no se suspende sin una orden judicial expresa.
Si la mejora u obra nueva, realizada por un propietario o por el consorcio sobre cosas y
partes comunes, gravita o modifica la estructura del inmueble de una manera
sustancial, debe realizarse con el acuerdo unánime de los propietarios. También
requiere unanimidad la mejora u obra nueva sobre cosas y partes comunes en interés
particular que sólo beneficia a un propietario; en este caso el beneficiario debe efectuar
la mejora a su costa y soportar los gastos de la modificación del reglamento de
propiedad horizontal y de su inscripción, si hubiera lugar a ellos.
• Reparaciones Urgentes: Cualquier propietario, en ausencia del administrador y de
los integrantes del consejo de propietarios, puede realizar reparaciones urgentes en las
cosas y partes comunes, con carácter de gestor de negocios. Si el gasto resulta
injustificado, el consorcio puede negar el reintegro total o parcial y exigir, si
corresponde, la restitución de los bienes a su estado anterior, a costa del propietario.

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• Grave Deterioro o Destrucción del Edificio: En este caso, la asamblea por mayoría que
represente más de la mitad del valor, puede resolver su demolición y la venta del
terreno y de los materiales, la reparación o la reconstrucción. Si resuelve la
reconstrucción, la minoría no puede ser obligada a contribuir a ella, y puede liberarse
por transmisión de sus derechos a terceros dispuestos a emprender la obra; ante la
ausencia de interesados, la mayoría puede adquirir la parte de los disconformes, según
valuación judicial.
En cuanto al reglamento de propiedad horizontal, debemos tener en cuenta el contenido
del mismo. De acuerdo a lo que establece el Código, el reglamento debe contener:
• La determinación del terreno, y de las unidades funcionales y complementarias.
• La enumeración de los bienes propios, y de las cosas y partes comunes.
• La composición del patrimonio del consorcio.
• La determinación de la parte proporcional indivisa de cada unidad, y de la proporción
en el pago de las expensas comunes.
• El uso y goce de las cosas y partes comunes, y de los bienes del consorcio.
• Destino de las unidades funcionales y de las partes comunes.
• Las facultades especiales de las asambleas de propietarios.
• La determinación de la forma de convocar la reunión de propietarios, su periodicidad y
su forma de notificación.
• La especificación de limitaciones a la cantidad de cartas poderes que puede detentar
cada titular de unidad funcional para representar a otros en asambleas.
• La determinación de las mayorías necesarias para las distintas decisiones y para
modificar el reglamento de propiedad horizontal.
• La forma de computar las mayorías.
• La determinación de eventuales prohibiciones para la disposición o locación de
unidades complementarías hacia terceros no propietarios.
• La designación, facultades y obligaciones especiales del administrador; el plazo de
ejercicio de su función.
• La fijación del ejercicio financiero del consorcio.
• Las facultades especiales del consejo de propietarios.
El consorcio es la persona jurídica formada por el conjunto de los propietarios de las
unidades funcionales; tiene su domicilio en el inmueble. La personalidad del consorcio se
extingue por la desafectacíón del inmueble del régimen de propiedad horizontal, sea por
acuerdo unánime de los propietarios instrumentado en escritura pública o por resolución
judicial, inscripta en el registro inmobiliario. Sus órganos son:
• Asamblea: Es la reunión de propietarios facultada para resolver las cuestiones que le
son atribuidas especialmente por la ley o por el reglamento de propiedad horizontal,
aquellas atribuidas al administrador o al consejo de propietarios cuando le son
sometidas por cualquiera de éstos o por quien representa el cinco por ciento de las
partes proporcionales indivisas con relación al conjunto, las cuestiones sobre la
conformidad con el nombramiento y despido del personal del consorcio y aquellas no
contempladas como atribuciones del administrador o del consejo de propietarios.
Los propietarios deben ser convocados a la asamblea en la forma prevista en. el
reglamento de propiedad horizontal. La asamblea puede auto convocarse para
deliberar; en este caso, las decisiones que se adopten son válidas si la auto
convocatoria y el temario a tratar se aprueban por una mayoría de dos tercios de la
totalidad de los propietarios; son igualmente válidas las decisiones tomadas por
voluntad unánime del total de los propietarios aunque no lo hagan en asamblea.
Las decisiones de la asamblea se adoptan por mayoría absoluta computada sobre la
totalidad de los propietarios de las unidades funcionales y se forma con la doble
exigencia del número de unidades y de las partes proporcionales indivisas de éstas con
relación al conjunto. La mayoría de los presentes puede proponer decisiones, las que
deben comunicarse por medio fehaciente a los propietarios ausentes y se tienen
por aprobadas a los quince días de notificados, excepto que éstos se opongan antes
por igual medio, con mayoría suficiente. El derecho a promover acción judicial de
nulidad de la asamblea caduca a los treinta días contados desde la fecha de la
asamblea.

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Es obligatorio llevar un Libro de Actas de Asamblea y un Libro de Registro de firmas de


los propietarios. Debe labrarse acta de cada asamblea en el libro respectivo, en el que
los presentes deben firmar como constancia de su asistencia. Las firmas que suscriben
cada asamblea deben ser cotejadas por el administrador con las firmas originales
registradas. Las actas deben confeccionarse por un secretario de actas elegido por los
propietarios; éstas deben contener el resumen de lo deliberado y la transcripción
de las decisiones adoptadas o, en su caso, propuestas por la mayoría de los
presentes, y ser firmadas por el presidente de la asamblea y dos propietarios; al pie de
cada acta, el administrador debe dejar constancia de las comunicaciones enviadas a
los ausentes, de las oposiciones recibidas y de las eventuales conformidades
expresas.
Si el administrador o el consejo de propietarios, en subsidio, omiten convocar a la
asamblea, los propietarios que representan el. diez por ciento del total pueden solicitar
al juez la convocatoria de una asamblea judicial. El juez debe fijar una audiencia a
realizarse en su presencia a la que debe convocar a los propietarios. La asamblea
judicial puede resolver con mayoría simple de presentes. Si no llega a una decisión,
decide el juez en forma sumarísima. Asimismo, y si corresponde, el juez puede
disponer medidas cautelares para regularizar la situación del consorcio.
• Conseio de Propietarios: Es un órgano integrado por propietarios y designado por la
asamblea, que posee las siguientes atribuciones:
o Convocar a la asamblea y redactar el orden del día si por cualquier causa el
administrador omite hacerlo.
o Controlar los aspectos económicos y financieros del consorcio.
o Autorizar al administrador para disponer del fondo de reserva, ante gastos
imprevistos y mayores que los ordinarios.
o Ejercer la administración del consorcio en caso de vacancia o ausencia del
administrador y convocar a la asamblea si el cargo está vacante dentro de los
treinta días de producida la vacancia.
• Administrador: Es el representante legal del consorcio con el carácter de mandatario;
puede serlo un propietario o un tercero, persona humana o jurídica. El primer
administrador se designa en el reglamento de propiedad horizontal, y los sucesivos son
nombrados por la asamblea, la que también puede removerlos sin expresión de causa.
El administrador tiene los derechos y obligaciones impuestos por la ley, el reglamento y
la asamblea de propietarios. En especial debe:
o Convocar a la asamblea y redactar el orden del día.
o Ejecutar las decisiones de la asamblea.
o Atender a la conservación de las cosas y partes comunes y a la seguridad de la
estructura del edificio y dar cumplimiento a todas las normas de seguridad y
verificaciones impuestas por las reglamentaciones locales.
o Practicar la cuenta de expensas y recaudar los fondos necesarios para
satisfacerlas.
o Rendir cuenta documentada dentro de los sesenta días de la fecha de cierre
del ejercicio financiero fijado en el reglamento de propiedad horizontal.
o Nombrar y despedir al personal del consorcio, con acuerdo de la asamblea.
o Cumplir con las obligaciones derivadas de la legislación laboral, previsional y
tributaria,
o Mantener asegurado el inmueble con un seguro• integral de consorcios que
incluya incendio, responsabilidad civil y demás riesgos de práctica, aparte de
asegurar otros riesgos que la asamblea resuelva cubrir.
o Llevar en legal forma los libros de actas, de administración, de registro de
propietarios, de registros de firmas y cualquier otro que exija la reglamentación
local. También debe archivar cronológicamente las liquidaciones de expensas,
y conservar todos los antecedentes documentales de la constitución del
consorcio y de las sucesivas administraciones.
o En caso de renuncia o remoción, dentro de los quince días hábiles debe
entregar al consejo de propietarios los activos existentes, libros y documentos
del consorcio, y rendir cuentas documentadas.

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o Notificar a todos los propietarios inmediatamente, de la existencia de reclamos


administrativos o judiciales que afecten al consorcio.
o Expedir el certificado de deudas y de créditos del consorcio por todo concepto
con constancia de la existencia de reclamos administrativos o judiciales e
información sobre los seguros vigentes.
o Representar al consorcio en todas las gestiones administrativas y judiciales
como mandatario exclusivo con todas las facultades propias de su carácter de
representante legal.
En cuanto a subconsorcios, el Código establece que en edificios cuya estructura o
naturaleza lo haga conveniente, el reglamento de propiedad horizontal puede prever la
existencia de sectores con independencia funcional o administrativa, en todo aquello que no
gravita sobre el edificio en general. Cada sector puede tener una sub asamblea, cuyo
funcionamiento y atribuciones deben regularse especialmente y puede designarse a un
subadministrador del sector. Frente a terceros responde todo el consorcio sin tener en cuenta
los diversos sectores que lo integran.

Prehorizontalidad:
La prehorizontalidad es el estado de un inmueble en el que se va a construir o se está
construyendo un edificio con la intención de someterlo luego al régimen de propiedad
horizontal.
Para poder celebrar contratos sobre unidades construidas o proyectadas bajo el régimen
de propiedad horizontal, el titular del dominio del inmueble debe constituir un seguro a favor del
adquirente, para el riesgo del fracaso de la operación de acuerdo a lo convenido por cualquier
razón, y cuya cobertura comprenda el reintegro de las cuotas abonadas con más un interés
retributivo o, en su caso, la liberación de todos los gravámenes que el adquirente no asume en
el contrato preliminar. El incumplimiento de esta obligación priva al titular del dominio de todo
derecho contra el adquirente a menos que cumpla íntegramente con sus obligaciones, pero no
priva al adquirente de sus derechos contra el enajenante.
Están excluidos de este régimen los contratos siguientes: aquellos en los que la
constitución de la propiedad horizontal resulta de la partición o liquidación de comuniones de
cosas o bienes, o de la liquidación de personas jurídicas; los que versan sobre inmuebles del
dominio privado del Estado; los concernientes a construcciones realizadas con financiamiento o
fideicomiso de organismos oficiales o de entidades financieras especialmente calificadas por el
organismo de control.

Conjuntos Inmobiliarios:
Son conjuntos inmobiliarios los clubes de campo, barrios cerrados o privados, parques
industriales, empresariales o náuticos, o cualquier otro emprendimiento urbanístico
independientemente del destino de vivienda permanente o temporaria, laboral, comercial o
empresarial que tenga, comprendidos asimismo aquellos que contemplan usos mixtos.
Son elementos característicos de estas urbanizaciones, los siguientes: cerramiento, partes
comunes y privativas, estado de indivisión forzosa y perpetua de las partes, lugares y bienes
comunes, reglamento por el que se establecen órganos de funcionamiento, limitaciones y
restricciones a los derechos particulares y régimen disciplinario, obligación de contribuir con los
gastos y cargas comunes y entidad con personería jurídica que agrupe a los propietarios de las
unidades privativas.
En cuanto al marco legal, los diferentes aspectos de los conjuntos inmobiliarios se rigen
por las normas administrativas aplicables en cada jurisdicción. Deben someterse a la normativa
de la propiedad horizontal, con algunas modificaciones en ciertos casos, establecidas por el
Código; éstas son:
• Cosas y Partes Necesariamente Comunes: Partes y lugares del terreno destinadas a
vías de circulación, acceso y comunicación, áreas específicas destinadas al desarrollo
de actividades deportivas, recreativas y sociales, instalaciones y servicios comunes, y
todo otro bien afectado al uso comunitario, calificado como tal por el respectivo
reglamento de propiedad horizontal que regula el emprendimiento. Las cosas y partes
cuyo carácter de comunes o propias no esté determinado se consideran comunes.
• Cosas y Partes Privativas: La unidad funcional que constituye parte privativa puede
hallarse construida o en proceso de construcción, y debe reunir los requisitos de

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independencia funcional según su destino y salida a la vía pública por vía directa o
indirecta.
• Facultades y Obligaciones del Propietario: Cada propietario debe ejercer su derecho
dentro del marco establecido en la presente normativa, con los límites y restricciones
que surgen del respectivo reglamento de propiedad horizontal del conjunto inmobiliario,
y teniendo en miras el mantenimiento de una buena y normal convivencia y la
protección de valores paisajísticos, arquitectónicos y ecológicos.
• Localización y Límites Perimetrales: La localización de los conjuntos inmobiliarios
depende de lo que dispongan las normas provinciales y municipales aplicables. Los
límites perimetrales de los conjuntos inmobiliarios y el control de acceso pueden
materializarse mediante cerramientos en la forma en que las reglamentaciones locales,
provinciales o municipales establecen, en función de aspectos urbanísticos y de
seguridad.
• Limitaciones y Restricciones Reglamentarias: El reglamento de propiedad horizontal
puede establecer limitaciones edilicias o de otra índole, crear servidumbres y
restricciones a los dominios particulares, como así también fijar reglas de convivencia,
todo ello en miras al beneficio de la comunidad urbanística.
• Gastos y Contribuciones: Los propietarios están obligados a pagar las expensas,
gastos y erogaciones comunes para el correcto mantenimiento y funcionamiento del
conjunto inmobiliario en la proporción que a tal efecto establece el reglamento de
propiedad horizontal.
• Cesión de la Unidad: El reglamento del conjunto inmobiliario puede establecer
condiciones y pautas para el ejercicio del derecho de uso y goce de los espacios e
instalaciones comunes por parte de terceros en los casos en que los titulares del
dominio de las unidades particulares ceden temporariamente, en forma total o parcial,
por cualquier titulo o derecho, real o personal, el uso y goce de su unidad funcional.
• Régimen de Invitados y Admisión de Usuarios No Propietarios: El reglamento puede
establecer la extensión del uso y goce de los espacios e instalaciones comunes a
aquellas personas que integran el grupo familiar del propietario de la unidad funcional y
prever un régimen de invitados y admisión de usuarios no propietarios de dichos
bienes, con las características y bajo las condiciones que, a tal efecto, dicte el
consorcio de propietarios.
• Servidumbres y Otros Derechos Reales: Pueden establecerse servidumbres u otros
derechos reales de los conjuntos inmobiliarios entre si o con terceros conjuntos, a fin
de permitir un mejor aprovechamiento de los espacios e instalaciones comunes. Estas
decisiones conforman modificación del reglamento y deben decidirse con la
mayoría propia de tal reforma, según la prevea el reglamento.
• Transmisión de Unidades: El reglamento de propiedad horizontal puede prever
limitaciones pero no impedir la libre transmisión y consiguiente adquisición de unidades
funcionales dentro del conjunto inmobiliario, pudiendo establecer un derecho de
preferencia en la adquisición a favor del consorcio de propietarios o del resto de
propietarios de las unidades privativas.
• Sanciones: Ante conductas graves o reiteradas de los titulares de las unidades
funcionales violatorias del reglamento de propiedad horizontal, el consorcio de
propietarios puede aplicar las sanciones previstas en ese instrumento.

Tiempo Compartido:
Se considera que existe tiempo compartido si uno o más bienes están afectados a su uso
periódico y por turnos, para alojamiento, hospedaje, comercio, turismo, industria u otros fines y
para brindar las prestaciones compatibles con su destino. El tiempo compartido se integra con
inmuebles y muebles, en tanto la naturaleza de éstos sea compatible con los fines
mencionados.
La constitución de un tiempo compartido requiere la afectación de uno o más objetos a la
finalidad de aprovechamiento periódico y por turnos, la que, en caso de tratarse de inmuebles,
debe formalizarse por escritura pública, que debe contener los requisitos establecidos en la
normativa especial. El instrumento de afectación de un tiempo compartido debe ser otorgado
por el titular del dominio; en el supuesto en que dicho titular no coincida con la persona del
emprendedor, éste debe comparecer a prestar su consentimiento a la afectación

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instrumentada. Los bienes deben estar libres de gravámenes y restricciones; el emprendedor,


el propietario, el administrador y el comercializador no deben estar inhibidos para disponer de
sus bienes.
El instrumento de afectación debe ser inscripto en el respectivo Registro de la Propiedad y
en el Registro de Prestadores y Establecimientos afectados a Sistemas de Tiempo Compartido
previsto en la ley especial, previo a todo anuncio, ofrecimiento o promoción comercial. Esta
inscripción determina: la prohibición al propietario y al emprendedor de modificar el destino
previsto en el instrumento; la oponibilidad de los derechos de los usuarios del tiempo
compartido, que no pueden ser alterados o disminuidos por sucesores particulares o
universales, ni por terceros acreedores del propietario o del emprendedor, ni siquiera en caso
de concurso o quiebra.
En cuanto a los deberes del emprendedor, podemos nombrar:
• Establecer el régimen de utilización y administración de las cosas y servicios que
forman parte del tiempo compartido y controlar el cumplimiento de las obligaciones a
cargo del administrador.
• Habilitar un Registro de Titulares, que debe supervisar la autoridad de aplicación, en el
que deben asentarse los datos personales de los usuarios y su domicilio, períodos de
uso, el o los establecimientos a los que corresponden, tipo, extensión y categoría de
las unidades, y los cambios de titularidad.
• Garantizar el ejercicio del derecho de los usuarios, en la oportunidad y condiciones
comprometidas.
• Abonar las cuotas por gastos del sistema de las unidades no enajenadas.
En cuanto a los deberes de los usuarios del tiempo compartido, podemos nombrar:
• Ejercer su derecho conforme a su naturaleza y destino, sin alterarlos ni sustituirlos y sin
impedir a otros usuarios disfrutar de los turnos que les corresponden.
• Responder por los daños a la unidad, al establecimiento o a sus áreas comunes,
ocasionados por ellos, sus acompañantes o las personas que ellos autorizan, si tales
daños no son ocasionados por su uso normal y regular o por el mero transcurso del
tiempo.
• Comunicar a la administración toda cesión temporal o definitiva de sus derechos,
conforme a los procedimientos establecidos en el reglamento de uso.
• Abonar en tiempo y forma las cuotas por gastos del sistema y del fondo de reserva, así
como todo gasto que pueda serle imputado particularmente.
La administración puede ser ejercida por el propio emprendedor o por un tercero
designado por él. En tal caso, ambos tienen responsabilidad solidaria frente a los usuarios del
tiempo compartido, por la debida gestión y coordinación en el mantenimiento y uso de los
bienes. Los deberes del administrador son los siguientes:
• Conservar los establecimientos, sus unidades y los espacios y cosas de uso común, en
condiciones adecuadas para facilitar a los usuarios el ejercicio de sus derechos.
• Preservar la igualdad de derechos de los usuarios y respetar las prioridades temporales
de las reservaciones.
• Verificar las infracciones al reglamento de uso y aplicar las sanciones previstas.
• Interponer los recursos administrativos y acciones judiciales que corresponden.
• Llevar los libros de contabilidad conforme a derecho.
• Confeccionar y ejecutar el presupuesto de recursos y gastos.
• Cobrar a los usuarios las cuotas por gastos, fondos de reserva y todo otro cargo que
corresponde,
• Rendir cuentas al emprendedor y a los usuarios, conforme a liquidaciones de in-gresos
y gastos certificadas por contador público, excepto en el caso que se op -tara por
aplicar el sistema de ajuste alzado relativo.
• Entregar toda la documentación y los fondos existentes, al emprendedor o a
quien éste indique, al cesar su función;
• Comportarse tal como lo haría un buen administrador de acuerdo con los usos y
prácticas del sector.
La extinción del tiempo compartido se produce por vencimiento del plazo previsto en el
instrumento de afectación; en cualquier momento, cuando no se han producido enajenaciones,

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o se han rescindido la totalidad de los contratos, circunstancia de la que se debe dejar


constancia registra!; por destrucción o vetustez (vejez).

Cementerios Privados:
Se consideran cementerios privados a los inmuebles de propiedad privada afectados a la
inhumación de restos humanos. El titular de dominio debe otorgar una escritura de afectación
del inmueble a efectos de destinarlo a la finalidad de cementerio privado, que se inscribe en el
Registro de la Propiedad Inmueble juntamente con el reglamento de administración y uso del
cementerio. A partir de su habilitación por parte de la municipalidad local el cementerio no
puede alterar su destino ni ser gravado con derechos reales de garantía.
El reglamento de administración y uso debe contener:
• La descripción del inmueble sobre el cual se constituye el cementerio privado, sus
partes, lugares, instalaciones y servicios comunes.
• Disposiciones de orden para facilitar a los titulares de los derechos de sepultura el
ejercicio de sus facultades y que aseguren el cumplimiento de las normas legales,
reglamentarias y de policía aplicables.
• Fijación y forma de pago del canon por administración y mantenimiento, que puede
pactarse por periodos anuales o mediante un único pago a perpetuidad.
• Normativa sobre inhumaciones, exhumaciones, cremaciones y traslados.
• Pautas sobre la construcción de sepulcros.
• Disposiciones sobre el destino de los restos mortales en sepulturas abandonadas.
• Normas sobre acceso y circulación de titulares y visitantes.
• Constitución y funcionamiento de los órganos de administración.
El administrador de un cementerio privado está obligado a llevar un registro de
inhumaciones con los datos identificatorios de la persona inhumada y un registro de titulares de
los derechos de sepultura en el que deben consignarse los cambios de titularidad producidos.
Las facultades del titular del derecho de sepultura son las de inhumar en la parcela los
restos humanos de quienes disponga, hasta la dimensión establecida en el reglamento, y
efectuar las exhumaciones, reducciones y traslados, dando estricto cumplimiento a la
normativa dictada al respecto; construir sepulcros en sus respectivas parcelas, de conformidad
a las normas de construcción dictadas al efecto; acceder al cementerio y a su parcela en los
horarios indicados; utilizar los oratorios, servicios, parque e instalaciones y lugares comunes
según las condiciones establecidas.
Los deberes del titular del derecho de sepultura son mantener el decoro, la sobriedad y el
respeto que exigen el lugar y el derecho de otros; contribuir periódicamente con la cuota de
servicio para el mantenimiento y funcionamiento del cementerio; abonar los impuestos, tasas y
contribuciones que a tales efectos se fijen sobre su parcela; respetar las disposiciones y
reglamentos nacionales, provinciales y municipales de higiene, salud pública y policía
mortuoria.
La dirección y administración del cementerio está a cargo del administrador, quien debe
asegurar el correcto funcionamiento de las instalaciones y servicios comunes que permita el
ejercicio de los derechos de sepultura, de acuerdo a las condiciones pactadas y
reglamentadas. Las parcelas exclusivas destinadas a sepultura son inembargables, excepto
por los créditos provenientes del saldo de precio de compra y de construcción de sepulcros; o
por las expensas, tasas, impuestos y contribuciones correspondientes a aquéllas.

