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La Palabra de Dios Es Inamovible y Se Cumple

Este documento enfatiza la importancia de confiar plenamente en la palabra de Dios. Explica que la palabra de Dios es inamovible y se cumple, y que aquellos que basan sus vidas en ella tendrán paz y protección incluso durante tiempos difíciles. Sin embargo, algunos creyentes dudan y agregan un "pero" a su fe, diciendo cosas como "creo en Dios, pero...". El documento insta a los creyentes a eliminar esas dudas, a confiar completamente en las promesas de Dios y a no

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La Palabra de Dios Es Inamovible y Se Cumple

Este documento enfatiza la importancia de confiar plenamente en la palabra de Dios. Explica que la palabra de Dios es inamovible y se cumple, y que aquellos que basan sus vidas en ella tendrán paz y protección incluso durante tiempos difíciles. Sin embargo, algunos creyentes dudan y agregan un "pero" a su fe, diciendo cosas como "creo en Dios, pero...". El documento insta a los creyentes a eliminar esas dudas, a confiar completamente en las promesas de Dios y a no

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LA PALABRA DE DIOS: ES INAMOVIBLE Y SE CUMPLE

LA PALABRA DE DIOS ES
INAMOVIBLE Y SE CUMPLE. 
Mateo 7:24-29

Jesús comparó a los que edificaban su casa sobre la roca


con una persona prudente; esto significa, los que edifican
sus vidas sobre su palabra.

Escucha esto Iglesia: Y no importa si vienen pestes, ríos,


vientos, terremotos; la casa queda firme.Porque esta
simenatada en la Palabra que es inamovible…

Los cristianos debemos confiar que nuestra casa permanecerá


firme con Covid, con terremotos, con lo que venga.

 Tu casa será fuertemente edificada e inamovible si basas


tu vida y tus decisiones en la palabra de Dios.

Hay un lugar donde se predica la palabra de Dios y es la


iglesia; allí, Dios envía su palabra sobre los que le buscan,
para que tengan paz, sanidad, bendición.

Isaias 55:6

Aquellos que buscan a Dios encuentran su poder, sus fuerzas, su


paz y su bendición en su palabra.

Quien ama a Dios ama también su palabra.

Aquellos que hemos puesto nuestra fe y nuestra esperanza


en el Dios vivo; hemos creído lo que dice su palabra, la
inamovible, indestructible y verdadera palabra de Dios.

Para nosotros, su palabra es nuestra comida y nuestra


bebida; es la proteína para nuestra vida espiritual, la cual
es eterna.
 

SU PROMESA: ESTÁ CON NOSOTROS

En el evangelio según San Juan, en el tiempo en que se acercaba


la crucifixión de Jesús, el Señor había anunciado quienes lo iban a
traicionar y a negar.

Leemos en Juan 13:21 que Jesús anuncia la traición de Judas.

Él sabía que todos se iban a espantar y huirían, quedándose solo.


En el mismo capítulo 13:38 , también anuncia que Pedro le iba a
negar.

No obstante, en el capítulo 14, les dice a los que creen en Él y le


siguen: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para
que esté con vosotros para siempre…No os dejaré huérfanos;
vendré a vosotros” (Juan 14:16 y 18).

El problema es cuando el creyente cree que Dios no está


con él, siente que Dios no lo escucha y no sabe si Dios lo
va a ayudar o no. Yo llamaría a esa persona, dudante más
que creyente.

 Escucha esto Iglesia:..Las bendiciones de Dios no son para


los dudantes sino para los creyentes; esos que ponen su
total confianza en Dios.

 No es cuestión de decir: “Creo en Dios, pero tengo miedo


porque se murió fulano y mengano por el virus y ya viene
por mi”.

En la Biblia leemos acerca de creyentes que están firmes y


totalmente comprometidos con Dios y su palabra.

Esos disfrutan de la paz de Dios que sobrepasa todo


entendimiento, la paz que guarda sus pensamientos y los guía a
la hora de tomar decisiones.
Jesús les dijo a sus discípulos:

 “Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté


con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el
mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero
vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en
vosotros”

 (Juan 14:16 y 17).

Falta saber si crees que el Espíritu Santo está contigo y en


ti.

Con ese panorama tan oscuro, ya que Judas lo iba a traicionar,


Pedro lo iba a negar y todos iban a huir dejándolo solo y que
sería entregado en manos de inicuos y sería azotado; todo eso
sabía Jesús que le iba a acontecer.

Conociendo todo lo que iba a pasar les dijo a sus discípulos:

 “Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre,


y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre”. 

Ese consolador tiene que estar contigo y en ti siempre; no puede


ser que se te vaya cuando ves o escuchas que mueren más
personas por causa del virus y sientes que te vas a morir ya.

