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Capítulo 284

Tania despierta del coma y descubre que no podrá tener hijos debido a las lesiones sufridas. Culpa a Sonia por lo ocurrido y pide venganza. Tadeo promete vengarla sin importar las consecuencias. También se revela que Tania fue encontrada desnuda en el centro de la ciudad, lo que expuso su violación públicamente.

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Capítulo 284

Tania despierta del coma y descubre que no podrá tener hijos debido a las lesiones sufridas. Culpa a Sonia por lo ocurrido y pide venganza. Tadeo promete vengarla sin importar las consecuencias. También se revela que Tania fue encontrada desnuda en el centro de la ciudad, lo que expuso su violación públicamente.

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Capítulo 284

Pronto, Sonia recordó que Tobías se quedo en la estación de policías cuando ella y Ciro se retiraron por la tarde. ¿Tobías había hecho eso a
sus espaldas en ese momento?
«¿Tobías les pidió a las policías que aumentaran la sentencia de Cintia y Darío a propósito?». Al pensar en ello, Sonia apretó sus labios
rojos
y llamó a Tobías. En la residencia FurtadD, Tobías estaba en una videoconferencia en el estudio cuando su teléfono comenzó a sonar de
manera repentina e interrumpió su discurso, un poca molesto. Sin embarga, luego de ver quién lo llamaba, el enojo en su rostro desapareció
y no dejó rastros; en su lugar, se reflejó una pizca de emoción. Sonia había tomado la iniciativa de llamarlo al fin de cuentas. Tobías tomó su
celular, pero na contestó de manera inmediata.
—Hagamos un receso, debo atender un llamado —dijo Tobías con la mirada puesta en la pantalla de la computadora.
LuegD de esas palabras hizo casa omiso a las miradas atónitas del grupo de personas de la computadora; se levantó y dirigió al balcón.
«Espera, ¿acaso no fue el mismo presidente Furtado el que instaló la regla inquebrantable de no atender llamadas durante ninguna reunión?».
«Si, y él mismo esquíen la ha roto. Quizás la regla no aplique para él».
«Y... ¿quién crees que ID haya llamado?».
«Quién sabe, pero a juzgar por su rostro, quizás sea su querida».
Por supuesto que Tobías nc sabia lo que hablaban sus empleados mientras estaba ausente; se apoyó en frente de la baranda del balcón y
deslizó el pulgar por el botón verde para contestar la llamada de Sonia.
—¿Qué sucede? —Contestó en voz baja y ronca, con una pizca de amabilidad, lo que era agradable al oído.

—¿Ha solicitado que la sentencia de Cintia sea más severa?—preguntó Sonia luego de volver a colocarse el teléfono en su oreja. Previo a
eso, al escuchar la voz de Tobías, notó un tono que nunca antes había escuchado; no podía creerlo por eso había apartado el teléfono de
su rostro.
Entonces, solo la había llamado por ese asunto. De inmediato, la paca emoción que habitaba en el corazón de Tobías se difuminó sin dejar
rastro.
—Así es —respondió luego bajar la mirada.
Al ver que lo admitió de manera tan directa, Soma se quedo sin palabras por un instante. No obstante, recuperó la calma.

—¿Por qué? ¿Por qué b hizD? EstD no tiene nada que ver con usted, ¿verdad?—preguntó Sonia con tono de voz apático.
—Lo sé, solo quería hacer algo por ti —respondió Tobías luego de apretar sus labios delgados.
—¿Usted... quería hacer algo por mí? —Los ojos de Sonia reflejaban asombro.

—Si —asintió Tomas.


Sonia rio con sarcasmo luego de escuchar su respuesta.

—Presiente Furtado, ¿no cree que es demasiado tarde ahora? He sentiría agradecida si hubiera hechD estD antes del divorcio, pero ahora
solo encuentro todo esto demasiado ridículo y hasta parece una broma —Sonia hablaba en tono sarcástoca—. ¿Sabe lo mucho que espere
de usted en los últimos seis anos? ¿Cuánto deseaba que me ayudara cuando su madre y su hermano me intimidaban, o que me defendiera

y ayudara cuando las personas del entorno se burlaban de mí? Pero ¿qué hizo? Se mantuvo al margen sin decir nada, nunca hizo nada
cuando era mi esposo, ¿y ahora me dice que quiere hacer algo por mi? ¿Con qué objeto? Solo queda como un hipócrita.

Al escuchar esas acusaciones, Tobías sintió que le habían perforado el corazón con un cuchillo; sentía tanto dolor que le costaba respirar y
la mano que sostenía el teléfono comenzó a temblar.
—LD lamento... —Tobías se disculpó.

Admitió que nunca hizo nada por ella, que no hizo las cosas bien.
—No necesita disculparse conmigo porque ya no me importa. —Sonia respiró de manera profunda y volvió al tema principal del llamado con

un tono de voz apático—. El asunto con Cintia es mi problema, no necesito que intervenga. La policía debe castigarla de acuerdo con la ley,
asique por favor, cancele su arreglo con ellos. Gracias.
Colgó el teléfono. Una vez finalizada la llamada, Tobías bajó el teléfono y lo colocó frente a él; bajó un poco su cabeza para mirar que la

interfaz había cambiado al menú principal. Sus ojos se veían apagados, y la expresión en el rostro era desoladora. Luego de mirar el
teléfono durante unos instantes, Tobías cerró los ojos, pero al abrirlos, su mirada era borrosa. Al final, guardó el celular y volvió al estudio.

En el mismo instante, Tania, que llevaba dos días en coma, despertó. Julia lloró al presenciarlo; de inmediato empujó aTania hacia la cama,
quien intentó levantarse.
—Tania no te muevas, recuéstate de nuevo.

—Madre... —Tania miró débil a Julia, su voz estaba ronca—. ¿Madre, qué me sucedió?
Sentía dolor en todo su cuerpo, en especial en las extremidades inferiores, y apenas podía moverse. En ese momento, se aterro al pensar

que podría estar paralítica. Julia abrió boca, pero en el fondo no quería responderle; al verla, Tania entendió que su estado era grave.
—Madre, dime. ¿Estoy paralítica? ¡Madre, dímelo! —pregunto muy ansiosa luego de estirar su mano y agarrar con fuerza el brazo de Julia.
—No, no estás paralítica —respondió de inmediato luego de liberar su brazo del dolor que sintió por cómo la tomó Tania.

—Entonces, ¿por qué no puedo sentir las extremidades inferiores de mi cuerpo? —preguntó Tania a los gritos y con los ojos llenos de
lágrimas, los cuales estaba hinchados y enrojecidos; su aspecto era terrible, como María Sangrienta.

—No sientes tus extremidades inferiores porque el doctor te colocó una inyección para evitar que la lesión se agrave cuando despiertes.
Cuando se termine el efecto, volverás a sentir tus piernas. —Julia estaba asustada y nD pudo evitar dar un paso hacia atrás.
—¿De verdad? —preguntó Tania esperanzada.

—Sí, carino, ¿por qué te mentiría? —asintió Julia, acarició la cabeza de Tania con ternura.
—Eso es bueno, ¡es bueno!—dijo Tania aliviada al ver la seriedad en el rostro de Julia; luego, sonrió con lágrimas en los ojos.

No era discapacitada, después de todo; Tania era una persona muy orgullosa, ¿cómo iba a aceptarse imperfecta y lisiada?
—A propósito, madre, ¿por qué el doctor tuvo que aplicarme esa inyección de anestesia? —preguntó de nuevo Tania con la mirada puesta
en Julia.

—¡Maldita sea! Esos bastardos te provocaron danos graves en tus extremidades inferiores... en especial, el útero... me temo que no podrás
ser madre en el futuro—respondió Julia mientras se cubría su rostro empapado en llanto.

«¡Burrf». Tania sintió que un rayo caía en su cabeza y destrozaba su mundo en mil pedazos. Pensó: «¿No podré tener hijos? ¿Cómo haré
para casarme con Tobías y tener sus hijos?». Además, una mujer que no podía tener hijos era peor que una mujer discapacitada. ¡Le
arruinaron la vida!

-iAy!
Tania gritó como una demente y su rostro se desfiguro por completo; el odio en sus DJDS era inimaginable.

—fs Sonia, Sonia Reyes! —afirmó Tania mientras rasguñaba con furia las sábanas de la cama y se retorcía con violencia mientras gritaba
el nombre una y otra vez; su tono de voz venenoso dejó atónitos a todos en la habitación.
—¿Por qué estás culpando a Sonia, Tania? —pregunto Julia de inmediato luego de sentir escalofríos.

—¡Madre, fue Sonia! Ella me hizo esto, ¡es su culpa que yD esté asi —gritó Tania con voz ronca mientras miraba a Julia.
—íQué?—Julia se cubrió la boca, sororendida. __________________

Mientras, Tadeo corrió desde Compañía Triarca en el momento que se enteró que Tania despertó, y escuchó la acusación deque Sonia le
había hechD daÜD cuando se acercó a la puerta.
—¿Lo que dices es verdad? ¿Sonia Reyes te hizo esto?—preguntó con discreción, en el momento que entró a la sala, cambió la expresión

en su rostro.
Soto por un segundo, los ojos de Tania reflejaron la culpabilidad de su consciencia.

—Sí, fue ella, ella me engaño para que fuera a la calle Bahía; luego me secuestró y me llevó a un depósito... Padre, tienes que vengarme,
en cuanto a los seis hombres, los quiero muertos. ¡Quiero que mueran de la manera más dolorosa! —afirmó Tania con seguridad.
—No te preocupes, ¡me vengaré sin importar nada! —asintió Tadeo de manera sombría, los ojos reflejaban crueldad despiadada.
Capítulo 285

Hacía tiempo que Tadeo sospechaba que Sonia tenía algo que ver. Primero, hacía más de veinte años, Enrique Reyes mato a su hija mayor y,
luego, la hija del hombre arruinó a su hija menor e hizo desaparecer la oportunidad de que se casara con un miembro de la familia Furtado.
Nunca se perdonaría a sí mismo si no arruinaba y reducía a cenizas a la familia Reyes.
Al oír como Tadeo accedió a tomar venganza por ella, Tania esbozó una pequeña sonrisa.
—Por cierto, madre. ¿Cómo me encontraste? —preguntó ella a Julia tras recordar algo.
Aquellos seis hombres la habían humillado de forma tan cruel que se desmayó en medio de la situación, por loque nunca supo qué ocurrió
luego.
—En realidad... no te encontramos. Alguien que pasaba por allí te encontró en el centro de la ciudad —respondió Julia mientras negaba con
la cabeza.
Al oír sus palabras, las pupilas de Tania se contrajeron y un nerviosismo intenso surgió en su corazón.
—¿El centro de la ciudad?
—Sí—asintió Julia con los ojos enrojecidos—. Esa noche, te dejaron en el centro de la ciudad, desnuda dentro de un costal. Alguien que
pasaba por allí miró dentro por curiosidad y te encontró antes de llamar a la policía.
—¡Llamaron a la policía! —Al oír esas palabras, Tania puso los ojos en blanco y casi se desmaya una vez más. Enfurecida, clavó las unas
en sus propias palmas y lastimó su piel, lo cual la hizo sangrar. Sin embargo, no pareció sentir dolor y dijo con ferocidad—: ¡¿Quieres decir
que me expusieron, y ahora todo el mundo sabe que fui violada?!
Aunque Julia quiso decirle una mentira piadosa, sabía que seria imposible de sostener. De todos modos, cuando Tania ingresara a Internet
descubriría que mentía. Debido a eso, la mejor opción era admitirlo.
—Sí—asintió Julia con tristeza.
Para consolarla, Tadeo le dio unas palmadas en el hombro de Julia.
—¿Cómo pudo sucederme esto...? —Tañíase sintió mareada, como si todo su mundo se derrumbara.
Todos sabían que había sido violada. Incluso imaginó con claridad cómo hablarían de ella los internautas, como se reiría de ella su círculo
social y cómo la utilizarían los medios de comunicación para generar publicidad.
—¿Qué hay de Tobías? ¿Él lo sabe? —preguntó Tania con los ojos enrojecidos de ira.
Julia miró hacia un lado, ya que no podía soportar mirar a su hija.
—¿Tobías... sabe...? —dijo Tania al ver que su madre se comportaba de esa manera; y sintió que su corazón se paralizaba.
En ese momento, Tadeo golpeó la mesa con enfado.
—¡No solo lo sabe, sino que, además, aprovechó la oportunidad para anular el compromiso!
Tania quedó sin palabras. En ese momento, solo pudo mirar al techo con los ojos bien abiertos, como si hubiera perdido el alma; era una
imagen aterradora.
Después de unos segundos, comenzó a reír de manera frenética. Su risa estaba cargada de dolor y furia, e incluso derramó algunas
lágrimas.
—Tania... —Al verla de esa manera, Juila solo pudo sentirse angustiada.
—Suficiente. Es obvio que Tania no se siente bien ahora. Vamos a darle un tiempo para que se desahogue. —Tadeo sujetó a Julia por el
brazo, ya que quería acercarse a consolar a su hija.
La mujer no tuvo más remedio que asentir con la cabeza.
En ese momento, alguien llamó a la puerta de la sala; era el asistente de Tadeo.
—Presidente García, encontramos a la chica con el collar especial que publicó —dijo el asistente de inmediato tras entrar en la sala.
Tadeo y Julia se paralizaron al instante. Incluso Tania detuvo su risa maníaca, ya que casi se ahoga. Comenzó a toser de manera violenta
mientras su rostro adoptaba un color rojizo; sin embargo, TadeD y Julia no se inmutaron por ella y mantuvieron la mirada fija en el asistente.
—¿Qué quieres decir? ¿Dices que encontraste a Rita? —Julia estaba tan emocionada que sus manos temblaban.
Tadeo tuvo la misma reacción. Al igual que su esposa, su mayor anhelo era encontrar a su hija mayor, Rita, ya que ella era su única hija
biológica. Lo más importante era que, en ese momento, Tania estaba arruinada por completo y sin esperanzas, así que solo podía depositar
todas sus ilusiones en Rita.
—Sí—afirmó el asistente—. Cuando entré en el hospital, una chica me detuvo y medio esto —dijo el hombre mientras extendía su mano y
mostraba un viejo collar SDbre la palma.
En cuanto vio el collar, Julia comenzó a llorar. Se cubrió la boca con ambas manos mientras lloraba de tal forma que no era capaz de
pronunciar palabra. Tadeo, en cambio, estaba un poco más calmado que ella, pero la mano que se extendió para tomar el collar no dejaba de
temblar. Una vez que tomó la alhaja, abrió la parte posterior del colgante y vio la abreviatura con las iniciales del nombre de Rita García.
—¡Es el collar de Rita, es el collar de Rita!—exclamó mientras reía a carcajadas.
Julia también pudo verlo y asintió con la cabeza una y otra vez.
—Es Rita, es mi Rita. ¿Dónde está mi nina ahora?
—Está en el vestíbulo del hospital. Le dije que me esperara allí—respondió el asistente.
—Tadeo, vamos. —Julia tomo la mano de su esposo—. Vamos a verla.
—De acuerdo, de acuerdo. ¡Vamos!—Tadeo guardó el collar con cuidado.
La pareja se apresuró a salir de la sala y el asistente los siguió de cerca. Ninguno de los tres miró a Tania antes de salir. Para Tadeo y Julia,
no existía comparación entre el regreso de Rita y el estado de Tania.
—iArrrg! —gritó Tania con fuerza mientras tomaba cosas de su mesa de noche para romperlas contra el suelo y la pared, y así descargar
su ira.
No podía aceptarlo. Había hecho mucho para evitar que sus padres encontraran a Rita, e incluso pidió a un investigador privado que la
encontrara, pero incluso él fracasó. ¿Quién iba a pensar que Rita iría hacia ellos por sí misma?
«Dios es en verdad injusto, ¿no? No es suficiente que ya Sonia me arrebate todas mis cosas, ¿pero ahora también Rita?», pensó Tania con
amargura.
Al PDCD tiempo, se calmó y mantuvo sus ojos en el techo con la mirada perdida. Sabía que una vez que Rita regresara, era seguro que le
arrebataría el apoyo de sus padres y la herencia. Debido a eso, no creía que pudiera Ir en contra de alguien que había vivido bajo el techo
de otra persona durante todos esos anos. Por lo tanto, en ese momento, la prioridad principal era lidiar primero con el asunto de su violación;
luego, en el futuro, se tomaría su tiempo para lidiar con Rita.
Al pensar en eso, Tañía inspiró profundo antes de tomar el teléfono junto a la almohada y marcar el número de Timoteo con una expresión
demasiado seria en el rostro.
Al mismo tiempo, Timoteo atendía a un paciente. En cuanto escucho el sonido del teléfono junto a él, inclinó la cabeza y miró el identificador
de llamadas. Al leer el nombre que aparecía en la pantalla, sus anteojos reflejaron la luz.
No respondió el llamado de inmediato y, en lugar de eso, volvió a mirar al frente, arrancó la receta del recetario y se la entregó al paciente.
—Bueno, no tiene nada serio, así que se recuperará pronto después de tomar dos dosis de medicina.

