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Este documento analiza las manifestaciones de violencia contra las mujeres, particularmente de las clases populares, en Argentina entre 1880 y 1910. El autor examina expedientes judiciales y publicaciones de la época que cubrían episodios de maltrato, violación y asesinato. A pesar de que la noción moderna de "violencia de género" no existía en ese entonces, estos casos ilustran cómo las relaciones de género cambiaron durante una época de rápida transformación social y económica en Argentina. El autor busca comprender estas formas de violencia
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Este documento analiza las manifestaciones de violencia contra las mujeres, particularmente de las clases populares, en Argentina entre 1880 y 1910. El autor examina expedientes judiciales y publicaciones de la época que cubrían episodios de maltrato, violación y asesinato. A pesar de que la noción moderna de "violencia de género" no existía en ese entonces, estos casos ilustran cómo las relaciones de género cambiaron durante una época de rápida transformación social y económica en Argentina. El autor busca comprender estas formas de violencia
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Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas

Anuario de Historia de América Latina

59 | 2022 | 8-40

Mirta Zaida Lobato


Universidad de Buenos Aires

Manifestaciones de violencia contra las


mujeres, Argentina (1880-1910)

Except where otherwise noted, this article is licensed under a


Creative Commons Attribution 4.0 International license (CC BY 4.0)

https://doi.org/10.15460/jbla.59.263
Manifestaciones de violencia contra las mujeres,
Argentina (1880-1910)

Mirta Zaida Lobato 1

Abstract. – This article analyzes various forms of violence against women,


particularly those of the working classes, in a society that was undergoing fast
transformation between the end of the 19th century and the first decade of
the 20th century. In that context, gender relations were rearranged in
different ways in the face of changes in society. Episodes of violence against
women by men reached the courts and the press. Through the examination
of court files from the city and province of Buenos Aires, I pay attention to
police and judicial procedures that often ended in the release of the accused.
I also analyze mass-circulation publications that took these episodes and
made them focus of interest for a wide public. Through particular stories, I
inquire how these types of publications created empathy with the victims.

Keywords: Violence Against Women, Gender, Justice, Argentina.

Resumen. – En este artículo se analizan diversas formas de violencias contra las


mujeres adultas y niñas, en particular de las clases populares, en una sociedad
que se transformaba aceleradamente entre fines del siglo XIX y la primera
década del XX. En ese contexto las relaciones de género se reacomodaron de
diferente modo frente a los cambios en la sociedad, y los episodios de

1 Mirta Zaida Lobato es doctora en Historia por la Universidad de Buenos Aires y


profesora consulta en la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad de Buenos
Aires). Su área de investigación es el mundo del trabajo (instituciones estatales
laborales, cultura obrera y relaciones de género). Fue fundadora y miembro del
Consejo de Dirección de Entrepasados (Revista de Historia) y de Mora (Revista
del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género). Ha recibido varios premios
y reconocimientos, entre ellos la beca Guggenheim (2006). Ha publicado
numerosos artículos en el país y en el extranjero. Es autora entre otros libros de
Infancias Argentinas (Edhasa, 2019), La prensa obrera (Edhasa 2009), ¿Tienen
derechos las mujeres? Política y ciudadanía en la Argentina del siglo XX (Capital
intelectual, 2008), Historia de las trabajadoras en la Argentina, 1869-1960
(Edhasa, 2007), La vida en las fábricas. Trabajo, protesta y política en una
comunidad obrera, Berisso (1904-1970) (Prometeo, 2001 y 2004).

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
violencia de varones contra mujeres llegaron a los juzgados y a la prensa. A
través del examen de expedientes judiciales de la ciudad y la provincia de
Buenos Aires presto atención a los procedimientos policiales y judiciales como
andamiajes que muchas veces terminaban en la libertad de los acusados.
También analizo publicaciones de circulación masiva que tomaban estos
episodios reales y los convertían en foco de interés de un público amplio. A
través de relatos sobre manifestaciones de justicia por mano propia
reflexiono sobre el modo en que se creaba empatía con las víctimas.

Palabras clave: violencia contra las mujeres, género, justicia, Argentina.

Introducción
Las historias que se cuentan en este texto son sólo un emergente de las
diversas formas de violencia (maltratos, castigos, violaciones y
asesinatos) que se ejercía contra las mujeres. Los archivos judiciales, la
prensa y las revistas de circulación masiva registraron las huellas de
prácticas que hoy tienen mucha más visibilidad, y que son ampliamente
estudiadas por quienes problematizan las relaciones de género en la
sociedad.
En el pasado, la noción de “violencia de género” no se expresaba de
ese modo ni llamaba el interés de las reflexiones políticas y sociales. 2 El
lenguaje judicial habla de “lesiones”, “lesiones corporales”, “heridas”,
“muerte”, “violación y estupro”. 3 Como han demostrado estudios en

2 Se entiende por violencia contra las mujeres a cualquier acción que cause daño,
sufrimiento físico, sexual, psicológico o muerte, que se ejerza por medio de la
fuerza física o de cualquier otro medio, que ocurra en el ámbito familiar, laboral
y/o comunitario, tanto en público como en privado. Rita Segato, Las estructuras
elementales de la violencia, Buenos Aires, Prometeo, 2003; Rita Segato, La guerra
contra las mujeres, Buenos Aires, Prometeo, 2018 y María Luisa Femenías,
“Violencia contra las mujeres: obstáculos para enfrentarla”: María Luisa Femenías
/ Silvia Mabel Novoa, (coordinadoras), Mujeres en el laberinto de la justicia,
Rosario: Prohistoria, 2018, pp. 21-36.
3 En el Código Penal Argentino la violación, el estupro, el abuso deshonesto, la
corrupción, el rapto y el adulterio son considerados delitos contra la honestidad.
El Código Penal fue aprobado en 1886, tuvo varios intentos de reforma hasta que
se aprobó uno nuevo en 1921 que fue promulgado en 1922, Abelardo Levaggi, El
derecho penal argentino en la historia. Buenos Aires: Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires (UBA) / Eudeba, 2012, p. 39-52.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
diversos países, el análisis de las fuentes judiciales abrió interesantes
líneas de investigación sobre el lenguaje de las clases populares y de las
autoridades, sobre el rol de los funcionarios, alrededor de los
procedimientos y de las ideas que sustentaban las sentencias. Sin duda,
las pesquisas de Arlette Farge en Francia impulsaron numerosas
investigaciones no sólo sobre la “fascinación del archivo”, sino también
sobre las “vidas ínfimas” y los “personajes insignificantes” pero, sobre
todo, alrededor de las “frágiles tramas” que rodean las vidas de las
clases populares. 4
Desde esa perspectiva me propongo analizar diversas formas de
violencia contra las mujeres (malos tratos, lesiones y violaciones), en
particular de las clases populares, en el contexto de una sociedad en
transformación a fines del siglo XIX y la primera década del XX. En
efecto, la economía, la sociedad, las costumbres y la política habían
cambiado de modo tal que el país era radicalmente otro, bastante
diferente al de la primera mitad del siglo XIX. 5 En ese contexto de
transformaciones, las relaciones de género se reacomodaron de
diferente modo y los episodios de maltrato, violaciones y asesinatos
(crímenes pasionales en el lenguaje de la época) han quedado
registrados en archivos judiciales, cierto que de manera fragmentaria, y
aparecían en la prensa diaria y en revistas de circulación masiva, o se
publicaban en forma de folletines baratos que se vendían en quioscos y

4 Arlette Farge, La vida frágil. Violencia, poderes y solidaridades en el París del siglo
XVII, México: Instituto Mora, 1994.
5 La bibliografía es muy extensa y su mención excede el propósito de este texto. Sin

embargo, vale la pena destacar que abarca a la economía (inserción del país en el
mercado internacional, el desarrollo agrícola y ganadero, la producción de bienes
industriales y el desarrollo del comercio y del transporte); la política con la
pacificación y unificación territorial y el funcionamiento del sistema político; la
organización del Estado y de su aparato burocrático; el cambio social con el
impacto de la inmigración masiva (factores de atracción y expulsión de la
población, estadísticas migratorias, distribución de la población, relación entre los
sexos, características de las migraciones internacionales, redes y cadenas
migratorias, asociaciones y ocupaciones); transformaciones urbanas,
especialmente de la ciudad de Buenos Aires; y en el plano cultural los cambios en
la educación, en la prensa y en las publicaciones periódicas.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
estaciones de trenes, en especial cuando podían convertirse en un caso
célebre. 6
Este artículo constituye un esfuerzo por responder al interrogante
sobre las formas de violencia contra las mujeres desde una perspectiva
histórica informada por los estudios de género y una historia social
renovada por el impacto de la historia cultural. No se me escapa que
numerosos estudios históricos han contribuido al conocimiento de las
complejas relaciones de género en el mundo del trabajo, en las
movilizaciones sociales y políticas, en las migraciones internas e
internacionales, en la compleja trama de las formas de construcción de
ciudadanía y de derechos, así como sobre el lugar de la virtud y el honor
femenino en la formación del estado nacional. Algunas de esas
investigaciones han puesto énfasis en el poder del patriarcado y en las
“herencias” de la dominación colonial hispana y para casos, como el
mexicano, esta idea ha sido cuestionada. 7 Para el período tardo colonial
en el Río de la Plata, Susan Socolow y Ricardo Cicerchia investigaron
tanto sobre la relación entre mujeres y criminalidad como sobre la vida
familiar y sus conflictos. 8 Desde la aparición de esas investigaciones

6 Para el análisis de la prensa y el mundo del crimen Sylvia Saítta, Regueros de tinta.
El diario crítica en la década de 1920, Buenos Aires: Sudamericana, pp. 189-220 y
Lila Caimari, La ciudad y el crimen. Delito y vida cotidiana en Buenos Aires, 1880-
1940, Buenos Aires: Sudamericana, 2009. Desde una perspectiva del análisis de la
moral y el honor masculino: Sandra Gayol, “Mujeres virtuosas o desenlaces
sangrientos: Buenos Aires a fines del siglo XIX”: Actas VI Jornadas de Historia de
las Mujeres y I Congreso Iberoamericano de Estudios de las Mujeres y de Género,
(2001). Sobre el “crimen pasional” en la “página roja” de la prensa mexicana Saydi
Núñez Cetina, Estéticas del amor romántico: la pasión y la violencia conyugal en
el México contemporáneo”: Oliva López Sánchez (coord.), Amor, desamor y
modernidad. Régimen de una educación sentimental en México y América Latina
(1900-1950), México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2021, pp. 145-
174 y Saydi Núñez Cetina, “Los estragos del amor. Crímenes pasionales en la
prensa sensacionalista de la ciudad de México durante la posrevolución”:
Trashumante, Revista Americana de Historia Social, 7, (2016), pp. 28-51.
7 Steve J. Stern, La historia secreta del género. Mujeres, hombres y poder en México

en las postrimerías del período colonial, México: Fondo de Cultura Económica,


1999.
8 Susan Socolow, “Women and Crime: Buenos Aires, 1757-97”: Journal of Latin

