Rincón, C.-El Cambio en La Noción de Literatura
Rincón, C.-El Cambio en La Noción de Literatura
UAL
DE LA NOCION DE LITERATURA
EN LATINOAlVIERICA
I
Catorce años después, sin que entre tanto esa interrogación, "te-
ma de gran interés", según Bary, "para un a1tículo, para un libro,
y l1asta para un Congreso" 2 , haya sido abordado en · detalle, Ju_a n
Francisco Reyes Baena, ensayista y antiguo director de El_ Nacio-
nal, de Caracas, volvió sobre ella en un artículo titulado ·"De lo H-
í:erario";
13
1
Las razones para que se haya dado una verdadera imposibilidad
1 de abordar esta cuestión, remiten en últimas a la relación entre el
tológico y con ayuda de la semántica,· analiza algunos "modos · de
decir y tipos de discurso" para llegar a · establecer . que el material
a interés que mueve hacia el conocimiento en el campo de los es_tu-
dios literarios, del que depende una jerarquizacióu de los proble-
substancial del objeto poético es '1enguaje (imaginaiio), ya sea en
su forma y sér propios, ya sea enajenado en situación· comtinicativa
. mas, y la teoría de la literatura, su objeto y estatus en Latinoamé- (imaginaria)" 7 • Sus tesis, ya datadas, pueden verse, sobre todo en
i rica, pues sólo con su contribución logra determinarse y es factible lo que se refiere a ese último aspecto, como un paso hacia la supe-
estructurar un campo de objetos específicos hacia el cual dirigir ración de una dicotomía que se reveló como no practicable, entre
ese interés. Sólo en referencia a ellos toma su signifi.c?.ción el peso situaciones de comunicación literruia y ·no literaria, en favor de ·la
que ha tenido y tiene todavía la tradición idealista de la crítica y oposición entre situaciones de comunicación ficticias y pragmáti-
la investigación inmanentistas, con la continuidad y las modificacio- cas s_ Pero sus posiciones metodológicas le vedaron reparar no sólo
nes que significó la recie_nte recepción del estructuralismo. Según en las condiciones propias de esa situación de comunicación que él
la autocomprensión de esa coniente metodológica, su interés se denomina imaginaria: la irreversibilidad de los papeles . entre autor
orientó hacia la determinación de w1 esencialismo estético, la en- v lector, y la no obligatoriedad para el lector de asumir las fun-
carnación -con mayor o menor .jptensidad- de la "esencia" de lo ~iones que el texto como propuesta de recepción diiige al destina-
literario, en organismos de una peifecta inmanencia y aislados en- natatio 01iginal. No podía considerar tampoco la realidad históiica
tre sí, o puestos en contacto cuando más al nivel de su inscripción que ba conducido a esa distinción ar1iba aludida el hecho de qúe
en una autónoma "serie literaria", o de la llamada intertextualidad. el predicado de '1iteraria" sea válido o aplicable a muy diversas
Se adjudicó así a los elementos estructurales un carácter formal au- situaciones de comunicación según las épocas, los g1upos y las cla-
tónomo. No fueron vistos en su determinación tanto por las relacio- ses sociales. En cuanto a Costa Lima, el camino hacia esa interro-
nes que mantienen con un núcleo semántico determinado, elabo- gación, en donde se concenh·a el problema de la historicidad del
rado literariamente, como por la ligazón de aquellas con el proceso hecho literario, estaba bloqueado por el postulado que formuló en
histórico-social, gracias a lo cual pueden llegar a asumir funciones Est-rutttralismo e teoria literária:
en la constitución de un sentido, a través del que se realiza la fun-
ción social de la literatura~. Por ello la noción misma de la litera- "A análise literária tem por lugar o ponto de cruzamento for-
tura mal podía constituirse en motivo de interrogación para teóri- mado por urna atitude epistemólogica, o estruturalismo, e
cos y críticos como Coutinho, Anderson Imbert, Martínez Bonati o urna ciencia, a psicanálise" 0 .
Luiz Costa Lima. El primero disuelve el hecho literari9 con -un Esta problemática tampoco podía ser accesible a la reflexión de-
subjetivismo psicologizador y acaba por reducir la literatura · a un pendiente de Hegel, a h·avés de la nueva versión de la estética clá-
plano formal sica ofrecida p or Lukács, y carente de contacto real con las prácti-
cas de la producción y recepción. Es decir, ele aquellas en .que "lo
" ( é) o produto da imagina<;ao criadora, artística, é urna for-
literario" es constituíclo a través de la situación de comunicación
ma de arte, a arte da palavram cuya finalidade é apenas des-
pertar o prazer estético" 5 • ficticia, como elemento específico de la producción y reproducción
ideológica y material ele la sociedad. La obra era vista como totali-
Mienb·as Anderson Imbe1t se sitúa en un normatívismo de esen- dad cerrada en sí misma, encargada de ofrecer una versión en imá-
cias cuando declara que "la crítica juzga si una obra es o no litera- genes de una totalidad social, mediante la unidad que constituiría
tura" 6 , Martínez Bonati, a partir de una interrogación de tipo on-
14 15
entre la esencia, el contenido, el ser social, el significado,- y la apa- transformación de la nocion de· la literatma. · Al aboi-dai· · entónc:es
rie119ia, la forma, el fenómeno, la expresión. La tarea del crí,tico: aquí el fenómeno constituído por el cambio reciente de la noción
restablecer mediapte la interpretación correcta esa unidad y medir de la literatura en Latinoamérica, intentamos constribuír a una de-
su rendimiento gnoseológico, de acuerdo con la oposición realismo- terminación más cercana del objeto que se abre hoy a la indaga-
no realismo. El papel predominante de esas interrogaciones, de- ción sistemática de los actuales investigadores de nuestras letras y,
pendientes de la llamada "teoría del conocimiento", descansaba y por ese camino, a impulsar la ~:usió:1 teó~ca .. A}- .formular ésta
a !a vez -remitía a la idea de una esencia eterna de la literatura, exis- los problemas surgidos de la practica literaria histonca y contem-
tente en todas las épocas. Las variantes y desplazamientos de esa pro- poránea, puede acelerarse la reorientaci6n de la crítica y la histo-
blemática ignoraron también la fw1ción de mediación entre los mo- riografía.
mentos de la producción y el consumo que tiene la obra, y el pro-
ceso a través del que, en la relación obra-lector, esta transforma su Visto desde esta perspectiva general, lo decisivo del proceso en
estatus de proyecto de recepción por el de objeto de una recepción 1 º. que se hallan insc_rit~s nuestras letras, de su ~~mica, ?º reside e~ .
La dialéctica entre el _¡:iroceso histórico y la constitución del senti<lo tonces en el surgumento de una nueva novelísnca. As1 tal novelís-
-incluída en su serie, en p1imer término, el buscado por el autor-, tica haya conseguido no solamente disolver la distancia épica, trans-
no pudo ser por eso objeto de problematización ni con ella la noci6n formar su materia, sus métodos y, por esa vía, sus funciones, sino
de la· literatura, de acuerdo con la cual actividades y procesos d::: constituirse, dentro del proceso histólico-social y literario, en el gé-
producción te:..i:ual, históricamente determinados, se hacen suscepti- nero dominante, de tal manera que los demás géneros se han visto
bles de cumplir funciones y recibir sentidos particulares a través de tocados po.r exigencias de narmtividad que les dan otro sentido y
la historia. Justamente la debilidad principal de la fundamentac:ión acento y los ligan de manera más íntima al presente. Tampoco re-
de úna teoría del ..l'ealismo abierto•· intentada por Adolfo Sánchez side e1; la aparición de la poesfa conversacional o exteriorista, y
Vásquez en Las ideas estéticas de "ti•forx ( 1964) , sobre la base de una <le la antipocsía, y de una lúica de neovanguardia que trata de wrir-
mezcla histórica de las interrogaciones del joven Marx con la dialéc- sc con una reflexión poetológica crítica. Ni de un teatro que en la
tica desarrollada en la Einleitrmg, reside en la noción ontologizada nráctica tan diferente del Grupo Escambray, de Brisky, Valdez o
del arte y la literatura y de sus funciones, que el filósofo adopta. Santiago García, puede ignorar la instancia del autor o convertirse
en acto ele intervención sociológica o política que asume y b·ansfor-
Reyes Baena tiene razón en insistir en el carácter del interés que ma las nociones consagradas de espacio, tiempo, personaje y acción
mueve a plantear el problema implícito en la noción de la literatura: teatrales. Todos estos y otros muchos más son síntomas de un pro-
corresponde a una necesidad dentro de nuesb·a actual situación ceso m{tS radical y abarcador: el cambio que se ha venido operando
