INTERACCION, RELACION Y VÍNCULO
Los términos interacción, relación y vínculo se utilizan de diferentes maneras en
distintos contextos, dada la amplitud de su significado. Para mayor claridad, acotaremos
el significado dado en psicología.
Cuando hablamos de interacción hacemos referencia a los intercambios recíprocos entre
personas; todas las interacciones son sociales.
Dentro de las interacciones analizamos, desde un punto de vista descriptivo, las
conductas recíprocas de los actores, por ejemplo, en el vínculo madre-hijo podemos ver
conductas evitativas, facilitadotas, invasoras, de aceptación, de propuestas, etc.
A partir de la internalización de múltiples interacciones va surgiendo una relación. Una
relación está ciertamente determinada por la historia de todas las interacciones, pero
implica algo más que el promedio de ellas. Se trata de un salto cualitativo. En una
relación hay una imagen mental persistente que puede ser un esquema, si se trata de
objetos externos, o una representación, cuando se trata de personas.
En la mayoría de las teorías psicológicas esta representación interna persistente es la
condición necesaria de la permanencia del objeto. Se espera de un niño que alcance,
alrededor de los ocho mese, una representación única y estable de las imágenes de su
mamá, representación que llamamos relación de objeto estable. Se habla de relación de
objeto cuando el niño comienza a consolidar una representación interna de la madre de
modo que manifiesta un cierto grado de permanencia de objeto. Esa representación
interna de la madre u objeto interno pertenece al mundo interno de la persona, no es una
duplicación del objeto externo sino una construcción subjetiva.
Se dice que logra una relación efectiva con alguien (madre o sustituto) cuando, al menos
en gran medida, esa persona está separada del niño mismo y se percibe la posibilidad de
que esos objetos externos puedan ser perdidos o dañados, precisamente porque existen
como objetos externos, fuera de uno.
Hacia la segunda mitad del primer año de vida, el bebé muestra conductas que indican
el logro de estas relaciones estables, por ejemplo, hacia el octavo o noveno mes es
franca su reacción hacia el extraño, que puede variar desde cierta prevención hasta un
disgusto extremo ante la aproximación o ante la simple presencia de un desconocido.
Para la misma época, la mayoría de los niños comienzan a manifestar una reacción de
separación o reacción de disgusto cuando la madre abandona su presencia y una
reacción de unión o reacción de alegría cuando retorna.
Estas reacciones indican que el bebé ha formado una representación interna de la madre
que muestra cierta permanencia del objeto, lo cual permite hablar de una relación
efectiva, con alguien separado y a la vez relacionado con el niño mismo, es decir, uná
relación de objeto estable.
No está investigado empíricamente el proceso mental de formación de una relación. Lo
que sí se conoce por los estudios de Piaget es la formación de esquemas mentales
internos de objetos inanimados. Llamaremos “representaciones” a la interiorización de
personas, respetando la palabra de “esquema” para la interiorización de objetos
inanimados, ya que consideramos de diferente naturaleza a la interacción de un niño con
personas que con objetos.
Debe destacarse que cada relación va haciendo una historia que afecta luego al curso de
cada nueva interacción. De modo similar, la experiencia emocional, sensorial y motora
que trae una nueva interacción, una vez interiorizada, puede alterar la configuración de
la historia anterior a medida que progresa la relación.
Cuando hablamos de vínculo, lo que se tiene en cuenta es el interjuego de
subjetividades; hay un yo que está con otro entre los que se realizan intercambios
emocionales, se trata de un encuentro o un desencuentro entre personas que se vinculan.
En el vínculo se enfatiza el papel que desempeña el otro en la constitución de una
persona, ambos formando parte del mismo espacio intersubjetivo.
En la relación de objeto también interviene el otro, pero la diferencia es que está
estudiado desde la relación intrasubjetiva o mental; en cambio, en el vínculo el análisis
parte de la relación intersubjetiva, se contempla a ambos términos del vínculo y a la
especial conexión que establezcan entre ellos.
Características del vínculo:
1.1. El concepto de vínculo es “la mínima unidad de análisis” de la psicología
social. Esto significa que el objeto de estudio de ésta, no es el individuo, la persona
o el sujeto en sí mismo, como lo es para la psicología o el psicoanálisis, sino el
vínculo que un sujeto pueda establecer con otro sujeto. En este punto Pichón da un
paso más, va más allá de la psicología de las relaciones de objeto. En ésta, lo que
interesa es la relación de un sujeto con un objeto, en una relación unidireccional, en
donde lo que se estudia es cómo el sujeto afecta al objeto. En cambio Pichón
Rivière hace de este vínculo entre un sujeto y otro, una relación bidireccional, de tal
manera que lo que se estudia en la psicología social es cómo un sujeto se relaciona
con un objeto −que en este caso es otro sujeto− y viceversa: cómo este
objeto−sujeto afecta al sujeto que establece un vínculo con él.
Teoría de las relaciones de objeto Teoría del vínculo
Sujeto Objeto
Sujeto Sujeto
Unidireccional Bidireccionalidad
mutua afectación
Por lo anterior se puede definir claramente al objeto de estudio de la psicología social
como el estudio de “los efectos subjetivos que tiene el encuentro con el otro”4 en la
medida en que se lo toma como modelo o ideal, auxiliar o semejante, objeto de amor
y/o deseo y como rival o enemigo.
