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Halal Jah - El Tesoro de La Alab - Carlos Stahl

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Reconocimiento

Desde mi encuentro personal con Jesucristo en el año de 1981


hasta hoy, Dios misericordiosamente me ha permi do aprender,
de manera directa e indirecta, de muchas y maravillosas personas.
Él ha puesto en mi camino magníficos pastores, predicadores y
maestros cris anos, e innumerables autores de cuyo conocimiento
y entendimiento me he beneficiado mucho.

Dos personas en par cular por quienes doy gracias a Dios de


manera especial y cuyos caminos el Señor cruzó con los míos en el
año de 1982, son la Doctora Graciela Esparza, mejicana, y la
Reverenda Berniece Hicks, norteamericana. La Doctora Esparza,
directora de las Iglesias del Evangelio de Cristo en México, es la
persona a quien Dios usó para enseñarme a buscar a Dios en
oración y a estudiar la Biblia de manera cuidadosa. La Reverenda
Hicks, fundadora y directora de las Iglesias del Evangelio de Cristo,
Internacional y de quien nunca ceso de aprender es, a mi parecer,
la maestra de Biblia más grandiosa de nuestra generación. Ambas
con su ejemplo, me han enseñado a amar, a buscar y a caminar
con Dios de una manera más profunda.

Publicado por: Comunicaciones Alternas


Dirección: 22 calle 5-67 Zona. 1. Lo de Coy, Mixco.
Teléfonos: (502) 5322 3552
[email protected]
ISBN: 978-9929-691-00-1
Primera edición, 2014
Copyright © 2014 Vida Cris ana.
D.R. Sobre la presente edición Vida Cris ana.
© 2014 Carlos Stahl Reiche
Todos los derechos reservados. Este libro no podrá ser
reproducido,
ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.
Toda
adaptación, escenificación y montaje parcial o total de las
obras incluidas
en este volumen requieren de la autorización escrita del autor.

La autorización para estos fines podrá solicitarla a:


info@vidacris ana.com
Halal Jah
Carlos Stahl
El Tesoro De La Alabanza
Introducción
I. Nuestra razón para exis r
1. Por Él y para ÉL
2. La Creación
3. El Hombre
II. Una llave a la presencia de Dios
1. Edén y el pecado del hombre
2. Edén y el pecado del hombre
3. El hombre sale de la presencia de Dios
4. El Tabernáculo de Moisés, una figura del camino.
5. Las Puertas
6. Cruzando las puertas
III. Los lugares de habitación de Dios
1. Tabernáculos y Templos
2. El Tabernáculo Celes al
IV. El tabernáculo de David
1. Su posición histórica
2. Dios es un Dios de música
3. Patrón para el Tabernáculo de David
4. El patrón del Tabernáculo de David en nuestros servicios de
alabanza
5. La restauración del Tabernáculo de David
V. Alabanza y Adoración
1. De la abundancia del corazón habla la boca
2. Formas externas de alabanza a Dios
VI. Salmos, Himnos y Cán cos Espirituales
1. Salmos
2. Himnos
3. Cán cos Espirituales
VII. Satanás y La Música
1. La Música
2. Satanás
3. Géneros musicales contemporaneous
VIII. La Música Contemporánea en la Iglesia Cris ana
Bibliogra a
Introducción
El tema bíblico de la alabanza es inagotable. En la Palabra de
Dios podemos trazarlo desde el libro del Génesis, hasta el libro de
Apocalipsis. La alabanza es algo eterno e infinitamente importante
y la razón es muy clara y evidente: Fuimos hechos para alabar a
Dios por medio del Señor Jesucristo, en quien, por quien y para
quien fueron hechas todas las cosas.

“Porque en él fueron creadas todas la cosas, las que hay


en los cielos y las que hay en la erra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean
potestades; todo fue creado por medio de él y para él“.
(Colosenses1:16).

La alabanza a Dios es, o debiera ser, una parte vital de nuestra


experiencia cris ana. Sin embargo, y aún a pesar de ser algo tan
importante, existe entre el pueblo Cris ano mucha ignorancia con
respecto a este tema. Al carecer del entendimiento suficiente o
adecuado, dejaremos de cumplir con el mandato de “Cantaré con
el entendimiento…” (I Corin os 4:15). Además, la falta de
entendimiento evitará que tengamos una verdadera libertad para
cantar con el espíritu. Como consecuencia de esto, encontramos a
muchas personas y muchos lugares en donde la alabanza a Dios, se
reduce a un ritual formalista sin vida, o en donde le llaman
alabanza a cosas que no lo son.

El propósito de este documento es ayudarnos a entender


algunos de los por qué y para qué de la alabanza y la adoración. Si
descubrimos lo importante que es la alabanza alrededor del Trono
de Dios en los cielos, entenderemos cuán importante es la
alabanza a Dios en la erra. Esto es si amamos y deseamos con
todo el corazón la manifestación de la presencia de Dios en
nuestra vida y en nuestras reuniones cris anas.

También se estudian algunos de los cómo que nos revela la


Biblia, para que lo hagamos bien, de la manera como el Señor lo
ha dejado establecido.

“Alegraos, o justos, en Jehová; en los íntegros es hermosa


la alabanza. Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio
y decacordio. Cantadle cán co nuevo; hacedlo bien, tañendo
con júbilo“.
(Salmos 33: 1-3).

Ver el panorama general también nos lleva a estudiar acerca


de Lucifer, el diablo y su conexión con la música. Tal y como lo
veremos, su nombre antes de conver rse en Satanás era
prác camente Alabanza.

Esta obra recopila el material que a lo largo de muchos años,


se ha compar do en diversos estudios bíblicos y seminaries de
alabanza, conducidos en diferentes momentos y lugares.

Toda revelación es progresiva y comienza con una semilla que


Dios implanta en el corazón. Si atesoramos, cuidamos y
trabajamos bien la semilla, ésta crecerá y pasará por las diferentes
etapas de hierba, espiga y grano lleno en la espiga hasta llegar al
fruto maduro (Marcos 4:26-29). Dicho de otra manera, nuestro
entendimiento de un principio bíblico puede crecer y
desarrollarse, pasando de una fase a otra hasta llegar a ser
maduro. Esta ha sido la experiencia del autor con los principios
que aquí se exponen y es nuestra oración que también sea la
experiencia del lector.
I. Nuestra razón para existir
1. Por Él y para ÉL
En el principio encontramos a Dios, Elohim, que es el único y
eterno Dios en su mul forme manifestación de Padre, Hijo (el
VerboCristo) y Espíritu Santo. (Elohim es la forma plural de eloah
que significa deidad. La palabra Elohim se compone de dos
palabras hebreas: el, que significa fuerte o potente y haym o hem,
que es un pronombre personal plural. Elohim, es un nombre que
expresa ambos, unidad y pluralidad a la vez; es un solo nombre, un
nombre uniplural, que significa Deidad).

En la eternidad, antes que el empo fuera, Elohim manifestó la


gloria del Hijo, quien siempre ha formado parte de Él Mismo. El
Apóstol Juan lo expresa al decir que el Unigénito Hijo está en el
seno del Padre (Juan 1:18).

Elohim, entonces, engendró o sacó de Sí Mismo al Hijo (Salmo


2:7) cuyas salidas son desde el principio, desde los días de la
eternidad (Miqueas 5:2). En I Corin os 1:24 leemos que Cristo es
la sabiduría de Dios y de la sabiduría leemos:

“Jehová me poseía en el principio, ya de an guo, antes de


sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio,
antes de la erra. Antes de los abismos fui engendrada; antes
que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los
montes fuesen formados, antes de los collados, ya había sido
yo engendrada; No había aún hecho la erra, ni los campos,
ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los
cielos, allí estaba yo; Cuando trazaba el círculo sobre la faz del
abismo, Cuando afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba
las fuentes del abismo; Cuando ponía al mar su estatuto, para
que las aguas no traspasasen su mandamiento, Cuando
establecía los fundamentos de la erra con Él estaba yo
ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo
solaz delante de Él en todo empo”.
(Proverbios 8:22-30).

“Dios en ende el camino de ella y conoce su lugar. Porque


Él mira hasta los fines de la erra, y ve cuanto hay bajo los
cielos. Al dar peso al viento, y poner las aguas por medida;
cuando Él dio ley a la lluvia, y camino al relámpago de los
truenos, entonces la veía Él y la manifestaba; la preparó y la
descubrió también”.
(Job 28:23-27)

Elohim hizo visible Su Sabiduría, revelando y manifestando la


gloria del Hijo. Pero aún no había nadie para contemplar y alabar
su hermosura, así es que comenzó el proceso crea vo. El salmista
revela cómo sucedió la creación.

“Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron


creados”.
(Salmos 148:5)

Dios el Padre mandó y Dios el Hijo ejecutó. Por esto mismo, el


Apóstol Juan explica que todo fue hecho por el Hijo, el Verbo o la
Palabra de Dios.

“Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo


que ha sido hecho, fue hecho”. (Juan 1:3).

El Apóstol Pablo añade más conocimiento a la par cipación del


Hijo de Dios en la creación de todas las cosas.
“Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay
en los cielos y las que hay en la erra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean
potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él”.
(Colosenses 1:16)

Dios siempre ene una voluntad y un plan maestro


determinados, gloriosos y eternos en todo lo que Él hace: Dios
nunca trae a la existencia algo cuyo único fin sea su simple hecho
de exis r.

Nosotros los seres humanos, las plantas, los animales, los


minerales, las estrellas, los planetas, los ángeles, no exis mos sólo
por el simple hecho de exis r, sin plan ni propósito. Hay una razón
para nuestra existencia. ¡El Hijo de Dios es la razón, habiendo sido
todo hecho en Él, por Él y para Él! Dios el Padre creó todas las
cosas en Su Hijo, siendo Él la sustancia de la que procedieron todas
las cosas. Dios el Padre creó todas las cosas por Su Hijo, siendo
Jesucristo la causa por la que todas las cosas existen; Dios el Padre
creó todas las cosas para Jesucristo, para conocerlo, amarlo y
adorarlo, para reconocerlo y obedecerle como el Señor, Amo y
Dueño de todo, para codiciar Su naturaleza y hacerlo ser el modelo
a seguir.

2. La Creación
Detengámonos un momento en el relato que narra el libro de
Génesis, acerca de la creación.

El primer día dijo Dios, “sea la luz; y fue la luz”. Esta luz no
puede estarse refiriendo a la luz natural del sol, la luna o las
estrellas, ya que éstos fueron creados el cuarto día de la semana
de la creación. Esta luz es la que disipó las nieblas que
prevalecían en esos momentos.

El apóstol Juan nos dice que Jesucristo es la luz que


resplandece y disipa las nieblas (Juan 1:5). Él también llama a
Jesucristo, “la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene
a este mundo” (Juan 1:9, versión King James). No es di cil
entender que en este versículo no se está hacienda referencia a la
luz solar, ya que el sol ya brillaba antes de la venida de Jesús al
mundo.

El segundo día, Dios separó las aguas de arriba de las aguas de


abajo.

El tercer día se juntaron las aguas de abajo en un lugar, se


descubrió la erra y ésta produjo hierba y árboles. Es acá en
donde aparecen los primeros seres vivos, además del agua y la
erra que ya se encontraban presentes, todos creados por Él y
para Él.

El cuarto día hacen su aparición el sol, la luna y las estrellas; el


quinto día las aves y los peces y el sexto día todos los animales de
la erra. Todos ellos han sido hechos por Él y para Él.

“Y en efecto, pregunta ahora a las bes as y ellas te enseñarán,


a las aves de los cielos, y ellos te lo mostrarán; o habla a la erra, y
ella te enseñará; los peces del mar te lo declararán también. ¿Qué
cosa de todas éstas no en ende que la mano de Jehová la hizo?”
(Job 12:7-9).

“Alabad a Jehová desde los cielos; Alabadle en las alturas.


Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus
ejércitos. Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotras todas, lucientes
estrellas. Alabadle, cielos de los cielos y las aguas que están sobre
los cielos. Alaben el Nombre de Jehová; porque Él mandó, y fueron
creados. Los hizo ser eternamente y para siempre; les puso ley que
no será quebrantada. Alabad a Jehová desde la erra, los
monstruos marinos y todos los abismos; el fuego y el granizo, la
nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra;
Los montes, y todos los collados, El árbol dé fruto y todos los
cedros; la bes a y todo animal, rep les y volá les”
(Salmos 148:1-10).

Dios equipó a toda Su creación con algún po de conciencia y,


aunque ésta nos pueda parecer a nosotros muy primi va,
obviamente para Dios no lo es. A todos, de una forma u otra, Él los
capacitó para reconocerlo como Dueño y Señor y para poder
expresarle alabanza.

No hay cosa creada que no pueda emi r algún sonido. Los


radiotelescopios modernos han captado las ondas de radio
emi das por las estrellas, pudiendo así el hombre escuchar la
música que éstas producen. Job 38:7 habla de la alabanza de las
estrellas del alba. Cuando el astrónomo Johannes Kepler descubrió
las leyes de la orbitación de los planetas, asombrado por la
perfecta armonía que Dios puso en ello, le asignó a cada planeta
entonces conocido de nuestro sistema solar un valor musical. A la
erra le asignó las notas Fa y Mi, diciendo que es en esas notas
musicales en las que el planeta se mueve. Además dijo que estas
letras corresponden a la palabra la na hambre, un cuadro muy
descrip vo del estado espiritual y moral de aquellos quienes han
elegido dar la espalda a Dios, no solamente en la época de Kepler
(Siglo XVII) sino también en la nuestra.
Los cien ficos han logrado escuchar el sonido que producen
las plantas al comunicarse entre sí y, decididamente, con el
Creador. Los árboles del campo dan palmadas de aplauso:

“Porque con alegría saldréis, y con paz series vueltos; los


montes y los collados levantarán canción delante de vosotros,
y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso”.
(Isaías 55:12)

No es di cil escuchar y reconocer el canto de un del n o de


una ballena en el mar. Estos úl mos se comunican entre sí con
cantos de amor en el empo de apareamiento: El macho le canta a
la hembra y la hembra le responde. Aunque estén a cientos de
kilómetros de distancia el uno del otro y existan tantos sonidos en
su medio (los barcos hacen mucho ruido), estas criaturas no
encuentran di cil reconocer la voz de aquél o aquélla que los
llama.

La amada del Cantar de los Cantares ha sido capaz de


reconocer la voz de su amado (Cantares 2:8-14). Aunque en este
mundo existan tantas otras voces que quieren atraernos y
desviarnos del camino, ella ha escuchado la voz de la tórtola,
además ha respondido con su dulce voz. Recordemos que el canto
de una tórtola no es muy fuerte y por lo tanto, es di cil de
dis nguir entre otros sonidos.

Las aves también han sido equipadas por Dios, además del
resto de los animales, para hacer música y expresarle a Él, la razón
de su existencia, Su alabanza.

De los minerales Jesús dijo, que si nosotros no lo alabamos, las


piedras lo harán (Lucas 19:40). Además, Isaías 55:12 también habla
de los montes y los collados levantando canción.

¡Qué sa sfacción la que hubo en el corazón del Creador al ver


la perfecta armonía de su obra, alabándole y reconociéndole como
Dios!. Pero las cosas no se quedaron allí, faltaba algo para
completar la obra y hacerla perfecta.

3. El Hombre
Si con nuamos con Proverbios 8, leemos en el versículo 31:

“Me regocijo en la parte habitable de su erra, y mis


delicias son con los hijos de los hombres”.

Y si con nuamos con Salmos 148 leemos a par r del versículo


11:

“Los reyes de la erra y todos los pueblos, los príncipes y


todos los jueces de la erra; los jóvenes y también las
doncellas, los ancianos y los niños. Alaben el nombre de
Jehová, porque sólo su nombre es enaltecido. Su gloria es
sobre erra y cielos. Él ha exaltado el poderío de su pueblo;
alábenle todos sus santos, los hijos de Israel, el pueblo a él
cercano. Aleluya”.

Dios hizo al hombre a Su Imageny Semejanza y le dio algo que


no le dio a sus demás criaturas.

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la


erra y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un
ser viviente”.
(Génesis 2:7)
Neshamah, significa aliento, inspiración divina, intelecto,
voluntad, entendimiento. La sa sfacción del Creador no estaba
completa hasta no haber creado Él, a un ser que con su voluntad
propia y pleno entendimiento pudiera contemplar la hermosura y
grandeza de su gloria. Bien lo dijo Pablo en I Corin os 14:15: “…
cantaré con el espíritu, pero cantaré con el entendimiento”.

El ser humano fue hecho para contemplar la verdad de Dios


que es Jesucristo, para vivir en la verdad, para ser verdadero en
sus intenciones y en sus obras; para adorarlo y reconocerlo como
Dios y Señor, para tener comunión con Él y ser Su imagen.

Cuando alguien se convierte al Señor, en la iglesia


inmediatamente se le enseña que debe involucrarse en las
ac vidades de la misma: cantar en el coro, dar clases a niños,
visitar a los enfermos, etcétera. Pero antes que todo esto, debería
enseñársele lo principal: a ser un adorador, a que Dios lo salvó y lo
ha atraído a Sí Mismo para que crezca, para que alcance “todas las
riquezas del pleno entendimiento a fin de conocer el misterio de
Dios Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los
tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. (Colosenses 2:2-3)
Para que sea perfecto y alcance la medida de la estatura de la
plenitude de Cristo (Efesios 4:13).

En Juan 4:23 se nos dice que el Padre busca que le adoren, no


que le sirvan en el sen do de comenzar a correr de un lado al otro
haciendo cosas para Él. Adorar a Dios es el primero y verdadero
servicio que debemos darle. Entonces Dios comenzará a hacer
cosas para nosotros transformándonos, convir éndonos y
conformándonos a la imagen de Su Hijo.
Cuando somos adoradores y aprendemos a tener comunión
con nuestro Señor, nuestro corazón va a estar tan lleno de vida y
de amor por Él hasta el rebalse, que inevitable y
consecuentemente le vamos a servir. Este servicio va a ser
verdadero y efec vo porque va a ser hecho por amor. Habremos
sido conver dos en un buen árbol y, naturalmente, daremos buen
fruto. En Cantares 8:6 leemos:

“Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca


sobre tu brazo”.

El brazo nos habla de nuestro obrar, lo cual será una extensión


del corazón, nuestro amar. Toda obra externa debe ir precedida
por una obra interna. Lo que haremos vendrá a reflejar lo que
somos y lo que Dios haya hecho internamente en nosotros.

Así es que primero viene la adoración o la communion


personal con Dios y después el servicio. Esto es irreversible. Si
estamos sirviendo a Dios sin ser adoradores, sin haber aprendido
primero a tener una dulce comunión con Él, es muy probable que
nuestros mo vos terminen siendo equivocados, egoístas y
orgullosos. Mucha gente se está sirviendo a sí misma creyendo
que está sirviendo a Dios.

En Apocalipsis 3:20 leemos que el Señor nos dice:

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi


voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él
conmigo”.

Este pasaje lo citamos mucho cuando estamos guiando a


alguien a los pies de Cristo y es cierto, cuando le abrimos la
puerta, Él entra. Una vez adentro de nuestra casa (nuestro
corazón), ¿Qué espera Él de nosotros?.

En Lucas 10:38-42 leemos que Jesús entró a la casa de dos


mujeres Marta y María. Marta se preocupaba con muchos
quehaceres y María se sentó a los pies del huésped a oír Su
Palabra. Marta se enfadó y Jesús le dijo: “Marta, Marta, afanada y
turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria;
y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. En
Lucas 7:36-50 Jesús entró en la casa de un Fariseo llamado Simón
quien lo invitó a comer. Una mujer pecadora se enteró y vino con
un frasco de alabastro con perfume, “…y estando detrás de él a sus
pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los
enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el
perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo
para sí: Este si fuera profeta, conocería quien y que clase de mujer
es la que le toca, que se pecadora”.

Jesús, luego de exponer la parábola del acreedor y los


deudores, vuelto a la mujer, le dijo al fariseo: “¿Ves esta mujer?,
entré a tu casa y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha
regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de
besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha
ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos
pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquél a
quien se perdona poco, poco ama”.

“Seamos adoradores para poder adorar al Padre en espíritu y


en verdad” (Juan 4:24). Si pretendemos estar cantándole a Dios sin
ser adoradores, esto será sólo un ritual externo, una fachada, una
forma. Recordemos que toda forma sin espíritu es ídolo.
Aprendamos de María, la hermana de Marta. Aprendamos de
la pecadora que entró a la casa de Simón el fariseo.
II. Una llave a la presencia de Dios
1. Edén y el pecado del hombre
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus
atrios con alabanza; alabadle, bendecid su Nombre”.
(Salmos 100:4)

“Abridme las puertas de la jus cia; Entraré por ellas,


alabaré a JAH. Esta es puerta de Jehová. Por ella entrarán los
justos”.
(Salmos 118:19-20)

“Nunca más se oirá en tu erra violencia, destrucción ni


quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros
llamarás salvación y a tus puertas alabanza”.
(Isaías60:18)

2. Edén y el pecado del hombre


El hombre era un ser perfecto: la imagen de Dios en la erra. El
Creador y la criatura gozaban entonces de perfecta comunión en el
Edén. Edén en hebreo significa delicia. Jehová Dios se paseaba allí
al aire del día.

En este huerto, Dios había plantado muchos árboles, algunos


de ellos de par cular importancia. Él le dio al hombre
instrucciones específicas acerca de qué hacer con ellos. De todos
los árboles (incluyendo el Árbol de la Vida) podía y debía comer
libremente, pero, del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal no
debía comer.
Sin embargo, el hombre comió de éste úl mo árbol. Si hubiera
comido del Árbol de la Vida hubiera alcanzado la sabiduría que
tanto deseaba y hubiera sido como Dios, sabiendo el bien y el mal
y sabiendo qué hacer con ello. De esta manera, el hombre hubiera
tomado por el camino correcto.

El Árbol de la Vida es una hermosa figura de Jesucristo, el


único camino a Dios y a la perfección. El amado en el Cantar de los
Cantares es como un árbol.

“Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi


amado entre los jóvenes; bajo la sombra del deseado me
senté y su fruto fue dulce a mi paladar”.
(Cantares 2:3)

La sabiduría es también un árbol.

“Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, y


bienaventurados son lo que la re enen”.
(Proverbios 3:18)

Pero ya lo decía Salomón: “No hay nada nuevo debajo del sol”.
Adán rechazó el único camino, el recto. En otras palabras, rechazó
a Jesucristo. Él decidió que podía tomar por otro camino, el
camino torcido, el que le mostró Lucifer caído y aun así, alcanzar
sabiduría. Y cuán cierto fue: el hombre se convir ó en su propio
diosecito conociendo de manera perver da el bien y el mal, sin
saber qué hacer ni cómo manejar aquello. Esto es algo que
debemos entender muy bien. El hombre sin Jesucristo es incapaz
de recibir la verdad eternal revelada sin torcerla.

El pecado de Adán hizo que Dios los echara de su presencia.


Adán antes lo veía cara a cara pero ahora, con cada paso que daba
alejándose de Él, tuvo que darle la espalda. Desde entonces el
hombre no redimido ve a Dios y su verdad, de espaldas. Es por eso
que el hombre tuerce la verdad.

3. El hombre sale de la presencia de Dios


El Edén debe haber ocupado un lugar muy extenso. El camino
de su centro (donde todo esto aconteció) a su salida, debió haber
sido bastante largo.

El hombre se alejó más y más de Dios. Lo primero que


perdieron tanto él como las demás cosas creadas fue su condición
eterna (Romanos 8:20). Todo fue sujetado a vanidad y corrupción,
perdiendo de vista a Dios como su cabeza.

Lo segundo que perdió el hombre fue el sustento que trae al


alma estar bajo el gobierno y la soberanía de Dios. Elohim dejó de
ser aquello que lo nutría y alimentaba. Ahora el hombre tenía que
sudar cada bocado de pan que quisiera llevarse a la boca.

La tercera experiencia que Adán perdió, fue la de tener la luz


guiadora del Espíritu de Dios. Esto lo privó de sabiduría e
inteligencia, consejo y poder, conocimiento y temor de Dios.

Adán seguía alejándose cada vez más de Dios, dándole la


espalda. Es como si estuviera descendiendo por la escalera que
años después vio Jacob en Bet-el (Génesis 28:12-13). Un extremo
de dicha escalera se apoyaba en erra y el otro extreme tocaba el
cielo. Ángeles subían y bajaban por ella y Jehová estaba en lo alto
de ella. A ese lugar le llamó Jacob “Casa de Dios y puerta del cielo”
(Génesis 28:17).
El único contacto entre el cielo y la erra, la eternidad y la
humanidad, la exaltación y la humildad, es la Cruz de Cristo. Así
como lo hace la escalera de Jacob, la Cruz toca ambos, el cielo y la
erra al mismo empo. Por ella subimos a Dios y por ella bajó Dios
hecho hombre a la erra. Es por rechazar a Jesucristo, el Árbol de
la Vida, que Adán descendió por esta escalera alejándose de Dios.
Si el hombre hoy quiere acercarse a Dios, entonces tendrá que a
eptar a Jesucristo, el Árbol de Vida, la Escalera y caminar el camino
de la Cruz, para escalar de regreso al Padre.

La cuarta experiencia que el hombre perdió, es la de tener


comunión con Dios, la de poder tocar su corazón y hacerlo uno con
el suyo.

La quinta experiencia que el hombre perdió, es tener la


san dad y la limpieza que sólo pueden dar las aguas que
provienen del Trono, de la Roca y del Nombre del Señor.

Poder comunicarse con Dios con un lenguaje celes al, es la


sexta experiencia que el hombre perdió, a medida que descendió
por esa escalera. El hombre y Dios dejaron de hablar el mismo
idioma y así, el hombre lo perdió casi todo.

Aunque el hombre descendió por esta escalera, dando la


espalda a Dios y perdiendo estas seis experiencias, en su
misericordia, Dios, no lo dejó desnudo y descubierto. Derramando
sangre por primera vez, Dios les hizo túnicas de pieles y los vis ó.
Las pieles cubrieron su desnudez sica y la sangre cubrió su
desnudez moral y espiritual.

“Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la


erra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso
al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada
encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el
camino del árbol de la vida”.
(Génesis 3:23-24)

El hombre salió de la presencia de Dios por la puerta oriental.


Si el hombre quisiera volver a Dios, tendría que entrar por esta
misma puerta. Pero guardándola había querubines y una espada
encendida que se revolvía por todos lados.

4. El Tabernáculo de Moisés, una figura del


camino.
Muchos años más tarde, Dios le reveló un patrón, un diseño,
un mapa a Su pueblo: el Tabernáculo de Moisés. El hombre no
podía entrar a la presencia de Dios, hasta que Él le mostró esta
maravillosa figura del camino.

Si estudiamos el orden y la posición de los muebles del


Tabernáculo (resumido en Éxodo capítulo 40), nos daremos cuenta
que los mismos están colocados en forma de cruz. Ya dijimos que
la Cruz es la única escalera por la que podemos subir al cielo.

En este Tabernáculo había tres lugares: El Atrio, el Lugar Santo


y el Lugar San simo. Moisés lo hizo siguiendo muy
cuidadosamente las instrucciones que oyó y el patrón que vio en el
Monte Sinaí, (Éxodo 25:8-9).

El Lugar San simo, el centro del Tabernáculo, era el lugar que


Dios había escogido como habitación para Sí. Pero para que el
hombre pudiera entrar a Su presencia, era necesario hacer un
recorrido obligatorio y sistemá co por cada mueble del
Tabernáculo, hasta llegar al trono de Dios, en el Lugar San simo.
Esto nos muestra la forma como poco a poco vamos escalando la
escalera de la Cruz, su plenitud y estatura de Cristo.

La puerta de entrada al Atrio estaba localizada al oriente,


(Éxodo 27:9-19). Es natural, pues, que si el hombre salió por el
oriente de la presencia de Dios, sea por esa misma puerta que él
tenga que entrar de nuevo.

Por esta puerta es por la que empezamos nuestra experiencia


cris ana, y no debemos detenernos hasta llegar nuevamente al
Árbol de la Vida.

“El que ene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las


iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida,
el cual está en medio del paraíso de Dios”.
(Apocalipsis 2:7)

5. Las Puertas
En el Tabernáculo de Moisés, había tres puertas que era
necesario atravesar para llegar a la presencia de Dios. En nuestra
experiencia espiritual, necesitamos atravesar estas tres puertas si
queremos alcanzar nuevamente la plenitud de la que alguna vez
gozó el hombre antes de la caída.
En Juan 10:9 Jesús dice:

“Yo soy la Puerta; el que por mi entrare, será salvo; y


entrará, y saldrá, y hallará pastos”.

Y en Juan 14:6 leemos:


Y Jesús le dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida;
nadie viene al Padre, sino por mí”.

El Tabernáculo de Moisés es una figura o un cuadro perfecto


de Jesucristo mismo. Que Él sea nuestro ardiente deseo, como lo
era para Pablo:

“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna


sino a Jesucristo, y a éste crucificado”.
(I Corin os 2:2)

a. El Camino
La primera puerta que debemos atravesar es la del Camino,
que se representa por la puerta del Atrio en el Tabernáculo. Esta
puerta nos llevará a las experiencias fundamentals de la Salvación,
que se pifica por el sacrificio y la sangre derramada en el Altar del
Holocausto. Un po de la sangre del Cordero de Dios que murió
por nosotros. El Bau zo en el Espíritu Santo, representado por el
fuego que caía sobre el sacrificio, san ficándolo y consumiéndolo.
Y el bau zo en las aguas del Nombre de Jesucristo, experiencia
representada por el lavamiento que se efectuaba en el Lavacro.

Nehemías, capítulo 3, menciona en su orden, diez de las doce


puertas del muro de Jerusalén. La primera puerta era la de las
ovejas. Allí empezaba y terminaba el muro, una figura de
Jesucristo el autor y consumador de nuestra fe.

Jesucristo nos dice:


“De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las
ovejas”.
(Juan 10:7)
En Juan capítulo 5 se nos cuenta que cerca de esta puerta
había un estanque llamado Betesda, que en hebreo significa “casa
de gracia”, el cual tenía cinco pór cos. ¡Qué maravillosa
coincidencia! ¡El número cinco es el número que representa la
Gracia!.

Ésta, siendo la primera puerta del muro, es la puerta que el


Señor restaura primeroen nuestra vida para que podamos entrar a
Su presencia. La puerta del Atrio, la del Camino, es la primera
puerta por la que entramos.

Entonces Dios nos da las experiencias fundamentales ya


descritas, para que sigamos adelante si es que deseamos alcanzar
la plenitud.

b. La Verdad
Debemos así, atravesar la segunda puerta, la del Lugar Santo,
que es la puerta de la Verdad.

“Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de


verdades”.
(Isaías 26:2)

Si queremos pasar por esta puerta debemos ser verdaderos. Ya


estudiamos en el capítulo anterior acerca de adorar al Señor en
espíritu y verdad. Si no aprendemos ser verdaderos, nos vamos a
quedar únicamente con las experiencias fundamentals
representadas por los muebles del Atrio. Aunque esto es más de lo
que todos nosotros merecemos, sería una lás ma quedarnos
únicamente allí siendo que Dios ene mucho más para nosotros
en nuestra experiencia con Jesucristo.
Al cruzar la puerta de la Verdad vamos a encontrarnos con las
experiencias que representan los muebles del Lugar Santo del
Tabernáculo de Moisés: la experiencia de la adoración, oración y
comunión con Dios que representa el Altar de Oro de Incienso; la
experiencia de la revelación de la Palabra de Dios y de la luz del
Espíritu de Jehová, Espíritu de Sabiduría y de Inteligencia, Espíritu
de Consejo y de Poder, Espíritu de Conocimiento y de Temor de
Jehová representadas por el Candelero; y la experiencia del
sustento que viene al estar bajo el gobierno y la soberanía de
Cristo, nuestro Pan de Vida, representada por la Mesa de los
Panes.

En el Tabernáculo de Moisés, la puerta hacia el Lugar Santo


estaba conformada por una cor na sostenida por cinco columnas,
haciéndola ser la puerta más estrecha de las tres. El Señor
Jesucristo nos anima a entrar por esta puerta, para con nuar
nuestro camino buscando crecer a la medida de la estatura de Su
plenitud:

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta,


y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son
los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y
angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la
hallan”.
(Mateo 7:13-14)

Ciertamente los hombres nos llamarán “estrechos” si


atravesamos esta segunda puerta, pero la gloria que
encontraremos al otro lado opacará por completo cualquier luz
engañosa con la que el mundo quiera impresionarnos.
Vemos pues, que el hombre puede ir adquiriendo una por una
las experiencias que Adán perdió cuando le dio la espalda a Dios.

c. La Vida
Existe una tercera puerta, la del Lugar San simo, la de la Vida,
la cual debemos atravesar si deseamos alcanzar la plenitud.
Lamentablemente son pocos los que encuentran y atraviesan esta
tercera puerta, porque para poder atravesarla nuestro orgullo
ene que haber sido aplacado. En el Tabernáculo de Moisés, el
velo que separaba el Lugar Santo del Lugar San simo, era el más
grueso y pesado. Esto obligaba al Sumo Sacerdote a encorvarse y
prác camente a arrastrarse para poder entrar al Lugar San simo
una vez al año en el Día de la Expiación. Físicamente, esta puerta
no era más estrecha que la puerta hacia el Lugar Santo, pero la
necesidad de humillarnos para poder atravesarla, la hace ser más
angosta para el orgullo humano. La humildad es la única llave que
nos abre esta puerta.

“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo


que muchos procurarán entrar y no podrán”.
(Lucas 13:24)

Siempre agradezcamos, pero no nos sintamos sa sfechos con


lo que el Señor nos ha dado hasta acá. Es mucho, pero a la vez es
poco en comparación a lo que Él todavía ene para darnos.

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino


que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui
también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no
pretendo haberlo alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que
está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
(Filipenses 3:12 - 14)

5. Cruzando las puertas


Cualquier persona deseosa de una experiencia más profunda
con Dios se preguntará ahora: ¿Cómo puedo yo cruzar esas
puertas?

Revisemos Salmos 100, versículo 4:

“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus


atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su Nombre.”

La llave para abrir estas puertas es la alabanza. La alabanzaes


producto de la gra tud.

Entender este pasaje nos capacita para entender la


importancia que ene la alabanza para nuestras vidas.
Inmediatamente, nos damos cuenta que alabanza es algo mucho
más profundo que el simple hecho de cantar en la iglesia una vez
por semana.

Notemos también en este pasaje la mención de las puertas: no


dice puerta en singular, sino puertas en plural. Cuando nuestro ser
está lleno de gra tud y alabanza, podemos esperar irrumpir en los
tesoros escondidos de Dios, echar mano de ellos y como
consecuencia, vivir una vida llena de luz, de revelación, de
entendimiento, de gozo y victoria.

Cada vez que el pueblo de Israel alzaba su voz y sonaba sus


instrumentos musicales antes de una batalla, ellos obtenían la
victoria. La alabanza es el arma que destruye cualquier fortaleza
que se interponga entre nosotros y Dios.

Leamos la promesa que vino a Ciro a través de Isaías:

“Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tome yo por su


mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar
lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas
no se cerrarán: Yo iré delante de , y enderezaré los lugares
torcidos, quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro
haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos
muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de
Israel, que te pongo nombre”.
(Isaías 45:1-3)

Lo que se interpone entre la revelación, los tesoros secretos


Dios y nosotros, son esas puertas de bronce y cerrojos de hierro.
Estas fortalezas pueden ser de diversa índole, siendo la más fuerte
y persistente de todas, nuestra propia carne con su necio e
ignorante orgullo.

Es di cil creer que haya personas que prefieren permanecer en


el enanismo espiritual en el que se encuentran, en vez de vivir
vidas espiritualmente plenas, llenas de revelación y de la presencia
de Dios. Leví co 21:17-23 nos explica por qué un sacerdote que
fuera enano, o que tuviera alguno de los otros problemas sicos
aquí mencionados, no podia acercarse a Dios y tener comunión
con Él. Por causa de su defecto, el santuario de Dios sería
profanado. El Señor no hace acepción de personas, así es que
debemos entender que estos defectos sicos representan aquellas
enfermedades del alma y del espíritu que nos descalifican si no
dejamos que Jesús las limpie con Su sangre.
Como ya mencionamos, el orgullo que existe en el corazón del
hombre es una de sus principales fortalezas. En vez de adorar a
Dios, el hombre muchas veces prefiere adorar y agradar al ídolo
que se encuentra sentado en el trono de su corazón cuyo nombre
es “YO”. Si el hombre insiste en querer hacer su propia voluntad y
aborrecer la de Dios, lo que está diciendo con esta ac tud es: “No
quiero agradar a Dios, quiero agradar al YO, no quiero amar a Dios,
quiero amar al YO”. Orgullo e idolatría son palabras sinónimas, e
idolatría es adulterio espiritual.

¿Cómo podemos destruir estas fortalezas que se levantan en


nuestro corazón contra el conocimiento de Dios? La alabanza es
una de las armas que lo puede conseguir.

Recordemos que Amalec (que nos habla de la carne) vino al


encuentro de Israel en el desierto para atacarlos. “Cuando Moisés
levantaba sus manos, Israel prevalecía; cuando las bajaba, Amalec
prevalecía”. (Éxodo 17:8-6) Más adelante, estudiaremos cómo el
uso de las manos es una de tantas formas de alabanza a Dios.

“Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para


con los hijos de los hombres. Porque quebrantó las puertas
de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro”.
(Salmos 107:15-16)

Cuando el pueblo de Israel marchaba en el desierto siguiendo


la columna de nube y fuego de Dios y conquistando nuevo
territorio, la tribu que iba adelante era la de Judá. Judá en hebreo
significa alabanza, como también estudiaremos más adelante y en
detalle. En otras palabras, es la alabanza la que debe ir por delante
conquistando nuevo territorio spiritual en nuestras vidas.
La alabanza es la llave que abre las puertas a nuevas
dimensiones y experiencias espirituales. David, el dulce cantor de
Israel, poseía estas llaves. Y en Jesucristo, Dios ha prome do
dárnoslas a nosotros.

“Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y


abrirá, y nadie cerrará, cerrará y nadie abrirá”.
(Isaías 22:22)

“Esto dice el Santo, el Verdadero, el que ene la llave de


David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre”.
(Apocalipsis 3:7)
III.
Los lugares de habitación de Dios
1. Tabernáculos y Templos
Un tabernáculo es una residencia o un lugar de habitación
temporal. Es como una enda de campaña, cuya ventaja es la de
ser portá l. Por el otro lado, un templo es un edificio permanente.

Dios Todopoderoso siempre ha deseado tener communion con


el hombre. Esta comunión era perfecta en el jardín del Edén. En
otras palabras, Dios en ese si o llamado Edén encontraba un lugar
terrenal cuyas caracterís cas peculiares lo hacían apto para ser un
lugar que pudiera contener la presencia de Su Gloria. La perfecta
armonía del huerto conseguía esto; Edén era un lugar de
habitación de Dios.

El propósito de Dios es que esto permaneciera así, pero el


hombre pecó. Todo fue sujetado a vanidad y corrupción y Dios, en
quien no hay vanidad ni corrupción, ya no podia encontrar en la
erra un lugar de habitación para Si.

Dios empezó a tener comunión con algunos seres humanos,


especialmente con los patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob (Israel).
Antes que ellos Enoc, sép mo desde Adán, caminó con Dios y
desapareció porque se lo llevó Dios (Génesis 5:24). Enoc
obviamente consiguió la estatura spiritual que el hombre había
perdido.

Pero generalizando, el ser humano ya no gozaba de


communion con su Creador, hasta que Dios escogió a la
descendencia de Israel para tener comunión con ellos. Ahora Dios
ya no iba a tratar solo con individuos sino con todo un pueblo. Y Su
deseo era el de poder habitar en medio de ellos.

Dios les dio instrucciones claras y precisas:

“Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de


ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del
tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis”.
Éxodo 25:8-9)

Israel levantó el Tabernáculo y Dios habitó en medio de ellos.


Su Trono era el Propiciatorio que se colocaba sobre el Arca, ambos
localizados en el Lugar San simo.

“Y de allí me declararé a , y hablaré con go de sobre el


propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el
arca del tes monio, todo lo que yo te mandare para los hijos
de Israel”.
(Éxodo 25:22)

Así es que el Tabernáculo de Moisés se convir ó en el lugar de


habitación de Dios.

Como veremos más adelante y con más detalle, el ul mo lugar


donde se levantó este tabernáculo fue en el Monte Gabaón (II
Crónicas 1:3-4).

Luego el arca pasó a estar en el Monte Sión, en una enda que


David le había levantado. Ahora este era el lugar de habitación de
Dios.
Recordemos que en este momento de la historia, el arca no era
sólo un po de la presencia de Dios, el arca era donde habitaba y
se manifestaba la presencia de Dios. Donde ésta se encontraba, allí
estaba Su presencia.

David finalmente diseñó el templo que más tarde Salomón


construyera en el Monte Moriah. Refiriéndose al diseño del
templo, David dijo:

“Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la


mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del
diseño”.
(I Crónicas 28:19)

Y Dios lo aceptó como un lugar de habitación adecuado para


Sí:

“Yo he san ficado esta casa que tú has edificado, para


poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis
ojos y mi corazón todos los días”. (I Reyes 9:3)

Ahora el Templo de Salomón era el lugar de habitación de Dios


hasta que, en Jesucristo, Dios nos convierte a nosotros en Su lugar
de habitación.

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino


conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de
Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo
mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va
creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien
vosotros también sois juntamente edificados para morada de
Dios en el Espíritu”.
(Efesios 2:19-22)

Finalmente, en la nueva creación Él mismo será el templo:

“Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios


Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero”.
(Apocalipsis 21:22)

En resumen, Dios ha habitado sobre la erra en Edén, en el


Tabernáculo de Moisés, en el Tabernáculo de David, en el Templo
de Salomón, y en sus hijos: aquéllos que han sido redimidos con la
Sangre del Cordero.

Y Dios, por supuesto, habita en el cielo al que Él llama su trono.

“Pero yo os digo: No juries en ningunga manera; nip or el


cielo, porque es el trono de Dios”.
(Mateo 5:34).

Hemos hecho mención de tres montes de par cular


importancia: Monte Gabaón, Monte Sión y Monte Moriah. Salmos
125:2 nos dice:

“Como Jerusalén ene montes alrededor de ella, así


Jehová está alrededor de su pueblo”.

En la Biblia, un monte nos habla simbólicamente de un reino.


Estos tres montes se yerguen majestuosos apuntando hacia arriba,
hacia un monte o reino que es sobre todos ellos:

“Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino


domina sobre todos”.
(Salmos 103:19)
2. El Tabernáculo Celes al
Existe un lugar de habitación de Dios que es eterno: el cielo
mismo. Éste fue el patrón que vio Moisés antes de edificar el
Tabernáculo en el desierto; éste fue el patrón que vio David antes
de diseñar el Templo que más tarde construyera Salomón. Ambos
vieron el cielo e hicieron un modelo del mismo

Muchos otros también vieron el cielo. La diferencia es que no


se les mando hacer un modelo de él. Algunos describen su visión
con más detalle, otros con menos detalle.

Juan, el úl mo de los 12 apóstoles en morir, vio el cielo abierto


y su descripción es bastante detallada. Si Juan vio lo mismo que
vieron Moisés y David, ellos tres tuvieron que haber hablado de lo
mismo. Sus descripciones varían en dimension ya que cada quien
se ocupó de revelar lo que Dios quería mostrarle al hombre en ese
momento en par cular. Pedro llama a esto la verdad presente (II
Pedro 1:12): Dios quería revelar una cosa par cular en el empo
de Moisés, otra en el empo de David, otra en el empo de Juan.
Es la misma verdad, lo que varía es la profundidad o dimensión de
la revelación.

Por ejemplo, los muebles del Tabernáculo que Moisés vio en el


desierto, Juan los tuvo que haber visto también. De hecho, en
Apocalipsis 6:9 encontramos que se menciona el Altar del
Holocausto:

“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de


los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y
por el tes monio que tenían”.
En Apocalipsis 1:12 encontramos siete candeleros de oro:

“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto,


vi siete candeleros de oro”.

En Apocalipsis 8:3 encontramos el Altar del Incienso (de oro):

“Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un


incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a
las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que
estaba delante del trono”.

En Apocalipsis 2:17 se menciona el maná que estaba Escondido


en el Arca del Pacto (Ver Éxodo 16:33-37 y Hebreos 9:7).

“El que ene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las


iglesias. Al que venciere, daré a comer el maná escondido, y
le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un
nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquél que lo
recibe”.

En Apocalipsis 11:19 encontramos el Arca del Pacto:

“Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su


pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces,
truenos, un terremoto y grande granizo”.

Jesucristo es el autor, la causa y la esencia de todo lo creado,


ya que todo fue hecho por Él, para Él y en Él (Colosenses 1:16).
Todo lo creado fue diseñado por Dios para que apuntara hacia
Jesucristo, Alfa y Omega, principio y fin. Romanos 1:20 nos dice:
“Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y
deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del
mundo, siendo entendidas por las cosas hechas, de modo que
no enen excusa”.

El propósito de Dios al revelar la verdad del Tabernáculo fue no


sólo proveerse a Sí mismo un lugar de habitación aquí en la erra,
sino revelar a Jesucristo, “A quien cons tuyó heredero de todo, y
por quien así mismo hizo el universo; el cual siendo el resplandor
de Su Gloria, y la imagen misma de Su Sustancia, y quien sustenta
todas la cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la
purificación de nuestros pecados por medio de SI mismo; se sentó
a la diestra de la majestad en las alturas, hecho tanto superior a
los ángeles, cuanto heredo más excelente nombre que ellos”.
(Hebreos 1:2-4)

Si nosotros queremos ser un lugar de habitación para Dios,


entonces debemos conver rnos en un tabernáculo en donde
permitamos que Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, “ministro del
santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor
y no el hombre” (Hebreos 8:2) nos vaya edificando hasta que
alcancemos la medida de la estatura de Su plenitud (Efesios 4:13).

Jesús claramente manifestó en Juan 5:39:

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece


que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan
tes monio de mí”.

Obviamente Jesús no se refería al Nuevo Testamento, ya que


éste todavía no se había escrito. Él se refería a la ley y los profetas.
“Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél
de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a
Jesús, el hijo de José, de Nazaret”.
(Juan 1:45)

En Juan 5:46 Jesús añadió:

“Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque


de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿Cómo
creeréis a mis palabras?”.

Moisés casi no escribió de otra cosa más que del Tabernáculo y


de todas las ac vidades que giraban alrededor del mismo.

Juan tuvo una visión de Jesucristo en Su exaltación. Su


descripción coincide perfectamente con la posición de los muebles
del Tabernáculo.

“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto


vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros,
a uno semejante al Hijo del Hombre, ves do de una ropa que
llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de
oro [correspondiendo al Altar de Oro del Incienso]. Su cabeza
y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve, sus
ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce
bruñido [correspondiendo al Altar de Bronce del Holocausto],
refulgente como un horno; y su voz como estruendo de
muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas
[correspondiendo al Candelero de Oro con sus siete
lámparas]; de su boca salía una espada aguda de dos filos
[correspondiendo a la Palabra de Dios escrita en las tablas de
piedra que se encontraban adentro del Arca]; y su rostro era
como el sol cuando resplandece en su fuerza
[correspondiendo a la Gloria Kabod de Dios que se posaba
sobre el Arca].
(Apocalipsis 1:12-16)

Además, Juan en el libro de Apocalipsis, habla claramente de


tres lugares diferentes en la eternidad y de tres grupos diferentes
de personas ocupando respec vamente esos lugares. Cada grupo
está ves do con ves duras diferentes, las cuales se dis nguen
claramente una de la otra cuando las trazamos en el idioma griego.

Cielo Grupo conformado por los que sirven


El Trono de
Nuevo de día y de noche en el temple (7:9-17), Dios
(21:1) ves dos con ropajes stole.
Grupo conformado por los reyes y
Tierra sacerdotes que reinarán sobre la erra
El estrado de
Nueva (5:8¬10), ves dos con ves duras Sus pies
(21:1) hima on.

La ciudad del
Nueva Grupo conformado por la Esposa del Gran Rey. (Mateo
Jerusalén Cordero (21:1-27), ves dos de lino fino. 5:34-35; Isaías
(21:2) 66:1)

En el Tabernáculo de Moisés, encontramos también tres


lugares diferentes y tres grupos diferentes de personas
ministrando en cada uno de ellos respec vamente.

Atrio: Con acceso para todo el que quería ofrecer


sacrificio.
Lugar Santo: Con acceso para los sacerdotes hijos de
Aarón.
Lugar San simo: Con acceso únicamente para el Sumo
Sacerdote Aarón.

En fin, Moisés y Juan vieron exactamente lo mismo: el cielo.


Cada uno lo representó según la dimensión de verdad que Dios le
permi ó. David obviamente vio también el cielo, como ya leímos
en I Crónicas 28:19. Él diseñó el temple que más tarde construyera
Salomón, siguiendo el mismo patron que Moisés siguió en el
Tabernáculo en el desierto. Sin embargo, este templo era mucho
más grande y elaborado en sus dimensiones y caracterís cas. Se
trababa de un edificio permanente en comparación al de Moisés,
que era una enda portá l.

“Tuvieron nuestros padres el Tabernáculo del Tes monio


en el desierto como había ordenado Dios cuando dijo a
Moisés que lo hiciese conforme al modelo que había visto. El
cual recibido a su vez por nuestros padres, los introdujeron
con Josué al tomar posesión de la erra de los gen les, a los
cuales Dios arrojó de la presencia de nuestros padres, hasta
los días de David. Éste halló gracia delante de Dios, y pidió
proveer Tabernáculo para el Dios de Jacob. Más Salomón le
edificó casa”.
(Hechos 7:44-47)

A David no se le permi ó edificarle casa a Dios por causa de la


sangre que se había derramado bajo su reinado y porque varios de
sus enemigos debían todavía ser destruidos.

“Tú sabes que mi padre David no pudo edificar casa al


Nombre de Jehová su Dios, por las guerras que le rodearon,
hasta que Jehová puso a sus enemigos bajo las plantas de sus
pies”.
(I Reyes 5:3)

Estos enemigos eran Adonías, Abiatar, Joab y Simei, los cuales


rebeldemente querían usurpar el trono que le pertenecía a
Salomón (I Reyes 2). Cuando Salomón los eliminó, el templo pudo
ser construido. Adonías significa Adorador de Jah; Abiatar significa
padre de abundancia; Joab significa Jehová es mi Padre; y Simei
significa famoso, sonado.

“Jesucristo está sentado a la diestra del Padre hasta que


sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies”. (Hebreos
1:13 y Salmos 110:1).

David reinó siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén (I


Reyes 2:11). Jesús anduvo treinta y tres años sobre la erra como
hombre, y tres y medio de esos treinta y tres años dedicó a
introducer el reino de Dios en este mundo. Su Espíritu no fue dado
a los hombres hasta que Él ascendió a los cielos luego de Su
muerte y Su resurrección; entonces Su Reino se estableció en el
corazón de todos aquéllos que lo recibían convir éndose éstos en
templos de Su Espíritu.

David diseñó el templo; Salomón lo edificó. David pifica a


Jesús el hombre y Salomón a Jesucristo resucitado y glorioso que
envía Su Espíritu al hombre. También podríamos decir que David
habla del reino presente (el Espíritu de Dios morando en el
hombre) y Salomón del reino de paz venidero y glorioso (la nueva
creación).
El hecho es que los cuatro personajes antes mencionados eran
un impedimento para la construcción del templo. Si queremos ser
un templo para Dios, es necesario que sean eliminados los
Adonías, Abiatar, Joab y Simei que tenemos en nuestro ser. Sus
nombres significan algo posi vo. Sin embargo, sus acciones
demuestran lo contrario. Esto nos habla de la men ra (ausencia de
verdad, no hacer lo que se es), la falsedad y la hipocresía que aún
se encuentran presentes en nuestro viejo hombre. Esta men ra
que todavía existe en nosotros quiere usurparle el trono de
nuestro corazón a Dios. Además de ello, para no ser descubierta,
pone una máscara de falsa san dad ocultando su verdadera
naturaleza. Que Dios en Su misericordia los destruya y nos llene de
Su Verdad.

Jesucristo está esperando a que sus enemigos sean puestos


por estrado de Sus pies. Esto significa que la lucha contra ellos es
real, y el Tabernáculo de Dios con los hombres (Apocalipsis 21:3)
no se establecerá hasta que enemigos como estos cuatro hayan
muerto.

Volviendo a nuestra cita en Hechos 7:44-47 vemos, sin


embargo, que aunque Salomón edificó casa a Dios, a David se le
permi ó proveerle de un Tabernáculo.

Este Tabernáculo no podía alejarse de los principios y patrones


establecidos por Dios. Sin embargo, su naturaleza era
aparentemente muy dis nta a la del Tabernáculo de Moisés y a la
del Templo de Salomón. Por la importancia que este “Tabernáculo
de David” ene en lo que a alabanza y adoración respecta, le
dedicamos el siguiente capítulo.
IV.
El tabernáculo de David
En el libro de los Hechos, capítulo 15, encontramos el conflicto
que se originó cuando algunos judíos enseñaron que era necesario
circuncidarse conforme al rito de Moisés para ser salvo (verso 1).

Pablo y Bernabé tuvieron una gran discusión y con enda con


ellos (verso 2). Ellos fueron a Jerusalén para tratar el asunto con
los demás ancianos y apóstoles, y siguió la discusión.

Pedro intervino explicando cómo Dios había escogido a los


gen les para escuchar la Palabra y creer, además de dar
tes monio de ellos al darles el Espíritu Santo (versos 7-11).

Pablo y Bernabé intervinieron nuevamente (verso 12) aunque


no se encontraba una respuesta clara para el asunto en disputa.

Finalmente Jacobo tuvo una revelación. En ella se encontraba


la respuesta.

“Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo:


Varones hermanos, oídme. Simón ha contado como Dios
visitó por primera vez a los gen les, para tomar de ellos
pueblo para Su Nombre. Y con esto concuerdan las palabras
de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré y
reedificaré el Tabernáculo de David, que está caído, y
repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar para que el resto
de los hombres busque al Señor, y todos los gen les, sobre
los cuales es invocado mi Nombre, dice el Señor, que hace
conocer todo esto desde empos an guos”.
(Hechos 15:13-18)

Además de haber llegado los apóstoles y ancianos a un feliz


acuerdo, esta porción nos indica que existe una ín ma relación
entre el Tabernáculo de David y la iglesia de Jesucristo.

La porción citada por Jacobo se encuentra en Amós 9:11 en


donde se lee:

“En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David,


y cerraré sus por llos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré
como en el empo pasado; para que aquéllos sobre los cuales
es invocado mi Nombre posean el resto de Edom, y a todas
las naciones, dice Jehová que hace esto”.

1. Su posición histórica
Estudiemos ahora el origen y naturaleza de dicho Tabernáculo.
Para ello, debemos localizar el Tabernáculo de Moisés en el úl mo
si o donde éste se levantó.

En II Crónicas 1:3 y I Reyes 5:4, encontramos que el


Tabernáculo de Moisés estaba en Gabaón. Veamos a par r de I
Samuel, capítulo 2 qué ocurrió en Israel en esos momentos.

La Biblia narra que el estado espiritual de la nación era


desastroso. Elí, el Sumo Sacerdote de ese entonces, tenía noventa
y ocho años de edad y además de viejo, era pesado y ciego.
Obviamente este era su estado también en lo espiritual.

Sus hijos eran hombres impíos y no tenían conocimiento de


Jehová. Además menospreciaban sus ofrendas.
Juntos hollaban los sacrificios y las ofrendas y engordaban de
ellas. A causa de esto, Dios prome ó que no habría ya más anciano
en la casa de Elí. Además prome ó eliminar a sus hijos, Ofni y
Finees a ambos el mismo día.

En este empo salió Israel a pelear contra los filisteos: Israel


fue vencido con una baja de cuatro mil hombres. Al volver al
campamento derrotados, los israelitas decidieron presentarse
nuevamente en el campo de batalla, pero esta vez con el Arca del
Pacto a su lado.

Así es que sacaron el Arca de su lugar, del Lugar San simo, y la


llevaron a Silo.

“Aconteció que cuando el Arca del Pacto de Jehová llegó


al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la
erra tembló”.
(I Samuel 4:5)

Los filisteos supieron que el Arca de Jehová estaba en el


campamento, tuvieron miedo, y dijeron: “Ha venido Dios al
campamento y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no
fue así”. (verso 7)

Sin embargo, Israel fue vencido y murieron treinta mil hombres


de a pie. Además, el Arca de Dios fue tomada y murieron los dos
hijos de Elí, Ofni y Finees.

Cuando Elí supo esto, se fue de espaldas y se desnucó. Además


a su nuera, la esposa de Finees, que estaba por dar a luz, le
sobrevinieron sus dolores de repente y al niño que nació le llamó
Icabod, diciendo: “¡Traspasada es la Gloria de Israel! Por haber
sido tomada el Arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su
marido” (verso 21).

Al capturar los filisteos el Arca, la llevaron desde Ebenezer a


Asdod (I Samuel 5:1). Allí la pusieron junto a su dios Dagón,
estatua que se cayó de su lugar dos veces hasta romperse por
causa de la presencia del Arca.

Pasaron luego el arca a Gat (I Samuel 5:8), luego a Ecrón (I


Samuel 5:7). Dondequiera que el Arca se encontraba en medio de
los filisteos había destrucción y muerte, aflicción y tumores.

El Arca estuvo con los filisteos siete meses hasta que


decidieron deshacerse de ella, expiando además toda la
destrucción que vino sobre ellos. Y dijeron:

“Haced, pues, ahora un carro nuevo, y tomad luego dos


vacas que críen, a las cuales no haya sido puesto yugo, y
uncid las vacas al carro, y haced volver sus becerros de detrás
de ellas a casa. Tomaréis luego el Arca de Jehová, y la
pondréis sobre el carro, y las joyas de oro que le habéis de
pagar en ofrenda por la culpa, las pondréis en una caja al lado
de ella; y la dejaréis que se vaya. Y observaréis; si sube por el
camino de su erra a Bet-semes, Él nos ha hecho este mal tan
grande; y si no, sabremos que no es su mano la que nos ha
herido, sino que esto ocurrió por accidente”.
(I Samuel 6: 7-9)

No fue ningún accidente. El Arca llegó al campo de Josué en


Bet-semes, conducida por vacas a quienes Dios hizo actuar de
manera contraria a su natural ins nto maternal. Pasado el empo
y ya estando David en el trono de Israel, él pasó el Arca de la casa
de Abinadab a la casa de Obed-edom geteo. Allí estuvo el Arca tres
meses y hubo bendición (II Samuel 6:11). Finalmente, el Arca fue
llevada de casa de Obed-edom a la ciudad de David (II Samuel
6:12).

“Y cuando los que llevaban el Arca de Dios habían andado


seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero engordado. Y
David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba
David ves do con un efod de lino. Así David y toda la casa de
Israel conducían el Arca de Jehová con júbilo y sonido de
trompeta”.
(II Samuel 6:13-15)

EL RECORRIDO DEL ARCA:

CAMPO DE ISRAEL
ISRAEL FILISTEOS
BATALLA
Eben-Ezer Campo de
Gabaón I Asdod I
I Samuel 4:1- Josué
Reyes 5:4 II Samuel 5:1
5 en Bet-semes
Crónicas 1:3 II
I Samuel 6:14
Casa de
Tabernáculo de Gat
Abinadab
Moisés I Samuel 5:8
I Samuel 7:1
Casa de
Ecrón I Obededom
Samuel 5:10 II Samuel
6:10
Ciudad de
David
II Samuel
6:12
Tabernáculo
de
David

“Me eron, pues, el Arca de Jehová, y la pusieron en su


lugar en medio de una enda que David le había levantado; y
sacrificó David holocausto y ofrendas de paz delante de
Jehová”.
(II Samuel 6:17)

Es curioso que el Arca no haya sido llevada de vuelta a Gabaón,


en donde se encontraba el Tabernáculo de Moisés.

En el mismo momento histórico, aproximadamente en el año


1000 A.C., había dos tabernáculos levantados: el de Moisés en
Gabaón y el de David en Sión. Esto duró aproximadamente 40
años, hasta que todo volvió a ser unificado en el Templo de
Salomón.

Podríamos considerar el principio del Tabernáculo de David


como el de un paréntesis de gracia que Dios abrió en medio de la
dispensación del An guo Testamento. Entre los sacrificios y
rituales que prevalecían en el Tabernáculo de Moisés, se levantó
otro tabernáculo en donde se encontraba presente el Arca y en
donde prevaleció la alabanza, las acciones de gracias y una
relación viva del hombre con Dios. En Gabaón aún se encontraban
los ritos y las formas, pero la presencia de Dios se encontraba en
otro lado. Este cuadro describe a muchas iglesias que han tratado
de reemplazar la presencia manifiesta de Dios por un elaborado
programa lleno de formalismos religiosos. Éstas están llenas de
ritualismos pomposos, pero Dios no está allí.
Esto fue lo que históricamente ocurrió con la iglesia en general,
luego que en el Siglo IV D.C., el emperador Constan no declarara
al cris anismo como religión oficial del Imperio Romano.
Ciertamente cesaron las persecuciones contra los cris anos, pero
la iglesia se acomodó. El Espíritu Santo fue contristado y, a falta de
éste, se estableció una elaborada liturgia. La iglesia fue de mal en
peor hasta que Dios intervino levantando voces como las de
Madame Guyón en Francia, Jerónimo Savonarola en Italia, Mar n
Lutero en Alemania.

Con este úl mo empezó un bien marcado proceso de


restauración.
Este proceso sigue un patrón definido, el mismo patrón que se
revela en el Tabernáculo de Moisés a través de sus muebles, el
orden y el significado de cada uno. Sin embargo, muchos
cris anos, denominaciones e individuos, se han quedado ajenos a
esta luz que Dios ha hecho alumbrar sobre el hombre. Ellos siguen
tratando de sobrevivir con el pobre alimento que les da una
liturgia, no importa cuán elaborada sea ésta.

En Gabaón, el pueblo de Israel seguía sacrificando animals en


el Altar del Holocausto. El recuerdo de muerte en ese lugar era una
constante. Además de ello, en el Tabernáculo de Moisés, la
ministración a Dios era algo exclusivo para los sacerdotes.

Por otro lado en Sión, en el Tabernáculo de David, se


encontraba el Arca, la presencia de Dios. Allí no había liturgia ni
formalismos, pero estaba Dios. En vez de sacrificar animales,
alrededor de la presencia de Dios sacrificaban alabanza y acciones
de gracias (I Crónicas 23:30). Además, la ministración a Dios ya no
era algo exclusivo a los sacerdotes: en el monte de Sión todos los
levitas podían par cipar.
Por fuera, el Tabernáculo de Moisés en Gabaón, como algunas
iglesias llenas de ritos y formalismos religiosos, se veía muy bien.
Pero por dentro estaba prác camente vacío. Por fuera, el
Tabernáculo de David en Sión era como algunas Iglesias llenas de
demostraciones espirituales de alabanza, Gloria y acciones de
gracias a Dios: no se veía muy bonito y elegante para el orgullo
humano, pero por dentro estaba lleno de la gloria de Dios.

David fue el primero en establecer música, cantos y danza


alrededor de la presencia de Dios. Es allí en Sión donde nació la
alabanza a Dios que hoy tenemos en la iglesia. De allí la
importancia de estudiar la naturaleza del Tabernáculo. El orden de
la alabanza alrededor del Arca no fue establecido al azar por
David. Ya hemos mencionado acerca del conocimiento que él tenía
del Tabernáculo Celes al y su patrón. El Tabernáculo de David en
Sión sigue exactamente este mismo patrón.

Antes de estudiar el patrón celes al del tabernáculo de David,


estudiaremos algo acerca del character musical de Dios.

2. Dios es un Dios de música


Dios es un Dios de música y David lo sabía. Para haber
conocido esta verdad, él tuvo que haber tenido algún po de
revelación al respecto. Veamos el ambiente del que está rodeado
Dios en el cielo. Comencemos mencionando que hubo música
cuando Dios hizo el universo.

“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la erra? Hazme


saber, si enes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo
sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están
fundadas sus basas? ¿O quién puso su piedra angular, cuando
alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos
los hijos de Dios?”.
(Job 38:4-7)

Ésta es una lección prác ca que nos muestra que el poder


crea vo de Dios se manifiesta donde hay alabanzas a Él. David, en
Salmos 68 verso 17, manifiesta una revelación de Dios. En la Biblia
Reina Valera versión an gua (1909) leemos:

“Los carros de Dios son veinte mil y más millares de


ángeles. El Señor entre ellos, como en Sinaí, así en el
santuario”.

Estos ángeles llamados shinan en hebreo, aparecen


únicamente en este pasaje en toda la Escritura. El diccionario
Brown Driver Briggs define shinan como repe ción, repe ción
contada (narrada, dicha, relatada) doblemente, millares de
repe ciones, millares contados doblemente. Por regla general, es
a través del canto que la verdad de lo que Dios es se repite una y
otra y otra vez.

El propósito de estos ángeles es proveerle a Dios una


atmósfera musical de alabanza y adoración, repi endo millares de
veces la bondad y la belleza de lo que Él es. Éste es el po de
ambiente en el que Dios habita y en el que Él manifiesta la gloria
de Su presencia.

Juan, en el libro de Apocalipsis capítulos 4 y 5, da una


descripción del ambiente que rodea a Dios en los cielos. Alrededor
del trono, Juan vio a vein cuatro ancianos, a cuatro seres vivientes
y a millones de millones de ángeles que no cesan día y noche de
decir: “Santo, Santo, Santo” y de dar honra, gloria y acción de
gracias al que está sentado en el trono.

“Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la erra, y


debajo de la erra, y en el mar, y a todas las cosas que en
ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al
Cordero, sea la alabanza, la honra, la Gloria y el poder, por los
siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y
los vein cuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y
adoraron al que vive por los siglos de los siglos”.
(Apocalipsis 5:13-14)

David entendió que Dios habita y se manifiesta en un ambiente


musical, puesto que dijo:

“Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de


Israel”.
(Salmos 22:3)

Esta verdad es cierta no sólo en el cielo sino también en la


erra. Si en la erra hay alabanzas a Él, Dios va a encontrar allí un
lugar donde hacer reposar y manifestar Su Gloria.

Ya hemos explicado cómo el Tabernáculo de Moisés es una


figura del Tabernáculo Celes al. Si en el Tabernáculo, el Trono de
Dios (el lugar en donde Él manifiesta Su Gloria) es el propiciatorio
con los querubines, entonces en el cielo, Su Trono ene que estar
también rodeado de estos seres.

Ezequiel los describe muy bien en su capítulo 1. Sus caras eran


de hombre, de león, de buey y de águila. Los cuatro seres vivientes
que describe Juan en Apocalipsis 4:7 son muy semejantes a los
que describe Ezequiel. Estos seres no sólo son Su carroza-trono,
sino que también proveen un ambiente de adoración a Dios.
Cuando lo alabamos y adoramos, nos conver mos en Su trono, en
donde Él encuentra un lugar apropiado para establecer y
manifestar Su Gloria. Por esa razón es tan importante aprender a
alabarlo y adorarlo: eso atrae Su presencia, y Su presencia en
nuestras vidas es lo que más debemos anhelar.

Lo mismo es para un individuo como para una congregación.


Una congregación llena de alabanza y adoración, llena de música
que va dirigida al Rey, es una congregación llena de la presencia de
Dios y de demostraciones y manifestaciones de Su Gloria.

Por el contrario, una congregación sin alabanza es una


congregación que no ene la presencia manifiesta de Dios. Y peor
aún, esta ausencia de manifestaciones sobrenaturales va a tratar
de compensarse con un elaborado programa lleno de liturgia y de
ac vidades, con las que lo único que se va a lograr es terminar de
contristar al Espíritu Santo.

Aprendamos a alabarlo y adorarlo si queremos Su presencia en


medio de nosotros. Cuando Salomón terminó con la obra del
Templo, él puso levitas cantores a sonar trompetas y a cantar
todos a una voz para alabar y dar gracias a Jehová.

“Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos


a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que
alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos
de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque Él es
bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la
casa se llenó de una nube, la casa de Jehová. Y no podían los
sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube;
porque la Gloria de Jehová había llenado la casa de Dios”.
(II Crónicas 5:13-14)

El Templo ya estaba completo, con todos sus utensilios y


muebles en su lugar. Pero eso no fue suficiente para que la Gloria
de Dios lo llenara. Faltaba el ambiente que proporciona la música,
en el que Dios puede habitar.

Insistamos en que sin verdadera alabanza, nuestra vida y


nuestra iglesia podrán verse muy bien por fuera, pero por dentro
estarán vacías de Dios.

3. Patrón para el Tabernáculo de David


David no sólo entendió que Dios hace Su habitación en la
música que va dirigida a Él. Él también era entendido en los
patrones y leyes que Dios establece, por cuanto Él es un Dios de
orden.

Resumamos el orden como se manifiesta la alabanza a Dios en


el cielo. Delante del trono hay cuatro seres vivientes que no cesan
día y noche de decir: “Santo, Santo, Santo es el Señor Dios
Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir”.
(Apocalipsis 4:8)

“Y siempre que aquellos seres vivientes dan Gloria y


honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al
que vive por los siglos de los siglos, los vein cuatro ancianos
se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran
al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas
delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la
gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas,
y por tu voluntad existen y fueron creadas”.
(Apocalipsis 4:9-11)

Los cuatro seres vivientes y los vein cuatro ancianos enen


arpas y copas de oro llenas de incienso, y cantan un cán co nuevo
(Apocalipsis 5:8-10).

“Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del


trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número
era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero
que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la
sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a
todo lo creado que está en el cielo, y sobre la erra, y debajo
de la erra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí
decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la
alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los
siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los
vein cuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y
adoraron al que vive por los siglos de los siglos”. (Apocalipsis
5:11-14)

Los círculos concéntricos que Juan vio alrededor del Trono de


Dios, están conformados por los siguientes grupos y en el siguiente
orden desde adentro hacia afuera:

• Cuatro seres vivientes


• Vein cuatro ancianos
• Millones de millones de ángeles
• Todo lo creado

David estableció a los músicos y cantores alrededor del Arca en


la siguiente forma:
Había cuatro músicos principales: Hemán, Asaf, Etán (o
Jedutún) y Quenanías.

a) Ellos eran levitas (I Crónicas 6:4). La palabra “levita”


significa: unir, entrelazar, permanecer. Dios quiere que
nuestra naturaleza se entrelace con la suya hasta el punto de
confundirse. Esto nos llevará a decir como Pablo: “Ya no vivo
yo mas Cristo vive en mi”.

Si vamos a ser adoradores, en ese momento estaremos


tomando el papel de levitas. Esto significa que todos los requisites
que Dios demandaba de los sacerdotes, Él los estará demandando
también de nosotros. Y el requisito número uno es: “Sed Santos,
porque Yo Soy Santo”. (Leví co 11:44)

Esta responsabilidad aumenta cuando servimos a Dios


dirigiendo la alabanza. Cuando dirigimos, ministramos, damos lo
que somos y tenemos. La vida del director de alabanza se va a
reflejar en su alabanza personal y en la de la congregación que
dirige.

b) “Se dedicaban sólo a ello”. (I Crónicas 9:33). Esto


significa que esa era su vida. Adoraban porque eran
adoradores y por esto su servicio a Dios era verdadero y
aceptado por Él.

“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos


adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios
es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren”.
(Juan 4:23-24)
Algo verdadero es algo que en todo momento y sen do
manifiesta la naturaleza de lo que se es. Así, adorer a Dios en
verdad es la manifestación o expresión natural de un adorador. En
otras palabras, uno adora porque eso es lo que uno es, un
adorador.

Si no somos adoradores por naturaleza, nuestra adoración a


Dios va a ser men rosa: lo que se vea por fuera no sera un reflejo
fiel de lo que hay dentro. Dios así no recibe nuestra adoración.

Examinemos a los cuatro músicos principales en el


Tabernáculo de David:

Quenanías (I Crónicas 15:22). Su nombre significa Jehová


ha sembrado, o Jehová establece. Él era entendido en el
canto y maestro de canto (15:27).

Asaf (I Crónicas 25:2). Su nombre significa colector, juntar


con un propósito, recibir, recobrar, remover, destruir, dejar
atrás. Él profe zaba bajo las órdenes del rey.

Hemán (I Crónicas 25:5). Su nombre significa: fiel, firmeza.


Él era vidente del rey para exaltar su poder.

Jedutún (Etán) (I Crónicas 25:3). Su nombre significa:


Alabando, loando. Él profe zaba con arpa para aclamar y
alabar a Jehová.

Ellos eran adoradores por naturaleza y profetas. No


deberíamos esperar nada menos de los líderes de alabanza en
nuestras congregaciones.
De los hijos de Asaf, Hemán y Jedutún escogieron a doscientos
ochenta y ocho músicos y cantores. A éstos, los dividieron en
vein cuatro grupos de doce (I Crónicas 25:8- 31). Cada grupo
tomaba un turno y juntos mantenían viva la alabanza durante las
vein cuatro horas del día. Así es que debajo de los cuatro
directores de alabanza, se encontraban los vein cuatro grupos de
doce cantores y músicos. La importancia que tenían los músicos
era la misma que se le daba a los demás levitas que ministraban
en la casa de Jehová.

Es penoso ver cómo en muchas congregaciones el servicio de


alabanza se reduce a la acción de cantar unas cuantas canciones y
el líder de alabanza es simplemente alguien que canta un poco
menos desentonado que el resto de la gente. Se pierde de vista el
hecho de que cuando verdaderamente le alabamos, nos
conver mos en un trono sobre el que la Gloria de Dios
descenderá.

Se ene también toda clase de ideas equivocadas de lo que la


alabanza en la iglesia debiera ser. Se cree que la alabanza sólo y
únicamente sirve de introducción al mensaje de la Palabra, o se
cree que la alabanza es para entretener a la gente. Habrá casos en
donde la alabanza se maneja realmente como un espectáculo
diseñado para atraer a nuevos congregantes (esto ocurre mucho
cuando a quienes se desea atraer es a los jóvenes). También se
cree que la alabanza es para ministrar a la gente. ¡Gravísimo error!
¡La verdadera alabanza es para que la gente ministre a Dios!
Nuestra alabanza debe centrarse en Él; es nuestro empo para
darle al Señor. Ya vendrá el momento para recibir del Señor, pero
primero Él quiere recibir de nosotros.
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él
conmigo”.
(Apocalipsis 3:20)

El Señor primero quiere cenar con nosotros; en otras palabras,


que nosotros le sirvamos primero a Él una mesa de oración, de
alabanza, de adoración, de gra tud. Cuando Él queda sa sfecho,
entonces nos invita a nosotros a cenar con Él, a la mesa que Él nos
ene preparada de Su Palabra y de Su Espíritu Santo.

Muchas personas no comprenden que Dios puede y quiere


moverse y ministrarnos, liberarnos, sanarnos como un resultado
de alabarle. La razón de esto es porque, sencillamente, Él habita
entre las alabanzas de Su Pueblo (Salmo 22:3).

Pobre predicador cuando no hay alabanzas precediendo su


mensaje. El corazón del pueblo va a estar duro como la piedra y la
presencia de Dios no va a estar allí para sellar y confirmar Su
Palabra como Él quiere hacerlo.

Volviendo al orden de los cantores, cuando los cuatro


principales alababan, entonces alguno de los vein cuatro grupos
de doce cantores alababa: entonces todo el pueblo alababa.
Notemos en esto exactamente el mismo patrón que describe Juan
en Apocalipsis capítulos 4 y 5.

Tabernáculo de David Tabernáculo Celes al


4 jefes, músicos o cantores
4 seres vivientes
principales
24 grupos de doce cantores 24 ancianos
Todo el pueblo Millones de millones de ángeles
Todo lo creado

David se ajustó perfectamente al patrón celes al. Por esa


razón, Dios se manifestaba como lo hacía en su vida. Él no recurrió
a patrones y métodos humanos sino a los diseños y principios
establecidos por Dios.