histórico-social, y su solución tiene prioridad. Sin embargo, aunque de la noción misma de la literatma. No es cuestión de que el espa-
es indispensable y tiene carácter prioritario no se articula en la for- cio del mito de una supuesta esencia eterna de la literatura, de su
ma tan inmecliata que sugiere el ensayista, y al tematizarlo quizá pretendido ser ahistórico propio, haya entrado por no se sabe qué
sea más productivo dirigirse a fenómenos distintos a los menciona- mecanismos inmanentes en un proceso de ensanchamiento y acoja
dos por él. Por otra parte, es sólo al comprender la litcratnra, en su en su seno manifestaciones antes inexistentes o relegadas a las ti-
cambiante proceso de producción y recepción, como una fom1a es- nieblas exteriores de lo no literario. El fenómeno es otro: la presión
tética de praxis social, como puede situarse en el centro de nuestro del proceso social en el continente ha llevado, a nivel ideológico, no
interés cognoscitivo de acuerdo con esa orientación teórico-literaria, sólo a hacer saltar los marcos sino a poner en cuestión fa realidad
la pem1a~~nte tra11~formación y redefinición de su noción. De esta m isma del espejismo de una esencia substancialista de la literanu·a
manera, esa noción resulta el momento definitorio para el funciona- vital para que esta mantenga su estatus tradicional. Aparece así pro-
miento de las formas sociales, históricamente diversas, de recep- movido a plimer rango el problema de la b"ansformación de las fun-
ción de la literatura, a la vez que, dialécticamente, es el proceso de ciones de los productos literarios, al tomar las luchas y los conflic-
cambio de la función el que detem1ina de rnanern definitoria la tos sociales, nuevos contenidos y darse nuevas precondiciones téc-
nicas, con lo q ue surgen otras mediaciones entre los pr ocesos socia-
10 1"1ANFRE D NAUMANN, e. o.. Gescllschaft - LHeratu r - Lesen, cit. les y la producción y recepción literarias. Obviamente, la mutación
pág. 83 SS. ele las técnicas de reproductibilidad y el recurso a los medios de CO·
16
• municac1on de -- masas, han· contribuído .a ese cambio de función y se de ideologemas surgidos en la sociedad europea occidental desde
de puesto de la literatura ' dentro de la· práctica social. .Tal mutación el siglo XIX como respuesta al avance ~e la racionalidad burguesa y
ha sido, asUii1ida por ·parte de los _.escritores a .lo largo de un pro- la conversión de la obra de arte en u.na mercancía, y heredadas a
ceso · conh·adictorio que abarca distintas etapas aún por determinar. las letras latinoamericanas por el modernismo y el simbolismo-parna-
Sin embargo, no es.. ese desarrollo, unido al despliegue de las fuer- sianismo, con su interpretación de la estética de l'art-pour-l'art. Nos
zas productivas: ante el que han acabado por estallar los límites de referimos a la constitución de la obra de arte autónoma, la pretendi-
la noción, pe,1.iclitada de· la literatura, elemento central de la. -ideolo- da autonomía del campo de lo estético, su .valoración como· espacio
gía literaria, hegemóiúca y · matriz· ··determinante del funcionamiento
privilegiado y único para la captación de la totalidad, lo mismo q ue
de las formas de recepción de la literatura en una sociedad como
al papel autónomo del escritor. De allí el paso intentado por tantos
la nuestra. Es. ante la _prueba a que la sometieron obras que a la
líricos y narradores latinoamericanos desde la década del sesenta al
vez que exigen_'llil:ª~ · nueva: r elación con el lector, muestran, por
precipitarse un momento de decisiones ideológicas, políticas y artís-
ejem·p lo, que_el' texto · ~iterarlo no es exclusivamente · aquel cuyo ob-
ticas, determinadas por los avances y retrocesos del pr oceso revolu-
jeto . resulta , constituído ~ólo en y a través del lenguaje y que la li-
cionario: hacer concreta la praxis política correspondiente a su poé-
terat>.ira rio es una pr?ducción 9-e ficciones sino de efectos específi-
tica. Sobre el horizonte de la transformación de la noción de la lite-
cos. Que nos confrontan con ese fenómeno que señalaban casi si-
ratur~ es po_sible además hist~rizar las Poéticas formuladas p or los
r:irnltáneamente Alejo Ca.ipentier y el historiador Manuel Moreno
propios escntores, tarea que sigue sin cumplirse respecto a las del
Fraginals, refüié'ndose a El Cimarrón, libro ya clásico de la litera-
realismo mágico de Asturias, lo fantástico de Borges, la simultanei-
tura documental latinoamericana. Carpentier afirmaba:
zación del lector de Cortázar, etc. Esas poéticas son siempre inade-
"Miguel Barnet nos ofrece un caso único en nuestra literatu- cuadas con respecto a su práctica real, y portan en sí una contradic-
ra,- el de un monólogo que escapa a todo mecanismo de crea- ción_ que les es ~erente, entre los problemas que con su ayuda los
ción literaria y, sin ~mbargo, se inscribe en la literatura en escntores suporuan plantear, y los verdaderamente abordados O re-
vú-tud de sus proyecciones poéticas" 11. sueltos, en un juego preteórico de enmascaramientos y desfases.
Y según el autor de la conocida y notable monoe1rafía
0 sobre Ei.
Otros de ~sos síntom~s están en el peso particular que ha venido a
ingenio ( 1962) : .
tomar un genero prop10 de nuestras literaturas, el cuento o conto,
"Barnet no ha pretendido en forma alQ'Una
o hacer literatura, dentr~ de la e~onomía general interna y la jerarquía de las formas
aunque haya logrado una de las más acabadas obras (litera- narrauvas, lo mismo que la renovada actualidad de la vanQ'Uardia. El
rias) cubanas de este siglo" 12_ desplazamiento que ha tenido lugar en cuanto a problemitica méto-
Quizá porque lo que Oarpentier llama "mecanismo ( s) de crea- 1
u.os .
y l:e:;pectivas en ~st~ úl timo
. '
campo, es ocasionado no tanto por
ción literaria" sean otros en El Cimarrón, tal como el establecimiento la apanc10n de una practica de neovanguardia, sobre todo en el Bra-
de una nueva noción de la literatura explica la paradoja anotada por sil, con toda una serie de fenómenos -Concretismo, Poema-Processo
Moreno Fraginals. poesia-texto-recriativa-, elaboraciones a diversos niveles de las va~
rías soluciones que se leen hoy en el foco constituído por la obra de
Hay otros múltiples síntomas del fenómeno de que venimos ocu- Osw~l~ de Andrade 13• Tampoco su actualidad es la que postulaba
pándonos. Cabe señalar entre ellos, por ejemplo, los cambios en la el cntico Henry L~que Muñoz, con una inquietante alusión de paso
autocomprensión de poetas, escritores ele teatro y prosistas, de los al _su~mesto sw-r~al:smo actual y a la validez de la pintura de Dalí, al
que tenemos testimonios del interés de Soleil de la conscience :erenrse al ,°'.ovimiento que encarna más a cabalidad los propósitos e
(1956)'. Guerra sem Testamunhas (1969) y Pobrecito poeta que rmpulsos bas1cos de la vanguardia histórica:
era yo (1976). En muchos de ellos es visible el forcejeo para liberar-
11 ALEJO _ CARPENTIER, "Busca e indagación del tiempo ido", en 13 ANTONIO SltRGIO MENDON<;A, "Vanguarda: um depoimento
Arte y Literatura, 139/1968, pag. 33. sobre a novidad:e distorcida", en Congreso Brasileiro d e Língua e Li-
12 En Casa de las Américas, VII (1967) /40, pág. 132. teratura, VI, R10 de Janeiro, 1975, pág. 110.
18 19
2 - EL CAMBIO ACTUAL
~-"lá,-actúalidad del -surrealismo sigue siendo palpitante. Pen- ·.7
tan ·limitadárhente como. sé . lo hizo en Hispanoamérica, al ·· entrar
: seII1.os nada más en las pinturas·,de Paul ·Delvaux y Salvador el círculo de los ideologemas del americanismo, lo· decis~vo es.
_·,Dalí, eh -la poesía_ de Qctavio Paz,! C~s~r Moro y C_a rlos
Oquendo de Amat. O_ en Julio Cortázar .( ..._)" 14• otro logro. Pero no sólo a esos movimientos .que se ,desigriaron a
mismos como "-ismos" o "generaciones", y que en .el caso del· gru
En realidad ese desplazamiento forma parte de la discusión inter- que rodeó a Coronel Urtecho pasó por la aventura falangista, a}
nacional sobre la teoría y la hist01ia de la vanguardia, desarrollada nos de los cuales rechazaron al final de esa década la denominación
desde mediados de la década de los sesenta, y que ha sido acarreada de "vanguardia", puede aplicarse esa noción. Como tampoco basta
básicamente por el desarrollo revolucionario mundial, en el que con ampliarla hasta lograr dar· cuenta también de las elaboraciones
Cuba tiene un papel deéisivo, En un momento particularmente fa- del surrealismo, cumplidas en diversos países hlspanoamericanos y en
vorable al mo_v imiento revolucionario, y en que al mismo tiempo los las Antillas -la gran excepción la constituye, por lo tanto, el Bra.
