IDILIO
IDILIO
ROSMERY A.H.
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IDILIO
Saga Westhampton Libro #4
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“Nena, puedes llegar más lejos de lo que
pensaste posible”
Yolanda Herrera Hernández
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Dedicado a mis amigos Jeferson Paniza y
Kevin Fernando Jiménez. Los adoro.
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SINOPSIS
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CAPÍTULO 1
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Su hermana Georgia se encontraba sentada
en una de las mantas que había colocado
para cada uno de los invitados. Los únicos
adultos eran su hermana, su cuñado Robert
Harris dueño de una de las más grandes
fundiciones del país y el director del instituto
de Medicina Frederick Derkins, había sido su
mentor a lo largo de este año y le debía
demasiado a ese viejo gruñón. Frederick
Derkins era un hombre de cuarenta y dos a
años, inglés, ojos de color miel, alto y de piel
canela; estaba casado y tenía un hijo dos
años mayor que Iuola.
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pésimo humor, ya que se desgastaba
escribiendo una gran carta para él, solo para
que su hermano le respondiera con dos
líneas o no lo hiciera.
Vio a su hermana mayor con el pequeño
Mathew en sus brazos, su sobrino era el bebé
más hermoso de Boston, podía jurarlo. Había
nacido a los siete meses causando
preocupación a todos, pero él estaba
rebosante de vida junto a sus dos hermanos
mayores que se peleaban su atención. Su
mata de pelo negra, sus mejillas rosadas y
sus ojos grises lo convertían en una cosita
adorable. Sus hermanos aún no lo conocían,
así como ellos tampoco conocían las
hermosas gemelas de Aitasis y Uriel; Amelie
y Addison, llamadas así por el segundo
nombre de Georgia y el segundo nombre de
la hermana de Aitasis. Aquellas gemelas
tenían una particularidad―le habían
mencionado todos orgullosos de ello en sus
cartas―que Amelie tenía los ojos verdes
como Aitasis y Addison negros como los de
Uriel; ambas rubias. Ya tenían cuatro meses
y prometían ser unas auténticas bellezas.
―¿Iuola?
La voz de Caroline, una de sus amigas y con
la que era más cercana, la sacó de sus
pensamientos. Para Iuola, Caroline era una
auténtica belleza con su mata de cabello
castaño y ojos azules como el cielo; su amiga
era de la misma altura que ella, salvo que
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tenía los pechos mucho más grandes y las
caderas más anchas. Llevaba un hermoso
vestido rosa de mangas cortas.
̶¿Te pasa algo?―le preguntó preocupada.
Todas la miraban expectantes y ella sonrió.
―No me pasa nada, iré a caminar un rato ¿Me
acompañas Caroline?
―Por supuesto.
Las otras colocaron una cara de decepción
por no ser escogidas por Lady Iuola
Westhampton para dar un paseo. A ella le
agradaba Caroline, puesto que la trataba
como a una persona normal y no se
desbordaba por el título Westhampton.
Dieron media vuelta y caminaron por todo el
sendero del amplio jardín.
―Querida ¿Qué sucede? Te conozco y sé que
te pasa algo.
Suspiró y se detuvo―Hoy se cumplen cinco
meses del incidente con Ethan.
Caroline la miró exasperada―No hablarás en
serio ¿Llevas las cuentas?
―¿Qué más quieres que haga? Lo llevo
grabado en mi memoria.
―¿Qué quiero que hagas? Que olvides a ese
papanatas, él no te merece. Iuola, se estaba
besando con otra mujer en tu propia casa.
―Sí, pero… Dios nos enseña a perdonar ¿No
es así?
Caroline miró al cielo como si estuviera
pidiendo ayuda.
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―Iuola solo dime que no estás considerando
perdonarlo.
―No―respondió―quiero hacerlo, pero no
puedo. Tengo esa imagen grabada en mi
mente.
Su amiga le puso ambas manos en los
hombros.
―Piensa en esto: La otra semana estarás de
camino a Inglaterra, te presentarás en
sociedad, te casarás y será feliz; aunque te
voy a extrañar.
Ella la abrazó―Tienes que venir a visitarme,
no dejes de escribirme.
―Y tú a mí.
―¿Que harás tú?
―Mis padres me autorizaron que podía
ayudarle al Dr. Derkins con algunos
pacientes y quizás podría hacer que Gabriel
se enamorara de mí.
Iuola le tomó la mano derecha a su amiga.
―De todo corazón deseo que te vaya muy
bien.
Caroline le sonrió―Gracias, aunque todo
sería más fácil si él no estuviese
perdidamente enamorado de ti.
―Pero yo no de él.
―Lo sé, aunque no pude evitar sentir celos
cuando te dio ese ramo de flores y te dijo
cosas tan bonitas.
―Lo siento mucho.
―No te preocupes querida, no es tú culpa.
Estoy bién.
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―¡Vaya! Aquí están.
Aquella voz provino de Gabriel Derkins, el
hijo de Frederick. Era un muchacho alto de
cabello castaño y ojos miel como los de su
padre. Iba vestido con un pantalón gris, una
camisa blanca y un sombrero gris.
―¿Interrumpo algo? ―preguntó mientras se
acercaba lentamente.
Iuola notó como su amiga perdía el color y se
quedaba sin habla.
―Algo así―le respondió Iuola―¿Podemos
ayudarte en algo?
Él se quitó el sombrero―Sí, quisiera
compartirles que iré a estudiar medicina en
Cambridge.
Caroline sonrió―¡Eso es maravilloso
Gabriel!
―Gracias Caroline.
―Muchas felicitaciones―le deseó Iuola.
―Gracias mi lady―le dijo mientras se pasaba
una mano por su cabello―Si no es mucha
molestia, me gustaría hablar con usted a
solas.
―Por mí no hay problema―comenzó a decir
Caroline―yo ya…
―No se me permite estar a solas con un
caballero―la interrumpió Iuola con
desdén―es indecoroso.
―Le pido que me disculpe, no pretendía
ofenderla.
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―Esto es Estados Unidos―le recordó
Caroline a Iuola―No Inglaterra, te espero
amiga―ya al decir esto se fue.
La miró echando chispas y tuvo que reprimir
el impulso de agarrarla por los cabellos.
Ésta miró a Gabriel recelosa―Tiene cinco
minutos―le informó.
―No sé si usted es consciente del profundo
devoto que le tengo.
―Quizás.
―Albergo sentimientos por usted Lady Iuola,
quisiera que me esperara y aceptara
convertirse en mi esposa.
Abrió los ojos como platos. No se esperaba
una proposición como aquella, así que
decidió suavizar un poco su tono.
―Lo… lo lamento mucho señor Derkins, me
honra que me haya dicho esto, pero no siento
lo mismo por usted.
Él se quedó callado y tragó saliva muchas
veces.
―Lo siento mucho de verdad. Si me
disculpa…
Pasó junto a él y este la tomó por el brazo.
―Eso no pensó cuando me besó hace unos
meses ¿No es así?
Abrió los ojos como platos. Hace tres meses
había cometido un error espantoso, para ese
entonces desconocía el hecho de que
Caroline albergaba sentimientos por Gabriel
y este junto con Frederick habían ido a
visitarla, pero su mentor se había llevado a
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Robert a hablar a solas en su estudio. Ella
había quedado sola con Gabriel y todo
transcurría normal hasta que vislumbró a
Ethan por la ventana; Robert no le había
comunicado que este estaría en Boston en
esos días y eso la enojó. La rabia la cegó por
completo y tomó a Gabriel y lo besó por
impulso, estaba segura de Ethan los había
visto y no lo vio más.
―Desde ese día no he dejado de pensar en
usted―continuó―Por eso le envío regalos, le
escribo cartas y le hago halagos porque
usted me importa.
―Gabriel…
―Me queda claro que usted solo me utilizó
para fines que desconozco. Supongo que el
hecho de que sea de la nobleza no la hace una
buena mujer.
Eso la golpeó y fuerte. Había jugado con los
sentimientos de Gabriel, tal cual como Ethan
lo hizo con ella. Eso la convertía en un ser
despreciable al igual que Ethan.
En ese instante escuchó que alguien se
sonaba la garganta y Gabriel de inmediato la
soltó.
―¿Qué sucede aquí?―preguntó Robert
mientras se llevaba las manos a los bolsillos
y alzaba una ceja.
―Nada señor Harris―le respondió él
mientras se colocaba el sombrero―sólo me
despedía de Lady Iuola, con permiso.
Este pasó junto a Robert y se marchó.
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Su cuñado la miró―Cariño, sabes que te
adoro con toda mi alma, pero es mi deber de
mejor amigo decirte cuando no estás
haciendo las cosas bién.
>>Al principio me dijiste que te gustaba ese
chico, que por eso lo besaste aquella vez.
Luego vi que compartían cartas y le diste
toda tu atención, luego lo ignorabas y por lo
que veo lo mandaste a freír espárragos
A Iuola se le llenaron los ojos de lágrimas.
―Soy horrible Robert, soy una horrible
persona.
Se acercó a ella y la abrazó―No eres horrible,
solo estás sacando un clavo con otro clavo y
eso no está bien. Alguien puede salir
lastimado.
―No deseo lastimar a nadie―sollozó―es solo
que… me siento vacía ¿Sabes?
Él le acarició la espalda, pero no le dijo nada.
―Recibí mi constancia que era una auxiliar
médica en toda regla y te juro que no pude
nada. Ethan acabó con un aparte de mi alma
y no sé cómo recuperarla…
―Levantando la frente y continuando con tu
vida. Eres una Westhampton después de
todo.
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CAPÍTULO 2
Hampshire, Inglaterra.
Westhampton Terrace.
Una semana después de su regreso a
Inglaterra.
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preocupada. Había preparado dos botellas y
las tenía en la mesa.
―¡Vaya! Aquí estás princesa―le dijo Marsias.
Su hermano estaba vestido con un saco azul
turquí con una bata blanca, un pantalón
blanco y unas botas marrones de montar.
Se quitó el sombrero del mismo color de su
saco.
Lo miró y le sonrió―Hola Mar, si aquí estoy.
―¿Estudiando?
―Sí, preparé un poco de medicina para
Erling―le informó mientras le daba las
botellas―Dale una cucharada cada seis
horas.
―Gracias princesa, desde que llegaste te la
has pasado aquí.
Anotó algo en su diario―Hay demasiado
ruido, no puedo concentrarme. Aparte que la
otra semana ya será mi debut en sociedad y
no tendré tiempo suficiente para estudiar.
―Entiendo, tengo algo importante que
decirle a la familia y me gustaría que
estuvieses presente.
Iuola volvió a su libro y pasó una página.
―¿Tienes que ser ahora hermano?
―Honestamente Iuola, no me gusta esa
actitud.
―Disculpa si te he ofendido, es solo que hace
mucho quería leerlos y sé que no tendré
nada de tiempo. Puedes decírmelo aquí.
Marsias la miró con la boca abierta mientras
esta volvía a su libro y hacía algunas
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anotaciones. En ese momento alguien se
acercó a ellos. Robert lucía un hermoso saco
rojo con una corbata negra y unas botas de
montar marrones.
Este le sonrió―Me mandaron en su
búsqueda.
―Al parecer Lady Iuola no tiene tiempo para
unos simples mortales como nosotros―le
dijo Marsias―el mundo entero la necesita.
Robert alzó una ceja―No me digas, es una
lástima porque tendrá que desperdiciarlo en
nosotros.
Esta rodó los ojos y cerró el libro. A
continuación se puso de pie.
―Vamos entonces―les dijo mientras pasaba
por el lado de ambos―Cierren cuando salga.
Marsias suspiró y miró a Robert.
―¿Qué carajos fue eso? Ella no es así.
Este le dio unas palmaditas en los hombros.
―Tratar de comprender a las mujeres es
toda una hazaña hombre, debe estar en sus
días.
✺
Westhampton Room no podía estar más
llena. Uriel se encontraba meciendo a Amelie
y Robert a Addison mientras caminaba por
todo el salón; Aitasis amamantaba en uno de
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los sillones a un Mathew que se estaba
quedando dormido, porque su madre
Georgia estaba regañando a su hijo mayor
Maximillian por romper un adorno; Freyja la
otra hija de Georgia estaba ayudando a
Becky a darle la medicina a un rebelde
Erling; Lady Agatha tenía a un risueño Wilfer
en sus brazos el cual jugaba con una de sus
plumas; Wolfram le había pedido a Iuola que
tocara una melodía en el pianoforte y este se
encontraba junto a ella. Risas, llantos de
bebés, música y conversaciones se
mezclaban y daban a lo que Wolfram
llamaba como: “Una violación total a su paz”.
Ella sabía que en el fondo estaba muy
contento de tenerlos a todos allí. Robert y
Georgia habían decidido vivir en Cornualles,
pero se quedarían un tiempo en Londres
mientras su casa estuviera construida.
―Marsias ¿Qué es lo que se supone que nos
tienes que decir? ―le preguntó Aitasis.
Robert le dio un beso en la mejilla a Addison.
―Nos va a decir que decidió convertirse en
un eunuco―bromeó.
―El único con probabilidades de convertirse
en un eunuco aquí eres tú―le dijo Marsias.
Robert resopló―Ya tengo a esa tigresa bajo
control.
Georgia le tiró una mirada asesina.
―Robert y Marsias estos no son temas para
tratar en frente de damas―los riñó Agatha.
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―¿Damas?―Preguntó Uriel mientras mecía a
su hija―Yo no veo ninguna.
―Agradece que tengo a Mathew dormido―le
amonestó Aitasis a su marido―sino ya te
hubiese puesto a vomitar vidrios.
―Yo también te amo hermosa―le dijo este
sonriendo.
Iuola dejó de tocar y se dispuso a sentarse
junto a Wolfram.
―Tía Becky―comenzó a decir Freyja―¿A qué
edad le muerde a uno el monstruo negro de
dientes largos?
―Cuando uno llega a la edad de darse cuenta
de que esa pregunta es tonta a más no
poder―le respondió Georgia.
Becky le tiró una mirada asesina―Eres
imposible―ésta miró a la niña―Mi niña, el
monstruo negro con dientes largos no existe.
―¡Si existe! ¡Y va a comerse mi cabeza!
―exclamó mientras abrazaba a Georgia
―Cariño―le dijo Aitasis―si ese monstruo
existiera no se comería tu cabeza, te comería
toda.
―Ya basta―sentenció Marsias―dejen a la
niña en paz, par de víboras.
―Freyja―la llamó Wolfram―Ven aquí.
Ésta lo obedeció―¿Sí tío Wolf?
―El monstruo negro con dientes blancos
solo aparece cuando las niñas no obedecen a
sus padres―le explicó él.
Ella abrió sus ojos grises.
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―¡¿Y entonces por qué a mí no me ha salido
aún?!
Todos se echaron a reír y Wolfram la miró.
―¿Así que no te estás comportando?
Lo abrazó y escondió su cara en su hombro.
―Era broma tío Wolf.
―Mi sol de hielo, te encanta arruinar la
diversión―le dijo Aitasis.
―No encuentro divertido asustar a una niña
inocente―le amonestó este mientras
estrechaba a Freyja en sus brazos.
―Eso le formará el carácter―comentó
Georgia―Recuerdo que Marsias y Uriel me
asustaban con el hecho de que había
mazmorras en el sótano.
―No puede ser―dijo Uriel―Marsias
¿Entonces los implementos de tortura del
sótano eran mentira? ¡Madre mía!
―Cállate Uriel―le amonestó este―familia
tengo una noticia que darles―todos la
miraron expectantes―mi hermosa Becky
está encinta de nuevo.
Todos aplaudieron al unísono y se oyeron
coros de alegría.
―Becky de verdad te admiro―le dijo
Aitasis―yo no me someteré a ese calvario
nunca más.
―Ni yo―añadió Georgia.
Becky les sonrió―Tendré todos los hijos que
Dios me dé.
Iuola le sonrió―Estaré feliz de atender tu
parto.
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―Gracias cariño.
Becky le dio un beso a Erling―Esperemos
que esta vez sí sea niña. Marsias está a esto
de llevarse a las gemelas a Bristol.
―Sobre mi cadáver―le dijo Uriel―son mías.
―Hablemos de la presentación en sociedad
de Iuola―ordenó Lady Agatha.
―Cariño, tú ajuar nuevo llegará
directamente a Londres―le informó Becky.
―Muy bién―comenzó a decir Lady
Agatha―Viajaremos la otra semana a
Londres y he pensado mucho quien será tu
madrina porque yo ya estoy muy vieja para
eso.
―Que suertuda―susurró Georgia.
―¿Dijiste algo Georgiana?―la reprendió
―porque si no fuese por Robert seguirías
siendo una solterona amargada.
Esta iba a replicar, pero Marsias la silenció
con la mirada.
―Antes de anunciar a la que será la madrina
de Iuola quiero que me digan quienes son sus
invitados para esta temporada―pidió Lady
Agatha―tengo entendido que tienen
algunos.
―De mi parte vienen el administrador de la
casa del marqués y su esposa―le informó
Marsias y Lady Agatha rodó los ojos―espero
que se trate con el debido respeto, ambos
son cercanos a mí esposa y a mí.
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―De la mía vienen cinco personas―le dijo
Uriel―Los tíos de Aitasis de Escocia, sus
padres y Agnes.
―De mi parte viene la condesa de St. James y
los señores Bright―añadió Georgia.
―Shaw ¿Sigue en Estados Unidos?―quiso
saber Marsias. Iuola dio un respingo al
escuchar ese apellido.
―Sí―respondió Robert.
―Pensé que estaría aquí.
―¿Wolfram tienes algún invitado?―le
preguntó Lady Agatha.
―Seis funcionarios de la cámara de los
comunes―le informó.
―¿Son solteros?
―Así es.
―Muy bién. Yo también tengo invitados, mi
hijo Isadore junto con Clarice y Shana.
―¿Esa gente otra vez?―le amonestó Aitasis.
―Y Lucius―añadió Agatha ignorándola.
―No tengo ningún problema con Shana y
Lucius―le dijo Marsias severamente―los
demás no son bienvenidos.
―Mi hijo y mi nuera no tuvieron que ver en
lo que pasó―los defendió ésta―Además la
gente hablará Westhampton, mis otros
nietos deben ser invitados al baile de honor
a Iuola, seremos la comidilla de Londres si
pasamos eso por alto.
―Mis tíos junto con Shana y Lucius pueden
quedarse en Westhampton
House―sentenció Wolfram. La estancia
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quedó en silencio y solo se escuchó el llanto
de Mathew, Georgia lo tomó y comenzó a
mecerlo.
―Clarice me ha mandado la lista de posibles
candidatos para Iuola, Becky te la pasaré
más tarde para que la apruebes junto con
Wolfram―Ambos asintieron―anunciaré a la
madrina de Iuola. Tuve en cuenta el encanto
y la personalidad, educación, pero sobre
todo bondad, paciencia y responsabilidad.
Aitasis se echó a reír―Georgia tú y yo
estamos fuera de esto.
Agatha la ignoró―Te escogí a ti Becky.
Ésta la miró asombrada―¿A mí? Pero abuela
yo no tengo linaje, ni…
―Pero has demostrado ser más dama incluso
que mis nietas Georgia y Darleen; estoy muy
orgullosa de ti, de cómo has llevado tu hogar,
a mi nieto y a mis bisnietos.
Ella le sonrió―Gracias abuela, pero creo que
Ai o Geo estaría mejor…
Éstas le hacían señas para que dejara de
hablar. Becky frunció el ceño y luego miró a
Agatha.
―Estaría encantada.
―Yo lo estoy mucho más.
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CAPÍTULO 3
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Echaba de menos Boston. Su vida allí era
muy distinta a la que tenía en Inglaterra,
pero de igual forma estaba contenta ya que
estaba rodeada de su familia.
―Mi lady hemos acabado. Está hermosa―la
halagó una de sus doncellas. Mary era su
doncella en Estados Unidos y Iuola decidió
traérsela consigo y conservar ambas. Se miró
en el espejo y sonrió al ver lo preciosa que
estaba. A Mary y a Rose se les llenaron los
ojos de lágrimas y las miró frunciendo el
ceño.
―¿Qué sucede?―les preguntó.
―Se ve tan hermosa mi lady―le confesó
Rose.
Iuola les sonrió―Gracias, veo que se han
vuelto amigas―observó y ambas asintieron.
Se acercó a ambas y le tomó las manos a cada
una.
―Les prometo que si tengo que marcharme,
me las llevaré a ambas.
Éstas sonrieron―¡Gracias mi lady!
En ese momento se escucharon unos toques
en la puerta.
―Adelante.
Su hermano Wolfram entró a la estancia.
Llevaba u hermoso saco azul lapislázuli, una
corbata blanca y una camisa del mismo
color; su pantalón y sus zapatos eran negros.
Para ella Wolfram más que un hermano
había sido un padre, era la única figura
paterna que había conseguido en toda su
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vida. No recordaba un solo día en que
Wolfram no estuviese dándole órdenes a
diestra y siniestra; siempre se había
preguntado si su padre Ian había sido así y si
de estar vivo, Wolfram la hubiera mimado un
poco más.
Este acarició su monóculo―Ese vestido te
queda muy bien.
―Gracias Wolf―le dijo y a continuación miró
a sus doncellas―Pueden retirarse.
―Sí mi lady―dijeron al unísono y luego le
hicieron una reverencia a su hermano―con
permiso excelencia―él asintió y ambas se
fueron.
―Supongo que recibiste las instrucciones
con respecto a Almack’s.
―Durante toda mi vida Wolf.
―¿Estás nerviosa?
Ésta alzó la barbilla―¿Por qué habría de
estarlo?
―Tengo una petición que hacerte
Iuola alzó las cejas―¿De qué se trata?
Este se acercó a ella y le tomó la mano.
―Quiero que te diviertas. Quiero que bailes y
conozcas personas. Es tu noche.
Contuvo un suspiro y miró a su hermano;
este día lo había estado esperando, pero
jamás se hubiese imaginado que sería de esta
manera.
“Lo intentaré”.
―Así será Wolf.
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Este le ofreció el brazo―Muy bién, vámonos.
Todos te esperan allá abajo.
Iuola le aceptó el brazo. Se tocó su collar y su
corazón le latió deprisa.
Tenía un mal presentimiento.
✺
Iuola reprimió el impulso de bostezar en la
fila interminable para saludar a la reina.
Estaba a tres chicas debutantes para llegar a
la reina, junto a ella estaba Becky, la cual
tenía un vestido azul agua marina de mangas
largas con bordados dorados en el corpiño,
su cabello estaba recogido en un tocado de
plumas.
Ésta le sonrió―¿Estás cansada cariño?
―La verdad sí, no sabía que las filas eran tan
largas y la gente no deja de mirarme―se
quejó.
―Eres la hermana del duque de
Westhampton.
Iuola rodó los ojos ante ese hecho.
―Sonríe cariño, es nuestro turno.
Iuola relajó su expresión y subió los
escalones hacia el trono de la reina. Hizo una
reverencia perfecta y le besó la mano.
―Lady Iuola Westhampton―comenzó a
decir la reina―esperaba con ansias su
34
presentación.
―Es un honor estar aquí frente a usted su
majestad.
Ésta miró a Becky―Veo que estás bien
acompañada.
―Si su majestad.
―Espero un buen matrimonio por parte de
usted, no cometa el error de su hermana. Aún
no puedo creerlo.
Iuola sintió el impulso de defender a Robert,
pero a lo largo de su vida había aprendido a
guardar silencio.
―Se cuál es mi deber majestad.
Ésta asintió y con un gesto le dijo que se
marchara. Le hizo una reverencia y la
obedeció de inmediato.
Entrelazó su brazo con el de Becky y se
dirigieron al gran salón de baile del palacio
donde se encontrarían con su familia para ir
a Almack's.
―¿Cómo te fue?―quiso saber Becky.
―Reine fosilisée damnée.
―No hablo francés, pero sé que lo que dijiste
no habló bién de la reina.
Se detuvo y miró a Becky―Dijo que por favor
no cometiera el mismo error de Georgia al
casarse con Robert.
―Ay cariño, sabes cómo son las cosas.
―Lo sé Becky, pero yo adoro a Robert.
Ambas continuaron caminando.
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―Lo sé cariño y creo que lo que te diré a
continuación no te gustará nada.
―¿Qué sucede?
―No admitieron a Robert en Almack's.
Ésta se quedó sin aire―¿Qué?
―Cariño sabes cómo son las patronas de
Almack's y...
―¡Es el cuñado de Westhampton!
―Si cariño, pero no podemos hacer nada.
Una de las reglas de Almack's es no admitir
nuevos ricos. Y Robert no es solo un nuevo
rico, el hecho de ser americano empeoró las
cosas.
―No pienso ir a Almack's.
―Tienes que hacerlo cariño, solo es una vez
por semana.
Iuola negó con la cabeza―No puedo creerlo,
negarle la entrada al cuñado de
Westhampton.
―Todos se marcharon incluso la abuela. Sólo
se quedaron Marsias, Wolf, tus tíos y Shana.
Nos reuniremos con ellos y nos
marcharemos a Almack's―le informó
Becky―se cómo te sientes cariño, es injusto,
pero debemos seguir adelante.
Los guardias le abrieron las puertas. El gran
salón del palacio tenía luz por todas partes,
las mujeres usaban sus mejores galas y los
caballeros estaban relucientes. Se les hizo
casi imposible encontrar a Marsias, pero este
las halló primero.
―Bellas damas.
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Becky permitió que su esposo le besara la
mano―Hola mi amor ¿Y Wolf?
―En aquella masa gris que le rinde
tributo―le informó con fastidio.
Este miró a Iuola―¿Cómo te fue princesa?
―Mejor que nunca―respondió sin mirarlo.
―¿Pasó algo?
―Le dije que Robert no había sido admitido
en Almack's―le explicó Becky.
Marsias suspiró―A ninguno nos gustó
princesa, pero de todos modos teníamos
invitados que no hubieran podido entrar
como lo son Josh y Lucy; los tíos de Ai y la
propia Agnes. Así que de todos modos, la
familia entera no iba a ir.
Iuola suspiró―Tienes razón.
Este le dio un beso en la frente―Buscaré a
Westhampton y nos marcharemos a
Almack's.
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CAPÍTULO 4
39
entender: El duque de Leithold y el duque de
Westhampton.
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de la muerte de su hermana, destruiría a la
suya.
―Disculpen caballeros―los interrumpió―No
pude evitar escuchar que hablaban de la
belleza de la temporada ¿Harían el favor de
señalarla? No sé quién es.
―¿A quién? ―le preguntó el pelinegro―¿A la
hermana de Westhampton?
―Por supuesto.
―Es esa de allí.
Aaron miró en esa dirección.
“No cabe duda que ella es” pensó con una
sonrisa. Tenía esa expresión “Simples
mortales, deberían estar agradecidos porque
estoy pisando su asqueroso suelo”.
Era bastante alta comparada con las demás
debutantes, su piel era de color canela suave,
sus labios estaban fruncidos y pese a eso su
expresión facial era de hastío; su mirada era
extraña, como si supiera todos los secretos
del mundo, pero no pudiera decirlos.
―¿Quién es su madrina?―quiso saber.
―Es lady Rebecca Westhampton, es la
pelirroja que está a unos escasos metros de
ella―le informó el otro―¿Piensa pedir una
audiencia?
Aaron asintió mientras veía a Lady Rebecca
“Joder, eso sí es una mujer” pensó mientras la
miraba de arriba abajo. La pelirroja no solo
tenía unos pechos grandes, sino que aquellos
labios carnosos exigían ser besados.
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―Sé lo que está pensando hombre―le dijo el
pelinegro―esos pechos no se ven todos los
días, pero está felizmente casada. Odio las
mujeres felizmente casadas.
―¿Es la mujer de Westhampton? ―preguntó
Aaron.
―Por Dios no, es su cuñada. Es la esposa de
Lord Marsias.
―¿Cuántos hermanos tiene Westhampton?
―quiso saber.
―Sino estoy mal tiene cuatro, pero los otros
dos no están aquí.
Y él no tenía a nadie. Aaron sonrió de forma
malévola. Comenzaría con Westhampton.
―Bién, gracias.
No esperó que estos le respondieran y se
dirigió al grupo de personas donde se
encontraba Lady Rebecca. Al llegar allí este
hizo sonar su garganta y lo miraron. Un
hombre de la misma altura que Aaron alzó
una ceja y rodeó a Lady Rebecca por la
cintura atrayéndola hacia a él. Su expresión
arrogante y letal le hizo pensar de inmediato
que era Lord Marsias, su esposo. Aaron lo
miró bién, era pelinegro, tenía la piel blanca
y los ojos de un negro peligroso.
“Este hombre no dudará en cortarme la
cabeza si le miro mucho a la mujer” pensó
mientras lo miraba a los ojos.
Este hizo una reverencia―Buenas noches a
todos. Lamento interrumpir su
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conversación―dijo. Luego miró a Lady
Rebecca.
―Mi lady me gustaría hablar con usted, soy
Sir Aaron Barón de Weasly.
―¿Qué quiere Weasly?―le preguntó Lord
Marsias mientras sujetaba a su mujer.
Iba a responder, pero lady Rebecca se le
adelantó.
―¿No es obvio mi amor? Quiere una
audiencia con Iuola ¿No es así?
Aaron la miró confundida―¿Iuola?
Ésta le sonrió mientras señalaba la hermana
de Westhampton a unos escasos metros.
―Sí, Lady Iuola.
“Iuola… que nombre tan extraño” pensó
Aaron.
Ésta miró a su esposo―¿Me esperas aquí
amor mío? Iré a presentarlos.
Este gruñó, pero asintió. Aaron le ofreció el
brazo a Rebecca y ambos se marcharon.
―No sabe cómo me alegra ver a un joven
guapo aquí Sir Aaron―le comentó ella―esto
está lleno de debutantes y los hombres aquí
presentes o están casados o son viejos
horribles.
Este le sonrió―Me halaga que diga eso, mi
lady.
―No es nada, me alegro que mi niña pueda
conversar con alguien más joven.
Él sonrió, pero no le dijo nada. No se había
dado cuenta que ya se estaba acercando a la
hermana de Westhampton. Vio que junto a
43
ésta estaban otra chica de su edad, la otra
abrió los ojos al verlo por el contrario la niña
Westhampton alzó las cejas y no cambió su
expresión.
―Niñas―comenzó a decir Lady Rebecca―les
presento a Sir Aaron, barón de Weasly.
La que estaba junto a ella le hizo una
reverencia.
―Soy lady Shana Westhampton, encantada
de conocerlo Sir Aaron.
Este le hizo una reverencia―El placer es mío
mi lady.
―Lady Iuola Westhampton―se limitó a
decir.
Aaron sonrió puesto que ésta no le había
hecho una reverencia. Supuso que era
porque su título era inferior y no tenía por
qué hacerlo. Por el contrario Aaron sí lo hizo.
―Es un placer conocerla mi lady.
Ella asintió, pero no le dijo nada. Adele nunca
había sido tan altiva, siempre estaba
dispuesta a repartir sonrisas a todo el
mundo, sin duda Lady Iuola había sido
moldeada de esa forma.
―No lo había visto nunca Sir Aaron―le dijo
Lady Shana―¿No acostumbra usted a venir a
Londres?
Este le sonrió―Siempre que puedo evitarlo,
pero en estos momentos vivo en Marsella.
Shana sonrió ampliamente―¿Vive usted en
Francia? Uno de mis hermanos mayores
reside en París ¿Vino en busca de esposa?
44
―En realidad no, pero estoy abierto a esa
posibilidad.
Lady Iuola no lo miraba y eso le sacó una
sonrisa. Sin duda para ella su existencia no
era más importante que las cucarachas.
―Mi lady―la llamó―Me preguntaba si existía
la posibilidad de que baile el siguiente vals
conmigo.
―Lo siento milord, pero tengo todas las
piezas comprometidas, en otra ocasión
será―le dijo mientras le mostraba su carnet
de baile.
Este sonrió mientras se lo arrebataba de las
manos y lo hacía trizas. Rebecca y Shana no
ocultaron su asombro.
―Creo que ahora sí que no hay ningún
impedimento para que usted baile
conmigo―le dijo.
Lady Iuola echaba chispas por los ojos.
―¿Cómo se atreve a hacer eso?
―Cariño―la interrumpió Lady Rebecca―Ve
y baila con él.
―Por supuesto que no.
―Ve cariño.
Le hizo una reverencia y le tendió la mano.
Lo miró con desprecio y segundos más tarde
la aceptó. Ambos se dirigieron a la pista de
baile y Aaron se dio cuenta de las miradas
curiosas; la expresión de Lady Iuola era un
poema. Cuando las empezaron las primeras
notas, él tomó su mano y con la otra la atrajo
un poco hacia él.
45
―Dios mío ¿Qué estoy haciendo?―Comenzó
a decir ella―las debutantes no podemos
bailar el vals, está prohibido. Mi cuñada lo
olvidó por completo.
Ésta se soltó de su agarre y él la tomó por el
codo.
―Sí se va ahora, le aseguró que hará un
escándalo. Además, que tontería. En Francia
las mujeres son más libres, no existen estas
reglas absurdas.
―Las reglas se hicieron para cumplirse.
―O para romperse.
Iuola lo miró―Supongo que usted las rompe
todo el tiempo.
Él la miró. Era una chica muy bella, de seguro
acostumbrada a pensar que si las flores
florecen era gracias a ella.
―Siempre que sea necesario. Como cuando
una hermosa y terca mujer se niegue a bailar
conmigo, por ejemplo.
Pudo jurar que había medio sonreído y se
colocó en posición para bailar con él.
―Tenía todas las piezas ocupadas.
Ambos comenzaron a dar vueltas por todo el
salón.
―Eso quiere decir que si deseaba bailar
conmigo.
―¡Vaya! Creo que necesito aire, me va
asfixiar con su ego. Lo tiene bastante grande
¿No lo cree Sir Aaron?
Él le sonrió―No lo sé, solo sé que soy sincero.
46
―Eso quiere decir que el que deseaba bailar
conmigo era usted.
―Me moría de ganas.
―La discreción no es lo suyo sin duda.
Él se echó a reír y ella medio sonrió. Sí que
era difícil hacerla sonreír.
―Me gusta ser directo, así me ahorro malos
entendidos.
―Ya veo, supongo que ha tenido pocos.
―Muy pocos en realidad.
Él la hizo girar de nuevo―¿Qué tal la
presentación? ¿Se ha divertido?
―¿Tengo cara de estarme divirtiendo Sir
Aaron?
Él le sonrió―Antes no, ahora sí, pero es
normal no todo el tiempo se tiene el
privilegio de bailar conmigo.
Entonces sucedió. Ella se echó a reír y varias
miradas se enfocaron en su persona, fue una
risa sincera y sus ojos brillaron un lapso de
tiempo.
―¡Aire! ¡Necesito aire! ―exclamó en voz muy
baja.
―¿La he asfixiado de nuevo? Le ruego que me
disculpe.
Ella lo miró con una pequeña sonrisa.
―Usted no pertenece a esos hombres que le
rinden pleitesía a mi hermano.
Él la miró. Su interés por Westhampton era
distinto.
47
―Con esa afirmación puedo entender que ha
estado con hombres que le han parloteado
las grandes e infinitas virtudes del duque.
―Son de lo más impertinentes, están esos y
los que están atrás de mi dote. No sé cuál de
los dos grupos es peor.
―Bienvenida a la alta sociedad londinense.
Ella lo miró con curiosidad, pero no le dijo
nada. Tocaron los últimos acordes y ambos
se hicieron una reverencia.
Él le ofreció el brazo y la miró.
―Gracias Sir Aaron, aunque no le aplaudo su
forma de sacarme a bailar.
―Demos un paseo.
―Tengo comprometida la siguiente pieza.
―¿De veras? Muéstreme su carnet de baile.
―Lo haría, pero ha tenido un accidente
inesperado.
―Eso es una gran lástima, entonces no tiene
ninguna―le dijo mientras llegaban a donde
estaban Lady Rebecca.
―Mi lady ¿Podrías sernos de carabina?
Quisiera dar un paseo con lady Iuola por el
jardín.
Ésta le sonrió―Por supuesto, Shana decidió
bailar con tu siguiente pareja cariño, esta
pieza la tenía libre.
Aaron asintió―Muy bién.
―Estaré a escasos metros de ustedes para
que puedan hablar con más comodidad―les
anunció Rebecca. Aaron se dijo que esa
mujer le caía estupendamente bién.
48
✺
49
Lo miró con curiosidad. Le gustaban los
hombres que aparte de trabajar en la
administración de las tierras ligadas al título,
tenían otra cosa en la que ocupar su mente.
Había crecido entre hombres que no eran
holgazanes: Uriel había sido detective de
Bow Street y ahora trabajaba administrando
las tierras de Escocia; Marsias tenía bajo su
mando seis casas de juego y Wolfram aparte
de las obligaciones del título, trabajaba
fuertemente en la política.
―¿Qué hace allí?―quiso saber.
―Yo me encargo de que los tratados entre
Francia e Inglaterra se mantengan vigentes.
Iuola lo miró. Se moría de ganas por decirle:
“Soy auxiliar médica, me gusta la botánica,
pero solo la he estudiado por mi cuenta”, sin
embargo se contuvo, sabía que lo que podía
esperar de él eran dos reacciones:
Primera: Reírse a más no poder porque lo
que acababa de decir era un completo
disparate.
Y segunda: Escandalizarse como cualquier
inglés.
Ninguna de las dos eran agradables por ende
optó por asentir.
―Quiero pedirle disculpas si la hice sentir
incómoda mi lady, pero no me arrepiento de
nada.
Ambos se detuvieron y quedaron frente a
frente.
50
―Sí no está arrepentido no entiendo por qué
razón pide disculpas.
―Le estoy pidiendo disculpas por hacerla
sentir incómoda, no por lo que hice. Es usted
una mujer encantadora.
―¿Y tardó tanto en darse cuenta?
Él se colocó ambas manos en su cuello.
―¡Aire! ¡Necesito aire!
Ella se echó a reír y él le dio un besamanos.
―Lastimosamente tengo que irme, pero
espero verla de nuevo ¿Quiere que la
acompañe de nuevo al salón?
Iuola ocultó su cara de decepción. Lo cierto
era que quería quedarse hablando con él.
―No gracias, me quedaré un poco más.
Este le hizo una reverencia―Hasta nuestra
próxima vez.
Iuola asintió y este se marchó. Vio como le
hacía una reverencia a Becky y se perdía en
la multitud.
51
―Créeme que ya Marsias debe estar afilando
el cuchillo, pero eso no me importa ¿Qué tal
estuvo?
―Es guapo.
―Y encantador―agregó―joven, con un título
y al parecer no acepta un NO por respuesta.
Te juro que casi se me cae la cara cuando
hizo pedazos el carnet de baile.
―Estaba igual de sorprendida que tú.
―Estoy decidida a ignorar la lista de
vejestorios que me pasó la abuela y crearé la
mía propia. Sir Aaron Weasly es el primero.
Iuola asintió―Estoy dispuesta a considerarlo
como posible candidato.
―Le haré llegar una invitación tu baile de
honor.
Quizás casada con un hombre como Sir
Aaron, podría olvidar lo poco que sentía por
Ethan Shaw.
52
Este le sonrió―Cam, no me vas a creer lo que
te voy a decir.
―¿Señor?
―Esta noche he bailado con una de tus
primas.
53
CAPÍTULO 5
54
―¡Oh! Querida, solo di algunas indicaciones
nada más―le dijo ésta mientras se
sonrojaba.
―No es verdad―la contradijo Uriel―Tía
Sakura hace los mejores platos del mundo.
―No sea modesta―le dijo mama Odie a
Sakura―Es lo mejor que he probado en mi
vida.
―Oh por Dios mi lady, no exagere―le dijo
Elizabeth Wallase―Es evidente que en los
banquetes en los que usted ha asistido hay
platos exquisitos. Personalmente a mí no me
gusta este tipo de comida.
Iuola rodó los ojos. La madre de Aitasis en
ciertas ocasiones era insoportable. No le
agradaba la tía Sakura porque era japonesa y
porque ésta era hermana del abuelo de
Aitasis, el cual era padrastro de Elizabeth. Su
cuñada quería a su abuelo como si fuese de
su propia sangre.
―Es una verdadera que no te gusten
madre―le amonestó Aitasis―me siento mal
por ti, porque pasarás muy mal esta
temporada, ya que tía Sakura seguirá con sus
indicaciones.
La estancia quedó en silencio. Sir Simon
Wallase le lanzó una mirada de advertencia
a su hija.
Uriel la miró desde el otro extremo de la
mesa.
―Aitasis por favor―le dijo.
55
Ésta le tiró una mirada asesina, pero guardó
silencio.
―¿Por qué la mandas a callar Uriel?―le
preguntó Lucius, el cual se encontraba
sentado entre Aitasis y Shana.
―Los conflictos familiares son muy
interesantes.
―Cállate Lucius―le ordenó el Isadore.
―¿Por qué no hablamos del paseo a caballo
que tendremos en unas horas?―sugirió
Camelia Bright
Iuola la miró. No le disgustaba la señora
Bright, sin embargo el parecido con Georgia
era frustrante. A veces ella miraba a Iuola de
una forma muy extraña, como si quisiera
decirle algo.
―Ya estoy lista para competir con ustedes;
Camelia, Aitasis y Iuola―comentó
Georgia―si alguien más se quiere unir,
bienvenido sea.
―Yo lo haría―le dijo Robert―pero no quiero
que te sientas mal cuando pierdas esposa
mía.
Georgia se echó a reír―¿Quieres apostar?
Él le guiñó el ojo―Adelante.
―Le apuesto a Harris―anunció Uriel.
―Y yo también―añadió Lucius.
―¡Par de traidores!―les gritó Georgia.
―Mi apuesta es por ti cariño―le dijo Becky a
ésta―pero esta vez te agradecería que me
suplantaras como madrina de Iuola, sin duda
los caballos no son lo mío.
56
―Ni lo mío―agregó Lucy―les tengo respeto
que equivale a miedo y terror. Con gusto te
acompañaré aquí en la casa.
―No va haber ninguna competencia.
Daremos un paseo por todo Hyde Park, es
todo. Becky, usa la silla de amazona y usted
también joven. Todos debemos ir―sentenció
Agatha.
Iuola miró a su hermana y a Aitasis, sabía que
éstas dos no harían ni pizca de caso.
De repente sintió que alguien la miraba y su
mirada se cruzó con la de Sir Philips.
Wolfram se lo había presentado. Tenía
treinta años, el cabello castaño y los ojos
verdes; tenía una estatura media y de
complexión delgada. A Shana le había
parecido guapo, pero jamás lo consideraría
por no tener un título.
Este le sonrió y Iuola le devolvió la sonrisa.
No había tenido la oportunidad de hablar
con él, pero no le desagradaba del todo.
Wolfram se puso de pie.
―Caballeros los espero en la sala de
fumadores. Allí esperaremos hasta que las
damas se preparen.
―Yo declinaré tu oferta Westhampton―le
dijo Lucius―no tengo ganas de hablar de
algo tan aburrido como la política.
Todos los hombres se pusieron de pie,
exceptuando este último y salieron de la
estancia.
57
Iuola miró a Lucius―¿Viste cómo te miró
Wolf? De seguro está preparando tu muerte.
―Y será lenta y dolorosa―agregó Aitasis.
Este hizo un gesto con la mano de que no le
daba importancia.
Agatha se puso de pie―Iré a refrescarme.
Lady St. James y señora Sakura,
acompáñenme por favor.
Aitasis le hizo señas a su tía―Ese dragón te
comerá de postre―le susurró.
Y su tía negó con la cabeza mientras seguía a
las mujeres.
Becky se puso de pie―Vamos a ver a los
niños antes de partir.
Aitasis y Georgia se pusieron de pie.
―Iré con ustedes―informó Camelia.
―Muy bién―le dijo Georgia y ésta miró a la
madre de Aitasis―¿Le gustaría venir?
Ésta negó con la cabeza―No creo que a mi
hija le agrade mi compañía.
Aitasis puso los ojos en blanco.
―Madre no seas dramática, jamás te
prohibiría ver a tus nietas. Por cierto ¿Dónde
está Agnes?
―No se sentía bién y se quedó en su
habitación―le respondió su madre mientras
se colocaba de pie.
―A veces pienso que me odias, hija.
Aitasis suspiró―No te odio mamá, es solo
que no me gusta tu actitud hacia la Tía
Sakura. Y por favor cámbiala o tendremos
muchos problemas.
58
Elizabeth asintió―Está bien hija, te lo
prometo.
―Muy bién―dijo Becky―¿Vienes Lucy?
―No cariño. Me quedaré con Iuola y Shana.
―Y yo les haré compañía―añadió Lucius.
―Muy bién, nos vemos dentro de un
hora―les dijo Georgia y al decir esto se
marcharon.
Lucius hizo sonar su garganta y las tres se
sentaron junto a él en el comedor.
―Deberíamos ir a Westhampton Room, pero
no tengo ganas de levantarme―este miró a
una criada que recogía la mesa―Traiga
cuatro copas de vino.
―¿Tan temprano?―preguntó Lucy.
―Cualquier hora es idónea para beber una
copa de vino querida. A propósito, visité la
casa del marqués de Londres y que buena
administración tiene tu esposo.
―Gracias. A Josh le encanta su trabajo.
―Tu esposo es guapo Lucy―le dijo Shana.
―Gracias Shana.
―Tu bebé es precioso también―agregó
Lucius―Te confieso que cuando tienen esa
tierna edad de dos años son terribles.
―Fue un lindo gesto de tu parte colocarle
“Marsias” a tu niño―le dijo Iuola.
―Marsias es como un hermano para mí y
para Josh, lo queremos muchísimo―les
confesó Lucy―Él y Becky dicen que en
realidad tienen cuatro hijos, porque
consideran a mi pequeño Marsias su hijo
59
también. A veces Marsias me hace querer
arrancarle la cabeza cuando me riñe por
entrar a la casa de juego de noche.
―Él es demasiado celoso―convino Iuola.
―Todos tus hermanos son una verdadera
molestia cariño―le dijo Lucius.
―Cambiando un poco del tema―intervino
Shana―¿Vieron al funcionario guapo amigo
de Wolf?
―Todos lo vimos querida―le informó Lucius.
La criada entró en ese momento, depositó las
cuatro copas y se retiró. Shana tomó una y
bebió un sorbo.
―Lástima que no tenga un título―dijo ésta
suspirando―¿Por qué todos los hombres que
me gustan no tiene título? ¿Por qué?
Iuola miró su copa, pero decidió no beber.
―¿El título es tan necesario? Pienso que si es
un caballero, honorable y respetable podría
ser un candidato perfecto.
―Permíteme diferir―le dijo Shana―cariño
pertenecemos a una de las familias más
antiguas de Inglaterra y no solo eso, la reina
nos otorgó tres títulos nobiliarios. De
nosotras se espera el mejor de los
matrimonios.
Se puso de pie―Gracias a Dios no tengo prisa.
―Nuestra querida Iuola ha sido la
comidilla―le informó Shana a Lucius―Aún
no sé cómo es que Wolfram no se ha
enterado, sabes que nuestro primo tiene la
omnisciencia de Dios.
60
Lucius alzó las cejas―¿Qué sucedió?
―El barón de Weasly le pidió un baile a
nuestra prima, ésta por supuesto tenía el
carnet lleno y le dijo que ¿Y sabes que hizo
él? ¡Lo hizo pedazos!
Lucy abrió los ojos como platos y Lucius se
atragantó con el vino.
Iuola rodó los ojos―Me refrescaré antes de
partir.
―No seas aburrida―le dijo su primo―¿Qué
pasó después Shana?
Suspiró y salió de la estancia. Toda su vida
había estado deseando salir a toda costa y
ahora que podía deseaba encerrarse en su
habitación a estudiar. Aún no había
terminado de leer todos los libros que le
había mandado Frederick Derkins.
61
Subió las escaleras que conducían a sus
aposentos y al entrar al pasillo se chocó con
alguien. Este era Sir Philips.
―Discúlpeme usted mi lady―le pidió
mientras le hacía una reverencia.
Iuola asintió. “Shana tenía razón, Sir Philips
es muy guapo” pensó.
―Espero que su presentación haya sido un
éxito―continuó.
―Tan exitosa que ni siquiera se comentó en
el desayuno.
Él le sonrió―Supongo que el baile en su
honor es el que espera toda la aristocracia.
Iuola asintió―Al parecer. Le pido un
permiso.
―Lady Iuola.
Ella se detuvo y lo miró.
―¿Sí?
―¿Le molestaría mucho si me coloco junto a
usted en el paseo a caballo?
Siempre se percataba de los gestos de las
personas. Por lo general siempre se
acercaban a ella con una doble intención y
ese sujeto era de la consorte de Wolfram.
―No me molestaría.
Este le hizo una reverencia.
―Lo estaré esperando con ansias―y al decir
esto se fue.
Iuola miró la espalda del hombre y sonrió.
―Yo también Sir Philips, yo también.
62
El paseo tradicional de la familia
Westhampton en cada inicio de temporada
era una tradición que no podía romperse. A
él se unían todos los miembros de ambas
ramas con sus cónyuges y paseaban todas
las calles de Londres hasta llegar a Hyde
Park. Este año había muchísimos más
miembros y la familia había crecido
considerablemente.
Iuola se encontraba cabalgando con Atenea y
llevaba esa espantosa silla de montar; la
detestaba con todas sus fuerzas, no obstante
debía llevarla en ese tipo de paseos.
Tenía un traje de montar de cuello alto y de
color hueso, tenía botones hasta la cintura en
la parte frontal del vestido de color dorado y
poseía mangas largas. Su bonete blanco tenía
un arreglo floral en la parte izquierda.
Iba junto a Shana y Lucius los cuales
comentaban sobre un tema en particular.
En ese momento vio como el caballo donde
iba Sir Philips se colocaba junto a ella. El traje
de montar de este era azul rey y su corbata
era blanca, llevaba unas botas negras y un
sobrero azul.
―Hace un agradable día ¿No cree mi lady?
―El clima ha cooperado para este agradable
paseo.
―Luce muy hermosa hoy, aunque todos los
días siempre lo está.
Iuola sonrió―Muchas gracias Sir Philips.
63
Este guardó silencio y miró hacia adelante.
Se preguntaba si Wolfram lo había invitado
para que lo considerara un posible
candidato. Por lo que había escuchado, este
iba ser el próximo ministro de hacienda así
que no sería para nada extraño que su
hermano intentara un posible enlace.
Sabía que tenía que continuar con la
conversación tal y como Shana le había
dicho: “Los caballeros confunden la timidez
con la indiferencia, así que tienes que
mostrar interés”.
Ésta hizo sonar su garganta.
―¿Cuál es su pasatiempo favorito Sir Philips?
―Sin duda alguna, la caza Lady Iuola. Es un
pasatiempo que me hace olvidar los
problemas y demás ¿Cuál es el suyo?
Ella se lo pensó un momento. Su prima
también le había dicho que los caballeros
huían prácticamente de todas las mujeres
con un coeficiente intelectual por encima de
la temperatura ambiental.
―Me gusta disfrutar de un buen libro y
bordar―dijo finalmente.
Él le sonrió―¿Disfruta de hacerlo?
―Sí, es de lo más entretenido.
―¿Qué le gusta leer?
Cuando Iuola se disponía a contestar, Aitasis
y Georgia pasaron a su lado a toda prisa sin
la silla de amazonas.
―¡Alcánzanos si puedes Iuola!―le gritó su
hermana mientras iba a todo galope.
64
Escuchó como su abuela les gritaba a ambas,
pero éstas las ignoraron. Uriel y Robert se
miraron y ambos suspiraron resignados. A
Iuola le gustaba el hecho de que no les
molestaba la naturaleza indómita de esas
dos.
En ese instante vio como otro jinete se
cruzaba en el camino de Georgia, ésta iba a
toda velocidad y Artemis se detuvo
abruptamente, Georgia emitió un grito y
logró sujetarse mientras que el otro jinete
cayó al suelo.
―Dios mío―susurró Iuola. Y todos
cabalgaron rápidamente a esa dirección.
Georgia y Aitasis bajaron de sus caballos y se
acercaron al hombre.
Iuola avanzó rápido y su hermana suspiro de
alivio cuando la vio.
―No se amontonen―ordenó Marsias―Dejen
pasar a Iuola.
Bajó del caballo y se acercó al hombre y vio
que era Sir Aaron.
―Oh por Dios es Sir Aaron―informó Becky.
―¿Lo conoces? ―quiso saber Aitasis.
―Estuvo en Almack’s―respondió Shana.
Iuola comenzó a revisar los signos vitales de
este y respiraba con normalidad.
―¿Lo levantamos cariño?―le preguntó
Robert.
―No―respondió Iuola―No es conveniente
moverlo, deduzco que golpeó fuerte la
cabeza.
65
―Con permiso por favor―oyó que decía un
hombre. Iuola lo miró, era alto, de piel
morena y cabello largo hasta los hombros el
cual lo sujetaba con una coleta. Le
escandalizó el arete que llevaba en su oreja
derecha. Aquellos ojos negros taladraron a
los de ella y este se puso en cuclillas.
―Soy su ayuda de cámara―informó.
Este sacó un pequeño frasco de su bolsillo, lo
abrió y se lo colocó en la nariz de Sir Aaron.
―¿Qué es eso?―no pudo evitar preguntar.
El hombre no respondió y Sir Aaron abrió
lentamente los ojos.
Este la miró―¿Ha venido a llevarme al cielo
hermoso ángel?
―¿Se encuentra bien?
―¿Está vivo?―preguntó Georgia―Gracias a
Dios, señor discúlpeme por favor.
El barón se puso de pie con ayuda de su
criado y Iuola vio como este último guardó el
frasco en su bolsillo.
―Le ruego que me discul…―este se detuvo al
llevarse ambas a la cabeza.
―¿Le duele mucho?―Le preguntó
Iuola―Siéntese, lo examinaré.
―Sir Aaron―comenzó a decir Becky―Lady
Iuola estudió algo de medicina en América,
está en buenas manos.
Este le sonrió―No lo dudo mi lady, pero ya
estropeé bastante su paseo. Mi ayuda de
cámara me llevará a casa y descansaré un
poco.
66
―Si así lo desea Weasly―le dijo Wolfram
desde lo alto de su caballo. A Iuola le
sorprendió que este no se hubiera
pronunciado.
―Una vez más departe de toda la familia le
presentamos excusas por el
comportamiento inapropiado de mi
hermana Lady Georgiana―continuó este y
esta le tiró una mirada asesina.
―Si se siente bién mañana por la tarde,
venga a merendar a Westhampton House.
Iuola no pudo descifrar la mirada de Sir
Aaron.
“Qué extraño” pensó. Luego este sonrió.
―Muchas gracias excelencia, allí estaré―este
la miró―Gracias mi lady.
―No hice mucho―le dijo. Observó a la ayuda
de cámara y este se encontraba viendo en un
punto en específico y luego la miró a ella. A
Iuola le latió el corazón y no supo por qué.
Este miró a Sir Aaron―¿Nos vamos señor?
―Sí―respondió Sir Aaron―Espero pueda
disfrutar de su paseo, hasta entonces.
Ambos hombres se montaron en sus caballos
y se despidieron con una inclinación de
cabeza.
Iuola vio como a Sir Aaron se le caía una
pequeña libreta, se acercó corriendo a
tomarla pero cuando quiso ver estos ya
estaban lejos.
―Robert y Uriel―comenzó a decir
Wolfram―amarren las yeguas de sus
67
mujeres a sus caballos. Ellas irán dentro del
carruaje con La duquesa.
―Como ordene su majestad―le dijo Robert
sonriendo.
―Wolf cuando mi padre se muera te daré el
trabajo―le espetó Aitasis mientras le daba
las riendas a su esposo.
―Tentador―le dijo Wolf mientras le daba la
espalda con el caballo―pero no, gracias.
Iuola leyó la cubierta de color lila, la cual
estaba desgastada.
“Adele Scriptor Livii” leyó. Reconoció el latín
de inmediato, puesto que ésta lo dominaba a
la perfección.
―Cariño vamos―la apresuró Becky.
El Diario de Adele.
68
CAPÍTULO 6
69
“Ley perfecta y sin error” era el significado
de Iuola. Desde hace quince años no veía a
sus primas.
Aquel día en que llegaron esos chicos y se las
llevaron lo marcó de por vida. No volvieron a
saber nada de ellas.
70
Ella se zafó de él―Estoy ocupada
―No soporto que otros te miren, lo haces a
propósito ¿No es así?
―¡Claro que no!
―Eres mía.
―Déjame en paz, Cam o le diré a tía Galeza.
Él le sonrió―¿Y crees que te creerá? Si haces
algo que me haga enojar, haré que te azote,
¿Entendiste?
―¿Cam?
La voz de su amo lo volvió a la realidad. No
se dio cuenta que ya había subido a la
habitación y que este ya estaba acostado.
―Discúlpeme señor―le dijo mientras se
acercaba a él―De inmediato prepararé
medicina.
Este le hizo una reverencia y se dispuso a
salir.
―¿Las viste? ―le preguntó Sir Aaron. Cam se
detuvo dándole la espalda. A continuación,
suspiró.
―Si señor―finalmente respondió.
―Cam, si Westhampton es inocente te
aseguro que dejaré en paz a tú prima Iuola,
pero si por el contrario…
―Lo sé señor―lo interrumpió―Yo estoy con
usted. Le debo mi vida.
Sir Aaron sonrió―Puedes retirarte.
71
✺
72
Ambas salieron del salón y se adentraron al
pasillo.
Camelia tomó a Georgia por el brazo.
―Georgia…―comenzó a decirle mientras la
miraba.
―¿Qué pasa cariño? ¿Te sientes muy mal?
―Sólo fue una excusa para hablar contigo.
―¿Qué sucede?
―Georgia no te imaginas…
Esta se acercó a ella―Me estas poniendo
nerviosa.
―Cam…
―¿Cómo? ¿El imbécil de tu esposo? ¿Te hizo
algo?
―¡No!―exclamó ésta―¡Mi hermano!
Georgia la miro sin comprender―Explícate
mejor que no entiendo nada.
―El ayuda de cámara de aquel caballero…
era Cam.
Su prima quedó paralizada en el sitio.
Georgia miro a ambos lados, la tomó por el
brazo y la guio hacia un rincón.
―¿Estás segura?
―Él no me vio―continuó Camelia―Pero yo si
a él.
A Camelia se le llenaron los ojos de lágrimas.
―Está vivo Geo ¡Mi hermano está vivo!
Abrazó a Georgia y ésta le correspondió,
pero no con el mismo entusiasmo.
―¿Estás segura?―insistió.
―Claro que sí.
Se separó y miró a su prima.
73
―¿No te alegra que Cam esté vivo?
Georgia suspiró.
―Sí… claro que sí. Meli no es que no me
alegre, pero me resulta muy sospechoso que
si está vivo por qué jamás te buscó.
―A lo mejor sí lo hizo y no me encontró en la
comparta.
Ella se quedó en silencio y luego suspiró.
―Georgiana, Cam cambió desde que ustedes
se fueron, tanto mi madre como él
cambiaron. Sé que estás pensando mal,
pero…
―No estoy pensando mal Camelia―la
interrumpió―Si lo que dices es cierto
mañana interrogaremos a Sir Aaron. Y si
resulta siendo Cam, hablaremos con él y lo
ayudaremos. Tenemos que decirle que Iuola
no sabe nada al respecto.
―Para ti es muy importante mantener a
Iuola ignorante ¿Verdad?
―Para mí es importante que mi hermana sea
feliz.
Camelia negó con la cabeza.
―A veces pienso que te avergüenzas de tus
raíces Georgiana.