Derecho Real de Superficie:


El derecho de superficie es un derecho real temporario, que se constituye sobre un
inmueble ajeno y que otorga a su titular la facultad de uso, goce y disposición material y
jurídica del derecho de plantar, forestar o construir, o sobre lo plantado, forestado o construido
en el terreno, el vuelo o el subsuelo. El superficiario puede realizar construcciones,
plantaciones o forestaciones sobre la rasante, vuelo y subsuelo del inmueble ajeno, haciendo
propio lo plantado, forestado o construido; también puede constituirse el derecho sobre
plantaciones, forestaciones o construcciones ya existentes, atribuyendo al superficiario su
propiedad. En ambas modalidades, el derecho del superficiario coexiste con la propiedad
separada del titular del suelo.
El cuanto a las modalidades derecho de superficie puede constituirse sobre todo el
inmueble o sobre una parte determinada, con proyección en el espacio aéreo o en el subsuelo,

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o sobre construcciones ya existentes aun dentro del régimen de propiedad horizontal. La


extensión del inmueble afectado puede ser mayor que la necesaria para la plantación,
forestación o construcción, pero debe ser útil para su aprovechamiento.
El plazo convenido en el título de adquisición no puede exceder de setenta años cuando
se trata de construcciones y de cincuenta años para las forestaciones y plantaciones, ambos
contados desde la adquisición del derecho de superficie. El plazo convenido puede ser
prorrogado siempre que no exceda de los plazos máximos.
Están facultados para constituir el derecho de superficie los titulares de los derechos
reales de dominio, condominio y propiedad horizontal. El derecho de superficie se constituye
por contrato oneroso o gratuito y puede ser transmitido por actos entre vivos o por causa de
muerte; no puede adquirirse por usucapión.
En cuanto a las facultades del superficiario, podemos decir que éste está facultado para
constituir derechos reales de garantía sobre el derecho de construir, plantar o forestar o sobre
la propiedad superficiaria, limitados, en ambos casos, al plazo de duración del derecho de
superficie. El superficiario puede afectar la construcción al régimen de la propiedad horizontal,
con separación del terreno perteneciente al propietario excepto pacto en contrario; puede
transmitir y gravar como inmuebles independientes las viviendas, locales u otras unidades
privativas, durante el plazo del derecho de superficie, sin necesidad de consentimiento del
propietario.
En cuanto a las facultades del propietario, podemos decir que éste conserva la disposición
material y jurídica que corresponde a su derecho, siempre que las ejerza sin turbar el derecho
del superficiario.
La propiedad superficiaria no se extingue, excepto pacto en contrario, por la destrucción
de lo construido, plantado o forestado, si el superficiario construye, nuevamente dentro del
plazo de seis años, que se reduce a tres años para plantar o forestar. La transmisión del
derecho comprende las obligaciones del superficiario; la renuncia del derecho por el
superficiario, su desuso o abandono, no lo liberan de sus obligaciones legales o contractuales.
La extinción de este derecho se da por renuncia expresa, vencimiento del plazo,
cumplimiento de una condición resolutoria, por consolidación y por el no uso durante diez años,
para el derecho a construir, y de cinco, para el derecho a plantar o forestar. Al momento de la
extinción del derecho de superficie por el cumplimiento del plazo convencional o legal, el
propietario del suelo hace suyo lo construido, plantado o forestado, libre de los derechos reales
o personales impuestos por el superfciario; si el derecho de superficie se extingue antes del
cumplimiento del plazo legal o convencional, los derechos reales constituidos sobre la
superficie o sobre el suelo continúan gravando separadamente las dos parcelas, como si no
hubiese habido extinción, hasta el transcurso del plazo del derecho de superficie.
Producida la extinción del derecho de superficie, el titular del derecho real sobre el suelo
debe indemnizar al superficiario, excepto pacto en contrario. El monto de la indemnización es
fijado por las partes en el acto constitutivo del derecho real de superficie, o en acuerdos
posteriores. En subsidio, a los efectos de establecer el monto de la indemnización, se toman en
cuenta los valores subsistentes incorporados por el superficiario durante los dos últimos años,
descontada la amortización.

Usufructo:
El usufructo es el derecho real de usar, gozar y disponer jurídicamente de un bien ajeno,
sin alterar su sustancia; hay alteración de la sustancia, si es una cosa, cuando se modifica su
materia, forma o destino, y si se trata de un derecho, cuando se lo menoscaba. Puede
ejercerse sobre la totalidad, sobre una parte material o por una parte indivisa de los siguientes
objetos: una cosa no fungible; un derecho, sólo en los casos en que la ley lo prevé; una cosa
fungible cuando recae sobre un conjunto de animales; el todo o una parte indivisa de una
herencia cuando el usufructo es de origen testamentario.
Sólo están legitimados para constituir usufructo el dueño, el titular de un derecho de
propiedad horizontal, el superficiario y los comuneros del objeto sobre el que puede recaer. El
usufructo puede establecerse conjunta y simultáneamente a favor de varias personas; si se
extingue para una subsiste para las restantes, pero sin derecho de acrecer, excepto si en el
acto constitutivo se prevé lo contrario. No puede establecerse usufructo a favor de varias
personas que se suceden entre si, a menos que el indicado en un orden precedente no quiera
o no pueda aceptar el usufructo.

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Los modos de constitución del usufructo son: la transmisión del uso y goce con reserva de
la nuda propiedad; la transmisión de la nuda propiedad con reserva del uso y goce; transmisión
de la nuda propiedad a una persona y el uso y goce a otra. En caso de duda, la constitución del
usufructo se presume onerosa.
En cuanto a sus modalidades, el usufructo puede ser establecido pura y simplemente,
sujeto a condición o plazo resolutorios, o con cargo. No puede sujetarse a condición o plazo
suspensivos y si así se constituye, el usufructo mismo se tiene por no establecido. Cuando el
testamento subordina el usufructo a una condición o a plazo suspensivos, la constitución sólo
es válida si se cumplen antes del fallecimiento del testador.
Cualquiera de las partes contratantes tiene derecho a inventariar y determinar el estado
del objeto del usufructo, antes de entrar en su uso y goce. Cuando las partes son mayores de
edad y capaces, el inventario y determinación del estado del objeto del usufructo son
facultativos y pueden hacerse por instrumento privado; en caso contrario, son obligatorios y
deben ser hechos por escritura pública. Si el usufructo se constituye por testamento, quien ha
sido designado usufructuario está obligado a inventariar y determinar el estado del objeto, en
escritura pública. La falta de inventario y de determinación del estado de los bienes hace
presumir que se corresponden con la cantidad indicada en el titulo y que se encuentran en
buen estado de conservación, excepto que se haya previsto lo contrario.
En el acto de constitución puede establecerse la obligación previa al ingreso en el uso y
goce, de otorgar garantía suficiente, por la conservación y restitución de los bienes, una vez
extinguido el usufructo. El usufructo es intransmisible por causa de muerte, sin perjuicio de lo
dispuesto para el usufructo a favor de varias personas con derecho de acrecer.
En referencia a los derechos del usufructuario, podemos nombrar:
• Propiedad de los frutos percibidos, los frutos pendientes al tiempo de constituirse el
usufructo y de los productos que pertenecen a una explotación ya iniciada al tiempo de
constituirse el usufructo.
• Posibilidad de transmitir su derecho, aunque es su propia vida y no la del adquirente la
que determina el limite máximo de duración del usufructo. Con carácter previo a la
transmisión, el adquirente debe dar al nudo propietario garantía suficiente de la
conservación y restitución del bien.
• Posibilidad de constituir los derechos reales de servidumbre y anticresis, uso y
habitación y derechos personales de uso o goce.
• Posibilidad de efectuar otras mejoras, además de las que está obligado a hacer, si no
alteran la sustancia de la cosa. No tiene derecho a reclamar su pago, pero puede
retirarlas si la separación no ocasiona daño a los bienes.
En cuanto a las obligaciones del usufructuario, podemos nombrar:
• Ajustar el uso y goce al destino de los bienes del usufructo determinado por la
convención, por la naturaleza de la cosa o por el uso al cual estaba afectada.
• Realizar mejoras necesarias y las demás que se originen por su culpa, ambas a su
costa.
• Pagar los impuestos, tasas, contribuciones y expensas comunes que afectan
directamente a los bienes objeto del usufructo.
• Comunicar al nudo propietario las perturbaciones de hecho o de derecho sufridas en
razón de la cosa. Si no lo hace, responde de todos los daños sufridos por el nudo
propietario.
• Entreg¡¡r los bienes objeto del usufructo a quien tenga derecho a la restitución al
extinguirse el usufructo, en la cantidad y estado debidos.
En cuanto a los derechos y deberes del nudo propietario, el Código establece que el nudo
propietario conserva la disposición jurídica y material que corresponde a su derecho, pero no
debe turbar el uso y goce del usufructuario. Si lo hace, el usufructuario puede exigir el cese de
la turbación; y, si el usufructo es oneroso, puede optar por una disminución del precio
proporcional a la gravedad de la turbación.
Son medios especiales de extinción del usufructo:
• La muerte del usufructuario, aunque no se haya cumplido el plazo o condición
pactados. Si no se pactó la duración del usufructo, se entiende que es vitalicio.
• La extinción de la persona jurídica usufructuaria. Si no se pactó la duración, se ex-
tingue a los cincuenta años desde la constitución del usufructo.

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• El no uso por persona alguna durante diez años, por cualquier razón. El desuso
involuntario no impide la extinción, ni autoriza a extender la duración del usufructo.
• El uso abusivo y la alteración de la sustancia comprobada judicialmente.
Extinguido el usufructo originario se extinguen todos los derechos constituidos por el
usufructuario y sus sucesores particulares. El usufructo cedido por el usufructuario, no puede
durar más allá de la oportunidad prevista para la extinción del usufructo originario. Si el
usufructo es de un conjunto de animales que perece en su totalidad sin culpa del usufructuario,
éste cumple con entregar al nudo propietario los despojos subsistentes. Si el conjunto de
animales perece en parte sin culpa del usufructuario, éste tiene opción de continuar en el
usufructo reemplazando los animales que faltan, o de cesar en él, entregando los que no hayan
perecido.

Uso:
El uso es el derecho real que consiste en usar y gozar de una cosa ajena, su parte
material o indivisa, en la extensión y con los límites establecidos en el titulo, sin alterar su
sustancia. Si el título no establece la extensión del uso y goce, se entiende que se constituye
un usufructo. El derecho real de uso sólo puede constituirse a favor de persona humana y para
él se aplican las normas referentes a usufructo.
El usuario no puede constituir derechos reales sobre la cosa. Los frutos no pueden ser
embargados por los acreedores cuando el uso de éstos se limita a las necesidades del usuario
y su familia.

Habitación:
La habitación es el derecho real que consiste en morar en un inmueble ajeno construido, o
en parte material de él, sin alterar su sustancia. El derecho real de habitación sólo puede
constituirse a favor de persona humana. Se aplican las normas del uso.
La habitación no es transmisible por acto entre vivos ni por causa de muerte, y el habitador
no puede constituir derechos reales o personales sobre la cosa. No es ejecutable por los
acreedores. Cuando el habitador reside sólo en una parte de la casa que se le señala para
vivienda, debe contribuir al pago de las cargas, contribuciones y reparaciones a prorrata de la
parte de la casa que ocupa.

Servidumbre:
La servidumbre es el derecho real que se establece entre dos inmuebles y que concede al
titular del inmueble dominante determinada utilidad sobre el inmueble sirviente ajeno. La
utilidad puede ser de mero recreo y la servidumbre puede tener por objeto la totalidad o una
parte material del inmueble ajeno.
Existen distintas clases de servidumbres de acuerdo a los diferentes criterios de
clasificación. Podemos nombrar:
• Primera Clasificación:
o Servidumbre Positiva: Se produce cuando la carga real consiste en soportar su
ejercicio. El titular del inmueble sirviente debe dejar hacer al titular del inmueble
dominante, como por ejemplo, dejarlo pasar.
o Servidumbre Negativa: Se produce cuando la carga real se limita a la
abstención determinada impuesta en el titulo. El titular del inmueble sirviente
se ve impedido a hacer algo, como por ejemplo, no debe levantar un edificio a
una altura determinada.
• Segunda Clasificación:
o Servidumbre Real: Es aquella inherente al inmueble dominante. Se presume
perpetua excepto pacto en contrario. La carga de la servidumbre real debe
asegurar una ventaja real a la heredad dominante, y la situación de los predios
debe permitir el ejercicio de ella sin ser indispensable que se toquen. La
servidumbre real considerada activa y pasivamente es inherente al fundo
dominante y al fundo sirviente, sigue con ellos a cualquier poder que pasen y
no puede ser separada del fundo, ni formar el objeto de una convención, ni ser
sometida a gravamen alguno.
o Servidumbre Personal: Es aquella constituida en favor de una persona
determinada sin inherencia al inmueble dominante. Si se constituye a favor de

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una persona humana se presume vitalicia, si del título no resulta una duración
menor. En caso de duda, la servidumbre se presume personal.
la servidumbre personal puede establecerse a favor de varias personas. Si se
extingue para una subsiste para las restantes, pero sin derecho de acrecer,
excepto que el titulo prevea lo contrario.
• Tercera Clasificación:
o Servidumbre Voluntaria: Es aquella que no se considera indispensable y puede
ser pactada libremente entre las partes. Por ejemplo, para salir de mi inmueble
puedo pasar por otro lado pero, de todas formas, con mi vecino acordamos que
podía salir por su inmueble.
o Servidumbre Forzosa: Es aquella impuesta por la ley. El dueño del inmueble
sirviente no puede oponerse, ya que es indispensable para el inmueble
dominante. Son servidumbres forzosas y reales la servidumbre de tránsito a
favor de un inmueble sin comunicación suficiente con la vía pública, la de
acueducto cuando resulta necesaria para la explotación económica establecida
en el inmueble dominante o para la población, y la de recibir agua extraída o
degradada artificialmente de la que no resulta perjuicio grave para el fundo
sirviente o, de existir, es canalizada subterráneamente o en cañerías.
Si el titular del fundo sirviente no conviene la indemnización con el del fundo
dominante o con la autoridad local si está involucrada la población, se la debe
fijar judicialmente. la acción para reclamar una servidumbre forzosa es
imprescriptible.
Están legitimados para constituir una servidumbre los titulares de derechos reales que
recaen sobre inmuebles y se ejercen por la posesión; si existe comunidad debe ser constituida
por el conjunto de los titulares. En ningún caso el juez puede constituir una servidumbre o
imponer su constitución. En caso de duda, la constitución de la servidumbre se presume
onerosa.
La servidumbre puede sujetarse a cualquier modalidad. Ninguna servidumbre puede
transmitirse con independencia del inmueble dominante; la servidumbre personal es
intransmisible por causa de muerte, sin perjuicio de lo dispuesto para la servidumbre a favor de
varias personas con derecho de acrecer.
En cuanto a los derechos y obligaciones del titular dominante, el Código establece que:
• El titular de una servidumbre puede constituir sobre ella derechos personales con
relación a la utilidad que le es conferida, sin eximirse de su responsabilidad frente al
propietario, pero no puede constituir derechos reales.
• La servidumbre comprende la facultad de ejercer todas las servidumbres accesorias
indispensables para el ejercicio de la principal, pero no aquellas que sólo hacen más
cómodo su ejercicio.
• El titular dominante puede realizar en el inmueble sirviente, a su costa, las mejoras
necesarias para el ejercicio y conservación de la servidumbre. Puede obligar a quien
hizo en el inmueble sirviente trabajos que menoscaban el ejercicio de la servidumbre a
restablecer la cosa a su estado anterior; si el inmueble sirviente pasa a poder de otro,
éste sólo debe tolerar la realización de las tareas, sin poder reclamar contraprestación
alguna.
• En ningún caso la transmisión o la ejecución de la servidumbre pueden hacerse con
independencia del inmueble dominante.
• El titular dominante debe comunicar al titular sirviente laii' perturbaciones de hecho o de
derecho sufridas en razón del ejercicio de la servidumbre. Si no lo hace, responde de
todos los daños sufridos por el titular. sirviente.
En cuanto a los derechos del titular sirviente, el Código establece que:
• El titular sirviente conserva la disposición jurídica y material que corresponde a su
derecho; no pierde el derecho de hacer servir el predio a los mismos usos que forman
el objeto de la servidumbre. Así, aquel cuyo fundo está gravado con una servidumbre
de paso conserva la facultad de pasar él mismo por el lugar.
• No debe turbar el ejercicio de la servidumbre, ni siquiera por la constitución de otra. Si
lo hace, el titular dominante puede exigir el cese de la turbación; si la servidumbre es
onerosa puede optar por una disminución del precio proporcional a la gravedad de la
turbación.

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• El titular sirviente puede exigir que la constitución y el ejercicio de la servidumbre se


realicen con el menor menoscabo para el inmueble gravado, pero no puede privar al
dominante de la utilidad a la que tiene derecho. Si en el titulo de la servidumbre no
están previstas las circunstancias de lugar y tiempo de ejercicio, las debe determinar el
titular sirviente.
Son medios especiales de extinción de las servidumbres:
• La desaparición de toda utilidad para el inmueble dominante.
• El no uso por persona alguna durante diez años, por cualquier razón.
• En las servidumbres personales, si el titular es persona humana, su muerte, aunque no
estén cumplidos el plazo o condición pactados; si el titular es una persona jurídica, su
extinción, y si no se pactó una duración menor, se acaba a los cincuenta años desde
la constitución.
Extinguida la servidumbre, se extinguen todos los derechos constituidos por el titular
dominante.

Derechos Reales de Garantía:


Los derechos reales de garantla son aquellos constituidos a favor de un acreedor para
reforzar el cumplimiento de la obligación por parte del deudor, asegurándole su cumplimiento al
conceder al acreedor ciertas facultades sobre pertenencias del mismo deudor. Sólo pueden ser
constituidos por contrato, celebrado por los legitimados y con las formas que la ley indica para
cada tipo.
Los diferentes caracteres con los que debe cumplir cualquier derecho real de garantía son
los siguientes:
• Accesoriedad: Acompañan al crédito que aseguran, de manera accesoria. No pueden
transmitirse con el crédito y se extinguen con el mismo; si se extingue la garantla, no
afecta al crédito. Por ejemplo, al solicitar un crédito pueden pedirme o no hipotecar un
inmueble (no es obligatorio); en caso de que lo hagan, al pagar el crédito desaparece la
hipoteca.
• Especialidad de las Cosas: Las cosas y derechos que pueden constituir derechos
reales de garantla deben ser actuales y estar individualizados. Por ejemplo, si pongo
en garantla los muebles de mi casa debo especificar cuáles de ellos.
• Especialidad de los Créditos: La garantía debe estimarse en dinero, especificando el
monto máximo del gravamen. Por ejemplo, si constituyo una prenda de un atJto debo
especificar que éste no vale más de $200.000.
• Indivisibilidad: Cada uno de los bienes afectados a una deuda y cada parte de ellos
están afectados al pago de toda la deuda y cada una de sus partes. Por ejemplo, si
pongo en garantla ciertos bienes muebles de mi casa (especificados) y no cumplo con
parte de la deuda, se ejecutan todos.
La subrogación real consiste en que la garantla se traslada de pleno derecho sobre los
bienes que sustituyen a los gravados, sea por indemnización, precio o cualquier otro concepto
que permite la subrogación real. En caso de extinción parcial del objeto, la garantla subsiste,
además, sobre la parte material restante. Esto quiere decir, por ejemplo, que si tengo un auto
prendado y éste se incendia, la indemnización del seguro pasa a sustituir. a la prenda para
asegurar el cumplimiento de esa obligación.
Podemos identificar en el Código tres derechos reales de garantla, con diferentes
características, y que están regulados en él de manera Integra. Estos son:
• Hipoteca: Es el derecho real de garantla que recae sobre uno o más inmuebles
individualizados que continúan en poder del constituyente y que otorga al acreedor,
ante el incumplimiento del deudor, las facultades de persecución y preferencia para
cobrar sobre su producido el crédito garantizado.
Pueden constituir hipoteca los titulares de los derechos reales de dominio, condominio,
propiedad horizontal, conjuntos inmobiliarios y superficie. Un condómino puede
hipotecar la cosa por su parte indivisa; el acreedor hipotecario puede ejecutar la parte
indivisa sin esperar el resultado de la partición, y mientras subsista esta hipoteca, la
partición extrajudicial del condominio es inoponible al acreedor hipotecario que no
presta consentimiento expreso.
La hipoteca se constituye por escritura pública excepto expresa disposición legal en
contrario. La aceptación del acreedor puede ser ulterior, siempre que se otorgue con la

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misma formalidad y previamente a la registración. El inmueble que grava la hipoteca


debe estar determinado por su ubicación, medidas perímetrales, superficie,
colíndancias, datos de registracíón, nomenclatura catastral, y cuantas especificaciones
sean necesarias para su debida individualización. Los efectos del registro de la
hipoteca se conservan por el término de veinte años, si antes no se renueva.
• Anticresis: Es el derecho real de garantía que recae sobre cosas registrables
individualizadas, cuya posesión se entrega al acreedor o a un tercero designado por las
partes, a quien se autoriza a percibir los frutos para imputarlos a una deuda. Pueden
constituir anticresis los titulares de los derechos reales de dominio, condominio,
propiedad horizontal, superficie y usufructo.
El tiempo de la anticresis no puede exceder de diez años para cosas inmuebles y de
cinco años para cosas muebles regístrables. Sí el constituyente es el titular de un
derecho real de duración menor, la anticresis se acaba con su titularidad.
El acreedor adquiere el derecho de usar la cosa dada en anticresis y percibir sus frutos,
los cuales se imputan primero a gastos e intereses y luego al·capital, de lo que se debe
dar cuenta al deudor. El acreedor anticresista debe conservar la cosa; puede percibir
los frutos y explotarla él mismo, o darla en arrendamiento; puede habitar el inmueble o
utilizar la cosa mueble imputando como fruto el alquiler que otro pagaría. Excepto pacto
en contrario, no puede modificar el destino ni realizar ningún cambio del que resulta
que el deudor, después de pagada la deuda, no puede explotar la cosa de la manera
que antes lo hacía. El acreedor debe administrar conforme a lo previsto por las reglas
del mandato y responde de los daños que ocasiona al deudor. El incumplimiento de
estos deberes extingue la garantía y obliga al acreedor a restituir la cosa al titular actual
legitimado.
El titular del objeto gravado debe al acreedor los gastos necesarios para la
conservación del objeto, aunque éste no subsista; pero el acreedor está obligado a
pagar las contribuciones y las cargas del inmueble. El acreedor no puede reclamar los
gastos útiles sino hasta la concurrencia del mayor valor del objeto.
Los efectos del registro de la anticresis se conservan por el término de veinte años
para inmuebles y de diez años para muebles regístrables, sí antes no se renueva.
• Prenda: Existen dos tipos de prendas, con diferentes definiciones. Éstos son:
o Prenda Sin Registro: Es el derecho real de garantía sobre cosas muebles no
regístrables o créditos instrumentados. Se constituye por el dueño o la totalidad
de los copropietarios, por contrato formalizado en instrumento público o privado
y tradición al acreedor prendario o a un tercero designado por las partes.
o Prenda Con Registro: Es aquella que se constituye para asegurar el pago de
una suma de dinero o el cumplimiento de cualquier clase de obligaciones a las
que los contrayentes le atribuyen, a los efectos de la garantía prendaría, un
valor consistente en una suma de dinero, sobre bienes que deben quedar en
poder del deudor o del tercero que los haya prendado en seguridad de una
deuda ajena. Esta prenda se rige por la legislación especial.
Los derechos provenientes de la prenda sólo subsisten mientras el bien afectado se
encuentra en poder del acreedor o del tercero designado. Se reputa que el acreedor o
el tercero continúan en posesión de la prenda cuando medía pérdida o sustracción de
ella o hubiera sido entregada a otro con obligación de devolverla. Si el acreedor pierde
la posesión de la cosa, puede recuperarla de quien la tiene en su poder, sin exceptuar
al propio constituyente de la prenda.
La prenda no es oponible a terceros sí no consta por instrumento público o privado de
fecha cierta, cualquiera sea la cuantía del crédito. El instrumento debe mencionar el
importe del crédito y contener la designación detallada de los objetos empeñados, su
calidad, peso, medida, descripción de los documentos y títulos, y demás datos que
sirven para individualizarlos.
Puede constituirse una nueva prenda sobre el bien empeñado, a favor de otro
acreedor, sí el acreedor en cuyo poder se encuentra consiente en poseerlo para ambos
o sí es entregada en custodia a un tercero en interés común. La prioridad entre los
acreedores queda establecida por la fecha de su constitución. No obstante, las partes
pueden, mediante declaración de su voluntad formulada con precisión y claridad,

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sustraerse a los efectos de esta regla y establecer otro orden de prelación para sus
derechos, a fin de compartir la prioridad o autorizar que ésta sea compartida.
A su vez, sabemos que la prenda puede ser:
o Prenda de Cosas: Si el acreedor que recibe en prenda una cosa ajena que cree
del constituyente la restituye al dueño que la reclama, puede exigir al deudor la
entrega en prenda de otra de igual valor o pedir el cumplimiento de la
obligación principal aunque tenga plazo pendiente.
Si el bien prendado genera frutos o intereses el acreedor debe percibirlos e
imputarlos al pago de la deuda, primero a gastos e intereses y luego al capital,
aunque es válido el pacto en contrario.
El acreedor no puede usar la cosa prendada sin consentimiento del deudor, a
menos que el uso de la cosa sea necesario para su conservación; en ningún
caso puede abusar en la utilización de la cosa ni perjudicarla de otro modo. El
incumplimiento de lo dispuesto da derecho al deudor a: dar por extinguida la
garantía y que la cosa le sea restituida; pedir que la cosa se ponga en depósito
a costa del acreedor; reclamar daños y perjuicios.
El deudor debe al acreedor los gastos originados por la conservación de la
cosa prendada, aunque ésta no subsista. Si hay motivo para temer la
destrucción de la prenda o una notable pérdida de su valor, tanto el acreedor
como el constituyente pueden pedir la venta del bien. Asimismo, el
constituyente puede recabar la devolución de la prenda sustituyéndola por otra
garantía real equivalente y, si se presenta ocasión favorable para su venta,
requerir la autorización judicial para proceder, previa audiencia del acreedor.
Efectuada la venta, el acreedor debe rendir cuentas, que pueden ser
impugnadas judicialmente, pero ello no afecta la validez de la enajenación. La
prenda de títulos valores se rige, en lo pertinente, por las reglas de la prenda
de cosas.
o Prenda de Créditos: Es la que se constituye sobre cualquier crédito
instrumentado que puede ser cedido. La prenda se constituye aunque el
derecho no se encuentre incorporado a dicho instrumento y aunque éste no
sea necesario para el ejercicio de los derechos vinculados con el crédito
prendado.
La prenda de créditos se constituye cuando se notifica la existencia del
contrato al deudor del crédito prendado. El acreedor prendario debe conservar
y cobrar, incluso judicialmente, el crédito prendado; si la prestación percibida
por el acreedor prendario consiste en dinero, debe aplicar lo recibido hasta
cubrir íntegramente su derecho contra el deudor y en los límites de la prenda;
si la prestación percibida no es dineraria el acreedor debe proceder a la venta
de la cosa.
Cuando la exigibilidad del crédito pignorado depende de una opción o
declaración del constituyente, el acreedor prendario puede hacer la
respectiva manifestación, por su sola cuenta si su propio crédito es exigible, y
de común acuerdo con aquél en caso contrario. Si la opción o la declaración
corresponden al deudor del crédito dado en garantía, sólo producen efecto si
se comunican al propio acreedor y al prendario. Son válidos los pactos en
contrario que celebran el acreedor prendario y el constituyente de la prenda. Si
el crédito prendado se origina en un contrato con prestaciones recíprocas, en
caso de incumplimiento del obligado prendario el acreedor puede enajenar
forzadamente la participación de aquél en dicho contrato, sujeto a las
limitaciones contractuales aplicables. Si la cesión de la participación del
constituyente está sujeta al asentimiento de la otra parte de tal contrato, y éste
es negado injustificadamente, debe ser suplido por el juez.
Extinguida la prenda por cualquier causa sin haberse extinguido el crédito dado
en prenda, el acreedor debe restituir el instrumento probatorio del crédito
prendado y notificar la extinción de la prenda al deudor del crédito prendado.