American Studies, vol. 12: 1, (May, 1980), pp. 39-54; Ricardo Cicerchia, “Vida
familiar y prácticas conyugales. Clase populares en una ciudad colonial, Buenos

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
hasta hoy el campo historiográfico es vasto y complejo, sin embargo el
modo en que se tramitaba la violencia, sea sexual o doméstica, contra
mujeres y niñas de las clases populares no es tan abundante. Para
Argentina se pueden mencionar algunos títulos, todos ellos basados en
fuentes judiciales principalmente, que ponen atención en la legislación
y la codificación estatal, en la relación entre inmigración y matrimonio
y sobre algunos casos de violencia doméstica, es decir aquella que se
ejerce en la relación de pareja. 9 Si los estudios históricos sobre el tema
de la violencia contra las mujeres no abundan, sí están presentes en una
vasta literatura sociológica 10 y antropológica, 11 que la movilización

Aires, 1800-1810″: Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr.


Emilio Ravignani, Tercera serie: 2 (1er semestre de 1990), pp 91-109.
9 Una primera aproximación a este tema fue Mujer, violencia y discurso jurídico en

la Argentina de fines del siglo XIX, ponencia en co-autoría con María Luisa
Femenías presentada en las VI Jornadas de Historia de las Mujeres y I Congreso
Latinoamericano de Estudios de las mujeres y de género, Voces en conflicto,
espacios de disputa, Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género /
Departamento de Historia, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos
Aires, 2 a 5 de agosto de 2000, fue publicado en Intercambios, 10, Universidad
Nacional de La Plata, 2005; Donna Guy, “Rape and the Politics of Masculine Silence
in Argentina”: Mathew C. Gutman (ed.), Changing Men and Masculinities in Latin
American, Durham: Duke University Press, 2003; María Bjerg, “Un hombre
desgraciado que mató por amor´. El lenguaje romántico en un ´drama pasional´ en
la Argentina a principios del siglo XX”: López, Amor, desamor y modernidad, pp.
176-199 y Maria Bjerg, “Matrimonios malogrados y pasiones iracundas:
inmigrantes en la justicia criminal, Ciudad de Buenos Aires, 1900-1920”: Revista
Historia y Justicia, Nº 11, Santiago de Chile, (octubre de 2018), pp. 42-67.
10 Sobre prácticas feministas contemporáneas Silvia Chejter, Feminismos

latinoamericanos tensiones, cambios y rupturas, Madrid: Asociación para la


Cooperación con el Sur / LAS SEGOVIAS, 2007 y Silvia Chejter, La voz tutelada.
Violación y voyeurismo, Buenos Aires: Biblioteca de Centro de Encuentro Cultura
y Mujer, 1996. Este último texto es interesante porque a pesar de que analiza
casos judiciales seleccionados para los años 1958, 1980, 1983, 1984 y 1986
introduce actas judiciales de las décadas de 1860 y 1870.
11 La literatura sobre el debate contemporáneo antropológico y filosófico es extensa.

En Argentina pueden consultarse Rita Segato, Las estructuras elementales de la


violencia, Buenos Aires: Prometeo, 2003; Rita Segato, La guerra contra las
mujeres, Buenos Aires: Prometeo, 2018; y María Luisa Femenías, Aspectos del
discurso jurídico, Los ríos subterráneos, Rosario: Prohistoria 2014 (vol. III) y
María Luisa Femenías / Silvia Mabel Novoa, (coordinadoras), Mujeres en el
laberinto de la justicia, Rosario: Prohistoria, 2018.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
feminista, a partir de las luchas por la legalización del aborto y de la
visibilización de las demandas opuestas al asesinato de mujeres bajo la
consigna “Ni una menos”, colocaron en la escena pública-política con la
palabra feminicidio.
Me interesa destacar que los casos analizados en este texto
profundizan el examen de algunas formas de violencia, doméstica en un
caso, y sexual en otro, estableciendo conexiones entre las relaciones de
género y las clases populares, las acciones judiciales y policiales a partir
de expedientes de la justicia, y la circulación de ciertos eventos en
publicaciones de circulación masiva. Leer analítica y críticamente esos
textos permite poner en paréntesis algunas ideas que sostienen que
“los hombres patriarcales se aseguraban de que sus secretos sexuales no se
hicieran públicos… Por lo tanto, los silencios masculinos también imponían los
silencios femeninos”. 12

No desconozco el poder del patriarcado pero me interesa analizar lo que


hacían las mujeres de las clases populares frente al poder masculino
ejercido con violencia. La selección de los casos judiciales, sobre todo
aquellos que por su estado permiten escuchar a las denunciantes, a los
testigos varones y mujeres, así como examinar los procedimientos de la
justicia, son atractivos, más allá de su carácter fragmentario o del azar
que los resguardó en un archivo. Por otra parte, las publicaciones de
circulación masiva nos permiten ver de qué modo eran tratados por la
prensa los casos de violación y/o los asesinatos de mujeres y es un
modo de avizorar los silencios de las fuentes judiciales y las reacciones
de las víctimas frente a estados de injusticia.
Desde esta perspectiva exploro entonces en la primera parte los
“malos tratos” (la violencia doméstica) de los varones hacia las mujeres
a través del análisis del expediente judicial que habla de los golpes
recibidos por Juana Legarra en el pueblo de Dolores, en la provincia de
Buenos Aires, como un emergente de muchos otros casos que se
encuentran más incompletos. En la segunda parte me concentro en el
examen del expediente referido a la violación de la pequeña Beatriz
Briol en un barrio de la ciudad de Buenos Aires por las mismas razones.
Esos expedientes constituyen huellas indelebles de los conflictivos
momentos vividos por una mujer adulta y una niña, y revelan los modos
violentos de apropiación de los cuerpos femeninos por parte de los

12 Guy, “Rape and the Politics”, p. 371. La traducción es mía.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
varones. Mi propósito es prestar atención a las frágiles vidas de algunas
mujeres a partir de casos que nos permiten desplegar la trama de
situaciones violentas que involucran a diferentes personas e
instituciones.
Los casos son emergentes de diversas prácticas de violencia que
tienen lugar en el seno de las familias, en el contexto de una sociedad
que se está modificando como consecuencia de los cambios en la
población por la llegada masiva de inmigrantes transoceánicos, que
constituían en ciudades como Buenos Aires más de la mitad de la
población y, en algunos pueblos, hasta las dos terceras partes, según los
censos de población de 1895 y 1914. Los altos índices de masculinidad
modificaron las relaciones entre los sexos pues predominaban los
varones, solteros o casados, éstos últimos generalmente sin sus
familias. Las estructuras del Estado también se estaban modificando
con la transformación o creación de nuevos organismos. El estado
nacional definía más claramente sus atribuciones, con una mayor
presencia regulatoria por el establecimiento de códigos que
reglamentaban la vida familiar o el comercio.
En la tercera sección despliego las historias de mujeres seducidas y
abandonadas por sacerdotes católicos, situaciones extremadamente
silenciadas por las familias y las instituciones religiosas, por lo que
resulta difícil encontrar denuncias policiales y/o judiciales. Para salvar
ese inconveniente, examino algunas publicaciones periódicas como los
folletos de la denominada “colección criolla” que alberga el Instituto
Iberoamericano de Berlín. 13 Inicialmente tomé esos folletos como
expresiones de un profundo anticlericalismo pero, con el paso del
tiempo y sin desdeñar ese carácter, comencé a considerarlos como
indicios de situaciones de violencia amparados por el poder de las
creencias y de la posición sacerdotal en la sociedad. En el relevamiento
que he realizado en el Archivo General de la Nación, en el Archivo de la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires y en los
archivos judiciales de Ensenada y Dolores, también en la provincia de
Buenos Aires, no he hallado hasta ahora expedientes judiciales sobre
este tipo de delitos en los espacios destinados al culto católico, pero

13 Me interesé por los folletos de la denominada Biblioteca Criolla durante mi


estadía en el Instituto Iberoamericano de Berlín con la beca Humboldt-Thyssen
(2009-2010). Agradezco a Barbara Goebel y Barbara Potthast el apoyo que me
brindaron.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
puedo sugerir razonablemente que estos folletos de circulación masiva
habilitan una vía para examinar casos que permanecen ocultos o
soslayados.
En la última parte, exploro un acontecimiento vinculado con el
ejercicio de la justicia por mano propia frente a la violación de una niña.
Dos elementos concurrentes hacen de este caso atractivo para el
análisis histórico. Por un lado, es expresión, cierto que no muy
frecuente, de lo que hace una parte de la población cuando siente que el
poder judicial no hace justicia, o la intervención policial es esquiva. Por
otro, se conecta con otra manifestación de los cambios que se estaban
produciendo en la sociedad y que estaba relacionada con nuevas
expresiones de la “marginalidad”, tal como sostiene Leandro
Gutiérrez. 14 El protagonista, presuntamente victimario y victima al
mismo tiempo, es un “atorrante”, como se verá más adelante.
¿Cuáles eran las formas de la violencia contra las mujeres adultas y
niñas a fines del siglo XIX y principios del XX? ¿Cómo reaccionaban las
personas involucradas? ¿Qué procedimientos realizaba la policía?
¿Cómo eran las actuaciones judiciales? ¿Los maltratos, violaciones y
asesinatos se convertían en noticias? Intento responder algunos de
estos interrogantes a partir de dos tipos de documentos: los
expedientes judiciales y los folletos baratos de amplia circulación por
las ciudades y pueblos del litoral rioplatense. De los expedientes
judiciales elijo casos de un conjunto más amplio caratulados del mismo
modo “violación”, “estupro a una menor”, “lesiones”, “lesiones
corporales”, “heridas seguidas de muerte” porque puedo analizar, pese
a su carácter fragmentario, los procedimientos seguidos por la policía y
la justicia así como los testimonios de las personas que demandaban, se
defendían o participaban como testigos. Frente a la opacidad de este
tipo de documentos examino los folletos que circulaban entre las clases
populares para acercarme aunque sea de manera somera a actos de
violencia que no se tramitaban en los estrados judiciales. Además, el
análisis de los folletos de circulación masiva como fuentes susceptibles
de ser interrogadas constituye un primer acercamiento a la forma en

