Actividad 3: El deber ser del docente
Campeche, México a 26 de septiembre del 2020
Actividad 3: El deber ser del docente
a) Elabora un estudio comparativo, en el que describe a detalle las características que
debe tener un docente.
Por nuestra vida han pasado muchos profesores, pero pocos son recordados. Todos
tenemos en mente a un docente que ha marcado nuestra experiencia académica, alguien
que tenía unas cualidades que le diferenciaban del resto. Puede que ese alguien te haya
motivado a seguir con tus estudios, e incluso haya sido la razón por la que hayas elegido
un camino u otro para tu futuro.
Los maestros son uno de los pilares de tu formación como persona y como profesional.
Por eso es importante saber cuál es el papel que ocupa el docente con el fin de ayudarte
en esta tarea tan importante, te presento cinco características que distinguen a un buen
maestro.
1. Coloca a sus alumnos en el centro del proceso formativo
Los profesores de excelencia saben que ellos no son los protagonistas del proceso
formativo, sino que ese lugar pertenece a sus alumnos. Gracias a esto, pueden planear
clases y actividades que logren un aprendizaje significativo que antepone las necesidades
de los estudiantes.
La figura del maestro inflexible que se dedicaba a hablar sin parar y que no tomaba en
cuenta propuestas de los alumnos ha quedado atrás. Ahora es esencial para lograr la
excelencia académica que los profesores motiven a sus alumnos a participar activamente
en cada clase.
2. Conoce a sus alumnos
Un buen profesor se preocupa por conocer lo más básico de sus alumnos: nombre,
gustos, virtudes, inquietudes, proyectos, etcétera. Toda esta información le sirve para
diseñar clases, actividades y tareas que despierten el interés de cada uno de los
estudiantes.
Otro de los beneficios de esto es que la relación entre alumnos y profesores se afianza, lo
que permite que las clases sean espacios donde los estudiantes se sientan cómodos
compartiendo sus ideas.
3. Reta las habilidades de sus estudiantes
Otra de las ventajas de que los profesores conozcan a sus alumnos es que saben cuáles
son sus capacidades. Con esto, pueden retarlos para llevarlas al máximo y, sobre todo,
expandir sus límites para lograr el crecimiento y la excelencia académica.
Aquí es importante subrayar que estos retos deben estar apegados a métodos de
enseñanza basados en experiencia pedagógica para evitar que el alumno se estrese o
tenga sobrecarga de trabajos.
4. Inspira a los alumnos a conocer más de su materia
Sin duda, los mejores profesores son los que sacan lo mejor de uno. Cuando hablamos
de la preparatoria, los profesores no solo transmiten conocimientos, también preparan a
los estudiantes para la universidad reforzando valores como autonomía y proactividad,
además de brindar herramientas y metodologías de investigación.
Por eso, un buen profesor despierta el interés de los alumnos en una materia para que
ellos mismos busquen información por su cuenta.
A continuación, les explico algunas cualidades que creo que debe tener un buen docente:
Paciencia
Como en todo, hay muchos tipos de personas y comportamientos. Un buen docente tiene
que tener en cuenta que no todos los alumnos tienen la misma capacidad de aprendizaje.
Algunos alumnos comprenderán la enseñanza a la primera y a otros habrá que
explicársela con más calma y buscando otros medios para que lo entiendan.
Creatividad
En relación con el punto anterior, si un alumno no entiende lo que le estás explicando, va
a seguir sin entenderlo si siempre se lo explicas del mismo modo. Un buen docente debe
buscar que sus alumnos interioricen sus enseñanzas y para ello habrá de entender que a
cada alumno le interesan cosas diferentes.
Misiones o retos.
Podría decirse que es una forma de competición positiva, normalmente competir nos
motiva a luchar por conseguir el primer puesto y eso supone un aumento del rendimiento.
Docente empático
En este punto entra en juego la confianza que transmites a los alumnos. Si tus alumnos
confían en ti, será más fácil para ellos abrirse y hacerte conocedor de sus preocupaciones
y problemas más allá de las aulas. Tal vez un alumno no ha cumplido con sus tareas
porque haya tenido un problema en casa. Si se le sanciona por el hecho de no entregar
sus deberes sin tener un conocimiento previo de lo sucedido, el alumno verá minada la
confianza en sí mismo y en la de su profesor. Un docente que se preocupa de lo que
ocurre en el entorno de sus alumnos, empatizará con ellos y podrá ofrecerles una mejor
experiencia formativa.
