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Temas de Literatura Alemana - Oscar Caeiro

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al oceniront Oscar Caeiro Juyn Carlos Maldonado : ‘TEMAS DE LITERATURA ALEMANA = eee INAL & SORA © Alcién Editora, 1999 Primera edicién, marzo de 1999 ‘Av. Coldn 359 - Gal. Cinerama - Loe. 15 Tel./Fax: (0351) 4233991 5000 - Cérdoba - Repiblica Argentina Impreso on Argentina beta 1179 — Uxperiensiacstétisasletsierkegaand\ Los ticzapos y sus cambios suelen convocar a pensadorcs y poetas del pasado para plantearles, sino nitevas, olvidadas cuestiones. El danés Soren Kierkegaard fue requerido hace alrededor de cincuenta ailos, cuando ya se iba a cumplic casi un siglo de su muerte, por esa fiebre intelectual que se difandié en torno a la Segunda Guerra Mundial con el nombre de existen. Cialismo, Después lo cubrié de nuevo el olvido En un tiempo de sistemas, estructuras, totalidades, metodologias, un tiempo dispuesto a explicarlo todo a ‘out prix, de la mejor manera hegeliana, ¢ incapaz de limitarse a hablar sélo de lo que se sabe, no se supo en efecto ya qué hacer con su obra!. ,Cémo no techazar en pleno colectivismo, en plena sociedad de las masas, a este fildsofo que decia haberse puesto en las Termépilag, pero no para impedit el paso, sino para hacer que solo pasaran quienes se hubieran convertido en individuos, de uuno en uno?? Ha ocurtido de pronto que lo que Kierkegaard pensé en términos de abierta polémica con las ideas y 1a mentalidad de muchos de sus contem. Porineos, configurando un exagerado correctivo, tiene eco ahora en la tealidad. Asi como se negé a aceptar la “confusidu fundamental” de que {a raza humana habia inventado el cristianismo, afirmd el carécter histé- rico y religioso decisive de Ia calegoria de “lo individual”? y manifestd su confianza ext “los hombres individuales”, en que todos se convirtieran en “individuos ante Dios”. Con unilatcralidad aguda puso asi al descubierto tuna dimensién del hombre que -al cabo de muy largas historias- no han podido supritnir ni Jas més erudas aplicaciones de ese hegelianismio en medio del cval él se formé y que le produjo cechazo visceval. El ya remota debate filosético contra Hegel puede ayudar a comprender la situacién del hombre y Ia sociedad de hoy: en este sentido Kierkegaard se ha vuelto de nuevo actual Ha dejado escrito el pensador danés en las paginas autobiogeatieas de ‘Mi punto de vista wn rotund ceconocimiento de la dvalidad de su expe- riencia, de to que, traduciendo el titulo de una de sus primeras obras, se suele llamar “alternativa”, entre lo estético y lo religioso. Sefiala que em- e26 con obras estéticas: pero afirina asimismo que desde el comienzo fue {Siren Kienecaso, € concepto de fa angusta, Madd, Revista de Occente, 1990, p. 22. 2 Soren Kiencesaano, A qunto de vista, Madnid, Aguilar, 1961, p. 171. 3. ibldem, 176. 4 Ibidem, 9.193, 47 “escritor religioso"s. Siempre estuvieron presentes para éI. entonces. los dos elementos, lo cual quiere decir que nunca prescindié del todo de nin guno de ellos. Es muy significativa la manera como explica el acontecimiento o ef ‘factun que dio origen a su actividad litereria, Esté en relacién segura- mente con el compromiso con Regina Olsen y con Ia ruptura del mismo en ‘octubre de 1841, como se puede ver en las cartas? y confirman los bidgrafos: pero no hace ninguna referencia a ello. ;Qué dice? Sinyplemente: verti en un poeta” y “fue al mismo tiempo para mi un despertat religioso"* Ya estaba asi marcado para él el rumbo de toda Ia vide, también ta contradiecién o la paradoja. Porque, decidido a “Hegar a ser cristiano” en ‘media de tna época que crea ya serlo