—De acuerdo. Gracias, doctor. —El paciente tomó la receta con ambas manos y se incorporo agradecido.
Timoteo asintió con un sonido.
—Muy bien, vaya a buscar su medicina.
—Por supuesto—asintió el pacientey dio media vuelta para marcharse.
Solo entonces Timoteo tomó el teléfono y contestó la llamada.
—Timoteo Laguna —dijo la odiosa VDZ de Tania del DtrD ladD del teléfono antes deque él pudiera hablar—. ¿Nodijiste que llevarías a Sonia a
calle Bahía? ¡¿Por qué al final fui yo quien fue violada?!
—Sí llevé a Sonia, pero nunca esperé que fueras tú quien terminaría en problemas. —Timoteo frunció los labios, pero su tono y sus
palabras fueron de disculpa—. También vi las noticias sobre tu accidente esa noche y me enteré de que Sonia no fue. Poco después,
investigué y descubrí que Sonia se encontró con algo en el camino y se marchó. Tanto tú como ella tienen lunares rojos en las muñecas, así
que esa gente asumió que tú eras Sonia.
Sus palabras tenían buen fundamento por lo que Tania no podía darse cuenta de que mentía. Debido a eso, creyó todas las mentiras de
Timoteo. Ademas, ella pensaba que era el ángel de Timoteo, y que él nunca le haría daño.
Podía decirse que todo eso fue una extraña coincidencia o un error por descuido. Si Tania tenía que culpar a alguien, entonces esa sería
Sonia. Después de todD, ella también tenía un lunar en la muñeca y fue quien se marchó a mitad de camino. Si Sonia no hubiera hechD esD,
~anla no habría sido violada por esos hombres.
Capítulo 286

Al pensar en esos hombres, Tania apretó el teléfono con fuerza.


—Tú contrataste a las hombres que me violaron —dijo apretando los dientes—. ¡Quiero que me las entregues!
;Ella misma quería matarlos!
—No puedo hacer eso —dijo Timoteo mientras se inclinaba hacia atrás en su silla—. Después de que IDS hombres vieron las noticias sobre
ti y descubrieron que no eras Sonia, todos huyeron. Es probable que tengan miedo deque los hagamos pagar.
—¿Qué? ¿Huyeron? —La voz de Tania se volvió estridente.
—Sí. —Timoteo jugó con su bisturí con pereza—. Yo también los he buscado, pero han pasado dos días y no he tenido noticias.
—Maldita sea. ¡Se escaparon! —Tania estaba nerviosa.
¿Cómo iba a hacerlos pagar si habían huida? Sin embargo, al saber que Sonia aún estaba cerca, se sintió reconfortada. Como esos
hombres no estaban, ¡ella actuaría primera contra Sonia!
—Timoteo, quiero que sigas buscando a esos hombres y me avises en cuanto tengas noticias—ordenó Tania con una miradla furiosa.
—De acuerdo. —El hombre subió sus anteojos.
En cuanto termino la llamada, Tania dejó el teléfono y visito las principales redes sociales para comprobar las noticias sobre ella en Internet.
Al ver las burlas y los comentarios poca amables hacia ella que se habían publicado hacia dos días, solo quiso encontrar a todas esas
personas y matarlas. Sin embargo, al leer algunos de los comentarios, su expresión mejoró un poco. Eso se debió a que muchos la
defendían y todos creían que ella era solo una víctima. Dado que ese era el caso, ¡ella asumiría por completo su rol de víctima!
Al pensar en eso, Tania entrecerró los ojos y decidió hacer una llamada.
—Hola, ¿este es el Grupo periodístico Drago? Soy Tania García...
Mientras tanto, Sergb había invitado a Sonia a salir y ambos estaban en una cafetería tranquila.
—Sergio, ¿estás loco? —resopló Sonia mientras miraba al hombre frente a ella con ligero descontento—. Me llamas para salir tan tarde en la
noche. Estaba lista para Ir a dormir.
—LD siente Es mi culpa, ¡pero te llamé para hablar de negocios! —Sergio rio.
—¿Qué negocios? —Sonia revolvió la leche y tomó un sorbo.
—Conseguí que la falsa Rítase presentara ante Tadeo y su esposa —dijo Sergio mientras suprimía la expresión frivola de su rostro y
adoptaba una postura seria.
Al oír eso, Sonia dejó de beber la leche; sin embargo, se recupero de inmediato y dejó su bebida a un lado.
—¿Cuál es la situación actual?—preguntó ella.
—Todo salió bien. Tadeo y su esposa estaban cuidando a Tañía en el hospital, así que pedí a la falsa Rita que fuera a verlos. Según el espía
■que planté en el hospital, la señora García creyó con firmeza que la falsa Rita es real, y Tadeo aún es un PDCD sensato. Aunque estaba
emocionado, insistió en hacer una prueba de paternidad —respondió Sergio tras beber un sorbo de café.
—Parece que Tadeo y su mujer en verdad aman a su hija mayor —dijo Sonia mientras jugaba con la pajilla.
Si no, ¿por qué Julia estaría tan ansiosa por reconciliarse con su hija? Incluso Tadeo estaba entusiasmado. Al pensar en eso, Sonia tuvo
una sensación vaga e inexplicable, pero no pudo decir qué era ese sentimiento. Sin embargo, no pensó demasiado en eso y reprimió de
inmediato esa extraña sensación.
—Por supuesto que la aman —respondió Sergio mientras se encogía de hombros—. Después de todo, Rita es su única hija biológica. SDIO
adoptaron a Tania CDmD consuelo para la señora García.
—¿Consuelo? —Sonia estaba un poco confundida—. ¿Qué quieres decir?
—Yo también me enteré hace unos días. Hace más de veinte anos, la señora García vio a Rita ahogarse, y eso la llevó a tener trastornos
mentales. Cuando veía a un bebé de la misma edad de Rita, creía que era su hija y se la llevaba. También llevaba consigo una almohada
todo
el día, y la trataba como si fuera Rita —dijo Sergio.
—¿En verdad ocurrió eso?—Sonia abrió los ojos sorprendida.
—Sí—asintió Sergio.
—Sin embargo, ahora nadie diría que la señora García sufría de un trastorno mental —se lamentó Sonia.
—Se recuperó hace mucho tiempo. Hace veinte años, y con la intención de consolar a la señora García, Tadeo fue a un orfanato a buscar a
una sustituía para Rita, la cual fue Tania. Para que se pareciera más a Rita, Tadeo incluso le hizo algunos rasgos que solo ella tenía, como
las marcas de nacimiento —explicó Sergio mientras bebía su café.
—Ya veo—asintió Sonia—. Parece que Tadeo quiere mucho a la señora García.
—San navios desde la infancia y crecieron juntos. Na hace falta aclarar que se aman. Lo más importante es que, además de la señora
García, ninguna otra mujer se casaría con Tadeo. —Sergio rio con suficiencia.
—¿Eh? ¿Hay algo malo con Tadeo? —Sonia se mostró interesada.
—¡Bingo! —El hombre chasqueó los dedos—. Mi Sonia sí es inteligente.
Sonia no pudo evitar poner los ojos en blanco.
—Cállate. ¿Qué quieres decir con «mi Sonia»? Habla en serio.
—Está bien, está bien —dijo Sergio mientras reía—. Hablaré en serio. —Luego, tosió para aclararse la garganta y dijo—: Tadeo tiene
Necrospermia. Me costó mucho trabajo descubrirlo. Así que fue un milagro que tuvieran a Rita, y es la única hija que tendrán en su vida.
Cuando ella nació, estaba tan feliz que hizo el callar a medida.
Al oír eso, Sonia alzó su mentón.
—Na me extraña que Tadeo valore tanta a Compañía Triarca. Sabe que Tania no tiene talento para los negocias y no piensa tener otro hija.
Resulta que ese es el motivo.
—Es difícil de creer, ¿no?—Sergio r¡Q.
—Así es, pero no es importante —respondió Sonia—. La importante es que te encargaste de la prueba de paternidad, ¿verdad?
—No te preocupes. Hice uso de mis privilegios para hacer algunos acuerdos. No importa quién haga la prueba en el cabello de Tadeo y la
falsa Rita, el resultado mostrará que están relacionados biológicamente. Por supuesto, eso se limita a todos los laboratorios de pruebas en
Ciudad del Mar. No se aplica a ninguno fuera de allí—respondió Sergio mientras extendía las manos.
Después de todo, la familia Callada solo tenía poder en Ciudad del Mar y no podían intervenir en los asuntos de otras ciudades. De lo
contrario, terminarían siendo investigados por el gobierno central como sucedió con la familia Suárez.
—Eso es bueno.
Al ver lo confiado que estaba Sergio, Sonia suspiró aliviada. Con respecto a dirigirse a otras ciudades para hacer la prueba, pensó que la
mayoría de la gente no iría tan lejos para hacerlo.
Ambos permanecieron en el café durante casi dos horas antes de marcharse.
—David dijo que quiere venir a jugar contigo —dijo Sergio tras llevarla a la residencia Bahía del Mar—. Lo traeré a visitarte la próxima.
—De acuerda —asintió Sonia con una sonrisa—. Yo también lo echa de menos.

—¡Es una cita! —dijo Sergio mientras que un brillo de luz se reflejaba en sus DJDS.

«Muy bien. Tengo otra excusa para vernos».


—Sí—asintió la mujer.
—Se está haciendo tarde. Date prisa y entra. Yo también me iré. ¡Adiós! —Sergio saludó con la mano, luego subió la ventanilla de su auto y

se marchó.
De pie en el lugar, Sonia lo observó hasta que el auto desapareció de la vista, y dio media vuelta para entrar en el edificio.

En el momento en que volteó, una voz masculina familiar resonó de repente a su espalda.
—¡Sonia!
La mujer se detuvo y buscó el origen de la voz. A unos diez metros de distancia, la puerta de un sedán ordinario se abrió, y Tobías bajó del

auto para caminar en dirección hacia ella.


Sonia frunció el ceno de forma inconsciente. «Diablos. En verdad condujo en un auto tan sencillo. No me extraña que no lo hubiera notado».

—¿A dónde fueron tú y Sergio hace un momento? —preguntó Tobías con voz grave al detenerse frente a Sania.
Capítulo 237

Sonia frunció aún mas el ceno. ¿Qué era ese tono de voz, como el de un esposo que interroga a su pareja? ¿Acaso no sabía quién era?
«¿Qué tiene que importarle loque yo haga con Sergio? ¿Por qué se entromete? ¡Parece una bromaí».
Sania esbozó una sonrisa y se dio la vuelta para irse, de inmediato, Tobías la agarró del brazo.
—Solo estaba preocupado por ti por lo que es tan tarde...
—¡No necesito que se preocupe por m! —Sonia se soltó y lo miró con indiferencia—. No se preocupó por míen el pasado, no hay
necesidad de que lo haga ahora. Es verdad, presidente Fu liado, es tarde, por favor, retírese, yo también me iré.
Se retiro y lo ignoro, luego giro e ingreso al edificio. Esta vez, Tobías no la tomó por atrás: sólo miró como desaparecía dentro del lugar.
De vuelta en el apartamento, Sonia se quitó los zapatos y dejo su bolso a un lado antes de caminar descalza hasta el baño. Luego de
ducharse, fue a su dormitorio a descansar. Se suponía que debía acostarse a las diez de la noche, pero Sergio la llamó. Ahora, tenía tanto
sueno que no podía mantener sus ojos abiertos. Bostezó y se acercó a la ventana para cerrar las cortinas, miró hacia ahajo y vio en el
borde de la carretera el auto «humilde» de Tobías aún estacionado. En otras palabras, Tobías no se había ido aún.
«¿Ahora intenta ser romántico?». Sonia rio, cerró las cortinas sin siquiera dudarlo y se acostó. Desde abajo, Tobías estaba sentado en el
asiente del conductor, y miraba el piso del edificio donde vivía Sonia. Al ver que se apagaron las luces, supo que Sonia se había dormido.
De manera inesperada, sonó el teléfono de Tobías; atendió luego de mirar quién ID llamaba: era Teo.
—¿Qué sucede? —preguntó Tobías luego de poner el altavoz y dejar el celular en el asiento del acompañante; había encontrado unos
cigarrillos y un encendedor en la guantera.
—Nada importante, SDIO noticias desde el hospital: Tan ¡a García despertó—respondió Teo.
—Está bien —dijo Tobías, no le interesó mucho, sacó un cigarrillo del paquete y ID CDIDCÓ en su boca.
Teo no estaba sorprendido deque no le hubiera importado la noticia.
—Una cosa más, Rita García volvió a la familia García—dijo Teo luego de arreglar sus anteojos.
—¿Qué? ¿Rita García? —pregunto Tobías luego de dejar de golpear el cigarrillo para quitar la ceniza, con los ojos entrecerrados.
—Sí —asintió Teo.
—¿En verdad es Rita García?—preguntó Tobías luego de escuchar la respuesta; tenía el ceño fruncido.
—Es en verdad ella. Rita le llevó el collar hecho a medida a Tadeo y su esposa; ahora están realizándose una prueba de paternidad con Rita
y no se ha ido, por lo que parece que es la verdadera—explicó Teo con seriedad.
El rostro de Tobías se puso serio también.

«El callar hecho a medida... ¿No era el cellar quetenía Sonia en las manos? ¿Cómo llegó a manos de otra persona? ¿Será falso? No, no
puede ser. Si fuera falso, Tadeo y su esposa la habrían reconocido. Después de todo, era un regalo que le hicieron a su hija; nadie estaba

más familiarizada con el aspecto de ese collar que ellos mismos. Además, el collar fue hecho a medida, solo hay uno en el mundo, na hay
fotos en internet, solo está la foto enviada por Tadeo del otro día».
A pesar de que el collar de la hija era muy similar al de la madre, tenían algunas diferencias, por lo que era imposible que cualquiera lo

replicara. La única explicación era que esta supuesta «Rita» tuviera algo que ver con Sonia.
«Quizás Sania le dio el collar a 'Rita" y le pidió que encontrara a Tadeo. Pero ¿por qué haría eso?». Tobías levantó la mirada hacia el edificio

oscuro, frunciendo el ceño.


—¿Presidente Furtado? ¿Presidente Furtado? —preguntó Teo varias veces al no escuchar la respuesta de "chías per un momento.
—Investiga la identidad de esa tal «Rita», en especial si ha estado en contacto con Sonia —demandó Tobías luego de parpadear y recobrar

sus sentidas.
Temía que le hubieran tendido una trampa a Sonia. Si «Rita» tuviera otra identidad, sería muy peligroso para Sonia.

—;Claro: —Aunque Teo sentía curiosidad porque Tobías había conectada a Rita y Sonia, no preguntó nada y respondió obediente.
Cuando colgaron, Tobías sacó su mana por la ventanilla, le quitó las cenizas a su cigarrillo de nuevo y continuó can la mirada puesta en el
piso de Sonia; así estuvo toda la noche. Al otra día, Sonia se preparó para ir a Compañía Paradigma. Tan pronta como abrió la puerta vio a

Tobías allí parada. Tenía el mismo traje de la noche anterior, un poco más de cansancio en su rostro y ojeras debajo de los ojos, Sania
comprendió que Tobías no se fue en toda la noche.

—¿Estuvo aquí toda la noche?—preguntó Sonia con el ceño fruncido.


—¿Acaso me está espiando?—dijo Tobías con un ligero trilla en sus ojos.
De lo contrario, ¿cómo pudo saber que había estado toda la noche en el auto?

—Piensa demasiado, no lo hago—respondió Sonia, esbozó una sonrisa.


