0% encontró este documento útil (0 votos)
58 vistas4 páginas

In Memoriam Fray Abelardo Lobato in Memoriam

Fray Abelardo Lobato O.P. (1925-2012), un destacado fraile dominico y experto en el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, falleció en mayo de 2012. Lobato dedicó su vida a estudiar, enseñar y difundir las enseñanzas de Santo Tomás, tanto a través de su trabajo académico como de su labor organizando numerosos eventos y fundando sociedades dedicadas a promover el pensamiento tomista. Fue un prolífico autor y una figura muy respetada en los círculos tom

Cargado por

lukas
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
58 vistas4 páginas

In Memoriam Fray Abelardo Lobato in Memoriam

Fray Abelardo Lobato O.P. (1925-2012), un destacado fraile dominico y experto en el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, falleció en mayo de 2012. Lobato dedicó su vida a estudiar, enseñar y difundir las enseñanzas de Santo Tomás, tanto a través de su trabajo académico como de su labor organizando numerosos eventos y fundando sociedades dedicadas a promover el pensamiento tomista. Fue un prolífico autor y una figura muy respetada en los círculos tom

Cargado por

lukas
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 4

Fray Abelardo Lobato O.P. (1925-2012).

In Memoriam
Enrique Martínez

El 18 de mayo de 2012 falleció en el convento dominico de Nuestra Se-


ñora del Rosario de Cádiz Fray Abelardo Lobato, O.P., miembro del Con-
sejo Científico de la revista Espíritu.
Abelardo Lobato Casado nació en San Pedro de la Viña, Zamora, el
20 de enero de 1925, en el seno de una familia labradora. En septiembre
de 1942 profesó como fraile dominico en el convento de Almagro, Ciu-
dad Real, en donde inició su formación humanística, filosófica y teológica.
En 1948 continuó los estudios de Teología en San Esteban de Salamanca,
bajo el magisterio de dominicos como Santiago Ramírez, Guillermo Fraile
y Venancio Carro, entre otros; allí recibió la ordenación sacerdotal el 16 de
abril de 1949, así como los grados de lector y licenciado en Sagrada Teo-
logía. Los estudios filosóficos los cursó en el Ateneo Pontificio de Santo
Tomás de Roma, conocido como Angelicum, teniendo como profesores,
entre otros, a los dominicos Eugenio Toccafondi, Atanasio de Vos y Regi-
naldo Garrigou-Lagrange, obteniendo en 1951 la licenciatura y en 1952 el
doctorado con una tesis sobre Avicena y Santo Tomás. De regreso a España,
prosiguió su formación en la Escuela de Estudios Árabes de Granada y en la
Universidad Complutense de Madrid, en donde se licenció con una tesina
acerca de La estética de Nicolai Hartmann.
Su actividad docente la inició en el Estudio General de los dominicos de
Granada en 1952; en 1960 sucedió a Sánchez de Muniain en la cátedra de
Estética de la Universidad Pontificia de Salamanca, en la que permaneció
hasta 1970, aunque a partir de 1960 inició la docencia en Filosofía en el
Angelicum de Roma, pasando a ser en 1963 profesor ordinario y ocupando
la cátedra de Metafísica. En 1968 se le confió el Decanato de la Facultad
de Filosofía de la ya entonces Universidad Pontificia, siendo reelegido por

Espíritu LXI (2012) ∙ nº 144 ∙ 385-388


386 Enrique Martínez

quinta vez en 1989; al término de este mandato fue nombrado Rector de


la Facultad de Teología de Lugano (Suiza), su último destino docente y de
gobierno, tras el cual se retiró a su convento de Santo Domingo el Real en
Granada.
Además de su docencia, Fray Abelardo Lobato tuvo una intensa activi-
dad organizativa. Uno de los primeros eventos que promovió fue el memo-
rable Congreso Internacional en Roma y Nápoles en 1974 con ocasión de
VII centenario de la muerte de Santo Tomás de Aquino; allí colaboraría
de cerca con el entonces cardenal Karol Wojtyla, con quien le uniría una
estrecha amistad. Dos años más tarde, en el Congreso Internacional Teoría
y Praxis, celebrado en Génova y Barcelona –en la Balmesiana–, participó
en la fundación de Sociedad Internacional Tomás de Aquino; en ésta fue
primero director y luego presidente, dedicándose en cuerpo y alma a su
difusión por todo el mundo y a la organización de numerosos congresos
internacionales y locales. Además, en el 1984 fundó en Sevilla el Instituto
Fray Bartolomé de las Casas, y en el 1987 el Instituto Santo Tomás, con
sede en el Angelicum de Roma. Miembro ordinario de la Pontificia Aca-
demia de Santo Tomás, fue nombrado por el Papa Juan Pablo II presidente
de la más prestigiosa institución tomista en 1999, ocupando dicho puesto
hasta 2005, y organizando en 2003 un Congreso Tomista Internacional en
Roma. Otras de sus responsabilidades fueron: provincial de la Provincia
dominicana de Andalucía en 1977 y 1981, delegado de la Santa Sede en el
Consejo de Europa para los derechos humanos desde 1982, director de la
Cátedra Santo Tomás en la Universidad CEU San Pablo y miembro de la
Comisión Internacional de Estudios de la Orden de Predicadores.
Entre los galardones que recibiera el P. Lobato a lo largo de su vida hay
que mencionar el de Maestro en Sagrada Teología en 1987, título máxi-
mo de estudios en la Orden de Predicadores, el de hombre del año por el
Biographical American Institute en 1999, el de ciudadano honorario de la
ciudad italiana de Aquino en 2001, y el Doctorado Honoris Causa por la
Universidad Católica San Antonio de Murcia en 2006.
Autor y coordinador de numerosas obras, podemos citar entre otras las
siguientes: Vida y obra de Francisco Alvarado O.P. (1954), Avicena y San-
to Tomás, teoría del conocimiento (1956), La existencia de Dios en Santo
Tomás de Aquino (1957), Ser y belleza (1964), La pregunta por la mujer
(1976), Yo, fray Juan Macías, hermano de los pobres (1986), El pensamien-
to de Santo Tomás de Aquino para el hombre de hoy (1995), Dignidad y
Fray Abelardo Lobato O.P. (1925-2012). In Memoriam 387