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Garantías Reales y Personales:


Las garantías reales son aquellas que afectan a determinados bienes del patrimonio, los
cuales aseguran el cumplimiento de una determinada obligación. Las garantías personales, en
cambio, son aquellas que afectan al patrimonio del deudor para asegurar el cumplimiento de la
obligación, sin especificar cuáles bienes.

Publicidad de los Derechos Reales:


En términos generales, se llama publicidad a aquellos medios utilizados para difundir o
propagar toda clase de hechos, actos o situaciones; cuando esos hechos, actos o situaciones
son de índole jurídica, se denomina publicidad jurídica. En los derechos reales es muy
importante su publicidad ya que éstos son de carácter absoluto, lo que significa que todas las
personas deben respetarlos, y para ello deben conocerlos a través del medio más idóneo: la
publicidad. Esa publicidad se logra a través de los registros.
Un registro es aquel lugar donde se anotan los actos y contratos de los particulares o de
las autoridades. También se denomina registro al libro en el que se anotan dichos actos y
contratos. Contamos con diferentes registros, como el de Propiedad Inmueble, el de las
Personas, el del Automotor y de Créditos Prendarios, el Registro Público, el de la Propiedad
Intelectual, el de Marcas y Señales, el de Buques, el de Aeronaves, el de Juicios Universales.
Todos ellos tienen información sobre la materia que le corresponde y la guardan
organizadamente para que pueda ser consultada.
La publicidad es fundamental para proteger los derechos de los acreedores, ya que el
registro les permite saber qué bienes tiene el deudor y así, en caso de que no pague la deuda,
el acreedor podrá embargarle algún bien. Le permite a terceros que quieran adquirir algún
derecho real sobre un bien saber en qué estado está y quien es su dueño. Por medio de la
publicidad el Estado sabe quién es el verdadero dueño de cada inmueble y puede, de esta
forma, cobrar los impuestos correspondientes.

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Unidad X, Primera Parte: Derecho de Familia

Familia, Conceptos:
La palabra familia tendrá un significado diferente de acuerdo al sentido en que se la utilice.
Podemos identificar los siguientes sentidos:
• Familia en Sentido Amplio: Es el conjunto de personas entre las cuales existe un
vínculo jurídico familiar. La familia de una persona estará comprendida por sus
parientes por consanguinidad (ascendientes, descendientes y colaterales), como así
también por sus parientes por afinidad (parientes del cónyuge) y sus parientes por
adopción (simple y plena). En este concepto de familia se incluye también al cónyuge,
pese a no ser pariente. Es el criterio más importante para el estudio de la materia.
• Familia en Sentido Intermedio: Es el conjunto de personas que viven en una misma
casa, bajo la autoridad del dueño de ésta. Este criterio era utilizado en el derecho
romano clásico.
• Familia en Sentido Restringido: La familia estaría integrada por el padre, la madre y los
hijos que viven con ellos o que están bajo su potestad. La familia en este sentido tiene
gran importancia en el orden social.
A su vez, Bossert y Zanini definen a la familia con dos criterios diferentes, identificando los
siguientes conceptos:
• Concepto Sociológico: "Es una institución permanente que está integrada por personas
cuyos vínculos derivan de la unión intersexual, de la procreación y del parentesco."
• Concepto Jurídico: "La familia está formada por todos los individuos unidos por vínculos
jurídicos familiares que hallan origen en el matrimonio, en la filiación y en el
parentesco."
En relación a la naturaleza jurídica de la familia, existen distintas posiciones doctrinarias
que la consideran de una u otra forma. Las principales posiciones son:
• Familia Como Persona Jurídica: Los que afirman esta teoría sostienen que la familia
tiene derechos patrimoniales y extrapatrimoniales. Los que la rechazan entienden que
la familia en sí misma no tiene capacidad de adquirir derechos y contraer obligaciones,
ya que los derechos patrimoniales y extrapatrimoniales son adquiridos individualmente
por las personas que conforman la familia, y no por ésta en sí.
• Familia Como Organismo Jurídico: Según esta teoría la familia cuenta con una
organización con caracteres jurídicos similares a los del Estado. Se dan relaciones
recíprocas entre los individuos que la conforman y sujeción de ellos a los miembros de
la familia a quienes la ley les confiere autoridad.
• Familia Como Institución: Esta es la teoría sostenida por la mayoría de la doctrina,
iniciada en Francia, que dice que la familia es la institución de que se vale la sociedad
para regular la procreación, la educación de los hijos y la transmisión por herencia de la
propiedad. Entiende como institución a todo elemento de la sociedad cuya duración no
depende de la voluntad subjetiva de individuos determinados.

Origen y Evolución del Concepto de Familia:


Ante el interrogante de cómo estaba organizada la familia primitiva surgieron dos teorías
de creencias opuestas: la matriarcal y la patriarcal.
La teoría matriarcal afirmaba que la madre era el centro y origen de la familia. Los que
apoyan esta teoría creen que en aquella época mediaba una promiscuidad sexual absoluta, y
como resultado de ello la paternidad siempre era insegura; en cambio la maternidad siempre
podía asegurarse.
La teoría patriarcal afirmaba que el padre era el centro de la organización familiar. Los que
apoyan esta teoría creen que no había promiscuidad sexual en esos tiempos, por lo que la
paternidad era tan segura como la maternidad. Además consideran que la familia estaba
supeditada a las órdenes del varón más viejo, denominado jefe de familia.
En cuanto a la evolución histórica del concepto de familia, pueden señalarse tres grandes
etapas. Éstas son:
• El Clan: Al principio, la sociedad estaba organizada en clanes. Estos clanes estaban
formados por familias o grupos de familias unidas bajo la autoridad de un jefe común
denominado patriarca.

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• La Gran Familia: Surge paralelamente al nacimiento del Estado. El ejemplo clásico es


la familia primitiva romana que estaba sometida a la autoridad del "pater familia" y que
comprendía no sólo a los cónyuges e hijos, sino también a las esposas de éstos y a los
esclavos.
• La Pequeña Familia: Es la que conocemos actualmente. Se basa en el vinculo paterno-
filial. Sus principales funciones son la educación de los hijos, la procreación y la
asistencia moral y espiritual.

Matrimonio:
El matrimonio, como acto, es el acto jurídico familiar en virtud del cual queda determinada
la unión entre dos personas reconocida por la ley. El matrimonio, como estado, es el estado de
familia que adquieren los cónyuges luego de realizar el acto de celebración del matrimonio.
Son impedimentos dirimentes para contraer matrimonio:
• El parentesco en línea recta en todos los grados, cualquiera que sea el origen del
vinculo; entre hermanos bilaterales y unilaterales, cualquiera que sea el origen del
vinculo.
• La afinidad en línea recta en todos los grados.
• El matrimonio anterior, mientras subsista.
• Haber sido condenado como autor, cómplice o instigador del homicidio doloso de uno
de los cónyuges.
• Tener menos de dieciocho años. Los mayores de dieciséis años pueden contraer
matrimonio con autorización de sus representantes o previa dispensa judicial.
• La falta permanente o transitoria de salud mental que le impide tener discernimiento
para el acto matrimonial. En este caso se puede contraer matrimonio previa dispensa
judicial.
Dentro de los requisitos para la existencia del matrimonio, podemos decir que es esencial
el consentimiento de ambos contrayentes expresado personal y conjuntamente ante la
autoridad competente para celebrarlo; el acto que carece de este requisito no produce efectos
civiles. La existencia del matrimonio no resulta afectada por la incompetencia o falta del
nombramiento legitimo de la autoridad para celebrarlo, siempre que al menos uno de los
cónyuges hubiera procedido de buena fe, y aquellos ejercieran sus funciones públicamente. El
consentimiento matrimonial no puede someterse a modalidad alguna; cualquier plazo,
condición o cargo se tiene por no expresado, sin que ello afecte la validez del matrimonio.
Son vicios del consentimiento: la violencia, el dolo y el error acerca de la persona del otro
contrayente; el error acerca de las cualidades personales del otro contrayente, si se prueba que
quien lo sufrió no habría consentido el matrimonio si hubiese conocido ese estado de cosas y
apreciado razonablemente la unión que contraía. El juez debe valorar la esencialidad del error
considerando las circunstancias personales de quien lo alega.
Sólo pueden alegarse como motivos de oposición los impedimentos establecidos por ley.
El derecho a deducir oposición a la celebración del matrimonio por razón de impedimentos
compete al cónyuge de la persona que quiere contraer otro matrimonio; a los ascendientes,
descendientes y hermanos de alguno de los futuros esposos, cualquiera sea el origen del
vínculo; al Ministerio Público, que debe deducir oposición cuando tenga conocimiento de esos
impedimentos.
La oposición se presenta al oficial público del Registro que ha de celebrar el matrimonio
verbalmente o por escrito con expresión de: nombre y apellido, edad, estado de familia,
profesión y domicilio del oponente; vínculo que une al oponente con alguno de los futuros
contrayentes; impedimento en que se funda la oposición; documentación que prueba la
existencia del impedimento y sus referencias, o lugar donde está y cualquier otra información
útil. Deducida la oposición el oficial público la hace conocer a los contrayentes; si alguno de
ellos o ambos admite la existencia del impedimento legal, el oficial público lo hace constar en
acta y no celebra el matrimonio; si los contrayentes no lo reconocen deben expresarlo ante el
oficial público dentro de los tres días siguientes al de la notificación; éste levanta un acta,
remite al juez competente copia autorizada de todo lo actuado con los documentos
presentados y suspende la celebración del matrimonio. El juez competente debe sustanciar y
decidir la oposición por el procedimiento más breve que prevea la ley local. Recibido el
testimonio de la sentencia firme que desestima la oposición, el oficial público procede a
celebrar el matrimonio.

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La modalidad ordinaria de celebración se encuentra regulada por el Código. Las etapas a


seguir son las siguientes:
• Solicitud Inicial: Quienes pretenden contraer matrimonio deben presentar ante el
oficial público encargado del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas
correspondiente al domicilio de cualquiera de ellos, una solicitud que debe contener:
o Nombres y apellidos, y número de documento de identidad.
o Edad.
o Nacionalidad, domicilio y el lugar de su nacimiento.
o Profesión.
o Nombres y apellidos de los padres, nacionalidad, números de
documentos de identidad si los conocen, profesión y domicilio.
o Declaración sobre si han contraído matrimonio con anterioridad. En caso
afirmativo, el nombre y apellido del anterior cónyuge, lugar de celebración del
matrimonio y causa de su disolución, acompañando certificado de defunción o
copia debidamente legalizada de la sentencia ejecutoriada que hubiera
anulado o disuelto el matrimonio anterior, o declarado la muerte presunta del
cónyuge anterior, según el caso.
• Suspensión de la Celebración: Si de las diligencias previas no resulta probada la
habilidad de los contrayentes, o se deduce oposición, el oficial público debe suspender
la celebración del matrimonio hasta que se pruebe la h¡,bilidad o se rechace la
oposición, haciéndolo constar en acta.
• Celebración del Matrimonio: El matrimonio debe celebrarse públicamente, con la
comparecencia de los futuros cónyuges, por ante el oficial público encargado del
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas que corresponda al domicilio de
cualquiera de ellos. Si se celebra en la oficina que corresponde a ese oficial público, se
requiere la presencia de dos testigos y las demás formalidades previstas en la ley; El
número de testigos se eleva a cuatro si el matrimonio se celebra fuera de esa oficina.
En el acto de la celebración del matrimonio el oficial público da lectura al
artículo 431, recibe de cada uno de los contrayentes la declaración de que quieren
respectivamente constituirse en cónyuges, y pronuncia que quedan unidos en
matrimonio en nombre de la ley.
La persona que padece limitaciones en su aptitud para comunicarse en forma oral debe
expresar su voluntad por escrito o por cualquier otra manera inequívoca. Si uno o
ambos contrayentes ignoran el idioma nacional deben ser asistidos por un traductor
público matriculado y, si no lo hay, por un intérprete de reconocida idoneidad,
dejándose debida constancia en la inscripción.
• Acta de Matrimonio y Copia: La celebración del matrimonio se consigna en un acta
que debe contener:
o Fecha del acto.
o Nombre y apellido, edad, número de documento de identidad si lo tienen,
estado civil, nacionalidad, profesión, domicilio y lugar de nacimiento de los
comparecientes;
o Nombre y apellido, número de documento de identidad, nacionalidad,
profesión, y domicilio de sus respectivos padres, si son conocidos.
o Lugar de celebración.
o Dispensa del juez cuando corresponda.
o Mención de si hubo oposición y de su rechazo.
o Declaración de los contrayentes de que se toman por esposos, y del oficial
público de que quedan unidos en matrimonio en nombre de la ley.
o Nombre y apellido, edad, número de documento de identidad si lo tienen,
estado de familia, profesión y domicilio de los testigos del acto.
o Declaración de los contrayentes de si se ha celebrado o no convención
matrimonial y, en caso afirmativo, su fecha y el registro notarial en el que se
otorgó.
o Declaración de los contrayentes, si se ha optado por el régimen de separación
de bienes.
o Documentación en la cual consta el consentimiento del contrayente ausente, si
el matrimonio es celebrado a distancia.

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El acta debe ser redactada y firmada inmediatamente por todos los que intervienen en
el acto o por otros a su ruego, si no pueden o no saben hacerlo. El oficial público debe
entregar a los cónyuges, de modo gratuito, copia del acta de matrimonio y de la libreta
de familia expedida por el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas.
La modalidad extraordinaria de celebración también está regulada por el Código. El oficial
público puede celebrar matrimonio con prescindencia de todas o de alguna de las formalidades
previstas anteriormente cuando se justifica que alguno de los contrayentes se encuentra en
peligro de muerte, con el certificado de un médico o con la declaración de dos personas. En
caso de no poder hallarse al oficial público encargado del Registro del Estado Civil y Capacidad
de las Personas, el matrimonio en artículo de muerte puede celebrarse ante cualquier juez o
funcionario judicial, quien debe levantar acta de la celebración y remitirla al oficial público para
que la protocolice. El matrimonio a distancia es aquel en el cual el contrayente ausente expresa
su consentimiento personalmente, en el lugar en que se encuentra, ante la autoridad
competente para celebrar matrimonios.
En cuanto a la prueba del matrimonio, el Código establece que éste se prueba con el acta
de su celebración, su testimonio, copia o certificado, o con la libreta de familia expedidos por el
Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas. Cuando existe imposibilidad de
presentarlos, la celebración del matrimonio puede probarse por otros medios, justificando esta
imposibilidad. La posesión de estado, por sí sola, no es prueba suficiente para establecer el
estado de casados o para reclamar los efectos civiles del matrimonio. Si existe acta de
matrimonio y posesión de estado, la inobservancia de las formalidades prescriptas en el acto
de celebración no puede ser alegada contra la existencia del matrimonio.
En cuanto a la nulidad, es de nulidad absoluta el matrimonio celebrado con alguno de los
impedimentos establecidos por el Código; la nulidad puede ser demandada por cualquiera de
los cónyuges y por los que podían oponerse a la celebración del matrimonio. Es de nulidad
relativa el matrimonio celebrado con el impedimento de edad o el de capacidad establecidos
por el Código, y el celebrado con alguno de los vicios del consentimiento.
La nulidad del matrimonio y la buena o mala fe de los cónyuges no perjudican los
derechos adquiridos por terceros que de buena fe hayan contratado con los cónyuges. La
buena fe consiste en la ignorancia o error de hecho excusables y contemporáneos a la
celebración del matrimonio sobre el impedimento o la circunstancia que causa la nulidad, o en
haberlo contraído bajo la violencia del otro contrayente o de un tercero; si el matrimonio
anulado ha sido contraído de buena fe por ambos cónyuges produce todos los efectos del
matrimonio válido hasta el día en que se declare su nulidad; si uno solo de los cónyuges es de
buena fe, el matrimonio produce todos los efectos del matrimonio válido, pero sólo respecto al
cónyuge de buena fe y hasta el día de la sentencia que declare la nulidad. El matrimonio
anulado contraído de mala fe por ambos cónyuges no produce efecto alguno; las convenciones
matrimoniales quedan sin efecto, sin perjuicio de los derechos de terceros; los bienes
adquiridos hasta la nulidad se distribuyen, si se acreditan los aportes, como si fuese una
sociedad no constituida regularmente.
Los efectos del matrimonio, reconocidos por el Código son:
• Asistencia: Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto de vida en común
basado en la cooperación, la convivencia y el deber moral de fidelidad. Deben
prestarse asistencia mutua.
• Alimentos: Los cónyuges se deben alimentos entre sí durante la vida en común y la
separación de hecho. Con posterioridad al divorcio, la prestación alimentaria sólo se
debe en los supuestos previstos por el Código o por convención de las partes.
Durante la vida en común y la separación de hecho, para la cuantificación de los
alimentos se deben tener en consideración, entre otras, las siguientes pautas:
o El trabajo dentro del hogar, la dedicación a la crianza y educación de los hijos y
sus edades.
o La edad y el estado de salud de ambos cónyuges.
o La capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo de quien
solicita alimentos.
o La colaboración de un cónyuge en las actividades mercantiles, industriales o
profesionales del otro cónyuge.
o La atribución judicial o fáctica de la vivienda familiar.

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o El carácter ganancial, propio o de un tercero del inmueble sede de esa


vivienda. En caso de ser arrendada, si el alquiler es abonado por uno de los
cónyuges u otra persona.
o Si los cónyuges conviven, el tiempo de la unión matrimonial.
o Si los cónyuges están separados de hecho, el tiempo de la unión matrimonial y
de la separación.
o La situación patrimonial de ambos cónyuges durante la convivencia y durante
la separación de hecho.
o El derecho alimentario cesa si desaparece la causa que lo motivó, el
cónyuge alimentado inicia una unión convivencia!, o incurre en alguna de las
causales de indignidad.
Las prestaciones alimentarias pueden ser fijadas aun después del divorcio
o A favor de quien padece una enfermedad grave prexistente al divorcio
que le impide auto sustentarse; si el alimentante fallece, la obligación se
transmite a sus herederos.
o A favor de quien no tiene recursos propios suficientes ni posibilidad razonable
de procurárselos. La obligación no puede tener una duración superior al
número de años que duró el matrimonio y no procede a favor del que recibe la
compensación económica por divorcio.
En los ambos supuestos, la obligación cesa si: desaparece la causa que la motivó, o si
la persona beneficiada contrae matrimonio o vive en unión convivencia!, o cuando el
alimentado incurre en alguna de las causales de indignidad.

Disolución del Matrimonio:


El matrimonio se disuelve por muerte de uno de los cónyuges, sentencia firme de ausencia
con presunción de fallecimiento o por divorcio declarado judicialmente.
En cuanto al proceso de divorcio, el Código establece que es nula la renuncia de
cualquiera de los cónyuges a la facultad de pedir el divorcio. El divorcio se decreta
judicialmente a petición de ambos o de uno solo de los cónyuges. Toda petición de divorcio
debe ser acompañada de una propuesta que regule los efectos derivados de éste, sin la cual
no se puede dar trámite a la petición; si el divorcio es peticionado por uno solo de los cónyuges
el otro puede ofrecer una propuesta reguladora distinta.
Al momento de formular las propuestas, las partes deben acompañar los elementos en
que se fundan; el juez puede ordenar, de oficio o a petición de las partes, que se incorporen
otros que se estiman pertinentes; las propuestas deben ser evaluadas por el juez, debiendo
convocar a los cónyuges a una audiencia. En ningún caso el desacuerdo en el convenio
suspende el dictado de la sentencia de divorcio; si existe desacuerdo sobre los efectos del
divorcio, o si el convenio regulador perjudica de modo manifiesto los intereses de los
integrantes del grupo familiar, las cuestiones pendientes deben ser resueltas por el juez de
conformidad con el procedimiento previsto en la ley local.
Dentro de los efectos del divorcio podemos encontrar la redacción del Convenio
Regulador, que debe contener: las cuestiones relativas a la atribución de la vivienda, la
distribución de los bienes y las eventuales compensaciones económicas entre los cónyuges; y
las cuestiones relativas al ejercicio de la responsabilidad parental, en especial, la prestación
alimentaria. El juez puede exigir que el obligado otorgue garantías reales o personales como
requisito para la aprobación del convenio; el convenio homologado o la decisión judicial pueden
ser revisados si la situación se ha modificado sustancialmente.
El cónyuge a quien el divorcio produce un desequilibrio manifiesto que signifique un
empeoramiento de su situación y que tiene por causa adecuada el vinculo matrimonial y su
ruptura, tiene derecho a una compensación. Esta puede consistir en una prestación única, en
una renta por tiempo determinado o, excepcionalmente, por plazo indeterminado. Puede
pagarse con dinero, con el usufructo de determinados bienes o de cualquier otro modo que
acuerden las partes o decida el juez.
A falta de acuerdo de los cónyuges en el convenio regulador, el juez debe determinar la
procedencia y el monto de la compensación económica, que puede reclamarse hasta seis
meses después de la sentencia de divorcio, sobre la base de diversas circunstancias, entre
otras:

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• El estado patrimonial de cada uno de los cónyuges al inicio y a la finalización de la vida


matrimonial.
• La dedicación que cada cónyuge brindó a la familia y a la crianza y educación de los
hijos durante la convivencia y la que debe prestar con posterioridad al divorcio.
• La edad y el estado de salud de los cónyuges y de los hijos.
• La capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo del cónyuge que
solicita la compensación económica.
• La colaboración prestada a las actividades mercantiles, industriales o profesionales del
otro cónyuge.
• La atribución de la vivienda familiar, y si recae sobre un bien ganancial, un bien propio,
o un inmueble arrendado. En este último caso, quién abona el canon locativo.
Uno de los cónyuges puede pedir la atribución de la vivienda familiar, sea el inmueble
propio de cualquiera de los cónyuges o ganancial. El juez determina la procedencia, el plazo de
duración y efectos del derecho sobre la base de las siguientes pautas, entre otras: la persona a
quien se atribuye el cuidado de los hijos; la persona que está en situación económica más
desventajosa para proveerse de una vivienda por sus propios medios; el estado de salud y
edad de los cónyuges; los intereses de otras personas que integran el grupo familiar.
A petición de parte interesada, el juez puede establecer: una renta compensatoria por el
uso del inmueble a favor del cónyuge a quien no se atribuye la vivienda; que el inmueble no
sea enajenado sin el acuerdo expreso de ambos; que el inmueble ganancial o propio en
condominio de los cónyuges no sea partido ni liquidado. La decisión produce efectos frente a
terceros a partir de su inscripción registra!; si se trata de un inmueble alquilado, el cónyuge no
locatario tiene derecho a continuar en la locación hasta el vencimiento del contrato,
manteniéndose el obligado al pago y las garantías que primitivamente se constituyeron en el
contrato. El derecho de atribución del uso de la vivienda familiar cesa: por cumplimiento del
plazo fijado por el juez; por cambio de las circunstancias que se tuvieron en cuenta para su
fijación; por las mismas causas de indignidad previstas en materia sucesoria.

