¿Qué es la bulimia nerviosa?
Las personas con bulimia nerviosa tienen episodios recurrentes en los que consumen
cantidades inusualmente grandes de comida. Suelen sentir una pérdida de control sobre estos
episodios de atracones. A estos atracones les siguen comportamientos para compensar por el
exceso de comida, como vómitos forzados, uso exagerado de laxantes o diuréticos, ayunos,
ejercicio excesivo, o una combinación de estos. A diferencia de las personas con anorexia
nerviosa, las personas con bulimia nerviosa pueden mantener un peso saludable o tener
exceso de peso.
Los síntomas y las consecuencias para la salud de la bulimia nerviosa incluyen:
dolor e inflamación crónica de la garganta;
inflamación de las glándulas salivales en la zona del cuello y la mandíbula;
esmalte dental desgastado y mayor sensibilidad y caries en los dientes, como resultado de la
exposición al ácido del estómago al vomitar;
reflujo ácido y otros problemas gastrointestinales;
malestar e irritación intestinal debido al uso inadecuado de laxantes;
deshidratación grave por las purgas;
desequilibrio de los electrolitos (con niveles demasiados bajos o demasiados altos de sodio,
calcio, potasio y otros minerales) lo que pueden originar un accidente cerebrovascular o
ataque al corazón.
¿Qué es el trastorno por atracón?
El trastorno por atracón es una afección en la que las personas pierden el control sobre lo que
comen y tienen episodios recurrentes de ingerir cantidades inusualmente grandes de
alimentos. A diferencia de la bulimia nerviosa, a los episodios de atracones no les siguen
purgas, exceso de ejercicio o ayunos. Por esta razón, las personas con el trastorno por atracón
a menudo tienen exceso de peso o son obesas.
Los síntomas de este trastorno incluyen:
consumir cantidades inusualmente grandes de alimentos en un período corto de tiempo,
como, por ejemplo, en dos horas;
comer rápidamente durante los episodios de atracones;
comer incluso cuando está lleno o no tiene hambre;
comer hasta estar tan lleno que se siente incómodo;
comer solo o en secreto para evitar sentirse avergonzado;
tener sentimientos de angustia, vergüenza o culpa por comer;
hacer dietas frecuentes, posiblemente sin perder peso.
¿Qué es el trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos?
El trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos, anteriormente conocido
como trastorno de alimentación selectiva, es una afección en la que las personas limitan la
cantidad o el tipo de alimentos que ingieren. A diferencia de la anorexia nerviosa, las personas
con este trastorno no tienen una imagen corporal distorsionada ni un temor extremo a
aumentar de peso. Este trastorno es más frecuente en la niñez media y por lo general su inicio
es más temprano que otros trastornos de la alimentación. Muchos niños pasan por fases de
ser quisquillosos a la hora de comer, pero un niño con trastorno por evitación y restricción de
la ingesta de alimentos no consume suficientes calorías para crecer y desarrollarse
adecuadamente, y un adulto con este trastorno no consume suficientes calorías para
mantener las funciones básicas del cuerpo.
Los síntomas de este trastorno incluyen:
restricción dramática de los tipos o la cantidad de alimentos consumidos;
falta de apetito o de interés en la comida;
pérdida drástica de peso;
malestar estomacal, dolor abdominal u otros problemas gastrointestinales sin otra causa
conocida;
selección limitada de alimentos favoritos que se va haciendo aún más limitada ("comer de
forma quisquillosa" que empeora progresivamente).
¿Cómo se tratan los trastornos de la alimentación?
Es posible tratar con éxito los trastornos de la alimentación. La detección y el tratamiento
temprano son importantes para una recuperación total. Las personas con trastornos de
alimentación tienen un mayor riesgo de suicidio y de complicaciones médicas.
Los miembros de la familia pueden desempeñar un papel fundamental en el tratamiento, ya
que pueden alentar a la persona con problemas de alimentación o de imagen corporal a que
busque ayuda. Los familiares también pueden brindar apoyo durante el tratamiento y pueden
ser grandes aliados tanto para la persona como para el proveedor de atención médica. Existen
investigaciones que sugieren que la incorporación de la familia al tratamiento para los
trastornos de la alimentación puede mejorar los resultados del tratamiento, especialmente
para los adolescentes.
Los planes de tratamiento para los trastornos de la alimentación incluyen psicoterapia,
atención y controles médicos, asesoramiento nutricional, medicamentos o una combinación
de estos enfoques. Los objetivos habituales del tratamiento incluyen:
restaurar una nutrición adecuada
alcanzar un peso saludable
reducir el exceso de ejercicio
detener los comportamientos de atracones y purgas
Las personas con trastornos de la alimentación también pueden tener otros trastornos
mentales (como depresión o ansiedad) o problemas con el consumo de sustancias. Es
fundamental tratar cualquier afección concurrente como parte del plan de tratamiento.
Las formas específicas de psicoterapia ("terapia de diálogo") y los enfoques cognitivo-
conductuales pueden tratar eficazmente ciertos trastornos de la alimentación. Para obtener
información general, visite la página web en inglés del NIMH sobre las psicoterapias.