Estados comenzaron a toinar, al servicio de los trusts, un papel sin sil 15_, por· distintos grupos nacionales desde mediados de los trein.
precedentes, y se desarrollaban nuevas formas mundiales de concen- ta. Ya en esos dos momentos la problemática planteada por la van-
tración financiera, se planteó en forma cada vez más aguda el pro- guarqia latinoam~ricana se distingue y se especifica con relación a
blema de la. transi"qión, de la estrategia para el paso. En esas circuns- la de la vanguardia histórica, Pór otra parte, hay una línea entre
tancias, se hizo ·acucioso ·el problema que Sánchez Vásquez tiene el esos movimientos, y la producción de la década de los cuarenta y
mérito de haber formulado desde 1968, así lo haya hecho a partir cincuenta de los propios Carpentier, Césaire, Bandeira, Asturias u
de concepciones teóricas que no le brindaban todos los medios para Osvvald de Andrade, lo que nos obliga a volver sobre ese concepto.
dar cuenta cabal de él: la relación entre vanguardia política y van- A lo que debe agregarse el hecho fundamental. Una tendencia indica-
guardia artística. Sobre ese horizonte han hallado especificación las da de paso por Carpentier en 1959, cuando observaba la recupera-
condiciones socio-históricas precisas en -y contra- las que insurgieron ción del lenguaje de la vanguardia por el campo de la publicidad u,
desde 1917-18 los -ismos latinoamericanos. Se ha podido establecer fue potenciada y ampliada en la situación conflictiva d·e los- sesenta
así una relación entre la irrupción y afianzamiento de la domina- y dentro de las estrategias de dominación, por la tendencia a supe-
ción de h>s uSA e Inglaterra sobre las economías primario-exporta- rar, gracias a la acción de los Medi~n, ·1as antigua~ fonnas de coinu-
doras de nuestros países, lo que supone la inexistencia del desarrollo ~idad -fam~_a r, local, etc.-,. y las nuevas formas de· organizáci6n
pleno de_ las relaciones capitalistas, y la especificidad de nuestra van- política 17, para estabilizar así una comunidad dé._incoilscientes acor-
guardia, ·1as tareas hlstóricas cumplidas en un principio por ella. Se de con esa estrategia. Es decir, justa~ente, que· la apropiación de los
ha podido historizar igualmente, en mi.ras a la determinación de esa medios artísticos de la vanguardia por parte de los medios niasivos
especificidad, la significación de la construida conb·adicción ontoló- de commúcación condujo temporahnente á una meta absolutamente
gica entre arte (literatura) y política (función social), ideologema opuesta a su proyecto político; el que pasaba por lá ·transformación
apologétic9 que recibió Darío de la estética formalista de finales del sistemática y no espontánea c;le la concieilci~, para lograr ert esa for-
siglo XJX y que se sobrevivía aún en Há urna Gota de Sangue em 'ma la supresión de los lazos internos que pueden unir al Yo· con)a
Cada Poema ( 1917). Los diversos desarrollos nacionales, a nivel ob- sociedad capitalista. En esa situación debe :repararse en la forma co-
viamente no sólo de la lírica, fueron sellados por principios y méto-
dos estéticos abiertamente antimiméticos que ejercieron entonces 15 Cfr. STEFAN BACIU, "Points of Departúre towards a History of
efecto internacional, sobre todo por los del cubismo y el futurismo. Latin-American Surrealism", en Cahiers Dada-SUITéalisme, 2/1968.
Pero en su desarrollo a lo largo de los veinte - el caso más tardío: el 16 ALEJO CARPENTIER, "Un libro necesario", en El Nacional, Ca-
centramericano- tomaron rasgos propios y contribuyeron a echar las racas, 28-II-1959. Carpentier comenta las . memorias de Ribemont-
Dessaignes, antiguo dadaísta, director del 'Bifur en donde publicó
bases del moderno arte latinoamericano, a través del descubrimiento en 1929 su notable Lettre des Antilles, uno de los once redactores de
de una realidad y una herencia propias. Así se las haya interpretado Un cadavre, y amigo -personal suyo.
17 ~obre ese proceso, en. un caso naci~ilal generalizable .a La.ti•
~oa.merica, cfr. MICHELE MATTELART, "Creati_o n populaire", et r é:.
14 HENRY · LUQUE ·MUl'l"OZ, "El surrealismo siempre", en Eco, S1Ste:1ce au systeme tles Media. L'expérience du Chile Pópulaire", en
Coru:erence · intérnationale sur l'imperia.lisme cultural, Alger, 1977
XXVIII (1974) / 165, pag. 325. - (manuscrito). ··
20 21
roo han asumido prácticamente, dentro de la constituci6ri de una li- Camiroaga y Aníbal Palma 20, pero que :il mismo tiempo resulte
tera tura y un arte latinoamericanos de resistencia, de amplias reper- acórde con la nueva noción de la literatura que se-ha abierto camino
cusiones_ mundiales, una herencia vanguardista escritores como Gar- en ci Continente.
cía Márquez. Mientras la . neovanguardia, golpeada a nivel norte-- Antes de pasar al campe de la problemática propia planteada des-
ame1icano y europeo por la recesión económica y la restauraci6n po- de ese último punto de vista por el desarrollo de nuestra novela, una
lítica, "marcha mucho más discretamente, cuando no marca el paso consideración de carácter teórico. Kraus ha recordado que ya Dil-
sin moverse de su sitio", según el juicio de uno de sus exapologe- they veía en la "teoría de la novela", la tarea particular más inmedia-
tas 18, García Márquez podía declarar a la novelista y periodista li- ta y de mayor importancia, desde el punto de vista práctico, que se
ten~ria Karine Beniot, en un momento en que El otoño del patriarca le ofrecía a la poética, a la teoría literaria 21• Bachtin por su parte
(1974) ya había come~ado a circular, y en que adelantaba la reco- señalaba en su estudio sobre las relaciones entre el epas y la novela,
pilación de materiales para un reportaje sobre la vida cotidiana en escrito paralelamente, a fines de los años treinta, a los trabajos de
Cuba durante los años de .bloqueo: Lukács y en contraposición a ellos, aunque conocido sólo a fines de
"-¿El surrealismo, que ha' marcado tanto a la mayoría de los sesenta, que
los escritores latinoamericanos, ha tenido alguna incidencia "la _n_ovela, desde ~uchos puntos de vista, ha anticipado y
sobre su obra? anticipa la evoluc10n futura de toda la literatura. . . . Si
atrae de manera imperiosa (a los demás géneros. CR) en
-América Latina es sunealista, por naturaleza. Cuando su órbita, es justamente porque su p;:opia evolución coincide
descubrí el movimiento sunealista me dije: ¡pero si esto con la tendencia principal de toda la literatura. Aquí reside
somos nosotros, esta es nuestra realidad cotidiana! Más la extrema importancia de la novela como objeto de estudio
~de se ha sostenido que he sido influído por el surrea- para la teoría y la historia de la literatura" 22_
lismo. Es en realidad una coincidencia, nada más" 19.
En el caso del examen de la novela latinoamericana contempo-
Aw1que el problema haya que plantearlo en forma distinta y ránea, con realizar una recop_ilación semejante a la que propusiera
aunque García Márquez parta en su autorreflexi6n de la vieja bou- Valéry al joven Breton, una antología de comienzos de novelas -en
tade, convertida ya en -lugar común, de Latinoamérica como conti- la que no podrían faltar El luto humano, Le lézard ni Avalovara-,
nente surrealista, formula"da entre otros por Asturias, hay ya e.n esa y proceder a examinarla, tendríamos un corte de la problemática
respuesta suficientes elementos por retener. De una parte, el papel general actual de la novela entre nosotros. Con paradojas dignas de
de espejo autorreflejante, típica función ideológica de constitución retenerse o aportes definitivos a la historia del género, al nivel mis-
del sujeto, que parece acordarle García Márquez a su encuentro mo de esos microcosmos del comienzo. Él tablero de lectura de
con los textos de ese movimiento, eliminando en sus consideraciones Rayuela juega con el principio mismo del ars combinatoria que
los componentes centrales de la ideología sWTealista. Por otra, la
afirmación consciente de la existencia de su propio trabajo como in-
dependiente respecto al surrealismo, lo que la distingue de la auto- 20 Cfr. BELLA, JOZEF, "Modernismo brasileiro e vano-uardia hispano-
comprensión que tienen del suyo otros escritores latinoamericanos. americana", en Congreso del Instituto Internacional deb literatura Ibero
umericana, XVIII, Rio de Janeiro, 1977 (manuscrito); ANíBAL PALMA
Todo ello obliga a buscar un concepto propio de la vanguardia, ca- "La vanguardia en la literatura hispanoamericana", en Comunicación'.
paz de integrar lo que puede haber de aporte en posiciones como I (1976)/1, págs. 14-30; JOSE CORREA CAMBIBOAGA, "La vanguardia
Y la literatura latinoameri_
c ana", en Acta literaria Academiae Scientiarum
las de Bella Jozef, Moacy Cirne, Haroldo de Campos, José Correa Hungariae, VII (1975)/1-2, págs. 57-70; MOACY CIRNE, Vanguarda. Um
projeto semiológico, Petrópolis, 1975 (Vozes "do mundo moderno 14) ·
HAROLDO DE CAMPOS, "Avanguarda e sincronia nella lette~atur~
18 JüRGEN HOHMEYER, "Wucherung am Vakuum", en Der Spiegel, brasiliana odierna", en Aut-Aut, 109-110/1969, págs. 124-137.
XXX (1976) /44, pág. 241. 21 WERNER KRAUSS, Grundprobleme der Literaturwissenscha.ft
Reinbek, 1968, pág. 73 (rowohlts deutsche enzyklopadie, 290-291); -- · -•
-19 KARIN¡1: :aERRIOT, "Les latino-americains: La · liquidation d'un 0
complexe oedipien. Un entretien avec Ga,briel García Márquez" . en Les 22 MICHAEL BACHTIN, "ÉJ)OS i ·r ¿man", en Voprosy· 1iteratury; 1/
nouvelles littéra.ires, Paris, 29-I-1976. · ' 1970.