―No importa mucho lo que fui, sino lo que
soy ahora. Y si Cam habla, todo se vendrá
abajo. No creas que porque Iuola sepa la
verdad significa que los va a aceptar, es
aristócrata hasta la médula. Ella no es como
yo Meli.
Ésta le tiró una mirada asesina
74
―No es necesario que me acompañes a la
habitación, sé perfectamente donde está.
Con permiso, mi lady―y al decir esto se fue.
75
Se sentó en el tocador y colocó el diario junto
a su cepillo de peinar.
―Mary puedes retirarte.
―Si mi lady.
Ésta le hizo una reverencia.
―Con permiso, buenas noches―y al decir
esto se fue.
Iuola prosiguió a peinarse el cabello.
76
Las hojas estaban en perfecto estado y en la
primera tenía un título central: ADELE.
Iuola pasó la página y se encontró con una
letra pulcra y preciosa.
―“Querido diario hoy es mi presentación en
sociedad…”―leyó.
―¿Quién será esta chica y por qué Sir Aaron
tiene su diario?
Lo cerró y lo volvió a abrir
―Sólo leeré la primera hoja―anunció.
“Querido Diario…
Hoy es mi presentación en sociedad, te
confieso que estoy nerviosa, pero estoy feliz
porque podré salir de este cautiverio en el que
me tienen mis tíos. Estoy entusiasmada por lo
que me espera.
En la noche estaré gustosa de contarte todo.
Tuya, Adele”.
77
Esta pasó las páginas y leía por encima y
notaba que en todas las líneas mencionaba a
Wólfram.
Iuola sonrió y tocó la campana.
―¿Wólfram cautivó a una mujer? Pediré té,
esto no me lo perderé.
78
CAPÍTULO 7 – Adele Weasly
Parte 1
79
Se encontraba en el baile de los barones
Fitzwalter, rodeada de dos amigas Lady
Charlotte Hyden y Beatriz Brown; la primera
llevaba un vestido largo y cuello alto; ella era
rubia como Adele, pero sus ojos eran verdes,
tenía la tez blanca y era extremadamente
delgada; la segunda era castaña y tenía un
bañado de pecas en sus mejillas, que le daban
un toque angelical que combinaba con sus
ojos miel.
El salón se encontraba iluminado por todas
partes y la orquesta ya había comenzado a
tocar los primeros acordes, los invitados se
disponían a ocupar el centro de la pista de
baile.
La temporada social había iniciado y las
jovencitas en edad casadera estaban al
acecho de un marido. Los vizcondes de Sídney
realizaron su baile de apertura como de
costumbre, sin embargo esta vez sólo fueron
invitados un selecto grupo de La Sociedad y
lastimosamente este año Los Weasly no
recibieron una invitación.
―Es increíble que mi padre no haya podido
obtener una invitación en casa de los
vizcondes de Sídney―se quejó Charlotte.
―Sabes que no fue nada fácil―le dijo
Beatriz―Nadie sabe por qué decidieron
hacerlo así este año.
―Odio esto. En ese baile están todos los
hombres guapos y con títulos más elevados;
incluso los militares. En cambio aquí solo hay
80
vejestorios insípidos y aburridos; que ni
pienses mis padres que les daré si quiera una
oportunidad.
Adele observaba a todos los invitados
analizando cada uno de ellos y tratando de
memorizar a todos los que le habían
presentado. El otro año cumpliría veintiuno y
no quería ser considerada una solterona. A
diferencia de Charlotte, ella no podía esperar.
―Adele―comenzó a decir Charlotte―¿Es
cierto que eres melliza?
Ésta asintió mientras sonreía―Mí hermano
está en la universidad de Oxford.
―¿Es guapo?
―A mí no me lo parece.
―Lo pregunto porque tú eres muy guapa y si
son mellizos es porque lo es; y como es
barón…―le dijo Charlotte sonriendo―sería un
buen partido.
Ella la miró, pero no le dijo nada. En esos
momentos le importaba muy poco el destino
matrimonial de su hermano, puesto que él era
hombre y no tenía prisa por casarse.
―Es normal―oyó que decía Beatriz―Yo a mi
hermano mayor no lo veo guapo, pero las
demás mujeres sí.
―A diferencia de ustedes, a mí no me importa
si un hombre es guapo o no―informó Adele.
Charlotte se echó a reír―No me digas que eres
tan ingenua como para andar buscando
amor.
81
―Si cuento con esa suerte, bienvenida sea.
Pero a mí me importa más la posición social,
el linaje… como saben soy la hermana de un
barón y es mi deber hacer un buen
matrimonio. Para eso estoy destinada.
―Adele―le dijo Charlotte―¿Me estás diciendo
que no te importa que sea un vejestorio
asqueroso?
―Te estoy diciendo que mi deber es contraer
un buen matrimonio y haré todo lo posible
para que así sea.
Beatriz alzó las cejas , pero no le dijo nada. De
repente todos los invitados guardaron silencio
y se escuchaban murmullos por toda la
estancia.
―¿Qué sucede?―preguntó Beatriz en un
susurro.
―No lo sé―respondió Charlotte.
A continuación ésta abrió los ojos como
platos.
―No puede ser…
―¿Qué sucede?―repitió Beatriz.
―¡Son los Westhampton!―exclamó alguien.
Adele se abrió paso entre los invitados y vio
cinco personas entrar. Eran tres hombres y
dos mujeres.
―Dios mío no puedo creer que están
aquí―susurró Beatriz.
―Nunca los había visto―confesó Adele.
―Adele no hablarás en serio ¿No sabes
quienes son los Westhampton?
82
―Si sé quiénes son, solo que nunca los había
visto. Frecuentamos círculos distintos.
―La mujer mayor es la duquesa viuda de
Westhampton―le informó Charlotte.
―¿La madre de ellos?―quiso saber Adele.
―No, es su abuela. La madre de ellos murió―le
explicó―la mujer que está a su lado es Lady
Georgia, se rumorea que ya se declaró
solterona.
―¿En serio?―preguntó Beatriz―pero si la
mitad de los caballeros de Londres se pelean
su mano.
―No lo sé, siempre he pensado que es bastante
amargada―confesó Charlotte―una vez
intenté conversar con ella, le pedí que por
favor nos deleitara tocando el pianoforte, ya
que ella de seguro era mejor que todas ¿Y qué
crees? Me miró con altivez y me dijo “No
gracias” y se marchó.
―Supongo que nos ve por muy debajo de
ella―añadió Beatriz.
―De cierta forma lo estamos―aseguró
Adele―¿Quién es el rubio? Se ve diferente.
Charlotte suspiró de alegría―¡Es el conde de
Westhampton!
Adele frunció el ceño―¿Conde? ¿Cuántos
títulos hay en esa familia?
―Tres. Al ser la familia más antigua de
Inglaterra, la corona les otorgó títulos
menores al ducado―le explicó Charlotte―él es
el menor, el segundo es el marqués de
83
Westhampton, el que tiene el saco azul y el de
saco negro es el duque.
Adele alzó las cejas al ver al duque. Aunque
Charlotte no le hubiese dicho que ese era el
duque de Westhampton, el aire imponente
que rodeaba a este era impresionante. Iba
vestido de negro, camisa blanca y corbata
gris.
―Pero no entiendo qué hacen aquí―oyó que
decía Charlotte―Es imposible que los
vizcondes de Sídney no hayan invitado a los
Westhampton, todos quisiéramos tenerlos de
invitados. Que a tu baile asistan ellos,
garantiza el éxito de tu velada.
―¡Eso significa que este baile será la comidilla
de la temporada!―exclamó Beatriz
emocionada.
Charlotte sonrió―Necesito que papá haga
todo lo posible por acercarse a ellos ¿Se
imaginan yo bailando con el conde?
―A mí me gustó el marqués―admitió Beatriz.
―No solo a ti querida, todas las mujeres de
esta velada se pelearán por ellos dos.
―¿Y por qué no por el duque?―quiso saber
Adele sin dejar de mirar a este.
Charlotte y Beatriz se miraron y a
continuación se echaron a reír.
―Mi querida Adele, el duque es casi
inalcanzable. Casi todas las madres se han
rendido en su intento por casarlo―le explicó
Charlotte―sólo una vez estuvo
comprometido.
84
―¿Con quién? ―quiso saber Adele.
―Lady Francesca Olson, es la hija de los
duques de Oxford. Actualmente es la
vizcondesa St. Paul, exactamente nadie sabe
lo que pasó. Sorpresivamente el compromiso
se rompió.
―¿Cómo es que sabes tanto de ellos?―quiso
saber Beatriz―muy poco se escucha algún
cotilleo de los Westhampton.
―La cocinera de nuestra familia es íntima
amiga de una de las criadas más antiguas de
Westhampton House―explicó con una
sonrisa.
Adele dejó de escuchar lo que decían sus
amigas y continuó mirando al duque de
Westhampton, lo cierto era que tenían razón
ir por él era apostar demasiado alto,
agregándole que no frecuentaban los mismos
círculos y que solo ésta podía ser su
oportunidad para hablar con él. Sin embargo,
no perdía nada con intentarlo, Charlotte
había dicho que todas las mujeres se habían
rendido en darle caza, ese hecho podría serle
de ayuda, pero tenía que pensar en algo.
―Adele…―oyó que la llamaba Charlotte.
Ésta salió de sus pensamientos y al percatarse
de lo que sucedía a su alrededor, el corazón le
latió de prisa.
El duque de Westhampton se encontraba justo
en frente de ella, la cabeza de ésta quedaba en
la misma altura del pecho de él, así que tuvo
que alzar la cabeza para mirarlo. Este llevaba
85
un artefacto en la mano, que Adele distinguió
que era un monóculo.
―Buenas noches señorita―la saludó.
De repente sintió una corriente de aire fría
que le acariciaba su espalda. La mirada del
duque era letal.
―Buenas noches su excelencia―lo saludó ésta
mientras le hacía una reverencia.
―Al percatarme de su insistente mirada,
pensé que nos conocíamos, pero ahora que la
veo más de cerca estoy casi seguro que no es
así ¿Me equivoco?
Tenía que tener mucho cuidado en cómo iba a
responderle, era el duque de Westhampton
después de todo, sin embargo esta
oportunidad no podía perderla.
―¿Me está diciendo excelencia que de toda
esta gente que lo ha estado mirándolo usted
sólo se percató de mí?
Este se llevó el monóculo al ojo y aumentó el
lente como si quisiera verificar el
sorprendente hecho que una simple mortal se
atreviera a desafiarlo.
―Señorita…―comenzó a decir él.
―Con mucho gusto le podría decir mi nombre,
pero no nos han presentado formalmente.
―Entiendo. Supongo que le debo una disculpa.
―No se moleste.
El duque hizo una reverencia y se fue. De
inmediato sus amigas se acercaron a ella.
86
―¿Te has vuelto loca?―le susurró
Charlotte―¿Cómo pudiste hablarle de esa
forma al duque?
―Tú sí que tienes venas de acero―añadió
Beatriz.
Adele no les dijo nada, pero sonrió.
“Está hecho”.
87
CAPÍTULO 8
88
Aaron alzó las cejas “La diosa de la sabiduría”
pensó.
Nunca había sido devota de la mitología
griega, sin embargo tenía que aceptar que
aquellos cuadros eran sensacionales. Uno de
ellos tenía a la diosa de pie en una colina,
sosteniendo un escudo dorado que tenía el
rostro de un león y unas espadas cruzadas.
El mayordomo se detuvo en frente de dos
grande puertas de color ocre que en la parte
del centro decía Westhampton Room. Ellos
esperaron afuera mientras que este entraba.
―El barón de Weasly ―anunció.
―Yo estaré en la cocina ―le informó Cam.
―Bien ―le dijo Aaron e ingresó al salón. Por
alguna razón se sintió como a un ciervo que
se acercaba a una manada de tigres.
En ese salón se encontraban
aproximadamente unas treinta personas,
identificó rápidamente a los Westhampton y
sus conyugues pero no vio a Lady Iuola; las
otras personas, dedujo, que eran familiares o
amigos de la familia.
―Buenas tardes a todos―los saludó.
―Bienvenido Weasly―le dijo Westhampton.
El cual se encontraba en el sillón más grande
de la estancia.
―Por favor tome asiento―le dijo la
marquesa. Aaron pensaba que era la mujer
más dulce que había visto en su vida.
―¿Conoce usted a la condesa de St. James?
―continuó ésta y prosiguió a presentarles a
89
todas las personas ajenas a la familia que no
conocía.
Lady Georgia hizo sonar su garganta
―Quiero presentarle excusas por el
incidente, pero tiene que aceptar que usted
fue muy tonto al atravesarse.
―Yo no diría que tonto, yo diría que
estúpido―añadió la condesa de
Westhampton.
―Aitasis―la riñó el conde.
―Georgia―la riñó Harris.
―¿Qué?―respondieron ambas.
La duquesa viuda les arrojó una mirada
asesina a ambas.
―Esperemos que no haya tenido lesiones
graves Sir Weasly―le dijo ésta.
―No, su excelencia. Afortunadamente mi
ayuda de cámara es gitano y sabe muchas de
curaciones.
―No confíe en esas cosas Sir Weasly―le
aconsejó ésta―Si lo prefiere podríamos
llamar al médico de la familia.
Aaron se iba a negar, pero Lady Georgia se le
adelantó.
―Los gitanos saben mucho más de
curaciones que esos médicos―replicó.
―Los médicos estudian Georgia y se
preparan.
―Y con todo y eso, he visto pacientes morir
con enfermedades leves―comentó Lady
Aitasis.
90
―Se acabó la discusión―ordenó Lord
Marsias y todos guardaron silencio.
Aaron le sonrió a Lady Georgia y ésta lo hizo
con los ojos.
“Al parecer ella se enorgullece de sus raíces”
pensó.
En ese momento recordó cuando conoció a
Cam hace seis años en Francia, exactamente
en uno de los caminos que conducían a París.
El pobre se encontraba rodeado de unos
bandidos y éstos le estaban dando una paliza
de muerte. Sir Aaron venía a caballo, sacó su
pistola y dio dos tiros al aire.
―¡Suéltenlo! ―exclamó y estos se subieron a
sus caballos y se fueron.
―¿Bandidos sin armas? ―se preguntó Aaron
extrañado. Este avanzó más rápido en su
caballo, desmontó rápidamente y se acercó al
joven; se dio cuenta que este era mayor que él.
―Cielo santo sino llego antes lo matan
―susurró. Este se lo echó al hombro y lo subió
al caballo.
Tiempo después el gitano lo perseguía a
donde quiera que fuese, luego de que su
hermana se suicidara fue Cam quien
encontró el diario hace tan solo tres meses,
al darse cuenta que estaba en latín y que los
títulos de Westhampton y Leithold se
repetían con una tediosa frecuencia, Cam
decidió contarle lo sucedido con sus primas
y cuando los Westhampton decidieron
llevárselas. Ambos comenzaron a
91
desarrollar un plan que consistía en traducir
antes que nada todo el diario, pero
lastimosamente no dieron con una persona
de confianza. Con lo que no contaban es que
las primas de este fuesen sido reconocidas
como legítimas; ambos pensaban que vivían
como criadas o damas de compañía en
aquella casa. Acordaron sacar provecho de la
situación y si Westhampton resultaba ser
culpable, su hermana pequeña sufriría con
creces.
“Pero primero debo encontrar el diario” se
dijo.
92
―Creo que me pasé de agua―se dijo. Tomó
un frasco lleno de un líquido azul y lo vació
en otro. En ese momento escuchó unos pasos
pero ésta no se inmutó.
―Mi lady disculpe―comenzó a decir Rose,
una de sus doncellas.
―Su excelencia le pide que por favor se
presente en Westhampton Room, el barón de
Weasly acaba de llegar.
Iuola alzó las cejas―Muy bién.
―Con permiso mi lady.
―Rose espera.
―¿Se le ofrece algo mi lady?
―Sí, prepárame un vestido.
A continuación tomó un frasco con un
líquido marrón.
―Ten, esto hará que te sientas mejor.
Rose se acercó rápidamente.
―¡Muchas gracias mi lady! Es usted muy
buena. Mary y yo ya le preparamos uno.
―Muy bién, llego en un momento.
―Sí mi lady, con permiso y gracias―y al decir
esto se fue.
Asintió sin mirarla y pasó una página del
libro de botánica.
“Ya no me puedo concentrar, ese hombre
está aquí” pensó.
Iuola tomó asiento y a continuación hizo
algunas anotaciones. Volvió a sentir pasos a
sus espaldas.
―Voy en un momento―anunció sin mirar
atrás.
93
―El limón no es un colirio agradable para los
ojos―escuchó que dijo una voz masculina.
Levantó la cabeza de inmediato y miró hacia
atrás. Unos ojos color café dorados; con una
línea gris en todo el contorno la observaron
fijamente.
El ayuda de cámara de Sir Aaron se
encontraba a poca distancia de ella.
94
Este vio como Lady Georgia intercambiaba
una mirada con la señora Bright. Miró ésta
última, ella tenía los ojos cafés dorados muy
parecidos a los de Cam.
“Que extraño” pensó. Sin embargo no le restó
importancia.
95
Este la ignoró y se acercó a uno de los
estantes donde tenía las pruebas.
―Allá estás haciendo un colirio y acá ¿Qué
estás haciendo?
―¿Quién le ha dado permiso de tutearme?
Él metió las manos en los bolsillos ―A juzgar
por los ingredientes estás haciendo una
especie de té para reducir la grasa corporal
Iuola lo miró pero no le dijo nada.
―Tienes jengibre, pepino, agua…―continuó
él ―Te faltó el perejil ¿No crees?
Ella frunció el ceño―¿Perejil? Lo utilizo
normalmente para el aparato urinario y en
los riñones.
―El perejil es muy versátil―le explicó él
―Promueve la salud capilar y cutánea; es
rico en minerales como el zinc, el fosforo…
Iuola se acercó a él―También tiene
magnesio y hierro.
―Así es, por lo general se recomienda para
los pacientes que sufren… no recuerdo
bién…
―¿La anemia?
―Exactamente, lo puedes mezclar con los
ingredientes que tienes aquí, sin embargo, si
hierbes agua y le agregas perejil…
―Espera ¿Sólo el perejil?
Él asintió―Lo tomas antes de acostarse
durante dos semanas y ves el resultado.
―¿Sabes de medicina?
El asintió―Soy romaní. Me sorprende que
usted sepa y tenga su propio invernadero de
96
plantas medicinales. Las señoritas como
usted no suelen hacer esto como pasatiempo
Ella se acercó a su libreta de anotaciones y la
tomó.
―Desde niña me ha apasionado esto.
Anotó de inmediato lo que le dijo aquel
hombre.
―Supongo que lo lleva en la sangre.
―Ningún miembro de mi familia le apasiona
la medicina.
El ayuda de cámara se echó a reír.
―Vaya que astucia, no sabe absolutamente
nada.
Iuola cerró la libreta―¿Qué es lo que se
supone que tengo que saber?
La sonrisa que le dio aquel hombre le puso la
piel de gallina.
97
CAPÍTULO 9
98
―Y no los hay, sólo que aún no te puedo
contar.
Este suspiró y asintió ―Está bién, esperaré
¿Quieres que te ayude a escapar?
A ella se le iluminó el rostro.
―¿Lo harías?
Él asintió sonriendo―Por ti, lo que sea.
En ese momento su hermano Wolfram que
no había pronunciado palabra alguna en
todo el rato que había estado Sir Aaron, sonó
su garganta y la estancia quedó sumida en el
silencio.
Este se puso de pie ―Los caballeros por favor
acompáñenme a la sala de fumadores.
―Como siempre declino tu oferta mi querido
Westhampton ―le dijo Lucius.
―Es una lástima, nos vas a hacer mucha
falta―le dijo este y salió en compañía de
todos los hombres de la estancia.
―Te encanta provocar al lobo―le dijo Aitasis
mientras reía.
―Él se lo busca―se defendió Lucius.
En ese momento Robert se asomó por la
puerta.
―Mi amor―llamó a Georgia―Mathew está
llorando a cantaros.
―¡Mi bebé! Camelia acompáñame, volvemos
de inmediato.
―Por supuesto.
―Debe tener hambre―se apresuró a decir
Becky.
―De seguro es eso―reconoció Georgia.
99
―Por favor ¿Puedes echarle un ojo a las
gemelas?―le pidió Aitasis.
―Por supuesto―le dijo ésta y salió de
inmediato.
Georgia le dio un abrazo a su esposo
―Gracias mi amor.
―¿Crees que este favor es gratis?―le susurró
él al oído.
Ésta se echó a reír―Eres un tonto. Ahora vete
o sino Wolf te comerá de un bocado.
―Si logra alcanzarme. Pórtense bien.
Georgia tomó a Camelia del brazo.
―Vamos.
―Sí.
―¿Es que acaso Iuola no piensa saludar a
nuestra visita?
―Iuola…―comenzó a decir Camelia―A veces
me dan ganas de abrazarla.
Ella no le dijo nada, porque básicamente
todo era su culpa.
100
en el tema. Los médicos ingleses eran muy
cerrados cuando se trataba de probar otras
cosas fuera de la medicina general.
Hizo algunas anotaciones y luego cerró el
cuaderno; él se puso de pie y le sonrió.
―Muchas gracias.
―No hay de qué.
―Aún no me ha dicho su nombre.
―Cam.
―¿Sólo Cam?
―Solo Cam.
―Señor Cam ¿Qué es lo que se supone que
tengo que saber?
Él la miró mientras se llevaba las manos a los
bolsillos.
―No me ha dicho su nombre―le dijo él.
Iuola era consciente que estar a solas con ese
hombre era un error que lo pagaría con
creces si alguien la veía y peor aún si le daba
su nombre, pero este le había explicado
cosas que ella necesitaba saber y se sentía en
deuda con él.
―Lady Iuola Westhampton.
Él la miró y le sonrió―Ley perfecta y sin error.
Ella frunció el ceño.
―¿Qué?
―Eso significa su nombre.
―¿En serio?
Él se echó a reír―Hasta en eso es inocente.
Iuola le tiró una mierda asesina.
―¿Por qué habla como si me conociera?
Él se acercó a ella y la miró a los ojos.
101
―¿Sabe qué sucede si un gitano besa a una
mujer?
Ella no respondió y el aprovechó para
acercarse a su oído.
―La rapta―le susurró.
―¡IUOLA!
Este dio dos pasos hacia atrás y ella comenzó
a respirar con normalidad. Se percató que
estaba conteniendo la respiración.
Georgia se encontraba echando chispas por
los ojos, se veía radiante con aquel vestido de
paseo color azul índigo; su cabello se
encontraba sujetado en un tocado que tenía
margaritas.
El señor Cam miraba a Georgia con una
sonrisa descarada. Ésta se acercó
rápidamente y lo ignoró, centrándose en ella.
―Hace mucho que llegó Sir Aaron y ha sido
descortés de tu parte no salir a recibirlo.
―Ya iba a salir―se defendió.
―¿Se puede saber qué hace un sirviente
aquí?―le preguntó ésta.
Iuola le iba a responder, pero el señor Cam
se le adelantó.
―Dicen por allí que los sirvientes y los
bastardos deben darse de la mano.
El silencio se extendió y Georgia se puso
lívida. Iuola agudizó la mirada, aquella
palabra volvía aparecer. La primera vez que
la escuchó fue de su infame prima Darleen y
ahora por el ayuda de cámara del barón de
102
Weasly. Este se puso serio al mirar a Camelia
y a ésta se le llenaron los ojos de lágrimas.
―Camelia ¿Estás bién?―le preguntó Iuola.
―Pido disculpas por la intromisión―dijo
este. A continuación hizo una reverencia y se
fue.
Vio la espalda de este desaparecer y su
atención se centró en Camelia. Sus ojos café
dorados estaba bañados en lágrimas
reprimidas.
―Yo…―comenzó a decir―les pido un
permiso―y al decir esto se marchó a toda
prisa.
Georgia emitió un largo suspiro y Iuola se
sentía cada vez más confundida.
―El ayuda de cámara del barón de Weasly es
gitano, hasta donde se Camelia también ¿No
es así?
Su hermana no le respondió.
―¿Será que se conocen o quizás son familia?
Su hermana mayor la miró.
―Sea lo que sea no nos incumbe. Ahora lo
que quiero es que te cambies de ropa y salgas
a presentar tus respetos hacia el barón de
Weasly o Wolfram pedirá tu cabeza,
―Sino pidió la tuya que casi lo matas, no creo
que se moleste en pedir la mía por tardar en
salir unos minutos.
Se dispuso a salir y su hermana la alcanzó.
―Iuola debes dejar esa actitud, no llegarás a
ninguna parte con ella.
103
―No pienso discutir contigo sobre ese tema
porque me parece hipócrita que tú, Georgia,
me lo digas. No eres precisamente la
amabilidad personificada.
―Escucha―le dijo mientras le tocaba el
hombro derecho e hizo que se detuviera.
―Cuando yo me presenté en sociedad sabía
que iba a estar destinada al fracaso. Abusé
del poder de Wolfram y herí muchas
personas que a la final si se merecían mi
desprecio, ya que se acercaban a mí solo
porque yo era la hermana del duque de
Westhampton. Los condené sin siquiera
darles una oportunidad.
Miró a su hermana. El embarazo le había
sentido bién y tenía un toque de madurez
que la impactó.
―En cambio tú Iuola eres inteligente,
hermosa y estás preparada para asumir
grandes responsabilidades; tienes gracia, tú
tienes cosas que yo carezco demasiado. Wolf
espera mucho de ti. Todos nosotros tuvimos
matrimonios inadecuados de los que no nos
arrepentimos, sin embargo de cierta forma le
fallamos a Wolf. No seas como yo, no le falles.
Iuola la miró―No te preocupes, se cuál es mi
deber.
104
Sir Aaron se encontraba en uno de los
balcones de Westhampton House fumando
un puro. Se había escapado de la
interminable conversación con
Westhampton incapaz de estar un minuto
más en ella. Hasta que este no demostrara su
inocencia para Aaron era culpable y estar en
su compañía no era nada agradable.
Primero se percató que este hablaba poco y
cuando lo hacía su tono era tan bajo que no
podía escucharle absolutamente nada,
aparte que aquel hombre insufrible parecía
que no le alteraba absolutamente nada.
Agregándole que lo miraba a través de aquel
estúpido monóculo y cuando le aumentaba el
lente era realmente frustrante. Decidió que
se tomaría un descanso de quince minutos y
luego volvería a la sala de fumadores.
Por otra parte estaba preocupado por la
desaparición del diario, aunque para
investigar a ambos duques no lo necesitaba,
tenía que traducir hasta la última hoja para
tener una idea clara de la situación en la que
se había encontrado Adele.
Era increíble como hace tan solo tres meses
Cam había encontrado el diario en las
pertenencias de su hermana en Francia
cuando lo visitaba, su mundo había dado un
drástico. Aaron nunca pudo saber por qué
razón su hermana se suicidó y en parte se
echaba la culpa por no estar allí para ella.
105
Este le dio una calada de humo al puro.
―La justicia llega tarde, pero llega.
―¿Sir Aaron?―oyó una voz femenina que lo
hizo sacar de sus pensamientos.
La marquesa de Westhampton se
encontraba en el centro de la estancia.
Ésta le sonrió. Pensaba que era la mujer más
dulce y bella que había conocido en su vida.
Entendía por qué Lord Marsias mostraba
unos celos obsesivos por su mujer, según la
información que había obtenido sobre ellos.
―Mi lady ―dijo este mientras apagaba el
puro en el cenicero y se acercaba a ella.
―Veo que logró sobrevivir al
encuentro―bromeó ella.
Él le sonrió ―Eso parece.
―Les daré unos minutos.
―¿Darnos?
En ese momento miró una silueta que se
encontraba a unos cuantos metros de
distancia de la marquesa. Allí se encontraba
Lady Iuola con un vestido de mangas largas,
cuello alto y pomposo. Su tocado en la cabeza
estaba cubierto de flores azules.
Ésta alzó la barbilla―Buenas tardes ―saludó.
―Buenas tardes mi lady.
―Estaré en aquella esquina―les informó la
marquesa.
Lady Iuola se acercó a él y ambos se
dirigieron al balcón.
―¿Se siente mejor?―le preguntó ella.
―Mucho mejor, gracias.
106
―Espero no haya sido nada grave.
―No lo fue afortunadamente.
Luego de eso siguió un incómodo silencio.
Aaron no le gustaban los atisbos de silencio,
era una persona extremadamente
conversadora. Lady Iuola colocó ambas
manos enguantadas en el balcón y miró hacia
el jardín.
―¿Le pasa algo?―le preguntó ella de repente
Él la miró ―¿Por qué lo dice mi lady?
―Las dos veces en la cual me he encontrado
con usted, he tenido que tolerar su
fanfarroneo de baja categoría―este se echó a
reír―Y al parecer le resulta imposible
mantenerse callado.
Él le sonrió―Es buena observadora.
―Quizás ¿Algo le inquieta?
Él ladeó la cabeza―Ayer perdí algo
importante y el no poder encontrarlo me
tiene preocupado.
―Entiendo.
―Me gustaría pasear con usted mañana por
la mañana ¿Qué le parece?
Ella se lo pensó un momento.
―Muy bién.
―Gracias, lastimosamente debo volver a la
sala de fumadores. Me gustó mucho volver a
verla mi lady.
Ella no le respondió, este hizo una reverencia
y se fue.
―¿Su hermana hablaba latín?
107
“¿Qué?” pensó. Aquella pregunta hizo que se
detuviera en seco y diera media vuelta
lentamente. Aquellos ojos negros eran fríos y
letales, lo observaban sin dilación. Aquella
chica no era común.
Ésta agudizó la mirada―Debo suponer que
está muerta porque no me explico qué hace
un hombre con el diario de su hermana.
108
CAPÍTULO 10 – Adele
Weasly Parte 2
109
tenga buen corazón y otras virtudes que te
gusten, ese será el mejor partido.
Adele se detuvo y la miró―Si tía, pero estoy
apostando muy alto porque en verdad yo
quiero elevarlos a ustedes a un estatus más
elevado, que nos movamos en los mejores
círculos, que asistamos a bailes más…
―Adele―la interrumpió Meredith―Entiendo
perfectamente eso, pero no debe ser lo
primordial sino tu felicidad.
Adele la miró. Su tía no comprendía porque
tenía un corazón conformista, su madre se
había casado con un barón mientras que ella
lo había hecho con un doctor. Adele nunca se
conformaría con tan poco.
“Yo no soy así” pensó.
―Adele ten en cuenta esto hija: Los muertos
no llevan trasteo.
Ésta no le contestó. Su tía jamás la entendería
porque era una fracasada, debería estar
agradecida de la vida de lujos que tenía en
Weasly House.
―¿Volvemos hija?
―Quisiera tomar un poco más de aire.
―Muy bién, pero no te alejes del salón.
Adele asintió―No lo haré, vuelvo en unos
minutos.
Su tía le sonrió y se dirigió al salón. Se dijo así
misma que tenía que pensar bien las cosas, la
única oportunidad que tenía era esta, era casi
imposible que se encontrara con el duque de
Westhampton en otro evento social y sus tíos
110
no aplicaban el más mínimo esfuerzo para
obtener una invitación en los círculos más
elevados. Por ende tenía que buscar un medio
para que el duque le pidiera la última pieza
que le quedaba.
Esta decidió alejarse un poco de la casa, nunca
había negado que era una mujer ambiciosa,
pero para bién. Quería avanzar, que la
respetaran… solo necesitaba una
oportunidad.
En ese momento visualizó una silueta junto a
un árbol, Adele frunció el ceño, el individuo se
percató de su presencia y pisó el puro. Ella
nunca había visto a un hombre fumar y verlo
le escandalizó un poco. Este se alejó del árbol
y aquellos ojos azules la impresionaron
demasiado. No podía ver su rostro
claramente.
―Buenas noches señorita―la saludó.
―Buenas noches, con permiso debo irme.
―¿Se siente bién?
Ésta se detuvo―Lo lamento, pero no es de su
incumbencia.
Él se echó a reír―¿Le da miedo que la vean
conmigo? Qué ironía.
―¿Por qué?
―Soy el duque de Leithold.
111
acostada en su cama, con una taza de té en la
mano. Se sentó y colocó su taza en la mesa de
noche, colocó el diario en sus piernas y
comenzó a pasar las hojas.
―Dios mío, arrancaron las hojas
Ésta comenzó a pasar las hojas en blanco y
encontró una que al parecer le había caído
agua y las palabras no eran legibles. Iuola se
puso de pie y se acercó a su tocador, colocó
el diario en la mesa y encendió la lámpara de
gas. Entre sus cajones buscó una lupa y se
sentó.
―No cabe duda que arrancaron el resto de
las páginas y yo que estaba emocionada con
la historia―se lamentó.
Detuvo la lupa en el centro de la hoja y abrió
los ojos como platos. Había una frase que se
podía ver.
112
―Siento deseos de morir.
Pasó a la siguiente página y vio un cambio de
letra y de idioma, esta vez era francés.
―Sospechosos de la muerte de Adele:
Probabilidad que sea el D.L. 30%;
Probabilidad de que sea el D.W.
70%―leyó―Dios mío, pero ¿Qué es esto?
Iuola comenzó a analizar los garabatos en
francés, los leyó dos veces y cayó en la cuenta
eran bocetos de una investigación, habían
extraído oraciones del diario.
―Dux mihi et Westhampton―dijo―Por los
clavos de Cristo, Wolfram ¿Qué hiciste?
Ésta revisó una vez más la página que se
encontraba ilegible.
―No hay nada más, salvo estas tres frases:
“Westhampton me…” “Estoy arruinada”
“Siento deseos de morir” Hay algo que no
encaja, la única mujer que se ha estado
involucrada en la vida de Wolfram es Lady
Francesca, la familia no sabe de ninguna otra.
“O te lo han ocultado” ese pensamiento se le
vino a la cabeza.
―No sería la primera vez, sin embargo todo
esto es muy raro.
Tomó el diario y lo metió en el cajón.
―Comienzo a entender la actitud del barón
de Weasly en la tarde hoy.
113
El silencio que se extendió fue exorbitante. Él
se encontraba a dos metros de distancia
aproximadamente, tenía las manos dentro de
los bolsillos. Un gesto, por cierto, muy
impropio de un caballero porque es señal de
que esconde algo.
Iuola se acomodó el guante y lo miró.
―Estoy esperando Sir Aaron.
Él la miró―¿Lo leyó?
―De antemano pido disculpas por leer algo
que no me concierne. Cuando a usted se le
cayó, intenté avisarle, pero ya iba demasiado
lejos. Tenía pensado devolvérselo hoy.
Él medio sonrió―¿”Tenía”?
―Está muy interesante.
―Entonces léalo y mañana en el paseo me dice
qué opina.
Iuola alzó una ceja―¿No está enojado?
―En absoluto, que usted haya encontrado ese
diario y sepa latín, sin duda fue producto del
destino.
―¿Por qué lo dice?
No le gustó la forma en que la miró aquel
hombre, pero en ese momento dedujo que se
traía algo entre manos.
114
―¿Será que Sir Aaron las habrá
arrancado?―se preguntó.
“Tengo que hablar con Uriel” pensó.
―O mejor no―decidió mientras sacaba el
diario otra vez―Tengo que hablar con Sir
Aaron primero.
Iuola conocía a su hermano, era consciente
que este no era un santo, sin embargo
Wolfram no era un hombre que evadía sus
responsabilidades.
Ésta abrió el diario, miró la zona donde
estaba la evidencia de las hojas arrancadas.
―Sir Aaron creo que me debe una buena
explicación.
115
un calvario. Simplemente era muy injusto y
en ese momento estaba enojada con Cam.
“Había cambiado tanto” pensó.
116
Cameron miró a Cam―¿Y espera que me crea
eso imbécil?―este lo tomó por la camisa―No
lo quiero ver cerca de mi mujer de nuevo o
juro que lo mato.
Cameron lo soltó y su hermano se acomodó el
saco.
―Será un placer, con permiso señores―y al
decir esto se fue.
Este la miró―Quiero una maldita explicación
ya Camelia, estoy al límite.
―¡Él es mi hermano! Está fingiendo no
conocerme ¡Está vivo! ¡Y estoy tan confundida
que siento que la cabeza me va a explotar! ¡Y
si no me crees márchate! Me siento muy mal y
no quiero que nadie me diga absolutamente
nada.
Luego de ese ataque de furia prosiguió un
breve silencio. Ésta se llevó las manos a la cara
y se puso a llorar. Al rato escuchó a su esposo
suspirar.
―¿Estás segura que es tú hermano?―lo
escuchó preguntar.
―¡Sí! Él es mi hermano.
Su esposo la tomó por el brazo y la atrajo
hacia a él.
―Lo lamento mi amor, compréndeme, vi como
lo abrazabas y me llene de celos. No tenía ni
idea.
Camelia lloró en el hombro de su marido.
―Yo tampoco…
117
Ella acurrucaba a Connie y ésta se quedó
dormida. La colocó con cuidado en la cuna,
todos los niños estaban durmiendo.
En ese momento se abrió la puerta de la
habitación infantil y entró Iuola. Camelia la
miró. Muy pocas veces hablaba con ella, solo
nimiedades.
―Hola Camelia―la saludó.
―Hola, pensé que estabas dormida.
―Aún no ¿Tienes un minuto? Necesito hablar
contigo y si nos quedamos aquí, podríamos
despertar a los niños.
―Claro.
Camelia le tiró el último vistazo a su hija y
salió junto con Iuola de la habitación. Se dio
cuenta que se dirigían a la habitación de
Iuola. Ésta última la invitó a entrar y a
continuación cerró la puerta.
―Siéntate por favor.
Camelia miró la gran habitación de su prima
y respiró profundo. Era la primera vez que
entraba y pensar que ella había crecido
rodeada de tantos lujos, la llenó de regocijo.
Siempre había pensado que sus primas
vivían como criadas y verlas llenas de
educación, clase y tanta arrogancia a veces la
agobiaba.
Iuola tomó asiento en el sofá que estaba en
frente del sillón de Camelia.
―¿Te parece bién si voy al grano?
―Por favor.
118
―¿Conoces al ayuda de cámara del barón de
Weasly?
Esa pregunta no la tomó por sorpresa,
puesto que Iuola la había visto llorar al ver a
Cam.
―Sí lo conozco.
―No te preguntaré que lazos tienes con él,
simplemente me sorprendió un poco tu
reacción y estaba algo preocupada.
Ésta la miró de hito en hito.
“Mi pequeña Iuo estaba preocupada por mí”
Ella le regaló media sonrisa.
―Gracias.
―No obstante, necesito un favor.
Camelia la miró, pero no le dijo nada.
―Necesito que te veas con él―continuó
Iuola―Y le saques cierta información que
necesito.
―¿Qué puedes necesitar tú de él Iuola? ¿Él te
dijo algo?
―No exactamente, sólo quiero saber a qué
vinieron.
―¿Por qué quieres saber eso?
―Sí me consigues esa información te lo diré
¿Trato hecho?
―No sé qué está pasando, pero trato hecho.
―Está de más decirte que es un secreto entre
las dos.
―Muy bién.
Iuola sonrió―Cuento contigo.
119
CAPÍTULO 11
120
lentamente.
―¿Y bien?―le preguntó este cuando ya se
habían alejado―¿Trajo el diario?
―No lo creí conveniente―respondió ella―Se
lo entregaré cuando regresemos a casa.
―Quiero saber su opinión mi lady.
Esta se detuvo―Adelante.
―¿Usted arrancó páginas del diario?
―No―respondió de inmediato―Cuando
encontré el diario estaba así.
Iuola lo miró. Parecía sincero aunque por
otra parte no tenía otra opción más que
creerle.
―Siguiente pregunta―la apremió él.
―Su hermana ¿Dónde está?
―Muerta.
El silencio que prosiguió fue incómodo. Él la
miraba fijamente y ella a él, se negaba a bajar
la mirada
―Lo siento mucho ¿Cómo pasó?
―Se suicidó.
Iuola abrió los ojos como platos.
―¿Eso cuando sucedió?
―Hace seis años, mi ayuda de cámara
encontró el diario hace tres meses
aproximadamente. Jamás supe por qué lo
hizo, no dejó una carta ni nada por el estilo.
Y pienso que la respuesta está en ese diario.
“Estoy arruinada” Recordó las palabras que
había leído en aquella página.
―¿Qué le hace pensar eso?
Sir Aaron le arrojó una mirada asesina.
121
―Hay dos nombres que se repiten con
tediosa frecuencia.
―Westhampton y Leithold. El primero con
más regularidad que el otro.
―¿Usted cree que mi hermano o el Duque de
Leithold tuvieron que ver con el hecho de
que su hermana se quitara la vida?
Este asintió―Es lo que vine a averiguar, por
eso necesito que me diga que dice para
descartarlos.
―O hundirlos.
Él asintió―Exacto.
Iuola se quedó en silencio. Tenía que aceptar
que todo era muy extraño y que jamás había
escuchado el nombre de Adele Weasly en la
vida de Wolfram; lo correcto era comentarle
lo que dice el diario, devolvérselo y que
continúe su investigación.
Estaba segura que su hermano no tenía nada
que ver, aunque eso no quería decir que
culpaba al Duque de Leithold.
”Sabrá Dios por qué se habrá suicidado Adele
Weasly” pensó.
Aunque por otro lado le picaba la curiosidad
de lo que estaba pasando, tenía que aceptar
que aparte de la travesía en los Estados
Unidos, su vida había sido muy aburrida,
llena de clases obligatorias, y
encerramientos; sólo la llegada de sus
cuñadas y sus sobrinos le habían dado color
a la familia.
La llegada de Ethan Shaw a su vida, le hizo
122
madurar un poco. Nunca antes se había
enamorado y en ese transcurso tomó varias
decisiones, unas buenas otras no tanto, pero
aprendió de cada una. Antes lloraba todos
los días por él, luego dejó de llorar, pero se
deprimía y se refugiaba en el estudio y en
estos momentos se sentía tranquila. El sólo
hecho de recordarlo dolía, pero solo un
poco.
―Mi lady.
El barón la sacó de sus pensamientos y ésta
lo miró.
―¿Me puede decir su percepción del diario?
―¿Mi percepción?
―Sí.
―¿Por qué no me dice la suya?
Él le sonrió―Yo pregunté primero.
Entonces fue allí donde un pensamiento le
llegó desde lo más profundo de la oscuridad.
Ésta entrecerró los ojos.
― Sir Aaron… ¿Usted no sabe que dice en ese
diario?
Su expresión cambió de inmediato y ese
hecho se lo confirmó.
―Por supuesto que sé lo que dice allí.
Ella se cruzó de brazos.
―Pruébelo.
―¿Para qué perder el tiempo?
Iuola sonrió por primera vez en el día.
―Se lo voy a poner así Sir Aaron, usted dejará
que yo pruebe la inocencia de mi hermano.
―No diga tonterías mi lady, no se preocupe,
123
devuélvame el diario.
―No lo haré, así que o me deja demostrárselo
o no lo verá nunca más, ni él, ni lo que dice.
―Eso es robo mi lady.
Ella sonrió―Es la palabra suya contra la
hermana del Duque de Westhampton. Usted
dirá.
124
Abrió de inmediato. Camelia tenía un
hermoso vestido azul índigo, de mangas
cortas y con listones en el corsé, su cabello lo
tenía amarrado en una trenza que le llegaba
a la cintura.
Ésta le sonrió y Iuola le indicó que pasara, a
continuación cerró la puerta
―¿Te viste con él?―le preguntó.
Camelia negó con la cabeza― ¿Sabes su lugar
de residencia?
―¿Weasly Hall? Aunque eso ya no es tan
importante, Camelia ¿Sabes forzar
cerraduras?
Ésta frunció el ceño―¿Forzar cerraduras?
―Pues ya sabes, como eres gitana ¿La
mayoría de ustedes no son ladrones o algo
así?
La mujer se puso seria y no le dijo nada.
―Cielo santo que sensible.
―Iuola lo peor que le puede pasar a alguien
es que en algún momento de su vida le hagan
tragar sus palabras.
―¿A qué te refieres?
―En respuesta a tu pregunta si se forzar
cerraduras.
―¿De verdad?
―¿Que cerradura necesitas forzar?
―La del escritorio de Wolfram, en la
biblioteca.
Camelia abrió los ojos―¿La del Duque? ¿Y
por qué?
―Te lo cuento en el camino.
125
Ambas salieron y cruzaron el ancho pasillo
que conducía a las grandes escaleras para
bajar a la biblioteca de Wolfram. Iuola le
relató su encuentro con el barón de Weasly a
Camelia. Antes de cruzar a la derecha se
encontraron con Marco, el mayordomo y
este les hizo una reverencia.
―Marco ¿Westhampton sigue en el
biblioteca?― le preguntó Iuola.
―No mi lady.
―¿Dónde está?
―En la sala de fumadores.
―Muy bien, vamos Camelia.
Se apresuraron a bajar las escaleras.
―¿Iuola cómo vas a demostrar por tu cuenta
que tu hermano es inocente? ¿No es mejor
preguntarle directamente?
―No, no puedo.
―¿Por qué no?
―Porque no sería una aventura.
Camelia se detuvo en seco y la miró.
―¿Qué?
Iuola la tomó por el brazo y la instó a que se
apresurara.
―¿Sabes? Tenía expectativas muy altas con
respecto a mi presentación en sociedad, la
deseaba con ansias. Sin embargo, irme a los
Estados Unidos y estudiar, conocer nuevas
personas, nuevas culturas, dio un giro en mi
vida que todo me parece insípido. Y creo que
la vida me está premiando con otra
aventura.
126
―Iuola entiendo todo esto, pero ese hombre
debe estar lleno de odio y siento que esta
situación tan grave te la estás tomando muy
a la ligera.
―Si Wolf resulta ser culpable lo voy a
prevenir, pero no moveré un dedo por él. De
todos modos, no es que ese barón pueda
hacer mucho, es un simple mortal contra el
duque de Westhampton.
Camelia suspiró, pero no dijo nada
―Lo primero que vamos a hacer es registrar
los cajones de Wolf para verificar si hay
alguna carta o algún papel que lo vincule a él
y a Adele Weasly.
―Pero si fuerzo la cerradura, él se dará
cuenta y podemos meternos en problemas.
Iuola se echó a reír―¿Nosotras? Jamás. Lo
más probable es que echen algún sirviente.
Camelia negó con la cabeza―No puedo creer
que seas tan cruel.
Ésta se encogió de hombros―El fin justifica
los medios.
Ambas llegaron a la biblioteca y se
dispusieron a entrar. Ella aseguró el pestillo
y ambas recorrieron la ancha, oscura y
solitaria biblioteca de Wolfram.
―Confieso que me causa
escalofríos―comentó Camelia.
―A Wolfram le encanta hacer
sentir insignificante a los demás dejando de
pie mientras habla de todo el poder que
ostenta.
127
―Pero no es mala persona.
―No, sólo un poco irritante.
Ambas rodearon el escritorio y Iuola se sentó
tras él, abrió el primer cajón y estaba sin
llave. Ésta dio una mirada rápida a los
cajones.
―No tienes de qué preocuparte Camelia,
ningún sirviente será echado. Al parecer
todos están abiertos.
―Gracias al cielo.
―Yo empezaré con el primero, prueba con el
segundo.
―Bien.
Comenzaron a sacar los papeles y a leer por
encima. Cuando ya hubieron revisado los dos
cajones prosiguieron con los otros dos.
―Aquí sólo hay documentos del parlamento
y la cámara―le informó Camelia.
Ésta suspiró y se recostó en el asiento.
―Eso veo, tendremos que registrar su
habitación.
Camelia la miró de hito en hito.
―Iuola por Dios, ¿No es mejor preguntar?
―Yo solo he entrado unas tres veces máximo
a lo largo de mi vida. Esta será la cuarta, pero
no será hoy sino mañana ¿De acuerdo?
Volveré a mi habitación a ver si puedo
descifrar algo del diario, tú puedes irte ya,
pero mañana a primera hora registramos la
habitación de Wolf.
128
Sir Aaron visitaba una vez al año a sus tíos en
Weasly Hall. Su tío Simon era el delegado de
administrar las tierras ligadas al título y los
arriendos; este notificaba por carta a Aaron
mensualmente. Hasta el sol de hoy los libros
de contabilidad cuadraban con lo que él
decía. Aaron era el barón de Weasly en
teoría, pero nunca se había hecho
responsable.
Cada vez que pisaba Weasly Hall siempre le
albergaba el mismo sentimiento: Melancolía.
No se sentía en casa, por esa misma razón
jamás se quedaba allí, todo le recordaba a
Adele y en cada rincón de aquella casa se
encontraba su retrato.
Pros
1. No tenía que buscar un traductor.
2. Ella le prometió que si la dejaba
buscar pruebas justificando la
inocencia de su hermano, le decía el
contenido del diario.
129
Contras
1. Puede que la mocosa le mienta con
respecto al contenido.
2. Puede que no se lo devuelva y lo
utilice en su contra.
130
―Si hubiese sabido que iban a llegar le
hubiese dicho a la cocinera que horneara
más galletas―dijo su tía Meredith con una
sonrisa.
Cam sonrió―Gracias señora.
―Quédense más tiempo esta vez―les pidió
su tío.
―Lo haremos―le aseguró Aaron.
―Hijo, quédense aquí en la casa, tu tío y yo
siempre estamos solos.
Cam y Aaron se miraron, pero no le dijeron
nada
―No puedes negarte Aaron, eres el barón de
Weasly esta es tu casa ―le recordó su tía.
Éste suspiró―No lo sé.
―Quédense―les pidió su tía―Quiero
comentarte algunos cambios y quiero tu
opinión.
Aaron miró a Cam―¿Quieres quedarte?
―Sólo si usted lo hace señor―fue la
respuesta de este.
―Muy bien―dijo Aaron―Nos quedaremos
todo el tiempo que estemos aquí en Londres.
―¿De verdad hijo?―le preguntó su tía llena
de dicha―Mandaré a que preparen dos
habitaciones.
―Quiero pedirles un favor.
―Claro hijo el que quieras.
―Necesito entrar a la habitación de Adele.
La estancia quedó sumergida en silencio y
Cam se comió otra galleta.
―Claro cariño ¿Por qué no?―le dijo la tía
131
Meredith.
―Gracias, por lo pronto queremos
descansar.
Ella se puso de pie―Mandaré a que les
preparen la habitación, por lo pronto pasen
a almorzar.
132
Iuola vio a su hermano y alzó la barbilla.
―Hola Wolf.
Éste acarició el mando de su monóculo.
―Supongo que irás a la cena de los duques.
Ella lo miró de arriba a abajo―Y supongo que
tú no.
―Hoy me reuniré con unos caballeros.
Por alguna extraña razón su hermano
detestaba ir a la cena de los duques de York.
Iuola siempre había pensado que a Wolfram
no le gustaba estar rodeado de duques y no
sentirse especial.
―Espero que te diviertas Wolf.
Cuando ésta iba a dar media vuelta, este hizo
sonar su garganta.
“Ese es mi adorado hermano, siempre tiene
que tener la última palabra en todo” pensó
con fastidio.
―Iuola.
―¿Si?
―He notado un cierto interés del barón de
Weasly hacia ti.
Ésta alzó una ceja―No me digas.
Se llevó el monóculo al ojo, pero no le dijo
nada.
―¿No debo tenerlo en cuenta como
pretendiente Wolf?
―No lo sé, no lo conozco.
Iuola lo miró, pero no le dijo nada.
―Sólo debes tener en cuenta que muchos se
te acercarán por tu dote.
―O por ti.
133
Este soltó el monóculo―Ciertamente.
―No te preocupes, jamás me dejaría llevar
por una cara bonita o unas simples palabras
románticas. Aunque no lo parezca, soy muy
inteligente.
―Eso también lo sé. No está de más
advertirte.
Ésta le hizo una reverencia.
―Gracias hermano.
Este asintió―Puedes marcharte.
Iuola contuvo un suspiro.
“Ya yo amé una vez Wolf, no creo que vuelva
a cometer semejante estupidez dos veces”.
134
CAPÍTULO 12
135
mayor se lo retornó, el hombre no lo hizo.
Aprovechó para bostezar en ese momento,
una conducta de lo más imprudente. La
mujer le tiró una mirada asesina.
”¿Quiénes serán?” se preguntó Iuola.
Desecho ese pensamiento al sentir que
sentaban a su derecha. Al ver aquellos ojos
azules sonreírle con picardía el corazón le
latió de prisa.
“Esos latidos son de asombro ¿No es así
Iuola?” se dijo.
Sir Aarón estaba vestido de gris, corbata
Blanca y sombrero del mismo color de esta
última.
―Sir Aarón.
Él le sonrió―Cualquiera diría que soborné al
mesero para que me permitiera sentar junto
a usted―le susurró.
―¿Usted hizo eso?
―¿Y tomarme semejante molestia solo por
usted mi Lady? Por supuesto que lo hice.
Iuola reprimió una sonrisa.
―Es usted incorregible.
Este asintió―Muchas gracias, lo considero
una virtud.
Junto a ella tomó asiento la condesa de
Addington. Iuola la detestaba con todo su
ser, sin embargo asintió la cabeza hacia ella
y está le devolvió el saludo.
Esta se volvió hacia Sir Aaron.
―Le agradará saber que ya empecé con la
investigación.
136
―¿Ha encontrado algo?
―Aún nada, pero espero tenerle noticias esta
semana. Quería preguntarle en qué dirección
puedo escribirle.
―Hágalo a Weasly Hall.
―Bien.
Los meseros comenzaron a colocar los
diversos platillos en las mesas y el ruido de
las conversaciones fue en aumento.
En ese instante los duques de York se
colocaron de pie y todos guardaron silencio.
―Una vez más estamos reunidos aquí en esta
velada que tenemos por tradición en el
ducado de York―comenzó a decir el
duque―Esta cena conmemorativa ha viajado
de generación en generación en la familia
Hunt y este año, como en los anteriores,
vamos a conmemorar un ducado.
La duquesa tomó la palabra. Esta llevaba un
cofre en sus manos.
―Este es un reloj que su majestad ofreció
para conmemorar el duque de esta
temporada.
Un mesero trajo un sobre en una bandeja de
plata y el duque lo tomó. A continuación lo
abrió.
―El duque de esta temporada es...―comenzó
a decir el duque.
El hombre al frente de Iuola bostezó una vez
más y está alzó una ceja.
―¡El duque de Leithold!―dijeron ambos y
una ronda de aplausos reinó en la estancia.
137
Iuola abrió los ojos como platos y sintió
como se tensaba el barón de Weasly, pero su
sorpresa aumentó cuando el hombre que
estaba en frente se colocó de pie.
”¡¿Él es el duque de Leithold?!” pensó
asombrada. Adele Weasly exageró
demasiado en la descripción de aquel
hombre, si tenía unos profundos ojos azules,
pero no Lucía imponente como ella lo relató.
“Recuerda que ella lo vio en el jardín de noche”
le dijo su vocecilla interior.
No se atrevió a mirar a Sir Aarón. Él
sospechaba que Wolfram o aquel hombre
eran responsables de que Adele se quitara la
vida, sin embargo existía la posibilidad de
que no fuese así y que ella tenga otras
razones. Pero la única forma de averiguarlo
era encontrando el resto de las hojas que
sabe Dios donde estarán.
El duque de Leithold les hizo una reverencia
a los duques de York y recibió el cofre.
―Está bastante conservado ¿No cree?
Iuola miró a Sir Aaron―¿Perdón?
―Leithold, pensé que era un poco más
mayor.
Iuola no le respondió, pero Sir Aarón tenía
razón. Ella pensaba que este tendría
aproximadamente la misma edad de
Wolfram.
―¡Buen provecho!―exclamó el duque y los
meseros se dispusieron a servir en cada
plato.
138
―A propósito ¿Por qué no vino su hermano?
―Westhampton siempre tiene cosas más
importantes que hacer.
En ese momento la duquesa de Leithold
comenzó a toser.
Sir Aaron le tendió una servilleta.
―¿Se encuentra bien excelencia?
Ella la recibió agradecida―Sí gracias, hace
mucho que no probaba vino.
Los ojos de ella se trasladaron a Iuola.
―¿Es usted la hermana menor de
Westhampton? ¿Lady Iuola?
―Sí excelencia.
Esta sonrió―Soy la duquesa de Leithold, un
gusto.
―El gusto es mío mi Lady.
En ese momento llegó el duque de Leithold y
se sentó en la mesa.
Esta le quitó el cofre―Es muy valioso para
que tú lo tengas Leithold.
―¿Crees que me muero por esa
fruslería?―fue el comentario de este.
Esta hizo sonar su garganta―Leithold te
presento a Lady Iuola, hermana del duque de
Westhampton.
Él se llevó un trozo de pan a la boca y la miró
como si tuviese sueño.
―Un placer mi Lady.
Iuola ignoró tal falta de educación.
―El placer es mío ¿Me permiten presentarle
a Sir Aarón, Barón de Weasly?
Estos hicieron las respectivas
139
presentaciones.
―Quiero felicitarlo por su premio
excelencia―le dijo Iuola―Supongo que es
resultado de su esfuerzo y dedicación para
con el ducado.
Este se echó a reír―Aja.
Su madre le dio un codazo. Iuola y Sir Aarón
se miraron, aquel hombre era despreciable.
―Leithold es casi así como su hermano Lady
Iuola, muy responsable. Solo que es
demasiado modesto para aceptarlo―se
disculpó la duquesa―Westhampton ha
ganado varias veces ¿No es así?
―En realidad no, excelencia―fue la
respuesta de Iuola―Mi hermano nunca
asiste a esta velada, por ende jamás lo tienen
en cuenta.
―Una lástima.
En ese instante se acercó un mesero con una
bandeja de plata.
―¿El barón de Weasly?―preguntó.
Este dejó la copa de vino en la mesa.
―Soy yo.
―Aquí tiene.
Este tomó el sobre―Gracias.
―Con permiso.
Iuola tomó su copa de agua y bebió un sorbo
y pudo atisbar que en la punta del sobre
decía "Cam". De inmediato este lo abrió y lo
leyó muy rápido, lo cerró y se puso de pie.
―Por favor discúlpenme―les dijo y a
continuación se marchó.
140
Iuola vio la espalda del barón y contuvo un
suspiro. Se moría de ganas por saber que le
había escrito el señor Cam.
Aquel hombre le ponía los nervios de punta
y no en el buen sentido de la palabra.
141
―De su hermana para usted y está en Inglés.
Aarón lo miró de hito en hito y prosiguió a
abrirla a toda prisa. Reconoció al instante la
pulcra letra de su hermana.
"Querido hermano"
Tuya Adele.
142
―¿Qué?
―Ellos salieron y me tomé el atrevimiento
de hacerlo y lo encontré en el cofre de las
joyas de su tía.
Aarón miró a Cam sin dar crédito a lo que
estaba escuchando.
―Ellos saben algo señor―prosiguió el
gitano―saben algo que nosotros no sabemos
y nos lo están ocultando.
El silencio que se extendió fue interrumpido
por un ligero taconeo. Y ambos se voltearon
a ver a Lady Iuola descender las escaleras.
―No tengo mucho tiempo caballeros,
háganme un resumen de lo que pasa.
Después de todo estoy en esto con ustedes.
Aarón y Cam se miraron, pero no dijeron
nada. La mirada de Iuola se trasladó al papel
que tenía Aarón.
―¿Tiene que ver con su
hermana?―preguntó.
Este le entregó la carta a ella y está la leyó de
inmediato.
―La hizo dos meses antes de quitarse la
vida―le informó Aaron.
―¿Cómo se quitó la vida?
