Obispo Melitón de Sardes (Apologista
Obispo Melitón de Sardes (Apologista
Introducción:
Obras:
Homilía sobre la Pascua
Fragmentos de la Apología y otros escritos
(1) El relato del éxodo de los hebreos ha sido leído (cf. Ex 12,1-32), y los
términos del misterio han sido explicados en profundidad: cómo el cordero es inmolado
y cómo el pueblo es salvado (cf. Ex 12,21. 27).
(2) Entiendan, pues, queridos; así es: nuevo y antiguo, eterno y temporal,
corruptible e incorruptible, mortal e inmortal (cf. 1 Co 15,53 ss.): (3) así es el misterio de
la pascua; antiguo según la Ley, nuevo según el Logos (cf. Jn 1,16-17; 2 Co 3,1-16);
eterno por la gracia; corruptible por la inmolación del cordero, incorruptible por la vida
del Señor; mortal por la sepultura en tierra, inmortal por la resurrección de entre los
muertos.
(9) El cual (Cristo) es todo: ley en cuanto que juzga, Logos en cuanto que
enseña, gracia en cuanto que salva padre en cuanto que engendra u Hijo en cuanto
que es engendrado, oveja en cuanto que sufre, hombre en cuanto que es sepultado,
Dios en cuanto que resucita.
(10) Este es Jesús, el Cristo; "a Él la gloria por los siglos. Amén" (2 Tm 4,18;
Ga 1,5; cf. 2 P 3,18).
(12) En efecto, dice: "He aquí que tomarás un cordero sin defecto y sin
tacha y al atardecer lo inmolarás con los hijos de Israel, y a la noche lo comerán con
prisa, y no romperán ninguno de sus huesos.
(13) Así, dice, harás: en una sola noche lo comeréis por familias y por tribus,
ceñidos sus lomos y los bastones en sus manos. Porque esta es la pascua del Señor,
memorial eterno para los hijos de Israel.
(21) Y se podía ver un nuevo trofeo ante los muertos caídos de un solo
golpe. Y la derrota de quienes yacían vino a ser alimento de la muerte.
(22) Si escuchan, se asombrarán ante una desgracia inaudita. Esto era, en
efecto, lo que embargaba a los egipcios: una noche larga y una oscuridad impenetrable
y una muerte vacilante y un ángel exterminador y un infierno engullendo a sus
primogénitos.
(23) Pero les queda aún por escuchar lo más inaudito y lo más terrible.
(28) Hubo lamento y golpe de pecho por la pérdida de los hombres, por la
de los primogénitos muertos. Porque todo Egipto apestaba a causa de los cadáveres
sin enterrar (cf. Sb 18,12).
(29) Era para ver un espectáculo tan terrible: por parte de los egipcios las
madres desmelenadas, los padres perdido el seso, aullando terriblemente en lengua
egipcia: "¡Desgraciados de nosotros, que hemos sido privados de nuestros hijos, de
nuestro primer retoño, de un solo golpe!". Y se golpeaban el pecho, tocando con sus
manos instrumentos sonoros en una danza macabra.
(33) Es claro que estás intimidado por haber visto el misterio del Señor
realizado en la oveja, la vida del Señor en la inmolación de la oveja, la prefiguración del
Señor en la muerte de la oveja. Por esto no castigaste a Israel sino que privaste de sus
hijos sólo a Egipto.
(34) ¿Cuál es este misterio inesperado: que Egipto haya sido golpeado para
su perdición Israel, en cambio, protegido para su salvación? Oigan la dinámica del
misterio: (35) lo que se ha dicho y lo que ha ocurrido no es nada, amadísimos, sí se
separa de su simbolismo y de su proyecto. Todo lo que se realice y se diga, participa
del simbolismo -la palabra, del simbolismo; el hecho, de la prefiguración- para que, así
como el hecho se manifiesta por la prefiguración, así también la palabra se ilumine por
el simbolismo.
Ejecutas la obra, a ella sola la deseas, a ella sola quieres, viendo en ella
sola el modelo y el material y la realidad.
