Revista Historia Uam Interesantate
Revista Historia Uam Interesantate
REVISTA MULTIDISCIPLINAR
DE LA
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID
SEPTIEMBRE 2020
Nº 17
e-ISSN: 2254-8726
REVISTA HISTORIA AUTÓNOMA
REVISTA MULTIDISCIPLINAR DE LA
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID
Número 17
Septiembre 2020
e-ISSN: 2254-8726
Dirección: Aida Rodríguez Campesino y Lucía Ruano Posada (Universidad Autónoma de Madrid).
Comité Asesor: Andrés María Adroher Auroux (Universidad de Granada), Ángel Alloza Aparicio
(Consejo Superior de Investigaciones Científicas), Izaskun Álvarez Cuartero (Universidad de Salamanca),
Fernando Andrés Robres (Universidad Autónoma de Madrid), Miguel Ángel del Arco Blanco (Universidad
de Granada), Carlos de Ayala Martínez (Universidad Autónoma de Madrid), Isabel Baquedano Beltrán
(Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid), Juan Francisco Blanco García (Universidad
Autónoma de Madrid), Miguel Cabañas Bravo (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), Guillermo
Carrascón Garrido (Universidad de Torino), Carmen del Cerro Linares (Universidad Autónoma de Madrid),
Manuel Cruz Rodríguez (Universidad de Barcelona), Pilar Díez del Corral Corredoira (Technische
Universität Berlin), Antonio Duplá Ansuategui (Universidad del País Vasco), Dolores Fernández Martínez
(Universidad Complutense de Madrid), Víctor Manuel Fernández Martínez (Universidad Complutense
de Madrid), César Fornis Vaquero (Universidad de Sevilla), Borja Franco Llopis (Universidad Nacional
de Educación a Distancia), Jacobo García Álvarez (Universidad Carlos III), Javier García Rodríguez
(Universidad de Oviedo), Alejandro García Sanjuán (Universidad de Huelva), Daniel Gómez Castro
(Kwansei Gakuin University), Ignacio Grau Mira (Universidad de Alicante), Yolanda Guerrero Navarrete
(Universidad Autónoma de Madrid), Fernando Hernández Sánchez (Universidad Autónoma de Madrid),
Mariela Insúa Cereceda (Universidad de Navarra), Paul Michael Johnson (Universidad DePauw), Félix
Labrador Arroyo (Universidad Rey Juan Carlos), Juan Manuel Martín García (Universidad de Granada),
Darina Martykánová (Universidad Autónoma de Madrid), Santiago Martínez Hernández (Universidad
Complutense de Madrid), Alfredo Mederos Martín (Universidad Autónoma de Madrid), Soledad Milán
Quiñones de León (Universidad Autónoma de Madrid), Fermín Miranda García (Universidad Autónoma
de Madrid), David Moriente Díaz (Universidad Internacional de Cataluña y Universidad Pompeu Fabra),
Fernando Negredo del Cerro (Universidad Carlos III), Julia D’Onofrio (Universidad de Buenos Aires),
Felipe Pereda Espeso (Universidad de Harvard), Juan Carlos Pereira Castañares (Universidad Complutense
de Madrid), Lola Pons Rodríguez (Universidad de Sevilla), Juan Ignacio Pulido Serrano (Universidad de
Alcalá de Henares), Fernando Quesada Sanz (Universidad Autónoma de Madrid), José Luis de los Reyes
Leoz (Universidad Autónoma de Madrid), Wifredo Rincón García (Consejo Superior de Investigaciones
Científicas), Martín Ríos Saloma (Universidad Nacional Autónoma de México), Agustín Ramón Rodríguez
González (Real Academia de la Historia), José Antonio Rodríguez Marcos (Universidad de Burgos), Isabel
Rubio de Miguel (Universidad Autónoma de Madrid), Agustín Sánchez Andrés (Universidad Michoacana
de San Nicolás Hidalgo), Raquel Sánchez García (Universidad Complutense de Madrid), Eduardo Sánchez
Moreno (Universidad Autónoma de Madrid), Thomas X. Schuhmacher (Universidad de Otto Friedrich de
Bamberg), Pilar Toboso Sánchez (Universidad Autónoma de Madrid), Raquel Torres Jiménez (Universidad
de Castilla-La Mancha), Elena Trapanese (Università degli Studi di Napoli “Federico II”), Fernando
Valdés Fernández (Universidad Autónoma de Madrid), Margarita Vallejo Girvés (Universidad de Alcalá
de Henares), Jaime Vizcaíno Sánchez (Universidad de Murcia), José Yravedra Sáinz de los Terreros
(Universidad Complutense de Madrid).
Corrección de estilo: Irene Arroyo, Alicia Niño, Erica Blanco, Nerea Cortázar, Laura Lee, Reyes Luján,
Esther Martín, Aida Rodríguez y Lucía Ruano.
Artículos:
Luchas políticas y legitimación religiosa en Esparta tras la guerra del Peloponeso (404-
371 a. C.)
Javier Jara Herrero........................................................................................................ 11
Tracios en Hispania
José Ortiz Córdoba.........................................................................................................31
Reseñas:
El mirage espartano en la historia
José Manuel Alonso Dapica.........................................................................................133
Crónicas:
IX Seminario Internacional Historia Comparada-Red Sucesión “Gobierno de palabras.
Las lenguas de la monarquía de España, 1556-1725”
Alejandro Sell Maestro.................................................................................................167
Javier Jara Herrero. Graduado en Historia por la Universidad de Salamanca (2018). Máster
en Estudios Avanzados e Investigación en Historia (Sociedades, Poderes, Identidades) en
el Itinerario de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología (2019). Actualmente inscrito
en el Programa de Doctorado en Prehistoria y Ciencias de la Antigüedad de la Universidad
de Salamanca bajo la dirección del Dr. César Fornis Vaquero, catedrático de Historia
Antigua de la Universidad de Sevilla. https://orcid.org/0000-0001-9486-0930
Miguel Torres Mas. Arqueólogo, doctorando por la UCLM. Actualmente es director del
yacimiento de la Motilla del Azuer (Daimiel, Ciudad Real). También ha dirigido diversas
campañas arqueológicas como en la Venta de Borondo. Ha participado como director y
codirector en numerosos proyectos de investigación, siendo autor de libros y artículos
científicos y de divulgación. Ha sido ponente, conferenciante y miembro del comité de
organizador del Congreso LEGATUM.
Ángel Ramón Poveda Martínez. Diplomado en Formación del Profesorado EGB (Ciencias
Humanas) por el Centro Superior Universitario La Salle en Aravaca (Madrid) perteneciente/
inscrito a la Universidad Autónoma de Madrid. Licenciado en Geografía e Historia
(Historia de España) por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en
Madrid. Licenciado en Ciencias Religiosas y Catequéticas (Especialidad Catequética)
por el Instituto Pontificio San Pío X en Madrid perteneciente/inscrito a la Universidad
Pontificia de Salamanca. Máster Oficial Interuniversitario en Historia Contemporánea
por la Universidad Autónoma de Madrid. Doctorando en Historia Contemporánea en la
Universidad Autónoma de Madrid, actualmente. https://orcid.org/0000-0003-4488-1594
Raül González Devís. Doctor por la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona) y profesor de
Geografía y Historia. Especializado en la resistencia armada antifranquista y en procesos
de violencia política, sus líneas de investigación le han llevado de la dictadura de Primo de
Rivera al franquismo; también ha trabajado sobre la didáctica y la enseñanza de la historia,
así como en estudios locales y comarcales centrados en las comarcas del País Valenciano.
Es autor de los libros Maquis i masovers: entre la resistència, la supervivència i el terror
y Tragèdies Silenciades. Repressió franquista i maquis en les comarques del nord del
País Valencià, así como de diferentes artículos y colaboraciones en obras colectivas.
Abstract: The end of the Peloponnesian War conferred on the Spartans the political
hegemony over Hellas and the option of interfering beyond Greek border areas. However,
the 4th century BC also was a witness of the tensions’ aggravation within the ruling elite
of Sparta and the union of various states against the Spartan domain. This paper tries to
analyse, through the study of ancient sources and with the support of investigations from
modern historiography, the influence exerted by religion in Sparta up to the Battle of
Leuctra, both in its foreign policy and in the various internal political struggles.
y Gonzalo Cruz Andreotti (eds.), La religión como factor de integración y conflicto en el Mediterráneo, Madrid,
Ediciones Clásicas, 1996, pp. 26-53. Sobre el oráculo en general: Scott, Michael, Delfos. Historia del centro del
mundo antiguo, Barcelona, Editorial Ariel, 2015.
6
Ibídem, p. 137.
7
Vid. David, Ephraim, “Xénophon et le mythe de Lycurgue”, en Ktéma, 32 (2007), pp. 297-310.
8
Tyr., 3 Diehl; Hdt., 1, 65, 3; Pl., Leg. 691D-E; Plut., Lyk. 6, 1-2.
9
Hdt., 6, 57, 2-4.
10
Th., 1, 118, 3.
11
Th., 1, 121.
12
Para profundizar en los obsequios ofrendados a Delfos por Esparta y el resto de estados griegos en la segunda
mitad del siglo v a. C., vid. Scott, Michael, Delfos… op. cit., pp. 157-179.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 14
2. La relación lacedemonia con el santuario de Olimpia tras el 404 a. C.
Cuando Agis fue enviado para sacrificar a Zeus de acuerdo con un oráculo, los
eleos le impidieron rogar por la victoria alegando que incluso desde antiguo
estaba prescrito así: que los griegos no consultaran un oráculo en una guerra
contra griegos. En consecuencia, se marchó sin sacrificar.16
13
Parke, Herbert W. y Donald E. Wormell, The Delphic Oracle. Volume I: The History, Chicago, Ares Publishers,
1956, p. 203. Acerca de las relaciones entre Esparta y el santuario de Olimpia, consúltese Thommen, Lukas,
“Spartas Verhältnis zu Elis und Olympia”, en Birgalias, Nikos et al., War-peace and panhellenic games: in memory
of Pierre Carlier, Atenas, Institut du livre A. Kardamitsa, 2013, pp. 329-344, https://doi.org/10.3917/dha.hs92.0013
14
Vid. Fornis, César, “Esparta y la Cuádruple Alianza”, en Memorias de Historia Antigua, 13/14 (1992-93), pp. 77-
103 y Fornis, César, “Corinto, Beocia y la alianza argiva tras la Paz de Nicias”, Habis, 26 (1995), pp. 47-66. Sobre
las relaciones entre Élide y Esparta en la guerra del Peloponeso, sirvan Alonso Troncoso, Víctor, Neutralidad y
neutralismo en la guerra del Peloponeso (431-404 a. C.), Madrid, Ediciones de la Universidad Autónoma de
Madrid, 1987, pp. 88-91 y Bauslaugh, Robert A., The Concept of Neutrality in Classical Greece, Berkeley-Los
Ángeles, University of California Press, 1991, pp. 168-192.
15
Th., 5, 50.
16
Xen., Hell. 3, 2, 22. Traducido por Orlando Guntiñas Tuñón, Madrid, Editorial Gredos, 1994.
15 Javier Jara Herrero, “Luchas políticas y legitimación religiosa en…”
Tras el conflicto contra Atenas, Esparta declaró la guerra a la democrática Élide. En los
últimos años del siglo v a. C.17, los espartanos exigieron la independencia de las comunidades
periecas. Ante la negativa elea, Esparta acometió la invasión del territorio del norte del
Peloponeso, en una contienda que, para César Fornis, casi podría ser considerada una guerra
sagrada por el dominio del santuario olímpico, si bien oficialmente no tuvo tal carácter y
trascendieron motivos estratégicos como el dominio sobre los puertos de Cilene y Feax, dado
el escaso desarrollo militar de los muelles mesenios18. La paz llegó dos años después y, aunque
Élide pudo conservar su régimen democrático y no se implantó una guarnición lacedemonia
en su territorio, fue obligada a firmar una alianza con Esparta que, con seguridad, otorgaría
a esta última un trato más favorable en lo referente al santuario de Olimpia, pese a que su
presidencia siguió en manos eleas porque los pisatas, que también reivindicaban la prostasia,
“eran unos campesinos incapaces de administrarlo” (ἀντιποιουμένους χωρίτας εἶναι καὶ οὐχ
ἱκανοὺς προεστάναι) y no merecía la pena abrir un debate sobre la dirección del santuario que
en nada beneficiaría a Esparta19. Por lo demás, tras este enfrentamiento se produjo la expulsión
de Cefalonia y Naupacto de las poblaciones mesenias, que continuaron su particular diáspora
hacia Sicilia o las costas del norte de África20, pasando sus antiguos territorios a integrar las
fronteras de la confederación aquea, para desgracia tanto de corintios como de tebanos: los
primeros por la merma de la salud de su economía, al reducir su influencia sobre el golfo de
Corinto21; los segundos, debido a su cada vez mayor aislamiento en la zona central de Grecia,
rodeados de aliados de los espartanos22.
La nueva posición, claramente más ventajosa, de la que disfrutaría Esparta en el santuario
de Olimpia no fue el único fruto de su aplastante victoria. El tributo impuesto al estado
democrático como miembro de la symmachia liderada por los espartanos pasaría a engrosar
aún más su tesoro. Si hemos de creer a Diodoro de Sicilia, en los primeros años del siglo iv a.
C. el sistema impositivo sobre los aliados (entendiendo como tales no los miembros de la liga
del Peloponeso, sino aquellos que precisaron de la intervención de los hoplitas lacedemonios)
reportaba a Esparta la nada desdeñable cantidad de “más de mil talentos cada año” (ἐνιαυτὸν
17
Diod. Sic., 14, 17, 5 lo fija en el año 402 a. C. Si bien Xen., Hell. 3, 2, 23 retrasa la fecha al 400/399 a. C., Plut.,
Ages. 40, 3 respalda la cronología que ofrece Diodoro.
18
Fornis, César, Esparta. La historia, el cosmos y la leyenda de los antiguos espartanos, Sevilla, Ediciones
Universidad de Sevilla, 2016, p. 200.
19
Los términos del tratado de paz pueden encontrarse en Xen., Hell. 3, 2, 30-31. Sobre la prostasia en manos de
Élide: Sordi, Marta, “Le implicazioni olimpiche della guerra d’Elide”, en Lanzillotta, Eugenio (coord.), Problemi
di storia e cultura spartana, Roma, Giorgio Bretschneider Editore, 1984, pp. 145-159. Vid. también Fornis, César,
Esparta. La historia,… op. cit., p. 201.
20
Cf. Domínguez Monedero, Adolfo J., “Locrios y mesenios: de su cohabitación en Naupacto a la fundación de
Mesene. Una aproximación al estudio de la diáspora y el ‘retorno’ de los mesenios”, en Polis, 18 (2006), pp. 39-73.
21
Pascual González, José, “Corinto y las causas de la guerra de Corinto”, en Polis, 7 (1995), pp. 188-217; Fornis,
César, Estabilidad y conflicto civil en la guerra del Peloponeso: las sociedades corintia y argiva, Oxford, British
Archaeological Reports, 1999, pp. 11-12.
22
Para profundizar en la política beocia durante este periodo: Pascual González, José, Tebas y la confederación
beocia en el periodo de la guerra de Corinto (395-386 a. C.), tesis doctoral, Universidad Autónoma de Madrid,
1995, pp. 469-505.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 16
πλείω τῶν χιλίων ταλάντων)23. Esta recaudación, obviamente, chocaba frontalmente con el
carácter liberador que los espartanos se arrogaron durante la guerra del Peloponeso y contribuyó
notablemente al descontento de las poleis “liberadas”24.
23
Diod. Sic., 14, 10, 2.
24
Pascual González, José, Tebas y la confederación… op. cit., pp. 458-463.
25
Estudios relacionados con las crecientes disensiones sociales en la Esparta posterior a la guerra del Peloponeso
son los de David, Ephraim, “The Influx of Money in Sparta at the End of the Fifth Century B. C.”, en Scripta
Classica Israelica, 5 (1979), pp. 30-45; Cartledge, Paul, Agesilaos and the Crisis of Sparta, Baltimore, Duckworth,
1987, pp. 99-115; Hodkinson, Stephen, Property and Wealth in Classical Sparta, Swansea, The Classical Press of
Wales, 2000, pp. 427-446; Birgalias, Nikos, “La cohésion sociale à Sparte au IVe siècle”, en Dialogues d’histoire
ancienne, 11 (2014), pp. 13-21. El sector escéptico de la historiografía lo encabeza Flower, Michael, “Revolutionary
Agitation and Social Change in Classical Sparta”, en Flower, Michael y Mark Toher (eds.), Georgica: Greek
studies in honour of George Cawkwell, London, University of London, Institute of Classical Studies, 1991, pp.
78-97, cuya investigación concluye que las fricciones sociales fueron leves hasta el siglo iii a. C.
26
Hamilton, Charles D., “Spartan Politics and Policy, 405-401 B. C.”, en American Journal of Philology, 91,
3 (1970), pp. 294-314, https://doi.org/10.2307/292953, describe tres proyectos distintos en la Esparta posterior
a la guerra del Peloponeso: uno inmovilista en lo referente a las relaciones espartanas con los aliados, liderado
por Pausanias; un segundo esquema a favor de aprovechar la hegemonía para ejercer un férreo control sobre los
aliados, encabezado por Agis, y, por último, el esgrimido por Lisandro y Agesilao, consistente en aprovechar los
restos del imperio ateniense para construir un régimen talasocrático espartano.
27
Hodkinson, Stephen, “Warfare, Wealth, and the Crisis of the Spartiate Society”, en Rich, John y Graham Shipley
(eds.), War and Society in the Greek World, London, Routledge, 1995, pp. 151-161, indaga en la alta extracción
social de los ocupantes de los puestos de gobierno de las decarquías y apunta que estos cargos se convirtieron en
objeto de las ambiciones de la ciudadanía más privilegiada, que vio en estos servicios en el extranjero una forma
de enriquecimiento rápido al margen de las estrictas leyes espartanas.
17 Javier Jara Herrero, “Luchas políticas y legitimación religiosa en…”
verdadero grupo de presión política y social que vertió sobre el aspirante rumores que apuntaban
a su ilegitimidad. En concreto, se alegaba que el hipotético legítimo heredero era fruto de la
unión de la reina espartiata Timea con el general ateniense Alcibíades. Según el testimonio de
Plutarco, “la sedujo de tal modo, mientras Agis estaba fuera en una expedición, que incluso no
negó estar embarazada de Alcibíades y al niño varón que parió, de puertas afuera, lo llamaba
Leotíquidas” (τοῦ βασιλέως στρατευομένου καὶ ἀποδημοῦντος οὕτω διέφθειρεν ὥστε καὶ κύειν ἐξ
Ἀλκιβιάδου καὶ μὴ ἀρνεῖσθαι, καὶ τεκούσης παιδάριον ἄρρεν ἔξω μὲν Λεωτυχίδην καλεῖσθαι)28.
Es probable que el supuesto hijo bastardo del difunto diarca participara de las
conservadoras ideas que sostenían la vuelta a las antiguas costumbres espartanas en materia de
política exterior, si bien no encontramos fuentes que informen del alineamiento de Leotíquidas.
Sí sabemos, por otra parte, que Agesilao, el hermano de Agis, estaba comprometido con la
opinión que propugnaba la actitud agresiva de Esparta en el extranjero y que representaría
un magnífico contrapunto al rey agíada Pausanias29, ferviente defensor de la reducción de la
esfera de influencia lacedemonia al Peloponeso. Sea como fuere, Lisandro utilizó su influencia
(quizá mermada tras el desmantelamiento de las decarquías) para que, finalmente, el designado
fuera Agesilao, con quien, al margen de compartir similares objetivos políticos dentro de un
proyecto imperialista, mantuvo una relación amorosa en su juventud con la plausible intención
de obtener ulteriores privilegios políticos30.
Agesilao era el candidato perfecto para Lisandro: al no ser descendiente directo de Agis,
había realizado la agoge y se había convertido en un hombre con un carácter honorable, pero
también violento y amante de la guerra. Las dudas sobre los objetivos de Lisandro al adoptar el
rol de erastes del futuro diarca se disipan al tomar en consideración que Agesilao, además, hacía
gala de un físico poco agraciado y una notable cojera31, defecto este último que fue aprovechado
por la facción contraria. Un tal Diopites, partidario de la entronización de Leotíquidas y reputado
por su capacidad de interpretación de profecías32, sacó a la palestra un presunto oráculo délfico
referente a los problemas que conllevaría una realeza coja en Esparta:
φράζεο δή, Σπάρτη, καίπερ μεγάλαυχος ἐοῦσα, μὴ σέθεν ἀρτίποδος βλάστῃ
χωλὴ βασιλεία. δηρὸν γὰρ μόχθοι σε κατασχήσουσιν ἄελπτοι φθερσιβρότου τ᾽
ἐπὶ κῦμα κυκωόμενον πολέμοιο.
28
Plut., Alc. 23, 7. Sobre los problemas sucesorios, vid. Pascual González, José, Tebas y la confederación… op.
cit., pp. 506-511 y Fornis, César, Esparta. La historia,… op. cit., pp. 207-209. Pausanias (3, 8, 8-10) asegura que
el rey Agis solo reconoció a Leotíquidas como heredero legítimo en su lecho de muerte.
29
Fornis, César, Esparta. La historia,… op. cit., p. 207.
30
Murcia Ortuño, Javier, Esparta, Madrid, Alianza Editorial, 2007, p. 289. A propósito de la pederastia
institucionalizada en Esparta, sirvan Cartledge, Paul, “The Politics of Spartan Pederasty”, en Proceedings of the
Cambridge Philological Society, 27 (1981), pp. 17-36; Link, Stefan, “Education and Pederasty in Spartan and
Cretan Society”, en Hodkinson, Stephen (ed.), Sparta: Comparative Approaches, Swansea, The Classical Press of
Wales, pp. 89-102; Singor, Henk W., “Admission to the Syssitia in Fifth-Century Sparta”, en Hodkinson, Stephen
y Anton Powell, Sparta. New Perspectives, Swansea, The Classical Press of Wales, 2009, pp. 67-91.
31
Plut., Ages. 2, 3-4. El biógrafo de Queronea describe al Euripóntida como un hombre “pequeño y de apariencia
despreciable” (μικρός τε γενέσθαι καὶ τὴν ὄψιν εὐκαταφρόνητος), si bien “más encantador que los jóvenes hermosos”
(τῶν καλῶν καὶ ὡραίων ἐρασμιώτερον).
32
Fornis, César, Esparta. La historia,… op. cit., p. 207.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 18
Vigila, Esparta, aunque seas orgullosa, no sea que a ti, de pies fuertes, te nazca
una realeza coja. Pues durante mucho tiempo penas inesperadas te dominarán,
en las olas agitadas de una guerra que hace perecer a los mortales.33
La controversia en torno a la sucesión del rey Agis II puso en evidencia las luchas
intestinas de la clase dominante espartiata. En el año 396 a.C., poco después de su entronización
y persuadido por Lisandro, Agesilao II respondió a los rumores que advertían de la construcción
de una armada persa que hiciera frente a la lacedemonia con el envío de un ejército a Asia
Menor encabezado por el mismo rey34, en una campaña no exenta de polémica religiosa. Un
buen ejemplo del talante personalista del nuevo diarca lo constituye el episodio de Áulide, que
evidenció también las crecientes tensiones con la confederación beocia. De acuerdo con el
relato de Plutarco, estando el ejército espartano en el promontorio eubeo de Geresto, Agesilao
descendió a Áulide, en la costa de Beocia donde, según Homero, se reunió la gran flota de los
griegos en su guerra contra Troya35. Allí pasó el diarca la noche y, según el relato de Plutarco
(obviamente adornado de elementos místicos), una voz le habría hablado en sueños:
ὦ βασιλεῦ Λακεδαιμονίων, ὅτι μὲν οὐδεὶς τῆς Ἑλλάδος ὁμοῦ συμπάσης
ἀπεδείχθη στρατηγὸς ἢ πρότερον Ἀγαμέμνων καὶ σὺ νῦν μετ᾽ ἐκεῖνον, ἐννοεῖς
δήπουθεν ἐπεὶ δὲ τῶν μὲν αὐτῶν ἄρχεις ἐκείνῳ, τοῖς δὲ αὐτοῖς πολεμεῖς, ἀπὸ δὲ
τῶν αὐτῶν τόπων ὁρμᾷς ἐπὶ τὸν πόλεμον, εἰκός ἐστι καὶ θῦσαί σε τῇ θεῷ θυσίαν
ἣν ἐκεῖνος ἐνταῦθα θύσας ἐξέπλευσεν.
33
Paus., 3, 8, 9. Traducción de María Cruz Herrero Ingelmo, Madrid, Editorial Gredos, 1994.
34
La bibliografía sobre la campaña asiática de Agesilao II es ingente: Carlier, Pierre, Le IVe siècle grec jusqu’à la
mort d’Alexandre… op. cit., pp. 26-28; Lévy, Edmond, Sparte. Histoire politique et sociale jusqu’à la conquête
romaine, Paris, Points, 2003, pp. 254-257; Fornis, César, Esparta. La historia,… op. cit., pp. 214-219. Ruzé,
François, “The Empire of the Spartans (404-371)”, en Powell, Anton, A Companion to Sparta, Hoboken, Blackwell,
2018, pp. 326-331 son solo algunos ejemplos.
35
Hom., Il. 2, 303; Cf. Murcia Ortuño, Javier, Esparta… op. cit., p. 294.
19 Javier Jara Herrero, “Luchas políticas y legitimación religiosa en…”
Rey de los lacedemonios, que nadie ha sido reconocido general de toda la
Grecia unida, salvo antes Agamenón y ahora tú después de él, lo sabes de
sobra; puesto que mandas sobre los mismos que él, combates a los mismos
enemigos, y partes hacia la guerra desde los mismos lugares, es lógico que
también tú hagas en honor de la diosa el mismo sacrificio que hizo él antes de
zarpar.36
36
Plut., Ages. 6, 4. Traducción de Jorge Bergua Cavero, Salvador Bueno Morillo y Juan Manuel Guzmán Hermida,
Madrid, Editorial Gredos, 2007.
37
Cf. Bommelaer, Jean-François, “Le songe d’Agesilas: un mythe ou le rêve d’un mythe?”, en Ktèma, 7 (1983),
pp. 19-26; Ragone, Giuseppe, “L’imitatio Agamemnonis di Agesilao fra Aulide ed Efeso”, en Miscellanea Greca
e Romana, 20 (1996), pp. 21-49.
38
Plut., Ages. 6, 9-10. Vid. también Hamilton, Charles D., “Thebes and Sparta in the Fourth Century: Agesilaus’
Theban Obsession”, en Ktèma, 19 (1994), pp. 239-258; Pascual González, José, Tebas y la confederación beocia…
op. cit., pp. 581-583; Fornis, César, Esparta. La historia,… op. cit., pp. 214-215.
39
Plut., Ages. 7, 1.
40
En Plut., Lys. 23, 7 se define el oficio como “repartidor de carne” (κρεοδαίτην).
41
Plut., Ages. 7-8, 43. El biógrafo bebe de la tradición del historiador ateniense Jenofonte (Hell. 3, 4, 7-10), quien,
en cambio, no alude al humillante ordenamiento de Lisandro como despensero real.
42
Fornis, César, Esparta. La historia,… op. cit., p. 215.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 20
4. El recurso a la religión en los planes políticos de Lisandro
Fue tras esta vergonzosa afrenta cuando Lisandro decidió llevar a cabo su particular
desquite. Su intento de controlar a uno de los reyes espartanos con la designación de Agesilao
II había fracasado y el vencedor de Egospótamos pensó en un método más radical: modificar
el ordenamiento constitucional licurgueo para terminar de un plumazo con la diarquía o, en
su lugar, convertirla en una institución de carácter electivo. Los revolucionarios planes de
Lisandro no debieron de ser consecuencia directa del trato vejatorio dispensado por Agesilao
en Asia Menor, pues Plutarco asegura que fue ese el momento aprovechado para “ponerse
manos a la obra y dedicarse sin demora al plan que había pergeñado y maquinado tiempo atrás”
(καὶ τὰ πάλαι δοκοῦντα συγκεῖσθαι καὶ μεμηχανῆσθαι πρὸς μεταβολὴν καὶ νεωτερισμὸν ἐγνωκὼς
ἐγχειρεῖν τότε καὶ μὴ διαμέλλειν)43, mientras que Diodoro de Sicilia data los acontecimientos en
el año 403 a. C. El recurso a la religión por parte de Lisandro es bien descrito por el siciliota:
θεωρῶν δὲ τοὺς Λακεδαιμονίους μάλιστα τοῖς μαντείοις προσέχοντας, ἐπεχείρησε
τὴν ἐν Δελφοῖς προφῆτιν διαφθεῖραι χρήμασιν: ἐνόμιζε γάρ, εἰ χρησμὸν λάβοι
σύμμαχον ταῖς ἰδίαις ἐπιβολαῖς, ῥᾳδίως ἄξειν ἐπὶ τέλος τὴν προαίρεσιν. ἐπεὶ
δὲ παμπληθῆ χρήματα τοῖς περὶ τὸ μαντεῖον διατρίβουσιν ὑπισχνούμενος οὐκ
ἔπειθε, ταῖς ἐν Δωδώνῃ περὶ τὸ μαντεῖον οὔσαις ἱερείαις […]. οὐδὲν δὲ πρᾶξαι
δυνάμενος ἐξεδήμησεν εἰς Κυρήνην, πρόφασιν μὲν ὡς εὐχὰς ἀποδιδοὺς Ἄμμωνι,
τῇ δ᾽ ἀληθείᾳ διαφθεῖραι βουλόμενος τὸ μαντεῖον […].
43
Plut., Lys. 24, 2.
44
Diod. Sic., 14, 13, 3-5. Traducción de Juan José Torres Esbarranch, Marid, Editorial Gredos, 2008.
21 Javier Jara Herrero, “Luchas políticas y legitimación religiosa en…”
fueron depuestos mediante la intervención religiosa de los santuarios de Delfos y Olimpia45. En
cualquier caso, tal como continúa Diodoro, la negativa de estos centros sagrados hizo fracasar
sus planes. De hecho, fue el colegio sacerdotal de Amón el que envió la correspondiente
embajada a Esparta para acusar a Lisandro de haber intentado corromper a su oráculo46. Con
todo, el espartiata consiguió articular una férrea defensa que le valió la absolución en el juicio
al que le sometieron los éforos y que no agradó a los dignatarios africanos, quienes, antes
de partir de vuelta, espetaron “seremos mejores jueces nosotros cuando vosotros, espartanos,
vengáis a vivir con nosotros en Libia” (ἀλλ᾽ ἡμεῖς γε βέλτιον, ὦ Σπαρτιᾶται, κρινοῦμεν, ὅταν
ἥκητε πρὸς ἡμᾶς εἰς Λιβύην οἰκήσοντες)47, en referencia a un antiguo oráculo que vaticinaba que
los lacedemonios emigrarían algún día a sus tierras y que se asemeja sospechosamente al que
recibieron los habitantes de Tera antes de fundar la colonia de Cirene, compilado por Heródoto
de Halicarnaso48. Plutarco se hace eco asimismo de otro ardid de Lisandro para terminar con
la realeza en Esparta y que con anterioridad habría recogido Éforo: en el Helesponto, donde el
espartiata fue destinado tras su encontronazo con Agesilao, existía una mujer que decía estar
encinta de la semilla de Apolo, lo que fue vinculado por Lisandro con un hipotético vaticinio
de Delfos, que afirmaba que existían antiguas profecías que los sacerdotes del santuario tenían
taxativamente prohibido examinar hasta que no llegara un hijo del dios. El hijo de la mujer, al
que llamó Sileno, habría acudido al lugar para, en calidad de semidios, leer los oráculos ante la
multitud, estipulando uno de ellos que “lo mejor y lo preferible para los espartanos era que los
reyes fueran elegidos entre los mejores ciudadanos” (ὡς ἄμεινον εἴη καὶ λώϊον Σπαρτιάταις ἐκ
τῶν ἀρίστων πολιτῶν αἱρουμένοις τοὺς βασιλέας)49. Al parecer, dice Plutarco, la treta no llegó a
buen puerto porque uno de sus colaboradores finalmente se echó atrás.
Solo después de su muerte, en el 395 a. C., se encontraron en su casa diversos documentos
que revelarían su conspiración, en concreto, un elaborado discurso que habría preparado para
persuadir a la sociedad espartana de que los gobernantes deberían ser elegidos de entre todos
los ciudadanos50. Dicho discurso habría sido redactado por un tal Cleón de Halicarnaso, del que
solo sabemos que lo habría cobrado a un alto precio, tal como hacían los sofistas cotizados51.
Según las fuentes antiguas, el discurso de Cleón era tan peligroso que los éforos recomendaron
al diarca Agesilao que no lo sacara a la luz y destruyera las pruebas52. La destrucción de esta
documentación antes de darse a conocer, como es evidente, plantea el interrogante de la veracidad
de esta trama. La enemistad que se fraguó en Asia Menor entre Agesilao y Lisandro pudo dar
45
Parke, Herbert W., “The Deposing of Spartan Kings”, en Classical Quarterly, 39/3 (1945), pp. 106-112, https://
doi.org/10.2307/626162; Pascual González, José, Tebas y la confederación beocia… op. cit., p. 710.
46
Diod. Sic., 14, 13, 7.
47
Plut., Lys. 25, 3.
48
Hdt., 4, 150. Cf. Malkin, Irad, Myth and territory in the Spartan Mediterranean, Cambridge, Cambridge
University Press, 1994, pp. 195-196.
49
Plut., Lys. 26, 3.
50
Diod. Sic., 14, 13, 8.
51
Cf. Plut., Lys. 25, 1; Nep., Lys. 3.
52
Fornis, César, Esparta. La historia,… op. cit., p. 216.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 22
lugar a la creación de una “leyenda negra”, recogida por los autores antiguos, especialmente
notable en la obra de Jenofonte, y a la que pertenecería también la anécdota de Sileno y los
oráculos délficos que debía leer, en torno a la figura de este último que, si bien influyente, no
dejaba de estar subordinado al primero. Lisandro fue también el primer griego al que algunas
ciudades rindieron culto y levantaron altares, una heroización que chocaba frontalmente con
los principios espartanos de igualdad entre sus ciudadanos y que podría haber motivado el
recelo de las autoridades lacedemonias53. Así, resulta natural el escepticismo de parte de la
historiografía moderna al respecto de las ambiciones de Lisandro y de su proyecto de transformar
el ordenamiento político espartano54, pero, aun así, un amplio sector considera plausible que
tratara de reformar la Gran Retra tras la humillación sufrida en Éfeso55.
La muerte de Lisandro se enmarca en una campaña de castigo que Esparta quiso emprender
contra Tebas por su posicionamiento en el conflicto locrio-focidio que precedió la invasión
lacedemonia. Comenzada ya la guerra Beocia (395-386 a. C.) 56, los tebanos, cuyas simpatías
por los lacedemonios habían ya desaparecido por completo, persuadieron a sus aliados locrios
para que cesaran su tributo a los focidios. Las represalias no se hicieron esperar y, mientras los
locrios pidieron el auxilio beocio, las autoridades focidias hicieron lo propio con los espartanos.
