Sentencia 780 - 29 Abril Competencia
Sentencia 780 - 29 Abril Competencia
Demandado: Tecnoquímicas tiene por objeto social, entre otros, “la fabricación, el envasado, la
importación, la exportación, la venta y distribución de productos biológicos y químicos,
medicamentos o productos famacéuticos, perfumería o efectos de tocador, productos
veterinarios, agrícolas y alimentos naturales y/o productos de consumo popular de cualquier
naturaleza y servicios en general.” (fls. 35 a 41, cdno. 1).
1.2. Los hechos de la demanda:
Bayer afirmó que participa en el mercado de la fabricación y comercialización del producto
acetato de aluminio, que distingue con la marca “Acid-Mantle” y con una presentación comercial
autorizada por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (en adelante:
Invima) que tiene características exclusivas y originales en lo relacionado con la etiqueta y el
envase del producto, presentación que ha sido el resultado de todo un proceso evolutivo. Agregó
que el producto en cuestión es comercializado en los principales canales de distribución,
principalmente a través de supermercados como Cafam, Carulla, Colsubsidio, Ley, Carrefour,
Confandi, La 14, Olímpica, etc., así como en la mayoría de las farmacias existentes en el país.
1.3. Pretensiones:
El 26 de mayo de 2005 se profirió el auto No. 2068 (fl. 113, cdno. 2), mediante el cual se admitió
la demanda que dio origen a este proceso. Una vez notificada de esta providencia,
Tecnoquímicas se opuso a la prosperidad de las pretensiones formuladas en el referido libelo
señalando que existe una marcada diferencia en la presentación de los productos de las partes,
pues mientras que la actora identifica el suyo con la marca “Acid-Mantle”, la demandada emplea
las marcas “Acid-Ness” y “MK”, signo este que permite distinguir claramente el origen
empresarial de su acetato de aluminio en tanto que es una marca líder que identifica la mayoría
de productos comercializados por Tecnoquímicas.
En todo caso, señaló que en cuanto a los envases de los productos se aprecian relevantes
diferencias consistentes en la forma de las tapas de los productos y las tonalidades del azul
utilizado en las mismas, siendo la de Bayer ovalada y de color Pantone 2746 C azul mientras
que la de Tecnoquímicas es rectangular y de color Reflex azul C. Acerca de la palabra “loción”
indicó que simplemente identifica el producto, y que el hecho de que ella se anote en el
empaque obedece a una exigencia legal del Invima, a lo que agregó que no es cierto que dicha
expresión resaltada en forma igual o siquiera parecida en ambos productos, pues en el de Bayer
va en sentido vertical y en color Pantone 348 C verde, mientras que en el de Tecnoquímicas se
encuentra en sentido horizontal y en color Pantone 360 C verde. En lo que atañe a las letras
utilizadas en ambos productos advirtió que son diferentes y que tienen colores distintos, en tanto
que, con referencia a la información de la composición de los productos, sus indicaciones,
contraindicaciones, contenido, ingrediente activo y condiciones de comercialización, afirmó que
es una información que, por exigencia del Invima, todo producto debe contener.
Por medio del auto No. 5131 del 30 de octubre de 2006 (fl. 364, cdno. 3) las partes fueron
citadas a la audiencia de que trata el artículo 101 del C. de P. C., diligencia que se llevó a cabo
el 21 de noviembre de 2006 (fls. 365 a 367, cdno. 3). Mediante auto No. 0053 del 29 de enero de
2007 (fls. 178 a 182, cdno. 3) se decretaron las pruebas del proceso y, posteriormente, a través
de auto No. 0053 de 19 de diciembre de 2011 (fl. 177, cdno. 8), se corrió traslado a las partes
para alegar, oportunidad en la que insistieron en las posiciones que habían dejado establecidas
en sus respectivos actos de postulación.
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Se debe resaltar que Bayer puso en conocimiento de este Despacho dos circunstancias
sobrevinientes que, en su concepto, deben determinar una decisión favorable a sus
pretensiones: de un lado, la expedición de la Resolución No. 55.454 de octubre 15 de 2010,
mediante la cual la Delegatura para la Propiedad Industrial de esta Superintendencia confirmó la
denegatoria del registro de la marca mixta “Acid-Ness” por considerar que con el mismo se iba “a
perpetrar, facilitar o consolidar el acto desleal de confusión” en relación con el producto “Acid-
Mantle”; del otro, la medida cautelar decretada por el Juzgado Tercero de lo Civil de Pichincha
(Ecuador) en contra de la aquí demandada en consideración a que, en su concepto, imitó las
características gráficas y de empaque del producto de Bayer.
