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Doctrina El Señor Jesucrito

Este documento presenta una discusión sobre la naturaleza y dignidades de Jesús. Explica que Jesús tenía tanto una naturaleza divina como humana, y analiza varios títulos que describen estas naturalezas como Hijo de Dios, La Palabra, Señor, y Hijo del Hombre. También explora las dignidades de Jesús como Profeta, Sacerdote y Rey. Finalmente, resume brevemente la obra de Jesús en su muerte, resurrección y ascensión.

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Doctrina El Señor Jesucrito

Este documento presenta una discusión sobre la naturaleza y dignidades de Jesús. Explica que Jesús tenía tanto una naturaleza divina como humana, y analiza varios títulos que describen estas naturalezas como Hijo de Dios, La Palabra, Señor, y Hijo del Hombre. También explora las dignidades de Jesús como Profeta, Sacerdote y Rey. Finalmente, resume brevemente la obra de Jesús en su muerte, resurrección y ascensión.

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Instituto Bíblico Voz de Alerta

Teología Bíblica 2

Grupo de Segundo Año


DOCTRINA EL SEÑOR JESÚS

Preparado por:

Deison Aguilar

Miguel Juárez
Minelkis Melgar
Mikal de Echazábal
Niza Puerofranco
Contenido
I. LA NATURALEZA DE CRISTO
1. Hijo de Dios (Deidad)
2. La Palabra (pre-existencia)
3. Señor (soberanía y exaltación)
4. El Hijo del hombre (humanidad)
5. Cristo (título y misión oficiales)
6. Hijo de David (línea Genealógica real)
7. Jesús (obra salvadora)

II. LAS DIGNIDADES DE CRISTO


1. Profeta
2. Sacerdote
3. Rey

III. LA OBRA DE CRISTO


1. Su muerte
a. Su importancia
b. Su significado
2. Su resurrección
a. El hecho
b. La evidencia
c. El significado
3. Por su ascensión se constituyó en:
a. El Cristo celestial
b. El Cristo exaltado
c. El Cristo soberano
d. El Cristo que preparó el camino
e. El Cristo que intercede
f. El Cristo omnipresente
INTRODUCCIÓN

Para comprender mejor a Jesús, es necesario conocer y estudiar su naturaleza y los títulos
que le son otorgados. Charles Ryrie dijo: “La mejor manera de responder a la pregunta
¿Quién es Cristo? es dando a conocer y explicando los nombres y títulos por los cuales es
conocido”.

Cuando Jesús hizo la pregunta en Mateo 16:15--16 “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?, les
pregunto Jesús”, es probable que muchos respondieron esta pregunta desde el punto de vista
común, es un maestro, un profeta, hacer de milagros, Pedro, sin embargo, respondió “Tú eres
el Cristo, el hijo del Dios viviente”.

Si Jesús hiciera la misma pregunta hoy ¿qué responderíamos?, ¿es él su Señor y Mesías?
Jesús es una persona extraordinaria, conocerlo es una experiencia enriquecedora para la vida
del hombre, expondremos algunos aspectos de Jesús que le ayudarán a comprender su
grandeza y significado.
I. La naturaleza de cristo

Juan 1:14 “El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del
unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”.

El Apóstol Pablo nos presenta dos tipos de naturaleza de Cristo: la divina y la humana.

Iniciemos con la naturaleza divina:


Filipenses 2:6 “aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios, fuera algo a lo cual
aferrarse”

Hijo de Dios (Deidad):