Observación
No todos los alumnos sentirán la confianza de abrirse en canal con sus profesores por
muy comprensivos que se muestren. Por ello, un docente debe desarrollar la capacidad
de observación, para percatarse de si algo no va bien con los alumnos. Un buen
observador podrá detectar casos de bullying, problemas familiares, problemas de dicción,
problemas psicológicos, e incluso si el alumno está preparado para cursar la modalidad
que está estudiando o si se ha equivocado de ámbito.
Dedicación
El fin último de un docente no debe ser obtener más aprobados, sino que sus alumnos
interioricen sus enseñanzas. Aprobar no es sinónimo de aprender. Cada alumno es un
mundo y el hecho de tener que lidiar con varios en un mismo espacio y tiempo exige que
un profesor desarrolle sus sentidos al 100%. Un buen docente no tira la toalla al primer
obstáculo que encuentra ni critica o sancionar al primer alumno que le desobedece. Sino
que trata de indagar en el problema y trata de ponerle solución con sus propios medios
siempre que sea posible.
Disciplina
Lo ideal sería que un docente no tuviese que ponerse estricto. Un profesor es la figura de
referencia con la que mayor tiempo pasan los alumnos. No todos los alumnos son un
trozo de pan y, por ello, un buen docente debe, siempre desde el respeto, amedrentar a
aquellos alumnos que dificulten el buen discurrir de la clase.
Docente prudente
Un buen docente ha de saber cuál es su papel, así como comprender cuál es el terreno
en el que se encuentra. No todos los centros educativos son iguales. No será la misma la
actitud de un profesor que imparta clase en una universidad que la de aquel que lo haga
en un colegio con alumnos en riesgo de exclusión social.
Curiosidad
Sin restar la importancia que merece todo lo citado anteriormente, la curiosidad es una de
las cualidades que mejor definen a un buen docente. Un profesor que se mantenga
curiosa, con hambre de conocimiento y de mejorarse a sí mismo será, sin duda, un
docente recordado. Todos los alumnos pueden aprender simplemente leyendo y
memorizando lo que viene en los libros, pero que un profesor aporte más datos y sus
propios conocimientos en cada lección convertirá una experiencia formativa más en una
extraordinaria.
b) Asimismo, realiza una comparación entre los docentes por vocación y profesión,
determinando si se cumple con lo establecido en el artículo 16 de la Ley General de
Educación.
Después de leer las características y cualidades del docente realizamos una comparación
que es vocación y profesión.
COMPARACION DE DOCENTE POR:
Vocación Profesión
En cuanto a qué es vocación, según la En este caso, de professio-onis. Y significa
RAE significa “dedicarse a algo para lo acción y efecto de profesar o ejercer.
cual no se tiene disposición, o mostrar Comúnmente, y como bien sabrás, el
tenerla para otra cosa en que no se término se utiliza para hacer referencia al
ejercita”. empleo u oficio que cada uno tiene y
Vocación es una palabra que viene del ejerce de manera pública.
latín ‘vocare’, que significa ‘llamada’. Pues bien, de acuerdo a la Real Academia
Podríamos decir que es la descripción Española (RAE), “profesión” es la “facultad
perfecta para el sentido que generalmente u oficio que alguien ejerce y por el cual
le da la gente. Y es que tener vocación es percibe una retribución”.
prácticamente “responder al llamado para Para ser más específicos, se trata del
hacer lo que hacemos mejor”. camino que se elige para desarrollarse
La vocación docente es el conjunto de profesionalmente y para el cual se estudia
intereses, necesidades, aptitudes, ideales durante cierto tiempo con la finalidad de
y circunstancias personales que al adquirir nuevas habilidades y
conjuntarse hacen que el sujeto se sienta conocimientos que son necesarios para
atraído hacia una profesión o forma de realizar una labor de manera adecuada.
vida y capaz de afrontar los retos que Siempre con el propósito de obtener una
supone. remuneración económica y para la cual no
Estamos acostumbrados a escuchar que es estrictamente necesario tener cierto
los profesores solo tienen vacaciones y aprecio o gusto.
que estudiar para llegar a serlo no es tan Aunque si lo vemos desde algún punto,
difícil como otras profesiones. Pero nos afortunadamente hoy en día existen tantas
gustaría ver a los que dicen eso dentro de carreras dedicadas a desarrollar diferentes
una clase con 20-30 alumnos. Sean de la tipos de habilidades, así que hay más
edad que sean. Y estudiar unas medios de hallar una similar a nuestros
oposiciones, seguro que muy pocos gustos y destrezas.
estarían dispuestos. Las Profesiones son ocupaciones que
Ser docente debe ser algo vocacional. Se requieren de un conocimiento
debe ser consciente de la presión y especializado, una capacitación educativa
responsabilidad que lleva consigo esta de alto nivel, control sobre el contenido del
profesión. trabajo, organización propia,
Para poder disfrutar de tu trabajo, es autorregulación, altruismo, espíritu de
imprescindible que te guste lo que haces. servicio a la comunidad y elevadas
Disfrutar en tu trabajo se refleja en tu normas éticas
forma de enseñar lo que, a su vez, se
refleja en la motivación que transmites a
tus alumnos.