Deseosa de quebrar el espíritu tebano, Esparta movilizó dos ejércitos y envió antes al mismo
Lisandro para que comandara las tropas aliadas focidias con órdenes de esperar al contingente
lacedemonio bajo el mando de Pausanias en Haliarto. Pero Lisandro, quien mantenía una vieja
rivalidad con el rey, quiso acaparar la gloria de la victoria y atacó las murallas, a cuya sombra
pereció al tiempo que sus hoplitas se batían en retirada57.
A pesar de su enemistad, Pausanias quiso recobrar el cadáver del que fuera héroe de las
armas espartanas (junto con el resto de los cuerpos sin vida de los combatientes lacedemonios)
bajo acuerdo, pues su localización hacía prácticamente imposible atacar la posición sin sufrir
53
Plut., Lys. 18, 4, basado en Duris de Samos; Hesych., s.v. Λυσάνδρεια; testimonios corroborados por la basa de
una estatua de un tetracampeón en la prueba del pancracio de la competición de las Lysandreia, nombre con el que
se pasó a conocer la fiesta en honor a la diosa Hera, las Heraia. Cf. también Bommelaer, Jean-François, Lysandre
de Sparte. Histoire et traditions, París-Atenas, Bibliothèque des Écoles Françaises d’Athènes et de Rome 240,
1981, p. 16.
54
Flower, Michael A., “Revolutionary Agitation and Social… op. cit., pp. 81-83; Keen, Antony G., “Lies about
Lysander”, en Papers of the Leeds International Latin Seminar, 9 (1996), pp. 289-290.
55
Este sector lo encabeza Hamilton, Charles D., “Spartan Politics and Policy, 405-401 B. C.”, en American Journal
of Philology, 91 (1970), p. 311.
56
Un completo estudio sobre el conflicto: Fornis, César, Grecia exhausta: Ensayo sobre la Guerra de Corinto,
Göttingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 2008.
57
Vid. Lévy, Edmond, Sparte… op. cit., p. 180-181; Murcia Ortuño, Javier, Esparta… op. cit., pp. 297-298.
23 Javier Jara Herrero, “Luchas políticas y legitimación religiosa en…”
cuantiosas bajas. Los tebanos, conscientes, solo aceptaron entregar el cuerpo de Lisandro si
las tropas de Esparta se retiraban inmediatamente de Beocia. Contraviniendo los deseos de la
gerousia, Pausanias recuperó el cadáver, pero fue acusado de cobardía en Esparta y llamado
a juicio58. El Agíada prefirió no presentarse al proceso, y los éforos le condenaron a muerte
por rebeldía, tras lo que hubo de retirarse al templo de Atenea Alea de Tegea como suplicante,
donde terminó sus días tras una enfermedad no antes del año 381 a. C.59 El cuerpo de Lisandro,
por su parte, fue sepultado en el camino que iba de Coronea a Delfos sin que se conozcan más
detalles.
Después de la derrota espartana en Haliarto, algunas de las poleis más poderosas de la
Hélade contemplaron oportuno el momento para acabar con la hegemonía que el final de la
guerra del Peloponeso había otorgado a Esparta. Atenas, Corinto, Tebas y Argos concretaron
de este modo un conjunto de symmachiai bilaterales60 aprovechando el momento de debilidad
institucional que había provocado el exilio del rey Pausanias y la muerte de Lisandro61. Los
éforos, alarmados, se vieron obligados a solicitar la vuelta a Grecia del rey Agesilao, quien estaba
consiguiendo unas decisivas victorias en el interior del reino persa que le permitieron extender
la influencia espartana en Asia Menor y, más importante, el reclutamiento de contingentes de
griegos minorasiáticos que acompañaron al diarca en su vuelta a Lacedemonia en el 394 a. C.62.
En una fecha cercana al 14 de agosto de ese año63, los espartanos se enfrentaron en igualdad
numérica a la coalición antilacedemonia en Coronea. A pesar de la victoria de Esparta, Agesilao
debió retirarse para curar sus heridas en Delfos, donde ofreció a Apolo el diezmo del botín
capturado en Asia y que Jenofonte cifra en “no menos de cien talentos” (οὐκ ἐλάττω ἑκατὸν
ταλάντων)64 con motivo de los juegos pitios. Las victorias espartanas en Grecia contrastaban
con las malas noticias procedentes de Asia, donde Agesilao había dejado una guarnición de
cuatro mil guerreros y una flota al mando del navarco Pisandro, hermano de su mujer, con
nula experiencia militar. La armada persa, dirigida por Farnabazo, derrotó a la de Pisandro en
las cercanías de Cnido en el verano del 394 a. C. y costeó Asia Menor para liberar la mayoría
de las ciudades con guarniciones espartanas. En ese momento, Esparta había renunciado a
58
Fornis, César, Esparta. La historia… op. cit., p. 222 matiza que el proceso judicial fue sin duda auspiciado por
los seguidores del fallecido Lisandro y por Agesilao, contrarios a las políticas conservadoras de Pausanias. Fue el
segundo al que se enfrentó el diarca. Paus., 3, 5, 2 informa de la llamada a consultas por parte de las autoridades
espartanas tras su infructuosa invasión del Ática en el 403 a. C.
59
Xen., Hell. 3, 25.
60
Es difícil catalogar la naturaleza de este sinedrio antilacedemonio. Para profundizar en la cuestión de este y otros
pactos de alianza griegos, vid. Alonso Troncoso, Víctor, “Para un corpus de los tratados de alianza de la Grecia
clásica”, en Dike, 4 (2001), pp. 219-232.
61
Las fuentes antiguas que informan de la alianza son Xen., Hell. 4, 2, 1; Diod. Sic., 14, 82, 1. Vid. asimismo Fornis,
César, “La configuración política y jurídica del synédrion de Corinto (395-394 a. C.)”, en Revue Internationale des
Droits dans l’Antiquité, 54 (2007), pp. 65-81.
62
Pascual González, José, Tebas y la confederación… op. cit., p. 711.
63
Xen., Hell. 4, 3, 10 informa de un eclipse de sol que la astronomía ha fechado en ese preciso día. Plut., Ages.
17, 4-5 se limita a asegurar que el ejército espartano se encontraba acampado en la localidad el día del fenómeno.
64
Xen., Hell. 4, 3, 21. Cf. Plut., Ages. 19.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 24
la preponderancia naval en el Egeo y a la forja de un imperio más allá de las fronteras del
Peloponeso para defender Grecia continental65.
Con la aventura asiática en un segundo plano (pues Agesilao mantuvo en Oriente un
ejército de cuatro mil hoplitas al mando del espartiata Euxeno66), Esparta se centró finalmente
en el conflicto que amenazaba la península peloponesia. En el año 387 a. C., los espartanos
hicieron los preparativos para atacar Argos, sempiterna rival de Esparta desde el siglo vi a.
C.67 e integrante del conjunto de poleis que se habían levantado en armas contra la hegemonía
lacedemonia. Los diarcas quisieron aprovechar la celebración de las Carneas, fiestas religiosas
dorias en honor a Apolo, para llevar a cabo la ofensiva68. La táctica de Argos radicaba en
aprovechar la inexactitud de su calendario para poder alegar la tregua (o negarla, según las
necesidades del momento69). Los argivos no imaginaron que los ciudadanos de Esparta, en
tanto que dorios y devotos, fueran a violar los preceptos que establecían la prohibición de
actividades militares durante este festival70, pero las autoridades lacedemonias urdieron una
inteligente estratagema: Agesípolis, otro diarca en el trono lacedemonio, viajó a Olimpia, al
santuario de Zeus, para preguntar al dios “si le era lícito no aceptar las treguas de los argivos,
ya que alegaban como pretexto los meses sagrados, no cuando era su época, sino cuando los
lacedemonios se disponían a atacarlos” (εἰ ὁσίως ἂν ἔχοι αὐτῷ μὴ δεχομένῳ τὰς σπονδὰς τῶν
Ἀργείων, ὅτι οὐχ ὁπότε καθήκοι ὁ χρόνος, ἀλλ᾽ ὁπότε ἐμβάλλειν μέλλοιεν Λακεδαιμόνιοι, τότε
ὑπέφερον τοὺς μῆνας)71.
Cabe recordar que el santuario olímpico se encontraba en Élide, estado aliado, si bien
forzoso, del lacedemonio tras la guerra que ambos mantuvieron en los últimos años del siglo v
a. C. (vid. supra), por lo que los sacerdotes del lugar sagrado se veían prácticamente obligados
a emitir vaticinios favorables a los intereses espartanos. Como era de esperar, el oráculo de
Zeus otorgó la aprobación del ataque. Agesípolis viajó entonces a Delfos, menos controlado
por Esparta, para preguntar simplemente a Apolo “si pensaba lo mismo que su padre” (καθάπερ
τῷ πατρί)72. Resultaba complicado que Apolo, siendo hijo de Zeus, no estuviera de acuerdo
con su padre, el dueño del Olimpo, y, por extensión, con el oráculo que Agesípolis recibió en
Olimpia73. Gracias a esta manipulación, pudo llevarse a cabo el ataque contra Argos. Siguiendo
la crónica de Jenofonte, después de la victoria espartana se produjo un terremoto que algunos de
65
Murcia Ortuño, Javier, Esparta… op. cit., pp. 302-303.
66
Fornis, César, Esparta. La historia… op. cit., p. 225.
67
Vid. Fornis, César y Adolfo J. Domínguez Monedero, “El conflicto entre Argos y Esparta por la Tireátide y el
culto a Apolo Piteo”, en Gerión, 32 (2014), pp. 79-103.
68
Acerca del festival de las Carneas, consúltese Richer, Nicolas, “Les ‘Karneia’ de Sparte”, en Cataldi, Silvio et al.,
Salvare le poleis, costruire la concordia, progettare la pace, Alejandría (It.)., Edizioni dell’Orso, 2012, pp. 39-69.
69
Th., 5, 54, 2 describe cómo Argos utilizó su impredecible calendario para atacar y saquear Epidauro en el 419 a.
C., en el transcurso de la “paz de Nicias”.
70
Lupi, Marcello, L’ordine delle generazioni. Classi di età e costumi matrimoniali nell’antica Sparta, Bari,
Edipuglia, 2000, pp. 61-64; Cartledge, Paul, Los espartanos: una historia épica, Madrid, Ariel, 2009, pp. 107-108.
71
Xen., Hell. 4, 7, 2.
72
Ibídem.
73
Parke, Herbert W. y Donald E. Wormell, The Delphic Oracle… op. cit., pp. 209-210; Scott, Michael, Delfos…
op. cit., pp. 184-185.
25 Javier Jara Herrero, “Luchas políticas y legitimación religiosa en…”
los soldados lacedemonios atribuyeron a la ira de Poseidón, encolerizado por el atrevimiento de
su comandante. Mientras los hoplitas entonaban el peán para calmar a la deidad, Agesípolis se
apresuró a replicar que “si hubiera provocado el terremoto cuando se disponía a invadir, habría
reconocido que se lo impedía, mas una vez que había invadido, consideraba que lo animaba”
(εἰ μὲν μέλλοντος αὐτοῦ ἐμβάλλειν σείσειε, κωλύειν ἂν αὐτὸν ἡγεῖτο: ἐπεὶ δὲ ἐμβεβληκότος,
ἐπικελεύειν νομίζοι)74. Los hoplitas espartanos, envalentonados, saquearon los campos de la
Argólide al día siguiente, pero no consiguieron establecer una base permanente75.
Después del episodio concerniente al ataque espartano a Argos del 387 a. C., las fuentes
parecen enmudecer en lo que a los contactos entre Esparta y las instituciones religiosas más
importantes durante la guerra de Corinto se refiere. Durante el primer cuarto del siglo iv a. C.,
Esparta pudo mantener su supremacía y fue conocida por constituir el estado con los vínculos
más fuertes con Delfos76. La paz de Antálcidas, con la que los espartanos dieron victoriosamente
carpetazo a la guerra de Corinto77, supuso también el final de la célebre sintonía entre ambas
entidades. Si en el siglo anterior las victorias espartanas fueron acompañadas del levantamiento
de sofisticados y costosos monumentos en el santuario délfico, tras esta contienda Agesilao
II rehusó erigir un memorial en el espacio sagrado, al estilo de su predecesor Agis II tras la
victoria sobre Élide78, “por considerarlo más propio de hombres ricos que de hombres buenos”
(καὶ τὸ μὲν πλουσίων, τὸ δὲ τῶν ἀγαθῶν)79. La negativa del diarca, quien para Jenofonte encarna
la austeridad propia de un auténtico espartiata y el ideal panhelenista, es quizá una evidencia
de que, avanzada la primera mitad del siglo iv a. C., las relaciones con el oráculo de Delfos
se habían convertido en una cuestión secundaria para los espartanos, probablemente porque el
mantenimiento de su hegemonía hacía menos necesaria la intervención política de la sacerdotisa
de Apolo para legitimar sus pretensiones.
La “paz de Antálcidas”, como imposición del estado hegemónico espartano sobre las
poleis vencidas80, tuvo como consecuencia la expulsión de la guarnición espartana de la Cadmea
74
Xen., Hell. 4, 7, 4.
75
Paus., 3, 5, 8.
76
Parke, Herbert W. y Donald E. Wormell, The Delphic Oracle… op. cit., p. 216.
77
Cf. Fornis, César, “La paz enviada por el Rey (387/6 a. C.)”, en Dike, 10 (2007), pp. 155-183.
78
Jacquemin, Anne, “Sparte et Delphes du IVe siècle av. J.-C. au IIe siècle av. J.-C. Un déclin inscrit dans l’espace
sacré”, en Dialogues d’histoire ancienne, 11 (2014), p. 136.
79
Xen., Ages. 11, 7.
80
Un estudio de los matices de “paz de Antálcidas”, sus cláusulas y sus consecuencias es el de Fornis, César, “La
paz enviada por el rey… op. cit.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 26
y la derrota de la facción laconizante en Tebas, lo que acabó redundando en la refundación de la
Liga Beocia, una asociación de ciudades de la región homónima que quedó bajo el liderazgo de
esta polis81. El conflicto entre espartanos y beocios alcanzó uno de sus momentos más célebres
en el año 371 a. C., en el que se libró la batalla de Leuctra, donde las armas lacedemonias fueron
vencidas por el ejército del beotarco Epaminondas y se asestó un duro golpe a la supremacía
espartana82. Las fuentes nos muestran la indiferencia que los lacedemonios parecían mostrar
hacia los dioses, pues parecía que la divinidad daba claras muestras de lo que estaba por
acontecer en Esparta. El acontecimiento de Leuctra, aciago momento en la historia espartana,
fue anunciado por el santuario de Delfos, como si el propio Apolo hubiera decidido el final de
la suerte espartana. Así, Diodoro de Sicilia escribió al respecto:
[…] τὸ θεῖον προεσήμαινεν αὐτοῖς τῆς ἀρχῆς τὴν ἀποβολήν· ὤφθη μὲν γὰρ κατὰ
τὸν οὐρανὸν ἐπὶ πολλὰς νύκτας λαμπὰς μεγάλη καομένη, ἀπὸ τοῦ σχήματος
ὀνομασθεῖσα πυρίνη δοκίς· μικρὸν δ’ ὕστερον ἡττηθέντες οἱ Σπαρτιᾶται
παραδόξως μεγάλῃ μάχῃ τὴν ἡγεμονίαν ἀπέβαλον ἀνελπίστως
Plutarco, quien, como hemos visto, se nutre de fuentes susceptibles a la “leyenda negra”
forjada en torno a la figura de Lisandro, enlaza el enojo de Apolo con el otrora navarco,
haciéndole, quizá, responsable de la decadencia espartana:
ὀφθαλμοὶ τοῦ ἀνδριάντος, οἱ δ᾽ ἀστέρες ἠφανίσθησαν οὓς Λύσανδρος
ἀνέθηκεν ἀπὸ τῆς ἐν Αἰγὸς ποταμοῖς ναυμαχίας. ὁ δ᾽ αὐτοῦ τοῦ 1 Λυσάνδρου
λίθινος ἀνδριὰς ἐξήνθησεν ἀγρίαν λόχμην καὶ πόαν τοσαύτην τὸ πλῆθος, ὥστε
κατακρύψαι τὸ πρόσωπον.
81
Esta asociación, en la que Tebas ejercía la hegemonía de su territorio circundante, ya existió con antelación y fue
disuelta en el año 386 a. C. Acerca de esta Liga y de su temporal desaparición, vid. Buck, Robert J., Boiotia and
the Boiotian League, 432-371 B. C., Alberta, University of Alberta Press, 1994.
82
Cf. Fornis, César, Esparta. La historia… op. cit., pp. 262-272.
83
Diod. Sic., 15, 50, 2.
84
Plut., Mor. 397F. Traducción de Mercedes López Salvá, Francisca Pordomingo Pardo y José Antonio Fernández
Delgado, Madrid, Editorial Gredos, 1995.
27 Javier Jara Herrero, “Luchas políticas y legitimación religiosa en…”
Este parece ser el final de las anteriormente fluidas relaciones entre Esparta y el oráculo
de Delfos85. A lo largo de su historia, desde su configuración como polis y por motivaciones
esencialmente políticas, los espartanos vincularon su trayectoria con el santuario délfico. En
esta ocasión, en la que el poderío lacedemonio pareció tocar fondo, los espartiatas eligieron,
también, interpretar su decadencia a través del oráculo mediante paranormales, pero simbólicos,
acontecimientos que representarían el sentir generalizado tras la derrota de Leuctra y que fueron,
posteriormente, recogidos por los autores de la Antigüedad. Curiosamente, las mismas fuentes
que nos informan de las señales de la providencia hacia la caída de Esparta tienen en cuenta una
vieja y famosa profecía, también délfica, convertida tras el 371 a. C. en proverbio. Dicho oráculo
(evidentemente, una construcción post eventum) advertía sobre los peligros que entrañaría el
apego de Esparta por la riqueza. Atendiendo a Diodoro, “el mismo Licurgo recibió de Delfos
un oráculo respecto a la codicia, el cual se ha conservado en forma de proverbio: «La codicia,
y ninguna otra cosa, será la ruina de Esparta»” (Ὅτι ὁ αὐτὸς Λυκοῦργος ἤνεγκε χρησμὸν ἐκ
Δελφῶν περὶ τῆς φιλαργυρίας τὸν ἐν παροιμίας μέρει μνημονευόμενον, ἁ φιλοχρηματία Σπάρταν
ὀλεῖ, ἄλλο δὲ οὐδέν)86. Plutarco, por su parte, escribió que “a los reyes Alcámenes y Teopompo
se les había dado un oráculo: «El amor a la riqueza matará a Esparta»” (Ἀλκαμένει γὰρ καὶ
Θεοπόμπῳ τοῖς βασιλεῦσι χρησμὸς ἐδόθη ἁ φιλοχρηματία Σπάρταν ὀλεῖ)87.
Ambos autores, que escribieron sus obras respectivamente en los siglos i a. C. y entre
finales del i y principios del ii d. C., relacionan el oráculo con la instauración de la Gran Retra
y del sistema normativo espartano, aun con diferencias en su relato. La tradición refleja la
crisis sociopolítica de Esparta tras la guerra del Peloponeso, que terminó por estallar una vez
configurado el imperio espartano. En cualquier caso, parece que tanto el Sículo como el de
Queronea escribieron bajo una fuerte influencia de la obra de Jenofonte quien, en el siglo iv a.
C., compiló las normas del orden licurgueo en su Constitución de los lacedemonios y creó la vía
moralizante por la que se explicó el fracaso de Leuctra, contraponiendo la Esparta “decadente”
de su tiempo al modelo de virtud que habría representado siglos atrás88. Sirva, para cerrar este
estudio, uno de los últimos fragmentos de este documento, extenso pero ilustrativo, en el que el
historiador ateniense se lamenta de la degeneración de las costumbres espartanas y atribuye sin
dudar la decadencia del poderío espartano a la insolencia de los lacedemonios hacia los dioses:
οἶδα γὰρ πρότερον μὲν Λακεδαιμονίους αἱρουμένους οἴκοι τὰ μέτρια ἔχοντας
ἀλλήλοις συνεῖναι μᾶλλον ἢ ἁρμόζοντας ἐν ταῖς πόλεσι καὶ κολακευομένους
διαφθείρεσθαι. καὶ πρόσθεν μὲν οἶδα αὐτοὺς φοβουμένους χρυσίον ἔχοντας
φαίνεσθαι: νῦν δ᾽ ἔστιν οὓς καὶ καλλωπιζομένους ἐπὶ τῷ κεκτῆσθαι. ἐπίσταμαι δὲ
καὶ πρόσθεν τούτου ἕνεκα ξενηλασίας γιγνομένας καὶ ἀποδημεῖν οὐκ ἐξόν, ὅπως
μὴ ῥᾳδιουργίας οἱ πολῖται ἀπὸ τῶν ξένων ἐμπίμπλαιντο: νῦν δ᾽ ἐπίσταμαι τοὺς
85
Jacquemin, Anne, “Sparte et Delphes… op. cit.”, p. 145.
86
Diod. Sic., 7, 12, 5.
87
Plut., Mor. 239F.
88
Fornis, César, El mito de Esparta. Un itinerario por la cultura occidental, Madrid, Alianza Editorial, 2019, p. 45.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 28
δοκοῦντας πρώτους εἶναι ἐσπουδακότας ὡς μηδέποτε παύωνται ἁρμόζοντες ἐπὶ
ξένης. καὶ ἦν μὲν ὅτε ἐπεμελοῦντο ὅπως ἄξιοι εἶεν ἡγεῖσθαι: νῦν δὲ πολὺ μᾶλλον
πραγματεύονται ὅπως ἄρξουσιν ἢ ὅπως ἄξιοι τούτων ἔσονται. τοιγαροῦν οἱ
Ἕλληνες πρότερον μὲν ἰόντες εἰς Λακεδαίμονα ἐδέοντο αὐτῶν ἡγεῖσθαι ἐπὶ τοὺς
δοκοῦντας ἀδικεῖν: νῦν δὲ πολλοὶ παρακαλοῦσιν ἀλλήλους ἐπὶ τὸ διακωλύειν
ἄρξαι πάλιν αὐτούς. οὐδὲν μέντοι δεῖ θαυμάζειν τούτων τῶν ἐπιψόγων αὐτοῖς
γιγνομένων, ἐπειδὴ φανεροί εἰσιν οὔτε τῷ θεῷ πειθόμενοι οὔτε τοῖς Λυκούργου
νόμοις.
7. Consideraciones finales
89
Xen., Lac. 14, 2-7. Traducción de Antonio Guzmán Guerra, Madrid, Alianza Editorial, 2007.
29 Javier Jara Herrero, “Luchas políticas y legitimación religiosa en…”
Lisandro y dispuesta a superar los viejos valores tradicionales (fundamentados en el refugio
dentro de las fronteras del Peloponeso y en un ordenamiento constitucional hipotéticamente
inmutable) para abrir una nueva etapa, revolucionaria en la política interna y agresiva en
el plano exterior, en la que no había cabida para las limitaciones impuestas por los grandes
oráculos. Abandonado el espíritu bajo el cual los espartiatas se convirtieron en indiscutibles
dueños del destino de la Hélade, resulta comprensible que Jenofonte encontrara una relación
entre una supuesta decadencia espartana y la renuncia a seguir los férreos dictados licurgueos;
perspectiva esta que ha trascendido a través de los autores posteriores. No obstante, el principio
del fin de la preponderancia lacedemonia sobre Grecia no es más que la prueba de que el mirage
espartano, la ilusión de una supuesta igualdad socioeconómica entre los ciudadanos de la polis,
distaba mucho de representar una realidad. Esparta continuó constituyendo una potencia a tener
en cuenta, pero las pugnas por el poder y por asumir el mando de las relaciones exteriores
fueron un lastre durante el siglo iv a. C.90. En este sentido, no deja de resultar interesante la
transformación experimentada por el recurso a la religión que, si bien contribuyó a consolidar
el dominio peloponesio en la centuria anterior, pasó a convertirse en un arma arrojadiza en el
nuevo escenario geopolítico.
Tal y como apunta Jones, Arnold Hugh M., Sparta, Oxford, Barnes & Noble Inc., 1967, p. 148, tras la batalla de
90
Thracians in Hispania
Abstract: The main objective of this article is to compile and study the epigraphic
documentation related to the presence of Thracian immigrants origin in the Iberian
Peninsula. We aim to offer an updated epigraphic catalogue and a synthesis of this
emigration. Among other elements, the causes that motivated the displacements, the
onomastics of the detected immigrants and the activity that they developed in Hispania
will be studied.
1
Ayuda puente doctores Plan Propio. Departamento de Historia Antigua, Universidad de Granada. Este
trabajo se enmarca en las líneas de estudio del grupo de investigación HUM-215 dirigido por el Prof. Dr.
C. González Román y deriva de la tesis doctoral Las colonias romanas de Hispania y los movimientos de
población (siglos I-II d.C.), defendida en la Universidad de Granada en marzo de 2019. Asimismo, forma
parte del proyecto de investigación Veterani et milites en las colonias romanas de Hispania, otorgado a
quien suscribe estas líneas por el Plan Propio de Investigación de la Universidad de Granada en el marco
del Programa de Proyectos de Investigación para Jóvenes Investigadores.
2
Dalla Rosa, Alberto, “Tracia e Mesia”, en Letta, Cesare y Simonetta Segenni (a cura di.), Roma e le sue province.
Dalla prima guerra punica a Diocleziano, Roma, Carocci editore, 2015, pp. 171-176.
3
Albertini, Eugène, “Les étrangers residant en Espagne á l’epoque romaine”, en Mélanges Cagnat, Paris, 1912,
pp. 297-318; Balil, Alberto, “La economía y los habitantes no hispánicos del levante español durante el Imperio
romano”, en Archivo de Prehistoria Levantina, 5 (1954), pp. 251-273; García y Bellido, Antonio, “El elemento
forastero en Hispania romana”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 144 (1959), pp. 119-154; Haley,
Evan W., Foreigners in Roman Imperial Spain: investigations of geographical mobility in the spanish provinces of
the Roman Empire (30 B.C. – A.D. 284), Columbia University, 1986, pp. 175-237; Haley, Evan W., Migration and
economy in Roman Imperial Spain, Barcelona, Universidad de Barcelona, 1991, pp. 27-52.
4
Marín Díaz, Mª. Amalia, “La emigración itálica a Hispania en el siglo II a. C.”, en Studia Historica. Historia
Antigua, 4-5 (1986-1987), pp. 53-63; Marín Díaz, Mª. Amalia, Emigración, colonización y municipalización en
la Hispania republicana, Granada, Universidad de Granada, 1988; Barreda Pascual, Adela, Gentes itálicas en
33 José Ortiz Córdoba, “Tracios en Hispania”
incrementó, alcanzando su máximo volumen durante la colonización cesariana y augustea5. El
final de las guerras civiles que marcaron la última etapa de la República favoreció el desarrollo de
la movilidad geográfica, que alcanzó un notable grado de complejidad y una enorme diversidad
durante los siglos del Principado. Gracias a la epigrafía conocemos la llegada a Hispania de
numerosos inmigrantes, entre los que destacaron por su número itálicos6, galos7 y africanos8.
A ellos debemos sumar otros grupos de población procedentes de regiones más lejanas como
Grecia, el este mediterráneo y las zonas fronterizas del Rhin y el Danubio9.
El estudio de estos colectivos ha tenido una proyección desigual. Algunos de ellos, como
sucede con los itálicos, los africanos o los orientales, han recibido una notable atención por
parte de los investigadores, mientras que otros han pasado prácticamente desapercibidos como
consecuencia, podemos imaginar, de su escaso volumen. Entre estos últimos se encuentra la
inmigración de origen tracio. Su presencia en el ámbito historiográfico se limita a las breves
consideraciones realizadas por A. García y Bellido y E. W. Haley en sus trabajos sobre la
emigración en la península ibérica10. Carecemos, por tanto, de un estudio específico sobre
la movilidad relacionada con este territorio en el que se recoja un listado actualizado de la
documentación epigráfica y de las referencias bibliográficas relacionadas con la misma.
Hispania Citerior (218-14 d.C.). Los casos de Tarraco, Carthago Nova y Valentia, tesis doctoral, Universidad de
Barcelona, 1998; Le Roux, Patrick, “L’emigration italique en Citérieure et Lusitanie jusqu’à la mort de Néron”, en
Beltrán Lloris, Francisco (ed.), Roma y el nacimiento de la cultura epigráfica en occidente, Zaragoza, Institución
Fernando el Católico, 1995, pp. 85-95; Navarro Caballero, Milagros, “Notas sobre algunos gentilicios romanos
de Lusitania: una propuesta metodológica acerca de la emigración itálica”, en Gorges, Jean-Gérard y Trinidad
Nogales Basarrate (eds.), Sociedad y cultura en Lusitania romana. IV Mesa Redonda Internacional, Mérida, Junta
de Extremadura, 2000, pp. 281-297; González Román, Cristóbal, “Romanos e itálicos en la Hispania republicana”,
en Pons Pujol, Lluís (ed.), Hispania et Gallia: dos provincias del Occidente romano, Barcelona, Universidad de
Barcelona, 2010, pp. 13-32.
5
Para un estado de la cuestión sobre la colonización romana en Hispania ver Ortiz Córdoba, José, Las colonias
romanas de Hispania y los movimientos de población (Siglos I-II d.C.), tesis doctoral, Universidad de Granada,
2019, p. 69-531.
6
Ver nota 4.
7
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., pp. 129-131; Haley, Evan W., Foreigners in…
op. cit., pp. 146-152; Haley, Evan W., Migration and… op. cit., pp. 33-37; Beltrán Lloris, Francisco, “Galos en
Hispania”, en Acta Archaeologica Academiae Scientiarum Hungaricae, vol. 57, 1-3 (2006), pp. 183-200, https://
doi.org/10.1556/AArch.57.2006.1-3.13; Ortiz Córdoba, José, “De Gallia a Hispania. La inmigración gala en la
península ibérica a través de las evidencias epigráficas”, en Hispania Antiqua, 43 (2019), pp. 155-201, https://doi.
org/10.24197/ha.XLIII.2019.155-201
8
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., pp. 144-150; Haley, Evan W., Foreigners in… op.
cit., pp. 162-174; Haley, Evan W., Migration and… op. cit., pp. 44-51; Gozalbes Cravioto, Enrique, “Documentos
epigráficos acerca de las relaciones entre Hispania y Mauretania Tingitana”, en Akerraz, Aomar et al. (eds.),
L’Africa romana. Mobilità delle persone e dei popoli, dinamiche migratorie, emigrazioni ed immigrazioni nelle
province occidentali dell’Impero romano, vol. II, Roma, Carocci editore, 2006, pp. 1337-1349; Lefebvre, Sabine,
“Les migrations des Africani en Péninsule Ibérique: quelle vérite?”, en Caballos Rufino, Antonio y Ségolène
Demougin (eds.), Migrare. La formation des élites dans l’Hispanie Romaine, Burdeos, De Boccard, 2006, pp.
101-203, https://doi.org/10.4000/books.ausonius.7605; Ortiz Córdoba, José, “Africani en las colonias romanas de
la Hispania Citerior (siglos I-II d.C.)”, en Cartagine. Studi e Ricerche, 4 (2019), pp. 1-22.
9
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., pp. 131-144; Haley, Evan W., Foreigners in… op.
cit., pp. 152-162; Haley, Evan W., Migration and… op. cit., pp. 37-44; Gascó Lacalle, Fernando, “Presencias
griegas en el sur de la península ibérica desde la época helenística al tiempo de los Severos”, en González Román,
Cristobal (ed.), La sociedad de la Bética. Contribuciones para su estudio, Granada, Universidad de Granada,
1994, pp. 211-239; Gallego Franco, Henar, “Pannonios en Hispania romana”, en Hispania Antiqua, 21 (1997), pp.
341-362; Beltrán Fortes, José, “Greco-orientales en la Hispania republicana e imperial a través de las menciones
epigráficas”, en De Hoz, Mª Paz y Gloria Mora (eds.), El Oriente griego en la Península Ibérica: epigrafía e
historia, Madrid, Real Academia de la Historia, 2013, pp. 185-204.
10
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., pp. 137-139; Haley, Evan W., Foreigners in… op.
cit., pp. 154-155; Haley, Evan W., Migration and… op. cit., p. 39.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 34
Nuestra contribución pretende ayudar a superar ese vacío. Para ello, presentamos un trabajo
donde abordamos el estudio de los inmigrantes de origen tracio llegados a la península ibérica.
A través del análisis de la documentación epigráfica trataremos de determinar las ciudades
o pueblos de origen de estos inmigrantes, las causas que motivaron su desplazamiento y el
papel que jugaron en Hispania. Prestaremos igualmente atención a otros elementos como el
status social, la naturaleza de las inscripciones reunidas o las peculiaridades onomásticas que
presentan los personajes estudiados.
2. Estudio de la documentación
Sobre la origo ver Lassère, Jean-Marie, Manuel d’ Épigraphie Romaine, París, Picard, 2005, pp. 128-136; Grüll,
11
Tibor, “Origo as identity factor in Roman epitaphs”, en Cupcea, George y Rada Varga (eds.), Social Interactions
and Status Markers in the Roman World, Oxford, Archaeopress, 2018, pp. 139-150.
35 José Ortiz Córdoba, “Tracios en Hispania”
En otras ocasiones, para la realización de estudios similares a este, hemos empleado
un tercer criterio basado en la presencia de tribus poco frecuentes en Hispania. La tribu
conformaba el elemento jurídico/administrativo mediante el que los ciudadanos quedaban
inscritos en el censo de su civitas. Por ello, cuando en una ciudad hispana encontramos una
tribu que no se corresponde con la de sus habitantes, tendemos a identificar al individuo que
la porta con un inmigrante, ya sea de origen hispano o extrapeninsular. Esta metodología, que
resulta bastante certera gracias a la sistematización de las tribus hispanas realizadas en diversas
contribuciones12, no es útil para este trabajo, puesto que ninguno de los inmigrantes tracios que
hemos documentado presenta adscripción tribal.
Tomando como base los parámetros mencionados, hemos revisado tanto los índices
de CIL II, con sus diversas actualizaciones conventuales (CIL II2/5, CIL II2/7 y CIL II2/14),
como los distintos corpora provinciales de la península ibérica. La documentación reunida
mediante este procedimiento ha sido completada con la información incluida en publicaciones
especializadas de carácter periódico, como Hispania Epigraphica (HEp) o Année épigraphique
(AE), y en bases de datos de tipo informático, como Epigraphik-Datenbank Clauss-Slaby
(EDCS), Epigraphic Datenbank Heidelberg (EDH) o Hispania Epigraphica Online (HEpOL).
A partir de estas fuentes de información hemos elaborado un corpus epigráfico compuesto
por siete inscripciones que aluden a diez personajes. Para llevar a cabo su estudio, estos
individuos han sido distribuidos en dos grupos: por un lado, los inmigrantes cuyo origen tracio
resulta indiscutible; por otro, aquellos individuos cuya vinculación con Tracia presenta mayores
dudas. Dentro de cada grupo los personajes estudiados han sido dispuestos en orden alfabético.
Dado que en la lista que presentamos se combinan nombres únicos con tria nomina, agnomina
y estructuras bimembres, en los dos apartados de nuestro trabajo hemos situado en primer lugar
a los individuos con tria nomina, ordenados en función de su nomen; posteriormente, aparecen
dispuestos el resto de personajes en función de sus cognomina.
