0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos) 138 vistas17 páginasMorris, A. Historia de La Forma Urbana. Cap 3. Roma y El Imperio
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Figura 3.1. Italla; mapa que mues-
‘wall extension del terrtorio romano
hacia el aflo $00 a. y, posterior
la frontera alpina ‘antes
mandato de Augusto (29 aC. - 14
C) También se muesiran (en tra
‘ino) las principales carreteras
Augusta Prauiorla y Augusta Taur-
im son las actuales Aosta y Tu
1in, respectivamente)
3. Roma y el Imperio
La fundacién de la ciudad de Roma data, segin la leyenda, de!
afio 753 aC." La historia romana subsiguiente se suele dividir en tres
perlodos: la Monarquia, 753-510 a.C.; la Republica, 509-27 a.C. y el impe-
rio (Roma Imperial), 27 a.C.-330 d.C. Hasta alrededor del afio 270 a.C. los
romanos se dedicaron por entero a consolidar su dominio en la peninsula
itdlica, después de lo cual el resultado de las Guerras Panicas contra los,
cartagineses, de 264 a 146 aC., decidié que Roma iba a convertirse en
una potencia mundial, y que las tierras de Occidente iban a ser goberna-
das por una raza arla, y no semitica* Durante los 300 afios siguientes las
fronteras imperiales fueron alejandose cada vez mas de Roma, alcanzan-
do su maxima exiensién territorial bajo el emperador Trajano (98-117
4.0); al conquistar Mesopotamia y Asiria, a frontera oriental quedo defini:
da por el Tigris en lugar del Eufrates (véase figura 3.2). Su sucesor,
Adriano (117-138 d.C), abandon estos territorios, asi como Armenia,
pero consolide con éxito las defenses fronterizas durante un periodo
inestable aunque pacifico, Sin embargo, baja Marco Aurelio (161-180), la
suerte empez6 a cambiar. A partir de aquel momento Roma estuvo siem-
pre a la defensiva; se inicié el periodo de ocaso y caida el Imperio.
Dacia les fue arrebatada por los godos en 270 d.C. Los godos
invadieron asimismo la Germania Oriental, Transilvania, lliria, mientras en
Grecia llegaban hasta Atenas y Esparta. Los jutos alcanzaron el norte de
Italia; los alamanes, que aparecen por primera vez hacia 210 d., se
abren paso hasta Galla e Italia, y, por un momento, hacen su aparicion
ante las puerias de Roma? Gradualmente, el centro de gravedad del
Imperio se fue desplazando hacia oriente, dado que Roma se mostraba
cada vez mas incapaz de atender a las necesidades estralégicas de un
gobierno militar. Diocleciano (284-305) goberné principalmente desde
Nicomedia, en la ribera oriental de! Mar de Marmara y su sucesor, Cons-
tantino (308-337), abandoné definitivamente Roma y se establecid en
Constantinopla, la nueva capital de Oriente, fundada en 330 en el emplaza-
miento de Byzantium (véase el final del presente capitulo). La decadencia
y caida de la propia Roma se comentarén en la introduccién al capitulo
sobre el Renacimiento en Italia,
En el pasado hubo la tendencia a desestimar las obras artisticas,
arquitectonicas y de disefio urbano de los romanos, concediendo a aqué-
llag a lo sumo el mérito de ser copias mediocres de los originales griegos.
Mientras los griegos fueron reconocides como “artistas” en el mas am-
56plio sentido de la palabra, los romanos eran dejados de lado como “inge-
nieros practicos” faltos de ideas estéticas significativas propias. Lewis
Mumford se muestra profundamente anti-romano; su libro The City in
History se citara mas adelante en este mismo capitulo por su critica ala
cludad de Roma, En lineas generales sus tesis se resumen en el siguiente
parrafo: “la coniribucion especial de Roma al planeamiento fue principal-
mente un asunto de robusta ingenierla y de exhibicionismo exarcebado:
el gusto de nouveaux riches, orgullosos de las curiosidades producto de
us saqueos, de sus numerosas estatuas y obeliscos, robados 0 meticulo-
samente copiados, de sus adquisiciones imitativas, de sus costosas deco-
raciones recién encargadas'. Tales criicas son demasiado severas. Exis~
tieron, desde luego, ostensibles aspectos negativos en ol modo de vida
romano, en particular en la propia Roma, pero para una evaluacion mas
equilibrada bastaré con dirigit nuestra atenci6n a las conclusiones del
autor contemporaneo Paul Zucker, americano también, que, en su libro
Town and Square, observa que “tanto en arquitectura como en escultura
los romanos crearon valores artisticos completamente nuevos y origina-
les, aunque asumiendo el vocabulario artistico de los griegos"’*
Dejando a un lado sus aportaciones artisticas, el principal logra
de los romanos fue seguramente la creacion y administracion de su vasto
Imperio, durante el curso del cual introdujeron la civilizacion urbana en
toda la Europa situada al este del Rin y del Danubio. Cuando acuden a la
mente situaciones andlogas més recientes, podria tal vez argumentarse
‘que mejor hubiera sido dejar con sus pieles y chozas de adobe a muchos
de los destinatarios de la civilizacién romana. Ciertamente, la explotacion
de las minas y de los recursos agricolas para abastecer a la poblacién de
la cludad de Roma, que contaba con un millon y cuarto de habitantes,
jugé un papel cada vez mas importante, pero este aspecto de las activida-
des romanas es directamente comparable con las de los briténicos en
muchas partes de su Imperio, y silas sociedades indigenas eran arrastra-
das, bajo protestas, al siglo XIX y XX, épuede realmente dudarse de los
beneficios a largo plazo? Aceptando el Imperio como un hecho, debe
reconocerse que los romanos poseian una capacidad organizadora inne-
gable. EI mero hecho de mantener en funcionamiento a su, superpoblada
capital, es prueba de la dedicacion y eficiencia de un enorme cuerpo de
uréeratas anénimos capaces de desplegar al talento de ingonioros civi-
les dotados de grandes recursos. Al parecer, Mumford gusta de estable-
cer comparaciones entre la sociedad romana y su colapso final con situe-
ciones del presente, especialmente en los Estados Unidos, como se vera
mas adelante, pero olvida sefialar que la aceplacién poco imaginativa por
parte de Roma de sus circunstancias urbanas no difiere en absoluto de la
‘ncapacidad del siglo XX para salir de su impasse urbano, a pesar de
todos sus adelantos tecnolégicos. Al igual que los romanos, estamos
atrapados en nuestras propias redes burocrélicas.
El principal problema que se plantea el escribir sobre la antigua
Roma es el de la seleccién. El hecho de tener que comprimir mas de
1.000 aos de rapidos cambios en un solo capitulo de este estudio gene-
al, aunque se le conceda una importancia primordial, rae como conse-
cuencia inevitable la omisién de algunos aspectos del tema, y la mencion
Gemasiado breve de otros. Roma ha sido descrita con gran detalle en
infinidad de estudios arqueologicos. El presente trabajo se basa principal
mente en tres obras extraordinarias, dos de ellas de finales del siglo
pasado: The Ruins and Excavations of Ancient Rome del Profesor Lanciani
57
‘A pesar de que los romanos estaban
plenamente capacitados para acome-
fer empresas de gran envergadure,
‘sus tecnologias no superaron el n=
vel delos equipos pequefos. Asi, por
ejemplo, cuando surgia la necestdad
cde aumenlar la produccién de hierro,
‘se multiplicaba e! numero de altos
hhomos, pero éslos seguian siendo
del mismo tamano, Por la causa que
‘sea, la idea de consirur un homo de
‘mayores proporctones y de Invontar
Ta maquinaria para su funcionammien-
to parece haber estado fuera del al-
‘cance de la mente romana, En conse-
‘uenela, los ultimos siglos de la do-
‘minacién romana aportaron muy po-
as innovaciones tecnolagleas. No se
‘descubrieron nuevas materias primas
fi se inventaron procesos nuevos, y
de hecho puede decirse que toda in-
fnovacion tecnolégica cesd mucho
antes de la calda de Roma
Henry Hodges, Technology inthe An
‘cient World
1 lujo en que vivian fos romanos haa
‘ido a menudo considerado, errénea-
‘mente, como una de fas causas de
‘uy ocaso. incluso Mommsen retata,
escandalizado, que Imponaban an
choas del Mar Negro y vinos de Gre-
ia. Distrutaban de dos comidas ca-
lientes dlarias y de “involidades” ta-
les como fechios montadas sobre es-
tructuras de bronce. Existian cocine-
ros profesionales, y de hecho las pa-
haderias empezaron a parecer hacia
177 aC. Clerto es que todo aste luo
quedaria reduc a algo insignifican-
‘te comparado con la mesa de des-
‘ayuno del obrero modiemo, en fa que
encontramos tocino del Canad, té
de Cellén o café de Brasil, azucar de
Jamaica, huevos de Dinamarca y
Imermelada de Sudsiica. Caton se
Quedaria atdnito ante nuestres mar-
‘cos para cuadros recubiertas de o70
pure, puesto que impuso un grava-
'men sobre la vaillacuyo valor sobre-
ppasara los 1.000 dena, Lo cierto
f85 que Roma, una vez rica, estaba
fempezando a civlizarse, La desgra-
Gia de Roma fue que los acontect-
‘mientos se produjeran en este orden,
Fichara Mansfeld Haywood, AncientFigure 3.2._Elimperio en su exten-
sion maxima, oon indicacion de los
ejemplos principales del urbanismo
roman iustrados en el presente ca
pitulo (veanse ademas las figuras
3.28 y 2.36 que muestra os principa-
les asentamientos urbanos en la Pe-
ninsula Iberica y en las Islas Britani-
cas, respoctivamente)
Polibio, un hombre de estado ¢ histo-
riadar griego del siglo ll aC, pasé
‘muchos afas entre fos romangs y nos
Jegé una descripcidn detelaca de los
campamantos romanos en su esti
cio sobre el ejército. Todo campa-
‘mento se construfa segiin el mistno
plano maestro; aunque a veces los
accidentes naturales formaban parte
6/campamento, generalmente se o-
vantaba en un terreno mas © manos
no y constitufa una fortaleza sin ios
9° acantilados que contribuyeran @ suv
oetensa, Ere de forma cusdrade, do
656 meiros de lado y dotaco de un
arial. Por el Jado jtertor de cada
zo de muralla se dejaba un espa-
Go libre donde fonmaban fos solda-
Gos y que impedia que las amas
arrojadizas lanzadas desde ol exte~
> aleanzasen las tandas de campa-
E! cuarie! de mando ocupaba
-mire e mismo emplazamiento, al
‘un pequeno foro y la ofc
1uaestor’, que elercia de pa-
*.Las tropes siempre ocupaban
Ubicacisn espectica, de modo
un determinado manipulo sabia
nalizar le construccidn de!