La frase "hijo del hombre" significa nacido de hombre, así también "Hijo de Dios" significa
nacido de Dios. De ahí que este título proclame la deidad de Cristo. Es el Hijo de Dios por
excelencia en sentido especial y único. Según la descripción de Jesús nos hacen las Sagradas
Escrituras, mantiene con Dios una relación que no es compartida.
Para poder explicar mejor esta confirmación consideremos los siguiente:
La conciencia que Cristo tenía de sí mismo: Jesús estaba consciente de dos cosas: de una
relación especial con Dios, a quien describe como Padre, y de una misión especial en la tierra
que expresaba como los negocios de su Padre.
Las afirmaciones de Jesús: Afirmo tener conocimiento divino y comunión con el Padre, afirmo
ser el Padre mediante sí mismo. Asumió prerrogativas divinas como: omnipresencia, poder
para perdonar pecados, resucitar a los muertos. Se Proclamó a sí mismo el Juez y Arbitro del
destino del hombre.
La autoridad de Cristo: en el Sermón del Monte, nos da un ejemplo de un hebreo creyente
que se coloca por encima de la regla de su propia fe, un maestro humilde que afirma su
autoridad suprema sobre todo la conducta del hombre, un reformador moral que descarta
todos los demás fundamentos y dice: “cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las
hace, le compararé con un hombre prudente que edificó su casa sobre la peña ”
La perfección de Cristo: Cristo tenía el más
profundo conocimiento respecto a los
males del pecad, sin embargo, no cayó
sobre su alma sombra o mancha alguna.
Por el contrario, él, el más humilde de los
hombres, nos deja el siguiente reto: ¿quién
de vosotros me redarguye de pecado? Juan
8:46.
El testimonio de los discípulos: tenemos aquí a un grupo de hombres que caminaban con
Jesús, y le vieron en todos los aspectos característicos de su humanidad, y que sin embargo
más tarde le adoraron como divino, predicaron que su nombre era el poder para la salvación,
e invocaron su nombre en oración.
La Palabra: La palabra del hombre es
aquélla por la cual se expresa así
mismo, por la cual se pone en
comunicación con otros. De igual
manera, la Palabra de Dios es aquélla
por la cual el Padre se comunica con
otros seres, trata con ellos; es el medio
por el cual expresa su poder,
inteligencia y voluntad. Cristo es esa
Palabra, el Verbo, puesto que, por
intermedio de él, ha Apelado su
actividad, voluntad y propósito, y
porque por él, Dios establece contacto con el mundo. La Palabra eterna de Dios tomó sobre
sí la naturaleza humana y se hizo hombre, con el objeto de Apelar al eterno Dios por medio
de la personalidad humana.

Hebreos 1: 1-2 Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a
nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha
hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo,
creó el universo.

Señor (soberanía) Este título indica su deidad, exaltación, y soberanía.


Deidad: El título de "Señor," cuando se lo colocaba antes de un nombre, proporcionaba la
idea de deidad tanto para los judíos como para los gentiles. Los creyentes entendieron de
esa manera el vocablo, y escogieron el sufrir la persecución, que asignar a un hombre el título
que pertenece solamente a uno verdaderamente divino. Solo a él, a quien Dios había
exaltado, le atribuirían señorío y le adorarían.
Exaltación: Fue siempre divino por naturaleza; se convirtió en Señor por su obra. Jesús murió
en forma de hombre y resucito para ascender al cielo, ha sido reconocido por millones de
personas, y la cruz se ha convertido en peldaño por medio del cual el Señor Jesús asciende
al lugar de soberanía sobre el corazón del hombre.
Soberanía: Los cristianos primitivos lo reconocieron instintivamente, como todo verdadero
Discípulo que el que los redimió del pecado y la destrucción tiene derecho a ser Señor de sus
vidas. título "Señor" Aplicado a Jesús por sus seguidores, significa lo siguiente: "Aquél que
por su muerte se ha ganado un lugar de soberanía en mi corazón, y a quién me siento
obligado a adorar y servir con todas mis fuerzas."
El Hijo del hombre, (humanidad): la frase "hijo del hombre" le designa como participante de
la naturaleza y cualidades humanas, y lo sujeta a las fragilidades del hombre. Sin embargo, al
mismo tiempo este título indica su deidad, “soy hijo del hombre," en labios de Jesús la
expresión significa una persona celestial que se había identificado en forma definida con la
humanidad, como representante y Salvador. Se trata del Hijo del hombre por excelencia, y
no simplemente de un Hijo del hombre. El título está relacionado con su vida terrenal
(Marcos 2:10; Lucas19:10), con sus sufrimientos en bien de la humanidad (Marcos 8:31), y
con su exaltación y gobierno sobre la humanidad, (Mateo 25:31). Jesús vino a demostrar que
el hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.

