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No hay indios en el Uruguay
contemporaneo'!
Daniel Vidart*
Pese ala arremetida medistiea y misional de quienes se proclaman indios charriias, no
«8 preciso ser antropéloge para responderles que en la actualidad no pervive ningin
representante de las etnias halladas en nuestro actual territorio por el conquistador
europeo,
Los genes de aquellos antiguos pobladores subsisten en algunos habitanies del in-
terior del pais y de los ¢jidos urbanas, Yo llevo cuerpo adentro, por parte de mi abucla
patema, el genotipo guarani en sexta generacién, Pero no por ello me considero indi-
gena, mi tampoco negro, aunque mi bisabuela materna lo fuera, Mis abuelos varones
nacieron en Iparralde, el pais vasco situado al narte de los Pirineos. Soy triétnico, pu
pertenezco a aquella “raza césmica” asi llamada, con romantica exageracién, por el
pensador mexicano José Wasconcelos.
No obstante los citados antecedentes genéticos mi cultura es la del hombre de Oc-
cidente transplantado a América al par que me considero, al igual que los estoicos, un
ciudadano del mundo, No importa mi leucodermia, ¢s desir, mi piel blanca. Importar
mi formacién intelectual y moral, mis escalas de valores y conduetas, es deci. mi
referentes existenciales, que no son curopocéntricas ni indocéntricas ni afroséntricos,
Humano soy: nada de lo humano me es ajeno. Vivo en este “globalizado” -antes se
dccia planctizado- siglo XI, trato de interpretar mi tiempo y mi circunstancia y, de
tal modo, conocerme a mi mismo, “El hombre debe saber donde esta parade”, decia
Hegel, y no desde la catedra, sino cuando, después de clase, iba a tomar su copa de
vine a la taberna,
1. Poncncia presentidla en ls Jomnadas “Pueblos oiginarios nuevas miradas y debates en torno al pasado
‘igen octubee 2011
2. D. Vidartautor de vaste obra antropoligiea en parte dedicada a reconstruirla vids y Iuchas de poblaeiones
indigeas de ln Bands Oriental
251252
Anat de Antropalogia Social y Cultural en Unaguiy, Wal_10, 2072.
En apoyo de mis afirmaciones acerca de la inexistencia de indios 0 indigenas en
el Uruguay contemporaneo, voy a recurtir a definiciones y conceptos propuestos por
renombrados antropdlogos, Pero antes quicro referitme a los hagares generificos donde
estahan asentados los distintos pueblos aborigenes.
Culturas sierrales, silvales y marginales
Segiin lo estableciera Cooper, (1} cuando se produje el arribo de les invasores his-
panicos ~ esto es, espaiioles y lusitanos-, existian en América del Sur tres grandes
grupos de culturas indigenas: las sierrales, las silvales y las marginales. En cada una
de ellas se daban distintos tipos humanos, diversidad de lenguas, variados géneros de
vida, organizaciones sociales laxas 0 complcjas, tecnologias sencitlas 0 sotisticadas y
cuerpos de costumbres adaptados a los ambientes naturales. £1 sistema resultante de
estos factores dio lugar a diferentes cosmovisiones y antropovisiones acordes con el
medio geogrifico y el entomo sociocu tural.
En lus culturas sierrales se habia llegado a la civitizacién, aunque no a la eseritu-
ra, y se practicaba una agricultura hidraulica muy avanzada; en las silvales la yuca 0
mandioca, madre del cazabe, cra sembrada mediante una plantacién itinerante, luego
de abrir calveros en la selva mediante la roza, y en Jas marginales, divididas en cuatro
grupos (Costeras meridionales, Campestriales, Savanales ¢ Intrasilvales) se practicaban
la recoleceién, 1a eaza y la pesea, actividades propias de la economia predatoria de los
pucblos noméslicos
Aestas culturas marginales pertenecian los minuanes que, en el siglo XVI, ocupaban
gran parte de nuestro tetriterio, como actualmente se ha demestrado por los excelen-
tes e trrefutables estudios de Diego Bracco, mientras que el grueso de los charrias es-
taba situado en la otra Banda, su cuna ori ginaria. Como se desprende de lo dicho por
del Barco Centenera (2), existia un enclave chamia en la zona del sudoeste uruguayo.