io encontraria sus aloja-
5 sin mas, en la esquina de fa
Cuzrta con is Segunda Avenida,
Yansfield Haywood, Ancient
Rome
‘omis= 80
y Archaeology of Rome de J. H. Parker, obras, por lo comin, de dificil
consulta la tercera, Daily Life in Ancient Rome, de Jerome Carcopino, tue
Publicada por primera vez en 1941, y existe hoy en edicion de bolsillo®
Para presentar una descripcion ordenada de un tema tan disper-
80, expondremos primero una breve introduccion a la historia general de
Roma, a la que seguird una descripcion mas detallada de los elementos
mas importantes de la forma urbana tanto en la ciudad de Roma como en
el imperio,
EI Planeamiento Urbano en Roma
El contraste radical que existe entre el cadtico crecimiento orgé-
nico de la ciudad de Roma y la configuracién formal regulada de la gran
mayorfa de cluciades de las provincias romanas es incluso mas acusado
que ol que existio entre Atenas y las numerosas ciudades griegas sistemati-
camente planeadas del periodo post-hipodamico. Ello es debido en parte
al tamafio y poblacion excepcionales de la ciudad de Roma -que se
estima en 1.200.000 habitantes como minimo en el siglo Il d.C.-, a la
complejidad de las relaciones entre sus edificios y, en parte, a la evidente
simplicidad del trazado adoptado por los ingenieros romanos para los
asentamientos urbanos planeados en las provincias.
Roma fue tal vez la aglomeracién urbana mas fascinante y mas
compleja de la historia antigua, pero antes de deseribir sus aspectos mas
Significativos, estableceremos los principios basicos y la puesta en practi-
ca del urbanismo romano. Para imponer y mantener su autoridad a lo
largo y ancho de su vasto imperio, los romanos edificaron miles de campa~
Mentos legionarios fortiicados denominados castra; muchos de éstos
existieron solo como centros provisionales para actividades militares loca-
les. Tales campamentos debian ser operativos en un tiempo minimo y,
siguiendo estrictamente las normas aplicadas de la castrametacion, eran
invariablemente trazados segun un modelo en reticula, centro de un perf
metro defensivo rectilineo predeterminado (figura 3.3). Aunque muchos
58casita eran solo provisionales, gran numero de ellos formaron la base de
cludades permanentes. Ademas, muchas otras ciudades fueron fundadas
por razones econdémicas y politicas.
Los asentamientos urbanos permanentes, tanto si se desarrolla-
ron a partir de un campamento como si su origen obedecia a otros fines,
fueron dotados de los mismos planos, simples y normalizados. Venta
gilurum (Caerwent), una ciudad britano romana (figura 3.41), y Timgad en
el norte de Africa (figura 3.21) constituyen buenos ejemplos al respecto,
aunque, como se verd mas adelante, difieren considerablemente en la
urbanizacion de las manzanas de viviendas. El perimetro suele ser cuadra-
doo rectangular; dentro del mismo, cos calles principales en cruz forman
jabase de la estructura viaria: el decumanus, que atraviesa el centro de!
asentamiento, y el cardo que suele cortar orlogonalmente al decumanus
en dos tramos, procedente del punto medio de uno de sus lados. Calles
secundarias completan el trazado en reticula y forman las manzanas de
viviendas denominadas insulae. La zona del foro, e! equivalente romano
del 4gora griega, suele estar situado en una de las esquinas formadas por
la interseccion del decumanus y del cardo; normalmente consiste en un
patio columnado con un edificio para reuniones en uno de sus lados. El
templo mayor, el teatro y los batios publicos ~éstos ultimos hicieron que
la ocupacién romana de la brumosa y himeda Britania fuera mas sopor-
table— tambien se encontraban cerca del foro, en el centro de la ciudad. El
anfiteatro, gran unidad espacial que requerla una pendiente para los
asientos, solia estar ubicado fuera de la cluded. Al principio, se prescindla
a veces de las fortificaciones a causa de las poderosas defensas fronteri-
za que protegian el Imperio, pero se hicieron necesarias en fases poste-
tiores y més inestables de la historia de estas ciudades.
Los romans eran plenamente conscientes de que intentar dor
nar los territorios recién adquiridos mediante el mero empleo de la fuerza
militar podia dar lugar a una continua guerra de guerrillas que distraeria a
Jas legiones de su mision de ensanchar y mantener las fronteras imperia- |
les, perludicando ademas el desarrollo del comercio, Por esta raz6n la }
poblacién autéctona debla ser integrada en el Imperio bajo condiciones |
ventajosas; ello se logr6, explica R. G. Collingwood, equinarande roman
acién a urbat 3 Los nticleos tribales, que solian ser poco mas que
aldeas toscamente ensambladas, fueron urbanizados de nuevo como clu-
dades romanas de diversas categorias y los miembros mas destacados
de las tribus, con grados variables de entusiasmo, eran invitados @ com-
partir las ventajas de la cultura urbana romana y de sus perspectivas
comerciales. Otras ciudades también fueron fundadas por motivos econd-
micos y politicos; sus poblacianes estaban formadas por legionarios licen-
Ciados 0 colonos procedentes de Roma y otras ciudades antiguas. Las.
-_ciudades imperiales mas importantes estaban directamente conectadas a_
‘través del magnifico sistema de carreteras principales que faciltaba las
: ue itares, ;y comerciales. Las cludades de
‘enor importancia se unian a esta red medi rreteras Secundarias.
Las tres clases principales de poblaciones del Imperio erar
“coloniae; asentamientos de reciente fundacién o nicleos de poblacion
Autéctona, aliada de Roma con estatus y privilegios romanos plenos:
__municipia, generaimente centros tribales importantes, que asumian oficial-
mine! ‘estatus foral pero cuyos habitantes disfrutaban solo en parte de
la ciudadania romana y las ¢ivitates, capitales de mercado y centros
strativos de las circunscripciones tribales, que se mantenian en
Figura 3.3. Planta tipo de un cas-
tra romano.
Los romanos prefirieron categGrica-
mente el gobierno local de tipo urba-
‘no. La ausencia de un servicio civil
‘plenamente desarrollado les obliod a
itlizar_un sistema de autogobierno
focal. En otras palabras, el gobierno
central de Roma permitia a sus stibai-
fos que gestionaran sus propios
‘asunios, mientras aquél centraba su
atencion principal en la salvaguardia
de la Pax Romana, que ya de por si
hacia posible el autogobiemo local.
‘A los pueblos sometidos no se les
imponla la lengua, fa religion ni las
costumbres de Roma, aunque debi-
do, en ino poca medida, al magnifico
sistema viario de Roma, éstas ejer-
cieron su influencia en un area cada
vez mas extensa. El comercio en él
seno del Imperio no era completa-
mente libre, pero alcanzé un volu-
‘men considerable e inevitablemente
favorecis la romanizacion..
El uso extendido del latin como “lin-
{gua franca” debI6 contribuir al mis-
‘mo fin: los antiguos soldados afinca-
dos en las provincias colaboraron a
su difusién. También las institucio-
hnes romanas ejercieron un gran po-
der de atracciGn, sobre todo en Ooci-
dente; ello contribuyé a la romani
zacidn de muchas zonas.
ET. Salmon, & History of the Roman
WorldFigura 3.4, Ciudades det imperio;
algunos tmafos comparalivos: 1.
Londinium (Londres); 2, Corinium
Bobunnorum (Cirencester); 3, Callo-
vva Atrebatum (Silchester) 4° Venta
Silurum (Caenwen!); 5, Viroconium
(Wroxeter); 6, Augusiodunum (Au-
tun); 7, Augusta Treverorum (Treve-
1a); 8, Augusta Praetoria (Aosta); 9,
‘Thamugadi (Timgad)
(Vease tambien el Apendice E don-
de se_comparan los tamanos. de
LLondinium y Timgad con los de otras
Gludades de la historia).
earn ora
>.
Aven ao
Figura 35. Roma, plano esquemall-
£9 que muestra el Palatino referido
@ las colinas que lo rodean y al TI-
ber, asi como la depresién del terre-
no éxistente antes de la construc-
fn de! sistema de drenaje de las
quas superficiales: A, Porta Roma
niula; 8, Porta Mugonla; C, Escalina-
1 de Cacio; D, posible puerta (se-
in Lancian.
forma romanizada. En el imperio, el estatus urbano no era necesariamer
te consecuencia del tamano de la ciudad. Londres, con una supertc
‘amurallada de 132 hectéreas, superaba con gran diferencia la extensiér
de York que, con una superficie total de unas 80 hectéreas, era la més
importante de las cuatro coloniae britanicas, mientras que St Albans, «
‘unico municipium conocido en las Islas, alcanzé las 82 hectéreas al ser
reconstruido en 150 d.C. Sin embargo, se desconoce su estatus exact
pues no se incluia en ninguna de las categorias de colonia, municipium c
Civitas (véase pagina 87). Cirencester, la segunda ciudad britano-romana
fen tamafio, con sus 97 hectareas, fue, al parecer, una importante y prospe-
ra civtas. El ostatus tampoco tenia un efecto significativo sobre la form
Urbana. La urbenizacion romana suponia invariablemente la adopcion de
trazados en reticula tanto en las ciudades nuevas como en las reconstrui-
das, aunque, como se explicaré al final de este capitulo, la configuracion
topogratica local generalmente determinaba los detalles del trazado en
cada ciudad. .
La funcion de los campamentos romanos, égcribe C.T. Smith, era
‘més frecuentemente ofensiva que defensiva; se trataba do cuarteles gene-
rales para las tropas y bases de aprovisionamiento de elércitos que de-
endian en gran parte de la movilidad La facilidad de acceso era por
tanto un requisito primordial para su ubicacion, y en lugar de los emplaza-
miontos en cimas de colinas relativamente aisladas pero facilmente defen-
dibles, preferidas por sus predecesores celtas y sus sucesores germani-
0s, los romanos eligioron los pasos de rios y los cruces de carreteras.