(39) Pues como sucede en las (realidades) corruptibles, así también ocurre
en las incorruptibles; como sucede en las realidades terrestres, así también en las
celestiales.
(44) Porque preciosa fue entonces la inmolación de la oveja, pero ahora sin
valor a causa de la vida del Señor; preciosa la muerte de la oveja, pero ahora sin valor
a causa de la salvación del Señor; preciosa la sangre de la oveja, pero ahora sin valor
a causa del espíritu del Señor; precioso el cordero mudo, pero ahora sin valor a causa
del Hijo irreprochable; precioso el templo de abajo pero ahora sin valor a causa del
Cristo de lo alto; (45) preciosa la Jerusalén de abajo, pero ahora sin valor a causa de la
Jerusalén de arriba; preciosa la herencia corta, pero ahora sin valor a causa de la gracia
amplia.
B) La estructura de la salvación
Siendo el hombre por naturaleza capaz para el bien y para el mal, (como
bola de tierra para semillas de dos caras), escuchó el consejo enemigo y voraz y,
habiendo tocado el árbol, transgredió el mandato y desobedeció a Dios. Fue arrojado
en consecuencia a este mundo como a una cárcel de condenados (cf. Gn 3; Mt 13,24-
30).
(51) En efecto, el padre sacó la espada contra su hijo, y el hijo alzó la mano
contra el padre, y el impío golpeó los pechos lactantes, y el hermano mató al hermano,
y el huésped hizo injusticia al huésped, y el amigo asesinó al amigo, y el hombre degolló
al hombre, con mano tiránica.
Todos, pues, sobre la tierra vinieron a ser; unos, asesinos; otros, fratricidas;
otros, parricidas; otros en fin infanticidas.
Se registró, empero, algo más terrible e inaudito: una madre tocó las carnes
que ella había engendrado, tocó a quienes había alimentado a sus pechos, y tragó en
sus entrañas al fruto de sus entrañas, y la desventurada madre se convirtió en horrible
tumba, al haber devorado al hijo que portara en su seno (cf. Dt 28,53-57).
(52) Todos, pues, sobre la tierra vinieron a ser; unos, asesinos; otros,
fratricidas; otros, parricidas; otros en fin infanticidas.
Se registró, empero, algo más terrible e inaudito: una madre tocó las carnes
que ella había engendrado, tocó a quienes había alimentado a sus pechos, y tragó en
sus entrañas al fruto de sus entrañas, y la desventurada madre se convirtió en horrible
tumba, al haber devorado al hijo que portara en su seno (cf. Dt 28,53-57).
(53) ¡No proseguiré! Pero otras muchas cosas extrañas se registraron más
terribles y más impúdicas entre los hombres.
(55) Toda carne, pues, iba cayendo bajo el pecado, y todo cuerpo bajo la
muerte, y toda alma era expulsada de su morada corporal, y lo que de la tierra había
sido tomado a la tierra se iba reduciendo, y lo que había sido donado procedente de
Dios se hundía en el Hades, y la disolución de la bella armonía se iba produciendo, y
disgregándose el hermoso cuerpo.
(56) Porque el hombre estaba dividido por la muerte. En efecto, un
infortunio y una captura extraña lo cercaban. Era arrastrado cautivo por las sombras de
la muerte, la imagen del Padre yacía solitaria. Por esta causa el misterio de la pascua
se ha realizado a plenitud en el cuerpo del Señor.
(58) Así también el misterio del Señor -que había sido prefigurado mucho
tiempo antes, y hecho visible hoy- obtiene su crédito porque ha sido cumplido, aunque
es considerado nuevo para los hombres. En efecto, antiguo y nuevo es el misterio del
Señor: antiguo por la figura, nuevo por la gracia. Pero si diriges tu mirada hacia estas
figuras verás la verdad a través de su realización.