En este primer apartado hemos incluido las inscripciones de cinco individuos cuya origo
podemos vincular con total seguridad con la región de Tracia.
12
Wiegels, Rainer, Die Tribusinschriften des romischen Hispanien, Walter de Gruyter & Co., Berlín, 1985; González
Fernández, Julián, “Urso, ¿tribu Sergia o Galeria?, en González Fernández, Julián (ed.), Estudios sobre Urso
Colonia Iulia Genetiva, Sevilla, Alfar, 1989, pp. 133-154; Stylow, Armin U., “Apuntes sobre las tribus romanas
en Hispania”, en Veleia, 12 (1995), pp. 105-123; Fasolini, Donato, Le tribu romane della Hispania Tarraconensis.
L’ascrizione tribale dei cittadini romani nelle testimonianze epigrafiche, Milán, Vita e Pensiero, 2012.
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2.1.1. Marcus Aurelius Victor
13
AE 1928, 173: D(is) M(anibus) s(acrum) / M(arcus) Aurel(ius) Victor / [m(iles)] leg(ionis) VII G(eminae) P(iae)
F(elicis) natio(ne) / [Th]rax anno(rum) XLV st(ipendiorum) XX / opt(io) eqq(uitum) L[---] / p(edes) VIIII a[---]
14
Forni, Giovanni, Il reclutamento delle legioni da Augusto a Diocleziano, Roma, Bocca, 1953, p. 227.
15
Entre ellos se encuentra García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., p. 133, quien asignó a M.
Aurelius Victor una procedencia sajona (natione Saxo). Esta origo aparece también en Diego Santos, Francisco,
Inscripciones Romanas de la Provincia de León (IRPLE), León, Institución Fray Bernardino de Sahagún, 1986,
inscripción nº 149, aunque posteriormente fue corregida en Rabanal Alonso, Manuel A. y Sonia Mª. García
Martínez, Epigrafía romana de la provincia de León: revisión y actualización (ERPLE), León, Universidad de
León, 2001, inscripción nº 129. De forma reciente también aparece referida en la entrada que esta inscripción tiene
en la base de datos Epigraphische Datebank Heidelberg bajo la referencia HD023842.
16
Le Roux, Patrick, L’armée romaine et l’organisation des provinces iberiques d’Auguste a l’invasion de 409,
París, De Boccard, 1982, pp. 232 y 330; Haley, Evan W., Foreigners in… op. cit., pp. 154-155; Haley, Evan W.,
Migration and… op. cit., p. 39; ERPLE, 129; Palao Vicente, Juan José, Legio VII Gemina (Pia) Felix. Estudio
de una legión romana, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2006, pp. 132 y 176; Hernández Guerra, Liborio,
“Veterani et milites alieni in Hispania”, en Aquila Legionis, 9 (2007), p. 51, nº 10; Santos Yanguas, Narciso,
“Soldados legionarios de origen astur en el ejército romano”, en Studia Zamorensia, 10 (2011), p. 201. No faltan
otras propuestas como la formulada en los años ochenta por Rabanal Alonso, Manuel A., “La Legio VII: mandos
y soldados”, en Studia Historica. Historia Antigua, 6 (1988), p. 149, nº 3, corregida posteriormente (ERPLE,
129), de considerar a este personaje originario de la ciudad de Sexi (Natione Saxetana), la actual Almuñécar, o la
enunciada por Roldán Hervás, José Manuel, Hispania y el ejército romano, Salamanca, Universidad de Salamanca,
1974, p. 312, nº 654, para quien M. Aurelius Victor procedería de la ciudad norteafricana de Saxum Fabr.
17
Rabanal Alonso, Manuel A., “La Legio VII… op. cit., p. 149, nº 3; ERPLE, 129; Santos Yanguas, Narciso,
“Soldados legionarios… op. cit., p. 200.
18
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., p. 133; Le Roux, Patrick, L’armée… op. cit., pp.
230 y 233; Palao Vicente, Juan José, Legio VII Gemina… op. cit., p. 176.
19
Rodríguez González, Julio, Historia de las legiones romanas, Madrid, Signifer Libros, 2001, pp. 250-251.
37 José Ortiz Córdoba, “Tracios en Hispania”
los Severos20. Es posible que también en este mismo periodo hubiese accedido a la ciudadanía
romana, quizás en época de Caracalla, como reflejan su praenomen y su nomen21.
El servicio de un personaje tracio en una unidad tan vinculada a Hispania como era la VII
Gemina debe relacionarse con los cambios en la composición de esta legión detectados por J.J.
Palao Vicente durante el siglo iii d. C., periodo en que el reclutamiento de la VII Gemina parece
abrirse a regiones y gentes del Imperio que hasta ese momento no se habían caracterizado por
su alto grado de romanización22.
20
Le Roux, Patrick, L’armée… op. cit., p. 330; Palao Vicente, Juan José, Legio VII Gemina… op. cit., p. 176.
21
Le Roux, Patrick, L’armée… op. cit., p. 233. Para García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit.,
p. 133, la onomástica de este legionario debería relacionarse con Marco Aurelio o Cómodo, bajo cuyos reinados
consideraba que habría sido reclutado.
22
Palao Vicente, Juan José, Legio VII Gemina… op. cit., pp. 131-132.
23
CIL II, 2984: Iulius Lon/ginus Doles / Biticenti f(ilius) Bes/sus eques alae / Tautor(um) Vic(tricis) c(ivium)
R(omanorum) f(idelis?) / an(norum) XL aer(orum) XXII h(ic) s(itus) e(st) / Sulpicius Susulla / et Fuscus Bitius /
h(eredes) ex t(estamento) f(aciendum) c(uraverunt.
24
Esta imagen representaría, a juicio de San Vicente, José Ignacio, “Galba, el Ala Tauriana y el Ala Sulpicia”, en
Hispania Antiqua, 31 (2007), p. 92, al dios Caballero-Héroe, divinidad principal de los tracios.
25
Sobre la misma ver Roldán Hervás, José Manuel, Hispania y el… op. cit., pp. 215-216; Le Roux, Patrick,
L’armée… op. cit., pp. 87-88.
26
García y Bellido, Antonio, “El Exercitus Hispanicus”, Archivo Español de Arqueología, vol. 34, 103-104, 1961,
pp. 135-136.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 38
planteamientos27. De ella se desprendería que el ala Tautorum habría servido en Hispania con
anterioridad al año 69-70 d. C., momento en que la VI Victrix abandonó la península ibérica28.
Por su parte, P. Le Roux, aunque no dudaba de la presencia del ala Tautorum en Hispania,
encuadraba su estancia con posterioridad al año 68 d. C. Consideraba que el título honorífico
de civium Romanorum exhibido por la unidad y la presencia en la inscripción de un Sulpicius
permitirían llevar la pieza hasta época flavia29.
La primera variación importante en la lectura de esta inscripción la encontramos en la
obra de P. A. Holder, que desarrolló el nombre de la unidad como ala Tau(riana) Tor(quata)
Vic(trix) c(ivium) R(omanorum), vinculándola de esta forma con otro cuerpo ya conocido, el
ala Gallorum Tauriana30. Esta lectura ha sido también recogida en varios trabajos recientes que
conforman los últimos aportes sobre la trayectoria histórica de esta unidad31. Es posible que su
presencia en Hispania se remontase a un momento temprano, aunque resulta más destacable su
participación en los acontecimientos desencadenados tras la muerte de Nerón. En ese contexto
habría respaldado inicialmente la causa de Galba y posteriormente la de Vitelio, siendo enviada
más tarde por Vespasiano a la frontera del Rhin para reprimir la revuelta de Iulius Civilis,
acción en la que pudo haber obtenido alguno de los cognomina que adornan su nomenclatura,
particularmente los relativos a su valentía en el combate (torquata y victrix). Es posible que en
este momento sus miembros hubiesen sido también recompensados con la ciudadanía romana
como reconocimiento a su valor (civium Romanorum)32. Tras el fin de la revuelta el emperador
Vespasiano la trasladó a Hispania, donde habría llegado entre los años 70 y 75 d. C., periodo en
el que ya ostentaría los títulos honoríficos anteriormente mencionados33.
En este complejo contexto debió desarrollarse el servicio de Iulius Longinus Doles en
este ala Tau(riana). Su inscripción debe fecharse con posterioridad a la llegada de la unidad
a la península ibérica (70-75 d. C.) y con anterioridad a su traslado a la Mauretania Tingitana
(88 d. C.), lo que permitiría situar su reclutamiento, teniendo en cuenta los 22 años de servicio
consignados, a mediados del siglo i d. C.34. Doles falleció a los 40 años de edad, probablemente
mientras se encontraba en activo, y recibió sepultura de manos de sus herederos y seguramente
compañeros de armas, Sulpicius Susulla (2.2.4) y Fuscus Bitius (2.2.3). Su onomástica carece
27
Roldán Hervás, José Manuel, Hispania y el… op. cit., p. 215.
28
Rodríguez González, Julio, Historia de las… op. cit., p. 221.
29
Le Roux, Patrick, L’armée… op. cit., pp. 88 y 216, nº 157. También Haley, Evan W., Foreigners in… op. cit.,
p. 154; Migration and… op. cit., p. 39, sitúa esta inscripción en época flavia, mientras que Roldán Hervás, José
Manuel, Hispania y el… op. cit., p. 215, la adscribe de forma genérica a la segunda mitad del siglo i d. C.
30
Holder, Paul A., Studies in the Auxilia of the Roman Army from Augustus to Trajan, Oxford, BAR International
Series, 1980, p. 275, nº 452, https://doi.org/10.30861/9780860540755. El nombre completo de esta unidad sería el
de ala I Flavia Gallorum Tauriana Torquata Victrix Civium Romanorum (CIL XVI, 169, 173, 181).
31
Christol, Michel y Patrick Le Roux, “L’aile Tauriana Torquata et les relations militaires de l’Hispania et de
la Maurétanie tingitane entre Claude et Domitien”, en Antiquités Africaine, 21 (1985), pp. 15-33, https://doi.
org/10.3406/antaf.1985.1108; San Vicente, José Ignacio, “Galba, el ala… op. cit., p. 99-103. Aparece asimismo
recogida en las bases de datos informáticas HEpOL (8818) y Clauss Slaby (EDCS-05502383).
32
Holder, Paul A., Studies in the… op. cit., pp. 32, 36 y 39.
33
Christol, Michel y Patrick Le Roux, “L’aile Tauriana… op. cit., p. 19; San Vicente, José Ignacio, “Galba, el ala…
op. cit., p. 103.
34
Ibídem, p. 20, nota 39.
39 José Ortiz Córdoba, “Tracios en Hispania”
de praenomen y en ella destaca el gentilicio Iulius, que aparece acompañado de dos cognomina,
el primero de ellos, Longinus, de origen latino y el segundo, tradicionalmente leído como Doles,
pero para el que también poseemos la variante Dolens, de ascendencia indígena35. Este cognomen
ha sido considerado por J. I. San Vicente como el nombre tracio de nuestro protagonista36. Sin
embargo, ni las inscripciones empleadas por este autor como ejemplo ni el resto del registro
epigráfico de este apelativo justifican su afirmación, ya que la vinculación del cognomen Doles
con Tracia se constata únicamente en AE 1929, 211, donde figura la correspondiente origo.
Igualmente limitado es el registro epigráfico de la variante Dolens, cuya relación con Tracia
solo aparece explicitada en AE 1977, 722 y quizás podría suponerse en CIL III, 6255.
En relación al status jurídico de Doles podríamos plantear la posibilidad de que, dado
sus años de servicio, hubiese participado en la lucha contra Civilis, donde habría recibido la
ciudadanía romana junto al resto de su unidad. Sin embargo, resultaría sorprendente que alguien
que hubiese accedido a la ciudadanía romana en época de Vespasiano eligiese el nomen Iulius
en lugar del gentilicio Flavius, vinculado al emperador que le otorgó dicho privilegio. Por ello,
parece más lógico pensar que Doles hubiese sido ciudadano con anterioridad. Esta circunstancia
contrastaría con su servicio en una cohorte auxiliar, un hecho poco común pero que cuenta con
algunos paralelos, como ha recogido P. A. Holder37.
35
Lörincz, Barnabás (ed.), Onomasticon Provinciarum Europae Latinarum, vol. II: Cabalicius-Ixus, Viena, 1999,
p. 104.
36
San Vicente, José Ignacio, “Galba, el ala… op. cit., p. 95 y nota 34.
37
Holder, Paul A., Studies in the… op. cit., pp. 49-50.
38
ERPLE, 82: Fuscus Dori/lsis / Eptaece/nti f(ilius) miles ex / cohorte T(h)rac/um |(centuria) Iul(i) Martial(is) /
dom(o) Serdus ann(orum) / XXV aer(orum) VIIII h(ic) s(itus) e(st).
39
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., p. 137; Le Roux, Patrick, L’armée… op. cit., p. 89.
La inscripción mencionada es CIL XIII, 6821: Mucapori Eptacentis f. Thrac.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 40
no contar con ninguna otra referencia epigráfica de este cognomen40. Todo ello indicaría que,
probablemente, nos encontramos ante un peregrinus que habría latinizado parcialmente su
onomástica. En este ámbito su caso presenta importantes similitudes con el de Fuscus Bitius
(2.2.3).
Dorilsis falleció en Asturica Augusta con 25 años y tras haber servido durante nueve
en una cohors Thracum. Estas cifras tan bajas indicarían que su muerte habría tenido lugar
mientras se encontraba en activo. Su unidad formaba parte de los cuerpos auxiliares del ejército
romano, aunque la ausencia de numeral en su nomenclatura dificulta su identificación. Para
A. García y Bellido y J. M. Roldán Hervás pudo tratarse de la cohors IIII Thracum equitata,
unidad que habría formado parte del ejército con el que Augusto culminó la conquista del norte
peninsular y cuya estancia en Hispania ponían en relación con la de la legio IV Macedonica41.
Junto a ella pudo haber abandonado la Península en el año 39-40 para instalarse en el limes
renano, donde conocemos la presencia en época julio-claudia de una cohors IV Thracum en
Germania Inferior42. Contrario a esta propuesta se mostró P. Le Roux, para quien los argumentos
esgrimidos no permitirían asimilar la cohors IIII nombrada en la inscripción de Fuscus Dorilsis
con la cohors IV Thracum documentada en Germania. En su lugar, planteaba la posibilidad de
que se tratase de una unidad diferente de la que solo conocemos esta inscripción. Dicha tropa,
compuesta fundamentalmente por tracios, habría llegado a la península ibérica en época de
Claudio43, periodo en el que la mayoría de los autores ha situado esta inscripción44.
La presencia de Fuscus Dorilsis en Asturica Augusta podría relacionarse con el rango
de capital conventual ostentado por esta ciudad, que pudo haber conformado durante un
tiempo la residencia de uno de los legados del gobernador provincial. Por tanto, sería posible
vincular algunas de las inscripciones de militares allí encontradas, entre ellas la de Dorilsis,
con la actividad desarrollada por este legado45. No obstante, tampoco debe obviarse la posible
vinculación de la cohors Thracum con la legio X Gemina, cuyo campamento principal se
encontraba a cuarenta kilómetros de Asturica46.
40
Lörincz, Barnabás (ed.), Onomasticon Provinciarum… op. cit., p. 108.
41
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., p. 137, nota 1; Roldán Hervás, José Manuel,
Hispania y el… op. cit., p. 223. Ambos autores realizaron esta identificación a partir de las inscripciones de dos
prefectos que comandaron esta unidad encontradas en Tarraco (CIL II2/14, 1010 y 1132).
42
Roldán Hervás, José Manuel, Hispania y el… op. cit., p. 223.
43
Le Roux, Patrick, L’armée… op. cit., pp. 89-90.
44
Le Roux, Patrick, L’armée… op. cit., p. 90; Haley, Evan W., Foreigners in… op. cit., p. 154; Haley, Evan W.,
Migration and… op. cit., p. 39. Una cronología similar se ofrece en EAstorga, 30 e ILAstorga,40, donde toman
como referencia el año 39-40 d. C., momento en que la IIII Macedonica, unidad con la que vinculan a la cohors
IIII Thracum, abandonó Hispania. Por su parte, Roldán Hervás, José Manuel, Hispania y el… op. cit., p. 342, nº
478, la sitúa de forma genérica en el siglo i d. C., mientras que en ERPLE,171 la fechan en un momento avanzado
el siglo i d. C.
45
Le Roux, Patrick, L’armée… op. cit., p. 122; Ortiz Córdoba, José, “De Gallia a… op. cit., pp. 165-168.
46
Palao Vicente, Juan José, “La Res Militaris en Hispania durante la época de la Naturalis Historia de Plinio”, en
Ciprés, Pilar (ed.), Plinio el Viejo y la construcción de la Hispania Citerior, Vitoria, Universidad del País Vasco,
2017, p. 172.
41 José Ortiz Córdoba, “Tracios en Hispania”
2.1.4. Nusatita
Del territorio de Ossigi Latonium (Cerro Alcalá, Jaén) procede la estela funeraria de un
joven esclavo llamado Nusatita47. La inscripción fue encontrada en las cercanías de Albánchez
(Jaén), en un lugar denominado “El Campanil”, aunque actualmente se conserva en el Museo
Arqueológico Nacional. Su cronología fue fijada inicialmente por J. Mangas y C. González
Román en época de Trajano (CILA III, 351). Sin embargo, en la revisión de la pieza realizada
por el propio C. González en CIL II2/7, 24 se ha optado por llevar la cronología hasta el siglo
iii d. C.
47
CIL II2/7, 24: D(is) M(anibus) s(acrum) / Nusatita / puer serv(a)e / pronatus na/tione T(h)ra/cie plus mi/nus
anno/rum III ia/cet petito be/neficio in / locum Cam/panianen/sem.
48
Albertos Firmat, Mª. Lourdes, La onomástica personal primitiva de Hispania, Salamanca, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 1966, p. 171.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 42
2.1.5. ¿Simp(lex)?
En Cádiz fue encontrado en el siglo xvii el epitafio de un gladiator del tipo hoplomachus
que murió en esta ciudad durante el siglo i d. C.49. La inscripción, actualmente perdida, presenta
problemas de lectura en su primera línea, donde la mayor parte de los autores consideran que
habría figurado el nombre corrompido de este gladiador. Quizás pudiera tratarse de Simp(lex)
o Simp[le]cs, aunque quienes han abordado el estudio de la inscripción toman este nombre con
prudencia o directamente lo rechazan50. Junto a la onomástica se encuentra la abreviatura LERT,
de difícil interpretación. Inicialmente, A. García y Bellido y P. Piernavieja consideraron que
podría tratarse de una mala lectura del término LIBER(atus), una expresión que indicaría que
este gladiador ya no estaba sometido a la disciplina de un ludus y que, por tanto, podía alquilar
sus servicios a cualquier editor que quisiera contratarlos51.
Esta propuesta ha sido descartada por otros autores posteriores, como F. Gascó, para quien
estas letras podrían hacer referencia a la condición libertina de este gladiador, o A. Ceballos,
que piensa que en esta línea podría restituirse el término VET(eranus) en lugar de la abreviatura
LERT52. También J. Gómez-Pantoja considera improbable la hipótesis planteada por A. García
y Bellido y P. Piernavieja, ya que la forma habitual de expresar la manumisión solía ser lib(er) o
l(iber), por lo que no descarta que LERT pudiera ser realmente una mala lectura del agnomen53.
Estas limitaciones no nos impiden conocer otros datos de la trayectoria vital de este
luchador, como su edad de fallecimiento, 35 años, o su número de victorias, 20. Tras su muerte
fue su esposa, cuyo nombre no figura en el texto, la encargada de levantar el monumento
funerario, donde se indicó el origen de su cónyuge: natione Bessus. Gracias a esta referencia
sabemos que este gladiator perteneció al pueblo de los besos, que habitaban en la Tracia
central. Su muerte en Gades pudo haber sido consecuencia de algún combate54. De ser cierta
dicha hipótesis podríamos suponer que este hoplomachus habría llegado hasta esta ciudad de la
Bética formando parte de las familiae gladiatoriae alquiladas para participar en los espectacula
49
CIL II, 1739: Simp(lex) C(ai?) s(ervus) LERT / (h)opl(omachus) palmaru(m) / XX natione / Bessus an(norum)
XXXV / ucsor viro b(ene) m(erenti).
50
Al respecto ver Piernavieja, Pablo, Corpus de inscripciones deportivas de la España romana, Madrid, Instituto
Nacional de Educación Física, 1977, p. 152; Ceballos Hornero, Alberto, Los espectáculos en la Hispania romana:
la documentación epigráfica, Cuadernos Emeritenses 26, Mérida, 2004, p. 490; Gómez-Pantoja, Joaquín, Epigrafia
anfiteatrale dell’occidente romano, VII. Baetica, Tarraconensis, Lusitania, Roma, Quasar, 2009, p. 103. Por su
parte, García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., p. 137 y “Lapidas funerarias de gladiadores de
Hispania”, Archivo Español de Arqueología, vol. 33, 101-102 (1960), p. 139, nº 12, consideró que el nombre de
este gladiador era ilegible.
51
García y Bellido, Antonio, “Lapidas funerarias de…” op. cit.,p. 139; Piernavieja, Pablo, Corpus de inscripciones…
op. cit., p. 152.
52
Gascó Lacalle, Fernando, “Presencias griegas en…”op. cit., p. 234;Ceballos Hornero, Alberto, Los espectáculos
en la…op. cit., p. 490.
53
Gómez-Pantoja, Joaquín, Epigrafia anfiteatrale… op. cit., p. 104.
54
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero…”op. cit.p. 137.
43 José Ortiz Córdoba, “Tracios en Hispania”
locales; no obstante, también existe la posibilidad de que fuese un esclavo tracio formado como
gladiador en el supuesto ludus bético55.
Lugar del
Onomástica Cron. Origo Status Función Social Referencia
hallazgo
Marcus Natio(ne) Civis [m(iles)] leg(ionis) VII
Siglo iii d. C. Legio AE 1928, 173
Aurelius Victor [Th]rax Romanus G(eminae) P(iae) F(elicis)
Fuscus Dom(o) Asturica
Siglo i d. C. Peregrinus Miles ex cohorte T(h)racum ERPLE, 82
Dorilsis Serdus Augusta
Iulius Eques alae Tau(rianae)
Civis
Longinus Siglo i d. C. Bessus Calagurris tor(quatae) Vic(tricis) CIL II, 2984
Romanus
Doles c(ivium) R(omanorum)
Natione
Nusatita Siglo iii d. C. Ossigi Servus CIL II2/7, 24
T(h)racie
Natione
¿Simp(lex)? Siglo i d. C. Gades ¿Liberatus? Gladiator (hoplomachus) CIL II, 1739
Bessus
En este segundo bloque hemos incluido aquellos personajes cuyo origen tracio resulta
dudoso o no puede ser determinado con seguridad debido a la ausencia de origo o al mal estado
de conservación de algunas inscripciones.
Su inscripción fue descubierta hacia 1985 junto al Camino Viejo de Granada, unos 6 km
al sudeste de Baena (Córdoba), en terrenos pertenecientes al ager del antiguo municipio romano
de Iponoba. Actualmente se conserva en un domicilio particular de Baena. Se trata de un ara
funeraria realizada en piedra caliza que presenta un importante desgaste y numerosas roturas
que dificultan su lectura e interpretación. Fue dada a conocer por A. U. Stylow, que pudo verla
personalmente y fotografiarla en el año 1990, en CIL II2/5, 37556. En su comentario reseñaba
las dificultades existentes para restituir correctamente las líneas 3-5 de la inscripción. Entre las
consideraciones que realizó estaba la posibilidad de situar ahí la origo del personaje, que por
las letras conservadas y la disposición del texto se aventuró a reconstruir como Astigit(anus).
La inscripción ha sido datada en el siglo iii d. C. a partir de la paleografía y de la onomástica
de su protagonista.
55
Piernavieja, Pablo, Corpus de inscripciones…op. cit., p. 152; Ceballos Hornero, Alberto, Los espectáculos en
la…op. cit., p. 491.
56
CIL II2/5, 375: M(arcus) Au(relius) / Ac(h)aicu/s ISI IA(?) / CETA / V(?)[---]II / (h)ic s[it]u/s est / sit tibi t/er(ra)
l(e)v(i)s.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 44
La lectura realizada por A. U. Stylow ha sido parcialmente rechazada por A. Canto
en el comentario de la inscripción recogido en Hispania Epigráfica, donde se propone una
nueva lectura de la pieza57. Según la misma, el texto contaría con dos líneas más, primera y
última, donde se incluirían la dedicación a los dioses manes (Dis M(anibus) y la onomástica,
parcialmente conservada, del dedicante de la pieza: [- - -] balus f(ecit). Asimismo, esta autora
apuesta por precisar la edad de fallecimiento de M. Aurelius Achaicus, que fija en 23 años y un
mes, y por modificar su origo, que considera debería leerse como nat(ione) Geta. Según esta
hipótesis, M. Aurelius Achaicus sería un inmigrante de origen tracio, pues la origo propuesta
aludiría al pueblo de los Getas, una de las tribus que habitaban junto al Danubio, en territorios
que actualmente se corresponden con el norte de Bulgaria y los distritos rumanos de Munteniana
y Dobruja.
Esta propuesta, aunque sugerente, debe ser tomada con prudencia, ya que la expresión
nat(ione) Geta cuenta con muy pocos paralelos en la epigrafía. De hecho, solo hemos podido
encontrar esta fórmula en una inscripción de Beverston (Inglaterra)58. Tampoco la onomástica
de este personaje presenta especificidades propias que nos permitan vincularlo con Tracia. Al
contrario, el nomen Aurelius es un gentilicio imperial muy extendido en algunas provincias
danubianas tras el reinado de M. Aurelio y, sobre todo, tras la promulgación de la Constitutio
Antoniniana59, mientras que Acaicus o Achaicus es un cognomen griego que presenta una
limitada difusión60.
57
HEp 8, 1998, 146: Dis M(anibus) / M(arcus) Aur(elius) Ac(h)aicu/s [- - -]i f(ilius) nat(ione) / Geta / v(ixit)
a(nnos) XXIII / me(n)s(em) I p(ius) i(n) sui/s e(s?) h(ic) / s(itus) e(st) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis) [- - -]/balus f(ecit).
Esta lectura aparece recogida también en HEpOL (2275) y Clauss-Slaby (EDCS-19100787).
58
RIB, 136: D(is) M(anibus) / Metti n/ation(e) / Geta / vixit / ann(os) XXXV / h(eres) p(osuit).
59
Lörincz, Barnabás (ed.), Onomasticon Provinciarum Europae Latinarum, vol. I: Aba-Bysanus, Budapest, 2005,
pp. 99-105.
60
Solin, Heikki, Die griechische Personenamen in Rom. Ein Namenbuch, Berlin-Nueva York, Walter de Gruyter,
1982, p. 571; Lörincz, Barnabás (ed.), Onomasticon Provinciarum… vol. I. op. cit., p. 18.
61
CIL II2/7, 394: D(is) [M(anibus) s(acrum)] / C(aius) Val(erius) Avitus [- - -] / natione Ta[- - -] / gemma quod est
AV[- - -] / quod tenebris[- - -] / sic inter A[- - -] / - - - - - -
62
Para un mayor detalle remitimos al comentario de Fernández Martínez, Concepción y Remedios Carande
Herrero, en Fernández Martínez, C., Carmina Latina Epigraphica de la Bética Romana. Las primeras piedras de
45 José Ortiz Córdoba, “Tracios en Hispania”
iiid. C. (CIL II2/7, 394), aunque C. Fernández Martínez y R. Carande Herrero consideran que
podría remitir a un momento más tardío (CLEBetica, CO04).
En lo que a este trabajo se refiere debe reseñarse la procedencia foránea de C. Valerius
Avitus, cuya origo confirma que no era un cives Cordubensis. Por desgracia, parte de la línea
donde figura el origen de este personaje ha desaparecido, por lo que resulta complicado
determinar con certeza su lugar de nacimiento. De la origo, que comienza con el término natio,
se conservan únicamente una T y el comienzo de una segunda letra que E. W. Haley consideró
una A. De esta forma, restituyó la origo de Avitus como natione Ta[porus?], vinculando a
este personaje con el populus lusitano de los Tapori63. Los planteamientos de Haley fueron
considerados válidos por A. U. Stylow en la revisión de esta inscripción realizada en CIL II2/7,
394, donde también se restituye la origo como natione Ta[- - -]. Sin embargo, en nuestro caso
creemos que esta reconstrucción debería tomarse con prudencia, ya que el concepto natio alude
generalmente a una entidad territorial más amplia que la conformada por un simple populus
como eran los Tapori.
Por ello, C. Fernández Martínez y R. Carande Herrero han ofrecido una lectura diferente
(CLEBetica, CO04). Para estos autores la letra existente tras la T no sería una A, sino una H,
lo que permitiría restituir la origo como natione Th[- - -]. De ello derivaría la posibilidad de
reconstruir la parte perdida del texto como Th(rax) o Th(racius), un término que sería más
verosímil por las letras conservadas y encajaría mejor con el empleo del concepto natio. Esta
propuesta cuenta con un paralelo cercano en la inscripción de Nusatita, cuya procedencia fue
indicada mediante la fórmula natione T(h)racie (CIL II2/7, 24).
Conviene reseñar, igualmente, que el empleo del término natio seguido del nombre de la
región de origen se documenta en Corduba en el epitafio de varios gladiadores. Sin embargo,
la posibilidad de considerar a C. Valerius Avitus como un gladiador debería descartarse por dos
razones: la primera es su tria nomina, circunstancia que aleja su onomástica de las estructuras
simples que solemos encontrar en el mundo gladiatorio; la segunda es el lugar de procedencia
de su inscripción, que no presenta ninguna relación con el Camino Viejo de Almodóvar, donde
han aparecido prácticamente todas las inscripciones gladiatorias de Corduba.
La información que poseemos sobre Fuscus Bitius es muy escasa. Fue uno de los
dedicantes del epitafio del eques Iulius Longinus Doles (2.1.2), lo que permite suponer que
habría sido compañero de armas del difunto en el ala Tau(riana). Su posible origen tracio fue
sugerido por A. García y Bellido tomando como base su cognomen, que este autor consideraba
64
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero… op. cit., p. 138; García y Bellido, Antonio, “El Exercitus…
op. cit., p. 136.
65
Le Roux, Patrick, L’armée…op. cit., p. 88; Haley, Evan W., Foreigners in… op. cit., p. 154; Haley, Evan W.,
Migration and… op. cit., p. 39; Christol, Michel y Patrick Le Roux, “L’aile Tauriana… op. cit., p. 20; San Vicente,
José Ignacio, “Galba, el ala… op. cit., p. 95.
66
Lörincz, Barnabás (ed.), Onomasticon Provinciarum… vol. I. op. cit., p. 121; Dana, Dan, “L’impact de
l’onomastique latine sur les onomastiques indigenes dans l’espace thrace”, en Dondin-Payre, Monique (ed.), Les
noms de personnes dans l’Empire romain. Transformations, adaptation, évolution, Bordeaux, Ausonius Éditions,
2011, p. 54.
67
Álvarez Melero, Anthony y Manuel Parodi Álvarez, “Notes sur une inscription de la Baie de Cadix: l’épitaphe
d’Optata Erennia”, en SPAL, 19 (2010), pp. 199-200. https://doi.org/10.12795/spal.2010.i19.09
68
Solin, Heikki y Olli Salomies, Repertorium nominum gentilium et cognominum Latinorum, Hildesheim, Olms-
Weidmann, 1988, p. 35; Lörincz, Barnabás (ed.), Onomasticon Provinciarum… vol. I. op. cit., p. 121.
69
San Vicente, José Ignacio, “Galba, el ala… op. cit., p. 98.
70
Ibídem. Sobre esta cuestión ver, asimismo, Holder, Paul A., Studies in the… op. cit., p. 32.
47 José Ortiz Córdoba, “Tracios en Hispania”
2.2.4. Sulpicius Susulla
2.2.5. Ignota
En última instancia nos queda por referir en este apartado el caso de la madre de Nusatita
(2.1.4), cuya onomástica desconocemos. Esta mujer aparece mencionada de forma indirecta
en el epitafio de este pequeño esclavo cuando el texto epigráfico subraya su status servil (puer
serv(a)e). Dada las dificultades del viaje y la corta edad de Nusatita es muy posible que ella
hubiese sido la verdadera itinerante72. Por ello, podemos suponer que también sería de origen
tracio y que habría llegado a la Bética junto a su hijo o poco antes del nacimiento de este.
71
San Vicente, José Ignacio, “Galba, el ala… op. cit., pp. 96-97.
72
García y Bellido, Antonio, “El elemento forastero…”op. cit.p. 138; Mirón Pérez, Mª. Dolores, “La movilidad
espacial de mujeres y su identificación en la Bética romana”, Hispania Antiqua, 37-38 (2013-2014), p. 312.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 48
Tabla 2: Inmigrantes de posible origen tracio documentados en Hispania.
3. Conclusiones
observamos que tres de ellos han sido localizados en la Hispania Citerior, concretamente en
Legio, Calagurris y Asturica Augusta, mientras que los dos individuos restantes proceden de la
Bética, donde han sido hallados en Gades y Ossigi.
Por el contrario, muy poco podemos decir sobre los centros emisores, ya que entre las
inscripciones estudiadas solo contamos con una referencia a una ciudad concreta, en este
caso Serdica (domo Serdus), mencionada en el epitafio de Fuscus Dorilsis (2.1.3). El resto de
individuos identificados indican su origo empleando el término natio (ablativo natione) seguido
de una referencia geográfica o étnica. Esta puede aludir a la propia región de Tracia, como
ocurre con M. Aurelius Victor (2.1.1) y Nusatita (2.1.4), que emplean las fórmulas Natio(ne)
[Th]rax y Natione T(h)racie, respectivamente, o bien hacer referencia a algunos de los pueblos
que habitaban en esa provincia, como los besos en los casos de Iulius Longinus Doles (2.1.2)
y ¿Simp(lex)? (2.1.5) o los getas, siempre que aceptemos la propuesta de una procedencia
49 José Ortiz Córdoba, “Tracios en Hispania”
tracia para M. Aurelius Achaicus (2.2.1). Esta forma de indicar la origo era frecuente entre los
peregrini, aunque en ocasiones también fue empleada por los ciudadanos romanos, sobre todo
con posterioridad al siglo ii d. C.73. En el caso que nos ocupa el uso de esta fórmula reflejaría
bastante bien la situación del mundo tracio, incorporado a Roma de forma tardía y donde la
difusión de la vida urbana y la ciudadanía romana se produjeron de forma gradual.
La principal causa de movilidad entre los personajes estudiados fue su servicio en el
ejército, dado que la mayoría de los tracios documentados en Hispania fueron militares. Casi
todos sirvieron en unidades auxiliares, como sucede con Fuscus Dorilsis (2.1.3), enrolado en una
cohors Thracum, y también con Iulius Longinus Doles (2.1.2), que sirvió junto a sus herederos,
Fuscus Bitius (2.2.3) y Sulpicius Susulla (2.2.4), en el Ala Tauriana. Por el contrario, hemos
identificado únicamente un legionario. Se trata de M. Aurelius Victor (2.1.1), reclutado para la
VII Gemina durante el siglo iii d. C. Junto a estos militares, que se presentan ante nosotros como
el grupo más homogéneo, debemos añadir la existencia de otras casuísticas puntuales, como
la del gladiator ¿Simp(lex)? (2.1.5), llegado a Gades en el contexto de la realización de unos
juegos gladiatorios, o la del esclavo Nusatita (2.1.4), documentado junto a su madre (2.2.5) en
el municipio de Ossigi. Todos estos casos reflejan una movilidad que no podemos calificar de
voluntaria, dado que los militares estuvieron sujetos a las exigencias del servicio y se vieron
obligados a desplazarse en función de las directrices emanadas del poder central, mientras
que los gladiadores y los esclavos desarrollaron una movilidad que obedecía a los intereses,
principalmente económicos, de sus respectivos propietarios y que estuvo condicionada por la
existencia de fuertes lazos de dependencia personal.