aventura humana (1997), o Abelardo, haz memoria (2012). A éstas hay que
añadir una relación de más de cien artículos de estudios tomistas, historia
del pensamiento, Metafísica, Antropología y Filosofía política.
Retirado en el convento dominico de Granada, fray Abelardo Lobato
continuó impartiendo conferencias en diversos lugares, como en la Fun-
dación Balmesiana de Barcelona; con esta institución se sintió afectuosa-
mente vinculado desde el primer contacto en 1976 hasta poco antes de su
muerte, cuando recibió el homenaje de sus amigos con la presentación de
sus memorias. Poco después, una caída le llevó a ser tratado en Cádiz, en
donde falleció en la madrugada del 18 de mayo. Sus restos descansan en la
iglesia de Santo Domingo de Scala Coeli, en Córdoba, junto a los del Beato
Álvaro de Córdoba.
Sin posibilidad de sintetizar su pensamiento en unas breves líneas, tal
vez sí se puedan esbozar al menos tres trazos destacados de su actitud inte-
lectual:
Ite ad Thomam. La vida del P. Abelardo Lobato parece haber seguido en
todo momento aquella exhortación que el Papa Pío XI hiciera en la encí-
clica Studiorum Ducem poco antes de nacer aquél: “Pues bien, así como en
otros tiempos se dijo a los egipcios en extrema escasez de víveres: Id a José,
a que él les proveyese del trigo que necesitaban para alimentarse, así a todos
cuantos ahora sientan hambre de verdad, Nos les decimos: Id a Tomás, a
pedirle el alimento de sana doctrina, de que él tiene opulencia para la vida
sempiterna de las almas”. Ciertamente, el estudio de Santo Tomás de Aqui-
no fue el alimento diario de este fraile dominico, que conocía con hondura
tanto la vida del Doctor Angélico como su vasta obra.
Contemplata aliis tradere. No podía dejar de hacer suyo el lema de la
Orden de Santo Domingo de Guzmán, y por ello se dedicó con entusias-
mo contagioso a difundir el pensamiento del Aquinate. En esta labor supo
combinar el rigor académico con la capacidad divulgativa, y enriqueció sus
escritos y ponencias con el aderezo de un uso castizo y ágil de la lengua es-
pañola, así como con abundantes citas de humanistas de todas las épocas.
Viajero incansable, llevó a Santo Tomás por todo el mundo, considerándo-
se a sí mismo como la borriquilla que le servía; y, así, promovió su estimada
SITA en numerosos lugares, fundando secciones, grupos de estudio, y or-
ganizando por doquier simposios y congresos.
In dulcedine societatis quaerere veritatem. Aunque uno de sus rasgos
más característicos fue su afabilidad. Quien escribe estas letras se honra de
388 Enrique Martínez

haber sido contado entre sus amigos, y aprendió del P. Abelardo Lobato
que, en efecto, la amistad es el lugar más apropiado para el buen filosofar,
como diría su también amigo Juan Pablo II en la encíclica Fides et Ratio.
La SITA que él fundara no se distinguía por estructuras rígidas, sino por la
búsqueda de la verdad en la dulzura de la sociedad, de la compañía de los
amigos, según la feliz expresión de San Alberto Magno. Sus escritos “las
obras y los días”, en que a “los amigos del alma” iba periódicamente relatan-
do sus andanzas, son buen testimonio de ello.

Descanse en paz, este tomista ejemplar.

Dr. Enrique Martínez


Secretario General de la Fundación Balmesiana
emartinezbalmesiana.org

También podría gustarte