―Se tiró al Támesis.
Lady Iuola se quedó en silencio pensando
mientras apretaba la hoja.
―En el diario dice algo, pero no estoy muy
segura.
Aarón se acercó a ella―¿Qué dice?
―No es el momento ni el lugar Sir Aarón.
143
―¡Es el momento perfecto mi Lady!―le
gritó este furioso―Me va a decir ya mismo
qué diablos dice el maldito diario o no la
dejaré volver.
Iuola le tiró una mirada asesina.
―¿Qué quiere decir?
Cam sonrió―Podemos secuestrarla mi Lady
y cuando regrese estará arruinada.
Ella no miró a aquel hombre, solo miraba
aquellos ojos azules letales.
Este la tomó por ambos brazos―¿Que dice el
diario mi Lady?
―Vaya, vaya ¿Dos contra una? Sí que tienen
agallas.
Aquella voz femenina provenía de la condesa
de Westhampton. Aarón soltó a Lady Iuola y
le arrebató la carta.
La condesa descendió directamente hacia
Cam y le propinó un rodillazo en los
testículos.
―Tienes agallas para amenazar a una dama
imbécil.
Aarón se quedó con la boca abierta mientras
veía a Cam retorcerse del dolor en el suelo.
―Y usted―continuo ella―Va inventarse
cualquier excusa para desaparecer de la
velada. Si llego a verlo correrá con peor
suerte que su amigo.
Esta tomó a Lady Iuola por el brazo y ambas
regresaron a la casa.
Cam logró ponerse de pie con dificultad.
―¿Quién es esa mujer?―logró preguntar.
144
―No lo sé―respondió Aaron―pero más te
vale que no vuelvas a amenazar a tu prima,
conozco los ojos de un asesino cuando lo veo.
Y esa mujer lo es.
145
CAPÍTULO 13
146
―Está bien. Verás, por casualidades del
destino yo...
En ese momento alguien irrumpió el estudio.
Camelia asomó su cabeza por la puerta y
entró al recinto.
―Disculpen―comenzó a decir ésta―Aitasis
yo puedo darte una explicación.
Ésta frunció el ceño―¿Tú? ¿Qué tienes que
ver en todo esto?
Camelia se acercó a ellas―Más de lo que
crees.
Iuola miró interrogante a Camelia, pero no le
dijo nada. No podía adivinar que estaría
pasando por la cabeza de la mujer.
―El ayuda de cámara del barón de Weasly es
mi hermano.
Iuola y Aitasis abrieron los ojos como platos.
“Su hermano” pensó Iuola tratando de
ocultar su asombro. Ella si había sospechado
que Cam tenía que ver algo con Camelia, pero
Jamás pensó que este fuese su hermano.
Aunque si se detenía a analizar un poco, eran
muy parecidos. Sobre todo por la forma de
los ojos. No obstante, no dejaba de ser una
gran sorpresa.
―Verás Aitasis―continuó Camelia―Desde
hace muchos años he vivido con la mentira
de que mi hermano estaba muerto y de
repente aparece así sin más. No te imaginas
lo angustiante que ha sido todo esto y tengo
todo el derecho de estar enojada con él. Me
he negado rotundamente a escuchar una
147
explicación por su parte porque él no tiene ni
idea por todo lo que pasé antes de conocer a
Cameron. El hecho de no buscarme jamás
para mí fue muy egoísta por su parte.
Aitasis se puso de pie y le sostuvo las manos
a Camelia.
―Ha sido un acto muy descabellado y ruin
Camelia, te entiendo perfectamente. Créeme,
yo estaría igual que tú, pero no entiendo que
tiene que ver Iuola en todo esto ¿Por qué tu
hermano amenazó con secuestrarla?
Iuola miró a Camelia.
“Veamos cómo te desenvuelves aquí” pensó
mientras se cruzaba de brazos. No podía
ayudarla, Camelia había empezado una
historia y tenía que terminarla ella misma.
―Me he negado verlo como dije antes y ha
intentado acercarse a mí. Afortunadamente
Iuola ha estado allí para ayudarme porque lo
único que he hecho es echarme a llorar. Es
algo muy común en los gitanos amenazar con
secuestrar créeme, no solemos respetar las
normas impuestas por las sociedades puesto
que tenemos las nuestras.
Camelia miró a Iuola―¿Te amenazó si no le
permitías verme?
Esta no dudó un segundo.
―Así es.
―¡Es un canalla!―exclamó―Perdóname por
todo esto Iuola.
―Camelia si necesitas enfrentar a tú
hermano estamos más que dispuestas a
148
ayudarte, pero debes hacerlo tarde o
temprano―le aconsejó Aitasis mientras la
soltaba.
―Afortunadamente fui yo la que salí en
busca de Iuola, si fuese sido alguno de sus
hermanos o el mismísimo Robert, el barón
de Weasly y tu hermano serían historia
antigua.
Ni Iuola, ni Camelia dijeron nada puesto que
era una realidad. Sus hermanos jamás
hubiesen tolerado si quiera que un hombre
osara a mirarla.
―Lo que tenemos que hacer es resolver este
asunto cuánto antes ¿De acuerdo?―continuó
Aitasis―Si necesitas ayuda no dudes en
decirme Camelia.
―Muchas gracias―le dijo.
―Bueno, desafortunadamente tengo que
dejarlas, tengo que ver a las niñas antes de
irme a dormir―anunció―Hablaremos
mañana con más calma.
Le dio un beso en la mejilla a ambas.
―Buenas noches.
―Buenas noches―le respondieron ambas y
Aitasis salió de la estancia.
Iuola se puso de pie y miró a Camelia
mientras se cruzaba de brazos.
―¿Que parte de tú historia es real y qué parte
es mentira?―le preguntó.
―La razón por la cual Cam te amenazó es
mentira porque no tengo ni idea del por qué
mí hermano ha hecho algo como eso.
149
―¿Entonces lo demás es cierto? ¿Él es tú
hermano?
―Así es.
Iuola se acercó a ella y la abrazó. Percibió de
inmediato la sorpresa de ésta.
―Sé perfectamente cómo te sientes―le
confesó―Cuando Marsias desapareció y lo
dimos por muerto, sentía que cada día se
moría una parte de mí. Debes tener en estos
momentos sentimientos encontrados pero
debes hablar con él y que te dé una
explicación.
La soltó y Camelia se limpió una lágrima.
―Lo intenté ¿Sabes? Fingió no conocerme.
―Es un canalla, te prometo que te voy a
ayudar de alguna forma.
―¿Qué fue lo que pasó?
Ésta suspiró―Será mejor que pida té, lo que
te tengo que contar te dejará con la boca
seca.
150
✺
151
―Sí, debe de entender que es demasiada
información para tu diminuto cerebro―dijo
Iuola sin dejar de mover su aguja.
―Cállate.
―Debes entender que mama Odie es
demasiado anticuada y cree que estas cosas
divierten a una dama―comentó Aitasis
mientras trataba de hacer la flor que
bordaba Becky, pero solo tenía nudos por
doquier
―A mí esto me divierte―agregó Becky.
Aitasis la miró―Me decepcionas.
En ese momento se acercó la duquesa de
Leithold y todas se pusieron de pie y le
hicieron una reverencia.
―Su excelencia―la saludó.
―Mi lady, no sabe cuánto gusto me da verla.
Iuola le sonrió―¿Conoce usted a mí hermana
y a mis cuñadas?
La duquesa negó con la cabeza y Iuola
prosiguió a hacer las respectivas
presentaciones.
―Estoy buscando a Westhampton―le
informó.
―Aún no ha regresado del paseo
excelencia―le dijo Becky.
―¿Saben a qué hora estará en casa? Me urge
hablar con él―insistió y todas se miraron.
―Supongo que podemos retenerlo mañana
por la tarde a la hora de la merienda―le dijo
Aitasis.
―Se los agradecería muchísimo.
152
―Venga a tomar la merienda con
nosotras―la invitó Iuola.
―Así será―les dijo ésta―Debo volver a mi
bordado, gusto en conocerlas.
Todas asintieron y la duquesa se marchó.
―Qué mujer más amable―comentó
Becky―la mayoría de las duquesas que
conozco tienen su habitual cara de piedra.
―Y es muy hermosa para su edad―añadió
Aitasis.
Mientras que ellas hablaban, Iuola sintió que
alguien la estaba observando y vio a una
doncella asomada en la puerta, ésta le hizo
señas para que se acercara.
―Vuelvo en un momento―anunció y se
dirigió a ésta. La chica salió y Iuola cerró la
puerta tras sí.
―Mi lady…―empezó a decir ésta. Y en ese
momento detrás de la columna apareció Sir
Aaron. La chica se fue corriendo y
desapareció en el pasillo.
―Por favor mi lady no se le ocurra huir, usted
y yo tenemos que hablar―le dijo este y Iuola
alzó las cejas.
✺
Camelia quería estar en el mismo purgatorio
o en cualquier otro sitio terrorífico menos en
la habitación de Lord Wolfram Arthur Henry,
153
duque de Westhampton. Había aprovechado
que la casa estaba desierta y que hasta su
esposo se había ido al desayuno de la
condesa de St. James para hacer lo que le
había encomendado Iuola.
Camelia seguía caminando de un lado al otro
en frente de las dos puertas de la habitación
del duque, la cual estaba sospechosamente
abierta. Eso no le gustaba para nada. Ésta
suspiró, se llenó de valor y entró con mucha
cautela. Cerró tras sí y le colocó seguro.
―Cielo santo―susurró al ver el gran salón
que llamaban “Habitación de Wolfram”.
De esta se desprendían dos columnas
blancas y en el centro de la estancia se
encontraba la cama más grande que había
visto a lo largo de su vida, acompañado de
dos grandes mesas de noches, a la izquierda
había un juego de muebles de color ocre con
su mesa de centro y a la derecha un pequeño
escritorio con un librero atrás; antes de
llegar a la cama se encontraba una gran
alfombra y en una de las paredes había un
cuadro donde estaban los cinco hermanos
Westhampton mucho más jóvenes. Camelia
dedujo que allí Georgia tenía
aproximadamente unos dieciocho años y
Iuola era una hermosa niña. En el retrato
todos se veían muy serios y el único que
sonreía era Uriel. Junto a este se encontraba
una puerta que estaba entre abierta. Y en el
fondo se veía el extenso balcón.
154
“No sé ni por dónde empezar” pensó.
Su primer impulso fue acercarse a las mesas
de noche y abrir los cajones. Lo que vio allí la
dejó atónita y tuvo que reprimir el impulso
de echarse a reír; en cada uno de los cajones
había más de diez monóculos.
―Debí suponer que tendría su
colección―dijo mientras cerraba los cajones.
Camelia se dirigió al escritorio para revisar
los cajones de estos y comenzó a sacar papel
por papel y solo encontró registros de
cuentas y cartas de la cámara de los lores.
Ésta suspiró y se recostó en el asiento.
―Cada vez estoy más segura que Wolfram no
tiene nada que ver con Adele Weasly―dijo.
Esta se puso de pie y miró el librero. Solo
había libros de política y algunos pocos de
literatura. Vio una pequeña caja de madera
en lo más alto del librero, se subió a la mesa
y la tomó; a continuación, se sentó en el
escritorio. La caja era de madera de roble y
era muy antigua, sin embargo, el grabado de
rosas era precioso. Jamás pensó que
Wolfram tendría una caja tan femenina.
Ésta la abrió y se encontró con un pequeño
diario, que en su cubierta decía “Nerissa W.”
Esta no le dio importancia y lo colocó al lado,
luego se encontró con varios sobres de
cartas vacíos. Camelia miró la parte inferior
de uno de estos y tenían dos letras “A.W.”
esta frunció el ceño y sacó los demás sobres
y todos tenían esas iniciales.
155
“No puede ser una casualidad” pensó. Y
cuando tomó el último, este si tenía el
nombre completo Adele Weasly. Camelia se
recostó en el sillón con la boca abierta
mirando aquel nombre.
En ese instante alguien movió la cerradura,
ésta se guardó todo en la caja, la tomó
consigo y se escondió debajo del escritorio.
Escuchó unos pasos cercanos y notó como el
fantasmal ayuda de cámara de Wolfram,
Geoffrey, colocaba unas camisas blancas en
su ropero y luego salía de la estancia. Sin
salir de su escondite, tomó el sobre que decía
“Adele Weasly” y lo guardó en su corpiño,
colocó todo en el orden que estaba y regresó
la caja en su lugar.
Como si su vida dependiera de ello, abrió con
mucha cautela la puerta y salió disparada
hacia el pasillo.
―No tienes idea de cómo me consume la
curiosidad por saber qué demonios hacías en
la habitación del lobo Camelia.
Ésta se detuvo en seco al escuchar la voz de
Robert. Cerró los ojos y dio me dio vuelta
para enfrentarlo, este se encontraba con las
manos en los bolsillos sonriendo, inclinado
en la pared.
―No me creerás que me equivoqué de
habitación ¿Verdad?―le dijo ésta y su
cuñado negó con la cabeza sonriendo.
―¿Ni que estoy ayudando a su ayuda de
cámara con sus trajes?
156
Este se acercó a ella y la tomó por el brazo
suavemente.
―Ni creas que te vas a escapar cariño, es
mejor que me lo cuentes a mí a que se lo
tengas que contar a Bright ¿No crees?
Camelia suspiró. Tenía cinco minutos para
pensar en una muy buena mentira o estará
en muy graves problemas.
“Y todo por culpa de esa mocosa”.
157
CAPÍTULO 14
158
―Su hermana se quitó la vida porque
algo―que no sabemos―le afecto
directamente y ese “algo” tiene que ver con
Leithold o con mi hermano.
―Ese “algo” apunta más a su hermano ¿No
cree? Porque según usted mi hermana
mostró cierto interés por Westhampton.
―Por lo que pude leer Sir Aaron su hermana
era ambiciosa, quería moverse entre los más
altos círculos, ella tenía claro un objetivo y
eso conlleva a una cierta preparación. Algo
falló y no pudo controlarlo; quizás fue algo
estúpido y su orgullo no le permitió
continuar o quizás… fue algo tan grave que la
sociedad misma no podía perdonar. Como le
dije antes, esas últimas páginas no dicen
mucho.
El silencio se extendió una vez más. Hasta
que él lo volvió a romper.
―Usted dijo que iba a iniciar su propia
investigación ¿Ha encontrado algo?
―Recién he iniciado, pero aún no he hallado
nada.
―Si encuentra algo, así sea lo más mínimo
¿Me lo diría?
Iuola hizo silencio y se acercó a él. Este dio
media vuelta y la miró.
―Sir Aaron hay cosas que tengo que dejar
muy claras, estamos hablando de mi
hermano y confío ciegamente en él, sin
embargo, este resulta ser culpable de una u
otra forma usted lo sabrá, puesto que
159
Leithold quedará descartado y en sus manos
estará qué hacer, no obstante, yo no pienso
incriminar a mí hermano, pero tampoco
pienso mover un dedo por él, creo que es
justo ¿No cree?
―Déjeme ver si entendí, si usted llega a saber
algo no me lo dirá, pero tampoco ayudará a
su hermano.
―Efectivamente.
―Entonces usted se convertirá en cómplice.
Iuola le arrojó una mirada asesina.
―No le permitiré que me falte el respeto,
haga su investigación y tome su veredicto.
Ambos se miraron fijamente y el bajó la
mirada hacia sus labios.
―¿Cerramos el trato con un beso?―le
susurró él.
Iuola parpadeó dos veces ¿Había escuchado
bién?
Este la tomó por la cintura y se lo dio en la
mejilla, pero este se demoró más tiempo del
necesario. El toque le generó un cosquilleo
en un lugar que tenía prohibido pronunciar.
Aaron se separó y le sonrió. Iuola se sentía
frustrada y enojada. Las palabras que
salieron de su boca a continuación, dejaron
en evidencia que estaba molesta. Su vida en
los Estados Unidos le había dado un toque de
madurez.
―¿Un beso en la mejilla barón? ¿Acaso
tenemos diez años?
160
Esas palabras se las había escuchado a
Caroline una vez con un chico de la clase y
decidió repetir la historia. La expresión de
Sir Aaron era de asombro, este abrió la boca
y luego la cerró en una sonrisa.
―Mi lady ¿Me está diciendo que no es tan
inocente? ¿Qué puedo avanzar mucho más?
Esta alzó la barbilla―Usted puede, pero no
significa que se lo voy a permitir.
Este sonrió ampliamente y se colocó el
sombrero.
―Que interesante. Por desgracia debo
dejarla, hasta otra ocasión lady Iuola.
Ésta asintió y este se dirigió a la puerta, al
llegar a esta, su hermano Marsias entra a la
estancia e impide que este salga. Iuola abrió
los ojos y Sir Aaron retrocedió dos pasos.
―¿Qué hacen ustedes solos aquí? ―preguntó.
La mirada de su hermano era letal y ella tuvo
que contener el aire.
161
hermano, muchas veces su confidente, pero
tenía que buscar una forma para persuadirlo
y todavía tenía su mente en blanco, este ya
estaba empezando a fastidiarse.
―Camelia ¿Por qué no pruebas al decirme la
verdad? Quizás te puede ir mejor que ahora,
porque no he creído ni media palabra de
todo lo que me has dicho.
Esta suspiró con resignación y se dejó caer
en el sillón.
―¿Acaso no confías en mí cariño?
Esta le tiró una mirada asesina.
―¡Claro que sí!
―¿Entonces?
―¡Todo es tu culpa!
Este frunció el ceño―¿Mi culpa?
―¡Sí! Tú dijiste que hiciera todo lo que este
en mis manos para acercarme a Iuola.
―Sí, eso dije, pero ¿Qué tiene que ver con
todo esto?
―Le estaba haciendo un favor a ella.
―¿En la habitación de Wolfram?
―Sí.
―¿Y qué era?
Ella lo miró suplicante―No te lo puedo decir.
―Inténtalo.
―Le juré a Iuola que no le iba a decir nada a
nadie.
Robert se recostó en el sillón―Ya veo que no
vamos a llegar a ninguna parte.
―Me estoy esforzando Robert, por favor no
me preguntes más. Estoy haciendo todo lo
162
posible para ganarme su confianza y ser su
amiga, porque sé que por cuenta de Georgia
mi pequeña prima jamás sabrá que somos
familia. Y a pesar de que quiero a Georgia, no
puedo evitar sentir una punzada de rabia por
negarme ese privilegio. No me niegues eso tú
tampoco.
Él la miró y a continuación suspiró.
―Sabes que si por mí fuera, Iuola sabría todo,
pero Georgiana es mi mujer y debo respetar
sus decisiones. Si tú dices que es un favor que
le estás haciendo a Iuola, adelante. Sólo
quiero que tengas en cuenta algo, ella no se
encuentra bien y puede que haga cosas que
no están bien. Ella es la mujer más
inteligente que conozco, sin embargo
últimamente se ha estado comportando de
forma extraña y si ella está depositando su
confianza en ti y tu criterio te dice que lo que
está haciendo no está bien, sólo no te quedes
callada.
Camelia se quedó en silencio sin mirarlo.
―Creo que de esa forma la ayudarás un poco
más.
Camelia asintió y no le dijo nada.
✺
Iuola se acercó a su hermano de inmediato.
Este estaba echando chispas por los ojos
163
mientras que Sir Aaron no mostraba ninguna
emoción en su rostro.
―No es lo que tú estás pensando Marsias―le
explicó esta.
Este la miró―¿Y qué se supone que debo
estar pensando Iuola?
―¿Me dejarás explicarte?
Marsias miró a Sir Aaron―Las damas no
deben estar solas en compañía de caballeros
y mucho menos si son solteros, tú sabes eso
perfectamente.
―Ellos no estaban solos.
Todos se dirigieron a la voz femenina. Becky
entró a la estancia y tomó el brazo derecho
de su esposo e hizo que este la mirara.
―No tengo ni cinco minutos de haber salido,
yo estaba aquí.
―Sabes que no la puedes dejar sola Rebecca.
―Sentí náuseas Marsias ¿Olvidas que estoy
embarazada? Vine porque era Mama Odie,
pero no me he sentido bien del todo y Aitasis
y Georgia no quieren ser madrinas de Iuola.
La estancia quedó en silencio y su hermano
le acarició el vientre.
―¿Te sientes mejor?―le preguntó este
suavemente.
―Mucho mejor, ahora si nos disculpas…―le
dijo ésta mientras señalaba la puerta.
Este suspiró―Ya terminó el paseo, estamos
afuera en la merienda. Te esperaré.
164
Becky asintió y este le dio un beso en la
frente y otro en el vientre. Luego se dirigió a
Sir Aaron.
―Lo mantendré vigilado, no me gusta que se
acerquen demasiado a Iuola.
Sir Aaron le sonrió―Entiendo perfectamente
ese sentimiento, también tuve una hermana.
Marsias asintió y se fue. Becky se cercioró
que su esposo llevaba cierta distancia y los
miró a ambos echando chispas por los ojos.
―Sir Aaron si desea una audiencia con Iuola
me dirá antes a mí, no quiero que se repitan
estos encuentros clandestinos―lo riñó esta.
Este asintió―Le pido mil disculpas mi lady
por haberle causado problemas―este hizo
una reverencia―Le prometo que un futuro
no será así, les pido un permiso―Y al decir
esto se fue.
Becky miró a Iuola―¿Crees que tendrás
suerte la próxima vez? Si tanto te gusta ese
joven, puedo hablar con él para que hable
con Wolfram, se comprometan y luego te
cases.
Iuola la miró aterrorizada―Por supuesto que
no harás eso.
―¡Me haces cuestionar tu comportamiento!
¿Crees que no te vi ir tras él en la cena de los
duques de York? Yo le dije a Aitasis que fuera
tras tuyo y tuve que distraer a tus hermanos
para que no se dieran cuenta, no suelo
presionarte por esto y te he dicho un millón
de veces que te diviertas, pero acaso ¿Se te
165
olvida quién eres? Todas las miradas de esta
insoportable sociedad están puestas en ti,
ten un poco más de compostura la próxima
vez.
Becky se marchó de la habitación dejándola
allí con sus pensamientos.
166
CAPÍTULO 15
167
ocurre darme semejante noticia a estas
horas de la mañana sin ni siquiera beber una
taza de té ¿Cómo es eso de que encontraste
cartas de Adele Weasly en la habitación de
Wolf?
Camelia esperó a que Iuola tomara asiento
en frente de ella y le mostró. Ésta se lo
arrebató de las manos.
―Iuola creo que esta es la tercera vez que te
digo que sólo hallé sobres.
―Sobres vacíos.
―Sí y te sorprenderá saber que hay una caja
con montones de ellos.
Iuola la miró―¿Qué haría con las cartas? Si
hipotéticamente quiso deshacerse de ellas
¿Por qué no quemarlas con todo y sobre?
―Es un muy buen interrogante.
―¿No hallaste más nada?
―No, sólo había un diario.
―¿Un diario? ¿De Wolf?
―No, decía “Nerissa W.”
Iuola la miró en silencio―¿De mí madre?
Camelia la miró un momento―Tú madre… la
duquesa ¿Cierto? ¿Así se llamaba?
Ella asintió―¿Qué hace Wolf con el diario de
nuestra madre?
―Supongo que lo conserva como recuerdo.
―Muy bien, Camelia entra de nuevo y tráeme
ese diario por favor.
―¿Te has vuelto loca? Acaso no escuchaste
cuando te dije que Robert me vio.
Ésta hizo un gesto despreocupado con la
168
mano―No te preocupes, le inventaré algo. Yo
te cubriré y vas hoy en la tarde.
―¿No me piensas dejar en paz?
―Lo siento, eres mi cómplice.
―Qué horror.
Iuola se puso de pie―Por lo pronto guardaré
este sobre acá en el invernadero. Supongo
que podemos descartar a Leithold, es obvio
que Wolfram tuvo algo que ver.
―¿En verdad lo crees?
―¿Por qué recibió cartas de ella en primer
lugar? Lástima que no tenemos forma de
saber si él las respondió alguna vez.
―Iuola ¿Por qué no pruebas y hablas con él?
Estoy segura que habrá una explicación en
todo esto.
Ésta cerró el cajón de su escritorio con llave.
―Pareciera que no conocieras a mi hermano,
es tan fastidiosamente reservado. No me dirá
nada, de eso estoy segura. Al menos nada útil
y luego comenzará a hacer preguntas que no
tengo ganas de responder.
―En eso tienes mucha razón―le dijo Camelia
mientras de colocaba de pie y veía todo lo
que tenía Iuola en su escritorio.
―¿En qué estás trabajando ahora?
―En nada en especial, sólo estaba
estudiando algunos libros que me envió mi
amiga Caroline de los Estados Unidos.
De repente sintieron unos pasos en la
entrada del invernadero y ambas miraron en
aquella dirección, Becky les sonrió a ambas
169
mientras se acercaba lentamente.
―Definitivamente este lugar es bastante
acogedor y no hace tanto frío―comentó
Becky mientras se frotaba los brazos.
Iuola le sonrió―Entonces ya entiendes por
qué no me gusta salir de aquí.
―Sí, comienzo a entender―le dijo
ésta―Iuola, ya llegó el barón de Weasly está
afuera del invernadero, me dijiste que su
visita era fugaz ¿No es así? Es que Wilfer está
inquieto y quiero dormirlo.
―No te preocupes Becky―la tranquilizó
Camelia―Si quieres puedo ser la carabina.
―¿No te molestaría cariño?
―En lo absoluto, más bien has pasar al barón
o se morirá de frío allá afuera.
―Tienes razón―ésta les regaló una sonrisa y
se marchó.
Camelia miró a Iuola―¿Le contarás sobre las
cartas?
―Claro que no, no hasta saber algo más
concreto.
―Entonces ¿Qué hace aquí?
Iuola no le pudo contestar porque sintieron
los pasos de este. Sir Aaron iba vestido de
gris, camisa blanca y corbata azul
medianoche, el sombrero era del mismo
color de la corbata y tenía botas de montar
de color negro.
Este les hizo una reverencia a ambas.
170
―Tengan las dos un buen día.
―Buenos días―respondieron ambas.
Aaron miró a Camelia―¿Señora… Bright?
―Así es Sir Weasly ¿Mi hermano le habló de
mí?
Este alzó las cejas―No mucho, su hermano es
bastante reservado. La recuerdo de mi
primera vez aquí en Westhampton House.
Ésta asintió y Iuola se dirigió a su escritorio
y de uno de los cajones sacó el diario de
Adele Weasly. Se acercó a Sir Aaron y se lo
entregó. El barón miró a Camelia y luego a
Iuola.
―Puede hablar con total tranquilidad,
Camelia sabe todo. Es de mi entera
confianza.
Él suspiró―¿Está segura que solo hay eso?
―Es libre de buscar a alguien que conozca el
idioma sino cree en mi palabra, sin embargo,
es todo Sir Aaron. Creo que con esa carta que
encontró y lo que yo le dije, le basta para
abrir una investigación.
De inmediato se hizo el silencio, Sir Aaron le
regaló una sonrisa y se colocó el sombrero.
―Bien, no les quito más su tiempo
señoras―les dijo. Este hizo una reverencia y
dio media vuelta para marcharse.
―¡Sir Aaron!―exclamó Iuola y este se
detuvo―Si llego a saber algo, se lo diré.
Este asintió―Gracias mi lady, se lo
agradecería muchísimo. No es fácil
investigar a unos duques.
171
Iuola asintió y este se marchó de inmediato.
Camelia se colocó a su lado―Estás perdida
Iuola.
―¿Perdida en dónde?
―En su mirada.
Ella se echó a reír―¿Estás insinuando que me
gusta el barón?
―No lo estoy insinuando, te lo estoy
diciendo.
Ésta rodó los ojos y se acercó a su escritorio.
―Deja de decir tonterías y ayúdame a
ordenar todo esto.
✺
Londres se encontraba atestado en las calles
puesto que en la tarde era el desfile militar.
Todas las clases sociales se congregaban
para ver a los defensores de la patria. Era un
evento el que todo el mundo quería asistir.
Todo el mundo excepto Wolfram. Este se
encontraba sentado en el escritorio de su
estudio, revisando los libros de contabilidad
del último mes. Ni siquiera en las
temporadas sociales se permitía un
descanso y solo asistía a los eventos de su
propio interés. Estaba aprovechando que no
había nadie en la casa para adelantar el
trabajo y así pasar una tarde llena de
tranquilidad.
172
De repente se escucharon unos toques de la
puerta y Becky se asomó por esta.
―¿Estas ocupado?―le preguntó.
Aitasis abrió la puerta de golpe.
―Que pregunta más tonta Becky, mi sol de
hielo siempre está ocupado.
―Pero nunca para nosotras―le dijo esta
mientras ambas tomaban asiento en frente
de él.
Wolfram se limitó a cerrar el libro y le dijo
Adiós a su tarde tranquila.
―Me encanta cuando Wolf hace cosas lindas
con su habitual cara de peñón de Gibraltar,
como aguantarnos por ejemplo, es tan
tierno.
Becky se echó a reír y no dijo nada.
Este acaricio el mando de su monóculo.
―Pensé que estarían en el festival.
―Claro Wolf, sabes cómo amo las multitudes
de humanos―ironizó Aitasis.
―Wilfer ha estado demasiado inquieto
últimamente y no he pasado mucho con
ellos. Así que Georgia dijo que sería la
carabina de Iuola por hoy.
―Sabes que odio la temporada social solo
estoy aquí porque tú nos obligas a venir―le
señaló Aitasis.
En ese momento se escucharon otros toques
de la puerta.
―Adelante―ordenó Wolfram.
Y de inmediato Marco ingresó a la estancia e
hizo una reverencia. Este se acercó al
173
escritorio y le entregó una tarjeta de visitas.
―La duquesa de Leithold, excelencia.
Este alzó las cejas―Vaya...
―¡Wolf! Lo lamento, ella dijo que vendría.
Nosotras la invitamos―le explicó
Becky―Perdón por no avisarte antes.
Este dirigió el monóculo a su cuñada y le
aumentó el lente.
―Wolf ¿No tienes otra cosa mejor que
hacer?―le reprochó Aitasis.
Este la ignoró y se dirigió a Marco.
―Hágala pasar y trae la bandeja del té por
favor.
Marco asintió―Sí excelencia―y se marchó.
―Tanto aumentar el lente y terminaste
recibiéndola. Wolfram ¿Por qué haces que tu
vida sea tan difícil? Deberías de comprarte
una lechuza.
Becky se echó a reír―No me imagino a Wolf
educando a una lechuza.
―A los diez minutos la pobre tendrá un
monóculo en su ojo derecho también.
En ese instante Marco abrió la puerta.
―La duquesa de Leithold―anunció.
Todos se pusieron de pie en la estancia y le
hicieron una reverencia. La duquesa iba
ataviada con un vestido color morado, de
mangas largas y cuello descubierto; llevaba
un bastón y su cabello cubierto de canas en
un recogido con guirnaldas.
―Bienvenida a Westhampton House―le dijo
Wolfram.
174
―Gracias Westhampton―le dijo esta y luego
miró a sus cuñadas―Buenas tardes.
―Buenas tardes.
La duquesa de Leithold tomó asiento en el
salón junto a ellas y ellos prosiguieron a
hacer lo mismo.
Becky y Aitasis la miraron.
―Es un honor tenerla aquí excelencia―le
confesó Becky.
Ésta se llevó una taza de té a los labios.
―Por lo general Westhampton no me visita,
ustedes siéntanse libres de hacerlo. Nos
hemos visto solamente en sus bailes en
honor, al de Lady Georgia no pude asistir por
problemas de salud.
―Espero que se encuentre mejor―le dijo
Aitasis.
―Lo estoy gracias―ésta miró a
Wolfram―Westhampton hoy se cumple el
aniversario de muerte de William.
―Permítame expresarle lo mucho que lo
siento―le dijo este.
Sus cuñadas miraron a la duquesa
interrogante.
―Era mi esposo―explicó.
―Lo sentimos mucho excelencia―le dijo
Becky―no sé qué sería de mi si perdiera a mi
marido.
―Usted es una mujer muy fuerte―añadió
Aitasis.
―Ha sido lamentable―les confesó la
duquesa.
175
―Un Caballero admirable―comentó
Wolfram.
―Sí―susurró la duquesa.
―¿Y su hijo? Felicidades por el muy
merecido premio―quiso saber Aitasis.
La expresión de la duquesa cambió de pena
a enojo.
―Por eso estoy aquí, el ducado necesita un
hombre competente y es obvio que mi hijo
Altaír no lo es.
―Con gusto seré su guía―Se ofreció Wolf.
La duquesa sonrió―Eso es maravilloso
Westhampton, pero no es por eso que estoy
aquí. Vine a hacer un trato.
El silencio se extendió por toda la estancia y
Wolfram se llevó el monóculo al ojo en
dirección a la duquesa.
―Se lo interesado que estás por las tierras de
Escocia y Gales que siempre me he negado en
darte. Esta vez te las daré sin miramientos.
Este alzó las cejas. Aquellas tierras
garantizaban la extensión máxima de su
poder, eran mejores que las que ya poseía y
siempre la había deseado. El dominio de
aquellos terrenos lo convertían en el
segundo hombre más poderoso de
Inglaterra.
―Debo entender que quiere algo a cambio.
―Sí, me gustaría que mi hijo y tú hermana se
unan en matrimonio.
Las sorpresas de sus cuñadas eran evidentes.
Ambas abrieron los ojos y la boca de par en
176
par. A continuación Becky la cerró y se
atrevió a preguntar.
―¿Iuola?
―Altaír necesita una mujer de buena cuna,
con un linaje intachable. El ducado de
Leithold te apoyará ante la cámara de lores y
comunes; quiero que tome el camino
político. Será una unión ventajosa.
―Excelencia―le dijo Becky―Iuola acaba de
debutar en sociedad, sería injusto negarle
esa experiencia.
―Además―añadió Aitasis―En la forma en la
que usted lo dice, pareciera que estuviese
comprando a Iuola.
―Tonterías. La razón por la cual debutan es
para conseguir un marido, le aseguro que
Leithold será el soltero más codiciado. Es
perfecto para Lady Iuola.
―Quizás lo sea―le dijo Aitasis―pero creo
que ellos dos deberían darse cuenta de ese
hecho cuando se conozcan.
―La aristocracia no se casa por amor Lady
Aitasis y Westhampton lo sabe. Ser duquesa
de Leithold es un puesto que toda chica
querría―ésta miró a Wolf―¿Qué dices?
―Wolfram―comenzó a decir Becky―Creo
que es mejor discutir este asunto en familia.
―Así es―convino Aitasis.
Dejó caer el monóculo y miró a la duquesa.
―Este domingo puede venir con Leithold a
tomar el té de la tarde, excelencia. Le
177
comunicaré a mi hermana las buenas nuevas
y se hará un baile de compromiso.
178
CAPÍTULO 16
179
Iuola se quedó en silencio un momento y
luego miró hacia el desfile.
―El diario de Adele Weasly indica que hay
dos personas que pudieron haber
influenciado su inminente suicidio, Leithold
y Westhampton ¿Es correcto?
―Es correcto.
―Y ahora tenemos evidencias que mi
hermano y Adele Weasly mantenían
correspondencia―continuó y luego miró a
Camelia―¿Y cuál es el siguiente paso a
seguir? ¿Qué hacemos ahora?
―Puesto que mi idea de preguntarle a tu
hermano quedó descartada, pienso que
deberíamos esperar a que el barón
investigue por su cuenta y nos diga algo ¿No
crees?
Iuola se quedó en silencio. No le molestaba
para nada esperar, sin embargo, ese podía
ser un escándalo que perjudicara a la familia
y por lo que respecta a ésta, ya tenía muchos.
―Tendré que pensar en algo―concluyó.
Camelia negó con la cabeza―¿Tengo que
preocuparme?
Iuola sonrió―No mucho.
En ese momento llegó su hermana Georgia y
les sonrió a ambas.
―Últimamente las veo juntas a cada
rato―comentó.
Iuola tomó la mano de Camelia y se la colocó
en su propio brazo.
―¿Estás celosa hermana?―le preguntó con
180
una sonrisa.
Ésta se echó a reír―Para nada, todo lo
contrario. Me gusta verlas juntas.
―¿Y eso por qué?
―Por nada en especial―respondió
Georgia―Es hora de irnos, tus hermanos
están quisquillosos porque están lejos de sus
mujeres.
Iuola rodó los ojos―Que fastidiosos se han
vuelto esos dos.
―Como sea, vámonos. Quiero ver a mis hijos.
Miró la espalda de su hermana y sonrió al
verla; Georgiana Amelie había cambiado
muchísimo y para bien, se alegraba que su
hermana fuera feliz.
―Iuola―comenzó a decir su hermana―se ha
esparcido por todos los rincones las
atenciones que ha tenido contigo el barón de
Weasly y se esparció un rumor que te pedirá
matrimonio al acabar la temporada social.
―¿En serio?
Georgia sonrió―Te gusta ¿Verdad? No sabes
cómo me alegro por ti, he visto como tu
expresión cambia cuando estás con él y
aparte que serás baronesa; supongo que
Wolfram no se opondrá será un buen
matrimonio.
Iuola guardó silencio. El barón de Weasly no
le era indiferente, le gustaba, sí, pero no
estaba enamorada, al menos no de la forma
en que amó a Ethan Shaw. Quizás en esta
temporada podría albergar sentimientos
181
más fuertes, pero ella sabía que él solo la
buscaba por otro motivo que no tenían nada
que ver con el romance. Así que lo mejor era
que no albergara esperanzas. No obstante,
de algo si estaba segura, si el barón de
Weasly seguía viéndola y al final no hay una
proposición, ella sería el hazmerreír.
✺
Llegaron pronto a Westhampton
House. Iuola se sentía infinitamente cansada
y se dijo así misma que se tomaría un baño e
iría directamente a la cama, pero al llegar al
umbral y encontrar a Becky y a una Aitasis
muy enojada mientras cargaba a su bebé;
Camelia y Cameron se despidieron y solo
quedaron sus hermanos y sus cuñados.
―¿Qué sucede hermosa?―se atrevió a
preguntar su marido.
―Uriel nos vamos para Escocia―le espetó
ésta―Créeme que yo no voy a estar en una
casa donde me traten como si fuese el aire.
―¿Qué sucedió?―le preguntó Marsias.
―Hoy vino la duquesa de Leithold―explicó
Becky con calma―y le hizo una propuesta a
Wolfram.
―¿Qué propuesta?―preguntó Robert.
―Le dará unas tierras si Iuola se casa con su
hijo―le dijo Becky.
182
―¡¿Qué?!―exclamó Georgia.
―Y Wolfram aceptó―añadió Aitasis.
Marsias se dirigió a las escaleras.
―¿Dónde está? ―preguntó.
―En su biblioteca―le respondió Aitasis.
Marsias se devolvió y tomó el camino
dirección a ésta.
―Lo va a matar―anunció Becky
preocupada―Uriel por favor ve con él
―Ya somos dos los que lo vamos a
matar―anunció Uriel mientras seguía a su
hermano.
―Tres―añadió Georgia mientras salía
disparada.
―Cuatro―dijo Aitasis mientras le entregaba
la bebé a Becky y se iba.
―Robert sé perfectamente que Wolfram está
muy equivocado, pero por favor no permitas
que esto trascienda a los golpes―le pidió
Becky.
Este suspiró―Lo cierto es que también me
siento muy enojado al respecto, pero no
permitiré que se maten, tranquila.
Este se marchó dejándolas solas.
La bebé comenzó a llorar y Becky comenzó a
mecerla.
―Iuola cariño, no te preocupes estoy segura
que todo se va a solucionar.
―¿Quién está preocupada? No entiendo por
qué tanto escándalo―dijo mientras se dirigía
a las escaleras.
―¿Qué por qué hacemos tanto escándalo
183
Iuola? ¡Es tú futuro! No queremos que te ates
a un matrimonio sin amor, tu felicidad es
nuestra prioridad.
Ella se detuvo y la miró por encima del
hombro.
―Pierden su tiempo, yo sé cuál es mi
deber―y al decir esto se fue.
✺
Marsias abrió ambas puertas de un solo
golpe. Como lo esperaba, su hermano ni
siquiera se inmutó y continuó escribiendo en
la hoja que tenía allí. Marsias se acercó a él
de forma amenazante y pudo sentir los pasos
de sus hermanos atrás, este rodeó el
escritorio de su hermano mayor y se colocó
junto a él.
―Si no quieres que te derrame la tinta en tu
bello rostro Wolfram―lo amenazó―Será
mejor que dejes de hacer lo que estás
haciendo y nos prestes atención, te juro que
en estos momentos no estoy para tus
malditos silencios.
Todos entraron a la habitación a excepción
de Becky y Iuola y le plantaron cara, este
escribió una línea más y colocó la pluma en
el tintero, a continuación, tomó la hoja y la
metió en uno de sus cajones. Marsias rodeó
184
de nuevo el escritorio y se colocó en frente
de él con los demás.
Wolfram los miró como sólo él sabe hacerlo,
como si mirara unos simples gusanos.
―Wolfram, nunca en la vida ninguno de
nosotros hemos metido nuestras narices en
tu maldita política, ni en como llevas los
tediosos asuntos del título. Jamás y nunca
como segundo hermano que soy, te he
envidiado ni siquiera un poco porque tú eres
el duque y yo no; en realidad es todo lo
contrario. Yo te compadezco y lo único que
me produces es lástima, porque tienes
treinta y cuatro malditos años y estás
completamente solo. Sin una esposa, sin
hijos, eres infeliz. Yo lo sé. Porque has mal
gastado tú vida sirviéndole a algo que a la
larga ni siquiera te pertenece.
>>Ni siquiera un día Wolfram yo te he
juzgado por esa adicción enferma que tienes
hacia el poder, me he encargado de ignorarte
satisfactoriamente por ese hecho y puedes
hacer lo que te dé la gana con él, por mí
puedes comprar todo el continente europeo
si quieres. Lo que nunca Wolfram,
escúchame bien, lo que nunca te voy a
permitir es que vendas a mí princesa sólo
porque tú tiene su tutela. Y si tengo que dar
treinta pasos al amanecer y dispararte para
que entres en razón, te informo que no me va
a temblar la mano.
185
El silencio se extendió por toda la estancia y
su hermano se llevó el monóculo al ojo.
―Que discurso más encomiable―fue su
respuesta.
―Nos dejaste como un zapato a Becky y a
mí―le dijo Aitasis furiosa―Nos ignoraste por
completo como si nuestra opinión no valiera
nada para ti.
―Como no vas a los eventos
sociales―continuó Georgia―Ni siquiera te
percatas de la situación. El barón de Weasly
ha mostrado interés en Iuola y ella no le es
indiferente; al parecer aquel caballero le
hará una proposición. Es agradable, ha
venido a vernos y hemos cruzado palabras
con él con bastante frecuencia. He visto como
nuestra hermana cambia la expresión de su
rostro, ella al igual que nosotros merece ser
feliz y tú Wolfram le estas negando ese
derecho por tú ambición. No manches a Iuola
con esa agua sucia.
―Prefiero mil veces el barón que ese duque
de Leithold―comentó Uriel―que no lo
conocemos de nada.
―Wolfram―comenzó a decir Robert―No
ganas nada colocándote en contra de tu
familia, sólo mira a tu alrededor. Marsias
vive en Bristol, Uriel en Escocia ni siquiera
vive en este país, Georgia y yo en Cornualles;
¿Vas a deshacerte de la única persona que te
hace compañía la mayor parte del tiempo?
Nosotros nos vemos en las temporadas, en
186
las festividades importantes como los
cumpleaños y navidad ¿Y el resto del tiempo
que no estás en la cámara de lores? ¿Tanto te
gusta la soledad? Si es así, deja que Iuola viva
con nosotros, no estás valorando la
compañía de tu hermana para nada.
―¿Qué tienes para decirnos? ―le preguntó
Marsias.
Este los miró a cada uno, acarició el mando
de su monóculo y luego lo soltó. En ese
momento Becky entró a la biblioteca con la
bebé en brazos, ésta ya había dejado de
llorar y se la entregó a Aitasis.
―No es necesario reclamarle nada a
Wolfram―dijo ésta mientras se colocaba
junto a su marido―Acabo de hablar con Iuola
y no se opondrá en lo absoluto; aprueba ésta
unión.
―Pero ¿Qué estás diciendo?―le dijo su
esposo. Todos comenzaron a quejarse en la
estancia.
―Dijo que ella sabe cuál es su deber y que no
teníamos derecho a armar escándalo por
eso―continuó Becky―Me molestó mucho el
tono en que lo expresó.
Wolfram se puso de pie y los miró.
―Supongo que esta discusión ha terminado
¿Conocen la puerta de salida o debo llamar a
mí mayordomo?
Todos le tiraron una mirada asesina y fueron
saliendo cada uno de la estancia. A excepción
de Marsias junto con Becky.
187
Ambos se miraron fríamente y Marsias negó
con la cabeza. Becky lo tomó por el brazo.
―Vamos mi amor, no hay nada qué hacer―le
dijo ésta suavemente y se lo llevó.
188
CAPÍTULO 17
189
Suspiró al recordar cómo cada uno de sus
hermanos y sus cuñadas ingresaban uno por
uno a su habitación para hacerla entrar en
razón. Y a todos les dijo las mismas palabras:
No pienso cambiar de opinión, yo sé cuál es mi
deber y lo debo cumplir.
Pero todo eso fue después de que Wolfram
hablara con ella, ésta pensó que su hermano
la citaría en su biblioteca y le comunicaría las
nuevas. Sin embargo este llegó a su
habitación muy temprano en la mañana y se
sentó en su cama; lo que Wolf le dijo la dejó
con la boca abierta.
―Las tierras que me está ofreciendo la
duquesa las necesito con urgencia Iuola―le
había dicho este.
―Tengo una gran extensión que limita con las
de ella, pero éstas han padecido una
enfermedad que ya va para un año y no he
podido resolver este dilema. Muchas personas
que dependen de mí se han quedado sin nada
por este fenómeno, las he tenido que reubicar.
Sin embargo, las tierras de Leithold tienen
mucha agua y son muy prósperas, mi idea es
tratar de recuperar las mías permitiendo el
flujo del agua y que las personas vuelvan a sus
hogares.
>>De diversas fuentes me han dicho que
Leithold las tiene abandonadas y los
arrendatarios constantemente se quejan. Mi
idea es poder ayudar a ambas poblaciones.
190
―Eso es muy lindo de tu parte Wolf―Le dijo
mientras se subía un poco las sábana.
―Este matrimonio es muy ventajoso, no sólo
por ese hecho sino porque serás duquesa. Ese
es un estatus que sólo la hermana del duque
de Westhampton debería tener y ¿Quién
mejor que tú?
―Entiendo.
―La idea de arrojarte a un matrimonio sin
amor no me hace gracia, puesto que lo has
podido ver en los ojos de nuestros hermanos,
sin embargo existe la posibilidad de que te
enamores de tu esposo una vez casados.
―Wolf ¿No piensas casarte nunca?
Este se lo pensó un momento.
―No lo sé, hasta ahora no he tenido la
necesidad de adquirir una esposa.
Iuola suspiró―Sólo espero que no te
arrepientas nunca Wolf, me dolería verte
derrotado.
191
Iuola se colocó su collar de la vara de
asclepio y en ese momento alguien tocó la
puerta.
―Adelante ―dijo y su hermana Georgia entró
a su habitación.
―”Tú prometido” ya llegó ―le informó.
Iuola sonrió y se puso de pie para mirarla
―No me digas, que nervios.
Georgia negó con la cabeza―No puedo creer
que accedas a esto.
―Yo tampoco podía creer cuando decidiste
quedarte soltera y aun así te apoyé ¿Por qué
no puedes hacer lo mismo?
―¡Porque serás desdichada al lado de ese
hombre!―exclamó su hermana y luego se
cruzó los brazos―Además es como
despistado.
Iuola se acercó a la puerta―Vamos entonces,
no quiero hacerlos esperar.
Ambas salieron de la habitación y en el
transcurso de su llegada a Westhampton
Room, su hermana no le dijo una sola
palabra, hasta que llegaron a la puerta del
salón.
―Iuola ¿Qué le dirás al barón?―le preguntó.
―Nada porque él no me ha hecho ninguna
proposición.
―¡Pero ha mostrado interés en ti!
―Eso lo han hecho todos.
Georgia suspiró―Sólo para que sepas allí se
encuentra toda la familia.
―¿Hasta la estúpida de Darleen?
192
―No, ella no. Pero si están los demás
Iuola rodó los ojos y decidió entrar. Todos se
pusieron de pie al verla, con la mirada buscó
a los duques y estos se encontraban en el
centro de la estancia con Wolfram.
Iuola se acercó a estos y les hizo una
reverencia; el duque se puso de pie de
inmediato.
―Lady Iuola que hermosa está―la halagó la
duquesa.
―Gracias mi lady―le dijo ésta―Bienvenidos
a Westhampton House.
―Gracias―le dijo ésta―Leithold...
Este se inclinó y le besó la mano―Espero que
se encuentre de maravilla mi lady.
―Lo estoy gracias.
Se sentó junto a Wolfram y miró a todos sus
hermanos; sus expresiones eran de
desconcierto.
―Será una excelente unión―comentó el tío
Isadore―Muy provechosa para ambas
familias.
―Lady Leithold―comenzó a decir
Agatha―Mi nieta fue educada desde su
nacimiento para ser una esposa ejemplar, le
aseguro que el ducado no le quedará grande.
―De eso no me cabe la menor
duda―coincidió Lady Leithold―quisiera que
la fiesta de compromiso fuese para este fin
de semana y la boda en un mes.
El silencio se extendió por toda la estancia.
193
―La temporada social está por
terminar―explicó Lady Leithold―y me
gustaría que se cerrara con esta boda ¡Será el
acontecimiento del año!
―Creo que todas las mujeres Westhampton
podemos preparar una boda en un mes―dijo
la tía Clarise. Iuola escuchó como
refunfuñaron sus cuñadas y su hermana.
―¡Oh por Dios!―Exclamó Shana―¡Iuola
serás duquesa!
Esta le devolvió la sonrisa, pero no le dijo
nada.
―Vaya Wolfram, tendremos que subastarte
porque es obvio que tú eres el problema y no
las mujeres―comentó Lucius.
―Cállate Lucius―le dijo Isadore.
―Excelencia―le dijo Shana al duque―¿Cuál
es su pasatiempo favorito?
Este hizo sonar su garganta―Me gusta tocar
el...
―¡La caza!―exclamó la duquesa―Leithold es
muy bueno cazando animales, tanto que me
da miedo. A veces trae a la casa cabezas de
animales.
Iuola alzó las cejas. Estaba segura que
Leithold no iba a decir eso.
―¿Y usted Lady Iuola?―le preguntó la
duquesa―¿Cuál es su pasatiempo favorito?
―La mayor parte del tiempo investigo las...
―¡Bordar!―exclamó lady Agatha y Georgia
resopló―mi nieta borda muy bien Lady
Leithold.
194
El duque alzó las cejas en su dirección y Iuola
le devolvió la mirada. Al parecer ambos
tenían algo en común.
―Leithold ¿Le gustan los caballos?―le
preguntó Wolfram.
Este se lo pensó un momento.
―Pues sí.
―Iuola puedes ir a mostrarle los nuevos que
adquirimos hace poco―le dijo su
hermano―Becky ve con ellos.
―Como digas―dijo ésta colocándose de pie.
Iuola se puso de pie y luego el duque y los
tres salieron de la estancia.
El silencio que transcurrió fue incómodo, ni
siquiera Becky quería hablar y miraba hacia
otro lado. Eso le sacó un suspiro, tenía que
hablar más tarde con sus hermanos.
Los tres salieron al jardín y el duque se
desperezó delante de ellas, un gesto bastante
vulgar para un caballero.
Su cuñada se colocó a una distancia
prudencial de ellos y ambos caminaron
delante de ella.
“Que incomodo silencio” pensó.
Ésta miró al duque y caminaba con una
sonrisa estúpida. Iuola se dio cuenta que este
era guapo, pero sus ojos azules no tenían un
brillo peculiar, sino que eran opacos, sus
pestañas eran increíblemente largas, sus
labios eran delgados y rosas, tenía un
pequeño lugar en la parte izquierda de sus
labios y su piel era ligeramente bronceada;
195
era delgado y la cabeza de Iuola le quedaba
por sus hombros.
“Este hombre tiene la misma edad de
Wolfram, pero parece contemporáneo con el
barón de Weasly” pensó.
―Entonces ¿Qué es lo que le gusta hacer en
realidad mi lady?―lo escuchó preguntar
Ésta parpadeó dos veces y suspiró.
―Me gusta cosechar plantas medicinales y el
arte de la curación.
Él asintió―Muy interesante.
―¿Y usted?
Este se metió las manos en los bolsillos.
―Tocar el piano... bueno, me gustan muchos
instrumentos, la guitarra es uno de ellos,
pero la mayor parte del tiempo el piano.
―¿Por qué su madre no lo dejó expresarse?
No le veo nada de malo tocar el piano.
―Supongo que por la misma razón que lo
hizo su abuela.
Ella asintió, pero no dijo nada.
―Mi lady―comenzó a decir este―¿Está usted
de acuerdo con esta boda?
Iuola se detuvo y lo miró; este hizo lo mismo.
―Hay entidades como la iglesia que brindan
protección y anulan cualquier matrimonio.
El silencio se extendió. No quería casarse y
menos con él; no se imaginaba una vida con
aquel sujeto, sin embargo para eso había
sido educada y no le daría la espalda a su
deber.
196
―Estoy completamente de acuerdo con esta
boda excelencia.
Él la miró―Bien.
Este le dio un besamanos―Le prometo que
será muy infeliz.
Ella lo miró de hito en hito, pero no le dijo
nada.
―Es lo único que tengo para ofrecerle... Ma
Petite.
✺
Iuola se encontraba sentada en su escritorio
del invernadero haciendo algunas
anotaciones, con el único fin de olvidar todo
lo que había pasado el día anterior. No supo
en que momento su tranquila vida se había
tornado tan complicada y para sentirse bien
decidió culpar de todo a Ethan Shaw.
Su niñez había sido agradable, luego al tener
más edad trajo consigo la responsabilidad de
ser la hermana de un duque y la aceptó sin
rechistar; aunque a veces se quejaba de estar
tanto tiempo encerrada, el tiempo que
compartía con su familia no lo cambiaba por
nada del mundo. Pero incluso ahora estar
con ellos, también era incómodo, ya que sus
cuñadas y su hermana le hablaban muy poco
y sus hermanos estaban distantes.
197
Le prometo que será muy infeliz... Es lo único
que tengo para ofrecerle Ma Pétite.
Iuola colocó la pluma en el tintero y suspiró.
―¿Desde cuándo soy "su pequeña"?
Recogió las hojas y abrió el cajón de la parte
derecha; allí vio el diario de Nerissa
Westhampton, Iuola lo sacó y guardó las
hojas.
―Madre...―susurró―Creo que tú me darías
un buen consejo en estos momentos.
Ésta prosiguió a abrirlo y en la primera hoja
había un pequeño texto.
Los lobos, mis animales favoritos.
Marte, el planeta de mis delirios.
El Arcángel Uriel, el que me guarda por
siempre"
"W.M.U. Mis más preciados tesoros"
Iuola frunció el ceño―Supongo que cuando
madre comenzó a escribir este diario,
Georgia y yo aún no habíamos nacido.
―Iuola.
Ésta miró hacia el frente y vio a Camelia de
pie. Cerró el diario y lo guardó.
―Creo que tú eres la única que me habla
Cami―le dijo ésta mientras le señalaba una
silla.
―No es que no te hablen, es obvio que se
preocupan por ti―le dijo mientras tomaba
asiento.
―No puede ser tan malo ¿O sí?
―Iuola creo que te estas tomando este
asunto muy a la ligera, el matrimonio es para
198
toda la vida. Vas a compartir tus desdichas,
tu felicidad y otras cosas con ese hombre; yo
estoy muy enamorada de Cameron y algunas
veces me dan ganas de arrancarle la cabeza.
Pero siempre tratamos de dialogar porque
nos amamos y tenemos una hija, que es
producto de ese amor, pero tú ¿Por qué vas a
luchar? ¿Por las tierras de Wolfram? Porque
una vez que las tenga todo estará arreglado.
Y tú estarás atada a un hombre toda tu vida
¿Te has puesto a pensar si quiera que a él no
le agrade que estudies? Tendrás que
obedecerlo ¿Ese es el tipo de vida que
quieres? Solo porque tú "tienes que cumplir
con tu deber"
Iuola le tiró una mirada asesina.
―Camelia no te ofendas, pero tú lo estás
viendo desde tu punto de vista... digamos
¿Burgués? Yo pertenezco a la aristocracia y
si mis hermanos decidieron casarse por
amor, estoy muy feliz por ellos y apoyé cada
matrimonio, pero yo nunca dije que lo haría.
El amor duele y ya lo experimenté en carne
propia; créeme que no me pienso dejar llevar
por las emociones de nuevo. Yo me voy a
casar y seré duquesa de Leithold.
199
CAPÍTULO 18
200
ésta era la encargada de dirigir a la cocinera
de Lady Elea; Aitasis y Georgia estaban
encargadas de la decoración y los arreglos
florales, Camelia había sido asignada para
ser la madrina de Iuola en los momentos en
que ésta pasara con su prometido, pero
Leithold había estado ausente y ninguno de
los dos se esforzaba por estar con el otro, por
ende Iuola tomó ese tiempo para organizar
toda su información de las últimas
investigaciones.
Se preguntaba constantemente si el barón
había avanzado en su investigación y
muchas veces se preguntó así misma si era
conveniente escribirle una carta, pero en las
condiciones en la que estaba, no se veía bien
que una mujer comprometida se escriba con
un hombre soltero.
Su vestido de compromiso se lo había
regalado Lady Elea y le había encantado, sin
embargo tenía que confeccionar el de su
boda. Por ende se encontraba con su
hermana, sus cuñadas y Camelia en Bond
Street en la mejor modista de Londres,
Annette. Ésta era francesa y confeccionaba a
las mujeres más importantes. Aunque
ninguna estaba de acuerdo con la boda,
habían dejado sus opiniones a un lado y se
habían contagiado del entusiasmo de Lady
Elea. Becky se encontraba junto a Annette
escogiendo las telas, Georgia y Aitasis
estaban en toda la tienda aportando ideas y
201
Camelia se encontraba viendo un hermoso
vestido azul índigo.
―Iuola acércate a ver esta tela―le dijo Becky
y fue de inmediato―Pienso que si
combinamos esta con este satín y le
agregamos esto y... ¡Dios quedará hermoso!
―Tiene muy buen gusto mi lady―la halagó
Annette.
―Gracias Annette ¿Cree que lo tendrá listo
para final de mes?
―¡Cancelaré todos los pedidos! ¡El vestido de
La futura duquesa de Leithold tengo que
confeccionarlo yo!
―Muchas gracias Annette―le dijo Iuola.
En ese instante entró alguien a la estancia.
―No es necesario que me acompañes
adentro hijo―dijo una dama―puedes ir a dar
una paseo.
Vio a la pareja y era una mujer mayor y junto
a ella el barón de Weasly. Este le sonrió y le
dijo que no tenía ningún problema en
esperar dentro. De inmediato las miradas de
Iuola y Aaron se cruzaron.
―Buenas tardes―saludó la mujer y sir
Aaron, a continuación, todas respondieron.
―Tía permítame presentarle a la marquesa y
condesa de Westhampton; Lady Georgia
Harris y su hermana Lady Iuola; La señora
Bright amiga de éstas―le dijo el barón y
prosiguieron a hacer las presentaciones.
La tía de este se acercó a Iuola.
