Tema107 PIB-M
Tema107 PIB-M
Objetivo
Explicar, mediante razonamientos físicos y dinámicos, las causas de la variabilidad del clima generada por
factores internos (en particular, ejemplos de teleconexiones, anomalías, y los efectos climáticos de los
principales regímenes, como la Oscilación Madden-Julian, la Oscilación del Atlántico Norte y El
Niño/Oscilación del Sur).
ÍNDICE
1.- Introducción
2.- Teleconexiones y Modos de Variabilidad climática
2.1.- Modos de Variabilidad globales y regionales
3.- Principales Modos de Variabilidad climática
3.1.- El Niño-Oscilación del Sur (ENSO)
3.1.1.- Fases del ENSO
3.1.2.- Impactos asociados al ENSO
3.2.- Oscilación Madden-Julian (MJO)
3.2.1.- Estructura y Dinámica de la MJO
3.2.2.- Impactos asociados a la MJO
3.3.- Oscilación del Atlántico Norte (NAO)
3.3.1.- Fases de la NAO
3.3.2.- Variabilidad de la NAO
4.- Conclusiones
5.- Referencias Bibliográficas
1.- Introducción
Uno de los aspectos más destacados del tiempo meteorológico y del clima es su variabilidad. El tiempo
meteorológico es la descripción de las condiciones atmosféricas, como temperatura, viento, lluvia, etc. en una
determinada localidad y en un momento dado. Varía según la época del año y los cambios serán más o menos
marcados según la latitud.
El clima de un lugar o región se define, en sentido restringido, como el estado promedio del tiempo y, más
rigurosamente, como una descripción estadística del tiempo atmosférico en términos de los valores medios y de la
variabilidad de las magnitudes correspondientes durante períodos que pueden abarcar desde meses hasta
millares o millones de años. El período de promedio habitual es de 30 años, según la definición de la Organización
Meteorológica Mundial (OMM, de sus siglas en inglés). Las magnitudes empleadas son casi siempre variables de
superficie (por ejemplo, temperatura, precipitación o viento). En un sentido más amplio, el clima es el estado del
sistema climático, sistema muy complejo que consta de cinco componentes principales: atmósfera, hidrosfera,
criosfera, litosfera y biosfera, y de las interacciones entre ellos. El clima varía en todas las escalas de tiempo:
intraanual, interanual, decadal, secular etc.
Figura 1. Espectro de frecuencias de la variabilidad climática en función de la varianza. (Fuente: Ghil (2002))
La variabilidad climática, dependiendo de los distintos forzamientos que provoquen la fluctuación, puede
deberse a procesos internos naturales del sistema climático o a variaciones de forzamiento externo natural o
antropogénico. Así se distingue entre:
- externa, debida a forzamientos externos de origen natural (señal natural), como son los cambios
orbitales de la Tierra (en largas escalas temporales: 10.000 a 100.000 años), cambios en el forzamiento
solar o erupciones volcánicas.
El forzamiento externo natural (solar, vulcanismo) se superpone al ruido natural e interacciona con él.
b) Variabilidad antropogénica externa, debida a la respuesta a las actividades de origen humano como
la perturbación del efecto invernadero (emisión de gases de efecto invernadero etc.) y la perturbación de las
condiciones de las superficies (utilización de los suelos, etc.).
Es importante distinguir entre variabilidad climática y cambio climático. El cambio climático se identifica
con variaciones del valor medio y/o en la variabilidad de sus propiedades, que persiste durante largos períodos
de tiempo, generalmente decenios o períodos más largos. El cambio climático puede deberse a procesos internos
naturales o a forzamientos externos tales como modulaciones de los ciclos solares, erupciones volcánicas o
cambios antropogénicos persistentes de la composición de la atmósfera o del uso del suelo. La Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en su artículo 1, define el cambio climático como
“cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la
atmósfera global y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo
comparables”. La CMNUCC diferencia, pues, entre el cambio climático atribuible a las actividades humanas que
alteran la composición atmosférica y la variabilidad climática atribuible a causas naturales (IPCC, 2013).
