2013 / 29.
2 / JULIO-DICIEMBRE
RESEÑAS / REVIEWS
Alburquerque García, Luis, coord. Relatos y literatura de viajes
en el ámbito hispánico: poética e historia. Miguel Carrera Garrido 545-50
Arredondo, María Soledad. Literatura y propaganda en tiempo de Quevedo:
guerras y plumas contra Francia, Cataluña y Portugal. Shai Cohen 550-53
Cornellà-Detrell, Jordi. Literature as a Response to Cultural and
Political Repression in Franco’s Catalonia. David George 553-57
Díez de Revenga, Francisco Javier. La novela política: novelistas españolas
del siglo XXI y compromiso histórico. José Manuel Vidal Ortuño 557-60
Ferrús, Beatriz. Mujer y literatura de viajes en el siglo XIX: entre
España y las Américas. Mauricio Zabalgoitia Herrera 560-64
López Meirama, Belén, ed. Estudios sobre disponibilidad léxica e
n el español de Galicia. Felipe Jiménez Berrio 564-69
López Guil, Itzíar. Poesía religiosa cómico-festiva del bajo Barroco español:
estudio y antología. Adrián J. Sáez 569-73
Marino, Nancy F. Jorge Manrique’s “Coplas por la muerte de su padre”:
A History of the Poem and its Reception. Julio F. Hernando 573-76
Martínez, José María, ed. Cuentos fantásticos del Romanticismo
hispanoamericano. José Elías Gutiérrez Meza 576-81
Martínez Cantón, Clara Isabel. Métrica y poética de Antonio Colinas.
Marta Cordero Muñiz-Alique 581-84
Olza Moreno, Inés. Corporalidad y lenguaje: la fraseología somática
metalingüística del español. Carolina Julià Luna 584-89
Quevedo, Francisco de. Silvas. Translated into English
by Hilaire Kallendorf. Fernando Rodríguez Mansilla 590-92
Rivero Iglesias, Carmen. La recepción e interpretación del Quijote
en la Alemania del siglo XVIII. Felix K. E. Schmelzer 592-95
Sánchez García, Remedios, y Ramón Martínez López, coords. Literatura y
compromiso: Federico García Lorca y Miguel Hernández. Juan Carlos Abril 595-97
Valente, José Ángel, y José Lezama Lima. Maestro cantor:
correspondencia y otros textos. Guillermo Aguirre Martínez 598-600
SUMARIO VOLUMEN 29 / SUMMARY VOLUME 29 601-04
INSTRUCCIONES A LOS AUTORES.
NORMAS EDITORIALES Y ESTILO 605-06
SOBRE EL PROCESO DE EVALUACIÓN DE RILCE 607
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RESEÑAS
ganización diacrónica de los anteriores
Martínez, José María, ed.
capítulos, añadiendo en la mayoría de
Cuentos fantásticos del Romanticismo his-
los casos juicios críticos (139, 144, 157-
panoamericano. Madrid: Cátedra, 2011.
60, 162-64) que van más allá de la crí-
347 pp. (ISBN: 978-84-376-2859-2)
tica precedente. El capítulo se cierra
con un estudio de las traducciones de
Esta selección de cuentos, realizada
las coplas, casi exclusivamente enfo-
por José María Martínez, se presenta
cado en la de Longfellow, ya mencio-
como un complemento a la recopila-
nada antes, subrayando el carácter in-
ción de Dolores Phillipps-López, titu-
terpretativo de esta traducción.
lada Cuentos fantásticos modernistas de
El estudio de Marino cumple su
Hispanoamérica (2003), publicada tam-
propósito declarado de presentar el des-
bién en la colección Letras hispánicas
arrollo de la recepción de las Coplas de
de la editorial Cátedra. Aunque la opo-
Jorge Manrique, y no cabe duda de que
sición romanticismo-modernismo que
se convertirá en una obra de obligada
justifica esta división editorial se sus-
referencia en los estudios manriqueños.