2. CONSIDERACIONES
Agotadas las etapas procesales y dado que no se presentan nulidades que impidan proferir un
fallo de fondo, procede el Despacho a decidir la instancia en los siguientes términos:
El ambito objetivo se verifica el presente caso por cuanto está demostrado que los actos
señalados como desleales, que bien pueden agruparse en la comercialización del producto
acetato de aluminio a través de la utilización de signos distintivos similares y confundibles a los
de otro concurrente al mercado, son idóneos para mantener o incrementar la participación en
ese escenario de la demandada. Respecto de los ámbitos subjetivo y territorial, basta indicar que
existe suficiente evidencia de la participación de las partes en el mercado colombiano mediante
los productos “Acid-Mantle” y “Acid-Ness” (fls. 57, cdno. 2, 33 a 157 cdno. 3).
2.2. Legitimación:
El problema jurídico se concreta en determinar si, en las condiciones que se presentan en este
asunto, tiene una connotación desleal el que Tecnoquímicas, para presentar en el mercado su
producto “Acid-Ness”, hubiese empleado elementos característicos de la presentación comercial
del producto “Acid-Mantle”.
Consideraciones teóricas: De conformidad con el artículo 10o de la Ley 256 de 1996, el acto
desleal de confusión, que atenta especialmente contra el interés del consumidor consistente en
“garantizar su capacidad volitiva y decisoria a la hora de intervenir en el mercado”1, se configura
1
BARONA VILAR, Silvia. Competencia Desleal. Tutela jurisdiccional -especialmente proceso civil- y extrajurisdiccional. Tomo I.
Tirant Lo Blanch. Valencia. 2008. Pág. 294.
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en los eventos en que se ejecuta en dicho escenario y con fines concurrenciales cualquier
conducta que resulte idónea para provocar en los consumidores un error “sobre la identidad de
la empresa de la que proceden los productos o servicios” que se le ofrecen2, sin que para su
configuración sea indispensable la efectiva materialización de tal efecto perjudicial en el
mercado, pues -como lo ha dejado establecido este Despacho- para ello basta con la existencia
de un riesgo de confusión, esto es, de la potencialidad real de la conducta en cuestión para
confundir3.
Es pertinente indicar que dentro del concepto del acto desleal en análisis se incluyen tanto los
casos en los que “el consumidor, al adquirir un producto, piensa que está adquiriendo otro”
(confusión directa)4, como aquellos en los que se presenta el denominado riesgo de asociación,
que se produce cuando el consumidor reconoce la diferencia entre los productos o servicios de
que se trate y su distinto origen empresarial, “pero de algún modo se le ha llevado a pensar que
existe una relación entre ambas [empresas], ya sean vínculos comerciales, pertenencia al mismo
grupo empresarial, etc.” (confusión indirecta)5. Es del caso resaltar que las dos circunstancias
comentadas tienen una trascendental relevancia en la libre decisión de mercado que se debe
garantizar al consumidor, en tanto que este último “puede perfectamente preferir un producto a
otro sólo por la confianza que le reporta la marca o la empresa vendedora, a la que asocia un
determinado status de calidad o prestigio y que hace que incluso esté dispuesto a pagar un
precio superior al del resto de productos”6.
Ahora bien, tal como lo han dejado sentado la doctrina y la jurisprudencia 7, el titular de derechos
sobre signos distintivos -marcas, para lo que acá interesa-, que estén siendo reproducidos,
imitados o, en fin, utilizados indebidamente y sin autorización, cuenta, en línea de principio, con
dos sistemas diferentes de protección, aparte de las acciones penales, que el ordenamiento
jurídico le otorga con miras a reprimir las descritas conductas: la acción de competencia desleal
y la derivada de las normas sobre propiedad industrial, acciones que, por estar dirigidas a tutelar
bienes jurídicos distintos, exigen del interesado la atención de cargas procesales diferentes para
efectos de que su pretensión resulte acogida.
Ciertamente, la tutela que las normas sobre propiedad industrial confieren al titular de signos
distintivos “hace nacer un tipo de protección reforzada, basada en la técnica del derecho
subjetivo, sujeta a los principios de formalidad, tipicidad y publicidad, consistente en la concesión
de una exclusiva erga omnes, que puede ser actuada contra cualquier imitador
automáticamente, sin tener que probar otras circunstancias que la existencia de la lesión del
derecho8”, de manera que, como el sistema de protección que ahora se comenta está orientado
a materializar el ius prohibendi emanado de un derecho de exclusividad, el afectado únicamente
tiene la carga de demostrar “(i) la existencia del derecho infringido y, (ii) la infracción de tal
derecho, que tiene lugar cuando los terceros realizan las conductas que expresamente se
prohíben por las normas que delimitan el alcance de ese derecho”9.