Como en todo fluido, en la atmósfera y en los océanos las perturbaciones se propagan a través de
desplazamientos y movimientos ondulatorios, a lo largo de todo su volumen y estas teleconexiones pueden ocurrir
de dos maneras:
b) perturbaciones asociadas a estas circulaciones generan ondas de distinta naturaleza que pueden ser
bastante persistentes. Estas ondas no siguen necesariamente la trayectoria de las circulaciones antes
mencionadas y pueden generar anomalías climáticas regionales lejos de la fuente de la perturbación original.
Las teleconexiones reflejan aspectos importantes de la variabilidad interna del sistema climático y también
de la interacción entre sus componentes. El sistema atmósfera-océano parece oscilar entre ciertos patrones cuasi
periódicos que normalmente se mueven entre los diferentes estados en distintas de escalas de tiempo (Barnston y
Livzey, 1987). Estas transiciones entre estados pueden ser muy abruptas o graduales, debido al carácter no lineal
del sistema climático. Las anomalías climáticas asociadas a cada fase de determinada oscilación se transmiten
sobre amplias zonas del mundo a través de los mecanismos mencionados anteriormente.
La manera más sencilla de identificar estos patrones con datos observacionales es elegir determinados
puntos del globo y correlacionar estos puntos con todos los demás. Una técnica estadística más sofisticada es el
uso del Análisis en Componentes Principales (ACP), técnica basada en combinaciones lineales de variables
climáticas en diferentes localidades que presentan una varianza máxima con sujeción a determinadas limitaciones
de normalización (Se puede encontrar información sobre el cálculo de ACP en los libros: “Statistical Methods in the
Atmospheric Sciences” de Wilks, “Analysis of Climate Variability” de von Storch y en los siguientes enlaces:
https://www.mhe.es/universidad/ciencias_matematicas/pena/home/CAPITULO.PDF
https://onlinecourses.science.psu.edu/stat505/node/49). Esta técnica permite obtener mapas de distribución
espacial, que explican la mayor parte de la variabilidad espacial mediante un número reducido de patrones
básicos, quedando la variabilidad temporal explicada por las series temporales asociadas a estos patrones
espaciales. Generalmente se considera que un modo de variabilidad es el producto de un patrón climático y su
serie temporal asociada. Se recomienda consultar la página web del Climate Prediction Center de la NOAA
(http://www.cpc.ncep.noaa.gov/data/teledoc/telecontents.shtml) donde se explica los procedimientos de cálculo y
los gráficos de los más importantes modos de variabilidad del hemisferio norte. Como ejemplo de modo de
variabilidad se muestra la NAO en la Figura 2. En la parte superior se representa su estructura espacial, que
corresponde a un dipolo y en la parte inferior su serie temporal asociada, el color rojo nos indica los años con NAO
positiva y el color azul los años con NAO negativa.
La ocurrencia de los modos de variabilidad no es uniforme durante el año. Las estructuras espaciales de
los modos, la intensidad de sus centros de acción y su comportamiento en el tiempo varían en función de la
estación astronómica considerada. El origen de los modos que caracterizan la variabilidad climática es muy
diverso.
a) en el océano: El Niño-Oscilación del Sur (ENSO). Este fenómeno no sólo introduce variabilidad
a escala local sino también a escala global a través de teleconexiones. En el océano Atlántico destacan el
Modo Ecuatorial, el Modo Meridional y la Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO); en el Pacífico el
modo principal es la Oscilación Decadal del Pacífico (PDO), y en el Índico el Dipolo del Océano Índico
(OID).
b) en la atmósfera en el hemisferio norte extratropical: la Oscilación Ártica (AO), cuya parte del
sector Atlántico es la Oscilación del Atlántico Norte (NAO); y el patrón del Pacífico/América del Norte
(PNA). En el hemisferio sur se distinguen: el Modo Anular del Hemisferio Sur (SAM) y la Oscilación del
Pacífico Sur (PSO).
