EL TESTIMONIO ORAL
L os testimonios orales constituyen una fuente alternativa para la investigación
histórico - social. El testimonio oral es un documento cuya elaboración se intenciona
desde la perspectiva de la historia oral.
Constituye un importante medio que contiene las evocaciones y recuerdos de individuos
que participaron, vivieron y sintieron determinados hechos, acontecimientos y procesos
históricos.
La riqueza de los testimonios orales estriba en que son una fuente indispensable para
documentar las vida cotidiana de personas comunes, cuyas experiencias de vida
difícilmente podría quedar plasmadas en otro tipo de fuentes.
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El testimonio oral y las cualidades de la voz
El testimonio oral es la narración de una vivencia en primera persona y relatada por su protagonista o un
testigo presencial que da cuenta de una serie de hechos de importancia variada. Este género abre la
posibilidad de unir la vida de una persona con la de la comunidad.
LA ENTONACIÓN o modulación de la voz
consiste en una serie de variaciones
ascendentes y descendentes.
1
LA INTENSIDAD es el grado de fuerza al emitir los
sonidos. Mayor intensidad para resaltar algo y menor
intensidad para la confidencialidad.
2
Las cualidades de la
voz EL TIMBRE es el sonido característico que nos hace
distinguir a una persona por su voz.
TOMA NOTA TOMA NOTA
En los relatos orales la entonación ayuda a Pasos para escribir un testimonio
diferenciar una interrogación, de una exclamación y
de una afirmación. Por ejemplo: • Selecciona el tema y subtemas para
escribir tu testimonio.
• ¡Has comprado pan! • Aborda un solo subtema por párrafo.
• ¿Has comprado pan? • Separa las oraciones de tu párrafo con
• Has comprado pan. comas o puntos seguidos.
La intensidad permite diferenciar sonidos débiles • Usa el punto aparte al término de cada
(suaves) y fuertes (intensos). Por ejemplo, la párrafo y el punto final al concluir el
intensidad no es gritar, sino proyectar la voz de testimonio.
acuerdo al contenido del relato. El timbre permite
reconocer y diferenciar la voz de una persona. Por
ejemplo, la del docente, madre, hermano, amigo, etc.
GLADYS TEJEDA: “A PESAR DE NO TENER
ZAPATILLAS PARA CORRER, FUI FELIZ A MI
MANERA”
Gladys Tejeda recordó con mucho orgullo sus inicios en el fondismo, donde pasó por muchos apremios y
dificultades económicas para entrenar, llegando incluso a correr sin zapatillas.
“Siento que desde niña se inició mi pasión por el atletismo. Eso traspasó barreras y pude romper obstáculos,
llegar a donde estoy y darme a conocer. Estoy agradecida a mi familia que se dedicó a mí, a mis maestros, a la
gente cercana en Junín, que estuvo apoyando para no dejar el deporte. Fue muy duro, pero todo lo hacía por amor
al deporte”.
“Mis inicios fueron complicados por la economía de mi familia, por los ingresos deficientes. Teníamos para
estudiar y comer, pero no para otras cosas extras como hacer deporte. A pesar de no tener zapatillas, he sido
feliz, haciendo deporte a mi manera, corriendo, caminando. Sufrí bastante, recuerdo eso. La mayor satisfacción
es haber llegado a cumplir muchos sueños. A pesar de eso disfrutaba mi deporte. Mis entrenamientos eran
dolorosos, pero soportas todo cuando te apasiona. Así los logros llegan. En la vida, muchas cosas se cumplen.
Tengo mucha fe porque me enseñaron mis papás. Dios es grande y Él nos hace el camino. Igual hay que luchar y
lograr alcanzar la estrella al nacer. Mi estrella era el atletismo y correr”.
“A pesar de pasar cosas duras, estas son pruebas de Dios. Con fe lo podemos superar. El peruano es luchador,
fuerte. Doy fe de eso, he viajado a muchos países y vi toda esa realidad. Somos gente grandiosa, que tiene fe y
paciencia. Esto va a terminar. Debemos apoyarnos, ser unidos y respetarnos para no perder con la pandemia. Hay
que ser responsables y disciplinas como los deportistas. No hay mal que dure mil años”.
