Cultura Femenina en Rosario Castellanos
Cultura Femenina en Rosario Castellanos
La cultura femenina
de Rosario Castellanos
TESIS
que para obtener el grado de:
maestro en historia
presenta
ROGELIO DOMÍNGUEZ LÓPEZ
Director
Dr. José Martínez Torres
Revisores:
Dra. María Luisa Trejo Sirvent.
Dr. Antonio Durán Ruiz
Introducción ............................................................................................................................. 10
Capítulo 1........................................................................................................................... 13
Capítulo 2........................................................................................................................... 44
2.8. El hombre debe vivir para que organice y legitime sus ideas ........................ 57
2.13. Primera revelación: en la cultura: la mujer se les reprocha la pobreza de sus temas y la
falta de originalidad ................................................................................................................. 64
capítulo 3 ........................................................................................................................... 66
Capítulo 4........................................................................................................................... 82
4.5. Catalina Díaz Puiljá representa esas pocas mujeres “contrabandistas” de la cultura ...... 100
4.7. Catalina Diaz Puiljá presencia, voz y protagonismo en el mundo ................................... 108
4.10. Rosario Castellanos: historia y memoria en la entrevista con Emmanuel Carballo ...... 112
5.1. El principio del amor en las cartas a Ricardo Guerra ...................................................... 117
5.3. Rosario: una mujer ideal para un hombre con sentido moral .......................................... 119
5.6. “Ricardo tiene algo que nos hace falta a muchos: sentido moral” .................................. 127
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Introducción
El 15 de agosto de 1950, Rosario Castellanos presentó en la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Nacional Autónoma de México su trabajo Sobre cultura femenina, una
investigación que debate cierta postura conservadora respecto a la situación de la mujer
en la sociedad mexicana de la época. Poco antes había publicado Trayectoria del polvo
(1948) y algunos poemas en revistas de Chiapas.
Castellanos escribió también abundantes artículos periodísticos, los que rescató
Andrea Reyes, tras su indagación en México y que publicó en enero de 2001. En cuanto a
la tesis Sobre cultura femenina confesó que se trataba de “un libro viejo que no me
atrevería a sostener”. Esta entrevista de 1970 fue publicada después, en 2004, con varias
otras (realizadas entre 1970 y 1971) en La Jornada, bajo el título “Castellanos, precursora
del feminismo en México”.
Sin embargo, la defensa fue muy buena y llena de humor, al punto que se dice que
los sinodales, entre ellos, Eduardo Nicol, Leopoldo Zea, no podían contener la risa.
Estudiosos de la economía mexicana, como Sandra Kuntz, Guillermo Guajardo
Soto Enrique Cárdenas (2010: 510) señalan que “La economía mexicana experimentó un
muy largo periodo de bonanza económica que se caracterizó por un aumento del PIB de
5.9% en promedio anual entre 1932 y 1981”; desde el inicio con Lázaro Cárdenas, se
observa el fortalecimiento económico nacional con el “Primer Plan Sexenal, que
establecía como fundamento básico el nacionalismo revolucionario”.
Al mismo tiempo, México vivió un incremento femenino en las aulas
universitarias, y durante la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines se concede el voto a la
mujer, en 1953. Con humor, refiere Carlos Monsiváis que “en los años cincuenta, la ciudad
de México es simultáneamente, la provincia más divertida que haya conocido la historia
de México y la cocina fáustica de la modernidad”.
La televisión marcó un hito en la sociedad mexicana, con la impronta de la cultura
estadounidense, con expresiones como el jazz, el blues, y poco después el rock and roll,
con Elvis Presley a la vanguardia. Para esos años, México importaría 42 mil aparatos de
televisión, de no ser porque ante la guerra de Estados Unidos contra Corea, el gobierno de
ese país había “dado la orden para que las fábricas de radio, en su mayor parte [hicieran]
trabajos de experimentación bélica [...] limitando la fabricación de aparatos de televisión”,
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según señala José Martínez (2010:24). Entonces la importación se redujo a 10 mil
unidades.
Mientras tanto, la familia tradicional mexicana continuaba su impulso católico,
que prohibía todo aquello que atentaba contra la fe y la moral; no obstante, la juventud
volvería a esa sensación de que lo prohibido es atrayente. Cambiaron la forma del peinado
y del vestir, y la sociedad se volvió poco a poco se convirtió en una de consumo.
En los medios informativos impresos, así como en la radio y la televisión, refieren
que en “el cuidado del hogar, y de la familia, [las] mujeres […] sonríen, y cantan mientras
lavan y planchan. Quizá por esto refiera Rosario Castellanos en su tesis que: “la única
virtud de la mujer era la de parir hijos”. En algunos suplementos culturales católicos de la
década de 1950, como Nosotras, Pequeña, Colegiala, Acción Femenina (De los Reyes
2006) proponen consejos moralizantes desde la fe católica: la mujer debe ser humilde y
abnegada, y llegar virgen al matrimonio. Castellanos nutre con esos prejuicios de otros su
ficción, desde luego como una sátira que ha dejado a la mujer en una posición de
inferioridad. Por ejemplo, una de las ideas generalizadas más importante es aquella de la
mujer virgen hasta el matrimonio, Rosario la utilizó en las novelas Balún Canán (1957) y
Oficio de tinieblas (1962), y en el libro de cuentos Ciudad Real (1960), obras ambientadas
en el contexto de Chiapas.
El objetivo central de este proyecto es observar el proceso que siguió el feminismo
de Rosario Castellanos y la tematización del mismo en su obra a partir de Sobre cultura
femenina, concluida en 1950, pero iniciada al menos dos años antes. En esa tesis, la joven
autora, entonces de 25 años, afirmó que la única virtud de la mujer “es la de parir hijos”.
Por consiguiente, este trabajo también explora la relación entre esa obra de juventud y
algunos personajes femeninos que aparecen en su obra, especialmente en Balun Canán,
Ciudad Real y Oficio de Tinieblas donde las mujeres tienen como propósitos principales
en la vida casarse y tener hijos. Y por supuesto, ruegan porque el hijo sea varón para
continuar la estirpe. En este trabajo, Rosario, Castellanos (2018:188) también afirma que:
“la mujer persigue al hombre, lo engaña con el señuelo de la belleza, de la felicidad, del
placer, pero en el fondo trabaja por los hijos posibles y busca en el hombre no al ser
humano sino al macho, no a la persona sino al padre”. Incluso, en el último párrafo, refiere
que la mujer con tal de realizarse como madre no le importa sufrir: “todas las
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humillaciones se soportan, todas las condiciones se aceptan siempre que la mujer pueda,
al través de ellas, convertirse en madre”.
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CAPÍTULO 1
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abnegada a su familia. El clero no veía muy bien que una mujer tuviera estudios
universitarios; su prioridad debía ser columna vertebral del hogar familiar y atender al
varón, en consonancia con lo sacramental y lo litúrgico del tradicionalismo católico.
Desde su llegada al Nuevo Mundo los españoles se habían preocupado por inculcar los
valores de la Iglesia, y entre ellos, que el varón es guía y sustento de la familia, orden que
en la década de 1950 seguía siendo parte de ese pasado, Veamos el artículo de Valentina
Torres-Septién (2006: 172-173). “Familia de puertas cerradas, prolífica de vástagos,
tradiciones y vocaciones sacerdotales, en cuyo espacio físico, bardas y paredes se
resguardaba la intimidad”. En el mismo texto, y párrafo refiere que la composición de la
familia estará definida en los siguientes términos: “el padre, que es el jefe de la casa y
trabaja para proporcionar todo lo necesario a la familia; por la madre que atiende a todas
las necesidades dentro del hogar, y por los hijos que tienen la misión de obedecer, respetar
y ayudar a sus padres”.
Algunos suplementos culturales católicos de la época profesaban la integridad
familiar; aunque con modificaciones seguían alentando con fervor la moral católica como
principio básico de la familia, y en ésta recaía todo el peso sacramental de la mujer: su
destino era ser una buena esposa. Básicamente, la mujer no debería estudiar, mucho menos
dedicarse a la vida de artista. Por el contrario, debe prepararse para ser una buena esposa,
esperar al varón en casa, sin remilgos. Con razón, Rosario Castellanos (2018: 181) refiere
en que “[…] las mujeres tienen a su alcance un modo de perpetuación mucho más simple,
más directo, más fácil que el de las creaciones culturales al que recurre el hombre. Este
modo de perpetuación es la maternidad. La mujer, en vez de escribir libros, de investigar
verdades, de hacer estatuas, tiene hijos”.
En esto se resumía el destino de la mujer después de casarse; debía cuidarse de
tener conductas que podrían calificarse como inmorales, por ejemplo, hablar con extraños
en la calle. Antes, y después de su boda era imprescindible el cuidado de la reputación
femenina. La mujer solo era señora de su hogar, y su deber era educar a los hijos; veamos
lo que refiere la investigación de Valentina Torres-Septién (2006: 175) al respectó de “La
moral católica, a pesar de tan terribles embates, ha sobrevivido sin alterar sus principios y
en ello, precisamente, estriba su grandeza. Habrán sufrido algunos cambios las
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costumbres, se habrán captado algunas formas nuevas, pero los principios básicos no han
variado ni variarán jamás, pues son los principios de la moral natural”.
Tal vez este largo periodo de estabilidad económica referido explica la incursión
de las mujeres en las universidades. Se puede conjeturar que cuando un país tiene aciertos
en lo financiero mejora la calidad de vida de su sociedad, en particular, la educación
escolar, aun y considerando que México prosperó en razón de su débil realidad económica,
Según el historiador Enrique Cárdenas (2006: 503-548) el “proceso de crecimiento
comenzó a tener problemas severos a principios de la década de 1960, que no fueron
atendidos cabalmente y que en la de 1970 hicieron crisis”.
El acceso de las mujeres a las universidades, por diferentes razones, provocaba un
enriquecimiento de la “cultura del hombre”. A pesar de los cambios sociales que se
generaron desde 1940 en México, el ingreso a las universidad de las mujeres no fue muy
bien visto por las instituciones clericales ni por ciertas personas del sexo masculino. Según
Gabriela Cano (2018: 22) autora del prólogo a Sobre cultura femenina cita aquí un pasaje
de Mujer que sabe latín (Castellanos 1973), respecto de la situación de la autora. Veamos:
“En la Facultad de Filosofía y Letras una tenía que hacerse la tonta para poder tener una
relación con los compañeros”. Además, sigue argumentando Castellanos, “se pensaba que
la actividad profesional, incluida la literaria, era incompatible con una vida sentimental
plena y una familia bien estructurada y, por lo tanto, las mujeres tenían que elegir una u
otra alternativa.”
En su tesis, Rosario Castellanos explica que “el hombre todo inventa, incluso los
electrodomésticos”. Reconstruyendo las ideas, por supuesto, según los apartados en
revistas que hemos referido, encontramos alusiones al ingreso de la mujer a la universidad,
pero de manera negativa: se seguía insistiendo desde la moral católica. En otra arista de
la cuestión, la mujer fue incursionado en algunas áreas de trabajo, a la sociedad
tradicionalista le fue inconcebible aceptar estos cambios; se sumaban mujeres a áreas de
trabajo a las que antes solo el hombre ingresaba. Las mujeres lograban buenos resultados
como oficinistas, y como estudiantes. La autora de Mujer de palabras (2007) prueba que
la mujer de la década de 1950 es muy capaz, aunque también señala que algunas de ellas
incursionaban en la universidad por simple moda. Veamos cómo lo transmite Valentina
Torres (2006: 177):
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Con la libertad, las jóvenes de ahora [1950] han conquistado la ciencia. Las
bachilleras [sic.] abundan. Las universidades y las grandes escuelas ven pasar
la ola femenina. Entre las estudiantes hay unas que quieren la ciencia por ella
misma, otras para ganar su vida, otras, las mejores, para su propio
perfeccionamiento, para acrecentar su valor de mujer, algunas para la pose, para
hacer gala de su saber.
La vida transcurre en medio de actividad cada vez más agitada que, influenciada
por el modernismo, trae como consecuencia nuevas normas de vida, pueden ser
causa de cambio de actividades y diversidad de ideas, pero nunca del
desquiciamiento de los más nobles sentimientos y los más sagrados deberes.
Nunca de los principios de la moralidad.
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realidad mexicana como paradigma. Otro importante ingrediente ficcional de Castellanos
es el contexto de Chiapas, y sus sociedades ladina e indígena, y por supuesto, la fusión de
ambas en las urbes provincianas de San Cristóbal de Las Casas y Comitán. Esa tercia
social la representó en sus novelas Balún Canán (1957) y Oficio de tinieblas (1962), y en
el libro de cuentos Ciudad Real (1960).
En su construcción de esos femeninos provincianos predominan los valores de la
época, y en esos valores se cifra la honra de la familia. Pese a que Rosario se confiesa
católica, en Cartas a Ricardo (1994) se rebela ante el sistema patriarcal, y entrega su amor
a Ricardo Guerra. Ocho años después del matrimonio con él, le declara: “De lo único que
me reprocharía, lo que jamás hubiera podido perdonarme, hubiera sido no entregarme a
usted”. Ella se aparta del imaginario que construye para las chicas, que bajo la tutela del
marido llevarán, entonces sí, sus vidas a plenitud. Pero ella se aparta de esos lugares de la
feminidad. Rosario Castellanos, en sus tres primeras obras literarias, alude al compromiso
que tenía la mujer con la familia, y no solo la propia. La idea de virginidad de la época era
a la vieja usanza, desde la Colonia, la honra de la familia, el apellido, “el qué van a pensar
las personas,” si una joven mujer era vista en la calle en diálogo con un hombre que no
fuera su marido o pariente, era seguro tema de discusión familiar, y para los vecinos de
interpretación negativa. Esta realidad mexicana de la época no se aleja mucho de la
temática que para sus mujeres escribió nuestra autora. Y en la realidad mexiquense
mencionó la investigadora antes citada que:
El cuidado de la virginidad tenía que ver con la idea de que ella guardaba el honor
de la familia, y ésta era una posesión invulnerable para el futuro esposo.
Conservar la virginidad hasta el momento del matrimonio se veía como la
“etiqueta de garantía” del honor incuestionable para el futuro esposo.
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sociales se aventuraban a los bajos fondos. La película que rompe con estos esquemas fue
Los olvidados (1950), de Luis Buñuel; mientras, la gente bien puede refugiarse en la otra
cara de la moneda, en las películas del charro enamorado, como las que hicieron famoso
a Pedro Infante. La misma investigadora advierte que:
Qué me importa. Mi lugar está aquí. Desde el principio de los tiempos ha estado
aquí. En el proverbio alemán la mujer es sinónimo de Küche [cocina], Kinder
[niños], Kirche [iglesia]. Yo anduve extraviada en aulas, en calles, en oficinas, en
cafés; desperdiciada en destrezas que ahora he de olvidar para adquirir otras.
Por ejemplo, elegir el menú.
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Ese personaje estuvo en universidades y oficinas, pero reconoce con evidente
ironía que su lugar es la cocina, la desigualdad que aún y siendo mujer, ha evitado. Son
los comienzos de un feminismo, Rosario presenta una mujer con formación universitaria
que asume el papel de ama de casa, para el que no está preparada.
Entre las revistas de la época existieron algunas colaboraciones del tipo de
“preguntas y respuestas”, como en el Boletín entre Nosotras que aconsejaban a un joven
tajantemente que “dejara a esa mujer” porque sabe bailar, nadar, manejar motocicletas y,
para colmo, leía. Torres-Septién cita en el mismo espacio:
Esta otra revista va dirigida a todas aquellas mujeres mexicanas que abandonan su
hogar. Acción Católica Mexicana (1930-1960) profesaba que, en el nombre de Dios y el
de la virgen de Guadalupe, toda mujer en esa situación, sea cual fuere la razón, que por
favor regrese, si el hombre así lo desea, pues una vez fuera de su hogar vecinos y familiares
generaban de ella malas interpretaciones y por lo tanto la deshonra de la familia, según
menciona la misma Torres-Septién (187).
Básicamente el marido es quien tenía las de ganar, y ella debería conformarse con
lo que él pueda proporcionar a la manutención, y ante la adversidad en el matrimonio, en
lo sentimental y lo económico:
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1.2. Rosario Castellanos en la vida cotidiana
Al inicio de su multicitada entrevista, Emmanuel Carballo (1994) refiere que Rosario
Castellanos Figueroa nació en la ciudad de México el 25 de mayo de 1925, y que a los
pocos días de nacida, sus padres, César Castellanos y Adriana Figueroa, la llevaron a vivir
a Comitán, Chiapas, en donde transcurrieron su infancia y adolescencia.
Rosario convivió muy de cerca con su “cargadora”, María Escandón, que contaba
apenas tres años más que Rosario y que la cargó de los tres a los seis años. Castellanos
comenta sobre el trato personal que sostuvo con su servidumbre: “Yo no creo haber sido
excepcionalmente caprichosa, arbitraria y cruel. Pero ninguno me había enseñado a
respetar más que a mis iguales y, desde luego mucho más a mis mayores. Así que me
dejaba llevar por la corriente”.
En varios libros, entre otros Balún Canan (1957: 328), la violencia doméstica es
visible. “Mi madre no obtuvo respuesta y el silencio la enardeció aún más. Furiosa,
empezó a descargar, con el filo del peine, un golpe y otro y otro sobre la cabeza de la nana.
Ella no se defendía, no se quejaba. Yo las miré, temblando de miedo, desde mi lugar. —
¡India revestida, quítate de aquí! ¡Que no te vuelva yo a ver en mi casa!”
María Escandón, entrevistada por Cynthia Steele (1992) al respecto de su vida
laboral con nuestra autora y con Gertrudis Duby de Blom, confesó que Rosario
Castellanos, en su trato personal, “nunca se preocupó por mí”. Y agregó, “yo la quise
mucho, y a sus padres también. Nunca se preocupó por mí. Y estuve veinte años [con
ella]”. Quizá Rosario debió indemnizar a María Escandón. ¿Castellanos habrá pedido
disculpas a Escandón por los malos entendidos y tribulaciones? Me pregunto si los
personajes femeninos de Castellanos guardan alguna relación con esa vida cotidiana.
Cynthia Steele (310) refiere que Castellanos: consciente del “carácter explotativo” [sic.]
de su relación con María Escandón, tomó la decisión de pedirle perdón a quien había
ofendido, y de jamás volver a humillar a nadie: “Mi política en relación con Herlinda
Bolaños fue totalmente diferente.”
Como parte de la tradición en las familias católicas mexicanas era necesario que
las nuevas familias concibieran, y lo deseable era que fuera varón; pero en el caso de la
familia de nuestra autora, nació ella, la niña Rosario. En sus propias palabras se resta
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importancia, no concibe por qué “la madre haya hecho tanto ruido para tan pocas nueces”.
(Castellanos 2004: 247).
Cuando la “niña Rosario” apenas contaba con un año de edad nació su hermano
Mario Benjamín; en tanto varón, el seguro heredero; él se convirtió en el centro de
atención de la familia y Rosario quedó en el olvido; con el pasar de los años, en sus
berrinches nació anhelar la muerte del que ocupó su lugar. Una vez lo dijo en voz alta,
esperanzada: “Cómo no se muere para que a mí me quieran como a él!” según escribió
Elena Poniatowska 2016: 313). En 1933 Mario Benjamín murió en Comitán, de un ataque
de apendicitis que no pudieron atenderle. Según Elena Poniatowska, Rosario escuchó que
en una conversación su madre dijo: “¿por qué se murió el varón y no la mujercita?”, y
luego, cuando Rosario iba a buscar a su padre escuchó de éste: “ahora ya no tenemos por
quien luchar”. Según Tejada (2019), en la entrevista que Samuel Gordon, el promotor de
la cultura mexicana nacido en Varsovia y recién fallecido en 2018, le realizó en la
Universidad Hebrea, ella hizo el siguiente relato:
Cuando entró esta prima, como despavorida, como una especie de medusa, con
el pelo blanco, todo así parado, sin peinar, y le dijo a mi mamá que acababa de
tener una visión, y que en esa visión se le había aparecido alguien y le había
dicho que uno de sus hijos —de mi mamá—, iba a morir. Entonces mi mamá se
levantó, como un resorte, y le dijo: ‘¡Pero no el varón!“ ¿verdad?
Según Elena Poniatowska, el niño Mario Benjamín nunca dejó de ser el centro de
atención, ni vivo ni muerto; su muerte marcaría de por vida a Castellanos: fue “una raíz
amarga y difícilmente extirpable”, obsesiva, visible en su literatura. La primera evidencia
ocurre en Primera revelación (1950), cuento publicado en la revista América, centrado en
la muerte del hermano, que de aquí en adelante siempre será una especie de estigma
literario, como en Balún Canán.
Y es que como ya se ha referido, en las familias católicas mexicanas pudientes lo
que aconteciera al primogénito era de suma importancia, por lo que respecta al apellido,
y a la conservación del monto de los bienes, tal como favoreció a su propio padre. Es
decir, el hombre, tal como lo define Rosario en su tesis de 1950, era el centro de la cultura,
y con más razón de la mexicana, que ha sido regida por comportamientos agresivos y
fanfarrones de superioridad, tanto en la familia como en la sociedad en general. Este
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mexicano aparece bien dibujado en El perfil del hombre y la cultura en México (1933),
libro emblemático y punto de partida de varios intelectuales, como Octavio Paz.
En 1934, Lázaro Cárdenas del Río asume la Presidencia de México, y las reformas
políticas y sociales que impulsa durante el régimen afectarán a la familia Castellanos; ella
lo recrea de modo ficcional en Balún Canán y en Oficio de tinieblas. Estas mismas ideas,
Castellanos (2004: 531) las expone en un artículo periodístico:
Resulta que, como era nuestra costumbre, vivíamos en Comitán. Eran los
tiempos heroicos en que el general Cárdenas intentaba destruir los latifundios e
implantar Reformas Agrarias en una zona en que esta política se consideraba
impracticable y dañina. Yo escuchaba, desde los corredores, desde los patios,
donde se suponía que deberíamos estar jugando los niños, las conversaciones
de mis padres y de sus amigos y parientes, todos dueños de grandes extensiones
de tierras, de haciendas, de ganados o de café.
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jugar a la pelota, de suerte que durante el recreo Rosario se queda leyendo. Tampoco va a
fiestas, se excusa diciendo que irá con mucho gusto, “en cuanto engorde”, según escribió
Poniatowska (2016: 21)
En el “certificado de secundaria se asienta que el primer año lo cursó en la Escuela
Helena Herlihy Hall, en 1939.” Después vuelve a Chiapas, no se conoce con quién se alojó
en México ni las razones por las que regresa a su Comitán, así que el segundo grado lo
realizó “en la Escuela Secundaria de Comitán, Chiapas, en 1940”. Después de convivir un
año con sus padres y amistades cercanas, de aprender de la visión de la realidad de los
indígenas regresó nuevamente a México para cursar el último grado “en el Colegio Luis
G. León con domicilio en la colonia Roma Sur en el D. F.” De nuevo en Comitán empieza
a escribir sus primeros intentos de poesía; así lo refiere en la entrevista con Emanuel
Carballo, en 1963: “A partir de 1940 comencé a escribir poemas. Mis primeras influencias
fueron las más fáciles de adquirir, ya que mi formación literaria era muy deficiente”,
confesó a Carballo (500).
En 1941 regresa a la Ciudad de México, a la edad de 16 años, para continuar con
sus estudios medio superiores. Cuenta Eduardo Mejía que: “Solo se trasladó a la capital
del país para realizar sus estudios de preparatoria, y posteriormente la universidad.”
(Castellanos 1998: 6). En Chiapas, bajo la administración de Rafael Pascasio Gamboa,
atinadamente se formalizó el grupo Ateneo, el 2 de octubre de 1941, en los que
participaron Jaime Sabines, Rosario Castellanos solo por citar dos.
En 1942, debido a los problemas sociales que hemos referido, así como por la
muerte de Mario Benjamín, “la familia Castellanos Figueroa dejó Chiapas para instalarse
en la Ciudad de México; trasladaron consigo los restos del hermano menor, seis años
después, de relaciones y tensiones familiares, del ajetreo en la ciudad de esa época, a la
familia Castellanos Figueroa le adviene lo que sería una desgracia para la autora: muere
su madre, doña Adriana Figueroa, en enero 1948, de cáncer en el estómago. Es curioso
que a los pocos días muriera el padre de Rosario y ella quedara en completa orfandad.
Cabe destacar que en la cuarta misiva que escribió a Ricardo Guerra, mientras estaba en
la Concordia, Chiapas, Rosario (1994: 36).dice que la muerte de sus padres fue de gran
alivio, que le propició tranquilidad, ya que los conflictos familiares entre ellos eran
constantes.
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Desde que ellos murieron he vivido más tranquila, he sido más feliz, desaparecida
esa tensión constante en la que todos nos manteníamos, celosos y vigilantes,
siempre a flor de labio el reproche, las lágrimas y la bilis eran la secreción nuestra
de cada día. Por eso he temido siempre el cariño, el amor, la pasión, todo lo que
ata a uno con las otras gentes.
Los restos del niño Mario Benjamín y los ambos padres yacen en la iglesia de La
Piedad, en la Ciudad de México.
En el mismo año de 1948 aparecen algunas publicaciones en castellano que han
llegado a ser muy influyentes para el oficio de las letras, como Cuadernos Americanos,
dirigida por Jesús Silva Herzog, órgano del nacionalismo latinoamericano, señala Carlos
Monsiváis (2010: 1036). Algunas alumnas de la Facultad de Filosofía y Letras de la
UNAM publicaron la revista literaria Rueca, entre 1941 y 1952; se dice que fue uno de
los primeros logros en propósitos editoriales culturales, y lejos de lo acostumbrado: el
hogar, el sentimentalismo. Las mujeres que entonces publicaban lo hacían en algunas
revistas, como Coqueta o Colegiala. Por el contrario, Rueca “[…`] hizo frente al
inexistente panorama de proyectos editoriales dirigidos por mujeres que no consistieran
únicamente en textos sentimentales o dirigidos a mejorar asuntos del hogar”, escribe
Solórzano (2018). Una de las primeras fundadoras que propuso esta idea fue Emma Saro,
otra fue Carmen Toscano; se unieron María Ramona Rey, Ernestina de Champourcin, la
primera dueña de una imprenta y que proporcionó de manera gratuita el primer número;
y así se sumaron colaboradoras como Elena Beristaín, y por supuesto Rosario Castellanos,
que colaboró con poemas.
Rosario Castellanos obtuvo el certificado de prepararoria el 22 de noviembre de
1943. Lo que siguió fue su solicitud de ingreso a la Escuela de Jurisprudencia para cursar
la carrera de Derecho, en 1944; sin embargo, inconforme, el 23 de febrero de 1945
presentó solicitud de ingreso a la carrera de Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras
de la UNAM. Dijo la misma Castellanos (2016: 6). Gabriela Cano, en su prólogo de Sobre
cultura femenina, dice que Rosario afirmaba que su ingreso a Derecho, y el posterior a
literatura, no fueron lo que ella esperaba. Su desilusión con la literatura fue debido a que
su estructura, organizada por los expertos en las materias, no cuadraba con lo que ella
consideraba desde su perspectiva personal como literatura, y es que “con su énfasis en la
enumeración de fechas y nombres, el catálogo de estilos y análisis de recursos literarios,
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decepcionó a la joven escritora, que por algo obtuvo una calificación mediocre en el curso
de literatura hispanoamericana”.
En 1947 pública la Aventura del libro, en la revista Suma bibliográfica. Se trata de
un breve ensayo sobre el impacto de la literatura en su juventud, en la que encontraba
refugio y alivio. Primero, hemos señalado que con la muerte de su hermano menor la vida
perdió sentido para sus padres; segundo, que la autora, incluso en la edad adulta, se sintió
culpable del deceso de Mario Benjamín; tercero, que la muerte de sus padres le “fue de
gran alivio”. El único refugio que encontraba eran los libros, y la escritura. No olvidemos
que por la época, y con mayor razón en Chiapas, era de minorías leer libros, muy pocos
sabían leer, el analfabetismo era muy grave y estaba muy difundido el prejuicio de que las
niñas recibieran una educación para servir al hogar y al marido, no más allá. Refiere
Marisa Trejo Sirvent (2006: 13), al respecto del alto índice de analfabetismo en México,
que esto puede ser causa de que la escritora no fuera completamente valorada en la época
que le tocó vivir, una de privilegio para los hombres. Veamos:
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entre las cuales la religiosa es solo una, quise rescatar algo, algo que continuara
informando mi vida; deseaba darle sentido y justificación a cada uno de mis actos.”