El Cristo (título y misión oficiales): "Cristo" es


la forma griega del vocablo hebreo "Mesías"
que significa "el ungido." La palabra se deriva
de la práctica de ungir con aceite como
símbolo de la consagración divina al servicio.
Jesucristo fue eternamente elegido para ser
el Mesías o Cristo, y luego investido
públicamente de su dignidad mesiánica en el
Jordán.
Señor Jesús comenzó su ministerio entre el pueblo que tenía la justa esperanza de un Mesías,
pero el concepto equivocado de su persona y obra. Al saber esto, Jesús al principio no se
proclamó como Mesías, (Mateo 16:20) pues sabía que ello representaría una señal de
rebelión contra Roma. Habló más bien con respecto al reino, describiendo sus niveles y su
naturaleza espiritual, esperando inspirar al pueblo sed del reino espiritual que a su vez los
llevaría a desear un Mesías espiritual. A su debido tiempo se cumplió la tétrica profecía.
Aunque Jesucristo podría haber escapado la muerte negando su deidad, y podría haber sido
absuelto negando que fuera rey, persistió en su testimonio y murió en la cruz con la
inscripción: "ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS."
Hijo de David. (línea Genealógica real): Como recompensa por su fidelidad, se le prometió a
David una dinastía eterna (2 Samuel 7:16), y la soberanía eterna sobre Israel le fue dada a su
casa. Centenares de años después que la casa real de David hubiera dejado de existir, un
ángel se le apareció a una joven judía y le dijo: "Y he aquí concebirás en tu seno, y parirás un
hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará
el Señor Dios el trono de David su padre: Y reinará en la casa de Jacob para siempre; y de su
reino no habrá fin." Lucas 1:31-33. el título "Hijo de David" no era una descripción completa
del Mesías, pues recalcaba simplemente su descendencia humana. Por lo tanto, la gente,
ignorando los pasajes que hablaban de la naturaleza divina de Cristo, esperaban un mesías
humano que fuera un segundo David.
El Antiguo Testamento registra dos aspectos de verdad mesiánica. Algunos pasajes declaran
que el Señor mismo vendrá del cielo para liberar a su pueblo (Isaías 40:10; Isaías 42:13;
Salmos 98:9); otros expresan que un liberador nacerá de la familia de David. Ambos
acontecimientos se fusionaron en la aparición del pequeño Bebé de Belén, la ciudad de
David, pues entonces el Hijo del Altísimo nació como hijo de David. Lucas 1:32. El "padre
David" era humano y murió; su reino era terreno y con el tiempo se desintegró. Pero de
acuerdo con Isaías 9:6-7, el descendiente de David, el Rey-Mesías, será divino, y su reino será
eterno.

Jesús (obra salvadora): El Antiguo Testamento


enseña que Dios mismo es la fuente de
salvación: es el Salvador de Israel y Liberador.
Liberó a su pueblo de la esclavitud egipcia y
desde entonces en adelante Israel supo por
experiencia que él era un Salvador.
Salmos_106:21
Los primeros predicadores del evangelio no
necesitaban explicar a los judíos el significado
del vocablo "Salvador"; habían aprendido la lección ya de su propia historia, (Hechos 3:26;
Hechos 13:23). Los judíos entendieron que el mensaje del evangelio significaba que, así como
Dios había enviado a Moisés para liberar a Israel de la esclavitud egipcia, así también había
enviado a Jesús para liberar a su pueblo de sus pecados. Entendieron, pero se negaron a
obedecer. Sobre la cruz Cristo cumplió la misión indicada por su nombre, puesto que el salvar
a las personas del pecado implica expiación, y la expiación implica muerte. Mas aún durante
toda su vida de acuerdo con su nombre: fue siempre el Salvador.