Al escucharla, las ajos de Tobías se entristecieron, pera no estaba del tede desilusionada. Si en verdad notó que no se había ido,

significaba que aún le prestaba algo de atención. Era suficiente para ser feliz.
—Ah, el desayuno —Tobías agarró la bolsa y se la pasó a Sonia con miedo de que no se lo aceptara como la última vez—. No te
preocupes, no es lo mismo que la última vez. Hice cola para comprar en una tienda aquí cerca —agregó.
—¿Usted hizo cola para comprar?—dijo Sonia sorprendida.
—Sí —asintió Tobías.
Sonia chistó; sabía a qué tienda se refería; era deliciosa, ya había comido allí pero no lo hacía muy seguido ya que las personas
formaban fila desde antes del amanecer para comprar. De manera inesperada, ese hombre, que siempre había sido mimado y le
atendían todas sus necesidades, había hecho fila para comprarle a ella el desayuno. Al pensar en la imagen de él en la fila, con su
traje hecho a medida, rodeado de ancianos, Sonia tuvo que cubrir sus labios por la risa.
—¿Por qué se ríe? —preguntó Tobías con suspicacia.
—Nada, puede quedarse con el desayuno; no tengo hambre —respondió luego de sacudir la mano.
Tan pronto como dijo eso, el estómago de Sonia gruñó muy fuerte. Tobías bajó la mirada hacia su abdomen; sus ojos reflejaban
ternura, pero desapareció con rapidez para que ella no lo notara.
—¡Si tienes hambre! —dijo Tobías.

—No es cierto —El rostro de Sonia cambió; sus ojos reflejaron un poco de vergüenza.
—Sí, tu estómago acaba de gruñir —dijo de nuevo Tobías.
—Escuchó mal. —Sonia apretó la palma de su mano.
En cuanto terminó de hablar, pasó por al lado de él en dirección al ascensor. Los ojos de Tobías reflejaban emoción; intentó
alcanzarla, dio dos pasos con sus piernas largas y se colocó al lado de ella.
—Está bien, debo haber oído mal. Pero ¿y si comes un poco? Nunca le he comprado el desayuno a alguien.
«¡Clingís. El ascensor se abrió, Sonia levantó su pie para entrar, pero había una pareja de ancianos dentro con tenían ropa
deportiva. Sonia pensó que deberían haber ido al jardín comunitario para hacer ejercicio. Sonia les sonrió, luego, con el rostro serio
miró a Tobías que estaba detrás de ella.

—¿Nunca le ha comprado el desayuno a alguien? No me interesa saberlo, porque tampoco aceptaré los que usted compre.
A Tobías le dolió un poco escucharla; sus ojos se entristecieron y su cuerpo parecía desanimado.
—Señorita, ¿está peleando con su novio? —preguntó la pareja de ancianos, sin contenerse.
Al escuchar la palabra «novio», Tobías parpadeó, pero recuperó la compostura, asintió y le pidió disculpas a la pareja de ancianos
por haberlos molestado. Lo hizo para afirmar que era el «novio» de Sonia, tal como dijo la pareja. Sonia estaba atónita.
«¡Es un sinvergüenza!». Sonia estaba a punto de explicar que Tobías no era su novio, pero la anciana sonrió de manera repentina.
—Jovencita, he oído lo que le has dicho, no es la manera correcta de tratar a tu novio —dijo la anciana.
Capítulo 288

—¿Eh? —Sonia estaba sorprendida por las palabras de la anciana.


«¿Qué hice?».
—Es normal que las parejas jóvenes discutan, pero no debes excederte; creo que este joven es sincero al admitir su error. Te
compró el desayuno, lo deberías perdonar. Es difícil encontrar un hombre así estos días; si no lo aprecias, te arrepentirá el resto de
tu vida —dijo la anciana con una sonrisa de nuevo.
—Espere, ¿qué?Yo...
«¡Cling!». El ascensor llegó al piso indicado. La anciana le dio una palmada en el hombro a Sonia.
—Señorita, piense en lo que le acabo de decir. —Luego de decir eso, miró a Tobías—. Y usted, joven, no haga enojar más a su
novia. Deben valorar que el destino los ha unido.

—Sí, lo haré, muchas gracias. —Asintió Tobías para expresar su gratitud.


Sabía que en el pasado no había apreciado a Sonia, pero en el futuro, sería su prioridad. Al ver que Tobías había escuchado sus
palabras, la anciana tomó el brazo de su pareja y caminó afuera del ascensor sonriendo. Por otro lado, Sonia no salió ya que aún
no había llegado a su piso.
—¿Qué demonios le sucede, Tobías Furtado? ¿Cómo puede ser tan insensible? ¿Cómo pudo admitir que somos una pareja cuando
la anciana lo supuso? —dijo Sonia irritada luego de agarrarse el cabello—. ¡Tonterías! Usted seguro tiene segundas intenciones
—dijo con la mirada fija en él.
Tobías levantó sus cejas y asintió. Sonia restregó sus cejas y se calmó un poco.
—Está bien, lo dejaré pasar esta vez, pero si vuelve a suceder Tobías, no lo dejaré pasar como si nada.
La mirada de Sonia era distante. Tobías sintió una puntada de dolor en el pecho, y bajó la mirada para esconder la tristeza que
habitaba en sus ojos.
—Está bien, entonces, este desayuno... —dijo.

—No lo quiero —respondió Sonia de manera abrupta antes de salir del ascensor sin siquiera mirar atrás; luego, se dirigió donde

había estacionado. Tobías la siguió con el desayuno en la mano.


Sonia oyó los pasos detrás de ella, pero lo ignoró, sacó la llave del auto de su bolso, quitó el seguro y abrió la puerta para
sentarse e irse rápido. Tobías solo pudo quedarse parado en el lugar y verla partir mientras apretaba los labios delgados en señal
de desilusión.
Teo, quien estaba cerca de la escena, vio todo lo que sucedió: se sentía apenado por su jefe. Sacudió la cabeza y suspiró de
manera intensa. «Parece que el presidente Furtado aún tiene mucho trabajo por hacer con su exesposas.
En Compañía Paradigma, Sonia estaba ocupada con una pila de documentos para revisar cuando Daniela tocó la puerta y entró a
la oficina.
—Presidenta Reyes, la está esperando una persona de Compañía Sánchez.
—¿Compañía Sánchez?—expresó Sonia con el ceño fruncido al escuchar a Daniela.
—Sí, es el presidente de Compañía Sánchez —asintió Daniela en modo de respuesta.
—Es sobre Cintia, ¿verdad? —Sonia apretó sus labios.
—Sí, explicó que está aquí para disculparse de parte de Cintia Sánchez por su comportamiento —respondió Daniela.
—No trajo ningún presente para las disculparse; estoy segura de que no son sinceras, tal cual la última vez—disparó Sonia.

La vez anterior, Carmen Fernández la había detenido en la puerta de la corte y le dijo que quería disculparse con Sonia: le rogó que
dejara a Cintia, pero no llevó ningún presente con ella. Claro que Sonia no estaba interesada en los presentes, pero se refería a
que, si una persona quiere pedir perdón, pero ni siquiera entrega un presente, las disculpas no son sinceras. Y esta situación era
la misma que con Olivar Sánchez.
Sonia estaba impresionada por las similitudes de la pareja Sánchez; después de todo eran un matrimonio. Quizás, Carmen sabía
que Sonia no dejaría ir tan fácil a Cintia y por eso le pidió a Oliver que hablara personalmente con ella.
«¿En verdad cree que me olvidaré de Cintia solo porque venga el presidente Sánchez? ¡En sus sueños! Ni siquiera me interesa
«¿En verdad cree que me olvidaré de Cintia solo porque venga el presidente Sánchez? ¡En sus sueños! Ni siquiera me interesa

Tadeo García, ¡mucho menos la familia Sánchez que no le llega ni a los talones a Compañía Paradigma!».

—Presidenta Reyes, ¿le digo que pase? —preguntó Daniela con los ojos puestos en Sonia.

—No, dile que se retire —respondió Sonia con frialdad, bajó la cabeza y continuó trabajando con los documentos.

—Claro —asintió Daniela; luego, salió de la oficina.

Después de un tiempo, Sonia terminó con los documentos que tenía frente a ella, se levantó y caminó hacia la ventana mientras

movía su cuello y muñecas. De repente, notó a varias camionetas que llegaban y se estacionaban en la entrada. La puerta de uno

de los autos se abrió y el grupo de hombres y mujeres con micrófonos y cámaras corrió con desesperación en dirección a la

entrada. Al ver eso, parecía que habían recibido una noticia impactante y estaban emocionados. Sonia frunció el ceño al no

entender lo que sucedía con este grupo de reporteros tan entusiasmados en Compañía Paradigma. Al pensar en esto, se sintió

incómoda. De inmediato, Sonia respiró profundamente y se olvidó de la incomodidad por un instante. Una vez que se calmó, volvió

a su escritorio, tomó el teléfono y se comunicó con Daniela.

—Presidenta Reyes, ¿necesita algo? —preguntó Daniela con respeto.

—He visto a un grupo de reporteros que corrieron y entraron en la compañía, averigua qué...

Antes de que pueda terminar, su teléfono sonó.

—Aguarda un momento —dijo Sonia a Daniela al ver que quien la llamaba era Carlos.

—Está bien —asintió Daniela.

Sonia dejó el teléfono en el escritorio y deslizó el pulgar para atender la llamada de Carlos en su celular.

—Ey, Carlos.

—Muñeca, ¿hay un grupo grande de reporteros en tu oficina? —preguntó Carlos: se lo notaba ansioso.

Al escucharlo, se despertó la ansiedad que apenas había logrado controlar, y apretó el teléfono.

—Sí, hay como veinte personas aquí. ¿Qué demonios sucede. Carlos? ¿Sabes algo sobre esto?

—Es culpa de Tania García. Hace media hora, posteó en sus redes sociales que fue violada y que todo fue planeado por ti. Por

eso, los medios te buscan —explicó Carlos con furia.

—¿Qué? ¿En verdad dijo eso? —El rostro de Sonia cambió apenas de expresión.

—Sí, lo hizo y me molesta; me encantaría destrozarla a golpes. ¡Qué demonios! ¡Jamás he conocido a una mujer tan sinvergüenza!

—gritó Carlos en tono elevado. Luego de unos segundos, respiró de manera profunda y se obligó a calmarse —. Muñeca,

escúchame. No salgas de tu oficina, o la prensa no te dejará escapar.

—Lo sé —asintió Sonia con seriedad.

—Está bien, pero aún me preocupa que estés sola en Compañía Paradigma; iré a hacerte compañía —murmuró Carlos.

Luego de decir eso, la llamada estaba por finalizar, no obstante, Sonia se apresuró a detenerlo.

—¡No! No vengas, aún eres mi novio para el resto de las personas; si vienes, esas personas te atacarán y quizás ellos estén

esperando que vengas aquí.

—¡Presidente Lara! —En cuanto terminó de hablar, oyó a través de su teléfono que alguien llamaba a Carlos.

No era clara la conversación que tuvo Carlos con esa persona, pero luego de unos diez segundos. Carlos volvió a la llamada con

Sonia.

—Muñeca, tenías razón, también hay algunos reporteros aquí en mi compañía.

—Carlos, lamento haberte metido en esto —Sonia movió las comisuras de la boca en señal de arrepentimiento.

—Ey, note culpo, pero tendré que lidiar con la prensa por ahora —respondió Carlos con una sonrisa indiferente.

—Está bien, ve. —Asintió Sonia.

Luego de colgar la llamada con Carlos, volvió a tomar el teléfono que había dejado sobre el escritorio.

—Daniela, ve al vestíbulo del primer piso y observa. También, mientras estés allí, solicita más guardias de seguridad para detener a

la prensa y evitar que ingresen.

—Está bien, presidenta Reyes —respondió Daniela.

Sonia volvió a dejar el teléfono en espera y restregó sus cejas en señal de frustración. Tal cual había dicho Carlos, Tania era una
sinvergüenza por lo que era obvio que generaría problemas en cuanto despertase.

Capítulo 289

Sonia pensó al principio que después de que Tania despertara y se enterara de lo que le había sucedido, se desplomaría y se
llamaría al silencio. Bueno, en definitiva, se había adelantado y había subestimado lo fuerte que Tania podía ser. Después de todo.
¿cómo podía una mujer tan malvada llamarse al silencio porque había sufrido un poco? ¡Solo se había vuelto aún más loca! Al
pensar en eso, Sonia apretó sus labios rojos, levantó el teléfono y entró a las redes sociales de Tania, a donde vio las noticias que
Carlos había mencionado.
Ahora que era una de las más leídas, los comentarios y compartidos eran más de un millón. Incluso los medios más populares
comenzaron a hablar del tema en los diarios sensacionalistas. Sonia abrió la sección de comentarios con expresión tétrica y
cuando vio que todos estaban consolando a Tania, sintió que le dolía el estómago.
El video de Tadeo había limpiado el nombre de Tania. En ese momento, tan pronto cuando hizo la publicación, Tania se convirtió en
la víctima. Excepto por aquellos que la conocían en persona o no podían soportar sus excentricidades, todos se compadecían de
ella y le tenían lástima. Tania era realmente la hoja de Tadeo; su método para limpiar su nombre era el mismo.
—¡Ufl —Sonia hizo una mueca y salió del perfil de Tania sin leer un solo comentario más; en cambio, entró a su perfil.
Tan pronto como hizo clic, comenzaron a sonar muchos tonos de llamada, uno seguido de otro. De repente, su teléfono quedó
congelado y le tomó un minuto volver a funcionar. Sonia entristeció cuando vio en rojo que tenía más de noventa y nueve mensajes
y comentarios. Abrió la sección de mensajes primero y leyó toda clase de insultos y emoticones agresivos y malvados. No se
sorprendió a pesar de verse tensa. Después de todo, lo había anticipado. Por otro lado, ¿para qué más abriría su red social?
Debido a la publicación de Tania, en el que acusaba directamente a Sonia de ser la mente maestra detrás de su violación, los
internautas le creyeron cada palabra y fueron a su perfil a atacarla sin miramientos. Al pensar en eso, Sonia hizo clic en
«publicación nueva» y también decidió escribir algo.
Lo que redacto fue simple; solo fue una oración: «Yo no tuve nada que ver con la violación de Tania García. La verdad prevalecerá
siempre OTaniaGarcía».
Muchos ¡nternautas habían estado pendientes del perfil de Sonia, así que vieron la publicación al instante. Cuando vieron que Sonia

decía que no había tenido nada que ver con lo de Tania, no le creyeron. En cambio, la molestaron con más fiereza, incluidos

algunos escritores fantasmas. En tan solo dos minutos, había más de mil comentarios en su contra.

Al ver esto, Sonia no pudo evitar morderse el labio inferior. Al final, se molestó mucho así que abandonó la red social. En ese

momento, su teléfono sonó. Sonia lo miró enojada. Era un número local desconocido. Después de dudar un rato, decidió atender:

—¿Quién es?

—¿Es la señorita Reyes? —Era la voz de una mujer.

—Ella habla —respondió Sonia, frotándose las cejas.

Tan pronto como la mujer escuchó eso, su voz se volvió muy entusiasmada.

—¡Hola, señorita Reyes! Pertenezco a los Medios de Difusión Lagar. Con respecto a la declaración de la señorita García de que

usted estuvo detrás del incidente, ¿qué puede decir de eso?

Al escuchar eso, Sonia apretó la mano alrededor del teléfono de repente y su rostro se ensombreció.

—¿A dónde consiguió mi número de teléfono?

La mujer se sorprendió un momento. Ignorando su pregunta, le urgió con impaciencia:

—Señorita Reyes, por favor responda primero. ¿Hizo que alguien violara a la señorita García?

Con expresión severa, Sonia cortó la llamada de inmediato. Sabia mejor que nadie que no debía responder eso. Si lo hacía, la

mujer continuaría haciéndole preguntas y se volverían más y más tramposas. Por ende, no había necesidad de seguirle el juego.

Para evitar que la llamaran de nuevo los reporteros, agregó ese número a su lista de número bloqueados. Sin embargo, cuando lo

hizo, su teléfono sonó de nuevo con otro número desconocido. Sonia adivinó que era la misma mujer llamando desde otro número

o era otro reportero. Por ende, cortó de inmediato y bloqueó el número

De todas formas, eso no fue todo. Comenzaron a aparecer más llamadas de números desconocidos, una tras otra e incluso le

enviaron mensajes agresivos de ¡nternautas, lo que la hizo sentirse extremadamente cansada. Quiso apagar el teléfono tantas

Muchos ¡nternautas habían estado pendientes del perfil de Sonia, así que vieron la publicación al instante. Cuando vieron que Sonia

decía que no había tenido nada que ver con lo de Tania, no le creyeron. En cambio, la molestaron con más fiereza, incluidos

algunos escritores fantasmas. En tan solo dos minutos, había más de mil comentarios en su contra.

Al ver esto, Sonia no pudo evitar morderse el labio inferior. Al final, se molestó mucho así que abandonó la red social. En ese

momento, su teléfono sonó. Sonia lo miró enojada. Era un número local desconocido. Después de dudar un rato, decidió atender:

—¿Quién es?

—¿Es la señorita Reyes? —Era la voz de una mujer.

—Ella habla —respondió Sonia, frotándose las cejas.