14 Leandro Gutiérrez, “La mala vida”: José Luis Romero / Luis Alberto Romero,
Buenos Aires. Historia de cuatro siglos. Desde la ciudad burguesa (1880-1930)
hasta la ciudad de masas (1930-2000), Buenos Aires: Grupo editor Altamira, 2000
(tomo 2), pp. 85-87 y Oscar Conde, “La ´mala vida´ en Buenos Aires. Entre el
ensayo criminológico y la literatura marginalizada”, Zama, 10, 2018, pp. 37 y 56.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
que los folletos, con sus circuitos populares de lectura, hacían circular
nociones asociadas con comportamientos masculinos y femeninos
legítimos, aceptables o inaceptables y sobre sus fronteras y
cuestionamientos. El análisis de esta literatura, que circulaba cuando el
siglo XIX llegaba a su fin y el siguiente se asomaba, permite tirar de la
cuerda de lo “sacro” y lo “profano”, en palabras de Lila Caimari, entre
saberes y procedimientos que involucran a médicos, abogados y
policías, y narraciones que emergen de la pluma de escritores
considerados menores en la literatura y en el periodismo.15

Cuerpos maltratados
El maltrato aparece como una figura jurídica en los expedientes
judiciales de la ciudad de Buenos Aires y de su campaña. Es un delito
que se ejerce contra la o el cónyuge o las personas convivientes y tiene
una cara psicológica y otra física. 16 Se trata de imponer la voluntad de
uno a los otros por la fuerza y, muchas veces, termina en agresiones
crueles y hasta en la muerte de la víctima.
En las sociedades donde se había afianzado el poder masculino no era
raro considerar que la mujer estaba subordinada al varón y que le debía
obediencia. Con la organización de los estados nacionales en la América
Latina, aunque no sólo en ella, se promulgaron códigos reguladores
para la vida familiar, comercial, minera y rural. El proceso histórico de
organización de la Nación argentina muestra que el Código Civil de 1869
afianzó el sentido de propiedad y regulaba los vínculos familiares
atribuyendo facultades diferentes para varones y mujeres así como su
subordinación al esposo. La instauración del matrimonio civil adoptó,
pese a su espíritu secularizador, las disposiciones canónicas que
establecían la supremacía y el poder del padre y la indisolubilidad del
matrimonio. 17 En todos los casos de violencia contra las mujeres por
parte de sus esposos se advierte esta subordinación.

15 Lila Caimari, La ley de los profanos. Delito, justicia y cultura en Buenos Aires
(1870-1940), Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica / Universidad de San
Andrés, 2007, pp. 9 -21.
16 Aunque conceptualmente pueden separarse los diferentes modos de violencia se

mezclan en la práctica pues a las amenazas y humillaciones le siguen los golpes.


17 Dora Barrancos, Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos,

Buenos Aires: Sudamericana, 2007, pp. 101-104

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
El caso de Juana Legarra es sólo un expediente que pudo rescatarse
de su destrucción. 18 Sin duda, un análisis exhaustivo nos llevaría a
recorrer los pueblos de la provincia de Buenos Aires en búsqueda de un
mayor número de registros, pero no es esa la situación de esta
investigación en este momento. Incluso, poco y nada sabemos de lo que
acontece en otras provincias del país. Sin embargo, el estado en el que
se halla este expediente, más el cotejo con otros documentos más
incompletos encontrados en archivos judiciales me permite afirmar que
es un claro indicio de una de las formas de violencia, el maltrato, que se
ejerce contra las mujeres por parte de los varones.
Juana Legarra vivía con su marido en el pueblo de Dolores, en la
provincia de Buenos Aires, cerca de la estación del ferrocarril, Dolores
era un pueblo que con la expansión ganadera de la provincia de Buenos
crecía sostenidamente. 19 Para el año de 1887 cuando el expediente
judicial registra algunos detalles de las lesiones que su esposo le infligía,
Dolores tenía la estación del Ferrocarril Sud, una sucursal del Banco
Provincia y el comercio florecía en la región. A Dolores llegaban también
muchos inmigrantes. Juana era criolla y su esposo Pedro Silvani italiano,
uno de sus empleados era “oriental” (uruguayo) y a la pensión de los
Silvani llegaban otros uruguayos, españoles e italianos. Muchos de ellos
eran trabajadores asalariados y jornaleros y también comerciantes de
poca monta. La presencia de trabajadores uruguayos es además un dato
de la existencia de un fluido mercado laboral rioplatense.
Pedro Silvani, el esposo de Juana, era un hombre de “genio pronto”,
según las palabras de un pequeño comerciante del pueblo y pensionista
de los Silvani. La expresión es significativa porque refiere a una persona
impetuosa, impulsiva, irascible y parece ser que Pedro se caracterizaba

18 Juzgado criminal de Dolores, 1887, Silvani, Pedro s/lesiones a Juana Legarra. Es


frecuente en los archivos oficiales realizar depuraciones de los documentos más
antiguos lo que implica la pérdida de información necesaria para las
investigaciones históricas. También se revisaron en el Archivo General de la
Nación (en adelante AGN) 2129 casos de “Daños, heridas y lesiones” de los que se
seleccionaron 132 expedientes que estaban protagonizados por trabajadores. La
mayor parte de esos expedientes corresponden a “disputas pasionales”
localizadas en los conventillos de la ciudad de Buenos Aires.
19 Juan Carlos Pirali. Origen y evolución de Dolores. Reseña de un pueblo de la

Provincia de Buenos Aires, Buenos Aires: Dunkan, 2013, pp. 49-70.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
por ser un hombre de “pocas pulgas” y, como tal, castigaba a su mujer
casi cotidianamente.
Juana y Pedro vivían en una habitación de material que un precario
tabique convertía en dos piezas. Una de ellas la alquilaba a José Carrica,
un alpargatero español que había llegado al país por esa época. Las
débiles paredes de la vivienda permitían que José escuchara las
frecuentes discusiones, los gritos de Juana, de Pedro y el llanto de la
mujer. Es que en las viviendas precarias de las grandes ciudades y en las
que se desparramaban en los pueblos que crecían al calor de la
expansión económica, la idea de un mundo privado se veía alterado
porque la vida misma transcurría en espacios reducidos y compartidos
por distintas personas y familias. 20 La casa de los Silvani era la
contracara de las viviendas de la gente más pudiente con sus múltiples
habitaciones destinadas al descanso, la comida, el baño y la sociabilidad.
De acuerdo con los datos que aporta el legajo judicial, el matrimonio
atendía una pequeña fonda, un típico comercio que acompañó la
expansión de las actividades comerciales y productivas junto con los
almacenes de ramos generales, tiendas, bares y despachos de bebidas. 21
En la fonda se alimentaban algunos pensionistas de Silvani y los
comerciantes con recursos escasos que viajaban de pueblo en pueblo.
Algunos de ellos declararon en el juicio llevado a cabo a raíz de la
denuncia presentada contra Pedro Silvani.
El expediente judicial contiene las huellas de las actuaciones de la
policía, del juez, de los asistentes, de los testigos, varones y mujeres, y
los argumentos, mediados por las voces de autoridades y abogados. En
ese momento, las autoridades y procedimientos policiales y judiciales
estaban haciendo cada vez más complejas sus estructuras, las que se
fueron modificando a lo largo del tiempo. 22 Frente a la denuncia de los

20 Juan Suriano, “Vivir y sobrevivir en la gran ciudad. Hábitat popular en la ciudad


de Buenos Aires a comienzos del siglo”: Estudios Sociales, vol. 7: 1, (1994), pp.49-
68.
21 Andrea Lluch, “Comercio rural y crédito agrario”: Juan Manuel Palacio (director),

Historia de la provincia de Buenos Aires desde la federalización hasta el


advenimiento del peronismo, 1880-1943, Buenos Aires: Edhasa, 2013, pp. 219-
250.
22 Entre los estudios recientes sobre el rol de la policía, el delito, los castigos, la

violencia y sus representaciones en la prensa véase Lila Caimari / Máximo Sozzo


(editores), Historia de la cuestión criminal en América Latina, Rosario: Prohistoria
2017, en particular, pp. 9-26 y Osvaldo Barreneche, “El surgimiento de la familia

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
“malos tratos” de Silvani se convocaron a diferentes personas como
testigos. Uno de los pensionistas, el comerciante español Mario Sánchez,
de 38 años de edad, casado, hizo referencia al “mal genio” de Pedro y
dijo además que había oído en el pueblo que maltrataba a su mujer
continuamente. También afirmó que las marcas en el cuerpo de Juana
eran porque la sujetaron “para ponerle sanguijuelas”, un método que se
usaba desde la mas remota antigüedad para reducir inflamaciones y
hematomas. 23
El cuerpo de Juana conocía el “mal genio” de su esposo pues los golpes
de puño eran frecuentes, tenía cicatrices en la cabeza y moretones por
todas partes. Casi todas las discusiones maritales terminaban con
palizas que fueron deteriorando la salud física y mental de la mujer. Las
declaraciones de los vecinos fueron coincidentes. Una joven de 22 años,
Estefanía Pacheco, argentina ella, casada y vecina de Juana declaró que
Pedro le pegaba casi a diario, que la mujer clamaba por socorro y que
ella acudió en su ayuda en varias oportunidades. No dudó en afirmar
que la enfermedad de la mujer era por los golpes recibidos. La
declaración de la joven fue confirmada por otros testigos. Las mujeres
fueron consultadas sobre si Juana era infiel pero las dos respondieron
que no habían visto ni oído que hubiera faltado “a los deberes de casada”
y que es “una buena esposa”. Cuando Pedro Silvani fue llamado a
declarar contestó que le había pegado porque faltó el respeto a su tía y
madrina, que estaba demente y que había querido matar a su hijo.
Enfatizó que su esposa lo había abandonado y que él había declarado
esta situación en la policía y que las cicatrices y heridas que exhibían su
cuerpo se las había realizado ella misma, pues se golpeaba contra la
pared y se tiraba de la cama.
Frente a esta situación el médico policial, Alfredo Lamas, intervino
para verificar sobre la supuesta enajenación de Juana pero informó que
no podía practicar su revisación, pues si la realizaba en contra de su

policial bonaerense durante la primera mitad del siglo XX”: Caimari / Sozzo,
Historia de la cuestión, pp. 109-132 y Diego Barriera, Historia y justicia. Cultura
política y sociedad en el Río de la Plata (Siglos XVI-XIX), Buenos Aires: Prometeo,
2020.
23 María Silvia Di Liscia, Saberes, terapias y prácticas médicas en Argentina (1750-