Se recomienda consultar la página de la NOAA, en la que se describen con detalle los procedimientos de
cálculo así como los gráficos resultantes de los más importantes modos de variabilidad del hemisferio norte:
http://www.cpc.ncep.noaa.gov/data/teledoc/telecontents.shtml
Primeramente se estudiarán los modos en los que están implicados la atmósfera y los océanos como son
El Niño-Oscilación del Sur y la oscilación de Madden y Julian. Por último se considerará la Oscilación del Atlántico
Norte como ejemplo de modo atmosférico.
El Niño-Oscilación del Sur (ENSO, de sus siglas en inglés) es un fenómeno interanual relacionado con las
interacciones océano-atmósfera en el Pacífico tropical. Bjerknes (1969) fue uno de los primeros en sugerir este
acoplamiento entre océano y atmósfera.
La Figura 3 nos muestra las tres fases de este fenómeno. Durante un evento de El Niño (Figura 3
derecha) las aguas del Pacífico Ecuatorial central y oriental se calientan y las del Pacífico Ecuatorial occidental se
enfrían, potenciándose la convección sobre las zonas central y oriental y reduciéndose sobre la zona de
Indonesia. Esto ocurre debido al debilitamiento de los vientos alisios del este, lo que a su vez origina la
disminución del nivel del mar en el Pacífico occidental respecto de la situación normal, así como la disminución de
la pendiente de la termoclina con un ascenso de esta superficie en el Pacífico occidental y un descenso en el este,
lo que provoca que aguas más cálidas fluyan hacia el este.
Por el contrario, durante un evento de La Niña (Figura 3 centro) las aguas del centro y este del Pacífico
Ecuatorial se enfrían más de lo habitual aumentando la pendiente de la termoclina (esta superficie se eleva en el
este y desciende en el oeste, con respecto a la situación normal), los vientos alisios del este son más intensos
provocando un ligero aumento del nivel del mar y de la convección sobre la región de Indonesia, en lugar del
aumento de la convección en las regiones del Pacífico oriental asociados al evento de El Niño. La Figura 3
(izquierda) muestra las condiciones normales.
Figura 3. Tres fases de El Niño-Oscilación del SUR (ENSO): Condiciones normales (izquierda), La Niña (centro) y El Niño
(derecha). (Fuente: NOAA, http://www.pmel.noaa.gov/tao/elnino/nino-home.html)
La interacción de la atmósfera y el océano es una parte esencial de El Niño y La Niña. Durante un evento
de El Niño, la presión del nivel del mar tiende a ser más baja en el Pacífico del Este y más alta en el Pacífico
occidental mientras que lo contrario tiende a ocurrir durante La Niña. Esta alternancia en la presión atmosférica
entre el Pacífico tropical del este y occidental se llama Oscilación del Sur, que se abrevia como SO (Southern
Oscillation, de sus siglas en inglés). La Oscilación del Sur fue descubierta por Walker (1924), siendo
posteriormente definida con más precisión por Walker y Bliss (1932).
El término de El Niño se utiliza a menudo para referirse a la fase cálida del ENSO, mientras que La Niña
se refiere a la fase fría del ENSO. En términos climáticos, en un promedio anual se observan sistemas de altas
presiones en la costa oriental del Pacífico y sistemas de bajas presiones en las costas occidentales. Durante un
fenómeno de El Niño estos sistemas se debilitan, siendo la presión más alta que el promedio en el oeste y más
baja que el promedio en el este y los vientos alisios del este son más débiles, llegando a desaparecer al oeste de
la línea del cambio de fecha. Durante un evento ENSO se ha observado que a las variaciones en el gradiente de
presión de la SO le siguen con cierto retraso los cambios en la intensidad del viento y después los cambios en la
temperatura de la superficie del océano.