‘Ambas ctnias, chars ¥ minuanes (también fucron lamados guinuanes o genoas)
compartian los rasgos fisicos y los sistemas socioecondmicos y culturales propios
de los Pampidos o Patagénidos. Las campafias militares contra los charrias de Santa
Fe y la Mesopotamia argentina determinaron a fines del siglo XVI y comienzos del
XVIII el paso del graeso de los charritas hacia nuestra territorio, Se entendian desde
1680 con los portugueses de la Colonia del Santo Sacramento, contrabandeaban para
ellos y hacian esclaves, que vendian a sus ocasionales socios europeos. Hay docu-
mentos fehacientes que lo prucban, Los minuanes, en cambio, pactaron mas de una
vez. con los espaiioles y los padres jesuitas de las Misiones. Contando con la alianza
de los minuanes, mil guaranies misioneros armados “con vocas(sic) de fuego” al
mando de | Sargento Mayor Alejandro de Aguirre derrotaron a los charriias en cl
combate del Yi, en el que inurieron cinco veces mas guerreros que en Salsipuedes. De
0 no hablan quienes celebran las virtudes de los indios, que afirman la hermandad
entre charrtias y minuanes, y que consideran a los “pueblos eriginarios” moralmente
superiores a los invasores hispanicos. Ambos bandos, integrados por hombres y no
por semidioses, actuaron, cuando convenia o se podia, con extrema dureza. El inva-
dido se defendia con ferocidad: el invasor atacaba con alevosia. Triunfaron los mejor
armados, no los que tenian razon, La razn estaba de parte de los duetios de la tierra,
los indios charréas y minuanes. Pero a la historia hay que contarla come fue y no
manipularla ni inventarlaMilan — No fay ineios nef Unuguay Canterporinen (2516257)
Relaciones conquistador-conquistado
Durante el eoloniaje la relacién entre el conquistador-colonizador y los pueblos origina-
rios fue distinta en las tres citados ambitos geogrificas, habitados por diferentes etnias.
En las culturas sierrales el indigena no fue exterminado: se fe convirtié en campesino
servil, intensamente maleada por la “eultura de conquista”, como la Hamara Foster
(3).Y quien quiera comprobar el impacto del Occidente victorioso en la indumentaria
y costumbres indigenas del Altiplano peruano-boliviano encontrar un extraordinario
Tepertorio de ejemplos en el libro de Elena Hossman, (4). En Suere, Bolivia, perelura
‘un tipo de sombrero semejante a os morriones del conquistador, Y tampoco nada de
indigena tiene la marchita que ordena los pasos y escenas de la Diablada de Onuro ante
la Virgen del Socavén, en la que intervienen las fuerzas angélicas y demoniacas de la
mitologia cristiana. Esta Diablada combina unas pocos rastos de fa religion indigena
‘con un abrumader mimere de los aculturados por el espanol.
El indo nomédico y ecuestre de las culturas marginale es coribatido y priicticaiien-
te exterminado en el Como Sur. En el siglo XIX tanto la Guerra del Desierto iniciada
por el general Roca contra los araucanos de la Pampa — los indios pampas nuevos,
pues los antigsuos tehuelches cran patagdnidas — (5) como las matanzas de Salsipuedes,
Cueva del Tigre y Mataojo, llevadas a cabo por los dos Rivera, el tio Fructuoso y el
sobrino Bernabe, contra los charriias y minuanes, ya severamente diczmados, juntaron
cl genocidio con el etnocidio.
Las etnias silvales, santuarizadas en las impenetrables florestas, reeign sintieron
el rigor del “inevitable hombre blanco”, como lo lamara Jack London, cuando la ex
plotacién del petroleo, la ganaderla extensiva, la forestacion comercial y la mineria se
adentratt en fa selva, la talan, y junto con los grandes drboles soit abatidos los pueblos
indigenas alli existentes. La Amazonia, que no correspond solamente al Brasil, hs
‘visto disminuir de manera tragica la poblaci6n aborigen,
Los charriias y minuanes no fueron exterminados del todo, Algunos de sus miem-
bros destribalizados y sus descendientes mestizados se diseminaron en los campo:
matrerearon en los monies y, @ veces, Se incorporaron a las peonaclas de las Estancia
Mis abuelos sanduceros por parte de padre, residentes en su estancia de Buricayupi,
reeogieron en el aflo 1890, ya muy anciano, a un chara que habia sido herido en la
‘Cueva del Tigre cuando tenia 15 afios y murié en brazos de mi abucla, biznicta de
Artigas y de una india guarani misionera, En anteriores eseritos he contado el tragico
destino del chaeriia Tiburcio.