1910), Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Técnicas /


Instituto de Historia, 2002.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
voluntad el reconocimiento dejaría huellas que se confundirían con los
golpes preexistentes.
Luego de la búsqueda de los testigos, de la toma de declaraciones, de
la designación del médico legal y de la detención de Silvani, así como del
nombramiento de un defensor de pobres para Pedro -el Dr. Vicente
Ocampo-, el Juez Cristián Demaría se expidió disponiendo la libertad de
Silvani. El principal argumento fue que el médico había faltado a sus
deberes de funcionario y que solamente consignaba los rumores
públicos sobre los castigos recibidos por Juana y que, sin información ni
comprobación de las lesiones, Pedro Silvani debía ser puesto
inmediatamente en libertad. 24
El Juez Cristián Demaría formaba parte de la elite local y había vivido
en carne propia el asesinato de su prima y amada -Felicitas Guerrero-
por un pretendiente. En 1875 presentó su tesis en la Facultad de
Derecho de la Universidad de Buenos Aires “Sobre la condición civil de
la mujer”. 25 En ella sostenía la igualdad de las mujeres con los varones
y la existencia de límites al poder de los maridos para establecer
principios de libertad y el “reinado de la justicia”. Una justicia que
cuando debió ejercerla fue escurridiza para la pobre Juana. 26 El dato
sobre las ideas estudiantiles del juez no es irrelevante pues da cuenta

24 Betina Clara Riva, El perito médico en los delitos sexuales, 1850-1900, Argentina:
Facultad de Humanides y Ciencias de la Educación / Universidad Nacional de La
Plata, (tesis de licendiatura), 2011. Consultado el 05/09/2022 y disponible en:
www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.411/te411pdf.
25 Marcial Candioti, Bibliografía doctoral de la Universidad de Buenos Aires.

Catálogo cronológico de las tesis en su primer centenario, 1821-1920, Buenos


Aires: Talleres Gráficos del Ministerio de Agricultura de la Nación, 1920. Ana
María Cabrera sostiene a partir de la lectura de su tesis que Demaría fue un
defensor de los derechos de las mujeres; Ana María Cabrera, Cristián Demaría.
Más allá de Felicitas, Buenos Aires: Sudamericana, 2000 y Susana Salinas, “El
hombre del siglo XIX que reivindicó los derechos de la mujer”: Revista Furias,
número 13, entrevista (2 de junio de 2012). Desde mi perspectiva de análisis el
examen de los expedientes muestra las contradicciones entre ideas y
procedimientos por parte de abogados, jueces y médicos, un tema central de las
demandas de justicia en el presente.
26 El pasado puede ser fuente de idealización. Ana María Cabrera escribió en su

novela histórica sobre Demaría que cuando recibió el expediente y comenzó a


leerlo “lloraba”, que por la noche no podía dormir y que “la locura de la inocente
Juana le quitaba el sueño”, Cabrera, Cristián Demaría, pp. 129-130. Nada de eso
emana del expediente que sí pone en evidencia la inoperancia del médico.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
de la formación que tenían los estudiantes de derecho sobre cuestiones
de patrimonio familiar, herencias y matrimonio. La educación de los
abogados fue un eslabón importante de la construcción del estado
nacional, como bien ha señalado Eduardo Zimmermann, pero también -
podría agregarse- de la conformación de una cultura procedimental y
legal que tuvo su impacto en toda la población y en la femenina en
particular. 27
A través del expediente de Juana Legarra podemos observar cómo la
trama de la justicia dejaba a las mujeres de los sectores populares a
merced del “mal genio de sus esposos” y de sus pretendientes. Por
situaciones similares a la vivida por ella pasaron otras mujeres. Por
ejemplo, en Tres Arroyos fue detenido en mayo de 1886, Rafael Beltrán
un joven italiano, soltero, analfabeto y “vago”, según el informe policial,
porque hirió en la cabeza a María Márquez. Lo mismo le sucedió a Luisa
Barassini agredida por Vicente Catalini en el patio de un conventillo
porteño. También Hermenegilda Barca fue lesionada por Francisco
Broquetas, un joven “apasionado”. Ana Charlier fue castigada por
Francisco Detimar, su concubino, del mismo modo que Palmira Gómez
fue herida por Santiago Almirón. 28 Estos expedientes judiciales
constituyen un registro parcial de las múltiples situaciones de violencia
que se producían en los espacios domésticos y de la configuración de
unos procedimientos judiciales que se caracterizarán, con el paso del
tiempo, por la demora en llevar a cabo las averiguaciones, por la
ineficiencia de algunos funcionarios, por la falta de recursos en la
administración pero también y lo más importante porque no se
consideraban las voces femeninas de modo equivalente a la de los
hombres. 29

27 Eduardo Zimmermann, “El poder judicial, la construcción del Estado y el


federalismo: Argentina 1860-1880”: Eduardo Posada Carbó (ed.), In Search of a
New Order. Essays on the politics and Society of Nineteenth Century Latin
America, London: Institute of Latin American Studies / University of London,
1998.
28 AGN, Criminal, Letra A, Nº 37, Almirón, Santiago s/ acusación de lesiones a

González, Palmira; Criminal, Letra B, Nº 41, 1889, Broquetas, Francisco, s/lesiones


a Barca, Hermenegilda; Criminal, Letra C, Nº 129, 1900, Catalini Vicente, por
lesiones a Barassini, Luisa; Criminal, Letra D, Nº 50, 1897, Detimar, Francisco, s/
lesions a Charlier, Ana.
29 La literatura sobre el debate contemporáneo es muy extensa desde la

antropología y la filosofía, no sucede lo mismo con las investigaciones históricas.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
Desde la perspectiva masculina dominante se puede afirmar que el
castigo se consideraba legítimo para quienes no cumplían con ciertas
normas. El marido de Juana Legarra insiste por ejemplo en que la
castigó porque le había faltado el respeto a su tía y madrina. En la
conducta de Silvani prima también la idea de que es posible dominar
físicamente a otro que, cuando se trata de una mujer, adquiere múltiples
formas. En algunas actividades laborales fuerza y virilidad estaban
asociadas con un “deber ser masculino” que afirmaba la cualidad de la
rudeza y que muchas veces se expresaba sobre los cuerpos de las
mujeres. 30 De allí que no hay una sola manera de ejercer violencia sino
muchas. En los casos en que el varón es rechazado, éste fuerza a la mujer
y la intimida, la persigue, la acecha, la sigue a todas partes. Vicente
Catalini y Francisco Broquetas no pueden aceptar que sus deseos no
sean correspondidos, ellos quieren apropiarse de los cuerpos de Luisa
y Hermenegilda, que sean suyos, poseerlos. En los expedientes aparece
también el marido celoso y las presunciones de infidelidad. Las mujeres
que atestiguaron sobre los golpes recibidos por Juana fueron
preguntadas sobre la supuesta infidelidad de la mujer. En estos casos,
cuando los celos llevan al asesinato, éste es presentado como un
“crimen pasional” producto de un impulso violento que nubla la razón. 31

En Argentina pueden consultarse Rita Segato, Las estructuras elementales de la


violencia, Buenos Aires: Prometeo, 2003 y Rita Segato, La guerra contra las
mujeres, Buenos Aires: Prometeo, 2018; María Luisa Femenías, Aspectos del
discurso jurídico, Los ríos subterráneos, Rosario: Prohistoria 2014, (vol. III) y
María Luisa Femenías / Silvia Mabel Novoa (coordinadoras), Mujeres en el
laberinto de la justicia, Rosario: Prohistoria, 2018.
30 Mirta Zaida Lobato, “Dentro y fuera de lugar. Carne, trabajo e identidades de

género en Argentina”: Juan Suriano / Cristina Schettini (compiladores), Historias


cruzadas. Diálogos historiográficos sobre el mundo del trabajo en Argentina y
Brasil, Buenos Aires: Teseo, pp. 29-66.
31 La tragedia del Salto. Un marido celoso que mata a la mujer, a la suegra y 3

cuñadas, Santa Fe: Editores Longo y Argento, 1910, (sin datos de autor). La pasión
aparece en los argumentos criminológicos de Eusebio Gómez, “El delincuente
pasional”: Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal, vol. 2, (1915), pp.
522-653 y Eusebio Gómez, “El amor y el delito pasional”: Revista de Criminología,
Psiquiatría y Medicina Legal, vol. 3, (1916), pp. 3-37. Hay discusiones recientes
sobre el uso actual de la expresión en Myriam Jimeno, Crimen pasional.
Contribución a una antropología de las emociones, Bogotá: Universidad Nacional
de Colombia, 2004. Un análisis desde la historia de las emociones en Bjerg, “´Un
hombre desgraciado que mató”, pp 176-199.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
María Bjerg enfatiza sobre el contenido emocional de los juicios por
lesiones y bigamia en su consideración de tres experiencias
matrimoniales entre inmigrantes italianos en Buenos Aires. Su foco está
en la experiencia sombría, según sus palabras, de la relación entre
migración y matrimonio. 32 Mi lectura de los expedientes judiciales
enfatiza sobre las huellas de las complejas relaciones de género en
contextos de cambio social y cultural. Sigue el curso de diferentes
situaciones y se detiene en los procedimientos que, si por un lado tienen
como objetivo hacer más eficiente la administración de justicia, por
otro, dejan al descubierto la inequidad existente en la falta de
reconocimiento de la palabra de las mujeres sean adultas o niñas, y en
la subordinación al varón, derivada del orden patriarcal, en la que
vivían. Los golpes y las burlas, incluso la muerte, derivan de un
momento de ira pero también de prácticas cotidianas de violencia que
se van arraigando y aceptando.