II. LAS DIGNIDADES DE CRISTO

En los tiempos del Antiguo Testamento había 3 cargos que tenían el privilegio de tener una
comunicación y relación personal con Dios y eran: los profetas, los sumo sacerdotes y los
reyes. A continuación, describiremos como Cristo ocupo estos 3 cargos con excelencia
debido a la relación estrecha y buena comunicación, ya que era uno con el Padre. Estos tres
oficios anticipaban la obra de Cristo en maneras diferentes. Por tanto, ahora podemos
examinar de nuevo la obra de Cristo pensando en el significado de estas tres dignidades.

Profeta
La labor de un profeta era de comunicar un mensaje de Dios al pueblo en la antigüedad, de
esa misma manera Cristo se revela ante el pueblo de Israel de parte de Dios y da a conocer
las palabras de Su Padre Celestial. Cristo se declaró profeta (Mateo 13:57; Marcos 6:4; Lucas
4:24; 13:33; Juan 4:44), siempre hablo lo que Padre le ordeno decir (Juan 8:26; 12:49–50;
15:15; 17:8).

Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y
crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;
Mateo 23:34

El estilo de Su predicación y enseñanza incluía


estas características interesantes:
1. Era algo ocasional. Esto no significa que
enseñaba con poca frecuencia, sino más bien
que lo hacía cuando surgía la oportunidad.
Siempre estuvo abierto a las oportunidades y a
la variedad de situaciones que se presentaban.
Usaba los servicios en la sinagoga cuando era
posible (Marcos 1:21). Predicaba al aire libre si
una situación de puertas adentro no estaba disponible. Él se hacía de cada oportunidad.
No era sistemático, más bien espontaneo. Esto se debe a que Él tomaba las oportunidades a
medida que surgían, en vez de esperar que un currículo planeado se pudiera seguir. Piense,
por ejemplo, de dónde usted va a encontrar la enseñanza del Señor sobre el pecado; y la
respuesta está en varios pasajes de varias clases—algunos didácticos, otros parabólicos—. El
intérprete de la Escritura tiene que sistematizar las enseñanzas de Cristo.
Era un buen ilustrador. Y las ilustraciones mismas eran variadas y escogidas apropiadamente
para la audiencia (note una ilustración para mujeres y otra para hombres en Mateo 24:40–
41 y Lucas 15:4, 8).
Empleaba las preguntas. Esto lo hacía especialmente en situaciones de controversia (Mateo
22).
Tenía Autoridad. Esta era probablemente la característica sobresaliente del ministerio de
Cristo como Profeta. Su autoridad se definía en contraste agudo con la enseñanza de los
escribas y fariseos (Marcos 1:22) porque investigaba las profundidades de la realidad de la
verdad.

Sacerdote
El oficio principal del sacerdote era ofrecer los sacrificios, las oraciones y alabanzas a Dios en
nombre del pueblo; como sacerdote Cristo le ofrece el máximo sacrificio a Dios a nuestro
favor. Isaías 53: 7-8 “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por
cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la
tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.”
Ahora bien, el punto principal de lo que se busca resaltar es que tenemos tal sumo sacerdote,
el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, Hechos 8:1.
Fue un sacrificio completo y definitivo,
que nunca habrá que repetirse, tema en
el que con frecuencia se hace hincapié
en el libro de (Hebreos 7:27; 9:12, 24-
28). Por tanto, Jesús cumplió todas las
expectativas que fueron prefiguradas,
no solo por los sacrificios del Antiguo
Testamento, sino también por medio de
la vida y acciones de los sacerdotes que
los ofrecían: él fue a la vez el sacrificio y
el sacerdote que ofrecía el sacrificio.
Jesús es ahora el «gran sumo sacerdote
que ha atravesado los cielos» (He 4:14) y
el que se ha presentado «ante Dios en
favor nuestro» (He 9:24), puesto que él
ha ofrecido un sacrificio que acaba para siempre con la necesidad de otros sacrificios.
Los sacerdotes del Antiguo Testamento no solo ofrecían sacrificios, sino que también en una
forma representativa entraban a la presencia de Dios en fechas determinadas a favor del
pueblo. Pero Jesús hace mucho más que eso. Como nuestro perfecto sumo sacerdote, nos
lleva continuamente a la presencia de Dios de forma que ya no tenemos necesidad de un
templo como el de Jerusalén, ni de un sacerdocio especial que esté entre Dios y nosotros.

