Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Facultad de Filosofía y Letras.
Colegio de Antropología Social.
Título del trabajo:
Descripción del fenómeno religioso de La Santa Muerte
Guillermo Serrano Herrejón.
Introducción:
En este breve trabajo se pretende hacer un análisis de las condiciones histórico-subjetivas
que han dado lugar a uno de los procesos religiosos que considero más polémicos de la
actualidad. Pese a la existencia de muchos otros que han sido contemporáneos a la
estigmatización del culto a la santa muerte, considero que la estigmatización de esta
religión o culto, representa un centro de interés común para los antropólogos de la religión
ya que se asoma como una práctica poco común pero que ha tenido un gran peso debido a
las condiciones a través de las cuales se ha estructurado la sociedad mexicana,
principalmente aquellos grupos que suelen ser representados como marginados, o que
comprenden un grupo social determinado con características sociales, imaginarias y
económicas similares con respecto a sus lugares de origen o historias de vida, y más
precisamente sus vivencias en la ciudad.
En este análisis de carácter etnográfico daremos paso a reflexionar y en cierta medida dar
con el origen de la santa muerte, su culto y construcción histórica, aunque esto lo haremos
de manera breve; no obstante, considero que es significativa, así como suficiente para los
objetivos planteados en las implicaciones metodológicas. El objetivo, a grandes rasgos, es
dar cuenta de algunas características que podemos distinguir del culto a la santa muerte en
comparación con la religión con que se sincretiza, esta es la religión católica, y otras
características referentes a las practicas “mágicas” más comunes en el contexto mexicano.
Haremos un recorrido por las funciones simbólicas y las representaciones entorno a la vida
y la muerte con ayuda de tres entrevistados practicantes del culto y la revisión teórica de la
bibliografía del curso: Antropología de la Religión auxiliándonos de otras revisiones como
las antropológicas, arqueológicas y la historia del pueblo mexica en torno a la cosmovisión
del dios Mictlantecuhtli a la vez que se hace un breve análisis de la configuración subjetiva
de la conciencia católica en torno a los juicios de valor y las dicotomías bueno/malo
sagrado/profano.
Se tomará en cuenta generar un pequeño marco teórico que nos ayude a entender las
categorías utilizadas en el transcurso de este trabajo a la vez que se explicará a grandes
rasgos la metodología utilizada para dar cuenta de ciertos procesos principalmente aquellos
referidos al culto. Para ello se han elegido a tres participantes del mismo y se han hecho una
batería de preguntas pequeño acompañamiento etnográfico que he podido realizar los días
sábado 11 de junio y domingo 12 del mismo mes en donde fui participe de la obtención de
una figura; información y análisis se complementan con la información obtenida de las
entrevistas, el recorrido antes referido para dar con un acercamiento sugerente entorno a la
práctica religiosa que compete describir a continuación.
II. Descripción: Breve análisis de la historia de la Santa muerte.
El culto a la santa muerte es una de las prácticas rituales y sagradas más estigmatizadas de
la actualidad, tiene sus orígenes; según algunos de los creyentes o practicantes del culto,
cual podríamos asumir como religioso, en tiempos remotos. Los orígenes que referimos
como remotos, principalmente hacen referencia a lo prehispánico, tiempos en los que la
existencia de ciertas culturas, implicaban adoración a una figura fundamentalmente
asociada a la “no vida”, “la ausencia de esta” o la “pérdida de la dicha”. Esto último, con
miras a dar sustento a la existencia del todo; esto es, de la cosmovisión al interior de la
comunidad indígena del Anáhuac u otros territorios. Así la vida implica la “no vida”, y en
torno a ello existirán múltiples formas de entender eso que es la vida versus eso que es la
ausencia de la misma. Teniendo en cuenta lo último podemos entender que esta
construcción cosmogónica ayuda a dar sustento a la reproducción material y subjetiva de
esta comunidad en específico, ya que nos encontramos con el panorama de que ciertas
prácticas socioculturales como el culto daban explicaciones racionales a la construcción del
mundo y por ende del entendimiento de éste por parte de dicha comunidad. Así mismo y
como causa/efecto podemos entender que dichas explicaciones entran en el panorama de lo
racional ya que ayudan a generar ideas para la exploración y expansión de la vida subjetiva
y de las condiciones materiales, medioambientales y culturales que les rodean; pero
también son racionales en términos de que el culto a ciertas figuras divinas o sagradas,
cumplen con el cometido de dar continuo a una comunidad especifica; esto es, yace en la
creencia, el ritual y la subjetividad, una eficacia en términos simbólicos 1 cuya finalidad para
el caso de las comunidades indígenas prehispánicas; en este caso el grupo conocido como
los mexicas, es más o menos incierto más allá de cumplir un papel fundamental en la
construcción subjetiva y cosmogónica de su mundo.