Se ha observado también que durante un evento ENSO, la circulación de Walker sobre el ecuador se
debilita además de verse desplazada zonalmente como consecuencia del debilitamiento de los sistemas de
presiones que determinan la SO. La circulación de Walker se caracteriza por fuertes ascensos de aire sobre las
cálidas aguas de la zona de Indonesia y fuertes descensos de aire sobre las frías aguas del Pacífico ecuatorial
oriental (Figura 4). Además la circulación de Hadley se intensifica ya que se refuerzan los movimientos
ascensionales en la zona de convergencia intertropical y también se ven reforzados los movimientos
descendentes en las regiones subtropicales, así como un aumento de la temperatura entre 0.5 ºC y 1 ºC en la
atmósfera libre en las zonas ecuatoriales y un ligero descenso (0.5 ºC) en latitudes medias.
Figure 4. Circulación Generalizada de Walker (Diciembre-Febrero) durante condiciones ENSO neutras. La convección asociada
a las ramas ascendentes de la circulación de Walker se halla sobre el la zona de Indonesia, el norte de Sudamérica y el este
de África. (Fuente: NOAA Climate.gov drawing by Fiona Martin)
Después de la hipótesis de Bjerkness, el estudio del fenómeno ENSO no adquirió relevancia hasta el
episodio de 1982-83 que dinamizó el interés por este fenómeno y su predicción. Se ha dado el caso de episodios
de El Niño particularmente intensos que, como en 1997-1998, han sido responsables de sequías, inundaciones,
así como de áreas de formación de ciclones tropicales y de fuertes tormentas invernales. Se estima que El Niño
de 1997-1998 y sus efectos colaterales han causado la pérdida de cientos de vidas humanas y de miles de
millones de dólares de daños materiales en unos 15 países, especialmente en los situados en el istmo
centroamericano pero también mucho más lejos en la costa oriental de África.
El efecto más notable en un evento de El Niño es el cambio en los patrones globales de precipitación, que
aumenta notablemente en las costas de Ecuador y Perú, regiones del sur de la India y regiones orientales del
África ecuatorial pudiendo provocar inundaciones; y disminuye sobre el Pacífico Ecuatorial Occidental, Indonesia,
Australia, India, el sudeste de África y el noreste de Sudamérica pudiendo ocasionar sequías, en los meses de
invierno. En latitudes medias los efectos son más palpables durante el invierno y se observa una tendencia a
aumentar la precipitación de forma regional en Norteamérica (como en el sur de Estados Unidos), y en el sudeste
de Sudamérica, mientras que en Europa disminuyen las precipitaciones en el norte y aumentan en el sur aunque
la relación no es tan directa ya que en el clima de Europa influyen otros factores.
El fenómeno de El Niño se repite en un periodo de entre 2 y 7 años, siendo el intervalo medio de unos 40
meses y normalmente tiene una duración de unos 18 meses, si bien no todos los eventos evolucionan
exactamente de la misma forma o con la misma intensidad. Los eventos de El Niño más importantes del siglo XX
han sido los ocurridos en 1982-1983 y 1997-1998. El de 1982-1983 provocó innumerables pérdidas económicas
debidas a fuertes sequías e incendios forestales en Australia, Indonesia, Filipinas, Sudáfrica, Centroamérica y
zonas de Sudamérica, e inundaciones en Estados Unidos, el Golfo de México, Cuba, Perú, Ecuador y Bolivia así
como más huracanes de lo habitual en Hawai y Tahití y una gran pérdida de vidas humanas. Después de algunos
eventos de El Niño puede ocurrir, aunque no siempre, un evento de La Niña.
En la Figura 5 se muestran a la izquierda los impactos regionales asociados a episodios cálidos del ENSO
(El Niño) en invierno y verano y a la derecha los correspondientes a episodios fríos del ENSO (La Niña).
Resumiendo el fenómeno ENSO proporciona una fuente importante de predecibilidad para las anomalías
climáticas mundiales. El Niño (fase cálida del ENSO) y La Niña (fase fría del ENSO) duran aproximadamente 1-2
años y se repiten aproximadamente cada 3-8 años.