Régimen Patrimonial del Matrimonio:


Antes de la celebración del matrimonio los futuros cónyuges pueden hacer las
denominadas convenciones matrimoniales que tengan únicamente los objetos que establece el
Código, quedando cualquier otra convención con objetos distintos sin valor. Los objetos
reconocidos por el Código son los siguientes:
• La designación y avalúo de los bienes que cada uno lleva al matrimonio.
• La enunciación de las deudas.
• Las donaciones que se hagan entre ellos (no pueden ser hechas por menores de edad
que se casen).
• La opción que hagan por alguno de los regímenes patrimoniales previstos.
Las convenciones matrimoniales deben ser hechas por escritura pública antes de la
celebración del matrimonio, y sólo producen efectos a partir de esa celebración y en tanto el
matrimonio no sea anulado. Pueden ser modificadas antes del matrimonio, mediante un acto
otorgado también por escritura pública. Después de la celebración del matrimonio, el régimen
patrimonial puede modificarse por convención de los cónyuges; esta convención puede ser
otorgada después de un año de aplicación del régimen patrimonial, convencional o legal,
mediante escritura pública. Para que el cambio de régimen produzca efectos respecto de
terceros, debe anotarse marginalmente en el acta de matrimonio.
El Código establece ciertas disposiciones comunes a todos los regímenes. Éstas son:
• Deber de Contribución: Los cónyuges deben contribuir a su propio sostenimiento, el del
hogar y el de los hijos comunes, en proporción a sus recursos. Esta obligación se
extiende a las necesidades de los hijos menores de edad, con capacidad restringida, o
con discapacidad de uno de los cónyuges que conviven con ellos.
• Actos que Requieren Asentimiento: Ninguno de los cónyuges puede, sin el
asentimiento del otro, disponer de los derechos sobre la vivienda familiar, ni de los
muebles indispensables de ésta, ni transportarlos fuera de ella. El que no ha dado su
asentimiento puede demandar la nulidad del acto o la restitución de los muebles dentro
del plazo de caducidad de seis meses de haberlo conocido, pero no más allá de seis
meses de la extinción del régimen matrimonial. La vivienda familiar no puede ser
ejecutada por deudas contraídas después de la celebración del matrimonio, excepto

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que lo hayan sido por ambos cónyuges conjuntamente o por uno de ellos con el
asentimiento del otro.
En todos los casos en que se requiere el asentimiento del cónyuge para el
otorgamiento de un acto jurídico, aquél debe versar sobre el acto en sí y sus elementos
constitutivos. Uno de los cónyuges puede ser autorizado judicialmente a otorgar un
acto que requiera el asentimiento del otro, si éste está ausente, es persona incapaz,
está transitoriamente impedido de expresar su voluntad, o si su negativa no está
justificada por el interés de la familia; El acto otorgado con autorización judicial es
oponible al cónyuge sin cuyo asentimiento se lo otorgó, pero de él no deriva ninguna
obligación personal a su cargo.
• Mandato Entre Cónyuges: Uno de los cónyuges puede dar poder al otro para
representarlo en el ejercicio de las facultades que el régimen matrimonial le atribuye,
pero no para darse a sí mismo el asentimiento. La facultad de revocar el poder no
puede ser objeto de limitaciones. Excepto convención en contrario, el apoderado no
está obligado a rendir cuentas de los frutos y rentas percibidos. Si uno de los cónyuges
está ausente o impedido transitoriamente de expresar su voluntad, el otro puede ser
judicialmente autorizado para representarlo, sea de modo general o para ciertos actos
en particular, en el ejercicio de las facultades resultantes del régimen matrimonial, en la
extensión fijada por el juez.
• Responsabilidad Solidaria: Los cónyuges responden solidariamente por las
obligaciones contraídas por uno de ellos para solventar las necesidades ordinarias del
hogar o el sostenimiento y la educación de los hijos. Fuera de esos casos, y excepto
disposición en contrario del régimen matrimonial, ninguno de los cónyuges responde
por las obligaciones del otro. ·
• Cosas Muebles No Registrables: Los actos de administración y disposición a título
oneroso de cosas muebles no registrables cuya tenencia ejerce individualmente uno de
los cónyuges, celebrados por éste con terceros de buena fe, son válidos, excepto que
se trate de los muebles indispensables del hogar o de los objetos destinados al uso
personal del otro cónyuge o al ejercicio de su trabajo o profesión. En tales casos, el
otro cónyuge puede demandar la nulidad dentro del plazo de caducidad de seis meses
de haber conocido el acto y no más allá de seis meses de la extinción del régimen
matrimonial.
A falta de opción hecha en la convención matrimonial los cónyuges quedan sometidos,
desde la celebración del matrimonio, al régimen de comunidad de ganancias. En este
régimen se diferencian dos clases de bienes de los cónyuges:
• Bienes Propios: El Código enumera una serie de bienes que son propios de cada uno
de los cónyuges. Éstos son:
o Los bienes de los cuales los cónyuges tienen la propiedad, otro derecho real o
la posesión al tiempo de la iniciación de la comunidad.
o Los adquiridos durante la comunidad por herencia, legado o donación. Los
recibidos conjuntamente por herencia, legado o donación se reputan propios
por mitades, excepto que el testador o el donante hayan designado partes
determinadas.
o Los adquiridos por permuta con otro bien propio, mediante la inversión de
dinero propio o la reinversión del producto de la venta de bienes propios.
o Los créditos o indemnizaciones que subrogan en el patrimonio de uno de los
cónyuges a otro bien propio.
o Los productos de los bienes propios, con excepción de los de las canteras y
minas.
o Las crías de los ganados propios que reemplazan en el plantel a los animales
que faltan por cualquier causa. Sin embargo, si se ha mejorado la calidad del
ganado originario, las crías son gananciales y la comunidad debe al cónyuge
propietario recompensa por el valor del ganado propio aportado.
o Los adquiridos durante la comunidad, aunque sea a título oneroso, si el
derecho de incorporarlos al patrimonio ya existía al tiempo de su iniciación.
o Los adquiridos en virtud de un acto anterior a la comunidad viciado de nulidad
relativa, confirmado durante ella.

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o Los originariamente propios que vuelven al patrimonio del cónyuge por nulidad,
resolución, rescisión o revocación de un acto jurídico.
o Los incorporados por accesión a las cosas propias.
o Las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que ya era
propietario de una parte indivisa de un bien al comenzar la comunidad,
o que la adquirió durante ésta en calidad de propia, así como los valores
nuevos y otros acrecimientos de los valores mobiliarios propios, sin perjuicio de
la recompensa debida a la comunidad en caso de haberse invertido bienes de
ésta para la adquisición.
o La plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirió antes del
comienzo de la comunidad, si el usufructo se extingue durante ella, así como la
de los bienes gravados con otros derechos reales que se extinguen durante la
comunidad, sin perjuicio del derecho a recompensa si para extinguir el
usufructo o los otros derechos reales se emplean bienes gananciales.
o Las ropas y los objetos de uso personal de uno de los cónyuges y los
necesarios para el ejercicio de su trabajo o profesión.
o Las indemnizaciones por consecuencias no patrimoniales y por daño físico
causado a la persona del cónyuge, excepto la del lucro cesante
correspondiente a ingresos que habrían sido gananciales.
o El derecho a jubilación o pensión, y el derecho a alimentos, y, en general, todos
los derechos inherentes a la persona.
o La propiedad intelectual, artística o industrial.
• Bienes Gananciales: El Código también enumera aquellos bienes que son gananciales,
es decir, que tienen propiedad compartida entre ambos cónyuges. Éstos son:
o Los creados, adquiridos por título oneroso o comenzados a poseer
durante la comunidad por uno u otro de los cónyuges.
o Los adquiridos durante la comunidad por hechos de azar, como lotería,
juego, apuestas o hallazgo de tesoro.
o Los frutos naturales, industriales o civiles de los bienes propios y gananciales,
devengados durante la comunidad.
o Los frutos civiles de la profesión, trabajo, comercio o industria de uno u otro
cónyuge, devengados durante la comunidad.
o Lo devengado durante la comunidad como consecuencia del derecho de
usufructo de carácter propio.
o Los bienes adquiridos después de la extinción de la comunidad por permuta
con otro bien ganancial, mediante la inversión de dinero ganancial, o la
reinversión del producto de la venta de bienes gananciales.
o Los créditos o indemnizaciones que subrogan a otro bien ganancial.
o Los productos de los bienes gananciales, y los de las canteras y minas propias,
extraídos durante la comunidad.
o Las crías de los ganados gananciales que reemplazan en el plantel a los
animales que faltan por cualquier causa y las crías de los ganados propios que
excedan el plantel original.
o Los adquiridos después de la extinción de la comunidad, si el derecho de
incorporarlos al patrimonio había sido adquirido a título oneroso durante ella.
o Los adquiridos por titulo oneroso durante la comunidad en virtud de un acto
viciado de nulidad relativa, confirmado después de la di$olución de aquélla.
o Los originariamente gananciales que vuelven al patrimonio ganancial del
cónyuge por nulidad, resolución, rescisión o revocación de un acto jurídico.
o Los incorporados por accesión a las cosas gananciales.
o Las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que ya era
propietario de una parte indivisa de carácter ganancial de un bien al extinguirse
la comunidad.
o La plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirió a titulo oneroso
durante la comunidad, si el usufructo se consolida después de su extinción, así
como la de los bienes gravados con derechos reales que se extinguen después
de aquélla, sin perjuicio del derecho a recompensa si para extinguir el
usufructo o los otros derechos reales se emplean bienes propios.

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En relación a las deudas de los cónyuges el Código establece que cada uno de los ellos
responde frente a sus acreedores con todos sus bienes propios y los gananciales por él
adquiridos. Por los gastos de conservación y reparación de los bienes gananciales
responde también el cónyuge que no contrajo la deuda, pero sólo con sus bienes gananciales.
El cónyuge cuya deuda personal fue solventada con fondos gananciales, debe recompensa a
la comunidad; y ésta debe recompensa al cónyuge que solventó con fondos propios deudas de
la comunidad.
En cuanto a la gestión de los bienes de la comunidad, el Código establece lo siguiente:
• Bienes Propios: Cada uno de los cónyuges tiene la libre administración y disposición de
sus bienes propios.
• Bienes Gananciales: La administración y disposición de los bienes gananciales
corresponde al cónyuge que los ha adquirido. Sin embargo, es necesario el
asentimiento del otro para enajenar o gravar: los bienes registrables; las acciones
nominativas no endosables y las no cartulares; las participaciones en sociedades; los
· establecimientos comerciales, industriales o agropecuarios.
• Bienes Adquiridos Coniuntamente: La administración y disposición de los bienes
adquiridos conjuntamente por los cónyuges corresponde en conjunto a ambos,
cualquiera que sea la importancia de la parte correspondiente a cada uno. En caso de
disenso entre ellos, el que toma la iniciativa del acto puede requerir que se lo autorice
judicialmente.
Las causas de extinción del régimen de comunidad son: la muerte comprobada o presunta
de uno de los cónyuges; la anulación del matrimonio; el divorcio; la separación judicial de
bienes; la modificación del régimen matrimonial convenido. Extinguida la comunidad, se
procede a su liquidación. A tal fin, se establece la cuenta de las recompensas que la
comunidad debe a cada cónyuge y la que cada uno debe a la comunidad, debiendo
reconocerse:
• Cargas de la Comunidad: Son las obligaciones contraídas durante la comunidad; el
sostenimiento del hogar, de los hijos comunes y de los que cada uno tenga, y los
alimentos que cada uno está obligado a dar; las donaciones de bienes gananciales
hechas a los hijos comunes, y aun la de bienes propios si están destinados a su
establecimiento o colocación; los gastos de conservación y reparación de los bienes
propios y gananciales.
• Obligaciones Personales de los Cónyuges: Son las contraídas antes del comienzo de la
comunidad; las que gravan las herencias, legados o donaciones recibidos por uno de
los cónyuges; las contraídas para adquirir o mejorar bienes propios; las resultantes de
garantías personales o reales dadas por uno de los cónyuges a un tercero, sin que de
ellas derive beneficio para el patrimonio ganancial; las derivadas de la responsabilidad
extracontractual y de sanciones legales.
La comunidad debe recompensa al cónyuge si se ha beneficiado en detrimento del
patrimonio propio, y el cónyuge a la comunidad si se ha beneficiado en detrimento del haber de
la comunidad. La prueba del derecho a recompensa incumbe a quien la invoca, y puede ser
hecha por cualquier medio probatorio. El monto de la recompensa es igual al menor de los
valores que representan la erogación y el provecho subsistente para el cónyuge o para la
comunidad, al día de su extinción, apreciados en valores constantes. Los bienes que originan
recompensas se valúan según su estado al día de la disolución del régimen y según su valor al
tiempo de la liquidación.
Efectuado el balance de las recompensas adeudadas por cada uno de los cónyuges a la
comunidad y por ésta a aquél, el saldo en favor de la comunidad debe colacionarlo a la masa
común, y el saldo en favor del cónyuge le debe ser atribuido a éste sobre la masa común. En
caso de insuficiencia de la masa ganancial, en la partición se atribuye un crédito a un cónyuge
contra el otro.
Disuelta la comunidad, la partición puede ser solicitada en todo tiempo. La masa común se
integra con la suma de los activos gananciales líquidos de uno y otro cónyuge; se divide por
partes iguales entre los cónyuges, sin consideración al monto de los bienes propios ni a la
contribución de cada uno a la adquisición de los gananciales. Si se produce por muerte de uno
de los cónyuges, los herederos reciben su parte sobre la mitad de gananciales que hubiese
correspondido al causante.

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El inventario y división de los bienes se hacen en la forma prescripta para la partición de


las herencias. Los gastos a que dé lugar el inventario y división de los bienes de la comunidad
están a cargo de los cónyuges, o del supérstite y los herederos del premuerto, a prorrata de su
participación en los bienes. Después de la partición, cada uno de los cónyuges responde frente
a sus acreedores por las deudas contraídas con anterioridad con sus bienes propios y la
porción que se le adjudicó de los gananciales.
Cuando se ejecute simultáneamente la liquidación de dos o más comunidades contraídas
por una misma persona, se admite toda clase de pruebas, a falta de inventarios, para
determinar la participación de cada una; en caso de duda, los bienes se atribuyen a cada una
de las comunidades en proporción al tiempo de su duración. En caso de bigamia y buena fe del
segundo cónyuge, el primero tiene derecho a la mitad de los gananciales hasta la disolución de
su matrimonio, y el segundo a la mitad de la masa ganancial formada por él y el bígamo hasta
la notificación de la demanda de nulidad.
Al realizar la convención matrimonial los cónyuges también puede optar por el régimen de
separación de bienes, que ha sido introducido a nuestro Código. En él cada uno de los
cónyuges conserva la libre administración y disposición de sus bienes personales, y cada uno
de ellos responde por las deudas por él contraídas. Tanto respecto del otro cónyuge como de
terceros, cada uno de los cónyuges puede demostrar la propiedad exclusiva de un bien por
todos los medios de prueba. Los bienes cuya propiedad exclusiva no se pueda demostrar, se
presume que pertenecen a ambos cónyuges por mitades
Cesa la separación de bienes por la disolución del matrimonio y por la modificación del
régimen convenido entre los cónyuges. Disuelto el matrimonio, a falta de acuerdo entre los
cónyuges separados de bienes o sus herederos, la partición de los bienes indivisos se hace en
la forma prescripta para la partición de las herencias.

Uniones Convivenciales:
La unión convivencia! es aquella unión basada en relaciones afectivas de carácter
singular, pública, notoria, estable y permanente de dos personas que conviven y comparten un
proyecto de vida común, sean del mismo o de diferente sexo. El reconocimiento de los efectos
jurídicos previstos por el Código a las uniones convivenciales se da si se pueden identificar los
siguientes requisitos:
• Los dos integrantes deben ser mayores de edad.
• No deben estar unidos por vínculos de parentesco en línea recta en todos los grados,
ni colateral hasta el segundo grado.
• No deben estar unidos por vínculos de parentesco por afinidad en línea recta.
• No deben tener impedimento de ligamen ni debe estar registrada otra convivencia de
manera simultánea.
• Deben haber mantenido la convivencia durante un período no inferior a dos años.
La existencia de la unión convivencia!, su extinción y los pactos que los integrantes de la
pareja hayan celebrado, se inscriben en el registro que corresponda a la jurisdicción local, sólo
a los fines probatorios. No procede una nueva inscripción de una unión convivencia! sin la
previa cancelación de la preexistente; la registración de la existencia de la unión convivencia[
debe ser solicitada por ambos integrantes. La unión convivencia! puede acreditarse por
cualquier medio de prueba; la inscripción en el Registro de uniones convivenciales es prueba
suficiente de su existencia.
Se pueden realizar, por escrito, los denominados pactos de convivencia, que pueden
regular, entre otras cuestiones: la contribución a las cargas del hogar durante la vida en común;
la atribución del hogar común, en caso de ruptura; la división de los bienes obtenidos por el
esfuerzo común, en caso de ruptura de la convivencia. Los pactos de convivencia no pueden
ser contrarios al orden público, ni al principio de igualdad de los convivientes, ni afectar los
derechos fundamentales de cualquiera de los integrantes de la unión convivencia!; pueden ser
modificados y rescindidos por acuerdo de ambos convivientes, y se extinguen al extinguirse la
convivencia. Los pactos, su modificación y rescisión son oponibles a los terceros desde su
inscripción en los registros que correspondan.
El Código establece los efectos de las uniones convivenciales durante la convivencia.
Podemos nombrar los siguientes:
• Relaciones Patrimoniales: Las relaciones económicas entre los integrantes de la unión
se rigen por lo estipulado en el pacto de convivencia. A falta de pacto, cada integrante

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de la unión ejerce libremente las facultades de administración y disposición de los


bienes de su titularidad, con la restricción regulada para la protección de la vivienda
familiar y de los muebles indispensables que se encuentren en ella.
• Asistencia: Los convivientes se deben asistencia durante la convivencia.
• Contribución a los Gastos del Hogar: Los convivientes tienen obligación de contribuir a
los gastos domésticos.
• Responsabilidad por las Deudas Frente a Terceros: Los convivientes son
solidariamente responsables por las deudas que uno de ellos hubiera contraído con
terceros.
• Protección de la Vivienda Familiar: Si la unión convivencia! ha sido inscripta, ninguno
de los convivientes puede, sin el asentimiento del otro, disponer de los derechos sobre
la vivienda familiar, ni de los muebles indispensables de ésta, ni transportarlos fuera de
la vivienda. El juez puede autorizar la disposición del bien si es prescindible y el interés
familiar no resulta comprometido. Si no media esa autorización, el que no ha dado su
asentimiento puede demandar la nulidad del acto dentro del plazo de caducidad de seis
meses de haberlo conocido, y siempre que continuase la convivencia. La vivienda
familiar no puede ser ejecutada por deudas contraídas después de la inscripción de la
unión convivencia!, excepto que hayan sido contraídas por ambos convivientes o por
uno de ellos con el asentimiento del otro.
El cese de la unión convivencia! puede darse por diferentes causas. El Código enumera
las siguientes: por la muerte de uno de los convivientes; por la sentencia firme de ausencia con
presunción de fallecimiento de uno de los convivientes; por matrimonio o nueva unión
convivencia! de uno de sus miembros; por el matrimonio de los convivientes; por mutuo
acuerdo; por voluntad unilateral de alguno de los convivientes notificada fehacientemente al
otro; por el cese de la convivencia mantenida. La interrupción de la convivencia no
implica su cese si obedece a motivos laborales u otros similares, siempre que
permanezca la voluntad de vida en común.
Los efectos del cese de la unión convivencia! son los siguientes:
• Compensación Económica: El conviviente que sufre un desequilibrio manifiesto que
signifique un empeoramiento de su situación económica con causa adecuada en la
convivencia y su ruptura, tiene derecho a una compensación. Ésta puede consistir en
una prestación única o en una renta por un tiempo determinado que no puede ser
mayor a la duración de la unión convivencia!. Puede pagarse con dinero, con el
usufructo de determinados bienes o de cualquier otro modo que acuerden las partes o
en su defecto decida el juez.
El juez determina la procedencia y el monto de la compensación económica sobre la
base de diversas circunstancias, entre otras:
o El estado patrimonial de cada uno de los convivientes al inicio y a la finalización
de la unión.
o La dedicación que cada conviviente brindó a la familia y a la crianza y
educación de los hijos y la que debe prestar con posterioridad al cese.
o La edad y el estado de salud de los convivientes y de los hijos.
o La capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo del conviviente
que solicita la compensación económica.
o La colaboración prestada a las actividades mercantiles, industriales o
profesionales del otro conviviente.
o La atribución de la vivienda familiar.
La acción para reclamar la compensación económica caduca a los seis meses de
haberse producido cualquiera de las causas de finalización de la convivencia.
• Atribución del Uso de la Vivienda Familiar: El uso del inmueble que fue sede de la
unión convivencia! puede ser atribuido a uno de los convivientes en los siguientes
supuestos: Si tiene a su cargo el cuidado de hijos menores de edad, con capacidad
restringida o con discapacidad; si acredita la extrema necesidad de una vivienda y la
imposibilidad de procurársela en forma inmediata.
El juez debe fijar el plazo de la atribución, el que no puede exceder de dos años a
contarse desde el momento en que se produjo el cese de la convivencia. A petición de
parte interesada, el juez puede establecer: una renta compensatoria por el uso del
inmueble a favor del conviviente a quien no se atribuye la vivienda; que el inmueble no

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sea enajenado durante el plazo previsto sin el acuerdo expreso de ambos; que el
inmueble en condominio de los convivientes no sea partido ni liquidado. La decisión
produce efectos frente a terceros a partir de su inscripción registra!. Si se trata de un
inmueble alquilado, el conviviente no locatario tiene derecho a continuar en la locación
hasta el vencimiento del contrato, manteniéndose el obligado al pago y las garantías
que primitivamente se constituyeron en el contrato.
• Atribución de la Vivienda en Caso de Muerte de Uno de los Convivientes: El conviviente
supérstite que carece de vivienda propia habitable o de bienes suficientes que
aseguren el acceso a ésta, puede invocar el derecho real de habitación gratuito por un
plazo máximo de dos años sobre el inmueble de propiedad del causante que constituyó
el último hogar familiar y que a la apertura de la sucesión no se encontraba en
condominio con otras personas. Este derecho es inoponible a los acreedores del
causante. Se extingue si el conviviente supérstite constituye una nueva unión
convivencia!, contrae matrimonio o adquiere una vivienda propia habitable o bienes
suficientes para acceder a ésta.
• Distribución de los Bienes: A falta de pacto, los bienes adquiridos durante la
convivencia se mantienen en el patrimonio al que ingresaron, sin perjuicio de la
aplicación de los principios generales relativos al enriquecimiento sin causa, la
interposición de personas y otros que puedan corresponder.