Para finalizar, realizamos algunas consideraciones sobre la onomástica y el status jurídico
de los personajes estudiados. Dejando a un lado los casos de Nusatita (2.1.4) y ¿Simp(lex)?
(2.1.5), que presentan nombres sencillos propios del ámbito servil, encontramos en nuestro
trabajo una notable variedad onomástica que debemos señalar y de la que podemos extraer tres
ideas básicas:
a) Contamos con solo tres casos de onomástica con tria nomina, los de M. Aurelius Victor
(2.1.1),C. Valerius Avitus (2.2.2) y M. Aurelius Achaicus (2.2.1). Los dos primeros son
ciudadanos romanos, una condición que también podríamos extender a M. Aurelius
Achaicus, aunque su cognomen griego permite plantear también la posibilidad de que
se trate de un liberto.
b) Son mayoría los individuos con estructuras onomásticas bimembres donde conviven
un elemento latino y otro indígena. Así lo observamos en los casos de Fuscus Dorilsis
(2.1.3), Fuscus Bitius (2.2.3) y Sulpicius Susulla (2.2.4). Los dos primeros antepusieron
el cognomen latino Fuscus a sus posibles nombres indígenas, aunque en el caso de
Bitius no es descartable que nos encontremos ante una onomástica invertida. Ambos
73
Lassère, Jean-Marie, Manuel d’Épigraphie… op. cit., pp. 132-134.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 50
personajes serían probablemente dos peregrini que habrían latinizado parcialmente
sus nombres. Por su parte, Sulpicius Susulla porta un gentilicio imperial que podría
estar reflejando su acceso a la ciudadanía romana en época de Galba. En este ambiente
podríamos situar también a Iulius Longinus Doles (2.1.2), ya que su onomástica, que
se compone de tres elementos, presenta un nomen seguido de dos cognomina, uno
latino y otro indígena. De su gentilicio se desprende que Doles estaba en posesión de
la ciudadanía romana, una circunstancia que contrasta, sin embargo, con su servicio en
una unidad auxiliar.
c) Existe una notable diferencia entre los inmigrantes tracios del siglo i y los del siglo
iii, ya que los primeros —Fuscus Dorilsis, Iulius Longinus Doles, Fuscus Bitius y
Resumen: La Venta de Borondo (Daimiel, Ciudad Real) es uno de los últimos exponentes
de una tipología arquitectónica representativa de la época bajomedieval-moderna, como
lo fueron las ventas de llanura. En su conjunto, en el que destaca el torreón occidental,
se pueden identificar las particularidades que atesoraron estas manifestaciones y que,
entre otras consideraciones, pudieron servir de inspiración a Miguel de Cervantes para su
recreación dentro de la celebérrima obra Don Quijote de la Mancha.
Despite its transcendence, the lack of maintenance works has caused a progressive deterioration
of its structures, with a serious risk of collapse in certain areas. For these reasons, since 2017,
several actions have been undertaken with the aim of studying, preserving and communicating
this emblematic heritage site. Through this article, we try to raise awareness of the singularities
of this building, as well as to describe the works that are being carried out to preserve this
exceptional legacy.
Keywords: civil construction, historical site, tower, rammed earth, Daimiel.
Desconocemos con exactitud el origen del actual edificio, aunque podemos situar su
génesis en torno a los estadios finales del mundo medieval o inicios de la época moderna. A
este respecto, la primera mención documental la encontramos en las Relaciones topográficas de
Felipe II, concretamente en la contestación 25 sobre el término de Daimiel7.
No obstante, en sus alrededores se han podido localizar elementos materiales que
inferirían en la ocupación de su espacio físico desde fechas anteriores. Así, por ejemplo, se
han documentado fragmentos de cerámica asociados al horizonte crono-cultural íbero regional.
Destaca el hallazgo de diversos galbos con la típica decoración de bandas geométricas-circulares
con engobe de tonalidad vinosa8. También se han localizado piezas de adscripción romana,
como terra sigillata, tegula y material latericio. De todos modos, el carácter parcial y secundario
de estos descubrimientos, bien localizados de manera superficial, bien formando parte de los
tapiales de los paramentos de la venta, no permiten concretar el tipo de establecimiento que se
configuraría en torno a estas etapas. A este respecto, quizás podría relacionarse con las vías de
comunicación peninsulares articuladas durante este período, algunas de las cuales transitarían
por esta comarca9. Igualmente, tampoco es posible determinar si este poblamiento estaría ya en
vigencia durante el contexto oretano de la Edad del Hierro o, en cambio, se trataría de modelos
4
Cejudo Loro, David, “Venta de Borondo: origen y evolución hasta nuestros días”, en II Jornadas de Historia de
Daimiel, Ayuntamiento de Daimiel, 2013, p. 71.
5
Jérez García, Oscar, Arquitectura Popular Manchega, Ciudad Real, Diputación de Ciudad Real, 2004.
6
Resolución publicada en DOCM con fecha 14-12-2007. Su catalogación se debe a que responde a un inmueble
“singular y destacado dentro del patrimonio de esta región”. Queda recogido como Monumento, al corresponder
con una “construcción u obra producto de la actividad humana, de sobresaliente interés histórico, artístico,
arquitectónico o arqueológico”.
7
Viñas Mey, Carmelo y Ramón Paz, Relaciones histórico-geográficas-estadísticas de los pueblos de España
hechas por iniciativa de Felipe II. Ciudad Real. Biblioteca virtual de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1971,
p. 13, «www.uclm.es/ceclm/b_virtual/libros/Relaciones_CR/index.htm» [Consultado 29 de septiembre de 2019].
8
Rodríguez González, David, “Notas sobre el poblamiento de época ibérica en Daimiel (Ciudad Real)”, en III
Jornadas de Historia de Daimiel, Ayuntamiento de Daimiel, 2015, p. 36.
9
Torres Mas, Miguel, “El poblamiento protohistórico y la romanización en los Ojos del Guadiana”, en Desde el
Árbol Gordo, 11 (2013), pp. 34-38.
55 Miguel Torres, David Cejudo, M.ª Isabel Angulo, Honorio Álvarez, “Venta de Borondo…”
de pervivencia de la cultura indígena íbera, que tuvo continuidad durante las primeras fases de
la romanización de este territorio10.
Siendo conscientes de las limitaciones de los resultados obtenidos, las interpretaciones nos
señalarían la importancia de este lugar para el asentamiento humano desde tiempos pretéritos.
En virtud de estas ventajas, quedó definido un establecimiento de características desconocidas
en la actualidad, que podría estar relacionado con los itinerarios que a nivel peninsular se venían
formalizando desde etapas protohistóricas11.
Este emplazamiento propicio estuvo presente también en época bajomedieval, cuando el
fortalecimiento de las conexiones entre Castilla y Andalucía generó la necesidad de habilitar
hospederías en el recorrido, razón por la cual surgiría la Venta de Borondo. Su funcionamiento
se situó dentro de una cronología, siglos xv y xvi, en la que estos albergues fueron extendiéndose
por diferentes regiones12, pasando a convertirse en referentes distintivos del paisaje. Así, en las
Relaciones topográficas de Felipe II encontramos alusiones a la existencia de ventas en el entorno
de Daimiel y su contexto geográfico más próximo. Gracias a este texto conocemos el nombre
de algunas, como en este caso, y ciertas particularidades de su arquitectura, como sus paredes
encaladas y zócalos de color añil, que quedarían integrados en “el horizonte manchego”13. No
menos indicadoras son las profusas referencias efectuadas por Miguel de Cervantes a estas
construcciones en su obra Don Quijote de La Mancha14:
[...] vió no lejos del camino por donde iba una venta, que fue como si viera una
estrella, que a los portales, si no a los alcázares de su redención, le encaminaba.
Dióse priesa a caminar, y llegó a ella a tiempo que anochecía [..] luego que vió
la venta se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de
luciente plata, sin faltarle su puente levadizo y honda cava, con todos aquellos
adherentes que semejantes castillos se pintan.15
En suma, parece atestiguado que la Venta de Borondo, al menos desde el siglo xvi,
cumplió funciones de albergue en relación con diferentes recorridos que transitaban por este
paraje. Fueron, además, arterias que permitieron el tránsito de personas, ganados, mercancías,
o incluso también de ideas, aspectos que potenciaron su trascendencia a lo largo del tiempo.
Esta orientación marcó su arquitectura, generando una huella que se ha mantenido hasta
nuestros días. El paso del tiempo, las eventualidades y las modas fueron introduciendo cambios
o reformas en su construcción, bien con el objetivo de adaptarse a nuevas necesidades o en
10
Rodríguez González, David: “Notas sobre… op. cit., p. 41.
11
Carrasco Serrano, Gregorio, “Aportación al estudio de las vías romanas de Toledo y Ciudad Real”, en Hispania
antigua, 36 (2012), pp. 151-162.
12
Cejudo Loro, David, “Venta de Borondo: … op cit., p. 75.
13
Viñas Mey, Carmelo y Ramón Paz, Relaciones histórico-geográficas… op. cit.
14
De todos modos, no podemos inferir con certeza que Miguel de Cervantes Saavedra se basara específicamente
en esta edificación para trasladar los episodios de las andanzas del “Caballero de la Triste Figura”, aunque debido
a los numerosos viajes emprendidos por el autor, existe la posibilidad que conociera de primera mano esta venta.
15
Cervantes Saavedra, Miguel, 1605, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, parte I, capítulo 2.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 56
virtud de las posibilidades técnicas, económicas y estéticas de las gentes vinculadas con el
inmueble16.
Una fecha importante en su historia lo encontramos en el año 1674, ya que sus paredes
fueron testigos de un acontecimiento notable, acogiendo a representantes de las villas de
Almagro, Daimiel, Manzanares y Moral para acordar amojonar y deslindar el término de
Moratalaz17, cuyos límites se situaban cercanos18.
Durante el siglo xviii encontramos menciones a su recinto, como en la obra del geógrafo
Tomás López, con la plasmación de varios mapas cartográficos sobre La Mancha y el Campo
de Calatrava19. En ellos aparece recogido su nombre y localización. Incluso, este autor llegó
a situar en este punto el episodio del Quijote donde el personaje literario Alonso Quesada fue
armado caballero. Asimismo, en el “Itinerario Español, o Guía de Caminos” de José Matías
Escribano es nombrada esta edificación20.
Durante la segunda mitad del siglo xix, las rutas históricas mencionadas perdieron la
trascendencia que habían ostentado. La aparición de nuevos trazados con mejores firmes
alteró su consideración como centros camineros referenciales. En este caso, el impulso de una
carretera a unos 2,5 km al norte21, significó el traslado del volumen del tráfico a este recorrido,
implicando el abandono progresivo de los caminos antiguos. Por esta razón, la circulación
quedó reducida al tránsito de propietarios de las fincas del contorno, como sigue ocurriendo
hoy en día.
Este escenario implicó una reorientación en la concepción de la venta como alojamiento. A
partir de este momento pasó a tener una dedicación agropecuaria más exclusiva, con el objetivo
de aprovechar las potenciales posibilidades que ofrecía el entorno. Esta circunstancia provocó
la modificación de espacios interiores, sustituyendo habitaciones empleadas como alojamientos
por salas dedicadas a cuadras, pajares o abrevaderos. No obstante, mantuvo buena parte de
la arquitectura primitiva, como dimensiones de espacios, materiales y técnicas constructivas.
De todos modos, es probable que conservara alguna prerrogativa con respecto a su uso
16
Cada transformación experimentada en el inmueble ha generado una nueva arquitectura que inexorablemente
respondió a aquellas variables funcionales, constructivas o formales que justificaron su modificación. De la misma
forma, en cada proceso se produce un contexto diferente en el que los materiales conservados del diseño precedente
se integran en el proyecto ex novo.
17
Moratalaz fue una entidad de origen islámico, época en la que parece que constituyó una unidad territorial que
contó con una población dispersa y orientación eminentemente agrícola. A partir del siglo xiii pasó al control de
la Orden de Calatrava, reduciendo progresivamente sus límites y número de vecinos hasta quedar prácticamente
despoblada en el siglo xvi. Este abandono generó un escenario de conflictos por su territorio entre las localidades
próximas. Almagro Vidal, Clara, “Un trayecto de doble sentido: relaciones entre Daimiel y Moratalaz a finales de
la Edad Media”, en II Jornadas de Historia de Daimiel, Ayuntamiento de Daimiel, 2013, pp. 59-69.
18
García-Consuegra García-Consuegra, Mariano, “La Venta que parecía castillo”, en Revista el Olivo, (2010), pp.
18-19.
19
López, Tomás, Mapa de una porción del Reyno de España que comprehende los parages por donde anduvo Don
Quijote, y los sitios de sus aventuras [Material cartográfico] / Delineado por D. Tomás López Geógrafo de S. M.
según las observaciones hechas sobre el terreno por D. Joseph de Hermosilla Capitán de Ingenieros, Madrid, Se,
1780.
20
Escribano, José Matías, Itinerario Español o Guía de Caminos para ir desde Madrid a todas las Ciudades y
Villas importantes de España: y para ir de unas ciudades à otras; y à algunas Cortes de Europa, Madrid, Imprenta
de Miguel Escribano, 1767.
21
Esta carretera aparece ya ilustrada en el Mapa Topográfico Nacional de 1888, hoja 785.
57 Miguel Torres, David Cejudo, M.ª Isabel Angulo, Honorio Álvarez, “Venta de Borondo…”
anterior. Así, según testimonios orales, se tiene constancia del estabulamiento ocasional en los
exteriores de rebaños procedentes de los páramos sorianos, sur de la provincia de Ciudad Real
o de Extremadura22. Incluso, según estas fuentes, las gentes asociadas a esta práctica, quizás
acogiéndose a derechos tradicionales, podían utilizar para su descanso las infraestructuras
auxiliares de este complejo. El retroceso de este modus viviendi, la introducción de innovaciones
en las fórmulas de circulación, con la mecanización de medios de transporte y vehículos,
y la progresiva intensificación de la ganadería, así como los cambios experimentados en el
paradigma económico y social español en las últimas décadas de la centuria pasada, acabarían
definitivamente con el tránsito trashumante por estos parajes.
Figura 2: Fotografía Venta de Borondo, 1953.
22
Así nos lo comentan los herederos familiares de los antiguos propietarios. La incorporación de fuentes orales
para la investigación histórica ha sido un tema que ha generado un cierto debate entre los especialistas. En España
la década de 1980 significó un periodo de eclosión de esta materia, con la organización de los primeros congresos
y proyectos a nivel nacional. Desde entonces se han celebrado multitud de conferencias, seminarios y cursos,
configurándose un número importante de equipos de trabajo como el Seminario de Fuentes Orales de Madrid,
GIFO de Valencia, Seminario de Fuentes Orales y Gráficas de la UNED, entre otros, incluso dentro de instituciones
no académicas, como la pionera Sección de Historia Oral del Instituto Municipal de Historia de Barcelona. La
creación en 1989 de la revista Historia y Fuente Oral, posteriormente Historia, Antropología y Fuente Orales,
representó todo un hito para esta área. En la actualidad son numerosos los proyectos que encontramos en torno
a esta temática como Seminario de Fuentes Orales de la Universidad Complutense de Madrid, AHOA, Mujer y
Memoria, Banc Audiovisual de Testimonis o el Archivo de la Palabra. En líneas generales, se trata de un método
de investigación basado en la grabación de testimonios orales en el marco de entrevistas. Ferrando Puig, Emili,
Fuentes orales e investigación histórica: orientaciones metodológicas para crear fuentes orales de calidad en
el contexto de un proyecto de investigación histórica, Barcelona, Ediciones del Serbal, 2006. Aunque es cierto
que a nivel nacional se lamenta la falta de un debate teórico más profundo y un movimiento de renovación
historiográfica, el desarrollo de esta técnica ha permitido grandes avances en el campo de la historia sociopolítica.
A este respecto, puede resultar interesante para reconstruir el pasado, sobre todo para aportar otros enfoques y
puntos de vista, aunque sin obviar la crítica epistemológica. Alía Miranda, Francisco, Técnicas de investigación
para historiadores. Las fuentes de la Historia, Madrid, Síntesis, 2017. En este caso se optó por una entrevista no
dirigida (libre) sobre los actuales propietarios de la Venta de Borondo. Por edad, todos ellos recuerdan aspectos
interesantes sobre el funcionamiento de la Venta de Borondo durante la segunda mitad del siglo xx.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 58
El fin de las actividades relacionadas con la historia de esta construcción, con la pérdida
de la funcionalidad para la que fue concebida, implicó su declive progresivo. Esta situación
resultó más evidente a principios del siglo xxi, cuando la prolongada ausencia de labores
de mantenimiento, unida al impacto de agentes erosivos ambientales sobre su composición,
provocó el deterioro paulatino de todo su conjunto, con el riesgo de colapso de estructuras y la
amenaza de ruina absoluta23. Por estas razones, varios ciudadanos de Daimiel en el año 2016
decidieron constituir la Asociación Cultural “Venta de Borondo y Patrimonio Manchego”, con
el objetivo fundamental de promover la salvaguarda y la valorización de este inmueble.
Grosso modo, en la actual propiedad podemos apreciar buena parte de las características
de las “ventas de llanura” de cronología bajomedieval-moderna. Además, como hemos
comentado supra, representa una de las últimas manifestaciones existentes en estos momentos.
Por otra parte, su diseño, evolución y configuración responde a las directrices propias de las
construcciones vernáculas manchegas, por lo que constituye también un modelo óptimo para
identificar las particularidades de esta tipología.
La venta se encuentra articulada por un edificio principal de planta rectangular. Cuenta
con dos alturas, un patio interior y torreón en la esquina suroeste, punto icónico del sitio. En
torno a esta construcción se distribuyen una serie de estancias secundarias, erigidas para una
función agropecuaria.
Al interior del ámbito preferencial se accedía desde la fachada oriental, a través de una
puerta de doble hoja en su punto central, flanqueada por un pórtico de sillería decorado con
basas, medias columnas adosadas al paramento, capitel, friso y escudo de armas sobre el
dintel. Por desgracia, algunas de estas piezas han sido expoliadas. Constituye la sección que
cuenta con una ornamentación más relevante, destacando la presencia de unas ménsulas con
simbología de arpías o arpíos. El desarrollo actual de las investigaciones no permite establecer
si se trataría de una composición ex professo, lo que denotaría un importante nivel económico
de sus propietarios, o pudo trasladarse íntegramente desde otro lugar, como pudo ser la ermita
de Nuestra Señora de Ureña, santuario que se situaba relativamente cercano a esta zona. A
partir del siglo xviii, este templo experimentó una progresiva decadencia hasta que quedó
prácticamente en ruinas durante el siglo xix24. Su ocaso favoreció que elementos presentes en
23
De hecho, llegó a estar situado en la “Lista Roja del Patrimonio Hispania Nostra”, clasificación que mantuvo
hasta el año 2018. Actualmente, debido a las acciones realizadas desde el 2017, ha pasado a formar parte de la
“Lista Verde” https://listarojapatrimonio.org/ficha/venta-de-borondo/ [Consultado 17 de octubre de 2019].
24
Cejudo Loro, David, “Venta de Borondo:… op. cit., p.73.
59 Miguel Torres, David Cejudo, M.ª Isabel Angulo, Honorio Álvarez, “Venta de Borondo…”
el mismo fueran trasladados hacia otros sitios. Por ejemplo, la talla de la Virgen venerada en
esta iglesia pasó a la parroquia de San Pedro Apóstol de Daimiel, ocupando la parte central
del retablo, ubicación que denota la relevancia otorgada por su adquisición25. Con respecto a
los motivos iconográficos, la arpía o harpía simboliza un ser fantástico clasificado entre los
entes “híbridos y monstruosos”, generalmente asociado a unas connotaciones negativas. Su
representación es heterogénea, como así puede advertirse tanto en las descripciones como en sus
expresiones formales, ya que habitualmente suele confundirse con la iconografía de la mujer-
ave o sirena26. Por regla general, se conforma con una cabeza de mujer, cuerpo femenino o de
ave y cola de serpiente o escorpión, pudiendo tener incluso patas de ave de presa. Esta temática
parece tener su origen en las culturas orientales27, desde las que fue adoptada por el mundo
grecorromano, en el que gozó de cierta repercusión. Posteriormente, la Iglesia Católica, dentro
de la disposición que otorgó a los espacios sagrados de un sentido didáctico y moralizante
para la instrucción de los fieles, contribuyó a la asimilación artística de motivos provenientes
del mundo clásico, en el que las divinidades mitológicas recogían los vicios y la depravación
de la sociedad de la época28. Por esta razón, estas figuras participaron de manera activa como
elementos simbólicos de los recintos de culto. Fue el caso de los capiteles de la otra parroquia
local, Santa María29. En su interior, en las molduras de estas piezas se advierte la presencia
de seres monstruosos, como una sirena, una cara humana grotesca, niños jugando de manera
“indecorosa” con un perro, o formas monstruosas. Se trataría de elementos que ostentarían
un carácter pedagógico y moralizante para la comunidad religiosa, sin descartar un sentido
devocional integral, contando con un significado específico dentro del período en el que fueron
proyectados30. La vinculación de estos ornamentos con lugares de culto reforzaría la tesis de
la pertenencia del grupo de la Venta de Borondo con un santuario, como podría suceder con el
próximo de Nuestra Señora de Ureña, que, ante el abandono del mismo, determinados objetos
y ornamentos fueran depositados en este inmueble.
25
Esta disposición central resaltaría la importancia de esta imagen, puesto que queda en un punto preferencial para
la vista del fiel, dentro de una jerarquización del recinto sagrado en el que las representaciones devocionales son
distribuidas en planos alegóricos según su trascendencia. Moreno Moreno, Andrés J., Milagros y exvotos de un
pueblo manchego, Ciudad Real, Biblioteca de Autores Manchegos, 1989, p. 89.
26
García-Consuegra García-Consuegra, Mariano, “La sirena varada”, en IV Jornadas de Historia de Daimiel,
Ayuntamiento de Daimiel, 2018, p. 66.
27
Afirma Diana Oliveros que en las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, Egipto e India estos seres híbridos
contaron con cierta aceptación. Desde estas culturas fueron recogidas por la mitología griega y romana, para
posteriormente integrase en los espacios sagrados del mundo románico, como en canecillos y capiteles, e incluso
en el arte y literatura islámica. Olivares Martínez, Diana, “Las arpías”, en Revista Digital de Iconografía Medieval,
6, 11 (2014), pp. 1-12.
28
Minerva Saenz señala que las arpías pasaron a la Edad Media como alegorías de pecados de culpa y castigo,
como la codicia, el fraude y la falsedad. Sáenz Rodríguez, Minerva, “La imagen de la mujer en la escultura
monumental románica de La Rioja”, en Berceo, 147 (2004), p. 210.
29
Junto con San Pedro Apóstol es una de las administraciones parroquiales en las que se encuentra dividida
eclesiásticamente la ciudad de Daimiel. Se trata de una iglesia de origen gótico de planta basilical con tres naves
paralelas y torre a los pies.
30
Torres Mas, Miguel, Expiración. Los blancos en la Historia y la Semana Santa de Daimiel, Cofradía del Cristo
de la Expiración y Nuestra Señora de los Dolores, 2016, p. 111.
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Figura 3: Detalle de puerta en fachada principal.
Fuente: Autores.
En sus paredes se instalaron nidales para albergar a las aves, quedando todo el interior
diáfano. Entre estos llamativos elementos se han documentado dos tipos diferenciados, unos
de obra ejecutados de forma rectangular y otros elaborados a partir de arcaduces cerámicos.
Estas piezas cerámicas, por sus dimensiones y características, se sabe que fueron generadas ex
professo para tal fin. Fue curiosa la elaboración de un sistema para la salida y entrada de estos
animales, a través de un procedimiento que permitía la apertura y cierre de la ventana superior,
mediante tres poleas y una cadena metálica, de manera eficaz y precisa, evitando el acceso de
depredadores.
Por su parte, las naves fueron levantadas con mampostería de piedra caliza, tapial
calicostrado enlucido con cal, junto con verdugadas y alero superior de ladrillo. La cubierta
fue acoplada mediante tableros, pares y tirantes de maderas, con cañizo y argamasa sobre los
mismos y cierre final con tejas curvas de barro cocido.
63 Miguel Torres, David Cejudo, M.ª Isabel Angulo, Honorio Álvarez, “Venta de Borondo…”
Figura 6: Alzados edificio principal Venta de Borondo.
Anexas a la edificación principal, hacia el norte y oeste, fueron erigidas una serie de
instalaciones con una clara vinculación agropecuaria. Estuvieron formadas por cuadras,
corrales y almacenes, así como por aposentos de las personas vinculadas con estas faenas.
Fueron dispuestas con paredes de zócalo de mampostería de piedra y alzados de tapial, con
una cubrición con techumbres de estructura de madera y cerramiento de teja curva a dos aguas.
Quedaron distribuidas a partir de dos patios de dimensiones considerables con accesos a través
de grandes puertas de madera, una sobre la nave oriental y otra sobre la occidental. En el patio
situado más al este destaca la presencia de restos de un empedrado antiguo, compuesto por
materiales calizos de mediano-pequeño tamaño trabados con tierra apisonada, similar a los
otros apreciados en el inmueble.
Al noreste, aunque exento al recinto, se documenta un palomar de construcción reciente
en el tiempo y de características similares al definido en la última fase de la torre. De igual
manera, relacionado con esta casa, a unos 25 m hacia el norte se encuentra un pozo con noria y
alberca, al estilo tradicional de los utilizados en toda la comarca, que permitió el abastecimiento
de agua.
Por último, es mencionable un puente situado unos 100 m hacia el sur. Esta edificación
está levantada sobre un arroyo que ha perdido su curso, pero que en épocas de gran pluviosidad
ha llegado a recuperar su cauce hídrico, como ocurrió en el año 2013. Está formada por dos arcos
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de medio punto ejecutados con mampostería, al igual que los estribos, mientras que las bóvedas
fueron levantadas mediante ladrillos. Todavía conserva, aunque no en muy buenas condiciones,
la capa de rodadura, comprendida por piedras calizas trabadas con tierra apisonada. En líneas
generales, su ergología constructiva es similar a la venta, aunque en este caso no se puede
documentar la existencia de importantes transformaciones en el tiempo. El funcionamiento
de esta infraestructura pudo estar relacionada con los caminos habilitados en esta zona y su
comunicación con la Cañada Real Soriana Oriental, así como también para la explotación de los
cultivos en sus inmediaciones, entre los que destacan olivares de cronología centenaria.
Fuente: Autores.
También era significativo el precario estado de las dos escaleras que permiten la subida
desde el patio central al primer piso. La exterior, situada en el sector sureste, había perdido
progresivamente buena parte de su cubierta de teja curva, por lo que se encuentra prácticamente
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abierta a la intemperie. Mientras, la emplazada al noreste, presenta un colapso casi completo de
todos sus componentes, manteniéndose únicamente en pie algún peldaño de madera.
Ante esta realidad, resultaba necesario acometer una serie de labores que evitaran su ruina
efectiva, participando de un programa amplio de actuaciones que facilitaran su conservación
preventiva y revalorización. Por esta razón, desde el año 2017 se han emprendido diversas
acciones relativas al estudio, preservación e interpretación de este bien tan excepcional.
31
Las operaciones se incluyeron dentro del “Proyecto de consolidación y rehabilitación de torre y fachadas exterior
oeste y cubiertas en Venta de Borondo”, que contó con la aprobación de la Viceconsejería de Cultura de la Junta
de Comunidades de Castilla-La Mancha.
32
Angulo Bujanda, M.ª Isabel, “Conservación y restauración en el yacimiento arqueológico de la Motilla del
Azuer, campañas 2015 y 2016”, en IV Jornadas de Historia de Daimiel, Ayuntamiento de Daimiel, 2018, p. 33.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 68
Una vez estabilizado el lienzo, y colocado el estrato de intervención, se fue recomponiendo la
pared de mampostería y tapial, siguiendo los mismos parámetros de la tipología presente en
el resto de la fachada. La solución propuesta fue una argamasa con una fórmula compuesta
por tierra del entorno, arena, grava y cal, en diversas proporciones en función del espesor y
volumen a reintegrar, que lograba mantener una textura y tonalidad similar a la tradicional. La
disposición del relleno ha sido variable en función de la realidad existente en la composición,
incorporando incluso estacas de madera hidrófugas, a modo de cosido, como refuerzos en las
zonas de mayor pérdida de volumen. Esta solución ha logrado reforzar esta área, sin que ello
constituyera un mayor peso para su estabilidad.
Fuente: Autores.
Fuente: Autores
Fuente: Autores.
KEIKO OZAKI
Departamento Historia y Teoría del Arte
Universidad Autónoma de Madrid
[email protected]
Abstract: The Ohara Museum of Art in Japan preserves The Annunciation by El Greco,
which was purchased on 1922 in Paris. During the Meiji era (1868-1912), the Japanese
painters with western style focused their attention on France as a pictorical reference. At
the same time, the re-evaluation of El Greco began in France and gradually was spread
throughout Europa. This paper attempts to show the historical itinerary in which those
Japanese painters discovered El Greco through their contemporary French painters and,
finally, came to interpret El Greco’s works by their own context.
1
Esta colección fue donada póstumamente al museo por Suma Yakichirō 須磨弥吉郎 (1892-1970), el ministro de
la embajada de Japón en España desde 1940 hasta 1946. Contiene obras del arte español desde el siglo xv hasta
la primera mitad del siglo xx. Fukumitsu, Yoko (ed.), The Suma Collection Revisited: 500 Years of Spanish Art,
catálogo de la exposición (Nagasaki Prefectural Art Museum, del 23 de abril al 5 de junio de 2005), Nagasaki,
Nagasaki Prefectural Art Museum, 2005.
2
La obra fue adquirida por el museo en 1991. Pérez Sánchez, Alfonso E. y Benito Navarrete Prieto (eds.), El joven
Murillo, catálogo de exposición (Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 19 de octubre de 2009 al 17 de enero de
2010, Sevilla, Museo de Bellas Artes de Sevilla, del 18 de febrero al 30 de mayo de 2010), Bilbao, Museo de Bellas
Artes de Bilbao, 2009.
3
La Crucifixión del Museo Nacional de Arte Occidental (en adelante MNAO ) perteneció en un primer momento
a Bernheim-Jenue en París y, en 1926, pasó a manos del Dr. Hermann Eissler de Viena (aunque Harold Wethey
indicó Eiser y el MNAO escribió Eisner, Fernando Marías advirtió que ambas grafías eran erróneas). En 1961
pasó por Wildenstein & Co en Nueva York. En 1973 fue trasladada a Wildenstein en Tokio y, posteriormente, fue
adquirida por MNAO en 1974. Wethey consideró que era una obra del taller del pintor y sugirió la posibilidad de
que procediese de la colección de Ramón Díaz de Jerez de la Frontera, mientras tanto el MNAO identificó que
el primer propietario de esta obra fue el Duque de Alba. Wethey, Harold, El Greco y su escuela, vol. 2, Madrid,
Guadarrama, 1967; Marías, Fernando, “Luces y sombras de una pasión: Zuloaga y el Greco”, en Cuadernos de
Arte de la Universidad de Granada, 40 (2009), pp. 317-352; Yamada, Chisaburoh F., “Nouvelles acquisitions
(catalogue)”, en Bulletin Annuel du Musée National d’Art Occidental, 9 (1974), pp. 6-7.
4
Esta obra tiene casi la misma composición que otras dos Anunciaciones en el Museo de Bellas Artes de Budapest
y el Museo de Arte de Toledo (Ohio). Solo en la obra de Ohara la Virgen María tiene la corona de doce estrellas.
Wethey explicó que ni el Greco ni su discípulo representaron este tipo de nimbo. Algunos investigadores como
Marianne Haraszti-Takzics sospechan que esta obra fue realizada por Jorge Manuel. A pesar de que todavía hay
margen para la reconsideración del autor de esta obra, voy a tratarla como obra del Greco dentro de este artículo
según la estimación de 1922. En Wethey, Harold, El Greco y su… op. cit., pp. 49-50; The National Museum of
Western Art (ed.), El Greco Exhibition, catálogo de la exposición (Tokio, The National Museum of Western Art,
del 18 de octubre al 14 de diciembre de 1986; Nara, Nara Prefectural Museum of Art, del 6 de enero al 1 de marzo
de 1987; Aichi, Aichi Prefectural Art Gallery, del 11 al 24 de marzo de 1987), Tokio, Tokyo Shimbun, 1986, p. 197.
5
Sobre la procedencia de las obras de Goya y de Murillo ver Matsuda, Keiji y Tsukasa Machida, “La recepción
del arte español en el Japón de las primeras tres décadas del siglo XX”, en Cabañas Bravo, Miguel y Wifredo
Rincón García (eds.), Imaginarios en conflicto “lo español” en los siglos XIX y XX, Madrid, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 2017, pp. 97-116.
77 Keiko Ozaki, “El Greco en la historia del arte occidental en Japón”
Figura 1: El Greco, La Anunciación, hacia 1600, óleo sobre lienzo, 108,5 x 79,5 cm, Museo de Arte Ohara,
Kurashiki.
En este contexto, conviene que nos retrotraigamos al comienzo de la relación entre Japón
y Occidente en el siglo xvi. En 1543 los portugueses arribaron por casualidad a una isla del
sur de Japón, Tanegashima. En ese momento, Portugal intentaba extender su territorio en Asia,
habiendo tomado previamente posesión de Goa (India) en 1510 y Malaca (Malasia) en 1511.
Aprovechando esta oportunidad, los barcos comerciales portugueses llegaron a Japón en 1550.
A España, el país que se disputó con Portugal la hegemonía del “Nuevo Mundo”, le costó
tiempo dominar Filipinas y comenzó a comerciar con Japón en 15846.
El intercambio comercial entre Japón y ambos países ibéricos se vinculó estrechamente
con la evangelización católica. En 1549 el jesuita Francisco Javier llegó a Kagoshima y empezó
su misión. Después del éxito de los jesuitas, franciscanos, dominicanos y agustinos empezaron
a su vez la evangelización en Japón. Sin embargo, la buena relación entre el gobierno de
Japón y la Iglesia Católica duró menos de un siglo. En 1613 Shogunato Tokugawa (1603-
1868) anunció oficialmente la expulsión de los misioneros extranjeros y la prohibición del
cristianismo para evitar el aumento del poder de los católicos en Japón7. Además, en 1624
rechazó a los barcos españoles y, en 1639, a los portugueses. Esta política supuso la ruptura de
las relaciones diplomáticas e interrumpió las relaciones culturales entre Japón y la península
ibérica hasta el siglo xix.