22 2l
con~tituye y presupone el collage, el que de común y corriente nun- Al trabajo gigantesco de Cabral de Melo Neto se suma, en el
ca obedece por anticipado a una regla de construcción determinable, del Brasil, en medio de los antagonismos dentro y al margen de la
mientras los ob;et trouvé que representan los acápites del libro pa- Neovanguardia -Cha.míe, de Campos, Pignatari, Gullar, Nejar-, el
rodian la tradición de las censuras y las dedicatorias. El comienzo abandono de las convenciones consideradas literarias y el surgimien-
de Cien años de soledad, no supone apenas, con el intento de fijar to de nuevas dimensiones sintácticas y semánticas. Junto a esas ten.
y representar un instante en que el presente es visto desde la pers- dencias y fenómenos básicos, se destaca otro tan característi.cc como
pectiva del pasado que le da el futuro, la problemática entre el tiem- es el de la promoción de sus formas operativas, en particular la
po y la narración, posteriores a Ulysses ( 1922) y A la recherche du canción. Llegaron así a constituirse, en los años sesenta, en países
temps perdu. (1918-1927). Une además momentos absolutamente ex- como Chile, la Argentina y el Uruguay, y están hoy en trance de
cluyentes,. eliminados de la lústoria de la novela en la tradición que hacerlo en un país centroamericano como Costa Rica, sobre la base
va de Cervantes a Flaubert y se continúa con Proust ·-el recurso a de procesos sociales y tradicionES poéticas y musicales propias, mc,..
la profecía propia de la épica, y del anuncio, característico de la no- vimientos muy amplios. De esa manera la poesía como palabra can.
vela-, tal como asUille lo que para E.T.A. Hoffmann representaba el tada y la canción como poesía en música alcanzaron dimensiones nue-
más hermoso ae los comienzos; el "era una vez" de la narración ma- vas, en la medida en que de la calidad estética se ha hecho depen-
ravillosa, y el uso del pretérito del croni,ta, en "Macondo era en- der en últimas su posibilidad de efecto y sensibilización ideológicas.
tonces ... ". Y con la posibilidad de un conocimiento directo de la Para comprobarlo basta con reparar en el repertorio ligado al tra-
problemática a que venimos aludiendo, pues ese examen permite bajo de uno de los más grandes poetas latinoamericanos de este si-
comprobar que el microcosmos del comienzo programa y refleja en glo, Violeta Parra, o en búsquedas del interés de La poblacióri
sus variaciones y posibilidades, en su relación con el lector y con el (1972), de Víctor Jara, en la que se parte de los datos fundamenta-
espacio del relato, el macrocosmos de la novela y las concepciones les de ese medio particular constituído por el disco. Más en concre-
de su autor. to, basta reparar, por ejemplo, en el tratamiento que reciben los
principios relacionales de semejanza y continuidad en una canción
En el campo de la lírica asistimos a lo largo de los cincuenta y los
como Corrente (1976), escrita por Clúco Buarque de Hollanda en
sesenta a lá realización y cumplimiento de tendencias básicas como
las huellas de Cor.stru~áo ( 1971) : como en un poema permutante,
la que la orienta hacia la prosaización y la que la lleva a contribuír
el verso se hace unidad susceptible de ser leída, con la consiguiente
a la reelaboración general del lenguaje de la narratjva. A mediados
proliferación -irónica- de significados, en diversas direcciones, de
de 1977 Sergio Ramírez, el autor de ¿Te dio miedo la sangre?, podía
acuerdo con particulares determinaciones de la relación texto-música.
señalar, refiriéndose a la poesía de Cardenal, que esta '1lenó el va-
cío de narrativa que había en Nicaragua, creó una narrativa en verso Finalmente, la misma discusión actual, coartada en su desarrollo
que relata y rescata la historia" 23• Y aunque no es sólo prematura a nivel latinoamericano por el establecimiento ele los Estados mili·
sino equivocada la tesis de la abolición de los géneros, si reparamos tares que ha venido a clausurar todo un ciclo lústórico en el sub-
en la forma como se articulan las tendencias básicas de intercambio continente, para redefinir el objeto y las funciones de ·1a crítica y la
entre los medios masivos de comunicación y la literatura en Latino- historiografía literarias y llegar, más en general, a· la formulación d
amlrica, debe retenerse lo que señalaba Antonio Candido, en A es-• una teoría de la literatura, puede ser incluida dentro de esa sinto-
piral e o quadrado, a propósito del "jogo polindrómico" representado matología. Puede darse hoy por establecido que el debate sobre los
por la tercera novela de Osman Lins: métodos que tuvo lugar en los sesenta en algunos países de Europa
"Romance? ¿Poesía? ¿Tratado de narrativa? Visao do mundo? occidental, en que tuvieron recepción y desarrollo en una situaci
No universo sem generos literários da literatura contempo- lústórico-social transformada, algunas de las tes~ del formalismo 1
ranea, o livro de Osman Lins se situa numa ambigüedade so y el estructuralismo checo, correspondió no solamente a un pr
ilimitada" 24• ceso de historia de la ciencia, codeterminado por el fracaso gene
de las teorías literarias idealistas apegadas a los ideologemas d e
23 ,En _E co, XXXI (1977) /193, pág. 12. autonomía del arte. Elaboró sobre todo los problemas acará :~d
24 En Osmari Lins, Avalova.ra, Río de Janeiro, 1973, pág. 10. por el cambio objetivo de funci6n social de la literatur~, en todas
24
25
~án.ite~t~ciones· • La ·c~·ítica ·y la · historiografía ·e n · qµiebra en La-
a historia concreta y de sus contradicciones, las mismas que puso
tinoamenca des~e mediados de los cinc1:1enta y comienzos de· los se-
: presente el . Manifesto . de Belo ,Horizonte . ( 197!), e~tre cuy,os
s~?ta, al I_1º, e~tar en capacidad de dar cuenta de la nueva produc~ rimeros cien firmantes mnguno pasaba de los ·tremta anos segun
~10n, con?:b1ó por su parte su renovación como un simple intento de ~eclaraba uno de ellos tal Süddeutsche Zeitung (No. 27/1977):
mtroducc1on ~e u~ know-how metodológico. Aquella se cumplió así "son los jóvenes escritores quienes han precipitado este alud: ( ..• )
co~o co:1tradicton~ y desfasada adaptación y aplicación de un plu- no queremos escribir lo que _les agrada leer a l~s esposas de los ge-
ralismo m~erpretativo con funciones ideológicas justificatorias. Sus nerales". Al considerar a la literatura como un sistema estructural, se
bas_~s teónc~s y sus consecuencias metodológicas para la interpre-
tiene que concebir obligatoriamente en forma dualista su · relación
tac10n, lo mismo que su interés cognoscitivo, y sus diversos sistemas
con la Historia. De esa manera se excluye por principio el proble-
fun~a~entadores y de argumentación, no llegaron a ser casi nunca ma de las formas históricas y concretas que adoptan las funciones
exphcitamente tematizados en los estudios y la crítica hispanoameri-
comunicativas de la producción litera1ia, problema al que parece
cana. En el caso del Brasil, el recurrente desmantelamiento de la
abrirse tímidamente de Campos en A operaráo do texto (-1976),
Vida universitaria a lo largo de doce años, y fenómenos como la cen- bajo las especies de posiciones y formulaciones ya muy superadas de
sura estructural e institucional' ·que funcionan dentro de un sistema Jauss 21, y su versión burguesa de la estética de la recepción. Otras
cultural capaz de haber masacrado ya a escritores como Lima Ba- veces, en más recientes recepciones hispanoamericanas del estruc-
rreto'. han ~pedido _,todo debate amplio. Haroldo de Campos se ha tui·alismo checo y el formalismo ruso, se llega a la postulación de
ref~~do al contexto de lo que denominaba '1a especificidad" de la .una teoría de la literatura, concebida como Poética lógico-clasifica-
a_ctiv1dad estructuralista en el Brasil. Este incluiría según su hipóte- toria. Para ello se siguen caminos paralelos a aquel por el que la
sis desde la labor del lingüísta Joaquím Mattoso Camara Jr., discí- vertiente del estructuralismo que se constituyó en Francia, basta
pulo _de Jakobson, y la divulgación del New Críticism por parte de 1968, bajo signo idealista, en continuadora del primer formalismo
C_ouunho y de una crítica "sociológico-estructural" por Antonio Can- ruso, fotentó resolver en vano la problemática de las relaciones entre
d1do, hasta las actividades teóricas y prácticas del Concretismo. De producción y recepción, vistas como proceso autónomo.
Campos concluía afirmando que
Paralelo a ese desarrollo cumplido en el seno de la ideología lite•
"en nue~tra cultnr~ se han dado las condiciones para crear raria burguesa, encontramos un movimiento crítico, animado por el
un ambiente propicio a las manifestaciones estructuralistas- impulso decisivo que significó en los más diversos terrenos la Revo-
a partir, d~ una singular combinatoria de datos y elementos'. lución Cubana. Su primera etapa se extiende hasta 1972-73, y está
caractenstica de nuestro contexto en más de un aspecto" 20.
• coy~ntural de los procesos que llevan a ese "ambiente propicio", la producción crítica e historiográfica, comenzando por el nivel de
m,ediante el _traslado de la noción de contexto al campo de los fe- su conceptualización. De allí que se haya pasado por la toma de dis-
nomenos soc1al~s y_ ?ulturales: Esa noción, con la que se designan tancia crítica frente a los ideologemas centrales de la concepción
11 dentro de la s1tuac10n del discurso, las circunstancias de la enun- burguesa de la literatura, como son el mito del Autor-Demiurgo so-
• ciación o el entorno estrictamente lingüístico de un elemento sucedi- berano y de la constiti1ción autónoma del sentido, conjugado en el
do Y pr~~edido ~or otros, sirve aquí para realizar lo que Benjamín fetichismo de la Creación, que aparecían en los intentos autointer-
llamaba el exorcismo de la Historia". Para volatilizar la existencia de pretativos de algunos de los escritores latinoamericanos y remitían, a
nivel crítico, a fenómenos como la canonización de literatura y no li-
teratura. Puede decirse que desde entonces se comenzó a desplegar
. 25_ KARL~INZ BARCK, "Zur Kritik des Rezeptionsproblems in bür- lo que que hoy aparece como una verdadera estrategia, orientada
g:rhchen Literaturaffastmgen", en M. NAUMANN, et alii, Gesellschaft-
L1teratur '." Lesen, cit., págs. 101-102. · hacia un rompimiento teórico y práctico, y que no se trató de sim-
6
. ~ t HAROtDO ~E CAMPOS, ."Prole~ómeno~ a la actividad estructu-
~9;6~13en
, pag. 129. contexto de una especificidad, en· Lenguajes, ·rr
: Brasil 27 Cfr. HAROLÚO DE CAMPOS, A Opera~áo do texto, Sáo Paulo,
1976, pág. 22, n . 9.