4. El patrón del Tabernáculo de David en


nuestros servicios de alabanza
Si deseamos la presencia manifiesta de Dios en nuestros
servicios de alabanza, vamos a tener que dejar de recurrir a
formas humanas y ajustarnos a los principios eternos de Dios.

En primer lugar, como ya mencionamos, todas las personas


involucradas en servir al Señor en la música y en los cantos de la
congregación, van a tener que ser adoradores por naturaleza:
personas que amen a Dios y que no busquen contaminarse con las
cosas de este mundo (especialmente con la música).

En segundo lugar, estas personas obviamente enen que tener


conocimiento musical y enen que conocer las verdades que Dios
ha revelado a este respecto.

“Cantadle cán co nuevo; hacedlo bien, tañendo con


júbilo”.
(Salmos 33:3)

“¿Qué pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también


con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré
también con el entendimiento”.
(I Corin os 14:15)
Alrededor del Tabernáculo de David, el pueblo alababa a su
Señor siguiendo a los grupos de doce levitas que alababan; estos a
su vez eran dirigidos por alguno de los cuatro cantores principales.

Por naturaleza, el hombre va a seguir con mayor facilidad a


alguien que está siendo seguido por alguien más. La func on de
un coro o de las voces de apoyo en una congregación no debería
limitarse únicamente a puntos especiales. Ciertamente, cuando
Dios unge una presentación musical especial, ésta va a ministrar al
pueblo con poder. Pero el coro debería tomar el papel que
desempeñan los vein cuatro grupos de doce cantores, el de seguir
al líder y el de ser seguidos por el pueblo. Así, además de contarse
con instrumentos musicales, también se está contando con voces
humanas para proveerle a Dios de un ambiente musical en donde
habitar y manifestarse.

Y no sólo esto: cuando nos ajustamos a los patrones


celes ales, aquí en la erra estaremos haciendo lo mismo que se
hace en el cielo, y de la misma forma.

En ese momento, acabaremos con cualquier diferencia que en


ese sen do pueda haber entre nosotros y el cielo. Así, el cielo y
erra se unirán en alabanza a Dios y como resultado obtendremos
una inimaginable manifestación de Su Gloria. Muchas personas
han dado tes monio de haber escuchado voces angelicales
sobresaliendo entre todas las otras voces en un servicio de
alabanza. Es natural que esto ocurra, ya que en esos momentos la
erra se estará convir endo en un pedazo de cielo.

El Señor Jesucristo mismo prome ó unirse a Su pueblo en


alabanzas al Padre:
“Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la
congregación te alabaré”.
(Salmos 22:22)

¡Que manifestación de gloria divina cuando esto ocurre! Y la


voluntad de Dios no es que esto ocurra esporádicamente. Esto
debería ocurrir siempre que nos congregamos, lo cual según el
Salmo 133, equivale a recibir la unción sacerdotal.

“Porque donde están congregados dos o tres en mi


nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
(Mateo 18:20)

Seamos muy honestos, si la presencia de Dios no se manifiesta


en nuestra congregación, algo malo debe estar sucediendo allí. ¿Y
de qué sirve congregarnos si Dios no va a estar entre nosotros? En
vez de ser una Iglesia nos habremos conver do en un club social.

El principal problema es tratar de hacer las cosas a nuestro


modo y no al de Dios. Rindámonos a Su Voluntad. En la oración
modelo de Mateo 6 versículos 9-13 leemos: “Hágase tu voluntad
como el cielo así también en la erra”. A toda acción en el cielo,
Dios espera una reacción en la erra. En otras palabras, lo natural
debe ser un reflejo de lo espiritual. De allí la importancia de
entender y aplicar estas verdades divinas a nuestra vida.

5. La restauración del Tabernáculo de David


Volvamos a las citas de Amós 9:11-12 y Hechos 15:16

Dios promete reedificar el Tabernáculo de David con un


propósito bien definido:
“Para que aquéllos sobre los cuales es invocado mi
nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice
Jehová que hace esto”.
(Amós 9:12)

“Para que el resto de los hombres busque al Señor, y


todos los gen les, sobre los cuales es invocado mi nombre”.
(Hechos 15:17)

Su propósito es que a través de ello, todos puedan llegar a


conocerlo. El deseo de Su corazón es que nadie se pierda.

Al restaurar el Tabernáculo de David, Dios restaura la alabanza,


con la que Él desea llenar toda la erra, toda nuestra erra
personal. Cuando la erra está llena de alabanza, los cielos se
cubren de Su Gloria y viceversa.

“Dios vendrá de Temán, y el Santo desde el monte de


Parán. Su gloria cubrió los cielos, y la erra se llenó de su
alabanza”.
(Habacuc 3:3)

Al llenarse nuestra erra de alabanza, Dios va a encontrar en


ella un lugar en donde habitar. Mientras más alabanza haya,
mayores serán las manifestaciones de la presencia y la gloria de
Dios en nuestra vida. Las pruebas de Su existencia, amor y poder
van a ser tan obvias y palpables en nosotros, que muchos lo verán
y doblarán sus rodillas delante del Señor para su salvación.

En estos úl mos empos esperamos las manifestaciones más


gloriosas de Dios sobre Sus siervos y siervas, siendo éstas aún
mayores que todo lo que hasta acá se haya podido contemplar.
Dios está restaurando Su morada en nosotros, y la Gloria
postrera de la casa será mayor que la primera (Hageo 2:9).

La relación que existe entre la restauración de la alabanza y la


gloriosa manifestación que Dios ene preparada en estos úl mos
empos para Sus siervos y Sus siervas puede verse también en
Cantares 2 versos 8-12 y en Joel 2 versos 18-32.

En Cantares, vemos que después de la lluvia, llega el empo de


la canción. Las plantas inevitablemente se alzan al cielo y alaban a
Dios.

En Joel después de la lluvia, las eras se llenan de trigo


(alimento, la Palabra), y los lagares rebozan de vino (mosto, gozo) y
aceite (Espíritu Santo).

“Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová


vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca
jamás será mi pueblo avergonzado. Y conoceréis que en
medio de Israel estoy YO, y que YO soy Jehová vuestro Dios, y
no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. Y
después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y
profe zarán vuestros hijos y vuestras hijas; y vuestros
ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y
también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi
Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la
erra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se
conver rá en nieblas, y la luna en sangre, antes que venga el
día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare
el Nombre de Jehová será salvo; porque en el Monte de Sion
y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová y entre
el remanente al cual Él habrá llamado”.
(Joel 2:26-32)

La alabanza da como resultado el avivamiento; el avivamiento


da como resultado más alabanza.
V.
Alabanza y Adoración
En medio de los sacrificios y la ley del An guo Testamento,
David entendió algo que le dio sabiduría en cuanto al po de
alabanza que Dios espera de nosotros:

“Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.


Porque no quieres sacrificios, que yo lo daría; no quieres
holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu
quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás
tú, oh Dios”.
(Salmos 51:15-17)

Ofrecer holocausto es ofrecerle a Dios algo externo, hasta


cierto grado ajeno a nosotros mismos. Ofrecer un animal no nos
cuesta mucho, excepto algo de dinero y posiblemente la tristeza
de tener que desprendernos de un animalito al que le tomamos
cariño. Pero eso sigue siendo algo externo: compramos el animal,
lo ofrecemos en sacrificio y nuestro corazón sigue siendo el
mismo, sin un cambio.

David era el rey; él tenía los medios suficientes para ofrecerle a


Dios cientos de sacrificios de animals diarios, pero él amaba a su
Señor con todo el corazón. Fácilmente se debe haber dado cuenta
que su vida espiritual y su relación y amor por Dios no cambiaban
en lo más mínimo después de cumplir con la acción fría de ofrecer
el sacrificio. Esa insa sfacción lo debe haber llevado a orar y a
buscar a Dios por revelación. Y la revelación vino. Dios lo hizo
entender cuando le dijo: “Hijo, no quiero tus animales; Te quiero a
”.

“Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos;


holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He
aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí; El hacer tu
voluntad, Dios mío me ha agradado. Y tu ley está en medio de
mi corazón”.
(Salmos 40:6-8)

Para efecto de nuestro estudio, es necesario considerar el


hecho que sin derramamiento de sangre no se hace remission de
pecados, y que todo el An guo Pacto descansaba sobre sangre de
animales como un po de la sangre perfecta que un día iba a ser
derramada en la Cruz del Calvario. Por esa razón, ofrecer a Dios
sacrificio de animales equivaldría hoy en día a ofrecerle ritos y
formas, algo externo y ajeno a nosotros, sin importar cuán
elaborados estos se vean. Él quiere nuestra voluntad y nuestro
corazón, no ritos.

Una expresión externa de alabanza hecha por alguien que


ene su corazón vacío de Dios, se convierte en un rito; por
ejemplo, alzar las manos porque alguien más lo hace, cantar
porque se nos dice que lo hagamos. Más adelante, estudiaremos
las diferentes formas que existen para expresar nuestra alabanza,
pero si éstas no salen de un corazón lleno de amor por Dios,
entonces no serán más que rito.

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de


Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios que es vuestro culto racional”.
(Romanos 12:1
1. De la abundancia del corazón habla la boca
Si ampliamos esta porción de Lucas 6:45, nos daremos cuenta
de que toda expresión externa es una manifestación visible de algo
interno: el hombre externamente va a manifestar lo que él es
internamente.

“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”.


(Proverbios 23:7)

Si somos ladrones, vamos a robar; si somos men rosos, vamos


a men r; si somos justos, vamos a hacer jus cia; si somos
adoradores, vamos a adorar; etcétera.

Si hacemos o expresamos algo que no somos, seremos


entonces men rosos. Como ya dijimos, si adoramos
(externamente) a Dios sin ser adoradores, nuestra adoración a Él
no sólo va a ser men rosa sino también va a entrar en la categoría
de rito.

Por otro lado y ampliando este principio, las personas que


dicen ser de cierta forma y no lo expresan, también hablan
men ra. Uno expresa externamente lo que uno es. Al árbol se le
conoce por el fruto: un manzano va a dar manzanas; un limonar va
a dar limones.

Es contradictorio que alguien que dice ser cris ano y que


conoce y ama a Dios, no pueda expresar externamente su
alabanza a Él, o que en esta persona no haya manifestaciones
externas de gozo sino de amargura.
Cuando una persona entra en contacto con el Señor Jesucristo,
en ella empezarán a operarse cambios internos. La obra comienza
en el corazón cuando Dios cambia nuestra naturaleza vieja por una
nueva: la Suya.

Estos cambios internos tarde o temprano comenzarán a


manifestarse externamente y los que están a nuestro alrededor
empezarán a notar que hay algo nuevo, algo diferente en nosotros.

“Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca


sobre tu brazo”.
(Cantares 8:6)

La obra interna (sello en el corazón) va manifestándose


externamente (marca en el brazo) a través de lo que decimos y
hacemos.

El brazo es una extensión del corazón, o la manifestación


visible de la obra invisible que allí se está operando. Igualmente,
las ramas de un árbol son la extensión de su tronco, a través del
cual les llega el alimento y la vida. Y es en las ramas en donde se
da el fruto, no en el tronco. El fruto o resultado de un cambio de
corazón se debe manifestar exteriormente.

Es por esto, de paso, que cuando alabamos y adoramos a Dios,


usamos tanto nuestras manos y brazos. No es natural alabar a Dios
sin usar nuestros miembros, ya que estos expresan externamente
lo que hay dentro de nosotros.

2. Formas externas de alabanza a Dios


En el libro de los Hechos capítulo 2, cuando el Espíritu Santo
descendió sobre los ciento veinte, éstos comenzaron a
comportarse de una forma curiosa.

Entre los observadores hubo dos diferentes pos de ac tud.


Unos dijeron: “¿qué quiere decir esto?”. (2:12), “Más otros,
burlándose, decían: están llenos de mosto”. (2:13).

En los ciento veinte se manifestó externamente aquello que


estaba operando en ellos internamente. Parecían borrachos y se
veían ridículos, pero eso a ellos no les importó. Ellos glorificaron y
alabaron a Dios, sin que les importara perder su reputación para
con los de afuera.

Nosotros podemos expresar externamente nuestra alabanza a


Dios de varias formas, las que podemos entender mejor
estudiando el significado de las palabras hebreas que las
describen.

a. Alabanza

Existen siete palabras hebreas que traducen alabanza.

1) Yadah

La palabra hebrea yadah significa extender la mano, lanzar


(hacia), reverenciar o adorar (con las manos extendidas), lamentar
o gemir (retorciendo las manos).

Esta palabra viene de la palabra yad que significa mano. Alabar


a Dios, pues, involucra usar nuestras manos aplaudiendo con ellas,
alzándolas, meciéndolas, extendiéndolas, etcétera.
Todo ser humano usa las manos para expresarse. Resulta di cil
creer que cuando se trata de expresar su alabanza a Dios, muchas
personas se niegan a mover un dedo. Estas mismas personas
seguramente no enen ningún problema con expresarse con sus
manos en un par do de futbol.

“Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar,


levantando manos santas, sin ira ni con enda”.
(I Timoteo 2:8)

En la Biblia, la mano derecha ene un significado y la mano


izquierda ene otro.

En Génesis 48:14-19 leemos:

“Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso


sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano
izquierda sobre la cabeza de Manasés colocando así sus
manos, adrede, aunque Manasés era el primogénito. Y
bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia
anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me
man ene desde que yo soy hasta este día, el Ángel que me
liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea
perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres
Abraham e Isaac, y mul plíquense en gran manera en medio
de la erra. Pero viendo José que su padre ponía la mano
derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y
asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de
Efraín a la cabeza de Manasés. Y dijo José a su padre: No así,
padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano
derecha sobre su cabeza. Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé,
hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será
también engrandecido; pero su hermano menor será más
grande que él, y su descendencia formará mul tud de
naciones”.

“El corazón del sabio está a su mano derecha, mas el


corazón del necio a su mano izquierda”.
(Eclesiastés 10:2)

En Mateo 25:33 también leemos:

“Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su


izquierda”.

La derecha representa el lado de la bendición, de la exaltación,


del gozo y del placer. La izquierda representa el lado de la
humildad y del dolor. Tanto lo uno como lo otro provienen de Dios,
y son para nuestro bien y para Su gloria.

“En el día del bien goza del bien; y en el día de la


adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a
fin de que el hombre nada halle después de él”.
(Eclesiastés 7:14)

Cuando un nuevo rey subía al trono de Israel, el pueblo lo


recibía ba endo las manos como una demostración de que
estaban dispuestos a recibir todo el placer (mano derecha) y todo
el dolor (mano izquierda) que provinieran de él, porque él era el
rey a quien Dios estaba estableciendo.

“Sacando luego Joiada al hijo del rey, le puso la corona y


el tes monio, y le hicieron rey ungiéndole; y ba endo las
manos dijeron: ¡Viva el rey! ”.
(Reyes 11:12)
Igualmente, cuando aplaudimos al Señor nuestro Rey de Reyes,
además de expresar gozo y victoria, cuando unimos nuestra
derecha con nuestra izquierda, estamos diciendo: “Señor, estamos
de acuerdo con las bendiciones y con las reprensiones que vengan
de , y las recibimos con gra tude porque Tú eres nuestro Dios”.

“Pueblos todos, ba d las manos; aclamad a Dios con voz


de júbilo. Porque Jehová el Al simo es temible; Rey grande
sobre toda la erra”.
Salmos 47:1)

Nuestras manos también están estructuradas como lo estaban


las tablas de la ley: Tenemos dos manos y diez dedos en total, y
había dos tablas de piedra y diez mandamientos en total. Cuando
palmeamos, también expresamos visiblemente nuestro amor y
aceptación por la Palabra de Dios.

Para la ofrenda mecida y elevada de Éxodo 29, el sacerdote


tenía que usar sus manos meciendo y elevando con ellas la
ofrenda de paces:

“Luego tomarás del carnero la grosura, y la cola, y la


grosura que cubre los intes nos, y la grosura del hígado, y los
dos riñones, y la grosura que está sobre ellos, y la espaldilla
derecha; porque es carnero de consagración. También una
torta grande de pan, y una torta de pan de aceite, y una
hojaldre del canas llo de los panes sin levadura presentado a
Jehová, y lo pondrás todo en las manos de Aarón, y en las
manos de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida
delante de Jehová. Después lo tomarás de sus manos y lo
harás arder en el altar, sobre el holocausto, por olor grato
delante de Jehová. Es ofrenda encendida a Jehová. Y tomarás
el pecho del carnero de las consagraciones, que es de Aarón,
y lo mecerás por ofrenda mecida delante de Jehová; y sera
porción tuya. Y apartarás el pecho de la ofrenda mecida y la
espaldilla de la ofrenda elevada, lo que fue mecido y lo que
fue elevado del carnero de las consagraciones de Aarón y de
sus hijos, y será para Aarón y para sus hijos como estatuto
perpetuo para los hijos de Israel, porque es ofrenda elevada;
y será una ofrenda elevada de los hijos de Israel, de sus
sacrificios de paz, porción de ellos elevada en ofrenda a
Jehová”.
(Éxodo 29:22-28)

Esta ofrenda venía luego del lavamiento, la inves dura y el


ungimiento del sacerdote para ser consagrado como tal. La
ofrenda mecida era una ofrenda encendida, de olor grato a
Jehová.

Romanos 15:16 nos enseña que el Espíritu Santo (el fuego) es


quien san fica la ofrenda.

“…para que los gen les le sean ofrenda agradable,


san ficada por el Espíritu Santo”.
(Romanos 15:16)

Además, Dios es fuego consumidor (Hebreos 12:29). Al


quemar la ofrenda, el sacerdote sabía que Dios la estaba
aceptando. Esta ofrenda de paces representaba la gra tud del
sacerdote, que era mecida y elevada delante de Dios. Así es que
Dios estaba aceptando su gra tud, la cual se expresaba con un
movimiento definido de las manos.
“Y esta es la ley del sacrificio de paz que se ofrecerá a
Jehová: Si se ofreciere en acción de gracias, ofrecerá por
sacrificio de acción de gracias tortas sin levadura amasadas
con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y flor
de harina frita en tortas amasadas con aceite… Y la carne del
sacrificio de paz en acción de gracias se comerá en el día que
fuere ofrecida; no dejarán de ella nada para otro día”.
(Leví cos 7:1-15)

Después de colocar en el altar otras partes del animal para


quemarlas, éstas se mecían y se elevaban: el pecho (que
representa nuestros afectos) y la espaldilla (que representa
nuestra capacidad para llevar carga). Posteriormente, la persona
que los ofrecía comía ambos.

Con la acción de mecer (movimiento horizontal) la ofrenda, el


sacerdote en otras palabras estaba diciendo al Señor: “Yo te
pertenezco. Mi voluntad está rendida a la Tuya. Toma mi voluntad,
mis afectos y mis capacidades y hazlos depender de ”. Con la
acción de elevar (movimiento ver cal) la ofrenda, el sacerdote
decía al Señor: “Yo quiero Tu voluntad en todo en mi vida”.

Muchas veces, el Espíritu Santo nos mueve a mecer y a elevar


nuestras manos. Cuando lo hacemos, estamos diciendo al Señor lo
mismo que el sacerdote le decía con sus gestos.

David oraba de la siguiente manera:

“Suba mi oración delante de como el incienso, el don de


mis manos como la ofrenda de la tarde”.
(Salmos 141:2)
La palabra “Judá” es la misma palabra yadah . Judá era la tribu
de la alabanza. Siendo el cuarto hijo que le nació a Jacob de Lea,
ésta al concebir dijo: “Esta vez alabaré a Jehová”. (Génesis 29:35)

“Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así: Oye, oh


Jehová, la voz de Judá, y llévalo a su pueblo; sus manos le
basten, y tú seas su ayuda contra sus enemigos”.
(Deuteronomio 33:7)

Muchas veces basta con alzar nuestras manos en alabanza a


Dios para ver cómo Él nos da la victoria contra todos aquellos
enemigos Suyos que hay fuera de nosotros y aún dentro de
nuestro propio Viejo corazón y mente carnal.

A Judá se le llamó “cachorro de león” en Génesis 49:9. Una de


las caracterís cas principales del león es que éste solo se alimenta
de la carne de sus víc mas. Poco a poco, el león de la alabanza,
siendo ésta una de las poderosas armas provistas por Dios, irá
devorando la carnalidad que hay en nosotros hasta que seamos
como Jesucristo.

La bendición de Jacob para Judá fue:

“Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de


tus enemigos; los hijos de tu padre se inclinarán a . Cachorro
de león, Judá; de la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se
echó como león, así como el eón viejo: ¿Quién lo despertará?
No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus
pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos.
Atando a la vid de su pollino, y a la cepa el hijo de su asna,
lavó en el vino su ves do, y en la sangre de uvas su manto.
Sus ojos, rojos del vino, y sus dientes blancos de la leche”.
(Génesis 49:8-12)

Siloh (el Mesías) se encuentra en los lomos de la alabanza


(Judá). En otras palabras, la alabanza a Dios da a luz más de la
naturaleza de Cristo en nosotros por dentro, y más del fruto de Su
naturaleza en nosotros por fuera. Siloh significa tranquilo, seguro,
exitoso, próspero, feliz, aquel de quien es, aquello que le
pertenece a él. Debemos aprender a alabar al Señor de con nuo, y
veremos cómo Su vida irá creciendo en nosotros hasta llegar a
manifestarse a través de nosotros.

“Bendeciré a Jehová en todo empo; su alabanza estará


de con nuo en mi boca”.
(Salmos 34:1)

En su peregrinación por el desierto, cuando el pueblo de Israel


acampaba alrededor del Tabernáculo, la tribu de Judá acampaba
del lado oriental (Números 2:3). Este era el lado de la puerta de
acceso al Atrio y el lado donde acampaban Moisés, Aarón y sus
hijos, los únicos con acceso a la presencia manifiesta de Dios. El
principio que esto ilustra es el siguiente: La alabanza se encuentra
en la puerta que conduce hacia Dios. Esto confirma una vez más lo
ya expuesto en el Segundo capítulo, Una llave a la presencia de
Dios .

Además, cuando el pueblo de Israel marchaba y Moisés decía:


“Sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que
te aborrecen”. (Números 10:35), la alabanza (Judá) iba delante. Es
con alabanzas a Dios que vamos a conquistar el territorio enemigo
que se encuentra tanto dentro como fuera de nosotros, hasta
alcanzar la semejanza del Señor Jesucristo.
De los millares de Israelitas que salieron de Egipto y adicional a
los sacerdotes Eleazar y Finees, de esa generación original sólo
Josué y Caleb entraron a la erra prome da, junto con los niños
(Números 14:30-31). De entre los doce espías enviados por Moisés
a reconocer la erra, estos dos fueron los únicos que confiaron en
que Dios era más grande y fuerte que los enemigos que ellos
debían conquistar. Caleb era de la tribu de alabanza (Judá). Esto
nos dice que si somos personas que alabamos al Señor, nunca
veremos a los enemigos más grandes que a Dios. Cuando
tengamos problemas que afrontar, seremos los primeros en decir:
“Con nosotros esta Jehová: no los temáis” (Números 14:9).

Con respecto de los niños, no en vano dicen las escrituras:

“De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la


fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al
enemigo y al venga vo”.
(Salmos 8:2)

Jesús citó esta misma porción de la siguiente manera:

“De la boca de los niños y de los que maman


perfeccionaste la alabanza”.
(Mateo 21:16)

La alabanza es una fortaleza alrededor de nosotros que impide


que el enemigo pueda tomar posesión de lo nuestro. Para ello
tenemos que ser como niños.

En el contexto de Mateo 21:16, los muchachos viendo las


maravillas que Jesús hacía, aclamaban al Señor en el temple y los
principales sacerdotes y escribas se indignaron. Una persona llena
de religiosidad se va a indignar cuando vea a alguien comportarse
como niño delante de su Dios. Pero recordemos las palabras de
Jesús:

“De cierto os digo, que si no os volvéis y hacéis como


niños, no entraréis en el reino de los cielos”.
(Mateo 18:3)

2) Towdah

La palabra hebrea towdah significa una extensión de la mano,


declaración o confesión; adoración, un coro de adoradores,
sacrificio de alabanza, ofrenda de acción de gracias.

Towdah viene de la palabra yadah , por lo que sus significados


son similares. El tulo del Salmo 100 es Salmo de towdah .

“Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la erra. Servid


a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo.
Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a
nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios
con alabanza; alabadle, bendecid su Nombre. Porque Jehová
es bueno; para siempre es su misericordia y su verdad por
todas las generaciones”.
(Salmos 100:1-5)

En el Salmo 100 encontramos cinco formas de expresar


alabanza:

Versos 1 y 2: Cantos
Alegría
Regocijo
Verso 4:Acción de gracias
Alabanza (tehillah )

Y nuestra alabanza la expresamos así, por seis razones:

a) Jehová es Dios (verso 3). La palabra “Dios” entre otras


cosas, significa aquél que debe ser alabado. ¡Alabamos a Dios por
el suficiente hecho de ser Él Dios! ¡Él merece y es el único digno de
ser alabado por toda Su creación!

A cualquier objeto o persona lo estaremos convir endo en un


dios, si a éste le damos nuestra alabanza y gloria. Dar gloria a algo
o a alguien es entregarle nuestro deseo. Los hombres dan gloria a
los Buenos jugadores depor vos, o a los ar stas, porque ellos
están dándoles algo que desean. Pero cuando el jugador se re ra
del juego, o el ar sta se re ra del escenario, los hombres dejan de
darles gloria. Esta clase de gloria es vanagloria. En cambio, la gloria
que damos a Dios es eterna, porque Él nunca cambia; ¡Él nunca
cesa de amar y de tener misericordia de nosotros! ¡Él debe ser el
único objeto de nuestro deseo!

El Rey David escribió:

“Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los


fines de la erra; de jus cia está llena tu diestra”.
(Salmos 48:10)

¿Cuán grande es el Nombre de Dios? ¡Así de grande debiera


ser la alabanza que le damos! La intensidad de nuestra alabanza a
Dios depende de cuán grande es el conocimiento y la experiencia
personal que tengamos con Su Nombre. Si para nosotros Su
Nombre es pequeño, la alabanza que le demos será en la misma
proporción; si para nosotros Su nombre es grande y sublime, igual
de grande, gloriosa y enérgica sera nuestra alabanza a Él. Por su
alabanza a Dios, el hombre demuestra cuánto en verdad le
conoce.

“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio


un nombre que es sobre todo nombre, para que en el
nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los
cielos, y en la erra, y debajo de la erra; y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.
(Filipenses 2:9-11)

¡El nombre de Jesucristo es nombre sobre todo otro nombre o


naturaleza! ¿Por qué, entonces, nos quedamos tan cortos cuando
le alabamos? Dios se revela por el nombre de Jehová, y Jehová
significa el auto existente. Él no es un ídolo mudo o creación del
hombre que dependa del hombre para exis r, o para ser grande o
pequeño. Crea el hombre lo que quiera creer de Dios, Dios es
Quien Él es, ¡el gran Yo Soy!

Pero en el corazón de los hombres, Dios por regla general es


muy pequeño y limitado. Esto hace que nuestra alabanza a Él sea
igual de pequeña y limitada. La forma como le alabamos o cuánto
le alabamos, depende directamente de cuánto le conocemos y le
amamos; y nosotros no podemos amar ni alabar a alguien a quien
no conocemos. Nuestra alabanza a Dios nos delatará. Si lo
conocemos mucho, nuestra alabanza a Él será expresiva, gozosa y
exuberante; si lo conocemos poco, di cilmente seremos capaces
de levantar un dedo. De cómo alabamos a Dios se puede saber
cuán real es Dios en nuestras vidas.

b) Él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos (verso 3). Ya


hemos estudiado en el primer capítulo que fuimos creados por Él y
para Él (Colosenses 1:16). Nosotros alabamos a Dios porque para
eso fuimos hechos; lo alabamos porque por Él fuimos hechos.

La ac tud más primi va que se espera de una criatura racional


es que al menos reconozca quién es su Creador. A través del
Profeta Isaías, Dios le reclamó a la descarriada nación de Israel el
haber caído en una posición peor que la de un animal irracional.

…“Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra


mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su
señor; Israel no en ende, mi pueblo no ene conocimiento”.
(Isaías 1:2-3)

c) Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado (verso 3).


Alabamos a Dios porque le pertenecemos a Él y Él es quien nos
pastorea, conduciéndonos bondadosamente hacia los pastos que
Él considera convenientes para nosotros.

“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de


delicados pastos me hará descansar; junto aguas de reposo
me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de
jus cia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de
sombra de muerte no temeré mal alguno, porque tú estarás
conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas
mesa delante de mí en presencia de mis angus adores; unges
mi cabeza con aceite; mi copa está rebozando. Ciertamente el
bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y
en la casa de Jehová moraré por largos días”.
(Salmos 23:1-6)

Encontramos dos clases de pastos en Sus prados. El Señor


Jesucristo enseñó lo siguiente:
“Yo soy la puerta; el que por mi entrare, será salvo; y
entrará y saldrá, y hallará pastos”.
(Juan 10:9)

Cuando dejamos que el Señor Jesucristo, nuestro Buen Pastor,


nos guíe, Él nos hará “entrar” y “salir”, y hallaremos pastos tanto
adentro como afuera. Los pastos de adentro se refieren a las
experiencias exaltadas y gozosas que Él ha preparado para
nosotros, la experiencia de encontrarnos en Su presencia y verlo,
escucharlo y sen r y par cipar de Su vida de resurrección.

Los pastos de afuera se refieren a las experiencias humillantes,


angus osas y dolorosas, aquellas que nos permiten par cipar de
Su muerte obediente.

Es necesario aprender a comer de estas dos clases de pasto,


para que nuestra dieta espiritual esté bien balanceada. Y Jesucristo
mismo es quien nos enseña a comer de ambos y a agradecerlos.
David aprendió esto por experiencia:

“Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi


alma ene sed de , mi carne te anhela, en erra seca y árida
donde no hay aguas, para ver tu poder y tu gloria, así como te
he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia
que la vida; mis labios te alabarán”.
(Salmos 63:1-3)

David se encontraba en erra seca y árida, comiendo de los


pastos de afuera de crucifixión y muerte. Él también conocía muy
bien los pastos de adentro, el santuario, donde él encontraba la
presencia de Dios y Su vida de resurrección. Cuando aprendemos a
reconocer a Dios y a darle gracias por ambas clases de pastos, es
cuando habremos aprendido realmente a alabarlo. Es así como
aprendemos a aplaudirle con el entendimiento, uniendo nuestra
gra tud por los pastos de adentro (nuestra mano derecha) con
nuestra gra tud por los pastos de afuera (nuestra mano izquierda).

d) Jehová es bueno (verso 5). Dios es bueno, y esta es una


razón más que suficiente para alabarlo. Dios es bueno cuando nos
ene en los pastos de adentro, y Dios es bueno cuando nos ene
en los pastos de afuera.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien”.
(Romanos 8:28)

A causa de su ignorancia, el hombre ha dado por llamarle malo


a todo lo que le produce dolor, pero muchas veces ese es el
camino que Dios ha elegido para formar algo más de la naturaleza
humilde de Su Hijo en nosotros. La cruz fue terriblemente
dolorosa para el Señor Jesucristo, pero: ¿Fué algo malo? Hay un
lado que Dios revela de Sí mismo cuando nos levanta y exalta, pero
hay otro lado que Dios revela de Sí mis mo únicamente cuando nos
encontramos en medio del dolor, la humillación y la crucifixión.
Por eso el Señor no nos evita el dolor.

“En el día del bien, goza del bien; y en el día de la


adversidad, considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a
fin de que el hombre nada halle después de él”.
(Eclesiastés 7:14)

e) Para siempre es su misericordia (verso 5). Si tuviéramos los


ojos abiertos para ver con cuánta misericordia Dios ha tratado con
nosotros, explotaríamos en gozosas y estridentes alabanzas,
dándole gracias. La misericordia de Dios es eterna: no ene
principio ni final. Misericordia es uno de los doce nombres de Su
Hijo, que Dios le reveló a Moisés:

“Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová!


¡Jehová! Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y
grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a
millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y
que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que
visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los
hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”.
(Éxodo 34:6-7)

La misericordia de Dios aleja de nosotros Sus justos juicios, en


tanto que Su gracia nos otorga lo que no merecemos y esto es Su
perdón. La misericordia de Dios es más grande que cualquier
malicia que haya en el perver do corazón humano y más grande
que cualquier pecado que el hombre pueda cometer. Es por la
misericordia de Dios que el hombre puede ser redimido o
rescatado del estado en el que se encuentra y ser puesto en el
camino que lo conducirá a su plena restauración.

“Cuando yo decía: Mi pie resbala, tu misericordia, oh


Jehová, me sustentaba”.
(Salmos 94:18)

La misericordia de Dios nos da la esperanza de que un día


alcanzaremos la estatura espiritual que Él quiere que obtengamos,
si nunca nos detenemos ni apartamos de nuestra jornada. Esta
esperanza es lo que nos va a sustentar a lo largo del camino.
“Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu
fidelidad alcanza hasta las nubes… ¡Cuán preciosa, oh Dios, es
tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan
bajo la sombra de tus alas”.
(Salmos 36:5-7)

El Arca del Tes monio y el Propiciatorio (llamado también el


Asiento de la Misericordia) que se colocaba como cubierta sobre
ella, nos ofrecen una hermosísima y muy gráfica lección acerca de
la misericordia de Dios. Ambos muebles se ubicaban en el Lugar
San simo del Tabernáculo de Moisés. El Propiciatorio tenía dos
querubines de oro con sus alas extendidas sobre él. El salmista se
refiere a estas alas como ¡alas de misericordia!.

Adentro del Arca se encontraba una urna de oro que contenía


el maná, la vara de Aarón que reverdeció y las tablas del pacto
(Hebreos 9:4). Estas tres cosas estaban allí como un tes monio de
la fidelidad del Señor Quien nunca los abandon y Quien siempre
proveyó para las necesidades de Su pueblo mientras ellos viajaban
por el desierto; pero también estaban allí como un tes monio de
la ingra tud, la rebeldía y la inmoralidad del pueblo de Israel: Ellos
ingratamente tuvieron fas dio del maná y lo llamaron “pan
liviano” (Números 21:5- 9); ellos menospreciaron y se rebelaron
contra las autoridades humanas que Dios había puesto sobre ellos
para gobernarlos (Números capítulos 16 y 17); y ellos violaron la
ley moral o la Torah de Dios cuando Moisés recién la había
recibido de Dios, haciéndose y adorando al becerro de oro. Moisés
rompió las tablas de la ley, y estas tablas rotas son las que
terminaron dentro del Arca (Éxodo 32:15-19).

Dios el Señor conver a el Arca y el Propiciatorio en Su Trono


cuando manifestaba Su Gloria en el santuario. Sin embargo, antes
de hacerlo y una vez por año, Él pedía al Sumo Sacerdote rociar
dicho Propiciatorio con la sangre de la expiación (Leví co capítulo
16). Expiar (kafar, en hebreo) significa cubrir, condonar, aplacar,
cancelar, perdonar, reconciliar, sa sfacer, anular, aplacar, sobornar.
Con esta sangre, la ingra tud, la rebeldía y la inmoralidad del
pueblo de Israel quedaban cubiertas y Dios ya no las veía más. Es a
causa de esa sangre que Él podía tener una relación con su gente,
a pesar de ellos mismos. ¡Cuán grande es la misericordia del
Señor! A pesar de nosotros mismos y de nuestros múl ples
pecados y fallas, cuando la sangre expiatoria de Jesucristo ha sido
rociada entre Dios y nosotros, esa sangre de misericordia aleja de
nosotros Sus justos juicios, cierra los ojos de Dios a nuestros
errores, y Dios puede acercarse y tener comunión con nosotros. La
sangre de la expiación soborna a Dios, por así decirlo, cerrándole
los ojos a nuestras faltas y haciendo de caso que no come mos
ninguna. ¡Gloria a Dios!

“Por la misericordia de Jehová no hemos sido


consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción
es Jehová, dijo mi alma, por tanto, en él esperaré”.
(Lamentaciones 3:22-24)

¡Su misericordia es razón suficiente para alabarlo y bendecirlo


con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas!

f) Su verdad es por todas las generaciones (verso 5). La Verdad


de Dios es absoluta; nada ni nadie puede añadirle o restarle. Esta
Verdad es la expresión del carácter y naturaleza de Dios mismo, y
Él nunca cambia: Él es el mismo ayer, hoy y para siempre. Su
Verdad es una ciencia exacta. Sobre Su Verdad está fundado el
universo y ésta es la base sobre la cuál todas las cosas operan y
alrededor de la cuál todas las cosas giran. Nadie que tenga un
mínimo grado de cordura, discute que las leyes que rigen el
universo entero porque son absolutas. Si no lo fueran, todo sería
impredecible e imposible de medir. Así también, el lado moral de
la Verdad de Dios es absoluto: Lo que es bueno, es bueno; lo que
es malo, es malo.

En nuestra generación presente, la insensatez humana de


manera muy conveniente le ha hecho al hombre decir: “No hay
Dios”. Al acabar con Dios, el hombre acaba con Su ley moral y con
la responsabilidad de prac carla. Entonces, según el hombre, ya
no hay nada absoluto y todo es rela vo. Ahora, es el individuo
quien decide si algo es bueno o malo y si sa sface su carne,
entonces concluye que ene que ser bueno.

“Jesús le dijo: Yo soy el camino y la verdad, y la vida; nadie


viene al Padre, sino por mí”.
(Juan 14:6)

Jesucristo, el eterno Verbo de Dios, es la Verdad. La palabra


hebrea “verdad” es emet , y significa estabilidad, confiabilidad,
fidelidad, seguridad. Ésta viene de una palabra raíz que significa
ser firme, permanecer, ser estable, leal, duradero, permanente.
Dios, Quien nunca cambia, es la Roca firme, inamovible, en la cual
podemos refugiarnos y habitar confiados. Sus promesas son
siempre confiables. Sus principios son siempre estables.

“El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos


eternos; Él echó de delante de al enemigo, y dijo:
Destruye”.
(Deuteronomio 33:27)
“Porque ¿Quién es Dios, sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay
afuera de nuestro Dios?”
(II Samuel 22:32)

Así pues, alabamos al Señor porque Su Verdad nos sos ene,


nos sustenta, nos guarda, nos da confianza y esperanza y nos
convierte y transforma. Su Verdad permanece tanto en medio del
placer como en medio del dolor, tanto cuando hay luz como
cuando hay oscuridad. ¡Su Verdad es la persona que murió por
nosotros en la Cruz del Calvario y la persona que ha venido a
morar en nuestro corazón desde que le pedimos ser nuestro
Salvador y Señor de manera personal!