Los efectos del ENSO se transmiten a escala mundial a través de las teleconexiones atmosféricas,
teleconexiones que afectan a la temperatura y precipitación en muchas áreas socialmente vulnerables (Trenberth
2013).
Aunque los mecanismos físicos básicos del acoplamiento térmico y dinámico del aire-océano que dan
lugar al ENSO se han estudiado con gran detalle, existen otros aspectos poco comprendidos como los procesos
responsables de las asimetrías espaciales y temporales entre El Niño y La Niña, el grado de regularidad del „ciclo‟
ENSO y los mecanismos que inician los episodios cálidos y fríos.
Las anomalías de nubosidad y precipitación generalmente se inician en la parte occidental del océano
Índico y se van intensificando en su desplazamiento hacia el este cuando se sitúan sobre un océano más cálido al
este del océano Índico y oeste del océano Pacífico. Este patrón de anomalías de precipitación y nubosidad
generalmente se debilita y desaparece al desplazarse sobre las frías aguas de la parte ecuatorial del este del
Pacífico, si bien a menudo reaparece sobre el Atlántico tropical y África. Junto con el desplazamiento hacia el este
de estas anomalías se ha de tener también en cuenta el desplazamiento hacia el este de los distintos patrones
baroclínicos de las anomalías de circulación de los niveles altos y de los niveles bajos.
Cada evento de la oscilación Madden-Julian dura aproximadamente entre 30 y 60 días, y de ahí que se la
conozca como la oscilación de 30 a 60 días, o también de 40 a 50 días (por el valor observado inicialmente por
Madden y Julian) o también como la oscilación intraestacional y se presenta con una frecuencia de 6 a 12 eventos
al año.
Un ciclo completo de la MJO se puede dividir en dos partes o fases, de acuerdo con la intensidad de
su actividad convectiva y la precipitación asociada:
Figura 6. Descripción esquemática de las variaciones del tiempo y espacio de las perturbaciones asociadas a la oscilación de
40-50 días. Las fechas están indicadas con letras en la parte izquierda. (Fuente: Madden-Julian, 1972)
La MJO puede ser predecible con 2 o 3 semanas de antelación y presenta un número de ondas de uno o
dos, lo que significa que siempre hay por lo menos una fase activa de MJO en los trópicos pero no más de dos. A
menudo la actividad intensa de la MJO divide el planeta en dos mitades: una con la fase húmeda y otra con la fase
seca. La MJO es más activa en el invierno del hemisferio boreal cuando la zona de aguas más cálidas del Indo-
Pacífico está centrada cerca del ecuador.
Aunque como se ha visto la MJO se manifiesta como una anomalía en la presión, viento, nubosidad,
precipitación, temperatura del aire y de la superficie del mar (SST), sin embargo se detecta mejor por la anomalía
en la radiación de onda larga (OLR): como la mayor parte de la precipitación tropical es convectiva y dado que la
temperatura en el tope de las nubes convectivas es muy fría dada su mayor altura, en la zona con la fase húmeda
habrá una anomalía negativa en la emisión de radiación de onda larga, mientras que en la zona donde se ubique.
la fase seca, con los cielos más despejados habrá una anomalía positiva de la radiación de onda larga.
En la Figura 7 se representa un esquema simplificado de la estructura zonal de una MJO. A ambos lados
(oeste y este) de la zona donde se encuentra situada la fase húmeda, se pueden observar las características que
definen la zona seca: cielos despejados, ausencia de convección asociada con una inversión mayor de lo normal
en los vientos alisios, lo que permite que mayor radiación de onda corta alcance la superficie oceánica causando
un ligero aumento de la SST, justo en el borde occidental de la zona seca, a medida que la onda se traslada hacia
el este. La mayor intensidad de los alisios sobre la zona seca es la causa de la mayor evaporación sobre la
superficie oceánica que en ella se observa, mientras que su debilitamiento cerca del borde occidental de la región,
libre de convección (zona seca), origina a su vez la convergencia de humedad en niveles bajos que desencadena
convección profunda en la otra mitad de la región de la oscilación de la OLR (zona húmeda).