(59) Pues si quieres que el misterio del Señor aparezca, dirige tu mirada
hacia Abel similarmente matado (cf. Gn 4,8), hacia Isaac similarmente atado (cf. Gn
22,9), hacia José similarmente vendido (cf. Gn 37,28), hacia Moisés similarmente
abandonado (cf. Ex 2,3), hacia David similarmente perseguido (cf. 1 S 18,6-11. 19-31),
hacía los profetas similarmente sufrientes por causa de Cristo (cf. Mt 5,12; 23,31).
(60) Dirige tu mirada también hacia la oveja que fue inmolada en Egipto,
hacia aquél que hirió a Egipto y que salvó a Israel por la sangre (cf. Ex 12,3 ss.).
(61) Además, también por la voz de los profetas ha sido anunciado el
misterio del Señor. En efecto, Moisés n dice al pueblo: "Verán su vida suspendida ante
sus ojos, noche y día, y no creerán en ella" (Dt 28,66).
(62) Y David, a su vez, dice: "¿Para qué se amotinaron las naciones y los
pueblos tramaron vanos proyectos? Se pusieron en marcha los reyes de la tierra y los
príncipes se confabularon contra el Señor y contra su Ungido" (Sal 2,1-2).
(63) Y Jeremías: "Yo (soy) como cordero inocente conducido para ser
inmolado. Maquinaron contra mí maldades diciendo: ¡Ea! metámosle madera en su pan,
y extirpémoslo de la tierra de los vivientes, y su nombre ciertamente no será recordado"
(Jr 11,19).
(64) Isaías por su parte: "Ha sido conducido como una oveja al matadero,
y como cordero sin voz delante del que lo trasquilaba, Él no abre su boca. Su generación
¿quién la narrará?" (Is 53,7-8).
(65) Otras muchas cosas han sido anunciadas por numerosos profetas en
vistas al misterio de la pascua, que es Cristo, a quién la gloria por los siglos. Amén.
(66) Este es quien, una vez bajado de los cielos a la tierra por el que sufre,
y habiéndose revestido de este mismo mediante un seno virgen, y habiendo salido,
asumió los padecimientos del que sufre a través de un cuerpo capaz de sufrir y destruyó
los sufrimientos de la carne; con su espíritu incapaz de morir mató a la muerte homicida.
(67) Él es, en efecto, quien por haber sido conducido como un cordero e
inmolado como una oveja, nos libró de la servidumbre del mundo como de la tierra de
Egipto, nos desató los lazos de la esclavitud del demonio como de la mano del faraón,
y selló nuestras almas con su propio Espíritu y los miembros de nuestro cuerpo con su
propia sangre.
(70) Él es quien se hizo carne en una virgen (cf. Is 7,14; Mt 1,23. 25; Lc
1,31), quien fue colgado en un madero, quien fue sepultado en tierra, quien resucitó de
entre los muertos, quien fue elevado a las alturas de los cielos.
Está escrito en algún lugar de la Ley y de los Profetas: "Me han devuelto
males por bienes y han puesto en abandono mi alma, habiendo maquinado contra mí
malamente diciendo: Atemos al justo, porque nos resulta embarazoso" (Sal 34,12; Is
3,10).
a) El Crimen inaudito
(73) ¿Por qué Israel, has cometido este crimen inaudito? Deshonraste a
quien te honró, despreciaste a quien te apreció, renegaste de quien te confesó,
repudiaste a quien te proclamó, asesinaste a quien te dio la vida. ¿Qué has hecho,
Israel? ¿O no se ha escrito para ti: "No verterás la sangre inocente, no sea que mueras
miserablemente" (Jr 7,6; 22,3)?
Yo, en efecto, dice Israel, maté al Señor ¿Por qué? Porque convenía que
él sufriera. Te has equivocado, Israel, elaborando tales sofismas sobre la inmolación
del Señor.
(76) He aquí, Israel, las palabras que hubieras debido decir a Dios: "Oh
Señor, si convenía que tu Hijo padeciese y es esta tu voluntad, padezca, pero no bajo
mi incumbencia, padezca a manos de hombres de otras razas, sea juzgado por los
incircuncisos. Sea clavado por una mano tirana, pero no por mi" (cf. Mt 26,42; Jn 18,31;
19,6s.; Mt 12,9-13).