3) Halal

La palabra hebrea halal significa ser claro (en sonido o también


en color), brillar, hacer un espectáculo, alardear, ser
(clamorosamente) necio, delirar, hablar elogiosamente, causar
celebración, alborotar, enloquecer, entontecer, júbilo, loco.

¡Dios no espera menos que esto en la alabanza de aquel que


está enamorado de Su nombre!

Una persona que alaba a Dios con todo su ser, se mira ridícula
a los ojos de los demás. Así se veían los ciento veinte que
recibieron el Espíritu Santo el día de Pentecostés.

“Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a


otros: ¿Qué quiere decir esto? Mas otros, burlándose, decían:
Están llenos de mosto”.
(Hechos 2:12-13)

Así también se vio David a los ojos de Mical.


“Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y
estaba David ves do con un efod de lino. Así David y toda la
casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido
de trompeta. Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de
David, aconteció que Mical, hija de Saúl, miró desde una
ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de
Jehová; y le menospreció en su corazón.

Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical


a recibir a David, dijo: ¡Cuan honrado ha quedado hoy el rey
de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus
siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera! Entonces
David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me
eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para
cons tuirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová. Y aún
me hare más vil que esta vez y seré bajo a tus ojos; pero sere
honrado delante de las criadas de quienes has hablado. Y
Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte”.
(II Samuel 6:14-16; 20-23)

La esterilidad espiritual en el corazón es el resultado, entre


otras cosas, de no alabar a Dios. Así, tanto la persona individual
como una congregación entera que no alaba al Señor con todas
sus fuerzas, será espiritualmente infructuosa. Acá debemos
atender con temor la exhortación que se nos hace:

“Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles;


por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y
echado en el fuego”.
(Mateo 3:10)
En la Biblia encontramos a varias mujeres notables que
habiendo sido estériles, fueron sanadas milagrosamente y
concibieron. Algunas de ellas forman parte del árbol genealógico
de Jesús (Mateo capítulo 1):

Sarai, esposa de Abram (Génesis 11:30)


Rebeca, esposa de Isaac (Génesis 25:21)
Raquel, esposa de Jacob (Génesis 29:31)
La mujer de Manoa, madre de Sansón (Jueces 13:2)
Elisabet, madre de Juan el Bau sta (Lucas 1:7)

En Gálatas 4:21-28 leemos:

“Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿No habéis


oído la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos;
uno de la esclava, y otro de la libre. Pero el de la esclava nació
según la carne; más el de la libre, por la promesa. Lo cual es
una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno
proviene del Monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste
es el de Agar, Porque Agar es el Monte Sinaí en Arabia y
corresponde a la Jerusalén actual; pues ésta, junto con sus
hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es
madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito:
Regocíjate, oh estéril, tu que no das a luz; prorrumpe en
júbilo y clama, tu que no enes Dolores de parto; porque más
son los hijos de la desolada, que de la que ene marido. Así
que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la
promesa”.

Aquí se hace referencia a Isaías 54:1 y el principio a notar es


que si siendo o sin éndonos espiritualmente estériles elegimos
cantar bendiciendo al Señor, entonces tarde o temprano daremos
buen fruto. De la misma manera y sin importer cuán produc vos
creamos ser, si no cantamos dando gracias y bendiciendo al Señor,
terminaremos espiritualmente secos
y sin fruto.

Agar, la mujer esclava, era naturalmente fér l pero los hijos


que dio a luz fueron excluidos de las promesas y de la herencia
divina. Naturalmente hablando nosotros podemos producir
muchas buenas obras, pero si éstas no son el resultado de una
relación viva de amor con Jesucristo, las mismas no nos producirán
ningún beneficio eterno. Los descendientes que vinieron a través
de Agar no fueron los herederos de las promesas divinas.

Sara, la mujer libre, era estéril; pero ella sobrenaturalmente


fue la portadora de la semilla incorrup ble de la cuál nacería el
Mesías. Los descendientes que vinieron a través de Sara fueron los
herederos de las promesas de Dios.

No es por medios ni esfuerzos humanos que vamos a lograr


que Jesucristo se forme y se manifieste en nosotros. Esto ocurrirá
sólo cuando aceptemos nuestra verdadera esterilidad espiritual y
comencemos a cantar, alabándolo por la gracia, misericordia y
amor que Él nos ene. Él vendrá y nos vivificará, y conver rá
nuestra erra seca en fruc fera.

Muchas veces el Señor nos conduce a lugares secos y estériles,


con el objeto que descubramos cuán incapaces somos sin Él de dar
algún po de buen fruto. En los desiertos queda expuesta la
realidad de lo que somos, para que entonces el Señor pueda
revelarnos la realidad de lo que Él es.
Y es allí en los lugares estériles y desér cos en donde debemos
aprender a alabar a Dios.

“Pero he aquí yo la atraeré y la llevaré al desierto, y


hablaré a su corazón. Y le daré viñas desde allí, y el valle de
Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los
empos de su juventud, y como en el día de su subida de la
erra de Egipto”.
(Oseas 2:14-15)

La palabra Acor significa dificultad, desesperación. Cuando nos


encontremos en el valle de la desesperación, secos y estériles
¡Dios espera que cantemos! Es allí en donde nuestra esterilidad
cambiará por fer lidad.

El caso de Mical, mujer de David, fue el contrario. Ella era una


persona fér l por fuera, en lo natural, pero no lo era por dentro,
en lo espiritual. Por causa de no alabar a Dios y de menospreciar a
alguien que si lo hacía, se quedó estéril para siempre.

En una congregación puede haber personas que menosprecien


a aquellas otras que alaban a Dios con todas sus fuerzas. Estas
personas corren el peligro de quedarse espiritualmente estériles,
dejando así de dar buen fruto para Dios en sus vidas.

La palabra aleluya se forma de las dos palabras hebreas halal y


Jah. “Dios cabalga sobre los cielos por Su nombre de Jah”. (Salmo
68:4) Cuando decimos, “aleluya”, estamos diciendo: “alabado sea
Jah ”. Siendo halal la palabra que en este caso se u liza, Dios
espera que nuestros “aleluyas” vayan siempre acompañados con
expresiones clamorosas de amor y de gozo, ¡propias de alguien a
quien el verdadero amor lo ene enloquecido y entontecido!
En la Biblia encontramos ocho Salmos cuyo tulo es “Aleluya”
(halal):

Salmo 111 Salmo 146


Salmo 112 Salmo 148
Salmo 113 Salmo 149
Salmo 135 Salmo 150

A Salmos 136, los judíos le llaman “El Gran Halel”. En este


salmo, la misericordia de Dios se alaba vein séis veces. Cabe
mencionar que vein séis es el valor numérico del nombre Jehová,
o YHVH (10+5+6+5=26). Algunas personas creen que este es el
himno que cantaron Jesús y Sus discípulos después de comer la
Pascua, camino al huerto de Getsemaní
(Mateo 26:30).

En los Salmos 148 y 150 la palabra alabadle es halal. Salmos


148 exhorta a toda la creación a alabar halal a Jehová:

“Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron


creados. Los hizo ser eternamente y para siempre; les puso
ley que no será quebrantada... Alaben el nombre de Jehová,
porque sólo su nombre es enaltecido. Su gloria es sobre erra
y cielos”.
(Salmos 148:5-6; 13)

En el Salmo 150 se nos dice cómo debemos alabarlo halal:

“Alabadle a son de bocina; alabadle con salterio y arpa.


Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas.
Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de
júbilo”.
(Salmos 150:3-5)
En las bodas judías, la nueva esposa recitaba Salmo 150
mientras danzaba alrededor de su esposo. Este salmo nos da
cuatro razones para ser claros, brillar, hacer un espectáculo,
alardear, ser (clamorosamente) necios, delirar, hablar
elogiosamente, causar celebración, alborotar, enloquecer,
entontecer, ser jubilosos y actuar como locos:

a) Alabad [halal] a Dios en Su santuario (verso 1): El santuario


de Dios es el lugar en donde habita Su gloria. En nuestro caso
como creyentes, ¡se trata de nuestro propio cuerpo!

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu


Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que
no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios”.
(I Corin os 6:19-20)

Debemos alabar halal a Dios con todo lo que hacemos en el


cuerpo y con todo lo que le hacemos al cuerpo; debemos alabarlo
halal con nuestro cuerpo (con expresiones corporales) y también
debemos alabarlo por haber conver do nuestro cuerpo en Su
santuario.

Nuestro cuerpo también le pertenece por completo al Señor


Jesucristo por el hecho de ser Él nuestro esposo celes al.

“La mujer no ene potestad sobre su propio cuerpo, sino


el marido; ni tampoco ene el marido potestad sobre su
propio cuerpo, sino la mujer”.
(I Corin os 7:4)
Es pecado u lizar el cuerpo para la fornicación y para el
adulterio, uniéndolo de manera ilegí ma al cuerpo de alguien
más. Por el mismo principio, es impropio que los cris anos
exhiban y u licen sus cuerpos para captar la mirada y despertar la
lujuria de las demás personas.

b) Alabadle [halal] en la magnificencia de su firmamento (verso


1): Cuántas veces hemos permanecido en nuestro pobre y débil
firmamento o cielo y desde esa posición hemos esperado que Dios
quede sa sfecho con nuestras pequeñas y limitadas expresiones
de alabanza. Pensamos que porque nos sen mos enfermos,
cansados o tristes estamos jus ficados para no dar a Dios la
alabanza que Él merece. Pero Dios ene un firmamento, una
dimensión, una expansión poderosa desde la cual Él desea que le
alabemos. La palabra firmamento (raqiya, en idioma hebreo)
significa ampliarse, extenderse o expandirse como lo hace una
lámina de metal que es golpeada con mar llo. La palabra
magnificencia (oz, en idioma hebreo) significa fuerza, seguridad,
majestad, alabanza. Dios quiere que le alabemos en la fuerza y en
la majestad de Su cielo, que nos remontemos y expandamos a Sus
alturas y le alabemos desde esa perspec va y con la fuerza que Él
mismo da. Sabiendo y haciendo esto seremos capaces de ascender
por encima de nuestras penas y limitaciones humanas y de tener
comunión con Él en Sus alturas.

“De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la


fortaleza [oz], a causa de tus enemigos, para hacer callar al
enemigo y al venga vo”.
(Salmos 8:2)

“…De la boca de los niños y de los que maman


perfeccionaste la alabanza [oz] ”.
(Mateo 21:16)

Para ser capaces de dejar atrás nuestro propio firmament y


remontarnos al firmamento de Dios, debemos conver rnos en
niños, en cuyas bocas Dios perfeccionó la alabanza.

“El rey se alegra en tu poder [oz], oh Jehová; y en tu


salvación, ¡cómo se goza! ”.
(Salmos 21:1)

El Rey David conocía el secreto de alabar a Dios en la


magnificencia o en el poder de Su firmamento. Este poder no lo
vamos a encontrar si permanecemos siempre limitados a nuestro
propio firmamento, pero lo encontramos cuando elegimos
ascender al firmamento de Dios y alabarlo en Sus alturas.

“Engrandécete, oh Jehová, en tu poder [oz], cantaremos y


alabaremos tu poderío”.
(Salmos 21:13)

c) Alabadle [halal] por sus proezas (verso 2): Nosotros


debemos alabar a Dios por lo que Él hace y por lo que Él es, no por
lo que nosotros seamos o hagamos. Todo lo que debemos hacer es
recordar quién es Dios y qué ha hecho con nosotros para
comenzar a alabarlo (halal) por Sus proezas. La palabra proezas
(geburah, en idioma hebreo) significa fuerza, valor, victoria, poder,
fortaleza. Significa también hombre poderoso, valiente, guerrero,
campeón. Este es el poder de resurrección de Dios.

“A fin de conocerle, y el poder [geburah] de su


resurrección, y la par cipación de sus padecimientos,
llegando a ser semejante a él en su muerte”.
(Filipenses 3:10)
¡Jesucristo es nuestro campeón, el guerrero poderoso y
valiente que nos arrebató de manos del diablo y nos dio vida
eterna! Y habiendo prome do perfeccionar Su obra en nosotros,
diariamente Él nos ayuda a vencer al diablo, al mundo y a nuestra
propia carne.

Cuánto nos equivocamos al creer que porque hicimos o


dejamos de hacer algo, entonces ya no debemos o podemos
alabar (halal) a Dios. Nuestras alabanzas a Dios no enen nada que
ver con nosotros mismos. Tienen que ver únicamente con quien es
Él.

Cuando el pueblo de Israel cruzó el Mar Rojo en seco, en


medio de una de las más grandes proezas que Dios hizo por ellos,
Moisés y los hijos de Israel cantaron cán co a Jehová, “y María la
profe sa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y
todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas”.
(Éxodo 15:20) En ese momento lo único que import y el objeto de
las alabanzas de Israel fueron las proezas de Dios.

d) Alabadle [halal] conforme a la muchedumbre de su grandeza


(verso 2): Nuevamente, debemos alabar al Señor por lo que Él es,
no por lo que nosotros seamos o no seamos. No importa cuán
pequeños y débiles seamos, la grandeza o magnitud godel de Dios
es abundante en todo sen do, excelente, grande y enorme, y se
incrementa en nuestra mente y corazón conforme crece nuestro
conocimiento de Su maravilloso nombre o naturaleza.

“Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los


fines de la erra”.
(Salmo 48:10)
¡La alabanza que demos a Dios debe ser conforme a Su
Nombre! Puesto que Su Nombre o naturaleza es grande y
poderoso, así mismo debe ser nuestra alabanza a Él. La realidad es
que el tamaño y poder de nuestra alabanza a Dios reflejan el nivel
de relación y de conocimiento que tenemos de Dios. A medida que
nuestro conocimiento y experiencia con Dios crece, en esa medida
crecerá también la gloria que le pondremos a Su alabanza.

“Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; alabad a


Jehová en la hermosura de la san dad”.
(Salmos 29:2)

“Aclamad a Jehová con alegría, toda la erra. Cantad la


gloria de su nombre; poned gloria en su alabanza”.
(Salmo 66:1-2)

La palabra conforme implica que aquello ene que tener la


misma forma. Pensemos entonces, ¿qué forma ene Dios? para
que nuestra alabanza tenga la misma forma.

“Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna


figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en
medio del fuego”.
(Deuteronomio 4:15)

¡Dios no ene forma! “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en


espíritu y en verdad es necesario que le adoren” (Juan 4:24). Por
esa razón, nuestra alabanza al principio, cuando comenzamos a
tener una relación con Dios, comienza siendo muy formalista.
Estamos habituados a las formas y nos sen mos seguros con ellas.
Pero poco a poco, cuando nuestra experiencia con Dios se va
volviendo más profunda e intensa, los formalismos van dando
paso a expresiones de gozo, de júbilo, de gra tud, de entrega que
ya no conservan una forma definida: Lloramos, gritamos,
aplaudimos, nos conmovemos y hacemos toda clase de cosas
incomprensibles para el formalista
raciocinio humano, pero que son vida y verdad para nosotros.
¡Es entonces cuando aprendemos el verdadero significado de
alabarlo (halal) conforme a la muchedumbre de Su grandeza!

Hay quienes no logran ver la necesidad de brillar, delirar, hacer


un espectáculo y actuar como locos buscando darle a Dios la
adecuada medida y gloria de alabanza que Su nombre merece. Un
argumento clásico es que ellos no ven a Jesús actuando de esa
manera y por lo tanto, ellos tampoco lo enen que hacer así.
Examinemos la siguiente Escritura maravillosa:

“Porque el que san fica y los que son san ficados, de uno
son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos
hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre,
en medio de la congregación te alabaré”.
(Hebreos 2:11-12)

La palabra alabaré es (halal) (ver Salmos 22:22). Cuando el


Señor Jesucristo nos ve con un grupo de personas hacienda un
espectáculo alabando (halal) a Su Padre, Él se hace presente
uniendo Sus propias alabanzas a las nuestras, dándole esto un
incremento aún mayor a nuestras alabanzas. En momentos así
podemos olvidarnos de tratar de darle algún po de forma a
nuestras alabanzas. Además de esto, Él llega para darnos una
revelación fresca de Su Padre, anunciándonos Su poderoso
nombre. ¡Gloria a Dios! Por esto no debemos dejar de
congregarnos, como algunos enen por costumbre (Hebreos
10:25).
El Señor Jesucristo mismo entonaba himnos (halal o halel) con
Sus discípulos.

“Y cuando hubieron cantado el himno [halel], salieron al


monte de los Olivos”.
(Mateo 26:30)

Los judíos tradicionalmente cantaban los Salmos 113- 114


antes de la celebración de la pascua, y los salmos 115-118después
de la celebración. Ellos también entonaban el Salmo 136, al que
ellos llamaban “El gran halel”, en el cual se exalta la misericordia
de Jehová vein séis veces. ¡No es casualidad que vein séis sea el
valor numérico del nombre Jehová!

Para el Señor Jesucristo, las demostraciones del Espíritu deben


haber sido algo de todos los días, puesto que Él vino a cumplir
toda la ley, la cual también establece: “Los hijos de Sión se gocen
en su rey, alaben su nombre con danza”. (Salmos 149:2-3)

4) Tehillah

La palabra hebrea tehillah significa alabanza, loor, elogio, un


himno. Esta palabra ene como raíz la palabra halal, así es que
permanece conectada al hecho de hacer un espectáculo y de
hacer alarde de la grandeza del Señor. Alabar a Dios tehillah es
expresar Su grandeza y majestad con canto, producto de la
reverencia que viene luego de haberlo contemplado. Al igual que
con todas las demás formas de alabanza, alabarlo tehillah habrá
sido el resultado de una experiencia viva con Dios. Hay quienes se
expresan de Dios y del Señor Jesucristo con una irreverente
familiaridad. Ciertamente el Señor Jesucristo no está lejos de
ninguno de nosotros y Él quiere tener una relación de amigo con
aquellos a quienes Su Sangre ha limpiado de pecado, pero aún
este nivel de relación con Dios va acompañado de temor
reverente. Tratar a Dios con excesiva familiaridad es una
demostración de cuan poco le conocemos.

Salmos 145 ene el tulo: Salmo de alabanza [tehillah]; de


David. En este Salmo, David exalta a Dios por Su grandeza, Sus
obras, Sus poderosos hechos, Su magnificencia, Sus hechos
maravillosos y estupendos; Su inmensa bondad, jus cia,
clemencia, misericordia, y señorío.

“Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, y bendeciré tu nombre


eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré, y alabaré
tu nombre eternamente y para siempre. Grande es Jehová, y
digno de suprema alabanza, y su grandeza es inescrutable”.
(Salmos 145:1-3)

Dios habita entre las alabanzas tehillah de Israel (Salmos 22:3).


La palabra habita significa sentarse o asentarse, residir o tener una
morada, establecerse, permanecer, quedarse, casarse o proveer de
una morada a alguien. ¡Dios reside permanentemente en medio
de Su pueblo cuando éste le alaba! Con razón en nuestros empos
de alabanza, llegamos a experimentar una unión tan estrecha con
Dios.

“De será mi alabanza [tehillah] en la gran congregación;


mis votos pagaré delante de los que le temen”.
(Salmos 22:25)

“¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién


como tú, magnífico en san dad, terrible en maravillosas
hazañas [alabanzas tehillah], hacedor de prodigios? ”.
(Éxodo 15:11)

5) Shabach

La palabra shabach significa gritar, expresarse en un tono recio,


alabar, triunfo.

En los Salmos 63:3, 117:1 y 147:12, esta palabra se traduce


como alabanza:

“Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te


alabarán [shabach] ”.
(Salmos 63:3)

“Alabad [halal] a Jehová, naciones todas; pueblos todos,


alabadle [shabach] ”.
(Salmos 117:1)

“Alaba [shabach] a Jehová, Jerusalén; alaba [halal] a tu


Dios, oh Sion”.
(Salmos 147:12)

En Salmos, esta palabra se traduce como celebrar:

“Generación a generación celebrará [shabach] tus obras, y


anunciará tus poderosos hechos”.
(Salmos 145:4)

Por regla general toda celebración es ruidosa. No hay ninguna


irreverencia en expresar nuestra alabanza en tono recio al Señor.
¡Dios mismo nos pide hacerlo así! De hecho el grito, como
veremos más adelante, es otra forma de alabanza.
El mundo entero grita de manera natural y en tono recio cada
vez que celebra un triunfo. ¿Por qué, entonces, no hacerlo cuando
el mo vo de nuestro gozo y nuestro triunfo es el Señor Jesucristo?.

6) Zamar

La palabra zamar significa tronar con los dedos, tocar las


cuerdas o partes de un instrumento musical, hacer música
acompañada con la voz, celebrar en canto y música, cantar.

Alabar al Señor zamar es hacerlo a través de tocar un


instrument musical, o cantando acompañados por el instrumento.
Este es un gran privilegio que muchos músicos no comprenden o
ven de menos. Dios no ha levantado músicos cris anos
únicamente para que éstos acompañen a aquellos que le alaban
con la voz, Dios ha levantado músicos para que éstos le alaben con
su instrumento. De paso estarán acompañando a quienes cantan.
Los músicos saben que todo buen músico puede hacer hablar a su
instrumento. El músico transmite su espíritu a través de tocar. La
única diferencia entre alabar a Dios tocando un instrumento
musical y alabarlo con la voz, es la forma y el medio.

Cuando los israelitas recién habían pasado por en medio del


Mar Rojo en seco y Dios recién los había librado para siempre de
los egipcios, Moisés cantó:

“Jehová es mi fortaleza y mi cán co [zamar], y ha sido mi


salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré [navah: reposar en
casa, preparar una habitación]; Dios de mi padre, y lo
enalteceré”.
(Éxodo 15:2)
Jehová es nuestra fortaleza, la causa, la inspiración y el objeto
de nuestra música. La música instrumental es muy importante,
porque le prepara al Señor un lugar de habitación, un lugar de
reposo. Así como existe música que invita al alma a reposar, existe
música cuyo efecto produce todo lo contrario: el problema reside
en el corazón y en las manos que la producen.

El Rey Saúl ene una historia que merece considerarse. Él


nunca dejó que el Señor transformara las fibras más profundas de
su corazón y su obs nación y rebeldía terminaron traicionándolo.
El Espíritu Santo de Dios se apartó de él y Dios mismo envió un
espíritu malo que lo atormentara.
Cuando esto ocurrió, sus criados, entendiendo el poder que
hay en la música, le dijeron:

“Diga, pues, nuestro Señor a tus siervos que están delante


de , que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que
cuando esté sobre el espíritu malo de parte de Dios, él
toque con su mano, y tengas alivio ”.
(I Samuel 16:16)

Tal persona fue buscada y David fue traído a la presencia de


Saúl.

“Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre


Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía
alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él”. (I
Samuel 16:23)

David, quien amaba a Dios con todo su corazón y tenía una


relación viva y cercana con Él, en esta ocasión no canto sino que
simplemente dejó que su amor por Dios fluyera a través de sus
manos y de su instrumento musical. La presencia y el poder de
Dios, que la música de David provocó, se ocuparon del espíritu
malo.

La música es un tema muy importante en la Biblia, porque lo es


para Dios y lo es para todos los hombres. En la Biblia se mencionan
muchos y diversos instrumentos musicales, tanto de viento, como
de cuerdas y de percusión.

“Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de


Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya;
con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos”.
(II Samuel 6:5)

Algunos de estos instrumentos fueron creados por David y


otros, de acuerdo con los hallazgos arqueológicos, provinieron de
otras culturas y pueblos vecinos.

“Además, cuatro mil porteros, y cuatro mil para alabar a


Jehová, dijo David, con los instrumentos que he hecho para
tributar alabanzas”.
(I Crónicas 23:5)

“Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los


sacerdotes con trompetas. Entonces mandó Ezequías
sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el
holocausto, comenzó también el cán co de Jehová con las
trompetas y los instrumentos de David rey de Israel”.
(II Crónicas 29:26-27)

Salmos 150, cuyo tulo en hebreo es Halal Jah, menciona


varios de estos instrumentos:
“Alabadle a son de bocina; Alabadle con salterio y arpa.
Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y
flautas. Alabadle con címbalos resonantes; Alabadle con
címbalos de júbilo”.
(Salmos 150:3-5)

a) Instrumentos de viento:

Bocina (verso 3): Shophar. Se hacía de los cuernos del carnero,


a los que se les hacía incisiones para conseguir un sonido claro.
Este es el sonido que se escuchó en el monte Sinaí
cuando Dios habló a Israel:

“Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos,


y el sonido de la bocina [shophar], y el monte que humeaba;
y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos”.
(Éxodo 20:18)

Esta es la trompeta que sonará el día de la resurrección de


entre los muertos y del arrebatamiento de los vencedores:

“En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final


trompeta [shophar]; porque se tocará la trompeta [shophar],
y los muertos serán resucitados incorrup bles, y nosotros
seremos transformados”.
(I Corin os 15:52)

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de


arcángel, y con trompeta [shophar] de Dios, descenderá del
cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero”.
(I Tesalonicenses 4:16)
El carnero, del cual se obtenían los cuernos para los shophar,
era sacrificado en los holocaustos como ofrendas de paz y
ofrendas de consagración. La palabra carnero significa fuerte,
poderoso, valiente, vigoroso, jefe y es un vivo cuadro de la fuerza y
el poder del Señor Jesucristo y de Su Sangre, que vencen el pecado
en el hombre. Fue Jesucristo, por medio de Su entrega sacrificial,
quien proveyó del cuerno para el shophar de Dios.

Flautas (verso 4): Ugab. Es un instrumento de lengüeta. Su


nombre viene de la palabra hebrea agab que significa: Suspirar por
alguien o amar. La flauta se toca como una demostración
del gozo que se ene.

“Al son de tamboril y de cítara saltan, y se regocijan al son


de la flauta [agab] ”.
(Job 21:12)

Job, cuando se encontraba en el momento más oscuro de su


aflicción, dejó de alabar en su corazón a Dios con flauta; en vez de
ello, acusó a Dios de ser injusto en la manera como Él
lo estaba tratando.

“Se ha cambiado mi arpa en luto, y mi flauta [agab] en


voz de lamentadores”.
(Job 30:31)

Además de los instrumentos de viento mencionados en el


Salmo 150, la Biblia menciona también el Halil, un pito de caña, de
madera o hueco; el Qeren, un cuerno animal (parecido al
Shophar); y el Hazozra, la trompeta de plata.

b) Instrumentos de cuerdas:
Salterio (verso 3): Nebel. Era una caja acús ca con cuerdas que
se tocaban pulsándolas con los dedos. Se forma era como la de un
odre.

La raíz hebrea de la palabra nebel es nabel, que significa


desmayar, despreciar, ser necio o perverso, insensato, impío, ruin,
villano. Este era el nombre del famoso personaje llamado Nabal,
con quien el rey David se molestó mucho cuando no quiso
retribuir los favores recibidos de los hombres de David, al no
querer compar r con ellos un poco de alimento. Su misma esposa,
quien era una mujer sabia y piadosa, dio tes monio de él, diciendo
que era un hombre “conforme a su nombre” (I Samuel 25:25).

“…él se llama Nabal, y la insensatez está con él”…


(I Samuel 25:25)

Todos nosotros tenemos un viejo corazón lleno de insensatez y


de perversión, pero cuando se lo entregamos a Jesucristo, Él lo
convierte en un instrumento por medio del cual podemos
bendecir a Dios, cumpliendo así con el mandato del Salmo 150, de
alabar a Dios con salterio.

Arpa (verso 3): Kinnor. Era un arpa o lira pequeña y portá l, de


ocho o diez cuerdas, con estructura de madera.

El Rey David se levantaba de mañana para alabar al Señor con


instrumentos de cuerdas, porque las cuerdas de su corazón y de su
alma resonaban de amor y de gra tud por Su misericordia y su
Verdad.

“Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está


dispuesto, cantaré, y trovaré salmos. Despierta, alma mía,
despierta, salterio [nebel] y arpa [kinnor]; me levantaré de
mañana. Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; cantaré de
entre las naciones. Porque grande es hasta los cielos tu
misericordia, y hasta las nubes tu verdad”.
(Salmo 57:7-10)

Cuerdas (verso 4): Men. La palabra hebrea men significa


repar r en cuerdas.

La Biblia también menciona el Asor, o el decacordio.

“Aclamad a Jehová con arpa [kinor]; cantadle con salterio


[nebel] y decacordio [asor]. Cantadle cán co nuevo; hacedlo
bien, tañendo con júbilo”.
(Salmos 33:2-3)

c) Instrumentos de percusión:

Pandero (verso 4): Toph. Este es una pandereta con membrana.


Los instrumentos de percusión, tales como el pandero, nos
permiten marcar el ritmo de tal manera que podamos alabar al
Señor en la danza, tal y como lo hicieron las mujeres el día que el
pueblo de Israel pasó al otro lado del Mar Rojo, en seco.

“Y María la profe sa, hermana de Aarón, tomó un


pandero [toph] en su mano, y todas las mujeres salieron en
pos de ella con panderos [toph] y danzas”.
(Éxodo 15:20)

Címbalos (verso 5): Tselatsal. Esta palabra significa castañear,


aleteo de alas, harpón (como que traquetea), címbalo (como
re ñendo), n near, traquetear juntos. Los címbalos son
resonantes o audibles y de júbilo, estruendosos, estrepitosos
como una aclamación de alegría o un grito de batalla. No hay
límite al sonido o al ruido gozoso de la alabanza que Dios quiere
que le expresemos, porque no hay límite al amor y al poder de Su
glorioso Nombre.

“Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de


Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya;
con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos [tselatsal] ”.
(II Samuel 6:5)

También exis an los Menaanim, probablemente discos que se


movían a lo largo de varas de metal unidas en una estructura de
madera; y los Meziltaim, o címbalos de cobre.

7) Barak

La palabra hebrea barak significa arrodillarse (bendecir a Dios


como un acto de adoración, o al hombre para lograr un beneficio).
También puede significar traición a Dios o a alguien más.

Esta palabra aparece en Jueces 5:2, 3 traducida como load.

“Por haberse puesto al frente los caudillos en Israel, por


haberse ofrecido voluntariamente el pueblo, load [barak] a
Jehová. Oíd, reyes; escuchad, o príncipes; yo cantaré a
Jehová, cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel”.
(Jueces 5:2, 3)

En Salmos 72:15, esta palabra se ha traducido como bendecirá.

“Vivirá, y se le dará del oro de Sabá, y se orará por él


con nuamente; todo el día se le bendecirá [barak] ”.
(Salmos 72:15)
Arrodillarnos es una manifestación externa de la humildad y la
reverencia que hay en nuestro corazón hacia Dios. Una persona va
a ser capaz de arrodillarse cuando, como Ezequiel, el agua del
Espíritu y de la Palabra de Dios le llegue no sólo a los tobillos sino
hasta las rodillas.

“Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su


mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta
los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas
hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y era ya un río que yo
no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera
que el río no se podía pasar sino a nado”.
(Ezequiel 47:3-5)

Meternos en el río de Dios hasta los tobillos significa que las


aguas del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios han conseguido
afectar nuestra manera de caminar o de conducirnos; meternos
hasta las rodillas significa que éstas han formado en nosotros
suficiente adoración, reverencia, humildad y entrega, que ya
somos capaces de arrodillarnos y de bendecir al Señor por todas
las cosas. Meternos hasta los lomos significa que el Espíritu Santo
y la Palabra de Dios han obrado en nosotros de tal manera, que ya
podemos ser fruc feros y dar a luz hijos para Dios; pero el Señor
desea que nos metamos a Su río de tal manera que nos dejemos
llevar por completo por Sus aguas, habiéndole entregado todo el
gobierno de nuestra vida y ya no ofreciendo ninguna resistencia a
Su Voluntad.

¡Qué gran privilegio tenemos el de elegir en esta vida doblar


voluntariamente nuestras rodillas en adoración y reverencia al
maravilloso y dulce Nombre de Jesús!
A aquellos que no quieren entrar en el río de la voluntad de
Dios sino que quieren permanecer nadando en el río de su propia
voluntad, se les hace imposible doblar sus rodillas delante del Rey
de Reyes. Pero, un día, el Señor conquistará la voluntad de todas
Sus criaturas, de tal manera que se cumpla el juramento que el
Señor mismo hizo:

“Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra


en jus cia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda
rodilla, y jurará toda lengua”.
(Isaías 45:23)

¡Aún nuestro adversario el diablo tendrá que doblar sus


rodillas y confesar que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios
Padre!

“…para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla


de los que están en los cielos, y en la erra, y debajo de la
erra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para
gloria de Dios Padre”.
(Filipenses 2:10-11)

La confesión de nuestra boca y la acción de doblar nuestras


rodillas están ín mamente vinculadas y una necesariamente
afectará a la otra. Confesar algo significa reconocerlo, profesarlo y
estar completamente de acuerdo con ello. Si estamos haciendo
que Jesucristo sea Señor de todo en nuestras vidas y así lo
confesamos, nuestras rodillas se doblarán ante Él; por el contrario,
si no lo confesamos a Él como nuestro Señor personal, nuestras
rodillas al igual que nuestra voluntad, permanecerán rígidas.
Adorar a Dios con las rodillas dobladas se convierte en la
experiencia diaria de aquellos que han hecho a Jesucristo ser el
Señor de todo en sus vidas.

b. Adoración

Existen tres palabras hebreas que se traducen como adoración.

1) Shachah

La palabra shachah significa postrarse, doblarse, encorvarse,


hacer reverencia, suplicar humildemente.

“Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el


asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos
[shachah], y volveremos a vosotros”.
(Génesis 22:5)

“Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adored


[shachah] a Jehová en la hermosura de la san dad”.
(Salmos 29:2)

“Venid, adoremos [shachah] y postrémonos;


arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor”.
(Salmos 95:6)

La alabanza sincera a Dios nos conducirá al plano más


profundo e ín mo de la adoración. La adoración viene como el
resultado de una relación de amor sincera y estrecha con el Señor.
Una relación así nos permi rá conocerlo de manera más completa
y, por lo tanto, amarlo, adorarlo, humillarnos y rendirnos ante Él
de manera más profunda. La acción de postrarse es una
demostración visible de la admiración y reverencia que nuestro
corazón y voluntad enen por el Señor.
La amada en el Cantar de los Cantares creció por experiencia
en el conocimiento de su Amado, de tal manera que su relación de
amor con Él fue madurando. Al inicio de su relación, ella pudo
exclamar, “…mi amado es mío, y yo suya” (Cantares 2:16) porque,
aunque sabía que ella le pertenecía a Él, lo que más le importaba
en estos momentos era que ¡Él le pertenecía a ella! Ella encontró
lo más preciado de su alma y se encontró extasiada con saber que
Él era suyo; ahora ella podia beneficiarse de Él todo lo que
quisiera.

Pero la relación y experiencia con su Amado siguieron


madurando, hasta que ella comenzó a exclamar, “…yo soy de mi
amado, y mi amado es mío…” (Cantares 6:3). En otras palabras,
aunque él seguía perteneciéndole a ella y ella podía seguirse
beneficiando de Él, ella entendió la realidad que también ella le
pertenecía a Él. Tarde o temprano esto cobró más relevancia en su
vida, de tal manera que ella comenzó a vivir para beneficiarlo a Él,
consciente de cómo poder agradarlo, servirlo y obedecerle, en vez
de cómo podía ella servirse de Él.

Finalmente, su relación y experiencia con su Amado la llevaron


a entender y a exclamar, “yo soy de mi amado, y conmigo ene su
contentamiento” (Cantares 7:10). Ella hizo a un lado el hecho de
que Él le pertenecía a ella y vivió de aquí en adelante buscando Su
contentamiento, buscando agradarlo en todo. Su reverencia hacia
Él maduró.

De ser una niña espiritual, ella creció a ser una joven espiritual
y finalmente, un adulto espiritual. Del Atrio, ella pasó al Lugar
Santo y finalmente, al Lugar San simo. Cabe recordar que para
cruzar estos umbrales en el Tabernáculo de Moisés, los sacerdotes
debían prác camente caminar de rodillas por debajo de los
pesados velos. Postrarnos, arro dillándonos a buscar, a suplicar y a
adorar a Dios, nos hará cruzar estos umbrales hasta llegar al lugar
de Su presencia manifiesta y del Arca de Su soberanía.

2) Kaphaph

La palabra hebrea kaphaph significa curvar, inclinar, aba r,


adorar. También significa caer, oprimir.

“¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré


[kaphaph] al Dios Al simo? ¿Me presentaré ante él con
holocaustos, con becerros de un año? ”.
(Miqueas 6:6)

En esta única ocasión en que esta palabra se traduce adorar,


Miqueas está hablando profé camente en nombre de Dios y aún
en la dispensación del An guo Testamento, nos dice en
realidad qué es lo que el Señor pide de nosotros:

“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué


pide Jehová de : solamente hacer jus cia, y amar con
misericordia, y humillarte ante tu Dios”.
(Miqueas 6:8)

El pueblo de Israel le llevaba a Dios animales, cuando lo que


Dios buscaba de ellos era su propio corazón y voluntad y el fruto
de una verdadera relación de amor, entrega, obediencia y
reverencia. Dios sigue pidiendo lo mismo de nosotros, así es que
tengamos cuidado de no presentarnos delante del Señor
únicamente con una forma de adoración, sin un corazón y
voluntad y sin obras de jus cia, misericordia y humildad que la
acompañen. Los principios morales de Dios son eternos y siempre
han sido y seguirán siendo los mismos.
3) Sagid

La palabra sagid es una palabra aramea que deriva de la


palabra hebrea sagad, y aparece únicamente, aunque varias veces,
en el capítulo tres del libro de Daniel. Sagid significa adorar,
postrarse en homenaje y se menciona en conexión con la estatua
de oro que el Rey Nabucodonosor hizo para que se adorara y
cualquiera que no lo hiciera, sería echado dentro de un horno de
fuego ardiente. Los tres muchachos hebreos, Sadrac, Mesac y
Abed-nego se rehusaron a adorar la estatua y, efec vamente,
fueron echados en el horno de fuego. Dios los libró de manera
milagrosa, y su tes monio fue descrito por el mismo Rey
Nabucodonosor con las siguientes palabras:

“…entregaron sus cuerpos antes que servir y adorer


[sagid] a otro dios que su Dios”.
(Daniel 3:28)

¡Qué gran ejemplo el de estos muchachos¡. Lo que ellos


hicieron es exactamente lo que Dios espera de nosotros. Nuestra
adoración le pertenece únicamente a Él y esto debemos
demostrarlo con nuestras acciones, aún en detrimento de nuestra
vida si fuera necesario.

c. Danza

Son seis las palabras hebreas que se traducen como danza.

