Literatura - 4to Año-Cuadernillo 2022
Literatura - 4to Año-Cuadernillo 2022
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LITERATURA
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4° AÑO
2022
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Texto literario
Connotación. Las palabras se cargan con diversos significados de acuerdo con el uso de
lenguaje figurado y con la carga subjetiva que imprime el emisor y que el receptor modifica
según sus vivencias.
Lenguaje literario
Las palabras que utilizamos a diario pueden tener dos tipos de significado; el primero es el
denotativo, el cual es objetivo, es decir, hace referencia al significado de la palabra. El
segundo es el connotativo, es subjetivo y usa lenguaje figurado para provocar sentimientos
y emociones en el lector. Este último es utilizado regularmente en las obras literarias.
El lenguaje literario utiliza formas particulares de expresión que sirven para embellecer y
enfatizar un mensaje; el significado de las palabras puede variar dependiendo de las
vivencias del autor y del lector; además, se debe tomar en cuenta la intención
comunicativa.
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Algunos ejemplos del lenguaje denotativo y connotativo usado en textos literarios, son los
siguientes:
Lenguaje Lenguaje
Palabra Texto literarios
Denotativo Connotativo
Órgano muscular Mi corazón se salió de mi
Corazón Amor pecho para
alcanzarte.
Estación del año Me llegó el verdadero
Otoño Vejez amor en el otoño de mi vida.
Lenguaje Lenguaje
Palabra Texto literarios
Denotativo Connotativo
Ave La paloma surcó el cielo
Paz para hacer frente a los
misiles.
Caída de agua
Llanto,
lágrimas
Agua sólida cristalizada No pude penetrar en tu
Hielo
corazón de hielo.
Pasión,
Fuego
ardor
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Clasificación de los textos literarios
Textos líricos
Son aquellos en los que la función emotiva o expresiva se mezcla con la estética o poética.
Expresan emociones y sentimientos que el emisor pretende reproducir en el receptor y
suelen tocar temas íntimos, como el amor o la muerte. En ellos, el lenguaje es subjetivo.
Generalmente se escriben en verso, pero también existe la prosa poética y, en la
actualidad, el verso libre. Ejemplos: canciones, madrigales, sonetos, himnos, décimas,
odas y elegías.
• Textos dramáticos
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Se desarrolla una historia mediante la presentación directa de los diálogos y
acciones de los personajes.
Completa el siguiente cuadro con la información sobre los géneros literarios antes
expuesta.
Narrativo / Épico
Dramático /
Teatral
Lírico / Poético
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Género narrativo
Actualmente se identifican dos estructuras en este género, que sirven para analizar las
obras literarias, la estructura interna y externa.
Lenguaje
Los modos discursivos que se utilizan para desarrollar la trama son la narración, la descripción y el
diálogo y monólogo.
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• La narración consiste en la transmisión de una sucesión de acontecimientos en un
tiempo que avanza. Es la acción representada por medio de los verbos conjugados en un
modo y un tiempo.
Primera persona
Ofrece su propio punto de vista sobre los acontecimientos que narra. Crea una sensación
de subjetividad, por lo que no siempre parece confiable. Puede implicar un conocimiento
parcial, equivocado o limitado de los acontecimientos narrados.
“Aquel día fui a la casa de mi amigo, lo encontré triste y sentí el deber de animarlo…”
Segunda persona
Tercera persona
Tipo de narrador más común, que aparece como testigo de los hechos: puede ser un
personaje o estar fuera de la historia (narrador omnisciente). Suele transmitir una
sensación de objetividad y distancia frente a los acontecimientos narrados. Se percibe
como veraz y confiable. No es protagonista.
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“Aquel día fue a la casa de su amigo, lo encontró triste y sintió el deber de animarlo…”
Personajes
Personajes Son los seres reales o ficticios que realizan las acciones; hay diversas
clasificaciones, una de estas es la siguiente:
Ambiente
Tema. Es la idea central. El punto focal respecto del cual se expresan las ideas; genera
unidad. Por lo regular es abstracto; ejemplos: el amor, la justicia, la envidia.
Tiempo y Espacio. Es el lugar y la época (real o imaginaria) en la que trascurre la historia.
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Estructura Externa de los textos
narrativos
T R A MA
LENGUAJE
NARRADOR
narrativos
1ª Persona Omnisciente
2ª Persona Personaje
3ª Persona Testigo
PERSONAJE
AMBIENTE 9
Tiempo Espacio Tema
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2.- Subgéneros Narrativos
La fábula y la epopeya
La fábula es una narración breve, concisa y ficticia en donde los personajes pueden ser
personas, animales o seres inanimados, que conlleva una intención moralizante. A través
de sus acciones se reprueba o enaltece la conducta de los hombres para ejemplo de los
demás. Inicialmente, las fábulas eran escritas en verso, en la actualidad se escriben en
prosa. Parte importante dentro de la fábula es la moraleja, cuyo propósito siempre es dejar
una enseñanza (conclusión de la fábula). Por esta razón se le considera un género
didáctico. Las más famosas fábulas son las de Esopo. También en el siglo XIX se hicieron
famosas las fábulas de Iriarte y Samaniego.
Las principales características del género son la invocación de las musas, la afirmación
formal del tema, la participación de un gran número de personajes y la abundancia de
parlamentos en un lenguaje elevado. En ocasiones ofrece detalles de la vida cotidiana,
pero siempre como telón de fondo de la historia y en el mismo tono elevado del resto del
poema. Son poemas extensos.
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REFORZANDO LO LEÍDO
• Coloca la letra según corresponda a la característica de la fábula (F) o de la
leyenda (L)
Fábula Epopeya
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“El cuervo y su madre”
Una vez, un joven cuervo robó un trozo de pan en una granja y lo llevó al nido de la familia.
En vez de regañarlo, como debió hacerlo, mamá cuervo batió las alas con placer y lo elogió
por ser un hijo tan desinteresado, que traía alimento a su pobre madre, que tanto trabajaba.
-¡Qué joven talentoso eres! -exclamó-. ¡Mamá se enorgullece de ti! La vez próxima, debes
tratar de traer a casa un poco de carne, o quizá algo realmente valioso, como una cuchara
de plata o un anillo.
Encantado con las palabras de su madre, el joven cuervo empezó a coleccionar cosas
seriamente. Al poco tiempo, había traído a casa tantos cuchillos, tenedores, anillos,
broches de oro y otras bonitas bagatelas, que su familia podía haber abierto un comercio
para su venta. Y la madre graznaba de alegría, diciendo a todos sus amigos que era una
lástima que ellos no tuviesen hijos tan inteligentes como el suyo.
A los pocos meses, el atareado cuervo se cansó de robar cosas ante las propias narices de
la gente. Le resultaba tan fácil hacerlo que ya no lo divertía. Por eso, mientras su madre
seguía diciendo que era el hijo más maravilloso que hubiese incubado cuervo alguno,
comenzó a robar en los nidos de otros pájaros. Esto era arriesgado y exigía más astucia,
pero ¿cómo podrían sorprenderlo cuando lo hacía -se preguntaba- un torpe petirrojo, un
grajo o un águila?
Por desgracia, esto fue lo que sucedió finalmente. Lo sorprendieron con las manos en la
masa, Y dos feroces águilas lo custodiaron hasta el momento en que debía ser castigado.
Porque, desde luego, mientras que los seres humanos eran considerados víctimas más o
menos adecuadas, robar a los demás pájaros constituía un delito grave.
La mitad de los pájaros del bosque se reunieron esa mañana para decidir su destino.
Aunque los cuervos alegaron largamente y con vehemencia en su favor, no lograron
salvarle la vida. Finalmente, el joven cuervo pidió un favor: que le dejaran hablar con su
madre. Nadie podía negarle aquel conmovedor deseo, y toda la selva guardó silencio
mientras ambos pájaros estaban parados el uno junto al otro… para darse el último adiós.
Entonces, sin advertencia previa, el joven cuervo le clavó las garras y picoteó a su madre
tan cruelmente, que los demás pájaros, horrorizados, los separaron. Por fin, más muerto
que vivo, el cuervo logró que lo escucharan.
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a creer que todo lo que yo hacía era maravilloso. Si fueran justos, la castigarían también. Por lo
menos, he dicho lo que tenía que decir. ¡Ahora, hagan conmigo lo que quieran!
Aunque todos reconocieron que cuanto el cuervo había dicho era cierto, esto de nada le sirvió. Lo
colgaron de la rama de un olmo… como escarmiento para todos los pájaros que pensaran robar a
otros de su especie.
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“Gilgamesh”
En la Epopeya de Gilgamesh, los dioses creen que el gran rey es demasiado orgulloso y
arrogante, por lo que deciden enseñarle una lección enviando al hombre salvaje, Enkidu, a
humillarlo. La lucha entre Enkidu y Gilgamesh es considerada pareja por la población, pero,
después de una feroz batalla, Enkidu es vencido. Él acepta libremente su derrota y los dos
se hacen amigos y se embarcan en aventuras juntos.
Ambos matan a Humbaba, demonio del bosque de cedros, y esto atrae la atención de
Inanna (conocida por su nombre acadio/babilónico Ishtar en la historia). Inanna trata de
seducir a Gilgamesh, pero él la rechaza, citando a todos los otros hombres que ha tenido
como amantes que terminaron sus vidas mal.
Inanna se enfurece y envía a su cuñado, el Toro del Cielo, a la tierra para destruir a
Gilgamesh. Enkidu acude en ayuda de su amigo y mata al toro pero, al hacerlo, ha
ofendido a los dioses, lo que le acarrea la condena a muerte.
Al deshacerse de toda su vieja vanidad y orgullo, Gilgamesh emprende una búsqueda para
encontrar el significado de la vida y, finalmente, alguna forma de derrotar a la muerte. Viaja
a través de las montañas, a través de vastos océanos, y finalmente localiza a Utnapishtim,
quien le ofrece dos posibilidades de inmortalidad, fallando él a ambas.
Primero, no puede permanecer despierto durante seis días y seis noches y, segundo, no
protege una planta mágica; una serpiente come la planta mientras Gilgamesh duerme. Al
no haber ganado la inmortalidad, el barquero Urshanabi lo lleva de vuelta a casa y, una vez
allí, escribe su historia.
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amigo, resuenan en cada ser humano que ha luchado con el significado de la vida frente a
la muerte.
Características en Gilgamesh X
Relata sucesos legendarios o históricos de importancia nacional o universal.
Se centra en un individuo, lo que confiere unidad a la composición
Presencia de fuerzas sobrenaturales
Descripciones de batallas y otras modalidades de combate físico.
Invocación de las musas
La participación de un gran número de personajes
Cuenta historias de encuentros bélicos entre dos naciones poderosas
Acontecimientos históricos de importancia nacional o universal
Héroes con altas virtudes y atribuciones divinas
¿Qué valores humanos identificas en la figura de Gilgamesh?
Amor
Amistad
Patriotismo
Humildad
Orgullo
Paz
Odio
Valor
Inteligencia
Venganza
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Analiza y describe la fábula “El cuervo y su madre” y la epopeya de “Gilgamesh”.
Describe a los protagonistas, menciona temas que maneja y resume la trama en sus tres
momentos: planteamiento, nudo y desenlace.
Protagonista
Temas
Planteamiento
Nudo
Desenlace
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El mito y la leyenda
Los mitos son historias que explican en la realidad de forma fantástica: por qué hay
estaciones, cómo surgió la vida y el ser humano, por qué hay muchas lenguas. Para
explicar estas cosas era necesario hacer intervenir dioses. Todos los pueblos primitivos
tienen sus mitos.