pero que no lo era en absoluto, tuvo que avanzar “fuera de lo poético” y “fuera de Ia especulacién”s. De ahi que Hans Urs von Balthasar, a pesar de que no puede ignorar a Kierkegaard sl reflexionar sobre “la estética teolégica”, lo sitie al margen, dentro de In tradicién de origen protestante que no pudo realizar el encuentro de 1a religidn con la estética: hace Ia salvedad el tedlogo solamente de que en el Jrimer tramo de la produccién del pensador danés hay al menos una bis- queda del equilibrio y la armonia'®, Similar observacién que Ia de James Collins, quien anota que “‘por lo menos cuando habla a través de sus seu- d6nimos” “concede que muchas caracteristicas basicas de la existencia ‘etética son intrinsecamente buenas”. No se ha de perder de vista sin embargo el hecho observado por Romano Guardini en su admirable estu- dio sobre 1a melancolia de Kierkegaard, es decir, que todo se explics por- que en el fondo de su espiritu habia un “ankelo de amor y de bellez El poeta Compasién y admiracién revela un comentario de Karl Jaspers: ante la desdicha de Kierkegaard a quien “le estaba negado todo”, y ante el hecho de que era “un genio en pensar y poetizar”, de enorme productivi- dad!3, Para entenderse a si mismo acaso esboz6 el autor de Tentor x fem- 5. lbidem,p. 4 6 bidem, pp. 37 y 38, 9, Soren Kienwesaano, Cartas del noviazgo, Buenos Aires, Ediciones Siglo Veite, 1973 8. Soren KiEnKEcAARO, Mi punto de vista... p. 120, 9. idem, p. 110. z 10. Hans Ufs von BALTHASAR, Herlichkei. Eine theologische Astheti, ester Band, Einsieden, Johannes Veriag, 1961, p. 46. ‘1 James Co..ts, £1 pensamiento de Kierkegaard, Mex CE. 1976. 9,66, iles del famoso libro, Ia relacién del poeta con 1 recuerdo, la admiracién, la custodia celosa de lo que Ie ha el héroe. sido confi io, constituyen lo esencial del primero; y todo ello depende de Jo que es © segundo, es decir “lo mejor del ser” de aquel!’. Queda, si no dicho, sugerido, que el héroe mis grande, el que “amé a Dios”, fue Abraham: y Kierkegaard ha querido ser su poeta... Con ironia coments la manera de pensar de su época y alude asi al paso que él ls dado: “Com- prender a Hegel debe ser muy dificil; pero jqué bagatela comprender a ‘Abraham!"!5 A él le atrae, en contraste, el hecho religioso bésico, la fe, i esa nueva dimensién que ha descubierto a parti de la figuca del patriarca. i No le pide a la filosofia lo que no le puede pedir: sino que apela a Is experiencia de las “cosas terribles”, a la memoria, a la imaginaci6n'6. El, farm Ge eritca todos Ins que no se detienen en la fe sino que van mis lejos", | E quiere ir mas fejos que la filosofia. ¥ en este camino alguna ayuda recibe de sus dates poéticas; pero la meta es la fe, en la que esta “contenida” toda ‘su vidal8. De ahi que advierta hacia el final de ET concepto de Ta angustia § que su ideal no consiste en introducir “fantésticamente” lo etermo 0 ador- | narlo con “los oropeles de Ia fantasia", sino en conocerlo desde In intim- "dad y con gravedad; e] modelo de Dante, quien “no suspendis Ia accién § del juicio ético”, lo satisface!®, Pero tiene concieneia de una limitacién ' que le hace sentir en definitiva que “a Abraham ningiin poeta puede acer- ‘earse” y es por lo tanto imposible hallar palabras para el silencio del pa § striarca2®, Este escritor que marcha hacia la fe, tiene que dejar atrés -pero £ :no aun lado- en determinado momento a Ia poesia: se produce ello cuan- * ‘do llega a la cumbre de lo inefable, De ahi que el personaje analizado en ‘La repeticicn, en una de sus efusiones epistolares, después de proclamar $ a adhesién que siente por Job, sefiale que este se encuentra “en los con! nes de la posia", conduce entonces a 10 otro, a lo dislinto?. Ciertos pasa- jes dispersas de las obras de Kierkegaard tienen un sentido mistico -aun- i {que él criti-o a la mistica-, pot cjemplo uno de los tranios finales y deeisi- vos de Erica y estética en la formacién de la personalidad??, donde el 14. Soren KienszeaanD, Temar y temblor, Buenos Aires, Editnral Losada, 1947, pp. 18 19. 