Comisión de Derechos Humanos Tom Lantos del Congreso de los Estados Unidos
Audiencia “Evolución de la crisis de los derechos humanos en Nicaragua”
27 de septiembre 2018 – 9:30 a.m.
Testimonio de Ligia Gómez
Introducción
Mi nombre es Ligia Gómez, soy nicaragüense y ex empleada del Banco Central de Nicaragua (BCN). Tengo
un doctorado en economía de la Universidad de Córdoba-España. La mayor parte de mi carrera se ha
dedicado a investigar sobre la reducción de la pobreza y la gobernanza de los recursos naturales para
incidir en política pública. Este trabajo lo realicé primero como miembro del personal del Instituto de
Investigación y Desarrollo de Nitlapan en la Universidad Centroamericana - UCA (de 1995 a 2012) y luego
como Gerente de Investigación del BCN (2012 - 2018).
Decidí hablar sobre la crisis actual en Nicaragua porque no solo me afecta personalmente, sino que está
dividiendo y destruyendo mi país. Hay demasiados jóvenes que mueren y temen caminar libremente por
las calles, solo por no estár de acuerdo con el gobierno. Demasiadas madres han perdido a sus hijos o han
tenido que huir. Según el Informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos, más de 300 personas murieron y más de 2,000 resultaron heridas entre el 18 de abril
y el 18 de agosto. Ahora, el número de personas asesinadas ha aumentado a más de 400. Creo que mi
testimonio ayudará a explicar que el problema en Nicaragua no es un golpe suave contra el FSLN
orquestado por la derecha. El problema es que vivimos bajo una dictadura que mata, encarcela y exilia a
quienes se manifiestan en contra. Mi testimonio es relevante porque, al haber sido empleada del gobierno
y por haber tenido un cargo político, puedo explicar cómo funciona el aparato del gobierno para perpetuar
el régimen de Ortega.
Los secretarios políticos y el aparato de gobierno
En 2012, fui invitada por Alberto Guevara, presidente de BCN, para formar parte de su equipo en un
proyecto conjunto con las Naciones Unidas. El objetivo del proyecto era desarrollar una propuesta de
políticas públicas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, con la participación de
diferentes ministerios. En 2013, a petición del presidente de BCN, también fui nombrada secretaria
política adjunta del Consejo de Liderazgo Sandinista (CLS). Con el tiempo, mis roles técnicos y políticos
evolucionaron. Fui transferida a la Dirección de Investigación Económica del BCN, donde luego me
ascendieron a gerente. Además, el nuevo (y actual) presidente del BCN, el Sr. Ovidio Reyes Ramírez, me
nombró Secretario Político del CLS, cargo que ocupé desde 2014 hasta abril de 2018 cuando me opuse a
las medidas represivas del gobierno.
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El secretario político del CLS es una posición que sirve de enlace entre las instituciones gubernamentales
y el FSLN. Todas las instituciones públicas tienen dos secretarios políticos designados con el propósito de
movilizar el apoyo logístico y la militancia. Estos funcionarios representan a sus instituciones en las
reuniones convocadas por el secretario político de Managua, Fidel Antonio Moreno Briones. El señor
Moreno Briones es un hombre de confianza de la pareja presidencial Ortega Murillo y recientemente fue
sancionado por la Ley Magnitsky, por dirigir actos de violencia cometidos por la Juventud Sandinista y
grupos armados progubernamentales.
Como secretaria política que representaba al BCN, no podía tomar decisiones independientes. Recibía
órdenes del Presidente de BCN y de Fidel Moreno Briones, quien convocaba a reuniones para asignar
tareas y apoyo logístico a las instituciones públicas para llevar a cabo actividades políticas para el FSLN.
Recibimos circulares escritas por la “Compañera” Rosario Murillo que debíamos comunicar a los militantes
del partido. Estos memorandos suelen incluir a los hijos del presidente Ortega como primeros receptores,
seguidos por los ministros y los embajadores.
Mis roles específicos como secretaria política eran convocar y movilizar a los coordinadores de áreas del
BCN, quienes luego organizaban a los empleados de BCN para participar en las actividades del partido.
Estas actividades fueron tan diversas como realizar visitas de casa en casa para controlar los criaderos de
los mosquitos, participar en eventos masivos convocados por el Gobierno o distribuir comidas a las mesas
de votación durante los períodos electorales. Para estas actividades políticas, el BCN y otras instituciones
públicas proporcionaron vehículos para transportar empleados, por ejemplo, o para llevar a las personas
de sus hogares a los centros de votación durante las elecciones.