El mito es una narración sagrada, situada fuera del tiempo histórico, en donde intervienen
fuerzas naturales representadas por deidades. Sus protagonistas son dioses o seres
sobrenaturales.
Los mitos son relatos que han sido creados en todos los pueblos desde tiempos
inmemorables, por eso es que tienen una simbología muy profunda para una cultura.
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La forma empleada por la leyenda, es decir, un relato fijo o anclado en una realidad
histórica que además incluye hechos sobrenaturales o increíbles, ha sido adoptada por
escritores y cuentistas gracias a la facilidad con la que se puede moldear para narrar
historias sobre aparecidos, fantasmas, milagros, hazañas y, en general, todo tipo de
hechos sobrenaturales o acciones heroicas.
Mito Leyenda
Semejanzas
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“Mito coreano del sol y la luna”
Los habitantes de Corea observan sorprendidos como a veces, en los días de eclipse, el
sol o la luna se cubren por una sombra misteriosa ¿Cómo se puede explicar este extraño
fenómeno?
Este mito coreano nos relata el modo en que, en realidad, esto obedece a la voluntad de un
perverso rey que quiere a toda costa robar la luz de la Tierra para iluminar su oscuro país,
en el que habitan los feroces perros de fuego que tendrán que ayudarle en su objetivo de
raptar el sol y la luna. ¿Tendrá éxito?
La historia que así empieza se cuenta en Corea desde que los hombres tienen memoria.
Se dice de ella que mucho antes de que los reyes del mundo construyeran sus castillos,
había ya en el cielo, algo por encima de las nubes blancas: unos poderosos reinos que
gobernaban reyes muy sabios.
No es difícil darse cuenta de ello, basta con mirar al cielo en una noche despejada para ver
las estrellas y fijarse que, en realidad, las estrellas no son más que luces lejanas que
colman las murallas de las fortalezas.
En una de las partes más oscuras del cielo habitaba el rey que protagoniza nuestra historia.
Su reino, llamado el "País de la Oscuridad" carecía por completo de luz, ya que una espesa
y envolvente tiniebla, densa como el humo de una antorcha, la alejaba de los astros que
iluminan el cielo. En él habitaban los perros de fuego, casi exactos en su forma a los perros
que conocemos pero mucho más grandes, y de los que emanaban llamas rojas, amarillas y
azules, que los hacían bellos y temibles a la vez.
Hundido en su trono, el rey meditaba horas y horas sobre cómo podría resolver el problema
de su reino, y traer la luz a la larga noche en la que se encontraba su país. Finalmente,
sólo se le ocurrió una forma de conseguir su objetivo. Tal era desesperación su decidió
robar el sol, que iluminaba la Tierra con sus cálidos rayos. Con voz de trueno ordenó al
más fiel de los perros de fuego que atravesara las nubes y le trajera el sol a cualquier
precio. El perro dio media vuelta y veloz, pintó de fuego el cielo, como un cometa que cruza
la noche. Cuando tuvo al sol a su alcance, se lanzó sobre él como una exhalación y lo
prendió de un mordisco...
¡Pero lo estaba quemando!
El perro lo soltó dando un gran salto atrás, y con el hocico humeante y dolorido, emprendió
el regreso al castillo del rey, con la cola entre las piernas.
Cuando el rey supo del fracaso del perro de fuego, volvió a llamarlo ante él y después de
una regañiza por no traer el sol, le ordenó que trajera la luna en su lugar. Convencido de su
éxito, el perro de fuego espero a que anocheciera y tan pronto vio que la luna se dibujaba
tenue en el cielo, se abalanzó sobre ella y la mordió con sus fauces para llevársela al reino
negro. Lo que no podía saber de antemano, y que notó nada más tocarla, era que la luna
estaba completamente
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helada, y su frío le golpeó del mismo modo que lo había hecho el fuego, obligándole a
escupirla inmediatamente. Pese a los muchos intentos del perro, ningún no pudo de modo
sostener más de un segundo en su boca, y finalmente, tuvo que alejarse totalmente
derrotado.
El rey del "País de la Oscuridad" no se rindió fácilmente. Lo intentó una y otra vez,
enviando de vuelta al obediente perro de fuego, y según dicen las gentes de Corea, hoy
aún sigue intentando robar los dos astros para llevárselos a reino. Es justo después de que
el perro de fuego haya mordido al solo a la luna, que éstos se oscurecen por las señales de
sus dientes, y se produce el eclipse.
Para quien no lo crea, se dice que puede observarse al perro de fuego justo antes de que
empiece el eclipse, pero jamás debe buscarse mirando directamente al sol, ya que su brillo
es peligroso y podría dañarnos los ojos. Solo lo podremos ver si observamos el reflejo del
sol con un plato lleno de tinta negra, o en una superficie oscura, donde veremos la sombra
del perro mordiendo у escupiendo después los astros.
¿Quién es el protagonista?
¿Qué tipo de mito es y por ¿Qué hizo el protagonista?
qué?
Mito coreano
del sol y la luna
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“La princesa de Zirahuén”
Cuentan que en la época prehispánica existió la princesa más hermosa nacida en la región
Purépecha -hoy estado de Michoacán- hija de uno de los más poderosos guerreros y
caciques de esos lugares, al ser hija de un gran guerrero, solo se le permitía enamorarse
de un hombre muy valiente y fuerte.
Al enteraste su padre del romance montó en cólera, pero fingió que estaba de acuerdo,
cuando el joven guerrero fue a pedir su permiso para casarse con ella, el jefe guerrero le
dijo:
– Solo tengo una condición para que te puedas casar con mi hija.-
-¿Cuál es? -contesto el joven guerrero-
– Pelear contra todos los caciques guerreros y ¡ganarles! -Le dijo el cacique-
El enamorado guerrero aceptó el reto sin dudarlo un momento, y así lucho contra todos y
cada uno de los caciques enemigos, siempre saliendo vencedor.
Cuando ya no quedo ninguno para pelear, regreso victorioso por su princesa amada. Al
llegar al palacio, le dice al padre de su joven princesa:
– ¡Aquí estoy! he vencido a todos los caciques guerreros y vengo cumpliendo su
condición.-
A lo que él cacique le contestó:
– Te falta todavía uno por vencer, ¡Yo!
Ante la sorpresa reflejada en el rostro del joven enamorado, le contesto:
– Si es una exigencia, ¡estoy dispuesto! -preparándose para la batalla- Inmediatamente la
princesa se interpuso entre los dos, y sollozando les dijo a los dos:
– No quiero ser la causa de la muerte de ninguno de ustedes, si mi padre gana te pierdo
para siempre y si tú lo matas ¡no podría casarme contigo!
El joven se fue ante la mirada de satisfacción del rey que había resultado ganador sin
golpe alguno. La princesa se desmayó sintiendo que no tendría fuerzas para seguir viva,
desesperada, se fue a un cerro a llorar su profunda tristeza, con la mirada larga con la
esperanza de ver regresar a su amado, que jamás volvió.
Ante eso, la princesa lloraba día y noche lágrimas amargas y pesadas, que con el pasar del
tiempo se convirtieron en un lago, en el que ella murió ahogada, e inundó a su querido
pueblo, este lago ahora se conoce con el nombre de Zirahuén. Se dice que la triste
enamorada se aparece en forma de sirena llevándose a los hombres que confunde con su
amado guerrero.
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Analiza por medio de unas preguntas la leyenda que acabas de leer
La princesa
de
Zirahuén
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3.- El cuento y la novela
Vamos a revisar ahora los subgéneros mayores de la narrativa que son el cuento y la
novela.
El cuento es una narración breve y concisa escrita en prosa, donde se relatan hechos
imaginarios (que pueden considerar aspectos de la realidad). Presenta un argumento
sencillo, por lo que los ambientes y los personajes son escasos y rara vez descritos.
Generalmente aborda un solo tema, presenta un clímax y un desenlace rápidos. Se
caracteriza por su intensidad y dinamismo, que permiten que, a pesar de ser un subgénero
de breve narración, logre captar la atención del lector.
De entre toda las clasificaciones, existe una que no se puede obviar, y que da pie para
establecer la diferencia entre el cuento popular o tradicional, difundido principalmente a
través de la transmisión oral; basado en los mismos argumentos y tipos de personajes; y en
el que predominan elementos fantásticos o maravillosos; y la intención moralizante; y el
cuento literario, basado en argumentos variados y, por lo tanto, más originales, con
personajes individualizados y con distintas características, con la presencia de elementos
fantásticos o maravillosos, pero con mayor presencia de lo real, y con una intención más
recreativa y estética que moralizante.
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Completa las siguientes oraciones con las palabras que aparecen debajo de las siete
características del cuento.
El cuento es una narración breve, posee varias características que lo diferencian de los
demás géneros narrativos.
Línea argumental, de principio a fin, brevedad, género narrativo, sencillo, ser una
ficción, personaje
La novela es una narración extensa, escrita en prosa, que presenta situaciones reales o
ficticias. Tiene la intervención de muchos personajes que son estudiados y descritos
detenidamente. A diferencia del cuento, tiene un desarrollo más completo en cuanto al
argumento, por lo que adquiere un carácter complejo y ramificado en el que interviene más
de una intriga, lo cual puede derivar en varios clímax antes del desenlace. La presencia de
varios personajes y el abordaje de varios temas importantes, producen diferentes efectos
en el lector, a quien se le exige que atienda y contribuya en la construcción de significados
de las acciones que se desarrollan.
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“Inventario”
Mi vecino tenía un gato imaginario. Todas las mañanas lo sacaba a la calle, abría la puerta
y le gritaba: «Anda, ve a hacer tus necesidades». El gato se paseaba imaginariamente por
el parque y al cabo de un rato regresaba a la casa, donde le esperaba un tazón de leche.
Bebía imaginariamente el líquido, se lamía los bigotes, se relamía una mano y luego otra y
se echaba a dormir en el tapete de entrada. De vez en cuando perseguía un ratón o se
subía a lo alto de un árbol.
Mi vecino se iba todo el día, pero cuando volvía a casa el gato ronroneaba y se le pegaba a
las piernas imaginariamente. Mi vecino le acariciaba la cabeza y sonreía. El gato lo miraba
con cierta ternura imaginaria y mi vecino se sentía acompañado. Me imagino que es negro
(el gato), porque algunas personas se asustan cuando imaginan que lo ven pasar.
Una vez el gato se perdió y mi vecino estuvo una semana buscándolo; cuanto gato
atropellado veía se imaginaba que era el suyo, hasta que imaginó que lo encontraba y todo
volvió a ser como antes, por un tiempo, el suficiente para que mi vecino se imaginara que
el gato lo había arañado. Lo castigó dejándolo sin leche. Yo me imaginaba al gato
maullando de hambre. Entonces le llamé:
«Minino. Minino», y me imaginé que vino corriendo a mi casa. Desde ese día mi vecino no
me habla porque se imagina que yo me robé su gato.
Al principio del relato el narrador cuenta sobre su vecino y su gato, según tu punto de vista:
¿Por qué?
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Resume este texto literario con ayuda del siguiente cuadro:
Análisis Literario
Analizar consiste en descomponer cada uno de los elementos que forman parte de un todo
con el objeto de determinar sus principales componentes. En literatura se realiza el análisis
literario para identificar, comprender, evaluar y emitir un juicio crítico sobre las ideas, el
contenido y la estructura de una obra. Los elementos que conforman el análisis literario
son:
Título de la obra.