1.2. El vínculo es condición de supervivencia, es decir que “las condiciones de
nacimiento son de tal grado de prematuración, que es imposible que el recién nacido
sobreviva sin la asistencia del otro social”.5 El otro ya tiene un carácter social por el
sólo hecho de asistir al recién nacido. Pero esta condición de supervivencia va más allá
de la simple asistencia de las necesidades básicas que garantizan la vida del organismo
vivo que es el bebé. Así pues, se puede decir que todo niño venido al mundo establece
dos tipos de relación con la madre o el otro que lo auxilia. Freud lo dice claramente: El
primer tipo de vínculo se denomina de «indefensión» o «desamparo». En éste de lo que
se trata es de la satisfacción de la necesidad, es decir, que se trata de la madre −o de la
persona que cumple con esta función materna− en la medida en que tiene, tiene el
objeto que satisface la necesidad. El niño necesita de alimento, y la madre lo tiene; el
niño necesita de calor para sobrevivir, y la madre se lo brinda. Se trata aquí de un
vínculo con un otro que aparenta ser completo: que tiene algo que el niño necesita y que
se lo da. Es un otro que da lo que tiene.
El niño se halla aquí en una posición de completa indefensión, es decir, esta indefenso y
necesita completamente de su madre para sobrevivir. Esto se debe a que el feto humano
nace prematuro, nace inmaduro, no nace terminado de madurar, como nacen los demás
mamíferos superiores. Es como si a la madre le hubiese faltado otro año de gestación,
de tal manera que el niño pudiera caminar al nacer y pudiera salir a buscar su alimento.
El bebé humano es, con seguridad el organismo más inmaduro que nace en la
naturaleza, y necesita de la madre para seguir vivo; tal es su desamparo.
1.2. En todo vínculo hay circuitos de comunicación y aprendizaje. La teoría del
vínculo de Pichón−Rivière no sólo se alimenta del psicoanálisis, sino que él
también toma aspectos de otras teorías psicológicas y que le sirven a Pichón para
establecer su ECRO o Esquema Conceptual Referencial Operativo. La noción de
aprendizaje es tomada de la psicología conductista, y Pichón se apropia de ella,
junto con la de comunicación, para convertirlas en dos de los más importantes
objetivos de la intervención de su psicología social. De hecho, estos dos aspectos
del vínculo se constituyen en rasgos con los que se define el vínculo cuando es
normal. La patología del vínculo va a tener mucho que ver con los trastornos que se
presentan en el vínculo a nivel de la comunicación y a nivel del aprendizaje.
1.4. El vínculo es “una estructura compleja”. Es decir que Pichón piensa que el
vínculo no es una estructura simple, como lo es la relación de objeto, en la que hay
involucrados sólo dos elementos: el sujeto y el objeto. El vínculo es complejo por
varias razones, y la primera es que hay más de dos elementos en juego. De hecho se
trata de una estructura triangular, es decir que hay un tercero en juego en la relación
sujeto a sujeto; “…el gran tercero de todo vínculo es la cultura”. Esto nos conduce a la
siguiente característica del vínculo.
1.5. Hay una triangularidad en el vínculo. Pichón descompone esta estructura
triangular del vínculo en bi−corporal y tri−personal. Es bi−corporal porque hay en juego
siempre dos sujetos relacionados entre sí y afectándose mutuamente. Y es tri−personal
porque hay una tercera “persona” presente en esa relación bi−corporal. Estos tres
elementos hacen una estructura en el sentido más simple del término, es decir, una
estructura es aquella que está compuesta por una serie de elementos relacionados entre
sí con la siguiente característica: si se modifica uno sólo de los elementos de la
estructura, la estructura toda es modificada, es decir, que los otros elementos de la
estructura resultarán afectados si se afecta uno sólo de los elementos de ella.
1.6. La siguiente característica se encadena perfectamente con la concepción del vínculo
como estructura, tal y como lo vimos más arriba: La estructura triangular cambia.
Sin esta característica sería vana la intervención y la existencia del psicólogo social. Si
la estructura vincular no cambiara, no fuese susceptible al cambio, no valdría la pena
intervenir sobre ella. Si no cambiara, no habría nada que hacer. Pero ella cambia, y
cambia a través de la historia. De hecho hay historia debido a que cambia la estructura
de los vínculos entre los hombres. Si esta estructura no cambiara, no habría una historia
para contar; la historia sería siempre la misma. La estructura cambia porque cambian los
elementos en juego en la estructura, por eso es posible intervenir sobre uno o varios de
los elementos de la estructura que están vinculados entre sí, pudiéndose lograr un
cambio en los otros elementos de la estructura, un cambio que de hecho, puede llegar a
hacer historia.
1.7. Esta característica es probablemente una de las más importantes. Dice así: La
estructura vincular es conflictiva. Las relaciones interpersonales son conflictivas. El
conflicto hace parte de la estructura vincular. Pero más allá de que el vínculo conlleve
contradicciones, diferencias, ambivalencias y odios, a nivel del vínculo entre semejantes
existe intrínsecamente una tensión agresiva, una rivalidad imaginaria entre el sujeto y el
otro que hace parte de la forma como se constituye el yo de un sujeto por la vía de una
identificación imaginaria con su propia imagen.