1
Véase Levi-Strauss, C. (1995) en “La eficacia simbólica”.
Para el caso de aquellos que rinden culto a la santa muerte las funciones pueden ser
variadas. No obstante, algunas hipótesis mal referenciadas arrojarían que:
“Por ser una deidad que tenía poca influencia en la vida de los vivos no existía un
verdadero culto a este “dios” santa muerte (Mictlantecuhtli)”. (neomexicanísimos)
Sin embargo, existen representaciones en códices y esculturas que explican, en
contraposición a lo dicho, que sí hay un sistema ritual en torno a la deidad del inframundo,
principalmente sacrificios. Este presupuesto escrito por una página que se dedica a la
recopilación de “información” que da sustento al movimiento neomexicano, apuntaría
erróneamente (creo yo) a la asunción de que la existencia de un ente que represente la “no
vida” no tendría sentido, sin embargo, si partimos el análisis de lo que representa
Mictlantecuhtli para las sociedades indígenas que compendian al grupo llamado Mexicas; y
avanzamos a analizar las diversas funciones que tendrían los simbolismos de la santa
muerte, nos encontraríamos (como ya habíamos referido) con que en realidad: Si hay culto
o práctica religiosa hay sentido de existencia y si hay sentido de existencia hay fundamento
cultural, ritos y creencias, fenómenos, historia, cosmogonía etcétera.
No obstante, para entrar en profundidad en la búsqueda de la génesis histórica de la deidad
Mexica Mictlantecuhtli y su transformación transitoria hasta el día de hoy como: “el culto a
la santa muerte”, valdría la pena hacer lo que refiere Raúl Del Moral; que en términos
simplistas sería: conocer a la comunidad que da sentido y significancia a los fenómenos que
se asocian con dicha deidad, para pasar al entendimiento de los rituales referidos a la
misma, y con ello en un ejercicio reflexivo de la reconstrucción histórica del culto a la santa
muerte, dar con su origen y actual sentido.
“Un trabajo más elaborado consistiría en precisar, al interior de una cultura
determinada, la significación profunda de todo lo que implica un dios particular en
un sistema simbólico-conceptual, para lo cual sería necesario conocer ampliamente
tanto la cultura creadora de dicho sistema como a las otras deidades, con el fin de
establecer el sitio del dios estudiado en el sistema global”. (Raul Del Moral, 2000,
pag. 38).
Por ende y debido a que este es un apartado exploratorio no ahondaremos en ello ya que el
fin no es entender la construcción histórica de las deidades prehispánicas asociadas a la
santa muerte sino dar una pequeña descripción que conteste a las cuestiones: ¿Dónde?