2
Ibídem. Pág. 357.
3
Superintendencia de Industria y Comercio. Auto No. 1841 de 2010. En el mismo sentido: Cas. Civ. Sentencia de noviembre 19
de 1999, exp. 5091.
4
Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina. Interpretación Prejudicial dentro del proceso No. 32-IP-2009.
5
SÁNCHEZ SABATER, Laura. Actos de Confusión. En: MARTÍNEZ SANZ, Fernando (director). Comentario Práctico a la Ley de
Competencia Desleal. Editorial Tecnos. Madrid. 2009. Pág. 79.
6
Ibídem.
7
Cfr. ASCARELLI, Tullio. Teoría de la Concurrencia y de los Bienes Inmateriales. Bosch Casa Editorial. Barcelona. 1970. Págs.
204 y ss.; MÉTKE MÉNDEZ, Ricardo. Lecciones de Propiedad Industrial III. Raisbeck, Lara, Rodríguez y Rueda (Baker &
McKenzie). Bogotá D.C. 2006. Pág. 193 y ss.; BAYLOS CORROZA, Hermenegildo. Tratado de Derecho Industrial. Editorial
Civitas. Madrid, 1978. Pág. 324 y ss.; Tribunal Superior de Bogotá, providencia de agosto 5 de 2003, M.P. Edgar Carlos Sanabria
Melo; Superintendencia de Industria y Comercio, Resolución No. 509 de enero 24 de 2004 y Sentencia No. 002 de 2008, entre
otras providencias.
8
BAYLOS CORROZA, Hermenegildo. Tratado de Derecho Industrial. Editorial Civitas. Madrid, 1978. Pág. 324.
9
MÉTKE MÉNDEZ, Ricardo. Lecciones de Propiedad Industrial III. Raisbeck, Lara, Rodríguez y Rueda (Baker & McKenzie).
Bogotá D.C. 2006. Pág.194.
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En consonancia con lo anterior, y conforme con lo que han dejado establecido la doctrina y la
jurisprudencia, la utilización indebida de un signo distintivo no es suficiente, por sí misma, para
configurar un acto de competencia desleal vinculado a la propiedad industrial, pues “el bien (de
propiedad industrial, se aclara) en sí mismo considerado no es objeto de un acto de competencia
desleal”, debiéndose entender que la conducta desleal se configura si el bien de propiedad
industrial se usa “como medio o instrumento para lograr el efecto que la ley pretende reprimir
(…) en materia de signos distintivos, esto es, si constituye el medio para producir la confusión,
que es el hecho que la norma pretende evitar”13; de donde se sigue, entonces, que el análisis
que corresponde adelantar en los casos en que se trata de averiguar la existencia de un acto de
competencia desleal fundado en la utilización indebida de signos distintivos, no puede estar
limitado a establecer la mera infracción a este derecho, sino que debe encaminarse, entre otras
cosas, a determinar si dicha utilización indebida genera un riesgo de confusión desleal en el
mercado. Así lo ha precisado la jurisprudencia al señalar que el comentado examen “no se
refiere propiamente al análisis de confundibilidad de los signos distintivos (…) ya que esto es un
tema regulado en otra normativa. Se trata, entonces, de determinar si dichos actos, en relación
con un competidor determinado, generan confusión en el público consumidor respecto del
establecimiento, los productos o la actividad industrial o comercial de un competidor”14.
Por supuesto, la utilización indebida de signos distintivos ajenos no es una conducta que resulte
indiferente o intrascendente en el marco de la acción de competencia desleal, como lo ha
sostenido este Despacho en reiteradas oportunidades15. En efecto, existen determinados
asuntos caracterizados por unas especiales condiciones -de naturaleza, destinación o
comercialización de los productos o servicios de los que se trate- en los que se impone colegir,
como única conclusión razonable sobre la base de las reglas de la experiencia, que la referida
utilización indebida de los signos distintivos y la consecuente existencia de determinados
productos cuya presentación al público se lleva a cabo de la misma manera, es una conducta
idónea para generar en el mercado, efectiva o potencialmente, un riesgo de confusión entre los
productos así identificados.
Entre las comentadas condiciones vale anotar -entre otras- el que los productos distinguidos con
el signo en cuestión tengan conexidad competitiva, esto es, sean del mismo tipo, vinculados o de
10
Sanas costumbres mercantiles; principio de la buena fe comercial, usos honestos en materia industrial o comercial y la
garantía de la libertad de decisión del comprador o consumidor y del funcionamiento concurrencial del mercado.