Unión de Hecho o Concubinato:


El concubinato es un régimen similar al de unión convivencia!, que estaba regulado en el
Código Civil pero que hoy ya no existe en el nuevo Código. Zannoni lo define como "la unión
permanente de un hombre y una mujer, que sin estar unidos por matrimonio mantienen una
comunidad de habitación y de vida, de modo similar a la que existe entre los cónyuges." Se
deben tener en cuenta los caracteres que derivan de este concepto:
• Entre Un Solo Hombre y Una Sola Mujer: Debe tratarse de personas de diferente sexo
y de una unión monogámica.
• Comunidad de Vida: No habrá concubinato por mantener relaciones sexuales
circunstanciales o esporádicas.
• Convivencia Estable y Permanente: La convivencia debe perdurar durante un tiempo
prolongado.
• Fidelidad: Esto no quiere decir que sinte una infidelidad deja de existir el concubinato,
sino que si las infidelidades son reiteradas no se cumpliría con el requisito de unión
monogámica.
Como todo régimen, el concubinato produce efectos positivos (implica la adquisición de
derechos) y negativos (implica la pérdida de derechos). Dentro de estos dos grupos podemos
identificar los siguientes efectos particulares:
• Efectos Positivos:
o Matrimonio en Extremis: El Código Civil establecía que, si al realizarse un
matrimonio estando uno de los cónyuges enfermos y en el caso de que éste
muriera dentro de los treinta días del ese acto, el matrimonio se consideraba
nulo. En el caso de esos matrimonios que hayan tenido una relación de
concubinato antes de contraer el matrimonio esa disposición del Código no
tenía efecto.
o Alimentos: La jurisprudencia determinó que existe una obligación natural entre
los concubinos de prestarse alimentos recíprocamente.
o Indemnización por Muerte del Concubino.
o Beneficios Previsionales.
o Continuación de la Locación.
• Efectos Negativos:
o Pérdida del Derecho Alimentario: El cónyuge que por sentencia de separación
personal o divorcio vincular recibe alimentos dejará de recibirlos si vive en
concubinato.
o Pérdida de la Vocación Hereditaria: El cónyuge que luego de la separación
persona conserva la vocación hereditaria sobre el otro la perderá si vive en
concubinato.

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Parentesco:
El parentesco es el vínculo jurídico familiar existente entre personas en razón de la
naturaleza (nexo biológico), las técnicas de reproducción humana asistida (voluntad
procreacional), la adopción (vínculo jurídico parental que se crea por medio de sentencia
judicial) y la afinidad (parientes políticos, la familia del cónyuge). Es el vínculo, conexión, nexo o
enlace jurídico que liga a unas personas con otras y que, pudiendo proceder de las diferentes
causas, da origen a distintas clases.
Para que surja el parentesco no basta la mera existencia del vínculo biológico, sea por
naturaleza o mediante Técnicas de Reproducción Humana Asistida, ni la posesión de estado
de hijo ni la unión convivencial de pareja, sino que es requisito indispensable que concurra un
verdadero emplazamiento jurídico en los respectivos estados de familia.
La proximidad del parentesco se establece por líneas y grados. Así surgen conceptos
importantes en relación al parentesco:
• Grado: Es el vínculo entre dos personas que pertenecen a generaciones sucesivas.
• Linea: Es la serie no interrumpida de grados. Puede ser recta, si une a los
ascendientes y los descendientes, o colateral, si une a los descendientes de un tronco
común.
• Tronco: Es el ascendiente del cual parten dos o más líneas.
• Rama: Es la línea en relación a su origen.
El cómputo del parentesco se realiza de la siguiente manera: en la línea recta hay tantos
grados como generaciones; en 1.a colateral los grados se cuentan por generaciones, sumando
el número de grados que hay en cada rama entre cada una de las personas cuyo parentesco
se quiere computar y el ascendiente común.
Son hermanos bilaterales los que tienen los mismos padres. Son hermanos unilaterales
los que proceden de un mismo ascendiente en primer grado, difiriendo en el otro. En la
adopción plena, el adoptado adquiere el mismo parentesco que tendría un hijo del adoptante
con todos los parientes de éste; la adopción simple, en cambio, sólo crea vinculo de
parentesco entre el adoptado y el adoptante.
El parentesco por afinidad es el que existe entre la persona casada y los parientes de su
cónyuge. Se computa por el número de grados en que el cónyuge se encuentra respecto de
esos parientes. El parentesco por afinidad no crea vinculo jurídico alguno entre los parientes de
uno de los cónyuges y los parientes del otro.
El vinculo de parentesco genera deberes y derechos de los parientes. Podemos nombrar:
• Alimentos: Los parientes se deben alimentos en el siguiente orden:
o Ascendientes y descendientes. Entre ellos, están obligados preferentemente
los más próximos en grado.
o Los hermanos bilaterales y unilaterales. En cualquiera de los supuestos, los
alimentos son debidos por los que están en mejores condiciones para
proporcionarlos. Si dos o más de ellos están en condiciones de hacerlo, están
obligados por partes iguales, pero el juez puede fijar cuotas diferentes, según
la cuantía de los bienes y cargas familiares de cada obligado.
Entre los parientes por afinidad únicamente se deben alimentos los que están
vinculados en linea recta en primer grado.
La obligación de prestar alimentos no puede ser compensada, ni el derecho a
reclamarlos o percibirlos, ser objeto de transacción, renuncia, cesión, gravamen o
embargo alguno. No es repetible lo pagado en concepto de alimentos. Las prestaciones
alimentarias devengadas y no percibidas pueden compensarse, renunciarse o
transmitirse a titulo oneroso o gratuito.
La prestación de alimentos comprende lo necesario para la subsistencia,
habitación, vestuario y asistencia médica, correspondientes a la condición del que la
recibe, en la medida de sus necesidades y de las posibilidades económicas del
alimentante; si el alimentado es una persona menor de edad, comprende, además, lo
necesario para la educación. Se cumple mediante el pago de una renta en dinero, pero
el obligado puede solicitar que se lo autorice a solventarla de otra manera, si justifica
motivos suficientes; los pagos se deben efectuar en forma mensual, anticipada y
sucesiva pero, según las circunstancias, el juez puede fijar cuotas por períodos más
cortos.

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La petición de alimentos tramita por el proceso más breve que establezca la ley local, y
no se acumula a otra pretensión. Desde el principio de la causa o en el transcurso de
ella, el juez puede decretar la prestación de alimentos provisionales, y también las
expensas del pleito, si se justifica la falta de medios. El pariente que pide alimentos
debe probar que le faltan los medios económicos suficientes y la imposibilidad de
adquirirlos con su trabajo, cualquiera que sea la causa que haya generado tal estado.
Los alimentos se deben desde el dla de la interposición de la demanda o desde la
interpelación al obligado por medio fehaciente, siempre que la demanda se presente
dentro desde los seis meses de la interpelación. Es solidariamente responsable del
pago de la deuda alimentaria quien no cumple la orden judicial de depositar la suma
que debió descontar a su dependiente o a cualquier otro acreedor; las sumas debidas
por alimentos por el incumplimiento en el plazo previsto devengan una tasa de interés
equivalente a la más alta que cobran los bancos a sus clientes, según las
reglamentaciones del Banco Central, a la que se adiciona la que el juez fije según las
circunstancias del caso.
Cesa la obligación alimentaria si el alimentado incurre en alguna causal de indignidad;
por la muerte del obligado o del alimentado; cuando desaparecen los presupuestos de
la obligación. La pretensión de cese, aumento o reducción de los alimentos tramita por
el procedimiento más breve que prevea la ley local.
• Derecho de Comunicación: Los que tienen a su cargo el cuidado de personas menores
de edad, con capacidad restringida, o enfermas o imposibilitadas, deben permitir la
comunicación de estos con sus ascendientes, descendientes, hermanos bilaterales o
unilaterales y parientes por afinidad en primer grado. Si se deduce oposición fundada
en posibles perjuicios a la salud mental o física de los interesados, el juez debe
resolver lo que corresponda por el procedimiento más breve que prevea la ley local y
establecer, en su caso, el régimen de comunicación más conveniente de acuerdo a las
circunstancias.
El juez puede imponer al responsable del incumplimiento reiterado del régimen de
comunicación establecido por sentencia o convenio homologado medidas razonables
para asegurar su eficacia.

Filiación:
La filiación puede tener lugar por naturaleza, mediante técnicas de reproducción humana
asistida o por adopción. La filiación por adopción plena, por naturaleza o por técnicas de
reproducción humana asistida, matrimonial y extramatrimonial, surten los mismos efectos.
Ninguna persona puede tener más de dos vínculos filiales, cualquiera sea la naturaleza de la
filiación.
El Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas sólo debe expedir certificados de
nacimiento que sean redactados en forma tal que de ellos no resulte si la persona ha nacido o
no durante el matrimonio, por técnicas de reproducción humana asistida o ha sido adoptada.
El Código establece las reglas generales relativas a la filiación por técnicas de
reproducción humana asistida, regulando los siguientes puntos:
• Consentimiento: El centro de salud interviniente debe recabar el consentimiento previo,
informado y libre de las personas que se someten al uso de las técnicas de
reproducción humana asistida. Este consentimiento debe renovarse cada vez que se
procede a la utilización de gametos o embriones. La instrumentación de dicho
consentimiento debe contener los requisitos previstos en las disposiciones especiales,
para su posterior protocolización ante escribano público o certificación ante la autoridad
sanitaria correspondiente a la jurisdicción. El consentimiento es libremente revocable
mientras no se haya producido la concepción en la persona o la implantación del
embrión.
• Voluntad Procreacional: Los nacidos por las técnicas de reproducción humana asistida
son hijos de quien dio a luz y del hombre o de la mujer que también ha prestado su
consentimiento previo, informado y libre, debidamente inscripto en el Registro del
Estado Civil y Capacidad de las Personas, con independencia de quién haya aportado
los gametos.
• Derecho a la Información: La información relativa a que la persona ha nacido por el uso
de técnicas de reproducción humana asistida con gametos de un tercero debe constar

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en el correspondiente legajo base para la inscripción del nacimiento. A petición de las


personas nacidas a través de las técnicas de reproducción humana asistida, puede:
obtenerse del centro de salud interviniente información relativa a datos médicos del
donante, cuando es relevante para la salud; revelarse la identidad del donante, por
razones debidamente fundadas, evaluadas por la autoridad judicial por el
procedimiento más breve que prevea la ley local.
En. relación a la determinación de la maternidad el Código establece que, en la filiación
por naturaleza, la maternidad se establece con la prueba del nacimiento y la identidad del
nacido. La inscripción debe realizarse a petición de quien presenta un certificado del médico,
obstétrico o agente de salud si corresponde, que atendió el parto de la mujer a quien se
atribuye la maternidad del nacido. Esta inscripción debe ser notificada a la madre, excepto que
sea ella quien la solicita o que quien denuncia el nacimiento sea su cónyuge.
La determinación de la filiación puede ser matrimonial o extramatrimonial. El Código regula
ambas, estableciendo las siguientes disposiciones:
• Determinación de la Filiación Matrimonial: Excepto prueba en contrario, se presumen
hijos del o la cónyuge los nacidos después de la celebración del matrimonio y hasta los
trescientos días posteriores a la interposición de la demanda de divorcio o nulidad del
matrimonio, de la separación de hecho o de la muerte. La presunción no rige en los
supuestos de técnicas de reproducción humana asistida si el o la cónyuge no prestó el
correspondiente consentimiento previo, informado y libre.
Aunque falte la presunción de filiación en razón de la separación de hecho de los
cónyuges, el nacido debe ser inscripto como hijo de éstos si concurre el consentimiento
de ambos, haya nacido el hijo por naturaleza o mediante el uso de técnicas de
reproducción humana asistida. En este último caso, y con independencia de quién
aportó los gametos, se debe haber cumplido además con el consentimiento previo,
informado y libre y demás requisitos dispuestos en la ley especial.
Si median matrimonios sucesivos de la mujer que da a luz, se presume que el hijo
nacido dentro de los trescientos días de la disolución o anulación del primero y dentro
de los ciento ochenta días de la celebración del segundo, tiene vínculo filial con el
primer cónyuge; y que el nacido dentro de los trescientos días de la disolución o
anulación del primero y después de los ciento ochenta días de la celebración del
segundo tiene vínculo filial con el segundo cónyuge. Estas presunciones admiten
prueba en contrario.
La filiación matrimonial queda determinada legalmente y se prueba: por la inscripción
del nacimiento en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas y por la
prueba del matrimonio, de conformidad con las disposiciones legales respectivas; por
sentencia firme en juicio de filiación; en los supuestos de técnicas de reproducción
humana asistida, por el consentimiento previo, informado y libre debidamente inscripto
en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas.
• Determinación de la Filiación Extramatrimonial: La filiación extramatrimonial queda
determinada por el reconocimiento, por el consentimiento previo, informado y libre al
uso de las técnicas de reproducción humana asistida, o por la sentencia en juicio de
filiación que la declare tal. La paternidad por reconocimiento del hijo resulta: de la
declaración formulada ante el oficial del Registro del Estado Civil y Capacidad de las
Personas en oportunidad de inscribirse el nacimiento o posteriormente; de la
declaración realizada en instrumento público o privado debidamente reconocido; de las
disposiciones contenidas en actos de última voluntad, aunque el reconocimiento se
efectúe en forma incidental.
El Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas debe notificar el
reconocimiento a la madre y al hijo o su representante legal. El reconocimiento es
irrevocable, no puede sujetarse a modalidades que alteren sus consecuencias legales,
ni requiere aceptación del hijo; el reconocimiento del hijo ya fallecido no atribuye
derechos en su sucesión a quien lo formula, ni a los demás ascendientes de su rama,
excepto que haya habido posesión de estado de hijo.
Es posible el reconocimiento del hijo por nacer, quedando sujeto al nacimiento con
vida. En los supuestos de técnicas de reproducción humana asistida, la determinación
de la filiación se deriva del consentimiento previo, informado y libre, prestado de
conformidad con lo dispuesto en el Código y en la ley especial. Cuando en el proceso

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reproductivo se utilicen gametos de terceros, no se genera vínculo jurídico alguno con


éstos, excepto a los fines de los impedimentos matrimoniales en los mismos términos
que la adopción plena.
En cuanto a las acciones de filiación el Código establece que el derecho a reclamar la
filiación o de impugnarla no se extingue por prescripción ni por renuncia expresa o tácita, pero
los derechos patrimoniales ya adquiridos están sujetos a prescripción. No es admisible la
impugnación de la filiación matrimonial o extramatrimonial de los hijos nacidos mediante el uso
de técnicas de reproducción humana asistida cuando haya mediado consentimiento previo,
informado y libre a dichas técnicas, con independencia de quién haya aportado los gametos; no
es admisible el reconocimiento ni el ejercicio de acción de filiación o de reclamo alguno de
vínculo filial respecto de éste.
Si se reclama una filiación que importa dejar sin efecto una anteriormente
establecida debe, previa o simultáneamente, ejercerse la correspondiente acción de
impugnación. En las acciones de filiación se admiten toda clase de pruebas, incluidas las
genéticas, que pueden ser decretadas de oficio o a petición de parte. Ante la imposibilidad de
efectuar la prueba genética a alguna de las partes, los estudios se pueden realizar con material
genético de los parientes por naturaleza hasta el segundo grado; debe priorizarse a los más
próximos. Si ninguna de estas alternativas es posible, el juez valora la negativa como indicio
grave contrario a la posición del renuente.
En caso de fallecimiento del presunto padre, la prueba puede realizarse sobre material
genético de los dos progenitores naturales de éste. Ante la negativa o imposibilidad de uno de
ellos, puede autorizarse la exhumación del cadáver. El juez puede optar entre estas
posibilidades según las circunstancias del caso. Cuando las acciones de filiación sean ejercidas
por personas menores de edad o con capacidad restringida, es competente el juez del lugar
donde el actor tiene su centro de vida o el del domicilio del demandado, a elección del actor.
El Código reconoce dos tipos de acciones de filiación. Éstas son:
• Acciones de Reclamación de Filiación: El hijo puede reclamar su filiación matrimonial
contra sus progenitores si no resulta de la inscripción en el Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas; la acción debe entablarse contra los cónyuges
conjuntamente. El hijo también puede reclamar su filiación extramatrimonial contra
quienes considere sus progenitores. En caso de haber fallecido alguno de los
progenitores, la acción se dirige contra sus herederos. Estas acciones pueden ser
promovidas por el hijo en todo tiempo. Sus herederos pueden continuar la acción
iniciada por él o entablarla si el hijo hubiese muerto en la menor edad o siendo persona
incapaz. Si el hijo fallece antes de transcurrir un año computado desde que alcanzó
la mayor edad o la plena capacidad, o durante el primer año siguiente al
descubrimiento de las pruebas en que se haya de fundar la demanda, su acción
corresponde a sus herederos por todo el tiempo que falte para completar dichos
plazos.
En todos los casos en que un niño o niña aparezca inscripto sólo con filiación materna,
el Registro Civil debe comunicar al Ministerio Público, el cual debe procurar la
determinación de la paternidad y el reconocimiento del hijo por el presunto padre. A
estos fines, se debe instar a la madre a suministrar el nombre del presunto padre y
toda información que contribuya a su individualización y paradero. La declaración sobre
la identidad del presunto padre debe hacerse bajo juramento; previamente se hace
saber a la madre las consecuencias jurídicas que se derivan de una manifestación
falsa. Antes de remitir la comunicación al Ministerio Público; el jefe u oficial del Registro
Civil debe citar a la madre e informarle sobre los derechos del niño y los correlativos
deberes maternos, de conformidad con lo dispuesto en la ley especial. Cumplida esta
etapa, las actuaciones se remiten al Ministerio Público para promover acción judicial.
La posesión de estado debidamente acreditada en juicio tiene el mismo valor que el
reconocimiento, siempre que no sea desvirtuada por prueba en contrario sobre el nexo
genético. La convivencia de la madre durante la época de la concepción hace presumir
el vínculo filial a favor de su conviviente, excepto oposición fundada. Durante el
proceso de reclamación de la filiación o incluso antes de su inicio, el juez puede fijar
alimentos provisorios contra el presunto progenitor; el daño causado al hijo por la falta
de reconocimiento es reparable.

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• Acciones de Impugnación de la Filiación: Existen distintos casos de los que trata el


Código. Podemos nombrar:
o Supuestos de Determinación de la Maternidad: En este caso vinculo filial puede
ser impugnado por no ser la mujer la madre del hijo que pasa por suyo. Esta
acción de impugnación puede ser interpuesta por el hijo, la madre, el o la
cónyuge y todo tercero que invoque un interés legitimo. La acción caduca si
transcurre un año desde la inscripción del nacimiento o desde que se conoció
la sustitución o incertidumbre sobre la identidad del hijo. El hijo puede iniciar la
acción en cualquier tiempo. En los supuestos de filiación por técnicas de
reproducción humana asistida la falta de vinculo genético no puede invocarse
para impugnar la maternidad, si ha mediado consentimiento previo, informado
y libre.
o Filiación Presumida por Ley: El o la cónyuge de quien da a luz puede impugnar
el vinculo filial de los hijos nacidos durante el matrimonio o dentro de los
trescientos días siguientes a la interposición de la demanda de divorcio o
nulidad, de la separación de hecho o de la muerte, mediante la alegación de no
poder ser el progenitor, o que la filiación presumida por la ley no debe ser
razonablemente mantenida de conformidad con las pruebas que la contradicen
o en el interés del niño. Para acreditar esa circunstancia puede valerse de todo
medio de prueba, pero no es suficiente la sola declaración de quien dio a luz.
La acción de impugnación de la filiación del o la cónyuge de quien da a luz
puede ser ejercida por éste o ésta, por el hijo, por la madre y por cualquier
tercero que invoque un interés legitimo. El hijo puede iniciar la acción en
cualquier tiempo. Para los demás legitimados, la acción caduca si transcurre
un año desde la inscripción del nacimiento o desde que se tuvo conocimiento
de que el niño podría no ser hijo de quien la ley lo presume. En caso de
fallecimiento del legitimado activo, sus herederos pueden impugnar la filiación
si el deceso se produjo antes de transcurrir el término de caducidad
establecido en este articulo. En este caso, la acción caduca para ellos una vez
cumplido el plazo que comenzó a correr en vida del legitimado.
El o la cónyuge de la mujer que da a luz puede negar judicialmente el vinculo
filial del hijo nacido dentro de los ciento ochenta días siguientes a la
celebración del matrimonio. La acción caduca si transcurre un año desde la
inscripción del nacimiento o desde que se tuvo conocimiento de que el niño
podría no ser hijo de quien la ley lo presume. Si se prueba que el o la cónyuge
tenia conocimiento del embarazo de su mujer al tiempo de la celebración del
matrimonio o hubo posesión de estado de hijo, la negación debe ser
desestimada.
Aun antes del nacimiento del hijo, el o la cónyuge puede impugnar
preventivamente la filiación de la persona por nacer. Esta acción puede ser
ejercida, además, por la madre y por cualquier tercero que invoque un
interés legitimo. La inscripción del nacimiento posterior no hace presumir la
filiación del cónyuge de quien da a luz si la acción es acogida.
o Impugnación del Reconocimiento: El reconocimiento de los hijos nacidos fuera
del matrimonio puede ser impugnado por los propios hijos o por los terceros
que invoquen un interés legítimo. El hijo puede impugnar el reconocimiento en
cualquier tiempo. Los demás interesados pueden ejercer la acción dentro de un
año de haber conocido el acto de reconocimiento o desde que se tuvo
conocimiento de que el niño podría no ser el hijo.

Responsabilidad Parental:
La responsabilidad parental es el conjunto de deberes y derechos que corresponden a los
progenitores sobre la persona y bienes del hijo, para su protección, desarrollo y formación
integral mientras sea menor de edad y no se haya emancipado. La responsabilidad parental se
rige por los siguientes principios: el interés superior del niño; la autonomía progresiva del hijo
conforme a sus características psicofísicas, aptitudes y desarrollo (a mayor autonomía,
disminuye la representación de los progenitores en el ejercicio de los derechos de los hijos); el

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derecho del niño a ser oído y a que su opinión sea tenida en cuenta según su edad y grado de
madurez.
En cuanto a titularidad y ejercicio de la responsabilidad parental, el Código establece que
el ejercicio de la misma corresponde:
• En caso de convivencia con ambos progenitores, a éstos. Se presume que los
actos realizados por uno cuentan con la conformidad del otro.
• En caso de cese de la convivencia, divorcio o nulidad de matrimonio, a ambos
progenitores. Se presume que los actos realizados por uno cuentan con la conformidad
del otro. Por voluntad de los progenitores o por decisión judicial, en interés del hijo, el
ejercicio se puede atribuir a sólo uno de ellos, o establecerse distintas modalidades.
• En caso de muerte, ausencia con presunción de fallecimiento, privación de la
responsabilidad parental o suspensión del ejercicio de un progenitor, al otro.
• En caso de hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial, al único progenitor.
• En caso de hijo extramatrimonial con doble vínculo filial, si uno se estableció por
declaración judicial, al otro progenitor. En interés del hijo, los progenitores de común
acuerdo o el juez pueden decidir el ejercicio conjunto o establecer distintas
modalidades.
En caso de desacuerdo entre los progenitores, cualquiera de ellos puede acudir al juez
competente, quien debe resolver por el procedimiento más breve previsto por la ley local,
previa audiencia de los progenitores con intervención del Ministerio Público. Si los desacuerdos
son reiterados o concurre cualquier otra causa que entorpece gravemente el ejercicio de la
responsabilidad parental, el juez puede atribuirlo total o parcialmente a uno de los progenitores,
o distribuir entre ellos sus funciones, por un plazo que no puede exceder de dos años. El juez
también puede ordenar medidas de intervención interdisciplinaria y someter las discrepancias a
mediación.
En el interés del hijo y por razones suficientemente justificadas, los progenitores pueden
convenir que el ejercicio de la responsabilidad parental sea otorgado a un pariente. El acuerdo
con la persona que acepta la delegación debe ser homologado judicialmente, debiendo oírse
necesariamente al hijo. Tiene un plazo máximo de un año, pudiendo renovarse judicialmente
por razones debidamente fundadas, por un periodo más con participación de las partes
involucradas. Los progenitores conservan la titularidad de la responsabilidad parental, y
mantienen el derecho a supervisar la crianza y educación del hijo en función de sus
posibilidades.
Los progenitores adolescentes, estén o no casados, ejercen la responsabilidad parental de
sus hijos pudiendo decidir y realizar por sí mismos las tareas necesarias para su cuidado,
educación y salud. Las personas que ejercen la responsabilidad parental de un progenitor
adolescente que tenga un hijo bajo su cuidado pueden oponerse a la realización de actos que
resulten perjudiciales para el niño; también pueden intervenir cuando el progenitor omite
realizar las acciones necesarias para preservar su adecuado desarrollo. El consentimiento del
progenitor adolescente debe integrarse con el asentimiento de cualquiera de sus propios
progenitores si se trata de actos trascendentes para la vida del niño, como la decisión libre e
informada de su adopción, intervenciones quirúrgicas que ponen en peligro su vida, u otros
actos que pueden lesionar gravemente sus derechos. En caso de conflicto, el juez debe decidir
a través del procedimiento más breve previsto por la ley local.
Si el hijo tiene doble vínculo filial se requiere el consentimiento expreso de ambos
progenitores para los siguientes supuestos:
• Autorizarº'a los hijos adolescentes entre dieciséis y dieciocho años para contraer
matrimonio.
• Autorizarlo para ingresar a comunidades religiosas, fuerzas armadas o de seguridad.
• Autorizarlo para salir de la República o para el cambio de residencia permanente en el
extranjero.
• Autorizarlo para estar en juicio, en los supuestos en que no puede actuar por si.
• Administrar los bienes de los hijos.
En todos estos casos, si uno de los progenitores no da su consentimiento o media
imposibilidad para prestarlo, debe resolver el juez teniendo en miras el interés familiar.
Cuando el acto involucra a hijos adolescentes, es necesario su consentimiento expreso.
En cuanto a los deberes y derechos de los progenitores, el Código establece que son
deberes de los progenitores:

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• Cuidar del hijo, convivir con él, prestarle alimentos y educarlo.