Niñas amenazadas: violación y enfermedades


En el mes de abril de 1888 se presentó a una comisaria de la ciudad de
Buenos Aires una costurera italiana de 23 años de edad para denunciar
que la pequeña Beatriz Briol de 7 años y 6 meses se encontraba enferma
de las “partes genitales”. María Demetrio explicó al policía que le tomó
declaración que la niña presentaba “rasguños en la parte superior de los
muslos”, “inflamado el empeine” y “supuración” de sus genitales. Según
le contó la nena, un individuo le provocó el daño en un almacén de la
calle Rivadavia 464, cercano a su vivienda. 33
La denunciante había llegado desde Italia en 1884, se desempeñaba
como costurera y estaba casada con Mauro Demetrio. La mujer quedó a

32 Bjerg, “Matrimonios malogrados”, pp. 42-67.


33 AGN, Criminal Letra B Nº 40, 1888-1890, Briol, Beatriz s\su violación. Otros
expedientes consultados Nº 50, 1892, Basse Luis s\violación a la menor Silveyra,
Consuelo, Nº 68, 1896, Binars Luis por violación de una menor. Criminal Letra C,
Nº 28, 1884, Cambón, Dolores, sobre violación: Nº 103, 1897, 1897, Constancio,
Juan s\tentativa de violación de la menor Alatti, Rosa. Letra E, Nº. 9 1885
Escuedero, Nicolás por violación de Villard, Amalia. Letra G Nº 42 Gómez Pilar por
violación de su hija. Letra P, Nº 13, 1877, Pandulfo, Jacinto por violación y Letra V,
Nº 36, 1893, Valls, Ángel por violación y estupro. En total son 84 casos más 33
casos caratulados como conatos de violación.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
cargo de la niña desde hacía más de tres meses cuando su padre,
Antonio Briol, se marchó hacia Coronel Pringles, en la provincia de
Buenos Aires, por razones laborales. Para esa época en el sur de esa
provincia se estaba expandiendo la economía del lanar y seguramente
Briol era un trabajador temporario en la zona. Beatriz había quedado al
cuidado de María con la promesa de que su padre le enviaría dinero para
los gastos y por su trabajo de cuidarla, pero ese dinero nunca llegó. El
expediente no informa sobre quien era su madre o si había quedado
huérfana. Lo cierto es que bien puede ser una de las tantas niñas que
por las dificultades económicas de sus progenitores quedaban al
cuidado de un conocido, o de un pariente, o eran admitidas en los
orfanatos y asilos de la ciudad. La vasta literatura socio-histórica sobre
la situación de las infancias en nuestro país analiza diversas
problemáticas sobre las desiguales situaciones familiares, sobre la
pobreza y las instituciones que acogían a niños y niñas, sobre el trabajo
infantil, la educación que recibían y las leyes protectoras. 34 Se ha
prestado menos atención a la cuestión de los malos tratos y a la
violencia que se ejercía sobre los cuerpos de las niñas por parte de los
varones adultos. 35
Según el expediente, el día 11 de abril María había enviado a la
pequeña Beatriz al almacén a comprar vino. No tenía que realizar un
largo camino, ni atravesar espacios baldíos pues la ciudad ya
presentaba una densa trama de viviendas. Su desplazamiento fue a los
ojos de hoy extremadamente breve. En el almacén, dejó la botella que
llevaba en la mano sobre el mostrador y una persona la hizo pasar a una
habitación del interior de la vivienda donde la violó. Según la pequeña,
el dependiente del almacén, un inmigrante español de 29 años, casado,

34Entre otros Mirta Zaida Lobato, Infancias argentinas, Buenos Aires: Edhasa, 2019,
María Bjerg, El viaje de los niños. Inmigración, infancia y memoria en la Argentina
de la Segunda posguerra, Buenos Aires: Edhasa, 2012 y Lucía Lionetti / Daniel
Míguez (compiladores), Las infancias en la historia argentina. Intersecciones
entre prácticas, discursos e instituciones (1890-1960), Buenos Aires: Prohistoria,
2010.
35 Puede consultarse para Argentina Silvia Chejter, La voz tutelada. Violación y

voyeurismo, Uruguay: Ediciones Nordan, 1996 y para otros países Eugenia


Rodríguez Sáenz, “¿Víctimas inocentes o codelincuentes? Crimen juvenil y abuso
sexual en Costa Rica en los siglos XIX y XX: Barbara Potthast/Sandra Carreras
(eds.), Entre la familia, la sociedad y el Estado. Niños y jóvenes en América Latina
(siglos XIX y XX), Madrid: Iberoamericana, 2005, pp. 173-202.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
con apenas cinco meses de residencia en el país, la vio entrar a los
fondos con un hombre que ella describió con imprecisión.
El sumario muestra la diligencia de la policía para aprehender al
sujeto, hacer averiguaciones e interrogar a los sospechosos. La niña fue
sometida a varios interrogantes, con el objetivo de obtener datos
precisos del lugar donde se produjo la violación, la cantidad de camas
(si de hierro o catres), sobre si había o no luz, alrededor de lo que hizo
el dependiente y el propietario del almacén, un comerciante español
que había llegado al país en 1880, en torno a la presencia de otras
personas y sobre los rasgos físicos de su atacante. Incluso si ella había
ido a ese lugar una o varias veces.
Como la habitación daba a una fonda y a una carbonería llamaron a
declarar a los propietarios y a las cuatro personas que trabajaban de
carboneros. Todos los declarantes negaron tener participación alguna.
Aunque resulte obvio, todos eran personas adultas que podían
expresarse con claridad, mientras que la pequeña Beatriz entró en
contradicciones lo que aumentó el celo policial por establecer una
verdad a todas luces imposible. Como en otros casos el juez
interviniente pidió al médico de la policía que haga un informe médico
legal y ese informe fue relevante a la hora de establecer su fallo. El
médico informó que Beatriz Briol había sido violada y presentaba una
enfermedad venérea (blenorragia) por lo que necesitaba ser curada.
La enfermedad de la “zona genital” es el tópico clave en el que se
concentra la denuncia de su cuidadora, del informe médico y finalmente
del fallo de la justicia. Como ha señalado Donna Guy, los médicos y la
justicia misma consideraban a las clases bajas como causantes y
víctimas de la difusión de enfermedades venéreas. También pusieron en
la mira a la prostitución, sea femenina o masculina, en tanto que la
consideraban como una práctica que favorecía dicha difusión. 36 Las
enfermedades eran interpretadas social, moral y médicamente. Algo de
esto aparece en el fallo del Juez cuando decide enviar a la pequeña al
hospital de niños para su curación, con la salvedad de que el médico
policial tendría la misión de informar sobre cualquier dato adicional que
pudiera llevar al esclarecimiento del hecho. Una parte importante del
fallo destacaba que no se podía saber dónde, cómo y cuándo se habría
cometido la violación porque la niña no había aportado información

36 Donna Guy, El sexo peligroso. La prostitución legal en Buenos Aires, 1875-1955,


Buenos Aires: Sudamericana, 1994, pp. 104-137.

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precisa. Con el fallo se cerró el caso, el destino de la pequeña se pierde,
así como el de su progenitor y el de su cuidadora.
En 1892 otro expediente judicial refiere a la acusación de Julio Bassi,
francés de origen, soltero, mozo en un hotel de la ciudad de Buenos
Aires, por la violación de la niña Consuelo Silveira de 10 años, española
y huérfana de madre. Su padre la había colocado como sirvienta en casa
de Melani Lartigne. La denuncia del padre condujo a Bassi a un proceso
judicial que terminó con su condena a 8 años de prisión. El acusado y la
defensa pusieron dudas sobre la honestidad de la pequeña y
cuestionaron su condición de menor para obtener la absolución de
Bassi. La justicia hasta envió un exhorto a España para acreditar la edad
de Consuelo pues de acuerdo con el Código Penal la condena variaba si
era mayor o menor de 12 años.
Los dos casos dan cuenta de que la denuncia de un delito, la acción de
la policía y la intervención de la justicia constituye un complejo
engranaje ya que hasta principios del siglo XX existía una superposición
de atribuciones. Los diferentes funcionarios ponían en juego sus
propias ideas en sus actuaciones y las normas se iban estableciendo en
las jurisdicciones provinciales y en la Nación de manera asincrónica. La
sanción del código penal para la Nación se produjo en 1886 y en la
provincia en 1877. 37
El sumario levantado por la violación de Beatriz Briol, más el de
Consuelo Silveira y los 82 casos seleccionados de los legajos
conservados en el Archivo General de la Nación muestran el desamparo
que implicó para algunas niñas la experiencia migratoria y/o su
pertenencia a familias de las clases trabajadoras. Si hubiera podido
consultar expedientes judiciales de las provincias mediterráneas y del
norte del país, especialmente en aquellas donde el impacto de la
inmigración fue menor, tal vez podríamos encontrar que las pequeñas
“criollas” enfrentaban peligros similares. Más de la mitad de los casos
de violación de las niñas de la ciudad de Buenos Aires corresponden a
menores dadas por sus familias para servir en una casa o como

37 Betina Clara Riva, “Pensar los delitos sexuales: el proceso jurídico y la


construcción de la víctima ´aceptable´, Buenos Aires 1863-1900”: Memoria
Académica, FAHCE-UNLP, V Jornadas de trabajo y discusión sobre el siglo XIX, (3-
5 de abril de 2013) y Griselda Sedeillán, La justicia penal en la provincia de Buenos
Aires. Instituciones, prácticas y codificación del derecho (1877-1906), Buenos
Aires: Biblos, 2012.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
aprendices. El resto de los expedientes judiciales refieren a los
contextos familiares o vecinales donde se producían las prácticas de
violencia; unos pocos refieren a ataques en la calle. Las casas de
inquilinatos y conventillos fueron una de las formas del hábitat popular
cotidiano de las familias obreras pero también, y esto es relevante,
aparecen como escenarios privilegiados para este tipo de delitos. Las
viviendas de las familias acomodadas con sus salones y dormitorios
eran otro espacio propicio para la violación, especialmente de las
sirvientas y mucamas. 38 En cambio en los folletos de circulación masiva
el convento o la iglesia entran en escena con mayor frecuencia, aunque
no deberíamos desechar otras instituciones como asilos y orfelinatos.