¿Cuándo? ¿De qué manera? y ¿Por qué? del culto a la santa muerte, así un referente
histórico de inicio nos servirá para dar cuenta de otras situaciones que pueden existir desde
el culto o trascenderlo. El personaje sagrado o mejor dicho santo al que se hace referencia y
con el cual se vincula al actual culto de la santa muerte, no es otro sino Mictlantecuhtli. La
deidad es fundamental ya que sustenta varios rituales en torno a la muerte y lleva para
aquellos antepasados y para los sujetos de hoy día un gran significado en términos de lo
cosmogónico y lo identitario. La muerte como sujeto(a) sagrado(a) o santo(a) puede tener
varios nombres según la cultura a la que le presentemos atención y en varios sentidos
podrían cumplir funciones similares. Lo que respecta en el contenido próximo es dar cuenta
de esas funciones, prácticas etcétera, pero únicamente referidas al culto de lo que hoy es
llamada la santa muerte y su sistema objetual. Para alcanzar esto último hay que prestar
atención a los orígenes históricos más próximos de la santa muerte en sí, cuyo culto ha
evolucionado a lo largo del tiempo gracias a la hibridación cultural que trajo consigo el
choque propiciado por la conquista en América; más específicamente en el territorio del
Anáhuac, pero también en otras latitudes que hoy día comprenden el territorio de México.
Según esta lógica y el análisis que se intenta desarrollar en esta breve descripción,
Mictlantecuhtli seria la santa muerte en su transición histórica. No obstante
antropólogos(as) como Katia Perdigón Castañeda (2012) afirman que:
“Aunque el culto a la Santa Muerte tal como se conoce hoy en día, con el tipo de
rezos y concepto, no va más allá de mediados del siglo XX, la veneración a la
imagen esquelética tiene sus antecedentes en la época colonial”. (K. Perdigón, 2012)
III. La construcción subjetiva de la Muerte.
La muerte en términos de la “no vida” yace como real por el simple hecho de existir; y al
existir a lo largo de la prehistoria e historia del mundo; podemos asumir que el culto a la
dicha figura sacra (La santa muerte) u a otras como Mictlantecuhtli, o las asociaciones que
tienen Coatlicue respecto al mismo fenómeno (la muerte) entre otros ejemplos como los
encontrados en las culturas egipcias, no son un proceso nuevo, sino más bien, ha sido el
resultado del ejercicio transitorio que implica lo que conocemos como: “historia del
hombre” en la búsqueda de explicar lo desconocido. Si bien algunas ideas prehispánicas en
torno a la muerte sobrevivieron a través de las crónicas de los españoles, entre ellas por fray
Bernardino de Sahagún en su Historia de las cosas de la Nueva España, éstas fueron
matizadas por la propia cultura de los conquistadores; asimismo, los vestigios
arqueológicos no son del todo suficientes para tener un parámetro real de lo que se opinaba
al respecto en la antigua Mesoamérica.
Aunado a ello no hay que olvidar que las representaciones subjetivas en las diversas formas
de re-presentar a la “muerte” asociadas a un ser divino, sagrado o santo, pueden ser
sumamente varias y en muchas formas, podríamos llegar a decir, que similares unas
comparadas con otras, o duales si se le presta la debida atención al interior de una misma
cultura. Estas asociaciones que vienen, según los participantes de esta investigación, de los
tiempos prehispánicos dotan de sentido identitario su propio culto con ayuda del territorio
de origen a la vez que se significan al propio territorio de estancia u origen. Por lo que la
existencia del arraigo identidad/territorio, implican importancia para entender la devoción
que se le tiene a una santa como lo es la santa muerte. Al mismo tiempo la asociación que
se le da a Mictlantecuhtli como eje histórico de representación, pero también de génesis
para el culto de la santa muerte podría ser no más que una reconfiguración resultada de la
hibridación cultural, y tal vez, una lectura del mundo a razón de la construcción subjetiva
de la muerte como “no vida”, sin embargo, al entrever que los creyentes son una figura que
se auto visualiza como la imagen del “verdadero mexicano” a razón también del impulso de
la corriente estética del “neomexicanísimo” del diseño gráfico y el arte, se dota mediante la
significación de símbolos prehispánicos, a la santa muerte de ese carácter de religiosidad
propia del territorio con una determinada estética, costumbres, funciones, modos de vida,
experiencias compartidas y habitus, que sumadas hacen del credo tener sentido al interior
de determinadas configuraciones espaciales. Así lo que representa Mictlantecuhtli con el
inframundo Mexica, que es la explicación que le dieron al mundo las sociedades indígenas
prehispánicas en respuesta a las preguntas filosóficas ¿Qué hay después de la vida? ¿A
dónde se va una vez que el cuerpo a perdido la vitalidad?, además de responder a la
necesidad de dar con una historia milenaria del surgimiento de su propia cultura; son por
tanto construcciones filosóficas, subjetivas y materiales que terminan por generar procesos
interesantes y practicas únicas en donde las emociones, la fe y la creencia ocupan un
espacio relevante, y son retomadas por los partícipes del culto para dar sentido a su propia
existencia, ser cuidados y procurados, toda vez que se genera un arraigo estético e
identitario para con su lugar de origen.