• Considerar las necesidades especificas del hijo según sus características psicofisicas,
aptitudes y desarrollo madurativo.
• Respetar el derecho del niño y adolescente a ser oído y a participar en su proceso
educativo, así como en todo lo referente a sus derechos personalisimos.
• Prestar orientación y dirección al hijo para el ejercicio y efectividad de sus derechos.
• Respetar y facilitar el derecho del hijo a mantener relaciones personales con abuelos,
otros parientes o personas con las cuales tenga un vinculo afectivo.
• Representarlo y administrar el patrimonio del hijo.
Se prohibe el castigo corporal en cualquiera de sus formas, los malos tratos y cualquier
hecho que lesione o menoscabe física o psíquicamente a los niños o adolescentes. Los
progenitores pueden solicitar el auxilio de los servicios de orientación a cargo de los
organismos del Estado.
Se denomina cuidado personal a los deberes y facultades de los progenitores referidos a
la vida cotidiana del hijo. Cuando los progenitores no conviven, el cuidado personal del hijo
puede ser asumido por un progenitor o por ambos. El cuidado personal compartido puede ser
alternado o indistinto; en el cuidado alternado, el hijo pasa periodos de tiempo con cada uno de
los progenitores, según la organización y posibilidades de la familia; en el indistinto, el hijo
reside de manera principal en el domicilio de uno de los progenitores, pero ambos comparten
las decisiones y se distribuyen de modo equitativo las labores atinentes a su cuidado.
A pedido de uno o ambos progenitores o de oficio, el juez debe otorgar, como primera
alternativa, el cuidado compartido del hijo con la modalidad indistinta, excepto que no sea
posible o resulte perjudicial para el hijo. En el supuesto de cuidado atribuido a uno de los
progenitores, el otro tiene el derecho y el deber de fluida comunicación con el hijo. En el
supuesto excepcional en el que el cuidado personal del hijo deba ser unipersonal, el juez debe
ponderar: la prioridad del progenitor que facilita el derecho a mantener trato regular con el otro;
la edad del hijo; la opinión del hijo; el mantenimiento de la situación existente y respeto del
centro de vida del hijo. El otro progenitor tiene el derecho y el deber de colaboración con el
conviviente.
Cada progenitor debe informar al otro sobre cuestiones de educación, salud y otras
relativas a la persona y bienes del hijo. Los progenitores pueden presentar un plan de
parentalidad relativo al cuidado del hijo, que contenga: lugar y tiempo en que el hijo permanece
con cada progenitor; responsabilidades que cada uno asume; régimen de vacaciones, días
festivos y otras fechas significativas para la familia; régimen de relación y comunicación con el
hijo cuando éste reside con el otro progenitor. El plan de parentalidad propuesto puede ser
modificado por los progenitores en función de las necesidades del grupo familiar y del hijo en
sus diferentes etapas. Los progenitores deben procurar la participación del hijo en el plan de
parentalidad y en su modificación.
Si no existe acuerdo o no se ha homologado el plan, el juez debe fijar el régimen de
cuidado de los hijos y priorizar la modalidad compartida indistinta, excepto que por razones
fundadas resulte más beneficioso el cuidado unipersonal o alternado. Cualquier decisión en
materia de cuidado personal del hijo debe basarse en conductas concretas del progenitor que
puedan lesionar el bienestar del niño o adolescente no siendo admisibles discriminaciones
fundadas en el sexo u orientación sexual, la religión, las preferencias políticas o ideológicas o
cualquier otra condición.
En supuestos de especial gravedad, el juez puede otorgar la guarda a un pariente por un
plazo de un año, prorrogable por razones fundadas por otro período igual. Vencido el plazo, el
juez debe resolver la situación del niño, niña o adolescente mediante otras figuras que se
regulan en el Código. El guardador tiene el cuidado personal del niño, niña o adolescente y
está facultado para tomar las decisiones relativas a las actividades de la vida cotidiana, sin
perjuicio de que la responsabilidad parental quede en cabeza del o los progenitores, quienes
conservan los derechos y responsabilidades emergentes de esta titularidad y ejercicio.
La obligación de prestar alimentos a los hijos se extiende hasta los veintiún años,
excepto que el obligado acredite que el hijo mayor de edad cuenta con recursos suficientes
para proveérselos por si mismo. La obligación de alimentos comprende la satisfacción de las
necesidades de los hijos de manutención, educación, esparcimiento, vestimenta, habitación,
asistencia, gastos por enfermedad y los gastos necesarios para adquirir una profesión u oficio.

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Los alimentos están constituidos por prestaciones monetarias o en especie y son


proporcionales a las posibilidades económicas de los obligados y necesidades del alimentado.
Las tareas cotidianas que realiza el progenitor que ha asumido el cuidado personal del hijo
tienen un valor económico y constituyen un aporte a su manutención. El progenitor que falte a
la prestación de alimentos puede ser demandado por: el otro progenitor en representación del
hijo; el hijo con grado de madurez suficiente con asistencia letrada; subsidiariamente,
cualquiera de los parientes o el Ministerio Público.
En los diferentes supuestos, la obligación por alimentos posee diferentes características.
El Código regula los siguientes casos:
• Hijo Mayor de Edad: El progenitor que convive con el hijo mayor de edad tiene
legitimación para obtener la contribución del otro hasta que el hijo cumpla veintiún
años. Puede iniciar el juicio alimentario o, en su caso, continuar el proceso promovido
durante la minoría de edad del hijo para que el juez determine la cuota que
corresponde al otro progenitor. Tiene derecho a cobrar y administrar las cuotas
alimentarias devengadas. Las partes de común acuerdo, o el juez, a pedido de alguno
de los progenitores o del hijo, pueden fijar una suma que el hijo debe percibir
directamente del progenitor no conviviente. Tal suma, administrada por el hijo, está
destinada a cubrir los desembolsos de su vida diaria, como esparcimiento, gastos con
fines culturales o educativos, vestimenta u otros rubros que se estimen pertinentes.
• Hijo Mayor que se Capacita: La obligación de los progenitores de proveer recursos al
hijo subsiste hasta que éste alcance la edad de veinticinco años, si la prosecución de
estudios o preparación profesional de un arte u oficio, le impide proveerse de medios
necesarios para sostenerse independientemente. Pueden ser solicitados por el hijo o
por el progenitor con el cual convive; debe acreditarse la viabilidad del pedido.
• Hijo No Reconocido: El hijo extramatrimonial no reconocido tiene derecho a alimentos
provisorios mediante la acreditación sumaria del vínculo invocado. Si la demanda se
promueve antes que el juicio de filiación, en la resolución que determina alimentos
provisorios el juez debe establecer un plazo para promover dicha acción, bajo
apercibimiento de cesar la cuota fijada mientras esa carga esté incumplida.
• Mujer Embarazada: Tiene derecho a reclamar alimentos al progenitor presunto con la
prueba sumaria de la filiación alegada.
• Cuidado Personal Compartido: Si ambos progenitores cuentan con recursos
equivalentes, cada uno debe hacerse cargo de la manutención cuando el hijo
permanece bajo su cuidado; si los recursos de los progenitores no son equivalentes,
aquel que cuenta con mayores ingresos debe pasar una cuota alimentaria al otro para
que el hijo goce del mismo nivel de vida en ambos hogares. Los gastos comunes
deben ser solventados por ambos progenitores.
• Hijo Fuera del País o Alejado de sus Progenitores: El hijo que no convive con sus
progenitores, que se encuentra en un país extranjero o en un lugar alejado dentro de la
República, y tenga necesidad de recursos para su alimentación u otros rubros
urgentes, puede ser autorizado por el juez del lugar o por la representación diplomática
de la República, según el caso, para contraer deudas que satisfagan sus necesidades.
Si es adolescente no necesita autorización alguna; sólo el asentimiento del adulto
responsable, de conformidad con la legislación aplicable.
Los alimentos a los ascendientes pueden ser reclamados en el mismo proceso en que se
demanda a los progenitores o en proceso diverso. Los alimentos se deben desde el día de la
demanda o desde el día de la interpelación del obligado por medió fehaciente, siempre que se
interponga la demanda dentro de los seis meses de la interpelación; por el periodo anterior, el
progenitor que asumió el cuidado del hijo tiene derecho al reembolso de lo gastado en la parte
que corresponde al progenitor no conviviente.
En cuanto a los deberes de los hijos, el Código enumera los siguientes:
• Respetar a sus progenitores.
• Cumplir con las decisiones de los progenitores que no sean contrarias a su interés
superior.
• Prestar a los progenitores colaboración propia de su edad y desarrollo y cuidar de ellos
u otros ascendientes en todas las circunstancias de la vida en que su ayuda sea
necesaria.

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En cuanto a los deberes y derechos de los progenitores e hiios afines, el Código define
como progenitor afín al cónyuge o conviviente que vive con quien tiene a su cargo el cuidado
personal del niño o adolescente. El cónyuge o conviviente de un progenitor debe cooperar en la
crianza y educación de los hijos del otro, realizar los actos cotidianos relativos a su formación
en el ámbito doméstico y adoptar decisiones ante situaciones de urgencia. En caso de
desacuerdo entre el progenitor y su cónyuge o conviviente prevalece el criterio del progenitor.
El progenitor a cargo del hijo puede delegar a su cónyuge o conviviente el ejercicio de la
responsabilidad parental cuando no estuviera en condiciones de cumplir la función en forma
plena por razones de viaje, enfermedad o incapacidad transitoria, y siempre que exista
imposibilidad para su desempeño por parte del otro progenitor, o no fuera conveniente que este
último asuma su ejercicio. Esta delegación requiere la homologación judicial, excepto que el
otro progenitor exprese su acuerdo de modo fehaciente.
En caso de muerte, ausencia o incapacidad del progenitor, el otro progenitor puede asumir
dicho ejercicio conjuntamente con su cónyuge o conviviente. Este acuerdo entre el progenitor
en ejercicio de la responsabilidad parental y su cónyuge o conviviente debe ser homologado
judicialmente. En caso de conflicto prima la opinión del progenitor. Este ejercicio se extingue
con la ruptura del matrimonio o de la unión convivencia!; también se extingue con la
recuperación de la capacidad plena del progenitor que no estaba en ejercicio de la
responsabilidad parental.
La obligación alimentaria del cónyuge o conviviente respecto de los hijos del otro, tiene
carácter subsidiario. Cesa este deber en los casos de disolución del vinculo conyugal o ruptura
de la convivencia. Sin embargo, si el cambio de situación puede ocasionar un grave daño al
nitio o adolescente y el cónyuge o conviviente asumió durante la vida en común el sustento del
hijo del otro, puede fijarse una cuota asistencial a su cargo con carácter transitorio, cuya
duración debe definir el juez de acuerdo a las condiciones de fortuna del obligado, las
necesidades del alimentado y el tiempo de la convivencia.
En cuanto a la representación, los progenitores pueden estar en juicio por su hijo como
actores o demandados. Se presume que el hijo adolescente cuenta con suficiente autonomía
para intervenir en un proceso conjuntamente con los progenitores o de manera autónoma con
asistencia letrada. Si uno o ambos progenitores se oponen a que el hijo adolescente inicie una
acción civil contra un tercero, el juez puede autorizarlo a intervenir en el proceso con la debida
asistencia letrada, previa audiencia del oponente y del Ministerio Público.
El hijo menor de edad puede reclamar a sus progenitores por sus propios intereses sin
previa autorización judicial, si cuenta con la edad y grado de madurez suficiente y asistencia
letrada; el hijo adolescente no precisa autorización de sus progenitores para estar en juicio
cuando sea acusado criminalmente, ni para reconocer hijos. El hijo menor de dieciséis anos no
puede ejercer oficio, profesión o industria, ni obligar a su persona de otra manera sin
autorización de sus progenitores; se presume que el hijo mayor de dieciséis años que ejerce
algún empleo, profesión o industria, está autorizado por sus progenitores para todos los actos y
contratos concernientes al empleo, profesión o industria.
Los contratos de escasa cuantía de la vida cotidiana celebrados por el hijo, se presumen
realizados con la conformidad de los progenitores. La administración de los bienes del hijo es
ejercida en común por los progenitores cuando ambos estén en ejercicio de la responsabilidad
parental. Los actos conservatorios pueden ser otorgados indistintamente por cualquiera de los
progenitores. Se exceptúan los siguientes bienes de la administración: los adquiridos por el hijo
mediante trabajo, empleo, profesión o industria, que son administrados por éste, aunque
conviva con sus progenitores; los heredados por el hijo por indignidad de sus progenitores; los
adquiridos por herencia, legado o donación, cuando el donante o testador haya excluido
expresamente la administración de los progenitores.
Los progenitores pueden acordar que uno de ellos administre los bienes del hijo; en ese
caso, el progenitor administrador necesita el consentimiento expreso del otro para todos los
actos que requieran también autorización judicial. En caso de graves o persistentes
desacuerdos sobre la administración de los bienes, cualquiera de los progenitores puede
recurrir al juez para que designe a uno de ellos o, en su defecto, a un tercero idóneo para
ejercer la función.
Los progenitores no pueden hacer contrato alguno con el hijo que está bajo su
responsabilidad. No pueden, ni aun con autorización judicial, comprar por si ni por persona
interpuesta, bienes de su hijo ni constituirse en cesionarios de créditos, derechos o acciones

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contra su hijo; ni hacer partición privada con su hijo de la herencia del progenitor pre fallecido,
ni de la herencia en que sean con él coherederos o colegatarios; ni obligar a su hijo como
fiadores de ellos o de terceros. Los progenitores pueden celebrar contratos con terceros en
nombre de su hijo en los límites de su administración; deben informar al hijo que cuenta con la
edad y grado de madurez suficiente. La locación de bienes del hijo realizada por los
progenitores lleva implícita la condición de extinguirse cuando la responsabilidad parental
concluya.
Se necesita autorización judicial para disponer los bienes del hijo. Los actos realizados sin
autorización pueden ser declarados nulos si perjudican al hijo. Los progenitores pierden la
administración de los bienes del hijo cuando ella sea ruinosa, o se pruebe su ineptitud para
administrarlos; el juez puede declarar la pérdida de la administración en los casos de concurso
o quiebra del progenitor que administra los bienes del hijo. Los progenitores pierden la
administración de los bienes del hijo cuando son privados de la responsabilidad parental.
Removido uno de los progenitores de la administración de los bienes, ésta corresponde al
otro. Si ambos son removidos, el juez debe nombrar un tutor especial. Las rentas de los bienes
del hijo corresponden a éste; los progenitores están obligados a preservarlas cuidando de que
no se confundan con sus propios bienes. Sólo pueden disponer de las rentas de los bienes del
hijo con autorización judicial y por razones fundadas, en beneficio de los hijos. Los progenitores
pueden rendir cuentas a pedido del hijo, presumiéndose su madurez. Los progenitores pueden
utilizar las rentas de los bienes del hijo sin autorización judicial pero con la obligación de rendir
cuentas, cuando se trata de solventar los siguientes gastos: de subsistencia y educación del
hijo cuando los progenitores no pueden asumir esta responsabilidad a su cargo por
incapacidad o dificultad económica; de enfermedad del hijo y de la persona que haya instituido
heredero al hijo; de conservación del capital, devengado durante la minoridad del hijo.
La extinción de la responsabilidad parental se da por: muerte del progenitor o del hijo;
profesión del progenitor en instituto monástico; alcanzar el hijo la mayoría de edad;
emancipación; adopción del hijo por un tercero.
La privación de la responsabilidad parental a cualquiera de los progenitores se da por: ser
condenado como autor, coautor, instigador o cómplice de un delito doloso contra la persona o
los bienes del hijo de que se trata; abandono del hijo, dejándolo en un total estado de
desprotección, aun cuando quede bajo el cuidado del otro progenitor o la guarda de un tercero;
poner en peligro la seguridad, la salud física o psíquica del hijo; haberse declarado el estado de
adoptabilidad del hijo.
Puede existir rehabilitación de la responsabilidad parental. La privación de la misma puede
ser dejada sin efecto por el juez si los progenitores, o uno de ellos, demuestra que la restitución
se justifica en beneficio e interés del hijo.
La suspensión del ejercicio de la responsabilidad parental se da mientras dure: la
declaración de ausencia con presunción de fallecimiento; el plazo de la condena a reclusión y
la prisión por más de tres años; la declaración por sentencia firme de la limitación de la
capacidad por razones graves de salud mental que impiden al progenitor dicho ejercicio; la
convivencia del hijo con un tercero, separado de sus progenitores por razones graves.
Si uno de los progenitores es privado de la responsabilidad parental o suspendido en su
ejercicio, el otro continúa ejerciéndola. En su defecto, se procede a iniciar los procesos
correspondientes para la tutela o adopción, según la situación planteada, y siempre en
beneficio e interés del niño o adolescente. Los alimentos a cargo de los progenitores subsisten
durante la privación y la suspensión del ejercicio de la responsabilidad parental.

Tutela:
La tutela es una institución del derecho de familia que está destinada a otorgar protección
a la persona y a los bienes de un niño/a o adolescente que no ha alcanzado la plenitud de su
capacidad civil y no tenga personas que ejerzan la responsabilidad parental para él. En el caso
de que los progenitores no puedan ejercer la responsabilidad parental, sea por fallecimiento o
ausencia, ésta puede ser delegada por ellos o por un juez a uno o más representantes legales
o tutores, quienes asumen su crianza, prestándoles educación, asistencia alimentaria, vivienda,
salud y esparcimiento y cuidando de su patrimonio si lo hubiere (con la debida rendición de
cuentas). Para la interpretación del concepto de tutela hay que tener siempre presentes los
principios generales que rigen la responsabilidad parental: interés superior del niño, autonomía
progresiva del hijo y derecho del niño a ser oído.

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Las características de la tutela son: es representativa, subsidiaria (que concede o da


socorro a alguien), obligatoria, irrenunciable, intransmisible, y puede ser plural. Además,
podemos enumerar las funciones que cumple, que son:
• Cuidado de la Persona: El tutor o los tutores deben cuidar del niño/a o adolescente
promoviendo el reconocimiento de sus derechos y garantizándole el ejercicio pleno,
efectivo y permanente de los mismos. Se debe promover el desarrollo del niño/a o
adolescente.
• Cuidado de los Bienes: El tutor o los tutores son administradores de los bienes del
niño/a o adolescente y deben ejercer sus funciones de acuerdo con las limitaciones y
prohibiciones legales bajo el estricto contralor judicial y con la intervención del
Ministerio Público.
• Representación: El tutor o guardador realiza en nombre y por cuenta de la persona
tutelada menor de edad los actos jurídicos convenientes para su cuidado y para la
gestión de su patrimonio.
Existen distintas clases de tutela, entre las que podemos identificar:
• General: Es aquella que se establece para gobernar la persona y los bienes del menor.
Puede ser:
o Tutela Dada por los Padres: Cualquiera de los padres que no se encuentre
privado o suspendido del ejercicio de la responsabilidad parental puede
nombrar tutor o tutores a sus hijos menores de edad, sea por testamento o por
escritura pública. Esta designación debe ser aprobada judicialmente. Si existen
disposiciones de ambos progenitores, se aplican unas y otras conjuntamente
en cuanto sean compatibles; de no serlo, el juez debe adoptar las que
considere fundadamente más convenientes para el tutelado.
o Tutela Dada por el Juez: Ante la ausencia de designación paterna de tutor o
tutores o ante la excusación, rechazo o imposibilidad de ejercicio de aquellos
designados, el juez debe otorgar la tutela a la persona que sea más idónea
para brindar protección al niño, niña o adolescente, debiendo fundar
razonablemente los motivos que justifican dicha idoneidad.
• Especial: Esa aquella que se establece para administrar bienes determinados o para
representar al menor en algún acto específico. Corresponde la designación judicial de
tutores especiales en los siguientes casos:
o Cuando existe conflicto de intereses entre los representados y sus
representantes. Si el representado es un adolescente puede actuar por sí, con
asistencia letrada, en cuyo caso el juez puede decidir que no es necesaria la
designación del tutor especial.
o Cuando los padres no tienen la administración de los bienes de los hijos
menores de edad.
o Cuando existe oposición de intereses entre diversas personas incapaces que
tienen un mismo representante legal, sea padre, madre, tutor o curador.
o Cuando la persona sujeta a tutela hubiera adquirido bienes con la condición de
ser administrados por persona determinada o con la condición de no ser
administrados por su tutor.
o Cuando existe necesidad de ejercer actos de administración sobre bienes de
extraña jurisdicción al juez de la tutela y no pueden ser convenientemente
administrados por el tutor.
o Cuando se requieren conocimientos específicos o particulares para un
adecuado ejercicio de la administración por las características propias del bien
a administrar.
o Cuando existen razones de urgencia, hasta tanto se tramite la
designación del tutor que corresponda.