(77) Pero tú, Israel, no dijiste esto a Dios, ni te has purificado ante el Señor,
ni te has intimidado por sus obras.
(81) ¡Oh Israel criminal! ¿Y por qué has cometido esta injusticia inaudita de
precipitar a tu Señor en sufrimientos sin nombre, a tu Dueño, a quien te formó, a quien
te creó, a quien te honró, a quien te llamó Israel? (cf. Mi 6,3-4).
(82) Tú, en cambio, no has sido encontrado "Israel", porque tú no has visto
a Dios (cf. Gn 32,31; 35,10); tú no has reconocido al Señor; tú no has sabido, oh Israel,
que éste es el Primogénito de Dios (cf. Hb 1,6), el que fue engendrado antes del lucero
del alba, el que hizo surgir la luz, el que hizo brillar el día, el que separó las tinieblas, el
que fijó un primer límite, el que suspendió la tierra, el que desecó el abismo, el que
desplegó el firmamento, el que organizó el mundo, (83) el que combinó los astros en el
cielo, el que hizo brillar los luceros (cf. Gn 1,2 ss.; Sal 135,6-9), el que creó los ángeles
en el cielo, el que allí fijó los tronos (cf. Col 1,16), el que modeló al hombre sobre la
tierra (cf. Gn 2,7).
(85) Éste es el que te dio el maná desde el cielo, el que te dio de beber de
una roca, el que te dio la Ley en el Horeb, el que te dio en herencia la tierra (prometida)
[cf. Ex 16 ss.], el que te envió los profetas, el que suscitó tus reyes.
(86) Éste es el que viene a ti, el que alivió a los tuyos que padecían, el que
resucitó tus muertos. Éste es contra el que tú te comportaste impíamente, Éste es
contra el que tú te comportaste injustamente, Éste es a quien tú asesinaste, Éste es a
quien tú ajustaste por unas monedas de plata, después de haber exigido de él los
didracmas por su cabeza (cf. Mt 26,14-15; Mt 17,24-27).
(90) ¡Tenme en estima a los ciegos de nacimiento a quienes Él, con una
palabra, volvió a la luz! ¡Tenme en estima a los muertos sepultados, a quienes Él
resucitó de la tumba teniendo ya tres o cuatro días! (cf. Mt 9,27 ss.; 11,5; 15,30; Jn 9,1
ss.; 11,1 ss.). Inapreciables son los dones que Él te ha hecho. Y tú, lejos de honrarlo,
no le has testimoniado a cambio sino ingratitud: devolviéndole mal por bien y aflicción
por alegría y muerte por vida, (91) [a Él] por quien hubiera convenido incluso que tú
murieras.
(93) He aquí, pues, por qué la fiesta de los ácimos te es amarga, según
está escrito para ti: "Comerás los ácimos con hierbas amargas" (Ex 12,8). Amargos
para ti los clavos que tú afilaste, amarga, para ti la lengua que tú aguzaste, amargos
para ti los falsos testimonios que presentaste, amargas para ti las cuerdas que
preparaste, amargos para ti los látigos que entretejiste, amargo para ti Judas a quien
pagaste a sueldo, amargo para ti Herodes a quien obedeciste, amargo para ti Caifás de
quien te fiaste, amarga para ti la hiel que preparaste, amargo para ti el vinagre que
cultivaste, amarga para ti la espina que recogiste, amargas para ti las manos que
ensangrentaste. Mataste a tu Señor en medio de Jerusalén.
(99) He aquí por qué Israel, delante del Señor no temblaste, delante del
Señor no te atemorizaste, delante del Señor no te lamentaste, delante de tus
primogénitos lanzaste gritos de dolor, delante del Señor colgado tú no te desgarraste,
delante de los tuyos asesinados te desgarraste.
(102) "Yo, dice él, el Cristo, Yo, el que destruí la muerte, y triunfé del
enemigo, y pisoteé el infierno, y amordacé al fuerte, y arrebaté al hombre a las cumbres
de los cielos. Yo, dice, el Cristo".