Carlos Monsiváis (2010: 1032) escribió en Breve historia mexicana su
interpretación del mismo poema, opuesta a la de su autora:
Se sujeta en gran medida a las convenciones dominantes: “El mundo gime estéril
como un hongo”, y emite los esbozos inaugurales de una personalidad: el
ejercicio de un humor cotidiano, lejos de la previsibilidad de las fórmulas “para
hacer poesía”, un moroso sarcasmo que no pretende herir sino –sin parodias–
lograr la frase justa.
Nos atenemos a lo que dice Hans-Georg Gadamer (1993: 76). en Verdad y método:
“El arte requiere interpretación porque es de una multivocidad inagotable. No se le puede
traducir adecuadamente a conocimiento conceptual”.
Sin duda, para algunos poetas, tanto como para la propia autora, esa búsqueda de
una voz propia debe ser auténtica, aunque saben que es necesario un guía, un maestro por
tradición, como Virgilio para Dante, un modelo a seguir. Rosario expresa a Emmanuel
Carballo que en 1948 encontró un libro “revelador”: la antología Laurel. “Allí leí Muerte
sin fin, que me produjo una conmoción de la que no me he repuesto nunca. Bajo su
estímulo inmediato, aunque como influjo no se note, escribí en una semana Trayectoria
del polvo”.
Para Monsiváis, la aventura de Rosario en la creación literaria inicia con Apuntes
para una confesión de fe, pues, se han señalado más arriba sus muy halagadas palabras,
lo consideró el: “libro inaugural en la poesía de Rosario Castellanos”. De este mismo libro
su autora dice: “[…] lo constituye una palabra: “soledad” de la cual heredo el pecado, pero
de ser mujer pensando en la idea primigenia de Adán y Eva; que ésta primero consumió
del fruto prohibido del bien y el mal y fueron expulsados: En mi genealogía no hay más
que una palabra: Soledad". E insiste: “Nací a la misma hora en que nació el pecado y como
él, fui llamada Soledad”, escribe Poniatowska (1992).
Es posible decir que Rosario tenía bien trazado el camino que debía seguir y este
fue el de la escritura, por eso, mientras escribía el poemario que hemos referido e
investigaba para su tesis, escribió el boceto de lo que sería Balún Canán, que fue
publicado, bajo el título “Primera revelación”, en junio de 1950, en la revista América,
26
editada por Efrén Hernández y Marco Antonio Millán. Es curioso que no mencione en la
entrevista clásica con Carballo este primer boceto, ocho años antes de que saliera al
público su primera novela, una de sus mejores obras literarias de 1957. Ese mismo año
publicó un artículo sobre la poesía de su amiga Dolores Castro, “El corazón trasfigurado”,
en la misma revista América.
Cabe destacar que mientras Rosario Castellanos seguía investigando sobre la
temática de su controversial tesis: Sobre cultura femenina, en 1949, en París, aparece El
segundo sexo, de Simone de Beauvoir, que causa controversia en la época. Según Gabriela
Cano, en su prólogo a Sobre cultura femenina, refiere que no existe influencia de
Beauvoir, nosotros apuntamos que sí es la misma problemática de la mujer, pero abordada
desde distinto ángulo: desde los aportes culturales artísticos del hombre. Se debe destacar
que el punto de referencia intelectual, que es la puesta al día de los espacios sociales y
culturales de Hispanoamérica, es de índole europea, del eurocentrismo; en particular del
intelectual y de su liderazgo cultural. Elena Poniatowska dice que: “no es que Rosario se
haya obligado a emular a Simone de Beauvoir, es que el único punto de referencia era
Simone de Beauvoir, y por tanto América Latina en un afán de ponerse al día, produce
desde Picassos hasta Elizabeth Taylors del sub-desarrollo”.
Por su parte, Rosario reconoce a Simone Weil, Virginia Wolf y a Gabriela Mistral
como sus principales influencias en sus creaciones literarias, pero también en su
formación política y social. “me auxilió la lectura de Simone Weil, digo Simone Weil
porque no conocía otros autores que me hubieran sido más útiles”, según declaró a
Carballo (1994: 507).
En otros aspectos culturales en México ocurren algunos hechos relevantes en la
propaganda del conocimiento intelectual. Las revistas literarias sustituyen a los
suplementos culturales, con nuevos diseños de imagen a cargo de artistas del proyecto
gráfico de la época; la finalidad era doble: lograr una mayor aceptación y un público más
amplio. Revistas literarias como El Hijo Pródigo sustituye al del periódico El Nacional,
dirigido por Juan Rejano, y Tierra Nueva al suplemento cultural de enorme brillo México
en la cultura (1949-1961), del diario Novedades, dirigido por Fernando Benítez, Henrique
y Pablo González Casanova, Jaime García Terrés, Gastón García Cantú, Miguel Prieto y
27
Vicente Rojo, aunque éste representa por sí solo un admirable vuelco cualitativo en la
concepción del diseño gráfico en México, según Monsiváis (2010: 1036).
Antes de su traslado a España, en 1950, Rosario pública De la vigilia estéril, que
no la convenció pues lo consideró demasiado técnico, porque lo percibía como una
inteligencia y una gramática automatizadas, y no por las cualidades de las pasiones
humanas como el amor, el odio en un sentido estricto de la palabra auténtico. Refiere
Johannes Pfeifer (1979) “el poema habló”, y no el mero juego artificioso de palabras,
como según la misma autora era sus dos poemarios; confesó a Carballo (1994: 501):
En esa época yo hacía una vida de ascetismo, mayor que la de una monja, y no
tenía la menor capacidad ni siquiera para distinguir los sabores de las cosas. Era
yo particularmente insensible a todos los datos de los sentidos, y sin embargo el
libro está lleno de esos datos pero son de segunda. Los adquirí a través de
lecturas.
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carta, tan importante para ella, en sus líneas confiesa a Ricardo Guerra la entrega de su
amor antes de irse a sus estudios de estilística. Al respecto de esas cartas, refiere Elena
Poniatowska en el prólogo (1994: 11): “Hasta la fecha ninguna escritora mexicana había
dejado un documento tan enriquecedor como estas cartas que le escribe Rosario
Castellanos a Ricardo Guerra, de julio de 1950 a diciembre de 1967”.
Y le escribió casi todos los días, de los pormenores y chismes del viaje, y en España
de libros, películas, gourmet, y de los otros países que visitó. En una de las cartas le dice
que es “disparejamente gorda”, y en otra le da permiso de otras noviecitas; se burla de su
amante: le escribe que estaba con Octavio Paz —que ese mismo año publicó El Laberinto
de la soledad—, con Sartre y con Simone de Beauvoir. El 26 de septiembre de 1951 le
escribe desde Viena la que será su última carta en el viejo continente. Regresa a Chiapas,
visita a su amado Comitán, viaja a caballo para llegar a su rancho Chapatengo “en donde
vivía su medio hermano —hijo de una indígena que trabajaba en una de las haciendas de
su padre […] a orilla del río Grijalva y totalmente aislado. Viajamos en avión de Comitán
a la Concordia y de allí al rancho; fueron largas horas de camino a caballo”, señalan
Zamudio y Tapia (2006: 144). Desde la Concordia Chiapas le escribe la carta del 11 de
diciembre de 1951, más de amor y diversión cotidiana. Un poco después, el 15 de
diciembre, escribe una misiva, muy graciosa: “Raúl me rapó. Primero con unas tijeras
¡Zas, afuera los mechones de pelo!” Si eso ocurrió por rebeldía, crisis mental o por
diversión, pues el “cabellitos de elotes”, ese “hombre con sentido moral” llamado Ricardo
Guerra, no le había informado que se casó en 1951 con Lilia Carrillo y que esperan un
hijo: Ricky.
Después de esa decepción en el amor, al comprobar que Ricardo no era lo que ella
esperaba; de equivocarse, loca de amor, al definirlo como “un hombre con sentido moral”,
en el estricto sentido de la palabra; la vida la premiaba de otro modo, pues le encargaron
trabajar en el Instituto de Ciencias y Artes, en Tuxtla Gutiérrez. Ahí mismo, en 1952,
imparte clases y publica sus antologías poéticas: El rescate del mundo, primera edición a
cargo del Departamento de Prensa y Turismo del Estado de Chiapas, con una segunda
edición por la revista América; además, Presentación al templo: poemas, en 1952.
Sobre su poética de ese momento, declaró a Carballo (1994: 501) que no era de su
satisfacción por el grado abstracto y el predominio del intelectualismo frío de las palabras,
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que al lector no emociona como sí logran las pasiones humanas. Dijo que “El título es un
desastre”. Carlos Monsiváis (2010: 1032). dice que: “El rescate del mundo, exhibe
numerosas lecturas: Muerte sin fin, Gabriela Mistral, la Biblia, textos de hagiografía. La
poesía se alimenta y evoca mitologías: el mundo rescatado es el de la infancia católica (la
presencia del Amado como mero gozo del lenguaje) y la imaginería del Chiapas natal”.
Agrega que Presentación al templo es influencia recurrente de escritoras europeas como
hispanoamericanas que ofrece diferentes aristas interpretativas por su complejidad
narrativa, en donde tienen cabida las evocaciones a la teología y al terruño.
En 1952, decepcionada porque Ricardo se había casado, la suerte sonreía benévola
a su creación artística, Rosario pública Tablero de damas, pieza en un acto. Refiere
Monsiváis el poder crítico de su escritura en lo referente a la mujer, aunque no lograra
definir en toda su magnitud la inspiración conmovedora: “Las piezas de Rosario
Castellanos (“Judith”, “Tablero de damas”, “Salomé”) [son] intensas y dotadas de un
singular poder crítico en lo relativo al feminismo, no llegan a configurarse como poesía
dramática”, escribió Monsiváis (2010: 1074).
En otros textos menos intensos, pero con ojo crítico, nuestra autora se refirió a las
mujeres, como en “Feminismo a la mexicana”, el feminismo en “México no ha pasado de
ser una actitud larvaria y vergonzante” (Castellanos 2004: 250). En Tablero de damas,
utiliza la farsa para ridiculizar a varias poetisas de diversas edades, con conceptos distintos
sobre la escritura. “La mayoría de estas mujeres escriben por vanidad, esperan ser
admiradas y reconocidas por su público”. (Bustamante 2007).
Por extraño que parezca, Chiapas es pionero en el voto femenino. Cabe destacar
que el derecho al sufragio universal en México fue otorgado por Adolfo Ruiz Cortines en
1953, esto se presume, pero no se debió a las luchas e impulso de las mujeres ni a las
exigencias de ninguna base feminista de la época, sino a una concesión del Estado priísta
orientada a lograr la mayoría en las elecciones (bien dicen que cuando el río suena…), con
lo que matan dos pájaros de un tiro: ganaron las elecciones, y no se quedaron a la cola de
otros países; no se trató de ninguna solidaridad con sufragista alguna.
Gabriela Cano advierte al respecto de las sufragistas, un poco más feliz, “que
durante este periodo el sufragio femenino se convirtió en símbolo de la modernidad
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política que el régimen intentaba mostrar, dejando de ser así una reivindicación política
de los movimientos feministas y de mujeres”.
Volviendo a su creaciones artísticas Rosario publica las antologías poéticas
Misterios gozosos, El resplandor del ser y Lamentación de Dido. Carlos Monsiváis (2010:
1032) no deja de alabar a la autora, que es brillante, de ternura cruel ante el desastre y del
sentimiento humano:
Le pregunta Carballo (1994: 504) sobre qué poema es el que considera más logrado
por su estructura estética y finura; ella responde que:
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Volviendo a Lamentación de Dido, en otro momento del poema “[…] aparecen
elementos filosóficos y poéticos de distintas épocas de su poesía. Hay mitos, ritos sacros,
cotidianos, la tragedia de la búsqueda y el rechazo”, señala Monsiváis (2010).
En 1954 se le otorga la beca del Centro Mexicano de Escritores. Un año después
se traslada a San Cristóbal de Las Casas y enseña filosofía del derecho, noolvidemos que
en el principio de su formación estudió leyes, quizá aplicó los conocimientos adquiridos
en la Facultad de Derecho en sus dos primeras novelas, que abordan las leyes de reforma
con Cárdenas, además, de estas actividades de enseñanza ejerce otras más en el Centro
Tzeltal-Tzotzil del Instituto Nacional Indigenista como redactora en el teatro guiñol Petul.
Hemos referido que los primeros esbozos de su novela Balún Canán fueron publicados
en agosto de 1949 en la revista América como “Crónica de un suceso inconfirmable”, a
cargo de su maestro y amigo Efrén Hernández. Finalmente, en 1957, el Fondo de Cultura
Económica publica Balún Canán. Rosario le puntualiza a Carballo que su novela: “Está
dividida en tres partes. La primera y la tercera, escritas en primera persona, están
contadas desde el punto de vista de una niña de siete años”. Además, refiere que:
“Primera revelación, es el germen de Balún-Canan. Deseaba contar sucesos que no
fueran esenciales como los de la poesía: sucesos adjetivos”.
Dicen Rosario Castellanos (2004: 207) y otros conocedores del tema, que la risa
es liberadora, pero que también es reír es llorar hacia dentro, porque después de la
desgracia lo único que queda es la risa de uno mismo: “Al poder reír de lo que solo ayer
fuera dolor, “hay que reír […] la risa, ya lo sabemos, es el primer testimonio de la
libertad”.
En ese mismo tono, a siete años de aquellas cartas de amor, de besos al aire, por
fin San Antonio le concede contraer nupcias con un hombre del que ya Rosario sabía de
qué pie cojeaba, “marido mal casero, canta en otro gallinero”. Y no es invento lo de San
Antonio, lo escribió así (2006: 134): “Señorita. Sí, insisto. Señorita. / Soy joven. Dicen
que no fea. Carácter / llevadero. Y un día vendrá el Príncipe Azul, porque se lo he rogado
/ como un milagro a San Antonio. Entonces / vamos a ser felices. Enamorados siempre”.
Castellanos (1998: 134) no abandona el tema de la soltería, como se ve en “Jornada
de la soltera”: “Da vergüenza estar sola. / El día entero arde un rubor terrible en su
mejilla”.
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Y es que a Rosario no bastaban los dedos para contar sus años, lo dijo en su artículo
en Excélsior, el 19 de junio de 1973: “Permanecí soltera hasta los treinta y tres años”, y
en Tel Aviv, refiere varios aspectos de su vida: “contraje un matrimonio que era
estrictamente monoándrico por mi parte y totalmente poligámico por la parte contraria”.
A todas luces no le fue bien en lo sentimental, pero sí en los premios literarios:
gana el Premio Chiapas en 1958 por el conjunto de su obra artística. Las creaciones
literarias de Rosario fueron, básicamente, el centro de su vida, al grado de consolidarse en
una escritura propia, como refirió en un principio en su tesis, lejos de las influencias
masculinas, “un propio sello” ¿Lo logro?
En 1959 aparecen Al pie de la letra, editada por la Universidad Veracruzana, y
Salomé y Judith, poemas dramáticos, en los que como siempre la autora demuestra su
humildad al respecto de estas obras de que no le convencieron, de que no logran la calidad
que ella esperaba; por ello la confesión que hace a Carballo remite a que no del todo olvidó
sus ideas de la tesis de 1950, sino que creí en la evolución de un propia voz, de mujer
artista, válgase la redundancia, un “propio sello” particular. Veamos qué le declaró en la
entrevista clásica de 1963: “Traté a estas heroínas bíblicas de una manera muy libre.
Aspiraban a ser teatro, pero no lograron la calidad dramática” Un poco más abajo refiere—
“Desde que comencé a escribir prosa, ésta se reflejó en mi poesía. Al pie de la letra está
lleno de reminiscencias prosísticas.
Publica su primer libro de cuentos, Ciudad Real, en 1960, en la Universidad
Veracruzana, según Carballo, aquí Castellanos deja atrás los asuntos del folklore, la
etnología y las caracterizaciones que dividen a los personajes en dos bandos, como en
Balún Canán y Oficio de Tinieblas, es decir, entre el amo y el esclavo: “los buenos (los
indios) y los malos, los ladinos.” Para Carballo, Ciudad real incluye cuentos bien
logrados, útiles para comprender la técnica del cuento de la vieja escuela y la visualización
que la autora tiene de la vida cotidiana de Comitán y San Cristóbal. Dice Carballo:
“Además de cuentos, de cuentos sencillos y bien hechos a la vieja usanza, son documentos
imprescindibles para comprender y valorar la coexistencia pacífica entre ambas
concepciones del mundo y la vida” (510).
En 1960 aparecen Lívida luz y Materia memorable, ambos publicados por la
UNAM. Es evidente que Rosario Castellanos era una escritora de tiempo completo; su
33
preocupación fundamental eran las letras. Me cuesta entender si su participación en el
feminismo fue solo de escritorio, o como lo han llamado algunos, si fue feminista, pero
luego escribe comentarios que no encajan en el pensamiento de sufragistas ni de otras
activistas del feminismo. ¿De qué lado estaba la autora? Si se me permite un juicio, quizá
no estaba en ningún bando, fue imparcial, menos con ella misma.
En 1961, hubo un gran acontecimiento para Rosario: por fin nace un hijo suyo:
“misión cumplida”. Según la autora (2004: 247), en las familias mexicanas, cuando nace
un hijo del sexo masculino, “se prenden foquitos azules, se prenden puros, se reciben
abrazos y congratulaciones, por eso la madre puede decir misión cumplida”.
Aunque, después su vástago le genere molestias, como en Wisconsin; desde ahí le
escribe a Ricardo, y es que en el país vecino Gabrielito se quería tirar por la ventana, y
recuerden el poema en que refiere que le absorbe demasiado su tiempo de escritura.
A partir de 1961, a pocos meses del nacimiento de su hijo, se dedica a labores
administrativas y docentes, y a la escritura; era una mujer moderna, para lo doméstico está
“la nana”, y para cuidar a Gabriel. ¿O no fue así con ella misma? Lo cierto es que continuó
con su labor en el Instituto Nacional Indigenista hasta 1966. Se desempeñó como Jefa de
Información y Prensa de la UNAM, en la rectoría del doctor Ignacio Chávez. En el periodo
1961-1971 impartió clases de Literatura comparada, Novela contemporánea y Seminario
de crítica, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Refieren dos testimonios al respecto de sus cátedras en la UNAM que le
preocupaba demasiado lo de las clases, que las lecturas proporcionaba a los alumnos estos
las relacionaran con su experiencia de vida en retroalimentación desde su realidad, texto-
contexto, y que Paulo Freire abordó desde la crítica objetiva de la realidad y no como
mero panfleto. Edmund Husserl dice que sin conciencia no hay esencia.
Aurora Ocampo, investigadora y autora del Diccionario de Escritores Mexicanos
dice que quien no había tenido a Rosario como maestra, no la había conocido
realmente. “Porque frente a sus alumnos, dando su clase, era como Rosario se expresaba
mejor. Se daba toda entera, lo que hacía que esperáramos siempre con gran ilusión el día
y la hora en que nos tocaba alguna de sus cátedras”.
Sale al público en 1961 Tres nudos en la red, publicado en la Revista de la
Universidad de México; con dibujos de Alberto Gironella. Es un texto con una gran dosis
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autobiográfica, como los que hemos referido, y sobre la relación con su familia, tema que
ya conocemos.
De su labor en el Instituto Nacional Indigenista se destacó que en 1962 realizó:
“una versión simplificada de la Constitución Política bajo el título de Mi libro de lectura,
producto de su trabajo en el Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil, señala Álvarez (2018:
16). Ese mismo año se publica Oficio de tinieblas; que trata de la sublevación chamula de
1869, pero Rosario la aproximó a un tiempo más cercano, que la autora conoce bien y en
el su familia se ve afectada. Sobre esta novela Castellanos declara a Carballo (1994: 510):
Sin embargo, Joseph Sommers va más lejos. En su explicación del origen de esta
novela, aborda la lucha de clases, el nuevo orden mundial, la política de México y la
reestructuración de su sociedad agraria, dice Joseph Sommers (1978):
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franca sino apenas para un débil gemido”, y en seguida añade: “En México no han pasado
de una actitud larvaria y vergonzante. ¿Es masoquismo? ¿Es temor al ridículo?”
En 1964 publicó la editorial Era Los convidados de agosto, el cual Emmanuel
Carballo (1994: 511) consideraba el mejor texto en prosa de Rosario; primero, advierte de
los proyectos anteriores, segundo, recurre a nuevas ideas, y justifica con argumentos
expertos y se atiene a ello. Lo escribe en el penúltimo párrafo, después de la entrevista
con la autora:
Quizá sea éste su mejor libro de prosa narrativa, y es el mejor por varias razones:
primero, porque se desembaraza de cualquier preocupación antropológica (sus
personajes ya no son los indios o blancos, son seres humanos); segundo, porque
el realismo no excluye la imaginación (sus anécdotas entreveran los “hechos
certificados” y los “acontecimientos posibles”); tercero, porque el estilo rechaza
la prosa poética y se atiene a los cánones de la prosa narrativa; y último, porque
la autora al contar las anécdotas reduce el campo de sus observaciones:
abandona el punto de vista omnisciente, sin llegar a negarlo, y se comporta
respecto a sus criaturas con modestia: las deja actuar, pensar y sentir con cierta
independencia.
[…] el libro fue saliendo un poco al aventón. Un día escribía yo una página, según
mi estado de humor [.] según las influencias últimas que estaba recibiendo de mis
novelas anteriores. Al día siguiente quería borrar todo lo anterior y hacía algo
totalmente distinto. Creo que se salvarían de esa novela, que tiene diez capítulos,
si acaso dos.
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Debido a problemas internos de la UNAM, dimite el doctor Chávez, lo mismo que
Rosario Castellanos, encargada de la Oficina de Prensa. Más tarde es invitada a la
Universidad de Madison, y desde ahí escribe a Guerra sobre los berrinches de Gabriel que
amenazaba a la madre con tirarse por la ventana. Ricardo Guerra, ya en tiempos del
internet, resume esos hechos en la vida de Rosario, en una entrevista: “En 1966 se origina
un movimiento absurdo contra Ignacio Chávez. Por entonces Rosario recibe una
invitación para ir a Estados Unidos a dar clases, acepta y permanece ahí de 1966 hasta
mediados de 1967”, escribió Muñoz (2014: 15-18).
Por su parte, Rosario refiere esos sucesos del movimiento contra Ignacio Chávez,
quien se encontraba en una situación difícil; para ella la alternativa era internarse en un
“sanatorio”, debido a sus crisis emocionales, pues no logra encontrarse con ella misma,
mientras un algo mental desconocido la va oprimiendo. Rosario (1994: 187 dscribe que:
“Estaba en que si no aparece este remedio heroico que era venirme aquí [Madison] la
única alternativa era el sanatorio.”
Y en el prólogo del mismo libro, refiere a su amiga Elena Poniatowska, su estado
anímico y de salud: “[…] Una Rosario deshecha se va de profesora visitante a Madison,
Wisconsin”. Hemos referido que le escribe a Guerra en una misiva de los “berrinches
espeluznantes” de Gabriel. Y más abajo, su situación emocional desesperante, la resaca
de los ansiolíticos, que son fatales: “En fin, las medicinas me deprimen muchísimo y
prefiero la angustia y la náusea”, cuenta a Ricardo, pero no sabemos si éste le respondió.
Y en el año que sigue no mejora la salud de Rosario, por un lado, su situación marital a
punto de desquebrajarse, y la martirizan la muerte de su hermano, su inseguridad, por
sentirse fea. Así estaban sus asuntos cuando en 1967, apenas de regreso a México, el tema
del divorcio aparece.
Un hecho crucial para los estudiantes mexicanos, que cada año se recuerda, es el
sangriento y cruel 2 de octubre de 1968. Algunos artistas demostraron su solidaridad
escribiendo y publicando a favor los estudiantes y sobre el proceder brutal del gobierno
de Díaz Ordáz. Rosario no se quedó atrás, acusó tan terribles hechos y recuerda al
Movimiento y a los caídos del 1968 a través de su poética, con su sentido intelectual
irónico y honesto: “Memorial de Tlatelolco”, que apareció en la recopilación de Elena
Poniatowska, La noche de Tlatelolco. Testimonios de historia oral que publicó en 1971.
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Pero la vida sonríe a Rosario de varias maneras, pero no en el amor, ni tampoco en
la maternidad; se niega al sentido estricto de las madres mexicanas católicas de la época,
dedicadas solo a las tareas del hogar y a la familia; por el contrario, ella fue mujer muy
ocupada, en el oficio de las letras, en dar clases, en el área administrativa; pero no se
olvide su clara conciencia, tan solo recuérdese el poema dedicado a su vástago, Se habla
de Gabriel, sólo los dos primeros versos: “Como todos los huéspedes mi hijo me estorbaba
/ ocupando un lugar que era mi lugar” (Castellanos 1998: 189). Recibe el nombramiento
de la mujer del año, e inicia su labor docente en la UNAM, que continúa hasta 1971.
Recibe un premio más, el Trouyet.
En el mismo año de 1971 es publicado por la editorial Joaquín Mortiz Álbum de
familia, y el 15 de febrero del mismo año Rosario es invitada a dar el discurso que hoy día
las feministas mexicanas consideran tan importante. Ocurrió en la Presidencia de Luis
Echeverría Álvarez, para celebrar el acto conmemorativo del Día Internacional de la
Mujer, que se realizó en el Museo Nacional de Antropología. Un mes después de su
aventurado discurso y con todos los trámites necesarios llegó a Israel para ocupar el puesto
de embajadora de México; y seguía escribiendo artículos, ensayos sin saber que lo de su
nombramiento, si se es creyente de las leyes naturales de la vida de Dios como lo fue la
autora en vida, lo de su partida fue un camino trazado para no volver con vida a su
entrañable México.
Su discurso "La abnegación: una virtud loca", originalmente fue publicado en
"Diorama de la cultura" de Excélsior, el 21 de febrero de 1971. Tras la aprobación del
sufragio universal en México, los movimientos feministas y de mujeres que luchaban por
derechos sociales y políticos volvieron a tomar auge en la década de 1970. Aunque ya
hemos referido el tema, insistimos en lo que declara sobre las mujeres en la universidad a
Elena Poniatowska (2016: 296), en la entrevista que ésta le realizó en 1971: “una tenía
que hacerse la tonta para tener una relación amistosa con los compañeros. No toleraban la
más mínima competencia […] en aquella época los hombres tenían una concepción muy
medieval respecto de lo que debería ser una mujer”, dice Poniatowska (2004: 12-15) En
los últimos años de vida, de 1972 a 1973, publica Poesía no eres tú: obra poética, 1948-
1971.
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Al respecto de su obra poética, José Joaquín Blanco (1981), en su ensayo
Literatura moderna mexicana publicado por Cal y Arena consideró la mayoría de sus
versos, según Poniatowska (1992: 296) como:
Hans-Georg Gadamer (1993: 76) en Verdad y método dice que lo que trasciende
en el arte es la multivocidad de la interpretación, de aquí que refiera que el texto es
inagotable. “El arte requiere interpretación porque es de una multivocidad inagotable. No
se le puede traducir adecuadamente a conocimiento conceptual”. En el mismo texto refiere
que: “La multivocidad de la poesía se entreteje inextricablemente con la univocidad de la
palabra que mienta (meinendes wort). Lo que sostiene esta tensísima interferencia es la
particular posición del lenguaje respecto a todos los demás materiales con los que crea el
artista: la piedra, la pintura, el sonido, e incluso el movimiento del cuerpo en la danza”.
Elena Poniatowska (2016: 296) no está convencida del todo de la interpretación
que José Joaquín Blanco hace de la poética de Castellanos: “No creo que Rosario
Castellanos se haya propuesto legar una imagen de plañidera. Lo que pasa es que Rosario
usó la literatura como todavía la usamos la mayoría de las mujeres, como forma de
terapia”. Añade que las mujeres acuden a la literaturas “para liberarnos, vaciarnos,
confesarnos, explicarnos el mundo, comprender lo que nos sucede”.