Esta región donde la convección se intensifica, comprende una o más grandes agrupaciones de nubes
que se desplazan hacia el este siguiendo la onda de la MJO. Dentro de estas grandes agrupaciones, grupos
menores de nubes, con una vida media de 1 o 2 días, se forman en el borde este desplazándose al oeste donde
se disipan. Sin embargo, los sistemas convectivos individuales mesoscalares que tienen una duración de 6-12
horas y que a su vez forman las agrupaciones menores, se mueven típicamente hacia el este.
Figura 7. Sección vertical ecuatorial de la MJO en su propagación desde el Índico al oeste del Pacífico. Las flechas rojas
indican la dirección del viento y las etiquetas rojas (azules) indican anomalías positivas (negativas)de la SST. (Figura adaptada
por Madden y Julian, 1971;1972)
La explicación anterior, idealiza la oscilación en la medida en que la aísla de otras variaciones. No todos
los elementos de la MJO son siempre visibles y la amplitud, periodo y longitud de onda de la oscilación varía entre
episodios.
Figura 8. Descripción esquemática de la estructura característica de la MJO. Las zonas sombreadas corresponden
a áreas donde las anomalías de OLR son menores a -7.5 Wm-2. ( Fuente: Rui and Wang, 1990)
La MJO tiene gran influencia en determinados fenómenos meteorológicos y climáticos sobre el globo y a
distintas escalas temporales (Madden y Julian, 1971, 1972; Madden y Julian, 1994; Zhang, 2005). Entre estos
cabe destacar (Figura 9) su influencia en los sistemas sinópticos tropicales, debido a la alternancia de períodos
secos y húmedos; en el ciclo diurno de la convección tropical profunda; en la modulación de la intensidad de los
sistemas monzónicos; en la intensidad y velocidad de desarrollo del ENSO y en los eventos de fuertes
precipitaciones invernales en la costa este de USA.
Figura 9. Regiones e impactos donde la actividad de la MJO ha influido en las condiciones meteorológicas. (Fuente:
NOAA/CPC/NCEP/NWS)
La oscilación del Atlántico Norte (NAO, de sus siglas en inglés) es uno de los patrones de variabilidad de
la circulación atmosférica más destacado en el Hemisferio Norte y es el único que puede ser observado a lo largo
de todo el año (Hurrell et al., 2003). Esta oscilación tiene gran influencia en el clima y las condiciones
meteorológicas en la región del Atlántico norte, principalmente en Europa. Se trata de la mayor fuente de
variabilidad tanto estacional como interdecadal de la circulación atmosférica sobre el continente europeo
especialmente en invierno, cuando es más pronunciada.
La NAO consiste en una oscilación entre el anticiclón subtropical de las Azores y la región de bajas
presiones de Islandia. La NAO fue identificada por primera vez en a principios del siglo XX por Sir Gilbert Walker
(1924) y consiste en un dipolo norte-sur de anomalías, con un centro situado sobre Groenlandia y el otro centro
de signo opuesto que se sitúa sobre las latitudes centrales del Atlántico Norte entre 35ºN y 40ºN.
Hay varias formas de definir un índice de la NAO por ejemplo utilizando la diferencia de presión en
superficie entre estaciones situadas en altas latitudes (Reykjavik o Stykkisholmur) que representan las bajas
presiones de Islandia y estaciones subtropicales (Lisboa o Gibraltar) que representan las altas presiones en
Azores. Otra manera de definir un índice de la NAO sería mediante una aproximación estadística en la que se
analizan las series temporales y los patrones espaciales mediante un análisis de componentes principales (ACP).
La NAO combina partes de los patrones del este y oeste Atlántico originalmente identificados por Wallace y
Gutzler (1981) para el invierno.