Es interesante que estas asociaciones o hibridaciones culturales que dieron como resultado
otras prácticas o ritos, no sean los primeros ejemplos que tenemos de esa hibridación en los
ámbitos de la/el cultura/territorio/identidad/religión/historia. Un ejemplo muy claro al
respecto son las asociaciones simbólicas que ocupan conceptos como: fertilidad, la vida, la
muerte, las estrellas, el mundo más allá de lo material y terrenal y la tierra; que son
caracterizaciones que se han configurado en torno a Coatlicue. La existencia de ciertas
expresiones, características, poderes o dotes que el trabajo de arqueólogos, antropólogos,
lingüistas e historiadores entre otros; han dado a este ser prehispánico, curiosamente son las
mismas que podemos encontrar en el análisis semiótico de los elementos visuales de la
virgen de Guadalupe o María; Así Coatlicue gracias a un proceso similar al que observo en
la santa muerte seria no más que la representación hibrida de las culturas que atraviesan a lo
mexicano y que terminaron por ser una representación más “cómoda” al culto de los
conquistadores, o más bien en este caso los conquistadores hicieron una figura más cómoda
a la representación católica de la madre de Jesús, Guadalupe, la virgen María.
Estos procesos de hibridación y de re-representacion son construcciones subjetivas
especificas hechas por el humano en torno a fenómenos naturales varios, en este caso la
muerte, por lo que podríamos decir que: la muerte tanto como la vida, al ser parte de la
naturaleza humana y al ser el humano naturalmente cultural, por tanto, dota de sentido a
una variedad de deidades, asociaciones subjetivas y materiales que acontecen para los
investigadores como “infinitas”, respecto a fenómenos naturales, sociales o culturales que
después son dotados como sagrados o tradicionales. Sumado a ello el carácter que implica
estudiar las asociaciones simbólicas de las culturas frente a fenómenos físicos como la
muerte puede llegar a ser difícil debido al fuerte ejercicio que sería dar con cada una de las
representaciones de este fenómeno natural, los ritos que la sostendrían, los mitos, las
significaciones y dar cuenta además de la existencia de deidades asociadas a este fenómeno
en el pasado, sus funciones, poderes, ejercicios de representación etcétera
A partir de ello me gustaría sugerir que: Al ser el humano naturalmente social y cultural
pretende dotar a fenómenos naturales, pero también a preguntas al respecto del mundo que
nos rodea en función de los ejes cultura/territorio/identidad/religión/historia; que, desde la
cultura construida por esa hibridación, se han estado generando a lo largo de la historia
mexicana sentidos simbólicos propios de su ser al hacerlos íntegros de su sociedad,
volviéndolos compartidos. No obstante, al asumir lo anterior debemos tener cuidado debido
a que una cosa es la deidad o en este caso el santo y otra el fenómeno que la fundamenta,
que le dota de una serie de valores a representar o que esos valores le hacen representar en
términos de lo imaginario.