26
·27
manifestaciones· 25• La ·crítica ·y la . historiografía ·e n qviebra en L _ a historia concreta y de sus contradicciones, las mismas que puso
s=- : presente el Manifesto. de Belo ,Horizonte . (197:), ei:_tre cuy~s
••
tinoamérica desde media.dos de los cincuenta y comienzos de· los
s~?ta, al ~º. ~star en capacidad de dar cuenta de la nueva produc- rimeros cien firmantes runguno pasaba de los .-tremta anos segun
~10n, con~:b10 por su parte su renovación como un simplé intento de ~eclaraba urio de ellos tal Süddeutsche Zeitung (No. 2711977):
26 ·2 7
ples escaramuzas tácticas · dEi°htro de ·tfua· 'gu·e rra literaria entre- -eo-
v que a la edad de·
1 . . 104 añbs- 'dice .Yo en El Gímarr6n. lin De al desa
l mane.
:rrientes o escuelas. Dos 'han sido los caminos principales por los que 1 ·
ra a ,1n 1Vl ed. "dualidad .
•
que ••
p·reside Ja organización · di . . dmoñ6
e e 1
se contribuyó a la cristalización de la nueva calidad, dentro de 1a .' ·método de composici6n por ·fragmentos, es stinti; e Yo
discusión teórica ·y metodológica·. En el primero, la oposición racio- Joao,
0 su su existencia. Una segunda sene - d e cuesti'ones surge · d ¡
c1ue narra l . d .e
nalista, elaborada hasta 1968 por Althusser con relentes especulati- h O de que el impulso para la escritura de texto proV1ene e ~ -
vos de epistemologismo en la categoría de ''la práctica teórica" y hec de orden político e historiográfico que no se confunden m-
tereses ente con los del Yo de la real'd " áf'1ca narra.
1 a d auto b 1ogr
como "teoría de la diferencia entre la ciencia y la ideología", está tam
media · t
subentendida en el propósito de insistir en ·abstracto sobre las con- da pi.esent e en el libro 2s. Por otra parte, no se trata. , prop1amen di · le
diciones, formas y normas de la práctica científica. La otra línea ha ' t to novelesco. La ilusión estética pertenec10 tra c1ona -
de un ex 1 . 6 . t
venido sirviéndose del examen y la crítica de la ideología de clase, t a l as constantes de la novela desde -hace sig os, sm rumo am-
men
b., e or eso en Latinoamérica de literatura y e cc1 n, uno d e
. - d fi '6
dominante en el terreno literario, como trampolín para plantear y
comenzar a desarrollar nuevos aspectos de la teoría de la superes- losienmo pde1os fundamentales de lectura y sueño despierto. en , donde
nuctura, incluidos sus aparatos, los que le dan ·existencia material, y ti d e -o se tendía- a tomar las palabras por las lffiagenes y
la teoría de las condiciones materiales, sociales e ideológicas de la ·ése en las cosas. Es de esa manera como l a f·1cc1'6n literana. ha
sta~ por . , • lid d " d
producción y recepción de la literatura. Pero a pesar de ese parale- odido dar la impresión de la realidad factica: la. r~ a _p~o _u-
lismo, ambas tendencias comulgan en lo fundamental. Las dos re- P.d ,, ediante la utilización de medios y procedimientos literano~
c1am . · · t l
chazan una concepción puramente inmanentista del surgimiento de toma para el lector en el proceso de seguir , 1os acontecmuen
• 'd os, el
·úna nueva posición crítica dentro de la historia de la literatura la- carácter de los hechos empíricos. La ficcion de lo VlVl o persona -
º te de la expeiiencia personal como apoyo de la verdad de ~a
tinoamericana, lo mismo que aceptan la necesidad de remitir los
elementos teóricos y metodológicos a un proceso práctico, a una ~;~ó~ narrada, ha sido por eso, junto con el manejo de los _petits
historia material, social y política. De esa manera una y otra han faits vrais de que ya hablaba Stendhal, destinados a producir ve-
contribuído a determinar la producción literalia como una parte es- imilitud un recurso permanentemente utilizado por la novela.
~; en baÍde Gulliver, Robinson Crusoe, Ishmael y hasta el ~om-
pecífica de la práctica social de la escritura y la lecturn, forma de
b e sin nombre de Los pasos perdidos han dicho Yo. Esa necesidad
autocomprensión y de comunicación enraizada materialmente en
r;sulta tan imperiosa que para plantear la realidad r eprese~t~~
instancias ideológicas como la escuela y la vida literaria, y a la vez
fuerza configuradora de la historia. como un contenido de conciencia o para mostr~1nos ~ 1ia sub1etiv1-
dad como puro autorrebasamiento de sus ~anifestac1on~~• lo q~e
En lo que sigue vamos a ocupamos únicamente de dos de esos al fin y al cabo constituyen formas de antirrepresentac1on, d~b16
·éampos señalados como sintomáticos del cambio actual de la noción sur"'ir también el Yo en Martereau y en The Unnamable. E~ Cima-
de literatura. Trataremos, a título de ejemplos, de fenómenos rela- 1'r6~ muestra en cambio que es posible un gran arte narrativo ~ue
tivos a la literatura documental y al cuento. trate no apenas de recrear una apariencia de l_a vida,_ p_r~duc1d?.
por ]a traducción de las condiciones sociales en figuras ficticias, sus
acciones y conflictos, ilusión del producto artístico b~sado en_ u~
acuerdo tácito entre el narrador y el lector. Que consigue restitull'
II la vida, en su multiplicidad misma, producida por una p~rsona con-
creta identificada, sin que el autor y el lector se enganen al res-
pect~, aunque el carácter ficticio o _no fic~cio de la_ prosa_ no se~
,.Qué clase de te:\.'to es propiamente El Cimarrón (1967), de Miguei
directamente legible en el texto rrusmo, m baya diferencia entre-
Bamet? Su forma es la del relato autobiográfico en primera perso-
na, pero el papel de 01igen de la estructura del texto no lo desem-
pefia en él el personaje que relata su propia historia, Esteban Mon- 28 Cfr. sobre el tema · las observaciones del propio Bamet en su
tejo, ese hombre de una experiencia y un destino excepcionales. Un artículo proirramático "La novela testimonio: socio-litera~ra", e!1
0
Unión VIII (1969)/1, págs. 99- 122, lo mismo que su entre~sta__con
hombre nacido esclavo, levantado en barracones, huido por años Jacq~s- Gilard, publicada en Caravelle. Cahiers du monde h1spawque
en la manigua, combatiente de ·1a guerra de independencia cuban~ et Iuso-brésilien, 16/1971, págs. 215- 224.
28 29
las formas gramaticales del pretérico histórico y el pretérito épico; y Brec:ht-, en su polémica con Luká~s, ni a las dificultades <le la fic.
•
solamente _algunas alusiones ·al "ahora" de la narración nos especifi~ ción y la impo~ibilidad de narrar evocadas por Nathalie Sarraute,
quen al pnmero. De esa manera, la práctica literaria en acción en El ni a la fascinación p or los hechos y la posibilidad de proyectarse
Cimarrón se liberó de la coerción normativa, no se dio por satisfecha imaginariamente en ellos de Truman Capote, a donde debemos re-
• s~n ,t~n vastos que ya de entrada nos muesb-a que carece de validez
~stonca toda aclaración del texto literario narrativo a partir exclu-
siva_~ente de la _ilusión, de la apariencia de la vida y de la preocu-
producción, y en el empleo de métodos cuya inconsistencia ya ha
sido señalada repetidamente, aunque hayan mostrado de modo di-
i ecto detemúnado tipo de nuevas posibilidades, sobre todo al nivel
pac10n por suscitarlas. T ampoco la tiene el criterio del enunciado del empleo de la leng,.ta hablada. Es al análisis concreto de nuestro
ficticio como lo específicamente literario y se nos prueba inclusive proceso histórico-social y a las relaciones que mantiene con él nues-
de modo indirecto que la fi~ión no puede determinarse como lo tra producción literaria a donde debemos recurrir, y de allí que
no real. La morosa discusión sobre su autonomía o heteronomía 0 sea el momento de lo nuevo y del rompimiento, y no el de cierta
su cará~te~, imagina~o, resulta herencia de la metafísica, pues re~li- tradición, como lo hace Pereira 29, el que debe subrayarse.
dad y ficc1on no estan en una relación de polaridad ontoló!!ica sino Al mismo tiempo, El Cimarrón y la nueva producción documen-
que la ficción organiza la realidad vivida para hacémosl: comu- tal latinoamericana han venido a darnos decisivas luces para rein-•
nicable.