En 1973 la Secretaría de Educación Pública publica Mujer que sabe latín, y sigue
colaborando en Excélsior. Su último artículo se publicó el 26 de agosto de 1974, a poco
menos de un mes de su muerte, acaecida el 7 de agosto. En modo personal, como
diciéndole adiós a su hijo, escribe “Recado a Gabriel: donde se encuentre”, se publicó en
Excélsior; el desenlace ya lo sabemos, ocurrió a Rosario Castellanos algo inesperado,
inaudito hasta para un intelectual. Se presume que después de bañarse: para unos, prendió
la secadora de cabello, para otros, una lámpara, coinciden en que lo hizo teniendo aún el
cuerpo húmedo. Jaime Sabines escribe en un poema archicitado que “Solo una tonta podía
morirse al tocar una lámpara.” Rosario, loca de amor, entre la genialidad y la estupidez,
39
cuenta Poniatowska que una vez casi mete la mano en el aspa de la licuadora. Yo creía
que era imposible que ambas categorías se entrecruzasen, pero no, sólo es un delgado hilo
lo que las separa, Rosario vivió su vida con un gesto de risa tras la desgracia. Murió en su
residencia en Tel Aviv, el 7 de agosto de 1974. En el acta de defunción dice que los hechos
ocurrieron “en su residencia en Herlzelia Pitua, Israel. Causa de la muerte: Electrocución
Probable. El cuerpo de la señora Rosario Castellanos Figueroa será transportado en esta
misma fecha a México, D. F., para su inhumación”. En 1975 aparece publicado El mar y
sus pescaditos, editado por la Secretaría de Educación Pública; la autora antes de su
muerte envió a México los ensayos sobre literatura de autores europeos, y
norteamericanos en boga, de cómo estas estructuran, entre otras ideas, la del quehacer
literario. Ese mismo año el Fondo de Cultura Económica publica El eterno femenino del
que se dice Rosario lo concluyó meses antes de su muerte, que se hizo bajo pedido y que
escribió en Israel con la idea central de la situación de la mujer en el México de los años
1970. Las cartas amorosas que les envió a Ricardo Guerra entre 1950 y 1967, terminarían
publicadas en 1994, con el sello de El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes con el
título de Cartas a Ricardo. Se presume que fueron publicadas por “sus propias
instrucciones”, según afirma Juan Antonio Ascencio, autor de la presentación.
Una versión de la vida de Rosario fue llevada al cine en 2017 con el título de Los
adioses. En 1979, se filmó Oficio de Tinieblas y en 1988 El secreto de Romelia, basada
en el cuento “El viudo Román”.
1933 Fallece Mario Benjamín, Lázaro Cárdenas acepta ser precandidato Adolfo Hitler es electo canciller del Reich
hermano menor de Rosario presidencial del Partido Nacional
Revolucionario
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1934 El reparto agrario del nuevo Inicia la presidencia de Lázaro Cárdenas. 18 de febrero: Noruega promulga una ley a favor de
régimen afecta a su familia Aparece El perfil del hombre y la cultura en las mujeres: tendrán acceso a todos los cargos
México de Samuel Ramos oficiales del Estado y de la Iglesia.
+ Febrero 21: La Guardia Nacional de Nicaragua
asesina a Augusto César Sandino, revolucionario y
dirigente nicaragüense en lucha contra el
predominio estadounidense
1940 Escribe poemas. 7 de julio: Elecciones Federales, resulta México recibió miles de refugiados españoles entre
Concluye la secundaria en electo el Gral. Manuel Ávila Camacho para 1939 y 1942, gran parte durante la presidencia de
el Colegio Luis G. León, en ocupar la presidencia de 1940 a 1946 Lázaro Cárdenas del Río
la colonia Roma
1945 Abandona la facultad de El Escuadrón 201 regresa a la Ciudad de Alemania es invadida por los soviéticos desde el
Derecho y solicita su México el 18 noviembre en un desfile este y por los aliados occidentales desde el oeste.
ingreso a Filosofía militar La negativa de Hitler a admitir la derrota llevó a la
destrucción masiva de la infraestructura. Alemania
se rinde
+ E.U.A arroja bombas atómicas sobre Hiroshima y
Nagasaki
+ Fin de la II Guerra Mundial
+ Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura
1947 Publica la Aventura del Primera visita oficial de un mandatario El presidente estadounidense Harry S. Truman
libro, en la revista Suma estadounidense a México dispone que el pueblo de Puerto Rico (invadido por
bibliográfica. Breve ensayo + Miguel Alemán busca abrir líneas de E.U.A. pueda elegir su propio gobernador.
sobre el impacto de la crédito en ese país con el fin de impulsar la
lectura en su adolescencia industrialización + Thomas Mann publicó Doktor Faustus.
1948 Aparecen Apuntes El alemanismo introduce en México la Gandhi es asesinado en la India
para una declaración de fe noción de adelanto histórico como igualdad
y Trayectoria del polvo + de hábitat y de conducta con relación a la
Mueren sus padres burguesía norteamericana
1949 Artículo sobre Sartre, en Se pública Muerte sin fin del poeta Se publica en Francia El segundo sexo de Simone
revista Suma Bibliográfica, tabasqueño José Gorostiza de Beauvoir y causa revuelo
núm. 15 + Influencia de Rosario Castellanos
1950 Se titula con la Tesis Sobre La ciudad de México la población apenas Los republicanos vuelven a la Casa Blanca tras la
cultura femenina ascendía a los 3 millones de habitantes. elección de Dwight D. Eisenhower como presidente
Recibe la Beca del Instituto + Se pública el Laberinto de la soledad de los EE. UU. Muerte de Iósif Stalin.
de Cultura Hispánica, + Los Premios de la Academia de 1953 se
Madrid. convierten en la primera entrega televisada
Es Discípula de Dámaso
Alonso
El Resultado parcial de este
viaje son De la vigilia
estéril y Dos poemas
Inicia su correspondencia
con Ricardo Guerra
41
1952 Interrumpe sus Cartas a Inició la Campaña Nacional de En Bolivia estalla la Revolución Nacional
Ricardo Alfabetización para abatir el analfabetismo + 1° Televisor en Japón
Es Promotora de cultura en en el país que es de 42% + Se publica en Francia
el Icach, imparte clases. + La Source grecque (París: Gallimard,) de Simone
Pública. El rescate del Weil
mundo, Tablero de damas y
Presentación al templo
1953 Obtiene la beca del Centro México concede el voto a la mujer Otorgan a Juan Ramón Jiménez el Premio Nobel de
Mexicano Se pública El llano en llamas de Juan Rulfo Literatura
de Escritores
1955 Pública antología Se publica Pedro Páramo Golpe de Estado en Argentina: sublevación militar
Misterios gozosos, El derrota del general Juan Domingo Perón
resplandor del ser y + Inicia la guerra de Vietnam; se prolongará hasta
Lamentación de Dido 1975
1956 De nuevo en Chiapas dirige Inicia en México la campaña de vacunación Muere Albert Einstein.
el teatro guiñol Petul en el anti poliomielitis + En Bolivia se aprueba la ley que da el derecho al
Centro Coordinador voto a los aborígenes, mujeres y militares
Tzeltal-Tzotzil del INI
1959 Se pública Al pie de la Devastador ciclón tropical que afectó la Triunfo de la Revolución cubana, Fidel Castro toma
letra, por la Universidad costa del Pacífico mexicano. Mató a 2.000 el poder
veracruzana personas
Salomé y Judith: por la
edit: Jus
1960 Premio Javier Villaurrutia Nacionaliza Compañía Eléctrica. Libre Johan F. Kennedy es elegido presidente
Por Ciudad Real comercio con Latinoamérica.
Directora General de + Se publica La espiga amotinada + Se inicia la Segunda Ola Feminista con referencia
Información y Prensa- a los estudios feministas anglosajones de principios
Unam de la década 1960 hasta la de 1980
Publica. Lívida Luz Por la
imp universitaria
1961 Nace Gabriel, Se crea la Conasupo Inicia la construcción del Muro de Berlín
Imparte clases Literatura
comparada en la UNAM
Publica en el INI Teatro
Petul II
Algunos ensayos en
suplem. culturales
1962 Publica Joaquín Mortiz Pública el FCE. La muerte de Artemio Cruz, Crisis de los misiles, conflicto entre EUA, la Unión
Oficio de Tinieblas de Carlos Fuentes Soviética y Cuba
+ Kennedy y su esposa visitan a México
42
1964 Se publica Los convidados Gustavo Díaz Ordaz gana la presidencia Nelson Mandela es condenado a cadena perpetua
de agosto + Influencia del movimiento Hippie,
Anuncia la novela Rito de liberación sexual, rock y música de protesta
iniciación en Bellas Artes
1966 Reinicia sus cartas a Se pública Los hijos de Sánchez a cargo del Muere Winston Churchill
Ricardo Guerra desde FCE
Madison, Wisconsin a New
York en 1966.
1967 1967 regresa de Europa. Se Catorce países firman el Tratado de Ernesto "Che" Guevara es ejecutado por el soldado
divorcia. La nombran Tlatelolco que acuerda la desnuclearización Mario Terán en la escuela de La Higuera (Bolivia)
Mujer del Año. Reinicia su de América Latina tras haber sido herido en una pierna y capturado el
labor docente en la UNAM, día anterior
que mantendrá hasta 1971
1968 Mostró solidaridad con los Elena Poniatowska comoienza a recopilar La masacre de My Lai (500 niños, mujeres y
estudiantes. Escribe el La noche de Tlatelolco. Testimonios de ancianos) perpetrada por Estados Unidos, causó un
poema "Memorial de historia oral, sobre el acontecimiento del 2 escándalo internacional
Tlatelolco" de octubre
1971 Se pública Álbum de La aprobación del sufragio universal en Se celebra el Concierto para Bangladésh,
familia. Se publica “La México, volvieron a tomar auge en la organizado por George Harrison para recaudar
Abnegación: una virtud década de 1970. fondos por la hambruna que sufría este país
loca” en Diorama de la + 9 de agosto: la India firma un tratado de amistad
cultura, Excélsior, el 21 de + La Masacre del Jueves de Corpus o La y cooperación con la Unión Soviética
febrero Masacre de Corpus Christi, “El Halconazo”
Su discurso por el día por la participación de un grupo paramilitar
Internacional de la Mujer” identificado como "Halcones"
generó polémica. Es
nombrada embajadora en
Tel-Aviv. Israel
1972 Se pública Poesía no eres Continuaron las acciones represivas, las El 26 de agosto arrancan los XVII Juegos Olímpicos
tú: obra poética, 1948-1971 amenazas y otras medidas en contra del en Múnich, con la presencia de 121 países y 10,088
movimiento social y la izquierda deportistas
1973 Aparece Mujer que sabe Telesistema Mexicano y Televisión Llega a México el primer avión con residentes
latín. Sigue colaborando con Independiente de México se fusionan, creando chilenos a la embajada mexicana tras el golpe de
artículos para Excélsior el Grupo Televisa Estado que culminó con el asesinato del presidente
Salvador Allende
1974 Fallece en su residencia en Día luctuoso para las letras mexicanas. Es Comparten el premio Nobel de Literatura Eyvind
Tel Aviv, el 7 de agosto a trasladada a México y sus restos descansan en Johnson, Harry Martinson
los 49 años de edad la Rotonda de las Personas Ilustres desde el 9
de agosto
43
CAPÍTULO 2
44
Según la autora, todo se reduce a que: “La mujer, en vez de escribir libros, de investigar
verdades, tiene hijos”.
Rosario acepta que la mujer es codependiente del hombre, sin las ideas de éste ella
no es nadie; su originalidad se debe al varón; por tanto, Rosario reconoce que
indiscutiblemente el hombre está detrás de la cultura. Como puntualizó Schopenhauer:
“revisemos al pasado”, y lo comprobaremos. Dice Rosario (2018: 207) que las
aportaciones de la mujer a la cultura son escasas, y si logra el triunfo en la cultura del
hombre, no es
Nunca con éxito excesivo, se les reprocha la pobreza de sus temas y la falta de
originalidad en el modo de desarrollarlos, la falta de una generosa intención. En
fin, se les acusa de mediocridad y de que la imitación de las obras hechas por los
hombres es demasiado burda.
Veamos lo que refiere Rosario (2018: 45) de Otto Weininger sobre la mujer y su
naturaleza inconsciente de vivir, actuar, en orden opuesto a la conducta del hombre que
es consciente de sí mismo. Entiendo que se preocupa por todo lo que ocurre en su contexto
social, incluso, en sus días de ocio le preocupa sus intereses el juego entre otras ideas, por
ello:
La mujer recibe su conciencia del hombre: la función sexual del hombre tipo frente
a la mujer tipo que constituye su complemento ideal es transformarla en
conciencia. La genialidad, o lo que es lo mismo, la originalidad, individual y
condiciones especiales para crear, es la que se halla más distante del estado de
la hénide pues posee la mayor claridad y transparencia. La genialidad por lo tanto
aparece ya como una especie de masculinidad superior y en consecuencia la
mujer nunca podrá ser genial, pues la mujer vive de un modo inconsciente
mientras que el hombre es consciente, y todavía más consiente el genio.
Afirma Gabriela Cano (2018: 19), que la tesis generó ruptura dentro de su
ensayística sobre la mujer: Aunque difícil de creer, Otto Weininger afirma que la mujer
vive de modo inconsciente, al contrario del hombre. Entendemos el concento “consciente”
como aquel individuo que se da cuenta de su realidad social y está la crítica y la
comprende. En contrasentido, la mujer vive de un modo maquinal, toma la vida como
viene, sin cuestionarla absolutamente en nada. Dice el mismo Weininger: “nunca podrá
45
ser genial.” Si en su momento a Rosario se criticó su postura sobre la mujer es porque
argumenta sobre la idea de que todos sus conocimientos fueron adquiridos desde el
pensamiento masculino, es decir, de “los que hacen la cultura”, Arthur Schopenhauer,
Otto Weininger, Friedrich Nietzsche, y J. P. Moebius, por ellos inicia toda una crítica de
que no existe una cultura femenina.
Veamos una de las conclusiones finales de la tesis de Rosario Castellanos (2018:
216): “La mujer satisface su necesidad de eternizarse por medio de la maternidad y
perpetúa, al través de ella, la vida en el cuerpo, el cuerpo sobre la tierra.”
Las afirmaciones que introdujo en su tesis hacen pensar que sus ideas son desde la
mirada del hombre y para la cultura del hombre. Ella misma señala que todo se aprende
por el conocimiento de éstos, aun así, refiere que, aunque una mujer esté dotada
intelectualmente, como Virginia Wolf, es influida por los que inventaron la cultura.
A Rosario le fue inevitable despojarse de las ideas de quién legaliza la cultura,
incluso, juzga a la mujer creadora con la misma vara que a los hombres, que legitiman la
cultura. Dice, además, que son escasas las mujeres que logran hacer una clase de arte, y
en general si la mujer transgrede la cultura, es a la sombra de los conocimientos del artista
hombre.
Hemos señalado que las lecturas que influyeron su discurso, la lista de artistas o
escritores que se refieren de manera despectiva a la mujer es larga, de éstos se nutrió la
autora, fue inevitable que sus referentes le causaran una gran conmoción, irritabilidad por
todo lo negativo que dicen sobre la mujer. Además, fue criticada por algunas estudiosas.
Su conclusión es que por más que una artista mujer logre una originalidad ésta nunca será
auténtica; siempre tendrá la orientación cultural de un hombre con un largo camino en el
arte. Por eso refiere Rosario Castellanos (2018):
46
2.3. Rosario Castellanos: de la cultura femenina a la ideología de género
Desde el principio del proyecto planteamos la pregunta de por qué Rosario Castellanos
abordó el tema de la marginación cultural y social de las mujeres en sus creaciones
literarias. ¿Fue a propósito?, ¿es fruto de alguna estrategia o es observación de su realidad
personal y de sus alrededores? Según Gabriela Cano (2018), en el prólogo a Sobre cultura
femenina, señala que todo inició con esta tesis de 1950:
Los argumentos de los filósofos más destacados de todos los tiempos muestran
pruebas precisas de que no existe la cultura femenina, para la autora en su
momento las ideas de Schopenhauer, Friedrich Nietzsche, por citar dos, son
contundentes en cuanto a la cultura refiere, ella misma refiere en su tesis que
creer que existe una cultura femenina, es como decir que existe la serpiente
marina
47
Tras la muerte de Mario Benjamín, hermano menor de Rosario, nada tiene sentido
para los Castellanos Figueroa; ella refiere en su correspondencia a Ricardo que el deceso
de su hermano está en su producción literaria desde sus primeros argumentos.
Actualmente la abundante información en internet sobre Rosario Castellanos crea
dificultades e incertidumbres; es común leer que a la autora de Mujer que sabe latín (1973)
la consideran precursora del feminismo en México, e incluso feminista. Actualmente las
jóvenes se identifican con Rosario Castellanos, aunque, tristemente, no conozcan su obra
literaria. A propósito de las redes sociales, sujetos anónimos arremeten contra las jóvenes
feministas argumentando que ellas abordan el tren de la moda. Refiere el polémico
Agustín Laje [2018], a través de su Blog spot que “El feminismo radical de nuestros
tiempos tiene todos los componentes para convertirse en una moda exitosa para
adolescentes”.1 Asimismo, en algunos grupos de Facebook y Twitter, afirman algunos
sujetos anónimos que ignoran que la idea más cercana del feminismo actual en México se
tuvo a partir de las ideas de Simone de Beauvoir. La misma Rosario le dedicó un par de
ensayos a la filósofa francesa;
Lo que sí es visible en la información televisiva es que en algunos estados de
México la legalización del aborto es un hecho real, del lema “Ni una más” o “Yo si te
creo”, aunque, tienen sus opositores, como Agustín Laje, por citar solo uno refiere que las
cifras son más altas de mayor porcentaje de homicidios en los hombres, además, de que
hay un porcentaje del sexo masculino que sufren maltrato físico familiar pero queda oculto
por temor a las burlas. Rosario Castellanos (2017: 97) escribió:
1 Véase Blog spot. Actual, comentario de Agustín Laje, « Adolescentes feministas: el nuevo grito
de la moda», Blog de Actuall, 15 de marzo 2018,
https://www.actuall.com/criterio/familia/adolescentes-feministas-nuevo-grito-la-moda/. Fecha de
consulta. 10/06/2019. Breve biografía del autor del mismo Blog Agustín Laje (Córdoba, Argentina,
1989) se ha convertido en la bestia negra del feminismo radical en Hispanoamérica a través de
sus libros (entre los que destaca El libro negro de la nueva izquierda, escrito junto a Nicolás
Márquez), sus vídeos e intervenciones en redes sociales y foros internacionales. Es fundador y
director de la Fundación Centro de Estudios LIBRE de Argentina.
48
sabe latín (1975), Rosario dice que: “Simone de Beauvoir enfoca, por primera
vez, el fenómeno desde una perspectiva que ya no es de la fatalidad biológica,
que ya no es del destino impuesto por las funciones corporales sino que es
elección libre dentro del marco de una cultura.
Hemos señalado que los medios informativos retoman las ideas de la filósofa
francesa. Rosario Castellanos entendió del Segundo sexo que es la elección libre de decidir
la sexualidad, y no la que la cultura imponga. Sin embargo, actualmente es visible en
internet que la comunidad LGBTI desea la legalización de la pedofilia, con su lema “Amor
es amor”; otros, que se les respeten sus decisiones personales, de cambió de sexo, o de
especie. Obviamente, sus modos de vida, distintos a los ordinarios, no deben afectar sus
derechos en tanto persona humana.
Después de su tesis, Rosario escribió algunos ensayos sobre Simone de Beauvoir.
Losinvestigadores ya citados, Gabriela Cano y Gerardo Bustamante, refieren que a
Rosario no le fueron indiferentes los estudios de género. Bustamante (2011: 69)
argumentó que la autora es
Una pionera […] no solo del feminismo, sino incluso de las masculinidades
disidentes. Temas como el poder, la lucha entre sujetos homoeróticos, la unión
entre una pareja que se convierten en enemigos, son asuntos que, a decir del
análisis de estos textos, visualiza las problemáticas purigenéricas entre el
espacio de lo heterosexual y lo homosexual que explora la escritora mexicana.
49
acogemos como un hecho sólido, aun cuando nuestra realidad cultural social es distinta.
Es decir, debemos pensar desde nuestras propias realidades culturales.
Se entiende que las ideas europeas no cuadran del todo con nuestro contexto social
mexicano, quizá por esto, para las sociedades de México, el aborto o la ideología de género
dividen las decisiones. Todos estos asuntos sociales han pasado a constituir el patrimonio
de la ideología de género, y están en pleno debate.
Para Nicolás Márquez y Agustín Laje, en el polémico libro, publicado en 2016, El
libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural, refieren que
todo empezó con El segundo sexo (1949), y es que ya se sabe que este libro se centra en
la arista biológica del fenómeno de la mujer, ser mujer no es cuestión de destino ni
asignada por la divinidad; tampoco por las funciones anatómicas humanas, sino que es un
aspecto condicionado por la cultura.
Por su parte, Rosario (2016: 941) dice:
Será acaso que todas las elecciones de preferencias sexuales, y trasformaciones del
cuerpo, como la del canadiense, Stefonknee Wolscht, por citar solo uno que fue un hombre
casado y abuelo, que decide ser transexual, que luego descubre que su mayor anhelo es
ser una niña de seis o siete años. Ahora es un “trans-edad”, adoptado por una pareja
lésbica. Será que las ideas de la autora francesa que según Márquez y Agustín Laje son la
piedra angular de todos estos nuevos modos de vida de acuerdo a intereses personales,
como el de creerse una mascota.
Por otra parte, y Rosario se atribuyen los trazos iniciales de lo que actualmente
forma parte de la ideología de género. Un poco apostando contra su propio juicio, Gerardo
Bustamante Bermúdez (2011: 71) dice que si a la autora no hubiera ocurrido el fatal
accidente, tal vez intervendría en temas como la teoría queer:
Desde la década de 1960, en los estudios de género, más allá del feminismo y
su historia discursiva, explora aunque de forma tangencial el tema de la
50
homosexualidad. De no haber muerto tan joven, posiblemente hubiera
incursionado en el análisis de otras representaciones como la bisexualidad, el
espacio travesti, transexual o la teoría queer, pues su clara visión sobre lo
masculino y lo femenino como categorías de estudio ya contemplan en su obra
el tema de la diversidad sexogenérica.
51
2.5. Una mujer que escribió desde su realidad cotidiana
Su tesis Sobre cultura femenina (1950) la comenzó a los veintitrés años. Se ha
comentado que Rosario no tenía la madurez intelectual necesaria para realizar una tesis
de tal complejidad, desde la pregunta: “¿Existe una cultura femenina?” Es difícil saber
con exactitud cuál fue el detonante para que la escribiera. Varios filósofos, como
Schopenhauer y Niezstche, y literatos como Honoré de Balzac, demuestran que si damos
un vistazo a la historia no encontraremos casi nada de la mujer en la cultura, y si
atendemos a la realidad del país en Historia de la vida cotidiana en México (2012)
destacan varios hechos sociales como el que en 1950 aún no se le concedía el voto a las
mujeres en México, el clero y la sociedad masculina consideraban que la mujer era
exclusivamente para el hogar; atender al marido sin rezongar y cuidar a los hijos, tal cual
narraban algunas revistas de corte católico. Rosario no le fueron indiferentes los
pormenores de la sociedad de la época, para ella todo está en juego, desde la experiencia
de vida de su pueblo, su llegada a la ciudad y su ingreso a la universidad; con todos estos
aprendizajes cotidianos realizó en su escritura una crítica de su realidad mexicana.
Es verdad que la tesis fue escrita entre 1948 y 1950, pero antes de su tesis sus
experiencias de vida se proyectan en obras como Balún Canán (1957), Ciudad Real
(1960), Oficio de Tinieblas (1962), y en posteriores, como Los convidados de agosto
(1964) y Álbum de familia (1971). Hemos señalado con anterioridad la preocupación
crítica que asumió Rosario acerca de los aportes de la mujer en la cultura; de acuerdo con
historiadores y filósofos, se ha señalado que son escasos los aportes femeninos en la
cultura, y que su prioridad era la sexualidad. Duro golpe a la conciencia feminista: su
preocupación era la de casarse, tener hijos, luego vivir de los recuerdos del amor. Uno de
los autores citados en su tesis dice:
52
La declaración de Rosario en su tesis de que: “su única virtud [de la mujer] es la
de parir hijos” es polémica y audaz, si consideramos que en los años 1940 y 1950 el clero
tenía clara cual debía ser la postura de la mujer, y que solo era la del hogar y la familia;
además, la autora se asumió católica, aunque, en la presentación causó risas y carcajadas.
Un año después Margit Frenk reseñó la tesis, y expresó asombrada que:
53
pensamiento crítico, y que logró cautivar a los sinodales con el agudo sentido del humor
que la caracterizó, podría decirse que todo inicia con su incursión a la universidad, su
titulación, la estancia de un año en Europa; todo esto fue parte de la evolución y para el
planteamiento de sus nuevas ideas, y quizá no fue necesariamente el viaje, pues su camino
opudo estar trazado desde su dedicación a los libros y luego por el arduo trabajo solitario
del escritor.
Regresando a la idea del por qué su interés en el estudio de la cultura femenina, es
indispensable conocer que todo el asunto se remonta cuando las reformas del general
Lázaro Cárdenas del Río (1930-1938) les quitaron a sus padres sus propiedades, por lo
que poco después emigraron a la capital. Para esa fecha Rosario contaba dieciséis años,
es decir, era consciente de lo que ocurría en su realidad social, como declaró a Carballo
en Protagonistas de la literatura que en su obra literaria están implícitos sucesos de su
infancia, tanto en lo personal familiar como sociales más amplios, y aunque de manera
ficcional en sus primeras creaciones se aprecia la marginación social provocada por el
grupo más vulnerable: “los indígenas” son explotados al límite, al parecer lo que escribió
Rosario en sus primeras obras literarias es un posible acercamiento a la realidad de la
época, pues la ubica detalladamente en sus obras mencionadas. Ya varios autores han
referido que en transita con frecuencia por la autobiografía.
Después de su viaje a Europa su labor en el Instituto Nacional Indigenista la llevó
a ampliar sus conocimientos de los pueblos indígenas, la historia y la antropología; las
experiencias con los nativos le fueron de gran utilidad en sus primeras creaciones
literarias. Además, los recuerdos en este caso jugaron un papel importante. Paul Ricoeur
(2000) dice que en toda evocación hay un ordenamiento de coherencia narrativa, entre el
fluir del recuerdo y la escritura. Veamos que le dijo Rosario a Emanuel Carballo (1994:
55) respecto a la evocación y a la plasmación creativa de su primera obra literaria: “A la
novela llegué recordando sucesos de mi infancia. Así, casi sin darme cuenta, di principio
a Balún-Canán: sin una idea general del conjunto, dejándome llevar por el fluir de los
recuerdos. Después, los sucesos se ordenaron alrededor de un mismo tema.”
Con base en nuestra investigación, la tesis de 1950 es el eje central alrededor del
que giran sus primeras creaciones literarias; aunque hemos advertido que hay un
antecedente en su primera novela, el de la muerte de su hermano menor, Mario Benjamín.
54
Según Cano, la autora se planteó varias preguntas para realizar su tesis, además de la
interrogante central que se desglosa en varias partes; la primera interrogación ya la hemos
referido: “¿existe o no una cultura femenina?”, y luego, “¿es diferente de la creada por el
hombre? Y si no existe ¿a qué puede atribuirse esa inexistencia?”.
Balún Canán, Ciudad Real, Oficio de Tinieblas, son en sí referencias de Rosario
con base en conocimientos empíricos de su realidad próxima, de sus contextos sociales:
San Cristóbal y Comitán. Es posible argumentar que todo este cúmulo de ideas de Rosario
le adviene desde el pasado y lo filtra con su conciencia crítica de la realidad,
particularmente en cuanto a ser mujer se refiere, sin perder de vista en lo autobiográfico,
lo real y lo real ficticio, tal como años adelante nos escribió Paul Ricoeur.
En sus tres primeras obras se encuentran experiencias de vida cotidiana, modos,
costumbres, incluso de cultura culinaria, de la vestimenta de la época; en el otro extremo,
detrás de lecturas que refieren de manera negativa la participación en la cultura de la
mujer. Dos extremos de un arco con el centro en la mujer, o mejor dicho, en los personajes
femeninos de sus obras literarias tempranas; elegidos por criterio propio, relacionados en
una totalidad mutua entre vida cotidiana de la mujer y lo que dicen de ellas los que hacen
la cultura.
55
y las guerras. Él es quien dice los discursos, organiza la política y dicta las leyes (174);
por tanto, en Balún Canan, Ciudad Real y Oficio de tinieblas, todo lo que ocurra en su
contexto social político novelado, como las reformas de Lázaro Cárdenas, a las mujeres
les resultaban banalidades. Tenían otros intereses en la familia.
Hemos dicho que Rosario en su tesis advierte que la preocupación de la mujer es
el matrimonio; en sus personajes femeninos puede advertirse que no están exentas, por
ejemplo, Zoraida (Balún Canan), de la retomaremos su clara vinculación con la madre de
Rosario, e Isabel (Oficio de tinieblas), solo por citar dos de sus personajes, pero es amplia
la lista con prioridades de matrimonio. Dicen en su tesis: “Conseguirán que un hombre las
ampare y las valga en la doble acepción castiza y weiningeriana. Un hombre que trabaje
por ellas y que se sienta superior a ellas. El hombre y la mujer formarán una pareja, un
hogar, una familia.”