Datos del autor. Conocer su ideología, época y lugar en que escribe, para conocer el
contexto de la obra.
Tipo narrador. Identificar el tipo de narrador de acuerdo a la persona gramatical o punto
de vista.
Estilo literario. Es la forma personal de escribir, por ejemplo, el uso de figuras retóricas, el
tipo de lenguaje utilizado (formal, coloquial, uso de calo, modismos, etc.), el manejo de los
signos de puntuación y el tono (irónico, humorístico, sarcástico, solemne, entre otros).
Argumento o trama. Es la serie de acciones que forman el hilo conductor de los hechos o
sucesos que conforman el relato. Equivale a un resumen de la obra y permite identificar los
sucesos que destacan en ella. Se divide en Planteamiento, Nudo y clímax, desenlace.
Personajes. Identificar los personajes e indicar a que tipo corresponde cada uno.
Ambiente. Comprenden el espacio y tiempo en que se desarrolla la obra, así como las
condiciones sociales que predominaban.
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Tema. Es la idea central. El punto focal respecto del cual se expresan las ideas; genera
unidad. Por lo regular es abstracto; ejemplos: el amor, la justicia, la envidia.
Opinión personal. Actividad fundamental del análisis literario, a la que se llega después de
haber realizado los pasos anteriores. Consiste en externar un juicio crítico sobre los
aspectos más importantes sustentados en argumentos sólidos.
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“Las armas”
El cuerpo del indigente tirado. La enorme piedra aplastando su cabeza. El rostro de mis
amigos al darse cuenta de lo lejos que habíamos llegado. Seguía recordando. Mi padre,
acelerando y señalándome un microbús, me dijo:
—Esa ruta la vas a tomar mañana para llegar a tu nueva escuela, la voy a seguir. Fíjate en
el recorrido.
El colegio se llamaba Emile Durkheim. Era una escuela particular de pocos alumnos, eso
me había dicho mi papá al elegir en donde inscribirme para el tercer año de preparatoria.
También había decidido que me fuera a vivir con él a su departamento en Puebla. Yo
estaba agradecido. No podía continuar viviendo con mi madre en Atlixco. Quería escapar.
En mi cabeza no dejaba de ver a aquel señor, tirado, suplicando. Todavía sentía el peso
del tubo en las manos. El ruido de los huesos al romperse. La piedra. Necesitaba alejarme
de ahí antes de que alguien se enterara de lo que habíamos hecho, tenía miedo. Mi padre
me lo propuso, acepté sin dudar. Él claramente me advirtió que si no mejoraba mi conducta
y mis calificaciones me regresaría a Atlixco. Yo prometí cambiar.
Mi madre recibió la noticia y durante tres semanas escuché chantajes. Ahí iba el hijo mayor
a vivir a la casa de su padre, a ver si él lo corregía.
—En la esquina voy a dar vuelta a la derecha, aquí te bajas mañana del camión, sólo son
tres cuadras hasta la escuela —continuó con las indicaciones.
La prepa era una casa pequeña, distinguida sólo con el nombre de la escuela sobre una
lona blanca. Bajé y mi padre aceleró rápido, apenas con un adiós que alcancé a leer de
sus labios en el retrovisor.
Era un cuarto pequeño con una mesa cuadrada, seis sillas y un pizarrón. Fui el primero en
llegar. En quince minutos entraron dos chavos, uno de mi edad del que pensé podría ser
amigo, el otro era un rubio alto de cabello largo, tipo vocalista de banda de rock. Entró el
director; con voz muy grave explicó que la preparatoria mantenía un sistema didáctico
diferente. Aceptaban a pocos alumnos, de esta manera lograban clases personalizadas. Se
realizaban exámenes cada quince días y de inmediato las calificaciones eran enviadas por
internet a nuestros tutores. Tocaron la puerta. Eran tres tipos. El director les repitió el
mismo discurso. Nos informó que en unos minutos llegaría la maestra y se fue dejando un
silencio incómodo.
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En las clases tenías que poner atención, los maestros estaban demasiado cerca y al
pendiente. Me gustó su amabilidad: “¿se entiende? o ¿alguna duda? o ¿está claro?” Mis
compañeros no se hablaban entre ellos, sólo los tres que llegaron juntos intercambiaban
unos papelitos y se reían de manera burlona, casi ni los miré.
De regreso caminé el mismo trayecto hasta el boulevard. Abordé el camión, iba lleno y con
música horrible a todo volumen, pero daba igual, yo no dejaba de mirar mi sonrisa contra
el reflejo de las sucias ventanas. No estaba dispuesto a desaprovechar la última
oportunidad. Sólo tenía que sacar más de ocho y tener aceptable conducta, ni siquiera era
tanto. Estaba seguro de que en Atlixco, junto a mis amigos, había dejado lo malo.
En la comida mi padre me interrogó sobre la escuela, se puso feliz, le dije que me había
gustado. Entré a la nueva recámara. Saqué algunas libretas de la mochila. En cuarenta
minutos terminé la tarea. Esperaba ansioso las clases, los trabajos y los exámenes: las
buenas calificaciones. Por fin olvidarme de lo que había hecho. Cambiar. Demostrar que
podía ser una buena persona.
En la clase de lengua extranjera, Raúl, a petición del profesor, leyó el fragmento de un libro
y los otros tipos se burlaron ya abiertamente de su acento. Se lo quitaron y cada uno leyó
en un perfecto inglés británico. El joven profesor no hizo nada. Ellos comenzaron a
ridiculizar, también en inglés, nuestro aspecto físico. Me sorprendió la seguridad con que
agredían, hasta el maestro se puso nervioso; decidió terminar la clase. Ellos también se
levantaron. Antes de salir, él más alto, Cristian, advirtió:
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Claudio nos dijo:
—Acusarlos en la dirección no va servir de nada. Tal vez los regañen pero a ellos les vale
madre, si no les importó que los corrieran del colegio donde iban, el director no puede
expulsar a tres tipos de un salón donde hay seis. Acusarlos sólo va a dar más motivos para
que nos chinguen.
—Está cerca de mi casa, además revisé la lista de inscritos el último día, sólo estaban
ustedes. Yo fui a ese colegio un año, el peor de mi vida, conozco los apellidos de los
güeyes de ahí, siempre son los mismos. Me aseguré de no encontrarme con alguno pero
ves cómo llegaron al último. ¡Puta, qué pinche mala suerte!
Al ver a Claudio quejarse así, con sus ojos verdes y melena rubia, entendí el nerviosismo
de Raúl que casi lloraba, preguntó:
—Pues nada, cabrón, aguantarte, si quieres pónteles pendejo, a ver cómo te va, o de plano
perder el año —le contestó Claudio.
Estaba sentado en los últimos lugares del camión, apretaba con furia mi cabeza.
Mentalmente me repetía que no podía hacer algo. Nada de madreármelos, ni siquiera
responderles con palabras. Me daba miedo que algo se complicara y terminara
arruinándolo todo como siempre.
Conforme transcurrió la semana sus ofensas se acentuaron. El cuarto día los enfrenté. No
pude controlarme. Se quedaron callados con la burla que le solté a uno de ellos, pero en el
receso se acercó a mí de manera tranquila y me dijo que yo sí le caía bien, que fuéramos a
comer. Me pasó el brazo derecho por el hombro mientras caminábamos, como si realmente
fuéramos amigos. Aunque yo estaba alerta no reaccioné a tiempo, su puño derecho se
hundió en mi cuello y advirtió: otra burla me iba a costar una golpiza. Él cruzó la esquina
para alcanzar a sus amigos que reían a carcajadas, mientras yo frenaba las ganas que
tenía de levantarme y romperle su madre. Miraba fijo al suelo recordando el cuerpo tirado,
el tubo, la piedra. Logré tranquilizarme.
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En los siguientes días improvisaron otra forma de molestarnos en clase, como si fueran
niños de primaria empapaban bolitas de papel con saliva y las arrojaban sobre nuestros
rostros. Raúl y Claudio se habían vuelto más amigos, juntos soportaban las agresiones casi
sin inmutarse, a mí me costaba trabajo. La primera vez que aventaron una de esas bolitas
los amenacé: “se los va a cargar la chingada”. Las carcajadas estallaron otra vez.
Provocándome, me decían: “levántate, a ver si eres tan cabrón”. Con las manos sujeté lo
más fuerte que pude mis rodillas para que no realizaran ningún impulso. La lluvia de
papelitos con saliva duró toda la sesión.
Las veces en que era insoportable poner atención a lo que algún maestro decía mirando al
pizarrón y sin vernos (ellos también tenían fórmulas para no comprometerse con lo que
pasaba), me salía al baño. Cerraba la puerta con seguro y no encendía la luz, adivinaba mi
expresión contra el espejo, respiraba sin dejar de pensar que lo único importante era seguir
estudiando. Me duró cuatro veces; a la quinta, abrí la puerta ahí estaba uno esperando
para arrojarme una manzana.
Días después, sin darme cuenta coloqué mi mano derecha junto a mi rostro: creaba una
muralla que impedía el paso de sus insultos y de manera física cubría algunos de los
objetos que me arrojaban.
Llegó el fin de semana y mi padre permitió que fuera a Atlixco. Mi madre ya estaba más
tranquila. Cenamos, al terminar cada quien se fue a su habitación. Esperé que pasaran dos
horas, abrí el balcón, me colgué de él para soltarme y caer sin hacer ruido. Anduve ocho
cuadras hasta llegar al bar donde mis amigos se reunían, tenía ganas de verlos. Los
encontré repartidos entre una mesa de billar y enfrente de una tele donde pasaban la
repetición de algún partido. Saludos,
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abrazos, preguntas. “Me va bien”, respondí mientras me actualizaban de lo chido que se la
pasaron esos días y de todo lo que habían hecho. De los seis ya sólo estudiaban dos.
Cervezas, cocaína y más cervezas el resto de la noche hasta que, ya entrado en confianza
y con la necesidad de ser comprendido por casi iguales, les relaté lo que en verdad
pasaba: “tengo ganas de que me vaya bien, pero hay algo que lo está impidiendo”.
Félix me fue a dejar. Antes de que bajara de su coche, dijo: “Tu problema se arregla de
volada, es fácil como sacar un ojo. Nada más llamas o nos mandas un mensaje, nosotros
vamos”. Le agradecí.
El domingo regresé a Puebla. Estudié para el examen de Química, que junto al de Física y
Estadística eran los más difíciles.
El maestro repartió el examen y salió. Yo había estudiado muy bien, en media hora lo
resolví. Fui a buscar al profesor, uno de ellos me lo arrebató, “cálmate o rompemos tu
examen”. Cerré con fuerza los puños, ya estaba dispuesto a golpearlo: vi la cara de miedo
que él ponía, de terror, igualita a la del indigente cuando lo comenzamos a molestar. Eso
me hizo sacudir las manos. Me di vuelta, dejé caer mi cuerpo sobre una silla. Ellos lo
copiaron completamente. El cuerpo me temblaba. Al final lo aventaron al piso y ellos fueron
a entregar los suyos. Tardé en levantarlo. Se lo di al profesor, le conté lo que había
pasado. “¿Qué, los repruebo a los cuatro?”, contestó irónico. Fui a la tienda: compré una
botella de ron, era la primera vez que lo hacía en Puebla, le di varios tragos hasta que
regresé al salón. Ellos ya estaban ahí, me dijeron: “oye, ya nos caíste bien. Te invitamos a
una fiesta, va a estar chida”. Tomé mi mochila rápido. Salí huyendo antes de que no
pudiera aguantarme.