Las ciudades desarrolladas a partir de estos castra, situadas en emplaza-
mientos tan favorables, son las que con mayor frecuencia sobrevivieron a
los primeros siglos de la Alta Edad Media 0, cuando fueron abandonadas,
tuvieron las mejores probabilidades de resurgir, estimuladas por la revtali-
zacién comercial al principio de la Baja Edad Media. De modo similar,
muchos oppida celtas fueron trastadados desde las cimas de las colinas
al convertirse en civitates romanas. Autun, construida al ple de Bibracte, y
Dorchester, junto al Frome, sustituyendo al Gastillo de Maiden, no son
mas que dos ejemplos entre otros muchos.
Roma
El primer asentamiento
Roma, la Ciudad de las Siete Colinas, tiene su origen en las
varias aldeas fundadas por las tribus latinas cuando se trasladaron a la
llanura del Tiber procedentes de las montafas del sureste. Seis de las
‘siete colinas ~que en realidad no son mas que monticulos bajos, aunque
de abruptas laderas que se elevan sobre la llanura aluvial, de la orilla
izquierda del Tiber- son el Palatino, al Capitolio, el Celio, el Esquilino, el
Viminal y el Quirinal. Se encuentran dispuestas alrededor de una peque-
fia depresion o valle que en sus primeros tiempos debid ser una zona
pantanosa,"” convirtiéndose este terreno posteriormente en el centro de
Roma. La séptima colina, el Aventino, se encuentra al sur de este grupo.
Se cree que cada una de estas colinas tuvo su propio asenta-
miento, cuyos origenes se remontan mds alld de 753 a.C. Las dos colinas
‘mas importantes eran el Palatino, que segiin la tradiclén albergo a los
600 1000:
Zhen, Gam
primeros romanos, y el Capitolio, ocupado por la tribu de los sabinos. El
Palatino tenia una configuracién mas o menos cuadrada, con una superfi-
cle de unas 26 hectareas. Cada lado tenia unos 450 metros de longitud, y
‘ésla es la razon por la cual los escritores romanos hacen referencia al
ura 3.5).") Lanciani sostiene, en contra del punto de vista tradicional
e alirma que este primer asentamiento poseia un plano regular basado
los ejes en cruz cardo y decumanus, que los pastores que ocuparon la
‘colina en 753 a.C. no tenlan la menor idea de leyes astronomicas 9
ramaticales. El Palatino, al igual que las demas colinas, se prestaba
imirablemente para un primitive asentamiento defensivo, con sus abrup-
s laderas empinadas levantandose sobre un terreno mas bajo, cenago-
en cualquier época y cubierto de agua cada vez que ol Tiber se desbor-
El emplazamiento poseia aun otra ventaja estrategica debido a su
ion en el centro de la peninsula italiana, en el punto en que conver-
fas rutas que cruzaban el rio Tiber.
Sin embargo las necesidades basicas de las primitivas comuni-
en las colinas diferian radicalmente de las de una gran metropoli.
época en que los tres primeros asentamientos (en el Palatino, el
lioy el Quirinal) se extendieron por las laderas de sus colinas hasta
ra para fundirse en un area urbana continua, hasta los urbanistas
le nuestros dias, los arquitectos e ingenieros han venido libran-
ontinu pal sitades intrinsecas del lug
ente del suelo, asi como la topogratia accidenta—
stéculos siempre presentes. Si a estos problemas natura-
‘las limitaciones urbanisticas, consecuencia de las tentati-
cabo por las generaciones precedentes para superarlos
61
Figuta 3.6. Roma, plano esquemati-.
Gee ja ciudad en el momento de
su maxima extension. Las cifras de-
signan las siete colina: 1, Palatino;
2, Gapitalio; 3, Cel , Esquilino; 5,
Viminal; 6, Quirinal; 7, Aventino.
Los tres perimetros defensivas sé
designan mediante las letras A, B, ¥
C:A, el Palatino, emplazamiento del
asentamiento original predominan-
te (vease figura 3.5); B, la Muralla
Republicana de 367-352 a.C.; Gla
Muralla de Aureliano de 272-280
d.C., levantada a toda prisa como
reaccion a la invasion barbara de
274. Esta muralla no radeaba la ciu-
dad en su totalidad sino que seguia
la linea dé una barrera de fielato
preexistente (véase la desoripcion en
pagina 65). Se ha estimado que la
superficie total de 1.386 heclareas
encerrada por la Muralla de Aurelia-
no se distribula del siguiente modo:
calles, 138 ha: edificios publicos, 84
ha; almacenes, 24 ha; jardines, 98
ha: Campus Martius, 60 ha; rio Ti-
ber, 22 ha; zona residencial (todas
las clases), 970 ha (J.C. Russell, Late
Ancient and Mediaeval Population).
En la orilla occidental del Tiber se
senala, mediante una linea de tra-
zos finos, el sistema defensivo pos-
terior, que incluye también ¢! del
Vaticano.
Con las letras mayusculas de la D
en adelante se designan los edifi-
cios mas importantes; D, ¢| Coliseo,
en el extremo sureste del Foro; E, el
Pantedn; F, Termas de Diocleciano;
G, Termas de Caracalla; H, Mauso-
Jeo de Adriano; J, San Pedro, cons-
truida entre 1506 y 1626 sobre el
emplazamiento de la antigua basili-
ca de San Pedro.
Para ilevar a cabo la reforma sanita-
fia. se adopferon una serie de medi-
das: primera, el drenaje de pantanos
y marismas; segunda, la implantacion
de un elaborado sistema de alcantani-
ado; tercera, la sustitucién del sumi-
nistro de agua procedente de pozos
contaminados por fa de manantiales;
cuarta, pavimentacién y ampliaci6n
de fa red viaria; quinta, é! cultivo de
la tierra; sexta, la aplicacién de fa in-
genleria Sanitaria al hébitat humano;
séptima, sustitucion de fa inhumacién
de los cadaveres por ta incineracion;
octava, e/ drenaje de ja Campagna y,
por Ultimo, la organizacién de ia asis-
tencia médica, Los resultados fueron
realmente asombrosos, Plinio cons-
tata que su “villegiatura" en Lauren-
tum resultaba igualmente deliciosa en
invierno coma en verano, mientras
que en /a actualidad es un lugar azo-
fado por la malaria. Antonio Pio y
Marco Aurelio pretirieron su villa de
Lorium (Castel di Guida) a todas las
demas residencias imperiales y la co-
fespondencia de Fronto da fe de su
presencia allfen pfeno verano, Nadie
osaria hoy en dia exponerse a tal ex-
Periencia. Lo mismo puede dacirse-de ta vila de Adslano en Tivol, de fa
Villa Quinctiorum en la Via Appia, de
la de Lucio Verso en Aqua Travers,
etc. La Campagna debié parecer en
aquellos dias felices un gran parque
sembrado de aldeas, granjas, resi-
dencias seforales, templos, fuentes
yumbas.
La malaria volié @ hacer su apari-
‘dn cuando los barbaros cortaron los
acueductos, 2 consecuencia de fo
‘ual fueron abandonadas las vilas
‘suburbanas: la inseguridad era per-
manente, fos pocos supervivientos
‘emigraran buscando la proteccion
‘que les brindaban las murallas urba~
has y los pantanos volvieron a inun-
darse. Los romanos de la Edad Mo-
dia se encontraron en peores cond)
clones que fos primeros construc:
(ores de fa cludad,
R. Lancia, The Ruins and Excava-
tions of Ancient Rome
Figura 3.7. Roma, trazado do la
Cioaca Maxima a través del extrema
noroeste del Foro hasta et Tiber.
Lanciani senala que las colinas de
‘a ofilla izquierda formaban tres va
lies, cada uno de ellos drenado origi-
‘ariamente por su propio rio y que
“las primeras medidas encaminadas
2 lograr la regulacion de estos tes
Flos se tomaron antes incluso del ad-
venimiento de los tarquinios. Sus ri
beras fueron rovestidas con gran-
des bloques cibicos de piedra, do-
jando un canal de aproximada-
‘mente metro y medio de anchura en
vistas a contener y @ canalizar las
‘aguas de crecida y dotar alos panta-
‘nosos valles de un drenaje perma-
nente; pero, por extrafio que parez~
a, ol curso de los ios no lue recti-
‘ado ni acortado, En el plano arriba
reproducido el lector podra seguir
el curso de la Cloaca Maxima a ra-
ves de! Arglietum y el Velabrum, que
fs tan lortuoso e imegular que se
‘asemeja mas a un torrente alpino
{ue a un drenaje construldo por los
habiles ingenieros etruscos. Lo mis-
mo puede decirse de las otras i
reas importantes de drenaje en los,
valles de Sallustiana, Marcia, etc.
Cuando el aumento de pobiacion y
Ie extension de la cluded mas alla
de Ios limites del Palatina impuso la
necesidad de cubrir estos canalos y
hacerios discurrir bajo tierra, era ya
emasiado tarde para pensar an la
recificacion de su curso, puesto que
sus orilas se encontraban ya fja-
das y edificadas”
especialmente sistemas de alcanlarillado y acueductos de gran en\=
gadura-, entonces no resulta en absoluto sorprendente que reestruct-
Por completo Ia antigua Roma, al igual que tantos otros centros urs!
‘modemos, fuera tarea casi imposible. A lo maximo que se podia as;
era a “remendar” la ciudad de manera fragmentaria.
Alcantaritlado y suministro de agua
Mas adelante, se facilitara en este capitulo una descripcion ==
las partes que componian la antigua Roma. No obstante, el papel de
sistemas de alcantarillado y de los acueductos como determinantes
forma urbana justifica su consideracién por separado en este luger.
‘numerosas alcantarillas poco profundas de conduccién de aguas resici
les y los colectores de superficie construides para drenar los pantan’
‘asi como el magnifico sistema de acueductos elevados y sus correspo~
dientes depésitos de agua potable, supusieron para Roma obstéculo:
su desarrollo urbanistico posterior muy similares a las vias de ferrocarr
otras barreras semejantes en las ciudades modernas, como ocurrié p:
ejemplo en el sur de Londres. Tanto en los casos antiguos como en Ic
modernos, la inversion de recursos necesaria era de tal magnitud que
‘aunque las consideraciones de indole urbanistica aconsejaran abordar =
creacion de nuevos trazados, las restricciones econémicas dictarian ¢c-
demasiada frecuencia su conservacién.