Aunque la relación duró menos de un siglo, la influencia de Portugal y España dio
lugar a una nueva producción artística, la laca Namban 南蛮漆器8. Además, los misioneros
construyeron seminarios para educar a los cristianos japoneses y en algunos de ellos llegó a
enseñarse la técnica de la pintura occidental y del grabado. Las pinturas religiosas realizadas en
Europa llegaron entonces a Japón, al mismo tiempo que los cristianos de este país intentaron
6
Ochi, Yūjirō (ed.), Via Orientalis, catálogo de la exposición (Tokio, Sezon Museumof Art, del 8 de abril al 23
de mayo de 1993, Shizuoka, Shizuoka Prefectural Museumof Art del 1 de junio al 4 de julio de 1993, Kioto, The
Museum of Kyoto, del 13 de julio al 31 de agosto de 1993, Oita, Oita Prefectural Hall of Arts, del 11 de septiembre
al 11 de octubre de 1993), Tokio, 1993.
7
En 1587 Toyotomi Hideyoshi 豊臣秀吉 (1537-1598) intentó expulsar a los misioneros; sin embargo, solo prohibió
el cristianismo y fomentó el comercio con Portugal y España. Por esta razón la prohibición del cristianismo en ese
momento resultó en vano: Kobe City Museum, Namban Arts Selection, Kobe, 1998, pp.106-107.
8
Las lacas Namban son objetos realizados en laca japonesa, denominada laca urushi. La mayor parte de ellos
fueron manufacturados para la exportación: Kawamura, Yayoi et al., Laca Namban. Brillo de Japón en Navarra,
catálogo de la exposición (Pamplona, Museo de Navarra del 29 de octubre de 2015 al 28 de febrero de 2016),
Pamplona, Museo de Navarra, 2016.
79 Keiko Ozaki, “El Greco en la historia del arte occidental en Japón”
realizar pinturas religiosas con estilo occidental. Sin embargo, después de la prohibición del
cristianismo estas pinturas de estilo occidental declinaron rápidamente9.
Figura 2: Shiba Kōkan, Ryogokubashi (TWEELANDBRUK), 1787, grabado calcográfico, 27,1 x 40,7 cm., Kobe
City Museum, Kobe.
Por otra parte, Holanda empezó a expandirse poco después de que lo hicieran los países
ibéricos. Los holandeses llegaron a Japón en 1600 y, en 1609, consiguieron que el shogunato
Tokugawa les otorgara el permiso de comercio. Aquel país separó la evangelización del
comercio, correspondiendo este último al gobierno japonés. Después del rechazo a Portugal
y a España, los barcos holandeses siguieron llegando a una zona limitada de Japón y algunos
pintores —como Hiraga Gennai 平賀源内 (1728-1780) o Shiba Kōkan 司馬江漢 (1847-
1818)10 (fig. 2)— comenzaron a aprender la perspectiva o el claroscuro a través de las pinturas
y los grabados traídos por los holandeses.
En el siglo xix, Estados Unidos instó a Japón a que abriese los puertos al extranjero
como escala del viaje a través del Pacífico. En 1854 se firmó el Tratado de Kanagawa con
9
Sakamoto, Mitsuru et al., Namban bijutsu to yōfuga (Arte Namban y la pintura de estilo oriental), Genshoku
Nihon no bijutsu (Reproducciones de a todo color de arte japonés), vol. 25, Tokio, Shōgaku-kan, 1970, pp. 192-
196.
10
El estudio de las pinturas holandesas nació durante la primera mitad del siglo xviii. El octavo shōgun, Tokugawa
Yoshimune 徳川吉宗, permitió importar libros holandeses, con la excepción de aquellos relativos al cristianismo,
y fomentó la investigación en campos como la medicina, la astronomía y las ciencias naturales europeas a través
del idioma holandés. Las ilustraciones dentro de estos libros tuvieron gran impacto y algunos vasallos empezaron a
aprender la pintura desde estos libros: Sakamoto, Mitsuru et al., Namban bijutsu to yōfuga… op. cit., pp. 198-233.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 80
Estados Unidos y en 1858, el Tratado de Amistad y Comercio. En el mismo año, Japón concertó
un tratado similar con Holanda, Rusia, Reino Unido y Francia, comenzando así el comercio
occidental. En 1868, cuando se derrocó al shogunato Tokugawa, el nuevo gobierno japonés
(gobierno Meiji) comenzó el comercio con España. El nuevo gobierno tuvo su mira puesta
en el fortalecimiento del país para hacer competencia a las potencias del mundo y fomentó
activamente la asimilación del régimen político, el conocimiento y la cultura occidentales. El
gobierno invitó a profesores, ingenieros y medios extranjeros a Japón para aprender y difundir
su conocimiento. Si consideramos el número de extranjeros por nacionalidades, podemos
entender que el nuevo gobierno veía con buenos ojos a países como Reino Unido, Francia,
Estados Unidos y Alemania11.
Aunque la mayor parte de los extranjeros eran ingleses y además el pionero japonés en el
ámbito la pintura de estilo occidental en la época moderna, Takahashi Yuichi 高橋由一 (1828-
1898)12, era discípulo del artista y caricaturista inglés Charles Wirgman, el primer país que los
pintores japoneses tomaron como modelo fue Italia. En 1876 abrió sus puertas en Tokio Kōbu
Bijutusu Gakkou 工部美術学校, la primera escuela estatal de bellas artes de Japón y el gobierno
invitó a arquitectos, escultores y pintores de Italia para educar a los alumnos japoneses13.
Matsuoka Hisashi 松岡壽 (1864-1892)14, uno de los alumnos de esta escuela, fue a estudiar a
Italia en 1880 y se graduó en la Academia di Belle Arti di Roma. Tras regresar a Japón, en 1889
estableció Meiji Bijutusu Kai 明治美術会 (Asociación de Arte Meiji). Matsuoka dedicó su
carrera a enseñar a los jóvenes pintores el estilo occidental en diversos institutos de bellas artes.
Por otra parte, en la primera etapa del siglo xix, los artistas japoneses centraron su atención
en Francia como el epicentro de la modernidad. Kuroda Seiki 黒田清輝 (1866-1924) fue a
estudiar a Francia en 1884 y se hizo discípulo de Louis Joseph Raphael Collin. Durante sus
nueve años en Francia aprendió el estilo impresionista. En 1896 formó un grupo de pintores,
Hakubakai 白馬会 (Asociación de Caballo Blanco), y estableció un estilo del plenairismo
influido por la escuela impresionista. En el mismo año Tōkyō Bijutsu Gakkō 東京美術学校,
la escuela de Bellas Artes de Tokio, creó el departamento de la pintura occidental y Kuroda
empezó a enseñar en él. Sus discípulos mejor conocidos fueron Fujishima Takeji 藤島武二
(1867-1943), Okada Saburōsuke 岡田三郎助 (1869-1939) y Wada Eisaku 和田英作 (1876-
1959).
11
Según la investigación de Shoji Uemura, el número total de empleados extranjeros hasta 1890 era de 2690.
La mayor parte eran ingleses (1127), estadounidenses (414), franceses (333), chinos (250) y alemanes (215). En
consecuencia, casi la mitad de los empleados era ingleses. Uemura, Shoji, “Salaries of Oyatomi (Japan’s Foreign
Emplyees) in Early Meiji”, en Journal of the University of Marketing and Distribution Sciences. Distribution
sciences & business administration, vol. 21, 1 (2008), pp. 1-24.
12
Takahashi Yuichi nació en la última época del shogunato Tokugawa y aprendió la pintura al óleo en el departamento
de arte de Yōsho Sirabesho 洋書調所 (Instituto para el estudio de los libros occidentales) del shogunato. En 1866
se hizo discípulo de Charles Wirgman, que vivía en Yokohama en ese momento.
13
Kawakami, Mari, “Italia nel campo delle Belle Arti: Hisashi Matsuoka, pittore e KingoTatsuno, architetto
(Intellectual encounters with Italy: 2. Italian travels and Aesthetic sense)”, en Ritsumeikan studies in language and
culture, vol. 20, 2 (2008), pp. 85-99.
14
Su maestro era el pintor italiano de paisajes Antonio Fontanero (1818-1882). Fontanero trabajó como profesor
en la escuela desde 1876 hasta 1878.
81 Keiko Ozaki, “El Greco en la historia del arte occidental en Japón”
2. El Greco y el arte español en Japón
Al inicio del desarrollo del arte occidental en Japón, los países de referencia para los
pintores nipones eran Italia y Francia. Sin embargo, algunos artistas o intelectuales, si bien en
menor número, fijaron su mirada en la pintura española al tiempo que se formaban a través del
arte italiano o francés.
La primera persona que tuvo parte en la divulgación del arte español en Japón fue
Yuasa Ichirō. Era discípulo de Kuroda Seiki y Kume Keiichirō 久米桂一郎 (1866-1934)15 en
la Escuela de Bellas Artes de Tokio. Desde 1950 hasta 1954 estuvo en Europa aprendiendo
pintura y permaneció en España durante un año y medio. Cuando se alojó en Madrid, copió seis
obras de Velázquez y dos de Murillo en el Museo del Prado. Sus copias incluyeron Marte, Las
Meninas, Menipo y Las Hilanderas. Después de regresar a Japón, expuso una obra realizada
en París, El paisaje de España, en Nikaten 二科展 —la exposición de Nika Asociación—.
Mientras duró su estancia en España, conoció algunos pintores japoneses y se esforzó para
que ellos pudiesen copiar las obras de Velázquez. Por ejemplo, el pintor de paisajes Yoshida
Hiroshi 吉田博 (1876-1950) realizó un viaje entre 1903 y 1906 en el que visitó Estados Unidos,
algunos países europeos, Marruecos y Egipto. En los últimos momentos de este viaje, Yoshida
pasó por España y conoció por casualidad a Yuasa. Gracias a su ayuda, Yoshida realizó una
copia de Menipo de Velázquez en el Prado16. Por otra parte, Yamashita Shintarō 山下新太郎
(1881-1966), el discípulo de Kuroda Seiki, se formó en París desde 1905 y estudió con Louis
Joseph Raphael Collin y Fernand Cormon. En 1907 Yamashita viajó a España con el apoyo de
Yuasa y copió obras de Velázquez, como La rendición de Breda.
Además de ayudar a los pintores japoneses a aprender el arte español, sobre todo el de
Velázquez, Yuasa escribió algunos artículos en las revistas japonesas sobre los pintores en
España como el Greco, Ignacio Zuloaga o el propio Velázquez17. La actitud de Yuasa, que
15
Kume Keiichirō fue uno de los pintores que estuvieron en París y aprendieron el plenairismo. Permaneció siete
años en Francia y en su segundo año en este país (1888) tuvo la oportunidad de visitar España como administrativo
del Pabellón Japonés en la Exposición Universal de Barcelona (1888). En España tuvo dos ocasiones para visitar el
Museo del Prado. En este museo bosquejó las obras de Rubens, Veronese, Guido Reni, Van Dyck y Murillo. Este
pintor centró la atención a las obras de los pintores italianos y flamencos. En el caso de los pintores españoles, no
dejó ningún bosquejo de Velázquez pero sí realizó algunos de Murillo: Kawase, Yusuke (ed.), Velázquez and the
celebration of painting: the Golden Age in the Museo del Prado, catálogo de la exposición (Tokio, The National
Museumof Western Art, del 24 de febrero al 27 de mayo de 2018, Hyogo, Hyogo Prefectural Museum of Art, del
13 de junio al 14 de octubre de 2018), Tokio, The National Museumof Western Art, 2018, pp. 295-298.
16
Ibídem, p. 296; Kojima, Kaoru, “Fujishima Takeji ni yoru Kuroda Seiki, Kume Keiichirō ate shokan ni tsuite,
3, (Sobre las cartas de Fujishima Takeji a Kuroda Seiki, Kume Keiichirō, 3)”, en The Journal of Art Studies, 417
(2016), pp. 78-85.
17
Takaoka, Chikako, “Japan and El Greco”, en NHK Promotion Inc. (ed.), El Greco’s Visual Poetics, catálogo
de exposición (Osaka, The National Museum of Art, del 16 de octubre al 24 de diciembre de 2012; Tokio, Tokyo
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 82
mostró un gran interés por el arte español, así como el hecho de que se alojara en España
durante un periodo largo, era poco habitual para los pintores japoneses contemporáneos.
[…] Por ejemplo, (Yuasa) coleccionó los calzados o los peines, los objetos que
normalmente la gente no suele coleccionar. En el caso de su viaje a Occidente,
solo Yuasa fue a España e investigó Velázquez, como sabemos, aunque en esa
época todo el mundo se dirigió a Francia. En estos días, no es muy raro la gente
que investigue el Greco o Velázquez, pero era un punto de genialidad de Yuasa
que estudiase Velázquez en aquel momento.18
Hacia 1910, un grupo de escultores de clase alta con estilo humanista y gusto occidental
accedió al mundo literario. Eran Mushanokōji Saneatsu 武者小路実篤 (1885-1976), Arishima
Takeo 有島武郎 (1878-1923) y Shiga Naoya 志賀直哉 (1883-1971). Todos ellos publicaron
una revista con el nombre de Shirakaba (abedul blanco) y los miembros que presentaron sus
obras y críticas en este lugar se denominaron Shirakabaha 白樺派 (la sociedad de Shirakaba).
La gran contribución de esta revista fue dar a conocer el arte occidental, sobre todo a Paul
Cézanne, Paul Gauguin, Vincent Van Gogh y François Auguste René Rodin. Una costumbre
extraordinaria de los miembros de Shirakaba era el intercambio epistolar con los artistas
europeos. Aquellos con los que se comunicaron fueron Rodin, Johann Heinrich Vogeler, Max
Klinger y Henri Matisse19.
Aunque la revista Shirakaba presentó algunos pintores alemanes o ingleses, claramente
mostró un gusto hacia los pintores franceses en el campo de arte moderno. Los artistas occidentales
a los que se dedicó el número especial de la revista son Van Gogh (en once ocasiones), Cézanne
(en nueve) y Rodin (en siete). En contraste, no aparecieron demasiados artistas españoles,
aunque sí contamos con algunos casos como el de Goya (en tres ocasiones), el Greco (en
una) y Picasso, que aunque no contó con un número especial, su obra fue presentada en una
ocasión20. En 1914, Koizumi Magane 小泉鐵 (1886-1954) escribió un breve artículo sobre
el Greco consultando la investigación de August Liebmann Mayer21. Koizumi era traductor
y escritor, y su especialidad era el idioma alemán22. Aunque no era experto en arte español,
Metropolitan Art Museum, del 19 de enero al 7 de abril de 2013), Osaka, The National Museum of Art, 2012, pp.
15-20.
18
Shirataki, Ikunosuke, “Bōyū Yuasa (Yuasa, difunto amigo)”, en Atelier, vol. 8, 4 (1931).
19
Kyoto Bunka Hakubutsukan (ed.), “Shirakaba”- pilots of art in modern Japan, catálogo de exposición (Kioto,
The Museum of Kyoto, del 6 de junio al 20 de julio de 2009, Tochigi, Utsunomiya Museum of Art, del 26 de junio
al 6 de septiembre de 2009, Hiroshima, Hiroshima Museum of Art, del 13 de septiembre al 25 de octubre de 2009,
Kanagawa, The Museum of Modern Art, del 3 de Noviembre al 20 de diciembre de 2009), Kioto, The Museum of
Kyoto, 2009, p. 152.
20
Ibídem, pp. 193-194.
21
Koizumi, Magane, “El Greco”, en Shirakaba, vol. 5, 9 (1914), pp. 169-182.
22
Sus artículos en la revista Shirakaba son la traducción de Noa, Noa de Gauguin (traducido a su vez de la versión
alemana) y la presentación de Klinger, Klimt, Edvard Munch y Rembrandt: Shimizu, Yasutsugu, “Western Art in
83 Keiko Ozaki, “El Greco en la historia del arte occidental en Japón”
tuvo un compañero en Shirakaba, Kojima Kikuo 児島喜久雄 (1887-1950), investigador de
la historia del arte occidental, que contaba con El Greco. Siebenfarbige Wiedergabenseiner
Gemälde (1913) de August Liebmann Mayer en su biblioteca. Por este hecho, podemos suponer
que Kojima asesoró a Koizumi. Por otra parte, Mushanokōji escribió una reseña del artículo
de Koizumi y mencionó la influencia que había tenido la pintura del Greco para Julius Meier-
Graefe23. Mushanokōji era uno de los fundadores de Shirakaba y también dominaba el alemán.
Por todos estos datos podemos deducir que la mayor parte de las fuentes de la interpretación del
Greco en Shirakaba era los investigadores alemanes (figs. 3.1 y 3.2).
Figura 3.1: El Greco, La Sagrada Familia con Santa Ana, detalle, ca. 1595-1596, óleo sobre lienzo, 127 x 106 cm,
Hospital de Tavera, Toledo, en Shirakaba, vol. 9, 3 (1918).
Fuente: Erin Schoneveld, Shirakaba and Japanese Modernism, Leiden, Brill, 2019, pp. 40 y 46.
Shirakaba: Focusingon Western Art Introduction in the First Years”, en Memoirs of the Graduate School of Letters,
Osaka University, 57 (2007), pp. 113-184.
23
“Cuando pensamos sobre Cézanne, inmediatamente recordamos El Greco. Quizá gracias a Meier-Graefe”.
Reseña en Shirakaba, vol. 5, 9 (1914), p. 183.
24
“Escogí la biografía del pintor según lo que está en El Greco de A. F. Calvert y C. G. Hartley. Además, seguí el
orden de los capítulos de este libro”. En Shōhachi, Kimura (ed.), El Greco, Tokio, 1916, p. III. El libro de Calvert
y Hartley que consultó Kimura era El Greco, An account of his life and works, London, 1909.
25
Kehrer, Hugo, Die Kunst des Greco, München, 1914.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 84
Cossío y Carl Justi26. Por otra parte, también consultó los artículos japoneses de Koizumi y
Mushanokōji en Shirakaba y el artículo “Eru Gureko ni tsuite (Sobre el Greco)” escrito por
Satō Sōnosuke 佐藤惣之助 (1890-1942) en la revista Ego27. Satō era un poeta y su artículo
sobre el Greco tuvo una emocionante interpretación.
[…] Cuando veo la obra del Greco, no puedo interpretarlo como solo un pintor
histórico. Era un religioso fuerte lleno de sentimiento puro y sus pinturas
son poder y belleza espiritual que no pudo dejar de pintar cuando recibo la
revelación […]. Quizá lo que he escrito podrá ser mi ensueño arbitrario, pero
voy a dejar lo que he pensado.28
Suda Kunitarō fue uno de los pintores que excepcionalmente se quedaron en España
durante un largo periodo para estudiar el arte español. Al principio estudió historia del arte
en la Universidad de Kioto y se especializó en la teoría y la técnica del arte. Por otra parte,
aprendió las técnicas de pintura sin ningún maestro. En 1917 ingresó en Kansai Bijutsuin
関西美術院 (Instituto de Arte Kansai) y empezó su aprendizaje como pintor. En 1919 llegó
a Madrid y vivió allí hasta 1923. Durante su estancia en España dedicó su tiempo a copiar
las obras del Museo del Prado. Al principio, Suda observó la técnica de pintura al óleo y
el color de la escuela veneciana. Su principal objetivo en el Prado fue imitar las pinturas
italianas del siglo xvi30. En España, Suda copió Venus recreándose en la Música de Tiziano,
El rapto de Helena de Tintoretto o La Resurrección del Greco31 (fig. 4).
26
El libro consultado cuyo título aparece en el libro exactamente es Kehrer, Hugo, Die Kunst des… op. cit. El resto
podían haber sido Cossío, Manuel, El Greco, Madrid, Victoriano Suáres, 1908; y Justi, Carl, Diego Velázquez und
sein Jahrhundert, Bonn, Cohen, 1888.
27
Satō, Sōnosuke, “Eru Gureko ni tsuite (Sobre El Greco)”, en Ego, vol. 2, 7 (1914), pp. 107-113.
28
Ibídem.
29
La reseña en Shirakaba, vol. 5, 9 (1914).
30
“La razón más grande de mi viaje a España era visitar al Museo del Prado. Es que, por supuesto, para ver varias
obras españolas en este lugar. Pero mas que esto, sabía que tiene muchas obras maestras italianas”. En Suda,
Kunitarō, “Purado Bijutsukan (el Museo del Prado)”, en Bijutsutecho, 25 (1950), pp. 16-17.
31
Shimada, Yasuhiro y Hidetsugu Yamano (eds.), SUDA Kunitaro: Exhibition, catálogo de exhibición (Kioto, The
National Museum of Modern Art, del 1 de noviembre al 18 de diciembre de 2005, Tokio, The National Museum of
Modern Art, del 13 de enero al 5 de marzo de 2006, Fukushima, Fukushima Prefectural Museum of Art, del 8 de
abril al 14 de mayo de 2006), Kioto, The National Museum of Modern Art, 2005.
85 Keiko Ozaki, “El Greco en la historia del arte occidental en Japón”
Figura 4: Suda Kunitarō, copia de La Resurección de Cristo, del Greco, 1921, óleo sobre lienzo, 209,5 x 96,5 cm.,
Kyoto City Museum, Kioto.
Fuente: Shimada, Yasuhiro y Hidetsugu Yamano (eds.), SUDA Kunitaro… op. cit., p. 44.
Después de su regreso a Japón, Suda publicó muchas investigaciones sobre el arte español
como “El color del Greco”, “Claroscuro de la pintura barroca”, “La maja desnuda y vestida”
o “Escuela veneciana”32. Suda intentó interpretar al Greco y al arte español, no solo desde el
punto de vista de un pintor, sino también del de un investigador. Su interpretación del Greco
32
Suda, Kunitarō, Kindaikaiga to rearisumu (La pintura moderna y el realismo), Tokio, 1963.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 86
era la del creador de la pintura moderna en España y entendió que el color del Greco era algo
muy especial.
En España el Greco era la maravilla desde principio. Se dice que Velázquez
tuvo obras del Greco y en realidad el color de Velázquez es una referencia
directa del Greco. El color de Goya no tuvo la técnica de escuela veneciana,
pero tuvo la claridad natural del Greco. Su color es nuevo hoy y será nuevo
siempre.33
Kojima Torajirō fue un pintor del estilo occidental y discípulo de Kuroda Seiki y
Fujishima Takeji. En 1902 fue admitido en la Escuela de Bellas Artes de Tokio y se hizo
becario del presidente de hilandería en Okayama, Ohara Magosaburō. Ohara reconoció el
talento de Kojima y se convirtió en su mejor mecenas de por vida. Después de su graduación,
en 1908 Kojima fue a estudiar a Europa con ayuda de Ohara. Primero se quedó en París y
luego estudió en la Escuela de Bellas Artes de Gante. En 1912, tras regresar a Japón, Kojima
obtuvo el permiso de Ohara para comprar una obra de Edmond Aman-Jean, con el objetivo
de enriquecer el mundo del arte en Japón. Esta obra fue exhibida en Tokio justo después de la
vuelta de Kojima y tuvo mucha repercusión34. Tras esta experiencia, Kojima sintió la necesidad
de llevar más pinturas occidentales a Japón y empezó a adquirir obras europeas con el apoyo
de Ohara. Las pinturas adquiridas por Kojima fueron la base para el futuro Museo de Arte
Ohara. En 1919, justo después de la Primera Guerra Mundial, Kojima fue a Europa y compró
más de 20 obras, incluyendo piezas de Henri Matisse y Monet. En 1921, regresó a Europa para
una segunda compra, consiguiendo obras del Greco, Gustave Courbet, Édouard Manet, Jean-
Baptiste Camille Corot, Edgar Degas, Alfred Sisley y Henri de Toulouse-Lautrec35. Kojima fue
un pintor que tuvo gran influencia de los impresionistas y, en sus adquisiciones, se observa su
gusto por los pintores franceses.
La del Greco es la única obra que representa la España del siglo xvi y la compra de su
pintura fue posible gracias al encuentro con Suda. Durante su primer viaje a Europa, visitó
España y conoció a Suda. Ambos viajaron juntos por España y, en 1920, hicieron un viaje en el
que recorrieron Bélgica y Holanda. En su diario del día 23 de diciembre de 1919 escribió: “El
Museo de la casa del Greco era lo más impresionante”36. También Suda escribió lo siguiente:
33
Ibídem, pp. 174-185.
34
Sanyo Shinbunsha (ed.), Yume kakeru: Ohara bijutsukan no kiseki (La historia del Museo de Arte Ohara),
Okayama, Sanʼyō Shinbunsha , 1991, pp. 316-326.
35
Yanagisawa, Hideyuki, “Ohara Bijutsikan: Sono Rekishito Gensai (El Museo de Arte Ohara: Su historia y
actualidad)”, en Journal of Ohara Institute for Social Research, 606 (2009), pp. 22-31.
36
Sanyo Shinbunsha (ed.), Yume kakeru: Ohara… op. cit., p. 42.
87 Keiko Ozaki, “El Greco en la historia del arte occidental en Japón”
“[…] es la Anunciación del Greco. Esta obra siempre estuvo en la entrada de la galería de
Bernheim-Jeune y era muy familiar para mi. El señor Kojima la consiguió fácilmente tan pronto
como se volvió del viaje a España”37.
Gracias a la influencia de Suda, en 1922 Kojima compró la obra del Greco por
175 000 francos. Esta pintura se convirtió en la obra más importante para la interpretación de
la historia del arte español en Japón. Después de la muerte de Ohara, en 1930, se construyó
el Museo de Arte Ohara para exponer la colección conseguida por Kojima, en el que aún se
encuentra La Anunciación del Greco.
El impacto del Greco en Japón ha sido tratado por intelectuales como Kimura Shōhachi,
Koizumi Magane o Suda Kunitarō. En estos últimos años, el estudio más concreto sobre este
tema es “Japan and El Greco” de Chikako Takaoka, publicado en 201238. En este trabajo, se
menciona la influencia del libro El Greco o El secreto de Toledo, de Maurice Barrès, publicado
en 1911 en París. Kuroda Jūtarō 黒田 重太郎 (1887–1970)39 realizó unas traducciones
fragmentarias de Barrès al japonés. Barrès puso un especial énfasis en el aspecto místico
y espiritual del Greco y la interpretación de este autor francés influyó en investigadores
japoneses como Nakai Sotaro 中井 宗太郎 (1879-1966), historiador del arte. Por otra parte,
el estudio de Takaoka nos muestra una progresiva aceptación del Greco entre los pintores
nipones: parece que en Japón no existían muchos artistas que intentaran aprender el estilo
del Greco, aunque se emocionaron con las obras de este pintor. Solo algunas obras, como
Ichishudoso no zou 一修道僧の像 (Retrato de un monje) por Kuroda en 1922 (colección
privada) o Zugaikotsuo moterujigazou 頭蓋骨を持てる自画像 (Autorretrato con la calavera)
por Nakamura Tsune 中村 彝 en 1923 (Museo de Arte Ohara), insinúan la influencia indirecta
del Greco. La actitud de los pintores japoneses hacia el Greco es muy distinta de la actitud
hacia los pintores franceses, cuya técnica intentaron introducir activamente. Esta diferencia
podría ser clave para entender la interpretación del arte español en Japón.
Como hemos visto, entre 1906 y 1922, la mayor parte de los pintores japoneses se dirigió
a París para conocer la técnica y la teoría del arte, y algunos se vieron influenciados por el arte
español. En ese momento es evidente el impacto de Francia y parte de Alemania en el desarrollo
de la historia del arte español en Japón pero, sobre todo, en la valoración del Greco.
37
Suda, Kunitarō, “Oharakorekushon ni tsuite (Sobre la colección de Ohara)”, en Bijutsutecho, 80 (1954), pp. 9-10.
38
Takaoka, Chikako, “Japan and El Greco”… op. cit, pp. 15-20.
39
Pintor del estilo occidental que visitó París en dos ocasiones, 1918 y 1921, viéndose influenciado por el cubismo
francés y por autores como André Lhote. Establecido en París, viajó a Toledo en 1922.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 88
El pintor candiota falleció en 1614 en Toledo. Francisco Pacheco, quien lo conoció,
escribió que fue un gran filósofo de agudos dichos40. Sus contemporáneos, como Alonso de
Villegas o Francisco de Pisa, tuvieron palabras positivas sobre las obras del Greco41. Jusepe
Martínez utilizó los términos “extravagante” y “caprichoso” para definir el arte del Greco en
sus Discursos del nobilísimo arte de la pintura, escrito en 1675, pero, aún así, prevaleció la
valoración positiva42. Sin embargo, este tipo de opiniones desapareció durante el siglo xvii, ya
que en el siglo xviii aquellos que escribieron sobre historia del arte tuvieron una estimación
negativa del Greco, tal y como refleja Antonio Palomino en su libro El museo pictórico y
escala óptica (1715-1724)43. Ceán Bermúdez empleó las palabras de Palomino en Diccionario
histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España (1800)44, si bien en sus
últimos escritos se aprecia una progresiva valoración de este pintor45. La opinión negativa sobre
el Greco se asentó durante el siglo xviii, si bien pintores españoles como Vicente López, José
Aparicio, José de Madrazo, Juan Antonio de Ribera o Mariano Fortuny siguieron apreciando el
arte del Greco en los siglos xviii y xix46. Además, el descubrimiento que se hizo de este pintor
fuera de España atrajo el interés no solo de Japón, sino también de otros países europeos.
Un gran momento en el redescubrimiento del Greco tuvo lugar durante la invasión
del ejército napoleónico, entre 1802 y 1812, con sus saqueos en España. Asimismo, la
Desamortización de Mendizábal de 1836 abrió la puerta a la salida de gran cantidad de arte
español hacia Francia47. Muchas obras de arte españolas fueron recogidas en el Museo del
Louvre y, entre 1838 y 1848, se construyó la Galería Española en este museo por orden de Luis
Felipe I de Francia48, donde las obras del Greco fueron bien valoradas49. En ese sentido, aunque
la galería se cerró en 1848 y la mayor parte de la obra fue vendida en Londres en 1853, el arte
español se difundió dentro de Europa.
40
Pacheco, Francisco, El Arte de la Pintura, Madrid, Cátedra, 2001 (ca.1638), p. 537.
41
Pisa, Francisco de, Apuntamientos para la II parte de la “Descripción de la imperial ciudad de Toledo”, Toledo,
Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, 1976 (1ª ed. 1605); Villegas, Alonso de, Flos
Sanctorvm: tercera parte: y historia general, en qve se escriven las vidas de santos extravagantes, y de varones
ilustres en virtud, Madrid, 1674 (1ª ed. 1588).
42
Martínez, Jusepe (notas por Julian Gallego), Discursos practicables del nobilísimo arte de la pintura, Madrid,
Akal, 1988, pp. 270-271.
4342
Palomino, Antonio, El museo pictorico y escala óptica, Madrid, Aguilar, 1947, p. 841.
44
Ceán Bermúdez, Juan Agustín, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España,
tomo V, Madrid, 1800.
45
Cera Brea, Miriam, “El Greco desde la Ilustración: la mirada de Ceán Bermúdez”, en Almarcha Núñez-Herrador,
María Esther et al. (eds.), El Greco El Greco en su IV Centenario: patrimonio hispánico y diálogo intercultural,
Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2016, pp. 1295-1308.
46
Barón Thaidigsmann, Francisco Javier, “La influencia del Greco en la pintura moderna, del siglo XIX a la
difusión del cubismo”, en Barón Thaidigsmann, Francisco Javier (coord.), El Greco y la pintura moderna, catálogo
de exposición (Madrid, Museo Nacional del Prado, del 24 de junio al 5 de octubre de 2014), Madrid, Museo
Nacional del Prado, 2014, pp. 101-197.
47
Martín González, Juan José, “Problemática de la Desamortización en el arte español”, en El Arte de siglo XIX: II
Congreso Español de Historia del Arte,11-14 de diciembre de 1978, vol. 1, Valladolid, Comité Español de Historia
del Arte, 1978, pp. 23-33.
48
Buces Aguado, José Antonio, “Un Zurbarán de la colección de Luis Felipe, rey de Francia, en la iglesia de Santa
Bárbara de Madrid”, en Bienes Culturales, 6 (2006), pp. 135-138.
49
Gutiérrez Marcos, María del Rosario, “Recorrido por las fuentes historiográficas rehabilitadoras de la figura del
Greco”, en Alcántara, 70 (2009), p. 28.
89 Keiko Ozaki, “El Greco en la historia del arte occidental en Japón”
Por otra parte, en el siglo xix se dio la tendencia entre los intelectuales, sobre todo franceses
e ingleses, de viajar por curiosidad y búsqueda de lo desconocido y de lo pintoresco. España fue
el destino ideal para este tipo de viajes. Como consecuencia, en la segunda mitad del siglo xix
se publicaron muchos libros acerca de los viajes a España, entre los que destacan los de Richard
Ford y Théophile Gautier50. Aunque el principal objetivo de estos viajes era la búsqueda de lo
exótico, según la idea del romanticismo, el interés hacia España impulsó la investigación del
arte español fuera del país. Además, el Greco empezó a tener una revaloración entre los artistas
que buscaban nueva inspiración. Los románticos, como Théophile Gautier, Gustave Doré y el
Barón Davillier, empezaron a considerar al Greco como anti-academicismo y anti-clasicismo51.
Esta interpretación fue aceptada por pintores como Eugène Delacroix, Jean-François Millet y
Manet, quienes se inspiraron en el Greco52.
Desde 1870, los investigadores de la historia del arte empezaron a poner en valor al
pintor, y autores como Paul Lafort o Carl Justi presentaron estudios sistemáticos sobre el Greco.
A pesar de que, en un primer momento, los pintores japoneses recibieron la influencia del
redescubrimiento del Greco desde Francia, los investigadores españoles, como Elías Tormo o
Francisco Navarro Ledesma, intentaron aclarar hechos históricos sobre este pintor. Sobre todo,
Manuel Bartolomé Cossío empezó a investigar sobre el Greco desde 1886 y realizó una primera
exposición de su obra en 1902. En 1908 publicó el primer catálogo de las obras del Greco. En
este libro, Cossío presentó al pintor como un místico que personificaba la idea de misticismo en
la España del siglo xvi, así como el espíritu español53. Sin embargo, el Greco no pudo escapar
del contexto del arte moderno, ya que desde el siglo xix hasta la primera mitad del siglo xx
las investigaciones sobre este pintor avanzaron a marchas forzadas. En este sentido, podemos
recordar a Paul Lafort o Maurice Barrès en Francia, a Meier-Graefe, August Liebmann Mayer
y Hugo Kehrer en Alemania o a Roger Fry en Reino Unido. También Max Dvořák representó
al Greco como un pintor del manierismo y un místico en su libro publicado en 192154. Aunque
la estimación negativa se había fortalecido en el siglo xviii, el Greco seguía siendo uno de los
pintores más representativos del siglo xvi en España. Sin embargo, la investigación del Greco
que más influyó a los pintores japoneses fue la revalorización realizada en Francia o Alemania,
sobre todo la de los pintores románticos.
A pesar de que la interpretación del Greco como un pintor místico tuvo buena acogida
entre los investigadores en la primera mitad del siglo xx, en los años ochenta tuvieron lugar dos
descubrimientos definitivos: los manuscritos encontrados en el margen de dos libros, Las vidas
50
Sanz Serrano, María Jesús, “Viaje de franceses e ingleses por España en la segunda mitad del siglo XIX. Su
aportación a la historia del arte”, en El arte del siglo XIX: II Congreso Nacional de Historia del Arte. Valladolid,
11-14 de diciembre de 1978, vol.1 , Valladolid, Comité Español de Historia del Arte, 1978, pp. 65-68.