Unidad X, Segunda Parte: Sucesiones

Sucesión Mortis Causa:


La sucesión por causa de muerte, es un modo de adquirir la universalidad de
los bienes, derechos y obligaciones transmisibles de una persona difunta o de una cuota de
ellos o una o más especies o cuerpo cierto o uno o más especies indeterminadas de

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un género determinado. La muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su


sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por el testamento
o por la ley; si el testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el resto de la herencia se
defiere por la ley. La herencia comprende todos los derechos y obligaciones del causante que
no se extinguen por su fallecimiento.
Se denomina heredero a la persona a quien se transmite la universalidad o una parte
indivisa de la herencia; y legatario al que recibe un bien particular o un conjunto de ellos.
Pueden suceder al causante:
• Las personas humanas existentes al momento de su muerte.
• Las concebidas en ese momento que nazcan con vida.
• Las nacidas después de su muerte mediante técnicas de reproducción humana
asistida, siempre que exista consentimiento.
• Las personas jurídicas existentes al tiempo de su muerte y las fundaciones creadas por
su testamento.
Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos y acciones de
aquél de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y
continúan en la posesión de lo que el causante era poseedor. Si están instituidos bajo
condición suspensiva, están en esa situación a partir del cumplimiento de la condición, sin
perjuicio de las medidas conservatorias que corresponden. En principio, responden por las
deudas del causante con los bienes que reciben, o con su valor en caso de haber sido
enajenados.
Son indignos de suceder:
• Los autores, cómplices o participes de delito doloso contra la persona, el honor, la
integridad sexual, la libertad o la propiedad del causante, o de sus descendientes,
ascendientes, cónyuge, conviviente o hermanos.
• Los que hayan maltratado gravemente al causante u ofendido gravemente su memoria.
• Los que hayan acusado o denunciado al causante por un delito penado con prisión o
reclusión, excepto que la victima del delito sea el acusador, su cónyuge o conviviente,
su descendiente, ascendiente o hermano, o haya obrado en cumplimiento de un deber
legal.
• Los que omiten la denuncia de la muerte dolosa del causante, dentro de un mes de
ocurrida, excepto que antes de ese término la justicia proceda en razón de otra
denuncia o de oficio.
• Los parientes o el cónyuge que no hayan suministrado al causante los alimentos
debidos, o no lo hayan recogido en establecimiento adecuado si no podía valerse por si
mismo.
• El padre extramatrimonial que no haya reconocido voluntariamente al causante durante
su menor edad.
• El padre o la madre del causante que haya sido privado de la responsabilidad parental.
• Los que hayan inducido o coartado la voluntad del causante para que otorgue
testamento o deje de hacerlo, o lo modifique, así como los que falsifiquen, alteren,
sustraigan, oculten o sustituyan el testamento.
• Los que hayan incurrido en las demás causales de ingratitud que permiten revocar las
donaciones.
En todos los supuestos enunciados, basta la prueba de que al indigno le es imputable el
hecho lesivo, sin necesidad de condena penal. El perdón del causante hace cesar la
indignidad; el testamento en que se beneficia al indigno, posterior a los hechos de indignidad,
comporta el perdón, excepto que se pruebe el desconocimiento de tales hechos por el testador.
La exclusión del indigno sólo puede ser demandada después de abierta la sucesión, a
instancia de quien pretende los derechos atribuidos al indigno. También puede oponerla como
excepción el demandado por reducción, colación o petición de herencia. La acción puede ser
dirigida contra los sucesores a título gratuito del indigno y contra sus sucesores particulares a
titulo oneroso de mala fe. Se considera de mala fe a quien conoce la existencia de la causa de
indignidad.
Caduca el derecho de excluir al heredero indigno por el transcurso de tres años desde
la apertura de la sucesión, y al legatario indigno por igual plazo desde la entrega del
legado. Sin embargo, el demandado por el indigno por reducción, colación o petición de
herencia, puede invocar la indignidad en todo tiempo. Admitida judicialmente la exclusión, el

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indigno debe restituir los bienes recibidos, aplicándose lo dispuesto para el poseedor de mala
fe; debe también pagar intereses de las sumas de dinero recibidas, aunque no los haya
percibido. Los derechos y obligaciones entre el indigno y el causante renacen, así como las
garantías que los aseguraban.

Aceptación, Renuncia y Cesión de la Herencia:


Todo heredero puede aceptar la herencia que le es deferida o renunciarla, pero no puede
hacerlo por una parte de la herencia ni sujetar su opción a modalidades. La aceptación parcial
implica la del todo; la aceptación bajo modalidades se tiene por no hecha. El derecho de
aceptar la herencia caduca a los diez años de la apertura de la sucesión; el heredero que no la
haya aceptado en ese plazo es tenido por renunciante. El plazo para las personas llamadas a
suceder en defecto de un heredero preferente que acepta la herencia y luego es excluido de
ésta, corre a partir de la exclusión.
Cualquier interesado puede solicitar judicialmente que el heredero sea intimado a aceptar
o renunciar la herencia en un plazo no menor de un mes ni mayor de tres meses, renovable
una sola vez por justa causa. Transcurrido el plazo sin haber respondido la intimación, se lo
tiene por aceptante. La intimación no puede ser hecha hasta pasados nueve dias de la muerte
del causante, sin perjuicio de que los interesados soliciten las medidas necesarias para
resguardar sus derechos.
Si el heredero fallece sin haber aceptado ni renunciado la herencia, el derecho de hacerlo
se transmite a sus herederos; si éstos no se ponen de acuerdo en aceptar o renunciar la
herencia deferida a su causante, los que la aceptan adquieren la totalidad de los derechos y
obligaciones que corresponden a éste. La renuncia de la herencia del causante fallecido sin
aceptar ni renunciar una herencia a él deferida, implica también la renuncia a ésta.
El ejercicio del derecho de opción tiene efecto retroactivo al día de la apertura de la
sucesión. Si el heredero renuncia a la herencia en perjuicio de sus acreedores, éstos pueden
hacerse autorizar judicialmente para aceptarla en su nombre. En tal caso, la aceptación sólo
tiene lugar a favor de los acreedores que la formulan y hasta la concurrencia del monto de sus
créditos.
En relación a la aceptación de la herencia, particularmente, el Código establece que la
misma puede ser expresa o tácita. Es expresa cuando el heredero toma la calidad de tal en un
acto otorgado por instrumento público o privado; es tácita si otorga un acto que supone
necesariamente su intención de aceptar y que no puede haber realizado sino en calidad de
heredero. Implican aceptación de la herencia:
• La iniciación del juicio sucesorio del causante o la presentación en un juicio en el cual
se pretende la calidad de heredero o derechos derivados de tal calidad.
• La disposición a título oneroso o gratuito de un bien o el ejercicio de actos posesorios
sobre él.
• La ocupación o habitación de inmuebles de los que el causante era dueño o condómino
después de transcurrido un año del deceso.
• El hecho de no oponer la falta de aceptación de la herencia en caso de haber sido
demandado en calidad de heredero.
• La cesión de los derechos hereditarios, sea a título oneroso o gratuito.
• La renuncia de la herencia en favor de alguno o algunos de sus herederos, aunque sea
gratuita.
• La renuncia de la herencia por un precio, aunque sea en favor de todos sus
coherederos.
El heredero que oculta o sustrae bienes de la herencia es considerado aceptante con
responsabilidad ilimitada, pierde el derecho de renunciar, y no tiene parte alguna en aquello
que ha sido objeto de su ocultamiento o sustracción. En el supuesto de que no pueda restituir
la cosa, debe restituir su valor, estimado al momento de la restitución.
La aceptación de la herencia por el representante legal de una persona incapaz nunca
puede obligar a éste al pago de las deudas de la sucesión más allá del valor de los bienes que
le sean atribuidos. Igual regla se aplica a la aceptación de la herencia por una persona con
capacidad restringida, aunque haya actuado con asistencia, o por su representante legal o
convencional.
En relación a la renuncia a la herencia, particularmente, el Código establece que el
heredero puede renunciar a la herencia en tanto no haya mediado acto de aceptación. La

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renuncia de la herencia debe ser expresada en escritura pública; también puede ser hecha en
acta judicial incorporada al expediente judicial, siempre que el sistema informático asegure la
inalterabilidad del instrumento.
El heredero renunciante puede retractar su renuncia en tanto no haya caducado su
derecho de opción, si la herencia no ha sido aceptada por otros herederos ni se ha puesto al
Estado en posesión de los bienes; la retractación no afecta los derechos adquiridos por
terceros sobre los bienes de la herencia. El heredero renunciante es considerado como si
nunca hubiese sido llamado a la herencia, sin perjuicio de la apertura del derecho de
representación.
En cuanto a la cesión de la herencia, el Código establece que tiene efectos: entre los
contratantes, desde su celebración; respecto de otros herederos, legatarios y acreedores del
cedente, desde que la escritura pública se incorpora al expediente sucesorio; respecto al
deudor de un crédito de la herencia, desde que se le notifica la cesión.
La cesión de herencia comprende las ventajas que pueden resultar ulteriormente por
colación, por la renuncia a disposiciones particulares del testamento, o por la caducidad de
éstas. No comprende, excepto pacto en contrario: lo acrecido con posterioridad en razón de
una causa diversa de las expresadas, como la renuncia o la exclusión de un coheredero; lo
acrecido anteriormente por una causa desconocida al tiempo de la cesión; los derechos sobre
los sepulcros, los documentos privados del causante, distinciones honorificas, retratos y
recuerdos de familia.
El cesionario adquiere los mismos derechos que le correspondían al cedente en la
herencia. Asimismo, tiene derecho de participar en el valor integro de los bienes que se
gravaron después de la apertura de la sucesión y antes de la cesión, y en el de los que en el
mismo período se consumieron o enajenaron, con excepción de los frutos percibidos.
Si la cesión es onerosa, el cedente garantiza al cesionario su calidad de heredero y la
parte indivisa que le corresponde en la herencia, excepto que sus derechos hayan sido cedidos
como litigiosos o dudosos, sin dolo de su parte; no responde por la evicción ni por los vicios de
los bienes de la herencia, excepto pacto en contrario. Si la cesión es gratuita, el cedente sólo
responde en los casos en que el donante es responsable; su responsabilidad se limita al daño
causado de mala fe.
La cesión no produce efecto alguno sobre la extinción de las obligaciones causada por
confusión. El cesionario debe reembolsar al cedente lo que éste pague por su parte en las
deudas y cargas de la sucesión hasta la concurrencia del valor de la porción de la herencia
recibida. Las cargas particulares del cedente y los tributos que gravan la transmisión hereditaria
están a cargo del cesionario si están impagos al tiempo de la cesión.

Sucesiones Intestadas:
Las sucesiones intestadas se conceden a los descendientes del causante, a sus
ascendientes, al cónyuge supérstite y a los parientes colaterales dentro del cuarto grado
inclusive; a falta de herederos, los bienes corresponden al Estado nacional, provincial o a la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según el lugar en que están situados. En las sucesiones
intestadas no se atiende a la naturaleza ni al origen de los bienes que componen la herencia,
excepto disposición legal expresa en contrario.
El Código regula cada uno de estos casos, estableciendo lo siguiente:
• Sucesión de los Descendientes: Los hijos del causante lo heredan por derecho propio y
por partes iguales; los demás descendientes heredan por derecho de representación,
sin limitación de grados. En caso de concurrir descendientes por representación, la
sucesión se divide por estirpes, como si el representado concurriera; si la
representación desciende más de un grado, la subdivisión vuelve a hacerse por estirpe
en cada rama. Dentro de cada rama o subdivisión de rama, la división se hace por
cabeza.
La representación tiene lugar en caso de premoriencia, renuncia o indignidad del
ascendiente. No la impide la renuncia a la herencia del ascendiente, pero si la
indignidad en la sucesión de éste. Se aplica también en la sucesión testamentaria, si el
testador se limita a confirmar la distribución a la herencia que resulta de la ley.
El adoptado y sus descendientes tienen los mismos derechos hereditarios que el hijo y
sus descendientes por naturaleza y mediante técnicas de reproducción humana
asistida.

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• Sucesión de los Ascendientes: A falta de descendientes, heredan los ascendientes más


próximos en grado, quienes dividen la herencia por partes iguales. Los adoptantes
son considerados ascendientes; sin embargo, en la adopción simple, ni los adoptantes
heredan los bienes que el adoptado haya recibido a título gratuito de su familia de
origen, ni ésta hereda los bienes que el adoptado haya recibido a título gratuito de su
familia de adopción. Estas exclusiones no operan si, en su consecuencia, quedan
bienes vacantes. En los demás bienes, los adoptantes excluyen a los padres de origen.
• Sucesión del Cónyuge: Pueden darse distintos casos:
o Concurrencia con Descendientes: Si heredan los descendientes, el cónyuge
tiene en el acervo hereditario la misma parte que un hijo. En lodos los casos en
que el viudo o viuda es llamado en concurrencia con descendientes, el
cónyuge supérstite no tiene parte alguna en la división de bienes gananciales
que corresponden al cónyuge pre fallecido.
o Concurrencia con Ascendientes: Si heredan los ascendientes, al cónyuge le
corresponde la mitad de la herencia.
o Exclusión de Colaterales: A falta de descendientes y ascendientes, el cónyuge
hereda la totalidad, con exclusión de los colaterales.
o Matrimonio in Extremis: La sucesión del cónyuge no tiene lugar si el causante
muere dentro de los treinta dias de contraído el matrimonio a consecuencia de
enfermedad existente en el momento de la celebración, conocida por el
supérstite, y de desenlace fatal previsible, excepto que el matrimonio sea
precedido de una unión convivencia/.
• Sucesión de los Colaterales: A falta de descendientes, ascendientes y cónyuge,
heredan los parientes colaterales hasta el cuarto grado inclusive. Los colaterales de
grado más próximo excluyen a los de grado ulterior, excepto el derecho de
representación de los descendientes de los hermanos, hasta el cuarto grado en
relación al causante. Los hermanos y descendientes de hermanos desplazan a los
demás colaterales.
En la concurrencia entre hermanos bilaterales y hermanos unilaterales, cada uno de
éstos (unilaterales) hereda la mitad de lo que hereda cada uno de aquéllos
(bilaterales). En los demás casos, los colaterales que concurren heredan por partes
iguales.
• Derechos del Estado: A pedido de cualquier interesado o del Ministerio Público, se
debe declarar vacante la herencia si no hay herederos aceptantes ni el causante ha
distribuido la totalidad de los bienes mediante legados. Al declarar la vacancia, el juez
debe designar un curador de los bienes; la declaración de vacancia se inscribe en los
registros que corresponden, por oficio judicial.
El curador debe recibir los bienes bajo inventario. Debe proceder al pago de las deudas
y legados, previa autorización judicial. A tal efecto, a falta de dinero suficiente en la
herencia, debe hacer tasar los bienes y liquidarlos en la medida necesaria. Debe
rendición de cuentas al Estado o a los Estados que reciben los bienes. Concluida la
liquidación, el juez debe mandar entregar los bienes al Estado que corresponde; quien
reclama posteriormente derechos hereditarios debe promover la petición de herencia.
En tal caso, debe tomar los bienes en la situación en que se encuentran, y se
considera al Estado como poseedor de buena fe.

Porción Legitima:
El Código establece que tienen una porción legitima de la que no pueden ser privados por
testamento ni por actos de disposición entre vivos a titulo gratuito, los descendientes, los
ascendientes y el cónyuge. La porción legítima de los descendientes es de dos tercios, la de
los ascendientes de un medio y la del cónyuge de un medio; dichas porciones se calculan
sobre la suma del valor líquido de la herencia al tiempo de la muerte del causante más el de los
bienes donados computables para cada legitimario, a la época de la partición según el estado
del bien a la época de la donación.
Para el cómputo de la porción de cada descendiente sólo se toman en cuenta las
donaciones colacionables o reducibles, efectuadas a partir de los trescientos días anteriores a
su nacimiento o, en su caso, al nacimiento del ascendiente a quien representa, y para el del
cónyuge, las hechas después del matrimonio.

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Si concurren sólo descendientes o sólo ascendientes, la porción disponible se calcula


según las respectivas legítimas; si concurre el cónyuge con descendientes, la porción
disponible se calcula según la legítima mayor. El testador no puede imponer gravamen ni
condición alguna a las porciones legítimas; si lo hace, se tienen por no escritas.
El causante puede disponer, por el medio que estime conveniente, además de la porción
disponible, de un tercio de las porciones legítimas para aplicarlas como mejora estricta a
descendientes o ascendientes con discapacidad. Es irrenunciable la porción legítima de una
sucesión aún no abierta.
A fin de recibir o complementar su porción, el legitimario afectado puede pedir la
reducción de las instituciones de herederos de cuota y de los legados, en ese orden. Si la
reducción de las disposiciones testamentarias no es suficiente para que quede cubierta la
porción legítima, el heredero legitimario puede pedir la reducción de las donaciones hechas por
el causante; se reduce primero la última donación, y luego las demás en orden inverso a sus
fechas, hasta salvar el derecho del reclamante; las de igual fecha se reducen a prorrata.
En caso de insolvencia de alguno de los donatarios e imposibilidad de ejercer la acción
reipersecutoria, la acción de reducción puede ser ejercida contra los donatarios de fecha
anterior. La acción de reducción no procede contra el donatario ni contra el subadquirente que
han poseído la cosa donada durante diez años computados desde la adquisición de la
posesión.

Sucesiones Testamentarias:
El testamento es el acto espontáneo, personal, solemne y revocable con virtud del cual
una persona, según su arbitrio y los preceptos de la ley, dispone para después de su muerte
tanto de su fortuna como de todo aquello que, en la esfera social en que vive, puede y debe
ordenar en pro de sus creencias y de las personas que a él estén unidas por cualquier lazo de
interés. Las personas humanas pueden disponer libremente de sus bienes para después de su
muerte, respetando las porciones legítimas, mediante testamento otorgado con las
solemnidades legales; ese acto también puede incluir disposiciones extrapatrimoniales
(designación de tutores, disposición de órganos, reconocimiento de un hijo).
Pueden testar las personas mayores de edad al tiempo del acto. Las disposiciones
testamentarias deben ser la expresión directa de la voluntad del testador, y bastarse a sí
mismas. La facultad de testar es indelegable: las disposiciones testamentarias no pueden
dejarse al arbitrio de un tercero. No es válido el testamento otorgado conjuntamente por dos o
más personas.
El contenido del testamento, su validez o nulidad, se juzga según la ley vigente al
momento de la muerte del testador. Es nulo el testamento o, en su caso, la disposición
testamentaria:
• Por violar una prohibición legal.
• Por defectos de forma.
• Por haber sido otorgado por persona privada.de la razón en el momento de testar.
• Por haber sido otorgado por persona judicialmente declarada incapaz..
• Por ser el testador una persona que padece limitaciones en su aptitud para
comunicarse en forma oral y, además, no saber leer ni escribir, excepto que lo haga
por escritura pública, con la participación de un intérprete en el acto. ·
• Por haber sido otorgado con error, dolo o violencia.
• Por favorecer a persona incierta, a menos que por alguna circunstancia pueda
llegar a ser cierta. .,
Las condiciones y cargos constituidos por hechos imposibles, prohibidos por la ley, o
contrarios a la moral, son nulos pero no afectan la validez de las disposiciones sujetas a ellos.
Cualquier interesado puede demandar la nulidad del testamento o de alguna de sus cláusulas a
menos que, habiéndolo conocido, haya ratificado las clisposiciones testamentarias o las haya
cumplido espontáneamente.
Las disposiciones testamentarias deben interpretarse adecuándolas a la voluntad real del
causante según el contexto total del acto. Las palabras empleadas deben ser entendidas en el
sentido corriente, excepto que surja claro que el testador quiso darles un sentido técnico. Quien
participa en el otorgamiento de un testamento o en cuyo poder se encuentra, está obligado a
comunicarlo a las personas interesadas, una vez acaecida la muerte del testador.

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En cuanto a las formas de los testamentos, el Código establece que deben cumplirse las
formalidades establecidas por la ley vigente al momento de testar. La inobservancia de las
formas requeridas para otorgar el testamento causa su nulidad total; pero, satisfechas las
formas legales, la nulidad de una o de varias cláusulas no perjudica las restantes partes del
acto. Cuando en los testamentos se requiera la firma, debe escribírsela tal como el autor de ella
acostumbra firmar los instrumentos públicos o priva dos; los errores de ortografía o la omisión
de letras no vician necesariamente la firma, quedando su validez librada a la apreciación
judicial. Podemos identificar dos clases de testamentos con diferentes formas:
• Testamento Ológrafo: Debe ser íntegramente escrito con los caracteres propios del
idioma en que es otorgado, fechado y firmado por la mano misma del testador. La falta
de alguna de estas formalidades invalida el acto, excepto que contenga enunciaciones
o elementos materiales que permitan establecer la fecha de una manera cierta.
La firma debe estar después de las disposiciones, y la fecha puede ponerse antes de la
firma o después de ella. El error del testador sobre la fecha no perjudica la validez del
acto, pero el testamento no es válido si aquél le puso voluntariamente una fecha falsa
para violar una disposición de orden público. Los agregados escritos por mano extraña
invalidan el testamento, sólo si han sido hechos por orden o con consentimiento del
testador.
No es indispensable redactar el testamento ológrafo de una sola vez ni en la misma
fecha. El testador puede consignar sus disposiciones en épocas diferentes, sea
fechándolas y firmándolas por separado, o poniendo a todas ellas la fecha y la firma el
día en que termine el testamento.
• Testamento por Acto Público: Se otorga mediante escritura pública, ante el escribano
autorizante y dos testigos hábiles, cuyo nombre y domicilio se deben consignar en la
escritura. El testador puede dar al escribano sus disposiciones ya escritas o sólo darle
por escrito o verbalmente las que el testamento debe contener para que las redacte en
la forma ordinaria. En ningún caso las instrucciones escritas pueden ser invocadas
contra el contenido de la escritura pública.
Concluida la redacción del testamento, se procede a su lectura y firma por los testigos
y el testador. Los testigos deben asistir desde el comienzo hasta el fin del acto sin
interrupción, lo que debe hacer constar el escribano.
Si el testador no sabe firmar, o no puede hacerlo, puede hacerlo por él otra persona o
alguno de los testigos. En este caso los dos testigos deben saber firmar. Si el testador
sabe firmar y manifiesta lo contrario, el testamento no es válido. Si sabiendo firmar, no
puede hacerlo, el escribano debe explicitar la causa por la cual no puede firmar el
testador.
Pueden ser testigos de los testamentos las personas capaces al tiempo de
otorgarse el acto. No pueden serlo, los ascendientes, los descendientes, el cónyuge ni
el conviviente del testador, ni los albaceas, tutores o curadores designados en el
testamento, ni los beneficiarios de alguna de sus disposiciones. El testamento en que
interviene un testigo incapaz o inhábil al efecto no es válido si, excluido éste, no
quedan otros en número suficiente.
En cuanto a la inhabilidad para suceder por testamento, el Código establece que no
pueden suceder por testamento:
• Los tutores y curadores a sus pupilos, si éstos mueren durante la tutela o curatela o
antes de ser aprobadas las cuentas definitivas de la administración.
• El escribano y los testigos ante quienes se haya otorgado el testamento, por el acto en
el cual han intervenido.
• Los ministros de cualquier culto y los líderes o conductores espirituales que hayan
asistido al causante en su última enfermedad.
Las disposiciones testamentarias a favor de personas que no pueden suceder por
testamento son de ningún valor, aun cuando se hagan a nombre de personas interpuestas. Se
reputan tales, sin admitir prueba en contrario, los ascendientes, los descendientes, y el
cónyuge o conviviente de la persona impedida de suceder. El fraude a la ley puede ser probado
por cualquier medio. Los inhábiles para suceder por testamento que se encuentran en posesión
de los bienes dejados por el testador son considerados de mala fe.
La institución de herederos y legatarios sólo puede ser hecha en el testamento y no
debe dejar dudas sobre la identidad de la persona instituida. La institución a los parientes se

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entiende hecha a los de grado más próximo, según el orden de la sucesión intestada y
teniendo en cuenta el derecho de representación; la institución a favor de simples asociaciones
se entiende hecha a favor de las autoridades superiores respectivas del lugar del último
domicilio del testador con cargo de aplicar los bienes a los fines indicados por el causante; la
institución a los pobres se entiende hecha al Estado municipal del lugar del último domicilio del
testador o la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en sú caso, con cargo de aplicar los bienes a
fines de asistencia social; la institución a favor del alma del testador o de otras personas se
entiende hecha a la autoridad superior de la religión a la cual pertenece el testador, con cargo
de aplicar los bienes a sufragios y fines de asistencia social.
Los herederos instituidos sin asignación de partes suceden al causante por partes iguales
y tienen vocación a todos los bienes de la herencia a los que el testador no haya dado un
destino diferente. Si el testamento instituye uno o varios herederos con asignación de partes y
otro u otros sin ella, a éstos les corresponde el remanente de bienes después de haber sido
satisfechas las porciones atribuidas por el testador. Si éstas absorben toda la herencia, se
reducen proporcionalmente, de manera que cada heredero sin parte designada reciba tanto
como el heredero instituido en la fracción menor.
La institución de herederos universales no requiere el empleo de términos sacramentales.
La constituyen especialmente: la atribución de la universalidad de los bienes de la herencia,
aunque se limite a la nuda propiedad; el legado de lo que reste después de cumplidos los
demás legados; los legados que absorben la totalidad de los bienes, si el testador confiere a
los legatarios el derecho de acrecer. El heredero instituido en uno o más bienes determinados
es legatario.
Los herederos instituidos en una fracción de la herencia no tienen vocación a todos los
bienes de ésta, excepto que deba entenderse que el testador ha querido conferirles ese
llamado para el supuesto de que no puedan cumplirse, por cualquier causa, las demás
disposiciones testamentarias. Si la adición de las fracciones consignadas en el testamento
excede la unidad, se reducen proporcionalmente hasta ese limite. Si la suma de las fracciones
no cubre todo el patrimonio, el remanente de los bienes corresponde a los herederos legltimos
y, a falta de ellos, a los herederos instituidos en proporción a sus cuotas.
Cuando el testador instituye a varios herederos en una misma cuota, o atribuye un bien
conjuntamente a varios legatarios, cada beneficiario aprovecha proporcionalmente de la parte
perteneciente al heredero o legatario cuyo derecho se frustra o caduca. Los favorecidos por el
acrecimiento quedan sujetos a las obligaciones y cargas que pesaban sobre la parte acrecida,
excepto que sean de carácter personal. El derecho de acrecer se transmite a los herederos.
La facultad de instituir herederos o legatarios no importa el derecho de imponer un sucesor
a los instituidos. El testador puede subrogar al instituido para el supuesto de que éste no
quiera o no pueda aceptar la herencia o el legado; la sustitución establecida para uno de esos
casos vale para el otro. El heredero o legatario sustituto queda sujeto a las mismas cargas y
condiciones impuestas al sustituido si no aparece claramente que el testador quiso limitarlas al
llamado en primer término.