(105) Éste es "el Alfa y la Omega" (Ap 1,8; 21,6; 22,13), este es "el principio
y el fin" (Ap 21,6; 22,13), principio inexplicable y fin incomprensible.
"Éste es el Cristo" (Jn 7,26. 41; Hch 9,22), éste es el rey, éste es Jesús!
Éste es el estratega, éste es el Señor, éste es el que resucitó de entre los muertos, éste
es el que está sentado a la derecha del Padre, Él lleva al Padre y es llevado por el
Padre, "a Él la gloria y el poder por los siglos. Amén" (Ap 1,6).
[4] "En el librito dirigido al emperador cuenta Melitón que, bajo éste, se dieron contra nosotros
cosas tales como éstas:
[5] "Porque esto jamás había ocurrido; ahora se persigue al linaje de los adoradores de Dios,
afectados en Asia por nuevos edictos. Efectivamente, los desvergonzados acusadores (sicofantes)
y amadores de lo ajeno, tomando pie de las prescripciones, andan robando abiertamente, y de
noche y de día expolian a los que nada malo cometieron".
[12] "En los Extractos por él escritos, el mismo Melitón, al comenzar el prólogo hace un catálogo
de los escritos admitidos del Antiguo Testamento, catálogo que es necesario reproducir aquí.
Escribe así:
[13] "Melitón a su hermano Onésimo: salud. Puesto que muchas veces, valiéndote de tu celo por
la doctrina, has podido tener para ti extractos de la Ley y de los Profetas acerca del Salvador y de
toda nuestra fe; más aún, puesto que has querido saber de los libros antiguos con toda exactitud
cuántos son en número y cuál es su orden, yo he puesto mi diligencia en hacerlo, sabiendo tu celo
por la fe y tu afán de saber acerca de la doctrina, ya que, en tu lucha por la salvación eterna y en tu
ansia de Dios, prefieres eso más que todo.
[14] Así, pues, habiendo subido a Oriente y llegado hasta el lugar en que se proclamó y se realizó,
una vez informado con exactitud de los libros del Antiguo Testamento, los he ordenado y te los
envío. Sus nombres son: cinco de Moisés: Génesis, Éxodo, Números, Levítico, Deuteronomio; Jesús
de Navé, Jueces, Rut; cuatro de los Reyes, dos de los Paralipómenos; Salmos de
David; Proverbios de Salomón, o también Sabiduría; Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Job; de los
profetas, Isaías, Jeremías, los doce en un solo libro, Daniel, Ezequiel; Esdras. De estos libros saqué
yo los Extractos que distribuí en seis libros"" (HE IV,26,12-14).
"Al comenzar, pues, el libro "Sobre la Pascua" (Melitón) indica el tiempo en que lo compuso, en
estos términos: "Bajo el procónsul de Asia Servilio Paulo, tiempo en que Safaris (un obispo) sufrió
martirio, hubo en Laodicea una gran disputa acerca de la Pascua, que precisamente caía en
aquellos días, y se escribió esto"" (HE IV,26,3).
"Melitón de Asia, al menos, dice que "él (Absalóm) [cf. 2 S 15-17] es figura del diablo que se ha
erigido contra el reino de Cristo". Habiendo evocado solamente esto, él (Melitón) no acabó el
pasaje" (Orígenes, Ad Ps. 3, ins.; PG 12,1120 A).
(6) Sobre la Encarnación de Cristo
"En el tercer libro Sobre la Encarnación de Cristo, Melitón... responde así (a Marción):
"Para quienes tienen inteligencia no hay ninguna necesidad de establecer, a partir de las acciones
realizadas por Cristo después del bautismo, la verdad y la realidad de su alma y de su cuerpo, de
(su) naturaleza (semejante) a la nuestra. Porque las acciones realizadas por Cristo después del
bautismo y, sobre todo, los milagros ponían de manifiesto su divinidad escondida en la carne y el
mundo era testigo de ellos. Efectivamente, ya que Él era Dios y a la vez hombre perfecto, Él mismo
nos dio a conocer sus dos substancias: su divinidad por los milagros realizados en el trienio
posterior al bautismo, su humanidad durante los treinta años anteriores al bautismo, en los que
ocultaba los signos de su divinidad por las imperfecciones propias de la carne, si bien es Dios
verdadero desde la eternidad"" (Anastasio el Sinaita, La Guía, cap. XIII; PG 89,228 D-229 B).