Cuando Jesús ofreció un sacrificio perfecto por


los pecados, la cortina o velo del templo que
cerraba el lugar santísimo se rasgó de arriba
abajo (Le 23:45), indicando de esa forma
simbólica en la tierra que el camino de acceso a
Dios en el cielo había quedado abierto
mediante la muerte de Jesús el Cristo. Por
tanto, el autor de hebreos puede exhortar de
esta manera tan asombrosa a todos los
creyentes.
Jesús abrió para nosotros el camino de acceso a Dios de manera que poda mos
continuamente acercamos a la misma presencia de Dios sin temor, con «plena libertad» y
con la «plena seguridad que da la fe».
Algunos han argumentado que esta actividad de intercesión como sumo sacerdote es solo el
acto de permanecer en la presencia del Padre como un recordatorio continuo de que él ya
ha pagado el castigo por todos nuestros pecados. Según este punto de vista, Jesús no hace
en realidad oraciones específicas a Dios el Padre sobre necesidades individuales en nuestra
vida, y que «intercede» solo en el sentido de permanecer en la presencia de Dios como
nuestro sumo sacerdote que nos representa.
Pablo nos insta diciendo que Jesús vive continuamente en la presencia de Dios para hacer
peticiones específicas y para llevar a Dios peticiones específicas a nuestro favor. Esta es una
función de Jesús, como Dios-hombre, para la que está singularmente calificado. Aunque Dios
se cuida de todas nuestras necesidades en respuesta a su observación directa (Mt 6:8), no
obstante, a Dios le ha placido en sus relaciones con la raza humana, actuar más bien en
respuesta a la oración, porque, al parecer, él es glorificado mediante la fe que se muestra
por medio de la oración. Son especialmente agradables para él las oraciones de hombres y
mujeres creados a su imagen y semejanza.

Rey
El rey gobernaba al pueblo como representante de Dios, y como rey él gobierna sobre la
iglesia y también sobre el universo.
Tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que
viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Juan 12:13.
Gabriel le anunció a María que su Bebé iba a tener el trono de David y reinaría sobre la casa
de Jacob (Lucas 1:32– 33). A través de Su ministerio terrenal el reinado davídico de Jesús fue
propuesto a Israel (Mateo 2:2; Juan 12:13), pero Él fue rechazado.
Después de su resurrección, Jesús recibió del Padre mucha más autoridad sobre la iglesia y
el universo. Dios lo resucitó de entre los muertos y «lo sentó a su derecha en las regiones
celestiales, muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier
otro nombre que se invoque, no sólo en este mundo sino también en el venidero. Dios
sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la iglesia»
(Ef.1:20-22; Mt 28:18; 1 Co 15:25).
En aquel día será reconocido como
«Rey de reyes y Señor de señores»
(Ap 19:16) y toda rodilla se doblará
ante él (Fil2:1O).

Esto se espera en Su segunda


venida. Entonces se realizará el
reino davídico (Mateo 25:31;
Apocalipsis 19:15; 20). Entonces el
Sacerdote se sentará en Su trono,
trayendo a esta tierra la tan
esperada Edad de Oro (Salmo 110).