Legados:
El Código establece que el heredero está obligado a cumplir los legados hechos por el
testador. El legado no puede dejarse al arbitrio de un tercero ni del heredero. El derecho al
legado se adquiere a partir de la muerte del testador o, en su caso, desde el cumplimiento de la
condición a que está sujeto. Pueden ser legados todos los bienes que están en el comercio,
aun los que no existen todavía pero que existirán después; el legatario de bienes determinados
es propietario de ellos desde la muerte del causante y puede ejercer todas las acciones de que
aquél era titular. El legatario de cosa cierta y determinada puede reivindicarla, con citación del
heredero; debe pedir su entrega al heredero, al administrador o al albacea, aunque la tenga en
su poder por cualquier título; los gastos de entrega def legado están a cargo de la sucesión.
El heredero debe entregar la cosa legada en el estado en que se encuentra a la muerte
del testador, con todos sus accesorios. No está obligado a liberar fa cosa legada de las cargas
que soporta; el legatario responde por las obligaciones a cuya satisfacción está afectada la
cosa legada, hasta la concurrencia del valor de ésta. El legado de un inmueble comprende las
mejoras existentes, cualquiera que sea la época en que hayan sido realizadas.
El legado cuyo objeto está determinado genéricamente es válido aunque no exista cosa
alguna de ese género en el patrimonio del testador; si la elección ha sido conferida

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expresamente al heredero o al legatario, éstos pueden optar, respectivamente, por la cosa de


peor o de mejor calidad; si hay una sola cosa en el patrimonio del testador, con ella debe
cumplirse el legado.
Si ocurre la evicción de la cosa fungible entregada al legatario, éste puede reclamar la
entrega de otra de la misma especie y calidad; si el legado es alternativo, producida la evicción
del bien entregado al legatario, éste puede pedir alguno de los otros comprendidos en la
alternativa. El legado de cosas que deben encontrarse en determinado lugar se cumple
entregando la cantidad allí existente a la muerte del testador, aunque sea menor que la
designada; si es mayor, entregando la cantidad designada; sí no se encuentra cosa alguna,
nada se debe; sí las cosas legadas han sido removidas temporaríamente del lugar habitual de
ubicación aludido en el testamento, el legado comprende las que subsistan en el patrimonio del
testador hasta la concurrencia de la cantidad indicada por éste.
El legado de un crédito o la liberación de una deuda comprenden la parte del crédito o de
la deuda que subsiste a la muerte del testador y los intereses desde entonces; el heredero
debe entregar al legatario las constancias de la obligación que el testador tenia en su poder; la
liberación de deuda no comprende las obligaciones contraldas por el legatario con
posterioridad a la fecha del testamento.
Lo que el testador legue a su acreedor no se imputa al pago de la deuda, excepto
disposición expresa en contrario. El reconocimiento de una deuda hecho en el testamento
se considera un legado, excepto prueba en contrarío. Sí el testador manda pagar lo que
erróneamente cree deber, la disposición se tiene por no escrita; sí manda pagar más de lo que
debe, el exceso no se considera legado. El legado de cosa ajena no es válido, pero se
convalida con la posterior adquísícíón de ella por el testador; el legado de cosa ajena es válido
sí el testador impone al heredero la obligación de adquirirla para transmitirla al legatario o a
pagar a éste su justo precio si no puede obtenerla en condiciones equitativas. Sí la cosa legada
ha sido adquirida por el legatario antes de la apertura de la sucesión, se le debe su precio
equitativo; el legado queda sin efecto sí la adquísícíón es gratuita.
El legado de un bien cuya propiedad es común a varías personas transmite los derechos
que corresponden al testador al tiempo de su muerte. El legado de un bien comprendido en
una masa patrimonial común a varías personas es válido sí el bien resulta adjudicado al
testador antes de su muerte; en caso contrario, vale como legado de cantidad por el valor que
tenia el bien al momento de la muerte del testador.
El legado de alimentos comprende la instrucción adecuada a la condición y aptitudes del
legatario, el sustento, vestido, vivienda y asistencia en las enfermedades hasta que alcance la
mayoría de edad o recupere la capacidad. Si alcanzada la mayoría de edad por el legatario
persiste su falta de aptitud para procurarse los alimentos, se extiende hasta que se encuentre
en condiciones de hacerlo. El legado de alimentos a una persona capaz vale como legado de
prestaciones periódicas en la medida dispuesta por el testador.
Cuando el legado es de cumplimiento periódico, se entiende que existen tantos legados
cuantas prestaciones se deban cumplir. A partir de la muerte del testador se debe cada cuota
íntegramente, con tal de que haya comenzado a transcurrir el periodo correspondiente, aun sí
el legatario fallece durante su transcurso.

Albaceas:
Albacea es el encargado por un testador o por un juez de cumplir la última voluntad y
custodiar los bienes de una persona fallecida. Las atribuciones del albacea designado en el
testamento son las conferidas por el testador y, en defecto de ello, las que según las
circunstancias son necesarias para lograr el cumplimiento de su voluntad. El testador no puede
dispensar al albacea de los deberes de inventariar los bienes y de rendir cuentas; sí el testador
designa varías albaceas, el cargo es ejercido por cada uno de ellos en el orden en que están
nombrados, excepto que el testador disponga el desempeño de todos conjuntamente.
El nombramiento del albacea debe ajustarse a las formas testamentarías, aunque no se
realice en el testamento cuya ejecución se encomienda. Pueden ser albaceas las personas
humanas plenamente capaces al momento en que deben desempeñar el cargo, las personas
jurídicas y los organismos de la administración pública centralizada o descentralizada.
El albacea no puede delegar el encargo recibido, el que no se transmite a sus herederos.
No está obligado a obrar personalmente; le es permitido hacerlo por mandatarios que actúen a
su costa y por su cuenta y riesgo, aun cuando el testador haya designado albacea subsidiario.

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Si el albacea actúa con patrocinio letrado, los honorarios del abogado patrocinante sólo deben
ser sufragados por la sucesión si sus trabajos resultan necesarios o razonablemente
convenientes para el cumplimiento del albaceazgo.
El albacea debe poner en seguridad el caudal hereditario y practicar el inventario de los
bienes con citación de los interesados. Debe pagar los legados con conocimiento de los
herederos y reservar los bienes de la herencia suficientes para proveer a las disposiciones del
testador dándoles oportunamente el destino adecuado. Debe demandar a los herederos y
legatarios por el cumplimiento de los cargos que el testador les haya impuesto. El albacea está
obligado a rendir cuentas de su gestión a los herederos.
El albacea responde por los daños que el incumplimiento de sus deberes cause a
herederos y legatarios. Los herederos y los legatarios conservan las facultades cuyo
desempeño no es atribuido por la ley o por el testador al albacea. Los herederos pueden
solicitar la destitución del albacea por incapacidad sobreviniente, negligencia, insolvencia o
mala conducta en el desempeño de la función, y en cualquier tiempo poner término a su
cometido pagando las deudas y legados, o depositando los fondos necesarios a tal fin, o
acordando al respecto con todos los interesados. Los herederos y legatarios pueden solicitar
las garantías necesarias en caso de justo temor por la seguridad de los bienes que están en
poder del albacea.
Cuando no hay herederos o cuando los legados insumen la totalidad del haber sucesorio y
no hay derecho a acrecer entre los legatarios, el albacea es el representante de la sucesión,
debiendo hacer inventario judicial de los bienes recibidos e intervenir en todos los juicios en
que la sucesión es parte. Le compete la administración de los bienes sucesorios conforme a lo
establecido para el curador de la herencia vacante. Está facultado para proceder, con
intervención del juez, a la transmisión de los bienes que sea indispensable para cumplir la
voluntad del causante.
El albacea debe percibir la remuneración fijada en el testamento o, en su defecto, la que el
juez le asigna, conforme a la importancia de los bienes legados y a la naturaleza y eficacia de
los trabajos realizados. Si el albacea es un legatario, se entiende que el desempeño de la
función constituye un cargo del legado, sin que corresponda otra remuneración excepto que
deba entenderse, según las circunstancias, que era otra la voluntad del testador. Deben
reembolsarse al albacea los gastos en que incurra para llenar su cometido y pagársele por
separado los honorarios o la remuneración que le corresponden por trabajos de utilidad para la
sucesión que haya efectuado en ejercicio de una profesión.
El albaceazgo concluye por la ejecución completa del testamento, por el vencimiento del
plazo fijado por el testador y por la muerte, incapacidad sobreviniente, renuncia o destitución
del albacea. Cuando por cualquier causa cesa el albacea designado y subsiste la necesidad de
llenar el cargo vacante, lo provee el juez con audiencia de los herederos y legatarios.

Partició11:
La indivisión hereditaria sólo cesa con la partición. Pueden pedir la partición los
copropietarios de la masa indivisa y los cesionarios de sus derechos; también pueden hacerlo,
por vía de subrogación, sus acreedores, y los beneficiarios de legados o cargos que pesan
sobre un heredero. En caso de muerte de un heredero o de cesión de sus derechos a varias
personas, cualquiera de los herederos o cesionarios puede pedir la partición; pero si todos ellos
lo hacen, deben unificar su representación.
La partición puede ser solicitada en todo tiempo después de aprobados el inventario y
avalúo de los bienes. Sin embargo, cualquiera de los copartícipes puede pedir que la partición
se postergue total o parcialmente por el tiempo que fije el juez si su realización inmediata
puede redundar en perjuicio del valor de los bienes indivisos.
Los herederos instituidos bajo condición suspensiva no pueden pedir la partición mientras
la condición no está cumplida, pero pueden pedirla los coherederos, asegurando el _derecho de
los herederos condicionales. Los instituidos bajo condición resolutoria pueden pedir la partición,
pero deben asegurar el derecho de quienes los sustituyen al cumplirse la condición. Si una
parte de los bienes no es susceptible de división inmediata, se puede pedir la partición de los
que son actualmente partibles. La acción de partición de herencia es imprescriptible mientras
continúe la indivisión, pero hay prescripción adquisitiva larga de los bienes individuales si la
indivisión ha cesado de hecho porque alguno de los copartícipes ha intervertido su título
poseyéndolos como único propietario, durante el lapso que establece la ley.

Klein Ana Paula


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Las clases de partición que reconoce el Código son:


• Partición Privada: Si todos los copartícipes están presentes y son plenamente capaces,
la partición puede hacerse en la forma y por el acto que por unanimidad juzguen
convenientes. La partición puede ser total o parcial.
• Partición Provisional: La partición se considera meramente provisional si los
copartícipes sólo han hecho una división del uso y goce de los bienes de la herencia,
dejando indivisa la propiedad. La partición provisional no obsta al derecho de pedir la
partición definitiva.
• Partición Judicial: La partición debe ser judicial si hay copartícipes incapaces, con
capacidad restringida o ausentes; si terceros, fundándose en un interés legítimo, se
oponen a que la partición se haga privadamente; si los copartícipes son plenamente
capaces y no acuerdan en hacer la partición privadamente.
Los efectos de la partición también están establecidos en el Código. Podemos identificar
los siguientes:
• Efecto Declarativo: La partición es declarativa y no traslativa de derechos. En razón de
ella, se juzga que cada heredero sucede solo e inmediatamente al causante en los
bienes comprendidos en su hijuela y en los que se le atribuyen por licitación, y que no
tuvo derecho alguno en los que corresponden a sus coherederos. Igual solución se
entiende respecto de los bienes atribuidos por cualquier otro acto que ha tenido por
efecto hacer cesar la indivisión totalmente o de manera parcial sólo respecto a ciertos
bienes o ciertos herederos. Los actos válidamente otorgados respecto de algún bien de
la masa hereditaria conservan sus efectos a consecuencia de la partición, sea quien
sea el adjudicatario de los bienes que fueron objeto de esos actos.
• Evicción: En caso de evicción de los bienes adjudicados o de sufrir el adjudicatario
alguna turbación del derecho en el goce pacífico de aquéllos, o de las servidumbres en
razón de causa anterior a la partición, cada uno de los herederos responde por la
correspondiente indemnización en proporción a su parte, soportando el heredero
vencido o perjudicado la parte que le toque. Si alguno de los herederos resulta
insolvente, su contribución debe ser cubierta por todos los demás. Ninguno de los
herederos puede excusar su responsabilidad por haber perecido los bienes
adjudicados en la partición, aunque haya sido por caso fortuito.
La garantía de evicción se debe por el valor de los bienes al tiempo en que se produce.
Si se trata de créditos, la garantía de evicción asegura su existencia y la solvencia del
deudor al tiempo de la partición. La garantía de evicción no tiene lugar cuando es
expresamente excluida en el acto de partición respecto de un riesgo determinado;
tampoco cuando la evicción se produce por culpa del coheredero que la sufre. El
conocimiento por el adjudicatario al tiempo de la partición del peligro de evicción no
excluye la garantía. Los coherederos se deben recíprocamente garantía de los
defectos ocultos de los bienes adjudicados.

Responsabilidad de Herederos y Legatarios:


Los acreedores por deudas del causante y por cargas de la sucesión, y los legatarios
tienen derecho al cobro de sus créditos y legados sobre los bienes de la herencia, con
preferencia sobre los acreedores de los herederos.
El heredero queda obligado por las deudas y legados de la sucesión sólo hasta la
concurrencia del valor de los bienes hereditarios recibidos; en caso de pluralidad de herederos,
éstos responden con la masa hereditaria indivisa. Si el legado es de una universalidad de
bienes y deudas, el legatario sólo queda obligado al pago de las deudas comprendidas en
aquélla hasta el valor de los bienes recibidos, sin perjuicio de la acción subsidiaria de los
acreedores contra los herederos y los otros legatarios en caso de insuficiencia de los bienes de
la universalidad.
Los acreedores del causante tienen acción contra los legatarios hasta el valor de lo que
reciben; esta acción caduca al año contado desde el dla en que cobran sus legados. El
heredero o legatario que paga una porción de las deudas o de los legados superior a su parte
tiene acción contra sus coherederos o colegatarios por el reembolso del excedente, y hasta el
límite de la parte que cada uno de ellos debía soportar personalmente, incluso en caso de
subrogación en los derechos del que recibe el pago.

Klein Ana Paula


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Responde con sus propios bienes por el pago de las deudas del causante y cargas de la
herencia, el heredero que: no hace el inventario en el plazo de tres meses desde que los
acreedores o legatarios lo intiman judicialmente a su realización; oculta fraudulentamente los
bienes de la sucesión omitiendo su inclusión en el inventario; exagera dolosamente el pasivo
sucesorio; enajena bienes de la sucesión, excepto que el acto sea conveniente y el precio
obtenido ingrese a la masa. En esos casos, sobre los bienes del heredero, los acreedores del
heredero cobran según el siguiente rango: por los créditos originados antes de la apertura de la
sucesión, con preferencia respecto de los acreedores del causante y de los legatarios; por
créditos originados después de la apertura de la sucesión concurren a prorrata con los
acreedores del causante.

Proceso Sucesorio:
El proceso sucesorio tiene por objeto identificar a los sucesores, determinar el contenido
de la herencia, cobrar los créditos, pagar las deudas, legados y cargas, rendir cuentas y
entregar los bienes. La competencia para entender en el juicio sucesorio corresponde al juez
del último domicilio del causante; el mismo juez conoce de las acciones de petición de
herencia, nulidad de testamento, de los demás litigios que tienen lugar con motivo de
la administración y liquidación de la herencia, de la ejecución de las disposiciones
testamentarias, del mantenimiento de la indivisión, de las operaciones de partición, de la
garantía de los lotes entre los copartícipes y de la reforma y nulidad de la partición. Si el
causante deja sólo un heredero, las acciones personales de los acreedores del causante
pueden dirigirse, a su opción, ante el juez del último domicilio del causante o ante el que
corresponde al domicilio del heredero único.
Las diferentes etapas del proceso sucesorio, establecidas en el Código, son las siguientes:
• Investidura de la Calidad de Heredero: Si la sucesión tiene lugar entre ascendientes,
descendientes y cónyuge, el heredero queda investido de su calidad de tal desde el día
de la muerte del causante, sin ninguna formalidad o intervención de los jueces, aunque
ignore la apertura de la sucesión y su llamamiento a la herencia. Puede ejercer todas
las acciones transmisibles que correspondían al causante. No obstante, a los fines de
la transferencia de los bienes registrables, su investidura debe ser reconocida mediante
la declaratoria judicial de herederos.
En la sucesión de los colaterales, corresponde al juez del juicio sucesorio investir a los
herederos de su carácter de tales, previa justificación del fallecimiento del causante y
del título hereditario invocado. En las sucesiones testamentarias, la investidura resulta
de la declaración de validez formal del testamento.
Si el causante ha dejado testamento por acto público, debe presentárselo o indicarse el
lugar donde se encuentre. Si el testamento es ológrafo, debe ser presentado
judicialmente para que se proceda, previa apertura si estuviese cerrado, a dejar
constancia del estado del documento, y a la comprobación de la autenticidad de la
escritura y la firma del testador, mediante pericia caligráfica. Cumplidos estos trámites,
el juez debe rubricar el principio y fin de cada una de sus páginas y mandar a
protocolizarlo. Asimismo, si algún interesado lo pide, se le debe dar copia certificada
del testamento. La protocolización no impide que sean impugnadas la autenticidad ni la
validez del testamento mediante proceso contencioso.
Si no hay testamento, o éste no dispone de la totalidad de los bienes, el interesado
debe expresar si el derecho que pretende es exclusivo, o si concurren otros herederos.
Justificado el fallecimiento, se notifica a los herederos denunciados en el expediente, y
se dispone la citación de herederos, acreedores y de todos los que se consideren con
derecho a los bienes dejados por el causante, por edicto publicado por un día en el
diario de publicaciones oficiales, para que lo acrediten dentro de los treinta días.
• Inventario y Avalúo: El inventario debe hacerse con citación de los herederos,
acreedores y legatarios cuyo domicilio sea conocido; debe ser realizado en un plazo de
tres meses desde que los acreedores o legatarios hayan intimado judicialmente a los
herederos a su realización. Por la voluntad unánime de los copropietarios de la masa
indivisa, el inventario puede ser sustituido por la denuncia de bienes, excepto que el
inventario haya sido pedido por acreedores o lo imponga otra disposición de la ley.
La valuación debe hacerse por quien designen los copropietarios de la masa indivisa, si
están de acuerdo y son todos plenamente capaces o, en caso contrario, por quien

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designa el juez, de acuerdo a la ley local. El valor de los bienes se debe fijar a la época
más próxima posible al acto de partición.
Los copropietarios de la masa indivisa, los acreedores y legatarios pueden impugnar
total o parcialmente el inventario y el avalúo o la denuncia de bienes. Si se demuestra
que no es conforme al valor de los bienes, se ordena la retasa total o parcial de éstos.
• Administración Judicial de la Sucesión: Las personas humanas plenamente capaces, y
las personas jurídicas autorizadas por la ley o los estatutos para administrar bienes
ajenos, pueden ejercer el cargo de administrador. Los copropietarios de la masa
indivisa pueden designar administrador de la herencia y proveer el modo de
reemplazarlo. A falta de mayoría, cualquiera de las partes puede solicitar judicialmente
su designación, la que debe recaer preferentemente, de no haber motivos que
justifiquen otra decisión, sobre el cónyuge sobreviviente y, a falta, renuncia o carencia
de idoneidad de éste, en alguno de los herederos, excepto que haya razones
especiales que lo hagan inconveniente, caso en el cual puede designar a un extraño.
El testador puede designar uno o varios administradores y establecer el modo de su
reemplazo. Se considera nombrado administrador a quien el testador haya señalado
expresamente como tal, o lo haya designado como liquidador de la sucesión, albacea,
ejecutor testamentario o de otra manera similar. En caso de pluralidad de
administradores, el cargo es ejercido por cada uno de los nombrados en el orden en
que están designados, excepto que en la designación se haya dispuesto que deben
actuar conjuntamente.
El administrador tiene derecho a que se le reembolsen los gastos necesarios y útiles
realizados en el cumplimiento de su función; también tiene derecho a remuneración.
Todo interesado puede solicitar al juez la remoción del administrador si existe
imposibilidad de ejercer el cargo o mal desempeño de éste. Si el administrador no ha
sido aún designado, rehúsa el cargo, demora en aceptarlo o debe ser reemplazado,
cualquier interesado puede solicitar medidas urgentes tendientes a asegurar sus
derechos, como la facción de inventario, el depósito de bienes, y toda otra medida que
el juez considere conveniente para la seguridad de éstos o la designación de
administrador provisional. Los gastos que ocasionan estas medidas están a cargo de la
masa indivisa.
En cuanto a las funciones del administrador podemos nombrar:
o Administración de los Bienes: El administrador debe realizar los actos
conservatorios de los bienes y continuar el giro normal de los negocios del
causante. Puede, por sí solo, enajenar las cosas muebles susceptibles de
perecer, depreciarse rápidamente o cuya conservación es manifiestamente
onerosa; para la enajenación de otros bienes, necesita acuerdo unánime de los
herederos o, en su defecto, autorización judicial. Además de gestionar los
bienes de la herencia, debe promover su realización en la medida necesaria
para el pago de las deudas y legados.
o Cobro de Créditos y Acciones Judiciales: Previa autorización judicial o de los
copartícipes si son plenamente capaces y están presentes, el administrador
debe cobrar los créditos del causante, continuar las acciones promovidas por
éste, iniciar las que son necesarias para hacer efectivos sus derechos, y
presentarse en los procesos en los cuales el causante fue demandado. En
ningún caso puede realizar actos que importan disposición de los derechos del
causante.
o Rendición de Cuentas: Excepto que la mayoría de los copropietarios de la
masa indivisa haya acordado otro plazo, el administrador de la herencia debe
rendir cuentas de su administración trimestralmente o con la periodicidad que
el juez establezca.
• Pago de Deudas y Legados: Los acreedores hereditarios que no son titulares de
garantías reales deben presentarse a la sucesión y denunciar sus créditos a fin de ser
pagados. Los créditos cuyos montos no se encuentran definitivamente fijados se
denuncian a título provisorio sobre la base de una estimación.
Los herederos pueden reconocer a los acreedores del causante que solicitan la
declaración de legítimo abono de sus créditos. Emitida tal declaración por el juez, el
acreedor reconocido debe ser pagado según el orden establecido por el Código. A falta

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de reconocimiento expreso y unánime de los herederos, el acreedor está facultado


para deducir las acciones que le corresponden.
El administrador debe pagar a los acreedores presentados según el rango de
preferencia de cada crédito establecido en la ley de concursos. Pagados los
acreedores, los legados se cumplen, en los límites de la porción disponible, en el
siguiente orden: los que tienen preferencia otorgada por el testamento; los de cosa
cierta y determinada; los demás legados. Si hay varios de la misma categoría, se
pagan a prorrata.
Los acreedores del causante, los acreedores por cargas de la masa y los legatarios
pueden oponerse a la entrega de los bienes a los herederos hasta el pago de sus
créditos o legados. En caso de desequilibrio patrimonial o insuficiencia del activo
hereditario, los copropietarios de la masa pueden peticionar la apertura del concurso
preventivo o la declaración de quiebra de la masa indivisa, conforme a las
disposiciones de la legislación concursa!. Igual derecho, y de acuerdo a la misma
normativa, compete a los acreedores.
• Conclusión de la Administración Judicial: Concluida la administración, el administrador
debe presentar la cuenta definitiva. Si todos los copropietarios de la masa indivisa son
plenamente capaces y están de acuerdo, la rendición de cuentas se hace
privadamente, quedando los gastos a cargo de la masa indivisa. En caso contrario,
debe hacerse judicialmente. De ella se debe dar vista a los copropietarios de la masa
indivisa, quienes pueden impugnarla.

Klein Ana Paula

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