11
BARONA VILAR, Silvia. Competencia Desleal. Tutela jurisdiccional -especialmente proceso civil- y extrajurisdiccional. Tomo I.
Tirant Lo Blanch. Valencia. 2008. Pág. 290.
12
BAYLOS CORROZA, Hermenegildo. Op. Cit. Pág. 332.
13
METKE MÉNDEZ, Ricardo. Op. Cit. Pág. 198.
14
Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina. Sentencia de noviembre 23 de 2007, proceso 149-IP-2007.
15
Superintendencia de Industria y Comercio. Resolución No. 8325 de marzo 25 de 2003 y Auto No. 554 de mayo 6
de 2009.
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uso complementario; que sean publicitados a través de los mismos o similares medios, que se
comercialicen mediante canales idénticos, y que estén destinados a la misma clase de
consumidor, en especial cuando se trata de bienes o servicios cuya adquisición no suponga un
especial grado de atención.
Con el propósito de clarificar lo recién anotado piénsese que si en el mercado concurrieran dos
productos idénticos cuya adquisición no implicara un grado especial de atención, dirigidos al
mismo público objetivo, que fueran publicitados a través de los mismos medios y
comercializados mediante los mismos canales, en el caso en que esos dos productos fueran
presentados al público de manera idéntica, o de tal forma que se hiciera pensar al consumidor
que tienen un mismo origen empresarial, no habría otra conclusión razonable a la que ya fue
referida, esto es, que la comentada situación es idónea para que, al menos potencialmente, se
genere confusión entre los consumidores en relación con los productos en cuestión.
Siguiendo la misma línea, debe concluirse que en aquellos eventos en que se trate de productos
cuya adquisición supone un grado de atención más elevado y, además, en el conjunto de su
presentación comercial se incluyen diferencias relevantes y sustanciales que resulten idóneas
para llamar la atención de un consumidor que, en ese caso, sería mucho más atento, no puede
concluirse razonablemente la configuración del acto desleal en estudio.
Debe agregarse que las consideraciones plasmadas hasta este punto son también aplicables a
lo casos en los que se trate de la reproducción del “trade dress” de determinado producto, esto
es, “la suma de elementos decorativos y de presentación que identifican un producto o
establecimiento, que en su conjunto generan la existencia de una percepción por parte del
consumidor al confrontarlos (…) tales como el tamaño y la forma de los empaques y los
envases, los colores usados, el tipo de letras, las leyendas genéricas, y en general, la
combinación de elementos que visualmente identifican al producto”16. En efecto, en estos
eventos la tarea del juez no se concreta en establecer si se presentó la reproducción en
cuestión, sino en determinar si esa circunstancia constituye, efectiva o potencialmente, el acto
desleal de confusión.
Sobre el particular, dentro de las estrategias de comercialización que pueden utilizar los
competidores para “alcanzar sus objetivos de crecimiento y rentabilidad”17 la literatura
especializada reconoce, entre muchas otras, las que propenden por “dar al producto cualidades
distintivas importantes para el comprador y que le diferencien de las ofertas de los
competidores”18 (estrategia de diferenciación), aquellas dirigidas a la “obtención de un coste
unitario bajo en relación con los competidores” (estrategia del liderazgo en costes)19, las que
pretenden orientar el producto o servicio a satisfacer las necesidades de un segmento o grupo
particular de consumidores sin dirigirse al mercado en general (estrategia del especialista) 20, y
otras encaminadas a que el competidor “adopta un comportamiento adaptativo alineando sus
decisiones a las tomadas por la competencia. En vez de atacar al lider, estas empresas
persiguen un objetivo de coexistencia pacífica y de reparto conciente del mercado, alineando su
actitud a la del lider reconocido en el mercado” (estrategia del seguidor)21.
16
JALIFE DAHER, Mauricio. Comentarios a la Ley de la Propiedad Industrial. Citado en: Superintendencia de
Industria y Comercio. Resolución No. 55.454 de 2010.
17
LAMBIN, JEAN-JACQUES. MARKETING ESTRATÉGICO. MacGrawHill. Tercera Edición. Pág. 321.
18
Ibídem, pág. 338.
19
Ibídem, pág. 338.
20
Ibídem, pág. 339.
21
Ibídem, pág. 353.
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Caso concreto: Aplicando las anteriores consideraciones teóricas al asunto sub lite debe
concluirse que en el presente caso no puede considerarse que existe el riesgo de que “Acid-
Ness” sea adquirido por un consumidor pensando que es “Acid-Mantle” o que, aunque
22
Cfr. ARBOLEDA ARANGO, Ana María. Dos dimensiones de la estrategia “me too”: consumidor y organización.