15, idem, p 36, 16. Ibidem,p. 37 17. Ibidem, 9.9 48. Ibidem 9.141 419, Soren Kiesecaano, EI concepto de fa angustia 20, Sdren Kietaconano, Teor y temblor..,p. 136. 21, Stren KieKeoaanO, fe Wederholung, Dusseldort, E,Diederchs Verag, 1995, p. 75. 22. Titulo que, segun la version alemana, habrla que leer como £1 eaullibri entre fo esi .240. 30 Personaje que aparece como autor de Ia extensa carta dice que cuando se le ofrezea “Ia copa de los dolores humanos" no miraré la copa sino al que se la oftece, y de pronto le brota una expresién de entrega a Divs y de Jibilo por poder alcanzar “Ia salud eterna”23, Pero Kierkegaard también sabe que la serpiente tienta a los escrito- ‘es, especialmente para que sean “ingeniosos"2, Es un motivo que impre. Sond y obsesioné a Kafka, quien se sintié profundamenteatraido por los Gscritos del pensador danés y una vez registré en sus anotaciones Ia peso. dilla de que veia salir del tintero “Ia pequetia, delicada y chata cabeza de lina serpiente"™. Y hasta Shakespeare, a cuyas obras Kierkegaard -segin lo explicé- volvié una y otra vez en procura de lo humano%, un actor dligno de que le sean dadas gracias por haber encontrado la palabra para ‘muchas cosas, supo de ese develador contacto con “el poder del diablo". El poeta, pues, que puede encontrar el camino para dejar la poesia y enca. ‘minarse hacia la fe, tiene también conocimiento de lo demoniace, Don Juan Significativamente aleccionadoras resultan hoy en dia las piginas que Kierkegaard, bajo los titulos “Los estadios ersticos inmediato’ o Lo musi. cal erético” y “Siluetas de un pasatiempo sicolégico”, dedieé a Don Juan, ims exactamente a la Spera de Mozart basada en este asunto, a la que aprecié no solo como la coronacién del género sino también como la vbra clisica, imperecedera, por antonomasia. Con ella el misico alcanzé esa etemidad que esté en el tiempo? y Ilegé a ser uno de los “inmortales". La tesis de que Dén Juan representa la genialidad sensual y que la muisi- 2 constituye el medio artistico mis apropiado para expresaria, lo lleva a Kierkegaard, como é1 mismo dice, a reflexionar sobre “el significado de lo ‘musical-erdtico"®, Es de notar que para reconocer a fondo la misteriosa fuer, za humana que los antiguos eaptaron con la figura de Eros, el pensador danes no acude a ese erotismo rudimentario que hoy en dia se difunde cada ver. mis y hasta se industrializa, sino a una de las més grandes creaciones del arte. No por mero afin paradéjico sostiene que, “como principio, como fuerza, como sistema 2a si, Ia sensualidad ha sido establecida recién pot 23. Soren Kierrecaano, Eticay estéica em la formacién de la personalléa0, Buenos Aires, Losata, 1955, p. 177 24. Soren KiRKESAARD, concepto de la angustia., p 74 25. Fran Karna, Hochzeitsvorbereitungen auf dem Lande, Frankfurt .M., 1953, p. 247 26, Soren Kienkecannn, Entweder/ Oder... Tomo Ip. 28, 27, Soren Kienkecaao, Temory temblorp. 