202
―Muchas gracias por invitarnos a su boda
Lady Iuola.
Ésta se quedó de piedra, no tenía ni idea que
los habían invitado, pero aun así le regaló
una sonrisa.
―No hay de qué.
―Señora, no podré confeccionarle su
vestido, puesto que mis niñas y yo
trabajaremos todo el mes en el vestido de
novia de Lady Iuola―se disculpó Annette.
―Oh está bien Annette, entiendo
perfectamente. No se preocupe buscaré otra
modista.
―Gracias.
―Nos retiramos entonces―les dijo Sir Aaron
mientras hacía una reverencia y se marchaba
con su tía.
Su hermana y sus cuñadas la miraron
fijamente; Iuola alzó las cejas.
―¿Tienen algo que decirme? ―preguntó.
―¿Nosotras? Para nada―le respondió Aitasis
y todas volvieron a lo que estaban. Camelia
suspiró y siguió mirando más vestidos.
En ese momento se abrió la puerta una vez
más y entró Sir Aaron, todas lo miraron
fijamente.
―Perdón―dijo este―Me preguntaba si podía
hablar con lady Iuola un momento.
Se hizo el silencio y ella no se atrevía a mirar
a Becky.
―Por supuesto―dijo Camelia y todas la
miraron―Me asignaron ser la madrina de
203
Iuola mientras ustedes organizaban, por
ende está en mí dar la autorización ¿No es
así?
Iuola le sonrió a Camelia, pero no dijo nada.
Becky suspiró―Por supuesto que si.
―Muy bien, entonces...―dijo ésta mientras
miraba a Iuola―Vayamos afuera.
Iuola prosiguió a salir y cuando llegó casi a la
puerta escuchó cuando Annette decía:
"Pobre Lady Iuola, se casará con un hombre
aun sabiendo que su corazón pertenece a
otro".
Ese comentario no la hizo detenerse y salió
de allí. Se preguntaba cómo Annette había
llegado a esa conclusión si no la conocía de
nada.
―Estaré allí―les informó Camelia―Pueden
hablar tranquilos, pero no tarden tanto,
estamos en plena calle.
Sir Aaron asintió―Muchas gracias señora
Bright.
Camelia asintió y se fue.
Él la miró y suspiró―Así que se casa.
Iuola asintió―Sí.
―Felicitaciones.
―Gracias.
―Iuola ayúdame a entender por qué te casas
con Leithold.
Ella ignoró la informalidad con que la trató.
―Porque así me lo ordenó mi hermano.
Aaron alzó las cejas―¿No crees que esto es
muy extraño?
204
―¿A qué se refiere?
―No lo sé, de repente tu hermano decide que
te casas y con Leithold para colmo. En el
diario de mi hermana los menciona a los dos,
yo aparecí entre las sombras... ¿No crees que
hay algo raro?
―No lo sé, pero si hay algo raro ¿No cree que
siendo esposa de Leithold podré
averiguarlo?
―¿Y te atarás por el resto de tu vida?
―Sí.
―No sé si estoy seguro de esto que voy a
hacer, pero no confío ni en ese tipo ni en su
hermano. Creo que estaría a salvo conmigo.
Iuola frunció el ceño―No entiendo.
―Cásate conmigo.
Ésta quedó sin habla por primera vez en su
vida.
―¿Estás bien?―le preguntó y ésta asintió.
―Vamos Iuola, no creo que serás más feliz
con el que conmigo. Puede que no estemos
enamorados, pero sé que a mí lado jamás te
aburrirías.
―Basta.
Él al miró fijamente―Nos mudaríamos a
Francia o donde desees; en serio no confío en
él y siento que te están envolviendo en algo
horrible.
―Mi hermano sería incapaz de hacerme
daño.
El colocó las manos en señal de rendición.
―No pienso decir más nada, sólo piénsalo.
205
Él hizo una reverencia y se montó en el
carruaje.
De inmediato Camelia se acercó a Iuola.
―¿Qué pasó? ¿Qué te dijo?
A ella se le llenaron los ojos de lágrimas.
―Camelia me siento muy mal. Sácame de
aquí.
206
CAPÍTULO 19
207
―Espero no tengas comprometida esta
pieza.
Ella le sonrió y le hizo una reverencia.
―Para usted nunca milord.
Él le devolvió la sonrisa y le tomó la mano
mientras la guiaba a la pista.
―Por un momento pensé que jamás
volverías a hablarme―le dijo ella.
Marsias le sonrió mientras se disponían a
seguir la danza.
―Es simplemente que ambos lo vemos desde
perspectivas diferentes.
―¿A qué te refieres?
―Tú lo ves como una acción correcta, una
obligación o un deber; yo lo veo como que te
estás arruinando la vida.
Ella no le dijo nada y dio dos vueltas
correspondientes a la danza.
―Puesto que al parecer no pude hacerte
cambiar de opinión, no me queda de otra que
apoyar toda esta falta de criterio―continuó
él.
Iuola le sonrió―Gracias.
―Sólo ten cuidado princesa, si ves algo raro
en ese tipo, por favor no dudes en decirnos.
―Lo haré Mar, créeme que yo...
Se detuvo al ver a alguien que no esperaba
ver en su velada y que al reconocerla le
hirvió la sangre.
―¿Qué hace ella aquí Marsias?―le preguntó
Iuola.
208
Este miró en dirección a donde ella estaba
mirando.
―¿Quién?
―Lady Francesca Olson.
Ésta se encontraba en compañía del marqués
de Winchester, un viejo decrépito famoso
por andar tras jovencitas y hacer múltiples
escándalos.
―No puedo creer que Wolfram haya invitado
semejantes personajes―le dijo ésta.
―No creo que haya sido Wolf, ya lo conoces.
Supongo que fue Lady Leithold, después de
todo hay invitados de ambas partes.
―No quiero que esa mujer este aquí Marsias,
por favor haz que la saquen.
Este la miró―¿Por Wolfram? No te
preocupes por él cariño, no le afecta en lo
absoluto que esa mujer esté aquí.
―No es por él, no quiero que esté aquí
Marsias. Si no puedes hacer algo, lo haré yo.
Ésta salió disparada hacia donde se
encontraba la pareja en cuestión. Pudo sentir
los pasos de su hermano detrás de ella, pero
este no hizo nada por detenerla.
―Buenas noches―saludó Iuola a la pareja y
Marsias hizo lo mismo.
―Buenas noches―respondieron ambos.
―Permítame felicitarla mi lady por el
reciente compromiso―le dijo el
marqués―Aunque no he visto a Leithold.
Iuola asintió y le tiró una mirada asesina a
Lady Francesca.
209
―Como ha crecido mi lady, ya es toda una
mujer―le dijo Francesca.
Iuola miró al marqués―En la época de mi
padre no se presentaban a las amantes.
Era la primera vez que veía a su hermano
quedarse sin habla, el marqués de
Winchester abrió los ojos como platos y Lady
Francesca se puso roja de la rabia.
―¡¿Qué ha dicho usted?!―exclamó ésta
furiosa.
―¿En serio quiere que se lo repita?―le
preguntó Iuola―saldrá de mi velada ya
mismo.
―Un momento mi lady―le dijo el
marqués―yo fui invitado a esta velada.
―Usted sí, pero ella no y si no la retira de
aquí tendrá que marcharse usted
también―le dijo Iuola.
―Pero qué es esta muestra de vulgaridad
¡Por Dios! Westhampton se enterará de esto.
―Y se limitará a mirarme a través de su
monóculo―le dijo Iuola―Pero me pregunto
¿Qué cree que le hará a usted? Una persona
que no está invitada a ninguna velada que
tenga que ver con mi familia ¿Está dispuesta
a aguantar esa humillación? Si es así,
búsquelo. Está en la sala de fumadores.
Lady Francesca la miró echando humo.
―Esto no se va a quedar así―Y salió
disparada de allí.
Winchester miró a Marsias.
―Debería de corregir a su hermana.
210
―Cuando esté equivocada Winchester, antes
no.
Este refunfuñó y se marchó.
Marsias miró a su hermana.
―Sabes que si Wolfram se entera de esto, te
costará.
―Tiene más de perder él que yo.
Su hermano alzó las cejas.
―Vaya, que miedo.
En ese instante algunas personas que se
encontraban en la pista de baile se
detuvieron, hasta que todas dejaron de
hacerlo. Todas miraban en una sola
dirección y murmuraban entre sí.
―¿Qué sucede?―preguntó Marsias y en ese
momento los músicos dejaron de tocar.
―No tengo ni idea―Le respondió Iuola.
Vio como un hombre llegaba a la velada,
tenía las ropas arrugadas, tenía una botella
de coñac en sus manos y estaba
asquerosamente borracho. Iuola abre los
ojos al percatarse que es el duque de
Leithold.
―Pero ¿Qué demonios...?―comenzó a decir
Marsias―¿Ese no es Leithold?
Iuola no sabía que decir al respecto, su
prometido estaba muy mal presentado y sin
duda esto daría de qué hablar durante toda
la temporada.
―Bonne nuit à tous―saludó en francés y con
mucha dificultad se dirigió al centro de la
pista mientras bebía un sorbo de coñac.
211
―¡Leithold ¡¿Qué significa esto?!―exclamó
su madre.
―Significa "Buenas noches a todos" madre
¿Acaso no sabes francés?―le dijo este y se
escucharon las risas de Aitasis y Lucius.
―Esto no puede estar pasando...―susurró la
duquesa y a continuación se desmayó.
De inmediato varios la socorrieron y la
colocaron en un sillón; Iuola se acercó a ella
y le tomó el pulso.
―Preparen un té para los nervios, es un
desmayo común―le dijo Iuola a una
criada―En un rato se pondrá bien.
―Sí mi lady―le dijo ésta mientras corría a
buscarlo.
Respiró hondo y miró en dirección a su
prometido; este se encontraba de lo más de
tranquilo sentándose en el piano sin
importarle lo que le acababa de pasar a su
propia madre.
―Este canalla...―susurró para sí.
―Esta canción va dedicada a todas las
personas que se encuentran en la misma
situación que yo―comenzó a decir
Leithold―Con mucho cariño para ellas,
orquesta traten de seguirme el compás.
La melodía del piano impregnó el ambiente y
los violines comenzaron a adornarla.
212
Espera sola y en medio de la crueldad.
Que la única palabra verdadera.
Era aquella a que llaman Libertad.
213
―Leithold, supongo que tendrás alguna
explicación convincente. Con gusto te
escucharé en el estudio. Todos pueden
continuar la velada.
Iuola siempre había admirado a su hermano,
este siempre sabía cómo resolver cada
problema, sin importar su complejidad. No le
sorprendería si un día de estos Wolfram
resucitara un muerto.
―Joder llegó la inquisición―oyó que decía
Lucius.
Leithold se echó a reír y se acercó
torpemente hacia Wolfram.
―Marsias haz algo―le pidió Iuola.
―¿Hace qué cariño? Si él es su excelencia
duque de Westhampton, su poder es infinito.
Ella se dio cuenta que su familia de estaba
divirtiendo de lo lindo con aquella situación.
―Westhampton House queda a unas pocas
manzanas―le dijo Leithold―Llévatelos, en
mi casa se hace lo que yo diga y mis
sirvientes son leales a mí; si no quieres que
ordene que los saquen a patadas, será mejor
que no interfieras―y al decir esto se fue.
Los invitados comenzaron a irse
murmurando su inconformidad; Uriel y
Robert no tardaron en acercarse a Wolfram.
―Wolfram quiero felicitarte por como
manejaste la situación―ironizó Uriel.
―Sin duda lo mantuviste todo bajo
control―añadió Robert y Wolfram los ignoró
214
y decidió irse. Estos dos no dudaron en reírse
a carcajadas y Marsias se les unió.
―¡Leithold limpió el piso con Wolfram y no
murió congelado!―exclamó Aitasis―Lucius
sostenme, creo que me voy a desmayar.
―¡Me encantó ese hombre!―exclamó
Georgia―Tiene determinación.
―¿Será que alguien me puede ayudar?
―preguntó Becky mientras intentaba darle
el té a la duquesa―Iuola no reacciona.
―Haz que la lleven arriba―le dijo―ya la
atenderé.
―Buenas noches ¿Se acabó la velada?
Iuola miró en dirección a la voz y su corazón
latió de prisa. Era Ethan Shaw.
215
CAPÍTULO 20
216
bochornoso espectáculo de su prometido,
poner sobre entredicho a Wolfram y encima
de eso ganarse el desprecio de la flor y la nata
de la sociedad, al final para adornar el pastel
aparece Ethan Shaw. Iuola se encargó de
ignorarlo por completo y le enojaba que este
se hubiese quedado en Westhampton House,
pero su grandiosa hermana tuvo esa
brillante idea y no pudo hacer nada. Este
había salido muy temprano a montar a
caballo con Robert, así que no lo había visto
en el desayuno.
En ese momento sintió unas pisadas en su
espalda y ésta miró hacia atrás de inmediato.
―¡Iuola!―Exclamó Aitasis mientras le
extendía el periódico en la mano―¡Saliste en
el Times!
Su cuñada se encontraba con Georgia la cual
tenía una expresión de pocos amigos en su
rostro.
De inmediato Iuola se puso de pie y le quitó
el periódico.
―"Calamidad en el baile de compromiso
Leithold―Westhampton"―leyó el título y la
noticia por encima.
―¡Eres famosa!―le dijo Aitasis mientras
sonreía.
―Aquí dice claramente "La hermana del
duque de Westhampton"―le recalcó con
desdén―El único famoso aquí es Wolf.
Georgia se cruzó de brazos.
217
―¿No crees que es una señal del destino?
Alegues se puede apreciar que Leithold no
quiere casarse y te confieso que lo agregué a
mi selectivo grupo de personas que me caen
bien.
―Me gusta su espíritu de lucha―añadió
Aitasis―Si las circunstancias fueran sido
otras, te diría que te casaras con él.
―¿Escuchaste su voz?―le preguntó
Georgia―Me hizo recordar al francés Albrig,
lo escuché cantar una vez y tiene una voz
preciosa.
―Ese Albrig es el mismo al que le dicen... ¿El
fantasma del piano?―quiso saber Iuola.
―Sí, sólo ha hecho un concierto aquí en
Londres y el siempre usa mascaras―explicó
Georgia―Dicen las pocas personas que han
logrado ver su rostro que tiene todo el rostro
quemado.
Aitasis sonrió―Viajaremos a Francia y lo
escucharemos cantar.
Iuola miró a su hermana―El hecho de que
Ethan Shaw viniera de repente... ¿Es obra
tuya Georgiana?
Ésta frunció el ceño―No tengo nada que ver
en eso Iuola.
―¿No lo habías olvidado ya?―quiso saber
Aitasis.
―Sólo estoy preguntando, porque a menos
que Leithold cancele el compromiso por mi
parte me pienso casar―sentenció Iuola.
218
―Definitivamente es que la cabra siempre
tira para el monte―dijo Aitasis―ese dicho se
lo escuché a un mercader Español y te encaja
perfectamente.
―En todo caso quiero pedirles un favor a
ambas, no quiero celestinas a mí alrededor.
Entre el señor Shaw y yo ni siquiera hay una
amistad.
―¿Y qué pasó con la llama de ese
amor?―quiso saber Aitasis.
―La llama de ese amor no llega ni a la de una
vela.
Las tres miraron en dirección a la voz y allí
se encontraba Ethan Shaw; vestido con su
traje de montar gris, camisa blanca, botas
marrones y su sombrero del mismo color del
traje.
―No sé cómo están las cosas en América
actualmente, pero en Inglaterra escuchar
conversaciones ajenas es una falta grave a la
educación―le amonestó Iuola.
―Menos mal y no soy inglés―dijo este
mientras le daba un besamanos a su
hermana y a su cuñada y a ella le hizo una
reverencia.
―¿Cómo sentiste a Artemis?―le preguntó
Georgia.
―Sabes que estoy medio enamorado de ella,
es grandiosa y debes vendérmela―le dijo
este.
Georgia se echó a reír.
―Sí claro.
219
―Ethan nos sorprendiste con tu llegada tan
repentina―le dijo Aitasis―Hace como un año
que no te veía.
―Es que esta llegada es especial―le informó
Ethan―Vengo con grandes noticias.
―No me digas―le dijo Georgia―¿Mi amado
esposo compró otra fábrica?
Ethan se echó a reír―Me tiene sin cuidado lo
que haga tu esposo con su dinero.
―¿Es cierto que compraste una fábrica
pequeña?―quiso saber Aitasis.
Este asintió―Ya es tiempo que haga mi
propio imperio financiero.
―Me alegro mucho por ti―le dijo
Georgia―¿Cuál es esa buena noticia?
―Voy a casarme―anunció.
El silencio se extendió en el invernadero y
Iuola sintió una corriente fría que le sacudía
la espalda.
“¿Qué?”.
✺
―Wolfram―comenzó a decir Marsias
mientras estaba reunido en Westhampton
Room con Uriel, Becky y Robert.
―Leithold ha dejado claro que su madre es la
autora de todo este embrollo y que él
tampoco está de acuerdo con esta boda.
―Lo que no entiendo es ¿Por qué
simplemente no le dice que no?―comentó
220
Uriel―Lamentablemente Iuola no puede
decidir sobre su futuro, pero él sí.
―Wolf―le dijo Becky―después de que ese
hombre hizo eso ¿Todavía piensas seguir con
esto?
Este acarició el mando de su monóculo.
―Jamás creería en las palabras de un
borracho. Hoy recibí una carta de él pidiendo
excusas.
―Wolfram ¿Esas tierras son tan
importantes?―Quiso saber Robert―¿Te das
cuenta que estás vendiendo a tu propia
hermana?
―En Inglaterra no lo vemos de esa forma
Robert―le dijo este―los ingleses nos
casamos por posesiones, linaje, posición
social...
―Existe gente en América con esa misma
forma de pensar Wolf y son infelices.
―Wolfram―le dijo Becky enojada―Cada vez
que hablas de esa forma siento que me
ofendes, porque yo carezco de todo lo que
acabas de mencionar.
―No todo―le dijo este―porque Marsias es
quien lidera tus negocios de las casas de
juego y es algo que era tuyo.
―Es de los dos―le recordó Marsias―porque
somos un matrimonio y todo lo mío es de ella
y viceversa. Pero claro, es algo que alguien
como tú jamás entendería.
―No se vayan a poner a discutir por
favor―les pidió Becky.
221
―¿Discutir amor mío?―Ironizó su
marido―¿Discutir con Wolfram? Me gustaría
alguna vez poder hacerlo, porque siempre se
hace lo que él dice.
―De todos modos no se puede hacer
nada―dijo Robert―A pesar de lo que pasó en
el baile, Iuola sigue firme en su decisión.
―Iuola está pasando por una etapa de
rebeldía que solo le hace feliz llevarnos la
contraria―le dijo Marsias―pero yo sé
perfectamente que ella no quiere esta boda.
―Iuola fue educada para este día Marsias―le
dijo Wolfram―Y este tema queda zanjado
hasta nueva orden.
222
―¿Y por qué pensaste que ibas a generar
confusión?―le preguntó Aitasis.
Ethan no dejaba de mirarla y ésta se estaba
empezando a inquietar.
―Es tu amiga Caroline, Iuola.
Ella se quedó de piedra. Por un momento
sintió que no podía respirar y Georgia se
acercó a ella.
―¿Caroline?―preguntó su hermana―Ethan
es la mejor amiga de Iuola, no puedes hacer
eso.
―Desconocía totalmente que la hija de mis
socios era ella―explicó este.
―¿Y qué dijo ella?
Ethan sonrió sin ganas―Mi futura esposa me
detesta―le dijo. Este sacó un sobre de su
bolsillo.
―Te envió esto.
Georgia se la recibió y a Iuola se le llenaron
los ojos de lágrimas.
―Márchate―le dijo ésta―No quiero verte.
Ethan asintió―Lo siento mucho―y al decir
esto se fue.
223
CAPÍTULO 21
224
Literalmente. ¡Sabes cuánto lo detesto! Iuola
ese hombre no es bueno, ya que, si él sabe que
yo soy tu mejor amiga independientemente de
lo que sea, si en verdad te amó debió de
negarse por completo, pero no le importó, me
dijo que podíamos dormir en habitaciones
separadas, pero que él me visitará
frecuentemente solo para dejarme
embarazada y que luego no lo hará más.
Escuché claramente como mi padre le decía
que después de que restaurara la fábrica y le
diera un heredero no le importaba hacer de
vista gorda si mantenía una querida. No
tienes ni idea lo sucia que me siento, soy un
objeto de esos dos canallas y mi madre no
hace nada. Estoy viviendo un infierno amiga
mía, solo ruego a Dios para que no te pase lo
mismo; me dolería muchísimo que sufrieras
de esta manera. Espero no me odies, porque
siento que eres el único apoyo que me queda,
ojalá pueda verte pronto. Te quiero
muchísimo.
Tuya, Caroline.
225
estaba castigando de esa manera? Eso la
llenó de furia e hizo que se levantara de su
cama y saliera en camisola, muy entrada la
noche sin importarle si algún criado la veía.
Salió de la casa y se dirigió a la residencia de
solteros en donde se encontraba Ethan y los
demás invitados masculinos de Wolfram. A
ella por supuesto se le tenía prohibido
acercarse a esta, pero no le importó. Le
preguntó al criado en qué habitación se
encontraba Ethan Shaw y este sin inmutarse
le respondió, sin embargo, le ordenó que
ninguna palabra de esto a nadie de la familia
y este asintió.
Caminó por el ancho pasillo y llegó a la
habitación correspondiente. Se dio cuenta
que de ésta provenía una luz y sin dudarlo
abrió el pestillo de la puerta. Ethan Shaw se
encontraba de pie arreglando su propio
equipaje, solo tenía el pantalón negro
puesto, iba descalzo y sin camisa. Iuola
nunca había visto a un hombre sin camisa, ni
siquiera a sus propios hermanos.
Ésta cerró la puerta tras sí y él la miró
mientras pasaba del asombro al
desconcierto.
―¿Qué demonios haces aquí?―Le preguntó
este mientras arrojaba una prenda a la
maleta.
―Vigila el tono con que te diriges a mí Ethan,
no estás hablando con uno de tus criados.
226
―¿Qué tono quieres que use mujer? Es casi la
media noche.
Ella no le respondió y se limitó a mirarlo con
desdén.
―¿Le enviarás a Caroline una carta de
respuesta?
Ésta alzó la barbilla―Ya lo hice ¿Crees que la
mandaría contigo? No puedo estar tan loca.
Este colocó otra prenda en su equipaje.
―Jamás la abriría, no soy mezquino.
―Sabes que yo eso no lo sé, porque te
desconozco Ethan Shaw. Te veo y siento que
jamás te conocí.
Este la miró―Opino lo mismo, también me
equivoqué contigo.
Iuola frunció el ceño―¿Tú te equivocaste
conmigo? ¡Menudo descaro!
Él dio un paso hacia ella―¿Crees que no te vi
besándote con el hijo de Derkins?
Iuola no podía dar crédito a lo que
escuchaban sus oídos.
―¿Me estás juzgando por eso? ¿Tú? Que no
me respetaste a mí, ni a mi casa, ni a mi
familia.
―¿De qué hablas?
―¡¿Crees que no te vi en los establos con
Lady Francesca Olson?!
Este se quedó en silencio y dio un paso atrás.
No se atrevió a articular palabra alguna.
―Yo estaba dispuesta a hablar con mi
hermano ¿Sabes? Dispuesta a todo por ti.
227
Pero tú estabas con esa mujer, que por si no
lo sabías fue prometida de Wolfram
Este no le respondió y ella continuó.
―Te voy a pedir por favor que no le arruines
la vida a Caroline, ella está enamorada de
otro hombre y merece ser feliz; no merece
una basura como tú. Si sigues adelante con
esa idea descabellada, le pediré a Robert que
interfiera. No me conoces, estoy dispuesta
incluso a hablar con Wolfram, los títulos
ingleses son muy bien recibidos en América.
Ethan la miró y se acercó a ella. Iuola estaba
pegada a la puerta y lastimosamente no
podía retroceder más.
Colocó ambas manos por encima de su
cabeza y la miró.
―¿Ya no sientes nada por mí?
Iuola negó con la cabeza sin dudarlo.
―Acabas de matar lo poquito que sentía por
ti.
―¿Eres consciente que si te encuentran aquí
conmigo tendrás que casarte?
Ella le sonrió―Como se nota que no conoces
a Westhampton, si él desea que las montañas
se muevan, éstas se moverán. Yo seré
duquesa de Leithold y algo como esto no lo
impedirá.
Ethan se alejó de ella mientras reía.
―Ni siquiera tu prometido te quiere Iuola, no
seas ridícula.
―¿Sabes? No lo conozco de nada, pero hay
algo que le voy a agradecer y es la sinceridad;
228
las dos veces que lo he visto ha sido honesto
y es algo que se valora. En cambio, tú eres
increíblemente falso―y al decir esto se fue.
✺
Lord Altaír Bridgerton, duque de Leithold.
Un hombre de veintisiete años, cabello
negro, ojos azules claros, piel trigueña y de
contextura delgada. Se encontraba en su
habitación de Bridgerton House, el cual
había acondicionado para que fuera su sala
de música personal. Tenía su piano, su
guitarra y su violín.
Altaír se encontraba en albornoz tocando
una canción en el piano. Por lo general sus
canciones son críticas a la sociedad en sí y de
enseñanzas de la vida. Hasta ahora no le
nacía escribir canciones románticas puesto
que ninguna mujer había capturado su
indomable corazón. Y mucho menos lo hará
su futura esposa.
Este detuvo sus manos y suspiró.
“¿Por qué ella sigue en pie con esta boda tan
absurda? Es obvio que ninguno de los dos
desea casarse” pensó. Lo peor era que él no
podía zafarse de aquel embrollo tan
fácilmente, puesto que su madre había
abusado de su poder para que no lo
contrataran para ningún concierto y había
229
regado un rumor sobre Albrig, el fantasma
del piano, que traficaba opio dentro de los
instrumentos y tuvo la penosa idea de irse de
Francia. Lo más probable era que jamás
podía volver a aparecer como Albrig, no
obstante, su madre no la tendría tan fácil. Por
cuenta de él, el ducado podía irse a la mierda.
Altaír presionó sus dedos en el piano y
comenzó a tocar la melodía de una canción.
230
incluya en la cámara de lores; necesito que
aprendas todo de él.
Este bostezó―Sí claro.
―¡¿Por qué Dios tuvo que castigarme con un
hijo como tú?!
―Ahora si soy tu hijo ¿No madre? Espera
sentada a que iré a disculparme con esa
gente hipócrita, mándale una flor a la
mocosa si quieres, escríbele una carta a tu
gusto y fírmala con mi nombre, no me
importa. Ahora fuera de aquí.
―Solo ruego a Dios que Lady Iuola pueda
hacer en ti lo que yo no pude Altaír.
Este soltó una carcajada y la duquesa se fue.
231
CAPÍTULO 22
232
―Es difícil dormirlo mientras Max corre por
todos lados con Erling y Wilfer; ya le dije que
dejara de hacerlo y no me hace caso.
Iuola sonrió―Entonces disfrutemos de los
hermosos ojos de Mathew.
―Los tiene muy bonitos ¿Verdad?
―Los más hermosos que he visto en mi vida.
Freyja se sentó junto a Iuola.
―Tía Iuo ¿Tú también tendrás bebés?
Iuola se lo pensó un momento.
―Deseo mucho tener mis hijos.
―¿De dónde vienen lo bebés?
―Si te soy sincera, la verdad no lo tengo muy
claro.
―Papá dice que las cigüeñas los colocan en la
puerta de la casa, pero es falso. Nunca vi
ninguna cigüeña, el bebé salió dentro de
mamá ¡Yo lo vi!
―Tienes razón y te prometo que cuando lo
averigüe, te contaré.
Freyja le sonrió―Gracias. Muy pronto te vas
a casar ¿Estás feliz?
Iuola miró a su sobrino el cual le apretaba su
dedo índice.
―Creo que sí.
―No te ves muy feliz ¿Sabes?
―Hay cosas que no entiendes porque estás
muy pequeña.
―Tía entiendo muchas cosas créeme, es
obvio que no estás enamorada del que será
tu esposo. Puede que te engañes por mi corta
edad, pero me doy cuenta de muchas cosas.
233
Iuola la miró―Eso veo.
―¿Quieres un consejo?
―Por favor.
―Si todo sale mal, sólo recuerda que tú fuiste
la única responsable de esto. Porque tía, para
todo hay una solución. Odiaría verte
desdichada.
Iuola vio a Freyja. Tenía los mismos ojos de
su hermano, pero ella insistía que los de él
eran más lindos. Era increíble como en un
cuerpo tan pequeño albergaba tanta
sabiduría, le recordaba a ella.
―Gracias cariño.
La niña le sonrió―De nada tía.
En ese momento Becky irrumpió la estancia
junto a un criado.
―Iuola cariño, mira lo que te enviaron―le
informó.
Vio el gran ramo de rosas rojas y alzó las
cejas; Freyja se acercó a él dando saltos de
alegría.
―¡Que flores más bellas!―exclamó.
Iuola se puso de pie mientras mecía a
Mathew.
―¿Quién las envió?
Becky se acercó a ella y le quitó a Mathew.
―Allí hay una tarjeta, ábrela.
Ésta se acercó y tomó la tarjeta.
―"Siento mucho todo lo que hice, le prometo
que me disculparé formalmente. Entre tanto
acepte estas flores como muestra de mi
arrepentimiento. Suyo, Leithold."
234
Becky alzó las cejas―¿El duque?
Iuola miró a Freyja―¿Te gustaron
cariño?―la niña asintió―Te las regalo.
―¿En serio tía? ¡Gracias!―exclamó y luego
miró al criado―Llévelas a mi habitación por
favor.
Rompió la tarjeta y arrojó los trozos en el
suelo
Becky alzó una ceja―Ignoraré esto. Cariño,
Wolframio te espera en la biblioteca.
―¿Qué quiere?
Becky se echó a reír―Como si me fuera a
decir.
Ella rodó los ojos y se dirigió a la puerta.
―Iuola―le dijo Becky―Sólo quiero que sepas
que nosotros no nos hemos distanciado de ti,
tú te has distanciado de nosotros.
Iuola asintió y se fue.
235
Su hermano se recostó en la silla y se llevó el
monóculo al ojo.
―Hola.
―Hola Wolf, espero que lo que me tengas que
decir sea breve y conciso. No tengo ganas de
pasar dos horas de pie viendo tu hermoso
rostro.
Este soltó el monóculo y entrelazó sus manos
en su estómago.
―Seré breve. Dejaré en tus manos la decisión
de casarte o no con Leithold, Iuola.
Ésta alzó las cejas, pero no le dijo nada.
―A raíz del comportamiento de
este―continuó Wolfram―y ver que en vez de
presentar excusas personalmente lo hizo por
carta, pienso que puedo buscar otra forma de
ayudar a esa gente y al cultivo, ya que veo
que es un hombre muy inestable.
Iuola asintió―Wolfram es la primera vez en
toda mi vida que siento ganas de golpearte.
Este no le respondió y se limitó a mirarla.
―Tomas una decisión y no le consultas a
nadie, te hechas de enemigos a todos en la
familia, realizas una fiesta de compromiso en
una semana, le escribes una carta aceptando
sus disculpas ¿Y ahora me dices que quieres
que decida? Estoy comenzando a
cuestionarme tu salud mental. Tú querías
esas tierras, pues las tendrás. Ahora mismo
soy el hazmerreír en la sociedad londinense,
lo menos que puedo hacer es casarme ¿No
crees?
236
Wolfram la miró un momento y a
continuación tomó la carta y la hizo pedazos.
―Era una carta donde le informaba a la
duquesa que se cancelaba el compromiso―le
explicó este. Iuola suspiró y no le dijo nada.
―La boda será en dos semanas Iuola, al
parecer vivirás en Cambridge. Allá está la
Central Leithold.
―¿Es todo Wolf? ¿Puedo retirarme?
Este asintió y ella dio media vuelta.
―No tienes ni idea de cómo te voy a extrañar.
Iuola se detuvo y lo miró―Yo también
hermano, yo también―y al decir esto se fue.
✺
Ethan se encontraba sumergido en el gran
trasero de Lady Francesca Olson. Hizo dos
embestidas más y se vino completamente en
ella. Este rodó a la izquierda de la cama y se
acostó boca arriba mientras regulaba su
respiración.
Ella se cubrió con las sábanas y no le dijo
nada.
―Haz estado muy callada―notó.
―No me dijiste que vendrías.
Él suspiró―No planeaba venir, pero te noto
algo enojada ¿La cantidad que te dejé no fue
suficiente para ti Francesca?
―No estoy enojada contigo Ethan, la
estúpida de Lady Iuola Westhampton me
237
echó de su fiesta de compromiso y no
entiendo por qué; no entiendo por qué me
odian tanto si fue Westhampton el que
canceló nuestro compromiso.
Ethan sonrió―Créeme que no fue por eso.
―Entonces ¿Por qué?
―No te lo diré, lo usarás en su contra y no
quiero que le hagas daño.
Francesca lo miró―¿"No quiero que le hagas
daño"? ¿Te gusta?
Aquella mujer era peligrosa y él lo sabía; así
que tenía que tener cuidado con su
respuesta.
―No te imaginas cuanto, pero obviamente
me rechazó.
Ésta alzó una ceja―¿Y qué esperabas?
―Pensé que correría la misma suerte de mi
mejor amigo.
Francesca se echó a reír―Te confieso que me
sorprendió cuando supe que la estúpida de
Georgia se casó con un americano, la muy
tonta rechazó infinidades de propuestas
matrimoniales y mira lo que escogió.
Él se puso de pie y fue buscando su ropa para
colocársela.
―No me digas que herí tu sensibilidad Ethan
Shaw.
―No, no lo has hecho. Solo no me gusta que
hablen mal de los míos y mucho menos si esa
persona en cuestión es inglés.
―Muy bien, fuera de aquí. Esperaré mi
dinero.
238
Ethan asintió―Lo tendrás, hasta nunca
Francesca.
239
CAPÍTULO 23
240
majestad, ésta no le hizo ni pizca de gracia el
espectáculo que protagonizó Leithold.
Sus cuñadas y su hermana decidieron
hacerse vestidos del mismo color, pero de
diferente diseño, escogieron el color azul rey
como referencia; Camelia también se había
unido a la causa.
Iuola echó un vistazo a su habitación, se
encontraba sola puesto que había
despachado a sus doncellas. Ambas estaban
contentas porque conocerían Cambridge.
Todo su equipaje ya se encontraba de
camino, ésta había guardado todos sus libros
y anotaciones en un solo equipaje; sus
instrumentos médicos en otro. Pero se dijo
así misma que lo que más extrañaría sería la
tranquilidad de su invernadero. Esperaba
que Leithold le permitiría construir uno
propio.
Eso le sacó un suspiro y de repente se dio
cuenta que había olvidado algo importante.
El diario de su madre. En estos momentos la
casa estaba patas para arriba, sin embargo,
ella conocía una forma de llegar al
invernadero sin tener que pasar el vestíbulo.
Iuola se acercó a su cama y sacó debajo de
ella una escalera hecha con cuerdas y palos
de madera, Iuola se quitó los guantes y arrojó
la escalera por la ventana; la sostuvo en dos
anillos de hierro que había mandado a
colocar sin que Wolfram supiera. Cuando se
aseguró de que ésta era segura, tomó una
241
silla y con mucho esfuerzo colocó su zapatilla
en el primer escalón.
―Con este vestido será mucho más
difícil―concluyó mientras se sujetaba de la
cuerda.
Afortunadamente pudo descender las
escalas sin ningún problema. Al tocar el
suelo, Iuola caminó lo más rápido que pudo
hacia el invernadero y entró de inmediato. Le
hubiese gustado poder mandar a buscar el
diario con algún criado, pero no podía
arriesgarse a que Wolfram lo reconociera.
Esta llegó al invernadero y entró de
inmediato. Le hubiese gustado saber qué
tiempo disponía, porque tenía que
escabullirse dentro de la casa, regresar por
las escalas no era una buena opción.
Ésta abrió el cajón y tomó el diario; a
continuación, suspiró.
―Gracias a Dios me acordé―susurró.
―Sabía que podía encontrarla aquí.
Dio media vuelta asustada y allí se
encontraba la última persona que esperaba
ver hoy.
Ésta frunció el ceño―¿Señor Cam? ¿Qué hace
usted aquí?
Este iba vestido todo de negro desde el
sombrero hasta los pies.
Él le regaló una sonrisa―Buenas tardes mi
lady.
―¿Cómo entró usted?
242
―Un gitano siempre sabrá como entrar y
salir de un lugar. A juzgar por el gentilicio de
la casa, usted también sabe cómo hacerlo.
Iuola alzó las cejas―¿Está insinuando usted
que yo tengo que escabullirme en mi propia
casa?
―No lo sé.
―Eso no deja muy bien parado a su
comunidad gitana señor Cam, al parecer ser
un criminal es sinónimo de gloria en su
gente.
Este se echó a reír―"Mi gente" Por supuesto.
―Dígame a qué ha venido o tendré que
tomarme la penosa molestia de que lo
saquen de mi casa.
―Vine a informarle que el barón de Weasly
volverá a Francia y abandonará
completamente la investigación.
―¿Qué? ¿Por qué?
―Al parecer ni Leithold, ni su hermano
estuvieron involucrados con la muerte de la
señorita Weasly, el barón abusó de todos sus
recursos y no aparece nada.
Iuola lo miró anonadada.
“Las cartas” pensó. Aquellas cartas podía ser
un farol para el barón, pero no sabía si
confiar en el señor Cam. No le gustaba aquel
hombre.
―¿Y va dejar todo así?―insistió ella.
―Al parecer.
Se quedó en silencio. Con su situación actual
no podía echarle una mano porque sería muy
243
peligroso, sin embargo, no quería que dejara
eso así. Ella podía sentir que el barón se
echaba la culpa de lo sucedido.
Iuola suspiró―Muy bien, agradezco mucho
en que se haya tomado la molestia de
informarme ¿Cuándo parte a Francia?
―Mañana mismo.
―Dígale por favor que me escriba a la Central
Leithold en Cambridge.
―Lo haré.
Iuola suspiró y avanzó hacia a él para
dirigirse a la salida.
―Saldré primero señor Cam, le deseo un
buen viaje.
Este no le respondió y ella pasó a su lado.
―Iuola.
Ésta se detuvo en seco―No recuerdo haberle
dado...
―¿No me recuerdas?―le preguntó este y ella
dio media vuelta y lo miró.
―Creo que es imposible, solo tenías tres
años.
―¿De qué está hablando usted?
Él la miró intensamente―Yo soy el hermano
de Camelia, Iuola.
―Eso lo sé y deje de llamarme por mi
nombre.
―A Camelia y a Georgiana las confundían
muchísimo en la comparta, pero es algo
normal sus madres eran hermanas.
244
Iuola frunció el ceño―Pero ¿Qué estupideces
estas diciendo? Nuestra madre es Nerissa
Westhampton.
―Tú madre, mocosa arrogante, es Georgiana
la mejor sanadora que ha tenido la comparta
o dime que ancestros sangre azul son
sanadores. Recuerdo ese día que tus
hermanos vinieron por ustedes, el mayor de
todos me dio una paliza.
Iuola negó con la cabeza―Que historia tan
rocambolesca, señor Cam cuénteme ¿Qué
gana con ella?
―Si me quieres creer o no Iuola, es tu
problema. Pero si me muero de curiosidad
del por qué te lo ocultaron. Al parecer mi
hermosa prima se avergüenza de sus
orígenes.
―¿Sigue con eso?
―Tu nombre es Iuola Alaía, “Alaía” significa
"Alegría" así era como te quería colocar mi
tía, pero el asno arrogante de tu padre
siempre quiso "Iuola". Afortunadamente no
lo conociste, hizo sufrir demasiado a Tía
Georgiana.
―¡Basta!―exclamó furiosa―No le permito
que difame la memoria de mi padre de esa
forma, márchese de mi casa y no regrese.
Este asintió―Está bien, me marcho. Por la
verdad fue que murió Cristo―y al decir esto
se fue dejándola sola con sus pensamientos.
245
Altaír se encontraba sonriendo
altaneramente hacia sus futuros cuñados.
Estos se encontraban en Westhampton
Room sentados justo en frente de él, estaba
el marqués, el conde y el esposo de su
cuñada; lo cierto era que no le interesaba
recordar los nombres de aquellos tipos. El
duque se encontraba ausente.
Notó que guardias reales rondaban la casa y
que afuera de la puerta había dos agentes de
Bow Street.
Se llevó su copa de coñac a los labios
mientras sonreía.
“Al parecer tengo la misma astucia de un
criminal de alto rango” pensó divertido.
―¿Qué es tan gracioso Leithold?―le
preguntó el marqués con cara de pocos
amigos.
―Sus caras―respondió este sin tapujos―Si
van a partirme las piernas o a sacarme los
intestinos, háganlo ya. Desafortunadamente
las miradas no matan.
Estos se miraron entre ellos y Leithold notó
un brillo de diversión en los ojos de Harris.
―Leithold―le dijo el marqués―Quiero que
me conteste algunas preguntas.
―Espero tener interés en responderlas.
El marqués le sonrió―Créeme que lo tendrás
o te haré masticar vidrio.
―Siempre me ha llamado la atención a que
sabrá el vidrio.
246
Este lo ignoró―A Iuola le gusta pasar tiempo
estudiando su medicina ¿Dejarás que lo
haga?
―No me importa lo que haga o deje de hacer
esa niña, lo único que quiero de ella es que
no me moleste―le respondió Leithold.
―¿Piensas darle un hijo? ―preguntó el
conde.
―Si ella quiere uno que lo pida, sino tampoco
me importa.
―¿Dejarás que nos visite frecuentemente y
viceversa?―le preguntó Harris.
Altaír tomó otro sorbo―La misma respuesta
de la primera pregunta.
―Entonces déjame ver si entendí―dijo
Marsias―¿Permitirás que ella haga lo que
quiera, pero que no te moleste?
Este alzó la copa en señal de afirmación;
estos se miraron y luego suspiraron.
―Leithold―comenzó a decir el conde―No
tenemos nada en contra suya, al contrario,
hasta nos agrada. Es obvio que usted no
quiere esta boda ¿Por qué no la detuvo? Iuola
no puede, pero usted sí.
Este suspiró―Desafortunadamente no
puedo, esa vieja bruja me tiene amenazado
con algo que es importante para mí y sé que,
si no cumplo con esto, hará su cometido.
―¿No tenemos forma de cómo
ayudarte?―quiso saber Harris.
―La verdad no.
247
Todos se quedaron en silencio y en ese
momento alguien irrumpió la estancia. Era la
duquesa de Leithold.
―Señores, es hora de irnos a la
iglesia―informó―la novia llegará media
hora después.
Estos se pusieron de pie y Altaír se bebió el
resto del contenido.
248
hicieron buenos amigos. Iuola se echó a reír
en muchas partes donde él le jugaba bromas
a ella, definitivamente su madre ya era feliz.
249
"Querido diario, al parecer la tercera es la
vencida porque siento que este embarazo ha
sido diferente a mis dos anteriores ¡Esta vez
será niña! Amelie no sabes cómo te estamos
esperando cariño, tu padre y tus hermanos
estarán locos por ti. Te van a cuidar mucho.
Pero si resulta ser niño (no lo creo, estoy
convencida de que es una niña) quisiera que
se llamara Uriel Abraham Barnaby, ese
arcángel me ha acompañado siempre y soy su
más fiel devota".
250
"Querido diario, las cosas entre Ian y yo no se
encuentran bien. Sabes que evito
constantemente ir a Londres y que desde que
me casé no he salido de Hampshire; pero la
semana pasada que estuve en Londres llegó
un rumor de que Ian tenía una amante. No he
podido pedirle explicaciones, pero no te
imaginas lo mal que me siento, pensé que
nuestro matrimonio era perfecto. Ayer vi a
George, mi primer amor, en el desfile, ahora es
sargento y está casado; me alegró mucho que
estuviese bien. Pensé que algo iba a despertar
en mi pero no, estoy muy enamorada de mi
esposo"
251
"Mi esposo ha muerto, lo siento, las lágrimas
no me dejan escribir"
252
Iuola dejó de leer, incapaz de continuar.
“Todo era cierto” pensó con lágrimas en los
ojos.
―Madre nos odiaba―susurró―No... Ella no
era mi madre ¿Por qué? Dios mío ¿Por qué?
En ese instante se escucharon los toques de
la puerta, ésta se dio cuenta que aún le
faltaba mucho por leer y se lo escondió
debajo de la falda; aunque ya no quería
seguir leyendo.
―¡Iuola!―la llamó Georgia―Es hora de irnos.
Ésta miró a la puerta. Sentía que la oscuridad
invadía su corazón, se estaba ciñendo sobre
él y ella no estaba haciendo nada por
detenerla.
“¿Por qué me ocultaste esto Georgia? ¿Por
qué?” pensó llena de ira.
Se acercó a la puerta y la abrió; su hermana
la miró y abrió los ojos.
―¿Estuviste llorando?―le preguntó. Iuola no
le contestó. Su hermana hizo un gesto para
abrazarla, pero ella se apartó.
―Se hace tarde ¿No es así?―y pasó junto a
ella y se fue.
253
CAPÍTULO 24
254
Este sonrió, pero no le dijo nada.
Westhampton les dio la espalda y Altaír le
dio un besamanos, vio cómo se cayó un libro
entre sus faldas, de inmediato se agachó y lo
recogió. Ésta intentó quitárselo, pero él no se
lo permitió.
―No puedes esconderlo debajo de tus faldas
ma pétite―le recordó―Deja que yo te lo
guarde.
Ésta respiraba con dificultad y luego suspiró.
―Está bien, gracias excelencia.
―Puesto que vamos a casarnos será mejor
que me llames Altaír o Al, como prefieras.
―¿Te llamas Altaír? Que nombre tan extraño.
―Mira quien habla, ¿Acaso Lola lo ves en
cada esquina?
―Es Iuola.
―¿Ves? Ni siquiera lo puedo recordar.
Ésta le torció los ojos y de inmediato inició la
ceremonia. Altaír escondió el diario dentro
de su saco como pudo y trató de no dormirse
en el sermón; luego prosiguió la pregunta
esperada por él.
―Si alguien en este recinto piensa que esta
boda no deba realizarse, que hable ahora o
que calle para siempre―Dictaminó su
señoría.
Altaír miró hacia atrás con la esperanza de
que alguien fuera humanitario con él, pero
era mucho pedir.
―Muy bien―continuó este―Lord Altaír
Bridgerton, duque de Leithold ¿Acepta usted
255
A Lady Iuola Westhampton como su legítima
esposa, para amarla y respetarla; en las
buenas y en las malas; en la salud y en la
enfermedad; hasta que la muerte los separe?
Este iba hacer un comentario sarcástico,
pero recordó que su majestad estaba allí y se
calló.
―Acepto―dijo finalmente.
―Lady Iuola Westhampton ¿Acepta usted a
Lord Altaír Bridgerton Duque de Leithold,
como su legítimo esposo, para amarlo y
respetarlo; en las buenas y en las malas; en
la salud y en la enfermedad; hasta que la
muerte los separe?
Él la miró. Tenía la mirada perdida y no le
respondió a su señoría. Eso hizo que este
alzara las cejas.
“Si ella dice que no, le haré la mejor canción
del mundo” pensó divertido.
Esta dio media vuelta y miró en dirección a
donde se encontraba su familia, la mirada
que ella les lanzó fue sangrienta y luego
volvió a su posición normal.
―Sí acepto―dijo finalmente y Altaír suspiró
con resignación.
Su Majestad se colocó de pie y la duquesa
también, con la hermosa tiara de zafiros. La
reina Victoria tomó la tiara y se colocó a
Iuola, luego Altaír prosiguió a colocarle un
anillo.
256
―Bienvenidos duques de Leithold―Dijo su
majestad y todos emitieron un coro de
aplausos.
Iuola se acercó a él y lo miró―Necesito un
favor tuyo.
Este suspiró―¿Qué podrá ser ma pétite?
―Vayámonos directamente a Cambridge.
―¿Desde aquí?―ésta asintió―pero si tu
familia nos tiene un banquete.
―Yo sé que no te importo ni tu a mí, pero yo
te voy a estar muy agradecida si nos vamos
ya y no permitas que esa gente se me
acerque.
―A "esa gente" ¿Te refieres a tu familia?
―ésta asintió―¿Qué sucedió?
―Por favor.
Altaír vio como ellos se acercaban hacia a
ellos y este suspiró.
―Me vas a quedar debiendo una y muy
grande.
Este la tomó por la cintura y la besó; aunque
el beso no duró mucho se dio cuenta que ésta
tenía los labios más suaves que haya tocado
jamás.
En la nobleza británica estaba mal visto que
se besaran en la ceremonia y Altaír quiso reír
al ver las caras de su madre y de la reina.
―Como pueden ver―comenzó a decir este en
voz alta―Mi esposa y yo estamos ansiosos
por estar a solas. En Westhampton House
tendrán un excelente banquete, pero no los
vamos a poder acompañar. Estamos muy
257
agradecidos de que nos acompañen en este
día tan especial para Lola y para mí.
―Iuola―le corrigió ésta.
―Eso, Iuola. Ahora si nos disculpan...
La tomó de la mano y salieron corriendo
hacia el carruaje. Él la ayudó a subirse y
partieron de inmediato.
―¿A Westhampton House excelencia?―le
preguntó el cochero.
―No―respondió y luego miró a su
esposa―No podemos partir de inmediato,
por lo menos debemos cambiarnos de ropa.
Ella tenía la cabeza agachada.
―No lo sé...
―Vayamos a una posada, ya que mi casa está
descartada también y compraré ropa para
ambos, luego nos vamos.
Ella asintió, pero no dijo nada.
―Llévenos a la posada más cercana y que
tenga todas las comodidades―le ordenó y el
cochero asintió.
Altaír se recostó en el asiento y miró a Iuola
la cual estaba en frente de él. Se acordó del
libro y lo sacó, alcanzó a leer "Diario de
Nerissa W." él se lo colocó en las piernas y
ella lo sostuvo en sus brazos sin levantar la
cabeza. Decidió no hablarle hasta que
llegaran a la posada, pero al parecer estaba
resentida con sus familiares por haberla
obligado a casarse, aunque no tenía lógica
porque dos de sus hermanos y su cuñado le
hicieron ver que no estaban de acuerdo con
258
la boda. O quizás solo estaba molesta con
Westhampton, pero ese hecho también
contradecía que ella le hubiese dicho que no
permitiera que "esa gente" se le acercara, allí
habló en plural no en singular.
―Excelencia, hemos llegado a la posada "Los
gansos de plata" es una de las mejores que
hay―le informó el cochero.
―Bien―le dijo este mientras bajaba del
carruaje―¿Ma pétite?
Este le extendió la mano y ella se la recibió; a
continuación, él la tomó por la cintura y
ambos entraron a la posada, de inmediato el
personal que estaba adentro los miraron con
curiosidad.
En ese instante una señora rechoncha de
blancos cabellos se acercó a ellos.
―¡Bienvenidos! Soy la dueña de la posada
gansos de plata ¿Desean una
habitación?―les preguntó ésta
Altaír miró a Iuola―¿Una sola habitación o
prefieres estar en otra?―le preguntó en un
susurro.
―No sé...
Este suspiró―Una habitación por favor.
―¿A nombre de quién?―le preguntó la
mujer.
―A nombre del duque de Leithold.
Ésta abrió la boca y les hizo una reverencia.
―Oh su excelencia, por favor acompáñenme.
Yo los atenderé personalmente.
―Gracias.
259
Estos la siguieron y Altaír pensó que Iuola se
desmayaría en cualquier momento, ya que,
se tropezó varias veces. Por fin llegaron a la
habitación y pidió cena para ambos; su
esposa se sentó en la cama y abrazó el diario,
este se sentó junto a ella y suspiró.
―¿Estás enojada porque te obligaron a
casarte?―se atrevió a preguntar y ésta le
negó con la cabeza.
―Entonces ¿Por qué?
En ese instante se escucharon los toques de
la puerta.
―¡Vaya! Que eficiencia―dijo él―Pedí cena,
luego le preguntaré si puede prestarnos algo
de ropa. Después de todo es sólo para el
viaje.
Abrió la puerta y allí estaba la dueña de la
posada. Se veía con preocupación en sus
ojos.
―Excelencia, lo...―ésta se interrumpió, ya
que el marqués de Westhampton se colocó
junto a ella y le propinó un puñetazo a Altaír
en la cara y cayó el suelo.
―¡¿Quién te crees que eres para llevarte a mi
hermana de esa forma?!―le gritó y de
inmediato entraron los hermanos de ésta y
sus cónyuges.
Las mujeres se acercaron a ella.
―Cariño ¿Estás bien?―le preguntó la
marquesa.
Altaír se levantó y se limpió la gota de sangre
que le salió de la nariz.
260
―¿Quién me creo? Soy su esposo, ella tiene
que hacer lo que yo diga―le respondió
mientras le sonreía.
Harris lo tomó por el saco y lo empujó.
―Me importa una mierda que seas su esposo.
―¡Basta!―exclamó Iuola y de inmediato se
acercó a Altaír.
―¿Estás bien?―él asintió y se levantó.
―Iuola muévete―le ordenó Uriel.
―¡No!―le gritó mientras se colocaba en
frente de Altaír―Los únicos que se tienen
que ir son ustedes.
―Pero ¿Qué estás diciendo?―le dijo Aitasis.
―Corrimos hasta aquí para auxiliarte―le
explicó Georgia.
―Iuola―comenzó a decir Westhampton, el
cual se había colocado en un rincón haciendo
de espectador.
―Quiero una explicación de aquella escena
tan vulgar.
―No quiero verlos―dijo ésta―Todos son una
partida de falsos e hipócritas ¡Déjenme en
paz! ¡No los quiero volver a ver!
Todos la miraron como si tuviera dos
cabezas.
Ella miró a Georgia―Saludes te dejó nuestro
primo Cam, hermanita.
Altaír no entendía nada de lo que estaba
pasando, pero al parecer era grave porque la
hermana de Iuola colocó una expresión de
muerte.
A continuación, Iuola lo miró.
261
―Te has casado con una bastarda―le
informó―Soy mitad gitana y no sé cuándo,
no sé cómo y no sé por qué, mis hermanos
me lo ocultaron.
Él alzó las cejas. Eso sí que no se lo esperaba
y era una situación bastante grave.
―Al parecer somos hijas de la amante de mi
padre Altaír―continuó ésta―así que si
quieres anular la boda estás en todo tu
derecho, eso solo sumaría a los millones de
escándalos que ya tiene esta familia y que mi
adorado hermano se encarga de cubrir.
―¿Cómo te enteraste?―le preguntó el
marqués.
―¡¿Acaso importa?!―le gritó ella
furiosa―¡Soy una bastarda! ¡Mi sangre está
sucia! ¡Está manchada! ―a continuación, se
echó a reír.
―Y yo mirando a Camelia por encima del
hombro, tuvo que estar riendo de mí cada
vez que le hacía un comentario sobre sus
gitanos, esto es increíble―ésta se acercó a su
hermana―Así que nuestra madre era
sanadora ¿Y qué hacía en sus ratos libres?
¿Ser la amante de los duques? ¿Será que tú y
yo si somos hijas del mismo padre?
Georgia le dio una bofetada.
―No te permito que manches su memoria de
esa manera Iuola.
Ésta la miró con odio y le devolvió la
bofetada.
262
―¡¿Con qué derecho te crees de alzarme la
mano?!
Marsias se acercó a ella―¡Iuola basta ya!
―¡Tú no eres mi hermana! ¡Estás muerta
para mí! ―le gritó ―¡Y ustedes tampoco! ¡Los
odio a todos! ¡Váyanse y déjenme en paz!
Se agarró de los cabellos y arrojó la tiara a un
rincón de la habitación.
Harris la tomó por los brazos.
―Iuola por favor, tienes que tranquilizarte.
―¡No me toques! ―le gritó―¡Te odio a ti
también! Lo sabías y no me dijiste nada.
―Muy bién―Dijo Westhampton―Robert
suéltala, como ella lo dijo, ya no somos sus
hermanos. No tiene caso razonar con ella,
vámonos.
―¿Te has vuelto loco Wolfram?―le preguntó
Uriel―No podemos irnos.
―Claro que si nos iremos―dijo este y luego
miró a Altaír―¿Va a cancelar la boda? Si es
así hágamelo saber para ponerme al frente
de eso.
Este lo miró y suspiró―No tienes ni idea de
cómo me agradaría verle la cara a mi madre
después de decirle esto, pero no lo haré. No
soy tan inhumano como para disfrutar del
sufrimiento ajeno, por mí, Iuola y yo
seguiremos casados. Y prometo no decir
nada de lo que pasó en esta habitación.
Ella se sentó en el suelo y comenzó a llorar
desconsoladamente, Altaír se acercó a ella y
la ayudó a levantarse.
263
―Ella ahora es mi responsabilidad, pero
tengo que pedirles que por favor se marchen.
Partiremos a Cambridge mañana por la
mañana y necesitamos comer y descansar.
Westhampton asintió―Muy bien, les deseo
un buen viaje. Les dejaré mi coche para que
viajen con comodidad.
―Gracias―le dijo Altaír mientras la sentaba
en la cama.
―Muy bien, salgamos de aquí―ordenó
Westhampton mientras se iba. Todos los
demás miraron a Iuola con una profunda
tristeza y salieron lentamente.
Altaír cerró la puerta y suspiró mientras se
deslizaba hasta sentarse en el suelo.
―¿Sabes? Yo no soy bastardo―le dijo este―Y
mi familia es una mierda, la verdad hubiese
preferido ser bastardo si me hubiese tocado
una familia como la tuya que al parecer les
importa un comino que tu hermana y tú no
sean del matrimonio.
Esta no le dijo nada y comenzó a llorar
desconsoladamente.
264
CAPÍTULO 25
265
Iuola intentó sonreír, pero no pudo, destapó
la caja y encontró dos vestidos de mañana,
uno azul y otro amarillo, decidió ponerse el
azul.
En ese instante se escucharon los toques de
la puerta.
―¿Quién es?―preguntó.
―Soy Lily excelencia, su esposo me envió
para que la ayudara a cambiarse―le informó.
Ella se acercó a la puerta y la abrió; allí se
encontró con la chica y dos más.
―Buenos días excelencia―la saludaron
mientras le hacía una reverencia.
―Llenaremos la bañera de agua tibia.
Iuola asintió y las dejó pasar. Comenzaron a
hacer su trabajo y se acercó al rincón donde
había arrojado la tiara, ésta la colocó en la
cama.
―El vestido que usaré será el azul―les
informó.
―Sí excelencia.
Iuola se desnudó y se metió en la bañera; las
muchachas prosiguieron a limpiarla.
Suspiró y trató de relajarse, decidió cortar
todos los lazos con sus familiares, ya que, eso
era algo que no podía perdonar. Ellos no
podían quitarle lo miserable que se sentía y
ya no podía confiar en ellos; ahora mismo
empezaría su nueva vida. Altaír al parecer no
era tan malo y podían llegar a ser amigos. Las
doncellas la secaron y la ayudaron a vestirse
con el vestido de su elección.
266
―¿Dónde está mi esposo?―preguntó.
―La está esperando excelencia, está en la
planta baja deleitando a los huéspedes con
su hermosa voz.
Iuola alzó las cejas―Muy bién―ésta miró
hacia el diario de su madre.
“No, el diario de Nerissa” se corrigió.