"De Melitón, obispo de Sardes, (sacado) del libro para la pasión: "Dios ha padecido por la mano de
Israel"" (Anastasio el Sinaita, La Guía, cap. XII; PG 89,197 A).
"Porque ¿quién desconoce los libros de Ireneo, de Melitón y de los restantes libros que proclaman
a Cristo Dios y hombre?"… (HE V,28,5).
[1] "¿Cuál es el oro o la plata o el cobre o el hierro que no es bautizado con agua una vez que ha
sido purificado por el fuego? El uno para volverse brillante por la coloración? el otro para acerarse
por el temple. Toda la tierra es lavada por las lluvias y por los ríos, y después de lavada es labrada
en buenas condiciones. De modo semejante también la tierra de Egipto una vez lavada por el río
crecido (el Nilo) hace aumentar el trigo, llena la espiga, produce el céntuplo gracias al lavado
beneficioso. Y hasta el mismo aire es lavado también por las gotas de lluvia que caen de lo alto.
Invitada por el viento promotor del agua, también es lavada la madre de las lluvias, de muchas
flores, cuando curva ríos desde las aguas superiores.
[2] Si quieres ver que los seres celestiales son bautizados, vuélvete ahora al lado del océano y allí
te mostraré un espectáculo nuevo: el mar ampliamente desplegado, el mar sin límites, el abismo
insondable, el océano inmensurable, el agua pura, el baptisterio del sol, el lugar donde se vuelven
a encender los astros, el baño de la luna: aprende de mí de una manera fidedigna cómo se bañan
misteriosamente.
[3] Montado sobre el carro de caballos de fuego, el sol completa el curso del día. Por el
movimiento del curso toma el aspecto de fuego y brilla como una antorcha. Inflama el ámbito de
su carrera: cuando se le ve más de cerca, es como si consumiera a la tierra con diez relámpagos
fulminantes. Intimidado, desciendo ahora hacia el océano. Igual que una esfera de cobre, cargada
en su interior de fuego, centelleante de luz, se sumerge en agua fría, resonando ampliamente y
resplandeciendo por su luminoso brillo; y sin embargo su fuego interior no se extingue, sino que
brilla de nuevo hermoso. Así ocurre con el sol. Inflamado como un relámpago, se lava
completamente en agua fría sin extinguirse, ya que posee un fuego que no se adormece. Lavado
en un bautismo misterioso, se alegra enormemente, teniendo como alimento el agua. Siendo
único y el mismo, para los hombres el sol se eleva como nuevo; intensificado por el abismo,
purificado por el baño. Ha expulsado las tinieblas de la noche y ha engendrado al día luminoso.
Imitando el curso del sol, el movimiento tanto de los astros como de la luna actúa (evoluciona)
naturalmente. Como buenos discípulos, luna y astros se bañan en el baptisterio del sol. En efecto,
los astros, por tener una luz pura, persiguen con la luna los rastros del sol.
[4] Ahora bien, si el sol se lava con los astros y la luna en el océano, ¿por qué Cristo no se lavará
también en el Jordán? Él, rey de los cielos y jefe de la creación, sol del oriente, que se apareció
tanto a los muertos en el Hades, como a los mortales en el mundo; Él, el único sol que viene del
cielo".