Universidad Icesi. Artículo publicado en CS No. 5, enero – junio 2010. Págs. 123 – 147.
23
Ibídem. Pág. 139.
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reconozca la diferencia entre ambos, piense que tienen un mismo origen empresarial, en la
medida en que, si bien entre las presentaciones existen semejanzas evidentes, lo cierto es que
los productos bajo estudio son considerados como medicamentos y son percibidos por los
consumidores como un “producto medicinal”, lo que supone consumidores mucho más atentos al
momento de efectuar su decisión de compra, circunstancia a la que se debe agregar que
Tecnoquímicas incluyó dos diferencias que, ante ese especial consumidor, diluyen cualquier
riesgo de confusión: de un lado, una diferencia considerable en el precio de los productos, lo que
debe llamar la atención del comprador atento dado su mayor grado de cuidado, y, del otro, el
producto “Acid-Ness” está amparado y se publicita también mediante la utilización de la marca
sombrilla “MK”, que establece un claro origen empresarial que de ninguna manera podría ser
relacionado con Bayer.
En sustento de la anterior conclusión, téngase en cuenta que las partes presentan sus productos
de la manera que en las líneas siguientes se pasa a explicar:
El envase es de color blanco y de forma ovalada, su tapa es de color pantone 2746 C azul (fl.
51, cdno. 1) y tiene la palabra “loción” en sentido vertical con letras color blanco dentro de una
figura de color pantone 348 C verde, expresión que identifica el producto y que se anota en el
empaque por ser una exigencia legal del Invima (fl. 51, cdno. 1). En la parte superior del envase
se encuentra el signo distintivo “Acid-Mantle N”, mientras que en su parte inferior se encuentra el
signo distintivo “Bayer”. Por último, y siendo ésta una exigencia del Invima, en la etiqueta del
producto se indica la composición del mismo, sus indicaciones, contraindicaciones, contenido,
ingrediente activo y que es de venta libre.
En relación con lo anterior debe precisarse que Bayer es titular de la marca mixta “Acid-Mantle”,
registro conferido por la Superintendencia de Industria y Comercio, como consta en el certificado
No. 49.079, vigente hasta el 29 de julio de 2011 (fls. 99, cdno. 2, 79 y 80, cdno. 3). La actora
cuenta con registro sanitario otorgado por el Invima para la importación, fabricación y
comercialización de sus productos farmacéuticos y las etiquetas del que interesa en este
proceso fueron aprobadas por aquella entidad (fls. 176 y 177, cdno. 6).
Sin embargo, es preciso aclarar, con fundamento en las respuestas que presentaron la Dirección
Nacional de Derechos de Autor y la Dirección de Signos Distintivos de la Superintendencia de
Industria y Comercio a sendos oficios remitidos por este Despacho, que el diseño del empaque
del producto “Acid-Mantle” de Bayer no se encuentra registrado como obra protegida por el
derecho de autor y no existe derecho alguno de propiedad industrial sobre signos mixtos o
tridimensionales que incorporen aquella expresión (fls. 149 a 152, cdno. 7, y 52 a 61, cdno. 8).
El envase es de color blanco y de forma rectangular, su tapa es de color reflex azul C (fl. 37,
cdno. 3), tiene la palabra “loción” en sentido horizontal escrita en letras color blanco dentro de
una figura de fondo color pantone 360 C verde, expresión que identifica el producto y se anota
en el empaque por exigencia legal del Invima (fl. 37, cdno. 3). Debajo de la referida palabra se
encuentra el signo distintivo “Acid-Ness”, en el medio del envase se encuentra el signo distintivo
“MK” y, por último, siendo ésta una exigencia del Invima, en la etiqueta se indica la composición
del producto, sus indicaciones, contraindicaciones, contenido, ingrediente activo y que es de
venta libre.
Acorde con las certificaciones visibles a folios 47 a 57, 61 y 62, 66 a 73, 81 a 86 del cuaderno 3,
Tecnoquímicas es titular de las marcas nominativa “Acid-Ness” y “MK”, entre otras, y cuenta con
el registro sanitario No. 2004M-0003534 para fabricar y vender el producto “Acid-Ness” (fl. 2,
cdno. 10).
Como se puede apreciar, las presentaciones de los productos tienen evidentes semejanzas:
En efecto, se puede advertir que los envases de los productos, que tienen formas similares,
coinciden en el color blanco, las tapas, también parecidas, son de color azul; en sus
presentaciones se encuentra incluida la palabra loción con letras de color blanco dentro de una
figura de color verde y, por último, en sus etiquetas se indica la composición del producto, sus
indicaciones, contraindicaciones, contenido, ingrediente activo y que son de venta libre.