267
―Muchas gracias―les dijo este―Ahora si me
disculpan, mi bella esposa y yo
desayunaremos.
Se acercó a ella y le ofreció el brazo.
―Buenos días Ma Pétite.
―Buenas días Al ¿De dónde sacaste ese
piano?
―Lo encontré aquí, estaba en ese rincón de
allí.
Él le acomodó la silla para que ella se sentara
y luego él prosiguió a hacer lo mismo.
―¿Qué pediste de desayunar?―le preguntó
ella
―Pedí de todo un poco, no sé qué te gusta
Lola.
―Iuola, Altaír, Iuola.
Él le sonrió―¿Te sientes mejor?
Ella suspiró―En realidad me siento muy
triste.
Él asintió―Y con razón.
―Esto es algo que no puedo perdonar. Lo que
me dijiste es cierto, pero en estos
momentos...
―Sí entiendo, pero escucha bien lo que te
diré: Si tú solicitas un acta de divorcio, yo
dejaré de ser tu esposo, pero ellos no van a
dejar de ser tu familia, quieras o no lo serán
siempre. Tienes todo el derecho de darte tu
tiempo, pero en algún momento tendrás que
hablarles.
Iuola lo miró. “Altaír Bridgerton” pensó. Su
esposo parecía un tonto, pero era muy sabio.
268
Eso le gustó muchísimo, porque solo una
persona que piensa de esa forma, tiene un
buen corazón.
En ese instante llegaron varias meseras
llenando la mesa de diferentes bocadillos.
Iuola estaba famélica puesto que no había
cenado la noche anterior. Al terminar
miraban al duque nerviosas.
―Disculpe su excelencia―le dijo una de
ellas―soy francesa y su voz me hace
recordar al fantasma del piano, no pude
evitar sentirme en Francia en esos
momentos.
Él le sonrió―Me honra que me compare con
tan ilustre personaje.
Ésta le regaló una sonrisa y todas se
marcharon.
Iuola tomó una servilleta.
―Al parecer todos te comparan con ese
pianista, quisiera verlo tocar alguna vez.
Él asintió sonriendo y se limitó a comer un
pan.
―Debo aceptar que tocas y cantas muy bien.
―Gracias Ma pétite. Es importante que
hablemos de ciertas cosas antes de llegar a la
Central Leithold.
Iuola asintió mientras llevaba una taza de té
a los labios.
―Puedes instalarte en el invernadero de la
casa, nadie le presta atención así que puede
ser tuyo.
―Muchas gracias, es importante para mí.
269
―Toda la casa está a tu disposición, puedes
hacer lo que quieras, pero también el
ducado.
Iuola frunció el ceño―¿El ducado?
―Acondicioné el sótano de la casa para que
sea mi sala de música personal, eso fui hacer
a Cambridge. Tú mi querida esposa, te
encargarás de todas las obligaciones que
rigen el título.
―¿Qué? ¡Esa es tu obligación!
―Sí, pero yo no sé nada de eso.
―¡Mucho menos yo!
―Iuola, nada que tenga que ver con este
título me interesa. Si tú no te quieres hacer
cargo, está bien. No me importa lo que pase
con las propiedades ligadas al él y las que no,
mucho menos. Por mí, se las regalo todas a
Westhampton.
Ésta le arrojó una mirada asesina.
―No le vas a dar nada a Wolfram, son
nuestras.
―Bueno entonces, ya sabes qué hacer.
Ella lo miró sin dar crédito―Se supone que
debieron educarte para eso.
Este se echó a reír y se limitó a comer.
―¿Tú madre vivirá con nosotros?―se atrevió
a preguntar.
Altaír se atragantó con el jugo―¡Por Dios no!
Ella vivirá en la residencia de la viuda en
Londres.
―¿No te llevas bien con ella?
―¿No es obvio mi bella flor de invierno?
270
Iuola lo miró, pero no le dijo nada.
✺
Camelia se encontraba sentada en la cama de
Georgia mientras le acariciaba el cabello.
Ésta se había negado a salir de su habitación
y se rehusaba a probar el desayuno. Camelia
tomó la bandeja del desayuno que se
encontraba en la cama y la colocó en la mesa
de noche.
―Todo esto es mi culpa Camelia―sollozó.
Su prima no le dijo nada, después de todo
tenía razón. El duque había decidido contarle
todo a Iuola el año anterior y Georgia se
había negado rotundamente.
―Me abofeteó Camelia...
―Eso sí estuvo mal. Entiendo su posición,
pero tú eres su hermana mayor y debe
respetarte.
Ella no le respondió y se limitó a llorar.
―Por otro lado, debes alimentarte¸ Mathew
está muy pequeño y necesita de su madre.
Ésta se sentó en la cama y se limpió las
lágrimas.
―Iuola no quiere saber nada de nada de
nosotros y ahora estando lejos, es peor.
―Es lógico, ponte en su lugar. Llevará
tiempo, pero te aseguro que se le pasará, sólo
necesita asimilarlo.
271
Georgia asintió―Todos aquí están decaídos,
es la peor boda que he asistido en toda mi
vida.
Camelia la miró, pero no le dijo nada.
272
CAPÍTULO 26
273
cocina―donde debería haber mínimo
diez―las habitaciones y pasillos; sin contar
las cuadras, el jardín, los cocheros, la
administración de las tierras cercanas y un
montón de cosas más.
Iuola echó un vistazo al vestíbulo principal.
Estaba completamente sucio y abandonado,
los muebles estaban cubiertos por sábanas
blancas―que ya no estaban blancas―los
cuadros estaban llenos de polvo, le
preocupaba demasiado las ventanas que
estaban a punto de caerse y se dio cuenta que
la puerta emitía un sonido espantoso.
―A partir de hoy ocuparemos esta
casa―anunció―Mi esposa se encargará de
dirigirlo todo.
―¿Todo señor?―preguntó el administrador
el cual era un viejo rechoncho asqueroso,
pensó Iuola al verlo.
―Todo, espero que se coloquen a su
disposición.
―¡Sí señor!―exclamaron todos y ella evitó
sobresaltarse.
“¿Acaso estaban en el ejército?” pensó con
desconcierto.
―Bien―dijo Altaír con una sonrisa y luego
miró a Iuola.
―Ya que todo está claro, si quieres puedes
irte a refrescar. Nuestra habitación es la
primera de la tercera planta, tenemos una
puerta que comunica a la habitación del otro
274
así que puedes estar tranquila y tener
privacidad.
Ésta asintió―Gracias―luego miró a los
sirvientes―Pueden continuar con lo que
estaban haciendo.
―¡Sí señora!―Exclamaron todos y luego se
fueron.
Su esposo la miró―Bueno, si me disculpas...
―¿A dónde vas?―le preguntó Iuola.
―Al sótano, en mi cabeza tengo una melodía
que no puedo dejar escapar.
―¿Dónde está el mayordomo o el ama de
llaves? Para que asigne la habitación de mis
doncellas.
Este lo pensó un momento―Creo que es la
cocinera.
Iuola abrió los ojos―¿La cocinera?
―No lo sé con certeza, pero esta casa es
grande pueden tomar la habitación que
quieran.
―Por supuesto que no, los criados tienen su
propia área de servicio.
―Está bien, es tu casa Ma Petite, puedes
hacer lo que te plazca.
Iuola se cruzó de brazos y lo miró.
―¿En serio vas a dejarme todo a mí sola?
Este le dio un besamanos―Recuerda que me
debes una y muy grande Chérie―y al decir
esto se fue.
Se frotó la frente con las manos mientras
veía a su esposo marcharse.
275
―Esto es increíble, tengo demasiado trabajo
por hacer.
―Excelencia―comenzó a decir Rose, una de
sus doncellas.
―¿Quiere que nos cercioremos que su
habitación este en las mejores condiciones?
―Yo diría que sí, no confío en estos sirvientes
si prácticamente la casa se está cayendo sola.
―Si me permite decir algo
excelencia―comenzó a decir Mary y Iuola
asintió en señal de aprobación.
―Para ser una central ducal deja mucho que
decir.
―Esos sirvientes no tienen la más mínima
educación―añadió Rose―Parecen recogidos
de la calle.
Iuola asintió―Estoy de acuerdo, evaluaré su
eficiencia sino haré algunos despidos.
Necesito mucha colaboración de ustedes,
por ahora no necesitaré dos doncellas.
Necesito que una de ustedes sea mi ama de
llaves mientras logro colocar un orden en
toda esta locura.
Ambas asintieron―Sí excelencia.
―Por lo pronto, quiero refrescarme y
descansar un poco así que organicen mi
habitación y un baño de agua
caliente―ordenó.
Ambas hicieron una reverencia.
―Sí excelencia.
276
Altaír abrió la puerta que daba al sótano y la
cerró tras sí.
Este bajó dos escalones y se sentó en uno de
ellos, colocó ambas manos en su rostro y a
continuación se echó a reír.
―Joder todo esto ha sido una completa la
locura―susurró―Me casé, me escapé con mi
esposa, sus hermanos nos encontraron y me
pegaron, ella los echó y ahora estamos en
Cambridge.
Se frotó las manos y bajó las escaleras. Había
acondicionado el sótano para que fuese su
sala de música personal, allí tenía su piano el
cual era muy especial para él, se lo había
regalado su profesor de música Pierre Duval
en París. Cuando se marchó de su casa a los
dieciséis años y se fue a Francia a aventurar,
pasó mucha hambre, soledad y
desesperación, pero se decía así mismo que
no volvería a una casa donde no lo querían.
Ser músico jamás se le había pasado por la
cabeza puesto que cada vez que se acercaba
al piano de Leithold House su madre le
pegaba una paliza en las manos.
277
El hombre en cuestión era muy alto, debajo de
su sombrero gris se asomaba una mata de
cabello castaño, sus ojos eran verdes y su piel
estaba quemada por el sol. Vestía todo de
negro y tenía una sonrisa agradable.
Altaír no pudo evitar acercarse a él a
escucharlo tocar y no se dio cuenta cuando sus
labios emitieron una canción.
278
Lo pensó un momento, ya que, no le gustaba
decir su nombre porque era poco común y
podían relacionarlo con Inglaterra.
―Albrig―respondió uniendo las primeras
letras de su nombre y apellido.
―Muy bien Albrig, yo tengo techo y comida
creo que te iría mejor conmigo que vendiendo
tomates ¿No crees?
Este recogió el sombrero con dinero y se lo
entregó.
―Este no es mi trabajo, simplemente este
sombrero estaba allí tirado y yo me acerqué a
tocar porque quería hacerlo y las personas lo
arrojaron. No lo necesito, pero si quieres
pulirte más, vivo en ese edificio de allá en el
tercer piso. Ven cuando gustes.
279
había quedado dormida; eso le arrancó un
suspiro. Hace mucho que no estaba con
ninguna mujer, puesto que el regreso a
Inglaterra, el compromiso y demás lo habían
privado de sus deseos carnales y las putas
inglesas le daban asco. Aunque él y Iuola no
habían consumado el matrimonio, no la
tomaría esta noche.
“Y por ahora ninguna otra” pensó.
Ella no podía ofrecerle lo que él quería en
esos momentos, así que se limitó a dejar que
sus manos acariciaran las teclas del piano
recordando aquella melodía. Por ahora
tendría que complacerse solo.
“A menos que ella se sienta mejor en unos días
y pueda ir a visitarla en su habitación” pensó.
A él no le había molestado en lo más mínimo
que su esposa no tuviese "sangre azul" pero
si lo había sorprendido que una de las
familias más antigua y respetadas tuvieran
tantos secretos oscuros. Eso le sacó una
sonrisa.
280
CAPÍTULO 27
281
Su habitación era del tamaño de su
apartamento en París, Altaír odiaba los
espacios grandes, pero era eso o vivir con su
madre en Leithold House y lo último no era
ni siquiera una opción.
Ésta poseía una cama doble decorada con
terciopelo bordado y decoración hecha de
oro; el colchón estaba hecho de lino y relleno
de plumas de pato, un espejo grande con un
marco dorado a su derecha y otro a su
izquierda; una lámpara en el centro, un juego
de muebles y millones de lujos más que él le
tenían sin cuidado.
Hizo un esfuerzo por buscar el albornoz y
salir a ver de dónde provenía ese ruido. Al
llegar a la puerta y abrirla, se dio cuenta que
se escuchaban voces, herramientas y golpes
a la vez. De repente vio a una de las doncellas
de Iuola.
Ésta le hizo una reverencia.
―Buenos días excelencia.
―Buenos días eh...
―Mary, su excelencia.
Él le sonrió―Mary ¿Qué es todo este ruido?
―Son los carpinteros excelencia, están
arreglando las ventanas y las puertas.
Él asintió―¿Y no podían hacer eso en la
tarde?
―La duquesa lo deseó así.
Él suspiró mientras asentía―¿Dónde está mi
esposa?
282
―En el estudio excelencia, con el
administrador y la cocinera.
―Dile que pare todo este escándalo y que
vengan mejor en la tarde; estoy tratando de
dormir.
―Sí excelencia―le dijo y luego se fue.
Este suspiró y volvió a su habitación.
✺
Iuola se había despertado al alba, levantando
a todos para que fuesen a buscar carpinteros
que arreglaran las ventanas y las puertas,
puesto que era un caso de extremada
urgencia. Se había reunido con los criados y
les había dicho que el día de hoy había una
evaluación de competencias y el que fallara
tendría que irse, por esa razón todos estaban
dejando la casa como una taza de plata.
―Quiero que mi rostro se vea en el piso
¿Quedó claro? ―les había dicho ésta.
―¡Sí señora! ―exclamaron todos.
―Aquí no estamos en el ejército, lo correcto es
responder con un tono medio y pausado
¿De acuerdo? Y nada de "Sí señora o señor" es
"Sí su excelencia" tanto para mí esposo y para
mí. Mi doncella Rose les estará enseñando
buenos modales si decido quedarme con
ustedes y deberán tomar sus medidas para su
uniforme del día a día. Mary, será la nueva
ama de llaves y ya establecimos un área de
283
servicio, por eso les pido que tomen sus
pertenencias ya mismo y se trasladen allá.
―Sí su excelencia―respondieron todos.
Iuola asintió―Eso está mucho mejor, ahora
vayan a hacer sus quehaceres. La cocinera y el
administrador los espero en mi estudio.
284
―Tomen asiento―les dijo y ellos aliviados lo
hicieron.
Ella miró a la cocinera―Esta semana tendrá
que organizar usted el menú, a partir de la
otra lo haré yo. Esta semana es sólo una
prueba, quiero saber cómo es su sazón. Si
decido quedarme con usted, le asignaré sus
respectivos ayudantes.
―Señora, digo, excelencia en caso tal que
usted decida quedarse conmigo, no se
preocupe, yo no necesito ninguna ayudante.
―Aunque usted no lo crea, si las necesita.
Usted no siempre va a preparar dos platos,
cuando haya bailes, invitados y demás se
necesitan una gran cantidad de comida así
que usted contará con diez personas a su
disposición. En caso tal de que me quede con
usted, claro está.
―Entiendo excelencia, necesito hacerle una
consulta.
Iuola asintió para que continuara.
―No tenemos alimentos, el dispensario está
vacío.
―Ya hablé con Rose e irá con usted a hacer
las compras. Como solo tengo ocho personas
en la servidumbre, entonces tomarán un
coche de alquiler, porque entiendo que aquí
no hay ni un solo cochero, y comprarán lo
que necesiten. Díganle al cochero que las
ayude con el mercado y páguenle por ese
gesto.
―Sí excelencia.
285
―Entonces puede retirarse―le ordenó Iuola.
En el instante en que la cocinera iba saliendo,
Mary su actual ama de llaves entró a la
estancia e hizo una reverencia.
―Mary menos mal llegaste―le dijo Iuola y
ésta avanzó hacia ella―Necesito que
coloques un anuncio que en la Central
Leithold se solicita servidumbre, cocheros,
mozos de cuadras y ayudantes de cocina.
―Sí excelencia ¿Algo más?
―Es todo por ahora.
―Excelencia tengo un mensaje del duque
para usted.
Ésta alzó las cejas y le instó a que continuara.
―Dice que por favor los carpinteros vengan
por la tarde que el ruido le perturba su
sueño.
Iuola vio el reloj de la pared y faltaban veinte
minutos para las ocho.
―Mary dile que le recuerdo que lo único que
tiene de duque es el nombre porque me
delegó todas las responsabilidades a mí, por
ende, tendrá que aguantarse.
―Si excelencia, con permiso―y al decir esto
se fue.
Iuola se dijo así misma que tenía que
calmarse, ya tenía suficiente estrés como
para dejar que el inútil de su esposo la
afectara. Pero no sabía por qué aquel
hombre la sacaba de quicio.
Decidió centrarse en el administrador.
286
―Sigamos con usted―le dijo y él
asintió―¿Cómo es su nombre?
―Alfred Smith, excelencia.
―Señor Smith ¿Hace cuánto trabaja en la
administración de las tierras acá en
Cambridge?
―Desde hace diez años excelencia.
―Muy bien, eso me hace pensar que usted las
conoce mejor que nadie ¿No es así?
―Así es.
―Por ende, usted me va a mostrar los libros
de contabilidad y me dará un paseo por
éstas.
El hombre se puso pálido―Las tierras no se
trabajan hace mucho mi lady.
―De todos modos, quiero ver los libros, voy
a contratar personal porque quiero volver a
producirlas.
―Veo que usted tiene demasiado trabajo
excelencia, yo me podría encargar de...
―Creo que no he sido clara Señor Smith,
mañana a primera hora quiero los libros de
contabilidad de las últimas fechas y cuando
yo le diga tendrá que darme un paseo por la
propiedad ¿Me he hecho entender?
―Sí excelencia.
―Si veo alguna anormalidad, depende de la
situación se irá de esta casa o irá a la cárcel.
Este la miró con los ojos abiertos.
―¿Usted está insinuando que...?
287
―No estoy insinuando nada―lo interrumpió
Iuola―Sólo le estoy diciendo lo que
sucederá, ahora retírese.
Este se puso de pie de inmediato y se
marchó. Se recostó en la silla y suspiró.
―Me educaron para llevar una casa, pero no
un ducado.
Wolfram siempre se había encargado de
todo. Incluso de las cosas de la casa. Georgia
jamás había mostrado interés en eso y Iuola
estaba demasiada ocupada como para
ayudarlo; encima de eso tenía las
responsabilidades del título y la política; y
las propiedades ajenas al ducado. Esta
comenzó a valorar lo que su hermano hacía.
288
único que tiene de duque es el nombre
porque me delegó todas las
responsabilidades a mí, por ende, tendrá que
aguantarse".
Altaír cerró los ojos y lo volvió a abrir.
―Gracias Mary.
―Con gusto excelencia―y al decir esto se fue.
289
Pediría té, por lo menos estaba segura que
ese si había en el dispensario. Al llegar a la
puerta y abrirla escuchó una melodía muy
conocida. Ésta suspiró, su cabeza estaba a
punto de explotar y ya los carpinteros
estaban haciendo suficiente ruido como para
que su esposo también se uniera.
Este había colocado el piano en el centro del
vestíbulo y los trabajadores pasaban por al
lado de él mientras lo miraban con
desconcierto.
―No pudiste haber escogido mejor escenario
que este Altaír―se obligó Iuola a levantar la
voz por encima del ruido.
Él le sonrió―¿Sabes cómo se llama esta
melodía?
Ella alzó una ceja―Für Elise.
―Exactamente, "Para Elisa" no sabía que
hablabas alemán.
―No lo hablo, pero hasta yo sé interpretarla
en el piano.
―¿De verdad? Y yo que me sentía especial.
―Altaír estás estorbando a los trabajadores.
Este dejó de tocar y se puso de pie.
―Y ellos están estorbando mi sueño.
―¡Ya son las ocho de la mañana! ¿Cuánto más
piensas dormir?
―¡Mis mañanas comienzan al mediodía!
Iuola trató de calmarse―¿Cómo sacaste el
piano del sótano?
―Este es el que estaba en la sala de música.
Ella le tiró una mirada asesina.
290
―Altaír te lo advierto...
Este suspiró―¡Está bien! Sólo diles que
paren hasta el mediodía y luego retoman por
favor. Ayer me acosté en la madrugada y
cuando no duermo me coloco muy ansioso.
―Muy bien
Él le sonrió―Gracias―y al decir esto se fue.
291
CAPÍTULO 28
292
siempre―un lindo bonete de color azul y
unas botas de montar.
―Hasta aquí llega la propiedad su
excelencia―le informó.
Iuola no tenía ni idea de nada sobre tierras,
sin embargo, no era tan tonta como para no
darse cuenta los fructíferas que eran y que
solo tenían que tener una mejor
administración para que den resultados
óptimos.
―Muy bien―comenzó a decir―Dígame ¿Por
qué las ha tenido tan descuidadas?
Este sujetó las riendas del caballo mientras
se acomodaba el sombrero.
―Si quiere que le sea sincero, la duquesa
viuda solo me mandó a vigilarlas, no les
importa en lo más mínimo.
Iuola cada vez entendía menos a aquella
familia ¿Cómo era posible que Leithold
hubiera quedado de duque del año cuando
este ni siquiera sabe manejar las
obligaciones del título? Cuando pusiera todo
en orden, se sentaría a hablar con Altaír.
―De todos modos, quiero ver los libros de
contabilidad―le dijo―¿Los tiene listos?
Este suspiró―Sí excelencia.
―Muy bien.
De repente algo captó su atención. No muy
lejos de donde ellos estaban, se veía una
pequeña casa de un solo piso, de color blanco
muy parecida a un palomar.
―¿Esa pequeña casa pertenece a las tierras?
293
―N―No.
―¿Está seguro?―le preguntó y este
asintió―¿Está abandonada?
―S―Si excelencia.
Iuola volvió a mirar aquel palomar. Sentía
algo inquietante con él, como si percibiera
algo maligno allá dentro. Su caballo empezó
a sentirse incómodo y ésta dio media vuelta.
―Regresemos―ordenó, el administrador
asintió y la siguió.
Al llegar a la casa ingresó por la cocina, Iuola
vio a la señora Chase, su cocinera, muy
ensimismada en su trabajo. No podía negar
que el olor de la comida era delicioso y que
su estómago protestó de inmediato. Cuando
ésta se percató de su presencia, le hizo una
reverencia. Rose le había estado enseñando
modales.
―Su excelencia.
―Eso que está cocinando huele muy bien
señora Chase.
―¿A que sí?―ésta metió el cucharón y sacó
un poco―¿Quiere probarlo?
La miró escandalizada. “¿Probarlo del
cucharón?” pensó horrorizada.
La señora Chase se dio cuenta de su error y
devolvió el cucharón a la olla.
―Disculpe mi atrevimiento su excelencia.
Iuola la miró y luego suspiró.
―Creo que podría probar un poco ¿No está
muy caliente?
294
A la cocinera se le agrandaron los ojos de
alegría y volvió a sacar el cucharón.
―Eso no es problema excelencia―le dijo ésta
mientras soplaba un poco.
Iuola aceptó lo que le ofrecía y probó un
poco. De inmediato abrió los ojos.
“¡Está delicioso!” pensó. No cabía duda de
que esa mujer cocinaba muy bien.
―¿Cómo está excelencia?
Iuola asintió―Muy rico.
―Serviré en diez minutos ¿Desea que le sirva
en el comedor o en el estudio?
―En el comedor.
―Sí excelencia.
Iuola se marchó de inmediato. Odiaba
sobremanera que el hecho de ser bastarda le
afectara a tal punto que se sintiera culpable
tratando a los sirvientes como lo que son.
Cada vez que pensaba en eso la rabia contra
su familia aumentaba, simplemente no podía
perdonarlos. Nunca lo haría y esperaba no
volver a verlos por un largo tiempo. Por su
parte no saldría bajo ningún concepto de
Cambridge y esperaba que ellos no se
acercaran ni siquiera a un kilómetro a la
redonda. Lo único que le dolía de todo esto
eran sus sobrinos, los cuáles no tenían la
culpa y eran los únicos que ella quería ver.
De repente un nombre fugaz cruzó su mente
Sir Aaron Weasly.
No había olvidado nada referente a él ni a
Adele Weasly sólo que ahora mismo debía
295
dejar todo en orden para poder estar
tranquila y en su momento le preguntaría a
Altaír directamente. Confiaba en que su
esposo le dijera la verdad, puesto que le
había demostrado ser una persona muy
honesta y directa. Si había algo en que le
pudiera beneficiar al barón se lo escribiría y
le enviaría una carta.
Nunca olvidaría cuando le propuso
matrimonio fuera de la modista. Iuola nunca
lo había pensado, pero aparte de decirle que
no porque tenía que cumplir con su deber,
sentía que él lo estaba haciendo por
venganza hacia Wolfram. Su cerebro se lo
decía y por eso sintió que había hecho lo
correcto.
En ese instante se encontró con Mary y ella
le hizo una reverencia.
―Excelencia, el duque la está buscando―le
informó.
―¿Y ahora qué quiere? ¿Acaso no se da
cuenta que estoy ocupada?
Mary como de costumbre no respondió esas
preguntas retóricas.
―La está esperando en el estudio.
Iuola asintió―Voy para allá.
Avanzó con paso rápido y llegó al estudio; en
la entrada se encontraba el administrador
con los libros de contabilidad.
―Espéreme un momento, dentro de un rato
lo haré llamar―le dijo y este asintió.
296
Iuola entró a la estancia y su esposo se
encontraba elegantemente vestido de gris,
camisa blanca y corbata del mismo color de
la camisa; unos zapaos negros y tenía el
sombrero gris en la mano.
Este la miró―Buenos días Ma Petite.
―Buenos días Al ¿Qué se te ofrece?―le dijo
mientras se quitaba el bonete y su larga
trenza caía en su espalda.
―Tu cabello es muy largo―observó él.
Iuola asintió―Vivo con la esperanza de
cortarlo algún día.
Él sonrió―Corto o largo seguirás siendo
bella.
Ella lo miró sin parpadear por unos
segundos y luego se sonó la garganta.
―Gracias.
Ésta se sentó tras el escritorio y él depositó
una carta en el escritorio.
―Es de mi madre―le informó.
Iuola la tomó y vio que decía "Para el duque
de Leithold".
―No es para mí, es para ti.
Él le sonrió―Tú eres el duque, no yo.
Ésta rodó los ojos y se limitó a abrir la carta;
Altaír tomó asiento enfrente de ella.
La leyó muy rápidamente, ya que, no era muy
larga y daba una instrucción precisa.
Ésta lo miró―Tu madre dice que bajo ningún
concepto puedo echar al administrador, dice
que es su hombre de confianza y le ha
297
servido mucho tiempo a la familia
Bridgerton.
Altaír alzó las cejas, pero no le dijo nada.
Colocó la carta a un lado y entrelazó sus
dedos.
―No sé si estoy equivocada, pero ese hombre
no me da buena espina.
―¿Por qué?
―No lo sé.
Altaír lo consideró un momento.
―¿Ves algo sospechoso en él?
Iuola asintió―La verdad es que si, en estos
momentos está afuera con los libros de
contabilidad. Estaba reacio a mostrármelos.
―Dile que pase, me quedaré a verlos.
Esta abrió los ojos―¿Asumirás tu obligación?
―Non, Ma Chérie sólo te serviré de apoyo.
Este se acercó a la puerta y vio el hombre en
la mitad del umbral.
―Puede pasar―le ordenó Altaír y este
prosiguió a hacerlo. Su esposo se colocó
atrás de ella y el hombre se sentó luego de
que Iuola se lo indicara.
―¿Son todos estos?―quiso saber ella y este
asintió.
―Permítame y le explico excelencia.
―No es necesario―le dijo ésta mientras
tomaba el libro y lo ojeaba―Si tengo alguna
pregunta la haré.
Nunca había visto tantos números en su
vida y aceptaba el hecho de que no entendía
298
absolutamente nada. Sin embargo, se
permitió analizar la secuencia de éstos.
―¿Qué opción le agrada más señor Smith la
cárcel o irse por sus propios medios?―le
preguntó Altaír y Iuola dejó el libro en la
mesa.
―No entiendo lo que me dice excelencia.
―Esas cifras están maquilladas. Estas tierras
no se trabajan en años y estas son actuales;
¿Dónde están estos ingresos?
Este se puso lívido y no dijo nada. Iuola le tiró
una mirada asesina al hombre, si Altaír no
hubiese estado aquí, lo más probable es que
ese miserable la hubiese engañado.
―¡Exijo mi paga por todos estos años de
servicio!―exclamó.
Su esposo se echó a reír.
―Le estoy dando la opción de marcharse o
enviaré estos libros a las autoridades
correspondientes.
El hombre se puso de pie―Su madre sabe de
lo que hablo, dígale que me pague lo que me
debe o que se atenga a las consecuencias―y
al decir esto se fue.
Iuola miró a Altaír―¿Sabes a qué se refiere?
Altaír colocó una cara de puño y negó con la
cabeza.
―No lo sé, pero mi madre nos debe una
explicación. Le escribiré para que venga a
Cambridge lo más pronto posible.
Iuola asintió―Bien.
―Me cercioraré de que se marche.
299
―Altaír.
Él se detuvo y la miró―Dime.
―Cuando acabe todo este embrollo, necesito
hablar contigo de un asunto muy delicado y
espero mucha sinceridad de tu parte.
Él le sonrió―Eso siempre lo tendrás de mi
Ma Pétite, siempre.
300
CAPÍTULO 29
301
Ésta sonrió al ver la pequeña lista:
1. Mandar a reparar la carroza ducal.
2. Ir a comprar seis coches.
3. Decirle al administrador que llene las
cuadras de caballos (Hablarlo antes con
Altaír).
4. Llenar de libros la biblioteca y hacer un
estante especial para botánica.
5. Mandar a reconstruir el invernadero.
6. Escribirle una carta a Westhampton
solicitando su yegua lo más pronto posible.
Leyó el último punto y sintió que su corazón
le dolía. Dejó la pluma a un lado y se dijo así
misma que lo más difícil de esa lista era
escribir aquella carta; de repente sus ojos se
llenaron de lágrimas y se sintió muy sola. A
pesar que la mayoría de las veces le gustaba
estarlo cuando estudiaba, ahora tenía ganas
de verlos a todos, pero tampoco podía
perdonar lo que le hicieron. Le ocultaron sus
orígenes de una forma muy cruel,
engañándola como una tonta y peor aún que
su madre haya fingido amor por ella. Los
pocos recuerdos que tenía de ella habían
sido muy lindos, pero ahora solo sentía rabia
y rencor hacia ella por engañarla cuando era
una niña inocente.
Iuola se limpió las lágrimas con su pañuelo y
se sopló la nariz. Deseaba tener a alguien con
quien desahogarse, ni siquiera Altaír era tan
buena compañía puesto que este salía todos
los días desde temprano y volvía en la noche.
302
Ella nunca le preguntaba a donde iba con
tanta urgencia, ya que, no le importaba, pero
por lo menos deseaba tener a alguien para
desahogar toda esa frustración que sentía
hacia su familia.
En ese instante sintió los toques de la puerta,
ella se limpió las lágrimas y respiró
profundo.
―Adelante―dijo.
La señora Chase abrió la puerta y le hizo una
reverencia.
―El desayuno ya está servido en el comedor
excelencia.
―En un momento voy.
―El duque ya se encuentra en el comedor.
Iuola alzó las cejas.
“¿No salió hoy” se preguntó y luego asintió.
La cocinera volvió a hacer una reverencia y
salió de la estancia.
Ésta se puso de pie y salió de inmediato. El
día de hoy se había colocado uno de los
vestidos que le había comprado Altaír al día
siguiente de su boda, este era el amarillo y
era de mañana. Tenía mangas largas y un
pequeño escote recto; su falda era lisa y
llevaba unas zapatillas blancas; Rose la había
hecho un tocado en trenzas y le había
colocado unas flores margaritas alrededor
de este.
Al llegar a la puerta del comedor, Mary se
encontraba esperándola para anunciarla.
Iuola había hablado con ella una semana
303
anterior para preguntarle si le gustaba el
puesto de ama de llaves y ésta le había dicho
que sí, dicho entonces, no se vería obligada a
buscar a un mayordomo que para ella era
una tarea bastante difícil.
Mary le hizo una reverencia y abrió ambas
puertas.
―La duquesa de Leithold―anunció.
De inmediato vio como Altaír se puso de pie.
La estancia se había terminado en dos días y
era un espacio muy acogedor; en el centro de
esta se encontraba el gran comedor de doce
puestos acabado en madera de roble, poseía
dos ventanas grandes que daban al jardín, un
pequeño estante de licores y otro de libros y
dos grandes cuadros: uno de un frutero y
otro de una bella flor de loto.
Su esposo estaba vestido de azul media
noche, camisa blanca y corbata del mismo
color del traje; este le dio un besa manos.
―Buenos días―la saludó y le ayudó a
sentarse.
―Buenos días, que sorpresa tenerte aquí.
Él prosiguió a sentarse―Ya terminé de hacer
lo que estaba haciendo.
En ese momento entraron las criadas para
servirles en los platos.
―¿Qué desea excelencia?―le preguntó una
de ellas.
―Sólo fruta, jugo y pan―le dijo ésta―¿Se
puede saber que era lo que estabas haciendo
con tanto ímpetu?
304
―¿Para usted excelencia?―le preguntó otra
de ellas a Altaír.
―Quiero pan, huevos, jugo de naranja, fruta,
café y esto que no sé qué es y sopa―Le
respondió él y luego la miró.
―Estaba comprando caballos y quería ir a
verlos personalmente. Por cierto, ya compré
los coches, puedes ir a verlos si quieres.
Iuola sonrió―Justamente iba a hablarte de
eso, supongo que tacharé esos dos puntos de
mi lista.
Altaír sonrió y se dispuso a comer.
―¿Desean algo más? ―preguntó una criada y
ellos negaron con la cabeza―con permiso―y
al decir esto salieron.
―Me sorprende como han aprendido
modales y disciplina en tan poco
tiempo―comentó Altaír.
―Mary es bastante exigente, después de todo
fue entrenada por el mayordomo de
Westhampton que es la disciplina
personificada.
―Sé que no debo meterme, pero ¿No crees
que debas hablar con tu familia? Si quieres
ahora que esté todo listo los invitas.
Iuola lo miró―No quiero.
Él se encogió de hombros―Está bien, como
quieras. Mi madre vendrá en estos días y
estuve hoy con el administrador y él me dice
que aquel palomar si pertenece a nuestras
tierras.
305
―¿En serio?―este asintió―O sea que
podemos ir a ver que hay allí, cuando fui con
aquel hombre, tuve un mal presentimiento.
Altaír asintió―Confío en tu instinto, las
gitanas que conocí en Francia me salvaron de
muchos peligros.
Ésta le tiró una mirada asesina.
―Te voy a pedir que no hables de esas cosas
en frente de mí.
―A ver Lola, todos los dones que tienes no
son por la parte que tienes de sangre azul.
Deberías estar agradecida.
―Mi nombre es Iuola, Altaír.
―¿Ves? Hasta tu nombre es peculiar e
interesante. Quisiera saber cuántas "Iuola"
vas a conocer en Inglaterra.
Ésta guardó silencio un momento y se limitó
a comer.
Él tomó un sorbo de jugo―Podemos ir ahora
que desayunemos.
Ella asintió―Bien―ésta miró los profundos
ojos azules de él y sí que era peculiar.
―Al, tu nombre también es bastante
diferente ¿Tiene algún significado?
Él le sonrió―Claro y combina perfectamente
conmigo.
―¿Cuál es?
―Altaír: Hijo de nadie.
306
Iuola se había cambiado su vestido de
mañana por un traje de montar y lo mismo
Altaír. Ambos iban cabalgando hacia el
palomar, haciéndoles pruebas a los caballos
que recién habían adquirido.
―¡No sabía que eras tan buena
cabalgando!―le gritó este.
―¡Te echo una carrera hasta el palomar!―le
propuso ella mientras corría a todo galope.
Altaír se echó a reír y la siguió. Se dio cuenta
que no le podía ganar, pero aun así no
abandonó la carrera, le sorprendía bastante
que ésta no usara silla de montar.
Efectivamente llegaron al palomar y Iuola se
proclamó ganadora.
―Aún te falta mucho Al, cuando quieras
puedo enseñarte―le dijo mientras sonreía.
Este se echó a reír―¿Quién te enseñó a
correr de esa manera?
―Mis hermanos, salíamos todos los días en la
madrugada a correr, pero la mejor de todos
nosotros es Georgia. Tiene a una de las
mejores yeguas de carreras de Inglaterra y
ha sido campeona muchas veces.
Altaír bajó de su caballo―Fantástico.
Iuola prosiguió a hacer lo mismo y
amarraron sus caballos en un pequeño
tronco que estaba junto al palomar.
Él le ofreció el brazo―¿Soy yo o este lugar
huele horrible?
Iuola asintió―Es casi insoportable.
307
Éstos llegaron a la puerta y cuando Altaír se
disponía a abrirla, Iuola le cubrió la mano
con la suya.
―Espera.
―¿Qué sucede?
―Vámonos.
―¿Por qué?
Ella se llevó la mano a su pecho―Allí adentro
hay algo malo, puedo sentirlo.
Él le acarició el rostro―Tranquila, no tienes
que entrar. Yo lo haré.
A Iuola se le hizo un nudo en la garganta
mientras Altaír abría la puerta. De inmediato
aquel olor desagradable se impregnó en el
ambiente, este sacó un pañuelo y se lo colocó
en la nariz. Ella prosiguió a hacer lo mismo,
pero no se movió de su sitio. Este entró con
paso firme y se dio cuenta que el lugar era
oscuro, pero que podía ver por lo menos por
donde caminaba. El olor era insoportable y
provenía de una dirección en específico. El
lugar estaba lleno de plantas y cosas viejas y
podridas, había muchas velas derretidas y
animales muertos.
“Estos animales son los que han provocado
este olor” pensó. Este vio gatos, perros,
palomas y gallinas.
“¿Qué es todo esto?”
Lo que vio a continuación hizo que se
quedara clavado en el sitio. Había un cadáver
en una mesa, era de un hombre. Altaír se
308
acercó lentamente, su corazón le latió de
prisa al percatarse de quién pertenecía.
“Albert...” pensó mientras abría los ojos.
―¡Altaír!―oyó que lo llamaba su
esposa―¡Altaír!
Este comenzó a respirar entrecortadamente,
pero decidió salir a su llamado. Cuando este
iba saliendo se dio cuenta que su esposa no
estaba sola.
―¡Silencio!―exclamó una voz femenina. Este
salió del todo y vio a una anciana, demacrada
con harapos sucios, cabello gris y ojos
negros. Apuntaba un pequeño cuchillo hacia
Iuola.
―¡¿Quiénes son ustedes y qué hacen en mi
casa?!―chilló ésta.
Altaír se acercó a Iuola y la colocó detrás de
él.
―Somos los duques de Leithold y este
palomar pertenece a nuestras tierras ¿Qué
hace usted aquí?―le preguntó este muy
calmadamente.
―¿Duques de Leithold? Tengo permiso de la
duquesa viuda de estar aquí, ella me dio esta
casa.
Altaír le tiró una mirada asesina.
―¿Tiene permiso de mi madre? ¿Qué se
supone que usted hace allá adentro?
―Lo lamento excelencia, pero no tengo
permiso de tratar nada con usted. Solo con el
señor Smith.
309
―Le ordeno que baje ese cuchillo de
inmediato―le dijo Altaír y ésta lo dudó un
momento, pero luego lo hizo.
―El señor Smith ya no trabaja aquí―le
informó Iuola.
―Entonces me entenderé con la duquesa.
―¡La duquesa soy yo!―exclamó Iuola
furiosa―Y le exijo que se vaya de mi
propiedad.
Altaír miró a su esposa―Deja que yo arregle
esto ma Petite, vuelve a la casa.
Ésta negó con la cabeza―No te voy a dejar
aquí con esta mujer.
―Iuola no te estoy dando a elegir. Vuelve a la
casa.
―¡Dijiste que yo era el duque!
El suspiró―Por favor.
En su mirada vio la terquedad en sus ojos,
pero al final asintió.
―Te voy a esperar una hora, sino haz vuelto
mandaré a algunos mozos―le informó y ésta
se dirigió a su caballo y se marchó.
Altaír tuvo que reprimir una sonrisa, puesto
que la situación que tenía al frente era muy
grave.
―¿El nombre de la duquesa es
"Iuola"?―preguntó la anciana.
―Eso a usted no le importa. Le daré veinte
minutos para que me explique qué asuntos
tiene con mi madre o la llevaré a patadas a la
cárcel―la amenazó―pero más que nada, va a
310
explicarme qué demonios hace el cadáver de
mi hermano allí.
311
CAPÍTULO 30
312
―¿A quién quiero engañar? ¡No puedo
quitarme de la cabeza el hecho de que ayer
dormimos juntos!
313
cansancio extremo y ésta lo dejó pasar y cerró
la puerta tras sí.
―¿Dónde estabas? Estaba muy preocupada.
Se tiró boca arriba en la cama de Iuola y
colocó una de sus manos en sus ojos.
―Tengo hambre.
Iuola de inmediato tocó la campana y una
criada que pasaba por allí se acercó a ella.
―¿Sí excelencia?
―Trae por favor una bandeja de la cena para
el duque acá a la habitación.
―Enseguida excelencia―y al decir esto se fue.
Cerró la puerta y se acercó a él colocándose de
frente.
―Altaír por favor dime que pasó, quién era esa
mujer y qué hace allí.
Este se sentó en la cama lentamente y tomó la
mano de Iuola sorprendiéndola.
―Tuve una impresión muy grande.
Ella le apretó la mano―¿Qué sucedió?
Altaír bajó la cabeza y ésta se acercó un poco;
él apoyó su frente en el vientre de ella sin dejar
de soltarle la mano izquierda. Iuola alzó su
mano derecha y le acarició el cabello. Sintió
como este se iba relajando poco a poco.
―Lo lamento―le susurró este―pero por ahora
no puedo decirte nada.
Dejó de acariciarlo de inmediato.
―¿Por qué no? Recuerda que yo soy el duque.
Él alzó la cabeza y la miró.
314
―Serás el duque para los problemas
aburridos del título y yo lo seré para estos ¿Te
parece?
―¡No!
Él la tomó el brazo y la abrazó por la cintura
apoyando su cara en el pecho de esta.
―No quiero que te ensucies con todo esto, yo
lo solucionaré, pero antes necesito hablar con
mi madre. Te prometo que te contaré todo en
su momento.
Iuola se quedó en silencio y luego suspiró.
―Respóndeme algo ¿Esa mujer sigue aquí?
―Sí, pero vigilada por mozos.
―Muy bien.
Él suspiró y la apretó un poco más. Eso la hizo
sonrojar, el rostro de él estaba en el
nacimiento de sus senos y eso la hizo respirar
entrecortadamente.
―Estoy muy cansado... pero me gustaría que
luego de este embrollo¸ pudiéramos consumar
el matrimonio.
Iuola se quedó sin respiración. No había
pensado en ese hecho.
―¿Te hablaron de cómo es? Si tienes alguna
duda o pregunta, podemos hablarlo antes
para que estés cómoda.
Se separó un poco de él y lo miró―¿Puedes por
favor esperarme un poco más? No me siento
lista.
Él asintió―Está bien, pero deberías
permitirme besarte así estarás más tranquila.
315
Ésta tragó saliva y luego asintió. No podía
negarse, él era su esposo y eso hacía los
esposos. Debía estar agradecida que él no la
presionara el mismo día de la boda.
Este se tiró de espaldas en la cama.
―Pero ahora tengo más ganas de comer que
de besarte.
Ésta alzó las cejas―No sé cómo sentirme ante
tu comentario.
Él medio sonrió y en ese instante se
escucharon los toques de la puerta. Iuola la
abrió y entró la criada con la bandeja, Altaír
prácticamente se la arrebató de las manos y
comenzó a comer de inmediato en la cama. La
criada salió y Iuola cerró la puerta.
316
Iuola se puso de pie y Mary dejó pasar a la
madre de Altaír.
―Ya no soy duquesa señora―le dijo
ésta―Soy Lady Elea Bridgerton solamente.
Ésta iba ataviada de un vestido color lila, de
mangas de globo y cuello alto; su cabello
estaba recogido en un tocado que llevaba
plumas negras.
Iuola se acercó de inmediato a ella y le dio un
beso en la mejilla.
―¿Cómo estuvo su viaje?
―Agotador como siempre.
―Mary haz que por favor nos lleven té al
saloncito―le ordenó Iuola.
―Sí excelencia―le dijo y luego se marchó.
Iuola guio a Elea hacia el salón.
―No pensé que esta casa iba a cambiar tanto
en tan poco tiempo―comentó.
Iuola sonrió―No ha sido fácil, pero con
mucha colaboración por parte de mis
doncellas se ha logrado mucho.
―Me imagino que el holgazán de mi hijo no
ha hecho nada
―Se equivoca, Altaír compró los caballos y se
encargó del personal de las tierras
―¿De veras?
Iuola abrió ambas puertas e hizo que pasara
al salón. Este no estaba terminado, pero por
lo menos se podía merendar, en él había tres
juegos de muebles con centro de mesa de
color ocre, dos estantes de licores y un
pequeño estante de libros; el salón lo cubría
317
seis ventanas grandes, pero aún no tenía un
solo cuadro. Ella anotó este hecho para
agregarlo a su lista.
Elea se puso cómoda en el sofá y Iuola se
sentó junto a ella.
―Ya que toca el tema, no entiendo como una
central puede estar abandonada.
―Esta no es una Central mi querida Iuola,
esta casa la adquirió mi difunto esposo y sólo
él la usaba cuando venía a Cambridge.
Personalmente a mí no me gusta por eso no
le presté la más mínima tención, entonces,
Altaír decidió hacerla una central puesto que
él iba a vivir aquí.
―¿Esta casa no está ligada al
título?―Preguntó y Elea negó con la
cabeza―Eso quiere decir que puedo
nombrarla como yo quiera.
―Por supuesto.
Iuola asintió y guardó silencio. En ese
instante entró una criada con una bandeja de
té y la depositó en la mesa.
―¿Desean algo más?―preguntó.
―No, es todo―le dijo Iuola mientras
proseguía a servirle una taza a Elea.
La criada hizo una reverencia.
―Con permiso―dijo y luego se marchó.
Le brindó una taza a Elea y prosiguió a
prepararse una para ella.
―A propósito ¿El señor Smith está aquí? Me
urge hablar con él.
Iuola bebió un sorbo y la miró.
318
―El señor Smith ya no trabaja en esta casa.
Elea la miró―Le envié una carta a Altaír
donde le decía que no podía echarlo.
―Y la recibimos, pero optamos por hacerlo,
maquilló las cifras y estaba recibiendo
ingresos de unas tierras que no estaban
produciendo.
―¡De igual forma ordené que no lo hicieran!
Iuola colocó la taza en la mesa de centro y la
miró mientras alzaba la barbilla.
―Con todo el respeto mi lady, la dueña de
esta casa soy yo y contrato y hago despedir
el personal que quiera.
Ésta la miró echando chispas y luego se puso
de pie dejando la taza en la mesa.
―Me urge hablar con él, mándelo a buscar.
―No será necesario madre, aquí está.
Iuola miró hacia la puerta y vio que Altaír
estaba en compañía del señor Smith y de
aquella bruja que la había asustado. Ella se
percató de la cara sorpresa de la duquesa y
como ésta se ponía pálida.
―Iuola―la llamó su esposo y esta lo
miró―¿Puedes dejarnos a solas por favor?
Ésta sintió unas ganas horribles de negarse,
pero iba a confiar en su esposo, así que se
limitó a asentir y a salir de la estancia.
Mientras caminaba por el pasillo, una criada
se acercó con una bandeja de plata y una
pequeña caja blanca.
―Excelencia esto llegó para usted―le
informó.
319
―Gracias, puedes retirarte.
La criada asintió y se marchó. Ella examinó
la caja y se dirigió al estudio, abrió la puerta
y la colocó en el escritorio. A continuación,
prosiguió a sentarse y la destapó con
cuidado; dentro de ella había un sobre y un
pequeño diario que tenía un bordado de
flores. Ésta abrió la carta y la leyó:
320
a Wolf, "Los planetas" a Marsias, "Los
ángeles" a Uriel; el significado de Georgiana
era "La que trabaja la tierra" y el significado
de Iuola era "Ley perfecta y sin error".
Pasó la página y su madre hizo un dibujo de
los cinco, estaba Marsias cargándola a ella en
una silla, allí tenía más o menos cuatro años;
Uriel siendo ahorcado por Georgia y
Wolfram colocando su codo en la cabeza de
Marsias y este mostrando desconcierto.
Eso la hizo reír mientras las lágrimas
bañaban sus mejillas. Todo el diario eran
hermosos dibujos de su madre de los
momentos en los que pasaban juntos,
Nerissa tenía como pasatiempo pintar, por
eso Westhampton Terrace estaba lleno de
cuadros de ella.
En la última hoja había una nota.
321
que no continúes tu camino. Estoy segura que
llegarás más lejos de lo que pensaste posible;
es importante que sepas que los títulos y el
dinero es un pésimo indicador de algo o de
alguien, a las personas se le aceptan por su
grandeza de corazón. Eso lo aprendí cuando
decidí darles la bienvenida en mi corazón.
Wolf, Mar, Uriel cuiden a mis niñas, pero no
mucho porque ellas podrán algún día hacerlo
por sí solas. Los amo hijos míos, ya son todos
unos hombres y me siento feliz porque tengo a
los mejores hijos. Mis cinco terremotos, espero
nunca olviden a su madre"
322
CAPÍTULO 31
323
Bow Street para que te encierren en
Newgate.
Ésta abrió los ojos como platos, pero no dijo
nada.
―Es que no me cabe en la cabeza que
quisieras intentar revivirlo ¡¿Te has vuelto
loca?!―continuó―Mi hermano lleva un año
de muerto, eso que has hecho con su cuerpo
es muy cruel.
―¡¿Y qué querías que hiciera?!―se defendió
esta―¡No quería que el título pasara a tu
primo Eustace! Porque tú te fuiste Altaír, nos
abandonaste.
Este se echó a reír―Y allí se vio reflejado tu
amor de madre cuando intentaste buscarme,
tenía dieciséis no era muy difícil hallarme,
pero como esta vez se veía amenazado el
ducado ¿Cuánto te tomó? ¿Tres días?
Esta no le respondió y Altaír miró a los
cómplices de su madre.
―Créanme que no me temblaría la mano en
estos momentos para mandarlos a la cárcel,
así que les daré la opción de que
desaparezcan de inmediato. Salgan de la
ciudad o mejor del país, la cuestión es que si
los llego a verlo les va ir muy mal. Espero que
con lo que les di sea suficiente.
Estos asintieron lentamente y se marcharon
de la estancia.
Este vio a su madre―Vamos a darle una
cristiana sepultura a mi hermano Albert, él
324
no merece todo el mal que le hiciste a su
cuerpo.
Sintió que su madre en cualquier momento
iba a estallar y el grito que salió de su
garganta lo dejó anonadado.
―¡¿Por qué Dios tiene que castigarme de esta
forma?! Ya no aguanto más... no aguanto
más...
Altaír se quedó en silencio observándola.
―Tuve que intentar revivir a mí hijo Albert
porque yo no quería que un bastardo como
tú tomara su lugar―le escupió ésta―¡Tú eres
producto de la traición de tu padre hacia a
mí! ¡Con esa actriz de pacotilla!
Este no se movió del sitio. Esa confesión no
la esperaba, su madre siempre había sido
dura con él, pero jamás se hubiera imaginado
que no era su hijo.
―La vida se encargó de llevárselos y ahora tú
eres el duque...
Él se pasó una mano por el pelo mientras se
sentaba en el sillón.
―No entiendo, si soy un bastardo como dices
¿Por qué fui reconocido?
―Tú padre te quiso reconocer, tu madre
murió cuando tenías un año y apareciste en
nuestra puerta con una carta. Fueron
órdenes de tu padre y tenía que obedecerlo.
Altaír asintió―Ahora entiendo tu frustración
y el hecho de que yo me escapara a los
dieciséis y no hicieras nada por
encontrarme.
325
Ésta se limpió las lágrimas y le sonrió.
―Fue el día más feliz de mi vida.
Este asintió y se puso de pie―Muy bien, no
creas que tú te salvarás.
―¿De qué estás hablando?
―Te instalarás en la residencia de la duquesa
viuda que queda en Hampshire y si alguna
vez la familia de mi esposa te invita a algunos
de sus eventos sociales lo vas a declinar; no
quiero volver a verte y te guste o no soy el
duque de Leithold.
Ella se puso de pie―¡Mocoso insolente!
―Sino, le diré a toda tu maldita alta sociedad
de dónde vengo.
Esta comenzó a respirar entrecortadamente.
―No te atreverías...
Él le sonrió―Pruébame.
―No te atreverías a escandalizar a los
Westhampton, podrían anular el
matrimonio. No tienes ni idea del poder que
tiene Westhampton.
Altaír se echó a reír―No tienen autoridad
moral para hacer eso.
―¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!
En ese instante la puerta se abrió de par en
par y entró su esposa con el ama de llaves.
―Pero ¿Qué sucede aquí?―exigió saber.
―Nada Ma Petite, mi madre nos hizo una
visita corta, ya ella se va. Aunque no la
podremos ver por un largo tiempo.
Elea negaba con la cabeza.
―¡Dios! ¡¿Por qué me haces esto?!
326
―Lady Elea será mejor que se tranquilice―le
dijo Iuola―Altaír ¿Qué sucede?
Este vio la mirada de desconcierto de su
esposa y le sonrió.
―No te preocupes, estamos en igualdad de
condiciones porque yo tampoco soy hijo de
esta señora. La diferencia entre tú y yo mi
amor es que tú contaste con la suerte de que
te amaran. En cambio, yo...
―¡Cállate!
―...Tuve que irme de mi casa a temprana
edad porque ya no soportaba el infierno que
estaba viviendo.
Iuola suavizó la mirada y luego miró a Elea.
―Mary, acompáñala a la puerta―le ordenó
ésta.
―No es necesario―dijo Elea―conozco
perfectamente el camino y créeme que soy
yo la que no quiero mezclarme con
bastardos―y al decir esto se fue.
Iuola vio cuando su suegra salió de la
estancia dando un portazo. No podía creer lo
que había escuchado, Altaír estaba pasando
por su misma situación sólo que de manera
diferente y de cierta forma sentía un poco de
lástima porque él tenía razón. Su familia la
amaba tanto como ella a ellos, sin embargo,
la mirada de él reflejaba una soledad
impalpable.
Este se sentó en el sofá, entrelazó sus dedos
y se cubrió sus ojos con ellos. Ella se acercó
lentamente y se sentó a su lado; no olvidaba
327
lo que él había hecho por ella y las palabras
que le había dicho, no obstante, Iuola no
sabía que decirle, puesto que no ser hijo de
esa mujer era un alivio a su forma de ver.
Ella abrió la boca para decir algo, pero él la
miró.
―Tengo algo para ti―le dijo este y de su saco
extrajo un pequeño libro. Este estaba hecho
un desastre, las páginas se veían mojadas y
la portada de cuero marrón estaba
desgastada.
―¿Qué es eso?―le preguntó mientras lo
miraba.
―Aquella bruja conoció a tu verdadera
madre, eran amigas y este diario perteneció
a Georgiana. Allí contiene todas las
curaciones que hizo y parte de sus
investigaciones.
Iuola miró el diario, pero no lo tomó.
―¿Cómo supo esa mujer que yo era hija de
Georgiana?
―Tú nombre, ma Petite tu nombre es
demasiado peculiar y al parecer todos tus
compañeros gitanos sabían lo que pasó con
ustedes y ella personalmente sabía que tanto
tu hermana como tu están relacionadas con
los Westhampton.
―¿Intentó venderte su silencio?
Este negó con la cabeza―Sólo me pidió que
la dejara ir y me entregó esto.
Miró el diario con recelo y luego lo tomó.
―Se supone que debo tener esto.
328
Altaír se encogió de hombros―Puedes hacer
lo que quieras, yo solo cumplí mi deber de
dártelo.
Este se puso de pie y ella hizo lo mismo.
―Altaír yo...―comenzó a decir ella―Si
necesitas desahogarte, estoy aquí para ti.
Él le sonrió lentamente y le acarició el rostro.
―Gracias, lo sé. Quiero estar un momento
solo, tomaré el almuerzo en el sótano
¿Puedes decirles que me lo bajen allá?
Ésta asintió y Altaír salió de la estancia.
329
―Debe venir a ver esto.
Iuola la miró―¿Pasó algo?
―Venga por favor.
Ella se puso de pie―Me estás asustando.
Su ama de llaves no le dijo nada, se limitó a
salir y conducirla por un pasillo.
―¿Mary? ¿Qué sucede?
―Ya casi llegamos excelencia.
Se dio cuenta que la conducía a la antigua
sala de música, la cual solo era un salón vacío
que aún no había decidido qué hacer con él.
―¿Qué hacemos aquí?
Mary abrió la puerta lentamente, allí se
encontraba su esposo en medio de muchos
baúles, sacando todo tipo de cosas. Su camisa
estaba desabrochada y tenía sudor en la
frente, a ella le latió de prisa el corazón.
Altaír era muy guapo.
Ella hizo sonar su garganta.
―Gracias Mary, puedes retirarte.
―Sí, excelencia. Con permiso.
Ella cerró la puerta tras sí y se acercó
lentamente. Los baúles poseían cuadros que
retrataban a una misma mujer, había hojas,
vestidos y un sinfín de cosa más.
Esperó a que él se percatara de su presencia.
―Era mi madre―dijo al fin.
Iuola abrió los ojos, pero no le dijo nada.
―Era una soprano―continuó―con base a las
cartas que leí, mi padre estaba obsesionado
con ella. Vivían aquí.
330
―Quizás por esa razón la duquesa viuda odia
esta casa.
Ella tomó uno de los cuadros y vio a la madre
de Altaír. Era increíblemente rubia, con los
ojos azules y su piel era muy blanca. Su
esposo había heredado sus ojos y su sonrisa.
―Era muy hermosa ¿Sabes cuál era su
nombre?
―Cornelia.
―¿Y su apellido?
―Solo firmaba con su nombre.
―Entiendo.
Hubo un largo silencio entre ellos.
―Quisiera…―comenzó a decir él―Decorar
este salón en su honor.
Ella lo miró. No podía permitir aquello, la
alta sociedad no podría saber la verdad, las
consecuencias iba a ser desastrosas. Altaír
debía lidiar con eso solo, así como lo hacía
ella.
―Solo esta mitad―continuó―la otra podría
ser de tu verdadera madre.
―Lo lamento Al, pero creo que no sería
buena idea.
―No quiero presionarte con ese tema, sólo…
siento que ella se lo merece. No estaría
abierto al público, sería un espacio solo de
nosotros dos y algún criado de discreto que
lo esté limpiando cada cierto tiempo.
Ella suspiró―Está bien.
Él le sonrió―Gracias.
331
Iuola dio media vuelta para salir de la
estancia y se detuvo. Recordó que él no le
dejó sola ni un solo momento en cuanto supo
de sus orígenes.
―¿Quieres que te ayude?―le preguntó en voz
muy baja.
Altaír la miró profundamente y ese gesto
hizo que su corazón latiera deprisa.
―Nada me haría más feliz, Ma Pétite.
Se pasaron toda la tarde organizando el
salón e incluso tomaron la cena allí mismo,
ambos quedaron satisfechos con el
resultado.
―Era muy bella―comentó Iuola―¿Estás
seguro de que está muerta?
―No lo sé, y si no fuera así, supongo que me
entregó a la duquesa porque era un estorbo.