51
García Rodríguez, Fernando y María Victoria Gómez Alfeo, “La valoración del Greco por los críticos del ’98”,
en Anales de la Historia del Arte, 12 (2002), pp. 199-225.
52
Barón Thaidigsmann, Francisco Javier, “La influencia del Greco… op. cit., pp. 16-17.
53
Rozalén Medina, José Luis, “Manuel B. Cossío: Un siglo del Greco”, en Catedra Nova, 28 (2009), pp. 167-184.
54
Dvořák, Max, The history of art as the history of ideas, London, Routledge & Kegan Paul, 1984, pp. 105-108.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 90
de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos de Vasari y Diez libros de arquitectura
de Vitruvio. Los manuscritos fueron traducidos y publicados por Xavier de Salas, Fernando
Marías y Agustín Bustamante55. Gracias a sus trabajos, el Greco fue valorado como un artista
que tuvo la conciencia de expresión del color de Tiziano y de la descripción del cuerpo humano
de Michelangelo56. De este modo, podemos interpretar que el Greco fue un pintor influido no
solo por el misticismo español sino también por artistas italianos, sobre todo Tiziano, y que
representó su obra de acuerdo a su idea de la descripción de lo natural.
4. Conclusión
La revalorización del Greco que arrancó desde Francia se expandió rápidamente dentro
de Europa. Casualmente, en ese momento, los pintores japoneses viajaron a Europa, sobre
todo a Francia. Los intelectuales nipones intentaron asimilar la teoría del arte más moderno
de Europa e imitaron ávidamente la técnica de los pintores franceses. En este contexto, es
indudable que los japoneses fueron conscientes de la creciente atención que se estaba dando a la
obra del Greco en Europa. Después de la exposición del Museo del Prado, se publicó el primer
catálogo del Greco en 1908, tuvo lugar la exposición en la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando en 1909 y se inauguró el Museo del Greco en Toledo en 191157.
En Japón, los miembros de Shirakaba estudiaron las obras del Greco a través de los
investigadores alemanes. Aunque sus trabajos supusieron una gran contribución para la
divulgación del arte occidental en ese país, prefirieron los mitos de los genios a la interpretación
más rigurosa desde la óptica histórico-artística. Para ellos, la interpretación del Greco, que
comenzó por los pintores franceses y a los que sucedieron los investigadores alemanes, era
ideal: la historia de un artista que tuvo un espíritu moderno y que fue rescatado de la ignorancia
anticuada, coincidiendo con la figura de “artista occidental” para los Shirakabaha.
Aunque la facción dominante de la interpretación del Greco se adhirió al gusto romántico,
algunos investigadores o pintores intentaron analizarlo desde un punto de vista estético o desde
la historia del arte. Por ejemplo, dentro de la colección de los libros de Suda, existen no solo
investigaciones de los alemanes, sino también estudios sobre el Greco de Cossío, Francisco
55
Salas, Xavier de, Cuatro obras maestras: Vicent Macip, El Greco, Van Dyck, Goya, Madrid, Sociedad de Estudios
y Publicaciones, 1966; “Un examplaire des Vies de Vasari annoté par Le Greco”, en Gazette des Beaux-Arts, serie
6, 69 (1967), pp. 177-180; Miguel Ángel y El Greco, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando,
1967; “Las notas del Greco a la Vida de Tiziano de Vasari”, en El Greco: Italy and Spain, Studies in the History of
Art, Washington, National Gallery of Art, 1984; Marías, Fernando y Agustín Bustamante, Las ideas artísticas del
Greco, Madrid, 1981.
56
Salas, Xavier de, Miguel Angel y… op. cit..
57
Beruete, Aureliano de, Catálogo del Museo del Greco en Toledo, Madrid, 1912.
91 Keiko Ozaki, “El Greco en la historia del arte occidental en Japón”
de Borja San Román (1910) o José Ramón Mélida (1915). Además, Koike Masao tuvo una
entrevista con Cossío para pedirle permiso para traducir al Greco al japonés58.
Las obras del Greco empezaron a aparecer en el mercado europeo con frecuencia desde
1900. A pesar de que la adquisición de la obra del Greco en 1922 pudo ser fortuita, parece ser
el resultado del intento de los japoneses de asimilar el arte occidental. Su obra impresionó
muy notablemente a los japoneses, que solo habían visto sus pinturas en las fotos en blanco y
negro de los catálogos. Indudablemente, La Anunciación del Museo de Arte Ohara orientó la
interpretación del arte español en Japón.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en el Museo Nacional de Arte Occidental se
celebró una exposición dedicada al Greco, entre 1986 y 198759, aunque la exposición de Goya
se habría celebrado en 1971-197260 y la de Velázquez, en 198061. Después, entre 2012 y 2013, se
organizó la exposición El Greco’s Visual Poetics para celebrar el cuarto centenario de su muerte,
bajo la supervisión de Fernando Marías, Yoji Yukiyama y Yusuke Kawase62. Ha pasado casi un
siglo desde la llegada de La Anunciación a Japón y, desde entonces, nuestra interpretación sobre
el Greco ha vivido un progresivo desarrollo.
58
Takaoka, Chikako, “Japan and El Greco”… op. cit, p. 17.
59
The National Museum of Western Art (ed.), op. cit.
60
Goya ten kataroguiinkai (Comité de la exposición de El arte de Goya) (ed.), El arte de Goya, catálogo de la
exposición (Tokio, The National Museum of Western Art, del 16 de noviembre de 1971 al 23 de enero de 1972,
Kioto, Kyoto Municipal Museum of Art, del 29 de enero al 15 de marzo de 1972), Tokio, The National Museum
of Western Art, 1971.
61
Bunkacho (Agencia para Asuntos Culturales) (ed.), Velázquez y la Pintura Española de su Tiempo, catálogo de
la exposición (Tokio, The National Museum of Western Art, del 29 de octubre al 21 de diciembre de 1980), Tokio,
The National Museum of Western Art, 1980.
62
NHK Promotion Inc. (ed.), El Greco’s Visual… op. cit.
Los inicios de un partido nuevo: la creación del PSOE en Navarra
(1974-1976)
Abstract: In the middle of 1974 a group of people drafted the act of incorporation of the
PSOE of Navarra. They were about fifteen members from Christian grassroot movements
with no connection to that party, which had disappeared after the Spanish Civil War.
Despite some difficulties, they managed to develop the PSOE in three locations of
Navarra. Three ideological currents emerged within the group, two of which competed
against each other to get the control of the Party. The revolutionary sector took control of
the Socialist Youth of the province in the midst of an internal debate between reformist
and revolutionary positions. The other two currents were representative of the social
democratic ideology, but they were differentiated by the way they thought the spanish
transition should be. The study of the beginnings of the PSOE in Navarra is mainly based
on oral history, after conducting several interviews with people that participated in the
creation of a new party with historical acronyms.
1
Asiain Ayala, José Antonio, “El PSOE y la Autonomía de Navarra (1975-2000)”, en Pascual Bonis, Ángel,
Navarra durante el siglo xx: la conquista de la libertad, Pamplona, Fundación Encuentro con Navarra, 2001, pp.
189-205; Baraibar Etxeberria, Álvaro, Extraño federalismo. La vía navarra a la democracia (1973-1982), Madrid,
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2004. Un trabajo que sí tiene un enfoque más centrado en la
vertiente interna del Partido en Navarra, a diferencia de los dos anteriores, es el de Arbeloa Muru, Víctor Manuel,
“Los socialistas navarros y el Partido Socialista de Euskadi (1976-1979). I 1976-1977”, Letras de Deusto, 132
(2001), pp. 129-163.
2
En este sentido, disponemos de, entre otras las obras de Colomé, Gabriel, “El Partit dels Socialistes de Catalunya”,
en VV.AA., Los partidos socialistas en Europa, Lleida, ICPS, 1991, pp. 41-69, https://doi.org/10.5565/rev/papers/
v33n0.1551; Triginer, Josep M., Memoria de una transición inacabada. De la clandestinidad a la unidad socialista,
Barcelona, Ediciones La Lluvia, 2018; Martín Ramos, José Luis, “Los primeros pasos del Partit dels Socialistes de
Catalunya. Del Partit Socialista de Catalunya al PSC (PSC-PSOE)”, en Mateos, Abdón y Antonio Muñoz Sánchez
(eds.), Transición y democracia. Los socialistas en España y Portugal, Madrid, Pablo Iglesias, 2015; Geniola,
Andrea, “Un ‘partido de partidos’ para una ‘nación de naciones’. Los socialistas catalanes y el socialismo español
de la dictadura a la democracia (1974-1979)”, en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 17
(2018), pp. 43-79, https://doi.org/10.14198/PASADO2018.17.02; Carbajo Vázquez, Judith, El Partido Socialista
Galego (PSG) y el discurso de los derechos del franquismo a la transición democrática, Salamanda, Universidad
de Salamanca, 2016; González Díaz, Gabriel y Félix González Insua, Os 110 anos da Agrupación Socialista
de Vilagarcía (1908-2018), Vilagarcía, 2019; Grandío Seoane, Emilio, “Nación y socialdemocracia en Galicia:
PSG-PSdG”, en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 17 (2018), pp. 183-207, https://doi.
org/10.14198/PASADO2018.17.07; Zimmerman, Patrick W., “Cuando otra Asturias parecía posible: regionalismo
y la izquierda heterodoxa en la Transición”, en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 17 (2018),
pp. 155-182, https://doi.org/10.14198/PASADO2018.17.06; Serrano Lacarra, Carlos, “El socialismo aragonés,
entre la obediencia territorial, el federalismo y el posibilismo autonómico (1976-1983)”, en Pasado y Memoria.
Revista de Historia Contemporánea, 17 (2018), pp. 127-153, https://doi.org/10.14198/PASADO2018.17.05.
Sobre el PSOE y las Juventudes Socialistas en Aragón pueden consultarse, respectivamente, Sáenz Lorenzo, José
Félix, “Crónica del PSOE de Aragón (1974-1983)”, en VV.AA., Memoria de los partidos. Crónica de los partidos
políticos aragoneses en la época de la Transición, Gobierno de Aragón, 2003; Arbués Castillo, Francisco Javier,
“Crónica de la refundación de las Juventudes Socialistas en Aragón”, en VV.AA., Memoria de los partidos… op.
cit.
3
Ávila Francés, Mercedes, Organización e ideología del PSOE en Castilla-La Mancha (1976-1997), tesis doctoral,
Universidad Complutense de Madrid, 2002; Sanz, Benito, Los socialistas en el País Valenciano (1939-1978),
València, Edicions Alfons el Magnànim, 1988, pp. 288-293; Castelló, Joan Martí, Socialistes d´un país imaginat.
Una historia del Partit Socialista del País Valencià (1974-1978), València, Adés & Ara, 2017; Caro Cancela,
Diego, Cien años de socialismo en Andalucía (1885-1985), Cádiz, Quorum Editores, 2013; Ruiz Romero, Manuel,
“La dialéctica andalucismo/socialismo en el contexto del sistema de partidos de la Transición. La emergencia
nacionalista y la asunción estratégica de sus aportaciones por el PSOE (1977-1982)”, en Pasado y Memoria.
95 Mikel Bueno Urritzelki, “Los inicios de un partido nuevo: la creación del PSOE…”
cuestión, nada baladí, de la dimensión territorial y el carácter uniprovincial de Navarra, la
semejanza con el caso castellano-manchego es que en ambos territorios la creación del Partido
se produjo de forma exógena, es decir, por dirigentes del PSOE que fueron a desarrollar el
Partido sin que hubiese un grupo autóctono previo. Eso sí, en Castilla-La Mancha el proceso
se realizó dos años después4. La problemática existente en Navarra con militancia denominada
trotskista también ocurrió en la provincia de Valencia. En este sentido, lo interesante es que la
entrada de grupos trotskistas tanto en el PSOE como en UGT y las Juventudes Socialistas sí se
dio, al parecer, en Valancia, pero no en Navarra. En este sentido es acertada la idea de Benito
Sanz quien afirma que “a veces se decía trotskista a militantes que eran simplemente «radicales
y exaltados»”5.
Una mención aparte debe tener la conformación del PSOE en Andalucía, de forma diversa
en las diferentes provincias, pero con especial importancia en Sevilla, ya que es ahí donde surge
el núcleo que fue haciéndose con el control del PSOE federal, con Felipe González y Alfonso
Guerra al frente6. Si de buscar similitudes se tratase, veríamos que, al igual que en Navarra, en
Málaga habría que esperar hasta 1974 para hablar de la existencia del PSOE, aunque con la
diferencia de que en esta provincia andaluza sí existió una militancia histórica. Otra similitud
entre el PSOE navarro y el malagueño fue el problema que tuvieron las direcciones provinciales
con las Juventudes de su territorio, realizándose expulsiones de militantes en la organización
juvenil en ambos casos7. Tardío fue también el caso del PSOE almeriense, que data de 1976
y que no estuvo exento de graves problemas organizativos y, tras la absorción del PSP, de
diversos conflictos internos8.
Para el caso concreto que nos ocupa, el mayor problema ha sido el acceso a las fuentes,
ya que ha resultado imposible examinar la documentación generada por la ASN debido a la
inexistencia de un archivo propio, así como la ausencia de documentación en diferentes archivos
consultados. Para subsanar este vacío, se han empleado fuentes orales, entrevistando a diversas
personas que fueron partícipes de los primeros pasos dados por la ASN.
Con este breve comunicado realizado en Tudela en mayo de 1974 se constituía de nuevo
el PSOE en Navarra, después de haber desparecido tras la guerra de 1936 y la consiguiente
represión franquista. En ese mismo momento, lugar y forma quedó constituida también la
UGT en Navarra. Ambos documentos fueron firmados por Joaquina Burgaleta, Antonio Bueno,
Francisco Simón, Alberto Tantos, Javier Monzón, María Jesús Aranda, Fernando Pérez Sola
y Francisco Álava, todos ellos de Tudela; por Jesús Echávarri, José María Satrústegui, Jesús
Valentín y Jesús Marañon, estos cuatro de Estella; de Pamplona, Merche Pascual y Gabriel
Urralburu; y, de Tafalla, Ángel Montes. Es posible que alguna de las firmas no fuesen reales por
cuestiones de seguridad, ya que la constitución de ambas organizaciones se hizo en el epílogo
del franquismo10.
Según narra la historiadora Manuela Aroca Mohedano la constitución de las dos
organizaciones se llevó a cabo tras la realización de “un curso de formación en Tudela impartido
por los socialistas Enrique Múgica, Txiki Benegas y Gregorio Peces Barba, con la intención de
poner las bases de un núcleo socialista en Navarra”11. Sin embargo, los inicios no fueron ni tan
directos, ni tan sencillos, ya que, al parecer, no hubo gran comunicación entre los socialistas
vascos y la dirección del Partido ni, incluso, dentro de esta última. Tanto Javier Sáenz de
Cosculluela como Virgilio Zapatero tuvieron un papel destacado en los momentos previos a la
constitución del PSOE y la UGT de Navarra, realizada en mayo de 1974. Sáenz de Cosculluela
recuerda que:
[…] a partir de mi entrada en el PSOE, en el otoño de 1972 si no recuerdo
mal, mantuve una relación muy directa y frecuente con los socialistas del País
Vasco, sobre todo con el PSOE y la UGT de la margen izquierda de Vizcaya
y muy particularmente con los de Guipúzcoa. En aquella época mi relación
con Enrique Múgica y su hermano fue intensa, ya que Enrique era un líder
muy cualificado del PSOE y bien conocido. Fue él quien, sabiendo de mi
9
Archivo Fundación Pablo Iglesias. Archivo de la C.E. del PSOE. Acta de constitución de la Federación de
Navarra. Signatura: AE-610-4.
10
Arbeloa, Víctor Manuel, “Primeros pasos del PSN-PSOE (1973-1977)”, en Príncipe de Viana, 263 (2015), p.
1262.
11
Aroca Mohedano, Manuela, El sindicalismo socialista en Euskadi (1947-1985). De la militancia clandestina a
la reconversión industrial, Madrid, Biblioteca Nueva, 2013, p. 228.
97 Mikel Bueno Urritzelki, “Los inicios de un partido nuevo: la creación del PSOE…”
disponibilidad y de las relaciones que me proporcionaba mi bufete de abogado,
me propuso que me ocupara —supongo que no era el único— de promover la
constitución de la Agrupación Socialista de Navarra.
Se logró por esa misma época contactar con personas que claramente se
comprometieron con el impulso y difusión del socialismo democrático. En ese
contexto se realizaron diversos viajes a Navarra para ir conociendo grupos y
personas con las que plantear la necesidad de organizar el PSOE. Algunos de
esos viajes los hicimos conjuntamente Nicolás Redondo, Enrique Múgica y
yo mismo, tratando cada uno de adentrarse en círculos y grupos que cada uno
consideraba más proclives al contacto o en donde cada uno se desenvolvía
mejor. Más tarde, con contactos ya establecidos, se incorporó Gregorio Peces-
Barba.12
12
Sáenz de Cosculluela, Javier, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, vía e-mail, 27 de mayo de 2019.
13
Ibídem.
14
Redondo, Nicolás, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Madrid, 25 de abril de 2019.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 98
socialismo español o teorías sobre el socialismo y también el marxismo). Estas
reuniones servían para establecer contactos entre los posibles interesados y
para que desde la Ejecutiva conociéramos a las personas interesadas. El cursillo
o conferencia solía terminar con una reunión más restringida (en el mismo
local, en un bar o en un restaurante) con quienes de los asistentes estuvieran
interesados en ingresar en el partido socialista. Y allí se constituía, unas veces
formal y otras veces informalmente, la organización local o provincial del
PSOE.
Debido a que Arbeloa no conocía bien la coyuntura política del momento en Navarra,
ya que había estado residiendo una temporada en Madrid, decidió hacer de enlace entre la
dirección del PSOE y diferentes personas navarras. Tras un intento fallido en Tafalla,
[…] el encuentro en Tudela con un grupo relacionado con el movimiento de
la editorial cristiana y obrerista ZYX y en Estella con militantes de la HOAC
y algunos afines, a quienes yo conocía bien, fue un éxito. En Pamplona,
sólo conseguí animar a mis amigos Gabriel Urralburu y Merche Pascual, la
15
Zapatero, Virgilio, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, vía e-mail, 11 de marzo de 2019.
16
Arbeloa, Víctor Manuel, “Primeros pasos del… op. cit., p. 1261.
17
Ibídem.
99 Mikel Bueno Urritzelki, “Los inicios de un partido nuevo: la creación del PSOE…”
secretaria posterior de la Casa del Pueblo hasta su muerte. Otros se quedaron
en solo palabras y promesas.18
1.1. Tudela
La base de la creación del PSOE en la Ribera estuvo tanto en la HOAC como en las
comunidades cristianas de base y, también, en los curas obreros. Aunque había personas que
habían sido militantes del PSOE durante la II República, como Liberto Barral o Julio Pérez,
estos no tuvieron ningún papel en la creación del Partido en 1974. El núcleo de la Ribera estaba
formado por Javier Monzón, Joaquina Burgaleta, Francisco Álava, Alberto Tantos, Mª Jesús
Aranda, Francisco Simón, Fernando Pérez Sola y Antonio Barrena. La persona que aglutinó al
grupo fue Francisco Álava, quien ya tenía contactos con Pamplona que se iniciaron en la sede
del Verbo Divino, poco antes de la reunión fundacional de mayo de 197419. Con quien también
había realizado contactos previos fue con militantes de Tafalla y Estella, pese a que en la ciudad
del Cidacos no se logró conformar ningún grupo20. Este núcleo, con Tudela como epicentro,
tenía, a juicio de Pérez Sola, una ideología de socialismo moderado21.
No obstante, según Mª Jesús Aranda y Alberto Tantos, en los inicios el núcleo de Tudela
se mostró partidario del socialismo autogestionario. Hacían una diferenciación entre marxismo
y comunismo, siendo este la representación de la ideología imperante en la URSS, al que
consideraban antidemocrático. Su referente internacional era la Yugoslavia del mariscal Tito,
país que veían como el modelo a imitar a la hora de implantar el socialismo autogestionario. Que
en un principio considerasen que los socialdemócratas eran revisionistas e, incluso, no fuesen
bien vistos por este núcleo no fue óbice para que en un breve lapso evolucionasen, sin traumas,
del socialismo autogestionario a la cogestión obrera y, de ahí, a la socialdemocracia. Este
proceso fue posible por el inicio de las relaciones políticas con la socialdemocracia europea22.
18
Arbeloa, Víctor Manuel, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, vía e-mail, 21 de mayo de 2019.
19
Pérez Sola, Fernando, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Tudela, 21 de mayo de 2019.
20
Aranda, Mª Jesús y Alberto Tantos, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Tudela, 7 de mayo de 2018.
21
Pérez Sola, Fernando, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Tudela, 21 de mayo de 2019
22
Aranda, Mª Jesús y Tantos, Alberto, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Tudela, 7 de mayo de 2018.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 100
Ni en Tudela ni en la Ribera la actividad política era importante. Más bien el Partido
estaba desaparecido hasta que las Juventudes comenzaron a realizar diversos actos como hacer
pintadas o poner pegatinas en lugares públicos23. Se intentó captar a militantes que pertenecían
a otras organizaciones políticas para potenciar al PSOE, especialmente a personas referenciales
que tuviesen contactos políticos y personales, debido a que en los pueblos de la Ribera no tenían
presencia a pesar de la gran represión que sufrió la militancia del PSOE y, especialmente, la
UGT tras el golpe de Estado del 18 de julio de 193624.
1.2. Pamplona
En Pamplona las tres personas relevantes desde el inicio fueron Víctor Manuel Arbeloa
y Gabriel Urralburu, junto a Merche Pascual. Tanto Urralburu como Pascual fueron captadas
por Arbeloa, siendo las únicas personas a quienes logró convencer para integrarse en el PSOE
en la capital navarra25. Además de la vía abierta por Arbeloa, desde la margen izquierda de
Bizkaia se produjeron contactos con estudiantes navarros que querían ingresar en el PSOE. Fue
el caso de Emilio Huerta y Carlos Artundo, quienes contactaron con Nicolás Redondo y este
les facilitó una reunión con Arbeloa y Gabriel Urralburu26. A través de Carlos Artundo entró
nueva militancia en el Partido como Alberto Arregui, Eduardo Urralburu, José María Torres o
José Ramón Ganuza.
El centro neurálgico del núcleo de Pamplona se encontraba en la parroquia del barrio de
Etxabakoitz, donde desarrollaba su labor de cura Gabriel Urralburu quien, a su vez, pertenecía
a la congregación del Verbo Divino, cuyo local estaba en Casa Sarasa27. La congregación del
Verbo Divino se instaló en el barrio pamplonés y, desde entonces, comenzó a colaborar con el
Club Juvenil Udaberri, fundado en 1972. Los dos miembros verbitas que se incorporaron como
monitores al Udaberri fueron Laurentino Fernández y Gabriel Urralburu. Estos no hicieron
ningún tipo de proselitismo político en un principio, aunque los contactos que Urralburu hizo en
el Udaberri le sirvieron para desarrollar, posteriormente, el PSOE en Pamplona. Asimismo, la
celebración de la Misa Mayor de los domingos en la parroquia de Etxabakoitz por Víctor Manuel
Arbeloa y Gabriel Urralburu les dio a ambos gran repercusión social. Por un lado, Arbeloa hacía
lecturas del Evangelio con un marcado carácter social, pegado a la realidad político-económica
que se vivía en el barrio. Por otro, Urralburu realizaba diversos cánticos tocando la guitarra.
Estas cuestiones les granjearon mucha popularidad, que les sirvió posteriormente para captar
militancia28.
23
Jimeno, Javier, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 7 de junio de 2018.
24
Oliver, Ángel, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 29 de junio de 2018.
25
Arbeloa, Víctor Manuel, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, vía e-mail, 21 de mayo de 2019.
26
Artundo, Carlos, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 14 de mayo de 2019.
27
Colín, Aladino, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 22 de marzo de 2018.
28
Dallo, Jorge, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 24 de julio de 2019.
101 Mikel Bueno Urritzelki, “Los inicios de un partido nuevo: la creación del PSOE…”
Así pues, entre Casa Sarasa y la parroquia de Etxabakoitz se fue gestando la Agrupación
Socialista de Pamplona, la cual fue oficialmente constituida en el Verbo Divino por Enrique
Múgica29. Pese a que Arbeloa fue el impulsor del PSOE en Navarra, no participó ni la constitución
del mismo, ni en la reunión fundacional de Tudela, aunque sí lo hizo en la constitución de la
Agrupación en Pamplona. Su participación solo se produjo inicialmente junto con Urralburu,
Huerta, Artundo y el Padre Julián, el director del Verbo Divino en Pamplona. Poco tiempo después
ingresaron en el Partido los hermanos José Antonio y Javier Asiain30. La poca participación de
Arbeloa en estos momentos no fue óbice para que tuviese una gran relevancia en los primeros
compases, convirtiéndose en un referente político para una parte de la militancia31.
En el plano ideológico tanto Arbeloa como Urralburu tenían una posición de
socialdemocracia moderada, aunque el primero más acentuada que el segundo. La única
diferencia significativa entre ambos era que Arbeloa se posicionó contra la integración de
Navarra en Euskadi, mientras que Urralburu no tenía una posición definida, sino que se dejaba
llevar por la coyuntura política32. No obstante, quien se iba a convertir en el ideólogo de lo que
iba a ser en un futuro cercano el sector oficialista era José Antonio Asiain, perteneciente a una
familia con gran presencia en la Diputación franquista desde el comienzo de la dictadura. La
práctica totalidad de las personas encuestadas señalan a Asiain como el arquitecto en la sombra
de la ideología del PSOE navarro, así como la persona que diseñaba la táctica y la estrategia
a seguir según la coyuntura política del momento. Eso sí, con visión a medio-largo plazo.
Urralburu, por su parte, era la imagen del Partido, muy apoyado en Asiain. Eran el tándem
que iba a liderar el PSOE durante muchos años. No significa esto que Urralburu tuviese una
dependencia política o ideológica de Asiain, sino que, por el contrario, lograron una simbiosis
que se desarrolló sin obstáculos cuando lograron el control total del Partido a partir de 197733.
La opción de Asiain por el PSOE habría sido desde la perspectiva de la asunción del poder
por parte de la socialdemocracia que se estaba construyendo, careciendo de una conciencia
de clase pero viendo la alternativa de futuro que el PSOE podría desarrollar34. El liderazgo
de Urralburu, por su parte, era una correa de transmisión de Felipe González en Navarra35. Al
igual que Arbeloa, José Antonio Asiain siempre tuvo posiciones anti-integracionistas. Ambos
defendían una Navarra diferenciada de Euskadi, es decir, una posición navarrista españolista.
Hasta la celebración de las elecciones de 1977 el peso de esta postura en el seno del PSOE
navarro careció de fuerza, entre otras cuestiones porque el ala izquierda del Partido recelaba
de esa posición política por provenir de la socialdemocracia del mismo. El gran resultado
29
Artundo, Carlos, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 14 de mayo de 2019.
30
Arbeloa, Víctor Manuel, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 21 de mayo de 2019.
31
Colín, Aladino, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 22 de marzo de 2018.
32
Dallo, Jorge, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 24 de julio de 2019.
33
Bueno Urritzelki, M. (2020): El PSOE y la UGT en Navarra (1974-1982): creación, formación y desarrollo,
tesis doctoral, Universidad Pública de Navarra.
34
Valentín, Andrés, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 15 de junio de 2018.
35
Ganuza, José Ramón, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 21 de marzo de 2019.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 102
cosechado en las primeras elecciones después de la muerte de Franco, además de la entrada
de nueva militancia de ideología moderada, sirvieron de apoyo para el desarrollo de estas tesis
navarristas dentro del PSOE navarro36.
A pesar de ser unas siglas históricas, el PSOE en Pamplona no tenía militantes veteranos
a excepción de Rafael Zalacain. El grueso de la militancia eran jóvenes de entre 25 y 30 años
de ideología socialista moderada, muy próxima a la socialdemocracia. No había en los núcleos
iniciales ningún componente revolucionario, salvo en la militancia de las Juventudes donde sí
existía un grupo marxista bajo el liderazgo de Alberto Arregui37.
1.3. Estella-Lizarra
En la ciudad del Ega, Víctor Manuel Arbeloa contactó con Jesús Echavarri para que
impulsase el PSOE en la localidad. Echavarri, que había pertenecido tanto a la HOAC como al
sindicato USO, no solo participó en la creación del PSOE en la reunión de Tudela, sino que, a
su vez, creó la Agrupación Socialista de Estella en 1974. La primera militancia de la agrupación
procedía del movimiento obrero, destacando la figura de Andrés de Miguel en el desarrollo
tanto del PSOE como de la UGT en Lizarra38, y de movimientos cristianos de base39.
Las Juventudes Socialistas de Estella se crearon a principios de 1976, siendo el sector
marxista el mayoritario en las mismas. Desde sus inicios, como reflejo de lo que ocurría en el
resto de Navarra, existió un enfrentamiento ideológico entre los sectores oficialista y marxista
que concluyó con la expulsión de estos últimos tras año y medio de constantes amenazas
de expulsión. Estas amenazas procedieron de José Antonio Asiain, quien coaccionó a los
militantes del sector marxista para que abandonasen su postura, así como de Carlos Artundo si
seguían vendiendo el Nuevo Claridad. Víctor Manuel Arbeloa también trató de reconducir a los
marxistas hacia las tesis oficialistas aunque sin las técnicas de Asiain o Artundo40.
36
Dallo, Jorge, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 24 de julio de 2019.
37
Urralburu, Eduardo, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 04 de febrero de 2019.
38
Echavarri, Pedro, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Estella-Lizarra, 3 de abril de 2019.
39
Montoya, Javier y Aransay, Aurelio, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Estella-Lizarra, 3 de abril
de 2019.
40
Montoya, Javier y Aransay, Aurelio, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Estella-Lizarra, 3 de abril
de 2019.
103 Mikel Bueno Urritzelki, “Los inicios de un partido nuevo: la creación del PSOE…”
uno en Etxabakoitz, otro en Antsoain y el tercero en el barrio de San Juan-Donibane41. Carlos
Artundo fue la persona de enlace entre el PSOE y un grupo de jóvenes que entraron a militar
dentro de la organización socialista en mayo de 1974. Tras una charla realizada por Virgilio
Zapatero en el Verbo Divino en Pamplona, Artundo juntó a una decena de jóvenes en el bar
Toki Ona del barrio pamplonés de Donibane. Estos, tras la charla de Zapatero, decidieron entrar
en el PSOE como un grupo organizado con el objetivo de influir en el Partido e “impedir un
previsible giro a la derecha” en el mismo42. Entre ellos se encontraba Alberto Arregui, quien
iba a ser el dirigente más destacado de las Juventudes Socialistas de Navarra. Según Arregui,
eran conocedores de los debates que se habían dado en Suresnes y de que había un sector del
Partido, encabezado por Enrique Múgica, que pretendía pactar con organizaciones no obreras
con el objetivo de neutralizar la ruptura democrática. Asimismo, creían que el PSOE iba a ser
uno de los espacios donde se jugaría la ruptura, con el apoyo a esta tanto de Felipe González
como de Alfonso Guerra43.
Pese a que este grupo de jóvenes tenía decidida su entrada en el Partido, quisieron testar
la posición política del mismo preguntando a Virgilio Zapatero cómo garantizaba que el PSOE
no iba a integrarse en la democracia burguesa, que presumiblemente se intentaría instaurar tras
la muerte de Franco, y que iba a mantener la ideología revolucionaria. Zapatero respondió a los
futuros militantes de Juventudes Socialistas que eso lo garantizaba la propia historia del PSOE:
al igual que el Partido había estado con la democracia burguesa durante la II República, pero
que estuvo también en la Revolución de Asturias de 1934. La idea esgrimida por Zapatero fue
que el PSOE aceptaba la lucha democrática sin olvidar la revolución, por la que se lucharía
si las condiciones se daban. En esta misma línea recordó que el PSOE optaba por la ruptura
democrática mientras que el PCE hablaba de reforma y de llegar a acuerdos con diversos
sectores de la burguesía. También, según Arregui, Zapatero se mostró partidario de, una vez
caída la dictadura, realizar juicios públicos a los fascistas44.
En otoño de 1974, tras la constitución de las Juventudes Socialistas de Navarra, estas
acudieron a Madrid a una reunión de la Comisión Nacional de las Juventudes. El enviado a
dicha Comisión fue el propio Alberto Arregui a instancias de Gabriel Urralburu, quien le indicó
que de tratarse la cuestión del “Frente Común de Clase” debía manifestar la posición contraria
de Navarra al mismo. Pudiera parecer una cuestión carente de importancia política, pero el
Frente Común de Clase era el leitmotiv de las discusiones que se estaban desarrollando en el
seno de las Juventudes y que desde el Partido se estaba intentando cortar45.
41
Dallo, Jorge, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 24 de julio de 2019.
42
Arregui, Alberto, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 26 de diciembre de 2018.
43
Arregui, Alberto, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 26 de diciembre de 2018.
44
Ibídem.
45
Ibídem.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 104
En mayo de 1975 las Juventudes editaron un panfleto titulado “La Juventud es la
vanguardia de la lucha anticapitalista y democrática”, llamando a un “Frente Común de clase”
criticando la falta de unidad de acción al señalar que:
La existencia de comisiones obreras y Comités de Empresa luchando disgregada
y descoordinadamente de centrales sindicales afines ideológicamente como
USO y UGT pero separadamente en la práctica, merma fuerzas, diluye
energías que de emplear unitariamente asestarían fuertes golpes de muerte a
la Dictadura.
[…]
Vemos la tarea urgente de unir y organizar a los trabajadores, a los jóvenes
obreros, estudiantes en LAS ORGANIZACIONES DE CLASE, en EL
PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL, en la UNION GENERAL
DE TRABAJADORES, en LAS JUVENTUDES SOCIALISTAS, para que
la correlación de fuerzas en este momento sea favorable a los trabajadores.46
La Federación navarra de las Juventudes propugnó “un Frente Común de todas las
organizaciones del proletariado español”, oponiéndose a “los oportunistas social-demócratas,
que rechazan una estrategia global de clase, por un practicismo inmediato” que “olvida los
intereses finales del proletariado y que integra en definitiva al movimiento obrero en los
aparatos de la burguesía”. Finalmente, advertían que no consentirían que el PSOE “renuncie
nunca a sus principios marxistas revolucionarios, por una práctica oportunista, reformista o
social-demócrata”47. Tan pronto como en mayo de 1975, ya había un sector de las Juventudes
de Navarra que veía un peligro de viraje ideológico en el seno del PSOE hacia posiciones
socialdemócratas y reformistas48. De ahí que redactasen ese texto de reafirmación ideológica,
alertando a su vez de que si la “clase trabajadora es integrada por la política social-demócrata
burguesa puede perder, aunque no permanentemente, sí por un considerable período histórico,
gran parte de su capacidad revolucionaria”. Ante este peligro que consideraban probable
aseguraron que estaban “luchando en y con el PSOE, para impedir que éste pueda jugar la baza
integradora del reformismo social-demócrata”49.