E1Foro Romano constituia el centro de Roma, que se encontrat
rodeada por las Murallas de Servio Tulio, de cas! 9 kilémetros de long!
tud, Era el emplazamiento tradicional de! mercado y lugar de reunion:
publicas, situado en el valle entre las colinas del Palatino, del Capitolio
del Quirinal, dominado por el Témplo de Jupiter en la cima del Capitolio
La Gloaca Maxima, el primero de los grandes colectores de aguas residue-
les de Roma, fue construido hacia 578 a.0. como allafial a cielo abierte
(iigura 3.7). En 184 a. fue cubierto mediante una magnifica boveds
semicircular de piedra, de casi 3 metros y medio de diémetro, que en
‘nuestros dias sigue formando parte del sistema de drenaje de las aguas
pluviales del centro de Roma. En la mayor parte de su recorrido se encon-
{raba al nivel del suelo 0 muy préximo ala superficie, al igual que muchas
otras cloacas menos famosas,
Aparte de drenar las partes més bajas dea ciudad y de recoger
las aguas pluviales de las calles, el sistema sorvia para recoger las aguas
Tesiduales del rez-de-chaussée y de las letrinas publicas que estaban
situadas a lo largo de la calzada, pero no se hizo ningun estuerzo por
Conectar las cloacae con las letrinas privadas de los cenacula (apartamen-
tos sitos en las plantas superiores)."* La inmensa mayorfa de los habitan-
tes corrientes de Roma tenian que utilizar las letrinas publicas. Esta red
de servicios subterréneos, aunque no restringleran el planeamiento en la
misma medida que el sistema de acueductos, frené sin duda la renova-
cign urbana a gran escala,
62Inicialmente el aprovisionamiento de agua en Roma, como en
todos los asentamientos riberefios, provenia del rio en su mayor parte.
Esla fuente fue suficiente para satistacer la demanda hasta el final del
siglo IV a.C,, época en que el volumen de aguas residuales vertidas al
Tiber habla ocasionado ya en éste un nivel de contaminacién totalmente
naceptable. El agua potable debia traerse con enormes dificultades des-
de las atueras de la ciudad. De modo tipicamente romano, el problema fue
olucionado con una obra de Ingenieria civil de gran alcance, consistente
n la construccién de un sistema de acueductos y depésitos que finalmen-
2 alcanz6 una longitud total de 500 kildmetros. El primer acueducto fue el
qua Appia que data de 312 a.C.; el més largo fue el Aqua Marcia, de
unos 90 kilémetros de desarrollo, construldo entre 144 y 140 a.C., cuando
| aumento de poblacién hizo descender la distribucion de agua de 527
tros a 427 litros por persona y dia. El Anio Novus era el que aportaba
mayor volumen de agua; sostenian este acueducto arcos de 32 metros de
altura durante los casi 13 kilometros de su recorrido, La mayoria de los
-cueductos llagaban a Roma a considerable altura sobre el nivel del valle,
2 fin de aprovisionar los barrios sefioriales de las cimas de las colinas.
Los ricos posefan depésitos propios y pagaban al Estado el agua que
recibian; aproximadamente una tercera parte de los suministros se ha-
‘an en este concepto. En los puntos en que el Anio Novus y el Aqua
Claudia penetraban en la ciudad de Roma, fueron necesarias unas estruc-
uras imponentes, que se constituyeron en barreras para cualquier pro-
uesta de desarrollo urbano ulterior.
EI volumen total de agua canalizada por los acueductos era de
*.680.000 metros cbicos diarios pero, como indica Carcopino, sélo una
‘inima parte de esta inmensa cantidad estaba destinada a las residen-
cas privadas,"* y aun ésta debia ser llevada desde las fuentes de distribu-
on hasta las viviendas situadas en las plantas superiores. En la segunda
ited del siglo Il a.C. habia en Roma 11 grandes thermae, 926 bafios
blicos, 1.212 fuentes publicas, 247 depésitos, y un “stagnum Agrip-
”.* Durante el Imperio la “licencia urbanistica” para la construccion
nuevos bafios destinados a uso piblico se concedia Unicamente si el
lcitante podia probar que habla tomado las medidas oportunas que
‘antizasen el suministro de agua.
cesarrollo urbano bajo los Césares
En el siglo 1 a.C,, después de las guerras civiles en el interior de
lay de la caida de la Repablica, que algunos historiadores atribuyen en
carte a las extremas diferencias imperantes en la ciudad entre la abundan-
2 en que nadaban los ricos y la escasez y miseria en que estaban
umidos los pobres, Augusto emprendid la reconstitucién del Estado y la
‘ganizacion de la ciudad entre 27 a.C. y 14 d.C. Augusto presumia de
saber encontrado a su llegada a Roma una ciudad de ladrillo y haberla
jado a su muerte, convertida en una ciudad de marmol -una afirmacion
.¢ sélo debié contener una parte de verdad pero que posteriormente
vabria de inspirar numerosos programas de pianeamiento. En el ao 7
20. Augusto completé la reorganizacién de Roma estructurandola en.14
‘ritos que se mantuvieron mientras duré el Imperio; cinco de ellos se
contraban incluidos dentro del casco antiguo de la ciudad, otros cinco
estaban solo en parte, y cuatro quedaban completamente fuera de
63
Figura 3.8. Roma, el sistema de
acueductos. A, Colina del Capitolio:
B, Colina del Palatino; 1, Forum Ro-
manum Magnum; 2, sécuencia de
‘oros imperiales; 8, Coliseo; 4, Tor-
mas de Garacalla: 8, Termas dé Dio-
cleciano; 6, cuarteles de la guardia
pretoriana;’7, Panleon; 8, Mausoloo
de Adriano; 8, Circus Maximus.
La mayoria de los acueductos entra-
ban en la cludad por la parte orie
tal. Enumerados de norte a sur, és-
{os eran: Aqua Appia, que airaviesa
la colina del Aventino; Aqua Marcia
y, entrando on la cludad sobre ol
‘mismo acueducto, Aqua Tepula y
‘Agua Julia combinados: Anio Vetus;
‘Aqua Claudia y Anio Novus, ambos
‘sostenidos por los mismos arcos en
ultimo tramo de 11 kilometros i
forior ala cludad, El Aqua Virgo en-
traba en Roma por el norte y abaste-
cia el distrito bajo del Campo de
Marte; Aqua Tralana y Aqua Aurelia
abastecian el distrto del Trastevere
desde el oeste; el agua se llevaba
también a esla parte de la ciudad
mediante acueductos de servicio
{que cruzaban el Tiber por los puen-
tes. El Aqua Marcia Antoniniana
abaslecla las Termas de Caracalla
desde el sureste (no aparece en el
‘mapa.No se sabe con certeza si el hecho
‘ocurri6 de forma accidental 0 fue cau-
‘82d par un acto criminal de! empe-
rador: hay defensores de ambas ver-
Sones, Se injclaba el incendfo mas
terible y destructor que oma habla
sulido Jamas. Empez6 en el Circo,
fen ef lado que est junto @ las col
nas, Se habia orfginado en os comer-
Glos que verdian productos inflama-
bes, avivado por el viento, ef incen-
dio $e propagé al instante y arraso el
Circo én toda su fongitua. No habia
‘mansiones amuralladas ni templos,
hii ningin oiro tipo de obstéculo que
puoiera dotenerio, Nerén so encon-
‘taba en Antium. Unicamente regre-
86 a Ja ciudad cuando el fuego se
acercaba a fa mansion que habia
‘cansiruido para unir los jardines de
Mecenas al Palatino, No se pudo evi-
tarque las lamas devastaran fodo el
Palatino, Incluyendo su palacio, Sin
‘embargo, para aliviar ala muchedum-
bre tugiva y sin hogar, abrié el Cam-
pe de Marte, incluso los edifcios pi-
bilcos de Agripa y sus propios jardl-
ines, Nerén también mando constrair
Glojamientos de emergencia para fa
‘mutitud damniicada. Desde Ostia y
‘otras poblaciones vecinas se traje-
ron alimentos y se redujo al precio
del trig, Mas, estas medidas, a pe-
‘sar de su cardcter popular, no mere-
Gieron graltud. Se habla ‘extendido
ff rumor de que mientras la cludad
ardia, Neron se habla dirigido a su
‘escenario privadi y, comparando las
‘calamidades modernas con fas ant-
‘quas, habia cantado la destruccién
Ge Trova... Nerén aproveche la ruina
de su pais para construir un nuevo
palacto, Lo éxtraordinario de este pa-
{cio no era el fujo consabico y habi-
tual como son el oroy as joyas, sino
los céspedes y lagos y la rustcidad
aricial: bosques agul, espacios y
Vistas abiertas alla. Con sus habiles &
Insolentes ariicios, los arquitectos y
Ccontratistas de Nerén desafiaban @
Ja naturaleza. Los barrios de Roma
‘esalofados a causa de la construc
‘lon del palacio no carecian, como
Cocurrinia mas tarde tras | incendio
‘provocado por los galos, de plano ni
Ge ordenacion, Las fachadas que
SSbrian a las calles poseian unas d-
Imensiones y una alineacién regulr,
Tas calles eran amplias y las casas
‘egpaciosas. Su altura estaba resirin-
tida y sus fachadas protegidas por
Columnatas...Una parte fia de cada
taicio debia estar hecha de piedra
‘maciza y sin elementos de madera,
pBrocedente do Gabi o Alba (por ser
Estas piedras resistontes al fuego)
Para mayor seguridad, fa quardia de-
bia garantizer un suministo puiblico
de agua mas abundante y extendido,
ue hasta entonces se habia visto di-
fieultado por fas irregularidades. de
Jag emprosas privadas.
Los inquilinos de cada vivienda esta”
‘ban obfigados a mantener elemen-
tos de extincion de incendios en un
Jugar accesible; no estaban permit-
aquél. Los distritos fueron divididos en vici, barrios separados entre si =
las calles que los delimitaban; Augusto otorgé a cada vicus una admin
tracién especial presidida por su propio magister." Plinio el Viejo testi
nia que, en el afio 73 d.C., Roma se dividia en 265 vici.