No obstante lo anterior, las comentadas semejanzas son insuficientes para que las
presentaciones de los productos resulten confundibles, dada la naturaleza del producto y las
determinantes diferencias que pasan a explicarse.
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En el contexto que ofrece la comentada naturaleza de los productos en cuestión, debe llamarse
la atención en que además de algunas diferencias menores en cuanto a que el envase de Bayer
es de forma ovalada y el de Tecnoquímicas es rectangular, la tapa del producto de Bayer es de
color pantone 2746 C azul (fl. 51, cdno. 1) mientras que el de Tecnoquímicas es de color reflex
azul C (fl. 37, cdno. 3), la palabra loción en la presentación de Bayer se encuentra ubicada en
sentido vertical y en el de Tecnoquímicas en sentido horizontal, entre otros, es preciso resaltar
dos aspectos de la presentación y condiciones de comercialización del producto “Acid-Ness” que
impiden la generación de un riesgo de confusión con “Acid-Mantle”:
En primer lugar, una considerable diferencia de precios. De conformidad con las facturas de
compra de los productos “Acid-Mantle” y “Acid-Ness” que fueron allegadas por las partes (fls. 73
y 74, cdno. 2, 97 y 99, cdno. 3, 79 y 80, cdno. 9, y 90 y 93, cdno. 10), se evidencia una diferencia
de entre mil cuatrocientos treinta pesos ($1.430) y mil setecientos cincuenta pesos ($1.750) en el
valor de los productos en cuestión, circunstancia que no escaparía a la atención de un
consumidor más atento enfrentado a esos artículos en las góndolas de un supermercado o una
farmacia al momento de efectuar su decisión de compra, dada la naturaleza del producto que
interesa en este asunto.
Sobre este punto es determinante resaltar que la diferencia en cuestión es idónea para diluir en
riesgo de confusión denunciado en la medida en que Bayer no demostró, como le correspondía,
que para el consumidor de “Acid-Mantle”, al momento de efectuar su decisión de compra, no
resulta relevante el precio del producto, esto es, que la persona que compra dicho producto en
las góndolas de supermercados o farmacias lo toma sin percatarse del precio como factor
determinante para decidir si lo adquiere o no, aspecto en relación con el cual ninguna prueba se
aportó. En estas condiciones se impone atender la regla general en esta materia y concluir que
el precio de los productos “Acid-Mantle” y “Acid-Ness” sí es relevante y decisorio para el
consumidor que se enfrenta a los mismos, conclusión que se fortalece teniendo en cuenta que
existen al interior del proceso elementos de juicio que así lo sugieren. En efecto, en las
presentaciones que se hicieron de “Acid-Mantle” para Bayer una de las ventajas que se le
atribuyeron a dicho producto por parte de los consumidores fue que se trata de “un producto de
excelente calidad, con un precio muy bajo” (fl. 367, cdno. 6).
24
Producto farmacéutico autorizado para venta libre o sin prescripción médica. Los productos O.T.C. están
destinados a prevenir, aliviar o tratar signos, síntomas o enfermedades leves que no exigen en la práctica una
intervención médica y que, además, su uso, en la forma, condiciones y dosis previstas no entraña, por su amplio
margen de seguridad, peligros para el consumidor. La utilización de los productos O.T.C quedarán bajo consejo
profesional. Definición tomada de la página web
http://www.verbionat.com/labs/index.php?option=com_content&task=view&id=19&Itemid=35
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Puestas de este modo las cosas, teniendo en cuenta que la naturaleza de los productos que acá
interesan implican en el consumidor un mayor involucramiento o atención a sus características y
presentación en general al momento de efectuar su decisión de compra, las semejanzas de los
envases de “Acid-Mantle” y “Acid-Ness” no son suficientes para generar confusión alguna, pues
las determinantes diferencias en cuanto a la presentación (inclusión de la marca sombrilla “MK”)
y condiciones de comercialización de los productos (un precio más bajo del producto de
Tecnoquímicas) impiden que el mencionado consumidor, mucho más atento que al momento de
realizar compras de otro tipo, llegue a adquirir un producto pensando que es el otro o a pensar
que ambos, aunque diferentes, tienen un mismo origen empresarial.
Desde luego que la conclusión anterior no se desvirtúa por las autorizaciones sanitarias
concedidas por el Invima a Bayer y a la presentación de “Acid-Mantle” ni por las circunstancias
que la actora interpretó como hechos sobrevinientes relevantes para este asunto.