1) Chuwl o Chiyl

La palabra hebrea chuwl o chiyl significa remolinear


violentamente, torcer (o retorcer). También puede significar
retorcerse del dolor, perver r sufrir.
Las hijas de Silo solían bailar (chuwl) en corros (en ruedas)
cuando se celebraban las fiestas solemnes anuales a Jehová.

“…he aquí cada año hay fiesta solemne de Jehová en


Silo… y estad atentos; y cuando veáis salir a las hijas de Silo a
bailar [chuwl] en corros, salid de las viñas, y arrebatad cada
uno mujer para sí de las hijas de Silo, e idos a erra de
Benjamín”.
(Jueces 21:19-21)

La danza es una expresión gozosa de alabanza ins tuida y


aceptada por Dios. Las congregaciones que conocen y prac can
alabar el Nombre del Señor con danza, son congregaciones en
donde está presente el gozo del Señor.

Las hijas de Silo danzaban cada vez que se celebraba una fiesta
solemne al Señor. Nosotros hoy, en la dispensación de una mejor
esperanza, un mejor pacto, mejores promesas y un mejor
sacerdocio, el de Jesucristo, no tenemos que esperar fechas ni
momentos especiales para danzar delante del Señor porque esas
fiestas han tenido, siguen teniendo y terminarán de tener su
cumplimiento en Jesucristo y en nuestra vida como creyentes. Con
Jesús, ¡vivimos en una fiesta con nua!

De las siete fiestas que se mencionan en Leví co 23, las


primeras cuatro ya se cumplieron en Jesucristo y las úl mas tres,
que aún son profé cas, tendrán su cumplimiento en Él en un
futuro próximo.

La fiesta de la pascua se cumplió cuando Jesucristo derramó Su


propia sangre en la cruz del Calvario. Nosotros celebramos la
pascua cuando por primera vez somos rociados con la sangre del
Cordero de Dios el día de nuestra salvación y cada vez que
recibimos una nueva porción de Su sangre, tras habernos
arrepen do y haber confesado nuestra culpa.

La fiesta de los panes sin levadura se cumplió en el cuerpo


quebrantado de Jesucristo, antes de que el poder de resurrección
lo levantara. Nosotros celebramos esta fiesta cada vez que
recordamos Su muerte, permi endo que ésta obre en nosotros
dando muerte a nuestra naturaleza y ac tudes carnales. También
la celebramos comiendo constantemente del pan sin levadura, de
sinceridad y de verdad de la Palabra de Dios.

La fiesta de las primicias se cumplió en Jesucristo cuando fue


levantado de la muerte, como primicia, por el poder de
resurrección del Padre. Nosotros celebramos esta fiesta cada vez
que permi mos que Su vida y poder de resurrección obren en
nosotros, vivificándonos y levantándonos de cualquier condición
de muerte en la que nos encontremos. También la celebramos
cada vez que honramos al Señor, trayéndole las primicias de
nuestro empo, de nuestra energía, de nuestro intelecto y de
nuestra sustancia.

La fiesta de las semanas o de Pentecostés se cumplió en


Jesucristo cuando, luego de Su resurrección, el Espíritu Santo se
derramó en la erra sobre los creyentes. Nosotros celebramos esta
fiesta cuando somos bau zados en Espíritu Santo y fuego y cada
vez que dejamos al Espíritu Santo obrar en nosotros y a través de
nosotros, con Sus manifestaciones y demostraciones de poder.

La fiesta de las trompetas se cumplirá en Jesucristo, cuando en


Su pronta venida en las nubes para arrebatar a Sus vencedores, Él
haga sonar la trompeta o el shofar desde los cielos. Nosotros
celebramos esta fiesta cada vez que atendemos reverentes a Su
voz, ya sea que nos hable por medio de Su Palabra, de Su Espíritu
Santo o por medio de otras personas.

La fiesta de la expiación tendrá su cumplimiento en Jesucristo


cuando Él aparezca en Su segunda venida a la erra. Tanto los
judíos como los gen les que hayan sobrevivido a la gran
tribulación lo mirarán; llorarán, se afligirán y lamentarán en
arrepen miento, y Él expiará su pecado y los perdonará. Nosotros
celebramos esta fiesta cada vez que venimos a Él en
arrepen miento sincero, pidiendo y permi endo que Él expíe
(cubra, condone, cancele, limpie) nuestro pecado.

La fiesta de los tabernáculos tendrá su cumplimiento en


Jesucristo, cuando Él more o, por así decirlo, “haga un
tabernáculo” entre nosotros por mil años, cuando venga
literalmente a reinar sobre esta erra. Nosotros celebramos esta
fiesta desde que Jesús llegó a hacer Su morada en nosotros, y nos
convir ó en un tabernáculo para Él, y cada vez que corremos a
refugiarnos en Él, permi endo que Su reino de paz se establezca
en nuestra mente y corazón, en medio de las tribulaciones de la
vida.

La misma palabra chiyl que significa danzar, también se refiere


a engendrar, a tener dolor de parto.

“Jehová me poseía en el principio, ya de an guo, antes de


sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio,
antes de la erra. Antes de los abismos fui engendrada [chiyl];
antes que fuesen las Fuentes de las muchas aguas”.
(Proverbios 8:22-24)
La Sabiduría a la que se refiere esta porción del libro de
Proverbios, ¡no es otra más que el Hijo de Dios, el Verbo, el Señor
Jesucristo! Dios el Padre engendró a Su unigénito Hijo, ¡danzando!
Cuando danzamos alabando el nombre del Señor con todo nuestro
corazón, Dios nos hace “dar a luz” nuevas porciones de Su Verdad,
Cristo, en nuestra mente y corazón. Cuando danzamos, el Espíritu
Santo aviva la Palabra teórica que teníamos guardada en la mente,
haciendo que ésta cobre vida. Estas experiencias producen aún
más gozo en nosotros, ¡el cuál se traduce en aún más danza al
Nombre del Señor!

2) Raqad

La palabra hebrea raqad significa saltar por (frené camente o


de alegría), saltar, andar, bailar, danzar, patear o pisotear, brincar
hacia algo.

“Pero cuando el arca del pacto de Jehová llegó a la Ciudad


de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al
Rey David que saltaba y danzaba [raqad]; y lo menospreció en
su corazón”.
(I Crónicas 15:29)

En el capítulo tulado El Tabernáculo de David, discu mos


ampliamente este acontecimiento. El Rey David expresó el gozo
que sen a por conducir el arca de Dios al Monte de Sión en
Jerusalén, saltando y danzando. Cuando se ene una verdadera
relación con Dios, el gozo que Su presencia nos produce nos hace
expresarnos de la misma manera. Es imposible refrenar las
expresiones tales como saltar y danzar, cuando estamos
rebozando de gozo. El mundo se expresa de esta manera por cosas
vanas y temporales; ¡cuánto más nosotros debemos expresarnos
así por lo verdadero y eterno!.

El conocimiento que Mical tenía de Dios era, obviamente,


únicamente teórico; ella no conocía a Dios por experiencia. Ya eso
era lamentable, pero más lamentable fue la burla de Mical al ver al
Rey David alabando a Dios con todas sus fuerzas. Esto no le agradó
al Señor y el resultado para Mical fue que ella nunca tuvo hijos
hasta el día de su muerte. La esterilidad espiritual de Mical la hizo
no solamente dejar de alabar al Señor, sino burlarse de aquél que
lo hacía. Esto debiera llenarnos con temor santo. Si nosotros,
como Mical, además de abstenernos de alabar a Dios con todas
nuestras fuerzas, nos burlamos de aquellos que sí lo hacen,
nuestra vida spiritual va a quedar estéril y sin fruto.

3) Machowl

La palabra hebrea machowl significa una danza bailada en


rueda (alrededor de una sala). Esta palabra viene de la palabra
chuwl.

“Has cambiado mi lamento en baile [machowl]; desataste


mi cilicio y me ceñiste de alegría. Por tanto, a cantaré
[zamar] gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te
alabaré [yadah] para siempre”.
(Salmos 30:11-12)

La danza es el resultado de un corazón lleno con el gozo del


Señor por un favor obtenido. Como seres humanos imperfectos y
pecadores, lo único que merecemos es la muerte y el infierno. En
tanto que la misericordia del Señor aleja de nosotros lo que si
merecemos, la gracia de Dios nos da lo que no merecemos. La
salvación es una más que suficiente razón para danzar de gozo y
de gra tud ante el Señor. Si a dicha experiencia permi mos que
Dios le añada la del bau smo con el Espíritu Santo, el bau smo en
las aguas de Su Nombre, el don de la intercesión del Espíritu, la luz
del entendimiento de Su Palabra, el pan de sustento de Su Nombre
y la revelación de Su soberanía en todas las cosas, nuestro cuerpo
mortal sen rá que explota en mil pedazos alabando a Dios y
danzando de gozo y de gra tud.

“Alégrese Israel en su hacedor; los hijos de Sión se gocen


en su rey, alaben su nombre con danza [machowl]; con
pandero y arpa a él canten”.
(Salmos 149:2-3)

Danzar también es un mandato que el Señor nos da. Si hemos


hecho al Señor Jesucristo ser efec vamente el Rey Soberano de
todo en nuestra vida, Él entonces nos manda a danzar a la gloria
de Su maravilloso nombre. Danzar en círculos es algo que
podemos hacer de manera individual, pero danzar alrededor de
una sala es algo que involucra a toda la hermandad. ¡Qué
maravilloso es cuando toda una congregación se toma de las
manos y danza alrededor del salón, teniendo al Señor Jesucristo
como centro de su rueda de unidad! Cuántos males se evitarían en
las iglesias si este fuera el caso.

En I Reyes 4:31 encontramos a un hombre llamado Mahol


[machowl o danzar en círculos]. Este hombre engendró a tres
hijos notables por su gran sabiduría, aunque sobrepasados por
Salomón: Hemán, Calcol y Darda.

Hemán significa fiel (firme, seguro, estable, sincero); Calcol


significa sustentar (mantener, hacer provisión, alimentar) y Darda
significa perla de conocimiento.

Porque “toda la Escritura es inspirada por Dios y ú l…” (II


Timoteo 3:16-17), podemos aprender de lo anterior que
disponernos y danzar machowl para Dios, trae grande fruto a
nuestra vida. Este hombre Mahol, produjo suficiente sabiduría
para saber serle fiel al Señor en todo momento y hasta el final.
Produjo suficiente entendimiento y prudencia para saber guardar
la Palabra de Dios en su corazón, haciendo así provisión para su
alma y espíritu. Mahol obtuvo suficientes perlas de conocimiento
empírico o vivencial para asegurarse su entrada a la Nueva Ciudad,
cuyas doce puertas son perlas. Tal es la experiencia de aquel que
ene una relación viva de amor hacia Dios a través del Señor
Jesucristo, cuyo corazón está lleno de gra tud y de expresiones
exuberantes de gozo.

4) Mechowlah

La palabra hebrea mechowlah significa una compañía de


danzas. Es la forma femenina de la palabra machowl.

“Y María la profe sa, hermana de Aarón, tomó un


pandero en su mano y todas las mujeres salieron en pos de
ella con panderos y danzas [mechowlah] ”.
(Éxodo 15:20)

En esta historia intervinieron únicamente las mujeres. Con


María la hermana de Aarón y de Moisés como líder, cientos de
miles de mujeres de todas las edades celebraron con danza el
tremendo milagro que acababan de presenciar: Luego que Moisés
levantó su vara en alto, Dios el Señor con Su aliento helado
congeló las aguas del Mar Rojo. La historia judía dice que Dios
abrió doce sendas por en medio del mar, una para cada una de las
doce tribus de Israel. Salmos 77 parece confirmar esto.

“En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas


aguas, y tus pisadas no fueron conocidas”.
(Salmos 77:19)

Éxodo 15 afirma que las aguas se congelaron:

“Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; se


juntaron las corrientes como en un montón; los abismos se
cuajaron [la palabra hebrea qapha significa endurecerse
como el agua congelada] en medio del mar”.
(Éxodo 15:8)

Cuando sus perseguidores los egipcios se encontraban por en


medio del mar, el Señor sopló Su aliento caliente y descongeló las
aguas sobre ellos e hizo que perecieran para siempre. La Biblia
enseña claramente cómo de la boca de Dios procede tanto aliento
frío como aliento caliente.

“Tronó en los cielos Jehová, y el Al simo dio su voz,


granizo [aliento frío] y carbones ardientes [aliento caliente].
Envió sus saetas, y los dispersó; lanzó relámpagos, y los
destruyó. Entonces aparecieron los abismos de las aguas, y
quedaron al descubierto los cimientos del mundo, a tu
reprensión, oh Jehová, por el soplo del aliento de tu nariz”.
(Salmos 18:13-15)

¡Qué grandes milagros hizo el Señor aquel día para el pueblo


de Israel! Pero así como Jesús prome ó para nosotros obras
mayores después de Su resurrección (Juan 14:12), nosotros hemos
visto a Dios por medio de Jesucristo, rescatarnos de la esclavitud y
la muerte espiritual y moral. Cuando somos bau zados en las
aguas de Su nombre, Él, de manera espiritual, abre el Mar Rojo
para nosotros, para que los egipcios de nuestra carne y del pecado
queden allí sepultados y nosotros salgamos del otro lado a
novedad de vida. ¿Cómo no danzar de gozo por lo que Él hace por
nosotros?

La Biblia claramente le llama a la vara que Moisés tenía en su


mano, la vara de Dios.

“Entonces Moisés tomó a su mujer y sus hijos, y los puso


sobre un asno, y volvió a erra de Egipto. Tomó también
Moisés la vara de Dios en su mano”.
(Éxodo 4:20)

“Y tú alza tu vara, y ex ende tu mano sobre el mar, y


divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en
seco”.
(Éxodo 14:16)

Cuando Moisés se paró delante del Mar Rojo y levantó la vara


de Dios, Él abrió un camino donde antes no lo había, por en medio
del mar. El mar era el obstáculo que no los dejaba seguir hacia
adelante, pero cuando Dios intervino, ese mismo obstáculo se
convir ó en el camino hacia la victoria. El Señor, siendo el mismo
ayer, hoy y siempre, únicamente está esperando que nosotros
levantemos nuestras manos en alabanza y con ellas, la vara de Su
poderoso nombre. ¡Él se encargará de conver r nuestros
obstáculos en el camino hacia la victoria! Así como las mujeres de
Israel al otro lado del Mar Rojo, nosotros no podremos dejar de
danzar de asombro, de gra tud
y de gozo ante el poder, la misericordia y la fidelidad de Dios.
5) Karar

La palabra hebrea karar significa danzar dando vueltas,


remolinear.

“Y David danzaba [karar] con toda su fuerza delante de


Jehová; y estaba David ves do con un efod de lino. Así David
y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo
y sonido de trompeta. Cuando el arca de Jehová llegó a la
Ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde
una ventana, y vio al Rey David que saltaba y danzaba [karar]
delante de Jehová; y le menospreció en su corazón”.
(II Samuel 6:14-16)

El Rey David, además de saltar, brincar y danzar raqad, daba


vueltas remolineando karar. La acción de danzar delante de Dios,
nos hace ser uno con Su Nombre que está en con nuo
movimiento. Este movimiento se ilustra, por ejemplo, en la rueda
en medio de rueda que se encuentra en los cuatro lados del trono
de Dios que vio el profeta Ezequiel.

“Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una


rueda sobre la erra junto a los seres vivientes, a los cuatro
lados. El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al
crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza, su
apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda”.
(Ezequiel 1:15-16)

El Señor llenó toda Su creación con estos movimientos


circulares.

“Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar


de donde se levanta. El viento ra hacia el sur, y rodea al
norte; va girando de con nuo, y a sus giros vuelve el viento
de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al
lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de
nuevo”.
(Eclesiastés 1:5-7)

Todo lo anterior ayuda a explicar por qué muchas veces


cuando el Espíritu Santo se manifiesta en la vida del creyente, éste
no puede dejar de danzar dando vueltas, o remolineando.

Cuando ya bajo la dirección de Josué, el pueblo de Israel


atravesó el río Jordán y llegó a Gilgal, Dios les habló de la
necesidad de circuncidarse. La palabra Gilgal significa una rueda,
un torbellino, rodar o girar. La acción de circuncidar es siempre de
manera giratoria. En ocasiones, el Señor se presenta con Su
Nombre girando en círculos, porque Él viene a circuncidar una
nueva capa de dureza y de carnalidad en nuestro corazón. Esto,
por supuesto, no lo vemos con los ojos naturales, pero estas son
las ocasiones en que el Espíritu Santo en nosotros demuestra esta
realidad, y nos provoca a danzar dando vueltas.

“Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de


tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu
corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas”.
(Deuteronomio 30:6)

6) Chagag

La palabra hebrea chagag, significa moverse en círculos,


marchar en una procesión sacra, observar un fes val, estar alegre,
fiesta, celebrar, danzar, temblar.
La Biblia versión King James traduce esta palabra como danza
en I Samuel 30:16. En la Biblia Reina Valera, esta palabra aparece
traducida aquí como haciendo fiesta.

“Lo llevó, pues; y he aquí que estaban desparramados


sobre toda aquella erra, comiendo y bebiendo y haciendo
fiesta [chagag], por todo aquel gran bo n que habían tomado
de la erra de los filisteos y de la erra de Judá”.
(I Samuel 30:16)

Los de Amalec hicieron una incursión en el Neguev y en Siclag


y se llevaron cau vos a todos los que estaban allí, incluyendo a las
mujeres de David. Cuando David y sus hombres se levantaron para
pelear contra ellos, los encontraron danzando de júbilo por el gran
bo n que habían tomado.
No es de extrañar, entonces, que nosotros dancemos de gozo
cuando el Señor ob ene nuevas victorias espirituales en nosotros
contra nuestro adversario el diablo, o contra nuestro propio
“hombre fuerte”, el viejo insensato que se sienta en el trono del
corazón y nos reparte el bo n.

“Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en


paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que
él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y
reparte el bo n”.
(Lucas 11:21-22)

“Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de


Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a
mi pueblo a celebrarme fiesta [chagag] en el desierto”.
(Éxodo 5:1)
Si aún nos encontramos esclavizados por el Egipto de este
mundo, viviendo para servirlo y para agradarlo, nos sera imposible
hacerle fiesta al Señor y danzar con libertad delante de Él. Una de
las grandes razones por las que muchos cris anos desprecian las
demostraciones del Espíritu, tales como la danza, es porque ellos
aún no han salido de su Egipto personal y aún se aferran a los
placeres de este mundo.

En el Nuevo Testamento se menciona muy poco la danza.


Algunas personas, al no saber, excusan su falta de disposición para
alabar el nombre del Señor con danza, diciendo que ésta
pertenecía únicamente a la dispensación del An guo Testamento.
No olvidemos que el Señor nos manda amarlo con todo nuestro
corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas y con
toda nuestra mente y esto no está sujeto a ningún po de
dispensación.

“Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para


probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida
eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con
toda tu mente; y a tu prójimo como a mismo. Y le dijo: Bien
has respondido; haz esto, y vivirás”.
(Lucas 10:25-28)

Este hombre estaba come endo el mismo error que muchos


cris anos cometen: En vez de ser un hacedor de la ley moral de
Dios, él era un intérprete, abogado o juez de la ley. En otras
palabras, en vez de leerla con la intención de ser enseñado,
redargüido, corregido e instruido en jus cia (II Timoteo 3:16-17),
él la leía con la intención de juzgar su contenido y decidir qué le
parecía y qué no, con qué estaba de acuerdo y con qué no, o qué
cosas consideraba que se aplicaban a él y qué cosas no. Es por esto
que Jesús le respondió, en otras palabras: “Pon por obra la ley
moral de Dios haciendo lo que ésta te pide, en vez de ser
únicamente juez y oidor olvidadizo de la misma y la vida que viene
al prac car la Verdad, te llenará a del amor, la luz y la vida que
provienen de Su nombre”.

El Señor nos manda amarlo con todo nuestro corazón. Esta es


la capacidad lebab (en hebreo) que Dios nos ha dado para amar. A
causa del pecado, nuestro corazón lebab se corrompió y se dividió
en mil pedazos. La capacidad que Dios nos dio para amarlo única y
exclusivamente a Él, la hemos u lizado para amar un sin número
de otras cosas, las cuales se han conver do en amores extraños.
Cuando el Señor Jesucristo llega a nuestro corazón, Él lo limpia con
Su sangre; luego da inicio al proceso de exponer y arrancar todos
los amores extraños que se encuentran allí y de unificar nuestro
corazón dividido para que nuevamente se lo demos en
exclusividad al Señor.

“Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu


verdad; afirma [yahad: unir o unificar] mi corazón [lebab]
para que tema tu nombre. Te alabaré, oh Jehová Dios mío,
con todo mi corazón, y glorificaré tu nombre para siempre”.
(Salmos 86:11-12)

El Señor nos manda amarlo con toda nuestra alma. Esta es la


capacidad nefesh (en hebreo) que Dios nos ha dado para elegir.
Dios dio al hombre esta capacidad para que el hombre eligiera
bendecir Su Nombre y obedecerle. Pero a causa del pecado, esta
capacidad se pervir ó de tal manera que el hombre la ha u lizado
para elegir cualquier otra cosa antes que a Dios. Cuando el Señor
Jesucristo llega al corazón, Él comienza a conver r nuestra alma
nefesh hasta volverla nuevamente al punto de par da; esto es,
amar a Dios con toda nuestra capacidad para elegir, eligiendo
bendecirlo en todo momento y en todo lugar.

“Bendice, alma [nefesh] mía, a Jehová, y bendiga todo mi


ser su santo nombre”.
(Salmos 103:1)

El Señor nos manda amarlo con todas nuestras fuerzas. Esta es


la capacidad meod (en hebreo) que Dios nos ha dado para
expresar. La palabra meod, significa vehementemente, totalmente,
rápidamente, diligencia, fuerza, violencia, extremadamente,
extraordinariamente, abundantemente. ¿Cómo podemos amar al
Señor nuestro Dios con todas nuestras fuerzas, si no le expresamos
nuestro amor de manera diligente, extraordinaria, abundante y
extrema? Ciertamente, para el observador de lejos, nuestras
expresiones clamorosas de alabanza le parecen extremas.
¡Precisamente! ¡Estamos dándole a Dios todas nuestras fuerzas
meod, o toda nuestra capacidad para expresarnos! A causa del
pecado, esta capacidad se corrompió en el hombre a tal grado que
hoy, nadie se ofende cuando nos mostramos extremadamente
expresivos en una fiesta o en algún evento depor vo, pero todo
mundo se ofende si somos expresivos cuando se trata de Dios. El
Señor Jesucristo también viene para conver r esta capacidad en
nosotros y hacerla dar un giro de ciento ochenta grados, para que
se la devolvamos a su dueño original.

“Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera [meod]


alabado en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo”.
(Salmos 48:1)
El Señor Jesucristo, por supuesto, en los días de Su humanidad
no era extraño a expresarse a Dios con todas Sus fuerzas. En una
ocasión, ¡Él saltó de excesivo gozo!

“En aquella misma hora, Jesús se regocijó en el Espíritu, y


dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la erra,
porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y
las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó”.
(Lucas 10:21)

La palabra regocijó significa saltar de excesivo gozo, tanto en


idioma griego como en hebreo.

El Señor Jesucristo también cantaba junto a Sus discípulos.

“Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte


de los Olivos”.
(Mateo 26:30)

Ya mencionamos que se trataba de un himno halel, en hebreo.


Probablemente se trató de Salmos 136, llamado el gran halel, o de
los Salmos 113-14 y 115-118, los cuales se solían cantar antes y
después de la celebración de la pascua. De cualquier manera, y si
recordamos el significado de la palabra halal, ¡el Señor Jesucristo
también sabía hacer un espectáculo, alabando a Su Padre!.

El Señor Jesucristo también danzará chiyl de gozo en el milenio,


cuando Él restaure a Israel y esté reinando en persona en medio
de ella.

“Jehová está en medio de , poderoso, él salvará; se


gozará sobre con alegría,callará de amor, se regocijará
[chiyl] sobre con cán cos [rinah, gritos de gozo]”.
(Sofonías 3:17)

El Señor nos manda amarlo con toda nuestra mente. Esta es la


capacidad madá (en hebreo) que Dios nos dio para reconocer la
Verdad. Cuando somos fieles en darle a Dios nuestra capacidad
para amar, para elegir y para expresar, Él será fiel en iluminar
nuestra mente madá, para que podamos reconocer la Verdad. Por
esto es tan importante que cuando nos congregamos como
cris anos, primero alabemos al Señor con todo nuestro ser y,
después, recibamos la Palabra de Dios. La alabanza abrirá y
preparará nuestra mente para recibir la Verdad de Su Palabra. Y
reconoceremos la Verdad, y la Verdad nos libertará de la oscuridad
de la ignorancia y del error.

“Reconoced [yadá o madá] que Jehová es Dios; Él nos


hizo y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y
ovejas de su prado”.
(Salmos 100:3)

El pecado pervir ó de tal manera esta capacidad en el hombre,


que éste es incapaz de reconocer la Verdad, pero es plenamente
capaz de abrazar cualquier error que se cruce en su camino. El
Señor Jesucristo llega al corazón del creyente para conver r
también su mente madá.

d. Grito y Ruido

Dios también nos manda alabarlo con gritos de júbilo y


con todo po de ruido gozoso. Dios mismo es muy ruidoso:
“¡Su voz es como estruendo de muchas aguas”. (Apocalipsis
1:15)!

Existen dos palabras hebreas que se traducen como grito.


1) Teruwah

La palabra hebrea teruwah, significa clamor o proclamación de


gozo o grito de batalla; estruendo o retumbo con nuo de
trompetas; alarma, gozo, júbilo, ruido recio, regocijo, grito, sonido
de gozo, grito de batalla.

Esta palabra viene de la palabra ruwa, que significa herir o


par r los oídos con sonido; grito, sonar alarma, clamor, destruir,
hacer ruido jubiloso, triunfo.

“Y cuando toquen prolongadamente el cuerno del


carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo
gritará [ruwa] a gran voz [teruwah], y el muro de la ciudad
caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia
delante.

Entonces el pueblo gritó [ruwa], y los sacerdotes tocaron


las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el
sonido de la bocina, gritó [ruwa] con gran vocerío [teruwah] y
el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada
uno derecho hacia delante, y la tomaron”.
(Josué 6:5,20)

Dios mismo les reveló a Josué y al pueblo de Israel la estrategia


que debían seguir para conquistar la ciudad cananea de Jericó, la
primicia de todas sus conquistas en erra de Canaán. Ciertamente,
el Señor no estaba estableciendo un patrón, porque nunca más se
conquistó ninguna otra ciudad de la misma manera; pero Él sí
estaba estableciendo un principio espiritual: El grito teruwah ene
poder para derribar fortalezas espirituales.
El grito no es otra cosa más que aliento, pero cuando Dios une
el aliento del Espíritu Santo a nuestro grito teruwah, los muros
comienzan a ser derribados. El aliento consagrado al Señor,
empapado con la Palabra de Verdad y ungido con el poder del
Espíritu Santo es tan poderoso que, por ejemplo, el Señor
Jesucristo destruirá al dragón, a la bes a, al falso profeta y a todos
sus ejércitos, con la espada (la Verdad) que sale de Su boca, o con
Su aliento.

“De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a
las naciones, y él las regirá con vara de hierro, y él pisa el
lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y
los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca
del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las
carnes de ellos”.
(Apocalipsis 19:15,21)

La Palabra de Dios hablada es aliento; la oración es aliento;


cantar alabanzas a Dios es aliento; gritos de alarma, de batalla, de
clamor o de triunfo son aliento. Cuando dirigimos a Dios nuestro
aliento y en especial nuestros gritos de aclamación, ¡Dios se
levanta a nuestro favor! Analicemos el Salmo 47:

“Pueblos todos, ba d las manos; aclamad [ruwa] a Dios


con voz de júbilo [rinah, o ranán]. Porque Jehová el Al simo
es temible; rey grande sobre toda la erra. Él someterá a los
pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de
nuestros pies. Él nos elegirá nuestras heredades; la
hermosura de Jacob, al cual amó”.
(Salmos 47:1-4)
Dios, por medio de Su Palabra, nos pide aclamarlo (ruwa) con
gritos jubilosos de clamor y de triunfo. Nuestros gritos de clamor o
de alabanza hacen que Dios se levante, someta a nuestros
enemigos y se establezca como Rey en nuestra mente, corazón y
voluntad.

“Subió [alah: levantarse, o hacer que se levante] Dios con


júbilo [teruwah], Jehová con sonido de trompeta [shophar].
Cantad [zamar] a Dios, cantad [zamar]; cantad [zamar] a
nuestro Rey, cantad [zamar]; porque Dios es el Rey de toda la
erra, cantad [zamar] con inteligencia”.
(Salmos 47:5-7)

El sonido de la trompeta shophar también hace que Dios se


levante y derrote a nuestros enemigos. No necesitamos ser
trompe stas para experimentar la victoria. ¡Tenemos nuestra voz!.
Todas las ofrendas del An guo Testamento son una sombra, po o
figura del sacrificio del Señor Jesucristo y de Su preciosa sangre.
Para consagrar a los sacerdotes, se requería de la sangre de dos
carneros que se ofrecían uno, para holocausto y el otro, para la
consagración (Éxodo capítulo 29 y Leví co capítulo 8). Como ya
hemos explicado anteriormente, es de dichas ofrendas que los
israelitas obtenían los cuernos para hacerse de trompetas shophar.
Esto para nosotros significa que, si estamos echando mano de la
sangre de Jesucristo consagrándonos a Él de manera con nua,
confesando y arrepin éndonos por nuestras faltas, el shophar o
los cuernos o el poder de Su sacrificio, está en nuestras manos y
en nuestro aliento. ¡Un grito nuestro de aclamación a Dios será
equivalente a sonar el shophar para que Dios se levante y venga en
nuestra ayuda!
Este mismo principio se aplica a las trompetas de plata hazozra
que se mencionan en Números 10:1-10.

“Y cuando saliereis a la guerra en vuestra erra contra el


enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas
[hazozra]; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y
seréis salvos de vuestros enemigos”.
(Números 10:10)

La plata representa redención. Toda persona redimida por


medio de la sangre del Señor y que camina y vive debajo de la
sangre expiatoria de Jesucristo, ene una trompeta o un cuerno
shophar y una trompeta de plata hazozra en su voz, en su aliento.
Todo lo que debemos hacer cuando se levanter nuestro enemigo
el diablo, o cuando se levanten los enemigos internos de nuestra
carne tales como la desesperación, la depresión, el enojo, la
lujuria, es levantar la voz, clamar a Dios con gritos teruwah, y ¡Dios
se acordará de nosotros y nos salvará de nuestros enemigos!

“Invocaré [cará: gritar, llamar por nombre] a Jehová,


quien es digno de ser alabado [halal], y seré salvo de mis
enemigos”.
(Salmos 18:3)

Hacer ruido o aclamar con gritos de júbilo no era nada extraño


para el pueblo de Israel. En empos de Esdras y cuando se
cumplieron los setenta años de cau verio profe zados por
Jeremías, el pueblo de Israel volvió a Jerusalén para reconstruir su
ciudad y su templo, que habían sido destruidos por los caldeos.
Cuando apenas se colocaban los cimientos de lo que sería la casa
de Jehová, ellos se emocionaron a tal grado que gritaron y
lloraron.
“Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los
cimientos, pusieron a los sacerdotes ves dos de sus ropas, y
con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para
que alabasen [halal] a Jehová, según la ordenanza de David
rey de Israel. Y cantaban, alabando [halal] y dando gracias
[yadah] a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque
para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo
aclamaba [ruwa] con gran júbilo [teruwah], alabando [halal] a
Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.
Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de
casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera,
viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz,
mientras muchos otros daban grandes gritos [teruwah] de
alegría. Y no podía dis nguir el pueblo el clamor de los gritos
de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba [ruwa] el
pueblo con gran júbilo [teruwah], y se oía el ruido hasta de
lejos”.
(Esdras 3:10-13)

El cimiento de nuestro templo espiritual es la sangre del Señor


Jesucristo, y este fue echado el día de nuestra salvación. ¿Qué más
necesitamos para gritar gritos teruwah de aclamación jubilosa al
Señor? Nuestro cimiento espiritual se complete cuando somos
bau zados con el Espíritu Santo y fuego y cuando somos
bau zados en las aguas del Señor Jesucristo.

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino


conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de
Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo
mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va
creciendo para ser templo santo en el Señor; en quien
también sois juntamente edificados para morada de Dios en
el Espíritu”.
(Efesios 2:19-22)

2) Ranan

La palabra hebrea ranan significa crujir o emi r un sonido


estridente, gritar (usualmente de alegría), regocijo, júbilo, cantar,
alabar.

Esta palabra en español se ha traducido como júbilo.

“Pero alégrense todos los que en con an; den voces de


júbilo [ranan] para siempre, porque tú los defiendes; en se
regocijen los que aman tu nombre”.
(Salmos 5:11)

“Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo


[ranan] todos vosotros los rectos de corazón”.
(Salmos 32:11)

También se ha traducido como canten.

“Canten [ranan] y alégrense los que están a favor de mi


justa causa, y digan siempre: sea exaltado Jehová, que ama la
paz de su siervo”.
(Salmos 35:27)

¡Nuestro Dios es Dios grande y Su nombre debe ser alabado y


bendecido en grande!

“Venid, aclamemos [ranan] alegremente a Jehová;


cantemos [ruwa] con júbilo a la roca de nuestra salvación.
Lleguemos ante su presencia con alabanza [towdah];
aclamémosle [ruwa] con cán cos. Porque Jehová es Dios
grande, y Rey grande sobre todos los dioses”.
(Salmos 95:1-3)

Son tres las palabras hebreas que también significan ruido:

1) Teruwah

Esta palabra también significa grito y por lo general, en español


se ha traducido como júbilo.

“Cantadle cán co nuevo, hacedlo bien, tañendo con júbilo


[teruwah] ”.
(Salmos 33:3)

En la versión King James de la Biblia en inglés, este pasaje se


lee: “tañendo con un ruido recio”. Siempre que lo hagamos bien,
con un corazón sincero y jubiloso, lleno del Espíritu Santo y de
amor por el nombre del Señor Jesucristo. ¡Él se complace cuando
nuestra alabanza es ruidosa!

Igualmente, la raíz de teruwah, la palabra hebrea ruwa,


también se traduce como ruido en la versión King James de la
Biblia en inglés.

“Venid, aclamemos [ranan] alegremente a Jehová;


cantemos con júbilo [ruwa] a la roca de nuestra salvación.
Lleguemos ante su presencia con alabanza [towdah];
aclamémosle [ruwa] con cán cos. Porque Jehová es Dios
grande, y Rey grande sobre todos los dioses”.
(Salmos 95:1-3)
Tanto cantar con júbilo y aclamar, significa en realidad, hacer
un ruido recio de júbilo y par r los oídos con sonido. La razón por
la que Dios quiere de nosotros una alabanza grande, ¡es porque Él
es Rey grande y Dios grande! Su alabanza debe reflejar Su gloria y
grandeza. ¡Jamás olvidemos que Su loor debe ser en la misma
proporción que Su nombre!

“Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los


fines de la erra…”.
(Salmos 48:10)

“Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; y su


grandeza es inescrutable”.
(Salmos 145:3)

La palabra grande (gadol) significa recio, rico, alto, excelente,


fuerte, grandioso, maravilloso; y la palabra suprema (maod)
significa vehemencia, abundancia, for simo, grandemente y
sumamente; también significa violencia. No nos toca a nosotros
medir la alabanza que vamos a darle a Dios; Dios mismo nos pide
la clase e intensidad de alabanza que Él desea y merece.

2) Qowl o Qol

La palabra hebrea qowl, significa llamar en voz alta, voz o


sonido, cantar, gritar, gemir, clamar, ruido, proclamación, trueno,
voz. Entre otros más, en los siguientes versos la palabra hebrea
qowl, aunque traducida de dis ntas maneras al español, aparece
como ruido en la Biblia King James:

“Cuando los filisteos oyeron la voz [qol] de júbilo


[teruwah], dijeron: ¿Qué voz [qol] de gran júbilo [teruwah
gadol] es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron
que el arca de Jehová había sido traída al campamento”.
(I Samuel 4:6)

La presencia del Arca de Jehová, o de Su soberanía y de Su gran


misericordia, saca de nuestro corazón y de nuestros labios un grito
o ruido de gran júbilo. Lamentablemente, en el momento histórico
en que se ubica este versículo, el pueblo de Israel se encontraba
tan alejado de Dios que el Arca era para ellos, en realidad, nada
más que un amuleto. Ellos, en dicha ocasión, no solo perdieron la
batalla sino que también perdieron el Arca.

Muchas cosas en Dios producen un gran ruido qol:

Las aguas con las que Dios nos juzga, que provienen de las
profundidades de Su nombre, producen ruido.

“Un abismo llama a otro a la voz [qol] de tus cascadas;


todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí”.
(Salmos 42:7)

Los cuatro seres vivientes que conforman el carro – Trono de


Dios, producen un ruido estruendoso. Así es que don de Dios está,
¡hay ruido! El ruido de Dios es como ruido de muchas aguas,
debido a las abundantes aguas, ríos, fuentes, corrientes, aguaceros
de la Verdad que proceden de Él y que producen vida. Para un
creyente que se encuentra nadando en las muchas aguas de la
Palabra de Dios, es imposible no bendecir y alabar a Dios con
ruidosas explosiones de júbilo y de gra tud. Las muchas aguas de
la Verdad presente en la mente y en el corazón de la persona
harán ruido.
“Y oí el sonido [qol] de sus alas cuando andaban, como
sonido [qol] de muchas aguas, como la voz [qol] del
Omnipotente, como ruido [qol] de muchedumbre, como el
ruido [qol] de un ejército. Cuando se paraban, juntaban sus
alas”.
(Ezequiel 1:24)

“Oí también el sonido [qol] de las alas de los seres


vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido [qol]
de las ruedas delante de ellos, y el sonido [qol] de gran
estruendo”.
(Ezequiel 3:13)

“Y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del


oriente; y su sonido [qol] era como el sonido [qol] de muchas
aguas, y la erra resplandecía a causa de su gloria”.
(Ezequiel 43:2)

3) Patsach

La palabra hebrea patsach significa prorrumpir o reventar en


sonido gozoso, levantar la voz.