Los orígenes de la cosmovisión en torno a la santa muerte podrían ser confundidos con el
fenómeno que la sustenta, esto es, el hecho de la muerte como fenómeno de la “no vida” o
más específicamente la “pérdida de la vida”; por lo que podría tener o no, que ver con lo
que represente la santa muerte ya sea para el interior de la comunidad creyente, o la visión
de aquellos que no pertenecen a la comunidad o se adjuntan a otras creencias. Así la santa
muerte en su representación como “santa” podría tener algunas asociaciones relacionadas al
fenómeno de la muerte en términos de la “no vida” pero también podría trascender a esta
concepción por su carácter como entidad a la cual rendir culto ya que la muerte en su
representación como santa, podría tener el carácter de protección y seguridad (ahondaremos
en ello después). Cosa que ha hecho; a través de la dialéctica cultural, social, política,
económica y en general la histórica, que el culto aquí referido haya tenido una serie de
modificaciones al interior; esto último, respecto a el sistema objetual, sistema de creencias,
el rito y los imaginarios que conforman ciertas costumbres sagradas para los(as) sujetos(as)
que tienen preferencias y razones para acreditar su propia creencia y costumbres.
Dichas costumbres que acontecen, para aquellos que ven a este culto religioso como
objetivo de crítica, hacen que los sujetos practicantes sean vistos como: peligrosos,
desentendidos y regularmente son asociados a figuras “oscuras”, como podrían ser
demonios, energías negativas etcétera. Sin embargo vemos que las costumbres de tonos
religiosos, rituales y espirituales; referidas al culto de la santa muerte, cuentan con sus
propias características en ocasiones diferenciadas de otras religiones, mientras que el
fervor, los ritos, la fe o el comportamiento de los católicos podrían llegar a “espantar” aún
más o de igual manera a un agnóstico (como es mi caso) por lo que es relativamente
justificable que a miradas de un católico con comportamiento reacio a configurar otra
mirada, o al menos reacio a entender o respetar lo diferente; esto es, aquello que no sea lo
que la creación de dios, la madre Guadalupe y su hijo Cristo les dio; pues les sea imposible,
por tanto, que el culto a otras figuras acontezcan como propias legitimas o seguras y por el
contrario dichos rituales entren en lo esotérico, lo impropio, lo oscuro lo profano debido a
la instauración occidental del pensamiento separatista de lo negativo/positivo lo bueno/lo
malo. En pocas palabras un razonamiento común en lo religioso de carácter católico u
occidental explica ampliamente los imaginarios aquí presentados por el dicho de: “lo que
no es de dios, pertenece al diablo” ya que la muerte no es de dios y de dios es la vida, la
muerte no puede ser algo bueno por tanto no puede ser santa, esto es visto así porque se ha
construido en el imaginario de la gran mayoría; que la muerte es trágica, indeseable y en
general mala. Ante este panorama que podría asomarse como contradictorio a lo que viene
a continuación, seria tonto no admitir también que hay fenómenos de sincretismo debido a
las condiciones y creencias propias del lugar en que se le rinde culto a la santa muerte,
además de sumar que cada una de las personas que viven en México sabe o han hecho
alguna práctica referida a la magia (limpias de huevo, sal en las ventanas, cuarzos en el
cuello, tijeras debajo de la cama entre otras tantas) pero también debido a que más del 50%
de la población mexicana pertenece a la religión católica o tiene relaciones con ciertas
creencias asociadas al catolicismo, guadalupanismo o al cristianismo, por lo que al
asomarnos al ejercicio del culto de la santa muerte podríamos llegar a resaltar algunos de
estos elementos vinculados a la hibridación religiosa y el uso de la magia como elemento
de protección.