III. LA OBRA DE CRISTO

1. La muerte de Cristo: Cristo hizo muchas


obras, pero la mayor de todas fue morir por los
pecados del hombre. Están incluidas en su obra
expiatoria su muerte, resurrección y ascensión.
No solamente debe morir por nosotros, sino
también, debe vivir por nosotros. No
solamente debe resucitar de los muertos, para
nosotros, sino ascender para interceder por
nosotros.
a. Su importancia: la doctrina central del Nuevo Testamento puede ser sintetizada en las
siguientes palabras: "Cristo fue muerto (el acontecimiento) por nuestros pecados (la
doctrina)". 1 Corintios 15:3. Jesús es el autor de la "salvación eterna," (Hebreos 5:9) es decir,
de la salvación final. Todo lo que la salvación puede significar es adquirido o asegurado por
él.
b. Su significado: No solamente está el hombre alejado de Dios, y se diferencia de Dios en
carácter, sino que existe un obstáculo que bloquea u obstaculiza el camino, cual peña
gigantesca, obstáculo tan grande que el hombre no lo puede hacer a un lado por su propio
esfuerzo. Ese obstáculo es el pecado, o más bien la culpabilidad.
El hombre no puede remover ese obstáculo. Solo Dios puede hacerlo. Envió a su Hijo del
cielo a la tierra para remover ese obstáculo y hacer de esa manera posible la reconciliación
del hombre con su Dios.

2. Su resurrección: El hecho, La evidencia, El significado


El nuevo testamento es
evidencia donde abundan
infinidades de testimonio de la
resurrección de cristo, además
cabe mencionar que la narración
del libro de hechos por los
apóstoles de la resurrección de
Cristo y su dedicación a la
oración y la confianza depositada
en el de que está en el cielo. En
las epístolas se habla casi en su
totalidad que cristo es el
salvador y que un día vendrá con
poder y gloria.

Apocalipsis muestra a cristo resucitado y reinando en el cielo. Es decir que en el nuevo testamento
da testimonio de la realidad de la resurrección de cristo.

La resurrección de cristo no fue simplemente un regreso a la vida, cómo en el caso de Lázaro, por
qué de haber sucedido así Cristo hubiese estado sujeto a debilidad, envejecimiento, dolores por el
contrario cristo resucitado con cuerpo glorificado en poder y gloria capaz de hacer cosas maravillosas.