“Cantad alegres [ruwa] a Jehová, toda la erra; levantad


la voz [patsach], y aplaudid y cantad salmos. Cantad salmos a
Jehová con arpa; con arpa y voz de cán co, aclamad con
trompetas y sonidos de bocina, delante del rey Jehová”.
(Salmos 98:4-6)

Esta palabra también se traduce como cantar alabanzas.

“Toda la erra está en reposo y en paz; se cantaron


[patsach] alabanzas. Aún los cipreses se regocijaron a causa
de , y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú
pereciste, no ha subido cortador contra nosotros”.
(Isaías 14:7-8)

En esta reveladora porción del libro de Isaías, el rey de


Babilonia obviamente pifica al rey espiritual que estaba sobre
Babilonia, al diablo. Cuando éste sea aprisionado por mil años
(Apocalipsis 20:1-3) y cuando Dios haya limpiado esta erra de
pecado con Su fuego purificador (II Pedro 3:10), la erra entera
explotará patsach en ruidosas alabanzas: El Príncipe de Paz estará
reinando entonces y todo abuso que se comi a contra la erra,
habrá cesado. Nosotros como creyentes, no tenemos que esperar
hasta entonces para celebrar la paz que sobrepasa todo
entendimiento y que nos ha llegado por medio de Jesucristo.

“Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; gritad


con júbilo, profundidades de la erra; prorrumpid [patsach],
montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está;
porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será glorificado”.
(Isaías 44:23)

Toda la erra también prorrumpirá patsach en ruidosas


alabanzas cuando Jesucristo, el Mesías, restaure a Israel en el
futuro. Con razón el apóstol Pablo nos dice:

“Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo,


¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? ”.
(Romanos 11:15)

“Porque con alegría saldréis, y con paz series vueltos; los


montes y los collados levantarán [patsach] canción delante de
vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de
aplauso”.
(Isaías 55:12)

Como creyentes en Cristo y como primicias Suyas, no podemos


quedarnos atrás al resto de la creación de Dios. Si ya hemos tenido
una experiencia personal de salvación con Jesucristo, ¡Explotemos
nosotros también en jubilosas alabanzas!. Si los árboles lo van a
hacer, Dios no espera menos de nosotros. Seamos ruidosos y
expresemos así por fuera lo que en Jesucristo llevamos por dentro.

Es fácil darnos cuenta, que no sólo no ene nada de malo ser


ruidosos delante de Dios, ¡sino que Dios espera que lo seamos!.
Esto, como ya dijimos, es simplemente manifestar externamente
aquello que llevamos por dentro. E insis mos, este po de
manifestaciones externas no ocurrirán si antes no ha habido una
obra interna.

Ya hemos mencionado el hecho que en el cielo mismo hay


mucho ruido:

“Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas,


y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de
arpistas que tocaban sus arpas”.
(Apocalipsis 14:2)

Estos son los ciento cuarenta y cuatro mil que estarán en el


Monte de Sion espiritual con Dios y el Cordero, para siempre. Fue
siguiendo al Cordero aquí en la erra, que ellos alcanzaron
semejante nivel de unión con Dios, lo cual los hace cantar un
cán co nuevo que ningún otro puede aprender,
por no haber tenido las mismas experiencias que ellos.
Es aquí en la erra en donde aprendemos a conocer y a
caminar con Dios por medio de Jesucristo y a hacernos del tesoro
de la Verdad de Su Palabra. Lo que alcancemos y hagamos nuestro
aquí en la erra, va a determinar lo que seremos y tendremos por
toda la eternidad. Son muchas las personas que esperan llegar allá
arriba con las manos vacías, creyendo que Dios se las va a llenar.
¡Cuán equivocadas están!. Si llegamos allá con las manos vacías
seremos eternamente pequeños, en tanto que si llegamos con las
manos llenas, seremos eternamente grandes.

“De manera que quebrante uno de estos mandamientos


muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño
será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los
haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los
cielos”.
(Mateo 5:19)

Es aquí y ahora, que debemos aprender a alabar a Dios. Si


bendecimos Su Nombre cada día, lo estaremos bendiciendo
eternamente.

“Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente


y para siempre”.
(Salmos 145:2)

Cada día se refiere a esta dimensión en que las cosas se


expanden dentro de un empo y espacio determinados;
eternamente se refiere a una dimensión completamente diferente,
perfecta, en que las cosas se expanden de manera infinita, afuera
de cualquier límite de empo y de espacio. En estas palabras se
puede percibir el anhelo del Rey David de ser trasladado a una
dimensión en la que podrá expresar su amor por Dios de manera
perfecta e ilimitada. ¡Tal era el amor del rey por su Señor!

Recordemos que en el libro de Apocalipsis, a par r del capítulo


cuatro, Juan vio “las cosas que sucederán después”. (Apocalipsis
1:19, 4:1) Él vio aquello que estaremos haciendo eternamente y
para siempre y nos vio alabando y sirviendo al Señor para siempre.
VI
Salmos, Himnos y Cán cos Espirituales
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros
con salmos, con himnos y cán cos espirituales, cantando y
alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre
gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo”.
(Efesios 5:18-20)

“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,


enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría,
cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con
salmos e himnos y cán cos espirituales. Y todo lo que hacéis,
sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.
(Colosenses 3:16-17)

Para ser hacedores de lo que en estos versículos se nos pide,


debemos aprender a hacer dos cosas. La primera de ellas, es que
debemos aprender a enseñarnos y a exhortarnos a nosotros
mismos, cantando en nuestros corazones (cantándonos a nosotros
mismos) con salmos, con himnos y con cán cos espirituales. Para
ello, la Palabra de Cristo debe morar en abundancia en nosotros.
Estudiar en el idioma hebreo este texto del libro de Colosenses,
nos arroja mucha luz:

a. Ciertamente la Verdad de Su salvación debe habitar en


nosotros de manera permanente, pero la palabra a la que
aquí se refiere, para la cual debemos ser un tabernáculo
viviente, es la palabra de Su soberanía y gobierno, la palabra
del Señor, Amo, Dueño y Esposo Adon (o Adonai); la realidad
de que Él es quien manda y a nosotros nos corresponde vivir
rendidos a Él, quien es nuestra cabeza.

b. El lugar en donde debe residir permanentemente Su


Palabra es en nuestra mente qereb. La palabra hebrea quereb
significa la parte más cercana, el centro, las entrañas, lo más
ín mo, la mente, el corazón. Esta palabra se menciona en el
Salmo 103:1, traducida como todo mi ser:

“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser


[quereb] su santo nombre”.
(Salmos 103:1)

Quereb se refiere a la capacidad que Dios nos dio para


bendecir Su nombre, capacidad que dentro del hombre fue
tomada cau va por la serpiente, en el jardín del Edén. La
presencia de la Palabra de Dios en nuestra mente quereb es lo
que la convierte y san fica, de modo que podamos bendecir
al Señor en todo empo. Es allí y en el corazón, donde Dios
escribe Su ley moral en nosotros, por medio de Jesucristo y
de Su Espíritu Santo.

Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel


después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su
mente [quereb], y la escribiré en su corazón [leb]; y yo seré
para ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
(Jeremías 31:33)
c. La parte de nosotros mismos a la que debemos
enseñarle y exhortar, es nuestra propia mente nefesh. La
palabra hebrea nefesh se traduce como persona, ser, vida,
voluntad, aliento, alma, cuerpo, mente. Es en nuestra mente
nefesh que el Señor puso la capacidad que tenemos para
elegir. Cuando nuestra mente nefesh está bajo el control de
nuestra mente carnal, las elecciones que haremos serán las
equivocadas, contrarias a la Verdad y traerán consecuencias
desastrosas a nuestra vida. Pero cuando la Palabra de Cristo
mora en abundancia en nosotros, nuestra mente nefesh
estará sujeta a la Verdad y hará las elecciones correctas,
conforme a la voluntad y al plan maestro del Señor. Es a su
alma o mente nefesh que David estaba hablándole en Salmos
103: Bendice alma [nefesh] mía a Jehová.

Mantengamos siempre un canto en el corazón. Bendigamos


siempre y demos gracias a Dios por todo, porque Él es el Señor,
Amo, Dueño y Soberano de nuestra vida y Él gobierna sobre todas
las cosas que pasan, tanto las cosas placenteras como las
dolorosas. Instruyámonos a nosotros mismos cantando la Verdad
de quién es Él. Dios es siempre bueno, justo, santo y sabio, por lo
tanto, todo lo que Él hace es siempre bueno, justo, santo y sabio,
aunque en ocasiones tenga que doler. El canto en el corazón y la
gra tud hacia Dios, son las señales más grandes de una legí ma
llenura del Espíritu Santo en la vida del creyente.

La segunda cosa que debemos aprender a hacer, es hablar a


los demás con salmos, himnos y cán cos espirituales llenos con la
luz y el amor de la Verdad y llenos del tes monio de nuestra
propia experiencia con Dios.

1. Salmos
Del griego Psalmós: Pieza fija de música, esto es oda sagrada
(acompañada con la voz, arpa u otro instrumento). Viene de la
palabra griega psállo, que significa rasgar o tocar; esto es, tocar un
instrumento de cuerdas (celebrar la adoración divina con música y
odas de acompañamiento).

En la Palabra de Dios encontramos una recopilación de 150


Salmos escritos por diversos autores y en diferentes épocas: David
escribió 73 Salmos; Asaf escribió doce (Salmo 50 y Salmos 73-83);
Jedutún escribió tres (Salmos 39, 62 y 77); los hijos de Coré
escribieron once (Salmo 42, del 44 al 49, 84-85, 87-88); un salmo
fue escrito por Moisés (Salmo 90). El resto de Salmos son de
autores anónimos.

Además de los pasajes ya citados, la Biblia nos manda a alabar


a Dios con Salmos en los siguientes pasajes:

“Cantad a Él, cantadle salmos; hablad de todas sus


maravillas”.
(I Crónicas 16:9)

“Cantad a Dios, catad salmos a su nombre; exaltad al que


cabalga sobre los cielos. JAH es su nombre; alegraos delante
de Él”.
(I Crónicas 68:4)

“Cantad alegres a Jehová, toda la erra; levantad la voz, y


aplaudid, y cantad salmos. Cantad salmos a Jehová con arpa;
con arpa y voz de cán co. Aclamad con trompetas y sonidos
de bocina, delante del rey Jehová”.
(Salmos 98:4-6)
“Cantadle, cantadle salmos; hablad de todas sus
maravillas”.
(Salmos 105:2)

“Alabad a JAH, porque É les bueno; cantad salmos a su


nombre, porque É les benigno”.
(Salmos 135:3)

“Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas


magníficas; sea sabido esto por toda la erra”.
(Isaías 12:5)
La palabra hebrea traducida como salmos, es la palabra
mizmor, que indica un poema al que se la ha puesto música. Esta
palabra viene de la palabra zamar, la cual hemos discu do en el
capítulo anterior.

Los salmos son parte de toda la Escritura y nos son de u lidad


en términos generales (II Timoteo 3:16-17). Pero uno de los
valores más grandes que encontramos, es que a través de ellos,
sus autores han dejado plasmadas las experiencias vivas, tanto las
placenteras como las dolorosas, que han tenido a lo largo de su
jornada caminando con Dios.

David, por ejemplo, escribió un buen número de sus salmos


(probablemente la mayoría de ellos) durante el período en que el
Rey Saúl lo persiguió. También tenemos un salmo escrito cuando
su propio hijo, Absalón lo persiguió. Él expresa con abierta
franqueza el dolor y la angus a que sin ó en los momentos más
di ciles, pero también nos deja ver de qué manera clamó al Señor
Jehová por ayuda, cuán profunda fue su confianza en Él, de qué
manera lo libró el Señor y cómo llegó a encontrar a Dios en medio
de la oscuridad más grande y del valle más profundo. Luego
encontramos cantos de alabanza celebrando lo que el Señor es,
algo que fue descubierto por experiencia propia.

Veamos los tulos de los siguientes salmos, que se escribieron


en medio de situaciones par culares:

Salmos 3 Cuando huía de Absalón su hijo.

Salmos 7 Sigaión de David, que cantó a Jehová acerca de las


palabras de Cus hijo de Benjamín.

Salmos 8, 81, 84 Sobre Gi t (arpa que David trajo de Gat,


ciudad filistea).

Salmos 18 Salmo de David, siervo de Jehová, el cual dirigió a


Jehová las palabras de este cán co
el día que le libró Jehová de mano de todos sus enemigos, y de
mano de Saúl.

Salmos 34 Cuando mudó su semblante delante de Abimelec (el


rey filisteo Achis), y él lo echó, y se fue.

Salmos 51 Cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él el


profeta Natán.

Salmos 52 Cuando vino Doeg edomita y dio cuenta a Saúl


diciéndole: David ha venido a casa de Ahimelec.

Salmos 54 Cuando vinieron los zifeos.

Salmos 56 Cuando los filisteos le prendieron en Gat.

Salmos 57 Cuando huyó delante de Saúl a la cueva.


Salmos 59 Cuando envió Saúl, y vigilaron la casa para matarlo.

Salmos 60 Cuando tuvo guerra contra Aram-Naharim y contra


Aram de Soba, y volvió Joab, y destrozó a doce mil de Edom en el
valle de la Sal.

Salmos 63 Cuando estaba en el desierto de Judá.

Salmos 142 Oración que hizo cuando estaba en la cueva.

También encontramos salmos en los que su autor describe la


experiencia espiritual que estaba viviendo, algunas veces de
triunfo y victoria y otras veces sumido en alguno de tantos
abismos espirituales. Todo esto nos lo ha dejado el Señor
registrado en Su Palabra para que aprendamos por las
experiencias de otros, la clase de experiencias espirituales que
vamos a tener nosotros también, si es que vamos efec vamente
de camino hacia el monte de Sion espiritual. Por la experiencia de
todos estos salmistas, quienes forman parte de la gran nube de
tes gos de la que estamos rodeados (Hebreos 12:1), podemos
tener consuelo y la firme confianza que Dios siempre va a librar al
justo que clame a Él.

Ciertamente comenzamos a poner por obra el mandamiento


de cantarle salmos al Señor, cuando cantamos los ciento cincuenta
salmos que tenemos en la Palabra de Dios. Pero nuestra
experiencia apenas debe comenzar allí. Debe llegar el día en que le
cantemos al Señor de nuestro corazón, por las experiencias
personales que Él nos habrá permi do vivir y por la manera como
hayamos visto la salvación de Dios por medio de Jesucristo.
Cantarle salmos al Señor es darle gracias en todo y por cada cosa
que hayamos vivido en carne propia, porque habremos podido ver
Su mano dirigiendo y gobernándolo todo.

Es imposible que podamos iden ficarnos con las palabras de


Moisés, de Asaf, de Hemán, de los hijos de Coré o de David,
cuando no hemos vivido de manera personal, lo que ellos
expresan en sus salmos. Sin embargo, si hemos tenido nuestro
propio encuentro y nuestras propias experiencias con Dios,
tendremos la capacidad y la manera de expresarnos con salmos en
todo aquello que hayamos experimentado.

Llegará el día en el que por haber recorrido el mismo camino


espiritual, por haber crecido en la estatura spiritual de Jesucristo,
haber experimentado todos los montes y valles, todas las batallas
y las victorias que los autores de los salmos experimentaron;
podremos iden ficarnos de manera complete con sus palabras,
porque entenderemos por experiencia propia, de lo que hablan
ellos en los Salmos.

Cada nuevo paso espiritual que damos en el proceso de crecer


en la estatura espiritual de Jesucristo, nos pone en un plano o en
una dimensión espiritual nueva. Con cada paso adquirimos una
experiencia nueva, peleamos una batalla nueva, obtenemos una
victoria nueva y adquirimos un canto nuevo.

Por ejemplo, cuando recibimos el bau smo con el Espíritu


Santo y fuego, somos inmediatamente trasladados a un plano
superior, al plano inicial de la sangre o de la salvación. Este nuevo
recurso espiritual nos hará tener una experiencia nueva, nos dará
un nuevo entendimiento de cosas que antes no comprendíamos,
nos dará una nueva capacidad y pondrá un canto de gra tud en
nuestro corazón y en nuestros labios.
Así nos sucederá cuando alcancemos las demás experiencias
espirituales que el Señor tenga para nosotros, hasta que
lleguemos al final del camino o a la meta de ser hechos uno con
Jesucristo.

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino


que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui
también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no
pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago:
olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome
a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
(Filipenses 3:12-14)

Cantemos los 150 Salmos que el Señor nos ha dejado en Su


Palabra, pero aprendamos a cantarle a Él también de nuestro
propio corazón. Entonces nuestros salmos alcanzarán nuevas
alturas, ya que será mucho más que repe r simplemente las
palabras de alguien más.

2. Himnos
Del griego Humnos: Himno u oda (composición métrica)
específicamente religiosa o sagrada; un canto que alaba a los
dioses, los héroes o los conquistadores.

Los himnos enen una naturaleza muy especial, majestuosa y


solemne. Por su métrica y por la manera como éstos expresan la
Verdad, cuando exaltamos el Nombre de Dios con ellos, los himnos
hacen que nuestra alma y nuestro espíritu se remonten hacia la
majestad de Dios y que sean llenos con Su gloria. Los himnos están
llenos de sustancia spiritual y expresan y celebran la Verdad de
una manera muy clara, explícita y autoritaria.

Luego de celebrar la pascua y antes de dirigirse al huerto de


Getsemaní, Jesús y Sus discípulos cantaron un himno. La palabra
hebrea es tehillah, que se discu ó con anterioridad.

“Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte


de los Olivos”.
(Mateo 26:30)

Los primeros cantos o himnos cris anos deben haber sido muy
similares a los cantos interpretados en las sinagogas judías. Estos
cantos deben haber sido interpretados a capella, predominando el
texto sobre la melodía. El canto fue siempre tan importante en la
liturgia de la iglesia, que en el siglo IV, Agus n de Hipona dijo, el
que canta bien, ora dos veces. En el siglo VI, el papa Gregorio
Magno hizo una recopilación de la música cris ana desde sus
orígenes, llegándose a conocer más adelante dicha recopilación
como los cantos gregorianos.

En el año 313 D.C., el emperador Constan no hizo publico su


edicto de tolerancia religiosa, lo cual, entre otras cosas, provocó
lamentablemente que el cris anismo entrara en sincre smo con
todo po de creencias paganas. Esto sumió a la iglesia en una
etapa oscura que duró hasta el Siglo XVI, la época medieval o el
oscuran smo. En esta época, los monasteries eran los únicos
poseedores de la Biblia y del conocimiento en general, mientras
que el resto del mundo vivió en la oscuridad de la ignorancia.

La falta de luz de la Verdad y el gran poder polí co y


económico que llegó a tener la iglesia, la llevaron a corromperse.
La iglesia puso sus obras por encima de su relación de amor con
Dios por medio de Jesucristo y, así como le sucedió a la iglesia en
Éfeso, el Señor quitó su candelero de su lugar.

“Pero tengo contra , que has dejado tu primer amor.


Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y
haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a , y
quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres
arrepen do”.
(Apocalipsis 2:4-5)

La iglesia estaba urgida de una reforma profunda. Siempre


hubo voces que conservaban y proclamaban la Verdad, pero éstas
eran apagadas cada vez por la vía de la tortura y del mar rio. En el
Siglo XVI, el Señor levantó a un monje alemán, Mar n Lutero,
quien nunca tuvo la intención de comenzar un movimiento nuevo,
sino de arreglar o de reformar lo que necesitaba reformarse. Ante
la imposibilidad de que esto se diera, siendo el momento histórico-
social el propicio y además porque esta fue la voluntad de Dios, a
través de Lutero quedó fundado lo que llegó a ser el
protestan smo. El cris anismo cobró vida nuevamente al quedar
restaurada la verdad de la salvación por gracia, por medio de la fe
en Jesucristo. Y cuando la vida llegó, con ella llegó la música y el
canto.

Lutero era un gran músico y cuando la reforma comenzó, él se


propuso restaurar la adoración en la iglesia alemana. Él trabajó
con músicos hábiles para crear una nueva música vernácula para
los cris anos y así, habiendo escrito varios himnos, ayudó a revivir
el canto congregacional. En cierta ocasión él escribió: Después de
la Palabra de Dios, el arte noble de la música es el mayor tesoro en
el mundo. Ésta controla nuestros pensamientos, mentes, corazones
y espíritus. Una persona que no considera la música como una
maravillosa creación de Dios, no merece ser llamada un ser
humano; no se le debiera permi r escuchar otra cosa más que el
rebuzno de los asnos y el gruñido de los cerdos.

En el año de 1529, Lutero escribió el conocido himno Cas llo


fuerte es nuestro Dios (Ein’ feste Burg ist unser Go ), basado en el
Salmo 46. Este himno es una exclamación explícita y poderosa,
tanto de las batallas que pelea el creyente como de la victoria que
encuentra en Cristo. Cas llo fuerte es nuestro Dios fue tan
revolucionario como la reforma misma que se estaba llevando a
cabo, tanto que los enemigos de Lutero dijeron que su música era
tan peligrosa como su predicación. A con nuación la letra,
traducida al castellano por J.B. Cabrera:

Cas llo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo.


Con su poder nos librará en todo trance agudo.
Con furia y con afán acósanos Satán:
Por armas deja ver astucia y gran poder; cual él no hay en la
erra.

Nuestro valor es nada aquí, con él todo es perdido;


Más con nosotros luchará de Dios el escogido.
Es nuestro Rey Jesús, el que venció en la cruz,
Señor y Salvador, y siendo él solo Dios, él triunfa en la batalla.

Y si demonios mil están prontos a devorarnos,


no temeremos, porque Dios sabrá cómo ampararnos.
¡Que muestre su vigor Satán, y su furor!
Dañarnos no podrá, pues condenado es ya por la Palabra
Santa.
Esa palabra del Señor, que el mundo no apetece,
Por el Espíritu de Dios muy firme permanece.
Nos pueden despojar de bienes, nombre, hogar,
El cuerpo destruir, más siempre ha de exis r de Dios el reino
eterno.

Más adelante, Juan Calvino, responsable del Salterio de


Ginebra, impulsó el canto congregacional de los Salmos,
metrificándolos y publicándolos en 1542. Himnos suyos como
¡Salve, Jesús, Mi Eterno Redentor!, escrito en 1545, aún se cantan.

Posteriormente en la historia nos encontramos con personas


de la calidad de John Bunyan (1628-1688) autor de El progreso del
Peregrino, quien escribió himnos como Quien quiera fuerte
mostrarse.

A través de John y Charles Wesley, a mediados del Siglo XVIII,


Dios restauró la verdad de la san dad. Himnos escritos por Charles
Wesley como Gloria demos al Salvador (1739), Tu santo nombre
alabaré y ¡Oh amor que excede a todos!, refle jan esta verdad.
Ellos fueron llamados metodistas a manera de burla, debido a la
vida disciplinada que llevaban. Desde entonces, el movimiento y
denominación que fundaron se ha conocido por ese nombre.

A.B. Simpson fue usado por Dios para restaurar la verdad de la


sanidad divina, en la segunda mitad del Siglo XIX. Himnos suyos
como ¿Qué harás tú con Cristo? y Hoy, ayer y por los siglos dejan
al descubierto su corazón y su experiencia personal con Jesús.
Fundador de la Alianza Misionera Cris ana, él conducía campañas
de sanidad divina en donde el poder de Dios se manifestaba
grandemente.
En nuestra generación hemos contado con compositors como
William y Gloria Gaither, autores de himnos tan conocidos como El
Rey ya viene y Porque Él vive.

Pedro habla de una verdad presente:

“Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas,


aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad
presente”.
(II Pedro 1:12)

La verdad presente en empos de Lutero y Calvino era la de la


salvación por gracia; la verdad presente en la época de Bunyan era
ésta, sumada a la verdad restaurada del bau smo en agua, para lo
cual el Señor usó a los bau stas del siglo XVI. La verdad presente
en la época de Wesley eran todas éstas, sumadas a la verdad
restaurada de la vida de san dad; la verdad presente en la época
de A.B. Simpson eran todas éstas, sumadas a la verdad restaurada
de la sanidad divina.

La verdad presente a par r de los inicios del Siglo XX ha sido


todo esto, sumado a la verdad restaurada y al movimiento del
Espíritu Santo. El movimiento carismá co (de los dones del
Espíritu Santo) empezó en varios lugares de manera simultánea:
en Gales, Inglaterra; en Canadá y en el oeste de los Estados
Unidos. Uno de los derramamientos del Espíritu más conocido fue
el que ocurrió en la calle Azuza de Los Ángeles, California en 1906.
Es de allí de donde se extendió el movimiento pentecostés.

Los himnos del pasado son maravillosos y valiosos y expresan


la Verdad presente del autor y de la época. Si nosotros vamos
hacia adelante y hacia arriba, camino a la perfección en Jesucristo,
entonces cada día aprenderemos y experimentaremos algo nuevo,
lo cual se conver rá en nuestra verdad presente. El Señor quiere
que de nuestro corazón salgan himnos que reflejen nuestra verdad
presente, nacidos de una experiencia viva con Él.

3. Cán cos Espirituales


En griego, Oide Pneuma kos, cán co (cualquier po de palabra
cantada) no carnal, espiritual.

La palabra griega Pneuma kos es la misma que se usa para


describir lo siguiente:

Bienes espirituales Romanos 15:27


Alimento espiritual I Corin os 10:3
Bebida espiritual I Corin os 10:4
Roca espiritual I Corin os 10:4
Dones espirituales I Corin os 12:1
Bendición espiritual I Corin os 15:4
Cantos espirituales Efesios 1:3
Sabiduría e inteligencia espiritual Colosenses 1:9

“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino


el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que
Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con
palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que
enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”.
(I Corin os 2:12-13)

“Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados


como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo”.
(I Pedro 2:5)

El cán co espiritual es un sacrificio espiritual. Así como Dios


inspira palabras profé cas, de ciencia o sabiduría, Dios también
inspira cán cos. Estos cán cos son absolutamente nuevos,
inspirados en el momento, vienen de Dios al hombre para que el
hombre se los dé de vuelta a Dios. Con ello, Dios pone en nuestras
manos algo completamente nuevo para que se lo ofrendemos.

Dios mismo se expresa con cán cos:

“Jehová está en medio de , poderoso, el salvará; se


gozará sobre con alegría, callará de amor, se regocijará
sobre con cán cos”.
(Sofonías 3:17)

Los cán cos espirituales pueden expresar varias cosas, pero


todos ellos además de ser inspirados por Dios de manera
espontánea, van dirigidos a Dios y sirven de tes monio a los
hombres.

“Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cán co a


Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha
magnificado grandemente; ha echado en el mar al caballo y al
jinete”.
(Éxodo 15:1)

El cán co que cantó Moisés al otro lado del mar Rojo fue uno
de victoria. Nunca antes nadie había cantado semejante cosa
puesto que nunca antes nadie había experimentado lo que Israel
experimentó en aquel día. Cuando Moisés levantó la vara de Dios
sobre el mar, Dios sopló con su aliento frío humilde sobre las
aguas, y las congeló y par ó para que el pueblo de Israel pasara en
seco por en medio del mar. Luego que Israel hubo pasado al otro
lado, el Señor sopló Su aliento caliente exaltado, descongelando
las aguas sobre los egipcios, quienes perecieron para siempre en el
mar. El hecho que el aliento de Dios es tanto frío como caliente, lo
ates gua Salmos 18:

“Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron;


granizo y carbones ardientes. Tronó en los cielos Jehová, y el
Al simo dio su voz; granizo [aliento helado] y carbones de
fuego [aliento caliente]. Envió sus saetas, y los dispersó; lanzó
relámpagos, y los destruyó. Entonces aparecieron los abismos
de las aguas, y quedaron al descubierto los cimientos del
mundo, a tu reprensión, oh Jehová, por el soplo del aliento de
tu nariz”.
(Salmos 18:12-15)

Este cán co se manifestó acompañado de panderos y danzas y


de un responsorial que María dirigió.

“Y María la profe sa, hermana de Aarón, tomó un


pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de
ella con panderos y danzas. Y María les respondía: Cantad a
Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado
en el mar al caballo y al jinete”.
(Éxodo 15:20-21)

Débora y Barac, quienes fueron el cuarto y el quinto juez sobre


Israel, derrotaron a Sísara, el capitán del ejército del rey de
Canaán. También el rey cananeo Jabín fue destruido. En aquel día,
ellos cantaron un canto de victoria, a través del cual ates guaron
cómo peleó Dios por ellos desde los cielos.

“Despierta, despierta, Débora; despierta, despierta,


entona cán co. Levántate, Barac, y lleva tus cau vos, hijo de
Abinoam… Desde los cielos pelearon las estrellas; desde sus
órbitas pelearon contra Sísara”.
(Jueces 5:12,20)

David cantó un canto de liberación tras haber sido librado de


los filisteos y de Saúl, quien lleno de celos y de envidia y al borde
de la locura, lo persiguió por muchos años:

“Habló David a Jehová las palabras de este cán co, el día


que Jehová le había librado de la mano de todos sus
enemigos, y de la mano de Saúl. Dijo: Jehová es mi roca y mi
fortaleza, y mi libertador”.
(II Samuel 22:1-2)

Este canto más tarde se conver ría en el Salmo 18. Los salmos
empezaron siendo cán cos espirituales, cán cos nuevos de lo cual
habla David directamente en los siguientes:

“Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y


decacordio. Cantadle cán co nuevo; hacedlo bien, tañendo
con júbilo”.
(Salmos 33:2-3)

“Puso luego en mi boca cán co nuevo, alabanza a nuestro


Dios. Verán esto muchos y temerán, y confiarán en Jehová”.
(Salmos 40:3)
“Cantad a Jehová cán co nuevo; cantad a Jehová toda la
erra”.
(Salmos 96:1)

“Cantad a Jehová cán co nuevo, porque ha hecho


maravillas; su diestra lo ha salvado, y su santo brazo”.
(Salmos 98:1)

“Oh Dios, a cantaré cán co nuevo; con salterio, con


decacordio cantaré a ”.
(Salmos 144:9)

“Cantad a Jehová cán co nuevo; su alabanza sea en la


congregación de los santos”.
(Salmos 149:1)

David establece el cantarle un cán co nuevo al Señor, como


una ordenanza. Las razones son las siguientes:

“Porque grande es Jehová; y digno de suprema alabanza;


temible sobre todos los dioses”.
(Salmos 96:4)

“Porque Jehová ene contentamiento en su pueblo;


hermoseará a los humildes con la salvación”.
(Salmos 149:4)

El cán co que le cantemos a Dios estará ín mamente


relacionado con las experiencias que tengamos con Él. De hecho,
los cán cos de victoria vendrán luego de que hayamos
experimentado algún po de liberación de la angus a.
“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclino a mí, y oyó
mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del
lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis
pasos. Puso luego en mi boca cán co nuevo, alabanza a
nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en
Jehová”.
(Salmos 40:1-3)

Dios muchas veces nos va a llevar a un desierto espiritual, o al


valle de sombra de muerte, para que allí encontremos nuestra
canción, o un cán co nuevo. El propósito de Dios es que
aprendamos a cantar o a bendecir Su maravilloso nombre, a pesar
de nuestras circunstancias. Después de todo, no es a las
circunstancias o a nuestro estado de ánimo a quien le estaremos
cantando, sino a Aquél quien es la causa de todas las cosas y quien
ha prome do nunca dejarnos ni desampararnos.

“Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto y


hablaré a su corazón. Y le daré sus viñas desde allí, y el Valle
de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los
empos de su juventud, y como en el día de su subida de la
erra de Egipto”.
(Oseas 2:14-15)

Acor es el valle de la dificultad o la aflicción. Este es el lugar en


donde el Señor nos libera de nuestra codicia, de nuestro adulterio
espiritual y de nuestro necio orgullo de independencia. Acán y su
familia fueron conducidos al valle de Acor para ser apedreados,
después que Israel conquistó
la ciudad de Jericó y luego de ser vergonzosamente derrotados
por los habitantes de Hai. Acán erró al haber tomado un manto
babilónico, doscientos ciclos de plata y un lingote de oro, y Josué
erró en no haber buscado a Dios, sino en haber confiado en sí
mismo (Josué capítulo 7). Es allí en donde encontramos nuestra
canción, tras haber sido librados.

En empos del Rey Acaz y gracias a su infidelidad, Judá se


encontraba en un desierto espiritual. Luego subió Ezequías al
trono, quien amó a Dios y buscó hacer Su voluntad. Él se dio,
primero, a la tarea de hacer volver el corazón de los levitas, de los
sacerdotes y de los príncipes al Señor. Los levitas y sacerdotes se
san ficaron y limpiaron la casa de Jehová que estaba olvidada y
descuidada, pusieron sacrificios sobre el altar y comenzaron a
bendecir al Señor con instrumentos de música. El fuego del Señor
entonces cayó sobre los holocaustos y el cán co de Jehová fue
restaurado.

“Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los


sacerdotes con trompetas. Entonces mandó Ezequías
sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el
holocausto, comenzó también el cán co de Jehová, con las
trompetas y los instrumentos de David rey de Israel. Y toda la
mul tud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros
sonaban las trompetas; todo esto duró hasta consumirse el
holocausto”.
(II Crónicas 29:26-28)

Los desiertos espirituales nos hacen limpiar nuestro propio


templo personal (nuestra mente, voluntad y corazón) de
inmundicia y hacer una nueva entrega al Señor. Cuando Él nos ve
conver dos en un sacrificio vivo, entonces, Él envía un fuego
renovado de Su Espíritu Santo a nuestra vida y pone en nuestros
labios un nuevo canto de gra tud.
Le cantamos, entonces, a Dios por lo que Él ha hecho por
nosotros. Sin embargo, cuando nuestro conocimiento y
experiencia con Dios crecen, entonces le cantaremos por las cosas
que Él hace en términos generales. Al seguir creciendo en nuestra
experiencia personal con el Señor, podremos entonces llegar a
cantarle sencillamente por lo que Él es, haga o deje de hacer.

El nivel más alto de canto es el Cantar de los Cantareso el canto


de amor: Es el canto que cantamos al Señor sencillamente porque
le amamos. Este es el canto de la amada a su Amado; es el canto
que el Amado, el Esposo Celes al, el Señor Jesucristo quiere que le
lleguen a cantar aquellos creyentes que llegaron a tener una unión
matrimonial con Él, al unir por completo su voluntad a la Suya.

“Conforme a tu Nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los


fines de la erra; de jus cia está llena tu diestra”.
(Salmos 48:10)

Nuevamente, según cuán alto y profundo sea o no nuestro


conocimiento de Su nombre, así será la alabanza o el loor que le
demos al Señor. Es cuánto le conocemos lo que determina el nivel
de canto que vamos a cantarle al Señor. Si Su nombre es muy
pequeño para nosotros, entonces Su alabanza será muy pequeña
en nosotros. La alabanza que le demos a Dios delatará nuestro
nivel espiritual y cuánto realmente le conocemos.

En los cielos también se cantan cán cos nuevos:

“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes


y los vein cuatro ancianos se postraron delante del Cordero;
todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son
las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cán co,
diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;
porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido
para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has
hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos
sobre la erra”.
(Apocalipsis 5.8-10)

“Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas,


y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de
arpistas que tocaban arpas. Y cantaban un cán co nuevo
delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de
los ancianos; y nadie podía aprender el cán co sino aquellos
ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre
los de la erra”.
(Apocalipsis 14:2-3)

Quienes no hayan tenido las experiencias que tuvieron los


vein cuatro ancianos, los cuatro seres vivientes y los ciento
cuarenta y cuatro mil, no podrán cantar este cán co Nuevo por
toda la eternidad. Es un hecho que los ciento cuarenta y cuatro mil
habrán tenido experiencias que aún los vein cuatro ancianos y los
cuatro seres vivientes no tuvieron.

Juan, en el libro de Apocalipsis, nos describe lo que vio cuando


vio hacia el futuro. ¡Él nos vio a nosotros cantando cán cos
nuevos! Si lo vamos a hacer allá, aprendamos a hacerlo aquí y
ahora. Alguien dijo alguna vez que en el cielo no iba a haber lugar
para ensayar.

En el cielo vemos también a un grupo de personas cantando el


cán co de Moisés y el cán co del Cordero.
“Y cantan el cán co de Moisés siervo de Dios; y el cán co
del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus
caminos, Rey de los Santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y
glorificará tu Nombre? Pues sólo tú eres santo; por lo cual
todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios
se han manifestado”.
(Apocalipsis 15:3-4)

El cán co de Moisés se cantó miles de años atrás, cuando


entonces fue un canto nuevo e inspirado de manera espontánea.
¿Cómo, pues, lo estarán cantando en el futuro en el cielo? Los
cán cos enen su origen en Dios quien los inspira y van de vuelta
a Dios, a quien se los cantamos. Así como nuestras oraciones
quedan guardadas en copas de oro (Apocalipsis 5:8) y nuestras
lágrimas quedan guardadas en Su redoma y escritas en Su libro
(Salmos 56:8), así nuestros cán cos quedan registrados en la
eternidad.

Existen varias eternidades o ruedas que salieron de Dios, que


Él puso en movimiento desde el principio. Una de ellas se
denomina Ad en el idioma hebreo. Ad significa término, duración,
perpetuidad, eternidad. Esta palabra también significa tes go,
tes monio, grabador. Cada vez que tes ficamos acerca de la
Verdad, ya sea hablándola o cantándola, queda un registro de ello
en los cielos. Job mencionó esta eternidad cuando dijo:

“Mas he aquí que en los cielos está mi tes go [Ad], y mi


tes monio en las alturas”.
(Job 16:19)
“¡Quién diese que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién
diese que se escribiesen en un libro; que con cincel de hierro
y con plomo fuesen esculpidas en piedra para siempre [Ad]!
Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el
polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de
ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no
otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mi”.
(Job 19:23-27)

De tal manera quedó hecho un registro en la eternidad Ad de


la Verdad que esporádicamente habló Job en medio de treinta
capítulos de quejas, de acusaciones contra Dios y de auto
jus ficaciones. ¡Que Dios dijo que Job había hablado lo recto de
Él!