En la noche al querer estudiar para los dos exámenes del día siguiente me di cuenta: las
dos libretas de esas materias no estaban. Física y Estadística. No pude dormir.
Me presenté a los exámenes. Los resolví como pude, escuchando a cada momento las
risas burlonas de los tres. Ellos terminaron primero. Salí, ya me esperaban en la esquina, al
verlos me detuve. De una de sus mochilas sacaron mis libretas. Con el fuego de un
encendedor las intentaron quemar. Se dieron por satisfechos con la mitad de cada una y
se fueron en sus coches.
No caminé hasta la parada del camión, descansé en una banca del parque que estaba de
paso. Agaché mi cabeza sobre las piernas. Cerré los ojos. Imaginé escenarios distintos
para mi vida actual estando en Atlixco, allá con mis amigos, en el mismo bar. Matando a
otra persona y tomándolo como un accidente. Por culpa de tres pendejos no iba a
desperdiciar mi oportunidad. No me tardé en buscar alguna solución. La encontré rápido, ya
la tenía: la asumí. Fui a la parada de camiones y tomé uno hacia la terminal, donde salen
autobuses a Atlixco.
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Excusé la tardanza diciéndole a mi padre que había ido a estudiar con un compañero.
Al día siguiente tocaba un examen fácil, estudié poco tiempo. El resto de la tarde estuve
ansioso, ni en las hojas de los libros me podía esconder. Empecé a dudar si lo que había
hecho era lo correcto, tal vez no, y sólo me acarrearía mayores problemas. Tenía miedo,
qué tal si las cosas se salían de control. Había muchas posibilidades de imaginar a mis
amigos excediéndose. No logré dormir.
El camino se hizo rapidísimo y justo cuando me bajaba del camión, vi claramente el coche
viejo de uno de mis amigos de Atlixco que venía rumbo de la escuela, conducía rápido. Di
algunos pasos más, me llegó un mensaje al teléfono: “Ya está hecho”.
Tampoco pude caminar hasta la prepa, me quedé sentado en el parque, la misma banca,
estaba paralizado. Intenté prender un cigarro pero el cuerpo no me respondió, sentía
escalofríos. El teléfono sonó, apenas pude sacarlo de mi bolsa. Dudé en contestar: era mi
padre. Logré apretar el botón y dijo: “hace rato recibí las calificaciones de la escuela,
felicidades llevas puro nueve y diez”. En ese momento escuché la sirena de una
ambulancia que venía también de la escuela, el coche del director la seguía. Sólo hasta
escuchar las palabras de mi papá me sentí con fuerzas para levantarme de la banca.
Título
Datos de Autor
(Investiga fecha y
lugar del nacimiento,
una breve biografía)
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Tema
Argumento o trama
Personajes
Protagonista
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Personajes
Antagonista
Personajes
secundarios
Proyección emotiva
de la obra
Opinión personal
Contá la creación del hombre y el mundo (griega o americana o egipcia) con un rap o poesía Les dejo dos
mitos, sobre la creación del hombre, según dos culturas distintas: americana y egipcia.
Léelos y luego elegí uno de los tres y cuéntalo eligiendo alguna de las siguientes maneras:
a) Contá la creación del hombre y el mundo (griega o americana o egipcia) en una historieta.
b) Contá la creación del hombre y el mundo (griega o americana o egipcia) en un video con
imágenes y tu voz contando la historia.
c) Contá la creación del hombre y el mundo (griega o americana o egipcia) en un audio que sea
atrapante para los oyentes, le podés poner sonidos.
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El Popol Vuh, libro quiché, cuenta la historia de los dioses y la leyenda maya de la creación del mundo y de
los seres de la tierra, conoce más aquí.
Las historias mayas del libro quiché, en el Popol Vuh, cuentan cómo los dioses crearon el mundo y al
hombre. Fueron creencias que explicaban los orígenes de la humanidad, con los elementos de la mitología
maya.
Mito
Se decía que solo el cielo y el mar existían. Los dioses, llamados Tepeu y Gucumatz, eran los únicos en el mundo.
Vestían plumas verdes y por eso se les conocían como Serpientes emplumadas.
Los dioses tuvieron una reunión y se pusieron de acuerdo para realizar la creación. El Corazón del Cielo, que se
llamaba Huracán, llevaría a cabo los planes. Tepeu y Gucumatz hablaron la palabra Tierra y enseguida nació.
Salieron del agua las montañas y de ella nacieron los árboles.
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Luego, nacieron los animales de las montañas, que eran guardianes de las selvas: los venados, pájaros, pumas,
jaguares y serpientes. A cada uno le dieron su hogar.
Los dioses le hablaron a todos los animales: «Hablad, gritad, gorjead, llamad. Hablad cada uno según vuestra
especie, según la variedad de cada uno». Y se les indicó que invocasen y adorasen a los dioses. Pero no podían
hablar, solo cacarear, mugir y graznar. No tenían lenguaje.
Entonces los creadores mandaron una inundación para llevarse esa creación y se deshicieron de ellos. Los que
huyeron se convirtieron en monos en las selvas.
Los primeros seres humanos se llamaron: Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam. Estos cuatro
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hombres dieron gracias a los creadores.
Podían ver y oír, eran muy sabios y conocían todo. A los dioses no les gustó esto, no querían que los hombres
conocieran todo y turbaron sus ojos. Ahora solo podían ver lo que estaba de cerca y ya no eran tan conocedores.
Fue entonces cuando decidieron crear a las mujeres, esposas de estos cuatro hombres. Los nombres de las mujeres
eran: Cahá-Paluna, mujer de Balam-Quitzé; Chomihá, mujer de Balam-Acab; Tzununihá, mujer de Mahucutah;
y Caquixahá, mujer de Iqui-Balam.
La visión heliopolitana, llamada así por la provenir de la ciudad de Heliópolis (nombre griego que llevaba la ciudad,
en egipcio se llamaba Lunu, que significaba pilar), fue la más extendida y la más aceptada en Egipto. En esta versión
es el propio Ra quien explica la Creación.
En el principio sólo existía un océano infinito, Nun, que contenía todos los elementos del Universo. No existían ni el
Cielo ni la Tierra, y los hombres aún no habían nacido. No había vida ni muerte. El espíritu del mundo se hallaba
disperso en el caos, hasta que tomando conciencia se llamó a sí mismo; así nació el dios Ra.
Ra estaba solo; creó de su aliento al aire, Shu, y de su saliva a la humedad, Tefnut, y los mandó a vivir al otro lado
de Nun.
Después hizo emerger una isla donde poder descansar; la llamó Egipto. Y como surgió de las aguas, viviría gracias
al agua; así nació el Nilo.
Ra fue creando a las plantas y los animales a partir de Nun. Entretanto, Shu y Tefnut tuvieron dos hijos, a los que
llamaron Geb (Tierra) y Nut (Cielo). Geb y Nut se casaron; así, el cielo yacía sobre la tierra, copulando con ella. Shu,
celoso, los maldijo y los separó sosteniendo al cielo sobre su cabeza, y sujetando a la tierra con sus pies; aún así, no
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pudo evitar que Nun tuviera hijas, las estrellas.
Ra había enviado a uno de sus ojos a buscar a Shu y Tefnut. Pero cuando regresó, otro ojo había ocupado su lugar.
El primer ojo comenzó a llorar, hasta que Ra lo colocó en su frente, creando así al Sol.
De las lágrimas del primer ojo nacieron los hombres y las mujeres, que habitaron en Egipto.
Y todas las mañanas, Ra recorría el cielo el cielo en una barca que flotaba sobre Nun, transportando así al Sol. Cada
noche, Nut se lo tragaba, y Ra continuaba su viaje por el Infierno; si lo atravesaba, volvía a nacer de Nut, dando
origen a un nuevo día.
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Dos historias, por aquí:
El día que cumplió dieciséis años, Teseo se despidió de su madre y dejó su pueblo natal para dirigirse a
Atenas1. Iba en busca de su padre, a quien nunca había conocido. Mientras recorría a pie los caminos, el
muchacho enfrentó y venció a varias criaturas asesinas, muy temidas. Al gigante Sinis2, al perverso
Procusto3 y a la cerda de Cromión4, entre otros seres. A pesar de su juventud, Teseo era valiente y poseía
una fuerza superior a la de un adulto. Cuando finalmente llegó a Atenas, su nombre y su fama como
matador de monstruos ya estaba en boca de todos. Los atenienses lo recibieron en la ciudad con honores.
También le hablaron de un ser mucho más temible que todos los anteriores al que Teseo había enfrentado.
Se trataba de Asterión, el Minotauro. Una bestia sanguinaria, con cuerpo humano y cabeza de toro, dos
veces más alto que un hombre común.
El Minotauro vivía en la isla de Creta5, encerrado en un gran laberinto de piedra, lleno de pasillos estrechos
y recovecos que se comunicaban entre sí, se cruzaban y confundían. Una vez dentro, era imposible hallar la
salida. Cuando le hablaron del Minotauro, Teseo preguntó por qué le temían a un monstruo encerrado.
Entonces le explicaron que Minos, el rey de Creta, había vencido a los atenienses en una batalla. Desde
entonces, para que recordaran la lección, Minos les había impuesto un castigo atroz6. Todos los años, siete
muchachos y siete muchachas de Atenas debían viajar a Creta y entrar al laberinto, como ofrenda y
alimento para el Minotauro. Por supuesto, nadie salía vivo de allí. Después de escuchar esta horrible
historia, Teseo se quedó pensativo. Un poco más tarde, anunció: —La próxima vez iré yo. Cuando llegó el
día de partir, los catorce jóvenes elegidos se reunieron al amanecer en el puerto, junto a sus seres
queridos. Entre los varones estaba Teseo. El barco zarpó mientras el sol ascendía en un cielo calmo y
rosado. La belleza del amanecer hacía más triste la partida, pues ninguno de los jóvenes tenía esperanzas
de volver con vida, a pesar de que Teseo iba entre ellos. Cuando llegaron a Creta, un grupo de soldados los
condujo hasta el palacio de Minos, el rey de la isla. Allí les informaron que el sacrificio sería a la mañana
siguiente, al alba7 . Mientras los llevaban al salón donde pasarían la noche, Teseo advirtió que alguien los
observaba. Giró la cabeza y vio a una joven muy hermosa, vestida de blanco y con el pelo recogido en una
trenza. Era la princesa Ariadna, hija de Minos. Teseo y Ariadna cruzaron la mirada solo un instante, pero fue
suficiente para que quedaran enamorados. Cuando los guardias empujaron al joven para que siguiera
caminando, él quiso ver a la princesa una vez más. Giró la cabeza, pero ella había desaparecido. Esa
noche, Teseo no podía dormir. Acostado sobre una gruesa piel de oveja, miraba el techo. Después de
tantas aventuras, tal vez aquella fuera la última. Pensaba en esas cosas cuando vio una sombra en la
pared. Se incorporó. Afuera, en la ventana del salón, bajo la luz de la luna, había una figura envuelta en una
capa. Teseo se acercó y abrió la ventana. La figura se descubrió la cabeza. Era Ariadna, la princesa. Se
miraron en silencio unos segundos, y luego ella le extendió algo envuelto en telas. —Toma esto —susurró—
. Es la espada con la que matarás al Minotauro. Teseo tomó el paquete. —Gracias —dijo—. Pero aunque
logre vencerlo, nunca podremos salir del laberinto. —Junto a la espada hay un ovillo de hilo —explicó ella—
. Cuando entres al laberinto, ata la punta del ovillo a una piedra. Luego, desenrolla el hilo a medida que
camines. Para volver, solamente deberás seguir el hilo. Era una idea tan simple como brillante. Teseo
murmuró un torpe agradecimiento. La viva8 mirada de la princesa hacía palpitar su corazón, absorbía su
atención, lo dejaba sin palabras. —Ahora debo irme —dijo ella—. Adiós, y buena suerte. La joven esbozó
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una delicada sonrisa y desapareció en las sombras.