Tan pronto como la mujer escuchó eso, su voz se volvió muy entusiasmada.

—¡Hola, señorita Reyes! Pertenezco a los Medios de Difusión Lagar. Con respecto a la declaración de la señorita García de que

usted estuvo detrás del incidente, ¿qué puede decir de eso?

Al escuchar eso, Sonia apretó la mano alrededor del teléfono de repente y su rostro se ensombreció.

—¿A dónde consiguió mi número de teléfono?

La mujer se sorprendió un momento. Ignorando su pregunta, le urgió con impaciencia:

—Señorita Reyes, por favor responda primero. ¿Hizo que alguien violara a la señorita García?

Con expresión severa, Sonia cortó la llamada de inmediato. Sabia mejor que nadie que no debía responder eso. Si lo hacía, la

mujer continuaría haciéndole preguntas y se volverían más y más tramposas. Por ende, no había necesidad de seguirle el juego.

Para evitar que la llamaran de nuevo los reporteros, agregó ese número a su lista de número bloqueados. Sin embargo, cuando lo

hizo, su teléfono sonó de nuevo con otro número desconocido. Sonia adivinó que era la misma mujer llamando desde otro número

o era otro reportero. Por ende, cortó de inmediato y bloqueó el número

De todas formas, eso no fue todo. Comenzaron a aparecer más llamadas de números desconocidos, una tras otra e incluso le

enviaron mensajes agresivos de ¡nternautas, lo que la hizo sentirse extremadamente cansada. Quiso apagar el teléfono tantas

veces, pero al pensar en sus compañeros y clientes que podían llamar, tuvo que contenerse: por ende, esa gente siguió
acos ándol a con llamadas y mensajes. Había dejado de leer los mensajes hostiles.

—¡Presidenta Reyes! —Daniela entró con nerviosismo.

—¿Qué sucede?—Sonia abrió los ojos y la observó.

—¡Señorita Reyes! Hay muchos internautas abajo y le han traído coronas funerarias y palas. —Daniela miró a Sonia furtivamente y

le habló en voz baja.

El rostro de Sonia empalideció. De repente, sintió una furia indescriptible y se sentía agraviada. No había hecho nada para merecer

eso, pero al final, tenía que soportar los insultos y regaños.

Al ver que Sonia temblaba, Daniela le preguntó preocupada:

—Señorita Reyes, ¿está bien?

Sonia movió la cabeza.

—Estoy bien. Diles a los guardias de seguridad que atrapen a todos los que me dejaron esas coronas funerarias y que los lleven a

la estación policial de inmediato.

—Muy bien —respondió Daniela de inmediato. Después, pensó en algo y dijo—. Hay una cosa más. Todo esto se ha hecho

demasiado viral y las acciones de nuestra compañía se desplomaron. El presidente Duarte acaba de enviar una nota diciendo que

debe arreglar este asunto lo antes posible o tendrá que cederle la mitad del poder.

—¡Ángel Duarte! —Sonia golpeó la mesa enojada —. Ahora que las acci ones de Compañía Paradigma están inestables, ¡se atreve

a querer quitarme el poder en lugar de intentar estabilizar la bolsa!

—¡Lo se! —Daniela asintió enojada, pero al segundo se puso seria—. Dicho eso, muchos ejecutivos importantes apoyan al

presidente Duarte en este momento. Después de todo, este suceso está relacionado directamente con usted, así que piensan que

usted le provocó esto a la compañía. Ya comenzaron a discutir tener una junta general de accionistas para determinar si está

calificada o no para tener la mitad del poder de la presidencia.

Sonia abrió la boca para responder, pero no pudo hacerlo. No podía negar que ella era quien estaba implicada en la caída de las

acciones de Compañía Paradigma. Aunque no fue quien le hizo eso de forma directa a Tania, la culpaba y no podía provocar su
inocencia, a no ser que Timoteo admitiera ser quien en verdad estaba detrás de todo. Después de todo, él había hecho el disparo.
Al pensar en eso, Sonia se pinchó la punta de la nariz y dijo con tono cansado:
—Ya veo. Dile a Ángel que solucionaré esto lo antes posible.
—Muy bien. —Daniela miro preocupada; después, se giró y salió de la oficina.
Sonia levantó el teléfono e intentó llamar a Timoteo. El teléfono llamaba, pero nadie atendía, lo que hizo que a Sonia se le estrujara
el corazón. «¿No me atiende a propósito o está ocupado?». Frunció el ceno y golpeó el escritorio con los dedos con nerviosismo.
De repente, el teléfono sonó otra vez.
Sonia pensó que era Timoteo así que se apresuró a atender con voz entusiasmada. Sin embargo, cuando vio que Sergio la
llamaba, la dicha de su rostro desapareció. Al segundo, suspiró decepcionada y atendió.

Al mismo tiempo, en Grupo Furtado, Tobías acababa de salir de la sala de conferencias después de una reunión cuando Teo se
acercó con expresión solemne.
—Presidente Furtado, algo le sucedió a la señorita Reyes.
—¿Qué sucedió?—Tobías se detuvo y preguntó preocupado.
Teo se acomodó los anteojos y dijo:
—Tania hizo una publicación en internet declarando que la señorita Reyes es quien estuvo detrás de su violación. Los internautas
le creyeron todo y la indultaron en sus redes sociales. Algunos, además, enviaron palas y coronas fúnebres para maldecirla.
Asimismo, todos los medios se pusieron en contra de Compañía Paradigma y han confortado a la señorita Reyes.
Capítulo 290

—¿Qué? —La expresión de Tobías cambio y sintió un que un escalofrío recorría su cuerpo. Unos segundos después, preguntó de

nuevo—: ¿Cómo está Sonia ahora?

—La señorita Reyes no ha salido de su oficina, así que esos internautas no lograron lastimarla, pero supongo que la debe haber

afectado —respondió Teo.

Tobías entornó los ojos con frialdad.

—Expone el escándalo de algunos actores de inmediato para que distraigan a los internautas y compila una lista de las cuentas

maliciosas y los internautas que atacaron a Sonia. —Se vengaría de ellos cuando todo estuviera resulto.

—¡Entendido! —Teo asintió y de inmediato hizo lo que le habían ordenado.

Tobías sacó el teléfono del bolsillo del pantalón y marcó el número de Sonia.

—Hola, el número solicitado se encuentra ocupado. Por favor, intente más tarde...

«¿Ocupado?». Tobías frunció el ceno. «¿Con quién podría estar hablando ahora?». A Tobías se le pasó por la mente el rostro de

Carlos o Ciro, y mientras más pensaba en eso, más serio se ponía. Al final, guardó el teléfono y se dirigió al ascensor. Estaba

preocupado por ella. Decidió que debía ir y asegurarse de que estuviera bien.

En Compañía Paradigma, Sonia miró la llamada de Tobías. Sus ojos brillaron, pero después el brillo desapareció. Podía adivinar por

qué la estaba llamando. Debía haberse enterado de lo que sucedió en las redes sociales.

—Sonia, ¿sigues ahí= —Del otro lado del teléfono. Sergio no podía escuchar su voz.

Sonia volvió a poner el teléfono en su oreja.

—Sigo aquí. Solo que alguien me estaba llamando.

—¿Quién? —pregunto con curiosidad.

Los ojos de Sonia brillaron cuando pensó en esa persona.

—Alguien irrelevante. No te preocupes.

—Muy bien. —Sergio se encogió de hombros y no dudó de sus palabras. Después, le dijo con seriedad—: Ya que lo que le

sucedió a Tania fue obra de Timoteo, el debería aparecer y probar tu inocencia. De otra manera, esto será difícil de resolver.

—Lo sé. —Sonia asintió—. Recién llame a Timoteo, pero no hubo respuesta.

—Debe estar en cirugía. Un político del extranjero tenía un tumor cerebral y se enteró de que Timoteo hacia ese tipo de

operaciones; lo que incrementaría su éxito, así que se apresuró a viajar y lo opero hoy mismo. Mi padre y los demás están en el

hospital en este momento, acompañando al político. Esa operación es muy larga, así que es imposible que termine en menos de

diez horas —dijo Sergio.

—¡Ah! Ya veo. —Sonia levantó el mentón.

Estaba preocupada de que Timoteo no la atendiera a propósito. Ya que se enteró que no era intención, se sintió aliviada.

—Pero ¿eso significa que debo esperar diez horas antes de poder pedirle que pruebe mi inocencia? —Sonia frunció el ceño.

Después de más de diez horas, podía anticipar que el asunto empeoraría al punto de ser insalvable. Sin embargo, eso no era lo

más importante en ese punto. Lo más importante era que Ángel no esperaría más de diez horas y la forzaría a entregar sus

derechos dentro de la presidencia.

Sergio suspiró.

—Así es. Solo puedes esperar por el momento, pero puedo ayudarte temporalmente a calmar las aguas en internet así tienes

tiempo de estabilizar las acciones de Compañía Paradigma por ahora...

De repente, vio algo que lo sorprendió e incluso parpadeó vahas veces.

—¿Qué sucede?—preguntó Sonia con curiosidad.

Sergio acercó el rostro al portátil para asegurarse de que estaba leyendo bien; después, tragó saliva y dijo—; Sonia, buenas

noticias. Hay menos noticias sobre ti en internet. ¿Le pediste a alguien que lo hiciera?

—¿Qué? No lo hice. —Sonia negó con la cabeza.

Sergio frunció el cejo.

—Es extraño. Vi que internet estaba alborotado hace un momento, pero ahora, todo desapareció. Alguien debe haberlo hecho.
Dices que no fuiste tu; entonces, ¿quién puede haber sido? ¿Garlos o Ciro?

—¡Imposible! —Sonia sacudió la cabeza—. Carlos está siendo acosado por muchos reporteros en su compañía también; estoy

segura de que está ocupado lidiando con ellos allí, y él no tendría tiempo de bloquear las noticias por mí. En cuento a Ciro, está

muy ocupado filmando una película hoy así que es probable que siga sin enterarse de nada de lo que está sucediendo; no puede

ser él.

—Si no es Carlos ni Ciro, ¿quién puede ser? Espera. Podría ser... —Sergio pensó en una persona y su expresión se volvió seria.

Sonia también pensó en él. Sus labios rojos se movieron y pronunció lentamente:

—Tobías Furtado.

«Debe ser él. Incluso me llamó hace un rato».

—También pienso que debe ser él; las posibilidades son muy altas. Sonia, ¿si él lo hizo, lo perdonaras? —Sergio preguntó

vacilante.

—No, son dos cosas completamente diferentes. —Sonia bajó la mirada.

Sergio se sintió aliviado de repente y rio al escuchar eso.

—Eso es bueno. [Qué bien!

Al escuchar su reacción, Sonia no pudo evitar sentirse un poco extrañada.

—¿No eres amigo de Tobías? ¿Por qué no quieres que lo perdone?

—Ah... Bueno... —Sergio desvió la mirada y con culpabilidad sonrió tímidamente—. Quiero decir, solo intento ser justo. Solía ser

tan cruel contigo, así que por supuesto que no me pondré de su lado.

—¡Guau! ¿En serio? Entonces debes ser una persona muy justa. —Sonia asintió.

Sergio estaba aliviado de escuchar eso y de que le creyera.

—Muy bien, Sergio. Hablaremos después. —Sonia se frotó las sienes.

Al escuchar eso. Sergio entendió lo que quería decir y respondió:

—Muy bien. Llámame si necesitas algo y haré mi mejor esfuerzo por ayudarte. Además, se cuidadosa y no hagas contacto directo

con esos intemautas y los medios: son lunáticos. Puede lastimarte con facilidad, así que recuerda protegerte.

—No te preocupes. —Al escuchar sus consejos, Sonia sonrió.

Cuando la llamada terminó, colocó su teléfono en la mesa y puso la mano en el ratón. Después, buscó en internet noticias sobre

ella. Resultó que, como Sergio había dicho, los artículos sobre ella habían sido bloqueados y solo había un par. Los miles de

comentarios y publicaciones compartidas habían desaparecido y fueron reemplazados por escándalos de actores de la industria del

entretenimiento. Algunos habían sido infieles, otros habían contratado prostitutas, otros evadían impuestos y mucho más.

Incluso los intemautas podían darse cuenta de que esos escándalos estaban bloqueando sus noticias. Sin mencionar que ella

también. Pero ¿y qué? Esos escándalos habían atraído la atención hacia los actores y los intemautas habían comenzado una

nueva ronda de reprimendas. Sin embargo, en esa oportunidad, los actores se habían convertido en el blanco.

—¡Ufí —Sonia se puso de pie y se acercó a la ventana para mirar. Cuando vio que la docena de reporteros se había reducido a la

mitad, supo que se habían ido para entrevistar a las celebridades.

Al ver eso, suspiró con alivio; era hora de encontrar una manera de estabilizar la bolsa de valores.

En el hospital, Tania estaba sentada en la cama de su habitación y estaba de buen humor, comiendo fruta. Al pensar en lo que

acaba de ver en internet y en la violencia verbal que los intemautas habían dirigido hacia Sonia, no pudo evitar reír en voz alta.

«Esos intemautas son de verdad estúpidos. Solo hice una sola publicación y se creyeron que Sonia era la culpable de la violación».

Sin embargo, se debía precisamente a su estupidez que su pequeño plan estaba siendo tan exitoso. Solo quería culpar a Sonia y

que no pudiera escapar nunca. «¿Cómo puede quedar como la limpia y pura cuando a mí me violaron?». Se rehusaba a que eso

sucediera y estaba determinada en arrastrar a Sonia al inferno con ella, sin importar cómo.

Sin embargo, Sonia también era una tonta. Había publicado un comentario tan inútil diciendo que la verdad prevalecería siempre;

eso solo hizo pensar que en realidad lo había hecho.


Las celebridades de la industria del entretenimiento expuestas por sus malas acciones habían publicado esas cosas y habían recibido una

bofetada por sus palabras. Por ende, nadie en internet les creyó cuando dijeron que eran inocentes. En ese momento, la puerta de la

habitación se abrió y entró una figura delgada y maltratada, que la llamó: —Tania.

Capítulo 291

De inmediato, la felicidad en el rostro de Tania se desvaneció y miró a esa persona con enfado.

—¿Qué haces aquí?

—Yo... quise visitarte y traerte un poco de sopa de pollo. —Rita sonrió con amabilidad antes de entrar en la habitación.

Al ver eso, y como si algo hubiera estallado en su interior, Tania golpeó el edredón sobre su cuerpo.

—¿Qué haces aquí? ¡Largo! ¡No vuelvas a entrar aquí! Estás repleta de bacterias y solo vas a contaminar el aire que respiro. ¡Sal

ahora mismo!—gritó Tania.

Al oír sus palabras, Rita quedó paralizada en la entrada y no supo qué hacer.

—No tengo bacterias en mi cuerpo. Incluso me cambié de ropa, Tania...

—¡Cállate! ¡Deja de decir mi nombre! —interrumpió Tania mientras su rostro se contraía en una expresión de disgusto—. Rita

García, recuerda esto: te prohibo que me llames por mi nombre y que digas que eres mi hermana. No eres mi hermana,

¿entendido?

—Yo...yo... —Rita bajó la cabeza y sollozó por lo bajo.

En ese momento, Julia entró y vio a su hija mayor en llanto y a su hija menor completamente lívida: no pudo evitar fruncir un poco

el ceño.

—¿Qué sucede?—preguntó Julia angustiada mientras secaba las lágrimas de su hija mayor—. Rita, cuéntame lo que ocurrió.

La joven enterró la cabeza en los brazos de su madre.

—Madre, ¿no debería haber regresado?

—¿Por qué dices eso? —Al principio, Julia se sorprendió, pero luego agregó de inmediato—: Esta es tu casa, ¡por supuesto que

debías regresar!

—P-pero ¿por qué Tania me odia tanto? No me permite llamarla por su nombre y además dijo que no soy su hermana... —dijo Rita

mientras no dejaba de sollozar en los brazos de su madre.