Iuola no le dijo nada, sentí que podía ser
hipócrita al darle palabras de aliento.
Cuando alzó la cabeza se dio cuenta que él
estaba a su lado. Le tomó la barbilla con los
dedos.
―Eres hermosa. Me considero muy
afortunado de tener una mujer como tú.
Ella lo miró, Altaír se acercó para besarla y
en ese instante escucharon los toques de la
puerta.
Su esposo maldijo en francés y ella sonrió.
―Adelante―dijo ella.
Mary ingresó a la estancia y su semblante
estaba pálido.
―Excelencia…
332
―¿Qué sucede?
―En el vestíbulo se encuentra la señorita
Caroline.
Abrió los ojos―¿Qué?
No supo en qué momento sus pies cobraron
vida, simplemente su instinto le decía que
debía llegar pronto al vestíbulo. Su amiga
estaba de pie, con la espalda recta y dos
butacas de viaje que estaban a sus costados.
Cuando esta la vio, sus ojos se llenaron de
lágrimas y Iuola la abrazó.
―Caroline…―susurró.
―Iuola…
―No puedo creerlo, no puedo creerlo.
Ambas se tomaron de las manos.
―Iuola no pude, no pude con Ethan Shaw―le
confesó.
Ella abrió los ojos―Me escapé. Tomé el
primer barco y fui a Londres; tú familia me
dijo que estabas casada y que estabas aquí.
Llegué hace quince días.
―¿Quince días? ¿Dónde estabas? No importa,
voy a ayudarte.
―Me tomé la libertad de hablar con el señor
Harris, me dijo que el señor Shaw podía ser
muchas cosas, pero jamás forzaría una dama
y me prometió hacer algo por la fábrica de
mis padres.
―Si Robert dijo eso es porque lo harás así
que no te preocupes.
333
―Hay muchas entidades que podrán
respaldarla señorita―intervino Altaír
mientras se acercaba a ellas.
―El ducado de Leithold también la
respaldará―le aseguró.
Su amiga lo miró sorprendida.
―Gracias… eh… ¿Excelencia?
―Caroline, él es Lord Altaír Bridgerton,
duque de Leithold.
―Perdóneme excelencia, por más que Iuola
me enseñara las distintas reverencias, no
pude memorizar ninguna.
Él se echó a reír y Iuola lo vio. Su risa era
fresca y agradable, las personas se sentían
cómodas con Altaír a su lado.
―No te preocupes, yo tampoco las sé. Puedes
llamarme Al o Altaír, como prefieras.
Su amiga le sonrió ampliamente.
―Gracias Al.
Una dama inglesa cualquiera jamás hubiese
accedido a tal muestra de confianza, pero
para Caroline era mucho más cómodo,
puesto que en América así eran las cosas.
―Bueno, las dejaré solas―se excusó su
esposo―Mary por favor, lleva el equipaje de
Caroline a una habitación y haz que le lleven
té al salón.
―Sí excelencia―dijo esta y ambas amigas se
abrazaron.
334
su amiga se lo tomara con calma. Sin duda, a
los americanos no les escandalizaba nada.
―Entiendo toda tu frustración y tienes todo
el derecho de estar enojada, más no de ser
cruel. Tu familia te ama con locura y les
importa un comino de quién seas hijas,
seguirás siendo su hermana. Y ya te lo dije
una vez Iuola, cuando pasó todo el drama de
Ethan Shaw: Que por más fuerte que sea tu
duelo, el mundo no se detiene por tu dolor.
Ahora estás casada, eres duquesa y tienes un
esposo joven y guapo. Tienes que mirar hacia
al frente Iuola.
Ella suspiró mientras se llevaba la taza de té
a sus labios.
―Caroline no te imaginas lo bien que me
hace que estés aquí. En ese momento sentí
que mi mundo se hacía pedazos y no te lo voy
a negar… Altaír ha sido bueno conmigo y me
ha respaldado en todas mis decisiones.
―No será difícil que te enamores de él.
―No quiero pensar en algo tan complicado
como el amor.
―Yo, en cambio, quiero entregarme a él
plenamente. El hecho de que vivieras en
Cambridge era el destino.
Iuola entrecerró los ojos.
―¿Gabriel?
―Hemos mantenido correspondencia y nos
hemos visto en estos quince días, no estaba
de acuerdo en que estuviera en una
habitación así que fui a Londres y volví.
335
―¿Y?
―Creo que he llegado a gustarle Iuola.
―Bueno, me alegro mucho por ti. Rogaré
para que todo se te dé como tú lo desees.
Mientras tanto, puedes quedarte aquí todo el
tiempo que quieras. Yo feliz.
―Gracias Iuo.
336
CAPÍTULO 32
337
Su ama de llaves le sonrió.
―Le aseguro que será un completo éxito, ya
todos están informados.
Iuola asintió―Muy bien, estaré en posición.
Mary asintió mientras le hacía una
reverencia.
338
Rose lo pensó un momento.
―Espere excelencia, su piano... ¡Ah claro! Su
piano.
Él la miró confundido―¿Sabes dónde está?
―La verdad no sé si sea el mismo, pero a mí
me pareció ver un piano cerca del lago.
Este se puso pálido―¡¿Qué demonios hace
allá?!
―No lo sé excelencia.
Altaír se encaminó al jardín. No entendía
cómo su piano había llegado hasta allá y el
culpable lo iba a pagar con creces, nadie en
su sano juicio tocaba su piano o enfrentaría
su furia.
Llegó en un santiamén al lago y la escena que
vio hizo que casi se cayera.
Su piano estaba allí, pero sostenido en una
soga que se apoyaba en la rama de un árbol
y lo sostenían aproximadamente siete
criados. Si estos soltaban la soga, de
inmediato su piano caería al agua.
―Pero ¡¿Qué demonios están haciendo?!
―les gritó este furioso.
Los criados no se inmutaron y detrás del
árbol apareció Iuola. Tenía un hermoso
vestido color lila de mangas largas y escote
de corazón, falda lisa de terciopelo con
bordado de flores al final de ésta.
Ésta alzó la barbilla y dio dos pasos hacia él,
junto a ella se encontraba Mary y ésta llevaba
un libro y un tintero con pluma en la mano.
339
―¿Qué significa todo esto?―preguntó
desconcertado.
―Ya es tiempo de que te responsabilices
Altaír―comenzó a decir su esposa―Decidí
darte este tiempo mientras colocaba un
orden a todo y está todo listo; yo tengo
obligaciones de duquesa que me suprimen y
aparte de eso están mis estudios; no me
parece justo que tú no hagas absolutamente
nada y sólo te dediques al holgazanear.
Altaír veía que su piano subía y bajaba
puesto que los criados se les dificultaban
mantenerlo arriba.
―Y con eso no estoy diciendo que lo que
haces sea una pérdida de tiempo porque no
es así, solo quiero que distribuyas tu tiempo
y te hagas cargo de lo que te corresponde.
Tienes dos secretarios que te asesorarán en
todo lo correspondiente, te aviso que si te
niegas haré que estos criados dejen caer tu
piano.
Sintió que la rabia se apoderaba de él.
―¡Yo soy el duque! ¡Les ordeno que bajen mi
piano de inmediato!
―Lo lamento excelencia―le dijo
Mary―Usted nos dejó muy claro que la única
autoridad absoluta era Lady Iuola y sólo la
obedecemos a ella.
―A parte de eso tendrás que contarme por
qué no recibiste una educación para ser
futuro duque, puesto que eran tu hermano y
340
tú, Marsias también la recibió en caso de que
Westhampton faltara alguna vez.
―Lola te lo advierto...
―Te aseguro que si no cooperas perderás tu
más preciado tesoro―le dijo mientras
sonreía―Ah y mi nombre es Iuola, gracias.
Altaír negaba con la cabeza.
―Estás loca mujer, no harás tal cosa.
―¿Ah no?―Iuola miró a Mary y ésta asintió.
Los criados de inmediato comenzaron a
bajar el piano.
―¡No! ¡No por favor!―exclamó este―Es muy
importante para mí.
Su esposa les dio una señal para que lo
subieran de nuevo.
―Supongo que accederás al trato que te
estoy ofreciendo.
Este suspiró―Te ayudaré con el título.
―No me sirve que me ayudes Altaír, necesito
que te hagas cargo porque yo no quiero
saber nada del ducado de Leithold y sus
obligaciones nunca más.
―Pero entiéndeme, yo no sé nada de eso.
―Y yo mucho menos sabía y me asesoré; por
Dios, tienes un cerebro igual que el mío por
favor úsalo.
―No es verdad, acepto que tú eres mucho
más inteligente que yo.
Iuola se echó a reír.
―De eso estamos completamente de
acuerdo, ahora quiero saberlo todo del por
qué no sabes nada.
341
Él se metió las manos en los bolsillos.
―Fui el menor de cuatro hermanos: Arthur,
Archer, Albert y yo. Arthur era el duque,
nacido para ello. Me atrevería a decir que fue
incluso mejor duque de lo que es tu
hermano, a él definitivamente le encantaba
serlo. Lo disfrutaba y era lo suficientemente
frío para tomar decisiones difíciles; creo que
todos estábamos orgullosos de él. Archer
asumió el deber del segundo hijo y cumplió a
cabalidad su carrera militar, para mí era un
héroe. Todos los que estaban bajo su mando
lo respetaban, incluso Arthur. Era una
persona que brindaba seguridad y confianza;
un líder por naturaleza. Y Albert... era el más
tranquilo de todos y asumió su
responsabilidad de clérigo con mucha
paciencia y sabiduría; siempre veía a mi
hermano leyendo o rodeándose de eruditos.
Sabía muchas cosas, era excepcional.
>>El único problema era yo. No era lo
suficientemente frío y calculador para
ayudar a Arthur, ni lo suficientemente
valiente y astuto para para seguir los pasos
de Archer y mucho menos quería esa vida
pasiva de Albert. Yo quería agrandar las
fronteras de Europa y llegar hasta América,
iba a desenterrar los tesoros de África y a
dejarme seducir por el lejano oriente;
demasiado apasionado para ser el hijo del
duque de Leithold así que cuando cumplí
dieciséis me marché de casa. Me fui de
342
polizón en un barco y llegué a Francia; pasé
por muchas cosas, pero descubrí mi
vocación: La música, e hice mi propia
fortuna, no quería que me relacionaran con
el ducado para no avergonzar a mi familia así
que tomé las primeras letras de mi nombre y
apellido y me conocían como Albrig.
>>Mi padre murió de una enfermedad que
hasta el sol de hoy no se ha descubierto qué
es y cómo se origina; al parecer es
hereditaria puesto que todos mis hermanos
murieron uno por uno y yo he sido el único
sobreviviente hasta ahora.
Él le sonrió―Quizás tarde o temprano
padezca de ella y te quedarías viuda y feliz.
Su esposa se acercó a él y le dio una bofetada.
―¿Tan poca fe me tienes?―le dijo mientras le
lanzaba una mirada asesina.
―Si llegas a tenerla, yo te curaré. Para ese
entonces tendré un antídoto.
Él la miró. Su mirada tenía mucha
determinación y él se dijo así mismo que así
sería.
―Iuola baja mi piano por favor―le pidió.
―Dame tu palabra que te harás responsable
de tus obligaciones.
Él suspiró y asintió―Te lo prometo.
Iuola se sentía un poco desdichada por todo
lo que le tocó pasar a su esposo. Por la forma
en que habló de sus hermanos, se percataba
que él los había querido mucho y quería
creer que ellos hicieron lo mismo. Hace unas
343
semanas cuando decidieron darle cristiana
sepultura a Albert Bridgerton, ella notó la
profunda tristeza de este y se quedó con él
hasta que este estuviera listo para
marcharse.
Ella miró a los criados―Pueden soltar el
piano.
Y así lo hicieron. Lo soltaron de forma literal
y este cayó al agua.
Lo siguiente que escucharon fue el chapuzón
del piano, todos abrieron los ojos y este se
iba hundiendo lentamente.
Iuola se llevó una mano a los labios.
―Ay Dios mío...―a continuación, se echó a
reír. No sabía por qué, pero en ese momento
la risa invadió su cuerpo y no podía parar.
―Tú... mocosa―empezó a decir Altaír.
―Espero, yo no...―le dijo ésta sin poder
contener la risa.
―Me las vas a pagar―le advirtió mientras se
acercaba a ella y ésta salía huyendo.
―¡Yo no tuve la culpa!―exclamó mientras
corría.
―¡Apenas te ponga las manos encima juro
que te arrepentirás!
El terreno donde se corría ella era inestable
y se tropezó con las muchas piedras que
estaban allí. Ésta se colocó boca arriba y
Altaír se colocó encima de ella sujetándole
los brazos hacia arriba.
―Me las vas a pagar Iuola...
Ésta no dejaba de reírse.
344
―Altaír espera, no te enojes.
―¡¿Qué no me enoje?! No tienes ni idea lo
importante que era ese piano para mí.
Ella dejó de reírse y le sonrió―Lo supuse, por
eso tomé el piano que estaba en la sala de
música y el tuyo lo coloqué allí; sabía que
algo podría salir mal.
Este respiraba entrecortadamente al igual
que ella.
―Debiste ver tu cara―le dijo ella―lástima
que no...
Él la besó. Y allí fue donde Iuola supo que
antes no había sido besada como Dios
manda.
Él se aprisionó de su boca ferozmente y ésta
supo que podía rendirse de inmediato;
anteriormente cuando Ethan la besaba, a ella
le gustaba, pero siempre había tenido los
pies sobre la tierra, sin embargo, ahora su
cuerpo le estaba generando un cosquilleo en
una zona que le daba vergüenza mencionar y
que provocaba en ella sensaciones jamás
conocidas.
Este se detuvo y se puso de pie.
―Iré a ver si lo que me dices es cierto―y al
decir esto se fue.
345
CAPÍTULO 33
346
quedado allí toda la tarde; incluso tomó la
cena allí.
En ese instante ella sintió un clic que abría la
puerta. Su corazón latió de prisa y cerró los
ojos de inmediato fingiendo dormir. La
puerta se cerró muy suave, pero las pisadas
pudo sentirlas. De repente sintió un peso
junto a ella.
Ésta se volteó y miró a su esposo en la
penumbra, no lo podía ver muy bien porque
la luz de la chimenea era tenue.
―¿Al?
Este se inclinó y le dio un beso en la frente y
apoyó su frente en la de ella.
―No he dejado de pensar en ti en toda la
tarde―le susurró.
Él comenzó a acariciarle el brazo. Iuola notó
que este tenía su bata y olía a jabón.
Altaír le dio un tierno beso en los labios y
posteriormente se los acarició.
―¿Las mujeres de tu familia te hablaron de lo
que pasa en las noches de bodas?―le
preguntó este sin dejar de acariciarla. Ella
asintió.
―Cuéntame Chérie ¿Qué te dijeron?
No pudo evitar recordar aquella escena tan
desagradable.
347
ha ocasionado su reciente compromiso leería
un poco.
En ese instante se escucharon los toques de la
puerta y ésta frunció el ceño.
―¿Quién es?―preguntó. Era casi media noche.
―Nosotras―respondió Aitasis.
―Pasen.
Becky, Aitasis y Georgia irrumpieron su
habitación, las tres con camisolas dispuestas a
irse a la cama.
―¿A qué se debe el honor de su visita a estas
horas de la noche?―les preguntó Iuola.
Se sentaron en la cama e hicieron un círculo
junto a ella.
―Hemos venido a hablarte de lo que pasará en
tu noche de bodas―le informó Becky.
Iuola les sonrió―Ni se molesten, ya la abuela
me explicó lo que tengo que hacer.
―¿Qué te dijo la vieja cascarrabias?―quiso
saber Aitasis mientras fruncía el ceño.
―Que en mi noche de bodas el hombre hacía
todo, yo sólo tenía que acostarme y pensar en
Inglaterra―explicó Iuola inocentemente.
El silencio que prosiguió fue abrumador y a
continuación hubo un coro de risas. Aitasis
incluso casi se cae de la cama.
―Iuola eso no es así―le preguntó
Georgia―Escucha, tú sabes que los hombres y
las mujeres somos diferentes.
―No le expliques así―le dijo Aitasis―Becky
prosigue.
348
―¿Qué prosiga qué?―dijo ésta―Te confieso
que me da un poco de pena hablarlo con Iuola.
Aitasis se echó a reír―¡Esto es el colmo! ¿Cómo
vas a sufrir de pena en algo que sabes muy
bien? Deberías hasta escribir un libro, te
apuesto a que conoces todas las posiciones del
kamasutra.
―¿Del qué?―preguntó Iuola.
―Solo he hecho cuatro―se defendió Becky.
Aitasis la miró ofendida―Todas las meretrices
de tu generación deben estar decepcionadas
de ti Rebecca.
―Ya cállense las dos―les ordenó
Georgia―Escucha Iuola, la primera vez duele
y la segunda también... la tercera no mucho,
pero duele, a partir de la cuarta comienzas a
disfrutar.
―Eso si el hombre es cuestión no es un
bruto―dijo Becky.
―Así es, él tiene que ir suave contigo y tenerte
mucha paciencia―agregó Aitasis.
Iuola cerró el libro y las miró a las tres.
―¿Son conscientes que no me han dicho nada?
Becky suspiró y le colocó la mano encima de la
de ella.
―¿Por qué no esperas a encontrar un hombre
que te ame de verdad? Así es más fácil y te
sentirás mejor.
Iuola le sonrió―Ustedes sí que son ingenuas,
atendí mil partos en Estados Unidos ¿Y en
verdad creen que yo me comí ese cuento que
la cigüeña trae a los bebes y los deja en la
349
puerta? Obviamente tengo que fingir
inocencia, pero yo sé cómo se hacen los bebés.
Todas quedaron en silencio y luego se echaron
a reír.
Altaír se estaba revolcando en la cama de la
risa cuando ella finalizó.
―Sí, cerebro de paja―le dijo ésta y él no
paraba de reír.
Este se recostó en la cabecera de la cama.
―Quisiera conocerlas un poco más, alegues
se ve que son muy divertidas.
Iuola sonrió―Son un caso perdido.
―¿Tu cuñada era una prostituta?―le
preguntó este.
―Sí y Aitasis es la hija del magistrado y fue
espía; y el esposo de mi hermana es un
terrateniente de América.
―Y tú te casaste con un bastardo disfrazado
de duque.
―Y tú también.
Él se puso de pie y le tendió la mano.
―Vamos.
―¿A dónde?―preguntó mientras le aceptaba
la mano y se ponía de pie.
―Al sótano.
Este no le soltó la mano y salieron de la
habitación.
―¿Qué haremos allí? Ya todos están
durmiendo, es madrugada.
―La noche aún es joven ma Pétite.
―Te encanta quedarte despierto hasta tarde
para no querer levantarte temprano.
350
―Insisto en que las mañanas deberían
empezar al medio día.
Iuola rodó los ojos―Estás loco.
Él se echó a reír―Pero no más que tú mi bella
flor de invierno, esa broma que me jugaste
hoy fue terrible.
Ésta sonrió―¿Me vas a negar que fue
divertido?
―Sí te lo voy a negar, casi haces que se me
salga el corazón.
Iuola se echó a reír―Debemos comprar otro
piano para la sala de música.
―¿Ves? Todo es tu culpa.
Altaír abrió la puerta del sótano y le permitió
entrar; tomó una lámpara de gas y la
encendió, no alcanzó a iluminar toda la
estancia, pero si lo suficiente.
―Acá no hace tanto frío―comentó Iuola
mientras Altaír movía la leña de la chimenea.
―Es acogedor.
Él asintió y se acercó al piano.
―¿Me acompañas?
Ella asintió mientras se sentaba junto a él en
el piano.
―¿Te gustaría escuchar la canción que
escribí hoy?―le preguntó este y ella asintió.
Altaír dejó que sus manos lo guiaran a
aquella melodía perfecta.
351
"Yo me encontré a una gitana
En el fondo de mi camino
Me dijo “Eres solo mío”
Por eso te he estado buscando
Prometí que te encontraría
Y por fin te hallé"
352
―Pensé que algún día podía usarla―le
susurró mientras la atraía hacia su cuerpo
desnudo.
―¿Ves? Fue muy útil.
Este la besó de nuevo y Iuola pensó que
podía volverse adicta a esos besos. No se dio
cuenta en qué momento él le quitó la
camisola, pero de inmediato sintió
vergüenza y no pudo evitar cubrirse los
pechos.
Él la abrazó y le acarició la espalda.
―Tranquila, eres hermosa, algún día me
encantaría verte a plena luz del día, pero yo
puedo esperar.
La tomó por la barbilla y le dio un beso fugaz.
―Me tienes a tus pies en estos momentos ¿Lo
sabías? ―ella negó con la cabeza―¿Quieres
sentir?
Ella no respondió, pero él tomó su mano y se
la colocó en su miembro viril.
―Es tuyo. Puedes hacer lo que quieras con él
amor mío.
Iuola comenzó a acariciarlo de forma muy
suave y su esposo comenzaba a respirar
entrecortadamente. Este la besó y ella no
dejó de acariciarlo.
Él se colocó arriba de ella y le abrió las
piernas, ella tuvo que obligarse a soltarlo.
―Trataré de entrar suave mi amor, de igual
forma creo que te dolerá un poco ¿Aceptas
mis disculpas por adelantado?
353
Iuola asintió, pero no tenía muy claro a qué
se refería Altaír.
Este le tocó su parte íntima con los dedos y
ella abrió los ojos como platos.
―¿Qué haces? No…
―Te irá mejor si comienzo a hacer esto.
―Es que… me da vergüenza que me toques
allí.
Sus dedos comenzaron a jugar con sus labios
y Iuola se quedó muy quieta. La descarga de
placer que le generaba esos toques era algo
sin igual. De repente el dejó de hacerlo y ella
gritó.
―¡NO!
Él se echó a reír―¿Casi alcanzas tu orgasmo
mi amor?
Ella no le respondió y cerró las piernas.
Altaír se acomodó entre sus piernas e hizo
una pequeña presión y ella sintió una
punzada de dolor que hizo que se moviera
apartándose un poco.
―Tranquila―le susurró―Ábrelas un poco
más.
Ésta respiró profundo e hizo lo que él le
pedía, cuando este lo intentó una vez más
ella sintió un dolor espantoso, pero decidió
aguantarlo, el embistió una vez más y no
pudo evitar que se le aguaran los ojos. El
dolor era muy fuerte y se sentía incómoda
teniendo algo dentro de su cuerpo; él la
abrazó.
354
―Lo haré suave mon amour.
Luego comenzó a sentir menos dolor y más
placer, pero se sentía totalmente invadida
por su esposo.
―Altaír no sé… se siente algo extraño.
Él la besó con pasión y de inmediato su
mente se puso en blanco, su cuerpo tenía
vida propia. Sintió que explotó de una vez y
su respiración estaba entrecortada.
De repente sintió un líquido caliente dentro
de ella y comenzó a respirar, no se había
percatado que estaba conteniendo la
respiración.
Él se retiró de ella y salió de la cama, Iuola
miró el cuerpo desnudo de Altaír de
espaldas. Su esposo sumergió un trapo en
una taza que tenía con agua y luego volvió
con ella.
―Abre las piernas cariño―le pidió y ella así
lo hizo. Él pasó el trapo mojado por parte
íntima y no pudo evitar alzar las caderas; el
agua la curaba, pero a la vez le ardía un poco,
era una sensación extraña. El repitió el
proceso de mojar el trapo y pasarlo
suavemente, hasta quedar satisfecho. A
continuación, volvió con ella y la atrajo hacia
a él, ésta colocó su cabeza en su pecho y
respiró profundo.
―Lo siento ma Petite―lo escuchó decir―La
primera vez no siempre es agradable y me
siento responsable por no aguantar un poco
más, pero la fricción me volvió loco.
355
Ella asintió―A mí me gustó mucho.
Él la tomó por la barbilla e hizo que lo mirara.
―Te prometo que te haré disfrutar
muchísimo, tenemos mucho tiempo.
Ella le sonrió y él le dio un pequeño beso en
los labios.
―Al―comenzó a decir ella―¿Puedo
preguntarte algo de forma confidencial?
Él asintió―Claro que sí.
Iuola suspiró y lo miró―¿Te hace familiar el
nombre "Adele Weasly"?
Él frunció el ceño―La verdad no ¿Por qué?
¿Quién es ella?
Prosiguió a contarle sin titubear desde el
primer día que conoció el barón hasta el
último día en que lo vio.
―Y la verdad me gustaría resolver todo esto
porque mi hermano y alguno de los tuyos es
sospechoso y estoy segura que el barón
querrá justicia.
―O venganza.
―En su defecto.
Altaír la miró con una ceja alzada.
―¿Te gusta ese tipo?
―Claro que no, bueno... me gustaba un poco,
pero no estoy enamorada de él ni nada por el
estilo.
―Él te propuso matrimonio.
―Y yo lo rechacé.
―Lo rechazaste porque estabas
comprometida conmigo.
356
―Lo rechacé porque así lo quise ¿A dónde
quieres llegar Altaír?
Él le acarició la barbilla―Iuola ¿Quieres mi
ayuda para resolver todo esto?
―Claro que sí.
―Bien, te ayudaré, pero no quiero que
vuelvas a hablar de esa forma tan
apasionada como hablaste de ese hombre
¿Quedó claro?
Ella frunció el ceño―¿Te has vuelto loco? Yo
no hablé de forma apasionada.
―Sí lo hiciste, y no sé, pero no me gustó.
―Altaír por favor...
―Te ayudaré ma Pétite, pero ese tipo ya
perdió su oportunidad contigo. Tú eres mía.
357
CAPÍTULO 34
358
Su hermana Georgia se había enamorado de
Robert durante su matrimonio y de repente
pensó que a ella le podía suceder lo mismo;
Altaír Bridgerton era un hombre muy
romántico, despistado con las cosas que no
eran de su interés, cínico y honesto; le
gustaba sonreír demasiado y no sólo con los
labios sino también con los ojos y con sus
gestos; era un hombre el cual podías
convertir en tu cómplice y que nunca te iba a
juzgar o al menos esa era su percepción al
ver la reacción de este a todo el problema de
sus orígenes. Era alguien admirable al
perseguir sus propios sueños sin importarle
el qué dirán, a Iuola le hacía falta aprender
más de su esposo.
Rato después llegó Rose con unas criadas y
llenaron la bañera que tenía su esposo en el
sótano de agua caliente, luego del baño,
desayunó en el piano de Altaír recordando la
canción que le había tocado anoche.
Luego de colocarse un vestido de mañana de
color blanco, mangas en globo y escote recto;
se hizo una trenza y la recogió en un espiral;
Rose le agregó pequeñas margaritas y se
colocó el collar que le había regalado
Wolfram.
Iuola salió del sótano y en el pasillo se
encontró con Mary, ésta le hizo una
reverencia.
―Buenos días su excelencia.
359
―Buenos días Mary ¿Mi esposo continúa
reunido con los secretarios?
Su ama de llaves emitió un pequeño suspiro.
―Bueno, con respecto a eso...
―¿Qué hizo?
―Los despidió.
Ésta abrió los ojos―¿Por qué hizo eso?
―No lo sé excelencia.
Iuola miró hacia el cielo pidiendo paciencia.
―¿Dónde está?
―En el estudio.
Salió disparada para este. Le había costado
mucho encontrar secretarios que le llegaran
si quiera a los tobillos de los secretarios de
Wolfram y aquellos habían llegado, como
para que viniera Altaír y los despidiese así
sin más.
Llegó en un santiamén y abrió las puertas de
par en par. Altaír se encontraba con un
montón de papeles en el escritorio y se los
estaba revisando muy atentamente.
Él alzó la cabeza y le sonrió.
―Buenos días Chérie.
Ésta cerró las puertas y entró.
―¿Por qué despediste los secretarios Altaír?
―¿Te gustó la rosa?
―Sí, por supuesto que me encantó la rosa
que yo misma mandé a que cortaran.
Él se echó a reír y se acercó a ella.
―Estás hermosa.
360
―Buen intento, pero quiero saber por qué
despediste a los secretarios. Eran muy
buenos.
Él suspiró mientras tomaba su trenza.
―Apenas empezaron a hablar me dormí.
Iuola cerró los ojos conteniendo las ganas de
reír.
―¿Por qué contrataste dos ancianos de
ochenta mil años?
―¡Porque son los mejores!
―Igual no es que sea tan difícil, solo requiere
de tiempo y paciencia―le dijo y luego
suspiró―Contrataré secretarios más
divertidos y jóvenes en los que pueda confiar
para delegarles tareas, espero no te moleste.
Iuola le sonrió―Está bien, después de todo tu
eres el duque.
Él la tomó por la cintura―Y tú, mi duquesa.
Comenzó a jugar con uno de los botones de
su camisa.
―Te iba a preguntar si alguna vez habías
venido a Cambridge.
Ésta negó con la cabeza―Conozco Londres,
Hampshire, Bristol porque mi hermano
Marsias vive allá; Cornualles por mi hermana
Georgia y fuera del país solo conocí Estados
Unidos y Edimburgo por mi hermano Uriel.
―Entonces hoy conocerás Cambridge por
mí―le dijo él mientras se acercaba a la
campana y la tocaba.
―Mandaré a que preparen el carruaje.
361
―¿Iremos ya? Debo cambiarme cambio de
ropa.
―Estás hermosa y luces fresca y natural.
En ese instante apareció Mary y le hizo una
reverencia.
―Mary, haz que por favor preparen el
carruaje. Lady Leithold y yo saldremos a
pasear.
―Sí excelencia―le dijo ésta y al decir esto se
fue.
―Por cierto ¿Y Caroline?
Iuola rodó los ojos―Está con Gabriel.
―Por lo que veo va muy en serio.
―Sólo espero que no vaya a partirle el
corazón.
362
Hasta que vio un libro de Mozart y decidió
tomarlo, pero en ese momento otra mano
también intentó alcanzarlo, ésta miró a la
persona y abrió los ojos al reconocerlo.
―¿Gabriel Derkins?
Este soltó el libro y la miró seriamente.
―Iuola Westhampton.
―¿Y Caroline?
―Me dijo que iría a tu casa por más ropa.
Ella se cruzó de brazos―¿Sí quiera tienes
intenciones de casarte con ella?
―Por supuesto que sí, ella es una dama.
―Las consecuencias serían desastrosas para
ti donde no cumplas tu palabra.
―Podríamos conseguir una licencia
especial―intervino su esposo y a
continuación le colocó una mano en la
cintura.
―Te presento a Gabriel Derkins, es el hijo del
que me enseñó medicina en Estados Unidos.
Gabriel, te presento a mi esposo el duque de
Leithold.
Ambos hombres se estrecharon las manos.
―¿Qué lo trae por Inglaterra señor Derkins?
―le preguntó Altaír
―Vine a estudiar medicina, me encuentro en
mis horas libres y quería comprar algo en
esta tienda y al parecer Lady Leithold y yo
tenemos los mismos gustos musicales.
Iuola escondió su libro―En realidad no es
para mí, es un obsequio.
363
―¿Ah sí? ¿Y para quién?―le preguntó
irónicamente Altaír.
―Para un tonto con delirios de pianista―le
respondió y luego miró a Gabriel―Te deseo
mucha suerte en tus estudios Gabriel, si
llegas a viajar a Estados Unidos salúdame a
Frederick.
―Lo haré.
―Caroline es mi amiga y odiaría verla sufrir
de nuevo. Tenemos la influencia necesaria de
conseguir una licencia especial para ustedes.
―Lo discutiré con ella.
Iuola dio media vuelta y se dirigió a donde
estaba el vendedor para pagar el libro.
―No sabía que habías estudiado en Estados
Unidos―le dijo Altaír a sus espaldas.
―Sí así es, viví un año en Estados Unidos con
mi hermana y mi cuñado; te contaré la
historia de regreso a casa.
Pagó por el libro y el vendedor le hizo el
favor de empacárselo.
―¿Para quién es ese regalo? ―insistió Altaír.
Ella se lo entregó y le dio un beso en la
mejilla.
―Para el mejor pianista.
Él lo desenvolvió y sonrió.
―Gracias, me encanta Mozart.
De repente Iuola sintió que la estaban
observando y miró en aquella dirección; la
persona en cuestión se escondió y ésta
frunció el ceño.
―¿Qué miras ma Pétite?
364
―Nada ¿Volvemos al carruaje?
Altaír frunció el ceño―¿No querías comer
algo?
―Ya no, vámonos.
Él la tomó por el brazo y la atrajo hacia él con
suavidad.
―¿Esas repentinas ganas de irte tienen que
ver con aquel tipo que nos encontramos en
la tienda?―le preguntó este seriamente.
―Claro que no ¿Por qué piensas eso?
―Tú mirada cambió, completamente.
Iuola volvió a ver en la misma dirección y si
la estaban observando.
―Hay alguien...―comenzó a decir ésta―Que
nos está viendo.
―¿Cómo?
―Hace un rato no me había percatado, pero
ahora sí, vámonos.
Altaír negó con la cabeza―Nada ni nadie nos
va a arruinar nuestro paseo Ma Pétite,
aunque no lo parezca, yo puedo protegerte.
Vamos a caminar por este parque.
La tomó la mano y la guio hacia este. Era un
parque bastante grande, muy parecido a
Hyde Park, pero había pocas personas en él.
―Altaír, a diferencia de mis cuñadas y mi
hermana yo soy una cobarde, créeme que
este tipo de "aventuras" por decirlo así
donde uno coloca en riesgo su vida, no me
gustan―le explicó mientras miraba hacia
atrás buscando indicios de la persona que la
seguía.
365
―Pero Chérie, si tú misma me dijiste que
aceptaste ayudar al barón porque estabas
harta de tu vida monótona y querías una
aventura.
―Sí, pero no este tipo de aventuras donde
podemos salir lastimados.
―¿Y es que acaso con el barón no ibas a salir
lastimada?
―¡Claro que no! Era un asunto más bien de
análisis no de riesgos.
Altaír se desvió hacia el callejón que estaba
al final del parque.
―¿A dónde vamos?
―Para mí, estabas en igualdad de condición
solo que en aquel caso te protegía tu
familia―continuó él.
Iuola vio aquel reducido callejón y trató de
zafarse de la mano de Altaír, pero este no se
lo permitió.
―¿A dónde me llevas Altaír?
―Ahora prácticamente estás sola y no te
protege nadie.
Hacía mucho tiempo que no experimentaba
el miedo, su esposo tenía otra mirada y su
expresión era maligna. Aquel brillo en sus
ojos se perdió completamente.
No pudo evitar que sus ojos se llenaran de
lágrimas.
―¿A dónde me llevas Altaír? ¡Suéltame!
Este no se lo permitió, la cargó y se la puso
en los hombros.
366
―¡¿Qué estás haciendo?! ¡Bájame! ¡Bájame
por favor!
Este se echó a reír―Hay unos tipos que
quieren verte, me dieron una buena
comisión por ti Lola.
―¿Qué tipos?
Altaír se detuvo y abrió una puerta y entró.
―¡Bájame por favor! ¡Bájame! ¡Bájame!
Este así lo hizo y Iuola comenzó a pegarle.
―¡Sácame de aquí!
La tomó por ambos brazos y alguien le vendó
los ojos; ella comenzó a respirar con
dificultad. No entendía que estaba pasando y
que le estaba haciendo Altaír y a quién la
estaba entregando.
Se percató cuando Altaír la soltó y la dejó con
aquel hombre.
―Te dije que me las ibas a pagar ma Pétite―y
al decir esto escuchó la puerta cerrarse.
―¡Altaír no! ¡No me dejes! ¡Lo siento!
El hombre le quitó la venda y Iuola dio media
vuelta. Ésta abrió los ojos al percatarse de
quién era y a continuación se puso a llorar
desconsoladamente.
Marsias le sonrió―Creo que nos pasamos un
poco con la broma.
Ésta se llevó una mano a los labios incapaz
de decir nada. Miró por encima del hombro
de su hermano y allí estaba Wolfram, Uriel y
Georgia de pie en aquella habitación solitaria
y oscura.
Marsias hizo sonar su garganta.
367
―Iuola, nosotros...
Ésta no lo dejó hablar porque lo abrazó.
―Los quiero demasiado...―susurró―los
perdono por todo y perdónenme a mí
también. Los amo mucho.
La habitación se sumergió en un silencio
abismal y escuchó suspirar a Marsias.
―Adiós al discurso que había preparado con
tanto esmero―dijo Uriel mientras se
acercaba a ella y la abrazaba.
―Los eché mucho de menos―le confesó esta.
―Y nosotros a ti cariño.
Wolfram hizo sonar su garganta.
―Me dijeron que has hecho un excelente
trabajo con el ducado.
Ésta se sopló la nariz con el pañuelo que le
tendía Marsias.
―Sí.
Se acercó a su hermano y lo abrazó.
―Nunca, nunca jamás te reprocharé por tu
trabajo Wolf, lo que haces es admirable.
Este le acarició la cabeza y la apartó un poco.
―Gracias―fue lo único que dijo.
Iuola miró a Georgia. Se encontraba en el
rincón de la estancia jugando con sus dedos,
tenía puesto un hermoso vestido azul
aguamarina, de mangas largas y escote de
corazón; su cabello estaba
escandalosamente suelto y tenía los ojos
llenos de lágrimas.
―Iuola yo quiero pedirte disculpas por todo,
yo fui la única culpable porque me negué a
368
decirte la verdad y sé que me merezco todo
tu desprecio―le dijo―pero yo te quiero
mucho, eres mi única hermana y este tiempo
que estuve sin ti, ha sido lo peor que he
podido experimentar.
Iuola asintió y se acercó a su hermana y
ambas se abrazaron.
―Perdón por pegarte. Eso estuvo muy mal de
mí parte.
Georgia asintió y la apretó un poco más.
La puerta de aquella habitación se abrió y
Altaír se recostó en la columna.
―Sus cónyuges y sus mocosos ya están de
camino a la Central Leithold―les
informó―¿Deseas algo más Westhampton?
¿Una taza de té? ¿Qué te limpie los zapatos?
Iuola no pudo evitar sonreír y su hermano se
llevó el monóculo al ojo.
―Supongo que es todo Leithold―le dijo
Wolfram.
―Menos mal, odiaría no poder
complacerte―le dijo Altaír sonriendo y a
continuación le guiñó un ojo a Iuola.
369
CAPÍTULO 35
370
―Max quiere decirte algo―le informó.
Altaír dejó de tocar y lo miró.
―Claro campeón, dime.
―Tío Al ¿Podrías por favor enseñarme a
tocar el piano?―le preguntó Max.
Este le sonrió―Claro que sí, en tu estancia
aquí te daré una hora diaria de clases en las
horas de la tarde ¿Te parece?
―¡Sí!―exclamó el niño―¡Se lo diré a Freyja!
―y al decir esto salió corriendo.
Robert se sentó junto a Altaír en el césped y
ambos comenzaron a ver el lago.
―Creo que te has percatado de lo peculiar
que es esta gente―comenzó a decirle el
americano.
Él le sonrió y colocó la guitarra a un lado.
―La verdad es que sí.
―Ellos son difíciles de tratar, pero cuando
logras que te acepten te das cuenta que son
bastante incondicionales.
―Lastimas a uno y todos te caen
encima―concluyó.
Robert asintió―El poco tiempo que has
estado con Iuola ¿Cuál es tu percepción de
ella?
―¿Iuola? Es la mujer más inteligente que he
conocido. Al verla me hace pensar que un
futuro las mujeres podrán hacer grandes
cosas.
―¿Grandes cosas como que?
―No lo sé... creo que podrán ser médicas,
participar activamente en la política o ser
371
dueñas de fábricas.
Robert se echó a reír―Creo que estás
exagerando, el hecho de que en esta familia
las mujeres sean un poco peculiares no
significa que todas sean así.
Altaír sonrió―No hay forma de saberlo.
―Tienes razón, entonces puedo afirmar que
eres feliz con Iuola.
―En realidad me ha ocasionado más dolores
de cabeza que felicidad, pero puedo vivir con
ello.
―Leithold, quiero que Iuola sea feliz, para mí
es como una hermana pequeña.
―Me pones en un aprieto Harris, porque
nunca he sido particularmente feliz. Lo único
que te puedo decir es que estoy dispuesto a
intentarlo.
―Me conformo con que lo intentes.
Ambos hombres sonrieron y miraron hacia
el lago. En ese momento se acercó Mary y les
hizo una reverencia.
―Disculpe su excelencia―comenzó a
decir―el duque de Westhampton lo solicita
en el estudio.
Altaír y Robert se miraron.
―¿Que Westhampton me solicita en mi
propio estudio?―inquirió el primero
mientras se echaba a reír―dile que yo lo
solicito acá y que más le vale que se dé prisa
o los sándwiches que preparó...―miró a
Robert―¿Cómo se llama la hermosa
pelirroja?
372
Él le sonrió―Becky.
―Eso, los Sándwiches que preparo Becky se
acabarán y que no me haga esperar, gracias.
Mary lo miró durante un momento y luego le
hizo una reverencia. Su esposa se colocó
justo al lado de la mujer.
―¿Qué sucede?―quiso saber.
―Tu adorado hermano solicita a Altaír en el
estudio―le informó Robert.
―¿Para qué?
―Quiere que me una a la cámara de lores―le
explicó su esposo―pero no pienso hablar de
algo tan aburrido con este día tan
pintoresco.
Iuola asintió―¡Marsias! ¡Wolfram citó a
Altaír en el estudio para hablar de
política!―le gritó ésta a su hermano.
Este de inmediato se puso de pie.
―Pero ¿Qué se cree Wolfram? ¡Esta no es su
casa! Lo traeré por la fuerza―y al decir esto
se fue.
―Ay Dios mío―susurró Becky.
―¡Hermosa cuida de los bebés!―Me gritó
Uriel―esto no me lo perderé por nada del
mundo―dijo mientras se iba tras de su
hermano.
―Robert ve tras ellos por favor―le pidió
Becky y él asintió colocándose de pie.
―Joder...―comenzó a decir Altaír―Lo último
que quería era que se pelearan entre
ustedes.
Robert se echó a reír―Tranquilo hombre,
373
esto es pan de todos los días cada vez que la
familia está reunida. Es casi una tradición.
Vuelvo enseguida.
Aitasis se acercó a estos―¿Por qué no lo
dejan allá adentro? De todos modos Wolf
deja relucir su ineptitud para socializar.
―Porque él debe de estar acá afuera con su
familia―le dijo Georgia―estuvimos todos
desesperados por ver a Iuola y ahora que la
tiene en frente no habla con ella.
―Wolframio tiene que aprender a que tiene
que dedicarle tiempo a la familia―añadió
Becky―acérquense ya voy a servir.
Aitasis y Georgia fueron por los más
pequeños y Altaír se puso de pie. Todos se
sentaron en la manta y Becky prosiguió a
servirles.
―Iuola nos comentó lo que sucedió con tu
madre―comenzó a decir Becky―queremos
decirte que cuentas con nuestro apoyo.
―Es más si la llegamos a ver ni le dirigiré la
palabra―le dijo Georgia.
―A mí nunca me agradó esa mujer―añadió
Aitasis.
―Gracias por ayudarnos Altaír―le dijo
Becky―aunque no tenías que hacerlo igual lo
hiciste.
―¿Ayudarlos a qué?―quiso saber Iuola.
―Estamos aquí desde hace una semana―le
explicó Georgia―y le pedimos ayuda a Altaír
para poder verte y arreglar todo esto.
Su esposa lo miró con los ojos abiertos, pero
374
no le dijo nada.
Los niños grandes se acercaron a él y se
sentaron a su alrededor.
―Tío Al ¿Puedes tocarnos una canción?―le
pidió Freyja
Este colocó su plato a un lado y tomó su
guitarra.
―Claro que sí, pero tendrán que ayudarme
con las palmas.
Todos prosiguieron a aplaudir y Altaír
comenzó a tocar los primeros acordes.
En ese momento llegó Caroline junto con
Gabriel y prosiguieron a saludar a todos.
―Tenemos un anuncio importante qué
hacer―les informó Caroline y todos los
miraron expectantes.
―Le he pedido la mano a Caroline en
matrimonio y esta ha tenido el honor de
aceptarla.
Un coro de aplausos se escuchó a
continuación y Iuola se puso de pie para
abrazar a Caroline.
―Estoy muy feliz por ti―le confesó―Muy
feliz.
―¡Gracias! ¿Puedo contar con tu influencia
para la licencia? Queremos casarnos cuanto
antes.
―¡Por supuesto!
―¡Organizaremos una boda
pequeña!―propuso Becky y todos
estuvieron de acuerdo.
375
✺
Iuola se encontraba completamente furiosa.
Había pasado una semana desde la boda de
Caroline y su familia había anunciado que
por obligaciones personales, tendrían que
irse en dos días. Con ellos se realizaron
diversas actividades como salir a montar,
salir a pescar, bailaron hasta el cansancio
con las canciones de Altaír, jugaron con los
niños y sorprendentemente Wolfram hizo
partícipe de todo eso sin rechistar. Hasta
ahora él no la había solicitado para hablar de
nada, con el único que se había reunido había
sido con su esposo y este después del
discurso de su hermano de por qué debía
unirse a la política le respondió: "Si
Westhampton, vale" y se había marchado.
Eso ocasionó que sus hermanos se rieran a
carcajadas.
“Quizás Wolf debería aprender que no puede
manejar a todo el mundo” pensó.
Altaír la había visitado dos noches seguidas.
Su esposo se había dedicado a complacerla y
darle el más absoluto placer sin recibir nada
a cambio, el decidió iluminar toda la
habitación para poder contemplarla. Ella
había sentido la necesidad de cubrirse sin
poder evitarlo, pero poco a poco fue
cediendo y no se había arrepentido. Él era
muy ágil con las manos, con la boca, con la
376
lengua... se ruborizó con solo pensar donde
había estado.
Iuola se dijo así misma que no podía ocultar
el hecho de que le gustaba su esposo y por lo
que veía su familia también le agradaba. No
sabía por qué este no se acobardaba ante
Wolfram, si porque poseían el mismo rango
o porque simplemente Altaír es inmune a
todo eso. No obstante, por más que este
había hecho de todo para hacerla sonreír,
ella estaba furiosa con él.
Se encontraba en su habitación, ya era de
noche y era la tercera vez que ella entraba a
la habitación de Altaír y este no se
encontraba, lo había mandado a buscar al
sótano, pero tampoco se encontraba allí. Él
había estado saliendo constantemente sin
decir una palabra.
Anteriormente lo hacía porque se veía con
sus hermanos, ahora ¿Qué excusa tendría?
Ella se sentó en la cama con los brazos
cruzados, tenía el cabello suelto e iba
descalza; la frustración que tenía no le
permitía sentir cuan helado tenía sus pies.
En ese momento escuchó la puerta de la
habitación de Altaír abrirse y controló el
impulso de dirigirse a la puerta que los
separaba.
Ella no podía reclamarle nada, puesto que él
era hombre y podía hacer lo que le plazca sin
darle ningún tipo de explicación, pero ella
había estado acostumbrada a ver a sus
377
hermanos presentar excusas a sus esposas y
no podía imaginarse a Robert no dándole
una explicación a Georgia.
Iuola se puso de pie decidida a cruzar aquella
puerta, pero se detuvo a mitad de camino
porque ésta se abrió y Altaír cerró la puerta.
―¿Qué haces despierta a esta hora?
Ella alzó una ceja―Estaba esperándote.
Él la miró de arriba hacia abajo y se acercó a
ella.
―Debe ser un pecado ser tan hermosa.
Él le pasó una mano por la cintura y depositó
un tierno beso en sus labios.
―Me encanta que estés esperándome.
Ella suavizó el tono de la voz―¿Dónde estaba
Al?
El comenzó a depositar besos en su cuello.
―Por allí.
―¿Por allí donde?
―Por ahí.
Iuola le colocó ambas manos en el pecho
para separarlo de ella.
―¿Te confieso algo? Estos últimos tres días
he estado incómoda porque te has
desaparecido y nunca me dices nada. Soy
consciente que no debes darme ninguna
explicación, pero...―se detuvo a suspirar.
―Quiero saber.
Él le sonrió―¿Crees que me he estado viendo
con alguna mujer?
Ella no le respondió y se limitó a traspasarlo
con la mirada. Los Westhampton creían en la
378
fidelidad dentro del matrimonio, esa
doctrina la había impuesto Wolfram.
―Puedes estar tranquila, la única mujer que
ha estado calentando mi cama eres tú.
Ella se cruzó de brazos―Quiero que me digas
a dónde fuiste.
Él suspiró, la soltó y se acostó en la cama
boca arriba.
―Es complicado.
Ella se sentó en la cama―Créeme que tengo
la capacidad de comprender la mayoría de
las cosas.
Altaír se cubrió los ojos con su mano
derecha.
―No he estado en un sitio en particular.
―¿Entonces?
―He estado siguiendo a alguien.
Iuola frunció el ceño―¿A quién?
―A monóculo loco.
Ella lo miró confusa y luego se echó a reír con
ganas.
―¿A Wolfram? ¿Por qué estás siguiendo a
Wolfram?
―Hace tres días salía del sótano a la
habitación tarde en la noche y lo vi vestido
para salir, me pareció extraño y ayer volvió a
hacer lo mismo y hoy.
―¿Y a dónde va? Que yo sepa Wolfram no
tiene amigos acá en Cambridge, y si en caso
tal de que los tenga, esas no son horas para
visitar a nadie.
―Eso mismo pensé yo ma Pétite.
379
―¿Entonces? ¿A dónde fue?
―Se ha estado viendo con una mujer.
Iuola no ocultó su asombro y no supo cuánto
tiempo duró con la boca abierta.
―¿Wolf tiene una amante?
―Debe tenerla mi amor, él no está hecho de
hierro.
―Lo siento, es que siempre veo a Wolf tan
sumergido en el ducado.
Su esposo comenzó a jugar con un mechón
de su cabello.
―Ayer estaba completamente seguro que
era su amante, primero por la hora en que la
visitó en su casa y segundo por el abrazo que
le dio ésta al verlo.
―¿Dijiste que "estabas"?
―Coloqué a un criado que lo siguiera en el
día si salía.
Iuola negó con la cabeza.
―¿Altaír por qué hiciste eso? Tú mismo lo
has dicho, es normal en los hombres buscar
esas mujeres ¿no?
―Sí, es algo totalmente normal, pero hasta
donde yo sé, Monóculo loco ha pasado los
últimos años yendo de Hampshire a Londres,
a tus hermanos los visita para fechas
especiales, pero nada más. Si yo tuviera una
amante me gustaría que estuviese disponible
para mí siempre que quisiera, honestamente
no me pinto a monóculo loco viajando de
Londres a Cambridge solo para verla a ella.
380
Ella lo pensó un momento―Quizás viajó con
él.
―Es muy poco probable por eso decidí
seguirlo, me entró la curiosidad y no
adivinas que me dijo mi espía encubierto.
Iuola se moría de ganas por saberlo, pero no
se lo demostraría.
―Por lo visto, te mueres por decirme.
Este se echó a reír―Fue a una tienda de
juguetes.
―¿A una tienda de juguetes?
―Sí, compró demasiados juguetes ¿Sabes?
Pero cuando el criado me lo dijo, pensé que
sería para sus sobrinos y no fue así. Wolfram
no les dio nada.
―¿Y entonces?
―Hoy que lo seguí, cuando se bajó del
carruaje bajó con todos esos juguetes y
cuando aquella mujer abrió la puerta adivina
¿Quién estaba con ella? Un niño.
Iuola no podía salir de su asombro.
“¿Un niño? ¿Wolf?”.
―Entonces su amante tiene un hermano
menor―concluyó Iuola.
Su esposo se echó a reír―Ma Pétite no seas
tan ingenua, parece su hijo. Logré acercarme
lo suficiente, el niño tiene una mata de
cabello negro muy interesante.
Ella se puso de pie―¿Qué insinúas Altaír?
―Baja tu pistola mi amor, no estoy
insinuando nada. Te estoy diciendo lo que vi,
siento que todo esto es muy raro.
381
―Wolfram no puede tener un hijo bast...
fuera del matrimonio Al.
―¿Por qué no? Quizás fue un descuido y él de
todos modos se está haciendo responsable.
―Pero es que no... No está bien, él es muy
responsable y si fuese ese el caso él se
casaría.
―Con una mujer de buena familia, título y lo
que sigue en esa absurda lista; Iuola
independientemente de tus orígenes y de tu
hermana, él es el duque de Westhampton y
no se puede permitir ese lujo.
―Pero...
―Ma Pétite, es mejor que nos olvidemos todo
eso ¿Quieres? Después de todo hace parte de
la vida privada de tu hermano y no tenemos
por qué interferir.
―¿Y él si puede interferir en la nuestra?
Al se encogió de hombros y no dijo nada.
Ella lo miró―Llévame allí.
Él se echó a reír―Ni lo sueñes.
―Lo harás o no dejaré que me visites y
recuerda lo que le pasó al piano, esta vez
puede ser el tuyo.
Él se sentó en la cama y le tiró una mirada
asesina.
―Iuola te lo advierto.
―Entonces me llevarás allí.
382
CAPÍTULO 36
383
color rojo lo mantenía cerrado; ella lo abrió
y frunció el ceño al ver el contenido de este.
Estaba en un idioma que desconocía, pero
alegues se notaba que eran resultados de
una investigación.
―Muy bonito ¿Ahora cómo sabré que dice
aquí?
―Me dijeron que podía encontrarte aquí.
Miró hacia dónde provenía la voz y sonrió
con los ojos. Era camelia, ella tenía un
vestido de color blanco hueso y escote de
corazón; sus guantes eran cortos y de encaje;
la falda era pomposa y tenía un tocado en la
cabeza. Lucía muy bella con aquel atuendo.
Iuola se puso de pie, pero no le dijo nada.
―¿Te molestaría mucho si en secreto te
llamo "prima"?―le preguntó.
Ambas se acercaron rápidamente y se dieron
un abrazo fuerte. A Camelia se le llenaron los
ojos de lágrimas.
―Mi Iuola, mi pequeña Iuola, no tienes ni
idea cuantas veces quise decirte toda la
verdad.
Ella no pudo evitar ponerse a llorar.
―Sé que no es fácil aceptar algo tan difícil,
pero me alegro mucho de que ya lo
sepas―continuó su prima―porque de cierta
forma podré acercarme más a ti.
Ambas se separaron y se limpiaron las
lágrimas con sus pañuelos.
―Siéntate―la invitó mientras acercaba la
silla enfrente de la de Camelia.
384
―No viajé antes porque Cameron tuvo
problemas en el trabajo y Robert le pidió que
se pusiera al frente.
―No te preocupes.
―¿Cómo estás? ¿Cómo te está tratando el
duque de Leithold? Que, por cierto, no lo he
visto.
―Sus mañanas comienzan al medio día―le
informó con hastío―al principio fue difícil,
pero ahora me siento contenta.
―¿Contenta con él?
―Sí, creo que me gusta.
Camelia alzó las cejas―No te lo puedo creer,
sí que eres rápida.
Ella le torció los ojos―Cállate.
―Primero Ethan Shaw: que no lo podías
olvidar, que eras incapaz de vivir sin él; luego
Sir Aaron con todo el embrollo de su
hermana te propuso matrimonio y lloraste
como la viuda de un ahorcado porque tuviste
que rechazarlo y ahora Leithold. Iuola estoy
dudando de tu buen juicio.
―Nunca he pensado que tenga un buen juicio
en particular.
―Con tan solo dieciocho años ya has vivido
más de tres idilios.
Ella se encogió de hombros―El de Altaír no
cuenta, puesto que estoy ligada a él hasta que
la muerte nos separe.
Su prima suspiró―Cuéntame ¿Qué te gusta
de él? Hasta donde se es despistado y tonto.
385
Iuola se echó a reír―Ya hablaremos de eso
después―ésta tomó el pequeño diario y se lo
dio―¿Sabes qué idioma es?
Ella lo tomó y abrió los ojos.
―¿De dónde lo sacaste?
―Historia larga de contar, tenemos que
ponernos al día.
―Sin duda. Esto es romaní y perteneció a mi
tía Georgiana... tu madre.
Ella aún no se acostumbraba a este hecho,
pero no quería ofender a Camelia.
―¿Qué dice?
―Pues...―empezó a decir ella―básicamente
son anotaciones de ingredientes para hacer
medicina ¿Quieres que te los pase a inglés?
―Por favor.
Ella asintió―Perfecto. Vine especialmente a
hacerte una invitación.
―¿A dónde?
―Al campamento de nuestros hermanos
gitanos.
Ella la miró sin decirle nada y Camelia
continuó.
―Supe que abrieron el campamento aquí en
Cambridge, yo de todos modos iba a ir, pero
quiero que me acompañes y conozcas de
donde vienen tus raíces.
Seguía sin poder articular una palabra. Tenía
que reconocer que eso ya no le quitaba el
sueño, pero no era algo que quería saber a
profundidad. Ni siquiera se había acercado a
386
Georgia preguntarle con sobre su madre
biológica.
―Pero si no quieres está bien, saldremos en
una hora.
Ella suspiró―No le veo nada de malo en ir,
suena bien ¿Si nos dejan entrar?
―Por supuesto.
―Bueno.
Camelia se puso de pie―Me iré a refrescar y
a cambiarme de ropa.
Esta también se puso de pie―Te acompaño a
la casa.
Ambas se dirigieron a la entrada del
invernadero.
―Luces fresca y tranquila―le dijo su
prima―Eso me alegra.
―Nada comparado con el primer día que
llegué aquí.
―Estoy segura que me divertiré mucho con
esa historia.
―Ya lo creo.
Al dirigirse a la casa, se encontraron con sus
cuñadas, su esposo y su hermana. Este
llevaba una guitarra en sus manos y venían
cantando una canción.
―¡Canta Lolita!―exclamó él.
El coro de risas que prosiguió a continuación
fue extenuante. Iuola sonrió con los ojos y no
pudo evitar decir:
―Mi nombre es Iuola, Altaír.
―Pero Lola suena lindo―dijo Becky.
387
―Su excelencia tiene una voz muy bonita―lo
alagó Camelia.
―Gracias, pero te regalo el "su excelencia"
puedes llamarme Altaír.
―O Al―añadió Aitasis.
Iuola vio a Robert a los lejos, en cuclillas
cerca de un árbol.
―¿Qué le pasa a Robert?―preguntó.
Georgia resopló―Está deprimido.
―¿Por qué?
―Porque Aitasis, Becky y Al le tienen un
apodo a Wolf y él no.
Iuola rodó los ojos―¿Es enserio?
―Le ofrecí mi ayuda porque para tu hermano
hay una lista larga de apodos―le informó
Altaír―pero no quiso.
―¿Cómo cuál?―quiso saber Aitasis.
―Cucharada de moco o paloma de convento.
Todos se echaron a reí y Iuola negó con la
cabeza sonriendo.
Georgia la miró―¿Vienes con nosotras?
―También iremos―le informó Becky
mientras señalaba a Aitasis.
―Quiero que me lean la mano―añadió
Aitasis.
―A mí también―concordó Becky.
Altaír miró a Iuola―Diviértete ma Pétite.
Ésta no le respondió, pero le sonrió.
388
Altaír les había dicho que podían tomar el
coche ducal para ir al campamento, sin
embargo, Iuola se opuso y optó por tomar un
coche normal para no llamar la atención. En
el camino Camelia y Georgia explicaron
algunas cosas del pueblo gitano, como que su
lengua materna es el romaní, un idioma
indoeuropeo surgido del sanscrito que su
grupo son los romanichels y era expertos en
el arte de la adivinación. Iuola prestó mucha
atención a cada detalle, no porque le
interesara saber de dónde venía, sino porque
le gustaba aprender cosas nuevas y no todo
estaba en los libros. Sus conocimientos del
pueblo gitano eran muy básicos, sabía
mucho más de la cultura y medicina oriental
por Aitasis.