Ciertamente, los actos administrativos proferidos por el Invima para autorizar la fabricación y
comercialización de “Acid-Mantle” son actuaciones que distan mucho de cumplir el cometido que
la demandante pretende atribuirles, pues estos son simplemente autorizaciones legales que todo
importador, productor, fabricante o comercializador de productos sujetos a la vigilancia de la
referida entidad debe solicitar como requisito previo para su introducción en el territorio
Colombiano.
En relación con este punto no puede pasarse por alto que las funciones del Invima -que
determinan el ámbito de su competencia y el objeto de sus pronunciamientos, en especial del
registro sanitario que expide- están relacionadas con la preservación y mejoramiento de la salud
humana mediante el control sanitario de los alimentos y medicamentos25, razón por la que no es
posible atribuir un alcance más extenso a sus pronunciamientos, mucho menos hasta el punto
de abordar ámbitos que, como el de la lealtad de los medios utilizados al competir, resultan
ajenos a las funciones del referido Instituto y a la teleología del registro sanitario que expide.
En cuanto a lo que Bayer denominó hechos sobrevinientes relevantes para la decisión de este
asunto, corresponde dejar muy claro que la decisión de la Delegatura para la Propiedad
Industrial de esta Superintendencia, consistente en negar el registro de la marca “Acid-Ness”
25
Según lo ha definido la jurisprudencia con fundamento en la normativa pertinente, el Invima "tiene por objeto la
ejecución de políticas en materia de vigilancia sanitaria y de control de calidad de medicamentos, productos
biológicos, alimentos, bebidas, cosméticos y otros productos que puedan tener impacto en la salud individual y
colectiva (Art. 245 de la Ley 100 de 1993), [así como] garantizar la salubridad pública en Colombia, ejerciendo
inspección, vigilancia y control sanitario de carácter técnico y científico (Decreto 194)", para lo cual cuenta, entre
otras funciones, con la de expedir registros sanitarios, que es el "documento expedido por la autoridad sanitaria
competente, mediante el cual se autoriza a una persona natural o jurídica para fabricar, envasar, e importar un
o
alimento con destino al consumo humano" (art. 2 , Dec. 3075 de 1997), de donde se sigue, añade este Despacho
con apoyo en la misma jurisprudencia, que "el registro sanitario tiene como objeto otorgar una licencia para que
puedan circular unos productos alimenticios, farmacéuticos, insecticidas o plaguicidas registrados, sujetos a unas
especificaciones", pero siempre dentro del ámbito de actuación de la entidad encargada de su expedición que,
como se explicó, "cumple funciones relacionadas con la salud pública", para lo cual "atiende el control sanitario de
los productos". Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Cuarta. Sentencia de junio 11 de
2009. C.P. William Giraldo Giraldo. Rad. 11001-03-27-000-2005-00010-00 (15558).
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porque -en su concepto- existen indicios para concluir que serviría para la perpetración del acto
desleal de confusión, así como la decisión del Juzgado Tercero de lo Civil de Pichincha
(Ecuador), consistente en decretar medidas cautelares contra Tecnoquímicas debido a la
reproducción de determinados aspectos característicos de la presentación de “Acid-Mantle”,
además de no ser vinculantes para este Despacho en la medida en que la presente decisión se
profiere en ejercicio de las facultades jurisdiccionales conferidas a la Superintendencia de
Industria y Comercio, no tienen el alcance que les atribuyó Bayer.
Ciertamente, acorde con lo que ha dejado establecido la Corte Constitucional, las funciones
jurisdiccionales que este Despacho ejerce con fundamento en la Ley 446 de 1998 y el artículo
116 de la Constitución Política son las mismas “que ejercen los jueces de la República en virtud
de la Ley 256 de 1996”26, puesto que “en los casos en los cuales una Superintendencia ejerce
funciones jurisdiccionales, esa autoridad administrativa se convierte en un juez que debe
interpretar la ley, darle aplicación, dirimir conflictos y aplicar el derecho en casos específicos. En
virtud del principio de unidad jurisdiccional, dichas entidades comienzan a compartir la estructura
jurisdiccional de quien tenía la competencia originalmente”27, a lo que se debe agregar, por
resultar determinante para este asunto, que la actuación de este Despacho se debe desarrollar
con pleno respeto de los “principios de la administración de justicia: independencia,
imparcialidad, libertad institucional y autonomía”28.
En estas condiciones es evidente que lo decidido por la Delegatura para la Propiedad Industrial
o por un juzgado de Ecuador, acorde con lo dispuesto en el artículo 230 de la Constitución
Política, no es vinculante para este Despacho, pues su decisión es independiente y autónoma
respecto de cualquier otra autoridad.