Varios afios antes de este censo, el famoso Incendio de Ne
‘en 64 d.C. sélo habia dejado indemnes cuatro distritos; “tres habian >
completamente arrasados y otros siete quedaron daftados sin remecic
Promeditado 0 no, este incendio sirvid para eliminar los peores exc:
debidos a la elevada densidad, los edificios de mala calidad y las cal’=
totalmente inadecuadas, brindando la ocasién de llevar a cabo une r=
construccion completa que de otro modo no se hubiera aceptado.
Sucediendo a Ner6n, tres emperadores -Vespasiano, Tito y D=
miciano (69-96 d.C.)~ inauguraron un periodo de paz y prosperidad ov:
hizo posible la “Edad de Oro” de Roma en el siglo I! 6.C., bajo los empe:
dores Nerva, Trajano, “Adriano, Antonino Plo y Marco Aurelio (96-1
.C). Segun F. R. Cowell, durante esta época “la cludad se enriquec':
con magnificas y gloriosas construcciones, se multiplicaron los edificios
mercados, banos, templos, estatuas y otros monumentos, hasta aleanz=
lun esplandor y una magnificencia que hicieron de Roma una autén
maravilla del mundo. Ninguna ciudad hasta entonces 0 desde entonce:
despert6 en tal medida la admiracién y la imaginacién de la humanidad’”
Esta cita, no obstante, s6lo muestra una cara de la moneda, la de le
magnificencia de Roma en sus areas publicas. Contrastando con ellc
Lewis Mumford argumenta en The City in History que “tanto desde =
| punto de vista politico como desde el urbanistico, Roma sigue siando ur
| ejemplo a evitar: su historia presenta toda una serie de clasicas sefiales
| de advertencia para prever y hacer saber cudndo la vida sigue un rumbe
| equivocado, Dondequiera que confuyan las muchedumbres en cane:
| des asfixiantes, dondequiera que se disparen los alquileres de las vivien-
| das y se deterioren las condiciones de habitabilidad, dondequiera que le
| explotacion unilateral de territorios distantes elimine las presiones por
| alcanzar un equiibrio y una armonia en lo que se tiene al alcance de la
mano, siempre que ocurren estos fendmenos, resurgen casi automatica-
mente los precedentes de la construccién romana, tal y como sucede en
la actualidad: el circo, el alto edificio de viviendas, la masificacion de
| concutsos y oxposiciones, los partidos de futbol, los concursos intema-
| cionales de belleza, la ubicudad de! strip-ease potenctado por la publ
| dad, ia excitacion constante de los sentidos por medio del sexo, el alcoho
y la violencia, todo ello corresponde al mas puro estilo romano”.
Componentes de fa forma urbana
Lanciani indica que Roma fue fortificada en siete ocasiones, que-
dando rodeada par siete perimetros amurallados: por su primer rey, por
Servio Tulio, por Aurelio, por Honorio, por Leén IV, por Urbano Villy por el
Gobierno italiano (figura 3.6)2° Las primeras fortificaciones corresponden
a la colina del Palatino, La segunda muralla, airibuida a Servio Tulio, de
550 aC,, seria, segin Carcopino,” la de la Republica, dos siglos poste-
tior, construida entre 378 y 352 aC. Como se ha dicho mas arriba la
necesidad de murallas fue disminuyendo paulatinamente y no fue sino
hasta 650 afios mas tarde cuando se hizo preciso un nuevo sistema
defensive.
64La Muralla de Aureliano fue construida entre 272 y aprox. 280
iC. en respuesta a la invasion barbara de 2771. Tenla una longitud de mas
de 18 kilémetros rodeando una superficie de 1.425 hectareas y ocupo
una frania de terreno de unos 19 metros de anchura -5 metros de la calle
erimetral interior, 4 metros de la muralla propiamente dicha y 10 metros
de la zona defonsiva despejada exterior. La muralla contaba con torres
salientes a intervalos de 100 pies romanos (unos 29 metros), que, tras la
restauracion del cinturon amurallado realizada bajo Honorio en 402, as-
cendian a 381 unidades. Las Murallas de Auroliano no rodeaban toda la
ciudad, sino que, segun Lanciani,® seguian la linea de los octroi existen-
te5, la barrera de fielato que separaba la ciudad propiamente dicha de las
areas suburbanas circundantes. Una sexta parte de esta barrera estaba
mada por accidentes naturales y substanciales obras de ingenieria,
como los muros de contencién construides para la urbanizacion de las
‘aderas, el muro de los cuarteles de la guardia pretoriana y los tramos de
os acueductos Aqua Marcia y Aqua Claudia. En aquellos tramos de actro/
Lue necesitaban ser reforzados, Aureliano expropié unas 32 hectareas do
sropiedad privada™ lo que supuso la demolicion 0 incorporacién a las
‘nurallas de innumerables casas, tapias de jardines y tumbas. Las poste-
“ores fortificaciones de Roma hasta el siglo XIX siguieron todas ellas la
jeacién principal de las Murallas de Aureliano.
Las zonas funcionales se unieron entre si mediante un sistema
viario de calles cuyo trazado conserve en gran medida las caracteristicas
de su antiguo origen manteniendo las distinciones que habian imperado
desde la época de su explotacion rdstica: los itinera, destinados al uso
=xelusivamente peatonal; los actus que permitian el paso de un solo carro
2 la vez:y, finalmente, las viae propiamente dichas, cuya anchura permitia
=| paso de carros en ambos sentidos 0 de dos de frente.* Carcopino
considera que dentro del recinto delimitado por la Muralla de la Repiiblica
solo poseian la condicion de via: la Via Sacra, que atravesaba el foro
sriginario entre el Coliseo y la Colina del Capitolio, y ta Via Nova, paralela
2 ésta frente a la colina del Palatino, al suroeste. “No mas de una veintena
de las vias que conducian al exterior de la Roma republicana a través de
‘as areas posteriormente edificadas merecieron ser calificadas como ta-
ts: las carreteras que partiendo de Roma enlazaban con las demas ciuda~
es de Italia, a Via Appia, la Via Latina, etc. Su anchura oscilaba entre los
cuatro metros y medio y los seis y medio, lo que demuestra que no se
nabian ampliado mucho desde el dia en que las Doce Tablas habian
sreserito la anchura maxima de cuatro metros y medio".* Pocos vicl de
2 que formaban la red viaria general alcanzaban esta anchura. No solo
ran demasiado estrechas sino también extremadamente tortuosas. Ya
in tiempos de Julio Cesar el sistema viario se encontraba enormemente
saturado y existia un conflicto continuo entre el trafico peatonal y ol
odado. En consecuencia, César se vio obligado a prohibir la circulacion
2 carretas de transporte dentro de la ciudad durante las horas diuas,
‘eptuando los carros de los constructores y algunos tipos de carruajes
sficiales. Durante el dia, Roma se vela, por tanto, libre del trafico rodado
‘9 durante la noche, como observe Juvenal, el cruce de carros en las
rrechas y tortuosas calles y los juramentos do los conductores atasca-
privaba del suefio al mismisimo emperador Claudio.” Estas ordenan-
no fueron de cardcter transitorio sino que los emperadores posteri
las hicieron extensivas a otros municipios italianos y luego, de modo
neral, a todo el Imperio. Adriano aun regulo mas estrictamente el trafi-
65
das las casas soparadas por pared
Imedianera, sino que cada casa de-
bia toner sus propios muros. Estas
medidas fueron acogidas favorable-
Inente por su espiiy préctico, y ade
‘mas coninibuyeron al embeliecimien-
fo oe fa nueva ciudad, No abstante,
‘algunos creyeron que fa antigua con-
figuracién de la ciudad habla sido
més sana, dado quo las esirechas
‘alles y 108 alos ediicios proporcio-
haben proteccin contra el ardiente
‘0, mientras que ahora los espacios
abiertos y sin sombra iradiaben un
‘calor mucho mas fuerte.
‘Taatto, The Annals of Imperiat Rome
traduccion inglesa de Michael Grant
1 gran dletador era consciente de
‘que en los empinados y esirechos
Gallefones, de iéfico tan denso como
fran fos vic} de Rome, la circulacion
‘Shuma oe vehicules para salisfacer
Tas necesidades de una pobiacion de
Centos de miles de habltantes causa-
‘ba una congestion inmediata y cons-
titulan un peligro permanente. En
‘consacuencia, adopte la medida radi
‘ealy decisiva, promulgada en su de
Greio-tey.
‘Desde of amanecer hasta casi el ano-
‘ohecer ningun vehfeulo podria en
fedelante entrar on los recintos de la
Urbs. Aquelos vehiculos que haben
‘entrado durante la noche y se vefan
‘sorprendidos por el alba tenian obli-
fgacion de dotenerse y permanecer
Vacios. Solo se permitieran cuatro ex-
‘cepoiones a esta norma inflexible: en
‘las de ceremonia solemne, los ca-
rruajes de las Vestales, del Rex Sa-
Crorum y de fos Falminios; en dias de
Inlunfo, el caruaje necesario para la
procesian trunfal; en dias de juegos
ubilcos, aquellos que requiriora Ie
belebracién oficial Finalmente se
hacia excepcién perpetua para los
‘carras de los contratistas ocupados
fn la demolicién de un edificio para
reconstruirlo de acuerdo con unas d-
rectrices mejores y més higiénicas.
Jerome Carcopino, Daily Life in An
lent Rome0, imitando las yuntas y la carga de los carros autorizados a entrar en la
ciudad.