Jesús, en medio del panorama que tenía que enfrentar les dice a
sus seguidores:

 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo


la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).
 

SU PROMESA: EL NOS ESCUCHA

Todos los días tratamos con personas turbadas, y lo más


lamentable es que muchos de ellos son creyentes.

Muchos dicen: “Yo creo en Dios, pero…” Cuando agregan ese


“pero” lo arruinan todo porque están manifestando que Dios no
tiene poder, que su palabra no tiene poder.

Esas personas manifiestan su falta de fe en la palabra de Dios.


Yo les sugiero a esas personas que lean la Biblia y anoten cada
versículo bíblico que Dios les da.

Sabe que la palabra de Dios es inamovible y las promesas de


Dios son para aquellos que la creen y la abrazan.

Dice la Biblia en el Salmo 34:17 y 18: “Claman los justos, y


Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está
Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de
espíritu”.

Si crees en la palabra de Dios hoy serás libre de todas tus


angustias. Salmo 34:17-19

David declaró:

 “En el día que temo, yo en ti confío” (Salmos 56:3).

No tenemos derecho a sentir temor; el único temor que se nos


es permitido tener es el temor del Señor.

Pídele a Dios que te libre de las ataduras del temor y de la


angustia.

No importa lo que digan los que se creen poderosos si Dios es


más grande que ellos y es tú Padre.
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza; Él es nuestro pronto
auxilio en las tribulaciones. ¡En Él creemos y confiamos! Y
declaramos como el salmista: 

(Salmos 103:1 al 5).

¡Tienes que creer lo que dice este Salmo y tienes que


abrazarlo y confesarlo a viva voz! Si crees caminarás con
esperanza, firme, porque has creído en su palabra.

SU PROMESA: EL ME LIBRA DE LA PESTE

En el Salmo 91:1 y 2 leemos: 

“El que habita al abrigo del Altísimo  morará bajo la sombra del
Omnipotente.  Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi
Dios, en quien confiaré”.

 ¿Cómo demuestras tu confianza en Dios si no crees en la palabra


que te está dando? Tú dices: “Yo confío en Dios, pero Él no me
escucha”.

“Yo confío en Dios, pero les contesta a otros y a mí no”. ¿Esa es


tu confianza en Dios? “Yo confío en Dios, pero llevo años orando y
no pasa nada”.

El problema de algunos creyentes es cuando dicen que


creen en Dios y agregan un “pero”.

Si no quitas de tu vocabulario esa contraposición, no le


podrás mostrar al mundo, ni a Dios, que confías en Él y en
su palabra.

Escuche un Testimonio de un hermano que cada vez que hablaba


con su pastor le decía, pero esto, pero lo otro.
Un día, el pastor le puso la mano sobre su cabeza y dijo:
“¡Espíritu inmundo de “pero” te echo fuera!” ¡Se fue! ¡Fui libre!
Comenzo a confiar en Dios y a declarar su confianza en Él.

El mundo, las circunstancias, el diablo y la gente hacen ver


que lo que Dios había dicho no era tan cierto.

“Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora”, dice la


palabra de Dios en el Salmo 91:3.

“Pero mira el Covid. ¿Esto estará incluido en esa promesa?”, dices


tú.

“Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro;


escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni
saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni
mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil,
y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará” (Salmos 91:4 al 7).

O tienes la palabra de Dios atesorada en tu corazón o tienes


temores; tienes palabra de Dios o tienes angustia e inseguridad
en tu corazón.

CONCLUSIÓN

Hoy deberías pedirle perdón a Dios por ser tan incrédulo y tan
incrédula.

Estos no son tiempos para andar desprovistos sin palabra de


Dios. Su palabra es la espada del Espíritu. Estos son tiempos en
que tenemos que ejercer fe en la palabra de Dios pase lo que
pase.

“Oro para que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento


guarde tu corazón y tus pensamientos en Cristo Jesús. Libra a tu
pueblo de la incredulidad y la dureza de corazón Padre. Libéralos
de las cadenas del temor y de angustia, te lo pido en el nombre
de Jesús. Libra a tu pueblo de oponerse a tu palabra cuando
dicen “pero”. ¡Glorifica tu nombre sobre tu pueblo, Señor! Te
expresamos nuestra gratitud de pertenecer a tu pueblo, de no ser
huérfanos ni advenedizos como son los que no tienen a Cristo.
Somos tus hijos, porque así dice tu palabra: “Más a todos los que
le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de Dios”. Que los que no creen crean Padre y
por la fe reciban esta palabra, en el nombre bendito de Jesús,
amén”.

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