(9) "Porque ha sido atado como un carnero (cf. Gn 22,9) -dice acerca de Nuestro Señor Jesucristo-
y ha sido esquilado como oveja y ha sido conducido como un cordero (cf. Is 53,7), y ha sido
crucificado como una oveja, y llevó el madero sobre sus espaldas, conducido para ser inmolado
como Isaac por su padre (cf. Gn 22,6). Pero Cristo padeció, Isaac, en cambio, no padeció, porque
era figura de Cristo que padecería. Pero habiendo venido a ser la figura de Cristo, inspira a los
hombres admiración y espanto. Se podía efectivamente contemplar un misterio inaudito: un hijo
conducido por su padre a la montaña para ser inmolado, hijo al que colocó, con los pies atados,
sobre el leño del sacrificio, después de haber preparado cuidadosamente lo que era necesario
para su inmolación. E Isaac calló, atado como un carnero, sin abrir la boca y sin pronunciar
palabra. Sin temer al puñal, ni aterrarse ante el fuego, ni entristecerse por el sufrimiento,
animosamente, era la figura del Señor. Estaba, pues, Isaac colocado en medio, atado como un
carnero, y a su vera Abrahán, el puñal desenvainado, sin avergonzarse de asesinar a su hijo (cf. Gn
22,6-10)".
(10) "En lugar de Isaac, el justo, apareció un carnero para ser inmolado, para que Isaac sea
desligado de sus ataduras (cf. Gn 22,13). Por su inmolación él rescató a Isaac; asimismo también el
Señor nos salvó por su inmolación; atado nos liberó y enviado a la muerte nos rescató".
(11) "En efecto, el Señor era el cordero a la manera del carnero que vio Abrahán aprisionado en el
zarzal de Sabec (cf. Gn 22,13). Pero el zarzal designaba la cruz, y aquel lugar Jerusalén, y el cordero
al Señor "atado" para ser inmolado".
(12) Fragmento sobre Gn 22,13
"La expresión "aprisionado por los cuernos" (Gn 22,13), el sirio y el hebreo la traducen por
"colgado", indicándose así más claramente la cruz. En cambio el vocablo "carnero" corresponde
exactamente. Efectivamente, no se dice "cordero", joven, como Isaac, sino "carnero", adulto,
como el Señor. Lo mismo que el zarzal de Sabec, es decir "del perdón", indicaba la santa cruz, así
también Ezequiel (cf. Ez 47,3) hacía el final llamó "agua del perdón" a la que prefigura al santo
bautismo. Dos medios, en efecto, son los que proporcionan el perdón de los pecados: el martirio
por Cristo y el bautismo".
""He aquí por qué el Padre envió desde el cielo a su Hijo incorporal: para que, una vez que se
hubiera encarnado en el seno de una virgen y hubiera nacido hombre, vivificara al hombre y
conjuntara sus miembros que habría dispersado la muerte dividiendo al hombre".
Y posteriormente:
"La tierra tembló y sus fundamentos se tambalearon, el sol huyó y los elementos se derribaron (cf.
Mt 27,51. 54; Lc 23,44), el día se transformó, porque no pudieron soportar que su Señor estuviera
colgado de un madero. Y la creación, horrorizada y turbada, gritó: '¿Qué misterio inaudito es éste?
El Juez es juzgado y permanece inmutable; el Invisible es visto y no se ruboriza; el Incomprensible
es tomado y no se indigna; el Inconmensurable es medido y no lo rehusa; el Impasible padece y no
se venga; el Inmortal muere y no responde una palabra; el Celestial es sepultado y lo tolera. ¿Qué
misterio nuevo es éste?'. La creación se sobrecoge de estupor. Cuando el Señor resucitó de entre
los muertos y pisoteó a la muerte, ató al fuerte y libró al hombre, entonces la creación entera
comprendió que por el hombre el Juez había sido juzgado, el Invisible había sido visto, [el
Incomprensible había sido tomado], el Inconmensurable había sido medido, el Impasible había
padecido, el Inmortal había muerto, y el Celestial había sido sepultado. En efecto, nuestro Señor,
habiendo nacido hombre, ha sido juzgado para que dispensara su misericordia; ha sido atado para
que salvara; ha sido tomado para que aliviara; ha padecido para que tuviera compasión; ha
muerto para que vivificara; ha sido sepultado, para que resucitara".