La vivienda
Existian en la ciudad dos tipos basicos de vivienda: la domus,
alojamiento unfamiliar para families privlegiadas, y la insula (bioque de
viviendas) dividida en una serie de pisos 0 cenacula. A mediados del siglo
IV dC, el censo de domus ascendia a 1.797 unidades, en comparacion
‘con las 46.602 insulae que, segin Carcopino, contenian cada una cinco
Viviendas por término medio, ocupadas a su vez por unas cinco o seis,
personas como minimo, (A partir de estas cifras Carcopino deduce que la
poblacion dobio ser de 1.200.000 habitantes a principios del siglo ll d.C.,
periodo que describe en su Dally Life in Ancient Rome) Roma fue, por
tanto, una ciudad en le que predominaban los inquilinos de pisos, conteni-
dos en edificios que ya en el sigo ill a.C. alcanzaban hasta tres plantas. La
altura de los edificios tue aumentando al ritmo del crecimiento de la
poblacion: en su Lex Julia de Mode Aediiicorum, Julio César tuvo quo
limitar la altura @ un maximo de 20 metros a fin de minimizar el peligro
siempre presente de colapso estructural. Augusto ratificd este limite y
posteriormente Trajano lo redujo a 18 metros. Carcopino sefiala que la
necesidad no conoce leyes y en el siglo IV las vistas de la ciudad incluian
2 aquel gigantesco edificio de apartamentos que fue la insula de Felicu-
la Solo los muy ricos podian permitirse una domus, cuya planta solia
cconsislir en una secuencia de estancias que se abrian a patios (como en
Pompeya,ilustrada on la pagina 75). Las domus daban la espalda con sus
muros ciegos a las calles y ofrecian asi a sus afortunados ocupantes un
grado de intimidad que contrastaba claramente con el de las insulae,
siempre abierias al exterior, y que cuando formaban un cuadirilatero alre-
dedor de un patio, poselan puertas, ventanas y escaleras tanto en el
exterior como en el interior.® No habia forma de escapar al ruido y al
polvo, Es obvio que el fuego era un riesgo omnipresente; la construccion
se basaba on gran medida en la madera y la iluminacion utiizada era a
base de llamas exouestas al aire. La caletacci6n, cuando existia, se reali-
zaba mediante estufas moviles, alimentadas principalmente con carbon.
No habia suministro de agua corriente en las plantas superiores.
La legislacién de Julio César exigia el uso de tejas incombusti-
bles para el recubrimienio de cubiertas y estipulaba que debla mantener-
se entre edificios un espacio libre -el ambitus- de 73 centimetros de
anchura. Este “cortafuegos” desaparecié cuando la legislacion fue modifi-
cada para permitir la construccion mediante muros medianeros. Augusto
‘ere6 un cuerpo de vigilantes nocturnos o vigiles para combatir los incen-
dios, pero la amenaza del fuego llegé a obsesionar hasta tal punto a ricos
y pobres que Juvenal estuvo dispuesto a dejar Roma para escapar del
mismo diciendo: “No, no, debo vivir donde no haya fuego y la noche esté
libre de sobresattos”.*
Desde el punto de vista espacial Roma fue esencialmente una
Ciudad igualitaria. A excepoién de los palacios de los emperadores, cons-
truidos sobre la colina del Palatino, y posiblemente los barrios obreros
aislados, sitos rio abajo en las riberas del Tiber y en las laderas del
Aventino, “ricos y pobres, patricios y plebeyos, se codeaban entre si sin
entrar en conflicto”. Sobre el tema de las viviendas obreres, Carcopino
6sSma que “no vivian amontonados en masas densas, compactas y segre-
as; sus viviendas se encontraban dispersas en casi cualquier rincon
= \a ciudad y en ningtin punto llegaron a formar una ciudad dentro de la
dad" =
ercados
Desde el punto de vista econémico, Roma se sustentaba exclusi-
emente gracias a las importaciones a gran escala. Posela tres puertos:
'stia (figuras 3.9 y 3.20), Portus y, dentro de la ciudad, el formado en un
manso del Tiber. Este puerto fluvial empezaba con el ultimo puente de ta
dad (Pons Sublicius) y se extendia hasta el Vicus Alexandri, amas de 2
lometros de la Porta Ostiensis. Las naves de altura debian amarrar en
ste punto a fin de evitar los bancos de arena y los agudos recodos que
sresentaba el canal en su tramo superior. Entre dichos limites, la orilla
quierda estaba dividida en muelles llamados port, puertos. Cada uno de
‘slos muelles se destinaba a un tipo de comercio determinado: marmol,
vino, aceite, plomo, alfareria, etc. Los horrea o almacenes relacionados
.n los port! ocupaban la orilla zquierda, entre el Aventino y las murallas
3e la cludad, asi como una parte considerable de la orilla derecha. Alau-
nos de estos horrea, sobre todo los almacenes de grano, que eran propie~
ad gubernamental, se especializaban en un producto, aunque la mayoria
e ellos constituian una especie de almacén general donde se estibaban,
uno junto a otro, mercancias de todo tipo.* Lanciani sefiala que habla 200
simacenes pablicos bautizados por su contenido 0 con el nombre de su
uefio © constructor. Indica que el Horrea Galbana ocupaba él solo un
sspacio de 200 por 185 metros.** A la luz de excavaciones mas recientes,
Carcopino rofiere que los cimientos de los horrea datan de finales del
Siglo 1! a, y afirma que fueron ampliados bajo el Imperio; estaban dota~
67
La Via Portuensis adguiri importan-
(aa rale de a consiruccién del Por-
lus August), e! nuevo puerto y ciu-
dad, actual Porto, situado en a de-
‘sembocadura del Tiber, en fa orilia
horte (derecha). Estas obras fueron
proyectadas por Augusto y ejecuta~
{das por Clauaio, con el doble fin de
poner remedio 2 la obsiruccién del
‘puerto natural de Ostia @ causa do
los sedimentos, y proporcionar un
‘curso mas directo y profundo a las
‘gues del 110, que, #renadas por el
bbanco de arena de ia desembocedu-
1, agravaban las frecuentes Inunda
‘ones de Roma, Sin embargo, el pro-
‘ces0 de obstruccion ocurre en el Ti-
ber de forma tan rapid, debido a la
ceantidad do arena arrastrada desde
fas eolinas, que en tlompos de Trafa
no se hizo necesaria la corstruccion
de tin nuevo puerto y un nuevo ca-
hal. El lugar en que estaban situadas
fas obras de Claudio se ha convert-
do en tierra completamente firme,
mientras que el Puerto de Trajano,
{do forma hexagonal y con un perime-
tro de més de dos kilémetros, atin
‘rise on la actualidad, con una pro-
fundidad del agua de unos tres me-
ttos. El canal que comunica con ste
‘puerto aun se encuentra abierto y es
6 nico canal navegable para remon-
far eli Porto propiamente dicho se
fencuentra hoy a algo mds de tres ki-
Témetros tierra adentro.
‘JH: Parker, The Architectural Histo-
ty of the City of Rome
Figura39, Ostia Puerto de Roma);
Jos puertos arificiales construidos
Sale laut (12 94 AC) yTrlane
(100-108) para aumentar la capaci-
‘dad de las instalaciones originales
flo largo dat Tiber.El estudiante deseoso de inspeccio-
nar el terreno anuguamente ocupa-
do por estos grandes astablecimien-
tos anexos al puerto de Roms, debe
emprender la ascension al Monte
Testaccio, que se eleva hasta una al-
‘ura de 35 metros on el ceniro mis
‘mo dea zona de Horrea, Yala colina
‘en sf puede contemplarse como un
‘monumento a la grandeza y activ
dad del puerto de Roma, Las iavest-
gaciones de Roiffershetd y Bruzza,
‘ompletadas en 1878 por Heinrich
‘Dressel, mostraron que el monticulo
fesid formado exclusivamante por
ragmentos de vasijas do terracota
(anforas,dotae)uttzadas en fiom.
‘Pos antiguos para transportar ala cl
‘ded fos productos agricalas proce-
dentes de las provincias, especial
‘mente de ta Beética y Mauritania.
La Bética exportaba, no solo a Roma
sino a muchos lugares del Imperio
de Occidente, aceites, vinos, cera, re-
‘sinas, semillas do lino, $2, mic, sal
‘sas y aceitunas aderezadas de un
‘modo altamente elogiado por Piinio.
En Francia, Alemania ¢ Islas Briténi-
{cas se han encontrado los sellos 0
lnscripciones pintadas 0 grabadas de
‘Coramistas de origen hispénico, idén-
{icos @ los del Monte Testaccio, Pare-
ce ser que ios reglamentos portua-
ios obligaban a ios propietarios de
los navios 0 a los responsables de
{os almacenes a depositar en un es-
Bacio asignado por los comisarios las
vasiias rotas en ef momento de [a
descarga 0 durante su transporte a
Jos almacenes. AI principio, ol espa-
cio era muy limitado; con @! tiempo
‘se afladié al mismo parte de un ce-
Imenterio, que entre otras cosas con-
‘enfa fa tumba de Rusiicell. princ-
los de! siglo 1V el montén de es
combros habia alcanzado una cir-
‘cunferencia de 800 metros y una al-
‘ura superior a los 30 metros.
R. Lanciani, The Ruins and Excava:
tions of Ancient Rome
Figura 3.10. El Forum Romanum
Magnum, plano de detalle (para una
vista reconstruida del Foro, desde ia
direccion que sefala la flecha, arri=
ba ala derecha, vease la figura 3.11),
El foro contiene demasiados edi:
los para describirtos individualmen-
te; las dos basficas mas Importan-
13, la Aemiliay la Julia, asi como el
‘Templo de César, se describen en
«texto principal, A continuacion se
{acitan algunos dalos acerca de los
demas edilicios importantes:
‘A mano derecha (mirando desde ef
Rostra, B)
‘Templo de Saturno (reconstruido en
42 a.C_) sobre una plataforma eleva
a, ala que se accede por una im-
dos de hileras de tabernae dispuestas alrededor de tres amplios patio:
intermedios que cubrian una extensién de mas de 3 hectareas.** Ademe:
de los horrea ~los “supermercadios” de la época~ Roma era una cludes
‘ue contaba con infinidad de pequenos tenderos, la gran mayoria de lo
cuales comerciaban en establecimientos de planta baja situados en les
insulae, concentrados sobre todo en la zona de los foros, y en particule
en el Foro de Trajano.