Usted sabe que tuve un hermano y que se murió y que mis padres, aunque nunca
me lo dijeron directa o explícitamente, de muchas maneras me dieron a entender
que era una injusticia que el varón de la casa hubiera muerto y que en cambio yo
continuara viviendo y coleando.
56
sino “Dios”, y la revelación se le da en forma de profecía, y al tiempo que se cumple se
convierte en trauma, imposible de olvidar. Veamos un fragmento de la entrevista que le
realizó Samuel Gordon, publicada con el título “Rosario Castellanos: cuando el pasado
maneja la pluma con ira”:
2.8. El hombre debe vivir para que organice y legitime sus ideas
La relación entre su narrativa y su tesis Sobre cultura femenina (1950) está en que todo
gira con base al ideal masculino en la cultura, del mismo modo que en su narrativa: todo
el epicentro de la realidad social es el hombre; la mujer vive para el matrimonio, para que
amamante al recién nacido; de manera novelada la madre proyecta con su carácter al hijo
hacia el futuro, lo instruye sobre cómo debe comportarse con los de su condición social,
con aquel que lo sirve porque es amo. En su tesis tenemos que:
O sea que sin hombres no hay cultura, incluso “inventan los electrodomésticos”
legitiman la cultura, luchan por los intereses que más se ajustan a su comodidad. En su
narrativa el hombre tiene que vivir para superarse socialmente, para pelear lo que le
pertenece: sus tierras, su apellido, de aquí que la muerte de un varón en las familias
“coletas” simbolice el deceso de una familia. Con la muerte de Mario Benjamín todo había
57
terminado para sus padres. Rosario refiere en la tesis, de manera general, que lo masculino
es el centro de las sociedades, y la mujer solo procrea, lo que es su gran virtud.
Ahora bien, desde el punto de vista literario, cuan irónico es que ella forja al niño
para las tareas políticas, sociales y culturales, y a la vez a su propio verdugo. En slos
relatos de Rosario, la mujer en vez de escribir verdades procrea hijos, y les enseña los
mismos vicios del contexto de que ya nos ocupamos, y también encontramos en su
literatura que el hombre es el único capaz de realizar todas las tareas de lo cotidiano, es el
que impone las reglas. Visto así, Rosario afirma en su tesis: “Él es quien escribe los libros
y quien lee, quién modela las estatuas y el que las admira. Él descubre las verdades y las
cree y las expresa. Es el que tiene los medios de comunicación con Dios, el que oficia en
sus altares, el que interpreta la voluntad divina y el que la ejecuta”. (175)
Pero Isabel, que ya había descifrado su carácter supo que era un pretexto. Lo
que Isidoro quería era huir del dolor que su mujer iba a soportar. Con la misma
repugnancia se alejaba de los corrales cada vez que un becerro iba a ser
marcado o que la gusanera de una res se curaba con creolina. Isabel lo miró con
una sonrisa de desprecio. Hasta las consideraciones con que a veces la trataba
58
Isidoro no era posible atribuirle ni al esmero de su urbanidad ni a la hondura de
su cariño.
Para estos personajes demostrar a una mujer amor, ternura, es asunto de debilidad;
el hombre debe demostrar firmeza en todos los aspectos que le incumben; como patrón
debe doblegar al indígena, defender sus propiedades con armas de fuego, tener amante y
humillar así a su mujer. Mujeres como Isabel no perdonan la debilidad.
El ideal de las mujeres en la narrativa de Rosario es casarse y tener hijos, aunque
tengan que humillarse como reliquia del amor, pero es preferible a la soltería: “Todas las
humillaciones se soportan, todas las condiciones se aceptan siempre que la mujer pueda,
al través de ellas, convertirse en madre”, afirma Rosario en su tesis (2018: 188).
Hemos referido en el objetivo anterior que el hombre es el que centra su vida en
los pormenores sociales y políticos, en el arte, en sus bienes materiales, luchará a muerte
por defenderlos. Fernando Ulloa es un hombre débil, incluso, su adversario, el latifundista
Leonardo Cifuentes, le arrebata a su amante. ¿Qué vio Julia en el terrateniente si el
ingeniero Ulloa tenía una preparación universitaria, nobleza, aires de libertad para los
desprotegidos? Julia duda de su acción y en esa duda pierde toda la credibilidad de los
indígenas, sobre todo la de una mujer, dice María del Carmen Millán respecto de Fernando
Ulloa y Leonardo Cifuentes:
Sin duda el enemigo mayor con que cuenta Ulloa será el latifundista, que no
querrá ver disminuido su poder ni reducida su hacienda. La lucha es a muerte, y
en ella todos los procedimientos son válidos. La rotunda vitalidad de Leonardo
Cifuentes señala al hombre fuerte, primitivo y astuto, seguro de su meta y seguro
de su conocimiento de las debilidades humanas. Frente a él, el iluso Ulloa es sólo
un ingenuo,-—con armas nobles pero débiles— que llegó tarde y lo perdió todo.
Perdió a su mujer, Julia, y ésta titubeó en la lucha y defensa de los indígenas.
59
a la mujer como creador de la cultura. “El que las mujeres no se sientan atraídas hacia los
valores no quiere decir que no reconozcan en ellos a quienes confieren la eternidad. Quiere
decir que como medios para lograr la eternidad no les interesan […] por que las mujeres
tienen a su alcance un modo de perpetuación mucho más simple, más directo”. Para la
mujer, dice Rosario, es más fácil la perpetuación por la maternidad que dedicarse a las
creaciones culturales como hace el hombre: “La mujer, en vez de escribir libros, de
investigar verdades, de hacer estatuas, tiene hijos”. Por el contrario, el ideal de hombre es
semejante a los que describe Samuel Ramos en su ensayo El perfil del hombre y la cultura
en México (1934). En pocas palabras, dice que el mexicano es fanfarrón, tiene alardes, es
megalomaniaco, es el prototipo masculino. Veamos lo que dice Emelina, de Los
convidados de agosto (1964) sobre su ideal masculino, dice:
60
Adriana Figueroa; ambas se casaron con un hombre veinte años mayor, pero con bienes
económicos y con un prestigio social.
61
la época en la región, contra lo deseado por Zoraida, mujer abnegada cuyas prioridades
son el matrimonio y que el hijo varón, enfermo, se salve, “es necesario”.
En su vida personal sus padres hicieron lo imposible para salvar de la muerte a su
hermano, recurrieron a yerberos, brujos y a los más reconocidos médicos locales. No
recurrieron a los médicos en la Ciudad de México pues se aban donaron un poco a la
negligencia, como explicó Rosario a Samuel Gordon. Después les advino el luto eterno a
los padres, y en el otro extremo, ocurrieron el abandono y desolación de una niña que
nunca superará el legado de dolor tras la muerte del que hace la cultura, dolor que empieza
a raíz de su nacimiento mujer. Rosario refiere que su aislamiento la llevó al mundo de la
literatura; ahí encontró consuelo. La muerte de su hermano la marcó de por vida, y a tantas
niñas que vivirían en el olvido luego del hecho trágico, devastador, de la muerte del
hermano. Dice Rosario (2018: 192): que en San Cristóbal y en Comitán el hijo varón, era
el único que puede regir su realidad y su contexto, por tanto, el hombre hace de “la cultura
un refugio de varones a quienes se les ha negado el don de la maternidad”.
Rosario vivió al menos dos facetas del mismo problema de la exclusión, primero
al ingresar en la universidad y tener que disimular su inteligencia a sus compañeros
varones, y luego, en su matrimonio, en tanto no llegara el hijo varón para continuar la
propia estirpe, que en realidad es la del otro. Así, desde su infancia, el hermano, o sea un
varón, la desplaza; el refugio del hombre es la cultura, para refugiarse la mujer tiene la
maternidad.
62
Según esto, la única preocupación femenina es el matrimonio; para lo cual la mujer
debe cuidar su virginidad, pobre de aquella que por circunstancias de la vida no sangre la
primera vez en el lecho del amor, como en el Viudo Román, cuando Romelia es devuelta
a su familia, y a ella le adviene el castigo del olvido, la amargura de la soltería, y para su
familia, la deshonra. Dice el viudo Román después de un acalorado diálogo con los
parientes de Romelia sobre el tema de la virginidad: —“A mí no me interesa cómo, cuándo
ni con quién. El hecho es que yo ya no la encontré virgen”.
De estos pormenores del matrimonio y la familia se escribe en la recopilación a
cargo de Pilar Gonzalbo sobre la Historia de la vida cotidiana en México (2004). Señala
Valentina Torres (2006:181): “En la realidad de los mexicanos el tema de la virginidad
fue muy proclamado, la Iglesia se encargaba de divulgar los pormenores de la sexualidad
de la mujer, ésta debe llegar virgen al matrimonio”. En el texto antes señalado se dice que
“Los padres cuidaban muy de cerca las relaciones de los jóvenes, que eran vigiladas hasta
el mismísimo día de la boda. El chaperón era el acompañante forzado e indispensable para
que la pareja se desplazara fuera del hogar paterno”.
Rosario Castellanos (2018:188) escribio en Sobre cultura femenina que “La mujer
persigue al hombre, lo engaña con el señuelo.de la belleza, de la felicidad, del placer, pero
en el fondo trabaja por los hijos posibles y busca en el hombre no al ser humano sino al
macho, no a la persona sino al padre”. Pero, ¿de qué mujer es la que habla Rosario
Castellanos? ¿De la del contexto general de México, o específicamente de su pueblo natal?
Entre 1940-1950 se lee en Historia de la vida cotidiana que “el clero proclamaba
hasta el cansancio la idea del matrimonio y de la sexualidad de la mujer”. En la revista
“Coqueta”, por citar caso, se proclamaba que la mujer debe ser para su hogar y su familia;
en varias revistas se instruye sobre cómo debe comportarse la mujer católica de los años
1950. La mujer aspiraba a encontrar una pareja para el hogar y tal como se entendía en su
momento, el hombre al trabajo, y la mujer al hogar, a cuidar hijos, esperar al hombre con
un gesto de satisfacción; Rosario Castellanos (2018: 176) escribe con conciencia crítica de
su realidad, y si consideramos la fenomenología de Husserl que dice, que “sin conciencia
no hay esencia”, por un lado, tenemos lo de su realidad observable, luego la plasmación
de su cotidianidad en su literatura, pero antes, hemos referido en su tesis refiere que las
mujeres:
63
Conseguirán que un hombre las ampare y las valga en la doble acepción castiza
weiningeriana. Un hombre que trabaje por ellas, que piensen por ellas y que se
sienta superior a ellas. El hombre y la mujer formarán una pareja, un hogar, una
familia. Si la mujer tiene disposiciones culinarias hará engordar al hombre que le
ha desposado y engordará ella misma.
La mujer, que escribe, algunas que con una intuición más aguda, se han dado
cuenta de esa limitación, han pretendido superarla. Acaso con un propósito
consciente, con un largo tiempo de disciplina, el don de la objetividad se
conquistará. Es una orientación hacia un horizonte posible. Pero ignoramos si
sería deseable. Si es imprescindible que las mujeres escriban, cabe esperar, al
menos, que lo hagan buceando cada vez más hondo en su propio ser en vez de
efectuar tentativas lamentablemente fallidas de evasión de sí mismas”…
64
desesperación, el sentirse inútil ante la irremediable pérdida de un ser amado. Dice en
Primera revelación (1950: 954):
65
¿Es posible que Rosario Castellanos leyera el texto de Borges? Es necesario
recalcar lo de su tesis, de que la influencia masculina es inevitable a la mujer, a menos
que construya su propio sello personal: el arte despojado de toda huella masculina.
En 1975 se publica póstumamente el libro de ensayos El mar y sus pescaditos, dos
de sus textos hablan del escritor argentino; el primero es El informe de Brodie, y el
segundo Yo soy Borges. Nuestra pregunta es sí existe influencia en el fragmento referido.
En su tesis dice que las mujeres artistas carecen de originalidad, pecan de mediocridad y
hacen imitaciones burdas; se les reprocha la pobreza de sus temas y la falta de originalidad
en el modo de desarrollarlos, la falta de una generosa intención. En fin, se les acusa de
mediocridad y de que su imitación de las obras hechas por los hombres es demasiado
burda.
Rosario Castellanos (1975) dijo en ese texto del autor argentino: “yo recuerdo que
con Borges la primera sorpresa no la tuve viéndolo sino oyéndolo en la grabación del disco
que aparece en la colección Voz viva de México, hecho por la Universidad Nacional
Autónoma de México.” Esto es, entre 1967 y 1968. No parece que Rosario Castellanos
haya conocido el fragmento referido: “Mario, en los ladrillos del jardín. Mario, en las
páginas de mi cuaderno…” y Borges: Beatriz Viterbo, de perfil, en colores; Beatriz, con
antifaz, en los carnavales de 1921. Aunque no exista intertextualidad en las líneas que
hemos señalado, está presente la evocación del pasado, de un ser amado en los rincones
insondables de la memoria.
capítulo 3
3.1. La relevancia del voto femenino y la creación literaria
En 1945 se llevan a cabo las elecciones presidenciales en México, siendo electo presidente
Miguel Alemán Valdés. Por esos años Rosario Castellanos tenía veinte años de edad, pero
no es sino hasta el 17 de octubre de 1953 cuando queda institucionalizado el voto de la
mujer, aunque, los antecedentes se remontan hasta 1923, pues es en Mérida, Yucatán,
donde se realizaron las primeras peticiones, que datan de 1916. La escritora feminista
Laura Poy Solano (2003). “Las mexicanas obtuvieron su ciudadanía plena, y con ello el
derecho a votar y ser votadas, tras una larga lucha iniciada en los albores del siglo XX,
66
impulsada por movimientos feministas que no sólo reivindicaban la igualdad política de
la mujer, sino también exigían para esta educación, trabajo, salud y equidad social.” Sin
embargo, es hasta julio de 1955 que las mujeres acudieron por primera vez a las urnas
para elegir representantes federales a la XVIII Legislatura.
Para la fecha de la institucionalidad del voto femenino, en 1953, y dos años
después del gran logro de las sufragistas, es lógico que llegara a sus oídos este suceso
trascendental para las mujeres, incluso mucho antes. Rosario ya era una mujer que había
conocido a Sartre, a Simone de Beauvoir y a María Zambrano, y a otros, había leído
montones de libros, visto películas, acudido al teatro, escribía; era una mujer cabal de
veintiocho años; por eso es seguro que la autora debió estar enterada del logro. Confiesa
a Elena Poniatowska, veinte años después, que en la universidad “uno tenía que hacerse
la tonta para tener una relación amistosa con los compañeros. No toleraban la más mínima
competencia […] en aquella época los hombres tenían una concepción muy medieval
respecto de lo que debería ser una mujer.”
Rosario Castellanos advirtió que en la década de 1970 la aceptación de las mujeres
en las universidades era notoria, contrario a como ocurrió en sus años de estudiante,
cuando “tenía que hacerse la tonta”. Mucho antes de la publicación de su primer poemario:
Trayectoria del Polvo (1948), las sufragistas llegaron a acuerdos gubernamentales para la
petición del derecho ciudadano de ser electas y de elegir a sus representantes políticos,
pues cómo era posible que en Argentina, Chile, Ecuador y Cuba, el voto femenino ya se
hubiera establecido. Por tanto, México no debería ser la excepción, y tomando en cuenta
que el país colindante y hermano, E.U.A, le llevaba por mucho la delantera, era un hecho
lógico que los mandatarios de esa época tenían que actuar, pero no con honestidad, sino
para no quedarse a la defensiva de otros países.
Desde 1945, cuando Rosario contaba con veinte años de edad, en plena
movilización de las sufragistas, debió tener conocimientos de estos pormenores; seguía
publicando en revistas literarias sus poemas, como en la Secretaría de Educación Pública
o en Ediciones “América” en donde pública De la vigilia estéril (1950) a la que sigue
Poemas (1953-1955), en la editorial Metáfora, y gran cantidad de artículos en Excélsior,
recopilados por Andrea Reyes En mujer de palabras (2003). En el camino recorrido desde
su primera publicación literaria: Aventura del libro (1947), es notorio que su preocupación
67
es la de su propia expresión literaria, con temas diversos de actualidad, en lo que
corresponde filosófica y literariamente.
Transcurridos once años del voto femenino, es decir, en 1966, escribe sobre el
suceso trascendente para la mujer; no en su momento cercano y menos en el crucial. El
texto es: “Aplastada por la injusticia del mundo”, publicado en Excélsior, el 28 de mayo
de 1966. Es la única referencia de un texto de Rosario sobre el voto femenino, en Mujer
de palabras.
Volviendo a nuestra idea central entre escritura y el logro sufragista de 1953;
cercana en esa época tan trascendente para la mujer, redactó y público en el Excélsior
sobre un poeta bien conocido del Uruguay, Juvenal Ortiz Saralegui; igual comentó los
“cuatro cuentos de Carlos Ramos Gutiérrez”; declaró Rosario (2004:59) que entre los
libros de poesía recién publicados en México el más significativo fue, Valle de nada, de
Salvador de la Cruz. Y cierra el año de 1955 con “las nueve conferencias dictadas por
Jaime Torres Bodet” y su “Sobre tres inventores de la realidad: Stendhal, Dostoievsky y
Pérez Galdós”. Su preocupación central fue la creación literaria. Escribe una breve reseña
sobre su amiga Dolores Castro, y sobre los aportes en el contexto literario femenino de
Concha Urquiza, salvo que de ese modo fue su lucha en contra la cultura masculina, y dar
a demostrar que las mujeres pueden estar a la altura de los creadores masculinos; pero
recordemos que Rosario no intenta rescatar a las mujeres creadoras por el hecho de ser
mujer sino por su verdadero arte, como el de Virginia Wolf , Simone Weil y Gabriela
Mistral, a quienes refiere en su tesis.
No hay que olvidar que Sobre cultura femenina parecía estar a la defensiva del
feminismo; recordemos que en 1951 Margit Frenk escribió un artículo al respecto del
tema, donde dice: “Y lo extraordinario es también que no se trate de una obra feminista,
como podría creerse, sino precisamente de todo lo contrario”. Con ese tono irónico
peculiar que caracterizó a Rosario Castellanos, dijo que lo dicho en su tesis “es cuestión
olvidada”. Hay quién lo entiende como su regreso por el camino del arrepentimiento, que
tiró la piedra y en los años 1970 escondió la mano.
Por eso es necesario recordar su discurso de 1971 con motivo del Día Internacional
de la Mujer; siendo presidente de México, Luis Echeverría Alvarez. En el en el sexto
párrafo declaró que:
68
El primer argumento que acude a los labios de las feministas más airadas que
reflexivas ––al comparar su situación propia con la del hombre–– es la exigencia
de la igualdad. Una exigencia que, en tanto que metafísica, lógica y
prácticamente imposible de satisfacer, proporciona un punto de partida falso y
arrastra consigo una serie de consecuencias indeseables. Además de que, en
última instancia, no es más que un reconocimiento del modelo de vida y de acción
masculinos como los únicos factibles, como la meta que es necesario alcanzar a
toda costa.
En sus textos siempre aparece algo que no es del todo claro en una postura
feminista; desde el artículo que publicó en Excélsior en 1963, Feminismo a la mexicana,
pareciera ser que sigue creyendo en la idea de su tesis, a la que Margit Frenk se refirió en
1951 como antifeminista. Veamos lo que dice al respectó trece años después: “Ellas, aun
las emancipadas, las creadoras, no aprovechan sus medios de expresión para una rebeldía
franca…” En otros ensayos sobre las creadoras mujeres en Latinoamérica señala que la
mujer en el arte debe inventar su propio sello, no solo escribir “poesía rosa”. Asimismo,
en su discurso de 1971 dijo que las feministas “son más airadas que reflexivas”.
Volvamos a su preocupación por la literatura. En la carta fechada el 16 de octubre
de 1956, a un año de la legitimación del voto femenino, le escribe a Elías Nandino, desde
San Cristóbal de Las Casas lo siguiente: “Yo estoy de acuerdo con usted en casi todos los
puntos. Esas gimnasias a las que el escritor mexicano se ha entregado siguiendo modelos
europeos, me parecen las más ridículas de las traiciones.”
A Rosario preocupaba que no tengamos una literatura auténtica, que todo se hace
bajo las influencias europeas. Poco más abajo en la misiva, explica a Elías Nandino el
mismo asunto de la creación: “El último poema lo escribí en diciembre del año pasado. Y
desde entonces lo único que he hecho es escribir los primeros capítulos de una novela
sobre la penúltima sublevación indígena en Chiapas.” Se presume que una autentica
feminista con la talla de Rosario Castellanos no dudaría en escribir de los acontecimientos
sociales de los años 1950, pero no, su prioridad no era escribir sobre el feminismo, sino
hacer su literatura.
En una ocasión en que trasbordaban de barco, antes de llegar a España, le dijo a su
amiga Dolores Castro: “quiero ser escritora pese a la soledad”, aunque más tarde, con esa
indecisión que la caracterizó, se arrepintiera. Aun así, en esa obsesión por la creación
69
artística literaria, le informa a Elías Nandino: “A propósito de mi novela, ¿me permite
usted que le hable de ella? Es mi obsesión”. Se refiere a Balún Canán. Tan preocupada
estaba Rosario Castellanos por el ejercicio de las letras que sigue explorando los aportes
de la mujer en el mundo de la literatura como el caso de Concha Urquiza, la piedra angular
del movimiento poético femenino que alcanzó esplendor y desarrollo en México durante
la década de 1940-1950. Notemos que en ningún momento refiere los logros de las
sufragistas del país, pero sí que critica de manera negativa lo que han conseguido algunas
mujeres en la creación literaria del mundo hispanoparlante: Según la autora, la poesía
femenina de mediados del siglo XIX careció de recursos estilísticos literarios:
Dice que “la protesta femenina nunca ha sido atrevida y franca”; tal parece que
siguiera su tesis, sus mismas reflexiones, porque siete años después sigue con la misma
idea, en aparente desacuerdo con la autenticidad de la protesta femenina, que se decidan
por lo uno o lo otro “escribir o dedicarse al trabajo social”. Aquí entiendo que fue sincera
no con el feminismo, pero si con la literatura ya que es abundante:
En México las cosas sucedieron de otro modo. En otro tiempo y con otros
matices. Recordemos que aquí la protesta femenina no ha sido nunca descarada
y franca. La actitud inicial es la de aceptar, sin discusión de ninguna índole, la
situación de inferioridad; la de compartir y defender acaloradamente todas las
ideas, todos los prejuicios, todas las costumbres que hacen posible esta
situación. Y luego, como pidiendo disculpas, escribir o dedicarse al trabajo social
o hacer algo que no es lo que ancestralmente se considera como lo que debe o
está permitido que haga un mujer.
Rosario Castellanos pudo haber votado mucho antes que se legitimara el voto en
toda la república mexicana, ya que su estado natal fue impulsor del crucial acontecimiento.
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Veamos el artículo ya citado de Laura Poy Solano en el diario La Jornada (2003):
“Chiapas se convirtió, en 1925, en otro estado pionero en el reconocimiento de la igualdad
jurídica, al decretar la mayoría de edad a los 18 años y aprobar el derecho de las mujeres
a votar y ser votadas en cualquier puesto público de elección popular”.
En Mujer de palabras (2003), la tan citada recopilación de Andrea Reyes de los
escritos periodísticos de Rosario, se encuentra el artículo “Aplastada por la injusticia del
mundo”, publicado en Excélsior el 28 de mayo de 1966, once años después de la
aprobación del voto femenino; la siguiente referencia, secundaria, es la única que hemos
encontrado en cuanto a la preocupación del voto femenino se refiere, y dice Rosario
(1966): “Yo no recuerdo con precisión muchos detalles”. Así continúa:
Frente a las urnas desfilaban los votantes. Los señores, pulcros, con sombrero,
de leontina y bastón, se detenían apenas un momento para dejar caer en el
interior un papelito muy bien doblado cuyo contenido no dejaban ver a nadie. Los
artesanos se demoraban más en llenar los huecos de las preguntas,
demandaban a gritos donde tenía que ir su firma y alardeaban de su desdén por
un partido que tendría mucho dinero y mucha fuerza pero ninguna popularidad.
Pero las que exageraban la nota eran las mujeres (porque es bueno que se
divulgue que Chiapas, a pesar de la estructura feudal de su economía, fue uno
de los primeros estados en conceder validez al voto femenino y creo, aunque no
me atrevería a jurarlo, que el primero en permitir la entrada a una mujer, como
representante, en sus recintos legislativos.
71
poesía y la novela sentimental; no solo no hay filósofas ni historiadoras, ni las lectoras
atraviesan por estas disciplinas, solo por la literatura rosa romántica.”
En este documento Rosario Castellanos sostiene que la mujer ha tenido un papel
secundario en la sociedad; en algunos de sus libros, Balún Canán (1958), Oficio en
Tinieblas (1962), Ciudad Real (1966) y Retrato de familia (1970) entre otros, muestra a
la mujer desempeñando este papel secundario. Desde luego, el lector advierte la intención
de sentido de inconformidad de la autora respecto a esta desigualdad de géneros.
Rosario Castellanos es considerada una de las novelistas indispensables en
México; una a la que hay que leer con minuciosidad, y mirada crítica, así como ella misma
hace al juzgar a las mujeres acerca de su creación artística.
En sus primeras creaciones literarias, que ya hemos referido con anterioridad, es
notoria su preocupación por la vida social político y cotidiana del pueblo ladino e indígena
de los Altos de Chiapas; se trata de textos llenos de matices alrededor de la algarabía
carnavalesca, tradiciones, costumbres, detalles de las calles, incluso contienen algunos
aspectos gastronómicos. Todos estos detalles enriquecen las obras literarias de Rosario
Castellanos con un retrato de las costumbres indígenas y de las ladinas, de los caxlanes de
los Altos de Chiapas. Estos libros ilustran la historia de lo cotidiano en Chiapas, en
particular Balún Canan, Ciudad Real, Oficio de tinieblas, según dijo Emmanuel Carballo.
Pero aunque sus bases pudieran ser fidedignas, no son una lección de historia, pues trama
e historia están unidas en forma desfasada, y por tanto, imposible; y no obstante esto
ficcional, lo que resulta es de gran riqueza y ahí pueden verse el sangriento levantamiento
indígena de 1869 y el reformismo social y político del general Cárdenas en la década de
1930, especialmente, su reforma agraria nacional, y en el local su ataque a las estructuras
oligárquicas en Chiapas. Está de más preguntarse cuál era el papel de la mujer en la
sociedad de la época.
Tal como afirma en su tesis, el hombre es el que hace la cultura, y en esta estructura
social se desenvuelven sus personajes. También refiere Samuel Ramos (1934: 20) en su
libro fundamental que: “en nuestras sociedades patriarcales el padre es para todo hombre
el símbolo del poder”.
En sus primeras obras literarias se pueden ver las variadas formas de explotación
que los indígenas sufren: despojo de tierras, abuso sexual de sus mujeres, salarios
72
miserables o inexistentes, endeudamiento imposible de pagar a los patrones, denigración
porque no hablan español, maltrato a las que realizan trabajos domésticos, imposición de
la religión católica, y el abuso de la caxlana sobre las sirvientas o criadas. Quizá en ello
tenga cabida lo de la “Reforma cardenista”, recordemos que en su producción literaria
siempre alude a la muerte del hombre, es decir, a un acto simbólico y no solo la muerte de
Mario, símbolo de la caída de un antiguo régimen establecido y nuevamente vuelto a
ordenar.
Castellanos, de manera ficcional, comunica el modo de vida de la “mujer coleta”:
su papel era el de parir un hijo, muy preferentemente varón, para que continuara la estirpe
paterna, por ello, en concordancia entre Rosario y Samuel Ramos “en nuestras sociedades
patriarcales el padre es para todo hombre el símbolo del poder”. Por tanto, la mujer es
aquella abnegada que espera al esposo, la que realiza las tareas del hogar, las dignas de
ser señoras de casa, y por su puesto cuidaban la honra. Si por alguna razón en la calle se
encontrarán con un hombre ellas lo evadirán por el qué dirán: “En estos pueblos las
amistades entre hombre y mujer no se acostumbran. El mismo Leonardo podría interpretar
mal esta libertad que usted le concede”. Y “Nosotros somos hombres, sabemos
defendernos. Pero en una mujer la honra es asunto muy delicado.”