“Y aconteció que después que habló Jehová estas


palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se
encendió contra y tus dos compañeros; porque no habéis
hablado de mi lo recto, como mi siervo Job”.
(Job 42:7)

En el libro de Apocalipsis, leemos lo siguiente:

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de


la palabra del tes monio [Ud o Ad] de ellos, y menospreciaron sus
vidas hasta la muerte”.
(Apocalipsis 12:11)

Cada vez que tes ficamos, hablando o cantando la Verdad, a


nuestro nuevo tes monio se une todo el tes monio que ha
quedado grabado de nuestras experiencias pasadas. ¡Mientras
más hablamos y cantamos la Verdad, más se va incrementando
nuestra cuenta bancaria eterna! El hecho de cantar el cán co de
Moisés y el cán co del Cordero también demuestra que las
experiencias de otros, en este caso las de Moisés y las de nuestro
Señor Jesucristo mismo, se unirán a nuestra cuenta personal y a
nuestra confesión de la Verdad, cada vez que la hablemos y
cantemos ¡Cuando hablamos y cantamos la Verdad, nos volvemos
uno con el Señor Jesucristo y Sus victorias pasan a ser las
nuestras!.

Mel Tari en su libro Como un Viento Recio, describe tremendas


manifestaciones espirituales que sucedieron al derramamiento del
Espíritu Santo en Indonesia en el año 1965. Entre ellas, él cuenta
como Dios usó a los niños. En una occasion les dijo que cantaran y
luego callaran, que ellos volve rían a escuchar sus voces como si
una grabadora invisible las hubiera registrado. Y ocurrió: Al
terminar de cantar, ellos volvieron a escuchar sus propias voces y
esta vez no eran ellos los que estaban cantando.

¡Qué experiencia la que tendremos al llegar al cielo y escuchar


allí, como en una grabación, todos aquellos cán cos que un día
cantamos en medio de gran tribulación o a causa de grandes
victorias, cán cos que Dios nos inspiró alguna vez en la erra!.

En cierta ocasión, una persona conocida del autor estaba en


gran tribulación y angus a. En su congregación unos días atrás, el
Señor había inspirado a alguien más de manera espontánea un
cán co nuevo, que decía:

Yo soy Jehová que te saca de la erra de Egipto,


yo soy Jehová que te libera hoy.
Póstrate delante de mí,
alaba mi nombre,
reconóceme en tus caminos
porque yo soy tu Dios.

Una noche, ella no podía dormir acosada por aquello que la


afligía. De repente en su habitación, al lado de su esposo quien
dormía, empezó a escuchar audiblemente una voz masculina que
cantaba este mismo cán co. ¡Era un ángel enviado por Dios, con el
registro del canto que había quedado grabado en los cielos! La
liberación que ésta persona tanto había buscado, llegó finalmente
a su vida. ¡Gloria a Dios!.

“Tú eres mi refugio; me guardarás de la angus a; con


cán cos de liberación me rodearás”.
(Salmos 32:7)

Cuando Jesús dijo que el Padre buscaba personas que le


adoraran en Espíritu y en Verdad, Él lo dijo en el contexto de Su
conversación con la mujer samaritana.

“Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado


del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame
de beber”.
(Juan 4:6-7)

Fue tal el impacto que Jesús tuvo en esta mujer, que ella dejó
su cántaro y se fue a su ciudad a contar a todos lo que Jesús le
había dicho. ¡Ella nunca le dio a Jesús agua para beber! Pero fue
aquí que Jesús dijo:

“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos


adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
también el Padre tales adoradores busca que le adoren”.
(Juan 4:23)

Así como el Señor nos ha llamado a nosotros a servirle una


mesa de alabanza, de adoración, de oración, de gra tud, de la cual
Él quiere alimentarse, así también Él nos ha llamado a darle de
beber, adorándolo en Espíritu y en Verdad. Primero, Él cenará con
nosotros en la mesa que nosotros le hayamos servido a Él; luego
nos llevará a sentarnos a Su mesa a comer de lo que Él nos habrá
servido a nosotros. Igualmente, primero Él se saciará de nuestra
adoración para entonces darnos a nosotros a beber del agua
eterna que saciará nuestra sed para siempre.

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi


voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él
conmigo”.
(Apocalipsis 3:20)

“Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta


agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo
le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré
será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.
(Juan 4:13-14)

Cuando Elías se encontró con la viuda de Sarepta de Sidón, él


tenía sed. Además de pedirle agua, le pidió un pan hecho con
aceite (que simboliza al Espíritu Santo) y con harina (que simboliza
la Palabra de Dios).

“Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan


cocido; solamente un puñado de harina tengo en la naja, y
un poco de aceite en la vasija: y ahora recogía dos leños para
entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo
comamos, y nos dejemos morir. Elías le dijo: no tengas temor;
ve y haz como has dicho; pero hazme a mi primero de ello
una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y
después harás para y para tu hijo. Porque Jehová Dios de
Israel ha dicho así: La harina de la naja no escaseará, ni el
aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga
llover sobre la faz de la erra. Entonces ella fue e hizo como
le dijo Elías; y comió él, y ella y su casa, muchos días. Y la
harina de la naja no escaseó, ni el aceite de la vasija
menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por
Elías”.
(I Reyes 17:12-16)

Démosle a Dios nuestra adoración, nuestro cán co, aunque a


nuestro parecer éste se vea pequeño, simple e insignificante. Al
cumplir nosotros con nuestra parte, la de darle a Él primero lo que
es Suyo, Él cumplirá con Su parte, mul plicando todo aquello que
le demos. Él entonces nos dará más y ahora tendremos más aún
para darle. Así nos veremos involucrados en un ciclo interminable,
en el que nosotros le daremos al Señor, Él nos lo dará de vuelta
mul plicado y nosotros tendremos aún más para darle
nuevamente.

Es muy importante comprender el hecho de que somos


nosotros, no el Señor, quienes iniciamos y echamos a andar este
ciclo. La inicia va debe ser nuestra. ¡Adoremos al Señor con
cán co nuevo!

La Biblia nos habla del cán co a Jehová que cantaron los


israelitas en empos del Rey Ezequías.
“Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocaust en el
altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el
cán co de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de
David rey de Israel. Y toda la mul tud adoraba, y los cantores
cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas; todo
esto duró hasta consumirse el holocausto”.
(II Crónicas 29:27-28)

Esta fue una ocasión feliz, en la que el Rey Ezequías consiguió


hacer volver el corazón de la nación de Israel a Dios. Luego de
hablar al corazón de los sacerdotes, de los levitas y de los príncipes
del pueblo, todos a una se propusieron limpiar y restaurar el
santuario de Dios, consagrarse nuevamente a Él y comenzar a
servirlo con holocaustos y ofrendas. Cuando el Señor vio las
ofrendas por el pecado, los holocaustos y las ofrendas de paces en
el altar, Él como en otras ocasiones, debe haber hecho descender
fuego de lo alto y, al encender el altar, encendió también el
corazón de los israelitas con un nuevo amor y gra tud hacia Él. El
cán co a Jehová surgió como consecuencia o efecto de este fuego
nuevo que acababa de encenderse en sus corazones. El fuego en el
altar se enciende a consecuencia de nuestro arrepen miento y
confesión sinceros y el cán co de alabanza se enciende a
consecuencia del fuego renovado que se ha encendido en nuestro
corazón.

“Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el


holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el
pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros”.
(Leví co 9:24)

Este cán co fue acompañado con trompetas hazozra, como las


trompetas de plata de los sacerdotes. Estas trompetas no eran
como lo son las actuales, en las que el flujo del aire y la longitud de
su recorrido pueden regularse para obtener las siete notas de la
escala musical que hoy u lizamos. Por el contrario, el sonido de
estas trompetas debe haber estado limitado a tres o cuatro notas
musicales, por ejemplo: Do, Mi, Sol. Esto nos da una idea de cómo
debe haber sido el sonido del cán co a Jehová.
VII.
Satanás y La Música

1. La Música
El sonido es algo que está presente en todos lados: la
naturaleza está llena de sonidos, los seres humanos y los animales
lo emiten; aun las plantas y las estrellas lo hacen.

Este sonido se vuelve música, cuando las notas de la escala


musical que lo conforman están organizadas de tal forma que
sa sfacen el sen do moral del hombre. La música, entonces, es el
arte de controlar u organizar los sonidos correctamente. Para
lograr esto, los músicos prefieren aferrarse no tanto a los
principios matemá cos que la rigen, sino al oído humano y a los
sen dos y percepción que les han sido dados por Dios.

El propósito doble de crear música es el de expresarse y


comunicarse. El ar sta, por medio de su música se expresa a sí
mismo, y a la vez expresa sus sen mientos, sus pensamientos e
ideas. También a través de su música, él es capaz de expresar los
sen mientos, los pensamientos y las ideas de alguien más, por lo
general de su fuente de inspiración. La música es la forma de arte
más efec va para la expresión y la comunicación, ya que su
impacto es directo.

El arte comienza cuando una persona, con el objeto de unir a


otro u otros a sí mismo, bajo uno y el mismo sen miento, expresa
ese sen miento a través de ciertas indicaciones externas.
A través del arte se establece, entonces, un vínculo entre el
autor y el receptor: El receptor recibirá los sen mientos que
movieron a quien los expresó y entonces, él mismo comenzará a
experimentar esos sen mientos.

Se ha dicho que el grado de excelencia en el arte está dado por


cuan infecciosa sea. Este grado de infección puede llegar a ser tan
peligroso, que puede obrar aun contra la voluntad del receptor.

Llega el punto en que el receptor se une tanto al ar sta a


través de la obra de arte, que llega a ser como si lo que ésta
expresa, fuere lo que el receptor había deseado expresar por
mucho empo. El receptor acabará iden ficándose ín mamente
no solamente con el ar sta, sino con todos aquellos cuyas mentes
también reciban esta obra de arte. Esta unión que también se
establece con otros, es la caracterís ca principal y la mayor fuerza
de atracción en el arte.

Esto ocurre con todo género ar s co; sin embargo, un ser


humano normalmente no está expuesto a la pintura, la escultura,
la danza y a otras formas de expresión ar s ca, tanto como a la
música. La música está en todos lados, por lo que es imposible
evitar que ejerza una influencia directa en nuestras vidas. Esta
influencia puede ser posi va o nega va, dependiendo si los
sen mientos del autor son posi vos o nega vos. Y estos
sen mientos únicamente pueden estar influenciados por las dos
únicas fuentes espirituales de inspiración que existen: Dios o
Satanás.

Ya hemos estudiado cómo Dios es un Dios de música y en ella


encuentra un ambiente adecuado para habitar y mani festarse. Si
nosotros producimos la música adecuada, ésta es inspirada por
Dios y dirigida hacia Dios. Él promete habitar en medio de
nosotros.

“Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de


Israel”.
(Salmos 22:3)

Es de conocimiento general, que no hay como la música para


crear un ambiente o una atmósfera determinada. Según el po de
música, así será el ambiente que se produzca. La música inspirada
por Dios y dirigida hacia Dios producirá un ambiente tan puro y
agradable, que los que la escuchen encontrarán paz y reposo.

Tenemos, por ejemplo, la música producida por los barrocos


contemporáneos Johann Sebas an Bach y George Frideric
Haendel. Bach en cierta ocasión dijo que si la música no va dirigida
a Dios, entonces ésta no sirve para nada. Haendel, por su parte
tes ficó que cuando escribía su famoso Aleluya, la parte
culminante de su conocido oratorio El Mesías, él sin ó que el cielo
se abría.

Por supuesto, aún se sigue produciendo música cuya


inspiración está en el cielo y que eleva nuestra mente y nuestro
espíritu hacia Dios. Nunca olvidemos el hecho que a través de la
música, se establece una ín ma unión entre su fuente de
inspiración o el autor y el que la escucha o el receptor.

La música, entonces, se vuelve peligrosa cuando su fuente de


inspiración no está en el cielo.

2. Satanás
Detrás de lo que produce paz, reposo, gozo, armonía y demás
atributos similares a éstos, encontraremos a Dios influenciando
aquello, de manera explícita o implícita, con Su naturaleza. ¿Podrá
acaso estar Dios detrás de aquello que provoca sen mientos tales
como la ansiedad, la desesperación, la rebeldía, deseos de destruir
o de dar rienda suelta a las pasiones de la carne?.

La Biblia nos explica en el primer capítulo del libro de


Romanos, que no hay quien pueda excusarse de no haber tenido la
oportunidad de saber que hay un único Dios verdadero.

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y


deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del
mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de
modo que no enen excusa”.
(Romanos 1:20)

También nos explica que si conociéndole a Él no le glorificamos


como Dios, si sabiendo que Él es el Creador de todas las cosas, no
lo reconocemos como tal, entonces Él nos entregará a una mente
reprobada.

“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los


entregó a una mente reprobada [no
aprobada], para hacer cosas que no convienen”.
(Romanos 1:28)

Había una criatura en el cielo que estaba muy cerca de Dios.


Hemos estudiado el hecho que en el cielo hay mucha música y
este ser estaba lleno de ella. Su nombre era Lucifer (o Lucero o
Luzbel, según la versión de la Biblia que elijamos consultar).
Este nombre viene de la palabra hebrea heylel que significa
lucero o estrella de la mañana. A su vez heylel viene de la palabra
hebrea halal, palabra con la que ya estamos familiarizados. Halal
significa alabanza y, de manera implícita, música.

A través de los profetas Ezequiel (en su capítulo 28) e Isaías (en


su capítulo 14), el Señor nos revela muchas cosas importantes
acerca de esta criatura. Aun cuando Ezequiel estaba hablando
acerca del rey de la ciudad de Tiro, es obvio que el príncipe
espiritual que gobernaba sobre esa ciudad era Lucifer mismo.

“En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra


preciosa era tu ves dura; cornerina, topacio, jaspe, crisólito,
berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los
primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados
para en el día de tu creación”.
(Ezequiel 28:13)

Cabe mencionar que las nueve piedras preciosas que


conformaban la ves dura espiritual de Lucifer, corresponden a
nueve de las doce piedras preciosas que se encontraban en el
pectoral que llevaba el sumo sacerdote sobre el efod (Éxodo
28:15-21). Estas piedras correspondían a las doce tribus de Israel,
las cuales acampaban alrededor del Tabernáculo de Moisés, tres al
oriente (el lado del estandarte con la insignia del león o el campo
de Judá, donde se encontraba la puerta y el altar de bronce), tres
al sur (el lado del estandarte con la insignia del hombre o el campo
de Rubén, donde se encontraba el candelero), tres al norte (el lado
del estandarte con la insignia del águila o el campo de Dan, donde
se encontraba la mesa con los doce panes de la proposición) y tres
al poniente (el lado del estandarte con la insignia del buey o el
campo de Efraín, donde se encontraban el arca del tes monio y el
propiciatorio).

Las tres piedras que Lucifer no tenía, son precisamente las que
corresponden al lado poniente. Es por esto que Lucifer caído,
Satanás, en ende, corrompe e imita el poder reinante y agresivo
del león, el poder del hombre para razonar y persuadir y el poder
del águila para elevar al hombre a aparentes alturas; pero él no
puede hacer nada con el poder del buey para ser un siervo manso,
para sujetarse a su amo y para ser un sacrificio vivo. ¡Satanás no
sabe nada de humildad, de mansedumbre y de sumisión! Éstas,
entonces, son las armas más poderosas con las que el creyente
cuenta para derrotar la orgullosa y engañosa naturaleza del
enemigo de nuestras almas.

Satanás entonces, con sus tamboriles y flautas que se


corrompieron juntamente con su persona a causa de su rebelión,
sabe corromper a los hombres por medio de la música, valiéndose
de las capacidades que él robó de Dios, manipulando con ellas a
sus ingenuas víc mas:

Como león, Satanás le ofrece a los hombres poder reinante y


agresivo, cuando su obje vo real es el de devorar su alma hasta la
muerte.

“Sed sobrios, y velad; porqué vuestro adversario el diablo,


como león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devorar”.
(I Pedro 5:8)

Como hombre, Satanás razona con los hombres buscando


llenar su mente y su voluntad de engaño y de men ra, con el
objeto de alejarlos de Dios y de llevarlos a blasfemar en contra
Suya y contra la Verdad, que es Jesucristo.

“Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza


como ángel [mensajero] de luz. Así que, no es extraño si
también sus ministros se disfrazan como ministros de jus cia;
cuyo fin será conforme a sus obras”.
(II Corin os 11:14-15)

Como águila, Satanás ofrece remontar a los hombres hasta


llevarlos a algún po de cima, a las alturas del orgullo, a sentarse
en alguna clase de trono, desde donde su caída acabará siendo
aún más estrepitosa.

“Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú


que habitas en cavernas de peñas, que enes la altura del
monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré
descender, dice Jehová”.
(Jeremías 49:16)

“La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras


en las hendiduras de las peñas, en tu al sima morada; que
dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a erra? Si te
remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres
tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová”.
(Abdías 3,4)

Siguiendo con nuestro estudio, a Lucifer originalmente se le


llamaba querubín grande, protector (Ezequiel 28:14). En la versión
King James de la Biblia, se lee: Querubín ungido que cubre. La
palabra hebrea para ungido es mimshach que significa expansión,
despliegue (con alas desplegadas). Esta palabra, a su vez, viene de
la palabra mashach que significa frotar con aceite, ungir, consagrar.
La palabra hebrea traducida como cubrir es sakak, que significa
entretejer como una pantalla, cercar o cubrir por encima. Esta es
la misma palabra que se usa en Éxodo 33:22, cuando Dios ocultó a
Moisés en la hendidura de la peña y lo cubrió (sakak) con su mano.

Lucifer, como querubín que era, formaba parte de la carroza-


trono de Dios. Veamos, por ejemplo, la siguiente escritura:

“Entonces la gloria de Jehová se elevó encima del umbral


de la casa, y se puso sobre los querubines. Y alzando los
querubines sus alas, se levantaron de la erra delante de mis
ojos”.
(Ezequiel 10:18-19)

Además, Lucifer fue especialmente ungido para cubrir las


piedras de fuego en el santo monte de Dios, el monte spiritual de
Sion.

“Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo


monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de
fuego te paseabas”.
(Ezequiel 28:14)

Él era perfecto en sabiduría, perfecto en hermosura y perfecto


en todos sus caminos, pero cuando se llenó de iniquidad, se
enalteció su corazón a causa de su hermosura y corrompió su
sabiduría.

“Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura,


corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor, yo te
arrojaré por erra, delante de los reyes te pondré para que
miren en ”.
(Ezequiel 28:17)

Lucifer se corrompió, y se convir ó en Satanás, en el diablo, en


la serpiente y en el dragón.

“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente an gua,


que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero”.
(Apocalipsis 12:9)

Dios no privó a Lucifer de sus facultades; él fue echado de los


cielos conservando su sabiduría y su esplendor, pero ahora
corruptos. Como resultado, el camino orgulloso de Satanás es
corromper a los hombres valiéndose de su astucia y de toda clase
de trucos. Como experto en la música, no es de extrañar que esa
haya sido y seguirá siendo una de sus herramientas favoritas para
lograr sus obje vos.

En el libro del profeta Isaías, refiriéndose a la caída de Lucifer,


leemos:

“Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas;


gusanos [rimmá] serán tu cama, y gusanos [towlá] te
cubrirán”.
(Isaías 14:11)

Las arpas, flautas y tamboriles de Satanás están llenas de


gusanos. En la referencia anterior, se mencionan dos clases de
gusanos: Rimmá, en idioma hebreo, significa reproducir; significa
también levantarse o remontarse a uno mismo. Satanás busca
reproducir su encumbrado orgullo en los hombres y este es
precisamente el efecto que produce la música que él mismo
inspira.
El segundo gusano, towlá, significa ser voraz. La raíz de esta
palabra es yalá, que significa hablar impulsivamente o decir algo
desconsideradamente. La música inspirada por Satanás ene la
capacidad para devorar en los hombres cualquier forma de amor y
celo que estos puedan tener hacia Dios el Padre, hacia Su Hijo
Jesucristo (la Palabra de Dios) y hacia Su Espíritu Santo. Este efecto
se deja ver de manera muy clara en aquellos quienes caen en las
garras de la música equivocada.

Dios, quien hizo al hombre con una gran capacidad para ser
crea vo, lo inspira para crear música que sirva de vehículo para
adorarlo y para comunicarse con Él. Además de merecer nuestra
adoración y alabanza, Dios también busca que le adoremos para
que nuestra mente, corazón y voluntad se remonten y
permanezcan en estrecha unión con Él. Recordemos el siguiente
verso bíblico:

“Mas la hora viene, y la hora es, cuando los verdaderos


adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
también el Padre tales adoradores busca que le adoren”.
(Juan 4:23)

Nunca olvidemos que Dios no necesita de nuestras alabanzas y


de nuestra adoración. Él ya era Dios antes que nosotros
apareciéramos en el escenario de la vida y ¡Él seguirá siendo Dios,
con o sin nosotros! ¡Somos nosotros quienes necesitamos
aprender a alabar y a adorar a Dios y a hacerlo todos los días de
nuestra vida!

Satanás también desea ser adorado, desde el momento que


concibió la idea de ser como Dios y de sentarse en un trono rival.
“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por erra, tú que debilitabas a las naciones. Tú,
que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las
estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del
tes monio me sentaré a los lados del norte, sobre las alturas
de las nubes subiré, y seré semejante al Al simo”.
(Isaías 14:12-14)

Notemos lo siguiente:

Subiré al cielo: Yo me engrandeceré y me exaltaré a mí mismo.


Levantaré mi trono: Yo estableceré mi trono por encima del
trono de Dios.
Me sentaré: Yo seré el señor, amo y dueño, gobernando sobre
mi propia vida y sobre todas las cosas, como me plazca.
Seré semejante al Al simo: Yo seré como Dios, rivalizando con
Él.

Este es el mismo engaño con el que Satanás, la serpiente,


sedujo al primer hombre y a la primera mujer, en el jardín del
Edén:

“Sino que sabe Dios que el día que comáis de él [el árbol
de la ciencia o del conocimiento del bien y del mal], serán
abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y
el mal”.
(Génesis 3:5)

Cuando el primer hombre y la primera mujer asimilaron las


palabras engañosas de la serpiente, su naturaleza se corrompió y
con ello, todas las virtudes de las que Dios había dotado al ser
humano. Habiendo sido hecho a imagen y a semejanza de Dios, el
hombre tenía la facultad de ser crea vo,
así es que Satanás desde entonces se ha valido de la
crea vidad humana para inspirarle y provocarle a producir obras
corruptas que le den la gloria a él, que alejen al hombre lo más
posible de Dios y que endiosen aún más el orgullo humano.
Satanás necesita del hombre para crear las cosas, en tanto que
Jehová Dios, Elohim: ¡Es el Creador por excelencia!

Cabe recordar que la primera mención de instrumentos


musicales que hace la Biblia, se hace en conexión con Jubal, hijo
de Lamec, la primera persona que desafió a Dios tomando para sí
dos mujeres, habiendo establecido Dios el matrimonio como la
unión entre un solo hombre y una sola mujer (Génesis 2:20-24).
Lamec y su familia eran del linaje de Caín, la primera persona que
come ó homicidio en la erra.

“Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre


de todos los que tocan arpa y flauta”.
(Génesis 4:21)

Satanás, quien aún pretende ser un dios, sediento de


adoración y de manera audaz y desvergonzada, dijo a Jesús lo
siguiente, luego de mostrarle todos los reinos del mundo y la
gloria de ellos:

“…Todo esto te daré, si postrado me adorares”.


(Mateo 4:8-9)

A esto Jesús, de manera enfá ca y con autoridad, respondió:

“…Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios


adorarás, y a él sólo servirás”.
(Mateo 4:10)

Jesús con una naturaleza limpia y santa y un amor y unión


perfectos con Dios, resis ó a Satanás y, por supuesto, no le adoró.
Pero el hombre sin Jesucristo, mortal, débil, enfermizo,
corrompido por el pecado, alejado de Dios y lleno de orgullo,
llevando dentro de sí mismo el síndrome de “yo
soy un pequeño diocesito”, es incapaz de resis rle y termina
encontrándose a los pies de Satanás, adorándole de manera
directa o indirecta, de manera explícita o implícita.

Los hombres adoran a Satanás de manera indirecta e implícita,


cada vez que eligen andar en sus caminos. Los caminos de Satanás
son aquellos que buscan la sa sfacción para sí mismos, la
sa sfacción de las pasiones de la carne, la exaltación del ego o del
orgullo humano (el gran “yo”), la rebellion a cualquier forma de
autoridad. Con razón, el primero y gran mandamiento de los
satanistas, llamado la ley de Thelema, es: Haz lo que quieras.

Cada vez que el hombre elige por aquello que sea contrario al
agrado, a la voluntad y a los principios eternos de Dios, está
rindiendo adoración a Satanás. Cada vez que el hombre deja de
darle alabanza, honra, gloria y poder a Dios (Apocalipsis 5:13) para
dárselos a alguien más, ul madamente se los está dando a
Satanás. Cada vez que el hombre elige someterse a las tendencias
e inclinarse a los placeres de este mundo, está some éndose a
Satanás y eligiendo por él. Él es el príncipe de este mundo (Juan
12:31, 14:30, 16:11) y claramente leemos en I Juan 5:19 que el
mundo entero está bajo el maligno.

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.


Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne,
los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene
del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos;
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre”.
(I Juan 2:15-17)

“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la Amistad del


mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que
quiera ser amigo del mundo, se cons tuye enemigo de Dios”.
(San ago 4:4)

Por supuesto, también están aquellos quienes adoran y sirven


a Satanás de manera directa y explícita, a la vez que directa y
explícitamente blasfeman el nombre y la cruz de nuestro Señor
Jesucristo. En todas partes del mundo, Satanás ene más siervos y
adoradores que lo que muchos quisieran admi r, personas
involucradas en diversas formas de ocul smo. Si elaboráramos un
listado, encontraríamos en él mencionados a una grande can dad
de músicos y de cantantes populares.

La intención de Satanás es la de apartar al hombre de Dios y


del único mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre (I
Timoteo 2:5). Esto lo hace para conver r al hombre en su esclavo y
para que el hombre pierda su alma para siempre. Satanás se vale
de diversos medios para conseguir esto, pero uno de sus medios
más efec vos y destruc vos es la música. Por medio de ella,
Satanás es capaz de alcanzar a muchas personas y de afectar sus
vidas. Él ha influenciado a todos los géneros musicales,
nuevamente de manera directa o indirecta, pero uno
notoriamente u lizado por él y buscado por el hombre que se está
alejando de Dios, es el rock.
3. Géneros musicales contemporaneous
Los sonidos no pueden ser ni buenos ni ser malos, porque son
simplemente eso: sonidos. El problema está en la forma como
éstos se organizan y u lizan.

Los compositores saben que la música se rige por reglas que


podemos llamar matemá cas. Ya hemos mencionado que una
composición musical debe sa sfacer el sen do moral del hombre.
Todo ser humano viene a este mundo con la ley moral de Dios
escrita en su conciencia, aunque muchos terminen por
cauterizarla.

“Porque cuando los gen les que no enen ley [escrita, así
como la enen los judíos], hacen por naturaleza lo que es de
la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,
mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando
tes monio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus
razonamientos”.
(Romanos 2:14-15)

El hombre fue hecho a imagen de Dios (Génesis 1:27). Esa


imagen de Dios hace que todos tengamos un sen do al menos
básico de la esté ca, el balance, el equilibrio, la armonía, el orden,
el ritmo y cosas similares, con las que nos vemos involucrados en
nuestro diario vivir. Nuestra vida, entonces, va a estar balanceada,
equilibrada y en armonía, si estamos expuestos a las cosas que
posean estas cualidades.

Si por el contrario, nos exponemos constantemente al


desequilibrio, al desorden, a la falta de armonía y de balance,
nuestra vida tarde o temprano se va a amoldar a ello y esto se va a
reflejar en lo que hagamos y digamos.

Una buena parte de algunos géneros musicales la comprende


música confusa y caó ca. Los sonidos se convierten en ruido
cuando éstos carecen de una esté ca natural en su armonía y
melodía. Al estar nosotros expuestos a esta organización (o
desorganización) de sonidos, nuestra vida va a empezar a reflejar
este caos.

a. Naturaleza Triple
Expliquemos los tres componentes básicos de la música y hacia
qué área de nuestro ser va dirigido cada uno.

La música se compone de:

Melodía: Una sucesión de sonidos individuales.

Armonía: Una composición de notas musicales o el sonido


simultáneo de dos o más tonos, que producen acordes.

Ritmo: El movimiento de la música en el empo.

El ser humano es un ser integral, que también está compuesto


por tres partes. Todo esto se corrompió a causa del pecado y el
hombre desde entonces ha abusado y mal usado todas estas
facultades de las que Dios le dotó, hasta el grado de usarlas para
su propio enaltecimiento y para la gloria de Satanás. Sin embargo,
el Señor Jesucristo murió en la cruz del Calvario, no solamente
para rescatar al hombre del estado en el que éste se encuentra,
sino para restaurarlo a su estado original:
Espíritu: Es la parte de nuestro ser capacitada para percibir,
buscar y entrar en contacto con lo sobrenatural, ya sea del lado de
Dios o del lado de Satanás. Éste es el aliento de Dios en todos los
hombres, por lo tanto, Dios espera que u licemos nuestro aliento
para bendecirle y para darle gracias. Los cinco sen dos del espíritu
humano, son: Fe, reverencia, oración, adoración y esperanza.

Alma: Es la parte de nuestro ser en donde se encuentran las


emociones, los sen mientos, los deseos. En el alma se encuentra
también nuestra capacidad para razonar y para elegir. Los cinco
sen dos del alma humana, son: Imaginación, memoria, razón,
afectos y conciencia.

Cuerpo: Es el tabernáculo sico para nuestro espíritu y nuestra


alma; el vehículo que nos comunica con el mundo natural que nos
rodea. Su función es la de ser como un recipiente que con ene lo
que verdaderamente somos. Nosotros no somos únicamente lo
que nuestro cuerpo es y lo que otros alcanzan a ver con sus ojos
naturales; somos lo que hay en nuestro interior y lo que Dios ve y
sabe de nosotros. Los cinco sen dos del cuerpo humano, son:
vista, oído, gusto, tacto y olfato.

Si hacemos un diagrama conectando las tres partes que


conforman la música y las tres partes que conforman al ser
humano, veremos que la melodía nos afecta a nivel espiritual, la
armonía nos afecta a nivel del alma y el ritmo nos afecta a nivel del
cuerpo, el cual, después de todo, se compone de una serie de
movimientos rítmicos que lo hacen funcionar y moverse.

Melodía - Espíritu
Armonía -Alma
Ritmo - Cuerpo
El énfasis que se hace en mucha de la música no inspirada por
Dios radica en el ritmo. Acá se incluyen géneros como el rock con
sus muchas variantes, el punk, el rap, alguna música la na y, por
supuesto, la música tribal. Cuando el énfasis es desmedido, esto se
vuelve peligroso. Igualmente, encontramos música enfá camente
sensual y seductora en su naturaleza y efecto, tal como algunos
otros géneros la nos y el jazz.

Lo que llega tarde o temprano al espíritu del hombre ene que


haber entrado por el cuerpo, el cual posee los órganos necesarios
para que los cinco sen dos funcionen. El excesivo tamboreo y
ritmo de cierta música puede conducir a los hombres a un grado
de trance. Mucha música tribal está ín mamente ligada a sus
prác cas religiosas y es explícitamente u lizada para conducir a la
gente a un grado de trance mental y espiritual, para entrar en
contacto con el mundo de los espíritus. Algunos ritmos populares
no son más que música tribal y ceremonial que los ar stas
occidentales descubrieron y adaptaron al mundo y a la tecnología
que se aplica a la música moderna.

En los conciertos de géneros como el rock, los oyentes se


convierten en barro en las manos de los músicos. Los sonidos, las
luces y el ambiente en general, hipno zan a las personas. Ya en
este estado de trance, las personas entran en contacto con el
mundo espiritual. Tanto los espíritus como el mensaje que
transmiten estas canciones, entran sin obstáculos a lo más
profundo de la mente consciente e inconsciente de la gente.

Sería ofensivo para el lector que acá se citara la letra de la


mayoría de las canciones de muchos de los géneros musicales
contemporáneos. Éstas hablan de liber naje, drogas y demás
vicios, de rebelión a cualquier forma de autoridad, de fornicación y
de toda clase de desviaciones y perversiones sexuales, de
violación, muerte, homicidio, suicidio, de las virtudes de Satanás,
blasfemias implícitas y explícitas contra Dios, etcétera. Los videos
musicales y las carátulas de estos discos revelan claramente la
temá ca y el contenido de sus canciones.

Existen suficientes casos documentados para darnos cuenta


que este po de música ha causado que los que se exponent a
ella, queden atrapados en algún vicio, entren en depresión, vivan
vidas desviadas e incluso cometan asesinatos. En entrevistas con
personas que purgan algún po de condena en las cárceles, se
escucha la conexión entre la música que han escuchado y la acción
que han come do. Las personas llenas de odio y de ira, por lo
general encuentran su refugio en estos pos de música. Esta
música se encarga de hacerlos sen r jus ficados y se encarga de
expresar a la perfección, lo que ellos quisieran decirle a sus
padres.

Es notorio el desarrollo del pecado en el ser humano en esta


generación, así como el desarrollo de muchos géneros musicales
violentos y sensuales. ¿Tendría sen do pensar que esta música no
ene nada que ver con ello?

Si se quisiera publicar en un diario o revista la letra de estas


canciones, esto probablemente sería censurado por lo sucio y
explícito de sus palabras. Sin embargo, nadie censura esta letra
cuando va acompañada de música, de luces, de espectáculo y
alimenta una industria mul millonaria. A través de estos géneros
musicales, nuestra generación ha encontrado un medio para decir
todo aquello que por años había deseado expresar y no se le
permi a. El orgullo, el enojo y la rebellion humana, han
encontrado el medio perfecto para canalizar aquello con lo que se
encuentra lleno su corazón, su mente y su voluntad. Mucha de la
música contemporánea, ha contribuido a fomentar la anarquía en
que vive la humanidad.

Tampoco es un secreto que muchos ar stas musicales


contemporáneos, crecieron originalmente en hogares cris anos.
Por la razón que sea, ellos se rebelaron hasta el grado de llegar a
odiar a Dios y todo aquello que está en conexión con Dios y con la
iglesia. Su odio se expresa en cada canción que cantan.

Esta música se ha conver do en un instrumento efec vo en las


manos de Satanás, su fuente de inspiración. Su propósito, que es
alejar a los hombres de la persona de Dios y del Camino que nos
lleva hacia Él, se ha cumplido con creces.

b. Conciertos de punk-rock en la Biblia


b.1 Israel al pie del Monte Sinaí

Analicemos lo equivalente a un concierto de punk-rock, el


primero de dos que encontramos en la Biblia. Esto ocurrió en la
época del éxodo de Israel, mientras Dios le daba a Moisés la ley en
el Monte Sinaí. Toda la descripción y el context de estos hechos se
mencionan en el capítulo treinta y dos del libro del Éxodo.

Apenas habían transcurrido noventa días desde que el Señor


liberó a Su pueblo de los cuatrocientos años de esclavitud egipcia,
tomando para Sí a la recién formada nación de Israel y
llamándolos: Mi hijo (Éxodo 4:22). Ellos tenían frescas en su
memoria las poderosas experiencias a través de las cuales el Señor
los redimió, los sacó de Egipto y los llevó al desierto. A los
cincuenta días de su redención de Egipto, el pueblo de Israel se
encontraba acampado al pie del monte. Dios llamó a Moisés a
subir al monte por cuarenta días y cuarenta noches para recibir Su
ley moral y la revelación del tabernáculo y del sacerdocio. Moisés
estaba cumpliendo el cuarentavo día de haber subido a la
presencia de Dios, cuando el pueblo de Israel se desesperó porque
Moisés se tardaba en descender del monte (Éxodo 32:1). Ellos
decidieron que necesitaban adorer algo que se pudiera ver y tocar,
así es que fabricaron un ídolo de oro con forma de becerro. Ellos
dijeron a Aarón:

“…Levántate, haznos dioses que vayan delante de


nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la
erra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido”.
(Éxodo 32:1)

A lo que Aarón respondió:

“…Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de


vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y
traédmelos”.
(Éxodo 32:2)

El oro que se requería para dar forma al becerro se obtuvo de


los zarcillos que los israelitas llevaban en sus orejas. Esto ilustra
claramente el hecho que todos nosotros podemos fácilmente
conver r aquello que escuchamos en un ídolo. Las cosas que
escuchamos generan imágenes en nuestra mente y una vez
quedan éstas arraigadas, di cilmente alguien nos podrá convencer
de lo contrario. Este es el mismo efecto que produce en los
hombres estar escuchando la música equivocada y más aún, ya
que los hombres terminan convir endo en ídolo al intérprete
mismo.
Los espíritus y demonios no tubearon ni un momento en
tomar posesión del becerro de oro, de tal manera que llevaron a
Aarón a decir:

“…Israel, estos son tus dioses [en plural], que te sacaron


de la erra de Egipto”.
(Éxodo 32:4)

Aarón edificó un altar delante del becerro y terminó llamando


a semejante abominación: ¡Por el nombre de Jehová!

“…Mañana será fiesta para Jehová”.


(Éxodo 32:5)

Los espíritus y demonios van a aprovechar cualquier situación


para tomar control de ella, para desviar la vista y el corazón de los
hombres, apartándolos de Dios y haciéndoles llamar y tratar como
a un dios, a cualquier otro objeto. La música y sus intérpretes no
son la excepción a esto.