terpretar la historia de nuestras letras, su tradición narrativa, y pro-
E! ?imarró~ escapa, pues, al repertorio de formas y de modelos blemas como el de los llamados "orígenes de la novela en América"
genencos cornentes, con lo que hace saltar el sistema de comparti- (Enríquez Ureña, Barbagelata, Altamar, Femando Alegría). Pero so-
meutos estanco, paralelo a la canonización de literatura y no litera- bre todo El Cimarrón, justamente en la rriedida en que el relato
tura d~n~·o de la ideología literaria burguesa. Las especificidades autobiográfico y biográfico real, y más recientemente ficticio, cons-
normativistas de l_o que sería la biografía y la autobiografía, la no- tituye en nuestros países la línea básica del proceso cumplido a lo
vela _Y las memonas, las tareas del editor y el trabajo del autor lo }arg0 de cuatro siglos por las formas de la narrativa, su principio
~ro;¡:no de las ciencias sociales y del arte narrativo, y ante todo' los estructural definitorio, a la vez que la presencia directa de la ex-
limites de lo ficticio y de lo no ficticio en el texto, de la realidad periencia personal del autor-narrador resulta mucho mayor que
relatada y la realidad producida, son abolidas. Más todavía con el dentro de cualquier otra novelística o narrativa. R elaciones, cróni-
rom.1;1imiento de los límites genéricos dentro del conjunto y' la eco- cas y exaltaciones épicas, salieron en el siglo XVI de pluma de
nomia legada por la historia de la literatura en Latinoamérica la conquistadores surgidos de la pequeña nobleza hidalga, o de clé-
aparición de un libro como El Cimarrón marcó un momento cÍan' rigos y poetas vinculados directamente al estrato feudal-colonial
en el intento, por parte de la nueva prosa latinoamericana, de rer;- hegemónico; la gran excepción: Poma de Ayala, cuya crónica so-
ponder ª, ~as demandas acarreadas por los nuevos procesos socia- lamente ahora, en los setenta, nos ha venido a ser plenamente le-
les y pohticos que se han venido desarrollando en el Continente. gible. Unas y otras formas estuvieron puestas al servicio de la cons-
Debe subrayárselo, pues la utilización de las formas documentales titución de ese orden, meta históricamente ya superada en la Era
s~ hizo nec_esaria en nuestras literaturas dado que la inmensa afluen- Renacentista, en que surge Calibán, y dieron lugar a una tradición
ci~ de realidades históricas, sociológicas, políticas, etc., escapó a los narrativa que excluyó obligatoriamente a la novela. Mienb·as que,
metodos y formas de que se disponía para su tratamiento. Esto no según lo señaló Gramsci, la manifestación y expansión de las fuer••
les da sin embargo un carácter transitorio sino que especifica un zas democráticas populares-nacionales coincidió en ese entonces en
aspecto central de su actual función. Su aparición no tiene enton- toda Europa con la eclosión de la novela 30, en . el Nuevo Mundo
ces que ver en modo alguno con los caminos seguidos hasta ahora
por !ª literatura documental en otras partes del mundo. No es a
29 J. R. PEREIRA, "Towards a theory of literaiture in revolutionary
Tre~akov, aunque aquel a quien Brecht llamaba su maestro haya Cuba, en Jamaica. Journal, IX (1975) /1, pág. 30.
realizado en 1929 con la bio-entrevista un trabajo que se toca en 30 ANTONIO GRAMSCI, Lettera.tura e vita. nazionale, Torino, 1966,
muchos aspectos con el de Barnet, ni a Ottwald -colaborador d~ pág. 150 y ss.
30 31
no se dio ·ninguna base social que posibilitara la· cristalizaci6n de deseabá Valéry para el poema, la novela .misma, en tanto que el
una ··perspectiva ·popular. S6lo aquella está en posibilidades de cuin. Temoignage ·• acogió un mundo que no requirió el paso ·por la ·fíe,
plir 1~ ~ansf01ma<:ión, ligada a las categmías de la experiencia, el ción para apasionar a una amplia gama de lectores; con relaciones
conocuruento y la práctica, de las coordenadas temporales en que cada vez más mediatizadas con un inmenso campo de experiéncias
se incluye~ las figuras literarias, establecidas por fin en una zona sensibles de. la realidad y sometidos al fenómeno de desaparición
de c:ontacto casi absoluto con el presente, que lleva al surgimiento ;:le las posibilidades de e:\.}>eriencia. Es de allí de donde tenemos en
de 1a novela. La adopci6n de esa perspectiva hubiera significado Latinoamérica ese rótulo. Pero la designación "testimonio", ai. sub-
torriar el punto de vista de los indígenas y de los esclavos, de Ca- rayar excasivamente el carácter de confesión personal, deja de la-
lib~, excluídos de la concepción del hombre de los grupos hege- do el hecho de que materiales no ficticios pueden hallar elabora-
mórucos, aunque estos no vivan por completo la realidad a travé~ ción a través de las más di\·ersas formas. Así lo prueban libros co-
de lo.s ~perestructuras y de las identificaciones que les proporcio, mo Migttel Mármol (1973), de Roque Dalton, la novela La canción
n~ba la ideología universalista medieval, e incluyan un sentimiento de Rachel (1968), del mismo Barnet, numerosos cuentos de Da'vid
c_r10?º· De esa manera el relato con base autobiográfica llega a cons- Sánchez Juliao o Edmundo Aray, testimonios propiamente dichos
titmrse dentro de nuestra5 tradiciones narrativas en una línea casi como O Biscateiro - Depoimento de um trabalhador ( 1977), de
continua. Parte de cr6nicas comq la de Bernal Díaz del Castillo, en Abdias José dos Santos, y trabajos que aunque acogen algunos de
que las hazañas de los conquistadores, vistas como parte de una los cánones de los subgéneros con función memorialista, rompen
empresa colectiva, debían oscurecer las de los héroes de las can- en realidad radicalmente con ellos, en una línea en que se incluyen
ciones de gesta, la crónica antigua y los libros de caballería. Pasa muy diversas obras. Desde Pasajes de l.a guerra revolucionaria
por la narra~ión _autobiográfica de Concolorcorvo, concebida por su (1963), del Che hasta Hombre del Caribe (1977), las memorias
autor como mscnta en la otra gran vertiente principal, al lado de la de Abelardo Cuadra "pasadas a limpio por Sergio Ramírez", según
poesía épica, que constituiría el arte del relato. Lo encontramos, a el dato que se incluye en el mismo libro. Es el peso de lo que Ara-
nivel ficticio, en las Memórias de um Sargento de Milícias, de Ma- CTÓD en su Introdttction ii 19.30, en donde elaboró todo un concepto
o '
nuel Antonio de Almeida, en las Memórias Pósthumas de Bráz Cr,bas para el paso hacia una práctica socialista del arte y la literatura,
de Machado de Assís y llega hasta la novela de la Revolución Me: calificaba de "una tendencia que se abrirá camino y que es mo-
xicana. Inclusive se tropieza con él en algunos de los escritos en derna en el sentido más amplio de ese témtino", lo que aquí es de-
lengua francesa d~l guyanés africano René Maran. En forma que el cisivo "el reconocimiento del hecho" a1.
proceso de gestación de la novela, en el sentido moderno del tér- Paralelo a ese desplazamiento, el c:ual se articula con el desarro-
mino, solame~te culminará con la llegada de la producción que nos llo propiamente moderno y contemporáneo de nuestra narrativa, en-
es ~ont~mporanea. Y es entonces cuando, dentro del proceso" revo- contramos una inédita dete1minación de las tareas que debe cum-
l~cionano ,e~ que se halfo.n inscritas nuestras sociedades, surge ese plir un esciitor de nuevo tipo. Esta se fundamenta en Barnet en El
tipo especifico de autobiografía que constituye El Cimarrón. Cimarrón en una noción desindividualizada y revolucionaria de la
literatura, e implicó una intervención abieita en el p roceso de toma
,Hemos v~nido utilizado el término "literatura documental". ¿D"'
de conciencia de la nacionalidad cubana y de los pueblos latinoame-
donde proVIene la denominación "testimonio" que suele encontrarse
ricanos. Piénsese solamente en la fo1ma como logró restituir lo que
en Latinoamérica, ·acogida inclusive a partir del año 69 dentro de
las categorías del Premio Casa de las Américas? Paralelo al desa- cabe llamar con toda propiedad la herencia cimarrona latinoameri-
cana, tema que los problemas de la descolonización y la indepen-
rrollo del nouvea~ roman en Francia, como intimto de superar la
_dencia nacional pusieron al orden del día y que Carpentier en El
era de la desconfianza en las relaciones entre el autor y el lector,
reino de este mundo {1949), Glissant en Mo-nsieur Toossaint (1961)
de . la transformáción de la estética de la representación que pro-
y Césaire en La tragédie du Roí Christo-phe ( 1962), fueron a es-
du¡o, en _b~sca de efectos aún no probados, a obtenerse bajo nue-
vas condiciones de .recepción, floreció desde la fundación de· Les crutar en el . centro mismo de la historia antillana :· las relaciones de
~emps Modernes el renglón - de Temoig-nages en revistas y colec-
ciones. ~~f así una curiosa división del trabajo: la lectura de la no- 31 LOUIS ARAGON, "Introductlon a 1930" , en La. Revólution su-
vela tendio a hacerse, con Claude Simon o Michel Butor, como lo. rréaliste, 12/1929, pág. 60.