Al alba, los guardias despertaron a los atenienses y los llevaron a través del campo hasta llegar al pie de
una colina. En la cima estaba el lúgubre9 laberinto de piedra. Los catorce jóvenes subieron la colina.
Soplaba un viento frío. Algunas muchachas lloraban en silencio, tomadas de las manos. Cuando entraron al
laberinto, Teseo se puso al frente del grupo. —Síganme y no se separen —ordenó. Teseo sacó la espada y
el ovillo que había escondido entre sus ropas. Con un fuerte nudo ató el hilo a una roca que sobresalía del
muro. A medida que avanzaba lo fue desenrollando, tal como le había indicado Ariadna. El laberinto era un
lugar tétrico10. En el aire flotaba un olor nauseabundo11. Cada tanto, un alto y minúsculo ventanuco12 se
abría en la piedra para dejar pasar alguna claridad. En aquella penumbra13 todo era engañoso, largos
pasillos se multiplicaban a derecha e izquierda, los sonidos rebotaban entre los muros. Teseo se
preguntaba si el Minotauro vendría a buscarlos, si convenía esperarlo, o si era mejor avanzar y
sorprenderlo. Decidió seguir andando, porque permanecer quietos aumentaba la angustia del grupo. De
pronto, les pareció escuchar pasos, y una respiración pesada y bestial. Al doblar un recodo, dieron con una
gran habitación cuadrada. El suelo estaba tapizado por huesos humanos. La bestia los aguardaba allí. Salió
de las sombras. Tenía el cuerpo sucio de sangre seca y barro. Sus piernas y brazos eran gruesos como
troncos. Su cabeza de toro era enorme, y en sus ojos había hambre y furia. Los jóvenes gritaron y
retrocedieron. El Minotauro rugió, pero Teseo permaneció firme, con todos los sentidos alertas, empuñando
la espada. El monstruo se lanzó sin demora sobre el hombre que lo enfrentaba. Teseo rodó a un costado y
lo esquivó. La bestia resopló, volvió a encararlo y a embestir con sus cuernos. Esta vez, el joven se arrojó al
suelo e hizo trastabillar a su enemigo. Cuando el Minotauro cayó, Teseo dio un salto, se arrojó sobre él con
la espada en punta y le hundió el acero en la espalda. Se escuchó un aullido desgarrador que hizo vibrar los
muros. El monstruo quiso levantarse, pero la espada lo atravesaba de lado a lado. Dio un paso, se
tambaleó, cayó pesadamente y ya no volvió a pararse. Los jóvenes se acercaron a contemplar a la extraña
bestia muerta que se desangraba sobre la tierra. —Vamos, salgamos de este lugar —dijo Teseo y tomó la
punta del hilo que había desenrollado. Cuando salieron del laberinto, Ariadna los estaba esperando. La
princesa abrazó a Teseo, y luego condujo al grupo hasta el puerto. Allí, los atenienses desfondaron las
naves cretenses para impedir que los siguieran y luego treparon al barco. Teseo quiso despedirse de la
princesa antes de partir, pero no la encontró por ninguna parte. Se le oprimió el corazón, pero el sentimiento
duró solamente unos instantes, porque de pronto la vio: Ariadna ya estaba arriba del barco, con los demás,
esperándolo. Ella había decidido huir con él, a cualquier lado que él quisiera ir, y acompañarlo hasta el fin
de sus días.
1 Atenas: una de las ciudades más antiguas de Grecia; en la actualidad, es la capital de ese país. 2
Sinis: gigante que poseía una fuerza descomunal y mataba sanguinariamente a todos los mortales
que se le cruzaban. 3 Procusto: bandido legendario que hospedaba a los viajeros en su posada y los
asesinaba mientras dormían. 4 Cromión: ciudad cercana a Atenas donde, según la leyenda, vivía una
cerda que asesinaba a los que pasaban por allí. 5 Creta: gran isla del sur de Grecia, donde se
desarrolló la civilización minoica, una de las primeras de la región. 6 Atroz: terrible, cruel. 7 Alba:
primera luz del día antes de salir el sol. 8 Vivo: intenso, muy expresivo. 9 Lúgubre: sombrío, oscuro,
muy triste. 10 Tétrico: muy oscuro, triste, que hace pensar en la muerte. 11 Nauseabundo: que
provoca ganas de vomitar. 12 Ventanuco: ventana de muy pequeñas dimensiones. 13 Penumbra:
sombra muy débil entre la luz y la oscuridad, que no permite distinguir dónde empieza una y dónde
termina la otra.
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1. Completa con características y descripciones cada personaje del mito,según lo que se dice de ellos en el
relato leído (no tienen que buscar eninternet, tienen que leer el mito del libro que les subí y sacar de ahí la
información. De lo contrario, tendrán que rehacer el trabajo.)
TESEO:___________________________________________________________
ARIADNA:__________________________________________________________
MINOTAURO:_______________________________________________________
SÉ QUE ME acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo
castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que
sus puertas (cuyo número es infinito)[1] están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales.
Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios pero si la
quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que
declaran que en Egipto hay una parecida). Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la
casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada,
añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví,
lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano
abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron
que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se posternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo
de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó en el mar. No en vano fue una reina mi madre;
no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el
filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen
cabida en mi espiritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra.
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Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches
y los días son largos.
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra
hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que
me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a
estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha
cambiado el color del día cuando he abierto los ojos). Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro
Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora
volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocaremos en otro patio o bien decía yo que te gustaría la
canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás como el sótano se bifurca. A veces me
equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están
muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce
[son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el
mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado
la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me
reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces,
pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá
yo he creado las estrellas y el sol la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o
su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos
minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangrentara las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres
ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora
de su muerte, que alguna vez llagaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive
mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanza todos los rumores del mundo, yo percibiría
sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me
pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?
[1] El original dice catorce, pero sobran motivos para creer inferir que, en boca de Asterión, el número catorce
vale por infinitos.
Criaturas imaginarias. En la mitología griega, abundan los seres fabulosos que resultan de la combinación
de seres reales.
Además del Minotauro, que tenía cabeza de toro y cuerpo de Hombre, se pueden mencionar: los centauros
(mezcla de hombre y caballo), las sirenas (mezcla de mujer y ave, aunque en la tradición del norte de Europa
también se las representa como mezcla de mujer y pez), el Pegaso (caballo con alas), los faunos (mezcla de
hombre y cabra), los tritones (mezcla de hombre y pez), la Medusa (una mujer con serpientes en lugar de
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cabellos).
1. Imaginen una criatura que resulte de mezclar seres conocidos por ustedes (por ejemplo: el tigrodrilo,
mezcla de tigre y cocodrilo, o la valoma, mezcla de vaca y paloma). Paraesta criatura inventada por
ustedes, señalen lo siguiente:
A. Nombre de la criatura.
B. ¿Cómo es su aspecto?
C. ¿Cómo es su carácter?
D. ¿Cuáles son sus hábitos?
E. ¿De qué se alimenta?
F. ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades como monstruo?
2. Luego, dibujen su criatura. Pueden utilizar lápices, marcadores o realizar con collage: mezcla de diferentes
elementos: tela, cintas, algodón, lentejuelas, papel glasé, de revista, marcadores, te, yerba, etc.
Dédalo era un arquitecto, escultor e inventor conocido en toda Atenas por su talento e inteligencia para
resolver todo tipo de problemas técnicos.
Junto a él, en su taller, trabajaba su sobrino Talos, de doce años.
El chico había empezado como aprendiz de su tío, pero enseguida demostró una habilidad extraordinaria
para el trabajo manual. Fue él quien diseñó el torno del alfarero y el compás para trazar círculos.
Y una tarde, inspirándose en el espinazo1 de un pescado, el muchacho inventó la sierra de metal.
El nombre de Talos corrió muy pronto de boca en boca2. Su creciente fama inquietaba a Dédalo, que era tan
inteligente como inseguro y celoso.
Una mañana, Talos apareció muerto entre las rocas, al pie de la Acrópolis3. Algunos testigos lo habían visto
caminando por allí junto a su tío.
Dédalo declaró ante un tribunal. Explicó que su sobrino había tropezado con una raíz mientras paseaban y
que él no había llegado a socorrerlo.
El tribunal no creyó el testimonio de Dédalo. Lo encontró culpable por la muerte de Talos y lo condenó al
exilio4.
Días más tarde, Dédalo partió rumbo al sur. Pasó algún tiempo trabajando en distintas ciudades, abatido5
por la nostalgia6 de su Atenas natal.
Cuando su fama de inventor y genial arquitecto llegó a oídos de Minos, el rey de Creta, este lo convocó sin
demora y le ofreció trabajo.
Dédalo aceptó y se estableció en la isla de Creta. Allí se casó y tuvo un hermoso hijo, al que llamó Ícaro.
Además realizó uno de sus trabajos más importantes: diseñó y supervisó la construcción de un gran
laberinto donde Minos encerró a Asterión, el monstruo mitad hombre mitad toro.
Todos sus logros, sin embargo, no mitigaban7 la pena y el dolor que Dédalo sentía cada vez que recordaba
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su hogar natal. Y una vez al año se encerraba en su taller, estremecido8 de horror, para no ver a los catorce
jóvenes que, por exigencia de Minos, llegaban en barco desde su querida Atenas para alimentar al hombre
toro.
Tal vez por eso aceptó colaborar con la princesa Ariadna, hija de Minos, cuando ella le pidió ayuda para
acabar con el Minotauro.
Ariadna se presentó en casa de Dédalo una noche y le explicó que entre los atenienses recién llegados había
uno, llamado Teseo, que —El problema —dijo ella— es cómo ayudar a Teseo a salir sin dudas podía matar al
monstruo. del laberinto una vez que haya matado a Asterión. Tú construiste ese palacio de pesadilla. ¿Se te
ocurre algo?
Ariadna se había enamorado a primera vista de Teseo. Quería volver a verlo sano y salvo. Dédalo, por su
parte, no toleraba que catorce jóvenes nacidos en su tierra sirvieran una vez más de alimento
a un monstruo atroz, todo por capricho de un rey.
—Toma esto —le dijo a la princesa, extendiéndole un ovillo de hilo que sacó de un cajón—. Dile a Teseo que
ate una punta cuando entre al laberinto y vaya desenrollándolo. Para volver, solo debe rebobinar el hilo.
Al día siguiente, Dédalo estaba en su taller jugando con su hijo Ícaro, cuando se presentaron dos soldados y
le ordenaron acudir ante el rey Minos.
Dédalo se dirigió al palacio con su hijo.