En contraste, en su tesis las mujeres son sujeto de un contexto determinado que
rige sus estructuras sociales incluso divinas; y en el que todo el poder político de la mera
realidad de México es parte de una cultura masculina, tal cual la definiera Samuel Ramos:
“el mexicano presume su fanfarronería, y por más culto siempre le saldrá lo macho”:
Los actos culturales, al ser realizados por sujetos particulares, determinan sobre
sus realizadores un tipo especial de conducta, tipo que da origen a diversas
personalidades a las que el mismo Spranger denomina como hombre teorético,
hombre social y hombre religioso, según que su actividad este orientada hacia el
valor de conocimiento, el de la belleza, el de la utilidad, el del poder, el del amor
o el de la divinidad.
73
entender lo que dijo en su tesis acerca de que “su única virtud [de la mujer] es la de parir
hijos”.
Para Rosario el modo de vida de la época, y que fue parte de la sociedad en su
momento, es una prueba de hasta dónde lo ficticio se acerca a la realidad; se dice que a
veces la realidad supera la ficción, pero en Rosario todo cuadra con la realidad de los
mexicanos de la época.
Ya hemos advertido que en una carta refiere a Ricardo Guerra la importancia del
hijo varón como un hecho fidedigno de su vida, de que la cultura el hombre lo inventa.
Por el contrario, sus personajes femeninos, por ejemplo Zoraida, de Balun Canán, se casa
con un hombre veinte años mayor que ella con la finalidad de no ser la burla del pueblo
por quedar soltera y para ganar el prestigio del apellido. En la vida real del mismo modo
ocurrió a su madre.
En un sentido más universal, Rosario (2018: 174) refiere que el hombre: “Él es
quien inventa los aparatos para dominar a la naturaleza y para hacer el tránsito humano
sobre la tierra más cómodo, más fácil, más agradable. Él es quien lleva a cabo las empresas
comerciales, las conquistas, las exploraciones y las guerras”. La suya es una narrativa
realista que se concibe como un espejo de la sociedad. En las novelas de Rosario el hombre
realiza la cultura, dicta leyes y enfrenta enemigos por sus ideales políticos, como el caso
de la “sublevación Chamula” y de la reforma de Cárdenas.
En Balún canán, Ciudad Real y en Oficio de tinieblas, la representación de la
mujer casada es que está siempre atada a un hombre, porque a la mujer sí le importa el
qué dirán: “las mujeres no nacimos para vivir ni solas ni arrimadas. Poco valemos sin el
respeto de hombre.”
Como dice Rosario, los actos culturales, conductas humanas, determinan la
estructura social; si la prioridad de la mujer es el matrimonio lo es en la medida de la
estructura social en que se ve envuelta. No es una lección de historia, sino que las ideas
de su tesis, y que son reales, se corresponden con su narrativa.
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enfrentan las injusticias que les ocurren a las mujeres, que intentan salirse de la rutina de
la sociedad ficticia, nada de coquetería en las calles, la prioridad es la honra tanto para la
mujer, como la familia, lo respaldaba el clero, y la sociedad misma, por eso “el hombre es
el respeto de la familia refiere su personaje femenino en Los convidados de agosto (753):
“—Es el varón de la casa, el respeto de la familia. Y además— continuo Ester – ahora
dispone de dinero.”
Es decir, que si Rosario Castellanos en su tesis de 1950 dice que la mujer “no solo
no escribe verdades” sino que se mueve bajo el paradigma de los hombres que legitiman
la cultura, definición que el mismo hombre define según sus intereses culturales sociales,
veamos lo que dice Rosario Castellanos (2018:192):
Dice Rosario que la mujer en la cultura es “apenas notable grano de arena, junto
a una montaña” pero esa montaña llamada hombre no puede gestar un hijo, en su momento
creara nuevos paradigmas según su realidad social; bajo esta premisa es claro que la mujer
solo es dadora de vida, el más grande de los atributos, por ello el hombre tiene que llenar
ese vació imposible con “las ideas” en todos los ángulos posibles.
Esa mínima posibilidad, que Rosario infiere diciendo que se debe a mujeres muy
pocas con ese espíritu masculinos.( No entro en más detalles por la complejidad del tema)
pero estás mujeres se oponen a la vida ordinarias común, y se adentran a terrenos de
hombres; incluso desafían los que legitimidad la cultura, la misma autora señala a Virginia
Wolf, Gabriela Mistral por citar dos; Volviendo en el otro extremo en su ficción, aunque,
de otro modo, son pocas las mujeres se oponen a lo establecido de la sociedad “Coleta”
como Emelina de Los Convidados de agosto y Reinaire de Vals Capricho, ( sólo
recurriremos a dos personajes femeninos) Para la mujer ordinaria el honor, la honra de la
familia es fundamental, y que es preferible la soltería y sobre todo la burla del pueblo
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entero antes que perder la honra de mujer decente, por el contrario, pocas mujeres con tal
de realizarse en el matrimonio, no les importa ese recató y se retractan ante el orden
establecido y van más más lejos, veamos en Los convidado de agosto de Rosario
Castellanos (2014:764)
¡Vino! Esto iba más allá de las imaginaciones más audaces de Emelina. Y cuando
tuvo ante sí un líquido rojo que gorgoriteaba al trasegarse de la botella a la copa,
lo contempló con la fijeza estúpida con que las gallinas contemplan la raya de gis
con que puede hipnotizárseles.
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No es casual que la autora en los ensayos periodísticos que público en el Excélsior
dedicara algunas páginas al pensamiento fenomenológico de Husserl, de ese pensamiento
la autora se apropió de la representación de la experiencia de vida, el conjunto de su propia
realidad, y del objeto hombre como hacedor de la cultura. Es su propia tesis, sus creaciones
literarias es la percepción, de un todo en su conjunto por la imaginación del recuerdo de
un determinado contexto, en este caso Chiapas.
Volviendo al tema de la mujer que no se acomoda al orden establecido lo mismo
le ocurre a Reinerie, el personaje femenino que recibe una educación esmerada de parte
de sus tías, quienes anhelan presentarla en sociedad, y desposarla lo antes posible, y
alcanzar lo que ellas no lograron, “casarse”. Es el mismo patrón de las mujeres desde
Balún Canan. Entre las cualidades del personaje femenino señalado están sus
conocimientos de la sexualidad, que va desde el cortejo de los pájaros hasta los de las
parejas humanas; a sus compañeras ruborizaba tan tremenda confesión. Otras cualidades
tenía, como tocar el piano, pero sobre todo, las habilidades del campo por ello: “Si la
ocasión se presentaba Reinerie era capaz de cinchar una mula, de atravesar a nado un río
y de lazar un becerro.” Por tanto, para la sociedad “coleta” el comportamiento de los
personajes femeninos referido molestan a los hombres, al demostrar su superioridad,
incluso entre las propias mujeres causa envidia su actitud rebelde; y es que los hombres
en su narrativa buscan el ideal de la mujer abnegada entregada al hogar y a cuidar al hijo.
En otro apartado hemos referido que las mujeres de su narrativa no soportan la debilidad
de un hombre, este debe ser de carácter recio, incluso en las ideas del amor; y la actitud
de Emelina, Reinerie no es común, sus propias compañeras le dan la espalda,
incapaces de retractarse de una cultura que les venía de antes.
Veamos lo que refiere la tesis de Rosario sobre la actitud subversiva de la mujer.
Pues lo que dice es que debe doblegarse sino será expulsada, expuesta como los
personajes, que: “su debilidad y su tontería están compensadas por cualidades de otro
orden que los hedonistas saben apreciar. Expulsadas del mundo de la cultura, como Eva
del paraíso, no tienen más recursos que portarse bien, es decir, ser insignificantes y
pacientes, esconder las uñas, como los gatos” (2018: 175).
77
3.4. Sacrificio y sufrimiento de la mujer artista
La tesis de Rosario aporta un tema importante en la cultura mexicana al referirse a la mujer
artista en contra de los límites que la importunan de su época en los temas tan importantes
de la cultura, como ha dejado especificado en Sobre cultura femenina; que la mujer
creadora no puede fiarse únicamente de la poesía; no porque la poesía sea un arte menor,
sino porque las mujeres practican ideas de hombres que solo ellos podrían lograr la
perfección, de ese modo, da entender a sus contemporáneas que toda mujer que practica
el arte de la palabra debe reafirmarse en otras alternativas literarias, y no poner su suerte
en la poesía, en otras palabras, la mujer debe abandonar todo y entregarse en cuerpo y
alma a la creación artística, no hay más; por eso, para Rosario es necesario dejar en claro
que la creatividad de la mujer debe ir más allá de esos límites que les establece y legitima
la cultura del hombre; se debe entender que su obra personal no era una cuestión de suerte
si no un oficio en tinieblas, de constante práctica, como lo refiere el poeta francés Rainer
María Rilke, del sujeto creador en solitario, y tal cual refiere ella misma, confesándole a
su amiga Dolores Castro, que quiere ser escritora, a pesar de la soledad, y de otros
malestares del solitario creador. En algunos casos de las mujeres creadoras (como la
propia Virginia Wolf) sus emociones psicológicas pueden ser grandes afecciones,
malestares que ellas llevan consigo toda la vida, es el caso de Rosario, que vivió con ese
malestar de nacer mujer, y luego la muerte de su hermano, de la que se sintió culpable.
Algunos han afirmado que se sentía una mujer fea, quizá por sus declaraciones en sus
Cartas a Ricardo, sobre todos los acontecimientos de su vida expresándole, y sin recibir
respuesta, su dolor y que se sentía culpable.
En Cartas a Ricardo habla de su soledad, su desazón con la vida misma; además,
de los celos, que no podía vivir sin él, los desplantes de suicidio de su hijo Gabriel, lo del
divorcio a finales de 1970, pero pesar de todo Rosario seguía escribiendo, quizá como una
especie de sanación de su histeria de la que le era preciso huir. Sin buscarlo, el año de
1971 fue nombrada embajadora de México en Israel. Lugar extraño, lenguaje extraño; aun
así ella logró aclimatarse, y dio clases en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Cómo se
sentía en ese lugar, después de los pormenores de su vida personal, de ese morir constante,
78
de esa caída humana, como refirió en la afamada entrevista, en abierta alusión a “Muerte
sin fin, que me produjo una conmoción de la que no me he repuesto nunca”. Y si tomamos
en cuenta su propia vida, tiene sentido cómo se sentía anímicamente la autoram, aunque
nunca lo sabremos con exactitud. Refiere Heidegger que morir es personal que “el morir
es algo que cada ser-ahí tiene en su sobre-sí-mismo”. La muerte es, esencialmente y en
cada caso, la propia.
La vida personal de la autora, su potencial como escritora, estaban ligados a la
depresión; fue hospitalizada en varias ocasiones, la seguían los fármacos, se casa, nace su
hijo, le aumenta su neurosis; refirió que la resaca de los fármacos es aún más terrible, y
luego su primogénito con la idea de suicidarse, y así, entre los sentimientos de culpa, del
amor fallido desde su inicio, entre el prodigio y la desgracia como a Virginia Wolf,
Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik y Gabriela Mistral. La dote personal de Rosario
equivale a sufrir algo con relación a la psique. Algunos, Rilke o Baudelaire, por ejemplo,
declaran que el arte es un arduo ejercicio que requiere disciplina, soledad. Rosario, de
acuerdo con su tesis, dice: “Porque elegir algo es sobre todo renunciar a lo que no es de
ese algo, ser un genio, esto es, tener la necesidad más intensa de perdurabilidad, exige un
sacrificio de todos los demás bienes a éste que se considera supremo”. (2018: 176).
79
Desde su tesis, para la mujer es prioridad el matrimonio, y después sus recuerdos
amorosos, hechos verificables en la época y apoyados desde la Iglesia, la familia, la
sociedad masculina, que según la autora, es la que hace la cultura.
Según el libro Historia de la vida cotidiana en México, tomando en cuenta los
sesgos de las relaciones humanas, y lo que refieren los textos, las familias católicas
mexicanas son como los personajes femeninos; la misma Rosario refirió que su familia
fue muy católica, y que ella misma lo era. Es muy delgada la línea entre la ficción y la
realidad, con relación a sus personajes femeninos, o mera coincidencia. No es casual que
Zoraida sea veinte años menor que su esposo, o que para una mujer sea lo más importante
recordar que alguien le llevó serenata o escribió alguna poesía, recuerdos que vive
intensamente en su imaginario:
Rosario declara en Sobre cultura femenina que la mujer es ridícula por su manera
de actuar; la mujer sabrá reproducir con una exactitud ridícula todas sus vivencias,
principalmente aquellas que se vinculan al amor, y a la procreación, como sus dos únicas
razones de existencia, que la despojan de su identidad propia, o que ésta es impuesta. Si
no existe una cultura femenina, qué existe, entonces
Una cultura de hombres, hecha por hombres, así es según Rosario. La mujer debe
acomodarse bajo la lógica del hombre en cuanto a la tradición cultural que éste ha escrito
desde los vestigios de la humanidad; pero ¿por qué carece de lógica la mujer? Porque
carece de método propio, y por si fuera poco, es vigilada por el hombre. Pero lo más
simple es porque él es quien inventa la cultura, aunque la cultura la integremos todos, con
nuestros aciertos y vicios, tradiciones y costumbres. Todos los seres humanos estamos
inmersos en ella, nos identificamos en ella, incluso otras culturas nos tipifican.
80
En vano recurre a los grandes filósofos, como Schopenhauer, para fundamentar
una cultura femenina, pues no existe. Rosario puede tener razón.
Por su parte, la mujer se sabe mujer, por dos razones: al recordar su impulso sexual
y la procreación, nada más. Ahora bien, en dónde queda que la mujer cultive el arte de las
ideas; quizá como ella misma refirió, pero en palabras de los filósofos, es porque está
obligada a seguir las normas de la lógica:
¿En qué medida le falta conciencia intelectual a la mujer? Y ¿por qué se irrita ante
la lógica del pensamiento masculino? Dos ideas que nos remontan a la misma autora
cuando cita a Schopenhauer en su célebre tratado Sobre las mujeres, empieza diciendo:
Solo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni a los grandes trabajos
de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales. Paga su deuda a la vida
no con la acción sino con el sufrimiento: los dolores del parto, los inquietos
cuidados de la infancia; tiene que obedecer al hombre, ser una compañera
paciente que la serene.
81
CAPÍTULO 4
La tesis de Rosario, Sobre cultura femenina es útil en gran medida para comprender a los
personajes femeninos desde la primerísima visión de su autora. De entre los personajes
más significativos de la narrativa de Rosario, tenemos el de una mujer, Catalina Díaz
Puiljá, de Oficio en tinieblas.
El concepto de feminismo en boga en México dice o estima que acciones
particulares o grupales son feministas por el solo hecho de que en ellas participen mujeres.
Así entonces son feministas las huelgas de los maestros en Chiapas y el movimiento de
resistencia a la reforma educativa. Del mismo modo, Catalina Díaz Puiljá es feminista por
el simple hecho de participar en una rebelión, que dicho sea de paso, también es feminista
porque en ella participaron mujeres, en número indeterminado.
De manera literaria, y limitada, Catalina Díaz Puiljá cuyo nombre verdadero dan a
conocer los diarios de la época como Agustina Gómez Checheb podría considerarse como
una posible precursora del movimiento feminista en el sureste mexicano debido a su
intervención en la sublevación chamula de 1869, sin olvidar que lo que proyectó es mera
ficcionalización de la historia.
Destacadas académicas, de diferentes formaciones intelectuales, como Pilar
Gonzalvo, Martha Lamas, Gabriela Cano y Ana Macías, por solo citar cuatro, están dando
a conocer en sus trabajos la importancia de las mujeres en la cultura, por ejemplo, su
participación en la Revolución Mexicana. Un caso es el de Anna Macías, y su obra Contra
viento y marea, un clásico del movimiento feminista en México desde 1940. Su vigencia
durante tantos años se explica porque no hay otro estudio que explique los orígenes del
movimiento feminista en este país y su influencia se nota en los muy diversos materiales
que están creando las académicas acerca de los aportes de la mujer en las diferentes aristas
de la cultura.
En esta tendencia, vale la pena considerar a Agustina Gómez Checheb por su papel
en la sublevación chamula de 1869, persona y hechos que Rosario toma para recrear a
Catalina Díaz Puiljá, muy importante personaje de Oficio de tinieblas.
82
Continuar hacia el fondo de este muy interesante hecho rebasa los límites de esta
investigación; sin menospreciar los interesantes detalles del caso, debemos preguntarnos,
en nuestra visión occidental qué podemos entender de los hechos apenas referidos.
Veamos qué nos dice la investigadora italiana Francesca Gargallo Celentani:
Las mujeres de los pueblos originarios de América son las excluidas por
excelencia del programa de la modernidad emancipada, pues pertenecen a
pueblos donde hasta los hombres son expulsados de su teoría histórica, a la vez
que las feministas occidentales las rechazan y ocultan por considerarlas
atrapadas en los códigos anti-modernos de los referentes culturales de su
comunidad, entre ellos la idea de identidad colectiva, o en la sobrevivencia social
obviando su liberación individual.
¿Podemos entender algo claro por feminismo indígena?, ¿es conciliable con el
feminismo que considera a las mujeres indígenas como oprimidas y opresoras
simultáneamente?, pues ellas se organizan de un modo molesto a las feministas
ocidentalizadas, otra vez el malestar de la cultura del que impone y legitima y considera a
las mujeres indígenas como mujeres rezagadas, refiere la antes citada:
Actualmente las variantes del feminismo son cultura ajena implantada, internet las
ofrece como una suerte de oráculo de Delfos, consulta siempre de mujeres ladinas o
mestizas, con estudios de nivel medio superior, superior y hasta un poco más; pero el
actual oráculo del internet no nos muestra mujeres indígena a la par de aquellas, por otro
lado, la revisión de la condición de la mujer a través de la historia se piensa desde la
realidad europea. Y es que para algunas estudiosas del tema, como Gargallo:
83
actuaron empezando a manifestar elementos nacionales fuertes, con una rica
tradición de lucha, capaces de una resistencia al borde de lo imposible y de
defender la Madre Tierra, encarnada en sus tierras colectivas, de la expansión
del capitalismo agrario, de la minería y la explotación del agua.
Agustina Gómez Chechec fue una indígena encarcelada por idolatría, alboroto
subversivo y por matar al cura del pueblo, se afirma en La Brújula y El Baluarte, diarios
de la época.2 La historia se escribió más o menos como sigue.
Los periódicos de la época refieren que Agustina Gómez Checheb fue encarcelada
junto con su esposo, Pedro Díaz Cuscat, porque rendían culto a unos monolitos parlantes.
Con la fácil acogida de unas piedras milagrosa, halladas por su esposa en un paraje, a
Cuscat se le despierta la ambición y ve la oportunidad de obtener mayor control de los
naturales, control que y aun siendo fiscal no tendría. Convence a Agustina Gómez de
entrar en una caja, y sobre esta caja Cuscat coloca un muñeco de barro. Así que cuando
los indígenas preguntaban algo a las piedras y al muñeco, ella respondía. La impresión fue
tal que comenzaron los bailes y cantos entre los indígenas, que día a día llegaban en mayor
número al paraje.
Según crónica de Abelardo de la Torre, Pedro Díaz Cuscat aún no estaba conforme,
así que hizo tres muñecos de barro y convence a Agustina Gómez de afirmar que ella los
2 Son periódicos de la época de 1869, algunos editados en Sancristobal de las Casas, que
registrarón el cruxial suceso de la rebelión chamula.
84
había parido. El efecto fue grande y llegaron romerías para celebrar con fiestas,
procesiones y fuegos artificiales.
En el diario La brújula, se lee: “Tanto las autoridades políticas como eclesiásticas
de la región confiscaron los santos y aprendieron a los líderes del culto, los indígenas
Pedro Díaz Cuscat y Agustina Gómez Checheb. Poco después de las detenciones los
indígenas, ya bajo la influencia del ingeniero ladino Ignacio Fernández Galindo,
incursionaron en varias comunidades donde asesinaron a varios ladinos” (González 2013.
Florinda, una visión ladina del levantamiento tzotzil de 1869)
Este escenario lo transporta Rosario a su novela Oficio de tinieblas en donde es el
caldo de cultivo de una rebelión, cuyo referente real es la rebelión chamula de 1869. El
contexto mayor lo construye Rosario con dos préstamos de la historia de Chiapas, en
particular de la región Altos. El primero es la encarnizada lucha por la tierra entre caxlanes
e indígenas despojados y explotados durante la aplicación de las políticas de reparto de
tierras y reforma agraria del régimen de Lázaro Cárdenas, y que realmente afectaron a la
familia Castellanos Figueroa hasta hacerla perder todo o casi todo y dejarlos arruinados.
El otro préstamo es lo que en esta investigación se ha referido anteriormente: la vida
cotidiana con que el caxlán rige y castiga los destinos diarios de propios y ajenos
avencindados en las urbes rurales de Comitán y San Cristóbal.
Para esta enorme y compleja puesta en escena Rosario escribe cada línea de
Catalina, inquietante personaje que no teme ni respeta a los caxlanes ni a los hombres
indígenas; le arrebata un fuete al padre Manuel y lo rompe con sus manos.3
La prematuramente avejentada Catalina Díaz Puiljá no podía concebir, era estéril,
“tiene la matriz fría, diagnosticaban, burlándose, las mujeres. Entre ladinos e indígenas es
preferible procrear un varón, e incluso las señoras que no han parido un solo hijo y aquellas
que solo han parido mujeres se juzgan a sí mismas como culpables. Catalina estaba
3 Actualmente en las redes sociales internet se dejan ver imágenes, videos de las feminista que
luchan por la igualdad de derechos con los hombres, por ahora, el punto no es ese, sino la
violencia de algunas en sus manifestación y con la represalia de los policías, escupen en la cara,
otras golpean con lo que puedan a los servidores públicos, será que no estamos hablando de
algo similar con Catalina Díaz Puiljá cuando el padre Manuel intento golpearlo por segunda vez,
interrumpió el golpe con sus manos, quebró el objeto, luego todos se abalanzaron dándole
muerte. Es algo similar acaso, imágenes, videos de este tipo los hay mucho en internet, no es
nuestra intención exponer uno, sino el estado actual de la violencia con la actitud de la indígena
Catalina Díaz Puiljá
85
señalada. Cualquiera podría despreciarla.” Rosario dice en su tesis: “La cultura es aquí,
como allá, el refugio de quienes han sido exiliados de la maternidad. En lo hombres eso
es natural, claro. Pero ¿en las mujeres?” En su ensayo “Declaración de fe”, Rosario
esclarece la situación de la mujer que no podía concebir un varón. Según la autora y su
interpretación del Popol Vuh, la esterilidad era atribuida siempre como culpa, pues se
aseguraba que la mujer estéril tenía pacto con el demonio y traicionaba a los dioses de la
tribu, lo que era motivo de afrenta y causa de divorcio. (1996: 4.)
Pero Catalina rompe el esquema de opresión que rige a las mujeres en la sociedad
ladina y en la sociedad indígena, no se pretende afirmar o sugerir que Catalina Díaz Puiljá
sea feminista o revolucionaria. Como mujer indígena vive sin ofender al varón, le
manifiesta permanente respeto y vive a su resguardo; en el interior de cada “jacal se afanan
las mujeres. Muelen el maíz en el metate, echan las tortillas al comal, vigilan el
condimentos de las viandas”.
En la cultura coleta la mujer debe concebir lo antes posibles, y es de todas sabido
que será mejor si es varón, pues ese niño la ayudaría a triunfar sobre la vida, y como
Rosario describe en su tesis “la mujer vivirá de sus recuerdos”, que serán agradables. Pero
si a la joven coleta no llega el amor está pérdida, pues su sociedad no tiene otros ni mejores
papeles para ella. Será un simple interlocutor marginado.
Por su parte, Catalina Díaz Puiljá, aunque no procrea, sí desarrollo en su sociedad
otro valor como mujer: el poder sobrenatural. Cuando era niña, ella y su hermano, “El
inocente” entraron en la cueva de Tzajal-hemel y ahí encontraron unos ídolos, que
poseyeron a los hermanos. Al varón lo lastimaron y dejaron en la cara una permanente
sonrisa imbécil; pero Catalina no solo sobrevivió al encuentro, lo sostuvo; lo vivió intenso,
y la transformó. Cuando crezca será estéril, tal vez el precio de su íntimo contacto con lo
numinoso, y será una ilol, una mujer de gran respeto. No será la burla de nadie, y es
consciente de las limitaciones. Le buscan la mirada y cuando la logran, voltean, amables
y complacidos. “Ella misma vigilaba su poder. Había visto ya demasiadas manos
izquierdas cercenadas por un machete vengador”. Las mujeres “se turnan sin que nadie
advierta ni la ausencia ni la sustitución. En cambio hay otras, las privilegiadas, que tienen
acceso al aposento principal, a la intimidad de Catalina. La asisten hasta en los menesteres
más nimios. No permiten que la ilol se moleste en hacer ni el menor esfuerzo”.
86
En algunos pasajes dentro de la trama de la novela, Catalina cumple con sus
deberes domésticos, pero los realiza sin la menor atención. Y lleva a su a su vivienda a
Marcela, “una boca más”, y sin consentimiento de su marido, Pedro González Winikiton.
Marcela había sido violada por un caxlán de San Cristóbal. Para el pueblo de Chamula la
actitud de Catalina Díaz Puiljá es contradictoria, y su trasformación en iol es un giro de
noventa grados. Algunos dudan al principio de sus conocimientos, pero muy pronto se
convencen de sus poderes sobrenaturales, e inclinan la cabeza, lo cual indica rendición en
los indígenas ante la presencia de la iol. A Winikitón lo marital se vuelve inalcanzable y
ésta la pierde aún más, a pesar de sus méritos cuando fue enganchado para trabajar en las
fincas del Soconuco, a pesar de que aprendió el lenguaje original de los dioses de Ciudad
Real, y Comitán, a pesar de que con su espada, rompió, y penetra de un tajo la carne de
una mujer blanca en Tapachula:
A pesar de todos sus logros, Winikiton no logró sujetar a su mujer a las costumbres
en Chamula, los parroquianos indígenas […] quieren expiar la culpa. Se humilla ante el
marido pero luego se levanta, loca de orgullo lastimado.
La representación de estas mujeres es clara: lo que escribió Rosario en su narrativa
al menos en las tres primeras referidas, es desde sus experiencias personales con el trato
del mundo indígena, lo que le contaban sus parientes cercanos, valiéndose además de
argumentos históricos, otros han declarado que el comportamiento violento de estas
mujeres indígenas es verídico; y si vemos las referencias de los periódicos de la época no
del todo se alejan y describen a los indígenas como “salvajes”.
Aunque irónica y reflexiva, a Rosario hay que tomársela en serio. En su discurso
del Día Internacional de la Mujer, celebrado en el Museo Nacional de Antropología el 15
de febrero de 1971, dijo:
El primer argumento que acude a los labios de las feministas más airadas que
reflexivas –al comparar su situación propia con la del hombre-es la exigencia de
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la igualdad. Una exigencia que, en tanto que metafísica, lógica y prácticamente
imposible de satisfacer, proporciona un punto de partida falso y arrastra consigo
una serie de consecuencias indeseables. Además de que, en última instancia, no
es más que un reconocimiento del modelo de vida y de acción masculinos como
los únicos factibles, como la meta que es necesario alcanzar a toda costa4
Rosario dice que sus camaradas mujeres son unas “feministas más airadas que
reflexivas” y que en “México el feminismo nunca ha sido descarado y franco”.Pero que
caray con Rosario “el diablo sabe a quién se le parece”. Lejos de cuidar su imagen de
mujer anegada en el hogar, a Rosario le importan otros asuntos, la desigualdad social, de
lo que “nos desposeyeron, nos arrebataron lo que habíamos atesorado: la palabra que es
el arca de la memoria (Castellanos 2013: 9).