Charriias y guaranies
‘No fue muy abundante 1a etnia charrda. El namadismo no es generoso con ta demo-
grafia. Es imposible proporcionar cifras acerea de cuntos sumaban en el tiempa de la
legada de los espafoles y sobre la evolucién del caudal de sus integrantes a lo largo
de los sigios XVI, XVII, XVIII y XIX, La matanza del Yi en el 1702, las persecucio-
nes y el constante goteo de las mortandades provocadas por las armas, ¥ ai mas por
las enfermedades aldctonas, los habian reducido a 600 antes de la celada del 1831,
general Antonio Diaz en el 1812 habla de “297 hombres de armas y como 350 perso-
fas entre mujeres, niflos y viejos"; Larrafiaga, en el 1813, dice que no hay mas de 500
minuanes al norte del rio Negro; ¢! sargento mayor Benito Silva enel 1840, expresa que
el nimero de charrias se hallaba tan reducido, “que no eran mas de 18 entre hombres,
mujeres y nifios. Los hombres adultos no eran mas que acho” (6)
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Anueario de Antroplogln Sool y Coftera en Uroguay, Vol. 10, 2012
Muchos guaranies
El caso de los guaranies es diferente. Habia muy pocos én nuestro territorio cuando
Ja conquista, Mas tarde, los reducidos, aeristianados y euratecniticados “eamiluchos”
de las Misiones llegan formando nutridos ejércitos de troperos, comandados por los
padres jesuitas, para cfectuar grandes arreadas a las estancias de los Pinares y Yapeytt
desde la Vaqueria del Mar, situada al sudeste del Rio Negro. Fueton incorporados a
Ios ejércitos espafioles que tomaron varias veces la Colonia del Santo Sacramento;
Jevantaron las murallas de Montevideo; muchos fugaron hacia nuestros campos des-
de las Reducciones, hartos de la colmena regimentada; luego de la disalucidn de las
Misionies por Carlos IIL en el 1767 Hegaron 15.000 a la Banda Oriental del Uruguay
¥ un contingente semejante a la otra Banda. Andresito y sus braves lucharon junto
con Artigas contra los portugueses: cientos de guaranies fueron arreados por Rivera
Junto con miles de cabezas de ganado luego de la Campatia de 1828 en las Misiones
Orientales: algunos de ellos se unieron con los charrias, y dan fe de ello Laureano,
Tacuabé y Micacla Guyumusa, bautizados en la iglesia de Paysandd, ciudad fundada
con guaranies,
‘Abundan los “pelos chuz0s” y los “ojitas de yacaré*en el Unuguay profundo. Pero
ya no son indivs. Son crivllos mestizos, incorporados al complejo cultural del ganado
y del caballo de nuestra tierra adentro,
Dejé fucra del cuadro a los yaro, quiz pertenecientes a la etnia guayand, a los
canoeros-plantadores-ceramistas chanté-timbd, extendids desde el bajo Uriguay hasta
el arroyo Solis Grande, si bien en continuo flujoy reflujo, como las demas parvialidades
indigenas, y suprimi a los fantasmales y di scutides Arachanes, de las cuales solo queda
el nombre pero no las trazas.
Ser indio en América
Dicho fo anterior procuraré precisar lo que se entiende por indio desde el fenotipo
visible hasta la trama de rasgos étnicos que los antropdlogos han considerado como
necesarios para que la indianidad no sea un invento o una supercheria sino una realidad
Imatria
pe Una eompatriota, antropdloga en ciemes, se define como channia pura y asi 10
pproclama y sostiene. Demas esté decir que no comparte el aspecto somatico propio de
Jay mujeres charrias. Nelson Caula s¢ tom ¢l trabajo de reunir las deseripeiones efee-
tuadas "por naturalistas y viajeros del siglo XVIII. Aquellas que hoy en dia reclaman la
condici6n de charrias, tendrian gue neunix estos rasgos:”...cuerpos bronceados ergui-
dos, casi perfectos... una hermosa talla,.. altas y fornidas, ..talles esbeltos y flexibles
y bonitas bocas... dientes hermosos y que jamuis se caen..." (7)
La arquitectura corporal, el color de la epidermis, el pelo negro, liso y recio, ta
conformation del rostro no importan, Vale la cultura,
Pero el voluntarismo es tenaz. Se sicnten charnias desde adentro, con un antepasado
Iejano en la cola, O sin ninguno. Eso basta, Aleanza con el propésito de serlo,
Vanegas D., H. (2010) La Región en Su Perspectiva Histórica, en Metodología de La Investigación en Historia Regional y Local Archivo General de La Nación, Santo Domingo, República Dominicana
Compendio de La Historia Del Paraguay Por Teran y Gamba 14va. Edición, Corregida y Aumentada Por Héctor F. Decoud. Asunción Año 1904 Tip. Encuar. de Juan E. Quell