Conforme pasaron los meses las Juventudes se fueron distanciando ideológicamente del
Partido. Si en los inicios estaban muy supeditados a la dirección del mismo, la entrada de
Arregui y los hermanos Javier, Ricardo y Camino Jimeno supuso un revulsivo ideológico que
derivó en la realización de debates políticos e ideológicos de gran envergadura, los cuales se
trasladaron enseguida al mismo Partido. Además de marcar el debate ideológico, Arregui y
los hermanos Jimeno, constituían el núcleo intelectual contrario al sector oficialista del PSOE
navarro. La confrontación que surgió durante el año 1976, y cuyo máximo exponente se vivió
46
Archivo Personal Carlos Artundo.
47
Archivo Personal Carlos Artundo.
48
Arregui, Alberto, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 26 de diciembre de 2018.
49
Archivo Personal Carlos Artundo.
105 Mikel Bueno Urritzelki, “Los inicios de un partido nuevo: la creación del PSOE…”
en la preparación de las ponencias al XXVII Congreso50, tenía como objetivo la creación de
un PSOE seguidor del oficialismo de González y Guerra o, por el contrario, un PSOE marxista
revolucionario que fuese una punta de lanza dentro del PSOE estatal contra las tendencias de
González y Guerra51.
A diferencia de lo indicado por Arbeloa52, quien afirma que las Juventudes Socialistas de
Navarra se reunían en el piso de los hermanos Jimeno, estas se celebraban, inicialmente, en el
Verbo Divino. Es ahí, también, donde se redactó la ponencia que la Federación navarra de las
Juventudes presentó al Congreso celebrado en Lisboa en 1975. En la elaboración de la ponencia
política participaron tanto los hermanos Jimeno, como Alberto Arregui o Carlos Artundo,
siendo todos ellos delegados en la capital portuguesa. La discusión de fondo del congreso fue
la conveniencia o no de realizar el mencionado Frente Común de Clase, que vendría a ser
una Unidad de Acción a nivel estatal de todas las organizaciones de clase en pro de la ruptura
democrática53.
Dentro de la organización juvenil existían dos posiciones encontradas entre quienes
creían que únicamente se debía pactar con organizaciones obreras y quienes abrían el abanico
a diferentes organizaciones burguesas. Ante esta tesitura, el Congreso aprobó la Resolución
Política presentada por Navarra en detrimento de otras. Esa ponencia afirmaba que:
[…] nuestro programa debe ser de independencia de clase, sin que un
compromiso coyuntural con otras fuerzas antifranquistas, que tenga como
finalidad la ruptura democrática, hipoteque en ningún momento nuestra
estrategia revolucionaria.
[…]
En esta lucha hacia la ruptura democrática, debemos incluir puntos
programáticos anticapitalistas, que pongan en tela de juicio desde ahora, ese
régimen de Democracia Burguesa, y que dirija a las masas hacia la revolución
Socialista, impidiendo que sean llevadas por planteamientos reformistas de
consolidación de un régimen burgués.
Es por esto que propugnamos dentro de nuestra estrategia global: Consecución
de la Sociedad Socialista, la formación de un Frente Común Anticapitalista,
entendido esto como la unidad de acción en la base de las organizaciones
obreras y el establecimiento de coordinadoras obreras unitarias de lucha, que
deben ir encaminadas a la consecución de la movilización obrera y popular,
50
Bueno Urritzelki, Mikel, “La batalla ideológica en el PSOE navarro durante 1977”, en Príncipe de Viana, nº 276,
(2020).
51
Jimeno, Camino, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 16 de julio de 2019. Urralburu,
Eduardo, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 04 de febrero de 2019.
52
Arbeloa, Víctor Manuel, “Primeros pasos del… op. cit., p. 1265.
53
Arregui, Alberto, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 26 de diciembre de 2018.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 106
que puedan abocar en la Huelga General Revolucionaria, que produzca la
caída de la Dictadura, con un balance favorable a la clase obrera.54
La ponencia navarra tuvo dos repercusiones. La primera fue el intento de Ramón Jauregui
y José Antonio Maturana para que se rebajase el contenido político de la misma. La segunda, y
más importante, que la frase “sin que un compromiso coyuntural con otras fuerzas antifranquistas,
que tenga como finalidad la ruptura democrática, hipoteque en ningún momento nuestra
estrategia revolucionaria” podía interpretarse de varias formas. Esta ambigüedad no planeada
no resolvió el debate existente en las Juventudes, ya que un sector consideraba que mientras no
se hipotecase la estrategia socialista se podía pactar con organizaciones burguesas, mientras que
otro sector consideró que pactar con partidos burgueses hipotecaría dicha estrategia55.
Ante esta división de pareceres la dirección del PSOE decidió evitar un cisma tanto en
el Partido como en las Juventudes disolviendo la Ejecutiva salida del Congreso, creando una
Gestora que dinamizaría un debate estatal para dirimir ambos posicionamientos. El aparato
del Partido se volcó en favor de Pedro Viana “Gora”, logrando que las tesis pactistas con la
burguesía ganasen dicho debate, aunque manteniéndose la división en dos grandes sectores
dentro de las Juventudes.
Tras el debate estatal que duró aproximadamente dos meses, los miembros del sector
derrotado no fueron incluidos en la nueva Ejecutiva, pese a que contaban con el apoyo de casi el
30 % de la organización, por un 57,26 % para el sector de “Gora” y un 13 % de abstenciones56.
Una vez que el sector derrotado es alejado de la Ejecutiva de las Juventudes es cuando
este sector se hace fuerte tanto en Álava como en Navarra, donde habían sido muy mayoritarios
durante el debate estatal. Y es también después de este debate cuando el sector encabezado por
Alberto Arregui y los hermanos Jimeno tienen el primer contacto con las juventudes del Partido
Laborista británico, los militant.
54
Juventudes Socialistas de España, Resoluciones VI Congreso, Lisboa, 1975, pp. 11-12.
55
Arregui, Alberto, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 26 de diciembre de 2018.
56
Juventudes Socialistas, XIII Congreso de las Juventudes Socialistas. Memoria de la gestión de la Comisión
Ejecutiva, Sa, p. 19.
107 Mikel Bueno Urritzelki, “Los inicios de un partido nuevo: la creación del PSOE…”
marxista de los socialistas navarros creyó necesario reproducir el “artículo de uno de los más
famosos líderes del PSOE para contribuir al debate que hoy como siempre se mantiene en el seno
del movimiento obrero respecto a un problema tan fundamental para el marxismo, sintiéndonos
totalmente identificados con los planteamientos que en él se defienden”. Este artículo plateaba
tanto la revolución socialista como la instauración de la dictadura del proletariado57.
Los socialistas navarros estaban, desde sus inicios, a favor de la ruptura democrática y
apostaban por la instauración de la III República aunque sin un programa elaborado de cómo
alcanzar ambos proyectos políticos58. Sí había, en cambio, un gran debate entre dos grandes
posturas, una revolucionaria y otra reformista, que se podría traducir en el histórico debate en
el seno del PSOE entre largocaballeristas, besteristas y prietistas59. Sin embargo, esas corrientes
internas tradicionales se habían modificado dando lugar a un triángulo ideológico formado
por dos sectores socialdemócratas, uno reformista-felipista y otro rupturista, y un sector
marxista revolucionario, rupturista también, largocaballerista. Ese sector reformista-felipista
era lo que comúnmente se conoce dentro del PSOE como el aparato, el cual estaba formado,
principalmente por Gabriel Urralburu, Javier Lora, Carlos Artundo y Francisco Álava quienes,
al parecer, tomaban diversas decisiones de importancia sin consultar con el resto de la dirección.
Este sector era también denominado “corriente vaticanista” por estar liderado internamente por
Urralburu, con apoyo externo de Arbeloa, ambos sacerdotes60.
Conforme fue avanzando 1976 la militancia iba aumentando poco a poco, llegando casi al
centenar a finales de año. El Partido fue creciendo y a su vez se iban intensificando los debates
políticos en su seno. Según recuerda Eduardo Urralburu, el sector oficialista tenía un gran
déficit ideológico y formativo, cuestión que les hacía perder la mayoría de los debates que se
realizaban. Esto, unido a la preparación que tenía el sector marxista, propiciaba que el sector
oficialista quedase en minoría en los diversos debates que se producían. Asimismo, Urralburu
asegura que, desde que se formó el sector marxista dentro del Partido, el sector oficialista estaba
decidido a llevar a cabo la expulsión del marxista61.
Con la designación de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno español en sustitución
de Arias Navarro, en julio de 1976, los socialistas navarros vieron en este movimiento el fracaso
de la reforma auspiciada desde la dictadura. Para los socialistas navarros la democracia no
se podía “implantar por medio de instituciones que nacieron para acabar con la misma, ni
por hombres ni grupos que han servido fielmente a la dictadura, disfrutando de privilegios
y beneficios que, bajo la más descarada corrupción, ésta les ha proporcionado”. Enfatizaron
que únicamente eran los demócratas quienes podrían implantar la democracia. Asimismo, para
57
Archivo Personal Alberto Arregui.
58
Colín, Aladino, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 22 de marzo de 2018.
59
Ganuza, José Ramón, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 21 de marzo de 2019.
60
Goñi, Juan José, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 19 de junio de 2019. Urralburu,
Eduardo, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 04 de febrero de 2019.
61
Urralburu, Eduardo, entrevista realizada por Mikel Bueno Urritzelki, Pamplona, 04 de febrero de 2019.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 108
los socialistas “las clases trabajadoras y populares no están dispuestas a admitir democracias
otorgadas desde el Poder que intentan prolongar los privilegios de quienes lo detentan”. Debido
a estas cuestiones, creían que la reforma política fracasaría porque estaba “planteada contra
las fuerzas políticas que representan la voluntad democrática de los hombres y pueblos del
Estado español”. Denunciaban que los reformistas detenían y encarcelaban a líderes políticos y
sindicales, reprimían manifestaciones pacíficas e impedían “como en los peores tiempos de la
Dictadura, el ejercicio de los derechos fundamentales”.
Para el PSOE navarro, la designación de Suárez no era más que un factor de unos ensayos
“seudodemocráticos que pretenden obstaculizar la irreversible marcha hacia la libertad”.
Entendía la ruptura democrática como el único modo de combatir a una dictadura que estaban
“derrumbando”. Una dictadura que no había sido “obra individual de su jefe; [ya que] la
dictadura tiene su fundamento en una determinada forma de explotación: el Capitalismo”. Por
ello, el franquismo no era sino “la explotación al desnudo, impidiendo por la fuerza la toma
de conciencia de la clase trabajadora”. Siguiendo este argumentario, los socialistas navarros
veían que no era posible “una auténtica libertad dentro de un sistema económico que tiene por
fin la explotación de la clase trabajadora”. Ante este sistema explotador ofrecían la alternativa
“que signifique el fin del sistema capitalista y la implantación de una sociedad socialista de
autogestión”. Mirando a Navarra, para los socialistas la ruptura democrática se traduciría en una
“autonomía foral, basada en su personalidad y peculiaridad propias”, y en la “democratización
de las instituciones forales y su puesta al servicio de todo el pueblo navarro”62.
Cuando en diciembre de 1976 se convocó el Referéndum para la Reforma Política
impulsada por Suárez, Gabriel Urralburu se posicionó a favor de la abstención en la consulta.
Las razones para esta postura estaban en que el líder socialista sostenía que la Ley de Reforma
Política mantenía “residuos autocráticos del régimen franquista impidiendo una alternativa
democrática limpia”. Tampoco consideraba que se diesen las garantías mínimas necesarias,
ya que no se observaban las “condiciones de credibilidad exigibles en cualquier consulta
popular: reconocimiento de todas las libertades, acceso igualitario a todos los medios oficiales
de comunicación de masas, control del censo electoral y, finalmente, control de la votación y
resultados”. Ante estas circunstancias, el líder socialista entendía que “todos los ciudadanos
que queremos la democracia, podemos y debemos abstenernos en el próximo referéndum”63.
Urralburu no habló a título personal, sino que expresó la opinión del Comité Central Socialista
de Euskadi64.
62
Lazkaoko Beneditarren Fundazioa, Por la democracia hacia el socialismo. Federación Socialista de Navarra-
PSOE. Signatura: Krono 003.05.
63
Diario de Navarra (12 de diciembre de 1976).
64
Archivo Fundación Francisco Largo Caballero, Declaración política del Comité Central Socialista de Euskadi,
septiembre de 1976. Signatura: 4055-006.
109 Mikel Bueno Urritzelki, “Los inicios de un partido nuevo: la creación del PSOE…”
Conclusiones
En 1974 se creó en Navarra un partido totalmente nuevo con siglas históricas. Este
partido se desarrolló con una militancia joven, procedente de comunidades cristianas de base y
sin nexos de unión con el PSOE anterior a la guerra civil ni con el exilio. Fueron unos inicios
difíciles, en los que la presencia del PSOE en el antifranquismo navarro era residual o, incluso,
inexistente.
La constitución de la organización facilitó que un grupo de jóvenes de ideología marxista
constituyese un núcleo revolucionario que tuvo fuertes enfrentamientos ideológicos con los
postulados socialdemócratas existentes en los fundadores del Partido. De este modo, y pese
a la escasa militancia existente entre ambas organizaciones, que apenas llegó al centenar de
personas a principios de 1976, se desarrollaron dos sectores ideológicos diferenciados entre
sí, uno de ellos de carácter reformista y otro rupturista en relación a la transición que se iba a
producir desde la dictadura. En estos inicios el sector reformista se encontraba en minoría, por
lo que la posición política del PSOE navarro era favorable la ruptura democrática aunque, para
finales de 1976, las tesis de la reforma pactada comenzaban a imponerse poco a poco.
En estos primeros meses de vida de la ASN se fueron configurando las distintas corrientes
ideológicas que se disputaron el control del Partido y de la organización juvenil. La batalla
ideológica tuvo su momento álgido entre finales del año 1976, con la preparación de las ponencias
políticas de cara al XXVII Congreso del PSOE, y el primer semestre de 1977, cuestión que ha
sido ya tratada65. En definitiva, los inicios del PSOE en Navarra, pese a la escasa militancia
y la poca presencia pública del Partido, fueron meses de lucha ideológica endógena, con dos
proyectos políticos enfrentados y contrapuestos.
De esta manera, se pusieron las bases para un proyecto político que se fue desarrollando
y consolidando tras las elecciones de 1977, a rebufo de la dirección federal del PSOE, una vez
que el sector marxista fue expulsado de la Agrupación Socialista de Navarra en el segundo
trimestre de 1977.
65
Bueno Urritzelki, Mikel, “La batalla ideológica en el PSOE navarro durante 1977”, en Príncipe de Viana, 276
(2020).
Recuperación y resignificación del Barroco histórico en
exposiciones de arte contemporáneo
Resumen: Con el fin de entender cómo se manifiesta el interés por el Barroco en los
discursos curatoriales dentro de nuestro país, se han analizado tres exposiciones celebradas
en la primera década del siglo xxi que evidencian la relación entre el arte contemporáneo
y el Barroco histórico. Los casos de estudio elegidos son: Barrocos y Neobarrocos,
Principio Potosí y El d_efecto barroco. A partir de estas exposiciones, se estudian
las estrategias discursivas seguidas por dichos proyectos curatoriales en su intento de
resignificación y recuperación del Barroco histórico desde la modernidad. Por un lado,
en ellos se aprecia cómo el Barroco se ha convertido en un medio para la construcción
de identidades, a través de temáticas como la relación entre España y América Latina o
el uso de la imagen al servicio del poder como instrumento de propaganda. Por otro, las
muestras han introducido el Neobarroco como una respuesta al posmodernismo en los
discursos expositivos de nuestro país.
Abstract: In order to understand how the interest in Baroque art is manifested in the
Spanish curatorial discourses, this article analyses three exhibitions held within the first
decade of the twenty-first century for the purpose of demonstrating the relationship
between contemporary art and the historical Baroque. The chosen case studies are
Barrocos y Neobarrocos, The Potosi Principle and El d_efecto barroco. This article
covers the discursive strategies followed by these curatorial projects in their attempt to
re-signify and recover Baroque art from a modern point of view. On the one hand, they
show how the Baroque has become a means for the construction of identities, through
themes such as the relationship between Spain and Latin America or the use of images as
an instrument of propaganda. On the other hand, the exhibitions have introduced the Neo-
Baroque as a response to postmodernism in the Spanish exhibition context.
1
Panera Cuevas, Francisco (ed.), Barrocos y Neobarrocos: el infierno de lo bello, catálogo de la exposición
(Salamanca, Domus Artium 2002, del 3 de octubre de 2005 al 8 de enero de 2006), Salamanca, Fundación
Salamanca Ciudad de Cultura, 2005, p. 5.
2
Ibídem, pp. 29-31.
113 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
extraía del Cerro Rico de Potosí, que llegó a ser una de las ciudades más importantes del mundo
durante la Edad Moderna.
La relación entre arte contemporáneo, Barroco y colonialismo también está presente en
El d_efecto barroco, muestra comisariada por los historiadores del arte Jorge Luis Marzo y
Tere Badia. El tema principal de la exposición, que ocupó el Centro de Cultura Contemporània
de Barcelona (en adelante CCCB) del 9 de noviembre de 2010 al 27 de febrero de 2011, fue la
gestión de las políticas culturales de nuestro país y la imagen que proyectamos en el extranjero.
El Barroco aquí se entendía no como un movimiento artístico sino como una herramienta de
propaganda, identificando lo hispano como una cualidad intrínsecamente barroca que conecta
España con Latinoamérica3.
El objetivo del presente trabajo es estudiar cómo y por qué se le ha concedido tanto
protagonismo al Barroco en exposiciones de arte contemporáneo en la primera década del siglo
xxi. Para ello, estas exposiciones permitirán reflexionar sobre dos cuestiones principales que,
como vemos, se repiten en cada una de ellas. En primer lugar, la articulación del discurso
barroco como medio para la construcción de identidades, estudiando la relación entre el Barroco
y la hispanidad. Para esto, es imprescindible entender la conexión entre España y América
Latina —durante la Edad Moderna y actualmente— y las consecuencias del colonialismo. El
“relato barroco”, por tanto, se aleja de lo meramente artístico para convertirse en una nueva
política cultural. En las tres exposiciones, con matices, el Barroco se presenta como un sistema
sociopolítico (más que cultural) en el que la imagen está al servicio del poder y sirve para
proyectar el concepto de hispanidad fuera de España. La segunda cuestión será determinar si
estas exposiciones pueden considerarse “neobarrocas”, con todo lo que eso conlleva. Estas
muestras surgen del deseo de revisar el Barroco desde la modernidad y pretenden legitimar el
discurso neobarroco como una respuesta al posmodernismo mediante un lenguaje artístico que
se ajusta de forma consciente al arte del siglo xvii.
Uno de los aspectos más arduos a la hora de abordar el tema que nos ocupa ha sido la
definición de términos como “Neobarroco” o “hispanidad”. Conscientes de que estos conceptos
están abiertos a varias interpretaciones, las definiciones con las que hemos trabajado están sujetas
a la visión de los comisarios de las exposiciones tratadas dentro de la presente investigación.
Dicho esto, el término “Neobarroco” se consolidó durante los años ochenta dentro del campo
de la semiótica para definir el gusto de nuestro tiempo. Calabrese en La era neobarroca buscaba
encontrar cualidades que definieran nuestra época y ante el declive del posmodernismo propuso
este nuevo concepto, entendiendo el Barroco no como un periodo histórico, sino como una
actitud4. Desde finales de los años ochenta, esta idea la han continuado autores como Severo
3
Marzo, Jorge Luis, La memoria administrada. El Barroco y lo hispano, Madrid, Katz, 2010, p. 59. https://doi.
org/10.2307/j.ctvm7bc7j
4
Calabrese, Omar, La era neobarroca, Madrid, Cátedra, 1999, p. 31.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 114
Sarduy, Peter Wollen o Gilles Deleuze, fundamentales para definir el Neobarroco no como un
estilo artístico sino como un producto de la posmodernidad5.
La mayoría de los ensayos sobre Neobarroco parten de la Monadología del filósofo
alemán Gottfried Leibniz, que establece que todo está relacionado para formar una unidad
total6. A partir de este texto, publicado por primera vez en 1720, Deleuze elaboró una teoría
filosófica centrada en el pliegue barroco. Sin embargo, no se entiende el pliegue como el alarde
de maestría a la hora de representar ropajes que hizo famosos a Bernini o Zurbarán. El pliegue
deleuziano es una cualidad metafísica que trasciende las obras de arte y llega hasta el infinito.
En España, el Círculo de Bellas Artes celebró en 1990 un ciclo de conferencias bajo el
título “El Barroco y su doble”7. Con excepción de este debate y de las publicaciones de José Luis
Brea sobre el Barroco en la contemporaneidad8, el Neobarroco como corriente teórico-crítica ha
tenido poco recorrido en nuestro país. Sin embargo, fuera de nuestras fronteras recientemente se
ha definido una “segunda ola” neobarroca que surge a partir de finales del siglo xx y principios
del siglo xxi9. Este nuevo Neobarroco se presenta como el resultado de las transformaciones
culturales en la era digital, en un proceso similar al del siglo xvii. Esta es también la concepción
que tiene Panera Cuevas sobre el Neobarroco, que lo define como:
Una categoría estética […] con estrategias de representación propias. Una
metáfora de nuestro tiempo que retoma y redefine —a veces de un modo
contradictorio— comportamientos estéticos y socioculturales que se extienden
desde la antigüedad clásica hasta hoy.10
5
Ver: Sarduy, Severo, Barroco, París, Editions du Seuil, 1975; Wollen, Peter, “Baroque and Neobaroque in the age
of spectacle”, en Point of Contact, 3 (1993), pp. 9-21; Deleuze, Gilles, El pliegue. Liebniz y el barroco¸ Barcelona,
Paidós, 1989.
6
Ver: Leibniz, Gottfried Wilhelm, Monadología: principios de filosofía, Madrid, Biblioteca Nueva, 2001.
7
Buci-Glucksmann, Christine (ed.), Volumen 2 de cuadernos del Círculo: Barroco y Neobarroco, Madrid, Círculo
de Bellas Artes, 1993.
8
Brea, José Luis, Nuevas estrategias alegóricas, Madrid, Tecnos, 1991.
9
Ndalianis, Angela, Neo-baroque aesthetics in contemporary entertainment, Cambridge, MIT Press, 2004, p. 17.
https://doi.org/10.7551/mitpress/4912.001.0001
10
Panera Cuevas, Francisco, Barrocos y Neobarrocos… op. cit., 2005, p. 10.
11
Escobar, Arturo, “Mundos y conocimientos de otro modo”, en Tabula Rasa, 1 (2003), pp. 51-86. https://doi.
org/10.25058/20112742.188
115 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
conquista y colonización fueron la expansión geográfica del mundo, el desarrollo de métodos
de control de producción y trabajo y la creación de maquinarias de control del Estado12.
14
Calabrese, Omar, La era Neobarroca… op. cit., p. 31.
15
D’Ors, Eugenio, Lo barroco, Madrid, Tecnos, 1993, pp. 59-100.
16
Panera Cuevas, Francisco, Barrocos y Neobarrocos… op. cit., 2005, pp. 20-21.
17
Calabrese, Omar, La era Neobarroca… op. cit., p. 10.
18
Pérez Bazo, Javier, “El Barroco y la cuestión terminológica”, en Panera Cuevas, Francisco, Barrocos y
Neobarrocos… op. cit., 2005, pp. 92-123.
117 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
posmoderno19. Pese a todo, este fue el primer proyecto de nuestro país en introducir el concepto
de Neobarroco como eje principal de un discurso expositivo. También cabe destacar que de las
tres exposiciones analizadas en el presente trabajo, Barrocos y Neobarrocos fue la única que
no incluyó obras producidas durante la Edad Moderna (o copias de las mismas). El discurso se
elaboró exclusivamente a partir de obras contemporáneas. En la exposición se contaba con todo
tipo de géneros y formatos, principalmente pintura, escultura, instalación y fotografía (fig. 1).
Con el fin de ilustrar este arte de tiempos de transición y crisis, en Barrocos y Neobarrocos se
presentaron obras que “traducían” el Barroco histórico o bien de forma literal, o bien a través
de lo que el comisario denominó premisas “metabarrocas”, para referirse a un arte barroco
conceptual20.
Figura 1: Sala de exposición de Barrocos y Neobarrocos. El Infierno de lo bello.
Fuente: Fotografía cedida por Francisco Javier Panera Cuevas, comisario de la muestra.
19
Marzo, Jorge Luis y Patricia Mayayo, Arte en España (1939-2015). Ideas, prácticas, políticas, Madrid, Cátedra,
2015, pp. 504-517.
20
Panera Cuevas, Francisco, Barrocos y Neobarrocos… op. cit., 2005, pp. 30-31.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 118
menos literal, es la que interesaba a los comisarios. Así, además de los conceptos clave que
usa Calabrese para definir el Neobarroco (límite, exceso, ritmo, repetición, metamorfosis,
laberinto) a la exposición se le añaden algunas de las preocupaciones de los artistas barrocos
que siguen vigentes hoy en día. Por ejemplo, la relación entre el Neobarroco y la posmodernidad
o contramodernidad, la sensorialidad, la metáfora de la perla deformada.
Lo neobarroco va indudablemente unido a factores socioculturales que sobrepasan
lo puramente estético. La importancia del factor social va a ser de vital importancia en la
exposición y en todo el movimiento neobarroco. Unido a la noción de crisis y transición, una
de las principales preocupaciones de Barrocos y Neobarrocos era la de reflejar una visión
del Neobarroco más conforme al cambio de paradigma que se ha producido desde finales de
los ochenta y sus consecuencias en las prácticas artísticas contemporáneas. El malestar y la
turbación van a ser los detonantes de estos artistas.
En Barrocos y Neobarrocos quedó reflejada la lucha constante entre la teatralidad
barroca y la crítica. La trampa, como nos explica el comisario, está en confiar en la belleza. El
subtítulo de la exposición (“el infierno de lo bello”) en una clara referencia a la Estética de lo
feo de Rosenkranz (1853)21, nos advierte sobre la belleza culpable, aquella capaz de hacer que
nos olvidemos del aparato crítico que rodea una obra o una exposición. Esto es algo que los
comisarios querían evitar, pues Barrocos y Neobarrocos es, ante todo, una exposición crítica con
las corrientes teóricas de finales del siglo xx y su repercusión en el arte. Por esta razón, aunque
el Neobarroco no es una recuperación de un estilo del pasado, sí que supone la reactivación del
imaginario barroco en todo su esplendor.
La vertiente del Barroco que se recupera en Barrocos y Neobarrocos es la del estilo
artístico que nace en Europa tras la Contrarreforma. La transformación y la transición de un
sistema a otro es, como hemos visto, una de las características principales de todos los momentos
barrocos a lo largo de la historia, pero es que además algunos artistas contemporáneos van a ver
en el ritual católico barroco una fuente de inspiración para sus obras22.
Algunas de estas referencias eran bastante claras, ya que muchas de las piezas que se
expusieron en el Domus Artium introdujeron motivos religiosos, ya fuera como elementos
simbólicos o en forma de vanitas. Otras, en cambio, pretendían recrear el rito barroco desde
la contemporaneidad. Esto se hizo posible gracias a la vertiente más teatral del Barroco
histórico, que en el lenguaje neobarroco se traduce en elaboradas puestas en escena. Barrocos
y Neobarrocos apostó por obras que convierten el arte en una experiencia sensorial. Tal y como
se explicita en el catálogo, lo más parecido hoy en día a una misa católica sería “la celebración
una fiesta tecno aderezada con sustancias psicoactivas”23.
21
Rosenkranz, Karl, Estética de lo feo, Madrid, Julio Ollero Editor, 1992.
22
Por mencionar algunos: Jan Fabre, Candida Höfer y Jake y Dinos Chapman.
23
Panera Cuevas, Francisco, Barrocos y Neobarrocos… op. cit., 2007, p. 52.
119 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
La unión entre arte y tecnología que se ha producido en la era post-internet ha conseguido
recrear lo máximo posible el misticismo barroco a través de la transformación del espacio. El
espacio programado ha sido definido por el historiador y especialista dedicado a los medios
de comunicación Norman Klein como un “espacio [que] permite al espectador/usuario entrar
y sentirse como si tuviera opciones ilimitadas, incluso cuando la realidad del espacio está
diseñada con extrema precisión para un objetivo o «modo de ver» concreto”24. De esta forma se
describe Internet como una especie de trompe l’oeil; una ilusión a modo de trampantojo.
Algunas de las vídeo-instalaciones de la exposición, como Walking on thin air del colectivo
Assume Vivid Astro Focus (2003), buscaban, dentro de lo posible, recrear esta situación de
inmersión a través de pintura, vídeo y sonido. En una época en la que la cultura visual ha
entrado en una crisis marcada por la sobreinformación y la saturación de imágenes, la vídeo
instalación se ha convertido en el nuevo bel composto berniniano. La preocupación ilusionista
del Barroco es equiparable a la búsqueda de la inmersión total de las nuevas tecnologías25. Hay
varias formas de hacer que el espectador se olvide del medio para centrarse en el mensaje a
través de la inmersión. Internet se ha convertido en una de las plataformas de desarrollo del
Neobarroco.
Lo que tienen en común el arte de los nuevos medios y la escenografía barroca es que
ambos pretenden difuminar la barrera entre realidad y ficción en una mezcla entre ilusionismo
e intertextualidad26. La instalación de Assume Vivid Astro Focus, igual que un trampantojo
barroco pintado con cuadratura, se ha convertido en un lugar donde el espacio ficticio transciende
el espacio físico a través de la ilusión.
La exposición, como sus obras, desdibujaron las fronteras entre realidad y ficción
explotando al máximo la escenografía barroca. El espacio expositivo se convierte en la alegoría
del mundo como gran teatro que tanto fascinó a los dramaturgos del siglo xvii. Ni el bel
composto de Bernini ni la Gesamtkunstwerk de Wagner son ya relevantes. La obra de arte total
es neobarroca.
24
… op. cit., 2007, p. 297.
25
Ndalianis, Angela, Neo-baroque aesthetics… op. cit., pp. 81-96.
26
Ibídem, p. 152; Virilio, Paul, “El instante real”, en Buci-Glucksmann, Christine, Volumen 2… op. cit., pp. 81-87.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 120
gracias a la riqueza del Cerro Rico de Potosí, “octava maravilla del mundo”27. En España la
explotación de América y el florecimiento cultural del Siglo de Oro son dos caras de una misma
moneda. Por esta razón, el Museo Reina Sofía decidió realizar una exposición con motivo de
la celebración del bicentenario de los procesos de independencia de la mayoría de las antiguas
colonias americanas.
La Villa Imperial de Potosí, en la actual Bolivia, fue una de las ciudades más importantes
del mundo durante la época de ocupación colonial. Debido a la explotación minera llegó a tener
una población superior a la de Londres o París, pero los trabajadores indígenas, controlados por
la población criolla, subsistían en condiciones inhumanas que en la exposición se compararon
con otros abusos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que se llevan a cabo
hoy en día. Los comisarios de Principio Potosí denunciaban el poder que ejercieron los
colonizadores sobre los pueblos indígenas. Esta relación de poder se impuso en 1573 en las
Ordenanzas del Perú para un buen gobierno promulgadas por el Virrey Francisco de Toledo.
En ellas, se restablecía la mita, un sistema de regulación del trabajo que condenaba a los mineros
—mitayos— al trabajo forzoso28.
Los procesos de explotación minera que trajeron consigo la conquista y colonización
de América y el dominio de los medios de producción por parte de los colonizadores podrían
determinarse como el inicio de la modernidad. Descubrir territorios más allá de Europa supuso
la apertura de nuevas rutas comerciales. El sistema feudal dio paso a la globalización y la
instauración de un nuevo modelo económico, el capitalismo. En este contexto, la plata extraída
en Potosí fue clave para el mantenimiento de un imperio en decadencia con frecuentes problemas
económicos29.
Los comisarios de Principio Potosí buscaron la confrontación de obras de artistas
contemporáneos con otras producidas durante la presencia española en el Virreinato de Perú.
El mensaje que manda la exposición es claro: el mercado global nació como consecuencia
del colonialismo. En esta línea, en uno de los ensayos del catálogo de la exposición Fátima
Olivárez introduce brevemente un concepto en el que merece la pena profundizar. Al hablar de
las distintas representaciones del apóstol Santiago, Olivárez introduce la versión de “Santiago
como empresario moderno”30.
La importancia de esto reside, primero, en que Santiago era el patrón de Potosí y, segundo,
en que el apóstol constituye uno de los mitos fundamentales en la construcción de la identidad de
la monarquía hispánica. Santiago fue una de las figuras clave en la evangelización de América.
27
Cita de fray Diego de Ocaña en Álvarez, Arturo (ed.), Un viaje fascinante por la América Hispana del Siglo xvi,
Madrid, Studium, 1969, p. 185.
28
Choque Canqui, Roberto, “La Mit’a”, en Creischer, Alice et al., Principio Potosí: ¿cómo podemos cantar el
canto del Señor en tierra ajena?, catálogo de la exposición (Madrid, Museo Reina Sofía, del 12 de mayo al 6 de
septiembre de 2010), Madrid, Museo Reina Sofía, 2010, pp. 233-234.
29
Ver: Lopezosa Aparicio, Concepción (coord.), El oro y la plata de las Indias en la época de los Austrias, Madrid,
Fundación ICO, 1999.
30
Creischer, Alice et al., Principio Potosí… op. cit., p. 34.
121 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
La archiconocida historia de la aparición de Santiago —santo militar por excelencia— en la
batalla de Clavijo se adaptó durante la conquista de Cuzco a las necesidades de los españoles.
Santiago “Matamoros” pasó a convertirse en Santiago “Mataindios”, pero lo más interesante
es que los incas identificaron la figura del apóstol con la de su dios del trueno, Illapa31. Este
sincretismo, manifestado en pintura colonial desde aproximadamente finales del siglo xvi, fue
el resultado del cruce entre el cristianismo europeo y lo que quedaba de la cultura prehispánica.
La figura del santo acusa la relación entre arte, religión y economía que los comisarios
revelan en el propio subtítulo de la exposición —“¿cómo podemos cantar el canto del Señor en
tierra ajena?”— tomado de uno de los salmos del Antiguo Testamento. Santiago es, además, uno
de los nexos de unión entre España y Potosí. No solo por ser el santo patrón de los dos sitios,
sino por configurarse como mito fundacional en ambos lugares. El milagro legitimador que se
usa para intimidar a los indios es el mismo tipo de propaganda que se empleaba en España para
justificar el poder de la monarquía y la supremacía del catolicismo. La iconografía de Santiago
se adaptó siguiendo las necesidades de la corona, ya fuera a “Matamoros”, “Mataindios” o,
como describe Olivárez, a “empresario moderno”.
Durante la Edad Moderna, la imagen de Santiago se puso al servicio del poder para
representar los intereses de la Corona y la Iglesia al otro lado del Atlántico. Actualmente, la
bandera y el eslogan son el nuevo caballo blanco. La instrumentalización ideológica del arte
fue uno de los temas clave en las exposiciones contemporáneas que, como Principio Potosí
o El d_efecto barroco, ahondaban en la vertiente colonial del Barroco histórico. El papel
propagandístico de la cultura hizo posible la colonización del imaginario americano.