32 33
la rebelión antiesclavista son el surgimiento del primer estado negro
independiente. del mundo. Por eso el texto de Barnet buscó ofrecer texto d e b e mucho de su plasticidad y -efecto. · Bamet estaba obliga-
· -comp1eto d e1 ma-
·· di oner en todo momento de un dom1mo
no ese supuesto placer estético desinteresado y gratuito que en las do . a·¡ sp había podido recopilar. Al mismo· · · 1 Ie
tiempo, ese ma t ena
huellas de Kant aún se predica, sino contribuir a una transformación tena que manejo que no lo llevara a desvirtuar ·
. , su s1gm 1cac1on. D e
· ·f· ·'
de la conciencia político-social y de allí el nuevo tipo de placer que
~,giau~l trabajo de escritura baya sido un trabajo de montaje a todos
depara. Todos esos elementos implican al mismo tiempo una estra. 1
36 37
3 - t l CA:.IBIO ACTUAL
- (
desde Die Fackel y más tarde por algunos dadaístas 3 4, y Libro de clatura capaz de dar cuenta de lo que pueden tener de común y de
Manuel, ya que en la novela del autor latinoamericano el trabajo del las diferencias que distinguen entre sí a las formas de su riquísima
escritor se apoya o emplea -como en los otros casos mencionados-, producción, mientras en otras literaturas se dispone de cuatro o
material lingüístico ya elaborado por la prensa. Ahora bien, la novela cinco términos distintivos para designarlas. Esta pobreza termino-
de Cortázar busca una nueva relación con la realidad en la medida en lógica, reflejada en el empleo de una noción coleccionadora, de una
que renuncia a toda autarquía frente a ella, de manera que la semántica tan exageradamente flexible, como es la de cuento/con-
confrontación con el periódico no es un gesto arbitrario. No se tra- to con que se abarca la casi generalidad de nuestras formas narra-
ta de una subjetiva predilección, tampoco, por los hechos fácticos: ti;as cortas, corresponde tanto a los orígenes coloniales de nues-
resulta un dictado de los tiempos que vive Latinoamérica. De tras literaturas como a las peculiaridades de su desarrollo en los
modo que en ese punto es donde va Cortázar más allá que sus an- últimos ochenta años.
• tecesores : la operación misma de citar o montar materiales no fic-
ticios va a resultar tma operación literaria. Serla éste quizás el p1i- No vamos a resumir aquí el trayecto que lleva, desde el siglo
• III
"surgen entonces una multitud de conteurs" 35• Entre estos sobresale
Vílliers de l'Isle Adam, continuador de la línea del "conte fantasti-
• que" y, ante todo, Marcel Schwob, lector de Poe y de los autores
norteamericanos de las primeras shortstories. Uno y otro, profun-
• Con esto podemos pasar a ocuparnos del cuento -conto en el
Brasil- latinoamericano. Su desarrollo nos ofrece una prueba su- damente admirados por los modernistas y objeto de una recepción
que se prolonga hasta los años veinte. Muy pronto, corno en otras
• plementaria del cambio de la noción de la literatura, visto bajo el
aspecto de la transformación jerárquica de sus géneros y de la literaturas en donde la tradición de la nouvelle ejerce hasta hoy su
hegemonía, también en Francia se volvió a esta. En cuanto a la
• pregunta por la función social de la literatura como una interro-
ga~ión acerca _d e su funcionamiento real. Debemos comenzar pcr short story, absolutamente distinta del viejo tale, se abre paso en
Inglatena a través de In a German Pension ( 1911), de Katherinc
• senalar que existe actualmente una preocupación teó1ica y práctica
que aflora cada vez que se trata el tema del cuento, acerca de las
den~minaciones genéricas de las formas cortas de nuestra prosa na-
Mansfíeld, y d':l Dubliners ( 1914) de Joyce, y en los USA sigue
vías propias a partir en particular de In Our Time (1924 ) , de H e-
• rrativa. Tal preocupación corresponde a la carencia de una nomen- rningway. Dicho esto nos limitaremos a comprobar que a fines de
• 34 Cfr: KARL R~,. Cross-Reading und Cross-Talking. Zitat-Collage 35 MICHEL RAYMOND, La. crise du roman . Des lendemains du N a-
38
turalisme aux: années vingt, Paris, 1966, p ág. 65.
39
los ·,cincuenta, los escritores lúspanoamericanos se encuentran ape- cuento y short story, a propósito de los princ1p10s composicionales
nas en posesión de dos témúnos para -designar las diversas formas del cuento y" la ·noción de unidad del efecto:
del relato ficticio, diferenciándolas apenas por su longitud: novela y
cuento, y que como reaccion a esa situación se tendió a determinar "Un cuento inolvidable por la perfección de su factura hace
las características propias de esa forma particular que constituye pensar en estructuras compactas, como un reloj, como un
anna de fuego de bolsillo, como un soneto, en suma como
el cuento. Los brasileños · en cambio, disponen por lo ;menos de:
una auténtica 'short story' " 39 .
conto, romance y novela. Pues términos como "relato", "nivola" 0
"narración" no lograron estabilizarse, y lo mismo pasó con "fic~ao". Lida Aronne Amestroy, a su vez, al tratar del "cuento epifáuico"
En la aludida determinación, los propios cuentistas partieron · del -el relato fantástico-, no pasa de dar características estructurales
rechazo de una categorización genérica basada .en la simple cuanti- .que con todo lo desdibujadas que aparecen por su forzado recur-
fi~ci¿~ de palabras y, básicamente1 de la descripción de algu_nos so ~ un irracionalismo mitologizante, copian elementos formales de
pnnc1p10s de construcción y de las _ posibilidades de rendimiento la nouvelle clásica 40• Tampoco en el resumen ofrecido po: Enrique
ofrecida por ellos, lo mis~ó que del carácter del material propia- Pupo Walker con la recopilación El cuento hispanoamericano ante
mente_dicho de ,_esa forma narrativa. De este modo, al lado del la crítica ( 1973), hallamos una diferencia con la nouvelle, pues se
cuento y_ de la novela, se le intentó dar puesto a la "nouvelle" como incluve en ese volumen un estudio sobre El acoso, de Carpentier.
género narrativo específico, teniendo en cuenta sobre todo las par- Lo cÍue nos parece más importante, si en los estudios sobre cuento,
ticularidades de su acción y la forma como ejerce su efecto sobre el particulares se carece de cualquier unidad metodológica y se afir-
lector 36• ma un pluralismo contradict01io que no puede conducir a una pro-
blemática estable, en los que se pretenden panorámicas generale,;;
Pm:a el crítico que ve su tarea fundamental en la interpretación encontramos una práctica crítica que fracasa justamente ante el
de textos que se considera únicos e irrepetibles como actos de ex- problema del género como categoría y la historia de la literatura
presión poética de una intuición origina1ia, el concepto de género como proceso. No se logra aclarar qué hace que una narración sea un
literario en cuanto categoría teórica ·g eneral y a la vez como ele- cuento y qué determina su adscripción a una literatura nacional de-
mento de la realidad histórico-literaria latinoamericana y hecho de terminada, mientras que el término "hispanoamericano" apenas al-
la conciencia de nuestros lectores, tiene que resultar, en las huellas de canza una determinación geográfica.
Croce, un instmmento superfluo. Sin embargo, es indispensable pa-
ra toda investigación que pretenda captar procesos históricos, ya que De cotejar las actuales formas de existencia social concreta que
los fenómenos que intenta fijar y describir se cumplen siempre tienen la short story -es decir, no sólo las de los escritores de !a
dentro de complejos determinados de enunciados. Cabe señalar in- lost Generation o la cultivada por Salinger, Malamut y Purdy en
clusive que; como lo observaba Krauss, la existencia de los géneros nuestros días, sino las que encontramos en innumerables magazi-
es previa a la existencia de una literatura 37• Las limitaciones im- 1ws-, el racconto, la Kurzgeschichte y la nouvelle, cercanas y leja-
puestas por el predominio de la interpretación como forma de la na;; a la vez al cuento, es posible establecer una serie de diferencias
crítica literaria son las que llevan a que b·abajos como el de Mario que nos ilustran acerca de la función que éste ha veiúdo a tomar
A. Lancelotti caigan por principio en el espejismo de una indife- entre nosotros. Escribir sh01t stories en los USA, y así lo prueban
renciación. Es por ello que puede convertir a Poe y a Kafka, maes- la inmensa divulgación desde hace ya cuatro décadas de obras como
tros de la nouvelle y la parábola, en "cuentistas" as. Julio Durán ,\ Handbool< on Stary writing de Colton \,Villiams, y los créditos
Cerda afirma, por su parte, cayendo en una identificación entre inscritos en los programas de Colleges y Universidades sobre Short
slory writing, constituye casi parte de un "ayúdese a Ud. mismo'' .
. 36 Cfr. MARIO BENEDETTI, "Tres _géneros narrativos", en :M:.
Benedetti, Sobre artes
·y oficios, Montevideo, 1968, págs. 19-22.
39 JULIO DURAN CERDA, "Sobre el concepto de cuento moderno",
37 WERNER KRAUSS, Gnmdprobleme der Lit-era.turwissenschaft, en Explicación de textos litera.rios, V (1976)/2 pág. 120.
cit., pág. 51.
40 LIDA ARONNE AMESTROY, América en la. encrucijada. de mito
38 Cfr. MARIO A. LANCELOTTI, De Poe a Kafka: Para una. teoría y razón. Introducción al cuento epifánico latinoamericano, Buenos Ai-
del cuent-0, Buenos Aires, 1974 •. res, 1976, -págs. 72$77.