Minos lo esperaba sentado junto a una ventana. Se notaba su disgusto. Ni siquiera miró a Dédalo a los ojos.
Dijo:
—El Minotauro está muerto y mi hija escapó con los atenienses.
Supongo que lo sabes, y estoy seguro de que tuviste algo que ver en todo esto. Nadie más que tú sabría
cómo salir del laberinto.
Dédalo no respondió. No le estaban haciendo una pregunta.
Apretó la pequeña mano de su hijo y permaneció en silencio.
—Veamos cómo te las arreglas ahora —dijo Minos, e hizo un gesto a los guardias con la cabeza.
Estos se llevaron a Dédalo y a Ícaro y los condujeron fuera del castillo, hasta las puertas del laberinto.
—Entren —ordenaron una vez allí.
Esta vez Dédalo había sido tomado por sorpresa. Aunque él mismo había construido aquel extraño lugar, no
tenía idea de qué caminos conducían a la salida. No recordaba el diseño de esos pasadizos entrecruzados, ni
contaba con un ovillo de hilo ni con ningún otro truco. Pero sí tenía su ingenio, que era inagotable.
Los muros del laberinto eran muy altos. Algunos tramos estaban techados y otros no. El Minotauro muchas
veces se había alimentado cazando los pájaros que entraban al lugar, y por el suelo, en algunos sectores, se
veían plumas de diversos tamaños y colores.
Eso le dio a Dédalo una idea.
—Hijo, junta todas las plumas que encuentres —le dijo a Ícaro.
Él, mientras tanto, reunió algunos huesos fuertes y trozos de
madera. Después, raspando piedras, encendió una pequeña fogata.
—¿Qué vamos a hacer, papá? —preguntó Ícaro.
—Vamos a imitar a los pájaros —respondió Dédalo.
Enseguida se aplicó a su tarea: derritió al fuego restos de grasa animal y los usó para pegar las plumas entre
sí. Con los huesos montó cuatro armazones, y rasgó su ropa en tiras para usarlas como sogas a fin de
asegurar mejor las estructuras. Cuando terminó de trabajar, padre e hijo tenían dos pares de alas grandes y
sólidas cada uno.
Habían estado trabajando toda la noche, y ahora el cielo se teñía
con los colores suaves de amanecer. Dédalo acomodó las alas en la espalda de su hijo. Después se colocó
las suyas.
—Muy bien —dijo—. Vamos a probarlas. Cruzaremos el mar y volaremos hacia Atenas. Por fin podrás
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conocer mi ciudad. Mientras volemos sígueme a mí, ¿entendido?
—Entendido.
—No te acerques mucho al mar, porque las plumas se pueden mojar y ablandar. Y tampoco vueles muy alto,
porque el calor del sol puede derretir la cera.
Ícaro asintió9, ansioso. Su padre lo impulsó hacia arriba y luego
levantó vuelo tras él.
—¡Funcionan! —gritó Ícaro.
Dédalo sonrió complacido. Habían escapado del laberinto por arriba.
Nadie los vio alejarse de Creta al amanecer, volando, salvo un viejo pescador, que los tomó por dioses. Ícaro
se sentía feliz. Su corazón latía desbocado10 de entusiasmo.
Las gaviotas los acompañaron un tramo. El chico imitó su graznido11.
Dédalo, después de girar la cabeza varias veces para cerciorase12 de que su hijo iba bien, dejó de
controlarlo. Entonces, Ícaro empezó a elevarse sin darse cuenta. El viento fresco le impedía notar que, tal
como le había advertido su padre, el calor del sol derretía la grasa con la que estaban unidas las plumas.
Cuando Dédalo volvió a darse vuelta para controlar a su hijo, Ícaro ya no estaba. Algunas plumas sueltas
flotaban en el aire. Dédalo bajó la vista al mar y advirtió que allí estaba lo que quedaba de las alas.
Ícaro había caído al agua. Su padre dio la vuelta y voló en círculos alrededor del punto donde flotaban las
alas. Al cabo de un rato, el cuerpo de su hijo ahogado salió a flote. Dédalo lo levantó y voló hasta una
pequeña isla cercana. Depositó a su hijo sobre la arena y lloró a su lado hasta la caída del sol.
Luego enterró a Ícaro y se marchó de allí con rumbo incierto, pues ya no le interesaba volver a Atenas, ni a
ningún lugar en especial.
ACTIVIDADES
1. Completen estas oraciones de modo que el resultado sea un resumen del mito.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo vivió en Atenas un famoso arquitecto e inventor llamado...
Trabajaba con...
Los atenienses decidieron expulsarlo de la ciudad porque lo consideraban culpable de...
Partió rumbo al sur y anduvo por varias ciudades hasta que...
El rey le encargó...
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Dédalo sufría al ver que una vez al año...
Ariadna le pidió a Dédalo...
El rey Minos lo culpó de...
Como castigo, Minos lo envió...
A Dédalo se le ocurrió la siguiente estrategia para escapar:...
Ícaro cayó al mar porque...
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RESUMIENDO
Después de haber trabajado distintas historias, te propongo reflexionar: ¿qué significa la palabra héroe?
¿escuchaste la palabra en este tiempo en la tele? (sólo es pensar y reflexionar sobre esas personas que llaman
héroes y por qué lo hacen, es decir por qué los llaman así, el año pasado todas las noches los aplaudíamos, te
acordás a quiénes aplaudíamos?, particularmente, considero que debemos seguir haciéndolo)
Después de haber reflexionado sobre la palabra “héroe”, observa estos videos que te darán más
conocimiento sobre este concepto: (entra a este enlace) https://youtu.be/iJYlpYbvMPw
1. ¿Qué te pareció? Anota esas palabras o frases que caracterizan a un héroe.
2. Desde la literatura sabemos que todas nuestras historias están plagadas de héroes y heroínas, y cada una
y uno de ellos siguen un patrón específico, una estructura, lo que se conoce como “el viaje del
héroe/heroína”, el escritor y crítico Joseph Campbell (1949) fue el 2 primero que plasmó este modelo.
Aunque es un modelo que no le es propio sólo a la literatura, se da en el cine y hasta en la vida cotidiana.
Observen el siguiente video atentamente y grafiquen tal cual el video (les va servir luego para realizar su
trabajo creativo) https://youtu.be/RIt4oOlvBBk
3. Como observaste, este camino, este viaje es lo que hace a un héroe, y es aquí donde está el trabajo que
debes hacer para ser evaluado: (atiende a las siguientes pautas)
Elige un héroe de hoy (puede ser un servidor público hasta vos mismo)
Arma el viaje (puedes dibujarlo en una hoja de color, blanca o lo que tengas en casa, así como en
el video: el círculo)
Y luego en oraciones breves relatas el viaje de tu héroe. (NO OLVIDES PONERLE NOMBRE)
Por último, te sacas una foto con tu viaje armado y lo envías, no olvides poner un cartelito con
nombre y apellido y el curso.
LISTO TU TRABAJO DE LITERATURA ESTÁ FINALIZADO.
TE DEJO OTRO LINK DONDE SE HABLA DEL VIAJE DEL HÉROE, PARA AMPLIAR
https://youtu.be/eV1hgT-PSEY
Si no pudiste ver los videos no te preocupes, te dejo todo lo teórico que aparece en esos videos para poder realizar
tu práctico.
Veamos qué es un héroe/heroína, por qué es un ejemplo a seguir y es idealizado. Además, cuáles son sus
características y cualidades sobresalientes3 Un héroe realiza diferentes obras de bondad en defensa de la raza
humana.
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¿Qué es un Héroe?
Un héroe o heroína es una persona que se diferencia del común de la gente por haber realizado alguna proeza,
virtud o hazaña que se considere de valor. No obstante, un héroe también es un término muy utilizado en la literatura
fantástica para definir a una persona que posee poderes sobrenaturales y que, gracias a estos, realiza diferentes
obras de bondad en defensa de la raza humana.
De este modo, el concepto de héroe puede estar (y de hecho lo está) dividido según el contexto en el cual se le
nombre:
Héroes de la literatura fantástica: Superman, El increíble Hulk, Batman, los 4 fantásticos, la mujer
maravillas, SpiderMan, etc
Héroes sociales: Un hombre que salva de un incendio a una familia, una persona que siente empatía
frente al hambre ajeno y actúa para disminuir las condiciones de pobreza de éstas.
Desde el punto de vista psicológico y social, un héroe enmarca rasgos o características que todo hombre/mujer
desea y admira. Por tanto muestra las debilidades del ser humano (a nivel social, cultural) y permite reflejarlas en
grandes hazañas para ser reconocidos como tales héroes.
En síntesis, un héroe debe ser siempre un ejemplo a seguir, realizar una hazaña o virtud hacia otras personas de
forma desinteresada, enfrentarse a grandes peligros y salir airoso (aunque herido) por dicho riesgo que él mismo ha
decidido correr.
Características de un héroe/heroína:
Origen del héroe
1. El héroe/heroína mantiene un anonimato de sus dones hasta el momento de demostrarlos. En mitología o
literatura el héroe tiene un origen humilde y desconocido. Desde la concepción de héroe en las sociedades
actuales, esta característica se mantiene: el héroe no es, hasta el momento de su proeza o hazaña, una
personalidad conocida, famosa, poderosa o rica. Por el contrario, se podría decir que el héroe, en ambos casos,
mantiene un anonimato de sus dones hasta que aparece la oportunidad de demostrar su fortaleza en algún
aspecto.
2. Ejemplo a seguir
Un héroe/heroína es un ejemplo que la sociedad debe ser; su escala de valores, su valía y fortaleza interior
resultan un ejemplo claro para todos en la sociedad donde el héroe se encuentre.
3. Circunstancias adversas
Todo héroe se desenvuelve en un marco contextual donde las circunstancias son injustas y este héroe debe
actuar en pos de la justicia. Tal descripción se aplica tanto a los héroes que aborda la literatura como al
concepto de héroe en la cotidianeidad.
4. Arriesgan su propia vida por los demás
El héroe utiliza su fuerza interior para salvar la vida de las personas.
En todos los casos el héroe arriesga su propia vida para salvar a otras personas. Generalmente son personas
desconocidas por él. Sin embargo al héroe lo llama una fuerza interior y una característica particular para
modificar aquello que se considera injusto a nivel social.
5. Gran empatía
El héroe siente una profunda y absoluta empatía y, frente a un acto de injusticia, se propone como “la única
posibilidad de salvación”. En líneas generales un héroe no quiebra las leyes sociales o morales. Por el contrario
las defiende. Además ellos tienen un fuerte pensamiento positivo que los caracteriza.
6. Idealización
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Generalmente un héroe encarna rasgos idealizados que valora la sociedad a la que ese héroe pertenece. Esta
idealización permite que el héroe se ubique en un lugar del imaginario social y pueda, de este modo, salvar a
personas de peligros e incluso de la muerte. Son desinteresados completamente y actúan siguiendo su corazón
y el sentido de verdad. A menudo pueden ser inesperados, actuar de forma violenta pero nunca descortés o
injustamente.
7. Enemigo
El enemigo ambiciona algo sin importar las consecuencias de sus actos. Todo héroe debe tener un enemigo ya
sea en la literatura, en el arte cinematográfico, historietas, etc. El enemigo, se personifica como una figura
malvada, cruel, sin sentimientos que ambiciona algo sin importar las consecuencias de sus actos sobre los
demás. Los héroes sociales (o reales) también tienen enemigos. A menudo la naturaleza, por su fuerza y
destrucción puede ser considerada un enemigo del héroe. Otras el enemigo (o antihéroe) está representado por
la figura del estado, nobleza, rey o monarca.