Si empieza este nuevo ordenamiento de las ideas del feminismo con el Segundo
Sexo 1950, entonces, Catalina Díaz Puilja no se puede considerar feminista, por el tiempo
interno de la novela, además, de que es una idea Eurocentrista, pero veamos que
Castellanos nos expone dos fechas, la otra es la del periodo presidencial de Lázaro
Cárdenas (no metemos las manos) pero se podría decir, que la revisión de la mujer a través
de la historia es pensado desde la realidad europea, y como es de esperarse retomado
después para nuestro contexto mexicano, pero quienes retoman está ideas, la mujer
indígena, la mujer del campo (tomando en cuenta que en 1940-1950 pocas mujeres sabían
leer, al menos en el sureste mexicano) la mujer de ciudad probablemente había un
porcentaje más alto que sí sabían leer, y escribir, y un poco más, algunas profesionista,
pero que hay de su realidad de la mujer indígena cuando tiene todo una estructura social
establecida, y viene las ideas ajenas, otros, modos de pensamiento, que en la práctica de
la realidad mexicana es muy distinta, sin embargo, Catalina Díaz Puilja o (Agustina
Gómez Checheb nombre real) por su incursión al levantamiento Chamula de (1869) por
muy nimio que sea y considerando, lo que se entiende por feminismo indígena en México,
nos hacemos la pregunta ¿será que fue una mujer que se adelantó a su época? O la
desesperación de un pueblo ante la opresión y que aún vigente en el noventa y cuatro, y
4El texto "La abnegación: una virtud loca" originalmente fue publicado en "Diorama de la Cultura"
de Excelsior, el 21 de febrero de 1971 (p. 5 y 14), y fue localizado gracias a la colaboración de
María Remedios Hernández.
88
precisamente celebran veinticinco años el EZLN. En el principio del desarrollo de sus
obras literarias que hemos viniendo refiriéndonos,
Sin embargo, Catalina Díaz Puiljá rompe el esquema; además, de que no podía
concebir lugar común de las mujeres ellas misma se marginan: “Tiene la matriz fría,
diagnosticaban, burlándose, las mujeres. Estaban señalada como una mala señal.
Cualquiera podría despreciarla.”5 Entre ladinos e indígenas es preferible la procreación de
un hombre, e incluso las señoras son juzgadas por ellas mismas, que ellas son las culpables
por eso refiere en su tesis: “La cultura es aquí, como allá, el refugio de quienes han sido
exiliados de la maternidad. En lo hombres eso es natural, claro. Pero ¿en las mujeres?
Dentro de estos documentos, que se consideran de primera fuente se encuentran
los periódicos de la época, que hablan del conflicto de Castas; no es de nuestro interés la
rebelión “Chamula” sino la participación, ya sea directa o indirectamente de Catalina Díaz
Puilja,y de nombre autentico, hemos referido es: “Agustina Gómez Checheb” según los
diarios publicados en 1869 hemos referido uno de ellos (Diario La brújula), se lee
siguiente el incidente: “Tanto las autoridades políticas como eclesiásticas de la región
confiscaron los santos y aprendieron a los líderes del culto, los indígenas Pedro Díaz
Cuscat y Agustina Gómez Checheb. Poco después de las de las detenciones. Los
indígenas, ya bajo la influencia del ingeniero ladino Ignacio Fernández Galindo,
incursionaron en varias comunidades donde asesinaron a varias ladinos”.
La participación de esta mujer indígena en el acontecimiento local de los altos de
Chiapas al menos para nosotros es importante, a diferencia de las mujeres de los
terratenientes, que su único fin era la perseverancia del matrimonio lo más antes posible,
tener un hijo, y después como lo de clara en su tesis de maestría 1950 “vivirá de sus
recuerdos”.
Y Catalina Díaz Puiljá, todo lo contrario, cómo era posible que una mujer que: ¡Ni
siquiera un hijo ha podido tener! Y Por supuesto en su tesis dice que el problema no solo
afecta a las mujeres que no tienen hijos porque no pueden o porque se niegan a ello, sino
aquellas mismas a quienes la maternidad les ha sido concedida pero que no les resulta ya
89
satisfactoria por vivir en un mundo donde por todos los medios se desvaloriza el principio
femenino y lo que representa.
Sé que es un tema literario, que las fuentes primarias no son fiable, recordemos
que la persona que refieren los periódicos de la época fue a la cárcel con su esposo, por
eso nos preguntamos, si Catalina Díaz Puiljá (o Agustina Gómez Chechb) es acaso una
precursora de las ideas del feminismo, o mucho más que eso y si tomamos en cuenta los
hechos ocurridos en los altos de Chiapas, su participación crucial desde lo sobrenatural no
hay de otra solo las fuerzas de lo desconocido podrá con el opresor; todo inicia con el
descubrimiento de los monolitos en formas humanoides parlantes6, hasta aquí para no
provocar malos entendidos, en ningún momento se pretende decir, que Catalina Diaz
Puiljá es feminista o revolucionaria, tomando en cuenta que este personajes tiene
referencias de que existió dentro de la realidad de la época y que ahora lo legitima los
documentos existentes su veracidad, y que además, las académicas mujeres en su
preocupación de integrar a la cultura a las mujeres olvidadas en todas las movilidades
sociales es hoy una realidad de estudio.
Ya hemos señalado que nuestro interés de este proyecto es conocer cómo se
proyecta la mujer en la narrativa de Rosario Castellanos, pero nos encontramos que
Catalina Díaz Puiljá dentro de los procesos de trasformación de la mujer en la narrativa
de Rosario Castellanos, no se perfila como la mujer ordinaria indígena que tiene que
obedecer al varón, respetar las costumbres, sino que tiene otro giro su vida tras descubrir
los monolitos sagrados.
6 En 1869 indígenas de los altos de Chiapas, del paraje Tzajalhemel, en Chamula, se sublevaron
cuando se les prohibió el culto a santos parlantes. Autoridades civiles y eclesiásticas de San
Cristóbal de Las Casas temieron que los indios, aglutinados en torno al nuevo culto, planeaban
atacar la ciudad”. http://www.redalyc.org/pdf/552/55229413005.pdf Redalyc.Florinda, una visión
ladina del levantamiento tzotzil .de VG Roblero - 2013
90
siente el peso de la derrota para estás mujeres, los años son como punzantes alfileres; y
precisamente las burlas entre las propias familias, incluso, casarse con el que sea es
preciso, para que pueda voltear la vista, y sentirse digna y orgullosa del brazo de un
hombre, y así burlarse de las que sean quedado solas en el balcón de Ciudad Real o
Comitán, entonces muchos años después, la mujer desposada conservara:
Así lo recuerda Zoraida pues, como refiere la autora, la mujer vive de sus
recuerdos, del noviazgo, de la noche de bodas: “El vestido de novia era precioso, bordado
de chaquira como entonces se usaba. César lo encargó a Guatemala. Era rico y como
quería quedar bien”.
Y sin embargo en el transcurso de su vida se tendrá que callar, y conformarse
cuando su hombre llegue demasiado tarde a su hogar; mientras en el pueblo se habla de
que los indios intentan revelarse, tantas vicisitudes que ocurren en las periferias de los
lugares concurrido en la narrativa de Rosario Castellanos, mi entras tanto, los preparativos
alimenticios se en frían, asunto que no le interesa Fernando Arguello, ni a otros, que lo
principal son los asuntos de las fincas, saciar sus placeres carnales con mujeres indígenas,
el que más logros tenga es el más hombre de los alrededores, quizás, es posible decir que
es parte de “los actos culturales, al ser realizados por sujetos particulares, determinan
sobre sus realizadores un tipo especial de conducta, tipo que da origen a diversas
personalidades”. De ese modo se movilizan los personajes masculinos.
Como Fernando Argüello7 solo por citar un caso. Mientras la mujer vigila como
una fiera celosa al hijo varón, y la hija ahí que Dios la ampare de noche y de día, que a
91
partir de que tenga la edad suficiente pueda casarse lo más pronto posible, tanto, la madre
siempre ha de recordar que el desposado tiene otros amoríos, e hijos así debe de
comportarse el hombre, es el ideal de la mujer en tierra de indios, el hombre debe ser
fuerte, abusar de las indígenas, tener hijo por donde quiera, sentirse superior; para Samuel
Ramos (1927) el comportamiento que tienen los terratenientes, es parte del imago
colectivo del mexicano, recurren a: gritos, lenguaje soez, superioridad, a lardes de que son
muy machos, en conjunto Samuel Ramos considera que el mexicano tiende a la
fanfarronería; aun así en la mujer de la narrativa de Rosario Castellanos, de ese modo era
el hombre ideal; y no es aquel hombre que sus padres han decidido que debe de estudiar
a Europa, para que controlé mejor lo que en un fututo le pertenece, y a su regresa
totalmente diferente ajeno a lo que sucede en su pueblo, aunque ya hemos referido, según
el ideal de la mujer no es hombre que tiene nausea cuando el ganado se en gusana, y se
desmaya, por el contrario, es hombre ideal para el matrimonio a aquel que usa sombrero
y botas, pistola y controla tanto a bestias como a indios, los somete a su voluntad tiene
amantes, hijos, es el ideal masculino al que aspira la mujer: “Era un hombre débil y eso lo
explicaba todo. Y mujeres como Isabel no perdonan la debilidad. Aprecian como signo de
hombría el fuete con que el macho doblega a la hembra y guardan el recuerdo de las
humillaciones entre reliquias de amor”.
Tal como lo señala Rosario Castellanos en su tesis recordara la noche de su boda
entre otra cosas, pero además, no debe olvidar que es la mujer del patrón, y como tal tiene
derecho a mandar, humillar, y golpear si es preciso, y dicen las mujeres al referirse a los
indígenas: “Mi madre no obtuvo respuesta y el silencio la enardeció aún más. Furiosa,
empezó a descargar, con el filo del peine, un golpe y otro y otro sobre la cabeza de la nana.
Ella no se defendía, no se quejaba. Yo las miré, temblando de miedo, desde mi lugar: —
¡India revestida, quítate de aquí! ¡Qué no te vuelva yo a ver en mi casa!”
Entre las tareas de lo cotidianas de las mujeres en la narrativa de Rosario
Castellanos es común la agresión verbal de las dignas y rebosantes señoras a las indígenas
demuestra superioridad ante los demás, de aquí que refiera en otro apartado de su tesis Los
nagüilones, lo opuesto a los arrecho a la sombra de la mujer, incluso tímidos; y en la narrativa
estos tipos de hombres no son bien visto por las mujeres. Personajes masculinos y
masculinidades en la narrativa de Rosario .ri.ibero.mx/handle/ibero/572?locale-attribute=es
consulta 27-12 2018
92
y en esa agresión, es presente los vástagos como motivo de aprendizaje, considerando qué
es la mujer en particular de la sociedad de la época quien está al resguardo de sus vástagos
y principalmente el varón debe dar cuenta quién manda, y por consiguiente la enseñanza
del padre como debe comportase, como debe ser un hombre, y por resultante, el mismo
patrón subversivo de la mujer y de ello su ideal masculino.
Desde su primer novela Balún Canan (1957) a Los convidados de Agosto (1964)
Rosario Castellanos no dejó las particularidades del modo de vida cotidiano entre la mujer
ladina y la indígena. Y así encontramos referencias discursivas hirientes en su tres
primeras obras literaria que tanto hemos referido de los personajes femeninos a los
mujeres indígenas, y en vista del infante menor como una especie de aprendizaje a futuro
dice: “No, a mi madre no le simpatiza esta mujer. Basta con que sea india. Durante los
años de su convivencia mi madre ha procurado hablar con ella lo menos posible; pasa a
su lado como pasaría junto a un charco, remangándose la falda.”
Diez años después, de su primera obra literaria sigue la misma temática en Los
convidados de agosto (1964) del cuento, “El viudo Román”: ¡Las cuerizas que me daba
su santa madre, que de Dios goce, cuando nos encontraba hablándonos de vos! Igualada,
decía”.
Castellanos da a entender que los hechos ocurren es el mismo espacio temporal
utilizado en Balún Canan, Oficio de Tinieblas, del primer Felipe Carranza Pech, del
segundo, Pedro González Winikiton, son los personajes de cada novela, que llegan al
Soconusco como peones enganchados, y en “El viudo Román” narra la nana a su patrón:
“Amarré mi maleta y, con la oscuridad de la madrugada, me fui con él. —A las fincas de
la costa. Rosario Castellanos no deja el prototipo descrito en El Perfil del hombre en
México (1934), el varón que debe irse con la mujer que desee, seducirla y engañarla.
93
lujo supremo”. Como parte de su modo de vivir de estás, por ello Julia Acevedo no encaja
en ese mundo aun en raizado de un pasado que no corresponde nos hacemos la pregunta
que quiso decir Rosario Castellanos que en el centro del país se vivía de un modo tal vez
con ideas más modernas de acuerdo en los nuevos paradigmas, y si pensamos en la
restauración del mundo tras la segunda guerra mundial, y además en su declaraciones que
le hace a Emmanuel Carballo, que escribió sus dos novelas recordando sucesos de su vida,
acaso no estaríamos hablando que en sus narrativa antes señalada vivían como en siglos
pasados, que cuidaban aun de los títulos de señores, de muebles, y reliquias, que ellos
poseían el único lenguaje por el cual hablo Dios hablo, y que el lenguaje de los indígenas
era una cuestión del demonio, porque enfrenta la autora a estos dos personajes femeninos;
si estos sabían como organizarse socialmente, y todos los detalles pormenores de una
cultura, sí que la mujer debe procrear un hijo varón; pero entra otra vez el conflicto de la
cultura ajena la que se opone,de los otros los alienados, los indígenas, los que refieren sus
personajes femeninos con desprecio “ ese indio habla castilla” refiere la autora, sobre el
concepto de cultura que con todos sus: “sus vicios son parte de su “Cultura es lo que se
opone o lo que se añade a la naturaleza, pero, en todo caso, lo que se separa de ella,
superándola.”
A diferencia de las mujeres de Ciudad Real, Julia Acevedo se fastidia en Ciudad
Real, y sale por las calles con el cabello suelto causando sorpresa en contraste con las
damas locales. Julia Acevedo era diferente. Alta, esbelta, ágil. Una figura femenina que
se pasea sola por las calles; una voz, una risa, una presencia sonora que se eleva por encima
de los cuchicheos; una cabellera insolente, roja, a menudo suelta al viento.
Ella sí puede ver a los hombres, saludarlos, hablar con ellos, si es su voluntad; caso
apuesto de las mujeres de Ciudad Real, o Comitán, se comenta: —En estos pueblos las
amistades entre hombres y mujeres no se acostumbra. El mismo don Leonardo podría
interpretar mal esta libertad que usted le concede. Por tanto, el comportamiento de esta
nos da otra perspectiva de sus personajes femeninos de Rosario Castellanos, anqué visto
de manera literaria la mujer del centro de la república tenía, otro modo, de vida, muy
distinto al sureste de mexicano; recordemos que son tiempos de nuevos paradigmas en lo
política se habla de nuevos paradigmas sociales, recordemos que Balún Canan, Oficio de
Tinieblas, Mientras las mujeres se las arregla en las ideas del hogar, en verse hermosa para
94
el hombre refiere la autora en recordar su noviazgo, las serenatas, el día de su boda, el
nacimiento de su hijo varón, y el hombre del recuerdo no puede vivir sino “Él es quien
lleva a cabo las empresas comerciales, las conquistas, las exploraciones y las guerras.”
Como el referente histórico reformista del ex mandatario Lázaro Cárdenas, con todas esa
nuevas ideas llegó a tierras Chiapanecas Fernando Ulloa y Julia Acevedo8 a poner orden:
“Ciudad Real no es ya lo que ustedes creen: el coto cerrado de unos cuantos señores y
leguleyos. Ciudad Real es México y en México hay leyes justas y un presidente honesto.
¡No me iré! ¡Yo tampoco traiciono a los míos”! dice el personaje de Rosario Castellanos
(2013: 245) en Oficio de Tinieblas.
En los diarios de la época (1867) aparece la lista de los verdaderos nombres, ya
hemos señalado que Rosario Castellanos intercambia los nombres en los argumentos
históricos, se dice que estos venían a tierras chiapanecas con el fin de hacer fortuna.
Rosario señala en su tesis sobre cultura femenina, en su literatura también la mujer
piensa en el matrimonio mientras los hombres discuten las nuevas leyes: “Por eso la mujer
mira todos los esfuerzos del hombre en busca de la eternidad, con la mira de condescencia
burlona que tiene para las inofensivas travesuras de los niños. Por eso considera todas las
preocupaciones trascendentales del hombre tan insignificantes como un pasatiempo que
ella ni comprende, ni comparte, ni precisa” (184).
Para las mujeres comunes y corrientes, es primordial casarse, tener un hijo varón,
ser recatada, esperar el marido, y por supuesto vivir de los remembranzas de su juventud,
así se perciben las mujeres, pero Julia Acevedo es una mujer que acudió a la universidad:
“Sin consultar la vocación de las muchachas, la madre de Julia la inscribió en el
Politécnico. Ya que sus recursos le vedaban las escuelas particulares o las facultades
universitarias. En la misma universidad que Fernando Ulloa, y es atraída por la ideas
socialista de la época: el socialismo, y se reúnen con jóvenes mayores. Se lee en Oficio de
tinieblas de la propia Rosario (2013: 126):
A pesar de los regaños de su madre Julia se ligó con una pandilla de jóvenes
mayores que ella, cuya preocupación fundamental era la política. Durante horas
95
enteras discutían sobre asuntos teóricos y tácticos con una pasión desordenada
y ávida que exprimía los temas y los arrojaba después como bagazo inútil .
Caso contrario de las mujeres de Ciudad Real y Comitán, únicamente los hombres
tenían el privilegio de asistir a la universidad, si en el centro de la república ocurre estos
cambios sociales como el caso de que las mujeres puedan asistir a las universidades, entre
otros paradigmas a la Reforma del Exmandatario Lázaro Cárdenas, y en tierras
chiapanecas se preguntan: ¿qué es México?, las alusiones de Cesar Arguello acerca de que
México atienda sus propios asuntos, y no de Ciudad Real, o Comitán, ellos se bastan para
los asunto sociales y políticos, es decir, que son ajenos a todo lo que ocurre en la república,
hace suponer en los entramado del discurso de algunos de los personajes, que es un pueblo
aparte, con sus propias ideas de organización social, un pueblo que para esa época era
ajeno a todo los suceso sociales importantes que ocurrían en México; qué tanto sabían los
Chiapanecos de todos los acontecimientos ocurrido en el país, Cuál era la relación de
comercio entre el Centro de México y los altos de Chiapas, en su narrativa de Rosario
Castellanos, el movimiento comercial de intercambio es más entre Guatemala, por
ejemplo la vieja Amantina que vende joyas a las damas de la época por consiguiente
Mercedes trae consigo varios productos con motivo de la Semana Mayor; precisamente
revela que era más habitual, por cercano viajar a Guatemala, traer mercancías al pueblo y
venderlas; había más movilidad económica con Guatemala que con México; incluso, a
algunos de los personajes es ajeno este país.
Las damas locales no tiene el acceso a las artes, ni a la literatura, un caso contrario
es Julia Acevedo, de Oficio de tinieblas, que era una mujer lectora. En su tesis de 1950,
Castellanos desarrolla que son pocas las mujeres de una sociedad dominada por el género
masculino que se apasionan de las novelas románticas. En una sociedad como la coleta el
clero las prohibía porque alterarían la moral en los sujetos; Acevedo leía a los subversivos
del status quo que leía su palomilla del politécnico, donde ella misma estudiaba. Aquí y
allá, transgrede la cultura. Castellanos dice: “Cultura es lo que se opone o lo que se añade
a la naturaleza, pero, en todo caso, lo que se separa de ella, superándola”. De ese modo,
Julia Acevedo supera ese orden establecido, en ella siempre están en pugna los
pensamientos y la concepción negada, y también era objeto de burlas por parte de las
mujeres coletas. Ese vacío lo tenía que llenar de algún modo y lo hizo con un amante.
96
Es curioso que el comportamiento de Julia Acevedo aluda Madame Bobary (1857),
su vida, sus amantes, su familia, su casamiento premeditado huyendo de su pueblo y su
matrimonio con Carlos Bobary. Julia Acevedo actúa casi del mismo modo: huye de su
pueblo y se lamenta de Fernando Ulloa. Añade: —En sus tiempos de estudiante a Julia le
gustaba leer; novelas y esas cosas. ¿Pero dónde se consiguen aquí? La única librería que
hay no vende más que textos escolares y artículos de escritorio”. El mismo gusto por la
lectura, es el de Ana Karenina (1877), el mismo interés por las artes y el socialismo; casada
por intereses familiares, con el veinte años mayor Alexis Alejandrovich Karenin, alto
funcionario, en misión especial en Moscú; tan especial como la de Fernando Ulloa que
debe explicar las nuevas leyes de su época. Julia Acevedo encuentra en él, el amor, a lo
mejor perdonable como el amor arreglado de Ana Karenina, o el del arrebato de Emma
Bovary, para huir de todos.
¿Qué tanto Julia Acevedo amaba a Fernando Ulloa? Rosario Castellanos (2018:
175) dice en su tesis que las mujeres “Conseguirán que un hombre las ampare y las valga
en la doble acepción castiza y weiningeriana. Un hombre que trabaje por ellas, que piense
por ellas y que se sienta superior a ellas. El hombre y la mujer formarán una pareja, un
hogar, una familia.”
Mientras Fernando abogaba para se cumplieran las nuevas leyes de la época, lo
engañan con un individuo de la sociedad coleta que su rival, César Argüello, un
terrateniente; su lucha es una doble lucha de poder: una por lo justo y sus ideales, la otra
de iniquidad y por los beneficios de un grupo muy histórico que los ha gozado
históricamente y en exclusiva.
El otro escenario de esta lucha es el del asedio de Julia por el mayor representante
de la sociedad coleta. Julia es una mujer distinta a las mujeres coletas del pueblo, con el
cabello suelto, y aires de grandeza. Y es que Julia Acevedo desde sus inicios muestra sus
aspiraciones a mujer burguesa, ensaya costumbres y modales, mientras su matrimonio se
deterioraba:
97
Veamos. La mujer “coleta” es, por sobre todo, dama y señora abnegada a su hogar;
enseña al hijo varón que debe ser duro con la servidumbre, y a la hija le encomienda las
tareas del hogar, a cuidar la honra, que es una prioridad. Julia Acevedo es todo lo contrario
En la idea del amor, por fin Isabel tenía rival, Julia Acevedo vs. Isabel Zebadúa,
aunque una rival con otra visión de la realidad, una concepción del contexto de su época
bastante disímil, propia de los avances de México como sociedad, que se renueva con
ideas del mundo anglosajón y el nuevo orden del mundo. Isabel cree que su lenguaje es el
legítimo de Dios, es la lengua por el cual hablo el creador, considera impensable que un
indígena hablara el español, justifica que el hombre macho pudiera procrear hijos con toda
libertad entre las indias mientras la abnegada mujer coleta, es señora del hogar, cuida la
honra; que cumplió con el único sueño, el de casarse, y luefgo la obligación de educar al
hijo y enseñarle cómo se trata al indígena. Estos son solo algunos referentes, a los que ya
hemos aludido en otras partes puntualmente, sobre todo en la tantas veces citada tesis:
“actos culturales que, al ser realizados por sujetos particulares, determinan sobre sus
realizadores un tipo especial de conducta que da origen a diversas personalidades.”
El modo de vida de estos personajes, pareciera ser el de un atraso económico,
moral y social. En Oficio de tinieblas se menciona que en la escuela de Jurisprudencia se
impartían asignaturas obsoletas y se vivía, en general, bajo leyes a conveniencia, que eran
las que se cumplían, y no las ideas de Reforma agraria con las que el gobierno les cambió
la vida, que también fueron un golpe duro, para la familia de Rosario Castellanos.
98
y los argumentos sobre el tema de la mujer, en El segundo sexo (1949) Simone de
Beauvoir lanza los dados y pregunta: ¿Qué es la mujer?, ¿hay acaso mujeres? Estas
preguntas las explica contrastando lo que representa la mujer en todas las aristas del
conocimiento de la humanidad, algo similar ocurre en la tesis de Rosario Castellanos
Sobre cultura femenina. Pero con más experiencia en el tema de la mujer artista, refiere:
“La experiencia nos dice que las mujeres han intentado, con éxito, la novela y la poesía,
aunque nunca con un éxito excesivo. Se les reprocha la pobreza de sus temas y la falta de
originalidad en el modo de desarrollarlos, la falta de una generosa intención.” La literatura
de Rosario se puede abordar desde el derecho, el psicoanálisis, desde la vida cotidiana, la
gastronomía; son visibles los dichos populares. La mayor preocupación de Castellanos fue
escribir con estilo inconfundible, dejar huella en los que hacen la cultura, no en vano
reflexionó en su tesis sobre una literatura con estilo oportuno, no una sombra de estos; con
conciencia crítica de su realidad, diría Husserl sin conciencia no hay esencia, en propias
palabras una literatura inconfundible, y no por el mero hecho narcisista: Rosario
Castellanos tenía alrededor de 48 años cuando sale a la luz Mujer que sabe latín (1973),
ensayos sobre los procesos de creación en la mujer artista, la autora, desde que escribió su
tesis, sigue la idea de no vanagloriar a la mujer artista si ésta no cumple las normas
establecidas por los hombres, si no la somete a juicios, refiere al respecto en su tesis:
Sólo se espera de ellas [de las mujeres] que tengan un estilo propio, una
característica inconfundible, en fin, una especie de marca de fábrica. Pero esta
existe. Es ligeramente extraño que no la hayan advertido quienes formulan esta
exigencia, porque la marca de fábrica es un defecto que, por su constancia, por
su invariabilidad, por su persistencia en toda obra salida de manos de mujer, tiene
que ser considerado y admitido como estilo, característica y modo distintivo. Este
defecto es el narcicismo.
Incluso culpa algunas mujeres al decir, que escriben poesía rosa, como en la
narrativa; la mujer queda en segundo término, es decir, no es creíble en cuanto el proceso
de creación artística autentica de innovación para los hombres.
Recordemos que está misma idea la plantea en su tesis a la edad de 24 años cuando
pensaba que la única incursión de la mujer en el mundo literario “es en el género rosa
tanto en la poesía como en la narrativa”. Se entiende que ese tipo de escritura no
99
significaba nada para los artistas varones, recordemos que la autora dice que es el quién
construye y monopoliza las ideas, sirve aquello o no; es decir, según su tesis, el hombre
tiene toda una larga tradición del dominio de las artes, luego vienen las rupturas en el arte
que él mismo realiza. Refiere en su tesis “Irrita esa clase de poesía lírica pseudoamorosa
(se podría decir también pseudopoesía) tan cultivada por las mujeres hispanoamericanas
en la que el sentimiento y su expresión no abandonan jamás los estrechos ámbitos.”
100
resistirse a este delito. Porque lo cierto es que la mayor parte de las mujeres están
tranquilas en sus casas”.
101
Simone de Beauvoir afirma que el mito implica siempre un sujeto que proyecta
sus esperanzas y sus temores hacia el cielo de lo trascendente. En el caso que
nos ocupa, el hombre convierte a lo femenino en un receptáculo de estados de
ánimo contradictorios y lo coloca en un más allá en el que se nos muestra una
figura, si bien variable en sus formas, monótona en su significado. Y el proceso
mistificador, que es acumulativo, alcanza a cubrir sus invenciones de una
densidad tan opaca, las aloja en niveles tan profundos de la conciencia y en
estratos tan remotos del pasado, que impide la contemplación libre y directa del
objeto, el conocimiento claro del ser al que ha sustituido y usurpado.
9 Este autor señala que “El occidental moderno experimenta cierto malestar ante ciertas formas
de manifestación de lo sagrado: le cuesta trabajo aceptar que, para determinados seres humanos,
lo sagrado puede manifestarse en las piedras o en los árboles”.
102
es infinitamente superior pero no esencialmente distinto al suyo. Le caben entonces dos
actitudes: la sumisión o la rebeldía.
Aunque la mujer tiende siempre a regirse según su peculiar sistema de valores,
también apunta Castellanos en Mujer que sabe latín que la mujer es un ser oscuro,
recuérdese que nuestro tema se basa en los prototipos de la mujer en su narrativa, con base
en su tesis Sobre cultura femenina y su desarrollo, hasta sus aportaciones al feminismo.
El caso es que Catalina Díaz Puiljá, la ilol dentro de la trama de Oficio de Tinieblas, tiene
relevancia en la medida en que se le conceden fuerzas sobrenaturales aunque esto
signifique sacrificio humano, en palabras de Réne Girard (1972: 155): para la estabilidad
de la sociedad, por las causas que sean como la escasez, el maltrato humano, el abuso de
poder, por ello ambos bandos rivalizan en una lucha encarnizada, y la muerte:
La influencia del pasado en el presente se complementa con la proyección del
presente hacia el futuro, lo que equivale, para el ser espiritual que lo hace, a vivir no como
el instintivo en un hic et nunc, sino en un azaroso mañana, compuesto de esperanza y
temor que es, a la vez, acicate y freno pero cuyo planeamiento no eludimos. El espíritu es
un arco tendido hacia el futuro .vivir espiritualmente es vivir en esta tensión. Pero apuntar
hacia el futuro como lo hace el espíritu y hurgar en el es descubrir la muerte.