La división administrativa de BCN cuenta con la aprobación del Presidente y de la Gerente General, para
proporcionar alimentos, transporte, gastos de viaje y un incentivo de $ 400 Córdobas (US $ 12 dólares) a
cada empleado por su participación en cada evento. Estos pagos son acumulativos y se desembolsan dos
veces al año como "Bono Productivo" por participar en la "proyección social" de BCN. Del mismo modo,
cada institución gubernamental asume la responsabilidad de contribuir a las actividades políticas se le
pide que no usen los símbolos institucionales, y proporcionen equipos de sonido, tarimas, combustible,
choferes, gastos de viaje y comida.
Antes de cada elección, a los Secretarios Políticos nos reunieron con el Sr. Lumberto Campbell, actual
Presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), y con el Sr. Gustavo Porras, Presidente de la Asamblea
Nacional. En esas reuniones se ordenó que todos los empleados públicos votaran. Argumentaron que
podrían averiguar si alguien votó. Para demostrarlo durante la reunión, solicitaron al azar la identificación
de un secretario político para verificar si había votado o no y en cuántas elecciones había participado.
Después de las elecciones, el presidente de BCN ordenó la verificación de aquellos que habían votado y
realizar una lista de los empleados que no habían ido a votar, para tomar represalias contra aquellos.
Los hechos: el comienzo de la represión abierta
El 17 de abril de 2018, un grupo de adultos mayores salió a protestar contra la reforma de la seguridad
social. La policía atacó y golpeó a los ancianos a pesar de que estaban protestando pacíficamente. Esto
generó enojo entre la población, y el martes 18 de abril, otro grupo, en su mayoría estudiantes, manifestó
su apoyo a los ancianos. Ellos también fueron atacados por grupos motorizados. Según la coordinadora
de la Juventud Sandinista (JS) en el BCN, los atacantes motorizados son trabajadores del Instituto
Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) que entregan el correo, y el gobierno los utiliza en estos ataques.
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Ese día me dirigía a casa desde el trabajo cuando me detuve en el centro comercial “Camino de Oriente”.
Vi a un grupo de jóvenes en su mayoría que se habían reunido allí y se estaban preparando para protestar.
Cuando me di cuenta de que habían sido atacados por la policía y las turbas armadas, no podía creerlo;
definitivamente fue un uso desproporcionado de la violencia contra un pequeño grupo de manifestantes
pacíficos. No me esperaba que esto fuera solo el comienzo de una crisis de derechos humanos.
El 19 de abril, todos los secretarios políticos, los coordinadores de la Juventud Sandinista y los secretarios
de los sindicatos fuimos convocados en el auditorio del parque japonés. En la entrada, los funcionarios
escanearon las identificaciones de todos los participantes y Fidel Moreno Briones prohibió que las
personas grabaran la reunión, todos guardamos los teléfonos celulares. El propósito de la reunión fue
organizar la respuesta a las protestas callejeras. Moreno Briones tenía un mensaje claro: "Debemos
defender la revolución, vamos con todo, no les permitiremos que nos roben la revolución". Eso significaba
que todas las formas de represión serían implementadas.
El mismo día, el Presidente de BCN, quien estaba en Washington DC, asistiendo a las Reuniones de
Primavera del Fondo Monetario Internacional y del Grupo del Banco Mundial, me llamó por teléfono a las
9:00 p.m. Me pidió que explicara lo que estaba pasando en Nicaragua. Le describí todo lo que había
presenciado los dos días anteriores y expresé mi sincera opinión de que no creía que la represión fuera
correcta o productiva y que estas medidas solo provocaban más malestar en el pueblo. Le pedí que
transmitiera este mensaje a las autoridades del FSLN porque él está en una posición más alta en el
Gobierno y tiene acceso a ellas. Sin embargo, solo insistió en que le dijera qué "órdenes" habíamos
recibido; contesté que Moreno Briones nos dijo "Debemos defender la revolución, vamos con todo, no les
permitiremos que nos roben la revolución", a lo que el Presidente respondió, "entonces no hay nada que
discutir, solo cumplir”. También me ordenó que hiciera una lista de los empleados que daban opiniones
en contra de las acciones del gobierno, afirmando que los despediría. Ignoré esta orden porque habría
sido la primera en esa lista. Posteriormente, argumenté que las personas no estaban compartiendo sus
puntos de vista y no pude identificar sus posiciones.
El 20 de abril, el Partido pidió a la Juventud Sandinistas que enviaran a jóvenes empleados del gobierno
para vigilar la sede del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) junto con algunos miembros del
Consejo de Liderazgo Sandinista. Se necesitaba su presencia para evitar que las personas protestaran
fuera del INSS. Además, se nos ordenó colocar empleados gubernamentales en diferentes partes de
Managua de forma permanente, las 24 horas del día. Al BCN se le asignó un lugar en la pista suburbana.