"Quien tiene vocación docente es alguien
que siente la necesidad de brindarse, de
contribuir al perfeccionamiento social, que
posee paciencia, comprensión, es
altruista, y por, sobre todo, ama a los
niños y a la juventud.
la vocación docente se promueve
mediante tres pasos que denominaríamos:
localización, fomento y ayuda. La
localización es labor conjunta de padres y
maestros. Deben observarse en primer
lugar aquellos niños y adolescentes que
manifiestan particular gusto y satisfacción
por la enseñanza.
Ambas si cumple con lo establecido en el artículo 16 de la Ley General de Educación
cada una cumple un papel importante ya que todo individuo tiene derecho a recibir
educación de calidad y, por lo tanto, todos los habitantes del país tienen las mismas
oportunidades de acceso al sistema educativo nacional, con solo satisfacer los requisitos
que establezcan las disposiciones generales aplicables. La profesión es la labor que
ejercemos en una sociedad a cambio de un salario. La vocación estaría más enfocada a
la satisfacción personal. Se trata de una labor que no necesariamente ha de estar
remunerada.
Desde el punto de vista de las transformaciones sociales, el cambio operado en el
concepto de vocación se evidencia en el incremento de las exigencias de la familia y de la
sociedad con el profesorado, demandando nuevas funciones y una mayor calidad en los
procesos de enseñanza– aprendizaje. Incluso en ocasiones se exige al profesorado que
resuelva problemas para los que no tiene solución porque le faltan medios, no está
suficientemente preparado o en realidad son competencias de otras instituciones. En el
caso de algunos padres, pretenden pasar de la participación en la gestión de los centros a
la intervención en aspectos curriculares, que son privativos de los profesionales docentes.
Esta situación conflictiva se agrava porque en esta fase de renovación profunda no ha
habido consenso entre los dirigentes políticos en lo que debe ser una buena educación,
produciendo desorientación en el profesorado y en la misma sociedad. En consecuencia,
no se puede utilizar la vocación para solicitar servicios que no corresponden al
profesorado, declinar determinadas responsabilidades en los docentes ni acusarlos de
falta de vocación si no se consiguen los fines perseguidos.
Podemos afirmar que la enseñanza como profesión es relativamente reciente, porque una
profesión se acredita por la población que atiende y la educación escolarizada no se
generalizó ostensiblemente hasta bien entrado el siglo XIX. La vocación como
componente indiscutible hasta no hace muchos años ha dado paso a otro concepto más
actualizado como el de profesional o profesión. Pero este cambio viene forzado porque la
insistencia en la vocación no resolvía los problemas de la enseñanza, ya que olvidaba las
necesidades materiales y formativas que tenía el profesorado. Hoy nadie duda que el
enseñar es una profesión, aunque el peso de la tradición sigue estando presente.
c) Al final, y desde tu perspectiva profesional, describe: ¿Cómo considera que deben
actuar los docentes para dar cumplimiento a lo señalado, principalmente, en el artículo
antes mencionado?
“El papel del docente es un guía, un mediador, una persona que va acompañando a los
estudiantes para la construcción de conocimiento tanto de manera individual, como de
forma colaborativa. El maestro debe ser capaz de expresar y sentir ternura, estar siempre
abierto y sensible a las vivencias afectivas de los alumnos; transmitir en la experiencia de
enseñar el goce del conocimiento; revelar a sus discípulos la manera cómo el
conocimiento embellece la vida; contagiarles de actitudes de respeto hacia sí.
De igual manera los docentes representan una de las fuerzas motrices más influyentes y
poderosas para garantizar la igualdad, el acceso y la calidad en la educación. Pueden
desempeñar un papel clave en los cambios de mentalidad de sus comunidades y ofrecer
a las niñas y a los niños los medios para aprender, soñar y triunfar.