-40 41
Es una labor rigurosamente cuantificada: 2.000 hasta 30.000 pa- articipantes en el II Encuentro de Jóvenes Escritores Iberoameri-
labras; short story; menos de 2.000: short short story; 30.000 hasta P os celebrado a fines de 1975: el público latinoamericano de las
50.000: novelette. Dirigida al suministro masivo de relatos para la canndes ciudades no tendría hoy tiempo suficiente para leer, la si-
demanda también masiva y obviamente diversificada de la indus- r:ción impuesta por el contrahecho aparato editori~ implic~ con-
tria de diarios y magazines, '1a escritura de short stories", según diciones de trabajo que favorecen la prosa corta, obligan casi a. re-
declaraba ya hace más de treinta años Fred Millet, "es una indus- currir a ella. Es a través del examen del rendimiento estético particu-
tria y no un arte" 41 . Llegar a sobresalir en el arte de la short story 1 de las formas de representación que encontramos en el cuento,
significa e implica haber llegado a imponerse en alguna forma en el
mercado, así sea a través del descubrimiento de un vacío en él. La
:Omo podemos bosquejar el papel que é~e cump_le denn:o del tra~s-
f rmado conjunto de las formas nanativas latinoamencanas. Solo
situación del cuento latinoamericano es otra completamente distinta: a~í es posible, . por ejemplo, dar por fin lugar a una delimitación
a semejanza del racconto o de la Kmzgeschichte, géneros tan exi- frente a una forma con tradiciones seculares como es la nouveUe, de
gentes como la lírica, tiene siempre una pretensión literaria propia- la que tenemos ejemplos recientes de tanto interés como El acoso
mente dicha. Pero esa pretensión se asienta en infraestructuras cul- (1956), El coronel 1W tiene quien le escriba (1958), y El perse-
turales completamente diferentes, pues las propias .de Latinoaméri- c,·11idor ( 1959).
ca, incluídos el Brasil y México, mantienen todavía muchos de lo; b
rasgos característicos de una fase social preindustrial. De manera La práctica de la prosa narrativa coita que vemos en ¿No oye~
que mientras en aquellas otras literaturas los escritores emprenden ladrar los perros?, Quincas Berro d'Agua Retábulo de Santa Joana
ese tipo de relatos en una etapa de p1imera madurez, en Latino- Carolina y Buriti o en libros como Tute de reyes y Desnudo en el
américa el cuento suele ser hoy un punto de partida. Tiene una tejado, comienza por mostrar que contra lo que pretende Borges,
función de iniciación literaria para esc1itores y lectores. esa forma no se elige por carecerse de lo que él llama "el optimis-
mo del siglo xix", el que llevaba a creer, según especifica irónica-
Pero si hay algún hecho que deba destacarse al h·atar ele este mente con argumentos semejantes a los que enconh·amos en la po-
género en Latinoamérica, en contraste con las formas de relato corto
lémica simbolista en Francia a finales del siglo pasado contra el
en otras literaturas, es el peso absolutamente desorbitado que ha
roman, que el mundo cabía en quinientas páginas. Borges en cam-
tomado en los últimos veinte años ese tipo de prosa corta. Cabe de~
bio, en señal de lucidez, pretendería hacerlo caber en una nuez de
cir que se trata de un fenómeno observable exclusivamente en ella.
sólo quince minutos de lectura o, mezclando irónicamente ficción y
Etiemble ha hecho alusión al nacimiento reciente de la nouvelle. en
ensayo y extendiendo hasta el límite las fronteras del cuento, en un
los países descolo1úzados del Africa, pero ese caso aunque paralelo
Alevh. La forma genérica no se elige, Ia forma se impone y de allí
no es equiparable 42. Tampoco lo es el que hallamos en las litera-
tod; una serie de hechos paradójicos. La p1imera paradoja de ia
turas soviéticas, en donde con autores como Aitmatov, Granin y
cuentística latinoamericana contemporánea reside en su vohmtad de
Antokolski hay un florecimiento notable de las fo1mas cortas con
restablecer en forma particular y a partir de su carácter de texto
empleo, bajo el rótulo de "escritura asociativa", de las categorías de
escrito, la perdida situación existente entre quien cuenta y quien,
lo maravilloso y lo fantástico. Con funciones, es obvio, muy dife-
con su escucha atenta, mueve a contar. A la vez el cuento estatuye,
rentes de las que tienen estas denb"o del cuento latinoamericano, aun-
entre texto y lector, en base a la brevedad y unidad del tiempo de
que su utilización no sea ajena a la recepción de escritores como
lectura como elemento clave de su efecto a1tístico, una relación de
García Márquez y Cortázar, lo mismo que del propio Amado. Las
cercanía semejante sólo a la que experimentamos con la parábola
explicaciones causales conientes para ese fenómeno, no logran dar
o la lírica. Todo ello para presentamos el acta de un testigo en
cuenta sin embargo de él. Formuladas ya a mediados de los se-
donde pueden incluirse reflejos, espejismos, multiplicidad de nive-
senta, volvieron a aparecer en las intervenciones de varios de los
les, interpenetración de realidades, enh·e los que nos tenemos que
mover como lectores. Segunda paradoja: la obvia situación del texto
41 FREO MILLET, Contempora.ry American Authors, New York, en campos intennedios, dada su absoluta apertura hacia el presente,
1944, pág. 85.
en donde lo inverosímil no lo .es, sino que resulta .posible, y lo ab-
42
. 1R
ns, ~ ETlEMBLE, Essais de Iittérature (vraim.ent) généra.le, Fa-
975 •, pág. 233.
solutamente posible puede ser inverosímil. Con ello surgen múlti-
ples rc-bciones de consb-ucción entre el cuerpo de. la nanación y su
42
43
final: narrac10n abierta y exploratoria con final cerrado, narraci6n
0
tengan todavía 1;111ª obra, por_ delante como Ignacio de Loyola
abierta desplegada en un terreno medianero con final abierto, na- Brandao y Luis Bntto Garc1a, smo del desarrollo general de nues-
rración cerrada con final abierto, etc. Tercera y a nuestro modo de letras, tiene singulares alcances. Como lo ha mostrado Blumen-
ver fundamental paradoja de · esta forma genérica que, al ser mira- :asg desde la época en que la doctrine classique fue objeto de dis-
da con distancia después de haber sido recibida, suele resultamos er·o'n, se consolidó dentro de la estética burguesa la idea de que
cus1
en extremo artística: el peso decisivo de la materia. Es la materia lo la teoría debe marchar per:manentemer_ite a !~ zaga de 1~, produ~-
que cuenta sobre todo lo demás, y sin embargo sólo gana importan- '6 H Al invertirse también en Latinoamenca la relac10n tradi-
cia poética para el lector por el ángulo particular desde . el que se c~ ~al · entre norma estética y praxis literaria, en ausencia de una
la lotea y estructura. Al mismo tiempo, la forma no puede preten- ~~:entación prefijada de antemano y en medio de l.l.I1;ª labor de ins-
der nunca tratar lo central sino las márgenes, no conducir directa- tauración de nuevas h·adiciones narrativas que romp1an con otras o
mente al efecto ideológico de la identificación sino a hacer pa1tíci- de búsquedas líricas sin antecedentes directos, los productores co-
pe de cuanto podría ser capaz de acrecentar nuestro campo de -ex- enzaron a intentar producir su propia teoría. Este fenómeno es
periencias y conocimientos. marticularmente claro en casos como el del cuento en cuanto gé-
p ero en Latinoamédca. Las poéticas expresas del cuento de que
Es de ese modó'-como la prosa coita que denominamos cuento y ~sponemos -entre otras: Decálogo del perfecto cuentista y La re-
los brasileños conto, con su materia limitada siempre y su lectura tórica del cuento, de Quiroga; Aletria e hermenéutica, de Guima-
siempre· abierta, puede resultamos sellada hoy por muy distintas es- raes Rosa; La forma del cuento, de Juan Bosch; Algunos aspectos
pecilicaciones. Puede -estarlo por las posibilidades de abreviación del cuento y Del cuento breve y sus alrededores, de Cortázar-, son
de relaciones complejas, propias de la imagen poética, y por la su- ueneralizaciones de prácticas personales que aspiran a una validez
gestividad de un operar con fuerzas impulsivas del lenguaje, para que rebase el horizonte de aquellas. Todas suponen por eso que la
fijar un instante. Como puede también acercarse ostensiblemente a denominación genérica remite a relaciones intraliterarias y a cons-
la parábola -pensamos en Montenoso- o a la crónica, como en tantes confom1adas en el decurso histórico, a las que el escritor no
los jóvenes cuentistas cubanos, etc. Pero en todos los casos encon- puede sustraerse. Con el reconocimiento de las funciones propias
tramos un fenómeno observable exclusivamente en ese tipo de pro- del cuento dentro de la literatura latinoamericana contemporánea
sa coita narrativa. En el curso de los años treinta hasta el presente se abre una posibilidad distinta de diálogo entre la teoría y la prác-
se ha producido en su seno un cambio . decisivo que está en rela- tica. Un diálogo que sólo puede redundar en provecho de la deter-
ción directa con la promoción de la novela al estatus de género minación de esb:ategias en miras al desarrollo productivo de nues-
dominante dentro de las letras latinoamericanas. ·El cuento llegó a tras modalidades de lectura y escritura, dentro del proceso de re-
convertirse a lo largo de ese lapso en un espacio de recolección de · definición de la noción de la literatura.
mate1ias, elementos técnicos y temáticos, procedimientos narrativos,
y recursos sintácticos y léxicos que no hallaban cabida o sólo logra-
ban penetrar tangencialmente en la novela. A pesar de las especifi-
caciones que puedan darle a nuestra tesis las relaciones entre el
trabajo de los cronistas y el conto en el Brasil 43, diríamos que el
cuento ha constituído en nuestra reciente literatura, variando una
fórmula célebre, el verdadero "laboratorio de la narración".
43 Sobre la situación de conto y crónica, cfr. ANTONIO HOHLFELD. 44 HANS BLUMENBERG, "Wirklichkeitsbegrüf und Moglichkeiten
"A Atual Conto Brasileiro y Dos Cronistas e Suas Histórias", en Correio des Rornans", en H. R. JAUSS (Ed.), Nacbabm.ung und musion. Mün-
do Povo, XVII (1975-76)/397-402; XVII (1975-76)/343. chen, 1969 •, pág. 18-0 (Poetik und Hermeneutik, 1).
44 45