"Esta es la razón por la que ha venido a nosotros. Esta es la razón por la cual, siendo Él incorporal,
se tejió un cuerpo de nuestra naturaleza. Quien ha sido visto como cordero, ha quedado como
pastor; quien ha sido considerado como esclavo (cf. Flp 2,7), no ha renunciado a su dignidad de
Hijo; ha sido llevado por María y se ha revestido del Padre; pisando la tierra y llenando el cielo,
apareciendo como un niño y sin engañar en cuanto a la eternidad de su naturaleza, revistiéndose
de un cuerpo (cf. Flp 2,7) y sin destruir la simplicidad de la naturaleza divina; visto pobre y no se
despojó de sus riquezas (cf. 2 Co 8,9), necesitando, en cuanto hombre, de alimento, y sin dejar de
alimentar, en cuanto Dios, al mundo (cf. Mt 6,26); revistiéndose de la figura de esclavo (cf. Flp 2,7)
y sin cambiar su semejanza con el Padre. Él era todo por su naturaleza inmutable. Estaba en pie
ante Pilatos (cf. Mt 27,2s.) y estaba sentado con su Padre; estaba fijado en el madero y sostenía el
universo".
(15) Sobre la fe
"Hemos seleccionado de la Ley y de los Profetas aquello que ha sido predicho acerca de Nuestro
Señor Jesucristo a fin de que demostremos a vuestra caridad que él es inteligencia perfecta, el
Verbo de Dios que ha sido "engendrado antes del lucero de la mañana" (cf. Sal 109,3). Él es el
Creador [con el Padre], el autor del hombre, que era "todo en todo" (cf. 1 Co 15,28): patriarca en
los patriarcas, Ley en la Ley, príncipe de los sacerdotes en los sacerdotes, jefe en los reyes, profeta
en los profetas, príncipe de los ángeles en los ángeles, Verbo en la palabra, Espíritu en los
espíritus, Hijo en el Padre, Dios en Dios, rey por los siglos de los siglos. Porque Él fue en Noé piloto,
Él quien condujo a Abrahán, Él quien con Isaac fue atado, Él quien con Jacob fue extranjero, Él
quien con José fue vendido, Él quien con Moisés fue caudillo, Él quien dio la Ley al pueblo, Él quien
con Josué hijo de Nun dividió la heredad, Él quien en David profetizó y quien en los profetas
predijo sus sufrimientos, Él quien se encarnó en una Virgen, Él quien nació en Belén, Él quien, en el
pesebre, fue envuelto en pañales, Él quien fue visto por los pastores, Él quien fue alabado por los
ángeles, Él quien fue adorado por los magos, Él quien fue señalado por Juan, y fue bautizado en el
Jordán, Él quien fue tentado en el desierto, Él quien fue encontrado Señor, Él quien congregó a los
Apóstoles, Él quien predicó el reino, Él quien curó a los paralíticos, Él quien limpió a los leprosos, Él
quien dio la luz a los ciegos, Él quien resucitó a los muertos, Él quien fue visto en el templo, Él
quien no fue creído por el pueblo. Él quien fue entregado por Judas, Él quien fue apresado por los
sacerdotes, Él quien fue conducido a Herodes, Él quien fue juzgado por Pilatos, Él quien en su
carne fue atravesado por los clavos, Él quien fue suspendido en un madero, Él quien fue sepultado
en la tierra, Él quien resucitó de la mansión de los muertos, Él quien se apareció a los Apóstoles, Él
quien fue elevado a los cielos, Él quien está sentado a la diestra del Padre que lo ha glorificado.
Este es el descanso de los difuntos, el que encuentra a los perdidos, la luz de quienes están en las
tinieblas, el redentor de los cautivos, el guía de los extraviados, el refugio de los afligidos, el pastor
de quienes se salvan, el esposo de la Iglesia, el conductor de los Querubines, el príncipe del
ejército de los ángeles, Dios de Dios, Hijo del Padre, Jesucristo, rey por los siglos. Amén".
(17) Himno