Tomando en cuenta nuestro último párrafo y abriendo la conclusión de este apartado,
partimos del hecho de que (geográficamente hablando) los lugares en que se le rinde culto a
este “ser” son principalmente México y Guatemala, no obstante entendiendo al mismo
tiempo la existencia de procesos macro, podemos dar cuenta de que la existencia del rito, el
culto y la creencia trascienden estas fronteras gracias a la migración, la expansión de los
ideales de la iglesia de la santa muerte o la creencia en sí, el fervor y otros procesos que no
podríamos llegar a introducir en este pequeño trabajo que intenta ser de carácter
etnográfico. Esto último es así; pese a lo interesante que seria, debido a que debemos
buscar un objetivo en específico a relatar en este ejercicio y para ello debemos de buscar
objetivos alcanzables.
IV. Implicaciones metodológicas: trabajo de campo.
En este apartado daremos cuenta de cómo se fue abstrayendo la información retratada más
arriba pero también la que vendrá aproximación. Los objetivos de este trabajo son claros
ante las peticiones del ejercicio reflexivo individual, no obstante, considero debido a la
longitud y características del trabajo, (a las cuales deseo acoplarme), se han quedado algo
cortas al análisis que podría presentar como trabajo individual debido al límite presentado
(2500 a 3500 palabras), por ello he decidido exceder un poco la dicha longitud. Esto no
quiere decir que el ejercicio no se haya propuesto correctamente, sino que, en mi necesidad
manuscrita, es necesario por esta ocasión exceder dicho limite ya que el ejercicio propuesto
va pensado a la descripción del culto a la santa muerte y me he enfocado en adelantar un
par de cuestiones al análisis que podría hacer próximamente con el resto de mis
compañeros. Por tanto, hayo en mí, una primera limitación metodológica, ya que mi
habilidad de resumir cierta información en ocasiones es escasa, por lo que, para este caso,
el objetivo de la creación de un marco teórico para el análisis de algunos conceptos no será
posible aquí, pero quizá sí en el trabajo colectivo.
Para que cierta información llegara a este trabajo se ha hecho uso de un par de
documentales, uno de ellos aportado por uno de los participantes de esta investigación
(Agustin C. F.). A razón de nombrar a estos participantes he de mencionar que parte de las
técnicas metodologías, a parte de la captura de bibliografía no citada sino usada solo para
alcanzar cierta información, han sido de utilidad también las entrevistas no estructuradas
mientras se acompañaban a uno de los participantes (F. Benjamín M. G.) a un altar, ya que
curiosamente nos encontramos en la situación de que necesitaba ciertos elementos
objetuales para “limpiar” rezar y pedir a su santa; al mismo tiempo me refería que habría
soñado con que la muerte le pedía llevarme específicamente a mi a un altar para rendirle
culto a lo que accedí dándole uno de mis cigarros mientras exploraba el altar y presenciaba
una de las misas. Se usaron herramientas tecnológicas de comunicación como los son los
celulares para entrevistar a (Agustin C. F.) y su pareja (Janet).
V. Descripción del culto a la santa muerte.
“Las religiones en el mundo contemporáneo, contrariamente a lo que se había
pensado, siguen teniendo una gran influencia en las transformaciones sociales y en
la vida cotidiana de las personas. Esto es visible al observar que las distintas
expresiones religiosas en el ámbito mundial siguen estando presentes en contextos
sociales cada vez más permeados por los efectos de la globalización, los procesos
migratorios, los conflictos armados o las crisis económicas.” (Hernández, 2016 pág.