tenta en razones literarias, Martínez
Pero, quizás inadvertidamente, alcanza
aclara en las primeras páginas de su in-
un objetivo más importante. Al rastrear
troducción cómo concibe la relación
las reacciones a una obra específica, par-
entre lo fantástico y los movimientos y
ticularmente a una de cuyas respuestas
escuelas literarias (Romanticismo, Mo-
existe un claro registro desde su publi-
dernismo, Realismo) a los que han sido
cación hasta el presente, Marino cons-
vinculados los escritores que incluye en
truye un mapa de la historia de la cul-
su selección.
tura española, de los modos en que la
La presencia de lo fantástico du-
cultura española se entiende e inter-
rante el siglo XIX tiene su origen lite-
preta a sí misma en las distintas épocas.
rario en el Romanticismo, movimiento
Este estudio inmediato, a nivel de tierra
que rescató el mundo sobrenatural y
–a nivel de texto– es probablemente el
alógico que la Ilustración intentó ani-
único modo de describir esta historia.
quilar. Sin embargo, puesto que “sus
En este sentido, el Jorge Manrique de
implicaciones conectan con inquietu-
Marino es un trabajo seminal, hace una
des profundamente humanas y le lle-
propuesta metodológica que, sin duda,
van a trascender escuelas literarias y
será desarrollada en el futuro.
clasificaciones demasiado restrictivas”,
lo fantástico se convirtió en una “ca-
Julio F. Hernando
racterística de toda manifestación cul-
Indiana University South Bend
tural posterior a él”. En ese sentido, no
[email protected]576 RILCE 29.2 (2013)
RESEÑAS
puede ser adscrito restrictivamente a cuento literario (“El ruiseñor y el ar-
un determinado momento cultural y, tista” y “Nunca se supo” del argentino
como Martínez advierte, debe ser en- Eduardo Ladislao Holmberg), relatos
tendido: “más en su acepción de acti- de carácter costumbrista o naturalista
tud vital que en la de escuela o estilo (“La vencedura” del uruguayo Javier
literarios, y por ello esta antología hay de Viana) y relatos que anuncian los
que entenderla mejor como una selec- cuentos líricos o las crónicas del Mo-
ción de relatos fantásticos escritos en dernismo (“El baile de las sombras” del
Hispanoamérica en el siglo XIX por au- colombiano Carlos Martínez Silva).
tores considerados románticos, pero Con ello, el estudioso subraya la ho-
también por otros apellidados realis- mogeneidad existente entre estas for-
tas, naturalistas y premodernistas” (12). mas narrativas, que si bien han sido cla-
Hecha esta advertencia prelimi- sificadas como “heterogéneas” por la
nar, el editor procede a explicar los cri- crítica posterior, conformaron un gé-
terios que guiaron su selección y para nero a los ojos de los narradores y lec-
ello aborda los conceptos incluidos en tores decimonónicos.