71 28, Soran Kiercecaano, Entweder/ der. Tomo i, p. 53, 28. Idem, 9.63 el cristianissno”. Al considerirsela desde el punto de vista del espiritu, se hha transforraado en un polo negativo, en signo de una oposicién, més ain, Don Juan ha aparecido como expresién cle una “enemnistad a muerte con el esplritu”. Entiende que histGricamente su origen se sitia en la Edad Me- dia. ¥ ta misma nocién de que en un individuo se concenite esta fuerza y se llegue por lo tanto a la “genialidad erético-senstal"®, implica el cou. cepto cristiano de la representacién. ‘Aunque compara con algunas versiones literarias y teatrales del asunto de Don Juan -es un wiste signo del provincialisino curopeo que ignore por completo la obra de Tirso de Molina, que le habria servido para aclarar y corroborar sus tesis-. Kierkegaard insiste en que solo la musica de Mozart le ha dado plena expresiGn, zs0 lo leva a la conclusién de que se tiene en ella Ia vivencia de lo demoniaco y de ese “poder natural que nunca se cansa de seducir"!, Es decir, en esta extremada manifestacién attistica, se revela, a la par de un elemento de la naluraleza laumana, la influencia sobrenatural negativa, Sabido es que el pensador danés se quiso analizar y desenmascarat a si mismo en £1 diario del seductor, que fue como se vio en su relaeidn con Regina Olsen. No podia entonces omitir alguna reflexién sobre este as- ecto de la figura de Don Juan, quien se le aparecié de bucnas a primeras + como un “seductor” sin fidelidad impulsado por su insaciable erotismo, Ahora bien, entiende que dicho concepto se aplica al protagonista de la pera mozartiana sélo en un sentido especifico, en la medida en que lo impulsa un deseo ilimitado que ejerce la seduccidn sobre sus vietimas; eto no porque Don Juan haga uso del poder del lenguaje o se caracterice ‘Por su capacidad reflexiva o razonadora para seducir. De ahi acaso se lo * tendria que lamar mas bien “embaucador"® -asi Mega Kierkegaard, sin 5 proponérselo, al “burlador” de Titso-, Fausto Se dirla que, por otra parte, no puede reflexiouar sobre Don Juan sin { gomparar-con Fausto, sin remitir a este. Se le aparecen los dos juntos _ Gomo “los titanes y gigantes de la Edad Media", con la diferencia, respec- {0 a los petsonajes del mito antigo, de que no constituyen fuerzas ele- mentales sino que son individuos nicos!), En ambos se expresa lo “demoniaco, bajo el aspecto de lo sensual en Don Juan y de lo espirtual en 30. Ibidem, pp. 65, 9, 68, 31. Ibidam, p. 99, 32. Ibidem, pp. 100, 108. 38. Ibigem p. 96, 31 Fausto... Poco a poco. a medida que va precisando las caracteristicas del uuno, indica a la vez la relacién con el otro y las peculiaridades de ambes. ‘Aunque Ia victima de Fausto es una, Margarita, no resulta menos seductor que Don Juan, quien se jacta de haber gozado a mas de un millar de mujeres, Fausto hasta lo aveniaja en el ejercicio intetigente y sutil de la seduccién, y en el efecto destructive que su comportamiento tiene. De hecho, si bien es una repeticién de Don Tuan, se diferencia de él, como “demonio” superior. Sél9 después de que su alma se ha llenado de duds, acude a la mujer_a su “inocente sencillez"3*, La enortive superioridad in- telectual le permite ejercer poder sobre ella y realizar entonces la obra perversa. Hacia el final de Temor y temblor, en trance de ilustrar lo que signi- fica “Ia paradoja demonfaca", propone Kierkegaard el ejemplo de Fausto, al que concibe desde Ia perspectiva de Ia duda. Pero le agrega la cualidad de tener una “naturaleza simpitica”, “amor a la humanidad” ... La duda le des- truye la realidad y Jo transforma en sujeio de una pasién infinity; pero no le serd imposible entrar en “una relacién absoluta con lo absoluto™, “At hacer el diagnéstico de ta angustia, ese enfermedad moderna que Kierkegaard reconocié con clarividente anticipacién, también lo llevé le reflexién a lo demoniaco y a aspectos del asunto fiustico. Ciertas caracte- rizaciones aciertan en el meollo: “vive el individuo en el mal y se angustia ert el bien’, se encierra en si mismo, procede sibitamente, sin certeza, sin