El 21 de abril, nos instalamos en la tarde y tomamos un turno para el fin de semana. Ese día llevé a casa a
un compañero de trabajo, cuando noté barricadas en todas partes y vi a gente en las calles tocando
cazuelas. Temí que pudiera haber una confrontación y, para proteger a los empleados, les pedí que
dejaran su puesto en la pista suburbana y no realizaran los turnos de vigilancia asignados para el fin de
semana.
Mis miedos resultaron ser ciertos. El fin de semana del 21 de abril fue aterrador. Las protestas se
intensificaron e igualmente la represión gubernamental. Todos vimos con horror en Facebook en vivo y
en televisión cuando el gobierno atacó a los estudiantes; vimos a gente herida o muerta. A través de las
redes sociales observamos a los jóvenes heridos y cómo el gobierno no permitió que las ambulancias y los
médicos los ayudaran. Al final de ese fin de semana, más de 20 personas murieron y decenas resultaron
heridas, la mayoría jóvenes.
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Renuncia y represalia
Con el paso de los días, mi descontento creció. Comencé a considerar renunciar a mi puesto como
secretaria política, aunque sabía que probablemente también me despedirían del BCN. El miércoles 25 de
abril, cuando iba a trabajar, me ordenaron enviar personas del BCN para vigilar la rotonda Hugo Chávez,
junto con otras instituciones gubernamentales. El BCN tomaría el turno del fin de la tarde. Me negué a
enviar a alguien de BCN porque no quería poner en peligro a los empleados. El presidente de BCN estaba
molesto con mi decisión y me ordenó cumplir. Le dije que me quitara de la posición de secretaria política
porque no iba a movilizar a la gente. No quería ser responsable si algo les pasaba a las personas bajo mi
responsabilidad. Esa fue la última vez que el presidente de BCN se dirigió directamente a mí. En ese
momento, convocó a una reunión y nombró a otra persona para reemplazarme como secretaria política.
Inmediatamente envió a alguien de la administración para quitarme el teléfono móvil del trabajo y
bloqueó mi acceso a todos los correos institucionales, incluidas las comunicaciones puramente técnicas
que recibía como Gerente de la Dirección de Investigación Económica.
Después de eso sufrí la marginación institucional. Ni siquiera podía ir al comedor de BCN porque los
empleados dejaron de hablarme, algunos por ser miembros del Partido que me consideraban una traidora
y otros por temor a represalias por hablar conmigo. No salía de mi oficina para evitar problemas; tenía la
esperanza de que, si se daban cuenta de que no causaba problemas, me dejarían en paz. Estaba tratando
de mantener mi trabajo como gerente porque necesito mantener a mi familia y pagar la educación de mis
hijas. Todavía pude asistir a reuniones de gerentes, donde el presidente de BCN continuó expresando su
apoyo a la represión, diciendo cosas como: "que cada quien agarre a sus muertos y se continúa adelante
viviendo normalmente, todos los gobiernos hacen lo mismo, pero solo este país es criticado". Durante los
siguientes meses, seguí trabajando como gerente, manteniendo un perfil bajo. Sin embargo, el 17 de julio,
fui llamada por la gerente de recursos humanos que me informó que el presidente del BCN estaba
cancelando mi contrato como gerente de la División de Investigación Económica. Ella sugirió que
presentara mi renuncia inmediata para que no perdiera mi indemnización por despido. Tomé esa última
opción y me retiré inmediatamente del BCN.
Las amenazas de muerte comenzaron en agosto. Comencé a recibirlos a través de mensajes de correo
electrónico, mensajes de teléfono celular y Messenger, llamándome traidora e infiltrada. Una de las
amenazas dijo: “Maldita traidora, pensaste que el comandante se iba a ir, pero estas equivocada, el
comandante se queda, hasta el 2021 y más. Vos sos una traidora y la vas a pagar, te vamos a eliminar
junto con todos los golpistas de la derecha”. Estas amenazas han generado mucho miedo en mi familia.
Nuestra vida ha cambiado dramáticamente. Tenía miedo de caminar por las calles o ir a algún lugar con
mis hijas, ya que alguien puede intentar atacarnos o nos mataban. Mis familiares también han recibido
amenazas y algunos amigos han sido declarados terroristas. Temerosos por nuestra seguridad y nuestras
vidas, mi familia y yo nos venimos de visita al área metropolitana de Washington hasta que la situación
en Nicaragua mejore.
Estoy compartiendo mi testimonio con la Comisión de Derechos Humanos Tom Lantos para crear
conciencia sobre la crisis nicaragüense, que se ha convertido no solo en una crisis política sino también en
una crisis humanitaria. Quiero solicitar apoyo para mis compañeros nicaragüenses que protestan contra
el régimen de Ortega-Murillo y están siendo perseguidos y asesinados. Todos aspiramos a una Nación
democrática que respete los derechos humanos. El apoyo de la comunidad internacional es clave para
lograr este objetivo.