En todo caso, aunque las decisiones invocadas por la parte demandante se consideraran de
incidencia para la resolución del presente asunto, lo cierto es que las mismas no conllevarían la
prosperidad de las pretensiones de Bayer.
En segundo lugar, así -en gracia de discusión- tuviera que admitirse, con apoyo en la decisión
del Juzgado Tercero de lo Civil de Pichincha (Ecuador), que Tecnoquímicas reprodujo algunos
aspectos característicos de la presentación de “Acid-Mantle”, lo verdaderamente relevante es
que en la presentación y las condiciones de comercialización de su producto “Acid-Ness” existen
26
Corte Constitucional. Sentencia C-649 de 2001.
27
Corte Constitucional. Sentencias C-558 de 1994, C-1641 de 2000 y C-415 de 2002.
28
Corte Constitucional. Sentencia C-415 de 2002.
29
Acorde con la norma comentada se podrá denegar la solicitud de registro “cuando la oficina nacional competente
tenga indicios razonables que le permitan inferir que un registro se hubiese solicitado para perpetrar, facilitar o
consolidar un acto de competencia desleal”.
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En el mismo sentido, es claro que Tecnoquímicas se limitó a aplicar una estrategia de mercado
ampliamente reconocida por la doctrina especializada, en condiciones que permitieron al
consumidor comprender los diferentes origenes empresariales de los productos, conducta que,
por sí misma, no puede ser considerada contraria a los parámetros normativos contemplados en
los artículos 7º y 8º de la Ley 256 de 1996.
Aplicando las anteriores consideraciones de carácter teórico al asunto en análisis, es claro que
no se configuró el acto desleal de engaño por cuanto, conforme a los hechos expuestos en la
demanda, Tecnoquímicas no dirigió su conducta a inducir en error a los destinatarios sobre los
productos en cuestión (prestaciones mercantiles), sino a reproducir aspectos característicos de
los medios formales de identificación de los mismos.
30
En esta providencia no se hará referencia a la denominada singularidad competitiva que debe caracterizar a la
prestación mercantil o iniciativa empresarial objeto del acto desleal de imitación, en tanto que no es un aspecto
necesario para resolver el asunto sub lite.
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Es necesario precisar que de conformidad con los artículos 10° y 14º de la Ley 256 de 1996 y
con lo que han dejado establecido la jurisprudencia y la doctrina especializada 31, el acto desleal
de imitación se proyecta sobre las prestaciones mercantiles y las iniciativas empresariales
ajenas, es decir, sobre el producto o servicio en sí mismo, que corresponde a las creaciones
que, encaminadas a satisfacer una necesidad técnica o estética, constituyen la propia prestación
(creación material); mientras que el objeto del acto desleal de confusión está constituido por los
medios de identificación empresarial, esto es, los signos distintivos y, en general, los elementos
que permitan establecer el origen empresarial de una determinada prestación mercantil y
diferenciarla de otras ofertas que concurren al mercado, ejemplo de lo cual es la presentación de
los empaques de un producto (creación formal)32.
Aplicando las anteriores consideraciones de carácter teórico al asunto en análisis, es claro que
no se configuró el acto desleal de imitación porque, aunque Tecnoquímicas reprodujo algunos
aspectos característicos de la presentación del producto “Acid-Mantle” en su producto “Acid-
Ness”, esa circunstancia, por sí sola, no conlleva la configuración de la comentada conducta, en
tanto que no se dirigió sobre los productos en cuestión (prestaciones mercantiles), sino sobre
medios formales de identificación (signos distintivos).
DECISIÓN
RESUELVE
NOTIFÍQUESE
31
Cas. Civ. Sentencia de diciembre 19 de 2005, exp. 4018; BARONA VILAR, Silvia. Op. Cit. Págs. 347 y ss. y 493 y ss.;
LLOBERGAT HURTADO, María Luisa. Temas de Propiedad Industrial. Editorial La Ley - Actualidad. Madrid. 2002. Págs. 422 y
31
ss.; SÁNCHEZ SABATER, Laura. Actos de Confusión. En: MARTÍNEZ SANZ, Fernando (director). Comentario Práctico a la
Ley de Competencia Desleal. Editorial. Tecnos. Madrid. 2009. Págs. 79 y ss.; PORTELLANO DÍEZ, Pedro. Actos de Imitación.
En: MARTÍNEZ SANZ, Fernando (director). Op. Cit. Págs. 169 y ss.
32
En esta providencia no se hará referencia a la denominada singularidad competitiva que debe caracterizar a la prestación
mercantil o iniciativa empresarial objeto del acto desleal de imitación, en tanto que no es un aspecto necesario para resolver el
asunto sub lite.