Al oír las palabras de la joven, Julia quedó atónita.
—¿En verdad Tania dijo eso?
—Sí —asintió Rita.
Julia entrecerró los ojos y miró a Tania con sentimientos encontrados. Al encontrarse con la mirada de su madre, Tania apartó la
vista con culpa y maldijo a Rita para sus adentros. «¡¿Cómo se atreve esta campesina a delatarme?!».
En un principio, pensó que, como Rita siempre vivió en un lugar remoto, era probable que desarrollara un carácter tímido; sin
embargo, nunca se esperó que solo fingiera ser tímida y obediente para ganar simpatía y competir por la preferencia de sus padres.
—Está bien, Rita. Al fin y al cabo, acabas de regresar, así que es posible que Tania esté algo incomoda. Hablaré de nuevo con ella
más tarde. —Julia dio algunas palmadas suaves en la espalda de su hija mayor y la consoló con carino—: De acuerdo, Rita. Sal y
espérame; hablaré con tu hermana y luego te llevaré de compras.
—De acuerdo. —Rita esbozó una sonrisa y se desprendió del abrazo.
Antes de salir, le entregó el termo en la mano, asintió y se marchó.
Solo Julia y Tania quedaron en la sala. La mujer dejó el termo en la mesa de noche y miró a Tania con descontento.
—Tania, ¿qué te sucede? ¿Cómo pudiste tratar así a tu hermana? Antes de que volviera a nosotros, ¿no estabas ansiosa porque
regresara? Dijiste que querías una hermana que te quisiera y protegiera. Pero ahora haces todo lo contrario.
«¿Quién dijo que yo estaba ansiosa porque regresara? En primer lugar, fue una mentira que dije a propósito. Quién iba a decir que
esa zorra en verdad regresarías, pensó Tania. Aunque lo pensara, no podía decirlo en voz alta.
—Madre, no quise hacerle eso. —Tania mantenía sus manos unidas con fuerza sobre el edredón, pero sus ojos estaban
enrojecidos con agravio—. Simplemente no puedo aceptar que sea mi hermana, eso es todo. Es tan delgada y bajita. Además, no
es para nada bonita y luce muy pobre. No parece alguien adecuado para ser mi hermana. Madre, ¿es posible que encontraras a la
chica equivocada?

—¿Cómo puede ser? ¿No ves que los ojos de Rita son iguales a los míos? —Julia señaló sus propios ojos—. Además, tu padre
hizo una prueba de paternidad con ella, y los resultados mostraron que él es su verdadero padre. Si no es Rita, ¿quién es?
Tania se mordió el labio.
—Es por eso mismo que no puedo aceptarlo. ¡No sabe nada en absoluto! Ayer, cuando regresó, ¡era un completo desastre! Cuando
caminé con ella, me sentí avergonzada y tuve miedo de que los demás se rieran de nosotras y dijeran que la familia García tiene
una hija que da mucha vergüenza.
—Ahora sé lo que quieres decir —suspiró Julia—. Dices que te sientes humillada y avergonzada de que sea tu hermana, ¿verdad?
Hubo un brillo en los ojos de Tania, pero no respondió, y Julia lo tomó como una respuesta afirmativa.
Esa solo era una de las razones. El verdadero motivo era que no podía aceptar que una campesina como Rita no solo amenazara
su posición en la familia García, sino que también quisiera ser la hija favorita de sus padres y robarse la propiedad de la familia
García. ¡Tenía que encontrar la forma de lograr que se marchara!
Julia no sabía en qué pensaba su hija menor, por lo que le dio unas palmadas en la cabeza.
—Tania, te entiendo, pero también debes comprender las circunstancias de tu hermana —dijo la mujer con carino—. A diferencia
tuya, ella se crio en el campo y no tuvo la oportunidad para aprender muchas cosas. No sabe vivir como una persona de clase
alta,
y es comprensible que a veces te avergüence. Por el momento, tendrás que soportarlo. —Al hablar de eso. Julia rio—. Tu padre y
yo anotamos a tu hermana en muchos cursos de etiqueta, así como a otros cursos de clases de piano, baile, y demás. Creo que
pronto cambiará y mejorará. Para entonces, no sentirás que tu hermana es una vergüenza para la familia García o para ti.
—¿D-de verdad? ¡Eso es genial! —respondió Tania con una sonrisa forzosa mientras presionaba las comisuras de su boca.
Sin embargo, su corazón estaba lleno de un odio retorcido.
En cuanto Rita regresó, sus padres no pudieron esperar para comenzar a consentirla.
«¿Qué intentan hacer? ¿Eh? ¿Quieren que me reemplace lo antes posible? Parece que tengo que hacer que Rita se marche lo
antes posible. Si no es posible, entonces podría tener que...», pensó Tañía.
La joven entrecerró los ojos mientras que un dejo de instinto asesino brillaba en sus ojos. No importaba lo que costara, nunca
toleraría que nadie la desafiara y amenazara, ni Sonia, ni Rita, ¡aunque fuera su propia hermana!
Julia no notó nada extraño en su hija menor, así que abrió el termo y sirvió un tazón con sopa de pollo.
—Toma. Rita cocinó esto para ti. ¿Por qué no lo pruebas?
Tania percibió el aroma de la sopa de pollo y, en un principio, se mostró interesada, pero, al enterarse de que Rita la había
preparado, perdió el apetito. Sin embargo, no lo demostró en su rostro y tomó la sopa con una sonrisa.
—¿Rita hizo la sopa para mí? Madre, dale las gracias de mi parte, ¡por favor!
Al ver que, después de oír sus consejos, su hija menor ya no rechazaba a su hermana, Julia se sintió encantada.
—¡Por supuesto! Se lo diré a Rita más tarde. Estará muy contenta de oírlo de ti.
Tania se burló para sus adentros mientras revolvía la sopa de pollo con una cuchara.
—Madre, ¿no dijiste que ibas a ir de compras con Rita? Ve con ella. ¡No la hagas esperar!
—¡Ay, sí! Me marcho, entonces. Llámame si necesitas algo, ¿sí? —dijo Julia mientras miraba su reloj.
Tania respondió con tranquilidad. Al instante, Julia tomó su bolso y se marchó.
En el momento en que la puerta se cerró, la expresión de Tania se volvió más fría que el hielo. Al segundo siguiente, se giró y
vertió toda la sopa de pollo en la maceta junto a la cama.
—¡Quién sabe si la sopa que preparó la campesina está limpia! —murmuró con desdén mientras veía cómo la sopa se mezclaba
con la tierra de la maceta.
¡Pum! En cuanto Tania dejó el tazón con fuerza sobre la mesa de noche, su teléfono comenzó a sonar. Al ver que era el jefe de los
escritores fantasma de Internet que contrató, contestó de inmediato.

—Señorita García, malas noticias —dijo una voz apresurada antes de que ella pudiera hablar—. Alguien eliminó por completo
nuestros artículos sobre Sonia y ahora es básicamente imposible de encontrarlos en Internet.
—¿Qué? —De repente, la espalda de Tania se enderezó y su expresión fue horrible—. ¿Lo hizo ella?

Capítulo 292

—No. Fue... —El escritor fantasma titubeó.


—¡Dime quién lo hizo! —gritó Tania con impaciencia.
—Fue su exprometido —respondió en voz alta con los ojos cerrados.
Tania quedó atónita.
«¿Fue Tobías? ¡En verdad fue él!». Tania sujetó su teléfono con tal fuerza que estuvo a punto de aplastarlo. Después de unos
segundos, respiró profundo y se calmó.
—Entonces, ¿cómo están las cosas en Internet ahora?
—Ya limpiaron las noticias sobre Sonia en Internet. Borraron a la fuerza las publicaciones que reenviaron las cuentas de los medios
de comunicación para despliegue publicitario. Aunque su publicación original sigue ahí. la silenciaron a la fuerza y está fuera de la
lista de tendencias.
Al decir eso el escritor fantasma suspiró. Sin duda, era bueno tener dinero y poder; de ese modo se podía controlar todo Internet.
—¿Cuánto costaría si quiero que vuelva a estar en la lista de tendencias? —La mano de Tania tiritaba un poco mientras sostenía el
teléfono.
—Más de treinta millones —respondió el hombre al otro lado del teléfono tras pensarlo por un momento.
—¡¿Treinta millones?! —La voz de Tania se elevó y su expresión se volvió amenazante—. ¿Por qué mejor no robas un banco?
Al oír eso, el hombre sonrió con amargura.
—Señorita García, no intento engañarla. Esa es en verdad la cantidad que necesitamos porque el presidente Furtado gastó esa

suma para eliminar la noticia. Si quiere que vuelva a ser tendencia, su única opción es gastar más dinero: de lo contrario, sería

inútil.

Tania estaba tan enfadada que se quedó sin palabras. ¿Cómo podría pagar treinta millones? Aunque a su familia no le faltaba

dinero, su mesada era solo de un millón, y lo gastaba al inicio de cada mes, ya que tenía que comprar nuevos bolsos y zapatos

costosos. Cuando se le acababa ese dinero, utilizaba el de Tobías, pero, como su compromiso estaba anulado, él había congelado

todas las tarjetas que le dio antes de recuperar la conciencia, así que no podía utilizarlas. Para contratar a los escritores

fantasmas usó todos sus ahorros: había gastado millones en ellos. Aunque se vendiera a sí misma, no podría conseguir treinta

millones.

Por supuesto, en ese momento tampoco se atrevía a pedirle a su padre. Como Compañía Triarca perdió su colaboración con los

Furtado, los fondos de la compañía habían comenzado a disminuir. Tadeo nunca le daría tanto dinero solo para convertir un tema en

tendencia otra vez. Al pensar en todo eso, Tania se mordió el labio y al fin llegó a una solución.

—Si es así, difunde de inmediato la noticia de mi próxima transmisión en vivo y di que explicaré en directo los detalles sobre cómo

fui victima del malvado plan de Sonia —dijo ella con una sonrisa siniestra.

—Eso es brillante. —Los ojos del escritor fantasma se iluminaron—. De ese modo, no importa quien quiera silenciar esta noticia,

tendrán que pensarlo dos veces, porque una vez que apaguen su transmisión en vivo, sin dudas eso probaría que Sonia en verdad

lo hizo. De lo contrario, no tendrían miedo de que la gente vea la transmisión. Señorita García, lo haré ahora mismo.

—Adelante. —Tania sonrió con desprecio.

En ese momento, en Compañía Paradigma, un Maybach se estacionó cerca.

La ventanilla del asiento trasero estaba baja y Tobías frunció el ceño ante el grupo de reporteros que aún protestaba frente a la

puerta de la compañía y pedían que les permitieran entrar.

Los guardias de seguridad de Compañía Paradigma se colocaron en fila e intentaron detener a los reporteros por todos los medios;

sin embargo, estos estaban enloquecidos. Cuanto más intentaran impedirles la entrada, más empujaban. ^^^^^^^^^^^^

Al ver que los guardias de seguridad perdían el control de la situación poco a poco, Tobías tomó su teléfono.

—Vayan a ayudar y saquen a todos esos reporteros —ordenó.

—¡Sí, señor! —respondió una voz grave al otro lado del teléfono.

Tan pronto como Tobías cortó la llamada, varios vehículos con grandes modificaciones pasaron junto al Maybach y se detuvieron

frente a la puerta de Compañía Paradigma.

Las puertas de los autos se abrieron y bajaron más de una docena de hombres con uniforme negro. Cada una de las personas

medía alrededor del metro ochenta de altura. Los hombres, musculosos y rudos, no mostraban ninguna expresión en el rostro; era

evidente que no había que meterse con ellos.

Todos eran guardaespaldas profesionales de la compañía de seguridad de Grupo Furtado. Cada uno se había sometido a un

entrenamiento estricto y meticuloso; verlos a to d os juntos creaba una imagen más que intimidante.

Al ver a los guardaespaldas, el grupo de reporteros que aún protestaba y gritaba se calmó de inmediato. «¿Quiénes son estas

personas?», pensaron algunos de ellos.

Mientras los reporteros estaban desconcertados, los guardaespaldas actuaron. Avanzaron algunos pasos y extendieron sus

enormes manos hacia el grupo protestante. Luego, cada uno de ellos sujetó a un reportero de la parte de atrás del cuello como si

sostuviera a un gatito, y los metieron dentro de los autos antes de marcharse.

Todo el proceso solo duró dos minutos. Cuando los guardias de seguridad de Compañía Paradigma llegaron al lugar de los hechos

ya no había nadie frente a ellos, como si todo lo que había ocurrido fuera una mera ilusión. «¿Qué ocurrió exactamente? ¿De

dónde salieron todas esas personas que parecían gánsteres?».

Al ver que todos los reporteros habían sido desalojados, Tobías arrancó su auto y se dirigió hacia la puerta. En la oficina de Sonia,

esta discutía las acci ones de la compañía con el Departamento de Operaciones cuando, de repente, llamaron a la puerta.

Levantó la vista y vio a Tobías, lo que causó que se paralizara.


—¿E-es usted?

Tobías entró y miró sus ojos grandes de la sorpresa con una sonrisa.

—Soy yo.
—¿Cómo subió hasta aquí? —De inmediato, Sonia cortó el teléfono y frunció el ceño.

—Tu gente no se atrevió a detenerme —dijo Tobías mientras se frenaba frente a su escritorio.

Sonia hizo una mueca. Sí, Compañía Paradigma no era tan fuerte como Grupo Furtado, y ellos aún dependían de los tratos

comerciales con el segundo para poder desarrollarse de manera constante. Podía decirse que Grupo Furtado era el amo de

Compañía Paradigma y Tobías era el hombre por encima de todo, así que era normal que los empleados no se atrevieran a

detenerlo. Eso también ocurrió la última vez.

—De acuerdo, pero cuando subió, ¿no lo detuvieron los reporteros que estaban fuera? —dijo Sonia mientras se frotaba las cejas.

Lo que le preocupaba en ese momento era que, si aquellos reporteros lo detenían, la noticia de su llegada a Compañía Paradigma

saldría a la luz en poco tiempo. Si eso ocurría, los mternautas no tardarían en aprovechar la oportunidad para criticarla de nuevo.

—No te preocupes —dijo Tobías mientras movía una silla, se sentaba, y parecía comprender lo que preocupaba a Sonia—. Ya me

encargué de sacar a todos esos reporteros.

De camino hacia el lugar, pidió a la compañía de seguridad que enviara un escuadrón de guardaespaldas para quitar a todos los

reporteros de Paradigma y a los mternautas que fueran malvados con ella. Sin embargo, no vio a ningún internauta en ese

momento.

—¿Los sacó? —Sonia se sorprendió y caminó de inmediato hacia la ventana para mirar a la entrada y corroborarlo.

Al ver que, en efecto, no había más reporteros en el lugar, se dio la vuelta y regresó a su posición.

—Gracias —dijo con sentimientos encontrados mientras miraba al hombre.

—¿Qué? —Tobías estaba sumido en sus pensamientos, así que no la escuchó.

Sin embargo, Sonia pensó que se hacía el sordo y quería que ella lo dijera de nuevo, por lo que se sintió algo molesta. No

obstante, él sí contribuyó a alejar a esos reporteros y a eliminar las noticias negativas sobre ella en Internet, así que no tenía

motivos para enfadarse con él. Al pensar en eso, Sonia tomó aire para calmarse e hizo una pequeña reverencia hacia Tobías.

—¡Dije que gracias! Gracias por ayudarme a ahuyentar a los reporteros y gracias por ayudarme a bloquear las noticias.

A Tobías no le gustaba que pusiera esa distancia con él, así que extendió su mano para enderezarla; sin embargo, Sonia evitó su

brazo y se incorporó.

La mirada de Tobías se ensombreció y, tras frotarse los dedos, bajó la mano.

—Era algo que tenía que hacer. No es necesario que me agradezcas —respondió el hombre mientras soportaba el dolor de su

corazón.

—No. Nadie tiene que hacer nada por nadie nunca, y usted no está obligado a hacerlo por mí, así que voy a pagárselo —dijo Sonia

con seriedad mientras lo miraba.

Tobías frunció un poco el ceño. Quiso decir que no necesitaba que le devolviera el favor y que eso era lo que él estaba dispuesto a

hacer por ella, pero sabía que, si lo decía, Sonia no lo aceptaría. Por lo tanto, era mejor dejarla ser. Por lo menos, ese incidente

serviría como conexión entre ambos.

—De acuerdo —asintió Tobías.

Al ver que estaba de acuerdo, Sonia suspiró aliviada.

—Por cierto, presidente Furtado, ¿qué hace usted aquí? —preguntó ella.
Capítulo 293 Exclusión de la Bolsa de valores

—No mucho. Solo estaba preocupado por ti y quería saber cómo estabas —dijo Tobías mientras miraba a Sonia con afecto.

Los ojos de Sonia brillaron, y apartó de inmediato la mirada sin decir nada.

Tobías sabía que ella lo evitaba y, al ver su reacción, se sintió un poco decepcionado, pero se limitó a fruncir sus labios delgados.

—Son solo mis sentimientos personales —dijo él—. No tienes que sentirte presionada.

—Lo sé, pero... —Sonia se mordió el labio inferior.

Antes de que Sonia pudiera terminar de hablar, la puerta de la oficina se abrió de golpe y Daniela irrumpió en la sala.

—¡Presidenta Reyes, malas noticias!

—¿Qué sucede?—dijo Sonia con una expresión seria al notar cómo se comportaba.