Al llegar a las afueras de Cambridge, se
asomó por la ventana y vio carpas rojas y
azules; junto con carrozas muy coloridas,
había animales por todas partes y una gran
concentración de humo proveniente de los
alimentos recién colocados al fuego; ella
contó aproximadamente unos quince niños
dando vueltas en cada una de las carpas.
Iuola cerró la cortina y sonrió para así, el
ambiente se veía bastante agradable a su
parecer.
―Ya casi llegamos―anunció Camelia.
Georgia se frotó las manos.
―Me siento un poco nerviosa, no veo a mi
gente desde hace quince años más o menos.
389
―Tranquila, todos pensamos que se las
llevaron por la fuerza y muchos se sentían
culpables por no haber podido hacer nada.
Iuola tenía demasiadas preguntas, pero optó
por no decir nada. En su momento lo haría.
No sabía cómo sentirse al respecto, todas
estaban emocionadas con la travesía menos
ella, más bien lo que sentía era una ligera
inquietud.
En ese momento el coche se detuvo y el
cochero prosiguió a abrirles la puerta, a
continuación, los ayudó a bajar a cada una.
Aceptó la mano que le ofrecía el cochero y
bajó. Analizó de inmediato lo que veía a su
alrededor. Se veían hombres y mujeres con
pañoletas en sus cabezas trabajando
arduamente, algunos conversaban y otros
fumaban; los niños corrían por todos lados,
pero al percatarse de la presencia de ellas se
detuvieron de golpe y alertaron a los adultos.
Todas siguieron a Camelia, la cual se acercó
a una mujer mayor que tenía dos trenzas
largas y una pañoleta roja en su cabeza; su
piel era bronceada y sus ojos negros
profundos; esta llevaba puesto una falda
negra de flores blancas y el corsé era rojo con
mangas largas.
Ambas comenzaron a hablar en romaní y la
mujer de repente sonrió de manera radiante
y gritó varias frases a las personas.
390
―Camelia sino empiezas a explicarnos que
está diciendo esta mujer―comenzó a decir
Aitasis molesta―les hablaré en japonés.
―Oh lo siento muchísimo―dijo esta―Yo
tampoco los veía desde hace mucho, no se
preocupen, aquí todos hablan inglés
La mujer se acercó a Georgia.
―Te reconocería desde siempre, eres
idéntica a nuestra Georgiana ¿Eres la hija
mayor o la menor?
Su hermana le sonrió―La mayor.
―¿Y la menor?
Todas las miradas se dirigieron a Iuola y esta
inclinó la cabeza.
―¿Cómo está señora?―la saludó.
Ésta se llevó ambas manos a los labios.
―Ya eres toda una mujer.
A ella no le gustó que la tratara con tanta
confianza, pero decidió no abrir la boca.
―Jofranka, ellas dos son cuñadas de Georgia
y de Iuola―le informó Camelia mientras las
miraba―Jofranka es una de las antiguas y
mejores gitanas en el arte de la adivinación.
―Por favor pasen, todas son
bienvenidas―les dijo ella.
―Nos gustaría muchísimo que nos leyera la
mano―le dijo Becky―sino es mucha
molestia.
―Por supuesto que sí y como son de la
familia no les cobraré―le dijo la gitana
mientras les guiñaba el ojo.
391
―De igual forma queremos pagarle―insistió
Aitasis―Sabemos que ese es su trabajo.
A partir de allí todo fue asombroso. Cada una
de las personas que se encontraban allí las
saludaban, los niños brincaban alrededor de
ella y le daban a probar de platos que nunca
había visto y todos fueron muy amables con
ella.
De repente sintió que alguien cubría una
mano con la suya. Era Georgia, que la miraba
con lágrimas en los ojos.
―Esta era nuestra vida antes que nuestros
hermanos vinieran por nosotras―le
informó―no es que esté arrepentida de ese
hecho porque no es así, sólo que...
pertenecemos a ambos mundos Iuola. Es
algo que no se puede evitar.
Ella la miró y suspiró―Son personas buenas.
―Tenemos fama de estafadores, como
siempre, la maldad existe en todos los
lugares, pero tenemos buen corazón. Ahora
que lo sabes, siento que se me quitó un peso
de encima y que puedo vivir tranquila.
Su hermana sacó una moneda de su bolsito y
se la entregó.
―Aquella anciana te está llamando.
Iuola miró en dirección a donde le indicaba
su hermana y vio a la anciana sentada en una
manta, haciéndole señas con las manos para
que se acercara.
―¿Quién es?
392
―Es una adivina, muy antigua también. Al
parecer quiere decirte algo.
―¿Y para que me das esta moneda?
Su hermana le sonrió―La necesitarás―y al
decir esto se fue.
Iuola frunció el ceño y se acercó a la anciana.
―Buenas tardes señora―la saludó.
La anciana abre la mano y tiene exactamente
nueve frijoles secos en su palma.
―Coloca la moneda en mi palma―le indicó
ésta y así lo hizo Iuola. La anciana sacude
ambas manos con los frijoles y la moneda y
los arroja al suelo. Los frijoles formaron una
línea curva junto a la moneda.
―La moneda eres tú―le informó la
anciana―¿Ves ésta línea que forma junto a
ella? Está curva, eso significa que tendrás
que pasar por muchos obstáculos para ser
feliz.
La aludida alzó las cejas―Pero si yo no soy
infeliz.
―Eso dicen los frijoles y ellos jamás se
equivocan.
Ésta quería decirle que ella no creía en esas
cosas, pero decidió seguirle la corriente.
―¿Y qué se supone que son esos obstáculos?
La adivina volvió a tomar la moneda y los
frijoles e hizo el procedimiento una vez más.
Abrió los ojos como platos a ver que junto a
la moneda se formó un cuadrado.
393
―Un hombre, el cuadrado quiere decir que
es un hombre. Si fuese un triángulo, sería una
mujer.
―¿Ve algo más?
No puedo evitar preguntar, le picó la
curiosidad.
―¿Ves estos frijoles que están cerca de la
moneda? Ellos indican la fuerza del hombre.
―¿Es muy fuerte?
―Sí, pero... al parecer hay uno más fuerte que
él.
Iuola estaba completamente extasiada y
quería mucha más información, pero en ese
instante se acercó una niña a la anciana.
―¡Madre Choomia!―exclamó ésta con
lágrimas en los ojos―Es mi hermana Dika, se
está muriendo.
La anciana se puso de pie y agarró a la niña
de la mano.
―Disculpe―le dijo Iuola―¿Puedo ir con
ustedes? Quizás sirva de ayuda.
La anciana asintió y las acompañó a la carpa
donde se dirigían. De inmediato vio que todo
el pueblo se había reunido en la entrada de
la carpa, incluyendo a su hermana y sus
cuñadas.
―Despejen la entrada―ordenó la anciana
Choomia.
Una mujer mayor salió de la carpa
totalmente desesperada, Iuola dedujo que
era la madre de la niña. No entendía lo que
decía, puesto que hablaba en romaní.
394
―Entraré a verla―escuchó decir a Choomia.
―Madre Choomia―intervino Camelia―Iuola
estudió medicina en América, estoy segura
que le será útil.
Ella miró a Iuola―Nunca dejamos que
personas fuera del pueblo intervengan en
nuestros problemas. Iré yo sola.
Cuando ésta se disponía a entra, Iuola se
interpuso en su camino.
―Tiene toda la razón, pero soy mitad romaní.
Y mientras usted y yo perdemos el tiempo
hablando, esa niña se está muriendo.
Sin pedir si quiera permiso, entró a la
estancia y vio a un hombre sosteniendo la
mano de la niña, la cual no dejaba de toser.
Ella dedujo que la niña tendría
aproximadamente unos seis años y
presentaba dificultades al respirar.
Choomia entró junto con la madre de la niña,
la cual se acercó a Iuola.
―¿De verdad es usted mitad romaní?
―Sí ¿Qué síntomas presenta la niña?
―No puede respirar y tiene mucha fiebre y
escalofríos.
Se acercó a la niña y el hombre se alejó para
darle paso. La tocó en la frente y
efectivamente su fiebre era muy alta, detectó
secreción nasal.
―¿Cómo te llamas?―le preguntó a la niña.
La niña tosió―Dika.
―Cuéntame Dika ¿Te duele la garganta?
395
La niña asintió. Le tocó el cuello y detectó
que los ganglios linfáticos se habían
agrandado.
―Difteria―susurró para sí.
―¿Qué tiene mi hija?―preguntó la madre
desesperada.
―Por lo pronto le bajaré esa fiebre y le
quitaré el dolor de garganta para que pueda
respirar mejor―le informó Iuola y a
continuación dio un listado de plantas y le
pidió el favor a Becky que trajera su bolsa
con los frascos de medicina que ella había
preparado.
Iuola salió de la carpa―Escuchen todos por
favor.
Todos guardaron silencio.
―Es de vital importancia que se mantengan
alejados de la carpa, lo que tiene la Dika es
altamente infeccioso y suele mostrarse más
en la infancia. Está en la lista de las diez
enfermedades más peligrosas de estos
tiempos. Es la difteria y se caracteriza por la
aparición de falsas membranas que se
forman principalmente en las superficies
mucosas de las vías respiratorias y
digestivas superiores, pudiendo producir
obstrucción respiratoria, ocasionando
incluso la muerte por asfixia.
Todos emitieron un grito ahogado.
―¿Cómo sabemos que lo que usted dice es
verdad?―le preguntó Choomia.
396
Iuola la miró―Es su problema si eligen
creerme o no, es mi deber salvar a esta niña,
pero si ustedes no me interponen en mi
camino, morirá.
Se emitió un silencio devastador y en ese
instante Becky llegó con la bolsa y Iuola de
inmediato entró a la carpa; prosiguió a
bajarle la fiebre y darle de tomar de su
medicina especial para relajarle los
pulmones y le permitiera respirar mejor. Las
plantas llegaron treinta minutos después y
ésta prosiguió a preparar una medicina. No
sabía si podía funcionar, puesto que todavía
no había una cura para la difteria, sin
embargo, no la tenía avanzada así que podía
detenerla a tiempo.
Choomia entró a la carpa y le ayudó a
aplicarle la medicina de la fiebre y la
garganta cada cuarenta minutos. Falló dos
veces en la creación de la medicina y tuvo
que repetir el proceso de nuevo. No se dio
cuenta cuanto estaba sudando, hasta que
sintió un paño húmedo en su mejilla. Era
Choomia.
―Ley perfecta y sin error―le dijo la
anciana―Iuola. El nombre de tu hermana lo
puso tu padre, pero el tuyo fue puesto por tu
madre.
Ella siguió desmenuzando las hierbas e
hirviendo agua.
―¿Conoció a mí padre?
397
―¿Al duque de Westhampton? Lord Ian
visitó mi carpa muchas veces.
Iuola la miró―¿En serio? Venía aquí muy a
menudo.
―Él estaba enamorado de Georgiana, salvo
que ya tenía un matrimonio arreglado y no
podía escapar de él. Pese a eso tu madre
siguió amándolo y haciendo a oídos sordos
de nuestros consejos de que se alejara de un
hombre casado.
Ésta no comentó nada y siguió preparando la
medicina.
―Tu madre murió dándote a luz y sus
últimas palabras fueron: "Debe llamarse
Iuola, es una niña perfecta"
Ella se detuvo y la miró.
―¿Cómo era ella?
―Fantástica. Nunca he conocido a una
persona que tuviera un corazón más noble
que el de ella, pero tenía un carácter de los
mil demonios. Sin embargo, con Ian era muy
sumisa, se había enamorado a tal punto que
vivía y respiraba solo por él y créeme era
correspondida. A pesar de nuestras
costumbres y normas, tu padre era uno más
de nosotros. Nos ayudó muchísimo y
estamos firmemente agradecidos.
Iuola vertió el líquido en una botella de
vidrio.
―Deben darle de tomar una cucharada de
esto cada ocho horas―le informó.
398
Choomia asintió y de inmediato se escuchó
un alboroto afuera.
―Dejaré esto por si le sube la fiebre se lo
vuelve a aplicar, por lo menos está
durmiendo y no ha tosido. Es importante que
sean puntuales con esta medicina, tengo
muchas esperanzas de que se salve.
Los padres de la niña expresaron su
agradecimiento.
―Supongo que ya es de noche y debo irme,
prepararé más medicina de ésta para que se
lo den a los niños durante siete días, solo una
vez al día. Es solo para prevenir el contagio.
No dejen que nadie se acerque a la carpa y
que sus padres tomen la medicina en la
mañana y en la noche; puede que ya estén
contagiados. Permanezcan la carpa
ventilada.
Choomia asintió―Muchas gracias.
―No me lo agradezca es lo mínimo que
puedo hacer, enviaré a un criado para la
medicina.
―Muy bien―Choomia miró hacia la
carpa―Pero ¿Qué es ese alboroto?
De inmediato entró la madre de la niña.
―¡Madre Choomia! ¡Madre Choomia! ¡Es
Cam! ¡Está vivo!
Iuola no tardó en darse cuenta que se
referían al hermano de Camelia. Su primo.
―No puede ser...―susurró la anciana―las
cartas no se equivocaron...
―¡Y vino con un aristócrata!
399
Iuola atravesó a la mujer con la
mirada―¿Qué aristócrata?
―No lo sé, pero alegues se ve que es
aristócrata. Posee ropas muy finas y es rubio.
Iuola apretó los ojos. Se preguntó si el
hombre que mostraron los frijoles de la
anciana Choomia sería Sir Aaron Weasly.
400
CAPÍTULO 37
401
―Muy bien, me gustaría poder darles una
cátedra a las personas a cargo de la sanación.
Sé que les será útil a donde quiera que vayan.
Choomia sonrió―Sin duda tu hermana es la
viva imagen de Georgiana, pero tú tienes
aquella mirada con determinación que la
embargaba siempre.
Se limitó a asentir y Choomia se dirigió a la
horda que rodeaba a Cam. Suspiró y se
dirigió a donde estaba su hermana.
―¿Todo bien?―le preguntó―Es tarde y ellos
deben estar desesperados porque no hemos
llegado.
―No tengo ningún problema en marcharme
ya mismo―le dijo Iuola.
―¿Vas a saludar al barón?―le preguntó
Camelia.
―Por supuesto―respondió―No soy ninguna
maleducada.
Las tres se dirigieron a donde estaba este con
sus cuñadas y de inmediato él le hizo una
reverencia.
―Su excelencia, es un placer verla―le
dijo―veo que le ha sentado bien el
matrimonio.
Iuola alzó la barbilla―Mi esposo es un
hombre maravilloso.
Él alzó las cejas―Es bueno saberlo.
Ésta miró a sus cuñadas―¿Nos vamos?
Becky asintió―Marsias debe estar echando
humo por las orejas.
402
Iuola miró al barón―Es una pena que no
podamos quedarnos a charlar con usted
Weasly.
Él le hizo una reverencia.
―Entiendo excelencia.
Ella asintió y él se ofreció a ayudarlas a subir
al coche, en el instante en que toma la mano
de Iuola, este deposita un papel dentro de
ella y ese gesto hace que ella lo mire
interrogante. Él le guiñó el ojo, pero no le dijo
nada y Iuola entró sin más preámbulos.
Becky, Aitasis y Georgia se sentaron juntas y
no tardaron mucho en quedarse dormidas.
El camino del campamento hasta Leithold
Cottage-Wolfram le ayudó a titular la casa-
era de cuarenta minutos.
Tenía la nota en un puño y Camelia miraba
por la ventana. A continuación, decidió
abrirla.
Ven a verme mañana. Es urgente.
Junto a la nota estaba la tarjeta de visitas con
la dirección. Era una residencia de solteros.
Iuola le puso la mano a Camelia en la pierna
para atraer su atención y le dio la nota.
Su prima la miró―¿Quién te dio esto?―le
susurró.
―El barón.
Camelia alzó las cejas―¿Irás?
―No lo sé.
―No creo que sea conveniente.
Iuola la miró―¿Y si tiene más información
sobre lo que le pasó a su hermana?
403
―Eso ya no te incumbe.
―Por supuesto que me incumbe, Wolfram
está metido en todo este embrollo.
―Y tu esposo también.
Iuola suspiró―Al ya no es sospechoso,
descubrí que tiene tres hermanos mayores y
la muerte de Adele sucedió hace seis años. Él
está a cargo del ducado a partir de este año,
lo que tengo que averiguar es quién era el
duque de Leithold de ese entonces.
Camelia negó con la cabeza―Iuola todo esto
es tan raro, siento que te vas a meter en un
buen lío. Deja que él resuelva sus problemas.
―Acompáñame.
Su prima no le dijo nada y se limitó a negar
con la cabeza.
―Mañana estaré ocupada toda la mañana
despidiendo a mis hermanos, podríamos ir
en la tarde.
―No es una buena idea ¿Qué le dirás a tu
esposo?
―Que saldremos de compras.
Camelia suspiró y se limitó a seguir mirando
por la ventana.
―Mi instinto gitano nunca me falla, pero te
vas a arrepentir Iuola, eso dalo por hecho.
✺
Iuola pasó toda la mañana ocupada. Su
familia vino junta, pero se iban a ir de forma
separada a sus respectivos hogares, así que
404
tuvo que disponer de cuatro coches. Los
primeros en irse fueron Uriel y Aitasis, se
marcharon al alba puesto que el camino a
Escocia era largo y tedioso; y las niñas
estaban algo inquietas.
El segundo en irse fue Wolfram, una hora
después de haberse marchado Uriel y
Aitasis, al parecer había pasado algo en la
cámara de lores que requería de su
presencia de manera inmediata. Marsias y
Becky se fueron pisándole los talones a este,
Erling estaba insoportable y Marsias tuvo
que usar la fuerza con él; su cuñada estaba
bastante indispuesta y quería viajar cuanto
antes a pasar los malestares en su casa.
Robert y Georgia si decidieron esperar el
almuerzo y partir en la tarde, ya que no
tenían prisa por llegar a Cornualles y se
marcharon a eso de las dos de la tarde.
Iuola se encontraba en el salón principal
tomando el té con Camelia; Cam y Altaír
habían salido a escoltar el carruaje de
Georgia y Robert hasta las afueras a caballo.
―Camelia deberíamos aprovechar que ni
Cameron ni Al están en casa e ir a la casa del
barón.
Le propuso mientras comía una galleta.
Su prima se llevó la taza de té a los labios.
―Prefiero esperar a que Cameron llegue y
decirle que vamos a salir, además no quiero
dejar a mi bebé sola.
405
―No tardaremos mucho, además hay dos
niñeras que se están haciendo cargo. Si
esperamos más se hará tarde y no podremos
salir con la excusa de ir de compras.
Podemos dejarles una nota.
―Definitivamente es que eres imposible ¿No
Iuola? Te estoy diciendo que puedes meterte
en un lío.
Ésta se puso de pie―No si actuamos de prisa
¿Me vas a acompañar Camelia? ¿O voy sola?
Eso generó que ésta carraspeara y se pusiera
de pie.
―Mandaré a que preparen el carruaje ducal.
Camelia se puso las manos en jarras.
―¿Te has vuelto loca Iuola? La idea es que
nadie se entere que vamos a salir.
―Se supone que vamos de compras Camelia,
tenemos que ir en el carruaje ducal.
―¿Cómo harás con el cochero?
―No te preocupes por eso, aquí son más
fieles a mí que a Altaír.
Su prima negó con la cabeza―Te confieso
que a veces me das miedo, en serio me
atemorizas.
Antes de llegar a la residencia de solteros,
pasaron a hacer compras para justificar su
salida. Compraron juguetes para la bebé, un
sombrero nuevo para Cam y un pequeño
adorno de un piano para Al; Camelia compró
dos bonetes nuevos y Iuola unas nuevas
botas de montar.
406
El cochero se estacionó en la esquina
anterior a la residencia y este las ayudó a
bajar.
―Excelencia ¿Quieren que las
acompañe?―se ofreció.
―No es necesario Otto, no tardaremos
mucho―le dijo y ambas se dirigieron a la
residencia.
Era un edificio de cuatro pisos de ladrillo,
bastante sencillo para estar en uno de los
barrios más exclusivos de Cambridge.
Afortunadamente las calles estaban un poco
solas y solo visualizaron a dos caballeros
pasar en sus caballos.
Iuola tocó la gran puerta y abrió un hombre
mayor, bien vestido con traje negro y camisa
blanca, con la corbata del mismo color de la
camisa.
―Buenas tardes mi lady―la saludó.
―Buenas tardes―le dijo Iuola mientras le
entregaba la tarjeta de visitas.
Este les sonrió―Por supuesto pasen.
Este las guio por unas escaleras y llegaron a
un pasillo.
―Esta es la habitación, con permiso
señoritas―les dijo él mientras les hacía una
reverencia y se iba.
―No me gusta la sonrisa de aquel
hombre―confesó Iuola.
―Cree que somos cortesanas.
Ella miró a su prima con los ojos abierto de
par en par.
407
―¿Qué?
Camelia rodó los ojos―Las damas no visitan
habitaciones de hombres solteros Iuola, creo
que eso te lo inculcaron desde niña.
Ella no le respondió y se limitó a tocar la
puerta. Casi de inmediato su primo Cam la
abrió y les regaló una sonrisa.
―Pero que sorpresa ¿Acaso esto es un
encuentro familiar?―espetó―mi hermana y
mi prima, ¿Georgia vino con ustedes? Así
estaríamos la familia reunida.
Iuola era demasiado educada como para
responder ante su comentario.
―¿Ahora sí soy tu hermana Cam?―le
reclamó Camelia.
―Muévete Cam―le ordenó una voz
masculina desde allá adentro. Iuola
reconoció la voz del barón y su primo lo
obedeció.
Ellas entraron y se quedaron de pie en el
umbral. El barón se encontraba con una copa
de whiskey en la mano y la camisa con los
dos botones superiores sueltos, el cabello
despeinado e iba descalzo.
―Excelencia, señora Bright, pensé que ya no
veían―les dijo este mientras les hacía una
reverencia―Si deciden esperarme, estaré
bien presentable para ustedes.
―No se moleste, no tardaremos mucho aquí.
Así que puede ir al grano.
―Hermana tu y yo tenemos que hablar―le
dijo Cam―¿Me acompañas afuera?
408
―No voy a dejar a Iuola aquí sola.
―No te preocupes Camelia, igual no tardaré
mucho.
Su prima dudó, pero luego asintió y salió con
Cam de la estancia.
El barón se acercó al estante de licores, se
sirvió un trago y se lo bebió de golpe.
―Acompáñame―le pidió este mientras se
dirigía a una puerta.
―¿A dónde? Necesito saber qué quieres
hablar conmigo.
―Encontré el culpable que hizo que mi
hermana se suicidara.
Iuola no se inmutó, pero le sorprendió esa
confesión y decidió seguirlo. Aaron abrió la
puerta e hizo que pasara. Ella se escandalizó
al ver que era una habitación bastante
sencilla, de cama doble de madera de roble,
dos nocheros y un pequeño armario.
El barón cierra la puerta tras sí y se dirige al
armario; saca un pequeño cofre y se lo
entrega a Iuola.
―Encontré esto en la habitación de mi
hermana, bastante oculto, por cierto.
Ella tomó el cofre y lo abrió. En este había
aproximadamente unas veinte cartas. Ella
leyó el remitente y decía:
409
Todas eran dirigidas a él y a diferencia de las
de Wolfram, éstas si tenían las cartas
adentro.
―Están ordenadas cronológicamente―le
informó él.
Ella se sentó en la cama y abrió la primera:
Querido A.
Quería decirte que te extraño demasiado. Sé
que estás ocupado en tus asuntos, pero me
urge saber cuándo vendrás a hablar con mis
tíos para nuestro compromiso.
Me niego a asistir a algún evento social
porque no estás.
Te amo inmensamente, Tuya Adele.
Querido A.
He descubierto que estoy embarazada y no sé
qué hacer. No le he dicho nada a mis tíos y
andan preocupados; tengo demasiadas
náuseas y no creo poder ocultarlo por mucho
tiempo. Por favor aparece, fui a Leithold
House y tú madre me echó. Por favor, no
quiero pensar que me has abandonado. Si es
así, yo me muero.
410
Tuya Adele.
411
―¿Nunca hubo nada? Me pregunto qué haría
tu "maravilloso" esposo si se entera de que
estás aquí.
―No se enterará porque me marcharé de
inmediato.
El barón le bloqueó el paso y la empujó a la
cama; él se abalanzó sobre ella y le arrancó
tres botones del corpiño.
―¡Suéltame!―le gritó ella y este comenzó a
chupar el nacimiento de sus senos.
Él le sujetó ambas manos y Iuola forcejó con
más fuerza, pero fue inútil. De repente en
medio de la desesperación una escena cruzó
por su mente.
―Iuola besé a un hombre―le confesó Georgia.
Éstas se encontraban tomando el té en
Westhampton Room.
Iuola comenzó a toser―¿Qué?
Georgia se puso de pie―Él me besó a mí ¿De
acuerdo?
Iuola la miró divertida―¿Cómo pasó?
Ésta caminaba de un lado a otro―Me fui a la
biblioteca, estaba muy aburrida.
―Me imagino.
―Entonces estaba oscuro ¿Sabes? Y él... él
estaba allí y me besó.
Su hermana abrió los ojos.
―¿Y entonces?
―Obviamente yo le pegué un rodillazo en los
testículos.
412
Iuola nunca había pegado uno. Entonces dejó
de forcejar y le hizo creer que estaba
cediendo.
―¿Ves? Es mejor que te dejes llevar, no creo
que tu marido sea tan buen amante como yo.
Y fue allí donde le propinó el rodillazo, este
emitió un grito ahogado y salió como pudo
de la habitación. Cuando salió a la estancia
abrió la puerta y vio a Cam y a Camelia
discutir en el pasillo.
Iuola no se había percatado de las lágrimas
que tenía en su mejilla.
La pareja la vio y ambos fruncieron el ceño.
Camelia se acercó a ella.
―¿Qué te pasó Iuola? ¿Por qué...?
―¡Vámonos por favor!
En el rostro de su prima se reflejaba una
confusión aparente, pero no discutió.
―¿Qué pasó Iuola?―le preguntó Cam
―¡No me llame por mi nombre!―le gritó ésta
furiosa―¡No se lo permito!
Y ambas salieron de allí. Bajaron las
escaleras a toda prisa y no esperaron a que
el mayordomo les abriera y lo hicieron ellas
mismas. Para su sorpresa el carruaje estaba
en frente de la residencia.
El cochero bajó de inmediato.
―Excelencia...
―Yo la ayudaré a subir, vuelva a su puesto y
marchémonos de inmediato―le ordenó
Camelia.
―Es que...
413
―¡Haga lo que le digo!
―Sí señora Bright.
Camelia ayudó a Iuola a subir los escalones.
―Me estoy convenciendo a mí misma que tus
botones están rotos por otra cosa.
Cuando ambas subieron emitieron un grito.
―El verdadero problema Camelia, es como
harás para convencerme a mí.
Altaír y Cameron estaban sentados enfrente
de ellas con las fustas de sus caballos en sus
manos. El que había hablado había sido el
duque.
414
CAPÍTULO 38
415
Luego de escoltar a Georgia y a Robert junto
con los niños, Camerón y él habían decidido
dar una vuelta por Cambridge, ya que el
hombre no conocía la ciudad. Tomaron una
copa en una taberna en el centro de la ciudad
y luego decidieron volver a casa. El
americano le caía muy bien, dejaba en
evidencia que amaba su trabajo y a su
familia; y que estaba enormemente
agradecido con los Westhampton por darle a
él y a su esposa un lugar en aquella familia.
Decidieron tomar el camino largo para
pasear, cuando Altaír visualizó el carruaje
ducal.
Este frunció el ceño―¿Ese no es el carruaje
ducal?
Cameron frunció el ceño―Si tú no reconoces
tu propio carruaje, imagínate yo.
―Sí ese ese, pero qué raro, Iuola no me dijo
que saldría.
―¿Lo seguimos?
Altaír asintió y se puso en marcha. El carruaje
se adentró a uno de los barrios más exclusivos
de Cambridge y se estacionó en una esquina.
Ambos vieron como el cochero bajó y ayudó a
bajar a Iuola y a Camelia.
―¿Iuola tiene amigas aquí?―preguntó
Camerón mientras las observaban desde la
calle anterior.
―No que yo sepa.
416
Ambas mujeres caminaron y se adentraron a
un edificio. Estos bajaron de sus caballos y se
acercaron al lugar.
―Esto es una residencia de solteros―le
informó Altaír.
Cameron estaba hecho furia―¿Qué demonios
hace Camelia aquí? Voy a entrar.
Este lo detuvo―No, mejor esperemos.
―¡¿Esperar qué maldita sea?!
―Tranquilízate.
Cameron se dirigió a donde estaba el cochero
y lo hizo bajar tomándolo por la camisa. Este
lo empujó hacia la pared.
―¡¿A quién vino a ver mi mujer aquí?!―le
gritó.
―N-No lo sé señor Bright...
―¡¿Cómo que no lo sabe?!
―Bright suelta a mi cochero. La duquesa de
Leithold no tiene por qué darle explicaciones
al cochero de con quién se va a ver, es ilógico.
Este pobre hombre no sabe nada.
Después de un momento Cameron lo soltó.
―Tú no me entiendes Leithold porque no estás
enamorado de Iuola, por eso estás tan
indiferente.
Altaír lo atravesó con la mirada. No sabía si
estaba enamorado o no, sólo sabía que esa
mujer le quitaba el sueño por las noches y que
de repente cada vez que quería escribir una
canción ella estaba en sus pensamientos.
―Tienes razón, pero no por eso estoy
contento. Creo que conoces a Iuola mejor que
417
yo y no es un comportamiento normal en ella
¿no crees? Además, tú confías en tu mujer ¿no?
―Lo hago, pero vivo con la incertidumbre que
algún día me dirá que está aburrida de mí.
Altaír suspiró―¿Por qué dices eso?
―Paso la mayor parte del tiempo en la fábrica
y la dejo sola con la bebé.
El duque le puso una mano en el hombro.
―Esa mujer te ama, no lo dudes. Puedo verlo
en su mirada, estoy seguro que habrá una
explicación para esto. Entre tanto vamos a
esperarlas dentro del carruaje, si se demoran
más de cuarenta minutos, entramos.
Y efectivamente ambas salieron y abrieron el
carruaje. Como este era bastante espacioso,
ninguna se percató de la presencia de ellos.
Pero ambos escucharon como Camelia le gritó
al cochero, Altaír supuso que este intentó
advertirles que ellos se encontraban allí
dentro.
Cuando este ve el corpiño de Iuola hecho
trizas, ignoró por completo sus lágrimas. En el
nacimiento de sus senos había una marca, que
solo se hace cuando la boca succiona en esa
parte. Alguien la había besado allí. Él se dijo
así mismo que no podía perder la calma, podía
volverse loco de ira. No podía perder los
estribos, él nunca se dejaba llevar por la rabia.
Porque sabía las consecuencias que eso
traería. No cabía duda que su mujer había
estado con alguien y aunque ninguna
418
explicación lo haría cambiar de opinión, la
escucharía.
Cameron había desatado la ira contra
Camelia y esta le decía una y otra vez que
hablarían en la casa; por el contrario, Altaír
no le había dicho nada a Iuola y ésta no dejaba
de llorar en todo el camino.
419
Este vio como el ama de llaves dudaba y
luego asintió.
―Sí excelencia.
―Estaré en mi habitación.
420
sólo que necesitaba tiempo para explicárselo
con las palabras adecuadas. Él se merecía su
explicación y sus disculpas.
La puerta que comunicaba a la habitación de
Altaír se abrió de repente y eso la sobresaltó.
―Cuando termines de bañarte, vístete.
Saldremos―le informó este.
―¿A-A dónde?―su pregunta salió débil.
La mirada de Altaír era vacía.
―A ver a la amante de tu hermano―y al decir
esto se marchó cerrando la puerta tras sí.
421
CAPÍTULO 39
422
―Hemos llegado―la interrumpió este y el
carruaje se detuvo.
Su esposo bajó de inmediato y la ayudó a
bajarse, este le ofreció el brazo y avanzaron
hacia la única casa que estaba en la colina.
Era de dos pisos y se veía bastante
acogedora, tenía dos ventanas grandes en
cada costado y la puerta en el centro de ésta;
en el jardín había cualquier variedad de
flores y estaba bien cuidado.
―¿Es aquí?―le preguntó y este asintió―¿Qué
le diremos cuando nos vea?
―No lo sé, tu solo me dijiste que te trajera
aquí.
Ésta no les respondió.
“Tiene razón” pensó. Ella le había pedido de
eso, pero con tantas cosas que habían pasado
nunca se dignó a pensar que le preguntaría.
De repent se detuvo obligándolo a detenerse.
―Mejor vámonos―le pidió―La verdad si
Wolf tiene una amante o no, no debería de
ser de mi incumbencia. Es su vida.
Altaír suspiró con resignación.
―¿Estás segura?
Lo dudó, en realidad lo que le inquietaba era
el niño, pero se dijo así misma que Wolfram
sabrá cómo resolver sus problemas, ella
tenía que pensar en los suyos.
Iuola asintió y ambos se devolvieron hacia el
carruaje. En el instante en que dieron media
vuelta, se chocaron con una mujer rubia. La
noche no dejaba visualizar los rasgos de ésta,
423
pero Iuola vio que tenía los ojos azules,
llevaba un vestido color lila de mangas largas
y cuello alto; su cabello estaba recogido en
una trenza y llevaba una olla en sus manos.
Ésta la dejó caer y se derramó todo el líquido
que llevaba adentro.
Ella se llevó su mano derecha a los labios.
―¿A-A-Archer? ―susurró.
Iuola sintió como Altaír se tensaba y este se
zafó de ella y corrió hacia la mujer la cual se
había desmayado. Su esposo la cargó en
brazos.
―Debemos entrar a la casa―le dijo
Altaír―busca entre sus bolsillos la llave.
Ella asintió sin decir una palabra. No
entendía nada de lo que estaba pasando ¿Por
qué aquella mujer le había dicho "Archer" a
Altaír?
Por fin encontró una llave y se dirigió a paso
rápido a la casa, logró abrir la puerta y le
permitió a Altaír que entrara.
La casa era acogedora por dentro, había una
amplia sala con muchos muebles, un
comedor y la cocina se veía en el fondo; en la
parte centran había unas escaleras que
conducían al segundo piso, la chimenea
estaba en el ala izquierda junto con dos
sillones.
Altaír la acostó en uno de los muebles y a
continuación suspiró.
―¿Mamá?
424
Ambos dieron media vuelta y había un niño
asomado por la escalera, tenía
aproximadamente unos cinco años, su
cabello era una mata de rizos negros, sus
ojos eran azules, sus mejillas sonrosadas.
Estaba vestido con pantalones cortos de
color gris, una camisa blanca manga larga y
unos zapatos negros.
Iuola analizó al niño.
“Dios mío... es la viva imagen de Altaír” pensó
horrorizada.
―No te asustes muchacho―le dijo su
esposo―Tu mamá se desmayó y queremos
ayudarla ¿Puedes traer un poco de agua?
Este dudó―¿Cómo entraron?
―Con la llave de tu mamá―le explicó
Iuola―sé que somos unos extraños, pero de
verdad que queremos ayudarla.
El niño los miró con recelo y luego miró a su
madre y salió a buscar agua a la cocina.
Iuola miró a Altaír―¿Al por qué ella te dijo
"Archer"?
Este se sentó en un sillón y se llevó una mano
a los ojos.
―Archer es mi hermano.
Ella se sentó en frente de él.
―¿El que encontramos muerto?
―No, el militar. Éramos idénticos, Archer me
quería demasiado y yo a él.
―Al ese niño se parece mucho a ti.
Este asintió―Ya lo noté―susurró.
―¿Crees que...?
425
―No lo sé.
―Pero no entiendo ¿Qué tiene que ver
Wolfram con ellos?
La pregunta quedó en el aire porque el niño
regresó con un vaso de agua.
Iuola se acercó a Adele y le tomó el pulso.
―Está bien, el susto provocó el desmayo ¿Me
das el vaso de agua por favor?
Este se lo entregó y se acercó a su mamá.
―¿Mi mamá se murió?
―No cariño, sólo está desmayada―lo
tranquilizó Iuola, ésta le dio de beber a la
mujer y de inmediato abrió los ojos y
comenzó a toser. Iuola le tendió un pañuelo
y ésta lo recibió, a continuación, la mujer
gritó al ver a Altaír y abrazó a su hijo.
―¡Tú estás muerto!―exclamó.
Altaír se puso de pie y se acercó a ella, luego
se puso en cuclillas y sus rostros quedaron
en la misma estatura. Iuola se sintió inquieta
por la acción de este y muy dentro de ella no
le gustó.
―Mírame bien―le pidió el con un tono
suave―No tengo su lunar en la mejilla.
La mujer se reparó este hecho.
―Es verdad, pero se parece tanto a él.
Su esposo se puso de pie y se sentó en el
sillón que estaba junto a ella.
―Soy Lord Altaír Bridgerton, actual duque
de Leithold.
Ella se llevó un mano a los labios.
426
―Eres su hermano menor... él me habló
mucho de usted. Lo creía muerto o algo así.
―Es una larga historia.
Iuola se sentó en el brazo del sillón donde
estaba Altaír.
―¿Ese niño es de mi hermano?―le preguntó
él suavemente.
Ella le dio un beso a su hijo en la frente y
asintió.
―Sí.
Altaír le sonrió al niño―¿Cuál es tu
muchacho?
Este lo miró receloso y no le respondió.
―Díselo mi amor―le pidió su madre.
―Wolfry―respondió este Altaír y Iuola se
miraron, pero no le dijeron nada.
―Ella es mi esposa―le informó a Altaír.
La mujer asintió―Disculpen excelencias por
mí mala educación en no presentarme, mi
nombre es Adele Weasly.
Iuola sintió que se quedaba sin aire.
―¿A-Adele?―le preguntó mientras se
colocaba de pie―¿Adele? ¿Adele Weasly? Tú
estabas muerta...
―Le hice creer a todos que me suicidé,
porque preferí eso a caer en la desgracia.
―Dios mío... no se imagina todo lo que ha
causado por esa desfachatez―la reprendió
Iuola―¡Que egoísta!
―¡Usted no me entiende! No tenía otra
opción y no podía manchar el apellido de mi
427
familia de esa manera. Ustedes saben lo cruel
que es la aristocracia.
―Créame que lo sé perfectamente, pero para
eso está la familia ¡Y usted no confió en su
familia! Todos están agonizando un dolor
que no existe porque usted está viva, es
egoísta hasta con su hijo, privándole de estar
con su familia.
Adele se puso de pie―Lo siento, pero usted
no es nadie para meterse en mi vida.
―¡¿Qué no soy nadie?!
Altaír se puso de pie―Iuola...
―Déjame Altaír―le dijo ésta furiosa y él dio
un paso hacia atrás―¿Se le hace familiar el
nombre de "Sir Aaron Weasly"?
De inmediato colocó una expresión adusta.
―Su hermano ¿Verdad? Ha desperdiciado su
vida en hallar la razón por la cual
supuestamente se suicidó. Encontró su
diario quién sabe dónde y gracias a que yo lo
traduje, pudimos ver que dos hombres
tuvieron que ver con su "muerte", Leithold y
Westhampton; su hermano tiene tanta sed
de sangre que está dispuesto a todo por
averiguar quién de esos dos fue el
responsable ¿Y qué cree? Que él piensa que
es mi esposo, el actual duque y no Archer; y
para colmo mí hermano está envuelto en
todo esto.
―¿Su hermano?
―El duque de Westhampton es mi hermano.
Adele abrió la boca de par en par y se sentó.
428
―¿Wolfram es su hermano?
Iuola se echó a reír amargamente.
―¡Y encima lo tutea!
―¿Cómo no lo voy a tutear?―le dijo ésta
mientras se le llenaban los ojos de
lágrimas―Le coloqué a mi hijo un nombre
parecido al de él. Wolfram fue el único que
me ayudó, le debo todo a él. Todo.
El niño se acercó a su madre y la abrazó.
―¿Por qué lloras mamá?
Ella negó con la cabeza y le dio un beso en la
mejilla.
―Por nada mi amor, ve a jugar a tu cuarto.
―No.
Adele lo miró furiosa―Te estoy dando una
orden Wolfry.
Este se fue echando humo y desapareció de
la estancia.
―Supongo que no es el momento ni el lugar,
ni tampoco nos corresponde saberlo y si no
quieres contestar está bien―comenzó a
decir Altaír―¿Te convertiste en su amante?
Adele suspiró y se sonó la nariz con el
pañuelo.
―Si les soy sincera, solo veo a Wolfram una
vez al año, nuestra comunicación es por
cartas. No he sido su amante, pero la última
vez que estuvo aquí que fue hace poco. Visitó
mi cama una vez y me pidió disculpas por
eso.
429
>>La mujer que llegue a tener el corazón de
Wolfram tendrá el cielo, la luna y las
estrellas. Él es maravilloso.
―Hay algo que no cuadra aquí―le dijo
Iuola―Según su diario no eras cercana a mi
hermano, más bien nadie externo a la familia
lo es ¿Por qué decidió acudir a él? ¿Por qué
no sus tíos o su hermano?
―¿Quieren té? Es una historia muy larga.
430
CAPÍTULO 40:
Adele & Wolfram
Londres, Inglaterra
Cinco años antes.
431
que se levantara con el pie izquierdo y no
tolerara un sermón más los echaría sin
miramientos.
El carruaje se detuvo en la puerta de Leithold
House y el cochero la ayudó a bajar. Adele
miró el cielo y este amenazaba con soltar la
más terrorífica lluvia, así que subió las
escaleras a la gran puerta. La mansión era de
tres pisos, blanca, con muchas ventanas de
madera; el jardín que estaba afuera era de
tulipanes azules y le daba un toque dulce a la
mansión.
―Esta será tu casa mi amor―le dijo Adele a
su bebé mientras se acariciaba el vientre.
―Serás duque de Leithold algún día, eso te lo
prometo.
Ella tocó la puerta y al poco rato la abrió un
mayordomo.
―Buenas tardes―le dijo―Soy Adele Weasly,
hermana del barón de Weasly.
Este le hizo una reverencia―Buenas tardes
señorita Weasly ¿En qué la puedo ayudar?
―Me urge hablar con el duque de Leithold,
perdón por llegar sin una tarjeta de visita.
―Por favor pase usted, veré si el duque se
encuentra en casa.
Ésta reprimió un suspiro y entró; si el
mayordomo le decía a Archer que ella quería
verlo lo más probable es que se negara a
verla y su ida sería en vano. Necesitaba
pensar en algo más.
432
El amplio vestíbulo estaba dotado de
muebles, así que ella tomó asiento. Tenía que
pensar en qué hacer en caso de que Archer
se negara a verla ¿Armaría un escándalo?
¿Exigiría ver a la duquesa viuda? No lo sabía,
pero tenía que pensar en algo pronto.
En ese momento apareció la duquesa viuda,
vestida de color vino tinto suave, de mangas
largas y falda pomposa, llevaba el cabello
recogido en plumas negras y tenía un
paraguas en sus manos.
Ésta la miró con desdén y Adele se puso de
pie mientras le hacía una reverencia.
―Buenas tardes excelencia.
―¿Quién es usted?
―Soy Adele Weasly, hermana menor del
barón de Weasly.
La mujer colocó una expresión adusta.
―Señorita Weasly por lo que veo no tiene
ningún acompañante ¿Acaso no le enseñaron
que las señoritas en edad casadera no
pueden visitar otras cosas sin una carabina?
―Me encuentro en una situación
desesperada excelencia, tanto que olvidé por
completo las normas sociales. Me urge
hablar con el duque de Leithold.
―¿Y qué asuntos tiene usted con Leithold?
―No quisiera ofenderla excelencia, pero me
gustaría tratarlos con él personalmente ¿Se
encuentra en casa?
En ese momento llegó el mayordomo e hizo
una reverencia.
433
―Leithold no está―le dijo la duquesa, el
mayordomo se retiró de inmediato.
―Puedo esperar a que llegue, de verdad me
urge hablar con él.
―Dígame qué asuntos tiene con mi hijo.
Adele respiró profundo y se llenó de valor.
―Estoy esperando un hijo de él y quiero que
se case conmigo.
El silencio que prosiguió fue eterno. La
duquesa se acercó a ella y le dio una
bofetada; Adele no se inmutó.
―¡Es una desvergonzada! ¿En verdad cree
que voy a permitir que mi hijo se case con
usted? ¡Él ya está comprometido!
―No he escuchado de ningún compromiso,
además Archer me dijo que me amaba.
La mujer se echó a reír―¿Y usted le creyó
como una estúpida? Archer antes de ser
duque, fue militar y dejó casi un ejército de
mujeres a su paso ¿En verdad cree usted que
él la estaba tomando en serio?
Adele reprimió las ganas de llorar.
―Soy la hermana de un barón
―¿Y qué es el título de un barón al lado de un
ducado? ¡Nada! Ahora márchese y no vuelva
a molestar a Leithold.
―Puedo armar un escándalo ¿Sabe? Puedo
decirle a todo el mundo esto.
Lady Leithold le arrojó una mirada asesina
mientras sonreía.
―Hágalo, se hablará de Leithold unos días,
pero el ducado lo refugiará. En cambio,
434
usted... es mercancía de segunda y su familia
quedará arruinada en la más absoluta
desgracia, nadie invitará a ningún familiar
que tenga que ver con Weasly. La sociedad
los tachará de por vida.
Adele se dijo así misma que no podía llorar
delante de esta mujer.
―¿Con quién está comprometido Archer?
La duquesa sonrió―Con Lady Georgia
Westhampton.
Ella sintió que se le oprimía el pecho e
instintivamente se llevó las manos a su
vientre. A continuación, asintió y salió sin
decir una palabra. El mayordomo le abrió la
puerta y de inmediato las gotas de lluvia
empaparon su rostro. El coche no se veía por
ningún lado y pensó que quizás el cochero
fue a refugiarse de la lluvia.
Adele no hizo además de buscarlo y se
adentró a las calles de Londres con ese
aguacero.
Tenía que pensar que haría de ahora en
adelante, la desgracia de su familia era algo
que podía dejar que pasara. Ella estaba
convencida de que tendría un niño.
“Y él será el duque de Leithold” pensó.
No había poder humano que le quitara esa
idea de la cabeza, ella sería la madre de un
duque quieran o no. Sin embargo, estaba a
punto de caer en la desesperación.
En ese instante venía un coche que por la
neblina no se percató que ella estaba
435
cruzando la calle y Adele por instinto
retrocedió a tiempo, pero se resbaló y cayó
sentada.
El cochero frenó causando quejas en los
caballos.
―¡Señorita! ¡¿Se encuentra bien?!
Adele no le contestó y trató de ponerse de
pie, pero no pudo, eso la llenó de frustración
y golpeó el suelo con la palma de su mano.
En ese instante una mano enguantada se
asomó a su vista.
―¿Puede levantarse?―le preguntó el
hombre.
Adele lo miró y lo reconoció de inmediato.
Era el duque de Westhampton.
Ésta negó con la cabeza―Permítame―le dijo
este y la cargó en brazos. Al sombrero le caía
el agua sorprendentemente. El cochero de
inmediato abrió la puerta y él la colocó en el
coche, Adele se sentó y el duque hizo lo
mismo al frente. Este se quitó el sombrero y
lo sacudió.
Ella comenzó a temblar―¿Dónde vive
señorita? Con gusto la dejaré en su casa.
Ésta negó con la cabeza y se puso a llorar.
El cochero miró al duque y viceversa.
―¿Señorita?―insistió.
Adele se llevó ambas manos a su rostro y
negaba con la cabeza.
El duque suspiró―A Westhampton House.
El cochero asintió―Sí excelencia.
436
Adele se encontraba en una habitación muy
bonita con ropa seca y una bandeja de
comida en la cama. Ésta se dispuso de comer
sin dejar una sola migaja en la bandeja, se
preguntaba si este vestido era de Lady
Georgia Westhampton.
“La prometida de Archer” pensó con
resignación.
No podía competir con el estatus que tenía
ella, pero Adele tenía un hijo de él en su
vientre.
En ese instante una criada entró a la
habitación.
―Con permiso señorita, retiraré la
bandeja―le informó―Mi compañera la está
esperando, su excelencia la espera en el
estudio.
―¿Los hermanos del duque se encuentran
aquí?
―No señorita, ellos se marcharon a
Hampshire por la mañana.
―Entiendo.
Ésta se puso de pie y siguió a la criada.
―Mi compañera le enseñará el camino.
La criada le sonrió―Por aquí señorita.
Adele no pudo evitar preguntar:
―¿Al duque le gusta estar solo? ¿Por qué no
fue con sus hermanos a Hampshire?
―Se suponía que iba a viajar estar tarde,
pero cuando vimos, se devolvió con usted.
―Entiendo.
437
Había interrumpido el viaje del duque a
Hampshire y eso la hizo sentir culpable.
De inmediato llegaron al estudio y la criada
tocó la puerta.
―Adelante―escuchó decir.
La criada la miró―Él la está esperando.
Abrió la puerta y la cerró tras sí. El duque
tenía las manos entrelazadas en su estómago
y la miraba fijamente.
―Tome asiento―le ordenó y ella así lo hizo.
―¿Señorita Weasly? ¿No es así?
Ella asintió sin mirarlo.
―Me pareció verla en un baile una vez.
―Sí excelencia.
―Puedo preguntar ¿Qué hacía afuera sola
con esta lluvia?
Ella se pasó una mano por el cabello.
―Quería pensar que haré con mi vida de
ahora en adelante.
El duque asintió―¿Y eso no lo podía hacer
dentro de su casa frente al fuego?
―No estaba en mi casa, estaba en Leithold
House. Necesitaba hablar con el duque, pero
su madre no me permitió verlo.
Westhampton alzó las cejas―¿Y por qué la
duquesa hizo eso?
―Porque estoy esperando un hijo de él.
Adele lo miró con lágrimas en los ojos y este
no se inmutó.
―Ella me dijo que el duque estaba
comprometido con su hermana―continuó
ella.
438
Él acarició el mando de su monóculo.
―¿Eso le dijo?
Adele asintió, pero no le dijo nada.
―Mi hermana Georgia cumplirá veinticuatro
años el próximo mes y no le interesa
contraer nupcias.
―Entonces ¿Ella mintió?
―Así es.
Adele se puso de pie―Excelencia muchas
gracias por traerme, mañana a primera hora
le devolveré esta ropa. ¿Podría por favor
disponer de un coche para mí?
Él la miró―Siéntese.
Ella lo hizo sin rechistar.
―¿Qué ha pensado hacer?
―No lo sé, quisiera morirme.
El duque alzó una ceja―Que alternativa más
cobarde señorita Weasly, le ofrezco otra.
Ella lo miró sin decirle nada. Él se puso de pie
y se acercó a la ventana corriendo un poco
las cortinas. A continuación, se acercó a ella
y se sentó en el escritorio.
―Usted es hija y hermana de un barón, es
una mujer hermosa y tiene una buena
educación. No sé qué artimañas utilizó
Leithold para aprovecharse de usted, pero
usted es una dama, no es una cualquiera.
Supongo que su tía no la vigiló lo
suficientemente bien.
Adele bajó la cabeza y sollozó; él le hizo
levantar la mirada tomándola por la barbilla.
―Cásese conmigo.
439
Ésta abrió los ojos como platos.
―La duquesa viuda me tiene harto con que
busque una esposa y creo que necesito una,
solo para que me deje en paz. Nos
ayudaríamos los dos.
Adele se puso de pie y lo abrazó. El duque se
puso rígido.
―No excelencia, no acepto su propuesta.
Ésta dejó detuvo el abrazo y lo miró.
―No permitiría que se sometiera a un
matrimonio sin amor por mi culpa.
―Los duques no nos casamos por amor
señorita Weasly.
―Créame que yo pensaba así, pero me
enamoré. Amo a Archer Bridgerton y si no
tengo el amor de él, prefiero quedarme sola.
Ya pensaré en algo. Muchas gracias
excelencia, usted es muy bueno. Pero no
puedo aceptar su propuesta.
―Entonces déjeme ayudarla de alguna
forma, tengo dos hermanas y no me imagino
que suerte tuviera Leithold en estos
momentos si su blanco hubiese sido alguna
de ellas.
Adele se lo pensó en un momento.
―No lo sé.
El duque asintió―Creo que tengo una idea.
✺
―Él me ofreció este escape, para toda la
sociedad iba a estar muerta, pero no para mi
440
familia. Sin embargo, yo no lo quise así y
también para ellos aplicaba―continuó
Adele―Y aquí estoy, la verdad todos estos
años he vivido muy feliz. Cuando me enteré
que Archer murió me puse triste, pero no
dejé que eso me afectara, él no quiso saber
nada de mí, ni de Wolfry así que...
Altaír suspiró―No concibo que mi hermano
haya hecho eso, todo esto me deja muy
anonadado. Pero Adele, Wolfry es mi sobrino
reconocido o no, lo es. Y quiero hacerme
cargo de ustedes, es mi responsabilidad no
de Westhampton.
Ella lo miró, pero no le dijo nada.
―Me sorprende que una mujer tan
ambiciosa como usted haya rechazado
semejante oferta―le amonestó Iuola.
―Créame que yo también me sorprendí y a
veces me arrepiento. Yo podría haber amado
a Wolfram con mucha facilidad, supongo que
era inexperta.
―No se ofenda, pero me alegro que todo haya
resultado así―le dijo mientras se colocaba
de pie―Vamos Al.
Este se puso de pie―Le escribiré a
Westhampton Adele, quiero hacerme cargo
de ustedes dos y eres bienvenida a vivir con
nosotros en Leithold Cottage ¿Verdad Iuola?
Esta suspiró―Sí, pero debe hablar con su
hermano y decirle toda la verdad. Así dejará
en paz a mi esposo, por favor.
441
Adele bajo la cabeza―Tengo mucho miedo
de cómo podría reaccionar Aaron.
―No permitiremos que te haga daño―le
prometió Altaír.
Adele asintió y le sonrió―Muchas gracias por
ser tan comprensivos.
Iuola no le respondió y Altaír le sonrió
mientras se acercaba a ella y le daba un
besamanos.
―No puedo reparar lo que hizo mi hermano,
pero te prometo que las cosas van a cambiar.
―Gracias―le dijo ella.
―Muy bien―dijo Iuola―Hasta luego señora
Weasly.
―Hasta luego.
Ambos salieron de la casa y Altaír ayudó a
Iuola a subir al carruaje. Este dio dos puños
al techo y este se puso en marcha.
Iuola miró a su esposo―No tenías que ser tan
cariñoso con ella.
Él la miró―¿Estás celosa?
Ésta se echó a reír amargamente.
―¿Celosa? ¿Estás comparándome con esa
mujer?
―No Iuola, ella está muy por encima de ti.
Ésta le tiró una mirada asesina.
―¿Qué quieres decir con eso?
―¿Me dirás que carajos estabas haciendo en
una residencia de solteros?
Ésta se llenó de ira por la ofensa anterior.
―Cuando lo desee, lo haré.
Altaír asintió―Bien.
442
Ésta abrió la cortina y comenzó a ver por la
ventana.
443
CAPÍTULO 41
444
Rose le hizo una reverencia―Con permiso―Y
al decir esto se fue.
Iuola no perdió su tiempo preguntando por
Altaír, ya que sabía de antemano que este se
levantaba al medio día. Se dirigió al comedor
para no hacerlos esperar, su esposo era un
pésimo anfitrión, pero ella no lo era.
Al llegar, Mary la anunció en el comedor y
como requería la etiqueta, Camelia y
Cameron se colocaron de pie. Iuola permitió
que el esposo de su prima le besara la mejilla
y ésta le dio un brazo; ella se ubicó en el
centro de la mesa y todos se sentaron.
―Quiero pedirles disculpas a
ambos―comenzó a decir―Por mí culpa se
pelearon entre ustedes y no es justo.
Cameron te juro que Camelia intentó
persuadirme de las mil maneras posibles
para que no fuera, pero todo fue en vano. Lo
cierto es que no estoy arrepentida, puesto
que conozco los planes de ese hombre hacia
mi esposo.
Cameron asintió―No te preocupes, ya todo
está bien entre nosotros ¿Hablaste con
Leithold?
Ella negó con la cabeza―Aún no.
―No soy quien para meterme en sus asuntos,
pero deberías hablar con él. En su lugar
estaría volviéndome loco.
―Créeme que lo iba a hacer, pero hizo un
comentario que me hizo enojar mucho.
445
Su prima la miró―Sea lo que sea que te haya
dicho, no tienes ningún derecho de estar
enojada Iuola Alaía. Deja tu orgullo a un lado
y cuéntale todo lo que está pasando.
―Yo lo haré Camelia, pero él debe pedirme
disculpas. Eso me ofendió.
―Bueno eso ya está en ti. Cameron y yo nos
vamos hoy, viajaremos a Estados Unidos y
duraremos unos meses allá.
Iuola asintió. Lo cierto era que iba a extrañar
mucho a Camelia, sabía que no era definitivo
porque Robert necesitaba a Cameron en la
fábrica de Bristol. No obstante, tomó nota
mental para enviarle algo a Caroline.
―Por cierto ¿Dónde está Altaír? ―le
preguntó Camelia.
Ella rodó los ojos―Sus mañanas comienzan
al medio día.
Camerón sonrió―La mayoría de los
aristócratas son así.
―Lo lamento, yo crecí viendo a Wolfram
trabajar desde muy temprano.
―Por eso dije "La mayoría".
Ene se instante entraron seis criadas con
distintos platillos en las manos y se
dispusieron a servir.
―Iuola quiero que sepas que ya traduje el
diario, como ayer no te encontré dejé todo en
tu escritorio―le informó..
―¿Tiene escrito algo aparte de la
investigación?
446
―No, es netamente cosas de medicina. A
excepción de una pequeña nota en la parte
superior de cada página. Bueno... yo no diría
que es una nota más bien dos tres letras.
―¿Tres letras?
Camelia asintió―Decía: I & G.
―Mi padre se llamaba Ian.
Su prima alzó las cejas―Pensé que podría ser
"Iuola y Georgia".
Ésta bebió un sorbo de té.
―Jamás lo sabremos.
✺
El reloj marcó las tres de la tarde y Iuola
despidió a la pareja Bright junto con la bebé.
Le molestó el hecho que Altaír no saliera a
despedirse, pero lo supo ocultar muy bien.
Ahora que se había ido toda su familia, sintió
su casa grande y vacía; deducía que su
esposo se había encerrado en la sala de
música, así que no lo molestaría.
“Hablaré con él en la noche” se dijo.
Ésta fue directamente a su estudio y tomó las
hojas que había depositado Camelia allí,
junto a ella estaba el diario y decidió
guardarlo en uno de los cajones que tenía
bajo llave.
447
A continuación, fue a su habitación y le dijo a
la doncella que le colocara un vestido de
tarde y le hiciera una trenza.
Ésta se dirigió al invernadero, se sentó en el
escritorio y se dispuso a leer. De inmediato
quedó totalmente anonadada con aquella
muestra de conocimiento por parte de
Georgiana, y no sólo eso, su modo de
organizar la información. Todo estaba
dividido por capítulos, sus respectivas
fechas, razones por las cuales decidió
empezar la investigación, las distintas
pruebas realizadas, los resultados obtenidos
y las conclusiones al respecto.