8. Confianza y competencia
Poseen una confianza en ellos mismos que destaca en relación a otras personas. Asimismo confían en las
personas. Tienen un sexto sentido que logran distinguir a aquellas personas con buenas intenciones y
diferenciarlas de las personas que mienten o engañan. No obstante, a menudo el héroe se equivoca y de allí
surge la traición que recibe frecuentemente.
9. Enfrenta peligros
El héroe puede contar o no con dotes físicos, mentales o psíquicos. Todo héroe se enfrenta a peligros que,
para otras personas, son imposibles de sortear. Así, teniendo o no determinadas características o dotes físicos,
mentales o psíquicos (en el caso del héroe literario) hace uso de estos poderes para vencer las dificultades.
10. Poderes
Los héroes fantásticos tienen poderes como la súper fuerza o rayos láser. Es sencillo distinguir los poderes que
tienen los héroes/heroínas en la literatura fantástica. Estos son: poderes de visión láser, elasticidad corporal
atípica, fortaleza física desmesurada, volar, nadar respirando bajo el agua, etc. No obstante estos poderes
también se presentan en los héroes sociales (o reales) puesto que ellos tienen determinados poderes que
utilizan a su favor. Así, el ingenio, la inteligencia, las habilidades físicas se convierten en poderes que los
héroes usan en función de la resolución del conflicto.
1. MUNDO ORDINARIO: El mundo normal del héroe antes de que la historia comience. Se le presenta de manera
que la audiencia simpatice con la situación o dilema. Algún tipo de polaridad en la vida del héroe tira de él en
direcciones opuestas ocasionándole estrés.
2. LLAMADA A LA AVENTURA: Al héroe se le presenta un problema, desafío o aventura. Fuerzas exteriores o
interiores le compelen al cambio.
3. RECHAZO DE LA LLAMADA: El héroe rechaza el desafío o aventura, principalmente por miedo al cambio.
4. ENCUENTRO CON EL MENTOR: El héroe encuentra un mentor que lo hace aceptar la llamada y lo informa y
entrena para su aventura o desafío. Alternativamente el héroe puede encontrar en su interior una fuente de coraje y
sabiduría.
5. CRUCE DEL UMBRAL: Al final del primer acto, el héroe abandona el mundo ordinario para entrar en el mundo
especial o mágico, con reglas y valores desconocidos.
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6. PRUEBAS, ALIADOS Y ENEMIGOS: El héroe se enfrenta a pruebas, encuentra aliados y confronta enemigos,
de forma que aprende las reglas del mundo especial o mágico.
7. ACERCAMIENTO A LA CUEVA INTERIOR: El héroe y sus nuevos aliados obtienen éxitos durante las pruebas y
se preparan para enfrentarse a su gran desafío en el mundo especial
8. ORDALÍA: Hacia la mitad de la historia, se produce la crisis más grande de la aventura. El héroe confronta la
muerte o afronta su miedo más terrorífico. Del momento de muerte surge una nueva vida.
9. RECOMPENSA: El héroe se ha enfrentado a la muerte, se sobrepone a su miedo y ahora gana una recompensa.
Puede celebrarse el triunfo, aunque todavía acecha el peligro de perder la recompensa.
10. CAMINO A CASA: El héroe debe dejar atrás el mundo especial y volver al mundo ordinario con la recompensa.
Normalmente, una escena de persecución señala la urgencia y peligro de la misión.
LA MIRADA TRÁGICA
La mirada trágica.
Les presento nuestra primera lectura: es un texto del escritor Marco Denevi, texto que dialoga con otro muy conocido
como es Romeo y Julieta de W. Shakespeare. ¿Conocen la historia? En líneas generales es una historia de amor
trágica, ya que los amantes no pueden estar juntos por diferencias entre familias, tanta tragedia que termina con la
muerte de los amantes. Es un ícono de “amores trágicos”. Y que aparece en el común colectivo social. Pero esta
historia que nos trae Denevi, es un cuestionamiento que realiza el protagonista masculino, quién tiene la voz
y es recreado por este autor….
Los y las invito a leer, y luego a responder la guía de actividades:
Al levantarse el telón, la cripta, en penumbras, deja ver un túmulo, y, sobre éste, el cadáver de Julieta. Entra ROMEO
con una antorcha encendida. Se acerca al túmulo. Contempla en silencio los despojos de su amada. Luego se
vuelve hacia los espectadores.
ROMEO. - ¡Era, pues, verdad! ¡Julieta se ha suicidado! Veloces mensajeros, oculto el rostro chismoso tras la
máscara de un falso dolor, corrieron a Mantua a darme la noticia. Pero, junto con la noticia, hacían tintinear en el aire
la intimación de que volviese, la amenaza de que, en caso contrario, me traerían por la fuerza. Todos se despedían
de mí con el mismo adiós: "Romeo, ahora sabrás cuál es tu deber". He comprendido. He vuelto. Aquí estoy. No he
encontrado a nadie en el camino. Nadie me estorbó el paso para que llegase a este lúgubre sitio y me enfrentase a
solas con el cadáver de Julieta. Excesivas casualidades, demasiada benevolencia del destino, sospechoso azar.
Alcahuetería de la noche, ¿Cuál es tu precio? Los que te han sobornado ahora me espían, huéspedes de tu sombra.
Aguardan que les entregues lo que les prometiste. ¿Y qué les prometiste, noche rufiana? ¡Mi suicidio! Así podrán dar
por concluida esta historia que tanto los irrita y que, en el fondo, los compromete de una manera fastidiosa. Julieta ya
ha escrito la mitad del epílogo. Ahora yo debo añadirle la otra mitad para que el telón descienda entre lágrimas y
aplausos, y ellos puedan levantarse de sus asientos, saludarse unos a otros, reconciliarse los que estaban
enemistados, tú, Montesco, con vos, Capuleto, y luego volverse a sus casas a comer, a dormir, a fornicar y a seguir
viviendo. Y si no lo hago por las buenas, me obligarán a hacerlo por las malas. Me llamarán Romeo de pacotilla,
amante castrado, vil cobarde. Me cerrarán todas las puertas. Seré tratado como el peor de los delincuentes.
Terminarán por acusarme de ser el asesino de Julieta y alguien se creerá con derecho a vengar ese crimen. O
escribo yo la conclusión o la escribirán ellos, pero siempre con la misma tinta: mi sangre. De lo contrario la muerte de
Julieta los haría sentirse culpables. Suicidándonos, Julieta y yo intercambiamos responsabilidades y ellos quedan
libres. (A Julieta.) ¿Te das cuenta, atolondrada? ¿Te das cuenta de lo que has hecho? ¿Tenías necesidad de
obligarme a tanto? ¿Era necesario recurrir a estas exageraciones? Nos amábamos, está bien, nos amábamos. Pero
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de ahí no había que pasar. Amarse tiene sentido mientras se vive. Después, ¿qué importa? Ahora me enredaste en
este juego siniestro y yo, lo quiera o no, debo seguir jugándolo. Me has colocado entre la espada y la pared. Sin mi
previo consentimiento, aclaro. Nací amante, no héroe. Soy un hombre normal, no un maniático suicida. Pero tú, con
tu famosa muerte, te encaramaste de golpe a una altura sobrehumana hasta la que ahora debo empinarme para no
ser menos que tú, para ser digo de tu amor, para no dejar de ser Romeo. ¡Funesta paradoja! Para no dejar de ser
Romeo debo dejar de ser Romeo.
(Al público.) Esto me pasa por enamorarme de adolescentes. Lo toman todo a la tremenda. Su amor es una
constante extorsión. O el tálamo o la tumba. Nada de paños tibios, de concesiones, de moratorias, de acuerdos
mutuos. Y así favorecen los egoístas designios de los mayores, que aprovechan esa rigidez para quebrarles la
voluntad como leña seca. (Otro tono.) Ah, pero yo me niego. Me niego a repetir su error. Todo esto es una
emboscada tendida con el único propósito de capturarme. Señores, miladis, rehúso poner mi pie en el cepo. Amo a
Julieta. La amaré mientras viva. La lloraré hasta que se me acaben las lágrimas. Pero no esperéis más de mí. No me
exijáis más. La vida justifica nuestros amores, en tanto que ningún amor es suficiente justificación para la muerte.
Buenas noches.
(Arroja la antorcha en un rincón, donde se apaga; se emboza la capa y sale. La escena queda sola unos instantes.
Luego entran dos PAJES conduciendo el cadáver de ROMEO con una daga clavada en el pecho. Lo depositan a los
pies del túmulo. Uno de los PAJES coloca una mano de ROMEO en la empuñadura de la daga. Se retiran. Entra
FRAY LORENZO. Cae de hinojos. Alza los brazos.)
FRAY LORENZO. - ¡Oh amantes perfectos!
ACTIVIDADES
1. Busca en el diccionario las palabras que no comprendas.
2. ¿A qué género literario corresponde?
3. ¿Quién habla? Y ¿A quiénes les habla?
4. ¿Qué les dice? Brevemente anota lo que plantea en su discurso, de qué se queja qué reclamo hace, qué es
lo que cuestiona.
5. ¿Se salva Romeo de su destino? ¿Por qué?
6. Valoración personal: qué te pareció, te gustó, por qué (es una opinión del texto)
Cuando hablamos sobre el amor, en general, encontramos que usualmente se lo vincula con un sentimiento natural y
espontáneo. Pero las ideas sobre el amor, las maneras en que nos vinculamos con otras personas y lo que se
espera de esos vínculos han ido cambiando a lo largo de la historia. Por ejemplo, en la antigüedad, y aún hoy en
algunas culturas, las uniones de la mayoría de las parejas eran arregladas por las familias, estaban basadas sobre
intereses sociales y/o económicos (no tenían en cuenta los sentimientos de las personas) y, por supuesto, las
parejas debían ser heterosexuales. Más allá de la posibilidad de que hubiera afecto en esos matrimonios, la forma en
que hoy pensamos nuestras relaciones es muy diferente, y muchas cosas han cambiado en relación con el modo en
que formamos nuestras parejas.
En todas las épocas el valor simbólico y cultural otorgado a la idea del amor se encuentra atravesado por
construcciones sociales que impactan en la manera en que vivimos la experiencia amorosa. En lo que podemos
definir como modernidad, esta experiencia está caracterizada por una idea romantizada del amor, a la cual llamamos
“amor romántico”.
Este modelo de amor romántico asigna a las personas, según su género, características rígidas y estereotipadas,
53
imponiendo un modo de vinculación que funciona como ideal a alcanzar y que es, además, heterosexual y
complementario. Así, por ejemplo, entre otras cosas, de las mujeres se espera pasividad, discreción, cuidado,
renuncia, se les enseña a esperar, a tener devoción por los varones, o a vestirse de una determinada manera para
no “provocar” miradas que “despierten” celos en sus parejas. Asimismo, de los varones se espera que sean fuertes,
valientes y viriles, que siempre estén atentos a la seducción y a la “conquista”. Estos mandatos culturales, que
vamos aprendiendo y naturalizando a lo largo de toda nuestra vida, forman parte de un modelo de vinculación que
habilita emociones diferenciadas para varones y mujeres. A través del lenguaje, de mensajes y discursos, se
establecen roles de género que logran imponerse en nuestra cotidianidad, que ordenan los deseos y las prácticas, y
que encontramos en múltiples productos culturales: en canciones, libros, revistas, programas televisivos, charlas
familiares, películas, novelas, juegos y juguetes.