—Tania... Tania García, ella... —Daniela se dio unas palmadas en el pecho y, una vez calmada, continuó—: Tania García quiere

iniciar una transmisión en vivo. Dijo que, durante la transmisión, contará a todo el mundo en detalle todo el proceso de su «plan

malvado».

—¿En serio?—Tobías frunció el ceno.

Daniela asintió una y otra vez.

—Ella publicó en su red social un anuncio con la transmisión en vivo. Comenzará a las once y diez de la mañana.

—Once y diez de la mañana... —La expresión de Sonia se ensombreció y se apresuró a mirar la esquina inferior derecha de la

pantalla de su computadora; eran las once de la mañana. En otras palabras, aún faltaban diez minutos para que comenzara.

—Presidenta Reyes, ¿qué deberíamos hacer? —Daniela miró a su jefa—. ¿Deberíamos adelantarnos y tratar de bloquear la

transmisión en vivo de Tania?

—¡No! —gritaron Sonia y Tobías al unísono.

Al escucharlos, Daniela parpadeó sorprendida y miró a ambos mientras se preguntaba cuándo habían comenzado a hablar en

sincronía. A decir verdad, tanto Sonia como Tobías no esperaban que el otro contestara de la misma forma y al mismo tiempo.

Sonia se recuperó tras un momento de sorpresa. Tobías, por su parte, sonrió mientras se sentía bastante feliz. «¿Significa que

pensamos igual?» pensó para sí mismo.

—El presidente Furtado tiene razón. ¡No debemos bloquear esa transmisión en vivo! —Sonia frunció el ceno y agregó de manera

solemne—: Tania dijo que, durante la transmisión, contará tod o el proceso de cómo planee hacerle eso, así que, si la bloqueamos,

¿no me hará ver como la culpable?

—Pero de esa forma la bolsa de valores de Compañía Paradigma caerá una vez más. —Daniela se mostró preocupada.

—Déjame pensar en otra manera —dijo Sonia mientras se frotaba la sien.

Nunca esperó que, incluso después de que Tobías eliminara las noticias sobre ella en Internet, Tania hiciera esa jugada; eso la

tomó desprevenida.

—La mejor manera ahora es excluir a Compañía Paradigma de la Bolsa de valores —dijo Tobías de repente.

—¿Excluir? —Sonia entrecerró los ojos.

—Sí. Paradigma acaba de escapar de la quiebra por muy poco, y su desarrollo no es demasiado estable. En este momento, no es

conveniente que la compañía sobreviva en el mercado de valores. Si el estado permitiera que las compañías se atacaran entre sí en

la bolsa. Compañía Triarca habría declarado en quiebra a Paradigma hace mucho tiempo —dijo Tobías con la mirada en ella.

Al oír eso, Sonia frunció sus labios rojos. Aunque lo que decía era un poco molesto, era la cruda verdad. Si el país no hubiera

promulgado esa norma, Tadeo habría atacado directo al mercado de Compañía Paradigma, el cual, en ese momento, era como

arena dispersa, y habría logrado que la compañía fuera cosa del pasado. Por supuesto, cuando el mercado de valores de una

compañía tenía problemas, el Estado permitía que otras aprovecharan la oportunidad para adquirir las acciones ordinarias.

Al notar que Sonia no contestaba, Tobías decidió suavizar su tono.

—Mientras Compañía Paradigma sea excluida, no habrá grandes cambios en el mercado de valores y no tendrás que preocuparle

de que alguien aproveche la oportunidad de causar problemas en la compañía si adquiere sus acciones ordinarias. Por lo tanto,

deberíamos aprovechar esta situación y excluir a Compañía Paradigma de la Bolsa ahora. En el futuro, cuando Paradigma se

desarrolle por completo, no será demasiado tarde para que vuelva a cotizar. ¿Qué dices?
Sonia admitió que estaba un poco convencida.
—Pero no podemos excluir la compañía tan rápido. Para cuando completemos todos los procedimientos, el mercado de valores de
Paradigma ya habrá colapsado.
—No te preocupes. Puedo hacer una llamada y conseguir que excluyan tu compañía hoy mismo —dijo Tobías mientras levantaba
el mentón.
De inmediato, Sonia frunció el ceño y quiso rechazar su oferta, pero Tobías, por supuesto, ya esperaba tal reacción.
—Sé que es probable que no quieras molestarme —dijo el hombre antes de que ella pudiera decir algo—. Pero ya me debes un
favor, así que es lo mismo que me debas otro. ¿No crees que es mejor que me pagues todo junto en el futuro?
Sonia abrió la boca para decir algo, pero no encontró las palabras.
«Olvídalo. ¿Importa cuánto le debo? Más adelante le devolveré el doble». En definitiva, no soportaba ver cómo las acciones de su
compañía seguían cayendo en picada.
—De acuerdo, entonces. Presidente Furtado, cuento con usted para esto, pero tengo que discutirlo con los accionistas. La
exclusión de bolsa no es algo que pueda decidir yo sola —dijo Sonia con un tono cansado mientras frotaba sus mejillas.
—De acuerdo —dijo Tobías.
—Dile a los accionistas y a la dirección sobre la exclusión de bolsa para ver qué piensan, y luego infórmame sus ideas y
opiniones. —Sonia miró a Daniela—. Hazlo cuanto antes.
—¡Entendido! —Daniela acomodó sus anteojos en el puente nasal y volteó para marcharse.
En cuanto se fue, Sonia notó que su vaso estaba vacío, así que quiso levantarse para rellenarlo en el dispensador de agua. De
repente, se sintió mareada, y soltó el vaso que tenía en la mano. Este cayó al suelo y se hizo pedazos. Mientras tanto, su propio

cuerpo también se balanceó y se precipitó hacia el suelo.


Al ver eso, la expresión de Tobías se transformó. Se incorporó de inmediato, dio grandes zancadas hacia ella y luego estiró los
brazos para sujetar sus hombros y acercar su cuerpo. Al caer en sus brazos, Sonia cerró los ojos y se apoyó en su pecho
mientras jadeaba.
Parecía sentirse muy mal, y las gotas de sudor resbalaban por su frente. Tobías tocó su frente con la ¡dea de que podía tener
fiebre, pero, al entrar en contacto, comprobó que su temperatura era normal. «¿Qué sucede?», pensó confundido.
—Ayúdeme... a volver a la silla —dijo Sonia con voz temblorosa, ya que no le quedaban muchas fuerzas.
Tobías la levantó, la ayudó a regresar a su escritorio y la sentó en su silla de inmediato.
—Cajón. Un caramelo. —Sonia levantó la mano y señaló el escritorio con un dedo tembloroso.
Tobías comprendió por fin lo que sucedía y se apresuró a abrir varios cajones del escritorio hasta encontrar los caramelos que ella
mencionó. Tomó uno, quitó el envoltorio con prisa y lo colocó en su boca.
Al poco tiempo, después de que Sonia comiera el caramelo, su semblante mejoró de a poco y el sudor frío desapareció.
—Gracias —dijo con voz débil tras abrir los ojos.
—¿Cómo puedes tener una hipoglucemia tan grave? —Tobías frunció el ceno mientras que su tono estaba cargado de una
preocupación evidente.
—Es por el embarazo —dijo Sonia con el ceño fruncido.
Las pupilas de Tobías se contrajeron y se quedó sin palabras. ¡Era él quien le había causado eso!
—¿Puede mejorarse o curarse? —preguntó Tobías mientras apretaba el envoltorio del caramelo en la palma de su mano.
—Sí. Estaré mejor después de descansar un poco —respondió Sonia mientras disipaba la somnolencia de su cabeza.
Durante todo ese tiempo, debido a la gran carga de trabajo, su tiempo de descanso no era como antes. Además, el bebé
necesitaba nutrirse, por lo que sus bajas de azúcar eran más serias que antes. Por ese motivo, siempre guardaba caramelos en el
cajón.
—Deberías descansar, entonces —dijo Tobías con voz grave mientras la miraba.
—¿Cree que no quiero? —se burló Sonia—. El problema es que no puedo.

Ángel estuvo observando con anhelo la parte del liderazgo que ella tenía en sus manos; conspiraba todo el tiempo para destronarla.

Si se relajaba, él tendría una excusa para obligarla a entregar el liderazgo de la compañía. Debido a eso, no se atrevía a descansar

o, mejor dicho, no podía hacerlo.

Tobías también comprendió el pesar de Sonia.

—Pero tu cuerpo... —dijo el hombre para expresar su desacuerdo mientras se sentía afligido.

—Suficiente, presidente Furtado. Es asunto mío. —Sonia no quiso hablar de sus problemas físicos con él, así que, tras

interrumpirlo de forma tajante, miró la hora en la esquina inferior derecha de su computadora y entrecerró sus hermosos ojos—.

Comenzó la transmisión en vivo.

Capítulo 294 La triste historia de Tania

Al oír eso, el rostro de Tobías se ensombreció y se acercó a Sonia, dispuesto a ver la transmisión por encima de su hombro. Ella

giró un poco la cabeza para mirarlo. Como no le afectaba la proximidad entre ellos, no trató de hacer que se fuera. Luego, hizo clic

en el enlace que compartió Tania en sus redes sociales y fue redihgida de inmediato hacia la transmisión en vivo.

En ese momento, Sonia se sorprendió de ver que más de diez millones de personas también estaban viendo la transmisión y sus

mensajes pasaban por la pantalla como balas. Los comentarios en directo aparecían uno tras otro con tanta velocidad que las

palabras se difuminaban ante sus ojos. «Apuesto a que hay más de un estrímer famoso que solo puede sonar con semejante

cobertura en las redes sociales».

En la transmisión, Tania estaba sentada en la cama del hospital con un aspecto pálido y débil en su bata de paciente, mientras

miraba a la cámara con los ojos enrojecidos.

—Gracias a to d os por ver mi transmisión en vivo —dijo Tania con voz débil mientras se dirigía a su público—. Estoy segura de que

t od o s saben lo que me sucedió. Como mujer, que ocurra algo tan trágico como esto es una experiencia devastadora y traumática.

Sé que debería estar descansando en lugar de hablar en público y hacer el ridículo, pero...

Interrumpió su discurso y echó la cabeza hacia atrás. Luego, resopló por la nariz y reprimió las lágrimas mientras fingía hacerse la

fuerte.

—Pero no creo que pueda soportarlo más —continuó ella—. Estoy destrozada en una cama de hospital mientras que la persona

que me hizo esto aún vive libremente ahí afuera. Así que, después de pensarlo mucho, ¡creo que debo hablar y asegurarme de que

la persona que me hizo daño pague el precio!

Al instante, los espectadores inundaron la pantalla con mensajes y expresaron su apoyo incondicional y su simpatía hacia Tania:

«¡Así es! ¿Por qué la víctima debe sufrir así mientras que la persona que hizo esto sale libre?».

«La felicito, señorita García. Hace lo correcto al exponer los malvados crímenes de esa persona. ¡Merece un castigo!».

A medida que continuaba la transmisión en directo, las manos de Sonia sobre el apoyabrazos se cerraron en puños apretados.

Con una mirada incrédula sobre la pantalla, sintió que la ira retumbaba por sus venas. «¡Juro que su descaro no tiene límites!».

No había dudas de que Tania era, en efecto, la víctima, pero Sonia no tuvo nada que ver con eso. En circunstancias normales,

Sonia habría sentido pena por ella, sin importar la rivalidad entre ellas. Sin embargo, que Tania la culpara en lugar de denunciar al

verdadero agresor era un golpe bajo. «¡Incluso me atrevo a decir que merece tal humillación!».

Tobías estaba detrás de ella y se aferró al respaldo de la silla con tanta fuerza que sus unas se clavaron en el cuero suave. Estaba

tan indignado como Sonia y su rostro era tan sombrío como un cielo tormentoso. Incluso el aire a su alrededor pareció bajar

algunos grados de temperatura.

Sonia sintió la hostilidad que irradiaba el hombre y volteó para mirarlo con curiosidad. Sus ojos brillaron, pero sin decir una palabra,

volvió a mirar la transmisión exasperante de Tania.


Al otro lado de la pantalla, al ver los comentarios de apoyo, los ojos de Tania se iluminaron de alegría. Sin embargo, se apresuró

en mostrar lágrimas y fingió estar conmovida por las amables palabras de todos.

—Gracias —respondió—. Gracias a todos por ser tan motivadores. Yo-yo en verdad... —Se atragantó con sus palabras y enterró el

rostro entre las manos antes de comenzar a sollozar de forma patética.

Al ver eso, el público se apresuró a consolarla e intentó que dejara de llorar. Tras ofrecer sus palabras de consuelo, la audiencia se

sintió aliviada de ver que ella recuperaba la calma.

—Gracias a todos por preocuparse —dijo Tania mientras sacaba algunos pañuelos y se secaba las lágrimas a la vez que sonreía a

la cámara—. Ahora me siento mucho mejor.

Al creer que sus esfuerzos habían dado resultado, el público se sintió eufórico de oír las palabras de Tania, y comenzaron a

enviarle regalos a través de la plataforma.

Tania, por su parte, se alegró al ver la cantidad de dinero que recibió de la audiencia. «Parece que la transmisión en vivo salió

mejor de lo que pensaba. Conseguí destruir la reputación de Sonia y ganar una pequeña fortuna en el proceso».

Uno de los espectadores más generosos envió un mensaje en rojo brillante, el cual destacaba en toda la lluvia de mensajes:

«Señorita García, no nos dijo qué hizo Sonia para lastimarla».

Al leer el mensaje, el resto de la audiencia recordó de repente el propósito de la transmisión de Tania por lo cual siguieron el

ejemplo del espectador y pidieron más detalles.

La sonrisa de Tania se quebró como si acabara de leer la noticia más triste y puso una expresión de terror mientras se acurrucaba

y rodeaba sus rodillas con los brazos.

—El día que me agredieron, la señorita Reyes me contactó y me dijo que quería hablar conmigo en persona —relató Tania con voz

temblorosa—. Me pidió que fuera a calle Bahía, pero, cuando llegué, ella no estaba. Los únicos que estaban allí eran los seis

hombres que trabajaban para ella.

Hizo una pausa y enterró su rostro entre las rodillas antes de emitir un sollozo que rompería el corazón de cualquiera.

Ante la información, la audiencia estaba perpleja.

«¿Qué demonios? ¡¿Seis hombres?!».

«¡Dios mío! ¡Siempre pensé que era uno solo! ¡Nunca pensé que fueran seis!».

«¡Qué despreciable! Literalmente, Sonia fue y arruinó a la señorita García. Eso traumatizaría a cualquier mujer. ¿Y Sonia organizó

que media docena de hombres llevaran a cabo ese acto indecente? ¡Ella en verdad quería destruir por completo a la señorita

García!».

Al ver los mensajes, Sonia comenzó a temblar con una furia absoluta.

—Oye, tranquilízate. —Tobías dio una palmada en su hombro e intentó calmarla—. Enfadarse es malo para la salud, ¿sabes?

—¿Cómo diablos se supone que me calme cuando esta mujer...?

—Lo sé. —Él se mostraba impasible mientras miraba a Tania en la pantalla, pero en sus ojos se reflejaba una tormenta

aterradora—. Ella no estará feliz por mucho tiempo, lo juro.

—¿Qué va a hacer? —Sonia lo miró de manera inquisitiva.

Tobías le sonrió, pero no dio más detalles.

Su sonrisa la tomó desprevenida y, por un momento, fue como si se hubiera convertido en el hombre que era hace seis años. Ella

recordaba lo amable y agradable que se veía cada vez que sonreía en el pasado.

—¿Qué ocurre?—preguntó Tobías, desconcertado por la mirada aturdida de Sonia, quien había fijado sus ojos en él.

Ella parpadeó para salir de su ensimismamiento y apartó la vista mientras bajaba la mirada para ocultar la nostalgia en sus ojos.

—¡Nada! —soltó a la vez que se ponía a la defensiva.

«¿Y qué si sonríe como lo hacía hace seis años? Eso no cambia el hecho de que ahora es una persona diferente».

Aunque sintió que Sonia ocultaba algo, Tobías quiso preguntar más, pero al final no lo hizo. Sabía que no obtendría respuesta de

ella por mucho que la presionara. Fuera lo que fuera, era evidente que había tomado la decisión de no decírselo.

La transmisión continuó y muchos espectadores experimentados utilizaban comentarios de colores para exigir detalles. Una de las
preguntas decía: «Señorita García, ¿por qué Sonia le hizo cosas tan horribles?».

Los demás miembros del público también estaban expectantes; ansiaban descubrir los motivos.

Tania se mordió el labio inferior y dejó escapar una risa sin gracia.