“El convento infame”. Religión y violencia contra las mujeres


La calle y el hogar son los espacios para el ejercicio de la violencia. No
son los únicos, la iglesia o un convento también encierran algunas
historias pero, muchas veces, ellas permanecen ocultas. No he
encontrado aún expedientes judiciales sobre violaciones en los espacios
religiosos, sin embargo, la falta o la fragmentariedad de la información
es un desafío que enfrentamos las historiadoras sociales de las clases
populares para pensar y analizar problemas como los que se examinan
en este artículo. Aceptar ese desafío implica explorar fragmentos del
pasado, colocarlos en una cadena de sentidos y buscar alternativas para
resolver los interrogantes que nos formulamos. Eso es lo que intento
hacer con la historia de Rosa Tussi una joven que su familia había
confiado a las monjas de un convento en un barrio de la ciudad de
Buenos Aires.
Como dije en la introducción, el análisis de los folletos de circulación
masiva que se editaban en Buenos Aires, Rosario y Montevideo entre
1880 y 1915 es un modo alternativo de cubrir los vacíos de los
documentos judiciales y arriesgar una interpretación. El folleto, que
cuenta la historia de Rosa, forma parte de una enorme cantidad de
publicaciones destinadas a un público amplio y diverso, caracterizado
por Ángel Rama y Adolfo Prieto como parte de la ampliación del circuito

38 He revisado en el AGN 97 casos de infanticidio y abortos que tuvieron lugar entre


1872 y 1912. La mayoría corresponden a sirvientas.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
letrado y de los circuitos de lectura. 39 Los folletos abarcaban numerosos
temas: historias con gauchos, 40 recetas de cocina, 41 recomendaciones
para los enamorados, 42 textos eróticos, 43 narraciones históricas y
cancioneros revolucionarios.
Roger Chartier señaló que “la circulación de lo impreso y las prácticas
de lectura” son relevantes para pensar la relación entre textos y
sociedad y sobre el uso de los impresos por diferentes segmentos y
grupos de lectores que varían a lo largo del tiempo. 44 Robert Darnton
sugería en su análisis de la “baja literatura en la ilustración tardía” que
había que “desenterrar archivos antes que detenerse en tratados
filosóficos”. 45 Desenterrar el archivo de Lehmann-Nitsche significó la
posibilidad de analizar más de 600 folletos, por lo general de 16 páginas,
con una tipografía irregular, con ilustraciones gráficas, fotografías y
publicidad. Su precio oscilaba entre 10 y 20 centavos y las ediciones
variaban entre 10.000 y 125.000 ejemplares. 46 Los autores eran

39 Ángel Rama, La ciudad letrada, Hanover, USA: Ediciones del Norte, 1984, p. 71 y
Adolfo Prieto, El discurso criollista en la formación de la Argentina Moderna,
Buenos Aires: Sudamericana, 1988, pp. 23-82.
40 Prieto, El discurso criollista.

41 Paula Caldo, “Libros, cocina e inmigración. Una propuesta culinaria con aires

rosarinos”: Sandra Fernández (dir), Gritos y susurros. Separatas de historia


sociocultural rosarina, Buenos Aires: El Ombú Bonsái / Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas, 2012, pp. 7-20.
42 Mirta Zaida Lobato, “Emociones y sentimientos en la cultura popular en el Río de

la Plata: un análisis de los folletos de la colección Lehmann-Nitsche”: López, Amor,


desamor y modernidad, pp. 57-89.
43 Mirta Zaida Lobato, “Erotismo y cultura afectiva de las clases populares en el Río

de la Plata”: Laura Malosetti Costa, La seducción fatal. Imaginarios eróticos del


siglo XIX, Buenos Aires: Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes,
2014, pp. 52-59.
44 Roger Chartier, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica

y representación, Barcelona: Gedisa, 1992, pp. III-XIII; Richard Hoggart, La cultura


obrera en la sociedad de masas, Buenos Aires: Siglo XXI 2013 (1957) y Robert
Darnton, O iluminismo como negócio, Sao Paulo: Companhia Das Letras, 1996.
45 Robert Darnton, Edición y subversión. Literatura clandestina en el Antiguo

Régimen, México, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 15.


46 Cristina Parodi Lisi / José Morales Saravia, “Inmigración y literatura popular en

el Río de la Plata. La “Biblioteca Criolla del Fondo Lehmann Nitsche en el Instituto


Iberoamericano de Berlín: XXXI Congreso del Seminario de Adquisición de
materiales latinoamericanos para bibliotecas, Berlín, (abril de 1986).

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
escritores populares, italianos y españoles algunos. Toda la colección
puede pensarse como un sistema de producción popular masivo que
desde fines del siglo XIX pensó en un público popular, aunque es cierto
que el fenómeno de la lectura es complejo y que todas las personas
alfabetizadas de la población, capas medias y lectores ilustrados,
también podían consumirlas. 47 Probablemente con el folletín como
modelo recortaron núcleos temáticos que eran evidentes en la sociedad
argentina de la época como la inmigración, el conventillo, la fábrica y el
taller, la familia obrera, la situación de la mujer, la infancia abandonada,
los desencuentros familiares producidos por los cambios sociales y la
fuerza de los poderos sean los ricos o la iglesia católica. Algunos autores
colocaban en primer plano la cuestión del poder de la iglesia y de sus
representantes terrenales y la desigualdad existente con las víctimas.
En nuestro país, Sylvia Saytta y Lila Caimari han analizado en otras
publicaciones el mundo del crimen, “los bajos fondos”, los delitos, la
marginalidad, el temor de los habitantes de la ciudad frente a los robos.
El interés de ellas es examinar como leen las publicaciones periódicas y
la prensa lo que sucede en los espacios urbanos y sobre los modos en
que los lectores consumen noticias truculentas. Es posible que algunos
de los folletos que analizo puedan inscribirse dentro de ese tipo de
literatura, pero a mí me interesan por lo que sugieren respecto a la
violencia que se ejerce contra las mujeres. Y la violación y el abuso
sexual son formas de esa violencia.
Pedro Malaspina es uno de los autores de folletos anticlericales de
circulación masiva que retoman historias reales protagonizadas por
sacerdotes y mujeres, en general jóvenes, con el objetivo de denunciar
“los crímenes de la sotana” y “el libertinaje de Roma”.48 Algunas noticias

47 Parodi Lisi / Morales Saravia, “Inmigración y literatura”, p 36 y Alejandra Laera,


El tiempo vacío de la ficción. Las novelas argentinas de Eduardo Gutiérrez y
Eugenio Camabaceres, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 57.
48 Pedro Malaspina, El convento infame. La vida de Rosa Tusso, Buenos Aires:

Imprenta Revista Sportiva, 1906; Franco López, otro autor, escribió sobre la
misma historia denunciando los crímenes (violaciones y abusos de diferente tipo
que se perpetraban en los conventos e iglesias) como de lesa humanidad. Franco
López, Historia de Rosa Tusso, Buenos Aires: Andrés Pérez Editor, 1906. Ideas
similares recorren las páginas de otro texto Santiago Rolleri, El crimen de
Olavarría, Décima edición, Santiago Rolleri editor, 1894; Los crímenes del
convento. Una niña de 7 años violada por un diablo con sotana, 1984; Las

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
difundidas en la prensa comercial eran narradas cuando podía
explotarse el tono sensacionalista, pero no siempre tomaba carácter
público lo que sucedía en los espacios de religión. La prensa ácrata y
socialista publicaba algunos de esos acontecimientos y puede afirmarse
que compartían el tono anticlerical con los autores de estos folletos. 49
Si leemos esta literatura desde diferentes ángulos se convierten en
indicios de temas como la violación de niñas en los conventos, incluso
en las iglesias, que no llegan a los estrados judiciales.
De acuerdo con las noticias de prensa, Rosa Tusso vivía con su familia
en San Justo en la provincia de Buenos Aires, y a los 16 años la llevaron
a un convento ubicado en la Capital Federal para que se instruyera y
aprendiera algún oficio “útil”. Fue allí donde el cura de nombre Manuel
la acosó y como no lograra su objetivo la “tomó por la fuerza”. El
resultado fue su embarazo y el posterior aborto provocado por
medicaciones suministradas en el convento. Cuando recibió la visita de
un hermano la situación tomó estado público. 50
La narración de lo acontecido en el convento de Caballito con Rosa
Tusso construye imágenes sobre el honor mancillado de una “flor
inocente” por un “mal sacerdote”. Rosa Tusso, como la pequeña Beatriz
Briol estaba enferma con un mal (la blenorragia) trasmitido por el
“padre Manuel”, igual que la niña Juana Etcheverry de 12 años “violada
y enfermada” en el Colegio Asilo del Sagrado Corazón de Jesús de
Buenos Aires.
Malaspina, el autor del folleto sobre Tusso, se ubica claramente del
lado de la víctima que fue seducida por el cura, embarazada y obligada
a abortar para ocultar la conducta del sacerdote, además fue contagiada
de una enfermedad vergonzante. En el texto se reclama justicia desde
una perspectiva moral y social para la joven y para la sociedad:

diabluras de un fraile y las beatas enamoradas, Argentina, 1912 y La niña violada


y La clericalla en acción. El diablo en sotana. Monjas y frailes, Buenos Aires, 1913.
49 La Protesta, 17 de abril y 6 de mayo de 1906. También Carlos Wampa, El crimen

del convento del Caballito. El caso de Rosa Tusso ante la conciencia popular,
Buenos Aires: Tipografía Schenone, 1906 que se encuentra en el Instituto Social
de Amsterdam.
50 El diario La Reforma de fecha 5 de abril de 1906 publicó el informe médico sobre

la enfermedad venérea y el aborto provocado en Rosa Tusso.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
“Pide justicia la voz de la infeliz enferma que, llora, con sus carnes desgarradas,
pide justicia el pobre ser cuya vida fue tronchada infamemente por la hermana
de caridad, pide justicia todo un pueblo y el buen nombre de toda una nación.”. 51