13)
Ya hemos visualizado algunos elementos importantes en la historia del culto a la santa
muerte, por ello mismo sabemos que el transitar de la historia de la santa muerte a través
del tiempo tiene bases religiosas profundas arraigadas al territorio de origen del culto,
donde algunos de los partícipes de los rezos a la figura santa referencian su origen en las
religiones politeístas de las culturas Mexicas. Al mismo tiempo hemos echado un vistazo
relativamente productivo de que esta historia con referentes prehispánicos del culto tiene
efectos de arraigo cultural y social importantes respecto a la representación de lo que es ser
un mexicano, principalmente por la tendencia grafica que persiste en las creaciones de
algunos diseñadores gráficos, artistas de antaño y los contemporáneos que se han esforzado
en darle forma al neomexicanísimo. Se dice que las primeras representaciones de la
“muerte” como símbolo de representación de la ausencia de la vida se construyeron
principalmente por estos creadores de imágenes a través de las catrinas, representaciones
graficas que buscaban en conjunto de un texto hacer mofa y critica de algunos procesos
principalmente los políticos que sustentan sus ideas con base a lo que representa un cuerpo
en descomposición tal y como presumiría hicieron los mexicas para con su deidad
Mictlantecuhtli representándolo como un ser decorado de huesos, piel descompuesta y
órganos expuestos. No obstante los verdaderos inicios de esta religión no son localizables
en términos temporales exactos por lo que se refiere que el culto data de tres mil años antes
de cristo y el culto se asocia no sólo a deidades prehispánicas como las referidas hasta
ahora sino también a Mictecacihuatl, señora de los huesos, señora de la muerte, o señora de
las personas muertas pero el culto a la figura actual data del año 1940 aproximadamente.
La mayor afluencia del culto a la santa muerte según algunos de estos documentales
revisados podría referirse al centro de la ciudad de México, más específicamente Tepito; no
obstante, teniendo presentes los macroprocesos sociales esto podría ser falso y podría ser un
proceso amplio en México hasta extenderse a Puebla o Ciudad Juárez y otras latitudes
debido a los movimientos demográficos como los son la migración.
Los rezos llevados a cabo al interior de los altares de la santa muerte configuran una serie
de invocaciones de este ser en búsqueda de coraje, fuerza y poder para ser compasivos a la
vez que se pide ser protegido ante otros quienes pudiesen afectar la vida de los individuos
de la comunidad; al mismo tiempo, a través del poder que les da la santa muerte, se busca
ser personas de valor. Como ya habíamos discutido anteriormente, en el imaginario de las
personas participes del culto yace un razonamiento de la muerte como implicación de la
vida por lo que la santa muerte como creación santa de dios, como constructo de este
mismo, es implícitamente vida debido a que sin una no puede existir la otra. Este ente es
inmortal y es enviada por dios para dar indicaciones, acompañar en el proceso de muerte y
posicionar a aquellos que lo merezcan en un lado u otro, el cielo o el infierno toda vez que
se da en este proceso una muerte sin sufrimiento, una “santa muerte”.
Vemos en los rezos y en esta lógica santificadora de la muerte como ente protector, dador y
procuradora del juicio un carácter de sincretismo de los rezos católicos y la invocación de
palabras divinas como “señor”, “amén” al mismo tiempo se suelen hacer bautizos y se usan
ritos mágicos para la proteccion entre otras tantas que ayudan a caracterizar a la muerte en
un juego simbólico ejercido desde la lengua y el habla para caracterizar al fenómeno de la
muerte y por ende al ente “santa muerte” como un “ente de dios, como su creación”.
Las penitencias, los ruegos, los sacrificios son usados a manera de rendición de cuentas por
los dotes que han sido ofrecidos por la santa a aquellos que les rinden culto. (F. Benjamín M.
G.) sugiere que hay que tener cuidado con lo que pides y con lo que la muerte desea de ti debido a
que “ella da y da mucho, pero en el proceso también pide, se cobra.”.