—Quizá sea porque me odia. Estuvo casada con mi exprometido y, como todos saben, estuve en coma durante seis anos antes

de recuperar la conciencia. Cuando lo hice, mi exprometido solicitó su divorcio de la señorita Reyes y formó pareja conmigo, lo que

la llevó a pensar que yo le robé a su esposo. Desde entonces, su odio hacia mí no ha hecho más que crecer y, antes de esto, me

atacó innumerables veces con la intención de hacerme daño. En el pasado, logré superar todos esos ataques Injustificados, pero

esta vez, no pensé que ella...

Detuvo su historia en un sollozo y rompió a llorar una vez más mientras enterraba su rostro en las rodillas como un niño herido.

Demás está decir que el público ya sabía el final de la historia. Soma odiaba a Tania por robarle a su esposo, lo que llevó a que la

mujer la hiriera más de una vez con la esperanza de separar a la pareja feliz. Sin embargo, dado que Sonia fracasó en sus intentos

previos, cayó en un ataque de ira maníaco y orquestó ese horrible plan para arruinar por completo a Tania. De ese modo, se

convertiría en una mujer arruinada para siempre, y Tobías anularía su compromiso de manera inevitable. Al final del día, Sonia se

reconciliaría con él una vez más y tendría su retorcido «final feliz».

Al pensar lo fría y calculadora que fue Sonia por pensar en un plan tan perverso, el público no pudo evitar estremecerse. Sin

embargo, de inmediato transformaron su conmoción en furia y decidieron salir en defensa de Tania.

«Ya presenté una denuncia policial en su nombre, señorita García. Pronto, la policía arrestará a esa mujer desgraciada y, cuando

llegue el momento, nosotros seremos sus testigos. ¡No podemos dejar que alguien tan cruel se salga con la suya!».

«Así es, señorita García. Todos estamos de su lado».

«No, no creo que pueda contenerme más. Voy a ir al perfil de Sonia para iniciar un alboroto contra ella. Lo que hizo es peor que

todas las formas en las que la he nombrado, así que voy a subir el nivel de mis Insultos. De hecho, ¡para cuando termine, ni

siquiera sabrá su propio nombre!».

«Oye, voy contigo. ¿Sabes qué? ¡Incluso podría Ir a su compañía y enfrentarme a ella yo mismo!».

Cuando Tania vio la agresividad que aparecía por toda su pantalla, las comisuras de sus labios se curvaron en un pequeño Indicio

de sonrisa. Sin embargo, mantuvo las lágrimas mientras se dirigía a la audiencia agradecida.

—Gracias a todos por ser tan amables. Muchas gracias.

Los espectadores repitieron en mayor medida los mismos sentimientos y comentaron: «No se preocupe, señorita García. ¡Es

nuestro deber como ciudadanos deshacernos de esas escorias de la tierral».

Una expresión de alivio y gratitud se reflejaba en el rostro de Tania, pero ella se reía para sus adentros de sus espectadores. «¡Qué

montón de ¡diotas!».
Capítulo 295 Llevando a Ángel al límite

Al ver los comentarios ridículos que aparecían apoyando la falsa historia triste de Tania y la sonrisa triunfante de la muchacha,

Sonia apretó los puños y golpeó el escritorio en una rabieta. El sonido hizo eco en la sala vacía y silenciosa.

Tobías tomó su muñeca de inmediato y la examinó para revisarla.

—¿Qué estás haciendo? —Sonia quitó la mano y lo miró con recelo.

Cuando vio que estaba a la defensiva con él, se sintió herido. Mientras bajaba la mirada, respondió de manera tranquila:

—Solo quería ver si te hiciste un moretón en la mano o algo.

Ella se alejó de él y murmuró:

—Por favor, no es como si hubiera martillado el escritorio. No hay moretón.

El murmuró en respuesta.

—Me alegro de que estes bien, pero la próxima vez que te enojes, intenta no golpear con tanta fuerza los mueves. Solo terminarás

lastimándote a ti misma.

—Lo sé; no es necesario que me moleste —gruñó después de apretar los labios.

Tobías estuvo a punto de decir algo cuando la puerta de la oficina se abrió. Al segundo, Ángel entró en la sala furioso.

—¿Qué son esas noticias sobre salimos de la bolsa, Sonia?

La miraba enojado a Sonia e ignoraba a Tobías, que estaba parado al lado de ella, sin decir palabra mientras los miraba conversar.

Sonia, por otro lado, apagó el endurecedor vivo de Tania. Ya que la muchacha ya había dicho, o mentido, a la audiencia sobre

cómo y por qué Sonia provocó semejante infortunio, no había necesidad de ver el resto. No era como si ese contenido fuera a

favorecer a Sonia de todas formas. Sonia soltó el ratón y miró a Ángel con frialdad.

—Así es. Estoy segura de que Daniela ya le dio los detalles.

Ángel estaba furioso y golpeó el escritorio.

—¡¿Cómo te atreves a poner en marcha semejante plan si mi permiso?!

—¡Oh! ¡Me atrevo a hacerlo y ya lo he hecho! —Se levantó del asiento y fulminó con la mirada al hombre mientras ignoraba sus

berrinches—. ¡No olvidemos que soy la accionista más grande de toda Compañía Paradigma!

Mientras la interacción empeoraba, Tobías siguió de pie callado junto a Sonia y sus ojos oscuros reflejaron admiración cuando

presenció lo ingeniosa y dura que podía ser.

—Tú... —Ángel se ahogó con sus palabras ya que estaba demasiado furioso. Después de lo que pareció un largo silencio, se

recompuso y gritó—: Sí, puedes ser la mayor accionista en la compañía, pero no olvides que yo estoy a cargo aquí. ¡No eres nada

más que la vicepresidenta!

—¿Y qué?—Sonia se cruzó de brazos, viéndose más alta y poderosa mientras contraatacaba—: Ya sabe, presidente Duarte, que

debería estar agradecido de estar en un rango alto en Compañía Paradigma, que es la razón por la que la mitad lo apoya. Si no

fuera así, habría tomado la autoridad que posee en este mismo instante y hubiera llamado a una reunión de los accionistas. Yo

soy, después de todo, la mayor accionista y tengo derecho a hacerlo. En otras palabras, podría convertirme en la presidenta de la

compañía con facilidad.

Lógicamente, su posición como la mayor accionista le daba voz en la compañía, pero no podía reunión el apoyo de los demás

directores ya que no se atrevía a hablar mal de Ángel. Temía que él se fuera de Compañía Paradigma y se llevara a los demás con

él, lo que sería suficiente para derribar la empresa. Eso se debía a que la compañía no podía encontrar nuevos accionistas.

Después de considerar eso, prefirió tragar su orgullo como la mayor accionista y tomar el rol de vicepresidenta.

Todo marchó bien ya que Ángel no sabía de sus preocupaciones, razón por la cual no le prestaba mucha atención, aunque fuera la

mayor accionista de la compañía.

—¡Oh! ¿Vas a llamar a una reunión de accionistas? Y me quitarás mi autoridad con tanta facilidad, ¿no es así? —Rio a carcajadas

como si acabara de escuchar el chiste más gracioso—. Sonia, ¿estás segura de que es lo más inteligente? Sabes que aquellos

que están de mi lado son los pilares de Compañía Paradigma y estarán perdidos en el momento en que se vayan. ¡Ve y llama una

reunión si te atreves!

Sonia apretó las uñas en sus palmas y estaba a punto de responder cuando la voz indiferente de un hombre resonó de manera
intimidante:

—¿Por qué no lo haría?

De inmediato se giró y miró a Tobías sorprendida. Ángel también estaba molesto y le dijo:

—Esto es entre yo y la vicepresidenta Reyes. ¿Por qué no se queda callado como un asistente y...? ¿Presidente Furtado? —Su

voz se hizo más aguda cuando registró la presencia de Tobías y su rostro enrojeció ya que no podía creer que estuviera allí.

Aunque Ángel había visto la figura al lado de Sonia cuando entró, estaba tan apresurado por confrontarla que no le prestó atención

a dicha presencia y pensó que el hombre era un asistente de bajo rango. Sin embargo, no estaba que fuera en realidad Tobías, el

presidente de Grupo Furtado. Ángel, estupefacto, miró a Tobías y tartamudeó:

—P-presIdente Furtado, ¿qué lo trae acá? —Después miró con nerviosismo a Tobías y Sonia y anadió—: ¿E-está con Sonia?

—Estoy aquí porque tengo un par de asuntos que discutir con Sonia. ¿Se ha olvidado que tenemos una colaboración en el

proyecto de energías alternativas? —Tobías respondió con mirada enojada.

No podía decir que estaba allí porque le preocupaba Sonia, que sin dudas se molestaría con el sí lo confesara. Mientras, ella

levantó una ceja y, aunque estaba sorprendida de que hubiera mentido, no lo expuso. «Puede hacer lo que le plazca».

—Ya veo—dijo Ángel convencido.

Después de todo, no había razón por la que el estaría allí más que negocios. Todos en el mundo de los negocios sabían que no la

amaba, razón la cual se había divorciado en primer lugar. «Por supuesto. No vendría aquí solo para verla». Ángel se regañó a sí

mismo.

—Presidente Furtado, ¿escuchó lo que estábamos hablando con Sonia...

—¡Escuché todo! —Tobías bajó la mirada como si estuviera observando a la plaga y continuó con frialdad—: SI quiere irse de

Compañía Paradigma y llevarse a la mitad de los accionistas, entonces, ¿Por qué no lo hace de Inmediato?

—¿Qué? —Ángel palideció cuando escuchó esto y abrió los ojos grandes sin poder creerlo—. Presidente Furtado, no es propio de

usted interferir con los asuntos de nuestra compañía, ¿no es así?

«No me iré de la compañía. ¡Solo estaba intentando asustar a Sonia! No pensé que Tobías se lo tomara en serio».
Tobías miró al hombre como un depredador observa a sus víctimas.
—Yo puedo meterme en los asuntos que me vengan en gana. Después de todo, la mitad de las compañías salieron a flote solo
después de que comencé a colaborar con Grupo Furtado. Además, la vicepresidenta Reyes es quien está trabajando conmigo en el
proyecto de energías alternativas y es mi compañera de negocios más importante. Estoy seguro de que tengo el privilegio de
meterme en los asuntos internos de la compañía.
Ángel abrió y cerró la boca como un pez.
—Yo... No está equivocado, pero...
—Entonces, llegamos a un acuerdo, ¿no es así? —Tobías interrumpió al hombre tartamudo una vez más—. Fue la presidenta
Reyes quien llegó a tales acuerdos conmigo así que estaré, naturalmente, de su lado, y veré como su partida, al igual que los de

los demás accionistas, afectará de hecho el acuerdo entre nuestras compañías.


Mientras decía eso, miró a Sonia con expresión solemne.
»Y no se preocupe, vicepresidenta Reyes. Enviaré un equipo profesional para que la ayude a completar los lugares que dejaron los
subordinados del presidente Duarte, si se fuera de la compañía. Después de todo. Compañía Paradigma estará bien.
—¿Qué? —Ángel estaba tan estupefacto con la promesa de Tobías que su mente quedó en blanco.
Sonia estaba igual de sorprendida y miraba a Tobías.
—¿Está hablando en serlo?
Tobías asintió con convicción.
—Por supuesto que lo estoy y mantendré mi palabra. En cuento al presidente Duarte... —Se pausó reflexivamente y puso su
atención en el hombre boquiabierto—. SI va a permitir que todos esos accionistas talentosos lo apoyen, entonces será una pérdida
para usted unirse a otra compañía. Le sugiero que establezca su propia compañía ya que, con un equipo tan fuerte bajo su mando,
su compañía crecerá con rapidez. Haré correr la voz en el círculo empresarial así nadie más colabora con usted, lo que será la
ruina de su compañía. ¿Qué dice, presidente Duarte?

Incapaz de contener la risa, apenas tuvo tiempo de tapar su boca con la mano antes de soltar una carcajada ruidosa. Estaba tan

divertida por las palabras de Tobías que tuvo que girarse; sus hombros temblaban mientras intentaba contener la risa.

Ángel, por otro lado, se estremecía de la furia, pero no se animaba a responderle a Tobías. Todo lo que pudo hacer fue apretar los

puños e intentar controlarse. «¿Qué respondo? ¡Esto un montón de estupideces! Les dirá a las demás compañías que no nos

acepten, lo que lo mismo que hacernos desaparecer de la industria. ¿Establecer una compañía? A mi edad y con la pequeña

fortuna que tengo, [terminaré viéndome como un completo tonto! ¡Me está humillando y quiere que sufra!».

Echaba chispas, pero se forzó a sonreír y respondió:

—Es gracioso, presidente Furtado. Establecer una nueva empresa es algo difícil a mi edad.

—¿Lo es? ¿Eso significa que nunca tuvo la intención de abandonar Compañía Paradigma con sus subordinados? —Tobías miró a

Ángel de manera apremiante.

Ángel tosió dos veces, claramente molesto por cómo había resultado todo.

—Bueno, por supuesto. Solo estaba bromeando con la vicepresidenta Reyes; no haré algo tan drástico como eso.

Se preguntó si podía reunir suficiente coraje para llevar a cabo la amenaza después de eso.

Capítulo 296 A la estación de policía

Ángel estaba entre la espada y la pared: si se iba de Compañía Paradigma, sería reemplazado de manera inmediata; y tampoco

sería capaz de unirse a ninguna otra compañía porque Tobías lo había colocado en la lista negra de la industria; no tendría lugar al

cual acudir y su carrera estaría acabada. Para ser preciso, él nunca pensó en irse en primer lugar.

En ese momento, Tobías miraba fijo a Sonia.

—Entonces, ¿qué cree? —preguntó Tobías.

Aunque a Sonia le disgustaba muchísimo la idea de tener cerca a Ángel, le disgustaba aún más tener al equipo de Tobías

trabajando en la empresa.

—Bueno, presidente Duarte dijo que solo estaba bromeando, por lo que creo en su palabra y pasaré por alto este incidente

—respondió Sonia con frialdad luego de pensar un instante.

—Está bien. —Tobías se sitió un poco desanimado por la respuesta y apretó sus labios de manera tal que parecían una línea

delgada.

Esperaba que Sonia aceptara la sugerencia y permitiera que Ángel y sus empleados se retiraran de Compañía Paradigma, así,

Tobías podía enviar a su equipo allí como les prometió y tener la excusa perfecta para ver a Sonia tantas veces como deseara.

Mientras, Ángel dio un gran suspiro; se sintió aliviado luego de escuchar las palabras de Sonia. «Gracias a Dios que ella tiene

sentido común para decir lo correcto de lo contrario, estaría condenado».

—¿Aún planea oponerse a mi decisión de salir de la bolsa, presidente Duarte? —Sonia lo miró inexpresiva.

—Claro que no Sonia, usted puede hacer lo que desee. —Ángel salió de su ensimismamiento; no quería ceder, pero al ver a

Tobías, se tragó su respuesta y asintió de inmediato.

—En ese caso, lo informaré. ¿Algo más que quiera discutir, presidente Duarte?—Parecía que Sonia lo estaba echando de su

oficina.

—Para nada, continúe con su trabajo, Sonia, no la molesto más, me retiro.


Ángel esbozó una ligera sonrisa, pero en cuanto giró, la sonrisa de su rostro se transformó en una mueca amenazante. Había ido a

la oficina de Sonia para persuadirla a que dejara sus acciones y a amenazarla con abandonar la compañía si no lo hacía: sin

embargo, no se esperaba que Tobías estuviera allí para arruinar sus planes. Tal como estaban las cosas, Tobías defendería a Sonia

mientras su trabajo en equipo fuera una preocupación constante. Ángel apretó sus dientes mientras pensaba. «Solo hará que sea

más difícil lidiar con esa maldita. Debo encontrar una manera de arruinar su colaboración juntos». Luego de ser derrotado. Ángel

abandonó la oficina; la paz y serenidad volvió. Sonia se acomodó el cabello detrás de las orejas y le agradeció a Tobías por

defenderla, por lo que quedó perplejo.

—Ya me has agradecido una docena de veces hoy.

—Lo sé, pero es solo por educación —dijo Sonia luego de sentarse.

La verdad era que Sonia sabía que podría haber lidiado con Ángel sin la intervención de Tobías; Incluso antes de esa situación,

había tomado la decisión de enfrentarse a Ángel en caso de que se opusiera a que la compañía sacara sus acciones de la bolsa.

Si Ángel la amenazaba con Irse, ella no lo detendría en absoluto. Lo peor que podía pasar era tomar la decisión de hacer recortes

de personal y convertirse en una pequeña o mediana compañía. Mientras la empresa se mantuviera, había posibilidades de

recuperarse y así, recuperar la gloria de antes.