La enseñanza escolar, dirigida inicialmente a la educación de las minorías selectas que
en el futuro tendrían responsabilidades de gobierno, siempre ha estado mediatizada por
cuestiones religiosas, políticas, sociales, ideológicas y económicas. En un momento en el
que existía consenso en lo que era una buena educación, los fines y las propias funciones
del profesorado determinaron la necesidad de disponer de docentes con una vocación
ligada a la religión católica y controlada por eclesiásticos. En ocasiones, la vocación se
unía a la eficacia y a un tipo de vida ejemplar de moralidad irreprochable. Enseñar a los
demás es una obra de misericordia y no se entendía que alguien se dedicara a la
enseñanza sin sentir la necesidad de ayudar a otros. La vocación como llamada tiene en
esta época un sentido de servicio a los demás, de dedicación espiritual y alude a un tipo
de docente sumiso, adaptativo y desinteresado por los bienes materiales. En este sentido
son elocuentes las palabras de Gil de Zárate (1855: 307):
En conclusión, la profesión es la que se elige desde el colegio, la Universidad o por el
rumbo que va tomando la carrera profesional. Mientras que la vocación por su parte es la
necesidad de lograr un ideal, una satisfacción personal a través del ejercicio de la
profesión que excede la conclusión de un trabajo.
Terminaremos concluyendo que la actividad docente es una profesión con vocación, una
profesión de valores como afirma Esteve (2009: 26). Hay que señalar que la enseñanza y
el aprendizaje cobran otra dimensión profesional en las organizaciones y en la sociedad
del conocimiento. Aunque con frecuencia se hayan intercambiado los términos y
prevalezca la profesionalidad, en ésta se incluye el vocacionalismo o compromiso
personal para actuar como profesional, conociendo las exigencias de la tarea, sus
conocimientos específicos, actuando éticamente y con la capacitación adquirida a través
de la práctica, que va unida al porqué y al cómo. La asistencia a los demás y la
preparación profesional del docente no son excluyentes, sino equilibradamente
necesarias donde no es suficiente con el querer. Si antes la vocación necesitaba de la
profesionalidad, ahora la profesionalidad precisa vocación. La idea general es que para la
enseñanza se requiere una cierta vocación, pero reconvertida y actualizada a los
parámetros que corresponde a un ambiente de pluralismo ético y moral.
Bibliografía
ALTAMIRA CREVEA, R. (1923). Ideario pedagógico. Madrid: Reus. ALTAREJOS, F.
(1998). “La docencia como profesión asistencial”. En F.
ALTAREJOS, J. A. IBÁÑEZ–MARTÍN, J. A. JORDÁN & G. JOVER, Ética docente.
Barcelona: Ariel, 21–50.
BOLIVAR, A. (2000). Los centros educativos como organizaciones que aprenden.
Promesas y realidades. Madrid : La Muralla.
BOURDONCLE, R. (1991). “La professionnalisation des enseiggnants: analyses
sociologiques anglaises et américaines”. Revue Française de Pédagogíe, 94, 73–91.
CARR, W. & KEMMIS, S. (1988). Teoría crítica de la enseñanza. Barcelona: Martínez
Roca. DAY, C. (2005). Formar docentes. Madrid: Narcea.
DÍEZ HOCHLEITNER, R. (1999). “Documento básico de trabajo”. En VV. AA., Aprender
para el futuro. Nuevo marco de la tarea docente. Documentos de un debate. Madrid:
Fundación Santillana, 9– 26.
ESTEVE, J. M. (2009). “La formación de profesores: bases teóricas para el desarrollo de
programas de formación inicial”. Revista de Educación, 350, 15–29.
ESTEVE, J. M. (2004). La tercera revolución educativa. La educación en la sociedad del
conocimiento. Barcelona: Paidós.
PALACIÁN GIL, E. & BLANCO LORENTE, F. (1993). Profesión docente, reforma y
transferencias: Visión del profesorado. Zaragoza: ICE de la Universidad de Zaragoza.
RIVAS FLORES, J. I. (2000). “El trabajo de los docentes”. En J. I. RIVAS FLORES
(coord.), Profesorado y reforma: ¿un cambio en las prácticas de los docentes? Málaga:
Aljibe, 139–153.
MARCELO GARCÍA, C. (2006). “Los profesores como trabajadores del conocimiento.
Certidumbres y desafíos para una formación a lo largo de la vida”. En F. LARROSA
MARTÍNEZ & M. D. JIMÉNEZ ALEGRE (eds.), Análisis de la profesión docente. Alicante:
CAM, 15–43.
MARTÍNEZ BONAFÉ, J. (1995). “El profesorado en el tercer milenio”. Cuadernos de
Pedagogía, 240, 23– 28.