Como ya se señaló, no se me escapa que este tipo de folletos buscaba


con noticias escandalosas atraer más lectores y obtener más ventas. Las
noticias policiales cautivaban a muchos lectores, incluso los atraen en el
presente. Los títulos de los folletos que se difundían por miles en
ciudades y pueblos del litoral rioplatense constituían eficaces
apelaciones para los lectores. Así parece sugerirlo la existencia de otros
folletos como “El crimen de la Paz. Madre que ahorca a sus cinco hijos”
o “El crimen de Olavarría, con la sentencia de muerte”. 52 Sin embargo,
no es sólo la ansiedad por vender, los folletos ponían en un lenguaje
sencillo lo que los expedientes judiciales designaban con un lenguaje
especializado y diseminaban en la sociedad valores morales asociados
con virtudes y vicios. Las imágenes textuales construidas sobre la base
de los opuestos como los “crímenes del confesionario” versus “niñas
puras” abundan; también las representaciones visuales contribuían a
crear un estereotipo de la maldad ya que los curas llevaban cuernos, el
tridente en sus manos y la cola del dragón se asomaba debajo de la
sotana. Las niñas estaban presas
“de los horribles curas, de cejas pobladas y mirada torva, que cebarán así sus
apetitos bestiales en aquellos cuerpecitos de vírgenes, que desgarrarán sus
carnes, que copularán con ellas sin amor y que estropearán su porvenir después
de haber estropeado su cuerpo impidiendo en plena gestación, la reproducción
de la especie por medio del aborto violento”. 53

Los escritores de folletos buscaban crear empatía con las víctimas y


amplificaban para el conjunto de la sociedad situaciones que quedaban
sepultadas por la vergüenza o por el ocultamiento deliberado. Se
cargaban las tintas en las descripciones de los curas y monjas como
personajes diabólicos y se acentuaban los rasgos angelicales de las
niñas y jovencitas. Denunciaban a los grandes diarios por ocultar la
información y a la policía por la morosidad en las actuaciones y porque

51 Malaspina, El convento, p. 14.


52 Rolleri, El crimen y Santiago Rolleri El crimen de Olavarría con la sentencia de
muerte, Buenos Aires Editor Santiago Rolleri, 1894, refiere al asesinato cometido
por el cura Pedro Castro Rodríguez de su concubina y de la hija de ambos.
53 Malaspina, El convento, p. 16.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
establecían fuertes contrastes entre el tratamiento noticioso de las
violaciones cometidas por los curas y de las personas comunes. En uno
de los folletos se decía
“Hay que ver la competencia que se hacen esos poderosos diarios para dar con
pelos y señales todos los pormenores del crimen cometido, sacando a la luz la
biografía del criminal arrancando del tatarabuelo hasta los nietos.

Cuando sucede un hecho monstruoso cometido por gente de sotana la cosa


cambia de aspecto ¡Silencio completo! Y no solo eso, sino que se pretende hacer
creer al público de que los denunciantes de estos hechos miserables son
chantagistas [sic] y piden para ellos el peso de la ley, dejando que la bestia
humana se saboree por su delito y se ría de la bajeza de la prensa y de la frialdad
de la justicia tan tardía en estos casos para esclarecer estos misteriosos crímenes
conventuales”. 54

Estamos entonces frente a lo que hacen o dejan de hacer con las noticias
diferentes tipos de publicaciones como los diarios comerciales, los
definidamente identificados con alguna ideología política y las revistas
y folletos de circulación masiva. Cuando se trataba de periódicos
anarquistas y socialistas las denuncias eran voceadas en las calles y en
algunas ocasiones la policía detuvo a vendedores de La Vanguardia, el
periódico socialista. 55
Por cierto, los clérigos no son los únicos varones que violentaban los
cuerpos femeninos adultos e infantiles. Otros expedientes judiciales
informan sobre trabajadores varones (albañiles, carboneros,
dependientes de comercio entre otros) que agredían sexualmente y
esas agresiones también adquirieron alguna notoriedad. 56

54 Los crímenes del convento. Una niña de 7 años violada por un diablo con sotana,
Berlín, 1914, (Sin datos de autor). Se trata del caso de la niña Juana Etcheverry
que se encontraba en el Asilo del Sagrado Corazón de Jesús de la Capital, hecho
que fue denunciado ante la justicia del crimen.
55 Citado en, Paco González (un seudónimo de Silverio Manco), La niña violada por

la clericalla en acción. El diablo en Sotana. Monjas y frailes, Buenos Aires, 1913,


(sin datos de editorial), p.10.
56 Por ejemplo, Criminal Letra R, Nº 6, 1875, José Romano un albañil intenta violar

a una “menor” que se desempeñaba como sirvienta.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
Justicia y venganza
Las prácticas de violencia contra mujeres adultas y menores colocan en
la mesa de discusión el tema de la justicia, o de la in-justicia, que tiene
significados diferentes de acuerdo a los actores, las posiciones de clase,
el capital cultural, el género o la raza y, además, se van modificando a lo
largo del tiempo. En términos generales, la noción de justicia ha estado
relacionada con el reconocimiento de una ciudadanía completa para las
mujeres. Hay al respecto una abundante literatura tanto en Europa
como en América Latina. 57 Sin embargo, analizar el tema de las prácticas
de violencia contra las mujeres desde una perspectiva histórica
constituye aún hoy un desafío. En mi propia trayectoria de investigación
me concentré inicialmente en la figura del acoso sexual pues ella era
importante para analizar las relaciones de género en el mundo del
trabajo. 58 No obstante, pronto fue necesario considerar los incidentes
que se daban en los espacios fabriles cuando el amor no correspondido
generaba respuestas violentas del varón rechazado, cuando el sentido
de posesión se veía obstaculizado.
Los expedientes judiciales y los folletos analizados ponen en
evidencia momentos de ruptura en las relaciones de género, de
transformaciones en los sentimientos, de fragilidad en la vida de las

57 Menciono sin mayor jerarquización ni exhaustividad a Carole Pateman, El


contrato sexual, Barcelona: Anthropos, 1995 y Carole Pateman, El desorden de las
mujeres. Democracia, feminismo y teoría política, Buenos Aires: Prometeo, 2018,
Nancy Fraser, Los dos gobiernos: la familia y la ciudad, Valencia: Ediciones
Cátedra, 2003, Mirta Zaida Lobato/Sofía Venturoli (eds.) Formas de ciudadanía en
América Latina, Madrid: Vervuert, 2013, Mirta Zaida Lobato, ¿Tienen derechos las
mujeres? Política y ciudadanía en la Argentina del siglo XX, Buenos Aires: Capital
intelectual, 2008, y Maxyne Molyneux, “Justicia de género, ciudadanía y diferencia
en América Latina”: Stefanie Kron/Karoline Noacks (eds), ¿Qué género tiene el
derecho?, Berlín: Edition tranvía-Verlag Walter Frey, 2008, pp. 35-67.
58 Mirta Zaida Lobato, Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-1960),

Buenos Aires: EDHASA, 2007, Mirta Zaida Lobato, “Dentro y fuera de lugar. Carne,
trabajo e identidades de género en Argentina”: Juan Suriano/Cristiana Schettini
(compiladores), Historias cruzadas: Diálogos historiográficos sobre el mundo del
trabajo en Argentina y Brasil, Buenos Aires: Teseo, 2019 pp. 29-66 y Mirta Zaida
Lobato, “Afectos y sexualidades en el mundo del trabajo entre fines del siglo XIX y
la década de 1930”: Dora Barrancos / Donna Guy / Adriana Valobra, Moralidades
y comportamientos sexuales, Argentina 1880-2011, Buenos Aires: Biblos, 2014,
pp. 155-174.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
clases populares, del peligro físico, material y moral que las rodeaba y
muy especialmente del que asediaba a las mujeres. Sin duda, no abarca
la multiplicidad de situaciones, pero los casos analizados permiten
reflexionar sobre los contornos de la violencia cotidiana, esa que cobra
fuerza en el interior de las viviendas, en los espacios oscuros de un
taller, en los recovecos de un convento. También son la punta del
iceberg del funcionamiento y de las prácticas judiciales en momentos de
cambio, de formación de conocimientos especializados y de rutinas
administrativas. En ese contexto es que se van configurando nociones
de justicia e injusticia y las reacciones de individuos y grupos de
personas frente a esos acontecimientos.
En el folleto publicado por los editores Longo y Argento en 1912,
titulado “Una niña de 6 años violada por un atorrante”, se plantea la idea
de que la venganza popular es una manera de hacer justicia frente a un
acto que agravia a la sociedad y a la humanidad toda. 59 La historia
contada en verso por Ramón Aguirre destaca que
“Al criminal tan salvaje

el pueblo lo castigó

porque ardoroso vengó

todo llenos de coraje,

el más sanguinario ultraje,

la muerte más espantosa,

la tragedia dolorosa,
que con toda desventura

condujo a la sepultura

a una niña candorosa.

También la vida rindió

el criminal desalmado;

como tigre acorralado

por todas partes se vio

59 Ramón Aguirre, Una niña violada por un atorrante, Rosario, Santa Fe: Longo y
Argento, 1912, p. 1.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
hasta que lo destrozó

el vecindario iracundo

que aplaudirá todo el mundo!” 60

Los versos exponen una idea de injusticia expresada con la palabra


“ultraje”, un atentado contra la dignidad y el honor ejercido con
violencia. Es también una violación moral profunda, y mucho más
cuando se trata de una pequeña, que muere como consecuencia de ese
acto violento. Se trata del asesinato de una “inocente” y es de una
gravedad que justifica la reacción del padre y de los vecinos que lo
ayudaron a buscar al autor del crimen. Cuando lo encontraron,
prendieron fuego a su vivienda y a él mismo, lo ataron y arrastraron
hasta provocarle la muerte. De ese modo, como producto de una
profunda reacción emocional ejercieron justicia por mano propia,
justificada en el hecho de que la pequeña de seis años era una persona
absolutamente indefensa, que había sido engañada. “La gente
desesperada quiere al asesino hallar”, escribió Aguirre. 61
El fuego como un demiurgo purificador se convirtió en el arma
justiciera del padre y de sus vecinos:
“Y allí entre las llamaradas