De esta manera, ciertos conjuntos de creencias o mitos que atraviesan el amor romántico nos sugieren un modo
“correcto” de amar, en el que la mujer y el varón se complementan, lo cual niega y desvaloriza toda diversidad de
relaciones y de formas de amar. Podemos reconocer distintos mitos sobre el amor romántico. Encontramos, por
ejemplo, aquel que sostiene la creencia sobre el verdadero amor como aquel que nos complementa, que es nuestra
“media naranja”, que está predestinado como única opción posible, y que dura para toda la vida, lo cual no brinda
lugar a la individualidad de las personas y puede generar sentimientos de frustración o “fracaso” si las relaciones
terminan. También encontramos el mito que refiere al poder del amor, en el cual todo es posible gracias a él, incluso
perdonar o aguantar cualquier situación de maltrato. Otro de los mitos refiere a los celos como muestra y requisito
del amor, vinculando de esta manera la idea de amor con la posesión, la exclusividad y el control.
Muchos productos culturales orientados especialmente hacia las y los jóvenes insisten todavía en transmitir este tipo
de mensajes, aun cuando no son positivos para nuestras relaciones, y cuando además reconocemos en la
actualidad otras formas de vincularnos con las demás personas, e incluso de formar familias. Esta transformación de
la sociedad, que también es producto de luchas históricas, se plasma por ejemplo en nuevas legislaciones, como la
Ley de matrimonio igualitario (Ley 26.618).
Entonces, ¿por qué decimos que sostener los mitos del amor romántico puede ser perjudicial para nuestros vínculos
afectivos? Lo afirmamos porque nos impone roles estereotipados en las relaciones, que además no contemplan la
diversidad y que invisibilizan las inequidades de género. Es decir, se encubren las jerarquías y el abuso de poder
que muchos varones ejercen sobre las mujeres, y que pueden ser el camino y la escalada a circuitos de violencias.
Como hemos mencionado, las formas en las que nos relacionamos con las demás personas, afectiva y eróticamente,
están atravesadas, según la época, por los modelos de organización familiar y social, y por los roles asignados a
mujeres, varones y otras identidades; pero también por las ideas que circulan en torno a los vínculos y al amor que
vamos incorporando desde la niñez.
Por esto, es importante reflexionar sobre las características del amor romántico y sobre su impacto en nuestras
vinculaciones afectivas, así como también sobre cómo podemos construir nuevas formas de relaciones amorosas
que respeten y valoren la diversidad de géneros y de orientación sexual.
Actividad 1
Luego de haber leído el texto, les propongo que reflexionen sobre estas preguntas y escriban las respuestas en sus
carpetas:
a) ¿Qué características del amor romántico podemos reconocer en nuestro entorno? Busquemos algunos ejemplos,
ya sea de nuestra experiencia propia, o de amigos y amigas.
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b) ¿Qué dificultades podemos reconocer en relaciones basadas sobre esta forma de idealización del amor?
c) ¿Qué cambios podemos proponer para disfrutar de relaciones afectivas que nos hagan bien y que sean
respetuosas de nuestros derechos?
Actividad 2
Luego, te propongo que escribas una breve historia de amor, teniendo en cuenta todo lo aprendido en esta clase.
Siguiendo nuestra línea de lectura de amores trágicos, los y las invito a nuestra siguiente lectua:
Bodas de sangre de García Lorca
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Una vez que leímos, respondé:
Actividades:
Comprobación de lectura Marquen con una X la opción correcta Bodas de sangre
La historia transcurre en…
a) una ciudad latinoamericana.
b) una ciudad española.
c) un pueblo rural español.
d) un pueblo rural mexicano.
La madre del novio…
a) no acepta que su hijo se case con la novia.
b) acepta que se case pero tiene un mal presentimiento.
c) le pide a su hijo que se case con la novia.
d) habla con la novia para evitar que su hijo se case con ella.
La novia quiere casarse con el novio, pero…
a) no quiere dejar solo a su padre.
b) le tiene miedo a la madre del novio.
c) todavía está enamorada de Leonardo.
d) tiene dudas sobre la bondad del novio.
El día de la boda…
a) el novio no se presenta.
b) la novia huye con Leonardo.
c) la madre impide la ceremonia.
d) muere el padre de la novia.
En el bosque…
a) Leonardo y el novio se enfrentan a duelo y mueren.
b) La madre le pide a la novia que se vaya del pueblo.
c) La novia le pide a Leonardo que se vaya del pueblo.
d) El novio se oculta de la novia para no casarse.
Indiquen si las siguientes afirmaciones son correctas (C) o incorrectas (I).
r1anFcisco Franco (1892-1975): general y líder de las fuerzas nacionalistas que derrocaron a la república
democrática española en la guerra civil (1936-1939).Desde 1936, fue cabeza del gobierno español.
2uanJ Luz Chabás, “Federico García Lorca y la tragedia”, en Laffranque, Marie,
57
Federico García Lorca. Nouveaux textes en prose, Bolletin Hispanique, 1954, 56
(3), pp. 260-300.
corazón y del sentimiento del hombre»”3. Con esta frase, Carreter sintetiza la visión trágica del teatro lorquiano,
en el que las problemáticas humanas, válidas para cualquier hombre en tanto tal, sehacen más evidentes en
un tiempo y un espacio muy concretos, en un medio social con sus relaciones y estructuras muy marcadas. Por
eso, estas obras son fuertemente localistas, remiten a personajes con características particulares que están
estrechamente ligadas con sus modos de vida. Sin embargo, aun así, los conflictos se muestran uni- versales y el
universo de los campesinos españoles es solo una forma más de expresión de esa universalidad. Se trata,
entonces, de tragedias españolas que no por eso dejan de ser ampliamente humanas.
El destino
En La casa de Bernarda Alba y en Bodas de sangre, la visión trágica se advierte principalmente en el
tratamiento que se les da a las acciones de los personajes femeninos. Estos son empujados a la fatalidad por
fuerzas a las que no pueden oponerse; son sus propias acciones las que los llevan a la ruina, y sin embargo no
pueden hacer nada para evitarlo. Frente a una situación límite, frente a un dilema, las heroínas de estas obras
eligen un camino que no tendrá una salida satisfactoria; por eso, cuando el acontecimiento trágico se
desencadena no hay posibilidad de corregirlo. En este sentido, la acción trágica está por encima de quienes la
realizan, los trasciende de modo que no expresa un conflicto que los afecta a ellos en particular sino a toda la
humanidad en su conjunto. En estas dos tragedias ese conflicto se construye en torno al erotismo femenino,
en tanto fuerza humana que alcanza una dimensión cósmica. En La casa de Bernarda Alba, la madre
autoritaria despliega todos sus re-cursos para contener la fuerza que está pronta a desatarse en sus
La ritualidad
Otro aspecto que debemos considerar respecto de la visión trágica en el teatro lorquiano es el desarrollo de la
ritualidad del mundoagrario. Tanto en Bodas de sangre como en La casa de Bernarda Alba los ritos de
las estaciones, de la siembra y de la cosecha, del ciclo orgánico, se entrelazan con los ritos sociales: la
celebración de la boda, en el primer caso, y el cumplimiento del duelo por la muer- te del padre, en el segundo.
El mundo de los campesinos lorquianos se organiza en torno al aprovechamiento de la naturaleza, que es la que
dicta las acciones de los personajes, tanto en el ámbito de las tareas rurales como en el de las relaciones
afectivas. Viven en un tiempo mítico, en el que se evidencian más las acciones repetidas que las nuevas. Los
segadores llegan al pueblo en el que viven Bernarda y sus hijas, como todos los veranos, a cumplir con la
recolección del trigo, y esto afecta directamente la cotidianeidad de las jóvenes del pueblo. El coro describe
este acontecimiento ritual con una estrofa de una canción popular: “Ya salen los segadores en busca de las
espigas; se llevan los corazones de las muchachas que miran”. Una vez al año, la vitalidad de esos hombres se
opone al riguroso encierro que cumplen las mujeres en el interior de sus casas. El momento de la cosecha
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que se despliega en el exterior, en el campo, se contrapone a la esterilidad de las muchachas encerradas por
su madre. Otro ritual que se torna evidente en esta misma obra se relaciona con la visita del novio a la reja de
la novia. Pepe el Romano corteja a Angustias en su ventana, mientras que Adela, transgrediendo ese ritual, se
encuentra con él en los corrales, entre
los animales.
Del mismo modo, en Bodas de sangre es posible ver cómo el ritual del pedido de mano de la Novia se
entremezcla con cuestionesrelativas al cultivo de la tierra.
59
compañía de la familia y de los amigos. Deeste ámbito surge la identidad de lo femenino en el teatro lorquiano:
20
En los dramas de honor del Siglo de Oro 5 español la honra fe-menina era propiedad de los hombres y, en
general, eran sus accioneslas que provocaban el conflicto. En esas obras las mujeres perdían suhonra porque eran
seducidas con engaños o forzadas por los personajes masculinos. En las tragedias lorquianas, en cambio, las
mujeres son las que, con sus deseos, ponen en riesgo su honra y desatan el conflicto entre varones. Teniendo en
cuenta esta afirmación, no son solotransgresoras del código que rige la honra femenina, sino que transgreden
también el lugar que socialmente se les da en ese código: la falta de voluntad y la indefensión frente al varón. En
Bodas de sangre, el Novio y Leonardo se enfrentan en un duelo de honor, pero sabemos que la Novia ha huido
voluntariamente con este último. En La casa de Bernarda Alba será la Madre quien intente matar a Pepe el
Roma-no, el hombre que ha deshonrado a su hija menor.
generosidad”6. Otro animal, el león, también sirve como símbolo de la virilidad masculina; Leonardo carga con
esta simbología en su nombre.
El trigo es utilizado para representar el don de la vida, es el alimento y la reproducción que asegura la
continuidad de una casta. Las flores, por su parte, están asociadas con la belleza y la pureza femeninas. Los árboles
representan simultáneamente la vitalidad, vinculada con la presencia del agua como su nutriente fundamental, y la
muer-te, que se vincula como la sombra que los árboles proyectan.
Los cuchillos, y los filos en general, son símbolos del odio entre hombres, de enfrentamiento y de
frustración. Son los instrumentos de la muerte: “Un cuchillo de hoja corta sugeriría, más bien, las pulsiones
instintivas del hombre, mientras que la hoja larga evocaría la nobleza y la altura espiritual de quien lleva la
espada”7. También aso- ciados con la muerte se emplean el pozo de agua, con su profundidad, oscuridad y quietud,
y la luna, blanca y fría, que “[…] es también el primer muerto. Durante tres noches cada mes lunar está como
muerta, desaparece… Posteriormente reaparece y aumenta en brillo. De la misma forma se cree que los muertos
adquieren una nueva modalidad de existencia. La luna para el hombre es el símbolo de este pasaje dela vida a la
muerte y de la muerte a la vida; también se considera, en bastantes pueblos, como el lugar de ese pasaje, igual
que los lugaressubterráneos”8.
h6 evCallier, Alain G., Diccionario de símbolos, Barcelona, Herder, 1995, p. 214. 7 Ob. cit., p. 386.
22 8 Ob. cit., p. 658.
61