Las provisiones necesarias para el consumo diario se distr
buian en mercados mayoristas especializados, por ejemplo el holitorium
ara las hortalizas, el boarium para el ganado vacuno, el suarium para ©
‘ganado porcino, ol vinarium para los vinos, y el piscarium para el pescado
‘Algunos comercios se fueron estableciendo paulatinamente en barrios
calles propios. Asi, el holitorium se hallaba céntricamente situado entre le
Colina del Capitolio y el Tiber, a poca distancia del boarium, que se
encontraba rio abajo entre el Palatino y el rio. Cerca de este ultimo se
Uubicaba, tambien en situacién muy céntrica, el suarium. No ha podide
localizarse el emplazamiento de un tercer mercado de productos carni
os, el Campus Pecuarius, para el ganado lanar. Lanciani indica que estos
tres mercados se utlizaban para efectuar transacciones efectivas en
mismo lugar, y sugiere que los bueyes seguramente eran transportados
al boarium por via fluvial en barcazas, a fin de no contribuir aun mas al ye
de por si congestionado trafico de las calles.** No obstante, una vez
‘adquirido, el ganado era conducido por las calles de la cludad hasta las
carnicerias para ser sacrificado.
El centro de la cludad
El centro originario de la ciudad, emplazado en el fondo del valle
entre las colinas dol Palatino y del Capitolio y ol extremo de la oresta del
Quirinal, respondié de dos maneras opuestas al aumento de poblacion.
Primero se extendio hacia el sureste con arreglo a una forma de creci
miento organico “controlado”, que hacia el afio 82 d.C: tuvo que detener-
se finalmente ante las imponentes murallas del Coliseo, a unos 550 me-
‘ros de distancia de su punto de origen, al pie del Capitolio (figura 3.12).
0315 mb
suca aEMik
68-egunda respuesta consistié en la construccién de una secuencia
josamente planeada de foros imperiales enlazados, entre los afios
©. y 114 4.6, con un eje principal en un éngulo al norte, entre el
italio y el Quirinal (figura 3.12). El centro original formaba parte de la
Vill y se denomina, muy apropiadamente, Forum Romanum Mag-
===. El termino de Forum Romanum se aplica generalmente a la secuen-
adificios y espacios que se extienden hacia ol sureste.
El desarrollo lineal del Foro Romano vino determinado principal-
'© por la topogratia. El valle entre el Palatino y el Opiano no solo
sonstitula la direcot6n légica de desarrollo sino que ya contaba con una
Ge suma importancia, la Via Sacra -"Reina de las Calles"-, como un
2ciente mas para ubicar alli los nuevos edificios pablicos de la ciudad,
to religiosos como civiles. Los origenes dol Forum Romanum Magnum
ron de caracter comercial; segun Lanciani, en tiempos de la fundacion
Roma el comercio de trueque entre las diferentes tribus asentadas en
lomas de fa orila izquierda del Tiber se concentraba en el valle, entre
colinas del Palatino, Capitolio y Quirinal:” En aquel entonces era una
zona pantanosa que posteriormente fue desecada, a partir de 509 a.C.
roximadamente, al construirse la Cloaca Maxima,
Durante el periodo “monarquico” de la historia de la cludad, es
ir, hasta 509 a.C., ol foro en estado embrionario fue tomando la forma
ular de un paralelogramo que conservé hasta el final del Imperio. Al
nicipio debi tener un uso polifuncional, albergando desde actividades
antiles y publicas hasta manifestaciones pollicas. Sin embargo, esta
uuacion primaria no podia prolongarse: aquella tierra apisonada y aque-
chozas rudimentarias pasaron a sor el nucleo del centro urbano mas
mplejo de la historia. De servir a una poblacion que se contaba por
centenares crecié hasta satisfacer las necesidades de mas de un millon
habitantes.* Como exponente dol cardcter de crecimiento orgénico
eral de Roma, el centro nunca fue enteramente planeado: las nuevas
jones se agregaban @ medida que surgian las necesidades. El des-
neredadas: los barrios, lugares y rutas, sacrosantos por razones varias;
2s limitaciones topogréficas, que superaban incluso la capacidad de la
agenieria romana; y, tal vez la razon de mayor peso, la necesidad de
mantener un espacio abierto adecuado para el tréfico peatonal y rodado y
para las asambleas publicas. Al describir el Forum Romanum Magnum y
8 edificios circundantes, donde “durante tantos siglos se gobernaron
08 destinos del mundo antiguo”,® conviene tomar como punte de vista la
Aostra, en el extremo noroeste (al pie del Capitolio) y, Mirando al sureste,
nablar de lado derecho e izquierdo (plano de detalle en figura 3.10).
En ol siglo | aC. la enorme congestion de la zona del Foro, asi
mo sus polifaceticas actividades, forz6 el inicio de un programa de
ampliacién y remodelacién urbanistica que iba a durar unos 150 afios.
Como primera medida, las pescaderias fueron trasladadas desde las os-
calinatas de las bastlicas a su propio mercado especifico, el forum piscato-
‘lum. Se necesitaban mas edificios publicos y, en 54 a.C., se iniciaron las
obras de la Basilica Aemilia, al sureste de la Curia, en un emplazamiento
adquirido a un elevado coste a diversos propietarios. Fue terminada en 34
2C., durante el periodo de construccién de! nuevo Forum Jullum, al otro
iado de la Curia. Esta ultima consistia en un recinto sagrado alrededor del
‘Templo de Venus Genetrix, consagrado por su fundador, Julio César, en
45 aC. Plinio, evidentemente impresionado, escribié: “nos asombramos
69
‘ollo urbano estuvo coartado en medida considerable por limitaciones*
presionante escalinata que arranca
‘en ol Clivus Capltolinus. Entre este
Templo y la Basilica Julia, ol Vicus
-Jugarius conducia desde él faro sito
al lado deta Colina del Capitolio has-
{a el Forum Oltorium,
Templo de Castor y Polux (6 4G) al
oro lado del Vicus Tuscus, frente &
la Basilica Jutta. Esta calle rvalizaba
‘en importancia con ta Via Sacra y
nla ei foro con ol Circus Maximus.
Dentro del foro, en su extremo orien-
tal, frente al Templo de César, ar
‘duediogos del siglo XIX demoliaron
or error un edificio muticelular
(clave A) que posiblemente databa
del siglo IV d.C. Las opiniones diver-
‘gen con respecto a la Identidad de
este edificio; podria tratarse de una
odega 0, més probablemente, de
un edifcio de oficinas publicas.
‘A mano iaqulerda
El Comitium, en el Argiletum ~la ca~
lle principal que conduce desde el
foro hasta les Subura-, frente a la
Basilica Aemilia, era ol centro de los
asuntos civiles y politicos en los pri-
meros tiempos, mientras el foro ser-
Vla Unicamente como plaza del mer-
ado. El Comitium propiamente di-
‘cho constitula el antepatio semipri-
vadg dela Cui, ol odio de Sena-
10, "en el aspecto politica”, observa
Lanciani, “ol edificio mas importan-
{@ del mundo romano".
El Arco de Septimio Severo (204
dC} fue erigido sobre el exiremo de
la plataforma del Rostra, a un par de
metros por encima del nivel dl foro
y del Comitium, y por lo tanto es
Imposible que estuviera situado al
tro lado de la calle principal que
bordeaba el foro, como se muesira,
ppor error, en algunos pianos.
Botras del Rostra, al lado de la Col-
fa del Capitolio, habia dos importan-
tes tomplos: el Templo de la Concor-
dia, reconstruida por segunda vez
en el afo 10 d.C., y el Templo de
Vespasiano (94 diC), asi como el
‘Tabularium, sede de los archivos na-
Sionales romanos, reconstruldo’ en
7B aC. tras el incendio ocurride en
83 a.C, en la empinada ladera del
Capitolio que mira al foro. La parte
superior de esto edificio coincide
casi exactamente con el area dal Pa-
lazzo del Senatore, de 6p0ca medio-
val, que formaba el lado sureste de
|a Piazza del Campidoglio renacen-
tista (vease pagina 204),
A, edificio multicelular no identifica
0; B, Rostra: C, Templo de Vespa-
ino: D, Golumna de Phocas: E, las
‘cho columnas monumentales; 1
Clivus Capitolinus; 2, Vicus Jugerius
8, Vicus Tuscus; 4, Sacra Via; 5, el
Argilelum; 6, enlace con los foros
Imperiales; 7, cuesta de acceso al
Capitolio.Figura 3.11. El Forum Romanum;
reconstruccion antstica de los edit
los y espacios del periodo imperial
tardio. La direcoién en que esta to-
mada esta vista se indica en la figu-
2.8.10. Al fondo pueden apreciarse
los temples de los dos promonto-
ros gemelos del Capitol. La hon-
onada en la cima de la colina del
Capitol se convertiria en of siglo
XVI en el emplazamiento de ta in-
comparable Piazza Campidoglio de
Migue! Angel, frente al Palazzo dol
Senatore, de epoca medieval, que a
‘su vaz fue construido, en parte, so-
bre las ruinas del antiguo Tabula
rium,
(De Banister Fletcher, History of Ar-
chitecture on the Comparative Me-
thod: version castellana: Historia de
| Arquitectura por el método compa-
radio).
Figura 3.12. Los foros imperiales
releridos a ios edificios y espacios
el Forum Romanum y a as Colinas
Jel Palatino y del Capitolo. 1, Forum
Romanum Magnum (oomo.on a gu
2.3.10); 2, Basilica Julia; 3, Casa de
lag Virgenes Vestales: 4. Templo de
Venus y Roma; §, Coliseo; 6, Basil
ca de Constantino; 7, Fore de Vespa-
siano; 8, Foro de Nerva; 9, Foro de
Augusto; 10, Foro de Trajano; 11,
Foro de Cesar,
de las piramides egipcias, cuando ol dictador César ha gastado mas d=
gion millones de sestercios solo en la adquisicion del terreno para edi
car este foro”. (A finales del siglo XIX Lanciani calculé que esta ci
equivalia a unos 480 délares por metro cuadrado). El Forum Julium este
ba destinado especialmente a asuntos juridicos.