De repente le entró una curiosidad por
haberla conocido, quizás no como madre,
pero si como maestra.
Iuola soltó las hojas y se llevó ambas manos.
Se sentía confundida y desconcertada con
todo lo que le estaba pasando. Si eso era vivir
una aventura, deseaba con todas sus fuerzas
volver a su vida aburrida y monótona.
En ese instante sintió unos pasos detrás de
ella. Era Mary.
―Su excelencia.
―¿Qué sucede?
―Excelencia...―comenzó a decir ésta―Las
criadas me dijeron que no habían podido
limpiar la habitación del duque porque este
se negaba a salir.
―¿Y que hay con eso?
448
―Que el duque por lo general al medio día ya
está fuera de su habitación, la criada se
preocupó porque ya es tarde y no se le ha
visto en ningún lado.
Iuola la miró―¿Cómo?
―El duque no había salido excelencia, me
tomé el atrevimiento de abrir su habitación.
Le pido disculpas de antemano, y allí no se
encontraba; su piano tampoco está en el
sótano.
Ella se puso de pie lentamente.
―¿Qué?
―Encontramos esta nota en su cama.
Iuola la recibió y la abrió de inmediato.
449
CAPÍTULO 42
París, Francia.
Dos semanas después.
Académie Royale de Musique.
450
Cottage se dio cuenta de lo enamorado que
estaba de su esposa, pero a la vez sentía rabia
y decepción porque esta lo había engañado.
Él simplemente no podía perdonar eso.
Altaír se bebió el whiskey de un solo trago y
se acercó a la mesa para llenar la copa otra
vez.
En ese instante la puerta se abrió de par en
par, él no se inmutó porque ya sabía quiénes
eran.
―Al ¿Qué pasa que no estás listo? El público
aclama por ti―le dijo Annette en francés.
Ésta la había conocido a lo largo de su
adolescencia y antes era una prostituta,
cuando Altaír comenzó a cantar este le
propuesto ser quien se encargara de
gestionar todas sus presentaciones. Era una
mujer de treinta años, cabello negro y ojos
miel.
Todos sus vestidos llevaban un escote
pronunciado y la mayoría eran rojos;
desconocía si su amiga tenía un amante
actualmente.
―¡Arrugaste el traje idiota!―exclamó Lucius
Westhampton o como lo conocían en París
Luc Deulofeutt. Altaír recordó cuando visitó
por primera vez Westhampton House y
fingieron no conocerse.
Su amigo era dueño de una boutique y una
sastrería muy famosas y exclusivas en París.
Él también había escapado de las garras de
su familia, más que todo porque quería
451
ahorrarse los señalamientos por parte de
ellos, ya que a Lucius le gustaban los
hombres. Ese hecho le importaba muy poco
y era de los que pensaba que cada quien se
libra su propio destino.
Este se acercó a él e intentó alisarle la cola
con las manos. Leithold se tomó el trago de
un sorbo.
―Estoy listo―anunció.
Annette se acercó a él y le arregló la corbata.
―Al ¿Podrías tocar algo más alegre?
―¿Para qué?
Lucius suspiró―Lo cierto es que aún no me
termino de creer lo que me dijiste de Iuola,
de seguro hay un malentendido en todo esto.
―Lo siento por ti Luc―le dijo Annette―pero
tu prima deja mucho que decir, ella no
merece a Al. Tú mismo lo has dicho, que
todos en tu familia a excepción de tu
hermana pequeña son un asco.
―Sí, pero la rama principal no es así. Ellos
todos son buenos, incluso Westhampton que
es un hielo eterno.
―Ellos no son malas personas―los defendió
Altaír.
―La mala es tú mujer―afirmó Annette.
―No quiero que la mencionen por favor―les
amonestó Altaír mientras salía de la estancia.
Sus dos amigos fueron tras él, hasta llegar al
telón.
452
―Al―comenzó a decir Annette―¿Qué harás
con la información que recolectaste de tu
madre?
―Aún me faltan pruebas.
―¿Qué harás si en verdad su último amante
la asesinó?―quiso saber Lucius.
―Hacer que pague por ello. Estoy listo.
―Al tu mascara―le recordó Annette.
―Saldré sin ella.
Sus dos amigos se miraron.
―Sabes que no es una buena idea―le recordó
Lucius―es mejor que Albrig y el duque de
Leithold sigan siendo personas distintas.
Este no les dijo nada y tomó la máscara que
simboliza la comedia de las manos de
Annette y salió.
De inmediato las luces y los aplausos
impregnaron sus sentidos. Hizo una
reverencia y se acercó a su piano, él le
acarició las teclas y el público hizo silencio.
Él dejó que sus manos lo llevaran y comenzó
a tocar.
Es tarde.
Debo decirte cuánto sufro,
Cuanto lloro.
Pensando en tu amor.
Quisiera poder decirte,
Lo mucho que te quiero.
Y que me conformo con solo mirarte.
Porque anhelando tu amor, es que he podido
vivir.
453
Repitió la estrofa una vez más y finalizó.
El público se levantó y aplaudió; miles de
rosas llenaron el escenario. Altaír se puso de
pie, hizo una reverencia y se marchó.
Al cruzar el telón, Annette se encontraba
frunciendo el ceño.
―Debiste cantar algo más alegre.
Lucius le ofreció un trago de whiskey y Altaír
se lo bebió todo.
―Lo importante es que al público le
guste―dijo Lucius.
En ese instante apareció su ayuda de cámara
de confianza. Altaír no permitía que nadie
que no conociera su identidad se acercara
dónde estaba él, eran las condiciones que
colocaba Annette.
Este le hizo una reverencia―Señor, tenemos
un problema.
―¿Qué sucede?
―A su camerino ha entrado una mujer, que
dice que quiere conocerlo y que quiere que
cene con ella en su palco privado.
Annette se acercó a Pierre.
―¡¿Qué?! ¿Cómo has dejado que una
desconocida entre a los dominios privados
de Al?
―No es mi culpa señora Annette, allí la
encontré. Al parecer tiene demasiado poder
y el dueño la ha dejado entrar.
―¡Pero qué falta de respeto!―exclamó ésta
furiosa―No me importa quien sea, yo misma
iré a sacarla.
454
―Te acompaño―le dijo Lucius.
―Esperen―les ordenó Altaír y luego miró a
Pierre―¿La mujer se ha identificado?
―Sí señor, dice ser Lola viuda de Bridgerton.
El silencio se hizo en la estancia y Altaír
taladró a Pierre con la mirada.
―¿Lola?
―Sí señor, al parecer una admiradora de su
talento.
Este miró a sus amigos y luego sonrió.
―Altaír ¿Conoces a esa mujer?―le preguntó
Annette.
―No, pero creo que me gustará
conocerla―este miró a sus amigos―No es
necesario que me acompañen, iré solo.
―Pero Al―insistió Annette―Sabes lo que
quieren de ti ese tipo de mujeres.
Él le dio la espalda―Ya lo veremos―y al decir
esto se marchó.
Este se colocó la máscara mientras se dirigía
a su camerino.
“¿Lola Viuda de Bridgerton?” Pensó.
Se dijo así mismo que no albergaría
esperanzas que fuese ella, sin embargo sería
extraño que otra mujer se llamara de esa
manera.
Él abrió la puerta y la mujer se encontraba de
espaldas. Llevaba un vestido negro el cual
dejaba ver sus hombros y parte de su
espalda; esta al sentir la puerta abrirse dio
media vuelta y lo miró. El sombrero
adornado con plumas le tapaba medio
455
rostro, tenía carmín rojo en sus labios. Se
detuvo un buen rato en el nacimiento de sus
senos, los cuales amenazaban con salirse de
aquel escote pronunciado. Ella llevaba
guantes largos de seda de color blanco.
Altaír no podía creer que Iuola estuviese
vestida de esa manera, eso le gustó, pero
también lo enojó, se preguntaba cuántos
hombres allá afuera la habían visto así.
Este cerró la puerta tras sí.
―Mi ayuda de cámara me dijo que usted
quería verme―comenzó a decir él.
―En realidad me moría de ganas por
conocerlo.
Altaír alzó una ceja, pero no le dijo nada.
―Mi nombre es Lola, enviudé hace dos
semanas.
―Supongo que no tenía en mucha estima a su
difunto marido, puesto que decidió invadir
los dominios de otro hombre.
Ella le sonrió y Altaír sintió que el bulto de
allá abajo crecía.
―Antes de morir me escribió una carta
diciendo que podía hacer lo que me plazca.
Simplemente estoy haciendo su voluntad.
Iuola abrió un abanico de color negro y
comenzó a abanicarse el pecho.
―Hace calor ¿No cree? No me molestaría
nada tomarme una copa de vino.
Altaír estaba fascinado. Se acercó
lentamente a la mesa y le sirvió una copa,
este se acercó a ella y se la dio. Los dedos de
456
ella rozaron los de él.
―¿Cenará conmigo esta noche?―le preguntó
mientras se llevaba la copa a los labios.
Él se sirvió otra copa y le indicó que se
sentara, a continuación el hizo lo mismo en
el mueble frente a ella.
―No lo haré señora Bridgerton.
―¿Quizás mañana?
―Mañana tampoco.
Ésta sonrió y se bebió la copa de vino.
―Sospecho que debajo de esa máscara se
esconde un hombre con un apetito voraz y
estoy dispuesta a pagar lo que sea por
tenerlo Albrig.
Él le sonrió―No me diga.
Ella colocó la copa en el centro de mesa y se
acercó a él. Iuola le pasó un dedo por su
torso, este bajo al estómago hasta su
miembro viril y lo acarició. Altaír contuvo un
suspiro y la miró a través de su máscara.
―Sé que no se va a resistir mucho tiempo y
no se preocupe yo lo puedo esperar. Estaré
ansiosa esperando su próxima canción, hasta
luego―y al decir esto se marchó.
Cuando ella salió Altaír soltó todo el aire que
estaba conteniendo y a continuación se quitó
la máscara.
En ese instante se echó a reír a carcajadas.
―Quiero ver que harás mi hermosa flor de
invierno. Quiero ver que harás.
457
CAPÍTULO 43
458
La pareja pasó junto a ella, pero no la vieron.
―Ya tengo preparado el disfraz de Altaír,
será un excelente vampiro.
―Y yo una hermosa vampiresa.
Iuola abrió los ojos como platos.
“¿Lucius?” pensó al verlo. La pareja
desapareció al cruzar a la derecha.
―¿Qué hace Lucius aquí?―se preguntó.
Más tarde averiguaría ese hecho, por lo
pronto se dirigió con mucha rapidez al palco.
Ésta abrió la puerta y su acompañante le
sonrió.
Adele se puso de pie―Espero haya tenido
éxito.
A los cuatro días de leer la carta de Altaír,
recibió una nota de Camelia donde le decía
que había recibido una carta de Cam, donde
le informaba que tanto él como el barón de
Weasly se marcharían a París. Iuola de
inmediato se asustó, puesto que Altaír
también se encontraba en París y de seguro
el conde estaba tramando algo. Ella no
perdió el tiempo y fue a casa de Adele Weasly
a pedirle que la acompañara a París a
solucionar todo ese embrollo de una buena
vez, esta al principio se negó, pero luego se
llenó de valor y dijo que si la acompañaría,
pero que no podía dejar a Wolfry solo, Iuola
decidió que él podía acompañarlas. Rose, su
doncella, lo cuidaría en la gran casa que
habían alquilado durante su estancia en
París, mientras ellas salían.
459
A Iuola no era que le cayera muy bien Adele,
pero debía aceptar que si no es por la astucia
de la mujer, ella jamás hubiese actuado como
actuó esa noche; Adele también había
escogido los vestidos.
―La verdad no lo sé―le dijo ella mientras se
dejaba caer en el sofá.
―¿No siguió mis indicaciones?
―Sí, hice todo como me dijiste. Me dijo que
no iría a cenar conmigo ni hoy, ni mañana y
creo que nunca.
―No espere que se la ponga fácil―le dijo esta
mientras tomaba asiento―sabía de sobra
que no lo sería.
―Lo sé.
―Aunque como te dije cuando lo
escuchamos cantar: esa canción fue hecha
para ti.
Iuola no le dijo nada y se limitó a comer una
uva de la mesa.
En ese instante apareció Altaír en el
escenario y el público aplaudió. Iuola no lo
hizo.
Este se sentó en su piano y la melodía
impregnó el escenario. Esta vez no cantó,
pero la melodía estaba llena de melancolía.
El público se levantó y aplaudió al unísono.
―Definitivamente Altaír tiene una hermosa
voz―lo halago Adele mientras aplaudía
Iuola no comentó nada al respecto.
Ésta reprimió las lágrimas. Aún albergaba
esperanzas de recuperarlo.
460
✺
461
golpes de la puerta. Este se devolvió y la
abrió; Lucius entró con dos mujeres que
llevaban cajas blancas. Altaír al verlo se dejó
caer en el mueble.
―Altaír ya tengo listo tu disfraz―le
informó―Necesito que te lo pruebes para
corregir a tiempo.
Este suspiró―¿Tiene que ser ahora?
Pierre le trajo la copa de whisky con la
botella y se la colocó en la mesa de centro.
―¿Estás bebiendo otra vez?
―Sí―le dijo mientras se bebía el trago.
―Bueno, te dejaré a mis niñas aquí, te lo
pruebas y mandas a Pierre si surge algo.
Tengo que irme a la boutique, tengo una cita
con una clienta muy importante.
―¿Esa clienta es más importante que yo?
―No, pero espero que no sea una borracha
como tú. Adiós.
Lucius cerró la puerta y Altaír miró a las
modistas de su amigo. Este se sirvió otro
trago, lo bebió y se puso de pie.
―Acabemos con esto.
✺
El lujoso carruaje que Iuola había tomado
como alquiler se estacionó en frente de la
famosa boutique de Luc Deulofeutt. A ella le
costaba creer que un hombre pudiera coser
vestidos de mujer, pero se recordó así misma
462
que se encontraba en Francia y los franceses
eran demasiado liberales. Sin duda él en
Inglaterra jamás sería aceptado.
El cochero las ayudó a bajar a ella y a Adele.
Había contratado a un detective para que
localizara a Sir Aarón, así que mientras él
hacía el trabajo, ella haría todo lo que
estuviera en sus manos para recuperar a su
esposo. Sólo había traído dos vestidos de esa
índole y necesitaba más, su ama de llaves de
la casa de Francia le había recomendado la
boutique de Luc Deulofeutt, la cual era la más
exclusiva de Francia y estaba segura que allí
encontraría vestidos extravagantes como el
de ayer.
―Muy bien ya estamos aquí―comenzó a
decir Adele―¿Cual se supone que es el Plan
B?
―Por lo pronto ya tengo toda la agenda del
itinerario de Altaír y los conciertos que dará
esta semana. Quiero abordarlo y explicarle
todo lo que pasó y rogar para que de una
oportunidad.
Adele asintió―Entiendo. Muy bien, entonces
entremos. No hay tiempo que perder.
El lugar estaba impregnado de un olor a
rosas muy exquisito, tenía dos pisos y los
vestidos que tenía en el exhibidor eran
simplemente sensacionales, el lugar estaba
atestado pero ella ya había pedido una cita
con él. Ambas se acercaron al mostrador
donde se encontraba una chica pelirroja muy
463
bella, ella se encontraba haciendo unas
anotaciones y en cuanto las vio les sonrió.
―Bienvenidas a la boutique de Luc
Deulofeutt ¿En qué les puedo ayudar?
―Tengo una cita con él―le informó Iuola.
―Permítame su nombre por favor.
Iuola miró a Adele y está asintió.
―Lola Bridgerton.
La mujer buscó en su cuaderno de
anotaciones y asintió.
―Si señora aquí está, puede pasar a la sala de
estar. El señor aún no ha llegado.
―¿Tardará mucho?
―No señora, solo fue a llevar un paquete a un
cliente y venía de inmediato.
Iuola asintió―¿Puede indicarme dónde lo
podemos esperar?
En ese momento las puertas de la boutique
se abrieron de par en par.
―Michelle ¿Mi cita ya vino?―oyó que decía
una voz masculina.
―Sí señor, acaban de llegar.
Iuola dio media vuelta y alzó las cejas. Esta
pudo ver como su primo se colocaba pálido,
él se quedó sin habla y ésta sonrió.
―Señor Luc Deulofeutt no se imagina cuanto
lo quería conocer. De verdad que necesito la
ayuda de un experto como usted―le dijo.
Él tragó saliva y asintió sin decir una
palabra.
Ella miró a Michelle―¿Puede indicarme la
sala de estar?
464
―La habitación del fondo señora.
Ella miró a su primo―¿Vamos?
Las dos no esperaron respuesta de él y se
dirigieron a la sala. Ella escuchó cuando
Lucius le ordenó a Michelle que trajera té.
Adele abrió la puerta y dejó pasar a Iuola. La
estancia consistía en un sofá grande y dos
sillones; una mesa de centro y un estante de
libros; Había una ventana con balcón en todo
el centro de la estancia.
Lucius entró y cerró la puerta.
―Siéntense por favor―les dijo este.
―Adele―le dijo Iuola―¿Puedes por favor
dejarme a solas con él señor Deulofeutt?
―Está bien, quiero ver los vestidos a ver si
me gusta alguno.
―Elige tu ajuar querida―le dijo ella
sonriendo―Es un regalo de mi parte.
Esta le sonrió―Gracias.
―Dígale a Michelle que le muestre mis telas
exclusivas y mis últimos diseños―le dijo
Lucius.
―Lo haré, gracias―y al decir esto se marchó.
Lucius suspiró―Supongo que te debo una
explicación―le dijo este mientras se sentaba
en frente de Iuola.
―No tienes por qué hacerlo la verdad, pero
sí que estoy intrigada. Lucius tienes una
doble vida, no sé si escandalizarme o
emocionarme.
Él le sonrió―No me quedó de otra cariño,
sabes lo que opinaría nuestra familia de esto.
465
Jamás lo aceptarían.
―Lo sé, por eso te admiro. Porque has tenido
la valentía que yo nunca pude tener, de irme
lejos y ejercer lo que me gusta.
Él la miró con tristeza―Lo siento mucho
cariño.
―Puedes contar conmigo querido primo,
jamás diré nada a la familia.
Él soltó todo el aire que estaba conteniendo.
―No sabes lo que significa que hagas esto
por mí cariño.
Este se puso de pie y ella también y ambos se
dieron un abrazo.
Él la soltó―Viniste aquí porque necesitas mi
ayuda ¿No es así? Dime para qué soy bueno
Iuola Alaía.
Ella suspiró y volvió a su asiento; él se sentó
a su lado. Decidió ser sincera con él y
contarle todo lo que había pasado, después
de todo confiaba en su primo y se alegraba
de tener a alguien cercano en París.
―Y por eso vine aquí, porque aunque tarde,
me di cuenta que lo amo y quiero
remediarlo.
―¡Lo sabía! Sabía que todo tenía una
explicación.
―¿Cómo así que lo sabías?
Este le hizo un gesto con la mano que decía
que no le diera importancia.
―Cariño es normal que te hayas equivocado
en controlar la situación. No se le puede
exigir mucho a una mujer de dieciocho años
466
que ha pasado la mayor parte de su vida
encerrada. No te preocupes,, yo sé cómo
ayudarte.
Ella lo miró con desolación―¿Qué quieres
decir?
―Mañana Albrig tendrá una fiesta de
disfraces.
―¿Cómo puedo obtener una invitación?
―Déjame eso a mí.
Este se puso de pie y se acercó al estante de
libros. De allí sacó un cuaderno y una pluma
con tintero, a continuación se sentó y
comenzó a rayar una hoja.
―¿Qué estás haciendo?―le preguntó Iuola
―Te haré un excelente disfraz. Detendré
todos los pedidos y colocaré a mis modistas
a trabajar en él.
Hizo unos cuantos rayones más y sonrió. Le
mostró el resultado a Iuola y está negó con la
cabeza.
―Estás loco si crees que me colocaré eso
Lucius Westhampton.
Él le sonrió con malicia―Claro que lo harás.
467
CAPÍTULO 44
468
última hora había decidido cambiar esta
última y eso le costó varias horas de estrés,
sin embargo todo había valido la pena.
La anterior decoración era bastante
tenebrosa y oscura; la actual era el paraíso.
El hogar de Adán y Eva, los primeros padres.
Lucius había mandado a colocar mucha
vegetación en las paredes y en el centro de
la estancia había un árbol de manzanas.
Admiraba de sobre manera A sus criados por
crear semejante arte allí, estaba en Francia
después de todo. Las manzanas eran el eje
central de la decoración, lo bueno era que a
Altaír le gustaban las manzanas.
Lucius se encontraba admirando su obra
maestra y en ese instante se acercó Adrien,
su mayordomo. Este era un hombre de
treinta años, ojos miel y cabello castaño.
Todos los criados de Lucius tenían que ser
guapos, porque a él no le gustaba la fealdad.
―Señor―comenzó a decir este―Ya estamos
listos. Estamos visualizando algunos
carruajes a lo lejos, será mejor que se
coloque su disfraz.
Lucius sonrió―Es hora de ser Dios y juzgar a
los mortales.
470
aquel árbol grande en el centro del salón se
dio cuenta que Lucius estaba loco de remate
y se preguntó quién en su sano juicio colocó
aquel árbol y cómo hicieron para colocarlo
allí.
―Al ¿Te estás divirtiendo?―le preguntó
Annette.
―¿No se me nota?
―¿Cómo te sientes?
Él se encogió de hombros.
―Tampoco era algo que me obsesionaba,
solo pienso que la justicia debe prevalecer
siempre y ese hombre asesinó a mi madre
debió de pagar.
―Fue un completo cobarde, asesinarla y
luego suicidarse.
―Por las cartas que leí, ese hombre estaba
obsesionado con ella.
―Esa obsesión lo llevó a cometer una locura.
Al no sé tú, pero siento que Lucius está
tramando algo.
―Si lo sé, pero antes de que se forme el
jolgorio me iré.
―Se supone que este baile es en tu honor, no
te puedes ir tan pronto ¿Por qué no
bailamos?
Él se terminó todo el trago y asintió.
―Vamos.
Él le ofreció el brazo y ambos se dirigieron al
centro de la pista. La orquesta se encontraba
tocando un reel bastante movido y los dos no
dudaron en seguirles los pasos a los demás.
471
―Al nunca me dijiste quién era aquella mujer
que se atrevió a entrar a tu camerino.
Este dio dos vueltas―No era nadie.
―Si no era nadie entonces ¿Por qué tardaste
tanto?
―Porque sí.
Este vio la cara de desconcierto de Annette,
pero no le dijo nada.
En ese instante la orquesta finalizó el reel y
comenzó un vals. Se acercó a Annette para
bailarlo, pero de repente hubo un grito de
exclamación femenino y todos miraban en
un punto en particular. Miraban hacia el
árbol.
Se escuchó la risa de Lucius desde su trono,
el cual ya no era Dios sino que tenía una
túnica negra, con un cinturón dorado y unas
alas negras.
―¿Ya se dieron cuenta de mi hermosa
creación? Mi bello Ángel, ella tiene alas
aunque ustedes no las puedan ver, pero sus
alas pertenecen al diablo y su dulce es
completamente amargo.
Annette le hizo señas a Altaír para que
mirara el árbol, allí se encontraba una mujer
desnuda sentada en las ramas. Su cabello era
rojizo y este le llegaba hasta las nalgas; ella
saltó y cayó de pie; su cuerpo lo rodeaba una
serpiente negra que él se percató que no era
real pero que engañaba a simple vista. Ella
tenía una manzana en sus manos.
―¿Qué Alma escogerá mi preciosa Eva para
472
que sea tentada por el diablo?―preguntó
Lucius.
En ese momento voces masculinas
impregnaron el aire diciendo: "Escógeme a
mí" "Estaría dispuesto a ir al infierno por ti"
y otras estupideces.
La mujer comenzó a caminar y todos se
quitaban a su paso, y fue allí donde Altaír se
percató que esta se dirigía hacia él.
―Al parecer mi hermosa dama quiere hacer
pecar a un ángel puro―añadió Lucius.
Ella llegó hasta a él y este le dio un vuelco en
el corazón al percatarse de quién era.
Ella lo rodeó con los brazos y le susurró al
oído.
―¿Quieres un mordisco?
✺
Iuola se sentía sucia.
Jamás se había sentido tan humillada en su
vida, pero se había prometido que haría
cualquier cosa para recuperar el hombre que
amaba. A pesar de que no estaba desnuda
completamente, sino que tenía una tela muy
fina del mismo color de su piel encima, no
podía evitar sentir vergüenza.
Lo primero que se le vino a la mente fue:
“Dios, por favor que mis hermanos no se
enteren de esto”.
473
No quería ni imaginar que le harían a Lucius
y a ella misma.
Altaír no le había correspondido el abrazo,
sus brazos estaban tensos a los costados de
su tronco, pero ella no se atrevió a separarse
de él.
De repente sintió estos en su cintura, ese
toque la sobresaltó. Los brazos de él fueron
subiendo lentamente hasta llegar a los
antebrazos de ella y apartarla suavemente;
tomó su brazo derecho, el cual tenía la
manzana y la miró. Ella no pudo descifrarla,
él tenía un brillo particular, pero su rostro
estaba serio.
Él bajó la cabeza y le dio un pequeño
mordisco a la manzana sin dejar de mirarla y
los invitados se enloquecieron.
Este entrelazó los dedos de él con los de ella
y la dirigió hacia las grandes escaleras.
―¡Señoras y señores tenemos un Ángel
caído!―exclamó Lucius―¡Que siga la música!
Cuando llegaron a lo último de la escalera,
este la hizo entrar a la primera habitación
que encontró, que resultó ser la biblioteca.
Era supremamente tenebrosa, los estante
poseían libros con solapas negras y había
una mesa donde colgaba un candelabro en
todo el centro de la estancia y un juego de
muebles que daba hacia la ventana; no
estaba tan iluminada y Iuola a duras penas
podía ver Altaír, el cual la había soltado y se
había dirigido a la ventana.
474
―Así que no estás desnuda―dijo finalmente
él.
Ella caminó hacia él―No. Al...
―No te me acerques.
Ella se detuvo en seco. La orden fue muy
clara, su esposo tenía las manos empuñadas
a los costados.
Él le daba la espalda y ella notó que su
cuerpo temblaba.
―¿Cómo pudiste disfrazarte de esa manera?
―Te juro que no quería hacerlo, pero Lucius
insistió y...
Altaír dio media vuelta y la miró.
―¿Fue ese infeliz? ¿Él lo coció?
Iuola comenzó a jugar con la manzana
mordida, no sabía cómo manejar la
situación.
―Sí, pero él sólo tuvo las mejores
intenciones. Yo le pedí ayuda.
Su esposo se echó a reír de mala gana.
―¡Semejante ayuda! ¿Te imaginas si alguien
se entera de quién eres en realidad? No
pasará ni media hora cuando ya
Westhampton y toda tu familia lo sepa y
estarás completamente arruinada.
Ella asintió―Bueno.
Él frunció el ceño―¿Acaso no te importa?
¿No es para ti importante el título y todas
esas fruslerías?
Iuola sintió que se le llenaban los ojos de
lágrimas.
―Ya no. Sólo me importa lo que pienses tú.
475
Él colocó una expresión seria, pero no le dijo
nada. Y ella aprovechó ese hecho para
llenarse de valor.
―Aquel día que salí con Camelia fui a ver a
Sir Aarón.
La expresión que tenía su esposo
era infernal, pero eso no la detuvo.
―Lo encontré en la comparta de los gitanos,
porque su ayuda de cámara es mi primo por
parte de Georgiana, es el hermano de
Camelia. Y allí me dijo que había averiguado
algo y que necesitaba decírmelo. Camelia me
insistió mucho que no fuera y debí hacerle
caso, pero no podía con la curiosidad.
Este se echó a reír―¿Seguro era curiosidad?
¿No era gusto?
―Te juro por la memoria de mis padres, que
no siento nada por ese tipo.
Él alzó una ceja, pero guardó silencio.
―Yo nunca había ido a una residencia de
solteros y Camelia me advirtió y yo seguí con
mi terquedad. Cuando subimos el hermano
de ella exigió hablar con ella y me dejó sola
con Sir Aarón. Él me dijo que había
descubierto todo que tú fuiste el culpable de
que su hermana se suicidara, obviamente él
no sabe lo de tus hermanos y amenazó con
hacerte mucho daño y darte por donde más
te doliera. Entonces...
A Iuola le fallaron las piernas.
―Entonces él...
Altaír se acercó lentamente a ella.
476
―Entonces ¿Qué? Iuola habla.
―Él...
―¿Te hizo algo?
Ella asintió―Intentó forzarme.
La mirada de su esposo era letal y ella tenía
un nudo en la garganta.
―Yo... le di una patada en los testículos y salí
huyendo con Camelia.
―¿Y tú primo no hizo nada?
Ella negó con la cabeza―Georgia me contó lo
malo que había sido Cam con nosotras en la
comparta, así que él es su cómplice.
Altaír asintió, pero no le dijo nada.
―Y entonces el barón está aquí en París,
Camelia me dijo que Cam le había mandado
una nota diciéndole que están en tu
búsqueda. Quieren hacerte daño y por eso
me traje a Adele conmigo para que ella sea
quien le explique todo.
―Que si quiera lo intente.
―No luches con ellos, recurramos a mí
hermano. Yo sé que Wolf nos podrá ayudar.
―¿Tan poca fe me tienes mujer? Estoy
seguro que todos ustedes están
acostumbrados a que monóculo loco les
solucione todos los problemas del mundo,
pero yo soluciono los míos.
Ella asintió―Bien.
―Te traeré algo de ropa y en ese transcurso
mataré a Lucius.
Él pasó junto a ella para dirigirse a la puerta.
―Al...
477
Él se detuvo abruptamente.
―Yo te amo.
Él silencio se hizo en la estancia y Iuola ya no
podía contener las lágrimas.
―Yo sé que tú no me amas a mí―continuó―
pero yo sí y estoy dispuesta a dejar la vida
que tengo en Inglaterta y venirme contigo a
Francia. Acompañarte en cada
presentación... yo nunca te engañé Altaír, no
sería capaz de hacer eso.
Cuando ella vio que este seguía en silencio,
prosiguió.
―Dime ¿Qué tengo que hacer para que me
perdones?
El dio media vuelta y la miró.
―Voy a solucionar el problema de tú barón
por lo pronto. Lo único que te voy a decir es
que lo voy a pensar así que no te hagas
ilusiones―y al decir esto se fue.
Iuola se sentó en la gran mesa y apoyó su
cabeza en sus manos para colocarse a llorar.
✺
Altaír cerró la puerta tras sí y colocó su
espalda en ella. A continuación cerró los
ojos.
“Tienes que calmarte” pensó.
Él se conocía, cuando la rabia y la
desesperación dominaban su cabeza lo
cegaban completamente. Primero buscaría
478
ropa para Iuola y luego cuando se acabara el
absurdo baile, mataría a Lucius. Se dirigió a
las grandes escaleras y en las columnas de
estas se encontraba un hombre disfrazado
de demonio.
―Lord Altaír Bridgerton, Duque de Leithold.
Este lo miró. El hombre tenía un pantalón
negro, con una camisa roja y llevaba puesta
una capa de cuello alto negra. Los cuernos
sobresalían de su cabeza y eran de color
rojo.
―Creo que me lleva ventaja señor―comenzó
a decir este―porque no sé quién es usted.
―No se imagina como lo he estado
buscando―le dijo el hombre al acercarse
lentamente a él―Soy el barón de Weasly.
Los ojos azules de aquel hombre tenían un
brillo letal, pero no eran nada comparados
con los opacos de Altaír. Sintió como su
cerebro dejó de funcionar y la vista se le
nubló por completo.
Altaír arrojó a Aarón por las escaleras y este
rodó por ellas; los invitados gritaron y lo
fueron a auxiliar cuando cayó al suelo.
Leithold bajó las escaleras rápidamente y los
invitados al ver su rostro letal se apartaron;
este tomó al barón por la camisa e hizo que
se levantara y le dio un puñetazo; el barón
volvió a caer al suelo y en ese instante viene
un hombre moreno y empuja a Altaír, este le
correspondió con un gancho de derecha y lo
arrojó al suelo. Altaír comenzó a darle
479
patadas a este.
―¡Altaír!―exclamó Annette mientras se
acercaba a este―¡¿Qué estás haciendo?!
Lucius impidió que esta se acercara mucho y
él se acercó a Altaír y este lo empujó.
―No te metas―le ordenó.
Lucius se apartó desconcertado.
―¡Haz algo!―le exigió esta.
―Tiene esa mirada en sus ojos, no podemos
hacer nada.
―Debemos detenerlo Lucius.
Este vio como el hombre disfrazado de
demonio sacaba un arma y apuntaba hacia
él.
―¡Altaír cuidado!―oyó que exclamaba Iuola
y en ese momento se escucharon dos
disparos. La estancia quedó en el más
absoluto silencio.
Un cuerpo femenino cayó al suelo y fue allí
donde Altaír despertó.
―¡ADELE!―Oyó que exclamaba Iuola. Esta se
había recibido los dos disparos.
Altaír le sostuvo la cabeza―Adele ¿Me
oyes?―esta asintió―no te preocupes, todo va
a salir bien.
Iuola bajo las escaleras a toda velocidad.
―¡No se amontonen alrededor! Lucius
necesito paños y agua ¡Ya!
Ella se acercó rápidamente a ella.
―No te preocupes Adele, yo estoy aquí ―la
tranquilizó.
―¿Quieres que la mueva a un sofá?―le
480
preguntó Altaír.
―No, no hay tiempo ¡Necesito tijeras!
―¿Le sirve esta navaja?―preguntó un
invitado y Iuola asintió aceptándola.
―Voy a cortarle el vestido―informó.
―Annette saca a todos los invitados―le
ordenó Altaír y está asintió y se puso manos
a la obra.
Un criado trajo un recipiente grande con
agua y otro los paños.
―¿Que más necesitas?―quiso saber Lucius.
―En mi habitación hay un bolso pequeño,
negro dentro de una de las mesas de noche.
Tráelo.
―Ya escucharon―le ordenó este a los criados
y estos fueron corriendo.
Ella terminó por fin de cortar el vestido de
Adele y allí estaban las dos balas. De
inmediato tomó los paños, lo sumergió en el
agua y comenzó a limpiarle la herida.
―Iuola...―comenzó a decir Adele.
―No hables―le ordenó esta―Altaír necesito
que le sostengas los hombros.
―Iuola... Wolfry...
―Wolfry está en casa esperando por ti y vas
a verlo. Solo déjame hacer mi trabajo.
―Iuola... Wolfry es el futuro duque
¿Verdad?―le dijo ella mientras se le salían
las lágrimas.
Iuola asintió―Por derecho propio.
―Iuola...
―Adele por favor no hables.
481
A Iuola se le quebró la voz.
―¡¿Que pasa que no llega el bolso?! Altaír
sostenle los hombros―este la obedeció.
En ese momento Sir Aarón se acercó.
―¿A-Adele?
Ella lo miró―Hermano...
Él se puso en cuclillas―No... No puede ser...
―¡Lucius! ¡El bolso!―le gritó Iuola.
―Lo siento, hermano... lo siento. Todo ha
sido mi culpa, lo siento. Espero puedas
perdonarme algún día.
En ese momento los criados trajeron el
maletín y Iuola sacó sus implementos.
―Agárrenla, voy a sacar las balas―ordenó
Iuola y ambos obedecieron.
―Iuola...
―¡Adele no hables!
Esta le sonrió y sus ojos no espabilaron más.
―Voy a extraerle las balas. Agárrenla bien.
―Ya está muerta―le dijo Altaír suavemente.
―A mí nunca se me ha muerto nadie,
agárrenla.
Sir Aarón comenzó a temblar y emitió un
grito.
Altaír tomó a Iuola y la apartó de allí.
―¡Suéltame! ¡Nunca nadie ha muerto en mis
manos! ¡Suéltame!―exclamó esta con
lágrimas en los ojos―Suéltame... Wolfry...
Adele, Wolfry te necesita.
Altaír la abrazó―Hiciste lo que pudiste mi
amor.
―Wolfry... yo sé que es perder a tu madre a
482
esa edad ¿Qué le voy a decir a Wolfry?
Él no le respondió y se limitó a abrazarla.
―¿Qué le voy a decir?―susurró.
Altaír miró a Lucius y este bajó la cabeza.
483
CAPÍTULO 45
Cambridge, Inglaterra.
Leithold Cottage.
Cementerio Bridgerton.
484
Ella miró a Altaír. Aún las cosas entre ellos no
estaban del todo bien, él lo estaba pensando
todavía y con todo ese embrollo no habían
tenido la oportunidad de hablar. Su familia
desconocía lo que estaba pasando en su
matrimonio y lo prefería así; podrían
arruinarlo todo.
Los criados terminaron de tapar el hoyo y
todos se fueron retirando lentamente hasta
quedar solamente Altaír, Iuola y Wolfry.
Su esposo se colocó en cuclillas y miró al
niño.
―Es hora de irnos ¿Quieres decirle algo a tu
mamá?
Wolfry negó con la cabeza sin mirarlo. Altaír
asintió y se puso de pie, Iuola tomó la mano
del niño y los tres se retiraron.
En el salón privado se encontraban todos
tomando el té, así que ellos subieron las
escaleras y se dirigieron a la habitación
infantil; Altaír abrió la puerta y allí se
encontraban todos sus sobrinos, desde el
más pequeño al más grande junto con las
niñeras, estos se detuvieron a penas los
vieron.
Wolfry de inmediato se colocó detrás de
Iuola, él no estaba acostumbrado a estar con
otros niños porque siempre habían sido
Adele y él; y no salían muy a menudo.
Iuola miró a Altaír―¿Qué hacemos?―le
susurró.
Él suspiró, pero no le dijo nada.
485
En ese instante se acerca Maximillian, el hijo
de Georgia y Robert.
―Hola tío Al, Hola tía Iuola―los saludo.
―Hola cariño―le devolvió el saludo y Altaír
le alborotó el cabello.
Max ladeó la cabeza y vio a Wolfry.
―Hola, soy Max ¿Cómo te llamas?
Wolfry se escondió más y no le respondió. Su
sobrino la miró de forma interrogante.
En ese instante se acercó Freyja.
―La madre de Wolfry acaba de irse al
cielo―le susurró a su hermano.
Erling se acercó al niño y le tendió un
pequeño tren de madera.
―Ten, te presto mis juguetes―le
dijo―estamos jugando a los trenes.
Wolfry vio el tren y lo tomó lentamente, pero
no dijo nada.
Freyja se acercó a él―Necesitamos un
conductor para nuestro tren ¿Quieres jugar?
Él la miró―No sé cómo conducir un tren
―¿No sabes?―le preguntó Max
asombrado―No te preocupes, acá te
enseñaremos.
Freyja lo tomó por la mano y lo hizo entrar.
―Acá tenemos millones de juguetes y ahora
también son tuyos.
―¿De verdad?―preguntó Wolfry.
―Sí, tú nombre es Wolfry ¿Verdad? Voy a
presentarte a los pasajeros que llevarás en tu
tren, son algo ruidosos.
486
Iuola sonrió. Sus sobrinos eran
sensacionales.
―Tía no es por ofender, pero los adultos
deben estar en la planta baja―le recordó
Freyja.
―Sí, aquí sólo se admiten niños―añadió
Erling con una sonrisa.
―Está bien―respondió ella y luego miró a
Wolfry―nos vemos después.
Altaír cerró la puerta tras sí y Iuola suspiró.
―Esos niños son mucho más inteligentes que
algunos adultos―le dijo este.
―A pesar de ser unos diablillos, tienen un
hermoso corazón. En ellos no existen la
ilegitimidad, la raza o la religión; ese veneno
se lo inculcamos nosotros.
Altaír asintió―Así es. Iuola tenemos que
hablar de la situación de Wolfry, ahora que
las autoridades han declarado loco al barón
de Weasly y ha sido encerrado y tú primo
está tras las rejas por cómplice de homicidio,
es casi imposible que ese título pase a él.
―Le prometí a Adele que Wolfry sería duque
Altaír.
―Es completamente imposible... bueno, no lo
es si se hacen algunas cosas, pero si tú y yo
tenemos un hijo varón...
―Pero eso no va a pasar porque tú y yo no
tendremos hijos. Tú decidiste separarte de
mí y aún no obtengo una respuesta de tu
parte; por ende me quedaré con Wolfry.
Altaír alzó una ceja―Hablaremos de eso
487
después, en cuanto al problema de mi
sobrino, dejarás que yo me encargue ¿De
acuerdo?
―Ahora si eres el duque de Leithold ¿No
Altaír? Te aviso que no me dejarás fuera de
esto, Wolfry es tu sobrino directo, pero tú
huyes de tu responsabilidad cada vez que se
te da la gana y las cosas no son así.
Hablaremos con Wolfram y él nos dirá qué
hacer.
―Ya te dije que yo soluciono mis propios
problemas.
―Al no te ofendas, pero en cuestiones
legales, políticas e incluso de poder el más
indicado es Wolfram. Tú puedes ser muy
duque de Leithold, pero mi hermano tiene
mucho poder y a ti te falta demasiado para
llegar a donde está él.
―Es verdad―le dijo Lucius mientras se
acercaba a ellos―Iuola tiene razón, hay que
consultarle al experto y ese es Westhampton
que a propósito te está esperando en tu
estudio.
―¿Qué? ¿Acaso ese hombre siempre es así?
¿Cree que puede hacer lo que se le da la gana
en la casa de otros?
―Sí―le dijo Lucius mientras se encogía de
hombros―Te acostumbrarás, que por favor
no te tardes, odia esperar.
―Maldita sea su estampa―dijo este mientras
se marchaba.
Iuola suspiró y Lucius le ofreció el
488
brazo―¿Cómo van las cosas entre ustedes?
―Más o menos. Él aún lo está pensando.
―Dale tiempo cariño, estoy seguro que todo
se va a arreglar.
―Sí, tengo fe en que así será.
✺
Altaír abrió de par en par las puertas de su
estudio y allí se encontraban sentados sus
cuñados, Robert Harris, Cameron Bright y
Simón el tío de Adele. Y por supuesto,
Wolfram detrás del escritorio con las manos
entrelazadas.
Altaír lo miró―¿Qué haces tras mi escritorio
Westhampton? Levántate.
―Dispuse ese asiento para ti―le dijo este
mientras lo señalaba.
―¿Dispusiste? ¡Esta es mi casa maldita sea!
Este se dio cuenta que sus cuñados estaban
conteniendo la risa.
―Al―comenzó a decir Uriel―Wolfram no se
va a levantar de allí y tenemos que arreglar
un asunto urgente.
―Exacto, no le prestes atención. Si lo haces te
volverás loco―le aconsejó Marsias.
―Aprenderás a ignorarlo con el tiempo y
serás feliz―añadió Robert.
Westhampton se llevó el monóculo al ojo.
―No me había percatado del don que tienen
para las hipérboles―dijo.
489
Altaír se sentó de mala gana y en ese
momento entraron Iuola y Lucius.
―Antes de que digas que no recuerdas
haberme invitado a la reunión
Wolfram―comenzó a decir Iuola mientras se
sentaba junto con Lucius―Te recuerdo que
esta es mi casa y esta situación me
concierne.
Su hermano se limitó a llevarse el monóculo
al ojo y a aumentar el lente en su dirección.
―Bien―dijo Altaír―¿Ya todos están en
contexto?
Marsias asintió―Lucius nos puso al tanto.
―Tenemos un asunto bastante complejo con
Wolfry―comenzó a decir Altaír―Él es
ilegítimo para el título de duque, ya que mi
hermano no lo reconoció. Ahora que Sir
Aarón Weasly le quitaron el título y este pasa
a la siguiente sucesión, es correcto que pase
a Wolfry ¿No es así?
―No lo es―le dijo Marsias―Wolfry tiene los
apellidos de su madre, eso quiere decir que
fue concebido fuera del matrimonio y la
Corona no aprobará eso.
―Pero ¿Y si lo adoptamos?―pregunto
Iuola―O si Altaír lo reconoce como su
sobrino.
―Será prácticamente lo mismo solo que con
un escándalo a bordo cariño―le dijo Lucius.
―¿Eso quiere decir que Weasly House se
perderá?―quiso saber Simón.
―Regresa a la Corona sino hay primos o un
490
familiar que lo pueda reclamar―le respondió
Uriel.
Robert suspiró―Definitivamente la
aristocracia no posee nada.
―Entonces Westhampton―le dijo
Altaír―Según la leyenda, no hay ningún
problema que tú no puedas solucionar ¿Qué
sugieres?
Wolfram entrelazó sus manos y guardó
silencio como por unos dos minutos.
―En realidad ya lo solucioné―dijo por fin
Todos lo miraron expectantes.
Wolfram tenía un papel en el escritorio y lo
acarició con sus dedos.
―Wolfry no tiene los apellidos de Adele,
tiene los de Sir Aarón―informó.
―¿Qué?―dijo Iuola.
―Obtener su firma no fue nada difícil, así
podría heredar el título de barón. Iuola,
Wolfry no puede ser duque, así que tu
promesa la hiciste en vano. Pero puede ser
barón, salvo que el señor Simón usted y su
esposa tendrán que buscar donde vivir
porque la casa regresará a la Corona hasta
que Wolfry sea mayor de edad.
―Pero ¿Y si decidimos quedarnos con la
custodia de él?―preguntó este.
―No será posible―le dijo Altaír―Es mi
sobrino y quiero que este conmigo y con mi
esposa, añadiendo que ustedes son unos
completos desconocidos para él y es un niño
muy tímido.
491
―Su excelencia―le dijo Simon―Mi esposa y
yo no tenemos a donde ir.
―Eso ya lo arreglé―le informó
Wolfram―ustedes vivirán en la casa que
tenía su sobrina anteriormente y ya designe
un trabajo para usted. No se preocupe.
Simón no dijo nada, pero Altaír se dio cuenta
que para él abandonar Weasly House donde
tenía todas las comodidades no era una
opción.
―Sino hay más nada que decir―dijo
Wolfram―Doy por concluida esta reunión.
Altaír negó con la cabeza―¿Siempre tienes
que tener la última palabra Monóculo loco?
Las risas de los hermanos de Iuola y Lucius
se impregnaron en el ambiente.
―¿"Monóculo loco"?―le preguntó
Marsias―Ese apodo está muy bueno Al.
―¡El mejor!―exclamó Uriel.
―Yo aún no he podido hallar un apodo para
Wolf―confesó Robert―Tendré que
resignarme.
Wolfram se llevó el monóculo al ojo y salió
de la estancia.
―Será mejor que vayamos al salón o aquellas
dragones traspasarán la puerta con sus
llamas―sugirió Uriel.
Cuando todos salieron Altaír tomó por el
brazo a Iuola.
―Te mandaré una nota con Mary, asegúrate
de cumplirla al pie de la letra ¿De acuerdo?
492
Iuola asintió―Está bien
El pasó a su lado mientras sonreía para sí.
493
CAPÍTULO 46
494
no se parecería tanto a su esposo como se
parecía Wolfry.
―¿No volveré más a casa?―preguntó él.
Iuola se puso en cuclillas frente a él y lo miró.
―De ahora en adelante vivirás conmigo y tu
tío Al, él es hermano de tu padre.
―Porque mi mamá no volverá.
Iuola lo miró con tristeza―Ella está aquí―le
señaló su corazón―y estará cuidándote
mucho más que antes, estará velando por ti.
Él la miró a través de sus ojos azules.
―¿Erling y los demás se irán?
Ella ladeó la cabeza―Sí, pero podemos
visitarlos muy a menudo para que juegues
con ellos.
Él asintió―Bueno.
―¿Quieres que te ayude a quitarte esa
ropa?―él asintió y ella lo hizo, luego fue al
armario y sacó ropa limpia de él que había
mandado a buscar a la casa. Hizo una nota
mental de llevarlo al sastre para que le haga
un ajuar nuevo. Ella ayudó al niño a
cambiarse y lo arropó con las sábanas.
El niño emitió un bostezo. Debía estar
demasiado cansado, el día de hoy habían
pasado demasiados acontecimientos muy
agotadores para un pequeño niño de seis
años.
―Wolfry tu tío y yo haremos todo lo que esté
en nuestras manos para que seas un niño de
bien. Te queremos.
Él asintió y Iuola le dio un beso en la frente.
495
―Descansa cariño―le dijo ella mientras
cerraba la puerta.
Iuola recostó su espalda en ella y suspiró.
Las cosas habían salido bien después de
todo. Wolfry no sería duque, pero sería
barón y eso le otorgaba estatus en la
aristocracia, él iba a tener un buen futuro. Y
si Adele no estaba contenta con eso, ya no
podía hacer nada.
Su familia se había percatado que entre ella
y Altaír las cosas no estaban bien, pero por
alguna extraña broma del destino, habían
decidido mantenerse al margen. El único que
sabía a ciencia cierta era Lucius.
Iuola decidió marcharse a su habitación y en
ese instante Mary la llama y le hace una
reverencia.
―Ya todos los invitados se encuentran en sus
respectivas habitaciones―le informó.
―¿Fueron de su gusto?
―Sí excelencia.
―Muy bien.
―Excelencia, esta nota es para usted.
Ella asintió mientras la recibía.
―Gracias Mary puedes retirarte.
Ella le hizo una reverencia.
―Con permiso―y al decir esto se fue.
Iuola abrió la puerta de su habitación y
entró. No pudo evitar mirar la puerta que
comunicaba a la habitación de Altaír, esta se
encontraba cerrada.
Se sentó en su cama y abrió la nota.
496
Estoy escondido en alguna
Parte de esta casa.
Tendrás que encontrarme.
Te explicaré las reglas del juego: Hay pistas
por toda la casa,
Cada una te llevará a un lugar y
Tendrás que cumplir una penitencia.
Puede que exista la posibilidad que quieras
renunciar, pero ya sabes qué pasará si decides
tomar esa decisión.
Primera pista: Aquí duerme Altaír, el
espadachín. No vas a encontrarlo ni en las
sábanas o en el cojín.
Penitencia: Deberás soltarte el cabello.
497
En los viejos calcetines sucios.
Podrás seguir el hedor y encontrar
Tu botín.
Penitencia: Despídete de tus zapatillas.
498
abajo había un mueble de madera con
muchos cajones. Ella no perdió tiempo y se
prácticamente corrió al salón.
Al abrir la puerta se dio cuenta que este no
se encontraba solo.
Georgia y Robert se encontraban en el sillón,
ella sentada en las piernas de este mientras
conversaban.
Su hermana frunció el ceño―¿Iuola?
Esta cerró la puerta tras sí―Hola, no pensé
que estarían despiertos.
―¿Qué haces descalza?―quiso saber Robert.
―Larga historia, les haría bien
ignorarme―les dijo y se acercó trotando
hacia el estante y comenzó a abrir los cajones
uno por uno.
―¿Qué buscas cariño?―le preguntó Robert.
―Nada importante en realidad―le respondió
y luego sonrió al ver la nota y la cogió―Listo,
ya está. En serio debo irme.
Ellos se miraron y alzaron las cejas.
―¿Está todo bien?―le pregunto Georgia.
―Sí, todo está perfecto―le aseguró mientras
se dirigía a la puerta―Sigan en lo que
estaban, hasta mañana―y al decir esto se fue.
Se escondió detrás de la escalera. Sabía que
debía quitarse el vestido, pero primero se
aseguraría que no hubiese nadie. Así que
decidió leer la nota.
499
―Si te hubiese buscado en el sótano en
primer lugar, me hubiese ahorrado todo
esto.
Llegaría primero a este y antes de entrar se
quitaría toda la ropa.
Esta se dirigió rápidamente, pero tuvo que
ocultarse porque pasaron dos criadas, ella
esperó a que desaparecieran y siguió
corriendo sigilosamente; cuando llegó a la
puerta le costó un buen rato poder quitarse
el vestido. Cuando por fin lo logró, entró
lentamente. El sótano se encontraba oscuro
y se dio cuenta que estaba vacío.
―¿Al?―lo llamó―¿Al? ¿Al estás aquí?
Iuola bajó las escaleras.
―¿Acaso me equivoqué? ¿Dónde tocaría mi
mejor canción? Pues...
Ella se detuvo y frunció el ceño.
―Mi mejor canción... Es donde yo la haría, no
donde él la haría.
Subió nuevamente las escaleras, había
dejado su ropa afuera y al abrir la puerta se
dio cuenta que ya no estaba.
―Ay no...―susurró mientras cerraba la
puerta―¿Quién pudo habérsela llevado? ¿Y
ahora qué hago?
500
La brisa fría del verano acarició la piel
desnuda de Altaír. Este se encontraba
sentado-muy desnudo-en el escritorio
donde Iuola realizaba sus labores médicas, él
había leído algunos apuntes de todo lo que
hacía su esposa. A pesar que no había
entendido absolutamente nada, la admiraba
muchísimo.
Este sonrió mientras miraba el invernadero.
En ese instante una figura femenina apareció
y ambos se miraron.
Iuola respiraba con dificultad.
―Te encontré―susurró.
Altaír enfocó su visión al brazo izquierdo que
se cubría con su mano derecha.
―¿Qué te pasó?
Ella avanzó hacia él―Nada Al, sólo un
pequeño rasguño.
―Déjame verlo.
Esta quitó su mano y estaba llena de sangre,
pero tenía razón la herida no era profunda.
―¿Cómo te hiciste eso Iuola?
Ella comenzó a buscar algo dentro de los
cajones del escritorio.
―Me equivoque de lugar en la última nota y
me dirigí al sótano; dejé la ropa afuera y
cuando quise salir ya no se encontraba. Al
parecer alguna criada la tomó. Entonces
tomé las sábanas e hice una escalera de
nudos y cuando salté en el último momento,
me corté con un rosal.
Ella sacó un pequeño frasco y lo abrió, luego
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sacó una botella de agua del estante y se lavó,
se aplicó el contenido del frasco y tomó una
tela Blanca y se vendó. Todo eso lo hizo fácil
y rápido, sin quejarse del dolor en ningún
momento.
―Listo, ya está―le dijo ella mientras sonreía.
―Segura ¿Estás bien?
―Estoy bien, no te preocupes.
Este suspiró y ambos se miraron fijamente.
―Sin duda tu lado gitano se da relucir a
veces.
Ella sonrió―Hace parte de mí.
Este la miró con curiosidad. Al parecer ya no
se molestaba cuando se lo recordaban y
estaba aprendiendo a aceptar sus orígenes.
―Vi la habitación de nuestras madres. La
parte de Georgiana es magnífica.
―He estado viendo a la anciana Choomia, me
dio algunos retratos que tenía de ella y me
contó cosas que ni siquiera Georgia sabe.
Creo que puedo vivir con el hecho de que
tengo dos madres.
―Me alegro mucho verdad.
―Lucius me comentó lo que le sucedió a
Cornelia, de verdad lo lamento mucho.
―Fue una muerte trágica.
Ambos se quedaron en silencio.
―Iuola―comenzó a decir Altaír―eso que
pasó no puede volver a repetirse. Si llegas a
estar envuelta en una situación similar, me
consultarás antes y juntos buscaremos una
solución, pero no quiero verte visitando
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hombres solteros nunca más.
Ella asintió lentamente.
―Si tienes algún problema conmigo o no te
gusta algo, me lo dirás. No te calles nada y
mucho menos si yo te pido que me lo digas;
si no hay diálogo entre nosotros, nuestro
matrimonio no funcionará ¿He sido claro con
esto?
―Muy claro, te doy mi palabra que así va ser.
―Otra cosa que te quería decir, era que me
programaron más presentaciones en París,
por ende decidí contratar al tío de Adele
como secretario. Simón ha trabajado
durante años en las propiedades de Weasly
House y al ser también tío de Wolfry, me
inspira más confianza. Eso no quiere decir
que voy a descuidar el título, sino que
cuando no esté, él se ocupará de todo.
Su esposa asintió―¿Le comunicaste eso a
Wolfram? Porque en la reunión dijo que le
tenía un trabajo al señor Simón.
―No, no le voy a comunicar nada a Wolfram.
Las cosas se harán como yo diga.
―Perfecto, no tengo más nada que agregar.
Él asintió―Bien, espera aquí.
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―Es tu turno―le dijo ella mientras sonreía
Él parpadeó dos veces y se sonó la garganta.
―Bueno... Yo...―comenzó a decir este―Iuola
te juro que tenía un discurso preparado,
pero me has dejado sin palabras. La verdad
los dos hemos afrontado cosas que de cierta
forma no habíamos estado preparados, creo
que nadie lo estaría. Pero de algo estoy
seguro y es del amor que siento por ti y que
no me imagino una vida sin ti.
Iuola tomó la manzana de Altaír y la mordió.
Su esposo se echó a reír―Amor mío aún no
he terminado.
Ella lo besó―No me importa―esta lo llenó de
besos en todo el rostro.
Ella se separó y no pudo evitar ver el
miembro viril de Altaír.
―Estas contento.
Él la miró divertido―¿Contento?
―Sí―ella señaló su miembro―Contento.
Él la atrajo hacia él―Te aseguro amor mío
que estoy muy contento―y al decir esto la
besó.
FIN.
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EPÍLOGO
Cambridge, Inglaterra.
Leithold Cottage.
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―Entonces mejor llévatelo, estoy segura que
ese niño no se adaptará a un colegio así de
fácil.
Iuola lo vio correr por todo el salón con sus
primos. Le agradaba saber que sus sobrinos
lo trataban como uno más de la familia.
―Wolfry es idéntico a Altaír.
Iuola asintió―Sí, Al es igual a su hermano
Archer.
Vio como Wolfry se acercaba a Altaír y lo
abrazaba por la espalda mientras este
tocaba. Su esposo le dio un beso en la mejilla
y el niño siguió corriendo tras Erling.
Camelia le hizo señas para que viera a través
de la ventana y esta vio cómo su hermano
Wolfram desaparecía en la oscuridad.
Iuola vio a su prima―¿A dónde va?
―Yo que voy a saber.
―Espérame aquí.
Iuola salió al jardín dispuesta a perseguir a
su hermano. Por lo general este o estaba en
la sala de fumadores o con personas
alrededor rindiéndole pleitesía, pero nunca
tomando paseos en solitario por el jardín.
Ella se dio cuenta que se dirigía al
cementerio Bridgerton y se detuvo detrás de
un arbusto para ver que hacía este. Su
hermano se detuvo en la lápida de Adele y se
quedó allí de pie en silencio.
Iuola después de varios largos minutos
decidió colocarse junto a él. Wolfram no se
inmutó.
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―Supe la relación que tenías con ella―le dijo.
―¿Relación? Solo la ayudaba.
―De cierta forma sostenían una relación
Wolf.
Él no le dijo nada y Iuola suspiró.
―¿La querías?
―Ustedes las mujeres romantizan
demasiado las cosas.
―Tienes una gran habilidad para darle
vuelta a una conversación, pero no soy una
tonta.
Este no le dijo nada y se limitó a acariciar el
mando de su monóculo.
―Cuando ves a Marsias―comenzó a decir
ella―Te das cuenta que ve a través de los
ojos de Becky; Uriel fue capaz de renunciar a
lo que más quería por Aitasis; Georgia es
muy sumisa cuando está junto a Robert y yo
simplemente no me imagino mi vida sin
Altaír.
Este la miró―¿A dónde quieres llegar Iuola?
―Que hasta hace poco no me importaba lo
que hicieras con tu vida amorosa Wolf y
deseo enormemente que encuentres una
mujer que te desordene la vida; porque
Adele Weasly no iba ser ese tipo de mujer―y
al decir esto ella se fue dejándolo sólo con
sus pensamientos.
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AGRADECIMIENTOS
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