Entre la sudoración, y la contorsión de todo su cuerpo se genera el rito, con el que
se comunica en un lenguaje extraño y prohibido para los pueblerinos de Ciudad Real, y es
a través de ello que se le es develado impulsar las ideas de Pedro Gonzáles Winikitón: el
levantamiento armado Chamula. Escribe René Giraud (1972: 155): “El rito es violento,
ciertamente, es siempre violencia menor que se atrinchera frente a una violencia peor;
busca siempre reanudar con la mayor paz que conozca la comunidad, aquella que, tras el
asesinato, resulta de la unanimidad en torno a la víctima designada” Del asesinato del niño
indígena designado o mejor conocido como el mito del Cristo indígena; por ello no es
casual que una mujer que no puede concebir un hijo las fuerzas sobrenaturales le conceden
poder privilegio de lo que refiere en su tesis son mujeres advenedizas que se atreven a
penetrar el mundo del hombre que hace la cultura
103
Catalina Díaz Puiljá es la voz de mando en la medida que convence a su cónyuge,
lo que los monolitos parlantes le indicaron10 ya sea en la turbación o en el sueño, en este
sentido, visto desde el cristianismo es la caída del hombre ante el pecado, Catalina a
diferencia de las demás mujeres indígenas, es una mujer que induce al varón al
conocimiento y la rebeldía, por medio de lo sobrenatural, vemos que la mujer tiene aún
máyor comunicación con lo sobrenatural, en el libro de Jueces, capítulos IV y V, Débora
cuenta la victoria de los israelitas, gracias a sus instrucciones de profetiza que le da al
general Barak, luego que sería una mujer la que diera muerte al general cananeo Sísara,
esta mujer fue Jael. No sabemos con exactitud si la autora refiere todo esto por su lectura
de la Biblia, ya que se consideraba muy católica, no solo se daba de golpes de pecho los
domingos; no, ella leía la Biblia. Y como la serpiente revela a Eva que comiendo de la
fruta prohibida obtendrá conocimiento, algo similar ocurre a la ilol Catalina Díaz Puiljá
que cree escuchar palabras extrañas que solo ella entiende, en ese sentido ¿es posible que
la mujer pueda actuar de manera más irracional ante cualquier acto, en este caso social y
por ello recurre a lo sobrenatural11?; ¿es el hombre más temeroso ante el mismo problema?
Hay que recordar que entre los personajes bíblicos hay algunos dotados por Dios, pero
revelan su secreto merced a la seducción y, por ejemplo, pierden el don de su fuerza
descomunal.12 ¿Es posible entender lo femenino como símbolo del mal? Por ejemplo,
Salomé pide a Herodes la cabeza de Juan el Bautista, que arrepentido se la concede, es
decir, pese a todo este hombre satisfizo a la mujer, aunque al hacerlo labre su propia
desgracia. ¿Es posible, como hemos apuntado más arriba, que la mujer tiende a estar en
comunión con lo sobrenatural, y no el hombre? El hermano de Catalina Díaz Puiljá
enloquece. Castellanos, refiere en su tesis que en la mujer “El espíritu encarna en el
10 Aunque sea lo opuesto en términos historiográficos locales, referimos que por el hecho a que
apoyó a su esposo tras el convencimiento de los monolitos parlantes y de aquí origen de la
sublevación chamula, nada le resta de importancia quién influencio a quién, entendiendo lo que
ya hemos referido de la académicas que buscan la inserción de la mujer en la cultura, y no que
den en el olvido, que no todo el crédito sea para el hombre, sea algo negativo o no para la cultura.
11 En entrevista privada con el pastor Javier Lang Gutiérrez dijo que “La mujer es mediadora de
Dios, más entregada a la oración, llora, danza, habla en lenguas angelicales, pero de su lado
oscuro es fiel hechicera del Demonio, por eso es que hay más mujeres curanderas. 5 de diciembre
de 2018. Terán, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
12 Tanto Rosario Castellanos en su tesis, como Simone de Beauvoir en El segundo sexo aluden
a temas bíblicos
104
cuerpo, se expresa a través de él. No se alberga en una sola de sus religiones, no en un
grupo especial de células si no en todas ellas” (168).
En el caso del mito del pecado original, Eva se rebela, es la que habla con la
serpiente; ella no le teme, pero el hombre enloquecería. Para Réne Girard: “El concepto
central de su teoría es el “deseo mimético”, motor de todo lo malo y todo lo bueno en la
cultura, cuya consecuencia directa es el chivo expiatorio o el sacrificio humano como
salida a la escalada de violencia desatada por la rivalidad mimética.”
Como en el caso de Oficio de tinieblas termina en un sangriento enfrentamiento,
la culminación es el sacrificio de Domingo “el que nació cuando el eclipse”. Es
inquietante, La teoría del deseo mimético de René Girard es que éste siempre termina en
sacrificio humano, y que en un determinado momento “la rivalidad mimética” vuelve a
encontrarse, por ejemplo en el levantamiento armado zapatista de 1994. Es curioso, a solo
tres meses del conflicto, el 23 de marzo, es asesinado Luis Donaldo Colosio y en
septiembre del mismo año es asesinado José Francisco Ruiz Massieu.13
Dice Rosario (2018: 100) que esto “sucede en el terreno de los actos sociales. El
yo ajeno se instala aquí en el ápice de la escala valorativa mientras que los actos religiosos
derriban este o cualquier otro ídolo para colocar en su sitio a dios, valor supremo, último
y absoluto sentido de la existencia individual y de la existencia del universo entero”.
Causa inquietud preguntarnos si, aunque de manera novelada, Catalina Díaz Puiljá
podría ser una mujer adelantada a su época de la región del sureste. Lo que conocemos al
inicio de Oficio de tinieblas es que es ella es la primera que cavila las ideas de rebelión,
convence a Marcela después de que es mancillada por un “caxlan” la lleva a su casa sin
consentimiento del marido, por tanto, viola las reglas de la familia y la sociedad de la que
es parte, y cuenta a Pedro Gonzáles Winikitón lo ocurrido; y él mismo recuerda el abuso
que sufrieron su hermana y otras mujeres, de ese modo, ¿es posible que el acontecimiento
13 Refiere
el periodista Carlos Puig que en marzo de 1995 la Procuraduría General de la República
presentó ante un juez un documento oficial, un pliego de consignación en el que afirmaba tener
pruebas suficientes que en algún momento del mes de marzo del año 1993 se habían reunido los
hermanos Carlos, Raúl y Adriana Salinas de Gortari con su padre Raúl Salinas Lozano y habían
decidido que era necesario “eliminar físicamente” a José Francisco Ruiz Massieu. Matarlo. En
marzo de aquel año, cuando Carlos Salinas era el presidente de México se planeaba el asesinato
de quien había sido su cuñado, padre de sus sobrinas y seguramente próximo presidente del
Congreso. Carlos Puig es articulista de Milenio Diario y titular del programa En 15, transmitido por
Milenio TV. Ruiz Massieu. El crimen perfecto | Nexos https://www.nexos.com.mx/?p=22345
105
narrado por Catalina despertara en Winikitón el odio guardado en su espacio transitorio,
y la evocación del pasado de la llegada de los españoles? y en el nombre de sus
antepasados por siglos del abuso “del hombre blanco” y que desde entonces no encuentra
sosiego Winikitón.¿Pero cómo es posible que una mujer estéril como Catalina siembre el
futuro derramamiento de la sangre? Solo era el principio, Catalina se convertiría en la ilol,
la sacerdotisa de todos aquellos marginados que tiene distinto lenguaje, distinto color de
piel, antes que los otros ya estaban ahí en esa tierras: “—…Y entonces , coléricos nos
desposeyeron, nos arrebataron lo que habíamos atesorado: la palabra que es el arca de la
memoria. Desde aquellos días arde y se consume con el leño de la hoguera.”
En boca de la ilol, ahora dotada de poderes sobrenaturales mágico-religiosos,
resurge nuevamente la hoguera del poder de los antiguos dioses, es confiado, no a la vista
de los pueblerinos, de la luz, sino en el submundo subterráneo de la oscuridad, del umbral,
del oficio de tinieblas. Ahí, a Catalina Díaz Puiljá le adviene el conocimiento de lo
desconocido, dejando todo raciocinio humano como algo inservible que el hombre inventa
y legitima; en ella todos esos entendimientos humanos quedan fuera, se dejó seducir por
lo sobrenatural, creé en las estatuillas de piedras labradas en forma humanoide: “[…] y se
detuvo ante el altar y se inclinó en actitud reverente. Luego alzó la voz, una voz ronca de
sufrimiento; no modulaba sílabas, no construía palabras. Era un gemido simple, un estertor
animal o sobrehumano.” Lo sobrenatural se manifiesta en una total plenitud de éxtasis:
“El espíritu encarna en el cuerpo, se expresa a través de él. No se alberga en una sola de
sus religiones, no en un grupo especial de células si no en todas ellas.”
Inicia el advenimiento de lo desconocido, profético y profano, de lo que no es parte
el hombre ordinario, y las fuerzas de lo desconocido se apoderan de un simple sujeto, con
un frenesí incontrolable, con un lenguaje primigenio de fuego, antes que los hombres,
turbada la ilol, entre una danza monótona e incomprensible, vociferaba en lengua extraña,
no era el español, ni la lengua de los oprimidos, es decir, tzotzil o tzeltal era algo
totalmente ajeno desconocido de los que estaban ahí presente, y viendo la metamorfosis
entonces: “Catalina habló. Palabras incoherentes, sin sentido. Se agolpaban en su lengua
las imágenes, los recuerdos. Su memoria ensanchaba sus límites hasta abarcar
experiencias, vidas que no eran la suya, insignificante y pobre. En su voz vibraban los
106
sueños de la tribu, la esperanza arrebatada a los que mueren, las reminiscencias de un
pasado abolido.”, se lee en Oficio de tiniemblas, la segunda novela de Rosario (2012: 172).
En el plano sobrenatural religioso todo aquel sujeto que ponga por Fe inquebrantable un
ente superior que puede revelarle a través de la turbación, del sueño algún secretó
como lo de la sublevación que hemos venido refiriendo y es que: “El espíritu, al
servirse del cerebro, hace instrumento suyo todo el cuerpo de mujer, cuerpo de hombre.
Es lícito pues hablar, según el instrumento que utiliza, de un espíritu masculino
y un espíritu femenino”.
Los dioses auténticos, los que les proveyeron su propio lenguaje, y que el caxlan
repudia, como “una lengua maldita”, parten de su cosmogonía cultural, y se oponen otras
con distintos modos sociales, por eso “Cultura es lo que se opone o lo que se añade a la
naturaleza, pero, en todo caso, lo que se separa de ella, superándola”. Por eso nuevamente
el sacerdote Manuel Mandujano destruye las imágenes en piedra rememorando aquel
antiguo pasado de opresión, opresión que aún no cesa en Ciudad Real y sus alrededores,
como si aún estuvieran en el principio en el advenimientos de los nuevos pobladores; lejos
del centro de México, y cercano al país vecino Guatemala, era complicado acceder a estas
tierras cuasi olvidadas, que tenían su propias normas, aquello antiguos títulos de la Corona
Española, aun las tierras firmadas por el rey, seguía siendo la mismo violencia, hasta que
Catalina la ilol se recobra después de un “fuetazo” por parte del sacerdote Manuel
Mandujano, más no olvida en la turbación que tiene que edificar su iglesia, y con sus
propias manos: “Catalina, ansiosa de detener esa corriente, hundió las manos en el barro
y allí la punta de sus dedos fue imprimiendo lo que le dictaba una memoria imprecisa,
contradictoria, infiel” (251). Y por fin construyó las estatuillas de barro, y esta vez Catalina
la ilol rompe de dos tajos el fuete contra sus rodillas y esto fue como una señal. Algunos
con palos, otros con machete y los demás provistos con piedra, todos se abalanzaron contra
el padre Manuel. Cuando se fueron de ahí no quedaba más que una masa asquerosa de
huesos y sangre (268).
Este acontecimiento fue parte de la turbación misteriosa tras reconstruir las
estatuillas; “El todo está presente en la parte, ésta es un símbolo de aquél, es una expresión
tangible e invisible. Las esencias se entregan en los símbolos como impresiones, ya
confusas y vagas, ya inminentemente claras, pero de todas maneras, misteriosas” (268).
107
Aunque en vida terrenal su vientre fue estéril, acosado por el pueblo, en la
indiferencia marital de Winikitón, Catalina Díaz Puiljá ha de convertirse en “madre guía-
revolucionaria de todos los de su raza”, dotada de conocimientos sobrenaturales místicos,
ahora la sacerdotisa del pueblo, de todos los lugareños de los parajes, simbolizaran sus
propios hijos, y tiene que acatar las órdenes, defenderlos de los enemigos, como el cura
Manuel, que terminó destrozado en venganza porque trató de humillar a la ilol: “La
venganza se presenta como represalia, y toda represalia provoca nuevas represalias. El
crimen que la venganza castiga, casi nunca se concibe a sí mismo como inicial; se presenta
ya como venganza de un crimen más original.”
108
defender la Madre Tierra, encarnada en sus tierras colectivas, de la expansión
del capitalismo agrario, de la minería y la explotación del agua.
109
hombres son expulsados de su teoría histórica, a la vez que las feministas occidentales las
rechazan y ocultan por considerarlas atrapadas en los códigos anti-modernos de los
referentes culturales de su comunidad, entre ellos la idea de identidad colectiva, o en la
sobrevivencia social obviando su liberación individual.
Desfasada la ideas que venimos presentando pero esa misma lucha de Catalinas
Díaz Puiljá, es vigente, si consideramos sus antecedentes reales, y por otro lado su
narrativa que hemos referido, aunque son dos ideas de dos extremos opuestos de un arco
el centro es el abuso del poder social, de aquí que hemos referido tras el descubrimiento
de las piedras parlante se inicie la rebelión, entre lo literario, los hechos locales, por ello
el feminismo indígena generan desde sus comunidades conocimientos sobre su lugar
como mujeres con presencia, voz y protagonismo en el mundo, autónomamente de los
proyectos de liberación femenina, en particular de aquellos que le fueron expropiados al
movimiento feminista por los estados y los organismos internacionales, las organizaciones
no gubernamentales y las transnacionales médicas, jurídicas y educativas, así como las
llamadas políticas públicas con enfoque de género.
Una historia construida no solo por el hombre que todo lo inventa, incluso los
electrodomésticos, todo legitima según Rosario, sino, además, por el vencedor, por el que
domina la lengua legítima, el español, la lengua dominante de Dios, según los coletos, por
esto los diarios de la época, por ejemplo, La brújula, refieren a los indios como salvajes,
al igual que las obras literarias a que hemos referido.
110
contienda y muerte. De igual manera, en Oficio de tinieblas como un todo en conjunto
ante el malestar de la cultura de los ladinos de una misma circunstancia recordemos que
Felipe Carranza Pech, Pedro Gonzales Winikitón personajes de Balún Canán, Oficio de
tinieblas ambos trabajaron como peones enganchados en las fincas cafetaleras. Como dato
histórico, durante su mandato arribó al Soconusco Lázaro Cárdenas, lo que damos a
entender es la unión de un mismo problema: matar al hijo del opresor.
Conseguirán que un hombre las ampare y las valga en la doble acepción castiza
y weiningeriana. Un hombre que trabaje por ellas, que piense por ellas y que se
sienta superior a ellas. El hombre y la mujer formarán una pareja, un hogar, una
familia. Si la mujer tiene disposiciones culinarias hará engordar al hombre que la
ha deposado y engordará ella misma.
Pero sobrevive la niña, la única sobreviviente de los Argüello legítimos, Hasta aquí
llegaba la descendencia de los Argüellos, para que no volviera a retoñar el mal como
hierba venenosa ante los indígenas, por ello había que cortarlo desde la raíz, como lo
111
fueron los antepasados de César Argüello. En Oficio de tinieblas se cumplen los augurios
de los aldeanos, apoyados por las fuerzas sobrenaturales, y es la nana quien profetiza el
advenimiento de la tragedia de los Argüello:
—Hasta aquí, no más allá, llega el apellido de Argüello. Aquí, ante nuestros ojos,
se extingue. Porque tu vientre fue estéril y no dio varón.
—¡No dio varón! ¿Y qué más querés que Mario? ¡Si es todo mi orgullo!
Las cartas estaban echadas: en varios intentos siempre la misma suerte: espadas,
penas y por si las dudas nuevamente espadas; no había duda, los presagios estaban por
manifestarse. Según algunos expertos de “de echar la baraja española”, para el caso de
Balún Canán las cartas de espadas contienen presagios funestos, con relaciones negativas,
a lo que debemos sumar la posición de ellas. La sota de espadas, al derecho, representa a
una mujer de pelo negro, piel morena o mulata o negra; muy astuta, fuerte, de agilidad
mental, ideas muy claras, muy creativa y activa, arrogante y desafiadora, ambiciosa, buena
consejera, se hace indispensable, puede ser traicionera, sin escrúpulos. Puede tratarse de
una viuda o una enemiga…, de Catalina Díaz Puiljá…
Dice Mircea Elliade (1981: 10) que “El occidental moderno experimenta cierto
malestar ante ciertas formas de manifestación de lo sagrado: le cuesta trabajo aceptar que,
para determinados seres humanos, lo sagrado puede manifestarse en las piedras o en los
arboles.”
112
comportamiento femenino de los altos de Chiapas de la época. En la entrevista de
Carballo, Rosario declara: “A la novela llegué recordando suceso de mi infancia”; como
el trato personal entre la mujer ladina, la mujer indígena que ya hemos referido si lo que
relata al respecto del recuerdo es verídico en cuanto al maltrató agresivo tanto verbal como
físico de las mujeres indígenas”. Ricoeur dice (2004: 310) que “Es perfectamente
conocida la confrontación entre relato histórico y relato de ficción en lo que concierne a
las formas literarias”.
Los argumentos que Castellanos construyó en sus tres primeras obras narrativas,
inician en lo vivencial, pero se ubican en lo trascendental del modo de vida; poco después
su conciencia crítica plasmó en sus textos lo ocurrido en su realidad si la evocación del
pasado llega en forma de imagen. Según Paul Ricoeur: “Los giros del discurso y del
pensamiento? ¿Y no se lleva a su máximo esta sospecha por el parentesco entre
representación y ficción? Es en este estadio cuando resurge la aporía de la que nos había
parecido prisionera la memoria, puesto que el recuerdo se da como una especie de imagen,
de ícono” (311).
Estos argumentos se han referido a lo “paratestimonial”. Pregunta Emmanuel
Carballo: — ¿Por qué toda tu obra narrativa ocurre en los mismos sitios, cuenta hechos de
personajes, indios y ladinos, de parecida procedencia étnica y cultural?” Entre otras
declaraciones de Rosario Castellanos podemos citar que su vivencia personal fue parte de
la estrategia utilizada en sus novelas: la aptitud de otras mujeres en diferentes ángulos, sus
intentos subversivos, el hacer de los indígenas; todos estos aspectos sociales que hemos
venido refiriendo que le tocaron vivir, muy de cerca, sucesos que corresponden a una
determinada etapa de su vida, y que según los muestra, son aspectos sociales de época.
Como dice Paul Riccoeur, las remembranzas que llegan de la memoria en forma de
imágenes, y que luego se plasman como el hecho dentro de la narrativa. La literatura tiene
una fuerte relación con el fluir de los recuerdos.
113
operación de configuración forma parte de todas las modalidades de explicación
comprensión (312).
114
Si esos recuerdos fueron parte de la realidad que le tocó conocer de cerca a Rosario
Castellanos, tal vez, en verdad los sujetos masculinos eran así en un plano auténtico,
dentro de la vida cotidiana de la época; entonces así se comportaban los César Argüello y
sus mujeres, tal cual nos los representa, entre ellas, su madre a quien ya nos hemos referido
con anterioridad.
La autora evoca ese pasado desde sus propias vivencias, de su memoria personal
y vuelve la misma suerte de desventura, se repiten los mismos lugares; nada pasa, todo
parece inalterable para la mujer “coleta” de los Altos de Chiapas. Se inicia así el camino
del varón que reproduce la cultura para dominar a todos aquellos que no poseen el leguaje
legítimo, determinante pues se cumplen los augurios de El libro del Consejo: “[…]
Nuestros días están acabados”. […] Y de otro modo, en la primera parte de Balún Canán,
la intención del derrumbe de la identidad propia, a partir del lenguaje que provoca diversas
molestias a los “Coletos”. Era un lenguaje prohibido en el que su nana, con palabras
misteriosas y míticas, inicia la aventura: “[…] Y entonces, coléricos, nos desposeyeron,
nos arrebataron lo que habíamos atesorado: la palabra, que es el arca de la memoria” (9),
dice Rosario Castellanos. Todo está en juego en la trama de la movilidad social, para
luego hilar las ideas en coordinación con la historia de principio a final:
115
cualquier parte, es porque tiene “muchos huevos”, y según otra de las expresiones
favoritas: “Yo soy tu padre”, cuya intención es claramente afirmar el propio predominio.
Este perfil es aplicable a los personajes masculinos de Rosario Castellano, dentro
de la realidad mexicana, o aún mejor, dentro de la sociedad desde aquella en que desarrolla
sus ideas. Es seguro que en nuestras sociedades patriarcales el padre es para todo hombre
el símbolo del poder. Él es quien dice los discursos, organiza la política y dicta las leyes.
Él es quien escribe los libros y quien los lee, quien modela las estatuas y el que las admira.
El descubre las verdades y las cree y las expresa. “Es él que tiene los medios de
comunicación con dios, el que oficina en sus altares, el que interpreta la voluntad divina
y el que la ejecuta” (55).
Nos preguntamos: si todas estas ideas de Samuel Ramos y de Castellanos
estuvieran lejos de la actual realidad mexicana, y si así fuera específicamente en la
sociedad chiapaneca, acaso es porque el feminismo ha influido en beneficio del sureste
chiapaneco, y aún más porque el feminismo es la justificación de las propias feministas
que celebran a Rosario Castellanos como una de sus precursoras. Aunque no sea claro el
concepto por su variabilidad de contextos culturales de origen, por lo que muchas de las
jóvenes no saben cómo ni de dónde surge; y si pensamos en las personas que no saben
leer, las amas de casas, en muchas de las mujeres indígenas, entonces, ¿quiénes quedan?
¿Acaso solo las mujeres universitarias y académicas como auténticas feministas? Son
muchos los informes adversos al respecto en nuestro cotidiano. “Cuando el río suena,
piedras trae” Se dice, además, que Chiapas sigue siendo “un pueblo chico infierno
grande”, tal cual es en la narrativa de Rosario.
En nuestras sociedades patriarcales, el padre es para todo hombre el símbolo del
poder, como dijo Ramos. Así era en Comitán: el padre-patrón era el poder, y es igual en
la narrativa de Rosario Castellanos.
116
CAPÍTULO 5
117
También narra en algunas otras misivas sobre su correspondencia con personas del
mundo del arte, como la carta que recibe de Emilio Carballido, que le comparte su parecer
sobre el teatro americano: “muy desilusionado del teatro americano, mercantilista y/o
mediocre. Él cree que lo único que podemos aprovechar de ellos es la técnica de la puesta
en escena”. “Acabo de leer el Laocoonte de Lessing. Saqué pocas cosas en conclusión y
que me sirvieron” (91). En varias misivas le dice que están presentes el recuerdo y la
intensidad de su amor.
Ricardo Guerra declaró en una entrevista con Gerardo Bustamante Bermúdez en
la revista Crates (2008: 103-116): “Cuando se publicaron las cartas, las leí casi en su
totalidad. Leí las palabras de una gran mujer. Lo que no leí fue ese infecto prólogo que
habla tan mal de mí y que desvirtuaba lo que verdaderamente hubo entre Rosario y yo.”
Octavio Paz (1992: 84) dice algo parecido respecto del amor, acaso similar a la unión
matrimonial entre Rosario Castellanos y Ricardo Guerra:
Incapaces de elegir, seleccionamos a nuestra esposa entre las mujeres que nos
“convienen.” Jamás confesaremos que nos hemos unido —a veces para
siempre— con una mujer que acaso no amamos y que, aunque nos ame, es
incapaz de salir de sí misma y mostrarse tal cual es. La frase de Swan: “Y pensar
que he perdido los mejores años de mi vida con una mujer que no era mi tipo”, la
pueden repetir, a la hora de su muerte, la mayor parte de los hombres modernos.
118
también un estar en donde todo está en juego, según Jean Paul Sartre “el que ama más es
el que pierde, si me amas más yo te domino”, incluso ve en el amante el ideal del amor.
Dice Rosario: “De lo único que me reprocharía, lo que jamás hubiera podido perdonarme,
hubiera sido no entregarme a usted”. Es decir, que en la entrega amorosa, según su
interpretación de uno de los filósofos que abordó, Otto Weininger, refiere que, a través
del hombre, la mujer adopta su conciencia de originalidad individual.
Muchos se han preguntado si Ricardo Guerra respondía o no las misivas de Rosario
Castellanos; incluso circula en los “medios Internet” que no existen referencias de escritos
suyos. Entre estos comentarios, alguno más gracioso que duro, tenemos éste: “qué manera
de perder el tiempo con ese individuo” y que Rosario se conformaba con breves postales,
que no precisamente son las que ella quiere recibir, si no, palabras de aliento del amor,
como ella misma le pide que “sea recíproco”, “lo extraño, lo amo tanto, mi querido niño
Guerra”, y tantas palabras a que obedece el discurso amoroso, discurso en que le promete
que va a cambiar de actitud, hacer todo lo posible para alcanzar el “prototipo de mujer que
el amante desea”, por tanto, le pide su orientación a través de las respuestas de las cartas,
respuestas que nunca llegan, o por lo menos, no se sabe exactamente qué decían las
postales, por lógica, y tal vez: saludos, cómo estás, se te extraña, palabras que se les puede
decir, a cualquier amigo por eso: “en nuestro mundo el amor es una experiencia casi
inaccesible. Todo se opone a él: moral, clases, leyes, razas y los mismos enamorados. La
mujer siempre ha sido para el hombre “lo otro", su contrario y complemento, escribió Paz
(1981: 83).
5.3. Rosario: una mujer ideal para un hombre con sentido moral
En su tesis de maestría, Rosario naturalmente alude al matrimonio, “que la mujer
recordará de sus vivencias amorosas, su noche de bodas, el primer beso”, y ¿porque no ha
de recordar cómo perdió su virginidad con su amor ideal? Pregunta Pilar Gonzalbo.
Aunque se sienta como “el último de los dinosaurios” y esa constante de Rosario
Castellanos (1950: 33) de sentirse una mujer poco agraciada: “Sucede que era yo tan flaca
y horrible. Pero tan flaca que ya casi no tenía yo cuerpo. Me dedicaba yo a soñar que
estaba muerta y al día siguiente no podía yo acertar a sentirme viva.” Y en otras misivas
hace referencia de que es. “disparejamente gorda. Y el otro defecto que usted sabe y que
yo no digo nunca aunque sea tan visible”.
119
Entre aquellas que miraba estaban sus alumnas; preguntaba Rosario Castellanos,
en su tono, para qué buscarlas en otra parte si en la facultad tiene su gallinero. Ella no
podía competir con esas mujeres, esas mujeres sabían bailar, entre otras cosas, “no eran
gordas ni disparejas” (33). Dice que se corregirá: “Quisiera saber bailar y no ser gorda de
ninguna parte y gustarle mucho y no tener complejos. Si usted me lo permite y me da
tiempo me corregiré. Quiero ser tal como usted quiera que yo sea”.
Y según Rosario Castellanos para verse como Guerra desea, no duda en imponerse
dieta, realizar ejercicios físicos para convertirse en la mujer ideal, dentro del estándar de
la mujer de los años cincuenta. Y en Madrid, el escaso alimento que es de su agrado, le
provoca perder peso, tal vez, para agradar a Guerra: “cuando volvamos a vernos tú no me
reconocerás a través de la especie traslúcida en la que seguramente estaré convertida. Ya
no te quejarás de mí gordura. Y tal vez ni siquiera de mi existencia. Bueno, pues, resuelto
ese primer problema que era el más urgente.
. 120
y puedo decir lo que yo quiero, no me importa si me quedo así de sola.” Ya después
justificaría: “No — me dijo—, ya experimenté la soledad y me aterra”.