En el lado derecho del Forum Romanum Magnum y ocupanc
casi la totalidad de su longitud, César inicio las obras de su magnifice
Basilica Julia hacia el afio 54 a.C. Consagrada en 46 a.C,, mientras estabz
todavia en fase de ojecucién, fue terminada por Augusto en 12 a.C. tres
suftir un Incendio. Se utilizaba como sede del tribunal de los centumvir
Piinio el Joven recoge en sus escritos la descripoién de un juicio importan-
te: ochenta jueces sentados en sus estrados, mientras a cada lado, de
ple, se situaban los eminentes juristas que debian llevar el procesamient©
y la defensa del acusado. La gran sala apenas podia contener la masa de
espectadores; las galerias superiores se hallaban ocupadas por hombres
un lado y mujeres al otro, todos ellos ansiosos de oir, lo cual era dificil, y
ver, que resultaba mas facil" En la planta bala, a la derecha del foro, este-
ban las oficinas de los banqueros y prestamistas. En el extremo sureste,
sobre el lugar donde fue asesinado el 15 de marzo de 44 a.C., se erigio en
‘su memoria el Templo de Julio César (33-29 a.C,). El emplazamiento de
este edificio se obtuvo en detrimento del Forum Romanum, por lo cual le
longitud de este ultimo quedé reducida a 100 metros y exigid ademas un
cambio de alineacién de la Via Sacra.
EI Forum Julium fue el primero de los foros imperiales, construl-
do @ la izquierda (nordeste) del Forum Romanum, No se encontraba sobre
el eje sur-norte, pero iba a constituir de hecho el elemento de union entre
dicho eje y ef Forum Romanum. El segundo entre los nuevos foros fue
construide por Augusto en 42 a.C., més alla del Forum Julium, entre éste y
el Quirinal. El trazado del Forum Augusti corresponde basicamente al de
un antepatio frente al magnifico Templo de Mars Ultor, flanqueado por
exedras al norte yal sur. El elemento mas notable del lugar, sefiala Carco-
pino, era un muro de bloques de marmol, de gran altura, levantado para
ocultar la vision de los miseros edificios del Quirinal- Este foro se desti-
NO también a funciones de indole juridica,
Al sur del Forum Augusti y separado de éste por una amplia
calle, la Argiletum, que llevaba de la Subura al Forum Romanum Magnum,
\Vespasiano erigio el Templo de la Paz (consagrado en 76 d.C)), alrededor
del cual traz6 ol tercer foro, que lleva su nombre. Se cree que funcioné
como biblioteca publica y era lugar de reunion para debates literarios.
70Poco después, el espacio ocupado por la Via del Argiletum, unos 116x39
metros, fue convertido por Domiciano y su sucesor Nerva (96-98) en el
Forum Transitorium (mas tarde Foro de Nerva).
El ultimo y mas magnifico de los foros imperiales fue construido
or Trajano entre 112 y 114 a partir del proyecto de Apolodoro de Damas-
0. Constituye el ejemplo mas notable del diserio civico romano, tanto por
sus cualidades arquitectonicas intrinsecas como por los inmensos traba-
Jos de ingenieria que requirid. Para Zucker, ol Forum Traiani representa ol
triunfo definitive de! concepto espacial romano basado en la axialidad y
simetria absolutas.“* Ademas de doblar en superficie los cinco foros exis-
tentes, su Construccién sobre los terrenos sitos inmediatamente al norte
del Forum Augusti permitio resolver los problemas circulatorios alrededor
del Capitolio. En sus origenes el Capitolio no era una colina totalmente
alslada, sino que estaba unida al espolén principal del Quirinal por una
cresta mas baja. El acceso a los foros desde el norte se efectuaba a
través de esta cresta, por el estrecho y empinado Clivus Argentarius, 0
rodeando los tres lados del Capitolio. Trajano y su arquitecto-urbanista
tomaron la audaz decisién de eliminar la cresta para crear una zona
hivelada de unos 180 metros de anchura por unos 220 de longitud entre
las colinas. Para el emplazamiento del Foro de Trajano se adquirieron
unas 4 hectdreas de superficie de propiedad privada, de la que se excava-
ron y $e esparcieron al otro lado de la Porta Collina unos 765.000 metros
cibicos de tierra y piedras. La Columna de Trajano, de unos 38 metros de
altura sin contar la estatua, fue erigida “para mostrar a la posteridad la
altura de la colina que se habia nivelado para construir el foro’
El foro de Trajano contaba con cinco partes principales: la prime-
‘a, los propileos, una puerta de entrada en forma de arco triunfal, que
formaba el acceso desde el Forum August contiguo hasta la segunda
parte, fa zona principal del Foro, de 115 metros de longitud por 100 de
anchura, con una doble columnata frente a las dos exedras gemelas
excavadas en las laderas de las colinas, y la tercera, la Basilica Ulpla, que
da frente al foro en su costado mas largo (también con exedras en cada
extremo). La cuarta parte, accesible desde la basilica, era un pequetio
Patio, de solo 23 metros de anchura por 16 de longitud, en el que aun se
yergue la columna de Trajano, de 38 metros de altura, flanqueada en cada
a
Figura 3.13, Plano de detelle de la
‘secuencia de foros imperiales; su re-
lacion respecto al Foro Romano se
Indica en la figura 3.12,
‘A.el Templo de Trajano, que cerra-
ba el conjunto monumental en su
‘extremo noroeste; B, Columna de
‘Trajano, acabada én 113.0. y que
tradicionaimente sirvio como rele-
‘encia de la profuncidad de excava-
ion necesaria para la consiruccion
de los foros; C, dos biblioteca, la
Biblioteca Ulpia'y los Templi Traieni;
D, la Basilica Ulpia (conocida tam-
bien como Basilica de Trajano), un
‘magnifico recinio de 88 por 54 me-
los de superficie rodeado por una
doble hilera de columnas y on he-
miciclos en cada extremo;E,el Foro
dle Trajano; F. hemiciclos a cada ex-
{remo del Foro de Trajano que cum-
plan la funcion de muros de conten-
‘én de las terrae de la colina del
Capitolio, al suroeste, y dé la colina
del Quirinel al nordoste; G, el Foro de
Augusto: H, el Templo’ de Mars Ul-
tor, detras del cual se levanto un alto
muro de piedra para tapar la vista
de las casas pobres pogadas a las
laderas del Quirinal (Lanciani obser-
va que "la forma irregular del muro
en la parte trasera del templo. se
debe a la circunstancla de que Au-
‘gusto no logrd obtener un terreno
‘simetrico al. no poder convencer &
los propietarios de las casas colin-
antes para que se desprendieran
de sus propiedades"); J, el Foro de
Nerva o Forum Transitorium, asi la~
mado porque lo atravosabea el Argo
‘um, Su forma alargada y estrecha
(122 por 39 metros) lo asemoja mas
‘una calle belamerte decorada que
fun espacio comunitario formal: el
equefio Templo de Minerva estaba
situado on su extrema nordeste:
al Foro de César (conocido tambien
‘como Forum Jullum}, que contiene:
el Templo de Venus Genetrix, con-
sagrado en 45 aC. M, la Curia:N, el
Comitium: ©, of Argiletum (estos tes
‘times aparecen también en el pla-
ho de delalle del Forum Romanum
Magnum que se muestra en la fig
ra 3.10).Figura 3.14. Roma, esquema do las
Termas de Caracalla, construidas
entre 211,y217 dC, ena parte me-
Fidional de la ciuded (véase figura
3.6), Tenia capacidad para mas de
1.800 bamlstas. El edificio contrat
principal alojaba les varies salas de
Bano que se relacionan a continua
ion: A, Frigidarium; B, Tepidarium;
, Calidarium; D, patios porticados
al aire libre; E, sales de lectura, bi
bilotecas, etc.
extremo por los edificios de la biblioteca. En quinto y ultimo lugar, el
Templo de Trajano, dentro de un espacio columnado propio, cerraba el
grupo monumental en su extremo noroeste.
Espacios para el ocio
Una de las principales preocupaciones que tuvieron que afrontar
los emperadores romanos consistié en la desviacion del potencial de
insurreccion contra el poder establecido por parte de las masas popula~
res urbanas que subsistian a base de limosnas en forma de alimento y
dinero. En el siglo Il d.C., 175.000 personas recibian asistencia publica de
la ciudad. Si se acepla una cifra de solo tres individuos por familia, es
probable que, directa o indirectamente, un tercio como minimo o tal vez
incluso la mitad de la poblacién de la ciudad viviese de la caridad publi-
ca® Ademas de alimentar a la plebe, las autoridades también debian
procurarles diversiones durante los dias festivos, que sumaban anualmen-
te 159 dias on tiempos de Claudio, y que llegaron hasta unos 200 en el
siglo lll d.C. Una elevada proporcion de las festividades se dedicaba @
Juegos subvencionades por el Estado que requerian una elaborada orga-
nizacién y edificios adecuados a este fin. EI mayor centro de esparcimien-
to fue el Circus Maximus, situado en el valle que forman las colinas del
Palatino y del Aventino. Llegé a alcanzar unas dimensiones de 600 x 200
‘metros, con un aforo de 255.000 personas como minimo, tal vez incluso
385.000. El centro mas conocido fue el Coliseo (el Anfiteatro Flavio),
terminado en 80 4.C. en un emplazamiento impresionante al sureste de!
complejo del Forum Romanum; este anfiteatro podia contener unas 45.000
personas sentadas y otras 5.000 de pie. Los tres teatros principales de
Roma podian acomodar a unos 50.000 espectadores; existian ademas
otros muchos teatros mas pequefios.
Para proporcionar entretenimientos mas saludables, se cons-
truyo en la ciudad un enorme némero de casas de bafios. Entre éstas se
contaban las Termas de Caracalla (denominadas oficialmente Termas de
Antonio) de casi 11 hectareas de superficie, y las de Diocleciano, de 13
hectareas. Aparte de permitir cualquier tipo de bario que pueda imaginar-
se, estos establecimiontos disponian de tiendas, estadios, salas de des-
canso, bibliotecas, museos y numerosas instalaciones adicionales. Se-
gun palabras de Carcopino, los Césares habian hecho suya de forma
efectiva la doble tarea de alimentar y entretener a Roma. Encontramos
en estas palabras la confirmacién de la famosa critica de Juvenal cuando
afirmaba que mientras las masas populares de antafio nutrian a la nacion
de mandos, cénsules, legiones y todo lo demas, el populacho de ahora ya
ho intervenia en estos asuntos sino que solo ansiaba dos cosas: pan y
Circo.
on esta apropiada conclusion ooeténea debemos concluir la
descripcién de la ciudad de Roma para pasar a describir algunos de los
elemplos de planeamiento urbano del Imperio en las provincias. La deca-
dencia, caida y definitive resurgir de la ciudad de Roma, que continus
hhasta el final del Renacimiento, se describiran mas adelante, en el Capilu-
105.
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