Algunas de las principales razones por las que la gente se acerca a ella es debido a que algún
familiar se encuentra enfermo, es el individuo mismo el que padece de mala salud o porque
simplemente las condiciones han hecho que se vaya mal en la vida, se están cometiendo o
cayendo en actividades ilícitas como podría ser la drogadicción, el robo, la matanza de otro
humano, esto es, el pecado en general o la falta a algún mandamiento, pero también porque
se ha estado cerca de morir ya sea en accidentes, riñas, por enfermedad o por una situación
social y económica poco favorable. Ante esta situación al pedirle ayuda se oferta una
encomienda a la muerte, así si se libra de una situación de muerte, el sujeto se promete por
condición, rendir culto, pasar a saludarla, ofrecerle algo o cumplir alguna petición de la
santísima. “Quetita Romero” En una de las festividades más grandes que se llevan acabo en
su altar, afirma que es la fe, la devoción y la fuerza de este ente la razón por la cual la gente
acude a rendir culto, a pedir a ofrecer y en general a rezar, la ausencia de un acercamiento
propio a lo espiritual ha ayudado a que los sujetos se acerquen a ella.
Debido a las condiciones socioculturales y económicas de las personas estigmatizadas por
ser o pertenecer a grupos urbanos marginales, la santa muerte acontece como “la diosa de
los pobres”, así la muerte que es asociada al mundo, pero también a la sabiduría, al juicio,
al balance, a lo justo, busca dar resolución a los sentires negativos como la tristeza, el
sufrimiento y los problemas presentes.
V.I El sistema objetual del culto a la santa muerte en Puebla.
Dentro del culto persiste la existencia de brujas negras, hechiceros, la imagen del dragón y
gente con dones que ayudan a través de la comunicación con la santa muerte a dar
protección a los seres que creen en ella. Agustin C. F. afirma al igual que nuestros
referentes audiovisuales que es necesario creer en ella para entrar al culto y servir a ella,
para disfrutar así, sus dones se presumen que para ello hay que acercarse a un altar y
preguntar a la santa muerte si se es hijo(a) de la santa muerte después lo más común es
obtener su propia figura, decorarla rendirle culto y a través de ella como canalizadora para
la comunicación con la muerte. Dichas figuras deben estar “curadas” dicho proceso de
curación implica realizar un ritual al interior del altar visitado o en un altar “grande” una
vez has sido iniciado y una vez has obtenido la figura canal, figura de la santa muerte que
debe tener un peso dentro.
El ritual a través del cual se limpiará, se curará a la figura es realizado a través de humear a
la dicha con incienso, “otras plantas”, se le echa perfume y agua bendita después de que se
le haya limpiado lo propio es llevarla a casa y rendirle culto en el hogar a través del
levantamiento de un altar propio adornado con un reloj, joyas, dinero, flores o “cualquier
cosa que se considere valiosa” con miras a que a través del rezo, la fé y los objetos
colocados, así como las emociones propias de los sujetos practicantes sean amplificadas de
ser positivas y balanceadas o sesadas de ser negativas.
Por su lado F. Benjamín M. G. dice que existen dos formas de realizar oraciones e iniciarse
en el culto, dichos rezos son muy parecidos a como se le reza a otras figuras de otras
religiones, conseguir la figura de yeso y montar un pequeño altar como se haría con
cualquier santo de la religión católica que incluya como objetos básicos agua , una veladora
del color que asocie lo que se necesite más (rojo, amor) (amarillo, dinero) (verde,
paz/tranquilidad/prosperidad) (entre otras) para realizar peticiones mediante rezos. Al
mismo tiempo cuenta con sus propios rezos que puedes aprenderse en las clases o cursos de
los altares, así como canciones o en libros que suelen vender en estos mismos altares o por
internet. La segunda forma de rendir culto e invocar a la niña blanca es acudir a algún lugar
de culto en donde tienen figuras de mayor tamaño como los altares ubicados en la 9 sur
entre 10 y 12 poniente, se enciende una veladora que ahí mismo venden y se debe ofrecer
ofrenda siendo los objetos colocados más comunes, rosas, veladoras, cigarros, puros,
manzanas, botellas de licores varios, cervezas, joyería de oro, plata o efectivo después de
ello se procede a rezar.