En su tesis refiere que el artista es un solitario, quizá al final aceptó su soledad
como un modo de vida, que incluso en una carta declaró que Gabriel le quitaba ese tiempo
para lo que más amaba, la escritura: “Resulta pues que el artista es un solitario. Pero si
puebla su soledad con dios, es con un dios que es presencia, figura, belleza, armonía. Se
aproxima a él con los ojos abiertos, con los nervios tensos para recibirlo y encuentra una
sustancia en la cual extasiarse” (106). Visto de ese modo, vivir para el arte en soledad,
con esa lucidez profunda como Rainer María Rilke, Edgar Degas, Charles Baudelaire,
quienes entendían el arte no de una manera ególatra, y exterior sino “por una necesidad
vital más silenciosa y solitaria de las horas”. Entre la soledad y constante ejercicio de las
ideas escribe Rilke a Kappus: “Solo en la soledad, en el silencio de la misma es donde las
cosas del mundo adquieren su proporción verdadera” Y Rosario Castellanos declara en la
tesis Sobre cultura femenina que a la mujer le es ajena la soledad de los artistas, que tiene
naturaleza inexplicable, en todo caso el arte es “la procreación de la vida, un hijo”. Caso
opuesto al hombre del que su refugio son las ideas:
Porque elegir algo es sobre todo renunciar a lo que no es de ese algo, ser un
genio, esto es, tener la necesidad más intensa de perdurabilidad, exige un
sacrificio de todos los demás bienes a este que se considera supremo. El genio
no es solo el que intuye desde un punto de vista más comprensivo sino el que
además pone su voluntad al servicio de sus intuiciones (177).
Y sin embargo, sigue siendo primera la idea por la cual escribió su tesis Sobre
cultura femenina, que el hombre hace de la cultura en todas sus aristas; bajo estos
preceptos del pensamiento masculino, la mujer, en definitiva, tendría que renunciar a todo,
y en su momento la autora “renunciaba a la maternidad”, al matrimonio que el clero
alentaba con fervor en los años 1950. Bajo esas normas fue difícil para la mujer artista,
como lo declaró en los 1960, en la Facultad “tenía que hacerse la tonta por que los hombres
no soportaban la competencia de una mujer”, pero a pesar de todo en su contra, no es para
menos su declaración: “quiero ser escritora” y después “me aterra la soledad” los
preceptos del artista que Rilke, y compañía, proclamaban.
. 121
Durante varios años, Rosario Castellanos hizo extensiva a su vida personal la
conclusión filosófica de Sobre cultura femenina y vivió atormentada por la convicción –
que más tarde abandonaría– de que para las mujeres, la vocación literaria era incompatible
con el deseo de tener hijos: “puesto que yo quería hacer cultura, renunciaba a la
maternidad, y ese fue el tema de algunos libros de poesía… Después cambiéde opinión”.
Acaso en la soledad, sin ninguna respuesta a sus misivas amorosas a Ricardo
Guerra, Rosario adquirió una conciencia más profunda del mundo que la rodeaba; la evoca
en las cartas, y que un poco antes en su tesis de maestría refiere que “en el mundo de la
mujer es el de parir hijos”, y precisamente ese hijo tenía que ser varón, con ello invierte
los pensamientos de Rainer Marie Rilke, al declarar en su tesis Sobre cultura femenina
que básicamente la mujer tiene que parir, luego su búsqueda en soledad de las ideas que
la harán trascender en la cultura, de modo que
“Entre las formas culturales la mujer escoge las más accesibles, las que exigen
menos rigor y disciplina, las que son más fácilmente falsificables e imitables. De ahí que
haya sido la literatura (y de los géneros literarios la novela y la lírica) el más socorrido
salvavidas de la mujer”.
La propia Rosario que declaro que no le importaba la soledad con tal de ser
escritora, que era preciso conseguir la genialidad, aunque en terreno de hombre fue difícil
y precisamente es en lo literario que puede incursionar la mujer no más lejos aun así queda
la influencia del que hace la cultura, si bien es cierto que la mujer tiene su participación
en la literatura pero advierte que nunca con un éxito con tundente, quizás refirió a Miguel
de Cervantes, William Shakespeare por citar solo algunos aun así su aporte es desde las
letras, y no el de la Historia, Filosofía, Pintura por eso: “Entre las formas culturales la
mujer escoge las más accesibles, las que exigen menos rigor y disciplina, las que son más
fácilmente falsificables e imitables. De ahí que haya sido la literatura (y de los géneros
literarios la novela y la lírica) el más socorrido salvavidas de la mujer” (216).
. 122
En el conocido poema “Se habla de Gabriel”, Rosario experimenta cómo la
maternidad impide el trabajo artístico e intelectual:
Castellanos tenia conciencia de lo que estaba arriesgando, que la mujer tenía dos
alternativas “vivir para la escritura o ser madre.” En el nivel teórico, la escritora también
abandonaría la conclusión propuesta en la tesis, relativa a la maternidad como vía
privilegiada de las mujeres para convertirse en un sujeto trascendente (sustentada en la
teoría de los valores de Marx Scheler, representante de la fenomenología alemana).
También dejaría atrás la atribución de cualidades subjetivas inmutables y esferas de acción
social distinta y predeterminada a hombres y mujeres. Ya en los años setenta, Rosario
castellanos no tenía empacho en reconocer que su reflexión juvenil había perdido
vigencia: “sobre cultura femenina es un libro viejo que ya no me atrevería a sostener”.
Gabriel aprovecha la anormalidad de la situación para hacer unos berrinches
espeluznantes, para agredir con una brutalidad de palabra y obra y para dar rienda suelta
a sus obsesiones que ahora son la muerte y el suicidio. No le compres un juguete, amenaza
al canto, revolcarse en el suelo, gritar que va a tirarse por la ventana. Y más debajo escribe:
“En cuanto a mí, estoy haciendo un gran esfuerzo para funcionar, pero tengo una sensación
tan aguda de inexistencia, de muerte, de que he sido definitivamente mutilada de lo que
era mi sustento y de que me estoy convirtiendo en algo que todavía no sé qué es pero será
infinitivamente más pobre y más triste de lo que era antes”. Quizás refiera a su antigua
idea de la soledad, qué lo hacía funcionar, y cual era ese sustento que ella refiere luego
sigue diciendo: En fin, las medicinas me deprimen muchísimo y prefiero la angustia y la
náusea. Es inútil que yo vea nada y, vaya a donde vaya, nada me interesa, nada me distrae,
no salgo de ese pozo negro donde caí hace mucho tiempo.
En todo caso dice Rilke “esfuércese por amar sus propias interrogantes”, amen sus
dudas y “no busquen de momento las respuestas que necesitan” justa interrogante que
plantea en su tesis Sobre cultura femenina, y apropósito de la soledad, y de las
. 123
interrogantes, dice Edgar Degas (1834-1917): “No hay arte menos espontáneo que el mío.
Lo que hago es resultado de la reflexión y del estudio de los grandes maestros; de
inspiración, espontaneidad, temperamento, no sé nada. Hay que rehacer diez, cien veces,
el mismo tema. En el arte nada debe parecer un accidente, ni siquiera el movimiento”.
La producción literaria de la escritora puede entenderse que se trata de arduo
ejercicios, ejercicio donde entra en juego, según Rilke el amor por la duda, por eso dice
Rosario: "¿Existe una cultura femenina"? En cuanto al arte literario, de manera dura
incluso consigo misma, dice Rosario que la mujer no ha escrito nada original, siempre a
la sombra del que hace la cultura y la legitima que es el que decide es bueno o no para
librase de todo ese malestar cultural la mujer debe de construirse:
Todo está en juego, la cultura del hombre, la soledad del escritor, ella misma
proclama como Gabriela Mistral con tal de ser escritora, aunque procreo a Gabriel, y
pareciera ser que otra vez vuelve arrepentirse que su hijo le impedía realizar constante
ejercicios, como según Edgar Degas refiere que cada movimiento de su palabra sea
perfecta no dudamos que eso busco la perfección. Declara Emmanuel Carballo que: “…Su
inteligencia, coherencia y aptitud para las letras estuvieron por encima de casi todos los
miembros de su generación. Se habló de igual a igual, en ciertos aspectos, con escritores
de sus años tan valiosos como el Jaime Sabines poeta y Carlos Fuentes ensayista. Como
escritora, su obra en conjunto es respetable y, en ciertos textos, memorables (511).
. 124
Filosofía, o sea, en Mascarones.” Expone el filósofo que en 1949 entraron en contacto,
probablemente habló de su tema de investigación, hasta que este vínculo se acrecentó
cuando presento su tesis Sobre cultura femenina en 1950.
La primera carta que Rosario le envía es del 28 de julio del mismo año, es decir, a
un mes de la presentación de su tesis, en ese lapso se encontraba en Tuxtla Gutiérrez,
desde ahí le escribe, y le declara: “Fui tan perfecta, plenamente feliz en los últimos quince
días, gracias a ti, que esta separación no ha alcanzado a turbarme ni a destruirme. Y aunque
no le contestara, de todo tenía que enterar a Ricardo Guerra, común en las misivas, que si
tenía mucha sal la comida, que Rosario vio un hombre “gordo, de esos que resoplan”, que
sí María Chuchena se fue a bañar a orillas del río, que una mujer “usa calcetines de hombre
y es chaparra”. “Estoy todavía llena rebosante de esa felicidad que me diste; tengo todavía
grandes reservas de dicha y espero que no se agoten antes de que tu presencia las renueve”
(25)”. Algo similar refiere Octavio Paz en El laberinto de la soledad sobre el amor y las
cotidianas expresiones de las mujeres: “El amor la ha transformado, la ha hecho otra
persona, suelen decir de las.enamoradas. Y es verdad: el amor hace otra a la mujer, pues
si se atreve a amar, a elegir, si se atreve a ser ella misma, debe romper esa imagen con que
el mundo encarcela su ser” (83).
Ricardo Guerra la inicia en el amor y ella se siente “rebosante de felicidad” según
su carta; poco después regresa a Comitán, y en Tuxtla Gutiérrez busca la forma de
comunicarse: "Cuando la descubriste me sentí como el último dinosaurio […] ansiaba
justificarme, explicar que si llegué hasta ti intacta no fue por virtud ni por orgullo ni por
fealdad sino por apego a un estilo” (84).
Dice en su tesis que pese a todo la mujer quiere ser madre, de ese modo podríamos
decir que según sus misivas no correspondidas, a pesar del casamiento de Guerra con Lilia
Carrillo, que durante su matrimonio la siga engañando con mujeres más jóvenes, se
convierte en madre a pesar de todo consigue su propósitode ser madre: “Todas las
humillaciones se soportan, todas las condiciones se aceptan siempre que la mujer pueda,
al través de ellas, convertirse en madre” (188).
En varias cartas alude a la misma idea del recuerdo y la añoranza, justo como lo
dice en su tesis Sobre cultura femenina 1950: la mujer, lleva con ella ese recuerde
memorable de la primera ocasión del amor, y en esa constante, evocación del amor, le
. 125
vuelve a escribir a Ricardo Guerra, a modo de decir, no me olvides; cautiva de sus propias
palabra, cumpliéndose con ella misma, lo que en un apartado de su tesis abría de citar lo
que refiere Otto Weininger, lo que se corresponde con sus personajes:
. 126
Nicol, Leopoldo Zea y Bernabé Navarro y Rosario Castellanos lo logró, incluso, hasta el
cansancio hemos referido que su tesis de maestría, fue elogiada "entre risas y carcajadas".
Podemos recordar ahora que algunas cartas que envió Rosario Castellanos a Guerra,
funcionaron después como notas y borradores en la narrativa de la autora de Mujer que
sabe latín, según apuntan José Martínez Torres (2013: 111) y Silvia Álvarez Arana, y si
examinamos un poco antes de su tesis, seguro que encontraremos más vestigios de su
conocimiento, que viene de antes; una prueba de ello son los artículos rescatado por
Andrea Reyes (2004: 15) declara: “Emprendí esta investigación porque admiro los
ensayos de Rosario Castellanos” (y en esa búsqueda Andrea Reyes descubrió)… “un
conjunto de cuatro ensayos sobre la mujer mexicana en diferentes periodos, los escritos
fueron “encontrados entre los papeles guardados en un almacén por la autora”. Datan de
1956, y en 1997 Eduardo Mejía lo pública bajo el título Declaración de fe.
Siguiendo con la búsqueda, y al rescate de todo aquellos escritos de Rosario
Castellanos que se desconocen encuentra a José Emilio Pacheco; y precisamente el autor
de Las batallas en el desierto le informó de la existencia de los artículos publicados en el
Excélsior. Andrea Reyes no duda y viaja a la Ciudad de México, realiza todos los trámites,
y permisos necesarios para acceder a los documentos, dice en propias palabras, “para
revisar sus archivos y con tal propósito viajé a México en enero de 2001. Cuando descubrí
la cantidad de artículos contenidos en cinco cuadernos, quedé asombrada”. Estos
documentos fueron publicados en 2004 por el Coneculta, en tres tomos, un aproximado
de mil seiscientos.
5.6. “Ricardo tiene algo que nos hace falta a muchos: sentido moral”
En 1950 a Ricardo Guerra estudiaba filosofía alemana, leía autores como Kant, Hegel y
Heidegger,. Participaba en el grupo Hyperión (vigente de 1948 a 1952) que actualizaba
los estudios de José Vasconcelos y Samuel Ramos. En qué momento, entre ese peregrinar
por sus conocimientos de Heidegger, en el camino de entender Ser y tiempo (1927) uno
de los libros más emblemáticos del siglo XX, y que mucho aparece en bibliografías, en su
andar por la filosofía existencialista, siguiendo a Sartre, a Merleu-Ponty; asistía a
seminarios de filosofía, en las clases que impartía en otros países, y en tantas cosas que en
su vida, como él declaró, no era prioridad leer esas cartas de Rosario. Cuando se
publicaron las cartas declaró a Héctor Rivera (1994): “Yo tenía entonces 23 años y Rosario
. 127
25; tuvimos una relación de 15 días y las cartas eran muy bonitas, pero yo no podía hacer
mi vida a base de eso.” Es decir, a él no le interesó leer las misivas en el tiempo en el que
las recibió, es decir, en 1950, simplemente, las guardó, pensando que algún día “para algo
habían de servirle”. Rosario dijo que para que “prendiera la estufa y no se quemara esas
manos existencialistas con los cerillos”.
Nos preguntamos si no había un interés de por medio: que tal vez se le ocurriera
pensar que Rosario Castellanos sería algún día alguien importante en la cultura mexicana,
y entonces, por alguna extraña razón las guardara, cabían perfectamente “en algún rincón
de su casa”, dijo Castellanos, o “para tapar los huecos de los ratones”. Será que, como era
común en los años 1950, estás cartas las recibió la encargada del aseo de la casa y ella
simplemente las guardaba, tal vez, él ni se enteraba cuando llegaban las cartas, tan
ocupado con sus cuitas amorosas —seguramente les hablaba de filosofía, del Dasein— …
y no entendían, al igual que Rosario Castellanos y en sus declaraciones sobre filosofía
dice que pasó ”con la superficialidad del rayo de luna sobre los mares con la que yo pasé
por la Facultad. Por supuesto, las seducía con esos “cabellitos de oro” que tanto adoraba
Rosario Castellanos, quien enterada de todo, en una de las misivas le declara que no le
importaba compartir su amor.
Gabriela Cano escribe en el prólogo Sobre cultura femenina (1950): “Rosario
nunca se sintió cómoda en la carrera de filosofía y pronto descubrió que su manera de
entender los conceptos eran través de imágenes.” Rosario escribió en Mujer que sabe latín
(2017: 159):
Sus extensas cartas que dan para reseñar algún libro, así lo hace, y a modo de que
él, dé su punto de vista, bien sea positivo, o negativo, eso no importaba, lo mismo para
. 128
algunos poemas de su autoría; sin comentarios; entonces, ¿de qué manera influyó Ricardo
Guerra? Todo apunta a que se formó sin la ayuda del filósofo existencialista: “Había
estado pensando en que a usted no le agrada escribir cartas y ya estaba preparando miles
de disculpas para cuando su carta se retrasara o fuera corta o fría (34).”
En algunas misivas le cuenta de sus temores que la vencen, que se multiplica su
complejo de inferioridad como mujer, y en sus ambiciones literarias el miedo de que todo
lo que escribe sea en vano: “Agregue a eso mis complejos de inferioridad sexual, mis
artificiales ambiciones dizque literarias y tiene usted explicados mis fracasos amorosos”
(36). Duda la autora de sus cualidades artísticas; recordemos que es 1950, y que meses
atrás presentó su examen de maestría, y entre las varias referencias a la creación literaria
veamos está la siguiente: “Aunque nunca con éxito excesivo se les reprocha la pobreza de
sus temas y la falta de originalidad en el modo de desarrollarlos, la falta de una generosa
intención. En fin, se les acusa de mediocridad y de que imitación de las obras hechas por
los hombres es demasiado burda” (207).
Y mucho menos él explicara temas de filosofía, ya que precisamente en el primer
viaje toma cursos de filosofía. A propósito de correspondencia, qué diferencia con la de
Martin Heidegger y Ana Arenht, totalmente lo contrario a la que sucede entre Rosario y
Guerra. Heidegger le explica todos los pormenores a Ana Arenht, de algún simposio
filosófico, le contesta algunas dudas de aspectos filosóficos, es decir, es el tipo de diálogo
a que aspiraba tener Rosario Castellanos con Ricardo, un diálogo entre amoroso e
inteligente; por el contrario, sólo encuentra el silencio.
. 129
en la Facultad de Filosofía y Letras de nuestra Universidad” (Véase el expediente de
Ricardo Guerra Tejada en la Dirección General de Asuntos del Personal Academíco).
Castellanos no sabía que sus extensas cartas no serían contestadas de manera formal, sino
con “unas tarjetitas”, ni que la dejaría para casarse con Lilia Carrillo. Además, recordemos
que es Rosario Castellanos quien lo alienta a que termine su tesis de maestría, tesis que
formalizó tres años después. Lejos de estos argumentos, veía en él a un hombre inteligente,
y prudente, declara que Ricardo Guerra:
Tiene algo que nos hace falta a muchos: sentido moral; se da cuenta de lo que
está bien y de lo que está mal y generalmente hace lo que está bien. (No le digo
que lo hace siempre porque se me va a volver de un presumido que después va
a ser ligeramente insoportable.) Pero cuando de improviso se le presenta un
problema y no sabe de pronto cómo juzgarlo y cómo resolverlo se desconcierta
usted mucho y se siente muy mal y generalmente hace lo que está bien” (42).
Por ese tiempo yo tenía 23 años y Rosario 25, entonces vino la primera relación,
tal vez fugaz, pero muy intensa; ya ahí empezaban las primeras cartas, que eran
130
muy bonitas, pero yo no podía hacer mi vida con base en eso y hubo una primera
ruptura, luego tratamos de regresar pero no embonábamos en muchos sentidos
y no tenía caso seguir con eso.
Veamos que el propio Guerra declaro que fue una “relación fugaz”. Entonces en
qué momento de 1950 influyó en la vida artística de la autora de Apuntes para una
declaración de fe (1948), Tal vez, Rosario Castellano, ya era una artista consolidada, solo
era cuestión de tiempo, de madurez intelectual. No dudamos de que los nuevos
conocimientos que recibió en Europa, fueron de gran utilidad, declara en la entrevista de
Emmanuel Carballo: Protagonistas de la literatura mexicana, (2003: 500): “A partir de
1940 comencé a escribir poemas. Mis primeras influencias fueron las más fáciles de
adquirir, ya que mi formación literaria era muy deficiente. En 1948 encontré un libro
revelador, la antología laurel. Allí leí Muerte sin fin, que me produjo una conmoción de
la que no me repuesto nunca”.
Cuando se conocen de manera más personal Rosario Castellanos ya había
publicado a la edad de 22 años tres libros de poesía gracias al descubrimiento de Muerte
sin fin (1948). Dijo a Carballo:
Además de que algunos artículos rescatados por Andrea reyes datan de 1947, el
primero que inaugura es Aventura del libro, expresa una total preocupación critica por la
comprensión de sus lecturas, dice “y es que anhelaba, con excesiva impaciencia poseer lo
mejor, captar lo más alto y lo más profundo”. Vemos que en la captación del aprendizaje
de la esencia de las ideas, declara que: “Leer se había convertido para mí en el vicio
impune que dijera Valery Larabaud y hacía de este modo las más heterodoxas
combinaciones; la imitación de Cristo al lado de El retrato de Dorian Gray, Chesterton y
Niestzche, Huxley y la vorágine” (16).
Su ingreso a la Facultad de Derecho le permitió estudiar sobre la llegada de las
reformas establecidas por del expresidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), y esto le ayuda
a construir su personaje Fernando Ulloa, como una especie de alter ego de Rosario
131
Castellanos (2013: 241) en Oficio en tinieblas: —Dicen que va a venir el agrarismo, que
están quitando las fincas a sus dueños y que los indios se alzaron contra los patrones. En
ambas referencias Rosario Castellanos aplica su conocimiento derecho civil, su labor en
el Instituto Indigenista le permitió nutrirse de estos pormenores para escribir sus tres
primeras obras narrativas, como dijo a Emmanuel Carballo (1994: 508):
Los testimonios que pude recoger se resisten, como es lógico, del partidarismo
más o menos ingenuo. Intenté penetrar en las circunstancias, entender los
móviles y captar la psicología de los personajes que intervinieron en esos
acontecimientos. A medida que avanzaba, me di cuenta que la lógica histórica es
absolutamente distinta de la lógica literaria. Por más que quise, no pude ser fiel
a la historia.
Declara en esa entrevista con Carballo: “Me interesa conocer, en esas tierras, los
mecanismos de las relaciones humanas. Para entenderlos, cuando trabajé allí para el
Instituto Nacional Indigenista, me auxilió la lectura de Simón Weil, digo Simón de Weil
porque no conocía otros autores que me hubieran sido más útiles. Ella ofrece, dentro de la
vida social, una serie de constantes que determinan la actitud de los sometidos frente a los
sometedores, el trato que los poderosos dan a los débiles, el cuadro de reacciones de los
sojuzgados, la corriente del mal que va de los fuertes a los bebés, y que regresa otra vez a
los fuertes esta especie de contagio me pareció dolorosa y fascinante” (507).
De aquí que la historia lo traslada a un suceso más cercano el agrarismo de
Cárdenas del cual su familia salen afectadas económicamente y moralmente, de aquí que
su personaje Fernando Ulloa, personaje de la varias veces citada Oficio de tinieblas de
Rosario Castellanos (20134: 245), critica la leyes que se aplicaban en ese momento en
Ciudad Real, leyes, como ella misma refiere si perder su estilo irónico que lo caracteriza
en su literatura “leyes de la época del caldo”, añade Fernando Ulloa al aplicar la ley:—
Ciudad Real no es ya lo que ustedes creen: el coto cerrado de unos cuantos señores y
leguleyos. Ciudad Real es México y en México hay leyes justas y un presidente honesto.
132
Conclusiones
133
acercarse a la sociedad desde su misma creación literaria que constituye sus directrices de
observación, lo que nos permite profundizar en su obra como instrumentación entre lo
historiográfico y la ficción. Su literatura no es una más de las acostumbradas, sino una
que tiene su interés en la cultura y su sociedad.
En la obra narrativa de Rosario y que fue objeto y documento de este trabajo, la
ficción y la realidad se encuentran apenas separadas por una delgada línea.
De la realidad mexicana de la época hemos referido la prioridad puesta en el
matrimonio, y que de éste nazca un hijo varón, así fue para los padres de Rosario; nuestra
autora no huyó del contexto mexicano de la época, en su obra la ficción y la realidad están
separadas-unidas por una delgada línea casi invisible, pero, ¿por qué?
Según Rosario el hombre es el que realiza la cultura en todas las aristas, con los
electrodomésticos, el arte cultural; la autora refiere que para deslindarse de toda influencia
masculina es necesario construir su propio sello literario, reordenar todo lo que compete
en la cultura, como actualmente están ocurriendo con algunas estudiosas acerca de todo
el andamiaje cultural del pasado y de participación de la mujer en la historia de las ideas,
por más nimia que sea.
En la década de 1970 negó las ideas de su tesis; sin embargo, no las abandonó del
todo a lo largo de su vida, prueba de esto son sus ensayos acerca de temas y asuntos
femeninos y sobre feminismo, recopilados en Mujer de palabras. Podemos ver cómo
regresa a los mismos lugares de origen, critica al feminismo de la época y que en su
literatura, una y otra vez, vuelve al deceso amargo de su hermano Mario Benjamín.
En las tres obras base de este trabajo, la masculinidad fue el eje alrededor del cual
se construyeron los aspectos de lo femenino, y así se hacía en la cultura mexicana. Las
mujeres accedieron a las universidades, pero en lo moral el clero se refería a ellas como
exclusivas para el hogar.
No era del gusto de toda la sociedad que la mujer se cultivara en la educación
formal, aunque algunas mujeres lo hiciesen por moda o en tanto contrajeran matrimonio.
La razón era sencilla pues la misma sociedad las demandaba en matrimonio y que luego
cuidaran de los hijos. En general, los personajes femeninos de Rosario hacen lo imposible
para casarse, y en su Tesis Rosario ya refería que la mujer persigue al hombre aunque
después le pese, que vivirá de los recuerdos de la noche de bodas, de las cartas de amor,
134
y que lo único que recordará plenamente será el nacimiento de su hijo. Esto es lo que
Rosario apuntaba tempranamente en su Tesis.
Había grandes cosas en juego en la sociedad mexicana que toca a Rosario. En
pleno milagro económico, y transformación del campo que ella conoció en su forma más
política, ingresó a la universidad, luego realizó su proyecto de tesis y consiguió la beca en
el extranjero. Dos años después las sufragistas consiguen el derecho al voto, pero de lo
que no es fácil presumir pues fue mero trámite de los interesados del control político
mexicano, del hombre que “hace la cultura”, que inventa hasta los electrodomésticos, y
ni se diga ejecuta los cambios de paradigmas, como ya había sentenciado Rosario.
El hombre está en todos los intereses sociales y culturales, y en la literatura
temprana de Rosario son los personajes masculinos los que enfrentan las decisiones, las
vicisitudes del pueblo, todas las aristas sociales, a la mujer corresponden dos acciones:
cuidar la honra propia y con ella la de su pareja masculina, y cultivar “su única virtud que
es la de parir hijos”, un primogénito que prosiga con las ocupaciones en su hacer la cultura.
Quizá siga siendo así por siempre. Según un documental de la Unam, algunas mujeres
encuentran en el narcotraficante al hombre ideal, pareciera ser que los comportamiento
humanos se repiten, aunque actualizados. No debemos olvidar a Samuel
Ramos y su emblemático libro, El perfil del hombre mexicano.
Un caso especial que aún no se abordado del todo es su personaje femenino
Catalina Díaz Puiljá, al que hay que atender en un futuro proyecto en profundidad, en el
marco de los actuales estudios sobre la mujer y su participación en la historia, como el
caso de Agustina Gómez Chechec, de algún modo piedra angular del “levantamiento
Chamula” de 1869. Actualmente las especialistas mujeres, en razón de la ideología de
“género” se están centrando en la evidencia de la mujer y su participación en todos los
aspectos sociales. Ahora que se contraponen los feminismos como sucede entre
“Aborteras” y “Provida”, no hay nada tan esclarecedor sobre el papel de la mujer indígena
en todo este asunto del feminismo como los textos de Rosario, ya que ella critica como
piedra de toque la imposición de algo ajeno, extraño, para una cultura indígena que lucha
por preservar su naturaleza, ese lugar común del que hombres y mujeres han sido
marginados por el que impuso su lengua y valores y legitima todos sus hechos. Ahora que
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está tomando nueva relevancia lo del feminismo, la mujer indígena se une a su pareja y
combaten juntos las decisiones que pesan contra su sociedad.
No creo que el feminismo radical adopte con los brazos abiertos a Catalina Díaz
Puiljá o Agustina Gómez Chech ––este último, el nombre real de la heroína de la
sublevación “Chamula de 1869” tomando en cuenta los estudios de “genero” y lo que
refieren las estudiosas la participación de la mujer en todos los aspectos sociales, la clave
está en la película Roma, su triunfo en la academia del cine hollywoodense molestó aun a
mujeres, que se refirieron a la actriz oriunda de Oaxaca como “india horrible”, y con tantos
otros términos despectivos. Con estas acciones humanas tan cerca podemos agregar que
casi nada ha cambiado; Rosario refiere con sus personajes femeninos lo que no embona
en un discurso de poder y en un supuesto canon de belleza, por los ideales que a base de
Like eres simpatizante del feminismo; no es del todo esclarecedor su postura feminista, o
a que feminismo pertenece la autora, no olvidando que el feminismo radical se inicia en
1969, apenas dos años antes de su discurso del Día Internacional de la Mujer, en 1971.
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