Lanzaron terribles gritos

Viene y muere aquel maldito

Por mandato popular,

que ha sabido castigar

como se debió el delito”. 62

Es una venganza “sin reglas” es una justicia que enmascara la


venganza. 63 Terradas Saborit destaca que

60 Aguirre, Una niña, pp. 3-4.


61 Aguirre, Una niña, p. 9.
62 Aguirre, Una niña, p. 11.

63 Sobre la complejidad de las ideas en torno a la formación de una cultura jurídica

Ignaci Terradas Saborit, Justicia vindicatoria. De la ofensa e indefensión a la


imprecación y el oráculo, la vindicta y el talión, la ordalía y el juramento, la
composición y la reconciliación, Madrid: CSIC, 2008 y Raúl Márquez Porras /
Ricardo Mazzola / Ignaci Terradas Saborit (editors), Vindicatory Justice. Beyond
Law and Revenge, Switzerland: Springer, 2022.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
“La justicia es pues un conjunto de fenómenos a veces radicales, a veces muy
contingentes, y a veces puramente imaginativos, señalados o confundidos por la
bondad y maldad humanas. La justicia discurre entre actos crueles, mudas
hazañas y juegos de interpretación.”. 64

En diferentes sociedades la materialización de la justicia se busca en el


juicio y en el juez, por eso se organizan sistemas de intervención que, en
su uso, es una búsqueda de reconocimiento y de reparación. La trama
de la justicia es compleja y mi intención es destacar que el castigo del
“vecindario iracundo” al presunto victimario se escapa de la noción de
justicia para entrar en el territorio de la venganza. Los protagonistas de
ese acto vindicativo pertenecen a las clases trabajadoras y el
sospechoso es un atorrante, un vago, un holgazán a los ojos de quienes
participaban de la sociedad del trabajo. Pero es también un emergente
de los cambios sociales que provocaban modificaciones en las formas
de la mendicidad así como el surgimiento del vagabundaje o
atorrantismo, tal como he mencionado anteriormente.
Los atorrantes constituían un sector marginal, que de acuerdo con
investigaciones sobre la época no eran ladrones ni asesinos. 65 Eusebio
Gómez escribió en 1908 que
“El atorrante es la más perfecta caracterización del vagabundo. Sin hogar y sin
familia, recorre las calles durante el día, a la ventura, sin rumbo, como un
sonámbulo, sin advertir siquiera lo que ocurre a su paso. Su alimento está en el
cajón de basura, son los últimos desperdicios, los desperdicios de los
desperdicios dijéramos, para hacer una frase gráfica. El atorrante alimentándose
evoca, irremisiblemente, el recuerdo de aquellos tragadores de cosas inmundas
de que nos habla Flaubert”. 66

En el folleto no se cuestiona el acto de venganza pues se busca crear


empatía con la víctima: “una niña candorosa” ultrajada y asesinada y
reconoce que la muerte del supuesto victimario es aceptable porque de
algún modo emana del “mandato popular. No sabemos si la justicia
intervino de alguna manera pues hasta ahora no se cuenta con esos
datos. Sin embargo, se puede sugerir que la condición social del
“atorrante” lo deja por fuera del sistema jurídico. No sucede lo mismo

64 Márquez / Mazzola /Terradas, Vindicatory Justice, p. 16.


65 Gutiérrez, “La mala vida”, pp. 85-87.
66 Eusebio Gómez, La mala vida en Buenos Aires, Buenos Aires: Ediciones Biblioteca

Nacional, 2011 (1908), p. 156. La cursiva en el original.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
cuando la venganza entra en el sistema y aparece el juicio, la autoridad,
los conocimientos puestos en juego.

Violencias contra las mujeres y justicia: un abordaje histórico


Los casos analizados en este texto muestran que las formas de la
violencia contra las mujeres de las clases populares, sean ellas adultas
o menores tenían múltiples facetas y se ejercían en el espacio cotidiano
del hogar (casas y conventillos) y en sus aledaños (comercios, iglesias y
conventos). Los malos tratos y las lesiones corporales eran bastante
frecuentes, pero solamente en pocas situaciones se denunciaban o
daban lugar a un expediente judicial.
Los cuerpos femeninos maltratados, magullados, a veces hasta
producir enloquecimiento, los cuerpos violados de las niñas debían
hablar ante jueces y policías y también ante los médicos que, como
peritos, consolidaban su posición en el sistema judicial ya que ellos
poseían saberes que el juez no tenía. 67 Entre fines del siglo XIX y
principios del siglo XX la justicia estaba definiendo sus procedimientos.
Interrogatorios, búsqueda de testigos, peritajes construían un
andamiaje que muchas veces llevaban a la libertad de los acusados. En
ese andamiaje las voces de las mujeres no eran equivalentes a las de los
varones. 68 El caso paradigmático para sostener esta observación es el
de la niña Beatriz Briol que fue interrogada una y otra vez porque no
podía dar detalles de su violación y los varones investigados
desarrollaban argumentos más sólidos ante las autoridades.
La pobreza es la sombra que amenazaba a las niñas. Puestas al
cuidado de otras personas, colocadas como sirvientas en casas de
familias más acomodadas, depositadas en orfanatos y conventos
recibían la violencia de los varones adultos, a veces con la complicidad
de sus cuidadores.
Dice Arlette Farge que

67Beatriz Ruibal, “Medicina legal y derecho penal a fines del siglo XIX”: Mirta Zaida
Lobato (editora), Política, médicos y enfermedades. Lecturas de historia de la
salud en Argentina, Buenos Aires: Biblos, 1996, pp. 193-210.
68 María Luisa Femenías, “Violencia contra las mujeres: obstáculos para

enfrentarla”: Femenías / Novoa, (coords.), Mujeres en el laberinto de la justicia,


pp. 21-36 y Silvia Chejter, La voz tutelada, pp 59-65.

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
“Esas citas de voces respecto de lesiones del cuerpo o de heridas son una prosa
de un género extremo; se habla de un cuerpo que está sufriendo. Los testimonios
llevan la huella de experiencias físicas vividas y hablan sobre el cuerpo”. 69

Aunque Farge estaba pensando en el siglo XVIII en Francia, en la


Argentina de fines del siglo XIX y principios del XX los cuerpos de las
mujeres castigadas por sus maridos o concubinos, los rasguños y
ulceraciones de las pequeñas violadas hablan de padecimientos, de
dolor, de carencias y hasta de injusticias. Las formas de la violencia
contra las mujeres eran y son múltiples, no todas tienen visibilidad, ni
son reconocidas como tales, pero el análisis de los expedientes
judiciales y los folletos de circulación masiva muestran los abusos que
vulneraban los cuerpos de mujeres adultas y niñas, revela la trama
trágica que las rodea y las acciones prácticas de las instituciones en un
determinado momento histórico.
Los casos resonantes de violaciones y muertes llegaban a la prensa
periódica y también a los editores y escritores de folletos baratos que
buscaban ampliar sus ventas en un mercado consumidor y lector en
expansión. No eran sólo negocios, ellos tomaban partido por las
víctimas y en algunas oportunidades aprovechaban para amplificar sus
posturas anticlericales, como sucedió con el caso de Rosa Tusso y/o
apelar al público para generar identificaciones emocionales con las
víctimas como en los casos de Tusso y el de “la niña violada por un
atorrante”. Lo que los casos demuestran también es que la “reina del
hogar” estaba amenazada en la casa y en la calle y que debía luchar
bastante para protegerse de las prácticas violentas de sus compañeros
varones.
La administración de justicia también era importante en un país
moderno. Aunque la justicia por mano propia no podía ser admitida en
ningún caso, pues todos los procedimientos debían estar subordinados
a la legalidad, en algunas ocasiones podía operar la venganza, la ley del
talión, tal el caso del atorrante acusado de matar y violar una niña. El
acto de venganza emocional colectiva, aunque fuera excepcional, no
podía ser investigado por la autoridad judicial pues no era posible
distinguir a los autores materiales del hecho, además de la condición de
clase del supuesto victimario.

69 Arlette Farge, Efusión y tormento. El relato de los cuerpos. Historia del pueblo en
el siglo XVIII, Buenos Aires: Katz, 2008, p. 157.

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El estado tenía que ordenar a su vez los impulsos “pasionales” y los
excesos y crímenes que se cometían en una sociedad cambiante. Para
hacerlo necesitaba de una policía eficiente y de un sistema judicial que
garantizara el cumplimiento de las leyes y de las normas de convivencia.
Nada de eso podía darse sin conflictos y mucho menos de la noche a la
mañana. El lento proceso de reordenamiento y de la imposición de la
ley no fue simple y, en el largo plazo, las diferencias entre varones y
mujeres en el sistema legal reforzaron el dominio masculino.
Como he señalado, el contexto más amplio de todos los casos
analizados es la gran transformación que se había producido en la
Argentina en la segunda mitad del siglo XIX. Todo estaba cambiando,
desde el aspecto de las ciudades y pueblos, la producción en el campo y
en las áreas urbanas, el comercio de importación y exportación y la
delimitación de funciones en el aparato burocrático del estado hasta las
relaciones de género. La población, en especial, la de la región
pampeana también se estaba modificando como consecuencia del
aumento de la población por la gran inmigración. Como corolario
cambió la relación entre los sexos, los varones adultos constituían la
mayoría de los que llegaban, y los criollos tuvieron que negociar con los
recién llegados y establecer nuevos vínculos. Todo ello generaba
inquietud e incertidumbre. Las relaciones de género se reacomodaban
con la presencia de inmigrantes de diferentes latitudes, las familias se
modificaban, así como las obligaciones de sus integrantes, entre otras
cosas porque las mujeres cada vez más se integraban a múltiples
actividades. El trabajo fuera del hogar también ponía en cuestión la
idealización de éste como un espacio privilegiado para la concreción del
modelo de feminidad. Todo ello abrió un área de debate alrededor de la
cuestión de la mujer y de los conflictos entre varones y mujeres, pues
no todas aceptaban el dominio de los varones, sea el padre, el hermano
o el hijo. En este contexto de transformaciones los modos que adoptó la
violencia contra las mujeres fueron desde los más sutiles hasta los más
crueles como la violación y el asesinato. En la medida en que resulta
difícil construir series estadísticas que den cuenta de la cantidad y las
formas de la violencia ejercida en diferentes momentos históricos
contra las mujeres, sean ella adultas o niñas, los expedientes judiciales
y la literatura constituyen fuentes adecuadas para analizar este tipo de
cuestiones. Partiendo de la metodología basada en denuncias que se
tramitaron en los estados judiciales y leyendo a pelo y contrapelo la

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Mirta Zaida Lobato, Manifestaciones de violencia
literatura masiva de la época se pueden analizar históricamente algunas
de las expresiones de violencia contra las mujeres y hacer audibles las
voces de las víctimas, aunque estén mediadas por diferentes actores y
procedimientos de la autoridad judicial.

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