3. La ascensión de Cristo
Nuestro Señor abandonó este mundo porque le había llegado el momento de retornar a su
Padre. Su partida fue un ascenso, así como su entrada en este mundo fue considerado un
descenso puesto a que bajo del reino al mundo terrenal y se hizo hombre. Y de la misma
manera que su entrada en el mundo era sobrenatural, así también fue su partida.
Desde ese momento en adelante, los discípulos no deben pensar en él como del Cristo según
la carne esto es viviendo una vida terrenal, sino como del Cristo glorificado que vive una vida
celestial en la presencia de Dios, y estableciendo con ellos por medio del Espíritu Santo.
De manera entonces que la ascensión se convierte en la línea divisoria de dos períodos de la
vida de Cristo: desde el nacimiento hasta la resurrección es el Cristo de la historia humana,
el que vivió una vida perfecta bajo condiciones terrenas. Desde la ascensión, es el Cristo de
la experiencia espiritual, que vive en el cielo y toca a los hombres por medio del Espíritu
Santo.
Posee esta soberanía universal, a ser ejercitada para el bien de su iglesia que es su cuerpo;
Dios "sometió todas las cosas debajo de sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas la s cosas a
la iglesia." En un sentido especial, por lo tanto, Cristo es la cabeza de la iglesia. Esta jefatura
se manifiesta de dos maneras:
1. Por la autoridad ejercida por él sobre todos los miembros de la iglesia. Para los creyentes,
los vínculos matrimoniales se han convertido en "misterio" (una verdad con significado
divino), pues ellos consideran la unión espiritual entre Cristo y su iglesia como un
matrimonio; la autoridad de parte de Cristo, subordinación de parte de la iglesia, amor de
ambas partes, amor que responde al amor, para ser coronado en la plenitud del gozo, cuando
se complete la unión a la venida del Señor.
2. El Cristo ascendido no es solamente el poder gobernante y dirigente de la iglesia, sino
también la fuente de su vida y energía. La relación que existe entre la rama y el árbol, la
cabeza y el cuerpo, guarda también el Cristo vivo con su iglesia. Aunque la Cabeza de la iglesia
está en el cielo, mantiene estrecha comunión con su cuerpo en la tierra, siendo el Espíritu
Santo el vínculo de comunicación. Efesios 4:15-16; Colosenses 2:19.
La separación entre Cristo y la iglesia terrena que comenzó con la ascensión, no es
permanente. Ascendió en calidad de precursor para preparar el camino para ellos, a fin de
que le siguieran.
Esta esperanza es comparada a la segura y firme ancla del alma, y que entra hasta dentro del
velo, donde entró por nosotros como precursor Jesús. Hebreos 6:19-20. Aunque sacudidos
por las olas de la prueba y la adversidad, los fieles no necesitan temer el naufragio, mientras
mantengan firmes su esperanza en las realidades celestiales. En sentido espiritual, la iglesia
ha seguido ya al Cristo glorificado.
Esta esperanza de los creyentes no es engaño, pues están conscientes del poder o fuerza de
atracción del Cristo glorificado. 1 Pedro 1:8. Con esta esperanza, el Señor Jesucristo consoló
a sus discípulos antes de su partida. Juan 14:1-3.
El Mediador es también un Intercesor, y la intercesión va un paso más allá de la mediación.
Murió por nosotros; resucitó por nosotros; ascendió por nosotros; y hace intercesión por
nosotros Romanos 8:34. Nuestra esperanza no reside en el Cristo muerto, sino en uno que
vive; y no simplemente en uno que vive, sino en uno que vive y reina con Dios. El sacerdocio
de Cristo es eterno, por lo tanto, su intercesión es permanente.
El Nuevo Testamento no lo representa como suplicante que, ante el Padre, con los brazos
extendidos, y con voz alta y lágrimas, ruega por nuestra causa ante la presencia de un Dios
remiso, poco inclinado a responder, sino que lo presenta como Sacerdote-Rey en su trono,
que pide lo que desea de un Padre que siempre oye, y concede las peticiones.
La ascensión al trono de Dios le dio no solamente omnipotencia sino también omnipresencia,
haciendo posible para él el cumplimiento de la promesa que dice: "Porque donde están dos
o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ello."
Conclusión

¿Cuáles son los valores prácticos de la doctrina de la Ascensión?


a. El estar conscientes del Cristo ascendido, a quien esperamos ver algún día, constituye
un incentivo para la santidad. Colosenses 3:1-4. La mirada hacia arriba contrarrestará
la atracción hacia abajo.
b. El conocimiento de la ascensión contribuye a la concepción justa de la iglesia. Por
otro lado, un conocimiento del Cristo ascendido dará como resultado el
reconocimiento de la iglesia como organismo, una organización sobrenatural que
deriva su vida divina del jefe resucitado.
c. El tener conciencia del Cristo ascendido producirá una justa actitud hacia el mundo,
y hacia las cosas del mundo. "Mas nuestra ciudadanía es en los cielos; de donde
también esperamos al Salvador, el Señor Jesucristo." Filemón 3:20.
d. Fe en el Cristo ascendido inspirará un sentido profundo de responsabilidad personal.
La creencia en el Cristo ascendido lleva consigo el conocimiento de que tendremos
que rendirle cuentas algún día. Romanos 14:7-9
e. Con la fe en el Cristo ascendido, está relacionada la gloriosa y bendita esperanza de
su retorno. "Y si me fuere, y os preparare lugar vendré otra vez." Juan 14:3.

Conscinetes de
que Cristo
ascendio

Fe en su regreso
Concepción justa
(bendita
de la Iglesias
esperanza)

CRISTO

Fe en Cristo
Conciencia justa
(responsabilidad
hacia el mundo
personal)
bibliografía

Libro: TEOLOGIA BIBLICA Y SISTEMT.ICA de Myer Pearlman

https://doctrinabiblica.com/cristo-como-profeta-2/

https://doctrinabiblica.com/cristo-como-sacerdote-los-oficios-de-cristo/

https://doctrinabiblica.com/cristo-como-rey-los-oficios-de-cristo/

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