La fase positiva de la NAO se caracteriza por alturas geopotenciales y presiones por debajo de los valores
medios en la región de Islandia y por encima de la media en la región de Azores, lo que provoca que ambos
sistemas de presiones sean más intensos y aumente, por tanto, el gradiente de presión entre el norte y el sur,
asociado a la presencia de fuertes vientos del oeste sobre las regiones centrales del Atlántico Norte, mientras que
en la fase negativa ocurre lo contrario y los sistemas de presiones son más débiles, así como los vientos del oeste
sobre el Atlántico norte.
Ambas fases están relacionadas con cambios en la intensidad y posición de la corriente en chorro del
Atlántico norte, y en modulaciones de larga escala de los patrones normales del transporte zonal y meridional de
calor y humedad, que a su vez provoca cambios en los patrones de temperatura y de precipitación que se
extienden desde el este de América del norte a Europa occidental y central.
Figura 10. Fases positiva (izda.) y negativa (dcha.) de la NAO de forma esquemática.
(Fuente: www.ldeo.columbia.edu/res/pi/NAO/)
La NAO presenta una considerable variabilidad interestacional e interanual. En invierno la NAO también
muestra una significativa variabilidad multi-decadal (Figura 11). Por ejemplo, la fase negativa de la NAO dominó la
circulación desde mediados de 1950 hasta el invierno de 1978-79. Durante este intervalo de aproximadamente 24
años, hubo cuatro periodos importantes de al menos tres años de duración cada uno, en el que la fase negativa
era dominante y la fase positiva fue la gran ausente. De hecho, durante todo este período la fase positiva se
observó sólo tres veces (en media estacional), y nunca en dos años consecutivos. En el invierno de 1978-79 se
produjo una transición abrupta a la fase positiva de la NAO, permaneciendo hasta el invierno de 1994-1995.
Durante este intervalo de 15 años, una fase negativa de este patrón apareció sólo dos veces, en los inviernos de
1984-1985 y 1985-86. No obstante, el periodo de noviembre de 1995 a febrero de 1996 se caracterizó por un
retorno a una intensa fase negativa de la NAO.
4.- Conclusiones
La variabilidad climática, definida como las variaciones con respecto al estado medio del clima en todas
las escalas espaciales y temporales, se ha analizado mediante el uso de los modos de variabilidad climática y de
las teleconexiones (conexiones a distancia). Estas conexiones a distancia, pueden ocurrir por la transferencia
directa de masa debida a los cambios en las circulaciones regulares, o mediante la propagación de las ondas
iniciadas por diversos mecanismos.
Los modos de variabilidad pueden ser globales o regionales, y se distinguen entre los correspondientes
del océano o de la atmósfera. Dentro de estos modos se han estudiado con más detalle los relativos a las
interacciones atmósfera-océano/océano-atmósfera como son el ENSO y la MJO; y el de la NAO como ejemplo de
modo atmosférico.
La NAO representa la mayor fuente de variabilidad tanto estacional como interdecadal de la circulación
atmosférica sobre el continente europeo especialmente en invierno, cuando es más pronunciada. La NAO queda
definida por sus fases, caracterizándose la fase positiva por valores de las alturas geopotenciales y presiones por
debajo de los valores medios en la región de Islandia y por encima de la media en la región de Azores, esto
provoca que ambos sistemas de presiones sean más intensos y aumente, por tanto, el gradiente de presión entre
el norte y el sur, lo que provoca fuertes vientos del oeste sobre las regiones centrales del Atlántico Norte, mientras
que en la fase negativa ocurre lo contrario, los sistemas de presiones son más débiles, así como los vientos del
oeste sobre el Atlántico norte.
La elección de estudio y análisis de estos modos de variabilidad se ha debido a sus importantes efectos e
impactos que estos modos tienen sobre el clima de amplias regiones del globo, como se ha visto en este capítulo.
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Nota:
Información adicional se puede encontrar en los siguientes módulos de “The Comet Program”
María Jesús Casado Calle Jesús Riesco Martín Manuel Antonio Mora y García
2 de septiembre de 2015
© AEMET. Autorizado el uso de la información y su reproducción citando a AEMET como autora de la misma .