EL TIEMPO DEL INDÍGENA, POR REMBER
YAHUARCANI
La proa de la canoa corta la tranquilidad del agua, creando una estela de espuma y burbujas en el río. Es verano
en la selva, pero no ha dejado de llover. En los pobladores indígenas reina una zozobra e incertidumbre. Es época
de hacer chacra, dicen, pero ya no se sabe si es verano o invierno. ¡Todo ha cambiado!, exclaman.
Es cierto, el clima les juega mal a los indígenas, es difícil ahora fiarse de las temporadas que antes señalaban el
inicio de la siembra, la cosecha, la caza o los bailes. Una nube gris, como de una tormenta que contiene truenos
y rayos se va formando en el horizonte y amenaza con llegar, trayendo hambrunas y tristezas.
El ciclo natural de una de las zonas más vulnerables del planeta ha comenzado a cambiar hace décadas, pero
hace pocos años se ha vuelto más visible para sus pobladores y hay mil razones para preocuparse; afectará y
transformará la vida de millones de personas que viven en la llanura amazónica. No es difícil imaginar que nos
encontramos en la víspera de una catástrofe mundial. ¿Estamos en la capacidad de frenar un cambio de tal
magnitud? ¿Cómo estamos preparando a las nuevas generaciones para enfrentarlo? ¿Cómo se prepara el mundo
indígena para estos inminentes infortunios?
Los indígenas que tenemos un pie en la comunidad y otro en la ciudad nos encontramos ante el gran dilema de
proteger a nuestros pueblos y construir una identidad de nación. Combinar lo ancestral con lo moderno, lo antiguo
con lo contemporáneo. Crear y generar un diálogo verdadero, donde se rescate el valor de la palabra. La tarea
es grande, la responsabilidad lo es mucho más. Por eso, creemos firmemente que al margen de todos los
esfuerzos que realiza el Estado Peruano por llevar desarrollo y progreso a las comunidades indígenas, no lo ha
logrado.
Después de una paciente reflexión entre los líderes del Clan de la Garza Blanca, llevado a cabo el año pasado en
la comunidad de La Chorrera, a orillas del río Igaraparaná, nuestro territorio ancestral, hemos llegado a la
conclusión que es “el tiempo del indígena”. ¿Cómo definimos ese tiempo? Es un tiempo en el que el indígena,
conocedor de su espacio y de su mundo, toma el protagonismo y tiene el poder de decidir el destino de él y de los
suyos. Es un tiempo de profunda reflexión y autocrítica. Es un tiempo de retorno a los orígenes para mirar el
futuro. Es un tiempo para repensar nuestra identidad y fortalecerla. Es un tiempo que debe generar nuevos
conocimientos y tecnologías para el bien común. Es un tiempo de creación.
En ese sentido, los indígenas debemos aprender lo mejor del conocimiento occidental. El Estado debe brindarnos
la oportunidad de acceder a nuevos conocimientos, como por ejemplo en las artes y humanidades, en las ciencias
e informática, en la ingeniería, la industria, la construcción, la salud, nuevos medios, etc. Estos nuevos
conocimientos serán de valiosa ayuda para que el indígena logre integrarse al país y comience a proponer
proyectos de desarrollo para sus comunidades. El indígena nunca más debe ser visto como alguien inferior o con
conocimiento inferior al resto del mundo. Si buscamos, con miras al bicentenario, una verdadera inclusión y, por
ende, fortalecer nuestra identidad como nación, no debemos cometer los mismos errores de antaño; al contrario,
debemos buscar, encontrar e integrar nuestros conocimientos a través de la educación. Todos los peruanos
coincidimos en que hace falta una educación de calidad, intercultural e inclusiva para paliar muchos males de
nuestra nación.
¿Cómo esperan los abuelos, abuelas y las nuevas generaciones de indígenas llegar al bicentenario? Como todos
los peruanos, con mucha fe y esperanza en temas tan relevantes como la justicia, la ética, la integridad, la
cooperación, la responsabilidad y la educación. Justicia para todos no debería ser un mero discurso de una
ideología política, sino un ideal que nos lleve a exigir que nuestro sistema lo conformen personas íntegras y con
un gran nivel de ética, compromiso y responsabilidad con su país. Si logramos crear una generación orgullosa de
sus raíces, en donde la interculturalidad no sea un obstáculo, más bien una ventaj a, nos habremos preparado
para un futuro con una mayor igualdad.