el título: cuento, fantástico y Romanti- Sobre el concepto de literatura
cismo hispanoamericano. Sobre el pri- fantástica, Martínez sigue el propuesto
mero, recuerda que durante el siglo por Todorov: “aquellos relatos donde
XIX y comienzos del XX el término el mundo realista aloja un aconteci-
cuento tuvo un significado polisémico miento o unos seres cuya realidad no
que lo hacía equivalente a cuadro, le- puede quedar explicada por las leyes
yenda, escena, tradición, relato, novela, conocidas o asumidas como normales
etc. Aunque durante ese mismo tiempo o normativas de ese mundo, el que
se inició la teorización sobre el cuento queda por consiguiente cuestionado en
literario (la que llevará a su refina- su solidez y unicidad” (19), pero in-
miento y consolidación como un gé- cluye importantes matizaciones. Por
nero independiente), Martínez prefiere ello, siguiendo a Ana María Barrene-
mantener la concepción del cuento que chea, subraya el carácter problemático
se manejó durante el siglo XIX. Así, en de la “anécdota fantástica” que: “se
su selección incluye leyendas al estilo plantea como una ecuación en la que
romántico (“La fiebre amarilla” y “La se dan varios términos que permiten
sirena” del mexicano Justo Sierra), tra- relacionar secuencialmente diferentes
diciones que continúan el modelo de momentos de la historia, pero al
las de Ricardo Palma (“La esquina del mismo tiempo se ocultan u omiten
muerto” del venezolano Francisco otros cuya ausencia imposibilita la re-
Tosta García), relatos que anuncian el construcción de esa secuencialidad de
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RESEÑAS
forma completa y unívoca” (20). Esta lecturas que encuentran en lo fantás-
estructura se sintetiza en la pregunta, tico un contenido subversivo y contes-
ora explicita, ora implícita, mas siem- tatario contra la solidez del mundo rea-
pre presente en estos relatos: “Pero, lista e histórico. En este sentido, si lo
¿cómo se explica usted lo acaecido?”. fantástico consiste en una ruptura in-
Así sucede en “Espiritismo” de Juana esperada de las leyes del mundo rea-
Manuela Gorriti, breve relato en el que lista, esto solo es posible tomando
el vacío referencial (insalvable para los como punto de partida un mundo no
personajes, la voz narrativa y el propio solo “realista” sino “hiperrealista”, en
lector) se expresa en la pregunta: el que se insiste en su cotidianeidad y
“¿Qué había sido de ella en ese espa- sujeción a las leyes y principios de la
cio de doce horas, del que no tenía metafísica aristotélica, de modo que es-
conciencia alguna? ¡Misterio!” (138) y tas son reivindicadas. Por ejemplo, en
deviene en un vacío narratológico, lo relación con el principio de causalidad
que constituye un componente nece- (uno de los principios que, se supone,
sario y obligatorio de la narración fan- la literatura fantástica pone en entre-
tástica. Asimismo, este rasgo justifica dicho), en relatos como “Yerbas y alfi-
que se hayan excluido de la selección leres” (y todos los contenidos en
relatos en donde dicho vacío es expli- “Coincidencias” de Gorriti) no se re-
cado, como es el caso de los relatos que nuncia a una causa no fantástica, sino
pertenecen a la categoría de lo “ex- que esta aparece como múltiple o no
traño” (aquellos donde los hechos in- unívoca. Así pues, la causa de la recu-
usuales consiguen, finalmente, una ex- peración de Santiago puede ser cientí-
plicación dentro de la misma fica (efecto de las hierbas medicinales
narración), los relatos maravillosos del que le administra el doctor Passaman
subgrupo religioso (donde lo extraor- por recomendación del célebre botá-
dinario se explica por la intervención nico Boso) o fantástica (resultado del
de divinidades cristianas o indígenas), desarme del muñeco vudú que realiza
los relatos donde los personajes sobre- la supersticiosa esposa del médico). De
naturales no son problematizados o, en ahí que para Martínez la literatura fan-
esa misma línea, los relatos que se pre- tástica sea más un “oxímoron metafí-
sentan como sueños o alucinaciones de sico” que un movimiento subversivo.
sus protagonistas. Asimismo, si bien los autores recogi-
El “hiperrealismo” es otro de los dos en esta antología comparten las
componentes clave del relato fantás- reivindicaciones ideológicas y artísti-
tico que Martínez subraya y que, a su cas del Romanticismo, carecen de una
parecer, ha quedado postergado por las orientación política común, pues re-
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RESEÑAS
presentan no solo diferentes posicio- delimitar su desarrollo; y las inoperan-
nes políticas, sino que las mismas se tes separaciones académicas entre Ro-
encuentran ancladas en sus corres- manticismo, Realismo y Naturalismo,
pondientes coordenadas vitales. Así, de las que fueron conscientes los mis-
junto al mexicano José María Roa Bár- mos autores: “Clásico, romántico o na-
cena (“El hombre del caballo rucio”, turalista (nunca he tratado de darme
“Lanchitas”), miembro de la Junta de cuenta de ello” (34). Al respecto, Mar-
Notables que ofreció a Maximiliano la tínez no solo reafirma el carácter he-
corona de México, aparece el militar terogéneo de esta literatura, sino tam-
ecuatoriano Juan de Montalvo (“Gas- bién la multiplicidad de su discurso:
par Blondín”, “Las ruinas”), quien des- “que en su reivindicación de la liber-
tacó por su anticlericalismo y oposi- tad se convierte en un reclamo o ins-
ción a los dictadores Gabriel García trumento ideal para las luchas políti-
Montero e Ignacio de Veintemilla. cas, pero que en su insistencia en la
En relación con el último con- individualidad subjetiva abre también
cepto, Martínez hace algunas precisio- el paso a la literatura de corte senti-
nes a las nociones de Romanticismo y li- mental y exótico-evasiva” (31).