intimidad?6... Fausto, por més que no se Io nombra expresamente, queda por ende definido en una determinada forma de vida y de condueta. ‘Asi como Don Juan le parece a Kierkegaard asunto especialmente adecuado para la misica, ve a Fausto en estrecha relacién con el lenguaje, con Ta historia, como un petsonaje destinado a aparccor una y otra ¥ distintas épocas y situaciones. Hace referencia predominantemente 2 le versién de Goethe; pero recuerda asimismo en un pasaje el primitivo libro popular del siglo XVI, cuya belleza y autemticidad alaba®?. Fausto esté entonces destinado a la repeticién; Don Juan, en cambio, se le impone con caricter tinico, por cierto que en la interpretacién de Mozart La belleza Lo estético puede en consecuencia dejar el lugar a lo religioso; pero también aparece contaminado con lo demoniaco. En todo caso es ua po- 34, Ibidem, pp. 221, 224 235. Ibidem, pp. 122, 126, 128 sibilidad que tiene Ia existeneia humana para Hegar a la profundidad Como se testa de un pensar en actitud abiertamente personal, no serd arb trario estabiever una relacidn autobiogrifien, FI pots que va en procura de Abraham o de Job y que reconoce en determinado momento que ya no puede seguirlos, es el mismo Kierkegaard o un ideal que se impone: la genialidad exétiea de Don Juan lo conmuers hasta lo mas intimo porque le hace entender tno de los abismos de su propia existencia, y algo similar hay que decir del demoniaco dudar de: Fausto James Collins se refiere a los “elementos féusticos” que habia en su caricter’*-. Una misma biisque- a, In de la belleza, lo ha Hlevado a esas formas artisticas y, a In ver, porque Ia hs concebido con infatigable afin de absoluto, ha hecho que en determinado momento las abandone. Es de notar que varias veces, en escritos concebides como rispidas afirmaciones de los valores éticos y de Ia seriedad de Ja vide contea las confusiones de la estética, Kierkegaard ha explicado cémo, al dejarla a esta altima, se ha encontrado no obstante con la belleza. Bl iratado episto- lar titwlado La valider estética del matrimonio, después de haber exaltedo los valores morales en abierta disputa del esposo contra el esteta, eulmina con ta conclusién de que a través del amor, a través del deber, se descubre en realidad la belleza. Distingue Kierkegaard entonces lo que llama “lo estético” que se da en Ia existencia, de la “representacién estética”, es decir, del arte: le interesa lo primero, In concordancia con la vida. Asi como vincula estrechamente el deher y el amor’, afiema que igualmente se experimen‘a en In plena realizacién de la vida matrimonial esa belles que acaso e! esteta busca por otras vias. La estricta valoracién ética y religiosa que realiza asi, fiel a Ia tradicin protestante orientada desde el comienzo por la doctrina de Luiero, en lugar de eliminer definitivanente Jo estético, I> rescata y lo integra con la realidad. No es ctro el desenlace de la argumentacién que trata sobre Erica y estética en ia formacién de la personalidad: cl rigorista personaje cuyo ‘punto de vista se expone y que desde que toma Ia palabra encarece la (mportancia de Ia eleceién, de la decision, y describe las confusiones y debilidades del gozo, de In melancolia, llega hacia el final a una conclu sién de indudable contenido, reconcitiador: “Cuando considero la vida éticamente, la considero en su helleza"!!, Nu importa tanto que al menos ce este momento de su evolucién Kierkegaard haya visto 0 entrevisto la 38, J. Couus, £1 pensamiento de Kierkegaard... 9.13. 39. Soren KieneseaanD, Doe e/4fagae eobre 6! primer amor y el matrimonio, adel, ‘Suadarrama, 1861, pp. 25 y ss

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