Tobías caminó alrededor de su escritorio y se sentó frente a ella.

—No debes agradecerme por educación. Sé que las cosas han estado tensas entre tú y Ángel; podrías haberlo echado de

Compañía Paradigma si querías.

—Lo sé, pero creo que no era necesario tomar esa medida extrema. —La mirada de Sonia se tornó sombría.

—¿Eso es lo que en verdad piensa, o es solo porque le molesta la idea de tener a mi gente bajo sus narices? —preguntó Tobías

mientras la miraba con intensidad.

Sonia abrió la boca como si fuera a decir algo: luego, la cerró y giró su cabeza para defenderse. Al verla, Tobías sabía que tenía

razón. Sonia no quería a su gente allí merodeando, y aunque se sentía frustrado por eso, suspiró y lo dejó pasar. En ese momento,

Sonia utilizó su teléfono para llamar a Daniela.

—Prepara todos los documentos para retirar las acciones de la bolsa y envíalos al departamento gubernamental que corresponda.

—Creía que el presidente Duarte estaba en contra de retirar las acciones —respondió Daniela.

—Cambió de opinión. —Sonia se masajeó la sien exhausta.

—¿De verdad?

—Así es —asintió Sonia.

—¡Eso es genial! Comenzaré a preparar los documentos en este instante. —Daniela sonrió de oreja a oreja por el cambio de

planes.

—Está bien —murmuró Sonia de acuerdo: luego, cortó la llamada.

—Llamaré al departamento gubernamental y le pediré que comiencen a procesar los documentos en cuanto llegue tu secretaria

—expresó Tobías con suavidad mientras sacaba su teléfono.

—Está bien —respondió Sonia con una leve sonrisa, no podía creer lo mucho que la había ayudado Tobías ese día.

Tobías se levantó y fue al balcón para hablar, pero volvió unos minutos después con una mirada de preocupación. Al verlo, Sonia

sintió que se le erizaba la piel en señal de malas noticias.

—¿Qué sucede? ¿El departamento se negó?

—No, no es eso. Hay una multitud de reporteros esperando en la entrada de la compañía; diría que unas cuarenta o cincuenta

personas —explicó Tobías con el teléfono alejado.

Tobías había ¡do solo con un grupo mediano de guardaespaldas, y aunque todos eran fuertes y capaces, parecían no poder

contener la multitud de reporteros. Por eso, antes de entrar de nuevo a la oficina, llamó a la compañía de seguridad y pidió al

menos dos grupos medianos más por la situación, pero no llegarían hasta más tarde. Al escuchar que los reporteros estaban allí,

Sonia comenzó a sentir dolor de cabeza.

—Apuesto a que esto tiene que ver con la transmisión en directo de Tania. Antes, cuando subió un posteo en sus redes sociales,
unos veinte o treinta reporteros, junto con internautas desquiciados, vinieron para obtener declaraciones y comentarios míos.
Daniela tuvo que llamar a la policía para sacar a los internautas, pero los reporteros tienen libertad de expresión por lo que no
pudimos hacer nada.
Mientras la prensa no se reuniera en un espacio prohibido, la policía no podía ejercer jurisdicción, lo cual era un tema delicado.
—Ahora comprendo —murmuró Tobías luego de elevar su barbilla.
Teo le había informado que más temprano había un grupo de internautas con coronas fúnebres y palas a modo de amenaza
indirecta hacia Soma. Sin embargo, Tobías no los vio cuando llegó, pero era porque la policía ya los había sacado.
—¿A qué se refiere? —preguntó Sonia desconcertada.
—Nada —negó mientras le sonreía.
Sonia se encogió de hombros y no le insistió al ver que Tobías tampoco le contaría.
La transmisión en directo de Tania había finalizado hacía poco y todos en internet estaban desvariando, aún más que la vez
anterior, la cual había perdido popularidad después de un tiempo. Ahora, los rumores que rodeaban a Sonia eran mayores que los
de las celebridades controversiales.
Algunos fanáticos de esas celebridades llegaron al punto de agradecerle a Sonia en la sección de comentarios de su red social:
afirmaban que los actos malignos que cometió disiparon los crímenes de sus ídolos; por eso, la mayoría de los comentarios en su
página eran crueles y despiadados. Sonia sabía que Tania había utilizado ese truco sucio para destruirla y condenarla a la hoguera.
«Tania cree que puede adjudicarme todas esas acusaciones porque no tengo los medios o la evidencia suficiente para limpiar mi
nombre, pero para salirse con la suya, depende de Timoteo y su disposición a dar una explicación». Mientras se despabilaba,
Sonia miró la hora en la pantalla de su computadora, eran las doce y media de la noche. Timoteo no había querido salir a plena luz
del día para aclarar o confesar su rol en todo esto; Sonia tendría que esperar hasta la noche para ver al menos una pizca de
esperanza.
De repente, el sonido penetrante de llamada de su celular la sacó de sus pensamientos, miró la pantalla, y su expresión
ensombreció.

—¿Quién es?—preguntó Tobías luego de entrecerrar sus ojos y notar el rostro de Sonia.
—Un oficial de la estación de policía. Me temo que algún fan de Tania haya presentado un reporte policial, tal cual dijo que haría
—respondió Sonia con sus labios fruncidos.
Deslizó su dedo para atender la llamada; la persona que hablaba parecía indiferente.
—Buenos días, señorita Reyes, le hablo de la Estación de Policía de Ciudad del Mar. Hemos recibido una denuncia de parte de
alguien de internet afirmando que usted ha sido cómplice de agresión contra una persona; necesito que venga de inmediato a la
estación para ayudarnos en la investigación.
Con el teléfono aún apretado en su oreja, Sonia disparó una mirada de «te lo dije» a Tobías; luego, se concentró en el oficial con
rostro inexpresivo.
—Claro, iré de inmediato —respondió tajante.
Cortó la llamada y reposó en su silla.
—¿Irás a la estación de policía? —preguntó Tobías luego de ponerse de pie.
—Si, para ayudar con la investigación. Supongo que es algo bueno; mi nombre podrá limpiarse si se comprueba que no tengo nada
que ver con esto —respondió luego de tomar su bolso y colgárselo del hombro.
—Iré contigo—expresó Tobías mientras se arreglaba las mangas.
Sonia quería decirle que no, pero al ver la mirada obstinada sabía que la seguiría de todas maneras, así que suspiró con
resignación y se dirigió a la puerta.
—Como usted desee.
Al escucharla, se dibujó una pequeña sonrisa en los labios de Tobías y se colocó a su lado.
Los grupos de seguridad que Tobías llamó más temprano ya estaban en el ascensor cuando Sonia y Tobías entraron; en cuanto se
detuvo, Tobías le ordenó a los guardaespaldas que los guiaran al estacionamiento y que contuvieran a la multitud de reporteros
lejos. Solo cuando el capitán de los grupos de guardaespaldas dio la orden de que estaba despejado, Sonia y Tobías salieron del
ascensor, pero tan pronto como lo hicieron, fueron vistos por los reporteros que ya estaban siendo contenidos por los

guardaespaldas.

Capítulo 297 Reunir evidencia

Al instante, el bullicio se reavivó y los reporteros alzaron sus micrófonos y cámaras. Luego, se abalanzaron hacia delante con la
esperanza de romper la barricada de los guardias. Sin embargo, aunque había más reporteros que guardaespaldas en la entrada
principal, la proporción de personas se invertía bastante en el estacionamiento. Por lo tanto, los treinta guardias que había en el
lugar podían contener con facilidad a los veintitantos reporteros presentes, los cuales, sin importar que lucharan y empujaran hacia
delante, no pudieron romper la barricada.
Al frustrarse cada vez más contra los guardaespaldas, los reporteros se dieron cuenta de que no les quedaba más remedio que
gritarle a Sonia a la distancia.
—Señorita Reyes, ¿es cierto que usted organizó el ataque contra la señorita García?
—¿Tiene algún comentario al respecto, señorita Reyes?
Las repetidas preguntas causaron que Sonia frunciera el ceno. Tras decidir ignorarlas, caminó sin molestarse en reaccionar a los
reporteros.
Disgustados y provocados por su falta de repuesta, los reporteros no dejaron de hacer preguntas.
—Señorita Reyes, ¿su silencio cuenta como una afirmación? ¿En verdad orquestó todo el incidente?
—¿Es cierto que les pagó a seis hombres para hicieran su trajo sucio? ¿No cree que eso es propio de una persona despreciable?
El comentario hizo que Sonia se detuviera en seco.
—¡¿Despreciable?! —preguntó en voz alta con tono de desprecio.
El hombre que caminaba junto a ella también se detuvo y ambos voltearon a mirar al reportero que hizo la desafortunada pregunta.
—¿Acabas de llamarme despreciable? —El rostro de Sonia era impasible mientras miraba al reportero con severidad.
Al toparse con la mirada sombría de la mujer, el reportero sintió que un escalofrío recorría su espalda.
—¿M-me equivoco?
No tenía idea de que una mujer pudiera ser tan intimidante y, aunque el hombre junto a ella llevaba anteojos oscuros que cubrían

su rostro, el reportero notó que también tenía la mirada fija en él. Eso le hizo sentir que se quedaba sin aire. Además, el reportero
descubrió que aquel hombre le resultaba familiar. «¿Dónde lo he visto antes?».
—Parece que todos están convencidos de que Tania dijo la verdad —se burló Sonia mientras hablaba arrastrando las palabras de
modo ultrajante—. Así que todos piensan que soy despreciable porque creen que yo le hice eso, pero eso solo demuestra que son
más tontos de lo que pensaba. ¿Acaso los adultos no suelen tener más sentido común? Si tengo que explicarlo, ¡la única
despreciable en todo este incidente es Tania!
Al oír eso, los reporteros permanecieron aturdidos y en silencio, para luego volver a estallar en un alboroto.
—Señorita Reyes, ¿dice que la señorita García nos mintió y que usted nunca le hizo nada?
—¿Tiene alguna prueba, señorita Reyes?
La única razón por la que estaban convencidos de la versión de Tania era porque ella había nombrado a Sonia en una transmisión
en vivo delante de millones de personas. Después de todo, si se descubría que Tania mentía, la respuesta negativa sería de las
proporciones inimaginables. Sin pruebas irrefutables de los crímenes de Sonia, ella no arriesgaría su propia reputación de esa
manera. Sin embargo, tras escuchar las palabras de la mujer, la convicción de todos los reporteros flaqueó.
En cuanto la vieron salir del edificio, algunos de los reporteros comenzaron a transmitir en directo, y sus transmisiones ya tenían
cientos de miles de espectadores. En cuanto escucharon la declaración de Sonia, la audiencia comenzó a discutir de manera
ferviente.
«Sonia tiene razón. Aquí somos todos adultos, y tenemos que escuchar ambos lados de la historia antes de culpar a alguien.
Tania puede haber señalado a Sonia como la culpable, pero ¿no se dan cuenta de que no nos mostró ni una sola prueba concreta?
Ella solo difundió la noticia por Internet, así que todavía hay lugar para la duda en su historia».
«Sí, y lo que es más importante, ¿por qué Tania no presentó primero una denuncia a la policía e hizo que arrestaran a Sonia?
Después de todo, ella es la víctima, así que estaba en su derecho de hacerlo en lugar de compartir los detalles del crimen de
Sonia en Internet. Es probable que solo sea un truco publicitario».
Mientras algunos adoptaban un enfoque sensato ante el Incidente, otros mantuvieron la creencia de que Tania había dicho la verdad.
«Tania solo recurrió a exponer los crímenes de Sonia en Internet porque quería contarnos la verdad del incidente. Quería que
supiéramos lo despiadada que es esa mujer. SI eso significara que todo el mundo vería el verdadero rostro de Sonia, en su lugar,
yo haría lo mismo».
«Coincido con la persona anterior. Para aquellos que se preguntan por qué Tania no presentó una denuncia policial de inmediato,
pues Sonia tampoco lo hizo. Si en verdad es ¡nocente en todo esto, entonces estaría en su derecho de hacer una denuncia, pero
no lo hizo. Eso por sí solo debería ser prueba suficiente de su carácter».
A medida que más espectadores expresaban su opinión sobre el asunto, más se dividían las posturas.
Mientras tanto, Tania seguía la misma transmisión en vivo desde su habitación del hospital. Sus ojos estaban fijos en la pantalla
con mensajes y, al ver que algunos ¡nternautas adoptaban una postura neutral, que sin dudas no era a su favor, se sintió tan
indignada que estuvo a punto de tirar su tableta por la puerta. Sin embargo, al ver que algunos ¡nternautas la defendían, se
tranquilizó aliviada.
Sonia no sabía que su enfrentamlento con los reporteros en el estacionamiento era transmitido en vivo.
—Es cierto que ahora no tengo ninguna prueba para limpiar mi nombre, pero eso podría cambiar esta noche —dijo Sonia tajante
mientras pasaba su mirada seria por entre la multitud.
Al terminar de hablar, el silencio cayó sobre el recinto y, a los pocos segundos, los reporteros y la audiencia de la transmisión en

vivo estallaron en un nuevo alboroto.


—Señorita Reyes. —Sin esperar al resto de sus compañeros, uno de los reporteros se apresuró a preguntar—: ¿Dice que está
reuniendo evidencia y que esta noche tendrá todo lo que necesita para demostrar su inocencia?
El accionar del reportero no agradó a sus compañeros, quienes lo miraron con resentimiento. «Podría ser un poco más cortés en
lugar de disparar su pregunta así sin más».
—Sí —asintió Sonia antes de girarse para mirar directo a una de las cámaras. Luego, anunció con solemnidad—: A medianoche,
presentaré todas las pruebas que tengo y todos podrán decidir si en verdad perjudiqué a Tania. Si se demuestra mi inocencia,
¡entonces haré que vaya a prisión!
«Timoteo debería terminar esta noche con la cirugía. Si no entrega ninguna prueba, tendré que ponerlo en evidencia. Tengo las
grabaciones de audio de nuestras últimas conversaciones telefónicas, incluso la más reciente en la que me habló de cómo iba a
vengarse de Tania». Sin importar cómo lo pensara, ¡el plan de Sonia para exponer las mentiras de Tania era prácticamente infalible!
En la habitación del hospital, Tania sintió que el corazón le daba un vuelco al escuchar la declaración enérgica de Sonia. Los
nervios colmaron sus pensamientos mientras que sus manos se aferraron con fuerza a la tableta. «Dijo que ha estado reuniendo
evidencia y que terminará a medianoche. ¿Eso es posible?». Al pensar en eso, su corazón se aceleró de tal manera que sintió que
podía saltar por su garganta, lo que causó que perdiera todo el color de su rostro.
No estaba segura de que Sonia dijera la verdad, pero no quería correr el riesgo. Si resultaba cierto, estaría acabada. Después de
todo, Tania solo había perjudicado a Sonia porque estaba segura de que nunca podría limpiar su nombre. «Pero ahora...». Tania se
mordió el labio inferior con fuerza mientras que una punzada de arrepentimiento surgía en su interior.
Mientras tanto, en el estacionamiento, los reporteros aún intentaban obtener más respuestas de Sonia. Sin embargo, la mujer
pensó que había dicho lo necesario y decidió dejar el resto para esa noche.
—Deberíamos irnos —dijo a Tobías sin Intenciones de perder más tiempo con esa multitud insaciable de reporteros.
Tobías se alegró de que se hubiera referido a ambos con un «deberíamos» en plural. Una expresión de simpatía brilló en sus ojos
detrás de sus anteojos oscuros.
—De acuerdo —asintió mientras se ajustaba los anteojos.
Los usaba desde el momento en que entró en el ascensor y era más un disfraz deliberado que otra cosa: no quería que los
reporteros lo reconocieran y complicaran las cosas para ella con teorías descabelladas. De hecho, en ese momento su presencia
no haría más que agregar dramatismo, dado que todo el mundo conocía de su matrimonio fallido con Soma y su compromiso
anulado con Tania. Como ambas mujeres se enfrentaban entre sí, los reporteros harían un banquete de la situación si captaban que
él estaba con Sonia poco después de anular el compromiso con Tania. Eso sería como añadir sal en la herida de Sonia. Debido a
eso, Tobías se colocó aquel par de anteojos oscuros enormes, que ocultaban casi la mitad de su rostro, y mantuvo su identidad en
secreto de esos reporteros feroces.
Al poco tiempo, se detuvieron frente al auto de Sonia y esta sacó las llaves para abrir las puertas. Sin embargo, en el momento en
que extendió su mano para abrir la puerta del conductor, se escuchó el sonido de pasos dispersos y apresurados, seguidos por un
gruñido amenazante.
—¡Muere, desgraciada!

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