teratura hispanoamericana. Acerca del Sin embargo, en medio de las di-
primero, el estudioso recuerda que se ferencias ideológicas que caracterizan a
trata de una “condición de impulso y los escritores románticos, el estudioso
actitud existencial y artística” más que considera que existe un elemento ideo-
de una escuela o movimiento literario; lógico común a todos ellos: su aleja-
y que no concluyó con el fin de siglo, miento de la búsqueda de la identidad
sino que se mantuvo más allá del cultural en el pasado hispanoameri-
mismo. Con respecto al segundo, en- cano, esto es, la América indígena y la
fatiza el carácter heterogéneo de la li- colonial. Dicha situación otorgaría al
teratura hispanoamericana, precisión Romanticismo hispanoamericano una
importantísima con el fin de evitar las cualidad de fragilidad, puesto que fue
lecturas reductoras y uniformizantes incapaz de identificar su Volk (el grupo
que se han aplicado a la misma, sobre étnico nacional originario) y por ende
todo en tres aspectos: la vinculación su Volkgeist (el origen de lo nacional y
(en lo temporal y lo ideológico) del del espíritu cultural). Si bien las recu-
Romanticismo hispanoamericano con peraciones del pasado no están ausen-
la emancipación política de las nacio- tes en la narrativa hispanoamericana,
nes de la América hispana; las fallidas se producen principalmente en su
cronologías que, partiendo de la men- etapa tardía y son, al parecer de Mar-
cionada relación, se han postulado para tínez, de carácter libresco y rara vez
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entroncan con reivindicaciones políti- teratura fantástica: “pues siempre re-
cas. Para que la relación del escritor lata un acontecimiento que se impone
hispanoamericano deje de limitar las al protagonista infrasciente y plantea
raíces de su literatura al paisaje ameri- como irresoluble un enigma cons-
cano, tendrá que esperarse hasta el sur- truido a partir de la inexplicable pero
gimiento de la literatura gauchesca, la posible intervención de lo absoluto en
que encuentra su Volk en un elemento la vida cotidiana” (47). Por ello, esta
propio, pero distinto de lo indígena y encontrará en las antiguas y nuevas he-
lo colonial. En todo caso, esto deter- terodoxias la materia prima para la
mina un rasgo propio de los inicios del construcción de sus argumentos, ya
Romanticismo hispanoamericano: “la que las mismas constituyen saberes al-
afirmación del presente histórico que ternativos a la razón y las religiones
se entiende ideal e inmediato, y no una tradicionales (por ejemplo, la reencar-
huida al pasado o la ausencia de pro- nación en “El matrimonio desigual”
yectos futuros que fue el Romanti- del mexicano Vicente Riva Palacio).
cismo europeo” (41). A continuación, en el último acá-
Expuestos los tres conceptos del pite, el editor insiste en otras peculiari-
título, Martínez dedica los acápites fi- dades del Romanticismo en Hispanoa-
nales a indagar en las relaciones entre mérica. Si bien este buscó libertades
los términos mencionados. Así, en el políticas y la construcción de una nueva
primero aborda la relación entre el ca- identidad (la de la Hispanoamérica
rácter revolucionario del Romanti- emancipada), lo hizo respetando y re-
cismo y la literatura fantástica. Si, por afirmando las bases y valores defendi-
una parte, la Revolución Francesa ha- dos por la Ilustración (el racionalismo,
bía provocado la desaparición de la co- la ciencia, el progreso, la claridad, etc.).