Es más, la sincretización del apóstol Santiago con dioses locales y otras advocaciones
cristianas hizo posible el mito de América como tabula rasa que los españoles tuvieron la
oportunidad de rellenar a su gusto, idea que expone por primera vez Pedro Mártir de Anglería
(humanista italiano al servicio de los Reyes Católicos) en sus Décadas del Nuevo Mundo
publicadas entre 1494 y 152532. Edmundo O’Gorman da un paso más e indica que América no
se descubrió, sino que es una invención europea33. Tanto el mito de la tabula rasa como el de
la invención de América responden a la “arrogancia inconsciente” del europeo, que radica en
creer que todo lo que se escapa a su control y le resulta desconocido no existe hasta que no tiene
consciencia de ello34. Lo desconocido —y por tanto inexistente— se convierte, por necesidad,
en nuevo.
31
Rivera Cusicanqui, Silvia, Ch’ixinakax utxiwa: una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores,
Buenos Aires, Tinta Limón, 2010, p. 30; Mújica Pinilla, Ramón, La imagen transgredida. Ensayos de iconografía
peruana y sus políticas de representación simbólica, Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2016, pp. 60-
85.
32
Gruzinski, Serge, La guerra de las imágenes. De Cristóbal Colón a Blade Runner (1492-2019)¸ México D. F.,
Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 40.
33
O’Gorman, Edmundo, La invención de América. La universalización de la cultura occidental, México,
Universidad Nacional de México, 1958.
34
Mignolo, Walter, The idea of… op. cit., p. 264.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 122
Este tipo de afirmaciones explican las estrategias utilizadas para justificar los procesos
de aculturación que pusieron en marcha los españoles tras la conquista. Como consecuencia,
la circulación de imágenes fue clave para hacer efectiva la colonización y evangelización de
América. No obstante, sin los creadores indígenas hubiera sido imposible la integración de las
formas de arte híbridas en el imaginario popular35. La estructura divisoria de centro/periferia
que durante tanto tiempo se ha utilizado para definir las manifestaciones artísticas americanas
hechas en la Edad Moderna es insuficiente para representar el contexto americano. El Barroco
que se produce en América es una amalgama de influencias europeas (española, italiana,
francesa y holandesa, sobre todo) unido a una tradición local preexistente y que no desapareció
del todo tras la conquista. Principio Potosí pretendía evitar la fetichización del Otro americano
y la idea de arte colonial como “arte de segunda” no comparando la pintura colonial andina
con pintura europea de la misma época. De hecho, la exposición El Tornaviaje, programada
para noviembre de 2020, será la primera en combatir desde el Museo del Prado este tipo de
afirmaciones y recuperar el arte colonial como parte esencial del arte hispánico.
Principio Potosí se produjo en un contexto muy distinto a Arte en Iberoamérica. La
muestra fue comisariada por Creischer, Hinderer y Siekmann. Hasta el año 2009, la socióloga y
activista Silvia Rivera Cusicanqui también formó parte del equipo curatorial. Esta fue una de las
primeras exposiciones dedicadas a activar políticas decoloniales dentro del museo, renegando
del discurso hegemónico de la Historia del Arte en favor de las Historias del Arte que subvierten
el eje norte-sur para poner en valor prácticas político-artísticas latinoamericanas. La idea era
repensar América Latina desde la institución museística articulando el debate en torno a los
temas tratados en la exposición: la acumulación originaria, la globalización, la exclusión social
y la precariedad laboral.
Sin embargo, Principio Potosí se ha definido como un proyecto fallido36. Para empezar,
la exposición buscaba problematizar la relación entre España y las colonias, pero solo eran
latinoamericanos nueve de los treinta colectivos y artistas contemporáneos que participaron37,
eliminando la posibilidad de ejercer la capacidad enunciatoria que demanda Spivak para
subvertir el discurso hegemónico38. Si bien es cierto que en la exposición participaron artistas
y colectivos pertenecientes a minorías no europeas más allá de Latinoamérica, el grueso de los
artistas contemporáneos era de origen europeo, muchos de ellos alemanes, como los propios
comisarios.
35
Gruzinski, Serge, La guerra de… op. cit., p. 180.
36
De Diego, Estrella, “Principio Henri Rousseau”, en El País, 28 de agosto de 2010. «https://elpais.com/
diario/2010/08/28/babelia/1282954356_850215.html» [Consultado el 2 de abril de 2019].
37
Creischer, Alice et al., Principio Potosí… op. cit., pp. 297-299.
38
Spivak, Gayatri C., “Can the subaltern speak?”, en Nelson, Cary y Larry Grossbe (eds.), Marxism and the
interpretation of culture, Londres, Macmillan Education, 1988, pp. 271-313. https://doi.org/10.1007/978-1-349-
19059-1_20
123 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
Pero sin duda el aspecto más criticado fue el montaje “esquizoide” de la exposición39.
Principio Potosí se concibió como una cámara de maravillas leibniziana40. La Monadología
del filósofo Gottfried Leibniz —que será la base de El pliegue de Deleuze, fundamental para
entender el análisis de los fenómenos culturales que abarca el Neobarroco— establece que
todo está interconectado a partir de mónadas. Las mónadas, en este caso, eran los objetos de
la exposición que se juntaban para formar una yuxtaposición de discursos. En el montaje,
esta idea se tradujo en un sistema de barras a modo de andamios del que colgaban las obras,
dejando vacíos los muros perimetrales de la sala (fig. 2). La exposición contaba, además, con
dos plataformas a las que el espectador podía subir, sillas de árbitro y una escalera41.
Figura 2: Vista de la exposición Principio Potosí: ¿cómo podemos cantar el canto del Señor en tierra ajena?
39
Batalla, Juan, “Ezquizoide. Vejámenes, desalineación e histeria crítica. Post-it city + Principio Potosí”, en Sauna.
Revista de arte, 1 (2014). «http://www.revistasauna.com.ar/01_01/05.html» [Consultado el 14 de mayo de 2019].
40
Creischer, Alice et al., Principio Potosí… op. cit., p. 4.
41
Godoy Vega, Francisco, La exposición como recolonización. Exposiciones de arte latinoamericano en el estado
español (1989-2010), Badajoz, Fundación academia europea e iberoamericana de Yuste, 2018, p. 394.
42
Calabrese, Omar, La era Neobarroca… op. cit., pp. 62-63.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 124
haciendo de Principio Potosí un palimpsesto: “Existe una acumulación originaria que solo se
llama así”; “existen los derechos humanos para tener derechos sobre los humanos”; “¿cómo
podemos cantar el canto del Señor en tierra ajena?” y “mundo al revés”. Principio Potosí
fue una exposición confusa y así lo refleja la crítica43. No había cartelas, el espectador debía
orientarse únicamente con ayuda de la guía, por lo que uno de los aspectos más criticados fue
la direccionalidad impuesta de la exposición.
El problema radicó en que todas estas estrategias discursivas —más o menos acertadas—
buscaban subvertir el discurso colonial, pero la exposición perpetuaba una visión única de
la verdad, convirtiéndose así en una exposición fallida en el contexto del bicentenario44. Un
contexto, además, al que no se alude para nada ya que la exposición no incide en el proceso
independentista del siglo xix, sino que se centra en el periodo colonial de los siglos xvii y xviii.
No obstante, como indica Francisco Godoy, “el montaje también se presentó a modo de réplica
de la pintura barroca, donde presentación y ocultamiento impiden la existencia de una única
narrativa o linealidad espacial, al menos en términos de formalización de la exposición”45.
La superposición de los recorridos, la confusión que generaba y la concepción liebniziana
de la exposición son, precisamente, lo que la convierte en un dispositivo barroco. Fue una
exposición sobrecargada, construida pliegue sobre pliegue, siguiendo las premisas básicas del
Neobarroco y la filosofía del mundo al revés con la idea de revertir la historiografía colonial46.
El Barroco de Principio Potosí no solo está presente en la pintura colonial andina que se exhibía
y que ayudaba a articular el discurso curatorial, sino que también forma parte del propio display
de la muestra.
Jorge Luis Marzo y Tere Badia fueron los comisarios El d_efecto barroco. Políticas de
la imagen hispana, que se pudo visitar entre el 9 de noviembre de 2010 y el 27 de febrero
de 2011 en el CCCB antes de que itinerara a Quito, Ecuador. Los comisarios apostaron por
una exposición documental (fig. 3). El proyecto buscaba criticar el concepto de hispanidad
que el Estado español promueve en las Cumbres Iberoamericanas y ejercer una mirada crítica
sobre las políticas culturales españolas en Latinoamérica, especialmente cuando se cumplía el
bicentenario de las independencias de algunas de las antiguas colonias americanas.
43
Jiménez, José, “Potosíes”, en ABC Cultural, 5 de mayo de 2010. «http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/
hemeroteca/madrid/cultural/2010/06/05/030.html» [Consultado el 2 de abril de 2019].
44
Godoy Vega, Francisco, La exposición… op. cit., p. 414.
45
Ibídem, p. 394.
46
Rivera Cusicanqui, Silvia, Sociología de la imagen: miradas ch’ixi desde la historia andina, Buenos Aires, Tinta
Limón, 2015, pp. 243-249.
125 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
Figura 3: Sala de exposición de El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana.
Fuente: CCCB.
47
Marzo, Jorge Luis y Tere Badia (eds.), El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana, catálogo de la
exposición (Barcelona, Centre de Cultura Contemporània, del 9 de noviembre de 2010 al 27 de febrero de 2011),
Barcelona, Centre de Cultura Contemporània, 2010, p. 62.
48
Marzo, Jorge Luis, La memoria administrada… op. cit., p. 13.
49
Marzo, Jorge Luis y Tere Badia, El d_efecto barroco… op. cit., p. 78.
50
Marzo, Jorge Luis, La memoria administrada… op. cit., p. 356.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 126
Barroco como un estilo artístico suscrito a los siglos xvii y xviii, sino como el momento de
gestación de algunas políticas culturales que todavía están vigentes en el presente.
Para ello, se puso especial interés en el “mito del arte barroco”, que en el catálogo de la
exposición se describe como: “pieza articular de la hispanidad, uno de los mitos culturales mejor
trabados y más resistentes, que en cierto modo forma parte de los sobreentendidos colectivos,
y que se ha incorporado incluso a los rituales políticos”51. La exposición veía en el Barroco una
herramienta política empleada por primera vez en la Edad Moderna pero que se ha mantenido
vigente hasta nuestros días.
Para desmantelar el mito barroco Marzo y Badia buscaron obras que manifestaran su
inestabilidad. Sin embargo, existe una razón por la que el mito barroco sigue vigente y es que,
en España, el Barroco ha tenido un papel importante como propaganda para la construcción de
la identidad nacional.
Uno de los motivos por los que el Barroco no ha pasado de moda es su asociación con
un periodo de esplendor cultural. Así, uno de los acontecimientos históricos en los que hace
hincapié El d_efecto barroco es en el uso de reproducciones del Museo del Prado en las Misiones
Pedagógicas de la Segunda República. En la exposición se podían ver copias de algunos de los
cuadros de este Museo del Pueblo, así como fotografías de la época. Esta iniciativa llevada a
cabo entre 1931 y 1936 la protagonizaron las obras de los considerados grandes maestros de
la pintura española: Velázquez, Goya, El Greco, Murillo, Ribera, Zurbarán… Muchos de ellos
representantes del Barroco español52.
Precisamente, las obras del Siglo de Oro funcionaban porque el Barroco fue,
simultáneamente, un arte popular y burgués, de colonizadores y colonizados53. Recientemente,
justo en los años precedentes a la exposición, el Barroco volvió a conquistar el imaginario
colectivo. Una de las últimas salas de la exposición contaba con un collage de imágenes
de prensa de cuando la Selección Española de Fútbol ganó la Eurocopa en 2008. Como la
imagen de Santiago “Mataindios”, las conquistas de la Selección se constituyeron como mitos
perpetuadores de la hispanidad y la historia triunfal de nuestro país. La victoria en época de
crisis es una contradicción plenamente barroca, aunque luego precisamente fuera la actitud
barroca lo que criticara la prensa deportiva54.
Para rematar esta sección dedicada —aunque no sin cierta ironía— al fútbol, se encontraba
una reproducción prácticamente a escala del cuadro La rendición de Breda de Velázquez,
popularmente conocido como Las lanzas. Pero no era una copia exacta del cuadro original.
La imagen que se expuso en El d_efecto barroco formaba parte de la campaña publicitaria
51
Marzo, Jorge Luis y Tere Badia, El d_efecto barroco… op. cit., p. 58.
52
Dennis, Nigel, “Ramón Gaya y el Museo del Pueblo de las Misiones Pedagógicas”, en Escritura e imagen, 7
(2011), pp. 15-26. https://doi.org/10.5209/rev_ESIM.2011.v7.37771
53
Gruzinski, Serge, La guerra de… op. cit., p. 159.
54
Besa i Camprubí, Ramón, “Demasiado barrocos”, en El País, 17 de junio de 2010. «https://elpais.com/
diario/2010/06/17/deportes/1276725602_850215.html» [Consultado el 10 de abril de 2019].
127 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
que lanzó CEPSA para patrocinar a España en el Mundial de Fútbol de 2010 bajo el lema “El
mundo vuelve a ser nuestro”. En ella, los soldados españoles que aparecen en el cuadro vestían
camisetas y bufandas de la Selección y ondeaban una gran bandera de España. Esta imagen
se ha llegado a calificar como “profética” ya que, aunque la campaña publicitaria se lanzó
antes de que se conocieran qué equipos se iban a disputar la final, vaticinó el encuentro entre
España y Holanda55. La imagen siempre se ha usado como un sistema de control e instrumento
ideológico. En la Edad Moderna, la imagen tenía valor testimonial y servía como documento
legitimador de políticas e historias, como se pretendía hacer entender en la exposición. Ni la
obra de Velázquez ni la reinterpretación de CEPSA son imágenes apolíticas.
Las obras audiovisuales, las entrevistas dirigidas por los comisarios a artistas, intelectuales
y políticos, las imágenes de la Selección y el Museo del Pueblo compartían el espacio expositivo
para elaborar un discurso crítico sobre la apropiación política de la cultura. Esto se refleja tanto
en las obras escogidas que hemos mencionado como en el propio display de la exposición. El d_
efecto barroco critica que España se haya vendido al turismo y se haya convertido en una marca,
hasta el punto de convertir la cultura en un producto de consumo subordinado a la maquinaria
política. A este capitalismo cultural —término que se ha puesto recientemente de moda para
hablar de la mercantilización de la cultura—56 se ha llegado a través del Barroco, que se vende
como los ideales de la hispanidad. Así, estudiando de forma crítica el papel de la monarquía,
la brecha entre lo popular y lo moderno y los mitos fundacionales de nuestro país a través de
la relación con América Latina, se llega a la conclusión de que el arte —principalmente el
producido en el Siglo de Oro— se ha convertido en una herramienta legitimadora de la política
nacional.
Desde finales de los años setenta se ha producido un proceso “barroquizador” en toda
Latinoamérica impulsado, sobre todo, por instituciones privadas, pero también por las dictaduras
militares de Chile, Perú y Bolivia. El Barroco colonial se recuperó como símbolo de estatus
cultural y como reclamo turístico57. Olvidado queda el siglo xix cuando se quemaban iglesias
y demás edificios barrocos en México en señal de protesta contra el régimen colonial. A partir
de los sesenta, “el Barroco [en América Latina] ya no es un lastre farragoso, es simplemente un
negocio”58.
Además, con el surgimiento de los estudios poscoloniales y el renovado interés por
el Barroco y su relación con la modernidad, surgió también una línea de investigadores que
afirmaban que América ya era Barroca antes incluso de que llegaran los españoles. El escritor
cubano Alejo Carpentier dictaminó en 1979: “nuestro arte siempre fue barroco: desde la
55
Ctrl ControlPublicidad, “Y CEPSA acertó…”. «http://controlpublicidad.com/campanas-publicitarias/y-cepsa-
acerto/» [Consultado el 5 de junio de 2019].
56
Llopis Goig, Ramón, “La cultura en la época del capitalismo cultural. Tendencias y controversias”, en Culturas.
Revista de gestión cultural, 1 (2014), pp. 46-60. https://doi.org/10.4995/cs.2014.3180
57
Marzo, Jorge Luis, “Neo, post, ultra, pre, para, contra, anti. Modernidad, Barroco y capitalismo en el arte
contemporáneo mexicano”, en Estudios culturales, 1 (2012), pp. 81-94.
58
Marzo, Jorge Luis, La memoria administrada… op. cit., pp. 179-197.
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 128
espléndida escultura precolombina y el de los códices, hasta la mejor novelística actual de
América”59. Lo mismo afirmaba otro literato argentino, Alfredo Roggiano, cuando dijo que
“América es barroca antes del barroquismo europeo y por mucho tiempo después: lo es y lo
seguirá siendo” 60.
Si durante la Edad Moderna las imágenes barrocas habían servido como medio
propagandístico, ahora es el propio discurso el que se usa con fines identitarios. Hasta el
momento hemos visto dos tipos de estrategia a la hora de usar el relato barroco como instrumento
ideológico y de propaganda. La primera, llevada a cabo por la historiografía española hasta
prácticamente nuestros días, pasa por ignorar por completo la relación entre el Barroco español
y la expansión colonial. La segunda, la de los intelectuales latinoamericanos de apropiarse del
discurso del colonizador y hacerlo suyo para subvertir las relaciones de poder tras el auge de
los estudios poscoloniales.
Este cambio de mentalidad puede haber estado influenciado por los estudios sobre
lo neobarroco que, como hemos visto, surge a finales de los años setenta, a la par que la
apropiación nacional del Barroco por parte de los teóricos latinoamericanos con el objetivo
de identificar América Latina con la posmodernidad61. El Neobarroco de Sarduy se ha leído en
clave revolucionaria y para algunos autores surge en el contexto del boom latinoamericano y
la Transición española como una apropiación crítica de la historia para reescribir los códigos
impuestos por los colonizadores62. Pero sobre todo, en la exposición se recalca el sentido de arte
en periodo de transición.
Si la hispanidad es una característica intrínseca del Barroco y Latinoamérica es barroca,
cabe preguntarse qué significa ser hispano, si es que sigue significando algo. Este es el trasfondo
de El d_efecto barroco, que todavía hoy sigue planteándonos interrogantes sobre la prevalencia
de la hispanidad, el uso político del arte y la efectividad del Barroco como instrumento político
y de propaganda. Es más, el mejor resumen de las políticas culturales de nuestro país en los
últimos años es el trabalenguas que plantearon los comisarios de la exposición en la portada del
catálogo: “Lo hispano está embarrocado, / ¿quién lo desembarrocará? / El desembarrocador que
lo desembarroque / buen desembarrocador será”.
59
Carpentier y Valmont, Alejo, Tientos y diferencias, Montevideo, Arca, 1979, p. 207.
60
Bustillo, Carmen, Barroco y América latina. Un itinerario inconcluso, Caracas, Monte Ávila Editores, 1988, p.
22.
61
Marzo, Jorge Luis, “Neo, post, ultra… op. cit., p. 82.
62
Ndalianis, Angela, Neo-baroque aesthetics… op. cit., pp. 12-14.
129 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
4. El vigesimotercer momento barroco
Desde finales del siglo xx se advierte un fuerte interés por la recuperación del Barroco
histórico que ha llevado a su resignificación. La recuperación y resignificación del Barroco que
se ha producido en el siglo xxi se ha trasladado a los discursos expositivos de galerías y museos
contemporáneos, lo que demuestra el interés del mundo curatorial por revisar el seicento español.
Barrocos y Neobarrocos. El infierno de lo bello, Principio Potosí: ¿cómo podemos cantar el
canto del Señor en tierra ajena? y El d_efecto barroco. Políticas de la imagen hispana son tres
ejemplos de ello. El análisis de estas exposiciones (celebradas todas en instituciones públicas y
cercanas en el tiempo) ha aportado más información sobre preocupaciones contemporáneas que
sobre el Barroco histórico. Las muestras tratan la relación entre España y Latinoamérica cuando
se cumplían doscientos años de la independencia de las colonias, el rechazo a la posmodernidad
en un momento de declive y los momentos de transición y crisis en la era de la sobreinformación
y la saturación de imágenes.
Estas exposiciones han aportado tres maneras distintas de incorporar el imaginario barroco
en muestras de arte contemporáneo, pero todas las muestras coinciden en que el Barroco ha
trascendido la etiqueta de categoría estilística y se ha convertido en una corriente transhistórica.
Las muestras, además, presentan el Barroco, a través del Neobarroco, como el epítome de la
posmodernidad en nuestro país.
El Neobarroco que hemos visto en estas exposiciones es, ante todo, una forma de repensar
nuestra relación con el pasado a través de tropos que se usan para construir narraciones sobre
el presente. Una de las características que Calabrese identifica como propias del movimiento
Neobarroco y que podemos observar en las tres muestras es el policentrismo. Esta cualidad está
presente en el marco teórico de Barrocos y Neobarrocos, en el montaje en forma de palimpsesto
de Principio Potosí y en el rechazo al modelo de centro/periferia de los academicistas
latinoamericanos. Como resultado, la barroquización de la imagen contemporánea surge a partir
de la recuperación de conceptos barrocos (o conceptualmente barrocos) como el trampantojo, la
belleza de lo imperfecto, la transmutación del cuerpo y, sobre todo, la puesta en escena que ha
hecho posible la concepción del mundo como un gran teatro.
Además, esta resignificación del Barroco histórico también pasa por la inclusión de
América Latina en la historiografía, algo que hasta el momento se había excluido del discurso
oficial. Este es uno de los aspectos más novedosos de las muestras, ya que el interés por el Barroco
latinoamericano se ha manifestado principalmente en proyectos curatoriales contemporáneos,
exceptuando la labor de difusión del Museo de América en Madrid. El Neobarroco se ha
constituido como un nuevo medio de construcción de políticas identitarias, igual que lo fue
el Barroco histórico en su momento y no se presenta como una corriente aislada, sino que
Revista Historia Autónoma, 17 (2020), e-ISSN: 2254-8726 130
está estrechamente relacionado con la resignificación del Barroco como algo propiamente
americano.
El relato barroco se ha convertido en una herramienta política de doble filo. La recuperación
barroca en la que se basaban estos proyectos expositivos se centraba en el bicentenario de
las declaraciones de independencia de las antiguas colonias americanas. No obstante, ninguna
de las exposiciones aquí tratadas celebradas en este contexto hizo alusión a los procesos
revolucionarios del siglo xix. El caso americano en Prinicpio Potosí y El d_efecto barroco (y,
en menor medida, también en Barrocos y Neobarrocos) se ajustaba a un periodo concreto: la
colonización en los siglos xvii y xviii.
El Barroco se presenta pues, como una política cultural. Desde la Edad Moderna la
imagen barroca se ha convertido en uno de los mecanismos de propaganda al servicio del poder.
El Barroco se ha asociado con el mito de la hispanidad en repetidas ocasiones a lo largo de la
historia, un tema en el que ahondan las exposiciones analizadas en el presente trabajo. Pero,
como se explicita en estas exposiciones, numerosos teóricos e historiadores latinoamericanos
han defendido la identidad barroca del continente americano, cualidad que dicen estaba presente
en América antes incluso de la conquista y colonización.
La apropiación del Barroco en Latinoamérica ha supuesto la deconstrucción del relato
oficial y ha ayudado a subvertir el modelo centro/periferia que ha dominado la historiografía
hasta finales del siglo xx y que presentaba el arte producido en América durante el periodo
colonial como un “arte de segunda” incapaz de compararse al arte producido en Europa en la
misma época. El mito de la hispanidad, hasta ahora síntoma del Barroco, se ha subvertido para
convertirse en algo intrínsicamente latinoamericano, lo que plantea serias reflexiones sobre la
vigencia del término “hispanidad”, la prevalencia del Barroco como instrumento político y de
propaganda y el uso político del arte. De esta forma, estas exposiciones celebraron el proceso
de independencia problematizando el periodo colonial, algo que hasta el momento solo se ha
hecho en instituciones de arte contemporáneo.
Barrocos y Neobarrocos, Principio Potosí y El d_efecto barroco fueron exposiciones
críticas con la doble vertiente del Barroco, que por un lado marca el Siglo de Oro de la cultura
española y, por otro, un periodo de explotación colonial. La apropiación neobarroca del
discurso colonizador fue clave en la elaboración de estos proyectos, que incorporaron el mito
barroco como mediador en la relación entre España y América Latina y como medio para la
administración de la memoria. Pero, sobre todo, estas exposiciones plantean el Barroco como
algo más que una etiqueta estilística. El Barroco como se plantea síntoma y diagnóstico de
nuestra sociedad, como ejemplo y como excusa. La etiqueta de “barroco” es independiente de la
fecha de producción de una obra pues, aunque estas exposiciones presentaban obras realizadas
antes, durante y después del siglo xvii, todo se enmarca en la categoría de (neo)barroco.
131 Patricia Manzano Rodríguez, “Recuperación y resignificación del Barroco…”
Estableciendo paralelismos con la sociedad, política y cultura de la España del Siglo
de Oro, Barrocos y Neobarrocos, Principio Potosí y El d_efecto barroco activaron el debate
sobre lo que significa ser barroco en el siglo xxi, ya fuera de manera conceptual, confrontando
obras coloniales con otras de factura moderna, o de forma documental. Las exposiciones aquí
tratadas se han convertido en espacios para la reflexión en torno a la relación entre el Barroco
histórico y el arte contemporáneo a través de dos estrategias discursivas: la subversión del mito
de la hispanidad y el Neobarroco. Así, la persistencia del Barroco histórico solo se entiende
al hablar del Barroco en términos de adicción, como si fuera una droga de la que no podemos
prescindir63. Eso explicaría la persistencia de los momentos barrocos de Eugenio d’Ors y la
retombée de Severo Sarduy. En esta línea, se podría argumentar incluso que estamos viviendo
el vigesimotercer momento barroco de la historia, pues estas exposiciones son la prueba de que
hemos vuelto a recaer en el Barroco.
63
Marzo, Jorge Luis, La memoria administrada… op. cit., p. 117.
El mirage espartano en la historia
nos permite entender cómo se ha transformado este mito hasta la actualidad, evolucionando en
periodos anteriores. A ello hay que añadir que Fornis es el único autor en España que desarrolla
esta vía de estudio, convirtiéndole en el máximo exponente de la misma.
4
Cartledge, Paul, Sparta and Lakonia: a regional history 1300-362 BC, Londres-Boston-Henley, Routledge and
Kegan Paul, 1979.
137 José Manuel Alonso Dapica, “El mirage espartano en la historia”
No es una obra con la que iniciarse en el mundo de Esparta, ya que requiere el dominio
de su cosmos para poder adentrarse en ella, pero sí es una obra para a destacar al adentrarse en
la investigación sobre cualquier aspecto espartano, ya que permite conocer cuáles son aquellos
vicios que la historiografía ha mantenido a lo largo de los siglos para no volver a caer en ellos.
Paseos por la Toledo que confortó al Greco
Reseña de: Aranda Pérez, Francisco José y David Martín López: La Toledo
que alentó al Greco, Toledo, Antonio Pareja Editor, 2017, 423 pp. ISBN.
978-84-95453-82-2
Cuando en la segunda mitad del siglo xix fue aumentando a pasos agigantados el
interés por la obra del Greco, gracias en parte a los impresionistas franceses, se produjo
también el debate sobre la aportación ambiental de la ciudad de Toledo en su visión y
desarrollo artístico, culminándose la revalorización del pintor cretense en los años previos
a 1914, fecha de la conmemoración del tercer centenario de su muerte.
El intento de mostrar una visión integral y panorámica del Toledo de la segunda
mitad del xvi y primeras décadas del xvii, desde un amplio prisma tanto conceptual como
temático, es el objetivo marcado en esta obra por un colectivo de historiadores relacionados
de una u otra manera con la Universidad de Castilla-La Mancha y con la “causa” de la
ciudad de Toledo. Conscientes de que su obra no es definitiva, nos ofrecen un estudio
de lo que pudo ser la ciudad a caballo entre dos siglos desde un enfoque claramente
divulgativo buscando un público amplio, hablando incluso de estilo ensayístico “rozando
a veces lo literario”. En este sentido, es destacable la ausencia de notas a pie de página,
siempre útiles, pero que pueden hastiar al lector no especializado. Se ha suplido con la
puntual indicación de los autores en cada tema y un capítulo final compuesto por un
listado de obras de referencia, primando criterios de actualidad y relevancia, atendiendo
también a los clásicos en la materia. Todo ello, estructurado en 14 capítulos asumidos por
12 especialistas.
Asistimos al viaje hipotético que pudo seguir Theotocopoulos desde Italia hasta
Toledo en 1577, haciendo una prolija descripción de todos aquellos oficios, localizaciones,
productos y ocupaciones que contribuyen a conocer con mayor acierto la economía y la
Transcurridas dos décadas del siglo xxi, el honor, y más particularmente la práctica
del duelo, sigue llamando la atención de nuestra sociedad. Como prueba bastaría citar
su frecuente presencia en series y películas de ficción. Sin embargo, este tema es mucho
más profundo y va más allá de la típica escena de dos hombres, uno enfrente del otro,
dispuestos a quitarse la vida a causa de alguna ofensa. Precisamente ese el objetivo de esta
obra colectiva: desentrañar todo aquello que se encuentra detrás del duelo, familiarizando
al lector con un concepto tan complejo como el del honor y su evolución con el paso
del tiempo. Este es uno de los aciertos del libro: al contar con especialistas en Historia
Moderna e Historia Contemporánea, el lector puede conocer con facilidad la manera en
que fueron transformándose una práctica y un concepto que no significaban lo mismo a
comienzos del siglo xvi —cuando se inicia este estudio— que a finales del xix —cuando
concluye—.
La obra se estructura de forma cronológica, intercalando los estudios de caso con
capítulos más generales, a fin de facilitar la comprensión de su objeto de estudio. El
primer capítulo, a cargo de Paulo Catarino Lopes, relaciona la creación de una identidad
europea, a comienzos de la Edad Moderna, con la práctica del duelo. En este apartado,
el autor ya presenta algunos ejemplos de pendencias para reforzar su teoría, metodología
que se emplea en toda la obra y que constituye otro de sus grandes aciertos. José Antonio
Guillén Berrendero firma el siguiente escrito. En él, informa al lector de la importancia
que tenía la reputación en el estamento nobiliario, una cualidad que, en la Edad Moderna,
era hereditaria. El texto a cargo de Miguel Metelo de Seixas está ligado al anterior pero
siendo muy similares a las de aquellas centurias —si bien adaptadas a nuevos formatos como
el cine—. Jorge Pajarín cierra la obra con un trabajo en el que se analizan tanto el concepto de
honor como la práctica del duelo en los escritos de los grandes autores de nuestra literatura:
Bécquer, Galdós, el Duque de Rivas, Valera, entre otros.
En definitiva, se trata de un trabajo que aborda cuestiones tan complejas como el honor, y
lo hace desde múltiples ópticas y metodologías, uniendo los estudios de caso con los análisis de
obras pictóricas y literarias. El empleo de fuentes primarias —entre las que destacan la prensa
histórica, los tratados y leyes, y las obras de arte y literatura— se combinan perfectamente con
las secundarias y, aunque estas últimas suelen coincidir, el libro no se hace repetitivo. De nuevo,
hay que recalcar el acierto de contar con expertos en los períodos históricos tratados, ya que
facilita enormemente la comprensión del concepto de honor y su evolución a lo largo de los
siglos. Quizás se eche en falta algún trabajo que analice la forma en que se vivía y pensaba el
honor en diferentes colectivos —religiosos, clases populares o militares— o entre las mujeres,
aspectos que son abordados superficialmente pero que, ampliados, podrían redondear un libro
que cumple lo que promete: el lector reflexiona acerca de un concepto —el honor— que,
aunque sigue presente en la actualidad, ha variado extraordinariamente, y sobre una práctica
—el duelo— que hoy llama la atención pero que parece ya alejada de nuestra sociedad.
Las diferentes imágenes del general Baldomero Espartero. Su
contribución al siglo XIX en España
Nuevos aires y abundante frescura destila el libro La batalla de Teruel. Guerra Total
en España del joven turolense, David Alegre Lorenz. Se trata de una obra enmarcada en
la llamada nueva historia militar o historia social de la guerra que representa una gran
aportación a los estudios existentes. El análisis complejo y comparativo de dicha batalla,
considerada como paradigma de guerra total, y la insistencia en la cotidianidad y en su
afectación humana enriquecen notablemente la historiografía sobre la batalla de Teruel
y la guerra de España. Lejos de limitarse a un análisis exclusivo de la evolución militar,
Alegre se adentra en el día a día, en el sufrimiento, en la miseria y en la muerte de
soldados y civiles.
Es una obra con un gran esfuerzo interpretativo que supera la descripción erudita y
se depura de tópicos. Un encomiable trabajo de vaciado, crítica y contraste de diferentes
tipos de fuentes (archivísticas, bibliográficas y orales) sobre un prolífico campo de estudio
(la guerra de España) que, no por ello, resta pendiente de revisión, especialmente, la
relativa a aspectos militares. Ya lo advierte el autor en la cita de Severino Pallaurello en la
introducción: “las vivencias de los que combatieron o sufrieron la guerra pueden parecer
enormemente diferentes e incluso contrapuestas a la evolución militar, las batallas o las
alianzas internacionales”. Por ello, parece necesario conjugar las experiencias personales
y las claves militares para conformar un análisis exhaustivo y complejo de un episodio,
Reseña de: Sicko, Dan, Techno Rebels. Los renegados del funk electrónico,
Barcelona, Alpha Decay, 2019, 239 pp. ISBN 978-84-94821-08-0
A primera vista, podría pensarse que Techno Rebels es el típico libro de culto
destinado a vanagloriar o mitificar el techno, sobredimensionando el impacto real y el
seguimiento que de facto tuvo este género musical en los primeros años de su existencia.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Con una escritura crítica, a la vez que fluida,
el periodista Dan Sicko nos presenta su investigación histórica sobre los orígenes y la
evolución del techno de Detroit. Una investigación que, originalmente, fue publicada por
la editorial de la Wayne State University de Detroit en 1999 y que el mismo autor amplió
y actualizó en 2010, justo un año antes de fallecer. No obstante, quizá por no haber sido
traducido al castellano hasta 2019 o tal vez por el mayor interés que han despertado
en nuestro país otros movimientos culturales como la Movida Madrileña, el libro que
aquí reseñamos ha gozado de escasa repercusión en España hasta que el año pasado fue
publicado por la editorial Alpha Decay.
Estructurado en siete capítulos, donde se abordan desde los orígenes del techno
hasta las influencias y transferencias que afectaron al nuevo género musical de un lado
al otro del océano Atlántico, Sicko realiza una historia del techno de Detroit que sitúa su
punto de partida a finales de la década de 1970. Su objetivo, explica el autor en el prefacio
a la segunda edición, no es analizar la relación entre el techno y el concepto de “rave”,
las pastillas de éxtasis o los sintetizadores. Al contrario, Sicko especifica que es la ciudad
de Detroit y que, por eso, su meta ha sido desentrañar por qué surgió el techno en la
cuna del Motown. Quizá por este motivo, en el primer capítulo, que podríamos clasificar
como introductorio, el autor reflexiona sobre el papel que han jugado tanto los anuncios