Adver do por Dios que el pueblo se había corrompido, Moisés


bajó del monte con las tablas de la ley escritas por el mismo Dios.
Josué, su siervo, escuchó los gritos del pueblo, y dijo: Alarido de
pelea hay en el campamento (verso 17), a lo que Moisés
respondió: No es voz de alaridos fuertes ni voz de alaridos débiles;
voz de cantar oigo yo (verso 18). ¿Qué clase de música habrán
estado haciendo, para que ésta sonara como personas matándose
unas a otras? ¿No es así como suena mucha corriente musical
actual?

El estado en que Moisés y Josué encontraron al pueblo, se


describe de la siguiente manera:
Éxodo 32:6:
• Madrugaron para ofrecer sacrificios al ídolo
• Se sentaron a comer (consumir o devorar)
• Se sentaron a beber (embriagarse)
• Se levantaron a regocijarse (reírse a carcajadas, bromear,
hacer burla)

Éxodo 32:19
• Estaban danzando

Éxodo 32:25
• Estaban desnudos (expuestos, descubiertos, desenfrenados),
para vergüenza entre sus enemigos.

El paralelismo entre la conducta de Israel alrededor del


becerro de oro y la conducta de quienes asisten a muchos de los
conciertos de música rock, es asombroso e innegable. Podemos
entonces concluir con toda certeza, que los principios espirituales
detrás de ambas cosas, son los mismos.

“Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el


becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas
de sus manos, y las quebró al pie de del monte”.
(Éxodo 32:19)

El pueblo de Israel, desechando a Dios y sus tuyéndolo por un


tonto ídolo, acababa de quebrantar la ley moral de Dios. Las tablas
de piedra en que Dios escribió Su ley moral, son un cuadro de
nuestro endurecido corazón; sin embargo, así como el fuego de la
gloria de Dios fue capaz de grabar Sus mandamientos en piedra,
de la misma manera la gloria de Dios es capaz de grabar Sus
mandamientos en el corazón de los hombres, si tan sólo se lo
permi mos. Cuando Jesucristo llega al corazón del penitente, Él no
solamente convierte el corazón, sino que forma poco a poco Su
estatura moral en él, escribiendo uno a uno Sus mandamientos
con el fuego de Su amor y de Su Espíritu Santo.

Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:

[Primer mandamiento] “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de


la erra de Egipto, de casa de servidumbre.

[Segundo mandamiento] No tendrás dioses ajenos delante de


mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está
arriba en el cielo, ni abajo en la erra, ni en las aguas debajo de la
erra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy
Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres
sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y
guardan mis mandamientos.

[Tercer mandamiento] No tomarás el nombre de Jehová tu


Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare
su nombre en vano.

[Cuarto mandamiento] Acuérdate del día de reposo para


san ficarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el
sép mo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra
alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu
bes a, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en
seis días hizo Jehová los cielos y la erra, el mar, y todas las cosas
que en ellos hay, y reposó en el sép mo día; por tanto, Jehová
bendijo el día de reposo y lo san ficó.
[Quinto mandamiento] Honra a tu padre y a tu madre, para
que tus días se alarguen en la erra que Jehová tu Dios te da.

[Sexto mandamiento] No matarás.

[Sép mo mandamiento] No cometerás adulterio.

[Octavo mandamiento] No hurtarás.

[Noveno mandamiento] No hablarás contra tu prójimo falso


tes monio.

[Décimo mandamiento] No codiciarás la casa de tu prójimo, no


codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”. (Éxodo 20:1-17)

Muchas corrientes musicales actuales y sus intérpretes se


vuelven tan populares, que la gente los sigue y los defiende aún
hasta la muerte, como si se tratara de una religión o de una secta.
El atrac vo que todo esto ene, es que presenta la jus ficación
perfecta para desinhibirse y desenfrenarse. Esta música y el
ambiente que ésta provoca gracias a los espíritus y demonios que
toman posesión de ella, proveen el ambiente ideal para burlarse
de Dios y de Sus principios morales y para dar rienda suelta a las
pasiones de la carne y a la inmoralidad, exactamente de la misma
manera como ocurrió con Israel al pie del Monte Sinaí.

“Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el


fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre
las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel”.
(Éxodo 32:20)
Israel fue culpable de quebrantar de manera directa o indirecta
cada uno de los diez mandamientos. Cuando en la an güedad
exis a la sospecha de que alguien había come do adulterio, a esta
persona se le daba a beber aguas amargas o aguas de celos. Esto
es exactamente lo que Moisés hizo en aquel día.

“Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga


delante de Jehová. Luego tomará el sacerdote del agua santa
en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo
que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el
agua”.
(Números 5:16-17)

Si la mujer era culpable de haber come do adulterio, su muslo


caía y su vientre se hinchaba.

“(El sacerdote conjurará a la mujer con juramento de


maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y
execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu
muslo caiga y que tu vientre se hinche; y estas aguas que dan
maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre
y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén”.
(Números 5:21-22)

Esto es lo que debe haber sucedido a los culpables de haber


come do adulterio espiritual o idolatría. Luego de beber aguas
mezcladas con el polvo del becerro, sus muslos deben haber caído
y sus vientres deben haberse hinchado, para que los de la tribu de
Leví pudieran saber con claridad quiénes debían morir y quiénes
no.
“Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned
cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta
en puerta por el campamento, y matad cada uno a su
hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo
hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo
en aquel día como tres mil hombres”.
(Éxodo 32:27-28)

Los israelitas culpables de adulterio espiritual o idolatría, se


tuvieron que beber su becerro; el resultado de esto en ellos fue la
muerte. Igualmente, cuando nosotros hacemos un ídolo de algo o
de alguien, acabaremos por beber aquello que adoramos:
Hablaremos igual, nos conduciremos igual, buscaremos vernos
igual, si se trata de un intérprete, buscaremos cantar o actuar
igual. Sin embargo, el fin de todo esto sera nuestra muerte moral y
espiritual. Esto también se ha conver do
en la muerte sica de muchos.

Si conociéramos la clase de vida que viven muchas de aquellas


personas que estamos convir endo en nuestros ídolos, nos daría
vergüenza el sólo pensar querer ser como ellos. Basta con leer algo
acerca de algunos cantantes y músicos de géneros como el rock,
aquellos a quienes las personas han llevado a la fama, para
descubrir el po de vida moralmente torcida y perver da que han
llevado y para ver la forma degradante como ha terminado la vida
de muchos de los que ya han muerto. La única persona a quien
verdaderamente podemos poner como patrón de vida, la única
persona quien es verdaderamente digna de ser imitada: ¡Es la
persona de Jesús!

b.2 Elías en el Monte Carmelo


En el capítulo dieciocho del primer libro de Reyes,
encontramos otra similitud con la conducta de las personas que
asisten a conciertos de algunos géneros musicales
contemporáneos. Esta historia gira alrededor de la persona del
profeta Elías y de los profetas falsos que servían a Baal y a Asera,
dioses imaginarios de las naciones de alrededor, cuyo protector y
sustentador era el mismo rey de Israel, Acab y su malvada esposa,
Jezabel.

En esta ocasión, Elías pidió al Rey Acab congregarle a los


ochocientos cincuenta profetas falsos en el Monte Carmelo. Él
también convocó a todos los hijos de Israel, para lanzarles un reto.

“Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo


claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es
Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no
respondió palabra”.
(I Reyes 18:21)

Él propuso lo siguiente:

“Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y


córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan
fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre
leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros
el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de
Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése
sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho”.
(I Reyes 18:23-24)

Ésta sigue siendo la mejor manera de probar si a quien


estamos adorando y sirviendo es al verdadero Dios vivo, o a alguna
clase de cosa, de persona o de ac vidad (incluso religiosa) a quien
hemos dado por llamar, o por tratar como si fuera un dios. Cuando
el único y verdadero Dios toca el corazón de los hombres, el fuego
de Su amor, de Su perdón, de Su poder san ficador y de Su
revelación enciende de tal manera nuestro corazón, que nos hace
arder de gozo y de gra tud. El resultado en nosotros es el deseo
intenso por rendirlo todo y por dejarlo todo por Él, por servirlo y
por serle obedientes; nuestro corazón y nuestra mente se llenan
con una paz indescrip ble y nuestra alma encuentra el reposo de
haberse reconciliado con Dios. El Cantar de los Cantares compara
el amor intenso de Dios con una brasa ardiente de fuego y
también nos ayuda a ver el hecho de que aquellos que no han
tenido una experiencia personal con el fuego de amor de Dios, no
van a comprender la razón de las entregas y renuncias que de
manera natural hace una persona cuyo corazón sí se ha encendido
con este fuego.

“Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca


sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor;
duros como el sepulcro los celos; sus brasas, brasas de fuego,
fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni
lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su
casa por este amor, de cierto lo menospreciarían”.
(Cantares 8:6-7)

El reto que lanzó Elías, es el mismo reto que nos lanza hoy a
nosotros el Señor: “Si Baal es capaz de encender con esta clase de
fuego el altar de nuestro corazón, entonces sirvámoslo a él; si no,
entonces decidámonos de una buena vez por Dios.”

El fuego que Dios enciende en el altar del corazón, no es algo


que los hombres deban y puedan provocar. Todo lo que Dios
espera ver para encender su amoroso fuego, es una voluntad
rendida o, dicho de otra manera, la ofrenda de nosotros mismos
puesta sobre el altar de la entrega. Este principio se prueba muy
fácilmente en las Escrituras.

Dios mismo encendió el fuego sobre el altar, el día que los


sacerdotes dieron inicio a su ministerio, presentando las ofrendas
requeridas por el Señor.

“Después alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo


bendijo; y después de hacer la expiación, el holocausto y el
sacrificio de paz, descendió. Y entraron Moisés y Aarón en el
tabernáculo de reunión, y salieron y bendijeron al pueblo; y la
gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de
delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras
sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se
postraron sobre sus rostros”.
(Leví co 9:22-24).

Dios mismo encendió el fuego sobre el altar que David edificó


en el monte Moriah, cuando compró la era de Ornán, Jebuseo.

“Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció


holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le
respondió por fuego desde los cielos en el altar del
holocausto”.
(I Crónicas 21:26)

Dios mismo encendió el fuego sobre el altar del holocausto en


el recién inaugurado templo de Salomón, cuando el rey acabó de
orar para dedicarlo al Señor.
“Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los
cielos, y consumió el holocausto y las víc mas; y la gloria de
Jehová llenó la casa”.
(II Crónicas 7:1)

Volviendo al profeta Elías en el monte Carmelo, él dejó el


primer turno a los profetas de Baal, para ver si su dios era capaz de
responder por fuego. La conducta de los profetas falsos, buscando
atraer la atención de su dios y buscando que se encendiera fuego
sobre su altar, nos recuerda la conducta de muchas personas que
asisten a los conciertos del género punk-rock, buscando generar y
sen r algún po de fuego que alivie su condición mental,
emocional y espiritual.

“Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un


buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e
invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego
debajo. Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo
prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana
hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no
había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban
saltando cerca del altar que habían hecho”.
(I Reyes 18:25-26)

La expresión andaban saltando cerca del altar se traduce en la


versión King James de la Biblia, como saltaron sobre el altar. En
otras palabras los profetas de Baal, en su desesperación por
obtener respuesta, decidieron ellos mismos ponerse sobre ese
altar, como un sacrificio vivo. Pretendiendo atraer la atención de
su dios imaginario, esto los llevó al extremo de cortarse a sí
mismos hasta chorrear sangre. No es extraño ver esta clase de
conducta en algunos de los conciertos modernos. Elías,
aprovechando la situación, les habló con sarcasmo:

“Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos,


diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está
meditando, o ene algún trabajo, o va de camino; tal vez
duerme, y hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes
voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su
costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el
mediodía, y ellos siguieron gritando frené camente [Nabá, en
idioma hebreo, significa que estaban profe zando] hasta la
hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni
quien respondiese ni escuchase”.
(I Reyes 18:27-29)

Con cuánta desilusión vive la gente que busca aliviar su alma


en esta clase de ambientes, propiciados por música inspirada por
Satanás. Lamentablemente de esta manera, ellos atraen toda clase
de espíritus y demonios a sus vidas, hacienda su estado cada vez
peor y engrosando sus cadenas espirituales cada vez más. Ellos
necesitan saber que Jesucristo se entregó a Sí Mismo por todos
nosotros, sufriendo los golpes y derramando la única y suficiente
sangre que limpia de pecados a los hombres y los reconcilia con
Dios.

“Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me


mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de
esputos”.
(Isaías 50:6)

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió


nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, por
herido de Dios y aba do. Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el cas go de
nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados”.
(Isaías 53:4-5)

Luego que los profetas de Baal invocaron a su dios sin obtener


ninguna respuesta ni provecho, el profeta Elías conociendo a Dios
y Sus principios espirituales de operación, tomó doce piedras para
edificar un altar al nombre de Jehová, puso la leña en el altar e
hizo una zanja alrededor del altar, la cual llenó con un total de
doce cántaros de agua. Él ofreció el holocausto sacrificando al
buey y tal como lo encontramos en el atrio del Tabernáculo de
Moisés, cuando ya se encontraban
presentes tanto el agua que representaba el nombre del Señor,
la Roca de Israel, como la sangre del sacrificio, lo único que faltaba
para completar el cuadro era el fuego. Elías entonces, oró y Dios le
respondió.

“Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el


holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua
que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron
y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! ”.
(I Reyes 18:38-39)

El Señor hoy nos hace la misma pregunta que el profeta Elías


hizo al idólatra pueblo de Israel, hace más de dos mil ochocientos
años: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová el Padre, el Verbo (Hijo) y el Espíritu
Santo es Dios, sigámosle a Él.

c. El Desarrollo del Rock


El Rock es un género musical que empezó a popularizarse a
principios de la segunda mitad del Siglo XX. Sus antecedents están
en la música africano-americana religiosa de Norteamérica
(gospel) y en el “rhythm and blues”, música que deriva del jazz y
del blues tradicional, popular también entre los africano-
americanos.

Estos ritmos empezaron a ser adaptados y popularizados por


cantantes blancos norteamericanos. Su aceptación fue inmediata,
ya que al fin se habían levantado “profetas” que hablaran en
nombre de la humanidad. El mundo entero estaba inestable,
apenas recuperándose de la úl ma gran guerra, en medio de una
peligrosa guerra fría entre las grandes potencias económicas del
momento, se estaban iniciando nuevas guerras en el Asia y la
gente estaba ansiosa por expresarse y por buscar una válvula de
escape.

Esta música proveyó lo anterior, además de representar gran


fama y fortuna para sus intérpretes y productores. Pronto se
unieron a ellos otros intérpretes norteamericanos y de otros
países, tales como Inglaterra.

Todos ellos contribuyeron a que el rock evolucionara de lo que


fue al principio a otras formas, tales como los blues, el pop-rock y
el folk-rock. Estos eran adaptaciones de música folklórica y del
blues. Además, el pop-rock se convir ó casi en sinónimo del
movimiento hippie que surgió al mismo empo, quienes junto con
sus drogas se iden ficaron plenamente con este género musical.

El rock siguió su camino evolu vo, cuando algunos intérpretes


desearon aproximarlo a la música clásica europea; otros eligieron
empezar a experimentar con nuevos instrumentos y otros
prefirieron madurar aquello con lo que ya contaban. Surgió
entonces el llamado art-rock.

Luego se introdujeron elementos del jazz en el pop-rock y


surgió el jazz-rock o fusión.

El llamado hard-rock, que se considera como “primi ve y


salvaje”, evolucionó hasta conver rse en el heavy metal. Esta es la
forma más agresiva y rebelde del rock, obteniendo reputación por
el mismo público de ser diabólico.

Surgió el punk-rock. Punk significa en el inglés de Shakespeare


(1603): pros tuta. Por regla general, estos terminus son sinónimo
de basura y de ser miserable. Este género evolucionó y surgió el
new wave.

El rock ha seguido evolucionando. La revolución tecnológica


aplicada a la música, la búsqueda pseudo-espiritual de los
intérpretes y la búsqueda de ritmos aborígenes para ser
occidentalizados, ha hecho que estos géneros musicales lleguen a
las extravagancias que escuchamos y vemos hoy en día.

La música se ha vuelto más recia, los intérpretes usan drogas


más fuertes, la letra se ha vuelto más explícita, sucia, pornográfica
y an cris ana y cada vez más músicos admiten abiertamente
haber hecho pactos con el diablo, o recibir inspiración por parte de
espíritus.

Poco a poco esta música ha ido moldeando al ser humano,


induciéndole a hacer todo lo que su letra predica. La influencia
satánica detrás de todo esto es clara y su finalidad es la
destrucción de la imagen de Dios en el ser humano y la
eliminación de Dios de la mente y el corazón de las personas.
Satanás es tan astuto, que ha logrado infiltrar su corrupción aún en
mucha música contemporánea, supuestamente cris ana. Acerca
de esto trataremos en el próximo capítulo.

La música siempre ha sido, sigue siendo y será poderosa hasta


el final, tanto para bien como para mal.

En lo que a Dios respecta, Él ha prome do restaurar el


tabernáculo caído de David en los úl mos empos; estos em pos.
Nuestro conocimiento y experiencia en alabar a Dios debiera ir en
constante incremento cualita vo, de tal manera que nuestras
alabanzas en la erra sean cada vez más parecidas a las alabanzas
a Dios en los cielos.

El día en que Jesucristo juzgará el pecado de los hombres se


acerca rápidamente. Si hemos aprovechado bien el empo que el
Señor nos ha concedido, habremos crecido lo suficiente en la
estatura espiritual de Jesucristo, como para vivir diariamente en
los lugares celes ales con Él. Esto también significa que estaremos
enfrentando niveles nuevos y más altos de batalla espiritual:

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino


contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las nieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes”.
(Efesios 6:12)

Nunca olvidemos que una de las armas más ponderosas con


que contamos para derrotar estos niveles de maldad, es la
alabanza.

Igualmente y a medida que el fin se acerca, podemos esperar


que más y más el diablo provoque que su música incursion en
niveles más profundos y oscuros, haciendo que las alabanzas a su
persona en la erra, sean cada vez más similares a las alabanzas a
su persona en el infierno.

Así como Dios habita entre las alabanzas de su pueblo, Satanás


también habita entre las alabanzas del suyo.

Esto es exactamente lo que es un concierto de rock, la


contraparte satánica de un servicio cris ano, en donde se adora al
diablo y su presencia se deja sen r, manifestándose en el
comportamiento de la gente que se pone frené ca y empieza a
actuar bajo la influencia de toda clase de espíritus oscuros.
Cuando el rock aún se encontraba en su fase incipiente, en
diciembre de 1969, los conocidos Rolling Stones hicieron un
fes val en Altamont, California. Mientras Mick Jagger cantaba
Simpa a por el Diablo, la violencia que ya se dejaba ver en el lugar
se desató y delante de la plataforma un hombre fue golpeado con
palos y cadenas hasta morir. Refiriéndose a la atmósfera diabólica
que hubo allí, Jagger mismo dijo: Si Jesús hubiera estado allí, lo
hubieran crucificado.

Un empo después, en un concierto en Berlín, el público se


volvió loco, quemó el estadio y salió a los alrededores del mismo a
destruir los comercios. Jagger comento: Yo incito a la audiencia.
Por supuesto que lo hago.[1]

El diablo encuentra en este po de música un lugar apropiado


para habitar y para manifestar su naturaleza torcida; buscando
imitar a Dios y buscando corromper todo lo que a Dios respecta. El
diablo también se rodea a sí mismo de un ambiente musical. Sin
lugar a dudas, él también se rodea de cuatro seres vivientes
corruptos y de vein cuatro ancianos corruptos, además de los
miles de millares de huestes demoníacos que rodean su trono
corrupto.

Satanás odia un ambiente de alabanza a Dios, seguramente


porque esto le recuerda de dónde cayó y dónde acabará sus días
dentro de no mucho empo. Él siempre va a procurar destruir las
alabanzas al Señor desde afuera, o corromperlas desde adentro. Él
sabe mucho más acerca de la música, su poder y sus efectos, de lo
que nosotros podemos imaginar, así es que como creyentes
debemos con urgencia mantenernos lejos de aquella música cuya
fuente de inspiración sea dudosa, no digamos de la música cuya
fuente de inspiración es explícitamente diabólica.
Vivamos una vida apartada para Dios en todo sen do y en
todas las áreas, incluyendo la música que escuchamos. Busquemos
de Dios la instrucción en Su Palabra y hagamos las cosas que Dios
nos pide hacer, de la manera como Él nos pide hacerlas.

“Ahora, pues, Israel, ¿Qué pide Jehová tu Dios de , sino


que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos,
y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y
sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas
prosperidad? ”.
(Deuteronomio 10:12-13)

Crezcamos en nuestra relación personal de amor con Dios el


Padre, el Hijo y el Espíritu Santo por medio de la oración y del
estudio cuidadoso de Su Palabra, y hagamos de la alabanza un
hábito. Alabemos al Señor con todo nuestro corazón y con todas
nuestras fuerzas y ¡seremos un tabernáculo viviente lleno de la
gloria de Su presencia!
VIII
La Música Contemporánea en la Iglesia
Cris ana
Hoy en día se escucha toda clase de ritmos y existe toda clase
de géneros asociados con la música cris ana, incluso el género
heavy metal.

Hemos visto que el problema con muchos géneros musicales


contemporáneos no se encuentra únicamente en la letra de sus
canciones, sino en la composición de sus sonidos y en el
desbalance que existe entre la melodía, la armonía y el ritmo. La
fuente de inspiración de estos componentes puede ser tan oscura
como la fuente de inspiración de la letra. Algunos intérpretes
cris anos toman este po de música como punto de par da para
sus canciones, o simplemente les adaptan una letra “cris ana” a
melodías conocidas en el mundo secular. Ellos, al igual que muchas
otras personas, creen que la música cris ana contemporánea
existe con el propósito de ser una alterna va cris anizada a la
música secular. Esto di cilmente va a ser aceptable a Dios, quien
no estará presente para avalar con Su unción este po de mezcla
extraña.

El Señor nos advierte acerca de las mezclas extrañas:

“Mis estatutos guardarás. No harás ayuntar tu ganado con


animales de otra especie; tu campo no sembrarás con mezcla
de semillas, y no te pondrás ves dos con mezcla de hilos”.
(Leví co 19:19)
Él considera la mezcla como una abominación, la causa por la
cual la erra se ha contaminado.

“Porque todas estas abominaciones hicieron los hombres


de aquella erra que fueron antes de vosotros, y la erra fue
contaminada”.
(Leví co 18:27)

Este mismo Dios ha dicho:

“…Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y


diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro
Dios”.
(Leví co 19:2)

Cuando el Señor Jesucristo llega a nuestro corazón con Su


salvación, Él nos traslada del reino de las nieblas a Su reino de
luz. Entonces Dios nos toma por Su especial tesoro, esperando que
de allí en adelante nos apartemos de toda forma de niebla
(incluyendo, por supuesto, la música y los ambientes
equivocados).

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación


santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las nieblas a su luz
admirable”.
(I Pedro 2:9)

En el capítulo ocho del libro de Éxodo, Moisés fue a faraón por


quinta vez con el mandato de Dios: Deja ir a mi pueblo para que
me sirva:
“Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo:
andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios en la erra. Y Moisés
respondió: No conviene que hagamos así, porque
ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación de los
egipcios. He aquí, si sacrificáramos la abominación de los
egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían? ”.
(Éxodo 8:25-26)

Querer ofrecerle a Dios sacrificios de alabanza sin haber salido


del Egipto de este mundo, o querer ofrecerle como sacrificio las
cosas que pertenecen al mundo, es visto por Él como
abominación.

Dios es crea vo: Él es el Creador por excelencia. Él inspira


música que produce gozo y paz, porque esta proviene de Su
esencia misma. Su música no es caó ca ni conflic va. La música
inspirada por Dios atrae nuestra mente y corazón a Él, y despierta
en nosotros un deseo intenso por Su persona. No necesitamos
recurrir a la música del mundo para atraer a la juventud a Dios, ni
producir una mezcla extraña valiéndonos de lo anterior como
excusa, porque Dios mismo atrae a los hombres hacia Sí. Es Dios
quien convierte el corazón, no la música.

Lamentablemente, en muchos conciertos de música


contemporánea cris ana, los jóvenes se convierten a la música
que están escuchando y a la sub-cultura de aquellos otros quienes
la escuchan, pero no se convierten a la persona del Señor
Jesucristo para ser transformados y para dejar este mundo atrás,
de una buena vez. En géneros como el rock cris ano, muchas
personas han encontrado la fórmula perfecta para seguir con su
vida de siempre y aun así considerarse cris anos. Lo mismo puede
llegar a ocurrir con otros géneros de música cris anizada.
El mensaje que mucho de la música cris ana contemporánea
está lanzando es que caminar con el Señor Jesucristo no requiere
dejar atrás mucho de la vida anterior, ya que dentro del ambiente
cris ano las personas se están encontrando con el mismo po de
música que escuchaban en el mundo. Esto les va a llevar a concluir
que así como el Señor Jesucristo no nos pide dejar atrás nuestra
música del mundo, Él tampoco nos pide cambiar nuestra manera
de vivir, nuestra manera de conducirnos, nuestra manera de ves r,
nuestro grupo de amistades, nuestros ambientes de fiesta. ¡Qué
engaño! Quienes pretenden caminar así el camino cris ano, jamás
llegarán a crecer y a madurar espiritualmente. Su casa fundada
sobre la arena se derribará con el primer vendaval. Si nunca
salimos de Egipto: ¿Cómo pues llegaremos a la erra de Canaán y
al monte de Sion?

El Señor, por el contrario, nos dice:

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque


¿qué compañerismo ene la jus cia con la injus cia? ¿Y qué
comunión la luz con las nieblas? ¿Y qué concordia Cristo con
Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué
acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque
vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi
pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos,
dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré
para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas,
dice el Señor Todopoderoso”.
(II Corin os 6:14-18)

Uno de los argumentos mayores para jus ficar ciertos pos de


música dentro del ámbito cris ano, es el hecho de que los
orígenes de la música rock se encuentran en los cantos espirituales
de los africano-americanos. De hecho, muchos de los primeros
intérpretes del rock crecieron en la iglesia cris ana, con Elvis
Presley encabezando la lista. Sin embargo, la música ha
evolucionado a tal grado que aquella que escuchamos hoy, está
muy, muy lejos de ser los cantos religiosos que le dieron su origen.
Los cantos espirituales negros (como se les ha conocido desde
siempre) y la música góspel sureña (música de los estados del sur
de los Estados Unidos, región llamada el cinturón de la Biblia) es
música que se considera tradicionalmente como autén camente
cris ana.

La música cris ana contemporánea se ha vuelto tan popular en


nuestros días que, al igual que como ocurrió con la música en el
mundo secular, ésta se convir ó en una industria que mueve
millones de dólares. Lamentablemente, muchos intérpretes
cris anos movidos por su codicia, han caído en la tentación y han
dejado el ambiente cris ano por el secular. Igualmente, casas
productoras de música cien por ciento cris anas, han sido
compradas y absorbidas por grandes casas disqueras seculares, las
cuales van en busca de mayors ganancias. Si el amor por la
ganancia es el motor que los impulsa, ellos van a buscar más y más
producir aquello que la gente quiere escuchar y que se vende bien.

La música cris ana contemporánea solía ser explícita en


cuanto a la mención del nombre de Jesús y se iden ficaba
fácilmente por sus melodías y ritmos, diferentes a los de la música
secular. Pero actualmente este género musical está enfrentando
una crisis. Cabe hacer notar también, que cada vez menos cantos
congregacionales mencionan explícitamente el nombre de Jesús y
lo sus tuyen por Señor o por él.
En abril de 1996, la junta direc va de WAY-FM Media Group
Inc. publicó un anuncio a página completa en la revista
Contemporary Chris an Music, tulado: Una carta abierta a la
comunidad de música cris ana. La carta se enfocaba en la
importancia de usar la música cris ana contemporánea como una
herramienta para ganar a los jóvenes para Jesús y para
discipularlos en su caminar cris ano. La carta mencionaba: Ya no
existen suficientes cantos que mencionen a Jesús y agregaba:
¿Acaso la palabra ‘J’ ha dejado de ser ‘cool’, o acaso hemos
encontrado que decir “él” o “tu” es más poderoso? En esta misma
carta, ellos también hicieron notar lo diluido que está el evangelio
y el poco o nulo ministerio cris ano que hay en muchos de los
conciertos actuales de música cris ana contemporánea.[2]

Veamos el siguiente ar culo, tomado y traducido de la revista


Chris an Single, página 7, número 4, volumen 20 de julio de 1998,
tulado Un llamado a la reforma en la industria de la música
cris ana contemporánea:

A fines del año pasado, el músico cris ano veterano Steve


Camp sacudió el mundo de la música cris ana contemporánea,
cuando distribuyó un poster de cuatro pies de altura tulado: “Un
llamado a la reforma en la industria de la música cris ana
contemporánea”.

Tomando como modelo las históricas noventa y cinco tesis de


Mar n Lutero, Camp enumeró ciento siete crí cas al estado actual
de la música cris ana. Entre las acusaciones más memorables de
Camp, se encuentra la siguiente: “La música cris ana,
originalmente llamada “La música de Jesús”, solía cantar
intrépidamente acerca del evangelio. Ahora, canta la tonadita de
algo así como que Dios es mi novia, sin Cristo, aguado, fundado en
gela na, alterna va posi va, aura vaporosa, cereal de trigo, de
sen mental a empalagoso.”

Adicionalmente él citó II Corin os 6:14-15, condenando como


“adulterio espiritual” el hecho de que prác camente todas las
compañías cris anas importantes han sido compradas o
absorbidas por compañías o casas matrices seculares.

Predeciblemente, los miembros de dicha industria


respondieron con justa indignación. El Vicepresidente Ejecu vo de
STAR SONG, John Mays, disparó de regreso, diciendo: “En los ocho
años que tengo de trabajar con compañías que pertenecen a casas
matrices, nunca se me había dicho qué clase de música debiera yo
grabar”.

Y defendiendo la reciente tendencia de los ar stas que ahora


incluyen éxitos musicales seculares en sus álbumes, el fundador de
Forefront Records, Eddie DeGarmo refuta: “La verdad es constante
no importando quien la diga, así es que las personas también
pueden ser impactadas con canciones seculares”.

Así como existen los premios Grammy en el mundo de la


música secular, en el mundo de la música cris ana existen los
premios Dove. El 8 de sep embre de 1997, la revista
Contemporary Chris an Music Update publicó un ar culo tulado:
Letra de álbum da lugar a preguntas: La falta de contenido
‘cris ano’ complica la elegibilidad para los premios Dove, para las
decisiones de ubicación en carteleras. Este ar culo hizo público el
debate que existe desde que Amy Grant, famosa cantante
Cris ana contemporánea, grabó su canción Hearts in Mo on
(Corazones en movimiento) en 1991 cuyo contenido no es
cris ano, al igual que su álbum Behind the eyes (Detrás de los
ojos).[3]

En julio de 1998, la Junta Direc va de la Asociación de Música


Góspel y el Comité de los Premios Dove, aprobaron la siguiente
definición de música cris ana. Lo de cualquier es lo de música
sigue siendo deba ble:

Música góspel [cris ana] es cualquier es lo de música


cuya letra está basada, sustancialmente, en verdad cris ana
histórica y ortodoxa, contenida en o derivada de la Santa
Biblia; y/o en una expresión de adoración a Dios o alabanza
por Sus obras; y/o el tes monio de una relación con Dios por
medio de Cristo; y/o evidentemente movida e informada por
una cosmovisión cris ana.[4]

Es cada vez más frecuente encontrar música secular que se


incorpora en los listados de música cris ana, al igual que música
supuestamente cris ana que se incorpora en las carteleras de
música secular. Las fronteras entre ambos mundos obviamente se
están perdiendo y el mundo cris ano está entrando más y más en
entropía con el mundo secular.

La música contemporánea verdaderamente cris ana, inspirada


y ungida por Dios, interpretada por personas piadosas,
espiritualmente maduras y san ficadas para Jesucristo es una
herramienta poderosa para adorar y alabar a Dios, es de grande
bendición y edificación espiritual para los oyentes y es una
poderosa y efec va herramienta para comunicar el mensaje del
Señor. Nuestro enemigo el diablo lo sabe bien, así es que no
debemos ignorar sus ataques y sus tretas.
La primera estrategia del diablo es la de tratar de destruir algo,
atacándolo y persiguiéndolo desde afuera. Si esto no funciona,
entonces él se va a inmiscuir para desde adentro, procurar
corromper aquello, sabiendo que el agrado y la unción de Dios no
se posarán más en algo que se haya corrompido. El diablo se
aprovecha de nuestras debilidades humanas, de las inclinaciones
pecaminosas de nuestra carne y de nuestra ignorancia, para
convencernos poco a poco que algo que es moralmente malo lo
aceptemos como no tan malo y derribemos los límites y las
fronteras que nos mantenían alejados de aquello. Este principio de
corromper desde adentro, si destruir desde afuera no resulta, es el
principio que operó en el desierto con los israelitas, en días de
Balaam y de Balac.

En el capítulo vein dós del libro de Números, encontramos a


Balac, rey de Moab quien contrató a Balaam, persona habituada a
obtener ganancia con sus dotes de profeta, para maldecir al
pueblo de Israel que iba de camino hacia la erra de Canaán.

“Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme a este pueblo,


porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo
de la erra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y
el que tú maldigas será maldito”.
(Números 22:6)

Dios el Señor, en ningún momento permi ó esto y aunque


Balaam efec vamente tentó a Dios yendo a maldecir a Su pueblo,
Dios hizo que de su boca salieran únicamente bendiciones. Esto
exasperó al rey Balac, quien fracasó en su intent de destruir desde
afuera a los israelitas.
No contentos con este fracaso, ellos ingeniaron otro plan, el de
corromper a los israelitas desde adentro, para que ellos mismos
alejaran de sí al Señor, cosechando Su ira o Su maldición. En el
libro de Números, capítulo vein cinco, encontramos ahora a Israel
morando en Si m, en las fronteras de Moab.

“Moraba Israel en Si m; y el pueblo empezó a fornicar


con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los
sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus
dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová
se encendió contra Israel. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a
todos los príncipes del pueblo y ahórcalos ante Jehová
delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de
Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada
uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-
peor…Y murieron en aquella mortandad vein cuatro mil”.
(Números 25:1-9)

Balac y Balaam fueron quienes incitaron a los israelitas a


fornicar con las mujeres moabitas y con sus dioses,
corrompiéndolos así desde adentro. De esta manera, los mismos
israelitas cosecharon la ira de Dios y Dios los destruyó. Jaque mate
a favor de Balac y de Balaam.

“He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de


que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová en lo
tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la
congregación de Jehová”.
(Números 31:16)

Así pues, el diablo ha sido incapaz de destruir con sus ataques


desde afuera a la música cris ana y las alabanzas al nombre del
Señor. Pero obviamente el diablo se ha me do al medio y está
logrando corromperlo desde adentro, poco a poco para que la
gloria de Dios se levante y se vaya.

Como personas que amamos al Señor Jesucristo,


mantengamos las fronteras de la Verdad levantadas en alto,
permanezcamos en comunión estrecha con el Señor, adorémosle
con todo el corazón, alabémosle con todas las fuerzas, crezcamos
en gra tud hacia Él y así, no permi remos que el enemigo de
nuestras almas encuentre cabida en nosotros. De esta manera, no
habrá lugar para las mezclas extrañas en nuestra vida.
Bibliogra a
John Hospers, Editor. Ar s c Expression. Copyright 1971 por
Meredith Corpora on, U.S.A.

Charlie Peacock, At The Crossroads. Copyright 1999 por Charles


Ashworth aka Charlie Peacock, publicado por Broadman & Holman
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Mel Tari, Como un viento recio. Copyright 1972, Editorial


Betania, Puerto Rico.

Cecilio Meconnell M, Conozcamos nuestro himnario. Copyright


1980, Casa Bau sta de Publicaciones.

El Rock, colección La Música Elegida, texto de Doménech


Bergada e Ignasi Vidal. Copyright 1982, Editorial Prensa Española,
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Enciclopedia de la Biblia, Editorial Verbo Divino, Ediciones


Paulinas 1983, España.

Himnario de Alabanza Evangélica, Copyright 1978, Editorial


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B.R. Hicks, La Triple Naturaleza del Hombre. Christ Gospel


Press, P.O. Box 786, Jeffersonville, Indiana; Impreso en 1969 y
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B.R. Hicks, Preciosa Gema en el Tabernáculo. Christ Gospel


Press, P.O. Box 786, Jeffersonville, Indiana; Octava edición impresa
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James Strong, Strong´s Exhaus ve Concordance. Reprinted
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Nelson Publishers; Nashville, Tennesee.

K.R. Iverson con Bill Schidler, Verdades del Presente Día.


Traducido por Gerda Brown y Homero Rios. Copyright 1979; Bible
Temple Inc. Pórtland, Oregon.

Dan y Steve Peters, Why Knock Rock? Copyright 1984, Bethany


House Publishers; Minneapolis, Minnesota.
Acerca del Autor
Carlos Stahl, guatemalteco, tuvo un encuentro personal con el
Señor Jesucristo quien lo salvo y revolucionó su vida, a una
semana de cumplir los diez y nueve años de edad. Siendo
arquitecto de profesión y sirviendo al Señoren la iglesia Jesucristo
es el Señor, en el año de 1990 se casó con Susy Mora, y desde
entonces han servido juntos al Señor. En 1996 ellos fundaron la
iglesia “Vida Cris ana” en la ciudad de Guatemala, incorporada a
la organización internacional de Iglesias del Evangelio de Cristo, la
cual pastorean desde entonces.
[1] Esta y más información puede encontrarse en el libro Why Knock Rock de Dan y Steve
Peters, copyright 1984, Bethany House Publishers, Minneapolis, Minnesota. El libro con ene un
estudio a fondo de la música rock, su historia, sus intérpretes, conciertos, carátulas de discos y
metas que persiguen con esto. El libro es muy completo y recomendable para estudiar más a fondo
este tema. También se recomienda el excelente y extenso material en video, Hell´s Bells [Campanas
del infierno], El poder y el espíritu de la música popular, de The Apologe cs Group
(www.theapologe csgroup.com), 2004.
[2] Charlie Peacock, At the Crossroads (Broadman & Holman Publishers, Nashville, Tennessee,
1999), 14.
[3] Ibid., 16-17
[4] Ibid.

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