hesión social del Antiguo Régimen; De ahí la aparición tardía de lo fantás-
por otra, el subjetivismo alemán había tico en su literatura, pues en dicha fase
transformado la concepción del yo, de inicial (coincidente con el proceso de
modo que el “yo cartesiano” (centrado construcción del Estado-nación) no ca-
en la razón) fue reemplazado por “una bían literaturas entendidas como “eva-
aglomeración de sentimientos, pasio- sivas o comprometedoras de la efecti-
nes, emociones y hábitos que se en- vidad del mundo histórico más
contraban en constante tensión y mo- inmediato” (56). Ello explica que, junto
vimiento” (46). Como resultado, el a escritores de una continua y sistemá-
romántico aparece aislado y solitario tica producción fantástica, como fue el
ante lo trascendente, en una angustia caso de Gorriti y Holmberg, aparez-
existencial que es reproducida por la li- can Montalvo, Martínez Silva y el ar-
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gentino Miguel Cané (“El canto de la gromante” (1828) de autor anónimo.
sirena”), quienes destacaron, sobre
todo, por el ensayo político, por lo que José Elías Gutiérrez Meza
el cuento fantástico representa una Universidad de Navarra
parte menor de su producción.
[email protected] En suma, la selección de cuentos
de José María Martínez constituye un
aporte notable al estudio del cuento Martínez Cantón, Clara Isabel
fantástico, tanto por los relatos agru- Métrica y poética de Antonio Colinas. Sevi-
pados como por la introducción que lla: Padilla Libros, 2011. 336 pp. (ISBN: 978-
los acompaña. En ella, además de jus- 84-8434-553-4)
tificar los criterios que guiaron su se-
lección, el editor delinea las caracte- No es necesario comenzar citando a
rísticas de este género durante el Machado en su famosa definición de
Romanticismo hispanoamericano, cu- poesía como “palabra en el tiempo” para
yos principales trazos he esbozado en afirmar que todo poema transmite a tra-
la presente reseña. Para terminar, vés de sus palabras y también a través de
junto con los autores citados líneas su particular sonido, de su ritmo. La
arriba, la selección incluye a Gertrudis comprensión de un texto poético puede
Gómez de Avellaneda (“La ondina del quedar limitada cuando no se atiende al
lago azul”), Juan Vicente Camacho elemento métrico, muchas veces apar-
(“La estatua de bronce”), Lucio Man- tado por su consideración como parte
silla (“Alucinación”), Ignacio Manuel técnica del arte. Clara Isabel Martínez
Altamirano (“Las tres flores”), Cantón demuestra, con este libro, cómo
Eduardo Blanco (“El número 111. la métrica es portadora de sentido y re-
Aventuras de una noche de ópera”), sulta esencial a la hora de hablar y ca-
Temístocles Avella Mendoza (“El va- racterizar la obra de cada poeta.
lle del diablo o la conseja de Diego Al- En este caso el poeta escogido es
monte”), Enrique del Solar (“Don Lo- Antonio Colinas, poseedor de nume-
renzo de Moraga, el emplazado”), rosos premios de poesía, como el Pre-
Eduardo Wilde (“Alma callejera”), Ju- mio de la Crítica de poesía castellana
lio Lucas Jaimes (“Donde se prueba el de 1976 por Sepulcro en Tarquinia y el
como el diablo es un eximio arqui- Premio Nacional de Literatura en
tecto”), Clorinda Matto de Turner 1982, así como el más reciente de 2012:
(“Tambo de Montero”), José María Premio de la Crítica de Castilla y León
Barrios de los Ríos (“El buque negro”) por su dedicación al oficio de poeta du-
y el temprano relato “La visita al ni- rante casi medio siglo. Para todos
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